ELECCIÓN DE UN SETO JOSÉ SALMERÓN DE DIEGO Ingeniero Técnico Agrícola en Hortofruticultura y Jardinería MINISTERIO DE AGRICULTURA PESCAY ALIMENTACIÓN SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA ELECCIÓN DE UN SETO A la hora de instalar un seto es preciso determinar las funciones que deseamos que cumpla y luego, de todas ellas, valorar la que jugará el papel más importante. Esto hará que las otras queden subordinadas, pero no olvidadas. En primer lugar, es preciso elegir entre dos formas de setos: setos podados o regulares y setos libres. Los primeros necesitan más cuidados, mientras que los segundos ocupan más espacio. Por tanto, la elección dependerá de] espacio de que se disponga o del tiempo que se pueda dedicar a la poda y otros cuidados dirigidos a mantener su forma. La composición del seto, es decir, el número de especies que se desea que lo compongan, dependerá del efecto buscado. LAS FUNCIONES DEL SETO Actualmente están de moda los setos que puedan cumplir alguna función: protección contra la invasión de animales, miradas indiscretas; ocultar elementos auxiliares u otros, refugio y nido para la fauna silvestre, efecto decorativo durante todo el año, cortavientos, etc. EI seto como protección Un seto en un jardín puede proporcionar algunas ventajas al actuar como protección contra: • El viento. Hay que tener en cuenta distintos factores para que el seto detenga o filtre de manera adecuada el aire. Así, la permeabilidad, la altura, la homogeneidad, la orientación, la anchura, etc., son algunos de estos factores. • El frío. Para conservar ]a acción protectora contra el frío durante el invierno, como consecuencia de la caída de las hojas, será necesario incorporar al seto algunas especies perennes. 2 ^ • EI ruido. En este caso, el seto por sí solo, cualquiera que sea la forma, no servirá si no está asociado con un muro o plantado al pie de un talud de tierra o sobre éste. • Las i^istas. La altura y la opacidad del seto son determinantcs si se desea que no se vea nada desde el exterior o esconder un lugar poco estético. • EI sol. Cualquiera que sea la composición del seto, será su orientación la que producirá la sombra que se desee. También hay que tener en cuenta que tenga una altura suficiente. • Los inn-usos. Los setos de cierre o cercados determinan los límites de una propiedad privada, es decir, la extensión de un tei7^eno en el que no se puede entrar sin haber sido autoi^izado. De hecho, tiei^en valor jurídico. Estos setos deben hacerse, por tanto, impenetrables, densos y bien tupidos por su base; para ello será necesario podarlos no sólo para mantener su homogeneidad, sino también para evitar que se desborden hacia cl vecino o las vías de circulación. Estos setos defensivos son un cierre que debe desanimar a cualquier int^-uso, por ello deben ut^ilizarse especies vegetales espinosas. t^ig. I.-Seto Florido de espino, tnodelu de seto defensico por las espinas yuc tiene el vcgetal. Fig. 2.-Cipreses bien cuidados y pod^idos. ^^ ^:^^^^^`^i^ ^: ^^4^`^i^- I Fig. 3.-Cuan^lo los cipreses no se podun ni se cuidan sc pruclucen ejemplares despoblados por ^^bajo y no pueden dominarse. ^ EI seto como motivo de decoración EI set^^ no tiene sólo una función de utilidad defensiva, también co ^^stituye un i ^nportante elemento decorativo de la arquitectura del jar^ín, ^eñalancio el dibujo o sirviéndole de marco. En el caso de un seto decorativo, la elección de las especies vegetales y^^ e deben utilizarse, y particularmente el t^ollaje de las mismas, es más importante que la forma. Así, teniendo en cuenta que las plantas presentan muchos matices, se utilizarán, por ejemplo, los follajes ^Y^ás claros para limitar el jardín, ya yue de esta manera dará la sensación de ser más g ^-ande, mientras q^ ^ e los más osc^u-os y brillantes se reservarán para los lugares más