Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas Datos de Contacto GRUPO ACTORAL 80 www.grupoactoral80.com Teatro Espacio 80. Edf San Martín. Sótano 1. Parque Central Caracas, Venezuela 58-212-5773124 (Ofic. Telef-fax) 58-414-3087755 (Director – Héctor Manrique) 58-412-9521471 (Coordinadora – Melissa Wolf) e-mail: info@grupoactoral80.com El Grupo Actoral 80, institución con más de 28 años de intensa labor teatral y 50 premios nacionales e internacionales, fue fundado por Juan Carlos Gené y desde sus orígenes ha tenido un absoluto compromiso con el quehacer cultural latinoamericano, convirtiéndose en punto de encuentro de actores, directores y dramaturgos de diversas nacionalidades. Cuenta con más de 50 obras en su extenso repertorio, entre las que destacan: “Golpes a mi puerta” y “Ulf”, de Juan Carlos Gené, “Ardiente Paciencia” de Antonio Skármeta; “Esperando a Godot” y “Final de partida”, ambas de Samuel Beckett; “Humboldt y Bonpland, taxidermistas” de Ibsen Martínez; “El día que me quieras”, “El americano ilustrado” y “Acto cultural”, de José Ignacio Cabrujas; “Clipper” y “La Revolución” de Isaac Chocrón; “La pluma del arcángel” de Arturo Uslar Pietri; “Art” y “Un dios salvaje” de Yasmina Reza, “Al pie del Támesis” de Mario Vargas Llosa y muchas más. Desde 1993 el Grupo está dirigido por Héctor Manrique reconocido hombre de teatro, responsable de montajes de gran repercusión en la cartelera nacional. Sumada a su labor teatral, el Grupo Actoral 80 ha sido protagonista de una importante labor formativa de actores y directores. Actualmente propone un nuevo proyecto social para dar a conocer la dramaturgia venezolana a partir de la obra “Acto cultural” de José Ignacio Cabrujas, espectáculo que ha tenido una exitosa temporada en Caracas, con la boletería agotada en todas sus funciones, y que se prepara para representar a nuestro país en diversos festivales internacionales. Acto Cultural A mediados de los años 20, la Sociedad Louis Pasteur, antes Sociedad Heredia, para el fomento de las artes, las ciencias y las industrias de San Rafael de Ejido celebra sus cincuenta años de existencia con la escenificación del drama histórico Colón Cristóbal, el genovés alucinado. Durante la representación del acto cultural los seis miembros de la Junta Directiva, se van descubriendo a sí mismos frente a los asistentes, develando sus vidas precarias, sus abandonos, sus anhelos y sus miserias. Mientras más se esfuerzan por representar la grandeza de Colón y su descubrimiento, más los arropa la propia pequeñez de un pueblo que encierra un pasado, un presente y un futuro que los ahoga. José Ignacio Cabrujas: (1937-1995) dramaturgo guionista de cine y televisión, director, actor, articulista y profesor es una de las figuras más destacadas del teatro venezolano. Desde sus comienzos como autor, en la década del cincuenta, su obra se caracterizó por intentar una interpretación profunda y personal de la realidad venezolana, enfocándose en entender esta tierra, quiénes la habitan y su trayectoria en el tiempo. El humor, su mayor arma, nos permite encontrar personajes que nos retratan como un espejo vívido del pasado y el presente. Elenco: Herminia Briceño, viuda de Petit: Samantha Castillo Antonieta Parissí: Melissa Wolf Purificación Chocano: Angélica Arteaga Amadeo Mier: Juvel Vielma Cosme Paraima y Francisco Xavier de Dios: Juan Vicente Pérez – Daniel Rodríguez Asistencia de dirección: Wadih Hadaya Prensa: Yajaira Núñez y Evelyn Navas Diseño gráfico: Manuel González Ambientación, diseño y realización de utilería: Oscar Salomón Iluminación: José Jiménez Espacio escénico: Héctor Manrique Vestuario: Eva Ivanyi Música original: Aquiles Báez Guitarra: Aquiles Báez Cello: William Molina Mandolina: Jorge Torres Producción general: Grupo Actoral 80 Dirección: Héctor Manrique REQUERIMIENTOS TÉCNICOS DURACIÓN: 120 minutos Intermedio de 10 minutos. ESPACIO ESCÉNICO: Cerrado. MONTAJE: A la italiana. Ancho Profundidad MEDIDAS 8 6 4,5 MINIMO 7 5 4 Tiempo de Montaje: 10 Horas Tiempo de desmontaje: 2 Horas Altura Requerimientos de iluminación Teatros de gran formato: 24 Fresneles. 12 elipsoidales de 26° Colores: Filtros Lee o Rosco 09 (ámbar), 201 (azul), 52 (lavanda). Cónsola programable de 24 canales. Teatros de pequeño formato: 16 Fresnel de 6´ de 750W 8 elipsoidales de 50° 3 elipsoidales de 26° Cónsola programable de 24 canales. 2 Lámparas colgantes Colores: Filtros Lee o Rosco 09 (ámbar), 201 (azul), 52 (lavanda). Requerimientos de sonido: Un CD player Denon. Sistema de amplificación. 2 Monitores Teatros de gran formato 6 micrófonos Head set 8 micrófonos 81 condensados (de ambiente). En caso de no conseguirlos, pueden ser C430. Más información de la obra en http://www.grupoactoral80.com/repertorio-actocultural.html Críticas, comentarios y entrevistas Agridulce acto cultural Por E. A. Moreno Uribe No hay vademécum para descifrar el teatro de José Ignacio Cabrujas Lofiego. Algunos críticos se devanaron los sesos para explicar tal frase o una situación escénica en sus piezas. Y el más sorprendido por tanta sapiencia ajena era él, quien elaboró una serie de sagas con énfasis en la humanidad de sus personajes y en el contexto donde estos vivían, como recomienda Peter Brook. Las pergeñó con estructuras cómodas -grotesco criollo argentino es lo que más utiliza, con toques venezolanos- para que fuesen degustadas por el público basto o el intelectual. Su teatro esta preñado de metáforas sociológicas y hasta filosóficas, porque primero fue un pensador comprometido, formado con un tanto de marxismo y otro poco de existencialismo, y después devino en dramaturgo. Pero la característica más importante es que exuda venezolanidad por todos sus lados, condición que lo hace comprensible para los auditorios del mundo, como lo pedía Antón Chejov. Él dirigió casi todas sus piezas y las glosó en complicidad con sus actores, porque escribía para sus talentos, lo cual hizo que sus montajes fuesen antológicos, pero eso no es obstáculo para ulteriores representaciones con otros intérpretes. Cabrujas (Caracas, 1937 /Porlamar, 1995) respetó al público y por eso la sencillez y el sano humor que demuestra en Acto Cultural, la cual, después de 35 años, volvió a escena, en el Teatro Trasnocho, dirigida magistralmente por Héctor Manrique y con la enternecedora entrega de otra valiosa generación actoral, como son: Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez. Con producción, música, utilería, iluminación, vestuario y asesoría artística de Carolina Rincón, Aquiles Báez, Oscar Salomón, José Jiménez y Eva Ivanyi, respectivamente. Acto cultural es un agridulce acto cultural que montan tres hombres y tres mujeres de diversas edades, quienes viven en el pueblo de San Rafael de Ejido, para festejar los 50 años de su sociedad que se dedica a fomentar las artes, las ciencias y las industrias. Han ensayado y exhiben el drama histórico Colón Cristóbal, el genovés alucinado, pero durante la representación se desdoblan y afloran todas sus contradicciones, frustraciones y las perennes derrotas en que han vivido. El cuento histórico sobre el descubridor de un mundo no es más que un pretexto para intentar trascender como artistas antes esa comunidad que los contempla, pero la realidad es que están solos, que siempre estuvieron íngrimos en sus luchas. ¿Cabrujas alude a la soledad del artista en medio de una sociedad que lo ignora? ¿Cabrujas cuestiona al país que vive únicamente para efemérides y no afronta los problemas que lastran su desarrollo? “El buen teatro se explica solo y desde la escena” o “Nadie debe temer a lo obvio o lo simple”, podrían haber sido algunos de sus lemas, pero Cabrujas escribió teatro como quiso y ahora espera a la audiencia de esta centuria para que disfrute y saque sus propias conclusiones. Estamos seguros que Venezuela rescatara en esta segunda década de la centuria XXI al dramaturgo que comprendió y amo a su país de tal manera que lo poetizo como nunca antes nadie lo había logrado. Su teatro merece ser ahora el pan de cada día, un sueño que no es irrealizable. Sapiencia ajena La Universidad Simón Bolívar, por intermedio de la editorial Equinoccio y con el respaldo intelectual del critico Leonardo Azpárren Jiménez, ha compilado, en cuatro tomos, la obras completas de Cabrujas, de los cuales ya se imprimieron los dos primeros. En el prólogo del tomo I, afirma Azpárren Jiménez que Acto cultural es la mejor metáfora de la Gran Venezuela que el país creyó ser a partir de 1974 por la bonaza del petrolero. ”Lo habitantes de San Rafael de Ejido tienen o quieren tener una visión grandiosa de