las teorías de localización industrial y en el estudio de los factores de localización de la I.A.A. (apartado 1.3). Por último, los efectos de las implantaciones fabriles en el territorio se concretan en el papel de la industria en las teorías de crecimiento regional y en las consecuencias de las implantaciones agroindustriales sobre el desarrollo local (apartado 1.4). 1.1. 1.1.1. ANALISIS ESTRUCTURAL DE LA INDUSTRIA AGROALIMENTARIA ECONOMIA DE LA PRODUCCION AGROALIMENTARIA El desarrollo industrial que los países occidentales han llevado a cabo en las últimas décadas ha transformado el concepto y los métodos de análisis del sector agrario. El comienzo de la existencia del marco conceptual de la Economía Agroalimentaria respondió al esfuen.o de investigación efectuado con el fin de reflejar las transformaciones recientes en que el Sistema Agroalimentario (S.A.A) se había visto sumido en el curso del proceso de crecimiento económico capitalista a partir de finales de los años cincuenta en los países occidentales más desarrollados, fenómenos que tuvieron lugar con posterioridad en el caso español. La Economía Agroalimentaria analiza de manera integrada las distintas etapas del S.A.A. -es decir, el sector agrario, la I.A.A. y la distribución alimentaria-, considerándolas en relación con el sistema socieconómico en el que están inmersas ^. El S.A.A. se define como "el conjunto de las actividades + También se inchrven frecuentemente dentro del S.A.A. el sector de restauración colectiva y comercial, así como los subsectores primarios agrícolas y forestales cuyos productos no tienen wi destino alimentario y sus industrias derivadas de primera u'ansformación (desmotadoras de algodón, serrerías...), debido en este último caso a la semejanza en las características productivas con respecto a sus análogos subsectores alimentarios. Por otra parte, dos sectores de actividad o consumo están íntimamente relacionados con el S.A.A., pero no forman parte de éL• el sector par^i agroalimentario, que abastece los bienes y servicios de equipo e intermedios necesarios para el ftmcionamiento del sistema, y las unidades fami^ liares dc consumo aliment^+rio. 36 qtte concurren a la formación y a la distribución de los productos alimentarios y, en consecuencia, al cumplimiento de la función de la alimentación humana en una sociedad determinada" 2. Los precursores en esta materia fiteron: Davis y Goldberg (1957-II), que ya en el año 1957 intentaron explicar la problemática de la Econo^nía Rural desde una óptica nueva y más adaptada a la realidad. Posteriormente, su desarrollo alcanzó mayor amplitud a partir de Malassis y la escuela francesa, vinculada en torno a las instituciones científicas y académicas de Montpellier, a partir de la década de los sesenta s. No sólo existe esta preocupación de examinar integralmente los distintos componentes, sino que se ha creado ya una conciencia de ejecutar las acciones de política agraria bajo este prisma. De ahí se desprende que en casi todos los países se hable de "Política Agroalimentaria", en vez de "Política Agraria". El punto de partida son las importantes transformaciones que modificaron las condiciones históricas de la producción agraria y supusieron un reflejo de la aceleración de los procesos de modernización del sector: éxodo rural, inserción creciente de las explotaciones en los circuitos de comercialización, reducción progresiva de la importancia del factor trabajo en favor del factor capital, aumento sensible de las tasas de rentabilidad, incremento de los suministros a la LA.A. y de las compras a la industria de fabricación de inputs... Simultáneamente, en el interior del S.A.A. se fue produciendo un trasvase de rentas, de participación en la toma de decisiones y en la demanda final desde el sector agrario a la '- M^i,^ssis (1979-11). " Estas investigaciones dan lugar en el año 1979 a un importante tratado de Economía Agroalimentaria, donde M^t.wss^s (1979-II) recopila y sistematiza de forma teórica toda la metodología estudiada hasta entonces. Dicha obra ha tenido su continuación en un segtmdo volumen que analiza la economía agroalimentaria internacional: Malassis y Padilla (1986II). Aparte de las obras citadas, podemos destacar algunas de las aportaciones que abordan la teoría y el concepto del Sistema Agroalimentario con una visión global: CaLDE^TEY (1981-11); CoatsRis y\'eeussi (1984II); CoRS^^^ (1986I1); Isr^TUTO NA"l.IO\ALE DI Eco^o^nw AcR,^Ri,^ (1988-II); D^t.nss^s (1973-II); MOU\IER (1981-I[); Poui.