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RESOLUCIÓN DE BOLETO DE COMPRAVENTA
(NOTA A FALLO)
(CÁMARA DE APELACIONES CIVIL Y COMERCIAL DE JUNÍN - EXPEDIENTE 43522
- POSTIGLIONE ATILIO RODOLFO Y OTRO C/ PORTELLO GUSTAVO LUIS Y OTRO
S/ RESOLUCIÓN DE CONTRATO DE COMPRAVENTA DE INMUEBLES)
Por Gabriel B. Ventura
∗
SUMARIO
I- INTRODUCCIÓN. II- EL FALLO ANOTADO. III- EL CONTRATO USADO POR LAS
PARTES. IV- OTROS BOLETOS QUE NO SON DE COMPRAVENTA. V- LOS
BOLETOS RELACIONADOS CON LA LEYES 14005 Y 19724. A- LEY DE VENTA DE
LOTES A PLAZO. NO TODO BOLETO DE COMPRAVENTA EN CUOTAS ESTÁ
COMPRENDIDO EN LA LEY 14005. B- VENTA DE FUTURAS UNIDADES DE
PROPIEDAD HORIZONTAL.
I- INTRODUCCIÓN
Los problemas que presenta la contratación inmobiliaria en el derecho civil
argentino, en gran medida obedecen a la existencia de los llamados “boletos de
compraventa”. En efecto, tanto su naturaleza jurídica, su forma, la posibilidad de servir de
base o no para una tercería de dominio, como la misma posesión por él sostenida, han
sido objeto de discusiones que no han permitido aun arribar a consenso.
Ha sido la práctica en los negocios inmobiliarios la que ha hecho nacer este
instrumento de naturaleza tan discutida. En verdad el legislador quiso evitar contienda, en

Profesor Titular de Derechos Reales de la Universidad Nacional de Córdoba. Miembro de número de la
Academia Nacional de Derecho de Córdoba.
el artículo 1184, inciso 1º), al exigir la forma escritura pública para todo contrato que
tenga por fin “…la transmisión de bienes inmuebles, en propiedad o usufructo, o alguna
obligación o gravamen sobre los mismos, o traspaso de derechos reales sobre inmuebles
de otro;”
Sin embargo, como es fácil advertir, la celeridad en los negocios que los tiempos
modernos intentan imponer, obliga a la celebración de un acto previo al propio contrato
traslativo. El vendedor quiere tener la certeza de que el negocio se realizará, para cesar
su oferta; al tiempo que exigirá la entrega de una importante parte del precio
(generalmente un 25 %); y el comprador exigirá igual certeza y compromiso por parte del
transmitente, tanto más cuando él ya ha cumplido parte de la prestación a su cargo. Para
esto también suelen añadirse al boleto cláusulas punitivas que prevén sanciones en caso
de incumplimiento o mora, o pactos comisorios.
II- EL FALLO ANOTADO
En el caso que motiva este comentario, mediante boleto suscripto por las partes,
el vendedor compromete en venta la porción necesaria para la construcción de una futura
unidad de propiedad horizontal, dentro de un inmueble mayor. El comprador se ha
comprometido igualmente a efectuar las construcciones necesarias en el inmueble para
dar nacimiento a la unidad funcional en las condiciones exigidas por el artículo 1 de la ley
13.512, para poder, previamente, afectar el inmueble al régimen citado. En el momento
de la suscripción del contrato, el adquirente abona parte del precio, y el resto se pagará
en cuotas; una vez cancelada la última, el vendedor otorgará la escritura definitiva que
contendrá la afectación al régimen de la ley 13.512, el reglamento de copropiedad y
administración, y la venta posterior de la unidad de propiedad horizontal.
Así las cosas, el comprador deja de abonar las cuotas convenidas, por lo que el
vendedor acciona pidiendo la resolución del contrato por incumplimiento. En primera
instancia obtiene sentencia favorable, morigerando la cláusula penal establecida.
Ambas partes desconformes con el resolutivo de la “a quo”, el comprador por
hacer lugar a la resolución y el vendedor por morigerar la cláusula penal, plantean
apelación.
En su defensa, la parte adquirente endilga a la vendedora el incumplimiento de
ésta de los deberes que imponen las leyes 19724 de prehorizontalidad y 14005 de venta
de lotes a plazo. Aduciendo así que no hubo mora porque la otra parte no había
cumplido con los deberes que las citadas leyes le imponen.
