132_rrll_210.qxp 19/04/2007 16:41 Página 132 RELACIONES LABORALES La participación de los representantes de los trabajadores en los despidos por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción José Luis Gil y Gil, Profesor Titular de Derecho del Trabajo de la Universidad de Alcalá y miembro del Consejo Asesor de Sagardoy Abogados En España, existen dos tipos de extinción del contrato de trabajo por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción: el despido colectivo y el despido objetivo por amortización de puestos de trabajo. El primero afecta a un colectivo de trabajadores, y debe ir precedido de la consulta con los representantes de los trabajadores y ser objeto de una autorización administrativa [arts. 49.1 i) y 51 ET]. El segundo es individual o plural, y puede llevarlo a cabo el empresario sin necesidad de negociar con los representantes de los trabajadores, ni solicitar autorización administrativa [arts. 49.1 l), 52 c) y e) y 53 ET]. Así pues, salvo que el convenio colectivo mejore lo establecido en la ley, la participación de los representantes de los trabajadores se produce, tan sólo, en los despidos colectivos. En las empresas declaradas en concurso, existe un procedimiento especial. PROCEDIMIENTO DE DESPIDO COLECTIVO En efecto, el despido colectivo se halla sometido a un iter procedimental complejo, en el que intervienen, por este orden, los representantes de los trabajadores y la administración. El procedimiento lo regulan el artículo 51 ET y el Real Decreto 43/1996, de 19 de enero, por el que se aprueba el reglamento de los procedimientos de regulación de empleo y de actuación administrativa en materia de traslados colectivos. Capital Humano 132 El empresario que tenga la intención de realizar un despido colectivo deberá pedir una autorización administrativa, a través de un procedimiento que se iniciará mediante la solicitud a la autoridad laboral competente y la apertura simultánea de un período de consultas con los representantes legales de los trabajadores. Las consultas se llevan a cabo con los representantes unitarios de los trabajadores en la empresa que tienen capacidad para concluir convenios colectivos de empresa. Por eso, en caso de adoptarse, los acuerdos requerirán la conformidad de la mayoría de los miembros del comité o comités de empresa, de los delegados de personal, en su caso, o de las representaciones sindicales, si las hubiere, que en su conjunto representen a la mayoría de los representantes unitarios. Según el ET, la duración mínima del periodo de consultas es de quince días naturales, en el caso de empresas que den empleo a menos de cincuenta trabajadores, o de treinta días, cuando la plantilla supere tal número. Durante el periodo de consultas, las partes deben negociar de buena fe con vistas a la consecución de un acuerdo. El mandato de la ley no debe entenderse en el sentido de que empresario y trabajador deben negociar permanentemente. Más bien significa que, durante ese periodo, el empresario debe mostrarse abierto a recibir las sugerencias de los trabajadores con respecto a la medida proyectada, e incluso a discutirla con ellos. El objeto de las consultas es doble: por un lado, las causas motivadoras del expediente y la posibilidad de evitar o reducir sus efectos; por otro, las medidas necesarias para atenuar las consecuencias del despido para los afectados. Parece claro que el objeto primero de las consultas –la existencia de causa– significa que, de algún modo, en el despido colectivo, el empresario comparte con los representantes de los trabajadores sus poderes de organización de la entidad productiva; se matiza así en, este punto, el ejercicio de la libertad de empresa. Tal matización no se da, en cambio, cuando se discuten las medidas que han de adoptarse con respecto a los despedidos, para evitar lo que la doctrina francesa ha denominado “despidos en seco”. En el caso de que la empresa tenga más de cincuenta trabajadores, ésta debe remitir a los representantes, antes de iniciarse el período de consultas, un “plan” en el que se contemplen las medidas ya mencionadas. Para la elaboración de ese plan, pueden tenerse en cuenta las directrices de los artículos 25 y 26 de la Recomendación núm. 166 OIT, en las que se expone la conveniencia de organizar para los despedidos cursillos de formación y readiestramiento, garantías de ingresos mínimos durante la asistencia a tales cursos, o el reembolso de los gastos ocasionados por la búsqueda de empleo. A su vez, el artículo 6.1 del Real Decreto 43/1996, de 19 de enero, contempla como medidas adecuadas para incluir Nº 210 • Mayo • 2007 132_rrll_210.qxp 19/04/2007 16:41 Página 133 en el plan “las dirigidas especialmente a la readaptación o a la reconversión de los trabajadores y su posible integración en otros puestos de trabajo en el seno de la empresa