Rev. de 1Vfed. .,...,. ,..-., 1'\T _ - -·- -· C... \J. lVUVUf /U TYT. 1 V. ')t:' c:.u, 1 nt:'n L;JUV ESCUELA DE \!EDICINA ESTUDIO GENERAL DE :'üLIRRA DEPARTA:YIENTO DE NEUROBIOLOGIA Efecto del calor focal sobre actividad convulsivamente del cardiazol dectroencdafográ6co experimental j-. Teijeira y j-. Soria RESUMEN Se estudia experimentalmente en cobayos el efecto del calentamiento local del cráneo sobre la actividad convulsivante del cardiazol, registrando el EEG por medio de electrodos en contacto directo con la corteza. Se observa potenciación del cardiazol cuando el calor se aplica sobre la bóveda craneal, pero no se produce este efecto calentando a nivel de la base del cráneo. Las convulsiones febriles -de elevado porcentaje en clínica pediátrica (Lennox 21 ) - han sido objeto de numerosos estudios que no acaban de precisar su mecanismo fisiopatológico, incluso se ha llegado a afirmar, partiendo de investigaciones experimentales, que la fiebre por sí sola no basta para activar focos epileptógenos corticales (Schmidt, Ward y Wolfe 2s). En nuestra experiencia clínica de infancia, hemos recogido observaciones que nos inclinan a admitir la relación directa entre la fiebre y las manifestaciones convulsivas, y nos ha parecido de especial interés, más que la fiebre y la hipertermia, el calor local. En una comunicación anterior 28 exponemos un caso muy demostrativo, pero en otros no nos ha sido posible realizar un estudio electroencefalográfico adecuado. Por este motivo nos planteamos investigaciones experimentales para estudiar la influencia del calor local, aplicado sobre el cráneo, como desencadenante de la alteración electroencefalográfica. Conseguir efectos experimentales comparables a las observaciones clínicas es una de las dificultades de nuestro trabajo, pero hemos creído que la investigación de la acción del golpe de calor sobre la actividad convulsivante farmacológica podría facilitarnos datos de interés en relación con nuestro problema. Los fármacos convulsivantes aunque Marzo , 1960 CALOR LOCAL Y ACTIVIDAD pueden in estabilizar el sistema nervioso múltiples formas, no difieren sin embargo apreciablemente en su respuesta a los anticonvulsivantes (Toman 32), y así parece que los factores de activación o inhibición de la actividad de la droga pueden influir los efectos de manera comparable a su influencia en cualquier otro tipo de convulsiones. Por eso nos ha parecido correcto suponer, que la activación térmica de las convulsiones farmacológicas experimentales podría conducir a conclusiones aplicables a la interpretación del desencadenamiento de los fenómenos convulsivos por el golpe de calor, en el enfermo. d~ Por otra parte los ensayos con fármacos convu lsivantes tienen la ventaja ·de la faci lid ad de dosificación, que ha permitido su empleo como m étodo de valoración de fármacos antiepilépticos (Jenney y Pfeiffer 17), cuyos resultados se pueden superponer fácilmente a los obtenidos con su uso terapéutico, de utilidad comproba·da poT nosotros en anteriores experiencias 29. De acuerdo con estos puntos de vista, hemos elegido como técnica experim ental, Ja provocación de actividad electroen:efalográfica patológica con car·diazol que -a un cua ndo su acción es bastante general en tod o el sistema nervioso , por activación preferente y selectiva de sinapsis excitadoras (Púrpura y Grundfest 23), con incremento de la actividad polisináptica- , afecta sobre todo a la actividad cortical (Forster y Madow io, Crighel y Nestiano S, Vanas up a, Go ldrin g y O'Leary 33 y Dandiya y Cull umbin e 6). Sus efectos electroencefalográficos han sido descritos por varios a utore s (Toman 31, P úrpura y Grundfest 23). Entre los efectos secundarios observados con el cardiazol, puede interesar desde nuestro punto de vista la aparición de hipertermia o hipotermia de origen central según la temperatura ambient,e (Shemano y Nicker.son 25). La influencia de la temperatura sobre el registro electroencefalográfico, y sobre la actividad funcional de los centro> encefálicos se ha estudiado en una serie de trabajos. A temperaturas corporales de 40-41 ° C se ha registrado un aumento de la amplitud de la mayoría de los componentes del registro, disminuyendo por en·c ima de esta temperatura (Ten Cate y colab. '1). En cerebro aislado de gato CONVULSIVANTE 27 a umento de amplitud de las ondas rápidas con aparición de ondas lentas y disritmia comiderable por hipertermia hast a 41° C (Gaenshirt y colab. 