Acto Cultural

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Acto Cultural
de José Ignacio Cabrujas
Datos de Contacto
GRUPO ACTORAL 80
www.grupoactoral80.com
Teatro Espacio 80. Edf San Martín. Sótano 1. Parque Central
Caracas, Venezuela
58-212-5773124 (Ofic. Telef-fax)
58-414-3087755 (Director – Héctor Manrique)
58-412-9521471 (Coordinadora – Melissa Wolf)
e-mail: info@grupoactoral80.com
El Grupo Actoral 80, institución con más de 28 años de intensa labor teatral y
50 premios nacionales e internacionales, fue fundado por Juan Carlos Gené y
desde sus orígenes ha tenido un absoluto compromiso con el quehacer cultural
latinoamericano, convirtiéndose en punto de encuentro de actores, directores y
dramaturgos de diversas nacionalidades. Cuenta con más de 50 obras en su
extenso repertorio, entre las que destacan: “Golpes a mi puerta” y “Ulf”, de
Juan Carlos Gené, “Ardiente Paciencia” de Antonio Skármeta; “Esperando a
Godot” y “Final de partida”, ambas de Samuel Beckett; “Humboldt y
Bonpland, taxidermistas” de Ibsen Martínez; “El día que me quieras”, “El
americano ilustrado” y “Acto cultural”, de José Ignacio Cabrujas; “Clipper”
y “La Revolución” de Isaac Chocrón; “La pluma del arcángel” de Arturo
Uslar Pietri; “Art” y “Un dios salvaje” de Yasmina Reza, “Al pie del
Támesis” de Mario Vargas Llosa y muchas más.
Desde 1993 el Grupo está dirigido por Héctor Manrique reconocido hombre de
teatro, responsable de montajes de gran repercusión en la cartelera nacional.
Sumada a su labor teatral, el Grupo Actoral 80 ha sido protagonista de una
importante labor formativa de actores y directores. Actualmente propone un
nuevo proyecto social para dar a conocer la dramaturgia venezolana a partir de
la obra “Acto cultural” de José Ignacio Cabrujas, espectáculo que ha tenido
una exitosa temporada en Caracas, con la boletería agotada en todas sus
funciones, y que se prepara para representar a nuestro país en diversos
festivales internacionales.
Acto Cultural
A mediados de los años 20, la Sociedad Louis Pasteur, antes Sociedad Heredia,
para el fomento de las artes, las ciencias y las industrias de San Rafael de Ejido
celebra sus cincuenta años de existencia con la escenificación del drama
histórico Colón Cristóbal, el genovés alucinado. Durante la representación
del acto cultural los seis miembros de la Junta Directiva, se van descubriendo a
sí mismos frente a los asistentes, develando sus vidas precarias, sus
abandonos, sus anhelos y sus miserias. Mientras más se esfuerzan por
representar la grandeza de Colón y su descubrimiento, más los arropa la propia
pequeñez de un pueblo que encierra un pasado, un presente y un futuro que
los ahoga.
José Ignacio Cabrujas: (1937-1995) dramaturgo guionista de cine y
televisión, director, actor, articulista y profesor es una de las figuras más
destacadas del teatro venezolano.
Desde sus comienzos como autor, en la década del cincuenta, su obra se
caracterizó por intentar una interpretación profunda y personal de la realidad
venezolana, enfocándose en entender esta tierra, quiénes la habitan y su
trayectoria en el tiempo. El humor, su mayor arma, nos permite encontrar
personajes que nos retratan como un espejo vívido del pasado y el presente.
Elenco:
Herminia Briceño, viuda de Petit: Samantha Castillo
Antonieta Parissí: Melissa Wolf
Purificación Chocano: Angélica Arteaga
Amadeo Mier: Juvel Vielma
Cosme Paraima y Francisco Xavier de Dios: Juan Vicente Pérez – Daniel
Rodríguez
Asistencia de dirección: Wadih Hadaya
Prensa: Yajaira Núñez y Evelyn Navas
Diseño gráfico: Manuel González
Ambientación, diseño y realización de utilería: Oscar Salomón
Iluminación: José Jiménez
Espacio escénico: Héctor Manrique
Vestuario: Eva Ivanyi
Música original: Aquiles Báez
Guitarra: Aquiles Báez
Cello: William Molina
Mandolina: Jorge Torres
Producción general: Grupo Actoral 80
Dirección: Héctor Manrique
REQUERIMIENTOS TÉCNICOS
DURACIÓN: 120 minutos
Intermedio de 10 minutos.
ESPACIO ESCÉNICO: Cerrado.
MONTAJE: A la italiana.
Ancho
Profundidad
MEDIDAS
8
6
4,5
MINIMO
7
5
4
Tiempo de Montaje: 10 Horas
Tiempo de desmontaje: 2 Horas
Altura
Requerimientos de iluminación
Teatros de gran formato:
24 Fresneles.
12 elipsoidales de 26°
Colores: Filtros Lee o Rosco 09 (ámbar), 201 (azul), 52 (lavanda).
Cónsola programable de 24 canales.
Teatros de pequeño formato:
16 Fresnel de 6´ de 750W
8 elipsoidales de 50°
3 elipsoidales de 26°
Cónsola programable de 24 canales.
2 Lámparas colgantes
Colores: Filtros Lee o Rosco 09 (ámbar), 201 (azul), 52 (lavanda).
Requerimientos de sonido:
Un CD player Denon.
Sistema de amplificación.
2 Monitores
Teatros de gran formato
6 micrófonos Head set
8 micrófonos 81 condensados (de ambiente). En caso de no conseguirlos,
pueden ser C430.
Más información de la obra en
http://www.grupoactoral80.com/repertorio-actocultural.html
Críticas, comentarios y entrevistas
Agridulce acto cultural
Por E. A. Moreno Uribe
No hay vademécum para descifrar el teatro de José Ignacio Cabrujas Lofiego.
Algunos críticos se devanaron los sesos para explicar tal frase o una situación
escénica en sus piezas. Y el más sorprendido por tanta sapiencia ajena era él,
quien elaboró una serie de sagas con énfasis en la humanidad de sus
personajes y en el contexto donde estos vivían, como recomienda Peter Brook.
Las pergeñó con estructuras cómodas -grotesco criollo argentino es lo que más
utiliza, con toques venezolanos- para que fuesen degustadas por el público
basto o el intelectual.
Su teatro esta preñado de metáforas sociológicas y hasta filosóficas, porque
primero fue un pensador comprometido, formado con un tanto de marxismo y
otro poco de existencialismo, y después devino en dramaturgo. Pero la
característica más importante es que exuda venezolanidad por todos sus lados,
condición que lo hace comprensible para los auditorios del mundo, como lo
pedía Antón Chejov. Él dirigió casi todas sus piezas y las glosó en complicidad
con sus actores, porque escribía para sus talentos, lo cual hizo que sus
montajes fuesen antológicos, pero eso no es obstáculo para ulteriores
representaciones con otros intérpretes.
Cabrujas (Caracas, 1937 /Porlamar, 1995) respetó al público y por eso la
sencillez y el sano humor que demuestra en Acto Cultural, la cual, después de
35 años, volvió a escena, en el Teatro Trasnocho, dirigida magistralmente por
Héctor Manrique y con la enternecedora entrega de otra valiosa generación
actoral, como son: Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel
Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez. Con producción, música,
utilería, iluminación, vestuario y asesoría artística de Carolina Rincón, Aquiles
Báez, Oscar Salomón, José Jiménez y Eva Ivanyi, respectivamente.
Acto cultural es un agridulce acto cultural que montan tres hombres y tres
mujeres de diversas edades, quienes viven en el pueblo de San Rafael de Ejido,
para festejar los 50 años de su sociedad que se dedica a fomentar las artes, las
ciencias y las industrias. Han ensayado y exhiben el drama histórico Colón
Cristóbal, el genovés alucinado, pero durante la representación se desdoblan y
afloran todas sus contradicciones, frustraciones y las perennes derrotas en que
han vivido. El cuento histórico sobre el descubridor de un mundo no es más que
un pretexto para intentar trascender como artistas antes esa comunidad que los
contempla, pero la realidad es que están solos, que siempre estuvieron
íngrimos en sus luchas.
¿Cabrujas alude a la soledad del artista en medio de una sociedad que lo
ignora? ¿Cabrujas cuestiona al país que vive únicamente para efemérides y no
afronta los problemas que lastran su desarrollo?
“El buen teatro se explica solo y desde la escena” o “Nadie debe temer a lo
obvio o lo simple”, podrían haber sido algunos de sus lemas, pero Cabrujas
escribió teatro como quiso y ahora espera a la audiencia de esta centuria para
que disfrute y saque sus propias conclusiones. Estamos seguros que Venezuela
rescatara en esta segunda década de la centuria XXI al dramaturgo que
comprendió y amo a su país de tal manera que lo poetizo como nunca antes
nadie lo había logrado. Su teatro merece ser ahora el pan de cada día, un
sueño que no es irrealizable.
