Incidencia del marketing territorial en la comunicación y la cultura

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DOSSIER
DOSSIER
Incidencia del marketing territorial
en la comunicación y la cultura
urbana metropolitana
PoR DIEGO ROSSI
E
l ejercicio del derecho a la ciudad enfrenta sucesivas y dinámicas reconfiguraciones, ya sea desde
la capacidad material de su uso, como de los intercambios de los actores sociales y políticos en las representaciones y operaciones simbólicas sobre ella.
Mientras toda ciudad como sistema de comunicación resulta un espacio de aprendizaje social a través de la experiencia vivida, en el caso del Área Metropolitana de
Buenos Aires, también consideramos la trascendencia
del relato sobre el espacio urbano, dada su condición estratégica de puerto/puerta, cabecera de redes productivas y de servicios y la centralidad mediática que opera
en forma metonímica sobre la Argentina toda.
Si bien acordamos con una mirada amplia sobre las
industrias culturales y la gestión del patrimonio cultural
y urbano, este artículo focalizará sobre los criterios utilizados actualmente por algunas intendencias para posicionar y explotar las intervenciones públicas en el
espacio urbano, con expectativas de reconocimiento
tanto por los propios ciudadanos de cada distrito, como
por el público del entorno metropolitano y nacional que
es referenciado, ya sea en las propias proyecciones buscadas por la política pública, como por el esquema de
medios masivos de comunicación y las redes de movilidad, tránsito y relacionamiento virtual existentes.
PLANIFICACIÓN, GESTIÓN Y COMUNICACIÓN
EN LOS MUNICIPIOS
Las experiencias de desarrollo local desplegadas a
partir de 1990 en la Argentina, en instancias gubernamentales o desde la sociedad civil, no llegaron a constituir un movimiento sistemático ni sostenido en el
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tiempo, aunque fueron tematizadas y analizadas por la
academia (Altschuler, 2006; entre otros).
Para fines de los ’90, ya se había producido una descentralización de hecho hacia los gobiernos municipales,
caracterizada por una fuerte transferencia de funciones y
roles sin las correspondientes transferencias o promociones de recursos, capacidades y competencias. Se encontraban en boga las ideas de la planificación estratégica, a
partir de modelos generalmente importados de Europa y
particularmente referenciado al “modelo Barcelona”, de
participación ciudadana, gestión asociada y cooperación
público-privada, mientras se generalizaba la conciencia del
nuevo rol del municipio, que necesitaba superar la mera
administración de las funciones tradicionales de alumbrado, barrido y limpieza (ABL).
En 1996, Castells y Borja predecían para América Latina que la democratización y la descentralización reforzarían una mayor legitimidad de los gobiernos
locales, y crearían condiciones, junto a una economía
más abierta, para el desarrollo de capacidades de liderazgos de intendentes o gobernadores.
Se suponía políticamente correcto (en paralelo al
new Public Management) que, a la par de estas tendencias, cada gobierno local debería forjar un Plan Estratégico, articulando acciones de la diversidad de
instituciones en el desarrollo, e implementar estrategias
regionales, que en el caso de ciudades cabeceras de
metrópolis, como Buenos Aires, debían avanzar también
con acuerdos interjurisdiccionales1.
Es decir que la naciente Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, y los municipios circundantes, despectivamente
calificados de enclaves clientelares, ambos con limitados
JUAn MARTÍn PETRUCCI
Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social (UBA), maestrando en Administración
y Políticas Públicas (UDESA). Es profesor adjunto de Políticas y Planificación de la
Comunicación (FSoC, UBA) y docente en Trabajo Social Comunitario II (UnDAV). Asesor
en la Cámara de Diputados de la nación. Cumplió funciones en las municipalidades
de San Fernando, de Lanús y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires vinculadas
a la planificación, la economía y la comunicación.
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grados de autonomía de gobierno, se veían interpelados
por los cánones de la planificación estratégica, que conllevaba una reconversión para dar cuenta de las innovaciones en la gestión más abierta, compleja y de
gobernanza del territorio.
