UN ENSAYO SOBRE LAS RAZONES OMITIDAS PARA MEJORAR EL SERVICIO DE JUSTICIA. POR. OSCAR PAUL ALVARADO CORNEJO JUEZ (P) MIXTO PERMANENTE DE TUMBES. Iré directo a la cuestión, tratando de hacer una apretada síntesis: para los que nos hemos formado en la idea de que el Derecho es un sistema normativo de regulación de la conducta social, -cosa que tiene sentido desde cierta perspectiva teórica, pero no desde otra, postulo, y que no -que vendría a ser la que yo puedo desarrollar en este espacio- pensamos que tal idea de derecho tiene los siguientes rasgos: 1.- El sistema es completo (y lo es incluso, frente a supuestos de vacío normativo o de deficiencia en la ley).- 2.- El sistema no admite paradojas o el argumento en contrario.—3.—Tiene una gran capacidad de predicción.-- 4.-- El sistema ha de ser construido tratando de evitar en lo posible la redundancia.— Basta una interrogante para provocar urticaria en sus defensores: ¿cómo se puede construir un sistema de normas con normas que tienen sentido contradictorio?. Les adelanto una confesión: he dedicado gran tiempo de mi vida por aclarar el sentido de esa idea, y al final considero que la única alternativa válida respecto de ella, no es otra que hacer todo esfuerzo necesario por tratar de “destruirla”. Sin embargo, como todos ustedes suponen, adquirir el dominio en un escenario académico, no es tan simple y agradable como realizar un paseo por el parque, mientras el viento nos besa la cara. El problema tiene que ver con la contradicción y oposición que despliegan los que viven y organizan su vida con la defensa de esa idea. Y esta cuestión ya no es un mero asunto de rivalidad intelectual, sino de quien domina la mente de otro y de quien decide cuales ideas se divulgan y merecen apoyo, y cuales no. Esta es una cuestión política, que demanda una serie de cosas, frente a las cuales no tengo, generalmente paciencia, y eventualmente me aburro. Soy, después de todo, un pesimista de la práctica social y de la práctica política en el Perú. Hacer operativa esa idea de derecho nos cuesta mucho dinero, y mucho despilfarro de esfuerzo humano. Sin embargo, esa idea, se mantiene dominante en el escenario profesional del derecho, y permite una serie de privilegios en el trabajo intelectual. Estoy seguro que en esa idea nos hemos formado todos, y también estoy seguro que nos hace profundamente a-críticos y dogmáticos. Pero aun cuando este es un asunto escenario; de algún modo se ve implicada sobre lo que voy a sostener. de otro He pensado siempre que el Derecho es un discurso normativo contradictorio, que existen en los códigos y en las mismas leyes tantas normas modifican y hasta regulan en sentido contrario Existen en los códigos generales, como normas que las alteran, la conducta del destinatario de la norma. tantas normas generales como normas de excepción. Para verificar este aserto basta con que alguno de ustedes se tome la molestia de contarlas. También creo que la aptitud de mantener el mito del ideal sistemático de las normas ha producido ciertos esfuerzos curiosos: a).- Primero se dijo que la norma de excepción sólo debe aplicarse a los supuestos de la norma de excepción y no debe aplicarse ni vía analógica ni vía interpretación extensiva a otros supuestos.—b).— Después se ha inventado en la década del sesenta una teoría de la norma jurídica.—c).— Y finalmente, hace más o menos 200 años que aparece en el escenario una cierta tendencia a teorizar sobre los métodos de integración y de interpretación de las normas. Y todo esto, porque se sigue pensando y creyendo y se intenta mantener el dogma, de que el Derecho es un “sistema” de normas; esto es, un articulado sobre la base de un principio común, de “reglas de conducta”. tradición, hace agua por todos lados, científico, no a quien vive de conjunto Demostrar que esta sólo le puede interesar a quien ama el conocimiento una “falsa conciencia”. Estas cosas que las expongo en un lenguaje picante, deliberadamente, tienen como propósito plantear un barullo de cosas para saber si en verdad estamos dispuestos cambiar de piel y a ser más libres y menos dogmáticos. Mi apretada síntesis dice: Premisa 1: “la ley es un espacio para argumentar”. Premisa 2: “se puede argumenta a favor o en contra de determinada situación”. De lo cual se infiere que sobre una misma cosa, caven, por lo menos, dos posiciones; y estas dos, pueden ser, incluso, contradictorias. Premisa 3: “esa argumentación solución de un problema humano intenta persuadir al juez”, para que la sea el que proponemos. consecuentemente, adoptar las siguientes conclusiones: 4.- De esas ideas, se debe, Si bien para argumentar se puede usar el razonamiento deductivo, el mismo que se usa en diversos planos del saber (en psicología, en matemática, en lógica, en sociología etc,) lo importante es darnos cuenta que el razonamiento deductivo (silogístico) no sirve esencialmente para argumentar en un debate judicial, y que no es, en definitiva, el núcleo duro del razonamiento jurídico, porque en este escenario “las reglas del debate crítico” no se basan en la lógica sino en la “retórica”, y porque si usáramos el razonamiento deductivo, este razonamiento “excluye”, por definición, el razonamiento del contrario, el argumento en contra del otro; y porque al final, provoca que el derecho subjetivo de la parte, no sea más que un asunto que se reduce a la opinión del Juez sobre el sentido de la ley. 5.- La verdad para la solución del problema debe ser consecuencia del “debate jurídico” de las partes. El que gana en el debate gana en el juicio. 