Sapiencia ajena
La Universidad Simón Bolívar, por intermedio de la editorial Equinoccio y con el
respaldo intelectual del critico Leonardo Azpárren Jiménez, ha compilado, en
cuatro tomos, la obras completas de Cabrujas, de los cuales ya se imprimieron
los dos primeros.
En el prólogo del tomo I, afirma Azpárren Jiménez que Acto cultural es la
mejor metáfora de la Gran Venezuela que el país creyó ser a partir de 1974 por
la bonaza del petrolero. ”Lo habitantes de San Rafael de Ejido tienen o quieren
tener una visión grandiosa de si, haciendo caso omiso de lo que son en
realidad… Queda claro el plan de José Ignacio Cabrujas: revisar y desmitificar la
historia oficial de un héroe, ser fiel con los fracasados que tanto le interesan,
hablar de lo que a él la pasa y deslastrarse de mucho más”.
Recomendamos a los lectores revisar los textos de Cabrujas y la opinión del
investigador sobre las obras que ahí aparecen, para que puedan degustar
mucho más los espectáculos que se monten con esos textos.
El Espectador venezolano, 29 de enero de 2011
Teatro dos realidades, seis personajes, el
mismo drama
Por Alfonso Molina
Guardo en mi memoria la figura, las palabras, la mirada y los gestos de un
magnífico Fausto Verdial —acompañado por un elenco de primera: María
Cristina Lozada, Rafael Briceño, Tania Sarabia, Waalter Berutti y Perla
Vonascek— representando a un personaje patético que a su vez se aferraba a
una figura histórica y universal para tratar de entender el sentido de su vida en
un remoto pueblo venezolano. Era la primera puesta en escena de Acto
cultural, de José Ignacio Cabrujas, por allá en 1976, en la pequeña sala Juana
Sujo de Las Palmas. Recuerdo las risas nerviosas del público ante el drama de
un puñado de personajes que recurrían a una realidad paralela —la de la obra
teatral Colón, Cristóbal, el genovés alucinado— para descubrir sus propias
realidades, sus vivencias más íntimas, sus insatisfacciones inocultables. Evoco
también que aquellos años veinte recreados en la obra cabrujiana tendían
vínculos muy expresivos con lo que vivíamos durante los setenta en una mítica
Gran Venezuela marcada por los altos precios petroleros. Y ahora, treinta y
cinco años después de su estreno, Acto cultural navega nuestra realidad actual,
con aquellos mismos personajes dolorosos, devenidos en perennes fracasados,
gracias al montaje que Héctor Manrique presenta con el Grupo Actoral 80 en el
Espacio Plural del Trasnocho Cultural. Una vieja deuda saldada de la mejor
manera.
Tanto en el texto original como en la actual puesta en escena se instala el
dispositivo del teatro dentro del teatro, como herramienta para el desmontaje
de situaciones humanas llevadas al extremo. La observación de la conmovedora
existencia de seis personajes que habitan San Rafael de Ejido, en un período
marcado por la dictadura de Juan Vicente Gómez, permite aprehender las
limitaciones, las esperanzas y las frustraciones de quienes viven una
representación de la realidad como norma de vida, como una imaginaria
función sobre unas tablas también imaginarias. Si mi memoria no me falla, creo
percibir en la dirección de Manrique una fidelidad muy cercana al trabajo
textual y a la puesta del propio Cabrujas, bajo la producción de Eva Ivanyi. Una
fidelidad que habla de respeto mas no de sumisión frente al montaje previo.
Manrique devuelve a la escena el impacto que produjo en aquel momento.
Los miembros de la junta directiva de “la Sociedad Luis Pasteur, antes Sociedad
Heredia, para el fomento de las artes, las ciencias y las industrias de San Rafael
de Ejido”, intentan escenificar un homenaje al navegante que llegó a las costas
de este continente cinco siglos atrás, pero se encuentran con el desconcierto de
sus ideas y experiencias. De forma involuntaria, se van despojando de sus
mentiras durante la representación —con el temor constante de que ya no
queden espectadores en la sala— para desnudar poco a poco la fragilidad de
sus vidas, para poner de relieve sus miserias, en abierto contraste con la
grandeza del “genovés alucinado”. Un recurso textual no sólo válido sino
necesario en la pieza de Cabrujas. Entre las vidas de Cosme Paraima, Herminia
Briceño, Antonieta Parissí, Purificación Chocano, Amadeo Mier y Francisco
Xavier de Dios se teje un entramado dramático lindante con la desesperación y
la tristeza.
A la dirección de Manrique hay que sumarle el trabajo interpretativo de
Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel
Rodríguez y Juan Vicente Pérez, muy sincronizados en sus personajes.
Constituyen un elenco joven, distinto, a conocer. Expresan profesionalismo en
la comprensión de estos seres angustiados que han comprendido la ruindad de
sus vidas y la fatuidad de las normas de conducta. Estos actores jóvenes han
tenido la oportunidad de trabajar en un clásico del teatro venezolano.
La dirección de arte y el vestuario concebidos por Eva Ivanyi se despliega en
dos dimensiones teatrales: la que vemos nosotros como espectadores y las que
ven los personajes como intérpretes de una obra teatral. Telas y texturas
determinan las diferencias y algunas veces las semejanzas entre realidad y
su representación. Define claramente los dos “espacios” de Acto cultural.
Aquiles Báez, por su parte, estructura su columna musical como expresión de
las angustias e inseguridades de los seis persoanjes. La iluminación de José
Jiménez, la utilería de Oscar Salomón y el diseño gráfico de Manuel González
Ruiz crean las atmósferas esenciales de esa representación teatral dentro de
otra sala teatral.
Acto cultural vuelve para encontrarse con nuevos espectadores que viven en
una Venezuela particularmente distinta. Aunque parezca mentira, los más
jóvenes no pueden poseer un recuerdo de Cabrujas, ni en el teatro ni la
televisión, ni en el cine ni en sus textos periodísticos. Tal vez por eso se ha
operado en los últimos años el rescate de su obra, a través de la labor de varios
compiladores. Pero no sólo han cambiado los espectadores, también nuestra
realidad. No estamos en el país dominado por Gómez ni el gobernado por
Carlos Andrés Pérez. Ahora tenemos un país que chapotea en el
neoautoritarismo en busca del totalitarismo. Es para ponernos a pensar.
La obra tan sólo se exhibe los sábados y domingos a las 4 de la tarde, un
horario un tanto peculiar, pero cómodo para muchas personas. Espero que
luego se mude a la sala grande del Trasnocho.
ACTO CULTURAL, de José Ignacio Cabrujas. Producción del Grupo Actoral 80.
Dirección: Héctor Manrique. Música original: Aquiles Báez. Dirección de arte y
vestuario: Eva Ivanyi. Realización de utilería: Oscar Salomón. Diseño gráfico:
Manuel González. En el espacio Plural del Trasnocho Cultural. Sábados y
domingos a las 4:00 p.m.
Ideas de Babel, 27 de enero de 2011
Acto Cultural
Los personajes nos comunican su drama, se burlan de nosotros y nos
interrogan como sociedad
Por Alberto Arteaga Sánchez
Hace dos semanas, el "pernicioso" Grupo Actoral 80, bajo la dirección de Héctor
Manrique, puso de nuevo en escena la obra de José Ignacio Cabrujas, Acto
Cultural, con la excelente interpretación de Samantha Castillo, Melissa Wolff,
Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez.
Sin duda alguna, esta creación teatral tiene hoy plena vigencia y actualidad y,
al retratar las historias del pequeño pueblo de San Rafael de Ejido y de su
"Sociedad Luis Pasteur, antes sociedad Heredia, para el fomento de las Artes,
las Ciencias y las Industrias", nos coloca brutalmente ante lo que somos o ante
la ignorancia de ello ya que, como le dice uno de los personajes, Amadeo Mier,
a Cosme Paraima: "yo no sé lo que somos... honestamente no lo sé".
Se trata de nuestra realidad, de nuestra pequeñez, de nuestra limitación
mental, que nos hace creer que somos muy importantes, tanto como para
desafiar al Imperio, del cual vivimos; y para ser capaces de pronunciar, ante
cualquier circunstancia, como arma letal, exigiendo un trato diverso al de
cualquier ciudadano, la amenazante frase: "¡Usted no sabe con quién está
hablando!".
Cabrujas nos habla de nuestra manera de ser y del proyecto fantasioso de vida
que nos hemos trazado a través de un "Colón, Cristóbal, el Genovés Alucinado"
que -como lo apunto yo ahora- según la versión oficial, no descubrió nada o
solo descubrió un pueblo valiente que se resistió, y fue bajado a mandarriazos
del pedestal en el que se encontraba pacíficamente en la Plaza Venezuela,
acusado de genocidio.
Los personajes de Acto Cultural nos comunican su drama interno, al interpretar
sus papeles, se burlan de nosotros y nos interrogan como sociedad.
