Apuntes sobre el principio ne bis in idem Alma Beltrán y Puga Abogada (ITAM) y Maestra en Derecho (Universidad de Columbia, NY) Javier Couso Abogado (PUC) y Doctor en Derecho (UC-Berkeley) Este ensayo aborda el desarrollo jurisprudencial en México y en los estándares internacionales de derechos humanos de un aspecto central del principio constitucional del debido proceso, esto es, aquel que dispone que “nadie puede ser juzgado y castigado dos veces por la misma causa”, denominado ne bis in idem. El planteamiento que haremos abarca dos preguntas: a) ¿Cómo ha interpretado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) los principios o derechos constitucionales que podrían verse vulnerados cuando un mismo hecho es sancionado dos veces por el Estado en uso de su potestad punitiva?; y b) ¿Qué estándares internacionales de derechos humanos pueden abonar la tesis que dicha duplicidad de sanciones atenta contra los derechos humanos garantizados en la Constitución Mexicana y en los tratados internacionales? I. El principio ne bis in idem: su desarrollo en la doctrina y en la jurisprudencia constitucional La Constitución Política Mexicana recoge el principio ne bis in idem en el artículo 23, al establecer que: “Ningún juicio criminal deberá tener más de tres instancias. Nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, ya sea que en el juicio se le absuelva o se le condene. Queda prohibida la práctica de absolver de la instancia.” En virtud de este precepto, la doble sanción por unos mismos hechos representa una vulneración al debido proceso, particularmente al principio de exclusión de la doble sanción sobre los mismos hechos (conocida en el derecho anglosajón como ‘double jeopardy’). Si bien la prohibición del ne bis in idem se encuentra explícitamente consagrada en la mayoría de las constituciones latinoamericanas1, hay otras de las cuales se puede desprender de los derechos al debido proceso y las garantías judiciales.2 Por su parte, en el derecho internacional de los derechos humanos el 1 Veáse, Constituciones de Brasil, Artículo 5, fr. XXXVI; Colombia, Artículo 29, párrafo 3; Costa Rica, Artículo 42; Honduras, Artículo 95; Nicaragua, Artículo 34.9; Panamá, Artículo 32; Paraguay, Artículo 64; República Dominicana, Artículo 8.2, inciso h); y Venezuela, Artículo 60.8. 2 Por ejemplo, la Constitución de Chile establece en su artículo 19, N°3, inciso 6° que: “Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos.” La Constitución de Cuba, en su Artículo 58, considera que: “Nadie puede ser encausado o condenado sino por tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y con las formalidades y garantías que estas establecen.” 1 referido principio se encuentra explícitamente reconocido en el artículo 14.7 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos3, en el Artículo 8.4. de la Convención Americana de Derechos Humanos4 y en el 4.1 del Protocolo 7º de la Convención Europea de Derechos Humanos.5 Por otra parte, cabe subrayar que este principio ha sido, desde tiempos inmemoriales, universalmente considerado como uno de los aspectos más importantes del debido proceso.. En efecto, ya en el año 355 A.C., Demóstenes aseguraba en su “Discurso contra Leptines” que “las leyes prohíben que el mismo hombre sea enjuiciado dos veces por el mismo hecho”.6 De acuerdo a la doctrina, existen dos hipótesis en que la prohibición establecida por el principio del ne bis in idem procede. Primero, cuando se pretende perseguir o sancionar nuevamente a una persona que ya ha sido condenada por unos mismos hechos. Segundo, cuando se pretende perseguir o sancionar a una persona que ya ha sido absuelta por unos mismos hechos. Adicionalmente, existe acuerdo en que el ne bis in idem supone la prohibición de volver a perseguir penalmente un acto cuando se da la siguiente triple identidad: a) que se trate de esencialmente los mismos actos; b) que se trate de los mismos sujetos involucrados y, c) que el hecho sancionado lo sea por el mismo fundamento legal.. De acuerdo a van Bockel (2010), los valores que subyacen al ne bis in idem incluyen: “la libertad individual; la protección de los derechos humanos; la protección frente a abusos del estado; la justicia; la proporcionalidad; el estado de derecho; la certeza y la seguridad jurídicas; el debido proceso; el respeto a la