August Strindberg

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Strindberg era un genio, un
innovador que revolucionó el teatro.
Magnífico novelista y sorprendente
poeta. Pero además modernizó el
idioma sueco. Inquieto, era pintor,
fotógrafo,
escultor,
alquimista
excéntrico…
August Strindberg
Poesías
completas
ePub r1.0
Banshee 23.05.14
Título original: Poesías completas
August Strindberg, 1881
Traducción: Jesús Pardo
Editor digital: Banshee
Escaneo y OCR: Blok
ePub base r1.1
TRADUCIR LA
POESÍA DE
AUGUST
STRINDBERG
Dice Ortega y Gasset, en algún lugar,
que pocas experiencias hay tan
interesantes como analizar la trayectoria
vital de un imperio antiguo desde sus
comienzos hasta su fin, y pone el
ejemplo de Roma, cuyo desarrollo se
puede analizar, fase tras fase, con datos,
en su mayor parte, completamente
fiables.
Más frecuente es, sin embargo, pasar
por esa experiencia en el terreno
literario, y yo la tuve por primera vez, y
muy intensa, por cierto, hacia los diez
años, leyendo la poesía completa de
Rubén Darío.
Fue inquietante, y hasta un poco
aterrador, para un chico aún virgen en
literatura como era yo entonces, penetrar
en la maraña decimonónico-romántica
de la niñez rubeniana hasta llegar a la
explosión cromática de Azul y el
esplendor casi sonoro de Prosas
Profanas, y, finalmente, caer de lleno en
los apolíneos traspiés de su última fase;
aunque, en este caso, como en el de
Strindberg, la decadencia fue más física
que literaria, y demasiado súbita para
ser natural. La decadencia del escritor
es raramente comparable a la de un
imperio, porque su mente sigue sana
cuando el cuerpo se rinde, mientras en
los imperios, ambos, mente y cuerpo,
suelen hacer aguas al mismo tiempo.
El hecho es, sin embargo, que ahora
he repetido esa misma experiencia con
August Strindberg, observando con gran
sorpresa que mi reacción ha sido esta
vez casi tan virgen como cuando inicié
mi vida de lector con la poesía de
Rubén Darío, y a pesar de los
innumerables escritores cuya obra
completa he leído cronológicamente en
el largo intermedio.
Lo curioso, y por eso saco aquí a
relucir a Rubén Darío, es que me ha
parecido detectar un extraño parecido
entre éste y August Strindberg:
Los dos quedan como grandes
revolucionarios poéticos a partir de
anodinas,
o
casi,
apetencias
romanticoides
iniciales,
aunque
Strindberg solo fuese poeta, en el
sentido puramente técnico de esta
palabra, de vez en cuando, y Rubén, en
cambio, a jornada completa; recuérdese,
sin embargo, que en el sentido
etimológico de la palabra poesía, que es
«creación», ambos lo fueron día y noche
durante su vida entera.
Ambos crearon la poesía moderna
de sus respectivos países, cada uno en
su contexto, aunque Strindberg lo hizo
como un trueno, y mirando a Berlín, y
Rubén como una gran sinfonía
debussyniana, y mirando a París. Y
ambos llegaron a la cumbre casi al
mismo tiempo, aunque Rubén llegase
rodeado de la admiración y la envidia
generales, y Strindberg tuviera que
luchar hasta el final contra el más hondo
y acre recelo, un recelo que le costó el
premio Nobel y muchas otras cosas.
Ambos eran tremendamente rijosos,
aunque Rubén era bebedor y Strindberg
no; Strindberg fue gran nacionalista
estrechamente
sueco,
y
Rubén
nacionalista hispánico de amplios
horizontes en todo cuanto no fuese
estética, porque en este terreno su
nacionalismo se volvía implacablemente
parisino.
Ambos, evidentemente, estaban
locos: la locura de Rubén era de quita y
pon, mientras la de Strindberg fue como
una lapa inseparablemente pegada a su
inteligencia, a través de la cual
transpiraba veinticuatro horas al día.
Pero ciñámonos a August Strindberg,
que es quien aquí y ahora nos interesa.
August Strindberg fue una paradoja
viva: provincianamente sueco y gran
escritor europeo, Strindberg es, por
consenso general, demasiado grande
para un país como Suecia. A su llegada
al mundillo de las letras suecas se
encontró con un idioma sin hacer y, ni
corto ni perezoso, lo rehizo de pe a pa,
hasta el punto de que el idioma sueco
puede dividirse en dos fases: pre y post
Strindberg, diferencia que se capta casi
a la primera ojeada. Y lo realmente
curioso es que Strindberg, cuando elevó
el idioma sueco de enaltecido patuá
campesino a plena lengua europea
moderna, estaba, realmente, refinando y
puliendo su propio invento: el sueco
moderno, que no era, estrictamente, la
lengua de sus antepasados.
Fue, además, escritor enciclopédico,
pues en su voluminosa y populosísima
obra hay poesía, novela, cuentos,
ensayos literarios, alquímicos y
lingüísticos, periodismo de toda laya,
teatro —sobre todo teatro, de ínfimo a
inalcanzable—, y política, y sátira, y
esoterismo; en una palabra, de todo,
pues fue interesantísimo pintor, notable
escultor, profético fotógrafo, y sus
cuadros, esculturas y fotografías están en
los museos sin ninguna traza de irse de
ellos. Y en el género epistolar su
prolificencia alcanza a llenar veinte
gruesos y grandes tomos con ocho mil
ciento diez comunicaciones epistolares.
Fue el autor de la primera novela
larga del idioma sueco, y de la primera,
o una de las primerísimas, obras de
teatro moderno que ha visto Europa.
Y todo ello de calidad: buena, alta,
muy alta,
óptima.
Exceptuando,
naturalmente, los libros y ensayos de
química-alquimia y lingüística, en los
que le falla de ordinario la puntería
científica, aunque le sobren ingenio,
originalidad, serendipia, incluso algún
que otro hallazgo. De Strindberg puede
decirse sin miedo a quedar mal que,
excepto en su vida privada, en la que
derrochó torpeza y miopía y recibió a
cambio mala suerte en abundancia, hasta
cuando se equivocaba cometía aciertos.
August Strindberg nació en Estocolmo el
22 de enero de 1849, hijo de un modesto
naviero, y comenzó siendo actor y
periodista, en particular crítico literario;
con ayuda de sus amigos entró de
amanuense en la Biblioteca Nacional
para salvarse del hambre y dedicaba sus
ocios a estudiar el chino, idioma al que
en un ensayo encontraría más tarde
concomitancias con el sueco. Fue
precisamente en la Biblioteca Nacional
de Estocolmo donde me mostraron en
una ocasión el manuscrito de una de sus
obras más maestras: La señorita Julia,
sin una sola corrección, sin un solo
arrepentimento. Allí estaba, ante mis
ojos, la garra del león, en perfecta letra
redondilla de ratón de oficina.
En 1870 Strindberg escribió su
primer drama y su primera comedia, y
esto
fijó
su
destino:
sería
fundamentalmente autor teatral.
August Strindberg, como Ibsen y
otros grandes escritores dramáticos,
tiene obras teatrales parcial o totalmente
en verso, alguna sin terminar, o incluso
solamente esbozada. Él, sin embargo, no
consideraba que esto fuese poesía
propiamente dicha, ya que en esos casos
la forma poética era un simple puntal, no
la esencia misma de la obra. O, mejor
dicho, consideraba que poesía es
cualquier obra de creación, de la índole
que sea.
Pienso, y bien puede ser que no
tenga razón, que Strindberg se
consideraba básicamente evangelista, en
el sentido de portador de una buena
nueva: esta buena nueva era su mensaje
al mundo, inhalado en buena medida de
Nietzsche, aunque añadiéndole su
inimitable matiz; y lo encapsulaba en
forma dramática, y vivía pendiente de
él, no dejando a los demás géneros otra
cosa que las escurriduras, o, más
probablemente, viendo en ellos obras
dramáticas deformadas.
En 1879 terminó su gran novela El
Cuarto Rojo, y, a partir de entonces, el
chorro de la fuente no puede ser más
prolífico: Strindberg cultivó todos los
géneros imaginables, y hasta inventó
alguno nuevo.
En 1886 publicó su gran libro de
relatos: Casados, que es como una
proclama de misoginia filogínica, por
llamarlo de alguna forma, contradictorio
sentimiento en que podría resumirse su
vida: el misógino que no podía vivir sin
mujeres. Tres tuvo oficiales a lo largo
de sus sesenta y tres años, y todas ellas,
menos la primera, Siri von Essen, de
quien, al parecer, siguió odiantemente
enamorado todo su vida, le duraron muy
poco. Oficiosas tuvo muchas más, pero
siempre igual de efímeras.
Después de años de prolífica y
arriesgada y altibajeramente próspera
bohemia por Alemania y, sobre todo,
Francia, Strindberg volvió a Estocolmo,
donde, entre muchas otras cosas,
escribió una serie de dramas históricos
sobre reyes suecos, entre los que me
parece especialmente impresionante el
dedicado al grande y contradictorio rey
Carlos Doce, de quien alguien dijo que
era una mezcla de Napoleón y August
Strindberg; y cierto es que Strindberg,
en su obra teatral y narrativa, cultivó
profusamente el arte de autorretratarse
retocadamente en sus personajes.
También se ocupó de alquimia, y es
fama que a punto estuvo de dar con la
piedra filosofal, y de lingüística —vulgo
babelología—, y corren rumores de que
en un tris estuvo de dar con el candente
punto en el que coinciden todos los
idiomas humanos de todos los tiempos.
August Strindberg, Stupor Europae,
como merecía haber sido llamado,
murió el catorce de mayo de 1912,
dejando el teatro moderno perfectamente
apuntalado por obras como La señorita
Julia, La Danza Macabra, Acreedores y
muchas más, y muy bien puede decirse
que, sin él, ese teatro que aún llamamos
moderno
hubiera
sido
trípode
inestablemente bípedo.
Entre sus últimas palabras: él, que
nunca fue religioso, constan éstas,
escritas en una tarjeta postal: Ave Crux
Spes Unica.
En el caso de August Strindberg, incapaz
de ver la vida excepto en función
exclusivamente de creación artística o
literaria, y que desdeñaba hondamente la
sociedad aristocrática, elegante, o
pseudointelectual, cualquier mención de
posición social habría de ser en un
sentido exclusivamente cultural.
Él aceptaba, y le gustaban, los actos
conmemorativos
de
hazañas
o
personajes históricos, y los actos
oficiales de índole cultural o incluso
política, pero siempre de cierta
enjundia, pues su sentido de la historia
era tan hondo y amplio como somero y
exiguo su interés por la política, pero de
ahí no pasaba. Para él el hombre era
únicamente sapiens o creator, o, mejor,
ambas cosas al tiempo, y relegaba
cualquier otra clase de homo a
subespecies inferiores.
Y esa vida, digamos, sociointelectual, solamente pudo ser suya
cuando, a su vuelta de sus largas
peregrinaciones por Francia, Suiza y
Alemania, se instaló de manera duradera
en su amada Estocolmo, en la llamada
Blá Tornet («La Torre Azul»), un
elegante bloque de pisos estocolmeño
situado en un buen barrio burgués del
centro, donde tenía un amplio piso, que
yo mismo he visitado, y que actualmente
sigue, más o menos, como él lo dejó;
ahora es museo y centro de actividades
culturales centradas en la personalidad y
la obra de Strindberg.
Todas las evocaciones de Strindberg
y su mundo que se conservan, o, al
menos, todas las que yo he leído, le
muestran rodeado de jóvenes escritores,
cuya compañía buscaba, desdeñando al
tiempo la de sus contemporáneos. Éstos
le pagaban en parecida moneda,
haciendo caso omiso de él en la medida
en que tal cosa fuese posible, dado lo
grande y hondo de su reputación, y
desacreditándole cuanto podían. El rey
mismo le tenía ojeriza, por diversos
feos, o por tales los tomaba él, que
Strindberg le había hecho, de palabra o
de hecho, por escrito o por omisión.
Este ambiente, que Strindberg mismo
se creó sin apenas notarlo, y que nunca
se preocupó de corregir, desde lo alto
de su superioridad, una superioridad que
él exhalaba instintivamente, le costó,
entre otras muchas cosas, el premio
Nobel. Y en la prensa del tiempo, que le
menciona constantemente, los pinchazos
contra Strindberg son innumerables.
Aunque yo no recuerdo haber visto en
sus escritos de esos años, los últimos de
su vida, ninguna alusión, amarga o
satírica, contra tal estado de cosas.
Daba la impresión de que a él todo eso
le daba igual; Strindberg era soberbio,
no vanidoso.
«Hasta en la manera de mover el
dedo meñique muestra Strindberg su
superioridad», dice Hjalmar Söderberg,
gran escritor sueco que era algo más
joven que él. «El idioma, en su pluma y
en su genio, es mero juguete de su
voluntad. No me extraña que esté
rodeado de tanto odio», comenta otro de
sus contemporáneos, «en torno a él sólo
hay mediocridad, y su misma presencia
pone esto de insultante relieve».
Por otra parte llegó a hacerse muy
popular. Toda la juventud le leía y le
admiraba, comentando sus rarezas, que
eran muchas y llegaron a ser comidilla
diaria de todo el mundo. Sus enemigos
no podían quitarle esto, ni tampoco el
creciente número de lectores que
estaban al tanto de cuanto publicaba.
La juventud intelectual sueca, y aun
de los otros países escandinavos, le
admiraba hondamente y veía en él un
verdadero faro de belleza y grandeza;
todos buscaban su compañía, su
conversación y su consejo. Hjalmar
Söderberg narra los incidentes de una
velada en casa de Strindberg, y le
muestra como hombre sencillo y cordial,
y servicial, muy agudo y siempre al tanto
de todo, pero también picajoso y
susceptible en extremo, y con tremenda
capacidad para la arrogancia y el
desprecio. En general puede decirse que
Strindberg nunca se propuso ser gurú de
intelectuales jóvenes, aunque con
frecuencia no le quedara otro remedio
que desempeñar este papel por la índole
misma del lugar que ocupaba en Suecia
como gran escritor avanzado y lleno de
originalidad, frente a una generación
periclitante en el tiempo y en el arte,
pues a la vejez unían un notable
adocenamiento literario y considerable
falta de sentido del humor.
Sus
influencias
más
fuertes,
paralelamente a su fortísima nordicidad,
fueron Francia y el naturalismo: Emilio
Zola fue gran amigo suyo y corrigió sus
traducciones al francés de algunas de
sus obras, notablemente la titulada
Drömspel, que significa literalmente
Comedia de Sueños. Hacia el final de su
vida, empero, acabó por invadirle una
especie
de
realismo
mágico
escandinavo, tan difícil de definir como
de
imitar.
Sus
obsesiones
sobrenaturales: estaba obsesionado por
los poderes de la noche, dieron lugar a
una obra maestra de esoterismo: las
trescientas dos páginas del gran infolio
titulado Ockulta Dagböcker (Diario
Oculto), que, para mí, es uno de los más
importantes
libros
de
misterio
ultraterrenal del siglo diez y nueve
europeo, publicado postumamente en el
siglo veinte.
August Strindberg fue un escritor del
que Suecia —que no le dio el premio
Nobel, al parecer porque le urgía más a
Selma Lagerlöf— hubiera podido
prescindir, pero Europa no. Y eso que
Strindberg había inventado una dinamita
mucho más potente que la del fundador
del premio Nobel: su propio genio, que
todavía sigue sonando como un big bang
planetario.
Siendo muy joven aprendí el sueco
única y exclusivamente para leer a
Strindberg en el original. Un amigo
sueco me dejó un ejemplar en inglés de
La señorita Julia, y en tal medida me
prendó su lectura que fue casi una
revelación sobrenatural.
En seis meses aprendí este idioma,
comprándome la gramática más
elemental que encontré, y el diccionario
sueco-inglés
más
complicado
y
completo que encontré. Luego emprendí
la lectura de Strindberg, dificilísima
para un principiante, sudando la gota
gorda al principio a fuerza de
diccionario
e
imaginación,
y
atascándome sin remedio en rémoras
que luego resultaron ser de risa; y así, al
cabo de un año de lento avance
vocabulario arriba, acabé llegando a
leerlo de corrido, incluso el sueco
antiguo.
Luego he leído cientos de libros
escandinavos y he traducido más de un
centenar de esos tres idiomas, pero la
base de mi conocimiento de todo lo
escandinavo sigue siendo August
Strindberg, padre y maestro mágico
también de todo cuanto sé de sueco y de
Suecia.
Con los años he ido coleccionando
las obras completas de Strindberg a
base de libros nuevos y viejos, en mis
visitas a Estocolmo y también a través
de libreros estocolmeños que me
conocían y me mandaban las cosas
curiosas que iban encontrando; así he
llegado a poseer una colección
realmente notable, incluso de sus obras
menos conocidas. Y también muchos
libros raros, y no tan raros, sobre
Strindberg, que abarcan y escrutan casi
todas sus facetas vitales y todas sus
rarezas
y aventuras
vitales
e
intelectuales.
De esta forma Strindberg ha llegado
a convertírseme en una especie de
alucinación pacífica que me defiende de
mi propia soberbia y de las opiniones de
los demás cuandoquiera que esto me sea
preciso: Strindberg es, como si
dijéramos, mi talismán, mi diamante
mágico: al que, además, se parece por lo
variado y tornasolante de sus múltiples
facetas.
Poco a poco, Strindberg fue entrando
en mi sistema intelectual en términos de
total igualdad con mi otro, más antiguo
amor, que es Dante. Los dos juntos
acabaron copando toda mi capacidad de
admiración, dejando apenas un poco
para Cervantes y Shakespeare.
En un viaje a Estocolmo hice la ansiada
visita a Bla Tomet («La Torre Azul»), la
casa de Strindberg; en la puerta del piso
hay una tarjeta de visita corriente con el
nombre y apellido del ocupante:
«August Strindberg», que se ha mudado
de allí para ocupar Europa entera, donde
incluso apenas cabe ya. El interior,
bastante bien conservado, mantiene,
entre muchas cosas dispares, tres pistas
importantes del talante del ex inquilino:
una aguilesa disecada, relegada por él a
un cuarto obscuro, porque las hembras,
de la especie que fuese, le producían
temores inferno-celestiales, es decir:
religiosos; esos ojos de cristal han visto
al gran hombre en su ambiente, pero no
saben explicarlo. Y en el comedor, un
nicho con una imagen de yeso polícromo
de tamaño natural, o tal la recuerdo: un
caballero del siglo XVI con la ropa
ceñida de entonces: la abultada
portañuela que le cubría el triángulo
bajiventral
estaba
cuidadosamente
vaciada con un instrumento metálico
cortante, dejando un manchón de yeso
blanco que denuncia las angustias de su
dueño: evidentemente, aquel bulto,
paquete lo llamaríamos ahora, le
turbaba.
Y la tercera pista, en su despacho,
que, si mal no recuerdo, está en un piso
superior que también sería suyo: una
estantería con cosa de veinte o más
gramáticas de lenguas insólitas, entre
ellas el camboyano, me parece; fuente
ésta de la que sacó sus curiosos,
originales, ingeniosos, erróneos textos
lingüísticos.
Y así es como llegamos al grano: acabo
de terminar la traducción de la poesía
completa de August Strindberg, de modo
que es de esto de lo que tenemos que
hablar ahora.
Lo primero que quiero decir es que
Strindberg, a pesar de mi gran
familiaridad con su escritura, y de las
ilusiones que me hago de ser amigo
íntimo suyo, sigue infundiéndome una
extraña sensación que con Dante nunca
tuve: cualquier lectura de Strindberg, ya
sea traduciendo o para mi recreo
personal, me deja siempre el mal sabor
de pensar que le he entendido sin
comprenderle del todo.
El «Caso Strindberg» me parece un
ejemplo
claro
de
mentalidades
recíprocamente infranqueables: Roma
jamás se entendió con los bárbaros del
norte, y yo soy romano.
Y el hecho de que eso no me ocurra
con el inglés, lengua hondamente
escandinava y bárbara del norte a pesar
de su refinada proyección cosmopolita,
me desconcierta profundamente: en parte
lo atribuyo a mis veinte años de
coexistencia con ella, pero tiene que
haber algo más, y he acabado por llegar
a la conclusión de que el inglés sigue
pareciendo escandinavo pero ya no lo
es, quizás por su breve inmersión en el
imperio romano y por su propia y vasta
experiencia imperial, cuya grandeza,
profundidad y boato ningún otro país
germánico, ni el alemán siquiera, ha
tenido. Todos ellos, con el alemán a la
cabeza, siguen siendo provincianos sin
remedio.
¡Strindberg, el provinciano más
genial que ha visto Europa!: ¡glorioso
pelo de la dehesa el suyo, que tanta gran
literatura, dura como el diamante, nos ha
dado!
¿Será acaso que Strindberg, puro
genio, se pasó la vida, pluma en ristre,
tratando, quizás sin él mismo darse
cuenta de ello, de romper el cascarón
norbárbaro que le acoquinaba?, ¿será
quizás que Strindberg, el gran
Strindberg, había nacido naturaliter
romanus?
Creo que la poesía de August Strindberg
tiene varias cualidades esenciales, y una
de ellas es la de constituir una especie
de crónica intelectual de la vida sueca
de su tiempo.
Leyendo
estos
poemas
cronológicamente se va, Suecia
adelante, de la decimononia más
evidente, siempre elevada por el genio
del poeta, que trasciende los límites
precisos de cualesquiera género que
cultive, hasta llegar, en sus últimos
poemas, a los albores mismos del más
brillante modernismo. Ya dije que la
sensación es semejante a la que me
produjo leer la poesía completa de
Rubén Darío. Es también un maravilloso
exponente de la evolución de la
sensibilidad nacional sueca a lo largo de
ese momento crucial que es el paso del
siglo XIX al XX. Y es, finalmente, pieza
clave para conocer al Strindberg
dramaturgo y narrador.
Todo ello envuelto en pura poesía:
arrogante y dogmática, como él mismo
era; tierna y añorante, hondamente
sentimental y dura al tiempo. Una
miniatura, en cierto modo, de su autor:
sello éste del verdadero poeta, incapaz
de prescindir de sí mismo en ningún
momento. Y auténtica bendición de Dios
para un idioma como el sueco, escaso
aun de voces de tal y tan poético timbre.
Strindberg no sólo es un gran poeta
sueco, sino también un gran poeta
escandinavo. En Dinamarca y Noruega
apenas hay poetas que puedan
comparársele. La crítica escandinava, en
general, le considera como una esencia
o resumen de la sensibilidad poética
escandinava, y no olvidemos que
muchos poetas de esos dos países se
dejaron influir por él. Escritores como
Ibsen o Bjornsterne Bjornsson han
elogiado y estudiado la poesía de
Strindberg, que aún hoy sigue gozando
de muy alto prestigio. Esto se debe, en
buena parte, a su europeidad en un
ambiente esencialmente provincial como
es el escandinavo, pues Strindberg, en
sus largas estancias en Francia, había
conocido, a través de su gran amigo
Emilio Zola, a casi toda la gente
importante de las letras francesas de su
tiempo, y también estaba muy imbuido
de la cultura alemana.
El resultado de todo lo cual es una
especie de panorama de un mundo
nórdico ya lejano, y lejano también de la
globalización cultural que hoy en día
finge avecinársenos con la tecnológica y
que, a diferencia de ésta, nos brinda
solamente sucedáneos. A través de la
poesía de Strindberg, como a través de
su dramaturgia, que es pieza clave,
imprescindible, de la cultura europea
moderna, Strindberg nos habla, tanto en
prosa como en verso, con una voz
nueva: la voz del genio, que siempre es
nueva.
La poesía de August Strindberg es
muy poco conocida ahora del público
lector sueco, excepto los poemas que se
incluyen en antologías. También su
prosa, incluso su teatro y su narrativa,
están ahora relativamente olvidados en
Suecia entre el mismo tipo de público
que en España encuentra difícil precisar
con mínimo detalle quién fue, por
ejemplo, Quevedo (¿Un autor de chistes
verdes?), y no tiene la menor idea de
Garcilaso. Las obras completas de
Strindberg, actualmente a punto de
terminación en más de cuarenta tomos,
están teniendo, sin embargo, tremendo
éxito a escala mundial: todas las
bibliotecas públicas importantes y casi
todas las universidades del mundo se
interesan por ella.
En este libro hemos traducido íntegros
los dos libros que constituyen
esencialmente la obra poética de August
Strindberg.
Él juntó en ambos varios libros
menores,
siempre
añadiendo
y
omitiendo, y, sobre todo, corrigiendo. El
segundo, concretamente, es repetición
ampliada de uno anterior cuyo título
definitivo es: Retruécanos y arte
menor; la segunda versión, que es la que
publicamos, contiene todos los poemas
de la primera, aunque en otro orden y
muy modificados en partes. Habría sido
inútil traducir ambas versiones y
presentarlas juntas al lector español, la
segunda como corrección aumentada de
la primera, sobre todo teniendo en
cuenta
que
muchas
de
las
modificaciones son lingüísticas y se
perderían en la traducción.
Cualquier persona curiosa que lea
este libro conocerá la poesía de
Strindberg todo a lo a fondo que permite
el trasvase de un idioma a otro tan
distinto como es el castellano con
respecto al sueco, y podrá calar además
en un aspecto de la obra de Strindberg
que apenas ha sido traducida a otros
idiomas.
En esta traducción yo he cuidado
sobre todo la literalidad y el tono
poético, razón por la cual he evitado la
rima, que es una trampa en la que cae
siempre el sentido de los versos, sobre
todo si es en consonante. También he
cuidado de medir los versos más o
menos como en el original, con dos
excepciones: los hexámetros, en cuyo
lugar he puesto un metro largo,
variadamente acentuado, que no se
ajusta exactamente al cánon latino; y
ciertos poemas cuya compleja y
heteróclita medida me indujo a
buscarles un metro más ajustado a
nuestra tradición versificatoria. He sido
implacable con las asonancias de fin de
verso, eliminando todas las que he
podido captar, porque entiendo que la
poesía libre ha de ser exactamente eso:
libre; si he pasado por alto alguna
asonancia, mala suerte. Los detalles los
doy en las notas.
He tratado también de usar un tono
decimonónico, que es el del autor, cuya
muerte, en 1912, no le dio tiempo a
aquilatar a fondo el temple poético del
siglo XX: ni siquiera pienso que le
atrajese tal idea, porque su revolución
poética, tan importante como la de
Rubén Darío, fue contradictoriamente
conservadora,
más
vikinga
que
modernista. Strindberg fue un genio
retrógradamente progresivo: un futurista
entre medieval y naturalista, ansioso
siempre de hurgar futuro abajo, para no
perder demasiado de vista el pasado en
ningún momento hurgando futuro arriba.
Mi modelo, en cuanto al lenguaje, ha
sido, lejanamente, Espronceda, con
quien le encuentro afinidades literarias y
cosmovisionarias. Me he servido de
composiciones verbales insólitas en
nuestro idioma actual: «cogióme», por
ejemplo, o «hablósele», sin otra razón
que la muy oportuna de que así se refleja
mejor el tono del original. He usado
algunos neologismos que me ayudan a
condensar el sentido del verso sueco en
el mismo número de sílabas castellanas:
«Tintoso», por ejemplo, o «altisonar».
Esto es importante si se quiere ser fiel al
sentido, dado que la capacidad de
condensación semántica del sueco es
muy superior a la del castellano. Pero en
cuanto al ritmo y la medida el modelo no
puede ser otro que Strindberg mismo,
pasado por los efectos románicos del
castellano.
He conservado las ingenuidades,
cuando las hay, y los ataques de
prosaísmo, que no son infrecuentes, del
original. Strindberg fue escritor muy
egocéntrico, arbitrario y atrabiliario, y
su talante anárquico asoma por todas
partes donde mete la pluma.
Esta traducción tiene, si no otro, el
mérito de alertar al lector curioso sobre
la importancia de leer a August
Strindberg, verso o prosa, en el original;
y mi mensaje es bien escueto: no queda
más remedio que aprender el sueco. No
es posible ser un europeo culto sin haber
leído a Strindberg, de modo que, de
perdidos, al río: aprendamos el sueco.
Jesús Pardo,
en Madrid a 29 de febrero de
2004
POEMAS EN
VERSO Y PROSA
PRÓLOGO
A pesar de ser yo, por una vez, el
desafiador, habré de servirme de las
armas que mi oponente decida elegir.
El hecho de no manejarlas con la
misma destreza que mis enemigos me da
cierto mérito, tanto mas cuanto que para
mí el verso aherroja al pensamiento en
innecesarios grillos de los que el tiempo
futuro prescindirá. Espíritus fuertes han
sabido romper esos grillos en tiempos
pasados, pero sin llegar a osar
arrojarlos enteramente de sí. Ninguna de
nuestras actuales mediocridades se
atrevería hoy a presentar al público
versos tan malos como los que
escribieron nuestros grandes poetas, y
eso quiere decir que yo, al tener la
audacia de escribir malos versos, me
equiparo
a
mis
más
grandes
predecesores, y sin riesgo de ser
contradicho por mis enemigos. A nadie
le alegrará enterarse de que peco con
plena intención pecaminosa, pero, si
basta con saber contar bien con los
dedos
para
construir
versos
correctamente medidos, espero que
nadie pensará que peco por ignorancia
de unas leyes que fueron promulgadas
por
desconocidos
e
impuestas
arbitrariamente por gente que no tiene la
menor altura. Lo que ocurre es que me
siento plenamente libre de conculcar
esas leyes pensando que mi pensamiento
poético tiene más importancia que una
sílaba de más o una rima de menos.
Ejemplos de esto que digo se
encontrarán fácilmente en el texto.
Si he aprovechado la oportunidad de
incluir en este libro la parte titulada
Juventud e Ideal, 1869-1872, sépase
que no lo hice por deseo de brindar
placeres poéticos a mis lectores, sino
solamente porque quiero dejar fuentes
para mi biografía interior, que lleva
bastante tiempo contentándose con
crueles y divertidos mitos, viejas
anécdotas
locales,
tendenciosas
leyendas y martirologios. Espero que se
me perdone, por tanto, el que, a pesar de
que nuestro tiempo exige resultados
rápidos, yo no haya tenido la paciencia y
la consideración de esperar a mi muerte
para poner en manos de un editor
desconocido el manuscrito de este
mediocre poema; y merezco tanto más
ese perdón cuanto que ninguna de sus
partes había sido publicada hasta ahora
en ningún sitio, a pesar del largo tiempo
que llevaban inéditas. Y como, si lo
publico ahora, no es por jactarme de lo
mal que escribía yo a los veinte años,
me he tomado la libertad de pulirlo un
poco en ciertos pasajes.
Como ve el lector, pongo al
descubierto mis fallos, pero eso no
significa que prometa arrepentimiento,
ni, mucho menos, mejora.
August Strindberg
París, Octubre de 1883
FIEBRE DE
HERIDAS
BIOGRÁFICO
en, ya he tocado el pífano
cantado mi endecha,
o había quien llorase
el baile comenzaba.
lí, pues, a la calle
paré en una esquina
onde a tambor batiente
cí mi oso gimnasta.
ban al oso azúcar
a mí a pegarme iban,
ás cuando cantar quise
die quiso escucharme.
bufón capa púseme
una broma fingí
al sacarles la lengua
júbilo chillaron.
detienen carrozas
altísimos señores:
Vaya cómico tipo,
abará siendo alguien!».
oyen plebeyos vítores
un señor es la víctima,
ás si la cosa es seria
empre a los guardias llaman.
r bufón detenido
oriosamente fui,
salir es glorioso
coche de caballos.
otestas no valiéronme
valióme defensa:
ue no había sido burla,
no de veras serio.
gí mi negro abrigo
al púlpito subí,
ncar oí a la gente
mo cerdos al sol.
illé y desperté a algunos
al consistorio en pleno,
ro caí del púlpito
el abrigo perdí.
o recibí las órdenes
es no tenía fe.
la vieja canción
n su vieja tonada.
jo mi roto pífano
en el saco lo meto,
allo mi tambor
cierro mi mochila.
í voy por el mundo
busca de aventuras,
olvidar y olvidado
r, de curar mi herida.
s años van despacio,
herida cicatriza
todo está tan quieto
al fangal apacible
onde las ranas croan
son de los mosquitos
aves, y el garzo duerme
do el cálido día.
lo el mirto allí vela
su morfina escupe
sta que el fangal ronca
as grises telarañas.
oye un día en el bosque
un tambor el chillido
por cuestas y campos
trompeta nos llama.
e declara la guerra!
dejo mi tambor
vendiendo mi pífano,
a escopeta compro.
uién lleva la bandera?
andera no hay ninguna!
con dispersas tropas
o hay victoria posible!
rojo lienzo cojo
o campa Garibaldi
lo ato a mi escopeta:
delante!, ¡de acuerdo!
----------
yó al primer disparo,
ntes que las descargas.
Mordió él sólo la hierba,
s demás han huido!
ena el grito: ¡Victoria!
el cadáver se llevan.
iunfo grandioso fue
corta fue la lucha.
préstase el entierro
n militar rigor,
vuelto va en su ropa
con su rojo paño.
sparan una salva
el cura saca el libro
los muertos, y entonces.
s cosas salen mal.
muerto era pagano
no aguantaba curas,
alza en el ataúd
hace un gesto elocuente.
e terminó el jolgorio!
dos gritan: ¡Escándalo!
muerto se lo llevan
hospital herido.
ce allí en férreo lecho
aguanta con valor
ue le saquen la bala
e emponzoña su sangre.
ando le ase la fiebre
el delirio le aturde,
dan beleño negro
la herida le quema.
él desvaría entonces
n rota y ronca voz,
ejas canciones canta
al cuervo en gris otoño.
lira por su herida
su derrota, pero
mbién exhorta a nuevas
tallas a su tropa.
si a veces secretos
l corazón musita
aja en odio el beleño
verdea la fiebre.
re fresco ventila
sala y a flor huele,
no escuece su herida
el diablo se esfuma.
anecitas amigas
cen, suaves, su cama,
ndrá así bellos sueños
mo en prado florido.
ando, al fin, se repone,
bil, pero impaciente
que le vea el médico
ue ahora le da esperanza,
r la ventana oye
ue alarma un tambor toca.
al rayo se alza en pie,
el corazón le late.
l huerto entre los tilos
isba una bandera:
comienza la lucha.
ún quedan soldados!
ensangrientan sus ojos
ando, exhausto, le acuestan.
la negra mesilla
noche, airado, mira:
allí, entre frascos, entre
chillos e hilas ve
plomo de su herida
santemente quieto.
Si yo ahora en pie estuviera,
herramientas tuviese,
ndiría mi lecho
ra hacer un cañón!
Con los clavos que hincásteis
Nunca pude olvidarlo—,
ue hincásteis en mi caja,
a granada hiciera!
Y de metralla luego
cuerpo entero henchido,
granada veríais
lar como un cometa!
ues hay que apuntar alto
ra dar en la diana,
l cielo hay que apuntar,
aún así no se acierta!».
ra por la ventana:
ronada bandera
n junto a los tilos.
oye un sonoro hurra.
nció nuestro enemigo
nuevo en la batalla.
tos están los nuestros
ás no han huido al menos.
to le da alegría
es dice su experiencia
ue la derrota puede
evar a la victoria.
e en somero sueño
sta que el nuevo día
uevas victorias forje
las nuevas derrotas.
INQUERIDA
HERENCIA[1]
jactáis de una alegre juventud,
ejos que criticáis ahora a los jóvenes
a dulce pugna siempre estabais prestos
en canto y vino el ideal cifrábais.
iste y cansada tribu sois ahora:
lo en cuidaros vuestro blanco veis.
cidos, cual nosotros, de una orgía
ejor sabréis cómo esas cosas pasan.
die se alegra de pagar las culpas
enas. En alcohólico grosor
abásteis sumiéndoos, y por eso
n ahora tan esbeltos vuestros hijos.
los años cuarenta las promesas
os pasasteis, y sífilis y culpas,
upasteis luego vuestras golosinas
royendo ideales nos dejasteis.
ñadores, echasteis discursitos
r Polonia, Finlandia y Dinamarca.
n ideales nosotros no soñamos:
llados contemplamos el futuro.
nche y carne bebisteis y comisteis
r nuestra trinidad escandinava,
como esa unidad quedó en charleta,
humanidad nosotros preferimos.
querido legado ser pudiera
nuestro, como pegadiza fruta:
rencias hay que a la tercera o cuarta
neración acosan a sus víctimas.
¡POETAS![2]
oetas!
eguiréis mucho más nanas cantando
tiembla que te tiembla por la infancia?
or qué pedís sin tregua biberones?
a leche dulce intacta se os agria!,
os niños tienen dientes!
oetas!
eguiréis asustando a los pequeños
n cocos de andrajosos uniformes?
Mandad esas mohosas durandainas
que alguien por última vez los mire
el Museo Nórdico!
oetas!
or qué os aquejan patrios ideales?
ada época ideas propias tiene
bre la realidad, y así es ahora!
ed, pues, realmente fieles a las vuestras!,
las nuestras nosotros!
oetas!
or qué altisonáis sobre los grandes
no hay nada más grande que la vida?
or qué dais realidad a la apariencia?
o real es feo si es irreal lo bello!,
o feo es la verdad!
oetas!
allen las serenatas y la luna
unque luzca la luz en la ventana!
ien calentito el ideal se arropa!
a vieja dama empieza a envejecer
le gusta dormir!
oetas!
el frío nocturno no os enronquece
queréis aprender nuevas canciones,
jad al menos que la vieja duerma!,
ntonemos un canto al nuevo día
hora que salió el sol!
LAS CALUMNIAS
DE LOKI[3]
ioses del tiempo, os maldije,
nuevo os maldeciré!,
lasfemé, oh dioses del tiempo,
aún lo haré en este canto!
néis poder, mas poder,
ngo yo de la palabra:
ece sois vos a la mesa;
eso, se dice, es terrible:
uerte, mal, nefasto tiempo:
ioses, tened gran cuidado
agedia augura este instante!;
h, dioses, estad alerta!
erto es que otrora sentéme
vuestra mesa invitado;
erte honda luego tejisteis
huésped fui en vuestra fiesta.
e aquí, pues, vuestro delito,
ki más que vos lo sabe!
co me da el plato lleno,
as vuestro vino me alegra.
bor quitó vuestro canto
manjar, soso es como agua.
oki no alzó vuestras loas,
r eso mismo le odiáis!
mpoco las alzo yo:
canto vuestros manjares,
más, blasfemar prefiero
n mi grande y bello odio!
cuerpo uncisteis al monte
en hielo abristeis mi tumba
mis tendones cortó
spués el pérfido enano.
s manos me atasteis luego
los pies me aherrojásteis:
aunque mis dientes rompisteis
bre de injuria es mi lengua.
raicioné vuestro secreto,
oses, todo fue mi culpa!
mi lengua está encerrada
vuestro fuerte palacio.
aicioné vuestras intrigas,
vuestra santidad huera;
o creí en vuestros prodigios
en vuestra inmortalidad.
í fue Loki llamado
r vos el mayor blasfemo;
ero es gran honor haber
aicionado a los traidores!
el débil castiga al fuerte
nganza al castigo llámase;
, que la violencia no amo,
amo venganza a mi hazaña.
ien!, ¡vengado he sido, oh, dioses!,
íd bien, vengado he sido!
sgado he vuestros ropajes,
snudos os he mostrado!
estros cultos desprecié
rompí vuestras estatuas,
até al becerro de oro
ra ver si era de tierra.
l templo destruí los muros
derroqué el tabernáculo.
abierto cerradas jaulas
hendido tablas podridas.
ngado estoy de mis jóvenes
ales, ¡oh, puta de dioses!,
ando a la fuerza te honré
a tus pies tú me rompiste.
verdad os disparé
rostro, divina plebe,
temblar pareció el cielo
rajarse vuestros muros.
ivinos viejos y viejas,
scad, medrosos, refugio,
brid con calzas y chupas
estras vetustas vergüenzas!
fuerte sus lanzas busca,
shoja hojas la belleza,
oro la virtud se blinda,
justicia es sorda y muda.
mentira en la fangosa
neta busca culebras,
s ata a cantos del monte
a Loki en su faz las tira.
dle ahí ahora, aherrojado:
en contra uno era su táctica,
ro el vil divino círculo
inicuo y bajo le tilda.
ado, entre piedras yace,
ro su lengua está libre,
vieja cacofonía
vina tiembla a sus gritos.
rgas y dolientes noches
sa Loki en su arduo lecho,
índale veneno ofídico
esposa en tentador vaso.
ás si de serpientes pérfidas
s dientes sus pechos rozan
ki cesa en sus escarnios
cual fuerte trueno ruge.
ando sus hierros agita
uenan del monte las visceras
en chozas cuanto en castillos
predice el fin del mundo.
ki entonces sus blasfemias
sa y sus obscuros ojos
ispean, crepitan, arden,
entras a su hijo llama.
onstruo destructor el hijo,
escamoso cuerpo atruena,
cola agita el endriago
r el espumoso Volga.
do es estruendo y crujido
los bosques de Volkonski,
en los Pirineos crujen
su cola los anillos.
airado pecho golpea
Sena, río santo y viejo
yas ribas aún susurran
liberación y sangre.
o el monstruo su testa oculta
bardes dioses se espantan.
turo eterno ahora acecha
hondo pasado responde.
ero en cuanto alza la testa,
h, dioses, se para el tiempo,
la sierpe en el silbido
is llegar vuestra caída!
nde el fuego por el mundo
arde cuanto arder debía.
igo y cizaña sepáranse,
ve lo que vivir debe.
la vieja y seca tierra
cunda ceniza cobra
pura del fuego sale,
de nuevo engendra y pare.
en eternos bosques verdes
mueve una nueva raza.
o es fruto de arte divina
ue destruyó almas vetustas.
entonces estaréis muertos,
duca raza de dioses,
es para caer nacisteis
la sierpe al ver la testa.
ra vuestras negras tumbas,
vuestra existencia al fin,
ki solo verterá
ven y eterna esperanza.
s blasfemias que rugió
rbaron vuestra paz, dioses,
es él en el fin creía
ás no creía en vosotros.
bre vuestras tumbas se oye
ave y apacible música:
ormid, oh dioses del tiempo,
eternidad sigue viva!
ARMAS
DESIGUALES[4]
on Almagro de Vicuña,
posentador mayor,
ombre de vieja nobleza.
quien castellana sangre
uye, lenta como miel
clara cual leche aguada.
ejillas pintadas lleva,
r dentro y fuera teñido
alta sangre castellana.
no ase espada su mano
es tiempo ha halaga a la chica
ue su hombría mató a besos.
a noche encuentra a obscuras
moro de obscuros odios,
guador; su esclavo ahora.
bre hijo antes del desierto,
bró tierra, alzó ciudades
solo posee una tumba.
Alto, hidalgo!, ¡espada fuera!,
ervo y señor luchar pueden!,
os la espada!, ¡el puñal yo!
ntes, con armas iguales,
castellana llanura
mo hombres libres luchamos!».
noble aposentador
jo el carmín palidece,
ajada mano está inmóvil.
u vida perdono, esclavo,
ñal a espada no ofende,
sigual lucha es infame».
Hidalgo, tus bisabuelos
uebraron nuestras espadas
sin armas nos dejaron.
ntado hemos sus pedazos,
uestros dientes afiláronlas,
es corta es del siervo el arma!
n altivo es el puñal
de tan nobles abuelos
al tu espada, castellano.
Muerte el puñal es del déspota,
l mundo a César borró
ando éste cambiarlo osara!».
ro ya el muy noble hidalgo
siervo la espalda vuelve
sigue su senda, altivo.
en embozado en su capa,
r calleja sucia, al puerto
n sus arrogantes pasos.
tras antifaz de seda
í hablan él y el droguero,
ucho en simples y en brebajes:
—¡El aguador moro Djéddur!».
—¡Dios, hidalgo, le conozco!».
—¿Cuánto?». «—¡Piastras cinco!». «—
¡Ahí van!».
EL CUCO
ando los prados florecen
hay en el abedul hojas
nta en los bosques el cuco
albor cuanto de noche.
ando la hoz tunde el prado
las flores muerte aguardan
lla en los bosques el cuco
sta nueva primavera.
uerto le cree el campesino
el niño en halcón le trueca,
guien le ha oído reír,
demoniado está el cuco.
----------
nto a la Plaza Tudesca
relojero judío
nde cucos: dan las horas
hasta de hora los cuartos.
ntan Pascua y Navidad
entras les dure la cuerda,
dales grasa en el pico
ten sus ruedas en marcha.
LA EXPLANADA
onde levántanse chamizos
z quitándose unos a otros
ose un día, con pico y pala,
ven hueste marchar alegre.
entre las nubes
lvo y basura,
jas y tablas
eltas saltaron.
drido leño
al seco rape
arremolina
n cal y grijo.
ndía el pico,
rtó la azada,
en los tabiques
duros golpes.
e el rastrillo,
mpe la azada,
úndense techos
chimeneas.
choza en choza
n los muchachos,
alero en viga,
do se rompe.
sa por ahí un viejo y mira
l destrucción con desconcierto.
para; afán su rostro expresa,
tre tantas ruinas andando.
—¿Qué construiréis aquí, compadres?,
caso un barrio de chalets?».
—Aquí nada va a construirse;
quí va a haber una explanada».
—¡Qué tiempos corren!, ¡rompéis casas
no construís!, ¡esto es terrible!».
—Ganamos aire fresco y luz!,
s que no te basta con eso?».
ELEGÍA[5]
(Al pequeño
aprendiz de
impresor que
escribió los
bellos versos
para el
«Acontecimiento
Histórico»)
, pequeño aprendiz,
ue ya a rimar empiezas
ando aún no sabes de imprimir el arte;
caso en un pantano
a jáquima viste
en un fósil pensaste que a Pegaso dio
alas?
ue ahora yazgas es justo
hado en la cuneta.
ti se burlan,
as traducido fuiste:
biendo estás la escala de Jacob.
----------
an sutil es tu olfato
ue tales presas capta?,
uién tan bien te enseñó metros y rimas?
ue un redactor arisco?,
instinto natural?
uándo oíste timbales y poetas
tonar ante el rey
s altos ditirambos?
e riñeron
r perder tus pañales?
ástima, tú, tan joven y tan malo!
CAZAR ZORROS
te especial es la caza del zorro,
un si, quizás, no bello,
zarlo con sabuesos, por el campo
pobre no le compensa,
es un equipamiento exige caro,
encima el zorro tiene la costumbre
no ir por campo abierto
entre arbustos prefiere que le maten.
es bien, se coge una vieja carroña
Bestia muerta de muerte natural—
bastante podrida para un zorro,
ue, aun siendo zorro viejo,
los sabores fuertes guarda el gusto,
la carroña le echas estricnina,
veneno que en las boticas venden
como medicina también se usa.
esparce todo alrededor el cebo
Pedacitos de carne y grasa untada—,
cebo que no mata, sólo atrae
se conchaba con carroñas.
en, pues: el zorro llega, come,
úlla horriblemente,
lta en el aire, orina
perece entre hedores.
----------
í ocurre si al zorro tiendes trampas,
pulsivo es de ver y oír,
ero, si no hay ninguna otra manera,
ué podemos hacer?
PERSONA Y CAUSA
nunca supe distinguir
Ahora os consta— la causa y la persona.
ahora se sabe: era un error,
es demasiado me pedíais quienes
das las causas personificábais
mezclábais lo vuestro con lo ajeno,
nto que no se sabe qué llamar
lo que a uno le sigue o le precede.
causa o cosa o caso: lo pasásteis
silencio —¿quizás respetuoso?—
rque era santo y lo sabíais,
aunque a mí me tumbasen se afirmaba.
as mi persona era otra cosa,
fácilmente la alcanzábais.
nte cuanto, después, de esto se ha escrito
me inclino y descubro:
as no por el anonimato,
es perro callejero es perro muerto
cualquier cosa es permisible hacerle:
tampoco es por la imbecilidad
l champán que corónase de espuma
sigue soso como limonada:
o, no descúbrome por mi persona,
r muy grande que sea, ¡si descúbrome
a por la libertad de imprenta!
ANTES Y AHORA
ntes luchaba el caballero
uizás con el yelmo cerrado,
es su nombre iba en el pendón
si era falso, era un granuja.
entra ahora bajo la barrera
mo truhán que a robar viene
el calzón se rasga en la tabla
ra ira de su madre luego.
hora se unta uno de hollín,
ando no se pone careta,
ra ocultar mejor el morro.
ra no apestar a gentuza
arroga uno elegantes nombres.
n falso nombre y falso atuendo
la palestra nos lanzamos
chando por lo bello y limpio,
r el ideal, Dios, fe, etcétera,
eyendo de una vez lavar
nombre que manchó uno mismo.
ero, oh, caballero sin tacha
miedo, tu guante no acepto,
creí por vieja nobleza
ue también tú eras noble!
ales prendas, dime, no portas?,
s que no hay talla que te valga?
mano sucia ha de ser fuerte;
uéstrame!, ¡sin timidez!, ¡pero
patas tienes y no manos!