pr6ximos a las edificaciones. Por otra parte, también hay que tener en cuenta que los setos son más atrayentes cuando las plantas que los forman tienen tlores o fi^utos decorativos en al^una fase de su desarrollo. EI seto como refugio para la fauna EI des<u-r^>Ilo de la vida silvestre se ve f^ ^vorecid^^ por los setos, ya yuc pcrmite unimar el jardín y hace^-le m^ís inte ^-etiante. A los insectos, mamífer<^^ o p^íjaros es necesario suministrarles un reí'^^ gio, una alimentación, un lugar de reproducción, etc. Son los setos los que mejor pueclen prop^>rcionarles estas condiciones, por ello se ^á conveniente yue estén contitituidos por especies vegetales que ten^an distintas características. Los arbustos c^ue florecen en distineas épocas y los que tienen frut^>s en invierno aseRuran la alimentación, mienU^as que los perennes y espinosos son un inmejorable ab ^-ig^^ c^ntrn sus depredadores. Pnra refugiar ^^ la raza se aplicarán las mismas reglas que sirven para proteger a los otros animales silvestres, aunq^ ^ e en este caso se dará pret^erencia, a la hora de ele^ir las es^ecies ve^etales, a las plantas arbustivas y rústicas, que se deben plantar meicladas. Además, no hay yue olvidar yu^ no es suficiente colocar sólo vcgctale^ leñosos, sino que hay que conservat^, al pie del sete^, u ^^ esp^^cio de terreno con su vegetaci^ín herbácea natural de, aproximad^ ^ mente, un metro de ancho, yue no ^erá ni segada ni tratada yuímicamente p^u^^^ que pueda scrvir clc alimcnto a los animales. ^ Fig. 4.-Para que un scto podado presente toda su belleza se requiere mucho trabajo p^u•a mantener su forma. LA FORMA DEL SETO Los setos serán libres o podados. La forma que se elija tendrá necesariair^ente ^ina gran influencia sobre los trabajos para su conservaci^n. Los setos libres son más econó^i^icos de ^nantenimiento, pues casi no es necesario podarlos con regularidad y, cuando sea preciso efectuarlo, se hará sólo ligeramente. Si se desea instalar este tipo de seto hay que tener, ante todo, una idea clara del desarrollo, en su edad adulta, de los vegetales que se utilicen, con el fin de proporcionarles el espacio que posteriormente necesitarán y, además, que luego no estorben o invadan lugares no deseados. Los setos podados o regulares tienen una forma geométrica regular rigurosa c^ue ha de mai^tenerse permanentemente. Para ello se emplearán plantas que soporten con facilidad una o dos podas anu^les, que serán las necesarias para mantener su forma y desarrollo. 6 LAS ESPECIES VEGETALES Los setos monoespecíficos están formados de una sola especie ve^etal y son los más fáciles de mantener. La uniformidad de las especies c^ue lo componen tiene la ventaja de destacar con fuerza los límites y el trazado del jardín. Sin embargo, tienen el inconveniente de producir una cierta monotonía. Cuando éstos, además, son podados, se utiliz^r^n preferentenlente en los jardines pequeños donde la superficie es limitada. Se acomodan muy bien a los volúmenes geométricos de los edificios, los muros o las cercas. Los setos pluriespecílicos, es ciecir, los constituidos por vai-ias especies, son cada vez más uCilizados, y no es más que la vuelta al gusto por un tipo de seto que existe desde hace varios años libremente en los prados. La mezcla de especies permite resolver de ^in solo golpe un gran número de problemas. Así, por ejemplo, para que un seto cortavientos sea eficaz debe estar forinado por vegetales en Fi^. 5.-EI color de la planta que se utilice puede hacer que el seto seu mtís decorativ^i. Aquí un seto de Chmnuec_^y^^^ris. ^ Fis. 6.-Seto de Cratae^us, decorativo por la bellcza clc tius frutos rojos. Fig. 7.