Revista Hispanoamericana. Publicación digital de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras. 2011, nº 1 ARTÍCULOS HISPANOAMÉRICA CANTA AL MAR. PINCELADAS MARINERAS DE POETAS HISPANOAMERICANOS Manuel Maestro Presidente de Letras del Mar Resumen: La poesía hispanoamericana se inicia en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el continente accede a la total independencia. Momento en el que la sociedad criolla refuerza la conciencia de identidad propia, iniciándose el desarrollo de un lenguaje que prepararía la gran revolución modernista, lo que condicionaría toda la literatura escrita en lengua española, tanto en América como en España, siendo Rubén Darío con su Azul, clave para el ingreso de nuestra literatura en el ámbito de la modernidad. Devolviendo los literatos americanos parte de la herencia adquirida al recibir nuestro idioma, abriéndose la poesía americana al mundo, y recibiendo España el fruto de lo cosechado e injertado en el Nuevo Continente. Un continente rodeado por cuatro océanos que serían constante fuente de inspiración a los grandes de la poesía de aquél lado del Atlántico, bien acompañados de los que lo cantan y han cantado desde esta otra orilla. Palabras clave: poesía Hispanoamérica, Rubén Darío, poesía del mar, de los barcos, de los marinos y marineros. Abstract: The Hispanic American poetry began in the second half of the XIX century, when the continent reaches its full independence. At this time, the criollo society reinforces the awareness of self identity, initiating the development of a language which prepared the great revolution of the modernisme, which did condition all the literature written in Spanish, both in America and in Spain, being Rubén Darío with his book AZUL, the key element for the entry of our Literature in the field of the modernity. The American writers returned part of the heritage acquired from our language by opening the American poetry to the world and by giving to Spain the fruit harvested and grafted in the New Continent. A continent surrounded by four oceans that would be a constant source of inspiration to the greats of the poetry of that side of the Atlantic, well accompanied by those who sing and have sung it from this side. Keywords: Spanish American, Rubén Dario, sea poetry, vessels poetry, naval officer’s poetry, sailor’s poetry. *** Los poetas necesitan del mar, como los marinos precisan de las estrellas. Cuando los españoles llegan a América, trasladan al Nuevo Continente una cultura evolucionada en el Renacimiento. Llevan a Indias su concepto de civilización, entablándose un diálogo entre la cultura que llega y las culturas Cómo citar este artículo: MAESTRO, Manuel. “Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos”, Revista Hispanoamericana. Revista Digital de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras. 2011, nº1 Disponible en: < http://revista.raha.es/>. [Consulta: Fecha de consulta]. ISSN: 2174-0445 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos indígenas preexistentes, creándose una mezcla que da origen a las señas de identidad de los nuevos pueblos, surgidos de dos fluidos culturales de gran potencia creadora. Surge el mestizaje que, según Arturo Uslar Pietri, es la fuente de la novedad americana. Mestizaje de sangre y, sobre todo, mestizaje cultural. Esa novedad es precisamente la de no poder ser por su propia condición ni la continuidad de lo europeo, ni la continuidad de lo indígena: españoles e indígenas modificarán su mentalidad de tal manera que se convertirán en otros, en hispanoamericanos. En un encuentro de escritores celebrado en Berlín, Mario Vargas Llosa manifestaba respecto a la sugestiva función que ha cumplido América a lo largo de su historia a que había materializado los sueños irrealizados de los europeos. Hermoso destino, no exento de peligros, ubicado dentro de un mosaico de culturas – añadía el Premio Nobel- no del todo integradas; un mundo en constante proceso de formación, de descomposición y recomposición, cargado de problemas; pero que, como, contraposición está cargado de estímulos para la labor creativa. La literatura hispanoamericana y, consecuentemente, su poesía se inicia en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el continente accede a la total independencia. Momento en el que la sociedad criolla refuerza la conciencia de identidad propia, iniciándose el desarrollo de un lenguaje que prepararía la gran revolución modernista, lo que condicionaría, de ahí en adelante, toda la literatura escrita en lengua española, tanto en América como en España, siendo Rubén Darío, en 1888, con su libro Azul, clave para el ingreso de nuestra literatura en el ámbito de la modernidad. Devolviendo los literatos americanos parte de la herencia adquirida al recibir nuestro idioma, abriéndose la poesía americana al mundo, y recibiendo España el fruto de lo cosechado e injertado en el Nuevo Continente. Un continente rodeado por cuatro océanos que serían