Naturaleza jurídica de la negociación colectiva pública y del

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XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 nov. 2012
Naturaleza jurídica de la negociación colectiva pública y del contrato colectivo de
condiciones de trabajo, celebrado por los organismos y entidades
del Estado paraguayo
Juan Carlos Boggino
I - INTRODUCCIÓN
Los contratos de colectivos de condiciones de trabajo celebrados por los organismos y entidades del
Estado pertenecen al ámbito del Derecho Público y no al del Derecho Privado. La negociación
colectiva pública en la República del Paraguay se rige por la Constitución y por las normas del Derecho
Administrativo y Financiero aplicables, y sólo supletoriamente por el Código del Trabajo (aprobado por
Ley Nº 213/1993) en aquellas materias a las que la normativa administrativa remita expresamente.
La relación laboral o profesional en el sector público no está dada entre personas del Derecho Privado
que son iguales ante la ley, tal como ocurre en el Derecho Laboral, sino que se trata de una relación
entre personas que celebran un contrato sui generi perteneciente a la función pública, regido por leyes
de orden público unilateralmente dictadas por el Estado, con carácter imperativo. En este sentido, debe
señalarse que la República del Paraguay adoptó como política general lo que en la doctrina jurídica se
denomina régimen estatutario de la función pública, en el cual prevalece la voluntad del ente público
estatal, expresado mediante actos administrativos que deben encontrarse enmarcados en las normas
jurídicas sancionadas por el Poder Legislativo y promulgadas por el Poder Ejecutivo1.
De este modo, el presente documento pretende ofrecer una información y opinión elemental acerca de
los aspectos más relevantes concernientes a la negociación y a la contratación colectiva de condiciones
de trabajo en el ámbito de la administración pública, tanto al nivel estatal como al nivel municipal. Esto
es así porque, si bien ambos niveles de administración pública aludidos precedentemente se encuentran
conjuntamente regulados por un sistema jurídico único conformado por las normas constitucionales y
legales que se enuncian y explicitan más abajo, sin embargo, las municipalidades de la República gozan
de autonomía y autarquía en la recaudación, administración y erogación de sus propios recursos, lo cual
implica la factibilidad legal de que éstas establezcan sus respectivos presupuestos, independientemente
del Presupuesto General de la Nación, que es exclusivo de los demás organismos y entidades del
Estado.
Para el logro del objetivo pretendido con este trabajo, más abajo se desarrollan diversos tópicos
relativos a los aspectos jurídicos del asunto que nos ocupa, arrancando en un estudio de las normas
constitucionales que atañen a la función pública, en general, y a la negociación colectiva, en particular,
pasando, luego, a una breve referencia sobre los diversos convenios internacionales propiciados por la
Organización Internacional del Trabajo – OIT relativos a la misma materia en cuestión, hasta llegar al
análisis de las leyes específicas que regulan precisamente los aspectos formales y substanciales del
tema que nos ocupa.
Finalmente, se consideran las generalidades referentes a la negociación y contratación colectiva en el
ámbito de la administración municipal, realizándose un estudio esencial acerca de la cuestión desde el
punto de vista de las normas de la Ley Nº 3.966/2010 Orgánica Municipal.
1Cristaldo (2008).
1
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Por último, la ponencia ofrecerá unas conclusiones puntuales que resumirán los aspectos más
resaltantes del análisis a ser efectuado, abarcando una síntesis de los distintos tópicos jurídicos
desarrollados en el informe propuesto, y planteará la necesidad de concienciar y sensibilizar a las partes
negociadoras del contrato colectivo de condiciones de trabajo en el sector público acerca de los
principios jurídicos aplicables al caso y sobre las limitaciones que dichos axiomas jurídicos y normas
legales vigentes imponen en esta materia.
II – ANTECEDENTES JURÍDICOS DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN EL SECTOR
PÚBLICO PARAGUAYO
Para emprender un estudio acerca de la negociación colectiva en el sector público paraguayo,
necesariamente, debemos considerar y analizar los aspectos relativos a su origen, principios y el
régimen jurídico aplicable en torno a ella.
En el sentido expuesto precedentemente, debemos señalar que seis Artículos de la Constitución de la
República del Paraguay sancionada en el año 1992 regulan por vez primera los aspectos jurídicos
esenciales relativos a la función pública2.
En efecto, la Constitución establece varios principios jurídicos, derechos y obligaciones acerca de la
función pública, entre los cuales sobresalen el derecho de todos los paraguayos para ocupar funciones y
empleos públicos, la regulación legal de las diversas carreras que pueden desarrollarse en el marco del
servicio civil, consular, diplomático, docente, de investigación científica, judicial, militar y policial en
los correspondientes organismos y entidades del Estado.
2“Artículo 101 - DE LOS FUNCIONARIOS Y DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS. Los funcionarios y los empleados
públicos están al servicio del país. Todos los paraguayos tienen el derecho a ocupar funciones y empleos públicos. La ley
reglamentará las distintas carreras en las cuales dichos funcionarios y empleados presten servicios, las que, sin perjuicio
de otras, son la judicial, la docente, la diplomática y consular, la de investigación científica y tecnológica, la de servicio
civil, la militar y la policial.”
“Artículo 102 - DE LOS DERECHOS LABORALES DE LOS FUNCIONARIOS Y DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS. Los
funcionarios y los empleados públicos gozan de los derechos establecidos en esta Constitución en la sección de derechos
laborales, en un régimen uniforme para las distintas carreras dentro de los límites establecidos por la ley y con resguardo
de los derechos adquiridos.”
“Artículo 103 - DEL REGIMEN DE JUBILACIONES. Dentro del sistema nacional de seguridad social, la ley regulará el
régimen de jubilaciones de los funcionarios y los empleados públicos, atendiendo a que los organismos autárquicos
creados con ese propósito acuerden a los aportantes y jubilados la administración de dichos entes bajo control estatal.
Participarán del mismo régimen todos los que, bajo cualquier título, presten servicios al Estado. La ley garantizará la
actualización de los haberes jubilatorios en igualdad de tratamiento dispensado al funcionario público en actividad.”
“Artículo 104 - DE LA DECLARACIÓN OBLIGATORIA DE BIENES Y RENTAS. Los funcionarios y los empleados
públicos, incluyendo a los de elección popular, los de entidades estatales, binacionales, autárquicas, descentralizadas y, en
general, quienes perciban remuneraciones permanentes del Estado, estarán obligados a prestar declaración jurada de
bienes y rentas dentro de los quince días de haber tomado posesión de su cargo, y en igual término al cesar en el mismo.”
“Artículo 105 - DE LA PROHIBICIÓN DE DOBLE REMUNERACION. Ninguna persona podrá percibir como funcionario
o empleado público, más de un sueldo o remuneración simultáneamente, con excepción de los que provengan del ejercicio
de la docencia.”
“Artículo 106 - DE LA RESPONSABILIDAD DEL FUNCIONARIO Y DEL EMPLEADO PÚBLICO. Ningún funcionario o
empleado público está exento de responsabilidad. En los casos de transgresiones, delitos o faltas que cometiesen en el
desempeño de sus funciones, son personalmente responsables, sin perjuicio de la responsabilidad subsidiaria del Estado,
con derecho de éste a repetir el pago de lo que llegase a abandonar en tal concepto.”
