L XI.C E A M E G. D P 1 . I A 40D F. LA R M . 09- 03- 1 1 Los derechos económicos, sociales y culturales: una herramienta para el seguimiento de los objetivos de desarrollo del milenio Comité del Centr o de Es tudios par a el Adelanto de las ujeres y la Equidad de Género Los derechos económicos, sociales y culturales: una herramienta para el seguimiento de los objetivos de desarrollo del milenio O B J E T I V O P A R L A M E N T A R I O PRESENTACIÓN: El documento “Los derechos económicos, sociales y culturales: una herramienta para el seguimiento de los objetivos de desarrollo del milenio” se desarrolló con el fin de dar cumplimiento al proyecto “Cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia internacional, observancia de los derechos humanos de las mujeres y la infancia” del Programa Operativo Anual (poa) 2011. En el presente estudio se revisan y analizan los Objetivos de Desarrollo del Milenio en un marco de derechos humanos, en específico, los derechos económicos, sociales y culturales y su impacto en las mujeres. OBJETIVO: Realizar un ejercicio de reflexión sobre la importancia del marco del Derecho Internacional de los derechos humanos, en específico los Económicos, Sociales y Culturales para el análisis, implementación, cumplimiento y seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, destacar la importancia del cumplimiento de los odm para eliminar la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres, erradicación de la pobreza y resaltar la relación entre los odm y los derechos económicos, sociales y culturales. UTILIDAD LEGISLATIVA: A través de este estudio las y los diputados contarán con elementos para reforzar la argumentación, implementación y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a la luz de los derechos económicos, sociales y culturales. OTROS DOCUMENTOS DEL CEAMEG SOBRE EL TEMA: El Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (ceameg), además del presente documento pone a disposición de la lectora o lector otros temas que podrán ser consultados en la siguiente dirección electrónica: http://www3.diputados.gob.mx/camara/CEAMEG Comité del Centro de Estudios para el Adelanto de las ujeres y la Equidad de Género CENTRO DE ESTUDIOS PARA EL ADELANTO DE LAS MUJERES Y LA EQUIDAD DE GÉNERO Contenido Introducción 4 I. Marco teórico 5 1. Concepto de derechos humanos 5 2. Generación de derechos humanos 8 A. Primera generación de los derechos humanos 8 B. Segunda generación de los derechos humanos 9 C. Tercera generación de los derechos humanos 11 3. Teoría de género 12 4. Dignidad humana 14 II. Objetivos de Desarrollo del Milenio 17 1. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Derechos 17 Económicos, Sociales y Culturales: Panorama internacional A. Obligaciones internacionales en relación a los Derechos 18 Económicos, Sociales y Culturales B. Interconexiones con los derechos humanos a. Objetivo de Desarrollo del Milenio 1. Erradicar la pobreza 19 19 extrema y el hambre b. Objetivo de Desarrollo del Milenio 2. Lograr la enseñanza 24 primaria universal c. Objetivo de Desarrollo del Milenio 3. Promover la igualdad entre 28 los géneros y la autonomía de la mujer d. Objetivos de Desarrollo del Milenio 4. Reducir la mortalidad 33 infantil 2 e. Objetivos 5 y 6. Mejorar la salud materna, combatir el VIH/ 37 SIDA, el paludismo y otras enfermedades f. Objetivo de Desarrollo del Milenio 7. Garantizar la sostenibilidad 41 del medio ambiente g. Objetivo de Desarrollo del Milenio 8. Fomentar una asociación 46 mundial para el desarrollo III. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Un acercamiento a 51 la legislación nacional A. Objetivo 2.Lograr la enseñanza primaria universal 52 B. Objetivo 3. Promover la igualdad entre género y la autonomía 54 de las mujeres C. Objetivo 4. Reducir la mortalidad infantil 56 D. Objetivo 5. Mejorar la salud materna 57 E. Objetivo 6. Combatir VIH/SIDA y otras enfermedades 60 F. Objetivo 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente 61 G. Objetivo 8. Fomentar una asociación mundial para el 62 desarrollo IV. Chiapas frente a los Objetivos de Desarrollo del Milenio 65 Consideraciones finales 66 Bibliografía 69 3 Introducción El presente documento pretende ser un primer acercamiento al estudio de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), tomando como base el derecho internacional de los derechos humanos. El estudio se elabora desde una dimensión académica, y en cumplimiento al Programa Operativo Anual del Centro de Estudios para Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, en él se desarrolla un continuo debate y análisis de los instrumentos internacionales en la materia y su aplicación en el derecho interno. Tal es el caso del estudio de los ODM a la luz de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, partiendo de la concepción de que dentro de este marco se pueden reforzar los argumentos para su cumplimiento e implementación, ya que estos no establecen obligaciones internacionales como sí se encuentran en otros instrumentos. Es necesario utilizarlos de manera complementaria para darle un alcance más efectivo e integral a los ocho ODM, y al mismo tiempo una dimensión de género, la cual brindará una lectura más específica de los fenómenos sociales. En este contexto, el presente trabajo se divide en un marco teórico que aborda el concepto de derechos humanos, dignidad humana, acercamiento a la teoría de género y conocer el binomio igualdad y no discriminación. En la segunda parte, se desarrollan los Objetivos de Desarrollo del Milenio y sus interconexiones con los derechos humanos, en específico, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En la tercera parte, se hace un breve acercamiento a la legislación nacional en relación a los ODM. Finalmente, la última parte, se hace una breve referencia al caso de Chiapas, siendo este el estado que incorporó en su marco normativo los ODM. 4 I. Marco teórico 1. Concepto de derechos humanos El concepto de derechos fundamentales o humanos, que actualmente es utilizado indistintamente en instrumentos nacionales e internacionales, ha sido muy discutido ya que para algunos esta expresión no abarca en su totalidad a los derechos humanos, sino sólo algunos. Para algunos les resultan elementales para su protección; lo cual se ha convertido en un escudo para distintos sectores de la sociedad, por el uso frecuente del mismo aplicado a contextos distintos que, en ocasiones hacen que el concepto se vuelva trivial y poco claro para ser interpretado, y como bien señala el profesor Prieto Sanchís, hoy el concepto de derechos humanos o fundamentales es tan difundido como difuso (Prieto, 1990:21 ), por lo que es necesario tener un concepto claro y preciso que responda a las necesidades o preocupaciones de la gente. La noción de derechos fundamentales corresponde a la afirmación de aquellos derechos inherentes al hombre en contra de los abusos del Estado, por parte de sus órganos y de igual manera para promover el establecimiento de condiciones adecuadas al pleno desarrollo de las personas que se encuentran dentro de su jurisdicción. En un sentido estructural o teórico, como lo plantea Ferrajoli, se pueden entender como aquellos derechos subjetivos que corresponden universalmente a todos los seres humanos, en cuanto dotados del status de personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obrar. Entendiendo por derecho subjetivo, cualquier expectativa, ya sea negativa o positiva, adscrita a un sujeto por una norma jurídica; y por status, la condición de un sujeto prevista en una norma jurídica positiva (Ferrajoli, 1999:37). 5 En el terreno del derecho internacional no debemos eludir el concepto que nos propone el maestro Faúndez Ledezma; Los derechos humanos pueden definirse como las prerrogativas que, conforme al Derecho Internacional, tiene todo individuo frente a los órganos del poder para preservar su dignidad como ser humano, y cuya función es excluir la interferencia del Estado en áreas específicas de la vida individual, o asegurar la prestación de determinados servicios por parte del Estado, para satisfacer sus necesidades básicas, y que reflejan las exigencias fundamentales que cada ser humano puede formular a la sociedad de que forma parte (Faúndez, 1999:28). Por otra parte, dentro del preámbulo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se señala que los derechos humanos son esenciales y no nacen de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, por lo que necesitan una protección internacional de manera complementaria. Sin embargo, el maestro Peces-Barba propone un concepto de derechos fundamentales que se deriva de tres elementos, a saber: la ética pública, que esta constituida por las instituciones que permiten el desarrollo pleno de la personalidad de cada sujeto. En este sentido Kant señala lo siguiente: “la verdadera salud pública, no consiste en la búsqueda del bien o de la felicidad de los ciudadanos, como hace el gobierno paternalista, sino en promover los principios del derecho, es decir, los derechos innatos, garantizando a cada uno la facultad de buscar su propia felicidad por los caminos que estime más adecuados” (Kant, 1970:147). Esta ética pública hay que distinguirla de la ética privada, la cual se refiere a la autonomía, valores y plan de vida, mismos que no deben ser interferidos por el Estado. El segundo elemento es el derecho, entendido como la norma básica de identificación; y el tercero es el poder como hecho fundante básico. Por lo tanto, el hecho debe ser adaptado a la ética pública y ésta debe ser transformada en norma, es decir, en derecho, por lo cual implica 6 conceptos de democracia y de respeto de los derechos humanos, que forman parte de la posición dualista, que propone el maestro Peces-Barba, sobre los derechos fundamentales. Así estos derechos son: 1. Una pretensión moral justificada tendiente a facilitar la autonomía e independencia personal enraizada en las ideas de libertad e igualdad, con los matices que aportan los conceptos como solidaridad y seguridad jurídica, construidas por la reflexión racional en la historia del mundo moderno, con las aportaciones sucesivas e integradas de la filosofía moral y política liberal, democrática y socialista (Peces-Barba, 1991:95). Es decir, que dicha pretensión moral debe ser general, con un contenido igualitario para sus destinatarios ya sea en general, que se refiere al hombre o ciudadano y particular, niños, mujeres, ancianos, trabajadores, etc. (Peces, 1993:79). 2. Los derechos fundamentales son un subsistema del sistema jurídico positivo, lo que supone que la pretensión moral justificada, sea técnicamente incorporable a una norma que pueda obligar a unos destinatarios correlativos, de las obligaciones jurídicas, que se desprenden para que el derecho sea efectivo, susceptible de garantía y protección judicial y por supuesto, que se pueda atribuir como derecho subjetivo, libertad, potestad o inmunidad a otros titulares concretos. 3. Los derechos fundamentales son una realidad social, es decir, actuante en la vida social. Se encuentran condicionados en su existencia por diversos factores extrajurídicos de carácter social, económico y cultural, como el retraso técnico, analfabetismo o escasez económica que pueden favorecer o dificultar su efectividad. 7 2. Generación de derechos humanos Esta clasificación esta elaborada en sentido cronológico, es decir, el reconocimiento de los derechos humanos a través de la historia y su incorporación en los ordenamientos jurídicos de cada país. A. Primera generación de los derechos humanos A esta corresponden los denominados derechos civiles y políticos, los cuales son identificados como resultado de las revoluciones liberales en Inglaterra (1689), Francia (1789) y Norteamérica (1776). El objetivo de las revoluciones fue el de evitar una invasión o intervención por parte del Estado hacia los individuos, por lo que pedían que los derechos sólo fueran limitados o restringidos por una ley emitida por el Parlamento, es decir, se pronunciaban por la idea de que el individuo disponía de un campo de acción, en el cual el Estado no podía intervenir restringiendo su libertad. Esto se plasma en la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y Ciudadano (1789) y la Declaración de los Derechos del Buen Pueblo de Virginia (1776), en ambas se reconocen los derechos civiles como son: el derecho a la libertad de expresión, libertad e integridad física, libertad de conciencia y los derechos políticos, derecho a participar en las elecciones o derecho a votar en ellas, y derecho a una tutela judicial. Estos derechos se fundamentaron en la doctrina de liberalismo, que tenía como objetivo la satisfacción de los intereses del individuo y, como señala el maestro Ernesto Rey, en esta ideología el objetivo es guardar un equilibrio entre los dos sujetos, Estado e individuo, y los derechos como límite para la acción del Estado (Rey, 2003:122). Se tratan de derechos que requieren de una acción negativa por parte del Estado, es decir, una obligación de no hacer que se traduce en el respeto de aquellos derechos a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin 8 discriminación alguna y donde el Estado no tiene injerencia. El maestro Karel Vasak está de acuerdo con este punto y señala lo siguiente: Se trata de derechos que son oponibles al Estado del que, ellos exigen una actitud de abstención, respecto a los titulares que son los hombres aislados , mucho más que la personas que se encuentran dentro de la vida cotidiana (Vasak, 1976:344). Algunos autores señalan que la obligación del Estado frente a los derechos civiles y políticos no se reduce a una obligación de no hacer, es decir, no intervenir en el ámbito de acción del individuo, sino también el de garantizar tales derechos, lo cual se traduce en una obligación de hacer. Esto lo señala claramente la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando establece que la obligación del Estado no sólo es respetar, sino garantizar los derechos, y que esto último se subdivide en tres obligaciones específicas que son: prevenir, investigar y sancionar (CoIDH, 1988:172-174). Es decir, que el Estado debe organizar su aparato gubernamental de tal manera que se pueda prevenir una violación a los derechos humanos, por lo que el siguiente paso del Estado sería el de investigar. En este momento hablamos de una obligación positiva por parte del Estado, para buscar y perseguir al responsable de las violaciones a los derechos humanos y, por último, sancionar eficazmente. B. Segunda generación de los derechos humanos Está es identificada como producto de una lucha llevada a cabo a finales del siglo XVIII y