Sociedades Sostenibles - SPERI

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Informe del seminario ESRC-SPERI
Sociedades Sostenibles
Diseñar economías sostenibles:
cómo trasladar ideas y estudios a
políticas y prácticas.
28-28 July 2016
Informe preparado por Hayley Stevenson
Acerca de la autora
Hayley Stevenson
Hayley Stevenson es profesora adjunta de políticas y relaciones internacionales en la Universidad de Sheffield. Su investigación abarca los campos
de la gobernanza global, la política medioambiental, la economía política
ecológica, y la teoría democrática. En términos generales, su investigación
se ocupa de la calidad democrática de la gobernanza global, e incluye el
cuestionamiento de las voces que están representadas en el debate, la
planificación y la toma de decisiones, y cómo las organizaciones se ven
obligadas a rendir cuentas ante las personas afectadas por sus políticas y
prácticas. Hayley es la autora de dos monografías sobre la política global
del cambio climático: Institutionalizing Unsustainability (2013), y Democratizing Global Climate Governance (con John S. Dryzek, 2014). Hayley
trabaja en la actualidad en dos proyectos de investigación sobre formulación de políticas internacionales medioambientales: uno financiado por
el Consejo de Investigación Económico y Social (ESRC), y el otro por el
Riksbankens Jubileumsfond, The Wellcome Trust y VolkswagenStiftung.
Resumen
Temáticas principales
Principales lecciones
Participantes p.1
p.3
p.11
p.15
ISSN 2052-000X
Septiembre 2016
Informe– Sociedades Sostenibles
Resumen1
Durante los últimos treinta años, los asuntos medioambientales han pasado de la
periferia política a las agendas de los distintos estados y principales organizaciones
internacionales. Los estados han accedido a cooperar en decenas de problemas,
como la pérdida de la biodiversidad, el cambio climático, los residuos tóxicos, la
escasez de agua dulce y la desertificación. Aun así, y quizá de forma paradójica, muchos de los indicadores de la calidad medioambiental han continuado su descenso
a medida que los acuerdos, declaraciones y políticas sobre desarrollo sostenible
han ido proliferando. No cabe ninguna duda de que los esfuerzos actuales no han
logrado ponernos en la senda de la prosperidad inclusiva y la sostenibilidad medioambiental. Ahora debemos determinar qué es lo que no ha funcionado y por qué,
y qué acciones serán realmente imprescindibles para garantizar el bienestar de
la humanidad en un planeta saludable. Puede que las ideas más ambiciosas sean
ecológicamente necesarias, pero quizá sean social y políticamente inviables. Es
probable que este sea el principal desafío al que nos enfrentamos. Organizaciones
internacionales, como las Naciones Unidas, pueden liderar e influir, pero se ven
limitadas, en gran medida, por lo que los estados aprueban. Los estados se enfrentan a su vez a sus propias limitaciones; algunos afirman que son presas de lo que el
mercado les deja hacer, otros destacan que las democracias se ven constreñidas
por las demandas de los votantes. En cualquier caso, los factores que determinan
que las acciones ecológicamente necesarias sean inviables son complejos y necesitamos prestarles más atención.
En julio de 2016, veinticinco expertos, activistas, tecnócratas, la sociedad civil y representantes de instituciones intergubernamentales se reunieron en Sheffield para
debatir acerca del desafío que suponía armonizar el desarrollo económico y la sostenibilidad medioambiental. Durante dos días los participantes debatieron sobre:
• Distintas interpretaciones sobre economía verde y desarrollo sostenible;
• Cómo las estrategias sobre crecimiento ecológico, economía verde, indicadores más allá del PIB, y la economía circular generan un impacto en la
política y la práctica;
• Si reducir el desarrollo económico intensivo en recursos es suficiente
para generar economías sostenibles, o si necesitamos ir más allá de un
desarrollo basado en el crecimiento;
• Patrones de inclusión y exclusión en debates y conferencias sobre el medio ambiente y el desarrollo;
• Cómo y cuándo pueden colaborar los investigadores con la sociedad civil
y los responsables políticos para promover ideas sobre desarrollo sostenible.
Los participantes del seminario compartieron su interés por el bienestar del
ser humano y la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo, sus procedencias,
profesión, y su dedicación a la política y legislación local, nacional e internacional
eran distintas. Y lo que es más importante, mostraron sus diferencias (algunos
de forma radical) acerca de cuál era su visión de una sociedad sostenible y las
acciones requeridas para transitar hacia ello. Esta diversidad de perspectivas se
refleja en debates más amplios sobre conceptos como la economía verde, el cre-
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Informe– Sociedades Sostenibles
cimiento ecológico, la armonía con la naturaleza, el decrecimiento, una economía
nacional estable, la economía circular y el desarrollo sostenible. Cada una de las
visiones se inspira en distintos conocimientos, experiencia y valores políticos. No
hay forma objetiva de determinar cuál es mejor; esto solo puede tratarse de un
proceso político y el diálogo es vital en la política. El objetivo de este seminario
era promover el diálogo entre aquellos que piensan diferente. Gravitamos con demasiada frecuencia hacia aquellos que piensan igual que nosotros; el resultado es
que el diálogo tiene lugar en la mayoría de los casos entre personas que piensan
igual. Este fenómeno se conoce con el nombre de «burbujas informativas», «enclaves deliberativos» y «cámaras de eco».2 Estas zonas de confort pueden resultar
importantes para aclarar intereses y perfeccionar argumentos. Sin embargo, si no
salimos de ellas, no podemos entender lo que piensan los demás y por qué piensan
así. El diálogo entre las personas que piensan distinto no llevará necesariamente
al consenso y una visión compartida, pero puede ayudarnos a entendernos unos a
otros, y quizá a entender y comunicar mejor nuestras propias preferencias y puntos de vista, lo cual es importante para la democracia, porque permite que los ciudadanos se vean expuestos a ideas diversas y bien argumentadas.
