SERGIO GARCÍA NIÑO EL NO LA SABE METER.. EN LOS MAJORS 2ª ÉPOCA • NÚMERO 69 • 17 DE SEPTIEMBRE DE 2013 INCLUYE ÍNTEGRO EL AS COLOR NÚMERO 69 DEL 12 DE SEPTIEMBRE DE 1972 2 3 SERGIO GARCÍA SU GOLF Y SU VIDA, SIEMPRE EN UNA MONTAÑA RUSA 4 5 Sergio García, una de las grandes figuras del golf en el mundo, ha cosechado numerosos éxitos por todo el planeta. Pero en un deporte donde la consagración se mide en el número de grand slam que se poseen, a sus 33 años García no ha parado de perseguir su momento. ¿Ha triunfado o ha fracasado? Tal vez, pero es demasiado pronto para juzgar... EL DE MÁS PROYECCIÓN. En 1999, el testigo de Olazábal lo cogió un joven de Castellón, Sergio García, que destacaba sin parangón en el mundo amateur y con una ilusión desbordante. Con sólo 19 años, sacudió las bases del golf mundial tras ser segundo en el PGA Championship de Chicago GRANDES GOLPES. En 1999, en el Medinah Country Club, exhibió golpes al alcance de pocos, como un hierro 6 con la bola reposada en las raíces de un árbol del hoyo 16. FERNANDO LÓPEZ DE LORENZO/ M ientras vive pendiente de desmontar todas las críticas extradeportivas que lo rodean, el golf español goza de uno de los momentos más brillantes de su historia. Los grandes profesionales españoles (hombres y mujeres) copan las primeras plazas de los mejores torneos del mundo, llenan líneas de los diarios locales y nacionales de los países que pisan y, en definitiva, conforman una de las mejores y más laureadas sagas que este deporte ha dado a nuestro país: Miguel Ángel Jiménez, Gonzalo Fernández-Castaño, Rafael Cabrera-Bello, Beatriz Recari, Belén Mozo, Pablo Larrazábal, Álvaro Quirós, Azahara Muñoz, Álvaro Velasco, Eduardo de la Riva, Car- lota Ciganda y José Manuel Lara, entre muchos otros. Y al frente de todos ellos, la figura de Sergio García. El origen del heredero. Entre 1977 y 1999, España vivió una época golfística dorada. En 22 años, Severiano Ballesteros, primero, y José María Olazábal, después, acercaron a la sociedad española a un deporte estigmatizado, prácticamente desconocido y encumbraron a nuestro país como una mina de buenos talentos, como un lugar donde el golf podía prosperar. Tres British Open y cuatro Masters de Augusta bordaron de oro la carta de presentación de este deporte. Sin embargo, durante esos boyantes años, ni Seve ni Chema apreciaban relevo alguno a la altura de su le- gado más allá de la preciosa persistencia del malagueño Miguel Ángel Jiménez, todavía hoy indestructible. Hasta 1999. Tras ganar su segundo Masters en abril de aquel año, Olazábal, que aquejaba graves problemas físicos, alcanzó el culmen de su carrera. Ese penúltimo arreón del donostiarra sacó de la penumbra al golf español y alumbró a una cantera que vivía olvidada. El testigo fue a parar a manos de un valioso joven, un golfista con una admirable capacidad para este juego que destacaba sin parangón en el mundo amateur y con una ilusión tan desbordante como la que se esperaba de un relevo tan ansiado. Ese chaval era Sergio García (Castellón, 1980). Como si estuviera dictado, su primera dosis de heroísmo profe- sional llegó meses después de la segunda chaqueta verde del vasco. Concretamente, en agosto de 1999, en un PGA Championship, en el temible Medinah Countr y Club (Chicago, Estados Unidos) y con apenas 19 años. García, que ya había ganado un torneo profesional en Irlanda, sacudió entonces las bases del golf mundial con una exhibición de alegría, ganas y juego, hasta ese momento sólo al alcance de Tiger Woods, indiscutible número 1 del escalafón a sus precoces 22 primaveras. Ese ímpetu le llevó al segundo puesto de aquel torneo gracias a golpes memorables como el maravilloso hierro 6 con la bola reposada entre las raíces de un árbol del hoyo 16. Aquel soplo de aire fresco llegado desde Castellón fue considerado, por un lado, la herencia de Seve 6 7 Nacho Gervás: “Sergio era un talento excepcional desde pequeñito, era superior al resto de sus rivales” y Olazábal; por otro, el archirrival del Tigre. Recién estrenado su número en el circo, García ya tenía marcada la hoja de ruta. Desterrar a Tiger; dominar el mundo. La presión se disparó sin control. Sergio García no tuvo la oportunidad de asumir lo que estaba haciendo; ni siquiera pudo disfrutar de su momento; ni siquiera pudo elegir su camino. Pronto pasó a llenar líneas de periódicos de todo el mundo, completar telediarios con vídeos de su swing cuando era niño y, a pesar de la lejanía del submundo de las redes sociales, alcanzó los confines de la Tierra por sus méritos deportivos. Una prueba más del poder mediático, del descontrol de las emociones de los aficionados, de la gran empresa económica que rodea a este deporte y de la capacidad de generar presión y expectativas con las que el ser humano rara vez puede lidiar. García fue, en cierto modo, víctima de su excelente golf. Hoy, 14 años después de aquella gran historia en el PGA del Medinah Countr y Club, todo ha derivado en 23 victorias internacionales, en por tentosas y memorables par ticipaciones en Ryder Cup, en grandes ilusiones y decepciones en majors, en duras y absurdas polémicas con sus compañeros de profesión, en numerosos y prolíficos contratos publicitarios y en una esperanzadora carrera a la que aún le queda mucho que decir. EL PERFECTO HEREDERO. Después de encumbrar el golf español y desmitificarlo Seve Ballesteros y José María Olazábal, Sergio García tomó el relevo con el nuevo siglo. Talento puro. La infancia de Sergio transcurrió entre un camino de constantes éxitos. Bajo el cobijo de su padre en el Club de Campo del Mediterráneo en Castellón, García ganó todos los campeonatos de España de categoría inferiores, llegó a cosechar hazañas del estilo de conquistar en 1996 el campeonato de España Sub-16, Sub-18 y Sub-21. Fue campeón del mundo en 1994 (el Topolino), campeón de Europa en dos ocasiones, miembro de equipos juveniles españoles y continentales y acumuló todos los galardones amateur que se podían poseer (excepto en Estados Unidos, donde no consiguió alzar el US Amateur). Lideró un torneo del Circuito Europeo en la primera ronda con 15 años, ganó el Open de Cataluña de profesional de 1997 y en 1998 superó los cor tes de los siete torneos que disputó en el Circuito Europeo. Era una figura imparable. “Sergio era un talento excepcional desde pequeñito. Era tremendamente superior al resto de sus rivales en su etapa de amateur y en todas sus categorías. En su día ganó el British Boys (1997) y el British Amateur (1998) con in- sultante facilidad”, explica Nacho Gervás, profesional, Director Técnico Depor tivo de la RFEG y comentarista de Golf+. Sin embargo, aquella facilidad para ganar terminó debilitándole. Mario Fernández Cobo, profesional, que compartió aquella arrolladora infancia de Sergio, apunta en esa dirección: “Si Sergio jugaba bien, ganaba de 16 golpes. Estaba acostumbrado a verlo y, sobre todo, a hacerlo todo muy fácil. Tanto que, cuando le apretaban, Sergio notaba mucho la presión. Carlos del Moral le ganó dos campeonatos de España cuando éra- mos infantiles por eso, porque le puso ner vioso y Sergio no supo jugar con esa presión”. “Ganaba por derribo, por aplastamiento, por inercia y sin necesidad de esforzarse realmente”, explica Gervás, mientras analiza las consecuencias de esa supremacía que demostró el golfista de Castellón casi sin solución de continuidad: “Era tan superior técnicamente que, de alguna manera, no desarrolló un instinto ganador, combativo y competitivo a la altura de su categoría”. Esa asombrosa habilidad para ganar le acompañó cuando dejó el CAMBIO DE CARÁCTER. Como explica Fernández Cobo, García “dejó de ser él mismo” tras ganar en Medinah en 1999. Pasó a estar perseguido por cada rincón. golf amateur. Su salto al profesionalismo vino envuelto en una sobrenatural aparición en aquel mes de agosto de 1999 en Medinah, aunque ya había destacado en otros torneos. Sin embargo, esa exhibición en Chicago le esclavizó. Ganó otro torneo en Europa antes de terminar el año y, de repente, el aura desapareció. Como dice Fernández Cobo, “en cierto modo, después de Medinah dejó de ser él mismo”. García abandonó su personalidad infantil y amable y pasó a ser un personaje perseguido por cada rincón y juzgado por cada acción. 8 9 Alcanzó cotas inimaginables: jet privado, mansiones, coches de lujo, novias famosas... Ese todo le superó Ganador internacional. Ante esos problemas, se refugió en otras ambiciones. Amplió sus miras y, bandera española en mano, desembarcó en Estados Unidos. Jugó bien varios torneos, pero la mayoría eran exhibiciones. Poderoso reclamo publicitario, García no faltaba a ninguno de sus compromisos y se olvidó de competir. Una inversión que, si bien es desconocida oficialmente, alcanzaba unas cifras mareantes para cualquier cabeza. Enderezó el vuelo en 2001. Ganó cuatro torneos por todo el mundo y lo intentó, con poco tino, SU GRANDE FAVORITO. Tras alzar el vuelo en 2001, ganó cuatro torneos por todo el mundo y lo intentó, con poco tino, en el US Open y en el Abierto Británico, su predilecto. en el US Open y el Abierto Británico, su grande favorito. Recuperó el paso poco a poco y en 2002 tuvo, por primera vez, opciones serias de ganar su primer grande, lo primero que miran los aficionados en el palmarés de un golfista. “Justa o no, ésa es la medida. De hecho, también es cierto que ganar un grande no tiene por qué decir mucho, la medida real es ganar más de uno. La diferencia entre esos tres niveles es tremenda”, comenta Ger vás. Sergio peleó entonces por los cuatro y tuvo el US Open al alcance de su mano. Tiger, siempre Tiger, le amargó el momento. Por entonces, García ya tenía tatuado los apodos de ‘El nuevo Seve’ o ‘El Niño’. La Prensa le colgó el cartel y el castellonense, le gustase o no, saboreaba todos los perjuicios y beneficios de su distinguido sobrenombre. La televisión le quería en prime time, los medios abarrotaban las salas de prensa cuando García se enfrentaba a sus preguntas, los organizadores cambiaban horarios de salida por él y escuchaban y aprendían de sus críticas, los aficionados admiraban cada una de sus participaciones. Su caché alcanzó cotas inimaginables. Se co- deaba con famosos. Jet privado, mansiones, coches de lujo, novias famosas que luego le destrozarían parte de su vida (la tenista Martina Hingis, indiscutible número 1 del mundo por entonces, y la hija del gran Greg Norman), etc. Lo tenía todo. Y, de alguna forma, ese todo le superó. El ‘efecto Harrington’. Recuperó la ilusión por vencer, pero no era lo que se esperaba del gran talento español en años. Y en 2006, de nuevo, se destruyó. Sin explicación. Simplemente, dejó de ganar. Segundos, terce- ros, quintos, etc. Entre cambios de swing y constantes rotaciones en el modelo de putt que visitaba su bolsa, se le olvidó su capacidad para ser el mejor. Hasta que llegó 2007. O lo que es lo mismo: el British Open de Carnoustie, conocido como el links más difícil del mundo. Líder el primer día; líder el segundo día; líder el tercer día. Exhibición tras exhibición. Tres golpes de ventaja sobre Steve Stricker, otro casi-ganador-degrande, y seis sobre la jauría de golfistas entre los que estaba el irlandés Padraig Harrington. Sergio García tenía el British. CARNOUSTIE: 2007. Líder el primer día, el segundo, el tercero, después se dejó intimidar por Harrington y tras fallar éste, también lo hizo él en el hoyo 18: adiós al torneo. Su cabeza, ésa en la que no creía, falló cuando no debía. García se dejó agobiar por Harrington, el argentino Andrés Romero y por sí mismo. Históricamente, Sergio García siempre se pegaba un tiro en el pie alguno de los cuatro días de un grand slam. En aquel British, el olor a pólvora le delató el domingo. El español, visiblemente nervioso, no encontró su momento. Vivió entre destellos y graves errores. Hasta que llegó al último hoyo. Con un golpe de desventaja, Sergio vio desde el 17 como Harrington insistía en perder el torneo en el temible hoyo 18 de Carnoustie, conocido por haberse tragado historias como las de Johnny Miller en 1975 o Jean Van de Velde en 1999. Harrington tiró dos veces la bola a la ría Burn que serpentea alrededor del hoyo y terminó con un