CAPITULO 1 MASCULINIDAD Y FEMINIDAD: DEL ORDEN BIOLOGICO AL ORDEN CULTURAL 1.1 EL ORDEN BIOLOGICO El hombre, a la hora de conocerse, no puede renunciar ni al reptil inconsciente que hace parte de su lejana génesis, ni a la complejidad presente de sus estructuras celulares, ni a su fantástica posibilidad de construir su devenir gracias al sueño que lo habita desde que se reconoció como hombre. En este sentido, ningún problema que atañe a su historia podrá resolverse exhaustivamente eludiendo uno de estos órdenes: el biológico y el cultural. Estas dos instancias, lejos de ser antagónicas y de presentarse como una falsa oposición que repite incansablemente las viejas querellas que nos alimentaron en la universidad a propósito de los conceptos de Naturaleza y Cultura, de Adquirido e Innato, etc., deben revelar su compleja dinamica interrelacional. Así como nos es posible renunciar a la apasionante aventura filo-ontogenética, aventura casi "ciega" de nuestra larga caminata hacia la palabra y la conciencia que nos permitió irrumpir en el "mundo humano", lo es también renunciar a mirar esta otra, mucho más corta por cierto —sólo algunos millones de años —, que abarca nuestra historia desde que somos capaces de transformar, de inventar, de construir todo, de llenar todo de significaciones, de representaciones y de jugar con nuestra asombrosa posibilidad de soñar y desear para interpretar el mundo. Aventura filo-ontológica, aventura cultural, nada de lo humano puede escapar a ellas. 19 En ese sentido, y a pesar de los riesgos que eso representa y de los cuales somos conscientes, hemos querido en un primer tiempo, y antes de ahondar en el orden cultural. ubicar la Masculinidad y la Feminidad en el orden biológico, ya que esta problemática constituye justamente la materia sobre la cual —en un sentido u otro, ya sea desde un punto de vista exclusivamente "biologizante" o exclusivamente "ideologizante-cultural", desde el Génesis hasta Freud— se han cometido más abusos y más fallas de rigor científico. Y si bien nuestro propósito inicial, dictado directamente por una formación psicológica era ante todo "sociologizante", a medida que remontábamos en la historia —o "aventura" como la llamamos— de la Masculinidad y la Feminidad, encontrábamos datos imposibles de desconocer o eludir para situar con más lucidez nuestro propósito. Sí, es seguramente en lo que se refiere a lo Femenino y por consiguiente a su corolario indispensable, lo Masculino, donde se encuentran, con más evidencia y arrogancia, los sistemas más cerrados de explicaciones, las cegueras más profundas, las justificaciones y racionalizaciones más inoperantes y las paradojas más vivas de la ciencia, que no son ni cegueras, ni inoperantes, ni paradojas, sino todo lo contrario, desde un punto de vista ideológico. Es así como encontramos sistemas de explicaciones totalmente —o casi— determinados por la famosa Naturaleza, que parecían entonces suficientes para dar cuenta del puesto ocupado por las mujeres y los hombres en la sociedad —y por consiguiente para definir la Feminidad y la Masculinidad. Pensemos sólo un momento en la bendita evocación de nuestra "sacro-santa" función materna, siempre acompañada del intocable instinto materno, así como en las eternas referencias a nuestra fisiología tan mal conocida y sin verdadero afán de conocer durante siglos, porque lo que se sabía o se quería saber era suficiente para justificar un estado de cosas. Recordemos a este propósito que el saber, siempre ligado al poder, nunca escapa a las ideologías dominantes ni se constituye independientemente de ellas. Entendemos que era problemático descubrir el óvulo en las hembras de los mamíferos, hecho que se realiza sólo al final del siglo XVII, y así establecer una estrecha complementariedad entre los testículos y los ovarios: revelación radical del papel de la mujer en la concepción, descubrimiento que obligaba a reconocer que la mujer ya no era sólo un recep20 táculo pasivo para el esperma masculino, única semilla de vida. Mucho más problemático todavía mencionar el clítoris —solo se le mencionará hasta principios de nuestro siglo—, pequeño órgano, exclusivamente femenino, que no tiene función ni papel en la reproducción sino sólo y exclusivamente en el placer, el gratuito y "peligroso" placer de la mujer. Lógicamente —más que lógicamente—, como respuesta a esos abusos, la sociología de las mujeres, acompañada de la reflexión feminista, se caracterizó en estas últimas décadas por un comprensible afán de ruptura con el pasado y tomó la forma de rechazo total a cualquier referencia a los conceptos de finalidad de la naturalezal o naturaleza, los cuales habían sido tan abusivamente utilizados para generar valores que aseguraban la dominación masculina y encubrir explicaciones exclusivamente ideológicas. Tanto el llamado a la Naturaleza como el llamado a la Ideología, representan sistemas unívocos, cerrados, que en nuestra problemática particular son terriblemente frágiles. En este sentido estamos convencidas de que, sólo dejando un poco nuestra tranquilidad "segurizante" de especialistas de un solo sistema de explicación —hace diez años aproximadamente que nos preocupamos únicamente por los aspectos sociales e ideológicos de la problemática femenina—, podremos entender con mayor precisión, el peso, la importancia y la ubicación de nuestra investigación por los caminos de la cultura y la ideología. Creemos que es el momento —sobre todo cuando se quiere trabajar con temáticas tan llenas de sofismas como la nuestra— de que las ciencias sociales hagan preguntas sin temor a las ciencias biológicas y que éstas enfrenten honestamente las implicaciones sociales de sus investigaciones y de sus descubrimientos. 1.1.1 La diferenciación filogenética de los sexos: de la reproducción asexual a la reproducción sexual Ante todo queremos señalar que lo que nos lleva a adentramos en los caminos de nuestra herencia biológica es más una preocupación de comprehensión que de descripción exacta de los fenómenos. Sin ser biólogas, somos curiosas y, antes que describir el fenómeno, hemos querido más bien, buscar su significación, entender cómo y por qué pudo ocurrir, por qué desapareció o por qué se 21 desarrolló, y cuáles posibles manifestaciones explícitas o implícitas puede revestir en cuanto al cómo llegamos a ser lo que somos hoy, en qué y por qué nos diferenciamos, como una manera de entender más integralmente la Masculinidad y la Feminidad. Así como no existen dos robles, ni siquiera dos caballos idénticos, mucho menos todavía existen dos hombres o dos mujeres idénticas; y si bien tenemos una cierta idea de la Masculinidad y de la Feminidad, sabemos que no existen dos hombres que asuman de la misma manera su masculinidad o su "ser y sentirse hombre", ni dos mujeres que asuman de la misma manera su condición. Ese ser hombre o ser mujer y expresarlo a todo nivel en una práctica cotidiana original y específica para cada uno de nosotros, es el resultado de una larga historia evolutiva, la cual, a partir del horno sapiens se complica con un nuevo determinismo, una nueva historia, un nuevo orden para integrar: el orden cultural. Sin embargo, y antes de tratar de entender cómo se tejió poco a poco esa compleja red de interrelaciones entre factores biológicos y factores sociales, remontémonos brevemente al amanecer de la vida y tratemos de captar el momento en que ese principio vital se va a constituir en Macho y Hembra, antes de devenir Masculino y Femenino. Tal hecho, tenemos que ubicarlo en torno a los problemas de la reproducción, que de acuerdo a los principios evolutivos, es el único medio natural de perpetuarse y mejorarse que poseen las especies. Es a este nivel como podemos apreciar la importancia de la aparición de la diferenciación de dos seres distintos llamados macho y hembra y de la reproducción sexual —sexo del latín secare que significa separar—, tipo de reproducción que sin duda va a representar un progreso incomparable en cuanto a la posibilidad de diversificación y de mejoramiento evolutivo. Esta reproducción sexual, con todas las implicaciones que conlleva a nivel de bisexualismo y por consiguiente en relación a la génesis de un dimorfismo y de la diferenciación sexual que nos interesa, no es sin embargo la única posible biológicamente. Sabemos que existe un largo período —probablemente antes del Terciario— en que la única reproducción de la vida era "asexual" o uniparental, período que representaría un poco la paleontología de la reproducción. 22 No existía entonces diformismo, ni bisexualismo, no existía este comportamiento del dos para uno, principio masculino y principio femenino juntándose para permitir el uno nuevo. Y a pesar de que nos parece difícil hoy imaginar que la vida no se inició así, por la misma fuerza con la cual ese principio dual de su génesis se impregnó de contenidos mitológicos y filosóficos, durante un largo período de nuestra historia filogenética, la reproducción se hizo por simple división celular, fisión o división uniparental, asexual. Este tipo de reproducción que aún se observa en los seres inferiores y organismos unicelulares como las bacterias y algunas algas, prestó al gran servicio de una rápida multiplicación para poblar vastos territorios y para resistir a toda clase de cataclismos, desde el momento en que la tierra apenas estrenaba la vida. Citamos sólo a título de ejemplo las dos modalidades principales de la reproducción asexual que se llamará también agámica o producción sin gametos: por gemación y por esporas. Por gemación en algunos vegetales y animales cuando los nuevos seres surgen de las yemas o protuberancias que salen del cuerpo del organismo progenitor. Una vez formados, suelen separarse y comenzar una vida independiente; no obstante a veces siguen unidos al tronco original y constituyen entonces unas colonias múltiples de individuos como en el caso de los celentéreos y espongiarios. Por esporas, cuando la espora, célula con membrana protectora resistente que evita la desecación citoplasmática, es engendrada asexualmente, o sea sin fecundación, en los esporangios, y se difunde y dispersa luego por el aire o el agua. Esta forma de reproducción, por su gran sencillez y rapidez no permite sino la repetición a n ejemplares del mismo génoma, siempre el mismo, sin posibilidad alguna de evolución, pero sí con una impresionante versatilidad adaptiva gracias a grandes posibilidades de mutación que permitieron a esos organismos resistir millones y millones de años, pues la expresión de su patrimonio puede variar casi instantáneamente en función del medio, como es el caso de las bacterias. Por el contrario en la reproducción sexual o biparental, que se llama también reproducción singámica, hay mezcla por fusión de dos gametos: el gameto paterno y el gameto materno, fusión que va a permitir, gracias a la multiplicidad prácticamente infinita de combinaciones 23 entre genes, asegurar por medio de una máxima diversificación, la evolución de las especies hasta el hombre. En general, la reproducción sexual significa que el individuo hijo procede de un cigoto de 2n cromosomas o huevo fecundado, o sea de la célula formada por los gametos paterno y materno unidos, sabiendo que cada gameto contiene un número n de cromosomas. Empezamos a ver entonces cómo —de una manera u otra— la introducción de un principio de diformismo o bisexualismo en la naturaleza, que llamamos ahora macho y hembra, va a representar un progreso fundamental que a nivel de lo humano y después de un largo recorrido, cobrará más de una significación. Sin embargo, si bien con la especie humana el dimorfismo o diferenciación sexual llega a su apogeo por presentarse a nivel anatómico, fisiológico y neurológico, en la naturaleza, según los reinos —vegetales o animales— y las especies, las modalidades de esta reproducción son muy diversas. Encontramos particularmente la metagénesis, el hermafroditismo y la fecundación propiamente dicha. La metagénesis, forma intermedia entre reproducción asexual y sexual, se encuentra en algunos animales como los pólipos y medusas, y más frecuentemente en los vegetales tales como los helechos y musgos; en ella alternan, cuando las circunstancias lo exigen, fases asexuales y sexuales de la reproducción. El hermafroditismo, o existencia en un mismo individuo de los dos sexos —se llama también individuo monóico — que intervienen fecundándose mutuamente, se encuentra en muchas flores y en algunos animales como las lombrices y los moluscos. Finalmente, la fecundación que es la unión de los gametos masculino y femenino ubicados en los órganos masculinos y en los órganos femeninos en individuos diferentes — individuos dióicos— , es la reproducción sexual propiamente dicha o singámica. Esta unión de los gametos masculino y femenino, dará nacimiento a un huevo o cigoto que recibirá el nombre de embrión que a su vez atravesará distintas fases —ontogénesis— hasta el nacimiento del nuevo ser. Esta reproducción es propia de numerosos animales y particularmente de los vertebrados. 