Amparo 147-2015 del 27 de junio de 2016: Tribunal de Ética Gubernamental vs. Sala de lo Contencioso Administrativo La sentencia de amparo 147-2015 del 27 de junio de 2016 declaró invalida una sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia por medio de la cual se había declarado la ilegalidad de una sanción impuesta por el Tribunal de Ética Gubernamental (TEG) en contra de 2 funcionarios públicos, por violación al derecho constitucional a una resolución motivada. Este caso presenta la particularidad de ser uno de los pocos amparos interpuestos y admitidos por la Sala de lo Constitucional, en favor de personas jurídicas de derecho público. El TEG alega la violación a su derecho de defensa y a su derecho a una resolución motivada, por parte de la Sala de lo Contencioso Administrativo, ambos derechos constitucionales inherentes a la garantía a la protección jurisdiccional y al debido proceso, los cuales con base en jurisprudencia constitucional anterior, asisten a las personas jurídicas de derecho público (amparo 206-2012 del 14.10.2014), a diferencia de los derechos fundamentales, los cuales asisten esencialmente a las personas naturales por ser inherentes a la dignidad humana, y en cierta medida, a las personas jurídicas de derecho privado, cuando sirvan para proteger intereses de los individuos (Amparos 377-2012 del 6.07.2014 y 167-2013 del 17.08.2015). Sinopsis de la decisión La titularidad de derechos o la capacidad de personas jurídicas de derecho público no fue objeto de desarrollo en la sentencia, la cual se enfocó exclusivamente en el análisis de los 2 derechos constitucionales que se fijaron como parámetro de control. Respecto del derecho de defensa, la Sala de lo Constitucional desestimó la pretensión al considerar que la parte demandante sí había tenido las condiciones para ejercer su derecho de defensa en el proceso instruido en la jurisdicción Contencioso Administrativo, por lo cual sobreseyó sobre este punto. Respecto del derecho a una resolución motivada, la Sala de lo Constitucional estimó la pretensión, ya que la Sala de lo Contencioso Administrativo no motivó las razones por las cuales consideró que recibir una subvención para asistir físicamente a una misión oficial fuera del país, sin haberlo hecho, no implicaba haber incurrido en una de las prohibiciones éticas establecidas en la Ley de Ética Gubernamental, fundamento de la sanción impuesta en su momento por el TEG. Además de declarar la violación al derecho constitucional a una resolución motivada en favor del TEG, la sentencia de amparo invalida la sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo que declaró la ilegalidad de lo actuado por el TEG, debiendo retrotraer el proceso contencioso administrativo hasta antes de la emisión de la sentencia invalidada, imponiendo también a la Sala de lo Contencioso Administrativo la obligación de emitir una nueva en un plazo de 15 días hábiles, de conformidad con los parámetros de constitucionalidad establecidos. Amparo 206-2012 del 14 de octubre de 2014, Superintendencia de Competencia vs. Sala de lo Contencioso Administrativo El reconocimiento de la titularidad de derechos constitucionales y de la capacidad de hacerlos valer en un proceso de amparo es una línea jurisprudencial de reciente desarrollo en la Sala de lo Constitucional, ya que en pronunciamientos más antiguos, el tribunal se había inclinado hacia una postura más restrictiva por medio de la cual limitaba la legitimación activa de los entes de derecho público a los casos en los que actuara bajo reglas de derecho privado (Amparo 38-97 del 8 de junio de 2000). Sin embargo, recientemente, ante una demanda presentada por la Superintendencia de Competencia en contra de la Sala de lo Contencioso Administrativo, la Sala de lo Constitucional amplió la protección bajo los criterios siguientes: "(…) respecto de las personas jurídicas de Derecho Público solo puede hablarse de derechos constitucionales, pero no de "derechos fundamentales", ya que el concepto de estos últimos, tanto por razones históricas como filosóficas, es incompatible con una supuesta titularidad de derechos fundamentales por parte de órganos públicos. Por consiguiente, existen algunos supuestos en los que es posible aceptar la titularidad de este tipo de personas jurídicas — como el Estado, los Municipios y las instituciones autónomas—de algunos derechos protegibles por el proceso de amparo. Al respecto, una de las características del Estado de Derecho es la sujeción a la ley y sobre todo a la Constitución de los actos de las distintas autoridades u órganos del Estado, por lo que muy frecuentemente estos tienen que intervenir en los procesos o procedimientos en los que se controla la legalidad o constitucionalidad de tales actos y, consecuentemente, asumen la calidad de sujetos procesales dentro de aquellos. Es justamente en virtud de dicha calidad de parte que las personas de Derecho Público tienen en los distintos procesos o procedimientos que intervienen de donde derivan un conjunto de derechos, obligaciones y cargas procesales, algunos de ellos de trascendencia constitucional. En ese orden, si al Estado, Municipio o institución autónoma en la tramitación de algún proceso o procedimiento en el que interviene le es vulnerado algún derecho de naturaleza constitucional, aquellos poseerán capacidad para ser parte en el proceso de amparo. No obstante, por regla general, no podemos hacer respecto de este tipo de personas un reconocimiento estático de derechos, es decir, sin referencia a su intervención en un proceso determinado, sino que es necesario vincularlo a una determinada postura procesal. Además, dicho reconocimiento no debe entenderse limitado a los derechos de índole procesal. Y es que la capacidad de las personas jurídicas de Derecho Público para ser titulares de derechos se encuentra condicionada, en términos generales, por la naturaleza o contenido de estos últimos; sin embargo, en ningún caso podrían hacer uso de tales derechos para ampliar o modificar sus competencias. En ese sentido, el reconocimiento de derechos a este tipo de personas debe realizarse caso por caso, en concreto y no en abstracto, ya que algunos de estos no pueden ser ejercidos por aquellas, al ser exclusivos de personas naturales, como la libertad física." Sinopsis de la decisión La Superintendencia de Competencia (SC) presentó un amparo en contra de la resolución de la Sala de lo Contencioso Administrativo que declaró ilegal la resolución del Juez Primero de lo Civil de San Salvador, por medio dela cual se autorizó a la Superintendencia a practicar el registro con prevención de allanamiento de una empresa, que permitió recabar elementos probatorios que llevaron a la aplicación de una sanción. La SC alegó violación a la seguridad jurídica y al derecho a una resolución motivada por parte de la Sala de lo Contencioso Administrativo. El amparó estimó ambos reclamos, bajo los criterios siguientes: “…la actuación de la Sala de lo Contencioso Administrativo ocasionó una transgresión a los derechos a la seguridad jurídica y a una resolución motivada de la Superintendencia de Competencia, en virtud de que, por un lado, inobservó el principio de legalidad al invalidar la orden de registro o allanamiento emitida por el Juez Primero de lo Civil de San Salvador sin encontrarse habilitada en este caso para exigir que dicha autoridad jurisdiccional consignara en su autorización los objetos que se buscaban en la diligencia y, por otro lado, porque no expuso las razones por las que decidió aplicar el art. 173 inc. 2° del Código Procesal Penal ahora derogado —que regulaba la referida exigencia— al supuesto concreto”. La Sala de lo Constitucional dejó sin efecto la sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo y todo lo que hubiera sido un efecto inmediato de la misma. También ordenó retroceder el proceso en cuestión hasta antes de la emisión de la resolución con el objeto de que la autoridad demandada resuelva de conformidad con los parámetros de constitucionalidad señalados.