Qubit 26 - Scholar Commons - University of South Florida

Anuncio
University of South Florida
Scholar Commons
Digital Collection - Science Fiction & Fantasy
Publications
Digital Collection - Science Fiction & Fantasy
3-1-2007
Qubit 26
Cubit
Follow this and additional works at: http://scholarcommons.usf.edu/scifistud_pub
Part of the Fiction Commons
Scholar Commons Citation
Cubit, "Qubit 26 " (2007). Digital Collection - Science Fiction & Fantasy Publications. Paper 26.
http://scholarcommons.usf.edu/scifistud_pub/26
This Journal is brought to you for free and open access by the Digital Collection - Science Fiction & Fantasy at Scholar Commons. It has been accepted
for inclusion in Digital Collection - Science Fiction & Fantasy Publications by an authorized administrator of Scholar Commons. For more
information, please contact scholarcommons@usf.edu.
Para descargar números anteriores de Qubit, visitar
http://www.esquina13.co.nr/
Para subscribirte a la revista, escribir a
qubit@centro-onelio.cult.cu
2
Índice:
1. En la Luna, ensayo sobre la ciencia ficción en Chile. Omar Vega
2. Alter Ego. Hugo Correa.
3. El río del mundo. Luís Saavedra
4. Entrevista: Paradojas y géneros literarios en el evangelio de Jorge
Baradit.
5. Reseña: Ygdrasil, de Jorge Baradit.
6. Sobre los Selknam. Jorge Baradit
7. La conquista mágica de América. Jorge Baradit
8. Amor cibernauta. Diego Muñoz Valenzuela
9. Historia del cine ciberpunk. Capítulo 25. 1992. Alien 3, Freejack.
3
EN LA LUNA, ENSAYO SOBRE
LA CIENCIA FICCIÓN EN CHILE
Por Omar Vega.
En forma despectiva la gente se refiere al soñador como a ese
loco que está en la luna, olvidando que es él quien nos permite
avistar otros mundos, en particular el futuro de la humanidad.
En Chile no han faltado los soñadores brillantes, que merecen
ser conocidos, en particular aquellos que han cultivado a pulso
el ingrato mercado de la ciencia-ficción nacional. Hasta ahora
nadie se ha hecho rico en está actividad, pero si han
enriquecido nuestras vidas con sus fantasías geniales. Esta
página es en honor a ellos, los abnegados creadores de la
ciencia-ficción chilena. También sea un agradecimiento a los
investigadores que han rescatado éste legado del olvido:
Remi-Maure, Andrea Bell y el erudito de la ciencia-ficción
nacional Moisés Hassón.
La ciencia-ficción como género literario
Como género literario la ciencia-ficción es muy particular y de difícil definición. Lo primero que
podemos decir de ella es que es un área de la fantasía. Pero la ciencia-ficción se caracteriza, además, por
el apego a las leyes del mundo real en la forma descrita por la ciencia de la época en que un autor
escribe. A la mezcla de ciencia y fantasía se le denomina especulación científica, que es la proyección
de los conocimientos actuales a sus consecuencias futuras. Haciendo uso de esas definiciones, podemos
aproximarnos a una definición amplia de la ciencia ficción describiendo el género como la intersección
entre la especulación científica y la narrativa.
Pero las cosas no son tan simples, y los casos excepcionales abundan. Por ello pareciera ser mejor una
descripción de las obras de ciencia-ficción y de su estado actual, más que el establecimiento de una
definición formal, la que será transgredida de inmediato por nuevos autores.
Desde el punto de vista de la técnica literaria, la ciencia-ficción está principalmente centrada en la
narrativa, pero no exclusivamente en ella. Pues, además del cuento y la novela existe poesía, teatro y
ensayos que pertenecen al género. Sin buscar mucho encontramos que la obra de teatro RUR de Karel
Kapek es considerada cumbre en la ciencia-ficción del siglo XX.
Los problemas de definición se agudizan en los límites entre la ciencia-ficción y otros géneros, como el
terror. La novela gótica Frankenstein, de Mary Shelley, es considerada la primera obra tanto de terror
como de ciencia-ficción. En el caso de H.P.Lovecraft, el maestro del terror del siglo XX, encontramos
que en muchas de sus obras la causa final del terror son seres extraterrestres, o aparatos científicos. Por
ese motivo se le considera un autor cercano y muy influyente en la ciencia-ficción moderna.
Tampoco es posible restringir la ciencia-ficción sólo a la literatura, pues su presencia es clara en otras
formas de arte. En el cine, por ejemplo, la ciencia-ficción tiene una larga tradición cuyos orígenes datan
de la película Le Voyage dans la Lune (1902) de George Méliès. Y si bien, muchas películas de cienciaficción se saben obras menores, incluso ridículas, existe un film que es considerado, por los expertos,
como una de las mejores películas nunca filmadas. Se trata de 2001: Odisea en el Espacio (1968), del
director Stanley Kubrick. Si ampliamos la definición de cine para que incluya también las series de
televisión, encontraremos algunos casos notables, como es la serie Viaje a las Estrellas, convertida en
objeto de culto y en paradigma de la ciencia-ficción popular.
El comics y la animación son dos áreas donde la ciencia-ficción ha sido trascendente. La especulación
científica desbocada es el origen de algunas de las temáticas más populares del género, como Superman,
4
Bátman y todos los superhéroes, como también a series de detectives del estilo de Dick Tracy y
aventureros espaciales como Buck Rogers y Flash Gordon. Es más, se detecta una influencia cruzada
entre comics, cine y literatura de ciencia ficción, por lo que se puede afirmar que las tres son distintas
expresiones de un mismo género.
En resumen, la literatura de ciencia-ficción es una especialidad dentro de un movimiento mayor que ha
marcado el arte popular y masivo de los últimos siglos. Quizás en beneficio de nuestra área puede
decirse que la obra literaria es el producto de la imaginación de un hombre en solitario, del individuo,
mientras que tanto el cine, y en menor medida las historietas, requieren para su realización de equipos
de trabajo numerosos, de tecnología, y de poder económico. En la literatura sigue siendo el creador
quien sólo, enfrentado a la página en blanco, y disponiendo como capital sólo de un puñado de letras, se
lanza a la audaz tarea de crear nuevos mundos.
Evolución de la ciencia-ficción
Las primeras manifestaciones de la ciencia-ficción se confunden con el origen de la narrativa. Las
tradiciones religiosas tienen abundantes relatos de sucesos extraordinarios. Sin más, el Mahabarata
hindú describe platillos voladores y armas atómicas. En la literatura clásica occidental se pueden
encontrar relatos de robots, de máquinas volantes y de viajes hacia sociedades extraordinarias, como
también a Hefestos y a Dédalo, prototipos del científico de la ciencia-ficción.
Sin embargo, a pesar de estas incursiones literarias tempranas, el primer relato considerado en
propiedad como el precursor del género es el del escritor sirio Luciano de Samosata, quien en el siglo II
D.C. escribió Historias Verdaderas. Un viaje imaginario a la Luna que incluye la descripción de una
raza y sociedad selenita, y que tiene incluso la descripción de las primeras batallas espaciales de la
historia.
En el siglo XVII Johannes Kepler escribe su novela Somnium, la cual narra la aventura de un hombre
que llega a la Luna gracias a la ayuda de un demonio amistoso. Siendo Kepler uno de los fundadores de
la física y astronomía modernas, su trabajo es una especulación científica adornada por narrativa.
En el siglo XVIII la literatura comienza a converger en el género de la ciencia-ficción. Un ejemplo
clásico es la tercera parte de la obra de Jonathan Swift, Los Viajes de Gulliver, en la que se describe un
centro de investigación moderno y una computadora. De esa época provienen también las primeras
anticipaciones, las cuales son utopías que fijan las sociedades en el futuro en vez de en lugares distantes.
La primera obra de anticipación es la anónima. Se trata de El reino de George VI, 1900-1925
(publicada en 1763), la que predice el cambio científico, la igualdad de la mujer y las guerras futuras.
Más influyente fue, sin embargo, la obra de Louis Sebástien Mercier, El Año 2440 (publicada en 1771),
la cual predice una sociedad republicana del futuro, y que incluso llegó a las América, particularmente a
Chile.
El siglo XIX tiene abundante literatura que se enmarca sin dudas en el género de la ciencia-ficción.
Entre los principales autores de la época encontramos a Mary Shelley, Edgard Allan Poe, Camille
Flammarion, Julio Verne y H.G. Wells. Todos ellos extraordinarios y ampliamente conocidos. Se puede
afirmar con certeza que la ciencia-ficción se divide en dos períodos separados por el siglo XIX. Antes se
encuentran los precursores. Después nos hallamos con un género maduro que ha producido obras
paradigmáticas como los Viajes Extraordinarios de Julio Verne, primeras obras de la denominada
ciencia-ficción dura o, valga la redundancia, ciencia-ficción científica. Además, en esa época se
publican también los Romances Científicos de H.G. Wells, que fundan el subgénero hoy conocido como
Space Opera. Pero más que ninguna otra obra, es Frankenstein, de Mary Shelley, el hito oficial que
marca el nacimiento de la ciencia-ficción.
El siglo XX trajo la masificación de la ciencia-ficción y el establecimiento de las pautas hoy
consideradas clásicas. Quizás el fundador de la ciencia-ficción moderna fue Hugo Gernsback. El creo el
primer nombre para el género, scientification, y le definió como el tipo de literatura de Verne, Wells y
5
Poe. En sus palabras, la ciencia-ficción es “un romance encantador mezclado con hechos científicos y
una visión profética”. La obra de Gernsback, Ralph 124C 41+, calza perfectamente con esa definición.
En ella predice el mundo del futuro con tecnología y proyectos extraordinarios. En su honor se
establecieron los premios “Hugo”, quizás los más importantes del género.
Los autores de ciencia-ficción del siglo XX son innumerables, pero los más reconocidos son tres: Isaac
Asimov, el más prolifero; Arthur Clarke, el más extraordinario desde el punto de vista técnico, y Robert
Heinlein, el más completo y mejor desde el punto de vista literario.
Desde fines del siglo XX y hasta el presente la ciencia-ficción está sufriendo nuevos cambios. Los
tirajes de las revistas y libros de ciencia-ficción han bajado considerablemente, mientras el campo se ve
amenazado por la fantasía tradicional que le está quitando terreno. Por otra parte, ha cesado el
entusiasmo por el futuro tecnológico de la humanidad. El peligro de la aniquilación nuclear y los
desastres ecológicos han hecho que las nuevas generaciones desprecien la ciencia, y que consideren
peligrosos tanto a los científicos como a sus instituciones. Por otra parte, el desencanto con los planes de
colonización del espacio ha hecho que la gente considere el futuro cósmico como una utopía
irrealizable. Es más, la decadencia de las naciones occidentales con respecto al Tercer Mundo, con Asia
en particular, hace que el optimismo sea un bien escaso en los autores actuales.
Por eso la literatura de ciencia-ficción postmoderna está plagada de obras que describen futuros
decadentes. Ejemplos típicos de esos futuros sombríos es la obra de Philip K. Dick ¿Sueñan los robots
con ovejas eléctricas? -la que sirvió de base a la película Blade Runner- y la novela de William Gibson
Neuromancer, fundadora de esa corriente rebelde de la ciencia-ficción llamada Cyberpunk.
Se ha hablado de decadencia del género, y es posible que haya algo de verdad en eso. Sin embargo, es
indudable es que está en crisis. Nuevos rumbos se vislumbran mientras la ciencia-ficción se sigue
debatiendo entre la calidad artística y la calidad científica de sus obras. Nadie sabe que deparará el
futuro, lo que sí es claro es que las obras de ciencia-ficción reflejan las esperanzas de las personas de su
época. En tiempos de esperanza los futuros son brillantes, en tanto que en aquellos donde prima el
desencanto los trabajos de ciencia-ficción son también deprimentes.
Rescatando la historia de la ciencia-ficción chilena
La literatura chilena es conocida mundialmente gracias a sus extraordinarios poetas y narradores. La
ciencia-ficción chilena, sin embargo, es un “patito feo” escasamente conocido más allá de un pequeño
grupo de persistentes cultores y leales lectores. Por eso no es extraño que en 1984 el investigador RemiMaure –pionero de la investigación del género en Chile- pudiera afirmar impunemente que la cienciaficción chilena había nacido en 1959 y que había muerto a mediados de los ’70. En efecto, al contrario
de la realidad del resto de la literatura, si buscamos en las librerías chilenas muy rara vez encontraremos
libro alguno de ciencia-ficción escrito por un autor nacional.
Sin embargo, la realidad es que la ciencia-ficción nacional existe y en gran cantidad. Se han detectado
no menos de cien obras del género. Es más, existe la sospecha fundada de que gran parte del material
chileno de ciencia-ficción todavía no ha sido descubierto, encontrándose a la espera de los
investigadores que la rescaten del olvido.
A pesar de esto, no existe algo que pudiéramos llamar una escuela de ciencia-ficción chilena, sino más
bien obras escritas por chilenos siguiendo las corrientes internacionales. Este no es un defecto propio de
la ciencia-ficción nacional, sino que es característico de toda la ciencia-ficción hispana. Lo cual no
significa que nuestra ciencia-ficción carezca de un color propio, proveniente principalmente de la
literatura general, tal como la selección de protagonistas, escenarios y de leyendas propias de nuestro
país.
El pasado de la ciencia-ficción chilena esta cubierto de brumas. Con gran esfuerzo un grupo de
investigadores ha rescatado algo de ese pasado. En particular, existe una idea relativamente clara de la
producción de novelas del género en el período que va desde fines del siglo XIX hasta el presente. Sin
embargo el rescate de las obras está lejos de ser completa. Nada se sabe, por ejemplo, de los cuentos
fantásticos del período colonial y hasta fines del siglo XIX. Se desconoce casi la totalidad del material
6
publicado en diarios y revistas desde los comienzos de la imprenta en Chile y hasta la primera mitad del
siglo XX. Todo esto nos hace pensar que puede haber muchas obras, quizás decenas, escondidas en
obscuros rincones de una biblioteca, a la espera de ser incorporadas a la bibliografía oficial.
Existe la sospecha, por ejemplo, de que la primera novela de ciencia-ficción chilena fue El espejo del
futuro, escrita por David Tillman y supuestamente publicada en 1876, probablemente en el Norte
Chico. Sin embargo no hay evidencia adicional al respecto. La existencia de este libro sigue siendo un
misterio. Así como en ese caso, puede haber muchas más obras importantes perdidas y sin clasificar. Es
más, es de temer que parte de ese material ya se haya perdido para siempre.
Orígenes de la ciencia-ficción chilena
La primera obra de anticipación que circuló en nuestro país fue El Año 2440 de Mercier (1771), y lo
sabemos por mera casualidad. De acuerdo al historiador José Toribio Medina, fue proscrita en Chile en
el año 1778 por decreto expreso del Rey de España.
En esa época arribo la primera imprenta a Chile, avance que facilitó la publicación de obras nacionales.
Solo en la década de los ’40 del siglo XIX surgen las primeras novelas, de las cuales la más notable, sin
dudas, es Martín Rivas de Alberto Blest Gana.
Está documentado que la influencia literaria, tanto de Europa como de Estados Unidos, se dejaba sentir
en el mundo hispano, y en Chile en particular. En el área de la ciencia-ficción y fantasía, autores tales
como Edgard Allan Poe, Camille Flammarion y Julio Verne eran conocidos en el círculo de escritores
vanguardistas. Esta influencia da sus frutos cuando en 1870 aparece en España la novela espacial Una
Temporada en el más bello de los planetas, la que es seguida de cerca por la publicación en 1875 de la
primera novela latinoamericana de ciencia-ficción, la argentina El maravilloso viaje del señor Nic Nac.
De acuerdo a todos los antecedentes que disponemos, en esa época la literatura chilena hacía sus
primeras incursiones en el género.
Francisco Millares: Desde Júpiter
En 1877 Francisco Millares publica la primera novela de ciencia-ficción Chilena que está
documentada. Ejemplares de la misma se encuentran en la Biblioteca Nacional y en otras
bibliotecas importantes, por lo cual es posible acceder a ella.
Francisco Millares fue un personaje muy interesante de fines del siglo XIX. Nacido en Santa
Cruz de Colchagua en 1837, fue ingeniero, artista y escritor. Trabajó como geomensor para
ferrocarriles, donde hizo su carrera. Fue pintor y fotógrafo, además de comentarista político,
para lo cual usaba el seudónimo de Saint Paul. Entre sus trabajos importantes se encuentra
una obra sobre pintura, llamada Teoría de los colores, y el libro Locomoción Aérea (1889),
que trata sobre aeronáutica.
En 1877 publica su fantasía Desde Júpiter, la cual es una utopía científica que describe una
sociedad alienígena que existe en el planeta gigante. Carlos, el protagonista, es enviado a
Júpiter por medio de hipnosis, y allí descubre una sociedad tecnológicamente avanzada que
sirve para poner en evidencia las falencias del Chile de la época. La novela no escatima
elementos propios de la ciencia-ficción contemporánea, tales como la descripción de
maravillas técnicas como proyectores y telescopios que permiten leer diarios de la tierra
desde el mismo Júpiter. Los jovianos, además, son capaces de volar y de atravesar las
paredes.
La novela Desde Júpiter fue conocida en su época, como lo atestiguan los ejemplares que
todavía se preservan en nuestras bibliotecas, sin embargo no dejo escuela. Tendría que
pasar medio siglo hasta la siguiente novela de ciencia-ficción nacional.
7
Los pioneros de la literatura de ciencia-ficción chilena
A principios del siglo XX la literatura de ciencia-ficción se expande en el mundo entero. La
producción nacional sigue esta tendencia, dividiéndose en subgéneros: anticipaciones, las
utopías, la opera espacial y otras.