13) . Calentando moderadamente el hipotálamo se h a observado sincronización del EEG, y desincroni zación por calentamiento excesivo (Euler y Si:iderberg B). El calor local en el hipotálamo ejerce influencia depr,esiva so bre las funciones corticales (Freeman y Davis 12) . La sensibilidad del hipotálamo a la elevación de temperatura se relaciona, como su se nsibilidad a ,Jas drogas, con su carácteT de sistema polisináptico (Koella y Ballin 19, Feldm an, Van der Heide y Porter 9). La sensibilidad a las drogas coovulsivantes, como al electroshock y excitaciones audiógenas aumentan con la hipertermia (Hrbek 15). La hipotermi a deprime la actividad eléctrica cerebral (Battista 3, Koizumi, McC Brooks y Ushiyama 20), a unque se ha descrito una fase de hiperreactividad por el frío con aumento de amplitud y durnción ·de los potenciales provocados (Suda, Koizumi y McC Brooks 27). En la revisión de la bibliografía que hemos podido consultar no encontramos aportaciones experimentales suficientes en relación con el problema que nos hemos planteado, puesto que en general los estudios sobre modificaciones electroencefalográficas determinadas por cambios de temperatura tienen en cuenta la temperatura del animal, sin detallar las consecuencias del calentamiento local del cráneo. Por eso en esta primera parte de nuestro trabajo hemos tratado de investigar las consecuencias del golpe de calor en relación con el desencadenamiento de crisis convulsivas electroencefalográficas. MATERIAL y MÉTODOS Estudiamos la actividad convulsivante por el registro electroencefalográfico, obtenido con electrodos de torni ll o de plata en contacto directo .con la corteza cerebral. En las gráficas que se presentan, los dos Tegistros superiores recogen activid ad de la corteza cerebral de la con~exidad (montaje parieto-occipital izquierdo y derecho); el tercer registro , electrocardiograma. En algunas experiencias, con objeto de registrar potenciales diencefálicos, localizamos también electrodos en profundidad, según el método utilizado en nu estro laboratorio 14. Para el EKG emple amos nu,estros electrodos especiales de superficie con derivació n en las extremidades an·teriores 3o. ·voz. J. TEUE!RA Y J. SOR!A Todas las experiencias en cobayos sin nar,cosis. El registro se empieza cuando ya ha pasado la anestesia previa con uretano para las manipulaciones operatorias. Los animales inmovilizados por sujeción del cráneo en el aparato de eskreotaxia, y fijación adecuada en las cuatro extremidades. Tal proceder, necesario en nuestras condiciones experimentales, puede ocasionar alteraciones d:el animal -estudiadas por varios autores (Frankel ll, Bartlett y Altland 2)- que es necesario tenerlas presentes en la interpretación pero que no creemos perturben la validez de los resultados. De más interés son las perturbaciones térmicas dependientes de las manipulaciones operatorias previas que, según lo que hemos podido observar, no dependen sólo de la anestesia, sino que parecen condicionadas por reacciones imponderables del sistema nervioso ante un conjunto d:e influencias difíciles de analizaT que pueden representar excitaciones de carácter anormal. Los cobayos suelen quedar en hipotermia, cuyo mecanismo realmente no podemos interpretar con seguridad. Aunque la hipotermia se puede prevenir manteniendo condiciones adecuadas de temperatura subnormal más o menos acentuada, que facilita la supervivencia en condiciones más constantes durante toda la experiencia evitándose, además la influencia desfavorabk de la hipertermia generalizada. La hipertermia por sí sola puede alterar notablemente el estado del animal perturbando el balance sodio-potasio (Agersborg, Barlow y Overman 1), o el consumo de oxígeno (Jasper y colab. 