RestauraciónPrevisibleconResinaComposite

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RestauraciónPrevisibleconResinaComposite:
laNaturalezadelColor
Parte I
DR. DAVID KLAFF
Odontólogo. DBS.
Miembro fundador y ex presidente de la Academia Británica de Estética Odontológica (BAAD).
Práctica privada en Londres (Reino Unido).
Introducción
86
El color es un ingrediente esencial en nuestro ambiente y está
asociado con ciertos sentimientos, emociones y significados.
Estas asociaciones están definidas tanto por la cultura que nos
envuelve como por nuestras propias experiencias. El color
transmite emoción, crea el humor y afecta a la energía; el color
posee un impacto emocional que puede deleitar o angustiar. Es
casi imposible separar el ver un color del “sentir un color” porque mucho de lo que se ve se basa en lo que se siente. No es
sorprendente que estos factores e influencias hayan incidido en
el campo del cuidado de la salud oral, donde los pacientes tienen una alta expectativa de obtener un resultado estético natural, tanto en la dentadura anterior como en la posterior.
Aunque el color como entidad se debe considerar solamente como uno de los muchos bloques de construcción
necesarios para lograr un resultado estético, sin embargo, un
esquema de color discordante puede ser más devastador al
efecto global que muchos otros factores presentes. Es por
esta razón que se han invertido mucho tiempo, investigación
y dinero en las propiedades de “reproducción del color” de
los materiales de restauración estética contemporáneos.
La reproducción del color y de la tonalidad sigue siendo
el reto más importante para los profesionales clínicos y técnicos de la salud oral. Pero, a pesar de la importancia de
reproducir el color, normalmente este campo no se estudia
en la mayoría de las instituciones de enseñanza (fig. 1).
Una razón viable por la cual la reproducción del color no
está incluida en un temario formativo podría ser el hecho de
MaxillariS
Fig. 1. Una sonrisa mostrando dientes sanos, luminosos
y de alto valor. La impresión global agrada estéticamente
a pesar de los desperfectos incisales.
que de todas las áreas involucradas en la sanidad, ocupa la
posición de requerir tres áreas iguales para su conocimiento y ejecución. Se pueden definir y clasificar estas áreas
como aspectos científicos, razonamiento objetivo y respuesta subjetiva.
Los aspectos científicos incluyen el conocimiento de las
propiedades básicas y la naturaleza de la luz y del color y
un conocimiento de las propiedades físicas y químicas del
color natural, además de las del objeto a estudiar. En la sanidad dental esto implicaría el conocimiento de la anatomía y
fisiología de las estructuras que componen el ámbito oral.
También se requiere un conocimiento de la anatomía y fisiología del ojo junto con un conocimiento profundo de la
interpretación por parte del cerebro, del color y de la imagen (figs. 2 y 3).
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Figs. 2 y 3. Restauración con composite directo en el segundo bicúspide
La respuesta subjetiva es probablemente el elemento menos
científico de los tres, pero posiblemente ocupa la posición
dominante. Para lograr una reproducción del color lo más perfecto posible, la respuesta subjetiva debe ser disciplinada de
manera positiva y constructiva. Por ejemplo, tres personas están
implicadas en la construcción de una sola funda cerámica: el clínico, el ceramista y el paciente. Cada individuo interpretará el
color de manera diferente y se determinará el éxito mediante el
consenso de aprobación para una tonalidad en particular. El
lograr este consenso frecuentemente puede ser un procedimiento difícil y laborioso, donde a menudo hay que repetir la
restauración. La literatura científica describe diferencias por sexo
y edad, además de diferencias culturales y étnicas, en la respuesta a la estimulación por color.
Los fabricantes de materiales de restauración estética, sin
querer, también han contribuido al reto de la reproducción
precisa del color. Aunque producen materiales estéticos
maravillosos, sigue faltando una estandarización dentro del
proceso productivo y diferentes lotes del mismo material a
menudo muestran propiedades de color totalmente diferentes. La guía de la tonalidad sigue siendo el método tradicional para registrar la reproducción del color y la mayoría
de las veces ésta es inadecuada debido a que la guía no es
única para el material escogido.
El objetivo de este artículo es el de presentar una comprensión de la naturaleza del color y de proporcionar una
hoja de ruta sencilla, que espera eliminar muchas inexactitudes en la reproducción del color (figs. 5 y 6).
maxilar, mostrando una excelente reproducción del color y la estética.
Un razonamiento objetivo podría proporcionar una comprensión de los efectos que varios colores tienen sobre la
sociedad en general y sobre el individuo en particular. Habría
una base científica en que tal razonamiento científico formaría
parte de psicofísica, psicología, filosofía y de la moral y la ética
de muchas de nuestras religiones contemporáneas. Aunque
estos aspectos pueden ser culturalmente y socialmente diversos, sin embargo se podría establecer un patrón unificado y
aplicar los “hallazgos” previsibles y razonados (fig. 4).
87
Figs. 5 y 6. Restauración del incisivo central mostrando la precisa
Fig. 4. Cuadro de Satán. La tradición religiosa normalmente
reproducción del color. Agrada estéticamente a pesar de la mala
ilustra a Satán de rojo, indicando peligro.
alineación de los incisivos.
MaxillariS
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La naturaleza del color
El conocimiento moderno del color se originó en el descubrimiento de la naturaleza espectral de la luz por Isaac
Newton hacia 1600. Newton consideró la luz como un flujo
de partículas. Sus experimentos con prismas mostraron que
la luz blanca se puede dividir en colores individuales. Ahora
sabemos que los experimentos famosos de Newton
demostraron que la luz consta de energía con diferentes
longitudes de onda. Se considera el universo como un
campo magnético de cargas positivas y negativas, que
vibran constantemente produciendo ondas electromagnéticas. Cada una de éstas posee una longitud de onda y una
velocidad de vibración diferentes; juntas componen el
espectro electromagnético. Somos capaces de ver el 40%
de los colores contenidos en la luz solar. Aunque la luz
blanca parece incolora e intangible, se compone de distintas vibraciones de color, que no solamente tienen longitudes de onda, sino también una “estructura corpuscular”.
Los colores en la luz
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Una manera de hacer visibles los colores en la luz solar es la
de pasar la luz blanca a través de un prisma. Debido a que
cada uno de los colores posee una longitud de onda diferente, cada uno se distorsiona en grados diferentes. El Arco
Iris se forma cuando las gotas de agua en el cielo actúan
como prismas naturales. Cuando la luz solar atraviesa las
gotas, cada rayo se distorsiona en grado diferente, creando
el Arco Iris. Los colores del Arco Iris forman un octavo de luz
y se conocen como las “tonalidades reales”. El rojo tiene la
longitud de onda más larga que podemos ver y tiene la
velocidad de vibración más lenta. Su energía magnética es
cálida y estimulante. El violeta tiene la longitud de onda más
corta y vibra más rápido. Es refrescante y purificador (fig. 7).
gitudes de onda disminuyen progresivamente; estos incluyen los rayos X y los rayos gamma. Al lado opuesto, junto a
la luz roja, se encuentra la luz infrarroja. Al igual que la roja,
posee calidades cálidas aunque desprende un calor más
concentrado; estas propiedades se aprovechan en las lámparas infrarrojas. Después están los rayos electromagnéticos,
con longitudes de onda crecientes y frecuencias decrecientes; estos incluyen las ondas de radio.
El reconocimiento humano del color depende de la luz,
los objetos que reflejan la luz y el ojo y el cerebro del observador. El color de un objeto autoluminoso se denomina color
autoluminoso y puede ser natural o artificial. El color de un
objeto iluminado se denomina color objeto y puede originarse de la luz reflejada o dispersada. La energía contenida en
ondas (que son aproximadamente entre 400-700 nm) influye
en los receptores de la retina humana, produciendo estímulos de color. Esto da lugar a los tres colores primarios:
• 400-500 nm – azul.