Anticipaciones pioneras
La primera anticipación chilena es la novela “Tierra firme” (1927) de Julio Assman
(seudónimo R. O. Land). Se trata de una utopía ambientada en los años 1950. En ella se
describe un Chile regido por el colectivismo y la justicia social. Predice tanto la Reforma
Agraria como las comunidades rurales de tipo “hippie”, y el advenimiento de una tecnología
ecológica: incluyendo el reciclaje de diarios impresos con tintas orgánicas; el uso de vehículos
no contaminantes, el uso de trenes eléctricos, dirigibles y bicicletas, y prediciendo, de paso, el
tren subterráneo.
Otras anticipaciones importantes son: la novela “Ovalle: 21 de Abril del año 2031” (1933) del
doctor David Perry, quien anticipa la vida de su pequeño pueblo un siglo hacia el futuro,
donde los trabajadores poseen acciones de sus empresas y están integrados a un sistema
capitalista de tipo popular, y se practica una regulación de precios con miras a evitar la
especulación; “La próxima” de Vicente Huidobro (1893-1948), que trata de la fundación de
una colonia de intelectuales en Angola y de una guerra catastrófica que hunde el mundo
occidental; “Visión de un sueño milenario” (1950) de Michel Doezis que describe una
confederación entre terrestres y selenitas. La novela cuenta la historia del primer viaje a la
Luna hecha por los humanos, todos cuales son chilenos; y la sátira “Un ángel para Chile”
(1959) de Enrique Bunster, que muestra el brillante futuro del país que se enriquece gracias al
descubrimiento de la cura para la calvicie.
Civilizaciones perdidas y utopías
En 1924 Pedro Sienna, famoso actor y poeta, escribe una novela satírica con sabor a utopía
llamada “La caverna de los murciélagos”. Se trata de una sabrosa e hilarante historia sobre
una sociedad surrealista de murciélagos muy humanos. Demasiado semejantes a los chilenos
de la época para ser solo coincidencia.
La primera novela sobre civilizaciones perdidas de la literatura Chilena es “Thimor” (1932) de
Manuel Astica Fuentes, la cual es la primera en tocar el tema de La Atlántida –en realidad
Lemuria- la cual, junto con la leyenda equivalente de La Ciudad de los Césares, comprende
un buen porcentaje de las novelas de ciencia-ficción chilenas.
Esta temática ha sido recurrente en la ciencia-ficción chilena. Algunas de las obras mas
importantes son: “La Atlántida pervertida” (1934) y “El mundo en ruinas” (1935) de Luis
Thayer, “Pachi Pulai” (1935) de Hugo Silva, “La ciudad de los Césares” (1936) de Manuel
Rojas, “En la ciudad de los Césares” (1939) de Enrique Délano, la antología “Leyenda de la
ciudad perdida” (1942) de Fernando Alegría, y la novela “Kronios: la rebelión de los Atlántes”
(1954), de Diego Barros Ortiz; y la antología poética “Campanario de la humanidad” (1938) de
Samuel Lillo.
Space Opera
En Estados Unidos, a consecuencia de la proliferación de literatura barata, o “Pulp” fiction,
aparece el subgénero llamado Space Opera. En Chile los escritores comienzan también a
escribir cuentos de ese tipo. Los pioneros son Alberto Edwards quien publicaba en Pacifico
Magazine y Ernesto Silva Román, su rival de Zig Zag.
Alberto Edwards (bajo el seudónimo Miguel de Fuenzalida) escribe relatos fantásticos con
detalles futuristas y utópicos, como el personaje Julio Téllez, diputado de la Confederación de
Pacífico -supuesta superpotencia latina- quien usa aviones y barcos que rompen todos los
8
récord de velocidad. En el cuento “El árbitro de Europa” se describe un invento que permite la
construcción de una gigantesca nave aérea que se vende al mejor postor a las potencias de
la Primera Guerra Mundial. Estos fueron publicados desde 1913 a 1921 y se recopilaron en
las colecciones de relatos “Cuentos Fantásticos” (1956) y “Ramón Calvo” (1960).
“El dueño de los astros” (1929) de Ernesto Silva Román es una colección de siete cuentos de
ciencia ficción, previamente publicados en Zig-Zag, que se caracterizan por la aventura. En
ellos se muestran avances en ciencia y tecnología, además del dominio de fenómenos
parapsicológicos, en particular en el manejo de las ondas cerebrales. Las invenciones que se
muestran en la serie incluyen: cámaras de televisión interplanetarias, campos de fuerza y
giromóviles. Este autor tiene a su haber dos novelas más del género: “El holandés volador”
(1948), y “Jristos” (1957), especulación histórica sobre Jesucristo. Jristos marca el inicio de un
subgénero conocido como “ciencia-ficción religiosa”, la cual tiene numerosos exponentes en
Chile.
En este subgénero podríamos incluir “El Secreto del doctor Baloux” (1936) de Juan Marín. La
novela comienza con el descubrimiento de un naufragio, y el fondo de la historia es una carta
dejada por un médico, quien afirma que el inconsciente sobrevive largamente a la muerte de
la consciencia, y que puede convertirse en un gas mortal.
Sobrenaturales
Un tipo de obras frecuentes en la ciencia ficción chilena son aquellas que están en la frontera
con la fantasía y lo sobrenatural. Es el caso de “El caracol y la diosa” (1950) de Enrique
Araya, donde el protagonista huyendo de la conscripción para la Segunda Guerra Mundial es
encerrado en una habitación muy estrecha que le aprisiona inmóvil. En ese estado su alma se
desdobla del cuerpo y viaja tanto al pasado como al futuro, contactando un ser del año 20912,
con quien viaja en espíritu a distintos tiempos y lugares. Aparte de esta obra, Enrique Araya
publicó una antología de cuentos llamada “La tarjeta de Dios” (1974).
Los autores clásicos
Desde 1959 hasta principios de los ’70 la literatura de ciencia-ficción chilena alcanza su
madurez. En ésta época podemos encontrar a los autores considerados clásicos. Veamos a
los más conocidos.
Hugo Correa
El período se abre con la publicación de “Los altísimos” (1959) de Hugo Correa, la cual es
considerada una obra cumbre del género en Chile. Trata de un terrícola que se encuentra
accidentalmente con un mundo alienígena llamado Cronn; mundo de 33.000 kilómetros de
diámetro compuesto de ocho anillos concéntricos habitados por la cara convexa, y que se
desplaza a la velocidad de la luz a través del universo. En este mundo la gente es controlada
permanentemente, las mujeres son estériles y la reproducción es artificial. Todo es manejado
por maestros superiores invisibles, pero cuya presencia se deja sentir. Se trata de una sátira
de los regímenes totalitarios y su deshumanización.
Hugo Correa continúa su carrera con “Alguien mora en el viento” (1959) que trata de la
aventura de dos astronautas en los islotes vegetales de Venus, “El que merodea en la lluvia”
(1961), acerca de una criatura extraterrestre que aparece en el campo chileno, la colección de
cuentos “Los títeres” (1969), que es una colección de cuentos sobre robots de telepresencia
(los títeres), “El nido de las furias” (1981) que transcurre en un país latinoamericano
imaginario. Otras novelas de Hugo Correa son “Ojos del Diablo” (1972) y “Donde acecha la
serpiente” (1988), además de la colección de cuentos “Cuando Pilatos se opuso” (1981), que
lleva el nombre del cuento principal.
Hugo Correa es reconocido como el más grande escritor de ciencia-ficción de Chile. Sus
libros han sido trasladados al Ingles, Francés, Alemán, Portugués, Sueco y otros lenguajes.
9
Su trabajo ha publicado en diversos medios, tales como la prestigiosa revista “Fantasy and
Science Fiction”, en la que Correa aparece en Abril de 1962 con su cuento “The last element”
y en Julio de 1967 con “Alter Ego”.
Antonio Montero (Antoine Montagne)
Otro escritor importante es Antonio Montero, quien firmaba sus primeras obras como Antoine
Montagne. Su primera novela fue “Los superhomos” (1963) que trata de un mundo posterior a
una guerra nuclear donde aparecen 30 criminales con poderes parapsicológicos que tratan de
imponer su reinado. Otras obras de Montero son "Acá en el tiempo” (1969), que trata del
descubrimiento, en una cueva peruana, de una máquina que preserva el conocimiento de una
raza alienígena desaparecida. Y “No morir” (1971), una colección de cuentos, entre los cuales
destaca “De regreso”, que narra el descubrimiento de una replica de París en Júpiter; y “Este
abismo”, que describe el viaje en solitario de un astronauta a través del vació intergaláctico.
Elena Aldunate
Elena Aldunate es la primera y más destacada escritora chilena de ciencia-ficción, además
de ser, una de las más prolíficas de todos los autores del género en Chile. Su primer trabajo
en el género es un cuento llamado “Juana y la Cibernética” (1963). Luego viene su novela “La
bella durmiente” (1976), que trata de una mujer que despierta en otro milenio, donde el mundo
es mucho mejor que el del convulsionado siglo XX. Le siguen “Angélica y el delfín” (1976) que
es la historia del encuentro entre una joven y un delfín inteligente, “Del cosmos las quieren
vírgenes” (1977) que relata la llegada de mariposas extraterrestres que provocan la aparición
de mutantes pacifistas, y la antología de cuentos llamada “El señor de las mariposas” (1967).
Elena Aldunate también a tocado temas fuera de la ciencia-ficción, como su novela “El molino
y la sangre (1991)”, que una historia de fantasmas, y la serie juvenil "Ur".
Otros autores del período
“Aquellos” (1962) de Osvaldo Moreno es una colección de cuentos de ciencia-ficción que
critica la deshumanización de la sociedad. El cuento más largo, que da nombre a la obra, trata
de los últimos cinco humanos en un mundo cada vez más robotizado.
“El ángel torpe” (1963) de Raimundo Chaigneau es una colección de cuentos de fantasía y
ciencia ficción. Destacan los cuentos “la cuerda”, que trata de una soga que cuelga desde el
cielo al Altiplano, y “El intruso” que trata de la aparición del “Homo Mater”.
Nacido en Argentina, Armando Menedin vivió mucho tiempo en Chile. Se le recuerda por la
calidad de su trabajo. Su corta historia “Laura” (1963) tiene el estilo de una crónica marciana
poética escrita en prosa, en la que describe los canales subterráneos de Marte, sus minerales
y sus mariposas gigantes. Pero su trabajo mayor es “La crucifixión de los magos” (1966), una
obra detallista e irónica cuya trama transcurre en Fobos, el satélite de Marte. Se trata de un
satélite penitenciario donde los prisioneros viven en estado salvaje y cuya atmósfera insalubre
les conduce lentamente a la muerte. Entonces aparece un mago que conjura imágenes en
espejos. Además de estas obras, Menedin tiene una antología de cuentos llamada “Collage”
(1971), dentro de las cuales se incluye la ya mencionada “Laura”.
En esa época aparecen dos antologías de cuentos. La primera es “Uránidas, Go home!”
(1966) de René Peri, que son historias irónicas y humorísticas, pero que la crítica las ha
considerado superficiales. La segunda antología es “La Tierra Dormida” (1969) de Ilda Cádiz
Ávila, considerada más interesante pues comprende cuentos de ciencia ficción de estilo
clásico, con extraterrestres, catástrofes planetarias y satélites artificiales. Además incluye “Los
seres de los andes”, una historia de los sobrevivientes de la edad de hielo que se refugian en
cuevas andinas.
10
“Mañana hacia el ayer” (1975) de John Bohr es una novela sobre transcurso del tiempo a la
inversa. Julius Drive, el protagonista, es un hombre de 71 que rejuvenece y viaja atrás en el
tiempo hasta que llega a 1910, donde recibe la revelación de un habitante de Galas, el
planeta más poderoso de la galaxia, de que él es un elegido para revelarle el futuro a la
humanidad. Esta idea ya había sido planteada el cuento de Ida Cádiz “Cuenta regresiva”
(1969), y también en el autor cubano Alejo Carpentier “Viaje a la semilla”. Bohr es también el
autor de “Chaplin está vivo” (1978)
Otras obras del período son “Pasaje al fondo de la Tierra” (1978) de Gustavo Frías que es
un preámbulo a la obra de Julio Verne, y la antología “El embajador del cosmos” (1976) de
Antonio Cárdenas que la crítica considera sólo regular.
En ésta misma época la afamada escritora Isabel Allende trabajaba en la revista infantil
Mampato, donde publicó quizás el único cuento de ciencia-ficción que ella ha escrito, llamado
“El hombre de plata” (1969). Se trata del encuentro casual de un muchacho campesino con un
extraterrestre, quien le enseña al muchacho su disco volador, le hace un escáner y le deja
libre. Este es un cuento muy querido por sus lectores.
Finalmente mencionaremos las recopilaciones del estudioso Andrés Rojas-Murphy llamas “El
mundo que no veremos” (1974), y “Antología de cuentos chilenos de ciencia-ficción” (1988).
De ésta última, y entre otros cuentos preciosos, destacaremos al afamado escritor Augusto
D’Halmar que en su cuento “Las antiparras del conspirador” nos regala un viaje en el tiempo
desde la colonia al mundo actual.
Obras recientes (1980-2003)
Si bien algunos de los escritores clásicos, como Hugo Correa y Elena Aldunate, siguieron
activos después de la Edad de Oro, existen muchos otros que han publicado en esta etapa.
Reconocemos que aquí hace falta un estudio más detallado de las novelas y una clasificación
acabada.
Entre las obras recientes podemos mencionar: “El veredicto” (1980) de Bernardo Weber que
trata el tema convencional de la ciencia-ficción: el juicio a la humanidad por parte de
extraterrestres, los que toman como testigos y jurados a los propios humanos; “El dios de los
hielos” (1986) Carlos Raúl Sepúlveda; “El sobreviviente” (1989) de Edward Grove, novela de
desastre planetario muy en el estilo del clásico de Wilson Tucker “El Clamor del silencio”, aún
cuando en este caso el final es mas auspicioso para el protagonista al terminar al menos con
una pequeña esperanza.
Desde el exilio, varios chilenos han publicado sus obras en otros países, y de los cuales
conocemos a tres autores. De Ariel Dorfman podemos mencionar su novela “La última
canción de Miguel Sendero” (1982), la cual es una novela futurista que describe una dictadura
asfixiante. De Eduardo Barredo, licenciado en Filosofía y Educación, quién reside en Cuba
desde 1974, conocemos las antologías “El valle de los relámpagos” (1985) y “Encuentros
paralelos”, y la novela “Los Muros del Silencio”. Alberto Baeza Flores publico en Costa-Rica
(1974) la que talvez sea la única obra de teatro de ciencia-ficción de un chileno: “Tres piezas
de teatro hacia el mañana”. Finalmente Héctor Pinochet, escritor y poeta, tiene a su haber la
antología “El Hipódromo de Alicante” (1989) publicada en España.
Juan Ricardo Muñoz es un escritor de novela cortas, orientadas público juvenil. Ha publicado
“Fuegana: La verdadera historia de la Ciudad de los Césares” (1985), “Los Tanga Manus, o
los hombres pájaros de Isla de Pascua” (1993), y “El Trauco, la Pincoya y las ciudades
submarinas” (1997). .
Diego Muñoz en “Flores para un cyborg” (1997) es una novela de acción de marcado tono
político cuyo protagonista es un androide humanizado. La descripción que hace Muñoz de la
tecnología es acabada y precisa, siendo un extraordinario ejemplo de la ciencia-ficción dura:
aquella que respeta la ciencia y la proyecta a la literatura.
11
Darío Oses con “2010: Chile en llamas” (1998) demuestra que las anticipaciones siguen
vivas. Oses predice un Chile donde el modelo liberal ha triunfado y todo se ha privatizado,
incluyendo las fuerzas armadas. Chile se ha convertido en un desierto donde todo lo que
podía explotarse ya lo ha sido, y donde la gente vive sumida en la contaminación, la violencia
y el desempleo, pero felices por la droga legalizada y la pornografía tecnológica. Entonces,
durante un partido de fútbol, un evento trivial crece de manera descontrolada, sumiendo al
país en el caos absoluto.
Finalmente, la investigadora Andrea Bell publicó en inglés la antología de cuentos “Cosmos
Latinos” (2003), que recopila lo mejor del género en el mundo hispano. En esa colección
figuran tres cuentos chilenos: “La estrella muerta” de Ernesto Silva Román (1929), “Cuando
Pilatos se opuso” (1971) de Hugo Correa y “Exerión” (2000) de Pablo Castro.
Otras artes
Moisés Hassón afirma que la primera obra de ciencia-ficción chilena en historieta es "Viaje de
la Tierra a Marte" de Juan Magre, la cual fue publicada "Don Fausto", N° 11, del año 1924 y
en números posteriores. Desde esos inicios la historieta chilena tiene una producción vasta y
variada, destacándose Themos Lobos, Máximo Carvajal y Luís Cerna, entre muchos
dibujantes notables . En los años 60, por ejemplo, era posible encontrar revistas como
Rocket, Robot, Rakatan y Capitán Júpiter (Luís Cerna), junto a muchas otras, las que tenían
un nivel equivalente a la historieta norteamericana.
Themo Lobos trabajo en series de ciencia-ficción humorística como “Ferrilo” y “Nick Obre”, y
fue el principal creador de la serie Mampato, en la revista del mismo nombre (1969), basada
en un personaje de Oscar Vega. Esta misma serie fue el origen del primer largometraje
animado chileno: “Mampato en Rapa Nui” (Alejandro Rojas 2002).
Alejandro Jodorowsky, conocido artista nacional, ha incursionado exitosamente como
guionista en el campo de los libros de historietas producidos en Francia y publicados en
Estados Unidos. Se considera que el libro Incal (2002) es el mejor de una serie de varios que
tiene ya publicados.