^Que^ (1978-II); RoDRícuez-Ztí^^c.,^ y SoRU (19861I y 1991-II). 37 I.A.A. y al sector de distribución. Se fueron trastocando, por tanto, los mecanismos de intercambio entre las distintas etapas de la cadena agroalimentaria, así como las relaciones entre sus respectivos agentes. La I.A.A. y el sector de distribución, "han convertido un mercado de competencia perfecta en un mercado, por un lado, oligopolista de demanda de cara a los agricultores y, por otro, en un oligopolio de oferta de cara a los consumidores" 4. Mientras que en una primera fase de desarrollo del S.A.A., la LA.A. se convirtió en el elemento central en la toma de decisiones del sistema, posteriormente la distribución ha impuesto a menudo su hegemonía en los mercados alimentarios. De este modo, los agricultores han sido los agentes pasivos de estas relaciones desiguales; la agricultura de propiedad familiar continúa siendo hoy en día el tipo de organización predominante en Europa, cuyas pautas de funcionamiento distan bastante de las empresas agroindustriales y de distribución. Los dos grandes pilares del contenido de la Economía Agroalimentaria son los modelos de producción y los modelos de consumo 5. Los ritmos de cambio de la producción alimentaria se aceleran en relación con los ritmos de cambio del consumo alimentario. Por lo tanto, un elemento causal de estas transformaciones productivas del S.A.A. es la creciente orientación de los agentes del sistema hacia las etapas finales de la producción alimentaria, a causa de su mayor proximidad a las señales emitidas por la demanda alimentaria. En este sentido, la evolución del consumo alimentario tuvo una incidencia vital en la articulación del S.A.A. durante las décadas de los 60 y los 70. Las cantidades globales demandadas de productos alimentarios fueron alcanzando altas cotas de saturación, lo que fue determinando un grado considerable de inelasticidad en su demanda. Igualmente, el cambio en los hábitos de vida repercutió en unas necesidades de 4 RODRIGUEZ-ZUÑIGAYSORIA (I98 ^YII). 5 Véattse, entre otras, las siguientes publicaciones: BoUt.ET, L.AntBERT y SYLvANDER (198frII); BucHHO^.z y WENDT (1991-II); MAtassis (1979-II); MAt.ASS^s y PAD^u.n (1986-II); PE^NADO (1985-II); PwAaD (1988-II); Twv[.t. (1989-II). En ellas son explicados los factores de evolución del consumo alimentario que afectan a los modelos de producción alimentaria. 38 ahorro de tiempo en la preparación de alimentos en el hogar que reclamaba una creciente industrialización. También se fueron demandando progresivamente la incorporación de servicios añadidos a los productos. Frente a la implantación de dicho modelo de "consumo de masas", se producen posteriormente algunos cambios en la lógica del consumidor que empieza a emerger de la crisis económica de finales de los setenta y principios de los ochenta, añadiendo una serie de matices a la evolución materializada en las dos décadas precedentes. El consumidor comienza a personalizar más su demanda de alimentos, en función de aspectos como la salud, la edad, la calidad de los alimentos, la estructura y el tatnaño de la unidad familiar. Así, las empresas alimentarias tienden a producir una segmentación del mercado en función de las características de las diferentes unidades de consumo y se produce un incremento espectacular en la gama de productos 6. El ámbito de análisis de nuestro trabajo se sitúa en el contexto de la inserción de la LA.A. en la función productiva del S.A.A. Por lo tanto, nos ubicamos en el interior de la "Economía de la Producción Agroalimentaria", no sólo desde el punto de vista del análisis de los componentes del S.A.A. y de sus interrelaciones, sino también desde el significado de las políticas, programas y proyectos correspondientes. Entre las diversas ramas conceptuales en que podemos dividir el análisis de la I.A.A., en el contexto de la Economía de la Producción Agroalimentaria^ (véase el cuadro n° I.1), nuestro trabajo se referirá principalmente a dos de ellas: - Por una parte, la inserción de la LA.A. en el ámbito del