El título de este informe, Sociedades Sostenibles, refleja un mensaje firme transmitido por muchos participantes: que a pesar de que la economía es solo una
parte de la sociedad, el lenguaje y estrategias económicas dominan los debates
sobre sostenibilidad. Esto coloca a los economistas en el centro de los debates, y
aleja a aquellos que consideran que los debates económicos son incomprensibles
o carentes de interés. Como consecuencia, aquellos hombres con un nivel educativo alto dominan las observaciones, negociaciones y seminarios sobre asuntos
medioambientales y desarrollo sostenible. El hecho de identificar esto como un
problema no le quita importancia a la contribución de estas personas a debates y
políticas. Sin embargo, debería alertarnos de las voces que no se escuchan cuando
articulamos debates sobre sociedades sostenibles en términos económicos. En lugar de intentar solo que los procesos económicos «se hagan verdes», debemos
cuestionarnos si estos procesos están construyendo el tipo de sociedades en las
que queremos vivir. La respuesta a esta pregunta requiere la implicación de distintas personas que, de otra forma, ignorarían los debates acerca de la economía.
Este informe tiene como objetivo capturar la riqueza del debate, y los puntos de
consenso y divergencia que surgieron durante el seminario. El informe no atribuye
ideas y argumentos concretos a participantes individuales, sino que en su lugar,
pretende comunicar las principales temáticas y opiniones colectivas a un público
más amplio. El criterio sobre qué puntos destacar y qué lecciones extraer de estos
debates es responsabilidad exclusiva de la organizadora del seminario, Hayley Stevenson. Al final de este informe se proporciona una lista de participantes.3
Este evento recibió la financiación del Consejo de Investigación Económico y Social,
como parte de una beca Future Research Leader otorgada a Hayley Stevenson.4
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Informe– Sociedades Sostenibles
Temáticas Principales
1. Los dilemas del desarrollo
RSi nos fijamos en el potencial de las economías sostenibles, surgen inmediatamente preguntas acerca de concepto mismo del «desarrollo». Para algunos, este
concepto está basado en hipótesis sumamente erróneas acerca del mundo natural.
Desde este punto de vista, nuestro desafío no consiste meramente en encontrar
modos de «hacer ecológico» el desarrollo, sino de rechazar el concepto en su conjunto. La transición hacia futuros sostenibles implicaría en primer lugar repensar
las relaciones entre los seres humanos y el resto del mundo natural. El concepto
de desarrollo es erróneo, argumentan los críticos, porque considera a los seres
humanos como la parte más importante de la naturaleza, y asume que las necesidades humanas deben prevalecer frente a las necesidades de otros seres vivos
y no vivos del mundo natural. Dicho de otro modo, el concepto de desarrollo es
antropocéntrico. Esta actitud hacia la naturaleza se ha convertido en una actitud
dominante en todo el mundo, porque importantes instituciones han universalizado
de forma deliberada el concepto de desarrollo. Según algunos, esto ha creado y
consolidado aspiraciones medioambientes no sostenibles y ha dotado de poder a
corporaciones con la capacidad de desarrollar proyectos a gran escala asociados
con altos niveles de desarrollo.
Según otros puntos de vista, es prematuro abandonar el concepto de desarrollo
mientras haya millones de personas que sigan viviendo sumidas en la pobreza. En
el último siglo, el compromiso con el desarrollo ha sacado a muchas personas de
situaciones de pobreza, por lo que el concepto en sí mismo tiene valor. Reconocer
esto no significa que tengamos que aceptar una noción de desarrollo basada en la
industrialización, una infraestructura basada en los combustibles fósiles y un crecimiento económico exponencial. Como se muestra en los epígrafes siguientes de
este informe, el seminario destacó las formas ricas y diversas en las que se puede
reformular el desarrollo para mejorar la vida de las personas, sin causar mayores
daños al medio ambiente.
La agenda del desarrollo se suele percibir como una agenda para la reducción de
la pobreza y el crecimiento económico en el Sur.5 Puesto que el concepto de desarrollo es vital en los debates sobre sostenibilidad ambiental, existe la tendencia
a centrarnos principalmente en las acciones requeridas en los países en vías de
desarrollo. En este sentido, resulta ilustrativa la decisión del Reino Unido de asignar
la responsabilidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al Secretario de Estado para el Desarrollo Internacional, una decisión criticada por el propio Comité
de Desarrollo Internacional del gobierno.6 Algunos de los participantes destacaron
que el desarrollo sostenible es igual de relevante en todo el Norte, dado el alcance
del «desarrollo no sostenible» y «exceso de desarrollo» de esta parte del mundo.
Varios participantes destacaron también la importancia de centrar la atención
en los patrones de consumo no sostenibles de los países desarrollados, mientras
que otros recordaron las bolsas de pobreza que aún existen en los países ricos;
la pobreza material no es solo un problema del Sur. En Reino Unido, por ejemplo,
hay demasiadas personas que siguen viviendo en casas frías y húmedas, y suelen
verse obligadas a elegir entre poner la calefacción y poder comer. Las necesidades
básicas pueden realmente llegar a ser bastante intensivas en carbono, por lo que
garantizar que estas necesidades estén cubiertas requerirá probablemente de al-
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Informe– Sociedades Sostenibles
gún tipo de «contracción y convergencia» del consumo. Este argumento refleja una
visión de los recursos naturales como una porción limitada que deben compartir
todos los habitantes del planeta. No todos los participantes del seminario compartían este punto de vista. Algunos argumentaron que una estrategia distinta con
respecto al desarrollo «ecológico» podría permitirnos satisfacer las necesidades y
deseos materiales sin depender de la redistribución. Si se reducen los sistemas de
producción intensivos en recursos, argumentan algunos, podemos seguir desarrollándonos al tiempo que minimizamos la presión sobre el mundo natural.
2. Crecimiento y desarrollo ecológicos
Durante años, se ha destacado el lenguaje y principios del desarrollo sostenible.