principios del XIX por una igualdad social, que a diferencia de los derechos civiles y políticos, su objeto era la libertad, integridad y seguridad de las personas, así como la no intervención del Estado. Los derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) se refieren a la existencia de ciertas condiciones de vida y el acceso que tienen las personas a los bienes materiales y culturales necesarios para una familia (Nikken, 1994:19). Sin embargo, 9 existen corrientes que colocan a los DESC fuera de los derechos humanos, ya que estos derivan de una ley natural, la cual se refiere a la libertad y autonomía individual, que proporciona una justificación a los derechos de primera generación y no a los derechos económicos, sociales y culturales. Estos argumentos parecen olvidar el reconocimiento que se ha hecho a los DESC, por medio de convenciones y tratados que han hecho énfasis en que los derechos económicos, sociales y culturales no se aíslan del resto, sino por el contrario se relacionan entre sí, porque estos derechos se entienden como las condiciones esenciales para el goce de los derechos civiles y políticos. Es decir, si no se satisfacen estas necesidades, indirectamente se están limitando o restringiendo el goce de los demás derechos, y esta satisfacción material constituye la base para una sociedad justa e igualitaria. (Hernández, 1998:865). Esto es reconocido por diversos instrumentos, en primer lugar, la Carta de Naciones Unidas, que en su preámbulo liga estrechamente ambas generaciones promoviendo el progreso social y la elevación del nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad. En el párrafo 4º del preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos1, se hace nuevamente referencia a esta interrelación. Más adelante se establece un avance importante con la aprobación de dos Pactos Internacionales, el primero, sobre Derechos Civiles y Políticos y el segundo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales2, este último pretende establecer el contenido de tales derechos y las obligaciones de los Estados para respetarlos. Ambos Pactos coinciden al reafirmar el derecho a la libre determinación de los pueblos para establecer su régimen político y proveer su desarrollo económico, social y cultural; para tal fin, podían disponer de sus recursos naturales. Sin embargo, en el artículo 2º señala que los Estados Partes se comprometen a adoptar medidas, 1 Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948. Adoptado por la Asamblea General, por resolución 2200 A (XXI) de 16 de diciembre de 1966. Entró en vigor el 3 de enero de 1976. 2 10 hasta el máximo de los recursos que dispongan, ya sea por separado o mediante la cooperación internacional, con el fin de lograr, progresivamente, la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales. Es decir, que el reconocimiento de ciertos derechos se logrará en un período de tiempo en el cual se establecerán las condiciones necesarias para su plena efectividad. C. Tercera generación de los derechos humanos Estos derechos surgen por medio de un consenso acerca de determinadas exigencias que se consideran inherentes a la condición humana (Ara, 1990:116). Es a finales de la década de los 70´s cuando se da un reconocimiento a estos derechos como consecuencia de los conflictos y exigencias sociales que pusieron en riesgo no sólo a los individuos, sino al medio ambiente; por lo que surgieron derechos que respondieron a los acontecimientos presentes y futuros como una forma de prevención de nuevos conflictos sociales y degradación del planeta. Tales como el derecho al medio ambiente sano, al desarrollo, a un patrimonio común, autodeterminación de los pueblos, etc. A esto se puede entender como una generación que parte de un orden jurídico esencialmente emergente de normas, que en ocasiones son una prolongación de conceptos plasmados con anterioridad o de nuevas interpretaciones para un nuevo orden social (Uribe, 1984:161). Estos conceptos hacen referencia a la Declaración de los Derechos del Hombre y Ciudadano de 1789, la cual establece tres principios: libertad, igualdad y fraternidad, este último concepto relacionado con los derechos de la tercera generación. Por lo tanto, es en esta época donde estos derechos se desarrollarán y tendrán mayor reconocimiento en instrumentos nacionales e internacionales con el fin de proteger no sólo al individuo, sino a futuras generaciones. 11 El principio fundamental de esta generación es el concepto de solidaridad, además de las características de los derechos humanos como la universalidad, indivisibilidad e interdependencia. Este concepto de solidaridad que a lo largo de la historia se ha desarrollado e interpretado como un espíritu de fraternidad y ayuda entre los seres humanos que se encuentran dentro de una comunidad; actualmente significa cooperación, ya que para su realización es necesario la ayuda entre los distintos sectores de la comunidad y de una responsabilidad colectiva (De lucas, 1994, p.64). Es aquí donde radica la diferencia, entre el principio consagrado en la segunda generación y el principio de solidaridad, cuando se refiere a que es una responsabilidad de todos la plena realización de los derechos de solidaridad. Este principio, llevado al marco jurídico, exige una adecuada reglamentación, esto con el apoyo de reglas internacionales que en ocasiones dejan delimitado un espacio para configurar el principio de cooperación internacional (Jaquenod de Zsögön, 1991:369). 3. Teoría de género En el siglo XX el ingreso del feminismo a la academia universitaria y a los institutos de investigación entra con fuerza decisiva hacia principios de los 70´s, (Serret, 2004:33). Podemos encontrar a Simone de Beauvoir como representativa de este movimiento en la década de los 40’s, con su obra “El segundo sexo”, en la cual explica que la subordinación de la mujer está basada en patrones culturales, y no a causa de su biología. En este sentido, agrega que la mujer no es un dato, sino el resultado de un proceso en que cada una vive su historia, y como consecuencia, los vínculos sociales entre los dos sexos se encuentran delimitados por el poder, tanto como los que existen entre los grupos (Beauvoir, 1997). 12 Para diversos autores, es aquí donde se plantea una teoría de género basada no sólo en el feminismo ilustrado o de la igualdad. Esto por basarse en el feminismo moderado o diferencial, que surge como respuesta a la necesidad de asumir un nuevo sujeto colectivo, las mujeres, y tratar de conciliar los dos sexos para un fin común (Amorós, 2001:65-67). Antes de abordar la teoría de género y su vínculo con la teoría democrática, debe entenderse el concepto de género como las diferencias creadas entre unos y otras por la sociedad, así como las percepciones construidas en los ámbitos cultural y social sobre esas diferencias. Si bien es cierto que la categoría de género surge con el movimiento feminista, y de igual manera es utilizada en ese sentido para explicar las desigualdades entre mujeres y hombres, el concepto de género es más amplio, pretende mostrar cómo las definiciones de lo que significa ser mujer u hombre no depende de las características sexuales de las personas, sino de interpretaciones culturales sobre esas mismas u otras características, es decir, como un fenómeno susceptible de ser modificado. Ahora bien, a partir de este concepto se puede vislumbrar el objetivo de la teoría y perspectiva de género. Esta teoría trata de conciliar los distintos grupos en situación de vulnerabilidad de la sociedad y esa dicotomía, es decir, que no se acentúe más la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres construido socialmente a lo largo de la historia. En este sentido, la perspectiva de género, como algunos autores señalan, es la incorporación de la teoría feminista a diversos campos del conocimiento y sujetándola a su metodología, implica atender al hecho de que en todas las relaciones sociales existe una relación de poder y desigualdad entre mujeres y hombres. Por ello, es necesario que dicha perspectiva obligue a quienes la apliquen a detectar y remediar aquellas situaciones basadas en la condición de la 13 naturaleza que son efecto de prácticas discriminatorias destinadas a las mujeres (Serret, 2004:37). Podemos concluir que la perspectiva de género se caracteriza por: (IIDH, 2004:7677). • Inclusiva, incorpora al análisis otras condiciones que agudizan la discriminación que son la clase, la etnia y la edad • Permite observar y comprender cómo opera la discriminación, ya que aborda temas relacionados a la condición económica, social de hombres y mujeres, con el fin de una igualdad de oportunidades y acceso a los derechos • Cuestiona el androcentrismo y el sexismo que dañan las instituciones y actividades sociales, y propone estrategias para erradicarlos • Permite hacer visibles las experiencias, perspectivas e intereses de las mujeres con el fin de mejorar las políticas, programas y proyectos institucionales, y lograr sociedad más equitativas y democráticas • Aporta las herramientas teóricas, metodológicas y técnicas para formular, ejecutar y evaluar estrategias que lleven al empoderamiento de las mujeres 4. Dignidad humana Estas reflexiones tienen como objetivo realizar un primer acercamiento a la concepción de dignidad humana en relación a los derechos humanos. Es importante señalar que la dignidad humana no es un concepto absoluto, esto debido a la pluralidad de pensamientos alrededor de ella: filosofía, antropología, sociología, jurídica, política, etc. 14 En este sentido se puede decir que este concepto atraviesa los más altos valores de la humanidad (Biox, 2006:49). Pero como el ser humano es tanto diverso como en sus relaciones con otras personas, sus costumbres y tradiciones, es en este contexto que la concepción de dignidad humana debe ser reflexionada. Si bien es cierto que la idea de dignidad no es igual para todo el mundo, podemos hablar de principios comunes a la dignidad en relación al derecho y pueden permitir a las personas el acceso a mejores condiciones de vida. No obstante, es probablemente esa universalidad que la destina mejor que toda otra noción para que responda a las necesidades de la sociedad. La definición de dignidad no es tan simple a realizar, cualesquiera que sea su origen, es necesario continuar con los debates sobre este tema y construir un marco teórico que nos permita hacer de la idea de dignidad humana algo más tangible para el derecho. Por ejemplo, en la Declaración Universal de Derechos Humanos se encuentra que la idea de dignidad humana representa jurídicamente el rechazo a la exclusión y a la degradación de los seres humanos (Konnick, 2005:8). Esta concepción permanecerá constante en otros instrumentos internacionales de derechos humanos. El Dr. Ignacio Gutiérrez Gutiérrez, basándose en la jurisprudencia española, concibe la función de la dignidad humana en tres dimensiones en relación a los derechos humanos: la primera es la función de aglutinar, que consiste en brindar una especie de homogeneización a la diversidad de los derechos humanos, es decir, reducir los derechos fundamentales a un sistema (Gutiérrez, 2005:102). Así, la dignidad puede ser considerada como un principio común a todos los derechos y al mismo tiempo un bien supremo que debe ser protegido a través de ellos; la segunda es la función de delimitar el ejercicio de los derechos. Esta idea nos conduce una vez más a la característica de interdependencia de los derechos humanos, en la cual si existe una violación a un derecho es probable que esa 15 violación cause al mismo tiempo violaciones a otros derechos humanos (Gutiérrez, 2005:105-107). Y la tercera es limitar los derechos, aquí la dignidad figura como el centro de todos los derechos y por lo tanto es la frontera del legislador (Gutiérrez, 2005:108-109). Si la dignidad se establece como principio rector de los derechos y los dota de contenido, las obligaciones de los Estados se convierten en más específicas. Los Estados deben respetar la dignidad humana y por lo tanto proteger los derechos que desde la característica de interdependencia tienen como objetivo principal el concretar un concepto de dignidad humana. Actualmente se puede decir que el principio de dignidad debe eliminar los grandes desafíos como son la discriminación, exclusión, la desigualdad y la violencia contra las mujeres. En este contexto, se considera necesario pensar a la dignidad humana como un principio que permite reconocer las diferencias de las personas, grupos o comunidades y, al mismo tiempo, garantizar a todas las personas acceder a mejores condiciones de vida. 16 II. Objetivos de Desarrollo del Milenio 1. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Panorama internacional Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) son un conjunto de objetivos de lucha contra la pobreza y la promoción de los derechos humanos, adoptados por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en el marco de la Asamblea General en el año 2000, y que tienen como base la Declaración del Milenio. Los gobiernos tenían un común denominador para la solución de numerosos problemas a los cuales la humanidad se enfrentaba. Se trataba precisamente de retos concernientes al desarrollo, la gobernabilidad, la paz y la seguridad. Es así, que la comunidad internacional los denominó los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos retoman los problemas sensibles a la humanidad estableciendo indicadores demográficos a cumplir en el año 2015. Este ambicioso proyecto de las Naciones Unidas fue inscrito en la Declaración del Milenio. Su adopción constituye un compromiso de los Estados a favor del desarrollo, la lucha contra la pobreza y la expresión de una política de cooperación internacional. Cabe señalar, que estos compromisos hacen referencia a derechos humanos como los económicos sociales y culturales, consagrados en instrumentos internacionales en la materia y que contemplan obligaciones internacionales hacia los Estados. Este documento enumera ocho objetivos con metas e indicadores respectivos: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna; combatir el VIHSIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo. 17 A. Obligaciones internaciones en relación a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) se identifican como aquellos que requieren de una obligación positiva por parte del Estado para que estos sean garantizados o una intervención activa (Vasak, 1974:344). Esto, como apunta el maestro Víctor Abramovich, es una diferencia más de grado que de sustancia o contenido de los derechos. Por lo cual las obligaciones de los Estados frente a los individuos no pueden separase, sino que son comunes a todos los derechos humanos (Abramovich, 1998:139). En este sentido, frente a todos los derechos el Estado tiene las siguientes obligaciones: respetar, proteger y garantizar. (García, 2033:37). La de respetar es una obligación negativa, es decir, el Estado no podrá intervenir en actividades que lleven a cabo los ciudadanos, esto es un claro ejemplo de los derechos civiles y políticos que se encuadra en la ideología de las revoluciones liberales. La segunda obligación es la de proteger, son aquellas acciones que realizará el Estado para prevenir que los ciudadanos resulten afectados por acciones o intereses más fuertes que ellos, es decir, el Estado debe proteger a las personas que se encuentren en escasez de alimentos frente a empresas o corporaciones que pretendan privarlos de los elementos esenciales para su subsistencia como lo son: la tierra, el agua y el trabajo. La tercera es la de satisfacción, que se traduce en proporcionar y facilitar. El Estado debe adoptar las medias necesarias, en caso de que un determinado número de personas, no pueda por sí mismas satisfacer sus necesidades básicas como vestido o alimentación por diversas razones. Estas obligaciones tiene como eje transversal el principio de igualdad, ya que requiere que los Estados respeten, tomen medidas dirigidas directamente a la eliminación de prejuicios y prácticas consuetudinarias que perpetúen la noción de la inferioridad o superioridad de cualquier de los sexos y los roles estereotipos 18 entre mujeres y hombres. Estas barreras u obstáculos estructurales que existen para valorar a las mujeres tienen sus raíces en el androcentrismo y sexismo. El primero como una característica de la injusticia de género, y se entiende como la construcción autoritaria de normas que benefician los rasgos asociados con la masculinidad. El segundo, como la devaluación de aquellas conductas que se asignan hacia las mujeres. (Cook, 2010:28). Los DESC buscan asegurar que no existen personas desprovistas del poder social, por lo que se debe facilitar el acceso a aquello que las personas reclaman de los Estados (IIDH, 1997:19) B. Interconexiones con los derechos humanos a. Objetivo de Desarrollo del Milenio 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre Abordar el fenómeno de la pobreza implica revisar el nivel de desarrollo de los países y de exclusión social dentro de una sociedad. Como se ha señalado en diversos estudios, la pobreza es la causa y resultado de las violaciones a los derechos humanos (IIDH, 2007:11-12). Por ello, es necesario analizarla desde el enfoque de derechos humanos y género para brindar un examen más puntual de la problemática, y en su caso, atacarla de manera más directa. En este sentido se puede entender que la pobreza es la carencia de las necesidades más básicas (vivienda, alimentación, salud, trabajo, etc.) y el no acceso a las oportunidades dentro de la sociedad. Recordemos que los derechos humanos atienden a las necesidades básicas del ser humano, y esto lo podemos ver como el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la salud, entre otros. Y si estos no son respetados y garantizados por el Estado, no pueden gozar de un 19 nivel de vida adecuado y esto contribuye a la violación del principio de dignidad humana. En 2003 la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que la falta de protección de los derechos humanos debe considerar dos puntos: (OACNUDH, 2004:10-11) 1. Los derechos humanos involucrados deben ser los que corresponde a las capacidades consideradas básicas para una sociedad determinada. 2. La disposición insuficiente de recursos económicos debe desempeñar una función en la cadena causal que desemboca en la falta de cumplimiento de los derechos humanos. No obstante, este fenómeno es estructural y tiene como base la desigualdad y la discriminación, factores que influyen en una sociedad. Este criterio lo utilizó el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: La pobreza surge cuando las personas no tienen acceso a los recursos existentes por ser quienes son, creer lo que creen o vivir donde viven. La discriminación puede ocasionar pobreza, del mismo modo que la pobreza puede ocasionar discriminación (Comité Desc, 2011:11). Al abordar los factores de desigualdad y exclusión social que acentúan esa condición, es necesario hacer referencia a la discriminación que sufren las mujeres debido a un sistema estructural dominante y carente de oportunidades para ellas. Es aquí cuando el análisis se vuelve más preciso y nos encontramos con lo que algunos autores denominan como la “feminización de la pobreza”. En este sentido, la categoría de género permite delimitar la posición de las mujeres dentro de una estructura social y su vulnerabilidad dentro de ella, como resultado de relaciones desiguales de poder y dominación (Brunet, 2009:14), en donde las 20 mujeres no son visualizadas como productoras en el mercado laboral y, por lo tanto, sus oportunidades son mínimas. A partir, de estos estudios se constata que las mujeres sufren una pobreza más severa en relación a los hombres por su condición social e histórica de desigualdad y discriminación. Estas desigualdades se reflejan en barreras estructurales, las cuales determinan el papel o rol tanto de las mujeres como de los hombres dentro del sistema de producción y como aún las mujeres son vistas como reproductoras y dependientes de los de los hombres y por lo tanto, sus necesidades son invisibilizadas. Este contexto las sitúa en una relación de desventaja frente a los hombres. Cabe señalar que esta pobreza no sólo se limita a los ingresos económicos, sino al bajo nivel de acceso a la alimentación, salud, educación, entre otros. Ahora bien, esta doble victimización se agudiza en las mujeres que viven en el campo asumiendo sus roles, por ejemplo; ellas abandonan su lugar de origen deciden emigrar a zonas urbanas en las cuales son excluidas y marginadas (Valdés, 2005). Es por ello que esas estructuras limitan el conjunto de oportunidades de las mujeres y violentan sus derechos humanos. Al tener como base estas reflexiones, revisaremos como a nivel internacional se puede vincular éste fenómeno social con el cumplimento de algunos derechos económicos, sociales y culturales, entre ellos el derecho a alimentación, al trabajo y a un nivel de vida adecuado. Como se menciono en la primera parte, estos son derechos de segunda generación, en los cuales se requiere una obligación positiva por parte del Estado 21 para que puedan ser efectivos. Asimismo, recordemos que una de las características de los derechos humanos es la interdependencia, por ello, la protección de un derecho es requisito para satisfacer el otro. En este sentido, al hacer referencia al ODM sobre erradicación de la pobreza y hambre, es importante vincularlo con los instrumentos internacionales en la materia. En el artículo 25. 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace referencia a esta problemática y señala que: Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegura, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancia independiente de su voluntad. En un inicio la Declaración Universal de los Derechos Humanos no pretendía ser una norma vinculante, sino un referente de carácter político y programático para los países a fin de cumplir con un catálogo de derechos básicos. Por ello en 1966 la Asamblea General de la ONU adoptó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que en su artículo 11.1 señala: Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo a este efecto la importancia esencial de la cooperación internacional fundada en el libre consentimiento. El derecho a alimentación está íntimamente ligado con el principio de dignidad humana y es requisito indispensable para la satisfacción de otros derechos 22 humanos (Comité DESC, 1999, Observación General 12, Párr.4). Asimismo, como señaló el Relator Especial para el derecho a la alimentación, el hambre esta relacionado con efectos del cambio climático, la desertificación y la degradación del mundo (Comité Desc, Observación General 12, 1999, Párr.6). Ahora bien, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) no hace una referencia específica al derecho a la alimentación. No obstante se puede relacionar con el artículo 14.2 de que establece: Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, su participación en el desarrollo rural y en sus beneficios, y en particular le asegurarán el derecho Tener acceso a servicios adecuados de atención médica, inclusive información, asesoramiento y servicios en materia de planificación de la familia; Beneficiarse directamente de los programas de seguridad social; Organizar grupos de autoayuda y cooperativas a fin de obtener igualdad de acceso a las oportunidades económicas mediante el empleo por cuenta propia o por cuenta ajena; Participar en todas las actividades comunitarias; Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las comunicaciones. En el Sistema Interamericano se encuentra el Protocolo de San Salvador3, adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que fue un paso muy importante para el desarrollo del sistema, ya que amplía lo previsto hasta ese momento en el artículo 26 de la Convención, el cual señala que los Estados Partes se comprometen a adoptar medidas, a nivel interno o mediante la cooperación internacional, para lograr progresivamente la efectividad de los derechos contenidos en el capítulo VII de la Carta de la Organización de los Estados Americanos. 3 Suscrito en San Salvador el 17 de noviembre de 1988, en el decimoctavo período ordinario de sesiones de la Asamblea General. Entró en vigor, el 16 de noviembre de 1999. 23 En este Protocolo no sólo se señala en su preámbulo la interrelación de ambas generaciones, (Protocolo de San Salvador, 1988, preámbulo párr 3), sino el contenido de los derechos y su fortalecimiento por medio de informes periódicos, que se presentarán al Comité Interamericano Económico y Social y al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Si bien es cierto que son pocos los casos sobre DESC que se han sometido ante la Corte Interamericana y se ha pronunciado, al interpretar el derecho a la vida, desplegando su efecto útil que es la protección de los derechos humanos: El derecho fundamental a la vida comprende, no sólo el derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que le garanticen una existencia digna (Corte IDH, Villagrán Morales, 1999, Párr. 144). Con este criterio se puede entender que el término “existencia digna” está relacionado el derecho a una vivienda adecuada, el derecho a alimentación, a la salud, al trabajo, y así podremos desplegar cada derecho y encontrarnos que todos están relacionados, que uno es requisito de otro y que, no se debe limitar o restringir el goce de ellos ya que lo que se pretende es el reconocimiento de la dignidad humana. b. Objetivo de Desarrollo del Milenio 2. Lograr la enseñanza primaria universal Este objetivo nos habla de un compromiso por parte de los Estados para garantizar el derecho a la educación en los niveles básicos a toda niña y niño. Por lo que es importante vincularlo con los instrumentos internacionales en la materia. En el artículo 26. 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se consagra el derecho que tiene toda persona a la educación, la cual debe ser gratuita en lo que se refiere a la instrucción técnica y en lo profesional deberá ser 24 generalizada y, finalmente, el acceso a la educación superior será igual para toda persona de acuerdo a sus méritos. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. Como mencionamos anteriormente, en 1966 se adoptó el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales como instrumento complementario, tanto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. En este sentido el artículo 13.1 señala que los Estados Partes reconocen el derecho de toda persona a la educación. Esta debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad. A su vez en el segundo párrafo, inciso a), señala que los Estados Partes reconocen que la enseñanza primaria debe ser obligatoria, asequible y gratuita. De la lectura de estos instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, se constata la importancia que tiene este derecho para la autorrealización y que se encuentra vinculado estrechamente con el concepto de dignidad humana. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales comparte el criterio de que la educación es un derecho humano intrínseco y un medio indispensable de realizar otros derechos humanos. La educación es el principal medio que permite a adultos y menores marginados económica y socialmente salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades (Comité Desc, Observación General 13, 1999, Párr. 1). Por su parte, en el artículo 28.1 inciso a) de la Convención sobre los Derechos de los Niños, establece que: los Estados Partes reconocen el derecho del niño a la 25 educación y, a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en condiciones de igualdad de oportunidades, por ello deben implantar la enseñanza primara obligatoria y gratuita para todos. De igual manera, este artículo provee la disponibilidad de la educación primaria y el desarrollo de diferentes formas de educación secundaria incluyendo vocación y educación profesional, el acceso a la educación superior, impulsando la cooperación internacional con el fin de eliminar la ignorancia y analfabetismo. En este particular, el Comité sobre Derechos del Niño ha enfatizado en su primer comentario general la relevancia del derecho a la educación (Comitte on the Rights of the Child, General Comment 1,2001). Efectivamente, es sobre todo a través de la educación que gradualmente se supera la vulnerabilidad de los niños. Asimismo, el Estado, como responsable del bien común, debe, en igual sentido, resguardar el rol preponderante de la familia en la protección del niño y prestar asistencia del poder público a la familia (Comité Derechos Humanos, Observación General 17, 1989, Párr. 6), mediante la adopción de medidas que promuevan la unidad familiar (Corte EDH, Olsson, 1988, párr. 81). No basta que se brinde el acceso a la educación sino que este debe cumplir con ciertos requisitos, esto lo ha manifestado puntualmente el Comité Europeo de Derechos Sociales al interpretar el artículo 17 de la Carta Social Europea. El derecho a la educación exige la creación de un sistema educativo que sea a la vez accesible y eficaz. Un sistema educativo eficaz y accesible se refiere a la existencia de estructuras operacionales de educación primaria y secundaria las cuales se deben cubrir los siguientes puntos: el porcentaje