24 Cuadro 1 Reproducción asexual y reproducción sexual Características principales REPRODUCCION ASEXUAL UNIPARENTAL - AGAMICA - Un solo progenitor. - Reproducción por fisión. - Una célula reproductora: Génoma (que es todo el organismo). - División simple, binaria o múltiple. - Reproducción por gemación, esporulación, regeneración. - En algunos vegetales y animales inferiores. - Siempre en organismos pequeños y muy versátiles. - Gran fuerza adaptiva por Mutación - Ninguna posibilidad evolutiva. Repetición a n ejemplares del mismo génoma. - Ejemplo: bacterias y virus entre otros. REPRODUCCION SEXUAL BIPARENTAL a - SINGAMICA - Dimorfismo. - Dos progenitores. (Macho-Hembra - Gran capacidad evolutiva gracias a la variabilidad Individuos dióicos. genética. - Reproducción por fusión. - Dos células reproductoras - Permitió la evolución de las especies hasta el hombre. o gametos: espermatozoiNecesidad de nuevas actide y óvulo. - Dos gónadas: testículos y vidades: Búsqueda y selección de la pareja. ovarios - Reproducción por fecundación principalmente o unión del óvulo y del espermatozoide del cual resulta el cigoto o huevo. a Excepción: en el hermafroditismo. 25 Para entender mejor la noción de Dimorfismo en una perspectiva evolutiva, presentamos un segundo cuadro resumiendo los diferentes dimorfismos que se pueden dar según las especies, llegando a encontrarse todos sólo a partir de los mamíferos; este cuadro, además nos permitirá establecer la relación entre lo filogenético y lo ontogenético (Cuadro 2) (1). Podemos apreciar así, que en los mamíferos y particularmente en la especie humana, encontramos: - Dimorfismo de los cromosomas, - dimorfismo de los gametos, - dimorfismo de los órganos sexuales, - dimorfismo de los individuos. Lo masculino y lo femenino resultan por consiguiente, de una diferenciación a nivel del SEXO GENETICO, a nivel del SEXO GONADICO y a nivel del SEXO CORPORAL. Es a partir de estos primeros determinismos que se producirá la inicial diferenciación, en el momento del nacimiento, del sexo — estado civil y sobre el cual empezará otra historia, otra diferenciación, otro relativo determinismo, que llamaremos el SEXO SOCIAL. Sin embargo, para tener plena claridad en lo que respecta al llegar a ser hombre o mujer, se debe ahora, después de haber recorrido esquemáticamente los millones de años de nuestra herencia filogenétic,a, recorrer un camino, si bien mucho más corto, no por ello más sencillo, de nuestra historia ontogenética. 1.1.2 Génesis de la diferenciación sexual en el hombre u ontogénesis de las diferencias sexuales Cómo se produce biológicamente ese dimorfismo máximo en el humano? Se señala primero, que en vista de la complejidad de tal pregunta, despejaremos sólo algunos de los ejes más directamente relacionados con el problema de la ontogénesis de nuestra masculinidad y feminidad. Efectivamente, en la actualidad existen miles de investigaciones y todavía más pregunta que respuestas (1) Este cuadro es una síntesis de unos comentarios de Odette Thibault en "La différencia don des sexes au cours de l'évolution des especes", en "Le fait féminin" p 31 26 Cuadro 2 Niveles de Diferenciación de los Sexos NIVELES DE DIFERENCIACION 1. CROMOSOMAS (Heterocromosomía) Un cromosoma masculino XY Un cromosoma femenino XX En la especie humana el cromosoma diferente está en el hombre; en las aves, por ejemplo, la hembra es la que tiene el cromosoma diferente. 2. GAMETOS (Células Sexuales) Un gameto paterno: espermatozoide Un gameto materno: óvulo En algunas especies existe una diferenciación de gametos sin diferenciación de cromosomas y el sexo de los gametos es determinado por un factor químico. 3. ORGANOS portadores de Estos órganos sexuales puegametos (gónodas) Morfológicamente defini- den encontrarse en un solo dos: testículos y ovarios. individuo (monoico) hermafrodita, o en individuos diferentes (dioicos), lo que representa la re?la en los vertebrados mas evolucionados. 4. INDIVIDUOS Diferencia en los órganos sexuales externos y en los caracteres corporales secundarios. Se encuentra en las especies más evolucionadas, particularmente en los mamíferos, de los cuales la especie humana hace parte. 27 definitivas alrededor de este apasionante tema, hecho que dificulta una síntesis aunque sea momentánea. Todo lo que se adelanta en este campo es parcial y én cierta medida relativo. Hoy en día todo parece indicar que el Hombre y la Mujer —antes de ellos el Macho y la Hembra—, la Masculinidad y la Feminidad, representan las dos caras de una misma moneda. Este dimorfismo presente en todos los niveles —anatómico, fisiológico y neurológico—, caracteriza a la especie humana: dos genes principalmente están implicados, determinando en un primer momento las manifestaciones de estas numerosas diferencias sexuales. Esto quiere decir que es primero el mecanismo cromosómico el que determina el sexo y origina hombres-XY y mujeres XX (2). Sin embargo, si bien esta primera diferencia a nivel del sexo genético es fundamental en la génesis de nuestra diferenciación sexual, ella no actúa sino como principio inductor de los muchos otros acontecimientos que le siguen. Entre este estadio inicial y el de adulto normal hombre o mujer, se producen una serie de eventos in útero, durante la infancia, la adolescencia, la pubertad y, de hecho, durante todo el proceso vital humano. Veamos ahora algunas de las etapas más importantes de este proceso. Los hombres-XY (y mamíferos machos) poseen todos los genes presentes en la mujer-XX, siendo ellos además los que aportan los genes del cromosoma Y. Dicho así, entendemos entonces que el programa embrionario básico en la especie humana (y mamíferos) es orientado en el sentido de producir mujeres (hembras) o sea que el genotipo básico en los mamíferos y humanos, es femenino, hecho descubierto en 1950 por el endocrinólogo francés A. Jost, a propósito de los inductores de :a diferenciación sexual primaria, descubriendo que conocerá una historia tumultuosa y distorsionada por ser casi 12) Queremos recordar que los genes son corpúsculos submicroscópicos que contienen los caracteres potencialmente transmisibles. Así, el gene se define como la unidad de material hereditario. Los genes, a su vez, están incluidos en los cromosomas y tienen una estructura química que consiste en una molécula de ácido nucleico en cadena, cuyos eslabones son cuatro nucleótidos distintos. Se llama genotipo al conjunto de genes de un individuo o a la suma de factores hereditarios del mismo, y fenotipo a la manifestación externa de los caracteres específicos que cada uno de estos genes van a determinar. 28 siempre interpretada fuera de contexto. Efectivamente, de la misma manera como se puede interpretar por consiguiente que "por naturaleza" los hombres son el "segundo sexo", se podría también utilizar este descubrimiento para demostrar que un hombre es igual a una mujer más "algo" (h = m+ ?), o que el hombre añade las características específicas de su masculinidad a las del sexó básico femenino, como lo menciona E. Sullerot en un comentario a este hecho. En realidad, se puede decir lo que se quiera —según la ideología— como cada vez que los hechos se aislan para juzgar su significación. Es sólo siguiendo el desarrollo de los acontecimientos que entendemos que el hecho de ser el sexo básico no hace al individuo ni superior, ni inferior, puesto que evidentemente no es a este nivel (sexo cromosómico) que puede nacer una noción de superioridad o inferioridad, noción que no tiene sentido alguno en el nivel ontogenético. A pesar de esta diferencia —XX o XY— desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide, los embriones masculinos y femeninos son muy indiferenciados hasta la décima semana, momento en el cual el papel del cromosoma Y —cuando se trata de una fórmula XY— es el desviar la tendencia espontánea de la gónada embrionaria indiferenciada a organizar un ovario, para forzarlo a organizar un testículo. Vemos así, cómo el papel de Y es el de inducir el testículo en vez de permitir que se desarrolle espontáneamente el ovario. Las diferentes células del testículo empezarán entonces a desarrollar sus funciones especializadas, siendo las más importantes las relativas a la producción de una hormona masculina —la testosterona—, hormona que va a provocar el desarrollo masculino total en el feto. Podemos adelantar así que el hecho principal de la diferenciación sexual es, por consiguiente, la formación del testículo a partir de un bosquejo indiferenciado de la glándula sexual. Vemos que la programación femenina básica debe ser contrarrestada a un estadio precoz del bosquejo y es la presencia del cromosoma Y la que impone esta masculinización temprana; de lo contrario, la estructura original sigue avanzando hacia el tipo ovario. En este sentido creemos que es ante todo esta diferenciación gonádica y sus implicaciones hormonales las que nos permiten hablar de masculinización y feminización y nos parecería más exacto 29 científicamente hablar de un programa femenino neutro durante las diez primeras semanas (3). Es importante anotar también que estas intervenciones se producen en momentos determinados llamados fases críticas, las cuales ocurren en forma sucesiva durante el desarrollo sexual. Efectivamente un momento crítico en que las hormonas deben empezar a actuar sobre todo ese complejo proceso; si ellas no actúan a tiempo, la estructura uro-genital original será femenina para la vida, aún si el sexo genético era masculino. Vemos así cómo el eje explicativo fundamental para la diferenciación sexual propuesto por la biología se sintetiza en la siguiente secuencia: sexo cromosómico >sexo gonádico Estos datos están resumidos en la Figura 1, que presenta las principales etapas de la diferenciación sexual en la mujer y en el hombre. Ahora bien, las secreciones hormonales se intensifican en la pubertad y siguen en la edad adulta, determinando, según el sexo, la mayoría de las grandes funciones biológicas comunes al hombre y la mujer. Sin embargo, es interesante anotar que esta producción preponderante de hormonas sexuales en cada uno de los dos sexos, conlleva a procesos bioquímicos que se expresan finalmente en diferencias fisiológicas y anatómicas. Los andrógenos y los estrógenos tiene, según el caso, un papel en el desarrollo muscular, textura de la piel, disposición de las partes adiposas del cuerpo, etc., y tienen también, al parecer, un efecto diferente en la homeostasis mineral, la síntesis de la hemoglobina, etc. Además, las gónadas, siendo glándulas endocrinas, vierten sus secreciones directamente en la corriente sanguínea, siendo así transportadas por la sangre a través de todo el organismo; (3) Esta última anotación la hacemos en relación con muchos escritos feministas que interpretaron los descubrimientos de A. Jost precipitadamente. Nos parece de todas maneras mucho más importante descubrir que no existe en Biología ni" primero" ni "segundo" en el sentido de "primer sexo" y "segundo sexo", "superior" e "inferior", sino estrategias evolutivas para las cuales lo masculino y lo femenino son las dos caras de una misma realidad. 