Formando parte del Acto, que se lleva a cabo en San Rafael de Ejido, nos
identificamos con cada uno de los actores para vivir sus conflictos, sus
frustraciones y sus delirios. Ellos han fracasado, pero se asoma la esperanza ya
que "hemos vivido otras crisis y saldremos adelante. Además, un gobernador
no es eterno y la pintura de Leonardo da Vinci sí", como dice Amadeo; aunque
la respuesta de Cosme no deja de ser absolutamente preocupante: "¿Y
nosotros somos la pintura de Leonardo da Vinci?".
Héctor Manrique logra plenamente su cometido como director. Es impecable el
manejo de su oficio, los logros de la actuación y la creación del clima de la
obra. La interpretación se ajusta a las exigencias de la fuerza teatral; la música
de Aquiles Báez crea el ambiente propicio para el desarrollo de la creación
literaria y el vestuario y los detalles de la escenografía de Eva Ivanyi
constituyen el complemento necesario para realzar a los intérpretes y hacernos
vivir el ambiente de los años 20 en nuestra provincia.
Sin duda, hoy vivimos nuestro acto cultural en esta pequeña aldea llamada
Venezuela, con un Cristóbal Colón defenestrado y con personajes de una
sociedad que languidece en su propia vergüenza, en medio de discursos
altisonantes y nombre pomposos, con invocaciones de proezas de papel y a la
espera de un futuro mejor, quedando para la reflexión la propuesta final de la
obra: "un minuto de silencio".
El Universal, 15 de febrero de 2011
Tras el primer acto de Cabrujas
El dramaturgo hizo personajes a la medida de sus actores y del país
Por Ángel Ricardo Gómez
José Ignacio Cabrujas escribió Acto Cultural página por página. Pues sí, cada
día llegaba con una parte nueva para cada personaje, muchos de los cuales
fueron escritos a la medida del elenco original. Así lo recuerda Tania Sarabia,
quien interpretó a Purificación Chocano en la primera versión de 1976.
"Ese personaje no existía pero fue tanto lo que le insistí a José Ignacio que me
dio a Purificación. Él me regaló ese personaje y con este me dio una manera de
vivir y ganarme la vida", recuerda con cariño la actriz.
Purificación, como Tania, es producto de muchas personalidades de la cultura,
en eso coinciden. "Ella cree que lo que va a pasar es maravilloso, pero se da
cuenta de que esa nave no va pa' ningún lado... Seguimos siendo (los artistas)
los huerfanitos de la Quinta, la Cuarta y la Tercera República", dice.
Algunos ya no están: Cabrujas hizo a Cosme Paraima hasta que llegó Fausto
Verdial de Europa. Ambos dejaron de existir, así como Rafael Briceño, que
interpretó a Amadeo Mier.
María Cristina Lozada como Tania, sigue activa en el teatro. En la temporada
inaugural de Acto cultural encarnó a Herminia Briceño, personaje que fue
escrito para la actriz Herminia Valdés, quien se apartó del montaje
decepcionada por el destino de la viuda de Petit.
"Herminia me gustó desde que lo leí. Creo que ella funciona como la esperanza,
vive de sueños y de embellecer y enriquecer su vida", cuenta, al tiempo que
considera que la pieza no es pesimista sino realista.
Acto cultural narra la historia de la Sociedad Luis Pasteur de San Rafael de
Ejido, que celebra sus 50 años con la obra "Colón Cristóbal, el genovés
alucinado". Durante la representación los miembros van desnudando sus vidas
precarias y sus miserias.
"Es una obra siempre vigente cuya realidad no se ha perdido", comenta Lozada.
"Su vigencia es producto de la visión que siempre tuvo José Ignacio, el país no
ha cambiado, sólo cumple ciclos".
Eva Ivanyi fue la productora y vestuarista del montaje original. Hoy diseña los
ropajes de la propuesta que presenta el Grupo Actoral 80.
Para entonces, Eva Ivanyi estaba casada con José Ignacio Cabrujas, quien
compartía su tiempo entre RCTV y El Nuevo Grupo. Ella gerenciaba el Ballet
Internacional de Caracas y colaboraba con la compañía de teatro de su esposo.
"Volver a hacer Acto cultural ha sido una experiencia maravillosa porque me di
cuenta de que me sé el texto de memoria", cuenta Ivanyi, quien siente que la
obra es una visión más sentimental que política o intelectual del país, "es más
emotiva que otras obras".
El Universal, 17 de febrero de 2011
Otelo y Acto cultural se representan para las nuevas generaciones
Clásicos teatrales vuelven a Caracas
El Teatro San Martín de Caracas retoma el drama de la mano de William
Shakespeare Por su parte, el Grupo Actoral Ochenta rinde homenaje a José
Ignacio Cabrujas en el Trasnocho Cultural
Por Martha Cotoret
Dos épocas, dos maneras de hacer teatro y de pensar reviven en las tablas
caraqueñas a través de la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas y William
Shakespeare. En el este de la cuidad el Grupo Actoral Ochenta presenta una
temporada de Acto Cultural, y en el oeste el Teatro San Martín de Caracas
interpreta Otelo.
Bajo la dirección de Héctor Manrique, Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica
Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez recrean una
historia llena de personajes fracasados y con una perspectiva idílica de la vida.
"Mi relación personal con la obra es desde hace muchos años. Es una pieza que
leo y releo y que me gusta. Además es actual porque habla del país que somos
y de la precariedad que nos cobija", señala Manrique.
En Acto Cultural, Cabrujas muestra al espectador ambientes y personajes que
nos resultan familiares, con todo el drama y sus consecuencias que el mismo
público podrá identificar desde el comienzo.
"Es una pieza con la que el espectador puede identificarse. Además, el texto
cuenta con personajes incapaces de poner los pies sobre la tierra. A lo largo de
la historia, cada uno de los involucrados van pasando por un proceso catártico y
aparecen ante el espectador con sus profundas miserias", agrega el director.
La pieza de Cabrujas se presenta en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural,
los sábados y domingos a las 4:00 pm. Las entradas tienen un costo de Bs.
100.
CUATRO PERSPECTIVAS DEL DRAMA Este año el Teatro San Martín de Caracas
inició su temporada con el estreno de Otelo, la cual se presenta dentro del
Proyecto Shakespeare 4x4 iniciado en 2010 con Romeo y Julieta. Desde el
pasado 28 de enero la pieza, dirigida por Luis Domingo González, es
representada por Ludwig Pineda, David Villegas, José Gregorio Martínez y
Mariana Alviares.
La pieza magistral de Shakespeare habla del tiempo, del efecto demoledor y
criminal que ejerce el Poder sobre los principios e ideas de aquellos que lo
ostentan.
"Otelo ha empujado a la compañía a una nueva forma de creación oral,
llevando a los actores desde la seducción mortal de la palabra hasta la
bendición sólida del silencio", explica David Villegas, productor general del
espectáculo y actor responsable de varios papeles, entre ellos, Iago.
El clásico de la dramaturgia universal será representada hasta el al 6 de marzo
en la sede del Teatro San Martín de Caracas.
Las funciones son los viernes y sábados, a las 8:00 pm, y los domingos a las
6:00 pm.
Tal Cual, 27 de enero de 2011
Un Acto cultural desentraña la pretensión de un país
El Grupo Actoral 80, dirigido por Héctor Manrique, reestrena hoy una de las
piezas cumbres de José Ignacio Cabrujas
Por Valentina Hidalgo
En los tiempos que corren pareciera que, más que nunca, los venezolanos,
creadores y público, están llamados a hurgar en su dramaturgia y en su arte
para hallar las características que históricamente los han dibujado como pueblo
y así entenderse, reconocerse. En todo caso, los integrantes del Grupo Actoral
80 reconocen que, de buscarse, el venezolano debe hacerlo en obras como
Acto cultural de José Ignacio Cabrujas, que hoy reestrenan.
Héctor Manrique, director de la compañía teatral, justifica la elección de la pieza
sin rodeos. "Me gusta. Es una obra con la que tengo una relación de lectura
desde hace mucho tiempo y, por suerte, no me ha pasado eso que suele ocurrir
con los largos noviazgos que no terminan en matrimonio", dice complacido.
Isaac Chocrón, sempiterno compañero de Cabrujas y co-fundador junto con él
del Nuevo Grupo, reconoce en el autor esa habilidad para contar historias en las
que la referencia histórica sirve para crear paralelismos con el presente,
característica que define Acto cultural. "Si bien esa obra fue escrita en la
década de los años setenta, hoy nos sigue retratando aún más vívidamente que
en aquella época. Creo que somos un país que cada vez se parece más a San
Rafael de Ejido en los años veinte; cada vez vemos más personas que dicen ser
los abanderados de la cultura y que son como estos personajes que pretenden
ser reflectores culturales y ni siquiera pueden iluminar su propia vida", señala
Melissa Wolf, que interpreta a Antonieta Parissí en el montaje.
El fracaso como tema y catapulta a lo universal.
