COLOR La noche

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COLOR La noche
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La noche y su luz en
la pintura occidental
Victoria Eugenia Arenal
Dar imagen a la luz de la noche, con sus colores sin luz, requirió el trabaj
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us colores sin luz, requirió el trabajo de siglos
“Limitado es el tiempo de la luz,
pero sin tiempo y sin espacio
es el imperio de la noche”
(Novalis. Himnos a la noche)
al vez la ausencia de espacio y tiempo
originó la tardanza en la representación de la luz nocturna en la pintura. Se necesita tiempo para interpretar y comprender la representación del mundo tridimensional en sólo dos de sus dimensiones,
pintar y entender el espacio son constantes de la pintura; sin embargo, dar imagen
a la luz de la noche, con sus colores sin luz,
requirió el trabajo de milenios. En un principio, la noche se evoca de forma simbólica con el azul ultramar y las estrellas amarillas, como ocurre en la civilización egipcia hasta, exceptuando pequeñas
incursiones sobre todo de los pintores renacentistas alemanes, la cultura barroca
en el siglo XVII, cuando los sentimientos
triunfan plenamente y nombrar y recordar
la noche, aunque avive recuerdos sobrecogedores, sirve para llegar al alma antes que
las palabras. Una vez que los artistas nos
enseñaron a ver y percibir la noche, su
imagen persiste en la memoria con un amplio repertorio de emociones.
La importancia de la noche en la astronomía y filosofía se hace patente en las primeras civilizaciones. En la cultura egipcia
es una diosa mítica, ancestral. De acuerdo
con un mito, el dios Atón había creado el
mundo a partir de sus fluidos internos. De
esta forma surgieron los primeros dioses:
Shu, el aire, y Rfenis, la humedad. Estos
dioses procrearon a Gueb, la tierra, y Nut,
el cielo. Nut también aparece en el panteón egipcio como la diosa creadora del universo físico y la reguladora de los movimientos de los astros. Se la representa como bóveda celeste en forma de una mujer
inclinada sobre la Tierra apoyándose en
ella con los pies y las manos. Se creía que
por la noche engullía al Sol y lo hacía renacer cada mañana. Esta es la primera representación de la noche, presente en muchas de las tumbas egipcias. De aquí en
adelante el cielo nocturno se pintará de
forma simbólica: azul para el cielo y amarillo o dorado para las estrellas. Las figuras
de las escenas nocturnas se pintarán con
los colores propios de la luz del día, ajenas
al devenir de las horas oscuras. Los griegos, los romanos, el cristianismo del románico y gótico, incluso el renacimiento, conservarán esta forma de representación.
T
JANO 3-9 MARZO 2006. N.º 1.597
.
www.doyma.es/jano
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En el Beato de Liébana (siglo VIII d.C.),
los ángeles bajan del cielo, una franja horizontal de color azul oscuro, anunciando
con su trompeta el tiempo venidero. Giotto, en el fresco La adoración de los Reyes
Magos (siglo XIV), introduce una novedad
en la representación del cielo estrellado:
una especie de estrella-meteorito surca el
cielo, haciéndose eco de las teorías de la
época. En El sueño de Constantino
(1466), Piero de la Francesca avanza un
paso más: pinta el entorno con colores sin
luz, típicos de la noche, y utiliza un foco de
luz cenital que proviene del ángel que se le
aparece a Constantino. Sin embargo, las escenas nocturnas iluminadas por focos de
luz empezarán a tomar cuerpo con los pintores renacentistas alemanes, caso de La
Natividad (1520), de Baldung Grien, escena nocturna con dos focos de luz: la luna
que ilumina el paisaje de fondo y el niño Jesús que ilumina el interior. Serán los pintores alemanes del siglo XVI los primeros en
representar y recrear la luz de
la noche gracias a su amor por
la descripción de la realidad,
incluyendo la visión de la luna
llena, elemento característico
de los nocturnos de aquí en
adelante, haciendo posible su
renacer en el Romanticismo
alemán en la obra del pintor
Caspar David Friedrich, cuyos
cuadros nocturnos retoman las
obras de Baldung, Altdorfer y
Grünewald en el siglo XIX.
En España, en 1607, El Greco
nos sorprende con una representación de Toledo bañado por
una luz lunar, quizá el primer
paisaje autónomo de la pintura
y el primer nocturno como tal.
Una visión mística acorde con
los textos de Santa Teresa de
Jesús y San Juan de la Cruz, sin
olvidar las teorías neoplatónicas renacentistas, donde la luz
desempeñaba un importante
papel. Su interés por los efectos
de la noche y sus luces artificiales se remontan a 1576 cuando pinta un niño
soplando una vela, El soplón, anticipándose a las obras del francés Georges de la Tour,
bajo las influencias del maravilloso y admirado Tiziano, a quien El Greco visitó en Venecia en su viaje hacia España. Tiziano investiga los efectos de la luz nocturna hacia 1530,
como en La Virgen con el Niño y Santa Catalina, Adoración de los pastores y Virgen
con niño en paisaje de noche (1562), escenas religiosas que transcurren en la noche, en paisajes nocturnos de fondo y luz artificial en los primeros planos de las figuras.
