El Derecho de la Competencia en la República de Bolivia 1. Una breve reseña del Derecho de la Libre Competencia en Bolivia El ordenamiento jurídico boliviano cuenta con una ley que regula actividades relacionadas con telecomunicaciones, electricidad, hidrocarburos, transporte y saneamiento básico. Esta Ley es la denominada Ley del Sistema de Regulación Sectorial (en adelante Ley SIRESE) N° 1600 de 1994. En materia de libre competencia, el apartado básico y estatuto general de la libre competencia se fundamenta en lo preceptuado por el artículo 15 de la Ley SIRESE, en donde es claro al establecer que aquellas empresas que realicen actividades dentro de los sectores regulados por esta, deben garantizar la libre competencia “evitando actos que la impidan, restrinjan o distorsionen”. De esta forma, las normas de libre competencia en Bolivia, buscan establecer un marco de competitividad, entre los actores de los mercados regulados por la ley SIRESE. La ley SIRESE, incluye en el Título V disposiciones antimonopolios y de defensa de la competencia, las que permiten el análisis de la mayoría de las conductas restrictivas, explotativas y discriminatorias que atentan contra la libre competencia de Bolivia. 2. Las autoridades de libre competencia en Bolivia y sus principales funciones La legislación boliviana no ha establecido una autoridad especial que tenga por objetivo controlar, vigilar y regular las actividades de las empresas y los particulares relacionadas con la libre competencia, ya que la ley SIRESE se encarga de establecer las autoridades encargadas del control y supervigilancia de los sectores específicos que regula dicho cuerpo normativo: 2.1. Superintendencia General La Superintendencia General está representada por el Superintendente General, cargo elegido por el Presidente de la República, por un período de siete (7) años. La Superintendencia General tiene como funciones principales: a. Actuar como instancia de apelación de las decisiones de las Superintendencias Sectoriales, fiscalizar la gestión y la función regulatoria de las mismas. b. Emitir sus opiniones sobre lo que consideran que ha sido su desempeño en cuanto a eficiencia y eficacia. c. Conocer de aquellos asuntos que los Superintendentes Sectoriales pongan en su conocimiento, no pudiendo conocer de otros asuntos de oficio o a solicitud de parte directamente. d. Dirimir y resolver los conflictos de competencia que se susciten entre los Superintendentes Sectoriales. 1 El conjunto de funciones que facultan a la Superintendencia General para conocer de determinados asuntos, permiten que este organismo cumpla con una función específica de coordinación del Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE), toda vez que, regula las actividades de las superintendencias sectoriales y opera como segunda instancia cuando los agentes de un sector específico se consideran afectados por una decisión de éstas. 2.2. Superintendencias Sectoriales Al igual que la Superintendencia General, las Superintendencias Sectoriales están representadas por un Superintendente, elegido por el presidente de la República, de ternas propuestas por la Cámara de Senadores. Cada Superintendente Sectorial ejercerá sus funciones por un período de cinco (5) años Las Superintendencias Sectoriales gozan de plena autonomía para ejercer la función regulatoria en sus respectivos sectores. Al mismo tiempo, operan dentro de un marco común establecido por la Ley SIRESE que permite la consistencia y coherencia de las actividades regulatorias en todos los servicios públicos. Las funciones principales de las Superintendencias Sectoriales en relación con la libre competencia son: a. Hacer cumplir la ley SIRESE y las normas sectoriales, lo cual implica que se ocupen de las siguientes actividades: otorgar derechos, promover la competencia, aprobar tarifas, verificar el cumplimiento de las obligaciones de las empresas, resolver las reclamaciones de los usuarios, los conflictos entre empresas y las impugnaciones presentadas por los usuarios, las empresas y el Estado. b. Promover, la competencia y la eficiencia en las actividades de los sectores regulados por la Ley SIRESE e investigar las posibles conductas monopólicas, anticompetitivas y discriminatorias en las empresas y entidades que operen en dichos sectores. c. De las funciones podemos concluir que son las Superintendencias Sectoriales las encargadas de dirimir los conflictos que se susciten entre las empresas reguladas por la Ley SIRESE a causa de prácticas anticompetitivas. Las Superintendencias Sectoriales son 5: 1. 2. 3. 4. 5. Superintendencias de Telecomunicaciones, Superintendencia de Energía Eléctrica, Superintendencia de Hidrocarburos, Superintendencia de Transporte y Superintendencia de Aguas. Tanto la Superintendencia General como las Superintendencias Sectoriales son personas jurídicas de derecho público, de naturaleza descentralizada e independiente. Su naturaleza consiste en organismos que se dominan autónomamente dentro de la Política del Estado, con jurisdicción en todo el territorio nacional y plena autonomía en asuntos administrativos, técnicos y económicos. 2 La misión principal de las Superintendencias es resguardar el equilibrio entre los intereses de los usuarios, las empresas y el Estado. Por lo mismo, la Ley SIRESE les otorga completa autonomía respecto de los demás entes estatales, no obstante, el hecho de que los superintendentes sean funcionarios de exclusiva confianza del Presidente de la República, permite un cuestionamiento razonable respecto de la imparcialidad y objetiva independencia de tales organismos. 3. Algunos aspectos del procedimiento Tanto la Superintendencia General como las Superintendencias Sectoriales dentro del Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE) en Bolivia tienen facultades administrativas para resolver asuntos que se promuevan ante ellas y, de la misma forma, aunque situaciones de carácter anticompetitivo debieran ser resueltas en sede judicial, se les ha otorgado a las superintendencias la facultad para que tales conductas sean resueltas en sede administrativa. Esta ha sido una decisión que han tomado la mayoría de los países latinoamericanos, con el fin de agilizar los procesos que tengan ocasión dentro de entidades que controlan ciertos sectores, ya que la realidad imperante ha demostrado que los procesos judiciales son mucho más lentos que los administrativos. Tal y como se explicó anteriormente, la Superintendencia General tiene facultades de apelación sobre las Resoluciones de las Superintendencias Sectoriales, lo cual aporta igualmente beneficios en materia de especialidad y celeridad en las decisiones que se tomen, ya que la Superintendencia General tiene mayor conocimiento técnico sobre los temas que se manejan dentro de la ley SIRESE y porque sus procesos son más acotados. Finalmente, el procedimiento para conocer del carácter anticompetitivo de determinadas conductas es el establecido en el Reglamento de la Ley SIRESE en virtud del Decreto Supremo 24.505, el cual establece un procedimiento de reclamación administrativa pudiendo realizarse reenvíos legislativos al Código de Procedimiento Civil en caso de vacíos legales en el procedimiento. El Decreto Supremo 24.505 propone la opción de investigaciones de oficio o a petición de interesado por parte de las Superintendencias Sectoriales, cuando existan infracciones o transgresiones a las normas sectoriales vigentes. No obstante, se entiende que dichos procedimientos sólo son aplicables a las empresas que realicen sus actividades en los mercados regulados por las normas de la Ley SIRESE. 3