Universidad Católica Andrés Bello Facultad de Derecho Centro de Investigaciones Jurídicas Consejos de Protección del Niño y del Adolescente ...vivencias desde sus protagonistas... (Estudio de casos en municipios de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004) Investigadoras: Carla Serrano Saraí Pérez Caracas, Febrero 2005 2 RESUMEN La investigación que se presenta fue realizada por el Centro de Investigaciones Jurídicas (CIJ) de la UCAB, con financiamiento del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la misma casa de estudio. El tema escogido forma parte de una línea de investigación del CIJ desde 1998, dedicada al estudio de la implementación de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA) en nuestro país. Los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (CPNA), en este sentido, forman parte del Sistema de Protección establecido en la LOPNA y revisten mucha importancia al ser los nuevos órganos responsables de conocer y decidir los casos en los cuales se ha amenazado o violado los derechos y/o garantías de los niños, niñas y adolescentes, individualmente considerados (artículo 158 LOPNA). Es decir, son las nuevas autoridades públicas municipales que tienen la competencia de dictar decisiones de obligatorio cumplimiento tanto al Estado, las familias como a la comunidad. El hecho de ser un tema novedoso, hace que la investigación tenga carácter exploratorio, desarrollada además con un enfoque predominantemente cualitativo, que tuvo como objetivo general conocer el funcionamiento de los CPNA seleccionados a través de un muestreo no probabilístico. Se trabajó con estados representativos de ciertas regiones del país: Cojedes (centro-occidental), Miranda (centro-capital), Nueva Esparta (oriente), Táchira (andes) y Zulia (occidente). Estudiando en concreto, 3 municipios por cada entidad, escogidos a su vez de acuerdo a la densidad demográfica de los mismos (uno grande o muy poblado, uno mediano y uno poco poblado), para hacer un total de 15 municipios. Las técnicas de recolección de información empleadas fueron las entrevistas en profundidad y la observación directa de las instalaciones de los CPNA. Las entrevistas se aplicaron a: representantes del Consejo Municipal de Derechos, del Foro Propio y de la Alcaldía, por ser actores responsables en la creación de los CPNA en cada municipio. Las/os propias/os Consejeras/os de Protección por ser las/os protagonistas de esta historia, interesando profundizar en sus vivencias acerca de la creación y funcionamiento de los CPNA. Algunos profesionales del equipo interdisciplinario (psicólogos, trabajadores sociales, etc.) cuando lo había en los lugares estudiados. Estos criterios arrojaron un total de 73 personas entrevistadas entre los 15 municipios. Una vez analizados los discursos de los participantes, se construyeron 12 categorías de análisis que nos permitieron concluir, sumado a la observación hecha, lo siguiente: Los CPNA funcionan de manera muy limitada vistas las debilidades observadas en sus respectivos Sistemas de Protección. Los Consejos de Derechos (Nacional y Municipal) no están cumpliendo con varias de sus atribuciones definidas por ley y ello afecta el servicio que prestan los CPNA. El Ministerio Público y los Tribunales de Protección han actuado adecuadamente en lo que respecta a los CPNA. Mientras que las entidades de atención y los programas sociales presentan muchas dificultades. La participación de la sociedad civil es coyuntural. El perfil de las/os Consejeras/os de Protección habla de un grupo importante de mujeres (82% vs. 8% hombres), bastante jóvenes en general (38% entre 25 y 34 años de edad), siendo la mayoría profesionales universitarios (80%), de este grupo es relevante la cantidad de abogadas/os. La organización administrativa y presupuestaria de los CPNA, ha sido muy precaria dado el débil compromiso de las Alcaldías en la materia. Los Alcaldes no asignan con Prioridad Absoluta los recursos para garantizar derechos a niños, niñas y adolescentes y esto afecta a los CPNA. En muchos aspectos, la organización y lenguaje de los CPNA estudiados, reproduce la lógica judicial (vista la experiencia laboral previa de muchos de sus miembros). Las relaciones de los CPNA con los demás integrantes del Sistema de Protección no han sido fluidas, dado que varios de ellos siguen sin estar claros de sus funciones y ello hace turbia las relaciones de trabajo y conspira contra la articulación teórica que debería existir. La calidad de las instalaciones físicas, el mobilario y los ambientes donde funcionan los CPNA es deficiente, en la mayoría de los lugares vistos las condiciones de trabajo son inadecuadas para las/os Consejeras/os y los usuarios que reciben, en especial, niños y niñas. En fin, no se está atendiendo lo estructural y los CPNA, de ‘servidores sociales’ pasan a creerse ‘salvadores sociales’. Esta ha sido su respuesta a la ineficacia observada, en los otros niveles de protección existentes en la LOPNA. 3 INDICE GENERAL I. Introducción II. Aspectos Metodológicos 2.1 Método 2.2 Diseño de la investigación 2.3 Participantes y contextos 2.4 Técnicas e instrumentos de recolección de información 2.5 Prueba piloto 2.6 Procedimiento 2.6.1 Entrada al campo 2.6.2 Obtención de datos 2.6.3 Materiales 2.6.4 Análisis y procesamiento de los datos 2.7 Criterios de evaluación III. Base teórica y legal de los Consejos de Protección 3.1 Definición. Selección de sus miembros. Relación de trabajos con las Alcaldías 3.2 Atribuciones de los Consejos de Protección 3.3 Pérdida de condición de miembro 3.4 Procedimientos administrativos ante los CPNA IV. Análisis de Resultados 4.1 Análisis cuantitativo / objetivo 4.1.1 Sexo y edades de los Consejeros/as de Protección 4.1.2 Formación académica de los/as Consejeros/as de Protección 4.1.3 Adscripciones de los Consejos de Protección 4.1.4 Concurso e inicio de actividades 4.1.5 Decisiones colegiadas 4.1.6 Salarios de las Consejeras/os por municipio 4.1.7 Observaciones directas de los CPNA visitados 4.1.7.1 San Carlos 4.1.7.2 Tinaco 4.1.7.3 Lima Blanco 4.1.7.4 Sucre 4.1.7.5 Guaicaipuro 4.1.7.6 Páez 4.1.7.7 Mariño 4.1.7.8 Maneiro 4.1.7.9 Macanao 4.1.7.10 San Cristóbal 4.1.7.11 Torbes 4.1.7.12 Lobatera 4.1.7.13 Maracaibo 5 11 11 12 12 15 17 17 17 18 22 22 29 30 33 38 42 44 48 48 48 49 50 52 52 53 55 55 58 61 63 65 68 70 73 75 78 81 83 85 4 4.1.7.14 Cabimas 4.1.7.15 Páez-Zulia 4.2 Análisis cualitativo 4.2.1 Lo que somos 4.2.2 Convocatoria 4.2.3 Intimidación 4.2.4 Transparencia 4.2.5 No hay 4.2.6 Improvisación 4.2.7 Juntos pero no revueltos 4.2.8 Organización y administración 4.2.9 La realidad de los Derechos 4.2.10 Usuarios 4.2.11 Sí se puede 4.2.12 Se verá más adelante 4.2.13 Algunas observaciones de las/os Consejeras/os de Protección para la investigación 4.2.14 Red de relaciones entre las categorías del análisis cualitativo V. Conclusiones Referencias bibliográficas Anexo A Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Foro Propio Anexo B Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Consejo Municipal de Derechos respectivo Anexo C Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante de la Alcaldía Anexo D Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Consejeras/os de Protección Anexo E Guía de observación directa de las instalaciones físicas de los Consejos de Protección 88 90 93 93 99 106 108 112 124 135 141 151 159 163 165 169 171 172 181 183 184 185 186 188 5 I. INTRODUCCIÓN Desde que en abril del año 2000 entró en vigencia la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), el Estado y la sociedad venezolana se encuentran frente al reto de implementar un nuevo modelo socio-jurídico que garantice la protección integral de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. Este nuevo paradigma en que se sustenta la ley se encuentra inspirado, entre otros instrumentos jurídicos internacionales, en la Convención Sobre los Derechos del Niño (aprobada en Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989 y hecha ley de la República en 1990). De manera que a tales fines, la LOPNA se encuentra estructurada en dos grandes sistemas ampliamente conocidos: el de Protección, para atender los casos de los niños, niñas y adolescentes víctimas de la amenaza o violación de sus derechos y el de Responsabilidad Penal del Adolescente, para cuando los adolescentes son los victimarios que violan los derechos de otras personas e incurren en hechos punibles. En este sentido, el Centro de Investigaciones Jurídicas (CIJ) de la UCAB se ha dedicado desde el año 1996 a contribuir con diversas actividades de investigación, formación y divulgación tanto para elaborar como implementar la nueva legislación, estando consciente que dicho proceso de transformación cultural en lo jurídico no es asunto de corto plazo ni de pocos actores sociales trabajando de manera desarticulada. Todo lo contrario, se requiere de tiempo, esfuerzo, conocimiento, recursos, constancia, voluntad política, integración, participación y coordinación, a fin de socializar al nuevo paradigma en todos los ámbitos (jurídicos y no jurídicos), en donde surgen resistencias de muchos niveles y hasta cierto punto naturales, visto el profundo y radical cambio que trae aparejado ésta nueva visión sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Diversos han sido los proyectos ejecutados por el CIJ en esta línea de investigación y actualmente, luego de haber trabajado en el área penal de adolescentes, se decidió centrar el interés de la presente investigación en el Sistema de Protección, en lo relativo a su funcionamiento y los obstáculos de distinta naturaleza (jurídicos, organizacionales e institucionales) que ha tenido para operar a cabalidad, desde que entró en vigencia la LOPNA hace casi 5 años. Vista la complejidad de dicho sistema y los distintos integrantes que lo componen (órganos administrativos, jurisdiccionales, Ministerio Público, entidades 6 de atención y defensorías según el artículo 119 ejusdem), se decidió plantear un proyecto inicial para abordar uno de éstos componentes, en función de hacerlo factible. En concreto, se optó por estudiar en primer lugar a los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (CPNA), dada la importancia que revisten dentro del sistema por ser los nuevos órganos responsables de conocer y decidir los casos en los cuales se ha amenazado o violado los derechos y/o garantías de los niños, niñas y adolescentes, individualmente considerados (ver artículo 158 LOPNA). Quedan los Consejos de Derechos, que trabajan en la garantía de derechos colectivos y difusos, especialmente a través del diseño de políticas públicas para la infancia en su ámbito de competencia (nacional, estadal y municipal), como objetivo pendiente para una futura investigación. Como antecedente del proyecto podemos referir que en Septiembre del año 2003, se asistió a un evento realizado en San Felipe, estado Yaracuy, titulado: “El de la LOPNA: ¿un sistema que funciona?” organizado por el Consejo Estadal de Derechos de dicha entidad, cuya convocatoria estuvo dirigida al resto de sus homólogos a nivel nacional, asistiendo además, representantes de instituciones como el INAM y la Asamblea Nacional. Dicho encuentro nos sirvió de termómetro para terminar de perfilar esta opción de investigación que presentamos. La relevancia social de los Consejos de Protección se explica, porque son las autoridades públicas municipales que tienen la competencia para dictar decisiones de obligatorio cumplimiento, a fin de asegurar la protección integral de uno o varios niños, niñas y adolescentes. De allí que insistimos en su enorme importancia dentro de los integrantes del Sistema de Protección, pues de su adecuada organización y funcionamiento depende que los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes se hagan realidad tangible en casos concretos. Además, de la repercusión que su labor puede tener en la defensa de derechos colectivos y difusos, dado el necesario aporte y colaboración que deben y pueden ofrecer a sus respectivos Consejos Municipales de Derechos. A pesar del interés académico del CIJ por conocer el funcionamiento de los Consejos de Protección que se han ido instalando en el país, la investigación debió ajustarse a los recursos disponibles. Por tal razón se decidió hacer un muestreo no probabilístico, propio de estudios exploratorios, seleccionando de todos los municipios, a nivel nacional, algunos representativos en ciertas entidades federales. Verdaderamente, lo que se persigue 7 es la profundidad y calidad de la información más que la cantidad y estandarización de datos. En este sentido y tomando en cuenta las características geográfico-culturales de las regiones venezolanas, se decidió trabajar en la presente investigación con los siguientes estados: Cojedes (región centro-occidental), Miranda (región centro-capital), Nueva Esparta (región oriental), Táchira (región andina) y Zulia (región occidental). Visto que, estudiar todos los municipios de los estados seleccionados sería una tarea muy costosa, se eligió trabajar sólo algunos municipios y el criterio que pareció menos sesgado fue escogerlos en función de su densidad demográfica, para así estudiar un CPNA en un municipio grande o muy poblado, un CPNA en uno mediano y un Consejo en un municipio pequeño, alcanzando así un total de 15 Consejos de Protección a ser estudiados. En concreto, estamos hablando de los municipios San Carlos, Tinaco y Lima Blanco de Cojedes; Sucre, Guaicaipuro y Páez de Miranda; Mariño, Maneiro y Península de Macanao en Nueva Esparta; San Cristóbal, Torbes y Lobatera en Táchira y finalmente, Maracaibo, Cabimas y Páez en el Zulia. Las interrogantes que nos motivan a estudiar los Consejos de Protección, como una contribución más al estudio de la implementación de la LOPNA y del funcionamiento de su Sistema de Protección apuntan a explorar: ¿Cuál es el perfil de los/as Consejeros/as de Protección de los municipios seleccionados? ¿cómo fueron seleccionados para ejercer sus funciones? ¿qué tal es su relación de trabajo dentro de las Alcaldías? ¿cómo se organizaron para funcionar? ¿qué decisiones dictan con más frecuencia y a cuáles afectados? ¿qué procedimientos utilizan para dictar las medidas? ¿llevan el registro de casos de medidas dictadas a niñas, niños y adolescentes? ¿hacen seguimiento de los casos? ¿cuáles son los principales obstáculos que dificultan su funcionamiento? ¿cómo son sus relaciones con los demás integrantes del sistema?. Dichas inquietudes, en su conjunto, nos permiten expresar los propósitos de la presente investigación en los siguientes términos. 8 Objetivo general: Conocer el funcionamiento de los Consejos de Protección de los municipios seleccionados en las entidades Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia, desde el momento que iniciaron sus actividades, para así identificar tanto sus logros como los principales obstáculos que afectan el desempeño de sus funciones. Objetivos específicos: 1. Conocer el perfil de los/as Consejeros/as de Protección, en lo referente a sus características demográficas, experiencia laboral previa, proceso de selección y la preparación para el ejercicio de sus funciones, en los municipios seleccionados en las entidades de Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. 2. Saber como fue la constitución y organización administrativa de los Consejos de Protección en los municipios seleccionados de las entidades de Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. 3. Indagar sobre el funcionamiento de los Consejos de Protección en cuanto al cumplimiento de sus atribuciones, a la organización del trabajo, atención de casos, medidas de protección dictadas, en los municipios seleccionados en las entidades de Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. 4. Explorar en la percepción de los Consejeros sobre las fortalezas y debilidades detectadas en el ejercicio de sus funciones dentro de los Consejos de Protección de los municipios seleccionados en las entidades de Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. 5. Sondear la relación de los Consejos de Protección con los demás integrantes del Sistema de Protección en los municipios seleccionados en las entidades de Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Si recordamos que el Sistema de Protección en la LOPNA y por ende, los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente, responden en su diseño a la concreción de los siguientes principios básicos: integralidad, eficacia, participación / articulación, descentralización y redefinición de las funciones judiciales (Morais, 2000), los cuales 9 distinguen enfáticamente al paradigma de la Doctrina de la Protección Integral del modelo “tutelar de menores” desarrollado en la Doctrina de la Situación Irregular, que durante años imperó en Venezuela, no resultan necesarios mayores esfuerzos para destacar la relevancia de la presente investigación. En los Consejos de Protección se identifican todos estos principios, al ser la viva representación de la descentralización de la función pública y desjudicialización de ciertas funciones que anteriormente pertenecían a tribunales, además de hacer realidad tangible en sus respectivos municipios, el principio de corresponsabilidad de las familias, la sociedad y el Estado en los distintos asuntos de su competencia relacionados con niños, niñas y adolescentes. Así mismo, permiten separar, finalmente, los conflictos de índole jurídico de los conflictos de índole social (confusión propia de la época tutelar), dejando a los Tribunales de Protección como los órganos concebidos para resolver los primeros y asumiendo los Consejos de Protección la solución de los problemas de índole social, todo lo cual exige seleccionar para estos cargos a las personas idóneas con los conocimientos y experiencia para atender este tipo de casos. En el capítulo del trabajo destinado a profundizar en las bases teóricas y legales de los Consejos de Protección se abordará con detalle lo relativo a su definición, atribuciones, selección de sus miembros, funcionamiento y pérdida de condición de miembro. Luego, en cuanto al perfil metodológico del trabajo, desarrollaremos en la sección respectiva los argumentos para calificarlo de una investigación exploratoria-descriptiva, con diseño de campo no experimental y con predominio de metodología cualitativa, a través de la cual se pretende profundizar en el funcionamiento de estos novedosos órganos administrativos propuestos por la LOPNA hace casi 5 años, ya siendo propicio el tiempo para su estudio. Como se verá, las principales técnicas de recolección de información fueron: el cuestionario, aplicado a través de entrevistas en profundidad a los distintos actores clave y la observación directa de sus espacios de trabajo. Es decir, se conversó con los/as Consejeros/as de Protección de cada municipio seleccionado (mínimo 3), con un representante del Consejo Municipal de Derechos que hubiese participado en la selección de los mismos, con un representante de la sociedad por el Foro Propio y con un representante de la Alcaldía vinculado a la adscripción del órgano administrativo al poder 10 local. La utilización de tales criterios resultaron en un total de 73 personas entrevistadas en los 15 municipios visitados. A la técnica de la entrevista en profundidad se le suma la observación directa de las instalaciones de cada Consejo de Protección, para cumplir con los objetivos específicos mencionados. Por su parte, el procesamiento de las entrevistas en profundidad se hizo con el auxilio del programa Atlas ti versión 4.1, el cual forma parte de los llamados programas CAQDAS, Computer Assited Qualitative Data Análisis Software y que en palabras sencillas, no es más que una herramienta informática para facilitar el análisis cualitativo de grandes volúmenes de datos textuales. La idea es construir a partir de las voces de los entrevistados, el cuerpo de la teoría producida a través de la investigación. Los resultados que serán discutidos en el capítulo correspondiente se presentan a través de 12 grandes categorías de análisis, construidas a través de los discursos de los entrevistados y que resumen sus principales opiniones sobre los distintos tópicos abordados en las entrevistas en profundidad, agregándose a sus relatos, las impresiones de las investigadoras, conforme a las observaciones directas hechas a las instalaciones donde funcionan actualmente los Consejos de Protección estudiados. Todo lo expuesto conducirá, obviamente, a las reflexiones finales del presente trabajo de investigación. A propósito de la referencia en líneas anteriores a las “investigadoras”, acotamos se hicieron responsables de este proyecto por un lado, Carla Serrano, socióloga, profesorainvestigadora a tiempo completo en el CIJ desde hace varios años y cursante actualmente de una Especialización en Derecho de Familia y del Niño; por otro lado, Saraí Pérez, psicóloga, contratada para el proyecto dada su experiencia en el tema de niños y adolescentes sobre todo en instituciones públicas y actualmente tesista de una Especialización en Psicología del Desarrollo. 11 II. ASPECTOS METODOLÓGICOS 2.1 MÉTODO Como se señaló en la introducción del trabajo donde se exponen los objetivos que se persiguen, esta investigación más que acumular datos cuantitativos tiene como norte buscar la comprensión de una realidad, específicamente, la de los Consejos de Protección del Niños y del Adolescente (CPNA), entendidos en esencia como espacios cruciales para la defensa individual de los derechos de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país. Para las investigadoras, esta comprensión solo es posible desde el análisis de la vivencia de sus protagonistas, con especial énfasis de sus Consejeras/os, razón por la cual nuestra labor central será organizar en un texto, en un discurso, ese aprendizaje, esa forma de organizarse, esa experiencia vivida y acumulada en el transcurso de estos años, para así adentrarnos en esa realidad de los Consejos de Protección. Es así, como esta investigación no busca una realidad preexistente ni única, por cuanto la realidad está en cada uno de los que la viven de acuerdo a sus historias, creencias, pensamientos, cultura, etc. (Guba, 1991). Por el contrario, busca construir con sus protagonistas “la realidad” de la experiencia de creación y desarrollo de los Consejos de Protección, en los distintos lugares seleccionados. De esta manera, el tipo de investigación que nos permitirá llegar a la comprensión de la vivencia de los Consejeros de Protección es la conocida como investigación cualitativa, por cuanto ésta busca comprender la realidad desde las propias palabras de sus protagonistas (Taylor y Bogdan, 1987). La investigación cualitativa coloca al investigador en el lugar del fenómeno que desea estudiar, permitiendo así la creación de nuevas formas de comprensión de la realidad, basándose fundamentalmente en sus datos, que no son otra cosa que las palabras, los sentimientos y las experiencias de los protagonistas, de esa realidad que el investigador espera comprender (Strauss y Corbin, 2002). La investigación cualitativa es una de las formas más adecuadas para comprender y conocer sobre la vida de las personas, sus sentimientos, sus experiencias vividas, haciendo posible llegar a niveles de profundidad que con otros tipos de investigación es casi imposible alcanzar (Strauss y Corbin, 2002). Estos mismos autores señalan que, la 12 investigación cualitativa permite construir teorías partiendo de los datos, en lugar de comprobarlas, por lo que hace posible un acercamiento distinto a las realidades que se desean estudiar. 2.2 DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN Para alcanzar los objetivos de esta investigación se utilizará un diseño multimétodo de investigación, en donde elementos de la investigación cualitativa aportan datos relevantes para el análisis de los datos objetivos con técnicas eminentemente cualitativas. El diseño multimétodo, en este caso, puede entenderse como una combinación aplicada a una de las fases, de técnicas cuantitativas que coadyuvarán a la comprensión y análisis profundo de la realidad a estudiar (Bericat, 1998). Por lo que podemos señalar que se trata de una investigación cualitativa en la que se han incluido algunas características propias de la investigación cuantitativa, constituyéndose de esta manera en un híbrido (Bryman en Bericat, 1998), en el que la base metodológica que permite el análisis de los resultados es la cualitativa. De esta manera, encontraremos en este diseño algunos elementos como el cuestionario y la descripción numérica de algunos datos que por sus características son eminentemente cuantitativos, pero que complementan la descripción de la realidad estudiada. En concreto, estamos hablando de algunos datos solicitados durante la entrevista a fin de construir el perfil de los/as Consejeros/as como edad, nivel de instrucción, salario, decisiones “colegiadas”, etc., a la vez que otros como: fecha de concurso e inicio de actividades y dependencia de adscripción de los Consejos de Protección. La posibilidad de manejar estos datos y conocer a profundidad la vivencia de diferentes casos, nos permitirá adentrarnos en la heterogeneidad de diferentes formas de entender y vivir una misma realidad, los Consejos de Protección. 2.3 PARTICIPANTES Y CONTEXTOS Para la presente investigación, se optó por un muestreo no probabilístico (dirigido), donde predomina la selección de casos con características especificadas previamente, más que la “representatividad de elementos”. Esto explica la selección intencional hecha de: 13 1) Los informantes o quienes, de acuerdo a su rol y vinculación con la constitución de los Consejos de Protección, lo cual explica se entrevistaran a representantes del Foro Propio y Consejo Municipal de Derechos (que tuvieran que ver con la postulación y selección de los miembros), los propios Consejeros y Consejeras seleccionados y por último, algún representante de la Alcaldía relacionado con la incorporación del CPNA a la estructura administrativa y presupuestaria de la misma. 2) Los lugares o el dónde, de acuerdo a la diversidad geográfica y poblacional de los estados venezolanos y sus municipios, buscando abarcar de esta manera una heterogeneidad adecuada para hacer un análisis que pudiese acercarnos a una comprensión de la realidad de los diversos CPNA existentes. En este sentido, este tipo de muestreo resulta relevante cuando se exploran áreas nuevas y en donde se espera obtener un alto grado de desarrollo teórico (Strauss y Corbin, 2002). Profundizando en la selección de “los” dónde, aclaramos se siguieron cuatro criterios fundamentales para esta investigación, buscando la mayor diversidad posible de la realidad a estudiar. El primero, correspondió a las características geográfico-culturales del país, por lo que se escogieron estados representativos de varias regiones: Cojedes por la región centro-occidental, Miranda por la centro-capital, Nueva Esparta por la oriental, Táchira por la zona andina y Zulia por occidente. En segundo término, estudiamos las características de densidad poblacional de los estados seleccionados para de esta manera poder escoger tres (3) municipios de cada uno de ellos, en los que se evidenciaran diferencias en cuanto a este criterio (alta= muy poblado, media= densidad intermedia y baja= escasamente poblado). Tercero, que en dichos municipios estuviesen creados los Consejos de Protección (no olvidemos que para el momento de realizar esta investigación, aún no se habían creado la totalidad de los CPNA en todos los municipios del país). El último criterio, los grados de accesibilidad a los Consejos seleccionados, su nivel de apertura para atender en el tiempo disponible a las investigadoras (recordemos toda investigación tiene un tiempo y unos fondos previstos para la realización de las actividades 14 de campo). Esto sumado a la posibilidad de contar con facilidades en el traslado y alojamiento. De este modo, fueron considerados los datos del Censo 2001 publicados en la página web en línea del Instituto Nacional de Estadística (INE), disponible en http://www.ine.gov.ve, [Consultas hechas: diciembre 2003 y enero 26, 2004]; donde se exponen los primeros resultados generales calculados en noviembre de 2002 y que sirvieron de parámetros poblacionales para nuestra selección. En concreto, la conjunción de los 4 criterios mencionados arrojó la siguiente selección intencional: Cojedes: Con 9 municipios y todos los CPNA creados, cuenta con un total poblacional estimado de 253.105 habitantes según la fuente indicada. El municipio San Carlos (capital) es el más poblado y cuenta con 83.957 habitantes, razón por la cual interesó estudiarlo. Con un tamaño intermedio seleccionamos al municipio Tinaco (26.727 habitantes), así como, el municipio Lima Blanco (Macapo) con 7.825 habitantes por ser el menos poblado de toda la entidad. Miranda: Es el segundo estado más poblado de Venezuela con 2.330.872 habitantes, con 21 municipios y todos los CPNA funcionando. A los efectos de nuestra investigación nos interesó el municipio Sucre por ser el más poblado y representar una realidad social bien compleja (546.766 habitantes); Guaicaipuro (Los Teques) lo escogimos como modelo de un municipio intermedio con 222.768 habitantes y Páez (Río Chico) con 30.812 estaría entre los más pequeños. Nueva Esparta: Con un total de 373.851 habitantes, 11 municipios y también todos sus CPNA instalados. En este caso, estudiamos a Mariño (Porlamar) el municipio más poblado con 84.534 habitantes, Maneiro (Pampatar) con un total de 35.400 personas (intermedio) y representando un municipio pequeño Península de Macanao con 20.935 habitantes. Táchira: Cuenta con un total de 992.669 habitantes y 29 municipios, San Cristóbal el más poblado de los 29 tiene 250.307 y además, presenta la particularidad de ser un municipio-frontera, Torbes por su lado 42.192 entra en la categoría intermedia y Lobatera 10.427 personas, representa uno de los pequeños. Zulia: Es la entidad federal más grande de Venezuela con 2.983.679 habitantes y la selección en este caso fue: el municipio Maracaibo por ser el de mayor densidad 15 demográfica con 1.219.927 habitantes, Cabimas con 223.484 habitantes y Páez con 24.309 habitantes. Para el año 2003 cuando se elaboró el proyecto de investigación, habían 17 Consejos de Protección de 21 municipios que tiene el estado. 2.4 TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN Las técnicas empleadas en la investigación se resumen en: entrevistas a profundidad, la observación y la recolección de información objetiva, a través de puntualizaciones en la propia entrevista. Así, los instrumentos de recolección de información empleados son los que se listan y al final del trabajo se anexan: A. Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Foro Propio. B. Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Consejo Municipal de Derechos respectivo. C. Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante de la Alcaldía, vinculado con la incorporación del Consejo de Protección a la estructura administrativa y presupuestaria de la misma (ya sea Dirección de Recursos Humanos, Presupuesto, Administración, etc.). D. Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Consejeras/os de Protección. Donde se puntualizó su edad, sexo, nivel de instrucción, salario, adscripción de los CPNA en la Alcaldía, fecha del concurso e inicio de actividades y decisiones “colegiadas”. E. Guía de observación directa de las instalaciones físicas de los Consejos de Protección. La entrevista a profundidad es una técnica que permite obtener información sobre cómo los sujetos actúan y reconstruyen el sistema de representaciones sociales y afectivas de acuerdo a sus peculiaridades, permitiendo que se establezca entre el investigador y el participante una suerte de relación en la que tanto uno como otro se ve afectado y transformado, por cuanto debe “re-pensar” sobre sus propias representaciones de la realidad (Alonso, en Delgado y Gutiérrez, 1995). 16 Entendiendo de esta manera la entrevista, podemos señalar, de acuerdo a lo expresado por Taylor y Bogdan (1987) que, la entrevista a profundidad no es otra cosa que una serie de encuentros “conversacionales” entre el investigador y el participante, en donde el centro del discurso girará alrededor de la comprensión de los fenómenos que se están investigando, lo que convierte al investigador en el instrumento mismo de recolección de información. En este sentido, la entrevista a profundidad se caracteriza por ser una conversación guiada por los temas de interés del investigador, así como por los temas emergentes y relacionados por el entrevistado, de esta manera, el investigador puede apoyarse en un guión de entrevista, que lejos de ser un cuestionario, se convierte en una guía, flexible, del centro de interés de la investigación (Taylor y Bogdan, 1987). Ahora bien, esta técnica parte de la presunción de la honestidad y apertura de los participantes de la investigación, lo que no siempre se cumple, siendo necesario en algunos casos, recurrir a la utilización de controles cruzados sobre la información que se recibe, por lo que Taylor y Bogdan (1987) sugieren la utilización de otras fuentes disponibles, que permitan equilibrar las versiones que se construyen de la realidad y de esta manera asegurar una mayor veracidad de la información recibida. En esta investigación, además de las entrevistas con las/os Consejeras/os de Protección y otros actores relevantes para la creación y funcionamiento de los Consejos de Protección, se realizaron observaciones con una guía, que permitieron hacer el cruce e intercambio de la información aportada por los informantes y que forman parte esencial de la garantía de la veracidad de los datos utilizados para el análisis de resultados. La observación utilizada en esta investigación fue la participante, por cuanto las investigadoras se encontraban involucradas en el escenario que se deseaba observar e incluso participaban de él, desde el mismo momento en que iniciaban los contactos para lograr el acceso a los informantes (Taylor y Bodgan, 1987). El registro de observaciones se hizo por dos vías, uno a través de un instrumento guía de la observación sobre los aspectos físicos y materiales de las condiciones de los Consejos de Protección, y el otro a través del registro de un diario de campo que nos permitió a las investigadoras cruzar la información obtenida de nuestra vivencia y la recibida por los informantes en las entrevistas. 17 2.5 PRUEBA PILOTO Entre febrero y marzo de 2004, se hizo la prueba piloto de la investigación en el municipio Chacao del Estado Miranda, el cual fue seleccionado entre los municipios del Distrito Capital por considerarse de los más accesibles, conforme a información manejada de manera informal por el personal del CIJ. Previos contactos telefónicos, se logró entrevistar a las Consejeras de Protección Emperatriz Pasarella, Johana Araujo y María Fernanda Cabrices. Así como a la actual Presidenta del Consejo Municipal de Derechos, Claudia Sánchez, en su doble rol de Directora de Desarrollo Social de la Alcaldía de Chacao y miembro en su momento, del Consejo Municipal de Derechos que realizó la selección de Consejeras en el municipio. Se cumplió entonces el objetivo de toda prueba piloto, que no es otro que apreciar la validez de los instrumentos de recolección de información a ser usados en el campo. 2.6 PROCEDIMIENTO 2.6.1 Entrada al campo: Tal circunstancia se vio facilitada por dos factores, por un lado, la experiencia de las investigadoras a cargo del proyecto quienes tienen años trabajando en el área de los derechos de los niños, niñas y adolescentes y por el otro, el hecho de ser una investigación realizada por el CIJ-UCAB con fines estrictamente académicos. La trayectoria de varios años dedicados a esta línea de investigación, propició que muchas puertas se abrieran y que muchas personas conocidas sirvieran de puentes o enlaces en los distintos municipios a ser visitados, ya sea porque algunas son miembros de Consejos de Protección o porque pertenecen a otros órganos del Sistema de Protección y mantienen contacto. En este contexto, se hicieron los primeros contactos telefónicos con los diferentes Consejos de Protección seleccionados, de acuerdo a lo criterios anteriormente explicados. Hechos estos contactos iniciales de presentación, se programaron las fechas para los viajes, y una vez en los lugares, gracias a estas personas contacto, se hizo la introducción a los diferentes Consejos de Protección y se iniciaron las diversas entrevistas. 18 2.6.2 Obtención de datos: A continuación se reportan en una tabla-resumen las 73 personas entrevistadas, en los 15 municipios seleccionados de las distintas regiones, indicando la fecha exacta de la entrevista y su estatus/rol desempeñado, el cual justifica la pertinencia de su entrevista. Simultáneamente en abril de 2004, se trabajaron los municipios seleccionados de Cojedes por Carla Serrano y los de Nueva Esparta por Saraí Pérez. En la segunda semana de Mayo, Carla Serrano levantó información en Zulia y a finales de este mes y principios de Junio, Saraí Pérez concretó las entrevistas de Miranda. En el estado Táchira, se realizó el trabajo de campo a finales de Julio de 2004 por Carla Serrano. En general, se invirtieron 3 meses para recabar la información. En los municipios donde habían más de 3 Consejeros de Protección se entrevistaron a todos los posibles, quienes estaban de reposo médico o vacaciones durante el trabajo de campo y tenían suplente, se entrevistó a este último. De la misma manera, aunque inicialmente no estaba contemplado, aquellos Consejos de Protección con personal adicional contratado tipo asistente en la recepción de casos (Cabimas y Maracaibo), así como profesionales de otras áreas: trabajador social, psicólogo, etc., integrados como parte de un equipo interdisciplinario (municipios Cabimas, Maracaibo y San Cristóbal), también fueron incorporados al campo y entrevistados explorando básicamente: ¿cómo llegaron al Consejo de Protección?, ¿cómo fue su proceso de aprendizaje en LOPNA?, ¿cuál consideran es su aporte e importancia en la labor diaria de los Consejos de Protección?. En San Cristóbal incluso, se recogieron las impresiones sobre el problema de investigación de un Consejero Estadal por la sociedad, quien sirvió de mediador para conseguir las citas y hacer las entrevistas. Además acotamos, algunas entrevistas en profundidad fueron colectivas (más de una persona) por solicitud expresa de los entrevistados, respetándose tal petición; así como, nos ajustamos al espacio en que éstas podían hacerse para comodidad del/de los entrevistado/s, desde un lugar apartado dentro de las instalaciones de un Consejo de Protección hasta en una fuente de soda o restaurante, durante la guardia de un/a Consejero/a de Protección. En definitiva, la tabla de entrevistados es la siguiente: 19 ESTADO 1. COJEDES MUNICIPIO 1. Lima Blanco PERSONA ENTREVISTADA , CARGO y FECHA 1. María Valentina (Consejo Municipal de D.) 23-04-2004 2. Morelia (Alcaldía, Administradora) 26-04-2004 3. Norelys, Thais y Omaira (Consejeras de Protec.) 23-04-2004 4. Mayda (Representante Foro Propio) 26-04-2004 5. Gelcys (C. Mpal. D. y representante Alcaldía) 23-04-2004 6. Carmen (Consejera de Protección) 22-04-2004 7. Dora (Consejera de Protección) 22-04-2004 8. Isabel (Consejera de Protección) 22-04-2004 9. Sacerdote Julián (Representante F. Propio) 24-04-2004 10. Luis Enrique (Representante Alcaldía) 23-04-2004 11. Rubén Dario (Presidente Consejo Mpal. D.) 23-04-2004 12. Margelys (Consejera de Protección) 22-04-2004 13. Gloria (Consejera de Protección) 22-04-2004 14. Berquis (Representante Foro Propio) 26-04-2004 4. Guaicaipuro 15. Adrián, Zulay y Víctor (Consejeros de P.) 03-06-2004 5. Páez 16. Ana María (CMD por F.P.) 27-05-2004 17. Lourdes (Consejera de Protección) 27-05-2004 18. Luis Angel (Consejero de Protección) 27-05-2004 19. Yanina (Consejera de Protección) 27-05-2004 20. Alba (Consejera de Protección) 20-05-2004 21. Gloria (Representante Foro Propio) 26-05-2004 22. Rosa (Consejera de Protección) 20-05-2004 23. Yolanda (Representante Alcaldía) 20-05-2004 24. Anselmo (CMD) 23-04-2004 25. Armando (CMD) 23-04-2004 26. Julio (Alcaldía) 22-04-2004 27. Mery, Dorelys y Norquis (Consejeras de P.) 22-04-2004 28. Orquídea (Consejera de Protección) 23-04-2004 29. Sigrili (CMD x F.P.) 23-04-2004 30. Carla y Ana (Consejeras de Protección) 20-04-2004 2. San Carlos 3. Tinaco 2. MIRANDA 6. Sucre 3. NVA. ESPARTA 7. Macanao 8. Maneiro 9. Mariño 31. Carmen, Luis (CMD x F.P.) 32. Jose E. (Consejero de Protección) 20-04-2004 20-04-2004 33. Marlene y Dani (CMD y Alcaldía) 20-04-2004 34. Miriam (Consejera de Protección) 20-04-2004 20 4. TÁCHIRA 10. Lobatera 35. Bexis (Consejera de Protección) 30-07-2004 36. Ebyl (Consejero de Protección) 30-07-2004 11. San Cristóbal 37. Asllelhy (Alcaldía, Dir. Presupuesto) 12. Torbes 27-07-2004 38. Leonardo (Consejero Estadal de Derechos) 27-07-2004 39. Fernando (Consejero Municipal Derechos) 27-07-2004 40. Leonardo (Consejero de Protección) 27-07-2004 41. José (Consejero de Protección) 27-07-2004 42. Katherine (Consejera de Protección) 28-07-2004 43. Yunna (Consejera de Protección - Suplente) 28-07-2004 44. Rosanna (Trabajadora Social) 28-07-2004 45. María (Alcaldía, Directora Presupuesto) 29-07-2004 46. Lucy, Mery, Luz y Franklin (Consj. Mpal. D.) 29-07-2004 5. ZULIA 13. Cabimas 14. Maracaibo 47. Yoly (Consejera de Protección) 29-07-2004 48. Jaqueline (Consejera de Protección) 29-07-2004 49. John (Representante Foro Propio) 30-07-2004 50. Román (Alcaldía, Director Presupuesto) 12-05-2004 51. Karina (Asistente del Consejo de P.) 12-05-2004 52. Lesbia y Xiomara (Consejo Municipal D.) 12-05-2004 53. Ramón (Consejero de Protección) 12-05-2004 54. Suyen (Consejera de Protección) 12-05-2004 55. Luz M. (Consejera de Protección) 12-05-2004 56. Milcrey (Consejera de Protección) 12-05-2004 57. Leonell (Representante Foro Propio) 13-05-2004 58. Hilita (Trabajadora Social) 13-05-2004 59. Nelly (Alcaldía, Dirección de Presupuesto) 11-05-2004 60. Roberto (Alcaldía, Dir. de Presupuesto) 11-05-2004 61. Zelma (Asistente del Consejo de P.) 11-05-2004 62. Nadia (Consejo Mpal. de Derechos) 11-05-2004 63. Marlon (Consejero de Protección) 10-05-2004 64. Orfa (Consejera de Protección - Suplente) 10-05-2004 65. Fanny (Consejera de Protección) 10-05-2004 66. Yanitza (Consejera de Protección) 10-05-2004 67. Ruthmary (Consejera de Protección) 11-05-2004 68. Thais (Representante Foro Propio) 13-05-2004 69. Arlumy (Psicóloga) 11-05-2004 21 15. Páez 70. Keyla (Alcaldía, Administración) 14-05-2004 71. Milagros (Consejera de Protección) 14-05-2004 72. María R. (Consejera de Protección) 14-05-2004 73. Dairys y Aura (Consejeras de Protección) 14-05-2004 Esquemáticamente, los pasos ejecutados en todos los casos fueron: a. Grabación de las entrevistas en audio cassettes, con grabadores portátiles tipo periodistas. b. Trascripción textual de las entrevistas inmediatamente después de efectuarse, procediendo a su análisis constante. En este punto, destacamos fue preciso contratar durante los meses de junio, julio y septiembre de 2004 a la Br. María Alejandra Briceño, estudiante de Comunicación Social de la UCAB del 1er. Semestre para entonces, a fin de agilizar la etapa de procesamiento de los datos llevada a cabo por el equipo investigador. En total se alcanzaron 50 horas netas de entrevistas, es decir 3000 minutos, los cuales se incrementan notablemente al hacer la desgrabación y máxime por ser textual. c. Utilización de notas de campo, en las que se reflejan las observaciones hechas por las investigadoras que puedan facilitar el análisis de los datos. d. Utilización de memorandos de investigación, para llevar un control de la evolución de los análisis de los datos. Tal secuencia, permitió una utilización de los datos de acuerdo al interés del presente estudio, que como ya se ha señalado busca la comprensión de la vivencia de las/os Consejeras/os de Protección y del proceso de creación de este nuevo órgano de protección de derechos de los niños, niñas y adolescentes. La experiencia de éstos, sumada a la de otras personas directamente involucradas resulta vital para este estudio. Para cerrar este punto, destacamos además que la tabla precedente es clave para comprender las citas de los discursos que hacen posible el análisis cualitativo del capítulo de resultados, ya que éstas se construyen siguiendo la codificación aquí propuesta. Por ejemplo, la primera cita con la que arranca el análisis de la categoría Lo que somos es la 22 siguiente: “...en realidad nosotros estamos aquí porque nos duele la situación de los muchachos...” (5,14,67,403). ¿Cómo se interpreta la codificación con la ayuda de la tabla? Los números entre paréntesis se corresponden con las secuencias numéricas mostradas en las columnas de la tabla (leídas en sentido vertical descendente), el número 5 (primera columna) identifica la entidad donde se registró la cita, en este caso Zulia. El siguiente número, 14 (segunda columna), nos da cuenta del municipio concreto de dicha entidad, en el ejemplo se trata de Maracaibo. El número 67 (tercera columna) hace referencia a la persona entrevistada, una Consejera de Protección y finalmente el 403, permite constatar el número de la línea en que comienza la cita que se destaca en el análisis, conforme a la secuencia automática que hace el programa Atlasti ti de las entrevistas allí grabadas. De la manera explicada anteriormente, se deben leer cada una de las citas que aparecerán en el análisis cualitativo. 2.6.3 Materiales: Para el desarrollo de la presente investigación se utilizaron fundamentalmente cintas magnetofónicas, dos grabadores de audio portátiles, dos computadoras, libretas para anotaciones y lápices. Obviamente, los demás gastos de la investigación relativos a los viajes y sus respectivos viáticos, así como la contratación de la psicóloga al proyecto, también fueron sufragados por el CIJ de la UCAB. 2.6.4 Análisis y procesamiento de los datos: El análisis de los datos se realizó a través de la metodología de la Teoría Fundamentada de Strauss y Corbin (2002), la cual consiste de modo general, en la codificación de los datos, para su análisis profundo y categorización, estableciéndose relaciones entre categorías, lo que permite comprender a profundidad un fenómeno y de esta manera generar conceptos que fundamenten una teoría. En este sentido, una vez que se transcribieron las entrevistas, éstas fueron leídas y releídas por las investigadoras para poder identificar en ellas conceptos, categorías, relaciones, etc. y organizar la información de los datos, todo esto con la ayuda del programa de computación Atlas ti versión 4.1, especialmente diseñado para los análisis cualitativos de grandes cantidades de información textual. Esta idea, en palabras de Miles y Huberman 23 (1974 citado por Coffey y Atkinson, 2003: 33), no es otra cosa que “ entresacar y agrupar los segmentos relacionados con una pregunta en particular de investigación, hipótesis, constructo o tema” , haciendo posible la comprensión de las relaciones entre conceptos, generándose de esta manera una especie de micro teoría. Es así como para esta investigación se trabajó con tres tipos de codificación, las cuales sin duda alguna facilitaron el proceso de análisis de los datos y que en el capítulo de resultados se verán con total claridad. En un primer momento se trabajó con la codificación abierta, que en palabras de Strauss y Corbin es “el proceso analítico por medio del cual se identifican los conceptos y se descubren en los datos sus propiedades y dimensiones” (2002: 110), lo que da un primer panorama de los datos y hace posible avanzar hacia la codificación axial, en donde se relacionan las categorías, permitiendo enlazarlas de acuerdo a sus propiedades y dimensiones, que en palabras de Strauss y Corbin (2002), es un ejercicio que permite descubrir las relaciones conceptuales existentes en el propio discurso de los datos y que no parte de la imaginación del investigador, como pudiese pensarse. Finalmente, con la codificación selectiva se busca integrar la información obtenida en los procesos anteriores para conformar una teoría que permita, partiendo del discurso de los participantes, comprender el fenómeno estudiado. En concreto, al leer y releer las 73 entrevistas en profundidad de la presente investigación, identificamos 12 categorías o temas que se repetían a lo largo de los discursos y que de modo general fueron definidas de la siguiente manera: 1) Lo que somos: es una dimensión de todo aquello que se “es”, digamos se refiere a la personalidad del Consejo de Protección y abarca desde las características individuales de las/os Consejeras/os que lo conforman, hasta las características del grupo como un todo mayor a la suma de sus partes. Se trata de la gran categoría, que permite, desde su definición, integrar todas las demás categorías, que no son otra cosa que las partes que conforman el edificio llamado “Consejo de Protección”. En esta categoría resaltamos las fortalezas de las/os Consejeras/os y por ende del propio CPNA, incluso aquellas que no son visibles para las/os propias/os Consejeras/os, pero que si lo son para el resto de los integrantes del Sistema de Protección. Esta gran categoría nos habla del pasado, de lo que se conjuga en la humanidad de todos los que decidieron hacerse participes del acto de 24 creación de este nuevo órgano administrativo y que hace posible hablar de alguna manera de la “personalidad” de los Consejos de Protección. Esta gran categoría va a estar entonces conformada por las siguientes subcategorías: 2) Convocatoria: Referida a la manera en que se inicia la conformación de los Consejos de Protección, toca las distintas fases del proceso, el cómo se hizo para convocar y seleccionar a quienes hoy conforman los CPNA. Esta categoría nos habla así de cómo cada Consejera/o se enteró e interesó por concursar y formar parte de los creadores de este nuevo órgano para la defensa y protección de los derechos individuales de los niños, niñas y adolescentes. En resumen, en esta categoría encontramos reflejada la forma en que los primeros integrantes del Sistema y los responsables de la conformación de los CPNA asumieron este compromiso. 