• 500-600 nm – verde.
• 600-700 nm – rojo.
Todos los colores que se encuentran en la naturaleza pueden ser reproducidos mediante la combinación de la luz de
estas tres longitudes de onda en intensidades variables:
• 100% = luz blanca.
• 0% = negro.
• 50% = gris (fig. 8).
Fig. 8. El espectro visible. Azul entre 400-500 nm, verde entre 500-600
nm y rojo entre 600-700 nm.
La rueda del color y colores complementarios
Fig. 7. Un Arco Iris mostrando las tonalidades reales de la naturaleza.
Más allá del espectro visible
Entre los dos extremos del espectro visible hay muchas longitudes de onda que no podemos ver. La luz ultravioleta
está justo al lado de la violeta, seguida por los rayos electromagnéticos con frecuencias crecientes, mientras las lon-
MaxillariS
Si colocamos todos estos colores en un círculo, tendríamos
una rueda del color. Si observamos la rueda de color se ve
que ciertos colores caen enfrente de otros. Cada color tiene
un complementario o tonalidad opuesta, de tal manera que
en la rueda del color tenemos tres parejas complementarias.
Al igual que los imanes positivos y negativos se atraen, los
colores complementarios también se atraen. La figura 9
muestra gráficamente la relación entre los tres colores primarios rojo, verde y azul y las tres luces primarias, cyan,
magenta y amarillo.
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El sistema de color Munsell
El americano AH Munsell propuso este sistema en 1905 y se
revisó en 1943. El sistema define tres atributos del color: H
(tonalidad), C (cromatismo) y V (valor). La reproducción del
color en la ortodoncia se basa en este sistema. Munsell
estableció escalas numéricas con pasos visualmente uniformes para cada uno de estos atributos.
Tonalidad
Fig. 9. La rueda del color mostrando las tonalidades primarias, rojo,
verde y azul. Al lado opuesto de cada tonalidad primaria está el
correspondiente color complementario, cyan, magenta y amarillo.
La temperatura del color
El color está íntimamente relacionado con la temperatura. La
temperatura del color se expresa en Kelvins. Cuanto más alta
sea la temperatura del color, más se aproxima al azul, y
cuanto más baja, más se aproxima al rojo. El sol a mediodía
está a 5.000º Kelvins (figs. 10 y 11).
La tonalidad es el atributo de un color, con lo cual distinguimos entre rojo y verde, azul y amarillo, etc.
Munsell denominó rojo, amarillo, verde, azul y púrpura
como las tonalidades principales y las colocó a intervalos
equidistantes alrededor de un círculo. Insertó cinco tonalidades intermedias:
• Amarillo – rojo.
• Verde – amarillo.
• Azul – verde.
• Púrpura – azul.
• Rojo – púrpura.
Un total de diez tonalidades.
Valor
El valor indica la luminosidad de un color. La escala de
valores va desde el 0 para el negro puro hasta el 10 para
el blanco puro. Negro, blanco y los grises entremedios
se denominan colores neutrales. No tienen tonalidad.
Los colores con tonalidad se denominan colores cromáticos (fig. 12).
90
Fig. 12. Escala de
valor y gráfico
graduado del 0 al
10. Un negro o un
Figs. 10 y 11. La temperatura del color mostrando el azul de temperatura
valor bajo se
alta y el rojo de temperatura baja.
representa con un 0.
El 10 representa un
blanco o un valor
alto con las
tonalidades
Descripción del color
entremedias, que
son grises.
Se puede describir el color, por lo menos, de tres maneras
diferentes:
• La espectrofotometría describe las características físicas
de un color (por ejemplo, el reflejo espectral de una
superficie a longitudes de onda diferentes).
• La colorimetría describe con qué coincide un color.
• El sistema Munsell describe la apariencia de un color.
MaxillariS
Cromatismo
El cromatismo es el grado en que un color se aleja del valor
neutral del mismo valor. A veces, los colores con un cromatismo bajo se denominan débiles, mientras los de cromatismo alto se dicen altamente saturados, fuertes o vivos (fig. 13).