constante fuente de inspiración a los grandes de la poesía de aquél lado del Atlántico, bien acompañados de los que lo cantan y han cantado desde esta otra orilla. LA POESÍA DEL MAR A los amantes del mar y de todo lo que le rodea, las escuetas palabras del poeta nos conectan rápidamente con el aroma de sus aguas salobres; nos hacen sentir la brisa que a veces acaricia sus orillas y otras las golpea con furia; nos permiten divisar la imagen de los barcos llegando a puerto o perdiéndose en el azul del horizonte; nos inmiscuyen en la vida de los marinos, tanto en la guerra como en la paz; y consiguen estremecernos cuando, al describirnos una desatada tempestad, la rima golpea las estrofas con el mismo rigor y cadencia que lo hacen las olas durante la calma o el temporal. En cualquier caso, la poesía consigue deleitarnos con su belleza, nos enseña, nos conmueve y nos hace pensar. El que el poeta se sirva preferentemente del verso para expresar sus creaciones, no es óbice para negar que en pura prosa no pueda hacerse poesía, o que los versos que no se ajustan o se sujeten a rima carezcan de mérito, si bien, 2 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 hoy, con los poemas recogidos a modo de frasco con contenido literario, vamos a dar preferencia a la poesía clásica, que es la que recoge lo mejor de nuestra lira cuando se rasga mirando al mar, que junto con el amor han sido constante fuente de inspiración de los poetas en lengua española de ambas orillas del Atlántico; recurriendo los autores de poesía amorosa frecuentemente al mar, ya que este es símbolo de lo permanente y lo absoluto. Mar y escritura se unen perfectamente bien, ya que el océano contiene la vida y la muerte, la fuerza de la tormenta y la bonanza, bases de la literatura. Su significado simbólico es constante en los textos españoles, desde Jorge Manrique que nos recuerda que nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar que es el morir a Octavio Paz que describe su continuo movimiento: En ti te precipitas, te levantas contra ti y ti mismo nunca escapas. Pío Baroja decía que el mar y la vida del marino han perdido elementos para la novela, en alusión a la moderna navegación, no ocurriéndole lo mismo a la poesía lírica, para la que quedan motivos eternos, ya que el mar siempre ha sido fuente de inspiración para el poeta, al que le ha comunicado sus ritmos y ejercido y ejercerá su influjo, que transmitirá con su cantar a los hombres, desde los más viejos poemas, entre cuyas estrofas han navegado héroes, marinos y profetas que tienen el piélago como escenario de sus aventuras, desde que los senos de las sirenas de la Mitología se erguían sobre las aguas del Mare Nostrum, mientras cantaban para atraer a los personajes de la obra de Homero. En ocasiones, el océano sirve como trasfondo de un argumento estético; otras veces se presenta como un ser tierno y sentimental cual es el mar de las arribadas y despedidas; y en algunos momentos presta su carácter cambiante a la perfidia de la mujer a la que compara con las voraces olas; en no pocos pasajes, el fruto de la imaginación del poeta es el puerto al que se llega al final de la vida. Éste trabajo es un mini-crucero alrededor de la poesía hispanoamericana del mar, a bordo del que nos acompañan algunos de los poetas de habla española que, con más acierto y dedicación, han tenido al océano como referente de su inspiración literaria, dividiendo esta larga travesía en distintas singladuras en las que recalamos en los distintos y variados temas que completan la lírica marítima, en la que unas veces es el propio océano el protagonista; en otras ocasiones son los barcos, o los elementos y mecanismos que los permiten trasladarse de un confín a otro, los que son descritos por la pluma del rapsoda que, frecuentemente, se enrola en las naves para contarnos pormenores de la vida de los marinos que las tripulan, de las grandezas y miserias de su dura existencia, tanto en tiempos de paz, como de guerra, o del ocaso de sus agitadas existencias. Un crucero que, como toda la poesía, tiene puesto rumbo al deleite y la belleza. DE LA MAR Y DEL MAR Para algunos espíritus, la contemplación de las formas de agua que se acercan y se alejan, se hacen y deshacen, se ganan y se pierden, ha sido 3 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos suficiente para caer en la vida contemplativa. También, el océano es un reino que permanece radicalmente libre; una extensa propiedad común por donde el hombre puede moverse a sus anchas, si bien el mar no tiene compasión, ni fe, ni ley, ni memoria y nunca ha sido su amigo incondicional. No es extraño, por tanto que, ante tan rico y variante espectáculo, haya sido igualmente rica y variada fuente de inspiración para los poetas hispanoamericanos, que unas veces le describen, cual doncella ruborosa, susurrando dulcemente mensajes amorosos por las playas y acantilados, y otras trocándose en ira devastadora, rugiendo y amenazando todo cuanto antes