220-48786 Asunto: Radicación 2001-01-105239 Respetado doctor: Me refiero a su escrito radicado con el número del asunto, en el cual solicita se le aclaren las inquietudes allí planteadas, las cuales se responderán en el mismo orden en que fueron formuladas, así: 1. “ Cuando la ley 222 de 1.995 presenta un vacío en el procedimiento a seguir frente a una actuación procesal, ustedes están obligados a suplir este vacío con el procedimiento descrito para tales situaciones con lo normado por el Código de Procedimiento Civil. En el evento que no sea así favor invocar la norma que les permite desconocer una ley de orden público.” No existe una norma que permita desconocer una ley de orden público, en caso de que en alguna normatividad exista un vacío o deficiencia, estos se llenan con la aplicación de normas que regulen casos análogos y a falta de éstas, con los principios constitucionales y los generales del derecho procesal. No obstante lo anterior, se debe tener en cuenta lo dicho por la Corte Suprema en el sentido de que “ No todas las normas procesales son de orden público, y por consiguiente no todas las reglas y ritualidades del derecho procesal son irrenunciables en el concepto de pertenecer al orden público, ya que las partes pueden por ejemplo renunciar válidamente a los traslados, términos y ritualidades establecidos en beneficio propio de la parte renunciante y pueden también subsanar por medio de ratificación ciertas irregularidades de procedimiento, cosa ésta que no sería posible si fuera exacto que siempre está comprometido el orden público en todas las tramitaciones judiciales de manera absoluta. (Tomo XLIX, pag 59).” 2. “ Sírvase decir si ustedes aplican como fuente del derecho frente a un vacío procesal la figura jurídica denominada como la analogía.” La analogía, la cual consiste en aplicar a un caso no previsto en la ley, la norma que rige otro caso semejante o análogo, cuando existe la misma razón para resolverlo de la misma manera, “ ubi eadem est legislatio, ibi eadem est legis dispositio” , aparece consagrada en el artículo 8º. de la Ley 153 de 1.887, normatividad que regula las reglas generales sobre validez y aplicación de las leyes. Por consiguiente la analogía no siempre se puede aplicar como norma general, depende del caso que se esté estudiando, así como la situación que lo rodea. En consecuencia, al depender la aplicación de la analogía del caso o situación que se esté estudiando, no es posible una afirmación o negación absoluta, por parte de este Despacho, en punto a su interrogante. 3. “ Sírvase decir, en el proceso concordatario ley 222 de 1.995, cual es la oportunidad procesal que tiene el acreedor concordatario de controvertir el avalúo de los bienes del concordato, los cuales le han sido dados en dación en pago en la fórmula concordataria.” Sea lo primero, precisar, que en el proceso concordatario no está prevista una etapa tendiente a la aprobación e impugnación de los avalúos, en tanto que en el proceso de liquidación obligatoria es una etapa determinada que no puede pretermitirse, se encuentra regulada en los artículos 181 y 182 de la ley 222 de 1.995. Teniendo en cuenta la finalidad de los procedimientos concursales a que se refiere el artículo 89 de la mencionada ley, como es el artículo 94, que dispone que el concordato tendrá por objeto la recuperación y conservación de la empresa como unidad de explotación económica y fuente generadora de empleo, así como la protección adecuada del crédito. Y el artículo 95 ibidem prevé que mediante la liquidación obligatoria se realizarán los bienes del deudor, para atender en forma ordenada el pago de las obligaciones a cargo de la sociedad, entendemos que en el concordato como no siempre hay enajenación de los bienes, no siempre presentan avalúos, lo que no ocurre en el proceso liquidatorio, en el que la realización de ellos es una etapa prevista y exigida por ley. En cuanto a la oportunidad procesal para que un acreedor concordatario pueda controvertir el avalúo de los bienes de la sociedad concordada, los cuales le han sido dados en dación en pago en la formula concordataria, considera el Despacho que tratándose de una dación en pago, propuesta por el deudor en el acuerdo concordatario, debe entenderse que el avalúo de esos bienes cuya dación se pretende llevar a cabo constituyen una unidad (acuerdo y avalúo) que se somete a consideración de los acreedores para que lo acojan o rechacen. Por consiguiente, al someter a votación dicho acuerdo se entiende que también se está votando el avalúo, por lo cual si tal acuerdo concordatario resulta aprobado por la mayoría señalada en la ley, es obvio que con ello se aprueba el avalúo de los bienes objeto de la dación. En consecuencia, al acreedor inconforme le asiste el derecho a recurrir el auto que apruebe el acuerdo concordatario, más no el avalúo individualmente considerado Finalmente, no puede pasarse por alto citar lo preceptúado en el artículo 230 de la Carta Magna, que dispone “ Los jueces, en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley.” En los anteriores términos contesto su consulta, advirtiendo que los efectos de la misma son los previstos en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo