l`o sse rvator e romano

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVII, número 23 (2.418)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
5 de junio de 2015
En el Ángelus el Pontífice recuerda el misterio de la Trinidad en la vida cristiana
Sábado 6 de junio
Cuando hacemos
la señal de la cruz
Viaje apostólico
a Sarajevo
en el signo de la paz
En la vida cristiana todo gira
alrededor del misterio trinitario.
Lo recordó el Papa en el Ángelus
del domingo 31 de mayo, en la
plaza de San Pedro, invitando a los
fieles a hacer la señal de la cruz,
que contiene el sentido de este
«infinito misterio».
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días y feliz domingo!
Hoy celebramos la fiesta de la
Santísima Trinidad, que nos recuerda el misterio del único Dios
en tres Personas: el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. La Trinidad
es comunión de Personas divinas,
las cuales son una con la otra,
una para la otra y una en la otra:
esta comunión es la vida de Dios, el misterio de
amor del Dios vivo. Y Jesús nos reveló este misterio. Él nos habló de Dios como Padre; nos habló
del Espíritu; y nos habló de sí mismo como Hijo
de Dios. Y así nos reveló este misterio. Y cuando,
resucitado, envió a los discípulos a evangelizar a
todos los pueblos les dijo que los bautizaran «en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). Este mandato, Cristo lo encomienda en todo tiempo a la Iglesia, que heredó de
los Apóstoles el mandato misionero. Lo dirige
también a cada uno de nosotros que, en virtud del
Bautismo, formamos parte de su comunidad.
Por lo tanto, la solemnidad litúrgica de hoy, al
tiempo que nos hace contemplar el misterio estupendo del cual provenimos y hacia el cual vamos,
nos renueva la misión de vivir la comunión con
Dios y vivir la comunión entre nosotros según el
modelo de la comunión divina. No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o
contra los demás, sino los unos con los otros, por
los otros y en los otros. Esto significa acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir
el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas
bajo la guía de los pastores. En una palabra, se
nos encomienda la tarea de edificar comunidades
eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de
reflejar el esplendor de la Trinidad y evangelizar,
no sólo con las palabras, sino con la fuerza del
amor de Dios que habita en nosotros.
La Trinidad, como indicaba, es también el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación
terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente «trinitario»: el Espíritu Santo nos guía al pleno conocimiento de las enseñanzas de Cristo, y también nos recuerda lo que
El Papa en la solemnidad del Corpus Christi
En comunión con los cristianos
perseguidos por su fe
En su homilía de la
solemnidad del Corpus
Christi celebrada en
San Juan de Letrán, el
jueves 4, el Papa invitó a sentirnos en comunión con los «numerosos
hermanos
nuestros que no tienen
la libertad de expresar
su fe en el Señor Jesús. Sintámonos unidos a ellos... Y veneremos en nuestro corazón a los hermanos y
hermanas que se les
ha pedido el sacrificio
de la vida por fidelidad a Cristo». En
nuestro próximo número, amplia información de la celebración.
La celebración de la misa y una serie de encuentros se sucederán durante la visita que el
Papa Francisco realiza mañana, sábado 6 de
junio, a Sarajevo. El vuelo papal tiene previsto partir hacia las 7.30 desde el aeropuerto de
Fiumicino. Una hora y media después aterrizará en Sarajevo. En el palacio presidencial
tendrá lugar la ceremonia de bienvenida, y
seguirá la visita de cortesía a la presidencia
de la República y el encuentro con las autoridades, durante el cual el Papa Francisco
pronunciará el primero de los cinco discursos
previstos.
Hacia las 11.00 el Pontífice celebrará la misa en el estadio Koševo con la comunidad
católica. La mañana se concluirá con la comida con los obispos de Bosnia y Herzegovina y el séquito papal en la sede de la nunciatura apostólica.
Por la tarde el Santo Padre hablará en la
catedral a sacerdotes, religiosas, religiosos y
seminaristas, presidirá luego un encuentro
ecuménico e interreligioso en el Centro internacional estudiantil franciscano, por último
SIGUE EN LA PÁGINA 5
Al Consejo pontificio
para la nueva evangelización
Por caminos inexplorados
La Iglesia está llamada a anunciar
el don de la misericordia. Y hoy
los desafíos que plantea el anuncio del Evangelio requieren valentía, creatividad y decisión para
emprender caminos aún inexplorados.
PÁGINA 5
Por el quinto centenario
del nacimiento de san Felipe Neri
saludará a las nuevas generaciones en el Centro diocesano juvenil Juan Pablo II, antes de
la ceremonia de despedida en el aeropuerto
de Sarajevo. El regreso tendrá lugar por la
noche al aeropuerto de Ciampino.
En vísperas del viaje el Papa Francisco envió un mensaje a los fieles de Bosnia y Herzegovina, que se difundió el martes 2 de junio.
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Seminario internacional
La Iglesia ante
la condición de las mujeres
Cincelador de almas
Una vida marcada «por la relación con la persona de Jesucristo» y «el compromiso de orientar
hacia Él las almas confiadas a su
cuidado espiritual.
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Y
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L’OSSERVATORE ROMANO
página 2
viernes 5 de junio de 2015, número 23
El Santo Padre recuerda que cuando la ciencia no está al servicio del hombre es estéril
Medida de la civilización
«El nivel de progreso de una
civilización se mide por la capacidad
de custodiar la vida, sobre todo
en sus fases más frágiles».
Lo recordó el Papa Francisco
a los participantes en el congreso
promovido por la asociación
Ciencia y vida, a quienes recibió
en audiencia el sábado 30 de mayo,
por la mañana, en la sala Clementina.
Queridos hermanos y hermanas:
Os recibo con ocasión del décimo
aniversario de fundación de vuestra
Asociación, y os doy las gracias por
este encuentro y por vuestro compromiso. Agradezco en especial a la
señora presidenta las amables palabras que me dirigió en nombre de
todos vosotros.
Vuestro servicio en favor de la
persona humana es importante y
alentador. En efecto, la tutela y la
promoción de la vida constituyen
una tarea fundamental, aún más en
una sociedad marcada por la lógica
negativa del descarte. Por ello, veo a
vuestra Asociación como las manos
que se tienden hacia otras manos y
sostienen la vida.
Es un desafío comprometedor, en
el cual os guían actitudes de apertu-
ra, atención y cercanía al hombre en
su situación concreta. Esto es muy
bueno. Las manos que se estrechan
no garantizan sólo solidez y equilibrio, sino que transmiten también
calor humano.
Para tutelar a la persona vosotros
ponéis en el centro dos acciones
esenciales: salir para encontrar y encontrar para sostener. El dinamismo
común de este movimiento va desde
el centro hacia las periferias. En el
centro está Cristo. Y desde esta centralidad os orientáis hacia las diversas condiciones de la vida humana.
El amor de Cristo nos impulsa
(cf. 2 Cor 5, 14) a convertirnos en
servidores de los pequeños y los ancianos, de cada hombre y cada mujer, para quienes se debe reconocer y
tutelar el derecho primordial a la vida. La existencia de la persona humana, a quien vosotros dedicáis
vuestra solicitud, es también vuestro
principio constitutivo; es la vida en
su insondable profundidad que origina y acompaña todo el camino
científico; es el milagro de la vida
que siempre pone en crisis cualquier
forma de presunción científica, restituyendo el primado a la maravilla y
la belleza. Así Cristo, que es la luz
del hombre y del mundo, ilumina el
camino para que la ciencia sea siempre un saber al servicio de la vida.
Cuando disminuye esta luz, cuando
el saber olvida el contacto con la vida, se hace estéril. Por eso, os invito
a mantener alta la mirada sobre la
sacralidad de cada persona humana,
para que la ciencia esté verdaderamente al servicio del hombre, y no
el hombre al servicio de la ciencia.
Videomensaje del Papa Francisco con vistas al viaje del sábado 6 de junio a Sarajevo
Para alentar la convivencia pacífica
«Voy a estar entre vosotros
para alentar la convivencia pacífica»
en Bosnia y Herzegovina.
Lo dijo el Papa Francisco
en un videomensaj e enviado
a los fieles del país antes del viaje
apostólico a Sarajevo,
el sábado 6 de junio.
Queridos hermanos y hermanas:
Faltan ya pocos días para el viaje
que me llevará en medio de vosotros, a Sarajevo. Pensar en ello me
alegra, y deseo ya desde ahora diri-
gir mi saludo más cordial a todos
vosotros que vivís en esa ciudad y
en Bosnia y Herzegovina.
Voy a estar entre vosotros, con la
ayuda de Dios, para confirmar en
la fe a los fieles católicos, para sostener el diálogo ecuménico e interreligioso, y sobre todo para alentar
la convivencia pacífica en vuestro país.
Os invito a uniros a mis oraciones,
para que este viaje apóstolico pueda dar los frutos esperados por la
comunidad cristiana y por toda la
sociedad.
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
Giuseppe Fiorentino
subdirector
«La paz esté con vosotros». Este es
el lema de mi visita. Son las palabras con las cuales Jesús resucitado
saludó a sus discípulos cuando se
apareció en medio de ellos en el
Cenáculo, la tarde de Pascua. Es
Él, el Señor, nuestra fuerza y nuestra esperanza, que nos dona su paz,
para que la acojamos en nuestro corazón y la difundamos con alegría y
amor.
Por mi parte, me preparo para ir
entre vosotros como un hermano
mensajero de paz, para expresar a
todos —¡a todos!— mi estima y mi
amistad. Quiero anunciar a cada
persona, a cada familia, a cada comunidad la misericordia, la ternura
y el amor de Dios.
Queridos hermanos de Bosnia y
Herzegovina, os aseguro a todos
vosotros mi afecto y mi fuerte cercanía espiritual. Os animo a vosotros católicos a estar cerca de vuestros conciudadanos como testigos
de la fe y del amor de Dios, trabajando por una sociedad que camine
hacia la paz, en la colaboración
mutua y convivial.
Esperando encontraros, invoco
para Sarajevo y para todo el país la
bendición del Señor y la maternal
protección de la Virgen María.
¡Gracias y hasta pronto!
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
L’OSSERVATORE ROMANO
don Sergio Pellini S.D.B.
director general
Marta Lago
Servicio fotográfico
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redactor jefe de la edición
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La reflexión científica utiliza la
lente de aumento para detenerse a
analizar determinados detalles. Y
gracias también a esta capacidad de
análisis afirmamos que una sociedad
justa reconoce como primario el derecho a la vida desde la concepción
hasta su término natural. Quisiera,
sin embargo, que podamos ir más
allá, y que pensásemos con atención
en el momento que une el inicio con
el fin. Por lo tanto, reconociendo el
valor inestimable de la vida humana,
debemos reflexionar también sobre
el uso que hacemos de la misma. La
vida es ante todo un don. Pero esta
realidad genera esperanza y futuro si
se vivifica con vínculos fecundos,
con relaciones familiares y sociales
que abran nuevas perspectivas.
El nivel de progreso de una civilización se mide precisamente por la
capacidad de custodiar la vida, sobre
todo en sus fases más frágiles, más
que por la difusión de instrumentos
tecnológicos. Cuando hablamos del
hombre, nunca olvidemos todos los
atentados a la sacralidad de la vida
humana. La plaga del aborto es un
atentado a la vida. Es atentado a la
vida dejar morir a nuestros hermanos en las pateras en el canal de Sicilia. Es atentado a la vida la muerte
en el trabajo por no respetar las mínimas condiciones de seguridad. Es
atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la vida el
terrorismo, la guerra, la violencia;
pero también la eutanasia. Amar la
vida es ocuparse siempre del otro,
querer su bien, cultivar y respetar su
dignidad trascendente.
Queridos amigos, os aliento a relanzar una renovada cultura de la vida, que sepa instaurar redes de confianza y reciprocidad y sepa ofrecer
horizontes de paz, misericordia y comunión. No tengáis miedo de emprender un diálogo fecundo con todo el mundo de la ciencia, también
con aquellos que, sin confesarse creyentes, permanecen abiertos al misterio de la vida humana.
Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja. Y, por favor, no os
olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias!
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número 23, viernes 5 de junio de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 3
A los obispos de la República Dominicana en visita «ad limina»
La caridad no admite indiferencia
ricordia, no desfallezcan en el trabajo de la reconciliación matrimonial y
familiar, como bien de la convivencia pacífica: «Es urgente una amplia
catequización sobre el ideal cristiano
de la comunión conyugal y de la vida familiar, que incluya una espiritualidad de la paternidad y la maternidad. Es necesario prestar mayor
atención pastoral al papel de los
hombres como maridos y padres, así
toral y una madurez afectiva que haga a los seminaristas idóneos para
abrazar el celibato sacerdotal y capaces de vivir y trabajar en comunión.
«No se pueden llenar los seminarios
con cualquier tipo de motivaciones,
y menos si éstas se relacionan con
inseguridades afectivas, búsquedas
de formas de poder, glorias humanas
o bienestar económico» (Evangelii
gaudium, 107).
La atención pastoral y caritativa
de los inmigrantes, sobre todo a los
provenientes de la vecina Haití, que
buscan mejores condiciones de vida
en territorio dominicano, no admite
la indiferencia de los pastores de la
Iglesia. Es necesario seguir colaborando con las autoridades civiles pa-
como a la responsabilidad que comparten con sus esposas respecto al
matrimonio, la familia y la educación de los hijos» (Ecclesia in America, 46). Sigamos presentando la belleza del matrimonio cristiano: «casarse en el Señor» es un acto de fe y
amor, en el que los esposos, mediante su libre consentimiento, se convierten en transmisores de la bendición y la gracia de Dios para la Iglesia y la sociedad.
Les invito a dedicar tiempo y a
atender a los sacerdotes, a cuidar a
cada uno de ellos, a defenderlos de
los lobos que también atacan a los
pastores. El clero dominicano se distingue por su fidelidad y coherencia
de vida cristiana. Que su compromiso en favor de los más débiles y necesitados les ayude a superar la
mundana tendencia hacia la mediocridad. Que en los seminarios no se
descuide la formación humana, intelectual y espiritual que asegure un
encuentro verdadero con el Señor,
sin dejar de cultivar la entrega pas-
ra alcanzar soluciones solidarias a
los problemas de quienes son privados de documentos o se les niega
sus derechos básicos. Es inexcusable
no promover iniciativas de fraternidad y paz entre ambas naciones, que
conforman esta bella Isla del Caribe.
Es importante saber integrar a los
inmigrantes en la sociedad y acogerlos en la comunidad eclesial. Les
agradezco que estén cerca de ellos y
de todos los que sufren, como gesto
de la amorosa solicitud por el hermano que se siente solo y desamparado, con quien Cristo se identificó.
Sé de sus esfuerzos y preocupaciones por afrontar adecuadamente los
graves problemas que afectan a
nuestros pueblos, tales como el tráfico de drogas y de personas, la corrupción, la violencia doméstica, el
abuso y la explotación de menores o
la inseguridad social. Desde la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, toda acción de la Iglesia Madre ha de
buscar y cuidar el bien de los más
«La atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los
provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en
territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia».
Lo destacó el Papa durante la audiencia a los obispos de la República
Dominicana, a quienes recibió el jueves 28 de mayo, por la mañana,
con ocasión de la visita «ad limina Apostolorum».
Publicamos el discurso que el Papa les entregó en español.
Queridos hermanos en el episcopado:
Reciban mi más cordial bienvenida con motivo de la visita ad limina
Apostolorum. Confío que estos días
de reflexión y oración ante las tumbas de los santos Pedro y Pablo sean
para ustedes fuente de renovación y
sirvan para cultivar los lazos de comunión eclesial para responder a las
exigencias de una acción
conjunta y coordinada en la
promoción del progreso espiritual y material de la porción del Pueblo de Dios
que se les ha confiado.
Agradezco las amables palabras que monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, obispo de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey y presidente de la
Conferencia episcopal dominicana, me ha dirigido en
nombre de todos.
Los comienzos de la
evangelización en el continente americano traen siempre a la memoria el suelo
dominicano que recibió en
primer lugar el rico depósito de la fe, que los misioneros llevaron con fidelidad y anunciaron con constancia. Su efecto se sigue percibiendo hoy por los valores
cristianos que animan la convivencia
y en las diversas obras sociales a favor de la educación, la cultura y la
salud. Por lo demás, la Iglesia en
República Dominicana cuenta con
numerosas parroquias vivas, con un
nutrido grupo de fieles laicos comprometidos y un número consistente
de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Damos gracias al Señor por lo que ya se ha realizado y
se está realizando en cada una de
sus Iglesias locales.
Hoy la Iglesia sigue caminando
en esas queridas tierras con sus hijos
en la búsqueda de un futuro feliz y
próspero, se encuentra con los grandes desafíos de nuestro tiempo que
afectan la vida social y eclesial, y especialmente a las familias. Por eso
me gustaría hacerles un llamado a
acompañar a los hombres, a reforzar
la fe y la identidad de todos los
miembros de la Iglesia.
El matrimonio y la familia atraviesan una seria crisis cultural. Pero eso
no quiere decir que hayan perdido
importancia, sino que se siente más
su necesidad. La familia es el lugar
donde se aprende a convivir en la
diferencia, a perdonar y a experimentar el perdón, y donde los padres transmiten a sus hijos los valores y singularmente la fe. El matrimonio, «visto como una mera forma
de gratificación afectiva», deja de ser
un «aporte indispensable» a la sociedad (cf. Evangelii gaudium, 66).
En este próximo Jubileo de la mise-
desfavorecidos. Todo lo que se haga
en este sentido acrecentará la presencia del reino de Dios que ha traído
Jesucristo, al mismo tiempo que da
credibilidad a la Iglesia y relevancia
a la voz de sus pastores.
La misión continental, impulsada
por el Documento de Aparecida, y
el Tercer plan nacional de pastoral
han de ser dos motores de la actividad conjunta entre las Iglesias locales. Pero tengan presente que no es
suficiente tener planes bien formulados y celebraciones festivas sino permean la vida cotidiana de nuestras
gentes.
Por eso, es indispensable que el
laicado dominicano, que se percibe
tan presente en las obras de evangelización a nivel nacional,
diocesano, parroquial y comunitario, no descuide su
formación doctrinal y espiritual, y reciba un apoyo
constante, para que sea capaz de dar testimonio de
Cristo penetrando en aquellos ambientes donde muchas veces los obispos, los
sacerdotes y religiosos no
llegan. También es necesario
que la pastoral de los jóvenes reciba una atención cuidadosa para que no se dejen
distraer de la confusión de
los anti-valores que busca
desbordar hoy a la juventud.
Sin contar con la orientación que los padres y la
Iglesia quieren dar a la formación de las nuevas generaciones,
las leyes civiles tienden a sustituir la
enseñanza de la religión en la escuela por una educación del hecho religioso de naturaleza multiconfesional
o por una mera ilustración de ética y
cultura religiosa. No puede faltar en
quienes están empeñados en este
servicio y en esta misión educativa
una actitud vigilante y valiente para
que se pueda dar en todas las escuelas una educación conforme a los
principios morales y religiosos de las
familias (cf. Gravissimum educationis
7). Es importante ofrecer a los niños
y jóvenes la enseñanza catequética
conforme a la verdad que hemos recibido de Cristo, Palabra del Padre.
Finalmente, para concluir, y teniendo presente la hermosura y colorido de los paisajes de la bella República Dominicana, invito a todos
a renovar el compromiso por la conservación y el cuidado del medio
ambiente. La relación del hombre
con la naturaleza no debe ser gobernada por la codicia, por la manipulación ni por la explotación desmedida, sino que debe conservar la armonía divina entre las criaturas y lo
creado para ponerlas al servicio de
todos y de las futuras generaciones.
Hermanos, les pido, por favor,
que lleven a los queridos hijos e
hijas quisqueyanos el afectuoso saludo del Papa, que los confía a la intercesión de Nuestra Señora de la
Altagracia, a quien contemplan en el
misterio de su maternidad divina.
Les pido que recen por mí y les imparto de corazón la bendición apostólica.
L’OSSERVATORE ROMANO
página 4
viernes 5 de junio de 2015, número 23
La misa de cada día con el Papa
¿A qué grupo
pertenecemos?
Los cristianos de salón —que son
egoístas, especuladores, mundanos o
rigoristas— alejan a la gente que busca a Jesús. Acerca de esta tentación
puso en guardia el Papa Francisco al
celebrar la misa, el jueves 28 de mayo, en la capilla de la Casa Santa
Marta. Invitando a cada uno a «un
examen de conciencia», el Papa recordó que los cristianos deben saber
escuchar «el grito de ayuda» de la
gente y sostenerla en el camino para
acercarse al Señor.
El Papa Francisco inició la homilía hablando el episodio relatado por
san Marcos en el pasaje evangélico
(10, 46-52) propuesto por la liturgia.
«Jesús estaba con sus discípulos y
con la gente —dijo— que lo seguía
porque Él hablaba como un maestro, con autoridad propia». Bartimeo, un hombre ciego, «escuchó bullicio y preguntó: “¿Qué sucede?”.
Era Jesús». Y así Bartimeo «comenzó a gritar, y gritaba con fuerza haciendo un acto de fe: “Jesús, Hijo de
David, ten piedad de mí”». Sus palabras son «precisamente un acto de
fe», destacó el Pontífice.
Pero «entre la gente que estaba
allí con Jesús, cada uno tenía su
personalidad, su modo de ver la vida, de sentir la vida», explicó el Papa. Y, así, ante todo, «había un grupo de gente que no escuchaba el grito» del hombre ciego. Es «ese grupo
de gente que, incluso hoy, no percibe el grito de los muchos que tienen
necesidad de Jesús». En definitiva,
es «un grupo de indiferentes: no escuchan, creen que la vida es sólo el
grupito allí; están contentos, son
sordos al clamor de tanta gente que
necesita salvación, que necesita ayuda de Jesús y de la Iglesia». Pero,
destacó el Papa Francisco, «esa
gente es egoísta, vive para sí misma»
incapaz «de escuchar la voz de Jesús».
«Luego están los que escuchan
ese grito que pide ayuda, pero quieren silenciarlo», continuó el Pontífice. Y, en efecto, san Marcos en su
Evangelio dice que muchos reprendieron a Bartimeo para hacerlo callar, diciéndole que «no gritase» y
que dejase al maestro «tranquilo».
Lo hacieron «también los discípulos». Y el Papa recordó además
«cuando los discípulos alejaron a los
niños», precisamente «para que no
incomodaran al maestro». Así, pues,
también los discípulos trataron de
hacer callar a Bartimeo «porque el
maestro estaba con ellos, era para
ellos, no era para todos». Actuando
así «esta gente aleja a Jesús de los
que gritan, que tienen necesidad de
la fe, que tienen necesidad de salvación».
Existe también, afirmó el Papa
Francisco, otro grupo, formado por
los «especuladores: eran religiosos,
parece, pero Jesús los expulsó del
templo porque hacían sus negocios
allí, en la casa de Dios». Se trata de
personas «que no escuchan, no quieren escuchar el grito de ayuda, sino
que prefieren hacer sus negocios y
usan al pueblo de Dios, usan a la
Iglesia, para hacer sus propios negocios». También «estos especuladores
alejan a la gente de Jesús» y no permiten que las personas «pidan ayuda».
«Otro grupo que aleja a la gente
de Jesús —dijo también el Papa— son
los cristianos sólo de nombre, sin
testimonio, que no dan testimonio
de cristianos». Sí, «son cristianos de
nombre, cristianos de salón, cristianos de fiestas, pero su vida interior
no es cristiana, es mundana». Y
«uno que se llama cristiano y vive
como un mundano aleja a quienes
piden “ayuda” a Jesús».
