Características de la obra BACO: Hacia 1496-1497. Escultura en mármol, alto (sin pedestal).Medidas: 184 cm. Florencia, Museo Nazionale del Bargello. En la mitología romana Baco era el Dios del vino y del éxtasis místico Miguel Ángel opta por representar las dos primeras características. Baco de pie con la cabeza coronada de uvas y alza una copa como si fuera a proponer un brindis. Tiene la cabeza ladeada y la boca abierta. La postura inestable del dios refuerza la idea de que Baco esta ebrio (borracho). La pierna parcialmente levantada y el cuerpo inclinado hacia atrás hace que parezca inseguro de sus pasos, tambaleante en su embriaguez.. Se trata de la escultura de tamaño natural más temprana de Miguel Ángel. El sátiro detalle de Baco en la mitología clásica era una divinidad de la naturaleza que encarna los instintos salvajes del ser humano bajo aspecto antropomorfo, medio animal , pero más frecuentemente tenía patas y lomo de cabra, pezuñas hendidas y pequeños cuernos. Los sátiros eran los compañeros naturales de Baco y le seguían para participar en sus festividades y en sus excesos sibaríticos. Este se esconde detrás de la figura de Baco, y mordisquea las uvas que ha tomado de la piel de leopardo que el dios sostiene. En esta estatua especialmente en los acabados de las extremidades, como la pierna del sátiro, fue donde Miguel Ángel empieza a perfeccionar el uso de la Broca para crear superficies con textura. La escultura puede contemplarse desde cualquier ángulo. Nos presenta al dios del vino en una postura que es un inestable contraposto, muy gusto de la época y también muy eficaz para plasmar el estado de bebido de Baco. Por lo que el contraposto se convierte en manos del escultor en un recurso plástico y también en un elemento más para plasmar la captación psicológica del personaje, al que acompaña a su espalda la figura de un sátiro de la corte báquica. Por estos años, Miguel Ángel todavía es joven, y la escultura es juvenil, de dulces formas pero al mismo tiempo muy contundentes, muy ligado a los temas y las formas más clásicas Pero la calidad artística de Miguel Ángel hace que sea capaz de lograr plasmar el aspecto dionisiaco del dios Baco, cuyo rostro tiene las deformidades y la expresión de una persona ebria, prácticamente drogada. Un rostro que mira al mismo tiempo al espectador y a la vasija que contiene el vino, el objeto de su deseo. Y parece invitar a beberlo a todo aquel que lo mira. Mientras que el pequeño sátiro está sonriendo a sus espaldas y acariciando un racimo de uvas, que pronto serán vino.