Entendidos de la obra cabrujiana coinciden en que su universalidad radica en
que aborda con profundidad temas comunes a todos, como el fracaso. Lo hace
en El día que me quieras a través del personaje de Pío Miranda y lo repite con
Amadeo Mier en Acto cultural. Esa preocupación es recurrente en su
dramaturgia.
"Cuando uno ve Acto cultural se encuentra con el tema del desarraigo. Vemos a
personas que no están cómodas consigo mismas, a las que no les gusta lo que
son. José Ignacio ha escrito sobre los grandes fracasados. Si tú ves Hamlet, es
un fracaso; si lees Macbeth es igual. Las historias bonitas interesan muy poco.
Acto cultural habla del fracaso que somos como país y como seres humanos. El
fracaso que somos por no saber quiénes somos, porque carecemos de
identidad. En suma, somos una pretensión", apunta Manrique.
El actor Juvel Vielma, conocido por el papel de Taita Boves en la cinta
homónima de Luis Alberto Lamata, y quien da vida a Amadeo Mier en la obra,
cree que las miserias humanas que retrata Cabrujas en el escenario bucólico de
San Rafael de Ejido no son sólo de la sociedad venezolana. "Él habla y plantea
los fracasos. Esos deseos que se sueñan pero a los que no se llega, y eso es
universal. Ellos sueñan y fracasan en San Rafael de Ejido como otros lo hacen
en Nueva York".
El elenco destaca como atributo del montaje que Manrique, aunque es exigente
con los actores, confía en ellos, y les da libertad de creación para construir sus
personajes.
"Cabrujas no pone muchas acotaciones y Héctor no pone ninguna acotación",
señalan, a lo cual el director agrega: "No me gusta ser un obispo. Soy de la
idea de que el oficio del director consiste en ser un creador de climas de
trabajo, un ordenador de ese potencial creativo de los demás".
El estreno de Acto cultural por el GA 80 contará con las actuaciones de
Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel
Rodríguez y Juan Vicente Pérez; la producción de Carolina Rincón; y la
colaboración de creadores como Aquiles Báez, que compuso la música original
para la pieza. Eva Ivanyi se encarga de la asesoría artística y el vestuario, José
Jiménez del diseño de iluminación, Oscar Salomón de la utilería y Manuel
González Ruiz del diseño gráfico.
El Nacional, 21 de enero de 2011
“Acto Cultural” de José Ignacio Cabrujas
Por Ibsen Martínez
La ignorancia y la beatería provincianas, de la mano de la improbidad
intelectual de nuestra peor “crítica cultural” amateur, han querido, de un
tiempo a esta parte, hacer de José Ignacio Cabrujas una “voz de la tribu”: un
oráculo, un santo patrono. Nada más risible a mis ojos. Nada más
descaminador, creo yo.
Esta propensión se ha manifestado póstumamente, desde luego. Treinta y pico
años atrás el círculo de municipales críticos de teatro caraqueños declaraba
desierto el premio que por entonces otorgaban ¡justo el mismo año en que se
estrenó “El día que me quieras”!
Hablamos de una de las piezas cumbres del teatro en nuestra lengua y en
cualquier época. Sin embargo, aquel año los criticos no hallaron méritos para
distinguirla. Las razones de aquel fútil intento de ningunear a un autor “para
todo terreno” cuyos exitosos excursos fuera del ámbito teatral y cuyo conquista
de vastos públicos dentro y fuera del país tanto desaprobaban sus críticos, se
las tragó el olvido. No pudo el olvido, después todo, con “El día que me
quieras”; una pieza teatral de la que cada día que pasa mana más y más
sentido.
Como decía, ahora se “redescubre” a Cabrujas, pero es sólo para embalsamar
su burlona disposición al escepticismo, su desengañada sabiduría sobre cuán
prescindible ha sido y es Venezuela para el mundo y cuán irrisorias han sido sus
pretensiones de llegar ser una nación como Dios manda.
Paradójicamente, algunos de los “rescatistas” de hoy día juzgaron, allá por los
años setenta, que el otrora promisorio Cabrujas de “Los Insurgentes” y “En
nombre del rey”, había devenido autor de sainetes, que el oficio de escribidor
de telenovelas había contaminado al dramaturgo y degradado su obra. Lo
despachaban – lo desahuciaban, mejor dicho– como una cruza de Carlos
Arniches y Rafael Guinand ofuscada por la ópera.
Los favoritos de la cátedra eran los “bertoltdtbrechts” de la identidad nacional y
el antimperialismo cultural. Los autores de insufribles piezas imbuidas de
Armand Mattelart, Rodolfo Quintero y Eduardo Galeano, teloneros de todos los
festivales de teatro de la subgregión andina, eran ensalzados como los Harold
Pinters, los Clifford Odets y las Shelag Delaneys del bostezo seudointelectual
fuera de concurso.
La exaltación de Cabrujas, hoy en boga, no sabe sino discurrir razones
equivocadas. Es síntoma de los tiempos que corren; tiempos de dispersión de
rebaños y confusión de las lenguas. Algunas desmesuras que se leen en la
prensa sugieren preguntarnos qué diría el impío e irreverente autor de “Acto
Cultural” ante la bufonada de bautizar precisamente con su nombre ¡una
fundación cultural!
La nuez argumental de la reivindicación de Cabrujas nos lo ofrece como una
especie de Maksim Gorki de Catia, espejo y guía de la sociedad venezolana.
Tamaña martingala es obra primordial de desabridos profesores de literatura
del tipo que debe colonizar un tema para singularizarse en el mercado
académico. La verdad, sin embargo, está en otra parte.
La verdad está en el impertérrito individualismo de Cabrujas, en su terca
independencia intelectual, en la suspicacia que en él suscitaba todo credo, en
especial las supercherías identitarias y la corrección política. Lo singularmente
cabrujiano es que, al no ser feroz su irreverencia ni iracundo su
descreimiento, la nitroglicerina que destilaba el ingenio incomparable de José
Ignacio podía pasar por champagne brut, pero seguía siendo nitroglicerina.
Tanto es así que, solo a título de ejemplo mencionaré el hecho de que una
sosegada entrevista sobre el Estado venezolano, en el curso de la cual
Cabrujas expresó jovial, apacible pero jocundamente sus ideas sobre la
mascarada venezolana, tal como dictaba su hechicero talante de conversador
inolvidable, fue recogida por el gobierno de Lusinchi ni más menos que como
una dictadura hace recoger un libelo inflamador. Digámoslo todo: Carmelo
Lauría, el Gran Inquisidor de aquel episodio, tuvo razón en retener la edición
del disolvente ensayo verbalizado por Cabrujas que todavía se lee con sumo
provecho y permite entender porqué los polvos de CAP, Lusinchi, Herrera y
una vez más CAP trajeron los polvos del chavismo.
Ninguna de sus obras teatrales condensa mejor el iluminador escarnio que hace
Cabrujas de una “sociedad a medio hornear”, para usar la expresión de V.S.
Naipaul, y la ternura con que se inclina hacia sus semejantes y sus sueños y
sus mistificaciones que “Acto Cultural”.
Estrenada en los años setenta, ha vuelto a las tablas desde ayer sábado, en la
Sala Plural de Trasnocho. Esta vez la puesta en escena corresponde al Grupo
Actoral 80, que dirige mi fraterno amigo Héctor Manrique, a quien por mal
nombre llaman “Chiqui”. Encuentro mucha justicia poética en hecho de que
esta regocijante y agridulce pieza sobre la Sociedad Luis Pasteur (antes
Sociedad Heredia) para el Fomento de las Artes, las Ciencias y las Industrias de
San Rafael de Ejido, sea reestrenada por una extraordinaria compañía de
repertorio, despojada del magro subsidio que recibía del estado en razón de lo
que, según los comisarios culturales del régimen chavista, el Grupo Actoral 80
se dedica a formas “perniciosas de cultura”.
No osaré resumir su argumento, hecho de alusión, experiencia vivida y
parodia. Tan sólo encareceré la atención que esta pieza seminal de la
literatura dramática hispanoamericana merece, diciendo que Melissa Wolf,
Samantha Castillo, Angélica Arteaga, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez,
jóvenes y perniciosas figuras del GA 80, acompañan brillantemente al
carismático Juvel Vielma, el terrorífico protagonista “El Taita Boves”. El
vestuario y la dirección artística corren a cargo de Eva Ivanyi. La música es
original del maestro Aquiles Báez.
Cuando usted lea esta nota, ya yo habré ido a verla y reído y reído y una vez
más reído y también llorado, como cuando Cosme Paraima dice, al disculparse
con Amadeo Mier (Juvel Vielma): “Quisiera inventar cualquier culpa y
colgármela como una traje de costumbre. Y no puedo. Alli está la Plaza Bolívar
si te sirve. El campanario si te sirve. Una cuesta. Un asno. Un bastón… si te
sirve. Y yo que me engaño y soy eso. Y nada más que eso”.