El fallo de la Exma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín, es
adecuado, impecable y justo. No se ha considerado inmerso el contrato en el régimen de
las leyes señaladas que, como veremos requieren supuestos expresos que no se dan en
el sublite. Así se ha considerado que no ha habido incumplimiento alguno de la parte
vendedora, lo que hace viable la resolución del contrato y la restitución de lo entregado
por ambas partes, conforme a las reglas establecidas en el código para las obligaciones
de restituir cosas a su dueño.
Debemos destacar además, el especial apartamiento de los camaristas a lo
convenido entre las partes, lo que ya había resuelto adecuadamente también la
sentenciante “a quo”, en cuanto a que resultaría abusiva la aplicación de la cláusula
penal a favor de la parte vendedora, que, en caso de incumplimiento por el comprador,
podría quedarse con las mejoras incorporadas al inmueble. La sentencia “a quo” reduce
el monto de la indemnización, habida cuenta de la desproporción existente entre lo no
pagado de la prestación a cargo del comprador, y el valor de la construcción por éste
realizada.
Lamentablemente, no vemos con frecuencia que los magistrados morigeren las
cláusulas contractuales cuando éstas resultan injustas. Por ello elogiamos el resolutivo,
que
nos recuerda la hermosa frase de Aftalión, García Olano y Vilanova, cuando
expresan que: “(...) no se trata de llegar a una solución que sea simplemente no
contradictoria por estar dentro de las posibilidades legales, sino a una solución que,
además, sea justa”1. Aquí, los camaristas, haciendo aplicación de la norma del artículo
112 de la Constitución Nacional, cumplen con el mandato “…administrando justicia bien y
legalmente…”.
1
AFTALIÓN, Enrique R, GARCÍA OLANO, Fernando y VILANOVA, José; “Introducción al Derecho”, 11º
Ed. Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1980, pág. 438 y 439.
III- EL CONTRATO USADO POR LAS PARTES
Para poder comprender acabadamente la situación de los contratantes, hay que
analizar previamente las posibilidades jurídicas del objeto del acto; es decir el supuesto
inmueble enajenado o comprometido en venta. Así, no podremos negar que el problema
se suscita por intentar enajenar una porción de terreno que no resulta admitida por las
reglamentaciones locales sobre fragmentación de tierras. El parcelamiento mínimo, en el
ámbito municipal, y la unidad económica mínima, en el provincial, suelen generar este
tipo de tortuosas contrataciones, pues las partes deben utilizar una determinada
institución, que no es necesariamente la deseada (en este caso la propiedad horizontal)
para lograr la enajenación de un terreno que no admite el dicho parcelamiento. Por este
motivo resulta absurda la descripción del objeto de la venta contenida en el boleto, que
se refiere al objeto como: “…una fracción de terreno… cuyas medidas aproximadas son
13 metros de frente por 11,50 metros de fondo. Las medidas definitivas surgirán del
Plano de Propiedad Horizontal y subdivisión a confeccionarse a cargo de los
compradores…”2.
Fácil resulta advertir que lo comprometido en venta no será la descripta fracción
de terreno cuya enajenación iría en contra de las reglas del mínimo parcelamiento. Lo
que las partes han querido, conforme a lo establecido en el artículo 1198 del Código
Civil, ha sido que, una vez edificada la unidad y afectado el total del edificio al régimen
de la propiedad horizontal, el vendedor transfiera la nueva unidad edificada al
comprador.
Resulta de aplicación aquí, también el agregado por ley 17711 a la norma del
artículo 2326 del Código Civil que dice: “No podrán dividirse las cosas cuando ello
convierta en antieconómico su uso y aprovechamiento. Las autoridades locales podrán
reglamentar, en materia de inmuebles, la superficie mínima de la unidad económica”.
Es así como, en una especie de “fraude a la ley”, si se nos permite la expresión un
poco exagerada3, se acude a figuras como la de propiedad horizontal, para lograr la
2
Hemos extraído este fragmento de la cláusula primera del boleto, de la relación de los hechos contenida
en el voto del Dr. Guardiola.