30 FIGURA 1 Etapas de diferenciación sexual en la mujer y en el hombre HOMBRE MUJER Bosquejo sexual indiferenciado Bosquejo sexual indiferenciado XX XX FECUNDACION SEXO GENETICO SEXO GENETICO SEXO GONADICO OVARIOS 10 semanas ' SEXO GONADICO TESTICULOS Hormonas femeninas Hormonas masculinas Organos internos Características sexuales corporales secundarias órganos genitales externos SEXO - ESTADO CIVIL MUJER Organos internos Características sexuales corporales secundarios órganos genitales externos SEXO - ESTADO CIVIL HOMBRE de esta manera las hormonas sexuales van a impregnar a su vez las estructuras nerviosas, las cuales, neutras• sexualmente en su origen, van a ser "seivalizadas" por tales secreciones en un sentido masculino o femenino. En cuanto al funcionamiento fisiológico, se sabe que la actividad de las gónadas en relación a su secreción, está dirigida por una glándula endocrina que es la que comanda todo el Sistema Endocrino: la hipófisis que estimula el funcionamiento de las gónada gracias a unas hormonas específicas. Existe entre la hipófisis y las gónadas un juego de retróalimentación que asegura la regulación automática de la cantidad de hormonas sexuales circulantes. Sin embargo, la hipófisis es neutra en los dos sexos; lo que es "sexualizado" es la estructura nerviosa vecina a la hipófisis: el hipotálamo, el cual regula a su vez, por un segundo juego de retroalimentación, la función gonadotropo-hipofisiaria, por medio de otras neurohormonas. Es en este sentido que se habla del eje hipotálamo-hipofisiario. Así, si el hipotálamo es "sexualizado" por las hormonas masculinas, hará funcionar el sistema en el sentido masculino, es decir, de manera estable, asegurando una cantidad relativamente constante de testosterona circulante. Si no es sexualizado por hormonas masculinas, funcionará en el sentido femenino, es decir cíclico, con dos tipos de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) las cuales son secretadas de manera discontinua y alternadas en el curso de las dos fases del ciclo femenino que son separadas por la ovulación. Con el fin de entender mejor estos fenomenos neuroendocrinianos y su compleja regulación por el eje hipotálamo-hipofisiario, intentamos visualizarlo con una figura que ilustra los diferentes "niveles" que participan en tal regulación (Figura 2). Hay que anotar además la presencia de hormonas femeninas en el hombre y hormonas masculinas en la mujer, pero evidentemente en cantidad muy inferior a lo observado para la hormona específica del sexo. Biológicamente se cree que esta presencia bilateralmente recíproca de las hormonas esteroides en los dos sexos, puede ser interpretada como una consecuencia de los mecanismos muy similares de síntesis al nivel glandular, que no pueden ser completamente exclusivos por razones químicas, hecho que puede tener un papel importante en la diferenciación, el desarrollo y el control de muchá funciones fisiológicas. 32 Figura 2 Los diferentes niveles de la regulación endocrina Estímulos externos Estímulos externos POTALAMO Hormonas hipotalámicas o release factor HIPOFISIS o c 49 4 Hormonas gonadotrópicas F.S.H. - L.H. c CC% LL GONADA HORMONAS 1 (andrógenos y estrógenos) Receptores específicos ORGAN S Tejidos periféricos 33 Finalmente, para actuar al nivel de las células reguladas por las hormonas, existe en ellas una estructura receptora capaz de reconocer un mensaje hormonal. En ausencia de receptores específicos, no hay efecto de una hormona sobre una célula. Fisiológicamente se encuentran entonces en los órganos sexuales los receptores específicos correspondientes a las hormonas homólogas, por ejemplo en el útero para la mujer y en la próstata para el hombre. Aquí también existen receptores de los andrógenos en muchas de las células del organismo femenino y viceversa, lo cual relativiza un poco la noción de diferenciación sexual integral, y muestra que en todos los niveles de tal diferenciación encontramos un cierto grado de ambiguadad y por lo tanto no puede considerarse que los problemas han terminado de ser planteados, mostrando sí que esta especie de determinismo no es tan rígido como podría suponerse después de leer esta presentación esquemática del problema. Hoy en día y en cada etapa del proceso que hemos tratado de describir, surgen miles de problemas nuevos que muestran a veces no sólo ambiguedades sino también, y todavía, mucha confusión. A manera de conclusión de esta parte, la Figura 3 resume las diferentes etapas de la diferenciación sexual de un hombre, del sexo genético al sexo social. 1.1.3 A manera de Síntesis Ahora que entendemos con más claridad cómo la diferenciación sexual es el resultado de un largo proceso filogenético, que se repite en un corto proceso ontogenético iniciado en el momento de la fecundación para desarrollarse durante toda la vida del individuo a través de una programación biológica minuciosa, y antes de abordar este otro orden que la especie humana crea e inaugura —el orden cultural—, nos referiremos a algunos hechos que se desprenden de lo esbozado arriba y que se consideran sobresalientes en relación a nuestro tema de trabajo. Al observar cómo procedió la vida filogenéticamente para perpetuarse, nos damos cuenta de dos grandes maneras de relacionarse en el medio: la primera consiste en organizarse de tal manera que los cambios exteriores puedan asimilarse rápidamente en el interior del organismo por medio de veloces mutaciones, equipando así a este organismo de un patrimonio genético ultraversátil que le permite mantenerse vivo en un medio de gran 34 Figura 3 Etapas de la diferenciación sexual para un hombre PRIMER DETERMINISMO GENETICO SEGUNDO DETERMINISMO QUIMICO PROGRAMA FEMENINO BASICO NEUTRO O INDIFERENCIADO 10 SEMANAS S CROMOSOMA Y: INDUCTOR MASCULINIZADO DESARROLLO DE GONADAS MASCULINAS TESTICULOS HORMONAS MASCULINAS "SEXUALIZACION" DE LAS ESTRUCTURAS GENITALES EN EL SENTIDO MASCULINO SEXO GENETICO SEXO GONADICO "SEXUALIZACION" DE LAS ESTRUCTURAS NERVIOSAS EN EL SENTIDO MASCULINO HIPOTALAMO ? SEXO SOMATICO - MANERA DE ASUMIRSE COMO HOMBRE - MASCULINIDAD TERCER DETERMINISMO PSICO-SOCIO-CULTURAL SEXO SOMATICO SOCIAL inestabilidad físico-química. Esta modalidad se encuentra en seres sumamente pequeños del orden de 10-7 cros. que se multiplican asexualmente por fisión, duplicándose en copias de gran versatilidad adaptativa. Muestra de esa fuerza adaptativa son las bacterias que resistieron millones y millones de años. Otra forma filogenéticamente más tardía, procedió a partir de una "re-combinación" genética, gracias a la aparición del dimorfismo y de la reproducción por fusión, unica capaz, juntando dos juegos distintos de cromosomas, de comenzar a girar las ruedas de la evolución, permitiendo de una cierta manera multiplicar las pieles y crear toda clase de tejidos, órganos y sistemas, que poco a poco servirían para adaptarse a las variaciones ambientales dando respuestas cada vez más pertinentes, cada vez más sofisticadas hasta llegar al Sistema Nervioso Cordado y a la especie humana. El hombre a su vez, en su proceso ontogenético repite en nueve meses esos millones de años de evolución reproduciendo aproximadamente a la décima semana embriológica, su primera característica sexual para seguir desarrollando a todo nivel una estructura cada vez más diferenciada que al nacimiento, se llamará Hombre o Mujer. Todo indica entonces (filogénesis-ontogénesis) que la evolución pasa por los caminos de la diferenciación. El hecho de que nos hayamos diferenciado en Macho y Hembra primero, en Hombre y Mujer finalmente, representa un logro, una victoria evolutiva que no siempre ha sabido interpretarse. Esta diferenciación significa, a la luz de la biología y de manera transparente, los dos polos de una misma realidad, las dos caras de una misma moneda y aunque adquiera más de una implicación comportamental y a medida que se desarrollan estructuras nerviosas nuevas, no da lugar nunca y en ningún momento a interpretaciones en términos de superioridad-inferioridad o relaciones de poder, simplemente por carecer de sentido a este nivel, como se tratara de mostrar posteriormente a través del examen de algunas de las principales consecuencias e implicaciones de esta diferenciación sexual en Macho y Hembra, Hombre y Mujer. Con el dimorfismo, surgen nuevas actividades. Una de las primeras consecuencias lógicas del dimorfismo se 36 expresa en la necesidad de desarrollar nuevas actividades para conseguir la unión más eficiente de los dos gametos, o sea en la introducción de un factor de relación sexual que fortifica y refuerza la selección natural provocando una nueva lucha: la lucha por la conquista del cónyuge. Estas actividades: búsqueda, comunicación y selección principalmente, van a exigir cada vez mecanismos más finos y complejos a medida que evoluciona la eficacia adaptativa hasta culminar en un Sistema Nervioso de integración total neocortical, capaz de ofrecer una muy amplia gama de opciones de respuestas siempre más alejadas del rígido determinismo biológico e inaugurando un nuevo orden de adaptación cultural a este postrer mamífero hominizado. Sin embargo, muchas investigaciones en relación con estas actividades de detección y selección están empezando a despejar, particularmente en los mamíferos, hechos hasta ahora mal conocidos que no dejan de iluminar un poco nuestra herencia comportamental, mostrándonos cómo —una vez más— se había distorsionado la verdadera significación de los comportamientos observados con el fin de reafirmar la considerada superioridad natural de los machos y la respectiva inferioridad-pasividad de las hembras. Se hará referencia sólo a algunos de estos hechos, por estar más directamente ligados a lo que es el centro de interés de este trabajo. Con la aparición de la fecundación interna, la evolución seleccionó el morfo hembra como lugar privilegiado para la nidación del huevo fecundado hasta el nacimiento. Es así como el organismo productor de óvulos se volvió organismo de concepción y gestación. La consecuencia lógica de esta especialización es