Tal Cual, 23 de enero de 2011
Cabrujas vuelve a desnudar al país
Expertos hablan de su obra a propósito de "Acto cultural"
Por Ángel Ricardo Gómez
El pasado mes de octubre se cumplieron 15 años de la desaparición física de
quien fuera uno de los dramaturgos más importantes de Venezuela. José
Ignacio Cabrujas (1937-1995), como lo califica Isaac Chocrón en el prólogo de
Acto cultural (Monte Ávila, 1989), fue "el talento más versátil de todo el teatro
venezolano actual".
Precisamente una versión de Acto cultural servirá para recordar al creador. El
Grupo Actoral 80, dirigido por Héctor Manrique, estrena este sábado una
propuesta de la que es considerada la pieza fundamental de la dramaturgia
cabrujiana.
Cabrujas, cual Pirandello, hace teatro dentro del teatro para presentar a los seis
miembros de la Sociedad Luis Pasteur para el Fomento de las Artes, las Ciencias
y las Industrias de San Rafael de Ejido, celebrando su 50 aniversario con la
obra Colón Cristóbal, el genovés alucinado. Durante la representación del acto
los miembros de la Junta Directiva se van descubriendo a sí mismos frente a los
asistentes, mostrando su ternura pero también sus miserias, contradicciones y
frustraciones.
En el mencionado prólogo Chocrón escribe que Acto cultural tiene como
ambiente "la vida de pueblo apabullada por la resonancia de las ciudades que le
quedan lejos, y cuyos personajes son seres angustiados por seguir viviendo,
obedeciendo normas y comportamientos que no les merecen su total
credibilidad".
Leonardo Azparren, crítico de teatro e Individuo de la Academia Venezolana de
la Lengua, considera a Acto cultural como la mejor de la dramaturgia del autor,
junto con El Americano Ilustrado. "Siempre he considerado esa obra la
metáfora de la Gran Venezuela, de esa ilusión de grandeza, de ser un país más
grande siendo en realidad un país mediano".
Azparren recuerda que Acto cultural aparece a mediados de los 70 (1976),
tiempos de la nacionalización del petróleo y el hierro, de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo, del grupo de los Países en vías de Desarrollo...
"Fue una gran ilusión, pero la inmensa mayoría estaba convencida de que
éramos una Gran Venezuela, fue una fuerte ideología".
Así, en la obra se presentan dos dramaturgos, a juicio del crítico, Cabrujas y
Amadeo Mier, uno de los personajes centrales. "Colón, en la obra de la
Sociedad Luis Pasteur, sale no a descubrir a América sino a San Rafael de Ejido.
Es una pretención desmedida que lo lleva al fracaso y a la frustración".
Azparren recuerda que Cabrujas siempre sintió fascinación por los seres
fracasados y Acto cultural es una muestra.
Chocrón cree que la obra "habla de nosotros, de lo que somos y seguiremos
siendo", al tiempo que apunta una de las claves del éxito de su desaparecido
colega: "Tocando un tema aparentemente rural, de pequeña ciudad, plantea
una reflexión que nos concierne a todos, lo que somos y por qué".
A diferencia de Azparren, el autor de La Revolución y Los Navegaos no cree que
la llamada Gran Venezuela sea una ilusión. "El Gran País existió y volverá a
existir, lo más importante es que sigamos pensando y trabajando en ello".
Yoyiana Ahumana cree que Acto cultural es la obra más compleja de Cabrujas y
así lo planteó en su tesis de maestría en Literatura Latinoamericana de la USB.
La escritora recuerda que la Compañía Nacional de Teatropresentó en 1987 dos
versiones: una barroca articulada en dos niveles (teatro dentro del teatro) y
otra andina, de teatro pobre, con sainete.
"La complejidad de la pieza está en esa doble articulación, es una perfecta
partitura, como de ópera, con arias, dúos, tríos... y en el momento en que el
personaje central rompe la cuarta pared (público) el espectador se da cuenta
de que hay otra propuesta. El gran descubrimiento son los desazones, los
vacíos, la representación simbólica de lo que se es y lo que se necesita decir",
comenta.
Azparren opina que el éxito de Cabrujas radica en su capacidad para encontrar
significados a las profundas paradojas de los venezolanos.
Chocrón escribe en el mencionado prólogo: "La excelencia de Acto cultural
deriva de la acertada orquestación de tres niveles simultáneos en los cuales
funciona la obra. Primeramente, el espectáculo teatral es el acto cultural del
título, con el público como asistente a dicha manifestación... (Segundo nivel)
Cabrujas logra mejor que nunca en toda su producción presentar la Historia
como espejo donde los que la reverencian puedan verse. También logra escribir
el libreto de una ópera, si se quiere bufagrotesca, con la pequeña obra
compuesta por arias, duetos, tríos, y un tono operático que hábilmente sirve
para guiar al espectador por los confines oscuros y conmovedores del tercer
nivel en que funciona Acto cultural: la vida íntima e inexorablemente
compartida de los seis miembros de la Junta Directiva".
El sábado José Ignacio Cabrujas vuelve a escena para desnudar a todo un país.
El Universal, 20 de enero de 2011
La obra se presentará sábados y domingos a partir de las 4pm
Las reflexiones actuales de Acto cultural
La pieza teatral es original del reconocido dramaturgo venezolano José Ignacio
Cabrujas La puesta en escena es realizada por el Grupo Actoral 80 y dirigida por
uno de sus fundadores, Héctor Manrique
Por Denis Mafla
A partir del 22 de enero, el Espacio Plural del Trasnocho Cultural estará
presentando la obra Acto cultural, pieza original del genio del teatro
contemporáneo en Venezuela, José Ignacio Cabrujas.
Esta pieza teatral, estrenada en el año de 1976 por el Nuevo Grupo de
Venezuela y que es dirigida en esta ocasión por el también actor Héctor
Manrique, presenta la historia de cuatro miembros de la junta directiva de una
institución cultural rural que escenifican dentro de la ficción el drama histórico
Colón, Cristóbal, el genovés alucinado.
El montaje de esta obra no es para nada fortuito, ya que fue luego del estreno
en la Sala Juana Sujo que la idea de presentarla de nuevo germinó en la cabeza
de Manrique, quien mantiene un nexo especial con el texto de Cabrujas, y
quien además considera "que para el país es una obra necesaria" reflexionando
en torno al contexto social, cultural y político en el que Venezuela se encuentra
actualmente.
Con ésta, ya serían tres las obras de Cabrujas que el Grupo Actoral 80 ha
llevado a las tablas y la segunda que dirige Manrique, ya que la primera estuvo
a cargo del fundador del grupo Jean Carlos Gené, quien en la actualidad reside
en Buenos Aires.
UNA ÓPTICA VIGENTE Descendiente directa de la pluma característica de
Cabrujas, Acto cultural mantiene esa óptica cargada de historia que aparece en
casi toda la obra del dramaturgo venezolano. Ese afán de buscar en el pasado
para entender mejor el presente se recrea perfectamente en esta
representación. Ambientada en un pueblo, los personajes de este drama viven
angustiados por saberse tan alejados de la ciudad, en una sociedad donde las
normas y comportamientos a seguir no funcionan. Prefieren quedarse para
siempre atrapados antes que huir o cambiarlo todo.
Sin embargo, la verdadera excelencia de la trama se encuentra en la manera
como se desarrolla la historia. La escenificación de la vida de Colón dentro de la
misma obra permite observar cómo los personajes son afectados por esta
representación. El colonizador genovés es plasmado como un hombre aferrado
a una visión que desconoce por completo, junto a otros personajes cuyas vidas
son recreadas sin ningún tipo de exaltación épica.
Mediante la evolución de la trama los actores toman conciencia de sus deseos y
con ellos del miedo que les impide llevarlos a cabo. Una producción que más
que desatar risas, hará que el público reflexione en torno a las limitaciones
individuales y la proyección de ello en la sociedad actual.
Tal Cual, 13 de enero de 2011
El Acto cultural de Cabrujas regresa
La obra se estrena el sábado 22 de enero en el Espacio Plural del Trasnocho
Por Roberto Rodríguez
La Sociedad Luis Pasteur, antes Sociedad Heredia para el fomento de las
artes, las ciencias y las industrias de San Rafael de Ejido, vuelve a entrar en
sesión a partir del sábado 22 de enero en el Espacio Plural del Trasnocho
Cultural.
Se trata de una iniciativa del Grupo Actoral 80 de llevar a las tablas, por
primera vez, la pieza Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas (1937-1995).
Es el avezado Héctor Manrique el encargado de dirigir esta emblemática pieza
del teatro venezolano en la cual los seis miembros de la junta directiva de una
institución cultural rural escenifican el drama histórico Colón Cristóbal: el
genovés alucinado.
Esta situación se presta para que, con la excusa de cumplir el cometido
artístico, los personajes se vayan descubriendo a sí mismos frente al público,
desnudando sus miserias, sueños rotos y pobres existencias.