de niñas y niños escolarizados; el número de establecimientos escolares; el reporte numérico de maestros y alumnos; la existencia de un mecanismo que permita verificar la calidad de la educación y los métodos pedagógicos utilizados tanto en los establecimientos públicos como 26 privados; cuál es la edad mínima de ingreso a la educación básica (Comité Europeo de Derechos Sociales, 2003:186). En este contexto, la UNESCO señala que se necesitan 1.900.000 docentes a nivel mundial para poder alcanzar la educación primaria universal en 2015 (UNESCO, 2010:11). Por otra parte, en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el Protocolo de San Salvador, en su artículo 13, se consagra el derecho que tiene todo persona a la educación y consigna a los Estados a brindar una la enseñanza primaria obligatoria y gratuita. Lo anterior permite observar, de manera clara, si el derecho a la educación es cumplido partiendo del criterio antes mencionado. Por ejemplo, el porcentaje de niñas y niños escolarizados es elemento claro para visualizar esa brecha de desigualdad. En este punto, este objetivo se vincula con el Objetivo de Desarrollo del Milenio 3 sobre la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, que dentro de sus metas señala la eliminación de las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres en la enseñanza primara y secundaria. Por lo que es necesario detenernos para analizar los factores que contribuyen a esta brecha de desigualdad. Recordemos que la escuela nace como un espacio de instrucción y ésta establece qué tipo de rol o papel va a representar la niña o el niño. En este contexto, Rosseau argumenta una superioridad masculina y al mismo tiempo la defiende, enumerando los diferentes aprendizajes, que la escuela debe impartir a unas y a otros, de acuerdo a su naturaleza. Esta teoría tuvo gran influencia en la pedagogía (González, 2007:171-173). A partir de estas teorías es que se acentúa esa brecha de desigualdad en la educación y la asignación de roles de género. Esto da como resultado que las niñas y mujeres no puedan ejercer este derecho. En este sentido, como se ha revisado, la CEDAW es una herramienta coadyuvante y complementaria de los 27 Estados, por lo que en su artículo 10 señala que: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres”. En el mismo artículo establece que sean las mismas condiciones en materia de carrera y orientación; acceso a los mismos programas de estudio; la eliminación de todo concepto estereotipado de mujer y hombre; acceso a mismas oportunidades en becas y apoyos para los estudios; reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios; acceso material para asegurar su salud. Es necesario señalar que, la discriminación en contra de la mujer en todos los niveles de la educación representa un obstáculo para su desarrollo, reduce su productividad y la capacidad para obtener ingresos, su salud se ve menoscabada, estos factores contribuyen a la feminización de la pobreza. Diversos tribunales internacionales han manifestado que el derecho a la educación está implícito en el derecho a la vida y la libertad personal (Cook, 2003:200). Por lo que, es obligación de los Estados garantizar estos derechos haciendo énfasis en la población que se encuentra en una situación de vulnerabilidad, como es el caso de las mujeres y niñas. En síntesis, el derecho a la educación es un factor fundamental para la autonomía y autorrealización de las mujeres. c. Objetivo de Desarrollo del Milenio 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer En muchos países las mujeres continúan enfrentándose a obstáculos para encontrar un trabajo digno, participar en la vida pública y obtener acceso a la educación, trabajo, servicios de salud, alimentación adecuada, agua y saneamiento. 28 En el apartado anterior se hace un acercamiento a este objetivo relacionándolo con la igualdad de género en la educación. Cabe señalar que el principio de igualdad se retoma de lo consagrado por la CEDAW, ya que esta concepción se basa en el hecho de que las mujeres y hombres son igualmente diferentes. (Facio, 2002:20). En este punto nos referimos a la igualdad sustantiva, entendida como idéntica titularidad y garantía de los derechos humanos, sin importar nuestras diferencias biológicas. Por ello, el Estado debe tomar las medidas temporales para eliminar esa brecha de desigualdad (Facio, 2008). En este sentido, entendemos que el principio de igualdad se aplique de manera transversal a todos los derechos humanos consagrados en instrumentos internacionales, como fue el caso del derecho al trabajo. Es notoria la relación entre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres para combatir la pobreza. Es precisamente, la falta de igualdad la que tiene como consecuencia que algunos seres humanos no tengan acceso para cubrir sus necesidades básicas como alimentación, salud, educación, trabajo, etc. (Facio, 1997. p. 350). En este sentido, el preámbulo de la CEDAW reconoce que “las mujeres siguen siendo objeto de importantes discriminaciones y esta viola los principios de igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana”. De conformidad con el artículo 1°, se entiende a la discriminación contra la mujer como: “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”. En el artículo 3° la Convención establece, a los Estados Partes, la obligación de tomar medidas apropiadas para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de las mujeres, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos 29 humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre. Es decir, el orden social de género coloca a la mujer en una situación desfavorable con respecto al disfrute sustantivo de derechos, como el de actuar y ser reconocida como un adulto autónomo y con plena capacidad para participar plenamente en el desarrollo económico, social y políticos de su país (Comité Desc, Observación General 16, 2005, Párr. 5). Tal es el caso de la desigualdad que viven las mujeres para el acceso al trabajo. La Declaración Universal de los Derechos Humanos señala, en su artículo 23.1 y 23.2, “que toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección del mismo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo; asimismo tiene derecho sin discriminación alguna a igual salario por trabajo igual”. Por su parte, en el artículo 6° del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala “el derecho de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, y tomarán medidas adecuadas para garantizar este derecho”. Y en el artículo 7° establece las condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias. De igual manera, en el artículo 6° del Protocolo de San Salvador establece el derecho al trabajo y en el artículo 7° las condiciones en el trabajo. Cabe señalar que en el artículo 45. b) de la Carta de la Organización de los Estados Americanos señala que: “El trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar”. 30 Por otra parte, en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, declara en el punto 2 inciso d) la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación. El derecho al trabajo tiene dos dimensiones una individual y otra social; la primera como valor fundamental para la dignidad humana, esto como el acceso al trabajo y a la satisfacción de salario, la segunda está ligada al desarrollo económico de la sociedad (Convenio sobre el fomento del empleo y la protección contra el desempleo, 1988, preámbulo párrafo 1°). Cabe señalar que el derecho al trabajo es absoluto, implica por un lado no ser obligado a ejercer un trabajo sin consentimiento y por otra, a no ser privado de un trabajo injustamente. Como se ha mencionado, hay un rezago en la protección y garantía de los DESC de las mujeres. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha manifestado que las mujeres se vean con frecuencia privadas del disfrute de sus derechos humanos en pie de igualdad, en especial debido a la condición inferior que las asignan la tradición y las costumbres, o como consecuencia de discriminación abierta o encubierta (Comité Desc, Observación General 16, 2005, Párr. 5). Esta problemática se ha incorporado en diversos instrumentos internacionales, informes o recomendaciones generales, todo ello, no sólo para visibilizar la brecha de desigualdad sino para adoptar medidas para su prevención o, en su caso, para la eliminación. Ya se ha mencionado que las mujeres no ejercen de manera efectiva sus DESC por las múltiples barreras que experimentan como es la división sexual del trabajo, la carga desproporcionada del rol materno, prácticas discriminatorias en el empleo, las leyes androcéntricas, los roles y estereotipos de género que menoscaban sus derechos y al mismo tiempo fortalecen esa violencia estructural que viven (Division for Advancement of Women, 1997, párr. 18). En este sentido, el Comité de DESC 31 interpretó el artículo 3° y 6° del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y señaló que para la plena satisfacción del derecho al trabajo se necesita que los hombres y las mujeres tengan en la ley, y en la práctica, igualdad de acceso al empleo y a todas las ocupaciones, y que los programas de orientación y formación profesionales, en los sectores público y privado, proporcionen a los hombres y a las mujeres las aptitudes, la información y los conocimientos necesarios para que todos ellos puedan beneficiarse por igual de este derecho (Comité Desc, Observación General 16, 2005, Párr. 23). Por ello, debe identificarse las causas que dan origen a esas prácticas discriminatorias. Un punto importante que establece esta Observación General, es la promoción de políticas adecuadas para el cuidado de las niñas y niños, y la atención de los miembros de la familia dependientes, es decir, el diseño de políticas de conciliación de la vida familiar y laboral (Comité Desc, Observación General 16, 2005, Párr. 24). Estos instrumentos son importantes para que las mujeres participen de manera activa en el mercado laboral, ya que se encuentran condicionadas por diversos factores como es la composición del hogar por presencia de niñas, niños y la presencia de personas enfermas que requieren cuidado; la posición que tiene la mujer dentro de su familia, si es jefa de hogar o cónyuge; la edad; el nivel educativo; el entorno específico del mercado laboral en el cual ingresa (Rodríguez, 2010:11). Por ello se requiere que el Estado cuente con este tipo de políticas de conciliación laboral, ya que cuando las mujeres ingresan dicho mercado se observa sólo una extensión de su jornada total de trabajo. Es decir, se podría hablar de una doble o hasta triple jornada de trabajo, esto por el inequitativo reparto de responsabilidad entre mujeres y hombres y la ausencia de políticas de conciliación, que no permiten que las mujeres accedan de manera igualitaria a las promociones o la igualdad de oportunidades (Rodríguez, 2010:45). 32 Estos roles y estereotipos de género conllevan a una subordinación y a una escasa participación política y oportunidades de empleo para las mujeres (COCEDAW, Recomendación General 19, 1992, Párr. 11). En este contexto, el Comité de la CEDAW ha señalado su preocupación por “la persistencia de los supuestos tradicionales y estereotipados y por las actitudes en relación con los roles y las responsabilidades de mujeres y hombres, las cuales, son discriminatorias contra estas y tienen un impacto significativo, especialmente en las áreas de educación y empleo, así como en otras áreas de la vida” (Comité CEDAW. Observación General República Popular de Corea, 2005, Párr. 35). d. Objetivos de Desarrollo del Milenio 4. Reducir la mortalidad infantil Es evidente que la concepción de los derechos de la infancia es resultado de un largo proceso histórico y que ahora se consagra en diversos instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, a fin de garantizar una protección integral y efectiva. La importancia de esta protección está universalmente reconocida y reflejada claramente en la mayoría de los textos ya sean nacionales, regionales o internacionales, y con un reconocimiento expreso o implícito. Además, estos instrumentos específicos fueron creados para proteger de mejor a manera a las niñas y niños quienes se encuentran particularmente en una situación de vulnerabilidad, por lo que es importante que la sociedad en su conjunto asegure su desarrollo (Muelders-Klein, 1992:65). No obstante todavía subsisten ciertos obstáculos que frenan la calidad de vida de niñas y niños. Esto se puede observar en las cifras de muertes por causas que pudieron haberse evitado por medio de vacunas o el acceso a medicamentos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren 7,6 millones de menores de cinco años; más de dos tercios de estas muertes 33 prematuras se deben a enfermedades que se podrían evitar o tratar si hubiera acceso a intervenciones simples y asequibles. Las principales causas de muerte entre los menores de cinco años son la neumonía, la diarrea, el paludismo y los problemas de salud durante el primer mes de vida; más de un tercio de las muertes de menores están asociadas a la malnutrición y los niños de los países de ingresos bajos tienen una probabilidad de morir antes de los cinco años 18 veces mayor que los niños de los países de ingresos altos (OMS, 2011). Por lo que, el derecho a la salud de las niñas y los niños no es protegido. Es importante vincularlo con los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos para ampliar su protección. Los derechos de la infancia se consagran dentro del marco general definido por la Convención sobre los Derechos de la Niñez de Naciones Unidas de 1989. Este fue el primer tratado relativo específicamente a los derechos de la infancia y se toma como punto de partida para un nuevo enfoque legal en relación a las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Asimismo, señala que no se debe considerar al niño o niña como propiedad de sus padres, sino como una persona sujeta de derechos y de las responsabilidades propias de su edad (Van Bueren, 1995:97). En el artículo 1° de la Convención, considera niño a todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. Los derechos de la infancia comprenden cuatro aspectos principales: no discriminación, interés superior de la infancia, el derecho a la vida y desarrollo y el 34 respeto a la opinión de los niños y niñas (Comité Derecho del Niño, Observación General 7, 2005, Párr. 9). En el artículo 2° de la Convención se establece el derecho a la no discriminación, entendida como la no privación de sus derechos en razón de características personales, ella toma un fondo de marginación y de exclusión social. En el