sistema socioeconómico general nos lleva a estudiar, como base de partida, las características de su estructura económica ^ En consecuencia, en el centro de los debates generados en torno a la Economía Agroalimentaria se encuentra la distinción conceptual entre producto agrario y producto alimentario. EI producto alimentario es el bien de consumo final resultante de someter al producto agrario a una serie de procesos de transformación y de añadirle toda una serie de utilidades. Véase en este sentido: Ro^Rícurr-Zú^^c,^ y Sow^ (1991-1t). ' Una explicación de la clasificación temática que aparece reFlejada en el cuadro n.4 L1 puede consultarse en Sn,`z c^;:wo,^ (19861I). 39 actual y su importancia en el seno de las economías nacionales. De este modo, será posible efectuar un análisis dinámico, teniendo como punto de mira las recientes transformaciones experimentadas por la I.A.A. en un contexto de desarrollo agroalimentario. El examen teórico de dichos aspectos será realizado a continuación en el apartado 1.1.2. Cuadro n- I.1 CLASIFICACION TEMATICA SOBRE "LA I.A.A. EN EL CONTEXTO DE LA ECONOMIA DE LA PRODUCCION AGROALIMENTARIA" - La LA.A. en el análisis integrado del Sistema Agroalimentario - Estructura de la I.A.A. - Capitalización e industrialización de la LA.A. -Análisis específico de la LA.A. - En relación con cl Sistema Agroalimentario - Relaciones agrictdturaI.A.A. - Transformaciones de la LA.A. - En relación con el desarrollo regional y rural - La LA.A. y el desarrollo regional y rural Fuenle: Elaboración propia. - Por otro lado, la LA.A., como prolongación natural de los procesos de producción agraria, constituye en ocasiones una vía de diversificación de las actividades económicas rurales, normalmente centradas en el sector primario. Otras veces, en cambio, contribuye a fomentar aún más los desequilibrios territoriales y las diferencias entre el medio rural y el urbano, localizándose en zonas desarrolladas urbano-industriales. El análisis teórico de la I.A.A. desde el punto de vista 40 de la Economía Regional será objeto de los apartados 1.3 y 1.4 del presente capítulo. 1.1.2. TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES DE LA LA.A. EN LOS PAISES DESARROLLADOS En el contexto de una creciente industrialización y terciarización de las actividades agroalimentarias, una serie de factores reflejan el desplazamiento en la toma de decisiones durante las últimas décadas desde el sector agrario hacia la I.A.A. en los países desarrollados $• 9, del mismo modo que sucede con respecto a la distribución alimentaria. Cabría destacar que, debido a la saturación en la demanda global de alimentos, el poder de compra adicional destinado a la alimentación se dedica en casi su totalidad a consumir transformación y servicios añadidos al producto alimentario. De este modo, la gran mayoría de los productos agrarios están someti8 Una selección de dicha bibliografía, restringiéndonos fundamentalmente a aquella que examina detenidamente una gran variedad de aspectos, desde el comienzo de la crisis de los setenta hasta la actualidad es, a nuestro juicio, la siguiente: - Internacional: PiNnRD (1988-II). - Conjtmto de los países occidentales desarrollados: ORCn,`tznclótv eAR^1 tn CoovER,acló` vDESnltROU.o Ecotió.rnco (1983-II). - Países de la C.E.: BucHtto^z y Wet`DT (1991-II); Cob1MISSION DES COMMUn^1uTES EultoeEEwES (1981-1I y 1990a-II); CLUB DE BRUxELLES (1991-II); J^11m (1991-II); KuHt. (1991-II). - Francia: Gnt.LEZOT (1983-II); GIRODOUY (1983-II); METZCER (1982-II); NEEUSSf (1983-II y 1989-II); RoussEnu (1979-II). - Gran Bretaña: AsttBY (1978-II); BuR,^s, MC. INERNE1'1'$N7NB/u\CK (1983-II). - Estados Unidos: GREIG (1984II); Mc CoRtu.E (1988-[I). 9 Con respecto a la bibliografia de carácter estructural sobre la LA.A. española, han predominado, sobre todo a principios de la década de los 8Q, breves análisis descriptivos, consistentes en una aproximación a algtmos de sus rasgos estructurales. Estos trabajos hacen hincapié en el carácter atomizado y artesanal del sector. En este contexto, podemos reseñar las siguientes publicaciones: ASDCWCION ESPAÑOLA DE ECONOMÍA Y$OCIOLOC41 ACRARIAS (1980-II); BA,\CO DE GRÉDITo AcRícot,l (1983-II) (pp. 9-28); FER,•^A.^DEZ N,1vARRETE y Rutsc^l (1984II); JoRD.1,^.1 (1983-11); JoRD,1.