doble bogey. García desaprovechó el regalo, falló el birdie en el 17, hizo bogey en el 18, tras un putt de par que tocó el hoyo, y lo fió todo a un desempate que nunca pudo ganar. Después, reventó. Maldijo su suerte, su golf, su capacidad de ganar, a los rivales, etc. En una reacción poco profesional, Sergio perdió los papeles, dejó escapar una magnífica opor tunidad y se encontró un nuevo archienemigo deportivo. Probablemente el peor de su carrera. El segundo round de su particular pelea con Harrington llegó en el PGA del año siguiente, 10 En 2013, Sergio García, tras 61 intentos, tiene el dudoso honor de ser el mejor jugador del mundo sin un grande en 2008. El irlandés ya sabía lo que era ganar. Después del British de 2007, ganó la edición del Open del año siguiente en Royal Birkdale y se plantó en Oakland Hills para jugar el PGA Championship. En la última jornada, García y Harrington partían en tercera posición a tres golpes del americano Ben Cur tis y tenían al sueco Henrik Stenson de por medio. Con permiso de Curtis, el torneo rápidamente pasó a jugarse entre el español y el irlandés, que compartían salida. A cuatro hoyos del final, García contaba con un golpe de ventaja. Una hora después, Sergio había desperdiciado dos birdies claros y había completado la tarjeta con dos bogeys. Harrington, un por tento mental, terminó esos cuatro hoyos con un birdie y dos pares apoteósicos, prácticamente imposibles para cualquier otro humano. Nuevamente, el irlandés sacó del combate a García; sin embargo, el español reaccionó de forma diferente, alabando a su rival e insistiendo en su capacidad para ganar un grande: “Creo que en mi vida he jugado lo suficientemente bien como para haber ganado al menos un par de grandes. Es paciencia, una cuestión de tiempo”. Una oportuna lección de madurez de un golfista criticado precisamente por demostrar a menudo lo contrario. Tres meses antes, en mayo, García había ganado el The Pla- 11 DEL GOLF AL FÚTBOL. En 2010, Sergio decidió dejar el golf y se dedicó a una nueva faceta: presidentejugador del Borriol, de Tercera División (imagen inferior). yers, también llamado el quinto major. A pesar de su innegable grandeza, el The Players no forma parte de ese reducido elenco que representa el Grand Slam y tampoco actúa como tal contra la presión del que lo gana. “Probablemente, haber ganado en Carnoustie u Oakland Hills le habría dado un impulso inicial para haber cazado en la actualidad un par de grandes. Relativamente, ganarlos se hace más sencillo. No tienes una carga constante, ese rótulo que dice cuantos torneos han pasado sin que ganes un major”, comenta Ger vás. En el caso de García, en 2013 la cifra alcanzó los 61 intentos sin mayor premio que el dudoso honor de Mejor jugador del mundo sin un grande, galardón que podría compar tir con Steve Stricker o Lee Westwood. Una etiqueta que le persigue cada día y cada noche y que los aficionados no dejan de recordarle, un defecto conocido como mala educación y falta de respeto bastante extendido entre los seguidores. Rendición y redención. A finales de 2008, tras ganar su torneo en Castellón (el Castelló Masters, del que era promotor), repetir victoria en China y realizar unos grandísimos playoffs de la FedEx Cup del PGA Tour, en la que terminó segundo, Sergio García alcanzó el número dos del mundo y contaba con una inigualable SIEMPRE DETRÁS. El talento de Sergio García es indubitado, a pesar de sus altibajos, pero se ha topado con Tiger Woods, que, a diferencia de él, ha ganado muchos grandes: 14. 12 oportunidad para ser el mejor jugador de la Tierra dado que Tiger estaba lesionado y no tenía fecha prevista de vuelta. España, a quien Sergio siempre ha representado con orgullo, pasión y dedicación, volvía a la élite del golf. “Esto jamás se le ha reconocido. Siempre ha sido un embajador español por todo el mundo y sin pedir nada a cambio”, recuerda Fernández Cobo. Después de aquello, García enfiló el enésimo desplome. Arrastró por los campos una actitud muy alejada de su calidad, pasando sin pena ni gloria por los torneos de todo el mundo. A un nefasto 2009 le siguió un no mejor año 2010. Y García explotó. Tras el British de 2010 jugado en el Old Course de St. Andrews (Escocia), el castellonense tiró la toalla. “Soy exigente conmigo mismo porque sé de lo que soy capaz. Pegaré hasta que no aguante más, hasta que el cuerpo me diga ‘Ya basta’. Entonces, llegará el momento en que estallaré. No es algo de hace dos meses, es de hace tiempo y no sé cuándo va a cambiar”, expresó el español entonces, totalmente abatido y descompuesto. Se sentía solo. El juego de su vida se había vuelto cruel y García perdió las ganas. Se rindió. Menos de un mes después, el 13 de agosto de 2010, García dejaba temporalmente el golf tras fallar el corte en el PGA Championship del terrible Whistling Straits, renunciaba indirectamente a la Ryder Cup de ese mismo año y se centraba en ser presidente-futbolista en el Borriol, equipo de Tercera División. “No me divierto. Necesito alejarme del juego”, zanjó rápidamente García, al que no era difícil ver sufrir cuando jugaba. Y no se dejó ver por un campo de golf en varios meses. Ryder Cup: un refugio. Durante esos meses, García solamente hizo una excepción con el golf cuando se convirtió en vicecapitán europeo de la Ryder Cup a las órdenes de Colin Montgomerie. Aquel sencillo gesto del 13 En 2009, Sergio García enfiló su enésimo desplome y en agosto de 2010 decidió dejar temporalmente el golf escocés tocó la fibra de García. Consciente de la agonía del español, ‘Monty’ aguantó pacientemente a que el golfista de Castellón decidiese si se veía capaz de defenderle en el campo. No quería privarle de jugar el torneo que más disfruta Sergio. Agradecido, Sergio rechazó la plaza ante su ínfimo nivel, pero insistió en ayudar. El norirlandés Ror y McIlroy le profesó su admiración, los demás jugadores vieron el valor del paso dado y le arroparon. Sergio recuperó la ilusión por el juego en Celtic Manor, viendo como Graeme McDowell recuperaba la Ryder para Europa. Y volvió a entrenarse. La Ryder siempre ha sido un bálsamo para García. Severiano Ballesteros enseñó al mundo a apreciar un torneo que había perdido su encanto. El cántabro de- mostró que aquel torneo era especial y siempre guardó lo mejor de sí mismo para entonces. Incluso fallecido, fue una inspiración para los jugadores europeos. Sergio García recogió esos valores y los ha paseado con orgullo desde que en 1999 debutase como profesional. Desde entonces, ha formado parejas infranqueables con Luke Donald y José María Olazábal entre otros y su balance de victorias en dobles alcanza unas cifras realmente impresionantes (14 victorias, 4 derrotas y 2 empates). “Se crece cuando juega por equipos. Demuestra que sabe competir. Sabe explotar el compañerismo porque no se siente solo”, explica Fernández Cobo. También saca lo mejor de Sergio cuando la oscuridad acecha. En agosto de 2012, en el Wynd- UN BUEN PARÉNTESIS. A pesar de dejar el golf, Sergio García fue reclamado por Colin Montgomerie para ser vicecapitán en la Ryder Cup. Aquello le tocó la fibra y volvió. ham Championship, García se la jugaba a una carta para hacerse con un puesto en el equipo europeo. Ganó el torneo y se clasificó. Un mes después, en otra exhibición de tenacidad, aguantó el empuje de Jim Furyk en los individuales del domingo en Medinah y cosechó un punto crucial para el milagro final de Europa. Sergio había vuelto. La expectativa. Después de dejar el golf en 2010, García regresó casi entrado el segundo mes del año de 2011, en el Volvo Championship de Bahrein. Había descansado, reflexionado y recuperado la ilusión en casa, donde hoy tanto le necesitan ante la posible quiebra del Club de Campo del Mediterráneo. “Todos hemos pasado algún bache. De repente te ves perdido y de- 14 15 García queda entre los tres primeros casi el 25% en los torneos que juega y apenas falla el 15% de los cortes bes tratar de encontrar tu lugar, ser tú mismo otra vez. Necesitaba encontrarme a mí mismo y, a partir de ahí, trabajar y tratar de mejorar el juego. Se debe seguir un proceso, lo que no quiere decir que sea fácil, pero ahora me siento con más ganas y eso es positivo”, añadió en una rueda de prensa. Se le notaba más maduro, menos frustrado. El niño parecía hacerse, por fin, mayor. Espíritu competitivo. Su golf ha dejado magníficas tardes y momentos para olvidar. De momento, aquel 2011, García descubrió que para jugar los grandes había que sufrir en las previas. Disputó las del US Open en Memphis y terminó entrando tras un playoff contra seis golfistas desconocidos que peleaban por el honor de jugar el Abierto de Estados Unidos y dejar a Sergio García en el camino. El español terminó la semana séptimo, con un gran juego pero lejos de la exhibición de McIlroy, que por entonces demostraba de qué estaba hecho. El norirlandés, que nunca ha escondido su idolatría por García, le enseñó que la alegría en el campo era un arma tremendamente eficaz si la presión acuciaba. “Ése era Sergio García. Alegre, pendiente de todo el mundo, agradable, hablador, etc. En el PGA de 1999, iba hablando con Tiger como si nada y cuando terminaron el torneo, le dio un abrazo impresionante. Ése era Sergio García”, concluye Fernández Cobo. García arrasó en los últimos torneos del año, en Castellón y Valderrama, con una sonrisa en la boca. Aprendida la lección, García echó a andar otra vez. Maldijo su suerte en repetidas ocasiones y explotó contra sí mismo tras desperdiciar unas maravillosas oportunidades de ganar el British de 2011 y el Masters de Augusta de 2012. Entonces fue la tercera jornada. Una fue por el frío; otra, por la lluvia. En ambas, echó mano del mismo fusil de siempre para destrozarse el pie y volatilizar sus opciones. “No soy capaz de ganar un grande”, dijo en caliente en Augusta. La idea se difuminó rápidamente y el español volvió a disputar grandes con opciones en 2013, en concreto el Masters de Augusta. “Sergio ha tenido una gran carrera profesional, con muchas opciones de ganar en todo el mundo. Acumula 23 torneos por todo el planeta, un The Players, opciones constantes en la FedEx Cup y en la Race to Dubai, etc. Su currículum es muy espectacular si se miran las opciones que ha tenido de ganar un gran torneo [20 veces en el top ten] y, de hecho, no se ha perdido una gran cita desde hace años”, añade Gervás. Su clase es indiscutible. Estadísticamente, García queda entre AÚN SE LE ESPERA. A pesar de que su vida deportiva es como la foto, con claroscuros, tiene unas condiciones excelsas para ganar un grande, que se le resiste. Gervás y Quirós coinciden: puede ganar seis majors. los tres primeros casi el 25% de las veces que juega un torneo y apenas falla el 15% de los cortes que disputa. Sus ganancias en premios se asoman a los 50 millones de euros y sus contratos publicitarios prácticamente refuerzan cada céntimo que gana en el campo de golf. Disfruta del golf y, lejos de polémicas con aficionados maleducados y absurdos comentarios inadecuados del español contra sus propios compañeros, el golf disfruta con él. Sólo le falta una cosa: ganar un grande. Álvaro Quirós lo dijo en su día: “Puede ganar 5 ó 6”. Nacho Gervás secunda la opinión: “Tiene juego de sobra para ganar 6 grandes”. Demasiadas coincidencias. La fórmula cuando era pequeño era la alegría. Ahora que ya no es un niño, la idea de la felicidad sigue siendo buena. Tiempo tiene de sobra. Ilusión y juego, también. España y el golf le esperan. Es el momento de Sergio García. 16 AMOR ETERNO En un fútbol tan volátil, es poco frecuente encontrar jugadores que se mantengan fieles a unos colores durante toda su carrera. Unos futbolistas que permanecen en sus clubes, rechazando otras ofertas más suculentas y desechando la posibilidad de ganar grandes torneos con equipos más potentes. A una lista que integran ídolos ya retirados como Iribar, Sanchís, Fran o Arconada, podrían unirse en el futuro mitos como Casillas, Xavi, Iniesta o Xabi Prieto. POR UN CLUB 17 CULMINACIÓN. Sanchís levanta la Copa de Europa, logrando el título que faltaba en su vitrina. 