cosa juzgada; la eficacia prosecutorial; y la paz y el orden social.”7 Adicionalmente, y como lo señala Fletcher (2007), la doble persecución de un sujeto por un mismo acto inevitablemente conlleva: “costos duplicados de representación legal; la reiteración de medidas coercitivas contra el perseguido y su propiedad; y la carga sicológica asociada a procesos sancionatorios interminables y a la ausencia de un horizonte claro que ponga término al proceso”.8 Las consideraciones de Fletcher respecto de los valores jurídicos que 3 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Artículo 14.7: “Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país.” 4 Convención Americana de Derechos Humanos, Artículo 8.4: “El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos.” 5 Convenio Europeo de Derechos Humanos, Protocolo 7, Artículo 4.1: “Nadie podrá ser perseguido o condenado penalmente por los tribunales del mismo Estado, por una infracción por la que ya hubiera sido absuelto o condenado en virtud de sentencia firme conforme a la ley y al procedimiento penal de ese Estado.” 6 Citado por Bas Van Bockel, en The Ne Bis in Idem Principle EU Law, Wolters Kluwer (2010), pág. 2. 7 Ibid, pág. 4 8 Véase, M. Fletcher, “The problem of multiple criminal prosecutions: building an effective EU response”, Yearbook of European Law, (2007) disponible en: http://eprints.gla.ac.uk/3811/ 2 protege el ne bis in idem se suman a otras planteadas por la doctrina comparada, y que resume Ingraham: “Entre las justificaciones se pueden mencionar, la finalidad de los veredictos, consideraciones de justicia y el otorgar a los acusados la posibilidad de dar por cerrado el proceso. Adicionalmente, el ‘double jeopardy’ protege contra la posibilidad de que los fiscales abusen de su poder (…).”9 Por otra parte, la articulación del ‘punto’ de evitar el double jeopardy se ve reforzada por lo establecido en la jurisprudencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos. En efecto, hace ya medio medio siglo dicha Corte resolvió en Fong Foo v. United States (1962) que la prohibición del double jeopardy busca evitar: "la humillación, los gastos excesivos, la ansiedad y la inseguridad”.10 Posteriormente, la misma Corte estableció que la garantía contra el double jeopardy busca dar “seguridad psicológica” a los acusados, así como evitar “la humillación, los gastos y las miserias” que el enfrentar sucesivos procesos por las mismas ofensas conlleva, y que “fuerzan a los afectados a vivir en un continuo estado de ansiedad e inseguridad, al tiempo que aumentan la posibilidad de que incluso un inocente sea declarado culpable.”11 Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha considerado que el artículo 23 constitucional proscribe ser juzgado dos veces por el mismo delito, lo que significa que “el enjuiciado no debe ser sometido a una doble sentencia ejecutoriada, esto es, con la calidad de cosa juzgada, lo que no ocurre cuando no se ha dictado una sentencia definitiva incontrovertible en el proceso penal de que se trata.”12 Asimismo, de acuerdo con los criterios jurisprudenciales de los Tribunales Colegiados, la prohibición constitucional del “doble juicio” no implica “necesariamente que deban llevarse a cabo dos procesos que culminen con sentencias, ya sean absolutorias o condenatorias, pues se trata de proteger con dicha norma jurídica a los gobernados para que éstos no sean sometidos a dos juicios o procesos por los mismo hechos delictivos, sin que deba entenderse el término ‘procesar’ como sinónimo de ‘sentenciar’.”13 La jurisprudencia constitucional mexicana también ha refrendado que lo que se protege a través de este principio son “las garantías de seguridad jurídica y libertad personal del acusado, dado que impide un doble procesamiento por la 9 Ingraham, Debra, 54 Washington and Lee Law Review (1997), pág. 1198. Véase Fong Foo v. United States, 369 U.S. 141 (1962), citado en David L. Kane, “The Applicability of the Double Jeopardy Right to Corporations”, Duke Law Journal, 1977, pág. 732. 11 Véase, Caso Benton v. Maryland, 395 U.S. 784, 796 (1969). Citado en Ingraham, ibid., pag. 1198. 12 SCJN, “AMPARO DIRECTO EN MATERIA PENAL. SUS EFECTOS CUANDO SE CONCEDE POR INCOMPETENCIA POR RAZÓN DE FUERO DEL JUEZ DE PRIMERA INSTANCIA”, Tesis: P. XVI/2013 [TA]; 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1; Pág. 358. 