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CIE XYZ
Fig. 13. Escala
cromática, yendo
desde un
cromatismo
débilmente
saturado a la
izquierda a un
En 1932 la CIE desarrolló el sistema de color XYZ, también
denominado el “sistema de color normal”. Los componentes rojos se contabilizan en el eje X (horizontal) y los componentes verdes en el eje Y (vertical). Se asigna un punto en
concreto para cada color y la pureza espectral del color disminuirá cuando se mueva hacia la izquierda en el plano de
las coordenadas. Lo que no se tiene en cuenta en este
modelo es la luminosidad.
cromatismo
densamente
saturado a la
derecha.
Espacio de color Munsell
La tonalidad, el valor y el cromatismo pueden ser variados independientemente y los colores se pueden arreglar en un espacio tridimensional. Se colocan los colores
en una línea vertical, denominada el eje neutral. El negro
está abajo, el blanco arriba y todos los grises están en las
zonas intermedias. Las tonalidades se colocan en varios
ángulos alrededor del eje neutral y el cromatismo se
arregla perpendicular al eje, incrementado hacia fuera
(fig. 14).
CIE L*A*B*
Un modelo tridimensional donde se perciben las diferencias de color según las distancias medidas calorimetricamente. El eje a abarca desde el verde (-a) hasta el rojo (+a);
el eje b va desde el azul (-b) hasta el amarillo (+b). La luminosidad incrementa desde abajo hacia arriba (fig. 15).
Fig. 15. Escala CIE
L*A*B*. La
luminosidad se
calcula con la
escala vertical
o L y la
tonalidad/cromatismo con los
ejes ab.
92
Colores cromáticos y acromáticos
Los colores acromáticos son el blanco, el negro y el gris
entre medio. Carecen de los atributos de tonalidad y saturación. Los colores cromáticos son todos los que percibimos
con “color”; todos menos el blanco, el negro o el gris.
El color del diente natural
Fig. 14. Espacio de color Munsell. El eje vertical representa
valores desde el negro abajo hasta el blanco arriba, con el
gris entre medias. La rueda de color se coloca alrededor del eje
y representa las tonalidades, y el cromatismo se incrementa
hacia fuera y perpendicular al eje vertical.
Así que la tonalidad, el cromatismo y el valor se pueden
observar en varias combinaciones.
MaxillariS
Cuando se describe el color de un diente natural encontramos dos atributos más. Además de la tonalidad, el cromatismo y el valor, descubrimos los atributos de opalescencia
y fluorescencia. Las definiciones de los tres primeros atributos son idénticas a las definidas por Munsell, pero se pueden cualificar aún más:
• Tonalidad: la primera fuente del color es la dentina y la
tonalidad de un diente vital y sano está en el rango de
amarillo a amarillo-rojo.
• Cromatismo: en los dientes naturales el cromatismo se dicta
principalmente por la dentina, pero está influenciado por la
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translucidez y el grosor del esmalte. Cuanto más delgado
sea el esmalte, menos efecto tiene sobre el cromatismo. Así
que, en la zona cervical, con su esmalte delgado, el cromatismo parece ser densamente saturado. Cuanto más
grueso sea el esmalte, más se enmascara el cromatismo,
dando lugar a una apariencia cromática difusa.
• Valor: en dientes naturales esto está influenciado principalmente por la calidad y el grosor del esmalte. Cuanto
más grueso sea el esmalte, tanto más son los efectos ópticos, resultando en un valor más alto. La dentina gruesa,
densa y opaca tiene el efecto de bajar el valor del esmalte (figs. 16, 17 y 18).
• Opalescencia: en un diente natural, es un efecto producido en el esmalte y se debe a los diferentes índices de
reflectancia de los varios componentes orgánicos e inorgánicos del esmalte, además de la capacidad del cristal
Fig. 19. Efectos típicos de opalescencia mostrando una aureola azul,
tipo-peine, en la región incisal y una opalescencia sólida, blanca,
en el tercio medio. Notad la banda de color sólido en la región
exterior de la “aureola”.
hidroxiapatito para dispersar luz incidente. El resultado es
que las longitudes de onda largas se transmiten a través
del diente mientras que las longitudes de onda cortas se
reflejan, produciendo un brillo azulado. Los efectos varían
de zonas de brillo azul a gris y a blanco (fig. 19).