-EI mism<^ seto anterior, ahora adornado por una bonita tloración blunru. K dif^erente estado de desarrollo, lo que se puede conseguir con la elección de especies muy diferentes. Esto favorece automáticamente el des^u^roll ^^ dc la fiauna silvestre y de la caza, ya yue lo^ ciistintos ve^etales del seto les sirven de alimento y adcmás ^ ^ bri^^an a los insectos, los pájaros y a^ran cantidad de otroti animales. Sin embargo, la elección de las esp^cies que deben combinarse ha de guardar un^^ s reglas muy rigurosas. En primcr lugar, por ejemplo. hay que excluir las especies muy vigor^^sas, pucti ^^ I IIc:,Tar a la edad a^lulta ^erjuciicarían a casi todas las otras espccics por su competencia biolb^ica. Por otra parte, la calidad del suelo, el clima, la poda yue se desee d^^ r, el vigor requerido, etc., limitan el ní^ me ^-o de especies veQetales yue cumplen todas las exi^encias. LA ALTURA DEL SETO La altura clcl seto será en función ^1c la ^^^isibn yue se desee da ^-le, ^^ unyue su emplazamiento en relación con la linde del vecino está marcad^^ por la Icy. También la ^^ Itura depender^í del deseo del pr<^pietario, según éste desee ver el exterior desde su casa o, po ^- el contrario, no quiera ser visto. Si lo yue se desea es conservar las vistas s^^bre el paisaje y el cxterior, sin dar la impresión de dismin^ ^ ir la superficie del jardín, sobre todo cuando ya es limitada, no conviene sobrepasar l^ ^ altura de 1,20 a 1,50 meU^os. Por el contrario, si lo quc se quie ^-e es quedar cubiert ^^ de las miradas curiosas del exterior o evitar vistas externas poco estéticas, el seto deberá tener como mínimo una altura de I .80 m. Los setos bajos sirven para constituir los bordes de los paseos, caminos, escalerns o de fondo para los macizos floridos compuestos por plantas bajas de flor. Estarán, por tanto, t^ormados por arbustos de desarrollo limitado y de un metro de alto como máximo. Esta limitaci6n de altura obliga a elegir setos podados, a menos que se utilicen especies cuya talla en su edad adulta no sobrepase esta mcdida. y EFECTO DECORATIVO DE LOS SETOS E1 efecto decorativo que un seto proporcionará a un jardín es motivo de cierto recelo, incluso para los paisajistas y ja^-dineros. No hay razón para esto, ya que las clases de setos que pueden emplearse es amplia y el criterio subjetivo de su elección se verá disminuido por los criterios objetivos de la función que vaya a desempeñar. Por su valor decorativo los setos pueden ser: Rústicos o asilvestrados Este tipo de seto es de forma libre y estará compuesto por una mezcla de arbustos originarios de los límites de los bosques donde viven en armoniosos conjuntos. Estos setos se enriquecen a inedida que pasa el tiempo, pues a las especies básicas que allí hay -arces, avellanos, carpes, cornus, viburnos- se añaden otras como Fig. 8.-A1 hacer un seto conviene observar ]a floia silvestre y acudir a alguna de las plantas allí existentes, pues son las que mejor se adaptan a ese medio. 10 crataegus, endrinos, moreras silvestres, ^lísperos, rosales salvajes, acebos, bojes, etc., cuyas se ^nillas llegan llevadas por los pájaros o el aire. El inte ^^és decorativo de tal^s setos es claramente más importante de lo que cabe pensar u^^r^ic^i-i. Por ejemplo, las t1oraciones son más tempranas: enero para cornus y laurel tino, y prosiguen con los reto^^os de sauces y avellan^^s yue anuncian la primavera. En verane^ dominan las flores bla ^^cas, que se mezclan armoniosamente con las de oU^o^ colores, como las de los espi ^^os blancos o cratae^^us, los cerezos y ciruelos silv^stres, sa^ícos, viburnos, aligustres y otros. En oCoño, algunas especies se hacen todavía más vistosas, co ^no prunos, cornus, evónimus, viburnos y arces rúslicos. Las fi^uctificaciones yue permanecen durante una buena parte del invierno prolongan todavía más este festival de colorido. Estos setos comprenden también algunas plantas perennes más oscu ^as, como el laurel tino, el acebo, los bojes, el brusco, cuyos matices oscuros destacan aí^^^ más el valor de las otras