^p y Puf.c^lt (1980-II). Otros trabajos con fechas posteriores }• de carácter general sobre diferentes aspectos de la estructura de la LA.A. españOla SOn: A,\DERSE\ GONSULTI\G (1990-II); BUE\O y R^1MOS (198&II); GE\rrRE FRA\ç,1IS DU GOMMERCE Eai'ERIEUR (198irII); JORDANA (1987-II); PEI\ADO (1985II); RODRícuez-Ztí^fcn y $oRU (1987-11). 41 dos a algún tipo de elaboración, tendencia que aumenta progresivamente. Los métodos de organización industrial se extienden progresivamente a lo largo de las diferentes etapas de la cadena alimentaria. Por tanto, el valor añadido en los productos alimentarios se desplaza de forma creciente desde el sector agrario hacia los sectores industrial y de servicios. El incremento progresivo en el grado de concentración de las grandes empresas agroindustriales determina asimismo que el sector adquiera un mayor poder de negociación frente al sector agrario. En lo que concierne a las tendencias evolutivas, la I.A.A. constituye hoy en día uno de los principales subsectores fabriles, o en algunos casos el más importante, de los distintos países desarrollados. A pesar de ello, se constata que el peso específico de la LA.A. en el conjunto de la economía o en el sector secundario tiende a disminuir con el crecimiento del P.I.B., a la vez que incrementa el cociente entre las magnitudes de la I.A.A. y las correspondientes al sector agrario. No obstante, la I.A.A. adquiere durante las épocas de recesión una mayor participación en el sector industrial y en el conjunto de la economía, ya que su ciclo económico actúa de forma amortiguada en relación con estos últimos. Pero su interés no sólo se cifra en el dinamismo positivo de st^s magnitudes, sino, cualitativamente, en el hecho de suponer un soporte fundamental para el destino de las producciones del sector primario. En lo que respecta a la evolución de los ratios estructurales del sector a partir de los años sesenta, el aspecto más remarcable es el notable incremento de su productividad. La LA.A. alcanza hoy en día unos niveles de valor añadido por activo superiores al conjunto de la industria en los diferentes países desarrollados, lo que contradice el supuesto teórico mantenido hasta hace algunos años. Frente a una cierta estabilidad o una ligera regresión en el nivel de empleo 10, se ha 10 Según cierta bibliogra^a francesa preocupada por la evolución del empleo en la LA.A. (LE Bo'rrt:RF (1988-II). Gnc.ev ( 1987-II), Hu^anN ( 1989- ^ [) y S^wNiea ( 1987-I ^ ), se está detectando desde hace algím tiempo un cierto descenso del níimero de efectivos, tendencia que parece que continuará en el futuro próximo. 42 producido un incremento continuado e importante del valor añadido, expresado éste en términos reales. El proceso de reestructuración llevado a cabo por la I.A.A. desde mediados de los sesenta hasta la fecha ha tenido una notable intensidad. A grandes rasgos, se han producido dos fenómenos: disminución significativa del número de establecimientos y de empresas y fuerte sustitución de trabajo por capital. Con respecto a la reducción de establecimientos y de empresas, este proceso ha determinado un apreciable aumento de la dimensión media del sector. Mientras han desaparecido muchas unidades productivas de escaso tamaño, sé ha incrementado el nivel de concentración en las grandes sociedades. A pesar de ello, susbiste actualmente un gran porcentaje de pequeñas plantas, generando una estructura bastante dual II. El mercadó va adquiriendo un mayor grado de oligopolio, que llega incluso a superar la media industrial. EI segundo aspecto del cambio estructural se ha traducido en una importante tendencia de sustitución capital-trabajo, realizada con cierto retraso con respecto a otros sectores, pero con progresiva intensidad. Este proceso de modernización y capitalización ha tenido lugar sobre todo en las empresas mayores y más competitivas. De este modo, los ratios de capitalización que tienen las inversiones más recientes no se muestran inferiores a las correspondientes a otros sectores industriales 12. A pesar de que el cambio tecnológico supone una apreciable reducción de mano de obra por unidad de producto, el volumen total de empleo del sector se ha visto casi compensado por la actividad expansiva del sector. ^^ Las consecuencias de una pequeña dimensión empresarial de las empresas y de los establecimientos se traducen no sólo en el bajo aprovechamiento de las economías de escala de la producción, repercutiendo en una escasa productividad, sino también en los limitados niveles de accesibilidad y poder de mercado. Las reducidas posibilidades financieras, la exigua dedicación a actividades de `I+D" y la obsolescencia de sus instalaciones son, entre otras, algunas secuelas impor[antes. La problemática de la dimensión puede consultarse en GRE^G (1984II) (pp. 19-39) y, en el caso de la bibliografía española, en CnLDEn°rEY (1985-I I ). 