• Fluorescencia: este efecto ocurre cuando un cuerpo
absorbe energía luminosa y después lo difunde al espectro visible. En la naturaleza, esto se produce cuando la
luz ultravioleta choca contra los pigmentos en la interfase
dentina/esmalte, cuyo resultado en la emisión de luz fluctúa entre el blanco intenso y el azul claro.
Translucidez y opacidad
Figs. 16, 17 y 18. Variaciones del valor en dientes naturales. Valores bajos
con una apariencia gris, valor medio con una apariencia crema y valor
alto con una apariencia blanca.
MaxillariS
Estos son parámetros difíciles de explicar y aún más difíciles
de cuantificar:
• Opacidad: la mayoría de los rayos de luz son reflejados
o absorbidos debido a la presencia de materia particulada densa dentro del objeto.
• Transparencia: la mayoría de los rayos de luz se transmiten debido a que el objeto está desprovisto de materia
particulada.
• Translucidez: los rayos de luz se transmiten y reflejan
debido a la presencia de partículas discretas y minúsculas en el objeto.
Una materia translúcida, por definición, debe tener materia particulada incrustada que, cuando le toca la luz, refleja
y dispersa los rayos. En los dientes naturales, estas partículas (debido a su tamaño y forma irregular y minúscula) principalmente reflejan las longitudes de onda más cortas (es
decir, la longitud de onda azul). Cuando la luz choca, estas
partículas poseen la propiedad de conferir un “brillo” o
“vitalidad” al diente, es decir, opalescencia.
En esta etapa sería prudente disipar uno de los grandes
mitos de la reproducción del color en el diente natural.
Actualmente la translucidez es una de las palabras “de
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moda” en la restauración odontológica estética y los clínicos, en su búsqueda de la restauración invisible, exigen más
y más translucidez a sus ceramistas. La comprensión del
párrafo anterior seguramente indicaría que el deseo no es
más semitransparencia sino más brillo y efectos de vitalidad,
es decir, de opalescencia. Un pequeño matiz pero que, una
vez entendido, lleva al autor a suscribir que el uso del término “opalescencia” como opuesto al de “transparencia”
transmitiría un mejor entendimiento de los requerimientos
de una restauración en particular (con una significativa
menor confusión).
Fisiología del color del diente natural
EL color observado de un diente resulta de la combinación
de los efectos de la interacción de la luz con la dentina y el
esmalte.
Efectos de la dentina
94
La macro y micro estructura anatómica de la dentina produce
áreas de alta y baja saturación de color opaco, dando lugar a
que la dentina sea la principal responsable de la tonalidad y
el cromatismo del diente. La literatura científica describe que
la tonalidad predominante está en al rango amarillo-rojo, pero
varía en la cuantificación del mismo, siendo entre 76% y 86%,
con el porcentaje restante tirando hacia el rango amarillo.
Utilizando el estándar Vitapan, esto describiría la tonalidad
de los dientes como predominantemente en el rango A, con
un pequeño porcentaje de matices B.
La arquitectura dentinal tubular, con variaciones en diámetro, frecuencia y una distribución en forma de S, produce
áreas densas y escasas de mineralización. Las distintas estructuras microanatómicas, la arquitectura tubular, combinada
con la anatomía bruta global de la dentina, resultan en áreas
con diferencias en el índice de reflectancia, dando un reflejo y dispersión no homólogos de los rayos de luz. Esto da
lugar a áreas de opacidad densa y de saturación del color,
confiriendo a la dentina un efecto policromático. Vanini
(1996) estudió este efecto y definió y aplicó el término “bandas cromáticas” a los efectos policromáticos (fig. 20).