especies. La elección de estos arbustos rústicos o atiilvesh-ados puede hacerse a partir de unas 50 etipecies y, ordenando juiciosamente vegetacic^n, floración y f^-^^ ctific^^ción, el atpect^^ decorativo puede durar durante todo el año. Ornamentales Están f^^ ^-mados por especies y va ^-iedades cultivadas cuyo mayor valor decorativo reside en tiu follaje perenne o coloreado, su tloración o fructil'icaci^ín abundantes. Estos setos puecíen estar compuestos o no por varias especies. Los setos monoespecíficos no presentan nin^ún problema si se ha elegido bien la especie en relaci6n a su ad^^ptación al clima y al suelo. Cuando se desea efectuar mezcla de plantas, es preciso tener en cuenta los riesgos que la ronvivencia ent^-e estas especies vegetales puede producir, pues la competencia entre ellas Ilegaría a la eliminación de alguna de las especies. El seto ornamental ha de presentar un buen aspecto decorativo, por ello habrá úe tenerse en cuenta el porte de los vegetales que lo compongan. Se alternarán arbustos muy compactos que cubran bien ll Fig. 9.-Seto deco^ativo de pitosporo. la base del seto con los de porte erecto, cuyos troncos y ramas bajas tienen tendencia a despoblarse. Existe un gran número de especies de estas categorías. De follaje perenne Para construir estos setos se elegirán especies que ofrezcan un follaje denso, de un color verde brillante, que soporten bien la poda y que no se despueblen por la base al envejecer. El número de especies que reúnen simultáneamente estas características es relativamente corto. Destacan entre ellas las coníferas, que además son las más n^imerosas: Chamaecy^^aris, Cupressocyparis levlnndii, Juniper-us y Thuyas, presentan unas buenas características para este fin, aunque reaccionan mal si no se las poda convenientemente, sobre todo en la edad joven. Adenlás de estas especies, muy utilizadas, también son muy interesante: Eleagnus ebbengei, acebos, bojes, Loy2icern nitida, laureles, escalonias y olearias, ent^-e otras. 12 De follaje marcescente La marcescencia es una característi^a de algunos ve^^etales de hoja caduca. Consiste en que las hojas ^^ I secarse en otoño y tomar el c^^lo ^- marrón característico no caen inmeciiatamente en csta época, sin^^ que permanecen colbando de las ramas una gran parte del invierno, proclucie ^^do un bello aspecto decorativo. Este e^riginal efecto se da, entre oU^os, en carpes, hayas y algunos Q^^c^rcu.c. De follaje coloreado Con las conífer^^ s pueden conseg^^ irse setos de color verde, ^marillo o azul. Para la formación de un seto amarillo, las varieciades de C ^+pressnc_rj^uris /c^^landii y los cipreses de Lawson (Chu^nncc^^pciris lu ^r.^^^^^ ^ iaiui) son las más interesantes. Tambíén puede utilizarse el cipr^ti Lambert, dorado (Cupressus lumher^Iiunri) ya que, además, soporta bien al borde del mar. Para conseguir setos con tonalidades azules también puede usarse cualyuiera dc las t^-es variedades del cip ^-és de Lawson de este color, ^^ unyue para este fin es prefeeible emplear el ciprés de Arizona (Cu^^rc^ss^ rs ^rr•i„nnica ^^lauca). Los diferentes tonos verdes más soslenidos se conseguirán con las tuyas y Ic^s cipreses de Lawson de follaje ligero. También pueden obtenerse bonitos setos coloreados con arbustos de h^^j^^ o frondosos, así: los manchados de amarillo; los azulados o ^^laucos; los pú ^puras; y los que en otoño, an[cs de caer las hojas, toman tonalidades ^r^ uy vistos^is quc v<^ n del amarillo al rojo. Los follaje^ variegateados son cada vez más numerosos, ya que los investig^^d^>res y los viveristas intentan obtener nuevas variedades, y así han conseguido encontrar va ^-iedades de acebos (Ilc:.