Aspectos Laborales de la Ley de

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Aspectos Laborales de la Ley de Reorganización y
Liquidación de Activos de Empresas y Personas
Fernando E. Arab Verdugo.
Profesor de Derecho del Trabajo
Pontificia Universidad Católica de Chile.
SUMARIO.- I.- Introducción. II.- Aspectos laborales de
la quiebra antes de la vigencia de la Ley N° 20.720;
III.- Principales modificaciones laborales incorporadas
por la Ley N° 20.720; IV.- Conclusiones.
Resumen
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La antigua normativa de quiebras debía dar paso, inexorablemente, a una legislación más moderna, flexible y
eficiente, que permitiera cumplir dos grandes objetivos:
por una parte, reorganizar efectivamente a las empresas que resultaran viables, y, por otra, liquidar rápida y
eficientemente a aquellas que no lo sean. Es de esperar
que la nueva Ley de Reorganización y Liquidación de
Activos de Empresas y Personas (Ley N° 20.720), que
entró en vigencia recientemente, pueda cumplir con las
expectativas que se han generado sobre ella y mejore
considerablemente la situación tanto de las personas
como de las empresas que caigan en situación de
insolvencia, así como respecto de sus acreedores, y,
especialmente, el caso de los trabajadores del deudor
fallido, quienes constituían una de las partes más vulnerables en los casos de quiebra.
Palabras Claves: quiebra - liquidación - insolvencia
-empresas - personas - activos - trabajadores - causal
de terminación de contrato de trabajo - fueros.
I.- Introducción
En términos muy generales, podemos señalar que la
quiebra es una situación regulada jurídicamente, en
la que una persona o empresa no puede hacer frente
a los pagos que debe realizar a sus acreedores, dado
que estos son mayores que los recursos económicos
que posee. Como consecuencia de lo anterior, la
empresa va a un concurso de acreedores (o proceso
concursal) donde se examina si el patrimonio del fallido
puede liquidarse con la intención de hacer frente a sus
obligaciones.
En consideración a lo anterior, es menester hacer
presente que la antigua normativa concursal, contenida en el Libro IV del Código de Comercio, tenía una
serie de deficiencias que le impedían ajustarse a las
necesidades de una economía dinámica como es la
de todo sistema moderno. Dicha normativa databa del
año 19821 época por lo demás en que nuestro país
atravesaba por una crisis económica, teniendo dicha
normativa posteriores modificaciones durante estos
últimos años, sin embargo, dichos cambios habían sido
más bien cosméticos, requiriéndose, en definitiva, un
cambio más profundo y duradero.
Así, la principal deficiencia de la antigua normativa de
la ley de quiebras era la baja tasa de recuperación de
los créditos como consecuencia del excesivo tiempo
que duraba el procedimiento concursal2, especialmente,
por la falta de plazos estrictos para la enajenación del
activo y cuyos incumplimientos acarrearan sanciones,
así como por las excesivas trabas contempladas en la
ley para la enajenación de dicho activo, por ejemplo, la
necesidad de contar con el voto del fallido para vender
el activo en una venta directa o en una licitación privada. Además, existían escasos incentivos para que el
deudor se reorganizara, y se excluía a los acreedores
garantizados, por lo que la existencia de convenios preventivos era muy limitada3. En consecuencia, se hacía
imperioso renovar el sistema de quiebras de acuerdo a
las mejores prácticas internacionales existentes sobre
esta materia.
Ley N° 18.175, publicada en el Diario Oficial el 28 de
octubre de 1982.
2
Según el Reporte Doing Business del año 2012, entre
los países de la OCDE, Chile no registra buenos índices en
esta materia. Así, en lo que respecta a resolución de la insolvencia, Chile se encuentra en el lugar 110 de 183, siendo
el promedio OCDE el lugar 27; la tasa de recuperación de
créditos de nuestro país es de un 25,5%, versus el 68,2% de
la OCDE; y en promedio los procesos de quiebra duran en
Chile 4,5 años, muy por sobre el promedio de la OCDE que
alcanza 1,7 años.
