CIENCIA Y RELIGIÓN; COEXISTENCIA Y CONTRADICCIÓN Alumno: WILLIAMS, Daniela Ellen Escuela: Colegio Provincial Nº 735, Esquel, Chubut Profesor Guía: SOURROUILLE, Marcos ¿Qué buscan la ciencia y la religión? ¿Hasta qué límite llegará la ciencia? ¿Algún día se lograrán retirar por completo los dogmas religiosos? Estas cuestiones y muchas más han sido motivo de discusión desde el principio de los tiempos hasta el día de hoy. En este trabajo intentaré esclarecer el motivo de esta discusión y por qué persiste a través del tiempo. Pese a que hay muchas religiones, esta monografía se centrará en la relación entre la ciencia y el catolicismo, al ser ésta la religión predominante en Europa, África meridional, Oceanía y América. La religión católica se compone de reglas por seguir, denominadas dogmas. Según el diccionario de la RAEi, un dogma es el fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión. Si un dogma cambia, cambia la religión completa, por lo cual estas afirmaciones no pueden ser transformadas; sólo se puede decidir si creer o no en ellas, pero no interpretarlas de diferente manera. ¿Cuáles son los dogmas de la religión católica? La inmaculada concepción, el juicio final, la vida eterna, entre otros.ii El avance de la ciencia ha permitido refutar varios de los dogmas, pero la iglesia no se decide a cambiarlos. ¿Por qué? Porque son dogmas, justamente. Su interpretación debe ser aceptada como existe y sólo puede ser modificada por las autoridades mayores de la iglesia. Este es uno de los puntos de vista desde los que nace la discusión entre ciencia y religión: ¿por qué, si la religión no se niega a creer en la ciencia, no logra aceptar un cambio en sus dogmas? La respuesta a esta pregunta es simple: las afirmaciones dogmáticas son la base del catolicismo. Su modificación o eliminación prácticamente desharía la religión misma, dejándola convertida en una simple creencia o demostración de fe, y se destituiría una institución antiquísima que tiene un papel enorme en la sociedad. Pero hay una contradicción en esto; en la actualidad, la mayoría de los católicos no siguen los preceptos religiosos al pie de la letra, sino que se mantienen al margen, en una especie de corriente “liberal”.iii Ahora bien, hay distintas variantes filosóficas que establecen, mediante distintos fundamentos, si es posible o no lograr una aproximación e incluso una afinidad entre ciencia y religión. Una de ellas es el concordismoiv, que afirma que la ciencia ha descubierto y demostrado que verdaderamente existe un “creador” mediante teorías como el big bang y el principio antrópico, entre otros. Puesto que la ciencia afirma que si las condiciones de creación del universo y de la tierra hubiesen sido levemente distintas habría muchas especies que no hubieran existido (entre ellas el hombre), la religión utiliza este argumento “a su favor” proponiendo que el universo fue creado exactamente como es con un fin, lo que demostraría, desde su punto de vista, una intervención divina. Pero en realidad, ¿por qué afirmar la existencia de un dios creador si a su vez este dios tuvo que ser creado por otro “ser” u otro “elemento”? En realidad, desde el concordismo se llega a una cadena infinita de hechos de creación y a una cuestión inevitable: ¿por qué, si los religiosos pueden consentir que un ser se haya creado a sí mismo, no pueden consentir que esto haya sucedido con el universo entero? Otra de las variantes es el discordismov, según el cual la ciencia y la religión son completamente opuestas y no pueden influir la una en la otra. Los discordistas afirman que hay una diferencia radical entre estas dos “corrientes” en muchos temas, como por ejemplo el origen del universo, de la Tierra y de la vida, la naturaleza del hombre respecto del bien y del mal, la complejidad del cuerpo humano, y el destino final del universo. Esta afirmación tendría lógica si no fuera por el hecho de que la ciencia y la religión persiguen el mismo objetivo - un conocimiento completo del universo, el ser y el sentido. Por esto, ambas son evidentemente influyentes de manera mutua y no logran, por eso, separarse por completo. Además, el hecho de que haya una discusión sobre estos mismos temas implica obligatoriamente una relación entre ambas. Finalmente, hay una tercera corriente