3) Intimidación: Esta categoría está estrechamente ligada a la de la Convocatoria, porque nos habla no solo de cómo los Consejos Municipales de Derechos y las Alcaldías tuvieron que ajustarse a una exigencia de la LOPNA, sino que evidencia la falta de preparación y programación de las diferentes instancias encargadas de organizar el concurso para Consejeras/os de Protección; situación que propició en varios municipios, fuesen los Fiscales y Jueces de Protección quienes instaran a los responsables, para que se crearan los Consejos de Protección respectivos. Sin esta presión ejercida, sin la amenaza de sancionar a los responsables, los concursos no se habrían dado. 4) Transparencia: Con esta categoría se califica la forma en cómo se llevaron a cabo los concursos para Consejeras/os, partiendo desde las características, medios y requisitos para la convocatoria, hasta las decisiones que se tomaron en los concursos para la selección de cada Consejera/o. Incluye desde la mayor pulcritud percibida por los participantes, hasta sospechas de una posible “trampa” o utilización de mecanismos subjetivos para la toma de decisiones y el cómo se resolvieron tales incidentes. Además, nos habla esta categoría de lo que define a los Consejos de Protección en su conformación, del origen en el sentido administrativo y de lo que es, ya no como resultado de la unión de sus individuos, si no de lo que es como creación de una instancia administrativa y social 25 que hizo posible la conjugación de todos los elementos que hoy podemos llamar “Consejos de Protección”. Esta categoría también refleja nuestra dinámica socio-política en los últimos años y el impacto que ha tenido o no en la selección de las/os Consejeras/os en los Foros Propios y en los Consejos Municipales de Derecho. 5) No hay: Se trata de una categoría muy compleja y que ha marcado el nacimiento y el desarrollo de los Consejos de Protección. Se expresa en una condición de “carencias generalizadas”, las cuales abarcan varias dimensiones. Una es la física, referida a los recursos de infraestructura y materiales mínimos para un funcionamiento adecuado y ajustado a las atribuciones de los Consejos de Protección y que en muchos casos no son suficientes. Otra de las dimensiones tiene que ver con el conocimiento respecto a la LOPNA y sus principios rectores, de quienes forman parte del Sistema de Protección y sin duda alguna, no solo se vinculan a éste para su creación, sino que también forman parte esencial de su proceso de desarrollo y consolidación. Tales serían los casos de los Consejos de Derechos, Alcaldía, Foro Propio, Tribunales, etc. Una tercera dimensión y muy vinculada a la anterior, tiene que ver con la participación social como un elemento esencial para lograr los espacios adecuados a favor de la garantía de derechos y que no solo corresponde a los órganos del Sistema de Protección y sus integrantes, sino que tiene que ver con la intervención de la ciudadanía en su cotidianidad y que va a delimitar espacios de acción y desarrollo importantísimos para la consolidación de los Consejos de Protección. Una última dimensión de los “no hay” se vincula con la gestión de los Consejos de Derechos y sus dificultades para consolidar un verdadero entramado de políticas para la infancia, con la consecuente debilidad que acarrea para el Sistema de Protección. En todos los niveles de competencia de los Consejos de Derechos esto es preocupante, destacando sobremanera el silencio del Consejo Nacional de Derechos y el vacío que genera para todos los integrantes del Sistema y en especial, para los Consejos de Protección, urgidos de una acción articulada a favor de los niños, niñas y adolescentes. 6) Improvisación: Esta categoría atraviesa el espectro general de lo que son los Consejos de Protección en su totalidad y está vinculada a los niveles o grados de planificación que permitieron su creación y en lo sucesivo, determinan buena parte de su permanencia y desarrollo. Esta categoría se verá en tres dimensiones esenciales, la inicial 26 vinculada a la creación y el nivel de planificación previsto en las diferentes instancias relacionadas con la conformación de los distintos CPNA. Una segunda dimensión referida al funcionamiento interno de dichos Consejos una vez creados, y que tiene que ver con la posibilidad de ser creativos “frente a una página en blanco”, en el tema de la organización de cada CPNA. Finalmente, una última dimensión referida a la forma de adecuación a las carencias que acompañan a los Consejos de Protección en su cotidianidad y a todo el Sistema de Protección en general. A fin de responder a una realidad demandante y urgente se han tenido que crear éstos órganos, en ocasiones, “de la nada” y otras veces “reajustar el deber ser”, para que por lo menos llegue a ser… aunque no como “debería”. 7) Juntos pero no revueltos: Esta categoría tiene que ver con la forma de vincularse los Consejos de Protección y los diferentes miembros del Sistema de Protección. Ello nos muestra el cómo se han asumido los diversos roles, los cuales en algunos casos parecen confundirse en un entramado de múltiples acciones y donde además, la tentación de evadir responsabilidades o usurpar funciones son circunstancias a combatir diariamente. El aspecto de fondo es el respeto por el trabajo de cada uno de los integrantes del Sistema y el que hace el propio Consejo de Protección, el cómo estas relaciones pueden constituirse en una verdadera acción sistémica a favor de niños y niñas o simplemente, desvirtuarse y derivar en un cúmulo de actos aislados y desorganizados, que desgastan los principios sobre los que fue construida la LOPNA. 8) Organización y administración: Esta categoría se refiere al modo en que cada Consejo de Protección estudiado, se ha organizado para trabajar en su municipio respectivo. Tenemos que, la ley solo establece unas líneas generales con las que cada CPNA construye su “dibujo particular”, de manera que todos utilizan el mismo guión general para arrancar (LOPNA), hasta que cada Consejo de Protección se moldea, así como cada artista desarrolla su propio estilo. Sin embargo y a pesar de ese margen de “creatividad” permitido, en las diferentes formas de organización aparece en forma notable un elemento común a todos los Consejos de Protección vistos, y que tiene que ver con la “judicialización” en la estructura del lenguaje empleado y el desarrollo de los diferentes procedimientos. Este elemento, aunque aparece en grados diferentes es una constante en todos los CPNA y de alguna manera está limitando su propia posibilidad de innovar, pues 27 ante lo “desconocido” parecen inclinarse por la herencia “conocida” del sistema judicial venezolano, lo cual se explica en parte por el perfil que poseen las/os Consejeras/os y sobre el cual profundizaremos en el capítulo de resultados (existe un porcentaje importante de abogadas/os). Tal situación podría ser objeto de fructíferos debates, dado el cuestionamiento que por lo general ha recaído sobre el sistema judicial, en cuanto a sus niveles de eficiencia. 9) La realidad de los derechos: Esta categoría apunta a cada uno de los contextos sociales, culturales, políticos y económicos en los que se desarrolla el trabajo de los Consejos de Protección. Nos dice de la distancia que existe entre el deber ser legal y la realidad de las personas, vislumbrando los ajustes necesarios para lograr una experiencia que permita afirmar que verdaderamente caminamos hacia una sociedad en la que se respeten “todos los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes”. Sin embargo, la realidad nos señala (a veces muy duramente) que no es posible “construir castillos” con solo deseos y artículos de una ley, hay obstáculos mucho más concretos como lo son la ignorancia y la resistencia de las personas y que justamente por ser sólidos, no pueden cambiarse fácilmente. No obstante, es un paso importante reconocer su existencia, para así ajustar y transformar algunos elementos, hasta progresivamente superarlos, a fin de fortalecernos como una sociedad equitativa y garantista de derechos. 10) Usuarios: A través de ésta se da una caracterización de aquellas personas que acuden cada día a los Consejos de Protección y de cómo son vistos, evaluados, sentidos y vividos por los/as propios/as Consejeros/as. Esta categoría habla de la demanda importante que ha habido hacia los Consejos de Protección, a la vez que nos muestra la inexistencia de políticas preventivas en el área de derechos humanos para la infancia y adolescencia. Hecho que en parte explica por qué las demandas de los usuarios hacia los CPNA en muchos casos, van más allá de sus posibilidades reales, desde el punto de vista de sus competencias administrativas e incluso, de sus capacidades en lo humano. Podemos agregar, que los usuarios han perfilado de alguna manera “lo que son” los Consejos de Protección (desde lo humano hasta lo organizativo) de una forma en la que casi nadie lo percibe ni se lo imagina. 28 11) Si se puede: Esta categoría destaca la vivencia real y tangible de logros importantes en el ejercicio de las funciones de los Consejos de Protección. Se trata de aspectos administrativos y judiciales que han revindicado el sentido y el valor de la existencia de dichos Consejos, aunque a veces algunos de sus integrantes no lo perciban así y duden de su contundencia. Consideramos relevante rescatar y enfatizar que resulta posible garantizar derechos y cumplir con los procedimientos administrativos y judiciales necesarios, a pesar de las carencias y dificultades existentes. Es decir, en varios CPNA han logrado demostrar tenían razón, cada vez que actúan para defender los principios que rigen la doctrina de la Protección Integral y en consecuencia, “si se pueden” ejercer acciones. 12) Se verá más adelante: En esta categoría agrupamos todas esas vivencias, aprendizajes en lo humano, satisfacciones personales de lo que ha significado desempeñar el rol de Consejeros/as de Protección, en la mirada de cada uno de sus integrantes. Encontramos en este sentido, desde la sonrisa de los niños y niñas atendidos hasta la posibilidad real de crear una organización de apoyo entre todos los CPNA que les permita, no solo compartir experiencias, sino crear espacios de participación y debates colectivos para impulsar transformaciones en la práctica y cotidianidad del Sistema de Protección. Es estar conscientes trabajan hoy, para transformaciones culturales que con mayor claridad se verán el día de mañana. Finalmente, durante toda la investigación pudimos recoger algunas impresiones de los participantes con relación a la utilidad de la investigación y sus recomendaciones para la misma, las cuales decidimos incluirlas en el cierre del análisis cualitativo como un elemento que nos habla de la necesidad de que la investigación en materia de derechos humanos de la infancia y adolescencia no se quede sólo como una actividad académica más, sino que pueda trascender las puertas universitarias y llegar al seno de las instancias que, basándose en la información recabada, puedan tomar decisiones más certeras y ajustadas a la realidad de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. 29 Los nombres con que se bautizaron las categorías, incluso respetan y reproducen al máximo posible, “la misma manera” en que eran mencionadas y enfatizadas las ideas por los entrevistados; cuyo análisis en profundidad y las relaciones que se dan entre las mismas, se expondrán con detalle en el respectivo capítulo de análisis de resultados. 2.7 CRITERIOS DE EVALUACIÓN Para la evaluación de esta investigación se utilizaron varios criterios señalados por Valles (1999), como lo son el de credibilidad, transferibilidad y dependibilidad. Para Valles (1999), el criterio de credibilidad está vinculado con la utilización de las técnicas propias de la investigación cualitativa como la observación participante, las entrevistas a profundidad, triangulación de los datos, etc. La transferibilidad consiste en la utilización del muestreo teórico de acuerdo a los principios enunciados con anterioridad y que se relacionan con la posibilidad de alcanzar una mayor profundidad en el análisis de las diferentes categorías encontradas en el análisis de los datos obtenidos (Strauss y Corbin, 2002). Finalmente, la dependibilidad consiste en la posibilidad de que los lectores de la investigación puedan acceder a toda la información de donde surgen los análisis hechos, para lo cual se incluyeron muestras de los diferentes textos utilizados y producidos en el análisis. 30 III. BASE TEÓRICA Y LEGAL DE LOS CONSEJOS DE PROTECCIÓN A prácticamente 5 años de vigencia de la LOPNA, mucho ha sido el trabajo realizado por diversas instituciones y organizaciones a favor de dar a conocer y divulgar los principios en que ésta se sustenta y la doctrina que desarrolla. De manera tal que, quienes se encuentren vinculados, interesados y/o trabajen con la materia de niños y adolescentes en diferentes niveles, se encuentran familiarizados con la “nomenclatura jurídica” que caracteriza y constituye a la LOPNA. No obstante, aún a riesgo de ser repetitivas consideramos necesario insistir en ciertas ideas básicas. Sabemos que la LOPNA se distancia de manera contundente de la legislación y doctrina de la Situación Irregular, que durante años imperó plenamente en el país. Desde su entrada en vigencia, se han hecho esfuerzos importantes porque la Doctrina de la Protección Integral “cobre vida” en todo momento y en todos los espacios relacionados con nuestros niños, niñas y adolescentes, ya sea en sus propias familias, comunidades, colegios y con énfasis especial, en las instituciones que componen los dos grandes Sistemas que estructuran la ley, los cuales fueron definidos para conceder tratamiento diferente en los casos donde los niños, niñas y adolescentes son víctimas de la violación de sus derechos versus los casos, donde los adolescentes victimarios lesionan derechos a los demás. Así tenemos respectivamente, el Sistema de Protección, cuya definición, objetivos, funcionamiento, medios e integrantes se encuentran claramente expuestos en el Capítulo I del Título III artículos 117 al 119 de la LOPNA y el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente, cuya definición e integrantes las encontramos en el Capítulo I del Título V, artículos 526 y 527. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en su Título III: De los Derechos Humanos y Garantías, y de los Deberes, Capítulo V De los Derechos sociales y de las Familias, artículos 75, 76, 77 y especialmente el 78, resume y expresa los principios y doctrina que desarrolla la LOPNA en la materia de niños, niñas y adolescentes y la corresponsabilidad que familia, Estado y sociedad tienen de garantizarles el pleno disfrute de sus derechos. Es conocido que cronológicamente la LOPNA se promulgó primero que la CRBV y que ésta se puso luego en sintonía con los compromisos adoptados por Venezuela como estado-parte firmante de la Convención Sobre los Derechos del Niño 31 (aprobada en Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989 y ratificada en nuestro país en 1990, Gaceta Oficial N° 34.541). Con la trascripción del artículo 78 de la CRBV, podemos destacar algunos principios y premisas fundamentales de la LOPNA que a lo largo de su articulado se desarrollan en detalle. “Artículo 78. Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los contenidos de esta Constitución, la Convención Sobre los Derechos del Niño y demás tratados internacionales que en esta materia haya suscrito y ratificado la República. El Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les conciernan. El Estado promoverá su incorporación progresiva a la ciudadanía activa y creará un sistema rector nacional para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes”. (Destacado nuestro). De manera tal, que además de lo enfatizado previamente, solo haría falta darle visibilidad al principio de igualdad y no discriminación así como al de gratuidad, los cuales complementan las proposiciones centrales de las que parte la LOPNA 1 , además de tener también rango constitucional. Tales principios son especies de “columnas” en las que se sostiene la ley y obviamente, sus sistemas y distintos integrantes. Así, estudiar la importancia de los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (CPNA), como novedosos órganos administrativos, pasa por comprender e identificar en sus actuaciones estas premisas básicas. La construcción del Sistema de Protección en la LOPNA obedeció a 5 criterios fundamentales: integralidad, eficacia, participación/articulación, descentralización y redistribución de las funciones judiciales (Morais, 2000: 67). Integralidad, visto que, la máxima de “todos los derechos para todos los niños” comprende tanto los individuales y más concretos, como los colectivos y difusos que son más abstractos, a la vez que no tiene sentido una protección jurídica sin estar acompañada de una protección social, expresada fundamentalmente en políticas públicas destinadas a 1 El libro de Introducción a la LOPNA, publicado por la UCAB en el 2000, contiene artículos para quienes deseen profundizar en el tema de los Principios de la Doctrina de la Protección Integral y el cómo y porqué se hizo esta ley. 32 garantizar derechos de forma prioritaria. Eficacia, porque sin vías expeditas y efectivas para garantizar derechos la ley no es más que una declaración de “buenas intenciones” y para minimizar esto se requiere de actores, órganos, estrategias, procedimientos, sanciones y mecanismos para proveer recursos. Articulación, porque la corresponsabilidad exige estructuras administrativas y judiciales coherentes articuladas a entidades gubernamentales y no gubernamentales. Descentralización, ya que solo transfiriendo poder, autoridad y recursos a los municipios se atenderán de verdad los problemas de la infancia y Redefinición de funciones judiciales, para descargar al antiguo “Juez de Menores” del poder omnímodo que le permitía intervenir y decidir todas las situaciones en que se vieran involucrados niños, niñas y adolescentes, y reservar ahora la competencia judicial a estrictos conflictos jurídicos civiles, patrimoniales, etc. (Morais, 2000: 67-68). En este sentido, cuando se decidió “desjudicializar” ciertas materias o asuntos que se llevaban en tribunales, a fin de ajustar el radio de acción e influencia de los “Jueces de Menores” (paradigma Tutelar) a una dimensión más acorde y ajustada al paradigma de la Protección Integral, resultaba imperioso crear nuevos organismos que asumieran estas tareas quitadas a los nuevos Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente. De hecho, el artículo 119 de la LOPNA asume el reto, al disponer que los integrantes del Sistema de Protección del Niño y del Adolescente son: a) órganos administrativos: Consejos Nacional, Estadal y Municipal de Derechos del Niño y del Adolescente y los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente; b) órganos jurisdiccionales: Tribunales de Protección y Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia (en la actualidad sabemos se trata de la de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia); c) Ministerio Público; d) Entidades de Atención y e) Defensorías del Niño y del Adolescente. Así las cosas, los Consejos de Protección fueron concebidos y diseñados como esos órganos administrativos especiales para la defensa de derechos individualmente considerados y la atención de aquellos asuntos “más sociales” que “jurídicos” que eran competencia de los tribunales con anterioridad. La idea central a destacar con los CPNA es que a través de ellos se reduce la intervención del Juez en los conflictos de la infancia, compartiendo o transfiriendo esa función a las comunidades (Morais, 2000: 83), decisión que contribuye a materializar el 33 principio de la Corresponsabilidad. En efecto, como dice el artículo 12 de la LOPNA, los derechos y garantías de los niños y adolescentes son de orden público, intransigibles, irrenunciables, interdependientes entre sí e indivisibles. Razón por la cual, nos interesan y competen a todos los ciudadanos. 3.1 DEFINICIÓN. SELECCIÓN DE SUS MIEMBROS. RELACIÓN DE TRABAJO CON LAS ALCALDÍAS. El Capítulo V del Título III de la ley se encuentra dedicado exclusivamente a los Consejos de Protección. Arrancando con el artículo 158 que establece: Los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente son los órganos administrativos que, en cada municipio y por mandato de la sociedad, se encargan de asegurar la protección, en caso de amenaza o violación de los derechos y garantías de uno o varios niños o adolescentes, individualmente considerados. Estos consejos son permanentes y tienen autonomía funcional, en los términos de esta Ley. Para entender la función encomendada a los Consejeros de Protección de “asegurar la protección de derechos y garantías”, resulta pertinente hacer un breve paréntesis y volver a la noción básica de garantías, las cuales según Ferrajoli (2002: 25) son todas aquellas técnicas previstas por el ordenamiento jurídico para reducir la distancia entre normatividad y efectividad, a fin de posibilitar la máxima eficacia de los derechos fundamentales en coherencia con su estipulación constitucional. En este sentido, las garantías pueden ser liberales, para anular o invalidar actos prohibidos que violan los derechos de libertad y sociales, para ejercer coerción o sanciones contra la omisión de medidas obligatorias que satisfagan los derechos sociales. La reunión de éstas categorías constituye a su vez una más amplia y básica las llamadas garantías primarias (conjunto de obligaciones y prohibiciones) y las secundarias, que existen para reparar o sancionar las lesiones de derechos, es decir, las violaciones a las garantías primarias. De manera que, parafraseando a Ferrajoli esos derechos humanos o fundamentales reconocidos a todos los niños, niñas y adolescentes equivalen a vínculos de sustancia y no de forma, que condicionan la validez sustancial de las normas producidas y expresan a la vez, los fines a que está orientado el moderno Estado Constitucional de Derechos, el cual por definición debe ser garantista (2002: 22). 34 Así las cosas, los/as Consejeros/as son los “guardianes” encargados en cada comunidad, de resguardar los derechos de los niños, niñas y adolescentes en estricto cumplimiento de sus competencias, remitiendo y trabajando articuladamente con las instituciones necesarias, en los casos que así lo ameriten (Ministerio Público, Tribunales de Protección, Entidades de atención, etc.) para activar todas las garantías existentes. Los Consejos de Protección, en concreto, dictan obligaciones y prohibiciones de estricto cumplimiento tanto al Estado, a las familias, a la comunidad, incluso a los mismos niños y adolescentes, para resguardar y garantizar los derechos de éstos. La ley incluso prevé sancionar con prisión de 6 meses a dos años, a quien desacate la autoridad de un Consejero de Protección (270 LOPNA), lo que da cuenta de la importancia otorgada por la ley a estas funciones. Por otro lado, tal y como se estipula en el artículo 163 de la LOPNA la selección de los Consejeros implica que la sociedad escogerá, en foro propio, a quienes postulará ante el Consejo Municipal de Derechos (CMD). Los candidatos o aspirantes presentarán un concurso cuya convocatoria y condiciones establecerá dicho Consejo de Derechos mediante resolución. Serán designados los que obtengan mayor calificación y al momento de efectuarse la selección de los miembros principales del respectivo Consejo de Protección, también debe realizarse la de sus respectivos suplentes, entre los siguientes candidatos con mayor calificación. Esta metodología tan particular de ingreso al cargo, le reviste de ciertas características que más adelante profundizaremos, pues el valor de fondo que quiere preservarse en estos espacios es la “autonomía” en sus decisiones. En cuanto a los requisitos mínimos exigidos para postularse a Consejero de Protección, tenemos según el artículo 164 LOPNA los siguientes: a) reconocida idoneidad moral; b) edad superior a veintiún (21) años; c) residir o trabajar en el respectivo municipio por más de un (1) año; d) título de bachiller o de técnico medio, como mínimo; e) formación profesional relacionada con niños y adolescentes o, en su defecto, experiencia previa en áreas de protección de los derechos de niños y adolescentes o en áreas afines, comprobada por certificación emitida por el ente en el cual haya prestado sus servicios; f) aprobación previa de un examen de suficiencia en el conocimiento del contenido de esta Ley, presentado ante el respectivo Consejo Municipal de Derechos. 35 En este sentido, el Consejo Nacional de Derechos dictó el 11 de enero de 2002 unos Lineamientos para la selección de los miembros de los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente, en donde se repiten en su artículo 2 los requisitos dichos anteriormente, con la salvedad de un parágrafo único que reza: El Consejo Municipal de Derechos podrá establecer otras condiciones para adecuar el perfil de los miembros del Consejo de Protección del Niño y del Adolescente a la realidad local, el cual apunta al trabajo permanente de adecuación legislativa que debe hacerse en las distintas regiones. Por disposición de la ley, artículo 161, se considera que cada municipio como mínimo debe tener 3 Consejeros (más sus suplentes), pero ello no obsta a que si hace falta incrementar la cantidad por las necesidades del municipio (en cuanto a densidad poblacional, problemática social existente, etc.), esto no pueda hacerse. En cualquier circunstancia, las decisiones de los casos se tomarán por mayoría simple y cuando sea necesario dictar las medidas de protección de carácter inmediato (296 de la LOPNA), esto lo hará el Consejero de Protección que se encuentre de guardia. En razón de que, una amenaza o violación de derechos puede ocurrir cualquier día y a cualquier hora, se contempló en el diseño de este órgano administrativo, que funcionara todos los días del año para así no negar la protección debida que se merecen los niños y adolescentes. En la ordenanza municipal que dictará toda Alcaldía al crear se respectivo Consejo de Protección, se establecerá lo relativo a local, día y horario de trabajo, remuneración, sistema de guardias, etc. (artículo 166). Como consta además, en el artículo 159 de la LOPNA, los miembros de los Consejos de Protección ejercen función pública, forman parte de la estructura administrativa y presupuestaria de la respectiva Alcaldía, pero no están subordinados al Alcalde en sus decisiones. Así, todo Consejero de Protección como cualquier otro funcionario público, debe cumplir con lo propuesto en el 148 de la CRBV donde se establece que “nadie podrá desempeñar a la vez más de un destino público remunerado...” y por ese motivo, en el 165 de la LOPNA se enfatiza que su dedicación al cargo es exclusiva. Ahora bien, ello supone que las respectivas Alcaldías harán las previsiones presupuestarias necesarias para el funcionamiento de los Consejos de Protección y es su deber, brindar estabilidad laboral y condiciones de trabajo óptimas a la labor que éstos desempeñan. 36 Vinculado a este tema de la relación de trabajo dentro de la Alcaldía, queremos insistir y retomar una idea plasmada en la última línea del artículo 158, comentado con anterioridad y que tiene que ver con la “autonomía funcional de los Consejos de Protección en los términos de esta ley”, así como con lo expuesto en el párrafo supra de “no estar subordinados al Alcalde en sus decisiones”, visto que, tales circunstancias han tenido en la práctica diversas interpretaciones y han sido objeto de observaciones y discusiones por parte de especialistas en el área de Derecho Administrativo, así como de los/as propios/as Consejeros/as de Protección y del personal de la Alcaldía. Las interpretaciones de la “autonomía funcional” han tergiversado incluso el espíritu de la ley, dada la variedad de criterios usados en cada lugar y la oportunidad que ha representado para distraerse del tema central, el cual no es otro que la defensa de los derechos de los niños y niñas, más allá de las relaciones entre Alcaldes y Consejeros/as de Protección. Partiendo de la literatura en la materia, una de las definiciones dadas de “autonomía funcional” apunta a que esta se refiere a cierto tipo de autonomía administrativa, consecuencia directa de la descentralización de servicios, en la que ciertos establecimientos públicos pueden auto-organizarse y orientar el cumplimiento de las funciones que les han entregado, es como poner en manos expertas o interesadas el cumplimiento de cierta actividad gubernamental (Vidal Perdomo citado por Suárez, 2002: 109). En el caso venezolano, han poseído tal “autonomía funcional” los órganos que en virtud de disposiciones constitucionales (aún sin éstas en otros casos), no encuadran en la clásica separación orgánica de poderes porque no pueden ubicarse en sentido tradicional y en consecuencia, pueden actuar en el ejercicio de sus funciones sin ninguna dependencia jerárquica, tutelar, etc. de los órganos del poder público (Brewer-Carias citado por Suárez, 2002: 109-110). Con tales argumentos y siendo rigurosas en el uso de los conceptos, lo explicado hasta ahora de los Consejos de Protección no calza con esta definición, pues el solo hecho de formar parte de la estructura administrativa y presupuestaria de la Alcaldía, habla de la influencia y dependencia en muchos niveles que tienen los Consejos respecto a las Alcaldías. Incluso, en palabras del Dr. Suárez, autonomía funcional como tal la tiene claramente el Consejo Nacional de Derechos, el cual incluso tiene personalidad jurídica propia. Mientras que los Consejos de Protección están sometidos inevitablemente a 37 controles derivados de la relación jerárquica en esa entidad municipal, excepto en la adopción de las decisiones, y así lo que tendrían es una autonomía funcional sui generis (2002: 135). Tal discrepancia en la interpretación del concepto es pertinente acotarla, dado que en la práctica ha perturbado la fluida relación que debe existir entre las Alcaldías y sus Consejos de Protección respectivos y ello lo notaremos especialmente, en el capítulo de discusión de resultados. Suárez va más allá e incluso sostiene, si el legislador lo que quería era que las decisiones de los Consejos no estuviesen determinadas por los Alcaldes, habría bastado prever que sus actos no podían ser impugnados por recursos administrativos jerárquicos (2002: 134). De hecho, son funcionarios públicos con un régimen especial en lo que se refiere a su selección (ya vista) y su retiro (por ver), que los distingue de los demás funcionarios municipales de una Alcaldía cualquiera, porque en estos aspectos no se rigen por la normativa funcionarial ordinaria ni la Ley del Estatuto de la Función Pública (Suárez, 2003: 272). En ambos supuestos se requiere la intervención del Consejo Municipal de Derechos respectivo y la sociedad por su lado, participa claramente en la selección al proponer a sus candidatos a concurso. Con ánimo de resumen y dejando abierto el debate enfatizamos que según Cornieles (2004: 243), el régimen funcionarial especial de los/as Consejeros/as de Protección se distingue del general aplicable al resto de los funcionarios públicos de la Alcaldía en estos aspectos: el proceso de selección e ingreso, la autonomía para tomar decisiones en el ejercicio de sus funciones, su dedicación exclusiva y el egreso de la administración pública municipal. Todo esto preservando un norte, que actúen ajustados a la ley en la defensa de los derechos de los niños y adolescentes, con base en sus criterios y conciencia, SIN inherencias arbitrarias e indebidas de funcionarios de alto nivel de las alcaldías y ello incluye, obviamente, a los Alcaldes o Alcaldesas. Sin embargo, la “autonomía en las decisiones”, enmarcada en un espacio de “hacer político” como lo es una Alcaldía, no ha sido una tarea sencilla sino un punto de reflexión y debate entre los distintos actores del Sistema de Protección. 38 3.2 ATRIBUCIONES DE LOS CONSEJOS DE PROTECCIÓN Conforme lo expresa la LOPNA en su artículo 160, corresponde a los Consejos de Protección en el ejercicio de sus funciones hacer lo siguiente: Artículo 160: a) dictar las medidas de protección; b) promover la ejecución de sus decisiones pudiendo para ello requerir servicios públicos o la inclusión del niño o adolescente y su familia en uno o varios programas; c) interponer las acciones correspondientes ante el órgano judicial competente en caso de incumplimiento de sus decisiones; d) denunciar ante el Ministerio Público cuando conozca o reciba denuncias de situaciones que configuren infracciones de carácter administrativo, penal o civil contra niños y adolescentes; e) instar a las partes involucradas a conciliar cuando se ventilen situaciones de carácter disponible y, en caso de que la conciliación no sea posible, aplicar la medida de protección correspondiente; f) autorizar el traslado de niños y adolescentes dentro y fuera del territorio nacional, cuando dicho traslado se realice sin compañía de sus padres, representantes o responsables o cuando haya desacuerdo entre estos últimos, en cuyo caso decidirá el juez; g) autorizar a los adolescentes para trabajar y llevar el registro de adolescentes trabajadores; h) solicitar ante los funcionarios del Registro del Estado Civil o la autoridad de identificación competente, la extensión o expedición de partidas de nacimiento, defunción o documentos de identidad de niños y adolescentes, que así lo requieran; i) solicitar la declaratoria de privación de la patria potestad; j) solicitar la fijación de la obligación alimentaria; k) llevar un registro de control y referencia de los niños, adolescentes o sus familias a quienes se les haya aplicado medidas de protección. La principal herramienta de trabajo con la que cuentan los Consejos de Protección son las llamadas medidas de protección, cuya definición y tipos los establece la LOPNA en sus artículos 125 y 126. La trascendencia de éstas medidas radica en que poseen el carácter de actos administrativos y en consecuencia, son manifestaciones de voluntad de carácter sublegal realizadas por la administración pública, en este caso a nivel local o municipal. Es decir, los/as Consejeros/as como funcionarios/as públicos/as están investidos/as de la autoridad para dictar todas las medidas de protección que existen en la ley, excepto la colocación familiar o en entidad de atención y la adopción, las cuales están reservadas a la función jurisdiccional en los Tribunales de Protección, vistas las consecuencias jurídicas que acarrean. En las disposiciones transitorias de la ley está contemplado que aquellos 39 municipios en donde no se hayan constituido los Consejos de Protección, el Juez de Protección correspondiente tendrá la capacidad de dictar dichas medidas. Los actos administrativos que producen los Consejos de Protección deben resguardar los elementos de fondo y forma que definen a éstos como tales, según la literatura básica de Derecho Administrativo. Un elemento de fondo que es crucial destacar, tiene que ver con la competencia para dictar dichos actos, visto que, en el campo del Derecho Público hay que ser cuidadosos y fijar con claridad los límites en que se moverán sus actuaciones, para no invadir otros “poderes” ni evadir responsabilidades, lo cual se consigue con manifestaciones de texto expreso en la ley. Del mismo modo, la causa o motivo para dictar el acto y el objeto o finalidad que se persigue, cuentan mucho en la labor cotidiana de un/a Consejero/a de Protección. Fijar estos parámetros es lo que permite apreciar y evaluar posteriormente, cuando los funcionarios se extralimitan o no en sus funciones. Si seguimos profundizando en las atribuciones del artículo 160, promover la ejecución de sus medidas, tiene que ver como lo expresa Morais (2000: 87) con el carácter de órgano deliberativo de los Consejos de Protección. Tener claro este aspecto es fundamental porque el deber de los Consejeros no es ejecutar una acción, sino tomar decisiones que redunden en la restitución de derechos a niños y niñas en los casos que se les presenten. En este sentido, los encargados de ejecutar lo decidido, de acatar las órdenes, son los padres, representantes, responsables, vecinos, maestros, incluso niños, niñas y adolescentes, etc. que sean remitidos o referidos a los programas o entidades correspondientes y así, los/as Consejeros/as en su rol de “guardianes” deben estar atentos a que se ejecuten sus decisiones en el Estado, la familia o la sociedad, a fin de que las garantías cobren significado real. Como complemento a esta idea, recordemos que el artículo 304 de la LOPNA establece “en todo lo no previsto aquí en cuanto a procedimientos administrativos, se aplicará supletoriamente lo dispuesto en la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA)”. De manera que, los principios generales de ejecutividad y ejecutoriedad propios de los actos administrativos, se aplican por igual a las medidas dictadas por los Consejeros de Protección. Ya que se puede prescindir del proceso de cognición que declare el derecho que tiene la “administración” para actuar, lo cual es 40 necesario en las relaciones jurídico-ordinarias y per sé, un acto administrativo es ejecutable una vez que es dictado y de ser necesario, en un segundo nivel se contempla la posibilidad de ejecución forzosa por parte de la “administración” de sus actos. Así, los Consejos de Protección cuentan con todo el respaldo legal para promover la ejecución de sus decisiones y queda de parte de los interesados y/o afectados, en caso de no estar de acuerdo, ejercer el recurso correspondiente. En el título III de la ley, capítulo XI (Procedimientos Administrativos), sección tercera, artículos 305 al 307, se expone en detalle lo relativo al Recurso de Reconsideración que puede ejercerse en los casos respectivos, el cual una vez resuelto declara agotada la vía administrativa. El diseño de la ley establece que el Procedimiento Judicial de Protección (artículo 318) corresponde a los asuntos previstos en los parágrafos tercero y quinto del artículo 177 de la ley, los cuales establecen es competencia de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección atender asuntos provenientes de los Consejos de Protección y de los Consejos de Derecho. En el contexto de la investigación que nos ocupa, interesan los temas de los desacatos a las medidas de protección impuestas, la disconformidad con las mismas y la abstención de los Consejos de Protección. De manera que, una vez se agote la vía administrativa ejerciendo el Recurso de Reconsideración, lo que queda es la acción judicial con el Procedimiento Judicial de Protección del que venimos hablando. Sobre el particular, se ha suscitado una polémica doctrinaria interesante que consideramos pertinente mencionar (aún sin ser especialistas), relativa a que la LOPNA no aclara si la solicitud que se hace (en la disconformidad o el desacato) es para revisar la situación de hecho y que el Juez dicte una “nueva medida” (lo que resulta de la lectura de los artículos) o si es para solicitar la revisión del acto administrativo en sí, saber si está ajustado a derecho como lo haría un Juez Contencioso-Administrativo o son AMBAS opciones (Suárez, 2003: 280-281). ¿Qué inconveniente tiene esta indefinición?, al dar la LOPNA la “posibilidad” de un Juicio en estos casos, pareciera la decisión administrativa pasa entonces a un segundo plano y el Juez vuelve a tener “plenos poderes” de decidir en materias que se habían desjudicializado. Tal asunto, en consecuencia, debe ser objeto de debate y resoluciones en los espacios indicados y con las personas idóneas. De las atribuciones de los literales d y e del 160 no hay mucho que explicar, se entienden por si solas, ya que denunciar al Ministerio Público cuando se reciban 41 casos/denuncias que impliquen infracciones administrativas, penales o civiles a niños y adolescentes, es su deber hacerlo como funcionarios, así como, instar a las partes a conciliar en materias disponibles, de alguna manera forma parte del espíritu de la ley que cree y promueve las soluciones alternativas a los conflictos en su articulado. De las autorizaciones para trasladar niños y adolescentes dentro y fuera del territorio nacional (LOPNA, artículo 160, literal f), podemos destacar existen varias autoridades y órganos competentes además de los Consejos de Protección. En los casos de autorizaciones para viajar dentro del país son competentes: CPNA, Jefaturas Civiles o Prefecturas, Notarías Públicas y Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente. Para viajar fuera, serían los mismos excepto las Jefaturas Civiles ni las Prefecturas (Montero, 2002: 381382). Las autorizaciones para viajar son unas garantías que se encuentran contenidas en los artículos 391 y 392 de la LOPNA a fin de: evitar las separaciones arbitrarias de los niños, niñas y adolescentes de sus padres; garantizar el contacto de éstos con sus padres; restringir y limitar el derecho a tránsito; así como, proteger a los niños, niñas y adolescentes contra traslados ilícitos (ídem: 385 - 386). Cuando hubiere desacuerdo o negativa para otorgar el permiso de viaje, entre las personas a quienes corresponda otorgar el consentimiento, el Tribunal de Protección es el órgano jurisdiccional competente para resolverlo (ídem, 394). La atribución de dar las autorizaciones para trabajar y llevar un registro, tiene que ver con el Título II, capítulo III de la ley que se dedica por completo a la protección en materia de trabajo. El artículo 96, parágrafo tercero, establece que el Consejo de Protección en circunstancias especiales (razonadas) podrá autorizar a trabajar adolescentes por debajo de la edad mínima estipulada que es de 14 años y en su rol de “guardián” velará porque esta actividad no menoscabe su derecho a la educación ni sea peligrosa para su salud o desarrollo integral. El artículo 97 dice que los niños trabajadores serán amparados con medidas de protección y el 98, que todos los adolescentes trabajadores deberán inscribirse en un registro que llevará el Consejo de Protección, cuyos datos deben ser enviados mensualmente al Ministro del ramo, a efectos de inspección y supervisión del trabajo, como forma de garantizarles protección al respecto. El tema de la identificación, con la consecuente extensión o expedición de partidas de nacimiento, de documentos de identidad, etc. se justifica porque el problema de la identificación de niños y niñas en nuestro país es un hecho público y notorio de la mayor 42 gravedad. Si entendemos que la naturaleza de los derechos humanos de los niños y niñas es indivisible e interdependiente entre sí como reza en la ley, no resulta para nada complejo comprender el radio de acción negativa que tiene implícita la amenaza o violación del derecho a la identidad. Razón por la cual, a lo largo de la ley se abordan distintos mecanismos para garantizarlo y sanciones para quienes lo conculquen. La autoridad de los Consejeros de Protección da para esto, así como incluso ir más allá y solicitar la declaratoria de privación de la patria potestad en los casos que lo ameriten por la gravedad, reiteración, arbitrariedad y habitualidad de los hechos, que se encuentran contemplados en el 352 de la LOPNA. A la vez que, pueden solicitar la fijación de la obligación alimentaria. 3.3 PERDIDA DE CONDICIÓN DE MIEMBRO Tal y como lo expresa el artículo 168 de la LOPNA La condición de miembro del Consejo de Protección se pierde: a) por incumplimiento reiterado de sus funciones; b) cuando fuere condenado penalmente, mediante sentencia definitivamente firme; c) cuando haya sido sancionado por infracción cometida contra los derechos y garantías consagrados en esta Ley; d) cuando la autoridad judicial haya resuelto, en el curso de un mismo año, dos o más casos en los cuales el respectivo Consejo de Protección se abstuvo injustificadamente de decidir, sin haber declarado su incompetencia. La pérdida de la condición de miembro se produce mediante acto del Alcalde, previa evaluación y decisión del respectivo Consejo Municipal de Derechos e inhabilita para ejercer nuevamente la función de Consejero. Lo primero que puede destacarse de las causales transcritas es que, constituyen una lista “cerrada” de motivos por los que una persona que pasó por un completo proceso de selección deja de ser Consejero/a de Protección y ello se explica, por el ánimo de la ley en fortalecerles su autonomía y lo segundo, es que visto su régimen funcionarial especial, no pierden sus estatus de funcionario público como el resto de los miembros de la Alcaldía. Como comenta Cornieles (2004: 248) “en la medida en que se les asegura estabilidad absoluta en sus cargos, imposibilitando las destituciones o retiros discrecionales y arbitrarios, se les confiere más independencia para conocer y decidir los casos, para que sus decisiones sean tomadas con imparcialidad, objetividad y en estricto apego al ordenamiento jurídico” (destacado nuestro). 43 Además agrega Cornieles (2004: 250), la intervención del Consejo Municipal de Derechos como órgano autónomo de los demás órganos del Poder Público a nivel municipal, también es muy importante porque neutraliza cualquier decisión unilateral que quisiera tomar el Alcalde de un municipio o viceversa. Una vez substanciado el procedimiento disciplinario la Alcaldía remite el expediente administrativo al Consejo Municipal de Derechos, éste revisa por su parte y se pronuncia, así las cosas, para que proceda la destitución ambos deben coincidir en la decisión, si el Alcalde o el Consejo de Derecho no estuvieren de acuerdo con la destitución, la persona permanece en el cargo (destacado nuestro). Con base en la CRBV, podríamos agregar que los Consejeros de Protección como funcionarios públicos están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna y su nombramiento y remoción no podrán estar determinados por la afiliación u orientación política (artículo 145). Por otro lado y para ir cerrando el punto, comentamos que recientemente el Consejo Nacional de Derechos dictó unos Lineamientos para el Funcionamiento de los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (G.O. N° 38.072 del 24 de Noviembre de 2004), donde se establece en el artículo 64 los tipos de faltas en que pueden incurrir los Consejeros de Protección (absolutas, temporales o accidentales). Las absolutas, tienen que ver con: muerte del Consejero, renuncia expresa del cargo, renuncia tácita (inasistencia durante 3 días consecutivos en el lapso de un mes, sin haber obtenido licencia), así como, pérdida de condición de miembro por acto administrativo del Alcalde, previa evaluación del expediente y decisión del Consejo Municipal de Derechos. Las faltas temporales son por licencia concedida y vacaciones legales y las faltas accidentales, por inhibición o recusación declarada con lugar. Agregándose en el artículo 65 de dichos lineamientos que, cuando el Consejo Municipal de Derechos presuma el CPNA viola derechos, denunciará de manera inmediata ante el Alcalde respectivo, a fin de que este ordene a la Unidad de Recursos Humanos las investigaciones respectivas contra el CPNA o el Consejero que presuntamente viola derechos de niños, niñas y adolescentes. 44 Vinculado a este tema de perder la condición de ser miembro, la LOPNA también es muy clara al establecer en su artículo 167 las condiciones o circunstancias que generan incompatibilidad durante el proceso de selección de Consejeros/as: Artículo 167.-Incompatibilidades. No pueden ser electos en el mismo Consejo de Protección las personas que, para el momento de producirse la selección, sean marido y mujer o tengan entre sí parentesco por consanguinidad hasta cuarto grado, o por afinidad hasta segundo grado. 3.4 PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS ANTE LOS CPNA Al ser los Consejos de Protección uno de los tipos de órganos administrativos contemplados en el Sistema de Protección de la LOPNA, evidentemente por esta condición tienen todo un protocolo que seguir en cuanto a sus procedimientos de rutina, los cuales se inspiran en determinados principios procesales. El artículo 49 de la Constitución, habla del debido proceso que se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas, el cual por ende tiene que estar presente en las actividades cotidianas y actos que emanan de los Consejeros como autoridades investidas de tal atribución. En este sentido, la LOPNA en concordancia con la CRBV expresa en su artículo 284 lo siguiente: Artículo 284. Naturaleza y Principios. Los procedimientos a que se refiere este capítulo se realizan en sede administrativa ante el órgano competente en cada caso. Sin que implique el desconocimiento de otros derechos garantizados en esta Ley, estos procedimientos se fundan en los siguientes principios: a) Defensa del Interés superior del niño; b) Celeridad; c) Confidencialidad; d) Imparcialidad; e) Igualdad de las partes; f) Garantía al derecho de defensa; g) Garantía al derecho a ser oído; h) Gratuidad. De manera que cualquier procedimiento que vulnere u omita estos principios se encuentra viciado de inconstitucionalidad. La LOPNA desarrolla además en las secciones 45 primera, segunda y tercera del capítulo XI del Título III, una serie de artículos (284 al 307) donde se establecen las disposiciones generales del procedimiento administrativo en sí y los recursos que pueden ejercerse en estos casos, más allá del debate teórico que sobre este último punto ya se ha hecho referencia. Tomando en cuenta que la LOPNA permite se desempeñen como Consejeros de Protección, personas que no tengan nociones en Derecho, estas ideas básicas se constituyen en el mínimo que cualquier aspirante que haya sido seleccionado para desempeñar esta función, tiene que manejar. Con base en lo expuesto por Hernández-Mendible (2002: 165-173), respecto a las fases del procedimiento administrativo que deben seguir los Consejeros de Protección cuando dictan medidas de protección, dada la amenaza o violación de derechos a niños, niñas y adolescentes individualmente considerados (artículo 294 LOPNA), podríamos destacar las siguientes: 1) Iniciación: Ocurre en dos supuestos, el primero es a instancia de parte, cuando se recibe una denuncia, opiniones, alegatos que en forma oral o escrita presenten los interesados (padres, representantes, niños, niñas o adolescentes, etc.). La autoridad administrativa (Consejero/a) levantará un acta con la exposición de los hechos y el interesado deberá suscribirla. Conforme al 287 de la LOPNA debe llevar fecha, hora y lugar de la presentación, identificación de quien denuncia, resumen de lo expuesto en caso de presentación oral. Luego, se abre un expediente donde se incorporarán documentos y pruebas (288 LOPNA). El segundo supuesto es de oficio, si la autoridad administrativa tiene conocimiento de la situación, sin necesidad del impulso procesal de los interesados, ordena la apertura y tramitación del oficio (291 LOPNA). Cualquier persona o Defensoría pueden denunciar en un CPNA. 2) Sustanciación: Aquí habría que contemplar la posibilidad de dictarse las Medidas Provisionales de Carácter Inmediato (296 LOPNA), donde en las 24 horas siguientes a conocer la situación podrán constatarse los hechos (se dictarían inaudita parte si la gravedad del caso lo amerita por el Interés Superior del Niño, etc.). Iniciado el procedimiento se notifica y emplaza a los interesados y en 5 días hábiles podrán alegar sus razones y exponer sus 46 pruebas. Siguiendo lo dispuesto en el 298 ejusdem, aunque la persona desistiere del proceso este no se detiene. Luego de dictadas las “medidas provisionales inmediatas” se escucha a los interesados y se pueden ratificar, revocar o modificar. Los niños, niñas y adolescentes siempre tienen el derecho a intervenir y que sean escuchadas sus opiniones. En función de la remisión a la LOPA, los medios de pruebas (que no están dichos en la LOPNA) serán los del Código Civil, Código Procedimiento Civil, Código Orgánico Procesal Penal. Lo más determinante es que la tramitación y resolución del asunto no podrá exceder 15 días hábiles. 