NIHILISMO REAL[6]
rey, desde su palco del proscenio,
el Teatro Real, la señal hace
aplaudir, y con gran premura el público
obedecer se apresta la real orden.
s por Natalia, née de Gogol,
por la actriz que la encarna esa orden?
es, quizá, al decorado y a los bellos
ajes a lo que todos tanto aplauden?
to último es lo que ha pensado el cínico
ue encuentra que la obra es un poco roja
hubiera preferido verla muerta,
unque al autor el público reclama.
e, pues, un homenaje al nihilismo
que este real mandato desbocó,
an suprema se ha vuelto la corona
ue hoy el nihilismo es alto acato al rey!
----------
urante el entreacto se oye luego
tre los que se ven en el vestíbulo
suave murmurar: «¡… Créeme… te
digo…
rás como esta novedad prospera!».
GOURMET[7]
o recordáis el autobús vetusto
ue renqueando iba frágilmente?
cía antes su trayecto hasta la esclusa
ro ahora duerme en aislada cochera.
su conductor último aún le escuece
tras, y vive aún, aunque muriéndose
viendo con terror que día a día
nueva compañía tranviaria
r la ciudad extiende sus raíles.
ro yo a él de siempre le conozco
si nos vemos somos grandes coates.
otoño pasado aquí nos vimos
le llevé conmigo a una taberna
ra darle algún líquido consuelo
que su oficio se había ido al garete.
un coñac le invité realmente bueno
ue antes que a él a muchos ya tumbara,
ro el viejo husmeólo sonriente,
díjole: «¡Buen vaina estás tú hecho!».
óptimo connoisseur quería dárselas
creía entender de vino en serio.
tró un estibador muy fino y limpio
nvitar quiso al viejo a una copita.
ofreció un aguardiente muy finolis
cuando el viejo quiso agradecérselo
dió el otro cerveza y estricnina.
noramente el viejo saboreóla
con cara de ser muy entendido:
Esto sí que es un vino!», dijo, serio.
EL BOSQUE
MARAVILLOSO
El bosque
responde
según lo
llamen (?)
n mi escopeta bajo el brazo
lí camino del gran bosque,
joven jauría solté
ue saltó ladrando y chillando.
uje, restalla, suena el bosque
r toda su obscura maleza:
Buen día tengas, liebre gris
ue vas, como siempre, en zigzag!
Buen día, tú, viejo urogallo,
ete en cintura a tus gallinas,
en día, tú, tetrao negro
ue desafinas muchas veces!».
Buen día tengas, tejoncillo,
ue en tu guarida hallas tu tumba,
en día, tú, artero lince,
ue con sangre tus crías bautizas!».
ahora, qué?, ¿no hay quien conteste
illonamente a mi saludo?,
uién fue el que contestó «¡narices!»
siguió husmeando pistas falsas?
en veo ahora el rojo rabo,
eto la bala y, ¡pum!, ¡ahí va!,
húpate ésa, rápido zorro!,
hora sí que te descuidaste!
EDICIÓN
POPULAR[8]
ando los reyes gente fusilan
ñones necesitan y balas,
ñones, del poder intérpretes,
ro que cuestan muchos millones,
ando la gente fusila reyes
n dinamita tiene bastante,
cañón les vació la bolsa,
el héroe pobre rufián devino.
h, tú, gran Berthold Swartz,
sto ahora tu fiesta se celebra
mo si tu gran descubrimiento
ese el mejor entre los mejores,
polvo, cual tu sotana negro,
e una magnífica medicina,
n bien funciona como jalapa
el cólera eclesiástico cura,
ro el humo azul, cuando ardía
olpeaba a la gente en los ojos
tu favor era carísimo,
í que nunca fuiste popular.
obel, tu nombre apenas se elogia!
ro tu invento, a veces, con voces,
hace recordar, pero le exilian
rque tiene un tufo político.
blanca pomada ya ha curado
uchas heridas de estaca y fusta
aunque las aduanas la prohíban
n libre es como la real pólvora.
berando está a la vieja Rusia
su ataúd clavo a clavo cerrando.
mundo una gran Prusia se vuelve
tristísimo, sangriento cadáver.
yo es el mérito si el planeta
o está aún de cuerpo presente.
anca cual nieve es la dinamita,
al la inocencia y el arsénico».
wartz, limitada edición hiciste
ra príncipes y aristócratas!
obel, popular es tu edición
sigue vendiéndose sin parar!
DALTONISMO
DRAMÁTICO[9]
I
crítico pensó que era gris
es gris es el viejo chirrido.
público creyó entenderlo:
crítico tenía cataratas.
II
rde hizo la censura la obra
unque el autor roja la viera.
público otorgó su premio
censor que verde veíala.
III
censor, capitán prudente,
eva luces de dos colores,
n la luz verde y la luz roja
ejor de los golpes se guarda.
IV
tienes, de los ojos rojos,
s más rojos que tener cabe,
ro a veces se vuelven verdes
ando quieres ver algo bien.
COSAS DE
NUESTRO TIEMPO
ella el escritor le gustaba;
editor era hombre práctico.
le declaró el editor
ella al escritor mandó al cuerno.
escritor, como era pobre,
ún no podía casarse.
l cielo el editor gozaba,
ue es donde se hace el matrimonio.
escritor por el pan lucha
ra su antigua novia, y como
editor el pan le sobra
hace un hijo a su mujer.
MI AMIGO Y YO[10]
cuerdas,
amos reales amanuenses
bsesionados por ideales,
a Zola ni a Spencer leíamos
el realismo era trimestral.
cuerdas,
el banco nos prestaba un duro
míamos ostras y buen vino
un puro nos anestesiaba.
sado era nuestro futuro.
cuerdas,
cribíamos para el teatro
son del patio de butacas:
mo un café y su buen coñac
un dulce con queso de postre.
ahora
mos viejos. Tú ya no cantas,
consuelan tus subscriptores.
tu despacho das el callo,
ensas: non canit plenum venter.
yo
no escribo la bella prosa,
e sumo en la lengua diaria.
justicia social me enciende
doquier me siento en peligro.
ahora
mo y bebo flojo y barato,
ocreo y no voy por los bares.
aún comes ostras con tu moza
a tus ideales sigues fiel.
CRÍTICA
IDEALISTA[11]
Sólo busca lo feo,
lo encuentra basura!».
así, con malos modos,
ponen en la calle.
la villa él describe
buena que es la vida.
sangre pone en ello:
único que le queda.
mudece la plebe.
su taberna, airado,
sengañado y tímido,
siente arder su mente.
ro un descerebrado
ue una idea no piérdese
con ahínco por eso
llama idealista,
n un precario ponche
ota tenaz su genio,
en tosco paño crea
erarios bordados;
n despechados golfos
artística tertulia
rsas pintarrajea
lienzos mal urdidos.
or qué zumbas, tú, mosca,
ué porquerías cuentas?,
basura te basta
ue tú mismo has compuesto.
ospa!, ¡los clientes lávate
ntes de probar esto!
e a lavarte las manos
bidé de las musas!
----------
ego, si pintar quiere
gún sentido idilio,
ra hurtarlo a las moscas
lo cose en la ropa
de veneno cíñelo
rque no se lo roben,
e modo que ya sabes:
neno era de moscas!
MI CENTENARIO[12]
a era tan gris como la nuestra
os brinda, empero, conmemoraciones,
siblemente porque es picajoso
o tener distracción más que con curas.
ta ha sido una idea de los viejos
es modificación del catecismo:
ula y bebida, dicen, son el colmo,
l realismo dan cordial saludo!
odas de plata, el barco «Vega», Geijer,
gnér, óperas, bodas y bautizos
ales, reclutamientos, Darwin, Gothan,
Eric Gorroveleta entre el tumulto.
el tiempo nuestros grandes hechos honra
anales que Clío misma ilustra,
Wilhelm Dávidson a Gústav Ádolf
centenario espero en el noventa!
POR LA LIBERTAD
DEL
PENSAMIENTO[13]
(6 de
noviembre de
1882)
I
va el soldado su trompeta blanca
el cocinero está muy ocupado.
sca langostas y hace masa de ellas,
echa perdices hasta que están mórbidas.
menú es obra del gran chambelán
es nuevo para el fasto de este día.
guardia real montada está de blanco
rque una fiesta hoy va a celebrarse
es por la libertad del pensamiento.
----------
banda de la guardia un salmo entona
madrugada desde el campanario,
s banqueros hoy cierran sus locales,
s buhoneros no trabajan hoy,
escuela hoy no imparte sus lecciones
hoy jornal no se cobra en los talleres
rque el gobernador así ha mandado:
ue hoy ha de hacerse fiesta todo el día,
es por la libertad del pensamiento.
II
la iglesia de Riddarholm hay hoy gala,
rebosa de militares
de cantantes de ópera y damas diversas
policías secretas y dignatarios,
el arzobispo con su bello sermón
los actores y su bella coral
tenientes de azul y blanco,
dos saben que hoy se perpetra una fiesta
r la libertad del pensamiento.
----------
nalmente es al muerto a quien se ofrece
a bandera recién hecha.
en se vio el signo, y todos pensaron:
¡Pero
rá preciso calibrar su importancia!,
alor, valor, oh, tú, hueste impertérrita!,
ocos, pocos piensan unánimes
no hay disparos y estacazos, en fiestas
r la libertad del pensamiento!
III
el coro, el reportero
ntempla el busto del mártir;
us pensamientos son libres,
ro muy bajo los piensa!
pluma, exhausta, describe
iformes y tocados.
su vista alza a la bóveda
es la iglesia a sudor huele.
s sufridos ojos pósanse
negro trofeo anónimo:
nderas descoloridas
a través de telarañas.
lí, entre telas obscuras,
ce rojísima sangre
al si las viejas heridas
guiesen sangrando aún.
busca programa abajo
llega al número siete:
Bandera de seda rojo
bscuro!». ¡He aquí su sitio!
n ella», leyó, «imperial
banderado envolvióse
por amor a su fe
urió víctima de infieles».
s pensamientos son libres,
ero qué bajo los piensa!
es que aquí no hay más que un héroe,
a fe, un dogma, un busto.
IV
la calle del herrero
entre sombríos chalés
tá, muy sola y obscura
iglesia de los católicos.
oy no se celebra misa
la puerta está cerrada,
oy no se canta Te Deum
hay cánticos de victoria.
hí dentro, en la capillita,
sacristán está solo
mpiando altares, diríase
ue a algún visitante espera.
ye sonar los cristales
marcial música y salvas
piensa: «Los tontos suecos
ue siempre serán los mismos;
os siglos y medio hace
su pobre rey mataron.
en que nos vino a nosotros
vertimos pocas lágrimas.
e rey la fe cambió
r el ragú de Lutero.
sectario ahora celebran…
, ça! Mais c’est mauvais goût».
V
nuncia gentilmente el gentilhombre:
La cena está servida!»
un invitado, todos anfitriones,
a todos les da igual.
n el caviar sirven licor de enebro:
buen humor y economiza fuerzas.
es que esta cena es en verdad sublime.
gran salmón: saumon à la Leipzig,
sea: de langosta y ostras lleno.
à la daube, vraiment magnifique!
mayonesas y castañas y hongos,
del Rin vivos vinos, y de Francia.
cena, aquí, en Palacio, es suntuosa,
liz puede sentirse el invitado,
es ya no corre riesgo
no contar entre los elegidos.
ime, gloriosa grey uniformada!,
o alcanzaste la gloria
ser llamado a esta selecta hueste
onde tu estómago echan a perder
s reales cocineros?
enos mal que hoy aquí no te preguntan
eres quinto de cuota o de alpargata,
unque no todos sean de uno u otro.
as, silencio, crepita la trompeta
níquel; y resuenan lueñes corchos,
nedores se hincan, servilletas
damasco se ensañan en bigotes.
gran boeuf à la Lutzen queda solo
es el champán en plata deja el hielo.
brindis nos convocan los clarines:
or la libre conciencia y el rey Gustavo
Adolfo!
----------
ande el discurso y se acabó el banquete,
da uno va a por su gabán.
nto gran personaje tiene prisa,
uieren ir al «Rey Carlos» a echar un
cigarrillo.
VI
el «Rey Carlos» un hombre de negro
dicales periódicos hojea.
de paisano: mas en su talante
ve que ha desfilado marcialmente.
encuentra solo junto a los periódicos
yendo en torno voces y ebriedades:
ustavo Adolfo y Magdeburgo y Lützen
n los temas. ¡Grandioso y resonante!
grueso capitán de nuestra estirpe,
cién llegado al nido de la historia,
nfarronea a izquierda y a derecha
bre una herejía nueva que difama
sacrosanta vida del rey héroe.
labrería y achicoria mezcla
uemando fe y licor benedictino:
scuchen, caballeros», echa un trago
a la luz saca prueba irrefutable
que Gustavo Adolfo —del estómago
a tos le revienta la memoria—
historiador ebrio ha hundido en fango,
rque a través del humo ve —entre hipidos
—
os hirientes ojeadas y una sola
sita, pero colosal de veras.
entonces que no hablaba a oídos sordos.
civil hay ante este viejo milite
ue ir no había podido al real banquete,
dos sabían que no fue invitado
r no creer en nuestro nuevo Dios.
regimiento hubo de abandonar
r desobedecer el reglamento
escribir una crítica histórica
meterse en cositas de política.
hele ahí, solo, entre heridas y risitas,
guándoles la fiesta a los leales,
habría chocado a todos lo indecible
haber ido a la fiesta de palacio,
onde, como hombre infiel a la fe recta,
rejón recibió en el real brindis.
ué haría un hombre así en aquel
banquete?,
odo un campeón de la conciencia libre!
VII
fe católica era el problema
ntra el que el héroe combatir quiso,
as, para no cogerse los dedos,
los tiempos hubo de adaptarse.
í pues, juntó a treinta mil hombres,
dos llenos de fe recta y limpia,
casi todos en celo ardiendo
r la buena causa y el honor.
lanzó, a disparos y a golpes,
a los católicos dio gran tunda.
tos su causa bien defendieron,
ro acabaron perdiendo todo.
él por su fe la vida perdió,
ro a cambio ganó honor muy alto
la gente aún visita su tumba
perando ver surgir su espectro.
sé de alguien que por otra fe
rdió el honor mas guardó la vida,
la gente aún no descansa
sta dejar su vida en guiñapos.
ué es por el arte morir con gracia
en catafalco lucir corona?
ás duro es vivir entre estacazos
arrastrar la vida sin honor.
PLENO ESTÍO
PERSEO Y
ANDROMEDA
nto a arenosa orilla, en hosca gruta
hija del rey estaba prisionera.
istemente miraba lueñe orilla
canción escuchando de las olas.
herrojada y a obscuras esperaba,
nhelante, la luz;
s sueños por los aires vuelan, mientras
cuerpo al duro suelo está sujeto.
alado corcel su salvador
jó, por fin, del azulenco cielo;
mpe los hierros que a la presa oprimen
libertad la dádiva otorgándole.
gradecida, ella, a su campeón
libre mano y su libertad rinde;
r vínculo de amor sus hierros trueca
legítima esposa deviniendo.
se la lleva de Pegaso a lomos
aire arriba los dos hacia el sol suben,
ro ella mira, abajo, el mar seguro,
onde las olas lucen como espadas.
---------Heródoto en su historia esta leyenda
n añadir ninguna reflexión;
da se le ocurrió añadir, sin duda,
ella no ansiaba dudas o cuidados.
BRUMA
Se fija en si tiene en torno a sí todas
sus cosas, como si pudiese ver claro
entre el revoltijo de gente y objetos que
abarrotan la cubierta de popa.
Está sentado, se siente culpable por
alguna falta o culpa desconocida,
incluso cuando el vapor pasa delante del
Molino de Bresil. La fuerte luz solar le
deslumbra. La bahía es enorme y la
montaña azulenca del fondo le atrae con
extraña insistencia. Allá ve el Cochecito
de la pequeña; es el que está pintado de
blanco, con capota azul, no ese otro de
más allá; ¡y qué bien lo conoce!, tiene,
en el tejido azul, manchitas blancas de
leche; y allá está el butacón, y el sofá
del saloncito, y la bañera de los tiestos
de flores. ¡Qué polvorientos están los
pobres después de haberse pasado el
invierno entero entre humo de tabaco!;
ese pelargonio estaba en el escritorio,
iluminado por la lámpara ahora, a
comienzos de primavera, cuando los
atardeceres aún eran largos, y a la
derecha del escritorio estaba la butaca,
y él recibía silenciosos, afables,
animadores saludos de la butaca cuando
levantaba la vista de su trabajo mientras
la pluma seguía su carrera en zigzag
contra el papel; pero cuando la butaca
estaba vacía él dejaba que su mirada
cansina vagase por la habitación hasta
reposar entre las flores de cretona del
sofá ése; ¡pero cuántos ojos se asoman
para mirar a la habitación, y cómo
llamea la lámpara! ¡Ay, es el sol, que
ilumina la cubierta de popa! Mira, un
par de ojos conocidos desde el año
pasado, ¡qué desmejorados están! ¿Será
que él ha estado enfermo? ¡No! ¡No nos
hemos visto desde el año pasado! ¡Aquí
en la ciudad no se encuentra la gente,
con tanto quehacer como hay! ¡Se vuelve
del colegio…, y a casa! Ha sido un
invierno duro. Los niños tuvieron la
escarlatina… ¡Qué frío hace aquí, va a
ser mejor bajar al salón!
Otra vez todos esos ojos que se
sientan y miran al sofá y a la butaca.
Pero parecen muy contentos, anhelantes,
esperanzados
por
algo
que
indudablemente está a punto de llegar.
Él se levanta y va por la cubierta de
proa para sentir la brisa. Pero de la
cocina, donde la cocinera se está
refrescando, llega humo y olor a
guisotes. ¡Y el salón de proa; el mantel,
tan blanco como el año pasado, las
vinagreras, tan relucientes, las flores de
la consola, tan frescas, las lámparas
chirrían en sus apliques metálicos justo
como el año pasado, y, sin embargo,
todo ello es nuevo! ¡Tiene que ser el
eterno poder rejuvenecedor de la
primavera, de la naturaleza!
Y las orillas pasan ante nosotros por
las escotillas abiertas en incesante
desfile triunfal, ya agoreramente
amenazadoras,
ya
sonrientemente
juguetonas, ¡pero siempre tan nuevas,
siempre tan jóvenes!
***
Se sume en obscuros sueños: se ve
oprimido entre las casas en angostas
callejas negras; cae de pronto al fondo
de un pozo, tiene que trepar por una
bóveda, pero se le amontonan tejas
sobre el pecho cuando le despierta un
fuerte golpe contra las contraventanas.
Intenta levantarse de un salto, pero en la
estancia reina la mayor obscuridad; abre
las contraventanas y un mar de luz y
verdor se cierra ante sus ojos. ¡Oh,
naturaleza!, ¡oh, realidad que excede a
cualquier sueño! He aquí, soñador, lo
que tu cerebro jamás consiguió soñar,
ahora sí que podrás hablar de la fría
realidad.
El sol matinal ilumina un paisaje
agosteño. Él se mete un panecillo en el
bolsillo, se echa al hombro el cuerno de
caza, coge un sombrero y un bastón. Y es
que quiere ir de caza, pero de caza
insangüe.
Van entre robles y avellanos; ven las
flores otoñales que esperaban la visita
de las hoces antes de osar salir a la luz y
gozar de inequívoca posesión de la vida
hasta la llegada de la helada. Van entre
rastrojo, saltan sobre fosos, trepan por
vallas, y ahora, por fin, comienzan la
caza a lo largo de la orilla.
Por el prado de hierba corta,
entretejido de carrizo y hierbas
fangalosas, se entreven hongos como
huevos recién puestos en espera del
saludo del sol que les permitirá cumplir
su misión antes de que la podredumbre
se lo impida, lo cual, así y todo, les
resulta imposible, pues acaban de
recibir su nueva misión que consiste en
morir en plena juventud.
Dejan el campo de batalla y se
adentran en el bosque de abetos, donde
ahora se siente un aroma de trementina:
salud y alcoba de enfermo; bálsamo para
el pecho herido, como suele decirse; en
el bosque, donde reina la serenidad y se
oye soplar el viento a veinte alnas de
altura sobre nuestras cabezas. Ven volar
un urogallo, y a su vuelo crujen las
ramas. ¡Ahora sí que habría estado bien
tener una escopeta! ¿Y porqué tal ansia
de tener una escopeta cuando se ve a un
ser inofensivo en pleno bosque?
¡Mejores ocasiones de tener una
escopeta nos brinda la vida!
Cruza aquí un camino de sirga; las
huellas de la rueda del carro de bueyes
han entrado profundamente en la tierra
sin que ello consiga impedir que toda
una tribu de hongos venenosos surja y
crezca en su hondo fondo; quizás
necesitasen sentir en la cabeza los
clavos de las ruedas y los pisotones de
los bueyes en la mollera para resolverse
a hacer su entrada en el mundo de lo
visible.
Albea bajo los abetos y el camino
termina en una taja, donde yacen los
restos de los gigantes del bosque que
han caído bajo el hacha porque no era
posible arrancarlos de cuajo, con raíces
y todo, de la madre tierra; pero los
mojones siguen en su sitio, cubiertos
como están por una hueste de hongos
parásitos de todos los colores y
tamaños: se han arrojado sobre los
mojones como moscas sobre un cadáver,
pero se concentran sobre todo contra sus
partes podridas, que ellos dominan
despóticamente. Así y todo, parecen
hinchados, pálidos y exangües, y no son
tan bellos como otros hongos, y ni
siquiera son venenosos, ¡pero qué útiles
son!
Y el bosque vuelve a obscurecerse,
y los abetos entrecruzan sus ramas con
el musgo que cubre la tierra y abraza las
piedras y levanta pequeñas, frescas
chocitas en las que yacen níscalos color
azafrán bien arropados entre el musgo,
disfrutando de su corta vida, bien
protegidos del sol ardiente y de los
insectos depredadores.
La tierra se humedece: la mirica,
muy buscada en otros tiempos por sus
cualidades entumecientes, se esponja
ahora en paz entre matas de césped, bajo
caídas y decaídas piñas barbadas de
gris, muertas de opulencia; un pájaro
carpintero martillea, dale que dale, allá
arriba, escuchando atento a ver si pica
en hueco. El sol empieza a quemar; la
tierra se vuelve pedregosa, el bosque
clarea de nuevo, y ahora se oye un ruido
sordo que sale de la tierra, y un fresco
viento golpea el rostro; las ramillas de
abeto exhalan aroma de ostras intactas.
¡Ánimo, un poco más pendiente arriba!,
que allí nos espera… ¡el mar!, ¡el mar!
El viento yace sobre la tierra y las olas
entran al abordaje contra los arrecifes,
pero, derrotadas, caen una y otra vez
para recomenzar su juego.
¡Fuera la ropa, a la mar se ha dicho!
¿Qué es lo que vio un segundo allá
adentro? Pues vio otro mundo, vio, nada
menos, otro mundo en el que los hilos
eran rojos como algas y el aire verde
esmeraldino como agua de mar; y hétele
aquí, de nuevo entre las olas
murmurantes
y luchadoras; y él combate con ellas
hasta que la fatiga le obliga a reposar
tumbado sobre sus espaldas; y las olas
le vomitan, como si quisieran arrojarle
contra el mismísimo cielo, y le arrastran
a fondo, a los profundos desfiladeros
acuáticos, como si quisieran succionarle
abismo abajo; y él cesa de querer, cesa
de desear, renuncia a hacer resistencia
alguna; su cuerpo se ha vuelto ingrave,
ya no está sometido a la influencia de
las leyes de la gravedad, oscila ente
agua y aire: es el reposo absoluto, sin
sensaciones.
Deja que las olas le arrojen a tierra,
le abandonen en la somera y arenosa
orilla, donde han formado un cuarto
trastero entre las rocas. Aquí se junta
todo lo que no les fue posible tragar,
lavándolo y puliéndolo: remos rotos,
legiones de corchos, cortezas, cañas,
flejes, borcellares de barriles. Y aquí se
asienta él, aquí contempla una gran tabla
saltada del casco de un barco.
***
Volvieron al último escollo,
Cortan cuerdas, quiebran maderas.
Con vigas y velas celebran
Y a la mar se lanzan en pleno.
Patean, golpean estraves
Y él al viento apremia y empuja:
¡Avante!, entre verde oleaje,
En el cielo azul penetrando.
Desde la inquieta estrave otea
La infinita extensión en torno
Donde el ojo reposar busca
Mas lo único que halla es nada.
Cuando cesa su exhausta vista,
Con la cual ya a mirar no alcanza,
Algo capta muy a lo lejos:
Es un claro e inquieto punto.
Sobre olas sibilantes, lejos,
Ábrese serpentina vía,
Tal mosquito lámpara en torno
La luz misma que busca huyendo.
Una encendida mariposa
Es que va por el mar volando,
Buscando libertad perdióse
Y hallará en las olas su tumba.
Sigue adelante, como el hado,
Y en segundos desaparece.
El mar azuleante otea
Pero en el mar no encuentra nada.
***
Hay una pujante cicuta
En áspera, arenosa orilla.
En su raíz reposa un áspid
Al sol ardiente adormecido.
Pero silvestre abeja zumba
De flor en flor sorbiendo el jugo;
Para sus crías miel acopia,
En su aguijón carga veneno.
***
Llevan ocho días encerrados en casa
por causa de la lluvia. Él ha estado todo
el tiempo sentado junto a la ventana,
porque allí tiene un cuadrado de cristal
que se ha vuelto amarillo y verde y rojo
a fuerza de tiempo y sol, y cuando otea a
su través la gris bahía nubosa, se le
vuelve de pronto soleada; los escolios
coronados de gaviotas se le vuelven
rojos, el aire se le vuelve amarillo, y los
árboles verde esmeralda; pero cuando
mira por este cuadrado de cristal de una
manera determinada, lo que ve es un
arco-iris en el cielo y entonces piensa
que va a hacer bueno de nuevo.
Pero muy a lo lejos, bahía adentro,
hay un islote; y parece más intacto que
los demás islotes; los abetos están más
tupidos y más juntos, los escollos son
más verdes, y ante la orilla hay juncos.
Es allí donde él pone ahora su anhelo,
porque desde allí se ve el mar.
Y acabó volviendo el sol. Él sacó su
bote y ¡avante!; el bote hiende,
meciéndose, las olas, y la bahía se
ensancha ante su proa, pero a lo lejos le
atrae como un imán el verde islote, que
cada vez se le acerca más y crece hasta
que el bote penetra entre los juncos
susurrantes, y él, entonces, ¡por fin!,
salta a tierra.
Y ve su sueño hecho realidad. Solo,
entre árboles y peñascos, con el mar
ante sus ojos y un infinito cielo azul: y ni
un solo ruido revelador de la incómoda
presencia humana, ni una vela en el
horizonte, ni una choza en toda la orilla.
Una urraca, amante de la soledad, salta
de pronto, graznando angustiosamente:
¡socorro!, ¡socorro!; una camada de
mergos con su madre a la cabeza saltan
al agua para huir de la temida aparición;
una víbora gris se desenrolla y escapa
entre piedras como un arroyuelo; las
gaviotas llegan desde los escollos para
ver de cerca al turbador de su paz y
chillan como criaturas y escapan a todo
volar; y entonces surge de pronto un
cuervo de un tupido abeto agitando las
andrajosas alas y chillando y
amenazando y quejándose, y huye por fin
en dirección a lejanos arrecifes; y todos
huyen del temido que huyó del hombre.
Él vaga por la arenosa orilla; ve el
esqueleto de un pino al que el mar ha
roído hasta dejarlo blanco como la cal,
y el sol remata esto dejándolo pálido
como un cadáver; yace sobre la arena,
como la carroña de un dragón, y entre
sus costillas florecen purpúreas
salicarias y áureas lisimaquias; conchas
abandonadas de caracoles marinos se
esparcen alrededor de flores de
silvestre áster marítimo que viven su
vida entre sus tumbas; la valeriana
aroma y se esponja en un lecho de
apestosas algas.
Él se va de la orilla y vaga por el
bosquecillo de abetos. Helos aquí, ¡qué
enhiestos son estos árboles!, un poco
demasiado enhiestos, quizás, pero al
menos se ve el mar entre ellos:
¡soledad!, ¡naturaleza! Aquí la tierra es
tan igual como si hubiese sido aplanada
por pisadas humanas; allí se ve un
mojón: prueba indudable de que un
hacha ha hecho acto de presencia; y allá
crece y se esponja una ortiga, de modo
que también por ahí ha andado el
hombre: de esto no cabe la menor duda,
pues la ortiga es parásito del hombre y
no se atreve a vagar a solas por el
bosque, o siquiera por las silvestres
praderas; la ortiga es un monstruo que se
nutre de deshechos humanos y solo
puede vivir donde hay hombres; la
ortiga acumula en sus peludas, pegajosas
hojas cuanto polvo y porquería puede, y
arde en cuanto el hombre la toca.
¡Soberbia progenie del pecado!
Él siguió adelante. Un gorrión —
vecino del arroyo y el patio trasero,
alado amigo del polvo y nauta de la
suciedad—, que hubiera debido ser rata
al no querer usar sus alas; chacal del
león que es el hombre. ¿De que podría
vivir acá lejos, a donde no llega el
hombre? ¿Quizás de semillas de ortiga?
Unos pasos más y él encuentra una
suela de zapato; había pertenecido a un
pie grande, a un pie deformado por el
trabajo, a un pie que descargaba sus
pesadas pisadas a través de ella. Entre
los troncos de los árboles se levanta un
hogar de piedra gris, como un altar
dedicado al vencedor de la naturaleza,
que ofrecería en él sacrificios a la
fuerza bruta. El fuego aquí se ha
extinguido hace ya largo tiempo, pero
sus huellas persisten. La tierra está
removida como por animales impuros,
los árboles están descortezados, y hasta
el escollo mismo está hendido; en el
monte se ve un gigantesco pozo con
sucia agua obscura; se han vaciado las
entrañas de la tierra y arrojado en torno
los desechos como habrían hecho niños
malos al no salirse con la suya o al no
encontrar lo que buscaban. ¡Pero lo
cierto es que falta un buen pedazo de
montaña! Se lo llevaron consigo los
hombres cuando se fueron de aquí en
barcos de vela cargados de feldespato
para sus fábricas de porcelana, y cuando
ya no quedó más que llevarse, dejaron
de venir.
Él huyó de tanta devastación y
dirigió sus pasos, cuesta abajo, hacia su
bote. ¡Huellas humanas en la arena!
Maldijo para sus adentros, y quiso huir,
y sólo entonces se dio cuenta de que era
a sí mismo a quien maldecía, y
comprendió por qué habían huido las
gaviotas, y la víbora, y los demás, y
pisoteó sus propias huellas, porque no le
era posible huir de sí mismo.
Cogió su catalejo y lo apuntó de
nuevo a la bahía, hacia la ruta por la que
había llegado. Y entonces vio un ropaje
blanco bajo los robles, y vio la blanca
capota. Y se acercó al bote, y se preparó
un canapé y una copa y pensó en sí
mismo al sentarse al banco, remos en
mano, dispuesto a volver al mar: ¡tú, que
tienes todo cuanto deseas, lo mejor que
ofrece la vida!, ¿por qué te afanas?
NAVEGACIÓN[14]
ñe el trinquete, el viento
hora nos está en contra.
inquieto velo miro,
cabello vivaz.
ágil velo azul veo
tre cuerdas y mástiles
mo del cielo atisbo
azuleante onda.
ez años ha lo vi
vejecer primero;
randes fueron las riñas,
as el amor crecía!
e en la calle de Drottning,
bello día de junio,
ando, en angosta acera,
y yo nos encontramos.
tre la gente huiste
los escaparates,
cola y tus botinas
frufrú conjuntaron.
mbreros y sombrillas
ominaban tu velo.
ego hundióse en la humana
rba, que lo cubrió.
ro yo lo encontré;
al gallardete en mástil,
ego, tormenta adentro,
unca dejé de izarlo.
inquieto velo azul
gue igual de azul siendo,
no es el mismo, claro,
ro al tiempo lo es siempre
rga ahora el trinquete,
jan del mar las olas.
o tememos tormentas,
a prole espera en casa!
PLENO VERANO
EN INVIERNO
era es tarde y hiela invierno,
iste, obscura está la calle.
o tira la estufa y tiembla,
ena la puerta estruendosa
nos ase la corriente.
rmina la simple cena,
chica quita los platos;
ces encendamos para
ansformar la noche en día
en gozo tornar la noche.
y a bajar las cortinas,
ue no nos vea el vecino;
no escancio en la garrafa
con bello y estival
stro siéntate al piano.
nta el bosque y el estío,
ro canta más el mar
empre a la tormenta presto,
rado amigo, mas fiel,
gro fondo y ola azul.
ahora, con tus frescas notas,
del piano la armonía,
ecerán mis pelargonios
cidos en zonas cálidas
bosque se harán tupido.
gatas el guardafuegos
fleja, azules montañas
albas velas, el bordado
cabel contra la alfombra
lidas flores refleja.
os devuelve en perspectiva
uestro nido el gran espejo,
unque es una ilusión óptica.
vino no es mal pintor
a la realidad da vida.
jana mesa reposa
jo una hilera de libros,
ortecina luz sonríe
ñolienta entre las plumas
nto a tintosas cuartillas.
ego miro hacia tu cuarto:
uebles verdes en cretona;
o tu cuaderno de cuentas
tu cesto de costura
n tus notas teatrales.
as por la puerta entreabierta
cabecita contemplo;
s ojos, como una espada,
e hincan filo, mas no punta,
en el espejo sonríenme.
ntemplo tu frente clara,
lámpara palidece,
ispea el broche en tu pecho:
relámpago entre dos
radas que en una mueren.
alla, que a la puerta llaman!
, de sobra sé quién es:
cartero, última ronda.
alla como muerta, amiga,
o abriré el buzón, no temas!
éjalas que allí reposen:
ías cartas y frías pruebas.
ntre tú y yo la paz reine,
ambas, si inquietud suscitan,
gan ahí dentro guardadas!
anta, amante bendecida,
ningún timbre nos turba!
anta más, que corra el vino,
alegría pronto pasa,
da la noche ahora es nuestra!
BALADA
Monts-Noires,
Monts-Noires junto al Rhône;
señor Beaujolais,
señor Beaujolais de Beaune
nstruyó un castillo al pie de los Alpes
sde donde otea con ceño y guerra
valle que se extiende abajo.
***
señor Beaujolais,
señor Beaujolais de Beaune
nstruyó su castillo,
nstruyó su castillo junto al Rhône.
ro vive en lo alto de los Alpes
viejo halcón del que la gente piensa
ue es hermano del Malo,
í piensa la gente en el valle.
***
señor Beaujolais,
señor Beaujolais del Rhône
hombre que no ama,
dia al hijo de la choza
n cuyo sudor él cría sus cerdos,
n cuya médula el pisa su vino,
ro sobre él el Malo acecha,
Malo acecha, con su hermano.
***
eñor Beaujolais,
ñor Beaujolais de Beaune!,
ara!, ¡cesa!,
o oyes acaso el trueno en la montaña?
sus cimas la nieve se ha fundido
el halcón silba como una serpiente,
uy alto, sobre cúspides y campos,
bre el castillo donde moras.
***
eñor Beaujolais,
ñor Beaujolais del Rhône!,
ú lo sabes!, tú bien sabes
dónde llega esa explosión.
s el halcón, el halcón, que, en su nido,
roto el frágil puente de los hielos,
ahora derrúmbanse y atruenan —¡Oh!—,
tenemos encima la avalancha!
***
ñor Beaujolais,
ñor Beaujolais de Beaune.
castillo y él, muy juntos,
uermen ahora cabe el Rhône.
ro su hijo vaga por el mundo,
da tiene, ni es nada
jamás será nada
nunca se enamora.
***
ñor Beaujolais,
ñor Beaujolais de Beaune,
ú, que odiabas
hijo de la choza
ya hermanita, a quien embarazaste,
oy te ha mirado dulcemente!:
la al robo de un beso te incitó
por ello a cantar te castigaron.
TARDE DE
SÁBADO
posa el viento, espejo es la bahía,
uerme el molino, amaina vela el barco.
eltos los bueyes pastan por el verde.
do se apresta para el día de asueto.
bren el bosque vuelos de perdices,
ca el mozo la harmónica en el hórreo.
rrense gradas, se rastrillan patios,
acetas riéganse, y se atusan lilas.
bre el arriate yacen muñequitas
jo multicolores tulipanes.
hora el balón acecha entre la hierba,
trompeta en el balde yace ahogada.
se cierran las verdes claraboyas,
uárdanse llaves, córrense cerrojos,
paga el ama la última bombilla,
onto dormirán todos en la casa.
tibia noche estival se adormece,
hausta, la veleta no da vueltas;
ro en el mar aún rugen los vagidos
las tormentas de estos días últimos.
MAÑANA
cas y bosques, encendidos,
nio matinal está en llamas.
tierra, viento del oeste,
eno promete ser el día.
cafetera en la solana
nta sobre la llama azul.
casa todavía duerme,
lo el señor está despierto.
café sorbe en la butaca
su mujer, prende un cigarro,
ete en su cartera papeles
sale, lento, al aire libre.
ha al jardín una ojeada,
ra sembrados y macetas,
quí y allá una rama corta,
uita a una corola un gusano.
subiendo montaña arriba,
via de pino aroma el aire.
allá abajo la roja casa,
ba esquina, ventana verde.
lí duermen aún los niños
calor de su madrecita,
él vuela un beso, un beso o dos,
sigue andando bosque adentro.
ge una prímula, una orquídea,
azna un urogallo entre arbustos,
lta una ardilla entre dos árboles,
el pantano chilla el ánade.
ego, en la orilla, en su glorieta,
hombre se sienta a escribir.
Mar y sol y olas azules!
hora está escribiendo sátiras.
spués corre a casa a almorzar,
s niños corren a besarle.
sátira no es sobre ellos,
ué monos y callados son!
TORMENTAS
EXILIO[15]
(1876)
Las
impresiones
del primer
viaje de 1876
seguían tan
vivas en 1883
que,
aparentemente,
el autor
mezcla aquí el
pasado y el
presente.
bril, la tarde del domingo duerme,
ento oriental nubes de octubre ahuyenta,
uecas gaviotas chillan río arriba,
ovizna enfanga el polvo de la calle.
vísperas convocan las campanas
las damas su santo paso aprietan:
rre a pedir perdón por el momento,
ue ya pecarás luego con más calma.
nto a la iglesia, al lado de la ópera,
el café su angustia fuma un joven
ltero y sin hogar, su fiebre diaria
tre las hojas de un diario aquieta.
riba lluvia cae sobre laureles
alcohol y nicotina tachonados;
sde la iglesia llega el son del órgano
través de embarradas cristaleras.
l órgano los tonos casi encajan
n el tañir de vasos en bandejas.
n susto se despierta el camarero
un broncíneo Beethoven ante el busto.
joven sin hogar, adusto, mira
reflejo del techo en el espejo,
vido, turbio, fantasmal, visión
va de alcohólica nocturna orgía.
bre el verde peluche se derrumba,
ío sudor la frente le ensombrece,
el corazón le punzan viejas púas
cendiendo de nuevo heridas viejas.
seguida se sume en el periódico
en su locura actual a olvidar llega
ánto hierve su sangre todavía,
án vivas todavía están sus llagas.
e grandilocuentes palabrejas
tre luz muerta y velas encendidas,
lee falsas estafas y altos crímenes,
n bello estilo y feos pensamientos.
uiebras bancarias y estatales créditos,
pico currinchesco periodismo,
eratura envuelta en pana gorda,
amones de franceses y de sífilis.
mbrías, las campanas de la iglesia
enan, y de precitos vasta hueste,
mo serpiente que se desenrolla,
le para ir al baile o al teatro.
ces de gas en el café se encienden,
las ventanas caen gruesas persianas,
ispea el ponche límpido en los vasos
a resonar las puertas ahora empiezan.
sala huele a cuero lloviznado,
humo de tabaco, húmedo, sube,
arla, ajetreo, solemnes juramentos,
oquier, y solo el solitario calla.
humo azul empaña los espejos,
vidrio el gas obscuramente cande,
solitario ve subir las nubes,
cuerdos resucitan de sus tumbas.
hogar ve cual exótico espejismo:
eja casa burguesa de años ha,
buelo cervecero que hizo fiesta
r la elección del príncipe heredero.
eja caoba con cobre realzada,
ma de matrimonio de otros tiempos
mpia cual drama de Ephraim Lessing,
andes, tripudos, viejos escritorios.
en la pared litografías varias
Napoleón Primero y Nicolás,
Torsslow, Högqvist y otros muchos
genios,
sde el menor hasta el mayor de todos.
andes estanterías de recio roble,
n los libros de Wallin, Franzen, Braun,
a el gusto de entonces: Dios y juegos,
entre los serafines algún fauno.
lido hogar, veladas de domingo,
aternos grupos júntanse y sepáranse,
hermanos ríe el apretado grupo
ni una sola hermana falta allí.
al abuelo, que fuma en su butaca
arcando el ritmo de albo minueto
ando los jóvenes tocar intentan
cuarteto de Haydn, nada menos.
madre, entre los grupos de sus hijos,
nimos da a los que tocan música;
tío encuentra muy pesado a Haydn
entras con dados ve pasar las horas.
abuela deja agujas y bordados
lee su librito de oraciones,
no le quedan sueños que soñar,
mundo ve a través de sus quevedos.
lido hogar, veladas de domingo,
bilosos y vividos hermanos,
humo serpentea ante los ojos
l triste en cuya mente ebriedad cande.
camarero el ventilador pone
ue visión dulce ahuyenta con el humo;
fuera, anochecer, y lluvia, y ráfagas
yos quejidos rasgan las tinieblas.
II
chero, no te pares,
ra que pueda yo efectuar mi entrada
la fraterna capital
hacer honor a mis fieles noruegos
n mi sensacional presencia.
este cutre coche de caballos,
n nadie que me aclame
alce banderas de la unión,
sus calles me acerco
rado por un solo, audaz corcel,
biendo por la calle de Karl Johan.
jo la cuesta del palacio
rey fraterno encuentro:
mbrero en mano espérame
tre marciales y civiles héroes,
n policías o estudiantes,
lomos de un caballo de derechas
constitucional, caído de hinojos,
ue a mí, izquierdista, la cabeza humilla.
l emoción y halago tal encuentro
e infunde que al cochero doy la orden
llevarme a una calle lateral
onde en un hotelito de segunda
s hondos sentimientos y mi cutre
ochila ocultar pueda.
----------
sde la incierta vista de Frognérseter
eo tu extensión,
oruega altiva.
s montes veo
al fieros jabalíes, en cuyas cúspides
sques de pinos su follaje erizan
ente a ultrajes injurias,
ente a constituciones aparceras,
ente a convenios de familia,
ente a poderes fideicomisados.
r una grieta de la roca veo
bajo, junto al fiordo,
l pueblo leal la policial garita,
iglesia real y el real centro de impuestos,
Kristianía ortodoxa.
aula obscura veo y tus murales
latín ponzoñoso
tus establos para chupatintas
onde orejudos pseudonominados
mian injurias y derecho estudian
costa ajena.
o el palacio real del rey ausente
el gobierno ambulante,
hasta a ti mismo llegan
s ojos penetrantes, ¡oh, ridículo
airoso palacete,
alacio de Oscar!,
onde un rey libre entre su pueblo libre
encerró bajo llave entre la libre
turaleza que es de Dios regalo!
s grises muros veo, Parlamento,
onde se dicen grandes cosas
grave como iglesia campesina,
do aún habla la naturaleza
lengua incomprendida a los eunucos
la cultura que su lengua olvidan.
ambién te veo a ti,
gorero castillo de Akershus
onde cañones Krupp las joyas reales
urtan, Noruega, de la libertad
ue tú misma defiendes
n tu fuerza y tus montes!
por tus calles veo
tus rebeldes hombres,
nte noruega,
s trapaceros veo y los lacayos
ue llenan las aceras
entras tú, oh cabeza de familia
sas el fango
tre los adoquines de las calles,
ro no veo a vuestros grandes hombres,
ue viven en exilio,
ombres tan grandes que incluso
bastáronnos
nosotros, los gigantescos suecos,
todavía bástannos,
o los veo, más lléganme sus voces
ual que las oí en mi juventud,
cuando gritan desde el extranjero
ensombrece el fiordo,
ispea el monte Gausta
resuenan sus ecos.
brete, pues, la testa, rey de bronce,
o te rompa los sesos el granizo,
le rienda al caballo, corra suelto,
ue la avalancha se te cae encima
e hundirá de hinojos.
ja, deja, que griten los lacayos
veto en buen latín,
o se oirá contra el grito campesino
No quiera Dios»!
III
esconocido
honrado mar del Norte
n elogiado en guías de viajes!,
spanto de viajeros europeos
horror de damiselas!
mis ojos te extiendes, serenísimo
silencioso;
omo un Málarvik
medio del verano!
s barajas deslízanse
sus fundas de lujo,
mo de su corola la amapola
cual de su crisálida el insecto.
h, suecos quejumbrosos
noruegos malévolos
ue jugáis al mariage en la cubierta
l barco. Mientras vuelan las barajas
némicas
abiertas como vírgenes
oficialmente válidas,
lladas a conciencia
en talco espolvoreadas
educadas en Cristo y su doctrina,
nfirmadas en ella
educadas en óptimos colegios.
ecos en aguardiente puro hervidos
en akvavít noruegos empapados
disputan a golpes las barajas
al hermanos cumplidos.
ro la brisa del sudeste, oliente
pescado, que en fondos submarinos
arenques se nutrió,
mpiendo la baraja
rtésmente se mezcla
n sus buenos hermanos.
la décima vez
ue el camarero hambriento de propinas
ne la mesa
señores y damas mareados
atiborran con gusto
platijas de Bergen
gallos de Noruega
scando en ellos digno sucedáneo
un gran banquete
eriado.
entras en la bitácora
precaria pizpita
ha dejado caer
udaz como un ahogado
bre una vieja lámpara de aceite
onde se harta de moscas empapadas
aceite de colza,
h, mundana pizpita,
constante
udanza.
ltero sin hogar y harto
platijas, y siempre pensativo
as veces sobre poesía,
bre cocina otras
sobre las desgracias cotidianas
la implacable lucha por la vida
la nueva literatura.
n un suspiro
gastritis, profundo, del diafragma
halado
con la mano al hígado pegada,
vías pensamientos
los paternos y preñados campos
a huertos estivales
o otrora las pizpitas
cogían lombrices,
ejas, truncas lombrices
ue hubieron de exiliarse,
margo, brusco exilio
n su vocación aún irrealizada
enganchadas en un anzuelo inglés.
ero la mar del Norte,
tivamente azul,
n remadoramente inalterable,
rla tus esperanzas, solterón,
disfrutar de octobrina tormenta
entras tu pobre corazón tullido
atrofia de profunda simpatía
nte cualquier grandeza mal juzgada,
n mal juzgada cual la tuya propia!
IV
os jornadas en mar abierto
sdeñando siempre el cronómetro
rque en el fondo está enterrada
guía de nuestro viaje.
sebada plomada, raudo
rdel, da el barco una bordada
ave, en el fondo el sebo muerde
asciende con certera prueba.
ahora en la mano está: amarilla
húmeda manchita nos cuenta
al si en la arena la leyésemos
nuestra ruta fue acertada.
ntes guiaban las estrellas,
cielo tierra nos mostraba;
ahora nuestro astuto cerebro
be timonear por la arena.
V
ce el oriental sol en albos montes
he aquí que oigo una voz que así decía:
Maldición!,
Maldición sobre ti, Inglaterra,
n blanqueada por encima
mo un sepulcro blanqueado,
as tan negra por dentro
mo gabarra de carbón cargada,
rta entre el mar del Norte y el Atlántico!
Maldición sobre ti, isla mercachifle
sobre tu política tendera!
Maldición sobre Lord Beaconsfield, quien
nombre del amor humano
genio fomentó de celestina
tre Asia y Europa como auténtico
ajante de ultramarinos!
Maldición sobre tu bendita Iglesia
tus francas mujeres
rcidoras de medias
eruditas en té!
Maldición a tus ediciones Tauchnitz
a tus ejércitos de Salvación!