18 19 RAFAEL ESCOBAR / A mor eterno por un club. Fidelidad por unos colores. Sólo unos pocos jugadores pueden presumir de haber jugado durante toda su carrera en un solo club. En un fútbol tan volátil, con tantos intereses económicos, es poco frecuente encontrar actualmente ejemplos de jugadores que sólo hayan vestido una camiseta a lo largo de sus vidas futbolísticas. Sin embargo, si echamos la vista atrás, hallamos un fútbol más auténtico, más puro, con más amor por el club de toda su vida. El sueño de muchos siempre fue vestir la camiseta que mamaron desde pequeñitos, que en contraste con lo que sucede ahora, los jugadores abandonan el club para jugar por objetivos más importantes o forzados por su propio club, que necesita dinero para cuadrar sus balances anuales. Si buscamos en la hemeroteca, encontramos varios ejemplos de jugadores en España que sólo vistieron la camiseta de un equipo. IRIBAR Uno de los por teros más importantes de la historia del Athletic y del fútbol español. Permaneció en el Athletic durante 18 temporadas, en las que jugó un total de Iribar, con 614 encuentros disputados, es el jugador del Athletic que más partidos ha disputado en toda su historia. HISTORIA. Iribar es un mito del Athletic, un portero que sólo conoció en su carrera la portería del ya viejo San Mamés. LEAL. Julen Guerrero descartó ofertas estratosféricas de otros conjuntos, probando su fidelidad al Athletic. 614 partidos con la zamarra bilbaína, siendo el jugador que más encuentros ha jugado con el Athletic en toda su historia. Conquistó dos Copas del Generalísimo con el club de su vida, pero su logro más importante llegó con la Selección española, con la que conquistó la Eurocopa de 1964, en cuya final, disputada en el Santiago Bernabéu, Iribar fue titular. Vistió la camiseta nacional en 49 ocasiones y también jugó el Mundial de Inglaterra de 1966 y la Eurocopa de 1968. Se retiró en 1980 y su corta carrera de entrenador la desarrolló en el Athletic, donde llegó a entrenar al primer equipo durante una temporada. Una carrera por y para el Athletic. GUERRERO El Athletic es la mejor factoría para jugadores de este tipo y Julen Guerrero es otra muestra representativa de este tipo de futbolistas. Coqueteó con otros clubes, algunos incluso le ofrecieron contratos multimillonarios, pero nunca llegó a abandonar la disciplina vasca, convencido de que su sitio estaba en el Athletic. Emergió de las categorías inferiores y disputó 430 partidos repartidos en 14 temporadas, en la que anotó 101 goles. Fue internacional 41 partidos, en los que le dio tiempo a jugar dos Mundiales (los de EE.UU y Francia) y una Eurocopa (la de Inglaterra). Fue el ídolo de San Mamés, el ojo derecho de la afición. Su final en el Athletic no fue el mejor epílogo para un jugador que maravilló en sus primeros años en La Catedral. Sus últimos años fueron una cuesta abajo sin frenos, pero siempre se recordará al Guerrero que desechó un cheque en blanco del Real Madrid. 20 21 SANCHÍS Miembro de la conocida Quinta del Buitre, Sanchís inició y finalizó su carrera en el Real Madrid. A diferencia de Míchel o Butragueño, que acabaron jugando en México, Sanchís se retiró vistiendo la camiseta blanca. Jugó 708 encuentros, el segundo que más partidos ha disputado, sólo por detrás de Raúl y acechado por Iker Casillas. Su historial de títulos es demoledor: ocho Ligas, dos Copas de Europa, dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, cinco Supercopas, una Intercontinental y una Copa de la Liga. Un currículum excelso para un defensa que fue también 48 veces internacional con la Selección, con la que jugó la Eurocopa de 1988 y el Mundial de Italia en 1990. LEYENDA. Arconada siempre fue el ídolo de la hinchada donostiarra. Sus paradas valieron para que la Real Sociedad lograra varios títulos. ARCONADA El mítico por tero de la Real Sociedad fue también un hombre de un solo club. 15 temporadas en el equipo donostiarra, para un total de 551 partidos oficiales con la camiseta de la Real. El cuarto jugador con más encuentros en toda la historia del conjunto vasco. También jugó 68 choques con la Selección española, de la que fue su portero titular desde 1977 hasta 1989, tiempo en el que jugó dos Mundiales y dos Eurocopas. Arconada formó parte de la mítica Real Sociedad de las dos Arconada contribuyó a que la Real viviera el momento más dorado de su historia con la consecución de dos ligas COLECCIÓN. Sanchís posa con todos los trofeos que conquistó a lo largo de su carrera, todos ellos conseguidos con el Madrid. Ligas consecutivas (la de 1981 y 1982) y también alzó la Copa del Rey de 1987 por penaltis al Atlético de Madrid. Con él en la portería, la afición vasca estaba tranquila. “No pasa nada, tenemos a Arconada”, decían. Otro jugador que amó a un solo club. FRAN Un símbolo del Deportivo que vivió la época dorada del SuperDepor. La unión de Fran y el Deportivo fue total. Sufrió en Segunda con el club de su alma y saboreó el éxito conquistando una Liga, dos Copas del Rey, incluida la del Centenariazo al Real Madrid, y jugando la Champions, donde llegó a alcanzar las semifinales en 2004. En total, fueron 435 partidos vistiendo la camiseta deportivista repartidos en 14 temporadas, el jugador que más veces ha jugado con el Depor. Su mayor logro con la Selección fue ir convocado a la Eurocopa de Holanda y Bélgica de 2000, que fue la culminación a un año pletórico que se inició con la Liga ganada en Riazor. Sin duda, uno de los jugado- res más importantes de la historia del Deportivo. Más casos. Éstos son los futbolistas españoles más representativos que sólo vistieron una camiseta. La lista es Fran saboreó el éxito y el fracaso. Jugó en Segunda, pero llegó a las semifinales de la Champions con el Deportivo. 22 23 ETERNOS. Juanma López y Francisco Camarasa, en el Atlético de Madrid y el Valencia, respectivamente, son otros dos ejemplos de jugadores que se mantuvieron fieles a unos colores durante toda su etapa como jugadores. más grande. También la integran Juanma López, que únicamente jugó en el Atlético de Madrid; Camarasa, en el Valencia; Cuartero, en el Zaragoza, Chichi Soler, en el Mallorca; Ablanedo en el Sporting, o Ureña en el Betis. Por equipos, Real Sociedad y Athletic son los que más jugadores poseen en esta categoría de futbolistas fieles a unos colores. A los ya mencionados Arconada, Iribar o Guerrero, se unen en la Real Satrústegui, Aranburu o Górriz y en el Athletic, el ahora presidente Urrutia, Txetxu Rojo, Gaínza o Larrazábal. En el fútbol extranjero también encontramos casos de ‘one club man’, como lo llaman en Inglaterra. Franco Baresi y Maldini sólo vistieron la camiseta del Milán durante toda su carrera. Tony Adams fue fiel al Arsenal toda su vida; Paul Scholes acaba de cerrar una carrera dedicada al Manchester United y su excompañero Gary Neville también se mantuvo con la zamarra del ManU durante toda su trayectoria. La lista podría aumentar en los próximos años. Son casos contados, pero míticos y representativos. A los eternos Iribar, Arconada o Sanchís, en el futuro pueden unirse Xavi, Iniesta, Messi, Iraola, Xabi Prieto, Casillas, Giggs, Totti, De Rossi, Carragher o Gerrard, que se han mantenido fieles a sus colores. No es extraño que estos jugadores sean los ídolos de sus aficiones. Su fidelidad está más que demostrada. Amor eterno. Maldini, Baresi, Scholes, Gary Neville y Adams son los ejemplos más ilustres de jugadores que sólo jugaron en un club ÚNICA. Fran sostiene la camiseta del Deportivo, la única zamarra propia que puede guardar en su colección personal, amén de la Selección. ÚNICO. Paolo Maldini es el caso más representativo de ‘one club man’ en el fútbol italiano. Un mito para los tifosi del Milan. EJEMPLO. Scholes celebra un gol con su único equipo en su carrera: el Manchester United. 24 25 Podía haber sido atleta, como su madre y su amigo Bubka, pero el fútbol le atrapó, ayudado por ‘El Zorro’ Lobanovskyi. Balón de Oro en 1975, fue una gran estrella mundial y el mejor jugador de la URSS. BLOKHIN LA GRAN JOYA DEL FÚTBOL SOVIÉTICO FELIPE PAMPLONA / L a extinta Unión Soviética tenía 15 repúblicas, todas unificadas en una dictadura comunista que se prolongó durante 74 años, en las que el deporte tenía como principales características el rigor y la disciplina, desarrolladas en las selecciones que representaron a la hoz y el martillo sobre la bandera roja tanto en Juegos Olímpicos como en los Campeonatos Mundiales de Fútbol. En Ucrania, la decimocuarta república soviética, sobresalía el Dinamo de Kiev, un conjunto que sorprendió durante las décadas de los 70 y de los 80 como uno de los principales símbolos del ACERTADA DECISIÓN POR EL FÚTBOL. Oleg Blokhin vivió el atletismo desde pequeño, toda vez que su madre Yekaterina Adamenko fue velocista, pero el balón le enganchó. 26 27 Telón de Acero. El estilo de juego de este equipo se desarrollaba gracias a una alta velocidad en el movimiento del balón y proporcionó la aparición de uno de los mayores valores del fútbol en el Este europeo: Oleg Blokhin. Nacido en la capital ucraniana el 5 de noviembre de 1952 e hijo de una famosa velocista, Yekaterina Adamenko, eligió seguir su propio camino, que no era el deseado por sus padres. “Ellos aspiraban a que fuera atleta”, explicaría posteriormente. Sin embargo, la cantera del Dinamo y, sobre todo, la determinación de Valeriy ‘El Zorro’ Lobanovskyi tuvieron un mayor poder de seducción sobre el joven, cuyo potencial podría haber ayudado a pasar a la historia al atletismo ucraniano, entonces soviético, junto con su compatriota y amigo Sergei Bubka, el eterno vencedor en saltos con pértiga. Una gran estrella. La trayectoria de ’La flecha de Kiev’ no iba a seguir la ruta de las grandes figuras del momento: no jugaría en ningún gran club europeo. Tal aspecto no puede ser menospreciado, ya que en 1975 contaba con 23 años de edad y su juego ya era reconocido a nivel continental. Fruto de ese estilo marcado en el frío ucraniano obtendría su gran recompensa: el 30 de diciembre de 1975, fue proclamado Balón de Oro por la revista ‘France Football’. Obtuvo 122 puntos, superando en la votación a estrellas consagradas como Franz Beckenbauer (segundo, con 42, al que le sacó una diferencia de 80 puntos) y Johan Cruyff (tercero, con 27, y su gran espejo). Fue el primer jugador que superó la barrera de los 120 puntos en la votación final. Un total de 20 periodistas le otorgaron su total En la votación del Balón de Oro fue el primero en superar los 120 puntos: 20 periodistas le dieron el máximo, 5 puntos BALÓN DE ORO. Con sólo 23 años, Blokhin fue proclamado, en 1975, Balón de Oro por la revista ‘France ‘Football, superando en la votación a Beckenbauer y Cruyff. UNA GRAN ESTRELLA. Oleg Blokhin se convirtió en un ídolo en la Unión Soviética: triunfó en el Dinamo de Kiev, de la mano de Lobanovskyi, y en la selección. MODELO CRUYFF. Ver jugar a Blokhin recordaba mucho el estilo del holandés: fintas, regates inverosímiles, su velocidad... Una pesadilla para los defensas. confianza (es decir los 5 puntos que le podían otorgar al primer jugador que eligiesen), algo sorprendente para un futbolista del Este europeo. Precisamente, Blokhin tenía como modelo imitar los regates, fintas, amagos y goles del as holandés. Eso sumado a su punta de velocidad le confirió la gran ventaja de ser un excelso extremo izquierdo, que Lobanovskyi pulió hasta ser considerado uno de los grandes diamantes en bruto del panorama europeo. El escenario político que le tocó vivir siempre le acompañó y le impidió dar vuelos más lejanos en su trayectoria depor tiva. Por dos veces tuvo la posibilidad de haber fichado por el Real Madrid. En 1978, tras el Mundial de Argentina, el conjunto madridista se puso manos a la obra con la intención de hacerse con sus servicios. Sin embargo, en octubre de ese mismo año se publicó un reportaje en una edición de la revista Cambio 16 donde se relacionaba a Ramón Mendoza, entonces directivo madridista, con la KGB soviética. Mendoza presentó su dimisión y como consecuencia se enfrió el presunto interés del club merengue en contar con sus cualidades. Sin embargo, tres años más tarde, se produjo una nueva tentativa por par te de la directiva blanca en acoger al jugador más brillante de aquella espléndida generación