220-50066 Asunto: Tratamiento de créditos ausentes y objetados en un concordato terminado por la promoción de un acuerdo de reestructuración. Me refiero a su escrito radicado en esta entidad el día 21 de julio del 2000 con el No. 452.768-0, en el cual consulta: 1. 2. ¿Puede un acreedor que no se presentó al concordato de una sociedad solicitar el reconocimiento de su obligación, (sic) una vez que dicha sociedad se encuentre involucrada en el régimen de la Ley 550 de 1999 en el cual se establece un procedimiento totalmente distinto al consagrado en la Ley 222 de 1995? ¿Qué ocurre cuando un acreedor que fue objetado en el auto de graduación y calificación de un concordato solicita el reconocimiento de su obligación (sic) al promotor del acuerdo de reestructuración de una sociedad que solicitó el cambio de régimen establecido en la Ley 550 de 1999, teniendo en cuenta que en el auto que expide la Supersociedades, claramente se establece la terminación del trámite concordatario? Procede este Despacho a resolver los interrogantes planteados, para lo cual nos permitimos hacer las siguientes consideraciones de orden legal: Efectos de la terminación del concordatro por la promoción de un acuerdo de reestructurtación. Sea lo primero advertir que a la luz de lo establecido en los artículos 65 y 66 de la Ley 550 de 1999, resulta procedente que los empresarios admitidos o convocados al trámite de un concordato, se acojan a la promoción de un acuerdo de reestructuración, conforme al procedimiento que para el efecto allí se prevé. Expresamente la ley dispone la terminación del trámite concordatario cuando se den los supuestos de procedibilidad para la promoción del acuerdo de reestructuración, lo cual supone que una vez ejecutoriada la providencia que dé por terminado aquél (en la etapa procesal en que se encuentre), deberá iniciarse la negociación del acuerdo, sin pretermitir ninguna de sus etapas. Es decir, independientemente de que se haya o no surtido cualquier instancia del proceso concordatario, se impone dar trámite al acuerdo de reestructuración desde su etapa inicial. En ese orden de ideas y atendiendo a que los efectos de las actuaciones surtidas en el trámite concordatario terminado no se extienden más allá del trámite mismo, ni consolidan situaciones jurídicas respecto de los derechos de crédito que en éste se pretendían hacer valer, salvo los llamados postconcordatarios -cuyos titulares gozarán de la preferencia establecida en el artículo 147 de la Ley 222 de 1995-, en opinión de este despacho, debe concluirse que una vez surtido el tránsito de régimen, los acreedores que no presentaron en tiempo sus créditos al trámite concordatario, o los que se presentaron extemporáneamente, podrán hacerlos valer en la oportunidad prevista para el efecto en el acuerdo de reestructuración. Y es que si la pretensión fundamental con la expedición de la ley de intervención económica es generar un escenario extrajudicial adecuado para una negociación, y no para un litigio, en el que sean directamente los particulares los que tomen las decisiones de manera racional, no tendría sentido que se trasladara a éste la rigurosidad y solemnidad características del proceso concursal. Los mismos argumentos llevan a admitir incluso la procedencia de hacer valer en el acuerdo de reestructuración así iniciado, aquellos créditos que en el concordato fueron rechazados por cualquier causa diferente al pago o a la prescripción extintiva del derecho, pues, por la ocurrencia de esos hechos, la eventual pretensión de sus titulares por hacerlos valer estaría llamada a no prosperar, como quiera que tales obligaciones desaparecen del pasivo en el balance del empresario. En los anteriores términos esperamos haber absuelto su consulta, no sin antes advertirle que el alcance del presente pronunciamiento es el contemplado en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo. Rad: 452.768-0