Sin embargo, la promesa de reconciliar la sostenibilidad medioambiental, el crecimiento económico y el bienestar social no se ha materializado. El crecimiento
económico ha sacado a mucha gente de la pobreza, sin embargo, en muchos lugares, el coste de este progreso es una creciente desigualdad, el agotamiento de
los recursos y la degradación medioambiental. La crisis financiera global de 2008
relegó las prioridades sociales y medioambientales aún más abajo en la lista de
prioridades de la mayoría de los países. En este contexto, el PNUMA, el Banco Mundial, la OCDE y otros comenzaron a reformular la agenda de desarrollo sostenible
en términos más explícitamente económicos. La economía verde y las estrategias
de crecimiento ecológico asumen que la crisis de recursos y medioambiental son
el resultado de una mala asignación del capital, lo que sugiere que los gobiernos
pueden impulsar el crecimiento económico y el empleo reformando la fiscalidad
(subiendo los impuestos para aquellas prácticas y productos que resulten perjudiciales para el medio ambiente y bajándolos para aquellas opciones más ecológicas);
eliminando los subsidios de la energía de combustibles fósiles para fomentar la
inversión en energías más limpias; fomentando la planificación urbana compacta;
y apoyando a los trabajadores que deben trasladarse a sectores más beneficiosos
o benévolos para el medio ambiente. Estos principios y políticas se consideran de
aplicación tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.
El PNUMA fomenta un marco de economía verde para los países desarrollados,
poniendo el énfasis en la reducción de la pobreza y las prácticas sostenibles en
agricultura, pesca, silvicultura y energía. La OCDE fomenta el crecimiento ecológico
como una estrategia para sus miembros de rentas altas y medias. La Comisión Europea suscribe muchos de los principios de crecimiento ecológico de la OCDE,
pero los persigue dentro del marco de una «economía circular». A través de su estrategia de crecimiento Europe2020, la CE se aleja de una «economía lineal» tradicional (extraer – producir – consumir - desechar), que se percibe como intensa en
residuos e ineficiente. Una economía circular reduciría, en teoría, el uso de recursos y los residuos, haciendo que los materiales siguieran fluyendo a través del ciclo
de producción, lo que precisaría de innovación y «ecodiseño» para garantizar que
los bienes consumibles fueran duraderos, reparables y reciclables.
El seminario debatió acerca de los méritos y limitaciones de estas estrategias para
transitar hacia futuros sostenibles. Todas estas estrategias asumen que el crecimiento económico es esencial, pero que puede y debe lograrse sin agotar los recursos y degradar el medio ambiente. La tensión existente entre el crecimiento y
la sostenibilidad se explica como un fallo de los principios mayoritarios de la sos-
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Informe– Sociedades Sostenibles
tenibilidad en todos los sectores de la economía. Actualmente, la mayoría de los
gobiernos persigue de forma selectiva la sostenibilidad en sectores limitados, sin
embargo, con una dirección estratégica y un liderazgo político, la sostenibilidad
podría introducirse en todos los sectores, lo que podría llevar aparejado mejoras
en la productividad, el empleo y el crecimiento, sin un mayor prejuicio para el medio ambiente.
Muchos de los asistentes al seminario rechazaron la idea de que el crecimiento
y la sostenibilidad puedan ser compatibles (ver el epígrafe 4, p. 8). Sin embargo,
los defensores del crecimiento ecológico aportaron tendencias de eficiencia para
rechazar el pesimismo de los críticos del crecimiento; si podemos desvincular el
crecimiento del PIB del consumo material, no hay motivos para abandonar las aspiraciones de crecimiento. Los países de la OCDE están desvinculando lentamente,
de manera especial, el crecimiento del PIB del consumo material. Durante el seminario se escuchó, por ejemplo, que el crecimiento de los residuos municipales de
los países de la OCDE se está reduciendo con respecto al crecimiento del PIB, y las
cantidades que se envían a los vertederos se están reduciendo en términos absolutos. Sin embargo, se reconoció el problema del consumo de recursos «oculto».
Para los escépticos, esto demuestra la lógica errónea del crecimiento ecológico.
Para sus defensores, es simplemente una muestra del ingente trabajo que aún
debe realizarse. Podría parecer que un país rico está reduciendo su nivel de consumo material, sin embargo, esto debe analizarse dentro del contexto de su flujo
comercial. A medida que los países se desarrollan, sus economías tienden a convertirse en economías basadas más en los servicios y dependen de otros países
para producir los bienes materiales que los ciudadanos de los países ricos desean
consumir. Esto refleja la idea del consumo oculto (es oculto porque no se incluye
en las estadísticas de eficiencia nacionales). Los países que informan sobre sus
progresos con respecto a la sostenibilidad deberían ser cuidadosos a la hora de
capturar toda su «huella» material para evitar dar una impresión inexacta de sus
avances y desmaterialización.
3. Aprendizaje y diálogo
The Se debatió hasta qué punto los países y las regiones pueden tomar prestadas ideas acerca de la sostenibilidad de contextos foráneos, así como hasta qué
punto las organizaciones intergubernamentales pueden mostrar genuinamente
su respeto por estrategias ecológicas alternativas. Los ecologistas comenzaron a
promover la idea de una economía verde hace años, pero la adopción del PNUMA
de este término y su consiguiente inclusión en la Conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible (Rio+20) de 2012 se ha criticado por parte de la sociedad civil
y los académicos. Algunos críticos rechazan el lenguaje basado en el mercado de
«capital natural» y «servicios del ecosistema», destacado en la economía verde del
PNUMA. El PNUMA argumenta, por su parte, que calcular el valor monetario de la
naturaleza puede orientar la elaboración de políticas racionales desde el punto de
vista ecológico; los críticos temen que esto se traduzca en una mercantilización de
la naturaleza que fomente unas prácticas comerciales que dañen, en lugar de proteger, el medio ambiente. Otros críticos rechazaron lo que percibieron como una
visión homogénea de la economía verde, que antepone la economía a la inclusión
social y la sostenibilidad medioambiental.