3
Según información de la Superintendencia de Insolvencia
y Reemprendimiento, entre los años 2006 y 2013 eran publicadas en promedio 140 quiebras anualmente en Chile, versus
los 11 convenios judiciales que se publicaban en promedio en
igual período de tiempo (www.supeir.gob.cl).
1
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STUDIOS
Por otro lado, la situación de los derechos laborales
al amparo de la antigua normativa concursal también
quedaba sumamente desprotegida, debiendo soportar
los trabajadores-acreedores costos innecesarios, ya
sea económicos como de tiempo, en la tramitación de
sus procesos judiciales, y en muchos casos, incluso, a
pesar de esos largos procesos, no lograban obtener el
pago de sus haberes pendientes. Lo anterior, sumado
a la falta de certeza sobre la continuidad de la situación
contractual laboral, demoras en la obtención de los
pagos que se les adeudan y trabas para la reinserción
laboral, generaba la necesidad de requerir asistencia
jurídica especializada e interponer demandas judiciales.
Por aquello, es que se hacía absolutamente necesario
incorporar modificaciones legales que permitieran, al
menos, mitigar la situación de vulnerabilidad en la cual
se encontraban los trabajadores del deudor fallido.
En razón de todo lo anterior, es que se hacía imperioso
contar con una legislación moderna, flexible y eficiente,
que permitiera cumplir, fundamentalmente, dos grandes
objetivos: por una parte, reorganizar efectivamente a
las empresas que resultaran viables, y, por otra, liquidar
rápida y eficientemente a aquellas que no lo sean.
II.- Aspectos laborales de la quiebra antes de la
vigencia de la Ley N° 20.720.Tal como señala el mensaje del proyecto de ley4 que
propone modificar la normativa laboral en materia
concursal5, tratándose de la relación laboral, la quiebra
no es un escenario neutral, toda vez que, cuando un
empleador es declarado en quiebra, ello conlleva, entre
otros efectos, la desnaturalización de las facultades que
le permiten conducir las relaciones laborales con sus
trabajadores, aun cuando la administración del síndico
tiene el propósito de liquidar sus bienes y saldar las
deudas con sus acreedores.
En efecto, el referido mensaje continúa la fundamentación del proyecto indicando que los trabajadores de
un empleador declarado judicialmente en quiebra se
ven afectados por la incertidumbre de los efectos de
ella en lo relativo a la relación laboral y a los derechos
y prestaciones de que son titulares.
4
5
Boletín 8.492-13.
Historia de la Ley, página 497.
En consecuencia, y como ya hemos señalado, los trabajadores son de los acreedores más vulnerables en
un proceso de quiebra, situación por la que se hacía
absolutamente imperioso mejorar la legislación sobre
esta materia. Así, en Chile resultan afectados, en promedio, 2.831 trabajadores al año por declaratorias de
quiebra de las empresas en las cuales se desempeñan
prestando servicios6.
Por lo anterior, resultaba relevante abordar a través
de una reforma a la normativa laboral y previsional,
la legislación que regulaba las quiebras, siendo los
principales aspectos que requerían ser reformados
los siguientes:
a) La quiebra del empleador no era considerada
como causal de término del contrato de trabajo.
En este sentido, durante largos años los síndicos, una
vez producida la quiebra, desvinculaban a los trabajadores por la causal de caso fortuito o fuerza mayor
contemplada en el artículo 159 numeral 6 del Código
del Trabajo. Como es sabido, esta causal no genera
derecho al trabajador a recibir ningún tipo de indemnización legal por su desvinculación, quedando en la
absoluta indefensión.