que, en mi opinión, es la más satisfactoria: el principio “NOMA”vi - Non-Overlapping Magisteria (magisterios no superpuestos), creado por Stephen Jay Gould. Este principio implica que la ciencia y la religión están relacionadas íntimamente, pero no se contradicen por completo, ni tampoco se complementan. Ambas “corrientes” buscan su propia manera de lograr un conocimiento completo: la ciencia mediante experimentación y teorías, y la religión mediante la creencia en un ser superior. Pero esta afirmación no tiene por qué ser cierta: al igual que las teorías científicas, la afirmación de la existencia de un creador debe ser tomada como una hipótesis y cuestionarse, sea de manera lógica o incluso científica. Una manera lógica de los religiosos de apoyar esta hipótesis es mediante los cinco argumentos de Santo Tomás de Aquinovii: - La realidad del cambio o del movimiento exige la existencia de un primer motor inmóvil; - La vía de las causas eficientes: puesto que nada es causa de sí mismo, hay que afirmar la existencia de una primera causa; - La vía de la contingencia y del ser necesario: como es un hecho que hay seres que existen y que podrían no existir, es forzoso que exista un ser completamente necesario; - La vía de los grados de perfección: puesto que todas las cosas existen según grados, debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo; - La vía teleológica o del orden y la finalidad: existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo. Sin embargo, al leer entre líneas, todas estas afirmaciones llegan a la misma idea, que es la existencia de un dios primero, creador y perfecto. Pero se vuelve a la cadena infinita de hechos de creación; ¿Por quién fue creado este primer motor? ¿Por qué debe ser un dios, y por qué, además, debe habernos creado a su imagen y semejanza? Este tema debe ser analizado desde el punto de vista del narcisismo del hombre; sólo con los ejemplos de la reticencia a aceptar las teorías de Galileo y Darwin (admitir que la Tierra y el hombre no fueran el centro del universo), además de las antiguas teorías racistas (por ejemplo de los griegos, persas, chinos y egipcios que consideraban ser el centro del universo y que había una diferencia genética entre ellos y las llamadas “castas inferiores”) se destaca que el haberse demostrado, en cierto modo, que no somos una creación suprema y única supuso un gran golpe para el catolicismo. Ambas, ciencia y religión, piensan que sería mejor y más útil para la humanidad que la gente se uniera a cada una de ellas por separado. Ninguna da el brazo a torcer, pero tampoco tienen motivos: sus ideales son distintos. Los religiosos atacan a la ciencia argumentando que esta no tiene la respuesta para todo y que ha creado muchos elementos y objetos perjudiciales; pero se debe tener muy en cuenta que la ciencia ha tenido logros completamente beneficiosos para la humanidad en muchos sentidos, y la religión solamente ha favorecido a la humanidad en el plano “espiritual”. Esto no es necesariamente malo: incluso hay personas a las que les ha hecho encontrarle un completo y lógico sentido a la vida misma. Pero con respecto a las vías de conocimiento, y a la ayuda para la humanidad, esta diferencia conceptual es eje de la discusión entre los que persiguen el materialismo científico y los que se guían por una religión dogmática. "Si todos los logros de los científicos fueran eliminados mañana, no habría más médicos, sólo médicos brujos, ni transportes más rápidos que los caballos, ni computadoras, ni libros impresos, ni agricultura más avanzada que la de subsistencia. Si todos los logros de los teólogos fueran eliminados mañana, ¿notaría alguien la diferencia?” viii La principal decisión por tomar es: ¿Qué elegir? ¿Qué vía de conocimiento seguir? Esta decisión es fundamental en el transcurso de la existencia del ser humano como individuo, ya que indicará qué camino transitar a lo largo de toda una vida. Es difícil lograr una completa coexistencia en el plano personal entre la religión y la ciencia, por lo cual el ser humano debe inclinarse hacia una o hacia la otra, aún contra su voluntad. Pese a que la fe es una creencia que no coarta la libertad de pensamiento, no sucede lo mismo con la religión. En las interpretaciones de los manuscritos católicos se encuentra