Siglo VIII
En el Beato de
Liébana la noche
se evoca de
forma simbólica
con el azul
ultramar y las
estrellas amarillas,
como ocurre en la
civilización
egipcia.
Siglo XIV
Giotto, en el fresco
La adoración de
los Reyes Magos
introduce una
novedad en la
representación del
cielo estrellado:
una especie de
estrella-meteorito
surca el cielo,
haciéndose eco de
las teorías de la
época.
Siglo XV
En El sueño de
Constantino (1466),
Piero de la
Francesca avanza
un paso más: pinta
el entorno con
colores sin luz,
típicos de la
noche, y utiliza un
foco de luz cenital
que proviene del
ángel que se le
aparece a
Constantino.
Siglo XVI
La Natividad (1520),
de Baldung Grien,
escena nocturna
con dos focos de
luz: la luna que
ilumina el paisaje
de fondo y el niño
Jesús que ilumina
el interior.
Siglo XVI
Tiziano investiga los
efectos de la luz
nocturna hacia
1530, como en
Virgen con niño en
paisaje de noche
(1562), escena
religiosa que
transcurre en la
noche, en paisajes
nocturnos de fondo
y luz artificial en los
primeros planos de
las figuras.
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Siglo XVI
El interés por los
efectos de la
noche y sus luces
artificiales en El
Greco se
remontan a 1576
cuando pinta El
soplón, un niño
soplando una vela.
En 1607, El Greco
nos sorprende con
una representación
de Toledo bañado
por una luz lunar,
quizá el primer
paisaje autónomo
de la pintura y el
primer nocturno
como tal.
Siglo XVII
Es en este siglo
cuando la
representación de
la noche en el arte
avanza
rápidamente,
gracias a los
descubrimientos
de Newton en el
terreno de la luz,
con cuadros de un
realismo a veces
sobrecogedor:
Georges de la
Tour, Caravaggio,
Rembrandt,
Velázquez.
Siglo XVIII
A finales de éste,
Turner comienza
su carrera como el
precursor del
nocturno moderno
con su serie de
escenas en el
Támesis y
Londres, perfilado
en el oscuro
horizonte.
La introducción de la luz artificial con velas se convertirá en un tema pictórico en el
siglo XVII, en pleno barroco. Un arte basado
en la complicación y el adorno de los conceptos, en la mezcla de la realidad y la ilusión y en el ilusionismo para alcanzar el
efectismo. Es en este siglo cuando la representación de la noche en el arte avanza rápidamente gracias a los descubrimientos
de Newton en el terreno de la luz, pues los
artistas quieren ver y comprobar la descomposición de la luz y sus efectos, de ahí
el interés por la luz en los interiores, con
cuadros de un realismo a veces sobrecogedor: Georges de la Tour, Caravaggio, Rembrandt, Velázquez. Evolución que se prolonga en el siglo XVIII con las teorías estéticas de Kant sobre lo bello y lo sublime: “La
noche es sublime, el día es bello. Los temperamentos que poseen un sentimiento de
lo sublime, cuando la temblorosa luz de las
estrellas rasga a través la parda sombra de
la noche y la luna solitaria está en el horizonte, son atraídos poco a poco por la calma silenciosa de una noche de verano, a
sensaciones supremas de amistad, de desprecio del mundo, de eternidad. Lo sublime conmueve, lo bello encanta”. La estética romántica queda definida por primera
vez. A finales del siglo XVIII Turner comienza su carrera como el precursor del nocturno moderno con su serie de escenas en el
Támesis y Londres, perfilado en el oscuro
horizonte. A principios del siglo XIX, con el
Romanticismo, los valores nocturnos empiezan a expresar estados de ánimo y se
convierten en tema autónomo del arte. La
luz de la luna será el tema del cuadro, reflejándose en las aguas de lagos y mares. En
música se crea una forma específica para el
piano: nocturnos, aunque anteriormente
existieran músicas nocturnas como El claro de luna, de Beethoven. Chopin será el
romántico nocturno por excelencia. La intimidad del artista, sus sentimientos en las
horas oscuras de la noche, se desnuda ante
los espectadores, compartiendo y provocando nuevas sensaciones. El máximo representante de la noche romántica será
Caspar David Friedrich, sin olvidarnos del
inglés William Blake.
Siglo XIX
Con el
Romanticismo, los
valores nocturnos
empiezan a
expresar estados
de ánimo. El
máximo
representante de
la noche
romántica será
Caspar David
Friedrich.
Evidentemente, la representación nocturna no termina con el Romanticismo, se
prolonga en el Impresionismo, Simbolismo... El presente artículo tomó cuerpo gracias a la exposición “Luz de gas. La noche y
sus fantasmas en la pintura española, 18801930”, que organizó la Fundación Mapfre
en Madrid, cuyo catálogo les recomiendo
para continuar el recorrido de la interpretación de la luz nocturna en la pintura.J
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