acariciaba con inefable candor. Tan pronto es ensalzado como lo hace Rubén Darío, con su mar armonioso,/ mar maravilloso/ de arcadas de diamante en que se rompe en vuelos, como comparado con un simple jornalero como lo hace Gerardo Diego: Es el eterno, infatigable, obrero, batihoja, que va puliendo el agua hoja tras hoja. Amado, odiado, temido o respetado, la poesía, con el ritmo de los versos y la cadencia de sus frases, nos ha acercado y nos seguirá acercando al mar, como lo hicieron grandes literatos, como el argentino Borges: EL MAR ANTES que el sueño (o el terror) tejiera mitologías y cosmogonías, antes que el tiempo se acuñara en días, el mar, el siempre mar, ya estaba y era. ¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento y antiguo ser que roe los pilares De la tierra y es uno y muchos mares, y abismo y resplandor y azar y viento? Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. Con el asombro que las cosas elementales dejan, las hermosas tardes, la luna, el fuego de una hoguera. ¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día ulterior que sucede a la agonía. JORGE LUIS BORGES (1) Argentina DE LOS BARCOS, BARCAS Y BARQUITOS Dejando a un lado las manifestaciones de los poetas acerca de sus sentimientos sobre el amor o el temor al mar, el hombre lo que verdaderamente ama son los barcos: infatigables servidores de la Humanidad que, entre las cosas inanimadas, son quienes están más próximas a su afecto, sobre todo al de los marinos; para los que, al haber navegado algún tiempo en la misma nave, aquél armazón de chapas y mamparos llega a ocupar un lugar importante en sus afectos. Su estampa es como el retrato de un ser querido, a la vez que la imagen 4 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 del hogar a cuyos lomos viaja con sus alforjas llenas de recuerdos de todo tipo y, en donde a su alrededor, al contrario de lo que ocurre en el caminar por la tierra, lo que se mueve es el paisaje. El hombre de mar se vincula a su barco; y para los marineros, al igual que llevan su nombre en la cinta de su gorra, permanece en su corazón, que se alegra cuando se celebra su botadura, en la misma medida que se entristece cuando se hunde, o al caminar lánguidamente hacia el desguace. Las representaciones literarias de las embarcaciones se han convertido en un elemento estético de cada época: y sus, movimientos, formas y la nomenclatura de sus piezas han sido transmitidas de la mano del escritor resaltando sus bellos nombres: eslora, trancanil, cornamusa, guindaleza, haz de guía, timón, estribor...Neruda desde la chilena Isla Negra, nos describe magistralmente las entrañas de uno de esos animales de carga que surcan los mares: EL FANTASMA DEL BUQUE DE CARGA DISTANCIA refugiada sobre tubos de espuma, sal en rituales olas y órdenes definidos, y un olor y rumor de buque viejo, de podridas maderas y hierros averiados, y fatigadas máquinas que aúllan y lloran empujando la proa, pateando los costados, mascando lamentos, tragando y tragando distancias, haciendo un ruido de agrias aguas sobre las agrias aguas, moviendo el viejo buque sobre las viejas aguas. Bodegas interiores, túneles crepusculares, que el día intermitente de los puertos visita: sacos, sacos que un dios sombrío ha acumulado como animales grises, redondos y sin ojos, con dulces orejas grises, y vientres estimables llenos de trigo o copra, sensitivas barrigas de mujeres encinta, pobremente vestidas de gris, pacientemente esperando en la sombra de un doloroso cine. Las aguas exteriores de repente se oyen pasar, corriendo como un caballo opaco, con un ruido de pies de caballo en el agua, rápidas, sumergiéndose otra vez en las aguas. Nada más hay entonces que el tiempo en las cabinas: el tiempo en el desventurado comedor solitario, inmóvil y visible como una gran desgracia. 5 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos Olor de cuero y tela densamente gastados, y cebollas, y aceite, y aún más, olor de alguien flotando en los rincones del buque, olor de alguien sin nombre que baja como una ola de aire las escalas, y cruza corredores con su cuerpo ausente, y observa con sus ojos que la muerte preserva. Observa con sus ojos sin color, sin mirada, lento, y pasa temblando, sin presencia ni sombra: los sonidos lo arrugan, las cosas lo traspasan, su transparencia hace brillar las sillas sucias. Quién es ese fantasma sin cuerpo de fantasma, con sus pasos livianos como harina nocturna y su voz que sólo las cosas patrocinan? Los muebles viajan llenos de su ser silencioso como pequeños barcos dentro del viejo barco, cargados de su ser desvanecido y vago: los roperos, las verdes carpetas de las mesas, el color de las cortinas y del suelo, todo ha sufrido el lento vacío de sus manos, y su respiración ha gastado las cosas. Se desliza y resbala, desciende, transparente, aire en el aire frío que corre sobre el buque, con sus manos ocultas se apoya en las barandas y mira el mar amargo que huye detrás del buque. Solamente