Y, también, «están los rigoristas»,
añadió el Papa: «aquellos a los que
Jesús reprende» porque «cargan muchos pesos sobre los hombros de la
gente». Y «Jesús les dedica a ellos
todo el capítulo 23 de san Mateo».
Les dice «¡hipócritas, explotáis a la
gente!». En efecto, «en lugar de responder al grito que pide salvación
alejan a la gente».
El «primer grupo», resumió el
Pontífice, está formado por «los que
no escuchan». Del segundo, en cambio, forma parte «mucha gente diversa, diferente» que «escucha la llamada, pero aleja» de Jesús. Y «está
también un tercer grupo», son «los
que ayudan a acercarse a Jesús» y
que dicen a Bartimeo: «“Ánimo, levántate, te llama”». Es «el grupo de
los cristianos que son coherentes entre lo que creen y lo que viven» y
ayudan a acercarse a Jesús «a la
gente que grita pidiendo salvación,
pidiendo la gracia, pidiendo la salud
espiritual para su alma».
Precisamente a la luz de esta reflexión, el Papa Francisco propuso «un
examen de conciencia» que «nos hará bien», a través de una serie de
preguntas directas: «¿En qué grupo
estoy? ¿En el primero, entre los que
escuchan los numerosos gritos que
piden ayuda de salvación? ¿Me ocupo sólo de mi relación con Jesús, cerrada, egoísta? ¿Pertenezco al segundo grupo, entre los que alejan a la
gente de Jesús, por la falta de coherencia de vida, falta de testimonio,
así como por estar muy apegados al
dinero o por la rigidez?». Y también: «¿Alejo a la gente de Jesús o
pertenezco al tercer grupo, el de los
que escuchan el grito de tantas personas y les ayudo a acercarse a Jesús?». A estas preguntas, concluyó el
Papa, «cada uno de nosotros puede
responder en su corazón».
Tres estilos
de vida
«Tres modo de vivir la vida». Los
indicó el Papa Francisco durante la
misa en Santa Marta el viernes 29 de
mayo, partiendo del pasaje del
Evangelio de san Marcos (11, 11-25)
que propone precisamente tres actitudes vinculadas a otras figuras: la
«de la higuera», la de los «especuladores del templo» y la «del hombre
de fe».
Ya el jueves 29, en la celebración
matutina, el Papa Francisco había
indicado las características de tres tipos de discípulos de Jesús —los «que
no escuchaban el grito de ayuda»
del ciego, los que «alejaban a la
gente de Jesús» y, por último, «los
que ayudaban a la gente que tenía
necesidad de ir a Jesús»— invitando
a todos a un examen de conciencia
para reconocer el grupo de pertenencia. Al día siguiente volvió a presentar una reflexión similar, inspirada en el pasaje evangélico de san
Marcos.
La higuera, explicó al respecto,
«representa la esterilidad, es decir
una vida estéril, incapaz de dar algo». Una vida, es decir, que no da
frutos, «incapaz de hacer el bien»,
porque ese tipo de hombre «vive para sí mismo; tranquilo, egoísta», no
quiere «problemas». En el pasaje
evangélico Jesús maldice la higuera
porque es estéril, «porque no puso
de su parte para dar fruto», convirtiéndose así en el símbolo de la
«persona que no hace nada para
ayudar, que vive siempre para sí misma, a fin de que no le falte nada».
Estas personas, continuó el Papa,
al final «llegan a ser neuróticas». Y
«Jesús condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual» de quien
piensa: «Yo vivo para mí: que a mí
no me falte nada y los demás que se
las arreglen».
Hay luego un segundo «modo de
vivir la vida», y es el «de los explotadores, de los especuladores del
templo». Ellos «explotan incluso el
lugar sagrado de Dios para hacer
sus negocios: cambian las monedas,
venden los animales para el sacrificio, incluso entre ellos forman como
un sindicato para defenderse». Un
estilo «no sólo tolerado, sino también permitido por los sacerdotes
del templo». Para hacer que se comprenda mejor, el Pontífice hizo referencia a otra escena, «muy fea», narrada en la Biblia, que describe «a
los que hacen de la religión un negocio»: es la historia del sacerdote
cuyos hijos «impulsaban a la gente a
dar donativos y ganaban mucho,
también de los pobres». Para ellos
«Jesús no ahorra palabras» y a los
mercaderes del templo les dice: «Mi
casa es casa de oración. Vosotros, en
cambio, la habéis convertido en una
cueva de ladrones». Un pasaje duro,
en el cual el Papa quiso detenerse: la
gente «iba en peregrinación allí a
pedir la bendición del Señor, a ofrecer un sacrificio» y precisamente allí
«esa gente se veía explotada»; los
sacerdotes «no enseñaban a rezar, no
les daban catequesis... Era una cueva
de ladrones». No les interesaba que
existiera una verdadera devoción:
«pagad, entrad...». Realizaban los
ritos «sin devoción auténtica». De
aquí el Papa Francisco partió para
invitar a una reflexión: «No sé si
nos hará bien pensar si entre nosotros hay algo por el estilo en algún
sitio»: o sea «utilizar las cosas de
Dios para el propio beneficio».
Existe, por último, una tercera tipología, y es la «que aconseja Jesús,
es decir, la vida de fe». Para describirla, el Pontífice retomó la lectura
del Evangelio de san Marcos y recordó que cuando los discípulos vieron la higuera seca desde la raíz
«porque Jesús la había maldecido»,
Pedro le dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Y Jesús aprovechando la ocasión para indicar el justo «estilo de vida» le
responde: «Tened fe en Dios. En
verdad os digo que si uno dice a este monte: “quítate y arrójate al mar”,
y no duda en su corazón, sino que
cree en que sucederá lo que dice, lo
obtendrá. Por eso os digo: “Todo
cuanto pidáis en la oración, creed
que os lo han concedido y lo obtendréis». Así, pues, explicó el Papa,
«sucederá precisamente lo que hemos pedido con fe: es el estilo de vida de la fe».
Alguien podría preguntar: «Padre,
¿qué tengo que hacer para esto?».
La respuesta para el Papa Francisco
es sencilla: «Pídelo al Señor, que te
ayude a hacer cosas buenas, pero
con fe». Sencillo, pero con «una
condición» que es Jesús mismo
quien la indica: «Cuando os pongáis
a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro
Padre del cielo os perdone vuestras
culpas».
Vivir, por lo tanto, «la fe para
ayudar a los demás, para acercarse a
Dios», la fe «que hace milagros», es
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número 23, viernes 5 de junio de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 5
Audiencia al Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización
Por caminos inexplorados
La Iglesia está llamada a anunciar el don de la misericordia
Los desafíos planteados hoy por el
anuncio del Evangelio requieren
«valentía, creatividad y decisión para
emprender caminos a veces aún
inexplorados». Lo recordó el Papa
Francisco a los participantes en la
plenaria del Consejo pontificio para la
promoción de la nueva evangelización,
a quienes recibió en audiencia el
viernes 29 de mayo, por la mañana,
en la sala del Consistorio.
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra recibiros al concluir la
sesión plenaria que os ha ocupado
con un tema de gran importancia
para la vida de la Iglesia, como es la
relación entre evangelización y catequesis. Acojo también de buen grado a
los miembros del Consejo internacional para la catequesis, que ya es
parte integrante de vuestro dicasterio. Agradezco a monseñor Rino Fisichella su saludo inicial y, juntamente con él, a todo el Consejo para
la promoción de la nueva evangelización que ya está inmerso en la
preparación del Jubileo extraordinario de la misericordia. Un Año santo
que os he confiado a vosotros para
que aparezca de forma más evidente
que el don de la misericordia es el
anuncio que la Iglesia está llamada a
transmitir en su obra de evangelización en este tiempo de grandes cambios.
Precisamente estos cambios son
una feliz provocación para captar los
signos de los tiempos que el Señor
ofrece a la Iglesia para que sea ca-
paz —como lo supo hacer a lo largo
de dos mil años— de llevar a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo. La misión es siempre idéntica,
pero el lenguaje con el cual anunciar
el Evangelio pide ser renovado con
sabiduría pastoral. Esto es esencial
tanto para ser comprendidos por
nuestros contemporáneos como para
que la Tradición católica pueda hablar a las culturas del mundo de hoy
y ayudarles a abrirse a la perenne fecundidad del mensaje de Cristo. Son
tiempos de grandes desafíos, que no
debemos tener miedo de hacer nuestros. En efecto, sólo en la medida en
que nos haremos cargo de los mis-
mos seremos capaces de ofrecer respuestas coherentes, por haber sido
elaboradas a la luz del Evangelio. Es
esto lo que los hombre esperan de la
Iglesia: que sepa caminar con ellos
ofreciendo la compañía del testimonio
de la fe, que hace solidarios con todos, en especial con quienes están
más solos o son marginados. ¡Cuántos pobres —incluso pobres en la fe—
esperan el Evangelio que libera!
¡Cuántos hombres y mujeres, en las
periferias existenciales generadas por
la sociedad consumista, atea, esperan nuestra cercanía y nuestra solidaridad! El Evangelio es el anuncio
del amor de Dios que, en Jesucristo,
Cuando hacemos la señal de la cruz
VIENE DE LA PÁGINA 1
Jesús nos enseñó; y Jesús, a su vez,
vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia
Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se realiza en orden a este misterio infinito.
Intentemos pues, mantener siempre
elevado el «tono» de nuestra vida,
recordándonos para qué fin, para
cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos y sufrimos; y a
cuál inmenso premio estamos llamados. Este misterio abraza toda
nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo,
cada vez que hacemos la señal de la
cruz: en nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora
os invito a hacer todos juntos, y
con voz fuerte, esta señal de la
cruz: «En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo».
En este último día del mes de
mayo, el mes mariano, nos encomendamos a la Virgen María. Que
Ella, quien más que cualquier otra
criatura, ha conocido, adorado,
amado el misterio de la Santísima
Trinidad, nos guíe de la mano; nos
ayude a percibir, en los acontecimientos del mundo, los signos de
la presencia de Dios, Padre Hijo y
Espíritu Santo; nos conceda amar
al Señor Jesús con todo el corazón,
para caminar hacia la visión de la
Trinidad, meta maravillosa a la cual
tiende nuestra vida. Le pedimos
también que ayude a la Iglesia a ser
misterio de comunión y comunidad
hospitalaria, donde toda persona,
especialmente pobre y marginada,
pueda encontrar acogida y sentirse
hija de Dios, querida y amada.
Al término de la oración mariana el
Pontífice recordó la beatificación del
sacerdote francés Luis Eduardo Cestac
e invitó a los fieles a participar en la
misa y en la procesión del Corpus
Christi , el jueves 4 en Roma.
Hoy en Bayona, Francia, es proclamado beato el sacerdote Luis
Eduardo Cestac, fundador de las
Religiosas Siervas de María; su testimonio de amor a Dios y al prójimo es para la Iglesia un nuevo estímulo para vivir con alegría el Evangelio de la caridad.
Saludo a todos vosotros, queridos romanos y peregrinos: familias,
grupos parroquiales, asociaciones y
escuelas. Saludo a los chicos que
han recibido o se preparan a recibir
para recibir la Confirmación, animándolos a ser alegres testigos de
Jesús.
Al término del mes de mayo, me
uno espiritualmente a las muchas
expresiones de devoción a María
santísima; especialmente menciono
la gran peregrinación de los hombres al Santuario de Piekary, en Polonia, que tiene por tema: «La familia: casa acogedora». Hay muchos polacos hoy en la plaza: ¡que
se note la presencia! Que la Virgen
ayude a cada familia a ser «casa
acogedora».
El próximo jueves viviremos en
Roma la tradicional procesión del
Corpus Christi. A las 19 en la plaza
de San Juan de Letrán celebraré la
santa misa y, así, adoraremos al
Santísimo Sacramento, caminando
hasta la plaza de Santa María la
Mayor. Os invito a participar desde
ahora en este solemne acto público
de fe y de amor a Jesús Eucaristía,
presente en medio de su pueblo.