o grupos de empresas, así como aquellas que favorezcan el mantenimiento de puestos de trabajo de carácter indefinido o la redistribución de la jornada de trabajo entre los trabajadores empleados y otras de análoga naturaleza”. La autoridad laboral interviene una vez finalizadas las consultas entre el empresario y el trabajador. Cuando el periodo de consultas concluye con acuerdo entre las partes negociadoras, la autoridad laboral procederá a dictar una resolución en el plazo de quince días naturales, autorizando la extinción de las relaciones de trabajo. Si, transcurrido dicho plazo, no recae pronunciamiento expreso, se entiende autorizada la medida extintiva en los términos contemplados en el acuerdo. La administración únicamente puede negarse a homologar el acuerdo cuando, de oficio o a instancia de parte, aprecie que para llegar a su conclusión las partes incurrieron en fraude, dolo, coacción o abuso de Derecho; sólo entonces lo remitirá, con suspensión del plazo para dictar resolución, al juez, para que examine su posible nulidad. Del mismo modo debe actuar cuando aprecie que el acuerdo tiene por única o principal finalidad hacer posible que los trabajadores despedidos cobren las prestaciones de desempleo. Por el contrario, cuando no se llegue a un acuerdo entre los representantes de los trabajadores y el empresario sobre la conveniencia del despido colectivo y el número de potenciales despedidos, la administración podrá intervenir de manera más incisiva que en el caso anterior, y aparecerá legitimada para examinar la concurrencia de la causa extintiva del contrato, ya La administración únicamente puede negarse a homologar el acuerdo cuando aprecie que para llegar a su conclusión las partes incurrieron en fraude, dolo, coacción o abuso de Derecho sea económica, técnica, organizativa o de producción. Dada la intensidad de la intervención de los representantes de los representantes en el procedimiento de despido colectivo, puede afirmarse que estamos ante una medida de gestión compartida del empleo. Con todo, desde un punto de vista práctico, la negociación se circunscribe en muchos casos a discutir el montante de las indemnizaciones, sin agotar todas las posibilidades que ofrece la ley. PROCEDIMIENTO EN LAS EMPRESAS DECLARADAS EN CONCURSO El despido colectivo que deba efectuarse en una empresa declarada en concurso sigue un procedimiento especial, regulado en el artículo 64 de la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal, parecido pero no idéntico al que hemos descrito, y común al previsto en esa misma ley para la modificación sustancial colectiva de condiciones de trabajo y para la suspensión colectiva de contratos laborales. El procedimiento está más pensado para garantizar el mantenimiento de la empresa que su desaparición, por lo que, hasta cierto punto, no se ajusta del todo bien a la LC. La legislación laboral actúa como supletoria de lo dispuesto en la LC. El protagonista esencial de ese procedimiento es el juez del concurso o juez de lo mercantil que ostenta la competencia para conocer sobre las acciones sociales que tengan por objeto la extinción, modificación o suspensión colectivas de las condiciones de trabajo (art. 8 LC) y para autorizar tales medidas (art. 64 LC). A él deben dirigirse la administración concursal, o el empresario deudor, cuando conserve sus poderes de gestión de la empresa o, en fin, los trabajadores de la empresa, por medio de sus representantes, cuando estimen que procede la medida extintiva, a través de una solicitud en la que expondrán las causas que la motivan y los fines que pretenden alcanzar con ella. En concreto, si la medida la propone una empresa con más de cincuenta trabajadores, la solicitud debe ir acompañada de un plan que contemple la incidencia de la extinción propuesta en la viabilidad futura de la empresa y del empleo. Entonces, el juez convocará a los representantes de los trabajadores y a la administración concursal a un periodo de consultas de duración variable, de treinta o quince días naturales, según que la empresa tenga más o menos de cincuenta trabajadores. En el periodo de consultas, las partes habrán de tratar de lograr un acuerdo. Terminado el periodo de consultas, el juez recabará de la autoridad laboral un informe sobre las medidas propuestas o acordadas. Cumplidos tales trámites, el juez resolverá: si hay acuerdo entre los representantes de los trabajadores y la empresa, autorizará la modificación propuesta, salvo que observe que para llegar al pacto se incurrió en fraude, dolo, coacción o abuso de derecho; si no hay acuerdo, resolverá teniendo en cuenta las líneas que marca, al respecto, la legislación laboral. El auto que dicte franqueará, en su caso, el acceso de los trabajadores a la protección por desempleo. Información elaborada por Nº 210 • Mayo • 2007 133 Capital Humano