una razón para todos los hechos, desde la creación del universo mismo hasta los dilemas morales de la vida diaria. La religión tiene una respuesta casi para cada interrogante que se plantee, lo que deja conformes a muchos individuos y sacia su sed de conocimiento con un límite en un dios como principio. En cambio, con la ciencia sucede lo contrario; la ciencia alimenta la curiosidad humana, y no tiene un límite, sino que su búsqueda es infinita. Pero infinita suena a interminable, y esto puede ser en cierto modo frustrante para algunas personas; la ciencia nunca logrará una teoría del todo, ya que su indagación está más allá de un límite. Es tal vez esta frustración la que provoca que mucha gente (incluso científicos) crea en la existencia de un ser primario. Pero sólo limitándose a la fe, y no interpretando literalmente o siguiendo al pie de la letra los preceptos de los dogmas y los manuscritos, se podría lograr un equilibrio que evitaría que se detenga la investigación de la naturaleza de la realidad y la existencia. La ciencia ya develó algunos de los dilemas sobre esta temática, pero siempre sigue intentando comprobar las teorías formuladas y buscando respuestas. En la búsqueda de conocimientos, la ciencia puede ser considerada el mejor camino para seguir por muchas personas, pero eso no implica que una persona creyente deba renunciar a su fe. Quizá solamente deba renunciar a las limitaciones que conlleva seguir al pie de la letra una religión. Actualmente, lo dogmático y tradicional está perdiendo mucho terreno en relación con la ciencia. Como se mencionara anteriormente, predominan los católicos “liberales” que simplemente se guían por un modo de pensar y no se dejan limitar por la religión. Si ésta estuviese simplemente limitada a la ética y la moral, se podría considerar como una filosofía, pero incluye varios aspectos más, que son justamente los que en algunos casos van en contra de la ciencia y la libertad de investigación. Es por todo esto que, más aún considerando los grandes avances en teorías científicas e incluso en ciencias sociales, la institución de la religión está decayendo, y tal vez sea cuestión de tiempo hasta que desaparezca. Puede que la iglesia destituya algunos dogmas para conservar a sus fieles por un tiempo más prolongado y no deshacerse por completo, ya que la religión católica involucra a mucha gente. Por supuesto, hasta que se decida esto pasarán años, porque los tiempos de la religión son largos; pero los del ser humano como individuo son cortos, las decisiones deben tomarse rápido, y la ciencia es el camino más veloz para conseguir logros que ayuden a la humanidad en forma directa e inmediata. i Dogma. Diccionario de la Real Academia Española. Enciclopedia Microsoft Encarta 2008, Microsoft Corporation. Colaboradores de Wikipedia, “Dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana” [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2008 [fecha de consulta: 13 de mayo de 2008]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Dogmas_de_la_Iglesia_Cat%C3%B3lica_Apost%C3%B3lica_Romana&old id=15574072>. iii Bricmont, Jean, Ciencia y religión: antagonismo irreductible (3º parte), Blogspot, 2007 [fecha de consulta: 20 de mayo de 2008]. Disponible en <http://hipotesis-carolus.blogspot.com/2007/06/ciencia-y-religin-antagonismo_09.html> iv Bricmont, Jean, Ciencia y religión: antagonismo irreductible (3º parte), Op. Cit. v Bricmont, Jean, Ciencia y religión: antagonismo irreductible (1º parte), Op. Cit. Disponible en <http://hipotesiscarolus.blogspot.com/2007/05/ciencia-y-religin-antagonismo.html>. vi Bricmont, Jean, Ciencia y religión: antagonismo irreductible (1º parte). Op. Cit. vii Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Buenos Aires, Club de Lectores [1943 – 1950]. viii Dawkins, Richard, The Emptiness of Theology, Free Inquiry, 1998. ii Bibliografía consultada Russell, Bertrand, Por qué no soy cristiano, Barcelona, Editorial EDHASA, 2007 Weinberg, Steven, El sueño de la teoría final: la búsqueda de las leyes fundamentales de la naturaleza, Buenos Aires, Editorial Crítica, 2003 Hawking, Stephen, Brevísima historia del tiempo, Buenos Aires, Editorial Crítica, 2006 Gould, Stephen, Ciencia Versus Religión: Un falso conflicto, Barcelona, Editorial Crítica, 2000 [1999]