LOS TALIBANES En el Sur de Asia Central y sin acceso al mar se encuentra Afganistán, un país caracterizado por una dictadura fundamentalista donde la violencia no tiene límites y las violaciones de los derechos humanos son constantes. Talibán Movimiento integrista (fundamentalista) islámico radical de Afganistán que pasó a controlar la mayoría de dicho país desde 1996. Iniciado en agosto de 1994 por el mulah Mohammed Omar Akhund en la ciudad de Kandahar, situada en el sur de Afganistán, el nombre talibán, que significa `estudiante', remite supuestamente a los orígenes del grupo; a pesar de ello, lo cierto es que la mayoría de sus miembros sólo han conocido la guerra y su etapa como estudiantes se reduce al periodo de su rudimentaria formación religiosa, a diferencia de otras facciones, que se identifican por cuestión de etnia o de clan, los taliban tienen como señal de identidad el ser seminaristas, estudiosos religiosos y fanáticos musulmanes. Se convierten en una de las más poderosas facciones contrarias al gobierno. La instrucción militar y el fanatismo religioso les lleva a iniciar una ofensiva armada consiguiendo diferentes victorias militares El surgimiento de los Talibanes El movimiento talibán surgió a raíz del caos y la inestabilidad generada por la Guerra Afgano−soviética (1979−1988) y los posteriores conflictos internos de Afganistán. Durante la década de 1980, Afganistán fue invadido por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y gobernado por un régimen respaldado por los soviéticos. Las facciones de la guerrilla muyahidin, con la ayuda militar de Estados Unidos, fueron las que más resistencia opusieron a las tropas soviéticas a lo largo del prolongado conflicto bélico; Pakistán también ofreció refugio, formación militar y otras ayudas a los afganos contrarios al gobierno. Tras la retirada de las tropas soviéticas en 1989, estalló una guerra civil entre las facciones muyaidin y el gobierno central. El grupo étnico mayoritario del país, los pashtos, había controlado los puestos principales del gobierno durante mucho tiempo; no obstante, después de que los soviéticos abandonaran el país, se formó un gobierno de coalición que también incluía a los tayikos, uzbekos, hazaras y otros grupos minoritarios. Los talibanes, que surgieron como una facción muyaidin, estaban compuestos principalmente por miembros de la etnia pashto que intentaron una vez más hacerse con el control del gobierno central de Kabul. Recibieron entrenamiento militar y armamento de la Policía Fronteriza, una unidad paramilitar de Pakistán que también cuenta con un número significativo de población pashto. La imagen ofrecida por los talibanes era la de una nueva fuerza para la paz y la unidad, y muchos afganos, especialmente los propios pashtos, les apoyaron con la esperanza de que quedaran atrás los años de guerra. El integrismo talibán A finales de 1994 y comienzos de 1995, los talibanes avanzaron por el sur y el oeste de Afganistán y tomaron el control de Kandahar y muchas otras ciudades dominadas por sus correligionarios pashtos. Herat y la mayoría de las poblaciones situadas junto a las principales vías de la franja meridional y occidental del país sucumbieron igualmente. En febrero de 1995, llegaron a los alrededores de Kabul, pero fueron rechazados por las fuerzas gubernamentales en el mes de marzo. Avanzaron de nuevo hacia la capital en octubre. Mientras continuaban los bombardeos sobre la ciudad, los talibanes se hicieron con el control de la zona oriental y central de Afganistán. El asedio sobre Kabul prosiguió de forma intermitente a lo largo de 1996 hasta que la ciudad cayó finalmente en el mes de septiembre. Las tropas del gobierno huyeron cuando se restableció el control pashto en Kabul. Poco después de que la capital fuera tomada por los talibanes, Muhammad Najibullah, el último presidente del país respaldado por el régimen soviético, y su hermano, el jefe de seguridad Shahpur Ahmadzai ambos refugiados desde 1992 en el recinto establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Kabul, fueron capturados y colgados en un lugar público por soldados talibanes. 1 La conquista del territorio afgano La rápida toma de Kabul en septiembre de 1996 facilitó a los talibanes la conquista del resto del país, al permitir que sus soldados avanzaran hacia el norte para atacar los asentamientos de montaña de los tayikos, uzbekos y hazaras. El presidente Burhanuddin Rabbani y el primer ministro Gulbuddin Hekmatyar huyeron de la capital cuando fue conquistada y se establecieron en el norte del país para combatir a los talibanes junto a otras facciones. En noviembre de 1996, los talibanes tuvieron que retroceder hacia Kabul. Las esporádicas luchas entre éstos y las facciones del norte llegaron a un punto de estancamiento a principios de 1997, cuando todo Afganistán salvo la región del norte se hallaba dominada por los talibanes. No obstante, hacia mediados de 1997, los talibanes capturaron algunas regiones septentrionales, con lo que la mayor parte del país quedó bajo su control. Miles de afganos se refugiaron