13 Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, “NON BIS IN IDEM. VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE.” Tesis: I.3o.P.35 P, [TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo VIII, Octubre de 1998; Pág. 1171. 10 3 comisión de un mismo delito.”14 Cabe destacar que la SCJN ha distinguido dicho principio de la reincidencia de un delito en materia penal, considerando que no se ejerce un doble enjuiciamiento en este caso, “ya que al actualizarse la reincidencia no está sujetándose nuevamente al procesado a una causa por los mismos hechos delictivos por los que anteriormente había sido sentenciado.”15 De igual manera, la SJCN ha señalado que en el concurso real de delitos, la imposición de las penas inherentes a cada uno de los tipos básicos integrantes del concurso, además de sus respectivas calificativas (sean agravantes o atenuantes), no implica una violación al derecho fundamental non bis in idem previsto en el artículo 23 de la Constitución Mexicana.16 Como se advierte de lo enunciado por la doctrina y la jurisprudencia transcrita, los valores que subyacen al ne bis in idem (o double jeopardy) atañen a los aspectos medulares de un estado constitucional de derecho, así como a un sentido básico de justicia, lo que explica que –como observamos más arriba— ya en la antigüedad clásica este principio fuera identificado como un aspecto fundamental de todo ordenamiento jurídico. En síntesis, el principio ne bis in idem: a) representa un aspecto sine qua non del derecho constitucional a un debido proceso; b) ha sido considerado un elemento crucial de todo ordenamiento jurídico civilizado desde tiempos inmemoriales; c) forma parte integral del catálogo de derechos fundamentales, en virtud de lo dispuesto por el artículo 23 de la Constitución Política de la República en relación al 14.7 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos; y el 8.4 de la Convención Americana de Derechos Humanos; y 14 Tesis: XXIII.3o. J/4, “VAGANCIA Y MALVIVENCIA. EL ARTÍCULO 190 DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE AGUASCALIENTES, AL PREVER PARA LA CONFIGURACIÓN DEL CUERPO DEL DELITO QUE EL ACTIVO TENGA MALOS ANTECEDENTES COMPROBADOS POR LOS ARCHIVOS JUDICIALES, TRANSGREDE LAS GARANTÍAS DE SEGURIDAD JURÍDICA Y LIBERTAD PERSONAL QUE TUTELA EL PRINCIPIO NON BIS IN IDEM, CONTENIDO EN EL ARTÍCULO 23 CONSTITUCIONAL.” [J]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XVI, Octubre de 2002; pág. 1301. 15 SJCN, “REINCIDENCIA. EL ARTÍCULO 33 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE VERACRUZ QUE ESTABLECE CUÁNDO SE ACTUALIZA, NO VIOLA EL DERECHO FUNDAMENTAL NON BIS IN IDEM.” Tesis: 1a. CXLIII/2013, [TA]; 10a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1; pág. 573. 16 SCJN, Tesis: 1a./J. 97/2012, “CONCURSO REAL DE DELITOS CALIFICADOS. LA AUTORIDAD JUDICIAL DEBE IMPONER LAS PENAS INHERENTES A CADA UNO DE LOS TIPOS BÁSICOS, ADEMÁS DE SUS RESPECTIVAS CALIFICATIVAS, SIN QUE ELLO IMPLIQUE UNA VIOLACIÓN AL DERECHO FUNDAMENTAL NON BIS IN IDEM PREVISTO EN EL ARTÍCULO 23 CONSTITUCIONAL.” [J]; 10a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; Libro XVI, Enero de 2013, Tomo 1; pág. 551. 4 d) busca proteger valores constitucionales e internacionales de la mayor importancia, como lo son la seguridad y la certeza jurídica, la libertad personal y la protección contra el abuso de agentes del estado. II. El principio ne bis in idem en los estándares internacionales de derechos humanos Como lo señala el Comité de Derechos Humanos, la mayoría de los Estados establecen una clara distinción entre la reanudación de un proceso justificada por circunstancias excepcionales y el “doble juicio”, cosa prohibida en virtud del principio ne bis in idem contenido en el Artículo 14.7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.17 Si bien esta disposición es similar a la comprendida en el artículo 8.4 de la Convención de Derechos Humanos, hay quienes sostienen que la redacción del Pacto es más comprensiva que la de la Convención Americana, que sólo se refiere a que la persona inculpada “absuelta” no pueda ser juzgada doblemente por los mismos hechos.18 Sin embargo, ambas disposiciones deben interpretarse de la manera más favorable a la persona, por lo que sería incongruente que no se aplicara