Revistas de ciencia-ficción
Las revistas de literatura de ciencia-ficción han sido escasas. A mediados de los años 60 se
publican dos números de la revista “Espacio-Tiempo” enfocada en la literatura y con cuentos
inéditos de los autores clásicos nacionales. Años después, e influenciado por la revista
española Nueva Dimensión un aficionado nacional, Julio Bravo Eichkoff publica, un primer
fanzine de ciencia-ficción llamado “Sagitario” el cual solo dura un par de números en el año
1972. Al año siguiente lo vuelve a intentar con “Aleph” del que sólo apareció un único
número.
En 1986 aparece el fanzine de aficionados “Nadir” editado por Moisés Hassón, donde se
publicó mucho material de autores nacionales, rescatando en muchos casos obras
completamente olvidadas y desconocidas para los lectores, y además sirvió de puente para
una cierta internacionalización de los aficionados. Recientemente Luis Saavedra ha
continuado con la publicación de fanzines, e incursiono con el conocido e-zine “fobos”,
descontinuado en el año 2004. El único e-zine chileno que todavía existe es Tau Zero.
Desafíos pendientes de la ciencia-ficción Chilena
Hasta ahora no existen escritores profesionales de ciencia-ficción en Chile. Quien más se ha
aproximado a ello es Hugo Correa, con una vasta producción en el género. Para la mayoría
de los escritores la ciencia-ficción es sólo una actividad querida, pero poco rentable. Muchos
de los escritores de ciencia-ficción financian sus propias obras a sabiendas que es difícil
recuperar las inversiones. A pesar de todo, los escritores chilenos insisten en publicar novelas
del genero con una regularidad que promedia un par de libros al año.
12
Se detecta en la ciencia-ficción chilena la falta de explotación de una de las áreas centrales
del género: la “ciencia-ficción dura”, la que tiene relación con la especulación científica
directa. Se nota la insistencia de la mayoría de los autores de la incorporación de elementos
sobrenaturales en sus obras de ciencia-ficción, incluyendo fantasmas, auras, percepción
extrasensorial, y otros fenómenos fantásticos. Esto encasilla a la ciencia-ficción chilena en un
área más cercana a la fantasía que a la ciencia: en la llamada “ciencia-ficción blanda”. El
desafío a futuro es que los nuevos cultores sean capaces de explorar y conquistar también
esas áreas complejas y todavía ignotas: la ciencia-ficción dura y el techno-thriller.
La ciencia-ficción chilena se ha mantenido viva gracias al esfuerzo y entusiasmo de sus
autores, y sin dudas, permanecerá. Esperamos que en un futuro no muy lejano salga de su
capullo y se lance a la conquista del cosmos.
Referencias
La parte central de este artículo resume brevemente la publicación:
Apuntes para una Historia de la Ciencia-Ficción en Chile.
Omar Vega y Moisés Hassón. Revista Nautilus, Argentina. Primer semestre de 2005.
Una historia de la ciencia-ficción chilena en historieta se encuentra en:
http://www.ergocomics.cl/paginas/articulo.php?idele=19690709000029
Los principales documentos de la historia de ciencia-ficción chilena son:
(1) Remi-Maure. Science Fiction in Chile. Traducido por Lynette Stokes, Laird Stevens y RMP.
Science Fiction Studies, Volume II, 1984. DePauw University, U.S.A.
(2) Andrea Bell, Desde Júpiter: Chile’s Earliest Science Fiction Novel. Science Fiction Studies.
#66 = Volume 22, Part 2 = July 1995. DePauw University, U.S.A.
(3) Preludio a la Edad de Oro: Ciencia Ficción Chilena, 1900-1958. Andrea Bell y Moisés
Hassón. Fanzine Fobos. Traducción del trabajo: Prelude to the Golden Age. Andrea Bell,
Moisés Hassón. Science Fiction Studies. #75 = Volume 25, Part 2 = July 1998. DePauw
University, U.S.A.
(4) Introducción a la literatura de ciencia ficción en Chile. Moisés Hassón C. Alfa Eridiani. Año
II, Numero 7, Septiembre-Octubre 2003.
En Internet
El año 2440:
http://www.wzip.uakron.edu/hfrance/reviews/hanson.html
Cádiz y los libros prohibidos:
http://www.islabahia.com/Culturalia/VMira/elcomerciodellibro.htm
Novelas de Vicente Huidobro:
http://www.uchile.cl/facultades/filosofia/publicaciones/cyber/cyber14/tx32ssaldes.html
Sergio
Saldes
U. Católica del Cardenal Raúl Silva Henríquez
Autor:
Báez,
13
Bibliografía de libros y cuentos chilenos del siglo XIX:
http://www.hum.gu.se/ibero/Letras/Letras/Narrativa.html
Iberoamerikanska institutet, Göteborg.
Autores: Carlos Foresti, Eva Löfquist, Alvaro Foresti, María Clara Medina
Catálogo de Biblioteca Nacional de Chile:
http://www.bncatalogo.cl/
Agradecimientos a:
Andrea Bell, investigadora estadounidense, quien nos facilitó material de estudio.
Miguel Ángel Fernández investigador mexicano, por las referencias a la guía Lockhart y los
datos sobre el libro “Año 2440” de Mercier.
A la colaboración de documentación dada por Luís Saavedra de Fanzine Fobos y José
Joaquín Ramos de Francisco de revista Alfa Eridiani.
Y a Moisés Hassón, el más destacado investigador de la ciencia-ficción chilena.
Omar Vega, Santiago (1958), ingeniero en computación y master en ciencias de la
computación (Canadá), autor de cuentos de ciencia ficción y artículos sobre el mismo tema,
los cuales han sido publicados en revistas y páginas web especializadas. Destacan sus
"Apuntes para una historia de la ciencia-ficción en Chile" escrito junto a Moisés Hasson, para
la revista Revista Nautilus (primer trimestre 2005).
14
Alter Ego
Hugo Correa
-Señor: Aquí está su Alter Ego. Tenga la bondad de firmar el
comprobante.
Demetrio abrió el estuche y retrocedió maravillado: allí estaba él, los
brazos pegados al cuerpo, en la más completa desnudez e inmovilidad. Si
la posición erguida no fuese la menos apropiada para un durmiente, lo
habría despertado; tan naturales parecían el color de la piel, las arrugas
que empezaban a esbozarse alrededor de los ojos, los labios delgados y la
despejada frente. El pelo liso, peinado cuidadosamente, como el de su
doble humano.
Cogió la caja de control y, guiándose por el catálogo, puso en marcha al
títere. Caminaba con soltura y naturalidad, sin los movimientos grotescos
que caracterizaban a los autómatas del pasado, como si poseyese huesos,
músculos, nervios y los demás órganos de un ser natural. Demetrio lo
hizo practicar los actos elementales: sentarse, vestirse, encender un
cigarrillo, rascarse una oreja. Si los propietarios de los títeres quieren
disfrutar de ellos
decía el manual de instrucciones , necesitan
estudiarse concienzudamente a sí mismos, por lo menos en cuanto a su
mímica, gestos, manera de andar, etc.
Demetrio, ya perito en la conducción de su doble, se colocó el casco
introyectador. Por un instante sus ojos parpadearon en las tinieblas. Pero
una vez abierto el interruptor ocular, recuperó la vista: la sala de estar se
presentaba tal como si la estuviese observando desde otro ángulo. ¿Qué
ocurriría? Sencillamente empezaba a ver por los ojos del títere. Alter Ego,
parado en el centro de la habitación, vuelto hacia la entrada, pestañeaba
con naturalidad: los instrumentos movían sus párpados sintéticos cada vez
que Demetrio lo hacía. El hombre presionó una tecla, y el sosia dio media
vuelta: pudo verse a sí mismo en el sillón, cubierta la cabeza con la
escafandra, los controles sobre las rodillas. Una vez abierto el canal
auditivo, no le cupo duda que se había trasladado al centro de la pieza:
escuchaba los ruidos de la ciudad y los producidos por los cambios de postura en el asiento. Y el olfato.
Cómo respirar a través de un Alter Ego. Los odorófonos transmitían las sensaciones del aire aspirado
desde otro lugar. Probó la voz de su duplicado: en cuanto Alter Ego abrió la boca, Demetrio se escuchó a
sí mismo hablándose desde el medio del cuarto:
¿Cómo estás, Demetrio? Has nacido de nuevo. ¿Verdad que te sientes como el pez al que se le ha
cambiado el agua del acuario?
Demetrio se escuchó complacido. Hizo caminar a Alter Ego por la sala, lo condujo a una ventana y,
asomado a ella, contempló la cuidad que fulgía bajo un cielo ardiente, salpicado de helicópteros. Todo
parecía más bello que cuando lo miraba con sus propios ojos; más azul y brillante el firmamento; de
colores más alegres y definidos los rascacielos. Sí: Alter Ego le mostraba la verdadera realidad de las
cosas. Las sensaciones que el sosia le transmitía del mundo lo embargaron de una súbita paz con la
humanidad. Revivieron en su imaginación las emociones de juventud, aquellas que los años fueron
esfumando hasta convertirlas en tenues imágenes, voluntaria o involuntariamente olvidadas. Pero ahora
sentíase poseído de un extraño valor para recordar. Podía mirar con serenidad su vida, rememorar sus
15
pensamientos juveniles; cuánto había ambicionado; cómo poco a poco fue renunciando a lo que más
amaba para poder labrarse una situación.
¿Recuerdas cuando quisiste ser actor y representar al «Emperador Jones»? ¿Cómo durante meses
anduviste obsesionado con los monólogos del negro? ¿Cómo le hacías el amor a Valentina, la chica que
asistía contigo a las clases de teatro, y que te estimulaba porque creía en ti?
Alter Ego hablaba con una voz impostada, potente, y su mímica revelaba al hombre poseedor de una
cierta experiencia teatral. Encendió un cigarrillo, aspiró una bocanada de humo y la expulsó en un
delgado chorro. Se detuvo frente a un retrato donde él, Demetrio, en su escritorio de trabajo, rodeado de
propaganda, carteles, panfletos, avisos, sonreía satisfecho.
Nada de malo tiene vender dentífricos, menos cuando se trata de un buen producto, elaborado a
conciencia, y que, después de todo, cumple una función social: ofrecer una dentadura blanca y un aliento
perfumado. Aplicaste a tus actividades aquella respuesta dada por Jones a Smither: «¿Acaso el hombre
no es grande por las cosas grandes que dice..., siempre que se las haga creer a la gente?» Cosa que
lograste como vendedor. Pero lo malo fue que tú nunca creíste en las cosas grandes que decía Demetrio,
el exitoso vendedor.
Alter Ego dio una larga chupada y contempló, a través de la nubecilla azul, al hombre que descansaba en
la poltrona, oculto el rostro bajo en introyectador. ¡Maravillas de la electrónica! Los papilófonos
transmitían el sabor del humo y su leve temperatura.
Fumar por control remoto... ¡Qué gran ventaja para los hombres prácticos de ahora, que todo lo tratan
de hacer sin comprometerse demasiado! Se experimentan las mismas sensaciones del fumador sin correr
ninguno de sus riesgos. El principio hedonístico plenamente realizado.
Alter Ego abrió un antiguo armario, y se volvió hacia Demetrio con una sonrisa indefinible.
Una pieza de museo, al igual que tantos hombres. ¿No son, al fin y al cabo, la mayoría de los hombres
de hoy piezas de museo? Para empezar, son incapaces de realizarse a sí mismos. Todos se quedan a
medio camino. Y tú no eres la excepción: querías ser actor, pero terminaste vendiendo dentífricos: era
más provechoso. Abandonaste a Valentina porque era humilde, sin ambiciones. Tuviste amigos,
verdaderos amigos, con los cuales se podía conversar sobre muchas cosas inútiles... ¿Inútiles? Tus
nuevos conocidos solamente entienden el lenguaje económico. «¿Eso produce dinero?», te preguntan
cuando, ingenuo, tratas de sacarlos de su cómodo carril, mostrándoles tu mundo interior, donde las
inquietudes comienzan a enmohecer con la fatal resignación del metal corroído por los óxidos.
Aprendiste, sí, a hablar como ellos. ¡No mejor que ellos! En ese mundo no existe la jerarquía.
Alter Ego terminó de fumar: apagó el cigarrillo con un gesto teatral y, enfrentando a Demetrio, lo señaló,
acusador.
-Y ahora, ¿te servirá tu doble mecánico para lo que no te atreves a hacer con tus propias manos?
El títere se quedó inmóvil, mirando el casco hermético. Un denso silencio flotaba en la habitación.
Brillaron los ojos de cristal. Luego, lentamente, Alter Ego se volvió al estante, que aún permanecía
abierto. Su mirada se endureció. Sacó una pistola. La examinó con aire crítico y, avanzando hacia el
hombre con curiosa solemnidad, como quien camina por el interior de un templo donde se lleva a cabo la
consumación de algún rito, le quitó el seguro al arma.
-El hombre es el supremo inventor. Ha creado estas armas para matar hombres, y a los sosias, para
juzgarse a sí mismo. -Agregó secamente, al cabo de una brevísima pausa-: El ciclo se ha cerrado.
Apuntó cuidadosamente a l a inmóvil figura del sillón.
16
EL RÍO DEL MUNDO
Luís Saavedra
La verdadera esencia de las cosas es una invención
del ser pensante o concipiente, sin la cual no sería éste
capaz de representarse las cosas a sí mismo.
Nietzsche
La miseria es el río del mundo.
Tom Waits
El señor Vigo salta sobre las luces. Las abraza. Las consume. Parece que lo excita. No es que me
importe mucho. Pero a veces me preocupa. La carne se le pone translúcida. Entorna los ojos. La piel se
le ampolla. Luego se pone agresivo. Sin embargo, no hace mucho daño. Solo provoca escándalo.
Vocifera en la cara de la gente. El señor Vigo no tiene modales. La mayoría lo ignora. Sobre todo
Gustavo. Parece no verlo. Le digo que el señor Vigo le está hablando. Él no lo ve. Le indico cuando está
a sus pies. Él no lo ve. En todo caso, no hay mucho que ver. Es tan pequeño. Al señor Vigo nunca le he
entendido ni una palabra.
Quiero que me conozcan. No mucho. Pero me gusta que la gente sepa cosas de mí. De nosotros. Sí,
también de Gustavo P. Yo soy Emil S. y somos un equipo. No hay mucha comunicación pero lo somos.
Llevamos muchos tiempos juntos.
Hoy estamos de paseo. Me divierte ir de viaje. A Gustavo no. En realidad no le gusta nada. Hay veces
que ni siquiera sé si algo le molesta. Nunca habla más de la cuenta. La mayor parte del tiempo tiene una
mano sobre su corvo. Es lo único que le interesa. Nadie puede tocarlo, sólo él. Me confesó que
convenció a alguien para que le forjara la hoja. Allá en 1986. Por un par de Rolex. Los consiguió con el
mismo corvo. Tiene doble filo y uno de ellos es serrado. La cacha está hecha de anillos de plata
alrededor del cabo. En el mango tiene una figura. Una calavera atravesada por un clavo. También un
número: 1879. A los peruanos les espanta. La enfunda en una pata de cabra y le agregó una lámina de
metal blanco. En ella lleva doce marcas. Es un hermoso corvo historiado. Gustavo P. es un cuchillero
fino, limpio. No actúa hasta que tira la puñalada certera. Si tú fuiste una de las doce marcas ni siquiera
lo notaste.
17
Yo no me quedo atrás. Pero no soy hábil. Prefiero la acción rápida a la lucha directa. Antes tenía una
Rexio Standard calibre 14. Una cosa amenazante. Pero tenía que recargarse muy seguido. Me gustaba,
pero era incómoda. Ya saben, no soy hábil. Probé con una Taurus PT-92 brasileña. También con un clon
de ella que hizo Famae para los milicos. La FN750. Ambas de segunda mano. Comenzaron a atascarse
al año. De modo que pensé: ¿para qué seguir usando sucedáneos si siempre el original será insuperable?
Palabra del Señor. Hoy tengo una Beretta 92G Elite. Dos tonos de acero y 9 milímetros. Diez tiros que
sirven para darle hasta los patos que vuelan encima. Se la compré a un viejo gendarme francés. Se cansó
de tenerla llenándose de hongos en la estantería. Como buen francés prefería la propia PA MAS G1. Yo
no llevo una mano sobre ella. Me basta con sentir su peso en el costado izquierdo.
A veces jugamos con Gustavo. El señor Vigo es el juego. Coloco unas latas a 10 metros. Les damos la
espalda. El señor Vigo se esconde en una de ellas. Comienza el juego. Gustavo lanza su cuchillo. Yo
uso la beretta. Casi siempre él es más certero. Pero yo siempre adivino dónde está el señor Vigo. La lata
sale despedida a tres metros. El señor Vigo cae contra los arbustos. Muere. El juego se acaba. Gustavo
es un mal perdedor. Noto su ira congelada. Ambos reímos para soltar la tensión. Gustavo siempre me
pregunta por qué nos damos vuelta al principio del juego. No sabe nada de cómo funciona el mundo.
¿Dije que nos íbamos de fiesta? Bueno, no es una normal. No en lo absoluto. Si Gustavo supiese cómo
le digo al negocio me miraría desde sus lentes oscuros. Reprochándomelo. Gustavo siempre tiene el
pelo negro sucio. El rostro demacrado. Siempre tiene un olor como a azúcar quemada pegada a la
chaqueta. Nunca tiene un color de piel saludable. La apariencia es lo más importante en este negocio.