3) Terminación: En condiciones normales cuando se dicta la decisión final que resuelve el procedimiento administrativo (medida de protección), tiene la naturaleza de un acto administrativo general o individual. Si hay lesiones por maltrato, la denuncia penal deberá ser presentada de inmediato. Los hechos atípicos que podrían ocurrir y poner fin al acto administrativo serían: ausencia de pronunciamiento (interesado puede acudir al órgano jurisdiccional para denunciar), perención (más de 2 meses de notificado y nada que aparece la persona, sin embargo, en el fondo sería improcedente y el CPNA puede seguir si razones de interés público lo justifican y en aras de garantizar el ISN) o desistimiento (no se paraliza la acción, aunque la parte interesada desista, si el CPNA considera hay razones para continuar de oficio). 4) Comunicación: La LOPNA no señala mecanismos de notificación, sin embargo, por remisión a la LOPA, la resolución administrativa individual se notifica personalmente al interesado (texto completo del acto) y se le dice que tiene 5 días siguientes para ejercer la Reconsideración o incluso, los 20 siguientes más para acudir a la vía judicial. Si la notificación no contiene “toda la información”, se considerará defectuosa y no tendrá ningún efecto (74 LOPA). 5) Ejecución: Si es de modo directo puede ser: multas coercitivas (obligación personalísima) o compulsión sobre las personas (respetando la dignidad, se persigue el cumplimiento de la obligación). Si es de tipo indirecto, la 47 ejecución puede ser voluntaria y personal (sin apremio de la autoridad administrativa) o ejecución subsidiaria (otra persona, porque no es una obligación personalísima). La ejecución de los actos administrativos de los Consejos se rige por lo establecido en los artículos 79 y 80 LOPA, además del 270 LOPNA, que supone la prisión de 6 meses a 2 años, para quien entorpezca, impida o incumpla la decisión. 6) Procedimiento Judicial de Protección (318 LOPNA), existe para los parágrafos 3 y 5 del 177 (desacatos, disconformidad y abstención en lo relativo a los CPNA). En resumen y citando de nuevo a Hernández-M. (2002:162), de los CPNA las personas interesadas tienen derecho a: ⇒ Ser informado oportuna y verazmente sobre el estado de las actuaciones en que estén directamente relacionados. ⇒ Conocer las resoluciones definitivas que se adopten sobre el particular. ⇒ Tener acceso a los archivos y registros administrativos, sin más limitaciones que las dichas en la ley por razones de seguridad. Todo esto en concordancia con el artículo 143 de la CRBV. 48 IV. ANÁLISIS DE RESULTADOS 4.1 ANÁLISIS CUANTITATIVO / OBJETIVO 4.1.1 SEXO Y EDADES DE LAS/OS CONSEJERAS/OS DE PROTECCIÓN Como puede apreciarse en los datos reportados en la siguiente tabla, del total de personas entrevistadas en los 15 CPNA seleccionados para el presente estudio, el porcentaje de mujeres ejerciendo el rol de Consejeras es considerablemente alto (82%) y de este grupo, casi una cuarta parte (24,3%) es bastante joven, pues oscila apenas entre los 25 y 29 años de edad. En general, si sumamos mujeres y hombres, sus edades oscilan en un 38% de los casos entre los 25 y los 34 años de edad, lo cual sigue indicando se trata de un grupo bastante “fresco” de personas, cuyas energías y disposición asociadas por lo general a la edad son realmente favorables a las exigencias del cargo. Rangos de edades Desconocida < de 25 años 25 - 29 30 - 34 35 - 39 40 - 44 45 - 49 50 - 54 55 - 59 60 - 64 > de 65 años Totales Mujeres 9 1 9 5 5 2 3 2 1 0 0 37 Hombres 2 0 1 2 0 0 1 0 0 1 1 8 Total 11 1 10 7 5 2 4 2 1 1 1 45 Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. Vemos como los dos casos de mayor edad se encuentran representados por dos hombres, uno de ellos por cierto, corresponde a un docente jubilado en Cabimas-Zulia cuya vitalidad y entrega a su labor de Consejero es digna de elogios. En resumen, la distribución por edad observada se presume favorable a la instauración de estos novedosos órganos administrativos, pues tal circunstancia requirió de cierta actitud de apertura y de dosis de 49 creatividad importantes para irse ajustando con flexibilidad a las demandas y condiciones que en cada municipio representó, el constituir su respectivo Consejo de Protección. 4.1.2 FORMACIÓN ACADÉMICA DE LAS/OS CONSEJERAS/OS DE PROTECCIÓN De las entrevistas hechas, pudimos constatar que en varios casos las/os Consejeras/os tenían más de una carrera académica en su haber y ello explica la diferencia en los totales reportados (45 en la tabla anterior versus 50 en la siguiente tabla). La jerarquización en las cifras habla de un grupo donde los abogados ocupan un indiscutible primer lugar, con un importante 42% de los casos vistos. Seguidos por los educadores con 16% y empatados en el tercer lugar con 8% respectivamente, quienes estudiaron la carrera de Sociología y los estudiantes de Derecho en la actualidad. Formación académica Abogados Educadores* Sociólogos Estudiantes Derecho Trabajadores soc. Ingenieros Administración T.S.U. Aministración T.S.U. Preescolar T.S.U. Publicidad T.S.U. Turismo Bachiller Total Totales 21 8 4 4 3 2 2 2 1 1 1 1 50 * Incluye dos docentes jubilados Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. La tendencia marcada hacia lo “jurídico”, como profundizaremos en el análisis cualitativo, se debió a matrices de opinión generadas en ciertos espacios a favor de estos profesionales. Lo cual podría ser objeto de reflexión, visto que la ley no exige este perfil y 50 es interesante que buena parte de las/os Consejeras/os de Protección sean abogadas/os o estudien para serlo. Ciertamente, un profesional de esta área en un CPNA es muy útil. Ahora bien, si analizamos los mismos datos pero agrupándolos en las siguientes categorías: profesionales, técnicos superiores universitarios y bachilleres, encontramos la siguiente distribución porcentual: 80% profesionales, 10% técnicos y 10% bachilleres. De lo cual podríamos inferir el nivel de exigencia durante la selección fue alto, pues concursaron y fueron preferidos sobre todo los profesionales universitarios; tal vez y a modo de hipótesis, la demanda del cargo fue muy alta porque estuvo asociada en parte a las variables de desempleo nacional, pobreza, etc. y ello se observó en los procesos dados en cada municipio. En todo caso, lo que si evidenciamos fue que el “mínimo” de la LOPNA (164, d), se sobrepasó considerablemente. Por último, podemos destacar el hecho de la versatilidad en las profesiones vistas, pues encontramos ingenieros y administradores cumpliendo estos roles. 4.1.3 ADSCRIPCIONES DE LOS CONSEJOS DE PROTECCIÓN El acercamiento a la realidad nos permitió apreciar que en más de la mitad de los casos estudiados, 53%, los Consejos de Protección se encuentran adscritos directamente al despacho del Alcalde, lo cual tiene sus presumibles repercusiones en el desempeño de sus funciones. En primer lugar, porque la autonomía de los Consejeras/os tan celosamente resguardada en la ley, se ve en momentos menoscabada por las decisiones tomadas en la implementación de procesos. Esta excesiva cercanía entre las/os Consejeras/os y el Alcalde, a veces es malinterpretada y aunque no fue reportado ningún caso donde se concretara la intervención del Alcalde en las decisiones de los Consejeras/os, el factor de riesgo existe y la “tensión” está la orden del día en palabras de los entrevistados, la sensación que se genera es como si se trabajara para el Alcalde y no para los niños y niñas. La variable “partidización política” cobra así más visibilidad y a los ojos de los usuarios, la/el Consejera/o funcionaria/o tiende a ser identificada/o con la tendencia de la Alcaldía y en consecuencia del Alcalde, pudiendo generar “ruido” a la hora de presentar o no un caso. La creación de los Consejos de Protección no puede abstraerse de la cultura política del país ni del contexto actual y estos aspectos tienen que ser tomados en cuenta al momento de tomar decisiones. 51 Si sumamos la segunda y tercera categoría de la siguiente tabla, tenemos que más allá del nombre, en 27% de los casos vistos, los CPNA fueron adscritos a alguna dependencia o dirección existente en la Alcaldía, lo cual también tiene sus implicaciones pues dependiendo de la relación establecida, se le facilita al Consejo de Protección la obtención o no de sus diversos requerimientos, se comprende mejor o no los objetivos por los que fue creado como órgano administrativo, así como las funciones que cumple. Cuando se realizó la prueba piloto para el presente estudio pudimos apreciar como en el caso del municipio Chacao en el Distrito Capital, fue desfavorable la adscripción a la Dirección de Desarrollo Social de la Alcaldía, pues se entendía al Consejo de Protección como un proyecto más de los allí llevados y eso les dificultó la posibilidad de conquistar el espacio que la ley le otorga. En el trabajo de campo del estudio, notamos no fue sencilla la ubicación de los Consejos dentro de las Alcaldías y más como veremos en el análisis cualitativo, porque no se estaba preparado para ello. Lugares de adscripción Despacho del Alcalde Dirección Desarrollo Social Dirección de Educación Sin adscripción Aún contratados Total Total 8 3 1 1 2 15 Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. De la misma forma, encontramos un caso donde no se aclaró el estado de adscripción actual, así como un sorprendente 13%, donde insólitamente las/os Consejeras/os de Protección permanecían en condición de contratadas/os, violando expresamente lo estipulado en la LOPNA. En estos casos, a casi 5 años de entrada en vigencia la misma, los CPNA terminan siendo algo así como un “servicio” no asumido del todo por la Alcaldía correspondiente. Nos referimos al caso del Consejo de Protección de Lima Blanco-Cojedes, un municipio pequeño y desprovisto de muchos servicios e instituciones y el caso de San Cristóbal-Táchira, una ciudad importante del país, capital de Estado, donde lamentablemente esta ambivalencia aún existe, pese a encontrar en los discursos de los entrevistados conciencia de semejante irregularidad jurídica. 52 4.1.4 CONCURSO E INICIO DE ACTIVIDADES En cuanto a este ítem, pudimos observar que en el 60% de los casos vistos, la organización del concurso para elegir a las/os nuevas/os Consejeras/os de Protección se hizo durante el año 2001 y el inicio de actividades finalmente se concretó en el 2002, mientras que 5 casos (33%), podrían considerarse los más antiguos de los estudiados, al esforzarse por darle vigencia a la LOPNA lo antes posible, lográndolo durante el año 2001. En este grupo entran los municipios Páez y Maracaibo del Zulia, San Carlos y Tinaco de Cojedes y San Cristóbal de Táchira. Ciertamente, si tomamos como referencia que la ley tuvo su período de vacatio legis entre octubre de 1998 y abril de 2000, llama la atención hubo que esperar hasta el 2002 para que buena parte de los CPNA se instalaran definitivamente, aunque ello se explique en parte porque prelava el funcionamiento de los Consejos de Derechos. Sumando al análisis, los casos de los municipios que aún no lo han hecho y tienen esa tarea pendiente para fortalecer su Sistema de Protección. Con el agravante, de que su existencia por si sola no garantiza funcione adecuadamente. Años Concurso e inicio 2001 Concurso 2001 e inicio 2002 No se sabe TOTALES 5 9 1 Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. 4.1.5 DECISIONES COLEGIADAS El objetivo de toda investigación es demostrar con hechos aquello que se cuestiona, en el caso de investigaciones socio-jurídicas un parámetro de medición por excelencia tiene que ver con la eficacia de las normas, para conocer en qué medida o porcentaje, el mandato de la ley se cumple en la realidad. En este sentido, estableciendo la ley que las decisiones de los CPNA se toman por mayoría de sus miembros, fue propósito de las investigadoras explorar hasta qué punto esta disposición se cumple en los lugares visitados, encontrándose lo siguiente: En un 60% de los casos las decisiones no son verdaderamente colegiadas. Un Consejero toma la decisión, la participa a los demás y estos sin mayor profundización estampan sus firmas. Mientras por otro lado, en un 40% de los casos la discusión de las medidas a dictar apreciamos era más auténtica. 53 Las razones para ello podrían ser varias y no necesariamente la respuesta apunta a un municipio congestionado o superpoblado que dificulte la ocasión de reunirse y debatir, visto el exigente ritmo de trabajo. Haría falta profundizar en estas razones a través de una observación más sistemática, pero con lo visto hasta ahora, la explicación más bien se inclina por la calidad de la relación interpersonal en el grupo de trabajo, como la variable clave que podría explicar por qué discuten los casos o no. El estudio nos mostró municipios pequeños donde no se compartían las decisiones de los casos y otros que sí, al igual que en municipios grandes identificamos la misma tendencia. La principal consecuencia de estos niveles precarios de integración entre las/os Consejeras/os es que no existen “Consejos” como tales, pues la existencia de éstos exige la actuación conjunta, de mínimo tres funcionarios. Decisiones colegiadas Discuten los casos y comparten No lo hacen, sino que "firman" Total 6 9 Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. 4.1.6 SALARIOS DE LAS/OS CONSEJERAS/OS POR MUNICIPIO El tema de salarios pagados a las/os Consejeras/os de Protección también reviste su importancia y por ello quisimos explorarlo. En las entrevistas realizadas fue un aspecto que no dejó de tocarse, incluso antes de la pregunta surgía espontáneamente y como veremos en el análisis cualitativo, cuando los entrevistados se refirieron a la celebración de algunos Encuentros Nacionales de Consejos de Protección, al parecer éste ha sido un tema sensible y ampliamente debatido por la disparidad encontrada a nivel nacional y que no ponemos en duda, por los resultados que reportamos en las siguientes tablas. En este sentido, los nuevos Lineamientos para el Funcionamiento de los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (G.O. N° 38.072 del 24-11-2004), enfatizan en sus artículos 10 y 11 que, los Consejeros son funcionarios públicos de carrera y gozan de todos los beneficios que gozan los funcionarios del respectivo ente municipal, así como, se dispone las Alcaldías incluirán en su presupuesto la partida correspondiente al funcionamiento del CPNA en cuanto a: sueldos de los Consejeros principales, de los 54 suplentes, gastos de servicios auxiliares, dotación de unidades de transporte, equipos de oficina y mobiliario (destacado nuestro). En efecto, la variable “receptividad de la Alcaldía” con la creación del CPNA tiende a ser la determinante en estos casos, puesto que en aquellos municipios donde ha habido intercambio de ideas, comprensión del mandato de la LOPNA en cuanto a incorporar los Consejos a la estructura administrativa de la Alcaldía y reconocimiento a su vez de la importancia y labor desempeñada por las/os Consejeras/os, consistentemente, esto se traduce y aprecia en un salario justo y aceptable, acorde con el trabajo realizado. El tema de las guardias no canceladas como un concepto aparte fue una queja generalizada, asunto que corresponde a un debate interno y de administración de personal, aunque podrían asumirse forman parte de la función intrínseca de los Consejeros de Protección. Si comparamos las cifras, Maracaibo y Páez (Zulia) fueron los municipios donde los Consejeros están mejor pagados, mientras que los de Lima Blanco-Cojedes y LobateraTáchira, fueron los menos favorecidos. Para el período de tiempo en que realizamos el trabajo de campo, en Lima Blanco al menos las Consejeras alcanzaban el salario mínimo de entonces, mientras que los de Lobatera ni siquiera eso. Este concepto sabemos está asociado al de la canasta básica y al consumo mínimo para vivir dignamente que requiere cualquier ser humano, cualquier trabajador. Cojedes (en Bs.) Miranda (en Bs.) Nueva Esparta (en Bs.) Lima Blanco 296.000 Páez 900.000 Macanao 500.000 Tinaco 400.000 Guaicaipuro no contestó Maneiro 350.000 San Carlos 540.000 Sucre 5 salar. min.* Mariño 450.000 *Según la G.O de agosto de 2004, podrían ser aprox. Bs. 1.600.000. Táchira (en Bs.) Zulia (en Bs.) Lobatera 247.104 Páez 780.000 Torbes 580.000 Cabimas 560.000 S. Cristóbal 691.000 Maracaibo 800.000 Fuente: Entrevistas realizadas por el CIJ en 15 municipios seleccionados de los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia durante el 2004. Entonces resulta paradójico encontrar a Consejeras/os de Protección, defensoras/es de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, amenazadas/os en sus derechos laborales 55 y “sobreviviendo” con sueldos a veces insólitos. Sobre este punto abundaremos en el análisis cualitativo en la categoría Lo que somos, donde se destaca la vocación laboral demostrada por éstas mujeres (en su mayoría) y hombres, jóvenes y profesionales quienes se desempeñan en los CPNA. El adecuado funcionamiento del Sistema de Protección también pasa por reflexionar sobre este aspecto, puesto que los seres humanos que constituyen y forjan instituciones, necesitan de recursos para sostenerse de modo aceptable, incluso de una manera que los motive, estimule y reconozca en las tareas desempeñadas a diario. 4.1.7 OBSERVACIONES DIRECTAS DE LOS CPNA VISITADOS A continuación se reportan las impresiones de las investigadoras, recogidas con base en el instrumento de Observación directa de las instalaciones físicas de los CPNA, indicado como el Anexo E del trabajo. Se hará una breve descripción de cada uno de los lugares visitados, 15 en total, incorporando al lector un boceto de la distribución de los espacios a fin de ejemplificar los comentarios hechos. En ocasiones, fueron varias las horas que se compartieron en cada CPNA, mientras se hacían las entrevistas en profundidad y ello enriqueció notablemente la observación directa del espacio y las relaciones humanas y laborales que allí se generan. Respetando el orden alfabético de los estados, comenzaremos por la reseña de los municipios más poblados hasta llegar a los pequeños. COJEDES 4.1.7.1 SAN CARLOS (22-04-2004) El CPNA de San Carlos presenta una ubicación céntrica, en plena Av. Bolívar, relativamente cercano a otros edificios públicos ubicados en la capital como: Alcaldía, Gobernación, Tribunales, etc. Al parecer, esta será su sede definitiva en la que se encuentra desde hace algunos meses, visto que, venía de estar funcionando en una sede del INAM, en un punto más alejado de la ciudad, cerca de un parque. 56 Aspectos observados de acuerdo al guión fueron: 9 Accesibilidad: Específicamente opera en el primer piso de un mini centro comercial conocido. En cuanto a las vías de acceso, por el transporte público existente no hay inconveniente alguno. 9 Anuncios visibles en el edificio: Sobre el particular podemos destacar que el edificio carece de directorio y estando en planta baja, resulta imposible imaginar que oficinas están en el lugar, lo cual ocurre incluso con otras dependencias de la Alcaldía que funcionan allí. De manera que, no hay anuncios ni identificación visible del CPNA, se llega a la oficina y el letrero de la puerta es casi imperceptible. Tal circunstancia se compensa con la dinámica propia de ciudades pequeñas, donde de modo informal las personas conocen la ubicación de los lugares de interés público. 9 Ambiente y diseño: Superficie de dimensiones medianas. Estaban recién mudados al lugar, de manera que la pintura de las paredes estaba en buen estado. La iluminación a través de las ventanas es óptima y presenta una tabiquería a mitad de pared para separar los escritorios de las Consejeras, lo cual hace sea un espacio integrado con nula privacidad, donde la confidencialidad no está garantizada. El aire acondicionado tenía pocos días de instalado y el día de la visita, el ambiente era fresco. Tienen un baño, aunque en condiciones algo precarias. La decoración infantil era mínima y si bien predomina la sencillez, es un espacio adecuado en general, excepción hecha a la violación de la confidencialidad comentada. 9 Mobiliario: Era poco pero en muy buenas condiciones en cuanto a sillas, archivadores, mesas y escritorios. Por el efecto mudanza, algunas sillas hasta conservaban su forros de plástico. No cuentan con computadora, ni teléfono, ni fax, ni fotocopiadora, ni filtro o botellón de agua potable. En la recepción, una funcionaria policial del estado recibe a los usuarios del CPNA. 9 Formatos: Se encuentran diseñados los siguientes: notificaciones, denuncias, citaciones, medidas de protección, acta de notificación de medidas de protección, acta de conciliación, solicitud copia certificada de partida de nacimiento, inscripción y expedición de copia certificada de nacimiento, solicitud de atención especializada, etc. Los cuales son de uso común y colectivo, se encuentran reproducidos y cada Consejera los va empleando a medida que los necesite. 57 9 Personal: Tienen a su disposición una secretaria, quien se encontraba de vacaciones por los días del trabajo de campo. 9 Estadísticas: En este punto, la debilidad es importante porque ni siquiera los libros se llevan al día, fue visible un desorden importante al respecto. Por citar un caso, el cuaderno de los Adolescentes trabajadores no lo encontraban el día de la visita efectuada. De manera que, con una información tan dispersa, no hay estadística posible ni confiable. 9 Traslados: Es un tema polémico porque el apoyo policial no es constante sino más bien esporádico, si esperaran por éste, simplemente no trabajarían. Por motivos de seguridad, una Consejera dejó de desplazarse en su vehículo, dada algunas agresiones que recibió. En un ciudad tan pequeña, “el carro de la Consejera” es fácilmente identificable. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Obviamente, trabajan con lo existente y conocido en la ciudad, los diversos programas o instituciones públicas les reciben los casos remitidos hasta su capacidad. No contar con su propio equipo multidisciplinario es muy desfavorable en cuanto a tener criterios para dictar las medidas. La relación con el Consejo Municipal de Derechos no ha sido fluida, de primera mano, este pretendió ejercer cierta supervisión sobre el CPNA y ello sentó un mal precedente. La Alcaldía luce como un tema “delicado de abordar”, vista la relación de consanguinidad entre el Alcalde y una Consejera (hermanos), los comentarios fueron muy parcos. En resumen, durante el tiempo que duraron las entrevistas el movimiento de la oficina del CPNA fue “suave”, apenas unos 3 usuarios se acercaron al lugar y reinó cierta calma. Gráficamente, la oficina es así: 58 4.1.7.2 TINACO (23-04-2004) Funciona en una casa ubicada en una avenida central del municipio, formando parte de un pequeño complejo donde operan además el Consejo Municipal de Derechos, la nueva sede del Registro Civil, el Programa de Barbería Escolar y estaba en construcción, un aula virtual para facilitar a la comunidad el acceso gratuito a internet. En este sentido, lo que menos visibilidad tiene es el propio Consejo de Protección. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Llegar al lugar es muy sencillo, incluso para los “turistas” en la zona y desde afuera se aprecia un letrero considerablemente grande que identifica al Consejo Municipal de Derechos. De primera mano, no queda claro allí está el CPNA, aunque los separa un minúsculo pasillo. 59 9 Anuncios visibles en el edificio: Fundamentalmente dentro de la instalación, aparece una cartelera con indicaciones y requisitos para diversos trámites del propio CPNA. Llamó la atención que, en la entrada de la casa había un oficio dirigido al Presidente del Consejo Municipal de Derechos por parte de la Dirección de Personal de la Alcaldía (pegado en la pared externa, casi en la calle), donde se le notificaba que por disposición del Alcalde, los viernes el horario de trabajo del personal es hasta la 1 p.m. Solo entrar y leer esta información, sugiere los temas de interés del Sistema de Protección en el municipio. 9 Ambiente y diseño: La superficie de la oficina es bastante reducida y allí están dos escritorios para las Consejeras y sus respectivas sillas, sin privacidad de algún tipo. La iluminación no es suficiente, ya que cuentan con una sola ventana. Tienen aire acondicionado pero tan ruidoso, que le resta tranquilidad al ambiente y entorpece una conversación fluida. No hay baño ni público ni privado. La decoración del ambiente es muy modesta. 9 Mobiliario: Tienen una computadora dañada, razón por la que usan la del Consejo Municipal de Derechos. De hecho, por ser oficinas tan próximas, una puerta frente a la otra, hay desplazamiento constante de las Consejeras entre las oficinas. No hay agua potable, teléfono, fax, ni fotocopiadora. Poseen dos archivadores y sillas apiladas en un rincón, para que los usuarios las vayan empleando a medida que llegan al lugar. 9 Formatos: Existen modelos predefinidos para las distintas atribuciones propias de un CPNA. Son compartidos por las Consejeras e incluso, muchos de ellos fueron de alguna manera heredados de otros CPNA instalados con anterioridad. 9 Personal: Cuentan con una secretaria, que durante el trabajo de campo no se encontraba. 9 Estadísticas: En general, la información que manejan está muy desorganizada, los cuadernos están desactualizados (no poseen libros propiamente dichos), sin ninguna sistematización se llevan los datos, se registran nombres sin identificar a quienes pertenecen, etc. De los CPNA vistos, es uno de los más deficientes en este sentido. 9 Traslados: Fue un tema en el que las debilidades se explican por la dependencia del municipio respecto a San Carlos en varios aspectos. Todo lo que tiene que ver con 60 inclusión en programas, diligencias en Tribunales, Fiscalía, etc. supone una referencia obligada a lo existente en la capital del estado, dadas las carencias de Tinaco. De manera que, se desplazan en la medida de sus posibilidades. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Pese a las carencias generalizadas, las Consejeras opinaron muy bien del Alcalde y su gestión a favor de los niños y niñas. En sus propias palabras, cuentan totalmente con el modesto apoyo que pueden brindarle en función del precario presupuesto que tiene la propia Alcaldía. Por otro lado, el trabajo con el Consejo Municipal de Derechos ha sido muy armónico. En las visitas efectuadas a este CPNA, apreciamos que el movimiento de usuarios fue moderado e incluso, mientras se esperaba a una Consejera para entrevistarla en horas de la tarde, la oficina quedó sola por unos 20 minutos mientras ocurría el cambio de guardia. Existe un acuerdo informal entre las Consejeras acerca del horario a cumplir, visto que, una de ellas estudia Derecho en el turno nocturno en San Carlos y por ello, trabaja hasta las 2 pm. diariamente; mientras sus compañeras se turnan el resto del horario de trabajo. Por cierto, la tercera Consejera nunca apareció los días en que se visitó el municipio. Gráficamente , la oficina es así: 61 4.1.7.3 LIMA BLANCO (23-04-2004) De los CPNA vistos en Cojedes es el de peores condiciones físicas y paradójicamente, fue donde se apreció el equipo de trabajo estaba más ensamblado y muy en sintonía con los principios de la LOPNA. Se encuentra en una casa alquilada, en el casco central del pueblo a escasas cuadras de la Alcaldía, donde funcionan además del CPNA, la Junta Parroquial y una farmacia. Cuando se llegó a la sede (2 pm.), no se encontraba nadie, hubo que esperar un rato hasta que arribara una Consejera al lugar. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: La calle es céntrica y el lugar despejado, la referencia de la farmacia prácticamente impide extraviarse. El transporte público es limitado en el lugar y el hecho de caminar, creemos impresiona más a los “visitantes” que a los lugareños. 9 Anuncios visibles en el edificio: La señalización de que en esa casa funciona el CPNA es casi imperceptible, más bien nula. Tal hecho se compensa, ya que siendo Macapo un municipio tan pequeño todas las personas conocen donde trabajan “las mujeres de la LOPNA”, sin necesidad de letreros o anuncios. 9 Ambiente y diseño: El techo de la casa es de zinc y ello explica porque el lugar es tan caluroso, además, los ventiladores que existen son insuficientes. La iluminación no es óptima, elemento que agrega otro punto desfavorable. Como el diseño del lugar es de una residencia, hay pasillos y habitaciones vacías que distraen e inquietan antes de llegar finalmente, al último “cuartico” donde está el CPNA. La decoración infantil es parca y solo en la entrada, había un jueguito de recibo diseñado para niños/as. 9 Mobiliario: Todo luce como “remendado”, es decir, con mezcla de materiales pues se nota se trata de regalos, préstamos, donaciones, etc. Escasamente tienen 2 escritorios, unas sillas y un banquito de espera, en un cuarto donde no hay divisiones. No hay agua potable, ni baño, ni teléfono, ni computadora, solo una máquina de escribir. El closet de la habitación sirve de archivador. 9 Formatos: Cuentan con las planillas estandarizadas para los distintos trámites, las cuales lograron transcribir en algún lugar y luego reprodujeron por sus propios medios a fin de facilitarse el trabajo. 62 9 Estadísticas: Modestamente llevan un mejor control de sus casos atendidos, pero sin cálculos complejos. 9 Traslados: El apoyo es casi inexistente por parte de la policía u otra dependencia de la Alcaldía. Las Consejeras refieren experiencias de roces lo cual indica que, no son respetadas ni como funcionarias públicas ni como autoridades administrativas y además, relatan casi como suplicios agónicos los viajes hasta San Carlos, para la búsqueda de una respuesta positiva a un abrigo dictado, diligencias en Tribunales, Fiscalía, etc., todo ello realizado por cuenta propia. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la alcaldía: Lamentablemente, lo apreciado fue que su labor en el municipio ha sido cuesta arriba, sino fuese por la mística percibida en las Consejeras muchos procedimientos habrían quedado sin ni siquiera atenderse. El solo hecho de estar contratadas en la Alcaldía da cuenta de las dificultades de todo orden que han tenido que sortear, desde que arrancaron en funciones. El Consejo de Derechos ha brindado un apoyo mas bien “tímido”. El movimiento de usuarios el día de la visita fue escaso, en toda la tarde llegó una sola persona. El boceto del espacio es algo así: 63 MIRANDA 4.1.7.4 SUCRE (20-05-2004) Este CPNA se encuentra ubicado en la Redoma de Petare, zona que no solo es populosa sino de mucha inseguridad debido al caos y la desorganización social que reina en el ambiente. Fue constituido en unas instalaciones pertenecientes al INAM y aún conserva en su fachada un gran letrero con la misma denominación. Está en el segundo piso de la edificación y recuerda, inevitablemente, a los “retenes de menores”. Al llegar a las escaleras del edificio hay un letrero que indica que el Consejo de Derechos está allí, solo al subir al segundo piso es donde se aprecia una cartelera que señala allí también funciona el Consejo de Protección. Hay una reja y al tocar el timbre quien recibe es un policía municipal uniformado, cuya tarea es tomar los datos de las personas y pasarlas a la primera oficina. Aunque el ambiente esta decorado y pintado, no deja de seguir siendo un típico espacio de internamiento para “menores”. Así mismo, hay una pared de fondo hecha de ladrillos con huecos que dan a la calle y esto permite, se cuele todo el humo y ruido del lugar en la oficina, lo que la hace un espacio angustiante y nada agradable. Se intuye, la experiencia de cualquier niño en el CPNA no debe ser nada grata, además genera cierta confusión, primero, al leer un anuncio llamativo que dice INAM y segundo, al ser recibido por un policía. Sin dudas podría imaginarse: “me trajeron al INAM a meterme preso”. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: El CPNA está ubicado en un lugar de fácil acceso por transporte público y metro, sin embargo, se encuentra en una zona de alta peligrosidad. Tan es así que todas las Consejeras refirieron, uno de los problemas más graves que enfrentan es la inseguridad para entrar y salir del edificio, así como su permanencia en el mismo, después de la salida del funcionario de la policía municipal a las 4:30 p.m.. 9 Anuncios visibles en el edificio: No hay ningún aviso en el edificio o en la entrada del mismo que indique que el Consejo de Protección está allí, de hecho el único aviso que hay está en la escalera y es del Consejo de Derechos. Solo al llegar a la reja del segundo piso es que se aprecia el letrero del Consejo de Protección. 64 9 Ambiente y diseño: Se trata de un espacio que fue en un momento un centro del INAM, con estructura de reten, es decir, largos pasillos con cuartos a los lados, por lo general con ventanas al final de la pared protegidas con grandes rejas. Hay una sala de espera al inicio del pasillo y luego hay 5 oficinas. 9 Mobiliario: Cuentan con dos computadoras, una dedicada para la atención de los casos diarios y otra para todas las Consejeras que deben hacer informes y cualquier otro documento. Todo el personal cuenta con su escritorio y sillas, sin embargo, no hay archivadores suficientes para el volumen de papeles, por lo que las carpetas están en el piso guardadas en bolsas negras (las usadas para la basura). No tienen teléfono, ni fax, ni fotocopiadora y el material de oficina como: papel, bolígrafos, etc. es escaso, por lo que en algunas ocasiones ellas manifiestan deben comprarlo de su dinero. En la sala de espera hay unas sillas que no están en muy buen estado, pero son funcionales. Hay en el salón de las Consejeras una distribución por tabiquería que permite un espacio semi-privado, sin ser realmente adecuado para tratar asuntos confidenciales. 9 Formatos: Llevan un cuaderno con los casos atendidos, otros para los casos cerrados, además tienen formatos para las citaciones, para la apertura de expedientes, para cierre de casos, para levantamiento de actas y los permisos para viajar y trabajar. 9 Personal: Además de las Consejeras, cuentan con una secretaria, dos trabajadoras sociales y una psicóloga. No obstante, este personal recibe instrucciones de la Dirección de Desarrollo Social de la Alcaldía, por lo que en algunos casos se presentan dificultades en las relaciones entre Consejeras y el resto del personal. 9 Estadísticas: Llevan estadísticas, pero debido a las dificultades con el manejo de la computadora y la falta de tiempo para elaborar un sistema de organización de los datos más adecuado, no las tienen disponibles de forma inmediata. 9 Traslados: En principio cuentan con el apoyo de la policía municipal y en algunos casos la policía del estado Miranda, sin embargo, en varias ocasiones las Consejeras deben movilizarse por sus propios medios. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Si bien es cierto ellas mencionan la colaboración de las policías municipal y estadal, esta ayuda no parece estar adecuada a las necesidades del CPNA y responde más bien a la disponibilidad 65 de dichas policías. Igualmente sucede con la Dirección de Desarrollo Social de la Alcaldía. En el caso del Consejo de Derechos señalan tener muy buenas relaciones y trabajar en conjunto. Es importante señalar que este municipio, además de ser uno de los más poblados del estado Miranda y de la región capital, presenta un cinturón de pobreza muy grande lo que hace que el CPNA se vea sobrepasado en sus posibilidades de responder a la enorme demanda del municipio. Se observó también que las Consejeras se muestran muy agradadas con su trabajo, pero inmensamente agotadas por el enorme volumen y la carencia de recursos para dar las respuestas adecuadas y en el tiempo que exige la ley. El diseño sería: 4.1.7.5 GUAICAIPURO (03-06-2004) Se encuentra ubicado en un edificio céntrico de la capital del estado Miranda, siendo de fácil acceso y ubicación. La impresión que da es de un lugar en donde se cuenta, con los suficientes recursos para trabajar de forma adecuada. 66 Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Se trata de un edificio en el centro de la ciudad de los Teques, de fácil acceso con el transporte público. Además, está próximo a las oficinas de la Alcaldía. 9 Anuncios visibles en el edificio: Existe un letrero suficientemente grande y visible en el edificio, que señala allí funciona el Sistema de Protección Municipal del Niño y del Adolescente. Así mismo, en la entrada hay un directorio que indica en qué piso y oficina están las diferentes oficinas del Consejo de Derechos y de Protección, así como de la Defensoría y otras oficinas de la Alcaldía. 9 Ambiente y diseño: A pesar de que el espacio parece un pasillo largo, está pintado y adornado con colores y figuras alusivas a los Derechos del Niño. Así mismo, se cuenta con espacios adecuados para la atención de las personas y niños, como lo son salas de espera, cubículos individuales para los Consejeros, sala de reuniones, baños públicos y privados, así como un bebedero de agua. 9 Mobiliario: Cuentan con suficientes sillas, mesas, escritorios, archivos y demás mobiliarios necesarios para trabajar cómodamente. Tienen archivadores suficientes, así mismo cuentan con varias computadoras (3) y con una línea telefónica. No tienen fax ni fotocopiadora. Así mismo, señalan que cuentan con los materiales de oficina necesarios, pues son ellos mismos los que de acuerdo a una partida anual que les asigna el Alcalde, se cubren sus gastos y necesidades. 9 Formatos: Tienen formatos para recepción de denuncias, citaciones, actas, expedientes y demás documentos que elabora el CPNA. Así mismo llevan cuadernos de control de personas atendidas, casos recibidos, etc. 9 Personal: Además de los Consejeros, ellos cuentan con una secretaria, un escribiente, un abogado y una administradora. Personal que sale del presupuesto que manejan y está a disposición solo de los Consejeros de Protección. 9 Estadísticas: llevan estadísticas de casos atendidos y medidas dictadas. 9 Traslados: Para los traslados cuentan con la policía del municipio y la estadal, sin embargo, en algunas ocasiones debe correr por cuenta de los Consejeros, porque no es posible contar en todo momento con la disposición de los cuerpos policiales. 67 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la alcaldía: Señalan tener buenas relaciones con la Alcaldía en general, sin embargo, cómo ellos disponen de su propio presupuesto esto les ha permitido no tener que vincularse demasiado con ésta y tener así unas buenas relaciones. Este CPNA impresiona por su comodidad y disposición de recursos para trabajar. En este sentido, pareciera que lo determinante ha sido que desde el inicio el Alcalde les entregó su partida de dinero anual, para que ellos mismos la administraran. Otra aspecto, es que es muy humano en su diseño y distribución física, contándose con los espacios privados para que las personas se sientan libres de hacer sus denuncias y plantear sus problemáticas. En estos momentos, a pesar de tener los espacios listos para los equipos multidisciplinarios, no han podido contratarlos por falta de recursos, pero tienen la esperanza de conseguirlos pronto. El boceto es el siguiente: 68 4.1.7.6 PAÉZ (27-05-2004) Se encuentra ubicado en un una edificación de la Alcaldía que está en frente de la Plaza Bolívar, en dicha casa funcionan oficinas de algunas direcciones de la Alcaldía y en su segunda planta, se estaban realizando reparaciones para colocar allí el despacho del Alcalde. No obstante, dichas obras se paralizaron hace algunos meses y están sin concluir. Al encontrarse en la Plaza Bolívar de la ciudad de Río Chico, es de fácil acceso para quien se dirige a este lugar. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Existe un trasporte público que llega justo al frente de la casa en donde se encuentra ubicado el CPNA. 9 Anuncios visibles en el edificio: No existe ningún directorio, ni anuncio que indique que en dicha casa se encuentra el CPNA o cualquier otra oficina de la Alcaldía. 9 Ambiente y diseño: Funciona en dos oficinas muy pequeñas en una de las alas de la casa. En una de las oficinas está la secretaria y una de la Consejeras, y en la otra están los otros dos Consejeros. A pesar de la sobriedad de los espacios y lo pequeño del lugar, le han dado un toque acogedor colocando plantas o afiches que hacen alusión a los Derechos del Niño. No obstante, son oficinas muy pequeñas y calurosas. Así mismo, la secretaria comentó que como la obra del piso superior no se concluyó y carece de techo, cuando llueve se inundan. El baño es público para todas las personas que trabajan en esa casa y para todos los que acuden a ella a realizar sus diligencias. No hay agua potable, ni sala de espera. Las habitaciones destinadas para los Consejeros cuentan con una sola ventana muy pequeña, por la que no entra casi luz ni ventilación, generándose una sensación algo desagradable en consecuencia. 9 Mobiliario: No cuentan con casi ningún mobiliario. Solo hay cuatro escritorios y 7 sillas, en mal estado. No hay computadoras, ni teléfonos ni fax. La secretaria cuenta con una maquina de escribir, pero no está en servicio porque hace meses que no les mandan la tinta para la misma. Hay un solo archivo que no es suficiente para guardar todos los expedientes, además de que no se cuenta con la mínima seguridad que permita garantizar y resguardar los mismos, ya que las oficinas son fácilmente vulnerables por las ventanas y puertas existentes. Con relación a los materiales de 69 oficina, no cuentan con material suficiente ya que los debe enviar la Alcaldía y no lo hace con frecuencia ni en las cantidades solicitadas por ellos, esto les obliga a comprar con sus recursos personales, los materiales que necesitan como papel, bolígrafos, etc. 9 Formatos: Tienen un cuaderno en donde registran los casos y un formato para las citaciones. De resto, cada Consejero hace sus propios documentos de acuerdo a su criterio. 9 Personal: Una secretaria que sigue los lineamientos del CPNA. 9 Estadísticas: Llevan unas “estadísticas” personales que no lo son propiamente, sino más bien un record del número de casos que cada Consejero atiende y no existe un criterio unificado entre ellos para presentarlas, ya que cada uno entrega sus datos de forma individual al Consejo de Derechos. 9 Traslados: Cuentan con el apoyo de la policía municipal y la estadal. Sin embargo, en algunos casos ellos deben hacer los traslados con sus propios medios, debido a que la policía no siempre tiene la capacidad operativa para apoyarlos. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Señalan tener muy buenas relaciones con el Consejo de Derechos y con las policías municipal y estadal. Con la Alcaldía opinan que la relación no es mala, pero sienten que aún no se ha comprendido la importancia y la prioridad que deberían tener ellos como Consejeros de Protección. Es importante señalar que este municipio es pequeño y la comunidad se conoce bastante, por lo que las relaciones en general entre el Consejo de Protección, la Alcaldía y los otros órganos del sistema son buenas. Llama la atención la precaria condición en la que están trabajando los Consejeros, así como su “ingenuidad” en cuanto a mucho de lo que significa su trabajo y su verdadero impacto para la comunidad y de cómo trazar estrategias para aprovechar las buenas relaciones a favor de crear unas mejores condiciones de trabajo. Una grafica de los espacios sería la siguiente: 70 NUEVA ESPARTA 4.1.7.7 MARIÑO (20-04-2004) Las oficinas están ubicadas en la sede vieja de la Alcaldía del Municipio Mariño, en el centro de la ciudad de Porlamar. Para el momento de la visita dicho edificio se encontraba en remodelación, por lo que en la fachada solo se observaban andamios y tablas. Una vez adentro, los obreros estaban por todas partes trabajando, uno de ellos indicó donde estaban las oficinas de la LOPNA. En el primer piso, subiendo por unas escaleras al final de un patio interno. Al subir las escaleras, se apreció un letrero pegado con cinta plástica en una puerta señalando al “Consejo de Protección”. Al entrar hay una oficina muy pequeña con dos puertas que dan a dos oficinas más grandes, en las que hay muy poco mobiliario, solo un escritorio y tres sillas en cada una. En las paredes no hay ningún tipo de afiches o elementos alusivos al trabajo del CPNA o a niños en general. Antes de describir los diferentes aspectos de la guía de observación, creemos pertinente señalar que las oficinas no tienen nada que pueda hacer sentir cómodo a ninguna 71 persona (ni adulta ni a niños), la sensación es de un espacio abandonado, en el que pudieran vivir hasta indigentes. Las paredes sucias, mucho polvo, sin vidrios en las ventanas, con el techo raso roto, sin puertas internas. En un momento se solicitó el baño y la respuesta fue ir a un restaurante cercano, porque el que tienen “está tan feo que no se atreven a prestarlo” (sic). Cualquier niño/niña, representante, etc. que llegue allí a pedir ayuda, tendría la impresión de estar en el lugar equivocado. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Por encontrarse en el centro de la ciudad es de fácil acceso por transporte público. 9 Anuncios visibles en el edificio: No hay ningún tipo de aviso, ni fuera ni adentro del edificio que indique en donde está ubicado el Consejo de Protección. 9 Ambiente y diseño: los espacios de la oficina son totalmente públicos, por lo que no se puede garantizar de forma adecuada la privacidad de quienes colocan denuncias o aportan información para los diferentes casos. La sala de espera es un conjunto de sillas en muy mal estado que están en la entrada de la oficina, que cuenta con un espacio reducido al lado del escritorio de la secretaria del Consejo de Protección. No hay ninguna decoración infantil, no hay baños públicos y mucho menos agua potable. Se observa hacinamiento dado que no hay mobiliario suficiente y deben compartir varias personas un mismo escritorio, pero el espacio podría ser bien distribuido con adecuado mobiliario, sin generar hacinamiento. El espacio es muy caluroso ya que no cuenta con aire acondicionado ni con ventiladores. 9 Mobiliario: No hay suficiente mobiliario y el que existe está en muy malas condiciones. La mayoría de las sillas están rotas, solo hay tres escritorios para todos los Consejeros, escribientes y secretaria (en total 7 personas). No hay teléfono, ni computadora, ni maquina de escribir, ni archivos, por lo que todos los documentos se hacen a mano y luego se guardan en bolsas negras en el piso. No cuentan con libros para llevar las estadísticas ni los expedientes. Todos los materiales de la oficina son llevados por los propios Consejeros quienes compran el papel, los bolígrafos y las carpetas de su salario. Las llamadas telefónicas son cubiertas por los celulares de los Consejeros. 72 9 Formatos: A pesar de que algunos Consejeros señalaron en su entrevista que habían elaborado unos formatos, como cada quien debe hacer los documentos respectivos de forma manual, este formato como tal no existe, aunque hay unas pautas generales de lo que debe llevar cada documento de acuerdo al caso que se trate. Los expedientes son llevados por cada Consejero y aunque se les asigna un número, éstos no son organizados con un formato específico y mucho menos guardados en un archivo con un orden específico, por la carencia de este. Guardan sus documentos en unas bolsas negras sin llevar un orden obviamente. 9 Personal: El Consejo de Protección cuenta con cuatro Consejeros, una secretaria y dos escribientes. No existe ninguna figura de coordinación entre los Consejeros y el personal administrativo (secretaria y escribientes) responden a lineamientos de la Dirección de Educación de la Alcaldía. 9 Estadísticas: Debido a las precarias condiciones en las que laboran y la practica inexistencia de un control real de los casos, no llevan ningún tipo de estadísticas, más allá del conocimiento personal que tiene cada Consejero del número y tipo de casos que ha llevado o que lleva. 9 Traslados: No cuentan con ningún tipo de transporte, siendo su vehículo personal el medio utilizado para trasladarse ellos y a los niños que así lo requieran. A veces, cuentan con el apoyo de la policía municipal y estadal, que le prestan el traslado en una patrulla. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Como se señaló, cuentan con el apoyo de la policía municipal y estadal para realizar algunos traslados, no obstante, manifestaron no contar con el apoyo de ningún otro servicio u órgano de la Alcaldía. Es importante resaltar el contraste enorme que existe entre la oficina del Consejo de Protección y la del Consejo Municipal de Derechos, que queda en el mismo edificio. Ésta oficina está muy bien pintada, tiene adornos infantiles, afiches y carteleras sobre los Derechos de los Niños, aire acondicionado y cuentan con equipos de computación, teléfono, archivos, sillas, escritorios y mesas suficientes y en buen estado. Gráficamente el espacio se ve así: 73 4.1.7.8 MANEIRO (23-03-2004) Queda en la sede de la Prefectura, comparte un solo espacio con el Consejo de Derechos, se trata de una oficina muy grande, con mucho mobiliario viejo y de desecho. Para llegar a la oficina hay que pasar por la parte de atrás de la Prefectura y en la entrada, se es recibido lamentablemente por una mujer con muy mal humor y poca cortesía. La oficina es relativamente grande, pero parece un depósito de mobiliario en mal estado, no tiene aire acondicionado y hay solo dos sillas para el público. La impresión que da es la de una oficina “más” de la Prefectura, por ejemplo, un lugar para interrogar a los detenidos, ciertamente nada agradable. No hay nada que identifique la oficina, más allá de un papel pegado en la pared con los requisitos para las solicitudes de permisos para viajar y trabajar. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Por encontrarse en la sede de la Prefectura, es de fácil acceso para el público en general, el cual puede llegar por transporte público. Sin embargo, no hay ningún tipo de aviso y como se encuentra en el primer piso, para poder llegar a las escaleras, es necesario dar la vuelta por la parte trasera de la edificación y no hay ningún tipo de señalización, lo que obliga a preguntar en la Prefectura. 74 9 Anuncios visibles en el edificio: No existe ningún tipo de aviso o anuncio que señale en donde se encuentra el Consejo de Protección, tampoco en la puerta hay ningún aviso que señale es ésa la oficina del Consejo de Protección o de Derechos. 9 Ambiente y diseño: El ambiente esta muy deteriorado, no tiene ninguna decoración infantil, no hay bebedero de agua potable, no hay baños públicos, no existe una sala de espera, pues se trata de un solo ambiente en el que se encuentran varios escritorios uno al lado del otro haciendo un mesón en donde están ubicados todos los Consejeros y la secretaria. 9 Mobiliario: Solo hay dos sillas para el público y cuatro escritorios con cuatro sillas, todos juntos en donde se sientan los tres Consejeros y una secretaria que tiene asignada. Hay una computadora que es de uno de los Consejeros suplentes, pero la mayoría de los documentos son hechos a mano. No cuentan con ningún material de oficina y son los propios Consejeros los que se surten del mismo. Así mismo, las llamadas telefónicas las hacen ellos de sus teléfonos particulares, ya que no tienen línea telefónica. Tienen un archivo de metal, pero no cumple con las condiciones mínimas de seguridad para los expedientes. 9 Formatos: Las Consejeras Principales diseñaron unos formatos que deben seguir, pero no están uniformados debido a que la mayoría de las actuaciones son hechas a mano. Llevan un libro con el control de casos recibidos, pero no cuentan con más formatos. 9 Personal: Solo son tres Consejeras Principales y tres Consejeros Suplentes, más una secretaria que sigue instrucciones de la Dirección de la Alcaldía, de donde fue solicitada en una especie de comisión de servicio. 9 Estadísticas: No se llevan estadísticas como tales, sin embargo, la Consejera con la que nos entrevistamos manifestó tener unas estadísticas pero no pudo suministrarlas porque estaban en su computadora personal. 9 Traslados: Los envíos de documentos y citaciones las efectúan los Consejeros con sus vehículos personales, así mismo en algunas oportunidades con los casos; sin embargo, cuentan con el apoyo de la policía del municipio y del estado para hacer algunos traslados y visitas domiciliarias. 75 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la alcaldía: Solo cuentan con el apoyo de la policía municipal, de resto las relaciones con las diferentes instancias de la Alcaldía y con el Consejo de Derechos no son buenas, ni cordiales. Es importante resaltar que la oficina del Consejo de Derechos siempre estuvo sola, durante las tres visitas que se hicieron nunca se encontró a nadie. De hecho, al preguntarse por ellos para entrevistarlos fue necesario ir hasta la Alcaldía, donde nadie supo dar cuenta de los representantes de la sociedad civil y con relación a los representantes del ejecutivo, no hubo receptividad. La entrevista con la Presidenta del Consejo Municipal de Derechos, se concretó luego de insistentes visitas en su casa. Gráficamente el espacio se puede observar de esta manera: 4.1.7.9 MACANAO (22-04-2004) Las oficinas del Consejo de Protección están ubicadas en una especie de centro comunitario, donde funcionan todas las oficinas del Sistema Municipal de Derechos del Niño y del Adolescente, además de otras oficinas como las de la Fundación del Niño, de 76 una biblioteca popular y otras de grupos culturales. A pesar de que en la entrada del edificio no hay ningún señalamiento, por tratarse de un pueblo pequeño todas las personas saben que allí funcionan las oficinas de la LOPNA. Se trata de espacios muy amplios, nuevos y muy agradables, además de ser muy frescos por tener amplios ventanales. En la puerta de la oficina hay un letrero grande que identifican al CPNA. Al entrar a la oficina se observa un solo ambiente muy amplio y organizado con mobiliario de forma tal que da la sensación de tener tres ambientes separados. En las paredes hay afiches sobre temas infantiles y los colores de las paredes son muy agradables en tonos pasteles. Pese la sencillez del espacio es muy agradable y da sensación de seguridad estar en esa oficina, cualquier niño se sentiría bien estando allí. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: El Consejo de Protección se encuentra ubicado en un espacio comunal muy conocido por la comunidad y de fácil acceso con transporte público. 9 Anuncios visibles en el edificio: No hay anuncios en la entrada que indiquen que allí se encuentre el Consejo de Protección, sin embargo, una vez adentro si hay una señalización hecha en papel que indica el lugar en donde están las oficinas del Consejo de Protección. 9 Ambiente y diseño: El espacio está organizado con el mobiliario existente de forma tal que se crearon tres ambientes separados, en lo que es un gran salón. Las paredes están pintadas y decoradas de forma infantil y muy bonita. Existen dos grandes ventanales que no tienen vidrios, pero que dan una gran iluminación a la habitación así como adecuada ventilación. Hay un filtro de agua de botellón y existe un baño, pero que parece tener problemas con el agua. No hay una sala de espera propiamente dicha, y a pesar de que se arreglaron para hacer tres ambientes, no se garantiza una verdadera privacidad para las personas que acuden a colocar denuncias o dar información sobre los casos. 9 Mobiliario: Cada Consejera cuenta con su escritorio y tres sillas, así mismo la secretaria. Tienen dos archivadores, dos computadoras y una impresora. Una de las computadoras no está en servicio porque vino con defectos de fábrica, como es nueva esperan porque el proveedor se las reponga. No cuentan con teléfono, pero tienen todo 77 el apoyo de la Alcaldía para hacer llamadas, ésta les surte con frecuencia de materiales de oficina como papel, bolígrafos, etc. 9 Formatos: Llevan un cuaderno con los casos atendidos, otros para los casos cerrados, además tienen formatos para las citaciones, para la apertura de expedientes, para cierre de casos, para levantamiento de actas y para los permisos para viajar y trabajar. 9 Personal: Además de las tres Consejeras principales, cuentan con una secretaria y un mensajero, quienes reciben lineamientos de las tres Consejeras. 9 Estadísticas: No llevan estadísticas propiamente dichas solo saben el número de casos, pero ahora que tienen equipos de computación, están pasando los datos en la misma para poder hacer las estadísticas de forma adecuada. 9 Traslados: Para los traslados cuentan con el apoyo de la policía municipal, ya que ninguna de ellas tiene vehículo propio. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: En general señalan que todas las direcciones de la Alcaldía y particularmente el Alcalde, después de un largo trabajo de sensibilización, es muy receptivo con las necesidades del Consejo de Protección. Es importante señalar que Macanao es un pueblo muy pequeño que hace que las personas se conozcan y esto ha facilitado el trabajo de las Consejeras en el sentido de hacer seguimiento a los casos. Sin embargo, esta circunstancia que es positiva para este objetivo, también ha significado para las Consejeras una perdida de la privacidad y poder tener un rol diferente al de Consejeras en su comunidad, pues son solicitadas a cualquier hora en sus casas para pedir ayuda o denunciar casos, sin que se respeten las guardias establecidas. El espacio gráficamente se puede ver así: 78 TÁCHIRA 4.1.7.10 SAN CRISTÓBAL (27-07-2004) Ubicado dentro de la propia Alcaldía para los días del trabajo de campo (pocos meses de mudados), cuyas instalaciones fueron sede de un antiguo mercado. Venían de estar funcionando en otro punto de la ciudad, donde al parecer estaban más cómodos. El diseño de un mercado le da cierta expansión al lugar en general, aunque las oficinas en sí no son tan grandes. La sensación al entrar es de mucho movimiento de personas, dadas todas las oficinas que allí operan. Al lado del CPNA, funciona el Consejo Municipal de Derechos. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: La Alcaldía como punto de referencia, hace del CPNA un lugar donde es fácil llegar, dado que se cuenta con rutas de transporte público a escasas cuadras. Es importante acotar que la Alcaldía se encuentra ubicada dentro de una urbanización residencial. 79 9 Anuncios visibles en el edificio: La Alcaldía en sí cuenta con varias entradas, solo en la principal hay un directorio con las Direcciones propias de la Alcaldía (Recursos Humanos, Vialidad, Presupuesto, etc.), nada que de cuenta del Sistema de Protección. En el CPNA en sí, hay un minúsculo letrero que lo identifica, el cual solo se lee al llegar a la puerta. 9 Ambiente y diseño: La oficina tiene forma rectangular y los escritorios con sus respectivas sillas están dispuestos hacia un lado del espacio, sin separación de algún tipo, ni siquiera tabiquería. Existe un solo ambiente cerrado, el cual se lo turnan los 6 Consejeros para hacer las conciliaciones o en aquellos casos que los usuarios lo requieran por lo, extremadamente, delicado del asunto a tratar. La decoración para niños es escasa, la iluminación no es acorde pues cuentan con ventanas al final del espacio. Dado que el movimiento de usuarios es elevado, reina cierto “caos” en el ambiente, queda gente esperando de pie en la entrada (haciendo filas para guardar los turnos) y en el estrecho pasillo de circulación interna, los tropiezos son inevitables. Hay que esperar para entrar y para salir, no se puede transitar fluidamente. 9 Mobiliario: Cuentan con lo básico pero sin división alguna entre escritorios, lo cual genera un ambiente de cero confidencialidad y dado el número de Consejeras/os (6), la sensación de hacinamiento es indiscutible. Tienen 2 computadoras para todo el personal, un par de archivadores y un teléfono fijo, que no corresponde al sistema de cableado convencional. Sin agua potable, ni baño, ni fax. 9 Formatos: En este sentido no hay mayores dificultades, pues han diseñado todos los modelos necesarios para las distintas atribuciones. Un comentario al respecto es que, en ocasiones, los propios usuarios deben fotocopiar los formatos, pues en el CPNA no tienen suficientes recursos en ese sentido y ello permite cuestionar el principio de gratuidad. 9 Personal: Además de las/os Consejeras/os, tienen una secretaria quien se encontraba de reposo durante los días del trabajo de campo y obviamente, resulta imprescindible en la rutina del CPNA. Cuentan con una trabajadora social, cedida por la Alcaldía, quien se ha integrado satisfactoriamente al tema de la LOPNA, previo estar trabajando en la policía municipal. La labor que desempeña es crucial, aunque reconoce estar al día con los informes o estudios sociales que debe hacerle a los 6 80 Consejeros no es sencillo. También trabaja en el CPNA, un mensajero “sui géneris”, pues no tiene ningún medio de desplazamiento a su disposición. 9 Estadísticas: En la línea de lo comentado anteriormente, en este punto no hay mayores diferencias respecto a otros CPNA. Hay dos equipos de trabajo a lo interno del Consejo (3 y 3 Consejeros) y de rutina no llevan de manera integrada los casos, ni las secuencias numéricas, etc. Cada grupo termina llevando “sus” casos. 9 Traslados: En la práctica, cuentan con poco apoyo de parte de la policía municipal, en buena parte de los casos terminan haciendo por sí mismos diligencias y gestiones. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: La relación con Consejo Municipal de Derechos es bastante aceptable, sin embargo, con la Alcaldía han tenido muchas diferencias, recordemos este es uno de los casos en donde los Consejeros no han pasado a ser nómina de la Alcaldía. En el ambiente es palpable la tensión con el tema del CPNA y de alguna manera, privó para la mudanza a la Alcaldía, el hecho de tenerlos cerca y poderlos “supervisar”. De resto, se sirven de las instituciones públicas disponibles en la ciudad. El diseño del CPNA se aproxima al siguiente dibujo, ésta es solo la ala de la Alcaldía donde está el Consejo de Protección: 81 4.1.7.11 TORBES (29-07-2004) Al igual que el caso anterior, se encuentra ubicado el CPNA dentro de la Alcaldía, la cual tiene vista panorámica (desde su parte posterior) a un valle de montañas sencillamente espectacular. Esto explica, el clima de la zona en general sea muy fresco. Al entrar a la Alcaldía, fácilmente indican donde queda la oficina del Consejo. Las instalaciones en general, cuentan con patios y jardines internos, que recuerdan la estructura típica de un colegio. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: La Alcaldía de Torbes queda prácticamente en la entrada del municipio, en una calle principal. El transporte público tiene una parada justo al frente de las instalaciones. Desde la perspectiva de los habitantes del municipio, la Alcaldía queda como saliendo de lo que sería el casco central. La zona es bastante rural y hay muchos caseríos. 9 Anuncios visibles en el edificio: Se “sabe” el CPNA queda allí, sin embargo, no hay letrero alguno o anuncio que así lo indique. Se llega a la oficina preguntando de manera verbal, una vez se entra a la Alcaldía. 9 Ambiente y diseño: De modo muy contrastante, con la expansión y belleza del lugar, el cubículo correspondiente al CPNA es extremadamente pequeño, donde el hacinamiento es considerable y la confidencialidad nula. De hecho, los usuarios deben esperar en unas modestas sillitas fuera de la oficina. La decoración infantil es pobre y la ventilación e iluminación del lugar si son óptimas. Estas condiciones físicas precarias se agravan con los roces internos entre las Consejeras, quienes visiblemente tienen diferencias y esta circunstancia causa mucha tensión en tan reducido espacio. 9 Mobiliario: Con lo poco que cuentan es prestado, alquilado, etc., para los días del trabajo de campo, tenían escasas semanas disponiendo de una computadora, dos escritorios (antes compartían el disponible) y un archivador. No hay baño, agua potable, ni teléfono. 9 Formatos: La mayor dificultad observada al respecto es la deficiente comunicación entre las Consejeras. A modo de anécdota captada durante la observación, el clima laboral es tan inapropiado que, incluso, al momento de firmar las medidas dictadas por el CPNA (donde deben aparecer las firmas de 3 Consejeras), 82 han habido situaciones de rechazo donde alguna de las Consejeras se ha negado a firmar por el simple hecho de “no hablarle a su compañera” (sic). Así, en la práctica, no llevan formatos uniformes sino más bien personalizados y las repercusiones de todos estos desencuentros al Sistema de Protección son incalculables. 9 Estadísticas: A tono con lo anteriormente dicho, cada Consejera de Torbes lleva sus casos -casi- de manera individualizada. 9 Traslados: El apoyo de la Alcaldía en este sentido es muy limitado, prácticamente se desplazan por si mismas, dentro del municipio y hacia San Cristóbal. Una de las Consejeras entrevistadas ha usado su vehículo personal para gestiones laborales, compartiendo con el equipo investigador, lamentablemente, ha sido objeto de agresiones en el carro por parte de los usuarios, en varias oportunidades. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: En general, de los CPNA vistos es uno de los que tiene peores relaciones a lo interno de su Sistema de Protección. Con Consejo Municipal y Alcaldía hay permanente tensión, el Consejo Estadal ha intentado (al parecer infructuosamente) servir de mediador entre el Municipal y Consejo de Protección, lo cual acarrea lógicas consecuencias al trabajo realizado a favor de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en el municipio. En el análisis cualitativo, a medida que se comenten las distintas categorías creadas se profundizará en los comentarios acerca de este CPNA, el cual definitivamente, es uno de los que presenta un funcionamiento menos armónico. Como equipo investigador, nos vimos envueltos en las hostilidades reinantes en el ambiente y compartimos las distintas versiones sobre el origen de las malas relaciones. En síntesis, estar en el CPNA de Torbes no fue cómodo ni sencillo. El boceto del espacio sería el siguiente: 83 4.1.7.12 LOBATERA (30-07-2004) Este CPNA se encuentra ubicado diagonalmente a la Alcaldía, en un cubículo muy pequeño pero excesivamente cálido, junto a una Defensoría del Niño y del Adolescente y de la oficina del Consejo Municipal de Derechos. El lugar en general es muy pintoresco, con la fisonomía típica de un “pueblito” andino. El municipio está bordeado por un valle de montañas. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: La Alcaldía está muy cerca de la Plaza Bolívar de Lobatera, en la misma calle y apoco metros está el CPNA. El transporte público de la zona, no es permanente, sino que tiene sus horarios de llagada y salida, ampliamente conocidos por todos. 9 Anuncios visibles en el edificio: En la pared externa de la casa están pintados los nombres del Consejo de Protección y el Consejo de Derechos. Absolutamente visibles para cualquier transeúnte. 9 Ambiente y diseño: La dimensión del espacio es mínima pero está tan bien administrado y acondicionado, que inspira mucho confort pese a la modestia. La decoración es acorde y crea un espacio considerado con los niños y niñas que visitan el lugar. La ventilación e iluminación son óptimas. 84 9 Mobiliario: Escasamente tienen un escritorio, un archivador y un par de sillas, en la sala de espera (común para el CPNA, la Defensoría y Consejo de Derechos) hay 3 sillas más. No poseen teléfono en la oficina, ni fax, ni computadora o equivalente (al menos una máquina de escribir), ni agua potable, ni baño y el material de oficina es muy limitado, debiendo reponerlo los Consejeros de sus sueldos muchas veces. La carencia de una computadora desorganiza el trabajo a niveles que, a modo de anécdota nos contaban lo siguiente: “a veces las personas venían aquí y se redactaba a mano el acuerdo conciliatorio, se citaba al día siguiente para firmarlo (luego de haberlo trascrito en algún lugar) y entonces, los interesados cambiaban de parecer respecto a lo acordado y había que hacer todo de nuevo”. 9 Formatos: En este caso, los Consejeros comparten modelos de planillas creadas en la dinámica de trabajo, las cuales diseñan en computadoras prestadas y luego reproducen. Al respecto, los entrevistados compartieron (en este caso ningún Consejero es abogado) lo difícil que resultó ir dándole forma a las medidas de protección a ser dictadas. Comenzaron escribiendo a mano, corrigiendo por ensayo y error, hasta poco a poco ir estructurando los modelos. 9 Estadísticas: Llevan modestamente un buen control de sus casos, dado que el volumen de usuarios es moderado (en la perspectiva del lugar). Pudieran ser en promedio unos 15 mensuales durante el 2003, de acuerdo a los libros a los que tuvimos acceso. Cifras a partir de las cuales los cálculos son sencillos. 9 Traslados: Una vez, evidenciamos las limitaciones que también sufren los Consejeros de Protección de Lobatera en este sentido. Ya sea ir a San Cristóbal o a cualquiera de los caseríos que conforman el municipio, por sus propios medios, la mayoría de las veces se concretan las movilizaciones. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: En palabras de los entrevistados, la relación con Consejo de Derechos es prácticamente nula, dado que el órgano como tal no funciona, nominalmente está creado más no trabaja. Con la Alcaldía, la relación es buena pero limitada, son tan exiguos los recursos en general del municipio, que les dan lo poco que pueden sin tomar en cuenta, por supuesto, el principio de la Prioridad Absoluta. Los programas y entidades son un deseo 85 incumplido. En resumen, aunque mínimo, la Alcaldía es un apoyo con el que se cuenta. En líneas generales, la sensación que dio este CPNA fue de mucha tranquilidad, durante el día del trabajo de campo, ningún usuario se acercó a las instalaciones. Al parecer, desde la llegada de la Defensora en la oficina vecina, los habitantes del municipio “prefieren” hablar con la “abogada”, con la“doctora”, que con los Consejeros quienes son técnicos universitarios de otras áreas (Preescolar y Administración). Un detalle de nuestra cultura jurídica. La gráfica es: ZULIA 4.1.7.13 MARACAIBO (10-05-2004) Se encuentra ubicado en un edificio pequeño frente a la conocida Vereda del Lago, compartiendo oficinas con el Consejo Municipal de Derechos. Desde la avenida se aprecia con claridad un letrero que los identifica como miembros del Sistema de Protección. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 86 9 Accesibilidad: Los propios Consejeros de Maracaibo reconocen que la zona donde se encuentran no es precisamente céntrica sino más retirada, hasta solitaria. Respecto al tema de hacer las guardias en sede, este fue un factor que contribuyó a dejar de hacerlas por la inseguridad detectada, que se incrementa a finales de la tarde y en la noche. Diversas líneas de transporte público transitan por el lugar y la referencia de la Vereda del Lago es muy útil. La sede del comando policial del estado, está entrando por dicha vereda. 9 Anuncios visibles en el edificio: Los externos son anuncios MUY visibles, no obstante, al estar en la planta baja del edificio no hay un directorio que indique el piso específico de ninguna oficina. De hecho, se van subiendo las escaleras y no hay certeza de donde está el CPNA. El edificio está descuidado en general y no hay un vigilante, etc. a quien consultarte una dirección. Se siente tanta soledad en los pasillos y áreas comunes, que por un momento se duda de estar en el lugar correcto. 9 Ambiente y diseño: En el caso de Maracaibo, apreciamos el esfuerzo hecho por el Consejo Municipal de Derechos y la Alcaldía de integrar -con cierta anticipación- a los Consejeros en la distribución de los espacios. De manera que éstos, tuvieron la oportunidad de opinar y ser atendidos en algunos requerimientos básicos del espacio físico a ocupar. Así, es de los pocos CPNA vistos donde cada Consejero (6) tiene su cubículo a puerta cerrada, lo cual demuestra el respeto por garantizar la confidencialidad exigida en la LOPNA. Se trata de unas oficinas bastante cómodas, con un espacio en la entrada concebido para la recepción de usuarios (donde está la Asistente del CPNA) y hasta una pequeña sala de juegos para los niños y niñas que deben esperar allí con sus padres, representantes, etc. La decoración infantil es aceptable -grosso modo-, al igual que la iluminación y cuentan con aire acondicionado. Tienen además, un área de mini cocina y un pequeño comedor donde almuerza todo el personal. El baño para el público está dañado y el privado (personal interno) si funciona, no hay filtro de agua potable. 9 Mobiliario: Cada Consejero tiene su computadora, escritorio y sillas respectivas, archivadores (ya son insuficientes), impresora a punto, también carteleras y demás materiales de oficina. 87 9 Formatos: Hay dos equipos de trabajo, 3 y 3 Consejeros, quienes antes de empezar a prestar servicio ya habían diseñado los distintos modelos a usar de acuerdo a las atribuciones del CPNA. En el caso de Maracaibo se ejerce mucho Derecho (como ellos mismos enfatizan), pues de los 6 Consejeros, 5 son abogados y la Socióloga, tiene una larga trayectoria tribunalicia. Tales antecedentes facilitaron el llevar los libros y hacer los formatos. 9 Personal: Además de los 6 Consejeros, el CPNA cuenta con una Psicóloga, una Trabajadora social, un Administrador (puesto por la Alcaldía), dos Asistentes, un mensajero y varios pasantes, estudiantes de Derecho y Trabajo Social. Incluso, la nueva asistente traduce del indígena al español. 9 Estadísticas: Pese a que son 2 equipos de trabajo, hacen su esfuerzo por integrar los casos recibidos y llevar al día sus libros. 9 Traslados: El apoyo de la policía no es tan permanente ni inmediato como se quisiera, aunque se reconocen sus esfuerzos por acompañar en procedimientos. De resto, los Consejeros y miembros del equipo multidisciplinario se desplazan en sus vehículos y según sus posibilidades. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: La relación del CPNA es aceptable con el resto de los integrantes del Sistema de Protección en el municipio, dentro de las posibilidades existentes. Las limitaciones que presentan respecto a programas y entidades, son las comunes a la mayoría de los CPNA. En nuestra opinión, de los CPNA vistos es uno de los más adecuados en cuanto a diseño y concepción de espacios, aunque ello no obsta se pueda seguir mejorando visto el crecimiento natural de la oficina. Al respecto, podemos destacar que el movimiento de gente apreciado los días de las visitas, fue realmente importante. Entrevistar a los Consejeros requirió esperar por su tiempo disponible. La gráfica del CPNA de Maracaibo sería la siguiente: 88 4.1.7.14 CABIMAS (12-05-2004) Se encuentra ubicado en un edificio que forma parte del llamado Centro Cívico de Cabimas, el cual antiguamente era un lugar de mucho movimiento en la ciudad y que hoy día, está un poco desplazado por otros polos de atención, que han surgido con el crecimiento de la ciudad. Al frente del CPNA están las oficinas del Consejo Municipal de Derechos, hacia un lado está una oficina de la ONIDEX y a pocas cuadras funciona la Alcaldía. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: Ciertamente la referencia del Centro Cívico es muy clara y no tiene perdida, hay circulación de transporte público por la zona. 9 Anuncios visibles en el edificio: La señalización de la oficina no es muy buena. En la planta baja del edificio nada indica allí funciona el CPNA y al subir al primer piso, el letrero de la puerta es casi imperceptible. 89 9 Ambiente y diseño: El espacio del que dispone el CPNA es de forma rectangular y algo estrecho para todas las personas que trabajan allí. La separación de los cubículos de los Consejeros es relativa pues estrictamente obstruye la visibilidad, se trata de espacios semi privados, abiertos por arriba y por debajo, lo cual fomenta un ambiente muy ruidoso. Esto, sumado a la saturación de colores y exceso de decoración, generan una sensación como de ahogo. Hay una mini salita de juegos para los niños y niñas y otra de espera para los adultos, bastante estrecha también, de hecho, algunos usuarios tienen que esperar afuera. Es difícil transitar por el estrecho pasillo de circulación. En la entrada está la Asistente (administradora del CPNA), quien recibe los casos y los asigna a cada Consejero. Detrás de ella se disponen un par de escritorios con computadoras, en las cuales se transcriben todos los documentos que puedan generarse en las actividades diarias. Hay filtro de agua y baño. 9 Mobiliario: Tienen un par de computadoras, teléfono, impresora, escritorios y sillas. 9 Formatos: Heredaron del CPNA de Maracaibo lo relativo a planillas, visto que éste se convirtió en una referencia obligada para casi todos los municipios del Zulia, donde posteriormente se crearon los Consejos de Protección. 9 Personal: Cuentan con una Administradora llevada por la Alcaldía, pero totalmente ganada a la causa de la LOPNA, una Trabajadora social y estudiantes (pasantes/tesistas) de Derecho y Trabajo social, además de una secretaria. El hecho de manejar su presupuesto, recientemente, ha sido muy útil en este sentido. 9 Estadísticas: Cada Consejero lleva la secuencia de sus casos y la integración no es frecuente. Salvo cuando entregan información solicitada por el Consejo Municipal de Derechos. 9 Traslados: Al igual que lo dicho en casos anteriores, el apoyo de la policía no es constante. Se valen por sí mismos de lo que tengan que hacer, hasta para referir casos a Maracaibo. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: En general, las relaciones con los otros integrantes del Sistema de Protección son buenas. Desde que la Alcaldía decidió entregarles su presupuesto para ser manejado internamente, ha habido una notable mejoría. Se hace todo menos complicado, los materiales no se acaban, los 90 sueldos se cancelan a tiempo, pueden disponer de cuando y quien sale de vacaciones, etc. El dibujo del CPNA de Cabimas es: 4.1.7.15 PÁEZ- ZULIA (14-05-2004) Finalmente, el CPNA de Páez en el Zulia se encuentra ubicado dentro de la Alcaldía. La pobreza del municipio es incuestionable y se respira en todos los ambientes por los que se transita. Aspectos observados de acuerdo al guión de observación: 9 Accesibilidad: La Alcaldía está frente a una plaza y es un punto de referencia muy claro, inconfundible, se ven menos carros y más personas caminando y andando en bicicletas. 9 Anuncios visibles en el edificio: Al entrar a la Alcaldía, no hay anuncios visibles que indiquen allí funciona el CPNA subiendo el primer piso. Ambiente de cierta 91 suciedad y personas poco amables. Se preguntó varias veces por el CPNA y no sabían indicar muy bien. Se llega allá a través de un pasillo lúgubre y poco iluminado a la oficina. Cierta desidia en el ambiente es innegable. Un minúsculo letrero lo señalaba. Incluso el día de trabajo de campo, hubo que esperar un rato hasta que llegara una Consejera a abrir la oficina. 9 Ambiente y diseño: La oficina en sí es muy estrecha, los escritorios están frente a frente, muy pegados el uno del otro y todo conspira contra la confidencialidad. Están bastante hacinadas y la precariedad general es obvia. Ninguna decoración, iluminación natural a través de una ventana. Se apreció escaso movimiento de personas. 9 Mobiliario: Fundamentalmente tienen unos 3 escritorios, una computadora y varias sillas. La espera de los usuarios la hacen de pie. 9 Formatos: Al igual que Cabimas, heredaron de Maracaibo planillas y hasta el tipo de organización interna, la manera de trabajar. El modelaje desde la capital fue notoriamente influyente. 9 Estadísticas: Poca disciplina en este punto como muchos casos vistos, con la particularidad de que el componente indígena de la población del municipio, ha llevado a que las Consejeras tomen relatos y lleven “pseudo” procedimientos que no son tales. Visto que es difícil explicarle a muchos usuarios, que al CPNA no les corresponde atenderlos sino a otro organismo, etc. No llevan cuentas muy claras de lo que hacen, ni de lo que parece que hacen. 9 Personal: Cuentan con el apoyo de una secretaria. 9 Traslados: Fundamentalmente por ellas mismas. 9 Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía: Paradójicamente, la circunstancia de que una Consejera de Protección fuese hija del antiguo Alcalde del municipio (antes de agosto 2004, pero vigente para el momento del trabajo de campo), favoreció menos de lo esperado al CPNA. Todo lo contrario generaba mucho “ruido” en el ambiente y no facilitaba procesos. Las dificultades propias de la distancia y el no contar con Tribunales, Fiscalía, programas, etc. en el municipio, son factores que amenazan el trabajo del CPNA de Páez. 92 La gráfica del CPNA Páez- Zulia es: 93 4.2 ANÁLISIS CUALITATIVO 4.2.1 LO QUE SOMOS Decidimos iniciar el análisis de los resultados con esta categoría, porque en nuestro criterio es la que marca el desarrollo de las demás debido a las dimensiones que engloba y por ende, el grado de complejidad que posee. Lo que somos, se inicia con las motivaciones personales o individuales de los que conforman en la actualidad el equipo de los CPNA estudiados, ya que éstas perfilan -considerablemente- las razones por las que se constituyen en espacios donde la vocación personal es el elemento central y sostenedor de este órgano administrativo del Sistema de Protección. A mayor vocación, mayor capacidad de resistir las múltiples limitaciones para el funcionamiento de los mismos y mayores esfuerzos hechos para dar la “mejor atención”, dentro de las posibilidades reales de cada municipio. Vemos de esta manera que las/os Consejeras/os al conversar sobre la forma en que llegan al CPNA señalan por ejemplo que “...en realidad nosotros estamos aquí porque nos duele la situación de los muchachos...” (5,14,67,403), e igualmente expresan “...si, es que yo siempre tuve preocupación por el problema de los niños, de allí mi interés de participar de forma organizada en el Consejo de Derechos, que era mi primera aspiración, de participar en esos problemas, que de hecho participaba, pero participaba en la calle peleando con los padres que maltrataban a los hijos, etc. y ayudando...” (3,9,32,52). De esta última frase se desprende un elemento muy importante y que tiene que ver con el sentido del Sistema de Protección previsto en el artículo 117 de la LOPNA, pues este sistema permite organizar y coordinar acciones para el efectivo goce de los derechos de los niños, niñas y adolescente; de manera que la preocupación de una persona, las acciones aisladas de los grupos, de organizaciones sociales de desarrollo, etc. se integran (pueden integrarse) en un verdadero sistema. Ello significó, una vez que entró en vigencia la ley, para quienes venían trabajando y/o preocupándose por los niños de forma individual, construir un espacio de encuentro en el cual es posible sumar conocimientos y esfuerzos para llegar a más niños y hacer de una vocación individual una acción verdaderamente social y articulada. En este sentido, la vocación personal fue la que posibilitó se conjugaran toda clase de personas unidas por un mismo interés, ya que para ellos “...en realidad este es un trabajo 94 de vocación, si no tienes vocación…” (3,9,30,73), es decir, fue ese interés inicial de las personas que hoy son Consejeras/os, lo que les permitió estar pendientes de lo que ocurría alrededor de la implementación de la LOPNA en sus respectivos estados. Por ejemplo, una de las consejeras de Nueva Esparta refiere que “...en enero del año 2000, tuvimos un taller allá en el Instituto de Estudios Jurídicos en donde fue la profesora Ofelia, la profesora Georgina, Yuri Buaiz, Cristóbal y bueno, me monté en el autobús como quien dice...” (3,9,34,34), porque para muchos de ellos, “montarse en el autobús” significaba poder ir en colectivo y descubriendo aquello del cambio de paradigma, substituir lo Tutelar por la Protección Integral y así, hacer más llevadera la preocupación por la situación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes del país. Esta forma de encontrarse le ha dado un carácter “abnegado” a la labor de las/os Consejeras/os de Protección, que han hecho de su vocación al trabajo el principal recurso, el eje, para organizarse, para mantenerse de pie, a pesar de las infinitas dificultades y a pesar de las grandes carencias con las que se ha marcado el desarrollo de los CPNA. De esta manera, tal y como lo señalamos al inicio, esta gran categoría que define a los CPNA como lo que son (y que permitió a los entonces “candidatos a Consejeras/os” estar al tanto de lo que era la creación de un órgano nuevo en un sistema también nuevo), se encuentra conjugada con subcategorías que hemos denominado No hay, Convocatoria, Intimidación y Transparencia, de las cuales destaca notoriamente la primera por su carácter determinante. Por separado, desarrollaremos estas categorías más adelante. Paradójicamente, esta conjugación de elementos como las carencias y la forma de crear a los CPNA, terminaron por hacerlos órganos en los que se respira la entrega al trabajo, en donde incluso la defensa de los niños, niñas y adolescente se ha convertido en un elemento que tiende a atentar contra el bienestar personal y familiar de los seres humanos que desempeñan roles de Consejeras/os, vemos por ejemplo como señalan que “...me ha restado tiempo con mi familia, si me ha afectado ciertas relaciones con la pareja, con mi novio, de hecho fue una de las razones por la cual terminamos, por el tiempo, me reclama que yo nunca estoy, que yo nunca puedo, que yo siempre pospongo las cosas de mi casa, personales, por el trabajo…” (5,13,56,195). Lo que pudiera interpretarse como que ser Consejera/o de Protección es casi un asunto de apostolado, porque a pesar de que muchos reconocen que debido a su dedicación y entrega se ven afectados en sus otras dimensiones 95 humanas, aún así ellos prefieren quedarse cumpliendo esta función. De hecho, aquellos que asumieron el reto de ser Consejeras/os de Protección y sintieron que el nivel de exigencia no les permitía llevar un sistema de vida equilibrado, renunciaron a los pocos días de iniciarse el trabajo de la oficina y las/os Consejeras/os sobre estos casos relatan por ejemplo que “...a todas estas llega una de las Consejeras principales y renuncia, porque ella también estaba trabajando en el Consejo Estadal como trabajadora social, entonces como que vio que la dinámica era demasiado fuerte, porque claro al principio también uno se aboca, es el desconocimiento, entonces tú tratas de servir lo mas que puedes, a ti te dijeron que ibas a trabajar las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año, entonces eso era tratar de dar toda la atención que ameritaban los casos” (2,6,20,70). Manifestaciones de esta “vocación” y “entrega”, explican casos como los siguientes: “...aquí no hay condiciones para que ese niño o ese adolescente se quede y entonces no encuentras entidades de atención por ningún lado, entonces cuando tú te encuentras en el dilema, ‘Dios mío ya, son las ocho, diez de la noche, ¿Qué hago yo con este niño o este adolescente?’, a mí en muchas oportunidades, y a cada una de nosotras, nos ha tocado llevarnos los niños a nuestras casas…” (2,6,20,318). Tal comportamiento, no solo ha violentado la intimidad de las/os Consejeras/os, sino que con ello se corre el riesgo de tergiversar el principio definido por el legislador como de corresponsabilidad entre Estado Familia y Sociedad. Las/os Consejeras/os no deben ir más allá de sus atribuciones, no pueden suplir las responsabilidades de otros actores ni llenar los vacíos existentes en diversos órdenes, con el desempeño casi “apostólico” de sus atribuciones. Esta es una alerta importante, pues no se deben repetir ni mantener “criterios” del viejo paradigma, donde la mayoría de la veces la discrecionalidad de distintos funcionarios, condujo a más problemas que soluciones. Sin embargo, esta “entrega” y “vocación” que ha persistido durante el tiempo y que de alguna manera ha definido lo que son los CP, ya está sufriendo ajustes y mostrando otros matices, pues varios de sus integrantes, madurando con la experiencia, han comenzado a ser autocríticos sobre su propio desempeño, como lo expresó una Consejera de Maracaibo “...hacemos lo que podemos pero en realidad creo que es insuficiente y que ya la calidad de respuesta de nosotros no es la misma, no es tan óptima como hace quizás año y medio, dos años...” (5,14,67,321). Obviamente, garantizar derechos no es una labor en abstracto ni se 96 consigue con eficiencia a fuerza de “buena voluntad”, es un trabajo exigente que requiere de recursos (diversa índole) y del concurso comprometido de todos los responsables y en ese sentido, el desgaste palpado en muchas/os de las/os Consejeras/os entrevistadas/os es inevitable (más bien, esperable), ya están próximos a un punto de saturación, donde: o se toman los correctivos necesarios o los pronósticos para el Sistema de Protección pudieran ser reservados. Así las cosas, sus reflexiones les han permitido comenzar a pedir ayuda y organizarse entre ellos para, mutar esa “entrega” y “vocación inicial” de los CPNA estudiados, a fin de que se consolide en una verdadera fortaleza y no en algo que atente contra ellos mismos, tal y como lo señalan unas Consejeras de Páez-Zulia “…el sistema de protección está atentando contra la integridad física y psicológica de uno. Nos llaman los superman, las mujeres maravillas, porque no le queda a uno espacio para nada…” (5,15,73,299). A esa “entrega” que los ha caracterizado en los tres años en promedio que llevan de vida, le está haciendo contrapeso en la actualidad su propia dimensión humana, la cual comienza a reclamarles un equilibrio respecto a sus necesidades, por eso algunas/os Consejeras/os se hablan a si mismas/os en los siguientes términos “…yo me angustiaba tanto que yo tengo un amigo que me dice: ‘pero mija, es que tú no eres la Madre Teresa de Calcuta y tú no vas a solucionar el problema social que existe, ése trabajo no es para ti, tú debieras estar en una oficina cómoda, en otro tipo de ambiente, con otras personas’... tratando de quitarme la emoción que yo tenía por mi trabajo, entonces, claro él con esas palabras me hizo entrar un poquito en conciencia, es verdad... yo no soy la Madre Teresa de Calcuta…” (2,6,20,531). La realidad es contundente y sin la conjugación de todas las estrategias de protección concebidas en la ley y que conforman el Sistema de Protección, como lo son las Políticas Públicas, los Programas, las Medidas de Protección, los Fondos y las Sanciones, la complejidad de los problemas socio-jurídicos no será nunca de verdad atendida, más allá de la expresión coloquial conocida por todos como “pañitos de agua tibia”. Los niveles de conciencia por supuesto no son homogéneos y en la rutina a veces avasallante de los CPNA, muchas/os Consejeras/os han caído en la tentación de querer hacer lo imposible e intentar atender -solas/os- la “compleja maraña” de la violación de los derechos a los niños, niñas y adolescentes. Ciertamente, a veces no han tenido mayores 97 opciones, pues no es sencillo “darse la vuelta” y desatender un caso, aunque materialmente sepan no cuentan con los diversos recursos para incidir más efectivamente en lo que ocurre. No obstante y por fortuna, comienzan a sentirse impotentes ante una tarea que no les pertenece en su totalidad y este, puede ser el detonante positivo para con criterio y articulación canalizar las inquietudes que los mantienen en tan relevante función. Testimonios como el siguiente son sugerentes “… a veces digo que la que necesita terapia psicológica hoy, soy yo y de verdad, hubo un momento en que yo si sentía y si tuve que ir de verdad, fui a unas entrevistas con un psicólogo y todo lo demás, pero no es como algunos creen que es que uno esta loco, pero si no que de verdad te sientes impotente en muchos casos…” (2,6,22,397). Tal frustración, no solo responde a la complejidad de La Realidad de los Derechos, otra de las categorías que hemos conseguido en esta investigación, si no que también es producto de las terribles carencias en las que han desarrollado su trabajo. Acotamos al respecto, dichas carencias no solo se refieren a las propias de la infraestructura de los CPNA, sino que tienen que ver con la posibilidad de contar efectivamente con un Sistema de Protección, más allá de la creación formal de los órganos que han sido constituidos hasta la fecha, se trata más bien de la deuda pendiente que se tiene con la ley, en el sentido de que los operadores de los sistemas se conecten y trabajen en equipo, junto con las familias y la sociedad, al compartir un mismo norte: el bienestar de niñas y niños. Los CPNA, se han convertido en un espacio en donde el valor de las personas que lo conforman es su mayor fortaleza, quizás, porque es gracias a esa “entrega” y “vocación” que han logrado dar una respuesta, a veces no suficiente, pero respuesta al fin en donde antes no había mucho y esto ha hecho que desde dentro y desde fuera los CPNA se consideren valiosos por la conjugación de vocaciones que lo conforman, dicho desde los propios Consejeras/os: “Yo pienso que las fortalezas son los propios Consejeras/os y el personal que está detrás de nosotros… la organización y la mística que tiene cada consejero, porque si no nos gustara este trabajo, imagínate desde cuando yo ya habría cerrado la puerta y me hubiera ido de vacaciones…” (5,14,65,292). Pero también desde afuera de los CP se percibe lo mismo, la fortaleza son las personas: “…Yo pienso que las principales fortalezas están en la calidad de las personas seleccionadas como consejeras…” (2,6,21,290) o por ejemplo, estas otras percepciones “…en realidad las personas que están 98 trabajando en el consejo son personas bien calificadas y bien dedicadas a la labor social…” (2,6,23,91), “…por lo menos una fortaleza es que los Consejeras/os quieren trabajar, ellos de verdad que se dedican, en los momentos que son de verdad necesarios que se le tiene que llamar para cumplir para una medida, a la hora que sea, realmente ellos no están viendo hora, ellos no están viendo, o sea, esa es una fortaleza, realmente yo creo que las ganas que tienen ellos de cumplir, eso es una gran fortaleza...” (3,9,33,127). Así las cosas, los CPNA no se definen desde su lugar en el Sistema de Protección, sino desde el lugar que ocupan las personas que lo conforman en función de sus conocimientos y capacidad de sacrificio, lo cual obviamente, puede convertirse en una arma de doble filo. Por un lado, tenemos una definición de los CPNA que marca una verdadera diferencia en lo que venía siendo la atención a los niños, niñas y adolescentes, en función de un nueva forma de entenderlos como sujetos plenos de derecho y que además, propone un camino “no judicializante” para hacer efectivos esos derechos, cuyas raíces muchas veces están en el campo de lo social y es desde allí que deben atenderse, por eso la experiencia acumulada de una Consejera le permite reconocer “...esto no es para abogados, no es para psicólogos, no es para trabajadores sociales ni sociólogos, esto es para personas que realmente quieren ayudar...” (5,14,67,458). Por otro lado y en paralelo, tenemos la visión de un CPNA que se define como un espacio de “entrega” a la atención de los “más desprotegidos” y ello conlleva, en buena medida, a que esa entrega se convierta en un “apostolado”, perdiéndose de vista la integralidad de lo que significa la garantía de los derechos humanos. En consecuencia, esto resulta una idea contradictoria, pues para defender y garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes no es necesario que otros seres humanos (adultos) vulneren sus propios derechos humanos al descanso, a la salud, a vivir y desarrollarse en familia, etc. Este sin duda alguna es un elemento que sale a relucir a partir de esta definición de los CPNA, y que llama a una profunda reflexión, porque no hay posibilidad de integralidad cuando se sacrifican las partes por el todo, cuando se confunden los roles de “servidor social” con “salvador social” y cuando esta diferencia no está totalmente clara en quiénes asumen dichas funciones, pero sobre todo, cuando transformarse de un servidor a un salvador es una respuesta a la ineficacia de los otros niveles de protección existentes en la LOPNA y hasta que no se comience a pensar 99 y actuar realmente en forma SISTÉMICA, no se logrará saldar la deuda histórica que se tiene con los niños, niñas y adolescentes de nuestro país. Para ir cerrando esta categoría, consideramos importante utilizar las palabras de un Consejero de Protección de San Cristóbal: “…yo considero que el Consejo de Protección es prioritario dentro del sistema, aquí está la llegada de toda la conflictividad medio menuda de orden social y es por acá donde creo que si hay los canales y las respuestas adecuadas, obviamente va la respuesta, pero las estructuras, los apoyos, los lineamientos nacionales, la misma política del gobierno central en relación con esto para mí está en deuda todavía…” (4,11,41,604). Lo positivo es que quienes entran al mundo de los “Derechos de los Niños” quedan sensibilizados y a pesar de las circunstancias que les ha tocado sortear a muchas/os Consejeras/os, cuando miran al futuro (sin alejarse de su vocación) varios afirman sin vacilación “...si salgo, me iría para lo mismo pero en otra área, con niños y adolescentes pero en un área donde tenga menos presión, porque yo también tengo familia...” (5,13,55,506), ya que para nada es un misterio que “...esto lo llena mucho a uno, de que realmente la vida personal sea efectiva y que tu trabajo esté impactando a la sociedad, de que estés haciendo algo que a la larga ayude a que no haya tantos niños y adolescentes en la calle, más niños y adolescentes que estudien, que tengan sus documentos, que estén con su familia, yo creo que es importante...” (5,14,63,747). 