Los “nuevos estilos de gobierno” comprenderían una
redefinición del rol de la ciudadanía, atendiendo a profundizar prácticas democráticas, participativas, colaborativas o de interacción con la administración local en
aras de fortalecer a los procesos de descentralización o
desconcentración.
Pero en los municipios del Área Metropolitana de
Buenos Aires (abusando de la síntesis y generalización),
no se ha verificado linealmente la asunción del paquete
de “políticas públicas abarcativas + estilos de gestión
novedosa y multiactoral” como venía asociando la
teoría, basada en cierta casuística.
Contrario-sensu, detectamos en los estilos de los gobiernos locales la advertencia de Precedo Ledo y otros
(2010) sobre el viraje de la comunicación en los diseños de
competitividad de la ciudad: “desde los planteamientos y
las herramientas de la Planificación Estratégica hacia
otros más propios del ámbito del Marketing Urbano. Por
lo tanto, el centro de atención se ha desplazado desde los
aspectos materiales de las ciudades (morfología e infraestructuras) a la valorización de los aspectos inmateriales (…) de la economía y la sociedad urbana”.
nuestras ciudades podrían utilizar técnicas de planificación estratégica sin colisionar o subsumirse en las
del marketing urbano. Ambas prácticas en sus ámbitos
de competencias podrían resultar mutuamente asimilables, como anteriormente sucedió con la planificación
urbana y la estratégica. Pero los límites entre planificación estratégica, marketing urbano, planes de marca ciudad o de mercadeo son cada vez más borrosos, en la
medida que se persiga el posicionamiento de las ciudades en pos de sus atributos y se priorice una campaña de
comunicación a tal efecto, por sobre las cuestiones estructurales del desarrollo territorial.
El paradigma del marketing territorial (y como parte de
él, el marketing de ciudades) tendió a confundir en los funcionarios de gobiernos locales, la virtud de ser competentes
con la compulsión de ser competitivos. Retomando el objetivo de lograr “ventaja competitiva” que Porter acuñó en
1992 para las naciones, el marketing de ciudades se ofreció
como la intervención en el proceso de gestión de los recursos del territorio para favorecer la aceptación de los elementos de valor que éste posee (Gómez, 2000).
Chanoux y Serval (2011) destacan el desplazamiento
del marketing urbano, desde la concepción del territorio
como lugar de producción hacia el territorio concebido
prioritariamente como un espacio vivido y consumido
resultante de un proceso de producción colectiva. Seña-
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EL PARADIGMA DEL MARKETInG
TERRIToRIAL TEnDIó A ConFUnDIR
En LoS FUnCIonARIoS DE GoBIERnoS
LoCALES, LA VIRTUD DE SER
CoMPETEnTES Con LA CoMPULSIón
DE SER CoMPETITIVoS.
lan la aplicación del marketing urbano posmoderno, con
énfasis en la idea de la significación como valor agregado a través de “la inmersión total en una experiencia
original”. En esta puesta en escena del territorio, la representación parece adquirir un valor autónomo por
sobre el objeto representado.
En contadas ocasiones y gestiones al frente de intendencias —Morón, San Fernando, Avellaneda, La Plata–
se encuentran articulaciones parciales o con vocación
de integralidad, entre la explicitación de una estrategia
territorial desde el municipio, articulada con un proyecto
político y formas de gestión asociativas o participativas
(Carmona y otros, 2011; Carmona, 2012; Rossi, 2013).
Durante la última década, la búsqueda de reposicionamiento de diversos gobiernos locales evolucionó de
acuerdo a sus capacidades institucionales, y también (para
los casos de Ciudad de Buenos Aires y Tigre, actualmente
replicados en forma parcial por otras intendencias del
conurbano) de acuerdo a las formas de liderazgo
perseguidas, atento a la primacía de nociones de marketing estratégico (de ciudades) que se colaron en el discurso
y la acción por sobre matrices de políticas que confluyeran
en una resolución colectiva de cuestiones estructurales de
acceso e igualdad de oportunidades.