No lo sabré yo. Es como la imagen del mundo. Apariencias. Yo hoy me puse los bototos de punta
ferrada. Así son más cómodos y no te aplastan los dedos de los pies. Llevo una chaqueta liviana para el
viaje. El viaje, sí. Navego mucho buscando trabajo. Conocí a una chica en un grupo de conversación. El
sitio estaba lleno de putos con nombres ajenos. Todos escribían monólogos. Nadie se comunicaba.
Como un manicomio donde todos tienen máquinas de escribir. Cada cual teclea más rápido. Más fuerte.
Más encerrado que el otro. La chica hablaba sobre ovnis y contactados. Parecía tener su propia
audiencia. Contaba chismes interdimensionales. Fábulas para crédulos. Yo la contacté. Escribí que era
muy cagón hablar de abducciones detrás de un teclado en casita. Ella no se enojó, los otros sí. Me
taparon a chuchadas, pero yo como si nada. Escribí que no había nadie allá arriba. A menos que fuera un
ruso en una cápsula de dos por dos. Nuevamente los putos me mordieron como perros. Incluso vinieron
de otras conversaciones a morderme. Escribí que la mejor forma de morirse en vida eran esas
comunidades de mierda sobre marcianos. Me divertí viéndolos babear de rabia. Pero ella no. Ella se
mantuvo al margen. Luego me dijo que formaba parte de un grupo que hacía contactos reales. Ella es
como una líder y todos escuchan cuando habla. Su avatar decía Helena31. Me reí. Como en Internet.
Con esas estúpidas caritas. Emoticons=bobalicons. Me dijo que era verdad. Yo no pensaba creer en
nada. Escribió enlaces hacia su trabajo. Tiene un sitio web de basura ovni. Artículos robados y mala
redacción. Tiene páginas donde fomenta el contacto acampando en el interior. Cerca de la frontera con
Argentina. Perfecto. Miré al señor Vigo. Asintió complacido. La cordillera es un escenario formidable.
Toda la energía que habita allí. Todas las apariencias que la moran. Le dije que no iba a creer si no veía
nada. Ella dudó. Me la imaginaba conversando con el señor Vigo. Preguntándole si yo era de fiar. El
señor Vigo es un buen vendedor. Le diría que tengo los ojos verdes y el corazón tierno. No se movió
nada en la pantalla durante un rato. Ningún perro monologó. Pero al fin cedió. Ella me invitó para hoy.
Dije OK. Hoy es aquí, al lado de Gustavo. Con el señor Vigo amando en el fuego. Ennegrecido.
Esperando en la noche. Frente a una fogata pequeña porque los "ufólogos" no quieren contaminar el
cielo con la luz. También levantamos una tienda. Vinimos como a las siete de la tarde. En un furgón
hecho chatarra. Después en mulas que te aplastan los huevos. Lomos duros que te raspan las manos. Los
"ufólogos" son cuatro. Ella que se llama Helena. La otra se llama Ignacia. Uno se llama Alfonso. Otro,
Eduardo. Están radiantes, pura energía. Es el efecto de los lugares con horizonte. Desean ver signos.
Quieren verlos aunque no los haya. Ninguno tiene vida, todos buscan. La búsqueda hacia arriba, como
en la antigüedad. Helena es bonita pero tonta. No entiende mis chistes. Cuánto lo siento.
¿Conté que somos fugitivos? No tanto. Gustavo salió legal. Pero yo me escapé. Vagamos durante cinco
meses. De escondite en escondite. Pero era imposible estar encerrados. No en cuartuchos sobre bares de
desnudistas de mala muerte. Donde la música suena todo el día. Salimos a buscarnos la vida.
Encontramos problemas. Gustavo no pudo evitar usar el corvo en un coreano de Patronato. Asuntos de
plata. Yo usé la beretta en un paco. Me hueveaba por saltarme una luz roja a las cinco de la mañana.
Asuntos de borrachos. Otra vez al anonimato. Nos anduvimos ocultando en poblaciones callampas.
Haciendo como que éramos pobres. Escondiéndonos entre la escoria blanca. Distribuimos marihuana
prensada que nos pasaba una vieja. Luego seguimos con pasta base. Ahorramos bastante, pero era mal
18
trabajo. Nos buscaban de ambos lados de la ley. Desaparecimos de nuevo. Somos de buscar otros
horizontes. Vamos a cruzar la frontera por un paso cerca de aquí. Seguro que en Argentina la vida es
más fácil para nosotros. Somos un equipo. Estamos bien entrenados. Las provincias están tan cagadas.
Están hasta el cuello de piqueteros y otros moscardones. Somos la solución final. Es cuestión de sumar
dos más dos. No nos va a faltar trabajo como escuadrón. Gustavo dice que eso les gusta a los argentinos.
Las soluciones fáciles y que sean de otros. ¿De donde lo habrá sacado? Gustavo no sabe ni donde está
Buenos Aires.
Helena me gusta. Mira al cielo y muestra el cuello blanco. Me gusta su cuello. El señor Vigo desea
subirse en sus hombros. Pero es tan diminuto. Salta sobre sus pantalones y resbala. Eso lo enfurece y me
mira. Yo no lo atiendo. Muestra sus dientes enfurecido. Dos hileras agudas. Luego pasa un pulgar bajo
su barbilla. De oreja a oreja. La sonrisa eterna, le dicen. Corre hasta donde está Gustavo y se sienta.
Como es habitual, nadie le ha notado. Prefiero dedicar mi atención a ella. Le hablo pero está más
interesada en tomar café y mirar hacia arriba. Le explico que tuve formación en astronomía, no, que
consideré ser astrónomo. Nombro de memoria algunas estrellas. Apunto a cualquier parte de la bóveda.
Pero no resulta. Me responde automáticamente. Veo a Gustavo y me doy cuenta que siempre estoy
rodeado de gente automática. Ignacia y Eduardo se llevan bien. Transmiten en la misma sintonía.
Intelectual y emocionalmente. Alfonso es físico. O sea, está loco. Le conversa a Gustavo. Él no le
responde. Me acerco. Debiera advertirle pero no lo hago. Le habla sobre reconocimiento de figuras por
computación. De métodos de detección de movimiento. Gustavo solo mueve la cabeza, afirmando. Le
sigue con la mirada. Alfonso nos muestra el monitor y lee el cielo. Su dedo se detiene en un punto que
oscila. Quiere triangular una mierda. Tiene una corazonada. Busco a Helena, ella conversa. Pasa un
minuto. El señor Vigo ha desaparecido. Al fin, Alfonso dice que hay movimiento en un sector del cielo.
Todos se excitan. Trae más equipo, algún medidor de distancias, qué sé yo. La aguja salta como loca.
Todos expectantes. Ignacia se pone blanca y toma la mano de Eduardo. A Gustavo le interesa un cuerno
todo. Excepto el físico. Noto su obsesión, lo ha marcado. Helena me mira esperanzada. Yo le sigo el
juego para ver si ahora sí. Le digo que quizás termine creyendo al final de la noche. Me sonríe. Sí, ahora
sí. Me anoto un punto. La llevo aparte de toda la locura. Le pido que me cuente cómo han llegado hasta
aquí. Como ella ha llegado hasta aquí. Digo, sin tener hijos ni un marido como una mujer decente. No se
lo digo, lo pienso. Lo arruinaría. Me dice que ella es una contactada y casi me caigo de culo. Le digo
que si es en serio y se pone seria. Trato de no cagarla y le pido que continúe. Dice que cuando chica la
raptaron. No una, no dos, tres veces. Le pregunto a qué edad y fue a los catorce. Fue de noche. Me
imagino a su viejo vestido de marciano. Vio una luz azul, intensa. Fue a la luz. No recordó nada hasta
que tuvo veintiuno. Me pregunto cómo puede alguien vivir así. Con un secreto tan grande. Durante años
y años. Apariencias. Antes era una chica silenciosa, aislada. Le molestaba que la tocaran. Sin novio, sin
amigas. Un patito feo. Fue a un psicólogo, un vampiro de la mente. Le hizo una regresión y vio
marcianos. Le dijeron que eran símbolos. Helena no creyó ninguna huevá. Ahora tenía algo en qué
creer. Los marcianos eran pura paz, prometían amor. Eran gentiles como ángeles guardianes y no tenían
tecnología. Solo tocaban cristales y las cosas funcionaban solas. Me entretengo mirando al suelo y
pensando cómo será metérselo. Termina. Le digo que es una historia hermosa con mi voz hipnótica. Se
le llenan los ojos de lágrimas. La abrazo y le digo que si creo en algo esta noche va a ser en ella. Genio.
Alfonso llama desde atrás. Nada, solo una falsa alarma. Confirmó que era una estación espacial por un
teléfono satelital. La búsqueda sigue.
El señor Vigo aparece a mi lado. De la nada. Me tira de los pantalones. Quiere llevarme al fuego. Su
obsesión por la autodestrucción me llena de dudas. Muestra sus dientes afilados a Helena. Trato que
desaparezca. Esquiva mis patadas. Helena sigue mi mirada y regresa a mi rostro. El señor Vigo ya no
está. Le explico que creí ver algún ratón de campo. Se ríe. Me relajo. Helena me toma de la mano y
pasamos cerca de la fogata. Gustavo no mira. Espera. Alfonso le da la espalda. Ajusta algún chisme.
Vamos hasta donde Ignacia y Eduardo. Parecemos dos parejas que salen a comer juntas desde siempre.
Le ofrezco cigarrillos a Eduardo, acepta. Ignacia mira a Helena y se sonríen. Ignacia está un poco
entrada en años. Se le va el tren. Él me pregunta qué hago para vivir. Le digo que soy contador, no, jefe
de contabilidad. En una empresa de exportaciones, no, que exporta frutas a Estados Unidos. El año
pasado fui a Nueva York. Cerré un contrato por exportación de durazno blanquillo. Las mujeres
escuchan educadamente, pero el hombre duda. "How was the weather by there?" , me dice Eduardo. Lo
miro serenamente. Es un gordo de mierda con lentes culo de botella. Tiene un brazo alrededor de
Ignacia. Es territorial. Se ve que es suya. Trato de acordarme de las pocas clases de inglés. No soy nada
idiota, Eduardo. "Well, but a little cold", le respondo. Le sonrío. Mueve la cabeza asintiendo, paso la
prueba. Todos reímos. Eduardo, hay una bala esperando con tu nombre. Hablamos un rato de los
proyectos que tienen cada uno. Helena quiere formar un grupo con personalidad jurídica. Ignacia quiere
19
estudiar marcianología en España y el hombre dice que espera trabajar en un banco. En el hombro de
Eduardo aparece el señor Vigo. Su dedo índice apunta hacia la fogata. Por el rabillo del ojo veo a
Gustavo levantarse. Está en visión de túnel. Mira hacia el físico. Alfonso retrocede hacia el
instrumental. Sus labios se mueven. Los de Gustavo se vuelven una línea blanquecina. Eduardo sigue
hablando de cómo terminó el Magíster de Informática en la universidad. Es como un molesto ruido de
fondo. No tengo intenciones de que nada se precipite. Aún no. Alterno la vista entre la cara del gordo y
la escena más allá. Helena, Ignacia y Eduardo se llenan la boca de sueños tontos. Anécdotas de colegio.
Sonrío. Pero no me siento feliz. Gustavo se acerca y extiende la mano. La pone en el hombro de
Alfonso. El físico se da vuelta y la retira. No alcanzo a escuchar nada con la cháchara del gordo. Me
disculpo y me voy. Me dirijo rápidamente hacia el par. No sé que pasa por la mente de ambos.
Conversan pero no los oigo. El físico se ve un poco excitado. "Hola", les digo y Gustavo pierde la
concentración. Alfonso solo estaba perdiendo el tiempo explicándole cómo funcionaba el teléfono
satelital. Mi compañero intenta dar con mi mirada, pero no le dejo. "Ya basta de charada", me dice
directamente. Alfonso lo toma como que está decepcionado de la noche. Le explica que no todas las
noches hay función. Hay que esperar el momento. Es justo lo que pienso. Alfonso es inteligente.
Intuitivo y amable. Quiere enseñar. No sé qué hace aquí. Gustavo se está volviendo un pesado. Tomo
una decisión y afirmo con la cabeza.
Helena está fumando y parloteando. La llevo aparte. No hay problema. Los tortolitos quieren estar
solos. Me pregunta cuando voy a volver a Nueva York. "En septiembre", le digo automáticamente.
Quiere ir conmigo. Es la niña de papá. Tiene treinta y un años y lo sigue siendo. Me pregunta cuánta
gente tengo a mi cargo. Qué tipo de auto tengo. Si donde vivo es mío. Detente. Le explico que a veces
las cosas no son lo que parecen. Apariencias. Que existen los lobos y las ovejas. "¿Qué?" , dice. La
tomo tiernamente por los brazos. Cree que le voy a dar un beso y tiembla. Le digo que no tengo puta
idea de contabilidad. Sigue esperando. Le cuento la verdad. Cuando termino está atónita. Miro hacia la
fogata. Gustavo P. nos observa. Secretamente esperando por Alfonso. Helena mira a Gustavo y le
cuento que él es un agente. Yo soy un agente. Somos un equipo, ¿recuerdan? Somos de la CIA. Un
proyecto negro de la división 15. Evitamos contactos no autorizados a nivel global con inteligencias
extraterrestres. Ella tiene la boca abierta y luego lanza una carcajada. No, Helena. Esto es verdad. La
administración, no, la Administración nos trabajó bien. Durante quince años. En misiones en Turquía y
China. Ahora estamos en Chile, vigilando a los grupos contactistas. Solo unos cuantos tienen
posibilidad de hacerlo. Entre ellos el tuyo. ¿Por qué?, dices. Qué me importa, es mi trabajo. No deseo
saber más cosas. Así es el mundo. Te rodean las apariencias. Liberarte de ellas es cortarte la cabeza.
¿Acaso me pregunto por qué desaparece el señor Vigo? Le digo que es necesario mantener a la
humanidad separada. Es primordial. No todos allá afuera son ángeles. En realidad casi ninguno lo es.
Sólo nuestros aliados. Nos protegemos. Tenemos bombas PEM de corto alcance y alteradores de
microondas para las comunicaciones. Erosionadores de memoria y GPS de seis satélites para la
locación. Un margen de 2 centímetros de error. En última instancia podemos llamar a los Aurora. Se
encargan de alejar las naves. Ustedes son demasiado cándidos. La humanidad se ha vuelto un establo de
vacas. Los últimos veinte años la Tierra solo ha conocido la comodidad. Autos lujosos. Playas y noches
blancas. El dolor se guarda bajo la alfombra. Y el miedo en el botiquín del baño. Hoy todo es solución
incolora. Creen que el carrusel de Darwin se acabó. Creen en la paz universal y firmarían alegres sus
propias sentencias. Debilidad pura. Solo nosotros hemos conservado el instinto de supervivencia. Y
cada vez somos menos. Esta noche no habrá fiesta, Helena. Saco la beretta y la encañono. Se la pongo
en un pecho. Ahora soy yo quien sonríe. Gustavo mira la escena desde la fogata, cerca de Alfonso.
Sigue esperando. Helena sigue sin creerme, pero ahora está asustada. Ignacia y Eduardo aún no han
captado nada. Hacen planes para el futuro. El futuro no existe. Le vuelvo a explicar la situación. Me
pide una credencial, es tan cándida. La Compañía no funciona de manera tan obvia. Para el mundo
nosotros estamos muertos. Presiono la beretta más contra su cuerpo, donde está su pezón. Suavidad.
Ojalá fueran otras las circunstancias. ¿No me puedes creer, Helena? No es una cuestión de creerme.
Créele a la pistola. Qué irónico. Sí puedes creer en los putos extraterrestres que te lo metieron cuando
pendeja. ¿Aún necesitas una prueba, qué tal un certificado? Entonces, sólo mira a Gustavo. Vamos, haz
tu show. Ya no más apariencias. Gustavo se alza. Se saca la chaqueta y los lentes. Saca la pata de cabra.
Desenfunda. A la luz del fuego parece un chamán en pleno vuelo. La fuerza de los Andes saliendo por
sus ojos. Esos ojos completamente negros. Emite un grito que retumba en las rocas. Todos miran
asombrados. Alza el corvo. Brilla a la luz de la fogata. En dos zancadas alcanza a Alfonso. Jadean. Los
dos caen. Luchan. Para Gustavo es rutina. Se para. Tiene a Alfonso agarrado del pelo. Lo vuelve hacia
la luz. Gritan. El corvo le atraviesa la garganta de oreja a oreja. Un chorro salta. Un metro de sangre
negra. Un cuchillero fino. Alfonso cae muerto. Disparo dos veces al cielo. Se acabó el show.
20
El señor Vigo se me aparece en los peores momentos. Me provoca un fuerte vértigo. Gesticula pidiendo
algo. Está alterado. No le entiendo nada. Le disparo pero se escabulle. Hijo de puta. Agarro a Helena de
un brazo. Grito una advertencia a la pareja. Ellos no reaccionan. Vocifero para que se acerquen. La
beretta los apunta. Nada de ideas tontas. Todos nos juntamos en la luz. Gustavo está sobre el charco
negro de Alfonso. Se ocupa de sus asuntos. Todos evitan verlo. Ellas lloriquean de miedo. Repito todo
por tercera vez. Ignacia y Eduardo me creen inmediatamente. Helena me mira despreciativa entre las
lágrimas. Qué hermosa es así. Les explico que era necesario. ¿Alguien conocía a Alfonso? ¿Tú,
Eduardo? Era retraído. Tenía una vida muy reservada. Bueno, era un espía. Se infiltró para recabar
información de nuestra cultura. Es necesario estar alertas. Las apariencias engañan. Nos van a pasar a
buscar. Hay una versión del Aurora que es un transporte de tropas. Ya he dado las coordenadas en mi
GPS. "No diremos nada" , dice Eduardo. Estoy seguro. Pero no vamos a matarlos, Ignacia. No es
necesaria más sangre. Vamos a esperar. "Helena, sirve café", digo. Helena ya no reacciona mucho.