4.2.2 CONVOCATORIA Sondeadas las opiniones de los entrevistados en los municipios visitados, pudimos identificar dos grandes modalidades empleadas para difundir la información relativa al concurso para Consejeras/os de Protección, que en algunos casos fueron hasta concurrentes. En un extremo observamos la vía más impersonal y estándar de recurrir a los diferentes medios de comunicación social masiva disponibles en cada región, lo cual supuso colocar uno o varios avisos en prensa así como, hacer promoción a través de alguna emisora de radio local para indicar la fecha, hora y lugar destinados a la recepción de currículos vitae y el Foro Propio. Una cita tomada en Maracaibo lo recuerda así : “Se hizo 100 convocatoria por prensa, se hicieron convocatorias institucionales, se colocaron avisos en algunos sitios, eso permitió que un grupo de personas se acercaran el día del foro propio donde nos apoyó el Consejo Estadal de Derecho como veedor del proceso y unos representantes en ese caso del Consejo Nacional Electoral” (5,14,62, 14). Y otra de Lima Blanco en Cojedes refleja: “Hicimos la campaña por radio, se le hizo promoción en afiches, en las escuelas se hicieron las charlas, la señora Flor (...) con los docentes, como es ése tipo de personas que se necesitan, se hicieron las charlas, se hicieron las visitas a las escuelas, la alcaldesa lo radió, fuimos a un programa de radio...” (1,1,4,74). Por otro lado, varios entrevistados nos manifestaron se enteraron por una vía más personal visto que, los actores involucrados en la convocatoria (ya sea Consejo Municipal de Derechos, Foro Propio o Alcaldía) informaban -directamente- a algún conocido con el perfil potencial para Consejera/o de Protección o algún allegado a éstos organizadores, igual manejaba la información y la transmitía a posibles interesados. Tal hecho pudo ocurrir además porque, actuales Consejeras/os trabajaban (con anterioridad al cargo) en lugares donde de modo institucional la noticia del concurso se manejaba, como por ejemplo en el INAM, Tribunales de Protección, etc. En este sentido, en Maracaibo nos dijeron: “Me enteré primero dentro del sistema, uno como jefe de programática y que está dentro del Instituto (INAM)... tiene muchos contactos...” (5,14,63,18). En Tinaco una Consejera señaló: “A los vinculados a la Alcaldía se nos dio la información para que fuéramos portavoces, para que participaran en unas jornadas de talleres que se hicieron antes de optar por la preparación completa para el examen de admisión...” (1,3,12,25). Y otro ejemplo, tomado de Cabimas sería: “Me entero primero porque mi señora, aparte de que es abogado es Juez y el contacto que tenía con las personas que lo organizaron, incluso con el presidente de abogados, me enteré y participé en el foro...” (5,13,53,22). En general, pudimos apreciar la manera en que se llamó a concurso en cada región guardó estrecha relación con el grado de claridad que tenían o no, los actores involucrados, respecto a lo que significaba implementar el Sistema de Protección diseñado en la LOPNA. Como muy bien acotó una Consejera entrevistada en Maracaibo “...era un proceso muy nuevo y se cometieron ciertamente sus errores...” (5,14,66,192). Ello explica que la convocatoria en si misma sea muy significativa, porque las equivocaciones cometidas en esta fase tienen repercusión en la actualidad, ya que los Consejos de Protección tienen una 101 función bien específica e importante que cumplir como órganos administrativos dentro del Sistema y las personas a desempeñarse en estos cargos deben seleccionarse concienzudamente. En efecto, se constituyen como en una especie de “impronta” estas acciones o decisiones iniciales. Por destacar un caso, en San Cristóbal las/os Consejeras/os de Protección insólitamente mantienen condición de contratados en la Alcaldía, a más de 2 años de estar trabajando (iniciaron actividades en Diciembre/2001) y en flagrante violación de lo establecido en la ley. Si hurgamos en las razones de esta irregularidad, encontramos que en un principio no se tuvo la claridad respecto a la importancia de este rol y sus funciones a desempeñar y como bien expresa el propio Presidente del Consejo Municipal de Derechos: “...estoy a punto de plantear a la Cámara Municipal de San Cristóbal una reforma a la ordenanza, puedo echarme yo toda la culpa de lo malo, porque yo soy el autor se ésa ordenanza, mi falta de experiencia sobre todo en el aspecto administrativo para aquella época, no me permitió establecer, por ordenanza, que los cargos tenían que ser fijos como lo establece la ley...” (4,11,39,11). Siendo el caso de la condición y estabilidad laboral, una de las muchas dimensiones que podrían mencionarse como afectadas, si la convocatoria a concurso de Consejeras/os no se entendía de modo integral. En nuestra opinión y lamentamos no sea la tendencia observada, no se trataba de cumplir la formalidad de la ley y seleccionarlos acorde a lo establecido, sino llevar a cabo un concurso con planificación y lucidez sabiendo el para, el dónde, el con qué, el cómo iban a trabajar estos CPNA. Esta debilidad es un “drama” que apreciamos en diversos grados, desde municipios pequeños como Lobatera y Lima Blanco hasta otros más grandes e incluso comprometidos como el de Maracaibo. La inoperancia del Consejo Nacional de Derechos, en este sentido, es parte de la explicación, visto que debió dirigir mediante lineamientos y talleres de capacitación, todo el proceso de creación de los organismos a nivel nacional. Una Consejera de Lobatera, hasta con cierta resignación nos contó: “...la alcaldía nos colabora con copias, no todo el tiempo nos colabora con lo que es material de oficina, papel, etc. por presupuesto. En Enero nos dan que si dos resmas de papel, tantos lápices, pero esos se acabaron, entonces nosotros reunimos de las quincenas y compramos otra cantidad de papel...” (4,10,35,150). Otra de Maracaibo, que es Consejera suplente y no estuvo en los primeros meses de funcionamiento, nos refirió: “...yo sé que ellos pasaron 102 penurias porque no había por ejemplo computadoras, no había impresoras, una sola máquina de escribir eléctrica y se la turnaban...” (5,14,64,130). Así las cosas, cuando los “convocantes” se empapaban más del asunto y manejaban más información, buscaban apoyo de otras instituciones para garantizar un mejor llamado y por ende alcanzar una mejor selección. Algunos Consejos Municipales de Derechos, Foros Propios y Alcaldías se apoyaron en instituciones como UNICEF, Consejo Nacional de Derecho, Consejo Nacional Electoral, etc. para organizar la convocatoria y preparar la evaluación. En Zulia y Táchira sobre todo, en función de los CPNA visitados, notamos hubo debates internos e interesantes acerca de elevar el nivel académico de los aspirantes y exigir más allá de lo que la propia LOPNA establece en su artículo 164 y en consecuencia, explícita o implícitamente generar matrices de opiniones a favor de ciertas carreras profesionales como por ejemplo, Derecho. En algunos casos como línea de acción del Foro Propio, por ejemplo: “Nosotros si le dimos un perfil un poco más alto, que fueran profesionales, nosotros empezamos a ver que era importante o que tuviera una larga trayectoria en lo que es trabajo con niños y adolescentes y que pudieran tener un nivel o ser abogados...” (5,14,68,82). En otros casos, como propuesta del Consejo Municipal de Derechos apreciamos: “...bueno realmente pues yo difiero del criterio y bastante con respecto a la LOPNA, que dice que cualquier persona puede ser Consejero, es muy difícil, por lo menos debería haber siquiera dos abogados en cada Consejo para que puedan elaborar una decisión, y no es que no la sepan hacer, sino que la decisión sea ejecutable, que llene los requisitos de cualquier sentencia; es como que en un quirófano coloquen a un abogado, si no sabe ni siquiera coger una puntada ni poner una inyección, es lo mismo...” (4,11,39,54). Agregando contundentemente el mismo entrevistado: “...dentro de esos tres Consejeras/os tiene que haber un abogado, y no simplemente un abogado, sino un abogado con los requisitos para ser juez...” (4,11,39,77). La consecuencia fáctica de la idea que venimos argumentando, nos la dibuja esta Consejera de Páez-Zulia, “...el día que yo presenté, presentamos como doce y hubo unos que eran bachilleres solamente y se decepcionaron ‘aquí estamos perdiendo el tiempo, aquí no vamos a quedar nosotros sino la abogada’, y no vinieron más...” (5,15,72, 102). En la entrevista de la representante del Foro Propio en Maracaibo pudimos, incluso, rescatar las “expectativas” que se generaron con el proceso de convocar y elegir 103 Consejeras/os de Protección en ese municipio, pues según ella apuntó: “...¿cómo de verdad seleccionar un grupo de personas que no vinieran sólo por ser abogados a proteger los derechos de los niños? sino que tenga una visión mas amplia del asunto, de ser más humano, más cercano a las personas. Que la gente al llegar allí a recibir orientación, no sólo va a que le resolvieran un problema sino que además le ayudaran a ver un poco como pueda hacer su vida mejor...” (5,14,68,147). Tamaño compromiso, se conecta en el análisis con lo ya comentado en la categoría Lo que somos, pues ciertamente en muchos casos, se logró captar en la selección a esas personas dispuestas a “entregarse” en el desempeño de sus funciones y ser más que Consejeras/os de Protección, algo así como “Consejeras/os de vida”. Incorporando al análisis reflexiones sobre aspectos que caracterizan, en parte, a nuestra cultura venezolana, tenemos como complemento óptimo para llenar los vacíos de información y la no claridad de ciertos contenidos, el circular “rumores” sobre afirmaciones sin mayor fundamento, ello condujo a que un Consejero nos sugiriera (casi en tono de advertencia) para futuros procesos: “...Que se difundiera un poco más, porque solamente presentaron creo que fueron siete personas, incluso se hizo tres llamados a concurso, pero no venía gente, porque había desconocimiento de la ley, decían que los consejeros eran ad honorem, que no cobraban y había cierto temor, mucha desinformación...” (4,10,36,39). Con el bosquejo hecho hasta ahora se entiende que, de ninguna manera la “convocatoria” fue un proceso acabado que se concretó en un solo intento, sino por el contrario -en muchos casos- sobre la marcha se iban anunciando, modificando y/o repitiendo fases. Incluso en Consejos de Protección de donde nos llevamos buenas impresiones como el de Maracaibo, en la primera convocatoria por prensa se omitió información clave que, de alguna manera, propició toda persona “desempleada” llevara su currículum vitae, para luego tener que rectificar el llamado y así depurar el importante número de respuestas recibidas. En palabras de una Consejera de ese municipio: “la solicitud de currículo estuvo como que mal planteada, porque no especificaba que era un concurso para Consejeros de Protección, sino que sencillamente solicitaban currículo, de allí las doscientas personas: vendedores, etc.” (5,14,66,82). En cambio en otros municipios se requirió repetir el llamado, por impugnaciones hechas al concurso, lo cual 104 veremos con más detalle en el análisis de la categoría referida a la Transparencia del proceso. Estrechamente vinculado al tema de la convocatoria, tenemos todo lo relacionado con Foro Propio y participación de la sociedad civil, visto que, según el artículo 163 LOPNA “...la sociedad escogerá, en foro propio, a quienes postulará ante el Consejo Municipal de Derechos...” como candidatas/os a Consejeras/os de Protección. Pues éste es el espacio por excelencia para identificar aquellas personas de la comunidad que reúnen el perfil a objeto de defender los derechos de los niños, niñas y adolescentes, individualmente considerados, de cada localidad. Los municipios estudiados muestran en este sentido múltiples realidades. Encontramos foros más o menos activos, más o menos involucrados, unos más coyunturales y “politizados” que otros, unos más lúcidos y algunos hasta literalmente extinguidos. La trascendencia de esto se explica porque la categoría Convocatoria se conecta con las que hemos llamado Improvisación, Transparencia y No hay, que serán explicadas en su momento y de hecho, en ésta última, abundan los cuestionamientos acerca de la débil participación y contraloría social vista, en la materia que nos ocupa. Un ejemplo genuino y deseable del artículo mencionado de la ley, lo observamos en Maracaibo y tiene que ver con una Consejera de origen indígena, quien nos comentó: “...ése ha sido mi trabajo comunitario y de allí cuando sale la convocatoria por la prensa para concursar para estos cargos, mucha gente que me conocía me animó: ¡vamos, tú puedes!..." (5,14,64,46). También, otro ejemplo a destacar es una Consejera de Torbes, quien es abogada y esposa de un locutor de una radio comunitaria y por propia iniciativa, había creado un programa radial llamado “Espacio Jurídico” o “Viernes jurídico” y en donde semanalmente le hacía divulgación a la LOPNA: “...a partir de allí yo fui divulgando la ley poco a poco, mucho antes de que hubiese sido creado el Consejo de Protección, yo divulgaba la ley, entonces a raíz de allí es que una muchacha me dice: ‘mira, hay un concurso, creo de Consejeros de Protección que se va a efectuar en esta semana, usted debería participar porque usted hace la divulgación de la ley’, entonces sí, me acerqué a la Iglesia...” (4,12,47,30). Otro comentario sobre un Foro Propio que trabajó, lo registramos en Cabimas: “...se hizo llamado por la prensa, se hizo un comunicado dando la fecha del foro propio que era 105 para la creación de los Consejos de Protección, que debían consignar los currículos las personas interesadas a tal dirección y por cierto, el foro propio, la sociedad nombró una comisión que iba a recibir estos currículos y que iba a seleccionar, y que había gente de diferentes sectores, ellos fueron muy celosos, es mas, levantaron un acta de foro propio de quiénes eran las personas que iban a conformar esa comisión, esa comisión recibió los currículos con mucha antelación de manera que el día que se dio la actividad ya esos currículos estaban examinados...” (5,13,55,87). Mientras que por otro lado, testimonios sinceros, preocupantes y porque no decirlo hasta “deprimentes”, como los que siguen de un representante de Foro Propio en San Carlos (Cojedes), nos permiten ilustrar las dificultades que en este tema se viven en muchas de nuestras regiones: “...Acá no se hizo lo de proponer en Foro Propio a los candidatos a Consejeros de Protección...” (1,2,9,77). “...Considero no hay participación ciudadana, no hay estructuras sociales organizadas, no hay instituciones de peso social en el municipio, las que hay están muy politizadas...” (1,2,9,93) y remata: “...Yo le veo cierto problema, es un trabajo que tiene que ser de pronto de minorías, gente, organizaciones... que pudieran estar interesadas...porque la SOCIEDAD es demasiado abstracto y porque la participación es mínima. Si se pone una reglamentación rígida entonces la participación va a ser menor...” (1,2,9,101). Compartimos con el entrevistado que fortalecer el tejido social, sin lugar a dudas, es parte de los retos que aún tenemos por afrontar, a fin de alcanzar la madurez suficiente para comprender la trascendencia de la labor encomendada en la LOPNA a la sociedad en su artículo sexto. Darle contenido al principio de corresponsabilidad, sigue siendo una tarea pendiente. En resumen, la convocatoria no era una fase intrascendente del proceso de selección, vista en perspectiva histórica, fue el “comienzo”, el crucial “primer paso dado”... que define en buena medida lo que son actualmente los Consejos de Protección en los municipios seleccionados. Sin adelantarnos a las conclusiones, no es un hecho casual o fortuito que en aquellos municipios donde se invirtió tiempo, energía, recursos, información, sinergia y se exigió calidad en el perfil a la hora de convocar, elegir y juramentar Consejeras/os de Protección, tengan hoy mejores condiciones de trabajo y se encuentren más afianzados (casos como 106 Maracaibo, Sucre, Guaicaipuro). En los casos donde “todo” pasó sin saber muy bien cómo, para qué, por qué, quién lo promovía, hoy día son Consejos de Protección algo más débiles y con menos recursos, insumos, etc...(ejemplos como Macapo, Lobatera, Páez-Zulia). 4.2.3 INTIMIDACIÓN Tal y como se desprende del trabajo de campo hecho, en varios casos observamos la convocatoria al concurso de Consejeras/os no fue un hecho espontáneo y fruto de la conciencia de que el período de vacatio legis de la LOPNA había concluido. Además de la Improvisación, la categoría denominada por las autoras como Intimidación, también fue un hecho inobjetable en la constitución de diversos Consejos de Protección estudiados. Salvo en general el caso de Maracaibo (que aún así tuvo sus detalles), pues había mayor divulgación de información y cierto movimiento institucional y social importante, a favor de la entrada en vigencia de la LOPNA a nivel del estado. Notamos en otros municipios la “necesidad” de recibir cierta presión y amenaza de factores externos para agilizar la creación de dichos CPNA. En el estado Cojedes se nota con mucha claridad lo comentado. Al Consejo Municipal de Derechos y a la Alcaldía de San Carlos tomó -casi- por sorpresa el afrontar este compromiso y de un momento a otro, se vieron “dando carreras”. Como dijo la propia presidenta del Consejo Municipal de Derechos: “...en esa ocasión se trabajó de una manera muy apresurada porque la Fiscalía y los Tribunales se habían dado a la tarea de hacer como una cacería lo veo de esa manera...te presionaban: ¡tienen que hacer la selección de los Consejeros!..." (1,2,5,99). Puesto que les advirtieron: “...el municipio que no lo haga va a ser sancionado...y entonces tu trabajas de una manera más apresurada...” (1,2,5,106). Y como además ella misma admite, la calidad del concurso así efectuado no podía ser otro y los resultados se ven en entredicho: “...pero lo que te digo es eso...qué quizás nos hubiese permitido hacer una mejor evaluación...incluso en la misma gente de la Cámara Municipal para la discusión de la ordenanza, en ese momento ellos también se vieron presionados hicieron una discusión de una ordenanza que todo fue por modelos que nos presentaron de otros estados...tratando de adaptarla aquí que es lo que te digo...quizás fue la falla de la presión que había en el momento...” (1,2,5,122). 107 Lo mismo lo pudimos apreciar en el municipio Lima Blanco, donde también la presidenta del Consejo Municipal admitió: “...todo a la carrera para nombrarlos porque si no había la multa...en estrés...como todo en este país...que se hace todo de ya para ya...” (1,1,1,69). Por otro lado, Cabimas y Páez del Zulia también fueron ejemplos emblemáticos: ⇒ “la asignación del Consejo de Protección se debió a presiones, a una acción de protección de un tribunal (...) y en parte la desinformación...” (5,13,57,118). ⇒ “...me encontré en la Fiscalía N° 18 un oficio que estaba dirigido aquí al Alcalde, donde le ordenaban a él, aperturar Consejo de Protección, (...) de Caracas venía la orden (...) aquellos municipios que estaban retrasados en abrirlos debían hacerlo porque se tomaba como una violación a los derechos colectivos y difusos a los niños...” (5,15,73,17). En resumen, en vez de esperar la entrada en vigencia de la LOPNA en el 2000, prevenidos o al menos informados y adelantando pasos de los diversos procesos de adecuación en la materia, las gestiones anticipadas eran escasas. De hecho, esperar por la constitución de los Consejos Municipales de Derechos fue un tema relevante, que aunque no fue objeto de la presente investigación, no descartamos haya influido considerablemente en la creación de los CPNA. Es más, siendo precisas con las fechas y como lo vimos en el reporte de los datos cuantitativos, ningún CPNA se constituyó en el propio año 2000 como podía esperarse en teoría, apenas en un 33% de los casos estudiados (5 de 15), el concurso para Consejeras/os e inicio de actividades coincidió en el año 2001, mientras un 60% de los casos (9 de 15) seleccionaron Consejeras/os en el 2001 pero arrancaron a trabajar en el 2002 y aún así, las previsiones y provisiones no fueron mayores como veremos en categorías tales como, No hay y Organización y administración, dimensiones que resumen innumerables carencias. 108 4.2.4 TRANSPARENCIA Una vez hecha la convocatoria y asesorados los “convocantes” en los casos donde hubo esa posibilidad, la fase siguiente implicaba ejecutar la evaluación propiamente dicha y en líneas generales, podemos decir constatamos los esfuerzos y correcciones hechas para que de la selección efectuada en cada lugar visitado, se eliminara cualquier sospecha de “favoritismo” o facilidades a favor de un/a candidato/a por alguna circunstancia determinada. Como lo simplifica muy bien una Consejera electa en Maracaibo, donde además la competencia fue exigente, visto lo comentado en la categoría Convocatoria del nivel exigido: “...sabemos que de verdad lo que hicieron fue muy transparente y a la prueba está que yo no conocía absolutamente a nadie ni tengo ningún tipo de ingerencia política, ni contactos, nada de nada... porque además, donde trabajaba era en Lagunilla...” (5,14,67,33). Por su parte, dos Consejeras de Mariño acotan: “Fue transparente a Dios gracias y creo que en Margarita en general fue transparente…” (3,9,30,118). Incluso, la Consejera de Maracaibo con orígenes de etnia Añú, es otro ejemplo viviente de la transparencia que argumentamos: “...hay muchas personas que te dicen ‘no, ya ahí se sabe quiénes van a quedar, esos cargos están asignados’... yo nunca desfallecí, yo nunca tuve contactos, no tenía a nadie e iba a seguir y mis conocidos me seguían apoyando, yo nunca pensé que esto era así, asignado, sino por los méritos, si quedaste en ése lugar eso fue en lo que quedaste...” (5,14,64,93). Así como, Consejeras de Mariño comentaron con asombro el hecho de superar a los abogados en los puntajes de las pruebas: “...el contenido era solo la LOPNA y lo que nos llamó muchísimo la atención es que eran muchísimos abogados, casi todos de hecho eran abogados y lo que más no llamó la atención es que Carla queda en el primer lugar y yo en el segundo (Ana)… no por el hecho, porque sabemos de que hay muchos abogados pero como no están en la materia, más sin embargo, eran cosas elementales que nosotras decíamos, bueno, en cuanto a eso OK?… esa fue nuestra sorpresa que quedamos…” (3,9,30,110). De modo que, trabajando a favor de resultados que no estuviesen viciados, en varios municipios incorporaron además del currículo y el respaldo en Foro propio, otros requisitos en las evaluación como presentación de test psicotécnicos y psicológicos (que sirvieran de 109 alguna manera de filtros al volumen de candidatos), una entrevista personal, el examen escrito de dominio de la ley en los contenidos referidos a los CPNA (atribuciones, medidas de protección, etc.) y en ocasiones hasta una defensa ante jurado 2 . En esta línea, una Consejera nos dice: “Fue una selección bastante fuerte, al menos aquí en el municipio de Maracaibo fue así, examen escrito, examen psicológico, entrevistas personales, todas las pruebas que el equipo aquí impuso...” (5,14,65,23) y otra de Cabimas nos agrega: “...estuvo gente del Consejo Estadal, gente del Tribunal de Responsabilidad Penal, gente del Consejo de Derecho de acá (municipal), era como una especie de jurado, nos hacían preguntas y la entrevista también fue bastante fuerte, duraba que si veinte minutos...” (5,13,55,126). De esta manera, notamos el énfasis hecho por la decisión de haber traído invitados de otras regiones e instancias (profesores, jueces, Consejeros de Derecho, etc.) para participar de los procesos de selección en calidad de jurado, ello se convirtió en una garantía de imparcialidad importante que entrevistadas de Nueva Esparta y Miranda nos lo apuntan con mucha contundencia: “...Cristóbal y María fueron a Maneiro, a García y mas o menos el proceso de selección fue bastante limpio. Te voy a decir algo, si no hubiesen estado, es decir… si realmente ellos (Cristóbal y María) no hubieran estado presentes no creo que fuera tan transparente…” (3,9,30,119). “...Yo si pienso que fue justo el examen, inclusive fue con personas foráneas, o sea que no pueden decir que hubo un amiguismo ni nada de eso, porque ellos no sabían quién era uno ni uno sabía quiénes eran ellos, inclusive yo tampoco tenía mucho conocimiento de la gente del Consejo de Derecho, yo no conocía mucho a la gente del Consejo de Derecho, ni sabía quiénes eran ellos, los conocí fue en el día del examen que los vi allí, a mí me parece que si fue justo el examen, estricto...” (2,5,17,92). En entidades como Cojedes, los procesos en general no incluyeron la parte psicológica ni el jurado y se presentaron casos de impugnaciones al concurso tanto en San Carlos como en Lima Blanco. En el primero, porque una funcionaria del INAM (para el momento de la selección, luego renunció obviamente) y hermana del Alcalde participó en la Convocatoria y ello despertó cantidad de suspicacias. Sin embargo y a favor de la 2 En ningún caso, queremos proponer este fue “el orden” de la evaluación seguido en los municipios estudiados, puede ser distinto y sin alguna de estas etapas. 110 transparencia, se repitieron los exámenes y nuevamente, ella demostró reunía los conocimientos: “El examen se volvió a hacer, hubo personas que supuestamente se quejaron. Da la casualidad que las dos últimas que entran a presentar es Luisa Paredes y soy yo, ella queda como primera y yo de cuarta, la gente no lo interpretó bien, que nosotras teníamos el examen o algo así y de hecho eso fue mentira...y por eso volvieron a repetir el examen, otro distinto, si no me equivoco la repetición fue como al mes del primer llamado...” (1,2,6,47). En el caso de Lima Blanco también se repite el examen porque, el Consejo Nacional de Derechos a través de una de sus representantes conformó varias comisiones de evaluación en el Estado y el examen-modelo propuesto, se fue repitiendo con pequeñas modificaciones en distintos municipios desde que se hizo por primera vez en San Carlos, la capital del estado. La representante de Foro Propio lo explica de esta manera: “...presentaron el examen, las seleccionadas solamente no las otras. Allí se cometió un pequeño error porque eso tenía que ser a juro de aquí, entonces de San Carlos mandaron eso muy apresurado y la prueba que presentaron aquí era la prueba que habían presentado en Tinaco, entonces vino tachada, entonces esa prueba ya estaba (...) y como ellos traían la prueba de allá (...), esa no la elaborábamos nosotros, esas las traían directamente de San Carlos, el Consejo de Derecho de San Carlos las traía elaboradas, entonces nosotros nos dimos cuenta porque quitando el tipex se veía que era la que habían hecho en Tinaco...” (1,1,4,116). Tales circunstancias en general, de alguna manera se hacen difíciles de controlar puesto que como dijeron dos Consejeras de Mariño “...teníamos un poco de resistencia porque creíamos que eran cargos políticos, eso era un poco lo que se comentaba...” (3,9,30,93). Sentir que no se aleja tanto de la realidad si nos ubicamos en “contexto”, pues el radio de influencia que puede ejercer “la Alcaldía” como una rama del Poder Ejecutivo a nivel local es indiscutible, ya que existe una cultura política consolidada, donde el “clientelismo” ha sido vicio conocido. Si a la deficiente información le sumamos la novedad de crear estos órganos administrativos, que por mandato de ley los tienen que asumir las Alcaldías, no es de sorprenderse la cantidad de hipótesis que pudieron generarse durante y alrededor del proceso de selección de Consejeras/os de Protección. Además, Venezuela como país, en los últimos años se ha visto -políticamente- envuelta en una 111 tensión conocida por todos y sobre la que no hace falta abundar, pero de la que no podemos negar ha tenido sus repercusiones en la implementación de la LOPNA. Retomando la idea de la organización del concurso y los niveles de planificación, en la mayoría de las entidades se les dio a los aspirantes formación previa al examen (como debía de ser), aunque fuese un taller de variables horas de duración y la siguiente cita registrada en Cabimas lo manifiesta: “Cuando terminó el curso vino el examen, ese curso creo que pasó de una semana, era intensivo, clases durante todo el día en el colegio de abogados...” (5,13,55,113). También esta otra de Margarita nos lo ilustra: “se hizo primero un taller, te puedo dar unos detalles, no sé si en el otro se hizo porque no estaba, pero te puedo decir eso, por medio se le pasó un oficio al doctor Carlos Palomo, Fiscal Sexto, Octavo, no sé... éste, de muy buen gusto le dio el taller a estos aspirantes, se les pidieron sus currículos, sus currículos fueron revisados por nosotros los Consejeros, después de haber hecho el taller se hizo la evaluación por un baremo hecho conjuntamente nosotros los Consejeros con el Fiscal que nos dio unos parámetros que se guiaron: tantos puntos para esto, tantos puntos para esto, la evaluación, la intervención, la evaluación escrita, la evaluación oral, todas esas cosas se evaluaron. Hubo un empate con dos personas, desempatamos pero el Fiscal me dio la opción de que yo lo hiciera como yo quisiera, entonces decidimos evaluando el currículo, como tenía más currículo entonces allí fue donde hubo el desempate...” (3,8,29,22). No obstante, para muchos aspirantes estos talleres no eran suficiente preparación y por su cuenta, de modo autodidacta profundizaron en el estudio de la LOPNA. Una Consejera de San Carlos lo recuerda así: “No bueno...yo sola me puse con la ley...me fajé como una loca con la ley hasta que bueno...hasta que me la aprendí...” (1,2,7,56). Ya cerrando el análisis de la categoría e incorporando observaciones de los propios entrevistados, el que fuese un proceso bastante transparente no significó que fuese “inmejorable” o “exhaustivo” y en ese sentido, las representantes del Consejo Municipal de Derechos de Cabimas nos alertan: “...las pruebas el factor que no midieron fue vocación, parece que les faltó medirlo, los profesionales que laboraron y aplicaron la prueba no tomaron en cuenta esta variable, que es indeterminable en estas cosas, porque es un trabajo mayormente de vocación y no de remuneración, porque el trabajo que se hace no tiene pago...” (5,13,52,124). 112 Así como, un ejemplo de crítica lo aporta un Consejero de San Cristóbal, incluso en tono irónico pues comenta: “...ese proceso fue bastante tedioso de verdad, nosotros lo decíamos, que ni para postularse al cargo de un Juez había tanto... duró como cuatro meses y un estrés impresionante, tanto las evaluaciones psicológicas, psiquiátricas...” (4,11,40,47). 4.2.5 NO HAY Manteniendo el hilo argumentativo, hemos visto como los CPNA tienden a asumirse en las voces de los entrevistados, como un espacio para el “apostolado” a favor de los Derechos de los niños, niñas y adolescentes. Tal forma de definirse, no solo obedece a la conjugación de las motivaciones individuales de las/os Consejeras/os en funciones, sino también al “cómo” se iniciaron los CPNA influidos por niveles de improvisación y organización variables, tal y como se desprende del análisis de las categorías precedentes. Esto ha hecho de ese ejercicio “apostólico” de las/os Consejeras/os una actividad con niveles de incertidumbre importantes, donde fluctúan las posibilidades para mejorar la calidad del servicio y por supuesto las condiciones de trabajo de quienes son el corazón de este órgano. De esta manera, al mismo tiempo que hemos ido definiendo las características de lo que son los CPNA, del cómo se conformaron y lograron consolidarse en lo que hoy conocemos, también hemos ido asomando en reiteradas ocasiones una variable que aparece casi como una constante en todos los CPNA visitados para esta investigación, y que tiene que ver con la dimensión de las múltiples carencias, los diversos No hay con que lidian a diario las/os Consejeras/os y que sin duda definen de forma inequívoca y negativa no sólo lo que son los CPNA, sino también lo que pueden hacer, su desempeño general en medio de tantas privaciones. Estas carencias, ausencias, vacíos, insuficiencias aparecen en cuatro dimensiones esenciales. Una primera que es la más concreta y muchas veces la más visible y que tiene que ver con los recursos físicos para el funcionamiento de los CPNA, vemos así que nos hablan de estas carencias no solo como un problema de falta de recursos, si no como un elemento que conlleva a una menor eficacia en el desarrollo de su trabajo como Consejeras/os, por ejemplo: “…realmente las condiciones económicas no son buenas, 113 físicas, aunque tu vez un espacio amplio, realmente no tenemos máquinas de escribir, todos nuestros oficios salen a mano y eso realmente complica la cosa, porque pudiéramos estar automatizados, hacer una medida de protección en 5 minutos y aquí tenemos que tomarnos por lo menos media hora en transcribir…” (3,9,30,65). En este caso particular, hay un elemento que llama profundamente la atención y que tiene que ver con la valoración hecha a la falta de recursos, pues a pesar de que se reconoce la remuneración en su caso no es la más justa ni mucho menos la mas adecuada, ésta no afecta tanto, ni es percibida con tanta gravedad como la falta de insumos, herramientas para trabajar o la utilización de la tecnología que agilice y haga mucho más efectiva la acción de las/os Consejeras/os, pues de fondo lo que se destaca es el impacto de estas carencias en el usuario. Tal consideración nos remite nuevamente a la categoría Lo que somos ya que la entrega, la voluntad de trabajar por los niños, niñas y adolescentes es un elemento que difícilmente se pueda pagar y por tanto, la remuneración no adecuada ni justa, no se convierte en un verdadero obstáculo para su trabajo, pues la vocación es tal que no se limita por esta carencia. No obstante, las limitaciones tecnológicas por ejemplo para dar respuestas de forma mucho más inmediata, si se considera afecta el trabajo y es percibida como mucho más grave por las/os Consejeras/os de Protección. De modo que, estas carencias desde lo físico están vinculadas a otros elementos como la calidad de la atención, en cuanto a la comodidad que puede brindarse (algo tan sencillo como si hay sillas o no disponibles para esperar dentro de las instalaciones), las condiciones de higiene e infraestructura acorde para trabajar, en fin, las carencias son tantas que por momentos resulta difícil escoger las citas de las/os propias/os Consejeras/os para describirlas. Lo que comentamos fue palpable en las visitas que hicimos ya que por ejemplo, en uno de los CPNA del estado Nueva Esparta, en donde estuvimos más de cuatro horas entrevistando, tuvieron que comprarnos agua potable porque no había en el lugar y tampoco pudimos usar el baño porque ni siquiera es utilizado por las/os propias/os Consejeras/os debido al mal estado del mismo, así que las carencias en el plano físico son múltiples, por lo que para ilustrarlas decidimos listar algunas de las frases de las/os Consejeras/os entrevistadas/os como las siguientes: ⇒ “Tenemos escritorios, las cuatro sillas de los Consejeros, pero las sillas del público da tristeza, dan ganas de…. A nosotros nos da muchas veces pena que la 114 gente se siente en sillas que están todas rotas y que los computadores están malos desde hace mucho tiempo, todo es manuscrito, no hay tinta, no hay carpetas, no hay ni para sacar fotocopias…” (3,9,30,608). ⇒ “...En principio por nuestros propios medios, como no tenemos teléfonos CANTV, de oficina, ni telcel, entonces nos manejamos con nuestros celulares y las llamadas corren por cuenta nuestra, llegó un momento que mi celular no enviaba mensajes, y entonces estaba gastando como sesenta mil bolívares mensuales en llamadas telefónicas relacionadas con el servicio porque yo soy poco hablador por teléfono…” (3,9,32,247). ⇒ “…y bueno a parte de eso, el material, las comodidades, o sea, que aquí en este caso son incomodidades, a veces sin tener agua que tomar, el baño en las condiciones, unas condiciones higiénicas bastante deplorables…” (3,9,34,68). ⇒ “…cómo se supone que un profesional puede sustentar una familia, un Consejero de Protección que tiene tantas responsabilidades, pueda ganar trescientos mil bolívares, para mí es un absurdo total...” (3,8,28,55). ⇒ “…la computadora que esta allí no pertenece al Consejo de Protección, esa pertenece al muchacho que esta allí suplente…” (3,8,28,125). ⇒ “…Debilidades todas las que te he contado, existen muchas debilidades a nivel de infraestructura, no tenemos una privacidad, no tenemos un ingreso acorde a la responsabilidad, computadoras, esas son las mayores debilidades que tenemos…” (3,8,28,404). ⇒ “…La sede, la instalación no es apropiada para llevar un caso confidencialmente, aquí se escucha todo, desde afuera se escucha todo lo que uno habla prácticamente, sobre todo cuando la gente se altera...” (2,5,17,77). ⇒ “…El local no estaba preparado, estaba algo así improvisado, (...) no estaba condicionado, comenzamos en un salón así, una mesa ahí (...) Consejo de Derecho y allí estuvimos por unos meses hasta que (...), hicieron algunas cosas, algunos muebles, como ves las sillitas estas, pero no han hecho un gasto en nosotros así en muebles, de que nos tengan bien dotados…” (2,5,18,34). 115 Vemos así como las carencias de recursos afectan no solo la calidad del servicio prestado a los usuarios del CPNA, sino también la propia calidad y eficiencia laboral y en este sentido, dos elementos básicos que se consiguieron en casi todos los CPNA fue la falta de un teléfono y la falta de seguridad, ambos esenciales para el desarrollo de la labor de estos equipos de trabajo, porque como muy bien lo ilustra la cita siguiente, sin teléfono y sin seguridad todo se hace mucho más difícil desde el punto de vista de la labor propia de los CPNA, pero también desde la labor de entrega humana de las/os Consejeras/os: “…Las debilidades fuertes es falta de personal, falta de recursos, a veces siento que falta de disposición real por parte de la Alcaldía y no de puro ‘sí, yo ayudo’, a mejorar algunos servicios como por ejemplo el teléfono, que eso es horrible porque aquí es la seguridad tal, que tú vas a llamar por teléfono y cuando vienes de regreso quizás te roban por las escaleras…” (2,6,22,360). De hecho, el argumento de la seguridad es uno de los esgrimidos con mayor contundencia, en cuanto al tema de realizar las “guardias en sede” y explica en parte, por qué la mayoría de éstas se hacen a disposición, estando las/os Consejeras/os en sus propias casas, donde reciben las llamadas y de ahí es que salen a atender los casos. De esta categoría, surge una reflexión que también es constante en los CPNA visitados para esta investigación y que tiene que ver con el hecho de que si bien, la mayor fortaleza se encuentra en las características humanas de las/os Consejeras/os de Protección, la mayor debilidad se encuentra en todas las carencias con las que día a día se enfrentan. Tal y como se observó en las citas antes señaladas (ejemplos emblemáticos de carencias en recursos materiales), no cuentan muchas veces ni siquiera con lo esencial, un bolígrafo y un papel, para dejar asentadas las medidas que deben tomar en el ejercicio de sus funciones. Sin embargo, este déficit de materiales no surge de la nada, si no que responde a una carencia verdaderamente grave y es la referida a la asignación de un presupuesto acorde, lo que quiere decir que en la mayoría de los CPNA, las Alcaldías no han hecho todavía las previsiones presupuestarias necesarias para dotarlos de forma adecuada, y cuando se han tomado las medidas presupuestarias para atender las necesidades de dotación de los CPNA, éstas no se han hecho bajo uno de los principios rectores que ordena la LOPNA como lo es el de Prioridad Absoluta. La falta de recursos económicos y por ende de materiales en general, no son las únicas carencias resaltantes. Nos encontramos con la segunda dimensión referida al 116 desconocimiento que existe, en las diferentes instancias con las que se vincula el CPNA, dentro y fuera del Sistema de Protección, en lo que significa la visión integral de la defensa y garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, así como, de la estructura organizativa y de funcionamiento de dicho Sistema desarrollado en la LOPNA. El desconocimiento se observa tanto por parte de las Alcaldías, la sociedad civil, los Consejos de Derechos y en general, todas las instancias sociales y administrativas que forman parte del entramado de relaciones que hacen posible la creación y posterior desarrollo de los CPNA. Encontramos en esta segunda dimensión de los No hay elementos como por ejemplo las observaciones hechas por un representante de la Alcaldía que nos dice lo siguiente: “...si yo los convierto en empleados fijos yo los tengo que liquidar de una forma, por contratación colectiva y todo lo demás; si yo los mantengo contratados como los tengo, yo los tengo que liquidar también, pero les doy el beneficio que establece la Ley del Trabajo, (…) lo que yo veo es, si yo los tengo como empleados fijos, mañana porque me modificaron la ley, le convocan a una nueva elección, ¿Qué hago con estos funcionarios fijos?, no los puedo botar porque a mi la Ley del Estatuto del Empleado Público no me dice nada relacionado con los Consejos de Derecho y los Consejos de Protección, entonces éstos fueron electos por la sociedad, se convirtieron en empleados fijos, pero vienen unos nuevos y ¿qué hago con estos?...” (4,11,37,143). Este planteamiento pone en evidencia el desconocimiento de lo que señala la LOPNA en su artículo 159, en donde queda claramente expreso que los funcionarios de los CPNA forman parte de la estructura administrativa de las Alcaldías y que la autonomía está referida a la toma de decisiones. Pero además, este desconocimiento (sumado a una falta de voluntad política) se hace mucho más agudo cuando no queda claro en la propia ley, en detalle, cuáles son las características propias de estos funcionarios, ni de qué modo deberían pasar a formar parte de esa estructura administrativa del ejecutivo municipal, dejando amplias facultades al aplicador/ejecutor de la ley para interpretar esta adscripción a su antojo y conveniencia. En la actualidad, se padecen situaciones como la falta de uniformidad en “la manera” de adscribir este organismo a la estructura de las distintas Alcaldías, encontrándonos con casos en donde se conformaron como una Fundación financiada por la 117 Alcaldía, otros en los que las/os Consejeras/os son personal adscrito al despacho del Alcalde y ello establece una proximidad que pudiera ser perjudicial por las asociaciones que sugiere y hasta lamentablemente, identificamos dos municipios (Lima Blanco y San Cristóbal) en donde mantienen condición de contratados las/os Consejeras/os y ello por lógica, le resta el carácter de órgano establecido en la ley. En este sentido, vemos como el desconocimiento del tema ha permitido que cada Alcalde “coloque” en cualquier espacio de la Alcaldía (física y administrativamente) a los CPNA, lo cual ha traído consigo una cantidad de desigualdades e inconsistencias entre un municipio y otro, incluso dentro de un mismo estado. Así que este desconocimiento, en algunos casos ha sido determinante para los CPNA pues, no solo afecta las relaciones que se puedan dar entre las diferentes instancias, sino que también ha afectado la posibilidad de contar con los recursos económicos adecuados y a tiempo: “La verdad ése fue un proceso que tuvimos que discutirlo ampliamente con mesas de trabajo, porque acuérdate de que eso fue un cambio de un sistema que todavía las Alcaldías no tenían conocimiento de que tenían que enviarle un situado institucional a los (...) Consejeros de derecho…” (3,7,24,36), “ … el Consejo de Derecho y el Consejo de Protección al principio él (el alcalde) no entendía lo que era el Consejo de Derecho, no entendía que había que pasarle un presupuesto, no entendía que era autónomo…” (2,5,16,59). Y este desconocimiento no solo se refiere a las instancias de la Alcaldía, también tiene que ver con los miembros de los Consejos de Derecho, en donde el desconocimiento o la falta de claridad sobre lo que es su rol ha hecho difícil el trabajo de los CPNA, pues no cuentan muchas veces con el apoyo adecuado ni con las relaciones de articulación que deben tener dos órganos administrativos del mismo Sistema. Esta incongruencia en el manejo de la información y la cuestionable preparación en materia de LOPNA y los principios que la rigen, ha generado roces y dificultades que describiremos con más detalle en la categoría Juntos pero no revueltos. Por ahora resulta oportuno mencionar como ejemplo de esas carencias importantes con las que se han visto marcados los CPNA el siguiente: “…De hecho… y se logra el objetivo, porque después de allí comienza el enfrentamiento, digamos un poco, con el Consejo de Derechos porque hay bastante desconocimiento por parte de ellos, pero se ve 118 que realmente el Consejo de Protección que es quien realmente dicta esa medida de manera directa, necesita conocer la ley de manera profunda, o sea, no tienes, no quiero decir que nosotros seamos perfectos y no nos equivoquemos y que seamos los más, perfectos, no, tenemos nuestros errores, pero definitivamente había que saber para poder estar en ese cargo...” (3,9,30,123). Otro ejemplo sobre esas carencias están en estas palabras: “…yo considero que debe existir alguna posible reforma a la ley, aspectos tales como la capacitación que debe existir o un nivel de instrucción o de capacitación al Consejero de Derecho, yo estoy de acuerdo con el Foro propio, que debe haber una paridad sociedad y ejecutivo, pero considero que esas personas que conforman esos Consejos de Derecho y van aprobar programas adecuados deben de tener un nivel, por lo menos, de capacitación respecto a la ley, porque muchas veces quieren que tu cumplas o hagas cosas que no pertenecen a tu competencia, o muchas veces quieren inmiscuirse en cosas de las cuales no son competentes, entonces es como tirar flechas, para mí tiene que haber alguna instrucción, algún nivel en cuanto a los Consejeros de Derecho, el conocimiento de la ley y de la doctrina...” (3,8,28,441). “…No voy a cambiar lo que ya es un esquema establecido, además que no soy la única, esto es algo que le corresponde a mucha gente y todos tenemos que buscar la manera, de acuerdo a las funciones que cumplimos, lamentablemente no nos unimos, lamentablemente cada quien va por su lado y digo esto porque lo he vivido en carne propia, el Consejo esta aquí pero hay muchas personas que debiesen conocerlo, qué es el Consejo, la importancia del Consejo de Protección, su función dentro del municipio, qué cosas puede hacer el Consejo de Protección y en la misma Alcaldía no saben ni quién eres, sino simplemente aquella que se juramentó y que está cobrando un sueldo y que depende de la Alcaldía y ahora de Desarrollo Social, pero en sí, esa sensibilización con lo que es este órgano no existe, entonces le toca a uno trabajar como que solo, a veces ellos se sienten solos, hay momentos en que estamos unidas en equipo, pero a veces que una se desanima, se desanima la otra y la otra y tiene que salir una ‘no, no, pero mira vamos a volver a retomar, vamos a ver qué hacemos’, pero no es fácil, es difícil pero aquí estamos hasta que aguantemos...” (2,6,20,536). En la misma tónica, una Consejera de Maracaibo con cierto pesar compartió “...es lamentable que a veces uno se encuentre con que las personas que tienen la posibilidad de dar respuesta a eso pues no están ni siquiera vinculadas, pareciera como que si 119 estuviéramos nuevamente iniciando todo esto del Sistema de Protección, como si partiéramos de cero...” (5,14,67,183). Es algo así como que “...lamentablemente no ha habido el interés político hacia este tipo de instituciones, hacia el Sistema de Protección, tal vez ellos ven el Sistema de Protección como una carga y no lo ven como la mejor labor social que pueden hacer en sus municipios, que pueden explotar políticamente, ellos no lo ven así, ellos lo ven como una carga, como algo que no les da dinero...” (4,11,49,540). Siendo en exceso pragmáticos, algunas/os Consejeras/os prefieren esto a la indiferencia de existir y no tener apoyo para funcionar. La consecuencia más alarmante de estas reflexiones es el desgaste que producen en el ánimo de las/os Consejeras/os pues “...a veces nos encontramos con la traba de organismos oficiales y funcionales, uno por desconocimiento y otros porque no le dan la importancia que ello tiene, entonces uno se siente como impotente para desarrollar nuestras actividades y para cumplir a cabalidad las funciones y el espíritu en sí de la LOPNA...” (5,13,53,230). Es más, con mayor pesimismo otra compañera del Zulia sentencia: “...tiene que haber apoyo porque si no nos vamos a ir a pique...” (5,15,73,431). Comentarios que sin duda invitan a producir enmiendas urgentes. El generalizado desconocimiento de los Consejos de Derechos y su actuación deficiente en materias de su competencia (pero que a la vez son vitales para el desempeño adecuado de los CPNA), es otro de los escollos a superar sobre todo en el tema de la inscripción y promoción de programas de atención a los niños, niñas y adolescentes. De esta manera, entramos en la tercera dimensión de la categoría No hay: “…OK, crearon el Fondo de Protección, pero ¿y donde están los programas?, y ¿dónde están las cosas que tienes que hacer tal cual como debe ser?...entonces cuando bajas y les preguntas y les dices, ‘no mira pero a mi me parece’… Mira aquí te suben a ti un programa aprobado por ellos, ya inscrito y aprobado y todo, para que nosotros dictemos medidas, pero cómo te van a presentar a ti un programa en donde tu vas a dictar una medida para ese programa y pides un cupo y te dicen ‘no el cupo está lleno’, pero... y ¿quién dictó medidas en ese programa?...” (3,9,34,258). En consecuencia, la falta de conocimiento unida a las dificultades de comunicación e interrelación entre Consejos de Derecho y de Protección, trae consecuencias tremendas porque en efecto, posibilita se aprueben o inscriban programas en renglones que no son prioritarios para los niños y adolescentes de los 120 municipios respectivos. Ello sugiere como tema de futuras investigaciones, profundizar en la práctica de los Consejos de Derecho en función de lo que debería ser su desempeño desde lo pautado en la LOPNA. Enfatizando este punto, insistimos en que para la mayoría de las/os Consejeras/os entrevistadas/os, la más grave y terrible de las carencias, el NO HAY EN MAYÚSCULAS que marca su existencia, se encuentra representado por la pobre oferta de programas para la ejecución de las medidas de protección que dictan. Vemos así que prácticamente todas/os las/os Consejeras/os al hablar sobre las debilidades señalan lo siguiente: “...no tenemos las herramientas de cómo solventar el problema social existente y más aún en el caso de Maneiro no existen programas, entonces al no existir en Maneiro programas no existe un equipo multidisciplinario allí adscrito, que fuera lo ideal, ¿Cómo soluciono yo?...” (3,8,28,302). Igualmente señalan: “… y los programas ya te habrás dado cuenta de que no tenemos programas de ningún tipo, no hay hogares sustitutos, se han dictado medidas de protección, inclusive uno se ha tenido que quedar con los muchachos en abrigo mientras se ubican