las aguas rechazan su influencia, su color y su olor de olvidado fantasma, y frescas y profundas desarrollan su baile como vidas de fuego, como sangre o perfume, nuevas y fuertes rugen, unidas y reunidas. Sin gastarse las aguas; sin costumbre ni tiempo, verdes de cantidad, eficaces y frías, tocan el negro estómago del buque y su materia lavan, sus costras rotas, sus arrugas de hierro: roen las aguas vivas la cáscara del buque, traficando sus largas banderas de espuma y sus dientes de sal volando en gotas. Mira el mar el fantasma con su rostro sin ojos: el círculo del día, la tos del buque, un pájaro en la ecuación redonda y sola del espacio y desciende de nuevo a la vida del buque 6 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 cayendo sobre el tiempo muerto y la madera, resbalando en las negras cocinas y cabinas, lento de aire y atmósfera y desolado espacio. PABLO NERUDA(2) Chile DE LOS MARINOS Y MARINEROS Los marinos, tanto militares como civiles, siguen perteneciendo a una profesión amparada por la tradición y el dominio de las ciencias, ya que cada día son necesarios mayores conocimientos para el manejo de la moderna tecnología que va penetrando en todos los rincones de los buques. Sin embargo, en el servicio del mar deben seguir afrontándose, aunque hoy en menor medida, las molestias de los bruscos cambios de clima, la lejanía de la familia, la soledad y el trabajo duro. Los poemas del mar nos siguen contando la vida de esos lobos de mar en las noches heladas, rodeados de montañas de agua que bullen con horrible estrépito, produciendo violentos embates, durante los que los marineros, antaño y hogaño, tienen que mantener una dura lucha tanto más terrible, valerosa y abnegada, cuanto que el movimiento del mar y de la nave nada les deja ver, oyendo solo el ruido constante y atronador de las olas golpeando el casco. La figura del comandante o capitán de la nave también es tema recurrente en nuestra poesía: se trata de ese hombre responsable de todo lo que pasa en el barco y de que este llegue a buen puerto, que se ve obligado a tomar graves decisiones, basándose en sus conocimientos, experiencia e intuición. El gaditano Alberti, nunca se resignó a alejarse del mar y ser marino en la meseta, dejándonos como legado, entre otros muchos poemas su: MARINERO EN TIERRA EL mar. La mar. El mar. ¡ Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desterraste del mar? En sueños, la marejada me tira el del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento; 7 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos i Ay mi blusa marinera; siempre me la inflama el viento al divisar la escollera! RAFAEL ALBERTI(3) España DE LA PESCA Y LOS PESCADORES La pesca nos introduce en un mundo especial, en el que el poeta es pescador de sueños: forjador de un universo onírico que tiene sus puntos cardinales divididos entre: las escenas que representan a los rudos mozos de brazos bronceados, que tan pronto cosen las redes, mientras toman el sol en el muelle, en donde han depositado las rentas de su trabajo, como luchan con esas mismas artes contra el océano que les disputa sus réditos; los cientos de pájaros volando ávidos de los desperdicios que saltan por las bordas de los barquitos pintados de fuertes colores, cuyas chimeneas compiten con las largas pipas que fuman sus patrones; y las llegadas de las embarcaciones en las madrugadas, cuando el puerto comienza a desperezarse, para poner en marcha la distribución del pescado en la lonja. De la mano de otro gran gaditano, como es Pemán, entramos en ese sacrificado mundo que, para nuestro deleite, enriquece las mesas de nuestros comedores: ELEGÍA DEL NIÑO MARISCADOR EL se sabía un camino que le enseñó una sirena; caminito de la arena hacia un jardín submarino. ¡Qué bien que se lo callaba! ¡Y qué bien que se sabía el camino que llevaba sus pasos donde él quería! Desnudo de pierna y pie, en la paz de una alborada por su camino se fue; se fue diciendo cantares con su esportilla dorada, igual que un dios de los mares, desnudo de pierna y pie. La playa guardó su huella, y, desde la aurora aquella, los anchos mares sonoros aprendieron las tonadas 8 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 que él solía pregonar: -Á los buenos cangrejos moros y las bocas mariscadas anoche en la bajamar! Y aun la marea que viene, sube que sube, detiene su empuje verde y sonoro para no borrar la huella de su pie, que es una estrella sobre la arena de oro. Igual que pasa una vela llena de sol sobre el mar, pasó dejando una estela de gracia y luz al pasar: un aire de su cantar, una huella de su pie, un dejo de su cariño y esta leyenda del niño mariscador que se fue... JOSÉ MARÍA PEMÁN (4) España DE LA NAVEGACIÓN No hay nada más poético que navegar; pues, en definitiva, es seguir con los sentidos los senderos del firmamento y plasmarlos sobre las cartas náuticas en la mesa de derrota, ayudándose de las paralelas y el compás. En los días de cielo despejado, la