artículo 3° hace referencia al interés superior del niño, y con este principio se podrá asegurar al niño o niña una protección y asistencia mínima a lo largo de su vida. En el artículo 6° se establece el derecho a la vida, supervivencia y desarrollo que tienen los niños y niñas y la obligación por parte del Estado de respetar y garantizar ese derecho. Este ha sido afirmado tanto por el Comité de Derechos Humanos en su observación general nº 17 de 1988, como por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la opinión consultiva N° 17 “Condición Jurídica y Derechos Humanos de los Niños: “las normas contenidas en la Convención sobre los Derechos del Niño requieren no sólo que el Estado se abstenga de interferir indebidamente en las relaciones privadas o familiares del niño, sino también que, adopte providencias positivas para asegurar el ejercicio y disfrute pleno de los derechos. Esto requiere la adopción de medidas, entre otras, de carácter económico, social y cultural” (Comité Derechos Humanos, Recomendación General 17, 1989, Párr. 3; CoIDH, OC-17, 2002, Párr. 88). Cabe señalar que el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos contempla que todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. En ese sentido la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que “el Estado debe respetar el derecho a la vida de toda persona bajo su jurisdicción, consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana. Esta obligación presenta modalidades especiales en el caso de los menores de edad, teniendo en cuenta 35 las normas sobre protección a los niños establecidos en la Convención Americana y en la Convención sobre los Derechos del Niño. La condición de garante del Estado con respecto a este derecho, le obliga a prevenir situaciones que pudieran conducir, por acción u omisión, a la afectación de aquél” (CoIDH Hermanos Gómez Paquiyauri, 2004, Párr. 124). De igual manera, ha interpretado este derecho desplegando su efecto útil al afirmar que el Estado debe permitir el acceso a condiciones de existencia digna (CoIDH, Villagrán Morales, 1999, Párr. 144). El Estado debe brindar todo tipo de prestaciones posibles para garantizar su desarrollo. De la lectura del artículo 24 de la Convención de los Derechos del Niño, reconoce el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a beneficiarse de los servicios médicos. El Estado debe poner énfasis sobre los cuidados de salud primarios y preventivos, sobre la información brindada a la población así como la prestación de cuidados prenatales y postnatales para disminuir la mortalidad infantil. Asimismo deben promover una cooperación internacional para asegurarse de que niñas y niños tengan acceso a los servicios de salud. Cada año, miles de niños sufren o mueren a causa de diversas enfermedades como el paludismo, rubéola, varicela, diarrea, poliomielitis, etc. Paralelamente a estas enfermedades constantes nos encontramos con el crecimiento de pandemias tales como el VIH/SIDA o la tuberculosis que se propagan con tal celeridad en la población infantil. Por ello, la accesibilidad sin discriminación a los cuidados de salud y la gratuidad de los medicamentos es esencial para la prevención de estas enfermedades, esto para brindar a las niñas y niños mejores oportunidades de vida y de desarrollo. 36 e. Objetivos 5 y 6. Mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades De acuerdo a las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, cada día mueren 1000 mujeres por causas prevenibles en el embarazo y el parto. El 99% de la mortalidad materna corresponde a los países en desarrollo. La mortalidad materna es mayor en las zonas rurales y en las comunidades más pobres y con menor nivel educativo; para combatir dicha mortalidad se requiere la atención especializada antes, durante y después del embarazo y a los recién nacidos. Esto se debe a que gran parte de las mujeres en el mundo siguen careciendo de acceso a la atención durante el embarazo y en el momento del parto. Por lo que es necesario, comprender que las mujeres tienen necesidades específicas relacionadas con su salud reproductiva (Cook, 2003:7). Este término nos brinda un enfoque integral, en el cual respeta y responde a sus necesidades. En este sentido, al presentarse altos índices de mortalidad materna y una mala salud reproductiva de las mujeres, se constituiría como una violación a sus derechos humanos. Para entender que derechos humanos le son vulnerados, es importante señalar que el derecho a la salud se encuentra consagrado en diversos instrumentos internacionales. El Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 12, señala que los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, define a la salud “como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. 37 En el Sistema Interamericano, en el Protocolo de San Salvador, en el artículo 10.1 establece que toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. En la Observación General N° 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, afirma que la salud es un derecho fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Entre las libertades figura el derecho a controlar su salud y su cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y el derecho a no padecer injerencias, no ser sometido a tortura (Comité Desc, Observación General 14, 2000, Párr 1 y 8). Y agrega que este derecho debe comprender cuatro elementos: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad, y calidad. Con base en lo anterior, e incorporándole un enfoque de género, se amplían los derechos, visibilizando las necesidades de las mujeres. Como hemos mencionado, el reconocimiento a la salud reproductiva es reciente, y su definición se encuentra en el Programa de Acción desarrollado en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, y afirma que: La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuando y con que frecuencia. Esta ultima condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener información y de planificación de la familia de su elección, así como a otros métodos para la regulación de la fecundidad que no estén legalmente prohibidos, y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables, el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos y den a las parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos. En consonancia con esta definición de salud reproductiva, la atención de la salud reproductiva se define como el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y al bienestar reproductivo al evitar y resolver los problemas relacionados con la salud reproductiva. Incluye también la salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la vida y de las relaciones personales y no meramente el 38 asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual. En el misma Conferencia se señala que los derechos reproductivos comprenden ciertos derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales en la materia (Programa de Acción de la Conferencia internacional sobre la Población y el Desarrollo, Cairo 1994, Capítulo VII “Derechos Reproductivos y salud reproductiva” Párr. 7.3). Esta misma afirmación se hace en la Cuarta Conferencia Mundial de Beijing donde menciona que “los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, y decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia. Las relaciones igualitarias entre la mujer y el hombre respecto de las relaciones sexuales y la reproducción, incluido el pleno respeto de la integridad de la persona, exigen el respeto y el consentimiento recíproco y la voluntad de asumir conjuntamente la responsabilidad de las consecuencias del comportamiento sexual” (Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing 1995 Párr. 72 inciso k). Estos documentos han reforzado el marco jurídico internacional de derechos humanos al reconocer los derechos reproductivos desplegando el efecto útil del derecho a la salud. En este sentido, la CEDAW en su artículo 12 señala que los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra las mujeres en la esfera de la atención médica y garantizarán a las mujeres servicios apropiados en relación con el embarazo y el período posterior al parto, 39 proporcionando servicios gratuitos cuando fuere necesario, y les asegurarán una nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia. Este artículo reconoce los obstáculos estructurales que sufren las mujeres para hacer efectivo su derecho a la salud, entre ellos se encuentra la falta de información clara y en ocasiones accesible sobre la maternidad, la distancia de los centros de salud en relación a sus hogares, o bien en el caso de las mujeres indígenas la discriminación por la imposibilidad de comunicarse en español y la falta de capacidad de los prestadores de servicio para atenderlas de acuerdo a sus necesidades. El Comité de la CEDAW ha tomado nota sobre estos obstáculos y ha señalado que muchas mujeres corren peligro de muerte o pueden quedar discapacitadas por circunstancias relacionadas con el embarazo cuando carecen de recursos económicos para disfrutar de servicios que resultan necesarios o acceder a ellos, como los servicios previos y posteriores al parto y los servicios de maternidad. Es obligación de los Estados Partes garantizar el derecho de las mujeres a servicios de maternidad gratuitos y sin riesgos y a servicios obstétricos de emergencia, y que deben asignar a esos servicios el máximo de recursos disponibles (COCEDAW, Recomendación General 24, 1999, Párr. 27). Asimismo deben identificar las prácticas discriminatorias relacionadas con el derecho a la salud de las mujeres. Ahora bien, estas barreras también se ven reflejadas en el caso del VIH, pues la discriminación es un eje para que las mujeres que no puedan acceder a información o tratamientos sobre el virus, esto por los roles y estereotipos que le son asignados a éstas. 40 El Comité de la CEDAW señaló la necesidad de prestar especial atención a los derechos y necesidades de las mujeres y la infancia, y a los factores que se relacionan con la función de reproducción de la mujer y su posición subordinada en algunas sociedades, lo que la hace especialmente vulnerable al contagio del VIH (COCEDAW, Recomendación General 15, 1990, inciso b). Por lo que el derecho a la salud está íntimamente relacionado con el derecho a la educación, esto por la relación entre el acceso de las mujeres y niñas a la educación y alfabetización y la capacidad para proteger y mejorar su salud sexual y reproductiva (Cook, 2003, p. 200). Cabe señalar que en muchos países las mujeres carecen de acceso a la información y los servicios necesarios para garantizar la salud sexual, todo ello como resultado de las relaciones desiguales de poder y que ponen en riesgo de contraer alguna enfermedad (COCEDAW, Recomendación General 24, 1999, Párr. 18). En este sentido, el acceso a servicios de planificación familiar y de prevención de enfermedades de transmisión sexual son esenciales para proteger la salud de las mujeres, por lo que cualquier restricción o negación a estos servicios por distintos motivos, es una violación al derecho a la salud reconocido en instrumentos internacionales. f. Objetivo de Desarrollo del Milenio 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente El tema de preservación del ambiente es motivo de preocupación e interés, tanto de las autoridades como de los particulares de todas naciones del mundo. Por lo que, el desarrollo de instrumentos internacionales de protección al medio ambiente se hace evidente. 41 Recordemos que el reconocimiento al derecho al medio ambiente surge a finales de los años 60’s principios de los 70´s, formando parte de la tercera generación de los derechos humanos que tiene como principio fundamental la solidaridad o corresponsabilidad de las sociedad en su conjunto. Es decir, estos derechos hacen referencia a la necesidad de los seres humanos a una salud e higiene mental y no sólo son exigibles de los Estados sino también de los particulares y por eso son conocidos también como derechos de la solidaridad. Entre ellos destacan el derecho al desarrollo, a la paz, al patrimonio común de la humanidad, al medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Todo ello como respuesta a la degradación de las libertades por los nuevos avances tecnológicos: la calidad de vida, medio ambiente, la libertad informática, el consumo, se ven seriamente amenazados. La característica de los intereses difusos es la existencia de una continua interferencia entre el espacio individual y el colectivo (Caferrata, 2004:25). En este sentido, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos cuenta con diversas fuentes que hacen referencia a la protección del medio ambiente. Entre ellos, destacan las Declaraciones de Principios de las Conferencias de Estocolmo y de Río, debido a que establecen criterios de protección al ambiente que han sido perfeccionados en normas internacionales de carácter ambiental a nivel mundial, regional y nacional que directa o indirectamente regulan el concepto ambiente. Por otra parte, encontramos en el artículo 22 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el cual, establece que toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado. 42 La satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales es indispensables para la dignidad y al libre desarrollo de la personalidad. Otro instrumento es el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 12.1 señala el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. Para garantizarlo exige de los Estados el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y el medio ambiente. En este contexto, ya existía un cuerpo emergente de normas internacionales que hacían referencia a la protección del medio ambiente. Cabe señalar que en 1972 surge la Declaración de Estocolmo, la cual proclama en su primer principio: “Que todo hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse” (Ayús y Rubio, 1996:201). Ya en 1992, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, se aprueba la Declaración de Río, que da un claro ejemplo al establecer que todos los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza (Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, Principio 1.). Por otra parte, en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos podemos mencionar el Protocolo de San Salvador que establece, en su artículo 11, que toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos. Este derecho que forma parte de la tercera generación de los 43 derechos se relaciona igualmente con los derechos de la primera y segunda, esto como hemos explicado por la característica de interdependencia. Este enfoque ha sido adoptado por