3
En verdad, para que pueda válidamente hablarse de fraude a la ley, sería menester que se incumpla con
el mandato normativo. Por ello hemos usado la expresión metafóricamente, entrecomillando la palabra. Al
enajenación de una fracción de inmueble urbano, en nuestro caso de trece metros de
frente por once metros con cincuenta centímetros de fondo aproximadamente, que de
otra forma, según el precepto citado, ni siquiera sería susceptible de ser poseída.
Podríamos concluir que el contrato motivo del fallo que anotamos, no es un boleto
de compraventa típico. Se trata de un contrato con prestaciones complejas que no
encajan en los moldes más característicos del boleto, ni en los preceptos legales de la
ley de loteos 14005, ni de la ley 19724 de prehorizontalidad, como muy bien lo ha
resuelto el fallo comentado.
No hay aquí sólo obligación de escriturar, conforme al artículo 1185 del Código
Civil, sino una obligación condicionada al cumplimiento de otras prestaciones a cargo del
comprador y del vendedor. El comprador se obliga a construir la unidad de propiedad
horizontal, y el vendedor a otorgar la escritura de afectación al régimen, redactar el
reglamento y recién luego de estos previos actos (que podrán realizarse en la misma
audiencia e instrumentación) efectuar la venta en las condiciones pactadas.
IV- OTROS BOLETOS QUE NO SON DE COMPRAVENTA
Si bien cuando se alude a los boletos, éstos casi siempre están referidos a los
preliminares de una compraventa, la figura es en realidad mucho más amplia. Según
surge de la norma del artículo 1184, inciso primero del Código civil, concordado con el
artículo siguiente, puede fácilmente advertirse que el llamado boleto no queda
circunscripto sólo a la compraventa. Cualquier negocio o acto jurídico que exija la forma
escritura pública, según lo pregona el artículo 1185 del Código, será objeto de igual
tratamiento; es decir valdrá como instrumento idóneo para exigir, y de manera
conminativa, la celebración de la escritura pública. Así, por ejemplo, podremos referirnos
a un boleto de cesión de derechos hereditarios, a un boleto de permuta, etc. Igualmente,
como en el caso que nos ocupa, el boleto puede obligar a una de las partes a otorgar la
escritura de afectación al régimen de propiedad horizontal4.
afectar a propiedad horizontal, ya no existiría el incumplimiento, pues el sistema estará sometido al
régimen que el legislador ha querido, y el terreno no se habrá dividido sino que sólo se habrá modificado
su verticalidad.
4
VENTURA, Gabriel B. “El Boleto de Compraventa”, Abeledo Perrot, Córdoba, Mayo 2009, pág. 479.
Citábamos ahí, otros ejemplos: “En relación con los derechos que se constituyen o modifican también hay
La única figura contractual que no admitiría este juego armónico de normas, es la
donación; pues respecto de ella la prohibición surge expresa de los artículos 1810 y
1812 del Código Civil. En las donaciones la forma está exigida con carácter absoluto; se
trata pues de una forma “ad solemnitatem” absoluta, que no sólo priva al acto de sus
efectos normales, sino de todo otro efecto5.
V- LOS BOLETOS RELACIONADOS CON LA LEYES 14005 Y 19724
Si bien no tienen relación alguna con el caso, como bien lo resuelve la sentencia
del tribunal “a quo”, y la cámara que entiende en la apelación, por haber sido propuestas
en la defensa de la parte demandada, corresponde que nos refiramos brevemente al
régimen previsto para la venta de lotes a plazo y la prehorizontalidad.
Estos son boletos de compraventa que han merecido un tratamiento legal
especial. En dichos regímenes, impera el orden público, con todo lo que ello significa6.
variedad, pues el propietario pudo comprometer (por no cumplir con la forma apropiada) la escritura de
afectación a propiedad horizontal, la de constitución de usufructo, servidumbre, etc., y todos esos casos
quedarían comprendidos en el supuesto normal”.
5
CIFUENTES, Santos; “Negocio Jurídico”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1986, pág. 205 y 206. El autor explica
que conforme a la más moderna clasificación de las formas, la exigida para la donación de inmuebles
constituiría lo que se denomina una ‘forma absoluta’, cuya característica radica en que cuando se omite,
“(...) ese vicio priva a los negocios de sus efectos propios y de todo otro efecto civil (...)”. El artículo 6 de la
ley 19836, que regula lo referente a las fundaciones, formula una excepción a este principio ya que aún las
promesas de donación, no obrantes en escritura pública, brindarán acción a la entidad para exigir la
escritura respectiva. VENTURA, Gabriel B. “Ley 17801. Registro de la Propiedad Inmueble, Comentada,
Anotada”, Ed. Hammurabi, Bs.As. 2009, pág. 77 y 78.