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Informe– Sociedades Sostenibles
Para el PNUMA, su marco de economía verde es compatible con los distintos modos en que se persigue el desarrollo sostenible en los países desarrollados, habiendo recopilado muestras de ocho marcos distintos: Civilización Ecológica de China;
Economía Suficiente de Tailandia; Vivir bien de Bolivia, Felicidad Nacional Bruta de
Bután, Economía Verde de Sudáfrica; Economía Circular de Alemania, Contabilidad
del Capital Natural de Botswana, y los Pagos por Servicios de Ecosistemas de Costa
Rica. Cada uno de estos marcos refleja un ideal de reconciliación entre las aspiraciones de desarrollo nacionales y los requisitos de sostenibilidad medioambiental.
El éxito de estos relatos se basa en parte en dos factores: en primer lugar, en ideas
filosóficas que destacan dentro de los contextos nacionales; y en segundo lugar, se
trata de relatos promovidos por departamentos gubernamentales relevantes y, en
ocasiones, por jefes de estado.
Mediante la recopilación de datos de distinta procedencia, el PNUMA pretende fomentar el aprendizaje y cooperación entre los países del Sur. El seminario abordó
las implicaciones que revestía lo específico del contexto de cada caso en relación
a estos objetivos. Quizá convenga entender los distintos modos en que los países
persiguen el desarrollo sostenible y las economías verdes, aunque algunos de los
participantes se mostraron cautelosos ante los intentos de imitar o promover estrategias específicas en lugares con contextos sociales, políticos y culturales distintos. Se destacó el peligro de la «despolitización», lo cual podría traducirse como
pasar por alto el papel del poder en las políticas y debates sobre sostenibilidad. El
poder también está presente cuando se debaten y diseñan las opciones para las
economías sostenibles. Las organizaciones internacionales suelen mostrarse dispuestas a presentar las estrategias de sostenibilidad como acuerdos favorables,
sin embargo, varios de los asistentes al seminario pusieron en cuestión esta visión,
señalando que las transiciones en la sociedad se suelen producir cuando las luchas
de poder y los intereses de algunos grupos se suelen favorecer frente a otros. La
Felicidad Nacional Bruta de Bután (GNH) se señaló como un ejemplo de estrategia
que se alaba frecuentemente como digno de emular. La Felicidad Nacional Bruta
es progresiva y ayuda de cierto modo políticamente, pero su elogio desprovisto de
crítica ignora las injusticias perpetradas por esta estrategia, que se basa en un nacionalismo étnico excluyente. La responsabilidad de reconocer los aspectos negativos de las distintas estrategias nacionales suele depender en gran parte de agentes no estatales, porque los estados y las organizaciones internacionales suelen
abstenerse de criticar las estrategias definidas localmente, lo cual limita el posible
aprendizaje de diversas estrategias, ya que este requiere una evaluación sincera
de las ventajas y desventajas, y de cómo se distribuyen socialmente las ganancias
y pérdidas.
Algunos participantes cuestionaron la sinceridad de los esfuerzos para extraer
un aprendizaje de distintas estrategias y a la hora de encontrar puntos en común
entre las distintas posiciones. Su argumento: que algunas de las posiciones eran
simplemente incompatibles; los esfuerzos para encontrar puntos en común implicaban el riesgo de despojar a las estrategias alternativas de sus principios básicos
para poder así encajar en las estrategias dominantes. El rechazo de los mecanismos de mercado de Bolivia en su política medioambiental (y la hostilidad general
del país hacia el desarrollo capitalista) constituye un ejemplo de una estrategia
que es fundamentalmente incompatible con la economía verde y las estrategias
de crecimiento ecológico mayoritarias. Este sigue siendo un punto de discordia,
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Informe– Sociedades Sostenibles
ya que algunos mantienen un ideal pluralista de que el aprendizaje, el respeto y la
compatibilidad son posibles a pesar de las diferencias.
Los estados que tienen visiones enfrentadas, como Bolivia, se suelen encontrar
marginalizados o ignorados en los diálogos intergubernamentales. Los debates del
seminario también revelaron patrones de exclusión dentro de la sociedad civil. Los
gobiernos y las organizaciones internacionales promueven cada vez más oportunidades para para que se «escuche la voz» de la sociedad civil sobre estrategias de
sostenibilidad. Se celebraron amplias consultas en línea durante los preparativos
de la Cumbre Rio+20 de 2012, así como para las negociaciones sobre los Objetivos
de Desarrollo Sostenible. La participación «virtual» podría incrementar la inclusión
más allá de las ONG profesionales con recursos para viajar a las reuniones de la
ONU, pero en la práctica suelen reproducir los sesgos de la participación «directa»: los debates siguen celebrándose principalmente en inglés, con una sobrerrepresentación de hombres en relación a las mujeres, los asistentes del Norte están
sobrerrepresentados con respecto a los del Sur, y la participación se reserva a
aquellos con acceso a internet. Algunos participantes destacaron que los grupos
de la sociedad civil suelen ser cómplices de su propia exclusión y marginalización al
fracasar a la hora de asegurarse de estar lo suficientemente informados como para
contribuir a los debates. Este extremo se destacó como un problema específico en
las reuniones a nivel de la ONU, en las que las negociaciones suelen prolongarse
mucho, y los grupos de la sociedad civil con la memoria institucional adecuada son
escasos y están aislados.