11 Este hecho ya fue detectado por JoEtDw,^,^ (1983-II) a comienzos de los años ochenta. 43 Sin embargo, la buena adaptación de la I.A.A. a la coyuntura económica y el considerable proceso de reconversión que ha llevado a cabo, no debe ocultar que continúan existiendo determinados hándicáps estructurales 13. Una de las restricciones fundamentales radica en el aprovechamiento de las materias primas, debido a la falta de regularidad en cantidades, calidades y precios. La estacionalidad de la transformación y la considerable proporción de mano de obra eventual son características inherentes a la LA.A., sobre todo en lo que concierne a las actividades de primera elaboración, que la distinguen de una buena parte de los subsectores industriales. La diversificación de sus inputs y los nuevos procesos tecnológicos tienen el fin de contrarrestar los efectos económicos que se derivan de la estacionalidad y de la eventualidad. Por otra parte, la mano de obra tiene todavía como término medio un menor grado de cualificación que en otras ramas industriales. La reducida dimensión de un estrato considerable de las empresas y el carácter artesanal de algunos establecimientos pueden suponer un freno al crecimiento agroindustrial y a su eficiencia económica. Asimismo, la I.A.A. genera un bajo porcentaje de valor añadido con respecto a la magnitud de la producción, en comparación con el conjunto del sector secundario; este hecho se explica fácilmente por el menor grado de elaboración de sus procesos de fabricación y la mayor proporción del coste de las materias primas sobre el precio de los productos, así como por la generalmente menor retribución salarial de sus empleados. El marco de referencia de las principales transformaciones estructurales en las que se encuentra inmerso el S.A.A. viene definido por los importantes ^irocesos de camGio en la estructura económica internacional donde operan las firmas agroindustriales, que conducen a una clara modificación de las estrategias empresariales de la I.A.A. En primer lugar, a escala mundial, se adoptan por parte de los distintos gobiernos una serie de políticas que fomentan ^; Véase en este sentido: Oxe.nN^znc^ó;v rnw^ ^.^ Coo^'eanc^ó^ v e^. Desnaaot.^.o ECO^ónt^CO (1983-II), donde numerosos autores examinan la problemática de la LA.A. durante la época de crisis de comienzos de los años ochenta. 44 el libre jttego de la competencia de las empresas en los mercados internacionales. Esto se inscribe en el ámbito de la liberalización del comercio y de los movitnientos de capitales, como se observa en las actuales negociaciones del G.A.T.T. En segundo lugar, en el caso de la C.E., la entrada en vigor del Mercado Unico implica una serie de repercusiones que afectan a la LA.A., no solamente eti lo que respecta a la supresión de las barreras físicas y fiscales, sino también en lo que concierne a las barreras técnicas y, especialmente, en lo referente a la reglamentación sobre el comercio de productos agroalimentarios. En estas nuevas coordenadas económicas, la investigación en Economía Agroalimentaria setiala como principales componentes de las transformaciones estructurales de la LA.A. las siguientes 1`^: concentración, ^ienetración de ca•f^ilal multinacional, innovación tecnológica, ^iromoción y^iroli/^eración de productos y terciarización de las actividades productivas. En primer término, el proceso de concentración de las actividades productivas en el segmento de las mayores empresas ha tenido durante las ítltimas cíécadas ima intensidad sin precedentes. La motivación principal no procede fundamentalmente hoy en día de los requisitos tecnológicos de fabricación, sino que tiene más