que el organismo hembra se va a ver implicado en esta preocupación prolongada hacia el embrión en desarrollo. La hembra, con su medio uterino apropiado al desarrollo embriológico, se vuelve el claustro indispensable para la vida. Este hecho a su vez, tiene, implicaciones que tan solo ahora empezamos a saber interpretar. La primera que destacaremos se relaciona con las actividades de selección de la pareja. Todos los especialistas en comportamientos animales, particularmente comportamientos de apareamiento en especies muy evolucionadas, están de acuerdo hoy en decir que en general las hembras son más discriminadoras en cuanto a la selección de la pareja. En otras palabras, la amplísima gama de comportamientos exhibicionistas espectaculares que los machos desarrollan como sistema de señales de 37 aproximación copulatoria durante el juego previo a la unión sexual, está perdiendo hoy el viejo significado de supremacía masculina —puesto que era en torno a esas actividades en las que se había basado tal concepto— si tenemos en cuenta el hecho fundamental de que son las hembras las que finalmente hacen la escogencia del macho para culminar todo el proceso. Analizando con mayor amplitud todo el complejo de actividades tendientes a conseguir la óptima recombinación genética para obtener cada vez hijos mejor dotados para sobrevivir, tenemos que la selección natural opera en los machos eliminando los más débiles, si no de la vida sí de la posibilidad de ser progenitores, al no poder ofrecer a las hembras toda la complejidad comportamental de fuerza y habilidades que debe ser —muy seguramente — "captado" por ellas a través de las señales amorosas del mejor macho. Pero es la hembra la que selecciona dentro de los mejores emisores de señales al que ha de acoplarse con ella, dejando de lado a los machos que ella "considera" no son aptos. Incluso se puede afirmar, que a medida que aumenta la selectividad de las hembras haciéndose más exigentes en el proceso de escogencia de la pareja, aumentan también los comportamientos de rivalidad y competencia de los machos y por consiguiente los atributos de esa rivalidad y competencia. Lo anterior podría también llevarse a la interpretación en términos de "superioridad" de las hembras sobre los machos dado que, al fin y al cabo, son ellas las que ponen a su servicio todo el proceso de selección. No obstante, este "poner a su servicio" también pierde significación de supremacía por cuanto lo que se consigue con ello no es un mejoramiento de las hembras únicamente sino de la totalidad de la especie, incluidos también los hijos machos. Parece entonces mucho más lógico interpretar tales hechos como estrategias de seleccion natural dentro de una perspectiva evolucionista, en la cual, reafirmamos, no cabe la noción de "superior" ni de "inferior", sino la de procesos complejos, en los cuales el macho y la hembra son dos elementos indispensables de un mismo todo, dos polos de una misma realidad que podríamos resumir en términos de selección y adaptación. Se piensa además que estos procesos, estas estrategias complejas puestas al servicio de la vida no desaparecen del todo con el hombre, sino que al tener que integrarse a ese 38 nuevo orden del saber —el orden cultural— por medio de intrincados sistemas de representaciones, valores y actitudes, se complejizan de tal manera que se opacan casi totalmente. El compromiso de las hembras en los procesos vitales: El concepto de Inversión Parental Pero volvamos al tema de nuestra herencia biológica próxima. La temprana especialización del morfo femenino para que en él ocurra la gestación, implica una solución de continuidad fisiológica aún después del nacimiento. No solamente el organismo materno dispone su fisiología para suministrar al huevo fecundado la totalidad de elementos necesarios para su desarrollo intrauterino, sino que, llegado el alumbramiento, especialmente en los mamíferos superiores, ese organismo sigue dispuesto para continuar con la alimentación del hijo, que nace con una gran dependencia, puesto que su formación no se ha complementado aún. Tal parecería que la evolución entrega a la vida de relación un ser somáticamente inacabado, para que el medio extrauterino le dé los toques finales. Sin embargo, ese terminar su desarrollo somático fuera del medio exclusivamente anatomofisiológico introduce —de una manera u otra pero indefectible— elementos de relación intra-animal, puesto que es en este medio donde se continúa. Ya hay un tercero en la relación macho-hembra: una "madre" no preñada y refractaria durante un cierto período a una nueva cópula, con su organismo comprometido en una actividad de lactancia y en un comportamiento de "crianza", y un macho sin compromiso sexual, que en muchas especies no se aleja completamente sino que permanece cercano a este definitivo cambio de orden del nuevo ser. Tal es el caso de la especie humana, complicado aún más por la presencia de hermanos cuyo desarrollo, si bien debe estar más avanzado que el del nuevo ser, no está definitivamente terminado ya que un período de completo alistamiento para una vida autónoma se superpone con el de otros embarazos. Todos estos hechos comenzaron a interpretarse en una perspectiva evolucionista y a cobrar un nuevo sentido hacia los años setenta, cuando Trivers (1971) acuñó el 39 concepto de Inversión Parental (4): "Toda inversión de un progenitor sobre un solo hijo, hecho que incrementa las posibilidades de supervivencia de éste (y por consiguiente su futuro éxito reproductivo) en detrimento de las capacidades de inversión de este progenitor hacia otros descendientes" (p. 139). Frente a este gran compromiso de múltiples actividades que se hacen necesarias paulatinamente en el proceso de la crianza, no era económico (evolutivamente hablando) el ocupar de tiempo completo los dos progenitores en la misma tarea puesto que la combinación de sus esfuerzos no doblaba de ninguna manera el beneficio de la presencia de un solo progenitor: "...cada vez que el rendimiento optimal de una inversión total dada puede ser obtenida por una participación desigual de los dos progenitores, la selección favorecerá la especialización de uno de los sexos en cuanto a actividades parentales" (Bischof, N., citado por Sullerot, E., 1981, p. 43). Este concepto de Inversión Parental permite además, por vía de consecuencias, integrar el fenómeno de mayor discriminación y selección de las hembras en relación a los machos. Las hembras que no pueden transmitir su material genético en la generación siguiente sino a algunos herederos por encontrarse plenamente comprometidas en esta inversión parental, tienen todo el interés de escoger minuciosamente a su pareja. Todos estos hechos tales como múltiples comportamientos de rivalidad entre machos, mayor selectividad para la escogencia del macho por parte de la hembra, inversión parental, etc., tienen el fin de asegurar el éxito reproductivo y con él, el principio de selección natural impuesto por la violencia del medio. Ahora bien, además de lo anterior, es regla general que en los mamíferos el aparato perceptivo esta especialmente equipado para estas funciones gracias a mecanismos de detección heredados que se vuelven sensibles a ciertas (4) En francés inuestissement parental; en inglés parental o sea inversión en español, con un sentido financiero-bursátil de rendimiento, de lo empleado en... lo colocado en función de... investment, 40 señales o despliegues informativos en momentos determinados. Las hembras necesitan cada vez más estabilidad - Se vuelve necesario "retener el macho" - Desaparece el ciclo de celo - Aparecen el deseo y el placer. A medida que avanzamos en el desarrollo filogenético y que llegamos a las fronteras de la hominización, cada vez más elementos vienen a transformar el esquema; entre otros, el desarrollo del cerebro y la aparición del neo-córtex, la inmadurez del niño humano a su nacimiento y la duración del período de maduración post-natal. Estos elementos van a hacer necesario un ambiente de desarrollo que reemplace el medio uterino hasta que el nuevo individuo llegue al logro de su autonomía completa, prolongándose de esta manera y muy significativamente la llamada Inversión Parental por parte de las hembras, hecho que plantea además nuevos y múltiples problemas. Efectivamente, todos los mecanismos encontrados hasta ahora en los mamíferos para responder de la mejor forma posible a esta inversión parental, entran ahora en un orden cognitivo superior y se transforman cualitativamente al encontrarse en un nuevo orden psicosocial. Se plantean ahora, y para responder a esta inmadurez del recién nacido, problemas por una parte en relación con la composición de este medio parental y figuras parentales, destinados a reemplazar y a prolongar el medio uterino, pero también y por consiguiente en relación a la búsqueda por parte de las hembras de un mínimo de seguridad y estabilidad para poder llevar a cabo exitosamente las actividades no sólo de preñez y lactancia —que ya estaban en los mamíferos— sino de protección, de estrategias de supervivencia y de aprendizajes múltiples ahora posibles gracias a la presencia del neo-córtex, que se madurará durante aproximadamente los siete primeros años de vida. Este mínimo de estabilidad y cohesión social no lo podían lograr las hembras-mujeres sino "reteniendo" al macho-hombre (no se ha introducido aún una frontera nítida en la hominización) el cual, menos condicionado biológicamente, desarrollaba su tendencia nómada y competitiva. Para ello, retener el macho y sedentarizar un poco al grupo, el sexo tenía que abandonar un tanto su función exclusivamente reproductivo-copulatoria para cobrar una significación más social, la de una interacción 41 social placentera (5). Es así como para responder a esas nuevas necesidades, se pierde paulatinamente el ciclo del zelo, como determinante principal del potencial de actividades copulatorias en las especies inferiores, apareciendo y liberándose en la especie humana el deseo —y por consiguiente la posibilidad de establecimiento de lazos de afecto— y con él, nuevas señales de disponibilidad y excitabilidad, puesto que ya no son tan solo los determinismos biológicos primarios los que inducen ciegamente al sexo en determinados momentos programados por ellos. Disponibilidad-excitabilidad-liberación del deseo están, es obvio, relacionados estrechamente con conceptos tales como Masculinidad y Feminidad, imágenes de identificación y atracción sexual. De otra parte, y para volver a retomar el concepto de Inversión Paren tal, es lógico pensar que esta inversión —la cual no dejó de complicarse y prolongarse a medida que se prolongaba a su vez. el estado de inmadurez del recién nacido— se realizó primordialmente por las hembras mujeres. Ellas debieron entonces marcar paulatinamente, de una manera u otra, el carácter femenino en el sentido de un condicionamiento profundo del desarrollo emocional de la mujer, la representación de lo femenino y su integración social. La mujer se ve ligada por un largo período al mundo infantil (nueve meses, más siete, nueve y a veces quince años!) por medio de procesos afectivo-emocionales y comportamentales, mientras que el hombre se desenvuelve en un mundo casi exclusivamente adulto. Sin embargo, y habiendo llegado a esta frontera de la hominización, es necesario pensar que no puede seguirse hablando de las múltiples implicaciones del dimorfismo sexual sin introducir ahora un nuevo elemento de análisis, el cual viene a transformar definitiva y radicalmente esta especie de profunda estructura biológica que es la nuestra. En efecto, sobre todo ese fondo filogenético, esa geología del ser, se va a imponer un nuevo saber, un nuevo orden de integración de origen cultural. (5) De hecho, muchas observaciones empiezan a mostrar hoy en día que la sexualidad parece ser un agente importantísimo de interacción social entre los primates tal como ocurre entre los hombres. Sobre este apasionante problema se puede consultar los artículos de Jane B. Lancaster y Richard Alexander en "La sexualidad humana, un estudio comparativo de su evolución" de Katchadourian (1983). 