Mientras tanto, un Estado nacional dinámico, con una
paulatina política de restauración de la trama productiva
y del poder adquisitivo de capas medias y populares, de
ampliación de derechos civiles, políticos y sociales, ha
marcado su impronta con la asignación de recursos que
aliviaron ciertas urgencias estructurales y dinámicas de
consumo de amplios sectores sociales, con impacto territorial. Ejemplo de esto son los planes de alcance uni-
versal en lo educativo-asistencial (Asignación Universal
por hijo, Programa Conectar Igualdad para la escuela
pública) y también en el plano cultural y mediático
(megaeventos del Bicentenario, Tecnópolis, recitales y
movidas Igualdad Cultural; creación de canales educativos vía cable o TDA Encuentro, Paka Paka, etcétera).
CONDICIONAMIENTOS A LAS CULTURAS
URBANAS DE LA CIUDAD METROPOLITANA
Los medios audiovisuales metropolitanos concentrados en la Ciudad de Buenos Aires (tanto en propiedad
como en producción de ficción e incidencia en la agenda
de contenidos), mientras aumentan la promoción de la
Ciudad Autónoma y sus jefes de Gobierno, históricamente
han debilitado la proyección política de intendentes del
conurbano. Su accionar resulta clave para incidir en la
construcción de la cultura urbana metropolitana, tanto
desde la protección mediática del establishment como con
el impacto de la difusión de eventos y construcción de
conocimiento e imagen a nivel metropolitano y del país
en general2.
Asumimos que la reducción necesaria de las brechas
de información y comunicación no se limita a la resolución
al acceso físico a las tecnologías, sino que demanda una incidencia integral sobre aspectos cognitivos como la lectura crítica de los contenidos del audiovisual y las TICs, su
utilización alternativa, diversa y plural, articulada con canales de distribución que superen la concurrencia al mercado de consumo de novedades, interpelando a sujetos de
derechos en lugar de objetos de consumo.
También a nivel metropolitano y local, Internet ha sido
sostén de múltiples redes sociales, con incidencia en la generación de agendas, el debate de cuestiones públicas y
la movilización de colectivos sociales. El uso de la red promovido por algunos gobiernos locales también podría contribuir a la eficiencia y la transparencia de la gestión de
los gobiernos y organismos públicos (accountability vertical), pero no ha sustituido a los problemas de representación vigentes en los mecanismos institucionales de
gobierno y al restringido conocimiento de actores políticos y sociales, a través de los mass media y el uso intensivo de la publicidad a través de las redes sociales.
GESTIÓN DEL SUELO URBANO
La evolución de la trama urbana del AMBA ha ido resignificando el territorio sin aplicar una planificación
que, entre otras cosas, permita evitar la creciente segregación espacial por el costo del acceso a la vivienda
social o de las clases medias.
La mentada cooperación público-privada en emprendimientos urbanos no estuvo necesariamente arraigada en planes estratégicos sino en fuertes
intervenciones en espacios urbanos valiosos (Puerto
Madero, barrio de Palermo, entre otros de CABA3) o que
multiplicaron su valor por rezonificaciones y/u ocupación de espacios degradados (urbanizaciones cerradas en Tigre y otros municipios periféricos).
Si las buenas prácticas del Desarrollo Territorial son
concebidas en la bibliografía contemporánea como modelos de planificación pública abiertos y complejos
donde se plasma “la búsqueda de una estrategia de
evolución gradual del sistema local con la de un sistema
general”, esto es releído en clave de supervivencia
política por los intendentes del Área Metropolitana de
Buenos Aires. Tienen en claro que deben resolver cuestiones pragmáticas de gobierno para construir una ventaja
competitiva
(operativa
frente
a
sus
ciudadanos-votantes, pero también proyectada al universo potencial de sus aspiraciones electorales).
De esta manera, se promueve una sobrevaloración
del marketing urbano, que resulta funcional a las inversiones inmobiliarias especulativas y a la diferenciación
de los territorios, generando una imagen singular a partir de aspectos sesgados de la identidad urbana, para intervenir a través de su competitividad y atractivo en un
mercado de bienes inmuebles asociados a marca-ciudades cada vez más globalizado.