2
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Además de ello, el Artículo 102 de la Constitución instaura el derecho de los funcionarios y empleados
públicos a gozar de los mismos derechos –valga la redundancia– establecidos por ella en su sección
referida a los derechos laborales. Estos “derechos laborales” se encuentran regulados en los Artículos
86 al 100 de dicha Ley Suprema paraguaya, siendo uno de ellos el que establece su Artículo 97 y en el
cual se atribuye a los sindicatos el derecho para promover acciones colectivas y concertar convenios
sobre las condiciones de trabajo.
Así, desde la vigencia de la Constitución de 1992, los funcionarios y empleados públicos y las
funcionarias y empleadas públicas gozan de los mismos derechos laborales que corresponden a los
empleados del sector privado, aunque ello –siempre conviene aclarar este aspecto muy importante–
“dentro de los límites establecidos por la ley y con resguardo de los derechos adquiridos”, conforme a
la última parte del Artículo 102 de la Constitución.
III - PRINCIPALES NORMAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES APLICABLES A LA
NEGOCIACIÓN Y CONTRATACIÓN DE CONDICIONES GENERALES DE TRABAJO EN
EL ÁMBITO PÚBLICO PARAGUAYO
En materia de concertación de convenios sobre condiciones de trabajo entre funcionarios públicos y los
organismos y entidades del Estado –incluyéndose entre ellos también a las municipalidades de la
República– el régimen legislativo especialmente aplicable está basado en las normas previstas en la
Ley N° 508/1994 De la Negociación colectiva en el Sector Público, en las disposiciones de las
sucesivas Leyes del Presupuesto General de la Nación –y, en el caso de las municipalidades, también
se incluyen las normas de administración financiera y presupuesto establecidas en la Ley N°
3.966/2010 Orgánica Municipal, así como las sucesivas Ordenanzas del Presupuesto Municipal– y sus
respectivos decretos y demás reglamentos de ejecución.
a)
LA CONSTITUCIÓN DE 1992
Tal como ya lo habíamos advertido antes, la actualmente vigente Constitución de la República del
Paraguay –sancionada y promulgada el 20 de junio de 1992–, en su Parte I, Título II, Capítulo VIII Del
Trabajo, Sección II De la Función Pública, Artículo 102 - DE LOS DERECHOS LABORALES DE
LOS FUNCIONARIOS Y DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS, establece que los funcionarios y los
empleados públicos gozan de los derechos establecidos en la Constitución, en la sección de derechos
laborales, en un régimen uniforme para las distintas carreras, dentro de los límites establecidos por la
ley y con resguardo de los derechos adquiridos.
Entre tales derechos constitucionales, se advierte que el Artículo 97 - DE LOS CONVENIOS
COLECTIVOS dispone que los sindicatos tienen el derecho a promover acciones colectivas y a
concertar convenios sobre las condiciones de trabajo, debiendo, asimismo, el Estado favorecer las
soluciones conciliatorias de los conflictos de trabajo y la concertación social, siendo optativo para
este fin recurrir al arbitraje.
En este mismo orden de normas, el Artículo 96 de la Constitución, que regula acerca de la libertad
sindical, establece que todos los trabajadores públicos y privados tienen derecho a organizarse en
sindicatos sin necesidad de autorización previa, quedando, sin embargo, exceptuados de este derecho
los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
3
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Conforme a las normas constitucionales aludidas precedentemente podemos afirmar, pues, que en el
año 1992 el sistema jurídico regulador de la función pública experimentó un cambio substancial con
respecto al régimen constitucional anterior, en el cual ninguna norma de la anterior Constitución de
1967 hacía referencia a la función pública ni a los derechos inherentes a dicho instituto del derecho
administrativo, que entonces sólo se encontraba regulado por la hoy derogada Ley Nº 200 Que
Establece el Estatuto del Funcionario Público del 17 de julio de 1970.
b)
EL CONVENIO Nº 98 DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO RATIFICADO POR LA REPÚBLICA DEL
PARAGUAY Y QUE REGULA SOBRE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA, Y OTROS CONVENIOS ANÁLOGOS DE LA OIT
Conforme al Artículo 137 de la Constitución de la República establece que ella es la ley suprema de la
República. Ésta, los tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes
dictadas por el Congreso y otras disposiciones jurídicas de inferior jerarquía, sancionadas en
consecuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de prelación enunciado.
Así, entre los diversos convenios de la Organización Internacional del Trabajo – OIT que la República
del Paraguay ha ratificado y canjeado, en materia de concertación colectiva laboral tenemos el
Convenio Nº 98 sobre el derecho de sindicalización y negociación colectiva del año 1949, aprobado y
ratificado por ley del 21 de marzo de 1966.
Sin embargo, el Artículo 6 del Convenio 98 establece que el mismo no trata de la situación de los
funcionarios públicos en la administración del Estado y no deberá interpretarse, en modo alguno, en
menoscabo de sus derechos o de su estatuto. La norma jurídica transcripta precedentemente es
suficientemente clara acerca de que este convenio de la OIT no se aplica en la regulación de la
contratación colectiva en el sector público.
Por lo expuesto, en materia de convenios internacionales de la Organización Internacional del Trabajo
acerca de la negociación colectiva de condiciones de trabajo en el sector gubernamental, resulta
necesario remitirnos a otros instrumentos internacionales regulatorios de la cuestión que nos ocupa,
tales como el Convenio 151 del año 1978 y el Convenio 154 del año 1981.
Debe advertirse, sin embargo, que ambos convenios aludidos precedentemente no han sido ratificados
por la República del Paraguay, razón por la cual sus disposiciones no integran ni forman parte del
sistema jurídico nacional, no pudiendo, en consecuencia, exigirse su cumplimiento.
c)
OTROS
CONVENIOS DE LA
OIT
QUE NO HAN SIDO RATIFICADOS POR LA
REPÚBLICA
DEL
PARAGUAY
Y QUE
REGULAN SOBRE LAS RELACIONES DE TRABAJO Y LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
La OIT también ha dictado otras importantes herramientas jurídicas internacionales que regulan,
específica y precisamente, sobre las relaciones de trabajo en la administración pública y, asimismo,
sobre la negociación colectiva que puede ser aplicable a la administración pública.
Empero, tal como ha sido advertido más arriba, los convenios de la OIT que regulan específicamente
sobre la materia que nos ocupa no han sido hasta la fecha ratificados por la República del Paraguay, lo
cual implica que sus normas no forman parte del sistema jurídico paraguayo y, por ende, tampoco
podrían ser aplicados coercitivamente.
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En efecto, por una parte, tenemos el Convenio N° 151 Sobre las relaciones de trabajo en la
Administración Pública del 27 de junio de 1978, y, por otra parte, también tenemos el Convenio N° 154
Sobre la negociación colectiva del 19 de junio de 1981.
El primero de los convenios citados, en su Artículo 7, dispone expresamente que en los Estados
deberán adoptarse medidas adecuadas para estimular y fomentar el pleno desarrollo y utilización de
procedimientos de negociación entre las autoridades públicas competentes y las organizaciones de
empleados públicos acerca de las condiciones de empleo.
