COLEGIO VILLA MARÍA LA PLANICIE Curso: Comunicación Grado: Segundo de Secundaria Profesora: Heidi Zavala Gives Ortografía: Hay palabras que los peces no entienden 1. Las mascotas estuvieron siempre prohibidas en casa y, para justificar la censura, los padres de Miguel y Francisca parecían haberse puesto de acuerdo en el discurso que sostenían. 2. En ese punto de la exposición, entraba la madre con los ejemplos espeluznantes de crónica roja. 3. Al cabo de unos minutos, el cachorro, que no tenía el mismo interés en la discreción de su nueva dueña, comenzó a ladrar con insistencia y casi de inmediato los padres de Francisca entraron en la cocina. 4. Como si al triturar los recuerdos el resentimiento encontrara calma, como si existiera una relación geométrica-matemática entre el tamaño del rencor y la cantidad de pedacitos en los que se convierte una carta al destrozarla. 5. La madre sonrió y casi mecánicamente cambió de tema, era una experta en evadir aquellos asuntos que podían convertirse en una explosión atómica. 6. No lo eches, por favor, no lo eches, no dejes que Miguel se vaya. 7. Pues bien, a papá le tocó una voz de trueno, y a veces ese trueno cae junto a mí... y a partir de ahora podría caer también junto a ti. 8. Usted ya cuenta con el poderoso insecticida venenoso SOLÓN, rocíelos y verá cómo se retuercen en una dolorosa agonía. 9. El cachorro ladraba incesantemente por siete minutos cronometrados, mientras las orejas y la cola se le movían en total descoordinación. 10. No hay discusión, Francisca, iremos a una tienda de mascotas para dejarlo en consignación hasta cuando alguien quiera comprarlo. 11. Aquella escena de una película que siempre odió: recordó el discurso familiar cuando todavía su hermano vivía en casa y era prácticamente un adolescente, discurso mil veces pronunciado a la hora del desayuno dominical y que parecía haber medido el futuro de Miguel sin lugar a error. 12. Tras una de las broncas frecuentes, en que padre e hijo se dijeron cosas horribles, Francisca entró a la habitación de Miguel y lo encontró abrazado a la almohada, inundado en lágrimas. 13. Si lograba que, durante dos o tres meses, Solón viviera en su casa, sus padres terminarían acostumbrándose a su presencia y quizá abandonarían la idea de deshacerse de él. 14. El padre se había rehusado a continuar pagando los gastos de la universidad, y con eso había intentado presionar al joven para que dejara de lado lo que en casa titulaban como su “estupidez temporal”. 15. A veces, cuando llegaba a casa, exhausto, se tumbaba en el sofá de la sala, escuchaba música a todo volumen, abría un paquete de cigarrillos e innumerables latas de cerveza y no se detenía hasta que la última voluta de humo anestesiara su cabeza. 16. Si no estaba tendido en la cama de su habitación con las cortinas cerradas, estaba mirando a través de la ventana algún punto inexistente del paisaje. 17. Por extraño que parezca, a ella le gustaba, ya que desde ese lugar del escenario había descubierto que podía apreciar claramente lo que ocurría a su alrededor, sin llamar demasiado la atención. 18. Él me regaló a Solón porque sabe que, desde que mi papá lo echó de la casa, a veces me siento muy sola. 19. Hoy ha vuelto a gritar luego del almuerzo, no sé bien por qué, nunca sé bien por qué, pero mamá ha salido al cuarto de planchar con los ojos irritados. 20. El hombre tumbado en la cama contra la almohada húmeda luego de interminables horas de llanto, tenía los párpados hinchados y todo el rostro enrojecido. 21. En un arranque de entusiasmo compraban, además, acuarios, redecillas, termómetros y todos los accesorios decorativos imaginables, desde calaveras y barcos piratas hasta rubias sirenas móviles. 22. Es macho, siamés y el veterinario ya lo ha desparasitado y le ha puesto su primera vacuna. 