si, haciendo caso omiso de lo que son en realidad… Queda claro el plan de José Ignacio Cabrujas: revisar y desmitificar la historia oficial de un héroe, ser fiel con los fracasados que tanto le interesan, hablar de lo que a él la pasa y deslastrarse de mucho más”. Recomendamos a los lectores revisar los textos de Cabrujas y la opinión del investigador sobre las obras que ahí aparecen, para que puedan degustar mucho más los espectáculos que se monten con esos textos. El Espectador venezolano, 29 de enero de 2011 Teatro dos realidades, seis personajes, el mismo drama Por Alfonso Molina Guardo en mi memoria la figura, las palabras, la mirada y los gestos de un magnífico Fausto Verdial —acompañado por un elenco de primera: María Cristina Lozada, Rafael Briceño, Tania Sarabia, Waalter Berutti y Perla Vonascek— representando a un personaje patético que a su vez se aferraba a una figura histórica y universal para tratar de entender el sentido de su vida en un remoto pueblo venezolano. Era la primera puesta en escena de Acto cultural, de José Ignacio Cabrujas, por allá en 1976, en la pequeña sala Juana Sujo de Las Palmas. Recuerdo las risas nerviosas del público ante el drama de un puñado de personajes que recurrían a una realidad paralela —la de la obra teatral Colón, Cristóbal, el genovés alucinado— para descubrir sus propias realidades, sus vivencias más íntimas, sus insatisfacciones inocultables. Evoco también que aquellos años veinte recreados en la obra cabrujiana tendían vínculos muy expresivos con lo que vivíamos durante los setenta en una mítica Gran Venezuela marcada por los altos precios petroleros. Y ahora, treinta y cinco años después de su estreno, Acto cultural navega nuestra realidad actual, con aquellos mismos personajes dolorosos, devenidos en perennes fracasados, gracias al montaje que Héctor Manrique presenta con el Grupo Actoral 80 en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural. Una vieja deuda saldada de la mejor manera. Tanto en el texto original como en la actual puesta en escena se instala el dispositivo del teatro dentro del teatro, como herramienta para el desmontaje de situaciones humanas llevadas al extremo. La observación de la conmovedora existencia de seis personajes que habitan San Rafael de Ejido, en un período marcado por la dictadura de Juan Vicente Gómez, permite aprehender las limitaciones, las esperanzas y las frustraciones de quienes viven una representación de la realidad como norma de vida, como una imaginaria función sobre unas tablas también imaginarias. Si mi memoria no me falla, creo percibir en la dirección de Manrique una fidelidad muy cercana al trabajo textual y a la puesta del propio Cabrujas, bajo la producción de Eva Ivanyi. Una fidelidad que habla de respeto mas no de sumisión frente al montaje previo. Manrique devuelve a la escena el impacto que produjo en aquel momento. Los miembros de la junta directiva de “la Sociedad Luis Pasteur, antes Sociedad Heredia, para el fomento de las artes, las ciencias y las industrias de San Rafael de Ejido”, intentan escenificar un homenaje al navegante que llegó a las costas de este continente cinco siglos atrás, pero se encuentran con el desconcierto de sus ideas y experiencias. De forma involuntaria, se van despojando de sus mentiras durante la representación —con el temor constante de que ya no queden espectadores en la sala— para desnudar poco a poco la fragilidad de sus vidas, para poner de relieve sus miserias, en abierto contraste con la grandeza del “genovés alucinado”. Un recurso textual no sólo válido sino necesario en la pieza de Cabrujas. Entre las vidas de Cosme Paraima, Herminia Briceño, Antonieta Parissí, Purificación Chocano, Amadeo Mier y Francisco Xavier de Dios se teje un entramado dramático lindante con la desesperación y la tristeza. A la dirección de Manrique hay que sumarle el trabajo interpretativo de Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez, muy sincronizados en sus personajes. Constituyen un elenco joven, distinto, a conocer. Expresan profesionalismo en la comprensión de estos seres angustiados que han comprendido la ruindad de sus vidas y la fatuidad de las normas de conducta. Estos actores jóvenes han tenido la oportunidad de trabajar en un clásico del teatro venezolano. La dirección de arte y el vestuario concebidos por Eva Ivanyi se despliega en dos dimensiones teatrales: la que vemos nosotros como espectadores y las que ven los personajes como intérpretes de una obra teatral. Telas y texturas determinan las diferencias y algunas veces las semejanzas entre realidad y su representación. Define claramente los dos “espacios” de Acto cultural. Aquiles Báez, por su parte, estructura su columna musical como expresión de las angustias e inseguridades de los seis persoanjes. La iluminación de José Jiménez, la utilería de Oscar Salomón y el diseño gráfico de Manuel González Ruiz crean las atmósferas esenciales de esa representación teatral dentro de otra sala teatral. Acto cultural vuelve para encontrarse con nuevos espectadores que viven en una Venezuela particularmente distinta. Aunque parezca mentira, los más jóvenes no pueden poseer un recuerdo de Cabrujas, ni en el teatro ni la televisión, ni en el cine ni en sus textos periodísticos. Tal vez por eso se ha operado en los últimos años el rescate de su obra, a través de la labor de varios compiladores. Pero no sólo han cambiado los espectadores, también nuestra realidad. No estamos en el país dominado por Gómez ni el gobernado por Carlos Andrés Pérez. Ahora tenemos un país que chapotea en el neoautoritarismo en busca del totalitarismo. Es para ponernos a pensar. La obra tan sólo se exhibe los sábados y domingos a las 4 de la tarde, un horario un tanto peculiar, pero cómodo para muchas personas. Espero que luego se mude a la sala grande del Trasnocho. ACTO CULTURAL, de José Ignacio Cabrujas. Producción del Grupo Actoral 80. Dirección: Héctor Manrique. Música original: Aquiles Báez. Dirección de arte y vestuario: Eva Ivanyi. Realización de utilería: Oscar Salomón. Diseño gráfico: Manuel González. En el espacio Plural del Trasnocho Cultural. Sábados y domingos a las 4:00 p.m. Ideas de Babel, 27 de enero de 2011 Acto Cultural Los personajes nos comunican su drama, se burlan de nosotros y nos interrogan como sociedad Por Alberto Arteaga Sánchez Hace dos semanas, el "pernicioso" Grupo Actoral 80, bajo la dirección de Héctor Manrique, puso de nuevo en escena la obra de José Ignacio Cabrujas, Acto Cultural, con la excelente interpretación de Samantha Castillo, Melissa Wolff, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez. Sin duda alguna, esta creación teatral tiene hoy plena vigencia y actualidad y, al retratar las historias del pequeño pueblo de San Rafael de Ejido y de su "Sociedad Luis Pasteur, antes sociedad Heredia, para el fomento de las Artes, las Ciencias y las Industrias", nos coloca brutalmente ante lo que somos o ante la ignorancia de ello ya que, como le dice uno de los personajes, Amadeo Mier, a Cosme Paraima: "yo no sé lo que somos... honestamente no lo sé". Se trata de nuestra realidad, de nuestra pequeñez, de nuestra limitación mental, que nos hace creer que somos muy importantes, tanto como para desafiar al Imperio, del cual vivimos; y para ser capaces de pronunciar, ante cualquier circunstancia, como arma letal, exigiendo un trato diverso al de cualquier ciudadano, la amenazante frase: "¡Usted no sabe con quién está hablando!". Cabrujas nos habla de nuestra manera de ser y del proyecto fantasioso de vida que nos hemos trazado a través de un "Colón, Cristóbal, el Genovés Alucinado" que -como lo apunto yo ahora- según la versión oficial, no descubrió nada o solo descubrió un pueblo valiente que se resistió, y fue bajado a mandarriazos del pedestal en el que se encontraba pacíficamente en la Plaza Venezuela, acusado de genocidio. Los personajes de Acto Cultural nos comunican su drama interno, al interpretar sus papeles, se burlan de nosotros y nos interrogan como sociedad. Formando parte del Acto, que se lleva a cabo en San Rafael de Ejido, nos identificamos con cada uno de los actores para vivir sus conflictos, sus frustraciones y sus delirios. Ellos han fracasado, pero se asoma la esperanza ya que "hemos vivido otras crisis y saldremos adelante. Además, un gobernador no es eterno y la pintura de Leonardo da Vinci sí", como dice Amadeo; aunque la respuesta de Cosme no deja de ser absolutamente preocupante: "¿Y nosotros somos la pintura de Leonardo da Vinci?". Héctor Manrique logra plenamente su cometido como director. Es impecable el manejo de su oficio, los logros de la actuación y la creación del clima de la obra. La interpretación se ajusta a las exigencias de la fuerza teatral; la música de Aquiles Báez crea el ambiente propicio para el desarrollo de la creación literaria y el vestuario y los detalles de la escenografía de Eva Ivanyi constituyen el complemento necesario para realzar a los intérpretes y hacernos vivir el ambiente de los años 20 en nuestra provincia. Sin duda, hoy vivimos nuestro acto cultural en esta pequeña aldea llamada Venezuela, con un Cristóbal Colón defenestrado y con personajes de una sociedad que languidece en su propia vergüenza, en medio de discursos altisonantes y nombre pomposos, con invocaciones de proezas de papel y a la espera de un futuro mejor, quedando para la reflexión la propuesta final de la obra: "un minuto de silencio". El Universal, 15 de febrero de 2011 Tras el primer acto de Cabrujas El dramaturgo hizo personajes a la medida de sus actores y del país Por Ángel Ricardo Gómez José Ignacio Cabrujas escribió Acto Cultural página por página. Pues sí, cada día llegaba con una parte nueva para cada personaje, muchos de los cuales fueron escritos a la medida del elenco original. Así lo recuerda Tania Sarabia, quien interpretó a Purificación Chocano en la primera versión de 1976. "Ese personaje no existía pero fue tanto lo que le insistí a José Ignacio que me dio a Purificación. Él me regaló ese personaje y con este me dio una manera de vivir y ganarme la vida", recuerda con cariño la actriz. Purificación, como Tania, es producto de muchas personalidades de la cultura, en eso coinciden. "Ella cree que lo que va a pasar es maravilloso, pero se da cuenta de que esa nave no va pa' ningún lado... Seguimos siendo (los artistas) los huerfanitos de la Quinta, la Cuarta y la Tercera República", dice. Algunos ya no están: Cabrujas hizo a Cosme Paraima hasta que llegó Fausto Verdial de Europa. Ambos dejaron de existir, así como Rafael Briceño, que interpretó a Amadeo Mier. María Cristina Lozada como Tania, sigue activa en el teatro. En la temporada inaugural de Acto cultural encarnó a Herminia Briceño, personaje que fue escrito para la actriz Herminia Valdés, quien se apartó del montaje decepcionada por el destino de la viuda de Petit. "Herminia me gustó desde que lo leí. Creo que ella funciona como la esperanza, vive de sueños y de embellecer y enriquecer su vida", cuenta, al tiempo que considera que la pieza no es pesimista sino realista. Acto cultural narra la historia de la Sociedad Luis Pasteur de San Rafael de Ejido, que celebra sus 50 años con la obra "Colón Cristóbal, el genovés alucinado". Durante la representación los miembros van desnudando sus vidas precarias y sus miserias. "Es una obra siempre vigente cuya realidad no se ha perdido", comenta Lozada. "Su vigencia es producto de la visión que siempre tuvo José Ignacio, el país no ha cambiado, sólo cumple ciclos". Eva Ivanyi fue la productora y vestuarista del montaje original. Hoy diseña los ropajes de la propuesta que presenta el Grupo Actoral 80. Para entonces, Eva Ivanyi estaba casada con José Ignacio Cabrujas, quien compartía su tiempo entre RCTV y El Nuevo Grupo. Ella gerenciaba el Ballet Internacional de Caracas y colaboraba con la compañía de teatro de su esposo. "Volver a hacer Acto cultural ha sido una experiencia maravillosa porque me di cuenta de que me sé el texto de memoria", cuenta Ivanyi, quien siente que la obra es una visión más sentimental que política o intelectual del país, "es más emotiva que otras obras". El Universal, 17 de febrero de 2011 Otelo y Acto cultural se representan para las nuevas generaciones Clásicos teatrales vuelven a Caracas El Teatro San Martín de Caracas retoma el drama de la mano de William Shakespeare Por su parte, el Grupo Actoral Ochenta rinde homenaje a José Ignacio Cabrujas en el Trasnocho Cultural Por Martha Cotoret Dos épocas, dos maneras de hacer teatro y de pensar reviven en las tablas caraqueñas a través de la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas y William Shakespeare. En el este de la cuidad el Grupo Actoral Ochenta presenta una temporada de Acto Cultural, y en el oeste el Teatro San Martín de Caracas interpreta Otelo. Bajo la dirección de Héctor Manrique, Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez recrean una historia llena de personajes fracasados y con una perspectiva idílica de la vida. "Mi relación personal con la obra es desde hace muchos años. Es una pieza que leo y releo y que me gusta. Además es actual porque habla del país que somos y de la precariedad que nos cobija", señala Manrique. En Acto Cultural, Cabrujas muestra al espectador ambientes y personajes que nos resultan familiares, con todo el drama y sus consecuencias que el mismo público podrá identificar desde el comienzo. "Es una pieza con la que el espectador puede identificarse. Además, el texto cuenta con personajes incapaces de poner los pies sobre la tierra. A lo largo de la historia, cada uno de los involucrados van pasando por un proceso catártico y aparecen ante el espectador con sus profundas miserias", agrega el director. La pieza de Cabrujas se presenta en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, los sábados y domingos a las 4:00 pm. Las entradas tienen un costo de Bs. 100. CUATRO PERSPECTIVAS DEL DRAMA Este año el Teatro San Martín de Caracas inició su temporada con el estreno de Otelo, la cual se presenta dentro del Proyecto Shakespeare 4x4 iniciado en 2010 con Romeo y Julieta. Desde el pasado 28 de enero la pieza, dirigida por Luis Domingo González, es representada por Ludwig Pineda, David Villegas, José Gregorio Martínez y Mariana Alviares. La pieza magistral de Shakespeare habla del tiempo, del efecto demoledor y criminal que ejerce el Poder sobre los principios e ideas de aquellos que lo ostentan. "Otelo ha empujado a la compañía a una nueva forma de creación oral, llevando a los actores desde la seducción mortal de la palabra hasta la bendición sólida del silencio", explica David Villegas, productor general del espectáculo y actor responsable de varios papeles, entre ellos, Iago. El clásico de la dramaturgia universal será representada hasta el al 6 de marzo en la sede del Teatro San Martín de Caracas. Las funciones son los viernes y sábados, a las 8:00 pm, y los domingos a las 6:00 pm. Tal Cual, 27 de enero de 2011 Un Acto cultural desentraña la pretensión de un país El Grupo Actoral 80, dirigido por Héctor Manrique, reestrena hoy una de las piezas cumbres de José Ignacio Cabrujas Por Valentina Hidalgo En los tiempos que corren pareciera que, más que nunca, los venezolanos, creadores y público, están llamados a hurgar en su dramaturgia y en su arte para hallar las características que históricamente los han dibujado como pueblo y así entenderse, reconocerse. En todo caso, los integrantes del Grupo Actoral 80 reconocen que, de buscarse, el venezolano debe hacerlo en obras como Acto cultural de José Ignacio Cabrujas, que hoy reestrenan. Héctor Manrique, director de la compañía teatral, justifica la elección de la pieza sin rodeos. "Me gusta. Es una obra con la que tengo una relación de lectura desde hace mucho tiempo y, por suerte, no me ha pasado eso que suele ocurrir con los largos noviazgos que no terminan en matrimonio", dice complacido. Isaac Chocrón, sempiterno compañero de Cabrujas y co-fundador junto con él del Nuevo Grupo, reconoce en el autor esa habilidad para contar historias en las que la referencia histórica sirve para crear paralelismos con el presente, característica que define Acto cultural. "Si bien esa obra fue escrita en la década de los años setenta, hoy nos sigue retratando aún más vívidamente que en aquella época. Creo que somos un país que cada vez se parece más a San Rafael de Ejido en los años veinte; cada vez vemos más personas que dicen ser los abanderados de la cultura y que son como estos personajes que pretenden ser reflectores culturales y ni siquiera pueden iluminar su propia vida", señala Melissa Wolf, que interpreta a Antonieta Parissí en el montaje. El fracaso como tema y catapulta a lo universal. Entendidos de la obra cabrujiana coinciden en que su universalidad radica en que aborda con profundidad temas comunes a todos, como el fracaso. Lo hace en El día que me quieras a través del personaje de Pío Miranda y lo repite con Amadeo Mier en Acto cultural. Esa preocupación es recurrente en su dramaturgia. "Cuando uno ve Acto cultural se encuentra con el tema del desarraigo. Vemos a personas que no están cómodas consigo mismas, a las que no les gusta lo que son. José Ignacio ha escrito sobre los