42 Ese nuevo orden cultural, es decir, esa nueva evolución social que se impone a la evolución orgánica, cambia casi totalmente las estrategias evolutivas que venían funcionando en el orden biológico, puesto que a la sola conservación de la especie, basada en el principio de la selección natural, aparece una nueva inquietud, un nuevo propósito: el del desarrollo cualitativo. El hombre se vuelve entonces responsable de su historia a través de la transformación de la naturaleza, de las relaciones que establece con los otros y de la creación del futuro. 1.2 EL ORDEN CULTURAL Dejando atrás este camino lleno de posibilidades perdidas y peligros evitados, que nos llevó de los organismos unicelulares a los mamíferos superiores por medio de un fantástico juego de "azar y necesidad" como lo llama J. Monod (1981), llegamos ahora a la frontera de la hominización frente a nuevas elecciones y nuevas estrategias selectivas que de una manera u otra van a transformar todo. Este mamífero hominizado recién erguido sobre sus dos piernas inaugurando así la verticalidad de tiempo completo, mira con asombro sus dos manos ahora liberadas para la fabricación de utensilios portadores de significados que no existían hasta ahora en la naturaleza, haciendo necesario a su vez el lenguaje articulado, único capaz de nombrar estos nuevos objetos —símbolos por medio de un campo semántico que la señal —propia de la comunicación animal— no podía transportar. Con el primer sílex tallado, surge el primer pensamiento, la primera palabra, el primer sueño tal vez. El hombre entra entonces definitivamente y para siempre, a ser parte integrante de un nuevo medio, de un nuevo orden creado por él mismo: el orden cultural, y tendrá que someterse desde ahora a dos tipos de asimilacion —asimilación orgánica y asimilación psicosocial— hecho fundamental puesto que nuestra especie es la única a construirse antropohistóricamente franqueando así umbrales diferenciales de suma importancia en relación con sus parientes cercanos, los primates. El hombre se vuelve así una síntesis tan perfecta de factores biológicos y factores socio-culturales por medio de procesos de integración tan complejos, que se hace 43 imposible aislar totalmente y de manera "pura" uno de estos dos órdenes porque él, por naturaleza, es un animal cultural (6). Pero volvamos a lo que nos interesa ahora: la génesis de este nuevo saber, de este nuevo orden que se instala paulatinamente en la naturaleza permitiendo al hombre, por medio de una relación específica con su entorno, que él mismo llenó de significaciones que no existían antes, construirse históricamente. Ese día del amanecer neolítico, cuando un cazador humedeció sus dedos en un polvo vegetal ocre para representar sobre las paredes de su choza las escenas de sus luchas diarias con los depredadores; ese cazador estaba haciendo sin saberlo todavía, mucho más que representar y grabar de una cierta manera algunas escenas de una práctica social con el mundo, de sus quehaceres cotidianos, estaba también liberando el pensamiento, creando nuevos signos, íconos, afirmando de manera distinta que era el único ser conocido de la creación capaz de transmitir por medio de nuevos sistemas de comunicación su visión del mundo, abriendo así las puertas a la magia, a la ciencia y al arte. Así, el hombre por medio del trabajo primero y del arte un poco más tarde, va a diferenciarse definitivamente del animal. Cuando empieza a trabajar, aún con una herramienta rudimentaria, proyecta ya el fin de su trabajo antes de que exista. Ese proyecto, esa anticipación, es el pensamiento. Esta representación y conceptualización del mundo por medio del pensamiento, del lenguaje y de otros sistemas sémicos, es lo que especifica justamente el mundo humano en relación al mundo animal, el cual no es sino un mundo perceptivo. Sabemos que ciertos animales reaccionan a determinados olores, otros a frecuencias sonoras, otros a colores, movimientos, formas, y encontramos grandes variantes biológicas según las especies —en los mamíferos, específicamente los primates, la dominante es visual y es principalmente la visión la que ordena su mundo—; es a través de los sentidos y sólo a través de ellos que pueden conocer su mundo y habitarlo. Pero el hombre introduce una nueva manera de conocer su entorno, ya no sólo sensorial-perceptualmente, sino (6) Lo que no significa que no tengamos derecho de privilegiar por razones metodológicas evidentes uno de los dos, escogiendo niveles de análisis específicos para trabajar. 44 conceptualmente por medio del lenguaje. De la visión pasa a la dicción —puede decir, nombrar las cosás que ve— y, algo fundamental, por medio de la retención y la reproducción, puede nombrar las cosas que no ve, que no están, y se vuelve así capaz —gracias a los símbolos articulados— de representar cualquier categoría. Existe ahora un espacio entre él y el mundo, el espacio linguís tico: "...el concepto, pues, desde muy temprano, tuvo la posibilidad de romper los límites de la representación basada en una continuidad espacial nutrida factualmente por el orden de la visión". (Lorite Mena, 1982, p. 35). El mundo es ahora mediatizado por una nueva coherencia que es la de una sintaxis linguistica puesto que el lenguaje nos da cuenta del mundo como una prolongación de nuestros sentidos. Sin embargo, y por la misma discontinuidad que introduce, este nuevo sistema que nos permite conocer el mundo de una manera particular, es ante todo interpretativo en el sentido de que el hombre adquiere con él la posibilidad de proyectarse en el mundo. Y a pesar de que esta capacidad de decir las cosas, aún en su ausencia, se identifique muy a menudo con la verdad, o haya adquirido poco a poco valor de objetividad, nuestra manera de conocer el mundo siempre será interpretativa, siempre reflejará de una manera u otra nuestros intereses, nuestros deseos, nuestros sueños, porque el lenguaje no puede reflejar otra cosa que nuestra práctica social o nuestro modo de actuar y de relacionarnos con el mundo. Entendemos ahora cómo de un orden exclusivamente biológico sensorial, llegamos a un orden ideológico y representado por esta discontinuidad que se instala entre el mundo y su conocimiento; discontinuidad que podemos definir como un espacio de múltiples posibilidades interpretativas en las cuales caben la reconstrucción, la deformación, la manipulación, la distorsión; pero también, y mediante otras sintaxis derivadas de los mismos orígenes del lenguaje, el sueño, el orden poético, el arte, etc., como maneras posibles de decir las cosas que vemos, que recordamos, que realizamos, que creamos. Ese mundo humano es por consiguiente un mundo ideado pasado ahor por un tamiz, ya no exclusivamente biológico, sino conceptual-ideológico, instaurando así un nuevo saber; saber que ha debido buscar un frágil compromiso entre esa 45 necesidad de reflejar lo más exactamente posible la realidad (en el sentido de reflejar analogías) y el hecho de pasar por un código conceptual representado por la sintaxis linguistica para poder decir las cosas inteligiblemente para todos. Un saber que a partir del momento en que es mediatizado por el lenguaje y condicionado por la ideología, no puede expresar otra cosa que nuestra praxis social, conservadora dentro de los límites del poder, ocultando el otro saber, aquel que carece de vehículo comunicante explícito, pero que evoca la necesidad de una nueva realidad más de acuerdo con las imágenes primigenias de la fantasía que es intuida en el arte pero que no puede expresar su ansia liberadora sino por medio de gritos y suspiros, por fuera de los mecanismos racionalizantes propios del lenguaje. Como vemos, el concepto, la palabra, al mismo tiempo que debían desalienar al hombre permitiéndole tomar distancia en relación a los determinismos biológicos primarios, los esquemas comportamentales montados y las rígidas señales evocadoras, confrontándolo a nuevas estrategias creadas esta vez por él mismo, lo iban a sumir (pero esta vez con un pretexto de conciencia —el hombre es el único a "saber que sabe"— ) en otros determinismos pertenecientes al orden ideológico, que son, a pesar de lo que se cree, mucho más difíciles de transformar. (Ha sido más factible crear leches en polvo o anticonceptivos manipulando factores orgánicos y químicos que cambiar la actitud de los hombres frente a su virilidad!). La Masculinidad y la Feminidad, así como cualquier hecho surgido en los límites de este mundo humano se inscriben por consiguiente en este orden interpretativo que es el orden cultural, el cual alejándonos definitivamente de nuestros antepasados los mamíferos y con ellos los primates, nos alejó también, de una cierta manera, del orden natural y de sus determinantes bio-ecológicos como único marco explicativo a todos los procesos vitales. Efectivamente, eil el mundo animal hablábamos de macho y hembra, de sexo, de actividad copulatoria, de ciclo de celo, de apareamiento, de señales evocadoras, de prole, etc. De repente (en realidad no tan de repente!) hablamos de hombre y mujer, sexualidad, deseo, lenguaje, símbolos, placer, orgasmos, hijos, familia, etc. Evidentemente pasó algo, como si estuviéramos pisando otro terreno y que otra clave fuera necesaria para interpretar 46 los hechos. Ya con la sola base biológica que nos ayudó a entender la diferenciación sexual en macho y hembra y los comportamientos ligados a esta diferenciación, no podemos explicar la complejidad de conceptos tales como Masculinidad y Feminidad, conceptos íntimamente ligados a este nuevo orden y en él, al paso del sexo a la sexualidad, de las señales evocadoras al lenguaje articulado gracias al cual aparecen nuevos factores determinantes de la sexualidad como son el afecto, el deseo y el placer, transformando así las actividades de reproducción en actividades eminentemente sociales. Ese paso del sexo a la sexualidad por medio de la pérdida paulatina del ciclo de celo que ordenaba casi totalmente la actividad sexual, significa también el paso de una disponibilidad cíclica a una disponibilidad crónica, hecho fundamental en cuanto a lo que nos interesa, puesto que lógicamente se han debido transformar también las señales evocadoras de excitabilidad y atracción. Estas señales se llenan ahora de símbolos, indicadores de un nuevo orden de interpretación, delimitando poco a poco conceptos tales como Masculinidad y Femenidad. La Masculinidad y la Feminidad son conceptos inseparables de ese proceso de reducción del instinto y de disminución de la rigidez de las estructuras comportamentales y, por consiguiente, de nuevos procesos no instintivos que se integran en un nuevo mundo de representación y de control consciente, acompañado de una nueva posibilidad de manipulación, culturización y socialización de esa representación. La Masculinidad y la Feminidad se inscriben en el orden ideológico. 