16). Sin hipertermia general, el aumento local de la temperatura sobre determinadas zonas del cerebro influye seguramente con más selectividad la actividad de las neuronas por el efecto térmico, aun cuando siempre es posible la interferencia en el registro de otros factores secundarios a las reacciones de termorregulación que también pueden estar condicionadas •por el calentamiento local (Donhoffer y colab~ 7). Provocamos actividad convulsivante inyectando cardiazol por vía intravenosa lentamente. En unos ensayos obtenemos así crisis genernlizadas comparando los registros obtenidos a temperaturas diferentes. En otros casos inyectamos para estudiar el efecto del golpe de calor como desencandente de la crisis generalizada. Empleamos dosis de cardiazol entre 1O y 20 mg. Kg. de peso a dosis fraccionadas con intervalos no inferiores a 2 minutos. Para aolicar calor local sobre el cráneo hemos procedido de tal manera que fuese posible diferenciar las consecuencias del calentamiento de la bóveda craneal y de la base. Para calentar la bóveda aplicamos una corriente de aire caliente directamente sobre el cráneo, o de agua circulando por un tubo de 11r caucho muy fino en contacto directo con la superficie craneal. Para calentar la base empleamos este último sistema aplicado directamente a la rinofaringe. Hemos operado con temperaturas en la superficie variables entre 45° y 75° C. En experiencias d:e control hemos medido la temperatura cerebral que corresponde a estas temperaturas en superficie, encontrando una cierta variabilidad en este gradiente térmico que no nos permite precisar valores seguros en la mayoría de las experiencias. Pero en los casos que exponemos sí pod•emos precisar los extremos. La temperatuTa de la corteza, en condiciones muy parecidas a las que producían efecto claro, no era inferior a 40°, ni rebasaba los 45°. Además, que la temperatura no era superior al límite de tolerancia de las m~uronas, puede afirmarse teniendo en cuenta que el registro se recuperaba por completo a sus características basales rápidamente después de normalizar la temperatura, y hemos descartado todos los ensayos en los que no teníamos seguridad de no haber ocasionado alteración cerebral irreversible. El efecto del aumento de temperatura local sobre <el registro del EEG es fácilmente observable, aun cuando el animal se mantenga durante toda la experiencia en un ligero grado de hipotermia. También hemos ensayado sistemáticamente el efrcto del frío local en la recuperación de la actividad patológica espontánea o provocada, por medio de aire o agua a temperatura conocida, con temperaturas en la superficie que -según lo calculado en los controles-- representan hasta unos 24° en la corteza. Accidentalmente, en la colocación de los electrodos, se prnduce lesión cortical al nivel de algunos de ellos, manifestándose en el EEG la existencia de un foco agudo. Esto nos ha servido para estudiar la influensia de la temperatura sobre el registro focal agudo patológico. RESULTADOS Efectos del cardiazol sobre el electrocorticograma.-En experiencias de control comprobamos los efectos característicos, en relación con la dosis: discretos brotes hipersincrónicos; ráfagas paroxísticas hipersincrónicas, en las que no se registran descargas de complejos puntaonda; ráfagas de complejos polipunta y punta-onda irregulares; ráfagas de este mismo tipo entre las que se intercalan otras de complejos punta-onda regulares. No reproducimos gráficas de estos tipos porque son efectos conocidos. Las dosis Marzo, 1960 CALOR LOCAL Y .