TLC: ¿dónde terminan las exigencias?

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INTERNACIONALES
TLC: ¿dónde terminan
las exigencias?
Por David Lemor
H
emos logrado grandes avances en el camino hacia la
ratificación del TLC con EE.UU., y también se logró
la extensión del ATPDEA por ocho meses, una clara y contundente respuesta a quienes proponían que el Perú
siguiera dependiendo de dichas preferencias unilaterales y no
firmara el TLC. Si hubiésemos hecho caso, el próximo año
sufriaríamos el fin del boom exportador no tradicional, se
desaceleraría la economía, se esfumaría la posibilidad de alcanzar el tan ansiado "investment grade", y se perderían cientos de miles de puestos de trabajo digno y permanente, que
es muy distinto del "estable". ¿Podría pedir Chávez algo más?
¿Se darán cuenta aquellos de la irresponsabilidad de dicha
propuesta?
Lograr un acuerdo sobre la enmienda al TLC no fue fácil.
Quienes dicen o creen que el Perú fue un mero espectador
de lo que negociaban el USTR y los demócratas del Congreso están muy equivocados. El USTR recibió una propuesta de texto de enmiendas del Congreso y presentó al Perú el borrador
de una contrapropuesta, sobre la cual
opinamos y propusimos modificaciones. Había que negociar con el
USTR y este con los asesores del
Comité de Medios y Arbitrios. Perú
no negociaba con el Congreso americano. En realidad, los congresos no
negocian tratados de libre comercio. En
ambos casos los aprueban o los desaprueban. Pero ese proceso de ping pong no estaba llevando a ningún lado. Soy
testigo de las mutuas acusaciones de falta de seriedad que se
lanzaban las dos partes americanas.
Teníamos una fecha límite marcada por el fin de la legislatura en nuestro Congreso, el 27 de junio, para que aprobáramos la enmienda si queríamos tener aun la posibilidad de que
el americano lo aprobara en julio. Y a escasos tres días de la
última oportunidad para firmar la enmienda a tiempo, estába-
mos aún muy lejos. Vimos que la única manera de destrabar
este tortuoso proceso era sentarnos con ambos, USTR y
asesores del Comité, y negociar directamente. Lo propusimos siendo inusual, fue aceptado y así logramos un acuerdo.
Lo logrado puede no ser del agrado de todos en el Perú,
como tampoco lo es en los EE.UU. Es lo mejor que se
podía haber logrado, así como el texto original firmado en
abril de 2006 fue el mejor que se podía lograr en ese
entonces.
Los demócratas, cuando alcanzan la mayoría en el Congreso americano, ponen como condición que se precisen y
profundicen aspectos del capítulo laboral; luego agregan el
ambiental y el de propiedad intelectual. ¿Qué más vendrá?
Perú, Colombia, Panamá y Corea aceptaron incorporar estas precisiones en sus TLC. Perú y Colombia lo hicieron vía
enmiendas, pues nuestro pais lo había
aprobado en su Congreso en el
2006, y Colombia recientemente. Panamá y Corea lo podían incluir en su texto, al igual que los
EE.UU., porque ellos no lo habían
aún firmado o aprobado en su
Congreso.
Perú ha cumplido y de manera
clara, aprobando la enmienda por
amplia mayoría en el Congreso. Pero ahora el congresista demócrata Levin pretende que antes de que
se inicie el proceso de ratificación, realicemos ciertos cambios legislativos que no tienen que ver con el texto del TLC.
¿Dónde terminarán sus exigencias? ¿Terminarán algún día?
¿O es un juego para no aprobar el TLC? El congresista Rangel
debe demostrar su liderazgo y cumplir con su parte del compromiso. El presidente García ha exigido que se inicie el proceso antes de la anunciada visita de una delegación de congresistas americanos en el mes de agosto, a la cual el congresista
Levin se ha autoinvitado en una reciente declaración pública.
Bueno es culantro, pero no tanto.
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