rusa. Ramón Mendoza par ticipó otra vez más como conductor de la negociación. Dos reuniones –una en Madrid y otra en Moscú– y una condición suficientemente decisiva para frustrar tanto el sueño de Mendoza como del presidente del club en aquellos tiempos, Luis de Carlos, en contemplar la rapidez del ucraniano desfilando por el césped Fue uno de los jugadores más codiciados de Europa: dos veces estuvo a punto de fichar por el Real Madrid, 1978 y 81 28 29 MUCHOS TÍTULOS. No sólo con el Dinamo de Kiev, con el que marcó una época gloriosa, sino a nivel individual, sobre todo en la URSS, pero también a nivel europeo. del estadio Santiago Bernabéu: fue ascendido a coronel del Ejército soviético por parte del gobierno del Kremlin. Al fin y al cabo era otorgarle una compensación financiera debido al bajo sueldo que recibía como jugador. En el fondo, era la manera más sutil de mantenerle bajo el dominio del gobierno soviético y, de paso, fortalecer el discurso moscovita ante la común ciudadanía. Pero no fue únicamente objeto de deseo del equipo madrileño. También la directiva del Bayern de Múnich se posicionó con más realismo ante la posibilidad en ficharle. “Pagaríamos un millón de marcos en metálico sin dudar, pero él jamás saldrá de URSS”, El Kremlin le nombró coronel del ejército soviético y así se aseguró que ‘La flecha de Kiev’ se quedaría en la URSS explicaría bajo este triste lamento un directivo alemán. Blokhin era la gran figura de la URSS. Marcó una tendencia de juego, como afirmó después del Mundial de España 1982: “Todo se debe a la velocidad. El fútbol de hoy es rápido y esto quiere decir que hay que ser veloz. En los entrenamientos y en los partidos siempre procuro hacer las combinaciones técnicas con la máxima celeridad. Siempre existe una ocasión de meter un gol y lo importante es no desperdiciar esa oportunidad”. Blokhin marcó el segundo gol del partido del triunfo soviético sobre Nueva Zelanda (3-0), de la primera fase del Mundial en España, en La Rosaleda. Corría el minuto 48 y Blokhin aprovechó un fallo de la defensa neozelandesa y el hueco dejado por el portero Van Hattum para rematar libre de marca desde el área pequeña. En México, cuatro años más tarde, el dorsal nº 11 de la URSS jugaba su segunda y última participación en Mundiales. Hizo tam- bién el último gol. El conjunto canadiense, que hacía su primera par ticipación en mundiales (Canadá debutó perdiendo todos sus par tidos y no marcando un gol) sería la última víctima de ‘La flecha’ ucraniana. Se trató del partido que cerraba la primera fase del Grupo C, que contó además con las selecciones de Francia y Hungría. Durante la segunda parte, el marcador del estadio Sergio León Chávez, en Irapuato, anunciaba el minuto 58 y el fin de la monotonía sin goles. Cansados por desperdiciar oportunidades y por el fuerte calor que hacía sobre el césped, los soviéticos buscaron superar las adversidades con una postura aún más agresiva que acabó con el resultado del gol de Blokhin, que aprovechó con mucho oportunismo, tras una bella jugada ejecutada por el centrocampista Henadiy Lytvochenko por la banda derecha. La clasificación a la siguiente fase del mundial mexicano y el primer puesto del grupo era sólo una cuestión de tiempo. Dieciséis minutos más tarde, Zavarov consagró el paso soviético a los octavos colocando una vaselina a la portería defendida por Lettieri. Fue desde el banquillo donde Blokhin vio el triplete marcado por el delantero Igor Belanov, su compañero de ataque en el Dinamo de Kiev, y también la eliminación ante Bélgica en la prórroga por 4-3. Su capacidad en correr los 100 metros en apenas 11 segundos era la misma en expresar sus inquietudes. Daba declaraciones con la precisión de una saeta que realizaba en el frente del ataque desde su propia zona defensiva. Cuando la par ticipación rusa en el Mundial español sucumbió ante la fuerza dinámica de la igualmente comunista Polonia –empate entre ambas selecciones (0-0) en el Camp Nou–, clasificándose los polacos por diferencia de goles –estos habían vencido a Bélgica (3-0), mientras que los rusos sólo lo hicieron por un exiguo (10)–, el seleccionador, Konstantin Beskov, no tuvo dudas en rechazar su temperamento e intentó 19 TÍTULOS COLECTIVOS. Blokhin no sólo conquistó en la URSS ocho ligas, cinco copas, tres supercopas, sino también dos recopas de Europa y una supercopa: todos con el Dinamo. 30 explicar la frustración causada por su principal futbolista. “Blokhin se dedicó a protestar y a hablar, y se olvidó de jugar al fútbol”. Esa frase de Beskov explica, y hasta un cierto punto justifica, el carácter polifacético que Blokhin adquirió a lo largo de su trayectoria deportiva: protestó, se quejó, habló y, en la mayor parte de las ocasiones, no se olvidó de ejercer su función de capitán, de peso pesado, en todos sus equipos. Pero su popularidad no decrecía. Es más, aumentó tras casarse con Irina Deriuguina, la única gimnasta rítmica soviética que logró cuatro títulos mundiales en 1977 y 1979. Ese bagaje, sumado a una titulación en la Escuela de Cultura Física de Kiev, le permitió ingresar como entrenador tras retirarse de los terrenos de juego en 1990. Su estantería personal se rellenó con un palmarés de tronío: 8 ligas de Primera División de la URSS, 5 Copas (torneo similar a la Copa del Rey) y 3 Supercopas soviéticas. 2 Recopas de Europa. En 1975, contra el Ferencvaros de Hungría, en Basilea, Blokhin sentenció el partido en el minuto 67 con el tercer gol; y en 1986, en Lyon, en el Estadio Gerland, donde juega el Olympique de Lyon, logró su segunda Recopa de Europa contra el Atlético de Madrid (3-0): Blokhin hizo el segundo tanto de la victoria. La construcción de la jugada empezó desde la banda izquierda hasta llegar a la banda derecha, donde Blokhin despegó en diagonal para rematar en la salida del portero argentino Ubaldo Fillol. Fue un cambio de balón tan eficiente y bien ejecutado por la línea ofensiva del Dinamo que la afición colchonera les aplaudió en pie desde la grada en el minuto 85. También consiguió con el Dinamo una Supercopa europea: Blokhin fue el artífice de las Recopas del Dinamo ante el Basilea y el Atlético y la Supercopa ante el Bayern 31 EN DOS MUNDIALES. Blokhin participó con la URSS en el Mundial de España de 1982 donde su selección cayó ante Polonia y en el México 1986 donde el verdugo fue Bélgica. en 1975, contra el Bayern de Múnich. Blokhin marcó los tres goles que dieron el título al conjunto ucraniano (2-0 en el partido de ida, en el Olímpico de Kiev, y 0-1 en el de vuelta, disputado en el Olímpico bávaro donde, tres años antes, conquistaba su primera medalla olímpica, de bronce). En aquella ocasión, Blokhin hizo un hat-trick en el último partido de la primera fase, contra México, y la selección soviética venció por 4-1 y terminó como líder de su grupo. Marcaría tres goles más en el torneo olímpico de verano de 1972: en la segunda fase de grupos dejó su sello en las porterías de Polonia (sin embargo, la URSS perdió por 1-2 y le desplazó de la lucha por la medalla de oro), en la goleada por 4-0 contra Dinamarca y estrenó el marcador del par tido que terminó en empate (2-2) ante Alemania Oriental. Ambas selecciones compar tieron medallas. En el torneo siguiente, en Montreal 1976, estaba Blokhin una vez más entre los 17 seleccionados para la disputa por la gloria olímpica. Marcó un gol en todo torneo, en la victoria rusa por 3-0 ante la igualmente comunista Corea del Nor te. La URSS se colgó la medalla de bronce tras ganar a Brasil por 2-0, en el encuentro por el tercer y cuarto puesto. Tras retirarse. Los años vividos bajo el régimen comunista y la locuacidad forman parte de la voracidad del animal político que se despertó dentro de su faceta social. En 2002 fue elegido diputado para el Parlamento por el Par tido Social Demócrata Unido de Ucrania. La renuncia al sueldo de parlamentario para poder entrenar al conjunto de Ucrania quizá ha sido la principal hazaña política del eterno símbolo de la selección de fútbol y del Partido Comunista soviético. Quedaba un año para el Mundial de Alemania 2006 y la Federación Ucraniana de Fútbol se convenció de que sus 16 años como delantero estrella de la selección AL FRENTE DE LA UCRANIA. La federación de su país vio en él a la persona perfecta para llevar a la selección ucraniana al Mundial de Alemania de 2006: lo consiguió. soviética y los 13 años como entrenador en Grecia componían el currículo ideal para intentar clasificar a Ucrania por primera vez para el máximo acontecimiento del fútbol. En su paso por tierras griegas logró dos títulos con el Olympiacos: una Copa y una Supercopa en 1992 antes de regresar a su país de origen para consolidar en su carrera en los banquillos las glorias que le hicieron sobresalir como jugador. Gran amante de la velocidad en sus tiempos como delantero, Blokhin asumía igual velocidad para superar retos. Tras un comienzo arrasador (cinco victorias y dos empates en los siete primeros partidos), un accidente de coche y la incertidumbre sobre el futuro como entrenador de Ucrania, llevó a la selección de su país por la primera vez a una fase final de Mundial. Pero apenas unos meses antes del campeonato se vio salpicado por un turbio asunto: fue acusado de ser racista. El motivo fueron unas polémicas declaraciones en las que afirmaba preferir jóvenes jugadores ucranianos a jugadores extranjeros, y mucho menos africanos: “Cuantos más ucranianos jueguen en la liga local, más ejemplos habrá para las jóvenes generaciones. Que aprendan de Shevchenko o de Blokhin y no de un Zumba-Bumba al que encontraron en un árbol, le dieron dos bananas y ahora juega en la liga ucraniana”. Estas declaraciones fueron muy criticadas en la prensa depor tiva occidental por su racismo implícito. Con esa etiqueta llegó al Mundial de Alemania. Su primer partido fue crítico. Debutó ante España, que goleó (4-0). Empezar así la participación en un Mundial no podría haber sido más doloroso para el pueblo ucraniano. Y para su seleccionador. Prometió que harían más de lo que habían realizado ante ‘La Roja’. Era lo que se esperaba, ya que el siguiente adversario, Arabia Saudí, era más asequible. La goleada ante la selección saudí dio un giro radical en cuestión de días. Blokhin, gallardo, no dejó pasar la oportunidad y subrayó el de- 32 ber cumplido: “Prometí lucha y lo han hecho”. Cerró la primera fase midiéndose a Túnez. Era la oportunidad de hacer historia una vez más –clasificarse para los octavos de final en su primera y enriquecedora participación–. El partido rompió los pronósticos de una victoria tranquila de Ucrania. Un penalti señalado en el minuto 70 y convertido por Schevchenko garantizó a la tercera generación del Dinamo Kiev el pase de la selección ucraniana a los octavos de final. También consagró más aún a la estrella de la primera constelación: Oleg Blokhin, aunque esta vez desde el banquillo. Su rival en los octavos de final fue Suiza. Blokhin preparó su equipo basándose en el contragolpe, pero el partido concluyó sin goles, dando paso a una prórroga en la que el marcador tampoco se movió. La suerte estaba echada. El pase a los cuartos de final se dirimiría desde el punto de penalti. Schevchenko vio cómo su penalti era detenido por Zuberbuhler; dos paradas de Shovkosky a tiros de Streller y Cabanas más el balón al larguero de Barnetta dan Al frente de Ucrania llevó a la selección a unos cuartos de un Mundial (Alemania 2006) por primera vez en la historia 33 a Ucrania créditos en la disputa de los cuartos de final. Ni el propio Blokhin lo creía: “Para nosotros llegar a los cuartos de final es un sueño”. Estar entre las ocho mejores selecciones del Mundial ya era una realidad para el país que fuera hasta 1991 la decimocuarta república soviética. La misión no era tan sencilla, pues se iban a enfrentar a la siempre molesta y campeonísima Italia. Bastaron seis minutos para que el sueño de Blokhin en llevar a Ucrania a las semifinales de un Mundial se convir tieran en una temible pesadilla: un zurdazo de Zambrotta desde fuera del área abrió el camino para la victoria transalpina. El triunfo se consolidó en la segunda parte con dos tantos más de Luca Toni. Las