CHEVRON-TEXACO/ ¡CHEVRON TÓXICO! NO LES DEJEMOS ROBAR NUESTRO TIEMPO Y PODRIR NUESTRA VIDA Por: Céline Meneses, Ejecutivo del Partido de la Izquierda Europa Traducción: Rosa Echeverría Chevron-Texaco una firma tóxica. La empresa estadounidense Texaco, comprada por Chevron en 2001, es la segunda empresa petrolera estadounidense y la séptima del mundo. Operó en el Ecuador desde 1964 hasta 1992, perforó centenares de pozos en el norte de la Amazonía ecuatoriana y entre 1972 y 1992 extrajo 1,5 millones de barriles de petróleo. Hasta aquí nada anormal, excepto que en el mismo lapso de tiempo, Texaco derramó en la Amazonía no menos de 71 millones de litros de residuos de petróleo y 64 litros de petróleo bruto en más de 2 millones hectáreas del territorio ecuatoriano. ¡Ha leído bien! Decenas y decenas de millones de desechos tóxicos (“residuos”) y de petróleo fueron intencionalmente regados en las aguas de los ríos de la Amazonía. El agua que las poblaciones beben, en las cuales pescan y se bañan. El engaño criminal incluso quiso convencer a los pobladores de que las aguas contaminadas por el petróleo les volverían más fuertes y que aquella agua era rica en vitaminas y minerales. Resultado: cáncer, malformaciones en recién nacidos, infecciones de todo género y enfermedades directamente ligadas al petróleo. ¿Crimen intencional se preguntará usted? Sí, intencional. Pues aunque el Art. 46 del contrato de explotación firmado por la Texaco y la empresa estatal de petróleos del Ecuador estipulaba muy claramente, que la transnacional se comprometía a utilizar tecnologías con sistemas de reinyección de los desechos tóxicos en el subsuelo, tecnología que la empresa ya había patentado y que disminuía considerablemente los impactos negativos de las operaciones hidrocarburíferas, para evitar la contaminación de los suelos y de las aguas; Texaco, jamás la utilizó en el Ecuador. La multinacional decidió utilizar técnicas que datan de antes de los años 70 y 680.000 barriles de petróleo fueron derramados en esta zona, una prueba más del desprecio total por parte de Chevron al fusionarse con Texaco, a pesar de su conocimiento de la catástrofe ambiental causada en el ecosistema amazónico y sus pobladores. La lucha de los pueblos amazónicos y de la sentencia contra TexacoChevron Con grandes utilidades en el bolsillo y sin la menor consideración por los pueblos víctimas de su indigna fechoría, la empresa Texaco dejó el país en 1992. En 1994 las poblaciones locales se organizan, y crean el Frente de Defensa de la Amazonía para exigir reparaciones que estén a la altura de los daños ambientales y de los dramas humanos engendrados por la política sin escrúpulos de la firma estadounidense. Es este frente y no el gobierno ecuatoriano, que ha demandado a la compañía y ha luchado sin descanso, para lograr que un tribunal juzgue las malas acciones de la multinacional. Para su conocimiento, sepa usted, que Chevron ha hecho todo lo posible por impedir cualquier sentencia que condene su irresponsabilidad, incluso, cambió varias veces de tribunal para evitar la condena. En primera instancia la causa se tramitaba en cortes estadounidenses y luego Chevron regresa la causa al Ecuador, pensando equivocadamente que la justicia ecuatoriana sería más clemente por ser más “dócil”. En 2011 se sentencia de forma justa e implacable a Chevron, la compañía fue condenada a pagar 9.6 mil millones de dólares y a presentar excusas públicas dentro de los siguientes seis meses, de no ser así, la multa sería multiplicada por dos. Chevron con actitud soberbia rechazó obstinadamente excusarse por sus nefastas acciones en la Amazonía, por lo tanto en 2012, se ratifica la sentencia y la transnacional fue sentenciada a pagar 19 mil millones de dólares. Chevron en campaña: la batalla es política Con una utilidad de nada menos que de 200 mil millones de dólares al año, Chevron podría y debería pagar la sentencia dictaminada por los tribunales ecuatorianos. Sin embargo, la transnacional