Lentamente se vuelve y saca el termo de una mochila. Saca jarros. Gustavo acaba y se dirige hacia mí.
Hay veces que no puedo mirarlo directamente. Tiene los labios rojos. Le digo que revise el instrumental
del físico. Se marcha. Mucho mejor. Miro la cara de Alfonso. Cenicienta y azul. La boca llena de rojo.
La garganta ha dejado de borbotear. Pero el señor Vigo se ha encargado de extraerle hasta la última
gota. Nadie ve al señor Vigo. Naturalmente. Le pongo un paño encima. Los muertos ya no me producen
nada. Los vivos tampoco. Helena sí. Me ofrece un jarro pero no acepto. Tengo que estar concentrado.
Nadie bebe. Ordeno que beban. Los va a tranquilizar un poco. Gustavo regresa. Me dice que hay un
detector de microondas. Apunta a Orión. Todos despiertan un poco. Vuelven a tener interés. Sigue
hablando. Detecta movimiento contra el fondo estelar. Me dice que tal vez sean las Oriónidas. Me habla
en chino. Demasiadas explicaciones. Resume, Gustavo. "Hay un contacto en desarrollo" , termina. Se va
de nuevo a los instrumentos. Eduardo abre la boca. Helena parece más angustiada que nunca. "No
podemos permitirlo, en serio", digo. El transporte va a llegar antes y se acabó. Reclaman. Intentan
amenazar con la beretta a la vista. Eduardo escupe su odio antinorteamericano. Nos da lo mismo. El
resultado siempre está de nuestra parte. Nada de lucha ideológica. No hay que replicar. Eduardo
aumenta el tono de voz. Ignacia lo abraza más fuerte, deteniéndolo. El gordo no puede aguantar su
frustración. Se parece al señor Vigo, babeando de rabia. Da ejemplos. Panamá, Bahía de Cochinos,
Guantánamo. Noriega, Saddam, bin Laden. El tipo es obvio. Pero no se tranquiliza. No puedo sonreír,
me apesta. Helena interrumpe. Le pide que se calle. Es peor. La acusa de haberme traído. Que es una
puta caliente. Son suficientes errores. Le disparo en una pierna. Eduardo cae, Ignacia aúlla. Helena me
grita un "No" muy grande. Avanzo hacia él. Helena se me abalanza. Le pego con la cacha en la sien.
Una fuera de juego. Ignacia se me tira. Es más difícil. Está muy gorda. La agarro con la mano libre la
garganta. Hundo fuerte el pulgar en la mitad de la tráquea. Es un movimiento muy efectivo. Se desliza
por mi cuerpo hasta el suelo. Busca aire. Otra vez Helena. Me enfrenta. Tiene un corte en la ceja. No me
da pelea, pero me mira rabiosa. Bella, bella. Le doy un gancho en el estómago con la mano en cuña.
También se derrumba. Ahora estoy contigo, Eduardo. ¿Te acuerdas de la bala? Quedan seis. ¿Cuál es la
tuya? Gordo hijo de puta. Suda. Apunto en un ojo, luego al otro. Quiero ver qué agujero deja una 9 mm.
"¡Basta!" , escucho. Me doy vuelta. Gustavo en los instrumentos. A lo lejos veo luces. Miro a Eduardo.
El señor Vigo está a su lado. Hace el gesto con el pulgar de oreja a oreja. Le indico que no. Ya no hay
tiempo.
"¡Los dos a la tienda, ahora!", grito. Ignacia y Helena ayudan a Eduardo. Lo incorporan como pueden.
Lo meten en la carpa. Helena sale. Cierro la carpa. La llevo aparte. No me puedo aguantar. "¿Vai a
violarme?", me dice. Es lo que quisieras, Helena. Pero no. Asuntos más importantes. Yo no soy de la
CIA. "Lo sabía". No sabías nada. Ni una puta idea. Las luces se acercan. Envían autómatas de
reconocimiento. No lo sabré yo. Que también vengo de arriba. Así es, Helena. Nací muy lejos de aquí,
bajo otro cielo. No tengo nombre ni lo necesito, no, mi nombre no se puede pronunciar. Gustavo ni
siquiera está vivo. Es un automatismo. Mi sirviente. La galaxia está en guerra. No físicamente. Es
cultural. Nada de armadas ni ejércitos. Solo basta la sutileza del lenguaje. Nada más que un desvío en
las rutas estelares. Esta guerra es la más sofisticada que se puede luchar. Los planetas primitivos se
disputan. Como acá, solo es un cambio de foco. Pero la escala nos ha obligado a poner reglas. Una
guerra que dura milenios, no, eones solo puede generar un caos incontrolable. Está la Era Galáctica, es
como un gobierno de diferentes especies. Todas enemigas. La Era decide quien gana una batalla. La
Tierra está en medio de dos civilizaciones. Una quiere dar regalos seductores. Quieren a la Tierra en la
Era Galáctica. Quieren aliados explotables. Nosotros no podemos intervenir. No directamente. Pero
reunimos pruebas. Buscamos avances tecnológicos artificiales. Conceptos muy adelantados. Contactos.
Llevamos mucho material y necesitamos más. Cuando sea suficiente, levantaremos una acusación al
Tribunal. La Era Galáctica dictará sentencia. Nosotros tendremos el tiempo de nuestra parte. No,
Helena. No hay tiempo para preguntas. Hay que actuar. Tú eres la líder. Haz contacto. ¿No es lo que
21
soñabas? Bien, tranquila. Cúbrete la ceja con el gorro, hace frío. Gustavo ya retiró el cuerpo de Alfonso.
Debe haberlo tirado en un matorral. Acuérdate, nada de tonterías. Aquí viene la avanzada. ¿Tienes
miedo? No lo tengas, es solo un show de luces. A ellos les encanta pavonearse. Mostrar la tecnología.
Hacernos sentir que no tenemos oportunidad. De alguna forma es efectivo. Si eres terrestre tu única
salida es ser su aliado. La avanzada se va, se reporta. No desearás que te lo cuente todo, ¿verdad? Este
es tu primer encuentro real, Helena. Esta vez no son apariencias. No te lo pierdas. Esperemos un poco.
Viene lo grande. Gustavo vuelve a mi lado. Somos tres. El señor Vigo aparece a mis pies. Me sonríe
maquiavélicamente. Cuatro. Dos en la carpa, cagados de miedo. "¿Estás listo?", le digo al robot.
"Comienza a grabar" . Me mira. Luego a Helena. Luego vuelve a su mutismo. Cinco minutos. Les gusta
hacerse esperar. Aparece una bola de fuego. De la nada. Usando camuflaje. Es de día en un kilómetro
alrededor. Un zumbido que muele huesos. Odio cuando lo hacen. Todo el misterio y la parafernalia
inútil. Presentarse como dioses, ángeles salvadores. No como explotadores. La intensidad de la luz baja.
Aparecen tres. Para occidente es la Trinidad. Largos, blancos, ojos amables. Un aura los rodea. Somos
poderosos, quieren decir, vengan. Símbolos. Se acercan. Helena se hunde en sí misma, intimidada. La
empujo para que vaya. ¿No los reconoces? ¿No son los mismos de tu niñez? ¿No tienes confianza?
Triste. Les sonrío. Me miran pero siguen avanzando. Tal vez se hayan olvidado de mi cara. Se fijan en
Gustavo. Les sonríe. Se detienen. De él se acuerdan perfectamente. El más grande extiende un brazo
delgado, apuntándolo. Luego extiende la palma de la mano hacia nosotros. Los tres emiten una nota alta
como una sirena. Gustavo les muestra el corvo, libre ya de la sangre profana. Hay otra sangre más
preciosa con qué santificarlo. Hay cinco metros hasta ellos. Los atraviesa en dos segundos. Choca contra
el vacío. Los otros dos seres comienzan a huir. Lentamente. Se tienen mucha confianza. Gustavo lo
intenta otra vez. Pero no logra pasar el escudo. Helena huye de mí. Se pierde en la oscuridad. Maldigo.
Me pongo de mal humor de nuevo. Apunto la beretta. Uno. La bala ni siquiera llega. Dos. La bala cae
exánime a tres metros. Maldigo por segunda vez. ¿Qué siempre debe ser diferente? El señor Vigo me
indica un punto rojo sobre el pecho del ser. Parece una gema. Me tira del pantalón. Está excitado y
muestra una sonrisa de dientes agudos. Balbucea. Sus palabras casi me suenan inteligibles. Suaves y
amenazadoras. Incitadoras. Me hundo en las palabras y casi lo comprendo. Su poder se traspasa. La bala
ya no es una bala. Y no tengo nada que perder. Tres. La pistola habla mi idioma. La bala destruye el
aire. El ser se lleva una mano al pecho. La gema se ha roto. Brota una linfa rosada. Sin ningún campo de
fuerza, está a nuestra merced. Se desploma cuando Gustavo se le abalanza. Comienza lo suyo. Abre la
boca. El ser también. De la boca de Gustavo surge un líquido rojo, espeso. Cae en la boca del ser. El
corvo se hunde en medio del pecho. Apunto de nuevo más allá. Ya casi llegan a la esfera de fuego. Solo
basta un tiro para que se desplome otro. Cuando cae uno el otro lo asiste. Tiempo suficiente para
Gustavo. Estoy libre, soy el señor Vigo. Me doy vuelta. Veo la carpa abierta. Ignacia y Eduardo se van
de la fiesta. No son los únicos. Con un sonido infernal, la esfera de fuego abandona la escena. Quedan
solo los autómatas luminosos. Todos huyen como conejos. Primero los humanos. El ruido cubre las
detonaciones. Ignacia cae con una mano en la espalda. Eduardo también cae. Es hora de cobrar. Corro
extasiado, llego extasiado. Me siento desatado. Ignacia está muerta. Le aplasto la cara con un patadón de
hierro. Bototos santos. Bien por ella. Eduardo trata de ocultarse entre los matorrales. Se arrastra como
un perro atropellado. Le miro entre las ramas. El rostro deformado por el miedo. ¿Al fin lo has sacado
del botiquín? Le caigo encima. "Qué tal, Eduardo", le gruño. ¿Dónde estábamos? El gordo se mea. Es
un cobarde del carajo. Me pega puñetes con sus blandas manitos. Demasiada informática. Es algo casi
tragicómico. ¿Qué será ahora? Una muerte rápida. Lo lamento, hay otros asuntos. Lo inmovilizo y le
digo que se calle. Shhhh. Coloco el cañón en la cuenca de su ojo. Eduardo, si supieras. ¿Cuántos idiotas
como tú me he tropezado en esta vida? ¿Cuántos que se creen dueños del mundo? ¿Solo por que
dominas una computadora? Deliras, gordo de mierda. Shhhh. Babea, se queja. Mi peso lo inmoviliza.
"How was the weather by there?". Averígualo tú mismo en el infierno. Shhhh. Disparo sobre el ojo.
Deja de patalear al instante. Un flujo de líquido espeso sale del orificio. Nada más. Eduardo, aún muerto
eres una decepción.
Voy por los seres, no, los míos. Los voy a matar a todos. Abandonarme en este planeta de tercera. Pensé
que la misión había terminado. Dijeron que recién empezaba. Era para siempre. No los voy a perdonar.
No saben lo difícil que fue. Aprender todo de nuevo. Gustavo ya se encargó de dos. Las vísceras afuera.
Las bocas rojas. Los ojos bien abiertos. Está terminando con el segundo. El tercero es mío. Yo no tengo
líquido rojo. Lo observo. Está en shock. Ausente. Parado como una marioneta. A pesar de toda la
tecnología. Al final son nada. Roña, no, ganado de otra galaxia. Sin sentido de la supervivencia o la
astucia. Tomo su garganta y aprieto. Abre la boca obedientemente. Para ti hay nada. Nada. Muere sin
ceremonia. Sin honra, lejos del hogar. Siento como el señor Vigo fluye de mis manos. El frágil cuello se
quiebra. La boca abierta hasta el final. Como un óvalo blanquecino del que se escapa el vapor. Sigo
apretando. Mis dientes también están apretados. Gustavo me toca el hombro. Lo rechazo, espera.
22
Parpadeo y se lo dejo. Me ataca un vértigo espectacular, tambaleo. Me alejo, las luces me siguen. Que
vean todo. Queda un solo asunto. Qué negocio más complicado. Veo un movimiento de matas. Helena.
Yo también puedo moverme a la velocidad de la luz. Corre delante de mí. Aterrorizada. ¿Por qué no te
fuiste? ¿Volviste a rescatar a tus amigos? Demasiadas novelas. La alcanzo antes de la oscuridad total.
Trastabilla y cae. Las luces vienen conmigo. Forcejeamos. La inmovilizo. Veo a través de sus ojos.
Grandes, aterrados. Dudo un segundo. Tengo un segundo vértigo. Cierro los ojos. Veo un pulgar
recorriendo la garganta de oreja a oreja. Agarro la beretta, le pego con la cacha. Su rostro desaparece
entre el cabello. Se protege con las manos. Es inútil, estoy lleno de adrenalina. Continúo. La frialdad de
dos tonos metálicos. Le hundo la nariz, los dientes saltan. La mandíbula suena como gravilla. Los ojos
se le ponen blancos. La cara gotea de rojo. Espumea y luego muere. Está hecho. Las luces lo observan
todo. Lo registran todo. Helena desfigurada, mi rostro desfigurado. Apariencias. Así es el mundo. Que
vean de una buena vez. Vacío el cargador en una de ellas. Se deshace en chispas. Las demás no dudan
un segundo. Se van. Se acabó.
Gustavo tiene a los seres amortajados. Envueltos para navidad. Las mulas se ponen nerviosas. Saben la
preciosa carne que llevan. Gustavo ha hecho desaparecer a los ufólogos y sus cosas. Encendió una pira.
En medio de ella salta el señor Vigo. Autodestructivo, destructor. Simula morir, simula estar vivo,
simula simplemente. No sé cómo lo hace, pero es bueno haciéndolo. Gustavo se ha vuelto a poner la
chaqueta. Los lentes oscuros en su lugar. Helena queda en una zanja. Sin pantalones. "Te vuelves débil",
me dice. No le respondo. No soy débil. Para hacer negocios hay que ser fuerte. Todo es negocio. Si hay
un comprador, todo en el universo tiene precio. Sobre todo en este mundo. Donde todo es mundano,
incluso lo más excepcional. Miro las mortajas. Gustavo apaga la fogata. Las cenizas del señor Vigo
ascienden en el aire. Hay una penumbra de amanecer. La beretta está pegajosa. La limpio con cuidado.
Se llama Sandra. Ahora se llama Helena. Hasta una próxima vez. Tal vez me he vuelto débil. Estoy
cansado, volvamos a casa.
Luis Saavedra V. nació en 1971 en Puente Alto, Santiago de Chile, y es ingeniero en informática. Se ha
destacado como editor del fanzine Fobos y de los tres libros que recogieron los relatos ganadores del
concurso del fanzine, denominados Púlsares. En Axxón publicó un cuento notable, "El payaso de
porcelana" (140) y hace muy poco quedó finalista del Domingo Santos, por lo que nos atrevemos a
pensar que tal vez hayamos perdido un editor (por un tiempo, siempre se reincide cuando se es pecador)
para ganar un escritor.
Axxón 158 - enero de 2006
23
Paradojas y géneros literarios
en el evangelio de Jorge
Baradit
Alabado por la crítica latinoamericana, el autor de Ygdrasil recuerda su infancia porteña, habla de su
proceso literario y exorciza demonios de su fantasiosa mente.
Pudo haber sido 1976 o bien 1977. El niño Jorge Baradit se escondía bajo un estante de la Escuela
Alemania, ahí en Pedro Montt con Avenida Argentina, a escudriñar la "Divina Comedia", de Dante. El
resto de sus compañeros -"el rebaño"- hacía Educación Física, pero él se esmeraba en revolver las
páginas y las horas bajo su mirada. Todo un bicho raro. "Vi el infierno de Dante en el patio de mi
colegio. Los ejércitos del Señor abrieron los cielos sobre el Cerro Barón y bajaron envueltos en
estruendo hacia Chacabuco con Morris arrasando con el Almendral, salvando el Barrio Puerto porque la
tumba de Prat es en realidad una aguja de acupuntura que se hunde 2 kilómetros bajo tierra manipulando
el chakra del valle de Quintil", recuerda. Vaya.
Escuchando a este "marciano" es posible concluir que sus pasos terminarían por encaminarlo hacia la
literatura de ficción. O de ciencia-ficción, para ser más precisos, un género en el que resiste incluirse.
"El que quiere seguir creyendo en los géneros allá él. Hoy los mundos se entrecruzan vertiginosamente.
Sales de un género, entras a otro y las etiquetas sólo sirven para definir las cosas, pero no son
definiciones en sí. Algo no es sólo thrash, sino que es power thrash, hip hop y un poco melódico, casi
progresivo".
¿Pero quién diablos es Baradit?, se preguntará. Un porteño nacido en 1969, enamorado de su esposa
Ángela, formado en la UCV, diseñador y comunicador, que de pronto de vio llevando la vida del
24
escritor. Más encima, la revista El Sábado lo sindicó como uno de los 100 líderes jóvenes del país. Y
aún más: "Ygdrasil", su novela debut, fue alabada por su crudeza narrativa y por tocar temas inéditos en
las letras nacionales, muy dados a criollismos y realismos exasperantes, casi, como bien criticaba
Marcelo Novoa, el "recuperador" de la sci-fi made in Chile con su libro "Años Luz...".