í la voz, pero yo, desde el norte,
spondí:
lbión alba y hollinosa,
al menos tus pecados fuesen rojos
al tu rostbif, y cual tu carbón negro
corazón!
, exiliado y potente,
za asgo de tu costa
tacho en sólo un trazo
inmenso debet
la negra pizarra.
ro no hago esto porque tu magnífica
le Ale o tus óptimas navajas
afeitar me deslumbren.
rdono tus pecados
las Indias de oriente,
s africanos crímenes,
irlandesa ruindad.
odo eso lo perdono, oh Inglaterra!,
ro si lo perdono no es por ti,
no por Dickens, Mill, Darwin, Spencer!
VI
modo que al fin te hemos atrapado,
rano itinerante
calor de canícula,
vapor y en primera,
oce nudos por hora, llego al Havre.
ienvenido seas, Havre, Havre de Grâce,
r la gracia de Dios,
osen de los normandos!
envenidas tus ostras ostendeñas
tu chablís.
iez veces bienvenidas
s alcachofas malva, tus melones
ureos, tus uvas color cielo
tus tomates color llama!
ienvenido seas tú, Café Tortoni
tus puros del galo monopolio
tu café, servido en vaso y frío!
eso a los papagayos
colibríes
ue trajo algún marino analfabeto
l Brasil, en las Indias
cidentales!
adme la mano, acacias,
átanos de anchas hojas
ue de las quemaduras del sol libran
colosal cerebro!
Mi pie os doy, limpiabotas y floristas!
Mi regazo, verano,
ue tan rápido huyes
nuestra vieja Suecia,
ual que yo!
o aguantabas el clima,
stardo hijo del norte,
l sol hijo legítimo y del sur.
adoración, mi suma
doración de sueco
triótico y rampante
tu fango dedico, cauce viejo,
, venerable Sena,
stilación de alcantarillas
del arroyo
l París por periódicos cantado,
dorador de actrices y humanistas,
rís.
ti te he visto, oh, Sena
onde sales, reptante, de cloacas
al gigantesca anguila
ra lavar tus hórridos pecados,
s pecados de cloaca parisina,
el océano!
ti te he visto, oh, Sena!
ahora a París ver quiero
vivir!
VII
evántate y proclama!
oclama a familia y a enemigos,
un mundo envidioso
ue mi vista ha captado tu belleza
orosa a choucroute y a jambon,
nora cual tranvías,
r doquier llena de letreros
sucia,
Mi París de octubre!
le he dado la última mano
mi esmerada educación
rando tus cuadros al óleo,
h, Louvre!
he fingido caer de espaldas
nte la Venus de Milo.
honor queda a salvo
rque en el Théâtre Français
e he aburrido.
edo alargar mi enguantada mano
la culta sociedad
rque he visto a madame Judic
el papel de la Bella Helena.
discutida virtud
ahora indiscutible
rque he bailado en el Bal Bullier
les he visto las ligas a las amigas de los
estudiantes
tre corbatas de seda
cadenas de oro falso.
erudito aspecto está fuera de duda
sde que pasé media hora
eguntando por un inexistente
sal
la bibliotèque de Sainte Geneviève.
yo republicano
sintió muy contento
nte las incendiadas Tullerías
ro mi veterano corazón
o es ahora tan bárbaro
tan ignaro
tan irremediablemente avieso
mo solías,
h, tú, mi corazón de pacotilla.
a pesar de eso, heme aquí, colguéte
humearte en Saint Germain l’Auxerrois
a secar en Marly-le-Roi,
en Montmartre te di vino y mujeres
por los Champs-Elysées nos paseamos,
hasta cenaste en el Palais-Royal!
sí pues, que qué más quieres,
, so anticuado,
arcaizante
sero corazón contrario al tiempo nuevo
ué más puedes querer,
ú!, falso corazón
ue ansias y luchas?
ansias la fea tierra
bellos ojos,
nsias el cotidiano ultraje
sabática memez,
nhelas la lejana, altiva tierra
l aguardiente y la cerveza,
sus mundialmente famosas
tufas de azulejos.
seas ardientemente liberarte
l falso vino tinto de anilina,
rancia coliflor
la castaña asada.
onfiesa, corazón,
hacía sufrir la Tercera República,
h, corazón, y a Carlos Doce adoras!
en oigo, corazón,
mo suenan tus válvulas,
mo suenan las puertas,
también oigo
olpear y chirriar,
irriar los cajones de las cómodas
golpear los baúles
ando a viajar alguno se prepara.
onfiesa, corazón,
sto está tu equipaje
hasta quizás compraste ya el billete!,
ien sé que así lo hiciste, corazón!,
a ves!, ¡ya ves!
EN LA RUINA DE
LA IGLESIA DE
NIKOLAI[16]
Hacia 1870
la solana meridiana
la ruina de Nikolai
isa de mar recibe aroma
mprano de rosa y jazmín.
lo profundo de la orilla
oye espiritual canción
se buscan fósiles entre
oma de podridas algas.
canción es muy soñolienta,
onótona en su languidez,
yo me adormezco, me duerme
aire empapado de ozono.
lecho está muelle de hiedra,
a modo de almohada, en el atrio,
modillón musgoso cojo
falso gótico del norte.
acerolo corta el paso
nto a moscas como a mosquitos;
ejor reposar, pues es bueno
ormir con la tripa repleta.
abajo llega a mis oídos
fuerte resonar del órgano
voces de castrados monjes
ue con Cristo se desposaron.
salzan de Cristo el amor
el lazo que úneles a Cristo,
unque amor griego se diría
r ser un hombre el desposado.
ece el cántico en estridencia
la arqueada nave del templo,
báculo alza ahora el obispo:
as almas aquí a palos sanan!
ro hordas de pobres espíritus
en de hinojos contra las losas,
olpean las puertas del cielo,
ro sin el oro de entrada.
ás y más estridente el canto
ntra la bóveda del templo,
ntan kyrie, sin cesar, kyrie,
ás al áureo becerro adoran.
ahora besan cuentas y cruz
se sientan modosamente,
la frente al becerro besan
cuanto Dios vuelve la espalda.
l altar entonces asciende
almizcle voluptuoso aroma
es que ahora hay que comulgar
la plebe apesta a podrido.
la plebe repta entre el polvo
ra gustar el pan muy blanco.
ce en el cáliz el borgoña
n rojo cual nariz de obispo.
Dios claman, piedad pidiendo,
ando el monje del cáliz bebe,
su Cristo piden piedad
sta que se agrieta la bóveda.
lgo súbito de mi sueño
miro cauto en torno a mí:
onjes, plebe, órgano, altar
l todo se han desvanecido.
lamente el sol cordial luce
vez de tantas lucecitas
llantén vivaz y pujante
tre las caídas columnas.
ega una brisa de la rada.
sando a través de una ojiva
e su hálito un haz de hiedra
scando en él un aire alegre.
estornino que hizo nido
un capitel, se despierta,
la piedra su pico aguza
gorjea al ritmo del viento
lo profundo de la orilla
oye espiritual canción
se buscan fósiles entre
oma de podridas algas.
PUESTA DEL SOL
EN ALTA MAR
zgo en el pañol de cables
mando tabaco fuerte
pipa y pensando en nada.
rde es el mar,
verde ajenjo obscuro;
amargo cual cloruro de magnesio
más salado que la sal marina
casto cual cloruro de potasio;
olvido, olvido
grandes culpas y mayores penas,
ajenjo!
ú, verde mar de ajenjo,
tú, sereno olvido del ajenjo,
a mis sentidos paz
déjame dormir en paz
mo antes me dormía en pleno artículo
la Revista de dos Mundos!
ecia como el humo se extiende
un Maduro-Havanna
el sol sobre ella yace
mo un puro a medio fumar,
y, pero en torno al horizonte
y heridas tan rojas
al fuegos de Bengala
minando la miseria!
VERANILLO DE
SAN MARTÍN
s clorosas almohadas de la clínica
ahogados gemidos se concretan
en juramentos hasta ahora inauditos;
mi mesa de noche, abarrotada
medicinas, libros de oraciones
Heine, me aparté para asomarme
balcón y gozar del mar.
mi manta de flores abrigado
jé que el sol de octubre los carrillos
jutos me bañase y al ajenjo
ue había en una botella,
era como el mar verde, cual las ramas
l pino de una calle alba de nieve
ue cruzase un cortejo funeral,
undiera fulgor.
mar yacía inmóvil
el viento dormitaba
ual si nada ocurriese!
llegó entonces una mariposa,
a parduzca, fea mariposa
ue antes fue oruga o larva
ahora salía a rastras de un reciente
ontón de hojas pútridas
r el sol seducida.
y, Dios mío, qué cosas!
r fin, yerta de frío
perdido su norte,
posó, estremecida,
mi manta floreada.
escogió entre las rosas
las lilas de añil medio borrado
más pequeña y fea,
ómo es posible ser tan mentecata!
ando el tiempo acabó
hube de levantarme y a mi lecho
lver,
la seguía allí,
tonta mariposa.
es que, habiendo cumplido sus afanes,
había quedado muerta.
a pobre desgraciada!
CLARO DE LUNA[17]
el valle, entre verdes abedules
arroyo murmura;
tre el césped se posa una becada
escucha con asombro en torno a sí.
eda y resuena por el valle
lando recién barnizado,
la becada y el arroyo callan
con asombro escúchanle.
alza allá lejos hasta el cielo el monte
con desdén mira hacia abajo,
s sabandijas ve que el valle atruenan,
as no se digna enfurecerse.
lo alto del cielo está la luna
cuchando al arroyo y la becada,
monte besa en plena frente
se refleja en el landó.
JUVENTUD E
IDEAL
1869-1872
MAL DE AMORES
a mañana de mayo, temprano, estaba yo
junto a mi ventana, entristecido,
endo los pequeños copos de nieve que
caían muy tupidos sobre las flores,
s cerezos silvestres sacudían al viento,
apenados,
sus
guedejas
emblanquecientes,
la fría vaharada le cerraba al tulipán su
corola.
vadió entonces el otoño mi corazón y
levanté al cielo mi suspiro:
Señor, envíanos tu primavera, vuelve a
mostrarnos tu rostro!».
entonces, entre las nubes dispersas, surge
vivamente una alondra,
za su canto resonante, cantando del sol y
de la primavera.
así, de pronto, cobran vida el jardín, el
parque, el monte,
en mi corazón despiertan de nuevo el
júbilo primaveral y la esperanza.
súbita alondra eras tú mi muchacha
embrujadora,
quien me trajo la primavera, ¡ay!, la
primavera del amor fue.
del sur volviste al amoroso círculo
fraterno;
oce les llevaste: sólo a mí diste dolor.
me: ¿acaso tomaste del estrecho el azul
profundo de tus ojos?,
me: ¿aprendiste acaso tu canto del
ruiseñor en la nocturna paz del hayedo?
uel, un fuego encendiste en mi corazón,
justo donde antes moraba la calma;
págalo!, ¡oh, apágalo sin tardanza, antes
de que yo arda entero!
----------
lá en el mar tormentoso buscará frescor
mi corazón,
apagará el fuego, se ahogará en lo
profundo mi pena.
u ala agita, oh, viento de tormenta, y
acalle mi queja tu silencio,
pumea, onda, contra el cielo, salpica de
frescor mi mejilla ardiente!
untáos, oh, nubes, envolved en noche todas
las estrellas del cielo,
o tolero vuestra mirada, qué hondo veis en
mi corazón!
íd, crepita la cresta de la onda, y qué
burlescamente silba!
fuera, la tormenta ha salpicado de paz mi
malherida alma!
---------atardecer se sumía entre nubes rosadas y
mar reposante;
s ondas dormitan muy quietas, y,
durmientes, suspiran:
, no, mi corazón, tan acongojado, suspira
y gime,
las ondas dormitan asaz quietas, pues han
de amar a su orilla.
ás allá está el cielo occidental, donde
vive mi amor lejano;
me, oh, gaviota, tus alas, y volaré a mi
amor sin tardanza.
e deslizaré en su alcoba, donde ella yace
en sueños sumida;
impondré un beso en la frente, agasajaré
su cabello de azabache.
obre quien le infundió un pensamiento que
ella hubiese de sufrir!;
pensamiento no te alcanza, ni es tampoco
para ti su beso.
, para otro será el corazón que ella misma
ha otorgado, para otro será su vida
ena de amor y luz; ¡para ti sólo tinieblas y
frío!
noche no me concede paz, a mi lecho el
sueño no acude.
uán suaves duermen las ondas, ay, cuánto
han de amar a su orilla!
----------
ínchete, alma mía, de júbilo, ha surgido
en ella una chispa de amor por mí,
oza de tu ebriedad un segundo, no tardarás
en despertar!,
Muchacha!, ¿recuerdas acaso las horas que
juntos gozamos alegres,
medio de la libre naturaleza, a la sombra
de las lilas?
ces en una fundidas, despidiendo al sol
poniente,
yo a tus pies sentado, ¿pensaba acaso
entonces en el sol?
cuando, sobre la hierba, atamos briznas en
verdeciente oráculo amoroso,
rees acaso en la fe que vi plasmada en
él?, ¡preguntan las manecitas!
la adorada respuesta que recibí!, ¡oh
cómo resonaba en mi corazón!
a respuesta, tú misma me la diste!, ¡la
pregunta persistía en mis ojos!
----------
uchacha amada, dime, ¿quieres seguirme
por las ondas del humano enjambre?,
ancémonos tierra adentro, pongámonos
audaz, insolentemente en camino!
entonces comienzan a rugir las tormentas
y a henchirse enloquecidas las olas,
tú apóyate contra mi pecho, donde
encontraste tu apoyo.
co impórtannos el odio y el vilipendio de
la gente si nos queremos;
nos amamos en gozo y en indigencia, si
hasta en la muerte nos amamos.
h, muchacha, la idea sola de poseerte
hace férrea mi voluntad,
ntigo aplastaré montes, pero sin ti mi
fuerza me abandona
índame tu mano y arráncame a los brazos
opresores de la desesperación,
ernamente he de venerarte, viviré para ti y
para mi poesía
de tu alma beberé la santa ebriedad del
vate.
ás alto resonará mi canto, ¡y tú me darás
la música!
----------
sin embargo, qué furia me abarca? ¿Te
han vendido acaso a otro?
ué podré exigir de ti yo, que para ti soy
un extraño?
bre, paupérrimo soy, y nada tengo,
muchacha, que ofrecerte,
ólo un cálido corazón, sólo acerina
voluntad!,
h, perdona a un loco si tan temerariamente
ha osado
ender fuego a tu alma, gozar de tu amistad
un instante!
aldéame con el santo fuego del amor que
tú misma a tu amante encendiste,
si en él perezco, ¡bien!, con digno castigo
será!
----------
noche ha desplegado su sabática paz
sobre el mundo durmiente,
canario dormita en el bosquecillo,
soñando con su amada.
viento vespertino se deslíe en torno a la
copa del verdeciente tilo,
sa la hoja recién abierta, susurra su amor
y su fe.
lo, velo en mi cuarto, cabe a la luz
pálido-gualda de mi lámpara,
n hallar en ella la paz laboriosa de otros
tiempos.
pensamiento ya no conjunta la cambiante
diversidad de las imágenes,
es que ante mi soñadora mirada alza una
muchacha su efigie.
y!, arrancarla quiero a lo más recóndito
de mi corazón,
un cuando tanto no pueda, pues mi corazón
se arrancaría con ella.
reloj de la torre resuena múltiples veces,
llamándome al reposo;
ro no hallo sueño, pues el amor sigue en
vela.
y, apenas horas ha gocé de su
contemplación!
alondra se fue; el otoño ha vuelto.
guardé, solo, junto al embarcadero, tras el
vetusto tilo,
vi a los amigos despedirse en el instante
supremo del adiós.
or qué no pude oprimir tu mano tanto
como los otros,
acción de gracias al gozo que me diste, a
la luz que derramaste sobre mi alma?
h, el instante en que la vi erguida sobre la
cubierta,
lida como narciso sobre una mejilla,
grimas claras en los ojos, reflejo de
añoranza y pena.
ella, los nigérrimos rizos, juguete
desbocado del aire,
guíase, bella y lúcida, como el ídolo de
mis sueños.
yo, súbita presa del dolor, quise
arrojarme al profundo,
orir en el instante del deliquio, con su
mirada a modo de despedida.
uizás entonces derramase ella una lágrima
bre el amor inquebrantable del
jovenzuelo,
bre el corazón que rompióse, ¡ay!, sobre
mi nunca lloró.
ahora ella henderá el mar desolado, hacia
la extraña costa.
álmate, huracán, mi rosa no oses quebrar!
Meced, oh, mínimas ondas, a mi doncella,
infundidle ensueños!
una, ilumina su camino, estrellas,
brindadle vuestra vigilia!
mañana, cuando despierte para saludar la
orilla extraña,
ríndale tú júbilo, oh, nuevo día,
acogiéndola en tu seno!
ero qué púrpura ha teñido tan pronto las
cortinas?,
lámpara palidece, las sombras huyen
prestas.
ime quién eres, tú, que cantas tan
jubilosamente en la noche!,
or qué burlar mi pena, porqué evocar de
nuevo congojas nocturnas?
ol, vuelve a tus occidentales salas,
luminosas y fastuosas!,
dolor no busca tu luz, sólo las tinieblas
son amigas del pesaroso.
vosotros, pajarillos, quedáos, oh,
quedáos un instante más recitándome
vuestra plegaria.
ejadme ir a mi reposo!, ¡orad luego por
mí!
edid al padre de la luz por el desdichado
que sufre
os oirá; el sufrimiento ha enmudecido mi
voz.
VERSOS
NUPCIALES
ntos volvimos, conmovidos,
lo del aviso en espera
ue hasta el altar conduciría
la feliz y joven novia.
ego unimos ambos las manos
oímos divinas palabras;
rato jugando estuvimos,
henos ahora en torno a la mesa.
indis por los recién casados,
llegamos del acto al fin,
ahora el amén sólo nos falta:
adiós debido a las novias.
s, novias, jóvenes y alegres,
flores os he de cubrir,
Mas dónde encontraré las flores
en nieve la tierra se cubre?
o tengo aquí más flores que éstas
ue con mis manos os he dado;
uién querrá artificiales flores
as haber visto flores vivas?
s flores no tienen rocío,
s astros aman a las novias.
o es tan fácil ser dos y uno
mo comprar conyugal ramo.
ucho comí y más he bebido,
nto que díjeme: ¡ay de mí!
amigo me envuelve en cabriolas
entras yo corro a un buen florista.
s, novias, jóvenes y alegres,
diré la buenaventura.
Mas dónde encontraré la dicha
sé predecir, no imponer?
s, novias, jóvenes y alegres,
arido desearos debiera,
ro mi deseo ¿qué puede
sólo a una elegir puedo?
s, novias, jóvenes y alegres,
scate halle vuestra belleza:
cual, como la de las flores
zón no tiene ni rocío.
o, si tuviese rosas persas
las riquezas de un sultán
de toda Arabia el incienso
toda la deuda de Francia,
si apalease los millones
miles en un cofre chino,
si un vino exquisito hiciera
n todas las uvas de España,
a vuestros pies poner pudiese
ronas de reyes sin cuento
ureas tiaras papales
uanto hay de raro y precioso;
todo lo echase en un carro
me subiera a él yo también,
lo una de vosotras, novias,
e carro tocar podría!
scancie yo ahora un buen champaña
de hinojos por vos lo beba!
o, no es el champaña el culpable,
s lo sois, oh inocente trío!
JUNTO AL
ESTANQUE
n frecuencia oí a mi madre
cir a sus hijos pequeños:
No bajéis al estanque, niños,
ue ahí viven espíritus malos!».
ando la tibia noche estiva
hunde en la cansada tierra
el sueño ase a toda la casa,
entonces mi camino inicio
cia el verdeciente altozano,
l estanque ante el claro espejo.
ónde está ahora el joven verdor
imaveral que aquí reinaba
ce unas semanas apenas?
a muerte la hierba ha segado
roto las tímidas flores
ue nuestra vida suavizaban!
l manzano el bello ornamento
ce ahora por la arena ajado;
las lilas con sus aromas
o endulzan la noche serena
mo incienso ofrendado a Dios.
ntéme al borde del estanque,
jo las copas de los árboles
endo cómo los rayos cálidos
l sol rehusaban el agua
ue se remansaba en el fondo.
nues neblinas se perciben
tir sobre la superficie.
una suave onda de aire entonces
pla sobre ellas dispersándolas.
aro mantúvose el espejo
nte mis ojos, en el fondo
ré, mas sólo vi tinieblas.
rgen súbitas, negras sombras
formas indeterminadas
finalmente ven mis ojos
perfil de verde colina.
ios, que magia la vista ofusca!,
uién es la chica allí sentada
n nigérrimos, ricos rizos
ojos de un hondo azul obscuro?
caso sea gentil elfo
rgida así de hondos salones
jo el césped de la colina
ue en nocturno silencio estivo
su amor la llegada espera?
o, oh, no, es la cordial amante
ue ahora tengo que poseer,
y!, hace ya algunas semanas
ue sigue allá, bella y amable,
ntada escuchando mis cantos
a modo de premio brindóme
rios instantes de delicia.
éndeme, pues, la bella mano
n tan clara fe que parece
ue sea yo su elegido amante.
sto entonces se filtra el viento
r la copa del viejo álamo
desgarra una hoja ajada.
e la hoja y enturbia el espejo
así el espejismo se va.
Por qué turbar así mis sueños,
r qué, cruel, así robarme
instante de amor celeste?
h, con tanto como he sufrido
ausencia de esta dulce escena
ue el tiempo hurtó a mi corazón!».
í me quejaba yo al viejo
amo por su acción aviesa.
de entre los obscuros árboles
de nuevo la bella escena.
ella volvió a darme la mano
ual de cordialmente, e igual
azules pídenme sus ojos
ue me apresure a ir a su encuentro.
y! Una sombra se interpone
veo allí mismo, a sus pies,
un hombre que, extasiado, besa
n gran ardor su ebúrnea mano,
ella, sonriente, ruborízase.
da más quiero ya mirar
escapo con corazón triste.
unca más volveré al estanque.
Malos espíritus lo acechan!
EN EL ESTUDIO
DE NYSTRÖM[18]
(Escrito en el
año de 1869,
cuando el
autor, que era
entonces
estudiante de
medicina, se
entretenía
posando para
la estatua de
Bellman, que
Nyström
estaba
ejecutando. El
autor
aprovechó esta
circunstancia
para esbozar
ciertos detalles
de su obra En
Roma).
la calle Norrland sesenta,
uy cerca del Jardín del Lúpulo,
ve y esculpe un pobre diablo
ue sólo come arenque y pan.
lí está su cutre morada,
una casita de piedra,
sobre ella quiero una historia
mar de transcurridos años.
otoño, huraño y húmedo,
ha instalado en nuestro norte.
las goteras de las nubes
luvian ya sobre la tierra;
joven parece ir derecho
dirección a esa casita
sto al dar el reloj las cuatro,
ue es cuando se encienden las luces.
encioso, cruza el jardín
sta llegar a una ventana
onde está un minuto pensando
a través fijando los ojos
las persianas de papel
ra ver bien toda la estancia.
uizás amantes fantasías
ran en torno a su cerebro?
o!, de Amor los esclavos nunca
len de caza tan temprano.
indaga ahora en la estancia:
ena está de humo de tabaco,
trando en ella torpemente,
se quita el mojado abrigo,
entre arcilla y arena busca
halla al fin un cerrado arcón.
ué revoltijo reina allí!
uebles hay de factura extraña,
unque grande pobreza indica
n chamarilesca basura.
o se imagina en Babel
encontrarse en esta estancia;
sofá-cama, por ejemplo,
cio, pero de asiento roto,
una silla cuyas tres patas
jean contra la pared;
sde la pared hacen guiños
andes reyes de luenga barba.
un gran cubo de agua repleto
bre un libro de arte y belleza;
el fondo, un negro sombrero
nto a un bocadillo mordido.
este caos se percibe
un trípode algo de arcilla
ante él un hombre que moldea
n tiernos ojos su tesoro.
ene la pelambre revuelta
sudorosa, activas manos,
andes ojos, como de búho
r áspero flequillo ocultos.
cuando de moldear termina
s manos seca en los calzones
tenaz busca en el bolsillo
s huellas de un escaso lujo.
uánto se esfuerza!, finalmente,
as mucho esfuerzo y mucho trámite,
ucho quejarse, halla dinero
a comprar cerveza se apresta.
tre charla y viva alegría
ben los dos del mismo vaso,
tre ambos una canción suena:
z ruda y fuerte la de Nyström,
ne a prueba su pulmón recio;
n hondo sentimiento ataca
a bella canción de aves,
ya no deja de cantar.
poco a bailar se levanta
sta que los huesos duelen,
cuando, por fin, se está quieto
su trípode se reintegra.
n frecuencia salgo de viaje,
veo con creciente asombro
mo a través de nubes rotas
sol desgarra las tinieblas:
í, del fondo de la arcilla
le a la luz del día la imagen
n sus motas se precipitan
grado, vida y realidad.
í surge ahora el cantante
n sus conocidas facciones
ue el arte del artista urdió,
allí espera tan solo el día
que, surgiendo de la muerte,
su claro, broncíneo hábito
jo cálido río de voces
entre los ponches y los brindis
la sombra del parque fresco
eda a sus cánticos volver
rato al son de su laúd.
yo entonces cantaré a Nyström
ejor de lo que ahora le canto
gritaré a todos los jóvenes
ue no pasen junto a él con prisa.
ando se lucha por el arte
o hay que darle a la manivela
algún renqueante organillo.
deciste y pasaste hambre
llevaste vida de perros
bien pronto mordiste el polvo.
orre a cobrar tu cheque a Roma!
FR
A FRANS
HEDBERG[19]
(1869)
(En una fiesta
que tuvo lugar
en el Hotel du
Nord después
de la
presentación
de los alumnos
del Real
Teatro
Dramático, en
la que el autor,
como
candidato a
actor que era
entonces,
hubo de hacer
de apuntador
de una obra
titulada
Chicas
mayores,
estrenada con
tal motivo)
udaz y extraño vengo entre vosotros
pido en esta fiesta la palabra,
r ello antes de empezar mi arenga
e excuso humildemente.
----------
cía primavera,
nieve se fundía
bellas florecían las anémonas.
nto mi libro hartábame
ue de mí lo arrojé
las musas en llanto prorrumpieron.
estaba harto de ciencia,
frí en mi juventud
tre difuntos temas y palabras.
Prefiero ser actor
apuntador incluso
ue médico guardián de cementerios!».
í gozaba yo,
niéndome el sombrero.
e apresure a ir al teatro mas cercano
e ofrecí principiante
todo empezó bien
en mi papel con ansia me sumí.
r la noche soñé
ue a mis pies, abundantes,
ovíanme laureles y laureles,
sonaban aplausos
ue a un muerto despertaran
que a mí a pleno sol me despertaron.
guien me dio un timbrazo,
alguien llamó a mi puerta
n consideración manifestarme;
uién era?, un ordenanza
ue un recado traía
ir como comparsa al escenario.
acer yo ese papel,
, de musas intérprete,
udo fingiéndome entre los que hablan?
o entraba eso en mis planes.
nuncié a mi carrera,
es ser comparsa no me apetecía.
andes eran mis iras.
ás, fuera lo que fuese,
mil laureles conquistar ansiaba.
ás todo fueron mofas,
r tonto me tomaron
en mí su ingenio practicar querían.
í perdí el coraje
as perderme en mil rabias
caí vencido, Ícaro sin alas.
entonces, de pronto,
erto lejano cántico
ue me infundió delicia rara y dulce.
gran consuelo dióme
rque me brindó un apoyo
ue el purgatorio amenizarme supo,
ntándome la fuerza
ue inicia su camino
nta, y en siglos sabe hacer milagros.
mo las gotas mínimas
er pueden la piedra
canales abrir en roca viva.
el cántico entendí,
vi sencillo y bueno
con él aprendí a correr despacio.
quí no hay uno solo
ue no recuerde al punto
e son de la lira del maestro!
mi alma sigue vivo
lo recuerdo siempre
ando de juventud me tienta el ímpetu.
rgo en exceso es esto
me siento incapaz
dar cabida en mí a gratitud tanta,
acias, pues, y ahora adiós,
cho con mi alma entera
honor del maestro venerado.
¡SIC![20]
anse los años sesenta,
preceptor yo trabajaba;
o fue mala cosa a la postre
ntonces aprendí cordura.
labor consistía en desasnar
tres chicos que no eran malos;
ro algo más tenía que hacer:
gar las flores, por ejemplo;
er en voz alta, tocar música
dar comida a los canarios,
si alguien tenía ganas de reñir
servidor estaba allí a la orden.
sta pues. Un buen día sucedió
ue un amigo mandóme un libro a casa
yo, ¡pobre de mí!, se lo pasé
n leerlo siquiera a mi señora.
a dama culta y leída
ue a Tegnér se sabía de memoria.
sus estantes dábanse las manos
eck, Shakespeare, Schiller y bastantes
más.
n bien sabía ella juzgarlos
en la balda imponerles orden,
ue un día saborearlos quise
ro antes los disequé.
n fin, al grano, y a la musa!
la aceptó el libro con gracia,
as con la criada devolviómelo
ñadiendo este recadito:
ecir quiero antes en paréntesis
go sobre el libro en cuestión,
algo bueno decirse puede
ese Don Juan que aún sigue siendo
ra solteros la mejor
ctura vesperal posible)
ómo pude yo osar, me dijo,
bondad tentar de tal forma…?
n libro tan sucio brindarle
ue era imposible en un diván
recerlo a una chica joven
ue había ella invitado a casa!
obre de mí!, me vi asustado,
capaz era de entender
mo podía ella ofenderse
Aunque ahora, ¡ja ja!, sí lo entiendo!),
es yo, de aquel libro fatal,
una página había leído.
amigo, al anzuelo tenderme,
que sabía lo que es bueno.
egó la invitada, modosa
mita de años diez y siete,
go libre de estilo y hábitos,
lo castaño y pardos ojos.
ponerse quería en el campo
bailes y amores de invierno,
ucho gustábanle las bromas,
ro siempre modosamente.
día me mandó subir
su alcoba a por su costura;
aro es que subí como un rayo,
an joven era yo y tontaina!
tré, pues, con dulces temores
aquel casto rinconcito.
virginal halo exhalaba
l lecho el florido edredón.
ntillas velaban, cual dogos,
torno a almohada de batista
ra salvar de sueños malos
la cabecita inocente,
sado, almidonado gorro
noche, sábana bordada.
ué cuadro!, ¡ay!, tan bien compuesto,
inocencia y coquetería.
dibundo, acerquéme al lecho,
ro ved lo que allí encontré:
bellamente encuadernado
on Juan bajo la almohada: ¡Sic!
NOCHES
SONÁMBULAS Y
DÍAS EN VELA[21]
POEMA EN
VERSO
LIBRE
A Björnstjerne Björnson y a Jonas
Lie[22]
la Avenida de Neuilly[23]
encuentra una carnicería
yo, si voy a la ciudad,
empre la veo en mi camino.
gran escaparate abierto
rojísima sangre luce
bre blancas losas de mármol
onde hay carne recién cortada.
la puerta de cristal cuelga
oy un corazón de ternera
ue, envuelto en papel rizado,
recía latir de frío.
trotraje entonces mi mente
mi viejo bazar de Norrbro,
ya hilera de escaparates
ujeres y niños contemplan.
lí, en el de la librería,
y un librillo mal vestido.
ro arrancado corazón
ue, meciente, de un gancho cuelga.
PRIMERA
NOCHE[24]
chinante tren nocturno hacia la llanura de
Skane
os ensoñecidos se esconden bajo el ala
del sombrero
pecho se agita pesadamente como bajo un
ladrillo
s músculos se destienden como velas
húmedas
oído acusa ruidos sordos como de tambor
desafinado
frenillo de la lengua ha enmudecido a
fuerza de rezongar.
s sensaciones entumécense como
mosquitos bajo la nieve
s recuerdos se disuelven en sueños
atávicos
soñece la voluntad mueren los
pensamientos
alma se descinta y se corcuse.
ro espíritu libre, pobre exhausto
yas alas tantísimo gastara
lando al cielo, que resultó luego
r substancia incolora mas pesable
trógeno y oxígeno mezclados
inceleste y respirable mezcla.
bre espíritu que huye del programa
olvida lo novísimo en fuerza y en materia
del carril el polvo ahuyenta con resortes;
mo si nunca hubiera tenido más que alas
la noche obscurísima se arroja
rniéndose sobre agua y sobre tierra.
cia el norte el camino sigue corto y
abierto,
ro el cuerpo se agita proa al sur.
aro el cielo y a media luz la luna
él ve la bella, pingüe faz de Skane:
pimos campos entre trigo y trébol
bre una fértil piel de muelle arcilla
duo tejido que los zuecos huellan,
blancas chozas duerme y ronca ahora
gente que de día en vela está
lerta como gallo en el tejado
empre dispuestos a ponerse en marcha.
aquí de Smaland bosques y torrentes,
vez de pan el cielo diole piedras;
lí se agota y suda el campesino
vana lucha contra hambre y miseria.
Ostrogotia, suculenta y pingüe
onde también comer puede el espíritu,
isba allá al borde de Kolmarden
cielo alzando tormentoso ceño.
ás rápido ahora, que a asomar comienza
cara tierra del hogar en donde
se cansó de riñas y peleas
en guerra con los suyos declaróse.
tra a hurtadillas, tal judío errante,
vuelta al sitio do su cuna estuvo
do después alzóse su patíbulo
r no creer en el dios de la nación[25].
oye ahora el bullir del lago Mälare
ue a la mar corre de lavarse ansioso
l fango de la civilización;
él ve ya casas como estrellas nítidas
l farolas nocturnas que el camino
n media luz al caminante advierten.
ahora a sus pies ve calles y ve plazas[26]
áurea corona sobre el real castillo
lacios ve y ve sitios y ve hoteles
ue desde ha mucho tiempo conocía
donde ha peleado y se ha aburrido,
ahora todos los quiere visitar
as falta tiempo y el deber apremia!
aleteo más al norte, en Nórrmalm
poso encontrará como en el arca
paloma que halló seca la tierra;
jo sus pies se siente tierra, pero
lo poéticamente, en realidad
que siente es la horca que el cristiano
a aun para matar a sus profetas:
ese signo (¡el de la horca!) vencemos
empre que otra manera de pensar
nción nos niega al fin de nuestras preces.
ro, vamos al fin de la cuestión:
su cruz puso en un famoso templo[27]
ue, de un gran santo nacional al que aún
onramos entre tantos otros santos,
evó el nombre, y llevólo dignamente,
contrapelo de la ilustración:
a iglesia Adólf Frédrik se apellida.
n libertad de espíritu se sume
la morada del Señor que lleva
uilnce años sin ver. Y desde entonces
ucho ha viajado y con la piel herida
elve a pisar el seno de su iglesia
mo un marino que a su puerto vuelve
jando atrás el mar fresco y abierto
o la inquietud presto halla tumba cierta
nútrese de infinitud la vista,
as, en el puerto, aquí, topa con muros
hedores que son hez de la cultura.
mo alma en cuerpo o bien como ave en
jaula
consagrado ambiente está el espíritu,
la luna reluce contra el pulpito
cual dorado como el sol reluce;
aquí la biblia, antigua y enigmática
ue nadie comprender aún afirma,
tre sus tapas nuevo y viejo júntanse;
ita al cura el gran reloj adusto,
urea su voz y argénteo su silencio,
ue escupe arena una hora los domingos
mo cuando en la cuba abren piquera
a vez para toda la semana;
a antigüedad es, signo del tiempo
ue transcurrirá, empero, en modo igual
empre en torno a lo mismo, un año y otro
sde el primer domingo de adviento.
la ahí aún, la santa mesa, donde
niño él mismo se hizo confirmar
n corazón inquieto y mendaz boca
onde en una hora única y sagrada
rzado vióse a su primer perjurio
su puesto ganó en la sociedad.
iglesia abrióle su regazo cálido
el perjuro en su dulce seno hundióse
al digno hijo de adorada madre
ue con uñas y pico halaga al niño
milia en el atrio le aguardaba
n él cantando el espantoso cántico
l cordero en la cruz sacrificado,
ro olvidando al tiempo el tour de forcé
l cordero, tan bárbara su muerte
pesar de ello honrado y venerado;
eron a Dios con los demás mil gracias
r aceptar su falso juramento
fervientes pidieron que cumplíeralo
ra que el diablo su alma no condene;
ás el Señor no dio a su prez audiencia
juzgar por lo que hizo él con su vida[28].
h, iglesia, que vas aún moviendo el rabo
r doquier y exigiendo juramento
que a tu Balder no derrueque nadie[29]
no que en acerino peto envuélvanlo
crezca y crezca el muérdago sin tregua
tre las hojas de los grandes árboles.
arbustito que verdea en la nieve
en secreto y oculto medra y vive
cordará algún día la consigna
en el instante en que lo pienses menos
señor del averno ha de arrojarte
al héroe matará que tú te hiciste.
la luz de la luna el altar veo[30]
Cristo resurrecto al cielo elévase
marmóreo cuerpo mas sin alas;
quienes azufrarle en el infierno
uisieron ahora míranle allá abajo
quiabiertos, pues mentirosos hízoles.
junto a él los discípulos sencillos
ue pensaron que un reino iba a otorgarles,
reino de verdad, con cruces y armas,
o de ebanista y pescador mancebos
sentarían en augustos tronos.
conste que yo aquí sigo la historia
elmente y lo que digo es verdad pura
es por las santas órdenes sabérnoslo:
dro, el más alto, ejemplo es de ellos
óptimo,
es sabía fallar mas no caer
un buen sillón en Roma supo hacerse
en su imperio la tierra transformar,
nto que aún hoy su trono está ocupado
sabrá el diablo cuándo vaciaráse,
entras en Roma sí que no lo saben.
por mi parte tengo por seguro
ue un gran oportunista era san Pedro
es cuando finalmente abrió la boca
salir pudo de su gran apuro
mbió su no por sí como si nada
sin saber dónde le daba el aire;
una cosa no hay duda, aunque me duela,
es que negó al Señor cobardemente.
h cordero de Dios con hondas llagas
íste por necio y por tus ovejitas!,
as en resurrección te levantaste,
eso lo creo aunque no de esta forma
tanto menos en marmóreo cuerpo,
ro cierto es que loco uno volviérase
de esa historia el hilo seguir quiere.
íste por tu fe, no, por tus dudas
es como en la manzana si está verde
a mínima larva roe y roe
sta dejar el tallo escueto y huero
í la duda roe de la fe el fruto
ando canece y a humedad apesta.
udaste del Antiguo Testamento,
l sábado y los mandamientos sacros,
fundamento mismo dudar te hizo,
el irreconciliable Jehová,
dudaste de signos y milagros
del demonio y sus maquinaciones,
creiste, la vida en torno viendo,
mo el Creador, que todo bueno fuese
es aquí todo ruin te parecía
que en un valle de dolor estábamos;
y, si vivido en nuestro tiempo hubieses,
ando el hombre sin fin su vida llora,
tonces sí que habrías aceptado
pesimista el honorable apodo!
ué ve mi vista, al negro tan usada[31],
el extremo borde porticado!
l monumento es de un viejo amigo!
ien te conozco, viejo y fiel Descartes!
me tú, gran escéptico, ¿aquí qué haces?
es antes será blanco el cuervo como
isto allá arriba y por él mismo electo
ue tú, de la filosofía nubio…
as dime, ¿soy injusto con la Iglesia?,
iene ella misma acaso también dudas.
uiza! A juzgar por este monumento
por este letrero en áureas letras,
la iglesia tremendo personaje
iste y su béte noire al mismo tiempo.
te epitafio tuyo es una joya,
mucho que pensar al que lo lea.
aquí la tierra negra como tumba
cubierta de sectas en harapos
llega un ángel como el carbón negro
los harapos por doquier desgarra;
nta tiniebla que engañaba al rústico
que ahora huye de luz luciente en torno
es el negro ángel con la antorcha en alto
tierra negra en plena luz enciende.
en me recuerda esto en su conjunto
la creación el fiat lux histórico
de no ser porque en la iglesia estaba
eído hubiese que era Prometeo
lucha abierta con el grande Júpiter.
ú, ángel negro, que luz en mano vienes!,
uién te dio entrada, a no ser que, ebrio,
sacristán dormido junto al pórtico
ntiguarse olvidó al ver al nefando?
ué tal te sientes entre tantos fieles
yo verrdor nunca jamás madura?
as, callo, de la torre el reloj oigo,
uán raudo de la noche pasó el tiempo!
diós, sigue, ángel, el de siempre siendo:
gno pendant del blanco Jesucristo![32]
a última mirada al viejo banco[33]
banco familiar que en mi niñez
ando aun en la cadena fraternal
o faltaba eslabón, cuando mis padres…
ando en tormenta el órgano tronaba
l sol al este del altar caía,
ando ardían las luces navideñas
espanto y gozo derramaban lágrimas…
ás calla que del gallo se oye el canto
en sol albeante las ventanas lucen.
ástima es que mi corazón siga
el vagón del tren, mi fuerte espíritu
ntimental se vuelve y es vencido
lo porque del gallo ha oído el canto!
diós, mi iglesia; no he encontrado aquí
lución al enigma de la vida,
as bello fue un instante aquí llorar
entras sólo el destino me era dulce…
***
ro el tren rechinando al andén llega
en mi vagón yo ya me he despertado.
rpón y soñoliento un padre baja
n hijos y mujer y mucha prisa;
ego se vuelve a ver si algo se deja
airado llama a un coche de caballos.
SEGUNDA NOCHE
ágenes soleadas de otros días
raen a su paso al ojo exhausto:
se ha tomado el desayuno[34]
nuestra artística colonia.
ecos y yanquis, negras y fineses
Beauséjour reposo hallaron
dejando en París excesos y modelos
asentaron en Grez junto a Nemours.
upos aislados por el jardín yerran;
sol su meridiano ardor exhala;
ntos suecos, noruegos dialogan,
anceses y alemanes van del brazo.
luce el sol en tapias blancas, uvas
ules en parrales verde claro,
tre el follaje acechan peras gualda,
la hora de comer la muerte espera.
candescen tomates rojo fuego
tre florestas de alcachofas
chugas de alabastro exangües tiemblan,
liflores estériles[35]
da la exquisitez de la cultura:
uesas dalias sin sexo
sas de desnudeces provocantes[36],
rdes ropajes, pero ningún semen[37].
egre gente va entre la comida
no es extraño que el ingenio admiren
la naturaleza: el arte vela
jaula en que nacemos y vivimos.
lí, sobre la pulcra estera verde
esparce alegre un apretado grupo,
venes cónyuges ríen y bromean
de niños disfruta viva tropa.
vino ahora va de mano en mano
flauta se une a la guitarra hispana,
die se siente aquí zahareño y hosco,
ngún sensato ahora se ensandece.
estidos de verano en verde parque,
te champêtre, idilio de Watteau!
tre juncosas ribas fluye el río
un botecillo lo navega leve,
mbúyense los ánades salvajes,
en las picazas sobre ruido tanto.
yense resonar pingües lamentos
rque el verano raudo se escapó,
ores de gozo en fría zona suenan
ve la vida tan doliente y corta;
o hay uva que al espíritu de vida
no de grano es anestesia pura,
rroe la mente, hace temblar la mano
ue cortar quiere el nudo que aherroja,
mueca airada torna la sonrisa;
mpero viejas y entrañables suenan
s canciones de en torno al lago Málare,
ces agudas cual cuchillos cortan
l corazón con rojos dientes muerden;
entonces las palabras duras callan
l rencor cobra matiz dulce
l país más hermoso de la tierra
dejado de ser la belle France!
hora las sombras vespertinas crecen
sobre hojas y hierba cae rocío,
sol comienza a adormecerse ahora
el baile cesa y se enronquece el canto.
sonar se oye el gong de la comida
dos en un momento se acicalan
rren a la escalera damas y hombres
ra sentarse a bien hallada mesa.
finalmente así termina el día
n riñas y entre charla deslizante,
z solar pura y nada de disputas,
ural idilio en medio de combates!
ro ahora callan las amables risas
encienden luces, el reposo aguarda
así la noche cae muy suavemente
es la hora del espíritu ha llegado!
***
me de nuevo en mi lugar natal[38]
de un templo me encuentro ante las
puertas,
as no un templo do adórese al creador
creador que cielo y mundo hizo,
o, aquí al imitador tan solo adórase
ue fue con barro de la creación hecho;
quí se adora la apariencia bella
se hacen copias del original
rójase la carne y se ahorra el hueso.
enjundia tírase y se engullen cáscaras[39].
abrá acaso verdad en la leyenda
ue la arrogancia raíz y origen hizo
que hombre y Dios un día se enfadaron
punición la riña requería?
ué hace el artista con color y arcilla
piando la creación de Dios y echando
blusa de pintor encima de ella?
lo hace mejor, piensa el idiota,
ue la naturaleza hacer pudiera,
eso piensa la gente, ovejas mansas,
Más cómo al corazón podra tocar
artista si no cuando Dios úrgele,
claro, entonces pensaremos todos
ue con solo arte nada se consigue.
traño instinto que a copiar incitan
me, ¿de dónde realmente vienes
res acaso herencia de los monos
ra llama que así calentar sabes
a cenizas reduces el espiritu
o estabas al principio en el paraíso
en la creación presente te encontrabas,
eso tenemos prueba contundente
es del Señor el elegido pueblo
unca intérprete te hizo del espíritu;
cado encuentran que es crear imágenes,
si así ya no piensan hoy en día
a de la ley de la evolución culpa![40]
ás ingeniosa encuentro esta respuesta:
ue el arte, al fin, un preparado es solo
sucedáneo de lo devastado
la naturaleza por el hombre,
mordimiento que ha de corregir
roto y pondrá un brazo de madera
lugar del de carne ido de un tajo.
eno, en fin, sea eso lo que fuere,
luciones buscar de poco sirve;
modo que heme entrando ya en el templo
r ver ejemplos y olvidar la regla
n ojos que han perdido sus escamas
sin cuidado o requisito humano.
h, dioses olvidados, os saludo[41],
ejos Balder y Tor y Odin, nos dicenç
sólo sus marmóreos bloques que era
uy grande el escultor que los creó[42].
n gabán entro en el zaguán y chanclos
trada que de un templo no es muy propia;
unque reciba la verdad un golpe
lva el honor al menos su pellejo[43];
n suavemente ornamentales sois
ue quejarme no oso ante vosotros,
si nadie os critica en mi presencia
estra inocencia en paz dejar bien puedo.
ro aquí cerca vienen otros más:
u corte tiene aquí la tropa olímpica!
niega de Jesús, desdeña a Balder
eleva a Dios tu risa temeraria,
o podrás, mas si de Zeus dudas
una terrible conmoción te expones;
o es de Zeus, que está en el alto empíreo,
rayo en alto, dirigiendo el mundo
de la humana necedad riéndose,
o es del marmóreo Zeus de quien dudas,
la tierra en Ostrícoli exhumado[44].
eus de Ostricoli, henos aquí solos!
ablemos, que ahora no nos oye nadie!
eí en ti, en tu belleza, por supuesto,
en la de tu progenie, que a ti sale;
Cristo vengo y su cruel doctrina
ue a las llamas la libido enviaba
mantiene en supuesto honor el cuerpo.
as la juvenil sangre hierve y bulle
ás y más urge la naturaleza,
una semítica, provecta ascesis
uyo cual catequesis catecúmeno.
e entonces cuando di con el Olimpo
cruz tiré y un tirso blandí airoso[45]
drido tallo en flores injertado
de vides frondoso, ¡y salí, libre,
mundo de belleza y alegría!
mé por oro lo que fasto era
as un fasto angustiosamente sápido
talmente legal, si no evangélico,
o tenía yo tu precedente, dime,
h, Zeus!, altísimo de jueces árbitro?[46]
os volvemos a ver!, ¡qué extraño me
eres!,
aterrador ni muy bello tampoco;
a los tuyos, la alegre y bella hueste,
r gustárame en bien cavada huesa!
todos os encuentro avejentados
listos casi para haceros polvo,
ro, y esto es peor, muy feos estáis,
amarillos se han vuelto vuestros cuerpos,
nte dioses me veo y, ¡zas!, de súbito,
aquí un montón de yeso roto y viejo!