petrolera norteamericana, no sólo se rehúsa a cumplir, sino que en actitud arrogante, enjuició al Estado ecuatoriano en Tribunales Internacionales, con la intención de que el gobierno del Ecuador pague la multa que le corresponde a la transnacional, por haber causado una debacle ambiental en la región ecuatoriana de Sucumbíos. Esta transnacional convirtió el juicio en un asunto político, ha intentado desacreditar a la legislación ecuatoriana, presionar al gobierno del Ecuador mediante la imposición de arbitrajes internacionales, mediante el ejercicio de su poder en las esferas políticas de los poderosos ha realizado una campaña mediaticopolítica, en contra del gobierno ecuatoriano, (sepa usted, que Chevron desembolsa cada año por lo menos 250 millones de dólares en su campaña mediática y política contra el Estado ecuatoriano, por lo menos ocho empresas de cabildeo trabajan día y noche para desprestigiar al país, y a montado una plataforma de espionaje a los militantes que luchan a favor de la causa del Frente de defensa de la Amazonía), pues la empresa busca arruinar política y económicamente a un Estado, que se defiende de injustos ataques por parte de la compañía. Por lo tanto, la batalla ahora es política y es en contra de las prácticas abusivas de ciertas transnacionales, que por su poder económico y sus influencias en las políticas de los grandes del norte, creen que pueden hacer y deshacer en los países del sur. Chevron y sus aliados rechazan la posibilidad de que los pueblos del Sur puedan ganar siquiera una contienda a favor de sus poblaciones. Si así fuera, corren el riesgo de que otros países se decidan a luchar y a cuestionar estas prácticas criminales muy ampliamente expandidas por todo el mundo. Sepa usted, sin embargo, que el gobierno ecuatoriano, no es en efecto cualquier gobierno en el escenario latinoamericano. De hecho, el Ecuador ha sido uno de los primeros países en renegociar con mano dura los contratos petroleros. Las cláusulas contractuales se han revertido totalmente en términos de ganancias; desde ahora, el Estado recibe el 80% de las regalías (que invierte en proyectos de desarrollo) y el 20% restante corresponde a la ganancia de las compañías petroleras. Por otro lado, el Ecuador ha reforzado sus inversiones en el sector energético, hasta el 2016 este país será un exportador neto de electricidad, así el Estado ecuatoriano llegará a ser un competidor directo de los vendedores de electricidad globalizados y sobre todo de Chevron, que también invierte precisamente en la venta de energía eléctrica. Añada a esto, la idea de que el gobierno creó una comisión de auditoría de los Tratados Bilaterales de Inversiones (que protegen en la actualidad a los inversionistas contra los Estados perjudicando el interés y el bien común de las poblaciones del sur), comprenderá usted, que rápidamente los señores de las finanzas globalizadas y otros ladrones de los recursos naturales, no tienen sino una idea en la cabeza: detener al gobierno de Rafael Correa, para lo cual harán todo lo posible…incluso pensar en derrocar al presidente ecuatoriano. Chevron no escatima recursos, su brutal campaña de desacreditación tiene por objetivo inquietar a los potenciales inversionistas, que quieran hacer negocios con el Ecuador, su campaña se enfoca aumentar los índices de riesgo país y el freno de la inversión extranjera. Además, los arbitrajes internacionales presentados por Chevron ante la Corte Permanente de Arbitraje en el marco de la CNUDMI, (Comisión de las Naciones Unidas para el derecho comercial internacional con sede en La Haya) en contra del Ecuador, se basan en el argumento de denegación de justica, cuando fue Chevron quien pidió que se regrese el caso a las cortes ecuatorianas. A pesar de esto, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, se amparó en el Tratado Bilateral de Inversiones entre el Ecuador y Estados Unidos firmado en 1993 (¡o sea un año después de la partida de Texaco del Ecuador!) por el gobierno de