- Nacido en Valparaíso. ¿Cuánto del Puerto hay en tu marca personal, en el background que
llevas contigo?
Valparaíso es una ciudad que nunca fue fundada. El trazado perfecto que los españoles trajeron desde
Europa para fabricar sus ciudades, en Valparaíso tomó la forma de una aberración topológica.
Valparaíso crece como un tumor, se expande por las quebradas como colonizaciones virales. El océano
es un animal transparente que respira dormido detrás de las olas. Valparaíso es lo más parecido a
Innsmouth que puedes encontrar. Quizá Chiloé. Al igual que en la memoria, los rincones de Valparaíso
acumulan detritus en sus recovecos, hay callejones infartados y arquitectura con esquizofrenia. Nada
funciona de modo normal.
YGDRASIL pudo haber brotado en los cauces de la avenida Argentina sin problemas.
- ¿Qué escritores fueron las primeras referencias de tu imaginario?¿Cuáles son tus influencias
literarias actuales?
Cuando tenía 7 años leía Mitología Griega y Astronomía. La dimensión celeste me contaminó desde
antes, no tengo líquido cefalorraquídeo, tengo agua de mar, electrolito de batería. Altazor.
Ahora como Artaud, como Burroughs, desayuno Pizarnik, aspiro Campbell, me inyecto Miguel Serrano,
(la biblia es dolorosa osmosis). Swedenborg, Borges, la perra Tzara, el tuberculoso de Praga, los
sospechosos de siempre, los putos desgraciados que te hacen hacer estupideces, los rimbaud, los
baudelaire, los Bataille, los arrastrados que huyeron y dejaron tanto damnificado aquí y allá.
- ¿Cómo escondes esa vocación por lo fantástico, ese encantamiento que de niño cultivas por lo
irreal, y entras a estudiar diseño (arquitectura) en la UCV, una carrera tan "real"?
Porque no quería que mi cerebro fuera un "brazo de tenista". Quería que mi dimensión interior
hipertrofiada tuviera herramientas adecuadas para auscultar el mundo. Quería que mi traje de astronauta
-mi EVA-, escuchara como corresponde, mirara como se debe, sintiera como dios manda. Y con la
maravillosa irresponsabilidad de mis 17 años entré a estudiar aquello para lo que no tenía talento, de
manera de completarme.
- Hablemos de Ygdrasil. ¿Cómo surge esta idea de contar una novela tan bizarra como
encantadora, con una asesina de fuerte historia personal, con canallas como contraparte?
¿Cuánto hay de tus propias experiencias allí?
La idea no surge. No es una idea. Igual como he dicho otras veces, Ygdrasil se gestó como se gestan las
peritonitis. Toda la promiscuidad literaria, religiosa poética de la que había sido capaz dejó residuos
como pepitas de uva en el apéndice. Llegó un momento en que debió ser extirpado y presentado en
sociedad como mi hijo, mi feto criado en el encéfalo, sumergido en agua ácida, parido con dolor como
un gemelo criado dentro de su gemelo.
- ¿Cómo lograste inocular en las editoriales (finalmente Ediciones B) el germen de la ciencia
ficción, tan "venido a menos" en las letras nacionales?
Les dije algo obvio: "el mercado quiere fantasía (sólo hay que mirar los grandes títulos de cine, los
Potter, anillos, roles y PS2) y los escritores chilenos sólo ofrecen literatura para literatos: fome, de
temáticas agotadas, costumbrismo", "oh, que increíble!, dijeron. "un libro que se trata sobre una
conversación en un living, qué contemporáneo".
Chile, territorio tremendamente mágico. Chile con sus indígenas vivos. Chile, mitología rica- CHILE
NO TIENE LA LITERATURA FANTASTICA QUE SE MERECE. Les tenía la papa: La mejor obra de
ciencia Ficción escrita desde América. DESDE América, tal cual. Algo que SOLO se podría haber
25
escrito en Sudamérica. YGDRASIL es una obra que fue vista y reseñada con tremendo entusiasmo por
académicos de USA, por revistas españolas y argentinas. Todos concuerdan en su condición de obra
única "la respuesta a la pregunta si Latinoamérica puede producir una propuesta original para el
mundo".
- Historias casi chamánicas -"cyberchamanismo" dijeron por ahí- herederas de la mitología
indígena latinoamericana; personajes relacionados con las estrellas y el poder de la tecnología.
¿Cómo logras reconciliar aspectos tan disímiles, inspiraciones en una sola obra?
Son parte de los mismo. La tecnología es magia. Puedes ver más lejos, escuchar más lejos, correr más
rápido. Lo que todos esos ítems que mencionas tienen en común es la mente humana. Dios y la
penicilina se gestan de la misma materia. La unión entre tecnología y religión, matemática y
trascendencia ha sido lo normal en la historia del hombre. La separación que se produjo hace unos pocos
siglos es un accidente pasajero. Kepler, cuando descubrió los principios de la mecánica astronómica, dio
gracias a Dios por permitirle ver la manera como hacía funcionar los cielos.
Mi intención siempre fue cruzar niveles de conocimiento distante para producir sinergia de naturaleza
nueva. Cables cruzados, televisión en canal sin señal. Escuchar a ver si los muertos nos pueden hablar, a
ver si la electricidad no es más que un demonio canalizado.
- ¿Qué lees hoy? ¿Cuál es tu "hermanamiento" con otros autores chilenos o extranjeros? Por ahí
mencionabas incluso a Jodorowsky como buena referencia...
Hoy estoy leyendo "La tumba de las luciérnagas" (Akiyuki Nosaka). Una mano en mi hígado
recordándome la miseria humana y "Prosa Completa", de Alejandra Pizarnik. ¿Hermanamiento con
autores chilenos?… ninguno, gracias. Lo que hablaron los originales hace 500 años, ok. El resto ha sido
un enorme pie de página en espera del texto real que está por escribirse. ¿Con autores extranjeros?
Antonin Artaud… el francés Roberto Matta, Hesíodo, Valmiki, Elicura Chiuailaf, el francés Huidobro +
Trent Reznor + Tom Araya y Hayao Miyazaki. Shinja Tsukamoto, Takashi Miike, Jorge Luis Borges.
Me gustaría que mi próxima novela fuera un film dirigido por Takashi Miike, con guión de Pablo de
Tarso, música de Trent Reznor y Nitsch haciéndole una vivisectomía a Jodorowsky. Como acto final
abriéndole el estómago, metiendo un gato vivo y cerrando la herida. Luego lo abandonamos en el
mercado Cardonal a las 3 de la mañana + invierno + temporal + un clavo enterrado en la frente, un
alambre a la pata de un perro callejero ¿Le prendemos fuego?…marque opción uno. ¿Le pasamos una
uzi? marque opción dos.
Marcelo Novoa hizo verdadera pa-ciencia ficción con su antología, intentando volver a la memoria
"fantásticos" historiadores de fantasía. ¿Cuál es el verdadero peso de la ciencia ficción hoy en
día? ¿Existe como género? ¿Es aún referencia de "nerds" y habitantes del underground?
El que quiere seguir creyendo en los géneros allá él. Hoy los mundos se entrecruzan vertiginosamente.
Sales de un género, entras a otro y las etiquetas sólo sirven para definir las cosas, pero no son
definiciones en sí. Algo no es sólo thrash, sino que es power thrash, hip hop y un poco melódico, casi
progresivo.
Lo mío es Realismo Mágico 2.0: una machi escuchando ipod, con una polera de AC/DC y conectada
por la pituitaria a una red global sostenida por médiums e ingenieros muertos intentando fabricar una
antena en el más allá, para comunicarse con nosotros.
Marcelo hizo la pega de todos. Construyó la memoria en un trabajo espectacular. Compren Años Luz, es
el esfuerzo de recuperación más honesto que he visto en los últimos años. Además que se van a
sorprender.
- Pablo Castro, Amira, Baradit. ¿la revancha del género?
26
Y la Angela González, y la Sole Véliz, y Lucho Saavedra, y Gabriel Mérida y Sergio Meier, entre otros.
Ninguna revancha, lo que otros no pudieron hacer no es nuestro tema. Nos acercamos porque hace frío,
pero no le veo cara gremial, eso es como viejo, ¿no?
- ¿Cómo se es escritor hoy en día? ¿Qué se gana y a qué se renuncia con esto?
No tengo idea qué es ser escritor hoy. Yo trabajo en comunicación y diseño. Pero como alguien dijo,
escribir es fácil: se abre uno una vena y se derrama sobre el cuaderno. Ajeno a esta imagen tan cursi,
puedo decir que hacer (cualquier cosa) DEBE ser innovar, entendiendo esto último como buscarse a sí
mismo tan profundo, tan hondo, que el resultado no puede sino ser diferente y propio. Para qué escribir
lo que ya está escrito, para qué parecerse cuando se puede ser uno mismo. Hay que escribir desde uno
mismo, desde el propio territorio, desde el propio tiempo. Lo hecho hecho está, hay que mirar hacia
delante, ahí donde no se ve nada.
Escribo porque es entretenido, porque también necesito orinar y comer, pero sin melodramatismos de
poeta trasnochado. Escribir es como cagar, una necesidad simple. Escribo en un blog, búsquenme ahí si
quieren. Escribo… dibujo, veo tele, cine y voy al supermercado en Suecia con Irarrázaval.
- ¿Estás preparando nuevo material para publicar?
Si, con unos amigos; Pancho Ortega, Alvaro Bisama, Pablo Castro, Luis Saavedra, Gabriel Mérida, etc.
estamos preparando una colección de cuentos de Literatura Fantástica.
Además estoy preparando mi segunda novela, que es la precuela de YGDRASIL. Se llama ATACAMA
y espero terminarla el próximo año. Es muy barroca, es una construcción compleja que tengo que
resolver ingenieril y artísticamente casi en sueños. Aspira a ser un "Libro de las Revelaciones", un
evangelio alucinatorio definitivo. Si Chile comenzó con "La Araucana", quiero que termine con
"ATACAMA", luego tendremos que llamarnos de otra manera.
- ¿Cómo recibes el reconocimiento de la Revista El Sábado de El Mercurio, que te incluyó dentro
de los 100 líderes jóvenes de Chile?
Es divertido, inesperado, raro. Curioso que se fijen en un fabulador en un país tan apegado a lo concreto
y con tanto ingeniero de camisa Polo hablando de innovación. El subtítulo decía "Jóvenes que están
cambiando Chile con sus ideas". Si es así, tengan miedo entonces, porque quiere decir que lo que se
viene es tremendo.
¡Dulces pesadillas a todos! Chile se va a hundir, mi amigo Gabo lo soñó y yo le creo.
27
Reseña: Ygdrasil
de Jorge Baradit
En un futuro incierto, aparece en el desierto de Sonora un “traspuesto” o humano con el alma
desplazada, lo que confirma la existencia de una novedosa tecnología revolucionaria. Mariana, una
asesina chilena adicta al maíz, es inmediatamente reclutada por fuerzas especiales del ejército mexicano
para encabezar una peligrosa misión de espionaje industrial, un simple peón desechable en un complejo
juego de poder. Acompañada del espíritu de un soldado alemán muerto y un selknam procedente de otro
plano astral, descubrirán una singularidad que está provocando graves trastornos en el orden cósmico, al
impedir el flujo natural de almas hacia dios.
Pese a una portada que induce a pensar en un rutinario technothriller plagado de hackers y virus de alta
tecnología, nos encontramos ante una novela sorprendente e iconoclasta, que se asienta en la fusión de
un cyberpunk de ambientación mexicana, la estética de la “nueva carne” de Cronenberg y el horror
sangriento de Clive Barker, aderezado con elementos de imaginería religiosa católica, esoterismo
paranormal y colorismo autóctono, todo ello conformando una especie de mística “tecnófilo-orgánica”
que haría la delicias del ilustrador HR Giger. Una visión tremendamente imaginativa y netamente
latinoamericana, repleta de detalles descabellados, geniales, brutales y delirantemente surrealistas a la
hora de describir un universo poblado de fuerzas sobrenaturales que intersectan con la realidad cotidiana
gracias a la tecnología de vanguardia. Chamanes, hackers, iluminados, médiums, espíritus y otras
entidades psíquicas participan de un singular campo de batalla en el que la vida carece de valor pues
cada día aparecen nuevas formas de explotación y barbarie, tan repugnantes como hipnóticamente
atractivas.
Una esquizofrénica Babilonia que es capaz de engendrar personajes estereotipados como el comandante
Ramírez o el administrador Alvarado, junto a otros dotados de una gran riqueza de matices como
Mariana, auténticas incógnitas como el selknam o engendros como el Imbunche, un psicópata mesiánico
que se complace en organizar orgías de sangre. En esta jungla urbana ultratecnificada, donde las
diferentes instancias de poder luchan por mantener su hegemonía trazando planes sobre planes sobre
planes, Mariana erige su protagonismo absoluto dado que “está en el curso de los acontecimientos”.
Esta realidad caótica ofrece su reflejo en la escritura de Baradit. El chileno muestra horrores y
maravillas por igual -cuando no son la misma cosa-, perfilando imágenes de pesadilla en escenas
trepidantes, empleando un lenguaje sucio dotado de abundante argot, metáforas híbridas, modismos y
giros idiomáticos locales y lapidarios aforismos (1). Irracionalidad y alucinación caminan de la mano,
como juntos encontramos lo más oscuro del alma humana y su esencia más pura. Así pues, más allá de
la sencilla trama de investigación, sería absurdo pretender encontrar una lógica al surtidor de imágenes
caleidoscópicas con que Baradit inunda al lector; es mejor dejarse dominar por su equívoca sensibilidad,
por una fantasmagórica belleza surgida del dolor.
Al finalizar la novela al lector le embarga una desconcertante sensación de abigarramiento, de exceso
no exento de una cierta pirotecnia. La obra posee además una capacidad inaudita para despertar pasiones
viscerales (se ama o se odia, sin término medio), con una originalidad, riesgo y fuerza narrativa que
eluden cualquier posible indiferencia; sólo por ello merecería que los responsables de Ediciones B, que
han editado la novela en exclusiva para el mercado latinoamericano, se plantearan su publicación en
España. Baradit podría merecer la pena.
“Nuestro problema es que somos depredadores viviendo en manadas; la matanza interna es terrible” ó
“Dios agoniza y el universo es algo lejanamente parecido a una máquina de suspensión vital”.
28
SOBRE LOS SELKNAM
Por Jorge Baradit
(documento de apoyo para construcción del personaje Selknam en Ygdrasil)
Los Selknam son parte del sistema inmunológico del cosmos.
Cuando surge un desorden en las cosas, una infección que afecta sistemas planetarios u otra anomalía, el
Universo produce este anticuerpo específico, esta enzima que cataliza procesos curativos limpios y
reordena el devenir.
Mientras hacen su camino sobre la tierra actúan para configurar el “justo futuro”. Calculan un punto
hacia adelante en el que deben converger ciertos eventos para “sanar” la arquitectura biológica del
tiempo. Pisan aquí y no allá, cortan una hoja específica en un arbusto específico, curan a ese niño, dejan
de respirar durante unos segundos, lideran una revolución,cortan una hebra de cabello, escriben una
frase en la arena.
Usa esta misma técnica en sus combates personales.
Un “combate Selknam” comienza unos ocho años antes del enfrentamiento en sí. El Selknam modifica e
interviene delicadamente ciertos insignificantes eventos que eventualmente influirán negativamente en
su contrincante. Así, cuando la vida finalmente los enfrenta, el oponente se encuentra disminuido,
quebrado, ensombrecido. Entonces el Selknam se limita a introducirle una pequeña estructura psíquica,
llamada “llave fenrir”, para abrir la puerta del demonio específico que se ha ido incubando con las
intervenciones del Selknam a lo largo de los ocho años de batalla. Un sutil aroma, la imagen de una
pluma, un color o el recuerdo de un rostro, bastarán para desatar un pasaje sicótico de tremenda
toxicidad que lo destruirá. La imagen más utilizada es un círculo rojo que emite un ladrido.
Otra modalidad es introducir un recuerdo tóxico en estratos tempranos de la vida del contrincante, que
modifique el sentido de su existencia. Se les llama “cargas de profundidad”. Tuerce la memoria en un
gesto ágil de kung fu astral y el ser cae asfixiado por un ataque masivo de angustia.
29
Otro tipo de “carga de profundidad” es abrir la “puerta negra” de las neuronas y reflotar de golpe el
recuerdo de todas las muertes de vidas pasadas.
El modo de combate “gesto” le permite destruir vida orgánica al desplazar violentamente el espacio 1/2
de milímetro hacia la izquierda. Este “gesto” disloca enlaces moleculares y el organismo cae reducido a
una mezcla de compuestos químicos básicos en estado líquido y gaseoso. El alma no llega a percatarse y
se sostiene en nuestro plano por un momento, lo suficiente para darse cuenta y ver sus restos antes de
disolverse contra la nada.
La disciplina popularmente más conocida es, por supuesto, la lucha con ba´phrana. Aunque los Selknam
la consideran ante todo un tipo de ejercicio oratorio, su espectacularidad la convierte en el principal
distintivo de su casta.
El Selknam canta un mantra, que incluye su nombre verdadero, y hace vibrar su columna vertebral en
nota FA. Lentamente el ba´phrana comienza a manifestarse sobre su cabeza en la forma de una bola de
luz.
El Selknam dspliega matrices de cálculo tridimensionales en las capas de su mente y comienza a
procesar millones de ecuaciones simultáneamente, a tremenda velocidad, que orientan los vacíos
cuánticos de billones de átomos. De pronto el ba´phrana parece moverse, pero es en realidad la
habilidad del Selknam doblando el espacio, plegándolo y curvándolo con belleza en torno suyo. Una
peligrosa danza, que juega con las potencias primordiales de las cosas, compuesta de cantos, oraciones,
complejos cálculos matemáticos, movimientos de brazos,dedos y boca en un baile de guerra que
desplaza el ba´phrana en torno al Selknam.