la prohibición de doble juicio en casos de personas inculpadas “condenadas”, lo cual iría en contra de las garantías judiciales establecidas en el propio artículo 8 de la Convención Americana. En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), ha señalado que dicho principio “busca proteger los derechos de los individuos que han sido procesados por determinados hechos para que no vuelvan a ser enjuiciados por los mismos hechos”, confiriendo la Convención Americana un beneficio amplio a la víctima al utilizar la expresión “los mismos hechos” y no “el mismo delito”.19 La Corte ha reiterado que el principio ne bis in idem se sustenta en la prohibición de un nuevo juicio sobre los mismos hechos que han sido materia de la sentencia dotada con autoridad de cosa juzgada en su jurisprudencia.20 La Corte IDH aplicó por primera vez el principio ne bis in idem en el Caso Loayza Tamayo Vs. Perú (1997), considerando al Estado peruano responsable por la violación al artículo 8.4 de la Convención, al ser juzgada la señora María Elena Loayza Tamayo en la jurisdicción ordinaria por los mismos hechos por los que 17 Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 13, Administración de justicia (artículo 14), U.N. Doc. HRI/GEN/1/Rev.9,Vol.I, (1984) párr. 19. 18 Ver comentarios de Julio Maier al artículo 8.4 de la Convención Americana en Carolina Loayza y Nicolás Piérola, El principio non bis in ídem y su tratamiento en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos: el Caso de Loayza Tamayo, p. 837, disponible en: 19 Corte IDH, Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Fondo, párr. 66. 20 Véase, Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Fondo. Caso Mohamed Vs. Argentina, Sentencia de 23 de noviembre de 2012. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. 5 había sido absuelta en la jurisdicción militar.21 La Corte IDH ha ido robusteciendo su jurisprudencia sobre los límites y alcances de la justicia militar, reiterando que su aplicación a civiles viola las normas del debido proceso establecidas la Convención Americana sobre el derecho a un juez competente, independiente e imparcial (artículo 8.1).22 Por lo tanto, en casos posteriores al de Loayza, los alegatos referentes a la violación al principio ne bis in idem cuando una de las sentencias es pronunciada por un juez militar, se han subsumido en violaciones al debido proceso (artículo 8.1).23 Por otra parte, la Corte ha señalado que el principio ne bis in idem no es absoluto, y no resulta aplicable cuando: i) la actuación del tribunal que conoció el caso y decidió sobreseer o absolver al responsable de una violación a los derechos humanos o al derecho internacional obedeció al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad penal; ii) el procedimiento no fue instruido independiente o imparcialmente de conformidad con las debidas garantías procesales, o iii) no hubo la intención real de someter al responsable a la acción de la justicia. 24 Al examinar las consideraciones del Estado de Chile en el Caso Almonacid, la Corte IDH señaló que el Estado no podrá argumentar prescripción, irretroactividad de la ley penal, ni el principio ne bis in idem para excusarse de su deber de investigar y sancionar a los responsables de un crimen de lesa humanidad.25 Por lo tanto, cuando la sentencia sea pronunciada en las circunstancias indicadas arriba se produce una cosa juzgada “aparente” o “fraudulenta”, siendo posible re-abrir las investigaciones si aparecen nuevos hechos o pruebas que puedan permitir la determinación de los responsables de violaciones a los derechos humanos. Incluso, “si existe un sentencia absolutoria en calidad de cosa juzgada, puesto que las exigencias de la justicia, los derechos de las víctimas y la letra y espíritu de la Convención Americana desplaza la protección del ne bis in idem.”26 21 Caso Loayza Tamayo, op.cit., párr. 77. Véase Corte IDH, Caso Durand y Ugarte, Vs. Perú. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Fondo. párr. 117; Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Sentencia de 26 septiembre de 1999. Fondo, párr. 151; Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, Sentencia de 30 de mayo de 1999. Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 128; Caso Fernández Ortega y Otros Vs. México. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. 23 Véase, Corte IDH, Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Fondo, párr. 140. 24 Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, Sentencia de 26 de septiembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 154. 25 Ibid, párr. 151. El caso se refiere a la presunta falta de investigación y sanción de los responsables de la ejecución extrajudicial del señor Almonacid Arellano, a partir de la aplicación del Decreto Ley No. 2.191, ley de amnistía, adoptada en 1978 en Chile. 26 Idem. La Corte IDH consideró que la causa penal fue llevada por tribunales que no guardaban la garantía de competencia, independencia e imparcialidad. Por lo tanto, la aplicación del Decreto Ley No. 2.191 consistió en sustraer a los presuntos responsables de la acción de la justicia y dejar el crimen cometido en contra del señor Almonacid Arellano en la impunidad. En consecuencia, el 22 6 En casos posteriores sobre detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, la Corte ha reiterado estos criterios, indicando que el Estado debe remover todos los obstáculos, de facto y de jure, que mantienen la impunidad, e iniciar las investigaciones que sean necesarias para determinar a las personas responsables de las violaciones, sin que se pueda argumentar como excusa el principio ne bis in idem.27 Si bien el ne bis in idem fue originalmente concebido para evitar sancionar penalmente a una o más personas por unos mismos actos, tanto la doctrina como la jurisprudencia europea han establecido categóricamente que, cuando se ha aplicado una sanción administrativa que es seguida de una persecución penal a las mismas personas que perpetraron los hechos que dieron lugar a la sanción administrativa, debe considerarse que también se está violando el ne bis in idem, puesto que debe reputarse que el ejercicio de potestades administrativosancionatorias es también expresión del poder punitivo del Estado. En la doctrina europea, esta posición ha sido defendida recientemente por Huet, Koerin Joulin y van Bockel, ya que “no existe ninguna diferencia en la naturaleza de sanciones administrativas y penales ya que ambas tienen la misma finalidad represiva”.28 Asimismo, argumentan que “en muchas instancias, la única distinción entre sanciones penales y sanciones administrativas se relaciona con la naturaleza del órgano público o agencia que la dispone (el ministerio público, el juez, o una agencia administrativa). Pero incluso esa distinción ‘orgánica’ no es absoluta. En muchos estados miembros (de la Unión Europea) existen agencias gubernamentales que tiene la facultad de imponer sanciones de naturaleza tanto penal como administrativa.”29 El abandono de la doctrina de que la naturaleza del órgano determina el carácter penal o administrativo de sanciones estatales que tienen la misma finalidad represiva ha sido aceptada además por la jurisprudencia europea. En efecto, la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) resolvió en el Caso Zolotukhin v. Russia30 que se vulnera el debido proceso cuando un mismo acto cometido por una misma persona es objeto de dos persecuciones sucesivas: una de carácter administrativo-sancionatoria y otra de carácter estrictamente penal.31 Estado no puede auxiliarse en el principio de ne bis in idem, para no cumplir con lo ordenado por la Corte. 27 Véase, Corte IDH, Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia. Sentencia de 1 de septiembre de 2010. Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 237, b). 28 Véase, Van Bockel, op. cit,pág. 74. 29 Idem. 30 Véase Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH), Caso Sergey Zolotukhin v. Russia, (Grand Chamber), Febrero 10, 2009 (Appl. No. 1493/03), párrs. 