, Apolo, de esa hueste el más hermoso
ue arco en mano y altivo el riesgo
arrostras,
diestra pierna, ¡ay!, se te ha caído
la cabeza algo ladeada tienes;
o al menos un gran tudesco afirma,
rdad será si en blanco y negro consta;
nus de Milo, muy largo es tu cuello;
ojo, Diana, critícase tu salto;
scóbolo, hora es ya de que decídaste:
nzar tu disco amagas, mas no lánzaslo;
a muchacha es el hermafrodita.
demasiado quieta esta Atenea;
co, que en vid ceñida alza la frente,
ostrarse debería más jovial
n demasiado ardor mira la jarra
n exceso su noble ebriedad pésale.
tú Rascador rasca bien tus miembros[47]
la clásica mugre de esta casa[48],
otra es la raza otro será el ruedo
otra su pulcritud que la del arte.
eno, siempre altivo y jubiloso
ondo medita en su paternidad,
de atletas la larga teoría
andes bocas y exiguas frentes muestra;
ueras ideas y vacías imágenes
tre ellas me paseo ajeno y frío;
utal se me presenta Laocoonte
Niobe un poco más edificante
ás también de ella la belleza ha huido,
nto pensar la piedra reventó
Muy joven vino en odre muy anciano—
ás es pingüe la enjundia que la escena;
es que sin mito que uno ya conozca
samparadas quedan las estatuas,
aquí una innominada gigantesa
n un niño en su cálido regazo[49]
un anciano barbudo con dos hijos
ue a ofídicos mordiscos preces alza[50],
piedra solamente esto nos dice;
e aquí, oh, arte, el fin de tu poder!
ntes con otra mente yo miraba
en mi memoria cuando hurgo a fondo
e digo que debíase todo ello
que, joven yo entonces, no creía
cierto es que sin segura fe
die montañas hunde en el abismo.
l que la fe deduce del reposo
drá creer del rey en los ropajes![51]
as no he venido aquí para ofenderos
no a deciros mi postrer adiós;
de aprestarme a nuevos menesteres
para ello atusar quiero mi alma;
lá dentro esconderos me propongo
tre otros de mis jóvenes recuerdos,
uién sabe si algún día en negras horas
sacaré de allí si aún allí estáis!
diós, pues, Zeus, Hera y tantos otros
ue a caer condenara Jesucristo
los cristianos excavaron luego
un cuando en cuerpo no transfigurado[52].
diós, dioses, y adiós también oh diosas,
ue, al fin, mujeres y hombres sólo erais
ni aun eso siquiera si bien júzgase,
Mi corazón por siempre he de cerraros!
as, calla, a quién veo ahí fuera en plena
noche
n la espalda curvada y pernicorto
hado al suelo se sonríe astuto
as la marmórea majestad de Apolo;
extraño eres tú; y problemático
el enigma de tu identidad;
Esclavo la gente a veces llámate[53],
aun el Afilador; dejemos eso
ra que los sabihondos nos lo aclaren.
ara mi eres un viejo conocido
r ser de la fealdad digno reflejo!
, por ti solo, eres todo un teorema
en mi sistema abres un gran boquete.
ra empezar, ¡oh, feo!, ¿aquí tú qué haces
de belleza el sello en ti no llevas?
uizás la concesión silente seas
severos estetas que aseguran
ue incluso la fealdad tiene su sitio
la belleza en la marmórea sede!
es, mira, aquí veo yo un hueco amplio
o hincar de nuestra espada el duro acero!
dime pues, por Belcebú confiesa,
ómo a un golfo han dejado entrar aquí,
un mendigo que vive en el arroyo
con sus manos gana cuatro cuartos?
ómo en la sociedad pudiste entrar
diosecillos y de grandes dioses!
ve que ignoras nuestro reglamento
ue digna vestimenta impone a todos
s que desean ser bien recibidos
este templo por dentro contemplar[54].
so es, sí, aquí palpamos el secreto
aquí ahora el arte empiezo a comprender!
bre tus hombros, siervo, deber pesa
comida y bebida acarrear;
ra servir nuestro deseo ocioso
tus manos, oh, siervo sudoriento
simos piedra de afilar, azada
pico, y mientras sudas y te agotas
muerte, el hombre libre come… y juega
la mujer fustiga y acaricia
mientras tú su carne asabas, ellos
juego hacían en arte y en lujuria[55].
como el arte era aristocrático
oluble misterio fue ante el pueblo;
as tan íntimos son poder y arte
ue el arte acabó alzándose a la nómina
el pan del pueblo disfrutando gratis.
ás, oh afilador, ¿soñar pudístelo?,
en nuestro ideal te has transformado;
por más que la prueba sea muy cutre
un solo bordado se ha zurcido;
gas tragando y escupiendo motas
ven fantasmas grandes y pequeños
de lo antiguo jóvenes serviles
ue en el ordeno y mando hallan su alivio;
es nuestro tiempo fósiles requiere.
yeme, esclavo, y deja de reírte,
udosa es tu testuz, tu dorso hundido
tá, fea es tu nariz, peor tu rostro,
tus pies planos como azadas son!
ero he aquí que idealista has sido hallado
unque naturalista en verdad eres![56]
pecador al cielo así se eleva
n solo que de antiguo se de aires.
ú, bello?, quiá, ni hablar, amigo mío,
unque, por feo que seas, yo te acepto,
eso es por ser veraz, y por ser más,
entras los otros mienten y son bellos!
verdad, todos sábenlo, fea es,
ego en la decadencia, tú, del arte
operas: del arte, sí, lo afirmo,
ás cuando poder era la belleza
fin se puso a juegos, risa y raza,
verdad a hurtadillas volvió a lo alto.
anza esclavo y suelta ese cuchillo
za la vista y endereza el dorso:
muerto ya está a muerte sentenciado
al olvido los tiempos lo relegan.
ro afuera el cuchillo que así afilas
es la justicia está muy en su punto,
a ti, pobre, matar no te hace falta:
o con armas, con voz ahora matamos.
diós, pues, oh, tú, mundo de lo bello,
verdes frondas y aguas cantarínas,
s sentimientos el adiós amansa
enfebrecen los suaves pensamientos.
confieso a la fuerza: bellos erais,
as vanidad también, a fin y al cabo;
diós, pues, vanidad; al deber corro,
ue también bello es, mas muy pesado.
h, Zeus, mi confesión sonreír te hizo!
mente quiere, más mi cuerpo es joven;
diós, belleza, que a más de uno agradas,
he aquí ahora lo útil, que útil es a todos;
bello en tanto en polvo se disgrega
al lucro se emparenta humildemente
ra poder vivir un poco más,
sí un futuro utilitarista habla![57]
***
ro por las persianas el sol fíltrase,
an día de otoño de alegría radiante;
r el jardín despechugados pasan
ñores hacia un baño suave y fresco.
después de apurar el café, todos
nte sus caballetes se sitúan
currar como abejas diligentes
stas para un fregado o un barrido,
entras el escritor va a su guarida
sobre su escritorio se agazapa.
esía escribe, quizás no muy poética,
con frenesí, de arte, y sin descanso.
to es, quizás, puro y simple sofisma
inconsecuencia más exactamente,
arwin, empero, llámalo atavismo![58]
explicarlo no es siempre cosa fácil.
bula docet: ¡sigue mis preceptos
o mis actos!, ¿habráse visto absurdo?,
laro que sí!, ¿no es ése tu precepto?:
ensa en la enjundia, de la gente ríete!
TERCERA NOCHE
excursión luego el día entero,
París en la autumnal niebla;
rprendido, sí, no encantado,
dmiro a mi modo las cosas.
r túneles de cal y de ladrillo
codazos la gente avanza; y, húmeda,
calle como espejo hecho pedazos
ce entre fango y barro soleada;
cen en ella andrajos celestiales
al deformante espejo obscuro y tenue
la humana expulsión del paraíso.
os hambrientos a sus semejantes
ran comida ansiando con envidia:
la miseria el lujo es mal amigo,
s adoquines mal dan de comer.
carro bien cargado cruje y ruje
fusta como un fusil restalla,
los tranvías cascabeles gimen,
s autobuses tocan la trompeta[59];
ñen y aúllan canes pisoteados,
honeros y obreros sus retahilas
tridentes con ronca voz entonan
un niño en una esquina llorar se oye.
lengua madre entre los pobres suena
actamente como entre los ricos,
tan bien se comprende a los franceses
mo a los hotentotes o zulúes.
or qué, desconocido niño, lloras?,
caso daño la gran ciudad te hizo
ue tanto bien a otros ha causado?
reguntador, pregunta!, la respuesta
ahoga en un bache do la vida púdrese
do nadie preguntas hacer debe.
ahora vuelve a saltar, se desgañita,
ama, aúlla, golpea, refunfuña,
ora, ríe, silba, moquitea, atruena,
entras tú sigues, tímido y perplejo,
sea un hospital donde te encuentres
del más hondo báratro en el fondo.
nfuso, ido, candente su cerebro
ma él la fuga para en paz poder
editar en el meollo del asunto,
averiguar en qué creer debiera.
liendo acaba de su duro brete,
ro, por estrépito atontado,
mete en un prolijo laberinto.
rpentean calles y callejas crúzanse,
lluvia en el arroyo a fluir comienza,
es fatigados pasos dan en falso.
impermeables, paraguas y simones[60]
Pedido la pista sin remedio,
eno de angustia de los pelos tírase
sin consuelo mira grises nubes.
entonces se ilumina rúa arriba
ante sus ojos se abre un bulevar;
tre la ruin miseria de los árboles
alza una iglesia a la piqueta hurtada.
al en desierto donde los beduinos
fresco y verde oasis han hallado,
í al viandante de cansado aspecto
ámale entre las tiendas y cafés
a iglesia de gótico linaje.
si él en ella entra no es a orar
a dar veneración a algún fetiche,
lo a gozar de sagrado silencio,
lo a soltar los onerosos hierros,
lo a olvidar la pena y el dolor.
momento contempla silencioso
aéreo ornamento de la piedra;
eras que la mirada en flores fijan[61];
ntos que envió el Todopoderoso
a sangre y fuego hirieron los potentes
tre dragones y leopardos andan,
rque la fe que a todo ha renunciado
que sólo de amor el fuego enciende
unca pregunta quién es el que sufre…
sí ha sido y así todavía es!
llos de torrecillas cielo arriba,
onde hacen seña mudos angelitos
el cráneo de las bóvedas se curva…
su interior se oyen cuchicheos
r el entreabierto ventanal.
ye bien?, ¡es un hombre el que así silba!
aquí como a quemado huele! Él corre
sconcertado al pórtico del templo,
brelo con cuidado y entra allí;
la gran sala hay mística tiniebla:
z cromática en vitreas cuadrículas.
ué estrépito de abismo reina aquí?
contra tanto ruido se oyen dentro
itos, estruendo, silbos y carreras,
da como esto es de la calle el tráfago.
ué visiones? ¿Es que alguien está loco?
a iglesia hásenos vuelto un almacén!
onde estaban las tumbas de los muertos
ve ahora un estanque emparedado;
a turbina agita allí sus álabes
bate su ímpetu una prensa hidráulica;
alta presión con máquina en la punta
vapor canta aquí su canción nueva
el electromagneto amor declara,
esto por el teléfono se esparce
con la luz de la electricidad
cra tiniebla se proclama en fuga.
hete aquí que la iglesia se nos vuelve
useo, como lo oís, de artes y oficios!
quí a Arts et métiers sólo se venera,
utilista aquí de gozo salta![62]
Mira, hete aquí purificado un templo,
fetiches ni imágenes verás![63];
do del genio tiene en él el sello,
quí la utilidad su cima alcanza.
as, dispensa, ¿no es cierto lo que digo?
pilares sutiles y rotundos,
el punto del coro más egregio,
del altar en el solar vetusto
ene esta casa del señor estatua
n severa y hermética expresión,
r eléctrica luz iluminada.
apin se llama aquí el sancta Sanctorum[64],
es a él a quien alzan las turbinas
las locomotoras sus loores!
orreas, pistones, péndulos, poleas
ísonas y al mismo modo entonan:
oria, Papin, y hurra por tu marmita[65],
la tuya una época que avanza!
as apenas jactóse de ti el mundo
ando surge otro igual y obtiene aplausos.
onto caerás tú al fango derrocado
mo los santos de otros tiempos idos,
es ya Edison asciende la colina
onde hasta ahora alzábase tu estatua.
ún, empero, está tu nombre en alto
es de hierro fundido tienes cetro[66].
urra, Papin, y hurra a tu vapor,
ñor del mundo, pero nunca mío!
caso un solo enigma descifraste?,
iste consuelo a un solo corazón?
os hijos de los hombres aún lloran
ngran aun ensangrentados pechos!
caso al hombre mejoraste tú
más feliz le hiciste de lo que era?
l corazón no más que leño tocas
de la libertad la puerta abriste!
on vapor no se forjan las virtudes
gracias a él solo uno quizás medra!
Muy sutil y muy bello, no lo niego,
tampoco lo niega él mismo! ¡A mí
caminoso, cierto, no parece
ue una iglesia de nuevo se aminore!
ólo el provecho, nada más, rechazo,
provecho de todos, mas dejémoslo…!
l reloj ya señala al mediodía,
la obscuridad llega inesperada!
nuevo la sutil válvula suena
n el silbo cortante del vapor,
en torno del becerro de oro llámanos
bailar el vapor con voces de órgano;
incienso el carbón de piedra humea,
eñoreantes señores, dulce aroma!,
gua bendita da la rueda hidráulica,
rren correas en infinita curva
cual culebras serpentean y estíranse,
l agua el trueno sueño no permite;
al fuego que jamás ahíto parece
de la luz eléctrica azulblanca.
ego y agua juntándose espolean
zumban, gritan su estribillo fiero:
nturrean y salmodian cual demonios:
ve, vapor!, ¡ave, Papin!
diós, iglesia, tú, viejo residuo
un tiempo que ha creído y ha sufrido!
hora lo nuevo ha roto las barreras,
por doquier se extiende, liso y vasto;
empero, apresurado por su angustia,
l tiempo el hijo avanza a la cabeza,
donde el fuego un matorral devora;
ues lo viejo, podrido como estaba,
avieso y todo, un dique era al menos!
***
ma dudante, eterno inquisidor
nsamiento hervidor, llameante nervio,
diario trabajo no te acalla
te apagan del sueño las cubiertas.
e nuevo, alma, saliste por la noche,
ma sedienta, para buscar agua
gua viva en la fuente de la duda?;
dónde hoy dirigirás tus pasos?
dos escalas has echado a un lado
unque de atajo iban a servirte
arte y de religión por los imperios
Exiguos campos y tremendos fosos—
abismo abierto las tinieblas llaman
onde tantos tú mismo caer has visto;
ambúllete en sapiencia, allí hay respuesta;
los libros aún quedan ideas!
nuevo siento yo el aroma vuestro
ejos amigos de dolor y goce
sde que, pusilánime, os dejé
rto estaba de vuestra obscura charla,
heme de nuevo aquí con mis preguntas
nuevo a comenzar por el principio,
jar exangües quiero vuestros pozos,
brir del todo quiero vuestras bocas
pagar quiero ya esa sed ardiente;
ande es la fe, mas mucho más la ciencia.
quí, en tinieblas vuestras filas veo
ue una tras otra síguense en columnas,
cuero bien dorado unos ceñidos
otros envueltos en desnuda tela;
migos y enemigos danse el brazo
utralidad armadas late en todos
rogantes la orden esperando,
por lo poco que cada uno de ellos
be deseosos de luchar se sienten.
vanza tú primero, guardia negra
ología, tú, de Dios amiga!
unca hasta ahora respuestas evitaste
con diez mandamientos respondiste
todos! Habla y di cuanto te plazca
ué sabes tú de la tierra, del cielo,
ué sabes de la muerte, de la vida?
ale, sostén del cielo, da respuesta!
un padre de la Iglesia se aparece
n un libróte en grueso cordobán[67]
del mismo color que son los naipes:
Jesús habla, pero más del diablo;
hora viene otro y un tercero luego
cuando todos al mismo tiempo hablan
rge en el campamento un gran jolgorio
cántanse doquier célebres salmos;
s exégetas hacen sus exégesis,
a catequizar van los catequistas
la Biblia a noventa lenguas viértese
ñen la Septuaginta y la Vulgata
Calvino y Lutero andan a palos
San Gregorio essentia qvinta muestra[68]
lee los decretales en voz alta[69]
Arndt con sus morales nos vigila[70]
de renuncias Santo Tomás habla
ue de pasteles rancios sabor tienen
Torquemada los mejores frutos
la fe alza con garfios y parrillas.
al fin se oye colosal tiberio
onde el incrédulo recibe azotes
con rayos y fuego y amenazas
abracadraba se responde a todo.
o yo lo sabía muy bien antes
por la forma va en cualquier examen
ue precedido esté de un buen repaso
ra que buen comienzo buen fin haya.
estro turno es, filósofos, ahora
esto que de las cosas vais al fondo
ni a obispos ni a curas tenéis miedo
ardientes dardos recibiendo lluvia
l teológico odio que os acecha,
e la verdad en busca y sin cazarla!
la verdad en pos vais mal vestidos
cuálidos, cansados de la vida
n desgastado honor y hueca tripa
estro bélico dios verdad derrama.
ejad las bibliotecas, proclamad
n lejos como vuestra voz alcance
que pensáis de las más altas cosas
que sabéis y los demás no saben!
istóteles sea primero al ruedo
r la vida real apuntalado
tú, Platón, que ideas contemplaste
las que otros ni rastro sospechaban,
ue ambos habléis aquí pediros oso,
cidme, ¿de do vengo y a do voy?
gra respuesta raudo me da uno
el otro con la suya en blanco es pródigo;
cuando ambas respuestas contemplamos
rplejos entre gris y gris nos vemos.
bio de antiguos sabios, oh, tú, Sócrates,
ue ya desde el principio comprendiste
ue al toro se le coge por los cuernos;
as aunque bien dijiste: a fin de cuentas
único que sé es que no sé nada,
vida sigue y yo sigo con ella
lo único que el siglo creer puede
que lo duradero es lo sensual
lo demás es todo inalcanzable,
ahí va la peonza, gira que te gira,
r mucho que la rosca sea diversa.
Me sirve de algo que Bacon acepte,
scartes dude o Locke profundice?
uánto tardó de Kant la razón pura?
uándo nos negará libertad y aire?[71]
Fichte, luego, con su amado ego,
Hegel, luego, con su eterno negó[72],
la absoluta identidad de Schelling[73]
toda la excelencia conocida.
sólo dos idénticos pensasen
una esperanza hablar sería posible
ás mientras todos la verdad se arroguen
voces, mejor fuera echarse a un lado.
n llanto filosófico uno piensa,
sto a recomenzar por el comienzo
más sombrío cuanto más se adentra,
los libros no curan nuestras llagas.
usseau, contigo de naturaleza[74]
y a llorar en el caldeado seno,
si Darwin entre las bestias altas
e incluye, de consuelo ello me sirva.
aquí Voltaire: enséñame el sarcasmo
ando se seque el chorro de las lagrimas,
Schopenhauer: si el pensar me abruma
yéctame de Buda la morfina[75].
as la mañana albea ya en el parque
uave el viento matinal susurra
tre los fríos álamos y tilos;
ya la nieve afuera en la helada
erra cruje azulalba y rosirroja
en el este la estrella matutina
págase al gris cander del sol.
uánto por este parque ir me gustaba
as la eterna querella de los libros!;
los ojos el viento el polvo hurtábame
a mi pensar más libre ímpetu urgía,
ores entre el velludo de la hierba,
os en flor, abejas susurrantes,
ogareños gorriones en las frondas,
ños jugando entre gozosos gritos,
do esto al aire interpretar me hacía
la vida el sentido y libre anhelo,
entras de libros las hileras secas
súbito la mente osificando
el corazón petrificando entero
unca en mi espíritu inyectaron gozo;
veces un sopor en mí escanciaban
al can al cazador huellas mostrándome
ro sin alcanzar jamás la presa:
al fuego fatuo en noche obscura ardiendo;
pantanos hundiendo al caminante
al cielo demasiado alto indicando;
enseñan el camino, más no llévante,
s ojos tápante, «¡adelante!» urgiendo,
a saltar enseñándote a pies juntos
onde más fácil fuera ir de puntillas!
aya! ¿Qué queda aún por añadir?
y, historia, conozco tus intrigas!
amar nos enseñaste a simples brutos
ue no sabían mas que armar jaleo!
a ley!, ¿cuándo la ley te preocupó?
on frecuencia agobiaste al desdichado
al ganador tus bendiciones diste
a comer con los hartos te sentaste!
diós, libros, y tú, árbol de la ciencia,
os diste para mal y para bien!
abrá, por tanto, que talarte, dime,
es siempre entre mentiras te hemos visto?
o, no, que un día habrá juicio final
ue a los malos separe de los buenos!
ando tú, libro, huero quedes, aunque
joso seas y escudo real ostentes;
cuando tipos que en subasta suben
ueden para envoltorio de repollos;
ando el ser raro de muy poco sirva
nte la majestad de la verdad;
la palabra no más virtud cobre
r sólo estar impresa en pergamino.
s últimos al fin serán primeros
quizás muchos que en la hoguera vimos
sultarán entonces los más nobles.
estro turno quizás llegue algún día:
mo ahora de mal gusto se encuentra
día de exposición mostrarse en público,
riódicos en piel encuadernados
brá entonces y anónimas grandezas
o llorarán ya al verse en la basura;
ozo veremos y general júbilo
todos de su ascenso esperanzados.
as de la hora y del día de ese Edén
die está cierto en nuestra triste Tierra,
dos palabras son fe y esperanza
n las que mucha gente se ha engañado.
el profeta que mal profetizó,
iste, de repetir su error se cuida;
para obviar innecesarias broncas,
mo el califa Omar, piensa en silencio[76].
CUARTA NOCHE
rto de bulla y civilización,
sters, cinismo y vetos policiales,
que la vida sea mimetismo
de Dios el talento ocupe el sitio,
sca él su nido en el vecino bosque
o es libre el aire en la naturaleza
La más antigua amiga que tuvimos—
cual bestia feliz gozar se puede.
ve, por fin, del Bois junto al portal[77]
lee ante todo el largo reglamento
ra evitar innecesarias multas.
aquí, además, no es todo toma, hay daca,
es la naturaleza es cara cosa
se hizo para quintos y niñeras.
imero hay que vestir decentemente
no se quiere ser del parque echado.
hay que pagar tributo de respeto
la más bella creación divina[78]
onde la forma es, cierto, cosa huera.
unto es éste, en fin, que a arriendo huele.
todas formas, él en el parque entra
sin más, nota que la sangre hiérvele;
es la mirada piérdesele en torno
el pulmón hasta el fondo se le colma.
ás la naturaleza en esto acaba
el bosque es de una hetaira fiel imagen:
lla de ver pues va muy bien compuesta
as son sólo apariencia sus afeites.
lo decoraciones, bambalinas
r algún jardinero diseñadas;
s árboles podados a la inglesa[79]
cas forjadas cual si cera fuesen
scadas que de cañerías saltan
a bautizar no bastan un pagano,
s lagos surgen de la misma fuente
hay puentes á la mode de nature;
musgosos adornos, grutas, ruinas
ue cualquiera de yeso encargar puede.
do este panorama es un gran teatro
onde lucir posturas y ademanes
caballo, en carroza, en velocípedo,
o gente del gran mundo ves, que fuera
aquí no hallas, y ahora les ves ir
n finos vicios y elegantes crímenes[80],
mbién mostrando que comprender saben
la gente honorable las maneras.
h, bosque, bosque!, ¿es de otoño o de ira
lo que aquí las hojas se sonrojan?
erdido habéis la voz, decidme, pájaros
r el eterno trueno ciudadano?
será que os hizo a la medida
conocido fabricante X?
Más de qué vale aquí perorar de esto?,
e uno se carcajean cual de un cretino!
o Jejos, no, lejísimos de aquí,
o todo es falso como venal mueca,
onde madera y fronda y tierra y aire
hombres y bestias que respiran y andan
n solo son articles de Paris;
sta las nubes móviles del cielo
quí distintas cada día asoman,
tán compuestas de carbón de piedra
de la parisién cocina nacen[81].
se perdió por senda solitaria
ue del paseo al margen discurría
onde un momento andar a solas pudo
ncluso de amazonas libre verse.
tal silencio hasta el viento oíase
surrar suavemente a las mejillas,
ojas cayendo entre crujientes ramas
en piedra húmeda gotas de rocío.
rojas hayas las doradas hojas
de nogales los pulidos troncos;
espino blanco bayas rojo fuego
tre hileras de proceres castaños;
mos gallardos y elegantes robles,
s acacias al cielo altivas yérguense;
do aéreo es aquí y de buen tono
ro a él la recta fe le falta,
snudo y frío siéntese y extraño
muy poco encajado en el ambiente;
gue andando, así y todo, entre maleza
con la primavera va soñando,
sta sentir, de pronto, en la mejilla
a espinosa rama que le roza
un aroma exhalarse al mismo tiempo
mo de canción célebre un acorde;
entre los nobles árboles talados
uedaba erguido un frondoso abeto,
jo pequeño del gigante nórdico.
hele aquí, heladas y tormentas reta
viendo siempre de muy poca cosa;
si entre sus agujas silba el viento
su interior su memoria se aviva:
stas estivas en soleada banda,
rdes prados en donde el mar murmura,
ules olas, patos y gaviotas
ncos floridos en orillas quietas,
pradera de acianos albos bienzos,
ncos de percas, matas de fresales;
él vuelve a ver la caldeada estancia
o hospitalaria chimenea crepita
vivo y verde el árbol de Noel luce
tre los pequeñuelos saltarines
los viejos que jóvenes se vuelven;
cocinera de su fogón corre
la doncella deja sus escobas
es hoy con el señor el criado alterna:
í: alegría y son, se llama el día[82]
que el criado a la gran mesa siéntase
la criada disfruta de un buen rato
el sofá con ropa de domingo;
í; alegría y son, se llama el día:
vidades y paz, concordia y luces.
angeUo, sin duda, más no ley[83],
o indagación, más fe sencillamente,
es la duda enseguida vuelve al quite
tú te encierras en tu grato nido
dejas fuera los zapatos sucios
la puerta de golpe al punto cierras.
mbebecido en sueños navideños
entre árboles él anda silencioso
ando de un guardia le despierta un grito
cual de una manera más bien brusca,
ás hosca que cortés le dice, claro:
ñor, prohibido está pisar la hierba.
así, expulsado de su paraíso,
onde hay serpientes mas ninguna Eva,
de naturaleza sólo sobras,
ue, empero, son las que la palma llévanse,
uestro hombre corre hacia una nueva tapia
ue oculta alguna ignota maravilla.
un jardín de un nombre más bien largo:
din Zoologique d’Acclimatation.
eñor de la Creación, aquí me inclino!
más soñé que la naturaleza
el hombre hacer pudiesen tal alianza
que tan suave fuese su violencia.
una empresa que corregir quiere
la naturaleza los errores,
en París todos piensan que está
haciéndolo
es cada objeto aquí medalla ostenta:
honorable mención las vacas gozan
diploma de honor tienen los cerdos
los pavos ostentan roja banda
fuera de concurso están los patos
por todo el país faisanes vuelan
hasta en Véfour degústanse palomas[84].
hí vio él al hombre en todo ese poder
ue la naturaleza le otorgara,
vio también la índole divina
l señorío que sobre las bestias
las plantas y mucho más posee[85]
que él ahora a contarnos se dispone:
apeciformes fresnos vio injertados
manzanos estriados cual peonzas,
al hierba bajo ve el peral altivo
ptando por la tierra en línea recta,
gigantes del bosque cuyas ramas
tas en bellas mechas torna el hombre,
bojs como vejetes recortados,
vides recortadas en zigzag.
sus manos lo recto curvo vuélvese
lo monocromo se policroma,
grande mícrase y lo micro agrándase,
cuando algo enloquece de verdad
hombre piensa que ésa es su gran obra.
ahora él ve patos que antes bien volaban
ndar por tierra con pesada tripa;
aves con prensa hidráulica cebadas[86]
n gordas como cerdos en noviembre,
s cuales en angosto aduar vegetan
obscuras y en cadenas y cerrojos
a su lado los huevos mirar pueden
utomáticamente en cajas puestos[87]:
ciencia es sabia, y hasta a la gallina
seña a poner huevos con más gracia.
igual sitio, pero ocioso, vemos
un homúnculo en una incubadora,
hombrecillo antes de tiempo nato,
a presa a la parca arrebatada:
d, también hijos hácense con máquinas
eso sí que es el colmo de la industria.
a las bestias deja, y de los monos
sa al lado, lejano el parentesco.
hora ve demostrada su teoría
modo que a casita emprende el paso.
***
r vez final, el solitario espíritu
la errabunda arca se escabulle
busca de su linde permanente
ue tanta gente en vano siempre busca.
modo que se infiltra, sigiloso,
el palacio augusto del saber[88]
onde a la ciencia se ha dictado sede
ue sobre todo exactitud venera[89].
, ciencia natural, que tan segura
la verdad te muestras de tus cosas
, que sabes que balan las ovejas
que el hombre no es más que un animal,
, que cuentas las patas de la hormiga
los peces sumerges en alcohol,
, que sabes que el ácido y la base
n flechazo seguro siempre encuéntranse;
, que hasta lo impesable a pesar llegas
lo inconmensurable presta mides,
nos, pues es seguro que lo sabes:
uál es la vía que los muertos toman,
dónde iremos todos algún día,
ónde estuvo al principio nuestra cuna?
spuestas tienes, mas no a esta pregunta,
spuesta para mucho que no impórtanos,
nunca reconoces tu impotencia
entras a más tinieblas nos conduces.
un último esfuerzo, cuando estaban
s asuntos maduros para el cierre,
do lo vivo en un gran bloque uniste
en un enorme hoyo lo enterraste,
giste tus mamíferos bien juntos
la aérea tropa de los pájaros
s peces mudos y los fríos reptiles
los innominados seres ínfimos
la sapiencia sobrenadó encima
da reunida tras tremenda búsqueda
máximas y mínimas cabezas.
luego se atornilla y se presiona
en fuerte para extraer de la materia
uerta un fluido vital que se destila
las heces y en la retorta escánciase,
ro cuando la quinta serie llega[90]
esencia es ya muy clara y transparente
ante la gente que asombrada mira
ve el hallazgo con luciente fausto;
he aquí que en la retorta hay sólo… un
mono[91].
ahora ves el ratón que parió el monte,
respuesta he aquí que no pediste,
a casa, corazón que sangró tanto
era en tu mente espíritu gozoso.
o quiero negar datos sobre el mono,
es esos datos sus razones tienen,
o quizás nuestra soberbia humille
nos disuada de creernos dioses[92];
as ya con eso mucho hemos andado
cia la solución del grave enigma,
pienso que el camino es muy penoso
al fin igual estamos que al principio.
ro atrás, atrás hay camino nuevo,
abajo, abajo está la raíz del árbol,
en el último paso igual seguimos
ue cuando apenas dimos el primero.
ro dejemos eruditos temas
aves resecas y transidas moscas
asgamos con firmeza el microscopio
ue en cuero duro sus miradas hunde.
ué vemos, pues, por esa vía aguda
nuestra vista en una mota hincamos
ínfima humedad roja que está viva?
ues que una célula es lo que ahora vemos!
Magister dixit: «In principio cellula»![93]
Mas y antes de la célula?, ¡otra célula!
materia está ahí, mas quien la hizo,
fuese capataz o meritorio,
o existe a ojos de los adversarios,
ue en zapatos sí creen, no en zapateros[94].
as basta ya, perdí la votación
la célula está consolidada,
mo altísimo ser, en la fe nueva,
la fe, sabido es, razón rechaza.
élula (primigenio humor llamada,
otoplasma también en lengua culta);
h, célula, timón de los destinos,
branos del barullo de la vida,
uestro corazón, célula, tú hinche
apacigua la sed de nuestro espíritu,
h, protoplasma, lo primero que hubo,
l dolor de la vida desaherrójanos!;
as si no puedes cuando es más urgente,
l ánima en la lid, a muerte o vida,
con un sustentáculo no basta,
ayudar nuestro espíritu no sabes,
justo cuando más falta haces fállasnos,
tonces ríndete y vergüenza cobra,
es que esto era algo que yo bien sabía:
células las almas no se sacian!
o, ciencia, no, de tan poco nos sirves
ue tu orgullo excesivo nos parece
si tu misterioso velo hendemos
lo que tras él late contemplamos
o hallamos ese dios en que sentimos.
o, simple figurón te nos has vuelto.
s que en las academias te encarcelan
edican alto infalibilidad
a veces juegan con masonerías
entras tú cóseste un bien grueso velo
muestras preferir ropones largos[95],
n sonrisas y ceño honor exiges
aunque de fuera venga bien lo aceptas;
y, quién de tu arsenal pudiera a veces
mas asir contra nocturnos ogros!,
o hay más remedio en tales circunstancias
ue violentar tu sala de armas fuerte
sando entre tus fieros centinelas.
Que hay deslumbrantes excepciones nadie,
yo mismo siquiera, lo desmiente!)
Mas, oh, ciencia, que la naturaleza
sintegras y rompes sus secretos,
r qué tan muda eres como un muro!
or qué no hablas, con lo sabia que eres,
todas las ficciones de esta Tierra?
or qué al pulpito de una vez no subes
truenas contra la pseudocultura
ue luce casi tanto como el sol
al tiempo ciega al ojo más agudo?
or qué la lengua natural no hablas
ue valoras tan tristemente poco?
or qué tu boya en lo alto no iluminas
ra que del marino guía sea
ue en alta mar y lejos de la costa
tre niebla y nevisca se consume
en torno vanamente busca tierra?
as tú tranquila en tu sofá te acunas
a la luz de tu vela haces hipótesis
al mundo estúpido hallas en extremo
ue las admira sin jamas leerlas.
cuando algún descubrimiento haces
el descubrimiento lo que importa
n que sus resultados cuenten mucho;
laurel sólo es para sabias frentes,
r eso mismo empieza a rumorearse,
a moverse la gente en altos medios,
í que, ¡ojo!, si no te sientas firme
tu silla caerás de espaldas cuando
respaldo se rompa. En tanto crece
duda y nadie cree ya en sombras chinas
rehuye a quien a Dios a dudas mata.
es que la ciencia que ayudó al poder
comete fornicio con la industria
veces baja por los negros túneles
lámpara buscando de Aladino[96].
n en el microscopio humana gloria
analiza el estado y la política
verás, en lugar de heroína, un ganso,
en lugar de gigante un enanito.
ca a la vieja iglesia del mortero
caldea tu horno incandescente
ra que salir pueda de sus faldas
putón arrugado: ¡tú, tranquilo![97]
ge embustes gloriosos, ceros regios,
salzados bribones, santas necias,
ntalo todo: grande, santo, bello,
anto ha sido sellado y coronado[98]
acércalo al soplete y a las llamas
l fuego eterno en véritas ardiendo,
ge el espectroscopio, esa gran dádiva,
ue al mismísimo sol imparcial juzga
atisbarás nigérrimas regiones
ncontrarás manchones obscurísimos
también rayos de arco iris cromáticos
ue el traidor prisma ante tus ojos pinta[99].
hacer eso debiste, mas no hay tiempo
un alcaloide dejas como puedes
los pelos de un bicho indigno cuentas
rque así esperas alcanzar la gloria
en el polo sin hielo puerto buscas
ra que exporten a él nuestros insignes
gociantes cada año su aguardiente[100]
si ahí ya no hay mas grandeza es cosa
ue siempre de envidiosos es consuelo,
ú tranquilo, que muchas cosas tienes
la gente que admiras no te inquieta!
as antes de dejar el culto solio
o únicamente ciencia puede hacerse
do insolentemente se predica
ue todo lo demás es pura ignavia
sabio anexo visitar deseo
lá en lo alto de arenosa cúspide
o la X de los astros se ha encontrado
del cielo las puertas se escindieron[101].
sde la cima del observatorio
eo entera la ciudad dormida
ue duerme más de lo que dormir debe
la culpa es del cincuenta y un grado[102];
en duerme y dulce y no sueñes conmigo
es eso a lo mejor te despertase,
ro yo, yo contigo sueño siempre,
iste en tu vida nada parecido?
al va el niño a la tumba de su madre,
n sin sentido e irracionalmente
es la tumba cadáver sólo busca
jamás vida devolvió a ninguno,
no, todo lo más, compuestos químicos;
fin, de noche voy de aquí alejándome
scando compañía un breve rato
ro a sabiendas de no encontrar nada;
día contigo en lejanía converso
lo mejor de corazón te auguro;
ro tú no, tú muerte me deseas
dices que por gusto sólo riño.
quiero echarte a riñas de la cama
como íncubo el pecho cabalgarte[103]
ra que en pie de un salto te me pongas
te des cuenta de que aquí hay peligro.
n bomberos te veo, y veo sus luces
lá junto a la iglesia de Johannis[104];
ellos tu casa al fuego hurtar debieran,
sponsables, si no, de ello les haces.
as, mira, vengo y no he sido invitado
ningún uniforme llevo puesto,
ámame, pues, al orden y pregúntame
uien es el que a tu puerta aquí me envía;
referirías con tu casa arder
que te salve uno que no es bombero!
as dejemos la Tierra: no responde,
del cielo los ígneos signos veamos.
s, que cubrís la bóveda celeste
trellas mínimas, sois soles (¡mal
vemos!) y el sol mismo es una estrella,
los grandes planetas, bien creemos
ue serán los más grandes de ellos todos,
ando en realidad son los menores,
es que aquí todo está patas arriba!
h, luna, tú, nuestra más fiel amante,
oche y día nos sigues sin descanso,
ti soñaba el hombre y aún sueña
r mucho que tú le hayas engañado!;
unque obscura eres luces en la noche
por eso te has vuelto tan ideal,
ás lo cierto es que fáltante agua y aire
resultas no ser más que una cáscara.
uizás nuestro futuro azar predices
de allende la tumba señas hácesnos,
uizás tu vida fue en exceso rauda
mo la de nosotros los terrícolas[105].
uizás también tuviste en otros tiempos
ados, campos y bueyes con arados,
as caíste en el lujo y en el fraude
así ardieron tus bosques protectores[106],
quizás, según otras teorías,
esa de exceso de habitantes fuiste,
modo que tus gentes cual caníbales
comieron por falta de alimento
aunque la luna tiene cuatro cuartos
quiebra cual relámpago cubrióla[107].
ra opinión, y mucho más probable
que el sol te negara su concurso
tú quedaste entonces incapaz
mantenerte en lo alto y descendiste…
vacío tu larga vía transcurres[108]
el sol robóte cuanto poseías;
nuestro sino en ti captar podemos!
cuando en el nirvana nos durmamos
uestro mundo estará al gusto de todos.
uchos han visto que el sol pierde fuerza
que su funda de vapor se engrosa,
hasta una edad del hielo se ha previsto
n la mitad de nuestra esfera helada,
nada valdrá aquí calefacción[109],
modo que escapemos como sea.
así enigmas fáciles resuélvense,
Suecia en un glaciar se ha convertido
se hace esquí sobre marinas aguas
no se pide ayuda a armas y pólvora;
no se riñe por pensiones reales
nadie ya querrá ser rey jamás
rque en nuestros bolsillos no habrá un
cuarto.
emigrarán entonces como locos
s funcionarios y los dignatarios
las hetairas y los comerciantes
scando tierras más civilizadas
las que tender mano protectora;
podrá ser patriota allí de nuevo
spués de haber ensandecido a todos,
es Patriota (el país así se llama)
encuentra muy abajo, junto al Cabo[110],
onde habrá que forjarse injustos vínculos
n hotentotes y demás basura.
que la emigración no impida, créolo
rmemente, ¡conozco esa nación!
imero tú, mi Suecia, que eres libre,
a lo que es tuyo buen derecho tienes.
s codiciosos poco te dejaron;
as, como cuando el hielo se agrieta
el frío huye de nuevo por las rajas,
mbién tú puedes empezar de nuevo.
as a hurgar en la tierra no te arriesgues
guárdate de escudriñar en túmulos,
es si lo viejo a curiosear empiezas
onto darás con el pasado inútil;
ejor seguir entonces adelante
ciéndote: ¡por Dios, en fin, qué lástima!,
scondan lo pasado nieve y hielo
ra que así no vuelvas a encontrarlo!
ve libre y altiva en tu pobreza,
la falsa cultura sigue libre
por el lujo tu albo pan no trueques
des tu ley por pompas cortesanas
a dioses reces por el hombre alzados
creas que en la tierra hay algo grande.
ra, pues, al espacio y cielo llámalo,
siéntete minúsculo cual polvo
l todo en la hormigueante infinidad,
lo ínfimo eres que en el éter vive,
recuerda que el sol, que es nuestra madre,
al cual el hombre altares ha erigido,
no disfruta de sus años jóvenes
está perdiendo sus guedejas áureas;
o lo olvides: con él envejecemos
cuando muera se terminó todo
ra nosotros, grandes o minúsculos.
él se enfría, nosotros nos enfriamos,
si él en su carrera se parase
osotros, ¡qué esperanza!, ¡pararíamos!
sí que a qué esforzarnos y hacer ruido
un día, menos mal, se hundirá todo?
porqué molestar al moribundo
ando es inevitable su partida?
en sé que largo tiempo tardará
cumplirse tan triste vaticinio,
les y miles de años, nos afirman
s sombríos señores que esas cosas
n espectral análisis comprueban
las calculan con integral cálculo.
así y todo es posible que aquí puédase
r la vuelta a las cifras, como dase
vuelta a un traje viejo, y que resulte
ue todo esto no fue más que una broma.
o tomemos lo cierto por incierto
al final y al principio igual busquemos
las últimas horas dulces séannos;
es los que ya no creemos en milagros
nemos que pasar a la ofensiva,
armar cuanto jaleo sea posible
así al menos el último viaje
cer como hombres libres y no esclavos;
si es en este mundo do vivimos,
gamos por él algo cuando menos;
el que por algo más que gloria vive
que partido de este buen consejo,
bien de todos es el mejor bien[111].
e dicho, y ahora sea lo que dios quiera!
***
Mas amanece!, ¡día es de Año Nuevo!,
ía de promesas, de esperanza día!
n pie, tú, incrédulo, ármate otra vez!
ree en la vida, cree que es posible
alzarla!,
si por tierra el fardo se derrumba,
nimo!, baja y cárgalo de nuevo!
ué?, ¿te cruzas de brazos?, ¡vaya, hombre
u vida, al cabo, es como la de todos,
gna de elogio o de censura, y punto!
o, alma, dormir debes en la noche
estar de día tanto más despierta;
stingue bien la oveja de la cabra
la pequeña gente de lo grande.
si duda te llega en plena noche
decirte que todo es pura nada
que tu obra está en el agua escrita
que aquí todo es simple vanidad,
ensa en el siervo, que bajo el sol pena
el taller, las minas o la fábrica
onde medio pulmón ha de dejarse,
aun así, da a la esperanza voz
n ver que esa voz no es más que un
gemido.
Mira a los campesinos!, con justicia
den lo que robóles la opresión;
ien a la vista está que las tinieblas
los siglos no mellan su energía!
Mira en tu torno, el pobre feligrés
mo un poseso es de la fe adalid,
si no encuentras esto razonable,
al menos cómo aprecias sus fervores!
e al loado noble que laureles blande
áurea lira en torno derramando
nte el altar que cande en sacrificios,
él tanto arde en el moderno vértigo
ue al siervo hermano su alta mano tiende!
[112]
también al honrado periodista
n poca honra y ningún reposo,
n laurel, mas con ramas espinosas,
n esperanza de evitar pendencias
por su buena fe despellejado.
scéptico, álzate, rompe la baraja,
empo no hay ya para jugar con versos,
ando se blanden mazas claveteadas!,
a no vale de nada tener dudas!
das palos de ciego y das en piedra
gue dando hasta que en el blanco aciertes
pega bien contra tus propios huesos,
rás lo bien que puedes resistirlo.
ve, patria!, ¡la noche terminó!,
a duda vil como la fuerza duerme
es el sol matinal se ha desviado
llegará muy pronto el claro día!
e, hombre sin fe, despiertan los espíritus,
ancestral altivez deviene humilde,
ahora, por fin, la fe alzará su testa,
si no lo hace, sea vergüenza tuya!
EL DESPERTAR
s años errabundos terminaron
ando exhaustos el cuerpo y el espíritu
una anhelan regresar a casa
busca de recuerdos y lugares
ue hermosos al nostálgico espejean
sus embriagueces y sus sueños,
ver si del rey astro la luz vencen
lugar de por ella ser vencidos
ando, abiertas cortinas y apagadas
s velas, el sonámbulo despierta.
cordando de Roma las colinas,
Suiza hoteles y de Prusia aduanas,
además socialismo y septenato[113]
el concordato y la eviterna paz [114];
rto de vinos agrios y ensaladas
de sardinas falsas y salchichas,
de Hofbräu, aceites, macarrones[115]
bacalao danés o, peor, noruego,
tamboriles y de castañuelas,
cafetuchos y de cancioncillas,
bulevares y asfaltada tierra[116],
isajes en calor y polvo envueltos,
secos ríos de enfangado cauce,
ados rojizos cual de coco esteras[117],
todo ello en la mente conjuntado
ñéndola de enfermo azul cadáver.
ahora cuando de ánades la tropa
uestra el camino que a la patria lleva,
ando el haya está en flor y el peregrino
nsado de vivir al norte mira.
***
así, erguirse le vemos en la cima
onde otrora sus sueños acunara
ver desde ella arroyos y gaviotas
rcos e iglesias, burgos y tejados.
do es igual y al tiempo muy distinto;
ás bello ningún sueño se confirma
r la imaginación tinto de halagos:
realidad de lejos le contempla.
primaveral sol en palaciegos
uros y espiras góticas reluce;
s acerinos hilos del teléfono[118]
la urbe el perfil tapizan suaves;
s verdes vías de las explanadas,
l tren los puentes de soportes negros[119],
censores, calzadas, puertos, circos,
noramas, museos, tantas cosas
ayestáticas, grandes y tan nuevas
ue en leyenda trastuecan la verdad.
r su ciudad natal altivo, extático,
sciende él de su atalaya, quiere
rar detrás de las fachadas, ver
que hay al otro lado en realidad.
pasea a lo largo de las casas
espera de alguien ser reconocido
niendo a prueba su memoria cuando
rtivos ojos a su paso fíjanle,
ás sólo ve nueva y extraña gente
ntos yendo hacia el banco o la capilla;
paso arrastra, baja la cabeza,
s ojos mate, lívida la piel.
sar ve ante él la hormigueante masa,
rora amigos, mas con prisa ahora
hereje la espalda vuelven, pálida
mejilla, entrecanos los cabellos.
obre hombre, curado ahora, demasiado
intrigas y a trampas se acercó,
rdió sus clientes, su negocio hundióse,
rdió de esposa e hijos la batalla!
ndido, al café antiguo se apresura[120],
de otros tiempos cotidiana cita.
a mano apretar espera al menos
las muchas que otrora le tendieran
tre ratos de veras y de bromas,
quí viejas batallas se libraron,
boca en boca andaba el vaso lleno
as la victoria, entre los vencedores,
aquí olvidaban todos las derrotas
tre hondos dimes e íntimos diretes,
a última copa todo lo sellaba!
reloj en desierta sala suena,
torvo cielo negras cimas suben
s crestas de altos tilos enfundadas;
guas tranquilas duermen protegidas
r musgosos montículos de piedras;
bre el fino abedul otoñal lluvia
ora por los estíos que han pasado
n raudos cual si nunca hubiesen sido.
reloj en desierta sala suena,
die viene y el tiempo se prolonga,
cierta mente su tormento alivia,
soledad la sala exigua hace.
llama al camarero, hablarle quiere;
mienza a preguntarle, pero el otro
o aguanta mucho tiempo tanta lata:
único que sabe es bien sencillo:
a no hay tertulia, todos se han marchado!,
a nadie viene aquí a pasar el tiempo!
u más antiguo amigo ya no vive:
urió el año pasado! Él más no sabe.
eno, a otro al lecho le atan los achaques,
así el fin de sus cuitas ahora espera.
l viejo N.?, ¡la gota le consume
jamás por aquí ya se presenta!
o, que se casó, ya nunca sale,
otro se ha hecho abstemio a rajatabla,
ro en la cárcel yace aherrojado
otro ahora vaga por lejanas tierras.
los demás? ¡Pues desaparecieron!