En esta ocasión, el elenco de Acto cultural está conformado por Samantha
Castillo (Herminia Briceño, viuda de Petit), Melissa Wolf (Antonieta Parissi),
Angélica Arteaga (Purificación Chocano), Juvel Vielma (Amadeo Mier), Juan
Vicente Pérez y Daniel Rodríguez (Francisco Xavier De Dios y Cosme Paraima,
indistintamente).
Manrique confiesa que el acercarse a este texto no es nada accidental, por el
contrario, era un evento que esperaba desde hacía tiempo. "El caso de Acto
cultural es una pieza en la que vengo pensando de ya hacía varios años,
siempre que la veía me imaginaba cómo montarla, cómo podría escenificarla",
cuenta el también actor.
Más allá de haber tenido ese "fantasma" rondándole a sus musas, Manrique
explica que mantiene un nexo especial con este texto estrenado en agosto de
1976, en la Sala Juana Sujo.
"En realidad con esta obra tengo una larga relación, primero como espectador
del montaje original y después, es ese tipo de relaciones que uno va teniendo
con los espectáculos que le gustan a uno", asegura.
Precisamente, esa primera vez que la pieza llegó a las tablas de la mano del El
Nuevo Grupo de Venezuela y que contó con las interpretaciones de María
Cristina Lozada, Perla Vonasek, Tania Sarabia, Rafael Briceño, Fausto Verdial y
Walter Berrutti, bajo la tutela del mismísimo José Ignacio Cabrujas, marcó al
director de esta la propuesta del 2011.
"Considero que para el país es una obra necesaria" responde rápidamente
sobre la pertinencia de revisar en el presente el texto en cuestión. Luego,
añade en tono cordial "además una obra que me gusta, que creo que es una
cosa fundamental al momento de hacer un espectáculo".
Tomar una pieza de esta relevancia y llevarla de nuevo a las tablas es, cuando
menos, un reto. Y justamente así lo ha tomado Manrique, quien ya puso sobre
las tablas otras obras de Cabrujas en oportunidades anteriores con el GA80: El
día que me quieras (2006) y El americano ilustrado (2000).
"Claro que da temor y angustia, pero fundamentalmente produce una gran
energía para uno y para los actores", resume Manrique de lo que es encabezar
el montaje.
En cuanto a cómo ha resultado el proceso hasta llegar al estreno en apenas dos
semanas, asegura "ha sido muy estimulante, es un espectáculo que nos hemos
tomado con calma, tratando de profundizar en él, ahora empieza a a producir
esa emoción de no saber qué va a pasar cuando lo vea el público".
Sin embargo, Manrique no esconde que se trata de una labor minuciosa. "Es
una historia difícil de ir desentramando para darle vida, porque la palabra
escrita es desde el punto de vista teatral algo muerto. Ese proceso ha sido
largo".
Acto cultural estará en la cartelera los sábados y domingos a las 4:00 pm en el
Trasnocho Cultural en Las Mercedes.
El Universal, 8 de enero de 2011
El genio de Cabrujas regresa a escena con "Acto
cultural"
Grupo Actoral 80 estrena el 22 de enero el clásico del teatro venezolano
Por Ángel Ricardo Gómez
"Ellos saben que ni su pueblo ni su moralidad funcionan, pero también saben
que no tienen la valentía para cambiarlos o para escapar". Con esta
contundente idea Isaac Chocrón se refiere a una de las obras más reveladoras
en la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas, Acto cultural, que vuelve a escena
para mostrar al ser humano en su miseria, su ternura y profundas
contradicciones. Será el Grupo Actoral 80 con Héctor Manrique al frente, el que
lleve a las tablas este clásico del teatro venezolano, cuyo estreno está previsto
para el sábado 22 de enero, en el Espacio Plural de Trasnocho Cultural.
La nueva generación del GA80 presenta una pieza emblemática de Cabrujas, de quien se
cumplieron en octubre 15 años de su partida (Nicola Rocco)
La Sociedad Luis Pasteur (antes Sociedad Heredia) para el Fomento de las
Artes, las Ciencias y las Industrias de San Rafael de Ejido celebra su 50
aniversario con la puesta en escena de Colón Cristóbal, el genovés alucinado.
Durante la representación del acto los seis miembros de la Junta Directiva,
Herminia Briceño, viuda de Petit, Antonieta Parissí, Purificación Chocano,
Amadeo Mier, Cosme Paraima y Francisco Xavier De Dios, se van descubriendo
a sí mismos frente a los asistentes, develando sus vidas precarias, sus
abandonos, sus anhelos y sus miserias.
"Mientras más se esfuerzan por representar la grandeza de Colón y su
descubrimiento, más los arropa la propia pequeñez de un pueblo que encierra
un pasado, un presente y un futuro que los ahoga", refiere la presentación de
la obra en la página web de Trasnocho.
Héctor Manrique, quien también estará como actor en Baraka de María Goos en
Teatro Trasnocho, dirige el montaje que cuenta con las actuaciones de Juvel
Vielma, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Samantha Castillo, Juan Vicente Pérez y
Daniel Rodríguez.
"Esta era una pieza a la que le tenía ganas desde hace muchos años. Tiene que
ver con la precariedad que somos como país, con la pretensión y cómo la
realidad nos presenta ante el público como somos en nuestras más profundas
miserias", comenta Manrique.
Para el director, se muestra en la obra a una cultura no como lo que es, sino
como lo que creemos que es.
Manrique halla dramáticas semejanzas entre Pío Miranda de El día que me
quieras, del mismo autor -montada por el GA80 en 2005-, y Amadeo Mier y
Cosme Paraima. "Son seres enormemente frustrados por lo que no son,
intentan mostrarse como los reflectores que iluminan al resto, cuando en
realidad no lo son".
Chocrón, en el prólogo de la obra -publicada por Monte Ávila en 1989- apunta:
"Amadeo, el Presidente-autor, es quien más agoniza mientras vive porque al
mismo tiempo que pregunta: '¿Cómo hace un hombre en San Rafael de Ejido
cuando tiene un fantasía?', se consuela repitiendo: 'Que nadie pierda las
esperanzas'".
Acto cultural es teatro dentro del teatro lo que implica algunos retos. "Esta es
una obra enormemente compleja, difícil, porque más que un doble, hay un
triple escenario: ellos como funcionarios, como personajes y como lo que
representan en la obra".
Para Chocrón hay tres ritos: "el presente; el pasado histórico; y el vivir sin
presente o futuro, sólo con un pasado que agobia y frustra".
El Universal, 22 de diciembre de 2010
"Acto cultural" y yo
Por Carlos Russo
Acto Cultural y yo tenemos en común haber nacido en Caracas, el mismo mes
del mismo año: agosto de 1976. Yo he envejecido, la obra no. Eso ocurre con
los clásicos. Treinta y cuatro años después de su estreno, el GA80 –quizás el
único grupo teatral venezolano consecuente con la dramaturgia cabrujiana– nos
ofrece una reposición impecable.
El texto de Cabrujas es un libreto metateatral: teatro dentro del teatro. Por
tanto, la estructura del tiempo es un vaivén posible que lleva al espectador del
siglo veintiuno hasta un pueblo trujillano durante el régimen dictatorial de Juan
Vicente Gómez y de allí lo regresa a los años de Cristóbal Colón viajando por
toda Europa en la búsqueda de financiamiento para su loco viaje, que luego se
concreta en el Descubrimiento de América.
Todo el texto es poesía. Poesía que uno como venezolano la siente cerca, pero
que tampoco debe ser extraña para un forastero. Las palabras cabalgan en las
lenguas de los actores. De aquí la grandiosidad del teatro de nuestro
dramaturgo fallecido, que según se cuenta entre sus pupilos, escribió muchas
de sus escenas durante los ensayos y creó muchos personajes para su gente
querida.
Yo no disfruté de su trabajo mientras él estuvo en vida. Murió prematuramente
en 1995, en una piscina en Porlamar. Yo tenía dieciocho años, apenas salía de
mi casa para emanciparme. Pero recuerdo dónde estaba y qué hacía esa noche:
salía de la Cinemateca Nacional en la Plaza Morelos, Los Caobos, y me encontré
con un amigo mayor quien me dio la noticia. Poco sabía entonces de José
Ignacio Cabrujas: que era un hombre de teatro y televisión, del cual yo habría
visto seguramente algunas de sus telenovelas pero de quien no había leído ni
visto ninguna de sus obras de teatro.
Este enero de 2011 (ya con la experiencia de haber visto la inolvidable
reposición que hiciera el mismo GA80 unos cinco años atrás de El día que me
quieras), la magia del teatro revive ante mí una anécdota, unas vidas de
ficción que parecen tan reales, un espacio… Lo que estaba ocurriendo treinta y
cuatro años antes en Caracas, por allá por la avenida Andrés Bello, en el Teatro
Alberto de Paz y Mateos, mientras yo gritaba y pedía teta en un pabellón del
hospital Magallanes, de Catia…
Y me maravillo porque este viaje teatral no es sólo a la época de Gómez ni de
Colón, sino también a una época del teatro venezolano donde se podían montar
obras divertidas sin que fueran frivolidades, comedias sin que fueran vodeviles,
dramaturgia venezolana que nos miraba de afuera hacia dentro y no al revés…
Hacen falta los nuevos Cabrujas, apenas tenemos un Elio Palencia que le roza…
Héctor Manrique, en su dirección, pareciera pertenecer a la época de ese buen
teatro y el elenco al que dirigió (Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica
Arteaga, Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez, Juvel Vielma), una promesa a la
altura de los primeros interpretes de Acto Cultural.
