Lecciones de crisis. Entrevista a Mike Dash. La tulipomanía El interés holandés por las flores viene de lo gris que era su país. Era la época de la pequeña edad de hielo y había mal tiempo. Y todo el país se esforzaba para desecar el mar. Una buena parte de la tierra se había ganado al mar. Era muy difícil disfrutar de colores y de belleza naturales. Cuando un inglés visitó Holanda en esa época la describió como "el culo fangoso del mundo". Por lo tanto, el interés por las flores surgió del deseo de embellecer la monotonía del entorno. Apareció una moda a principios del 1600 para plantar formalmente hermosos jardines de flores para compensar la poca belleza de la naturaleza. Lo más importante de la Holanda del siglo XVII era que se trataba de la primera economía moderna. Era, de lejos, la parte más rica de la Europa Occidental gracias al comercio a larga distancia. Los holandeses monopolizaron el comercio de especias con las Indias Orientales, arrebatadas por la fuerza a los portugueses. Importaban grandes cantidades de pimienta, clavo, nuez moscada, canela… y diferentes especias con una demanda europea en auge. La demanda era debida a que antes de la invención de la refrigeración la carne comprada en la carnicería o en el mercado se estropeaba cuando ibas a comerla. Por lo tanto, aumentó la demanda de especias para enmascarar el sabor a carne podrida y los holandeses controlaban este comercio, muchos se hicieron extremadamente ricos gracias al comercio de especias con las Indias Orientales. Si miras al porqué los bulbos de tulipán devinieron tan apreciados en Holanda a principios del siglo XVII tienes que pensar en dos factores clave. El primero es la religión del país: una sociedad calvinista donde estaba mal vista la ostentación, la joyería cara, la presunción y la riqueza. La gran excepción eran las cosas naturales, que habían sido creadas por Dios. Creían que el tulipán era una flor bella que había sido creada por Dios y era legítimo exhibirla como un modo de adorar a Dios, exponiéndola en grandes aparadores en jardines formales. La segunda razón era que el tulipán era una innovación muy reciente, una flor nueva desconocida en Occidente durante un largo tiempo. Había penetrado en Europa desde el Imperio Otomano, Turquía, tan sólo a mediados del siglo anterior y el bulbo de tulipán, nombre con el que era conocido, era muy difícil de difundir. Uno de los efectos de que Holanda fuera una economía moderna fue el desarrollo de un mercado de futuros. Significa que puedes arriesgarte con la llegada de un barco de carga, en este caso de las Indias Orientales, comprando una participación de su carga por un precio garantizado y arriesgarte a que los precios suban o bajen desde que has comprado la carga hasta que esta llega a Holanda. Así es como los comerciantes mantenían el control de los precios, evitando un exceso de exposición a un incremento o pérdida repentinos de demanda. Esta idea fue adoptada por los primeros comerciantes de tulipanes para impulsar el negocio y cuando funcionó fue esencial ya que significaba pagar sólo un depósito por los bulbos de tulipán que querías comprar y podías permitirte comprar muchos más porque sólo pagabas el 10% del valor inicial de los bulbos. El resto se pagaba cuando se arrancaba el bulbo del suelo. Hacia el año 1634, el comercio de tulipanes cambió. El rumor de los altos precios que pagaban los coleccionistas ricos por los bulbos se extendió por Holanda y atrajo más personas que previeron que los precios subirían sostenidamente. Lo interesante es que los pocos bulbos más valiosos que compraban los coleccionistas eran los menos accesibles para los comerciantes de tulipanes porque eran escasos. Lo que provocó un comercio artificial que fue la razón porque el comercio colapsó tan rápidamente. Más allá del reducido número de tulipanes magníficos, existía un pequeño grupo de gente dispuesta a plantar tulipanes que adquiriesen valor. Entonces, la tendencia fue comerciar con tulipanes como si fueran productos especulativos. La gente pensó que podían comprar bulbos y generar beneficios vendiendo en base al riesgo como sino se tratara de una planta que crece y se convierte en flor. Las noticias del colapso de precios del 5 de febrero de 1637 empezaron a difundirse por las tabernas de Haarlem entonces alguien fue en caballo a Amsterdam, informó a los comerciantes y en menos de una semana se sabía en toda Holanda y cada vez que las noticias llegaban a un pueblo donde comerciaban con tulipanes estallaba el pánico y se colapsaban los precios. Durante una semana los precios cayeron un 99% en las grandes ciudades holandesas provocando que la mayor parte de gente involucrada en el comercio de tulipanes perdiera todo su dinero y afrontara pasivos enormes debidos a la recesión. La consecuencia fue "cargarse el muerto" entre las autoridades holandesas y diferentes ciudades que rechazaban ninguna responsabilidad en los contratos y el problema retornaba al 'States-General', el parlamento holandés. Y el parlamento tampoco quería saber nada e insistía a las ciudades que asumieran sus contratos. Finalmente cada ciudad tenía diferentes políticas sobre los contratos. La que tuvo mayor éxito fue Haarlem, donde las autoridades rechazaron emprender acciones legales con el comercio de los tulipanes. Eso tuvo el efecto de cancelar todas las deudas existentes y la mayor parte de gente salió dignamente la gran cadena de propiedad donde estaba atrapada cancelando sus deudas: alguien debía dinero, otros tenían créditos… y cancelando las deudas casi todo el mundo quedó como estaba antes. Hay algunas personas que sufrieron bastante el colapso del comercio de tulipanes y el caso más conocido es el pintor Jan Van Goyen, un paisajista famoso en aquel entonces. Había abandonado la pintura para convertirse en comerciante de tulipanes profesional. Y tuvo la desgracia de vivir en una ciudad donde se permitieron las demandas contra los que debían dinero de los tulipanes. Fue juzgado por una deuda de 820 florines y en ese momento 300 florines eran los ingresos anuales de una familia holandesa de clase media. Una cantidad considerable. La consecuencia para Van Goyen fue la vuelta a la y gracias a eso hoy en día tenemos 40 o 50 cuadros suyos que de otro modo no habríamos conocido. Los pintó hasta el final de su vida en un fútil intento de pagar su deuda. De hecho, cuando murió todavía debía casi 800 florines. El recuerdo del comercio de tulipanes se conserva vivo en Holanda. Una de las consecuencias de la tulipomanía fue la publicación de muchos panfletos religiosos y morales que censuraban la idea de hacerse rico rápidamente. La faceta más dramática del colapso de la burbuja fue muy fácil de recordar. Es obvio que existen claros paralelismos entre la tulipomanía del siglo XVII y la crisis actual. La lección más obvia que podemos sacar de todo ello es que los que están dentro de una burbuja financiera nunca se da cuenta de cual es su situación. Siempre piensan que los precios subirán por cualquier motivo y el colapso de la burbuja, que para los que miramos atrás parece inevitable, para ellos no parecía inevitable hasta el momento que estalló. Una gran parte de la culpa de la tulipomanía y de la crisis financiera la tiene la avaricia. Básicamente, gente con poca experiencia en comercio y con un poco de capital quedan atrapados en un boom comercial por el deseo de enriquecerse rápidamente. Y estas personas son las menos adecuadas para enfrontarse al estallido de una crisis. No tienen recursos, no tienen experiencia ni tampoco saben que hacer. Y por lo tanto son los que salen peor parados, casi quemados por la experiencia.