Lo anterior, básicamente hasta el año 2009, cuando
la Superintendencias de Quiebras emite el instructivo
N°107, donde en su artículo 15, por una parte, instruye a
los síndicos de abstenerse de utilizar la causal de caso
fortuito o fuerza mayor al poner término a los contratos
de trabajo de los trabajadores de las empresas que
administran, cuando su fundamento sea la quiebra del
deudor fallido; y, por otra, les recomienda utilizar la causal de necesidades de la empresa o desahucio (ambas
contenidas en el artículo 161 Código del Trabajador), a fin
6
De conformidad a los registros de la Superintendencia
de Quiebras, durante el período comprendido entre enero y
marzo de 2012 se declaró la quiebra de 37 empleadores, lo
que afecta a 1.937 trabajadores. Indica que durante los años
2010 y 2011, dicha declaratoria se produjo respecto de 267
empleadores, afectando a 5.587 trabajadores. Respecto de
los sectores más afectados, según cifras de la ex Superintendencia de Quiebras, ahora Superintendencia de Insolvencia
y Reemprendimiento, el comercio es el área económica más
afectada por las quiebras (28,96%), seguido del sector construcción (14,99%) e industrias no metálicas (13,99%). Más
abajo se encuentran los sectores inmobiliarios, de agricultura
e industrias metálicas.
7
Instructivo N° 10 de fecha 29 de diciembre de 2009 de
la Superintendencia de Quiebras.
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de desvincular a los trabajadores de una empresa caída
en quiebra cuando no existan antecedentes fundados
que le permitan invocar alguna de las causales de los
artículos 159 y 160 del Código del Trabajo.
Estas causales del artículo 161, como es sabido, y a
diferencia de la contenida en el artículo 159 N° 6, sí
dan derecho al trabajador afectado a recibir las indemnizaciones legales que le correspondan, tales como
indemnización por años de servicio (artículo 163 del
Código del Trabajo) e indemnización sustitutiva del aviso
previo (artículo 162 del mismo cuerpo legal).
72
Además, nuestra jurisprudencia judicial8 ha venido
señalando, en forma reiterada, que la quiebra no
constituye fundamento para aplicar la causal de caso
fortuito o fuerza mayor al poner término a los contratos
de trabajo, con lo cual, en la práctica, las demandas de
los trabajadores por despido injustificado eran acogidas,
gravando a la masa con una deuda mayor, ascendente
al monto de los recargos contemplados en el artículo
168 del Código del Trabajo, siendo otro motivo para
que los síndicos aplicaran las causales del artículo 161
del Código del Trabajo al momento de poner término a
dichos contratos de trabajo.
8
Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en
sentencia de fecha 07 de marzo de 2013, RIT N°O-41172012, señala que “la insolvencia y la quiebra no representan
hechos justificativos posibles de encuadrar en la causal de
“caso fortuito o fuerza mayor, a que se refiere el número sexto
del artículo 159. Así también lo ha entendido la jurisprudencia
de nuestros tribunales superiores. En particular, la sentencia
dictada por la Excma. Corte Suprema, en causa Rol 5514 2003,
de fecha 05/02/2004, ha establecido que “... La declaratoria de
quiebra es ajena a la idea de caso fortuito. Esto pues la quiebra
supone una serie de situaciones previas de tipo económicas
o financieras, que se han arrastrado durante un período más
o menos prolongado de tiempo, que caen precisamente dentro de la órbita de administración del dueño de la empresa y
que, por ende, estaban en conocimiento de éste, resultando,
entonces que no se trata, en caso alguno, de un imprevisto
para el empleador. En consecuencia, no configurándose la
causal invocada en el caso de autos, habrá de estimarse
que el despido no se ajustó a derecho, debiendo acogerse la
demanda, en cuanto por ella se solicita declarar injustificado el
mismo y así también, en cuanto a los rubros indemnizatorios
en ella contenidos. En un sentido similar, es posible también
encontrar las sentencias dictadas por el mismo tribunal, en
autos rol 3195 2003, de fecha 06/11/2003, rol 1930 2001,
de fecha 20/07/2001, y rol 4130 2001, de fecha 11/12/2001”
(destacado y subrayado es del autor).
b) Los fueros laborales no estaban regulados en el
caso de la quiebra. Los síndicos muchas veces despedían a trabajadores con fuero, y excepcionalmente
recurrían a un tribunal a solicitar un juicio de desafuero
para desvincularlos válidamente9. Además, los trabajadores desvinculados de esta forma debían, por una
parte, recurrir a un juez laboral para reclamar lo injustificado de su despido, y a un juez civil a fin de verificar
créditos en la quiebra, con lo cual, evidentemente, se
encontraban en desventaja frente a otros acreedores,
debiendo asumir mayores costos y tiempo.
c) Aplicación de la Nulidad del Despido en la Quiebra.