El segundo convenio aludido más arriba –en su Artículo 1, numeral 3– establece que sus normas sobre
negociación colectiva también tienen campo de aplicación en lo que se refiere a la administración
pública, y obliga a las autoridades nacionales a legislar, fijar o poner en práctica modalidades
particulares de aplicación de dicho convenio.
Por lo expuesto, una tarea pendiente de ejecución por parte del Estado paraguayo es la ratificación de
los Convenios N° 151 del 27 de junio de 1978 y N° 154 del 19 de junio de 1981, puesto que –tal como
ya lo hemos afirmado más arriba– el Convenio N° 98 del año 1949 no incluye a los funcionarios
públicos ni a la administración pública, razón por la cual sus normas son insuficientes o inadecuadas
para regular el tipo de contratación colectiva de condiciones de trabajo en el ámbito público que nos
ocupa. En el sentido expuesto, debe recordarse que el Artículo 137 de la Constitución de la República
dispone la aprobación y ratificación de los acuerdos, convenios y tratados internacionales, a los efectos
de su vigencia jurídica.
d)
LA LEY Nº 508/1994 DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN EL SECTOR PÚBLICO
Se ha afirmado antes de ahora que la República del Paraguay no ha ratificado los Convenios 151 y 154
de la OIT que obligan a los estados-parte a adoptar medidas adecuadas para estimular y fomentar el
pleno desarrollo y utilización de procedimientos de negociación entre las autoridades públicas
competentes y las organizaciones de empleados públicos acerca de las condiciones de empleo, y
también obligan a las autoridades nacionales de dichos estados-parte a legislar, fijar o poner en práctica
modalidades particulares de negociación colectiva en el ámbito de la administración pública,
respectivamente.
Sin embargo, debe destacarse que –aun cuando la República del Paraguay no hubiera ratificado ambos
convenios de la OIT referidos precedentemente– la Ley Nº 508/1994, promulgada el 27 de diciembre
de 1994, origina, ciertamente, los principios y enunciados generales establecidos en los convenios de la
OIT relativos al asunto que nos ocupa.
Pero, la Ley N° 508/1994 no sólo representa la materialización legislativa nacional de los Convenios de
la OIT N° 151 y N° 154, sino que también establece las normas legales que regulan el ejercicio del
derecho que la Constitución de la República le atribuye a los funcionarios o empleados públicos para
gozar de los derechos laborales establecidos en la misma. Así, la Ley N° 508/1994 constituye, pues, la
aplicación de las garantías instituidas en los Artículos 102 y 97 de la Constitución en beneficio de todos
los funcionarios y funcionarias públicos que sirven en los organismos y entidades del Estado
paraguayo.
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
Objeto y ámbito de aplicación de la Ley Nº 508/1994
En su Artículo 1°, la Ley N° 508/1994 establece que su objeto y principal propósito es establecer el
marco legal general dentro del cual se desarrollarán las negociaciones colectivas sobre condiciones de
trabajo que se celebraren entre el Estado y los funcionarios y empleados públicos. Aclara,
seguidamente, su Artículo 2°, que los sujetos afectados por dicha ley son los funcionarios y empleados
públicos de los organismos que componen la administración central, las entidades descentralizadas, las
empresas públicas, los bancos oficiales, las gobernaciones y las municipalidades.

Sujetos exentos de las normas de la Ley Nº 508/1994
No obstante el carácter de personal al servicio del Estado que ostentan ciertos y determinados
servidores públicos que ocupan cargos de relevante autoridad y jerarquía administrativa al frente de los
diversos organismos y entidades del Estado, precisamente porque debe tenerse en cuenta la importancia
de sus funciones, la representatividad que ostentan, y la autoridad investida a sus cargos, de acuerdo
con el Artículo 3° de la Ley N° 508/1994, se encuentran exceptuados de los beneficios y efectos
establecidos en los contratos colectivos de condiciones de trabajo los siguientes servidores públicos:
a) Los Ministros, los Vice-Ministros, Secretarios Generales, Secretarios Privados, Directores Generales,
Asesores y Miembros de Gabinete y quienes presten servicios en ámbitos del Poder Ejecutivo con
rangos equivalentes;
b) El Procurador General de la República;
c) Los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, miembros de los Tribunales de Apelación, del
Tribunal de Cuentas, del Superior Tribunal de Justicia Electoral, Jueces de Primera Instancia, Jueces de
Instrucción, Jueces de Paz Letrada, Jueces de Paz y los Actuarios;
d) El Fiscal General del Estado y los Agentes Fiscales;
e) Los integrantes del Consejo de la Magistratura;
f) El Defensor del Pueblo y sus Representantes;
g) El Contralor y el Subcontralor de la Contraloría General de la República;
h) El Presidente, los Directores y Gerentes de los Bancos oficiales, y los Directores y Gerentes que
actúen en su representación en cualquier Banco en que participe accionariamente el Estado;
i) Los Presidentes, Miembros de Consejos, Directores y Gerentes de entes estatales y organismos
descentralizados;
j) El personal de la Fuerza Pública, excepto del que trabaje en relación de dependencia como obrero o
empleado;
k) El personal diplomático que ostente rango de Embajador, Ministro o Consejero de Embajada;
Cónsules Generales, Cónsules y Vice Cónsules;
l) Quienes ejerzan cargos por elección popular o cumplan temporalmente funciones asimilables o de
jerarquía equivalente a los cargos mencionados en el presente Artículo; y
m)
Los Secretarios Generales, Secretarios, Directores, Vice Directores, Jefes y Sub Jefes de
Departamentos de ambas Cámaras del Congreso.

Negociaciones contractuales prohibidas por la Ley Nº 508/1994
Debe advertirse, asimismo, que –atendiendo a la especial naturaleza de la administración pública, en
cuyo ámbito prima el principio de legalidad de la administración– la Ley N° 508/1994 establece una
serie de prohibiciones relacionadas con determinadas cuestiones que no pueden ser objeto de
negociación.
6
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Así, el Artículo 4° de dicha ley prohíbe a las partes negociar asuntos relativos a la estructura y
organización de los organismos y entidades del Estado. Tampoco está permitido negociar sobre las
facultades de dirección, administración y fiscalización del Estado. En igual sentido, está vedado pactar
sobre cualquier otro modo de ingreso de funcionarios públicos y de promoción en la carrera
administrativa que se aparte del principio de idoneidad como único requisito para dichos menesteres.
Finalmente, la norma legal señalada impide taxativamente negociar los rubros no previstos en el
Presupuesto General de la Nación, debiendo, además, las tratativas salariales o económicas sujetarse a
la respectiva ley presupuestaria.
La doctrina expuesta por los autores del derecho administrativo que han estudiado este aspecto
específico de la cuestión que nos ocupa3, considera no-negociables a numerosos aspectos propios de un
contrato colectivo de condiciones de trabajo y, que al mismo tiempo, son los puntos de mayor interés
para el funcionario empleado del sector público.