ultra derecha de Sixto Durán Ballén y que entró en vigor en 1997 (¡o sea 5 años después de dicha partida) Leyó bien. Un tribunal de Arbitraje Internacional mandatado por la ONU, decidió hacer a un lado todas las normas jurídicas ecuatorianas en vigor y aplicar retroactivamente un tratado firmado luego de los hechos en cuestión. Y no es todo. Agárrese bien: ¡esta Corte Permanente de Arbitraje dio por veredicto, que el gobierno ecuatoriano debía interferir en la justicia de su país para impedir, que la pena a la cual Chevron fue condenada no sea aplicada! No, ¡no está soñando! ¡Este tribunal internacional de arbitraje ha pedido a un gobierno soberano que atente contra la autonomía de los de poderes estatales! ¡Una aberración jurídica y diplomática sin nombre! Esta aplicación retroactiva de un tratado por un tribunal internacional de arbitraje desgraciadamente no es la primera. El Ecuador está confrontado a un caso similar con la Occidentla Petreoleum (OXY). En el año 2000, la transnacional OXY firmó el traspaso del 40% de los derechos y obligaciones que mantenía sobre el bloque 15 (en las áreas de Edén Yuturi y Limoncocha de la Amazonía ecuatoriana) a la compañía canadiense Alberta Energy Corporation (AEC), bajo la modalidad de acuerdo Farmout. Dicho traspaso se realizó sin la autorización del Ministerio de Energía y Minas del Ecuador, lo que era obligatorio, según las condiciones estipuladas en el contrato de explotación entre el Estado ecuatoriano y la compañía OXY. En el año 2006, gobierno del Dr. Alfredo Palacio, antecesor del gobierno de Rafael Correa, y no de los más progresistas, declaró la caducidad del Contrato de Participación entre el Estado ecuatoriano y la empresa OXY, para la explotación petrolera del bloque 15. A consecuencia de la caducidad del contrato, la OXY llevó el caso al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). El tribunal constituido, para tratar la disputa, resolvió que el Estado ecuatoriano debía pagar casi USD 1800 millones en compensación a la OXY. Sin embargo, el Ecuador argumentó que esta resolución era ilegal, ya que según la ley ecuatoriana y el propio contrato de explotación, la caducidad de un contrato no es materia arbitrable y por lo tanto, la única manera de impugnarla era ante las Cortes Ecuatorianas. El Estado ecuatoriano ejecutó la caducidad del contrato de explotación otorgada a la compañía OXY a partir de una acción ilegal por parte de esta compañía. Las razones emitidas para calcular el monto a pagar son también verdaderamente antojadizas. El laudo del tribunal arbitral, emitido el 5 de octubre de 2012, estableció que Ecuador violó el Tratado Bilateral de Inversiones firmado entre Ecuador y Estados Unidos (TBI) al no otorgar a la inversión de OXY un trato justo y equitativo, pues la sanción de la caducidad fue desproporcionada según lo previsto en la Ley ecuatoriana y en el TBI.Sin embargo, el laudo final emitido por el tribunal de arbitraje puede calificarse como una aberración jurídica, ya que el tribunal reconoce que la OXY sí violó los términos del Contrato de Participación y la Ley ecuatoriana. Y a pesar de todo lo anterior, el laudo impone al Ecuador una sanción de 1.770 millones de dólares. El CIADI ha basado el cálculo de la multa impuesta al Estado ecuatoriano según las regalías que el tribunal estima, que la empresa habría ganado del 2006 al 2012; sin siquiera tomar en cuenta los impuestos que la empresa también habría tenido que pagar al Estado ecuatoriano. Increíble pero cierto….El CIADI a semejanza de otros sistemas de arbitraje internacional, dicta sus sentencias en beneficio de las firmas multinacionales y transnacionales, así éstas no hayan cumplido con los términos contractuales firmados con los Estados. A pesar del fallo final en contra del Ecuador, la decisión no fue unánime, una de los tres árbitros designados, la francesa Brigitte Stern, emitió un durísimo voto disidente, su postura puede resumirse en el siguiente párrafo “Considero que la consecuencia