Es una suave cadencia trazando gestos alfabéticos en el aire, generalmente haikus relatando hechos
cotidianos.
Los textos hablan sobre una flor, el atardecer o la nervadura de un pétalo de jazmín.
El ba´phrana es un chakra externo que los Selknam desplazan a voluntad. Es una puerta del tamaño de
un puño que conecta con otros Universos. El ba´phrana hace la sinapsis de este Universo con los
Universos contiguos como partes de un megasistema pensante.
Es altamente destructivo, la luz que emite es energía residual del proceso de desintegración de materia
que se produce en sus bordes y su movimiento se conoce como “esgrima con ba´phrana”.
Otra modalidad de esgrima es el “rayo de luz”. El Selknam refleja luz solar con un espejo diminuto y
dirige el destello hacia el ba´phrana que lo absorbe como un microagujero negro. La maestría está en
mover el ba´phrana y el destello al unísono, simulando un estilete de luz. Es de extrema dificultad y se
cultiva para ejercitar el manejo diestro y con belleza de todas las habilidades espacio- temporales del
Selknam. También se conoce como “la forma noble”.
El Klóketen es la asamblea en la que están permanentemente reunidos todos los Selknam que han sido y
que serán, en un punto fuera del espacio.
Los Selknam se mutilan partes del cuerpo en la medida en que van siendo capaces de reemplazar sus
funciones biológicas con control espiritual, a través de decenas de cantos, mantras en código binario y
cálculos matemáticos dirigidos simultáneamente a la zonas vacías del organismo. Estos “vacíos en el
sistema” se cubren con “paradojas de fe”. Hay Selknam en tal estado de gracia que son sólo un sistema
límbico desplazándose a 80 cms. del suelo.
“Cuando se nos acaba el tiempo nos recogen desde el cielo por el cordón de plata, cuando nos cortan
caemos al infierno”.
(Frase impresa en el interior de la carcasa de 240 teléfonos celulares Ericsonn LC-48, año 1997)
30
Gestación de un Selknam.
“Un Selknam se gesta cuando la fertilización se produce exactamente en un “salto de tiempo” (la
dimensión-tiempo tiene un nanodefecto en la ecuación que lo genera, ésto produce espasmos de ajuste
minúsculos llamados “no-momentos” cada cierta cantidad de millones de años). Es esta condición de
nacido “fuera del tiempo” la que lo obliga a sostenerse dentro de la realidad, y que eventualmente le
permitirá desarrollar la capacidad de modularla”.
(Texto apócrifo del místico Matías Rodríguez incluido en la “Summa NeoTeos”, capítulo 12, párrafo
XXV).
Cuando un Selknam nace, simultáneamente nacen otros 4 niños en puntos equidistantes a la manera de
un mandala, llamados a equilibrar los acontecimientos.
Las personas que nacen en un “no-momento” (o “momento de muerte”) deben desaparecer rápidamente
de la existencia porque, al nacer en el “punto de ajuste” de la ecuación que produce el tiempo, pueden
convertirse en “bolas de nieve”, existencias cancerígenas que infectan el normal desarrollo de la
“realidad”, produciendo fenómenos de creciente incoherencia. Deben ser cortadas como el exceso de
tela en la fabricación de un traje.
Los cuatro niños mueren en su lugar.
A los 6 años cae en un sueño profundo pero manteniéndose en pie. Comienza a desarrollar una
yemación desde la glándula pituitaria que crece idéntica a él, suspendido al revés sobre la cabeza del
durmiente, como en un espejo. Este clon carece de corteza cerebral y permanece en estado meditativo
mientras le canta oraciones, historias, genealogías y emite frecuencias de sonido necesarias para su
desarrollo. Le transmite, a través de mantras en código digital, la memoria de la estirpe y estímulos que
impactan en neuronas específicas de la bóveda y generan un mapa del estado del cielo en el momento
del futuro cuando se deba producir la consolidación.
Mientras duerme se acumulan objetos y personas a su alrededor, se construyen villorrios y se erigen
ermitas, cambia el clima, se generan variaciones en el idioma.
9 años después las condiciones están dadas, su aura se expande y se contrae violentamente reduciendo y
absorbiendo toda la materia orgánica a 3 kms. a la redonda. Así respiran los Selknam y lo hacen 2 veces
en su vida.
La etapa de “crisálida” concluye con la primera eyaculación.
El selknam eyacula “hacia adentro”, se autofecunda.
El orgasmo cataliza recuerdos dormidos, abre un agujero en la base de la nuca por donde puede entrar y
salir a voluntad. De pronto sabe del “viaje”.
Abre su abdomen y se extrae los órganos vitales. En el espacio introduce una roca, una oración tallada
en un trozo de madera, sus propios ojos y un espejo (para cerrar la metáfora). Luego se rellena con tierra
del lugar, se introduce un animal vivo (el totem del Selknam) y se cose con alambre.
Luego deberá sostener sus sistemas vitales y al animal sólo con su fuerza y control espiritual.
Debe mantener comunicación constante con cada zona de su cuerpo, susurrarle a cada célula su trabajo,
recitar simultáneamente los 18 millones de mantras que lo sostendrán con vida.
El “viaje” comienza sobre la dureza de una roca. El viaje lo llevará a encontrar un amigo que será
asesinado, deberá yacer con una mujer y la perderá. Participará en una guerra y liderará una revolución
sangrienta contra un linaje oscuro. Regresará cansado y destruido a la roca del punto de partida donde lo
estará esperando él mismo. Luchará consigo mismo y morirán ambos. De la herida abierta saldrá el
animal ya hecho hombre, ese es el verdadero Selknam. El totem encarnado emergiendo de la crisálida.
31
Debe haber un Selknam cada cierta distancia en el Universo.
La frecuencia que emite la vibración de sus almas los conecta a todos, generando así la mega-molécula
que estructura el Cosmos.
Entre todos, además, forman el ideograma con el nombre de Dios; que es el gran canto, el “ruido de
fondo” que se escucha tras las paredes del infinito, la nota SOL tras el misterio sacro de la electrónica.
Los Selknam no tienen espalda, siempre se ven de frente.
Los Selknam tienen un doble astral viviendo invertido bajo sus pies.
Los Selknam son umbrales.
Los Selknam tienen la apariencia de quien lo mira. Cuando le hablas a un Selknam te hablas a tí mismo.
Los Selknam no son dioses.
Cada Selknam es una neurona sujeta por su axón astral a la mente del Selknam que contiene a este
Universo. Reza su canto de existencia en una frecuencia tan amplia que atraviesa los 28 universos, y su
longitud tan corta que sus cúspides se tocan y se curvan penetrando en el futuro. Es además el medio
que tienen para sincronizar los actos de los 28 distintos yo que conforman su ser total en los distintos 28
universos. Deben coordinar coherentemente un mismo acto para 28 realidades distintas.
El Selknam no es más rápido, sólo ocurre que es capaz de vivir 1/3 de segundo adelante en el tiempo
(no es posible ir más adelante, la “realidad” es un producto “desecho” de la actividad que se produce 1/3
de segundo adelante. La “realidad” es un “delay” de explosiones de vida inimaginables. Más allá de eso
no hay nada).
El Selknam es a veces la razón de existencia para todo un sistema de galaxias que ve en su nacimiento la
flor de billones de años de evolución. También, a veces, nacen por azar.
La Tierra ha asesinado a 3 ó 4 selknams. Ello nos hace tan despreciables que nadie se manchará las
manos con nosotros en el Universo. Prefieren abandonarnos a nuestro propio infierno; devorándonos y
matándonos dentro de este barco de locos que navega por la noche espesa del Cosmos.
por Jorge Baradit
32
LA CONQUISTA MAGICA DE AMERICA
Jorge Baradit
Perdido en un sucio y oscuro zaguán entre los laberintos de la
ciudad de Sevilla, hundido entre papeles y pergaminos
reblandecidos por el asfixiante calor del verano, un cabalista
llora abrazado a su pequeño escritorio de caoba. Interminables
cálculos tan intrincados como la propia ciudad han desembocado
finalmente en una solución que brilla ante sus ojos con la luz de
todo un coro de ángeles: la fecha propicia para invadir América
esplende ante sus ojos limpia y perfecta bajo complejas series
numéricas borroneadas una y otra vez. Es el año 1227; hay un
largo camino que recorrer y mucho que preparar.
La existencia de este nuevo mundo había sido descubierta sólo
un par de siglos antes. La red de mediums que vigilaban el
mundo conocido habían intuido presencias de un nuevo tipo de
consciencia colonizando áreas importantes del plano astral y
dieron la alarma. Descubrieron que mecánicas desconocidas y
poderosas levantaban estructuras ciclópeas entre los pliegues de
la mente del planeta, como si otro continente emergiera con
inusitado ímpetu.
De inmediato, un selecto equipo de videntes fue asesinado y enterrado en una línea recta apuntando
hacia las nuevas señales. Todos eran signo géminis, todos cargaban una roca de cobre en el estómago.
Los mediums comenzaron a recibir las transmisiones de los videntes asesinados, haciendo puente casi
de inmediato. Las señales eran difusas y afloraban como débiles imágenes en blanco y negro,
adhiriéndose llenas de estática a las retinas de los mediums como recuerdos de infancia: un olor
desconocido, el multicolor manto de una madre, la certeza en la existencia del Tamoanchán. Colores y
animales extraños, edificios de piedra, escalinatas ensangrentadas brillando a través de nieblas de
incienso, plumas y piel oscura; otro zodíaco cosido a la piel de la noche, cuchillos de obsidiana y brujos
poderosos.
Manipularon, influenciaron y tiraron de todas las redes y cuerdas invisibles que sostenían los imperios
en su afán de alcanzar las nuevas tierras. Pero lo hicieron delicadamente, pacientemente. Invisibles.
En una de las tres naves viajaba un representante de las logias oscuras. América se estremeció cuando su
planta tocó las arenas del Caribe. Todos los chamanes del continente giraron los rostros hacia ese punto
con el corazón encogido por una repentina angustia, como si una piedra negra hubiera caído sobre el
lago tranquilo de la América astral.
Después, vino la expedición definitiva.
No era oro lo que buscaban los que venían escondidos tras la marea de sífilis que avanzaba, como una
tormenta de dientes hambrientos, a través del Atlántico.
Detrás de los ejércitos y su ferretería, aún detrás de la cruz y la hoguera, venía la verdadera peste.
Magos, cabalistas, guardianes del grial, alquimistas y sus golems se arrastraban escondidos entre los
arcabuces, regurgitando conjuros y venenos que clavaban como alfileres sobre la piel de la Pachamama.
Ellos no buscaban el oro que rodaba por los ríos, "el oro es paga de espadas e ignorantes". Su oro no era
oro vulgar.
33
La operación de conquista y sus detalles eran antiguos. Antes de sus propios nacimientos se habían
previsto todos los detalles. Por eso, cuando el Consejo de los pueblos Rojos intentó reaccionar ya era
demasiado tarde, la Conquista Mágica de América estallaba en sus rostros como una tempestad
arrasando el continente, como una coreografía mil veces ensayada y representada a la perfección.
El nombre de Jehová fue un terremoto abriéndose paso a través del estómago del continente como el
cuchillo de un carnicero. Nadie alcanzó a invocar protección porque la daga castellana degollaba en la
cuna el grito y cortaba las lenguas de los que sabían las palabras adecuadas. Quemó los signos de poder,
destruyó las máquinas para comunicarse con los dioses; aisló a los pueblos y les devoró la memoria
antes de arrojarlos como rebaños perdidos al desierto de la amnesia.
Cuando se apagaron los incendios y el polvo de las masacres se hubo posado sobre las piedras, vino la
cruz recogiendo el dolor de los huérfanos, encadenando las almas a su rosario de esqueletos.
América yaciendo herida de muerte, expuesta a los escalpelos del que venía detrás, el verdadero
depredador mágico que se inclinaba sobre los campos de batalla desolados, hurgando en las entrañas
abiertas de los hijos del Sol, buscando sus augurios y su paga de cuervo. Buscando señales en los mapas
que leía en los intestinos tiernos de la gente roja.
Lo que habían descubierto en Europa bien valía cien operaciones de conquista como ésta.
Años antes de zarpar, hundieron clavos de cobre a través de los ojos de un vidente eslavo y luego de
muchos intentos consiguieron penetrar en las líneas de comunicaciones de los chamanes americanos. A
través de sus ojos pudieron escudriñar cada centímetro de las intrincadas construcciones rituales con que
modulaban las portentosas fuerzas que emanaban de los pezones de esa nueva tierra. Asistieron al
levantamiento de arquitecturas que continuaban hacia el plano astral en complejas urbanizaciones
mentales. Vieron prodigiosas máquinas voladoras de piedra planeando a baja altura, operadas con
gemas preciosas y mantras bellísimos. Vieron enormes pirámides de roca girando sobre su eje para
calibrar la vibración energética de ciertos valles. Fueron testigos atónitos de portentos que no podían
tener otra explicación que una inusual fuente de poder radicada en el territorio.
Penetraron sus redes de datos más profundas, comieron los cerebros de cuatro niños no natos y vieron, a
través de los ojos de un sacerdote maya, el códice más santo de todos: el "viento naranja" , escrito y
primorosamente ilustrado íntegramente en el plano astral por generaciones y generaciones de brujos
iniciados.
Supieron de Ce acatl.
Supieron de Kallfukura.
Supieron cómo derrotarlos y arrebatarles la fuente de sus maravillas.
Esa noche lloraron abrazados y mataron a todos sus hermanos que no merecían saber lo que ahora ellos
sabían.
Reordenaron el calendario europeo y abrieron una ventana de tiempo falsa, oculta a los ojos de dios,
para que Hernán Cortés desembarcara sus tropas en el Anáhuac justo en el año 1519, número 7, con una
única palabra murmurada en secreto de boca a oído: serpiente emplumada.
Cuando Cortés desembarcó, subió a su caballo y un representante le indicó la palabra con que debía
nombrar el lugar para hacerlo seguro. Le recomendó nunca desmontar antes de renombrar los lugares.
De ahí en adelante cada sitio conquistado era rápidamente renombrado con un "conjuro-llave",
codificado tras un nombre cristiano, que anulaba la energía opositora y encarcelaba entre las letras al
numen protector del lugar. De esa manera avanzaban con seguridad por terrenos incapaces de
defenderse. El rito de conquista avanzaba como una infección.
34
Escondidos a la sombra de los ejércitos, los representantes guiaban a los capitanes en el primer objetivo:
bajar a través de la cordillera de los Andes destruyendo un por uno los chakras de América para
debilitarla y nublar la visión de sus chamanes guerreros, los únicos capaces de oponerse al objetivo
final, oculto allá en el sur más boscoso.
Uno por uno cayeron los pueblos que resguardaban los puntos de poder de la madre tierra. Cada templo
mayor era desmantelado cuidadosamente para exponer el "punto blando" y cegarlo con cantos y signos
de oscuridad. Siempre se construía una iglesia encima, como llave ritual obstruyendo la respiración del
territorio.
Los restos de las civilizaciones que florecían como hongos en torno a cada punto energético servían de
carroña para la jauría de la Corona. Mujeres y oro, niños y sangre para sus cálices.
Pero los representantes no buscaban oro vulgar.
No todos los representantes sabían cuál era el real objetivo de la operación de conquista. Sólo los
guardianes del grial conocían la verdad y eran los encargados de "mantener secreto el secreto" hasta el
momento indicado.
Ningún representante aparecía en registro alguno, ninguno recibió cargos o haciendas, nadie tenía
derecho a mirarlos o discurrir sobre sus oficios. Los que habían escuchado una sola palabra de boca de
un representante, eran borrados del libro de la vida y sus huesos se convertían en polvo arrojado a algún
desierto.
La verdad no es para todos.
—La verdad no es para todos —dijo el de la barba color fuego; cerró los ojos y el tercer congregado de
la izquierda se desplomó estrellando su rostro contra el suelo. Una profunda herida manaba sangre a
borbotones desde la zona de la nuca, justo en el centro de un tatuaje ritual representando al ouroboros.
—La muerte vive a nuestras espaldas todo el tiempo, esperando el momento para sacarnos a vivir.
—El asiento peligroso —murmuró uno que debía sentarse de costado para no herir su pierna tullida.
Alguien, en las sombras, limpió un cuchillo y tomó el cadáver por las pantorrillas para arrastrarlo hacia
la oscuridad.
—Su camino concluía hoy —continuó el de la barba color fuego —pero el nuestro continúa. La obra es
un bajel que cruza los siglos y hoy somos nosotros los que afirmamos su timón, aunque somos menos
que el polvo entre sus tablas.
Todos asintieron en silencio.
Todos eran sobrehumanos.
—Ahora es el momento para escuchar la verdad —dijo con voz queda, desprovista de toda
solemnidad—. Lucifer, después de su derrota, fue arrojado hacia la materia con toda la violencia que la
ira divina pudo descargar. Cayó durante eones hasta alcanzar los fondos más profundos del océano de la
eternidad: nuestro Universo. Cayó de cabeza a través de las órbitas celestes como un proyectil
desconsolado. Cayó hacia nuestra Tierra, atravesó la atmósfera y el casco polar con un estruendo como
de muchas aguas en gran disgusto, como muchos ejércitos gritando el nombre de Yavé al unísono.
»Ahora yace enterrado, encadenado a los abismos, crucificado de cabeza y lamido por el magma,
aullando su dolor eterno de belleza perdida y poder arrebatado.