El tema salarial y sus reajustes son algunos de los puntos más delicados, complejos y polémicos de la
cuestión. Ellos se relacionan con el derecho público financiero y presupuestario y no pueden
desconectarse de las políticas públicas en materia de ingresos y gastos de los recursos del Tesoro
Público. Por esta razón, una cláusula que, como regla general, estipule condiciones más favorables al
trabajador en materia de remuneraciones y adicionales en cualquier convenio colectivo, resulta
absolutamente incompatible con el orden público general.
La fijación de la remuneración en convención colectiva para el sector público no es tampoco
compatible con el orden jerárquico normativo. Al efecto, y para el derecho español, es interesante la
lectura del estudio preparado por Tomás Sala Franco, expresamente sobre el problema suscitado a raíz
de la celebración de convenciones colectivas en el sector público. La idea central de la doctrina se halla
explicada con conceptos plenamente válidos…el derecho a la negociación colectiva no es un derecho
absoluto, como no lo es ningún otro derecho reconocido por la Constitución. Al respecto, sostiene la
ilegalidad de las convenciones colectivas y cualquier acto que supere los topes presupuestarios. La
libertad de negociación reconocida en la Constitución no es absoluta: “Los límites a la libertad de
negociación, como cualquier otro derecho constitucional, sólo son legítimos si encuentran base en la
necesidad de proteger otros derechos constitucionalmente tutelados. Dichas limitaciones derivan
válidamente de la necesaria adecuación de la negociación colectiva a la política de rentas y
planificación que autoriza la misma Constitución”.4
Por tanto, los negociadores no podrían ni deberían convenir al respecto de los siguientes aspectos
puntuales: a) la cláusula de ajuste de remuneración que opere de manera automática; b) los convenios
no podrán afectar las facultades de dirección reservada al poder público; c) no se debe afectar la
productividad en virtud de modificaciones a las condiciones de trabajo, es decir, disminuir la
productividad; d) no se podrán admitir cláusulas que limiten las facultades de designación y promoción
del funcionario; e) no se deben admitir licencias, permisos, vacaciones o jubilaciones superiores a los
reconocidos en la legislación vigente; f) no se podrá limitar la incorporación de tecnología en el
servicio; etc.
3Ríos Ávalos (2003:72-74).
4Rodríguez Mancini (1990).
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
Aspectos que sí pueden ser negociados por las partes del contrato
En el lado opuesto existen materias que, al carecer de una consecuencia económica o financiera directa
o indirecta, sí podrían ser objeto de la negociación colectiva en el sector público, tales como: el
régimen disciplinario que no fuere establecido en la ley, el régimen del escalafón, el sistema de
calificaciones para promociones, el régimen de consultas técnicas, el derecho a la información, el
análisis del proyecto del presupuesto, la intervención con derecho a voz en la elaboración del
presupuesto, el derecho a la formulación de peticiones, observaciones al proyecto de presupuesto, la
regulación de procedimientos para negociar y resolver conflictos, preparación de reglas de evaluación,
de capacitación y concurso para ocupar cargos vacantes sin romper los principios de igualdad e
idoneidad, etc.

Contrato esencialmente regulado por el derecho administrativo
Otro aspecto que resulta necesario enfatizar se refiere a las normas que deben aplicarse en la
negociación colectiva en el sector público. Al respecto, el Artículo 12 de la Ley N° 508/1994 establece
que corresponde combinar las normas del derecho administrativo y laboral “en cuanto fuesen
aplicables” (sic).
Acerca de esta cuestión debe señalarse que el contrato colectivo de condiciones de trabajo en el sector
público es un contrato administrativo y que no es un contrato laboral. Esta distinción apuntada
precedentemente adquiere relevancia jurídica en razón de que en el derecho administrativo rige el
Principio de Legalidad, en tanto que en el derecho laboral rige el Principio de Licitud y, también, el
Principio de la Autonomía de la Voluntad, que son característicos del Derecho Privado.
Así pues, en virtud del Principio de Legalidad todos los actos de los agentes estatales deben fundarse
en la Constitución y en la ley, debiendo observarse severamente el orden de prelación de normas
establecidos en el Artículo 137 de la Constitución de la República, así se traten de actos individuales o
se traten de actos reglamentarios.
e)
LA LEY Nº 1.626/2000 DE LA FUNCIÓN PÚBLICA
Hemos visto que la Ley N° 508/1994 De la Negociación Colectiva en el Sector Público constituye,
básicamente, la normativa reglamentaria del derecho de los funcionarios y empleados públicos a
concertar convenios sobre condiciones de trabajo, establecido por los Artículos 102 y 97 de la
Constitución de la República. Pero no sólo esta ley contiene normas legales al respecto del asunto que
nos ocupa. En efecto, la Ley N° 1.626/2000 De la Función Pública también regula diversos aspectos
relativos a la negociación colectiva en el ámbito de los organismos y entidades del Estado.

Competencia exclusiva de la Secretaría de la Función Pública para homologar y registrar el
contrato colectivo de condiciones de trabajo celebrado en el ámbito público
Así, en su Artículo 96, inciso m), la precitada Ley de la Función Pública establece de manera clara e
incuestionable la atribución exclusiva de la Secretaría de la Función Pública para homologar y registrar
los reglamentos internos y contratos colectivos de condiciones de trabajo, subscriptos entre los
organismos y entidades del Estado y los sindicatos que representan a sus funcionarios y empleados
públicos.
8
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Acerca de la atribución legal señalada, es muy importante destacar que la homologación y registro de
dichos convenios colectivos se encuentra condicionada a que ellos “reúnan los requisitos de fondo y
forma para su validez”, conforme lo dispone la última parte del inciso legal referido precedentemente.
Por lo tanto, la Secretaría de la Función Pública, en todos los casos en que recibe contratos colectivos
de condiciones de trabajo celebrados entre las autoridades de los organismos y entidades del Estado y
los representantes de los respectivos sindicatos de trabajadores, analiza si dichos instrumentos se
ajustan y no se oponen a las normas legales previstas en la Ley de la Negociación Colectiva en el
Sector Público, en la Ley de la Función Pública, en la Ley del Presupuesto General de la Nación, y en
las demás leyes orgánicas de los organismos y entidades del Estado que fueren aplicables al contrato en
estudio. Si alguna de las cláusulas del contrato analizado es contraria a las normas legales señaladas
antes, el contrato en cuestión es homologado parcialmente, quedándose sin registración la cláusula
irregular.
También es importante tener en presente que la norma del Artículo 96, inciso m), de la Ley N°
1.626/2000 De la Función Pública ha derogado implícitamente el Artículo 10 de la Ley N° 508/1994
De la Negociación Colectiva en el Sector Público, el cual atribuía al Ministerio de Justicia y Trabajo la
facultad de registrar y publicar los contratos celebrados en el marco de la Ley N° 508/1994.
Consecuentemente con ello, a partir de la entrada en vigencia de la Ley de la Función Pública, al final
del año 2000, la Secretaría de la Función Pública es el único organismo del Poder Ejecutivo
competente para aprobar contratos colectivos de condiciones de trabajo del sector público, quedando
vigente para el Ministerio de Justicia y Trabajo la facultad de homologar los contratos colectivos
celebrados en el sector privado.

