CELAM / Saludo Inaugural de la XXII Asamblea Ordinara del CELAM de su Presidente Don Raymundo Damasceno Assis Muy estimados Señor Cardenal Giovanni Battista Re; Mons. Octavio Ruiz Arenas, Presidente y Vice-Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; Señor Nuncio Apostólico Mons. Nowacki, representante del Santo Padre junto al Gobierno y a la Iglesia de Nicaragua. En las personas de Sua Eminencia el Cardenal Re, Mons Octavio Ruiz y el Señor Nuncio Apostolico, deseo expresar nuestra comunión afectiva y efectiva con el Santo Padre Benedito XVI. Estimados Padres Ignacio Maderas sds, Presidente de la Clar y P. Adolfo González sj, Rector del Pio Latinoamericano en Roma! Un saludo muy cordial al Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Mons. Leopoldo Brenes, quien nos acoge para nuestra Asamblea en este Seminario nacional! Muy queridos Señores Obispos Presidentes y Delegados de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica y Caribe. Lamentamos la ausencia de nuestros queridos hermanos de la Conferencia Episcopal de Perú cuya visita “ad limina” les coincidió esta vez con esta Asamblea. Muy bienvenidos a los Monseñores representantes de los beneméritos organismos de ayuda eclesial que hacen posible la importante tarea del CELAM al servicio de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe: Monseñor Bernd Klaschka, Director de ADVENIAT y el Padre Joaquín Alliende, Presidente de KIRCHE IN NOT. Esta vez MISEREOR no podrá estar presente. Un especial y fraterno saludo a Mons. Gandolfo de la Conferencia Episcopal de Italia que comparte por primera vez esta asamblea con nosotros y al P. Andrew Small, Oblato de Maria Imaculata, que el en día ocho de mayo pasado, sucedió a Mons. Quintana como Director del Secretariado para América Latina de la C.E. de los EEUU. A Mons. Carlos Quintana que ha servido durante cuatro años, con dedicación y competencia, como Director del Secretariado para America Latina de la Conferencia Episcopal de los USA, nuestro más sincero agradecimiento, sobretodo, por su esfuerzo en aumentar la cantidad y calidad de las subvenciones que ha logrado otorgar el subcomité de Obispos para la Colecta para la America Latina. Al P. Andrew Small conocedor y amigo de la America Latina donde trabajó por muchos años, nuestros mejores votos por el éxito en su nueva misión. Muy estimados señores Obispos de la Presidencia y Directivos del CELAM y personal de apoyo del CELAM! Es la tercera vez en toda su historia que el CELAM realiza un Asamblea Ordinaria en Centro América. Las dos anteriores fueron en Costa Rica. Nos alegramos de este contacto directo con la Iglesia que peregrina en Nicaragua y de todo el trabajo previo que generosamente han realizado desde la Conferencia Episcopal y de esta Arquidiócesis que nos acoge fraternalmente en soporte de esta Asamblea. A pesar de la crisis de la fiebre porcina que tiene en alerta de salud a todo el mundo hemos logrado encontrarnos acá. Es un elocuente signo que nada podemos pretender asegurar todo lo que quisiéramos y que en nuestra fragilidad nos debemos confiar enteramente al Señor de la historia, a Cristo Resucitado. Estamos celebrando este hermoso y alegre tiempo de Pascua que nos congrega como sus discípulos, junto a María y con El, en la actitud de asombro y seguimiento de los primeros testigos de la Resureción. Como nos recuerda Aparecida, junto a Él, como Obispos, queremos servir “a la Iglesia mediante el discernimiento de la voluntad del Padre, para reflejar al Señor en su modo de pensar, de sentir, de hablar y de comportarse en medio de los hombres. En síntesis, los obispos hemos de ser testigos cercanos y gozosos de Jesucristo, Buen Pastor (cf. Jn 10, 118)… Como animadores de la comunión, tenemos la misión de acoger, discernir y animar carismas, ministerios y servicios en la Iglesia. Como padres y centro de unidad, nos esforzamos por presentar al mundo un rostro de la Iglesia en la cual todos se sientan acogidos como en su propia casa. Para todo el Pueblo de Dios, en especial para los presbíteros, buscamos ser padres, amigos y hermanos, siempre abiertos al diálogo.”(DA 187-188). Aparecida puso al CELAM en una senda ancha, cercana al pueblo y de bastante actividad no sólo en la difusión de su Documento Final sino su prolongación viva en la Misión Continental. Esa gran experiencia eclesial no quiso quedarse simplemente en un libro ni en un determinado espacio y lugar sino convertirse en realidad viva y unísona a lo largo el Continente – como dijo el Santo Padre al Pontificio Colegio Pío Latino Americano 19/02/09 “para avivar la fe de la Iglesia que peregrina en aquellas amadas tierras: llevar a todos nuestros fieles a ser "discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida" y luego invitó – con motivo del aniversario del Estado Vaticano 14/02/09 “a asociarse con entusiasmo a ese espíritu, mostrado en el dinamismo con el que todas aquellas diócesis han iniciado, o lo están haciendo, la «Misión Continental» impulsada en Aparecida, iniciativa que facilitará la puesta