la Comisión Interamericana al señalar que el respeto a la dignidad inherente de la persona es el principio en el que se basa las protecciones fundamentales del derecho a la vida y a la preservación del bienestar físico. Las condiciones de grave contaminación ambiental, que pueden causar serias enfermedades físicas, discapacidades y sufrimientos a la población local son incompatibles, con el derecho a ser respetado como ser humano (CIDH, 1997, Párr.92). Y agregó que la contaminación ambiental grave puede presentar una amenaza a la vida y a la salud del ser humano, y en su debido caso puede dar lugar a la obligación del Estado a tomar medidas razonables para evitar dicho riesgo, o las medidas necesarias para responder cuando las personas han sido lesionadas (CIDH, 1997, Párr. 92 inciso 8). Cabe señalar, que el Estado no sólo es responsable por la acción u omisión parte de los agentes estatales, sino también por no tomar medidas necesarias para impedir la degradación del medio ambiente por otros actores (CIDH, 1983, capítulo XIII). En este sentido, la Declaración de Principios de la Cumbre de las Américas señala que: “el progreso social y la prosperidad económica sólo se pueden mantener si nuestros pueblos viven en un entorno saludable y nuestros ecosistemas y recursos naturales se utilizan cuidadosamente y de manera responsable” (Declaración de Principios de la Cumbre de las Américas: “Garantizar el desarrollo sostenible y conservar nuestro medio ambiente para nuestras generaciones futuras”, diciembre de 1994). A pesar de los avances en el establecimiento de fuentes de derecho internacional en materia ambiental, el cambio climático y la degradación del entorno de los seres 44 humanos es progresiva y su impacto es mayor en los países en vías de desarrollo. Tomando en consideración esto, podemos observar que dentro de esa diferenciación en los países, también lo es en cuestión de los géneros. Es decir, el rol del las mujeres que tienen dentro de uso equitativo de los recursos y actividades dentro de sus comunidades. Es importante señalar que las mujeres que viven en comunidades rurales llevan a cabo funciones relacionadas al acceso y manejo de los recursos naturales, no obstante, este último es diferenciado, ya que las mujeres pueden invertir más tiempo en buscar leña o agua, pero rara vez, ellas forman parte de las decisiones sobre la comercialización de estos recursos en su comunidad. En este sentido, la Declaración de Río señala en su principio 20 que “las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible” (Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Junio 1992, principio 20). Si bien es cierto que, la contaminación ambiental daña a toda una comunidad, los efectos en la salud de las mujeres son mayores, ya que ellas son las que están expuestas a los contaminantes en el cultivo o bien, a las distancias que tienen que caminar para obtener agua. Los obstáculos históricos sociales que sufren las mujeres en el acceso a los recursos, al ejercicio de sus derechos y a la desigualdad en los espacios de toma de decisiones, son factores determinantes para las que viven en sectores desinformados y empobrecidos, sectores en riesgo vulnerabilidad asociados al cambio climático. Esto lo ha afirmado el Comité de la CEDAW en la Declaración de género y cambio climático: “Es evidente que el cambio climático no afecta a las mujeres y a los hombres de la misma manera y que tiene un efecto diferenciado sobre los géneros. Todos los 45 involucrados deberían asegurarse de que las medidas para la reducción del cambio climático y del riesgo de desastre tengan en cuenta el género, sean sensibles a los sistemas de sabiduría indígenas y respeten los derechos humanos. El derecho de las mujeres a participar en todos los niveles de toma de decisiones debe estar garantizado en las políticas y programas de cambio climático”. Por lo que, mientras las mujeres se mantengan al margen de la toma de decisiones y vean limitados su derechos y el acceso, manejo y control de los recursos naturales, el riesgo será más grande para ellas en desastres naturales y estarán mas expuestas a la contaminación ambiental. g. Objetivo de Desarrollo del Milenio 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. El control de la ciencia y tecnología se ha convertido en el más poderoso instrumento de dominación en las relaciones mundiales de mercado. El conocimiento, como motor del desarrollo, resulta ser el bien más importante y codiciado por los actores de la mundialización. Este conjunto de avances es lo que conocemos como nuevas tecnologías de la información y comunicación que han transformado la forma de relacionarse entre los individuos. Estas exigencias de la sociedad responden a la característica de los derechos humanos, la progresividad que responde a las necesidades de la sociedad y que en ese momento se consideran importantes para su protección y garantía. En este marco, los instrumentos internacionales hacen referencia a que toda persona tiene derecho a beneficiarse del progreso científico. En este sentido, encontramos el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. 46 Por su parte el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 15, establece que los Estados Partes reconocen el derecho a toda persona a participar en la vida cultural; y gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones; beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por la razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora. En el mismo artículo se establece que los Estados Partes deben tomar medidas para la conservación, desarrollo y difusión de la ciencia y tecnología; así como respetar la libre investigación científica y actividad creadora. Finalmente los Estados reconocen los beneficios que derivan del fomento y desarrollo de la cooperación y de las relaciones internacionales en cuestiones científicas y culturales. El surgimiento de herramientas de comunicación que modifican nuestra manera de relacionarnos, de comunicarnos y de intercambiar crea nuevas posibilidades. Estas posibilidades pueden servir como herramientas útiles de realización de los derechos humanos. Esto lo afirma Marc Agi, “Por primera vez en la historia de la humanidad, todo hombre puede de ahora en adelante, dirigirse directamente a otro. Cada uno puede convertirse en interlocutor de otros, y jugar un rol positivo dentro de la consolidación de la comunidad humana. Desde la universalidad abstracta de los primeros principios de los derechos humanos, hemos pasado a su universalización. La humanidad puede a partir de ahora, ser garante de la protección de los derechos de toda persona y, tener la apropiación de la red para los ciudadanos del mundo, que constituye una etapa revolucionara en la apropiación de sus derechos humanos” (Marc Agi, 2003). En este sentido, entendemos que los derechos humanos y las nuevas tecnologías son los aspectos más sobresalientes y tangibles de la globalización. 47 Marc Agi hacía referencia al Internet como herramienta fundamental en este proceso de globalización. Tanto los derechos humanos como las nuevas tecnologías, específicamente el Internet, se fundan sobre la idea de una sociedad global. El primero por su concepción humana y el segundo, por su dimensión técnica. Por un lado, la concepción universal de la humanidad, y la protección de los derechos humanos necesita de la solidaridad global más allá de la soberanía de los Estados. Por el otro, el Internet como una red de comunicación, donde la transmisión de información se hace de manera simultánea en gran parte del mundo, ha dado la posibilidad de una comunicación instantánea de un número infinito de personas que no se conocen y están alejadas entre sí. El surgimiento del Internet da el nacimiento de una ciudad global, que como se señala en el borrador de la Declaración de Derechos del Ciberespacio, propuesto por Robert Gelman, la dignidad esencial e inviolable de la persona humana, requiere inexcusablemente, del libre acceso a la información en condiciones de igualdad jurídica tanto formal como material (Suñé, 2008). En este contexto, podemos afirmar que el Estado tiene la obligación positiva de garantizar el uso y aprovechamiento de las tecnologías de la información a toda persona sin distinción alguna, esto como parte del progreso social y científico de cada Estado. Y las nuevas tecnologías son sin duda una herramienta importante para la difusión de los derechos humanos y la violación de los mismos, a la escala mundial. A pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales para invertir en las nuevas tecnologías, su acceso y manejo escapa a toda igualdad jurídica, ya que gran parte de la población carece de estos recursos. En este marco, los países en vías de desarrollo no invierten ni el 1% del Producto Interno Bruto en ciencia y 48 tecnología, específicamente en América Latina, por lo que están rebasados en el acceso y manejo de las nuevas tecnologías en relación a los países desarrollados. Esto se contradice con la idea que se promueve de que la sociedad de información y conocimiento es democrática, plural, incluyente y participativa, algo que no se ha cumplido. Esto se refleja en una brecha digital que se entiende como la distancia que existe entre las personas o países para usar o apropiarse de las nuevas tecnologías, o bien, las que han tenido acceso a ella pero no pueden beneficiarse. En el caso de las mujeres, su rol dentro de este contexto es marginal, ya que su acceso es limitado y el beneficio que pueden recibir de ellas es en ocasiones nulo. El hecho de que las mujeres puedan tener acceso a estas tecnologías es fundamental porque por medio de ellas pueden tener cerca redes de mujeres, intercambiar proyectos, posibilidades de formación o empleo, difusión de derechos y campañas de erradicación de la violencia, encuentros virtuales con mujeres de otras regiones para intercambiar experiencias. Aquí se trata de reconocer la posición de desigualdad histórica que han tenido las mujeres, y donde no han tenido acceso a la ciencia y tecnología y el aprovechamiento de la misma, esto es limitar la integración de las mujeres en diversos espacios de la sociedad, y específico el de la información. Se puede resaltar otro aspecto fundamental para que las mujeres sean tomadas en cuenta en el desarrollo de las nuevas tecnologías, y puedan beneficiarse. Como se señala anteriormente, el Internet tiene un aspecto positivo, como herramienta importante para la difusión y sensibilización de los derechos humanos, también lo es en sentido negativo, favoreciendo roles, estereotipos de género, discriminaciones, pornografía, violencia contra la mujer y demás delitos que aún escapaban ante los ojos de las autoridades. Por ello, el reto que tienen 49 todos los gobiernos, es la inclusión con enfoque de género para eliminar lenguajes sexistas y en su caso, regular contenidos estereotipados y violentos hacia las mujeres y al mismo tiempo fortalecer su acceso y manejo de las tecnologías sin discriminación. 50 III. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Un acercamiento a la legislación nacional Como se mencionó en la primera parte, la lucha por erradicar o eliminar la pobreza es una cuestión, como señalan algunos autores, de derechos humanos: el derecho a alimentación, salud, trabajo, vivienda y sus carencias producen este resultado. Por lo que consideramos que este tópico se debe abordar de manera transversal, ya que son obstáculos estructurales que impiden el ejercicio y garantía cada uno de los derechos humanos, y como veremos esto será una constante. En este sentido se hace referencia la meta 1.C sobre la reducción de personas que padecen hambre. Al abordar este tópico encontramos en la legislación nacional algunas disposiciones que se relacionan. Por ejemplo, a nivel Constitucional encontramos en el artículo 4° que toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. Y en el artículo 27, en su segundo párrafo, señala que el desarrollo rural integral y sustentable también tendrá entre sus fines que el Estado garantice el abasto suficiente y oportuno de los alimentos básicos que la ley establezca. Ahora bien, en la Ley Agraria reglamentaria al artículo 27 Constitucional, establece, en el artículo 122, que la producción obtenida de las pequeñas propiedades ganaderas –agrícolas se utilice para la alimentación del ganado, que las tierras dedicadas a su uso agrícola, sin fines de alimentación de ganado no excedan los limites establecido en el artículo 117. Por su parte, el artículo 12 fracción VIII, de la Ley de Asistencia Social establece que como servicios básicos de salud, en materia de asistencia social, la orientación nutricional y la alimentación complementaria a la población de escasos recursos y a la población de zonas marginadas, y en el artículo 4° señala a los individuos beneficiarios de la asistencia social. 51 Por su parte, la Ley General de Desarrollo Social tiene como objeto garantizar los derechos sociales consagrados en la Constitución, como son la salud, educación, alimentación, vivienda, seguridad social, medio ambiente sano y el trabajo. En la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres encontramos, en el artículo 38 fracción VI, que las autoridades impulsarán acciones que aseguren la igualdad de acceso de mujeres y de hombres a la alimentación, salud y educación. De igual forma, en el artículo 9° fracción XXI de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación se estable como conducta discriminatoria el limitar el derecho a la alimentación, vivienda, recreo y los servicios de atención médica adecuados. De acuerdo a los resultados de la medición de la pobreza 2010 presentado por la Comisión Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, señala que en el período comprendido de 2008 a 2010 el ingreso real de los hogares se redujo, especialmente en áreas urbanas; se registró un incremento de la población que carece de acceso a la alimentación. Asimismo, en ese mismo período la población en situación de pobreza pasó de 44.5% a 46.2%, lo que representó un incremento de 48.8 a 52.0 millones de personas. El número de personas que viven en situación de pobreza extrema se mantuvo en 11.7 millones (CONEVAL, 2010). A. Objetivo 2. Lograr la enseñanza primaria universal Como se señalo anteriormente, la educación es un factor determinante para prevenir la pobreza tanto en niñas como en niños y fuente para el desarrollo de un país. Si una niña recibe educación las posibilidades de decidir de manera libre e informada sobre su sexualidad son más elevadas que las niñas que no recibieron dicha educación. Este derecho social se encuentra consagrado en diferentes instrumentos a nivel nacional. 