1.2.1 Reproducción social e ideología Acabamos de distinguir brevemente el mundo humano del mundo animal resaltando que el mundo humano es un mundo de ideas que conforman un nuevo saber. Un saber filtrado por las ideas, los conceptos, el lenguaje y otros sistemas sígnicos. A diferencia del animal, el hombre sabe que sabe y gracias a esa toma de conciencia puede ahora construir, reconstruir, inventar, crear, soñar, desear, o sea proyectar. Es el único ser de la creación que puede volver a su pasado, proyectar un futuro, y que tiene un devenir. Vive en un mundo de símbolos y ya no solo en un mundo de cosas solo posibles de conocer por los sentidos. Tomó 47 distancia en relación a tales cosas, a la Naturaleza, creando una nueva manera de ser en el mundo. Sin embargo, a medida que nace el lenguaje, el pensamiento y con ellos la conciencia, nace también la historia. Esa historia del hombre de la cual no conocemos sino una mínima parte, puesto que lo que llamamos corrientemente "nuestra historia" aparece apenas hace 10.000 años con los primeros documentos escritos que conocemos hasta ahora; pero el hombre pensante, responsable de su historia y de la transformación de la naturaleza, llevaba millones de años casi totalmente perdidos para nosotros. Y hasta donde sabemos, particularmente desde que existen documentos significativos y legibles, existen también y paralelamente a esta conscientización e historicidad del mundo humano, mecanismos sociales e históricos integrados en este nuevo mundo para asegurar su reproducción y su desarrollo ; mecanismos que de hecho no nos deben sorprender puesto que hacen parte de esas estrategias evolutivas, sin las cuales ningún organismo, y mucho menos un organismo social puede tener éxito evolutivo. A partir del momento en que el hombre tuvo que aprender a vivir con su propia especie en comunidades cada vez más numerosas, entendió que un grado mínimo de unidad del grupo —y ya no más el interés propio— era la clave de la evolución. Y desde ya y para tal fin, inventó mecanismos que aseguraban esa unión mínima, factor de cohesión social y unidad, mecanismos que debían por consiguiente asegurar la reproducción social no tanto para "dominar" el mundo físico, sino ante todo como instrumento de esa cohesión social y como respuesta a preguntas nuevas. Podríamos citar miles de esos mecanismos sociales, más o menos universales, más o menos institucionalizados, que se concretaron por ejemplo en la magia, la aparición del mito y las prácticas religiosas, que no solo representaban un pensamiento teórico o teológico no práctico, sino que se convirtieron, en relación directa a su eficacia, en prácticas sociales tales que entrarían a legislar y normatizar toda la cotidianidad de millones de hombres durante largos siglos. A partir de ese momento realmente no hay nada que escape, que no pertenezca a la reproducción social. Se quiere decir con esto que todo lo humano es ahora producido por la práctica social, todo es histórico; ningún objeto, cualquiera que sea su orden o tipo de existencia 48 podrá escapar a ese marco socio-histórico, cualquier discurso y pensamiento serán formas o aspectos de esa historia. La Masculinidad y la Feminidad, como conceptos del orden humano, se inscriben como ya lo habíamos mencionado, en este mundo de las ideas, y nos parece imposible acercarnos a ellos sin aclarar antes algunos de los mecanismos de esta reproducción social que en gran parte los determinan, dándoles una función racionalizante específica. Y si bien la filosofía, como "ciencia de las ideas" por excelencia, nos podría guiar, pensamos que, a diferencia de la ciencia, único saber capaz de romper con los obstáculos epistemológicos interpuestos justamente por estos mecanismos de reproducción, particularmente la ideología, ella no ha escapado a "interpretaciones ideológicas" de las ideas. En este sentido nos basaremos sobre el único discurso, que a nuestro modo de ver, ha sido capaz de analizar tales mecanismos y sus articulaciones en relación a una formación social determinada, a saber el Materialismo Histórico, que nos servirá de marco de referencia para hacer algunas aclaraciones que consideramos importantes para ubicar los conceptos de Masculinidad y Feminidad. Toda formación social, o totalidad orgánica, como la llama Marx, necesita crear los mecanismos para reproducirse —lo que llamaríamos en otra perspectiva, "estrategias evolutivas".—, o sea mecanismos de reproducción social. Tales mecanismos de reproducción se van a organizar lógicamente alrededor de las actividades de los hombres que podemos resumir en producción, cambio y consumo. Efectivamente como lo hemos visto, los hombres ahora organizados en bandas, tribus, grupos, comunidades, formaciones, etc., necesitan producir cosas para la subsistencia del grupo, aprendiendo a explotar el ambiente cada vez mejor; necesitan organizar esta producción, o sea cambiar e intercambiar lo producido por medio de la circulación y de la distribución con el fin de hacer llegar los productos-objetos a todos los del Irupo y, finalmente, necesitan consumir, como principio basico de reproducción de sus fuerzas. Hasta este momento no estaríamos muy lejanos del mundo animal (el cual también de una cierta manera produce energía, intercambia con el medio y consume) si no especificamos que estas actividades humanas propias de la reproducción social no se concentran solo a nivel de 49 los bienes materiales-físicos (logrando efectos orgánicos-fisiólogicos) sino que estas actividades se organizan también en relación a los bienes culturales puesto que como lo indicamos anteriormente, el hombre inventó no solo el construir objetos y transformar su entorno sino que, y al mismo tiempo, el pensar, soñar, desear —razón, arte y locura— y es un gran productor de ideas las cuales también van a organizarse, circular y consumirse. Ahora bien, estas actividades básicas para la reproducción del grupo no se hacen espontáneamente en virtud de una buena voluntad humana, sino que van a depender a su vez de lo que podemos llamar modalidades de producción, modalidades que encontramos concretadas por la organización de las fuerzas productivas (toda formación social organiza sus fuerzas productivas...aún una colmena) de la cuales dependerán el sitio que ocupará cada hombre en esta organización de las fuerzas productivas. Otra modalidad de reproducción del grupo ya no directamente ligada a lo económico-productivo, es la que se va a encargar de organizar paralelamente las actividades de producción, cambio y consumo de las actividades culturales, y que encontramos en la superestructura caracterizada por la ideología y concretada en las instituciones ideológicas, encargadas principalmente de producir y organizar el consenso en cuanto a cogniciones, actitudes, valores, sentimientos, etc., a traves de las actividades artísticas, literarias, científicas, religiosas, políticas, educativas. Sería falso pensar que estas dos modalidades organizativas del consenso, fuerzas productivas e ideología, funcionan completamente independientes. Exite evidentemente un juego de retroalimentaciones complejas entre las dos, que hace que el circulo entre estructura y superestructura se cierre y se renueve constantemente. Es en este momento cuando entendemos mejor lo que significa el orden ideológico, la ideología. La ideología es el factor organizador de las actividades humanas en un sentido de consenso; una especie de lente por el cual pasarán todas nuestras actividades, determinando así una visión específica del mundo por medio de mecanismos de racionalización y reproduccion de la realidad. "Lente de contacto" interpuesto entre el mundo y mi explicación, mi construcción, mi comprehensión de él, génesis de mi manera de conocer este mundo y ubicarme en él. Lente 50 creado en sí mismo por la estructura socio-económica (o modalidades de producción de una determinada formación social), volviéndose principio interpretativo, explicativo y racionalizan te de tales modalidades de producción; filtro de la realidad, nadie ni nada de lo humano escapará a sus efectos y es probablemente el "resorte" más importante de la reproducción social. Entendemos así cómo nuestra visión del mundo, nuestra comprehensión del mundo, está básicamente viciada, distorsionada y podemos afirmar que la ideología sirve para que la conciencia que tengamos del mundo sea una falsa conciencia. Es evidente que presentamos aqui una de las múltiples definiciones del concepto de ideología, probablemente porque nosotros tampoco podemos escapar a considerar el concepto de ideología a través de un filtro ideológico. Es imposible no hablar ideológicamente de la ideología. Sin embargo lo que nos tranquiliza es que, según los autores que se acercaron últimamente a un ensayo de definición del concepto a través de sus usos relevantes, existen dos significados dominantes en los cuales se reubican fácilmente todos los otros, 11 en total según Rossi-Landi (1980), a saber: la ideología como falso pensamiento, y la ideología como visión del mundo; concepciones además no excluyentes sino más bien complementarias que podríamos reunir diciendo que la ideología consiste en una visión falseada del mundo, visión que no entenderemos bien si nos quedamos a un nivel puramente descriptivo y clasificatorio de términos en vez de, como tratamos de esbozarlo, comprender su génesis, desarrollo y funcionalidad como una de las estrategias evolutivas de una formación social. Ahora, si entendemos mejor en qué consiste la ideología. no vemos muy bien todavía cómo funciona, cómo se operacionaliza y se concreta a nivel de las actividades humanas. La ideología efectivamente "funciona" tanto que, como todo lo que funciona socialmente, se institucionalizó a través de instituciones ideológicas haciendo posible así su interiorización a nivel individual a través de cogniciones, actitudes, valores, etc. Estas instituciones ideológicas —a veces llamadas sociedades civiles como las escuelas, las iglesias, los periódicos, etc., y sociedades políticas como el gobierno, la policía, las fuerzas armadas, etc. (Gramci, 1975) — , a veces llamadas más corrientemente aparatos ideológicos del Estado y aparatos represivos del Estado (Althusser, 1971), de hecho 5] representan todas mecanismos creados por la misma formación social para asegurar su reproducción. Sin embargo, todas esas actividades indispensables a la reproducción de cualquier formación social, y particularmente las que podemos llamar en general las actividaes ideológicas, no podrían realizarse y actualizarse sin la actividad simbólica, mediante la utilización de sistemas sígnicos, elementos mediadores, soportes materiales y vehículos de todas ellas. Así, la ideología, a través de los sistemas sígnicos, dinamiza todas las instituciones ideológicas. Estos sistemas sígnicos son por consiguiente los codificadores de la ideología y se vuelven productores y organizadores de este consenso social. Lo que queremos decir es que el lenguaje, entre otros sistemas sígnicos el más importante, reflejará las modalidades de producción, justificándolas desde las instituciones ideológicas. La ideología no tiene otra posibilidad de funcionar, o sea de reproducirse, de transportarse