Antes de concluir, hagamos una vez
más la señal de la cruz, ¡en voz alta, todos! «En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo», recordando el misterio de la Santísima Trinidad.
A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta
la vista!
nos llama a participar de su vida. La
nueva evangelización, por lo tanto,
es esto: tomar conciencia del amor
misericordioso del Padre para convertirnos también nosotros en instrumentos de salvación para nuestros
hermanos.
Esta conciencia, que ha sido sembrada en el corazón de cada cristiano el día de su Bautismo, pide crecer, junto con la vida de la gracia,
para dar mucho fruto. Es aquí donde se introduce el gran tema de la
catequesis como el espacio dentro del
cual la vida de los cristianos madura
al experimentar la misericordia de
Dios. No es una idea abstracta de
misericordia, sino una experiencia
concreta con la cual comprendemos
nuestra debilidad y la fuerza que
viene de lo alto. «Es bello que la
oración cotidiana de la Iglesia inicie
con estas palabras: “Dios mío, ven
en mi auxilio; Señor, date prisa en
socorrerme” (Sal 70, 2). El auxilio
que invocamos es ya el primer paso
de la misericordia de Dios hacia nosotros. Él viene a salvarnos de la
condición de debilidad en la que vivimos. Y su auxilio consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía. Día tras día, tocados por su
compasión, también nosotros llegaremos a ser compasivos con todos»
(Misericordiae Vultus, 14).
El Espíritu Santo, que es el protagonista de la evangelización, es también el artífice del crecimiento de la
Iglesia en comprender la verdad de
Cristo. Es Él quien abre el corazón de
los creyentes y lo transforma para
que el perdón recibido se convierta
en experiencia de amor para los hermanos. Es siempre el Espíritu quien
abre la mente de los discípulos de
Cristo para comprender más en profundidad el compromiso requerido y
las formas con las cuales dar consistencia y credibilidad al testimonio.
Tenemos gran necesidad del Espíritu
para que abra nuestra mente y nuestro corazón.
La pregunta sobre cómo estamos
educando en la fe, por lo tanto, no es
retórica, sino esencial. La respuesta
requiere valentía, creatividad y decisión de emprender caminos a veces
aún inexplorados. La catequesis, como componente del proceso de
evangelización, necesita ir más allá
del simple ámbito escolar, para educar a los creyentes, desde niños, a
encontrar a Cristo, vivo y operante en
su Iglesia. Es el encuentro con Él lo
que suscita el deseo de conocerlo
mejor y, por lo tanto, seguirlo para
llegar a ser sus discípulos. El desafío
de la nueva evangelización y de la
catequesis, por lo tanto, se juega
precisamente en este punto fundamental: cómo encontrar a Cristo, cuál
es el lugar más coherente para encontrarlo y seguirlo.
Os aseguro mi cercanía y mi apoyo en esta tarea tan urgente para
nuestras comunidades. Os encomiendo a la Virgen Madre de la Misericordia para que su apoyo y su intercesión os ayuden en esta ardua
misión. Os bendigo de corazón y,
por favor, os pido que recéis por mí.
L’OSSERVATO
número 23, viernes 5 de junio de 2015
Seminario organizado por «donne chiesa mondo»
La Iglesia ante la condición de las
Para proyectarse al futuro
La Iglesia tiene un rico patrimonio al
que puede recurrir también, o especialmente, para mejorar la condición de las
mujeres en el mundo, pero no se da
cuenta de ello. También porque quien
decide y quien hace proyectos son sólo
hombres, poco interesados en las cuestiones femeninas. Con este seminario
hemos querido proponer por primera
vez un punto de vista femenino —y soluciones femeninas— a muchos problemas y situaciones difíciles que las mujeres viven en el mundo, recurriendo al
patrimonio cristiano, y en especial católico.
La situación de las mujeres hoy está
en el centro de una tensión que permea
la relación entre religiones distintas, está en el centro de una confrontación
mundial entre religiones y culturas que
será decisivo para el futuro de la humanidad. El marco geopolítico está cambiando: ante la crisis de la política es
inevitable que se refuerce el protagonismo de la religión, y en especial la centralidad del papel que la Iglesia católica romana está llamada a desempeñar.
Recientemente Manlio Graziano escribió acerca de una nueva santa alianza
entre las principales religiones (cristianismo, judaísmo e islamismo), que pue-
asume un significado decisivo: sólo en
el cristianismo, en efecto, se verifica
una auténtica igualdad espiritual, base
simbólica para construir luego una auténtica igualdad social. Por lo tanto, es
particularmente importante que, precisamente en este momento, la Iglesia
vuelva a tomar contacto con sus propios orígenes «feministas», evitando de
este modo recaer, por influencia de las
demás religiones, en rígidos modelos
conservadores.
Pero no tenemos que pensar sólo que
la Iglesia —impulsada por el cambio de
la condición de la mujer realizada en el
mundo externo— deba adecuarse a las
ideologías que este le contrapone. Sin
lugar a dudas, la transformación de la
condición femenina en los países avanzados sirve de estímulo y de sugerencia
a los cambios internos que la Iglesia
—como ha afirmado en más de una
ocasión el Papa Francisco— está llamada a realizar. Pero hay más: una mirada
femenina a la tradición cristiana es
esencial para encontrar en ella las respuestas a muchas cuestiones de las mujeres, problemas que en el mundo laico
no se afrontan y concretamente, en muchos casos, ni siquiera se consideran.
Nos hemos concentrado en ello durante el seminario.
naturaleza y cultura, que corre el riesgo randas de los puentes en las ciudades
de enjaularla.
más importantes del mundo: son horriUn problema que subsiste ante cada bles, pero cada uno de ellos representa
construcción de nueva identidad es el la esperanza de una pareja de durar pade la igualdad de los sexos: en una ra siempre. Ellos constituyen un ejemcondición de opresión a la mujer se la
define sólo por su sexo, así el feminis- plo visible a todos de la tensión que
mo pensó que era necesario definirla pasa entre la aspiración profunda de
como asexuada, desvalorizando la ri- cada uno y la realidad que luego estas
queza de la maternidad. La emancipa- parejas efímeras en su gran mayoría esción, por lo tanto, va acompañada por tán llamadas a vivir.
una total desvalorización del cuerpo, y de
una
consecuente
«masculinización» de
Los trabajos del seminario
la identidad femenina.
Este proceso se hace
Del 29 al 31 de mayo en la Casina Pío IV en el
más fuerte cuando va
Vaticano tuvo lugar el seminario internacional
acompañado por una
organizado por «donne chiesa mondo», publicación
fe en la ciencia enraimensual de L’Osservatore Romano, sobre el tema «La
zado de tal forma que
Iglesia ante la condición de las mujeres hoy».
engaña a muchos con
Los trabajos del seminario —que se concluyeron el
que los problemas de
domingo 31 con la misa celebrada por el cardenal
la humanidad se poPietro Parolin, secretario de Estado, en la iglesia
drán resolver uniendo
romana de «Santa Maria sopra Minerva»— se
nuestros límites biolótransmitieron en directo en la página web del
gicos
y
cognitivos.
periódico. El encuentro inició con las palabras de
Así, pues, también la
saludo de monseñor Marcelo Sánchez Sorondo,
especificidad
sexual.
presiente de la Pontificia Academia de ciencias; de
De ello nacen nuevas
Lucetta Scaraffia, coordinadora de «donne chiesa
formas de explotación
mondo»; y de Giovanni Maria Vian, director de
del cuerpo de las muL’Osservatore Romano.
jeres, como la venta
Diversos los temas tratados en las tres jornadas de
de óvulos y el útero
trabajo, divididos en tres sesiones: violencia,
de alquiler.
presidido por la Hna. Catherine Aubin, O.P.; familia,
Este comportamienpresidido por Ulla Gudmundson; e identidad
to lleva a olvidar que
femenina, presidido por Silvina Pérez. Publicamos
para las mujeres es
amplios pasajes de la homilía del cardenal secretario
fundamental el aspecde Estado, la intervención conclusiva de Lucetta
to relacional, que la
Scaraffia y pasajes de la relación pronunciada por la
perspectiva de la maternidad sigue siendo
religiosa española Yudith Pereira Rico, responsable
un elemento consusde la oficina internacional de «Solidarity with South
tancial de la existencia
Sudan», en la sesión dedicada a la violencia.
femenina y que las
mujeres son indivi-
den convertirse en auténticos mediadores éticos de las modernas sociedades
post-seculares. De esta santa alianza la
Iglesia de Roma y el Papa podrían
convertirse en el perno central, alrededor del cual podrían girar las demás
confesiones. En efecto, según Graziano,
gracias a su estructura centralizada, la
Iglesia de Roma es la única capaz de
promover una estrategia a nivel global.
El regreso de las religiones al escenario internacional fue considerado por
analistas, estudiosos y diplomáticos como un aspecto de la llegada de una era
post-secular que tendría relación, por
lo tanto, no sólo con los asuntos internos de algunos países. Pero dentro de
ese marco la condición de las mujeres
El feminismo hizo prevalecer cultura
sobre naturaleza y representó la procreación como un hecho cultural y no
natural. La Iglesia, por el contrario,
buscó llevar de nuevo la procreación al
ámbito natural. Por otra parte, sin embargo, la tradición cristiana realizó una
profunda «culturización» de la sexualidad. Por ello, no es una casualidad que
la revolución sexual se inspire en la naturalidad de la libertad sexual para atacar la moral cristiana, que la habría
obstaculizado creando neurosis y enfermedades. Será importante, para construir una nueva identidad de la mujer
respetuosa con su naturaleza maternal,
disolver este nudo contradictorio entre
duos anti-individualistas. Por ello su
papel en la familia es tan importante.
Pero es también por ello que las nuevas
funciones que las mujeres, en cada parte del mundo, saben proyectar en la sociedad son tan importantes y revolucionarias.
Son revolucionarias también porque,
al volver a proponer la especificidad femenina, escapan de la homologación a
la condición neutra que impone la cultura dominante: porque nuestro tiempo
es sin lugar a dudas un tiempo de desvinculación, como dijo Zanchi, «entre
lo que la conciencia siente y los códigos de sentido que la cultura dispone».
Al respecto quisiera recordar los miles de candados que ya devastan las ba-
LUCETTA SCARAFFIA
Quien mira con espíritu crítico esta
cultura homologada, premisa de cada
intervención que renueva las identidades sin caer en el informe sin futuro, es
sin lugar a dudas un punto de vista femenino enraizado en la tradición cristiana.
Ya son muchos, sobre todo jóvenes,
los que se están dando cuenta de que
el punto de vista cristiano es el único
verdaderamente libre, verdaderamente
revolucionario respecto a los pesados
condicionamientos culturales a los que
estamos sometidos. No siempre ha sido
así: se trata de una novedad, y tal vez
por ello muchos siguen siendo incapaces de vislumbrarla.
ORE ROMANO
páginas 6/7
mujeres hoy
Escuchando a Catalina
PIETRO PAROLIN
l encomendar a los apóstoles la
tarea de llevar la salvación a todos los hombres, Jesús no se detiene en la sagacidad humana, en los
medios disponibles o en la profundidad
del análisis de los procesos sociales.
Cristo se elige un pueblo con un misterio de predilección, pero al enviar a los
suyos, se confía a su fragilidad, para
que sea evidente que la misión vive sólo por obra del Espíritu Santo. Cristo
quiere salir al encuentro de los hombres
y mujeres de cada época. La misión es
obra suya.
Por ello la misericordia, la proximidad, la ternura, a la que siempre hace
referencia el Papa Francisco, no son
«intuiciones tácticas» de una estrategia
de expansión, sino que son más bien
rasgos distintivos. Son el signo revelador de que es Jesús mismo, con su Espíritu, quien mueve a la misión y la alimenta. La docilidad al Espíritu, la humilde familiaridad con el misterio trinitario, hace fecundos y valientes. Hace
creativos y libres.