35
»Al momento de encallar en nuestro mundo, la hermosa diadema que embellecía su frente cayó a
perderse en el instante mismo en que se abrían las carnes de la madre y "el que trae la luz" nacía hacia
adentro destrozado, hundido de regreso a la matriz.
»La piedra azul, Venus. Ése es el secreto más secreto que nos mueve en peregrinaje hasta estos yermos
perdidos de toda misericordia —concluyó hundiéndose en el silencio. El silencio que todo lo rodeaba
como incienso consagrando la revelación.
—Maran atha —murmuró emocionado el más joven.
—Mañana morirán dos más —continuó el de la barba color fuego—; luego levantaremos el
campamento y nos iremos en silencio. Es menester que este poblado sea destruido por los naturales,
para que la matemática de los eventos nos sea propicia.
Talcahuano, Tralkawenu, el trueno del cielo.
La piedra azul estaba alojada en el interior del cráneo de una machi que, en su juventud, se había hecho
arrancar los ojos para "poder ver". Había cosido sus párpados con tendones de cóndor y huemul, para
que su visión corriera veloz entre los bosques de araucaria y volara alta sobre los lagos y volcanes de la
Meli Witran Mapu.
Ngenechén estaba con ella.
Una noche, convertida en halcón, había sobrevolado el campamento de esos extraños hombres de piel
blanca como la muerte, los winka. Le había dolido el olfato la hediondez que emanaba de esos cuerpos
fajados en telas inmundas y tuvo que huir. La espantó el olor de sus barbas manchadas de comida, la
deslumbró el brillo de la luna adornando sables y yelmos.
Hace mucho tiempo que los venía sintiendo arrastrar sus metales sobre la piel de los valles. Había
escuchado llorar a la Pincoya y quejarse a los traukos cada vez que esos brujos blanquecinos como
pollos sin cocer destruían un poco más el corazón de la mamita que nos cuida.
La machi Alerayén era ya muy anciana, a pesar de ello nunca se había asomado a semejante negrura
como aquella noche en que decidió espiar a través de la pupila de un winka. Casi perdió la razón. Todo
su paisaje de ríos, montañas y helechos se hundió en un pozo espeso, giratorio, repleto de cárceles
oscuras, pestes, hogueras, cruces, clavos, espacios cerrados, ciudades hediondas a mierda y látigos. "Su
dios cuelga clavado de un tronco, como un trozo de carne para asar", su corazón le gritó en la cara y la
machi cayó aturdida, rodando entre los matorrales.
La machi Alerayén tuvo que mantenerse despierta durante siete días y siete noches, recibiendo las penas
de cientos de refugiados que arribaban cargados de desolación a la tierra mapuche.
Todos seguían el último mandato del ya desaparecido Consejo de Ancianos de las razas rojas: —Cada
hijo de la mama tierra que sobreviva a la jauría blanca y pueda cargar una lanza, deberá encaminar sus
pasos hacia el sur para unirse contra la barbarie. El corazón de nuestra tierra corre peligro.
Guerreros-águila del Anáhuac, México, mocetones quechuas, mujeres cocodrilo del Amazonas, jóvenes
shwar capaces de hacerse invisibles, chamanes jaguar del desierto de Atacama, soldados maya
conocedores del combate en los sueños; hombres de piel roja medio muertos de hambre, en harapos,
desfallecientes.
La machi sentía que el día de las lágrimas se acercaba y pidió consejo a las plantitas que hacen ver.
Quemó hierbas en torno a su rehue de canelo que se elevaba dos metros sobre el suelo y se hundía
doscientos bajo tierra para enterrarse en la cabeza de la serpiente que podría perderlos si no era
controlada de ese modo. El chamico (planta alucinógena) habló con ella sobre los tiempos que vendrían
36
y la machi lloró tanto que todas las vertientes de Tralco se amargaron para siempre llorando con ella.
Gotas gruesas como la miel manaron desde las cuencas vacías de la última chamana capaz de hablar con
las plantas de poder.
El chamico le habló sobre la pérdida de la memoria y la vergüenza, sobre la necesidad de mantener
oculto el corazón de América hasta mejores tiempos, la Kallfukura, la piedra azul. Le contó en voz baja,
mirándola desde adentro, acerca de infinitas cruces que se clavarían en el continente siguiendo un
exacto diagrama de acupuntura negra para debilitar la tierra y mantenerla adormecida, alimentando al
vampiro que se solazará en su leche. Le especificó la palabra que los mapuche deberán pensar como
protección cuando los retraten para el archivo de almas que usarían los gobernantes para su magia
negra. Le rogó que no capitularan en su defensa de la entrada a la ciudad bajo la cordillera.
La anciana suspiró, cansada y triste bajo su piel gruesa y oscura como corteza de araucaria.
—¡Madre machi! —gritó un joven guerrero que corría entre los árboles.
La anciana dejó de mirar a los ojos al chamico y la construcción cayó hacia arriba como agua estallando
contra el cielo.
Todas las aves dejaron de cantar.
Un escarabajo salió por el oído de la machi y ésta recuperó los colores y la definición de su imagen.
Giró la cabeza y murmuró: —Llegó el momento. No pensé que demorarían tan poco en encontrarnos.
—Madre machi —dijo el kona cayendo de rodillas, acezando—. El comedor de Sanpedro se comunicó
con la red de vigilancia. El chamán de Curacautín dice que una bandada de tordos apareció sobre los
campos del lonco y las aguas de todas las acequias se enturbiaron como la sangre. Asegura por su linaje
que esto no es cosa de kalkus o wekufes.
—Lo sé —interrumpió—; ayúdame a ponerme de pie y corre a decirle a nuestro lonko que haremos una
rogativa.
—Pero, un nguillatún requiere preparativos demasiado lentos y...
—Nadie preguntó tu opinión, impertinente. Tenemos sólo dos días, por eso te pedí que corrieras —
insistió ásperamente. El kona hizo una grosera mueca de molestia frente a los ojos vacíos de la vieja y
saltó entre la espesura separando enormes helechos y espantando una infinidad de aves de colores, que
volaron hacia los árboles como frutos regresando a sus ganchos.
—¡No creas que no te vi, Leftraru! —gritó la anciana agitando su bastón en el aire.
El nguillatún convocó a todos los loncos de la Meli Witran Mapu. También llegaron brujos de la
cordillera, antiguos pillanes y espíritus de los volcanes, también vinieron célebres guerreros
reencarnados en pumas, árboles o destellos de luz azul.
La machi habló fuerte, tan fuerte que hasta el Sol se detuvo para escucharla. Comenzó hablando sobre el
doloroso llanto de la mama tierra. De cómo la cruz que el europeo clavara allá en el norte la ancló para
siempre al mapa y ya no fue libre nunca más. Advirtió que si la resistencia fracasaba, vagarían perdidos
para siempre, ciegos y sordos tanteando el suelo como niños buscándose el alma entre las piedras.
Insistió en la necesidad de mantener la fe y la esperanza en el regreso de los verdaderos dioses blancos,
que yacen dormidos en la ciudad bajo la cordillera. Recordó que el pueblo mapuche tiene la dignidad de
"Guardianes de la Entrada" de esta ciudad y que no tienen otra alternativa que combatir hasta el final
protegiendo la llave que abre las montañas. Llorando les confesó que habían pasado ya dos lunas desde
que escuchó hablar por última vez, en susurros incoherentes, a la mama tierra y que desde entonces sólo
un gran vacío llenaba su mente y las montañas ya no le respondían. Les cuenta que teme lo peor. Los
aliados mágicos se desvanecen de pena, las aves sólo cantan y el paisaje comienza a olvidar quién es.
37
Informa que ya huele la marea infecta que se acerca por el horizonte, con sus corazones extraviados y la
espada presta. Que no tardarán una noche en estar a la vista, que deberán avanzar de inmediato para
evitar que crucen el río y contaminen el suelo de la Meli Witran Mapu con sus pies afilados y su
violencia sin sentido. Los conmina a retenerlos con buenas y malas artes porque no son humanos. Les
revela que hay un antiguo pacto con la oscuridad viviendo en sus corazones que los impulsa y los
pierde. Ruega que no retrocedan porque la verdadera batalla es mágica, que hay unas nubes negras
arrastrándose detrás de la jauría que no alcanza a distinguir. Les confiesa que necesitará tiempo, quizás
unos cientos de años, pero que confía en encontrar la manera de despertar a la mamita de nuevo.
Luego del rito, cientos de konas avanzaron entre gritos de trueno encabezando los ejércitos. Más atrás
caminaban, cansados pero decididos, los restos de las orgullosas castas guerreras de toda la América
roja, sus emblemas llenos de cicatrices en el cuerpo y en el alma, pero con la mirada de piedra aún
embelleciendo sus semblantes.
Cientos de brujos montados en cóndores obscurecieron el cielo a su paso. Abajo, traukos e invunches
brotaban de la tierra para sumarse a la resistencia. Vino el alerce. Las piedras y los riachuelos se
levantaron hombro con hombro contra el brujo europeo.
Una cruz se clavó en Loncoche.
El continente entró en estado de coma.
La machi ruega a viva voz, pero sólo el eco le devuelve la plegaria.
Jorge Baradit Morales nació en Valparaíso, Chile, en 1970. Diseñador
gráfico, omnívoro del cine y la literatura, gusta definirse como una
variante especial de surrealista, realista del sur... Jorge obtuvo una
Mención Honrosa en el Concurso de Cuentos de Ciencia Ficción
organizado por el fanzine Fobos, en el año 2003 y parece que finalmente
podremos leer su largamente esperada novela, Ygdrasil editada por el sello
Nova de Ediciones B.
Axxón 154 - Septiembre de 2005
38
AMOR CIBERNAUTA
DIEGO MUÑOZ VALENZUELA
Se conocieron por la red. Él era tartamudo y tenía un rostro de neanderthal: cabeza gigantesca, frente
abultada, ojos separados, redondos y rojos, dientes de conejo que sobresalían de una boca enorme y
abierta, cuerpo endeble y barriga prominente. Ella estaba inválida del cuello hacia abajo y dictaba los
mensajes al computador con una voz hermosa, pausada y clara que no parecía tener nada que ver con
ella; tenía el cuerpo de una muñeca maltratada. Fue un amor a primer intercambio de mensajes: hablaron
de la armonía del universo y de los sufrimientos terrestres, de la necesidad del imperio de la belleza y de
los abyectos afanes de los mercaderes de la guerra, de la abrumadora generosidad del espíritu humano
que contradice la miseria de unos pocos. Leían incrédulos las réplicas donde encontraban una mirada
equivalente del mundo, no igual, similar aunque enriquecida por historias y percepciones diferentes.
Durante meses evitaron hablar de sí mismos, menos aún de la posibilidad de encontrarse en un sitio real y
no virtual. Un día él le envió la foto digitalizada de un galán. Ella le retribuyó con la imagen de una
bailarina. Él le escribió encendidos versos de amor que ella leyó embelesada. Ella le envió canciones con
su propia voz, él lloró de emoción al escuchar esa música maravillosa. Él le narraba con gracia su
agitada vida social, burlándose agudamente de los mediocres. Ella le enviaba descripciones
pormenorizadas de sus giras por el mundo con compañías famosas. Ninguno de los dos jamás propuso
encontrarse en el mundo real. Fue un amor verdadero, no virtual, como los que suelen acontecernos en
ese lugar que llamamos realidad.
(Este minicuento pertenece al libro Ángeles y verdugos, Ed. Mosquito, Chile 2002.)
Diego Muñoz Valenzuela. Ha publicado los volúmenes de cuentos Nada ha terminado
(1984), Lugares secretos (1993), Ángeles y verdugos (2002), Déjalo ser (2003), y las
novelas Todo el amor en sus ojos (1990, 1999) y Flores para un cyborg (1997, 2003).
Distinguido en numerosos certámenes literarios, entre los cuales destaca el concurso de
Mejores Obras Literarias del Consejo Nacional del Libro en dos oportunidades: en cuento
publicado por Lugares Secretos en 1994 y en novela inédita por Flores para un Cyborg en
1996. Ha compilado varias antologías del cuento chileno: Contando el cuento (1986), Andar
con Cuentos (1992) y Cuentos en Dictadura (2003).
39
HISTORIA DEL CINE CIBERPUNK.
(Capítulo 25) 1992, Alien 3, Freejack
Alien 3, USA, 1992
Género: Ciencia Ficción - Terror
Director / Autor: David Fincher
Elenco: Sigourney Weaver, Charles Dance, Charles S.
Dutton, Lance Henriksen.
Sinopsis: Aparentemente la pesadilla había terminado.
La teniente Ripley venció “definitivamente” a los
aliens, por lo que se gano un merecido sueño
criogénico para regresar a la tierra. Pero como los
aliens más bien parecen cucarachas, nuevamente
vuelven a la carga y provocan que Ripley y sus amigos
aterricen de emergencia en un planeta-prisión habitado
por monjes criminales (?). Nuestra heroína
nuevamente tiene que pelear contra el monstruo con
ayuda de los reos, aunque no tienen armas. La
compañía Weyland – Yutani se ha enterado de lo
sucedido, por lo que rápidamente se dirige al planeta-prisión para atrapar a la mascota que siempre han
querido, pero que nunca han capturado.
Crítica: ¿Qué pasó aquí?. ALIEN el octavo pasajero y ALIENS el regreso son películas memorables,
pero la tercera parte de ésta historia es decepcionante. Si bien yo no quería que Alien 3 repitiera la
fórmula de balazos y acción, tampoco quería una película con una historia simplona e intrascendente. Se
nota que la hicieron al vapor.
¿Quién tuvo la culpa? Los actores no, por que hicieron bien su trabajo, incluso algunos de ellos se
lucieron interpretando a sus personajes (Clemens, Morse, Andrews y Aarón “85”). Aunque H. R. Giger
regresó para rediseñar al monstruo en Alien 3, en los créditos no se le concedió tal reconocimiento, sino
que más bien se le acredita por el diseño original del Alien. Este fue el comienzo de una riña entre H.R.
Giger y 20th Century Fox.
Por otra parte, el compositor Ellioth Goldenthal tampoco tuvo la culpa, por que su música es de lo mejor
de la película.
Los “defectos” especiales de Alec Gillis y Tom Woodroof tambien participaron en el pecado, por que
hay escenas donde inmediatamente se nota que el monstruo es una miniatura sobrepuesta en la imagen,
y en más de una ocasión es evidente que utilizaron pinturas para ahorrar dinero y no construir
completamente un escenario. Pero, ¿Y el director?. ¡Sí, él es uno de los culpables, hay que crucificarlo!.
Tal vez David Fincher sea un genio como director de videos musicales, y ahora muchos lo consideran
un gran director de cine (yo no), pero en Alien 3 su trabajo es mediocre; en ocasiones parece que en
lugar de una película de terror, estas viendo un video-clip. Aunque a su favor, hay que aceptar lo
siguiente: ¡Los de la compañía son los principales responsables de esta decepcionante película!, pero no
los de Weyland – Yutani, sino los de 20th Century Fox, ya que por estar exprimiendo la franquicia y
entrometerse con el director (a quien no dejaron trabajar a gusto), se les ocurrieron ideas disparatadas
como aquella donde el alien sale de un perro (que bueno que no se les ocurrió que saliera de una vaca
¡Imagínate un alien con ubre!, o de una gallina ¡Un alien con alas, cacaraqueando y empollando sus
huevos!). Otro monumento a la exageración fue aquella escena donde el alien no muere guisado cuando
le vacían ¡plomo fundido!.
40
Los trailers de Alien 3 fueron horribles: uno de ellos es prácticamente una copia del que se hizo para
Alien (1979), pero con una actualización de textos mal elaborada. Otro trailer promocional comienza
con una imagen que muestra a la bestia rugiendo en la cara de Ripley, y en ese momento se escucha una
voz que dice: “The bitch is back” (y uno se pregunta: ¿Cual de las dos es la “bitch”?)
En fin, esta película es el patito feo de la tetralogía, aunque con el transcurso del tiempo ha ganando
aceptación entre los fanáticos de la serie.
Freejack, sin identidad 1992
Título original: Freejack
Año: 1992
Compañía: Morgan Creek Productions
Director: Geoff Murphy
Guión: Robert Sheckley, Steven Pressfield
Actores:
Emilio Estevez, Alex Furlong, Mick Jagger, Victor
Vacendak, Rene Russo, Julie Redlund, Anthony
Hopkins, McCandless, Jonathan Banks, Mark
Michelette
SINOPSIS
Cazarrecompensas del futuro invaden el presente
en busca de nuevos cuerpos para unos millonarios.
Una película futurista de máxima acción. Juato
antes de estrellarse, el piloto de carreras Alex
Furlong (Emilio Estévez) es evacuado de la cabina
de su coche y transportado al futuro en el año
2,009. Cuando recupera la conciencia se encuentra
con una realidad que le resulta inquietante y
conocida al mismo tiempo. Para Alex Furlong tan
sólo hace unas horas que la realidad tenía sentido
pero para el mundo han transcurrido 18 años, y las
cosas ya no son como un día fueron. Está muerto…y luchando por su vida. Es un prófugo ("freejack"),
un extraño en el más extraño de los mundos y Vancendak (Mick Jagger), un implacable buscador
("bonejacker") puede conseguir una recompensa inimaginable si es capaz de entregarlo.
La escasez de recursos económicos no impidió al film de Geoff Murphy ofrecer un espectáculo de
ciencia-ficción coherente y entretenido, además de contar con un curioso reparto, encabezado por
Emilio Estevez y Rene Russo, con Anthony Hopkins como villano y la participación de Mick Jagger. La
película ofrece otro punto de vista sobre los viajes en el tiempo y desarrolla un argumento entretenido
capaz de soportar la rutina en la que acaba convertido el espectáculo de acción.
Descargar