\CTfflDAD que consideramos como subconvulsivantes no producen ni brotes discretos, quedando el trazado de base prácticamente normal. Y no utilizamos para la valoración de los resultados obtenidos con el calentamiento aquellas experiencias en las que aparecía alguna irregularidad del trazado después de la inyección. Tomamos como potenciación de la acción farmacológica, para seguridad de la valoración del resultado, la aparición de ráfagas hipersincrónicas, por lo menos. Efecto sobre la actividad eléctrica normal.-La aplicación de calor local cuando el registro es normal, en el animal sin anestesia, antes de inyectar el fármaco, en ensayos de control, no logra provocar paroxismos comparables a los obtenidos con cardiazol. En estas condiciones -fig. 1- se observa, en algunos casos, un primer tiempo de tendencia a la desincronización del electrocorticograma, a los dos minutos de calentamiento aproximadamente, seguida -cuando Fig. !.-Efecto del calentamiento de la convexidad del cráneo sobre el electrncorticograma normal. 1, actividad eléctrica cerebral basal. 2, aumento de la frecuencia y disminución de la amplitud •en los primeros segundos de calentamiento. 3, intensa lentificación obtenida a partir de dos o tres minutos de aplicación de calor. 4, rápida recuperación de la actividad electrocorticográfica normal por enfriamiento de la superficie craneal. CONVTJT.STV .\ i\;T~ el calentamiento se prolonga o se acentúa- de lentificación que progresivamente se intensifica al mismo tiempo que aumenta la amplitud de las ondas lentas. El efecto, dentro de determinados límites, es transitorio, y con el enfriamiento local del cráneo se obtiene una rápida recuperación de actividad análoga a la inicial. Y es interesante señalar que con el enfriamiento no sólo se consigue la desaparición rápida de la disritmia ocasionada por el calor, sino que además graduando el descenso de temperatura, y con tiempo suficiente, se alcanza un mayor grado de regularidad que en el trazado de partida. Efecto sobre la respuesta a dosis subconvulsivantes.-Cuando la dosis de cardiazol es insuficiente para provocar convulsiones o actividad paroxística específica, el calor sobre la convexidad craneal actúa como desencadenante: provoca brotes paroxísticos y actividad motora mioclónica. Las características morfológicas de los paroxismos varían con la dosis de cardiazol, siempre dentro del límite subconvulsivante, y con el estado general del animal. Cuando el animal se encuentra en las mejores condiciones de normalidad, las respuestas electrocorticográficas son muy típicas (fig. 2). La potenciación del efecto del cardiazol es evidente aun con dosis muy bajas, aun cuando en este último caso sólo se obtienen brotes hipersincronos lentos más o menos puntiagudos, pero no ráfagas de complejos puntaonda o polipunta-onda. El enfriamiento del cráneo lleva consigo la recuperación de la actividad eléctrica normal del cerebro, bloqueando rápidamente las ráfagas paroxísticas desencadenadas por el calor. Sin embargo, en contraste con este resultado, cuando las crisis son efecto de dosis de cardiazol excesivas, directamente convulsivantes -es decir, cuando la crisis no ha sido desencadenada por el calor- el frío local apenas produce efecto inhibidor. En algunas experiencias hemos observado los efectos del calentamiento local J. TEIJEIRA Y J. 50RTA 30 3 tv~~~~~ ~~wMNNvi>i',W,,J'rf\ll<W 5b 6 Fig. 2.-Potenciación de la acc10n convulsivante del cardiazol por el calentamiento de la convexidad craneal. 1, actividad eléctrica cerebral recogida tres minutos después de inyectar por vía endovenosa la última dosis de cardiazol, dosis total 18 mgs. 2, crisis paroxística des,encadenada al minuto de iniciar la aplicación de calOT local. 3, interrupción de la actividad paroxística específica por efecto del enfriamiento intenso de Ja superficie del cráneo. 4, Ja interrupción inmediata del frío, permaneciendo a la temperatura ambiente, lleva consigo la reaparición de la actividad patológica, si bien se registran solamente puntas lentas irregulares desorganizadas. 