Al celebrar la santa misa en esta basílica, como conclusión de las jornadas
de estudio y diálogo sobre cuestiones
que tocan la condición de las mujeres
en el tiempo presente, es natural pensar
en santa Catalina de Siena. Ella, quien
A
contempló con profunda intimidad el
misterio del amor trinitario, testimonia
con su vida que el culmen de la participación dócil en ese misterio coincide
con el grado máximo de libertad. Cristo nos ha liberado para que seamos libres, como era libre ella también cuando se dirigía al Papa, al «dulce Cristo
en la Tierra», con tonos apasionados
de filial sumisión, pero sin alguna adulación humana, para solicitar la reforma
interior de la Iglesia.
En su familiaridad con el misterio
trinitario, Catalina llegaba a afirmar
que Dios está «loco de amor» por sus
criaturas. Y su «locura de amor», se
llama misericordia: «Con tu misericordia —escribe Catalina al hablar a Dios,
en el Diálogo de la divina Providencia—
mitigas tu justicia; por tu misericordia
nos has lavado en la sangre de tu Hijo,
y por ella quisiste conversar con tus
criaturas. ¡O loco de amor! No te contentaste con tomar carne, sino que aun
quisiste morir» (capítulo XXX).
El amor de Dios hacia cada uno de
nosotros es gratuito y sin medida: «Yo
os amo a vosotros por gracia y no por
débito» hace decir a Dios Catalina en
su obra; y luego explica que Dios, incluso deseando ser retribuido con el
mismo amor con el que nos ama, sabe
bien que no somos capaces de hacerlo
y, por ello, pide que extendamos este
amor a nuestro prójimo, a los pobres, a
las frágiles criaturas humanas con las
que compartimos el camino. Por eso el
criterio con el cual tratamos a los pobres será el mismo con el cual seremos
juzgados.
Deseo que, al confrontaros a la luz
del Evangelio con los problemas a menudo candentes que tocan la condición
de las mujeres en nuestro tiempo, po-
dáis percibir la profundidad de gracia y
de libertad que vibraba en la maternidad espiritual de santa Catalina, la libertad inconfundible de los hijos de
Dios. Sólo esa profundidad permite
también a nuestros discursos dejar vislumbrar la dulce victoria de Cristo ofrecida a todos, llamados a gustar Su misericordia y a ser felices.
Abusos brutales durante los conflictos
Cuando la violación se empuña como un arma
YUDITH PEREIRA RICO
¿Por qué en los conflictos armados, como en Sudán del Sur, se ataca a las
mujeres? Anyeth D’Awol lo explica:
«La violencia vinculada con el conflicto
armado aparece cuando hay un sistema
en general basado en la discriminación.
A las muertes y a las violaciones se responde con otras muertes y otras violaciones como venganza, cuando se sabe
que no tendrá lugar otra justicia. Los
autores de la violencia buscan destruir
todo, nuestro futuro y nuestra historia:
las víctimas van desde las niñas pequeñas a las ancianas de ochenta años. Se
usa la brutalidad para asegurar que el
dolor sea profundo, para que dure para
siempre y jamás se pueda olvidar. La
violencia sexual se está usando en una
medida nunca vista antes, superando
los niveles de brutalidad de las guerras
precedentes. A muchas se les da a elegir entre la violación o la muerte. Las
que rechazan la violación se las penetra
con palos, fuciles y otros objetos para
que mueran desangradas. Las que eligen la violación son violentadas por
grupos y tampoco ellas sobreviven».
Las mujeres en los campos hablan
del sufrimiento y la violencia, de los
maridos y los hijos muertos o de quienes fueron separadas, de la falta de alimentos, agua, medicinas, lugares seguros para educar a los hijos, las enfermedades y la muerte. Y hablan también
atravesando diversos controles del ejército, donde son sistemáticamente violentadas. Los hombres no salen del
campo, tienen que elegir entre su vida
y la de su familia. Si salgo del campo
—piensan— me matan, por ello mando
o mi esposa, o a mi hija o a mi madre,
porque lo máximo que pueden hacer es
violentarlas. Pero al menos volverán vivas».
Cometiendo las peores atrocidades
contra las mujeres, se envían claros
mensajes a los hombres: es el modo de
castigarlos. Así las mujeres y las niñas
se convierten en instrumento para destruir familias y comunidades. Víctimas
y agentes sanitarios cuentan historias
de violaciones de
grupo, de secuestros, esclavitud sexual y matrimonios
forzados. Estos son
crímenes contra la
humanidad que tienen que ser perseguidos en los tribunales tanto nacionales como internacionales.
Además
de las violaciones,
las mujeres desplazadas en los campos sufren violencia
doméstica.
Hna. Yudith, la segunda a la izquierda, en Sudán del Sur
Los matrimonios
ellas de deseos de paz. El uso de la
violación como arma de guerra en los
campos de desplazados internos fue reconocido como la situación más atroz
de la que pudo dar testimonio en treinta años de trabajo Zainab Hawa Bangura, la representante de las Naciones
Unidas para la violencia sexual en situaciones de conflicto armado afirma:
«Las personas trasladadas a los campos
afrontan una situación de inseguridad
crónica, condiciones de vida inimaginables, serios problemas de protección y
una violencia sexual sin frenos. El alimento ofrecido en los campos es insuficiente, por lo cual las mujeres tienen
que salir en busca de leña para cocinar,
forzados de las niñas sirven como fuente de recursos familiares y como medida de protección o control por parte de
los padres. Las que sobreviven son tres
veces víctimas: de la violencia, de la intimidación o impunidad si la denuncian, y del matrimonio forzado para
acomodar la situación según la cultura
tradicional.
¿Qué hace la Iglesia ante todo esto?
A través de laicos comprometidos, sacerdotes diocesanos, religiosos, y sobre
todos religiosas, la Iglesia local trabaja
asistiendo a las víctimas en los campos
de desplazados y, mediante programas
para superar los traumas y favorecer la
reconciliación, visitan los lugares donde
han huido sus comunidades.
Las historias son terribles y dejan heridas indelebles. Se trata de ayudar a
las víctimas a superarlas y convivir con
ellas de modo que lleguen a ser capaces
de sanar en sí mismas y respecto a los
demás; muchos sacerdotes y religiosos
tienen que participar en estos programas para reponerse.
Las Iglesias trabajan directamente
con las mujeres, logrando hacerles descubrir su dignidad y sus derechos.
«Hoy es el día de mi independencia,
he descubierto que las mujeres tienen
dignidad y que fueron creadas a imagen de Dios. No es verdad que no valgo nada», afirma una de las mujeres
víctima de violencias.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 5 de junio de 2015, número 23
La misa de cada día con el Papa
VIENE DE LA PÁGINA 4
el tercer estilo de vida sugerido. El
Pontífice, así, resumió los tres posibles caminos que se presentan al
cristiano: el primero es el de la «persona estéril» que no tiene intenciones de «dar frutos en la vida» y vive
«la vida cómoda, tranquila, sin problemas y se marcha»: el estilo de
quien no se preocupa por hacer el
bien. Luego están aquellos «que explotan a los demás, incluso en la casa de Dios; los explotadores, los especuladores del templo», a quienes
Jesús «expulsa» con el látigo. Por
último, el estilo de quien tiene «confianza en Dios» y sabe que lo que
pide al Señor con fe, «sucederá». Y
es precisamente esto «lo que nos
aconseja Jesús: el camino de Jesús»,
que se puede recorrer con una sola
condición: «perdonad, perdonad a
los demás, para que vuestro Padre os
perdone a vosotros por tantas cosas».
Como conclusión, el Papa invitó a
todos a pedir al Señor —«en el sacrificio de la Eucaristía»— que nos enseñe a «cada uno de nosotros, a la
Iglesia», a nunca caer «en la esterilidad y la especulación».
La salvación
viene del descarte
Dios siempre da vida a una «historia
de amor» con cada uno de nosotros.
Y a pesar de lo que parece ser «fracaso», pequeño o grande, al final
vence el «sueño de amor». Precisamente este camino nuestro por una
«senda difícil», con un Dios que salva a través de lo que se descarta,
volvió a proponer el Papa Francisco
en la misa que celebró el lunes 1 de
junio, por la mañana, en la capilla
de la Casa Santa Marta.
Para el Papa, la parábola de los
labradores y del dueño de la viña,
que relata san Marcos en el pasaje
evangélico (12, 1-12) propuesto por la
liturgia, «es un resumen de la historia de salvación que Jesús presenta
—como hemos escuchado— a los jefes de los sacerdotes, a los escribas,
a los ancianos: es decir, a los dirigentes del pueblo de Israel, a los
que tenían en sus manos el gobierno
del pueblo, a quienes tenían en sus
manos la promesa de Dios».
Y «es una bella parábola», destacó el Papa Francisco, que «comienza
con un sueño, un proyecto de amor:
el hombre que plantó la viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar» y
construyó una torre. Todo esto «se
hizo con amor». El hombre, en efecto, «amaba esta viña» y es así que
«la dejó en alquiler, la entregó» para
que dé frutos. Luego, «en el momento oportuno, mandó un criado a
los labradores para que retirase su
parte del fruto de la viña y comenzó
todo lo que hemos escuchado: a uno
lo golpearon, a otro lo azotaron, a
otro lo mataron». Al final «envió a
su hijo», pero los labradores «lo mataron: y así termina la historia».
Al final de cuentas, explicó el Papa, «esta historia que parece una
historia de amor, que tenía que seguir adelante con pasos de amor en-
tre Dios y su pueblo», se presenta
en cambio como «una historia de
fracasos». Hasta el punto que «Dios
—el Padre del pueblo, que elige a este pueblo para sí por ser un pueblo
pequeño y lo ama, sueña con amor—
parece fracasar». Y «esta historia de
salvación puede ser llamada historia
del fracaso». Pero «el fracaso —dijo
el Pontífice— inicia desde el primer
momento, también en ese fracaso del
sueño de Dios, desde el comienzo
hay sangre —la sangre de Abel— y
desde allí continúa: la sangre de todos los profetas que fueron a hablar
al pueblo, a ayudar a custodiar la viña, hasta la sangre de su Hijo». Sin
embargo, añadió el Papa Francisco,
«al final hay una Palabra de Dios,
que nos hace pensar».
«¿Qué hará entonces el dueño de
la viña?», se preguntó el Papa Francisco. Y respondió: «Vendrá y pondrá al pueblo ante el juicio». Al respecto Jesús dijo «una palabra que
parece un poco fuera de lugar: “¿No
habéis leído aquel texto de la Escritura: La piedra que desecharon los
constructores es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?”».
El Papa aclaró que «esa historia de
fracaso no prospera y lo que había
sido descartado se convierte en fuerza». De este modo, «los profetas,
los hombres de Dios hablaron al
pueblo, que no fueron acogidos, que
fueron descartados, serán su gloria».
Y «el Hijo, el último enviado, que
fue precisamente descartado, juzgado, no escuchado y asesinado, se
convirtió en la piedra angular». He
aquí, entonces, que «esta historia,
que comienza con un sueño de amor
y parece ser una historia de amor,
pero luego parece acabar en una historia de fracasos, termina con el
gran amor de Dios, que del descarte
saca la salvación; de su Hijo descartado, nos salva a todos».
Para el Pontífice es una experiencia bella «leer en la Biblia tantos,
tantos lamentos de Dios». Por lo demás, «cuando Dios habla a su pueblo dice: “¿Por qué has hecho esto?
Recuerda todo lo que hice por ti:
cómo te elegí, cómo te liberé. ¿Por
qué me haces esto?”». El Padre, destacó el Papa Francisco, «se lamenta,
incluso llora». Y «al final» está precisamente «el llanto de Jesús ante
Jerusalén: “Jerusalén, Jerusalén, que
matas a los profetas”». Esta, explicó,
«es la historia de un pueblo que no
logra liberarse de la voluntad que
sembró Satanás en los primeros padres: convertirse en dioses». Es «un
pueblo que no sabe obedecer a
Dios, porque quiere llegar a ser
dios».