Los jueces, mayoritariamente, no aplicaban la sanción
de la nulidad del despido en los casos de quiebra10, pues
9
Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago,
sentencia de fecha 17 de abril de 2013, RIT N° O-465-2013,
resuelve que “en cuanto a que al hecho de no haber realizado la sindicatura, la formalidad de solicitar al tribunal la
autorización del artículo 174 del Código del Ramo, antes de
despedir a los actores, estima que no es posible desatender
la realidad, en cuanto ese solo hecho importaría generar
nuevos gastos a la quiebra, que incluso llegaría a configurar
un superprivilegio, que incluso atentaría con el privilegio que
gozan los restantes trabajadores para perseguir las indemnizaciones propias al concluir la relación laboral” (destacado y
subrayado del autor).
10
Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago,
sentencia de fecha 25 de febrero de 2013, RIT N° O-35722012, al señalar que “para el evento de que la demandada
principal hubiere sido declarada en quiebra, el pago de las
remuneraciones que se devenguen desde el término de los
servicios del actor no podrá extenderse más allá de la fecha
de la declaratoria de quiebra de la empresa, por cuanto en
dicha oportunidad conforme al art. 66 de la Ley de Quiebras
se habrían fijado de un modo irrevocable los derechos de los
acreedores de la demandada principal, estimándose, en consecuencia, por este sentenciador que debe darse aplicación
preferente por su especialidad al art. 66 de la Ley de Quiebras
por sobre la sanción contenida en el art. 162 inciso séptimo
del C. del Trabajo” (destacado y subrayado es del autor).
Excelentísima Corte Suprema, sentencia de fecha 28 de
enero de 2010, en causa Ingreso N° 7076-2009 (Recurso de
Unificación de Jurisprudencia), al señalar: “Que, en consecuencia, se unifica la jurisprudencia en el sentido que la norma del
artículo 66 y siguientes de a Ley de Quiebras prima por sobre
la sanción de nulidad de despido establecida en el artículo
162, en tanto, una vez declarada la quiebra de la empleadora,
no es posible gravar la masa con mayores obligaciones que
las que quedaron fijadas a dicha fecha, límite al cual debe
entonces ceñirse el deber de pago de las remuneraciones y
cotizaciones que se devenguen por efecto de no haber enterado
aquella la totalidad de las imposiciones correspondientes a
los períodos laborados por los trabajadores demandantes del
caso” (destacado y subrayado es del autor).
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STUDIOS
consideraban que, por una parte, se estaría gravando a
la masa con mayores créditos generando desigualdad
entre los acreedores (no respetando la “par contictio
creditorum”), y por otro lado, se estarían alterando las
preferencias de los acreedores.
d) Inexistencia de uniformidad de criterios en topes
(tiempo y monto) para pago de indemnizaciones con
preferencia. Así, bajo la antigua legislación de quiebras,
no existía uniformidad en torno a los topes para el pago
de las indemnizaciones. En materia de monto, el artículo
2472 número 8 del Código Civil se refería a 3 ingresos
mínimos mensuales, pero no aclaraba si se trataba de
ingresos mínimos mensuales remuneracionales o no11.
En materia de límite temporal, el artículo ya citado del
Código Civil establecía un plazo de 10 años hacia atrás
como máximo para pagar indemnización con preferencia, mientras que para el Código del Trabajo el límite
temporal es de 11 años, según dispone expresamente
el artículo 163 de dicho cuerpo legal.
e) Finalmente, la imposibilidad de suscribir y autorizar por ministro de fe un finiquito laboral a menos
que se cumpla con los requisitos del artículo 177
Código del Trabajo. Esto es, no puede firmarse por
parte del trabajador cuyo empleador ha sido declarado
en quiebra, ni autorizarse por ministro de fe un finiquito
laboral, mientras no se acredite el pago de las cotizaciones previsionales y de salud correspondientes. Lo
anterior, genera como consecuencia que los trabajadores no pueden recibir pago alguno sino hasta que
se paguen las cotizaciones adeudadas, lo cual puede
tardar muchísimos meses e incluso años, perjudicando
en definitiva a los trabajadores acreedores, pues, por
una parte, no reciben el pago que legalmente les corresponde y, por otra, sin finiquito tienen más dificultades
para encontrar un nuevo empleo.