LA DIMENSIÓN COMUNICATIVA
DEL TERRITORIO
Durante las últimas dos décadas, los gobiernos locales del Área Metropolitana han confluido en tres ejes
conceptuales principalmente orientados a “comunicar la
ciudad”, lo cual restringe su intervención en una agenda
de cuestiones estructurales o de tensiones sociales que
anteriormente se manifestaban en el territorio:
• La seducción del espacio (De San Eugenio Vela,
2011), a través del despliegue de estrategias de comunicación masiva, visual en el territorio y digital (web, redes
sociales) vinculadas a la promoción y comercialización
del territorio, y la competitividad emergente de destinos
turísticos.
• La organización de eventos, promoviendo una
fuerte vinculación entre el propio evento y el emplazamiento donde tiene lugar. La fabricación de imágenes territoriales con motivo del evento tiende a consolidar
cierto imaginario colectivo de los espectadores. Los gobiernos locales intentan en forma creciente explotar el
potencial económico y simbólico de “grandes acontecimientos agradables” (desfiles, recitales, espectáculos
deportivos internacionales con ricos y famosos). Además
de los megaeventos, las fiestas locales también son utilizadas para proyectar junto a los actores públicos y locales un entorno en el que se configure cierta diversidad
y atractivo. Salvando honrosas excepciones, los calendarios artístico-comunicacionales ignoran expresiones
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culturales descentralizadas, abiertas a diferentes poblaciones y “de abajo hacia arriba”.
• El lenguaje de los emplazamientos. Los nuevos
espacios urbanos de consumo –ya sean abiertos o superficies cubiertas– “son reestructurados como centros
lúdicos, estéticos, multirreferenciales y hedonistas para
el consumo que proporcionan un contexto en el que los
productos y servicios se comparan, evalúan, venden y
usan” (Park, 2009).
Park identifica la propensión a configurar un consumidor contemporáneo que requiere “no sólo la calidad del
producto, sino también la calidad del espacio. Por esta
razón, el carácter más representativo de estos espacios es
la importancia de la atmósfera creada para proporcionar
una visión excepcional/distinta en oposición a la vida cotidiana (...) siempre en un entorno limpio y controlado para
asegurar la seguridad del consumidor”.
Esta puesta en escena genera una organización del espacio-artefacto, con la exclusión de ciertos grupos sociales
y el debilitamiento de la autenticidad de un espacio a
fuerza de crear un entorno más atractivo visualmente.
Los espacios de consumo (costaneras, ferias, paseos,
corredores viales, malls o shoppings a cielo abierto) explotados por los gobiernos locales para contribuir al
atractivo de su territorio, se perciben como instrumentos eficaces para la promoción, en una forma de habitar
exotópico de la ciudad (Di Felice, 2012).
Pero la búsqueda de una estética refinada (o el espejamiento de características innovadoras, como el caso
de la gráfica de Barcelona por el gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, o la plantación de palmeras en las divisorias de carriles de las avenidas del conurbano) opera
sobre los componentes de la diversidad del territorio, de
los pobladores y de sus actividades. Polémicas intervenciones ponen el acento en la estética y la resolución eficiente de problemas de movilidad, frente a los usuarios y
a la expresión colectiva sobre el espacio urbano. Los recorridos de Metrobús –más precisamente carriles exclusivos–, o el Programa Buenos Aires en Bici (ciclovías),
inciden en la experiencia de uso y también en la eficiencia
imaginaria del no usuario4. Estos ejemplos de la Ciudad de
Buenos Aires, junto al peculiar programa Buenos Aires
Playa, buscan naturalizar recorridos y usos deseables de
lugares verdes vivenciados por el usuario como un turista
o flâneur de su propia urbe.
La aplicación del “rebranding territorial” impone cierta
línea homogenizadora de “lo atractivo y lo deseable”...
Pero, ¿cuál es el lugar de la autenticidad de cada comunidad después de eliminar lo que no aparece como atractivo
o deseable? Se oculta la expulsión de las personas y actividades no creativas, no pintorescas, no solventes, favoreciendo y difundiendo a los emplazamientos y corredores
intervenidos, controlados.