Esta actitud hace que sea «un
pueblo cerrado, un pueblo en el que
los ministros se endurecen». Por lo
tanto, el Papa señaló que «el final
de este pasaje, que hemos leído, es
triste», porque emerge «la rigidez de
esos sacerdotes, de esos doctores de
la ley: trataban de capturar a Jesús
para matarlo pero tenían miedo de
la multitud». De hecho, «se dieron
cuenta de que había contado la parábola contra ellos». Y así «lo dejaron y se fueron».
«La vía de nuestra redención es
un camino donde no faltan muchos
fracasos», reconoció el Pontífice.
Tanto es así que «también el último,
el de la cruz, es un escándalo: pero
precisamente ahí el amor vence». Y
«esa historia que comienza con un
sueño de amor, y continúa con una
historia de fracasos, termina con la
victoria del amor: la cruz de Jesús».
El Papa Francisco instó a «no olvidar este camino», aunque «es un camino difícil». Y, «también el nuestro» es siempre un camino difícil.
Así, «si cada uno de nosotros hace
un examen de conciencia, verá cuántas veces ha echado fuera a los profetas; cuántas veces ha dicho a Jesús:
“¡vete!”; cuántas veces ha querido
salvarse a sí mismo; cuántas veces ha
pensado tener la razón».
«El amor de Dios con su pueblo
se manifiesta en el sacrificio de su
Hijo, que ahora celebraremos una
vez más, verdaderamente», dijo el
Papa Francisco antes de reanudar la
celebración eucarística. «Y cuando
Él desciende sobre el altar y lo ofrecemos al Padre — añadió— nos hará
bien hacer memoria de esta historia
de amor que parece fracasar, pero al
final triunfa». Es importante, por lo
tanto, «hacer memoria, en la historia
de nuestra vida, de la semilla de
amor que Dios ha sembrado en nosotros». Y en consecuencia, «hacer
lo que Jesús hizo en nuestro nombre: se humilló». Así que también a
nosotros, concluyó, «nos hará bien
humillarnos ante el Señor que ahora
viene para celebrar con nosotros el
memorial de su victoria».
Las credenciales de los embajadores
de Zimbabwe y Suazilandia
El jueves 21 de mayo el Papa Francisco recibió
en audiencia a la señora Rudo Mabel Chitiga,
nueva embajadora de Zimbabue ante la Santa Sede,
con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
El Santo Padre recibió en audiencia, el jueves 21 de mayo,
al señor Joel Musa Nhleko, nuevo embajador
de Suazilandia ante la Santa Sede,
con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 23, viernes 5 de junio de 2015
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El Pontífice a los frailes menores
En el claustro del mundo
«Minoridad también significa salir de
sí mismos», significa «ir más allá de
las hábitos y las seguridades, para
testimoniar cercanía concreta a los
pobres». Lo recordó el Papa Francisco
a los cerca de doscientos participantes
en el capítulo general de la Orden de
los Frailes Menores, a quienes recibió
en audiencia el martes 26 de mayo en
la sala Clementina.
Queridos frailes menores:
¡Sed bienvenidos! Agradezco al
ministro general, padre Michael Perry, sus cordiales palabras y le expreso mis mejores deseos para la tarea
en la que ha sido confirmado. Extiendo mi saludo a toda la Orden,
especialmente a los hermanos enfermos y ancianos, que son la memoria
de la Orden y la presencia de Cristo
crucificado en la Orden.
Durante estas jornadas de reflexión y oración os habéis dejado
guiar, en particular, por dos elementos esenciales de vuestra identidad:
la minoridad y la fraternidad.
He pedido consejo a dos franciscanos amigos, jóvenes, de Argentina:
«Tengo que decir algo sobre esto,
sobre la minoridad, dame un consejo». Uno me ha respondido: «Dios
me la conceda cada día». El otro me
ha dicho: «Es lo que trato de hacer
todos los días». Esta es la definición
de minoridad que estos dos amigos,
jóvenes franciscanos, de mi tierra,
me han dado.
La minoridad llama a ser y sentirse pequeño ante Dios, encomendándose totalmente a su infinita miseri-
cordia. La perspectiva de la misericordia es incomprensible para cuantos no se reconocen «menores», es
decir, pequeños, necesitados y pecadores delante de Dios. Cuanto más
seamos conscientes de esto, tanto
más estaremos cercanos a la salvación; cuanto más estemos convencidos de ser pecadores, tanto más estaremos dispuestos a ser salvados.
Así sucede en el Evangelio: las personas que se reconocen pobres ante
Jesús son salvadas; al contrario,
quien considera que no tiene necesidad de ella, no recibe la salvación,
no porque no se le haya ofrecido, sino porque no la ha acogido. Minoridad también significa salir de sí mismos, de los propios esquemas y puntos de vista personales; significa ir
más allá de las estructuras —que, sin
embargo, son útiles si se usan sabiamente—, ir más allá de los hábitos y
las seguridades para testimoniar cercanía concreta a los pobres, a los necesitados, a los marginados, con una
auténtica actitud de comunión y servicio.
También la dimensión de la fraternidad pertenece de manera esencial
al testimonio evangélico. En la Iglesia de los orígenes los cristianos vivían la comunión fraterna hasta tal
punto que constituían un signo elocuente y atractivo de unidad y caridad. La gente se quedaba asombrada al ver a los cristianos tan unidos
en el amor, tan dispuestos a la entrega y al perdón mutuo, tan solidarios
en la misericordia, en la benevolencia, en la ayuda recíproca, unánimes
al compartir las alegrías, los sufri-
mientos y las experiencias de la vida. Vuestra familia religiosa está llamada a expresar esta fraternidad
concreta mediante una recuperación
de la confianza recíproca —y subrayo
esto: recuperación de la confianza
recíproca— en las relaciones interpersonales, para que el mundo vea y
crea, reconociendo que el amor de
Cristo sana las heridas y une.
En esta perspectiva, es importante
que se recupere la conciencia de ser
portadores de misericordia, de reconciliación y paz. Realizaréis con
fruto esta vocación y misión, si sois
cada vez más una congregación «en
salida». Por otra parte, esto corresponde a vuestro carisma, testimoniado en el Sacrum Commercium. En este relato sobre vuestros orígenes se
narra que a los primeros frailes se les
pidió que mostraran cuál era su
claustro. Para responder, subieron a
una colina y «mostraron toda la su-
El quinto centenario del nacimiento de san Felipe Neri, nacido
en Florencia el 21 de julio de 1515, me ofrece la feliz ocasión de
unirme espiritualmente a toda la Confederación del Oratorio para recordar a quien vivió durante sesenta años en la Urbe, mereciendo el apelativo de «Apóstol de Roma». Su itinerario existencial estuvo profundamente marcado por la relación con la persona de Jesucristo y por el compromiso de orientar hacia Él las almas confiadas a su cuidado espiritual; en la hora de la muerte,
recomendó: «Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo
que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pi-
perficie de la tierra que podían divisar, diciendo: “Este es nuestro claustro”» (63: FF 2020). Queridos hermanos: En este claustro, que es el
mundo entero, id aún hoy impulsados por el amor de Cristo, como os
invita a hacer san Francisco, que en
la Regla bulada dice: «Aconsejo de
veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que,
cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras, ni
juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos
y humildes, hablando a todos honestamente… En cualquier casa en que
entren, primero digan: “Paz a esta
casa”. Y séales lícito comer de todos
los manjares que les ofrezcan» (III,
10-14: FF 85-86). ¡Esta última cosa es
buena!
Estas exhortaciones son de gran
actualidad; son profecía de fraternidad y minoridad incluso para nuestro mundo de hoy. ¡Cuán importante es vivir una existencia cristiana y
religiosa sin perderse en disputas y
habladurías, cultivando un diálogo
sereno con todos, con apacibilidad,
mansedumbre y humildad, con medios pobres, anunciando la paz y viviendo sobriamente, contentos con
lo que se nos ofrece! Esto requiere
también un compromiso decidido en
la transparencia, en el uso ético y solidario de los bienes, con un estilo
de sobriedad y despojo.
Al contrario, si estáis apegados a
los bienes y a las riquezas del mundo, y ponéis allí vuestra seguridad,
será precisamente el Señor quien os
despojará de este espíritu de mundanidad para preservar el valioso patrimonio de minoridad y pobreza al
que os ha llamado por medio de san
Francisco. O sois libremente pobres
y menores, o terminaréis despojados.
El Espíritu Santo es animador de
la vida religiosa. Cuanto más espacio
le demos, tanto más será el animador de nuestras relaciones y de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. Cuando las personas consagradas viven dejándose iluminar y guiar
por el Espíritu, descubren en esta visión sobrenatural el secreto de su
fraternidad, la inspiración de su servicio a los hermanos, la fuerza de su
presencia profética en la Iglesia y en
el mundo. La luz y la fuerza del Espíritu también os ayudarán a afrontar los desafíos que están ante vosotros, en particular la reducción numérica, el envejecimiento y la disminución de las nuevas vocaciones. Es-
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Por el quinto centenario del nacimiento de Felipe Neri
Cincelador de almas
Publicamos el mensaje del Papa Francisco con ocasión del quinto
centenario del nacimiento de san Felipe Neri.
Al reverendo
padre MARIO ALBERTO AVILÉS, C.O.
Procurador general
de la Confederación
del Oratorio de San Felipe Neri
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 5 de junio de 2015, número 23
COMUNICACIONES
Colegio episcopal
Mons. Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán (México)
Mons. Orlando Roa Barbosa, auxiliar de Ibagué (Colombia)
Renuncias:
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la arquidiócesis metropolitana de Yucatán (México) que monseñor EMILIO CARLOS BERLIE BELAUNZARÁN le había
presentado en conformidad con el
canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Emilio Carlos Berlie Belaunzarán
nació en Aguascalientes el 4 de noviembre de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de julio de 1966.
Juan Pablo II le nombró obispo de
Tijuana el 3 de junio de 1983; recibió la ordenación episcopal el 25 de
julio sucesivo. El mismo Papa le
promovió a arzobispo de Yucatán el
15 de marzo de 1995.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Cosenza-Bisignano (Italia) que monseñor SALVATORE NUNNARI le había presentado
en conformidad con el canon 401 §
1 del Código de derecho canónico.
Salvatore Nunnari nació en Reggio Calabria el 11 de junio de 1939.
Recibió la ordenación sacerdotal el
Lutos en el episcopado
Monseñor MANFRED MÜLLER,
obispo emérito de Ratisbona
(Alemania), falleció el 20 de mayo. Había nacido en Augsburgo
(Alemania), el 15 de noviembre
de 1926 . Era sacerdote desde el
24 de junio de 1952. El Papa Pablo VI le nombró obispo titular
de Giubalziana y auxiliar del
obispo de Augsburgo el 3 de
enero de 1972; recibió la ordenación episcopal el 25 de marzo sucesivo. Juan Pablo II le nombró
obispo de la diócesis de Ratisbona el 16 de junio de 1982. El mismo Papa aceptó su renuncia al
gobierno pastoral de dicha sede
el 15 de enero de 2002.
Monseñor ROBERT LEBEL, obispo emérito de Valleyfield (Canadá), falleció el 26 de mayo. Había nacido en Trois-Pistoles, archidiócesis de Rimouski, el 8 de
noviembre de 1924. Era sacerdote
desde el 18 de junio de 1950. Pablo VI le nombró obispo titular
de Alinda y auxiliar del obispo
de Saint-Jean-de-Québec el 11 de
marzo de 1974; recibió la ordenación episcopal el 12 de mayo de
dicho año. El mismo Papa lo
nombró obispo de Valleyfield el
26 de marzo de 1976. Juan Pablo
II aceptó su renuncia al gobierno
pastoral de dicha sede el 30 de
junio de 2000.