tres estrellas cosidas en el pecho de los hombres de Lippi pesaron y mucho al final. Dimisión y regresó. Sin embargo, la labor de Blokhin fue mantenida por la federación ucraniana: permaneció en el puesto e intentaría obtener una clasificación más con la selección del Este europeo, pero diversos altibajos marcaron el rumbo ucraniano a la Eurocopa de Austria y Suiza 2008. La selección ucraniana cayó en el mismo grupo de Francia e Italia. La misión fracasó y Ucrania se quedó fuera del torneo continental. Blokhin no soportó la presión y cesó en su cargo, asumiendo toda la responsa- bilidad por el mal resultado, tras cuatro años en el puesto. “Todo el equipo de entrenadores empezando por mí como seleccionador presentamos nuestra dimisión”. Posteriormente, experiencias efímeras sin éxito alguno como entrenador en el FC Moskva de Rusia y como director deportivo en el FC Chernomorets Odessa, de su país, no aportaron nada a su trayectoria profesional entre las eliminatorias de la Euro 2008 y abril de 2011. La Federación Ucraniana, una vez más, recurrió al futbolista soviético más brillante de todos los tiempos. Le concedieron una nueva oportunidad. Era una ocasión propicia para restaurar el orgullo tocado de una selección que se había quedado sin acudir a la cita de 2008. Y el lugar elegido era fundamental: La Eurocopa de Polonia y… Ucrania que se disputaría en 2012. Blokhin no podía fallar en su propia casa. Ni a él ni a los millones de compatriotas que deseaban ansiosamente la conquista del título bajo el cielo de Kiev. El sorteo que determinó las selecciones y sus respectivos grupos podría beneficiar de alguna manera a uno de los anfitriones, pero Ucrania quedó emparejada en la primera fase al lado de Inglaterra, Francia y Suecia. Primer partido, contra Ibrahimovic y compañía. El delantero del PSG llevó la preocupación a Ucrania al marcar el primer gol del encuentro, pero Ucrania remontó con dos goles de Andriy Schevchenko, que llevó el delirio a todo el pueblo ucraniano; una ola de inmensa felicidad inundó las tierras de la antigua república soviética. Blokhin no se contuvo y golpeó al aire. El país del este europeo celebró como nunca una hazaña de un país ya independiente y autónomo. Era el primer paso de una nueva era gloriosa en el ámbito deportivo. El segundo paso era osa- do y al mismo tiempo necesario: ganar a Francia. Blokhin decidió mantener el equipo que venció los suecos. En seis minutos, ante Suecia, Ucrania demostró en Kiev que es posible remontar un marcador adverso. Francia mostró en Donetsk que se puede liquidar un partido en 180 segundos. Menez y Cabaye resultaron con sus goles un jarro de agua fría sobre las pretensiones de Ucrania. La misión para salvar el papel de anfitrión era dura. Ganar sí o sí el partido siguiente ante Inglaterra. Fue más duro el golpe final. Un solitario gol de Rooney confirmaban la eliminación prematura, el fin de la era Blokhin en la selección. Al origen. Todo este camino recorrido por La flecha ucraniana le ha vuelto a dirigir al club donde todo empezó hace más de 40 años. En septiembre del pasado año, Oleg blokhin firmaba un nuevo contrato con el Dinamo de Kiev. Daba así comienzo a un capítulo más de su rica trayectoria dentro del fútbol. Un libro al que todavía le faltan páginas donde escribir sus títulos conquistados con el equipo-emblema de la capital ucraniana. Fácil no lo va a tener, pero es valiente. Siempre mira al horizonte, como cuando cabalgaba por los verdes céspedes de los grandes estadios mundiales. POLÉMICAS PALABRAS. Ucrania se presentó en el Mundial de 2006, en Alemania, con unas afirmaciones de Blokhin en las que decía que prefería jóvenes jugadores ucranianos a africanos. 34 35 Fue uno de los defensas más importantes de España y Europa en los 60 y 70. Aún sigue siendo recordado en Sevilla y Barcelona. FRANCISCO FERNÁNDEZ GALLEGO “ME IDENTIFICO CON PUYOL Y SERGIO RAMOS” BORJA GARCÍA SÁNCHEZ / F ALEJADO DEL FÚTBOL. Gallego se retiró en 1980 y la verdad es que su deseo de seguir vinculado al fútbol tuvo poco recorrido: una única experiencia, y corta, en el Sevilla Atlético. rancisco Fernández Rodríguez nació el 4 de marzo de 1944 en Puerto Real (Cádiz). En realidad se le conoció como ‘Gallego’ y fue considerado uno de los mejores centrales en España y Europa durante los años sesenta y setenta, tanto en su militancia en el Sevilla como en el Barcelona. El futbolista andaluz tenía fama de defensa duro, aunque él lo puntualiza: “Entrar fuerte nunca va a estar mal visto, es lo que tiene que hacer un buen central, siempre y cuando la intencionalidad sea la de llevarse el balón. Yo era considerado duro, sí, es verdad, pero nunca he hecho una entrada para hacer daño”. Desde luego, no le falta razón, porque Gallego sólo recibió dos tarjetas rojas en toda su carrera, siendo uno de los centrales más ‘limpio’ y reconocido de la Primera División. 36 37 DIEZ AÑOS COMO BLAUGRANA. Su buen hacer en el Sevilla no pasó inadvertido para el Barcelona, que lo fichó en 1965: 248 partidos, 17 goles. PRIMERAS ANDANZAS. Imagen de Francisco Fernández de corto en su Puerto Real natal. Pronto destacó y recaló en el filial del Sevilla y de ahí al primer equipo. Este carácter sensato lo transmitía tanto en los terrenos de juego como en su vida privada. Padre de cuatro hijos y junto a su esposa Emilia pasaban todos los veranos en su chalé de Torre la Higuera (Huelva), donde el futbolista desconectaba del foco mediático y simplemente se limitaba a dedicar tiempo a su familia, cuidar la casa y seguir un plan de entrenamiento específico. Esto mismo ocurrió al finalizar su carrera futbolística. “Mi vida después del fútbol ha sido muy tranquila, no he tenido ninguna relación el fútbol, la única experiencia fue con el Sevilla Atlético, pero fue corta”. También invirtió su dinero en una discoteca, en la que actuaron grandes figuras como Los Amigos de Ginés y la gran Lola Flores. Pese a gustarle el flamenco, al defensa no le gustaba cantar: “Me gusta esta música, pero no, no lo hago bien. Canturreo algo, pero no entono muy bien que digamos”. En Tras ganar con el Barça en Sevilla, le negaron la entrada en la Feria de Abril, junto a otros compañeros blaugranas EN EL SEVILLA. Gallego jugó en Nervión en dos etapas: la primera se extendió desde 1961 a 1965 y la segunda, desde 1975 a 1980: 185 partidos, nueve goles. relación con el flamenco, Gallego tiene una anécdota curiosa en la Feria de Abril: aquel día, el futbolista había ido a jugar a Sevilla, pero con la camiseta del Barcelona, que logró la victoria, por lo que el técnico culé les dio unas horas libres. Al llegar con unos cuantos compañeros suyos a una caseta de un amigo, una persona que estaba en la puerta les negó la entrada, él trataba de explicarle que la caseta era de un amigo suyo y que había recibido una invitación, a lo que el de la puerta contestó, dejándoles atónitos: “Ellos no entran, pero tú mucho menos”. Época gloriosa. Sus años dorados fueron en el Barcelona, allí el futbolista jugó durante diez temporadas, ganando una Liga, dos Copas de España y una Copa de Ferias. Disputó 425 par tidos y marcó 24 goles. “El Barcelona fue un club donde me dieron un cariño especial, allí me consolidé como futbolista y la entidad tuvo un trato exquisito conmigo hasta el día en el que me marché de nuevo a Sevilla”. En este período, Gallego se hizo con un caché a nivel europeo digno de los mejores defensas del continente. Ocupa uno de los puestos más altos en la tabla de jugadores con más partidos disputados en el Barcelona, con ilustres nombres como Xavi, Kubala o Lionel Messi. Jugando con el equipo blaugrana, Gallego concedió una entrevista en la que se adelantó a temas que hoy están de plena actualidad en el fútbol. Uno de ellos era porque el Barcelona fichaba jugadores tan caros: “Cualquier futbolista que ficha por el Barcelona tiene más propaganda en la prensa que y en la calle que otro futbolista que ficha por cualquier club español. Esos fichajes salen más caros a nuestro equipo que a cualquier otro club”. Esta realidad está vigente en los dos equipos más potentes de Primera, Real Madrid y Barcelona: si fichan o se interesan por un jugador, el precio de éste se duplica o triplica. Otro de los temas tratados por Gallego empezó a ser un germen de lo que años después sería un proyecto, hoy día consolidado, la organización de una asociación de futbolistas: “Los futbolistas tenemos que aceptar una cierta esclavitud, ningún jugador tiene poder de decisión sobre su futuro, ya que los intereses del club CON LA ROJA. Gallego vistió la camiseta de la Selección 36 veces. Participó en el Mundial de Inglaterra de 1966 y su última aparición fue en febrero de 1973 ante Grecia. son la prioridad”. Por eso expresó su deseo de la creación de una organización de futbolista (AFE en la actualidad), ya que veía injusto que unos futbolistas pagasen más impuestos que por ejemplo un extranjero que viniese a jugar a España. Ya en su época abogaba por la organización ‘sindical’ de los futbolistas para velar por sus intereses ante los clubes 38 DE LOS MEJORES. Gallego era, en ocasiones, tildado de defensa duro, aunque lo cierto es que sólo vio dos tarjetas rojas en su dilatada trayectoria como profesional. 39 El central andaluz ha sido condecorado con el VI Dorsal de Leyenda del Sevilla FC. El futbolista se enteró de primera mano de la noticia cuando el presidente José María del Nido le llamó personalmente para comunicárselo y darle su más sincera enhorabuena. Gallego ve de esta forma reconocida su extrema dedicación profesional al Sevilla, club al que prestó excepcionales servicios y al que incluso, una vez finalizada su segunda etapa, que se extendió desde 1975 a 1980, año de su retirada, volvió por una petición de Montes Cabeza, pese a que ya había colgado las botas, episodio que da buena prueba del alto compromiso que el de Puerto Real tuvo siempre con el equipo de Nervión. por intentar defender a Velázquez que había sido previamente agredido. La policía belga entró en el campo y comenzó a pegar a Eladio, entonces Paco Gallego, al ver esa injusticia, se metió en la tángana. Nada salió bien ese día. España también perdió el partido y se quedó fuera de jugar la cita mundialista. Eladio y Gallego fueron nombrados personas non gratas en Bélgica, lo que suponía que ambos futbolistas no podían acudir a ese país en un año. Por este tipo de comportamientos el central andaluz era tan querido por todos sus compañeros. De hecho, no fue la primera ni la única vez que lo hizo, en su día también dio la cara por su compañero Miguel Reina cuando estaba siendo increpado. En definitiva, Paco Gallego era uno de esos defensas duros de la época, pero siempre tenía claro que ante todo estaban las personas. Futbolista y caballero. Con La Roja. En su carrera con la Selección española fue internacional en 36 ocasiones, con un balance de 18 Gallego ha sido condecorado con el VI Dorsal de Leyenda del Sevilla, reconociendo así su trayectoria como sevillista RIVAL Y COMPAÑERO. Preciosa imagen en la que Gallego y Luis Aragonés pugnan por el balón. victorias, 10 empates y ocho derrotas. Paco Gallego jugó el Mundial de Inglaterra de 1966, que ganó la selección pross, la anfitriona, y también fue convocado para la primera Eurocopa que ganó España en 1964, en aquel memorable encuentro en el Ber- nabéu ante la URSS, aunque no disputó ningún minuto. Como defensa que fue, Paco Gallego tiene claro con qué jugador de La Roja actual se identifica: “Con Sergio Ramos o con Puyol, pero también es diferente, antes era más marcaje al hombre y ahora el delan- tero juega camuflado. También el fútbol actual es igual de fuer te que el que yo jugaba. Los chicos están preparados físicamente mucho mejor que nosotros, son más fuertes. La culpa de esto es el trabajo que se realiza en las canteras de los clubes”. Gallego con la Selección vivió momentos insólitos, como aquel partido en Lieja en el que España se jugaba ante Bélgica el pase al Mundial de México de 1970. Los belgas habían preparado una encerrona después del 1-1 en el Bernabéu. Eladio fue expulsado MUY QUERIDO. Imagen de Gallego, en su segunda etapa en el Sevilla, a hombros de compañeros del equipo