52 En este contexto, el artículo 3° Constitucional establece que todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado-federación, estados, Distrito Federal y municipios, impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación preescolar, primaria y la secundaria conforman la educación básica obligatoria. Por su parte, el artículo 4° en el párrafo séptimo, relativo a los derechos de la niñez, señala que el Estado velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Las niñas y niños tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Ahora bien, el artículo 3° de la Ley General de Educación establece la obligación del Estado de proporcionar servicios educativos para que toda la población pueda cursar educación preescolar, primaria y secundaria. Este supuesto se refuerza con el artículo 4° al señalar que todos los habitantes del país deben cursar la educación preescolar, primaria y secundaria. Si bien es cierto que hace un reconocimiento a los derechos de la niñez en la Constitución, esto no se refleja en su definición, esto es importante para determinar la edad comprendida para que sus derechos sean garantizados por el Estado. Por otra parte la Ley de protección de niñas, niños, en su artículo 32, establece el derecho de todas las niñas, niños y adolescentes a la educación, a que respete su dignidad, en términos del artículo 3° Constitucional, y a su vez, enumera ciertas medidas, entre ellas: se evite la discriminación de las niñas y adolescentes en materia de oportunidades educativas. Asimismo, establece la definición de niñez, de conformidad con lo establecido en la Convención Internacional de la Niñez. En la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres se encuentra, en el artículo 38 fracción VI, que las autoridades impulsarán acciones que aseguren la 53 igualdad de acceso de las mujeres y hombres a la alimentación, salud y educación. De acuerdo, a los resultados de medición de la pobreza del Coneval el rezago educativo se redujo de 21.9 % (24.1 millones de personas) a 20.66% (23.2 millones de personas) entre 2008 y 2010. Por su parte, en el Global Gender Gap Report 2011, el reporte mide la brecha de igualdad entre géneros en 4 áreas generales: participación económica y oportunidades: resultados de acuerdo a salarios, participación en altos niveles dentro del trabajo, el acceso a nivel básico y superior de educación; salud y supervivencia: resultados sobre la expectativa de vida y el radio de sexo y empoderamiento político: que mide las estructuras de representación en la toma de decisiones hechas por mujeres y hombres (World Economic Forum, Global Gender Gap Report, 2011). En el informe señala que México alcanza la media en matriculación en educación primaria, en comparación, con Cuba que se colocó en las 20 primeras posiciones de 135 países, eliminando la brecha de género entre ellos en el acceso a la educación en niveles básicos. B. Objetivo 3. Promover la igualdad entre género y la autonomía de las mujeres Como se ha señalado, este objetivo se debe analizar de manera transversal y no como un apartado. El reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres se encuentra en el artículo 4° Constitucional, esto como reflejo que responde a disposiciones de la CEDAW. En este sentido, se cuenta con La Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres cuyo objeto es regular y garantizar la igualdad. Asimismo se establece la participación y representación política equilibrada sin discriminación de sexo en la toma de decisiones. Actualmente, se cuentan con 25 leyes estatales en materia de igualdad publicadas. 54 En el Código Federal de Procedimientos e Instituciones Electorales, en su artículo 219, mandata que la participación de las mujeres en las candidaturas deberá ser integrada con al menos el cuarenta por ciento de candidatos propietarios de un mismo género, procurando llegar a la paridad. La Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres, en su artículo 36, enumera una serie de medidas para lograr la participación política de las mujeres, favorecer el trabajo parlamentario con perspectiva de género, promover la participación y representación equilibrada entre mujeres y hombres dentro de las estructuras de los partidos políticos; fomentar la participación equitativa de mujeres y hombres en los altos cargos públicos y fomentar a la participación equilibrada y sin discriminación de mujeres y hombres en los procesos de selección, contratación y ascensos en el servicio civil de carrera de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Por su parte, en la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación en su artículo 9 fracción IX, considera como conducta discriminatoria el negar o condicionar el derecho de participación política y, específicamente, el derecho al sufragio activo o pasivo, la elegibilidad y el acceso a todos los cargos públicos, así como la participación en el desarrollo y ejecución de política y programas de gobierno. Si bien es cierto que contamos con ciertas disposiciones que garantizan la igualdad entre mujeres y hombres en el acceso al trabajo o a la participación política. Uno de los obstáculos para que las mujeres tengan limitado el acceso al mercado productivo, es la carga del trabajo doméstico, esto como parte de los roles y estereotipos que le son asignados a las mujeres. Conforme a los datos del INEGI, 42.5% de las mujeres son económicamente activas de las cuales, el 96% combina sus actividades con los quehaceres domésticos. Del 94.8% de la población ocupada, el 64.8% son subordinadas o asalariadas, el 25.4% son 55 trabajadores independientes y sólo 2.4% son mujeres empleadoras (INEGI, 2011). Con esto México se coloca en el lugar 112 en el Informe Global de Brecha de Género. Esto refleja la falta de compromiso para eliminar las brechas de desigualdad en el acceso de las mujeres a un trabajo. Uno de ellos, es la participación política de las mujeres. De acuerdo a las estadísticas de la Unión Interparlamentaria, México cuenta con 22.6% de mujeres en la Cámara de Diputados, y 22.7% en la Cámara de Senadores. En este mismo informe, señala que los países que tienen mayor representación de mujeres en América Latina son: Argentina (38.5%), Costa Rica (38.6%) y Ecuador (32.3%). Esto se debe a las cuotas o acciones afirmativas que se han implementado en esos países (Unión Parlamentaria, 2011). C. Objetivo 4. Reducir la mortalidad infantil El artículo 4° Constitucional consagra a toda persona el derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades. El artículo 3° Constitucional en el párrafo séptimo, relativo a los derechos de la niñez, señala que el Estado velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Las niñas y niños tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Por su parte, en el artículo 28 de la Ley de protección de niñas, niños establece que las niñas, niños y adolescentes tienen el derecho a la salud, y las autoridades federales, del Distrito Federal, estatales y municipales, en el ámbito de sus competencias, tomarán medidas para reducir la mortalidad infantil, asegurarles 56 una asistencia médica sanitaria para la prevención y atención de su salud, combatir la desnutrición, entre otras. En la Ley General de Salud, en su artículo 61, señala que la atención maternoinfantil tiene carácter prioritario y comprende las acciones, la atención de la mujer durante el parto y el puerperio, la atención del niño y la vigilancia de su crecimiento y desarrollo, incluyendo la promoción, de la vacunación oportuna y su salud visual. El artículo 63 establece la corresponsabilidad para la protección de la salud física y mental de los menores, por parte de los padres, tutores, Estado y la sociedad en general. En la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en su artículo 9° fracción XIX, se entiende como conducta discriminatoria el obstaculizar las condiciones mínimas necesarias para el crecimiento y desarrollo saludable especialmente de las niñas y niños. D. Objetivo 5 .Mejorar la salud materna Este rubro no sólo se limita a la atención de la salud ginecológica, sino también a la promoción y protección de los derechos sexuales y reproductivos: educación sexual, planificación familiar, no sufrir violencia sexual y acceso de servicios de salud. Ya que la negligencia respecto a la salud de la mujer es generalizada y se produce por motivos de género (Cook, 1994:8). La protección de salud de las mujeres está contemplada en la legislación mexicana en el artículo 4° Constitucional segundo párrafo que reconoce el principio de igualdad entre mujeres y hombres y en el párrafo quinto, sobre la protección constitucional del derecho a la salud. 57 A su vez el artículo 61 de la Ley General de Salud enumera cinco acciones para la atención materno-infantil, entre ellas, la atención de la mujer durante el parto y el puerperio, la promoción de la integración y del bienestar familiar. En el artículo 62, se consigna que los servicios de salud promoverán la organización institucional de comités de prevención de la mortalidad materna e infantil, a efecto de conocer, sistematizar y evaluar el problema y adoptar medidas conducentes. En su artículo 67 establece que la planificación familiar tiene carácter prioritario. Ahora bien, en el marco del derecho a una vida libre de violencia, en el artículo 6° fracción V se describe a la violencia sexual como cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. En este contexto, algunas legislaciones estatales, en materia de violencia, han incorporado el tipo de violencia obstétrica y la violencia de los derechos reproductivos, este es el caso de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Chiapas. En su artículo 6° fracción VII se entiende la violencia obstétrica, como la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad; se consideran como tal; omitir la atención oportuna y eficaz de las emergencias obstétrica, obligar a la mujer a parir en posición supina y con las piernas levantadas, existiendo los medios necesarios para la realización del parto vertical, obstaculizar el apego precoz del niño o niña con su madre sin causa médica justificada, negándole la posibilidad de cargarlo y amamantarlo inmediatamente después de nacer, alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer y practicar el parto por vía cesárea, existiendo condiciones para el parto natural. 58 En la fracción VIII se señala que la violencia de los derechos reproductivos es toda acción u omisión que limite o vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre su función reproductiva, en relación con el número y espaciamiento de los hijos, acceso a métodos anticonceptivos de su elección, acceso a una maternidad elegida y segura, así como los servicios de atención prenatal, y obstétricos de emergencia. Por otra parte, en el artículo 42 fracción IX se prohíbe que las alumnas embarazadas sean expulsadas de los centros educativos. De igual manera la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Guanajuato y Veracruz contemplan la violencia obstétrica. En el caso de derechos reproductivos, también se contempla en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Distrito Federal en su artículo 6° fracción VI. Finalmente, en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de violencia para el Estado de Zacatecas, en su artículo 9° fracción III, se entiende como violencia sexual, a la violencia contra los derechos sexuales y reproductivos, que consiste en cualquier acto u omisión que impida o restrinja el libre ejercicio del derecho a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y, por tanto, afecte el ejerció de la libertad sexual. Por otra parte, en la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres para el Estado de Chiapas, en su artículo 15 fracción VI, se garantiza el derecho a la protección de la salud, con especial atención a los derechos sexuales y reproductivos, principalmente en la zonas rurales. En la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres para el Estado de Coahuila, en su artículo 19, sostiene que se implementarán y promoverán campañas de información sobre los derechos sexuales y reproductivos, así como de los métodos anticonceptivos facilitando el libre ejercicio del derecho de procreación, o 59 de la determinación del número y espaciamiento de los hijos. De igual manera, en el artículo 10 fracción VI, se establecen medidas para la protección de los derechos sexuales y reproductivos. Finalmente, Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado Zacatecas también contempla los derechos sexuales y reproductivos. E. Objetivo 6. Combatir VIH/SIDA y otras enfermedades Este rubro esta ligado a la protección del derecho a la salud, contemplado en el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Asimismo, se vincula con el artículo 1° párrafo quinto que consagra el principio de no discriminación y el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Todo ello como base para garantizar el trato equitativo en el acceso a servicios de salud, prevención y atención de enfermedades ya sean transmisibles (VIH-SIDA) y no transmisibles. De igual manera, dentro de la protección de los derechos sexuales se entiende la información y educación sexual, esto como forma de prevención a enfermedades de transmisión sexual. De lo anterior, se desprende que en la Ley General de Salud, en su artículo 134, establece las acciones que realizarán tanto la Secretaría de Salud como las entidades federativas, de prevención, vigilancia, y control de enfermedades transmisibles como cólera, fiebre tifoidea, paratifoiedea, hepatitis virales, enfermedades infecciosas; paludismo, tifo, fiebre recurrente, y en la fracción VII, Sífilis, infecciones gonocóccicas y otras enfermedades de transmisión sexual y la fracción XIII, el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Un factor fundamental para combatir el SIDA es la prevención y la atención de la salud sin discriminación alguna. En este sentido, las legislaciones estatales en materia de discriminación, como Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Distrito Federal, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, 60 Nayarit, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas contemplan como conducta discriminatoria el negar o condicionar prestación de servicios médicos, o impedir la participación en las decisiones respecto a su tratamiento médico o terapéutico. Asimismo, en los Estados de Chihuahua y Durango se señala que no se podrá solicitar pruebas de VIH-SIDA sin consentimiento previo con el fin de acceder a un empleo o conservarlo. Finalmente, en el artículo 21 fracción VI, establece que no se permitirá el segregar y negar asistencia médica y psicológica integral a portadores y/o enfermos del VIH/SIDA. F. Objetivo 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente El medio ambiente es un bien jurídico constitucionalizado, así como, un bien jurídico colectivo. La distinción entre los bienes jurídicos individuales y colectivos alude a su modo de disfrute y a su titularidad. Un claro ejemplo de ello en el ámbito nacional es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), al establecer en el artículo 4º el derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar. Es a través de instrumentos internacionales que las legislaciones de diferentes Estados han adecuado su marco jurídico nacional a las necesidades o exigencias ambientales. Un claro ejemplo de evolución en el ámbito nacional es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al establecer en el artículo 4º párrafo cuarto, el derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar. En la regulación secundaria sobresale la Ley General del Equilibrio Ecológico Protección al Ambiente reconociéndolo como un derecho en su artículo 15, fracción XII, que establece que toda persona tiene derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para su desarrollo, salud y bienestar. Las autoridades en los términos de la presente ley, y otras, tomarán las medidas para garantizar ese derecho. 