Preponderancia del interés general frente el interés particular del funcionario
Otro aspecto que la Ley de la Función Pública regula en materia de negociación colectiva de convenios
de condiciones de trabajo en el ámbito público, se refiere a la obligación de considerarse el interés
público. En efecto, el Artículo 51 de la Ley N° 1.626/2000 establece que la negociación colectiva de
contratos de trabajo se regirá por la ley especial que regule la materia –la Ley N° 508/1994–,
debiendo siempre considerarse el interés general implícito en el servicio público, con lo cual no se
hace otra cosa más que ratificar la aplicación –en los convenios colectivos del sector público– del
principio establecido por el Artículo 128 de la Constitución de la República, cuya primera parte
dispone: “En ningún caso el interés de los particulares primará sobre el interés general”.

Aspectos del contrato regulados por la Ley Nº 1.626/2000
Finalmente, la Ley de la Función Pública también regula casi la totalidad de los demás aspectos que
deben observarse en la negociación colectiva en el ámbito público.
Una de las facetas que se encuentra expresamente legislada en la Ley N° 1.626/2000 es la obligación de
establecer concursos públicos de oposición, tanto para el ingreso de las personas a la función pública,
como para el ascenso o promoción de los funcionarios y empleados públicos a otros cargos de jerarquía
administrativa o categoría salarial superior.
En tal sentido, los Artículos 15 y 35 de la antedicha Ley de la Función Pública establecen la
obligatoriedad de utilizar los concursos públicos de oposición para el nombramiento y promoción de
funcionarios públicos, bajo la pena de nulidad del nombramiento efectuado, a tenor de lo que dispone
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el Artículo 17 de esta misma ley. Este conjunto de normas legales recién aludidas concuerda con la
norma del Artículo 4°, inciso c), de la Ley N° 508/1994, a la que ya nos habíamos referido más arriba y
que establece la prohibición de negociar sobre el principio de idoneidad como requisito para el ingreso
y la promoción en las distintas carreras administrativas.

Aplicación específica del Código del Trabajo en el contrato
No obstante la preponderancia casi exclusiva de la Ley Nº 1.626/2000 “De la Función Pública” en
materia de regulación de los derechos del funcionario y empleado público, existen –sin embargo–
algunos aspectos de la relación entre los organismos o entidades del Estado y sus funcionarios o
empleados públicos que encuentran su sustento legal en varias disposiciones de la Ley N° 213/1993 del
Código del Trabajo.
En tal sentido, la misma Ley Nº 1.626/2000 “De la Función Pública”, en su Artículo 50, remite
expresamente las cuestiones relativas a las vacaciones, protección pre y postnatal de la funcionaria que
se encuentre en estado de gravidez, permisos por matrimonio, paternidad y fallecimiento del cónyuge,
etc., a las regulaciones establecidas a ese respecto por el Código del Trabajo.
La Ley del Presupuesto General de la Nación también se remite a las normas del Código del Trabajo
cuando trata algunos aspectos relacionados con beneficios económicos previstos a favor del funcionario
público, tales como la bonificación familiar, la compensación por insalubridad, etc.
Fuera de estos asuntos señalados precedentemente y de algunas cuestiones relacionadas con los
sindicatos y formalidades de la contratación colectiva, la Ley de la Función Pública y la Ley del
Presupuesto General de la Nación no hacen remisión expresa al Código del Trabajo, razón por la cual
las normas de este código no son aplicables a la función pública, sobre todo teniendo en consideración
la naturaleza jurídica de la función pública o del empleo público como parte integrante del Derecho
Administrativo (y no del Derecho Laboral).
Recuérdese en este sentido que el Artículo 102 de la Constitución de la República del Paraguay
establece que los derechos de los funcionarios y empleados públicos se ejercen “dentro de los límites
establecidos por la ley”, con lo cual se reafirma la importancia del principio de legalidad en las
cuestiones relativas a la función pública.
f)
LAS LEYES DEL PRESUPUESTO GENERAL DE LA NACIÓN
Otro de los instrumentos básicos que gobierna la contratación colectiva de condiciones de trabajo en el
sector público es el correspondiente Presupuesto General de la Nación, sus anexos y demás normas
reglamentarias. El Presupuesto General de la Nación tiene la particularidad de su vigencia anual
específica, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de cada año. En el ejercicio fiscal del año 2011 en
curso, la Ley N° 4.249/2011 es la que aprobó el Presupuesto General de la Nación para el Ejercicio
Fiscal 2011, incluyendo a sus Anexos. Esta ley –como también lo hicieron las anteriores leyes
presupuestarias que le antecedieron–, en su Artículo 35, advierte al Ministro, Presidente, Director, o
responsable principal de un organismo o entidad del Estado que acuerde contratos colectivos de
trabajo con remuneraciones y beneficios que no estén previstos o que excedan los créditos
presupuestarios aprobados por esta ley, sin el cumplimiento de las disposiciones de la Ley N°
508/1994 “De la Negociación Colectiva en el Sector Público”, que incurrirá en falta grave y que será
responsable personalmente conforme a las normas legales vigentes.
10
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Esta norma de la Ley del Presupuesto General de la Nación guarda estrecha consonancia con las
disposiciones de los Artículos 4°, inciso d), y 5° de la ya referida Ley N° 508/1994, que prohíben
negociar las cuestiones relativas a los rubros no previstos en el presupuesto y que obliga a sujetar las
tratativas salariales o económicas a la ley del presupuesto.
Las consideraciones jurídicas anteriormente expuestas evidencian que los agentes de los organismos y
entidades del Estado, quienes ostentan la representación de sus instituciones estatales en las gestiones
correspondientes a la negociación de los respectivos contratos o convenios colectivos de condiciones
de trabajo, carecen de una voluntad propia para negociar beneficios de naturaleza económica, sino que
deben en todo momento regir sus actuaciones por la autorización especial proveniente de la Ley del
Presupuesto General de la Nación. Por esta razón, el agente o la autoridad del ente negociador deberán
siempre revisar y tener en cuenta cuáles son sus facultades de negociación y no deberá extralimitarse en
el ejercicio de dichas facultades negociadoras.
En este sentido, el agente negociador deberá tener presente que cualquier omisión o compromiso
asumido fuera de sus facultades legales traerá como consecuencia la nulidad de lo negociado con los
sindicatos, en razón de que por aplicación del Principio de Legalidad del Derecho Administrativo, así
como de la norma del Artículo 137 de la Constitución de la República, los actos administrativos que
fueren irregulares porque sus agentes carecen de autorización legal para su otorgamiento, son
sancionados con la nulidad del mismo acto, sin perjuicio de la responsabilidad administrativa, civil y
penal del funcionario público que lo autorizó, conforme a lo dispuesto por el Artículo 106 de la misma
Constitución y por los Artículos 1833, 1834 y 1845 de la Ley Nº 1.183/1985 del Código Civil, así como
por el ya citado Artículo 35 de la Ley N° 4.249/2011 del Presupuesto General de la Nación para el
Ejercicio Fiscal 2011.