nervionense y de su otro club, el Barcelona. Gallego fue nombrado persona no grata en Bélgica tras defender a Eladio en una tángana ante la selección belga 40 41 Ha cumplido en julio 38 años, pero su mano derecha es un arma letal. El mejor triplista de la historia de la NBA, con 2.857, ha sido clave en el anillo de los Celtic de 2008 y el de hace unos meses de Miami. LA HISTORIA DE RAY ALLEN, EL PISTOLERO INMORTAL MISTER TRIPLE NACHO PINILLA / N o existe en el baloncesto una sensación tan extraordinaria, bella y hermosa que obser var cómo un balón recorre los 7,25 metros desde las manos del lanzador hasta alcanzar la canasta y ver cómo se introduce en ella, moviendo la red y produciendo un sonido sordo que provoca el estallido en las gradas. En la historia de la NBA han existido grandes especialistas: Steve Kerr, Pedja Stojackovic, Reggie Miller… pero sólo hay uno que haya batido todos los récords, divinos y humanos: Ray Allen. El veterano jugador ya calza 38 años, está alejado de los superguerreros de la nueva NBA. No es un portento físico a lo Lebron James, sino que es un tipo largirucho de tobillos maltrechos, que posee una ética de trabajo y una calidad en sus manos y su cabeza que le han permitido estar en la élite de la mejor liga de baloncesto del mundo, dando clases de cómo se gana un partido en los úl- SALVADOR EN EL SEXTO. Imagen del triple de Allen ante los Spurs en los últimos playoff. Si ganaba San Antonio conquistaban el anillo, pero los tres puntos de Ray provocaron la prórroga, tras la que ganó Miami. timos segundos sin perder un ápice de serenidad. La historia de Walter Ray Allen comienza el 20 de julio de 1975 en Merced, California. Hijo de un militar, Walter Ray Senior, el joven Allen no tuvo una residencia fija en su niñez. Criado de base militar en base militar, Allen conoció rincones del mundo que pocos niños de su edad sabían localizar en los mapas. Base aérea de Castle (California), Base aérea de Bentwater (Inglaterra), Base aérea de Edwards (California), Alemania..., los cambios eran normales en su infancia y por este motivo también los momentos de fuerte tensión en su hogar.: su madre, Flora, y su padre discutían por ese motivo, pero Allen siempre tenía una sonrisa en la boca. Fue en esas bases militares donde empezó a forjarse su leyenda. A pesar de ser físicamente inferior al resto de chicos, Allen tenía un aura especial que le permitía ser un líder frente al resto de chicos. Su madre decía que “era distinto”. “Tiene dos herma- 42 43 DESTINO MILWAUKEE. Allen fue elegido por Minnesota Timberwolves en la 5ª posición del draft de 1996, pero fue traspasado junto a Andrew Lang a los Bucks. nos mayores y dos hermanos menores, y siempre le han seguido. Impresiona ver cómo un niño da consejos a sus hermanos mayores y estos le persiguen como locos para que les ayude”, comentaba. Su primer contacto con el mundo del baloncesto fue en la base de Edwards. “Los oficiales estaban todos los días quejándose porque Ray se pasaba horas y horas tirando sólo el balón en aquella canasta detrás de las oficinas. Una vez me dijeron que se pasó, literalmente, siete horas, tirando aquel balón. Ahí me di cuenta, de verdad, de lo persistente que mi hijo podía llegar a ser”, dijo años después su padre. Esta persistencia le ha acompañado durante su carrera. En la actualidad, Allen llega con dos horas de adelanto a los partidos para practicar su letal tiro de larga distancia. No sólo en lo físico y mecánico reside su calidad, su mente juega un papel fundamental. Desde temprana edad, cuando Allen inició su andadura en el equipo infantil de la base, su madre le señaló el camino, que ha seguido ha rajatabla: “Has de entrenar la cabeza tanto o más que los músculos. Tu cabeza te dirá dónde tus músculos han de estar en cada instante”, le decía su madre. Palabras que, según el propio jugador, se le quedaron “grabadas a fuego para siempre”. A los 16 años, ingresó en el instituto Hillcrest en Dalzell, Carolina del Sur. “Ha sido el mejor, lo más exquisito que mis ojos han visto jamás”, señaló su entrena- BASADA EN SU HISTORIA. En 1998, se estrenó la película ‘He got game’, (‘Una mala jugada’), dirigida por Spike Lee y protagonizada por Ray Allen y Denzel Washington. y Mejor Atleta de Estados Unidos en su penúltimo año. En el último, entró en el Quinteto de All American y fue nombrado Mejor Jugador de la Big East Conference. En tres años se convir tió en el tercer máximo anotador de la historia de los Huskies (1.922 puntos) y batió el récord de triples en una temporada con 115 y un 46,6% de acierto en su último año. Su camiseta se alza en el techo del Gampel Pavilion como tributo al más grande de los francotiradores del baloncesto. Un francotirador. dor James Smith al recordar cómo Allen les llevó a lograr el campeonato estatal con una media de 19 puntos por partido. Las universi- “Ha sido el mejor, lo más exquisito que mis ojos han visto”, dijo su entrenador en el instituto Hillcrest de Dalzell dades se empezaban a pelear por él. Sólo un hecho podía privarle de su sueño. Su vida sentimental se vio sacudida cuando su novia, Rosalind Ramsey, se quedó embarazada de su hija Tierra. Pero la lucha entre grandes gurús univeristarios como Rick Pitino, en la de Universidad de Kentucky, y Jim Calhoun, de Connecticut, para hacerse con sus servicios no se relajó ni un ápice. Después de una entrevista personal, Calhoun y su asistente Dickenman lograron convencerle para que se enfundara la camiseta de los Huskies de la UConn, llegando al campus de la universidad en el verano de 1994. La etapa universitaria (19931996) agrandó su legado, a pesar de enfrentarse a verdaderos ‘cocos’ del baloncesto como Allen Iverson, con quien se disputó la hegemonía de la Big East. Allen afianzó su tiro (una media de 43,7% desde la línea de tres puntos), su rapidez y su bote. Su calidad y su trabajo le llevaron a ser nombrado All Star del Estado En tres años se convirtió en el tercer máximo anotador de la historia de los Huskies de la UConn, con 1.922 puntos La llegada a la NBA fue por la puer ta grande. Allen salió elegido en el puesto número cinco del draft por Minnesota Timberwolves, que lo traspasó junto al ‘reverendo’ Andrew Lang a los Milwaukee Bucks a cambio de Stephon Marbury, elegido cuarto en el pick. Allen era feliz. Cayó en un equipo con dos grandes aleros como Glenn Robinson y Vin Baker que le ayudaron fuera de la cancha a que su aterrizaje fuera plácido. Baker, incluso, le llegó a dejar las llaves de su piso para que viva con él hasta que se instalara. En la cancha, como rookie, las cosas eran distintas. “Me dijo que me ayudaría, pero que la ayuda sería fuera de la cancha. Dentro, era una rookie, y así sería todo el año. Fuera lo que fuese, pero dentro... tocaba sufrir, al menos, un año”, comentó años más tarde con una sonrisa en los labios. En su primer año, Allen se atrevió con todo. Con casi un 40% de acier tos desde la línea de tres, 44 45 EN 2000, ORO OLÍMPICO. EE UU fue campeón de los JJ OO, con Allen, al ganar en la final a Francia. En 2003 fue traspasado a Seattle, donde estuvo hasta 2007. su participación era habitual, jugando 81 partidos de los 82 posibles. Llegó hasta el All Star en el que disputó el concurso de mates, espacio yermo para los Bucks desde 1986, y el par tido de los Rookies. Alcanzó el segundo quinteto de novatos al finalizar la temporada. Su segunda campaña será recordada por su salto a la gran pantalla: en ‘He got the game’ (‘Una mala jugada’ en España), dirigida por Spike Lee, Ray Allen encarna la figura de Jesús Shuttlesworth, un joven jugador de instituto que se ve envuelto en los tejemanejes del mundo del baloncesto. Su padre, Denzel Washington, su novia, sus amigos... todos quieres sacar algo de su calidad y de su futuro. Washington ganó un Oscar y Allen, la admiración de los críticos y los espectadores por su trabajo. Las siguientes temporadas fueron las de su consagración. Llevó a los playof f a su equipo durante tres años seguidos. Debutó en el All Star de los ‘mayores’ en la temporada 1999-2000 y quedó tercero en el concurso de triples que ganó el actual entrenador de los Phoenix Suns, Jeff Hornaceck. Ganará el concurso al año siguiente. La mejor campaña en los Bucks (2000-2001) se produjo cuando fueron comandados por un genial George Karl desde la banda y junto a Gleen Robinson y Sam Cassell. La franquicia llegó a la Final de Conferencia del Este, donde Iverson acabó con los sueños de Allen (4-3). La impotencia del californiano era palpable. No MAGISTRAL DEBUT. Su debut en Seattle fue ilusionante: sus números superaron a la de cualquier leyenda del equipo: 26 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias. sólo por perder ante su viejo enemigo, sino porque sus números, escandalosos (25 puntos y seis asistencias, con un 47,9% en tri- Llevó a los Bucks a los playoff durante tres años seguidos: en 2001 incluso fueron finalistas de la Conferencia Este ples) no valieron para nada. A pesar de tener un contrato de 70 millones por siete temporadas, tenía dudas de si el proyecto lograría alcanzar el anillo. Al año siguiente volvió al Partido de Las Estrellas y las lesiones hicieron su aparición. La primera que tuvo como jugador de élite, una tendinitis en su rodilla izquierda, no fue grave, a pesar de que fue la causa de que acabase con su racha de 400 partidos segui- dos jugando (388 como titular). Fue el 22 de diciembre del 2001 contra Houston. En el año 2002, el proyecto de los Bucks tenía síntomas de agotamiento. Además, las lesiones y los malos resultados de este curso y el anterior molestaron a los propietarios. La renovación no tardó en llegar y Allen se despidió de Milwaukee. Los Seattle Supersonics (actualmente, Oklahoma City Thunder) movieron pieza y se lle- varon a Ray, junto a Kevin Ollie, Ronald Murray y una tercer ronda del draft de 2003 a cambio de Gary Payton y Desmond Mason. Su etapa en los Sonics de Seattle quedó empañada por una pelea que tuvo con Keyon Dooling, de los Magic Su debut en su nuevo hogar fue ilusionante. Sus números superaron a la de cualquier leyenda de los Sonics en su primer partido (26 puntos, 13 rebotes y nueve asistencias) y el rival, Los Ángeles Lakers, ayudaron a crear una mayor grandeza a la hazaña. En este primer año alcanzó la cifra de 1.000 triples contra Dallas. Un año en playoff (2004-05) y vuelta a la realidad (2005-06). Los Sonics naufragaron sin encontrar su destino. El escolta, al contrario, no paraba: se convirtió en el 97º jugador de la historia en llegar a los 15.000 puntos. El rival, los Lakers de nuevo, y el escenario, el Staple Center. Hizo récord de triples de una temporada (269, frente a los 267 de Dennis Scoot) que llegó hasta la pasada temporada, cuando los 272 triples de Stephen Curry, de Golden State, rompieron la cifra. Su etapa en el Estado de Washington quedó empañada por una pelea. En un partido contra Orlando, Allen y su marcador, Keyon Dooling, tuvieron varios encontronazos; los marcajes a ambos lados de la pista subieron de tono y en el segundo cuarto, Dooling lanzó un codazo a la cara del escolta, que lo esquivó, pero en la siguiente jugada Allen decidió vengarse. Su codo impactó con el jugador de los Magic y la situación explotó. Dooling persiguió a Allen, juntos cayeron sobre la zona Vip del pabellón, los puñetazos volaban, pero ninguno llegó a su destino. La trifulca duró hasta que intervino la Policía y les separó. Allen fue sancionado con tres partidos. 