6 de marzo de 2011
Volvió "Acto cultural" a 35 años de su estreno
Por Florángel Gómez
El Grupo Actoral 80 (GA80) presenta Acto cultural, de José Ignacio Cabrujas, en
la Sala Plural del Trasnocho Cultural, con la dirección de Héctor Manrique, para
revivir en las tablas la obra que en su momento fue despachada por los críticos
como un sainete -según cuenta el escritor Ibsen Martínez y que posteriormente
se reveló como la pieza cumbre que bien puede formar parte del repertorio
teatral latinoamericano.
Isaac Chocrón, dramaturgo y fundador junto a Román Chalbaud y José Ignacio
Cabrujas del Nuevo Grupo de Venezuela, escribió en el prólogo de la edición de
Monte Ávila Editores, que Acto cultural “se convierte en una ceremonia donde
tres ritos diferentes se desarrollan simultáneamente: el presente; el pasado
histórico; y el vivir sin presente o futuro, sólo con un pasado que agobia y
frustra”. Seis personajes, miembros de la Junta directiva de la Sociedad Louis
Pasteur, deciden escenificar Colón, Cristóbal, el genovés alucinado, escrita por
su presidente, Amadeo Mier, encarnado en Juvel Vielma -el mismo que hizo el
papel de Taita Boves, en la película de Luis Alberto Lamata-. Un primer nivel de
la obra es de ese acto cultural, en el que el espectador también es el
espectador de San Rafael de Ejido. Un segundo nivel es el de las vicisitudes y
contrariedades de esos actores aficionados y las funciones que cumplen en la
sociedad. Y el tercer nivel se vislumbra cuando cada personaje descubre su
historia, carácter, miedos y deseos. Y como apunta Chocrón, esas confidencias
“que son más bien reiteraciones de secretos públicos”, “no permiten que las
sonrisas del público lleguen a ser risas sino que las transforman en muecas
agrias”. “Esta pieza que se maneja en esos tres niveles, desde todo punto
de vista es muy interesante.
Es una obra en su estructura muy revolucionaria. Por su belleza, por su poética
debe estar considerada entre las grandes piezas del teatro latinoamericano”,
afirmó Héctor Manrique al Correo del Orinoco. El director había dirigido y
actuado otras dos piezas de José Ignacio Cabrujas. En 2000, El americano
ilustrado y en 2005, El día que me quieras.
Sobre la dirección, Manrique declaró que nunca tiene “una visión preconcebida”
e intenta “ir armando el espectáculo”, con el trabajo que hace “con los actores
y el equipo de creativos, a partir de las propuestas de cada uno”.
ESPECTADORES Y CRÍTICOS
El crítico Rodolfo Izaguirre, quien se encontraba entre el público de la función
del sábado pasado de Acto cultural, recordó el primer montaje que se hizo con
el gran actor Fausto Verdial en el papel de Cosme Paraima -en el reparto actual
están Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez (quienes alternan también el rol de
Francisco Xavier de Dios). “Esta obra sigue siendo de una actualidad en todo el
sentido. Lo que más impresiona de esto es que al fin de cuentas, la reflexión de
Cabrujas, sería ¿a quién le importa toda esta cosa de la cultura?”. Agregó que
la obra maneja el sentido del humor y tiene “unos diálogos que solo José
Ignacio Cabrujas era capaz de escribir”. Sobre la propuesta escénica de
Manrique, opinó que “supo interpretar realmente ese texto y le ha dado una
gran fuerza, en el que el humor y la tragedia conmueven muchísimo, porque
ellos están representando una historia de Colón absurda, y al mismo tiempo
están aflorando sus propias penurias, dificultades y tristezas”.
El cineasta, director teatral y guionista César Bolívar quien también disfrutaba
de la pieza, calificó la obra de Cabrujas “como inmensa porque comenzó desde
muy temprano. Hizo obras que no se llegaron a montar” en el circuito
comercial. Contó que tuvo la oportunidad de montar Profundo en dos
ocasiones, primero en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, y luego por encargo
de la Compañía Nacional de Teatro, y en ambas oportunidades cosechó éxitos.
“La obra de Cabrujas es muy popular. Él tenía una cosa de intimista que le
imprimía a sus obras y con la que todo el público venezolano se identifica”.
Bolívar comentó que Acto cultural la ha visto en varias ocasiones, pero cada vez
que la vuelve a ver siente “que el texto es muy grande, es universal porque
aunque está centrado en Ejido, realmente Cabrujas logra exportar ese
sentimiento, y se hace una obra universal”.
“Es un honor para uno como director de teatro y de cine hacer algo siempre
con las obras de Cabrujas”, finalizó.
UN RETO ACTORAL
La actriz Angélica Arteaga, quien personifica a Purificación Chocano, expresó
que fue “un reto muy grande”. La actriz Tania Sarabia, quien encarnó a
Purificación en su estreno en 1976, colaboró con el GA80, y por eso mismo para
Arteaga fue “un compromiso mayor”. Explicó que “fue un trabajo muy largo,
estuvimos casi un año ensayando”. “Es un personaje difícil, es una obra difícil”.
Añadió que la dificultad estriba en que la obra tiene “tres escenarios de cada
personaje, el personaje que interpreta a otro personaje, el personaje de
Purificación y además de Purificación, la secretaria de la Sociedad Louis
Pasteur”. Precisó que la dificultad aumenta porque “el público está metido en el
espectáculo”.
Samantha Castillo quien hace de “Herminia Briceño, viuda de Petit” (en el
reparto original lo encarnó María Cristina Lozada) expresó que Acto cultural es
“un texto maravilloso, pero complejo, y el trabajo fue revelando la naturaleza
de estos personajes, a medida que avanzaban los ensayos”. Sobre su
personaje, dijo que “es la salvadora cada vez que el acto cultural parece que se
va a caer”. En cuanto a la carga erótica y sensual del personaje, acotó que está
vinculado con el hombre que ella amó y su contacto con el arte.
Completa la ficha artística del montaje de GA80 la actriz Melissa Wolf en el
papel de la atormentada Antonieta Parissí. La música es original de Aquiles
Báez. El vestuario es de Eva Ivanyi, quien trabajó en el estreno de esta obra
hace 35 años, y la asistencia de dirección es de Wadith Hadaya.
Correo del Orinoco, 26 de febrero de 2011
Resucita el teatro de arte: "Acto cultural"
Por Luis Alberto Rosas
El Acto cultural de Cabrujas aun sigue vivo.
No es de gratis que el Grupo Actoral 80 después de más de 30 años sobre las
tablas continúe siendo una de las agrupaciones más importantes del país y su
actual director, Héctor Manrique, uno de los más respetados puestistas de la
actualidad, y es que el grupo que supo formar el maestro argentino Juan Carlos
Gené, ha apostado siempre a producir el teatro adecuado para el tiempo que
vive. Hoy convulsionan a Caracas con una nueva lectura del texto de nuestro
dramaturgo más importante: José Ignacio Cabrujas y su apología sobre ser
venezolano con Acto Cultural, pieza fechada en 1976 y que se ha transformado
ya en un clásico del Teatro Venezolano.
La celebración del cincuentenario de la Sociedad Luis Pasteur de San Rafael de
Ejido, a mediados de los años 20 del siglo pasado, es la anécdota discursiva
donde Cabrujas centra a sus personajes, la conmemoración se llevará acabo
con la representación del drama histórico: Colón Cristóbal, el genovés
alucinado, escrito por el presidente de dicha Sociedad, Amadeo Mier. En medio
de la representación se van cruzando y descubriendo las precarias vidas de
estos seis personajes, sus miedos, carencias, frustraciones y el intento de una
vida mejor pero la imposibilidad de alcanzarla.
Nunca hubo un mejor momento para enfrentar al público venezolano de 2011
con la triste y patética realidad de los habitantes de San Rafael de Ejido,
quienes intentan representar algo que no son, y la falsedad, la máscara se cae,
para definitivamente asumir que la realidad es tan contundente y patética que
es insuperable.
Samantha Castillo, Juvel Vielma, Melisa Wolf, Angélica Arteaga, Daniel
Rodríguez y Juan Vicente Pérez, son los encargados de fascinar al espectador
con esa realidad escénica que trasciende a las tablas y nos refleja de forma
irrevocable. Extraordinario acierto del visionario Manrique y su equipo a quien
supo conducir para entregarnos un espectáculo pleno de categóricas
actuaciones que conmueven.