Luna llena se pavonea entre el azul que la rodea, y puedes reconocer cualquier esquina del firmamento. La maniobra adecuada para que el viento, venga de donde venga, impulse a la nave hacia el rumbo ordenado por el silbato del avezado contramaestre, que provoca el izado o arriado de las velas encargadas de recoger en su seno la fuerza de Eolo, está cargada de lirismo, como lo está el atraque o desatraque del barco de los muelles del puerto, en donde los seres queridos reciben con alegría o despiden con tristeza a los marinos, en tanto que éstos deben fijar su atención a las voces dimanantes del puente, que ordenan la tarea a efectuar con los amarres y las máquinas, responsables de acercar o alejar al buque de la tierra firme. La poesía popular, empezando por las Las reglas para evitar abordajes con sus estrofas que nos recuerdan que si da el verde con el verde, y encarnado con su igual, entonces nada se pierde, siga a rumbo cada cual, también está presente en la poesía hispanoamericana aconsejando a quienes gobiernan las naves: CONSEJO AL NAVEGANTE 9 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos CONSEJO te doy navegante que en la mar ha de ayudarte, a poco que aprendas el arte de virar presto y avante. Lasca escotas, marinero, y dale camino al velero, que nunca llegó primero quien de escotas fue usurero. Si contra la ira hay templanza y no hay tempestad sin bonanza ni amollas con mucha holganza ni caces con desesperanza. Que a la mujer, como al viento para ganar barlovento o maniobras con tiento o terminas a sotavento. POPULAR DEL MAR EMBRAVECIDO Para los escritores románticos, la belleza más abstracta es una poderosa tempestad en el mar. Ese fenómeno que los marinos experimentados intuyen cuando sienten en la cara el viento fresco, sin necesidad de que lo confirmen los partes meteorológicos. Cuanto más arrecia el viento, invitando a las aguas a embravecerse, más belleza puede transmitir el poeta, al describir como la fuerte marejada se convierte en mar gruesa, y esta en arbolada, en tanto que en la proa de la nave las olas producen un vibrante y sonoro pantocazo que, al retumbar en todo el barco, sobrecoge a la tripulación, haciéndola recurrir a las fuerzas benefactoras que pueden venir del cielo. O al describir las siluetas de los mástiles inclinándose violentamente a un costado que, cuando apenas recuperan la verticalidad, vuelven a tumbarse hacia la otra banda; para terminar su narración cuando el viento se apacigua como por mandato divino, y las aguas se tornan tranquilas como un espejo; o bien describiendo el terror instintivo de los tripulantes que ven como el mar se traga al navío, y temen ser devorados por los peces, algunos de los cuales tienen una cabeza y una boca desmesuradas, dentro de cuyo vientre terminará su existencia, si San Telmo o la Virgen del Carmen no le ponen remedio a tan dramática situación. Y no hay rincón en el mar con más bravura desatada que el mal llamado Pacífico o el engañoso Caribe que baña las Antillas, en donde tantos barcos han pagado el caro tributo de su desafío, como el caso del navío que nos describe el peruano Santos Chocano: EL VELERO ENCALLADO 10 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 ESTE viejo navío de tres palos, dio vuelta al Cabo de Hornos, cuando la romántica edad; y paseó la osadía de su figura esbelta a través de las brumas y de la tempestad. Hoy me ofrece su imagen en un fino grabado de madera, que luce la antigua “Ilustración”. Al ver cómo entre rocas aparece encallado, ¿por qué se me ha llenado de angustia el corazón? ¿Viajé yo en él, ha siglos, por las Occidentales Indias o por el Golfo de México, tal vez? ¿O rayé con su quilla los serenos cristales del Pacífico, al modo que se desliza un pez? Este viejo navío de tres palos evoca yo no sé qué otra vida con que acaso viví; y al verlo, en el grabado, chocar de roca en roca y quedar encallado, pasa algo raro en mí... El alma de los buques pretéritos es mi alma... ¡Mitad soy aventura, mitad evocación! Rasga los oleajes o surca el mar en calma, como un empavesado velero, mi canción... Yo no sé si fui acaso pájaro en una Antilla, que, al ir de nube en nube como una anunciación salir quiso al encuentro del alma de Castilla y se posó en el mástil del barco de Colón... Yo no sé si, más tarde, cuando carne africana vino en buques de vela, fui quizá tiburón, que, siguiendo la estela, llegó hasta aquí con ganas de ver lo que estos mares aladinescos son... ¿No habré sido piloto de galera española, que en la proa ostentara singular mascarón? Tal, por eso, confiándome al vaivén de la ola, he sabido escaparme de pirata y ciclón... ¡Ah! Yo soy el navío de tres palos que vuelta dio al Cabo de Hornos, cuando la romántica edad yo paseé la osadía de mi figura esbelta a través de las brumas y de la tempestad... Y hoy al verme vencido, prorrumpo en un lamento. 