del ilícito de las demandantes (OXY), al violar el derecho ecuatoriano, se ha subestimado groseramente y no se ha tenido en cuenta adecuadamente la importancia que tiene para cada Estado la observancia de su orden jurídico por parte de las empresas extranjeras”. El argumento de la francesa claramente evidencia que la sentencia a favor de OXY va en contra del orden jurídico establecido por las leyes ecuatorianas, a las que se debía acudir en primera instancia. Evidentemente, los dos árbitros que fallaron en contra del país andino responden a la industria del arbitraje internacional, que es manejada por grandes bufetes de abogados, que garantizan y responden a los inversores y a las empresas transnacionales. De hecho, solo quince árbitros han resuelto el 55% de casos conocidos en tratados de inversión, existe una concentración de poder y monopolización del arbitraje internacional, que juega a favor del capital internacional, y perjuicio de los Estados y sus poblaciones. El ALBA y el Foro de Sao Paulo apoyan al Ecuador en la batalla. Felizmente el Ecuador no está solo. En la cumbre del ALBA, el 30 de julio pasado en la ciudad de Guayaquil, los presidentes y delegados de los gobiernos miembros adoptaron por unanimidad una resolución en la cual todos expresaron su apoyo al estado ecuatoriano en los casos Chevron y Oxy y en la cual todos denuncian fuertemente el sistema de arbitraje internacional. He aquí el extracto del texto en cuestión. No puede ser más claro: Asistimos a la aparición de nuevas formas de explotación, por la vía de la imposición de herramientas como los tratados bilaterales de protección de inversiones y del funcionamiento de instancias internacionales de arbitraje como el CIADI, los cuales anteponen los intereses del capital a los intereses de la sociedad, de la naturaleza, y de la propia institucionalidad democrática, en el contexto de la proliferación de Tratados de Libre Comercio (TLCs). Es a través de estos nuevos mecanismos de dominación que se pone en riesgo la estabilidad de nuestros países -incluso hasta su solvencia económica- a partir de procesos judiciales claramente viciados de nulidad, por abuso y colusión de intereses. Sin duda, los casos de Oxy y Chevron en el Ecuador constituyen claros ejemplos de estas prácticas, por lo que expresamos nuestro respaldo a este hermano país perjudicado por las mismas; pero éstas se extienden a otros países, y en diferentes magnitudes. Todo lo anterior no implica el rechazo taxativo de la Inversión Extranjera Directa, sino más bien un relacionamiento inteligente con ella, de modo que pueda ser aprovechada en beneficio de las naciones, y no optimizada a su costa. Para ello, se hace imprescindible un mecanismo de integración como el ALBA, en tanto que como bloque podemos imponer las condiciones para evitar que primen los intereses del capital por sobre los de la población. Asimismo, en el Foro de Sao Paulo, reunido el 4 de agosto del presente en Brasil, se insistió: “Somos solidarios con el pueblo y el gobierno (ecuatoriano) confrontados con las tentativas de compañías petroleras para imponer sus intereses despreciando la soberanía ecuatoriana pasando por instancias internacionales engañosas” Por tanto, el apoyo de los partidos y de la sociedad civil internacional no puede faltar a este llamado. Si nosotros dejamos a esos tribunales de arbitraje internacional, cuestionar la seguridad jurídica para responder a los intereses particulares de los “poderosos”, nos aniquilamos en tanto ciudadanas y ciudadanos de nuestros Estados y del mundo; mantenerse inactivos sería de cierta manera cortarse las manos, puesto que este sistema detestable estaría en capacidad, de llevar a la ruina a varios Estados del sur, incluyendo a uno de los gobiernos latinoamericanos, que fue electo por un apoyo popular del 56.7%, el gobierno de Rafael Correa. Tenemos entonces urgencia de entrar en la batalla y de difundir la verdad. Este artículo puede ser una primera herramienta en este sentido.