Algunos participantes se mostraron preocupados por un lenguaje de «inclusión»
que se usa de forma apolítica, enmascarando las diferencias de poder. Señalaron
que no es solo cuestión de garantizar que las distintas voces estuvieran representadas, sino de reconocer que algunas son influyentes y otras no. Entre los participantes del seminario existía la impresión general de que las voces críticas se
ignoran, incluso si se «incluyen», lo cual apunta a un posible sacrificio de la autenticidad a cambio de la inclusión, de modo que estas voces se ven obligadas a elegir
entre enmarcar su mensaje de modo que encaje dentro de los puntos de vista
dominantes, o aceptar que su voz se ignore. El seminario reveló que los académicos, cuyo objetivo es lograr un impacto con sus estudios, se suelen enfrentar a un
dilema parecido. Para proporcionar evidencias de sus estudios relevantes para los
legisladores, los académicos deben aceptar el contexto político actual. El riesgo estriba en que los investigadores generen «evidencias basadas en políticas» en lugar
de influir en «políticas basadas en evidencias». Tanto los investigadores como la sociedad civil tienen que definir a veces una estrategia pragmática para el corto plazo
y una estrategia basada en principios para el largo plazo. El pragmatismo podría
conducir a mejoras incrementales, pero a costa de reforzar un marco político que
se percibe como incompatible con unas sociedades sostenibles a largo plazo. Una
estrategia basada en principios podría hacer que la investigación e ideas del investigador fueran «políticamente irrelevantes» a corto plazo, pero cabe la posibilidad
de que el contexto político cambiara en el largo plazo. Los ejemplos que se presentaron durante el seminario incluían el campo de la política sobre cambio climático,
en el que los mecanismos del mercado y voluntarios son ahora dominantes, y el
dominio de la política de conservación, en el que la naturaleza se valora cada vez
más en términos monetarios.
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Informe– Sociedades Sostenibles
4. Replantear la idea de progreso
Many Muchos participantes insistieron en que las estrategias de sostenibilidad solo
podrían tener éxito si los estados y las organizaciones intergubernamentales estaban dispuestos a cuestionar la viabilidad de un crecimiento económico continuado.
Las estrategias, como la economía verde y la economía circular, fracasaron en definitiva a la hora de resolver la crisis de la insostenibilidad, porque aceptan de forma inequívoca el crecimiento del PIB, como un objetivo fundamental y legítimo de
todos los estados. Las organizaciones internacionales son instituciones estatales.
Siempre y cuando sus miembros sigan principalmente interesados en estrategias
basadas en el crecimiento, no habrá mucho margen para organizaciones como la
OCDE y el PNUMA para apoyar aquellas estrategias que favorecen los indicadores
alternativos de progreso distintos al PIB. La creación de un comité parlamentario
formado por todos los partidos del Reino Unido acerca de los límites al crecimiento puede verse como un signo positivo, pero se suele asumir que los méritos del PIB
van más allá del escrutinio dentro de las instituciones políticas.
Varios participantes insistieron en que ya se estaban produciendo debates dentro
de las organizaciones intergubernamentales acerca de las limitaciones sociales y
medioambientales del PIB. Uno de los signos es el interés en métricas más amplias
para medir el progreso, como la iniciativa «Más allá del PIB» de la Comisión Europea, que está desarrollando indicadores para capturar tendencias sobre calidad
medioambiental, cohesión social y bienestar. El «PIB ampliado» constituye un conjunto de indicadores que ajustan el PIB para reflejar el impacto del agotamiento de
recursos, la degradación medioambiental y la desigualdad de ingresos en relación a
la riqueza nacional. En el seminario se escuchó que es necesario un mayor trabajo
técnico para pulir estos indicadores y recopilar los datos necesarios para medir el
progreso más allá del PIB. Algunos participantes realizaron advertencias sobre considerar esto un ejercicio puramente técnico; la selección de indicadores distintos
al PIB es un ejercicio político. Aunque medir el bienestar es un movimiento potencialmente progresivo más allá del PIB, deberíamos ser cautelosos con aquellos legisladores que reducen el bienestar al comportamiento individual. Es políticamente
más fácil para los gobiernos medir aspectos relacionados con los estilos de vida de
las personas, que medir el gasto corporativo que influye en el estilo de vida de las
personas. Sin embargo, una agenda del bienestar individualizada corre el riesgo de
hacer a las personas responsables de su bienestar, en lugar de reconocer cómo el
estado y el sistema capitalista son responsables de unas condiciones de vida sociales y medioambientales pobres. Los indicadores numéricos no explicarán necesariamente los complejos factores sociales, políticos y económicos que inmovilizan
a algunas personas en prácticas perjudiciales para el medio ambiente. Aun así, la
agenda del bienestar solo nos ayudará a avanzar hacia sociedades sostenibles si se
reconocieran y abordaran estos factores.
El hecho de que las instituciones internacionales estén empezando a considerar
medidas alternativas de progreso es una señal de que los críticos del crecimiento
están lentamente dejando su huella en los marcos normativos. Será preciso un
esfuerzo sostenido para que las medidas alternativas puedan competir con las medidas anuales del PIB, la productividad y la inversión privada (como la Encuesta
Anual sobre el Crecimiento). A pesar del interés por parte de los gobiernos en
indicadores alternativos, es probable que el liderazgo en este asunto provenga de
agentes no estatales. Varios participantes compartieron sus opiniones acerca de
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Informe– Sociedades Sostenibles
los debates que están teniendo lugar entre los investigadores y la sociedad civil,
y que pueden ayudarnos a imaginar futuros sostenibles que no dependan de un
crecimiento económico exponencial. Un crecimiento económico infinito, argumentan muchos, es ecológicamente inviable en un planeta finito. Desde este punto de
vista, las cifras de la eficiencia dan una impresión del progreso equívoca, porque
reflejan solo la desvinculación relativa, no la desvinculación absoluta. La mayoría de
los países están reduciendo la tasa a la que usan los recursos naturales, pero siempre que estén comprometidos con un crecimiento continuo, los recursos totales
consumidos seguirán creciendo. El hecho de que los bosques tropicales se estén
vaciando a un ritmo inferior no se puede considerar una buena noticia para aquellos preocupados por la conservación a largo plazo. Un problema relacionado con
las mejoras relativas de la eficiencia es lo que llamamos «la paradoja de Jevons» o
el «efecto rebote», que se refiere a la tendencia que se observa de crecimiento en
el consumo conjuntamente con las mejoras en la eficiencia, negando de ese modo
cualquier ahorro de recursos.