en los campos establecidos por la ONU en las afueras de Herat. A pesar de la preocupación por los abusos contra los derechos humanos, especialmente contra las mujeres, la propia ONU, Estados Unidos y otros países han mantenido conversaciones con los talibanes en un intento por restablecer la paz en la zona. A mediados de abril de 1998, el embajador estadounidense ante la ONU y mediador de su país para Afganistán, Bill Richardson, logró que se acordara una tregua previa a la apertura de negociaciones entre los talibanes y la alianza de oposición formada contra el régimen integrista de éstos. Las conversaciones dieron comienzo el 26 de abril, en Islamabad, la capital paquistaní, al mismo tiempo que tenían lugar graves combates en las inmediaciones de Kabul. Subordinación y terror Una vez conquistada la capital (Kabul), el gobiernos de los taliban se vuelca en reordenar el país según los preceptos religiosos, con el objetivo de establecer el Estado más puro del Islam. Imponen la aplicación de la sharia, rígida ley islámica que hace una severa interpretación del Corán. Algunas de estas reglas parece que guardan poca relación con el auténtico Islam y son fruto de la influencia de antiguas creencias tribales. Las normas que rigen a partir de ese momento son especialmente brutales contra las mujeres el gobierno taliban las ha devuelto al pasado, a la época de la prehistoria y ha hecho que pierdan sus derechos. La actual situación de las mujeres, contrasta con el estilo de vida que llevaban anteriormente; con la invasión soviética, su papel fue más activo del que estaban acostumbradas, habían accedido a los trabajos de los hombres debido a los combates que se producían en el país. • Se les prohíbe la utilización de los baños públicos y se las obliga a usar burka, un velo que cubre su cuerpo de la cabeza a los pies las mujeres que no la llevan tienen como castigo de 40 latigazos. La obligación de llevar esta pieza, se agrava por su elevado coste, lo que provoca que muchas mujeres, al no tener dinero, no puedan salir de casa.. Si desean salir a la calle deben hacerlo acompañadas por un pariente consanguíneo. Se les prohíbe estudiar, ni participar en política. Las casas donde haya mujeres deben tener las ventanas pintadas para no ser vistas por los transeúntes. Deben llevar zapatos silenciosos para no ser oídas, prohibición de ir a trabajar, desde la primera semana de estar en el poder se les comunicó que seguirían percibiendo el salario, pero que no podían asistir al lugar de trabajo hasta que este no tuviera las condiciones que los preceptos islámicos consideran necesarios para las mujeres ( aislarlas de los ojos del hombre a las áreas donde desarrollan las mujeres sus funciones), el ámbito de la educación les está vetado, al respecto de la salud, solo pueden ser atendidas por mujeres médicos. La que no cumple con estas reglas es apaleada y apedreada en público. Muchas prefieren acabar con sus vidas antes de padecer tales condiciones. • Las reglas impuestas por lo talibanes, no son menos duras para el resto de los afganos. Los hombres deben usar largas barbas, en caso de no tenerlas se los ridiculiza pintándoles una. Todos están obligados a rezar cinco veces al día. A los ladrones se les corta la mano y si reinciden un pie. Quienes consuman drogas, alcohol o cometan adulterio son castigados con la muerte. También está prohibido ver videos, jugar al fútbol y remontar barriletes, se prevé la lapidación para adúlteros, y la muerte por 2 operar a las mujeres. Hombres y mujeres han de viajar por separado en el transporte público. La prensa tiene prohibido fotografiar a las mujeres. Está prohibido el funcionamiento de las estaciones de televisión y prohibido que la población escuche música por la radio. Los talibanes han continuado imponiendo normas y leyes comunicadas a través de Radio Kabul y de camiones equipados con altavoces. Muchas de estas leyes alarmaron a los grupos defensores de los derechos humanos y han provocaron la condena internacional. Incluso Irán, bastión del integrismo islámico, ha censurado los excesos cometidos por los talibanes en nombre de la religión. La expectativa de vida de vida de los hombres es de 44 años y de 43 años para las mujeres. La mortalidad infantil afecta a 1 de cada 8 niños. La tasa de alfabetización es del 30%, las mujeres apenas llegan al 13'5%. Como consecuencia de la guerra, en la capital no hay ni agua ni luz, así como la población sufre el problema de las minas terrestres, según la Cruz Roja, Afganistán es uno de los países del mundo más afectados por las minas. Actualmente la situación no deja de ser muy grave y preocupante. Es el país menos avanzado del mundo, fuera de África, que vive una guerra ininterrumpida desde 1.979. Es un claro ejemplo de estado desintegrado y frágil en el que no existen las instituciones. Es un país dominado por el fanatismo religioso fundamentalista, que se ha impuesto por la violencia y que impacta muy especialmente sobre las mujeres afganesas y los derechos humanos. Fotos Mujer Afgana 3 Capital de Afganistán (Kabul) Conclusiones 4