146-2011 Amparo Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las nueve horas con veintitrés minutos del día dieciocho de mayo de dos mil once. Analizada la demanda de amparo suscrita por el señor William Alberto Pérez Jerez, contra actuaciones atribuidas a la Dirección General de Centros Penales, es pertinente realizar las siguientes consideraciones: I. El señor Pérez Jerez manifiesta que padece “Sindrome de Devic”, el cual ha afectado de manera irreversible su sistema visual, motor y urológico, razón por la cual necesita de silla de rueda y andadera para desplazarse, el uso de cateterismo vesical para poder orinar y además debe recibir quimioterapias para poder prolongar mínimamente su salud. Así también, ha sido diagnosticado con ceguera total en uno de sus ojos y se encuentra en el riesgo de perder también la visión del otro. Con relación a ello, expone que el día 8-I-2010 la Dirección de Centros Penales – con relación a su salud− acordó: 1) que la Penitenciaría Central La Esperanza velaría por el cumplimiento de sus derechos fundamentales y legales en su calidad de interno de dicha penitenciaria; 2) se daría cumplimiento a las condiciones médicas emitidas por el Instituto Salvadoreño de Rehabilitación de Inválidos (ISRI); y 3) se establecería una calendarización de las citas para las terapias en el referido instituto. Al respecto, asevera que: “… en reiteradas ocasiones se ha solicitado al director del Centro Penal la Esperanza y al director de la Dirección de Centros Penales [sus] salidas para poder realizar [sus] terapias de rehabilitación al […] ISRI y a las consultas externas al Hospital Nacional Rosales por su padecimiento…”, sin embargo no se le han proporcionado facilidades para recibir sus tratamientos por lo que “… en forma intermitente [ha] perdido [sus] terapias de rehabilitación y [consultas] médicas, incluyendo las quimioterapias…”, lo cual ha ocasionado mayor deterioro de su salud física. En virtud de lo antes expuesto, el señor Pérez Jerez expresa que incoa amparo contra la actuación de la Dirección de Centros Penales por la presunta vulneración de sus derechos fundamentales a la vida y a la salud, consagrado en los artículos 2 y 65 de la Constitución. II. Delimitados los argumentos fácticos con arreglo a los cuales el actor sustenta su pretensión de amparo, es necesario exteriorizar los fundamentos jurídicos en que se justificará la presente decisión. 1. Con base en la Ley de Procedimientos Constitucionales, este Tribunal ha sostenido en su jurisprudencia –verbigracia la resolución de fecha 19-V-2008, pronunciada en el amparo 475-2008– que una de las causales de finalización anormal de este proceso 1 concurre cuando la pretensión incoada se fundamenta en derechos tutelados por el hábeas corpus. 2. En relación con lo expuesto, también se ha señalado en la resolución de fecha 12VI-2001, pronunciada en el amparo con referencia 567-2000, que a pesar de que el rechazo liminar de la demanda en aquellos supuestos en los que el reclamo se fundamente en la supuesta vulneración del derecho a la libertad del demandante, esta Sala se encuentra facultada, por aplicación del principio iura novit curia –el Derecho es conocido por el Tribunal– y lo dispuesto en el artículo 80 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, para tramitar la petición por medio del cauce procedimental que jurídicamente corresponde, con independencia de la denominación que el actor haya hecho de la vía procesal que invoca. Consecuentemente, en este tipo de casos, debe desestimarse el conocimiento de la queja formulada en el proceso de amparo y ordenarse su tramitación de conformidad con el procedimiento que rige el hábeas corpus. III. Determinados los argumentos jurídicos que servirán de base a la presente decisión, corresponde concretar las anteriores nociones en el caso objeto de estudio. 1. Ahora bien, de la línea argumentativa esgrimida por el señor William Alberto Pérez Jerez, se advierte que el derecho constitucional que presuntamente le habría sido conculcado es el derecho a la salud, ya que en su escrito de demanda expresa que padece “Sindrome de Devic”, razón por la cual en reiteradas ocasiones ha solicitado al Director del Centro Penal La Esperanza y al Director de la Dirección de Centros Penales permisos de salida para realizar sus terapias de rehabilitación y recibir consultas externas; sin embargo, dichas autoridades no le han proporcionado facilidades para recibir sus tratamientos médicos, lo cual ha ocasionado el deterioro de su salud física. Al respecto, es preciso señalar que si bien es cierto la solicitud analizada ha sido formulada por la parte demandante como un amparo y, subsecuentemente, la Secretaría de este Tribunal clasificó la citada petición como tal clase de proceso, se observa que, por una parte, el peticionario se encuentra en situación de detención en el Centro Penal La Esperanza; y, además, pide protección jurisdiccional de su derecho a la salud. 