grandes fracasados. Si tú ves Hamlet, es un fracaso; si lees Macbeth es igual. Las historias bonitas interesan muy poco. Acto cultural habla del fracaso que somos como país y como seres humanos. El fracaso que somos por no saber quiénes somos, porque carecemos de identidad. En suma, somos una pretensión", apunta Manrique. El actor Juvel Vielma, conocido por el papel de Taita Boves en la cinta homónima de Luis Alberto Lamata, y quien da vida a Amadeo Mier en la obra, cree que las miserias humanas que retrata Cabrujas en el escenario bucólico de San Rafael de Ejido no son sólo de la sociedad venezolana. "Él habla y plantea los fracasos. Esos deseos que se sueñan pero a los que no se llega, y eso es universal. Ellos sueñan y fracasan en San Rafael de Ejido como otros lo hacen en Nueva York". El elenco destaca como atributo del montaje que Manrique, aunque es exigente con los actores, confía en ellos, y les da libertad de creación para construir sus personajes. "Cabrujas no pone muchas acotaciones y Héctor no pone ninguna acotación", señalan, a lo cual el director agrega: "No me gusta ser un obispo. Soy de la idea de que el oficio del director consiste en ser un creador de climas de trabajo, un ordenador de ese potencial creativo de los demás". El estreno de Acto cultural por el GA 80 contará con las actuaciones de Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez; la producción de Carolina Rincón; y la colaboración de creadores como Aquiles Báez, que compuso la música original para la pieza. Eva Ivanyi se encarga de la asesoría artística y el vestuario, José Jiménez del diseño de iluminación, Oscar Salomón de la utilería y Manuel González Ruiz del diseño gráfico. El Nacional, 21 de enero de 2011 “Acto Cultural” de José Ignacio Cabrujas Por Ibsen Martínez La ignorancia y la beatería provincianas, de la mano de la improbidad intelectual de nuestra peor “crítica cultural” amateur, han querido, de un tiempo a esta parte, hacer de José Ignacio Cabrujas una “voz de la tribu”: un oráculo, un santo patrono. Nada más risible a mis ojos. Nada más descaminador, creo yo. Esta propensión se ha manifestado póstumamente, desde luego. Treinta y pico años atrás el círculo de municipales críticos de teatro caraqueños declaraba desierto el premio que por entonces otorgaban ¡justo el mismo año en que se estrenó “El día que me quieras”! Hablamos de una de las piezas cumbres del teatro en nuestra lengua y en cualquier época. Sin embargo, aquel año los criticos no hallaron méritos para distinguirla. Las razones de aquel fútil intento de ningunear a un autor “para todo terreno” cuyos exitosos excursos fuera del ámbito teatral y cuyo conquista de vastos públicos dentro y fuera del país tanto desaprobaban sus críticos, se las tragó el olvido. No pudo el olvido, después todo, con “El día que me quieras”; una pieza teatral de la que cada día que pasa mana más y más sentido. Como decía, ahora se “redescubre” a Cabrujas, pero es sólo para embalsamar su burlona disposición al escepticismo, su desengañada sabiduría sobre cuán prescindible ha sido y es Venezuela para el mundo y cuán irrisorias han sido sus pretensiones de llegar ser una nación como Dios manda. Paradójicamente, algunos de los “rescatistas” de hoy día juzgaron, allá por los años setenta, que el otrora promisorio Cabrujas de “Los Insurgentes” y “En nombre del rey”, había devenido autor de sainetes, que el oficio de escribidor de telenovelas había contaminado al dramaturgo y degradado su obra. Lo despachaban – lo desahuciaban, mejor dicho– como una cruza de Carlos Arniches y Rafael Guinand ofuscada por la ópera. Los favoritos de la cátedra eran los “bertoltdtbrechts” de la identidad nacional y el antimperialismo cultural. Los autores de insufribles piezas imbuidas de Armand Mattelart, Rodolfo Quintero y Eduardo Galeano, teloneros de todos los festivales de teatro de la subgregión andina, eran ensalzados como los Harold Pinters, los Clifford Odets y las Shelag Delaneys del bostezo seudointelectual fuera de concurso. La exaltación de Cabrujas, hoy en boga, no sabe sino discurrir razones equivocadas. Es síntoma de los tiempos que corren; tiempos de dispersión de rebaños y confusión de las lenguas. Algunas desmesuras que se leen en la prensa sugieren preguntarnos qué diría el impío e irreverente autor de “Acto Cultural” ante la bufonada de bautizar precisamente con su nombre ¡una fundación cultural! La nuez argumental de la reivindicación de Cabrujas nos lo ofrece como una especie de Maksim Gorki de Catia, espejo y guía de la sociedad venezolana. Tamaña martingala es obra primordial de desabridos profesores de literatura del tipo que debe colonizar un tema para singularizarse en el mercado académico. La verdad, sin embargo, está en otra parte. La verdad está en el impertérrito individualismo de Cabrujas, en su terca independencia intelectual, en la suspicacia que en él suscitaba todo credo, en especial las supercherías identitarias y la corrección política. Lo singularmente cabrujiano es que, al no ser feroz su irreverencia ni iracundo su descreimiento, la nitroglicerina que destilaba el ingenio incomparable de José Ignacio podía pasar por champagne brut, pero seguía siendo nitroglicerina. Tanto es así que, solo a título de ejemplo mencionaré el hecho de que una sosegada entrevista sobre el Estado venezolano, en el curso de la cual Cabrujas expresó jovial, apacible pero jocundamente sus ideas sobre la mascarada venezolana, tal como dictaba su hechicero talante de conversador inolvidable, fue recogida por el gobierno de Lusinchi ni más menos que como una dictadura hace recoger un libelo inflamador. Digámoslo todo: Carmelo Lauría, el Gran Inquisidor de aquel episodio, tuvo razón en retener la edición del disolvente ensayo verbalizado por Cabrujas que todavía se lee con sumo provecho y permite entender porqué los polvos de CAP, Lusinchi, Herrera y una vez más CAP trajeron los polvos del chavismo. Ninguna de sus obras teatrales condensa mejor el iluminador escarnio que hace Cabrujas de una “sociedad a medio hornear”, para usar la expresión de V.S. Naipaul, y la ternura con que se inclina hacia sus semejantes y sus sueños y sus mistificaciones que “Acto Cultural”. Estrenada en los años setenta, ha vuelto a las tablas desde ayer sábado, en la Sala Plural de Trasnocho. Esta vez la puesta en escena corresponde al Grupo Actoral 80, que dirige mi fraterno amigo Héctor Manrique, a quien por mal nombre llaman “Chiqui”. Encuentro mucha justicia poética en hecho de que esta regocijante y agridulce pieza sobre la Sociedad Luis Pasteur (antes Sociedad Heredia) para el Fomento de las Artes, las Ciencias y las Industrias de San Rafael de Ejido, sea reestrenada por una extraordinaria compañía de repertorio, despojada del magro subsidio que recibía del estado en razón de lo que, según los comisarios culturales del régimen chavista, el Grupo Actoral 80 se dedica a formas “perniciosas de cultura”. No osaré resumir su argumento, hecho de alusión, experiencia vivida y parodia. Tan sólo encareceré la atención que esta pieza seminal de la literatura dramática hispanoamericana merece, diciendo que Melissa Wolf, Samantha Castillo, Angélica Arteaga, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez, jóvenes y perniciosas figuras del GA 80, acompañan brillantemente al carismático Juvel Vielma, el terrorífico protagonista “El Taita Boves”. El vestuario y la dirección artística corren a cargo de Eva Ivanyi. La música es original del maestro Aquiles Báez. Cuando usted lea esta nota, ya yo habré ido a verla y reído y reído y una vez más reído y también llorado, como cuando Cosme Paraima dice, al disculparse con Amadeo Mier (Juvel Vielma): “Quisiera inventar cualquier culpa y colgármela como una traje de costumbre. Y no puedo. Alli está la Plaza Bolívar si te sirve. El campanario si te sirve. Una cuesta. Un asno. Un bastón… si te sirve. Y yo que me engaño y soy eso. Y nada más que eso”. Tal Cual, 23 de enero de 2011 Cabrujas vuelve a desnudar al país Expertos hablan de su obra a propósito de "Acto cultural" Por Ángel Ricardo Gómez El pasado mes de octubre se cumplieron 15 años de la desaparición física de quien fuera uno de los dramaturgos más importantes de Venezuela. José Ignacio Cabrujas (1937-1995), como lo califica Isaac Chocrón en el prólogo de Acto cultural (Monte Ávila, 1989), fue "el talento más versátil de todo el teatro venezolano actual". Precisamente una versión de Acto cultural servirá para recordar al creador. El Grupo Actoral 80, dirigido por Héctor Manrique, estrena este sábado una propuesta de la que es considerada la pieza fundamental