¡¡ARRIBA ESPAÑA!! II El marxismo y la Civilización Occidental El hecho que hoy tristemente recordamos en este semanario^ no es ni más ni menos que una de las tantas mucstias de la criminalidad roja. De esta criminalidad que al generalizarse ha demostrado obedçcer a un principio, a una orientación que es indudablemente la de la doctrina y mentalidad marxista, Están tan contentos los marxistes de su anti-humanilarismo y materialismo, que el robo, el saqueo, el asesinato y la barbarie se han convertido en un método o sistema de acción, y han llegado a formar lo q u e , aunque sea un contrasentido, llamaremos ^civilización bolchevista". El bolchevismo es innegablemente una tentativa grandiosa, pero es un enorme error que cuesta a la humanidad ríos d e sangre y sufrimientos inauditos, t s un error p o r q u e n o valoriza las fuerzas espirituales del hombre, que son la única gran fuente de la vida histórica, y anula las fuentes más vivas que son !a familia y la Religión. Es un error p o r q u e es espantosamente contradictorio. Reacciona contra el capitalismo tradicional y quiere convertirse el mismo en capitalista. Q u i e r e afirmar la igualdad de rodos los hombres y los reduce a la igualdad de los esclavos de una misma galerín Es un error, en fin, p o r q u e es antihisiórico, porque ha renegado de toda la civilización occidental, q u e es la civilización del individuo libre que vigoriza con su obra, junto consigo mismo, toda la humanidad. La civilización Occidental es la civilización europea y el marxismo o su aplicación práctica bolchevista, tanto por su origen como p o r su tendencia se ha sit u a d o fuera d e esta tradición occidental y ha dejado de ser europea. En su origen el marxismo es invento d e una mente judía, fría, cínica y amoraK M a r x era un observador, un observad o r profundo que de unos hechos determinados, reales y verdaderos—la acumulación del capital—sacó unas consecuencias que desencadenaban el materialismo, el odio, la lucha y U inestabilidad. O d i o , lucha y materialismo que nos ha tocado soportar en España d u r a n t e más de dos años. Llegaba a tal grado el cinismo de M a r x , que al mismo t i e m p o que publicaba eUManifiesto del p a r t i d o comunistaalabando al obrcrOj haciendo promesas y Diputació de Girona — Servei de Biblioteques desencadí^njndo la Knjha de clases, escribía a su amJfiO Engtrls diciendole q u e el obrero era un ser niiï^erable, ruin, que no valia la pena de tomarlo en consideración y que si lo h^cía era solamente con miras a una experimentación a sus teorías. En una palabra el o b r e r o era pa^ ra M a r x un conejillo de Indias despreciable y sin nin¿:,una importancia moralLa civilización a que ha dado lugar esta doctrina tenía que ser forzosamente la de la incivilización, y en su lucha con la civilización occidental n o le quedaba más remedio, a la larga, que sucumbir. La civi?.ación Occidental es la creada p o r el Imperio R o m a n o primero y renovada por el Cristianismo después. Es la de los valores éticos, la de la justicia, la de la hermandad, U del individuo Ubre, la de la familia y la Religión. Por eso la guerra de España, era una lucha entre el cristianismo y el materialismo, entre la relajación y la moral, entre el perdón y el odio, entre la tradición española y una innovación del judaismo internacional. Hemos vencido y con nuestro triunfo viene la revalorización de los principios humanos que Jesucristo predico; por eso n o podemos olvidar a aquellos que nan caído víctimas del marxismo destructor. A aquellos que con su sangre han puesto en evidencia el contenido vandálico de la doctrina q u e M a r x inventó. La civilización cristiana con su base de justicia, libertad y espiritualidad, n o concibe que se asesine impunemente a buenos ciudadanos que no han cometido más delito, que el de su simpático y firme convencimiento moral y el de estar impregnados de Civilización Occidental, JOSÉ M." C A P D E V I L A MASÓ Contribuye con tu donativo a la labor que realiza AUXILIO SOCIAL AUXILIO SOCIAL no es una caridad, es la justícia de FRANCO ELLOS N o s o t r o s , los olotenses^ los ciudadanos, los españoles, los hombres, pasaremos, al encumbrarse el sol del lunes, emocionados, la frente alta, vibrantes bajo armadura a^ul y roja de impa.síbilidad, ante la mancha sagrada d e hierba olotlnísima que apareció en una mañana de Pasión patria moteada de escarcha roja de sangre de mártires^.., d e nuestros mártires. Los mejores de entre nosotros. Los que el destino infalible escogió como culminantes. Las ramas más audaces que desgiijó la b r u m a negra reptil a ras de España. Los más alïos d e nosotros.., y los mordieron los más bajos de ellos. Ellos... los aparte de siempre. Los enemigos jurados de nuestro espíritu^ de nuestro Ímpetu fértil, los heimanastros de niiesiro pasado^ los saboteadores de nuestro futuro... El ángel malo de Kspaña. La tendencia regresiva^ innoble, el estigma— quizás vacuna permanente de superacion e s - ^ q u c lleva todo ser vivo. Q u e lleva u n a raza, individualidad vivísima y consciente. P e r o h o y nuestra estirpe vive una fase álgida de esta superación—beatificac i ó n ^ h u m a n í s i m a e implacable. Ellos, el instinto avieso, se esfumaron arrollados apenas apareció la pupila abrasadora y fulminante de la Patria activa; y evapor a d o , cauterizado, se curó el pantano. M u y lejos se rehizo en nubesj se da en lluvia, hoy, a tierras de lagunas insalubres pobladas de renacuajos que clamaron lluvias pestilentes. Son charcos por allí lejos, m u y lejos... Ellos, el cieno infecto que pretendió erigirse en floración de España. Llegó a cometer la impostura falaz de arrogarse el título de clase de ciudadanos, y como tal actuar e imperar. Pero ni esta idea abominable fué, claro está, sincera; ni sus resultados respondieron a la pretendida realidad. Jamás formaron clase de ciudadanos agregados p o r condiciones d e vida añnes, como malignamente aspiraban; tan solo lamentable manada, unida p o r las circunstancias, d e inferiores morales, de arruinados de espíritu, de inadaptados, de perversos, de hc2. U n peligroso alud infrahumano. Infrahumanos, la única clase que por naturaleza existe en una raza. Pero e! alud esiá desbordado- Aniquilados u n o s , errantes ¡os demás, palo sin vela, por un mar denso precipitando en sal. Errantes eternamente p o r acometer la crucifixión de la Patria; p o r haber consumado ia fijación desgarradora y sangrienta d e u n a m a n o de la Patria en gigantesca cruz de arcilla ardiente. O . P. M .