11 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos Prorrumpo en un lamento, viendo la “Ilustración” porque al verme y al verla, ¡me parece que siento un navío encallado dentro del corazón! JOSÉ SANTOS CHOCANO (5) Perú DE LA GUERRA Y LA PAZ EN LA MAR Homero, en su obra, marcó una pauta que seguiría casi toda la poesía occidental hasta el siglo XIX, mediante la que se señala a la guerra como el camino propicio para alcanzar la gloria. Las batallas navales son un escenario incomparable para la oda épica, que nos describe las duras condiciones a bordo, la férrea disciplina y el espíritu combativo de los marinos o galeotes, que remaban o servían con sus espadas y cañones cuando llegaba el momento de luchar, desde que los fenicios y griegos comenzaron a pelear por el dominio de las rutas marítimas, armando sus barcos y aglutinándolos en flotas. Momento a partir del que la guerra en el mar se convirtió en un hecho imparable, y las armadas entraron en la historia, para influir en la construcción de lo que hoy es nuestro mundo actual. La sangre sobre las cubiertas, cuyo fluir es frenado por la arena regada sobre sus maderas antes de iniciarse el combate, y los gritos de dolor de los marinos, despojados de sus miembros por la bala del cañón enemigo o el serrucho del cirujano, han sido descritas frecuentemente por nuestros rapsodas, con la misma insistencia que han cantado los clamores de las victorias y derrotas de nuestras escuadras. Cervantes, soldado de Marina y Primera Pluma de las Letras Españolas, no podía faltar a esta cita de quienes, además, cantaron lo que vivieron: LA INVENCIBLE (FRAGMENTO) BATE, Fama veloz, las prestas alas, rompe del norte las cerradas nieblas, aligera los pies, llega y destruye el confuso rumor de nuevas malas y con tu luz desparce las tinieblas del crédito español, que de ti huye; esta preñez concluye en un parto dichoso que nos muestre un fin alegre de la ilustre empresa, cuyo fin nos suspende, alivia y pesa, ya en contienda naval, ya en la terrestre, hasta que, con tus ojos y tus lenguas, diciendo ajenas menguas, 12 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 de los hijos de España el valor cantes, con que admires al cielo, al suelo espantes... ...¡Oh España, madre nuestra!, ver que tus hijos vuelven a tu seno dejando el mar de sus desgracias lleno, pues no los vuelve la contraria diestra: vuélvelos la borrasca incontrastable del viento, mar, y el cielo que consiente que se alce un poco la enemiga frente, odiosa al cielo, al suelo detestable, porque entonces es cierta la caída cuando es soberbia y vana la subida... MIGUEL DE CERVANTES (6) España DE LAS COSTAS Y LAS PLAYAS Las musas del poeta, desde muy antiguo, se ven atraídas cuando contemplan al Sol, tanto cuando llega, como al despedirse tras su obligada visita diaria a las arenas de las playas, acompañando en su vaivén a las olas. Esos lugares que son por excelencia centro de reflexión para los paseantes solitarios, como el que al contemplar el movimiento de las olas rompiendo en la costa dice: mis penas son como ondas del mar/ que unas vienen y otras se van;/ de día y de noche guerra me dan. A unos pocos elegidos les permite vislumbrar la frontera de los amores imposibles entre la sirena y el pescador que lanza su caña en la orilla, para luego contarlo con la rima cadenciosa del verso. Otros fijan su atención en la blancura de su arena, la quietud o alboroto de sus aguas, que les traen a la memoria algún pasaje de sus plácidas o agitadas existencias; no falta quien se entristece con el abandono que padecen durante el invierno o comparte la alegría desbordada que gozan en el estío con la llegada de los veraneantes. No faltando quien en sus estrofas refiera la tan triste, como inesperada, arribada al acantilado del tributo de una vida humana, segada mientras buscaba afanosamente el alimento en las entrañas del océano, o simplemente gozaba jugando con sus traicioneras aguas. Caracol, soneto que ilustra este apartado, es el antecedente de Cantos de vida y esperanza del nicaragüense Darío para el que, habiendo nacido entre dos océanos, el mar fue una de las constantes de su poesía: CARACOL EN la playa he encontrado un caracol de oro macizo y recamado de las perlas más finas; 13 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos Europa le ha tocado con sus manos divinas cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. He llevado a mis labios el caracol sonoro y he suscitado el eco de las dianas marinas; le acerqué a mis oídos, y las azules minas me han contado en voz baja su secreto tesoro. Así la sal me llega de los vientos amargos que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos cuando amaron los astros el sueño de Jasón; y oigo un rumor de olas y un incógnito acento y un profundo oleaje y un misterioso viento... (El caracol la forma tiene de un corazón.) RUBÉN DARÍO (7) Nicaragua DE LOS PUERTOS Y LOS FAROS Los marinos tienen el lugar de abrigo para sus barcos en los puertos; fundamentalmente propiciados por la geografía costera, y mejorados por la acción de la mano del hombre. Con lo que se