5a, descarga típica obtenida al calentar nuevamente el cTáneo una vez conseguida, por enfriamiento, la recuperación de la actividad de base. 5b, bloqueo del paroxismo por nuevo enfriamiento. 6, actividad eléctrica cerebral próxima a la de partida, conseguida por el sostenimiento del enfriamiento local a partir del último episodio crítico. de la corteza, operando con el cerebro al descubierto por amplia cranectomia, man- lloI. !1l teniendo adecuado grado de humedad con suero fisiológico, con el objeto de conseguir mayor precisión en la medida de temperatura. Los resultados coinciden plenamente con los obtenidos en las demás experiencias, tanto en hipertemia como en hipotermia. El efecto del calor local sobre la base del cráneo después de dosis subconvulsivantes, es completamente distinto del obtenido calentando la bóveda. No se llega a obtener actividad paroxística específica en el registro cortical, ni manifestaciones motoras, con temperaturas equivalentes a las que en el mismo animal fácilmenk provocan estas manifestaciones al actuar el calor sobre la bóveda. Calentando la base el resultado típico (fig. 3) en el electrocorticograma es: desincronización parcial en un primer tiempo, seguido de organización rítmica próxima a la sinusoidal sin modificación sensible de la amplitud. Y aunque se aumente la temperatura tampoco se consiguen descargas paroxísticas, obteniéndose en cambio actividad análoga a la de sueño en su fase alternante de hipersincronia lenta con segmentos de bajo voltaje (fig. 4). Cuando en esta fase se suprime el calor, o se enfría, se desencadenan sobre corteza brotes hipersincrónicos lentos más o menos agudos, interferidos por puntas rápidas esporádicas de escasa incidencia, organizados en ráfagas que pueden prolongarse durante un minuto. La diferencia en la respuesta obtenida con el calentamiento en las dos localizaciones -bóveda y base- en ensayos alternantes, es evidente en la figura 3. Efecto sobre focos corticales. - En aquellos casos en que por la colocación de los electrodos de tornillo se producen accidentalmente lesiones focales de la corteza, se registran potenciales puntiagudos anormales característicos. Estos focos se reactivan extraordinariamente por calentamiento local de la superficie del cráneo -fig. 5-, pero las modificaciones morfológicas del trazado varían con la temperatura alcanzada en la cor- Marzo, 1960 CAT.OR LOCAL Y 1._CT!\.!D·\D 3 4 CO:".TUL5I\. \'.\'TE 31 actividad corticográfica recogida después de la inyección endovenosa de cardiazol, dosis total l 2 mgs. 2, el calentamiento de la rinofaringe no modifica las características del trazado. 3, el calor aplicado a continuación a la convexidad craneal, desencadena actividad hipersincrónica lenta. 4, el calentamiento de rinofaringe durante cinco minutos después de Te:uperad a la actividad normal por enfriamiento de la convexidad, origina tendencia a Ja monorritmia sin modificar la amplitud. 5, nuevo calentamiento de la convexidad con respuesta hipersincrónica lenta. 6, recuperación de la actividad de base por el enfriamiento craneal. Se inyecta 4 mgs. de cardiazol i. v. y se aplica otra vez calor: 7, rinofaringe; 8, convexidad. Después de un intervalo suficiente para la recuperación, nuevo calentamiento: 9, rinofaringe: l O, conv•exidad. Se registra el mismo contraste en la respuesta. ~/~-..__J\_.-"-Y'\-----...._~·--,._.v·-~.,..,...--J-.____,.'-.J~ ..~./\....-,·,_,./\f'J\/'...;"í., 6 2 7 8 Fig. 3.-Respu•esta eléctrica de la corteza de la convexidad en el cerebro sensibilizado por el cardiazol al calentamiento de la base del cráneo. Animal en moderada hipotermia. 1, 3 Fig. 4.-1, r·espuesta eléctrica de la corteza de la convexidad, en el cerebro sensibilizado por el cardiazol. al calentamiento intenso de la base del cráneo: ritmo alternante de ondas delta irregulares hipersincrónicas, y segmentos de baja amplitud análogos a los registrados en determinadas fases del sueño. 