6
ALLENDE, Guillermo L. “Panorama de Derechos Reales”, Ed. La Ley, Bs.As. 1967, pág. 65, 66.
Igualmente HIGHTON, Elena I. en su “Lineamiento de derechos reales”, Ed. Ad-hoc, Bs.As. 1991, pág. 45;
expresa: “[...] el régimen legal de los derechos reales está dominado por el orden público, mientras que el
de los derechos personales está basado en la autonomía de la voluntad. De ello se desprende que la
reglamentación del código civil en materia de derechos reales es inderogable y que, por el contrario, en
cuanto a derechos personales, es supletoria”.
“La ley 14.005 ha impuesto condiciones particulares en defensa de los intereses de los compradores de
carácter imperativo, y de orden público que resultan por lo tanto inderogables por la voluntad de los
particulares” Cám. Nac. Civil Sala G del 10/10/83, Saldaña, Eristo C/ Las Casuarinas S.R.L., Rep. LL XLIV,
A-I-347, sum. 33.
“Aun cuando se hubiere estipulado en el boleto que instrumenta una compraventa inmobiliaria relativa a
lotes de tierra en pagos por mensualidades que la operación no debía regirse por las normas de la ley
14.005, siendo ésta de orden público, sus efectos no pueden ser desvirtuados por la sola voluntad de las
partes, y con mayor razón si se trata de un contrato de los tipificados como de ‘adhesión’”. Cám. Nac. Civil,
Sala G, 2/9/81, Sofi, Soc. en comandita por acc. c/ Benítez Lurdes y otro, Rep, LL, XLIV, A-I-350, Sum. 19.
A- LEY DE VENTA DE LOTES A PLAZO
El título completo de la ley 14.005 de 1950, que regula estos supuestos es “Venta
de inmuebles fraccionados en lotes pagaderos a plazo”; y regula de aquellos casos en
que el objeto del boleto sea un inmueble afectado a loteo.
Ocurre que en la normal contratación sobre inmuebles, se labra la escritura
instrumentando la venta, se entrega el precio por el comprador y se hace tradición del
inmueble transferido por el vendedor. El contrato queda así finiquitado y no genera
riesgos para ninguna de las partes ya que cada una incorpora al patrimonio lo recibido en
la prestación, el dinero uno y el inmueble el otro. Pero cuando se deciden a una venta
sometida a pago en cuotas, el tema cambia radicalmente.
Por un lado el vendedor no querrá, y con justicia, suscribir la escritura traslativa
dado que, si lo hace, habría dado cumplimiento a todas las obligaciones de su parte
emergentes del contrato, mientras que el comprador aún quedaría adeudando parte del
precio. Por ello se vería justo, entonces, que el vendedor no otorgase el instrumento
definitivo para tener, por así decir, una ventaja sobre el comprador en caso de que éste
incumpla con la obligación a su cargo (arg. de los arts. 510 y 1201 del Código Civil). Pero
así fácilmente se advierte que el comprador tampoco queda muy asegurado en su
posición si el vendedor no otorga la escritura traslativa, aun cuando le hubiese entregado
la posesión del bien, pues frente a la falta de instrumentación exigida (art. 1184 inc. 1 del
C.C.) y la consecuente registración de su derecho (el futuro dominio), el bien queda
expuesto a múltiples riesgos. El vendedor podría, obviamente de mala fe, enajenarlo
nuevamente y hasta podrían los acreedores de éste embargarlo válidamente ya que el
bien integra sustancial y registralmente su patrimonio. Ello sumado a la posibilidad de
hacer aplicación del pacto comisorio cuando el deudor se atrase en algunas cuotas, hace
que esta situación se preste a los más injustos abusos por parte de los loteadores. Para
más corresponde remarcar que quienes acceden a la compra de lotes a plazo suelen ser
las personas más carenciadas, justamente aquellas a las que la ley debe tutelar
principalmente.