han ido creando excelentes proscenios, como son sus espigones y bocanas, en los que, echando la mirada adelante, puedes ver a las gaviotas, que en su vuelo se confunden con las velas de los barquitos que vienen y van; y si giras la vista hacia tu espalda, tras los mástiles y chimeneas de los buques, alcanzas a divisar la torre de la iglesia del pueblo que te vio nacer, o el balcón de la casa en donde pasaste los veranos más felices de tu vida. Los puertos, frente al pasado provincianismo de las poblaciones del interior, son también una síntesis de cosmopolitismo, ya que, a bordo de naves abanderadas en los cuatro confines, a sus muelles llegan viajeros y mercancías de todo el mundo. Cuando, durante la noche paseamos entre sus altivas grúas y desperdigados tinglados, podemos contemplar el haz luminoso de los faros y señales marítimas, cuya vocación es vivir asomados al mar, para actuar de lazarillos del navegante que se acerca a la costa; tratando de evitar con sus destellos las visitas de la muerte, cobardemente emboscada en las rocas y escolleras cercanas, siempre en afanosa búsqueda del marino que desatiende las señales luminosas, y claudica ante el imperioso mandato del mar embravecido. Y es precisamente esa oscuridad nocturna, vivida entre almacenes silenciosos y maquinaria en reposo, la que nos canta el cubano Guillén: NOCTURNO EN LOS MUELLES 14 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 BAJO la noche tropical, el puerto. El agua lame la inocente orilla y el faro insulta al malecón desierto. ¡Qué calma tan robusta y tan sencilla! Pero sobre los muelles solitarios flota una tormentosa pesadilla. Pena de cementerios y de osarios, que enseña en pizarrones angustiosos cómo un mismo dolor se parte en varios. Es que aquí están los gritos silenciosos y el sudor hecho vidrio; las tremendas horas de muchos hombres musculosos y débiles, sujeto por las riendas como potros. Voluntades en freno, y las heridas pálidas sin vendas. La gran quietud se agita. En este seno de paz se mueve y anda un grupo enorme que come el pan untándolo en veneno. Ellos duermen ahora en el informe lecho, sin descansar. Sueñan acaso, y aquí estalla el espíritu inconforme que al alba dura tragará su vaso de sangre diaria en el cuartón oscuro, y a estrecho ritmo ha de ajustar el paso. ¡Oh puño fuerte, elemental y duro! ¿Quién te sujeta el ademán abierto? Nadie responde en el dolor del puerto. El faro grita sobre el mar oscuro. NICOLÁS GUILLÉN (8) Cuba DEL AMOR, EL EROTISMO Y EL MAR La leyenda de que el marino tiene una novia en cada puerto, viene dada de las obsesiones de antaño, cuando las ausencias del hogar eran muy prolongadas, 15 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos y atormentaban a los hombres de mar por su fiebre insatisfecha de familia, de afecto y de mujer. La literatura nos ha traído abundantes muestras de donjuanes marítimos: hijos predilectos de Eros. A la par, la madre, la esposa o la novia del marinero han sido, recurrentemente, personajes centrales de muchos versos: en los que han quedado reflejados los días en vigilia, cargados de preocupación por el ser querido que retrasa su vuelta, o del que se desconoce el paradero; por la lejanía del padre cuando llega la cigüeña sin su presencia; a causa de las tristes despedidas; a la vez que, reiteradamente han sido cantados los alegres encuentros, tras las largas travesías. También la imagen del mar que, como el amante apasionado, pasa rápidamente del sosiego a la agitación, ha sido usada con frecuencia como metáfora lírica. No en vano la diosa Afrodita simboliza el deseo sexual, en el sentido en que el sexo es una fuerza motriz del Universo. Lope de Vega escribió que el amor fue el inventor de los poemas, y muchos han sido los poetas que en lengua española han pagado el tributo a tal invento a través de la poesía del mar, como es el caso del dominicano Cabral: AMOR Y MAR IGUAL que la moneda, se va de puerto en puerto, y como la moneda, me llega usada ya. Entra en mi como entra la mañana en la llaga. Ella como los barcos, solo existe al andar. Con sus besos me puebla de geografía el cuerpo, digitales idiomas habla su piel de mar. Pero hay algo en aquello que me deja, lo mismo que arroja el mar difuntos en la playa y se va. Muerde como una sierpe dentro de una esmeralda, ama como el relámpago, mata de claridad, cuervos no equivocados, hambrientos se disputan cadáveres de besos que hay en su piel de mar. Su cruel belleza escribo sobre un papel que niños convierten en barquitos cuando hay agua al llorar. Náufrago del rocío que se cae de sus párpados, toca el agua a la puerta de mi pecho y se va. Pero ella... no llora de tristeza, no llora de alegría, de su gota de llanto salen monstruos de mar. Con permiso del siglo, soy antes que mi cuerpo, no lo puedo salvar. MANUEL DE CABRAL (9) República Dominicana DEL MÁS ALLÁ DEL MAR 16 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 En el universo cristiano, el mar es la cara opuesta al