de la dramaturgia cabrujiana. Cabrujas, cual Pirandello, hace teatro dentro del teatro para presentar a los seis miembros de la Sociedad Luis Pasteur para el Fomento de las Artes, las Ciencias y las Industrias de San Rafael de Ejido, celebrando su 50 aniversario con la obra Colón Cristóbal, el genovés alucinado. Durante la representación del acto los miembros de la Junta Directiva se van descubriendo a sí mismos frente a los asistentes, mostrando su ternura pero también sus miserias, contradicciones y frustraciones. En el mencionado prólogo Chocrón escribe que Acto cultural tiene como ambiente "la vida de pueblo apabullada por la resonancia de las ciudades que le quedan lejos, y cuyos personajes son seres angustiados por seguir viviendo, obedeciendo normas y comportamientos que no les merecen su total credibilidad". Leonardo Azparren, crítico de teatro e Individuo de la Academia Venezolana de la Lengua, considera a Acto cultural como la mejor de la dramaturgia del autor, junto con El Americano Ilustrado. "Siempre he considerado esa obra la metáfora de la Gran Venezuela, de esa ilusión de grandeza, de ser un país más grande siendo en realidad un país mediano". Azparren recuerda que Acto cultural aparece a mediados de los 70 (1976), tiempos de la nacionalización del petróleo y el hierro, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, del grupo de los Países en vías de Desarrollo... "Fue una gran ilusión, pero la inmensa mayoría estaba convencida de que éramos una Gran Venezuela, fue una fuerte ideología". Así, en la obra se presentan dos dramaturgos, a juicio del crítico, Cabrujas y Amadeo Mier, uno de los personajes centrales. "Colón, en la obra de la Sociedad Luis Pasteur, sale no a descubrir a América sino a San Rafael de Ejido. Es una pretención desmedida que lo lleva al fracaso y a la frustración". Azparren recuerda que Cabrujas siempre sintió fascinación por los seres fracasados y Acto cultural es una muestra. Chocrón cree que la obra "habla de nosotros, de lo que somos y seguiremos siendo", al tiempo que apunta una de las claves del éxito de su desaparecido colega: "Tocando un tema aparentemente rural, de pequeña ciudad, plantea una reflexión que nos concierne a todos, lo que somos y por qué". A diferencia de Azparren, el autor de La Revolución y Los Navegaos no cree que la llamada Gran Venezuela sea una ilusión. "El Gran País existió y volverá a existir, lo más importante es que sigamos pensando y trabajando en ello". Yoyiana Ahumana cree que Acto cultural es la obra más compleja de Cabrujas y así lo planteó en su tesis de maestría en Literatura Latinoamericana de la USB. La escritora recuerda que la Compañía Nacional de Teatropresentó en 1987 dos versiones: una barroca articulada en dos niveles (teatro dentro del teatro) y otra andina, de teatro pobre, con sainete. "La complejidad de la pieza está en esa doble articulación, es una perfecta partitura, como de ópera, con arias, dúos, tríos... y en el momento en que el personaje central rompe la cuarta pared (público) el espectador se da cuenta de que hay otra propuesta. El gran descubrimiento son los desazones, los vacíos, la representación simbólica de lo que se es y lo que se necesita decir", comenta. Azparren opina que el éxito de Cabrujas radica en su capacidad para encontrar significados a las profundas paradojas de los venezolanos. Chocrón escribe en el mencionado prólogo: "La excelencia de Acto cultural deriva de la acertada orquestación de tres niveles simultáneos en los cuales funciona la obra. Primeramente, el espectáculo teatral es el acto cultural del título, con el público como asistente a dicha manifestación... (Segundo nivel) Cabrujas logra mejor que nunca en toda su producción presentar la Historia como espejo donde los que la reverencian puedan verse. También logra escribir el libreto de una ópera, si se quiere bufagrotesca, con la pequeña obra compuesta por arias, duetos, tríos, y un tono operático que hábilmente sirve para guiar al espectador por los confines oscuros y conmovedores del tercer nivel en que funciona Acto cultural: la vida íntima e inexorablemente compartida de los seis miembros de la Junta Directiva". El sábado José Ignacio Cabrujas vuelve a escena para desnudar a todo un país. El Universal, 20 de enero de 2011 La obra se presentará sábados y domingos a partir de las 4pm Las reflexiones actuales de Acto cultural La pieza teatral es original del reconocido dramaturgo venezolano José Ignacio Cabrujas La puesta en escena es realizada por el Grupo Actoral 80 y dirigida por uno de sus fundadores, Héctor Manrique Por Denis Mafla A partir del 22 de enero, el Espacio Plural del Trasnocho Cultural estará presentando la obra Acto cultural, pieza original del genio del teatro contemporáneo en Venezuela, José Ignacio Cabrujas. Esta pieza teatral, estrenada en el año de 1976 por el Nuevo Grupo de Venezuela y que es dirigida en esta ocasión por el también actor Héctor Manrique, presenta la historia de cuatro miembros de la junta directiva de una institución cultural rural que escenifican dentro de la ficción el drama histórico Colón, Cristóbal, el genovés alucinado. El montaje de esta obra no es para nada fortuito, ya que fue luego del estreno en la Sala Juana Sujo que la idea de presentarla de nuevo germinó en la cabeza de Manrique, quien mantiene un nexo especial con el texto de Cabrujas, y quien además considera "que para el país es una obra necesaria" reflexionando en torno al contexto social, cultural y político en el que Venezuela se encuentra actualmente. Con ésta, ya serían tres las obras de Cabrujas que el Grupo Actoral 80 ha llevado a las tablas y la segunda que dirige Manrique, ya que la primera estuvo a cargo del fundador del grupo Jean Carlos Gené, quien en la actualidad reside en Buenos Aires. UNA ÓPTICA VIGENTE Descendiente directa de la pluma característica de Cabrujas, Acto cultural mantiene esa óptica cargada de historia que aparece en casi toda la obra del dramaturgo venezolano. Ese afán de buscar en el pasado para entender mejor el presente se recrea perfectamente en esta representación. Ambientada en un pueblo, los personajes de este drama viven angustiados por saberse tan alejados de la ciudad, en una sociedad donde las normas y comportamientos a seguir no funcionan. Prefieren quedarse para siempre atrapados antes que huir o cambiarlo todo. Sin embargo, la verdadera excelencia de la trama se encuentra en la manera como se desarrolla la historia. La escenificación de la vida de Colón dentro de la misma obra permite observar cómo los personajes son afectados por esta representación. El colonizador genovés es plasmado como un hombre aferrado a una visión que desconoce por completo, junto a otros personajes cuyas vidas son recreadas sin ningún tipo de exaltación épica. Mediante la evolución de la trama los actores toman conciencia de sus deseos y con ellos del miedo que les impide llevarlos a cabo. Una producción que más que desatar risas, hará que el público reflexione en torno a las limitaciones individuales y la proyección de ello en la sociedad actual. Tal Cual, 13 de enero de 2011 El Acto cultural de Cabrujas regresa La obra se estrena el sábado 22 de enero en el Espacio Plural del Trasnocho Por Roberto Rodríguez La Sociedad Luis Pasteur, antes Sociedad Heredia para el fomento de las artes, las ciencias y las industrias de San Rafael de Ejido, vuelve a entrar en sesión a partir del sábado 22 de enero en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural. Se trata de una iniciativa del Grupo Actoral 80 de llevar a las tablas, por primera vez, la pieza Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas (1937-1995). Es el avezado Héctor Manrique el encargado de dirigir esta emblemática pieza del teatro venezolano en la cual los seis miembros de la junta directiva de una institución cultural rural escenifican el drama histórico Colón Cristóbal: el genovés alucinado. Esta situación se presta para que, con la excusa de cumplir el cometido artístico, los personajes se vayan descubriendo a sí mismos frente al público, desnudando sus miserias, sueños rotos y pobres existencias. En esta ocasión, el elenco de Acto cultural está conformado por Samantha Castillo (Herminia Briceño, viuda de Petit), Melissa Wolf (Antonieta Parissi), Angélica Arteaga (Purificación Chocano), Juvel Vielma (Amadeo Mier), Juan Vicente Pérez y Daniel Rodríguez (Francisco Xavier De Dios y Cosme Paraima, indistintamente). Manrique confiesa que el acercarse a este texto no es nada accidental, por el contrario, era un evento que esperaba desde hacía tiempo. "El caso