los familiares…” (2,5,17,71). En Cojedes pasa igual “...la falta de programas que tenemos...deberíamos tener para dar orientaciones a los padres o demás personas del grupo familiar...por ejemplo...” (1,2,8,244) y como estos ejemplos, pudiésemos señalar uno por cada Consejero/a de Protección entrevistado/a. La gravedad de esta carencia se explica por si misma, dadas las limitaciones que implica a las/os Consejeras/os en sus respuestas. Recibir los casos, escuchar a las personas y sus conflictos, atenderlos las veces que hagan falta, identificar la amenaza o violación del derecho, más todo lo que sigue en el procedimiento establecido, al final “se cae”, “se desvanece” si no existe el programa, el lugar, las personas, quien(es) ejecute(n) las acciones del servicio específico al que se remite, para minimizar o erradicar el problema que llevó a una familia determinada y a unos/as niños/as determinados/as, a acercarse a buscar una respuesta en un CPNA. Refrescando los conocimientos teóricos, las nociones de política, plan, programa y proyecto se encuentran estrechamente relacionadas, ya que una incluye a la otra si partimos de la política que es el concepto más abstracto y abarcante hasta llegar a los proyectos, que son las unidades operativas del proceso de planificación y éstos en conjunto constituyen un programa, el cual tienen por objetivo abordar las prioridades de intervención, definir el 121 marco institucional y asignar los recursos a utilizar (Souffront, 2004: s/n). En este sentido, hay un hilo conductor que le da coherencia a los cuatro niveles y esto agrega grados de dificultad adicionales a lo que venimos comentando, pues los Consejos de Protección no pueden trabajar con cualquier programa, sino con aquellos que estén acordes con la Doctrina de la Protección Integral y se encuentren armonizados con las políticas de infancia que cada municipio “debería” tener de acuerdo a los análisis situacionales hechos por los Consejos Municipales de Derechos respectivos. Todo esto paralelo a la garantía del ejercicio de los derechos fundamentales que deberían ofrecer las políticas públicas de infancia, si están concebidas desde un enfoque de derechos humanos (Instituto Interamericano del Niño, 1999: 4). Volviendo al análisis de los resultados, la deficiencia de programas está determinada por múltiples elementos, llamándonos poderosamente la atención, el hecho de que no se encontrara ningún municipio a 4 años de entrada en vigencia la ley, con un set mínimo de programas sociales acorde a las necesidades del lugar. A la luz de esta deficiencia importante vale la pena preguntarse ¿y la corresponsabilidad de la sociedad civil cuando se ejerce? ¿existe la promoción que deben hacer los Consejos de Derechos para incentivar la creación e inscripción de programas, en función de las necesidades de atención y prevención del municipio? ¿qué pasó con los artículos 4, 5 y 6 de la LOPNA? ¿sucede algo con los Fondos de Protección?. Esto nos conduce a incorporar -brevemente- al análisis otra variable importante, pues el tema de la existencia aún del INAM (con todo el debate que ello implica) es un hecho inobjetable, incluso, es lo que más a la mano muchas veces tienen las/os propias/os Consejeras/os y de hecho, uno de San Cristóbal al respecto nos recuerda: “...es irónico decirlo, es el INAM el que maneja el presupuesto, INAM es el que tiene las instalaciones, es el que tiene el personal entonces no podemos estar apartados de ellos así estemos hablando de un paradigma diferente...” (4,11,40,264). Para nosotras todas estas reflexiones e inquietudes pueden constituirse en nuevas preguntas de investigación, sin embargo, creemos pertinente señalar que aunque no tenemos datos para sustentar afirmaciones, cobra vida la hipótesis de que el Estado no haya hecho bien su trabajo de promoción y difusión de la ley en el sentido más amplio, es decir, en lo que significa efectivamente la corresponsabilidad, centrando su atención al hecho del conocimiento de los derechos, pero dejando sobreentendido el asunto del cómo se hacen 122 efectivos en el marco de un ejercicio verdaderamente responsable de la ciudadanía, en su significado más crucial. Esto sumado a que la sociedad no ha respondido del todo como se esperaba, nos propone un panorama de profunda revisión. El contexto de implementación de la LOPNA a partir del año 2000 tampoco ha sido el más propicio, pues aunque no es el centro de este trabajo discutirlo, no podemos abstraernos y negar que la tensión política vivida en los últimos años ha sido absorbente y ha penetrado muchos espacios. Este punto que venimos discutiendo nos lleva a la última dimensión de esta categoría y que tiene que ver con la inexistencia de políticas para la infancia a nivel macro y microsocial, es un hecho la falta de lineamientos coherentes y a tiempo para las diferentes instancias del Sistema de Protección, donde la invisibilidad y deficiente gestión del Consejo Nacional de Derechos ha sido un mal ejemplo a seguir en los Consejos Municipales, a la vez que un obstáculo para la coordinación de actividades. Para hacer políticas hace falta mucho más que publicar gacetas, se trata de coordinar acciones a todos los niveles de gobernabilidad, propulsando un verdadero Sistema de Protección Integral, en donde la defensa es un eslabón más de un conjunto de medidas preventivas generales y en donde la comunicación efectiva y oportuna es una herramienta esencial para lograr esos niveles de coordinación inter e intra sectorial. Esta última dimensión queda en evidencia cuando los participantes de esta investigación señalan frases como las siguientes: ⇒ “…del Consejo Nacional que yo si no he sentido su presencia realmente, aquí en el municipio y en Nueva Esparta…” (3,9,30,575). ⇒ “…ni a través del Consejo Estadal de Derechos, ni el Consejo Municipal de Derechos, no se si ellos lo reciben, tenemos acceso, a través de ellos me refiero, a los instructivos, lineamientos, etc., que dicta el Consejo Nacional de Derechos…” (3,9,32,286). ⇒ “…deben de haber unos lineamientos, algo así que cuando se presenten estos casos cuáles medidas tomar, porque de repente yo no podré tomar ninguna medida porque no sé, no tengo en mis manos los lineamientos, qué debo de hacer con respecto a este caso…” (3,8,29,134). ⇒ “… tenemos que buscar soluciones prontas, al Consejo Nacional de Derecho le falta mucho, uno ve que no hay presencia del Consejo Nacional de Derecho en los medios de comunicación, uno ve que no hay 123 de verdad aquello del apoyo interinstitucional, aquella forma de auspiciar la ley y de verdad ejecutarla…” (4,11,40,583). ⇒ “…no hay un sinceramiento, no se ha sincerado la política financiera del Ejecutivo Nacional con los municipios que somos las ramas de ese enorme tronco que es el Ejecutivo Nacional y tomando en cuenta que Venezuela, por razones históricas, políticas, constitucionales, que no en teoría, sino en la práctica, somos un estado centralista, y eso es grave para el Sistema de Protección…” (4,11,39,202). ⇒ “...La falta de política dirigida hacia la infancia, de los órganos que tengan que dictarlas, estatales y municipales; los recursos no están dirigidos directamente a que el Estado solvente los problemas de los niños y adolescentes...” (5,14,65, 308). De manera que, son amplísimas las consecuencias de esta presencia cuestionable del Consejo Nacional pero quizás la más grave de todas es que incomprensiblemente debilita el Sistema de Protección a medida que transcurren los años en vez de afianzarlo y hace que sus propios integrantes, los que se manejan con la cotidianidad de los problemas de la infancia propongan con total crudeza: “...vamos a integrar el Sistema de Protección con el INAM...cámbiale el nombre si quieres...búscale un nombre, pero vamos a integrarnos y a trabajar y entonces con estos recursos que tiene el INAM...tiene psicólogos, maestros cuidadores, tiene todo y funciona el Sistema de Protección...pero ellos por un lado tomando decisiones y nosotros por otro lado tomando otras decisiones...así no vamos a llegar a ninguna parte...” (1,3,11,317). En conclusión, ocurre que para los CPNA las carencias forman parte de la propia rutina y conducen a trabajar en una especie de “realidad virtual”, porque se trata de utilizar espacios que no se tienen, de maximizar recursos que no existen, utilizar programas que no hay, contar con una sociedad civil que no está organizada ni ejerciendo su rol corresponsable para la garantía y disfrute de los derechos, contar con un Sistema de Protección que aún no funciona de forma “sistémica”, sino parceladamente y con grandes dificultades. En fin, hablar del trabajo de los CPNA, es hablar de todas las cosas que les 124 falta y que si pudiesen contar con la mitad de las carencias, seguramente lograrían milagros, que por ahora solo son trabajos imposibles. Con niveles de frustración importante, cerramos esta categoría con otro testimonio del representante de Foro propio en Torbes, cuyo comentario bien podría extrapolarse a muchos otros municipios de Venezuela: “...dos años de creados el Consejo de Protección, y cuatro años, creo, de creado el Consejo Municipal, donde a cuatro años no podemos encontrar un programa realmente que fortalezca o le de un piso a lo que establece la ley, eso sería parte de una reflexión, y más que una reflexión, sería parte de una crítica constructiva a un sistema que tiene una deuda social con todos los niños, niñas y adolescentes del municipio Torbes. Donde siempre, como lo dije al principio, se sigue sacando un trapo rojo a tanta realidad que se vive dentro de la comunidad, donde hay más prioridad por parte del Estado y en este caso, por la persona que tiene que dar los recursos a actividades secundarias (como una pantalla para un partido de fútbol Venezuela-Perú, o la inauguración de su emisora 102.5 bolivariana), en vez de establecer o dar el dinero realmente para que los programas que están establecidos dentro de la ley sean eso, ley y no sean puro cuento...” (4,12,49,31). 4.2.6 IMPROVISACIÓN Teóricamente, es imposible que los CPNA surgieran de la nada o se “crearan” a sí mismos. Sin embargo, contrastar esta premisa con la realidad evidenciada en los municipios estudiados pudiera resultar algo paradójico o ambigüo. La LOPNA establece que, como ya se ha insistido suficientemente, recae en 3 actores o instituciones fundamentales la responsabilidad de constituir a nivel local los Consejos de Protección, como uno de los órganos administrativos contemplados en el diseño del Sistema de Protección de dicha ley. La relevancia de dichos órganos tal y como reza en el artículo 158 ejusdem, es incuestionable pues, se encargan por mandato de la sociedad, de asegurar la protección en caso de amenaza o violación, de los derechos y garantías de uno o varios niños o adolescentes, individualmente considerados. En este sentido, la responsabilidad de crearlos es articulada y lo que queremos destacar con la categoría propuesta es, conforme a lo recogido en las entrevistas, ¿en qué 125 medida? este proceso se hizo de pronto, sin estudio ni preparación previa. Visto que, de la presencia (magnitud) de tal característica pueden desprenderse conclusiones importantes para el objetivo general del trabajo que hacemos. La sociedad cumple un papel importante porque en foro propio, tiene el compromiso de seleccionar los candidatos idóneos a ser postulados ante el Consejo Municipal de Derechos, de manera que si a este nivel, la dinámica de pre-selección hecha fue un mero “formalismo”, se tiene que asumir hoy día el peso de una postulación a la ligera o de una deficiente contraloría social, la cual dejó que se colaran personas inadecuadas para este rol de Consejeras/os de Protección, que sabemos es tan relevante. La tendencia apunta, en los municipios vistos, más bien a cierta “inercia” de parte de las organizaciones sociales y de la sociedad en general, incluso en CPNA como el de Maracaibo que destacaremos en párrafos siguientes y en donde apreciamos esfuerzos por contrarrestar esta propensión a la inmediatez. Apreciamos en muchos lugares el “Foro Propio” es más una ficción legal que otra cosa. No es un espacio genuino y permanente para debatir asuntos de interés vinculados a los problemas y necesidades de la infancia, sino una coyuntura que como “requisito” se instala cuando hace falta cumplir con un paso de un proceso determinado. Representantes de los Foros Propios en San Carlos-Cojedes y Torbes-Táchira, con cierta dureza nos dicen: ⇒ “Esta selección se hizo con la mejor buena intención pero también con un sentido de provisionalidad porque la idea era poner la ley en marcha en el municipio, pero hay que animar a la gente a que participe y creo que no se consiguió...” (1,2,9,89) ⇒ “...no hubo realmente la importancia de lo que está establecido en la ley, la importancia del cargo, el por qué se tiene que ser consejero de protección, si no es algo como por cumplir un requisito de ley, usted y usted "tenemos aquí porque vamos a escoger consejeras de protección", más nada, porque el Consejo Estadal estaba diciendo: monten ya ustedes el Consejo de Protección..." (4,12,49,81) 126 La propia Presidenta del Consejo Municipal de Derechos de Maracaibo reconoce: “El foro propio no está activo, si te decimos que sí es mentira, (.....), aquí hay mucha debilidad en la sociedad civil, con el tema político que hay a nivel nacional, con el tema de las prebendas de las organizaciones no gubernamentales con respecto a los recursos del gobierno estamos fritos, hay algunas personas que estamos tratando de rescatar, porque son gente que siempre ha trabajado pero que está muy recargada, porque ese es el problema, hay tan pocos buenos que se echan todos encima...” (5,14,62,182). De hecho, la trascendencia de esta contraloría social se palpa claramente con la permanencia hoy día de Consejeras de Protección, quienes definitivamente no reúnen el perfil pero no fueron descartadas a tiempo. En Torbes-Táchira, para el momento del trabajo de campo, presenciamos un conflicto donde la idoneidad moral de una Consejera estaba en discusión, pero visto lo delicado del tema, no quedó registrado en ninguna de las grabaciones hechas. Fuera de grabación se tuvo conocimiento de una reunión convocada por el Consejo Estadal (28-7-2004), para intentar esclarecer la situación entre Consejo Municipal de Derechos y Consejo de Protección de Torbes. Así como, durante los días de levantamiento de la información, nos enteramos de ciertas irregularidades, las cuales en parte, tienen su “génesis” en la selección de candidatas hecha con cierta ligereza. El Consejo Municipal de Derechos por su parte, debe organizar procesos de selección íntegros y transparentes, donde muchas dimensiones deben ser tomadas en cuenta y quizás para “ésta primera vez”, muchos ámbitos no se tenían tan claros. Mientras que hoy día y en perspectiva histórica se tiene mayor nitidez y una postura al respecto. Vinculado al punto anterior, la calidad de la participación social afecta por supuesto al Sistema de Protección visto que los Consejos Municipales tienen limitaciones de distinto orden para el cabal cumplimiento de sus funciones. Si tomamos en cuenta un comentario hecho por el Presidente del Consejo de Derechos de Tinaco donde afirma: “Arrancamos de CERO sin tener nada. Yo estoy aquí haciendo funcionar el Sistema de Protección pero sin los requisitos legales para que no se caiga, para hacerlo legalmente todo, yo tengo que hacer una sesión del Consejo de Derechos, los 3 de la Sociedad Civil y los 3 del Ejecutivo y por mayoría decidir y lamentablemente no existe la Sociedad Civil, estamos los 3 del Ejecutivo nada más...” (1, 3,11,237). Así las cosas, órganos administrativos -por lo general- 127 no consolidados tuvieron que hacerle frente al compromiso legal de crear a su vez, otros órganos como los Consejos de Protección estando tan poco amalgamados a lo interno. Partiendo de esta realidad, no es difícil comprender e inferir, el revuelo que debe haber generado “organizarse” para convocar al concurso de Consejeras/os y sin debate ni información suficiente, casi no sorprenden criterios errados como el siguiente, registrados en palabras de una Presidenta del Consejo Municipal por parte del Ejecutivo: “...Entonces aquí en San Carlos, con un modelo no recuerdo de qué estado se hizo de tal manera que el Consejo de Protección dependa del Consejo de Derechos, tu le rindes cuentas al Consejo de Derechos...” (5,14,62,178). Estas son decisiones incorrectas que generan “ruido” y por supuesto perturban el trabajo a favor de los derechos del niño, al suscitar conflictos y enfrentamientos a lo interno del Sistema. Es sencillo imaginar cuanto desgastó a las/os Consejeras/os de Protección (quienes están más claros de sus atribuciones y condición conforme a la LOPNA), el que tuvieran que argumentar, aclarar y convencer a los Consejos de Derecho que el asunto es de otra manera, que ellas/os no son sus subordinadas/os. Recordemos, además, que los lineamientos dictados por el Consejo Nacional de Derechos para la selección de los miembros de los Consejos de Protección, fueron publicados el 11-01-2002 y para entonces, ya habían acontecido la mayoría de los concursos de los Consejos estudiados. Como reportamos en los datos cuantitativos, el 33% concursó, se juramentó e inició actividades en el 2001, mientras el 60% concursó en el 2001 y arrancó labores en el 2002. Por su lado, el caso de Maracaibo resultó interesante visto el esfuerzo hecho para minimizar los niveles de improvisación en la creación del Consejo de Protección correspondiente. Notamos como el Consejo Municipal de Derechos se movió “...desde un principio con quién no me reúno yo, desde inicio, eso lo tiene que hacer toda la gente que va a iniciar un proceso de Consejo de Protección, con el Director de Administración, con el Director de Presupuesto, con el de Planificación, con el de Recursos Humanos, con el Director General de la Alcaldía, con el Alcalde y echarles el cuento. Mira esto es así y así y eso se ha hecho muchas veces y sin embargo siguen confundidos...” (5,14,62,114). Esta fase de “lobby” reviste determinada importancia porque paralelamente se fueron haciendo gestiones, no era solo hacerse cargo de la selección de los miembros sino 128 tener claro dónde y cómo iban a trabajar ellos una vez creados. Por eso la representante del Ejecutivo en el Consejo agrega: “Hicimos un gran esfuerzo para que ellos tuvieran oficinas adecuadas con sus computadoras, con equipos de asistencia permanente para que ellos solamente pudieran dedicarse a las medidas de protección, que es lo que les corresponde, es decir, esa parte estructural, esa parte de selección hasta allí yo creo que cumplimos con todo...” (5,14,62,88). Mientras la parte de la sociedad civil del Consejo atenta a las acciones advierte: “...todos los Consejeras/os por el gobierno local sabían que había que hacer un presupuesto, que tenían que contratar nueve, que ese dinero no estaba estipulado, que había que crear una ordenanza...” (5,14,68,43). Ciertamente, coordinar y hacer la selección no era una tarea sencilla ya que como apuntan integrantes del Consejo de Derechos de Cabimas “...con la experiencia que tenemos, aplicar pruebas que midan mayormente la vocación y la limitación que puedan tener cuando trabajen en situaciones estresantes, que cómo afrontan ellos el trabajo en esta situación, trabajo bajo presión, si tienen la capacidad de trabajar bajo estas circunstancias...”(5,13,52,135). Así se ve en perspectiva, no es solo evaluar conocimiento técnico-jurídico, es también medir motivación al cargo con completa “realidad”, “conciencia” de lo que implica ser Consejero de Protección actualmente en Venezuela. Un trabajo muy demandante con pocas herramientas y recursos a la mano, más que el deseo de ayudar y “confeccionar”, “producir” algún tipo de respuesta a favor de garantizar derechos a los niños y niñas, aunque ésta no se ajuste plenamente a la ley en distintas ocasiones. La Alcaldía, como tercer actor fundamental, tiene el compromiso de asumir administrativa y presupuestariamente a dichos Consejos de Protección conforme lo establece el artículo 159 de la LOPNA. ¿Cuál es la realidad de este mandato legal? pudimos observar que consiste en una gama de posibilidades, donde todas las opciones están determinadas porque el “Alcalde” en cuestión comprenda o no y asuma en consecuencia, el compromiso asignado por ley y la trascendencia que ello reviste. Haciendo referencia al caso de Maracaibo, la siguiente cita nos ilustra la falta de claridad en ciertas ideas, lo cual sirve para comprender en qué medida ello contribuye o mejor dicho, pudo contribuir a improvisar (en diversos niveles) la creación de los Consejos de Protección estudiados. La Directora de Presupuesto de la Alcaldía de Maracaibo para la época del concurso nos lo representa así: “...Nosotros como dirección tuvimos que estudiar 129 muy bien la ordenanza de presupuestos, teníamos que estudiarlo muy bien porque era muy confusa la estructura entre lo que era el Fondo de Protección, el Consejo de Protección del Niño y Adolescente y el Consejo Municipal de Derecho...” (5,14,59,32). De manera que, se desprende claramente los “recursos financieros” solo serían dados y estarían disponibles para darle concreción a los Consejos de Protección, una vez las direcciones correspondientes de las distintas Alcaldías asimilaran y digirieran tal información (esta reflexión nos sirve para los municipios estudiados y los no estudiados). No es un secreto ni una exageración afirmar que en muchas Alcaldías, llegado el momento de entrada en vigencia de la LOPNA (ni aún en los meses siguientes), tenían claro qué era un Consejo de Protección ni para qué habría de crearse. De nuevo otra cita de Maracaibo resulta bien gráfica, pues otro representante de la Alcaldía dijo muy convencido lo siguiente: “...en verdad es un programa muy ambicioso porque nosotros aspiramos a que no haya más niños en las calles, por lo menos en la ciudad...” (5,14,60,71). Afirmación que refleja no tiene idea de las atribuciones de un Consejo de Protección y hasta donde llegan sus competencias, las cuales insistimos son más deliberativas que ejecutivas. La representante del Consejo de Derechos por el Ejecutivo de San Carlos, resume bastante bien la idea que estamos discutiendo: “...La verdad que ese proceso ha sido bastante difícil porque creo lo más difícil ha sido para los gerentes municipales, porque ellos vienen manejando una ordenanza de presupuesto que se dedica estrictamente a unas cosas, lo que va para personal, para inversión...tenían ahora luego que pasar un recurso para un personal que va a asumirse, que solo depende administrativamente y no funcionalmente...” (1,2,5,170). Es decir, los Alcaldes se encontraron en cierto momento en una disyuntiva de darle concreción a unos órganos administrativos y pudieron haberse cuestionado en términos como éstos... ¿cómo es eso que tengo que asumir más miembros a mi personal, pero con la particularidad de que ellos son autónomos funcionales según la ley? ¿son mis empleados pero no están conmigo, ni bajo mis órdenes, ni hacen política? ¿Consejeras/os de Protección según la LOPNA?. Ciertamente, estos matices representan un reto a la cultura política venezolana, donde de siempre, por un lado trabajar en una Alcaldía se asimila es igual a trabajar a favor y con el Alcalde. Por otro lado, la gestión de una Alcaldía normalmente no le da prioridad al tema de los niños y niñas y esa la tendencia que se aspira transformar. 130 En este sentido, se desprende claramente que la situación se complejiza aún más, pues en el funcionamiento interno, éstas expectativas que de cualquier Alcaldía se pueden generar hacia los Consejos de Protección producen conflictos sobre temas que ameritan mucho más debate a fin de esclarecerlos. Muestra de lo que decimos es la siguiente cita de una Consejera de Maracaibo, quien compartió con nosotras al respecto: “...Aparte de eso yo no me identifico con la parte de hacer política, salir a hacer política, como muchas veces que uno tiene que estar frente a determinado sitio y tiene que apoyar a la Alcaldía más directamente...” (5,14,65,330). Remitiéndonos a la ubicación geográfica de algunos Consejos, aquellos cuyas sedes se encuentran dentro o muy próximos de las Alcaldías tienen grados de dificultad adicionales. Otra manifestación de la improvisación es el hecho de que hayamos encontrado dos municipios donde las/os Consejeras/os mantienen condición de empleadas/os contratadas/os de la Alcaldía, aún cuando ello sea una ilegalidad. En palabras de un Consejero de San Cristóbal la situación es así de crítica: “...por problemas presupuestarios, el alcalde no nos ha podido incorporar a la nómina, entonces estamos contratados, hace dos años y siete meses, no hemos tenido vacaciones, no gozamos de ningún tipo de beneficio...” (4,11,40,109). Sin embargo, el tema de pagar a los suplentes no es exclusivo de los 2 municipios con Consejeras/os contratadas/os, las/os Consejeras/os que son fijos la mayoría pasa por la misma situación, como lo apreciamos en el comentario que con tono de hastío nos hizo una Consejera de Maracaibo: “...no entiende la Alcaldía, no es por capricho poner un suplente acá, es que la ley lo exige y porque de verdad hay que darles respuesta a los procedimientos...” (5,14,67,223). En general, buena parte de éstas circunstancias de las que venimos hablando se resumen en que “...la alcaldía tiene que designar privilegiadamente ese presupuesto con prioridad absoluta teóricamente, pero en realidad ellos no han comprendido todavía la realidad y la necesidad más imperante para atender ciertos programas que no se han cubierto...” (5,14,67,76). Si este principio consagrado tanto en la Convención Sobre Derechos del Niño como en LOPNA se respetara, los niveles de improvisación se minimizarían considerablemente pues, el asunto no es solo manejar información con precariedad y confundir nociones básicas sino, carecer de la voluntad política para trabajar a favor de la infancia y la adolescencia; visto que, quienes pueden y tienen con qué tomar 131 las decisiones político-financieras no incluyen, no visibilizan a los niños y niñas en sus planes de gobierno local. El actuar sin previsión sumado a la escasez generalizada de recursos, produce en consecuencia un resultado de pronósticos reservados. Vemos así como la categoría nombrada por nosotras como No hay, también se relaciona con la de improvisación que discutimos. Así las cosas, este respaldo financiero que es crucial para la existencia de los Consejos de Protección y a su vez da estabilidad laboral en buena medida, no se evidenció en todos los lugares estudiados perjudicando por razones obvias, el funcionamiento de los mismos. Visto que no es sencillo compaginar una rutina de atención a usuarios (quienes acuden allí para resolver problemas de toda naturaleza), con niveles de incertidumbre considerables. Identificado grosso modo el rol esperado de cada uno de éstos actores involucrados en la creación de los Consejos de Protección, resulta importante enfatizar -desde la teoríaque habría sido adecuado, muy deseable a decir la verdad, que la comunicación entre ellos fluyera y las decisiones respecto a la constitución de los Consejos hubieran formado parte de un todo articulado. Los hechos por su parte, mostraron combinaciones incompletas de acciones y escasas ocasiones donde la coordinación fuese el norte a seguir. Varios municipios revelaron una secuencia de actos inconexos y conocimos, hasta casos extremos donde -irónicamente- un Alcalde juramentó Consejeras de Protección sin tener conciencia ni idea de cual sería su aporte y labor en el municipio, mucho menos teniendo claro aquello de que la Alcaldía es responsable administrativa y presupuestariamente del Consejo de Protección. En palabras del representante de Foro Propio de Torbes, quien recuerda con cierta indignación el asunto, ese día el acto de juramentación comenzó así: "¿Cómo es que se llama usted?, ¿Y usted?", ‘yo nunca he juramentado a nadie, levanten la mano, ¿Juran hacer las cosas bien?, bueno, están juramentadas’, salió el Alcalde y se fue. Ésa fue la juramentación del Consejo de Protección, no era la parte protocolar, pero realmente el cargo, el desempeño, esperaron dos horas para que las juramentaran y fue cuestión de minutos...” (4,12,49,104). Por fortuna, aunque lamentablemente en menor proporción, notamos casos donde se hizo el mejor de los esfuerzos por ir trabajando de manera simultánea y coordinada, a la vez que se convocaban y seleccionaban Consejeras/os, Consejo Municipal de Derechos y 132 Alcaldía por su lado estaban conversando y abonando el terreno para acondicionar una infraestructura, hacer unos contratos de trabajo, ofrecer unos insumos. Este sería el caso de municipios como Maracaibo, al que habría que reconocerle el esfuerzo hecho por minimizar los niveles de improvisación. De hecho, la sola selección de los Consejeras/os de Protección fue un proceso que les tomó aproximadamente 9 meses de gestiones, preparativos y exámenes y en paralelo, no descuidaron las otras dimensiones igual de relevantes. La gente de la Alcaldía de Maracaibo nos dijo: “...Yo si sabía que eso venía y en el presupuesto se hizo un apartado de forma genérica para eso, lo que no sabíamos nosotros era cuánto realmente era lo que iba a necesitar” (5,14,59,15). Por su lado, la representante del Foro Propio que está en el Consejo Municipal de Derechos por la sociedad civil, con mucha propiedad recordó: “No iniciamos este proceso sin antes tener claro cuál iba a ser todo el proceso real, primero esta comisión de Consejeras/os se sentó a planificar todo este proceso de selección, entonces primero había que pasar por una prueba psicotécnica, después de haber hecho la revisión curricular y eran los preseleccionados, en la prueba psicotécnica era y después de allí, lo que se veía pasaban al otro proceso o pasaban nuevamente a la revisión curricular y después de esto dijimos que hay que darles un curso de la LOPNA” (5,14,68,106). En síntesis y concatenando las ideas argumentadas hasta este punto, mientras menos claras tuvieran éstos actores las razones de la selección de Consejeras/os de Protección, su importancia y el por qué de la urgencia en constituirlos, mayores son los niveles de improvisación vistos en la manera de crear tales órganos administrativos. A menor claridad y compromiso menor planificación, así el resultado no podía ser otro que las/os Consejeras/os terminaran haciéndose a sí mismas/os y a los propios Consejos de Protección “sobre la marcha”, con un nivel de exigencia y esfuerzo mayor del que hubiesen tenido, si el apoyo de las instituciones pertinentes hubiese sido menos eufemístico. No olvidemos ésta categoría de análisis guarda relación con la de Intimidación, pues a lo dicho se suma que en muchos casos privó la sombra de cierta amenaza en la creación de dichos Consejos por parte de Jueces y Fiscales de Protección, pues los plazos estaban más que vencidos. Así las cosas, la “espontaneidad” se vio presionada o exacerbada por cierta amenaza en varios casos, más la “cruz” de una participación social deficiente en 133 muchos sentidos, la cual tampoco monitoreó mucho de lo que pasaba ni exigía, por razones obvias. Una cita de una Consejera de San Carlos nos ilustra muy bien lo que queremos decir: “...nosotras fuimos quienes constituimos el Consejo de Protección, pero solitas...como en una isla desierta y de hecho en 3 años que vamos a cumplir ahorita hemos logrado esto...pero hemos trabajado con las uñas...” (1,2,8,229). Como esta otra de Cabimas que expresa: “...fuimos allá, dos oficinas prestadas, con una computadora prestada, después llega la otra, la compramos con unos recursos que nos prestaron y así comenzamos, con un escritorio de ellos, pero nada, ni computadoras propias...” (5,13,56,64). De esta improvisación a nivel macro durante la creación de los CPNA, pasamos a considerar también otra a un nivel que podríamos llamar micro, pues a lo interno de los propios Consejos de Protección en la mayoría de los casos, hubo que enfrentarse con un trabajo y unos usuarios para los que no se estaba plenamente preparados. Los conocimientos aportados para el momento de los exámenes y entrevistas, en los lugares donde se ofrecieron, no eran suficientes para tender un puente a lo vivencial, para proporcionar ideas que sirvieran para lidiar con la organización del trabajo y sus aspectos administrativos, detalles de planillas, formatos, libros, maneras de dictar medidas de protección, etc. personas que recién se estaban conociendo y debutando en un Sistema de Protección novedoso y joven aún. De manera que, a esta categoría también se le suma en su análisis la de Organización y Administración que más adelante trabajaremos y que sin ánimo de adelantarnos mucho, podemos decir evidencia el “lastre judicial” que muchos Consejos de Protección exhiben, sobre todo, debido a que entre sus miembros notamos predominio de abogados o de otros profesionales vinculados al medio judicial (ver reporte de datos cuantitativos). Frente a lo desconocido en ocasiones reaccionamos apelando a lo que ya sabemos y nos inspira cierta seguridad. Esta cita de una Consejera de Tinaco, sirve para entender lo que decimos: “...todo esto fue sobre la marcha y cuando teníamos una duda la Fiscal nos orientaba...” (1,3,13,67). Esta otra de Maracaibo lo expresa de la siguiente manera : “...todo lo hicimos ante todo con las experiencias que traíamos de los tribunales, quizás no se si eso será muy rígido, porque dentro de los tribunales es rígido, hay una 134 metodología, sin embargo ha sido nuestra forma de organizar el consejo y yo pienso que no nos ha ido mal...” (5,14,65,46). El caso del Consejo de Protección de Maracaibo en lo interno, fue de igual modo interesante ya que, apenas tuvieron los resultados de la selección, las/os Consejeras/os principales se convocaron para conocerse y empezaron a diseñar/coordinar cómo trabajarían con los casos y hasta oportunidad de preparar a sus primeros asistentes tuvieron. La siguiente cita respalda lo afirmado: “...nosotros antes de empezar el funcionamiento, donde cada quién tenía su trabajo, durante esas reuniones nosotros decidimos dictar un curso a los asistentes que se iban a designar, se seleccionó una cantidad específica de asistentes y dictamos el curso en cuanto a la ley” (5,14,63,258). Así como, para abonar el terreno de la relaciones con los demás integrantes del Sistema de Protección, una vez seleccionados se presentaron a éstos y anunciaron comenzarían a trabajar. Una Consejera lo recuerda así: “Luego de eso nosotros nos dividimos en comisiones, uno para preestablecer relaciones interinstitucionales, unos fuimos al Tribunal, otros a la Fiscalía y otros al Ministerio de Trabajo, a las defensorías que ya existían...” (5,14,66,257). El primer día de trabajo para los Consejeras/os de Maracaibo fue bien distinto al de muchos otros Consejos de Protección visitados, para ese momento ya se habían reunido varias veces las/os Consejeras/os principales e intercambiado opiniones sobre diversos temas, hecho sugerencias para formatos de planillas y maneras de llevar libros, opinaron en la distribución de los espacios, tabiques y hasta sobre los colores de las paredes y persianas, vista la oportunidad que tuvieron de hacerlo por la relación sostenida con la Alcaldía y Consejo Municipal de Derechos. Visitaron y se presentaron a los demás integrantes del Sistema de Protección, infundiendo respeto y ánimo de trabajar articuladamente desde un principio. Mientras tanto los primeros días en otros municipios fueron distintos, una Consejera de Cabimas lo compartió así: “...yo lo que quería las primeras semanas era renunciar, porque de verdad yo allá no veía los niños, la teoría era una cosa y la práctica otra, es una oficina con apenas dos escritorios pero después me dije: no, yo sé que puedo..." (5,13,56,35). 135 Otra Consejera de San Carlos lo expresó en los siguientes términos: “...cuando comenzamos en realidad ni nosotras mismas sabíamos cómo íbamos a organizarnos para trabajar...entonces atendíamos a la gente y estábamos las tres...después nos pareció que 3 personas oyéndote era como...no estaba bien...” (1,2,7,102). En conclusión ¿Cómo nacieron los Consejos de Protección? La respuesta construida hasta aquí resulta una mezcla interesante...un poco bajo presión se llamaron a concursos, sin los actores claves estar muy claros ni muy comunicados, desprovistos del apoyo financiero necesario para su instalación y posterior existencia, extrapolando al presente experiencias de organización judicial acumuladas y resolviendo en el día a día, con la larga lista de limitaciones y carencias de todo orden. Como resume casi poéticamente un Consejero de San Cristóbal “...nacimos con el vacío, cada uno construye un poco lo que puede...” (4,11,41,257). De modo tal que, ¿anticiparse a la acción? ¿establecer metas y elegir medios para alcanzarlas? ¿decidir con anticipación lo que hay que hacer y quién lo hará? ¿planificar en Derechos Humanos para los niños, niñas y adolescentes?. Siguen siendo teorizaciones y anhelos bastante alejados de la realidad abordada. Incluso, el radio de acción de lo que implica esta categoría es tan importante, que pudiera discutirse si no se encuentra a nivel de análisis en condición equivalente con la categoría Lo que somos, ya que es tan determinante y engloba tantas circunstancias que en muchos aspectos determina lo que son en la actualidad los Consejos de Protección visitados. 4.2.7 JUNTOS PERO NO REVUELTOS Esta categoría tiene que ver con la concreción de la “autonomía funcional” que les da el artículo 158 de la LOPNA a los CPNA. Aunque en la práctica, se ha cumplido, en sentido estricto, que las decisiones tomadas no son afectadas por ningún factor externo al CPNA ni tampoco supervisadas, en el desarrollo de otras funciones previstas en el Sistema de Protección para otros órganos, entidades y/o servicios pareciera que allí si se dan situaciones de “confusión” con los Consejos de Protección. Esto explica que hayamos encontrado CPNA ejecutando medidas/sanciones del Sistema Penal de Responsabilidad del 136 Adolescente, así como brindado servicios propios de las Defensorías y hasta haciendo de “programas”. Encontramos, por ejemplo, en algunos de los CPNA lo siguiente: “Nosotros en la parte de responsabilidad penal, después de que el muchachito...que el adolescente va a juicio y le imponen una medida cautelar de presentación, nosotros le hacemos el seguimiento a los muchachos, ellos vienen y se presentan con nosotros. Le hacemos seguimiento a la semilibertad, cuando dice la gente ‘tiene casa por cárcel’. La juez de control no los manda…” (1,2,6,301); también registramos otro testimonio: “…sobre todo la parte de responsabilidad penal del adolescente y la parte de cuando son niños los que cometen infracciones, esa parte se debe ampliar; esos casos llegan aquí, lo que hacemos es dictar medida de protección y trabajar con ellos…” (5,13,56,44). El hecho de que el CPNA esté ejecutando medidas socio-educativas del Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente, no solo implica una labor más allá de las atribuciones estipuladas en el artículo 160 de la LOPNA, sino que se configura en una clara violación de la separación de dos sistemas que obedecen a objetivos distintos y a través de los cuales se busca garantizar uno de los principios generales de la Doctrina de la Protección Integral, como lo es la separación de víctimas y victimarios. En este caso, el CPNA, está asumiendo una “discrecionalidad” peligrosa que pudiésemos equiparar, exagerando un poco para prevenir, a la del antiguo Juez de Menores que era capaz en función de su “omnipresencia y tutela”, de conocer en su tribunal del caso del adolescente violador y la niña violada al mismo momento y decidir en ambos casos medidas similares. Se trata, no solo de un desconocimiento de la LOPNA, sino de un total desconocimiento de los principios fundamentales de la Doctrina de la Protección Integral, que en su accionar atenta contra derechos de los niños y adolescentes que por una u otra razón están acudiendo al CPNA. Además, remitiéndonos a los principios del Derecho Público, un funcionario público (caso de las/os Consejeras/os de Protección) SOLO puede hacer aquello para lo que está legalmente autorizado, so pena de atentar contra la legalidad de sus propias actuaciones y yéndonos más allá, hasta de las posibles sanciones que una decisión/actuación no estipulada pudiera acarrearle. El CPNA, no es un espacio diseñado ni adecuado para llevar a cabo una finalidad socioeducativa, por tanto, en el mismo no se le garantiza una atención ajustada a las 137 características de los adolescentes en conflicto con la ley penal, pero además hace del CPNA un ejecutor de medidas socioeducativas, cuando en realidad es un órgano que debe dictar medidas de protección. Con el agravante de que ya hemos visto cómo los CPNA no cuentan con los suficientes recursos para atender a su “población natural”, por lo que muy poco puede quedar para ejercer una función que no es, ni puede ser de su competencia, desviando recursos destinados a una población determinada, siendo esta una nueva violación a los derechos de los niños que acuden a los CPNA en busca de protección. Una de las consecuencias negativas de la vocación comentada en la categoría Lo que somos tiene que ver con esto, visto que, las/os Consejeras/os por querer ayudar no deben hacerse cómplices de decisiones que en perspectiva dañan más a la LOPNA de lo que la fortalecen, al desvirtuar sus principios. Si el Sistema Penal no tiene donde ejecutar sus sanciones, la solución no es irrumpir en el Sistema de Protección y secuestrar/ocupar espacios, sino presionar y trabajar por producir sus propios programas y soluciones. Los Consejos de Protección deben apegarse a la ley y recibir exclusivamente, en materia penal, los casos para los que están facultados según los artículos 532 y 534 ejusdem. Además de estos casos, encontramos otros tipos de intromisiones como por ejemplo: “...Ahorita estamos padeciendo esa situación, pero digamos con un nivel técnico un poquito más elevado dentro del capricho que siempre implica y siempre va a implicar la intromisión, definitivamente, tenga el nivel cultural que tenga ‘la primera dama’, quien considera que todo lo que se haga en infancia es su aporte, literalmente te lo dicen así. Ellos tienen un poco más de nivel técnico pero igual es un capricho, igual no tiene nada que ver con lo que dice la ley, igual terminas recibiendo órdenes de alguien que no tiene autoridad alguna para dar, terminas recibiendo instrucciones verbales, porque obviamente por escrito no te las pueden dar, de alguien que no tiene ni legalidad ni legitimidad si quiera para dártela...” (5,14,66,159). Constatamos aquí, como el desconocimiento del que se habló en la categoría No hay, causa sus efectos en la rutina de los CPNA, donde figuras que no tienen potestad para dictar lineamientos pretenden asumir roles de liderazgo y ser tomadas en cuenta, tener ingerencia sobre las decisiones internas de los CPNA. Lamentablemente, siguen prevaleciendo los extremos o tenemos “primeras damas” apáticas al tema de los niños (cuyo impulso podría ser muy valioso si está bien canalizado) o tenemos otras que arrastran la lógica de las “Fundaciones de los Niños” y hacen ruido en la autonomía de 138 estos órganos administrativos. Se confunde “caridad” y “eventos sociales” con garantía de derechos humanos a niños, niñas y adolescentes. A nivel de las Alcaldías, otra situación que encontramos fue la siguiente: “...ellos funcionaban en un local fuera de aquí, pero ya los hemos traído por necesidades de servicio, de atención, de control, porque también tengo que decirle, no es lo mismo que yo tenga seis funcionarios trabajando en una oficina, donde no hay horario, donde no hay cumplimiento, donde no hay jefe...” (4,11,37,28). Lo cual nos conecta una vez más con categorías vistas (Improvisación, Convocatoria, No hay información clara, etc.) pues, lo que está de manifiesto en el comentario es la dificultad de asumir en las Alcaldías a unos nuevos funcionarios con un perfil distinto al conocido. La tendencia de algunas Direcciones de Presupuesto, Recursos Humanos, etc. ha sido “dudar” de la eficiencia de las/os Consejeras/os e intentar ejercer verticalmente cierta supervisión. Esta situación a todas luces perturba la labor de las/os Consejeras/os, pues son “frentes” que se abren y con los cuales hay que lidiar. De hecho, no es casual que la cita sea de San Cristóbal, donde las/os Consejeras/os no han superado su condición de empleadas/os contratadas/os. En este sentido, las acciones de los CPNA están mediadas por la ingerencia inadecuada de otros miembros del Sistema de Protección, referencias a veces no acordes del Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente, así como, nos encontramos con casos en los que los CPNA han asumido funciones de otros órganos de forma voluntaria, por inexistencia u omisión de los mismos, encargándose de actividades propias del Consejo Municipal de Derechos o de las Defensorías, sobrecargándose de esta manera con elementos, que además de no ser de su competencia, tienen efectos nocivos para el Sistema de Protección, por cuanto no permiten, imposibilitan el desarrollo adecuado de cada órgano y servicio. Ejemplos de esto lo encontramos en las citas siguientes: ⇒ “…en todo el municipio se conoce el Consejo de Protección, ese proceso al principio nosotros mismos, yo por lo menos me presté mucho para ir a la radio, la televisión, aquí hay tres televisoras y radio pues sí, AM y FM hay muchísimas, entonces al principio yo colaboraba con un Consejero de Derecho precisamente para eso, para promocionar la ley, sabíamos que no era nuestra competencia pero de alguna forma había que hacerlo 139 para que las personas conocieran que es lo que es el Consejo de Protección y conocieran cuál es su trabajo…” (4,11,40,422). ⇒ “…Aquí no han funcionado las defensorías, están en eso... lo primero que la gente, las madres empezaron a buscar fue sobre obligación alimentaria y bueno no hallábamos qué hacer, si lo recibíamos o si no lo recibíamos y como estaban desatendidos porque como es algo nuevo entonces allí (...) solución y empezamos a trabajar con eso…” (2,5,18,77). Por definición, la esencia de esta categoría habla de la co-existencia de órganos, pero -al parecer- la dificultad radica en que no estamos preparados para ejercer adecuadamente la noción de sistema, la cual en palabras sencillas (de cualquier diccionario) se refiere a la combinación de partes reunidas para obtener un resultado y/o formar un conjunto, un modo de organización particular. Aplicando la definición, los órganos del Sistema de Protección diseñado en la LOPNA, no guardan una correspondencia jerárquica entre ellos, sino por el contrario de interdependencia, es decir, están interrelacionados en niveles de ejecución y función distintos, no uno por arriba o por debajo de otro, sino en articulación. De manera que, esta falta de preparación social y cultural para relaciones de este tipo ha hecho de la práctica de los Consejos de Protección, un verdadero aprendizaje, con el agravante que dentro del Sistema éstos poseen niveles de conciencia de lo que les corresponde o no hacer a sí mismos y a los demás. En palabras de una Consejera entrevistada: “...Esa es otra, esa es otra cosa, tu sabes que la ley, bueno, todos estamos al mismo nivel, en igualdad de condiciones, pero también observo, que no estamos preparados para no tener un control, cuando uno ha trabajado en la empresa privada, en una empresa excelente, tu haces las cosas, tu desempeñas tus labores, tus actividades para las cuales fuiste reclutado, sin necesidad, siempre están las figuras superiores, pero tu haces tu cuestión sin necesidad de que esté el jefe allí y es tu responsabilidad. Entonces aquí nos encontramos que aquí no hay jefe, no hay a quién, no hay una supervisión, y ese es uno de los problemas que hay con el Consejo de Derechos, que ellos quieren, verdad, ellos quieren a juro y porque sí, ser los supervisores, y entonces gracias a Dios en los talleres y en todas 140 partes en donde hemos estado y donde hemos estado presentes, hemos visto y nos hemos dado cuenta de eso es como una obsesión que ellos tienen…” (3,9,34,227). Otro elemento a destacar en el tema de las relaciones es el que tiene que ver con la vinculación de los CPNA con la sociedad civil y específicamente, con aquella parte responsable de desarrollar los programas y es que, como los Consejos de Derecho no han logrado hacer ese trabajo de incentivar y promover la creación de programas sociales, esto tampoco ha facilitado las relaciones entre CPNA y los pocos programas existentes, donde la mayoría son del Estado. En este sentido, se ha construido una barrera que dificulta la ejecución de las medidas dictadas por las/os Consejeras/os, puesto que se da una relación de poder que pone en desventaja a los CPNA en el sentido, de que los programas, que no son exclusivos para atender la población de los CPNA, pareciera “hacen el favor” de atender los casos remitidos y éstos a su vez se sienten apenados-agradecidos por este apoyo. De esta manera, la relación entre CPNA y programas se mantiene por un frágil hilo de consideración-agradecimiento, el cual desvirtúa el carácter de funcionarios públicos que tienen las/os Consejeras/os de Protección, quienes por ley dictan medidas de protección (art. 125 y 126 LOPNA), las cuales son órdenes de obligatorio cumplimiento. Al respecto, unas Consejeras dicen: “...Acuérdate (…) que este es un órgano que está muy debilitado, que no está completo y nosotros no podemos exigirle aún su colaboración, ya que aquí no existen los programas, exigirles demasiado porque es el único que nos atiende, entonces oye ellos son los únicos que nos atienden a nosotros y a toda la población del estado Nueva Esparta, entonces como tu comprenderás ellos también están en crisis y no tenemos un psicólogo que deberíamos tenerlo…” (3,9,30,302). Relaciones marcadas por esta dinámica, que se repiten en municipios de otros estados, si no son corregidas a tiempo, pueden traer graves consecuencias a la autoridad que tienen los CPNA, como órganos administrativos, para exigir el cumplimiento de sus medidas. Así las cosas, esta categoría nos habla, al detalle, de lo que han sido las relaciones entre los diferentes órganos del Sistema de Protección y como ello ha favorecido o dificultado la labor de los CPNA, visto su modo de organización novedoso, en el que los patrones aprendidos constituyen una gran muralla a sobrepasar y el enfrentarse a nuevas relaciones en materias de orden público, como es el caso de los derechos de los niños, niñas 141 y adolescentes, han hecho de esta puesta en práctica, de este funcionamiento de los CPNA...un verdadero aprendizaje. La cuestión estará en identificar los obstáculos, contar con la disposición, la voluntad para sobrellevar las dificultades y sobre todo, trabajar en conjunto para fortalecer el Sistema de Protección. Aprender de nuestros propios errores, sin perder la perspectiva ni la visión a futuro. Como lo expresa muy bien un Consejero Estadal de Táchira: “...uno tiene que saber hasta qué punto esa autonomía es tal porque, qué pasa, el Consejo de Protección tiene unas funciones que difícilmente va a poder ejercer si no está integrado al Consejo de Derecho, y que tampoco ellos dos van a poder ejercer una función adecuada si no están integrados a las entidades y programas...” (4,11,38,475). Cada cual desde su posición y competencia es vital para el funcionamiento del Sistema de Protección. 