2, supresión del calor en la base del cráneo. 3, 4, 5, 6, y respuesta obtenida sobre la corteza a los 20 segundos de la supresión de calor. J. TrULIRA Y J. SORlA 32 f1v~~ffl'vvlifl/vil1r/VIN11/>/l~/11tyv"'~VWVWJ~JJ vJVMJl/111¡¡1~WIJJifitWVi~~ 5 'c,,,,fJv,,vv/\~\ef'lí',,,H\(~,J ~~0vtn,.,vfv\AMN~ 7 ' ~~~~""~~~~ ~~~~ 1111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111¡Jl!JUUJJJl!l,IJ11 dos de enfriamiento. 4, la nueva aplicación de calor desencadena disritmia hipersincrónica lenta en la que las puntas conservan su velocidad inicial. 5, la prolongación del calentamiento lentifica notablemente el trazado. 6, el enfriamiento local origina la total normalización del trazado que persiste con las características conseguidas durante los minutos posteriores de observación. 7, actividad registrada en el mismo animal después de inyectar cardiazol, dosis total 12 mgs, 8a, brotes paroxísticos específicos desencadenados por el calentamiento de la convexidad craneal. 8b, bloqueo de los brotes paroxísticos por el enfriamiento del cráneo a 10° C. Se, Teorganización del electrocorticograma por dicho enfriamiento. teza y con el tiempo de exposición para una misma temperatura, observándose el paso de una primera fase de aumento considerable de descargas focales, a una posterior de intensa lentificación difusa que diluye totalmente las puntas rápidas. También en estos trazados primitivamente patológicos, el enfriamiento del cráneo conduce a una recuperación de la actividad electrocorticográfica n o r m a 1, propiedad que creemos conveniente recalcar por el alcance terapéutico que pueda tener, como coadyuvante, en el tratamiento de determinados procesos neurológicos en su fase aguda. 8a -ff~~~""'iWi.!VMHNvcrfi~lr'fiJl.NVN~'4\~~ -JJv~0\ll~~V1,W\f1!NM~MrMf\11t~1U1f"WIJu lilW ¡1111111111111111111111111111111111: 1111111111 lll ll.i.lillW.lLl.lli 1I11111111111111 8b 4'N\Jv!lf~~~~~ ~),(l{V.fVWiM~W"'i.rvv.,1J\!if~ 1111111111111111111111111111111111111111111111111¡JJ11illllllillillllll1lllllllilllllillllJ Be ~~.,._f.,,,_,., ___,,_,.,,_,J\~ ~~------·•-'-VJvv'iV\~ 11111111J1111111111111111llllllllilll\illllllllillll1ilillllll1ilíll1illllll¡lillilllilllU Fig. 5.-Efecto del calor local sobre el registro eléctrico en focos corticales agudos. 1, puntas focales esporádicas sobre actividad de base moderadamente disrítmica. 2, profusión de descargas puntiagudas a los pocos segundos de calentar el cráneo. 3, recuperación parcial de 1:1 actividad corticogrcífica a los pocos segun- DISCUSIÓN Al relacionar la hipertermia febril con las convulsiones, en la clínica, se pueden distinguir dos tipos. Manifestaciones convulsivas generalizadas unidas a elevaciones anormales de temperatura, en las que el episodio no se repite independientemente de la fiebre. Y casos en los que a las primeras crisis febriles siguen, más o menos tardíamente, convulsiones epilépticas generalizadas y aun focales (Rushton 24). Sin embargo, en la mayoría de las formas de epilepsias centroencefálicas la fiebre no actúa como activadora de la crisis. Nuestra experiencia clínica nos permite aceptarlo así. Y creemos interesante citar aquí un caso de pequeño mal seguido de cerca por nosotros, en el que hemos podido observar la desaparición Marzo. 1960 C\LOR LOCU Y .\CTIVIDAD C00\"ULSI\'ANTE de las ausencias durante los días en que de la base es más bien antagonista, tamha sido objeto de hipertermia con ocasión bién pudieran corresponder a diferencias de padecer una afección gripal. J. O., edad en el nivel térmico. Esto último no nos 13 años. Manifestaciones clínicas comi- parece probable porque, aunque no pociales: ausencias típicas de pequeño mal demos dar medidas exactas de temperacon automatismos ligeros. EEG con rá- tura en la superficie cortical, los datos fagas de complejos punta-onda a 3 c/s. obtenidos y los resultados iniciales de El número de ausencias observadas du- nuevas experiencias, que