12 de julio de 1964. Juan Pablo II lo
nombró arzobispo de Sant’Angelo
dei Lombardi-Conza-Nusco-Bisaccia el 30 de enero de 1999; recibió la
ordenación episcopal el 20 de marzo del mismo año. El Santo Padre
le promovió a arzobispo metropolitano de de Cosenza- Bisignano el
18 de diciembre de 2004.
EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Arzobispo metropolitano de Yucatán (México) a monseñor GUSTAVO
RODRÍGUEZ VEGA, hasta ahora obispo de Nuevo Laredo.
Gustavo Rodríguez Vega nació
en Monterrey el 7 de marzo de 1955.
Recibió la ordenación sacerdotal el
15 de agosto de 1980. Juan Pablo II
le nombró obispo titular de Obba y
auxiliar de la arquidiócesis de Monterrey el 27 de junio de 2001; recibió
la ordenación episcopal el 14 de
agosto sucesivo. Benedicto XVI le
nombró obispo de la diócesis de
Nuevo Laredo el 8 de octubre de
2008. Es presidente de la Comisión
de pastoral social del CELAM.
—Arzobispo metropolitano de Cosenza- Bisignano (Italia) a monseNOLÉ,
ñor
FRANCESCANTONIO
O.F.M.CONV., hasta ahora obispo de
Tursi-Lagonegro.
O.F.M.
Francescantonio
Nolé,
nació en Potenza el 9 de junio de 1948. Recibió la ordenación
sacerdotal el 2 de septiembre de
1973. Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Tursi-Lagonegro el 4 de noviembre de 2000; recibió la ordenación episcopal el 10
de diciembre sucesivo.
CONV.,
—Obispo de Espinal (Colombia) a
monseñor ORLAND O ROA BARBOSA,
hasta ahora obispo titular de Nasbinca y auxiliar de Ibagué.
Orlando Roa Barbosa nació en
Cali el 4 de julio de 1958. Recibió
la ordenación sacerdotal el 6 de diciembre de 1984. Benedicto XVI le
nombró obispo titular de Nasbinca
y auxiliar de Ibagué el 12 de mayo
de 2012; recibió la ordenación episcopal el 28 de julio del mismo año.
Audiencias pontificias
EL SANTO PADRE
HA RECIBID O EN AUDIENCIA:
Jueves 28 de mayo
—A la presidenta de la República
de Croacia, Kolinda Grabar Kitarović, con el séquito.
—Monseñor José Dolores Grullón
Estrella, obispo de San Juan de la
Maguana.
—Monseñor
Francisco
Ozoria
Acosta, obispo de San Pedro de
Macorís.
—A su alteza real el príncipe Alexander von Sachsen, con la familia.
—Monseñor Pablo Cedano Cedano, obispo titular de Vita, auxiliar
emérito de Santo Domingo.
—Al senador José Mujica Cardano, con su esposa.
Viernes, día 29
A los obispos de la Conferencia
episcopal de la República Dominicana, en visita «ad limina Apostolorum»:
—Monseñor Freddy Antonio de
Jesús Bretón Martínez, arzobispo
de Santiago de los Caballeros, con
el obispo auxiliar: monseñor Valentín Reynoso Hidalgo, M.S.C., obispo
titular de Mades y con el arzobispo
emérito: monseñor Ramón Benito
de la Rosa y Carpio.
—Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, M.S.C., obispo de La Vega,
con el obispo emérito, monseñor
Antonio Camilo González.
—Monseñor Diómedes Espinal de
León, obispo de Mao-Monte Cristi.
—Monseñor Julio César Corniel
Amaro, obispo de Puerto Plata.
—Monseñor Fausto Ramón Mejía
Vallejo, obispo de San Francisco de
Macorís.
—Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo
Domingo, con los auxiliares: monseñor Amancio Escapa Aparicio,
O.C.D., obispo titular de Cene, monseñor Victor Emilio Masalles Pere,
obispo titular de Girba.
—Monseñor Andrés Napoleón
Romero Cárdenas, obispo de Barahona, con el obispo emérito: monseñor Rafael Leónidas Felipe y Núñez.
—Monseñor Gregorio Nicanor
Peña Rodríguez, obispo de Nuestra
Señora de la Altagracia en Higüey.
—A su majestad Otumfuo Nana
Osei Tutu II, rey de los Ashanti en
Ghana, con el séquito.
—A monseñor Roberto Lückert
León, arzobispo de Coro (Venezuela).
—Al señor Miro Cerar, primer ministro de la República de Eslovenia,
con el séquito.
Sábado, día 30
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para
los obispos.
—A monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., azobispo de
Trujillo (Perú).
Domingo, día 31
—A monseñor Paolo Gualtieri, arzobispo titular de Sagona, nuncio
apostólico en Madagascar, con los
familiares.
Martes 2 de junio
—Al cardenal Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de
Roma.
—A monseñor Ivo Scapolo, arzobispo titular de Tagaste, nuncio
apostólico en Chile.
—A monseñor Antonio Sozzo, arzobispo titular de Concordia, nuncio apostólico en Marruecos.
—Al secretario general de «Caritas internationalis», doctor Michel
Roy.
Representaciones pontificias
—Obispo de Janaúba (Brasil) a
monseñor GUERRINO RICCARD O
BRUSATI, hasta ahora obispo de
Caetité.
El Papa ha nombrado nuncio apostólico en Pakistán a monseñor GHALEB MOUSSA ABDALLA BADER, hasta
ahora arzobispo de Alger, asignándole la sede titular de Matara de
Numidia, en calidad de arzobispo.
Guerrino Riccardo Brusati nació
en Bellinzago Novarese, diócesis de
Novara (Italia), el 11 de abril de
1945. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de junio de 1973. Juan Pablo II le nombró obispo de la diócesis de Caetité el 13 de noviembre
de 2002; recibió la ordenación episcopal el 8 de febrero de 2003.
Ghaleb Moussa Abdalla Bader
nació en Khirbeh (Jordania) el 22
de julio de 1951. Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de junio de
1975, para el Patriarcado latino de
Jerusalén. Luego se doctoró en derecho civil en Damasco, y en filosofía y en derecho canónico en la
Pontificia Universidad Lateranense
de Roma. Ha sido vicario parroquial; secretario del Patriarca latino
de Jerusalén; profesor en el seminario de Beit-Jala; presidente del tribunal eclesiástico de Jerusalén; párroco; presidente del tribunal eclesiástico de primera instancia en Ammán (Jordania). Además, colaboró
en la traducción al árabe del Código de derecho canónico, y fue consultor del Consejo pontificio para el
diálogo interreligioso. Benedicto
XVI le nombró arzobispo metropolitano de Alger el 24 de mayo de
2008; recibio la ordenación episcopal el 17 de julio sucesivo.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 23, viernes 5 de junio de 2015
Publicación
del informe anual
del IOR
Ha crecido de 2.865 millones en
2013 a 69.333 millones de euros en
2014 la ganancia del Instituto para
las obras de religión (IOR), que ha
publicado el informe de la actividad del año pasado.
El resultado es fruto de la transformación del instituto a través de
un trabajo de reorganización y
adecuación a la normativa vaticana en materia de transparencia, vigilancia e información financiera;
del efecto positivo de las dinámicas del mercado financiero en la
cartera de valores; de la ulterior
potenciación de los sistemas de
control y monitorización del riesgo; y por último la denuncia de
los ilícitos cometidos en el pasado.
Se registra, entre otros, el cierre de
4.614 cuentas.
«En los últimos doce meses
—explica en un comunicado el
presidente del Consejo de superintendencia Jean-Baptiste de Franssu— se dieron progresos significativos en la adecuación a las nuevas
leyes y reglamentos de la Santa
Sede, renovando la interacción
con las autoridades fiscales en el
mundo con el objetivo de poner
fin al uso impropio que se hizo
del instituto en el pasado». De
Franssu se refirió también al «plan
de transformación» que está «en
fase de finalización» en base al
cual es necesario «hacer menos
peligrosas las actividades realizadas» porque «un cliente insatisfecho podría dirigirse a otras organizaciones, limitando así la capacidad del IOR de contribuir a las finanzas» vaticanas, siendo así que
«en todos los encuentros mantenidos con los clientes se confirmó la
necesidad de desarrollar soluciones
de ahorro gestionado, en lugar de
la oferta de simples depósitos»,
como, por lo demás, ya se está haciendo.
Por último se comunicó que el
instituto tiene intención de destinar 55 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede.
El Papa en la
IX
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Con ocasión de la fiesta litúrgica de los santos Cirilio y Metodio
Encuentro con las delegaciones de Bulgaria
y de la ex República Yugoslava de Macedonia
Con ocasión de la fiesta litúrgica de
los santos Cirilo y Metodio, el sábado 23 de mayo el Papa recibió en audiencia al presidente del Gobierno de
Bulgaria, Boyko Borissov, con una
delegación. Sucesivamente el Pontífice recibió también al presidente del
Gobierno de la ex República Yugoslava de Macedonia, Nikola Gruevski,
con su esposa y el séquito. Las dele-
gaciones se reunieron también con el
cardenal Pietro Parolin, secretario de
Estado, y con monseñor Antoine Camilleri, subsecretario para las Relaciones con los Estados.
Cincelador de almas
VIENE DE LA PÁGINA 9
de». De esta ferviente experiencia
de comunión con el Señor Jesús nació el Oratorio, realidad eclesial caracterizada por una intensa y gozosa
vida espiritual: oración, escucha y
conversación sobre la Palabra de
Dios, preparación para recibir dignamente los sacramentos, formación
en la vida cristiana a través de la
historia de los santos y de la Iglesia,
obras de caridad en favor de los más
pobres.
También gracias al apostolado de
san Felipe, el compromiso por la
salvación de las almas volvía a ser
una prioridad en la acción de la
Iglesia; se comprendió nuevamente
que los pastores debían estar con el
pueblo para guiarlo y sostener su fe.
Felipe fue guía para muchos, anunciando el Evangelio y administrando
los sacramentos. En particular, se
dedicó con gran pasión al ministerio
de la confesión, hasta la tarde de su
último día terreno. Su preocupación
era seguir constantemente el crecimiento espiritual de sus discípulos,
reunión del consejo del Sínodo de obispos
Hacia el «Instrumentum laboris»
Será publicado en pocas semanas el Instrumentum laboris de la XIV asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos sobre el tema «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo», que tendrá lugar del 4 al 25 de octubre.
Lo anunció un comunicado de la secretaría general, al término de la
novena reunión del consejo ordinario del Sínodo de los obispos, que se
llevó a cabo del 25 al 26 de mayo para preparar la próxima asamblea. El
consejo lo presidió el Papa Francisco, que con su presencia subrayó la importancia que atribuye al camino sinodal en curso. Durante los trabajos se
examinó detalladamente el proyecto del Instrumentum laboris que resulta
de la relatio synodi de la asamblea extraordinaria —celebrada el año pasado— integrada con las numerosas aportaciones ofrecidas por las respuestas
a las preguntas contenidas en los Lineamenta remitidas por las Conferencias Episcopales y otros organismos competentes, además de las contribuciones enviadas por diferentes realidades eclesiales y fieles a título individual a la secretaría general. El extenso y profundo examen del texto ofreció propuestas para su integración y su mejora. El texto revisado y compartido por los miembros del consejo, se encomendó a la secretaria general para la redacción final, la traducción a diferentes lenguas y la inminente publicación.
Terminado el examen del Instrumentum laboris se presentaron las propuestas a la secretaria general para actualizar la metodología de los trabajos de la próxima asamblea general ordinaria.
acompañándolos en las dificultades
de la vida y abriéndolos a la esperanza cristiana. Ciertamente, su misión de «cincelador de almas» se
beneficiaba del atractivo singular de
su persona, caracterizada por el calor humano, la alegría, la mansedumbre y la suavidad. Estas peculiaridades suyas tenían su origen en su
ardiente experiencia de Cristo y en
la acción del Espíritu divino, que le
había dilatado el corazón.