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SE PROMUEVE UnA SoBREVALoRACIón
DEL MARKETInG URBAno, QUE RESULTA
FUnCIonAL A LAS InVERSIonES
InMoBILIARIAS ESPECULATIVAS
y A LA DIFEREnCIACIón DE LoS
TERRIToRIoS, GEnERAnDo UnA IMAGEn
SInGULAR A PARTIR DE ASPECToS
SESGADoS DE LA IDEnTIDAD URBAnA,
PARA InTERVEnIR A TRAVÉS DE
SU CoMPETITIVIDAD y ATRACTIVo
En Un MERCADo DE BIEnES InMUEBLES
ASoCIADoS A MARCA-CIUDADES CADA
VEZ MÁS GLoBALIZADo.
La “inseguridad”, uno de los principales componentes
de la agenda pública de la metrópolis bonaerense, es parte
constitutiva de la ciudad construida. Tanto en lo territorial:
disposición y promoción de cámaras de seguridad y espectacularización de balizas y patrulleros, como en el espacio público mediatizado, donde se refuerza el anclaje en
los programas-verdad de la TV con grabaciones de cámaras de seguridad editados desde los centros de monitoreo
municipales y el ya clásico Policías en acción.
El reforzamiento de “maneras colectivas de temer que
al menos activan o acompañan procesos de estigmatización o exclusión” (Entel, 2007: 80) responde a la construcción social del miedo en la cultura urbana
metropolitana. Un control social tolerable y deseable es
proyectado por el gobierno de cercanía: “te miramos, te
cuidamos (y tendríamos capacidad para reprimir eficazmente, si es necesario)”. Está explicitado en el “modelo
Tigre”: el Estado municipal como garante de la recirculación en un espacio público limitado a lo agradable/mostra-
ble. Aunque la presunta eficiencia de los dispositivos de
representación no tenga correlación con una evolución de
los índices delictivos o la mejora de la calidad de vida de los
sectores populares5.
Resultan marginales en la acción política local o metropolitana las apelaciones al paso de la individualidad a la
integración y de la competitividad a la complementariedad entre las ciudades y pueblos para lograr una forma de
vida metropolitana sustentable.
Probablemente, esta variable toma un mayor peso en
las apelaciones desde el nivel nacional y provincial de gobierno, atento a la fuerte influencia relativa de la suma de
los electorados metropolitanos. Su abordaje en vistas a los
próximos períodos electorales gravitará sin dudas en la puja
con los liderazgos anclados desde gobiernos locales. •
5
Un cartel led sobre el acceso vehicular, bajando la Autopista
desde Buenos Aires reza: “Bienvenido a Tigre. Radares en
funcionamiento, Cámaras alerta. Reduzca la velocidad”. Para la
política pública del Municipio de Tigre resulta exitosa en la
extrapolación del paradigma del barrio cerrado a la clausura
audiovisual de la inseguridad: lo que no se ve, no existe; mientras que
lo que existe está monitoreado, y por eso es visible y reproducible
(mediante acuerdos con canales de TV metropolitanos).
Bibliografía
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central que se periferiza y fragmenta pero que mantiene
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territoriales a nivel local y políticas de descentralización y
participación ciudadana. Un análisis de las experiencias recientes
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Municipio de Morón.
Notas
1
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conglomerado conformado por la Ciudad de Buenos Aires y los 24 http://www.urbared.ungs.edu.ar/pdf/pdfpartidos que la rodean integrando el primero y el segundo cordón. articulos/Carmona%20y%20otros.pdf.