de Acto cultural es una pieza en la que vengo pensando de ya hacía varios años, siempre que la veía me imaginaba cómo montarla, cómo podría escenificarla", cuenta el también actor. Más allá de haber tenido ese "fantasma" rondándole a sus musas, Manrique explica que mantiene un nexo especial con este texto estrenado en agosto de 1976, en la Sala Juana Sujo. "En realidad con esta obra tengo una larga relación, primero como espectador del montaje original y después, es ese tipo de relaciones que uno va teniendo con los espectáculos que le gustan a uno", asegura. Precisamente, esa primera vez que la pieza llegó a las tablas de la mano del El Nuevo Grupo de Venezuela y que contó con las interpretaciones de María Cristina Lozada, Perla Vonasek, Tania Sarabia, Rafael Briceño, Fausto Verdial y Walter Berrutti, bajo la tutela del mismísimo José Ignacio Cabrujas, marcó al director de esta la propuesta del 2011. "Considero que para el país es una obra necesaria" responde rápidamente sobre la pertinencia de revisar en el presente el texto en cuestión. Luego, añade en tono cordial "además una obra que me gusta, que creo que es una cosa fundamental al momento de hacer un espectáculo". Tomar una pieza de esta relevancia y llevarla de nuevo a las tablas es, cuando menos, un reto. Y justamente así lo ha tomado Manrique, quien ya puso sobre las tablas otras obras de Cabrujas en oportunidades anteriores con el GA80: El día que me quieras (2006) y El americano ilustrado (2000). "Claro que da temor y angustia, pero fundamentalmente produce una gran energía para uno y para los actores", resume Manrique de lo que es encabezar el montaje. En cuanto a cómo ha resultado el proceso hasta llegar al estreno en apenas dos semanas, asegura "ha sido muy estimulante, es un espectáculo que nos hemos tomado con calma, tratando de profundizar en él, ahora empieza a a producir esa emoción de no saber qué va a pasar cuando lo vea el público". Sin embargo, Manrique no esconde que se trata de una labor minuciosa. "Es una historia difícil de ir desentramando para darle vida, porque la palabra escrita es desde el punto de vista teatral algo muerto. Ese proceso ha sido largo". Acto cultural estará en la cartelera los sábados y domingos a las 4:00 pm en el Trasnocho Cultural en Las Mercedes. El Universal, 8 de enero de 2011 El genio de Cabrujas regresa a escena con "Acto cultural" Grupo Actoral 80 estrena el 22 de enero el clásico del teatro venezolano Por Ángel Ricardo Gómez "Ellos saben que ni su pueblo ni su moralidad funcionan, pero también saben que no tienen la valentía para cambiarlos o para escapar". Con esta contundente idea Isaac Chocrón se refiere a una de las obras más reveladoras en la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas, Acto cultural, que vuelve a escena para mostrar al ser humano en su miseria, su ternura y profundas contradicciones. Será el Grupo Actoral 80 con Héctor Manrique al frente, el que lleve a las tablas este clásico del teatro venezolano, cuyo estreno está previsto para el sábado 22 de enero, en el Espacio Plural de Trasnocho Cultural. La nueva generación del GA80 presenta una pieza emblemática de Cabrujas, de quien se cumplieron en octubre 15 años de su partida (Nicola Rocco) La Sociedad Luis Pasteur (antes Sociedad Heredia) para el Fomento de las Artes, las Ciencias y las Industrias de San Rafael de Ejido celebra su 50 aniversario con la puesta en escena de Colón Cristóbal, el genovés alucinado. Durante la representación del acto los seis miembros de la Junta Directiva, Herminia Briceño, viuda de Petit, Antonieta Parissí, Purificación Chocano, Amadeo Mier, Cosme Paraima y Francisco Xavier De Dios, se van descubriendo a sí mismos frente a los asistentes, develando sus vidas precarias, sus abandonos, sus anhelos y sus miserias. "Mientras más se esfuerzan por representar la grandeza de Colón y su descubrimiento, más los arropa la propia pequeñez de un pueblo que encierra un pasado, un presente y un futuro que los ahoga", refiere la presentación de la obra en la página web de Trasnocho. Héctor Manrique, quien también estará como actor en Baraka de María Goos en Teatro Trasnocho, dirige el montaje que cuenta con las actuaciones de Juvel Vielma, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Samantha Castillo, Juan Vicente Pérez y Daniel Rodríguez. "Esta era una pieza a la que le tenía ganas desde hace muchos años. Tiene que ver con la precariedad que somos como país, con la pretensión y cómo la realidad nos presenta ante el público como somos en nuestras más profundas miserias", comenta Manrique. Para el director, se muestra en la obra a una cultura no como lo que es, sino como lo que creemos que es. Manrique halla dramáticas semejanzas entre Pío Miranda de El día que me quieras, del mismo autor -montada por el GA80 en 2005-, y Amadeo Mier y Cosme Paraima. "Son seres enormemente frustrados por lo que no son, intentan mostrarse como los reflectores que iluminan al resto, cuando en realidad no lo son". Chocrón, en el prólogo de la obra -publicada por Monte Ávila en 1989- apunta: "Amadeo, el Presidente-autor, es quien más agoniza mientras vive porque al mismo tiempo que pregunta: '¿Cómo hace un hombre en San Rafael de Ejido cuando tiene un fantasía?', se consuela repitiendo: 'Que nadie pierda las esperanzas'". Acto cultural es teatro dentro del teatro lo que implica algunos retos. "Esta es una obra enormemente compleja, difícil, porque más que un doble, hay un triple escenario: ellos como funcionarios, como personajes y como lo que representan en la obra". Para Chocrón hay tres ritos: "el presente; el pasado histórico; y el vivir sin presente o futuro, sólo con un pasado que agobia y frustra". El Universal, 22 de diciembre de 2010 "Acto cultural" y yo Por Carlos Russo Acto Cultural y yo tenemos en común haber nacido en Caracas, el mismo mes del mismo año: agosto de 1976. Yo he envejecido, la obra no. Eso ocurre con los clásicos. Treinta y cuatro años después de su estreno, el GA80 –quizás el único grupo teatral venezolano consecuente con la dramaturgia cabrujiana– nos ofrece una reposición impecable. El texto de Cabrujas es un libreto metateatral: teatro dentro del teatro. Por tanto, la estructura del tiempo es un vaivén posible que lleva al espectador del siglo veintiuno hasta un pueblo trujillano durante el régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez y de allí lo regresa a los años de Cristóbal Colón viajando por toda Europa en la búsqueda de financiamiento para su loco viaje, que luego se concreta en el Descubrimiento de América. Todo el texto es poesía. Poesía que uno como venezolano la siente cerca, pero que tampoco debe ser extraña para un forastero. Las palabras cabalgan en las lenguas de los actores. De aquí la grandiosidad del teatro de nuestro dramaturgo fallecido, que según se cuenta entre sus pupilos, escribió muchas de sus escenas durante los ensayos y creó muchos personajes para su gente querida. Yo no disfruté de su trabajo mientras él estuvo en vida. Murió prematuramente en 1995, en una piscina en Porlamar. Yo tenía dieciocho años, apenas salía de mi casa para emanciparme. Pero recuerdo dónde estaba y qué hacía esa noche: salía de la Cinemateca Nacional en la Plaza Morelos, Los Caobos, y me encontré con un amigo mayor quien me dio la noticia. Poco sabía entonces de José Ignacio Cabrujas: que era un hombre de teatro y televisión, del cual yo habría visto seguramente algunas de sus telenovelas pero de quien no había leído ni visto ninguna de sus obras de teatro. Este enero de 2011 (ya con la experiencia de haber visto la inolvidable reposición que hiciera el mismo GA80 unos cinco años atrás de El día que me quieras), la magia del teatro revive ante mí una anécdota, unas vidas de ficción que parecen tan reales, un espacio… Lo que estaba ocurriendo treinta y cuatro años antes en Caracas, por allá por la avenida Andrés Bello, en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, mientras yo gritaba y pedía teta en un pabellón del hospital Magallanes, de Catia… Y me maravillo porque este viaje teatral no es sólo a la época de Gómez ni de Colón, sino también a una época del teatro venezolano donde se podían montar obras divertidas sin que fueran frivolidades, comedias sin que fueran vodeviles, dramaturgia venezolana que nos miraba de afuera hacia dentro y no al revés… Hacen falta los nuevos Cabrujas, apenas tenemos un Elio Palencia que le roza… Héctor Manrique, en su dirección, pareciera pertenecer a la época de ese buen teatro y el elenco al que dirigió (Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez, Juvel Vielma), una promesa a la altura de los primeros interpretes de Acto Cultural. 