paraíso terrestre, el lugar donde habita lo desconocido, lo inquietante. El cristianismo opondrá fuertemente el mar a la tierra; sin embargo, a través del Nuevo Testamento, se fortalecerá el carácter purificador del agua. En primer lugar, por medio del bautismo, pero también en aquellos pasajes de la vida de Jesús en los que el mar y sus criaturas se utilizan como elementos de revelación del carácter divino de Cristo o como espacio de separación entre el mundo de los hombres y el más allá. Al igual que los Evangelistas o los Santos Padres, los marinos encuentran en su trabajo diario realidades contradictorias: de un lado la belleza y la grandeza del mar, y de otro el riesgo y la penuria que entraña en sí el océano. La serenidad, a la par del temor que la vida marítima conlleva, les hace supersticiosos. Miran hacia el cielo para pedir la protección que en algunos momentos de ningún otro lado puede llegar, ya que las aguas están tan agitadas como lejana la tierra, lo que ha llevado muchos temas religiosos a la poesía del mar; como esta pieza del cancionero popular que dice: El que no sepa rezar,/ que vaya por esos mares/ y verá que pronto aprende/ sin enseñárselo nadie. Y con la cubana Dulce María Loynaz, hacemos un viaje retrospectivo que nos lleva hasta el Génesis, con el que ponemos punto final a este corto, pero intenso, recorrido por la poesía del mar, en el que han estado al cuidado de los remos, la jarcia y el timón, una buena muestra de poetas y poetisas hispanoamericanos: CREACIÓN Y primero era el agua: Un agua ronca, sin respirar de peces, sin orillas que la apretaran... Era el agua primero, sobre un mundo naciendo de la mano de Dios... Era el agua. Todavía la tierra no asomaba entre las olas, todavía la tierra sólo era un fango blando y tembloroso ... No había flor de lunas ni racimos de islas ... En el vientre del agua joven se gestaban continentes... ¡Amanecer del mundo, despertar del mundo! ¡Qué apagar de fuegos últimos! ¡Qué mar en llamas bajo el cielo negro! Era primero el agua. DULCE MARÍA LOYNAZ (10) Cuba 17 MAESTRO, Manuel. Hispanoamerica canta al mar. Pinceladas marineras de poetas hispanoamericanos (1) Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 – Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra ha sido objeto de minuciosos análisis y de múltiples interpretaciones. (2) Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973) conocido por el seudónimo y, más tarde por el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, Premio Nobel de Literatura en 1971. (3) Rafael Alberti Merello (El Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de diciembre de 1902 - 28 de octubre de 1999) fue un escritor español, especialmente reconocido como poeta, miembro de la Generación del 27. Está considerado uno de los mayores literatos españoles de la llamada Edad de Plata de la literatura española. (4) José María Pemán y Pemartín (Cádiz, 8 de mayo de 1897 – 19 de julio de 1981) fue prolífico poeta, dramaturgo, escritor, articulista y orador español que se significó por sus ideas conservadoras y por su apoyo a la opción monárquica de don Juan de Borbón. Autor de la letra de varios himnos, entre otros del de la Escuela Naval. (5) José Santos Chocano Gastañodi (Lima, 14 de mayo de 1875 - Santiago de Chile, 13 de julio de 1934) fue un poeta peruano, conocido también con el seudónimo de El Cantor de América. En su poesía describe y representa a su país, el Perú. Conocido, abreviada y simplemente, como Chocano. (6) Miguel de Cervantes Saavedra fue un soldado de Marina, novelista, poeta y dramaturgo español. (Se supone que nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares y murió el 22 de abril de 1616 en Madrid). Considerado la máxima figura de la literatura española. Se le ha dado el sobrenombre de Príncipe de los Ingenios. (7) Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, Nicaragua, 18 de enero de 1867 - León, Nicaragua, 6 de febrero de 1916), máximo representante del Modernismo literario en lengua española, Es llamado Príncipe de las letras castellanas. (8) Nicolás Cristóbal Guillén Batista (nació el 10 de julio de 1902, en Camagüey, Cuba Murió el 16 de julio de 1989). Poeta marcado por la estética del Modernismo, dedicó gran parte de su vida a actividades políticas, siendo uno de los literatos que apoyaron a la Revolución cubana. (9) Manuel del Cabral (Santiago de los Caballeros, 7 de marzo de 1907 - Santo Domingo de Guzmán, 14 de mayo de 1999) fue un poeta y escritor dominicano. En 18 Revista Hispanoamericana, 2011, nº 1 ISSN: 2174-0445 1992, recibió el Premio Nacional de Literatura de República Dominicana. Es la figura más importante en la lírica moderna de su país. (10) Dulce María Loynaz (La Habana, Cuba, 10 de diciembre de 1902 - 27 de abril de 1997) Nunca asistió a una escuela hasta pasar a la Universidad de la Habana donde obtuvo en 1927, el título de Doctor en Leyes. Miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Real Academia Española. 19