III.- Principales modificaciones laborales incorporadas por la Ley N° 20.720
El proyecto de ley en virtud del cual el Ejecutivo propuso establecer la quiebra como causal de término del
contrato de trabajo, así como otras modificaciones de
índole laboral y previsional, establecía, como objetivos
primordiales en esta materia, según se indica expresamente en el mensaje12 del mismo:
11
Ingreso mínimo remuneracional actual $ 225.000; Ingreso
mínimo no remuneracional actual $145.139.
12
Historia de la Ley, página 495.
1.- Agregar, como causal de término del contrato de
trabajo, la quiebra del empleador que hubiere sido
declarada judicialmente, en cuyo caso el trabajador
tendrá derecho a una indemnización equivalente a la
última remuneración mensual devengada y si el contrato hubiere estado vigente un año o más se le pagará,
además, una indemnización por años de servicio, beneficios sujetos a la preferencia de pago establecida
en el Código Civil.
2.- Establecer que el término del contrato de trabajo
por esta causal permitirá las prestaciones por cesantía,
traspasará a los trabajadores los aportes de ahorro
previsional colectivo efectuados por el empleador y
acarreará la conclusión del fuero laboral.
En consecuencia, las modificaciones laborales y
previsionales incorporadas por la Ley N° 20.720, son
principalmente las siguientes:
a) Se establece la quiebra (ahora procedimiento
concursal de liquidación) del empleador como
causal expresa de término del contrato de trabajo.
Así, el nuevo artículo 163 bis del Código del Trabajo
señala expresamente que: “El contrato de trabajo terminará en caso que el empleador fuere sometido a un
procedimiento concursal de liquidación”.
Ahora bien, respecto del procedimiento de desvinculación, el numeral 1 de este nuevo artículo 163 bis señala
expresamente que “el liquidador deberá comunicar al
trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato de trabajo,
el término de la relación laboral en virtud de la causal
señalada en este artículo, adjuntando a dicha comunicación un certificado emitido por la Superintendencia
de Insolvencia y Reemprendimiento que deberá indicar
el inicio de un procedimiento concursal de liquidación
respecto del empleador, así como el tribunal competente,
la individualización del proceso y la fecha en que se
dictó la resolución de liquidación correspondiente. El
liquidador deberá realizar esta comunicación dentro de
un plazo no superior a seis días hábiles contado desde
la fecha de notificación de la resolución de liquidación
por el tribunal que conoce el procedimiento concursal
de liquidación. El error u omisión en que se incurra con
ocasión de esta comunicación no invalidará el término
de la relación laboral en virtud de la causal señalada
en este artículo”.
Dentro del mismo plazo señalado anteriormente, el liquidador deberá enviar copia de la referida comunicación a
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la respectiva Inspección del Trabajo. Las Inspecciones
del Trabajo tendrán un registro de las comunicaciones
de término de contrato de trabajo que se les envíen, el
que se mantendrá actualizado con las comunicaciones
recibidas en los últimos treinta días hábiles.
La Inspección del Trabajo, de oficio o a petición de parte,
constatará el cumplimiento de lo anterior. En caso de
incumplimiento por parte del liquidador, la Inspección
del Trabajo deberá informar a la Superintendencia de
Insolvencia y Reemprendimiento, la que podrá sancionar
los hechos imputables al liquidador, de conformidad
con lo establecido en el artículo 338 de la Ley de Reorganización y Liquidación de Activos de Empresas y
Personas, sin perjuicio de la responsabilidad que le
pueda corresponder en virtud del Párrafo 7 del Título
IX del Libro Segundo del Código Penal.
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b) Se establece una indemnización asimilable a la
indemnización sustitutiva del aviso previo (artículo
163 bis N°2 Código del Trabajo) con preferencia de
remuneración (artículo 2472 N° 5 del Código Civil).