bien relación con elementos vinculados a la información, a la protnoción y publicidad y al control de los canales de distribución. Estos factores son, de este modo, susceptibles de presentar fitertes rendimientos de escala, de tal manera que solamente a través de un gran nivel de concentración es posible conseguir altas cuotas de mercado. Otra característica cotnún de las grandes empresas agroalimentarias de los países desarrollados es la tendencia creciente a la penetración de capital multinacional, fenómeno que 1'' Sobre los temas de concentración, multinacionales, diversi6cación e innovación tecnológica en la LA.A. podemos destacar, entre otras, a las siguientes publicaciones: AI-t-,\v^\ et aL (1990-1I); Buctnlot.z v WE;\Dt ( 1991-II); Co^^oR, RocERS, A^Gvtlo^ y MuE1.1.ER ( 1985-11); Dr: i\4o^1•^IORtl.l.o^ (1989-11); GAl.lz•r.l y LI^DA (1991-[I); CREFN ( 1989a-II y 19896-11); CREIG ( 1989-11); 1\STITUT i\iATIONAI- DE tA RECHERCHE ACRONO\11QUE ( 1991-II); Je\II\ ( 1991-II); KuHt. ( 1991-[1); A^L\RIO\ (1986-II); i^1C. CORC6LE ( 1988-II); ORSER\4\"rO1RE DES S"PRATEGIES INUUSI'RIELI-ES (1988-1 I); R\srol^ ( 1981-11 y 1989-I I); RosA (1985-11) ; Tawt.^ ( l 989-I I ). Con respecto a la literatura espaiiola sobre la materia, véase la nota n° 19. 45 muestra un considerable paralelismo con el de concentración. Las tasas de crecimiento de los grandes grupos multinacionales se incrementan año tras año. En lo que respecta al control de la cuota de mercado, el papel de las empresas transnacionales alimentarias es netamente superior al reflejado por las propias cifras de inversión. Este proceso se canaliza sobre todo a través de participaciones financieras en sociedades nacionales ya existentes, pues las inversiones directas en nuevas instalaciones han tenido últimamente un carácter minoritario. Además, el progresivo proceso de internacionalización de las empresas introduce y abre nuevas expectativas de mercado para nuevos productos procedentes de países extranjeros. Estos procesos de concentración y de expansión de las multinacionales alimentarias desembocan en la formación cada vez más habitual de grupos alimentarios a escala internacional 15. Toman la forma de holding empresarial y están compuestos cada uno de ellos por un gran número de empresas ligadas entre sí mediante una variada gama de relaciones financieras directas o indirectas, que presentan la característica de ejecutar una política común o coordinada. Otro de los grandes rasgos esenciales de la evolución reciente de la I.A.A. es la tendencia a la proliferación de productos, sobre todo en las grandes empresas, lo que lleva aparejado un esfuerzo considerable en la dedicación a actividades de promoción de productos y publicidad, que requieren la existencia de altas economías de escala a nivel empresarial. Por una parte, se lleva a cabo una diferenciación del producto a través de un proceso de creación de marcas. Por otra, se continúa haciendo hincapié en la creación, más que de nuevos productos, de nuevos servicios o presentaciones añadidos al producto. Sin embargo, desde el punto de vista de la diversificación a actividades extrasectoriales, determinados autores ls señalan que desde mediados de los años ochenta las grandes 15 Véanse, en referencia a los procesos de concentración y formación de grupos de las más importantes transnacionales alimentarias a escala mundial, los resultados de la base de datos "Agrodata", elaborada y actualizada continuamente por el InstitutAgronomique Mediterranéen de Mon[pellier: At.[nvn et al. (1990.1I). '^ En este caso destacamos los trabajos del OBSERVATOIRE DE STRATEGIES . INDUSI'RIELLES ( 19H8-II). 