Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Necrológica José M.ª Sas de la Encina El pasado día 16 de febrero, la Ginecología catalana perdió a uno de los miembros más representativos de la llamada «Escola de la Maternitat Provincial». Los que fuimos durante más de 40 años sus compañeros, perdimos además a uno de nuestros mejores amigos. José M.ª Sas nació en Santiago de Compostela el 25 de mayo de 1921, donde estudió también el bachillerato, y en cuya Facultad se licenció en Medicina y Cirugía. Pero su brillante trayectoria profesional la desarrolló íntegramente en Barcelona, en cuya Maternidad Provincial ingresó en 1949. José M.ª Sas formó parte de aquel selecto grupo de ginecólogos que se reunió alrededor del Dr. Santiago Dexeus Font (1897-1973) y que, en años muy difíciles para el desarrollo de cualquier manifestación científica, fue capaz de mantener viva, no sólo una asistencia obstétrico-ginecológica de primer orden, sino también la docencia y la investigación clínica. Cabe citar entre los elegidos a Carlos Carceller, Rafael Fuster, Luis Guilera, José M.ª y Santiago Dexeus, Ramón Ros, Juan Fortó. Ignacio Roig, José M.ª Segur, Vicente Font, Ramón Xandri, José M.ª Girau, José A. Queralt, J. Pascual, Josep Reixach, Concepción Benach, etc. A este grupo nos unimos a partir de 1965 A. Fernández-Cid y yo mismo. Como miembro destacado de la Escuela, colaboró en todas las líneas de investigación que se desarrollaron en aquella época (monitorización fetal, analgoanestesia obstétrica, diagnóstico precoz de cáncer, hemorragias del cuarto periodo, etc.). Su intervención fue especialmente decisiva en la implementación del estudio y tratamiento de la isoinmunización Rh. José M.ª Sas realizó, en colaboración con el Dr. Oppenhaimer, la primera transfusión intrauterina que tuvo lugar en Barcelona (5 de enero de 1966). Y dada la experiencia acumulada en este campo formó parte de la delegación barcelonesa al Congreso Hispano-Lusitano de Palma de Mallorca (1970) que desarrolló la ponencia sobre «Isoinmunización Rh. Pero el aspecto de la especialidad donde José M.ª se encontraba especialmente cómodo era la tocur- 67 gia. Formado junto a Santiago Dexeus Font, un taumaturgo de la operatoria obstétrica, José M.ª Sas aprendió a realizar todas y cada una de las intervenciones, maniobras y variantes que le enseñó su maestro, pero con un toque de elegancia que le era muy propio. Varias generaciones de residentes de aquella época, entre muchos otros, Agrelo, Betancort, Carballal, Carrera, Fernández, Fernández-Cid, Fontané, Fresnadillo, González-Ruiz, Hernansaez, Hervás, Luna, Ortolá, Pallas, Porteiro, Romero, Ron, Salido, Sánchez-Barrado, Sanmartí, Sureda, Tomás Roig, y un largo etcétera, aprendimos de José M.ª una habilidad especial para practicar el Fórceps de Kjelland. Esta habilidad, junto a la práctica reglada de las diversas maniobras para el parto podálico (versión y gran extracción, ayuda manual, etc.) constituía en aquella época la mejor tarjeta de presentación de un buen obstetra. Sas de la Encina, Ros y los demás jefes clínicos y consultores de la Maternidad Provincial dominaban tales técnicas y nos las transfirieron con total generosidad. No hace mucho tiempo, en una Sesión de la «Societat Catalana d’Obstetricia i Ginecología» en la cual se hablaba de «Parto podálico», y donde naturalmente la mayoría de ponentes había relatado una alta cifra de cesáreas, sorprendió a los mismos con una pregunta que cayó como un zurriagazo sobre la mesa: «¿Por qué les tenéis tanto miedo a las nalgas?». Sus argumentos y su experiencia no dejaron de deslumbrar al auditorio. Desde el punto de vista profesional, siguió, como era costumbre en aquella época, un triple escalafón: el de la Seguridad Social, el de la Maternidad Provincial (donde llegó a ser Jefe Clínico y director provisional del Departamento de Obstetricia y Ginecología) y el privado, en el que alcanzó merecida fama y prestigio. Además desde 1956 hasta 1972 fue Jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital San Lorenzo de Viladecans. Finalmente, durante muchos años formó parte del Consejo de Redacción de la revista «Progresos en Diagnóstico Prenatal» y ostentaba el título de Miembro de Honor de la Societat Catalana d’Obstetricia i Ginecología. Toko-Gin Pract, 2002;61(5):315-316 315 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. SAS DE LA ENCINA JM. NECROLÓGICA Pero esta reseña biográfica quedaría incompleta si no hiciera alusión a sus aspectos más profundamente humanos. José M.ª Sas vivía intensamente su profesión, pero además quería y sabía disfrutar de la vida. Practicaba todo tipo de deportes (desde el tenis a la caza), viajaba por toda España acompañado generalmente por su hermano Manuel, también fallecido, y disfrutaba de la buena mesa y de las largas sobremesas. Era un hombre feliz conversando con las personas que quería. Se sentía cómodo, integrado y satisfecho en Cataluña, cuyo idioma y costumbres había aprendido con naturalidad, aunque nunca olvidó sus raíces. Pasaba parte de sus vacaciones en Galicia, y conservó cuidadosamente los vínculos familiares y de amistad que le unían a su tierra. En mayo de 1956 contrajo matrimonio con Ana María Vidal-Ribas Zaragoza, una gran mujer, miembro de una de las familias más distinguidas de la sociedad barcelonesa, que fue su soporte, consejera y compañera durante el resto de su vida. Tuvieron seis 316 hijos (M.ª José, Ana, Pablo, Ignacio, Andrea y Claudia). Y una de las satisfacciones más grandes de José M.ª era reunirse con ellos, sus parejas y sus nietos, y sentirse el patriarca de un gran clan. Una de sus hijas, Andrea, ha seguido su estela profesional, dedicándose a la ginecología. Desaparecidos muchos de los miembros de una Escuela, que en su momento fue considerada «como la otra Cátedra de Barcelona», la muerte de José M.ª Sas nos deja un poco más huérfanos a los que tuvimos el honor de formarnos en su seno. Fue nuestro maestro, nuestro confidente y nuestro amigo. Nos dio lecciones de Obstetricia, pero también de dignidad, honestidad, seriedad, y hombría de bien. Descanse en paz un hombre bueno, creyente, excelente esposo y padre de familia, que cultivó con ilusión el arte de partear, nos honró como su magisterio y, sobre todo, con su amistad. Toko-Gin Pract, 2002;61(5):315-316 José M.ª Carrera 68