PROYECTO EDUCATIVO COMPAÑÍA DE MARÍA La Compañía de María nace en Burdeos, Francia, en 1607. Juana de Lestonnac, su fundadora, logra plasmar un Proyecto Educativo en el que articula su amplio bagaje personal con la diversidad de aportaciones que recibe de su época: el humanismo de Miguel de Montaigne, su tío, del que toma principios filosóficos y pedagógicos, las audacias calvinistas en la educación de la mujer, la tradición ignaciana y algunos de los métodos pedagógicos de los jesuitas. Su objetivo es educar a las jóvenes, “tenderles la mano”, y, a través de ellas, incidir en las familias y en la transformación de la sociedad. La intuición educativa de Juana de Lestonnac se ha ido plasmando y haciendo realidad a lo largo de la historia de formas diversas. Hoy, cuatro siglos después, contamos con un Proyecto enriquecido por la experiencia y por su inculturación en diferentes países y contextos: Un proyecto educativo que aúna tradición y novedad para seguir “tendiendo la mano”. La propuesta educativa de la Compañía de María tiene en cuenta las características específicas de cada lugar y de cada momento histórico. La mirada comprometida con la realidad, una mirada realista y esperanzada que busca transformar las dificultades en oportunidades, recrea y contextualiza nuestra respuesta. Al servicio de la sociedad y de la Iglesia, la Compañía de María ofrece una educación evangelizadora fundamentada en la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret. María Nuestra Señora, su primera discípula, da nombre e identidad a nuestro Proyecto. Desde la cosmovisión cristiana de la persona y de la vida, la Compañía de María hace una propuesta educativa propia, que pone el acento en unos elementos que la definen y dan valor: Una educación humanista cristiana Una educación de calidad Una educación para la solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo Una educación que va más allá del aula y de lo establecido Una educación que se realiza con otros y otras Una educación que se ofrece como servicio, a través de educadores y educadoras Una educación humanista cristiana, que cree en la utopía de llegar a ser mujeres y hombres nuevos para la construcción de un mundo nuevo, como meta de la tarea educativa. Considerar a la persona como centro de la acción educativa, proponer medios para formar en el respeto y el diálogo con las diferentes culturas, y acompañar el crecimiento en la fe de los miembros de la comunidad educativa son aspectos fundamentales de nuestra educación. 1 La mejora, la apertura y renovación continuas, la reflexión sobre la práctica y la formación permanente de los educadores, son garantía de una educación de calidad que busca la eficiencia de cada uno de los procesos que conforman la tarea educativa. Nuestro proyecto ofrece una educación para la solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo, para contribuir a la transformación y mejora de la realidad. Colaborar para que toda persona tenga una vida digna, implicarse en la construcción de un mundo mejor para todos y comprometerse en el cuidado del planeta, son desafíos permanentes. Los Centros Compañía de María ofertan distintas actividades extracurriculares que ayudan a la persona a crecer en sus diferentes dimensiones. Nuestra educación, que va más allá del aula y de lo establecido, busca espacios educativos que favorezcan la educación integral y la vivencia de la interculturalidad. Ser Compañía universal ofrece una serie de posibilidades que amplían el horizonte y hacen posible sentirse parte de una comunidad que trasciende fronteras. La acción educativa de la Compañía de María se sustenta en un tejido de relaciones interpersonales estructuradas en torno a un proyecto común. La construcción de la comunidad educativa, la importancia dada a la familia, la relación con las antiguas y antiguos alumnos, la interacción con la Iglesia local y con diferentes organismos, instituciones y grupos que comparten la búsqueda del bien común, son características del Proyecto educativo Compañía de María. Es una educación que se realiza con otros y otras, desde un trabajo conjunto y complementario. En los Centros de la Compañía de María, la educación se ofrece como servicio a través de educadores y educadoras que son testigos, con su palabra y su vida, de los valores y principios en los que se quiere educar. Se vive integradamente profesionalidad y vocación de servicio. La misión educativa-evangelizadora da sentido a la propia vida. A lo largo de la historia, la Compañía de María ha ido acuñando expresiones que reflejan la filosofía que subyace en el Proyecto de Juana de Lestonnac e indican una manera propia de realizar su quehacer educativo. Desde la sabia certeza expresada por Juana de Lestonnac de que “todas no calzan el mismo pie”, la Compañía de María entiende la diversidad como un valor, apuesta por la igualdad de oportunidades y favorece una educación humanizadora, donde la persona es la principal protagonista de su proceso de aprendizaje. Impulsar el desarrollo del propio criterio, el pensamiento divergente, la capacidad de diálogo y comunicación, son elementos irrenunciables. 2 El estilo propio del educador de la Compañía de María, mediador del aprendizaje, es caminar con la persona, en un clima de proximidad y afecto, señalando el horizonte y posibilitando que cada una recorra su propio camino. Es una “relación que acompaña, integra y ayuda a crecer”. La Compañía de María, cuenta con una pedagogía que ayuda a construir la identidad de cada persona. Más allá de la transmisión de contenidos, se potencia todo lo que favorece el desarrollo integral de las diversas facetas que la constituyen. Se trata de lograr la “formación de cabezas bien hechas más que bien llenas”. En los Centros Compañía de María, se prepara a la persona para afrontar las situaciones nuevas y los desafíos que la realidad presenta, conjugando conocimientos con principios éticos y evangélicos. Se responde a la necesidad de educar en la vida y para la vida. Para el desarrollo de su Proyecto, los Centros Compañía de María cuentan con una comunidad educativa, donde cada uno de sus miembros tiene su lugar y una aportación específica. El trabajo en equipo, las relaciones de ayuda, la implicación responsable, evidencian que la educación es tarea de todos, que no educa una persona aislada sino todo un ambiente. “Educar en comunidad desde un Proyecto común” es un imperativo. En la primera intuición de Juana de Lestonnac está la convicción de que “la mujer debe salvar a la mujer” La Compañía de María, en la educación que ofrece, tiene en cuenta la perspectiva de género. Se educa para la equidad y la complementariedad. La invitación de Dios a Juana de Lestonnac “no dejes apagar la llama que yo he encendido en tu corazón”, sigue resonando en el tiempo. Los Centros Compañía de María ofrecen experiencias para que pueda darse la apertura a la trascendencia y el cultivo de la dimensión espiritual. Se buscan medios que favorezcan el encuentro entre cada persona y el Dios que la habita y está presente en la vida, en medio del mundo. Con conciencia de que la fe es un don, educar para la trascendencia es una llamada a ser, personal y colectivamente, testigos y referentes del Dios de Jesús. Nos compromete a “cuidar esa llama” y a compartir y extender su luz. Desde hace más de cuatrocientos años, en muchos países a lo largo de cuatro continentes, con rostros y voces diferentes, en variadas realidades y de maneras múltiples… “Tender la mano” educativamente, al estilo de Juana de Lestonnac, da sentido y vigencia a las Instituciones Compañía de María. 3