83 y ss. El resumen de este caso y análisis del mismo puede encontrarse en el sitio web: http://www.londonmet.ac.uk/researchunits/hrsj/affiliated_centres/ehrac/ehrac-litigation/case-summaries/criminal-justice/zolotukhin-vrussia.cfm 31 El Caso Sergey Zolotukhin v. Russia vino a coronar una vasta jurisprudencia que fue gradualmente perfilando el entendimiento que la CEDH tiene actualmente de la naturaleza y 7 En su fundamentación de su sentencia en Zolotukhin v. Russia, la CEDH comenzó describiendo la forma en que la noción de la ‘ofensa’ es definida en distintos instrumentos internacionales, incluyendo la Convención Europea y la Americana de Derechos Humanos, concluyendo que la noción de una “misma ofensa” se refiere al “mismo acto”.32 Luego, la CEDH analizó si el procedimiento administrativo sancionador utilizado originalmente en el Caso Zolotukhin tuvo en efecto una naturaleza asimilable a lo penal. Basado en los tres criterios establecidos en Engel y otros v. Holanda,33 la Corte Europea de Derechos Humanos concluyó que el afectado fue procesado en la vía penal por los mismos actos que en el primer set de procedimientos ‘administrativos’, siendo el procedimiento administrativo sancionador asimilable a uno de naturaleza penal, por lo que existió una violación al artículo 4 del Protocolo 7 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que consagra el ne bis in idem. En las palabras de la CEDH: “el concepto de ‘la misma ofensa’ debe ser interpretado como una prohibición contra un segundo proceso o persecución que está basado en hechos que son los mismos, o esencialmente los mismos, que los del primer procedimiento. Los hechos relevantes son hechos que derivan de la misma persona y están conectados en tiempo y en espacio”.34 La doctrina y la jurisprudencia comentada recién analizada confirma un antiguo fallo del Tribunal Constitucional de España que, ya en 1981, había establecido que: El principio general del derecho conocido por ne bis in idem supone, en una de sus más conocidas manifestaciones, que no recaiga duplicidad de sanciones administrativa y penal- en los casos en que se aprecie la identidad del sujeto, hecho y fundamento sin existencia de una relación de supremacía especial de la Administración -relación de funcionario, servicio público, concesionario, etc....- que alcance del principio ne bis in idem. Entre los casos previos mencionados por Van Bockel, se encuentran: C-397/03 Archer Daniels Midland and Archer Daniels Midland Ingredients v. Comm’n, 18 Mayo de 2006; T-64/06, FLS Plast v. Comm’n, 22 de abril de 2006; T-423/05, Olympiaki Aeroporia Ypiresies v. Comm’n, 25 de marzo de 2006; T-39/06, Transcatab v. Comm’n, 24 de marzo de 2006; C-289/04, Showa Denko v. Comm’n, 19 de enero de 2006; C-308/04, SGL Carbon v. Comm’n, 19 de enero de 2006; C-328/05, SGL Carbon v. Comm’n, 12 de noviembre de 2005; T38/02, Groupe Danone v. Comm’n, 25 de octubre de 2005; C-416/02, Comm’n v. Spain, 8 de septiembre de 2005; C-304/02, Comm’n v. Francia, 12 de julio de 2005; C-189/02 P, Dansk Rørindustri v. Comm’n, 28 de junio de 2005; T-71/03, Tokai Carbon v. Comm’n, 15 de junio de 2005; T-11/05, Wieland-Werke y Otros v. Comm’n, 16 de abril de 2005; C-455/02, Sgaravatti Mediterranea v. Comm’n, 29 de abril de 2004; T-236/01, Tokai Carbon v. Comm’n, 29 de abril de 2004; C-196/03, Lucaccioni v. Comm’n, 19 de marzo de 2004; T-410/03, Hoechst v. Comm’n, 6 de marzo de 2004; T-245/03, FNSEA y Otros v. Comm’n, 21 de enero de 2004. Véase, Van Bockel, op.cit., pág. 107. 32 Veáse Caso Sergey Zolotukhin v. Russia, op.cit., párr. 84. 33 CEDH, Caso Engel y otros v. the Netherlands (5100/71), 1976, estableciendo que para que el principio del ne bis in idem proceda debe determinarse si: a) ambas sanciones o persecuciones están son basadas esencialmente en los mismos hechos y, b) si ambas sanciones o persecuciones atañen a esencialmente a las mismas personas. 34 Veáse Caso Sergey Zolotukhin v. Russia, op.cit., pág. 84. 8 justificase el ejercicio del ius puniendi por los Tribunales y a su vez de la potestad sancionadora de la Administración.35 Más recientemente, y producto de su carácter como un principio general de derecho, el ne bis in idem ha sido explícitamente reconocido por la Corte Europea de Derechos Humanos como un principio fundamental del derecho europeo de la libre competencia.36 Asimismo, la doctrina española sostiene que una adecuada interpretación del ne is in idem debiera hacer extensivo el principio a persecuciones penales sucesivas a sanciones administrativas aplicadas a una misma persona por unos mismos hechos. De acuerdo con el jurista chileno Enrique Alcalde, esto último es así por las siguientes consideraciones jurídicas: (i) La unidad y coherencia que caracterizan el sistema jurídico impiden que una misma situación pueda ser simultáneamente tratada por órganos estatales distintos, lo cual, de aceptarse, implicaría un quiebre de su lógica interna; (ii) Dado