Para aquellos que llevan un tiempo siguiendo los debates sobre desarrollo sostenible, estos argumentos sobre el crecimiento económico no son nuevos. De hecho,
aquellos participantes críticos con el crecimiento pasaron poco tiempo repitiendo
argumentos familiares, y se centraron en su lugar en la base social de la «obsesión»
por el crecimiento y las oportunidades para avanzar hacia sociedades post-crecimiento. En el seminario se escuchó que el crecimiento económico es una idea
bastante reciente, pero que se ha establecido rápidamente como hegemónica a
la hora de considerar cómo entendemos el éxito y progreso nacionales. Las campañas electorales juzgan por lo general el éxito de un gobierno en términos de tasas de crecimiento del PIB; la ausencia de crecimiento se comunica en el lenguaje
de la crisis, mientras que una vuelta al crecimiento se describe como una recuperación. Esta representación del PIB se da en gran parte por sentado y conforma las
expectativas de la sociedad. Un desafío que se identificó durante el seminario es
que, aunque el crecimiento económico continuado no es ecológicamente viable,
las alternativas al crecimiento siguen siendo política y socialmente inviables. En resumen, las ideas post-crecimiento no hacen ganar votos.
A pesar de la aceptación afianzada del PIB, han surgido una serie de visiones «postcrecimiento» de la sociedad civil y las instituciones académicas. El decrecimiento
surgió en el ámbito comunitario como un movimiento para fomentar la reducción
de la producción y el consumo para mejorar el bienestar humano, la equidad social
y la salud ecológica. En lugar de ofrecer una única hoja de ruta o conjunto de estrategias, el movimiento del decrecimiento promueve el debate y el pensamiento
creativo acerca de sistemas económicos futuros que no dependen de un crecimiento continuo. La democracia ecológica radical imagina versiones de una «buena vida» distintas a las promovidas por la multimillonaria industria de la publicidad.
Desde esta perspectiva, hay varios modos de enriquecer la vida de la gente que no
dependen de la acumulación material continua. Estas y otras ideas para un futuro
alternativo suelen compartir un elemento importante: convierten a la democracia y
no a la economía en la institución central de la sociedad. La transición hacia modos
de vida socialmente inclusivos y ecológicamente sostenibles requerirá, por tanto,
más participación, ideas e innovación por parte de los ciudadanos. En los países
ricos, la participación de la gente en asuntos relacionados con la sostenibilidad se
ve en su mayor parte limitada a opciones para un «consumo ecológico», y varios
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Informe– Sociedades Sostenibles
asistentes observaron que esto refuerza, más que cuestionar, la insostenibilidad.
También convierte a los estilos de vida sostenibles en un lujo disponible solo para
aquellos que pueden pagar precios elevados por productos «ecológicos». Si se deja
la preocupación sobre la sostenibilidad en manos del mercado, o solo en manos
de economistas y burócratas, se conseguirán como mucho mejoras marginales, y
resultados injustos y perjudiciales, en el peor de los casos.
5. Inspirar la imaginación democrática
El sentido común dicta que los ciudadanos son racionalistas económicos, sobre
todo a la hora de votar. Los participantes en el seminario sembraron sus dudas
acerca de si esto es siempre o necesariamente así. La decisión del Reino Unido
de abandonar la Unión Europea, a pesar de las advertencias de un probable daño
económico, mostró que las emociones pueden resultar una gran fuerza política. La
xenofobia exhibida durante la campaña del Brexit sirvió de recordatorio de que las
emociones pueden manipularse para sacar provecho político. Sin embargo, para
algunos de los participantes, el Brexit supuso igualmente una muestra de que los
ciudadanos están dispuestos a reinventar radicalmente el orden económico. Se
trata de una señal positiva para los movimientos post-crecimiento, que esperan
apelar a la moral y las emociones para obtener resultados más progresivos y sostenibles. Uno de los principales problemas para estos movimientos consiste en la
percepción duradera de que los ecologistas quieren volver a la era preindustrial,
en la que la vida era dura y los placeres escasos.
Es vital acabar con la asociación entre sacrificio y sostenibilidad si se pretenden
popularizar los debates sobre un futuro sostenible. Para hacerlo, se tendría que
enmarcar el cambio de forma positiva, como poniendo el énfasis en el tiempo de
ocio que ganaríamos al tener jornadas laborales semanales más cortas; los menores índices de criminalidad y el aumento de la esperanza de vida relacionado con
la igualdad de ingresos; los beneficios para la salud del consumo de productos de
cosecha local y orgánicos; las relaciones sociales que se forjarían al compartir la organización, etc. También implicaría el uso de un lenguaje positivo para hablar de las
visiones post-crecimiento, por ejemplo, palabras como abundancia, enriquecido,
floreciente, próspero, bienestar.
Pero eliminar la asociación entre sacrificio y sostenibilidad no depende solamente
de contar historias positivas. Algunos participantes del seminario nos pidieron que
recordáramos que las historias negativas pueden tener impacto políticamente;
pueden desencadenar la ira, que puede a su vez motivar a la gente a demandar
cambios. Los movimientos de justicia medioambiental llevan años luchando para
atraer la atención hacia las víctimas de las estrategias de crecimiento; como las comunidades desplazadas por infraestructuras energéticas a gran escala, y aquellas
expuestas a los residuos y la contaminación. En los debates se destacaron muchos
otros sacrificios relacionados con el crecimiento. En los países en vías de desarrollo, el crecimiento se persigue a través de la industrialización y la inversión privada. Las cuentas nacionales presentan estos avances solo en términos de progreso. Aunque es cierto que algunos grupos de la sociedad se benefician, otros
viven una experiencia muy distinta: perturbación de mercados locales, pérdida de
modos de vida, disminución de comunidades rurales, migración a centros urbanos
y expansión de barrios marginales. En los países industrializados, se persigue el
crecimiento a través de los incrementos de la productividad. Una vez más, las cuen-
10
Informe– Sociedades Sostenibles
tas nacionales muestran un progreso, pero la experiencia vivida por las personas
suele ser diferente: jornadas laborales más largas con sueldos más bajos; despidos
y congelación de la contratación; mayores niveles de estrés y agotamiento; exceso
de trabajo para algunos y falta de trabajo para otros.
Parece irracional tratar el PIB como sinónimo de progreso cuando reconocemos
que el PIB se mide teniendo en cuenta toda la actividad del mercado, buena y mala.