Pero, no sólo la Ley del Presupuesto General de la Nación es aplicable a la negociación colectiva de
condiciones de trabajo en el sector público. También forman parte del sistema normativo que enmarca
dicha negociación, primeramente, y la ejecución del contrato, posteriormente, las disposiciones de los
Anexos del Presupuesto, tales como el Clasificador Presupuestario, y, asimismo, los decretos
reglamentarios de dichos instrumentos legales, cuyas disposiciones de orden público también deben ser
observadas y acatadas, bajo pena de nulidad, por las partes firmantes de todo y cualquier contrato o
convenio colectivo de condiciones de trabajo en el sector público.
Como corolario de estas breves reflexiones en torno a la Ley del Presupuesto General de la Nación
debe traerse a colación lo dispuesto por el Artículo 215, segunda parte, de la Constitución de la
República que establece la imposibilidad de delegarse a otro órgano del Estado que no sea el Congreso
las cuestiones legislativas presupuestarias. Esta prohibición de rango constitucional tiene razón en el
hecho de que la aprobación del presupuesto tiene una importancia gravitante por el control de las
inversiones del dinero público. De ahí la advertencia señalada en el referido Artículo 35 de la Ley del
Presupuesto acerca de la in-negociabilidad de remuneraciones o beneficios que no estén previstos o
que excedan las previsiones legales presupuestarias.
Acerca de esta mismo aspecto, se cuestiona si el acuerdo, contrato o convenio colectivo subscripto
tiene o no efecto vinculante para el Congreso Nacional. Algunos autores especialistas en la materia
particularmente consideran que no tienen efecto vinculante, porque si bien la facultad de negociar no
establece límites, el Congreso, como guardián supremo de los intereses generales del país, sí puede
11
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fijarlos y porque tiene la facultad de rechazar totalmente el proyecto de Presupuesto presentado a su
estudio por el Poder Ejecutivo. Y esto es así por igual exigencia a la establecida para la actuación de los
negociadores representantes de los trabajadores que deja supeditada a la decisión de la Asamblea
General de asociados del sindicato la aprobación de los contratos colectivos5.
IV - LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA PÚBLICA EN EL ÁMBITO MUNICIPAL
Decíamos antes de ahora que en el ámbito municipal también se aplica, básicamente, la Ley Nº
508/1994 De la negociación colectiva en el sector público, aunque su aplicación ofrece algunas
particularidades especiales referidas, principalmente, a los aspectos financieros y presupuestarios
municipales que se encuentran regulados por las normas especialmente establecidas para ese efecto en
la Ley N° 3.966/2010 Orgánica Municipal.

La autonomía municipal debe ser ejercida dentro del marco de la ley
En efecto, sin dejar de tener presentes la autonomía y autarquía municipal, garantizadas por la
Constitución de la República –las cuales deben ser ejercidas “con arreglo a la ley” 6–, la negociación
colectiva de condiciones de trabajo entre las municipalidades de la República y los funcionarios
municipales también se rige por las normas de la Ley Nº 508/1994 De la negociación colectiva en el
sector público.
A este respecto, el Artículo 2º de la precitada ley establece, expresamente, que los sujetos afectados por
sus normas también abarcan a funcionarios y empleados públicos de las municipalidades, excepto a los
intendentes y concejales municipales, quienes ejercen sus funciones por elección popular, y a las demás
autoridades jerárquicas municipales conforme a los incisos l) y m) del Artículo 3º de la misma Ley N°
508/1994.
Pese a la validez de la autonomía municipal normativa que ha sido aludida más arriba, en la
contratación colectiva de condiciones de trabajo realizada en el ámbito municipal, sin embargo, deben
observarse las mismas prohibiciones establecidas en el Artículo 4º de la Ley Nº 508/1994 para los
demás organismos y entidades del Estado paraguayo. Tales prohibiciones se refieren, precisamente, la
imposibilidad de negociarse aspectos relacionados con la estructura y organización institucional de la
municipalidad, así como sobre las facultades de administración, dirección y fiscalización que
jurídicamente le son atribuidas a las máximas autoridades comunales: el intendente y concejales
miembros de la junta municipal. Tampoco puede ser objeto de negociación colectiva en el ámbito
municipal el principio de idoneidad como requisito para el ingreso y la promoción en la función
pública, ni los rubros presupuestarios no previstos en el presupuesto municipal.
5Altamirano (1995:23).
6Véanse los Artículos 166 y 168 de la Constitución de la República: “Serán atribuciones de las municipalidades, en su
jurisdicción territorial y con arreglo a la ley: …3. la administración y disposición de sus bienes; 4. La elaboración de su
presupuesto de ingresos y egresos; …6. el dictado de ordenanzas, reglamentos y resoluciones…”.
Asimismo, véase el Artículo 5° de la Ley N° 3.966/2010 Orgánica Municipal: “Las municipalidades son los órganos de
gobierno local con personería jurídica que, dentro de su competencia, tienen autonomía política, administrativa y
normativa, así como autarquía en la recaudación e inversión de sus recursos, de conformidad al Artículo 166 de la
Constitución Nacional”.
12
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
Necesaria aprobación del contrato por parte de la Junta Municipal
Teniendo en cuenta que el convenio colectivo de condiciones de trabajo en el ámbito municipal debe
ser necesariamente aprobado por la Junta Municipal, los aspectos presupuestarios afectados por el
convenio colectivo pueden ser considerados y aprobados en el momento cuando el intendente
municipal remita al órgano legislativo municipal el contrato negociado para su aprobación.
En efecto, primeramente, durante la negociación del contrato, la representación de las entidades
descentralizadas, gobernaciones o municipalidades será ejercida por una comisión designada según
corresponda. Luego, una vez celebrado el acuerdo, el contrato deberá ser instrumentado mediante el
acto administrativo pertinente7.
Así, en el mismo sentido expuesto precedentemente, debe tenerse en cuenta que el gobierno municipal
es ejercido por la Junta Municipal y la Intendencia Municipal, y que la Junta Municipal es el órgano
normativo, de control y deliberante, en tanto que la Intendencia Municipal tiene a su cargo la
administración general de la municipalidad8.
Por tanto, dadas las premisas jurídicas enunciadas en los párrafos precedentes, no cabe duda alguna
acerca de la participación conjunta de ambos órganos municipales en la negociación, celebración y
aprobación del contrato colectivo de condiciones de trabajo en el ámbito municipal.

Limitaciones legales establecidas en relación con el presupuesto asignado al pago de servicios
personales
Otro importantísimo aspecto relacionado, exclusivamente, con el funcionariado público municipal
consiste en la condición legal a la que se encuentra sujeto el presupuesto municipal concerniente a los
gastos en el objeto correspondiente a los servicios personales. A este respecto, la Ley Orgánica
Municipal establece, implícitamente, la prohibición de erogar más del 60% de los ingresos corrientes
ejecutados durante el ejercicio presupuestario del año inmediato anterior9.
Por lo tanto, en la contratación colectiva municipal, la disposición legal negativa referida en el párrafo
precedente, también debe ser añadida a las demás prohibiciones legales establecidas en el Artículo 4º
de la Ley Nº 508/1994 que ha sido comentado anteriormente.