El padre Felipe, en su método
formativo, se sirvió de la fecundidad
de los contrastes: enamorado de la
oración íntima y solitaria, en el Oratorio enseñaba a rezar en comunión
fraterna; fuertemente ascético, incluso en su penitencia corporal, proponía el compromiso de la mortificación interior basada en la alegría y
la serenidad del juego; apasionado
anunciador de la Palabra de Dios,
fue un predicador tan parco en palabras que se redujo a pocas frases
cuando lo embargaba la conmoción.
Este fue el secreto que hizo de él un
auténtico padre y maestro de las almas. Su paternidad espiritual se
transparenta en todo su obrar, caracterizado por la confianza en las personas, por el rechazo de los tonos
hoscos y enfadados, por el espíritu
de fiesta y alegría, por la convicción
de que la gracia no suprime la naturaleza sino que la sana, fortalece y
perfecciona.
Además, san Felipe Neri sigue
siendo un modelo de la misión permanente de la Iglesia en el mundo.
La perspectiva de su acercamiento al
prójimo, para testimoniar a todos el
amor y la misericordia del Señor,
puede constituir un valioso ejemplo
para obispos, sacerdotes, personas
consagradas y fieles laicos. Desde
los primeros años de su presencia en
Roma ejerció un apostolado de la
relación personal y de la amistad como camino privilegiado para abrir al
encuentro con Jesús y el Evangelio.
Así lo testimonia su biógrafo: «Una
vez se acercaba a este, otra a aquel,
y de inmediato todos se hacían amigos de él». Le gustaba la espontaneidad, rechazaba el artificio, elegía
los medios más divertidos para educar en las virtudes cristianas, proponiendo al mismo tiempo una sana
disciplina que implicaba el ejercicio
de la voluntad de acoger a Cristo en
lo concreto de la propia vida. Su
profunda convicción era que el camino de la santidad se funda en la
gracia de un encuentro —con el Señor— accesible a cualquier persona,
de cualquier estado o condición, que
lo acoja con el asombro de los niños.
El estado permanente de misión
de la Iglesia requiere de vosotros,
hijos espirituales de san Felipe Neri,
que no os contentéis con una vida
mediocre; al contrario, en la escuela
de vuestro fundador estáis llamados
a ser hombres de oración y testimonio para atraer a las personas hacia
Cristo. En nuestros días, sobre todo
en el mundo de los jóvenes, tan
queridos para el padre Felipe, hay
una gran necesidad de personas que
recen y sepan enseñar a rezar. Con
su «intensísimo afecto por el Santísimo sacramento de la Eucaristía,
sin el cual no podía vivir» —como
declaró un testigo en el proceso de
canonización—, nos enseña que la
Eucaristía celebrada, adorada y vivida es la fuente de la cual beber para
hablar al corazón de los hombres.
En efecto, «con Jesucristo siempre
nace y renace la alegría» (Evangelii
gaudium, 1). Que esta alegría, característica del espíritu oratoriano, sea
siempre el clima de fondo de vuestras comunidades y de vuestro apostolado.
San Felipe se dirigía afectuosamente a la Virgen con la invocación
«Virgen madre, Madre virgen», convencido de que estos dos títulos dicen lo esencial de María. Que ella
os acompañe en el camino de una
adhesión cada vez más fuerte a Cristo y en el compromiso de un celo
cada vez más verdadero al testimoniar y anunciar el Evangelio. Mientras os pido que recéis por mí y por
mi ministerio, acompaño estas reflexiones con una especial bendición
apostólica, que imparto de corazón
a todos los miembros de las congregaciones oratorianas, a los laicos de
los Oratorios seculares y a cuantos
están asociados a vuestra familia espiritual.
Vaticano, 26 de mayo de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 5 de junio de 2015, número 23
En la audiencia general del miércoles 3 de junio el Papa denuncia las consecuencias de la pobreza e invoca una nueva ética civil
Una economía que vele por la familia
«La economía actual a menudo se ha
especializado en gozar del bienestar
individual, pero practica ampliamente
la explotación de los vínculos
familiares». Lo dijo el Papa en la
audiencia general del miércoles 3 de
junio en la plaza de San Pedro.
Continuando con las reflexiones sobre el
tema de la familia el Pontífice
denunció las consecuencias de la
pobreza e invocó una nueva ética civil.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Estos últimos miércoles hemos reflexionado sobre la familia y seguimos adelante con este tema: reflexionar sobre la familia. Y desde hoy
nuestras catequesis se abren, con la
reflexión, a la consideración de la
vulnerabilidad de la familia, en las
condiciones de la vida que la ponen
a prueba. La familia tiene muchos
problemas que la ponen a prueba.
Una de estas pruebas es la pobreza. Pensemos en las numerosas familias que viven en las periferias de las
grandes ciudades, pero también en
las zonas rurales... ¡Cuánta miseria,
cuánta degradación! Y luego, para
agravar la situación, en algunos lugares llega también la guerra. La
guerra es siempre algo terrible. Además, la guerra golpea especialmente
a las poblaciones civiles, a las familias. Ciertamente la guerra es la
«madre de todas las pobrezas», la
guerra empobrece a la familia, es
una gran saqueadora de vidas, de al-
mas, y de los afectos más sagrados y
más queridos.
A pesar de esto, hay muchas familias pobres que buscan vivir con dignidad su vida diaria, a menudo confiando abiertamente en la bendición
de Dios. Esta lección, sin embargo,
no debe justificar nuestra indiferencia, sino aumentar nuestra vergüenza
por el hecho de que exista tanta pobreza. Es casi un milagro que, en
medio de la pobreza, la familia siga
formándose, e incluso siga conservando —como puede— la especial
humanidad de sus relaciones. El hecho irrita a los planificadores del
bienestar que consideran los afectos,
la generación, los vínculos familiares, como una variable secundaria de
la calidad de vida. ¡No entienden
nada! En cambio, nosotros deberíamos arrodillarnos ante estas familias,
que son una auténtica escuela de humanidad que salva las sociedades de
la barbarie.
¿Qué nos queda, en efecto, si cedemos al secuestro del César y de
Mammón, de la violencia y del dinero, y renunciamos también a los
afectos familiares? Una nueva ética
civil llegará sólo cuando los responsables de la vida pública reorganicen
el vínculo social a partir de la lucha
bién mucho la mirada resplandeciente de muchos niños, privados de todo, que están en escuelas carentes de
todo, cuando muestran con orgullo
su lápiz y su cuaderno. ¡Y cómo miran con amor a su maestro o a su
maestra! Ciertamente los niños saben que el hombre no vive sólo de
pan. También del afecto familiar.
Cuando hay miseria los niños sufren, porque ellos quieren el amor,
los vínculos familiares.
Nosotros cristianos deberíamos estar cada vez más cerca de las familias que la pobreza pone a prueba.
en perversa espiral entre familia y
pobreza, que nos conduce al abismo.
La economía actual a menudo se
ha especializado en gozar del bienestar individual, pero practica ampliamente la explotación de los vínculos familiares. Esto es una contradicción grave. El inmenso trabajo de
la familia naturalmente no está, sin
duda, cotizado en los balances. En
efecto, la economía y la política son
avaras en materia de reconocimiento
al respecto. Sin embargo, la formación interior de la persona y la circulación social de los afectos tienen
precisamente allí su propio fundamento. Si lo quitas, todo se viene
abajo.
No es sólo cuestión de pan. Hablamos de trabajo, hablamos de instrucción, hablamos de salud. Es importante entender bien esto. Quedamos siempre muy conmovidos cuando vemos imágenes de niños desnutridos y enfermos que nos muestran
en muchas partes del mundo. Al
mismo tiempo, nos conmueve tam-
Pero pensad, todos vosotros conocéis a alguien: papá sin trabajo, mamá sin trabajo... y la familia sufre,
las relaciones se debilitan. Es feo esto. En efecto, la miseria social golpea
a la familia y en algunas ocasiones la
destruye. La falta o la pérdida del
trabajo, o su gran precariedad, inciden con fuerza en la vida familiar,
poniendo a dura prueba las relaciones. Las condiciones de vida en los
barrios con mayores dificultades,
con problemas habitacionales y de
transporte, así como la reducción de
los servicios sociales, sanitarios y escolares, causan ulteriores dificultades. A estos factores materiales se
suma el daño causado a la familia
por pseudo-modelos, difundidos por
los medios de comunicación social
basados en el consumismo y el culto
de la apariencia, que influencian a
las clases sociales más pobres e incrementan la disgregación de los
vínculos familiares. Cuidar a las familias, cuidar el afecto, cuando la
miseria pone a prueba a la familia.
En el claustro
del mundo
VIENE DE LA PÁGINA 9
te es un desafío. También os digo: el pueblo de Dios os ama. El
cardenal Quarracino me dijo una
vez estas palabras, más o menos:
«En nuestras ciudades hay grupos o personas algo anticlericales,
y cuando pasa un sacerdote le dicen ciertas cosas: “Cuervo” —en
Argentina le dicen esto—; lo insultan, no fuertemente, pero algo le
dicen. Jamás, jamás, jamás —me
decía Quarracino— dicen estas cosas a un hábito franciscano». ¿Y
por qué? Habéis heredado una
autoridad en el pueblo de Dios
con la fraternidad, con la mansedumbre, con la humildad, con la
pobreza. Por favor, ¡conservadla!
¡No la perdáis! El pueblo os
quiere, os ama.
Que os aliente en vuestro camino la estima de esta buena gente,
así como el afecto y el aprecio de
los pastores. Encomiendo toda la
Orden a la protección maternal
de la Virgen María, a quien veneráis como patrona especial con el
título de Inmaculada. Os acompañe también mi bendición, que
os imparto de corazón; y, por favor, no os olvidéis de rezar por
mí, lo necesito. ¡Gracias!
La Iglesia es madre, y no debe olvidar este drama de sus hijos. También ella debe ser pobre, para llegar
a ser fecunda y responder a tanta
miseria. Una Iglesia pobre es una
Iglesia que practica una sencillez voluntaria en la propia vida —en sus
mismas instituciones, en el estilo de
vida de sus miembros— para derrumbar todo muro de separación, sobre
todo de los pobres. Es necesaria la
oración y la acción. Oremos intensamente al Señor, que nos sacuda, para hacer de nuestras familias cristianas protagonistas de esta revolución
de la projimidad familiar, que ahora
es tan necesaria. De ella, de esta
projimidad familiar, desde el inicio,
se fue construyendo la Iglesia. Y no
olvidemos que el juicio de los necesitados, los pequeños y los pobres
anticipa el juicio de Dios (Mt 25, 3146). No olvidemos esto y hagamos
todo lo que podamos para ayudar a
las familias y seguir adelante en la
prueba de la pobreza y de la miseria
que golpea los afectos, los vínculos
familiares. Quisiera leer otra vez el
texto de la Biblia que hemos escuchado al inicio; y cada uno de nosotros piense en las familias que son
probadas por la miseria y la pobreza, la Biblia dice así: «Hijo, no prives al pobre del sustento, ni seas insensible a los ojos suplicantes. No
hagas sufrir al hambriento, ni exasperes al que vive en su miseria. No
perturbes un corazón exasperado, ni
retrases la ayuda al indigente. No rechaces la súplica del atribulado, ni
vuelvas la espalda al pobre. No
apartes los ojos del necesitado, ni les
des ocasión de maldecirte» (Eclo 4,
1-5). Porque esto será lo que hará el
Señor —lo dice en el Evangelio— si
nosotros hacemos estas cosas.
Los tuits en
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28 MAY [10.45 AM] El cristiano no
es testigo de una teoría, sino de
una Persona: Cristo resucitado,
que está vivo y es el único Salvador de todos
30 MAY [11.15 AM] Señor, concédenos la gracia del estupor en el encuentro contigo
2 JUN [10.20 AM] La luz del
Evangelio guía a quien se pone al
servicio de la civilización del
amor
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