^-), bojes (Bu.a ^^rs), evónimus (E^to^tti^mus), eleagnus (Cnrf ^ ws) y aligustres (Li^^ ^^s)rr^m). El olivo de Bohemia (Elac^ugr ^ us u^ r^^^«s^ifólia) y el falso espino ^H^'Ph^^l>>^ ac i•hmnn^^ides) son dos especies de follaje azulado. Los colores púrp^nas p^^eden conseguirse con variedades de berberis (Berf^eris thu^^her^^ii), de avellanos p^í ^puras (Cnr^^l^^s oi^ellar^ci «Purp^^ ra» ) y del Á ^-bol de las pelucas (Rl^ r.^s rc»ij1 ^^s o Culrrnrs ci^K^^g^zn). 13 Fig. 10.-Plantas de mahonias con el color rojizo de sus hojas que presentan durante el invierno. ,^ Fig. I 1.-Al llegar la primavera las inahonias toman su color verde, con lo que su aspecto decorativo cambia. l4 Un arbusto que vive bien al borde del mar Oleurin svlandi-i «Aurea», presenta unas hojas amarillo-marrón que no se encuentran en otros arbustos. Hay que tener en cuenta que la utilización de plantas con follajes coloreados en un jardín es bastante delicada, pues puede convertirse en el efecto principal en detrimento para los otros vegetales. De frutos decorativos Para conseguir setos perennes cuyos frutos decoren los jardines, se han venido utilizando durante muchos años variedades de cotoneaster y piracantas. Desgraciadamente, la enfermedad mortal para las plantaciones de manzanos y perales -el Fuego Bacteriano- ha hecho que se hayan tenido que promul^^nr ciertas normas para i^npedir plantar, e^^ algunas regiones, estas especies decorativas que pueden propagar la bacteria. Por ello, y ante la posibilidad de la posible generalización, hay que tener previsto que ori^amentales resistentes a la Fig. 12.-L^is hiedras de hojas varie^uteudas pueden servir para formar un seto de aspcct<^ muy decoritivu. IS Fig. 13 y 14.-Dos aspectos de un mismo seto de aligustre. EI cambio de color de las hojas, priinavera arriba, y otoño, abajo, hacen que su efecto decorativo sea diferente. 16 enfermedad podrán sustituir a^stas pl^ ^ nt^^ ti en la decoración de este tip^^ de setos. Lo^ berberis, falsos espinos, acebos y viburnos son algunas de esas plantas perennes con Crulos decorativ^^s, utilizables como reemplaro de las prohibidas. Entre los arbustos de hojas caducas que pueden usarse por su decorativa fructificación se encuentran los cornus, los evónimus, los vib^^rnos, los aligustres comunes, los cereros salvajes y el níspero. De frutos comestibles Pa^-a este caso, los que ofrecen ^nejores ejemplare^ son al^unos ^u^bustos silvestres. Los avella ^^os cc^munes, co ^^ una pr^^ducción irregul^^ r y más bien pequeña, son preferibles a las varicdades comerciales m^ís rústic:as que es necesario plantar mezcladas para la obtención de los frutos, ya yue la fecundación de esta planta es cruzada. EI níspero t^^ mbién puede utilirarse para la fo ^-macibn de setos. Igualmente, puede usarse el fiambueso salvaje, yue produce frutos más peyueños ^^ue los de las variedades cultivadas pere^ mucho más ^>lorosos. Fig. 15.-Un set^^ defensiv^^ de CrrNae,^u.^^, yue además d^u^ante el im^icrno presenta frutos comestibles para la 1^^una. 17 Los ciruelos silvestres, y principalmente el mirabolano, producen frutos cie excelente calidad. De madera decorativa Algunos arbustos presentan en invierno sus ramas muy decorativas. Cabe destacar por esta característic^ el cornejo, los avetlanos y los sauces, de la clase de los mimbres. Con ellos pueden oi°ganizarse motivos decorativos invernales de gran originalidad. Floridos Alg^inas especies que pueden usarse para la formación de setos producen unas tloraciones muy bonitas que decoran los jardines, siempre y cuando se poden en el momento oportuno y no muy fuerte. AI final del invierno o principios de la primavera pueden verse tloraciones tempranas de cornejos machos (Cornus ^nas); avellanos, cuyas inilorescencias aparecen antes que las hojas; forsitias; viburnos y brezos para setos bajos. En primavera, los setos más bonitos se encuentran adornados por las flores en los ciruelos silvestres, la coronilla, los castaños del Japón, citisus, retamas, groselleros, lilos y viburnos. En