Asimismo, cabe tener en cuenta que la Ley Nº 3.966/2010 Orgánica Municipal, en su Artículo 220,
establece de manera expresa la aplicación a los funcionarios municipales de las normas de la Ley de la
Función Pública, con lo cual se ratifica la vigencia de dicha ley reguladora de la función pública
también en el ámbito municipal.
7Acerca de la representación de la municipalidad durante la negociación del contrato, por una parte, y de la autorización
administrativa para celebrar el contrato, por otra parte, considérense las normas jurídicas de los Artículos 6° -párrafo cuarto–
y 10° -primer párrafo– de la Ley N° 508/1994, respectivamente.
8Véase el Artículo 20 de la Ley N° 3.966/2010 Orgánica Municipal.
9Acerca de esta prohibición específica, véanse los Artículos 179 y 279 de la Ley Nº 3.966/2010 Orgánica Municipal:
“Servicios personales.- Las municipalidades no podrán gastar en servicios personales más del 60% (sesenta por ciento) de
sus ingresos corrientes ejecutados, según el último informe anual de ejecución presupuestaria. Las remuneraciones del
personal municipal serán establecidas en la Ordenanza de Presupuesto, de acuerdo con las posibilidades económicas de la
Municipalidad”; y, “Servicios personales.- Los gastos de los ingresos corrientes en servicios personales establecidos en el
Artículo 179 de esta Ley, se aplicarán de la siguiente manera: a un año de la vigencia de la Ley, el límite será el 85%
(ochenta y cinco por ciento), a los dos años, el 75% (setenta y cinco por ciento), a los tres años, el 65%(sesenta y cinco por
ciento), y a los cuatro años, el 60% (sesenta por ciento)”, respectivamente.
13
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
Responsabilidad personal del intendente y concejales municipales
Por último –del mismo modo en que la Ley del Presupuesto General de la Nación actualmente
vigente10 atribuye la responsabilidad personal de la autoridad de todo organismo o entidad del Estado
que celebre contratos colectivos de condiciones de trabajo contraviniendo las normas legales y
presupuestarias aplicables al caso– en el ámbito administrativo municipal tanto el intendente municipal
como los concejales municipales tampoco están exentos de responsabilidad administrativa, civil y
penal en razón de haber incurrido en alguna conducta irregular durante la negociación, celebración y
ejecución de contratos colectivos de condiciones de trabajo.
En efecto, la Ley Nº 3.966/2010 Orgánica Municipal, en su Artículo 276, establece cuáles son las
responsabilidades de las autoridades municipales. Al respecto, la precitada norma legal dispone: “Los
miembros de la Junta serán personalmente responsables con sus bienes, conforme a las leyes civiles y
penales, por los perjuicios ocasionados a la Municipalidad en el ejercicio de sus funciones, por actos y
operaciones, cuya realización autoricen en contravención a las disposiciones legales vigentes, salvo
aquéllos que hubieren hecho constar su voto en disidencia en el acta de la respectiva sesión o los
ausentes con permiso previo. El Intendente y los demás funcionarios municipales están sujetos a la
responsabilidad civil y penal por incumplimiento de las disposiciones de esta Ley en el desempeño de
sus funciones. La acción para hacer efectiva la responsabilidad civil prescribe a los dos años,
contados desde la fecha de finalización de sus funciones”.
Por consiguiente, de acuerdo con la ley aplicable, los intendentes y concejales municipales son
personalmente responsables de todo daño patrimonial que pudiere sufrir la municipalidad respectiva
debido a negociar, celebrar y/o ejecutar contratos colectivos de condiciones de trabajo sin observar el
cumplimiento de las normas legales aplicables al caso.
V – DERECHO SINDICAL Y NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN EL SECTOR PÚBLICO
Tal como fue señalado más arriba, la aludida Ley Nº 508/1994 “De Negociación Colectiva en el Sector
Público” dispone que la aplicación de sus normas a los procesos de negociación colectiva en el sector se
realizará “…combinando las normas del derecho administrativo y laboral en cuanto fuesen
aplicables…” (Artículo 12). Esta disposición legal permite la aplicación de manera armónica y
combinada de toda la regulación del derecho de sindicalización que es pertinente en el ámbito de la
función pública y que se encuentra presente en las diversas normas de la Ley Nº 1.626/2000 “De la
Función Pública”, así como de la misma Ley Nº 508/1994 “De Negociación Colectiva en el Sector
Público”, y de la Ley Nº 213/1993 del Código del Trabajo.
No obstante, debe tenerse presente que el derecho de sindicalización en los organismos y entidades del
Estado se ejerce siempre teniendo en consideración el interés general implícito en el servicio público
(Artículo 110 de la Ley Nº 1.626/2000 “De la Función Pública”).
A partir de estas consideraciones, las siguientes disposiciones del derecho de sindicalización del
funcionario público son aplicables a las negociaciones colectivas en el sector público:
10Ley Nº 4.581/2011 “Que aprueba el Presupuesto General de la Nación para el Ejercicio Fiscal 2012”, Artículo 36: “El
Ministro, Presidente, Director o responsable principal de un Organismo o Entidad del Estado (OEE) que acuerde contratos
colectivos de trabajo con remuneraciones y beneficios que no estén previstos o excedan los créditos presupuestarios
aprobados por esta Ley, sin el cumplimiento de las disposiciones de la Ley Nº 508/1994 “DE LA NEGOCIACIÓN
COLECTIVA EN EL SECTOR PÚBLICO”, incurrirá en falta grave y será responsable personalmente conforme a lo
establecido en las normas legales vigentes”.
14
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a)
En representación de los funcionarios y trabajadores del Estado, solamente podrán ser
negociadores en el sector público las organizaciones gremiales o federaciones con personería gremial
reconocida, a través de una comisión negociadora designada (Artículo 6º de la Ley Nº 508/1994 “De
Negociación Colectiva en el Sector Público”).
Los representantes del sindicato negociador (o de los sindicatos, en caso que así fuere) deberán justificar
su personería para celebrar el contrato colectivo (Artículo 327 del Código del Trabajo). La personería
gremial será acreditada con la resolución de la Autoridad Administrativa del Trabajo 11 que inscribe al
sindicato y la nómina de los negociadores del contrato colectivo designados, conforme a los requisitos
que se establecen en los estatutos del sindicato respectivo.