46 47 ‘BIG THREE’. Boston reunió a tres grandes jugadores: Pierce, Garnett y Allen, que contribuyeron sobremanera a la conquista del anillo ante los Lakers en la 2007-08. Finalizó su estancia en Seattle de la peor forma posible. No sólo por ese suceso, sino porque una inter vención en el tobillo provocó que se perdiera 55 partidos, la temporada entera. Además, la franquicia no pasaba por sus mejores momentos y los rumores de traslado a otra ciudad cada vez eran más fuer tes. “Aquello no nos dejaba dormir. Puede que a los más jóvenes les hiciese felices, pero... ¿Y los que teníamos familia? Aquello nos quitaba el apetito”, comentó en una entrevista tras salir del equipo. Boston y su primer anillo. Los Sonics, a pesar de ello, trataron de revivir al cadáver. Traspasaron a Allen a Boston junto a Glenn Davis y el número 35 del draft de 2007 a cambio de Delonte West, Wally Szczerbiack y Jeff Green, en una loca y arriesgada operación. El miedo a las lesiones no impidió que los Celtics apostasen por él. Junto a Paul Pierce y Kevin Garnett, Boston formó un ‘Big Three’ de ensueño en el TD Garden. Sus años en Boston (20072012) pueden definirse como los mejores de su carrera. Allen se encontraba en plenitud, a pesar de sus 32 años, y su primer curso no pudo ser mejor. Una vez alcanzados los 17.000 puntos, volvió al All Star en detrimento del lesionado Caron Butler y en dos minutos y 30 segundos hizo sombra al MVP de ese partido, Lebron James, con 14 puntos en la recta final del encuentro que dieron la victoria al Este. Muchos comenta- ristas pusieron el grito en el cielo cuando el premio se lo llevó el jugador de los Cavaliers en vez de Allen. Ni se inmutó, su presa era Sus años en Boston son los mejores de su carrera: alcanzó los 17.000 puntos, volvió al All Star, logró su primer anillo... más grande que un simple trofeo individual: el anillo. La fase regular finalizó con un maravilloso récord de 66-16. Atlanta, Cleveland y Detroit fueron el aperitivo en los playoff antes de la gran final. Lakers-Celtics. Las mayores potencias del Oeste y del Este. El glamour de Hollywood contra la rocosidad del Este. La final se resolvió en seis partidos. Cuatro a dos para los chicos de Boston, entrenados por Doc Rivers. Ése sería el resumen fácil. Pero es la NBA. Nos debemos situar en dos de ellos, el segundo y el sexto. En el segundo, en el Staple, los Lakers de Pau Gasol y Kobe Br yant se marcharon al descanso con 24 puntos de ventaja, que se vio reducida a 20 al finalizar el tercer cuarto. Todo sentenciado debía pensar Jack Nicholson desde su asiento, pero nunca hay que menospreciar el orgullo de un celtic. El ‘Big Three’ remó contracorriente y, con lucha y arrojo, se llevaron la victoria: a 16 segundos los Celtics cerraron el partido con dos puntos de Allen En la temporada 2008-09, Ray Allen superó al mítico Larry Bird en tiros libres consecutivos: 72 por 71 que alejaba la diferencia a cinco puntos, algo ya inalcanzable para los hombres de Phil Jackson. La herida no fue mortal, pero sí dolorosa. Los Lakers consiguieron llegar al sexto par tido, pero la magia del escolta brotó como nunca antes lo había hecho. La línea de tres volvió a ser su aliada. Con unos letales siete triples (récord en un partido de la final, sólo igualado por Scottie Pippen y Reggie Miller) ahogó a los angelinos. El resultado final de su mortífera precisión fueron 22 triples en toda la serie, superando la marca anterior de Derek Harper y Dan Majerle. Danny Green, de San Antonio Spurs, ha sido el único en poder batirle con los 25 anotados durante las pasadas finales contra Miami. Tras ganar un campeonato pueden pasar dos cosas: la grandeza te arrastra de nuevo hacia el campeonato o te lleva al infierno. Los Celtics decidieron seguir un camino intermedio. El resultado de la temporada (2008-09) no fue malo. Se alcanzaron las semifinales de Conferencia, pero las voces de alarma, ante unas estrellas ya envejecidas, fueron creciendo. Allen trataba de acallar esas voces superando al mítico Larry Bird en tiros libres consecutivos encestados en la franquicia (72 por los 71 de Bird) y alcanzando un casi infalible 95,2% desde la línea de personal. La temporada siguiente (20092010), las cosas volvieron de nuevo a encauzarse. Allen alcanzó los 20.000 puntos en la NBA y los en- 48 49 SEGUIRÁ EN MIAMI. Ray Allen ha renovado por otra temporada con los Heat, y a pesar de sus 38 años, está dispuesto a conseguir su tercer anillo como jugador de la NBA. vejecidos Celtics retornaron a una gran final. Miami, Cleveland y su verdugo el año anterior, Orlando, no fueron rivales. La final, de nuevo, como hacía dos años, contra los Lakers. Pero la historia, esta vez, se volvió en contra del equipo de Massachusetts. A pesar de perder, Allen puso, de nuevo, su nombre en la historia. Su objetivo a superar, Michael Jordan. El legendario jugador de los Bulls logró la hazaña de conseguir seis triples antes de llegar al descanso en la final del 92 contra Portland. El escolta de Boston logró siete en ese período, en una magnífica serie final de ocho de once, dejando atrás a Pippen y Miller, que se habían quedado en unos ‘ridículos’ siete en una final. Su carrera depor tiva en los Celtics finalizaba. Después de esa temporada, renovó sólo por dos años y 20 millones. Parecía que la franquicia deseaba empezar de nuevo y Allen tenía las horas contadas. A pesar de ello, y todavía con una gran calidad, los dos siguientes cursos los Celtics llegaron sin dificultad a los playof f y el escolta superó los 2.560 triples logrados por Reggie Miller durante su carrera, convirtiéndose en el mejor triplista de la historia. En su escenario favorito, Los Ángeles, logró, con dos triples, los 2.562. El segundo anillo. En el verano de 2012 se convirtió en agente libre. Buscó un nuevo reto y la soleada Miami pasó a ser su nuevo hogar. El equipo de Lebron, Wade y Bosh le podía ofrecer algo que en los Celtics ya era imposible: la posibilidad de alzarse con un nuevo campeona- En su último año en Boston, Allen se convirtió en el mejor triplista de la historia, superando a Reggie Miller to. Y así fue. Ray Allen se sacudió el encorsetamiento táctico de Doc Rivers. Su tiro de tres seguía siendo letal, pero se le unió una valentía olvidada a la hora de entrar a la zona contraria. Su físico no era el mismo de cuando era novato, pero su calidad e inteligencia habían crecido. Los playoff recibieron a Allen con un nuevo regalo: su triple 332 contra su primer equipo de la NBA, los Bucks, que significaba volver a mirar por encima a Miller como máximo triplista de una fase final. La post temporada no fue fácil. A pesar de que Milwaukee sucumbió rápido, unos Bulls muy mermados pusieron en apuros a los vigentes campeones, y los cada vez más poderosos Indiana Pacers llevaron la final de Conferencia al séptimo partido. La final se presentaba aún más complicada y San Antonio esperaba. Los Spurs de Popovich y Duncan. Los golpes entre uno y otro equipo fueron sucediéndose, hasta que se llegó a un dramático sexto partido. El Air Ameri- Su triple ante los Spurs que empató el partido, la serie y forzó la prórroga se considera como el mejor de la historia ca de Miami miraba atónito como a 28 segundos de acabar el partido, San Antonio ganaba 89-94. La derrota significaba perder el anillo. Miami remaba y se acercó a tres puntos, a falta de 10 segundos. Y ahí se originó una jugada para el recuerdo ya: Lebron James, en la última jugada, tiró un mal triple. Su fallo lo recogió Chris Bosh en la zona. Los segundos pasaban lentamente y el pívot de Dallas miró a su alrededor. Vio a Allen. Su figura emergía en la esquina derecha de la cancha. El balón recorrió los metros necesarios, en el tiempo necesario para que Allen recibiera el pase. Ni había tiempo para el respiro, pero el tiempo se paró mientras el escolta levantaba los pies del suelo. Apuntó y disparó. El balón recorrió los 7,25 metros desde sus manos al aro. No falló. Su canasta empató el partido cuando sólo quedaban cinco segundos. Muchos lo han definido como el triple más importante de la historia. El encuentro se fue a la prórroga, donde la superioridad física y moral de Miami doblegó a los Spurs. El séptimo y definitivo partido no tuvo historia y Miami se alzó con su segundo anillo seguido, el tercero de la franquicia. La historia de Ray Allen no acaba con el final de la pasada temporada. El californiano ha renovado por una campaña más con los Heat. Existen muy pocos retos ya para él. Su reinado como triplista (2.857) está consolidado por años. Pero ¿a quién no le amarga un tercer anillo? 50 Ha sido uno de los grandes de la historia del atletismo: su hazaña en Helsinki (medalla de oro en 5.000, 10.000 y maratón) nunca ha sido repetida. El comunismo le ayudó y después castigó. ZATOPEK HEROE OLÍMPICO, ENAMORADO, APESTADO POLÍTICO Y LOCOMOTORA HUMANA 51 52 EN LO MÁS ALTO. Zatopek consiguió el hito de conquistar en los JJ OO de Helsinki de 1952 las medallas de oro en las disciplinas de 5.000, 10.000 y la maratón. ALEJANDRO DÍAZ TRIGUERO / E l nombre de Emil Zatopek nos recuerda irremediablemente al hito que conquistara en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952. En la capital finlandesa, el atleta checo logró alzarse con la medalla de oro en tres disciplinas atléticas: 5.000, 10.000 y la maratón. Nunca hasta entonces se había logrado semejante proeza. Y nunca ha vuelto a ser repetida. Pero la historia de Zatopek, su vida, esconde capítulos más interesantes incluso que lo logrado sobre el tartán o el asfalto y que reflejan la situación de un mundo, no tan lejano en el tiempo, donde ser un héroe nacional no garantizaba el reconocimiento. Zatopek nació en 19 de Septiembre de 1922 en Kopnivnice, un pequeño municipio del Este de Moravia, muy cerca de las actuales fronteras entre la República Checa y Eslovaquia. Él mismo admite que sus inicios en el atletismo llegaron muy tarde, cuando siendo un joven de 19 años fue obligado por parte de su jefe en la Zatopek se inició en el atletismo tarde, con 19 años: su jefe en una fábrica de calzados le obligó a correr 53 fábrica de calzados Bata, en Zlin, a disputar una carrera popular un domingo por la tarde. Zatopek no tenía ninguna intención en participar. De hecho, para lograr evitarlo fingió un resfriado y un dolor de rodilla, como proponiendo la dolencia más adecuada. Su jefe, que veía la importancia de que su fábrica cumpliera con este protocolo social bajo la ocupación nazi de Checoslovaquia, le hizo pasar por la consulta del doctor de la planta industrial, donde no le fue detectado ningún problema. La carrera constaba de una distancia cercana a la milla. Quedó segundo. Se despertó en él entonces el interés por el atletismo. A partir de ahí, Zatopek se autoimpondría un régimen de entrenamientos novedoso, tildado casi de locura por muchos compañeros. El joven checoslovaco intercalaría sesiones puras de fondo con series rápidas, de distancias en torno a los 100 metros. Para todo ello dotaba a sus pies de un lastre, una adición extra de peso que esperaba le hicieran sentir sus pies más ligeros durante la carrera. La situación en la que se encontraba su país bajo el régimen nacionalsocialista fue en ocasiones comparada por el propio Emil con la de los actuales fondistas africanos: “Si hay lujo, existe el peligro de la degeneración. Siéntate al volante de un coche y gana tiempo, pero pierde condiciones. RÉGIMEN ESPARTANO. Zatopek se entrenaba en sesiones tildadas de disparatadas: intercalaba sesiones puras de fondo con series de velocidad de unos 100 metros. Por eso no había coches y corríamos en su lugar. Mira los campeones de larga distancia de hoy día. En su mayoría son africanos, corredores de países subdesarrollados”. Al igual que ocurre en estos casos, Zatopek corría a todas partes. No paraba de correr. La Gran Guerra acabó en 1945 y las tropas soviéticas facilitaron la creación de un nuevo estado satélite para la URSS, Checoslovaquia. Ese mismo año, Zato- pek fue reclutado para el nuevo ejército checoslovaco, algo que, a diferencia de lo que él mismo pensaba, facilitaría su salto al estrellato del atletismo. El ejército quería precisamente eso, que mejorara como atleta y defendiera el nombre del nuevo estado en las grandes citas internacional, con los Juegos de Londres apenas a tres años vista. Lo pusieron a las órdenes de los mejores entrenadores posibles y dedicó todo su 54 HASTA SU MUERTE. Zatopek e Ingrova, que nacieron el mismo día, fueron inseparables hasta que el campeón checoslovaco falleció en 2000. Ella vive aún. tiempo a mejorar como corredor, tanto que antes de la cita olímpica ya poseía multitud de récords nacionales. Zatopek par ticiparía en sus primeros Juegos en 1948, doce años después de la exhibición de Jesse Owens ante Hitler en el estadio olímpico de Berlín. La cita olímpica debía servir como revulsivo a la situación social en que se encontraba la Europa de la postguerra y colocar