verano, Choisy^a terrTata, cornejo sanguino. escalonia, fuchsia, aligustre, tamaris y verónicas despliegan a su alrededor toda su belleza tlc^ral. ELECCIÓN DE ESPECIES L^is especies ^^tilizables para la formación de setos tienen unas características propias relacionadas tanto con el clima como con la naturaleza del suelo en donde se plantarán. El éxito de un seto depende, en consecuencia, de que se respeten al máximo estos factores vitales de la planta que se desea utilizai^. Por tanto, al hacer un seto es preciso conocer cuáles son las condiciones del lugar donde se hará la plantación y ^^tilizar aquellas plantas cuyas necesidades mejor se vean satisfechas. De esta manera se 18 conseguirán setos con un desarrollo vigoroso, que vivirán mucho tiempo, tendrán una buena salud y presentarán un ^nagnífico efecto decorativo. Se hace preciso, pues, conocer la existencia de al^unos factores limitantes como el frío, las heladas tempranas, la sequía, la compacidad del terreno, la acidez del mismo y su conte ^lido en cal. Al borde del m^u^ h<^y que tener en cuenta, ade ^nás, la resistencia a los vientos y a la salinidad del aire y del agua. En otros lugares, no debe de olvidarse la exposiciGn del terreno a los rayos solares. ZONAS CLIMÁTICAS Las especies bien adaptadas a un determinado clima serán las que se desarrollarán con mayor vigor y, sobre todo, las que mejor resistirán los rigores climáticos de la zona (frío, sequía) y los ataques de las enfermedades y plagas que en este clima se producen (hongos en zonas húmedas, pulgones en climas cálidos). Algunos fact^ores p^aeden modificar las características generales de la zona h^fg. 16.-En zona^ donde el clima no es muy rigur^^so pu^elen utililarse para la formación de setos especies delicadas yue, además, tienen un. ^ tloracibn proloneada. 19 c ^-eando verdaderos mirroclimas. Así, las o ^-ientaciones al norte y este son más frías y más humedas; las exposiciones mediodía suelen ser más secas y calurosas, y en los valles son frecuentes las heladas te^npranas. EI clima es una compleja combinación de elementos que a su vez ciepende de una interacción de factores, lo que hace que sea difícil determinar una clasificación que satisfaga unánimemente y sea aceptada por todos. Po ^- ello, existen va^-ias confeccionadas po ^- distintos autoces. A continuaci6n se expone la efectuada segí ^ n Koeppen: Zona A. Clima Iluvioso tropical, caracterizado por un calor constante con temperaturas medias superiores a los 18° C en los ^»ese^ más fríos y por una precipitación media anual qL ^ e supera I.000 mm, alcanzando en ocasiones 4.000 mm, como en las selvas de Borneo o del Amazonas. Estas condiciones so ^^ muy fiavorables para la vida de las plantas y provocan una vegetación exuberante, en la yue se encuentran árboles frondosos como Fic ^^s, Jaccii-crn^la y otros; bellísimas plantas de hoja ancha (Philodenclron, Monstern ^^ Dic^^enbuchio), y lianas y tr^epado ^^as sinaulares, como Scir^dc^ps ^^s, S^^ngo^ f^ i^nn ^^ Bougainvillecr. Zona B. Clima seco, con temperaturas altas de día y bajas por la noche y Iluvias escasas o casi nulas. En él se prod^^ ce vegetación esteparia y de matorral espinoso. Se subdivide en dos tipos: Desierto (Sáhara, Gobi, Si ^^aí, Arizona), donde las precipitaciones son casi nulas y los vientos secos arrastran arena hacienclo que los veQetales casi no puedan vivi ^-, pero aún pueden encontra ^-se algunas plantas (Lithups, Mese^rtbi-^^untlternurn, Cereirs. Yucc^c^), y en me,jores condici^> ^^es Phoeni_^ dc^trli/^i^c^, como puede verse en los oasis afi-icanos. EI otro tipo es la Estepa, donde se producen gra ^^des lluvias en la estación fría y un largo estiaje sin precipitaciones. Las temperaturas son ^Itas en la época cálida y bajas en las frías. Las plantas que pueden encontrarse en esta subzona son las acacias afiricanas, los plumeros