4.2.8 ORGANIZACIÓN Y ADMISNISTRACIÓN Una de las primeras circunstancias que se hicieron evidentes cuando fuimos al campo de esta investigación, tenía que ver con las diversas formas de organización y administración que adoptaron los CPNA de los municipios visitados. Vemos así que de los 15 CPNA visitados 8 están adscritos al despacho del Alcalde (más del 50%), lo que implica un manejo de recursos directamente como empleados del despacho, siendo esta unidad operativa la que se encarga de suministrar todo lo necesario. Luego encontramos 4 CPNA que se encuentran adscritos a direcciones de la Alcaldía, 3 a la de Desarrollo Social y 1 a la de Educación, y de alguna manera, el manejo es similar al caso de los que están adscritos al despacho del Alcalde, por cuanto todos los recursos para funcionar son suministrados por la dirección responsable -administrativamente- de las necesidades de los CPNA. Para este modalidad, existe un ejemplo emblemático como lo es el del Municipio Sucre del Estado Miranda, en el que en un inicio el CPNA contaba con unos recursos propios administrados bajo la figura de una “fundación” y posteriormente, fueron adscritos a la Dirección de Desarrollo Social. Al respecto, sus integrantes señalan lo siguiente: “…Cuando éramos así, un órgano descentralizado, pienso que funcionábamos bien, sólo que a veces se presentaban unos obstáculos por el presupuesto, en la solicitud de los materiales, en esas cosas con respecto al Ejecutivo, aunque siempre contábamos también 142 con el apoyo de Yolanda Espinosa, que era la cuentadante por parte de la Alcaldía y era la que se encargaba a la vez de administrar todos los recursos, nosotros nunca manejamos recursos económicos del Consejo, siempre recibimos las dotaciones en el momento en los que los teníamos que recibir y nuestro sueldo también, de esa manera eran pagados, nos limitábamos mas que todo a la administración de personal, seleccionábamos al personal de acuerdo a su currículo y todo lo demás y que viéramos que eran personas mas o menos idóneas para ocupar el cargo, nos ocupábamos de supervisarlos y todo eso. Luego formamos parte de la dirección de Desarrollo Social, esto al principio fue un pequeño impacto, no estábamos muy de acuerdo, esto vino a confundir un poco las cosas en el sentido de que ya el personal, básicamente nos hicieron entender, que ya no tenía que rendir cuentas a las Consejeras, sino que todo era directamente allá…” (2,6,20,138). De esta manera, la adscripción a las dependencias de las Alcaldías genera en los CPNA una sumisión administrativa al Ejecutivo (municipal) que, en algunos casos ha permitido un mayor acercamiento con el Alcalde y su equipo, haciendo posible una comprensión adecuada de lo que es el CPNA e incluso de lo que es el propio Sistema de Protección. Sin embargo, en otros casos las relaciones no se han dado en los mejores términos, convirtiéndose en una verdadera dificultad y obstáculo para su funcionamiento, es así como en algunos casos las relaciones se dan en los siguientes términos: “…ellos (la Alcaldía) no pueden dejar a la deriva a un equipo como este, porque ellos tienen que chequear cómo son sus horas de trabajo, si están cómodos, cómo están cumpliendo las guardias, están prestando su servicio como debe ser… entonces la idea es que la Alcaldía asuma su responsabilidad desde el punto de vista administrativo y presupuestario por su puesto porque tiene la obligación de que ellos tengan todas las condiciones desde el punto de vista económico y de equipos, el material para que ellos puedan funcionar bien…” (5,14,62,134). Una Consejera incluso va más allá y alerta lo siguiente “...nosotros no podemos funcionar en una Alcaldía, como la gente lo dice, dice ‘autonomía funcional’, nosotros no somos política, entonces nos conectan inmediatamente con el Alcalde...” (5,15,73,317). También existen los casos en los que casi no existe relación ni vinculación, lo que hace mucho más difícil el complejo trabajo de los CPNA: “…tuvimos casi un año sin cobrar, nunca entramos como contratados, ¡eh perdón!, como personal fijo sino como 143 contratados, realmente íbamos muchísimas veces a la Alcaldía a hablar con el Alcalde, nunca hubo esa receptividad, de hecho nunca la hubo…” (3,9,30,138). En lo relativo a estas adscripciones, encontramos un caso muy particular como es el del CPNA del municipio Guaicaipuro del Estado Miranda, donde el Alcalde creó un apartado presupuestario para el Consejo y ellos mismos, con mucho cuidado, han organizado ese presupuesto para sacar de allí todos los gastos de funcionamiento y pago de personal extra. Las/os Consejeras/os de Protección son funcionarias/os adscritas/os al despacho del Alcalde, pero los gastos de funcionamiento y contratación de personal de apoyo corren por cuenta del CPNA a través de una figura especial, contando con un administrador cuyo pago sale del mismo dinero. Así, los Consejeros de ese municipio pueden elaborar su presupuesto, de acuerdo a sus necesidades reales, siendo para ellos una muy buena experiencia, por cuanto les da la posibilidad de contar siempre con los recursos mínimos necesarios para funcionar dignamente. El testimonio es así: “...Y averiguando las resoluciones que existían para (...), cómo podíamos hacer si oficiamos (...) nosotros para garantizar, porque como ese es un dinero del Estado por supuesto, nosotros llegamos a oficiar a la Contraloría y al despacho del Alcalde: ‘está bien, hemos recibido este recurso, pero indíquenos ustedes qué distribución va a haber, en qué se va a utilizar y en líneas generales cuáles partidas’, de eso nunca obtuvimos respuesta entonces nosotros en un intento por eso contratamos a una persona, con este mismo dinero que se encargara porque ya es bastante con manejar expedientes y todas las dificultades, entonces esta persona se encargó de investigar en la Alcaldía resoluciones, toda la base legal para el manejo, precisamente, de ese recurso y era el que nos indicaba cómo lo íbamos a hacer; entonces fíjate, agarramos y bueno, como dice siempre Miriam que está de vacaciones, era como hacer el mercado para nuestra casa, era buscar precios, buscar los más económicos y nos resultó muy, muy bien…” (2,4,15,220). Encontramos luego, el caso del CPNA del municipio Cabimas del Estado Zulia en el que se creó una figura especial para la asignación presupuestaria de todos los miembros del mismo, incluyendo a las/os propias/os Consejeras/os y la experiencia ha sido de esta manera: “...El Alcalde decidió que era mejor descentralizarnos y pagarles su asignación completa, se les hizo la asignación en base a lo que eran los gastos de personal, los gastos de funcionamiento y se les está cancelando mensualmente para que ellos puedan cancelar al 144 personal y sus gastos de funcionamiento allá…” (5,13,50,29), “…entonces para que ellos mismos tengan libertad de que si un personal no les funciona, ellos mismos puedan salir de esa persona y contratar a otro, si necesitan contratar a otro, ellos mismos puedan estructurar su presupuesto, porque eso da la facilidad de que no lo tengan que hacerlo por acá, ahora ellos tienen independencia, el administrador, el Presidente manejan todo allá…” (5,13,50,42). En este caso, el CPNA no se adscribió a ninguna dependencia de la Alcaldía y se les dio autonomía no solo para las decisiones, sino también de tipo administrativa, facilitando así la inmediatez de los trámites necesarios para la dotación de recursos y lo relativo a manejo de personal. Aunque no parezca tan importante, pedir en la actualidad unas vacaciones, hacer una suplencia, etc. son asuntos que se gestionan con mayor comodidad y prontitud pues no implica, ni siquiera desplazarse hasta la Alcaldía, lo cual en una dinámica importante de atención a usuarios y de dictar medidas de protección, es un alivio considerable. Finalmente, encontramos dos casos (Lima Blanco-Cojedes y San Cristóbal-Táchira) en los que aún las/os Consejeras/os de Protección no forman parte de la nomina de la Alcaldía, estando bajo la figura del contrato, lo que no permite la estabilidad laboral necesaria, ni se cumple con lo previsto en el artículo 159 de la LOPNA, donde se señala que los “...Consejeros de Protección ejercen función pública, forman parte de la estructura administrativa y presupuestaria de la respectiva Alcaldía...”. Una vez más, destacamos cómo las categorías se relacionan entre si, por cuanto si no hay conocimiento ni disposición y además predominan importantes cuotas de improvisación, el funcionamiento y organización de los CPNA se ven seriamente afectados, más allá de la gran vocación (lo que somos) que los define. Ahora bien, si profundizamos en el detalle menudo de la organización interna, cada CPNA ha construido, definido su organización particular respondiendo a las necesidades y características de su municipio. De esta manera, los CPNA utilizaron las líneas generales que ofreció la LOPNA para hacer su propia organización, haciendo los ajustes necesarios según sus carencias y necesidades: estableciéndose diferentes modos de disponer las guardias, de llevar el orden de atención de las personas, si no hay personal de apoyo (trabajador social, psicólogo, etc.) a donde referir casos y cómo agilizarlos dependiendo de 145 la gravedad, de distribuir el tiempo de acuerdo a la demanda, reunirse para discutir los casos. Vemos, por ejemplo, los siguientes estilos de organización: ⇒ “…semanalmente hacemos las guardias, o sea, me toca a mi una semana, la otra Carla, y así sucesivamente. (…) De 8 a 3, 3:30 estamos aquí o cuando amerita pues nos quedamos hasta más tarde, pero la guardias empiezan a partir de las tres de la tarde hasta el otro día, guardias telefónicas, nosotros nos trasladamos si es necesario…” (3,9,30,168). ⇒ “…el estudio socioeconómico lo hacemos nosotros mismos que tenemos nuestro formato que lo elaboré yo, como yo soy la trabajadora social, hago el estudio socioeconómico, yo elaboré desde un principio nuestro formato para el estudio socioeconómico, por supuesto lo sometí a consideración de los otros Consejeros, lo evaluamos, lo discutimos y lo aprobamos; en ése en particular es importante, nosotros mismos hacemos el estudio socioeconómico, el seguimiento…” (2,5,19,199). ⇒ “…cuando nosotros llegamos no había nada, no había hojas ni lápiz, a veces sí nos gustaría tener mas tiempo para la parte organizativa, pero no es fácil, cuando nos creamos estuvimos un tiempo trabajando con la doctora Nancy Montero, hicimos un pequeño manual de funcionamiento, que no esta terminado, todavía no hemos podido terminarlo, pero sí hay un bosquejo general, pero yo siento que la fortaleza es esa, el personal que cada día trata de hacer lo mejor que puede y que en eso estamos...” (2,6,22,351). ⇒ “…los días de semana de Lunes a Viernes se dan autorizaciones de viaje pero solamente hasta las 12:30, solo se dan esas autorizaciones en la mañana; en la tarde, en teoría, debería ser sólo para substanciar expedientes en la parte administrativa, pero resulta ser que en muchos casos tenemos que oír a citados porque no tenemos tanto personal para poder hacer eso, orientarnos a la parte de substanciar los expedientes solo en las tardes, que es lo que debería ser…” (2,6,22,198). ⇒ “Antes de hablarte de los casos que no son emergencia primero tengo que aclararte que por razones de muchísimo trabajo que tenemos, aunque algunos dicen que es ilegal en los casos de denuncias que no sean emergencias, nosotros 146 recesionamos tres días a la semana: Lunes, Miércoles y Viernes, esto lo hacemos por (...) respuestas y no sólo quedarnos con aperturar expedientes, entonces esos días son los casos de recepción de casos por primera vez que no sean de mujeres, claro porque las emergencias se presentan a cualquier hora cualquier día y los días Martes y Jueves son los únicos días que tenemos designados para la inscripción en el registro de los adolescentes trabajadores…” (2,6,22,191). ⇒ “…En cuanto a la distribución de los casos, por lo menos si yo estoy recibiendo un caso y llega otro caso y uno de los tres esta allí lo recibimos, en cuanto en eso estamos atentos, estamos pendientes de que la persona llegue y la atendemos inmediatamente, para que no este la persona allí…” (2,5,18,64). ⇒ “…las guardias nos turnamos, como somos tres entonces siempre estamos dos y hay uno que esta de guardia, por lo menos hoy le toca a la licenciada, la doctora Lourdes y estamos los dos trabajando (...), entonces yo no estoy de guardia, termino el horario de oficina y entonces ya quedo en la noche de guardia…” (2,5,18,45). ⇒ “…En el caso de que yo recibí el caso, lo voy sustanciando, en el caso de que voy a agarrar otro segundo caso ya yo debo decirle... eso depende del nivel de trabajo que tengamos, cuando tenemos poquito trabajo lo hacemos de esa manera, cuando tenemos muchísimo trabajo lo hemos hecho de otra manera, como lo estamos haciendo en este momentos: lo vamos sustanciando, uno agarra declaración y en muchas oportunidades, cuando ese uno está muy abarrotado, lo agarro yo y agarra la otra, pero qué sucede, posteriormente para la sustanciación le tocamos a ése primero, a ése uno que te estoy diciendo, se lo pasamos todo para la sustanciación, pero ya con lo que hay que hacer, trabajo social, etc, solamente para la redacción de los oficios, mientras que hay otra persona que va decidiendo, o sea, va redactando las situaciones de hecho y de derecho en la decisión…” (3,8,28,265). ⇒ “…Nosotros decidimos hacer guardias rotativas, una semana cada consejero de protección, una semana uno, otra semana otro y la otra semana otro y hasta ahora se ha llevado así…” (3,8,28,179). 147 ⇒ “…todo lo hicimos ante todo con las experiencias que traíamos de los tribunales, quizás no se si eso será muy rígido, porque dentro de los tribunales es rígido, sin embrago ha sido nuestra forma de organizar el consejo y yo pienso que no nos ha ido mal…” (5,14,63,581). ⇒ “…se abre el expediente, se hacen las citaciones a que haya lugar, se estudia el caso, el consejero que lleva el expediente consulta a los otros…” (3,9,32,174). ⇒ “…aquí hay dos consejeras que ellas reciben juntas, que son Ana María y Carla, Cherri recibe él solo y yo recibo yo sola, pero si, nos comunicamos, pero tampoco hemos, para ser sinceros, tampoco hemos hecho las cosas tal cual como dice la ley, aquello de que hay que sentarse a discutir, no!, conocemos porque yo llego y me paro y oigo, de repente ellas vienen y me preguntan y yo voy y les digo que me llamaron del hospital y me plantearon tal cosa, provisionalmente dicté tal medida, pero aquello de que hay un horario de que hay un cuestión para, yo traté, o sea más o menos les expliqué cómo hacíamos, ¿verdad? que teníamos unos días de receptoría, que teníamos unos días para labores administrativas, este…pero no, todo se ha quedado así, si, yo, porque yo tengo experiencia en eso, y aquí es más o menos, esa forma de trabajar podría ser……” (3,9,34,313). ⇒ “…Nosotros recibimos el caso, lo recibe el que este desocupado, recibimos el caso, debiera existir también escribientes para ayudar a redactar las actas porque a veces nosotros tenemos que dictar medidas provisionales…” (3,8,28,223). ⇒ “...decidimos que debía haber un sistema de distribución de casos y que debía existir un consejero ponente que era el que iba a instruir, que iba a recibir e instruir todo el procedimiento y que posteriormente se iba a reunir con nosotros los Consejeros para aplicar la ley...” (5,14,63,175). ⇒ “...lo cierto es que son dos equipos de trabajo, tres Consejeros y tres Consejeros, y ya con la distribución el consejero ponente ya sabe con quién decide...” (5,14,63,235). ⇒ “...Nosotros usualmente diseñamos unas jornadas especiales de autorizaciones de viajes, sobre todo en los meses de Junio, Julio y Agosto, que tienen las 148 demandas más fuertes de autorizaciones de viajes para solventar ésa demanda del municipio...” (5,14,63,581). ⇒ “...Eso tiene sus dificultades, porque el consejero coordinador no deja de ser consejero y no deja de atender casos, básicamente se encarga de la distribución y de las relaciones interinstitucionales que van desde la Alcaldía hasta todo, ¿qué implicaciones tiene eso?, las relaciones interinstitucionales con la Alcaldía son fundamentales, a nosotros nunca nos han aumentado el sueldo porque ellos no se acuerdan de que nosotros existimos...” (5,14,66,415). ⇒ “...yo no veo lógico que un consejero este sentado haciendo una autorización de viaje, un consejero debe estar escuchando un conflicto, dándole solución a un problema, pero una autorización de viaje, con que sólo revise la partida de nacimiento, original y fotocopia, verifique los datos y vea que los padres firmaron, sería suficiente, de eso se debería encargar una, dos o tres secretarias que hayan en el organismo...” (4,11,40,474). ⇒ “...las únicas relaciones que mantenemos, son las que nos mantienen porque es un vínculo que nos exige la ley, los procedimientos, pero relaciones para resolver diferencias en cuanto a interpretación del procedimiento, porque hay cosas que evidentemente no están claramente definidas en la ley que lo vamos abriendo nosotros porque estamos en la práctica, eso no lo hemos podido resolver; no es falta de voluntad, sino falta de disponibilidad sobre todo...” (5,14,67,388). ⇒ “...para la obligación alimentaria tenemos dos mañanas en la semana que tomamos estos casos...” (1,2,6,156). ⇒ “...Últimamente con lo que contamos es con la funcionario policial que recibe a los usuarios en la entrada y los anota en un libro por orden de llegada...y si hay que hacer un traslado (...) el coronel que estaba en esa época, nosotros nos presentamos y le contamos qué hacíamos y él nos prestó su colaboración...el creía que la parte judicial nos correspondía a nosotros y de manera voluntaria nos asignó una funcionaria de la policía estadal...” (1,2,6,242). ⇒ “...la ausencia de la policía en los caos en los que los requerimos para comprobar las situaciones de emergencia, no contar con todo el personal de 149 apoyo, técnico, médico, necesitamos un psiquiatra, un pediatra sería importante y bueno mas personal de apoyo para la revisión de expedientes, personal más técnico para la revisión de expedientes y estar pendientes...” (5,14,67, 421). Estas citas en general, nos permiten ilustrar cómo cada Consejo de Protección ha ido diseñando su organización y forma de funcionamiento interna de acuerdo a sus propias características (equilibrando niveles de Improvisación, los diversos No hay, junto con La realidad de los Derechos, categoría que enseguida abordaremos). En este sentido y más allá de muchos detalles que se nos puedan escapar, una dimensión de esta categoría que queremos enfatizar tiene ver con una marcada tendencia a la “judicialización” de los procedimientos realizados en los CPNA. Observando así como esto se refleja notoriamente en el lenguaje y los términos que usan, pues hablan de expedientes, de escribientes, de actas, de citaciones, de servicios auxiliares, de Consejero ponente, sustanciar, etc. hasta el extremo visto en CPNA como los de San Carlos-Cojedes y Sucre-Miranda, en donde al llegar, de primera mano, los usuarios (ello incluiría niños, niñas y adolescentes) son atendidos y recibidos por un funcionario policial, con toda la carga de significados que ello encierra. Esta práctica, contrasta y casi contradice, la premisa teórica desde la cual fueron concebidos y diseñados los CPNA, los cuales nacen para deliberadamente desjudicializar procesos y materias que eran llevadas, tramitadas en los Tribunales. No obstante, desde un punto de vista de cultura jurídica general (la que manejan los legos) pareciera que visitar un Tribunal y un Consejo de Protección, en la práctica -sólo- guarda algunas diferencias, las cuales manejan mejor quienes saben del tema y/o están vinculados al mundo jurídico de la infancia. De hecho, enfatizando algunas similitudes, a nivel de decoración es palpable en varios CPNA cierta “frialdad y precariedad” y cierto nivel de “caos” muy parecido al movimiento de Tribunales, donde hay casi siempre mucha gente entrando y saliendo, personal hacinado al cohabitar en una misma sala varios despachos y nunca se sabe muy bien a quien preguntarle una duda, ejemplo notorio de esto fue el CPNA de San Cristóbal. Mientras que en un nivel más adecuado apreciamos los CPNA de Maracaibo, Guaicaipuro, etc., destacándose los de Lobatera-Táchira y Macanao-Nueva Esparta, pues con todo y sus 150 modestas condiciones, fueron de los pocos que se esmeraron por crearle un ambiente grato a los niños, niñas y adolescentes que reciben. Ciertamente, la LOPNA no habla de cómo se deben organizar los CPNA en su interior, pero señala y resalta la importancia de ser un órgano administrativo, que busca desjudicializar la garantía de ciertos derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. Cabrían entonces las siguientes preguntas: ¿porqué todos se han organizado “como si” fueran un pequeño tribunal?, ¿qué es lo que no se ha logrado comprender que no permite ir más allá de las prácticas judiciales conocidas por todos, abogados y no abogados? ¿qué frena la innovación?. Desde nuestra percepción, consideramos necesario reflexionar sobre esta forma de proceder porque en algún momento, los CPNA han creído que ciertamente son un órgano o deberían ser un órgano “judicial”, como bien lo expresa esta Consejera: “...yo creo y considero que nosotros no deberíamos depender de la Alcaldía, nosotros deberíamos depender del Poder Judicial, eso siempre lo hemos dicho, que nosotros consideramos que deberíamos depender del Poder Judicial porque en realidad nosotros somos un tribunal y una debilidad que también hay, pero que es una debilidad que está en la propia ley y que todos hemos llegado a ésa conclusión, no solamente en el Consejo de Protección de San Cristóbal, es que deberían cambiar el término de Consejero de Protección por Jueces u otra figura que vaya más acorde con la figura de Juez...” (4,11,42,342). Olvidando de esta manera que su verdadera esencia es la administrativa, porque se busca con ello agilizar los procedimientos, humanizarlos, hacerlos mucho más cercanos y sensibles al sentimiento de los niños, niñas, adolescentes y familiares que canalizan sus problemas allí y sobre todo, mucho más manejables y al alcance de la ciudadanía en general. Resumiendo esta categoría, la práctica hasta los momentos nos ha mostrado unos Consejos de Protección funcionando desde la “judicialización” de su estructura y lenguaje, poco creativos y sobre todo alejados de la “comprensión real” de lo que los niños, niñas, adolescentes y sus familiares pueden alcanzar y manejar fácilmente. No es lo mismo “tomar un relato” que “levantar un acta”, no es lo mismo “conversar con un asistente” que con un “escribiente”, “sustanciar un expediente” que ir demostrando “cual es el problema”, tener un “Consejero ponente” versus “alguien que me escucha y atiende para guiarme” y sobre todo, la “violación de un derecho a un niño/a particular” nunca es igual a lo que puede 151 aparecer o quedar asentado en un “expediente”. Por ello, creemos necesario revisar qué es lo que estamos haciendo con la visión administrativa que nos da la ley para el funcionamiento de los CPNA y cómo podemos hacer de esos procedimientos y formas de organización un ejercicio verdaderamente efectivo pero a la vez, cercano a la vivencia y experiencia de los principales y únicos protagonistas de estas historias (no siempre felices) que llegan a los CPNA ... las historias de los niños, niñas y adolescentes. 4.2.9 LA REALIDAD DE LOS DERECHOS Varios han sido los autores que se han dedicado a estudiar la distancia que existe entre la “conducta legal” y la “conducta real” observada en los miembros de una colectividad dada. Por circunstancias de diversa índole (psicológicas, sociales, culturales, históricas, políticas, económicas, etc.), podría explicarse el por qué los individuos no cumplen las leyes tal cual están concebidas en el Derecho Positivo y ello, hace necesario plantearse “contextualizaciones”, “adaptaciones jurídicas” sin alejarse de lo esencial, en los innumerables matices de los casos prácticos (de la vida real) que se presentan a diario y que nunca son abarcados en los supuestos de una norma legal. Todo legislador debe estar conciente sus prescripciones no serán acatadas todas las veces por todas las personas. Sin embargo, las preguntas que podrían suscitarse a partir de esta reflexión son ¿cuánta desviación o distancia es aceptable para que la norma jurídica no pierda su condición de tal? ¿no son acaso las normas, prescripciones de conducta para resguardar valores de una sociedad? ¿qué hacemos al respecto?. En ese sentido, visto el rol pedagógico que posee el Derecho, grosso modo, contamos con 2 grandes mecanismos para obedecer las normas: primero, internalizando los “deberes seres” para actuar por convicción o segundo, recurriendo como última instancia a la capacidad sancionadora de la norma jurídica, para imponer con legalidad el “ejecútese” de determinada acción, decisión, etc. En nuestro criterio, esa tensión entre acatar y no acatar normas jurídicas es inevitable y conveniente porque permite a los seres humanos, perfeccionar sus creaciones de todo orden, sean éstos o no operadores jurídicos y es aquí donde entran las/os Consejeras/os de Protección que estudiamos, con sus vivencias aplicando la LOPNA. 152 La LOPNA en este caso, como instrumento de transformación social y como herramienta de trabajo para los operadores de los sistemas contemplados en la ley (Protección y Penal, interesándonos ahora el primero), define lo que pueden y lo que no pueden hacer las personas que desempeñan determinados roles y más, si éstos tienen el carácter de funcionarios públicos de órganos administrativos. Ello no significa la ley sea infalible y a los legisladores no se les hayan escapado detalles, ni tampoco que la realidad de Venezuela en la actualidad sea tan compleja y los casos tan particulares que en ocasiones, no seguir estrictamente la ley sea un camino más expedito para garantizar los derechos de los niños y niñas. Tal aseveración que parece un contrasentido, la sostienen algunas/os Consejeras/os apoyándose en ciertos argumentos. La siguiente cita de dos Consejeras de Mariño, por ejemplo, da cuenta de la “vivencia” de los artículos 161 y 162 de la LOPNA pues nos dijeron: “Bueno si, nosotros en principio quisimos hacer como lo que era ideal, nosotros al principio como éramos un Consejo, todos oíamos y luego discutíamos sobre los casos y tomábamos una decisión, pero en virtud de la cantidad de personas que venían, que comenzaron a venir, nos dimos cuenta que no podíamos hacer eso y comenzamos a tener un sistema que a un consejero le toca atender un primer caso, al otro el segundo caso y así sucesivamente hasta repetirse nuevamente, y nos reunimos dependiendo de si el caso es grave o amerita una discusión, de lo contrario si es algo que ya de antemano sabemos que es por ejemplo que tenemos que dar una orden de que el niño sea inscrito en la escuela, no se discute sino que se dicta y ya...” (3,9,30,263). Ahora bien, si esto ocurre en Porlamar, un municipio donde pueden haber unos 100.000 habitantes (según el Censo del 2001 son exactamente 84.534) y de este total el porcentaje de niños y adolescentes es inferior por lógica, y ya aquí resulta difícil reunirse y comportarse como cuerpo colegiado según lo exige la ley, contrastemos, imaginariamente, cómo será la cotidianidad de un municipio como Sucre en Miranda, con una realidad social tan compleja y diversa con más de 600.000 personas y apenas unas pocas Consejeras de Protección trabajando. Como también ocurre en Maracaibo, con 6 Consejeras/os para 18 parroquias y más de 1.300.000 habitantes, de los cuales unos 600.000 son niños y adolescentes tal y como acotó la Presidenta del Consejo Municipal en su entrevista y además, le sumamos a la “cantidad” la “cualidad” o “particularidad” de que es un 153 municipio de un estado fronterizo al igual que ocurre notoriamente en San Cristóbal, Táchira. La densidad demográfica de cada región contrastada con el número de Consejeras/os disponibles, muchas veces insuficiente, tiene además un contexto, la considerable lista de No hay ya comentada y que incrementa los grados de dificultad para cumplir con la labor encomendada. Por otro lado, toda ley por definición estandariza conductas y parte de una “noción de vida buena” que asume como universal e incuestionable, al ser compartida éticamente, por un importante grupo de personas, pero la realidad es que, los grupos humanos no responden “culturalmente” de las misma manera frente a las situaciones de la vida. Tomemos para ilustrar lo dicho el tema de la educación, que nos lo propone el siguiente testimonio recogido en una comunidad pesquera como lo es la Península de Macanao, “...aquí es una zona muy particular, Macanao el papá es pescador, el abuelito es pescador, hay deserción escolar porque el muchacho ya no quiere ir a estudiar para ir a pescar, porque su mamá necesita que lo ayude económicamente, pero por eso yo entonces digo, no es que le estemos violando el derecho a la educación, sino que simplemente no quiere estudiar y porque la educación no le resuelve, por eso te digo que esta es una situación muy particular de la península, entonces tenemos que dar, ratificar autorizaciones de adolescentes de 14, 15 años, tenemos que darlas y no nos queda otra alternativa y lo último que hemos tenido es que mira, que cuando regrese inscríbelo en la misión Robinson, siquiera para que saque el sexto grado...” (3,7,27,337). Cuando la Consejera afirma ir a clases “no le resuelve la vida”, lo que se está trayendo a debate es que en ciertos contextos hay opciones que dejan de ser funcionales y quizás desde una óptica muy urbana, nos cuesta asimilar criterios de otras regiones y es trabajo de un CPNA el ajustarse a estas posibilidades. En ciertos casos extremos, tal vez garantizar educación, implique atentar contra el derecho a la vida y a la salud, porque la manutención del niño/a depende de que produzca cierta cantidad de dinero, por más absurdo y trágico que parezca. Esta idea nos conecta por enésima vez al tema de las políticas públicas básicas y de infancia y al enfoque sistémico de protección en derechos humanos, donde un CPNA tiene definidas con claridad sus atribuciones y solo, tiene límites que no puede traspasar en su actuación, por mayor voluntad que tenga. En Páez-Zulia opinaron lo mismo en los siguientes términos: “...En el asunto para niños trabajadores, yo hice una encuesta de trabajadores, hice un formato, pero es también 154 el problema de que el niño tiene que trabajar...” (5,15,73,202); y “tiene” es literal pues lamentablemente, no cuenta con las opciones que el Estado-familia-sociedad han debido garantizarle. ¿Cuál es el problema de fondo subyacente? que un Consejo de Protección no puede llenar el vacío que dejan deficientes políticas públicas básicas ni tampoco son de su atribución, las políticas de protección y atención para la infancia que deben proponer los Consejos de Derechos, en sus distintos ámbitos de competencia (nacional, estadal y municipal). Frente a estas carencias estructurales un Consejo de Protección siempre se quedará corto, estará atado de manos y limitado de cumplir con su rol a cabalidad. Por su parte, en el estado Zulia se presenta otra circunstancia particular dado que cerca de un 10% de su población se declaró indígena para el Censo del 2001 y por ello, una Consejera de Páez afirmó con mucho tino, “...entonces en este municipio, la ley como que no miraron para hacerla aquí...” (5,15,71,254), pues en Sinamaica, las Consejeras lidian a diario con el concepto de pluralismo jurídico, que como explica Colmenares citando a Peña (2000: 82-83) no es otra cosa que la coexistencia de dos o más sistemas normativos dentro de un mismo espacio social, considerando que es crucial cambiar la idea de un estado cultural y socialmente homogéneo por un nuevo modelo político que, acepte su realidad social y reconozca la existencia de sus diversas realidades socioculturales, para así buscar el equilibrio y que ninguna cultura se convierta en instrumento de hegemonía y represión para la otra. Las tensiones e incongruencias entre la noción de Estado de Derecho y el sistema normativo fruto de años de tradición indígena, a diario se expresan en los casos que reciben y procesan las Consejeras de este municipio. Refiriéndonos al tema de las medidas dictadas, en Mariño nos dijeron: “...en la práctica resulta como una tontería que si una madre que es remitida al psicólogo y no cumple, entonces nosotros tengamos que ir a un tribunal para acusarla por desacato a una orden…” (3,9,30,288). La teoría dice que las medidas de protección dictadas por las/os Consejeras/os son decisiones de obligatorio cumplimiento en ejercicio del poder público, visto que son las autoridades competentes para ello (en casos excepcionales se dictan en los Tribunales de Protección). Sin embargo, es tema de debate en ciertos sectores que una vez agotada la vía administrativa (Recurso de Reconsideración, art. 305 y 306 LOPNA), los desacatos se ventilen en los Tribunales de Protección (318 ejusdem). Visto que, por aquello de la “desjudicialización” de algunas materias, ¿qué sentido tiene judicializar de nuevo 155 aquello que dejó de serlo? 3 . Es como un contrasentido, lo que dio pie al nacimiento de los Consejos de Protección no puede luego ser el criterio para que se recurra a Tribunales y éstos revisen de nuevo el fondo del asunto, cuando ya el CPNA se ha encargado. En la práctica además, es muy difícil dejar de atender casos para invertir recursos de todo tipo y dirigirse a un Tribunal, no una sino todas las veces que hagan falta hasta encaminar todos los asuntos y efectuar los pasos necesarios relativos a este aspecto. Como dice una Consejera de Maracaibo pero que seguro refleja a los demás entrevistados: “...Nosotros no tenemos aquí asistentes, a nosotros nos toca desde escuchar a la persona, que además la tengo que escuchar y tratar de hacer empatía con ella, para que tenga confianza conmigo y eso no lo puedo hacer tomándole de una vez declaración porque se va a sentir intimidada, verme sentada allí y tomarle la exposición, después que converso y de alguna forma los orientamos es que le tomamos la exposición. Pero tenemos que hacer todo, desde trasladarnos en muchas oportunidades a constatar nosotros mismos la situación, hasta abrir la carátula, ponerle el número, llenarlo, abrir todos los autos de entrada y oficio, etc., a parte de tomar las decisiones...” (5,14,67,116). De manera que, “...últimamente me he dado cuenta, porque tampoco tengo capacidad, tampoco tenemos un personal que nos pueda ayudar a revisar las medidas, es decir, que de alguna u otra forma lamentablemente y porque hacemos hasta donde podemos, pero incumplimos realmente con lo que establece la ley de hacer una revisión a las medidas cada cierto tiempo...” (5,14,67,130). Es decir, humanamente es bien cuesta arriba mantener al día la revisión de todos los casos que se reciben, más los nuevos que se incorporan diariamente, así como de todos los desacatos que pudieran presentarse en la rutina de un Consejo de Protección. De modo que, dependerá de la gravedad del caso lo que se haga y esta “discrecionalidad”, por supuesto activa todas las alarmas, porque si algo aspira la Protección Integral es exterminar de los funcionarios que operan bajo este paradigma, el que aún esos “criterios flexibles” tengan vigencia. Lamentablemente, tenemos la otra cara de la moneda “...nada haces con remitir al niño al psicólogo, que el psicólogo le de una orientación, cuando en la casa su madre no ha cambiado… pero, no existe el programa para los padres...” (3,9,30,348). Con estas citas 3 Para profundizar en este debate se recomiendan algunos artículos publicados por Jorge Luis Suárez Mejías, en los libros de las Jornadas de la LOPNA, cuyos aportes como especialista en Derecho Administrativo fueron discutidos en el capítulo de base legal y teórica de la presente investigación. 156 no pretendemos justificar ninguna acción de las/os Consejeras/os que no se encuentre establecida en la ley. No obstante e insistimos en ello, el Sistema de Protección para funcionar requiere del concurso de TODOS sus componentes y si el Estado o los Consejos de Derechos, por citar unos ejemplos claves, no realizan esfuerzos por cumplir con su parte o muestran un desempeño deficiente, tampoco los Consejeras/os de Protección solos y aislados pueden hacerle frente y exitosamente, a todas las amenazas o violaciones de derechos que reciben en sus oficinas. En sentido contrario igual vale la siguiente reflexión, que los demás actores cumplan su rol y los Consejos de Protección se descuiden en sus atribuciones, sería igual de caótico. En ambos sentidos el resultado es el mismo, el Sistema de Protección se transforma en inoperante y no garantizador de derechos, como debe ser. Con expresiones de Ferrajoli, seguiríamos reproduciendo el Estado Reactivo de Derechos en vez del, Constitutivo de Derechos. Todo lo que venimos argumentando hace que tenga mucho sentido la siguiente frase: “...yo creo que en esto hay que innovar mucho sobre todo por esas medidas llamadas innominadas...” (5,14,67,436). El legislador en la última parte del artículo 126, abre la posibilidad para dictar “otras medidas si la particular naturaleza de la situación las hace idóneas”. De manera que, la creatividad y la flexibilidad es lo que en muchas ocasiones ayuda a los Consejos de Protección en sus actuaciones y posibilita confeccionar un “traje acorde” al caso planteado. Esto no implica, desconozcamos puede ser contraindicado, sin embargo, es una puerta que es preciso tener sin llave y la garantía de que será bien usada, hay que fundamentarla en una selección exigente y meticulosa de las/os Consejeras/os de Protección. En la medida que sean idóneos para ejercer el rol, no excederán límites que la ley les permita y usarán mesuradamente las posibilidades legales que tengan a su alcance. Ya con más nivel de detalle, otra Consejera opinó: “...De las medidas de protección te iba a decir, nosotros no estamos de acuerdo, no somos partidarios de que el lapso sea de treinta días, con todo que sea una medida provisional y excepcional, el abrigo, no estamos de acuerdo, pensamos que debería ser más tiempo...” (5,14,66,612). El tema del abrigo es también bastante espinoso, pues como afecta los derechos de los niños y niñas a ser criados en una familia y el ejercicio de la guarda, nunca debe dictarse sin tener como norte la reintegración familiar y el mantener los vínculos con la comunidad y he allí el gran problema. En la práctica todo apunta, aunque no hayamos levantado datos precisos al 157 respecto, que no es ese el resultado obtenido y la solución de las/os Consejeras/os, no debería ser que los niños/as pasen más días con una medida de abrigo ya sea en familia sustituta o en una entidad de atención, sino exigir y demandar programas de localización, de colocación familiar, etc. más eficientes y entablar relaciones más articuladas con los Tribunales de Protección. Durante la investigación y la oportunidad que se tuvo de conversar con las/os Consejeras/os, ellas/os compartieron con nosotras sus angustias, sus dudas, su impotencia...frente a la cruda realidad vestida a diario con rostros de niños y niñas, quienes pertenecen a familias en situaciones complejas y donde ciertamente es muy paradójica, la ayuda y orientación que puede brindarse “...porque a veces la mamá es responsable, pero a veces qué puede hacer esa pobre señora que está pasando hambre, que tiene que salir a la calle a trabajar y que de verdad los niñitos se la pasan en la calle porque ella no está para cuidarlos, entonces esto... yo pienso que con ese trabajo que ustedes están haciendo es bien importante. Por eso es bien importante que nos ayuden a nosotros a funcionar mejor...” (3,7,27, 447). Para cerrar esta categoría, queremos hacer referencia brevemente al tema de los “derechos más amenazados o violados” en cada municipio, razón de existir de los CPNA, haciendo la siguiente salvedad. Durante los días de trabajo de campo, notamos en buena parte de los Consejos visitados, no se llevan sistemáticamente estadísticas de los casos atendidos (niños, niñas, adolescentes y familiares de forma aislada o conjunta) ni de las medidas de protección dictadas (simultáneas o sucesivas). Tal circunstancia implica que no hayamos recogido mayores soportes de los controles internos y que las citas que a continuación reportamos, se sustenten sobre todo en las impresiones de las/os Consejeras/os más que en cifras actualizadas. Los distintos libros de anotaciones no están al día (sino hasta con meses de retraso, en varios casos); no hay criterios uniformes sobre la información que se registra (llegamos a ver libros donde aparecen registrados nombres y no se indica si corresponde a un niño o a su representante, qué medida y para quien se dictó, etc.), a veces cada Consejera/o lleva su propia numeración o secuencia de casos atendidos y de rutina no la integran hasta que Consejo Municipal no se las solicite (hecho que se agrava en la medida que las relaciones internas sean más o menos fluidas), etc. Como sabemos, 158 tenemos poco desarrollada la “cultura de respeto al dato” en muchas de nuestras instituciones y los CPNA no escapan a esta tendencia. Así las cosas, tenemos: ⇒ “...el derecho que es más amenazado, que es más denunciado es el derecho de la integridad personal, del punto de vista físico o del punto de vista psicológico, es denunciado prácticamente a diario (...) por ser un estado fronterizo es lógico que tenga un alto índice también, que es el derecho a la identidad, aquí vienen muchos extranjeros del país vecino indocumentados (...) también tiene un alto índice de denuncia es el derecho a la educación, sobre todo en los lapsos de tiempo en que es período de inscripción escolar, de matrícula escolar...” (5,14,63,421). ⇒ “...Mira...obligación alimentaria, la necesidad más importante de los muchachos aquí es la comida (...) El segundo más importante es el maltrato y muchas veces es maltrato por ignorancia (...) otra de las medidas que también usamos mucho es la del psicólogo...” (1,2,6,209). ⇒ “...siempre hay bastante casos, niños que no han sido presentados y niños grandes, a veces hasta adolescentes que vienen que no tienen documentación y sobre todo tenemos inconveniente con la cedulación de los adolescentes...” (1,2,7,272). ⇒ “...Las situaciones que más se presentan son las de presentación, las de maltrato físico, primero directamente a los niños o como producto de la violencia interfamiliar, que eso es lo máximo, luego viene salud y educación...” (5,13,53,134). ⇒ “...En primer lugar el personal, el maltrato, en segundo lugar problemas de presentación, maltrato e identidad son muy comunes en el municipio; le siguen los de alimento, de los padres que no quieren alimentar a sus hijos y creo que le seguiría educación...” (5,13,55,327). ⇒ “...De lo que mas se hace es solicitud de extensión y expedición de partidas de nacimiento o solicitud de otorgar una cédula de identidad a un adolescente; nosotros como vivimos en fronteras (...) son pocas las inscripciones de adolescentes trabajadores, autorizaciones para adolescentes trabajadores creo que hemos hecho unas dos...” (4,11,40,297). ⇒ “...Se dictan muchísimas medidas de protección de orientación y tratamiento psicológico, porque casi todos los casos que llegan acá, casi todos son del maltrato 159 y un maltrato necesita orientación y tratamiento psicológico, entonces, si uno dicta una medida de abrigo, si es un niño que esta abandonado tiene que tener su problema emocional, entonces se dicta, a parte de la medida de abrigo, una orientación, tratamiento psicológico, entonces la mayoría de las medidas, casi todas, vienen acompañadas de la medida de orientación psicológica, bien sea por maltrato o medidas de abrigo...” (4,11,42,209). ⇒ “...Aquí se reciben muchos casos de obligación alimentaria, de maltrato físico y verbal, niños de la calle, eso es más que todo los problemas aquí en el municipio...” (4,10,36,119). En síntesis, se aprecia con claridad que la problemática cotidiana gravita fundamentalmente en amenazas y/o violaciones a los derechos de integridad personal, nivel de vida adecuado, identidad y educación. Temas-problemas sobre los que habría que trabajar arduamente con políticas públicas y sus respectivos programas sociales. 4.2.10 USUARIOS En las categorías previamente comentadas hemos abordado tópicos como: el de una convocatoria y constitución de los Consejos de Protección en ciertos niveles improvisadas y presionadas; una organización y administración del trabajo con visos importantes de “judicialización”; sumados a una larga lista de carencias y deficiencias, las cuales pusieron de manifiesto no hay claridad en ciertos conceptos básicos, ni mayor difusión de la información, ni participación social consolidada, ni políticas públicas municipales dirigidas a la infancia, ni los recursos suficientes para mantener a flote la oficina como tal y una lista importante de etcéteras. Con esta cantidad de elementos desfavorables, nos preguntamos ¿cómo fue que los CPNA comenzaron a recibir personas? ¿cómo hicieron y han hecho para atenderlos? ¿por qué reciben tantas personas a diario?. En este sentido, las respuestas pudieran ser varias y no excluyentes construidas con los propios argumentos de las/os Consejeras/os, voces, sin duda, clave en esta investigación. Así, encontramos casos donde una vez juramentados las/os Consejeras/os y “constituida” la oficina, salieron a promocionarse a si mismos en su comunidad, como 160 ocurrió en San Cristóbal-Táchira, donde hoy día “...en todo el municipio se conoce el Consejo de Protección, ese proceso al principio nosotros mismos, yo por lo menos me presté mucho para ir a la radio, la televisión, aquí hay tres televisoras, y radio pues sí, AM y FM hay muchísimas. Entonces yo al principio colaboraba con un Consejero de Derecho precisamente para eso, para promocionar la ley, sabíamos que no era nuestra competencia pero de alguna forma había que hacerlo para que las personas conocieran lo que es el Consejo del Protección y conocieran cuál es su trabajo...” (4,11,40,422). En Maracaibo por ejemplo, una Consejera recordaba “...aunque no nos imaginábamos el volumen de trabajo, si sabíamos que la realidad que íbamos a tratar era difícil y que no íbamos a poder, tres personas, atender un municipio tan grande...” (5,14,67,309). La acotación se explica porque “...luego de la selección (ya estamos hablando de agosto), nos dicen que no hay posibilidad de ingresar sino sólo tres Consejeras/os de Protección para una población como la que tu ya viste. Nosotros que habíamos quedado en los primeros tres lugares dijimos que no, que no podíamos aceptar ser solo tres...” (5,14,66,227) y afortunadamente lograron evitarlo, pues la intuición no les falló y aún 6 Consejeros en la actualidad, muchas veces no son suficientes. En la mayoría de los casos también operó que, a medida que los días siguientes a la juramentación transcurrieron, otros actores del Sistema como Fiscalías y Tribunales de Protección comenzaron a remitirles casos, algunos inclusos más cerrados que abiertos como jocosamente recordó en San Cristóbal otro Consejero “...aquí fíjate que el primer año nos llegaron cajas y cajas de los Tribunales amarradas con cabuyas de cosas de cuatro años, exhumar cadáveres y qué vamos a hacer nosotros...” (4,11,41,163). En fin, a más de dos años de funcionamiento en la mayoría de los Consejos visitados, el movimiento de usuarios es incuestionable, por tener una idea y según un comentario registrado en Cabimas “...un día normal para nosotros es llegar a las ocho de la mañana, atender treinta, cuarenta casos diarios nuevos...” (5,13,51,50). Aunque este criterio no lo podamos extrapolar a todos los municipios por igual, pues los pequeños como Lobatera, Páez (Zulia y Miranda), Macanao y Lima Blanco no se comparan con Sucre, Mariño, San Carlos, Maracaibo o San Cristóbal, no cabe dudas que cada cual dentro de su 161 contexto ha conquistado un espacio de atención y se han convertido en puntos de referencia para sus poblaciones. El tema de las estadísticas llevadas en cada Consejo de Protección, como ya adelantamos en el punto anterior, tiene sus matices pues los criterios no son uniformes, no hay sistematización y si en instituciones de mayor tradición y con más años de funcionamiento, uno no logra contar con fuentes ni registros confiables, los CPNA lamentablemente no son una excepción en este aspecto. Ello no significa que lo justifiquemos, solo lo comprendemos ubicándonos en contexto, notándose de nuevo la labor pendiente del Consejo Nacional de Derechos al respecto. Del trabajo de campo podemos destacar que San Carlos y Tinaco no llevaban los cuadernos al día (de medidas dictadas, autorizaciones de viaje, para trabajar, etc.), para el momento de las entrevistas tenían al menos 2 meses de atraso. En Cabimas, no hay una numeración correlativa, sino que al inicio de cada año cada Consejero lleva su propia cuenta de casos atendidos, la integración la hacen para reportar al Consejo Municipal pero para consumo y uso interno. En general, es difícil establecer en promedio el número de usuarios atendidos en períodos determinados, mucho más definir la cantidad de medidas de protección dictadas pues en un mismo caso cabe la posibilidad de que sean varias. Apreciamos se encuentran muchos CPNA en una fase incipiente en este sentido. Por otro lado, no todas las personas son constantes y “...a veces mucha gente viene y deja de venir, viene al mes o luego para hacerle el seguimiento al caso, debido a que no tienen pasaje, no tienen para venir...” (5,14,64,179). La combinación de causas que expliquen esto puede ser infinita, pero en medio de una rutina que muchas veces avasalla se va atendiendo lo “urgente” con la cooperación y diligencia de los mismo usuarios. Lo que si es importante destacar, quizás más en términos cualitativos y vinculado a todo lo expuesto en la categoría Lo que somos, es que “...la gente, lo que manifiesta es que me dieron la orientación, a lo mejor no me resolvieron el problema-, pero me dijeron dónde podía ir, qué podía hacer, a que otra instancia, que otro lugar podía ir..." (5,14,68,169). La tendencia de las/os Consejeras/os es no dejar “colgadas” a las personas, como definió alguien en San Cristóbal: “...para mí el Consejero es alguien, y suena típico en cierta forma, es una combinatoria bien interesante, es decir, debe tener ingredientes de ley 162 para resolver, para mí, pero debe tener la suficiente contención y capacidad para escuchar, tiene que ser un psicólogo, que si no se formó en la escuela tiene que formarse en la práctica, porque una gran parte de los problemas la gente llega aquí simple y llanamente muchas veces para que las escuchen, para que le den contención, para que los dirijan y se puedan ir tranquilos sin haber ocurrido inclusive un registro o una demanda como tal...” (4,11,41,96). La vocación de la que ya hemos hablado, no ocurre en abstracto, sino que tiene sus manifestaciones en esta disposición de las/os Consejeras/os a desempeñar su rol, atendiendo con el mejor de los ánimos a todas las personas que se acercan a los CPNA a exponer sus problemas, angustias, ansiedades, estrés y necesidades de todo orden. Sin embargo, es todo un arte recibir y darle curso a estas situaciones procurando el mínimo impacto en ellos mismos. Como dijo una Consejera: “...yo ya tengo aquí dos años, pero al principio era increíble, yo llegaba a la casa y lloraba casi todas las noches, cuando empecé a ver las violaciones a los niños duré un mes que no mandaba a mi hijo a la guardería. Me pegó mucho, pero ya le gente se adecua a uno pero yo si digo que necesitamos psicólogos que nos digan o que nos vean a nosotros: ‘este tipo de persona no tienes por qué tratarla así, sino trátala de otra manera, dale la vuelta o tal cosa’, (...) llega gente agresiva, a mi me han rayado el carro como diez veces...” (4,12,48,176). Esto explica, la iniciativa que observamos en el CPNA de Maracaibo en los siguientes términos: “...inclusive le hemos pedido a la parte de recurso personal que nos de ciertos talleres de apoyo, un poco como para que nos relajemos, hagamos lo que sea para desestresarnos. En realidad es muy difícil, sin embargo hicimos algo de terapia con una persona que nos la facilitó Recursos Humanos de la Alcaldía y pudimos compartir y de verdad que fue muy relajante, nos tomamos un día, solamente se atendían los casos de emergencia, pero de verdad lo necesitábamos, eso fue este año y ya porque nos iban a conseguir jugando con bolitas adivinadoras en los pasillos...” (5,14,67,314). Un último comentario, que no queremos dejar pasar en esta categoría lo hizo la psicóloga que presta servicios en el Consejo de Protección de Maracaibo y que nos alerta a no dejarnos tentar por la lógica “tutelar” que sesgadamente sólo identificaba al niño/a abandonado/a y con carencias generalizadas, su experiencia de atención le permite 163 recordarnos lo siguiente: “...yo digo que por culpa de los adultos irresponsables pagan los niños inocentes y muchos casos aquí no son precisamente de niños con bajo nivel económico, ni de bajo nivel cultural, sino que son personas de un alto nivel económico y cultural pero que igual cometen sus errores...” (5,14,69,106). 