Períodos El arte de la Antigua Grecia se divide estilísticamente en cuatro períodos: Geométrico Arcaico Clásico Helenístico El periodo geométrico se data en torno al año 1000 a. C., aunque se conoce poco sobre el arte griego durante los 200 años precedentes (tradicionalmente conocido como edad oscura griega); el período del siglo VII a. C. atestiguó el lento desarrollo del estilo arcaico según lo observado por el estilo de pintura de 'figura-negra'. El inicio de las Guerras Médicas marcará el final del período arcaico y el comienzo del clásico; el reinado de Alejandro Magno (336 a. C. a 323 a. C.) es tomado como la separación entre el arte clásico y el helenístico. En realidad, no hubo ninguna transición radical entre un período y otro. Las distintas formas de arte evolucionaron a ritmos distintos en diferentes lugares del mundo griego, y como en cualquier época algunos artistas elaboraron estilos más innovadores. Fuertes tradiciones locales, el carácter conservador, y las exigencias de los cultos religiosos, permiten a los historiadores localizar los orígenes de obras de arte, incluso de las desplazadas. El arte de la Grecia arcaica El periodo arcaico se inicia a finales del siglo VIII a.C. y abarca hasta comienzos del siglo V a.C. En este periodo se produce una expansión de la polis griega, instaurándose un nuevo orden ciudadano, con la tiranía como marco político principal, sistema que pronto desaparecerá frente al ideal igualitario de ciudadanía del siglo V a.C. La legitimación de este tipo de mandato ciudadano supone la promoción de grandes obras públicas, representativas del prestigio del tirano, quien apoya la creación de edificios civiles y religiosos en las ciudades donde gobierna, para lo cual manda remodelar su entramado urbano. Esta actuación tuvo como objeto otorgar a cada urbe una identidad propia, al tiempo que mostrar su preponderancia sobre el resto de ellas. Consecuentemente, el arte desempeña en esta etapa un nuevo papel propagandístico de la tirania, cuyos gobernantes lo utilizan para justificar su poder escasamente legitimado. A partir del siglo VI a.C. el centro político de la polis se convierte en un lugar de gran relevancia artística, convirtiéndose la plaza pública o ágora en el corazón de las actividades cívicas de la sociedad. Entre todas ellas sobresale la de la ciudad de Atenas, impulsada por el legislador Solón y monumentalizada en la época de los Pisistrátidas. El culto religioso desempeñó también un papel fundamental en la sociedad griega de este periodo, de manera que todas aquellas ciudades que dispusieron de medios económicos suficientes promovieron la construcción de edificios religiosos en piedra, los cuales cumplieron un importante papel a la hora de cohesionar las diferentes clases de la nueva sociedad, menos igualitaria que la de siglos anteriores. Se crean ahora santuarios panhelénicos, como Delfos y Olimpia, donde los distintos tiranos realizan grandes ofrendas votivas para exhibir su poder, y se fomentan nuevos cultos populares, al tiempo que surgen mitos relacionados con dioses y héroes locales, lo que incrementa las identidades políticas de las distintas polis que necesitan sentirse independientes y destacar sobre el resto. Vestigios Ruinas del Templo de Artemisa en Éfeso. Grabado de la estatua de Zeus en Olimpia. El arte antiguo griego ha perdurado en la forma de esculturas y arquitectura; también en artes menores como el diseño de monedas, el grabado de alfarería y gemas.