«él mismo?». Y cuando el nombre le
hubo dado
s evidente que a su oído había
egado el nombre solo, sin retrato)
camarero respondió con voz
mposa cual si el aludido fuese
iado suyo o pecador famoso:
Ése?, Dios sabe, muerto de seguro».
el vaso apuró de un solo trago
indando por ajena y propia muerte,
rbia la vista, obstruida la garganta,
su lívida carne hundido el ojo.
le a la calle, vuelve a deambular,
be escaleras, un amigo busca,
ama al timbre, a la puerta, prueba el
cierre:
ro tiempo ha que huyeron los amigos.
elve a ciegas por tierras conocidas,
cuerdos surgen, todos muy traspuestos;
donde obscuras fuerzas le han llevado
nsoso para ante familiar puerta.
tre palacios una vieja choza
guarda obscura en solitaria rúa
mo un giboso entre gigantes trata
ocultarse y pasar inadvertido.
e allí donde su nido ajuaró un día
ra tener su propio hogar, fue allí
onde él como en casa propia entraba
paz en busca la tormenta huyendo.
r el cristal miró el piso de abajo
tre cortinas sucias de humo tintas
entre botellas y verduras rancias,
rque allí hay ahora un almacén,
atando de recrear en su memoria
antiguo hogar en color rosa obscuro,
as solo ve un tugurio humoso y hosco
olo oye chillar vinosas voces.
odo desierto, todo abandonado!
ónde están los testigos, los parientes
ue un bello atardecer, en esta sala
n la mano y los ojos se juntaron
ra de su progenie el bien desearse[121],
cuando de la boda en el banquete
ispeaban el vino y el ingenio
de felicidad se discurseaba?[122]
Muertos!, ¡dos!, ¡malheridos los demás![123]
os, lejos, a tierra de heresiarcas,
el cura el que más tiempo resistió[124].
o es cierto que la cosa gracia tiene?
dos lejos están, todos se han ido,
la casa vendida fue en subasta[125],
ando hay tormenta, ¿qué?, la barca se
hunde
con ella se pierde el cargamento.
pasaje salvóse, y algo es algo,
el seguro pagó la nave hundida,
casco cala, el forro está mohoso,
otal, ni se ganó ni se perdió!
o se perdió?, ¡tal dicen los contables,
modo que es así como habrá sido!
ahora, pues, ¿qué más?, ¡todo ha pasado!
la felicidad es desdeñosa.
es mientras tiene su caverna el zorro
Y es hermosa caverna, entre paréntesis—
s suelas desgastadas calles pisan
la cabeza en una piedra posas[126];
l a buscar, en la calle adoquines
y, y también, si te apetece, hoteles,
ave hace su nido entre las ramas,
en su propio pellejo duerme el lobo[127].
estás muy triste, sáltate los sesos,
ue a muchos ni siquiera eso les vale
todo, más o menos, es lo mismo,
ejor caer, más nunca de rodillas.
ra mirada al interior echó,
través del cristal, al rincón donde
trabajar le ardía la cabeza
veía encenderse las farolas[128],
allí seguía sentado noche adentro
sta que las farolas se apagaban.
as la farola sigue allí, en la acera,
siguen el cristal y el cuarto mismo,
el papel de pared, aunque allí sigue,
tá muy viejo y hasta cuelga lacio.
s estantes de libros reconoce,
s cuadros y el reloj del escritorio,
es la memoria todo le devuelve:
ahí su mesa, contra la ventana,
allí se ve sentado a alguien que escribe
n mano temblorosa y ágil pluma
ue contra el papel, rauda, rascar se oye,
él se esfuerza por ver lo que está escrito
as lo único que ve son blancas hojas
al sábanas de lino al sol colgadas,
es la tinta no deja huella alguna
la pluma parece que bromea:
as, no, escribe, o escribiendo cree estar,
rale ahora levantar la mano
mo para pensar, dándose tiempo,
erpos vivientes de aéreas palabras,
moja entonces su acuciante pluma,
ra, hacia aquí se vuelve ahora su rostro:
os de muerto, grandes como tazas,
ran como de ojáncano ojo único[129].
iente al oír el conocido nombre
señala, en excusa, su trabajo;
l fondo de su cuello hipa y dice:
Mira, ahora empiezo a escribir en
blanco!».
***
él, solo, entonces, va por densa calle,
ga sin meta y empujones sufre
eyendo oír cómo la gente charla
eas extrañas en foráneas lenguas
a guardias ve con cascos puntiagudos:
quinas guardan como si el Rin fuese[130],
radas turbias bajo espesas greñas
scan sombra en las frondas de la plaza.
lacios ve, cual de Renania burgos,
sas fantásticas, cual de Berlín,
rres de férreo encaje cestos, puntas,
rejadas ventanas contra limas,
do seguro, sólido y espléndido,
en el fondo, al final se ve un cuartel.
madre patria es ahora poderosa,
n sangre y hierro se ha regenerado[131].
uchas pagodas nuevas ahora ve[132]
bonzos jóvenes muy chics y dandis
voneándose en torno a pétreos ídolos
actican magia negra y brujería;
za y juicios de brujas resucitan,
oscriben y enmazmorran por doquier[133].
be aún esperar que el sol extinga
asas ardientes y la estufa cierre.
fangoso volcán ha reventado
de su fauce la ceniza llueve,
ciudad sumergida se renueva[134],
entre los persas se deviene sátrapa,
es cierto es que de nuevo vence el
bárbaro
la báltica Grecia va a su tumba
onde se alzó contra orientales hordas
órdica vigilancia en el mar ártico[135].
o entre largas luchas terminó
entre facciones y procesos, vence
r fin la división y al fin y al cabo
Filipo quien triunfa de Demóstenes[136].
yó Troya, nosotros, los troyanos,
a nuestros Dybböl y Als bien hemos visto
teranos llamados ser y suecos,
eso es, al fin, lo que de veras somos[137].
***
udoso, el peregrino se despierta
a su añoranza, al fin, remedio halla.
que no existe mal añorar puede;
las sandalias se sacude el polvo.
mo el sabio que el arca salvar quiso
l líquido bloqueo del diluvio
ontaña arriba a un páramo subiéndola,
capa él de la ciudad que se hunde[138].
POEMAS
DISPERSOS
PARA OSKAR[139]
con motivo de
nuestra
primera
amistad.
Primero de
Mayo del año
1868
August
a primavera en nuestro norte
la tierra fundente surgían
s cabezas de las anémonas.
estaba cansado de mi libro
contra la pared lo tiré
tre las lágrimas de las musas.
entonces cogí bastón y gorra
ra salir en pos de un buen trago
tre las gratas visiones del zoo.
e aquí un príncipe en su calesa!
e ahí un campesino en su carro!
entre ellos faetones burgueses.
a la pompa indiferente soy
seguí en silencio mi camino
sta el café «Reposo de Bellman»[140].
e tomé una copita, tomé dos[141],
ego me levanté para irme,
as ¡ay!, la sombra no dejó mi frente.
naturaleza se vestía
tera en sus ropajes de fiesta
ra gozar de su alegre unión.
as en mi alma sólo había noche.
mal espíritu la aherrojaba
ella turbias ideas llamando.
entonces me despertó una risa
tan cristalina resonaba
ue mis miradas volví hacia ella
allí ante mí se encontraba un hombre
ue se acercó y me estrechó la mano
en mi interior sentí yo su fuerza.
él comenzó su primo a llamarme
ro en su rostro observé enseguida
ue el uno del otro extraños éramos.
sin embargo fueron las copas
que el freno rompió a la lengua
lo cierto es que no lo sentimos.
l error pronto nos percatamos:
Y es que nunca los lazos de sangre
ue nos conjuntan se reconcilian»[142].
y Dios, entre envidias y pendencias
ruindad tenemos, que vivir
r mucho que «la sangre» proteste.
stante alegre fue la velada
hasta cantamos un poco y todo
andando a paseo nuestros duelos.
al fin, hartos de beber tanto allí
os fuimos juntos a una taberna
un fino piscolabis pedimos.
lí sí que lo pasamos bien
tre vino y chicas disfrutando
sta que el sol tras el monte huyó.
ego fuimos derechos a casa
aunque yo estaba muy avergonzado
nseguí mantener bien el tipo.
fin, yo y él ya éramos amigos
mo en el norte hacemos amistad.
por mi pobre diablo me alegro
rque cuando recuperé fuerzas
volví a sentirme con ánimos
e fui derecho a la Calle Nueva[143].
unca en mi vida podré olvidar
bien que en tu hospitalaria choza
pasé en la ribera del Kolström
ndo contigo vuelta a monedas
bebiendo magnífico ponche[144]
todo con júbilo y humor.
es demasiado largo este canto,
modo que otra vez seguiremos.
l diablo!, ¡olvidé felicitarte!
uena suerte te deseo, hermano!
jalá sea madre tu Rosa,
ú padre, y bien te vaya todo![145]
LA VISITA
mi mente era noche
mi ático caído
mis miembros de frío tiritando.
elo cubría el cristal
uitándome la luz
yo en mi mente en negras dudas surto.
sino maldecía
rque el oro faltábame
n que gozar del júbilo mundano
a las gentes odiaba
yo grato destino
a una casa en la alta sociedad.
me quejaba así:
Por qué he de estar solo
mo eremita entre la gente humana?
o hay aquí un solo hombre
ue mi amigo se llame.
tre los muchos que aquí van y vienen».
Ojalá llegue el día
que se llenen mi alma
mi sino, y el hielo al fin se funda
ue ahora desde hace años
s lágrimas congela
de mi corazón huyan los duelos.
í, pronto llegará,
en claro ahora lo siento,
así será. Y ¡oh, que gozo!, el último.
cuerpo envolverán
me darán… un clavo[146]
ra que de mi ataúd salir no pueda.
uizá entonces desciendan
bre mi ataúd lágrimas
mo cuando el buen vino se desborda[147].
o!, eso será duro,
ejor váyase el cura,
s acreedores rugen y no lloran».
así yo me quejaba
así cayó la noche
entero me sumí en profundo sueño
bre mi mesa había
a lámpara débil,
ro a mí cual estrella iluminaba.
su llama, enseguida
lucía muy clara
estancia como en fuego iluminando,
taba calidísimo
pecho malherido
mi corazón libre de sus duelos.
ro ante mí se erguía
undiéndome ánimo
a mujer de lo alto llegada,
mirada tan dulce
ue de ella recibí
ue sin cuento mis lágrimas fluyeron.
arició mi rostro
fue como una brisa
reña de esas que la nieve funden,
en mi pecho surgió
a urgente esperanza
mo surgió a Hagar en el desierto.
ella entonces me dijo
tas dulces palabras:
obre joven, tu duelo aliviar quiero
enes y oro no tienes
ro sabes que el barro[148]
o sanará tu corazón doliente.
mí lograrás sólo
que tú más ansias
ue el más rico del mundo más riquezas:
ta flor que aquí ves
que en tus manos pongo
que jamás de verdecer desiste[149].
lada está de nieve
llísima es empero
opimos, dulces frutos te dará;
mperá tus cadenas
tu corazón ímpetu
rá y en arte vivo hará tu amor».
ando acabó de hablar
brió grandes sus alas
desapareció ventana afuera.
allí quedó la flor[150].
en mi seno la guardo
es de la musa del cantar es dádiva[151].
Härved Ulf[152]
(SENSACIONES DE
PRIMAVERA)
scucha cuán fuerte sureña tormenta
Vasa en el burgo veletas agita[153]
Bóreas la rabia frenética burla
loco se lanza por plazas y calles
tiemblan los hielos
golpes de sol
azotan ventiscas
s fosos profundos![154]
imavera la suave sus iras olvida
el averno está pálido su cesta de flores
paso de la alba camilla vacía
del moribundo la frente corona
lmodian los pinos
l cortejo al paso
en vano contiene
llanto la anémona
s hierros arroja de sí Fyris[155] presa
altiva se yergue, de sí mira en torno
alegre zambúllese del lago[156] en las
aguas
allí con las olas al corro retoza
al viento saltando
veces dormita
un olmo en las ramas
l bosque de Odín[157]
h pálido mozo tu afán de ti espantas
ntanas abriendo del suave aire gozas
alba gorra sacas pues llega
momento[158]
olvidar los ayes
con tus amigos
la primavera
cálido vaso
ponche le brindas![159]
el
HOJAS DE UN
ROSARIO DE
SONETOS:
«DE
ESTOCOLMO
A
COPENHAGUE»[160]
engarzados
por Hárved
Ulf
Stegeborg[161]
cabellera gris levanta Stégeborg
uy retadora contra el cielo gris,
r las saeteras de la torre atruenan
rmentas salmodiando misa lúgubre.
rora allí anhelaron tristes damas
vuelta de sus bravos caballeros
allí el príncipe Magnus huyó un día
as el hacha que el crimen de su padre[162]
afilaba. También bellas canciones
lí sonaron y jocundas danzas
ando era de Adolf Johan ducal sede[163].
andezas que ahora esconde noche obscura
que el viajero indiferente mira
hace de ellas un croquis en su álbum.
Ulfasa[164]
alza un viejo castillo junto al Boren[165]
viejo estilo nórdico: sin fausto.
tre álamos que, aislados, montan guardia.
viajero, de espanto y pasmo, mira.
tierra el viento dóblalos a veces
ás no alcanza a romperlos su energía,
es de antiguo aman esta bella tierra
el amor no se rompe aunque se curve.
Más, ved!, ¡entre los sauces, junto al agua,
rando el lago está una golondrina
en la manita apoya la cabeza![166]
grid la bella sumida está en preces
su mente del conde teme el odio[167].
o!, la lira ahora dejo a Frans…
etcétera[168].
El Vättern[169]
Leven anclas!», y, raudo, el vapor vuela
l puerto, hendiendo del Vättern las ondas,
ue, suaves, mínimas, azules mécense,
el monstruo se reposa de sus luchas.
diente, el sol lanzó su postrer dardo
l claustro gris a los antiguos muros[170]
el reloj del castillo lueñe se oye[171]
amable, sobre Omberg la luna ríe[172].
sur obscura línea se vislumbra,
Visingsö se atisba, donde otrora
scó el rey Magnus su senil reposo[173]
los villanos su ataúd lloraron
s tiempos en que el rey su pastor
fuera[174].
ro,
¡chitón!,
¡chitón!,
he
aquí
Karlsborg[175].
Kattegatt[176]
uestro piloto, audaz lobo marino,
n dura vista otea el horizonte
is ceniza, galernas intuyendo,
ando el capitán grita: «¡Todo atado!».
s doncellas al punto empalidecen
las olas se mecen como cisnes,
uestro velero apenas se abre paso
crujen por todo él jarcias y mástiles.
ando revienta el tiempo y todo es noche
faro a veces guiña con esfuerzo
todo hombre mortal en él se fija
lee la Biblia entre crujir de dientes
entras yo bajo a ver si duermo un poco
diendo a Dios que hasta Öresund me
guarde[177].
El Estrecho
huracán, muy lejos, cede y muere,
de abajo a cubierta vuelven todos
r ver de Själlands la boscosa orilla[178]
la que suave brisa nos conduce.
Helsingör la torre ya es visible,
donde Dannebrog cordial nos llama
el viejo Kroneborg sus dientes muestra
corteses ante él no nos curvamos[179].
ué aromas nos trae el viento de la orilla!,
ué cosechas ondulan la llanura!,
as mil dones hay más que aún no vemos.
Me aguarda acaso alguna doncellita
el islote amigo de Gefión?[180],
ara patria, perdóname, soy joven!
A MI HERMANA
ANNA[181]
ños, corrían al bosque,
ores silvestres uníanles,
escas, coronas de dicha[182].
todos iban pensando
su chica más querida,
ra quien la corona era.
as entre ellos, triste, hermético,
a el hosco, obscuro Arnkel,
ue por tierra la corona
ró que había trenzado:
Para qué flores del bosque,
o le van a mi carácter,
nkel amiga no tiene»[183].
Mentira, Arnkel, lo que dices,
a que cautivó mi mente,
que rompió con sus risas
s hondas, tontas tristezas,
o es más, acaso, que “amiga”?,
o es digna de una corona?,
nda, Arnkel, recógela
évala con buen talante
tu alegre hermana Anna».
Arnkel Ofeg
AL ANTIGUO
ALUMNO DE LA
UNIVERSIDAD DE
UPSALA
SU ALTEZA
REAL EL
DUQUE DE
DALARNE
Humilde
solicitud de un
estudiante
quí vienen tres alegres estudiantes
un artista que está aún como si nada
ue hizo otrora despilfarro de monedas
ahora sufre de escasez de numerario.
hora chillan los estómagos de hambre
más chillan todavía de sed pura
en vano que escrutemos el bolsillo
onde hoy sólo hay un abismo muy
profundo.
señor, tú, dadivoso padre nuestro
ue alimentas a abejas y a hormigas[184],
a una sola carta todo jugaría
de vino hubiese aquí una botella.
reloj por cuatro perras yo vendiera
a mi alcance aquí tuviese a un usurero,
mpraría una botella de aguardiente
un rosbif bien empapado en sangre
roja[185].
y, si yo tuviese aquí la voz de Bellman[186]
en sabría levantarla en alto tono
los cuatro iríamos luego tan contentos
probar ante tu puerta nuestra suerte!
, a tu puerta, para eso eres pecuniosus[187]
stellano del castillo real de Haga![188]
recuerda: est nomen semper odiosus[189],
pretendo que me prestes cuatro cuartos.
nos niegas diez misérrimas coronas
a mejor que no se entere de ello nadie,
ás si optas de nuestra hambre por
salvarnos
esperamos de tu hermano junto al
busto[190].
PLENO VERANO[191]
ando el sol se levanta
dos a dos y media[192]
entre nueve y diez pálido desciende
diós la primavera,
llegado el verano
hace un calor de Río[193].
----------
torno a arbóreas frondas
nzan ya los mosquitos
en el robledal tejen los gusanos.
sol el césped quema
l prado en el verdor
el arroyo está inmóvil.
----------
aire es como humo,
mo rape la tierra
en neblina se velan valle y cima;
s vacas van al lago
ro el hombre va a casa
cantar el estío.
----------
í es como esto queda
al que mal le parezca
porque nunca supo tallar leño[194],
a si no el paisaje
Claudio de Lorena
unque con vacas que parecen bucos[195].
«¿DERECHA O
IZQUIERDA?»[196]
divina, chico,
te da la gana,
si te equivocas
elve a adivinar.
ra, una de dos,
erecha o izquierda?
ige bien, chico,
ando, en nuestra vida,
la encrucijada
ves, como Hércules[197];
ra con cuidado
ando oyes la voz:
Derecha o izquierda?»
si tu camino
en has oteado
guelo fielmente
sta su final,
es bien vale aquí
que allí escogiste:
erecha o izquierda?
JUICIO DE
PARIS[198]
ris, entre las tres diosas,
vo que escoger a una;
aun cuando no eran mujeres
le permitió quedársela.
ris, gallito, devórala,
en nieve apoya la cresta.
mo lo hizo no se sabe,
ás con las tres se quedó.
K. B.[199]
LAOCOONTE (I)[200]
l corcel troyano el mito
co hay que recordar
ro del troyano cura
dicen obscuras cosas.
fue quien aconsejó
griego don no aceptar
ás su voz ahogan las burlas.
Minerva los ediles
os sierpes al vate envían.
NIOBE[201]
el seno de su rica madre
ustados, los niños se súmen.
madre alza, indefensos, los brazos
ntra el cielo, defendiéndose.
as la pura pareja divina
los niños su cólera sacia
ue luego a los padres golpeó.
sto Apolo infértil Diana
ean doquier la impudicia.
PARA GEORG
BRANDES[202]
(Con una
corona de
laurel de
August
Strindberg)
15 de octubre
de 1891
que a tantos a la gloria guiaste y con la
torre, al fin, de conformarte hubiste,
rebata ahora al creador la corona que tú
mismo, creador, le diste.
o urge a tu arte buscar a la décima musa,
eras tú, ¡oh, musageta!, quien de las
musas la cohorte entera guiaba[203].
LAOCOONTE (II)
(grita)
polo, dios maldito!
feminado, odiado por los hombres!
mberbe hermano de Diana, impotente
misógino,
jo de luz y sombra!
or qué azuzaste contra el profeta,
profeta patriota,
tus dos sierpes?
uizás fuera por eso,
rque profané a una mujer,
profané, créeme,
fin, por azar,
profané en tu templo,
nvoluntariamente, casto infértil?
uizá tú mismo me honraste con tu odio
con tu ruin envidia,
r ser a mi, no a ti, a quien tocaba
salvación
tu desmoronante Troya,
Mutilador de ti mismo![204],
ios sol, quizá!
ios profeta, dios rimero, dios citarino!,
Matas niños a flechazos!,
todos los de Níobe, por ejemplo,
¿recuerdas?
yo, por mi parte, recuerdo más cosas:
casa destruiste,
mi mujer raptaste,
apoderaste de mis amigos y mis bienes,
eso te lo perdono!
ero, además, te llevaste a mis hijos,
eso jamás te lo perdonaré,
rdo indecente!,
eptil enconado,
viciado colmillo!
ierra los puños,
priétame el cuello
ando grite pidiendo gracia!
racia, oh, Apolo, pero no para mi,
ofanador de mujeres y de templos,
o para mi, odiador de griegos y amigo de
troyanos,
no gracia, Apolo, para mis hijos,
s amados hijos!
lvida mi soberbia, mis fanfarronadas,
vida lo que me envanecí
mis días afortunados;
ue gocé de la alegría,
ue viví la vida en grande,
ue troqué el frío templo por mi cálida
casa;
ue, como la lechuza,
e jactaba de ser mis hijos
s más bellos del mundo![205]
lvida que no me bastó
r sacerdote de Apolo, respondedor
oracular,
pretendí ser también deomorfa bestia!,
lvida…!
NARCISO[206]
í habla de Pan una leyenda,
Pan, dios de los bosques susurrantes:
una ninfa se declaró un día,
cual, por cierto, se llamaba Eco.
Eco Pan no le agradó, pues ella
otro amaba con su alma toda.
as ése, que llamábase Narciso,
amor la sapiencia prefirió:
nothi seautón!
uiere decir: ¡conócete a ti mismo!
así sigue Narciso, pensativo
en el fondo su imagen contemplando
ra observar si bajo sus facciones
esencia de la esencia yace oculta.
as sobre el agua un mentecato rema;
él en la superficie ve un espejo
onde cree al pensador ver reflejado
lo más hondo a que su vista alcanza.
nothi seautón!
uiere decir: ¡conócete a ti mismo!
RETRUÉCANOS Y
ARTE MENOR DEL
PENSADOR SUECO
EN FAGERVIKSKAMSUND [207]
(1905)
ESCENAS
CALLEJERAS
1
lle desierta en entreluz albeante,
ptante se prolonga en lejanía,
nteando, adelante, barrio adentro,
lares y callejas corta y cruza…
algún lejanísimo suburbio
alza, se eleva hasta tornarse cuesta.
cuelga por encima de las nubes;
tierra acaba do comienza el cielo.
sas, muros grisbeige, ornados frisos,
lcones, canalones, balaústres
nderetes de pastas, y roscones,
las aceras adoquines lisos,
rolas en montón, encrucijadas
n tejados de hierro protegidas.
la calle, gastada y sucia alfombra
ída por continuos lavatorios.
as los muros grisbeige ronca la gente
espera de fúnebres destinos
a la puerta las parcas les aguardan[208]
ra recomenzar el nuevo día
gando con sus vidas a su gusto.
hora, en la lueñe cima de la cuesta,
oma una cabeza que se mueve
dos manos cogidas a un bastón
mo visión que sobre sí se eleva,
un hombre, la cabeza entre las nubes,
acerca cuesta abajo, con la escoba
vanta polvaredas. Tierra y cielo
encuentran y se enfrentan en las nubes.
2
lleja obscura en plena otoñal tarde,
ntanas medio abiertas; pensamientos
oñales turbando las estancias,
estíos idos añoranza viva,
la inquietud del inminente invierno,
la incerteza de acosantes pánicos,
ánta angustia el humano pecho oprime…
tas casas respiran, la calleja
n hosca está como en dolor sumida.
lá abajo, al entrar de la calleja,
agua espera y sus anclados barcos[209],
s velas de la hodierna lluvia sécanse,
allá, más lejos, en la opuesta orilla,
a islita se alza verdeciente.
las copas más altas de los árboles
verde el sol poniente en oro adorna,
mas más allá, más alto todavía,
ve urbano perfil azuleante:
lí el sol, y los muelles que relucen,
re de mar, banderas que se agitan,
altísimas, las cúpulas de iglesia
n su orbe en pertinaz sobredorado:
orbe, el mundo como el sol reluce
hoscos rayos exhala en torno a sí.
Mas sobre el orbe una alta cruz campea!
3
bscura está la cuesta cual las casas,
ás obscuros aún están los sótanos
biertos bajo tierra, sin ventanas,
ventanas les sirven sus pasillos.
más abajo, obscuridad adentro,
y una dinamo que susurra, áspero,
irría, chispea, de su rueda en torno;
gro, siniestro, a escondidas late,
oliendo luz para el distrito entero.
AL FINAL DEL DIA
lo más alto del tejado, al borde,
vo yo,
vo entre golondrinas y palomas,
donde plomo y cobre el viento agita.
el mar, a lo lejos, barcos veo
gaviotas posadas en el césped;
allá iría
alas tuviera, eso de seguro!
*
lá lejos el sol se yergue en alto;
ien lo sé!
en en alto domina azules bosques
ue del viento marítimo protegen.
de allá lejos oigo voces yo
mo alegres canciones de los campos…
oro entonces
nsando en esperanzas naufragadas.
*
lejos, más allá del bosque azul,
nto al mar,
ce mi juventud ha mucho tiempo,
lá, entre islas, mar y frescas brisas.
ónde estará el hogar soñado,
o los amigos que de aquí se han ido?
jo tierra,
o mejor, y robómelos la vida!
*
o quiero otear lejanos panoramas,
o quiero!
no tenderme, quieto en la chaise-longue,
no ver, desde allí, más que las nubes.
al brasas canden
ndéis vosotras, nubes, en lo alto!,
Mirad acá!
ambién aquí se espera el fin del día!
CHAPARRÓN
e en el tiempo de las peonías,
e en el tiempo de los jazmines,
ntada a mi mesa, era bella;
lpa de flores y de vinos.
eas, miradas cambiamos.
labras fueron y vinieron
jiéndonos un velo en torno;
o éramos ambos, vivíamos
uestras vidas como una sola;
rga, turbadamente hablamos,
más que nada preguntándonos.
spiritual festín nupcial!
ué suave relucía el sol
los jazmines
yo puro aroma mezclábase
n los vinos!
bita obscuridad nos sume
el aire sordo quieto vuélvese.
sol de resplandecer cesa,
érrase la flor, tiembla el árbol.
llamos, mi mano tomó
la, el miedo fue nuestro lazo;
s ojos sólo preguntábanse:
Moriremos del mismo fuego…?
en lentos, gruesos goterones
ntra el marco de la ventana;
al caer se disgregan: ¡piensa!
admiración el cristal manchan.
lluvia cae sobre el tejado,
vivo fuego arden las nubes.
í responde, brusco, el cielo
las preguntas de los niños.
EL PREMIO DEL
CANTOR
nfión cantó el fin de Tebas
siguió luego su camino.
ntó en rojo o bien cantó en negro;
nsúranle unos, otros lóanle,
unca tuvo auténtica suerte.
vió así, en pos de la fortuna,
sando a veces el sombrero.
entre morapio y aguardiente
charlando con vagabundos
e enronqueciéndose su voz.
egó al fin la otoñal cosecha,
hado cansado halló su diana,
voz volvió, y fue escuchado;
arregló lo que estaba roto:
egó el maná tras la sequía.
*
u canto es lluvia: tunde, raspa:
uvia, lluvia, lluvia de oro!
n hogar aún y sin techo,
ro él luchaba y persistía.
ra la rueda de la suerte
un día retornó a su tierra
onde quincalla era su nombre.
ndente lluvia fue su canto:
uvia, lluvia, lluvia de oro!
*
canción movía las piedras
levantó la casa roja:
ovió tejas, arena, arcilla,
ovió a la tropa de albañiles.
l bosque cede sus maderas,
monte pare y nace hierro,
rretillas, trineos, carros
anzan hasta terminarla!
tísima bajo las tejas
bió su casa sin que él sépalo,
unque desnuda y huera siga
sin alfombras o pinturas.
egaste tú y la obra guiaste
la canción recobró fuerza,
s estancias color cobraron
a su manera se enjoyaban.
emas son nuestras estancias,
treinta años los escribí.
ras muchas fatigas y esfuerzos
uestro hogar construyó mi canto![210]
MAYO EN EL
BREÑAL
(1902)
sol luce en los alerces!, ¡ah!
nde el brezal fangoso y pardo.
o yérguense en la hierba flores,
canta alondra todavía,
gro y turbio y lejano el mar.
ando se siembra y ara
un año para otro
s nuestra la cosecha?,
i!
o!
*
nde el brezal, y pesa, ¡oh!
ombres con tablas y listones,
rpintean como en un puente
luego pintan rojo sangre;
ojo fondo, color que viste!
como un patíbulo,
da bueno augura,
ralo ahí plantado,
me, ¿es buen presagio?,
i!
o!
*
l sol luce en los alerces!, ¡oye!
brezal está entre cuarteles
a veces suenan los tambores
la trompeta nos disturba:
gran urbe está encastillada.
s soldados de a pie
menaza parecen.
s esto paz o guerra?,
ilo o cállatelo!
uerra!
*
uestes desfilan!, ¡adelante!
ojas banderas desplegando!
rmas no tienen o esplendores!
adie hay que pueda separarles
su silencio romper ose!
ces se oyen de pronto
nar en la tribuna,
Muerte o fuego no piden,
lo piden justicia!
usticia
ueremos!
IMÁGENES DE
NUBES
cubre el cielo, las nubes corren,
reas naves que van al viento;
día entero navegar deben,
ás con la tarde quietud esperan
en el oeste su nido aguarda:
sol muriente calor encuentran.
rmes ahora, prestas al juego!
espejismo burlón se inicia,
casas móviles juego luciente,
lor ajeno, humo y efluvios.
*
oradas nubes, vesperal fuego
inosos fuertes y burgos alzan;
altas peñas de esquisto rojo
fluvial valle de leves simas
pias de viñas y frutas raras,
untamientos y catedrales,
udales gritos y cantos líricos,
rres redondas y puentes altos…
hora! Las nubes cambian de fondo,
neo desierto cunde implacable,
nda el beduino de potro a lomos,
caravanas el flanco guarda.
quí palmeras, allá un oasis
onde pirámides y camellos
al fuese espejos que al agua míranse…
ahora de nuevo cambia la escena
hacia otra fase va deslizándose,
nube suéltase y se disgrega,
ego condénsase del sol al beso,
nta, alza, crea las formas de antes.
*
erra!, tierra veo ahora
ando del mar espumeante
egando húndome hondo,
endigando sepultura.
rdes orillas, sombríos bierzos,
ecientes juncos en quietos golfos,
e aquí mi casa, con mis iguales,
aquí mis valles, he aquí mi tierra!
*
la, tú, mi verde isla,
or que de la mar se asoma!
cién segado heno aulente
ue yo en sueños contemplé.
r suaves prados deambular vi
ñas con peplo y sueltas guedejas,
noras juegan en vivos grupos
en paz y afecto juntas se abrazan.
*
migos, parientes veo:
n odio nos separamos
n que nadie ya recuerde
que tanto llorar hízonos.
udades me asen doquiera encuéntrame,
jan la exigua, ingrata tierra
labra hiriente, doliente idea.
y, nubes sólo, sólo son nubes!
*
ubes, los niños del cielo
voloteando os abrazan!
sando la hez de la tierra
unca aprenderé a volar!
vega a veces la negra nube
cae por tierra y se abre en charcos;
nube, limpia, mancha la tierra,
cielo, grande, se mira en fango.
l brezal cúbrese de lentejuelas!
VIAJE A LA
CIUDAD[211]
PRIMER CANTO
trada la víspera de San Juan una sola
estrella palideciente
uye cielo adentro y el Oriente se tiñe de
oro viejo;
ente aún la naturaleza; el sacro verano
señorea
antas y bestias; en el seno de las chozas
tras cortinas bien corridas
scansa el hombre, listo empero para
saltar de la cama al salir el sol.
lo lejos el lago quieto y reluciente como
un espejo,
las gaviotas enronquecen de hambre a
fuerza de graznar;
jos de tierra, lejos de las fecundas orillas
con sus piedras blanquísimas,
yense las vitales estrofas de las
agachadizas silbadas ahora y gorjeadas;
tordo toca castañuelas desde la áspera
orilla del río donde abedules rascan
nubes;
allá abajo saúcos gotean como arroyos de
primavera sobre lavados pedruscos
las currucas cantan fastuosas, pero sin
mostrarse a la luz.
pirante noche; al oriente atisba ya un
fleco del sol:
sde la orilla dispara el pescador su barca
de fangosos remos;
el molinero medio desnudo palanca en
mano la compuerta alza.
yese entonces un ruido; y la enorme rueda
del molino chasquea ronca;
arroyo renueva su ímpetu contra la
bóveda de arbóreas raíces y los
pedregales;
herrero en su fragua hace fuego y a su
fuelle vuelan las cenizas del hogar;
ego retumba el martillo y el metal cede
bajo sus golpes.
*
ro en la huerta del sacristán, junto al río y
a lo largo del camino,
ente a la iglesia, que, nueva y blanca
como la cal, reluce tras la tapia,
sacristán despierta y se levanta y aparece
en la ventana abierta;
bonándose mentón y mejillas y afilando la
navaja,
asoma, curioso, augurándose si hará buen
tiempo, cosa importante
ra quienes tienen que viajar. Arriba, en el
ventanuco del desván,
tá él, en la casa de maderos; y abajo, al
abrigo de la pared,
sur, se ve el banco de las abejas, con su
media docena de colmenas
yos pequeños enjambres comienzan ya a
dispersarse.
imero visitan siempre los parterres que
flanquean su morada:
itilarias y peonías, y adonis y aquileias;
luego se lanzan en tropa al saqueo de
prados y huertos…
ro allá abajo se ha entreabierto una
ventana;
sacristana sirve el café en la mesa del
saloncillo;
regla las flores en el jarrón, adorna el
mantel con guirnalditas
lindamente trenzadas hojas. Todo indica
que es día de fiesta.
ego dispone panecillos, los mejor
surcados, y pastas de azafrán
rosquillas y barquillos, pone la cacerola
de cobre al fuego,
sitúa a un lado, aspirando el aroma del
café de Java…
entras espera a su marido, se afana, se
apresta, se pierde en lentas minucias;
vueltas a la salita, pisando las baldosas
bien fregadas,
rrige un pliegue del visillo de tafetán de
algodón floreado,
ranca una hoja ajada a la balsamina de la
ventana,
pasa un trapo lentamente al viejo piano
ecariamente
contrachapado
como
aspirante a caoba,
quita el polvo al teclado, con gran
esmero, y muy suavemente
mbién a las laminitas de marfil de las
teclas;
noros martillitos que golpean cordones de
cobre
fortísimo suenan, y no se rompen, a
diferencia de la guitarra española.
tiempo se ha deslizado de largo y el peso
del día ha acallado
música de la primaveral juventud,
porque ya están los dos al borde de los
cuarenta.
brese la puerta de la salita, aparece el
cabeza de familia en ropa de salir;
aqueta
negra,
abigarrada
chalina
preanudada
n rejuveneciente aspecto al reluciente
rostro recién afeitado;
señor Aberg saluda con un movimiento
de cabeza a su refitoleante esposa:
í, querida, aquí mismo, hace ya veinte
años,
e nuestra boda en la aldea, y me alegro de
que lo recuerdes,
e alegro también de que quieras
celebrarlo con solemnidad.
ura ha sido nuestra vida, en el campo, en
la escuela, en la iglesia;
uchas bocas hubimos de nutrir cuando no
te daban nada por el trigo.
siempre con cantos y buena vecindad, con
estupendo humor, nos defendíamos,
carro siempre a mitad del camino, menos
mal que ahora ya estamos casi al fondo
de la cuesta.
r eso, mujer, aún debemos mirar con lupa
los centimines;
s hijos ya viven su vida, y cada vez piden
más.
no me recato, la verdad, de decir lo que
pienso:
avaricia es una virtud en quien está lleno
de hijos,
ahora también yo soy avariento; y hago
mis cuentas día a día
no me gusta ver en mi mesa comida de
señorones u otras cosas…
mida de pobres es el centeno, pues el
trigo es para los ricos…
bueno el café sin mezcla, pero para
condes y elegantes barones,
párroco lo toma mitad y mitad javanés y
brasileño,
ro los pobretones, como el sacristán de
Arby, han de conformarse con cebada,
cebada sólo se tuesta un poco, y con algo
de achicoria es el no va más.
modo, mujer, ya sabes cómo hay que
llevar esta casa.
o diré una palabra más sobre tan enfadoso
asunto.
espero que no te me enfades por tan
poquita cosa».
mujer quedó silenciosa, entristecida,
abatida, sin saber qué contestar;
unca hasta entonces había oído tales
palabras y dichas en tal tono.
sospechado siquiera que fuese éste el
nivel de su casa.
contrario, pensaba que en el banco
habría dinero sobrante.
te era, pues, su premio por tanto esfuerzo
y tanto mirar el dinero:
mpezar escatimando y recortando justo al
borde de la vejez!
marido parecía contento, alegre, de que
sus palabras hubiesen tenido tal efecto;
as con una furtiva sonrisa inclinóse sobre
la taza,
jo palabras amables, bromeó un poco,
como solía.
o las gracias por la comida, acarició en la
mejilla a su esposa;
levantó de la mesa, dio unos pasos por la
salita y, como por azar,
por irritarla, por hacer el payaso, tocó
unas notas al piano:
Qué bien suena todavía», dijo el
bienhumorado sacristán,
uena bien de veras, y ni una cuerda le
falla;
s enterrará a los dos, y a los hijos
también, de eso puedes estar segura».
cho lo cual, cogió el sombrero, porque el
vapor sonaba ya a lo lejos,
jo adiós con un movimiento de cabeza,
salió apresuradamente.
SEGUNDO CANTO
reloj de la iglesia da las tres, y el de la
iglesia
alemana
responde
Inmediatamente;
puerto junto al Puente de los Monjes
cobra vida, el barco del lago Mälare
sale ahora;
umea y jadea, se encabrita; la pasarela
hierve de gente;
segundo almacena su mercancía y
responde a preguntas sin respuesta;
s pasajeros arrastran sus bagajes; el
capitán está listo junto al timón
jo un techo de hojas de abedul, pero del
asta de proa cuelgan peonías
honor del día, empero, pues corre la
víspera de San Juan.
vapor se encabrita, titubea, se desvincula
de la muchedumbre,
s tenderetes del mercado se ven entre el
juego cromático de los postes de mayo,
ando el alegre concierto de violines,
flautas y trompetas
ve ensordecido y acallado por los
silbidos y los pitidos del vapor.
ro en un puente de proa a bordo del
gracioso vapor del lago Mälare
ve al sacristán de Arby entre cajones y
ebrios campesinos.
lí está él, bien alta la cabeza, guardando
un gran cajón de artesanías,
rgo como un día sin pan y ancho como una
cama doble;
do en tomo a él hay un mar de cestos,
jaulas y cajones,
mo un ejército los ebrios campesinos se
apretujan de pronto
scando asiento entre el bagaje defendido
por el belicoso sacristán.
arroja un escabel contra espaldas bien
mullidas a fuerza de tela y cuero,
con el pie asesta una coz contra un
jarrete curvante;
cuando la hostil muchedumbre usurpa sus
tesoros a modo de sofá
o puede menos, con empellones y golpes,
que defender violentamente
propiedad contra gente que sólo la fuerza
bruta capta.
Vencer (se dice él en silencio) es defender
lo que sea contra quién sea;
vida no da nada gratis, y todo ha de ser
tomado y robado,
l mismísimo cielo ha de ser robado por la
fuerza!, ¡menos mal que a mí no me
faltan puños!».
n fuerte calienta el sol que el sacristán
suda y sufre;
s efluvios del rústico fortín y de las
cocinas y la grasa de la exhausta
máquina
citan a acalorada pelea que truécase de
pronto en verbal lucha.
mbriento siéntese, y la escotilla del
restaurante
hala apetitoso aroma de humeane bistéc
con soja.
ro, sin moverse de su puesto, él sigue
alerta, y se enorgullece
sufrir por sí mismo y lo suyo. Ahora
comienza el azuleante fiordo;
vapor vira a barlovento y el viento le
acomete de un costado;
ahí la orilla del Mälare en toda la
belleza del solsticio de estío;
elo y tierra intercambian piel, apenas
cabe distinguir uno de otro:
ul el cielo, pero más azul el agua, y la
linde del bosque resuena
lo lejos como nube de burgo fuerte, la
cual parece a su vez linde de bosque;
rdecientes islas y copudos árboles
delicadamente vestidos y brotante su
hoja
tre agua y aire, sin que sépase si de una
son o de otro;
aire es tibio, no cálido; fresco, no frío; y
el hombre se mueve
mo en caldeada estancia cuyas ventanas
estás abiertas al sol.
ahora, el mejor cuadro del mundo se
despliega, cambiante:
vemos una ribera con pujantes tilos en
cuesta,
un arenal visitado por familiares botes
semidescubiertos;
el verdeciente campo de centeno y la
amarillodorada mostaza;
prado, pobre y húmedo y pantanoso
cuyos juncos hincan sus raíces en agua;
he aquí que de pronto surge un
promontorio, la chabola gris arcilla de
una tejería;
tierra se escinde; y aparece un súbito
molino ante tus ojos
su rueda de cangilones te cubre
súbitamente de cantarín arroyo.
fiordo se angosta y deviene estrecho, y he
aquí una casona noble
anca como cal recién apagada, sobre su
tejado una torre de reloj con su asta;
tejavana con sus baños de un rosa vivo y
el contiguo embarcadero;
el jardín ribereño, paraíso erizado de
árboles frutales,
o frutos prohibidos, ni serpientes al
acecho entre la hierba;
pidos, apretujados arbustos de grosella y
bosquecillos de frambuesa, en fila.
ahora surgen la pompa y el fasto: humeros
guardan la ribera pedregosa:
edras y humeros, humeros y piedras: un
saltarín aguzanieves
orjeando adioses en el promontorio; ¡y
ahora lánzase recto fiordo afuera!».
s somormujos le siguen; y una gaviota y
una chillona corneja;
parte de esto, todo muerto durante un rato
sobre la vastedad del agua,
eñe vapor proclama cultivados paisajes;
uizás allá véanse ciudades, casonas
campesinas o moradas de placer;
lago Mälare es rico en riquezas, no solo
en históricos recuerdos
ros al sueco de tal comarca. Por ejemplo,
Sture u Oxenstierna,
sa, Brahe, Banér[212], huelga mencionar a
los otros.
isla de Tynnel, el promontorio de Rave,
la isla de Grip, la de Tid, el lago de
Svart, Kungsör,
adros que nos brinda, atisbante, la
arrogante historia de los suecos.
----------
ahora, en el aire azulblanco, con el viento
azotando de lado al vapor
rece ensancharse la opulenta pareja de
cisnes que van derechos hacia
dulce ensenada de Ekoln, augurando la
costa hogareña al fatigado vagabundo
que acecha en la cubierta de proa.
TERCER CANTO
calma del pleno estío está en el aire y en
las hojas, en el agua y en los campos;
paz dominical ilumina la tierra, sobre la
que reina el silencio,
ando el tabernáculo del campanario llama
a la paz sabatina.
molino se detiene y el arroyuelo frena su
carrera y queda exangüe;
s bestias de tiro reposan en sus establos y
cuadras, libres de arneses y yugos.
s niños se hablan maravillados de las
abejas, recogidas en sus colmenas,
s aves, posadas en sus ramas, se atusan en
espera del servicio divino;
s peces buscan sus profundidades y dejan
de ensayar sus juegos,
saltamontes guarda silencioso en sus
estancias subterráneas.
más se vieron culebras en mañana de
domingo, jamás
ervos o halcones; y el arrejaco mismo se
refugia en meciente fronda
do tremante mientras resuenan cercanas
poderosas campanas.
día del Señor es sacro y su casa está
abierta;
agna es su casa en el pueblo, la más bella
incluso del distrito…
anca como ala de paloma y de alta
bóveda como campana celeste,
ta de techo, cual construida para colosos,
para dioses.
columnario bosque soporta la aérea
bóveda, bajo la cual
tean dragones y trasgos como patea las
raíces del árbol universal
primigenia serpiente, la omnirroedora, la
escindiente Nidhögg.
en torno a la santa casa: la luciente
blancura, el floreciente
dín de los muertos con pequeños lechos
verdecientes e iguales,
arcado con ramitas y cruces que repiten
los nombres semiolvidados
antel de árboles cadaverinos en idénticos
cuadrados e hileras bien medidas…
huerta celeste aquí; aquí se duerme, se
transforma, crece.
elven a oírse pitidos, segunda vez, y
suave,
mienza la amplia casa a llenarse de
endomingada gente.
sacristán, en silencio y de puntillas, va
numerando los salmos;
erviene el ayudante del órgano, asciende
la crujiente escalera,
uita el polvo al teclado, arráncale bien
torneadas notas,
pléndido acorde en sutiles semitonos, es
el bajo el que siempre alza el murmullo,
esto el pistón si los fuelles se hinchan en
exceso.
sacristán lleva largo tiempo atendiendo
al pastor en la sacristía,
bandonando su puesto de director de la
hoja parroquial, entre cartas y actas,
utizos y decretos, impuestos y avisos.
le aquí ahora que va a su sitio, entre las
hileras de bancos,
iente huidizo a la dama sentada junto a la
viuda del juez local,
ega, por fin, a su asiento, en lo alto; y ante
el abierto libro de música
enfrenta con las teclas, comienza a sonar
el preludio
nuestro Sebastián Bach, el que más
altamente tocó órgano;
miz de dolores y penas que ansian tantas
gargantas
el órgano, gran proveedor, y los
pulmones de los grandes fuelles…
o fuiste tú acaso quien vio al ayudante de
organista
tear con torpones pies el pecho del titán
caído?
primer salmo suena y comienza el fuerte
aliento del servicio matinal.
do va por su cauce; y finalmente se llega
al sermón.
entonces, de pronto, el diestro sacristán
parece deslizarse de puntillas
calera abajo. Los escalones crujen y
gruñen cual si hablar quisieran.
ega al vestíbulo, entre cubos y bombas;
nte el atrio encuentra a los cuatro
diligentes campaneros.
rece encuentro concertado, y en secreto
acuerdo susurran ahora,
presúranse luego con sigilo, corriendo al
huerto del sacristán.
, bueno, que pasó después? Niños
acechantes cuentan
ue sacaron de la casa, envuelta en lona
recién lavada,
go semejante a un animal con las cuatro
patas arriba
sin más se lo llevaron a toda prisa al
granero.
luego, sigue el cuento, sacaron del
granero
go aún mayor, un verdadero escándalo, y
el bulto, ante el atrio,
uñía y chillaba como un perro de juguete
de esos que en el mercado cómpranse.
----------
mén, se oye, y el sermón termina al mismo
tiempo que el servicio divino;
sacristán ha vuelto a su asiento, y elige la
música final,
egida la cual, él la exprime del teclado
del órgano:
marcha nupcial de Mendelssohn toca, de
su «Sueño de una Noche de Verano»,
lemne, pomposamente, y no exento de
algún deliberado error;
al verse en el espejo, capta una mirada de
su esposa,
quisitiva, responsiva, y ella, al tiempo
mismo, desaparece entre la gente.
do ha terminado y cuando se cierra la
puerta del templo rodeado de fronda,
sacristán corre a su casa; y ahora sí que
es momento de adelantarse a todo el
mundo;
en sabe él que su esposa tenía algo que
hacer en el presbiterio;
do estaba en orden, previsto, nada podía
fallar.
í, el feliz sacristán entra en su ornada
salita,
ra el sombrero y abre el piano de
reluciente nogal,
ca un acorde y prueba un trino, una
gorjeante escala;
aca un tema, sus manos se llenan de notas;
del «harpa yacente» surge una artística
tocata[213]
nuestro Sebastián Bach, su gran maestro;
cual narra su vida en ritmos
atormentadamente tempestuosos:
veniles sueños de arte, la grande,
maravillosa vocación
ue hubo de sacrificar en aras de su hogar,
de su casa, de su pan cotidiano;
s recuerdos se apretujan; vése jovencito
de nuevo,
ancas aún las manos, no doradas por el
sol de los campos,
un día, en la capital, en la Academia[214]
prometióse
a luciente vida: dedicado enteramente a
la música,
en un concierto de iglesia tocóle tocar el
órgano;
misma tocata que hace un momento
despertósele en la memoria.
en los marfiles del piano vio sus manos
reflejadas:
callecidas y grandes, peludas, las junturas
hinchadas de frío,
rgüenza dábale golpear tan fuerte las
marfileñas teclas:
nas, suaves, como manos de mujer
acariciantes…
spierta finalmente; siente que la vida le
ha engañado,
nta ira invádele, cólera e irracional dolor;
ca un acorde en modo menor, sigue
adelante, se sume
la más alta sonata de Beethoven, la
titánica Appassionata…
l un león cuyas ensangrentadas garras
atacasen su cárcel,
bioso contra el teclado, golpéalo todo en
torno a sí…
tentes puños híncanse ahora en el harpa
de acerinas cuerdas,
n los pies al pedal asidos semeja un
crucificado.
anto hay de amargo en su vida, la
cínicamente traidora vida,
rladora de nuestras ansias, zahiriente de
los más altos sentimientos,
olente ante deberes y sacrificios,
despreciadora
de
consumados
sacrificios;
vida, flagelo y vínculo de los pobres
hados humanos,
rzándonos a golpear, desgarrar, ulcerar
cuanto más caro nos es.
así prosigue la sonata su prodigioso canto
sin palabras,
él ruge y llora de impotente ira contra el
dolor de la existencia.