En síntesis dos espectáculos que no se pueden dejar pasar por alto y a los que
por su contenido y alta factura de dirección, producción, actuaciones y estética,
dan un gran empuje a nuestro golpeado teatro que se resiste desde su
trinchera, el escenario, contando por fin lo que nos pasa.
L.A.R
Caracas, 25 de abril de 2011.
Cultura reveladora
Por Joaquín Lugo
En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, el Grupo Actoral 80 presenta Acto
cultural escrita por José Ignacio Cabrujas, producida por Carolina Rincón y
dirigida por Héctor Manrique.
Como la mayoría de la obras de este autor, ésta es considerada un clásico del
teatro venezolano. En ella, la junta directiva de la Sociedad Luis Pasteur del San
Rafael de Ejido celebra sus cincuenta años con el acto cultural en el que
representan el drama: "Colón Cristóbal, el genovés alucinado". Esta
escenificación acerca del llamado descubrimiento de América, servirá como
punto de partida para que los seis directivos de la sociedad develen los
conflictos que los agobian.
Es conocido por todos que la dramaturgia de Cabrujas es teatro de texto, de ahí
que la dirección de este montaje sea acertada porque da mayor relevancia a la
comprensión del contenido y al manejo de los matices. Al apoyarse en esto, los
demás elementos complementan lo que se dice en escena. El mismo Manrique
diseña un sencillo espacio escénico que ofrece el fondo necesario para el estilo
realista de la pieza. Por su parte, el vestuario de Eva Ivanyi ubica
temporalmente a los personajes en los años 20 del siglo pasado y resuelve la
época propia del drama que ponen en escena. Resalto la música compuesta por
Aquiles Báez que invade el escenario para crear varias atmósferas que se
integran a las actuaciones.
El trabajo actoral está equilibrado. Cada actor se luce en su papel, comandados
por el manejo corporal y fuerza vocal de Juvel Vielma como Amadeo Mier y la
soltura de Samantha Castillo como Herminia Briceño. Asimismo, destaco la
intensidad de Daniel Rodríguez como Cosme Paraima, la veracidad de Melissa
Wolf como Antonieta Parissí, la pertinencia de Juan Vicente Pérez como
Francisco Xavier y la franqueza de Angélica Arteaga como Purificación Chocano.
Todo el montaje lleva a la reflexión acerca de los arquetipos que están
presentes en nuestro inconsciente colectivo.
¿Acaso, los venezolanos seremos habladores, lujuriosos, bromistas, limitados,
tímidos y dependientes de nuestras madres como los personajes de la obra?
¿Nos aprovechamos de esas formas de ser para evadir los problemas? De igual
forma, la representación sugiere la vinculación que podría existir entre los
venezolanos y su historia. ¿Es que los acontecimientos del pasado nos han
servido para aprender y, especialmente, para revelar cómo somos en realidad?
Cada quien tendrá su respuesta, pero lo cierto es que Cabrujas era un
visionario y esta obra posee una vigencia que sorprende por su capacidad de
reflejar al país.
En definitiva, un espectáculo que no tiene desperdicio.
Tal Cual, 23 de marzo de 2011
Acto cultural
Por Leonardo Azparren Jiménez
José Ignacio Cabrujas fue un hombre y un creador asediado por sus tormentos,
que hacen pensar en una inmensa soledad interior. Cuando cumplió cincuenta
años, declaró: "Esa es la historia de mi vida: querer ser amado por todo el
mundo". Su vocación de escritor, a partir de Víctor Hugo, no excluyó su rechazo
a la cultura: "La cultura nunca me ha explicado a mí mi vida". A esta polaridad
añadió su crisis política: "Cuando en el 68 el partido comunista dice: `paz
democrática’, la estampida fue muy grande, se acabó, la estampida fue al
mundo individual". Había sido comunista "porque yo vivía en Catia". Antes fue
formado por los jesuitas: "Era creyente; hacía, como todos allí, los famosísimos
ejercicios espirituales y creía absolutamente en la religión".
Para él "no hay nada más parecido a una religión que el comunismo, el
comunismo es la última religión que el hombre ha creado".
Con este bagaje intelectual y existencial se hizo hombre de teatro; al inicio bajo
la influencia de su maestro, Nicolás Curiel: "El teatro que yo hice en ese
momento era muy de definiciones políticas y de requisitoria contra ese
imperialismo".
Después de su prisión en el SIFA, en 1967, cambio y escribió Fiésole: "mi gran
fracaso teatral, pero mi gran orgullo, porque yo me dije `al diablo’, yo voy a
escribir de lo que me pasa", y descubrió que el teatro es gente que habla como
su tía Josefa: "el día que yo le presente a los venezolanos la forma de hablar de
mi tía Josefa se van a reír mucho". Pero la gente con el habla de su tía no fue
cualquiera. A partir de Pro
fundo construyó un universo de fracasa
dos y atormentados: "Esos seres de los que yo hablo, los envuelve una vida de
fracaso, todos fracasan, todos son fracasados". Y redondeó su visión: "a mí
siempre me interesó el tema de la frustración, del derrotado, del que balbucea
y fracasa y no sabe por qué".
Acto cultural es la más acabada expre
sión de esa sensibilidad, en el contexto de un país según Cabrujas: "Uno debe
amar este maldito país, uno debe amar esta mierda de país. Hay que amarlo
para poder tener coraje de hablar mal y no hablar mal por un estado enfermizo
de la persona". Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario, ésta fue la postura
atormentada de Cabrujas, una sensibilidad muy atenta al día a día de
Venezuela. Por eso, Acto cultural es la mejor metáfora de un país que, a su
manera, en 1976 y ahora se cree ombligo del mundo. Si no, no se comprende
por qué Amadeo Mier escribe una obra en la que Cristóbal Colón viene
directamente a descubrir a San Rafael de Egido; es decir, a cada uno de
nosotros en nuestra aldea particular. Semejante pedantería denota una
obnubilación cultural, histórica y personal, que no podía conducir sino al
fracaso. Por eso, los miembros de la junta directiva de la Sociedad Louis
Pasteur terminan solos en la representación de su mascarada, desnudando sus
frustraciones.
La metáfora del país, tan compenetrada con lo que somos, no sólo muestra el
fracaso de un proyecto sustentado en palabras sin correlato con la realidad.
También representa el divorcio entre una élite, aislada en sus construcciones
ideológicas, y el mundo real. Amadeo Mier y sus amigos se complacen en
anunciar a las altas autoridades que los acompañan y legitiman, gobernadores,
gente de la cultura, religiosos, masones y militares; es decir, los paradigmas del
orden social. Sin embargo, al final están solos con la vaciedad de su discurso,
con el que pretendieron enmascarar, si no, modificar su pequeña e
insignificante existencia. La pregunta es si aún estamos ¿somos? así, seres
envueltos en una retórica que falsea la realidad, hasta que ésta se impone.
Sin la menor duda, la producción del GA80, bajo la dirección de Héctor
Manrique, ha demostrado la absoluta vigencia de esta obra. En su aspecto
visual, el vestuario (Eva Ivanyi) y la utilería y la pintura escénica (Oscar
Salomón) juegan un rol importante en el aspecto paródico de la obra, porque
acentúan lo grotesco de los personajes y de la situación en la que están. La
pretensión grandiosa de Amadeo es desdicha por el ambiente en el que la
presenta. Éste es un aspecto primordial de la producción, porque le da
consistencia al montaje al traducir en imágenes escénicas aspectos importantes
del imaginario propuesto por Cabrujas.
El planteamiento de Manrique compromete lo más que puede al espectador,
casi de manera similar como en el montaje del estreno en 1976; pero en esta
ocasión la dirección enfatizó el interactuar del actor con el espectador. Además,
acentuó su aspecto lúdico al hacer que los actores construyeran la escena de la
obra de Amadeo, aspecto que, en su contrapartida, distrajo un poco la atención
del texto en algunos de sus momentos más magistrales. En su aspecto actoral,
Manrique logra coherencia interpretativa en sus actores, aunque el recitado
merecía un mejor y más cuidadoso trabajo en los matices del texto, delicados
los más para expresar la diversidad de estados de ánimos de los personajes. Es
bueno recordar que la parodia del texto conduce a un final amargo y desolador.
En los actores advertimos, en primer lugar, algún exceso físico cuando son los
miembros de la junta directiva, mientras que cuando son los personajes de la
obra logran mejor la parodia. Es un elenco homogéneo y sin desniveles en sus
interrelaciones, aunque sin mucha profundidad en la interpretación de la
semántica del texto. Joven, sin duda, como se observa en la administración de
sus recursos expresivos, el elenco mantiene el ritmo impuesto por la dirección
y, lo más importante, más allá de la crítica, la atención del espectador.
Para quienes no estamos acostumbrados a la programación del Trasnocho
cultural, nos resulta extraña la programación de esta obra fundamental de
nuestro teatro: sólo sábados y domingos a las 4:00 p.m., un horario casi de
relleno.
Sin embargo, ahí está el público, confirmando que José Ignacio Cabrujas nos es
indispensable.
Tal Cual, 13 de marzo de 2011
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