6 de marzo de 2011 Volvió "Acto cultural" a 35 años de su estreno Por Florángel Gómez El Grupo Actoral 80 (GA80) presenta Acto cultural, de José Ignacio Cabrujas, en la Sala Plural del Trasnocho Cultural, con la dirección de Héctor Manrique, para revivir en las tablas la obra que en su momento fue despachada por los críticos como un sainete -según cuenta el escritor Ibsen Martínez y que posteriormente se reveló como la pieza cumbre que bien puede formar parte del repertorio teatral latinoamericano. Isaac Chocrón, dramaturgo y fundador junto a Román Chalbaud y José Ignacio Cabrujas del Nuevo Grupo de Venezuela, escribió en el prólogo de la edición de Monte Ávila Editores, que Acto cultural “se convierte en una ceremonia donde tres ritos diferentes se desarrollan simultáneamente: el presente; el pasado histórico; y el vivir sin presente o futuro, sólo con un pasado que agobia y frustra”. Seis personajes, miembros de la Junta directiva de la Sociedad Louis Pasteur, deciden escenificar Colón, Cristóbal, el genovés alucinado, escrita por su presidente, Amadeo Mier, encarnado en Juvel Vielma -el mismo que hizo el papel de Taita Boves, en la película de Luis Alberto Lamata-. Un primer nivel de la obra es de ese acto cultural, en el que el espectador también es el espectador de San Rafael de Ejido. Un segundo nivel es el de las vicisitudes y contrariedades de esos actores aficionados y las funciones que cumplen en la sociedad. Y el tercer nivel se vislumbra cuando cada personaje descubre su historia, carácter, miedos y deseos. Y como apunta Chocrón, esas confidencias “que son más bien reiteraciones de secretos públicos”, “no permiten que las sonrisas del público lleguen a ser risas sino que las transforman en muecas agrias”. “Esta pieza que se maneja en esos tres niveles, desde todo punto de vista es muy interesante. Es una obra en su estructura muy revolucionaria. Por su belleza, por su poética debe estar considerada entre las grandes piezas del teatro latinoamericano”, afirmó Héctor Manrique al Correo del Orinoco. El director había dirigido y actuado otras dos piezas de José Ignacio Cabrujas. En 2000, El americano ilustrado y en 2005, El día que me quieras. Sobre la dirección, Manrique declaró que nunca tiene “una visión preconcebida” e intenta “ir armando el espectáculo”, con el trabajo que hace “con los actores y el equipo de creativos, a partir de las propuestas de cada uno”. ESPECTADORES Y CRÍTICOS El crítico Rodolfo Izaguirre, quien se encontraba entre el público de la función del sábado pasado de Acto cultural, recordó el primer montaje que se hizo con el gran actor Fausto Verdial en el papel de Cosme Paraima -en el reparto actual están Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez (quienes alternan también el rol de Francisco Xavier de Dios). “Esta obra sigue siendo de una actualidad en todo el sentido. Lo que más impresiona de esto es que al fin de cuentas, la reflexión de Cabrujas, sería ¿a quién le importa toda esta cosa de la cultura?”. Agregó que la obra maneja el sentido del humor y tiene “unos diálogos que solo José Ignacio Cabrujas era capaz de escribir”. Sobre la propuesta escénica de Manrique, opinó que “supo interpretar realmente ese texto y le ha dado una gran fuerza, en el que el humor y la tragedia conmueven muchísimo, porque ellos están representando una historia de Colón absurda, y al mismo tiempo están aflorando sus propias penurias, dificultades y tristezas”. El cineasta, director teatral y guionista César Bolívar quien también disfrutaba de la pieza, calificó la obra de Cabrujas “como inmensa porque comenzó desde muy temprano. Hizo obras que no se llegaron a montar” en el circuito comercial. Contó que tuvo la oportunidad de montar Profundo en dos ocasiones, primero en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, y luego por encargo de la Compañía Nacional de Teatro, y en ambas oportunidades cosechó éxitos. “La obra de Cabrujas es muy popular. Él tenía una cosa de intimista que le imprimía a sus obras y con la que todo el público venezolano se identifica”. Bolívar comentó que Acto cultural la ha visto en varias ocasiones, pero cada vez que la vuelve a ver siente “que el texto es muy grande, es universal porque aunque está centrado en Ejido, realmente Cabrujas logra exportar ese sentimiento, y se hace una obra universal”. “Es un honor para uno como director de teatro y de cine hacer algo siempre con las obras de Cabrujas”, finalizó. UN RETO ACTORAL La actriz Angélica Arteaga, quien personifica a Purificación Chocano, expresó que fue “un reto muy grande”. La actriz Tania Sarabia, quien encarnó a Purificación en su estreno en 1976, colaboró con el GA80, y por eso mismo para Arteaga fue “un compromiso mayor”. Explicó que “fue un trabajo muy largo, estuvimos casi un año ensayando”. “Es un personaje difícil, es una obra difícil”. Añadió que la dificultad estriba en que la obra tiene “tres escenarios de cada personaje, el personaje que interpreta a otro personaje, el personaje de Purificación y además de Purificación, la secretaria de la Sociedad Louis Pasteur”. Precisó que la dificultad aumenta porque “el público está metido en el espectáculo”. Samantha Castillo quien hace de “Herminia Briceño, viuda de Petit” (en el reparto original lo encarnó María Cristina Lozada) expresó que Acto cultural es “un texto maravilloso, pero complejo, y el trabajo fue revelando la naturaleza de estos personajes, a medida que avanzaban los ensayos”. Sobre su personaje, dijo que “es la salvadora cada vez que el acto cultural parece que se va a caer”. En cuanto a la carga erótica y sensual del personaje, acotó que está vinculado con el hombre que ella amó y su contacto con el arte. Completa la ficha artística del montaje de GA80 la actriz Melissa Wolf en el papel de la atormentada Antonieta Parissí. La música es original de Aquiles Báez. El vestuario es de Eva Ivanyi, quien trabajó en el estreno de esta obra hace 35 años, y la asistencia de dirección es de Wadith Hadaya. Correo del Orinoco, 26 de febrero de 2011 Resucita el teatro de arte: "Acto cultural" Por Luis Alberto Rosas El Acto cultural de Cabrujas aun sigue vivo. No es de gratis que el Grupo Actoral 80 después de más de 30 años sobre las tablas continúe siendo una de las agrupaciones más importantes del país y su actual director, Héctor Manrique, uno de los más respetados puestistas de la actualidad, y es que el grupo que supo formar el maestro argentino Juan Carlos Gené, ha apostado siempre a producir el teatro adecuado para el tiempo que vive. Hoy convulsionan a Caracas con una nueva lectura del texto de nuestro dramaturgo más importante: José Ignacio Cabrujas y su apología sobre ser venezolano con Acto Cultural, pieza fechada en 1976 y que se ha transformado ya en un clásico del Teatro Venezolano. La celebración del cincuentenario de la Sociedad Luis Pasteur de San Rafael de Ejido, a mediados de los años 20 del siglo pasado, es la anécdota discursiva donde Cabrujas centra a sus personajes, la conmemoración se llevará acabo con la representación del drama histórico: Colón Cristóbal, el genovés alucinado, escrito por el presidente de dicha Sociedad, Amadeo Mier. En medio de la representación se van cruzando y descubriendo las precarias vidas de estos seis personajes, sus miedos, carencias, frustraciones y el intento de una vida mejor pero la imposibilidad de alcanzarla. Nunca hubo un mejor momento para enfrentar al público venezolano de 2011 con la triste y patética realidad de los habitantes de San Rafael de Ejido, quienes intentan representar algo que no son, y la falsedad, la máscara se cae, para definitivamente asumir que la realidad es tan contundente y patética que es insuperable. Samantha Castillo, Juvel Vielma, Melisa Wolf, Angélica Arteaga, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez, son los encargados de fascinar al espectador con esa realidad escénica que trasciende a las tablas y nos refleja de forma irrevocable. Extraordinario acierto del visionario Manrique y su equipo a quien supo conducir para entregarnos un espectáculo pleno de categóricas actuaciones que conmueven. En síntesis dos espectáculos que no se pueden dejar pasar por alto y a los que por su contenido y alta factura de dirección, producción, actuaciones y estética, dan un gran empuje a nuestro golpeado teatro que se resiste desde su trinchera, el escenario, contando por fin lo que nos pasa. L.A.R Caracas, 25 de abril de 2011. Cultura reveladora Por Joaquín Lugo En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, el