Qué ha sido de la santa promesa de paz en
el mundo?,
ena es la voluntad humana que reclama
paz;
rzado va el hombre a la guerra o a la
violencia, al engaño, a las palabras sin
fe.
cucha las palabras malditas de cuantos su
fe en el bien perdieron;
vida es fea, es un mal, aunque el hombre
aborrezca lo malo.
o sufre acaso quien siete veces hiere al
herido?
uánto bien quería el hombre mientras la
vida el mal quiere!
cucha, escucha los gritos de los cautivos
de la gran prisión terráquea;
bre ellos se extiende el azul, y enseguida
piensan que es el cielo;
si una mano se les acerca tómanla por
mano de ángel;
fe en el bien es inmediata; ¿porqué, pues,
llamar malo al hombre?
Maldita tierra donde todo va mal y todo se
deforma!
en amor siembras, en odio cosechas; de
la fe misma abrigas duda;
antas esperanza y lo que deshojas es
miseria,
gnarök, el fin de las potencias, gran
incendio universal, acércase[215].
luego un diluvio, catarsis de fuego y agua;
después, empezar de nuevo; en ceniza y
fructífero fango
ltivarás y sembrarás. Y entonces llegará
la edad de oro de los sueños».
----------
s notas callan, pero las cuerdas aún
resuenan
mo eco de otros tiempos, respuesta de
concordantes sentidos.
mbién anonadado queda él, maravíllale su
poder mágico,
tanto la apocada salita tiembla aun en
plena tormenta,
s truenos inconscientemente evocados por
el exorcista.
entonces, de la ventana abierta lléganle
súbitos, tonantes «¡bravo!»,
guidos de aplausos de muchas manos; él
siéntelos
mantes y suaves y tan cálidos como si las
mejillas acariciáranle.
udo levantóse y vio por la abierta ventana
noble familia del conde en su fastuoso
vehículo inmóvil…
junto a ellos el párroco con sus hijos y
yernos y nueras.
«¡bravo!» más, muy alto, y el sacristán,
reverenciante, acercóse.
en un instante sintió disolverse en el aire
su fuerte amargura;
vida sonrióle; por un momento gozó a
fondo la victoria del arte;
cendido había sentidos y corazón y
forzado a los grandes a escucharle.
ahora volvióse, una mano cayó sobre su
hombro;
lí estaba su esposa, hondamente afectada
por la gloria que haló a su marido,
o sabía qué cara ponerle, de que gestos
ungirle;
gió de su esposo la mano, suavemente,
con fuerza apretóla,
liz de encontrar nuevamente al mismo que
perdido creía…
mbos contentos cual niños, admirando el
piano nuevo,
uto de años de sacrificios, una fuerza que
ha entrado en la casa.
al tiempo irradiante ímpetu, exhalante luz
sobre el hogar,
minando los muebles precarios y
elevando los nimios.
un ademán entran raudos los niños y
enseguida cundió la alegría
ás alta que nunca, hasta el techo, en la
pobre casa del sacristán.
LA NOCHE DE LA
TRINIDAD[216]
La sala de la posada de Fagervik por
la noche. Se quitan las contraventanas
del fondo y se abren las puertas
acristaladas del mirador.
El director de la aduana, el jefe de
los pilotos y el jefe de correos están
sentados a una mesa, bebiendo.
EL DIRECTOR DE LA
ADUANA
¡Vaya primavera!, ¡nos revienta las
ventanas como nos las reventó el
invierno, que nos las cubría de hielo!
El aire invernal entra como quiere, y
así la estufa, claro, se enfría en un
rincón como un escolar castigado de
cara a la pared.
La juventud y la primavera nos
espera con sauces y anémonas junto a la
puerta;
Nuestra
encantadora
señora
Lundström ha puesto aguardiente en
hielo y nos tiene preparada una cenita,
Una cenita para siete, con cangrejos
y anguilas y rábanos tempranos;
Auténtica comida de Burträsk, no lo
olvides, y el más tierno alajú de
Bergman;
Y luego jarras desbordantes de
Pilsner espumoso de San Erik,
Afuera, pues, con la cerveza fuerte, y
mézclala dos a uno con la de Pilsner;
Y así es como la gente se siente a
gusto, eso es hospitalidad a la sueca, ¡y
no tengo más que decir!
EL JEFE DE CORREOS
Bien has hablado, amigo mío y caro
hermano aduanero;
La carne tiene, ciertamente, sus
derechos, pero no hay que olvidar al
espíritu;
Por consiguiente también hay que
traer música y canciones de la ciudad.
EL JEFE DE LOS
PILOTOS
Muy bien, muy bien, amigo jefe de
correos. Pero también yo voto
Por pasarlo bien. Cuando, al
atardecer, llega a puerto el primer
vapor,
Se le recibe como es debido, con
todas las banderas de señales bien
desplegadas;
La bandera azul y gualda se iza en la
punta en atalayas y chalupas,
Y de lo alto de nuestra casa, el viejo
cañón finlandés,
Comprado en una subasta de
naufragios por cuatro riksdaler[217] con
descuento por pronto pago,
Saluda como un trueno al liberador
que nos llega de la tierra firme,
Al capitán diplomado Kronander, de
Baggen, nuestro amigo.
LOS NIÑOS CANTAN
FUERA
Bienvenido de nuevo, simpático sol,
Que nos liberas del viento del norte;
Hoy te has vuelto a dormir, como el
año pasado,
Por eso tienes los carrillos como
amapolas.
Caliéntanos la tierra, que crezca el
centeno,
Y llena bien nuestros rústicos
hórreos;
Calienta el agua y la tierra, olas y
calas
Para que nos podamos bañar.
Bienvenido de nuevo, simpático sol,
Luce sobre la tierra, luce sobre el
agua;
Ya suena el canto, ya se templa el
violín,
Ya se baila noche entera.
EL NOTARIO
¡Eh!, ¡que aquí estoy yo!, ¿me veis?,
soy el primero que viene al baño,
Soy el notario de sucesiones del
Honorable Tribunal de Primera instancia
de Köping,
Y me dedico a dar fe de las
sucesiones, por lo cual se me llama en
broma
El testigo de la muerte[218]; me
conocéis desde el año pasado, ¿no?,
¡tenéis ese honor!
Treinta años llevo ya dando vueltas
por estas orillas, invitado de honor de
Fagervik,
Tomando mis baños, dándome mi
paseito por la mañana y por la tarde;
Disfrutando de lo que aquí es
disfrutable, distrayéndome de pensar en
la muerte.
Contemplando la juventud y el sol,
en primavera siempre vuelvo a
rejuvenecer
Como un roble ahuecado que, sin
embargo, sigue reverdeciendo, aunque
sin dar fruto.
Ya he pasado por mi chalecito en
compañía de la vieja Lovisa;
Abrimos la ventana a medias para
airear, asear y limpiarlo todo;
Y también cavamos en la huerta; yo
mismo, aquí donde me ven ustedes,
rastrillé y limpié;
El macizo del perejil está como
nuevo, y es que, si no les echas hierbas y
especias,
Platijas y tímalos, percas y todos los
demás peces guisables
No valen para nada, ¡lo que se dice
nada!; conozco bien mi pobre
archipiélago[219],
He
sembrado
eneldo,
el
imprescindible, el eneldo divino,
Y cuando en agosto llegan de tierra
firme los regordetes, los agitadísimos
cangrejos,
Y de las islas y los escollos nos
llegan en bote las deliciosas chuletas de
cordero y ternera y se ponen a la venta,
¡Ojo!, no olvidemos entonces el
imprescindible eneldo,
Pues sólo él tiene el poder mágico
de hacer comestible el arenque del
Báltico.
Y también he sembrado rábanos de
invernadero,
aunque
más
como
entremeses,
Adornan mucho las mesa el domingo
por la mañana.
Y no olvidé plantar flores, pero sólo
de especies conocidas y familiares:
Ante todo, alhelís, jugosos alhelíes
de colores cambiantes,
Rodeados de coronas de aromáticas,
hurañas resedas;
Ni he olvidado tampoco sembrar
ásteres, que tan bien nos vienen en el
otoño.
¡Cuando todo lo demás se aja, el
áster sigue muy gallardo y erguido en
medio de la helada!
Y cuando zarpa el último barco y yo
me vuelvo a la ciudad
Me llevo conmigo un ramillete de
ásteres para la camarera del vapor,
Como un pequeño recuerdo y acción
de gracias por las amables horas
Que gracias a ella he disfrutado ante
la cargadísima mesa de entremeses del
salón de primera clase…
¡Oh, señores,!, ¡qué excelente
anguila, qué salmón en jalea, señores
míos!
EL DIRECTOR DE LA
ADUANA
¡Por favor, notario, cierre el pico,
que nos va a zampar a todos como si
fuésemos peces,
Y nada me extrañaría que tuviese
Usted servidos a nuestros herederos
antes del anochecer!
EL JEFE DE CORREOS
Querido señor notario, aparece
Usted aquí como la primera golondrina
de junio
Para comunicarnos la llegada de la
primavera en la comarca del
archipiélago,
¡Héos aquí, el primer bañista, al que
enseguida seguirán muchos más!,
Traéis a nuestra pequeña comunidad
el retintín del oro en la bolsa;
El oro que se vuelve plátano, y la
plata que se trueca en relumbrante
cobre,
Hoy llueve sobre el párroco y
mañana goteará sobre el sacristán.
Y así cunde el bienestar en el
pueblo, es como si la ciudad pagase su
tributo al campo.
¡Bienvenido, pues, aquí, señor
notario, todos nosotros os lo deseamos
de todo corazón!,
Y le rogamos que participe en
nuestra fiesta en honor de este día y esta
noche;
¡Hoy, domingo de la Trinidad,
bebemos nuestra propia salud en
fuentes[220],
Fuentes gualda cual oro, por mucho
que la señora Lundström insista en
descorchar botellas…!
Allí brindaré yo por Usted y le
desearé una larga vida,
Tan larga como la nuestra y un
poquito más.
EL NOTARIO
Gracias, buenos señores, acepto
agradecido vuestro amable ofrecimiento,
Primero en la fiesta y luego en la
cama, he aquí mi lema para el día de
hoy.
¡Pum!, ¡ha sonado un disparo. ¡Y
otro más! ¡Y es que acaba de llegar el
barco!
Junto a la fuente, bajo la fronda de
los robles y los abedules, se ve una
mesa puesta, con cuencos para el ponche
y vasos. A la mesa están sentados el
notario, el director de la aduana, el jefe
de correos, el poeta, el revisor[221], el
vicepastor, y otros.
EL NOTARIO
El sol se ha puesto su yugo y galopa
con resplandeciente arnés
Saliendo de su quinta casa, que está
bajo el signo de los gemelos,
Abandona el engañoso mayo y viaja
bajo la protección de cáncer[222].
Y entonces es cuando llega el verano
al norte y cuando el ciudadano suda en
la ciudad;
Los colegios terminan sus cursos y
en las fábricas comienzan las
vacaciones.
Los hogares se disgregan y las
ventanas se enyesan contra el sol[223],
Las alfombras se enrollan, la ropa
de invierno se saca a airear,
Las casas están en plena limpieza de
verano, y todo huele a altamisa y
alcanfor
Esparcidos doquier por la madre
contra la polillas.
De modo que, ¡todo el mundo
afuera!, ¡todo el mundo al puerto, donde
espera el vapor!
¡Arriba el ancla y mar adentro!, ¿nos
hemos olvidado algo?, ¡pongamos proa
a la tierra firme!
El comienzo del verano, hermoso,
dulce tiempo de juventud e ilusión;
Las últimas anémonas aún nos
esperan en el bosque;
Es entonces cuando la prímula
asoma, ofreciendo miel y cera
A las abejas y los hambrientos
abejorros, y coronas a los niños;
Y en nuestras huertas las vallas
ostentan narcisos y tulipanes;
Y los arriates de recién removida y
nigérrima y friable tierra aromática a
verde
Se cubren de la olorosa nieve de los
manzanos en flor que bordean el camino.
El
jardinero
cuida
de
su
invernadero: lo airea, lo limpia, lo
riega,
Vigila la hilera, recta como hecha a
plomada, de esponjantes lechugas,
blancas como harina,
¡Y sus hileras de rábanos!, ved cómo
se levantan ya sobre la tierra
Como queriendo salir al espacio con
rosados piececitos…
He allí el remolino de las espinacas,
y el imprescindible eneldo.
¡Pero, silencio, gulosa boca mía!,
¡volvamos a la golondrina!
¡Solsticio de verano oh, tú, delicioso
tiempo, entre peonías y lilas!,
¡Oh, tú, estación de lilas, lilas, pero,
más aun, las blancas
Que aroman y susurran, como en mis
tiempos jóvenes, sobre amor y
esperanza!,
Aún recuerdo, sí, todavía, el
perfume que exhalaba el guante de una
damisela,
O quizás fuese su pañuelo de encaje,
trofeo de un baile de año nuevo…
Llega, pues, el día de los botes: hay
que
enjarciarlos,
pintarlos,
empalmarlos;
Y hay que comprar cañas de pescar,
traiñas, anzuelos;
Limpio está nuestro campo de tenis,
pronto nos saludarán los sombreros
abigarrados,
Rojos y blancos y azules como
gigantescas flores del bosque.
Ése es el tiempo de la juventud; y
los viejos regocíjanse en el recuerdo.
¡Día de pleno verano, cuando el
viento queda inmóvil sobre el agua
espejeante
Y el sol quema en la orilla y los
niños se bañan en la caleta.
El cuco[224] ya no canta, mientras la
hoz corre sobre el campo.
El heno recién cortado se recoge y
se amontona sobre carretas cubiertas de
follaje;
Las fresas del bosque, con leche,
bien ajustado quizás el sabor a leche
agria,
Aguardan al atardecer, cuando
llegarán los sudorosos, hambrientos,
sedientos segadores.
La semana de las damas, como suya
que es, llega en julio;
Día del santo, día único que nunca
falla, con oporto, café y pastas.
Cuando las rosas están en su
esplendor, pero víctimas siempre del
podador;
Sara, Margarita, María, Malena,
Emma, Cristina,
A vosotras la cosecha de rosas, lo
más bello cae bien a las bellas.
El almanaque predice lluvia; lluvia
frecuente, más no constante;
Y cuando, a pesar de todo, llueve, la
gente se reúne y alterna,
Todo el mundo se entera de los
festejos, todo el mundo discute los
programas.
Ahora hay fiestas cada noche, y se
juega y se disfruta y se baila,
Pero bailar sobre todo, porque ahora
también llega la música;
Músicos de primera fila, de la Real
Ópera de Estocolmo:
El primer violín es bueno, el
anterior, empero, era mejor,
El contrabajo es óptimo, y el peor el
clarinete,
Pero el piano vertical, ¡señores!, ése
sí que es grande, lo toca
La mismísima directora, nada
menos, que estudió en el Conservatorio,
Y en otros tiempos tocó para van
Boon, pienso que eso era en los años
sesenta[225],
Y después tocó para sí misma, y,
claro, también para sus íntimos.
¡Bueno!, pues mientras el baile
prosigue en la gran sala de alto techo,
Los caballeros, y no los más jóvenes
precisamente, beben sus copazos,
O tiran bolas en la bolera del monte;
Las damas, en tanto, se sientan en
largas hileras ante el mar,
Y tampoco son precisamente las más
jóvenes, y espantan los mosquitos con
ramillas;
Los mosquitos son al reposo lo que
la serpiente es al paraíso terrenal,
Los mosquitos son malos bichos,
pican como demonios y no dejan dormir.
¿Qué no dejan?, ¡y tanto que no
dejan!, como que en las luminosas
noches nórdicas
No hay quien duerma, y desdichado
quien se quede dormido a medianoche.
Lo mejor es hacer como yo: un
profundo sueñecito a mediodía.
¡Oh, las dulces noches en que,
finalmente, uno cae en la cama!;
De estilo gustaviano es mi lecho[226],
con muelles cojines de plumas de ave
marina,
Y lo bueno es tener una lamparilla
encendida para echar una ojeada al
periódico.
Descarguemos
un
poco
de
insecticida sobre los mosquitos y su
irritante séquito,
Y en sueños volvamos a los más
obscuros atardeceres invernales.
Nuestros sentidos se embotan entre
pensamientos grises como el otoño…
Pero he aquí que al apagarse la
lamparilla vemos luz entre las cortinas,
Y ya canta el petirrojo y en la caleta
el agua salpica contra la ribera.
El sol del pleno verano nórdico, y
del nordeste (medio este), tiene su
púrpura
Dispuesta en una banda que reluce y
deslumbra como radiante aurora boreal,
¿Asoma ya en la estancia?, ¡es que
amaneció!, ¡y ahora sí que huyen a
reposarse los mosquitos!,
¡Y qué bien se duerme uno con el sol
contra los ojos cansados!
***
La canícula avanza somnolente bajo
el signo ardiente de Sirio;
Todo está ajado y seco, decaído y
polvoriento y pesadote,
El calor nos aplasta hasta dormirnos
y las pulgas nos despiertan a pinchazos,
Las dalias se mueren sobre sus tallos
y los ásteres caen graves contra la tierra.
Los pozos quedan exangües y la
tierra misma se agrieta de sequía…
Y entonces avanzan hacia el oriente
las azulnegras, enhiestas nubes de
tormenta,
¡La vanguardia del rayo avanza!,
¡durante un segundo reina el silencio!, ¡y
se oyen gruñidos y ronco rodar de
truenos
Y ásperos rugidos y chasquidos! Y
luego un detonar de agoreros cañones.
Las ventanas se sacuden de estrépito
y los morillos tiemblan en las
chimeneas.
La tormenta se derrama ahora de
azulnegras nubes que asoman al zenit,
Las ráfagas soplan aspérrimas contra
las azotadas olas de la orilla,
La gente se refugia alocada en
cualquier parte, todos cierran puertas y
ventanas,
Las aves se recogen y encogen al
pairo de los troncos rasgados de los
abedules,
Los peces se hunden aterrados al
más hondo fondo, y hasta bajo tierra
buscan cobijo…
Y entonces la pelea está en los aires,
por la tierra, por el agua;
Y luego se aquieta; como el olor a
pólvora después de la batalla,
Las nubes salen desaladas, se clara
el cielo, la naturaleza se calma,
El sol recomienza: luce, calienta,
quema.
Mas la canícula, a pesar del calor,
de todo, conserva sus instantes más
lúcidos,
La caza de patos recomienza y con
las cerezas iniciase la estación de las
bayas;
Los guisantes van al mercado, y
enseguida siguen las patatas el mismo
camino.
Se compra papel cazamoscas, pero
las redes cazamoscas donde se cosen es
en familia;
Los niños celebran meriendas y se
va a la ciudad a por aceite de ricino;
La alarma del cólera se deslíe en el
aire como el amén en la iglesia;
Y todo el mundo se pone a régimen,
pero los caballeros siguen fieles al
coñac.
Y llega el momento del cutter y de la
Real Sociedad de Navegación a Vela,
Y cuando suena el vibrante grito:
¡Ha llegado la escuadra!,
Todos corren al banquete; la
dirección se reúne
Y la sociedad da, evidentemente,
saraos para los oficiales de la marina de
guerra…
Y entonces dicen los viejos: Bueno,
se acabó y se reúnen a solas en el
Castillo;
Allí beben y tontean y recuerdan los
viejos los tiempos de su juventud.
Agosto llega como el último vals del
baile
Y el fin del veraneo fructifica en las
flores caídas del estío incipiente;
El centeno se hacina y el trigo al
tiempo amarillea,
Si Eric prometió espiga, Olof
aparece con pasteles
El día de San Lorenzo traerá peras,
pero no de las buenas;
Las manzanas que vemos por las
avenidas son igualmente fruto de otoño,
Las
frambuesas
se
siguen
recogiendo, los melones y los más
deliciosos cohombros;
El cohombro, ésa es mi fruta, mi
fruta vital, ésa es la verdad;
Yo mismo los he cultivado como
nadie, y guardándolos en jarras,
Jarras de algo más de dos litros
unas, de más de dos y medio otras,
Compradas en la cacharrería de
Kosta, que creo está en la Ciudad Vieja.
Las avellanas que se ven por ahí
comienzan a madurar ahora,
Y he de fijarme si aún quedan
algunas del verano;
Y es que las ardillas se las comen
todas, y los niños cómenselas verdes.
Tras la lluvia de otoño los hongos
aparecen como mala hierba,
Los hongos están muy buenos
frescos, pero también pueden salarse.
¡Sigue, sigue!, porque ahora
pasamos a agosto, el relucir lunar de
agosto,
Como fuegos artificiales, es propio
de las regatas, con antorchas y lámparas.
Sí, sí, hijos míos, hijos míos, aquí el
viejo empieza a perder su norte.
El verano va a su fin, y los
atardeceres comienzan a ensombrecerse;
Llegan días muy sombríos, y la gente
se congela en casa;
Y los que salen a la calla se cubren
de suciedad y fango y humedad,
La mente se irrita y se embota y la
falta se siente por anticipado. Y,
fijándonos bien,
Veremos en jóvenes y viejos un aire
de anhelo,
Anhelo de la ciudad, del hogar, del
café, de los amigos ausentes…
Y así llega el fin del verano, y la
gente se va, con melancolía, del campo,
Como en tiempos más felices se
irían de las Islas Afortunadas…
Treuga Dei, la paz de Dios[227] se ha
terminado en la naturaleza
Y recomienza la ley del puño con
sus querellas, sus asiduidades, sus
trabajos:
Todo cuanto es bello y largo y joven
deviene corto como el verano nórdico.
EL POETA
¡Ahora me toca a mí decir unas
palabras junto al cuenco del ponche!
Espontáneamente ofrezco al notario
mis gracias por habernos cantado el
verano,
Tema de libre elección, he aquí la
norma, de modo que yo elijo, ¡buenos
señores, oídme!,
Elijo el amor ante todo, sus
celestiales goces y cuidados.
¡Eros, el más antiguo de la familia
divina, y el más joven de la humana,
Eros, el niño celeste que nace
cuandoquiera que un hombre ve a una
mujer,
Nacido él mismo de un rayo que
chocó con el rayo de un ojo fulmíneo,
Nacido de querellas concluidas en
eternos abrazos!
¡Eros es mi canto!, ¡en tono menor y
mayor, pero menor sobre todo!
CHRYSAETOS[228]
ué esperáis pesadísimos cuervos
lá abajo en el seto autumnal?
ntes era tan solo el corvato
fugiado en el árbol desnudo.
ué esperáis cacofónicos cuervos
tendiéndoos a cientos y cientos?,
ebo acaso o carroña
ue dejó el carnicero?,
ace acaso en la paja
a bestia muriente,
será que hacéis fiesta los cuervos?
ué esperáis cacofónicos cuervos
lá abajo, en redor de mi casa?,
los tilos los veo,
los vientos meciéndose;
las ramas nocturnas croando
en las diurnas las alas arqueando,
esperando que alba se encienda.
qué gruñen los canes cetrinos
la finca del gran plantador?
r los bosques buscando y saltando;
empre alerta, jamás distraídos.
qué cantan los canes cetrinos?
o será que a cadáveres cantan?
ntados en grupo
uñendo y cantando
el cuello estirando
rante la oreja…
diente y reseco el hocico…
uñendo les oigo
ando el búho su grito comienza.
ué chillan los búhos de gualda
r los techos de hórreos tantos,
ando tanta abollada veleta
si al viento no puede hacer frente?
ué cantas, veleta roñosa,
la música triste y nocturna?
res cal o cadáver?,
ales tú o valgo yo?,
puro es o miseria?,
presagio de muerte?,
Miseria es y muerte es y cadáver!
que hacéis, encorvados sujetos,
lá abajo en el niveo páramo?,
las liebres, quizá, ponéis trampas?,
Mas la tierra ya se abre en deshielo!
llevan ramillas,
sgajan estacas,
spejan la senda,
ensuran peldaños;
s senda de invierno
brada o escueta
ue hiende la mar congelada?
ué hacéis, pues, encorvados sujetos,
la entrada de ésta mi casa?,
hora cruje en la tranca la puerta
es que un hálito niveo lo oprime.
s hombres ramillas
parcen en nieve;
tanto caen gélidos
telares copos,
s huellas se borran,
humus se esponja,
asta!, ¡basta!, ¡basta!,
lanca, amarga cual sal es la nieve!
egan trineos, gritan cocheros,
dean lámparas, se aleja el día.
s hombres llevan, los hombres clavan…
ermina el cuento!, ¡termina el cuento!
*
se oye un grito…
*
la escalera el techo rasga un grito,
ue retumba por campos y casonas
el viandante en la calle tiembla al oírlo
se detiene con las manos juntas.
en alto piso de desierta casa,
la ventana, sobre arbórea fronda,
luto un hombre alarga ante sí lámpara
mo queriendo al páramo dar luz;
aúlla con voz de loco o bien de bestia
cién herida en su prisión exigua:
a muerto Chrysaetos!
voz el niveo páramo unce, y llora
sta morir en nórdicas alturas,
ás el bosque viviente lo repite
replica gimiente cuanto breve:
hrysaetos ha muerto!
*
r estancias vacías yerra solo,
oquier velas y lámparas enciende.
el salón colgado fijo mírale
retrato distante y frío.
furioso, de cuarto en cuarto busca,
sca lo que ya nunca encontrará,
na busca que al loco encoleriza,
lo que busca ya no rememora.
jones abre, armarios y alacenas,
l pasillo va luego a la cocina,
bajo mesas mira y bajo bancos
sta que en el vestíbulo se aquieta.
lí un abrigo cuelga abandonado:
piel del cuello suavemente usada
r las mejillas que rozarlo suelen.
l recuerda y sus ojos brillan rojos…!
afuera, en plena noche…
afuera, en plena noche, nieve y páramo,
él corre y busca, busca,
lta fosos, rutas franquea,
as la nieve le envuelve y le revuelve!
usmea!, ¡husmea!, ¿tienes pistas ya?
jo hielos y fríos y diluvios
tropieza con piedras
entre zarzas se enzarza
en torno a él cual muro crece nieve…
mo bestia feroz va contra el viento,
ego está, su mejilla luce pálida,
pulso se encabrita, ¡sigue!, ¡sigue!
e de puntillas que si no te hundes
n que nadie te vea,
die morir, por mucho que aúlles, te oiga!
en las flores de nieve te sumerjas!
ienes miedo, hijo mío?,
, negro el cielo está como pizarra
o escrita, como piedra en una tumba
n inscripción.
esiste!, ¡estáte inmóvil!
*
él sigue, va del sur a las colinas,
o entre abedules se alzan los alerces…
hí sangra el corazón, la mente se abre,
hí solía él ir con su mujer.
jísimos, al norte, ¿es un delirio?,
la casa desierta ve la mole
al tren raudo que espera en la estación,
allí está su ventana iluminada!
él grita entonces:
ale ya el tren?,
ecid!, ¡decid!
s quizá el tren nupcial?,
sa novia que vi
mi novia de hogaño,
da de blanco y verde
vuelta en seda y gasa,
da de blanco y verde
al florido cerezo
ue ante estancia yérguese?
entado al sol, con sol en mis sentidos…
lí fue…, y era mío Chrysaetos!
*
luego canta:
as de estío, suaves vientecillos,
as azules, tierra gualda y tibia,
edra, en torno a mi choza entrelazada,
mesa puesta con sus hojas cubre.
sobre el mar, y entre las largas olas,
y yo nadamos codo contra codo,
el fresco mar la sed sacia de llamas
ue el sol enciende en nuestro seno.
al salir tú del húmedo regazo
l mar caí yo de pleno en tu belleza!,
erdóname que me jactase entonces:
ti no te ve Némesis![229]
hrysaetos!
hrysaetos áurea águila, ojos de oro,
r vez última al sol vi yo ascender…!
fue al vernos los dos en la alta cima,
ntándote a bajar yo con mi canto…!
e tu ala una pluma arranqué entonces
con ella en tinta áurea escribí luego
s cantos que conoces… de
Gehenna[230],
ue transformóse en nuestro paraíso!
la
*
tival tarde…
rde de estío, dulce y quieto el viento,
la verde luz de las hayas,
los ojos el sol y en las mejillas,
nuestra casa, en hiedra envuelta, vamos…
ardía tarde estiva, bosque quedo,
s aves ya no cantan,
ando, apenas abiertas las flores,
bre nuestras cabezas caen las hojas!
*
nto a la fuente de agua férrea
ecen doradas florecillas,
briza sierpe bajo argénteo tilo[231]
e aquí el enigma del boscoso elfo, que es
tuyo y mío!
*
entras se agitan los recuerdos…
entras se agitan los recuerdos como
eve invernal, él se hunde bosque adentro.
ro el bosque termina y él se para
nto al lago, do hay de arado surcos.
invernal ruta, tiralíneas recto,
r podados abetos flanqueada;
as sobre ella se extienda negra tinta
él se para, abatido, y la contempla:
jadeo, un gemido, un bestial trago,
ego un aullido, un infinito horror.
la tiniebla llega, desbocado,
jinegro coloso,
hielo mécese y el agua muge.
s ramas se estrechocan y se curvan,
oles de hielo rómpense cual vidrio,
istalinas resuenan sus astillas,
úsica cual de miles de laúdes
r fuerte terremoto disgregados.
al lado, tal ballena herida,
dea el vapor en carbonoso humo,
undiéndose en el valle de las olas
fantasmal espuma en su torno álzase.
*
ando el sol sale…
ando el sol sale sobre helado campo
rvados hombres entran azulencos
ra mirar dónde el vapor se esconde;
cual gorriones cuervos se apretujan
ra picotear golosamente.
torno al hielo siéntanse los perros
ñendo igual que suelen en los bosques,
al si profetas fuesen.
El REVISOR
siempre tuve suerte, pero ¿qué cantar
puedo?
Eros omnipotente manda, ¿qué diré yo?;
olor, nuestro poeta cantó el suyo en sus
versos.
o es mío este concurso, ni es lira mi
carraca;
ntaré, pues, un sueño que soñé en mi
escritorio.
SOÑÉ…
ñé que era un tullido
en una estancia estaba que era mía…
la lámpara al rojo resplandor
unas personas que conocer quise.
fondo de la estancia mi ojo izquierdo
visó un hombre al piano…
nguna de sus notas captar pude…
as distinguí en los rasgos de los otros
án cambiantes sonaban esas notas
obscuras, cortantes armonías…
l músico tan sólo las espaldas
ía y la sombra de su móvil testa
bre la partitura enfrente de él…
en esa partitura hinqué mi vista:
distancia sus negros garabatos
al de un rostro los rasgos se juntaban
a los de los demás se parecían…
cuanto él más tocaba, más oyentes
an apareciendo en aquel cuarto,
por sillas, sofás, mesas y estantes!
nso era el aire, alguien abrió la puerta,
el vestíbulo todo estaba obscuro;
ego la puerta del zaguán abrieron,
onde ardía un gas que era mate y blanco
ciendo en las baldosas blanquinegras
ajedrez a tablero semejantes.
trás serpenteaba la escalera
n balaùstre de caoba, junto
la saetera del zaguán al fondo.
la escalera, esbelta y alta forma,
móvil, negra ropa, opacos velos;
forma se encorvaba, cual en honda
sesperada reflexión sumida…
s ojos, acuciados por lo nuevo,
l zaguán cruzan ahora la ventana…
lí, la huerta obscura, y más allá,
otro lado, iluminada casa…
rtinas de damasco, lujo, caros
uebles, un comedor con mesa puesta,
ra dos sólo, más todo era plata,
el objeto más ínfimo era de oro…
onías y lilas en jarrones chinos,
aparador repleto de cuanto hay
el mar y en el bosque…
as no veíase allí ningún ser vivo…
vista, hasta allí hincándose, devino
hilo y por ese hilo yo seguía,
en un instante estuve allí metido,
, toda mi persona, yo completo.
slumbrado me vi en el comedor
uieto y con miedo como delincuente…
ré mis pobres ropas,
rostro, mis muletas…
uiparéme a un cuervo tiroteado
n las patas colgantes so las alas…
vergüenza lloré… Se abrió una puerta
del salón entró allí una mujer…
era la forma que vi en la escalera,
aviada de novia, irradiante
juventud, belleza, infantil gracia…
mano me tendió, sus ojos dícenme:
Ahora eres mío cuanto yo soy tuya…»
í de hinojos y sentí un instante
frágilmente ruin que yo allí era…
digno del amor de una mujer…
la sonrióme y díjome: «¡Levántate!».
vánteme, diciéndome: ¡Soy joven,
erte y sano y no ya tullido y frágil!
amás lloraste de excesiva dicha,
ando el alma se esponja y se engrandece
rradia rayos de alma gratitud,
initos, allende los planetas,
más allá, sí, más, pues no hay confines…?
heme aquí, yo, sentado con mi novia…
do era de mi gusto: pensamientos
palabras parimos y engendramos,
ntíame de ingenio reluciente
en alas del ingenio era alto el vuelo
sumíamonos al centro mismo
todo: mundo y hado humano obscuro
erpretábamos cual libro abierto…
da fue que de dos almas hizo una…
aun cuando que era perfección le dije,
modos y no menos de vestido,
mo en todo lo bello, había un fallo
gusto en ella que mi vista hería…
pedazo de cinta, roja, absurda,
ue en su hombro derecho me irritaba.
rgo tiempo contúveme, forcéme,
ás, finalmente, ya no pude más
mi mano saltó, cogió la roja
nta sin mala idea ni pensarlo.
entonces transformóseme mi amada
un rostro tan cruel cual de Gorgona
o cada rasgo era una sierpe viva
ostróme arrebatándose la máscara,
con voz de nocturno ángel silbóme:
Ah, de modo que tú eres un pedante
iticador de cuanto amar debieras?».
No», respondí, «yo quiérate perfecta,
vi un defecto y de él quise librarte».
ella: «¡Liberador, vete a tu casa,
no te gusto siempre tienes otras!
erá mejor que bajes a la calle
allí veras que ya no me precisas!»
menzó así reyerta interminable
onde ni ella ni yo nos entendíamos;
rmenta de palabras sin sentido
emplaza así y acaba en lucha abierta…
enso que días reñimos, no, semanas,
ños, todas las luces se apagaron
el sol siguió a la luna, y ésta a aquél
sucesión que fue cual de segundos…
veces despertábame, más rápido
ormíame a soñar la misma riña…
r fin luchamos, y lloramos luego
margamente nuestra humillación…
nciliación, caricias y promesas
amor, reyertas nuevas, nuevas riñas…
grité entonces: «¿Es que no habrá fin,
unca jamás veré el fin de este infierno?».
o lo hubo, cada noche se renueva
sueño, ¡y para mí es como otra vida!».
El VICEPASTOR
sando huellas pisadas a mi buen notario
sigo,
penas aprendiz soy del padre del verso
patrio,
ernhielm, primero y óptimo que en
hexámetros cantara
sueco, el clásico verso que en seis pies
se distribuye,
ré así dos miniaturas del viejo paisaje
sueco.
EL CENTENO HUMEA
umea matinal el centeno en pujantes
espigas,
pla la tibia brisa del sur, ondulando la
superficie;
mo polvo de harina un velo se alza y se
mece al viento;
da de púdicas flores oculta como el
abrazo de Júpiter
las nubes, así que el anual milagro
ocurre ahora a escondidas.
oma cual de pan fresco se esparce en alas
de matinales brisas;
lo un murmurio, un temblor recorre la
ruidosa paja;
silencio de nuevo; y cuando el velo se
retrae de tan meciente cosecha
cretamente ocurre lo secreto, pero el
milagro se deslíe en signos.
os, el don del bueno es pan; en las
brácteas de la flor del centeno
scernir puedes su garbo, signatura rerum
llámase;
dados por un artista, mínimos, límpidos
modelos
elgan, atisbantes, de las flores,
mostrándonos útiles de panadero.
dillo de hornear, pala y punzador, con
raspador, cuchillo, rodillo…
do lo cual un niño me ha enseñado,
rehuyo la fe de los mayores.
campo no tiene seto, abierto se extiende
sobre la tierra,
puesto a insectos y sabandijas y a huestes
devastadoras de gusanos.
uién dio a la semilla defensa, quien
defiende a la brizna de paja en el
campo?
mala hierba despeja las dañinas
sabandijas:
aroma anestesiante del cuajaleche, de la
manzanilla el especiado aroma,
hedor repulsivo de la magarzuela, el
ponzoñoso vapor del espolillo,
margarita misma, y el aciano, todos los
cuales buscan el reposo vesperal del
estío
ya secreta energía jamás mancilla el
vértigo canicular.
modo que la bien defendida semilla de
las pujantes plantas se siente segura,
n segura como las ropas contra la polilla
por la agria, pozoñosa cizaña.
ro cuando llegan voraces huestes de ratas
y ratones, de gorriones,
vastadora manada, hurtando por huertos y
surcos,
rascón los asusta a todos con su cortante
estrépito de matraca;
visible él mismo entre espigas isócromas
y de todos espantajo,
r más que ninguno vea su vuelo ni perciba
a tiempo su llegada,
cido sin fuerza volandera pero tan móvil
como cualesquiera otros en el otoño.
mo se mueva ni los más sabios podrían
contarlo;
rascón es atalaya de huertos, único genio
de los campos.
*
EL HÓRREO
caminaste acaso un día de pleno estío
entre florecientes campos y huertos,
jos de la casona, en busca de senderos
solitarios;
uzando un vasto campo a grandes pasos,
viste, sibilante, asustadora,
rpenteante sierpe desaparecer arbusto
espinoso adentro.
picagrega alza súbito vuelo entonces, da
vueltas, engaña, se eleva.
bordeas el bosque, de heléchos y
enebros bordeado;
erba enana, una danza de elfos entre
hongos y blancas flores de henaje;
nzate senda adelante entre relucientes
raíces de surcos,
lucientes agujas aromáticas a resina y
resbaladizas bajo el pie;
ormiguero al pie del pino viejo como
carbonera que es refugio de sabandijas;
millas de meruéndano cetrinas como
mirto. La blanca brusela
ézclase como flor de azahar en la corona
de la novia.
picorojo pica y martillea el tronco,
ahuecándolo, y el lugano, en la copa
misma,
ce su nido en las ramas cedientes de un
altísimo pino;
espumuy clama pidiendo auxilio como
una parturienta.
jante es el bosque y tétrico cuando el
espumuy sacramente lo incuba.
meja la celda de un pensador si con
pesados y verdes cortinajes
cita tu sentido al celo, al esfuerzo mental,
a la veneración.
ro he aquí que de nuevo cala luz, ante la
vista se abre una grieta en el boscaje;
s mojones se enderezan, firmes, en torno
a las raíces crecen fresas del bosque,
el lecho de musgo parece coraza de la
tierna linnéa boreal,
mpánulas color melocotón aromáticas a
leche y almendra
finas cual aguja del grosor de un rayo de
sol perforan el verdeciente terciopelo;
llo rígido como brizna de paja, exacto,
coqueto ornado.
senda que conduce al pasto serpentea de
nuevo en la obscuridad del abetal,
bscuros troncos se yerguen; en una hondón
luce forestal laguna,
núfares albos cual guata salen del agua
fangosa;
spósanse a plena luz, pleno sol, pleno
aire,
mbúllense luego, ocultando en limo su
dolor.
eve como el placer mismo es el instante
amoroso en toda la naturaleza,
mienza en las nubes del cielo y acaba en
el fondo del pantano.
sa la desviante vía, como un cielo de luz
ábrese el prado;
oreciente prado de tréboles, aromático a
miel y a frambuesa,
jos, albos tréboles, meca de abejas y de
abejorros:
anta el prado! ¡Queda inmóvil, escucha el
coro de cantores!;
o es a ti mismo a quien oyes como si las
flores mismas cantasen?,
anto floral, floral aroma júntanse al viento
en recíproca armonía,
ptable únicamente para quien háse
desvinculado de una vida compartida
vana pompa de afectación para renacer
en plena naturaleza!
gue los pasos del reno, junto a la cuneta
alza su nido la alondra;
rmina el seto de tréboles y el prado se
extiende hasta el pasto;
ave como parqué el dulce paisaje de
robles y tiemblos,
gran patio se abre a la sombra protectora
del vallado, cabe la fuente.
a casa solitaria se divisa, gris, no muy
distinta de un templo;
atrio sustenta el gigantesco tejado de
madera grisblanquecina;
o vénse ventanas; allí no viven bestias o
personas.
allí se alza, a solas consigo, de soledad
escueto símbolo,
sto do tú quisieras vivir si fuésete posible
vivir solo,
sea, quiero decir: sin ti mismo, pues solo
sigues sin estar solo;
yo te sigue, te acompaña como la sombra
sigue a su señor.
ahí el hórreo, la casa de las flores, del
heno reseco;
a modo de compañía, ved a su lado el
gigantesco tilo cubierto de musgo,
tilo, árbol mágico y libre, que sólo en el
aislamiento crece;
lo en la avenida del parque cabe forzarle
a uncirse a la podadera y al molde
militar;
to cual cúpula de iglesia erígese en
campanario del templo
hela aquí entre los árboles: la más bella
hoja es la suya, cordiforme,
l corazoncito resonante al viento; y su
flor, una irradiante cabeza
ue alzárase en alas al quedar listo su fruto
para caer por tierra.
hórreo, la casa de las flores, aromática a
trébol y alestas,
jo su alero, además, brinda cobijo a un
nido de golondrinas.
reja sola y solitaria, aquí atraída en fuga
de la crespa muchedumbre;
mar, nutrir a las crías, olvidarse por
completo del mundo.
uéspedes son del hórreo, los únicos que
éste tolera en su seno.
EL JEFE DE CORREOS
y!, es éste mi turno, ¿cómo salir, pobre de
mí, de tal paso?
o nací volador, reptante soy más bien por
tierra,
unque una vez trepé hasta el tejado mismo
de un hórreo,
ndíme a la canción de la veleta,
herrumbrosa estaba a semejanza de
anciano,
l anciano que entre vosotros siéntase y
gruñe y runfla y chochea.
n perdón, por lo tanto, y de ínfulas aquí
hablar quiero.
CANTA LA VELETA
y una veleta sobre el techo del hórreo,
hórreo del tabaco;
grano van sus canciones
ritmo del viento del norte:
helada,
n boca herrumbrosa;
spa;
spa;
aquí un dragón
un gancho[232];
rtantes dientes;
élvese el viento.
ca
rdiz;
ocoso,
ocosea.
echón,
spalilla
s hojas.
ómo dice?,
las hojas del tabaco.
a;
uele;
pé,
jetilla;
s cajetillas
cantan;
cohol,
iscordia
rea
el baile!
Cabo!!!
maestro,
capataz del tabaco
echante,
era, fuera, fuera,
era de sí,
anujiento;
, irr, irr
bra;
bra, espuela;
ogallo,
mbriaguez,
fetón,
isis…
Policía!!!
ahí un veleta sobre el tejado del hórreo,
l hórreo del tabaco.
uestra a veces más gusto
n el viento del sur.
toño,
nsuelo!
onsuélame,
ctate,
hierro rómpese,
gáñase la luz.
esperas…
despabilas.
dragón
l gancho
ba
china
s dientes;
prime…
scula,
disloca…
r err err,
ranca,
e atranca?
agrava,
ena, faena, faena,
poquitín más.
quierda Derecha
rrumbroso y Lento
orte y Sur
ortera y Dolor[233]
oriqueo,
oriqueo.
EL DIRECTOR DE LA
ADUANA
peor llega lo último, y el bufón atruena
con campanillas,
í asusta al niño que llora. Reír exige
vida.
aquí mi voz de pájaro, voz que oí en mi
niñez provincial.
allí eran mi cuna y la canción que
aprendí de mi niñera.
A CANCIÓN DEL RUISEÑOR[234]
, ih, ih, ih, ih!, ¿dónde estábamos?, ¡ahí es
donde estábamos!,
hí estábamos!, ¡quoj, oj, oj, oj, oj, oj!
Mira, mira, la cuna, la cuuu-cuuu-cuuucuuu-cuuu…!,
¿era
ahí
donde
estábamos?
!, ¡mira!, ¡la cuna!, ¡se mece, arrrrrrrrrrits!,
a cuuu-cuuu-cuuu-cuuu-cuuu-cuuu!, ¿es
ahí?, ¡mira, mira!
es, ves, ves, ves?,
iñera…», ¡niñera!, ¡sjátt, sjátt, sjátt, sjátt!,
¿ves?, ¿ves?
a teta; tet, te, te, te, te, te!,
lanco, blanc, blanc, blanc, blanc, blanc!,
¿ves, pequeña?,
t, tut, tut, tut, tut, tut!, ¡sat’n, sat’n, sat’n,
sat’n, ve!
oriquea, lloriquea, lloriquea, lloriquea,
lloriquea, ih!,
, so, so, so, na, na, na!, ¡so, so, so, so, no!
h, jih, guh, guh, guh, guh!, ¡Dios nos
ayude, niñera, aitsch!
EL POETA
rminó el banquete, nuestra Noche de la
Trinidad acaba en alegría;
hora, dice el calendario, comienza la parte
del año eclesiástico sin fiestas,
í será hasta Navidad; lo cual a mí ilusión
paréceme:
verano mismo es una larga fiesta, una
fiesta que dura lunaciones.
posar de diligencias y agobios, con el
culto en plena naturaleza;
dominical paz llena la mente, y de
dominical gozo
sfrutaremos todos en tales días, tantos
como cuenta la semana.
noche ha huido, ayer fue noche de
sábado;
urra nuestra fiesta, nuestro verano, nuestra
campestre vida en armonía!
eparémonos, pues, ya nos veremos, a
diario hemos de vernos!,
ada de buenas noches!, ¡mañana mismo,
sin falta, démonos los buenos días!
JUNTO A LA
ULTIMA PUNTA
1
nto a la última punta, blanca y lueñe,
chalet se alza gris y decaído,
s puertas se abren a ventosa noche;
dentro, en el salón, suena un piano.
horizonte cruza ignota nave,
litario el timón, alta la escota;
él en la vela, cuando vira el viento
ye una estrofa, sólo una, del piano.
encio, pues; él quítase el sombrero,
acias manda al chalet del viento en alas,
ella en la casa lo recibe, y fue
al beso en su mejilla de un extraño.
í abrazáronse en un bello instante;
densa noche dieron y tomaron;
unca volvieron a oírse desde entonces,
se vieron tampoco hasta su muerte.
2
viento, en calma y noche desde que el sol
huyera,
en lo alto, junto al borde, dormita un
bosquecillo,
no se ven los pájaros nocturnos,
s olas bajo el velo glauco del mar, se
calman.
s puertas del zaguán del chalet ahora se
abren,
jando en libertad a la cautiva música:
nta el piano, espónjanse sus notas, y
despiertan
la noche que duerme en rosado ropaje.
espejo del mar ahora se estremece,
en los árboles se oye susurrar una vela,
barco blanco pasa por delante en
silencio,
os, muchos, se suceden delante de la
orilla;
ombres con clara ropa escuchan en la
popa
los barcos, atentos, los remos en las
manos.
espiértanse las aves en islas y en
escollos!,
cuden las gaviotas blancas alas
moviendo!,
silencio, espiando, de lejos y de cerca;
en al agua, que en suaves redondeces se
mece.
nevatilla, en tanto, en la orilla está firme,
s gorriones del campo acuden de muy
lejos,
urraca desde el bosque, desde su árbol el
cuervo,
todos quietos, mudos, sorprendidos,
mirando.
ravanas de peces surgen de lo profundo,
lucio coletea contra piedra, la breca
sa, el gobio de oro y el de plata en el
muelle
asoman a escuchar el zumbante mosquito,
ntos, la boca abierta, en apretado grupo
scansan, las aletas en permanente alarma.
falenas la ronda danza en musical ritmo,
ncos cúrvanse, biezos humíllanse en la
cala;
pleno la natura se despierta y escucha;
s roquedos relucen como ojos de lince
rocío plañente que a las piedras suaviza;
monte al beso ríndese que le imprime la
música.
la blancoazul bóveda que el estío da al
cielo
hinca floral estrella, mas una solamente,
de la luna el círculo en su postrera fase
pera a iluminar del otoño la lámpara:
entonces en la orilla ola sobre ola óyese
entras el piano exhala sus últimos
gemidos;
a oleada llega de un vapor invisible,
o quizás viajero de lejanas regiones.
ando álzanse los pájaros y se alejan
mohinos,
s peces se refugian en sus profundidades,
todo queda calmo, y un solo firmamento
octurno cae y oculta el rostro de la luna.