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movimientos pendulares diarios que realizan los habitantes de la
Céspedes, Martín (2013). Rosario, ciudad del Boom, ciudad del
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Bang. Video documental editado por Revista Crisis y Club de
aspectos no sólo físicos sino también simbólicos y de consumos
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Chanoux, Maëva y Serval, Sara (2011). “Etat des lieux et
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que existe entre la ciudad primada y los partidos vecinos. La
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ciudad y su área de influencia, desde un punto de vista
Public. disponible en http://medurbanístico, geográfico y socioeconómico, conforman una unidad
eu.org/documents/MED4/Dossier2/ChAnoUX-SERVAL.pdf.
funcional. no obstante, considerando estrategias y políticas
De San Eugenio Vela, Jordi (2011): Comunicación y territorio,
urbanas, no existe una autoridad metropolitana que actúe como
Barcelona, InCoM-UAB, Consultado en
elemento articulador entre ambas (Vidal- Koppmann, 2007).
2
http://www.portalcomunicacion.com/uploads/pdf/36_esp.pdf.
Todas las señales nacionales de noticias tienen centro en
Di Felice, Máximo (2012). Paisajes posurbanos, el fin de las
Buenos Aires, y las principales producciones de TV abierta
experiencia urbana y las formas comunicativas del habitar.
generadas en la Ciudad repercuten vía TV paga en todo el país –el
82% de los argentinos consume servicios de TV por cable o satélite. Universidad nacional de Córdoba, Ed. del Copista.
3
Entel, Alicia (2007). La ciudad y los miedos. Buenos Aires, La Crujía.
De Salinas (2013), tomamos para la Ciudad de Buenos Aires
Gómez, P. (2000). “Marketing de ciudades”, en Aguirre, M. S.
la identificación de procesos de gentrificación clásica: un barrio
habitado por población de bajos ingresos es modificado y ocupado (coord.), Marketing en sectores específicos. Madrid, Pirámide.
Park, Jungyoon (2009). “Consommation, marketing territorial et
por población de clase media y alta, quienes a su vez –ya sea por
attractivité”, en L’attractivité des territoires: regards croisés. París,
cuenta propia o por inversión privada, esto es, agentes
PUCA - Plan Urbanisme Construction Architecture. Disponible en
inmobiliarios– renuevan las viviendas, en Puerto Madero, y los
http://rp.urbanisme.equipement.gouv.fr/puca/edito/actes_attr_territoires.pdf
barrios de Palermo y Almagro, especialmente; con la contracara
Pírez, Pedro (2001). “Cuestión metropolitana y gobernabilidad
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urbana en la Argentina”, en Vázquez Barquero, Antonio y
La Boca-Barracas por el crecimiento de alquileres y valor del
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suelo, el creciente déficit de viviendas sociales y el aumento
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relativo de la población que habita en villas y asentamientos
Precedo Ledo, Andrés, orosa González, José Javier y Miguez
precarios (Abba y otros, 2011).
4
Iván Petrella, primer candidato a legislador porteño por el PRo, Iglesias, Alberto (2010). “De la planificación estratégica al marketing
urbano: hacia la ciudad inmaterial”, en EURE, vol. 36, nº 108.
expresaba en campaña: “La opción por los pobres (...) traducido a las
Rossi, Diego (2013): “Presupuesto participativo y otras
políticas públicas, tiene que ver con igualdad de oportunidades”.
“Inglés en los colegios públicos desde primer grado, una computadora experiencias de participación activa”, exposición en el VII Congreso
Latinoamericano de Ciudades y Gobiernos Locales. FAM-FLACMApor alumno, el Metrobús y la bicisenda, que se ve como algo sólo
UCLG, Iguazú.
ecológico, pero que es una forma de decir: «Le queremos dar la
Vidal-Koppmann, Sonia (2007). Transformaciones sociomisma prioridad al que sólo puede comprar una bici.»”. “Desde una
perspectiva de equidad social, la bicisenda representa el hecho de que territoriales de la Región Metropolitana de Buenos Aires en la
última década del Siglo XX. Tesis de Doctorado en Ciencias
las personas que sólo se pueden pagar una bici deben tener las
Sociales FLACSo-Argentina. Consultado en
mismas condiciones de seguridad que las que pueden comprarse un
http://www.flacso.org.ar/uploaded_files/Tesis_Sonia_Vidal_Koppmann.pdf
auto”. Diario La nación digital, 9-9-2013 y 11-10-2013
63
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