“Análisis comparado de las relaciones laborales en la administración pública latinoamericana”. CLAD, 2002 México Estudio elaborado por José Alberto Bonifacio y Graciela Falivene, por encargo del BID 3. Reglas, procedimientos y dinámica de las relaciones laborales y condiciones de empleo 3.2 Características y tendencias: consulta y negociación Los trabajadores cuyas relaciones de trabajo se rigen por el Apartado “B” del artículo 123 de la Constitución, encuadran en el artículo 1º de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado (LFTSE), estando sus derechos mencionados en la fracción X del apartado. Allí se establece que los trabajadores tendrán el derecho de asociarse para la defensa de sus intereses comunes, hacer uso del derecho de huelga previo el cumplimiento de los requisitos que determine la ley, respecto de una o varias dependencias de los poderes públicos, cuando se violen de manera general y sistemática los derechos que el artículo consagra. En su artículo 4° la Ley establece que los trabajadores del Estado (Apartado B del artículo 123 constitucional), se dividen en dos grupos: de confianza y de base. Los primeros son descriptos por medio de un extenso listado de funciones, cuyo denominador común es tener algún tipo de responsabilidad de gestión o directiva, de supervisión, control o manejo de recursos, así como asistentes de confianza de los funcionarios. Los trabajadores de base son definidos por exclusión: son aquéllos cuyas funciones no están enumeradas entre las de confianza, correspondiendo que con la creación de un cargo no previsto, se determine su categoría. Los trabajadores de base son inamovibles, y los que ingresan obtienen la estabilidad después de seis meses de cumplimiento de su trabajo a satisfacción del superior. Entre los trabajadores de confianza se hace una distinción en dos grupos: plazas de Confianza A, que no tienen estabilidad y corresponden en sentido estricto al artículo 5° de la LFTSE, mientras que los de Confianza B son trabajadores de base promocionados, que no pierden su condición. En 1996, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad del art. 1° de la LFTSE porque discrepa en el caso de las instituciones descentralizadas con el Apartado "B", quedando desde entonces limitado éste a los trabajadores de los Poderes de la Unión y del Gobierno del Distrito Federal, y afectando más de la mitad de los sindicatos que formaran parte de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE). Así, aquellos trabajadores pasan al ámbito de la Ley Federal del Trabajo, quedando fuera de la competencia del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje en materia de conflictos laborales, para depender en esta materia de las juntas de conciliación y arbitraje. Queda así consagrada la falta de estabilidad de los trabajadores de confianza y el menoscabo de los derechos colectivos del Apartado “B” se hace evidente en relación con el Apartado "A" del artículo 123 constitucional, además del diferente tratamiento procesal para los conflictos respectivos, al estar sometidos los del Apartado "A" a las Juntas de Conciliación y Arbitraje y los del “B” al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje. Los estados que han dictado las respectivas leyes siguen el modelo del Apartado “B” y de su ley reglamentaria y no del Apartado “A” . Se sostiene que el Título Cuarto (incisos 69 al 109) de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, al reglamentar estos derechos, los anula impidiendo su ejercicio. 1 Por una parte, los trabajadores sólo pueden pertenecer a un sindicato único de la dependencia, que a su vez sólo puede pertenecer a la única Central de Sindicatos Burocráticos reconocida por el Estado, la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado. Las instancias responsables en el sector de la educación son la Comisión Nacional SEP-SNTE (Secretaría de Educación Pública y Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, respectivamente, máximo órgano de gobierno y el único facultado para emitir normas, lineamientos, disposiciones y acuerdos), la Comisión Paritaria Estatal (responsable en las Entidades de respetar, hacer cumplir y difundir los lineamientos, disposiciones y acuerdos emitidos por la Comisión Nacional) y el Órgano de Evaluación (encargado de operar y difundir el Programa en los Centros de Trabajo). 1 Arturo Fernández Arras, “Derechos Colectivos de los trabajadores al servicio del Estado”. Publicado en Laboral. Año VIII, N° 90, México, 2000. 19 “Análisis comparado de las relaciones laborales en la administración pública latinoamericana”. CLAD, 2002 México Estudio elaborado por José Alberto Bonifacio y Graciela Falivene, por encargo del BID Educación El personal docente de la educación pública forma parte de los trabajadores al servicio del Estado. En el caso de los servicios educativos federales, los maestros son funcionarios del gobierno federal y en los estatales, de los gobiernos de las entidades federativas. La legislación laboral para los trabajadores del Estado queda comprendida en el Apartado B del artículo 123 constitucional y en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado. Los trabajadores de la Secretaría de Educación Pública (SEP), incluidos los maestros, se rigen además por el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal de la SEP y por el Reglamento de Escalafón de los Trabajadores al Servicio de la SEP. Existen dos vías no excluyentes de ascenso en la carrera de los maestros de educación básica: por escalafón (vía vertical) y por Carrera Magisterial (vía horizontal). La primera se consigue mediante concurso escalafonario para acceder a la categoría