Grupo Actoral 80 presenta Acto cultural escrita por José Ignacio Cabrujas, producida por Carolina Rincón y dirigida por Héctor Manrique. Como la mayoría de la obras de este autor, ésta es considerada un clásico del teatro venezolano. En ella, la junta directiva de la Sociedad Luis Pasteur del San Rafael de Ejido celebra sus cincuenta años con el acto cultural en el que representan el drama: "Colón Cristóbal, el genovés alucinado". Esta escenificación acerca del llamado descubrimiento de América, servirá como punto de partida para que los seis directivos de la sociedad develen los conflictos que los agobian. Es conocido por todos que la dramaturgia de Cabrujas es teatro de texto, de ahí que la dirección de este montaje sea acertada porque da mayor relevancia a la comprensión del contenido y al manejo de los matices. Al apoyarse en esto, los demás elementos complementan lo que se dice en escena. El mismo Manrique diseña un sencillo espacio escénico que ofrece el fondo necesario para el estilo realista de la pieza. Por su parte, el vestuario de Eva Ivanyi ubica temporalmente a los personajes en los años 20 del siglo pasado y resuelve la época propia del drama que ponen en escena. Resalto la música compuesta por Aquiles Báez que invade el escenario para crear varias atmósferas que se integran a las actuaciones. El trabajo actoral está equilibrado. Cada actor se luce en su papel, comandados por el manejo corporal y fuerza vocal de Juvel Vielma como Amadeo Mier y la soltura de Samantha Castillo como Herminia Briceño. Asimismo, destaco la intensidad de Daniel Rodríguez como Cosme Paraima, la veracidad de Melissa Wolf como Antonieta Parissí, la pertinencia de Juan Vicente Pérez como Francisco Xavier y la franqueza de Angélica Arteaga como Purificación Chocano. Todo el montaje lleva a la reflexión acerca de los arquetipos que están presentes en nuestro inconsciente colectivo. ¿Acaso, los venezolanos seremos habladores, lujuriosos, bromistas, limitados, tímidos y dependientes de nuestras madres como los personajes de la obra? ¿Nos aprovechamos de esas formas de ser para evadir los problemas? De igual forma, la representación sugiere la vinculación que podría existir entre los venezolanos y su historia. ¿Es que los acontecimientos del pasado nos han servido para aprender y, especialmente, para revelar cómo somos en realidad? Cada quien tendrá su respuesta, pero lo cierto es que Cabrujas era un visionario y esta obra posee una vigencia que sorprende por su capacidad de reflejar al país. En definitiva, un espectáculo que no tiene desperdicio. Tal Cual, 23 de marzo de 2011 Acto cultural Por Leonardo Azparren Jiménez José Ignacio Cabrujas fue un hombre y un creador asediado por sus tormentos, que hacen pensar en una inmensa soledad interior. Cuando cumplió cincuenta años, declaró: "Esa es la historia de mi vida: querer ser amado por todo el mundo". Su vocación de escritor, a partir de Víctor Hugo, no excluyó su rechazo a la cultura: "La cultura nunca me ha explicado a mí mi vida". A esta polaridad añadió su crisis política: "Cuando en el 68 el partido comunista dice: `paz democrática’, la estampida fue muy grande, se acabó, la estampida fue al mundo individual". Había sido comunista "porque yo vivía en Catia". Antes fue formado por los jesuitas: "Era creyente; hacía, como todos allí, los famosísimos ejercicios espirituales y creía absolutamente en la religión". Para él "no hay nada más parecido a una religión que el comunismo, el comunismo es la última religión que el hombre ha creado". Con este bagaje intelectual y existencial se hizo hombre de teatro; al inicio bajo la influencia de su maestro, Nicolás Curiel: "El teatro que yo hice en ese momento era muy de definiciones políticas y de requisitoria contra ese imperialismo". Después de su prisión en el SIFA, en 1967, cambio y escribió Fiésole: "mi gran fracaso teatral, pero mi gran orgullo, porque yo me dije `al diablo’, yo voy a escribir de lo que me pasa", y descubrió que el teatro es gente que habla como su tía Josefa: "el día que yo le presente a los venezolanos la forma de hablar de mi tía Josefa se van a reír mucho". Pero la gente con el habla de su tía no fue cualquiera. A partir de Pro fundo construyó un universo de fracasa dos y atormentados: "Esos seres de los que yo hablo, los envuelve una vida de fracaso, todos fracasan, todos son fracasados". Y redondeó su visión: "a mí siempre me interesó el tema de la frustración, del derrotado, del que balbucea y fracasa y no sabe por qué". Acto cultural es la más acabada expre sión de esa sensibilidad, en el contexto de un país según Cabrujas: "Uno debe amar este maldito país, uno debe amar esta mierda de país. Hay que amarlo para poder tener coraje de hablar mal y no hablar mal por un estado enfermizo de la persona". Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario, ésta fue la postura atormentada de Cabrujas, una sensibilidad muy atenta al día a día de Venezuela. Por eso, Acto cultural es la mejor metáfora de un país que, a su manera, en 1976 y ahora se cree ombligo del mundo. Si no, no se comprende por qué Amadeo Mier escribe una obra en la que Cristóbal Colón viene directamente a descubrir a San Rafael de Egido; es decir, a cada uno de nosotros en nuestra aldea particular. Semejante pedantería denota una obnubilación cultural, histórica y personal, que no podía conducir sino al fracaso. Por eso, los miembros de la junta directiva de la Sociedad Louis Pasteur terminan solos en la representación de su mascarada, desnudando sus frustraciones. La metáfora del país, tan compenetrada con lo que somos, no sólo muestra el fracaso de un proyecto sustentado en palabras sin correlato con la realidad. También representa el divorcio entre una élite, aislada en sus construcciones ideológicas, y el mundo real. Amadeo Mier y sus amigos se complacen en anunciar a las altas autoridades que los acompañan y legitiman, gobernadores, gente de la cultura, religiosos, masones y militares; es decir, los paradigmas del orden social. Sin embargo, al final están solos con la vaciedad de su discurso, con el que pretendieron enmascarar, si no, modificar su pequeña e insignificante existencia. La pregunta es si aún estamos ¿somos? así, seres envueltos en una retórica que falsea la realidad, hasta que ésta se impone. Sin la menor duda, la producción del GA80, bajo la dirección de Héctor Manrique, ha demostrado la absoluta vigencia de esta obra. En su aspecto visual, el vestuario (Eva Ivanyi) y la utilería y la pintura escénica (Oscar Salomón) juegan un rol importante en el aspecto paródico de la obra, porque acentúan lo grotesco de los personajes y de la situación en la que están. La pretensión grandiosa de Amadeo es desdicha por el ambiente en el que la presenta. Éste es un aspecto primordial de la producción, porque le da consistencia al montaje al traducir en imágenes escénicas aspectos importantes del imaginario propuesto por Cabrujas. El planteamiento de Manrique compromete lo más que puede al espectador, casi de manera similar como en el montaje del estreno en 1976; pero en esta ocasión la dirección enfatizó el interactuar del actor con el espectador. Además, acentuó su aspecto lúdico al hacer que los actores construyeran la escena de la obra de Amadeo, aspecto que, en su contrapartida, distrajo un poco la atención del texto en algunos de sus momentos más magistrales. En su aspecto actoral, Manrique logra coherencia interpretativa en sus actores, aunque el recitado merecía un mejor y más cuidadoso trabajo en los matices del texto, delicados los más para expresar la diversidad de estados de ánimos de los personajes. Es bueno recordar que la parodia del texto conduce a un final amargo y desolador. En los actores advertimos, en primer lugar, algún exceso físico cuando son los miembros de la junta directiva, mientras que cuando son los personajes de la obra logran mejor la parodia. Es un elenco homogéneo y sin desniveles en sus interrelaciones, aunque sin mucha profundidad en la interpretación de la semántica del texto. Joven, sin duda, como se observa en la administración de sus recursos expresivos, el elenco mantiene el ritmo impuesto por la dirección y, lo más importante, más allá de la crítica, la atención del espectador. Para quienes no estamos acostumbrados a la programación del Trasnocho cultural, nos resulta extraña la programación de esta obra fundamental de nuestro teatro: sólo sábados y domingos a las 4:00 p.m., un horario casi de relleno. Sin embargo, ahí está el público, confirmando que José Ignacio Cabrujas nos es indispensable. Tal Cual, 13 de marzo de 2011