6.- En ese escenario, el protagonismo de las partes, puesto que a ellas interesa sobre todo, exponer sus argumentos sobre la prueba y el derecho, es más importante que el protagonismo del juez. Pregunto: ¿a quien interesa que se haga eficaz su derecho subjetivo?. Respondo: en primer lugar a las partes en contienda. El juez, en cambio, debe cuidar que nadie pida más ni menos ni obtenga más ni menos, de lo que le corresponde, y vigilar que las partes observen las reglas del debate crítico. Todo diseño procesal (modelo de proceso), que no se base en el debate de las partes, es pura maculatura de tinta mojada en papel que sólo sirve para la vanidad de ciertos hombres. Y en este sentido, el juicio a Sócrates, 5,000 años antes de Cristo, es un mejor modelo del proceso judicial, que aquel que han inventado los modernos procesalistas. Repito: por una simple razón: hubo debate entre las partes y ese debate fue argumentativo, adversarial, público, oral, … entre Meleto y Sócrates. (un poeta que acusó a un filósofo de divulgar falsas doctrinas entre los jóvenes griegos); aun cuando la sentencia haya sido una aberratio iuris, un acto injusto: ¡Sócrates, después de todo, bebió la cicuta, a pesar de que ganó en el debate … -y hay quien cree que lo hizo por pura soberbia intelectualcosas como esas tendrían que corregirse, por ejemplo!. Todo modelo procesal que se base en la decisión del juez y en el razonamiento deductivo, y no en el debate judicial de las partes, efectuado en un escenario adecuado, es, según me parece un modelo procesal inquisitivo. Para que el modelo sea garantista y corresponda a la naturaleza de las cosas, debe haber debate entre las partes, a través de sus abogados, y este debate debe tener ciertos rasgos de seguridad y garantía. 7.- En un país como el nuestro, con tantos problemas de distribución de la riqueza, de las cargas y de los honores, pensar que el Poder Judicial va a hacer solubles los problemas que genera las disfunciones de la práctica política, es partir de un enfoque sesgado y hasta equivocado. Si de ello se piensa que por razones de ideología jurídica, hay que poner por delante la meta de la cantidad de sentencias, nos fundimos. Cual industria que produce pan, los jueces producimos sentencias. Esa tendencia maximaliza el error judicial. Una manera de revertir esa situación, creo que sería posible si creamos un modelo procesal que permita un escenario para el debate entre las partes. Un juez, sabe, en su sano juicio, que no se puede administrar tanta información que existe en los juzgados, por más diligente y laborioso que sea en su trabajo; y debe confiar en el personal que trabaja con él. 8.- La otra solución, que se completa, a ese modelo, es cambiar tradicional” (lleno de papeles), por el “expediente electrónico”, notificación tradicional por cédula, por la “notificación el “expediente y cambiar definitivamente la electrónica”. Haber dígame: si los papeles se quedan con las partes y el Poder Judicial sólo las escanea y registra en un archivo electrónico su demanda anexos, y auto admisorio, y el itinerario del proceso, sobre su papel la recepción, y autoriza y la parte procesal se lleva sus papeles, qué se queda con el Poder judicial, sino sólo una base de datos registrando el itinerario del proceso. El conocimiento hoy en día es más holista, menos lógico o matemático. Hasta los filósofos de la ciencia, creen, hoy en día, a partir de la comprensión humana, que la lógica y la matemática, como fundamento de la racionalidad occidental, nos ha hecho mucho daño y hace crisis, como paradigmas del saber. Hoy en día, tenemos audios, cámaras televisivas, registros electrónicos, y una serie de instrumentos de medición y registro mucho más importantes que el mero papel y la escritura. Debemos usar toda la capacidad instalada de los recursos tecnológicos que tiene el Poder Judicial, para administrar mejor justicia. Debemos incluso, tener nuestro propio canal de televisión, y nuestros espacios televisivos, académicos, pedagógicos, o de contenido programático, para defender el éxito de la gestión y la reserva moral que representamos y Poder Judicial. somos para una Nación, todos los jueces y los servidores del La información del proceso, puede ser colgada en Internet, y la parte procesal, puede perfectamente hacerle el seguimiento a su proceso hasta la decisión final. Propongo que el archivo electrónico del contradictorio, con todas las garantías de un debido proceso judicial, que admite la posibilidad de un debate público entre las partes, en un momento estelar del proceso, sería una forma de cambio en el Poder Judicial, que de la mano con la descentralización administrativa y de gestión de cada Corte, en el manejo presupuestario, nos podría permitir un nuevo estilo de vida institucional y administración de esta gran familia llamada Poder judicial. Entonces daríamos un salto cualitativo hacia una justicia posmoderna. Ese modelo del proceso, debe involucrar a todas las materias, y no solo al proceso penal. Me parece a mí que estamos pasando a visualizar las cosas de otro modo y a entender que el debate sobre la idea del derecho y sobre cómo se hace operativa en la práctica social, no sólo es un asunto de interés de académicos, sino de viabilidad de nuestra propia vida como Nación; tarea, a la que también, por supuesto, deben ser convocadas otras instituciones y personas. Después de todo, aun está lejos la vida para concebir un debate judicial a partir de unos cuantos hologramas de las partes, argumentando, delante del Juez.