46 empresas se han vttelto a centrar en sus actividades principa les, resultando de este proceso una cierta tendencia a la especialización, despúes de la fase de diversificación que tuvo lugar durante los años setenta y la primera mitad de los ochenta. Tradicionalmente se ha admitido que la LA.A. es uno de los sectores industriales que menor esfuerzo destina a la innovación tecnológica. Las causas de esta escasa atención a la investigación endógena tienen sti origen en el propio contenido de la actividad agroalimentaria: el largo ciclo de vida de las innovaciones en alimentación, la dificultad de definir productos considerados como "s>_tperiores" frente a productos "inferiores", el carácter conservador del propio consumidor frente a las novedades extremas en su dieta... Tampoco se suelen incorporar actualmente procesos que impliquen una transformación radical desde el punto de vista de la fabricación; en este sentido, las grandes expectativas creadas a comienzos de los ochenta sobre la generalización de las biotecnologías aparecen hoy mucho más moderadas t'. Sin embargo, a pesar del escaso nivel de innovación endógena, esto no implica que la I.A.A. no haya realizado un importante proceso de modernización, que se ha producido fundamentalmente a través de una externalización y una terciarización de la actividad innovadora. En este sentido, los esfuerzos de innovación se han dirigido más bien últimamente hacia desarrollos tecnológicos orientados principalmente a problemas de mercado y de mejora del "marketing mix", así como de gestión de los procesos prodttctivos. Asistimos en la actualidad a una tendencia de generalización de las actividades de servicios en la I.A.A., como consecuencia del proceso de cambio tecnológico y debido a que la competencia se centra fitndamentalmente en las utilidades añadidas a los productos. Además, la necesidad creciente de especialización en las actividades de logística y transporte, de gestión y consultoría, entre otras, requiere recurrir a empresas externas al siste^' Véase, por ejemplo, Tt^at. (1989-[1), donde se recopilan los resultados prospectivos del programa Fr1ST de la C.E. con respecto a la inno^ación tecnológica en la LA.A.^ 47 ma, cuando anteriormente eran actividades que se realizaban en el seno de las propias empresas alimentarias. En consecuencia, el incremento de la competencia que se deriva del aumento de la dimensión del mercado, la próxima ausencia de restricciones y condicionantes fronterizos y los cambios en la demanda alimentaria son los principales elementos causales que inducen al ajuste estructural de las empresas alimentarias europeas 1S, lo que requiere sobre todo unas mayores economías de escala en la comercialización. Estos cambios en el marco de referencia de las empresas agroindustriales, por el hecho de operar sobre espacios geográficos y mercados más amplios, definen nuevas perspectivas con respecto a las estrategias de internaeionalización. La formación de grupos de ámbito europeo y la necesidad de implantarse en mercados nacionales hasta ahora poco explorados prevalecen en los objetivos de las empresas. En lo que concierne a los procesos de internacionalización de la LA.A. española14, prornovidos por la proximidad del Mercado Unico Europeo, no se ha producido una integración de las empresas de capital nacional en el modelo de formación de grupos de ámbito europeo y en el colnercio internacional. Esta dinámica ha consistido fundamentalmente en la penetración del modelo europeo en el ámbito del S.A.A. español, en el cual nuestro país ha adquirido principalmente una funcionalidad de importante mercado alimentario que además ha mostrado una buena aceptación de los productos extranjeros 20 's GREr:N (19891r[I). " Con respecto a los aspectos de internacionalización, concentración, prtimoción e innovación tecnológica en la LA.A. española, podemos resetiar las siguientes obras: A13AO (1985-II); ANUERSEN CONSULTING (1990-II); BURON y GARCIA (1990-II); CADENAS y FERNANDE! (1988-II); CENTRE FRANçA1S UU COMMERCE EXTERIEUR (1986-II); CONSELLERIA D'AGRICULTURA i PESCA DP: [.A GENERALITAT VALF:NCIANA (1987-II); MAR'1'INE! $ERIL\NO y$ANCHIS L,LOPIS (1991-II); PEINAUO (1985-II); R\MA (1986-II y 199]-II); ROURIGUE7. ZUNIGA, $AN"J. CAÑADA y P}:REZ Pt:REZ (1991-II); RoURícuEZ'/.úÑIGA y$oR1A (1989-II y 1990-[I y 1991-II). 20 Entre las publicaciones recientes que abordan los efectos del Mercado Unico sobre la LA.A. española, podemos destácar las realiradas por ANDERSEN CoNSUI:rINC (1990-II), BANCO De Bu.n,\o-VlrcAVA (1990-II) y LARREA (1990-II). Véase también una perspecti\^a más general acerca de los impactos sobre el conjtmto del sector industrial europeo y espaliol en CoMMISS1oN uES COMMUNAU'rEs EuxoPE^NNFS (19901r11) y en GoNr.e^1.EZ y CARRnsco (1990-II). 