2. A. Con relación a ello, conviene acotar que el peticionario cita jurisprudencia de amparo referida al derecho a la salud para fundamentar su pretensión, debido a que la línea jurisprudencial de esta Sala –verbigracia improcedencia HC 63-2007, de 12-III-2008 y el sobreseimiento HC 65-2006, de fecha 5-III-2007− había negado el control constitucional de reclamos relacionados con vulneración al derecho a la salud de las personas detenidas por medio del hábeas corpus correctivo, ya que consideraba que no tenían incidencia en la integridad física de la persona detenida. Sin embargo, se aclara que en la sentencia pronunciada a las doce horas con cincuenta y cuatro minutos del día 9-III-2011 en el proceso de hábeas corpus 164-2005/79- 2 2006 Ac., considerando IV.4. A, se afirmó que: “… no obstante lo dispuesto por este tribunal en dichas decisiones […], según el inciso segundo del artículo 11 de la Constitución, «la persona tiene derecho al habeas corpus cuando cualquier individuo o autoridad restrinja ilegal o arbitrariamente su libertad. También procederá el habeas corpus cuando cualquier autoridad atente contra la dignidad o integridad física, psíquica o moral de las personas detenidas»…”. En ese sentido, se afirmó que dicha disposición constitucional determina que el hábeas corpus es un mecanismo para tutelar, entre otros derechos, la integridad física, psíquica o moral de las personas privadas de libertad, con el objeto de permitir a estas el desarrollo de una vida desprovista de agravamientos ilegítimos en las condiciones de ejecución de tal privación. La integridad hace referencia a incolumidad corporal, psíquica y moral de la persona, es decir que esta comprende un conjunto de condiciones que permiten al ser humano la existencia, sin menoscabo de cualquiera de las tres dimensiones mencionadas. Respecto a la primera de tales manifestaciones esta implica la conservación de las partes, tejidos y órganos del cuerpo pero también el estado de salud de las personas. El segundo aspecto hace alusión a la prohibición de que se empleen procedimientos que afecten la autonomía psíquica, pero también a la preservación de las habilidades motrices, emocionales e intelectuales de los seres humanos y por ende de su estado de salud mental. Finalmente, en la vertiente moral, representa el derecho a que alguien desarrolle su vida según sus convicciones personales. B. De modo que el contenido del derecho a la integridad no puede verse agotado en los aspectos enumerados en la improcedencia 63-2007 arriba citada y la protección adecuada de aquel obliga a analizarlo teniendo en cuenta otros significados normativos que también están comprendidos. Así, aunque el derecho a la integridad abarca los caracteres ya señalados por esta Sala, lo cierto es que también está compuesto por otros aspectos que no están dispuestos en tal resolución, entre ellos, como se mencionó, la salud. Y es que la salud de la persona, cuya protección está reconocida en el artículo 65 de la Constitución, es susceptible de deterioro y cuando llega a tal punto de impedir una vida normal o afecta gravemente el desempeño físico y social del ser humano, trasciende la salud en sí misma y repercute en la integridad, especialmente en las dimensiones física y psíquica. En el caso de las personas respecto de las que no se reclama la inconstitucionalidad de su privación de libertad sino las condiciones del cumplimiento de esta, su estado no puede justificar la ausencia de tutela de los derechos que le son inherentes en su calidad de ser humano. De lo contrario, podrían generarse afectaciones a diversos derechos –entre ellos la salud– que a su vez menoscaben la integridad, lo que deberá determinarse según las particularidades de cada caso. 3 En consecuencia, debe tomarse en consideración que el proceso de amparo es un mecanismo que carece de idoneidad para subsanar los supuestos vicios de los que adolece la actuación impugnada, pues el derecho a la salud de las personas privadas de libertad es un derecho constitucional protegible por medio del hábeas corpus. 3. Así las cosas, al haberse configurado una causal de rechazo de la solicitud inicial –atendiendo a que ella se fundamenta en un derecho protegido por el proceso de hábeas corpus–, en aplicación del principio iura novit curia y según lo dispuesto en el artículo 80 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, es pertinente suplir la deficiencia de la queja propuesta. En razón de ello, con el fin de que la pretensión incoada se sustancie por el mecanismo procesal correspondiente, deberá desestimarse el conocimiento del reclamo formulado por medio de este proceso de amparo y ordenarse su tramitación de conformidad con el trámite establecido para el hábeas corpus. Por tanto, en atención a las razones expuestas en los acápites precedentes y con fundamento en lo prescrito en el artículo 12 inciso 4° de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Declarase improcedente la demanda de amparo planteada por el señor William Alberto Pérez Jerez, contra actuaciones atribuidas a la Dirección General de Centros Penales, en virtud de que la pretensión incoada se fundamenta en un derecho protegido por el hábeas corpus, según los razonamientos expuestos en el considerando III de este proveído. 3. Ordénese a la Secretaría de esta Sala que inscriba el escrito firmado por el señor William Alberto Pérez Jerez en el registro de procesos de hábeas corpus, para lo cual deberá asignar el número de referencia que corresponda para su respectiva tramitación mediante esa vía procesal. 4. Tome nota la Secretaría de esta Sala del lugar y medio técnico señalado por el demandante, así como de las personas por él comisionadas para recibir los actos procesales de comunicación. 5. Notifíquese. ---J. B. JAIME--- O. BON F.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 4