41 LATERCERA Domingo 14 de agosto de 2016 RR Michael Phelps, Deportes emocionado tras nadar la última prueba de su carrera. Juegos Olímpicos LAS ÚLTIMAS FINALES 50 m. libre femenino 1. Pernille Blume DINAMARCA 2. Simone Manuel EE.UU 3. Aliaxandra Hersimenia BIELORRUSIA 1500 m. libre masculino 1. Gregorio Paltrinieri 2. Connor Jaeger 3. Gabriele Detti ITALIA. EE.UU ITALIA 4x100 combinado femenino 1. Estados Unidos 2. Australia 3. Dinamarca 4x100 combinado masculino 1. Estados Unidos 2. Reino Unido 3. Australia . PHELPS, EN RÍO 2016 4x100 libre Oro 200 mariposa Oro 4x200 libre Oro 200 combinado Oro 100 mariposa 4x100 combinado Plata Oro NATACION Eterno Michael Phelps R El nadador se despidió sumando R El Tiburón detuvo su contador en su quinto oro, en el 4x100 estilos. 28 medallas olímpicas, 23 doradas. Denís Fernández Encapuchado, con la cabeza agachada y mirando su celular. Con sus inseparables audífonos en las orejas, aguardando la llamada. Así lucía anoche Michael Phelps minutos antes de saltar a la piscina del Estadio Acuático Olímpico para ofrecer su última exhibición, para impartir una nueva cátedra de natación ante una audiencia entregada. Era la final del 4x100 combinado, una modalidad que el equipo estadounidense de varones había ganado con anterioridad en todas sus participaciones olímpicas desde que la prueba comenzara a nadarse en los Juegos de Roma 1950. Y era también el momento de decir adiós, pero de decirlo en su medio, en el agua; de hablar, una vez más, desde la piscina; como ese deportista, mitad hombre, mitad escualo, que llevaba cuatro ciclos olímpicos reinventando la natación. Y lo hizo. Nadó en la tercera posta, su inmortal estilo mariposa. Saltó a la piscina segundo, tras el representante británico, luego del preca- RR El megacampeón olímpico recibe el saludo de sus compañeros de equipo. FOTO: AFP LAS 28 MEDALLAS OLÍMPICAS DE PHELPS: 23 4x100 libre 4x200 libre 100 mariposa 200 mariposa 200 libre 200 combinado 400 combinado 4x100 combinado 3 RÍO LONDON BEIJING ATENAS 2016 2012 2008 2004 2 rio desempeño de Cody Miller en el pecho, pero reaccionó. Miró bajo el agua a su contricante, en la maniobra de giro, antes de asestarle el golpe definitivo a su rival y a la prueba en su conjunto. Los estadounidenses, con la inestimable colaboración de Phelps, que partió segundo y permitió a su compañero saltar primero en la posta decisiva, terminaron venciendo, claro, como casi siempre. Y firmando un nuevo récord olímpico (3.27.95). Después llegaron las lágrimas -de Michael, pero también de sus compañeros y de sus familiares- y finalmente la premiación; un quinto oro (de seis medallas) para convertirse en el nadador más laureado de estos Juegos Olímpicos de Río. Y para estirar aún más su leyenda con 28 metales olímpicos totales, 23 de ellos de oro. Porque Michael Phelps había llegado a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con 22 medallas al cuello y un único objetivo, reescribir su propia historia. La pelea en la piscina era contra el resto de competidores -algunos de ellos, por cierto, eximios- R En Río volvió a ser el mejor, aunque no mejoró sus plusmarcas. pero sobre todo cotra sí mismo. Porque el Tiburón de Baltimore sabía que era capaz de volver a ganar, de seguir ganando, pero necesitaba averiguar cómo. Y su cuarta cita de los anillos, que afrontó con 31 años y después de varios retiros, regresos, arrestos, sanciones y resurrecciones, solventó el interrogante. La conclusión fue abrumadora; Phelps seguía siendo el mejor sin necesidad de ser el de antes. Sus tiempos en las finales coronadas con medalla en Brasil estuvieron lejos de sus propias mejores marcas. Pero fueron suficientes. Le bastaron, incluso, para subirse a lo más alto del podio incluso una vez más de las cuatro que lo había hecho en los últimos Juegos Olímpicos, los de Londres de 2012. Con 14 coronas individuales y 23 preseas doradas para un total de 28, el deportista más laureado de los Juegos (con un 93% de acierto en finales) saltó anoche a la piscina olímpica para nadar su último relevo. Para demostrar una última vez -si es que hacía falta- por qué es el mejor nadador de todos los tiempos, un atleta irre- pertible, casi sobrehumano. Un atleta que nadó en Río de Janeiro simplmente para seguir haciendo historia y redefiniendo los límites de un deporte que ya había soportado el peso de leyendas de la natación como Mark Spitz, Ian Thorpe, Alexander Popov, Jenny Thompson, Inge de Bruijin, Johnny Weissmuller, Kirsty Coventry o Ryan Lochte, su gran amigo y confidente, quien esta misma semana, por cierto, aseguraba a una conocida cadena americana que la historia de Phelps no termina en Río: “Les garantizo que Michael estará en Tokio 2020”, proclamaba el nadador. Pero lo cierto es que el Tiburón de Baltimore estará presente en la cita de Japón salte o no a competir a la piscina olímpica, sencillamente porque su legado es ya inmortal. Parte fundamental de la historia de este deporte, del olimpismo y también -por qué no decirlo-, de la vida de quienes podrán decir que una vez vieron nadar al más grande atleta de todos los tiempos. A Michael Phelps, el último genio de la natación, el primer deportista eterno.b