61 G. Objetivo 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo El manejo y acceso de la ciencia y tecnología, tiene su antecedente en el artículo 3° fracción V de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que consigna al Estado a promover y atender todos los tipos y modalidades educativos, incluyendo la educación inicial y la educación superior necesarios para el desarrollo de la nación, apoyar la investigación científica y tecnológica, y alentar el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura. De lo anterior se desprende la Ley de Ciencia y Tecnología, cuyo objeto se encuentra plasmado en su artículo 1° fracción I, que menciona: regulará los apoyos que el Gobierno Federal está obligado a otorgar para impulsar, fortalecer, desarrollar y consolidar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación en general en el país y en la fracción II, determinará los instrumentos mediante los cuales el Gobierno Federal cumplirá con la obligación de apoyar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación. El uso y acceso a la información a través de redes o nuevas tecnologías, en específico el Internet, que como señala el Relator Especial para la protección y promoción de la libertad de expresión para las Naciones Unidas, es una herramienta que favorece el crecimiento y el desarrollo de una sociedad y convirtiéndose para el ejercicio de la libertad de expresión (Consejo de Derecho Humanos Naciones Unidas. Relatoría Especial de Libertad de Expresión. 2011, Párr. 19 y 20). No obstante, como mencionamos en la primera parte, las nuevas tecnologías traen consigo no sólo ventajas para el intercambio de información, sino desventajas en cuanto a su regulación. Esto se refleja no sólo en el limitado acceso y uso por parte de las mujeres a las nuevas tecnologías, con el objetivo de difundir campañas a favor de sus derechos humanos, intercambio de experiencias y promover un lenguaje incluyente. 62 También estos medios son utilizados para la explotación sexual de niñas, niños y mujeres. Esto como una ventaja eficaz ante este fenómeno, para enganchar y explotar a mujeres y niñas. Por lo que, en este marco de globalización se requieren mayores y nuevos mecanismos transnacionales para la protección de los derechos humanos (Díaz, 2006:15). De acuerdo a datos de Cofetel de 2010, México cuenta 32.8 millones de personas con acceso a Internet y el 66.8% se concentra en jóvenes de 12 a 34 años de edad (INEGI-COFETEL. Nota de prensa. 2010. P.1). Siendo los usuarios de 12 años de edad los que tienen mayor riesgo de ser enganchados por estos medios. Por otra parte, la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) señala que las principales actividades sociales de los internautas es el de enviar y recibir correos electrónicos con un 83%, crear o mantener blogs 23% y con un 64 % entrar un chat room (AMIPCI, 2009). Éste último, es un sitio adecuado para las redes de explotación sexual puedan acceder a niñas, niños y mujeres, detectando su vulnerabilidad y utilizando un discurso no sólo empático sino diferente al que están habituados. Otra forma de violencia que recientemente ha sido visibilizada es el bullying, los agresores utilizan estas tecnologías para subir datos personales, actividades, fotos y videos de niñas y niños. Esta información es detectada por redes de explotación sexual, ubicando a sus víctimas para engancharlas y explotarlas sexualmente. De acuerdo a datos de la organización Eliminemos la Prostitución Infantil, la Pornografía Infantil y la Trata de Niños con Fines Sexuales (Ecpat por sus siglas en ingles) fuentes gubernamentales reportan 72 mil sitios de pornografía en México, por lo que se ha ubicado en los tres primeros lugares en producción de pornografía de niña, niños y mujeres (ECAPT México. Informe Ginebra, 2010). Esto lo afirma el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos y al 63 mismo tiempo informó que de 2008 a noviembre del 2011 se han atendido por parte de la policía cibernética al menos 5 mil 582 denuncias de pornografía infantil (IFAI, 2011). Por ello, se han tomado medidas o estrategias de seguridad a este sector de la población, entre ellos, guardar contraseña, no subir fotos personales, verificar la información que publican y la información que comparten. De lo anterior, se puede observar la incapacidad del Estado para regular el acceso y uso de estas nuevas tecnologías, pues su crecimiento es cada vez más rápido. 64 IV. Chiapas frente a los Objetivos de Desarrollo del Milenio El congreso del Estado de Chiapas aprobó, el 28 de julio de 2009, una reforma constitucional para garantizar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a nivel estatal y municipal. En el artículo 30 fracción XXVI se faculta al Congreso del Estado a vigilar si las políticas sociales se alienan o cumplen con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de lo contrario éste emitirá una Recomendación para mejorar su desempeño. En el artículo 31 fracción VI, el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado revisará y fiscalizará de manera cualitativa, durante el ejercicio en curso que las políticas públicas, en materia de desarrollo social establecidas por el Ejecutivo del estado y los ayuntamientos, se encuentren alienadas a los Objetivos de Desarrollo del Milenio; así como también sancionar a los integrantes de los ayuntamientos que no prevean en la programación del gasto, acciones y recursos destinados a elevar el índice de desarrollo humano de los municipios y comunidades más necesitados. En el artículo 77 establece que los Poderes del Estado y los Ayuntamientos deberán implementar los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio con el fin de erradicar la pobreza extrema, eleva el índice de desarrollo humano y la calidad de vida de los habitantes del estado y municipios que lo integran. Si bien es cierto que el Estado de Chiapas es el primer estado en elevar a rango constitucional el cumplimiento de los ODM, esto es insuficiente si no se toman en cuenta las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos que pueden reforzar su implementación. 65 Consideraciones finales * Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) tienen como base la Declaración del Milenio * El marco de los ODM establece metas globales que se han adaptado en contextos locales. Estas deben ser medibles e implementadas en un plazo determinado * Su eje transversal es la reducción de la pobreza y el desarrollo * Es un documento con indicadores económicos y demográficos que son utilizados como parámetros para el desarrollo de los países * Estos objetivos están dentro de las preocupaciones de todos los movimientos sociales del mundo que visibilizan su contenido y obligan a los gobiernos a cumplir sus compromisos * Los contenidos forman parte de una agenda mínima de justicia social * El documento puede ser utilizado como instrumento o herramienta para reforzar los instrumentos internacionales de derechos humanos y dar una defensa integral de los mismos * Los Objetivos de Desarrollo del Milenio no son objetivos legales y sólo los informes periódicos de los países presentados ante el Secretario General de Naciones Unidas sirven para evaluar su curso y tomar acciones * Los ODM no contemplan requisitos clave del derecho internacional de los derechos humanos. Por lo que su cumplimiento e implementación no es integral * Los ODM hacen referencia a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales pero no los contempla en su totalidad * Estos derechos que forman parte de la segunda generación, se refieren a las condiciones de vida digna y el acceso de ciertos bienes materiales. Por ello, requieren de una obligación positiva por parte del Estado para ser garantizados * Los Derechos Económicos Sociales y Culturales se encuentran consagrados en diversos instrumentos internacionales en la materia que forman parte del Derecho Internacional de los derechos humanos 66 * Los tratados de derechos humanos prescriben obligaciones a los Estados Partes del instrumento, ya que su objeto y fin es la protección de los derechos humanos sin importar la nacionalidad, el sexo, la religión * Las obligaciones estatales de los DESC pueden sumar esfuerzos y argumentos para la aplicación e implementación de los ODM * Un marco de derechos humanos, permite que los defensores y abogados puedan contemplar en sus litigios no sólo los Instrumentos Internacionales en materia de Derechos Humanos sino al mismo tiempo, invocar la aplicación de las metas de los ODM * Si bien es cierto que el documento base de los ODM es la Declaración del Milenio, que en el capítulo V contempla la lucha por la protección y promoción de los derechos humanos y la eliminación de la violencia contra las mujeres. Esto no se refleja en los ODM * Por un lado hace referencia a derechos humanos como la salud, alimentación, educación pero la lucha por la discriminación y violencia contra las mujeres está parcialmente contemplados en los ODM * El objetivo 3 promueve la igualdad de género y la autonomía de la mujer, y sólo se reduce a la meta de eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primara y secundaria y a dos indicadores, uno sobre el porcentaje de mujeres en trabajos remunerados y otro sobre representación política * El hecho de que los derechos de las mujeres y la igualdad de género no se encuentre incluido de manera transversal en todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio y sólo se limita a un Objetivo, nos muestra que los Estados no se les obliga a tomar las medidas necesarias para erradicar la discriminación y violencia contra las mujeres, obligación contemplada en la CEDAW y la Convención Belém do Pará respectivamente * No tener en cuenta la desigualdad estructural de las mujeres en los reduce a ODM, se una lectura neutral de los Objetivos, sin considerar las ventajas, desventajas de cada uno de ellos, y sus implicaciones hacia las mujeres 67 * Tópicos como la pobreza, medio ambiente, TIC’s, educación, salud, etc., deben tener una visión de género para una protección integral de sus derechos * La rendición de cuentas juega un papel importante para el cumplimiento de los ODM, y los órganos de monitoreo de los derechos humanos pueden fungir como un sistema de control para que los Estados puedan alcanzar los y estén en ODM concordancia con las obligaciones internacionales en la materia. Al mismo tiempo, esto permitiría que los mecanismos internacionales en materia de derechos puedan interpretar los derechos humanos a la luz de los ODM. El fin es buscar una protección integral y efectiva de los instrumentos, documentos y declaraciones de derechos humanos, y tanto mujeres como hombres sean beneficiados * En panorama nacional, su cumplimiento es progresivo, encontramos disposiciones en legislaciones que hacen referencia a indicadores o metas de los ODM pero su lectura es neutral * Uno de los ODM que se ha venido impulsado y creciendo es el ODM 8, sobre el acceso a nuevas tecnologías, y específicamente el Internet. Datos señalan que ha ido creciendo el acceso. No obstante, esto no considera las implicaciones que tiene en las mujeres * El acceso, control y manejo de las TIC’s por parte de las mujeres, es en ocasiones bajo. Explotación sexual, pornografía, son algunos fenómenos que se observan en la red y que nuevamente las mujeres son las afectadas y vulneradas. Y es un reflejo de que el manejo de las TIC’s, no se usan en su beneficio y mucho menos para erradicar esos estereotipos, sino para incrementarlos * Esta nueva sociedad de la información excluye a las mujeres en su transformación y al mismo tiempo las coloca en una situación de desigualdad, es claro reflejo de la discriminación que han experimentado * Destacar que en Chiapas es el único estado que incorporó los ODM en un capítulo dentro de su Constitución para su seguimiento, es necesario leerlo a la luz de los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos 68 Referencias • Amorós, C. (2001). Feminismo, Igualdad y diferencia. Pueg-Unam, México. • Abramovich, V. (1998). Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Presente y Futuro de los Derechos Humanos. IIDH, San José Costa Rica. • Ara Pinilla, I. (2000). Las Transformaciones de los Derechos Humanos. Tecnos, Madrid. • Agi, M. (2007). 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Mirna Lucrecia Camacho Pedrero Presidenta Dip. María Elena Pérez de Tejada Romero Dip. O. Magdalena Torres Abarca Secretarias Dip. Jaime Fernando Cárdenas Gracia Dip. Rosa Adriana Díaz Lizama Dip. Margarita Gallegos Soto Dip. Diva Hadamira Gastélum Bajo Dip. Marcela Guerra Castillo Dip. Elvia Hernández García Dip. Elsa María Martínez Peña Dip. Juan Carlos Natale López Dip. Adela Robles Morales Dip. Enoé Margarita Uranga Muñoz Integrantes Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género Mtra. María de los Ángeles Corte Ríos Directora General Mtra. Nuria Gabriela Hernández Abarca Directora Interina de la Dirección de Estudios Jurídicos de los Derechos Humanos de las Mujeres y la Equidad de Género Mtra. Adriana Medina Espino Directora Interina de la Dirección de Estudios Sociales de la Posición y Condición de las Mujeres y la Equidad de Género Mtra. Lesley Alexia Ramírez Medina Elaboró Mtra. María de los Ángeles Corte Ríos Revisión Final 80