y de hacerse consumir, que la de depositarse en los sistemas sígnicos. Y cuando se utiliza la expresión sistemas sígnicos se alude a los sistemas verbales como las lenguas, el lenguaje en general o sistemas paralinguísticos, y sistemas no verbales cuyos códigos están construidos con material diferente del sonido articulado y de su transcripción gráfica. Estos últimos pueden ser subdivididos como lo propone Jakobson (1970), en objetuales y orgánicos. Los sistemas sígnicos objetuales son en los que el hombre actúa con algo que es extraño a su propio organismo, algo construido, ya que emplea objetos encontrados en la naturaleza o productos objetados por su propio trabajo, por ejemplo el mercado económico. En el segundo caso, el hombre actúa con su propio cuerpo, como por ejemplo la danza que es en este sentido un sistema sígnico corporal u órganico. En ambos casos vemos que el código no esta conformado por sonidos articulados ni por la escritura. Estos sistemas sígnicos en general son los codificadores de la ideología. Entendemos así cómo los discursos organizados como lo pueden ser por ejemplo los de los Mass Media, que representan hoy día probablemente una de las instituciones ideológicas más sofisticadas y eficaces, no pueden ser entendidos por fuera de los mecanismos de reproducción social, o sea de la ideología, la cual, mediante sistemas sígnicos variados, vehicula verdaderos sistemas coherentes de valores en los cuales encontramos entre otros la Masculinidad y la Feminidad. Estos conceptos, sobre todo si los observamos y analizamos a partir de 52 algunos discursos de los Mass Media como nos lo proponemos en este trabajo, participan de- este afán de restablecer una coherencia a todo nivel en este espacio interpretativo que existe entre el mundo y mi captación de él, coherencia contruída a partir de los logros de la ideología. La ideología, como lo destacó Marx, es ante todo alienadora, mistificadora y reificadora, y si tiene estas tres funciones es porque necesita intentar borrar sus huellas y "debe tratar de negarse a sí misma como ideología buscando una base de validación universal que la legitime" (Echeverría, 1973, p. 36). Así y a través de esta alienación que produce, por medio de la creación de mitos y la suspensión del pensamiento crítico y dinámico, la ideología impone una especie de coherencia y de naturalidad a este mundo, coherencia y naturalidad que "no se discute" y que necesita toda formación social para reproducirse. 1.2.2 Los Mass Media como Instituciones Ideológicas Vimos cómo era característica esencial del hombre la de vivir en un medio que él mismo creó; medio artificial por consiguiente que se llenó de objetos, de ideas, de símbolos, de representaciones que se organizaron poco a poco por medio de procesos históricos complejos en sistemas más o menos coherentes y cuya huella dejada en cada hombre es lo que podríamos llamar, de manera sumamente general, cultura. Esa cultura o suma de bienes culturales resultado de la práctica social de los hombres, en ningún momento es estática ni universal puesto que, como lo tratamos de esbozar anteriormente, viene a ser como el reflejo de las modalidades de organización socio-económica y política de los hombres. Posee pues una dinámica específica para cada formación social y cada momento. No puede olvidarse que los principios y sistemas de valores que en cada época y para cada formación social se van manifestando, vienen determinados por los hombres que en ese momento viven, por sus necesidades, por las relaciones que establecen con el medio y los demás hombres y sobre todo, por el modo de producción y las relaciones de producción correspondientes que constituyen la base material de su existencia. Numerosos procesos, numerosos mecanismos, están implicados en la manera de interiorizar y exteriorizar esa 53 cultura, mediatizados y reflejados en su mayoría por lo que definimos anteriormente como instituciones ideológicas, instituciones que constituyen el pilar fundamental sobre el cual se edifica nuestra endoculturación en general y nuestra socialización en particular. Lo que queremos decir con esto, y en relacion con nuestra preocupación central, es que, nuestra manera de sentirnos hombre o mujer, de identificamos con un modelo de masculinidad o feminidad, en fin, de asumirnos plenamente en todas las etapas de nuestra vida y en todas nuestras actuaciones sociales, participan de esos mecanismos y procesos previstos y organizados por las principales instituciones ideológicas como la familia, la escuela, la iglesia, etc., que han asumido tradicionalmente esa función. Es suficiente detenerse críticamente un rato en los libros de lectura, de educación cívica e incluso de ciencias de nuestros hijos, particularmente los textos escolares de educación primaria, para percibir la enorme carga ideológica en relación con diferentes sistemas de valores que circulan en tales textos. Entre esas instituciones ideológicas, encontramos hoy día, y como la de más reciente aparición —aproximadamente 50 años—, los Medios Masivos de Comunicación o Mass Media, que realizan posiblemente una de las más esenciales relaciones entre el individuo y el medio. Y siendo ellos, los Mass Media, uno de los ejes principales de nuestra presente reflexión, nos parece importante observar, en relación a su aparición, que si bien podríamos explicarlos por algunos descubrimientos tecnológicos importantes, sabemos también que ninguna práctica técnica surge del azar y espontáneamente. La técnica y la ideología se encuentran en continuidad., y en general la técnica depende directamente de los problemas planteados a nivel de práctica social, problemas que se convierten en una demanda social que induce a cada práctica técnica a plantearse sus propias preguntas respecto a lo real. Quiere decirse de esta manera, que si la primera etapa de comunicación moderna podemos remontarla a Gutemberg en 1450 y la segunda hacia finales del siglo XIX y principios del XX con Samuel Morse (telégrafo), Alexander Graham Bell (teléfono), Edison (grabación del sonido y vistas en movimiento) y De Forest (bulbo al vacío), quienes inauguraron el mundo de la radio y la televisión, esos adelantos cobran su plena significaciaón solo cuando los interpretamos como respuestas a problemas surgidos por las diferentes 54 prácticas sociales de los hombres en momentos y épocas determinadas. No es casual, como lo señala Wilber Schramm (en Steinberg y Bluem, 1972), que la muestra de impresión más antigua de que se tiene noticia sea una indulgencia papal fechada en 1454, y que el primer libro impreso fue aparentemente la Biblia, de la cual se cree que fue realizada por el mismo Johann Gutemberg: "Al momento de nacer, el nuevo arte quedó al servicio del centro del poder más importante de la época: La Iglesia" (Schramm, en Steinberg y Bluem, 1972, p. 48). No habrá de ahora en adelante posibilidad de separar para su tratamiento los problemas del conocimiento y del saber, de su circulación, difusión y producción, de las implicaciones a nivel de democratización y educación pública, de los problemas de su control y utilización, o sea de su relación directa con el poder y las instituciones ideológicas. A dondequiera que fue la imprenta y con ella más tarde la prensa y mucho después la radio y la televisión, siempre fueron mezcladas con las cuestiones que exaltaban, estimulaban o preocupaban al hombre en relación con sus principales actividades —de pensamiento, arte, artesanía y magia. — y a medida que ayudaban a producir y crear pensamientos, también y paralelamente, se veían de manera implícita más controladas y vigiladas. Al tiempo que se descubría su fantástico poder gracias a la circulación y la difusión del conocimiento que estas nuevas máquinas permitían, se hizo necesario un control cada vez más sutil 'para convertirlas en nuevas instituciones ideológicas encargadas de reforzar, estabilizar y consolidar ese consenso social ya determinado por las otras instituciones ideológicas tales como la educación pública, la iglesia, la familia, etc. En cada época, desde la imprenta, la clase dominante supo reconocer la eficacia y el poder de esas nuevas "máquinas de comunicación", tanto que siempre se apoderó de ellas como de cualquier otro medio de producción. Además, como lo indicamos anteriormente, esas "máquinas de comunicar" tenían que responder cada vez mejor a las demandas específicas de cada época. Es así como, a medida que la revolución industrial primero y después la sociedad industrial y post-industrial hacían surgir nuevas demandas sociales, inducían —en relación con lo que se viene planteando— nuevos desarrollos tecnológicos en el campo de la comunicación, que se 55 concreta en Colombia en la gran prensa (principios de siglo), la radio (1930) y la T.V. (1953), todos ligados estrechamente a la publicidad. En efecto, y Colombia no es una excepción en ese sentido, la aparición de los modernos medios de comunicación masiva —particularmente prensa, radio, T.V. y cine —, corresponde al desarrollo industrial y tecnológico, específico y avanzado de una formación social que, en consecuencia directa a ese desarrollo, empieza a requerir medios más amplios de información y comunicación para moldear un hombre capaz de responder a los intereses de las grandes empresas necesitadas de desarrollar su mercado, adaptando por medio de un juego complejo de interacciones y retroalimentaciones el mercado al hombre y el hombre al mercado. En este sentido, se trató de crear un hombre lo más unidimensional posible llenándolo, por medio de una racionalidad tecnológica, de falsos pensamientos, falsas necesidades, indispensables al mantenimiento y desarrollo de esa sociedad. En Colombia ese hecho es tan claro que los industriales o poseedores de medios de producción industrial más importantes son también los dueños de la casi totalidad de la información, como se mostrará más adelante ( 7). Es así como hoy día, lo que incorpora e interioriza el individio en la textura de sus cogniciones y que va a marcar todas sus actuaciones sociales con un sello específico, le llega en gran parte por esa nueva esfera de los mensajes difundidos por múltiples canales cada vez más potentes en relación con sus posibilidades de circulación y diversificación. Con eso no queremos decir que los Mass Media están suplantando totalmente el proceso racional de la educación, proceso además más ordenado y más metódico, sino que, según muchos autores, parecería que estos últimos tienen una eficacia y un poder distintos que con seguridad se ejercen a un nivel menos racional (por lo menos superficialmente) pero mucho más (7) A título de simple ejemplo por ahora, citaremos el caso del grupo financiero Postobón Lux (Ardila Lulle): como las bebidas gaseosas requieren una amplia publicidad, ese grupo resolvió comprar una cadena de emisoras e invertir en una programadora de T.V. (RCN-RTI), además de controlar totalmente en la actualidad la industria Sonolux S.A., La principal fábrica de discos del país. 56 universalmente en el sentido de su omnipresencia en cualquer etapa de nuestra vida. Al fin y al cabo la escuela y la educación formal no se ejerce sino durante un tiempo bastante restringido de la vida. En nuestra formación social específica, esta etapa es a menudo reducida a seis, cuatro o dos años cuando no lo es totalmente; mientras esos mensajes que circulan particularmente por la