48 En este sentido, hemos asistido desde la incorporación de España a la C.E. a un progresivo aumento de la cuota de mercado del capital transnacional en la LA.A. nacional, procedente en su mayoría de otros países comunitarios, qtte ha tendido paulatinamente al control mayoritario de las empresas. Asimismo, podemos afirmar que ha incrementado significativamente el grado de concentración del conjunto de la LA.A. ubicada en España, fenómeno debido casi en exclusiva a la toma de posiciones de las empresas de capital foráneo. Para conseguir sus objetivos de efectuar un control de los puntos neurálgicos del mercado español, las empresas extranjeras han llevado a cabo, en términos generales, estrategias diferenciales con respecto a las sociedades de capital nacional, tanto desde el punto de vista de las políticas de publicidad y marca como de la incorporación de actividades innovativas... Pero fundamentalmenté, queda patente que la avalancha de inversiones foráneas ha procedido del objetivo de controlar los canales de comercialización españoles, con el fin de posibilitar la distribución de los productos europeos en España; por el contrario, los grupos europeos no se encuentran interesados en líneas generales por factores como la calidad potencial de los productos nacionales con vistas a su comercialización exterior. Estos procesos han conducido a un creciente desplazamiento en la LA.A. española de los procesos de toma de decisiones y de la cuota de mercado hacia los grandes grupos transnacionales21, lo que está acentuando los desequilibrios estructurales que desde hace tiempo tienen una intensidad notable en las P.Y.M.E.s agroindustriales españolas. Las industrias que no están efectuando a tiempo un importante proceso de reconversión estructural y de innovación tecnológica, 11 Aunque es previsible que continúen prodigándose operaciones de compra de empresas por parte del capital europeo, dichas tendencias se verán a partir de ahora ralenti-r.adas a causa de la clara disminución de la oferta de empresas estratégicas. Esta situación ha motivado que estemos en un momento frontera en el cual el proceso de agresivas tomas de participación esté comenzando a dar paso al establecimiento de "alian-r.as estratégicas° entre firmas nacionales y gn^pos foráneos, con una finalidad esencial de comercialización bajo licencia de productos exteriores en nuestro país. 49 así como de búsqueda de canales de distribución más eficientes, van a tener problemas de subsistencia en un Mercado Unico crecientemeñte competitivo. Contraponiéndose a este modelo dominante, el estrato de pequeñas y medianas plantas necesita adoptar una estrategia de fabricación y distribución de productos de calidad y con cierto grado de denominación local, si quiere obtener una cuota de mercado claramente diferenciada de los productos y segmentos dominados por los grandes grupos transnacionales. Es precisamente una de las escasas posibilidades de que las pequeñas y medianas industrias consigan ser competitivas en las nuevas coordenadas del mercado alimentario europeo, así como una alternativa viable para la LA.A. vinculada a iniciativas locales de desarrollo regional, lo que abordaremos en los próximos apartados del presente capítulo. 1.2. DESARROLLO RURAL INTEGRADO E INDUSTRIALIZACION DEL MEDIO RURAL Las políticas de desarrollo regional tienen como finalidad principal la reducción de las disparidades en el nivel de desarrollo entre los diferentes espacios situados en el interior de una región determinada. Los organismos internacionales, las Administraciones Públicas y la literatura económica han hecho especial hincapié desde los años setenta en el tema de la revitalización de las zonas desfavorecidas. Asimismo, han aparecido nuevas concepciones sobre esta materia que ponen el acento en la crisis del entramado social y humano de estas áreas, así como en el deterioro medioambiental que experimentan. 22 Una de las razones generalmente invocadas ante esta nueva preocupación es que los desequilibrios espaciales no sólo siguen existiendo, sino que en muchas ocasiones se han ido agravando, lo que en algunas zonas ha llegado hasta límites que significan una pérdida real del patrimonio natural y cultural, así como de ciertos recursos económicos. L1 En este contexto, resulta esencial mencionar las teorías de "ecodesarroIlo", promovidas, entre otros, por Pwssnats (198QI) y SncF^s (1980-I). 50