23. Le dio un beso en la nariz húmeda que parecía una bola de chocolate, y en voz muy bajita le dijo acercándose a su larga oreja: “Quizá no lo entiendas, pero no tengo alternativa, ¿me perdonas?”. 24. Él no quiere hacerte daño, como tampoco creo que quiso hacérmelo a mí, pero en ocasiones sus maneras son rudas e incluso grotescas. Sé paciente, Ratón, y sé más hábil que él. 25. Le llamó la atención que él recordara su nombre y con eso se sintió extrañamente halagada. 26. Pero mejor me alejo, porque ya noto que tu glándula de la ironía está comenzando a segregar un líquido venenoso. 27. Ese plan solo había sido revelado a Carolina y a Miguel, a la una por vía directa y al otro a través del correo electrónico. 28. Mientras lanzaba esta historia, Francisca trató de medir la respuesta, solo así sabría adónde dirigirían el siguiente escobazo. 29. Subió a su habitación lentamente, intentando descifrar qué rayos habría ocurrido con su familia durante las horas que ella había pasado en el colegio. 30. Pensó que tal vez el almuerzo les había provocado una reacción química inesperada. 31. Sí, ya te oí, es un pez no una lombriz, no veo por qué tengas que poner voz de asco. 32. A partir de mañana tendrás que ponerte perfume detrás de las orejas, en el cabello, bajo la nariz, en las manos, alrededor del ombligo, en la clavícula y en los omóplatos. 33. Si tu padre te ha regalado un pez, de seguro ese es el pez que sus padres, o sea tus abuelos, jamás se lo regalaron. 34. Que no necesitas un perro ni un pez ni un rinoceronte, lo que tú necesitas es un hermano. 35. A llegar a casa, Francisca exhibía una sonrisa diferente. Era una sonrisa recién inaugurada. 36. Al parecer, él creía que podía curar heridas solamente con píldoras para perder la memoria. Toma esta píldora y olvida que te dije cosas horribles, que te golpeé. 37. Ya había encargado una pecera llena de elementos decorativos, con un oxigenador de agua de última generación y con un moderno sistema de autolimpieza. 38. Para Julián el asunto de los besos solo tenía que ver con el número de bacterias por centímetro cúbico. 39. Con eso, se suponía que Julián entendería el mensaje obvio y que juntos irían caminando, rozando sus manos mientras sus dedos meñiques intentarían entrelazarse discretamente. 40. Julián hizo como que se riera, pero con la certeza absoluta de que no había entendido nada. 41. Francisca ya tenía una nueva historia para apuntar en su antología olímpica de las peores vergüenzas del siglo XXI. 42. La señora Nancy y el abuelo recorrían hospitales, casas asistenciales, cárceles y albergues para mendigos... y nada. 43. Cuando me di cuenta mi hijo ya no estaba, había salido sin hacer ruido de la tienda y quizá lo había hecho acompañado del perro, porque tampoco el animal apareció por ningún lado. 44. El perro bajó las orejas y comenzó a mover la cola con una rapidez asombrosa, mientras avanzaba receloso hacia el joven que lo llamaba. 45. Solón siguió el juego, corrió, devoró el pedazo de pan y, cuando se volteó para mirar a su amo, no lo encontró. 46. Carolina no quería aparecer como un ave de mal agüero, pero tampoco quería alimentar las esperanzas de Francisca con la idea de encontrar a Solón. 47. Quizá el milagro, Carolina, consiste en aprender a no ser egoísta y aceptar que Solón nunca fue para mí. 48. Tú más que nadie lo sabe, me lo has dicho más de mil veces, he hecho todo lo que ha estado a mi alcance para que Julián se fije en mí, para que se dé cuenta de que entre él y yo podría ocurrir algo bonito, pero no lo he conseguido. 49. Carolina tenía razón, sus palabras eran el extintor de incendios que acababa de apagar una discreta llama: la historia que inconscientemente Francisca había empezado a escribir en su cabeza. 50. Los más fuertes no se aprovechan de los más débiles. Quizá haya otras especies en las que ese fenómeno sí se dé, quién sabe.