en el escaparate nacional el poder de los nuevos estados nacidos tras la contienda. Emil, entonces con 26 años, logró la proeza que las nuevas autoridades checoslovacas esperaban. Venció en la prueba del 10.000 y dio a su país su primera medalla de oro olímpica. A ello sumó la plata logrado en los 5.000. Y a título personal, dos meses más tarde se casaría con Dana Ingrova, una lanzadora de jabalina que conociera apenas unas semanas antes, mientras ambos batían el récord nacional en sus respectivas disciplinas (los 3.000 en el caso de Zatopek). Dana sería desde entonces y hasta el final de los Zatopek particpó por primera ves en unos JJ OO en 1948 y dio a su país la primera medalla olímpica en 10.000 55 días de Emil (falleció en 2000) su más íntima compañera. En 1952, y tras batir en varias ocasiones otros récords nacionales y mundiales, Zatopek hacía acto de presencia en sus segundos Juegos con el destino de inscribir su nombre entre los grandes hitos de la historia del olimpismo. Ya por entonces era conocido en el circuito mundial como ‘La locomotora humana’, un apodo que le acompañaría durante toda su vida y que hacía referencia a su estilo como corredor. No dotado especialmente de una heterodoxia en la carrera, Zatopek gozaba de un estilo característico que llamaba la atención: rodillas excesivamente elevadas, zancada corta, tronco inclinado hacia su derecha y brazos en constante movimiento anárquico. A esta desfigurada estampa añadía un sonido gutural, mezcla de una profunda respiración y un quejido de agonía. El símil era sencillo: una locomotora humana. El calendario en Helsinki fue estudiado con detalle por Zatopek. Era consciente de que su gran fuerte estaba en los 10.000, donde ya en Londres había demostrado una gran superioridad. Entre esta prueba y los 5.000, donde se veía con opciones de oro, tenía dos días de descanso. Y entre ésta y la prueba reina del fondo, la maratón, tendría otros tres días. Zatopek se inscribiría CON SU MUJER. Poco antes de la cita olímpica de Londres, en 1948, Zatopek conoció y se casó con Dana Ingrova, la gran lanzadora de jabalina, también chevoslovaca. en las tres. El 10.000, como era de esperar, no supondría mayores problemas. Zatopek cruzaría la meta del Estadio Olímpico con casi cien metros de distancia respecto al segundo clasificado, el francés Alain Mimoun. Dos días más tarde tendría lugar la final del 5.000. La prueba coincidía en el horario con la final de jabalina, donde Dana competiría. La casualidad hizo que el húngaro József Csermák batiera el récord del mundo en lanzamiento de martillo. Los tiempos requerían de una medición concisa para cer tificar la nueva marca, por lo que la jabalina se hubo de retrasar. Dana asistió desde el túnel de llamada a la hazaña de su marido, aunque sólo pudo oír el rugir del estadio. Zatopek sufrió para ganar en los últimos metros a Mimoun y al alemán Schade. Zatopek recibió la medalla de oro y se dispuso a dar la protocolaria vuelta de honor. 56 EN EL EJÉRCITO. Tras acabar la II Guerra Mundial y la creación del estado satélite de la URSS, Checoslovaquia, Zatopez fue reclutado por el ejército, lo que le lanzaría al estrellato. Mientras pasó por el pasillo de la jabalina, Dana se le acercó y le pidió su recientemente ganada medalla. “La pondré en mi bolsa para que me dé suerte”. En su primer lanzamiento Dana se fue hasta los 50’47 metros, récord olímpico y a la postre medalla de oro. Tres días más tarde, Zatopek correría la que sería su primera maratón. No pudo tener mejor estreno. Venció y se hizo con el tercer metal dorado y con un hueco en la historia del deporte. En 1956, en Melbourne, Zatopek acudía sus terceros juegos, ya con 34 años y una hernia discal provocada por entrenamientos extremos que incluían series de fondo con su esposa colgada a su espalda. Sólo pudo ser sexto. El oro fue para su amigo Mimoun. “Al menos he ganado yo”, le dijo el francés tras esperarle en meta. Zatopek y su mujer firmaron el Manifiesto de las 2.000 palabras: fue repudiado por el régimen comunista 57 Había llegado el momento de colgar las zapatillas en su casa de Praga, junto a Dana, y entregarse a la vida de un héroe nacional. Pero eso no duraría mucho. Su halo de grandeza se vería apagado en la primavera de 1968. Emil y Dana trabajaban para el estado checoslovaco como entrenadores. Él, además, lo hacía como militar. Para cuando la revolución del 68 llegó a Praga, ambos se alinearon junto a Alexander Dubcek, el ideólogo del socialismo humano que intentó democratizar Checoslovaquia y procurar una apertura ante las potencias occidentales. Pese a que Zatopek era un comunista convertido, tal fue el seguimiento a las ideas de Dubcek que él y Dana fueron unas de las numerosas firmas del Manifiesto de las 2.000 palabras. Lo que no podrían esperar ni imaginar es que unos meses más tarde ese nombre sería su pasaporte a una vida de desesperación, de repudia por parte de las nuevas autoridades soviéticas de Checoslovaquia. Zatopek fue expulsado del ejército y obligado a trabajar en los lugares más inhóspitos del país, cargando con sacos de cemento que dañaban su ya maltrecha espalda. Tres años más tarde, después de tener que vivir en una caravana a lo largo de toda la geografía de su país, Emil accedió a las presiones del gobierno y firmó una carta de arrepentimiento que dañó seriamente su imagen ante los que como él habían luchado por la democracia. Su carta, que posiblemente él nunca leyera, fue publicada en el diario del sistema, el ‘Rude Pravo’. A partir de ese momento, y con el perdón del régimen checoslovaco, Zatopek dedicó su vida a acudir a homenajes por toda Europa, trabajando para el estado como una especie de espía deportivo. Ojeaba los periódicos locales, gracias en parte a que podía hablar hasta cinco lenguas, y charlaba con entrenadores y atletas para realizar informes con los diferentes métodos de entrenamiento. Se había alineado junto al ene- SIEMPRE CORRIENDO. Desde que se iniciara casi por obligación en el atletismo, Zatopek siempre corría: como deportista y después como personaje público. migo. Había pasado de ser un héroe nacional a un desterrado; de un desterrado, a un espía. En 1982 se retiró definitivamente de toda actividad. No corrió la misma suer te Dana. Ella, que no había sido presionada para renegar del Manifiesto de las 2.000 palabras, vio cómo se le quitaba su pensión por jubilación, tras más de treinta años de servicio al país y después de haber aportado al deporte nacional, como atleta y entrenadora, varias medallas en distintos even- tos internacionales. “Sí, pero firmaste el manifiesto. Y no pediste perdón. Ésta es tu pensión”. En 1989, la caída del régimen checoslovaco fue imparable. Zatopek celebró como el que más la llegada de la democracia y en ella, en su casa de Praga, vivió los últimos años de su vida junto a su esposa Dana Ingrova. Fallecería el 22 de septiembre del año 2000 a causa de una neumonía en un hospital de Praga. Su cuerpo descansa en el cementerio local de Vysherad, bajo una sencilla tumba compuesta por dos piedras, una de las cuales ejerce de lápida. En ella, grabada con un fino contorno, se aprecia la imagen de la locomotora en acción, con su gesto característico al correr. Bajo esa figura se puede leer, en letras esquinadas, “Emil Zatopek, Olimpisky Vitez”. La más simple descripción de su vida depor tiva y que muestra todo lo que fue el genial atleta checo: “Emil Zatopek, Héroe Olímpico”. 58 59 ESQUÍ EN LA ARENA El interés por practicar este deporte en otra época del año que no sea el invierno ha llevado a sus más fieles aficionados a buscar medios alternativos. La arena del desierto ha sido el espacio elegido para su ejecución. ATRAYENTE. El esquí sobre arena es un deporte que se está haciendo popular. Hay empresas que lo enseñan y tour operadores que lo incluyen en sus paquetes de viajes. 60 61 CREADORES. Los habitantes del ‘Monte Kaolino’ de Hirschau, en Alemania, fueron los precursores de esta original modalidad de esquí. CAMPEONATOS. El sandboard llama la atención de los más aventureros y ya son muchos los aficionados que se animan a participar en los torneos. CELIA PERALES / E squí, dícese de la práctica depor tiva que se realiza sobre nieve y en invierno. O no. ¿Quién ha dicho que los aficionados a este deporte sólo lo pueden disfrutar sobre esta superficie y durante la estación más fría del año? El esquí se ha ido modernizando con los tiempos. Ha superado sus limitaciones espaciales y estacionales y se ha convertido en un ejercicio más flexible. Los seguidores más fieles se pueden calzar las botas, colocarse los esquíes, coger los bastones y ya están listos para esquiar en Navacerrada, Sierra Nevada o… en el Sáhara. Sí, ha leído bien, en el desierto marroquí, por ejemplo. La falta de nieve ha llevado a buscar alternativa para poder seguir disfrutando de este deporte, y ha nacido el esquí en la arena o sandskiing. La Gran Duna de Ouarzazate (Marruecos), el desierto de Namib (Namibia) o los médanos de Dubai son algunos de los lugares donde se puede practicar la particular versión de este ejercicio invernal. Los precursores de este particular deporte fueron un grupo de germanos que comenzaron a esquiar sobre una montaña de arena de cuarzo que generaba una fábrica de porcelana en el ‘Monte Kaolino’ de Hirschau (Alemania). El pueblo se adaptó tan bien a esta original iniciativa que se convirtió incluso en reclamo turístico, con bungalows, tienda de venta y alquiler de esquíes y una piscina en la que refrescarse tras el esfuerzo de bajar la cima. Incluso se llegaron a crear dos pistas, una para expertos y otra para principiantes. A par tir de ese momento, el esquí sobre arena ha ido evolucionando y haciéndose más popular. Tanto es así que existen tour operadores que organizan excursiones a las dunas del desier to para su práctica o empresas que lo enseñan. Ellos son los que lo preparan todo para que sus clientes puedan disfrutar de esta nueva experiencia, como por ejemplo la subida a la montaña. Los depor tistas tienen que llegar a lo más alto, no en telesillas o telecabinas, sino subidos en dromedarios que cargan con todos los accesorios necesarios para realizar una buena bajada. Pero, ¿qué equipo necesita llevar un esquiador de arena? Pues básicamente lo mismo que un esquiador de nieve: no le pueden faltar los esquíes, bastones y botas, así como unas gafas de sol, ya que la arena, al igual que la nieve, puede afectar a la visión. Sin embargo, la vestimenta tiene que ser ligera si no se quiere morir abrasado bajo el sol africano o asiático. A medida que se popularizan estos depor tes, se van creando términos VESTIMENTA. Para practicarlo con comodidad y de manera segura es aconsejable utilizar ropa ligera, gafas de sol y casco. propios y conociendo los mejores tipos de arena para poder disfrutar de estas nuevas modalidades deportivas. Al igual que existe la nieve en polvo o la nieve dura, está la arena gruesa o húmeda o la arena seca, siendo la primera más difícil de atravesar que la segunda. Sin embargo, no sólo el esquí se puede disfrutar en la arena, sino que otros depor tes de nieve como el snowboard también se han adaptado a esta superficie. Sandboard es la actividad que consiste en descender dunas o cerros de arena con tablas parecidas a las del snowboarding, y se realiza de la misma manera que éste. El sandboard fue creado en Brasil, en la Isla de Santa Catarina, a finales de los años 80, curiosamente por surfistas que no podrían practicar su deporte en los días que no había olas. Al principio fue visto como un entretenimiento, pero con los años se ha convertido en profesional y existen campeonatos internacionales como los que se celebran en Cerro Marcha (Perú). Con estas nuevas variedades de esquí y snowboard, los aficionados a los deportes invernales pueden respirar tranquilos, ya que si algún día desaparece la nieve, podrán seguir practicándolo. Quizás a alguno de ellos les guste más que sobre nieve y consigan arrebatarle al alemán Henrik May el récord Guinness de velocidad de esquí en arena que logró en 2010 al alcanzar los 92 km/h. Puede que únicamente sea cuestión de tiempo. 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