Esta indemnización es “equivalente al promedio de las
tres últimas remuneraciones mensuales devengadas,
si es que las hubiere. En el caso de que existan menos
de tres remuneraciones mensuales devengadas, se
indemnizará por un monto equivalente al promedio de
las últimas dos o, en defecto de lo anterior, el monto a
indemnizar equivaldrá a la última remuneración mensual
devengada”.
c) Se establece, asimismo, una indemnización por
años de servicio (artículo 163 bis N° 3 del Código del
Trabajo) si el contrato de trabajo termina, como ya hemos
indicado, por alguna de las causales del artículo 161
del referido cuerpo legal. Se establece claramente la
compatibilidad de esta indemnización con la señalada
en la letra b) precedente.
d) Se simplifican los desafueros (artículo 163 bis N°4
Código del Trabajo). En este sentido, no se requerirá
solicitar la autorización previa del juez competente respecto de los trabajadores que al momento del término
del contrato de trabajo tuvieren fuero.
“Con todo, tratándose de trabajadores que estuvieren
gozando del fuero maternal señalado en el artículo 201,
el liquidador, en representación del deudor, deberá pagar
una indemnización equivalente a la última remuneración
mensual devengada por cada uno de los meses que
restare de fuero”. Es decir, tratándose de trabajadoras
con fuero maternal, si bien no es necesario realizar respecto de ellas un juicio de desafuero como ocurría con
la anterior legislación, el liquidador sí deberá pagarles
todos los meses que les restan de fuero a fin de poner
término a sus contratos de trabajo.
Por su parte, si el término del contrato ocurriere por
esta causal del artículo 163 bis mientras el trabajador se
encontrare haciendo uso de los descansos y permisos a
que se refiere el artículo 198, no se considerarán para
el cálculo de esta indemnización las semanas durante
las cuales el trabajador tenga derecho a los subsidios
derivados de aquéllos. Esta indemnización será compatible con la indemnización por años de servicio que
deba pagarse en conformidad a la letra c) anterior, y
no lo será respecto de aquella indemnización regulada
en el literal b) precedente.
e) El finiquito suscrito por el trabajador y el liquidador, acompañado al tribunal, constituye la verificación de las remuneraciones e indemnizaciones
(artículo 163 bis N°5 del Código del Trabajo). En este
sentido, el liquidador deberá poner a disposición del
trabajador el respectivo finiquito a lo menos diez días
antes de la expiración del período de verificación ordinaria de créditos que establece la Ley N° 20.720 sobre
Reorganización y Liquidación de Activos de Empresas
y Personas.
El finiquito suscrito por el trabajador se entenderá, como
ya indicamos, antecedente documentario suficiente para
justificar un pago administrativo, sin perjuicio de los otros
documentos que sirven de fundamento para su pago
conforme al artículo 244 de la Ley N° 20.720.
El referido finiquito suscrito por el trabajador deberá ser
autorizado por un Ministro de Fe, sea éste Notario Público
o Inspector del Trabajo, aun cuando las cotizaciones
previsionales se encuentren impagas, lo que evidencia
una clara diferencia con lo que ocurría con anterioridad
a esta nueva ley, donde si existían cotizaciones impagas
dichos finiquitos no era autorizados, lo que, en definitiva,
perjudicaba a los trabajadores, ya que, por una parte,
no recibían las indemnizaciones que les correspondían
válidamente y, por otra, al no tener finiquito suscrito se
les dificultaba encontrar un nuevo trabajo.
Este finiquito deberá, además, ser acompañado por el
liquidador al tribunal que conoce del procedimiento concursal de liquidación, dentro de los dos días siguientes
a su suscripción, sujetándose a las siguientes reglas:
- Se entenderá como suficiente verificación de los créditos por remuneraciones, asignaciones compensatorias
e indemnizaciones que consten en dicho instrumento;
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STUDIOS
- Si el trabajador hiciere reserva de acciones al suscribir
el finiquito, la verificación o pago administrativo estará
limitada a las cantidades aceptadas por el trabajador,
y
- Cualquier estipulación que haga entender que el trabajador renuncia total o parcialmente a sus cotizaciones
previsionales se tendrá por no escrita.