Tradicionalmente, las bandas cromáticas han sido descritas como tres áreas generales:
• El tercio cervical.
• El tercio medio.
• El tercio incisal.
El cromatismo está más saturado en el área cervical, gradualmente disminuyendo a través del tercio medio hasta el
tercio incisal, que posee el cromatismo más bajo. Vanini
demostró que, incluso dentro de las tres bandas generales,
existen áreas de opacidad densa y de cromatismo saturado
mezclado con áreas de menos saturación, dando lugar a
una verdadera apariencia policromática. Estas áreas se pueden organizar en un patrón definitivo, asemejando bandas
de diferente cromatismo. Los pigmentos orgánicos presentes dentro de la microestructura de la dentina son responsables de los efectos de fluorescencia ,dando áreas iridiscentes azules o blancas.
Efectos del esmalte
La disposición organizada inorgánica de los prismas de
esmalte, la variación en el espesor del esmalte sobre los contornos de la dentina y la presencia de pigmentos proteicos
orgánicos permiten que la luz se refleje, refracte y transmita.
Las características translúcidas y opalescentes del esmalte
confieren valor, además de áreas de color intenso y/o efectos
opalescentes a la dentina subyacente, proporcionado brillo y
vitalidad al diente. Cuanto más grueso es el esmalte, más luz
se refracta y refleja, incrementando así la luminosidad y, por
lo tanto, el valor, dando una apariencia más blanca.
Efectos combinados del esmalte y de la dentina
El color observado de un diente se logra a través de los
efectos combinados del esmalte y de la dentina. Por lo
tanto, es esencial entender la influencia que ejerce cada
componente sobre las propiedades básicas del otro.
La dentina opaca, exhibiendo los atributos de tonalidad
y cromatismo, tiene la tendencia de reducir el valor del
esmalte, cambiando así el color global hacia el gris.
Si el esmalte es muy delgado y la dentina muy saturada
(como en el área cervical) entonces la tonalidad de la dentina domina la percepción global. A medida que el esmalte
se espesa y la dentina incrementa en densidad (tercio
medio) también se incrementa el valor del esmalte, tendiendo a un efecto más blanco. Una cuidadosa observación
del diente muestra que la naturaleza policromática de la
dentina ejerce efectos similares sobre el valor, dando lugar
a un patrón de variación de valor del esmalte que coincide
con el patrón policromático de la dentina (fig. 21).
Fig. 20. Sección
longitudinal de un
incisivo central. Se
muestra la relación
entre la variación del
grosor del esmalte y la
dentina. Los efectos
policromáticos, causados
por áreas de cromatismo
denso son claramente
evidentes, al igual que
las áreas opalescentes de
materia particulada
densa en el esmalte.
Gracias a Micerium
S.p.A. y a Lorenzo
Vanini por el permiso
para utilizar esta
imagen.
MaxillariS
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Fig. 21. Efectos opalescentes típicos
del esmalte. Notad la aureola incisal
azul envuelta por una banda de
esmalte opalescente. Un área de
mancha intensa está presente en el
tercio incisal y toda la superficie está
cubierta de una opalescencia
escamada blanca. También notad la
influencia policromática obvia de la
dentina, aquí colocada en bandas
definidas de cromatismos diferentes.
Efectos opalescentes, traslúcidos e intensivos
La opalescencia en un diente está causada por partículas diminutas en el esmalte translúcido, reflejando y refractando luz.
Esta materia particular es tan diminuta que solamente se reflejan las longitudes de onda cortas, creando así un brillo azul. En
el diente natural esto normalmente ocurre en los bordes del
tercio incisal, donde el diente está desprovisto de dentina,
causando la familiar aureola azul. Mientras se va espesando la
dentina, se reflejan más longitudes de onda, yendo de los
efectos grises a los efectos opalescentes blancos (fig. 22).
