Inform ación Pedagógica - AMEI

Anuncio
ASOCIACIÓN MUNDIAL DE EDUCADORES INFANTILES (AMEI-WAECE)
Asociada al DPI/NGO de Naciones Unidas (ONU/UN)
Compañero de Primera Infancia de UNESCO
Miembro de la Sociedad Civil de la Organización de Estados Americanos (OEA/OAS)
Elaborado por el Equipo
Pedagógico de AMEI-WAECE
NOTA INFORMATIVA PARA PADRES
EL DESARROLLO DE LOS SENTIDOS MENOS RECORDADOS
Información Pedagógica
EL OLFATO
La función más importante de la nariz es inhalar y expulsar el aire permitiendo la
respiración. Además, percibe las sensaciones olfativas a través de la lámina ósea del
techo de las fosas nasales, allí los receptores del olfato entran en contacto con los bulbos
olfatorios que conducen la información al cerebro para procesarla y actuar en
consecuencia.
La información olfativa llega directamente al sistema límbico y, a diferencia de otros
sentidos, no cruza al hemisferio opuesto. Un olor resulta agradable o desagradable en
función del recuerdo con el que se lo asocia, es decir, el procesamiento cerebral del olfato
está bastante vinculado con aspectos emocionales. Los olores agradables activan el área
olfativa de los lóbulos frontales, sobre todo del hemisferio derecho. Sin embargo los
desagradables activan la amígdala y la parte de la corteza del lóbulo temporal.
Este sentido está íntimamente relacionado con el gusto y ambos se complementan entre
sí.
Los bulbos y el nervio olfatorio están totalmente formados en la semana 17 de embarazo.
Aunque resulte extraño, diferentes investigaciones demuestran que el área del cerebro
responsable del olfato está activa antes del nacimiento.
Cuando el niño nace, el sentido del olfato está finamente desarrollado y nota las
diferencias entre olores. Pasados unos días demuestra preferencia por el olor de la leche
materna, el olor corporal de los padres y de sus ropas, algunos perfumes y flores, la
vainilla, la canela, el chocolate, etc. Le desagrada el olor de los cítricos, los detergentes y
el tabaco.
A lo largo del primer año, el niño percibe, discrimina y memoriza muchos olores del
ambiente donde se desenvuelve, a los cuáles se acostumbra aunque no sean de su
agrado. Por intuición cultural y por propia elección, suele considerar agradables los olores
de perfumes, las flores, las hierbas aromáticas, las frutas, etc. Entre los que considera
desagradables están el estiércol, las verduras cocidas, el amoniaco, el cloro, etc.
Habitualmente se resta importancia al olfato, pero se interrelaciona y complementa con el
resto de sentidos. Por este motivo, no debemos olvidar su ejercitación, facilitando
situaciones variadas para que el niño discrimine unos olores de otros, reconozca los olores
habituales de su entorno familiar y del escolar, que distinga los alimentos frecuentes por
las sensaciones olfativas y que identifique objetos y sustancias por su olor.
Parte de la capacidad olfativa que el niño posee al nacer se pierde por falta de
estimulación. Este sentido complementa al resto ayudándole a percibir globalmente cuánto
está en su entorno.
CORREO ELECTRÓNICO
consultas@waece.org
Material Complementario – Más información y Recursos en la web de la
Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE)
www.waece.org
Sede Central (España)
Estrella Polar, 7
ES-28007 Madrid, España
Tel (34) 91 501 87 54
EL GUSTO
La lengua, a través de las papilas gustativas, es el órgano que percibe las sensaciones del
gusto. Como ya he comentado con anterioridad, los sentidos del gusto y el olfato están
muy relacionados, prueba de ello es la dificultad para percibir sabores cuando se está
acatarrado. Muchos alimentos son apetecibles antes de probarlos sólo por el olor que
desprenden.
El lóbulo frontal del hemisferio derecho es el centro encargado de procesar las
informaciones gustativas que llegan al cerebro. De hecho, las personas con lesiones en
esta zona pueden convertirse en fanáticas de las comidas refinadas.
Las papilas gustativas están formadas a las 20 semanas de embarazo. El feto traga
pequeñas cantidades de líquido amniótico regularmente y su sabor amargo puede
estimular la sensibilidad de las papilas.
En el momento de nacer, el sentido del gusto está tan completo como el del adulto. Puede
percibir los cuatro sabores básicos: dulce, amargo, ácido y salado y transmitir la
información al cerebro a través de las conexiones nerviosas correspondientes.
El niño sólo puede conocer los sabores a través de su propia experiencia. Para que
perciba, discrimine y memorice sabores, necesita probarlos.
La alimentación de los primeros meses no da lugar a experiencias muy variadas en los
sabores, pero sí en calor afectivo y estimulación sensorial general. Durante la lactancia
materna o de biberón, los sentidos del niño se estimulan con multitud de placeres, huele y
saborea la leche, percibe el olor del cuerpo de la madre, siente el tacto del cuerpo que lo
sostiene, toca el biberón y a su madre con la mano, mira su cara y sobre todo sus ojos,
escucha el latir del corazón y las palabras dulces y amorosas y, si la madre se balancea,
percibe la sensación de movimiento.
Cuando el niño va creciendo, el sentido del gusto se va desarrollando porque aumenta la
variedad de alimentos que componen su dieta.
ADEMAS, CONVIENE RECORDAR QUE:
Cada niño es único y diferente al resto, su respuesta individual ante el estímulo puede
variar respecto a la respuesta de otros niños de su misma edad. Este es un principio
básico que ningún padre puede olvidar si quiere potenciar el desarrollo de las
competencias sensoriales de su hijo.
Cuando ofrecemos estímulos al niño, debemos recordar todos los sentidos, la vista y el
oído son tan importantes como el tacto, el gusto o el olfato para ayudarle a aprender sobre
su entorno.
Material Complementario – Más información y Recursos en la web de la Asociación Mundial de Educadores
Infantiles (AMEI-WAECE)
www.waece.org
Tampoco debemos olvidar los sistemas visceral, cinestésico y vestibular que tanta
influencia tienen para que el pequeño se adapte de forma óptima a su ambiente. El
sistema visceral proporciona sensaciones de los órganos internos. El sistema vestibular,
desde el oído interno, facilita información sobre la posición, el movimiento, la dirección y la
velocidad del cuerpo, además de colaborar en el desenvolvimiento de otros sentidos. Por
su parte, el sistema cinestésico aporta información acerca de los músculos, las
articulaciones, los tendones, etc., para que tengamos conocimiento sobre el movimiento
del cuerpo.
A través de situaciones cotidianas, podemos favorecer el acercamiento del niño a la
realidad que le rodea favoreciendo los procesos cerebrales de percepción, elaboración y
transformación de la información aportada por los sentidos.
Ayudando al niño para que abra totalmente las ventanas al mundo que suponen los
sentidos, conseguimos su desarrollo integral y optimizamos todas sus capacidades
potenciales.
Datos del Centro (sello):
Nota: Texto elaborado por el Equipo Pedagógico de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) con
la asesoría de Marisol Justo de la Rosa -autora del Libro “Tema que preocupan a los Padres sobre la Educación de
los niños” publicado por la Editorial de la Infancia (Ei)- y el fondo de documentación la Biblioweb de AMEI-WAECE.
Colabora Hermex Ibérica
Material Complementario – Más información y Recursos en la web de la Asociación Mundial de Educadores
Infantiles (AMEI-WAECE)
www.waece.org
Descargar