que la imposición de cualquiera sanción —administrativa o penal— supone que el órgano público al cual se le ha encomendado su aplicación deba proceder a una calificación jurídica de los hechos, admitir la duplicidad de sanciones que importa el bis in idem podría traducirse en el absurdo de que ante igual sustrato fáctico, la reacción estatal pudiera ser diversa; y (iii) Dentro de los principios generales del Derecho, la seguridad jurídica, de un modo mediato, y la proporcionalidad como criterio limitativo de toda intervención estatal, de manera inmediata, conllevan la necesidad de evitar que el Estado pueda ocuparse dos o más veces de ‘lo mismo’ a pretexto de ser diversos los órganos a los cuales se atribuye competencia en tal sentido (…).37 Como se puede advertir, tanto la doctrina como la jurisprudencia europea contradicen frontalmente la obsoleta teoría que identifica la naturaleza jurídica de las sanciones de acuerdo al órgano que las decreta y que, consiguientemente, atribuye una naturaleza administrativa a las sanciones impuestas por órganos administrativos y una naturaleza penal a las sanciones impuestas por órganos jurisdiccionales de tipo penal. Contrastando con esta forma mecánica y nominalista de identificar el tipo de sanción de que se trate, la jurisprudencia mencionada en esta sección confirma que en décadas recientes se ha vuelto cada vez más frecuente que órganos administrativos ejerzan en los hechos funciones jurisdiccionales e impongan sanciones de carácter en efecto penal. En este sentido, resulta relevante mencionar el fallo Alessandri Rodríguez con Dirección de Impuestos Internos (1965), en el que la Corte Suprema de Chile 35 Sentencia del Tribunal Constitucional de España, Sala Primera. STC 2/1981, de 30 de enero de 1981 (BOE núm. 47, de 24 de febrero de 1981). 36 Van Bockel, op. cit., pág. 45. 37 Véase Enrique Alcalde “Non bis in idem y penas administrativas”, en El Mercurio Legal, 18 de junio de 2012, disponible en: http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/AnalisisJuridico/2012/06/18/Non-bis-in-idem-y-penas-administrativas.aspx. Alcalde también menciona otro fallo de la Corte Suprema en abono de su tesis (RDJ, t. XLVIII, Nºs 1 y 2, Secc. IV, 1951). 9 argumentó también en favor de la naturaleza penal de algunas sanciones impuestas por órganos administrativos:“las sanciones administrativas no mudan su naturaleza de verdaderas penas por la mera circunstancia de no haber sido establecidas por leyes exclusivamente criminales, ni por el hecho de que su aplicación corresponda a organismos distintos de los tribunales de justicia.”38 En virtud de lo anteriormente expuesto, las tesis jurisprudenciales de la SCJN y de los Tribunales Colegiados de Circuito que hemos revisado se encuentran en consonancia con los estándares de protección interamericanos, ya que consideran al principio ne bis in idem como un elemento fundamental del debido proceso, proscribiendo el doble enjuiciamiento. Asimismo, la interpretación judicial que se haga en futuros casos donde se puede vulnerar este derecho debe plegarse a las técnicas de interpretación reconocidas en la Constitución (el principio pro persona y la interpretación conforme) así como a los principios de derechos humanos contenidos en los tratados internacionales de los que México es parte. En este sentido, el significado de expresiones como “los mismos hechos” o lo que debe entenderse por “cosa juzgada” a nivel internacional, deben orientar la interpretación judicial y la aplicación de las normas por las autoridades penales y administrativas. En consonancia con lo expresado por la SCJN, así como por otras cortes nacionales, nos parece que la jurisprudencia internacional citada en relación al alcance y naturaleza del ne bis in idem es especialmente relevante para la interpretación de dicho principio constitucional. Asimismo, se desprende de los estándares internacionales de derechos humanos que el ordenamiento jurídico mexicano hace extensiva la prohibición del ne bis in idem a situaciones en que una sanción (o absolución) decretada en un proceso administrativo sancionatorio es seguida por una persecución (o sanción) penal. 38 Suprema Corte de Justicia de Chile, Alessandri Rodríguez con Dirección de Impuestos Internos (1965). CS 27.12.1965 en RD 62 (1965) 2.3, págs. 114-119. 10