3
uién esta noche va por el chalet,
sa tablas crujientes, discordantes
avos, y otea el mar ennegreciente?
ué tu pie pisa, pálido cadáver,
piececito, tan menudo y leve?
uy joven, grave, tenso,
corazón pisó antes tu talón,
y!
y yo, de noche, solos. ¿Tú en la sala,
cando el piano con nerviosos dedos,
del chalet al viento el suelo tiembla,
h blanca dama en solitaria costa?[235]
l ataúd nigérrimo del piano
rge de pronto tu apenado yo.
otros, pese a ti, tu pena anima,
ese a ti!
EL HOLANDÉS[236]
PRIMER CANTO
ete años navegué sin rumbo fijo
r mar desierta, huyendo de la tierra;
veces vi luz navideña o fuego
njuanero llamarme a tierra incógnita.
as jamás una flor, jamás un árbol,
áureo campo, prados verdecientes;
miraba del mar a lo más hondo,
endo de algas arriates infinitos.
quello era mi estío, mi consuelo;
sol en equinoccio, primavera;
s móviles estrellas, el otoño;
s cerradas heridas, el invierno.
séptimo año, según mi destino[237],
lví proa a la más cercana costa,
el juicio que de Roma golpeábame
evó mi nave y gente a tierra firme.
día bajé a tierra; en una urbe,
nto a la catedral, en el mercado,
n un romero hablé, bien lo recuerdo,
jo la Virgen, en el vasto atrio.
Hijo», me dijo, «cerca está el dolor;
prepara tu séptimo cilicio:
mejor y más dulce de la tierra
sgarrará tu corazón de nuevo.
e qué sirve la duda? El cielo ordena;
escupe al mar, muestra tu puño al cielo,
orgullo has de humillar, y por cien veces
la rueca de Omfalia tejerás».
la mano llevóme por callejas
un portón cabe el pozo de María.
a mujer prendió a mis fuegos fuego,
mi monje esfumóse al yo volverme.
SEGUNDO CANTO
ué es esto?, ¿qué es esto?,
a una niña envuelta en velos blancos,
coro de armonía eran sus líneas
ue bajo el blanco velo traslucíanse.
eflejo vivo del cosmos!
erte parábola eran sus caderas,
mo cometa, ignoto espacio adentro…
lvióse y la vi, raudo, y vi sus líneas
mbiar en semielipses,
al las que hace la tierra en torno al sol
a fin se forman en oval trazado
cuyo vital punto radios ábrense.
los hombros a la ingle se dibuja
hexagrama santo,
gran Orión contra la estelar bóveda
onde el cinto se marca en el ombligo[238]
en la que surge el ecuador celeste
jando hasta el esférico triángulo
r tres arcos convexos acotado:
pula es del templo en la cimera,
emplo que la maternidad santificó!
encima, el fuego, en curvas erizado,
solar casco y de lunares hoces
yos dos pechos, curvos, son la Tierra.
sí, hinojos nubosos de la Vía
ctea, y del muslo el sutil arco, como
un cuerpo que lanzárase al vacío!
el redondel del pie, del hombro el cerco,
la pujante curva de los brazos,
do lo cual surgido ha de la esfera:
nfonía de esférica armonía[239];
la esfera y el cono[240]
no de luz que el mismo sol nos manda!
ú así, mujer, de luz celestial hecha,
l creador reflejo en su creación,
l universo con pedazos hecha,
es, por tanto, el Todo!
mnidadora
te la cual yo soy vacío y nada!
ija del cielo, empero! De la Tierra
de los reinos de natura hecha
lvíscolo do el alma habitar debe.
oreja, en forma de marina concha;
boca, flor de miel[241],
forma, cual stoma[242] que a la planta
re da. Tu nariz: sus alas curvas
o en zarcillos de uvas y melones.
madreperla de tus dientes de píscicas
escamas cobró forma.
s ojos cual zafiros son azules y negros
como el ónix,
pardos pueden ser, igual que el ágata.
la piedra está hincada en tu epidermis,
el blanco-azul, cual huevo de paloma
bre lecho acotado sutilmente
n plumón negro a una garza hurtado.
on qué comparar puedo tu cabello?
crin de hipo indómito, o a púrpura
marina[243],
a finas algas de la mar profunda,
a imperial hierba, césped o fetuca,
mpera hierba, crespa, hosca!
a tejió acaso en seda algún gusano
ra sábana de albas mariposas?
araña embobinó tan sacros hilos
ra cazar con ellos áureo insecto?
uando Urano cavó en la Tierra joven,
Gaia, Tierra-Madre, se le unió[244],
a misma tornóse tus guedejas,
imer velo de novia
anto primer sudario!
uedejas que tus lágrimas secaron
hurtaron tu pudor
ando de Edén el parque abandonaste
r el huerto de espinas que es la Tierra.
la sombra de cuyos frescos bosques
posas tus cansados, pobres ojos
ando la aguja al fin del día dejabas
tu vigor secaba enfermo hijo,
biendo tu alba sangre
las niveas copas de tu pecho!
*
calor de guedejas también pude
ormir de madre o cónyuge en el seno.
a vez eran rubios y volantes
al brote estivo o primaveral rama;
ras como cipreses negros eran;
omo fustas trenzadas de serpientes
e hirieron en los ojos;
tejidos cual mísero cilicio
evé encima su peso!
h, dulce fusta…!
TERCER CANTO
nos de nuevo ante la catedral
con mi peregrino.
só un año de horror inolvidable
todo ha terminado.
el puerto mi nave abarca y piafa
n deseosa cual yo de hacerse al mar.
lagro es que aún yo permanezca vivo
en la gracia del cielo,
ás, sin embargo…
anco es mi pelo ahora,
lidos son mis ojos.
endrá nombre el dolor que yo he sufrido?
l mal premeditado,
consciente mentira,
calumnia maligna,
n sin fondo y sin causa
mo el odio!
sin embargo…
nupciales placeres dirigíme
mo a infantiles juegos;
manos de ella abandoné mi sino
reposé mi testa en sus rodillas
al si de amigo fueran,
mfalia!, ¡Omfalia!
al fin, despierto de amoroso sueño,
isionero descúbrame
mi peor enemigo en la mazmorra.
el fondo de un pozo maloliente,
cadenado a un muerto
ue empudreció mi alma
ozo a trozo.
ónde hallaste el poder, pequeña máscara
sta herir de tal forma al poderoso?,
n mí fue, en mí, en mi gran fuerza humana
onde lo hallaste!
di, tú recibiste;
ás yo cuando yo cerróme
reclamé mis dádivas
só tu omnipotencia.
o hay vicio ni delito
mal ni agravio,
rversión o locura
ue yo no haya sufrido…
empero…
de nuevo ser libre
sentir cerca la hora del adiós,
en el viejo enemigo ver amigo;
ave ludibrio el tiempo ido cubre…
ien sé que en mí el pasado fue una prueba!
que en nido de víboras no he muerto
de dolor fui pasto
cual me alegra y aún me decepciona
agradecido y conciliante me hace;
í, pues: contra y a pesar de todo
ecuente depresión se siente viendo
ue la vida no da nada por nada,
victorias si no es con llagas grandes…
diós, Omfalia, pues, mi ex regidora,
tus ofensas ahora sotorríome;
clavo fui, también tú esclava fuiste;
ero yo ahora soy hombre, y tú ramera!
ASAVERO[245]
evántate, Asavero, y anda!
zurrón coge y tu cayado;
sino no parécese al de otros
que no vas buscando tumba alguna.
na y comienzo cierto que tuviste,
ro no esperas ahora ningún fin,
ernamente pisarás el fango,
uchos zapatos gastarás en ello.
entras andas, esperas al mesías;
tiempo ha ido rozando tu costado;
iensas aún, quizás, que serás libre
gún día, amnistía acaso aguardas?
quieres, como Elias
bertad recibir estando vivo?[246]
***
nda adelante, vías y caminos,
jando atrás tus cálidas estancias;
bandonando tu terruño
rgiste cual Cafarnaun[247].
disgregó tu hogar, se hundió tu casa,
o a su hijito adiós tu esposa.
fuego todo lo devoró todo, piedra
o dejó sobre piedra.
***
orre al tren, con mochila y con cayado,
ro mirar atrás no se te ocurra!
endice a aquel que dar y tomar supo,
el arte te enseñó de renunciar!
ingún pariente hay, ningún amigo
ue te desee suerte en el viaje!
qué más da?, ¡tanto mejor después,
ando de un salto lánceste al frío mundo!
-----
tren deja el andén de la estación,
rga hilera de casas de madera,
dea ambulante con ganado y gente.
tras gruesas cortinas, dormitorios.
mpo adelante, tal casa con ruedas,
mparable!, los muros perforando,
los montes cual sierpe subterránea.
gua cruza, relincha el ígneo potro;
tas de siete leguas son sus ruedas;
uza un imperio cual si un huerto fuere.
as la tierra termina y llega al mar,
ahora, Asavero, tierra firme dejas
te unces a la vida que te llama
uy hondo hundida allende el horizonte.
***
ra las nubes, cuán pesadas van
los pujantes lagos,
hundiéndose, ya alzándose,
onde asidero el pie jamás encuentra
no halla más reposo el caminante.
noche ni de día, dormido o en vela,
estés arriba, abajo, aquí o allá,
do murmullo es, crujido o trueno.
erda o leño, remaches o clavijas,
plicio son para el cuerpo y el alma,
pero de tortura el agua hiende.
u error confiesa, en tu salvación piensa
ando en tu torno el oleaje ruge!
rees cercana salvadora orilla?,
o que al piloto asústale la tierra
su audaz proa lanza mar adentro;
es que si es falso el mar, más lo es la
costa!,
si el viento es propicio y sopla fuerte
proba lucha espérate sin duda!
l mar, pues!, lánzate al cerúleo campo
ue quillas aran y las nubes siembran,
as nada crece allí de arado al ritmo
nadie vive bajo su azul techo.
oy se diría lona recosida
ntra una lluvia que sin cesar crece.
ro pensara que protección sea
l cielo contra el humor del vapor
el térreo polvo o picazón de pulgas.
***
avero en la proa
gris muralla otea,
ate ojo, duro puño,
ieta boca, alba barba,
o atisba lueñes vistas,
vida es el presente,
e presente odioso
n meta ni sentido,
de respuestas mudo
al pedernal sin yesca.
cruta la gris nada
al náufrago en el mar;
cruta lo más hondo
al ahogado en un saco.
ULULAN LOBOS
ulan lobos en Skansen,
s hielos mugen en el mar,
s piñas crujen en la cuesta,
r nieve temprana oprimidas.
ulan lobos en el frío,
la ciudad canes respóndenles;
sol se puso al mediodía
noche atisba en pleno día.
ulan lobos en la noche,
las farolas su luz dan
mo aurora boreal en lo alto
bre los montones de casas.
ulan lobos en los fosos,
n probado sangre y les tienta,
onte añoran y bosque virgen
ver arder boreal aurora.
ulan lobos en el monte
sta enronquecer de odio,
les damos por libertad
utividad y celibato.
***
posa el viento, cae la calma, el reloj
municipal da las doce;
entes trineos hienden nieve como por
suelo tapizado.
nó la campana del último tranvía, ni un
solo perro óyese en la calle,
ciudad duerme, apáganse farolas, no se
mueve una ramilla en los árboles;
nigérrimo cielo nocturno como terciopelo
extiende su infinita profundidad,
ion y la Osa mayor acechan al borde del
abismo[248].
tinguiéronse los hogares, sólo a lo lejos
percíbese humo;
l obelisco de una chimenea surge cual de
gigantesca cocina:
de un panadero que prepáranos de noche
nuestro diario pan matinal.
humo sube, perpendicular; y en este
momento tíñese de rojo.
s fuego!,
s fuego!, ¡es fuego!, ¡es fuego!
ndente esfera roja asciende como luna
llena;
la incandescente rojez tórnase blanca y
gualda surgiendo cual girasol de su
periantio.
s el sol que sale entre negras nubes de ese
mar de casas
onde cada tejado es peine contra oleadas
negras como la tumba?
ahora arde el cielo, ¡cada torre, cada
cúpula de la ciudad,
da espira o hasta, cada callejuela, cada
atajo luce como el día!
da cable, cada hilo de cobre vuélvese
rojo como en el harpa las notas
bajas[249],
en las fachadas cada cristal se enfoguece
y las chimeneas nevadas relucen como
ardiente leña.
i sol ni luna!, ¡nadie dispersó luces de
artificio!
s fuego!, ¡es fuego!, ¡es fuego!
***
as en el monte que hace un instante yacía
en tinieblas, hay luz, hay vida.
los fosos lobunos surge un ulular como
de bestias acuchilladas,
miedo y venganza; ansia incendiaria es,
sanguinario goce.
égrase la gente al oír en vulpina cueva
retumbantes risotadas, siniestra y
jubilosa es la gente.
en la úrsida jaula exultan plantígradas
danzas entre gruñidos cual de cerdos
sacrificados.
ro en el linceo vivar reina el silencio y
sólo vese el albo relucir de regocijados
colmillos.
***
las focas estriden sus lamentos, ¡lamentos
sobre la ciudad!
itos cual de ahogados en el mar.
entras todos los perros ululan en coro;
aten, gañen, ladran,
ran de sus cadenas, cadenas,
ntan, lloran, gimen
mo espíritus malditos!
lo ellos, los perros, sienten lástima,
ue compasión inspíranles
s amigos humanos!
spiertan ahora los alces, príncipes de los
nórdicos bosques,
grúpanse, aprestan sus largas zancas,
nzanse al trote en el escueto espacio
ue ábrenles sus cadenas,
olpéanse contra los postes de la valla
al gorriones contra el cristal;
sconcertados, mugen,
eguntándose si amaneció ya
nuevo día como los otros,
n mortalmente largo
otro visible aliciente
ue preceder a la noche.
la pajarera renace la vida:
s águilas graznan y aletean,
sayan sus gastadas alas
impotente arrebato de altura,
golpean el cráneo contra los barrotes,
cotean las rejas, trepan, arañan
sta caer finalmente por tierra,
onde yacen, tullidas,
n lacias alas cual de hinojos.
hinojos, orantes,
nsiosas del golpe de gracia
ue devuélvalas al aire
a la libertad.
s halcones silban, se agitan
mo volantes bólidos: acá y allá;
s buharros laméntanse
al niños dolientes.
s mansas ocas salvajes despiertan
entonan con tenso cuello
acorde de cuernos pastoriles.
s cisnes nadan mudos
zando al vuelo entre carámbanos
voloteantes llamitas
al pececillos de colores.
r la superficie del estanque.
uedan inmóviles e hincan la testa
gua negra adentro:
s albos cisnes
cotean, raudos, el fondo
ra evitarse ver
mo se enciende el cielo.
***
elven tinieblas, las sirenas[250]
encio imponen a ciudad y campo;
umosa nube extiéndese sobre urbano
contorno
al dibujo de inmensa mano negra.
LARGAS VELADAS
PESANTES
I
rgas veladas pesantes
esos desiertos cuartos;
r alfombras y por pieles,
también por azulejos.
pasa, enjaulada bestia,
sa, pasa, no se para;
ha una ojeada a los muebles:
memoria los conoce.
la reina el sillón real
cío junto a la mesa;
rias sillas, cuerpo a cuerpo,
blarse una a otra parecen.
an piano, cerrado y negro,
rcófago de la estancia,
l reloj al tictaqueo
sa en un segundo un día.
ente estancia desierta
las tinieblas deslíese,
s polillas la luz rondan
un súbito gritito se oye;
lega acaso de la mesa
roble del comedor?
escucha: la palabra
bre allí es y el pensar picaro;
mor y charla amistosa
tre áureas copas y luces
mblosas de allí le llegan.
da alegre en huera casa,
z apágase y del techo
numbra baja cual nube;
do el silencio lo empapa
tinieblas y las sombras
s rincones rondan. Luengas
santes veladas. Pasa
r los cuartos él y el suelo
stado huellas conserva
sus pasos a su paso.
II
rgas, solas, pesantes veladas
sé pisando el suelo afelpado,
yendo cantar la mecha en la luz,
tensa espera de oír las doce
rque al fin llegáseme el sueño:
ñar, olvidar, y luz de vida
hogar por una noche entre almohadas.
s vueltas y el tictac del reloj
o ahora a través de la ventana,
la noche do el negror se cierra
el brezal parece tener fin.
lejos, do el bosque me hace guiños
rge una luz, única, mas grande,
ja es, y triste su pestañeo
vez en cuando, como si fuese
ermitente y entre negrores.
muy bien que eso no puede ser,
es se ven al fin de la ciudad
sas en torno a una plaza abierta.
í pues devánome los sesos
das las noches viendo esas luces:
sierto y desierto juntándose,
actamente como aquí pasa.
magínome ver allá lejos
a figura encorvada, insomne,
atando la noche de acortarse,
spuesta a todo a cambio de olvido.
ime, extraño que a la luz te ocultas!,
es acaso pestañear mi lámpara?
e saludo desde la Casa Roja[251]
te acepto como amable seña!
ya no me siento solitario,
es mejor compañía no existe;
obscuridad juntarnos parece;
uizás sea mejor no vernos nunca!
III
otro extremo del corredor
encuentra la habitación cerrada;
lo una vez se abre, en primavera.
ro a veces creo sentir un ruido,
ás en largas veladas pesantes,
al negror juntándose y silencio.
cual trino de golondrina óyese
sada en la orilla, junto al agua
l río, que a su lado murmura.
uizás, cual fantasmal cotorreo
antil en el vacío cuarto
yos habitantes muertos están.
quizá nunca hayan existido,
as una cosa es cierta: no están!
IV
aminante!, ¡di!, ¿qué es lo que esperas?
lamadas?, ¿cartas?, ¿quizá visitas?,
ue alguien tu puerta acaso entreabra?,
e tu cocina la puerta?
aminante!, ¡di!, ¿qué es lo que esperas?,
na tronada?, ¿un incendio?, ¿un golpe?,
n golpe del destino que rompa
choza reduciéndola a astillas?
mismo yacerás en serrín[252]
entre olor a pino dormirás
resinosas tablas. Despiertas
ando tu choza sea sólo polvo.
V
bre la ventana, es silenciosa
tarde y es obscura y es tibia!
la huerta y bajo las estrellas
do se difumina a tus ojos.
ro las flores siguen allí
el rocío, tierno, las suaviza,
as como allí las tinieblas rigen
o se pueden cerrar contra él
n sus colores abigarrados,
ro la noche pueden aromar,
la reseda de los macizos
rpentea y se enlaza entre rosas
evando a ti sus efluvios.
así llega el viento de la tarde
slizándose entre grandes tilos
cia las flores donde persigue
cío y olor para sus alas.
entonces suave suspiro oyese
los macizos entre el verdor
llega raudo hasta la ventana;
al caminante que está allí dentro
susurra un recuerdo agradable.
ROSA MYSTICA
Mi canto a ti, reina de las flores!, como
antes a sus vasallos,
ti conságrame! ¡A la Rosa y a sus
misterios mi canto,
ellos abriré el camino, a riesgo de ser
sacrilego.
nco es el número de la Rosa sencilla, no
hay que olvidarlo.
nco triángulos surgen del círculo perfecto
de su fundamento;
talos se llaman, y conforman estriante
ascensión,
lgo espiral; a la que Descartes apellida
remolino[253].
flor va en círculo, pero sin volver sobre
sus huellas[254];
so a paso asciende paso a paso y en
espiral crece hacia la luz
l mismo método, por otra parte, de que se
sírvense el sol y el sistema entero).
s pétalos pentacornio en torno al centro
forman,
modo que el pentágono queda claro:
fructíferos enigmas esconde:
se atasen juntos esos cuernos aparecería
en su interior el pentagrama,
ósceles, de igual volumen tres triángulos
que se entrecruzan;
mbién eso llámase pentalfa[255], pues
cinco alfas conforma.
fa es el nombre del Creador; ante el cual
el mal retrocede.
nto pentagrama, potentes signos de
conjuro,
otectores fuerzas diste a la Rosa, en las
coronas de las novias,
bien en el grijo de las tumbas en defensa
del santo reposo.
mpero, es posible que interese observar
cómo surgió la belleza
ando, bajo el juego de las líneas, salió a
la superficie la rígida pentalfa.
d cómo, en la sección áurea, las líneas
oblicuas se cortan unas a otras[256];
r eso es tan bella la rosa, más bella,
ciertamente, que cualesquiera otras
flores terrestres.
ualmente, las hojas en forma de copa que
coronan las partes secretas,
ncavos espejos ardientes semejan,
succionadores de solares rayos
l fondo del celeste sol, e iluminan el
connubio de las rosas.
un secreto más esconde ella, la reina de
las flores.
rosa ha resuelto el problema que Durero
y Newton, entre otros,
namente escrutaron; se llama «trividir el
ángulo»[257].
d en qué ángulo de la figura de la rosa, la
rosada pentacidad[258]
vide las diagonales exactamente en tres
partes:
ngulos agudos de seis y treinta grados
cada uno,
tener el polígono mismo ciento ocho
ángulos.
ento ocho, número tomado del espacio
celeste:
nus, el número de los planetas[259], ¡y la
rosa está bajo la advocación de Venus!,
diosa del amor, hecha de belleza, aroma
y espinas.
exible es cual mimbre, el más bello de
cuantos arbustos hay,
dúctiles varillas consta, con espinas cual
dientes de lucio;
ores no rompes si no es ensangrentándote
los dedos;
plica a la raíz el hacha, pero la flor renace
y cobra auge;
no teme al fuego; pues de su propia ceniza
la ceniza cunde,
medra a lo largo del polvoriento camino,
y entre la grava siéntese a gusto
no fáltanle sol y aire; ¡es la flor del amor
poderoso!
----------
ce la leyenda que el ruiseñor enamorose
de la Rosa.
rosímilmente no es así, pero sí es cierto
que la picagrega ama al arbusto,
no por sus flores, sino por sus espinas;
¿es creíble esto?
picagrega urde su nido a la sombra de
punzantes espinas,
las que horada a las víctimas de cuya
enjundia disfrutará…
sangrentadas víctimas que ofrendará a la
atroz Afrodita.
la rosa le deleita ver sangre; lo cual es
ahora, una vez más, su capricho,
uel y sensible, ante un beso, ante una
vaharada disgrégase;
frirlo ella no puede, pero incita a otros a
sufrirlo.
d, ido el otoño, cuando todo está escueto
y parámico,
arbusto es rojo cual fuego, y en cada
punta se percibe un pomo.
crimario semeja, cual aún úsanse en
tierras de Oriente,
cual antes llamábase signatura rerum:
clara señal
la naturaleza, que se esconde en la
pujanza vegetal.
ensa cuando tu ojo enferma, fatígase de
esfuerzos y lágrimas,
el boticario te brinda agua hervida de
rosas.
umedece en ella tus ojos y raudas
tornaránse claras tus miradas;
uizás incluso veas ahora en rojo rosa
cuanto antes viste negro.
CIFRAS Y LEYES
DE LA CREACION
lculat Deus et mundus fit!; lo cual
significa: ¡Sea!
a en número y en medida; así comienza la
obra de la Creación.
punto es descanso: avanza, y así créase la
línea.
línea, luego, consigo misma produce una
superficie de cobertura.
las superficies engendran, y, rápidamente,
el cuerpo, llenando la estancia,
alidad deviene, provisto de peso y de
atracción.
s cuerpos atráense entre sí; los mayores
atraen a los menores;
to se llama fuerza, fuerza de atracción,
motor del universo.
mor llámase también, juntándolo todo en
una sola piña;
chaza de sí el odio, disgregador,
disolutor, y las muertes.
ovimiento, pues, en cifras y en belleza
sopesada, comienzo de toda vida.
s números en que el hombre se comparte:
los números primarios, carentes de
progenitores;
mpuestos, productos de otros; y éstos sí
nacieron.
más notable y único es la Unidad,
iniciador de números;
cido de sí mismo, pero nonato, da a luz a
todos los demás.
aquí, pues, el número del Creador,
inmodificable, símbolo de la unidad.
ívago, uno es, ciertamente es, y el
cuadrado en uno deviene lo mismo;
Raiz de uno es eso: uno. Se nombra como
autoengendrado antaño.
os es número de bifurcación, de cuanto ha
sido Creado, de ambos progenitores.
es es el número de la familia, con padre,
con madre, con hijo:
cimiento familiar y estatal asentado, de
naciones e imperios.
también es armonioso el tres: tiene inicio,
fin, punto medio.
í avanza el movimiento a grandes
zancadas: en duplicación, escisión,
acoplamiento,
comienza con diez, que es la octava de
uno[260],
orde con la nota base, pero resuena en
registro superior.
lculó el Creador así los planetas en
cadena:
número de la distancia del sol es
divisible por el del todo,
también el número del más lejano es el
cuadrado del más cercano.
remos, por ejemplo, a Mercurio, que se
mueve al número cardinal cuatro,
es cuadrado de sí mismo, deviene décimo
sexto, y Marte es el cuadrado.
en orden inverso, Venus es número
radical de Júpiter;
Tierra el de Saturno, y Marte el de
Urano; y Neptuno se ha erigido
centro del cambiante complejo numérico
de los asteroides.
ensa, pues, una cuerda como de harpa
eólica que se tense
sde el sol hasta Neptuno, que es el más
lejano,
yo eje exhala un tono de altura en
proporción inversa a su longitud.
Creador ha concebido un plan a lo largo
de líneas tonales;
como ingente acorde se condensa el
universo en el espacio.
sol es la nota central, pero Venus es
tercia y Júpiter séptima…
armonía de las esferas es nombre de un
hecho intuido.
úmero de medida estética, así se creó
cambiante todo:
lculóse,
midióse,
pesóse
[261]
quasingravidez
, con sonda
plomada.
iensas acaso que hízose solo
el
la
y
el
juiciosamente ordenado mundo?
nicamente un Pensador pudo pensarlo,
únicamente
un
Artista
pensarlo
bellamente.
uién ha calculado el péndulo segundero
desde su principio mismo?
ez es la longitud del hilo cuyo mecerse ha
de durar un segundo;
ez es la altura del agua en el tubo en
vacío, ya sabes;
ez es el cuerpo cadente lo que dure el
primer segundo;
ez, y nada más, del metro como parte de
un ecuador.
senta segundos, he aquí un minuto, como
el corazón del hombre
te sesenta latidos, como la péndola en el
ansioso reloj.
según otra medida, y sacado de ansiosas
zonas: el tono más
ofundo del órgano que perciba la oreja
humana
capta en un tubo de diez y seis alnas, ni
una menos;
ez y seis alnas es la altura del agua en el
tubo al vacío
Diez y seis alnas es lo que también subió
el agua en el legendario diluvio!);
ez y seis oscilaciones dan la nota más
baja de la escala,
ez y seis (en mil) la más alta; luego quizás
comience el silencio.
s números aquí explican una relación
íntima de las cosas
cual, empero, está oculta; quizás algún
día se descubra.
z y ruido son sólo movimiento en éter y en
aire; como se ve en la imagen cromática
de los soles;
pectro llámase también, dividido en
líneas más obscuras;
mo intervalos, y cae en distancia de la
escala tonal.
y quienes lo llaman azar, ¡mas otros
considéranlo deliberado!
lvamos la mirada a las materias más
firmes de la materia,
también con números, y con gravedad y
peso, actúan sólidamente.
peso es la medida de la gravedad, y
gravedad es la atracción a la Tierra.
materia tiene peso, pero también tiene su
atracción recíproca;
ámase igualmente equivalencia[262], y
debiera interpretarse rectamente
mo fuerza de la materia, don de
movimiento de movilidad de una
substancia,
instinto de buscar cónyuge e incurrir en
auténtica unión.
ácido busca su lejía, y la lejía encuentra
su ácido;
mbos desean alianza, y así es como
engendran la sal.
azufre adora el metal, pero el poder del
amor es limitado.
mercurio, ya lo vemos, esa reluciente
agua metálica,
llándose junto a la dorada resina
inflamable,
el azufre, y ambos con suavizante fuego
caliéntanse mutuamente,
cambian de índole sin demora, perdiendo
su personalidad;
los mismos devienen progenie, el florido
y dorado cinabrio.
gendrar no pueden, pues la substancia
sólo en apariencia vive
lo fingir pueden tener un hijo, ya que el
hijo son los genitores mismos.
páranse, ¡cuán pronto!, y el hijo deja
entonces, como tal, de existir.
igma que nadie ha sabido resolver, pero
los números se hallaron con balanza
eciséis partes de azufre buscan cien
partes de mercurio
dieciséis y cien dan ciento dieciséis, lo
cual equivale a cinabrio.
ómo compónense esos números?, ¿quién
midió justamente la atracción de las
substancias?
ra cosa es que gravedad; su nombre dice
capacidad de saturación[263].
pones cien gramos de mercurio en una
balanza sensible
rán falta ciertamente cien gramos de
azufre para igualarlo.
es que el peso de las masas es otra cosa
que equivalencia.
arte de la separación[264] nos enseña
igualmente que las substancias se atraen
entre sí
proporción directa al cuadrado de su
propio peso:
equivalente en oro es el cuadrado del
peso real;
cobre, la plata, el hierro, y todos los
metales pesados,
iénense a la misma ley; los otros se agitan
cúbicamente,
í se arma de vida la materia, una vida
inferior,
túa con números seguidos por cambio en
las cualidades;
mo ese cambio ocurra, ningún mortal
sábelo hasta la fecha.
CANCIONES
1
burgo mágico al final del bosque.
l sol recibe su mayor belleza;
ciende a veces hasta el mismo cielo,
cual visión a todo el mundo muéstrase
mo del mar aéreo espejismo.
ando se inflama el sol por la mañana
inflaman las ventanas de mi burgo;
lí tú y yo vivimos solamente;
techo es a manera de sarcófago,
su corona nadie vio el modelo.
oro es cuando la luz del día enciéndese,
jo en atardeciente sol es cobre,
boargéntea y lanosa es a la luna,
gra cual hierro y tierra por la noche,
azul cadaverino cual violeta.
lí tú y yo vivimos solamente,
uestros más altos sueños allí júntanse;
hizo ese burgo mágico de un golpe
rocío y luz un día de primavera,
sol en nuestras mentes.
2
ete rosas y siete fuegos
a noche en un sueño vi:
uchos remiendos sin costuras,
amor tú con odio pagas.
ete rosas y siete fuegos
con cuatro espigas cruzadas.
t: nemo nisi mors[265].
s palabras por sentimientos.
los fuegos una paloma
n blancas alas se voló,
gaz como tu juramento.
ave tú cual lluvia de rosas.
3
mele, Semele[266],
uién te indujo, querida, a ti
ver el rostro de tu amante?
los dioses no hay que estar cerca
ás que cuando ellos nos lo piden.
mele, Semele,
diante mostróse tu amante,
ardientes rayos rodeado,
tu corona fue la ofrenda:
hora te quemas tú en su fuego.
4
llemo, Villemo,
, ¿porqué te vas?
querer, mi fe
te di, te di.
llevi, Hillevi,
fe te devuelvo;
no me parece
ue tú llores, llores.
llemo, Villemo
ué es esto que oigo?,
ué con otro vives?,
es entonces muero.
POEMAS
DISPERSOS
DEDICATORIA
(A Harriet)[267]
tu sombrero así la pluma de águila
ue tú misma me diste;
con ella escribiste mi sentencia
con ella firmaste mi amnistía.
con ella mi vida yo encomiendo
nsamiento y poesía
que la vida me restituiste!
August Strindberg,
a 13 de marzo de 1901.
A HARRIET
(Escrito con
pluma de
águila)
aloma blanca, al águila no temas!,
ti, mi amor, no puede desgarrarte!
recorrer la tierra te fatiga
vanta el vuelo con tus alas fuertes
sta sobrepasar las altas nubes!
u amiga, mi amor, es el águila,
del gris halcón te defiende!
rotégela tú de tus dardos!
August,
5 de abril de 1901.
MARCHA
NOCTURNA
en Servicio de
Campaña
vante, avante, avante, avante, avante!
empre avante!, ¿avante?, ¿avanzaremos?
¡Sí, avancemos!
enga redoble y más redoble!,
l tambor el primero!, ¡es el mejor!, ¿hay
sitio?,
s de noche, hace frío, todo está muy
húmedo!,
¡Todo!, ¡lo que se dice todo!
enga!, ¡derechos!, ¡derechos!, ¡en marcha
y de tres en fondo!, ¡y más rato!
¡Y marcando el paso!,
pisar fuerte se ha dicho!, ¡atención!, ¡aún
queda mucho por marchar!,
¡Montad guardia!
*
oche, noche, noche, noche, noche.
e la noche,
ualquier catre vale,
rom, trom, trom!, ¡otra vez, y otra, y otra!,
a bota aprieta, cambia otra vez de pie!;
ojo con dormirte en filas, y si se te cae el
arma, castigo al canto!,
ojo con tropezar!, ¡venga, a levantarse y
avante de nuevo¡,
¡Recomienza!
*
a, ta, ta, ta, ta!,
anta una canción mientras dormimos, y
dale al tambor!,
i, i, i, i,!
adie está libre, por mucho que te
enfades!,
si tienes hambre, ya sabes, te aprietas el
cinturón!,
¡Apriétatelo!,
vante, muchacho, avante, y, ya sabes,
firme y duro!,
si te fatigas en filas, hale, mueres a
pisotones!,
¡Y entonces sí que se acaba todo!
NOCHE EN LA
LANDA
oñal está el campo,
ente y húmedo:
argo y desolado el camino!
odo está gris!
rrástranse por el bosque,
onde, cual trineo
ído contra un tilo
elmente te aguarda
primera nevada!
ce noche ahí fuera,
ía y cruda,
s que en casa estábamos
en que nos sentíamos.
mo largas prendas
estas a teñir
s sendas del campo
trecrúzanse,
blas sobre el foso
arroyo cubren.
en densas tinieblas,
da vez más densas.
última luz muere,
yó la nube.
vano otea el caminante;
confuso camino
curvas sembrado;
el caminante piérdese
un laberinto.
ro lejos álzanse
rolas gemelas,
jas, miran aviesas,
abalanzan;
os caballos negros,
os chalecos gualda;
una dama dentro
uiña, tienta,
sa la visión.
ARTE DE VIVIR
ma cuanto viviste y amontónalo
todo cuanto has visto y has sufrido
cuantos cálices de flor sorbiste
cuánta fruta convertiste en zumo,
el mnemónico atuendo en paja ponte;
ántate luego y echa bien raíces
fructífera tierra del pasado;
entonces crecerás y echarás fruto
tu senda andarás a paso firme!
¡ATENCIÓN!,
¡GITANOS EN EL
PARQUE!
tención!; ¡gitanos en el parque!,
om!, ¡bom!, ¡bom!, ¡bom!
os negros, rasgos cortantes,
ac!, ¡vac!, ¡vac, ¡vac!
cía está la bolsa.
el rey de los gitanos
Roma:
ma, Roma, Roma[268],
elve a bailar con el chico
un tamboril,
ahora sí diríase
ue el diablo está suelto
quí en Fagervik!
uido y gritos,
dridos y golpes y música!
s hombres en grupos
n de casa en casa
reglando pucheros
jarras y cántaros.
n estaño y zinc
do lo reparan.
cristal se rompe
el bailarín enlaza
tilo provecto.
ena el primer estallido,
a fiesta comienza!,
odo va muy bien,
la bruja más vieja
ha las cartas!
juntan cacharros,
om!, ¡bom!, ¡bom!, ¡bom!
se atruena con cerámica y vidrio,
om!, ¡tom!, ¡tom!, ¡tom!
aciad cocinas!,
a las pobres sirvientas
las riñe!
in!, ¡rin!, ¡rin!
lo se ve el humo
su atareo.
de qué les sirve?
n todo Fagervik
nde el pánico!,
n comilona, pobres y ricos!
PRÓLOGO
al Festival
Musical de
Mayo de 1906
s trompetas entran y tocan Santo y Seña; a
sus
ordes, entra el Prólogo.
os convoca a asamblea, ¡oh, suecos!;
l era el sentido de mi llamada.
veo la sala llena hasta los topes
compatriotas de todos los rincones del
reino,
esde los estrechos hasta los fiordos, del
río al bosque,
l monte al mar, os doy la bienvenida a
todos!
***
año pasado tuvo lugar el acotamiento
legal de la tierra de este reino[269],
la antigua línea fronteriza rige aquí de
nuevo,
rmine así cualquier reyerta de soberanía
con nuestro vecino;
osotros unímonos en torno a nuestro hogar
y a nuestra bandera,
torno a nuestros propios recuerdos, a
nuestras demandas;
n rey propio y propias leyes.
ro el timón del estado escinde
frecuentemente el seso,
livianta las Cortes y altera los ánimos,
o siendo siempre harmonioso,
rque para vencer lo único que cabe es
pelear;
ro es otro el asunto que aquí nos convoca
apacible competición, a olímpicos juegos
n cánticos y músicas, por primera vez;
r primera vez se reúnen los compatriotas
ra asamblea de canciones con música
nacional
el país de la canción, y es memorable día
ue constará en los anales del arte.
as invierno desabrido tuvimos temprana
primavera,
los sentidos despertaron y resurgió la
memoria;
a llamada recorrió el reino entero: tanto
la costa cuanto tierra adentro,
la respuesta llegó en dialectos varios,
henos aquí unidos; aun cuando muchas
lenguas
mos en torno, el tono es sólo uno,
en la música coincidimos como paisanos
que somos.
quí no hay cambios y alternaciones
vocálicas, ni sílabas abiertas y cerradas,
nada de mío y tuyo, sino nuestro, nuestro
siempre;
nsonancia pura, armonía pura ha de
triunfar.
*
naba ya en tiempos primigenios el Canto
Sueco,
canción devino: óptima, ópima canción
popular,
nónimo poema en notas y letra
ue aún vive en eterna juventud.
ás adelante, empero, comienzan a oírse
nombres:
cordemos a Düben[270], el de nuestra gran
época,
a Rudbeck, el de Carlos Once,
hiperbóreo sueco Olof Rudbeck,
a Román, el de los años de libertad,
nombres apenas
provecho, ni un eco siquiera oímos de
sus notas
es resonaron en el estruendo de los
tiempos bélicos.
usa luego: quizás de un siglo de duración,
urante el que el Canto Sueco vivía sólo en
gracia
l mercado extranjero, acuñado en nuestra
tierra.
rga fue la espera, infinita, sin consuelo…
sta que llegó el día, a comienzos del
siglo pasado[271],
que el Canto de los Cantos revivió
nuevamente,
ser desenterrada la semiolvidada
melodía,
s notas del lueñe pasado, de túmulos y
ruinas de iglesia.
n Gejer y Afzelius y Richard Dybeck[272],
nació la Canción Sueca por segunda vez,
vestida con ropa del tiempo nuevo
tró ahora en escena, en los salones,
n Lindblad, Josephson, Wennerberg,
sta que Sóderman adoptó la escala veraz,
escala del torrente que él mismo del
hombre fluvial
rendido había[273]:
hórreos, graneros, parcelas, surcos
tretejía él luego sus riquísimos tonos;
grandes son los nuestros: Berwald,
Norman,
on ellos comenzará nuestro festival!
as no dejéis que los grandes muertos
aten a los vivos, que también tienen
derecho a vivir;
ro no pidan premio, premios aquí no se
dan,
es el don de cantar conlleva su propio
premio.
estro aplauso resonante
forzará, duplicará el ímpetu de la música;
estra silente censura será espolazo
ue, la vez próxima, hará la creación mejor
y más bella.
í, pues: comenzamos hoy, y mañana
terminamos,
pasado mañana nos separaremos, cada
cual a su rincón,
vivir en chozas bajo verde follaje.
cordemos entonces este festival de
conciliación,
arrojemos al chivo propiciatorio a lo más
reseco del desierto
rgado
con
nuestros
hereditarios
[274]
remordimientos
,
uestras envidias nuestras irritacioncillas;
entonces se regocijará nuestra madre
Suecia,
uestra madre, y un poco madrastra también
a veces,
nosotros avancemos hacia luminosos
tiempos mejores,
nuevas victorias, a nuevas competiciones
de canto.
PRÓLOGO a la
Inauguración del
«Teatro íntimo»[275], el
Martes 26 de
Noviembre de 1907
fin del día, en esta otoñal tarde
esta íntima sala nos reunimos,
ue casi bajo tierra está situada,
ro de callejero ruido libre.
ra pláticas hechas en confianza,
las que abrir el corazón podemos
medio de un pequeño comité,
imo, que consigna es de este grupo.
as gracias y saludos lo primero
quienes honran este tabernáculo
n su presencia: digna inclinación
anfitrión que bríndanos tal foro
ando mi grey dispérsase errabunda
r todo nuestro reino.
envenidos en este nuevo hogar,
ro sin nuevas deudas o exigencias,
novedades o reformas:
quí la vieja historia sólo veis
todos sus horrores y sus fases,
r bien o mal, por grande o por pequeño,
imo, pero en toda confianza
seriedad; no es bueno sonreír siempre,
hace la vida todo el año gracia.
una tragedia trátase esta tarde
no son divertidas las tragedias:
o nos echéis en cara este deporte
uestro, que la tristeza será breve
rque a las diez este local se cierra.
eno, lo que debía decir lo he dicho,
ro repito lo que más me importa:
odo en confianza hagamos, pero bien!
ausa)
empezar, corramos el telón
a luz plena nosotros nos veremos
entras tinieblas a vosotros cubren:
alá vuestros nervios, protegidos
al vuestros ojos, no se muestren duros
n nosotros. En cómodos asientos
os veis inermes con nuestro poeta,
con crítica calma contempláis
mo nuestros dolores aguantamos:
da una vida humana en pocas horas.
ena y Temor» fue para la tragedia
lema del antiguo[276], pena a aquellos
mpartidores del arcano golpe
vino que el destino humano cambia;
os que después llegamos añadimos
lema humanidad, resignación
nuestro viaje a la isla de la muerte![277]
UN SALUDO
(al estilo de
Brahms)
a los
Participantes
en el Festival
de Música
(Ystad, 1909)
la orilla del Mälare esperamos
primavera con anhelo y gozo;
sta Pentecostés no nos llegó
ello hizo larguísima la espera,
modo que hacia el sur y el sol nos
fuimos
su encuentro.
cia el sol nos marchamos,
la tierra hasta el fin,
ro allí no encontramos primavera;
nto al lago de Öster
estío en persona recibiónos
follaje a la entrada revestido
entre flores y hojas
lor, vino y amigos nos hallamos.
n el violín al hombro
guimos adelante
sta la orilla solitaria y calma
ue sólo bellas, verdes hojas tocan
rumores y música del bosque,
da allí puede nuestro canto hurtar
ando la música alce la batuta
tre dos tribunales[278].
donde amigos de doquier acuden
consagrar murallas nuevas
n viejas notas
atas como recuerdos
ue casi nunca se oyen entre el vulgo
de las urbes entre los escombros;
l dolor y los gozos de los grandes
difuminan y del todo olvídanse
ando los musicales jeroglíficos
la vida despiertan!
cíbelos con corazón abierto
con abierta mente
tu seno de prendas llenarás
ue llevar como fruta a tu morada
onde las guardarás para el invierno;
es maduran más tarde
al revés que las flores no se agostan.
migos!, pues aquí nos vemos todos
belleza y confianza, protegidos
r un benévolo anfitrión
nocido y amado.
es días santos: el solsticio
estío nos tiende hospitalaria orilla,
ciente paz durante el festival,
a todos os saluda!:
ienvenidos!
PRÓLOGO:
a Rauber, de
Schiller. En el
Teatro Sueco,
10 de
noviembre de
1909
oy, hace ya cincuenta años
día de Martín Lutero[279],
ruiseñor de Wittemberg llamado,
la tierra de Suavia, junto al Neckar,
cisne vio la luz del día,
cisne nato en época de gansos,
ando Alemania dormitaba toda
n sus famosos «treinta y seis
monarcas»[280],
tre coletas[281], campos de maniobras,
sfiles e intrigüelas;
eno, decía que en Suavia nació un cisne
ue no esperó a cantar su último día;
es a cantar corrió desde el primero:
nto de águila fue, que no de cisne.
ntó en gansera jaula, más dorada,
alimentáronle ducales manos[282].
jaula abrióse un día y él voló
hubo entonces graznidos, líos, escándalo,
ás «Die Räuber» salvóse. Aunque fue a
golpes,
chico imberbe mando recibió
grado en la legión «Sturm und Drang»[283].
*
tante es éste en que Alemania,
sde el Rin hasta el Wechsel,
l Eider al Danubio,
apresta a festejar a Friedrich Schiller,
con ella nosotros,
es él temprana primavera ha sido,
en sueco a nuestros jóvenes ha
hablado[284],
a nuestros padres;
sde Rauber y Fiesko,
bal und Liebe y Don Carlos,
aria Stuart y de Orleáns la virgen,
Wallenstein y Wilhelm Tell, en fin,
osotros, viejos, de él sapiencia hubimos
aún recuerdos guardamos
los días de Dahlqvist y de
Hawasser[285].
*
egaron otros tiempos,
llegó otro Sturm und Drang
viejísimo ya era el viejo Schiller,
al desván fue con ropa vieja y trastos,
sin pólvora nueva que prender,
ta su enseña y mudos sus tambores.
a entonces la gente al Arsenal
busca de armas viejas, ya sin uso.
uestro último recurso. ¡Ea!, ¡a las armas!,
odos al campo, la oriflama en alto!
l Museo del Ejército
Die Räuber» pendón era todavía.
ahora lo vuelve a ser, seralo siempre,
a oriflama, un «Dannebrog», del cielo
ovida[286], mas de infierno sus colores
egados, y si rojo es, pues paciencia;
Mas rojo al menos es de la Cruz Roja!
lanco es su fondo, y eso no se olvide!
onocemos el lema!, ¡es de Karl Moor!:
usticia!, sí, ¡pero también piedad![287]
ahora que el telón suba;
bien que los actores tienen miedo.
el Neckar aún fermenta añejo vino?,
o, ya perdió su aroma en los toneles,
trasvasado ahora a nuevas frascas
uizás sepa distinto.
ero, quién sabe, lo que ha sido joven
uizás mejorar pueda con el tiempo,
color vivo con los años cede
al bronce reluciente cobra pátina.
pobre Schiller canecer no pudo
es murió antes de mediar su siglo[288],
ás pudo ver cuán justa era su prédica:
rl Moor estaba allí y encender hizo
Bastilla, mas no la catedral[289].
to fue Schiller: lo ínfimo y lo bajo
o desbaratar nunca recatóse;
urgos y urbes sus ladrones vuelan
as no lo que aún palpita en esperanza!
Notas
[1]
Este poema alude a las inquietudes
panescandinavas de la juventud sueca en
la segunda mitad del siglo XIX: unidad
panescandinava, ayuda a Dinamarca en
su guerra con Alemania 1848-50),
etcétera. Esas inquietudes, dicho sea de
paso, eran, en mayor o menor medida,
comunes a Escandinavia entera. <<
[2]
En la cuarta estrofa de este poema
hay alusiones a las ideas estéticas del
filósofo alemán Friedrich Theodor von
Vischers (1807-87). <<
[3]
Poema empapado en mitología
nórdica. Loki es un dios nórdico que no
fue invitado al banquete de los dioses en
su palacio celestial. La alusión a una
puta es bíblica, mezclándose así dos
mitologías muy distintas. La mujer de
Loki, Sigyn, ofrece a éste un gobelete
cuyo contenido le protege contra la
terrible serpiente que le espera en la
gruta. Entran también en el poema el
terror anarquista en Rusia a fines del
siglo diez y nueve y la serie de atentados
que hubo en ParÍs hacia la misma época.
El poema termina con una alusión a la
catástrofe final que, según la mitología
nórdica, asolará al mundo, hundiéndolo
en el mar primigenio. <<
[4]
Don Almagro de Vicuña es, al
parecer, anagrama de Cari David af
Wirsén, secretario de la Academia y
crítico literario (1842-1912), que era
noble y escribió numerosos poemas de
homenaje a la casa real sueca. <<
[5]
El «acontecimiento histórico» a que
se alude en la cabecera de este poema es
el compromiso matrimonial del príncipe
heredero sueco, que tuvo lugar en 1881.