más adelante corante las horas de vigilia es de diez o municaremos, nos permiten afirmar que más cuando la niña está sana. En los es posible atribuir el resultado a la difedías de fiebre desaparecen las ausencias rencia cualitativa del efecto térmico, aun con temperaturas iguales, según la localiy los automatismos. Frente a esta forma negativa de pro- zación del golpe de calor. Finalmente, los resultados descritos nos ducirse las respuestas a la hipertermia generalizada y al síndrome febril, tanto permiten insistir sobre el acusado efecto en determinados enfermos comiciales co- que hemos obtenido con el enfriamiento mo en las epilepsias experimentales, nos del cráneo, y por lo tanto de la corteza, encontramos con nuestra observación clí- en la recuperación de la actividad elécnica humana de reactivación de un foco trica cerebral, lo cual tiene indiscutible cortical por el golpe de calor solar, y la valor práctico para la orientación terademostración experimental craneal, tanto péutica de determinados procesos neurornbre los focos corticales como potencian- lógicos. Observaciones de diversos autodo la acción convulsivante del cardiazol. res, aunque orientadas en otro sentido, Las diferencias observadas en nuestras nos parecen también sugestivas de las experiencias según la localización del ca- ventajas del enfriamiento local sobre el lentamiento, aunque pueden atribuirse a enfriamiento general (Kimoto y colab. 18 , que la activación se produce al calentar Woodhall, Hall, Mahaley y Jackson 3 ~. la corteza mientras que el calentamiento Parkins y colab. 22 ). SUMMARY Heat local effect on cardiazol convulsant activity Heat effect over electrocorticographic response to subconvulsant doses of cardiazol.When cardiazol dose is inadequate to provok convulsions or specific paroxistical activity, local heat over craneal convexity acts as an trigger: brings about paroxistical bursts and miocloniccal motor activity. Paroxismal morfological features are variable depending on cardiazol dose given ever under infraconvulsivant doses as soon as to the animal general ccndition. Whcn animal is undeT the best normal conditions, the electrocorticographic responses are very typical (fig. 2). Potentiation of cardiazol effect is evident even with lower doses, however in the last case only slow hypersincronos bits are obtained more o less sharp but not flashes of the spike -wave or multi soike- wave complexes. Crane:il cooling carries to recuperation of the ele:- trical normal activity of brain, suoressing pJroxistical bursts provoked by heat. However, in spilc of this result, when crisis are consequence of excesively cardiazol doses, directly convulsant, that is to say, when crisis are not pro\ oked by heat, local cold _iust tempt and inhibitory effect. Effect of local heat over craneal base is very different: do not brings about spccific paroxística! activity on electrocorticogram. The focal cortical activity created by acute lesicns of the cerebral cortex suffers also a marked ir.cremen! by effect of local hyperthcrmia. The mechanism of the reactivation of paroxistic cortical potentials by heat strokeis, explained by the authors on the basis of the present ex;ierimental data. J. TEIJEIRA Y J. SORJA Vol. IV BIBLIOGRAFÍA l. 2. 3. 4. AGERSBOHG, H. P. K .. C. BAHLOW y R. R. OvEHMA'I. J. Appl. Ph)Siol. H: 781. 19.)9. BAHTLET,'. R C. ) P. D. ALTLAND. J. Apnl. Phnioi. M: 18.J. 19.)9. BAiTISTA; A. F. Arn. J. Physiol. 191: 209, ]9.)7, TE'I CA TE, G P . .\l. L. J. ]: KooPMAN. Clin. 2.31. 1949. E. C:HJGHEL. .)(): 1')9. 1958. (i. P. DA'iDJYA. Pharmacol. l. NESTIANO, y c. cXf!rJ. DONHOFFEH. Sz.. LÁSZLÓ, I. JAP.Al H. V J. I'hysiol. ÜILLl!\IBINE. J. Thera;J. 12.:;: 353. 19.)9. :VI. FARKAS. A. llAUG\ CY. SZEG\'ÁRl. 18. })_,'LEfL C. \'()_'[ 'J. Clin, ,\'rnroJJhJ FELD.\!A:1, .'i .. Ch. . 1;, .Sl)DERBERC. ]-._,'EC s. VA:'I DEI\ HEIDE V W. PoRnm. Am. J. 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