Por ello con el criterio social que el supuesto exigía, el legislador sancionó la ley
14.0057. Quien adquiere un inmueble sometido a ese régimen, contará con una
publicidad de su contrato o boleto y de esta manera los terceros tendrán un conocimiento
cierto de la obligación que ha asumido el vendedor. Al mismo tiempo la ley 14.005, en su
art. 10 autoriza la cesión del boleto exigiendo que el transmitente haga anotar también la
cesión en el registro.
Con esta sola registración ya bastaría para tutelar los intereses del comprador o
cesionario, dado que, por el juego armónico de la ley registral y los dispositivos del
Código Civil en el art. 594, cuando el vendedor venda nuevamente el bien a un tercero,
por imperio de la registración y su efecto publicitario, ese tercer adquirente será también
de mala fe, dado que conoció o debió conocer la doble venta, y la adquisición que
hubiere efectuado, aunque se le hubiere hecho tradición, sería inoponible al primer
adquirente por boleto8.
NO TODO BOLETO DE COMPRAVENTA EN CUOTAS ESTÁ COMPRENDIDO EN LA
LEY 14005
Con buen criterio, el fallo que analizamos desvincula el boleto cuya resolución se
cuestiona, de la ley 14005, ya que para que ésta se haga aplicable no sólo deben
7
El problema comenzó a advertirse en el proceso de urbanización que se produjo a partir de 1935 en las
zonas cercanas a la ciudad de Buenos Aires, y aun dentro de los límites de la Capital Federal, según
comenta KIPER, Claudio M. en su “Juicio de Escrituración” Ob.Cit. pág. 183.
8
VENTURA, Gabriel B.; “La comunicación de subasta y el tercero registral”, Lexis Nexis Córdoba, Nro. 7,
2006, pág. 663. Sobre la vigencia del artículo 594 del Código Civil, aún luego de la sanción de la ley 17801,
véase nuestro “Repercusión del Art.2505 reformado en el mecanismo de constitución de los derechos
reales”, en “Homenaje a los Congresos de Derecho Civil”, Ed. de la Academia Nacional de Derecho de
Córdoba, Tomo IV, pág. 2026 a 2029. Decíamos allí que “(...) a pesar de la modificación introducida en el
artículo 2505, esta nueva norma no debe desarticularse del entorno jurídico en el que rige y, sobre todo, de
los principios básicos que hacen a la ideología misma del Código, expresada en los arts. 594, 595, 596 y
3136, con su nota. Nos referimos concretamente al principio de la buena fe que impide prevalerse de una
falencia puramente formal de la otra parte en conflicto, cuando en realidad la situación era plenamente
conocida por quien reprocha la citada falencia. Es aplicación del brocárdico (...) malitatis hominium non est
indulgendum”.
concurrir las expresiones “lote” y “cuotas a plazo”, sino que serán menester otras
exigencias, según expresa Kiper9. A saber:
a) En primer lugar la escritura no se debe otorgar de inmediato, tal como
expresáramos, ese será el motivo que confiere un cierto riesgo a las partes, pues tanto el
vendedor podría llegar a comprometer el inmueble a otro comprador, como éste dejar de
abonar las cuotas.
En los casos de los loteos regulados en esta ley, el plazo para el pago es más
extenso que en los casos corrientes, habida cuenta de la finalidad social de la ley.
b) En segundo lugar el pago, en su integridad, debe efectuarse en cuotas. Lo
que excluiría del sistema el supuesto en que, por ejemplo, el precio se pagara una parte
al contado y otra en cuotas, tal como ocurrió en el contrato motivo del fallo que
analizamos.
c) Por último el sistema sólo se hará aplicable a los denominados
técnicamente “loteos”; es decir los que tienen previa afectación, tal como surge del
artículo 2 de la ley 14005, que determina que “El propietario del inmueble que desee
venderlo en la forma prevista en el artículo anterior hará anotar en el Registro de la
Propiedad Inmueble que corresponda a la ubicación del bien, su declaración de voluntad
de proceder a la venta en tal forma, acompañando a la vez un certificado de escribano
de registro sobre la legitimidad extrínseca del título y un plano de subdivisión con los
recaudos que establezcan las reglamentaciones respectivas”.