o Hierba de la Pampa, los pastos de gramíneas y leguminosas invernales y los eucaliptus australianos. Zona C. Aquí el clima se presenta lluvioso te ^T^plado, con humedad y temperaturas moderadas. Los valores extremos para la lluvia se encuentran entre 400 y 2.000 mm y para la temperatura ent ^-e -3° C y 1 K° C. Se distinbuen tres s^ ^ bclimas: Subtropical, con época cálida, seca y calurosa y estación 1^ría húmeda; como ejemplos de este tipo se 20 encuentran Canarias, sur de España y^ur de Californi^^ , con tlora característica (Phoerti.t^, Pin ^rs ccinnrier^ sis, Citr^1.ti^, E^^y^hoy^hicr e HiE^isccrs^). Mediterráneo, con I^i estación i^ría suave y la cálida seca. La flora característica es Olecr, Vitis, Pir^us l^^ilc^pcnsis, C«^^iz^.csus, Rosa, Dinrrthus, Qr^ei^cus ile.a- r Cl^ ^amuc y^oj^s. Continental europeo, en el que la época fría es rigurosa, con lluvias en ambas estaciones templadas, e^s la aona propia de los brezos y árboles frondosos de hoja caduca: Poprllus, Acer Querc^^ ^ s, Fagus y Snli_^-. Es el clima apropittdo para las plantas de jardín y es el propio de Gran Bretaña, Alcmania, Francia, Japón y parte de los Estados Unidos, entre^ otros países. Zona D. Clima boreal, caracte ^-izado por una ^poca fi^ía muy ri^^^n^osa, con temperatur^ts de hasta -20° C, y la cálida corta con unos 15° C de máxima. Es el clima que presentan los bosques de conífcras del norte de Elu-opa, Rusia y Canadá, donde pueden enconh^ase abetos mezclados con abedules. Zona E. Clima extremadamente frío, sin ve^etación árbor^:a y donde las plantas predominantes son las rastreras, musgos y líyuenes. Aquí se encuentran las t^^ ndras de Laponia y Alaska, ^^ sí como las nieves pe ^-pet^^ as o polares. SUELOS También se hace necesario tener ^^ n previo conocimicnto de las caracte ^ ísticas del suelo donde se desea hacer la plantaci^ín para deter^ ninar los factores limitantes. Existen mapas de suelos editados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en donde, por regiones, se indica la naturaleza de los suelos. Para un conocimiento más p ^-ofundo se puede acudir con ^ula muestra del terreno a ^n1 laboratorio de análisi^ para que detern^inen euál es la eo ^nposición de los mismos. Entre los factores a tener en cuenta, en relaci6n con el suelo, para hacer una plantación se encuentran: La textura y la estructura Estos t^actores proporcionan el g ^aclo de permeabilidad de un suelo, que es lo que permite el desarrollo de las raíces. Se mide por 21 la composición granulométrica. Atendiendo a esta formación podremos detenninar tres tipos de suelo: - Suelos compactos. En la composición de los terrenos compactos se encuentra gran cantidad de arcilla o limo, lo que da lugar a que en tiempo húmedo se empapen de agua con rapidez. Ello hace que, en este estado, la tierra se adhiera con fuerza al calzado y a las herramientas de trabajo, por ello estos suelos son dificiles de trabajar y se suelen dedicar a praderas, o bien cultivarlos después de hacer un buen drenaje que pennita evacuar con rapidez el agua excedente. Como los suelos compactos son asfixiantes, sólo un liinitado número de plantas pueden desarrollarse allí convenientemente. - Suelos sanos y filtrantes. Estos suelos suelen ser algo pesados, aunque muestran un buen equilibrio entre arcilla, limo y arena. Se labran sin mucha dificultad y son, para los agricultores, buenas tierras de cultivo. En consecuencia, también convienen para la inayoría de las plantas leñosas que se utilizan en la formación de los setos. - Suelos porosos y muy filtrantes. En la composición de este tipo de suelos se encuentran grandes cantidades de arena y pueden, incluso, estar compuestos de arena pura. Como consecuencia, permiten que el agua desaparezca con gran facilidad, lo que hace que se sequen rápidamente, por ello sólo son convenientes para las especies