Fig. 22. Otro ejemplo
esmalte. La presencia de la aureola azul en muchos dientes, tanto
anteriores como posteriores, es típica de los efectos opalescentes. Esta aureola puede clasificarse, mediante la descripción de
su apariencia física, como mamelón, mamelón dividido, ventana
o peine. Una quinta división se produce en el paciente anciano,
en el que se ha perdido el borde incisal, el esmalte es más delgado y las manchas intrínsecas se mezclan con el área opalescente, produciendo una mancha opalescente, normalmente de
un color blanco/ámbar. La última categoría, la caracterización,
describe los dos ejemplos más comunes de efectos de carácter,
la mancha y la grieta, además de las áreas de efectos definitivos
que pueden rodear las áreas de efectos opalescentes o intensivos. Por ejemplo, normalmente inmediatamente debajo y encima de la aureola opalescente hay un área de efecto sólido del
esmalte acentuando la aureola y así se definiría en la categoría de
caracterización como mamelón o efecto marginal. Por lo tanto,
mediante la subdivisión de los efectos opalescentes/translúcidos o del esmalte en tres categorías generales, dividiendo cada
categoría en cuatro o cinco elementos más, se puede registrar
una hoja de ruta predecible, repetible y fácilmente descriptible
para la reproducción del color (fig. 23 y tabla 1).
EFECTOS
EFECTOS
OPALESCENTES
INTENSIVOS
CARACTERIZACIÓN
Mamelón
Mancha
Mamelón dividido
Nubes pequeñas
Mamelón
Banda
Ventana
Copos de nieve
Margen
Peine
Bandas horizontales
Mancha
Mancha
Grieta
de los efectos
policromáticos
combinados de la
dentina y de los
efectos opalescentes
del esmalte.
Vanini (2001/2002) en un estudio en prensa demostró que
parece haber un patrón definitivo para los efectos translúcidos del esmalte. Este patrón se puede clasificar en categorías
y dividir aún más en elementos de efecto. El trabajo y estudio
de Vanini aún tiene que ser universalmente aceptado y verificado científicamente. Sin embargo, su pragmatismo puro y su
viabilidad lo convierte en una herramienta diagnóstica exquisita para la reproducción del color y proporciona una maravillosa herramienta de comunicación entre clínicos, fabricantes
y técnicos de laboratorio. Vanini postula que la suma total de
todos los efectos opalescentes, translúcidos o del esmalte
entra en una de las tres categorías:
• Efectos intensivos.
• Efectos opalescentes.
• Y/o caracterización.
Los efectos intensivos presentan áreas discretas pero intensivas en la superficie del esmalte, normalmente de una naturaleza
lechosa/blanca. Un ejemplo típico de un efecto intensivo es la
mancha asociada con hipermineralización (fluorosis) de la estructura del esmalte. La categoría de opalescente intenta clasificar la distribución y apariencia de la opalescencia típica del
95
Fig. 23 y tabla 1. Clasificación de Vanini de los efectos opalescentes del esmalte de
forma gráfica y textual. Vanini dividió los efectos en tres categorías generales:
efectos intensivos, efectos opalescentes y caracterización. Cada grupo se volvió a
dividir en más grupos, tal como se resume en la tabla 1. La consideración
cuidadosa de esta clasificación seguramente convencerá al lector de que la gran
mayoría de los efectos de la dentina y del esmalte caen dentro de esta
agrupación. El entendimiento y aplicación de esta categorización proporcionará
al clínico una hoja de ruta muy sencilla para la reproducción del color. Vanini ha
simplificado el procedimiento aún más mediante el estudio de la distribución de
la implicación actual del color en los diferentes efectos. Así, mediante la
memorización de tres categorías con un total de catorce subdivisiones, el clínico
posee una ruta definitiva para registrar el proceso de la reproducción del color sin
la necesidad de una guía del matiz y, más importante, sin la necesidad de poseer
una habilidad artística excepcional. El procedimiento se simplifica aún más con la
disponibilidad de un “carta cromática” comercial, y todo el proceso de la
reproducción del color puede ser registrado.
Publicado en Restorative & Asthetic Practice. Vol. 5, nº 3, verano 2003
MaxillariS
Septiembre 2004
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