4.2.11 SÍ SE PUEDE En líneas generales, consideramos que registrar, divulgar y compartir experiencias o conductas exitosas tiene sentido, pues sirve de guía, motivación y estímulo a las personas en similares posiciones y que desempeñan roles revestidos de cierta dificultad. El estatus que ocupan las/os Consejeras/os de Protección dentro del Sistema la mayoría de las veces no es sencillo, más bien, tiende a ser complejo por todos los aspectos que aún están forjándose y que inciden directa o indirectamente en su trabajo. A pulso han conquistado un espacio y un respeto, dentro de una sociedad que aunque está cambiando, mantiene cuotas de “conservadurismo” en ciertas dimensiones y todavía la investidura asociada a Jueces, Abogados, Fiscales y por analogía o extensión a Prefectos, Jefes Civiles, etc. pesa mucho en algunos ambientes. De manera que, en nuestro criterio, reportar casos donde los CPNA salieron airosos en una acción ejercida ante un Tribunal, es una labor pedagógica que pretendemos no desaprovechar. Visto que, experiencias con efecto multiplicador son vitales para así contribuir a darle trascendencia a las decisiones administrativas que producen dichos CPNA. Las/os propias/os Consejeras/os a veces vacilan y dudan de su contundencia, tal y como lo compartió con nosotros una Consejera de Cabimas, “...la LOPNA establece muy claro que los órganos de administración pública, nosotros, podemos ejecutar nuestras decisiones por principios que establece esta misma (...), el principio de ejecutoriedad y otro que no recuerdo, pero a veces uno se queda corto si eso de verdad es lo legal que debemos hacer, a veces nos quedamos un poco si de verdad podemos ejecutar nuestras propias decisiones o promover, porque le correspondería al Tribunal ejecutarlas, ahí hay un dilema...” (5,13,55,349). Tal ambigüedad a casi 5 años de entrada en vigencia la ley, es sin duda nociva para el Sistema de Protección porque el literal c, del artículo 160 de la 164 LOPNA, con claridad expresa que es atribución de los CPNA “interponer acciones correspondientes ante el órgano judicial competente en caso de incumplimiento de sus decisiones” y en complemento el 177, parágrafo tercero, literal a, contiene es competencia de la Sala de Juicio lo relativo a “desacato de particulares, instituciones públicas o privadas u órganos del Estado, a las medidas de protección impuestas por los CPNA”. Recordemos la noción básica de garantías según Ferrajoli, ya comentada en el capítulo de base legal y teórica, como las técnicas previstas en el ordenamiento jurídico para reducir la distancia entre normatividad y efectividad. De manera que, los CPNA no pueden seguir movilizados por el “temor”, la “ignorancia” o la “falta de tiempo”, sin ejercer las acciones que la ley posibilita cuando los hechos así los respalden. Depende de su criterio y determinación poner en funcionamiento el mecanismo de las garantías previstas en la LOPNA. En este sentido, el CPNA de San Carlos compartió la siguiente experiencia exitosa: “...sí tuvimos un caso, una vez con la Fundación la Salle, fuimos y ganamos el juicio. Hubo un desacato a una medida de protección a un adolescente y La Salle no quiso...” (1,2,6,344). Recordemos, es de los pocos vistos que arrancó actividades en el 2001, lo cual indica estaba muy “novel” para cuando se ejerció esta acción y aún así, el resultado fue positivo. Otra la conseguimos en San Cristóbal y hasta sanciones hubo: “...tuvimos un caso el año pasado, tuvimos dos casos, con una Prefectura aquí en el municipio San Cristóbal, la cual alegaba que el Consejo de Protección no era competente para solicitar la expedición y extensión de las partidas de nacimiento, lo que hay en el 160 literal "H", entonces nosotros le hicimos la solicitud, ella nos alegó eso, le hicimos dos solicitudes, dos expedientes diferentes. Como nos alegó eso abrimos el procedimiento administrativo, la notificamos, (...) para la oficina, dictamos la medida de protección de ‘intimación al funcionario de registro civil a la Prefecta fulana de tal para que, en un plazo de cinco días, extienda y expida la partida de nacimiento del niño tal’...le hicimos la decisión como tal, ella dijo que no la iba a acatar, le mandamos la notificación informándole que tenía recurso de reconsideración y posteriormente o sucesivamente, si quería, la acción judicial por si tenía inconformidad con la medida, no le prestó atención, entonces nos fuimos al Tribunal a solicitarle que se ratificara la medida y que se impusiera la multa correspondiente. A ella le 165 impusieron la multa en los dos expedientes, cada uno le cobraron tres salarios mínimos y posteriormente fue botada de su cargo, el Director de Políticas, al enterarse de esto, la retiró del cargo de Prefecto, eso es en sí lo que hemos tenido que ha habido mayor negativa...” (4,11,40,342). En el estado Zulia y para terminar las referencias en esta categoría, reportamos las siguientes situaciones: ⇒ “...nosotros dictamos la medida de declaraciones de responsabilidad o de permanencia, ellos no la acataron, ni el colegio ni el padre, después el colegio ante el Tribunal le abrió las puertas, dijo que estaba en la disposición de hacerle recuperar el año a la muchacha, era una adolescente, tratando de ayudarle a recuperar su año, sin embargo el padre, por una acción de daño moral, no la incorporó a clases y por lo tanto le presentamos una sanción, las acciones pertinentes; a esta altura no se ha decidido el caso de las sanciones pero está en curso, hay dos acciones: la acción de ejecución y la acción de sanciones, a estas alturas tienen que ser sanciones. Ella está estudiando porque nosotros le exigimos a tribunales que se le entregaran los documentos, nosotros exigimos como Consejo de Protección de que se le entregaran los documentos lo más pronto posible para que ellos garantizaran el derecho de educación, eso se hizo así, creo que hasta le tuvimos que hacer expediente del caso...” (5,14,63,548). ⇒ “...en cuanto a interponer medidas, aquí intentamos una hace mucho al Tribunal de Protección y nos la acataron, de aquí puedes sacar lo de lo de la parte administrativa, pasamos el caso a tribunales, demandamos (...) una suma al Tribunal de Protección y ellos cumplieron, a un hospital de Maracaibo, no querían operar una niña, por aquí ordenamos y ellos no acataron, demandamos y si la operaron...” (5,13,55,360). En fin, estas referencias demuestran que si se pueden ejercer acciones y empezar a transformar una cultura de irrespeto a los Derechos Humanos de los niños y niñas, por otra que busque todo lo contrario. Son experiencias de efecto multiplicador que sirven de modelaje. 166 4.2.12. SE VERÁ MÁS ADELANTE Esta categoría nos habla de los logros intangibles de los CPNA y de esa visión a futuro de lo que podrían llegar a ser las/os Consejeras/os como parte activa del Sistema de Protección. En este sentido, se mueve o expresa a lo largo de dos dimensiones: La primera, una muy cercana a lo afectivo, al mundo emocional de las/os Consejeras/os y que se conecta con esos logros, esos aciertos, esos esfuerzos y esas buenas acciones, que harán posible que ese niño, niña o adolescente que fue atendido en el CPNA, sea más adelante un adulto pleno o al menos tenga más opciones. De manera que, esta categoría en una primera fase de nuestro análisis fue denominada como “la cosecha”, porque se refería a esas “semillas” que las/os Consejeras/os perciben están cultivando para el futuro y que lógicamente, con el tiempo se van recogiendo los frutos a corto, mediano y largo plazo. Una Consejera de Maracaibo opina: “...Lo que pasa actualmente es que estamos atendiendo los problemas de todo el interior, estamos resolviendo cosas estructurales, creo que esto va a disminuir, que además vamos a verlo en sector realmente del Sistema de Protección en una generación que es lo que normalmente uno habla, porque estamos tratando de resolver lo que ya la gente tiene metido en la cabeza. Creo que habría que crearse muchos programas de prevención, por eso te hablo de programas de orientación, pero eso ya le toca al Consejo Municipal de Derecho, creo que las líneas de políticas aparte de crear programas para resolver lo que ya tenemos, pero que tiene que ir hacia la prevención, prevención general y prevención especial, porque más que pensar yo en crear más para atender, yo tengo que más bien pensar en qué voy a crear para que no me llegue más...” (5,14,67,342). Se trata de esa comprensión sistémica de que los actos de hoy generarán cambios para el mañana, y que aunque no todo es posible cambiarlo, esos pequeños detalles de hoy significan e indican mucho sobre lo que se podrá o habrá logrado con posterioridad. Otro testimonio afirma: “…también tenemos que decir que hay efectos concretos que no es eliminar los niños de la calle sino darle la partida de nacimiento a un niño, que es bastante grave, nosotros nos sorprendimos de la cantidad de niños de este municipio que nunca habían sido registrados y tenías 10, 9, 14, 15, 18 años, o sea, los de 18 no los tocamos nosotros, pero por lo menos tenemos mamás que no están presentadas y obviamente sus 167 hijos menos, entonces en eso me parece que hemos sido efectivas y por lo menos ahí decimos que por lo menos eso lo hemos logrado...” (3,9,30,554). Una lista de impresiones que refuerzan este sentir de la “cosecha”, la “siembra” que comentamos, la ofrecemos a continuación para hacerlo más breve: ⇒ “…me siento bien, pienso que estoy cumpliendo una función social, verdad, que me estoy dedicando, mi tiempo a algo útil para la sociedad… yo pienso que estamos cumpliendo una función social muy importante…” (3,9,32, 58). ⇒ “En cuanto a los resultados esos que tu hablabas ahorita, las partidas de nacimientos, cédulas, la inserción de niños en las escuelas que fueron botados o de escuelas que pretendían retener los documentos de los niños porque no pagaban, eso lo hemos solucionado y también los dueños de los colegios han tomado conciencia y de hecho nos llaman, mira aquí tengo este problema, este no ha pagado, qué hago, y bueno se le dice que los documentos los tiene que entregar, entonces si hay cosas más concretas que vemos, que si vemos resultados y nos encanta...” (3,9,30,577). ⇒ “...Yo creo que a medida que el tiempo vaya pasando las personas van razonando, si ha habido cambios, porque se han presentado varios casos que ellos han solventado, dejan de hacer las cosas como las solían hacer y vienen acá a resolverlo de otra manera, pacíficamente…” (5,15,70,68). ⇒ “…la cultura que tenemos nosotros, que hasta de repente a un órgano administrativo no le prestan en un principio, la atención debida, en este momento no, en este momento si ya se ha creado en el Municipio San Cristóbal y creo que en todo el Táchira, la conciencia de que existe un Consejo de Protección que se encarga de velar por los derechos de los niños…” (4,11,40,332). La otra dimensión de esta categoría Se verá más adelante, tiene que ver con la organización que se está dando entre los Consejos de Protección a nivel nacional, los cuales han entendido que a pesar de sus particularidades si se unen, pueden fortalecerse no solo en 168 el aprendizaje de las diferentes experiencias, sino como una verdadera organización dentro del Sistema de Protección. Ello les daría un piso para exigir dentro del Sistema las responsabilidades de los demás actores, las cuales en muchos casos han pasado de ser simples omisiones, a ser vacíos propicios para la mala interpretación y aplicación de la ley y en consecuencia, se han convertido en acciones perjudiciales para los CPNA como órganos del Sistema. En este sentido, la iniciativa de los Encuentros de Consejeras/os de Protección ha ido evolucionando en su perfil, para proyectarse en un futuro como una verdadera organización con vida propia y como espacio de activación y discusión sobre la dinámica del Sistema de Protección. Algunos comentarios muy valiosos que encontramos al respecto son los siguientes: ⇒ “...La semana pasada fuimos nosotros sede del Segundo Encuentro de Consejeros de Protección de la zona centro-occidental del país, había doce estados presentes en ese encuentro y pudimos detectar que las mismas debilidades que nosotros hemos detectado acá son comunes en todo el país. Yo creo que una de las cosas que hay que tomar en consideración y observar, es que la participación de la sociedad en la conformación del Sistema de Protección no va a tener una efectividad mientras no haya un incentivo para la gente de la sociedad para que se integre efectivamente al trabajo que se les está encomendando, más aún cuando este trabajo está enmarcado en un carácter de responsabilidad, como lo dice la LOPNA, civil, penal y administrativa...” (4,11,38,106). ⇒ “...yo creo que se tendría que tomar en consideración dictar directrices y eso fue uno de los clamores, prácticamente unánimes, de todos los Consejeras/os de Protección de que el Consejo Nacional de Derecho dictara lineamientos que estableciera un patrón bajo el cual se pueda establecer cuál es el salario mínimo que debe ganar un Consejero de Protección con lo cual yo estoy totalmente de acuerdo...” (4,11,38,220). ⇒ “Todos votaron en contra de la planificación, es más, se negaron a llenar los instrumentos, había unos instrumentos que hablaban sobre eso, claro, me pareció muy acertada la opinión que ellos emitieron, por lo menos la mesa en la que yo 169 estaba coordinando el trabajo, ellos colocaron: no opinamos al respecto de estos instrumentos porque es una materia que no conocemos, y hasta que no se nos capacite en materia de planificación nosotros no vamos a opinar si aceptamos o no aceptamos" (4,11,38,507). ⇒ “…porque en este último encuentro, duodécimo, dijimos eso, por lo menos en mi municipio, aquí en Maneiro, ya los del foro propio casi no hay, no hay suplentes y las personas que están ya están a punto de irse porque no pueden seguir y esto es trabajo, y esto es una responsabilidad y tenemos responsabilidad penal, administrativa, etc, entonces ¿Cómo es eso?, tú estas exigiendo pero ¿Tampoco vas a dar nada?, no puede ser…” (3,8,29,238). En resumen, todas estas reflexiones apuntan a un desarrollo muy prometedor de los CPNA, los cuales como toda institución “novedosa” están creciendo, formándose y a su vez tomando conciencia sobre su labor e impacto en la concreción de una sociedad más justa y equitativa, donde se comprenda, asimile y practique que los niños, niñas y adolescentes son verdaderos “sujetos plenos de derechos”. Por otro lado, esta categoría se convierte en ese premio que reciben las/os Consejeras/os con cada sonrisa ganada de un niño/a atendido/a debidamente y con la recompensa más importante de todas, la esperanza de verlo/a como un adulto defensor y garante de los derechos de los niños, niñas y adolescentes del mañana. 4.2.13 ALGUNAS OBSERVACIONES DE LAS/OS CONSEJERAS/OS DE PROTECCIÓN PARA LA INVESTIGACIÓN Durante las entrevistas hechas a lo largo de estos 15 municipios, algunos participantes compartieron con el equipo de investigación observaciones relacionadas con el trabajo llevado a cabo, vista la relevancia de profundizar en la comprensión de la dinámica del Sistema de Protección y de hacer “llamados de atención” a los demás órganos que tienen en sus manos la responsabilidad de hacer las políticas en materia de infancia y adolescencia, como por ejemplo el Consejo Nacional de Derechos y a su vez, los Consejos Municipales. 170 En líneas generales, las observaciones se centraron en felicitaciones por estar investigando en espacios en donde no se había hecho antes, así como, por la posibilidad de que los resultados de este trabajo tengan un verdadero impacto en el desarrollo de futuras acciones de las diferentes instancias: ⇒ “…se sigan haciendo este tipo de trabajo de investigación que tu estas realizando y que de verdad que los felicito por esa iniciativa y que no vayan a dejarlo en el camino si no que lleguen hasta el final para poder nosotros de alguna forma aprovechar los resultados de esta investigación...” (3,9,33,179). ⇒ “…lo único es que de verdad les deseo mucha suerte en el proyecto, que lleven todas estas informaciones a que de verdad generen unas soluciones que nos permitan a nosotros a desenvolvernos mejor en estos cargos...” (2,5,19,313). Uno de los elementos más resaltantes de estas citas que reprodujimos, tiene que ver con la necesidad de que la investigación en materia de Derechos Humanos de la infancia no quede sólo para la discusión en espacios académicos sino que pueda trascender hasta los órganos del Estado, como de la sociedad civil, para que desde estas experiencias puedan tomarse decisiones más ajustadas a la realidad, mucho más efectivas y así mejorar cada día el proceso y arduo trabajo de hacer realidad la aspiración “TODOS LOS DERECHOS PARA TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS”. Otro elemento que surgió de las conversaciones informales con los participantes de nuestra investigación, tiene que ver con la posibilidad del acercamiento entre Universidad y Sistema de Protección, que la universidad no solo pueda investigar en estos espacios, sino que también quienes hacen vida en el Sistema de Protección, accedan de forma fácil a los resultados de estas investigaciones, a fin de que puedan tener un impacto divulgativo y positivo en el accionar cotidiano. De hecho, estos espacios de alguna manera se han ido creando y fortaleciendo, uno de ellos lo encontramos en las Jornadas anuales de vigencia de la LOPNA que organiza la UCAB y que precisamente, sirve para el intercambio de experiencias así como de puente para unir dialécticamente la producción académica con la realidad cotidiana. 171 172 V. CONCLUSIONES Culminar un trabajo como el presentado no resulta una tarea sencilla, dado el esfuerzo hecho por mostrar los diferentes matices, a través de las distintas voces del cómo están funcionando los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente (CPNA) en algunas regiones de nuestro país, a la luz de sus experiencias compartidas y reportadas. En primer lugar queda claro, son muchas las variables que inciden en la calidad de dicho funcionamiento, ya que visiblemente en un CPNA confluyen y repercuten las decisiones, actuaciones y omisiones del resto de los organismos que constituyen el Sistema de Protección definido en la LOPNA. La red de relaciones entre las doce categorías (representada al final del Capítulo IV. Análisis de Resultados), ilustra la complejidad del tema y resulta útil como punto de partida, para desarrollar las distintas conclusiones extraídas de la presente investigación. Recordemos, estas categorías fueron construidas a través del análisis cualitativo de las 73 “entrevistas en profundidad” hechas entre Consejeros de Protección, Consejeros Municipales de Derechos y uno Estadal, representantes del Foro Propio, de las Alcaldías y del equipo interdisciplinario (donde lo había), en los 15 municipios seleccionados entre los estados Cojedes, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. De manera que, las investigadoras dieron respuestas a los objetivos planteados, profundizando en la vivencia de “los protagonistas” acerca de la realidad de sus CPNA, para así construir a través de sus palabras, sentimientos, experiencias, etc. una reflexión teórica, propia de los estudios con predominio cualitativo. El encuentro investigadorasparticipantes fue muy rico en la comprensión de los distintos fenómenos que explican el funcionamiento de los CPNA estudiados, en la actualidad. En este sentido, las debilidades del Sistema de Protección como tal en cada municipio visitado, son las que de modo más contundente perjudican la labor llevada a cabo por los CPNA. Es una realidad alarmante, la incapacidad observada en el cumplimiento de ciertas responsabilidades clave dentro del Sistema y la mediocre disposición de los actores involucrados para coordinar acciones a favor de garantizar derechos a los niños, niñas y adolescentes, siendo éstas, actitudes que exigen de correctivos lo antes posible. 173 La vocación de las personas que se desempeñan como Consejeros/as de Protección, ha sido la variable que ha salvado a dichos órganos administrativos de sucumbir. Solo voluntades decididas y comprometidas explican, como con tantos factores adversos, estas mujeres y estos hombres que conocimos han dado vida a un espacio y a una atención, que por lo visto, no es reconocida en la magnitud necesaria por otros integrantes del Sistema. La gravedad del asunto radica en que el desgaste, el cansancio, la frustración y la impotencia propios de la dimensión humana, pueden llegar a niveles inmanejables y colapsar. De modo que, si de esta circunstancia latente no toman conciencia los distintos Consejos de Derechos, estando el Nacional y los Municipales más comprometidos; las Alcaldías en sus gestiones y la propia comunidad, que debe organizarse y participar -de verdad- en los Foros Propios, inscribir programas sociales, etc., un adecuado funcionamiento de los CPNA sería prácticamente imposible de lograr y se echarían “por la borda”, todos estos años de aprendizaje y de labor socio-jurídica en las distintas comunidades. En otras palabras, los CPNA estudiados se encuentran actualmente en una coyuntura en donde o se les da el impulso y el apoyo (de diversa índole) que les hace falta para fortalecerse o, si siguen tan desprovistos y desarticulados como hasta ahora, se quedarán en el hermoso proyecto que nunca llegará a materializarse cabalmente. Definitivamente, con base en las categorías de análisis creadas, Lo que son hoy los CPNA visitados, responde a una historia de decisiones y circunstancias en el proceso de constituirse y “adaptarse”, con el propósito de existir como un novedoso integrante del Sistema de Protección propuesto en la LOPNA. Dicha historia no es única para todos los casos vistos, aunque se conservan semejanzas importantes. En un primer nivel de relaciones y desde un punto de vista macro, apreciamos se encuentran estrechamente relacionadas la manera en que se hizo la Convocatoria a concurso, determinada por la limitada participación social y claridad -relativa- en cuanto a la relevancia de la tarea a cumplir por parte de los actores responsables (No hay); sumada a la presión ejercida (Intimidación) en muchos de los municipios estudiados, dada la postergación evidenciada en elegir a los Consejeros/as de Protección y que era preciso detener, lo cual fue de alguna manera una circunstancia agravante. Estos eventos mezclados, lamentablemente, fomentaron niveles de Improvisación considerables, los cuales impidieron, por la prisa de las acciones, “proyectarse un poco más allá de la 174 juramentación de un personal sometido a concurso”. A menor planificación de los responsables, resultados más reservados y como en un ciclo perverso más improvisación, pero ahora por parte de los funcionarios públicos recién elegidos, quienes muchas veces se encontraron con que no había nada para comenzar, “un punto de que partir” y que por sí mismas/os, las/os Consejeras/os de Proteccióÿÿelectas/os tenían que estrenarse dány le forma a un espacibo aa”n ÿÿnera de organizarse y trabajarÿÿntre ellos y con los demás integrantes del Sistema de Protección, lo poco o mucho que estuviese operando en su municipio respectivo. Eso sí, habría que destacar el nivel de la convocatoria hecha, en varios casos vistos fue muy bueno, incluso sobrepasó lo establecido por la LOPNA y los esfuerzos detectados por llevar a cabo un concurso con transparencia son realmente dignos de elogiar. De hecho, en los casos donde hubo dudas, sospechas, se repitieron los procesos, a fin de esclarecer la situación. Por ello, podríamos aseverar se hizo todo lo posible porque quedaran las personas idóneas, entre aquellas que concursaron. Se tomaron las previsiones de integrar jurados neutrales, de incorporar pruebas psicológicas, psiquiátricas y hacer una evaluación escrita de los contenidos pertinentes a dominar con exhaustividad. Quizás, recordando impresiones y sugerencias captadas en las entrevistas, todo este proceso “teórico y formal” no inmunizó completamente contra la dosis de realidad a la que se vieron expuestas/os las/os Consejeras/os seleccionadas/os. Una vez arrancaron a trabajar fue coincidente la opinión en cuanto a que el hecho de “vivirlo”, de asumir el ROL de Consejero/ra de Protección fue considerablemente más difícil y complejo de lo imaginado. Pasando a un segundo nivel de relaciones (lo primero fue convocar, elegir y juramentar), documentamos experiencias del “día” en que los CPNA comenzaran a funcionar y las dificultades aquí surgidas, se sumaron a las “originarias” ya comentadas, presentándose, nuevos asuntos con que lidiar. En orden de importancia, lo relativo a las dificultades propias de un Sistema de Protección en construcción donde los distintos medios definidos por la ley (artículo 118 LOPNA) para alcanzar el logro de sus objetivos, constituyen una tarea pendiente, en diversos grados, en los distintos municipios estudiados. En este sentido, las políticas, programas y entidades de atención poco consolidadas (No hay), constituyen una traba importante para el trabajo articulado que deben realizar los distintos CPNA junto con los demás integrantes del Sistema. De hecho, los municipios más 175 pequeños y de limitados recursos, sufren esta circunstancia considerablemente y padecen el “síndrome” de la referencia permanente de casos a la “capital” de cada estado, en un intento por ejecutar las medidas de protección dictadas. Ello por supuesto, como una salida “desvinculada” del impacto real que puedan conseguir en solucionarle (o incrementarle) los problemas a un/a niño/a y a su familia. Luego de la primera cita en un programa cualquiera, cuya concreción a veces tarda semanas, ¿cuántas veces más se puede volver? ¿con qué recursos?. No se sabe con certeza. Estrechamente vinculado a este punto del Sistema de Protección, habría que destacar lo relativo a las dificultades detectadas en cuanto a asumir las definiciones de competencias, que aunque claras en la ley, se trastocan en la práctica debido a las interpretaciones humanas de las normas jurídicas, en función de sus contextos y circunstancias. La categoría Juntos pero no revueltos también define en buena medida lo que son los CPNA en la actualidad, visto que las confusiones, arbitrariedades y vacíos detectados en el Sistema han servido para que los/as Consejeros/as se ubiquen cada vez mejor en su papel, aunque a costa de un desgaste tremendo. Las pugnas con distintos Consejos Municipales de Derechos fueron muy reveladoras del trabajo de formación permanente que tenemos pendiente, pues hay que combatir las malas praxis por ignorancia con capacitación. El hecho de no contar con políticas, programas y entidades en una oferta óptima, implica por otro lado organizarse internamente para la “sobrevivencia”, para “hacer lo que se pueda”, para ponerle “pañitos de agua tibia” a situaciones de complejidad estructural, lo cual es diametralmente opuesto al trabajo de garantizar derechos humanos a los niños, niñas y adolescentes. Circunstancias tales explican más no justifican, por ejemplo, el hecho de que si no hay donde practicar un “abrigo”, un/a Consejero/ra se lleve un niño a su casa. Seguir transitando por este peligroso camino de lo discrecional, podría ser muy nocivo para el Sistema de Protección, la lucha debe seguir apuntando a fortalecer e incrementar la institucionalidad existente, no tergiversarla ni desvirtuarla. Así, la improvisación -casi- endémica con que se crean éstos y muchos otros organismos en nuestro país, nos recuerda nuestra débil contraloría social, el limitado compromiso con que la sociedad ha asumido su corresponsabilidad en esta materia y las consecuencias inevitables que ello trae, al tener espacios de participación social 176 espasmódicos, con foros propios y consejeros de derechos por la sociedad civil casi inexistentes, según la experiencia de muchos municipios visitados. En un tercer nivel de relaciones encontramos (ya hemos hablado de la creación y siguiente puesta en marcha del organismo), lo relativo a los usuarios de los CPNA, quienes representan un reto jurídico y humano que afrontar, dada la realidad de derechos que viven y aspiran defender sin alejarse de sus visiones o maneras de entender la vida. En este punto, las investigadoras reconocemos que el haber compartido con diferentes Consejeros/as de Protección largos períodos de sus jornadas de trabajo (a veces hasta acompañamos un poco en las guardias), hace que nuestra percepción adquiera un matiz muy humano. Precisamente la empatía, es decir, la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro, en nuestro caso, la identificación de las investigadoras con las/os Consejeras/os de Protección, conduce a reconocer no es una tarea sencilla de realizar la que estas mujeres y estos hombres tienen entre sus manos. En este sentido, se vuelven muy factibles los niveles de estrés y angustia que en ocasiones se pueden disparar -de modo considerable- en la rutina de un CPNA, si consideramos el hecho de dictar medidas de protección difíciles de ejecutar, pues no sobran “los lugares” donde hacerlo de acuerdo a las edades, sexo y requerimiento de los niños, niñas y adolescentes (programas y entidades). El equipo profesional interdisciplinario de apoyo (psicólogos, trabajadores sociales, etc.) solo existe en contados municipios y es una limitación importante para buena parte de los Consejos estudiados, ya que los hace depender de la colaboración y buena voluntad de otras instituciones cercanas. Los traslados por lo general, se hacen por cuenta propia y a riesgo del personal del CPNA, pues no hay unidades automotoras propias ni disposición permanente de funcionarios de seguridad (policiales) que presten apoyo en gestiones que lo ameritan. Las instalaciones físicas de las oficinas la mayoría de las veces son inadecuadas, pocas garantizan el derecho a la confidencialidad y los materiales mínimos se reponen con mucha tardanza, a veces hasta tienen que ser costeados por las/os Consejeras/os cuando hace falta; incluso, registrar actualmente experiencias de máquinas de escribir, oficios redactados a mano, bolsas de basura como archivadores, son sencillamente maltratos directos a los Consejeros, a sus funciones y a condiciones laborales que deben garantizarse. 177 Así mismo, constituye un factor de perturbación tener que trabajar sin el apoyo que debería ofrecer la Alcaldía respectiva, en los temas administrativos y presupuestarios que le corresponden por ley, y que se manifiesta por ejemplo, en la negación de pagar un suplente, lo cual se considera un “lujo”; en tener vacaciones vencidas por más de un año (fueron varios los casos conocidos en estas circunstancias); en la irregularidad de permanecer contratados, cuando a todas luces ello contradice lo establecido en la LOPNA. Como si fuese poco, además, existen las desavenencias que a lo interno del Sistema de Protección pueda tener un CPNA con un Consejo Municipal de Derechos, que en lugar de dedicarse a la garantía de los derechos colectivos y difusos, que tanta falta hace, crea que su principal tarea es supervisar el trabajo de los Consejos de Protección, su horario de entrada y salida, etc. Además, inmersos en todo este panorama, para nada ficticio o alejado de la realidad, las/os Consejeras/os han tenido que hacer adaptaciones de la norma jurídica a su realidad circundante, siendo flexibles a la hora de construir una solución verdaderamente adecuada al caso concreto que recibe, al usuario específico que buscó su ayuda. En el aprendizaje adquirido a lo largo de estos años (3 mínimo, en el 60% de los CPNA vistos), encontramos experiencias valiosas de destacar, al ser logros en procedimientos llevados a cabo en contra de desacatos a decisiones dictadas por los CPNA (Sí se puede). Tales testimonios sirven de aliento y de estímulo, pues no ha sido sencillo para los Consejos de Protección hacerse un espacio en la protección de derechos a niños y niñas y merecen ser reconocidos, aquellos que lo han logrado. Con tantos aspectos desfavorables en la rutina del trabajo, es sorprendente que estas acciones se ejecutaran y nos muestran los cambios que estamos viviendo en nuestra cultura jurídica, posiblemente a medida que usemos más los recursos legales de que disponemos, alcanzaremos metas ahora inimaginables. La última categoría, tiene que ver con los “frutos” que se recogerán más adelante, una vez que los CPNA se consoliden con los años (eso esperamos). Sin lugar a dudas, esta primera etapa que le ha tocado experimentar a un número importante de mujeres, jóvenes y profesionales (según los datos cuantitativos reportados), no ha sido para nada simple, han tenido que asumir de alguna manera ser las pioneras de los Consejos de Protección (junto a sus compañeros Consejeros, aunque pocos) y servir de “laboratorios” para toda esta labor pedagógica que desde muchos frentes se está llevando a cabo en la materia, pero cuyo 178 proceso es lento y complejo. Deslastrarnos de lo “tutelar” sigue siendo una tarea inacabada que aún no se ha agotado. Remitiéndonos al problema de investigación, podríamos decir que los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente están funcionando -en buena medida- gracias a la entrega y vocación (inicial) de las personas seleccionadas, cuyo perfil es bastante bueno y en la mayoría de los casos han demostrado una calidad humana importante, capaz de sobrellevar la impotencia y la frustración de trabajar en un Sistema de Protección que en vez de ser una fortaleza, es una de las debilidades más importantes para el trabajo que realizan. En este sentido cabe preguntarse, ¿hasta cuando pueden seguir cooperando? ¿hay que llevarlos hasta el extremo de sucumbir? ¿qué pasaría si desertan? ¿se les exigió de todo y qué se les ofrecía a cambio? ¿sería este un buen momento para brindarles un apoyo más integral?. En fin, en palabras de una Consejera de Protección, una de las protagonistas anónima de esta historia, tenemos: “...Nosotros somos como que estamos abriendo camino, haciendo la experiencia de la propia vivencia...vamos recogiendo. Yo vi que fundaron la ley, pusieron los Consejeros de Protección pero estamos como solos...esta es una ley que no tiene madre y esto tenía que ser con los Consejeros y que tuvieran un conjunto de especialistas que nos dieran apoyo, nosotros necesitamos abogados, psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales...instalaciones...que nos ayuden y apoyen... A mi lo que me ha preocupado últimamente desde que nosotros comenzamos a trabajar a esta parte he visto que, en vez de haber interés, más interés...lo que ha habido es menos interés, disminuye cada vez de las partes que están arriba, eso es Fiscales...por el trabajo de nosotros y sobre los niños. Aquí veo como te dije hace rato los Consejeros de Protección somos los que estamos dando el todo y he visto mucho desinterés por parte de Jueces y Fiscales... ...Hace falta apoyo de la parte más arriba del Sistema, porque estamos llevando el peso somos nosotros...” (Lima Blanco-Cojedes, 23-04-2004). De las conclusiones parciales a las que llegamos en el transcurso de este trabajo y de las que constan en las páginas inmediatamente precedentes, queremos hacer énfasis en los siguientes puntos: ♣ Los CPNA estudiados están funcionando actualmente de manera muy limitada, vistas las debilidades observadas en sus respectivos Sistemas de Protección. Los Consejos Municipales de Derechos no están cumpliendo con varias de sus atribuciones definidas por ley, tales como, artículo 147 literales a, b, c, m y p, las 179 cuales inciden en la calidad de servicio que puedan prestar los CPNA. De la misma manera, el “vacío” dejado por el Consejo Nacional de Derechos es otro de los escollos a superar, el cual de haber tenido una actuación más asertiva habría evitado a muchos CPNA, serios contratiempos vividos. El Ministerio Público y los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente, vienen actuando adecuadamente en lo que respecta a los Consejos de Protección, de hecho, varios de los estudiados existen gracias a la presión ejercida por estas instituciones. Los Tribunales, en especial, han contribuido con la ejecución de las medidas de protección actuando en las situaciones de desacato. Por su parte, el tema de las entidades de atención y los programas, también presenta muchas dificultades. ♣ Las personas que se desempeñan como Consejeras/os de Protección, han demostrado una vocación de servicio importante, que ha servido de oxígeno a estos novedosos órganos administrativos y que en general, reunían un perfil óptimo, lo cual demostraron en los concursos en que fueron seleccionados. Se trata de un grupo importante de mujeres (82% vs. 8% hombres), jóvenes (38% entre 25 y 34 años de edad) y profesionales universitarios (80%), quienes han afianzado a lo largo de estos años la experiencia que traían en el tema de niños, niñas y adolescentes. ♣ La organización administrativa y presupuestaria de los CPNA, por un lado ha sido muy precaria, pues se evidencia el débil compromiso de las Alcaldías en la materia. La mayoría de los Alcaldes, siguen sin conocer la LOPNA y los principios en que se fundamenta, faltando mucha labor de sensibilización en el tema de asignar recursos con Prioridad Absoluta a los niños, niñas y adolescentes. Por otro lado, quienes se han desempeñado como Consejeros/as se han organizado con los pocos recursos disponibles, de acuerdo a experiencias laborales acumuladas. El hecho de contar con un grupo importante de profesionales del Derecho, explica el que la lógica judicial (ya conocida) se haya trasladado en muchas de sus formas y lenguaje a los CPNA. ♣ Los CPNA cumplen con sus atribuciones en la medida de sus posibilidades, la oferta de programas y entidades de atención es insuficiente, ello hace que la ejecución de las medidas de protección sea muy precaria y difícil. La corresponsabilidad de la sociedad en este sentido, tiene por delante mucho camino 180 por recorrer. Los Foros propios deben constituirse en espacios genuinos de participación y control social y los Consejeros de Derechos por la sociedad civil, tienen que comprometerse con el trabajo por los niños y niñas. ♣ Las relaciones de los CPNA con el resto de los integrantes del Sistema de Protección, por lo general, no han sido fluidas. La desinformación de ciertos sectores, ha hecho turbia la relación de articulación que en teoría debería existir. Siguen los actores sin estar claros de sus funciones y dedicando energías y tiempo a tareas que no les corresponden. Los CPNA han tenido que “defender” muy bien su espacio, debatirse para no ser invadidos y luchar por ser respetados. ♣ La observación directa de las instalaciones físicas, el mobiliario y los ambientes donde funcionan estos órganos administrativos, dio cuenta de carencias importantes. Lamentablemente, fueron pocos los lugares concebidos idóneamente, las condiciones de trabajo vistas son vejatorias para muchos/as Consejeros/as y hasta se propicia la violación del derecho a la confidencialidad. Todo lo que revela la incomprensión de la importancia del rol y la poca entidad que se concede al niño como ser humano en evolución y sujeto de desarrollo. ♣ La garantía de derechos humanos a la niñez y adolescencia es una tarea compleja y sin la conjugación de todas las estrategias de protección concebidas en la ley (bajo la Doctrina de la Protección Integral) y que conforman el Sistema de Protección, como lo son: políticas públicas, programas, medidas de protección, fondos de protección y sanciones, la complejidad de los problemas socio-jurídicos no será nunca atendida de manera estructural. Los/as Consejeros/as de Protección no pueden hacerlo solos/as, ni con la mayor de las voluntades. Que los Consejeros hayan pasado de servidores sociales a creerse salvadores sociales, ha sido su respuesta a la ineficacia de los otros niveles de protección existentes en la LOPNA. 181 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ALONSO, L. (1995). Sujeto y discurso: el lugar de la entrevista abierta en las prácticas de la sociología cualitativa. En: J. Delgado y J. Gutiérrez (Comp.), Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales (pp. 225-240). Madrid: Síntesis. BERICAT, E. (1998). La integración de los métodos cuantitativo y cualitativo en la investigación social. Barcelona: Ariel. COFFEY, A. y Atkinson, P. (2003). Encontrar el sentido a los datos cualitativos: estrategias complementarias de investigación. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. COLMENARES, R. (2000). Los Derechos Humanos y el Pluralismo Jurídico en Venezuela: una aproximación a los derechos de los pueblos indígenas. En: Cátedra de Sociología Jurídica. 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Madrid: Síntesis. 183 Anexo A: Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Foro Propio Base legal: Art. 163 LOPNA ¾ ¿A quiénes postularon y por qué? ¾ ¿Cuántos fueron propuestos y cuántos quedaron? ¾ ¿Receptividad de los postulados? ¿querían o no querían? ¾ ¿Nivel de desinformación respecto a la LOPNA? ¾ ¿Preparación para el proceso de elegir candidatos a Consejeros/as? ¾ Requisitos exigidos finalmente por el Foro Propio en su municipio, respecto a los candidatos y candidatas a Consejeras de Protección ¾ Comentarios sobre fortalezas y debilidades del proceso realizado ¿aprendizajes? ¾ Cualquier otro comentario que quiera agregar... 184 Anexo B: Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante del Consejo Municipal de Derechos respectivo ¾ ¿Qué tal las postulaciones que recibieron? ¾ ¿El jurado? ¿El concurso de oposición? ¿cómo fue? ¾ ¿Se tomaron en cuenta los lineamientos del Consejo Nacional de Derechos para seleccionar Consejeros de Protección (G.O. 37369 22-01-2002)? ¾ ¿Diferencias y compatibilidades de éstos con los requisitos impuestos por el Foro Propio de su municipio? ¾ Pidieron algo distinto o adicional al Art. 164 LOPNA: idoneidad moral, mayor a 21 años, residir o trabajar en el municipio por más de 1 año, bachiller o técnico medio mínimo, formación profesional y/o experiencia relacionada con niños, aprobación de evaluación hecha Consejo Municipal de Derechos. ¾ La ordenanza municipal y los trámites con la Alcaldía para constituir el Consejo de Protección ¿cómo han sido? ¿qué información maneja? ¾ Comentarios sobre el procedimiento para la constitución del Consejo de Protección... lo relativo a sede, presupuesto, remuneración Consejeros, horario, sistema rotatorio de guardias, etc. (Art. 166) ¿qué información maneja? ¾ Comentarios sobre fortalezas y debilidades del proceso realizado ¿aprendizajes? ¾ Cualquier otro comentario que quiera agregar... 185 Anexo C: Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Representante de la Alcaldía ¾ ¿Cómo fue eso de asumir en la estructura administrativa y presupuestaria al Consejo de Protección? ¾ ¿Estaban preparados? ¿cómo fue? comentarios... ¾ Régimen de personal y organización interna del Consejo de Protección ¾ Comentarios sobre fortalezas y debilidades del proceso realizado ¿aprendizajes? ¾ Cualquier otro comentario que quiera agregar... 186 Anexo D: Guía de preguntas abiertas para entrevistas en profundidad: Consejeras y Consejeros de protección ¾ Sexo ¾ Edad ¾ Nivel educativo alcanzado ¾ Experiencia en trabajos con niños, niñas y adolescentes... previa...¿tenía? ¿en qué? ¾ Preparación para el ejercicio de sus funciones. Cursos y talleres en formación de LOPNA. ¾ Impresiones de la selección ¾ Motivación para el cargo ¿Por qué aceptó la postulación? ¾ Ordenanza municipal y trámites con la Alcaldía ¿cómo han sido? ¾ Procedimiento para la constitución del Consejo de Protección... lo relativo a sede, presupuesto, remuneración Consejeros, horario, sistema rotatorio de guardias, etc. (Art. 166) ¿qué comenta? ¾ ¿Cómo es el procedimiento que siguen para dictar las medidas de protección? Recordar, Tipos según Art. 126: A a la J. Inclusión en programas; orden de matrícula escolar obligatoria; cuidado en el propio hogar del niño o adolescente; orden de tratamiento médico, psicológico o psiquiátrico; intimación padres, representantes y/o responsables para inscribir ante el Registro Civil; separación de la persona que maltrate; abrigo; colocación familiar o en entidad de atención y adopción. ¾ ¿Cómo organizan el trabajo y atienden los casos? ¾ Decisiones dictadas: ¿con qué frecuencia y a quienes? ¾ El registro de los casos ¿cómo lo llevan? ¾ Comentarios sobre el cumplimiento de las otras atribuciones (Art. 160: promover ejecución de sus medidas, interponer acciones ante el órgano judicial competente, denunciar al Ministerio Público, instar a las partes involucradas a conciliar, autorizar el traslado dentro y fuera del territorio nacional, autorizaciones para trabajar, solicitar extensión o expedición de partidas de nacimiento, solicitar declaratoria privación patria potestad, solicitar fijación obligación alimentaria). 187 ¾ Relaciones con los demás órganos del Sistema de Protección. Explicar en cada caso. ¾ ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades que aprecia para el desempeño de su trabajo? ¾ Percepción sobre el cumplimiento de las medidas de protección ¾ Finalmente, como ser humano ¿qué se siente ser Consejero/a de Protección? ¾ Cualquier comentario que quieras agregar... 188 Anexo E: Guía de observación directa de las instalaciones físicas de los Consejos de Protección ¾ Accesibilidad ¿es fácil llegar al Consejo de Protección? ¿medios de transporte existentes en la comunidad para llegar? ¾ Anuncios visibles en el edificio ¿están indicadas, señalizadas las oficinas del Consejo de Protección...sea un edifico o casa, etc? ¾ Ambiente y diseño, observar lo relativo a sala de espera, sala de juegos para niños ¿existe?, espacios privados, decoración infantil, limpieza, iluminación, baños, materiales de construcción, agua potable... ¾ Mobiliario, ¿con qué cuentan para trabajar? ¿computadoras, archivadores, mesas, sillas, teléfono, fax, fotocopiadora, papel, bolígrafos, etc.) ¾ Formatos, observar las distintas planillas diseñadas para poder trabajar ¾ Personal con el que cuentan para trabajar. ¾ Estadísticas ¿llevan control de los casos atendidos? ¿seguimiento? ¿llevan estadísticas? ¾ Traslados ¿cómo se desplazan? ¾ Apoyo de otros servicios o instancias de la Alcaldía ¿existe?