En efecto, como habíamos adelantado, el propietario debe afectar el bien al
régimen, obligatoria y previamente; es decir antes de proceder a la comercialización de
las parcelas; y a los fines de conminarlo de manera efectiva el legislador establece, en el
art. 14 de la ley 14005, que se trata de una ley de orden público. Como sabemos ello
significa que su contenido no puede verse modificado por pactos particulares entre el
loteador y los adquirentes sucesivos, las cláusulas que pretendan modificarla serán nulas
de nulidad absoluta, según lo preceptuado en el art. 21 del Código Civil10.
9
KIPER, Claudio M. “Juicio de Escrituración”, Ob.cit., pág. 184 y 185.
Es la sabia regla de Papiniano (uno de los cinco grandes jurisconsultos romanos titulares del “ius
respondendi”) “ius publicum privatorum pactis non potest”. En realidad no es menester que el legislador
determine que tal o cual institución es de orden público; sino que basta con que intrínsecamente lo sea. De
nuestra parte analizamos la máxima latina en nuestro “Algunos aspectos de la usucapión en la Propiedad
10
B- VENTA DE FUTURAS UNIDADES DE PROPIEDAD HORIZONTAL
De igual manera que para la venta de lotes a plazo, el legislador instrumentó un
sistema de tutela para los adquirentes de parcelas horizontales cuando el edificio que
contenga las unidades funcionales aún no estuviere terminado o, estando terminado, el
mismo se comercializará antes de haberse afectado. En estos casos no puede haber una
compraventa común dado que la cosa (la propiedad horizontal) aún no existe como tal en
su individualidad. Como puede advertirse, el caso motivo de este comentario, se aparta
por completo de la regulación establecida para los supuestos de prehorizontalidad. En
ésta no es el adquirente el constructor del edificio, sino que él adquiere una futura unidad
a construir o a afectar. El la prehorzontalidad el futuro adquirente no está involucrado en
la edificación, ni de él depende el avance de las obras.
El sistema de prehorizontalidad, aunque en este caso no lo diga expresamente
como vimos que ocurría en la ley 14005, es de orden público, lo que significa, como
también habíamos apuntado, que las partes no pueden variar sus exigencias con pactos
particulares (art. 21 del Código Civil)11.
Más allá de las acertadas críticas que ha merecido la ley que pretende regular el
supuesto, la 19.724 de 197212,
lo importante a precisar aquí, en relación al fallo
analizado, es la imposibilidad de su aplicación, conforme lo resolvieran adecuadamente
la “a quo” y la Cámara que entendió en la apelación.
En estos casos, tal como ocurre en la venta de lotes a plazo, se parte de una
declaración de voluntad de afectar al sistema para comercializar las unidades
funcionales antes de concluida la afectación a
voluntad debe efectuarse por
propiedad horizontal (art.1). Dicha
escritura pública, a la que se prevé un contenido
obligatorio y específicamente determinado por ley y debe ser registrada (art. 4, primer
párrafo) para su conocimiento por terceros y oponibilidad a los acreedores del
propietario.
Horizontal”, en “Prescripción”, Ed. Alveroni, Córdoba, 2005, pág. 219.
11
VENTURA, Gabriel B.; “Ley 17801. Registro de la Propiedad Inmueble…” Ob.cit. pág. 87.
12
HIGHTON, Elena I.; “Derechos Reales – Propiedad Horizontal y Prehorizontalidad”, Ed. Ariel, Bs.As.
1979, Vol. 4, pág. 334.
Esta afectación, además, inhibe al dueño del inmueble general para todo acto de
disposición diferente al de la enajenación de las distintas unidades a los adquirentes por
boleto (art. 4, segundo párrafo). Igualmente, como dijimos, merced a la registración se
hace oponible a los acreedores del dueño.
Quien tenga intención de comercializar un inmueble en propiedad horizontal,
deberá previamente declarar su voluntad de hacerlo, en acto unilateral formalizado en
escritura pública, la que deberá anotarse en el Registro de Propiedades. De igual
manera cada compromiso de venta de futura unidad de propiedad horizontal, deberá
registrarse. Así, los adquirentes de parcelas cuentan, igual que lo decíamos para los
adquirentes de lotes a plazo, con una publicidad que tutela su expectativa, puesto que
cualquiera que contrate con el propietario del edificio, deberá conocer tanto la afectación
general como las parcelas que ya se encuentran comprometidas en venta.
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