Si una casa se incendia, se reconstruye, y las pertenencias de los ocupantes se
reemplazan; esto contribuye al crecimiento económico, pero es obvio que no a la
prosperidad. De igual modo que al medir el PIB se incluyen las experiencias negativas, se excluyen muchas experiencias positivas. Comer fruta y verdura locales no
cuenta, pero comer un Happy Meal de McDonald’s sí. Unirse a un programa del barrio para compartir coche en lugar de comprar un coche nuevo también minaría el
crecimiento del PIB. Estos aspectos del crecimiento revelan que la relación entre el
PIB y el progreso es más complicada de lo que se suele asumir. Llamar la atención
al respecto forma parte del proceso de hacer que las ideas post-crecimiento sean
social y políticamente viables.
Muchos de los participantes piensan que una sociedad sostenible será una sociedad
post-crecimiento, pero no comparten una única visión acerca de cómo funcionaría
y qué aspecto tendría la transición. Hay una considerable variedad de perspectivas
y opiniones entre los que creen en la idea de sociedades post-crecimiento, y muchos de los participantes en el seminario destacaron las posibilidades de colaboración para generar un conocimiento y un respaldo popular.
Lecciones Importantes
Lecciones importantes para los responsables políticos
Equipo verde: La comunidad de la defensa podría parecer un lugar extraño para
buscar inspiración a la hora de crear sociedades sostenibles. Pero si se le despoja
de su propósito militar, la estrategia del «Equipo Rojo» encierra beneficios considerables para los responsables políticos medioambientales. El equipo rojo reconoce
que los responsables de la toma de decisiones por sí solos no tienen nunca toda la
información que necesitan: necesitan basarse en la información diversa procedente del exterior. Las debilidades y problemas de las propuestas políticas se expondrán con más probabilidad si las ideas se examinan desde distintas perspectivas.
Una estrategia de «equipo verde» podría aplicarse ampliamente en la política comunitaria medioambiental. Las agencias nacionales y los gobiernos locales revisan
periódicamente las políticas y desarrollan nuevas iniciativas relacionadas con la
conservación, el consumo, la rendición de cuentas con respecto al medio ambiente,
la valoración del ecosistema, los impuestos y subsidios, los sistemas energéticos y
la eficiencia. Todas estas cuestiones políticas se beneficiarían del escrutinio del
equipo verde. Las organizaciones intergubernamentales, como la OCDE, el PNUMA
y el Banco Mundial, suelen adoptar un papel como creador de capacidades o como
consultor para ayudar a los estados a mejorar la política medioambiental. Independientemente de las capacidades y credenciales de aquellas personas responsables
del diseño de estas iniciativas, un equipo externo con distintas perspectivas detectaría probablemente las debilidades y mejoras.
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Informe– Sociedades Sostenibles
Las mayores posibilidades para el equipo verde residen más allá de la política medioambiental. La incorporación del medio ambiente a la política en mayúsculas
sigue siendo una aspiración para la mayoría de organizaciones. El establecimiento
de equipos verdes para examinar y desafiar las propuestas en los distintos ámbitos
políticos (desde el comercio y el transporte a la educación y los medios de comunicación) contribuiría a crear la vía hacia unas sociedades sostenibles. De igual modo,
las organizaciones gubernamentales sin una competencia medioambiental explícita, como el FMI y la OMC, son lugares importantes para el equipo verde, porque sus
políticas suelen tener el mayor impacto sobre el estado del planeta.
En la práctica, el equipo verde implica reunir a un grupo independiente de personas (normalmente de 5 a 9) para evaluar de forma crítica y poner en cuestión
planes, programas y supuestos organizativos, y ofrecer perspectivas alternativas. Al
contrario que las consultas, en las que un gran número de personas dan su opinión,
la estrategia del equipo verde garantiza que las ideas y conocimientos se apliquen
directamente a estrategias de «test de estrés» para el desarrollo sostenible.
Lecciones importantes para los investigadores
Participación e impacto: Se pueden obtener muchos beneficios de las aportaciones expertas por parte de académicos e investigadores independientes a los
procesos políticos. Las nuevas iniciativas y estrategias se suelen presentar de forma despolitizada que no reconocen ni anticipan cómo se distribuirán los costes y
beneficios socialmente. Los sociólogos suelen estar más en sintonía con la política
de las políticas. Se pueden lograr beneficios cada vez mayores si se destacan constantemente las debilidades de las estrategias políticas dominantes y se ofrecen
alternativas; esto resulta evidente, por ejemplo, en el creciente interés de los indicadores de progreso «más allá del PIB», y el reciente interés en el «pluralismo de
valores» de la política sobre la biodiversidad.
Sin embargo, muchos investigadores que trabajan en aspectos relacionados con las
sociedades sostenibles no esperan influir en la política en el corto plazo, lo cual resulta legítimo y razonable. Las fuentes de insostenibilidad son intrínsecas a nuestra
cultura, sistemas sociales, infraestructura y marcos políticos, y la mayoría de ellas
solo cambiarán lentamente con el paso del tiempo. De igual modo que necesitamos
investigadores que tengan como objetivo influir directamente sobre la elaboración
de políticas públicas en el corto plazo, también necesitamos investigadores que
mantengan una distancia crítica con respecto a la elaboración de políticas actual.
Podemos pensar en ello como una división de tareas. El auge de la agenda de «impacto de las investigaciones» sigue encontrando obstáculos. Hay diversos incentivos profesionales para que los académicos realicen investigaciones «relevantes
para la política» (como para su reconocimiento y ascenso, para satisfacer a los
organismos de financiación y satisfacer los requisitos de evaluaciones nacionales,
como el REF, las siglas en inglés del marco de excelencia en las investigaciones para
el Reino Unido). El significado del impacto de la investigación no es fijo, sino que
está ampliamente asociado con la influencia política. Conformar la agenda del impacto de forma que sirva a los intereses de la investigación sobre sociedades sostenibles precisa que los académicos defiendan en voz alta el valor de la distancia
crítica entre la investigación y la política.