inmediatamente superior. El Reglamento de Escalafón de los Trabajadores al Servicio de la Secretaría de Educación Pública establece los procedimientos para ocupar las plazas y efectuar los movimientos escalafonarios. Transcurridos seis meses a partir de que la SEP asignó una plaza inicial, el trabajador es sujeto de derecho escalafonario, es decir, si existe vacante puede presentar concurso escalafonario para tener ascenso, el cual se determina mediante la calificación de los factores escalafonarios que son: conocimientos, aptitud, disciplina, puntualidad y antigüedad. El escalafón contiene las categorías y la puntuación requerida para cada una de ellas, incluida la categoría inicial, la cual es determinada de común acuerdo por la SEP y el Sindicado Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Las categorías más altas son las de directivos y supervisores. 2 En esta modalidad escalafonaria las posibilidades de promoción son escasas, pues el número de categorías directivas y de supervisión es muy reducido. La segunda vía, la Carrera Magisterial, es un sistema escalafonario de promoción horizontal, con sus propias reglas y modalidades, cuyos objetivos son: a) estimular la preparación, la experiencia, la eficiencia y la profesionalización del magisterio; b) mejorar las condiciones de vida y laborales de los trabajadores de la educación; c) promover el arraigo de los docentes en el nivel educativo y en el lugar en el que trabajan, reconociendo a aquellos que prestan sus servicios en comunidades de bajo nivel de desarrollo y escaso nivel educativo; d) promover mayor participación del maestro en la escuela y la comunidad. Esta modalidad de promoción horizontal, fue propuesta por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en 1990 y retomada por los gobiernos federal y estatales en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica firmado en 1992. En la Carrera Magisterial hay tres modalidades de participación, que responden al tipo de trabajo que se desempeña: docentes frente a grupo; docentes en funciones directivas y docentes en actividades técnico pedagógicas. La Carrera Magisterial, con sus cinco niveles salariales básicos, permite incrementos desde un 25% de la plaza inicial en el nivel «A» (corto plazo) hasta un 200% tomando como parámetro la plaza inicial (largo plazo) en el nivel “E”. Cada año la SEP, las autoridades educativas de los estados y el SNTE determinan en número de plazas de nueva incorporación o a ser promovidas en cada nivel, modalidad y entidad federativa, de acuerdo con los techos financieros y con los lineamientos de la propia carrera, definidos por la Comisión Mixta SEP-SNTE. Para incorporarse a la Carrera Magisterial o ascender en sus niveles existe un sistema de evaluación que, entre otros aspectos, considera el desempeño profesional, la acreditación de cursos de actualización académica, los conocimientos, la preparación académica y la antigüedad en la actividad docente. Cada nivel de la Carrera Magisterial tiene sus propios requisitos, de manera que se promueve la incorporación o ascenso de los maestros más capaces, mejor preparados y con mejor desempeño. La antigüedad tiene una puntuación mínima de 5 (dos años de servicio) máxima de 10 (27 o más años); el grado académico tiene una puntuación mínima de 9 (estudios de normal básica, no licenciatura) y máxima de 15 (estudios de doctorado con titulo); la preparación profesional tiene una puntuación que se basa en los resultados de un examen y que otorga como máximo 25 2 OEI, citado. 20 “Análisis comparado de las relaciones laborales en la administración pública latinoamericana”. CLAD, 2002 México Estudio elaborado por José Alberto Bonifacio y Graciela Falivene, por encargo del BID puntos; la acreditación de cursos, talleres y otras modalidades de actualización, capacitación y superación otorga un máximo de 15 puntos, 12 de los cuales se obtienen acreditando los cursos programados por la autoridad educativa y tres acreditando cursos extras; y, por último, el desempeño profesional otorga un máximo de 35 puntos, distribuidos en cuatro aspectos: a) planeación del proceso de enseñanza-aprendizaje, b) desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, c) participación en el funcionamiento de la escuela y d) participación en la interacción de la escuela con la comunidad. El estímulo económico que proporciona cada nivel de carrera magisterial representa un ingreso significativo para el docente, en relación con el valor de la plaza inicial. Entre los diferentes niveles existe un auténtico despegue, el cual varía en función de la categoría y sus características escalafonarias. Los niveles de carrera magisterial no modifican las categorías y plazas propias de los diferentes niveles y modalidades de educación básica ni del sistema escalafonario vertical. Conforme a la apreciación de actores, la carrera magisterial para lograr los resultados esperados requiere definir los nuevos contenidos curriculares, así como diseñar los cursos que dan puntaje y las evaluaciones en consecuencia. Lo que sucede con la carrera es que la fortaleza del mecanismo se lo da el hecho de que se autofinancia, porque el número de docentes en básica es descendente debido a los cambios en la pirámide poblacional, por lo que, cuando se produce una baja vegetativa en un cargo "E” se pueden financiar los estímulos de 6 “A”. Hasta ahora se encuentran dentro de ella 60% de los maestros. En general, ingresan un 80% de los que se postulan. Más allá de la carrera magisterial todos los trabajadores de educación están incluidos en uno de los tres pliegos de condiciones generales de trabajo: de primaria, de media y de apoyo. 21