En caso de existir pluralidad de organizaciones sindicales con derecho a negociar en un sólo organismo o
entidad del Estado, y si no existiere acuerdo respecto a la conformación de la comisión negociadora, la
Autoridad Administrativa del Trabajo procederá a definir el número de miembros que les corresponda a
cada parte. A tal fin tomará en cuenta la cantidad de socios cotizantes que posea cada sindicato en el
sector que corresponda (Artículo 7º de la Ley Nº 508/1994 “De Negociación Colectiva en el Sector
Público”).
b)
La garantía de la estabilidad alcanza hasta a cuatro negociadores del contrato colectivo, desde la
notificación al respectivo organismo o entidad del Estado, por cualquier medio, hasta seis meses después
de homologado y registrado el contrato respectivo (Artículo 318, inciso d), del Código del Trabajo en
concordancia con los Artículos 124 y 125 de la Ley Nº 1.626/2000 “De la Función Pública”). En el
sector público, la garantía de estabilidad sindical consiste en la prohibición de traslado o envío en
comisión del funcionario delegado negociador –salvo aceptación expresa de éste– durante el período de
vigencia de la estabilidad.
c)
Previo a su homologación y registro, todo Contrato Colectivo de Condiciones de Trabajo firmado
deberá ser aprobado por la Asamblea General del sindicato negociador, de conformidad con los requisitos
para la validez de las Asambleas Generales que se estipulan en la Ley Nº 1.626/2000 “De la Función
Pública” (Artículos 116 y 117 inciso d) de la precitada ley). La aprobación deberá ser por la mayoría que
se establezca en los Estatutos respectivos o, en su defecto, por mayoría simple.
d)
El Contrato Colectivo de Condiciones de Trabajo homologado y registrado, beneficia igualmente
a los funcionarios del organismo o entidad del Estado que no sean asociados al sindicato negociador y a
los no sindicalizados (Artículo 11 de la Ley Nº 508/1994 “De Negociación Colectiva en el Sector
Público”).
11De acuerdo con el Artículo 407 de la Ley Nº 213/1993 del Código del Trabajo, la Autoridad Administrativa del Trabajo
en este caso es el Ministerio de Justicia y Trabajo o sus dependencias. La Secretaría de la Función Pública, creada por el
Artículo 93 de la Ley Nº 1.626/2000 “De la Función Pública”, no forma parte de dicho ministerio del Poder Ejecutivo
razón por la cual ella no es competente para registrar, otorgar personería gremial y autorizar el funcionamiento de los
sindicatos de funcionarios y del personal al servicio de los organismos y entidades del Estado, aunque sí es legalmente
competente para homologar y registrar los contratos colectivos de condiciones de trabajo que celebren los organismos y
entidades del Estado, según lo establece la norma del Artículo 96, inciso m), de la precitada Ley Nº 1.626/2000.
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e)
Todo contrato colectivo de trabajo debe ser redactado y firmado, bajo pena de nulidad, en tres
ejemplares: Uno para el organismo o entidad del Estado, otro para la representación sindical, y el tercero
para ser presentado para su homologación y registro ante la Secretaría de la Función Pública (Artículo
328 del Código del Trabajo).
f)
El contrato colectivo de trabajo producirá efectos legales desde el momento en que fuera
homologado y registrado por la Secretaría de la Función Pública, a petición de cualquiera de las partes
(Artículo 328 del Código del Trabajo, en concordancia con el Artículo 96, inciso m), de la Ley Nº
1.626/2000 “De la Función Pública”).
g)
Todo contrato colectivo es revisable total o parcialmente cada dos años, a petición escrita de
cualquiera de las partes que lo hubiesen celebrado, en los términos siguientes: Si lo pidiesen los
sindicatos de funcionarios, la revisión se hará siempre que los solicitantes representen cuanto menos el
51% (cincuenta y uno por ciento) de la totalidad de los agremiados afectados por el contrato (Artículo
333 del Código del Trabajo).
h)
En caso de disolución del sindicato de funcionarios que haya sido parte de un contrato colectivo,
aquéllos continuarán prestando sus servicios en las condiciones pactadas en el contrato (Artículo 338 del
Código del Trabajo).
i)
Son aplicables al sector público las estipulaciones que rigen la celebración y naturaleza de los
convenios colectivos de condiciones de trabajo que adquieren rango de Contrato-Ley, es decir, aquellos
contratos colectivos que hayan sido celebrados por las dos terceras partes de los funcionarios de la
Administración Pública (Artículo 344 y siguientes del Código del Trabajo).
VI – BIBLIOGRAFÍA
Cristaldo, Jorge Darío (2008), “Convenios colectivos públicos, inconstitucionales e ilegales”, en Diario
ABC Color, edición impresa publicada en Asunción, Paraguay, por Editorial Azeta S.A., el
domingo 05 de octubre de 2008 (disponible en la página web: http://archivo.abc.com.py/2008-1005/articulos/456905/convenios-colectivos-publicos-inconstitucionales-e-ilegales, 30-07-2012.
Ríos Ávalos, Bonifacio, Dr. (2003), La Teoría del Derecho y el Contrato Colectivo en la Función
Pública, 2da. Edición Actualizada, Intercontinental (ed.), Asunción, Paraguay.
Rodríguez Mancini, Jorge, Dr. (1990), La negociación colectiva, Astrea (ed.), Buenos Aires, Argentina.
Altamirano A., José V., Dr. (1995), Negociación Colectiva – Apuntes Esquemáticos, Litocolor (ed.),
Asunción, Paraguay.
VII – RESEÑA BIOGRÁFICA DEL AUTOR
El autor de este documento –el señor Juan Carlos Boggino– es abogado de profesión y consultor legal
externo contratado por la Secretaría de la Función Pública, organismo dependiente de la Presidencia de
la República del Paraguay, desde el año 2009, previo concurso de méritos y aptitudes realizado en el
mes de noviembre de 2008, de conformidad con las Políticas para la Selección y Contratación de
Consultores financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que fueron establecidas en
el Documento (BID) GN-2350-7.
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El autor es experto en las ramas del Derecho Público (Derecho Administrativo, Constitucional,
Financiero, Tributario) habiéndose desempeñado como consultor jurídico, desde el año 1991, para
diversos organismos y entidades del Estado paraguayo, tales como: el Ministerio de Industria y
Comercio, el Ministerio de Justicia y Trabajo, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Hacienda, el
Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, el Ministerio Público o Fiscalía General del Estado, el
Consejo Impulsor del Sistema Nacional de Integridad (CISNI), el Banco Central del Paraguay, la
Entidad Binacional Yacyretá, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Corte Suprema de
Justicia, así como para la Municipalidad de la Ciudad de Asunción, y para diversas agencias de
cooperación internacional que apoyan programas y ejecutan proyectos relativos al sector público, entre
las cuales se encuentran: USAID, JICA, PNUD, BID, BM, GTZ/GIZ, la Unión Europea.
En el ámbito de su práctica profesional en el sector privado, el autor de este documento también ha
asesorado jurídicamente, y ha actuado y defendido administrativa y judicialmente a diversas empresas
comerciales como abogado matriculado ante la Corte Suprema de Justicia de la República del
Paraguay, en procesos contencioso-administrativos tramitado ante la administración pública y los
tribunales de la República del Paraguay.
Asimismo, el autor se ha desempeñado como profesor contratado de las cátedras de Finanzas Públicas
y de Derecho Tributario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas de la Universidad Católica
Nuestra Señora de la Asunción, en Asunción, Paraguay, y ha dictado cursos para la formulación de
diseños y estrategias de políticas públicas para prevenir y erradicar la corrupción para programas
apoyados y financiados por la Agencia Internacional de Cooperación del Gobierno de los Estados
Unidos de América (USAID, por sus siglas en idioma inglés).
E-mail: juancarlos.boggino@pstbn.com.py
Tel. & Fax (++ 595 21) 66 35 36
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