en marcha de programas catequéticos y pastorales destinados a la formación y desarrollo de comunidades cristianas evangelizadas y misioneras.” En esta oportunidad podremos compartir lo que el CELAM ha realizado en estos dos años desde Aparecida en su conocida doble finalidad: la primera, en orden la comunión episcopal fraterna de todas nuestra Iglesias particulares y, la segunda, la colaboración en múltiples servicios a las Conferencias Episcopales de la región. Al final, si es posible nos gustaría hacer un intercambio evaluativo que permita enriquecer aún más la relación Conferencias Episcopales y CELAM. No me detengo en los detalles porque estos nos lo presentará nuestro querido Secretario General. Estoy seguro que N. Sra de Guadalupe y Aparecida nos permitirán salir muy enriquecidos en ambos aspectos, de comunión y de mutua colaboración. Durante estos dos años hemos tenido al menos tres oportunidades de ocuparnos de la situación de nuestros pueblos y de sus interrelaciones, en las que la Iglesia quisiera servir también como sacramento de unidad y hemos puesto en manos de destacados servidores públicos estas inquietudes. Nos preocupa la búsqueda un tanto a ciegas de nuevos modelos de institucionalidades políticas que si bien muestran la buena intención de reivindicar muchos derechos necesarios para los más pobres también han sido ocasión de instalar planteamientos ideológicos abiertos a posturas discriminatorias de la vida, la familia y la libertad de educación. En el campo social estos procesos han estado llenos de tensiones que hacen poco por solucionar los problemas reales, la grave inequidad existente, por ejemplo, y mucho por crear un grado de conflictividad fuerte al interior de nuestras sociedades que hace aún más difícil las soluciones. En lo cultural hemos sido mercado de tendencias que deslavan la riqueza fundante de nuestras naciones. Es interesante poner en este contexto las múltiples celebraciones de Bicentenarios de Independencias que muchos de nuestros pueblos celebrarán a partir del próximo año. Para ayudarnos en esto hemos querido invitar a un ministro de estado chileno y católico para que, sin pretensiones de exhaustividad, pueda destacar algunos rasgos de este momento histórico de grandes cambios que vivimos. En la Iglesia universal no han faltado los desaciertos comunicacionales, hábilmente utilizados por quienes incomoda la Verdad de Jesús, y que esta vez han tocado directamente la persona del Santo Padre. Pienso que todos recibimos su carta del 10 de marzo pasado a nosotros Obispos como un extraordinario gesto de gran humildad, pero también como una invitación a una aún mayor comunión muy fraternal en el caminar de cada día y en una despierta responsabilidad de cada Obispos también por la iglesia universal. Un segundo hecho que ha sido de existencial importancia para la vida misma de la Iglesia es el Sínodo de la Palabra celebrado en octubre del año pasado en Roma. De algún modo, el Sínodo destacó los puntos neurálgicos que Aparecida reclamó como respuestas no transables a las voces de Dios de nuestro tiempo para la vida de nuestros pueblos. El tiempo que vivimos exige de cada creyente hoy, también de nosotros, volver a ponerse ante Jesús con el asombro, la humildad, el hambre de Vida y seguimiento de los primeros discípulos. A Él lo encontramos en forma privilegiada – como lo supimos poner en Aparecida DA 246257 – en la Escritura, en la Liturgia (en particular en la Eucaristía), en la comunidad y en lo pobres y afligidos. “Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo” DA247 y Benedicto XVI en su discurso inaugural. El Sínodo nos puso de lleno en este centro y nos volvió a señalar la “lectura orante de la Escritura” (Lectio divina), con sus cuatro momento, como lugar privilegiado de encuentro con Jesús Maestro, Mesías, Hijo de Dios y Señor del Universo. Nuestra Misión Continental debería tener esta lectura de la Biblia como su punto fundamental. Esperamos que estos días que compartiremos, nos permitan sacar adelante los objetivos previstos para cada Asamblea Ordinaria de una forma expedita. Con seguridad nos exigirá cierta disciplina. Mons. Brenes ha querido aprovechar también la presencia de cada uno de Uds. para fortalecer el signo vocacional en este Seminario Nacional mañana miércoles con la Misa a mediodía. El jueves está previsto un encuentro con los embajadores de nuestros países. No faltará, por supuesto, la última tarde de encuentro fraterno. Que Dios nos proteja en estos dias y su gracia fecunde nuestros trabajos por el bien de la Iglesia en nuestra región. Antes de pasar la palabra Mons. Sánchez quisiera invitarlos a un breve momento de reflexión y oración con un video que se ha preparado para centrarnos en la Misión Continental. En el video podremos unirnos al Santo Padre que regaló a cada Conferencia Episcopal una réplica menor del retablo que dejó en Aparecida y que a todos nos sirve de icono de la Misión Continental. Que la Virgen Santísima cuide de un verdadero encuentro con su Hijo. Muchas gracias.