de raíces muy praPundas. La acidez La acidez de un suelo se mide por el pH. lndica la composición duímica del mismo en una escala que va de 0 a 14. La neutralidad está en el 7. Por debajo de etite número el suelo es ácido, por encima, alcalii^o o calizo. En la práctica, según la acidcz, los suelos se clasifican en tres tipos: ácidos, neutros y alcalinos. En cada una de estas clases existe un número de especies vegetales que se desa^-^-ollan bien y donde viven en mejores condiciones. - Suelos ácidos. En estos suelos el pH es inferior a 5,5, y pocas son las especies que pueden vebetar allí. Entre ellas se encuentran castaños, retamas y helechos. 22 - Suelos ligeramente ácidos. En esta clase se agrupan la mayoría de los suelos de cultivo. Su pH se encuentra entre 5,5 y 7. Es donde puede cultivarse la mayor parte de las especies vegetales. - Suelos básicos o alcalinos. El pH de este tipo de suelos es superior a 7. Es el dominante en las regiones calizas. DETERMINACIÓN PRÁCTICA DE LA NATURALEZA DEL SUELO ESTRUCTURA Para ver la textura y estructura de un suelo basta con hacer en él un agujero con un azadón o una pala, coger un puñado de tierra y ver con qué facilidad o dificultad se deshace. Si se presenta de una manera pastosa, puede considerarse como suelo compacto; si ocurre que se desmorona con facilidad, es un suelo más o menos ligero. ACIDEZ (pH) Para medir el pH hay que recurrir a la determinación colorimétrica de unos «papeles» que se venden en los comercios. La experiencia de los agricultores de la zona también puede servir de referencia. Para darnos idea de la profundidad del suelo es suficiente hacer un agujero donde deseamos hacer la PROFUNDIDAD plantación, que tenga vegetación espontánea, y medir el sistema radicular de las plantas que allí se encuentran. Humedad El agua es tm elemento muy importante para el desarrollo de las plantas, ya que no sólo les sirve para la formación de raíces, flores, frutos, etc., sino también para la asimilación de los nutrientes. Teniendo en cuenta la cantidad de agua que pueden contener o guardar los suelos, se pueden clasificar en: - Suelos frescos. El frescor del suelo es indicativo de que el terreno tiene suficiente cantidad de agua durante todo el año. En este caso, las praderas pueden sobrevivir sin regarlas, aunque en pleno verano pueden ponerse algo amarillas. 23 - Suelos secos. AI contrario de los anteriores, sufren o tienen falta de humedad durante períodos más o menos prolongados. Las praderas <irtificiales que se planten en ellos habrá yue regarlas o se secarán completamente, presentando un aspecto pajizo. En relación con los vegetales, la diferencia entre estos dos tipos de suelos no es fácil, ya que suelos que se consideran secos para las plantas hé^-baceas no lo son obligatoriamente para las plantas leñosas, pues su sistema radicular, más p ^^ofundo, es capaz de aprovechar aguas más subterráneas incluso en períodos de grandes sequías. Profundidad Por último, también hay que conocer la profundidad del suelo que las raíces pueden explorar. Según esta característica hay que distingui ^- entre suelos profundos, en donde las ^-aíces pueden p ^-ofundiza^m^ís de 40 cm, y suelos super>^ciales, c^ue sólo dejan desarrollar la raíz hasta unos 40 cm. Una vez que se hayan determinado cada una de estas cuatro características se puede elegir qué plantas, de las c^ue más gusten, son las que mejor se adaptan, y así conseguir que el desarrollo, belleza y decoración sea el más idóneo y deseado. PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DEAGRICULTURA PESCAYALIMENTACIÓN SECRETARIA GENERALTECNICA CENTRO DE PUBLICACIONES Paseo de la Infanta Isabel, I- 28014 Madrid .^ L.S.B.N.: ti-1--191-OT-t?-d - N.LP.O.: ?51-99-0^15-X - Dcpúsiiu Ie^al: M. -363^+9-1999 (10.000 ejemplares). Inqximc: F.GRAF, S. A. d Luis I. 3 al 7- 28031 Madrid.