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Informe– Sociedades Sostenibles
Durante el seminario se escucharon ejemplos de casos en los que académicos que
pretendían causar un impacto sintieron la presión o se vieron obligados a ajustarse
a un paradigma político a expensas de la integridad de la investigación. El hecho
de poder compartir ejemplos concretos más ampliamente con otros colegas podría contribuir a generar un entendimiento más minucioso de los méritos y limitaciones de la investigación orientada a la política. También podría contribuir a generar un entendimiento alternativo del impacto que dé más valor a los procesos de
participación (sobre todo y principalmente la participación pública), en lugar de a
los resultados de dicha participación.
Importante lección para la sociedad civil
Balance crítico y visión: Para lograr un interés público y un apoyo mayor para
iniciativas de sostenibilidad más ambiciosas, habrá que romper la asociación permanente entre la sostenibilidad y el sacrificio, lo cual requiere equilibrar la crítica y
la visión para que la gente llegue a entender los sacrificios que implican los modelos
de desarrollo/crecimiento contemporáneos y los beneficios que se pueden extraer
de un futuro alternativo. Los sacrificios del desarrollo suelen pasar desapercibidos
porque ocurren en lugares distantes, en los que tiene lugar la extracción de recursos y se hallan las infraestructuras energéticas. En otras ocasiones, los sacrificios
se experimentan cuando se producen despidos para proteger los beneficios, o cuando se prioriza la publicidad corporativa sobre la salud de los niños. Los actores
políticos han relacionado con gran éxito el bienestar social y el progreso con el
crecimiento, la productividad, y un mayor gasto de los consumidores. Existen numerosas pruebas que sugieren que estos procesos económicos y los resultados
sociales están hasta cierto punto relacionados entre sí, sin embargo, el bienestar
social no varía o disminuye con el aumento del crecimiento y la productividad. Esto
sugiere que podríamos colectivamente imaginar medios económicos alternativos
para lograr los resultados sociales deseados.
Aquellos que no son economistas probablemente entiendan mejor los límites y
las debilidades de los principios económicos, cuando se revelan en actividades
mundanas cotidianas. Resulta ilustrativo el ejemplo que se compartió en el seminario de la preferencia creciente de los australianos por el pan artesano. El ejemplo mostraba cómo la «productividad» no está necesariamente alineada con los
intereses públicos. En 2016, la Comisión de Productividad de Australia criticó a los
panaderos artesanos por hacer que las cifras de productividad del país bajaran. Se
animó a los australianos a comprar pan más barato de fábrica porque la eficiencia
de su producción era el doble que la del pan producido a mano en las panaderías
locales. Los valores nutricionales comparativos, las condiciones laborales y los impactos medioambientales no se incluyen en los cálculos de productividad, además
de otras razones que pueden hacer que la gente elija pan hecho a mano. Pero el
hecho de que el pan artesano sea la mitad de eficiente significa que se emplea el
doble de personas en su producción. Historias como esta permiten al gran público
ver cuáles son los límites de ideas económicas como la productividad, que pesan
tanto en el discurso político. Permitir que la gente vea cuáles son los límites de los
principios económicos mayoritarios es una parte importante de imaginar de forma
democrática cómo serían las sociedades sostenibles del futuro.
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Informe– Sociedades Sostenibles
Notas
1. Este informe ha sido traducido por Maribel Villalba
2. Ver, por ejemplo, Cass Sunstein (2006) Infotopia: How Many Minds Produce
Knowledge. Oxford: Oxford University Press.
3. Aquellos lectores interesados en comentar ideas específicas pueden ponerse
en contacto con el organizador, quien les pondrá en contacto a su vez con el
participante o participantes relevantes: h.stevenson@sheffield.ac.uk
4. Número de beca: ES/K009761/1.
5. Los términos «Sur» y «países en vías de desarrollo» se usan indiferentemente
de forma generalizada. En este informe se usan indiferentemente (al igual que
«Norte» y «países desarrollados» al tiempo que se reconoce plenamente que
dichos términos resultan problemáticos.
6. Comisión Especial de la Cámara de los Comunes (2016) ‘Sustainable Development Goals: call for clear leadership across Government’, 8 de junio. http://
www.parliament.uk/business/committees/committees-a-z/commons-select/
international-development-committee/news-parliament-20151/sustainabledevelopment-goals-report-published-16-17/
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Informe– Sociedades Sostenibles
Participantes
EMILY AUCKLAND
Bioregional / UK Stakeholders for Sustainable Development
DANIEL BAILEY
University of York
JOHN BARRY
Queens University Belfast
PHILIP CATNEY
Keele University
MARTIN CRAIG
Sheffield Political Economy Research Institute
CARL DEATH
University of Manchester
PETER FERGUSON
Deakin University
MIHAELA GRUIA
Research Retold
DARIO KENNER
Independent researcher
FRAUKE KLISCHIES
University of Leeds
JOHN O’NEILL
University of Manchester
ROWAN PALMER
UNEP - Economy and Trade Branch
KAISA PIETILA
Sheffield Political Economy Research Institute
RYAN PARMENTER
OECD Environment Directorate
RUPERT READ
University of East Anglia
MANFRED ROSENSTOCK
European Commission
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Informe– Sociedades Sostenibles
KAREN SCOTT
Exeter University
CAROLE-ANNE SÉNIT
Institute for Sustainable Development and International Relations (IDDRI) / Utrecht
University
ASEEM SHRIVASTAVA
Independent writer and ecological economist
HAYLEY STEVENSON
University of Sheffield
JAN-GUSTAV STRANDENAES
Stakeholder Forum UK / Pure Consulting
JOHN TURNPENNY
University of East Anglia
CHRISTOS ZOGRAFOS
Universitat Autònoma de Barcelona
OLIVER ZWIRNER
University of Leeds
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Sheffield Political Economy Research Institute
Interdisciplinary Centre of the Social Sciences
219 Portobello
Sheffield S1 4DP
T: +44 (0)114 222 8346
E: speri@sheffield.ac.uk
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