radio por ejemplo, pero también por la prensa y la T.V., nos alcanza, querámoslo o no, en cualquier parte, a cualquier momento y en cualquier etapa de nuestra vida. Desde cuando el niño descubre las tiras cómicas o los comerciales en televisión, mucho antes de leer bien, hasta su edad adulta y su muerte, los Mass Media lo acompañarán siempre de una manera u otra. En este sentido la escuela de la vida de la cual hacen parte integrante los discursos de los Mass Media, se volvió mucho más determinanté que la escuela misma. Y es ahí donde hemos querido situarnos para realizar este trabajo: en estos nuevos aparatos significantes, los cuales, mediante sistemas sígnicos específicos, vehiculan enormes cargas ideológicas que tienen un papel importante en esa "propuesta" de imágenes, representaciones y cogniciones a las cuales nos referimos lo más a menudo inconscientemente en todos los aspectos de nuestra práctica social. Y así, esos aparatos significantes que vehiculan ideologías, o sea sistemas de representaciones que tienen por principal efecto lograr un consenso social a partir de una falsa conciencia del mundo permiten, gracias a algunos mecanismos reductores o veladores de esta realidad — tales como por ejemplo la elaboración de mitos destinados justamente a polarizar la efectividad social —por ejemplo, los mitos de la Masculinidad y de la Feminidad—, una especie de parálisis del pensamiento crítico que termina por considerar que el estado actual de la sociedad corresponde a la naturaleza, a la vocación, al destino de la humanidad. Ese famoso "es así" que es el núcleo de ese consenso social. Sin embargo queremos insistir a este propósito que si bien es cierto los discursos de los Mass Media vehiculan tal carga ideológica cuya función alienadora es evidente, por lo menos a partir de una lectura crítica de sus contenidos, no es por una especie de Deus ex-máquina maquiavélico manejando pobres títeres, los cuales por su ubicación en el sistema social total no pueden ser sino ciegos, pasivos y obedientes, sino porque, como lo 57 tratamos de mostrar anteriormente, las instituciones ideológicas no pueden reflejar otra cosa que la estructura específica producida por el modo de producción y las relaciones de producción de tal formación social; es esa SU función, una función de racionalización por medio de procesos de encubrimiento y reducción a veces muy sutiles, tan sutiles por lo menos que en lo general permanecen ocultos a nuestro diario acontecer. Toda institución ideológica participa por definición de ese consenso social que necesita cualquier formación social para justificarse, sobrevivir y reproducirse. En ese sentido sería suficiente considerar algunos datos en relación a la organización de los Mass Media en Colombia para entenderlo. Efectivamente, y según datos proporcionados por autores que se acercaron a ese problema en nuestro país, no parece exagerado decir que aproximadamente 20 familias colombianas controlan la mayor parte del flujo de la información y el control de la publicidad a través de la posesión de las más importantes rotativas, cadenas radiales y cadenas televisivas; familias todas también tradicionalmente ligadas al poder político, financiero, industrial y comercial. Pensamos entre otras en las familias Ospina, Gómez, Santos, Cano, Lloreda, Londoño, Retrepo, Sanz de Santamaría, López Michelsen, Navas, etc. En cuanto al señor Ardila Lulle, dueño de Postobón, Lux, Peldar, Avianca y Coltejer, se apoderó de la cadena RCN, además de importantes paquetes de acciones en los diarios El Siglo, La República, El Colombiano, e intentó comprar El Espectador en 1974. El afán del gran capital para controlar los órganos de expresión que orientan la opinión pública es suficientemente evidente en Colombia para no asistir. Además, y sobre eso sí queremos insistir, no se puede desvincular la producción ideológica de los Mass Media, de la producción social de la ideología en general, haciendo creer que existen intenciones explícitas de los dueños de tales medios de comunicación masiva (dueños de rotativas, dueños de cadenas, etc.► o sea, no podemos desvincular la producción específica de los Mass Media del modo de producción global de la sociedad, tratando así de quitarle un poco de ese "fatalismo" que viene como a aplastar a los individuos como puros consumidores pasivos e indefensos, sin posibilidad alguna en cuanto a posibles cambios frente a esta estructura económica de los Mass Media y sus contenidos. 58 Pensamos, y este trabajo resulta de eso, que cada vez que existe una reflexión crítica sobre nuestra cotidianidad, se produce una pequeña sacudida de ese inmovilismo al cual nos acostumbramos a veces confortablemente. Pensamos que, cada vez que se hace el esfuerzo de remover algunos de los obstáculos interpuestos por la ideología por medio de un análisis crítico, develando así numerosos mecanismos que nos alejan de nuestra verdadera práctica social, dejamos de ser sujetos pasivos y participamos, aún si es mínimamente, aún si es desde nuestra cotidianidad, en el surgimiento de otros "posibles" que a veces saben a utopias pero que dependen al fin y al cabo de nosotros para que dejen de saber a utopía. Ninguna ideología es inmutable. Además, y ahí nos identificamos con Abraham Mole (1967), creemos que ese conjunto de ideas, de productos difundidos por los Media no son estáticos sino que cambian, se transforman a cada rato: elemento ya viejos se borran y son reemplazados por nuevos, nuevas relaciones se establecen entre estos elementos, nuevas ideas se integran a este enorme mosaico cultural que es vehiculado y difundido por los Mass Media. Y es en este mismo proceso que cada individuo participa, regresando en el circuito su particular manera de expresar lo recibido, lo interiorizado, y así de una manera u otra se vuelve también agente creador del medio social en el cual vive. Es precisamente lo que Abraham Mole (1967) llama el ciclo socio-cultural que se establece entre los individuos y su cultura y que es el fundamento de una dinámica de la cultura. En este sentido nosotros pensamos que es necesario relativizar de una cierta manera la influencia aplastante de los Mass Media hablando por ejemplo como lo hemos leído y oído a veces de la dictadura de los Mass Media. Sería considerar solo un aspecto del problema, privilegiando solamente y exclusivamente la relación Sujetos-Media, olvidando que esta relación que el sujeto establece pasa por su medio particular, por la sociedad particular en la cual vive y que si bien, como lo tratamos de mostrar, el peso de la información que le llega hoy día a través de los Mass Media es de una enorme importancia, no por eso podemos olvidar su relación directa con la realidad, sus gustos, intereses, motivaciones y deseos que se han formado poco a poco desde su práctica social directa con esa realidad, su ubicación en ese medio, su lucha particular 59 diaria con la vida, etc. Sería olvidar también que la misma percepción del sujeto, como proceso, se hace desde unas instancias mediadoras, instancias históricas producidas por el conjunto de relaciones que se dan en una sociedad determinada. Lo que queremos expresar es que la información que recibe un sujeto mediante los Mass Media, no es sino interpretación de la realidad que él vive, bajo la forma de racionalizaciones, justificaciones, etc.; esa información "segunda", podríamos decir, llega a un indiViduo provisto de ideas, de representaciones, de defensas particulares, de vulnerabilidad y de deseos, que constituyen la base sobre la cual se integra, se asimila y se procesa ese otro material cultural que circula vehiculado por los Mass Media. El discurso de los Mass Media no hace sino aumentar la vulnerabilidad de los sujetos, los incapacita a partir de los múltiples mecanismos racionalizantes y reductores de la realidad que utilizan y los desarma en relación con su contacto directo con lo real, dejándolos indefensos. Es en ese flujo de mensajes aparentemente inofensivos y desordenados, donde nos ubicaremos para tratar de captar las connotaciones de conceptos tales como Masculinidad y Feminidad; entenderemos con más claridad lo que tales mensajes nos propronen, cuáles imágenes de identificación en relación a un actuar-pensar-sentir como mujer o como hombre, cómo quieren que seamos, que luzcamos, que actuemos, que sintamos, que pensemos, que hablemos, según seamos hombres o mujeres. Es alrededor de esos ejes que centraremos nuestra reflexión a partir de lo que circula en tales discursos. 1.2.3 A manera de conclusión: La Masculinidad y la Feminidad en el orden cultural. Pensamos que ha llegado el momento de precisar con más elementos nuestras categorías de Masculinidad y Feminidad, categorías que guían todo nuestro trabajo. Esperamos, después de esta larga introducción alrededor del orden biológico y del orden cultural, se haya evidenciado que para nosotros la Masculinidad y la Feminidad serán entendidos como resultantes de estas dos instancias: la biológica y la cultural. La Masculinidad y la Feminidad de la cual hablamos y que trataremos de detectar y de precisar a partir de los 60 sistemas sígnicos particulares de los Mass Media, es efectivamente la combinación particular de un sexo genérico, él mismo resultado de un complejo proceso genético-hormonal que determinará las características físicas particulares y específicas a nuestro sexo, con un sexo cultural-ideológico, resultante a su vez de un largo proceso de construcción a partir de instancias simbólicas, de representaciones, de afectos y comportamientos particulares. En este sentido, entendemos la Masculinidad y la Feminidad como una elaboración, o construcción particular llena de valoraciones constituidas a partir de representaciones, mitos y fantasmas propios de nuestra cultura y transportados por ella. Efectivamente y como tratamos de mostrarlo en nuestra primera parte, no caben valoraciones en el orden biológico; no existen bien y mal, superior e inferior, amo y esclavo, sino solo estrategias adaptativas y evolutivas. Pero a partir del momento en que aparece el orden cultural, el sexo se vuelve más simbólico que real, fenómeno común a todas las culturas. Y de la misma manera que nuestro sexo biológico hace que seamos Hombre o Mujer, nuestro sexo social, la Masculinidad y la Feminidad, tiene también, de una cierta manera su anatomía —el vestido por ejemplo— y su fisiología —"los hombres no deben llorar", las mujeres son más "débiles", o "menos activas" que los hombres, etc. anatomía y fisiología esta vez "construidas", siendo justamente este aspecto el que nos interesa tratar de precisar en este trabajo, ubicándonos —como ya lo señalamos— a nivel de los sistemas sígnicos particulares de los Mass Media en un contexto específico, el colombiano. Esos discursos de los Medios Masivos de Comunicación vehiculan, como acabamos de esbozarlo, enormes cargas ideológicas en relación con sistemas de representacion del mundo, y nos proponemos, a partir de esa cosmoideovisión detectar la particular manera como han llenado esas categorías de Masculinidad y Feminidad, y qué propuesta tienen en lo que se refiere a nuestra manera de asumir un ser hombre y un ser mujer en relación con su pensar, sentir y actuar. Es esta preposición la que queremos describir y analizar y sobre la cual trabajaremos ahora a través de algunos discursos particulares de la Prensa, de la Radio y de la Televisión. 61