Con todo, el liquidador deberá reservar fondos, si los
hubiere, respecto de aquellos finiquitos no suscritos por
los trabajadores o no acompañados por el liquidador
al tribunal que conoce del procedimiento concursal de
liquidación, por un período de treinta días contado desde
la fecha en que el correspondiente finiquito fue puesto
a disposición del respectivo trabajador.
f) No se aplicará la sanción de nulidad del despido
(comúnmente denominada Ley Bustos) por no pago
de cotizaciones. A este respecto, el artículo 163 bis
N° 1 inciso final de la nueva Ley señala expresamente
que: “estas normas se aplicarán de forma preferente
a lo establecido en el artículo 162 y en ningún caso se
producirá el efecto establecido en el inciso quinto de
dicho artículo”.
g) Se uniforman topes de preferencias en indemnizaciones. En este sentido, se modifican las normas
pertinentes tanto del Código Civil (nuevo artículo 2472
N°8) como del Código del Trabajo (artículo 61 inciso
cuarto), de manera que se uniforman los topes de las
indemnizaciones, tanto respecto de los montos (tres
ingresos mínimos mensuales remuneracionales) como
de la temporalidad (once años). Así, el nuevo artículo
2472 N° 8 del Código Civil señala que:
“Las indemnizaciones legales y convencionales de
origen laboral que les correspondan a los trabajadores,
que estén devengadas a la fecha en que se hagan valer
y hasta un límite de tres ingresos mínimos mensuales
remuneracionales por cada año de servicio y fracción
superior a seis meses por cada trabajador, con un
límite de once años. Por el exceso, si lo hubiere, se
considerarán valistas.
Asimismo, la indemnización establecida en el párrafo
segundo del número 4 del artículo 163 bis del Código
del Trabajo estará sujeta a los mismos límites precedentemente señalados.
Para efectos del cálculo del pago de la preferencia establecida en este número, los límites máximos indicados
en los párrafos primero y segundo serán determinados
de forma independiente”.
h) Se acelera el cobro de cotizaciones por entidades previsionales. En este sentido, se dispone que la
Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento
deberá instruir a los liquidadores para que informen a
la Superintendencia de Pensiones para la aplicación de
sanciones a sus regulados (AFP, IPS, AFC) cada vez
que éstos no verifiquen créditos en el período ordinario o
bien no concurran derechamente o lo hagan de manera
tardía a retirar el pago de sus respectivos créditos13.
IV.- Conclusiones
El tratamiento de la insolvencia es uno de los ejes
fundamentales de toda política económica, porque
impacta al empleo, a la reinserción de activos, al emprendimiento, al reemprendimiento y a la productividad,
entre otros factores.
Por lo anterior, la antigua normativa de quiebras debía
dar paso, necesaria e inexorablemente, a una legislación
que fuera más moderna, flexible y eficiente, permitiendo,
a su vez, cumplir con dos grandes objetivos: por una
parte, reorganizar efectivamente a las empresas que
resultaran viables, y, por otra, liquidar rápida y eficientemente a aquellas que no lo sean.
Por otro lado, los aspectos laborales de la nueva normativa también debían ser fuertemente modificados, de
manera de evitar que los trabajadores, que constituyen
una de las partes más vulnerables de la legislación
laboral, siguieran estando postergados y con trabas
burocráticas innecesarias a la hora de concurrir a exigir
sus justas acreencias.
Por todo aquello, esperamos que la nueva Ley de
Reorganización y Liquidación de Activos de Empresas
y Personas (Ley N° 20.720), que entró recientemente
en vigencia en Octubre de 2014, pueda cumplir con
lo anterior, promoviendo un marco normativo coherente en esta materia, a objeto de otorgar certeza a
los trabajadores en lo relativo a su relación laboral, y,
especialmente, mejorar la situación de éstos cuando su
empleadores caigan en un proceso de liquidación, de
manera de poder cobrar sus créditos de forma rápida
y oportuna, no quedando en desventaja frente a los
demás acreedores, como ocurría muchas veces con la
antigua legislación concursal. La tarea es clara, ahora
esperemos que esta nueva normativa pueda saldar
dicha deuda.
13
Circular Nº 1.504/2008.
Revista Laboral Chilena, Noviembre 2014
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