<<
[6]
Alude este poema a una posible visita
del rey Oscar II a una representación de
cierta obra teatral titulada La Princesa
Gogol, en 1883. <<
[7]
Alusión a los tranvías de mulas
(omnibuses), que no tenían raíles y
comenzaron a verse por las calles de
Estocolmo en los años cincuenta del
siglo diez y nueve. Y a los nuevos
tranvías, más modernos y encauzados en
raíles, aunque aun de tracción sanguínea,
que sustituyeron a éstos en 1876. <<
[8]
Barthold Swarts, o Bertholdus Niger,
supuesto inventor de la pólvora, en el
siglo catorce. Alfred Nobel, inventor de
la dinamita en 1863. Alusión, más abajo,
a los atentados nihilistas en Rusia a
partir de 1879. <<
[9]
La alusión, algo abstrusa, es a una
obra de teatro del Harald Molander,
contemporáneo de Strindberg. <<
[10]
El amigo a quien se refiere
Strindberg en este poema es Edvard
Bäström,
luego
escritor,
como
Strindberg, que había sido amanuense
con éste en la Real Biblioteca,
equivalente sueco de nuestra Biblioteca
Nacional. <<
[11]
Al referirse a una tertulia literaria y
a lienzos mal urdidos, Strindberg alude
a ciertos escritores suecos ya olvidados
que hicieron una parodia de su obra
teatral La Mujer del señor Bengt,
representada en Estocolmo en 1882,
parodia, por cierto, que le escoció
mucho. <<
[12]
Poema que alude a varios
acontecimientos
históricos.
La
expedición científica del barco Vega,
que en 1878-79 descubrió el paso del
norte, demostrando que el mar que
bordea todo el norte de Asia es
navegable. Nombres de diversos
escritores suecos contemporáneos de
Strindberg. Uno de ellos, mencionado
por su apodo «Vaderhatt», que significa
«Gorroveleta», más o menos. El rey al
que se alude heroicamente es Gustav II
Adolf, héroe de la batalla de Lützen,
doscientos cincuenta años antes. <<
[13]
Fiesta del jubileo real de 1882, el
mismo acontecimiento mencionado en el
poema anterior. Las numerosas alusiones
históricas y protocolarias ocuparían
demasiado espacio y complicarían
inútilmente la lectura de este poema; el
lector puede imaginárselo fácilmente
situando la fiesta en alguna ínsula
Barataría. Reinaba entonces en Suecia el
rey Oscar Segundo, y el rey cuya
memoria se exalta es el más arriba
mencionado Gustavo Segundo Adolfo
(1594-163), defensor del protestantismo
contra el catolicismo; vencedor de la
batalla de Lützen, en la que murió,
dejando el trono a su hija, la reina
Cristina. <<
[14]
Este y el siguiente son poemas de
amor a su mujer Siri von Essen. En el
primero, su primer encuentro; en el
segundo, su vida conyugal. Alusiones a
la profesión de ella, que era actriz, y a
la suya de escritor; y también a las
dificultades profesionales y económicas
de ambos, reflejadas en el temor a abrir
las cartas. <<
[15]
Éste es un largo y complejo poema
lleno
de
pequeñas
dificultades
referenciales, la mayor parte de las
cuales no son esenciales para su
comprensión. Trataré de aclarar algunas
de ellas en el mismo orden en que
aparecen en el poema: 1873 es el año
del primer viaje de Strindberg al
extranjero; 1876, el de su primer viaje a
Francia, en otoño. Hay una serie de
alusiones a las dificultades con que se
encontraba la unión sueco-noruega bajo
una sola corona, que, en la práctica, era
la corona sueca, situación muy poco
popular entre los intelectuales noruegos.
Efraím Lessing (1729-81) gran crítico y
dramaturgo alemán. Los nombres:
Torsslov, Hoggqvist, Franzén y otros,
son de actores, escritores y eclesiásticos
escandinavos de la época. La calle de
Karl Johann era, y sigue siendo, la calle
principal de Oslo. Oscar Segundo, rey
de Suecia y Noruega. La alusión a una
estatua ecuestre: Karl XIV Johann (o
Carlos-Juan, Carlos Juan Bautista
Bernadotte,
Pau,
1763-Estocolmo,
1844). La derecha noruega daba al rey
poder absoluto de veto. El viaje por mar
que sigue es algo complicado de
explicar,
porque
se
basa
en
peculiaridades de época y lugar. Dar
cumplida cuenta de cuantos escollos
ofrece este largo y curioso poema sólo
sería posible en una edición crítica,
pero el lector que se mentalice de sus
líneas
generales
y
se
cierre
deliberadamente a una inquisición de
sus detalles puede disfrutarlo bastante a
fondo. Es un poema de desahogo
político y libertario, de regodeo
impresionista y social, muy curioso para
el historiador, pero también para el
lector de poesía, porque en él Strindberg
poeta apuntala por primera vez su estilo
desplegando detallada y pictóricamente
sus geniales dotes de observador
cultural y social. El viaje a Francia es
mucho más transparente. <<
[16]
La ruina de San Nikolai corresponde
a un monasterio dominico del siglo XIII
situado en Visby, Suecia. Strindberg lo
visitó en mayo de 1870. <<
[17]
Este poema es una descripción lírica
del paisaje lunar del pintor belga Entile
Puttaert (1829-19o1). Es un cuadro muy
sombrío y tormentoso: un profundo y
obscuro barranco bajo un luminoso
desgarrón lunar entre un cúmulo de
nubes. <<
[18]
Poema que transcurre en el estudio
del escultor sueco Alfred Nyström
(1844-97). Escrito en 1869, cuando
Strindberg
estudiaba
medicina.
Strindberg hizo de modelo para una
estatua de Nyström del músico y poeta
sueco Carl Michael Bellman (1740-95).
<<
[19]
Frans Hedberg, escritor y literato
decimonónico sueco, mentor
de
Strindberg en el Teatro Real. De la nota
inicial con que acompaña la edición
sueca a este poema he eliminado una
larga lista de personas que asistieron a
la lectura del poema y cuyos nombres no
dirían nada al lector español, porque
apenas le dicen nada ya al lector sueco
no especializado. <<
[20]
Poema alusivo a la temporada que
pasó
Strindberg
como
profesor
particular de los hijos de un
terrateniente y secretario real llamado
Carl Otto Trotz (T825-82) en la casa de
campo de éste. La alusión libresca es al
largo poema de Byron «Don Juan», que
por
entonces
tuvo
fama
de
prohibitivamente erótico. <<
[21]
El título dice literalmente «Noches
sonámbulas en días en vela», y si he
puesto «y días en vela» es por la
eufonía. Por «verso libre», en sueco, ha
de entenderse «versos de distinta
medida con distintas sílabas tónicas y
átonas, sin ritmo regular». Yo, fiel al
sentido castellano de la fórmula «verso
libre», he procurado en todo momento
evitar asonancias, no dejando más que
alguna que es materialmente imposible
eliminar. El poema largo que sigue se
compone en realidad de knittel, tipo de
antiguo verso sueco de cuatro acentos,
de
origen
medieval
germánico,
interpretado algo libremente por el
autor; consta de pareados seguidos, esto
es, sin estrofas propiamente dichas. En
mi traducción de todo el largo poema
busqué al principio un metro parecido,
acercándome a la idea, pero sin seguirla
del todo, del hexámetro latino, aunque
enseguida
me
decidí
por
el
endecasílabo, en vista de que tampoco
el autor parecía mantenerse fiel a su
idea métrica original y el endecasílabo
era una especie de término medio entre
sus distintos metros yuxtapuestos;
diversidad que, además, no añadía nada
perceptible a la eufonía del texto
castellano, pues se basaba en tonos y
semitonos de origen germánico que
difícilmente caben en los efectos
románicos de nuestro idioma. Incluso en
sueco me parece a veces cacofónico,
aunque en esto quizás no sea yo juez
decisivo. En cualquier caso, esa
diversidad
contrastante
ha
de
considerarse como deliberada por parte
del autor, cuyos instintos poéticos fueron
considerados
en
su
tiempo
revolucionarios. En algunos pasajes,
sobre todo en el comienzo de la primera
noche, pero también en otros, he dejado
estos contrastes métricos para que el
lector juzgue por sí mismo. También he
respetado la puntuación del original, que
es muy escueta, a veces excesivamente,
de manera casi total, es decir, excepto
en los casos es que es esencial puntuar
para que el texto se entienda. Y también
he dejado mayúsculas al comienzo de
todos
los
versos,
como
hace
invariablemente el autor. En algunos,
muy pocos, casos he acentuado
gráficamente nombres y apellidos
suecos a fin de que el verso tenga el
ritmo debido. <<
[22]
Björnsterne Björnson (1832-1910) y
Jonas Lie (1933-1908) son escritores
noruegos muy importantes. Sobre todo,
por su proyección europea, el primero.
Strindberg les conoció personalmente en
París entre diciembre 1883 y enero de
1884. <<
[23]
Strindberg vivía entonces en la
avenida
de
Neuilly.
Norrbro
(literalmente «Puente del Norte») es un
barrio de Estocolmo; el edificio donde
estaban todos estos bazares fue
derribado a comienzos del siglo pasado.
<<
[24]
En este largo poema reflexivo e
itinerante en tiempo y espacio (me
refiero al poema entero, no a ésta
primera noche) hay muchos topónimos
escandinavos y también de otros países
germánicos, como Skane, Smaland,
Ostergotland (Ostrogotia), Kolmarden,
el lago Mälare, Norrmalm, y muchos
más, que no requieren otra explicación,
en caso de curiosidad, que la de recurrir
a un atlas. En ocasiones es imposible
reproducir la ortografía original de estos
topónimos (o, en su caso, nombres y
apellidos) debido a que en castellano no
existen ciertos signos
escandinavos. <<
ortográficos
[25]
Alude a las diferencias que tuvo en
su niñez y juventud con el ambiente
conservador, en ocasiones a ultranza,
con que hubo de enfrentarse, tanto
políticamente como, sobre todo, en
cuestiones religiosas. <<
[26]
Vuelta a su niñez, representada aquí
por la ciudad de su infancia, vista desde
el tren. <<
[27]
La iglesia de Adolf Fredrik, llamada
así en honor de su fundador: el rey del
mismo nombre, que puso su primera
piedra en 1768, le da pie para atacar el
problema religioso que, de diversas
maneras, le obsesionó toda su vida,
acabando, paradójicamente, con una
confesión cristiana: Ave Crux Spes
Unica, sus últimas palabras. <<
[28]
Alusión a su vida ulterior, muy
contraria a todos esos principios
morales y religiosos. «¡Lo que yo hice
de mi vida!», como él mismo comentaría
más tarde. <<
[29]
En la mitología paleonórdica Balder
es el más prudente y sabio y compasivo
de los dioses: hijo de Odín y su esposa
Frigg, y se le compara a veces con
Jesucristo. <<
[30]
En el coro de la iglesia de Adolf
Fredrik hay un retablo de yeso que
representa la resurrección de Jesucristo.
<<
[31]
En la iglesia de Adolf Fredrik había
un monumento a Descartes, obra, en
1781, de Johan Tobias Sergei. <<
[32]
El «Blanco Jesucristo» es una
alusión a un retrato paleonórdico de
Cristo en el que se le representa vestido
de blanco, como los bautizandos
cristiano de los primeros siglos. <<
[33]
En esa iglesia la familia Strindberg
tuvo en un tiempo un banco familiar, o
sea, en el que solo ellos podían
arrodillarse. <<
[34]
En el otoño de 1883 Strindberg pasó
algo más de dos semanas con su familia
en el Hotel Beauséjour, en Grez-surLoing, cerca de Nemours, a unos diez
kilómetros al sur de Paris, en una
pensión donde vivía un grupo de artistas
y escritores de muy diversas
nacionalidades. <<
[35]
Alusión a los órganos sexuales de
las flores, que están al descubierto en
forma de estambres y pistilos. <<
[36]
Véase nota anterior. <<
[37]
Ciertas dalias y rosas muy cultivadas
tienen dificultad en emitir polen. <<
[38]
August Strindberg
Estocolmo. <<
nació
en
[39]
Alusión a las ideas del filósofo
alemán Theodor von Vischers (18071887), según quien lo bello es sinónimo
de la realización de la idea en un
determinado objeto, y esta realización
es, a su vez, un simple reflejo de la idea
absoluta trasyacente. <<
[40]
Alusión a la evolución darwiniana,
según la cual, en realidad, el hombre no
desciende del mono, sino que es un
mono evolucionado, descendiente de una
especie común a todos los monos,
evolucionados o no. <<
[41]
Odin, Balder y Tor, dioses del
panteón nórdico precristiano. El tercero
era el dios supremo. <<
[42]
El escultor de esas estatuas, que la
familia real sueca donó al Museo
Nacional de Estocolmo, fue Bengt
Erland Fogelberg (1786-1854). <<
[43]
Alusión al honor nacional sueco.
Esas estatuas, situadas ante la entrada
del museo, daban un tono nórdico a un
interior que, aparte de ellas, era más
bien renacentista italiano. <<
[44]
Famosa cabeza de Júpiter en mármol
hallada en las excavaciones (1776-84)
realizadas cerca de la ciudad úmbria de
Ostrícoli, actualmente en el Museo
Vaticano. Es copia romana de un
original griego perdido del siglo tercero
antes de Cristo. <<
[45]
El tirso es un palo coronado de
vides y hiedra con una piña en la punta,
blandido por las bacantes y las ménades
extáticas; también Dionisos/Baco lo
blandía. <<
[46]
Júpiter/Zeus era, entre otras
atribuciones suyas, el juez supremo y
protector de la justicia en el mundo
antiguo. <<
[47]
Alude a la estatua de un atleta del
escultor griego Lysippos (s. III a. de C.)
que representa a un joven raspándose
del cuerpo la suciedad y la grasa
después de una competición gimnástica.
<<
[48]
<<
El Museo Nacional de Estocolmo.
[49]
La gigantesa es Niobe. <<
[50]
Laocoonte. <<
[51]
Quiere decir que una cosa puede ser
excelente a pesar de que en realidad sea
inexistente o carente de valor. Es alusión
al famoso cuento de Hans Christian
Andersen, titulado La ropa nueva del
Emperador. <<
[52]
En sueco Förklarad, que significa
propiamente transfigurado. <<
[53]
Este personaje es, en realidad, una
estatua antigua llamada El Esclavo, El
Amolador, El Vaciador, El Afilador, e
incluso El Espía, representa a un
hombre afilando un cuchillo, y es copia
de una estatua helenística perdida,
actualmente en los Uffizzi, Florencia. <<
[54]
<<
El Museo Nacional de Estocolmo.
[55]
Compárese este verso con la
siguiente cita del filósofo sueco
Christopher Jacob Boström: «Se puede
afirmar que la actividad estética es una
actividad que sólo por sí misma y en sí
misma se justifica, es decir, que es, en
primer lugar, un juego cuyo único objeto
es exclusivamente la diversión o el
placer». <<
[56]
Naturalista, aquí en su sentido
literario y artístico: fiel a la naturaleza;
alude a la tendencia de entonces en las
artes y en la literatura a considerar lo
«feo» como parte del conjunto estético
en sus descripciones de la realidad. <<
[57]
«Utilitario», «utilitarista», partidario
de la teoría ética para la que el valor de
los actos humanos depende de la
utilidad o la suerte, o incluso del placer
que conllevan para el individuo o la
sociedad. El más reciente seguidor de
estas ideas es el filósofo y matemático
británico Bertrand Russell. <<
[58]
Darwin, al fenómeno normalmente
llamado atavismo, lo llama en realidad
«retroversión». <<
[59]
Los antiguos autobuses, ya
mencionados en nota anterior. Tocaban
la trompeta, es decir, la bocina, para
avisar de parada o de reanudación del
trayecto. <<
[60]
Simón, coche cubierto o descubierto,
de alquiler, tirado por caballos, y de
cuatro ruedas. <<
[61]
Se alude posiblemente a los adornos
de la fachada del monasterio parisino de
Saint Martín-des-Champs. El leopardo
puede ser símbolo del deseo carnal
(véase Dante, Infierno, Canto Primero).
<<
[62]
El utilitarismo, ya mencionado en
nota anterior. <<
[63]
La mención de ausencia de imágenes
y fetiches en los templos alude, sin duda,
a la destrucción de imágenes y arte
eclesiástico durante la Edad Media y la
Reforma. <<
[64]
Una estatua del científico francés
Papin (véase nota anterior), constructor
de la primera máquina de vapor en
1883, se puso en el coro del monasterio
que se transformó en Conservatoire
National des Arts et Métiers. La estatua
fue posteriormente transportada a la
Cour d’Honneur, a la entrada del museo.
<<
[65]
La Caldera (o Puchero) de Papin,
apodo que se daba a un aparato de hacer
vapor inventado por Papin. <<
[66]
El que el cetro de Papin fuese de
hierro forjado es alusión a la revolución
industrial, ya que el hierro forjado se
usaba para toda clase de máquinas e
instrumentos entonces nuevos. <<
[67]
Cordobán, piel trabajada para
encuadernaciones
y
otros
usos
suntuarios, originaria de la Córdoba
musulmana. <<
[68]
Essentia Qvinta es nombre latino
del quinto elemento esencial, eterno, y
aquí significa enjundia, núcleo, o sea:
quintaesencia. <<
[69]
Los decretales son colecciones de
decisiones papales. <<
[70]
Johann Arndt (1555-1621), autor de
Vier Bücher vom Wahren Christentum
(Cinco Libros del Cristianismo
Verdadero), obra muy apreciada en la
Edad Media. <<
[71]
Se alude aquí a la idea de Kant de
que el hombre, siendo «pecador», esto
es «irracional», pertenece al reino de la
naturaleza y está sometido a la ley
natural de causas y efectos; en la
cuestión de sus actos, el hombre debe de
seguir
el
llamado
«imperativo
categórico», es decir, «actuar al máximo
de lo que se desearía que fuese una ley
general». <<
[72]
Fichte convierte el yo en principio
único del mundo sensorial; con el negó
se alude a la antítesis (o negación) de
Hegel como parte esencial de la
dialéctica, y origen, según este filósofo
alemán, de cuanto tiene vida y
movimiento en el mundo. <<
[73]
Friedrich von Schelling, filósofo que
conjunta
las
contradicciones:
sujeto/objeto,
espíritu/naturaleza,
libertad/necesidad, etcétera, en lo
absoluto, es decir, la realidad absoluta,
como organismo unitario u homogéneo.
<<
[74]
La idea central de Jean-Jacques
Rousseau de que el hombre natural es
bueno y libre y la cultura y la
artificialidad le echan a perder y le
privan de libertad. <<
[75]
El filósofo alemán Arturo
Schopenhauer (1788-1860) estaba muy
influido por la filosofía india,
especialmente la budista, y de ésta sacó
el concepto del Nirvana, estado de paz y
serenidad totales, muy semejante al
inducido por los narcóticos. <<
[76]
El califa Ibn al Chattab (reinó 63444), conquistar Alejandría, decidió que
había que quemar los libros de la gran
biblioteca: «Si están de acuerdo con el
Corán», dijo, «no nos hacen falta, y, si
no lo están, nos sobran». <<
[77]
Le Bois de Boulogne, en la parte
occidental de París. <<
[78]
La naturaleza. <<
[79]
Es decir, cortado o podado «a la
manera inglesa», conservando la forma
de las plantas; el parque de Le Bois de
Boulogne estaba entonces podado al
estilo inglés, buscando conservar la
forma y la frondosidad natural de las
plantas. <<
[80]
Oportunistas y arrivistas elegantes,
entre los cuales hay que contar
prostitutas de lujo, frecuentaban Le Bois
de Boulogne, para ser vistos; alude
también a beber sangre y tomar morfina,
de moda entonces ambas cosas en los
círculos mundanos de París. <<
[81]
Las cocinas se encendían entonces
en París con carbón de piedra, que, al
arder, exhalaba un humo negro y espeso.
<<
[82]
Del libro de Moisés, 3, 25, referido
a la costumbre judía de celebrar cada
cincuenta años dando libertad a los
esclavos indígenas, entre otras cosas. <<
[83]
Es decir, profanamente legal. <<
[84]
En el Jardín d’Acclimatation había
un edificio donde se cebaban palomas.
Véfour, alusión al famoso restaurante
parisino Grand Véfour, sinónimo aquí
de excelencia culinaria. <<
[85]
Exhortación de Dios a Adán, según
el libro de Mosés, 1, 28, de ejercer
dominio sobre los peces del mar, las
aves del cielo y los animales que
pueblan la tierra. <<
[86]
En el Jardín d’Acclimatation había
una
instalación
para
cebar
automáticamente a las aves. La prensa
hidráulica, ingenio dotado de un pistón
de gran diámetro cuya presión
aumentaba con ayuda de un líquido. Los
gansos estaban listos para la matanza
hacia la fiesta de San Martín, o sea, el
diez de noviembre. <<
[87]
Alusión a una máquina de poner
huevos movida a motor: el huevo caía en
una caja situada debajo. <<
[88]
La Academia de Ciencias, cuya sede
estaba en Estocolmo en el llamado
«Palacio de Westman», en la
Drottningsgata, número 94 (actualmente
98). <<
[89]
La matemática y otras ciencias, en
particular la física y la astronomía,
llamadas exactas y muy admiradas en
tiempo de Strindberg, una época
obsesionada por el progreso científico.
<<
[90]
En la destilación de un líquido se
producen fusiones orgánicas análogas
cuyos puntos de ebullición coinciden
dentro de ciertos intervalos (series
homologas); alusión evidente a la quinta
de las series homologas que se derivan
del líquido destilado. <<
[91]
Animales superiores. Darwin
sostenía que el ser humano tiene el
mismo origen que los monos del viejo
mundo, es decir, que procede de algún
cuadrúpedo peludo dotado de rabo y
orejas puntiagudas. <<
[92]
Se refiere, evidentemente, a la idea
bíblica de que el hombre ha sido
formado a imagen y semejanza divina y
está destinado a dominar la Tierra. <<
[93]
Imitación de San Juan, 1,1: 2. «En el
principio era el Verbo», y del libro de
Moisés: «En el principio creó Dios
cielo y tierra». <<
[94]
Voltaire: L’Univers m’embarasse et
je ne puis songer/que cette horloge
existe et n’ait point d’horloger. (Les
Cabales). <<
[95]
Alusión muy probable a los ropones
de los doctores, y a la expresión
«ropones largos», del evangelio de San
Marcos, 12,38. <<
[96]
Alusión a Las Mil y una Noches,
donde Aladino encuentra en una gruta
una lámpara dotada de maravillosas
prestaciones: frotándola se le aparece un
espíritu que satisface todos sus deseos.
<<
[97]
Alusión a la Gran Ramera:
Babilonia, símbolo bíblico del poder
materialista y prepotente. <<
[98]
Costumbre de marcar (en sueco
«coronar») los trabajos ejecutados en
metales nobles y las pesas cuya
exactitud estaba garantizada por el
estado con un sello en forma del
emblema nacional: tres coronas (o una
sola corona). <<
[99]
El espectroscopio es un instrumento
usado para estudiar el espectro, es decir,
los rayos de luz descompuestos
cromáticamente; el primero de estos
análisis espectrales se hizo en Alemania
en 1859. Alusión también a las líneas
obscuras que se encuentran en el
espectro, procedentes de la absorción de
la luz en la atmósfera solar y terráquea.
<<
[100]
Alusión a la expedición polar de A.
E. Nordenskiöld, que fue financiada en
gran parte por el hombre de negocios
Oscar Dickson; y también a las
exportaciones de aguardiente del «rey
del aguardiente» L. O. Smith. <<
[101]
Las puertas (por «las casas») del
cielo: los doce signos del zodíaco. <<
[102]
Estocolmo, situado en el cincuenta y
un grado de latitud norte. Se decía
entonces que el frío infundía irresistible
somnolencia a quienes lo soportaban
consuetudinariamente. <<
[103]
Alusión a una creencia popular
nórdica, según la cual los durmientes
podían ser atacados por la mara
(pesadilla, íncubo; en inglés mare,
yegua; nightmare, yegua de noche:
pesadilla), un espíritu femenino que
cabalgaba al durmiente de cualquier
sexo que fuese. <<
[104]
Junto a la iglesia de San Juan
(Johannes, aquí Johannis), en el barrio
de Norrmalm, en Estocolmo, hay un
parque de bomberos. <<
[105]
Se teoriza que el origen de la luna
es más o menos contemporáneo al de la
Tierra, pero que la luna evolucionó,
enfriándose, mucho más rápidamente
que nuestro planeta, por lo cual su fin,
en un futuro lejano, afectará muy
fuertemente a la Tierra. <<
[106]
Alusión a una efímera teoría de
fines del siglo diez y nueve en el sentido
de que la cantidad de máquinas de vapor
que empezaban entonces a cundir por
toda la Tierra acabaría consumiendo
todos los bosques y todas las reservas
de carbón de nuestro planeta. <<
[107]
«Cuarto», una de las cuatro fases de
la luna; también, en sueco, trimestre, el
plazo normal para créditos y pagos. <<
[108]
«De vacío tu larga vía transcurres»,
en sueco es un retruécano intraducibie:
moler de vacío significa en ese idioma
cuando las aspas del molino giran sin
tener nada que moler. Köra tomning,
andar (viajar) de vacío, mala tomning,
moler de vacío. <<
[109]
Según Flammarion, una glaciación
final será precursora del fin de la Tierra.
<<
[110]
Según Flammarion, una glaciación
final forzará al hombre a refugiarse en
las regiones tropicales (aquí, el Cabo);
el hombre, siempre según esta teoría,
acabará padeciendo hambre y sed «a
orillas del último mar». <<
[111]
Expresión del filósofo
Francis Hutcheson: The
happiness for the greatest
también el filósofo inglés
Bentham usó una expresión
algo más tarde. <<
escocés
greatest
number;
Jeremy
parecida
[112]
Se alude aquí al conde sueco Cari
Snoilsky (1841-1903), muy condecorado
y miembro de la Academia Sueca, autor
de poemas sociales y políticos, en uno
de los cuales ofrece su mano a los más
plebeyos jornaleros. <<
[113]
Socialismo en esa época significaba
casi cualquier intervención estatal en la
economía del país; puede ser también
alusión a las primeras agitaciones de
izquierdas de entonces. Septenato: se
llamaban así las leyes militares que
permitían a Bismarck en Alemania
mantener en tiempo de paz un ejército de
casi medio millón de soldados: esas
leyes podían prolongarse cada séptimo
año. <<
[114]
Fax Aeterna, en la Aeneida de
Virgilio, canto cuarto, verso 99.
Expresión de actualidad en r88o, con
motivo de los llamados «trabajos de
paz»,
recientemente
aumentados
entonces. <<
[115]
Las«falsas sardinas» eran una
especie de arenques bálticos que se
vendían en conserva con el nombre de
sardinas. Hofbrau es una especie de
cerveza alemana (Münchener Hofbrau,
por ejemplo). <<
[116]
Los boulevards de Paris fueron de
las primeras calles que se asfaltaron en
Europa. <<
[117]
Esteras hechas con fibra de coco,
cuyo color es rojoparduzco. <<
[118]
Los hilos del teléfono se sujetaban
entonces en Suecia con las llamada
«Horcas de hilos de teléfono», que se
hincaban en los tejados; todos esos hilos
partían de la Torre de Teléfonos. Cosa
nueva entonces y que llamaba mucho la
atención. <<
[119]
Alude a los puentes de hierro de los
ferrocarriles de Suecia, construidos en
1867-70, que sirvieron de unión
ferroviaria entre la estación del sur y la
del norte, en Estocolmo, hasta 1954. <<
[120]
Alusión muy probable al café del
Grand Hotel de Estocolmo, que era el
café habitual de Strindberg en los años
ochenta del siglo XIX. <<
[121]
Strindberg y su primera mujer, Siri
von Essen, se casaron en su casa de
Estocolmo el 30 de diciembre de 1877,
entre parientes y amigos, acontecimiento
que se refleja en estos y los siguientes
versos. <<
[122]
La palabra usada en el texto por
«felicidad», es tomtebolycka, que
significa literalmente «felicidad en el
hogar». <<
[123]
Uno de los dos muertos aquí
mencionados es el escritor Edvard
Bäckstrdm, invitado a la boda de
Strindberg con Siri von Essen. <<
[124]
Alusión probable al amigo de
juventud de Strindberg Per Fischer, que
fue quien casó a éste con Siri von Essen.
<<
[125]
Los enseres y libros de Strindberg y
su esposa se subastaron en Estocolmo en
1885, dos años después de afincarse
éstos en el extranjero. <<
[126]
Cita del Evangelio de San Mateo,
8.20. <<
[127]
San Mateo, 13.31-32. <<
[128]
Las calles de Estocolmo se
iluminaban de noche con luz de gas el
año entero, excepto en las noches más
luminosas del verano, con unas largas
pértigas que manejaban unos empleados
municipales y cuyo extremo estaba
encendido; estas pértigas también
servían para apagar las farolas al
amanecer. <<
[129]
Alusión al perro de ojos grandes
como tazas de te que vigila un ataúd en
una narración de Hans Christian
Andersen. El ojáncano es una figura
mitológica cántabra con un solo ojo en
la frente, como el cíclope de Homero.
<<
[130]
Alusión al himno patriótico alemán
Die Wacht am Rhein (La Guardia en el
Rin), compuesto en 1840 por Max
Schneckenburger; se refiere a los
esfuerzos franceses por reconquistar la
Renania. <<
[131]
«Sangre y hierro», expresión de
Bismarck en el parlamento alemán, en
1862: las grandes cuestiones, declaró
Bismarck, el Canciller de Hierro, no se
resuelven con palabras y decisiones
parlamentarias, sino con Eisen und Blut
(«Hierro y sangre»). <<
[132]
Pagodas, es decir, edificios
semejantes a templos, como torres, con
tejados saledizos, muy de moda en
Estocolmo por entonces. Alusión,
quizás, al congreso de orientalistas que
se celebró en Estocolmo en 1889. <<
[133]
Alusión a las leyes contra la
agitación socialista que se promulgaron
en Suecia en 1889 siguiendo el ejemplo
de Alemania y que dieron lugar a
muchas detenciones y procesos; en estas
leyes se castigaba también la «agitación
escrita». <<
[134]
Alusión probable a la Atlántida
mencionada por Platón en el Timeo,
imperio insular que se hundió en el mar.
<<
[135]
El sátrapa es probablemente el rey
Oscar II de la unión sueco-noruega, cuya
política
era
germanófila.
Aquí
Strindberg alude a la fuerte influencia
alemana (bárbara) en Suecia (Grecia)
después de la guerra franco-alemana de
1870 y a la subida al trono de Oscar II
en 1872. Muchos pensaban entonces que
Suecia debiera defender la cultura
germánica contra la «barbarie rusa». <<
[136]
La resistencia griega contra Felipe
de Macedonia (padre de Alejandro
Magno) fue inspirada y organizada en
gran parte por el orador y político
ateniense Demóstenes (384-322 a. C.).
<<
[137]
Cita de Virgilio: Fuimus Troes, fuit
Illium (Troyanos fuimos, Troya ha
muerto). Dybbol y Ais, respectivamente,
lugar de Sonderjylland, en Suecia, e isla
báltica; la situación estratégica de
ambos
lugares
fue
importante,
respectivamente, durante la guerra
germano-danesa de 1848-50 y la guerra
sueco-danesa de 1864. <<
[138]
Cita del evangelio de San Mateo,
10.14. <<
[139]
Johan Oscar Strindberg (18431905), primo de Augusto, hombre de
negocios y también poeta. <<
[140]
Alusión a Karl Michel Bellman
(1740-1795), importante poeta sueco.
<<
[141]
Tuting, toddy pequeño. El toddy es
parecido al grogg, fuerte bebida caliente
con coñac y azúcar, muy popular en
Suecia. <<
[142]
Alusión a los conflictos existentes
entonces entre las dos ramas
estocolmeñas de la familia Strindberg.
<<
[143]
August Strindberg y su amigo Cari
Blomberg, que también lo era de Oscar
Strindberg, trabajaban entonces en Lilla
Nygatan («Pequeña Calle Nueva»),
número diez, en la Ciudad Vieja de
Estocolmo. <<
[144]
«Kolsström», «Arroyo de Carbón».
El «Ström», es la parte de Estocolmo
donde ese arroyo o corriente se salaba
en contacto con el agua del mar, y donde
se descargaba el carbón. Era allí donde
vivía Oscar Strindberg. <<
[145]
Rosalie Lundgren (1844-94),
esposa de Oscar Strindberg. <<
[146]
Entiéndase, para clavar bien el
ataúd. <<
[147]
En el original se mencionan
explícitamente vinos del Rin y del
Mosela. <<
[148]
Verso de un poeta sueco clásico:
Gull ej annat àr án Muli, es decir: el
oro no es otra cosa que polvo. <<
[149]
Variante strindberguiana de la blaue
Blume, «flor azul», en alemán: símbolo
romántico del anhelo de inmortalidad
del poeta. <<
[150]
Entiéndase,
inmortalidad. <<
su
esperanza
de
[151]
Erato, la musa de la lírica. <<
[152]
Härved Ulf, pseudónimo utilizado
por Strindberg, 1869-70. <<
[153]
El castillo de Upsala, construido
por Gustavo Vasa en 1540. <<
[154]
Alusión a un lugar en cuesta
llamada Polacksbacken, centro militar
situado al sur de Upsala. <<
[155]
El arrollo de Fyris, que pasa por
Upsala <<
[156]
El arroyo de Fyris nace en el lago
Málare, aquí llamado «Lögr», palabra
islandesa que significa lago. <<
[157]
«Odinslund», Bosquecillo de Odin,
cerca de Upsala. <<
[158]
La gorra blanca es distintivo de los
estudiantes. <<
[159]
Brindar con ponche. «Bal», hoguera
y ponchera, alusión a esa bebida
caliente. Como la «queimada» gallega.
<<
[160]
El rosario de sonetos original era
más populoso. Strindberg lo diezmó
concienzudamente. <<
[161]
Las ruinas medievales del castillo
de Stegeborg, levantado en una isla,
junto al canal de Gota. <<
[162]
Alusión a una tragedia política
medieval sueca: los duques Valdemar y
Eric, encarcelados y dejados morir de
hambre en su mazmorra por su hermano,
el rey Birger, en 1317. <<
[163]
Adolf Johan, hermano del rey de
Suecia Karl X Gustav, último señor del
castillo de Stegeborg. <<
[164]
Castillo de Ulfasa, situado sobre
una altura en la orilla sur del lago
Boren, a 8 kilómetros al este de Mötala.
<<
[165]
<<
Lago Boren, véase la nota anterior.
[166]
«Tärna», la palabra usada aquí por
Strindberg, significa golondrina y
doncella, y yo aquí he optado por los
dos sentidos, esperando que en
castellano ambas palabras parezcan
sinónimos poéticos. <<
[167]
Alusión a una complicada leyenda
medieval sueca, según la que al rey (o
conde)
Birger
le
irritó
considerablemente la boda de un
hermano suyo con Sigrid, doncella de
menor rango; el hermano hubo de huir,
pero Sigrid se quedó en el castillo de
Ulfasa fastuosamente vestido para
enfrentarse con el rey (o conde), cuya
ira se suavizó al verla, porque era muy
bella, sensata y valiente. <<
[168]
Frans es el escritor Frans Hedberg,
contemporáneo de Strindberg, que había
usado el tema de la boda de Sigrid en
una obra teatral popular. <<
[169]
<<
El lago Vättern (Vetter o Vaetter).
[170]
Los muros grises son del
monasterio de Vadstena, al sur de
Mótala, construido en 1430. <<
[171] En el castillo de Vadstena,
construido por Gustav Vasa en 1545, hay
una iglesia con torre y campanario.
[172]
Omberg es una gran montaña cuya
ladera cae casi perpendicular sobre la
orilla del lago Vettern. <<
[173]
El rey sueco Magnus se retiraba con
frecuencia a la isla de Vising en busca
de reposo, allí tenía una residencia que
ahora está en ruinas. <<
[174]
Dice la leyenda que los campesinos
se desconsolaron al morir el rey Magnus
(1290) y llevaron su cadáver en
hombros hasta Estocolmo. <<
[175]
Karlsborg era una fortaleza militar
sueca, con puerto para pequeñas
embarcaciones de vapor. <<
[176]
El estrecho de ese nombre. <<
[177]
Véase la nota anterior. <<
[178]
Zona costera sueca de ese nombre,
Selandia o Zelandia. <<
[179]
Dannebrog es la bandera danesa;
Kroneborg, un castillo militar danés
construido en 1574-85, luego usado
como cuartel. Los barcos que pasaban
ante él tenían que amainar la bandera y
volver a izarla a modo de saludo: de no
hacerlo, del castillo les disparaban un
cañonazo de aviso. <<
[180]
Gefion es una diosa nórdica,
nombre también, al parecer, de una isla.
<<
[181]
Anna Strindberg (1855-1937),
hermana mayor de Strindberg, luego
pasó a llamarse, casada, Anna von
Philp. <<
[182]
«Coronas
de
Felicidad»
(«Lyckokransar», en sueco), antiguo
símbolo de fidelidad, amor y felicidad.
<<
[183]
Arnkel Ofeg, pseudónimo que
Strindberg tomó de una saga islandesa.
<<
[184]
El principe Augusto Bernadotte,
hermano menor de Karl XV y Oskar II,
era duque de Dalarne (1831-1873);
personaje simpático y original, muy
popular en su tiempo, protagonista
bebedor en innumerables anécdotas. <<
[185]
Alusión a la obsesión inglesa por el
rosbif ensangrentado. <<
[186]
Bellman, importante poeta sueco
del siglo diez y ocho, véase nota
anterior. <<
[187]
Latinismo, nunca usado en sueco:
adinerado. <<
[188]
El duque vivía en el castillo de
Haga. <<
[189]
Cita, aproximadamente exacta, de
Cicerón, «Pro Roscio Amerino», 47. <<
[190]
El príncipe Gustav, hermano del
príncipe
Augusto
(1827-52).
Compositor
romántico,
llamado
popularmente «el Príncipe Cantor»,
cuyo busto estaba en una isla, ahora
tierra firme, en Brunsviken, junto al
castillo de Haga, en el parque del mismo
nombre. <<
[191]
Este poema está inspirado en una
xilografía copiada de un paisaje fluvial
del pintor franco-italiano Claudio de
Lorena (1600-1682). <<
[192]
En pleno verano, el momento más
parecido a Río de Janeiro en Estocolmo,
según Srindberg, era entre las dos y las
dos y media de la tarde, y lo contrario
entre las nueve y las diez de la tarde. <<
[193]
Río de Janeiro. <<
[194]
Alusión a la xilografía en que está
inspirado este poema. Véase nota 191.
<<
[195]
«Buco» significa en castellano
macho cabrío; es palabra en desuso. <<
[196]
Poemita inspirado en un grabado
sueco del mismo título. <<
[197]
«Herkules», título de un poema
alegórico en hexámetros del poeta sueco
Georg Stiernhielm. <<
[198]
Juicio de Paris, hijo de Príamo, rey
de Troya, según lo narra Homero en la
Ilíada, causa inicial de la guerra de
Troya, pues Afrodita, elegida por Paris
como la más bella de las tres diosas,
compensó a éste dándole la mujer más
bella del mundo, que resultó ser Helena,
la mujer de Menelao, rey de Esparta. <<
[199]
«K. B.», firma de Strindberg en una
época de su vida de escritor:
probablemente iniciales de «Biblioteca
Real» («Kungliga Biblioteket», en
sueco), donde Strindberg trabajó en su
juventud. <<
[200]
Según una versión del mito de
Laocoonte, la diosa Palas Atenea
castigó a Laocoonte por su ira con
motivo de la entrada del caballo de
madera en Troya, durante la cual
Laocoonte había arrojado una lanza
contra ella, enviándole dos serpientes
gigantescas que mataron a Laocoonte y a
sus hijos. <<
[201]
Niobe, hija del rey Anfión de
Tebas, madre de muchos hijos, muertos
por Apolo y Diana en venganza a que
Niobe se había jactado de su fertilidad
ante ambos dioses, que eran estériles.
<<
[202]
Georg Brandes, importante escritor,
erudito y ensayista danés, que ejerció
decisiva influencia en toda Escandinavia
y es conocido en todo el mundo por su
obra «Hovedstromningar i det Nittende
Arhundredes Litteratur» («Principales
Corrientes de la Literatura del Siglo
Diez y Nueve»), <<
[203]
La décima musa es, sin duda, la
musa de la crítica, actividad principal
de Brandes; las musas clásicas son
nueve. La mención de una torre en el
poema ha de ser alusión a la torre de
marfil en que Brandes hubo de
refugiarse al final de su vida. <<
[204]
«Mutilador de ti mismo»,
automutilado. Se decía que Apolo, al
mutilar a Laocoonte, se mutilaba a sí
mismo. Quizás alusión a onanismo en
Apolo, que era dios casto. <<
[205]
Probable
Lafontaine, en
ante un águila
los más bellos
los comió. <<
alusión a una fábula de
la que un búho se jactó
de que sus pollitos eran
del mundo, y el águila se
[206]
Narciso, amado de la bella ninfa
Eco, la abandonó, y Eco se consumió
hasta el punto de que de ella no quedó
más que la voz. <<
[207]
«Retruécanos y arte menor» es
traducción literal del título sueco de este
libro: Ordalek och Smakonst. Este libro
ha sido calificado de «uno de los libros
más bellos de toda la literatura sueca».
Es, en cierto modo, la tercera versión
ampliada del libro de poemas anterior
de August Strindberg titulado Dikter ur
Fagervik och Skamsum (Poemas de
Fagervik y Skamsum, que son
topónimos), publicado en 1902 y
seguido de Ordalek och Smakonst
(Retruécanos y arte menor), subtitulado
«Den Uppsvenske Tankebyggaren pa
Fagervik-Skamsum» («El Filósofo de la
Suecia Superior, Residente en FagervikSkamsum»), al que siguió la versión
definitiva, publicada en 1905 con el
mismo título, en el que están incluidos
todos los poemas de las dos versiones
anteriores, y que es el único que he
traducido aquí porque las variantes que
hay entre los poemas aquí reunidos y los
de los dos libros anteriores son mínimas
y no justifican el añadido de otras
cincuenta o sesenta páginas a un libro
que ya de por sí es muy grueso. <<
[208]
La «Norna», plural: «Nornor», eran
tres diosas, especie de parcas, mutatis
mutandis, de la mitología escandinava,
que tejían los hilos del destino humano.
<<
[209]
«Skuta», plural «Skutor», es un
velero de pequeño tamaño. <<
[210]
Buena parte de este poema es
autobiográfico. Después de su larga
bohemia, en París y Berlín, Strindberg
se vio con bastante dinero («la lluvia de
oro», ganada con su canción) y pudo
construirse una casa, que dedica a su
mujer. <<
[211]
Este largo poema en hexámetros es
producto de la obsesión strindberguiana
por hacer un poema rural, y uno de sus
títulos anteriores era «El Piano del
Sacristán»; es casi el único poema
verdaderamente narrativo de su
madurez. <<
[212]
De todos estos nombres los únicos
que pueden merecer aclaración en este
contexto y para el lector español son
«Sture» y «Vasa», apellidos de ilustres
dirigentes nacionales suecos; el segundo
es el de la dinastía anterior a la actual.
Los
demás
requerirían
largas
explicaciones, sin añadir mucho a la
comprensión del texto, o son topónimos.
<<
[213]
«Harpa Yacente» es el piano, por
sus cuerdas horizontales. <<
[214]
La Academia de Música de
Estocolmo. <<
[215]
Ragnarök es la catástrofe cósmica
(el crepúsculo de los dioses) de la
mitología escandinava. <<
[216]
La noche de la Santísima Trinidad
es la noche víspera del día de la
Santísima Trinidad, el primer domingo
después de Pentecostés. <<
[217]
El riksdaler era la moneda sueca,
equivalente del escudo de otros países.
<<
[218]
«Testigo de la Muerte», por ser
notario de testamentarías y legados;
como llamar «Saco de Muertos» al
verdugo. <<
[219]
El «Skärgard» o archipiélago de
Estocolmo. <<
[220]
Según una antigua costumbre, la
gente solía reunirse en la Noche de la
Trinidad junto a alguna fuente, cuya
agua, esa noche, pasaba por ser
especialmente saludable. <<
[221] El revisor era, más exactamente,
auditor.
[222] Cáncer, es decir, el signo del
zodíaco de ese nombre; palabra que
significa en latín cangrejo.
[223]
Siguiendo una vieja costumbre
sueca, la gente de las ciudades suecas,
cuando se iba de viaje y cerraba la casa,
solía pintar con yeso o creta los
cristales de las ventanas para que el sol
no destiñese o ajase las coberturas de
tela de los muebles; luego la creta o
yeso se utilizaba para limpiar las
ventanas mismas. <<
[224]
El cuco deja de cantar a fines de
junio, cuando termina su época de celo.
<<
[225]
Entiéndase los años sesenta del
siglo XIX. <<
[226]
El estilo gustaviano, afrancesado,
de los muebles, cundió en Suecia en la
segunda mitad del siglo diez y ocho. Una
cama gustaviana sería una cama sofá, de
cabecera alta y recta, con brazos
tapizados de seda y patas lo bastante
altas para que el mueble albergase un
cajón a lo largo de su longitud. <<
[227]
Las Treguas o Paces de Dios
medievales, durante las que la Iglesia
prohibía, en general sin mucho éxito,
cualquier clase de guerras o contiendas
armadas. <<
[228]
Chrysaetos, equivalencia griega del
latín Aquila chrysaetus, águila dorada o
águila real; nombre debido a que el ave
tiene el cuello y la cabeza de un
amarillo dorado. <<
[229]
Némesis era la diosa de la
mitología griega de la venganza y la
soberbia desbocada. <<
[230]
La Gehenna era el lugar
neotestamentario al que iban las almas
de los condenados al morir. Es palabra
hebrea. <<
[231]
La sierpe cobriza bajo el tilo
dorado era el símbolo popular de los
enigmas premeditadamente acechantes y
siniestros. <<
[232]
Un dragón en un gancho, ideograma
bastante exacto de la veleta, cuya forma
adopta con frecuencia. <<
[233]
Intento de reproducir la aliteración
de los versos Norr och Sóder /Sorg och
Dóder («Norte y Sur, Dolor y
Muertes»). <<
[234]
Este poema es en sueco pura
eucacofonía,
ambas
cuidosamente
trabajadas y contrastantes. He intentado
reproducir el efecto fonético sin
desviarme mucho de tos sonidos del
original. <<
[235]
Alusión a la dama blanca, símbolo
romántico del fantasma femenino, que se
aparece de noche, generalmente en
castillos, anunciando siniestros o
trágicos acontecimientos. <<
[236]
El legendario Holandés Errante,
condenado a navegar eternamente por
los siete mares. <<
[237]
Al Holandés Errante se le otorgaba
cada siete años una posibilidad de
redimir su condena si encontraba el
amor verdadero. <<
[238]
Se asevera que el cuerpo de la
mujer forma un exagrama desde los
hombros hasta la ingle, el cual se
asemeja a las líneas que unen a las
estrellas más luminosas de la
constelación de Orión; la estrella central
de las tres que forman como un cinturón
de esa constelación se compara con un
ombligo. <<
[239]
La idea de la harmonía o la música
de las esferas se remonta a la idea
antigua de que las notas que el oído
humano no capta son producto de los
giros de los cuerpos celestes. <<
[240]
Alude a la sección cónica que se
obtiene cortando un cono doble
semejante a un reloj de arena; entre las
secciones cónicas se cuentan, entre
otras, la parábola y la elipse. <<
[241]
En ciertas plantas se observa un
hoyuelo en la base de la corola que
produce una secreción melosa. <<
[242]
Stoma es palabra griega que
significa boca. Es también el nombre de
una hendedura que pone la atmósfera
interior de las plantas en contacto con la
atmósfera exterior. <<
[243]
Alude a la secreción que mana de
una glándula situada junto al pie del
molusco de la púrpura; con ayuda de esa
secreción ese molusco puede adherirse a
distintos objetos. <<
[244]
Urano, según la mitología griega,
fue el primogénito de Gaya, la diosa de
la Tierra, de la que ulteriormente fue
marido, y primer monarca de nuestro
planeta. <<
[245]
Asavero, según la leyenda, era el
nombre de un zapatero ieorolimitano que
fue condenado a caminar sin descanso
hasta el día del Juicio Final por haberse
negado a permitir a Jesús apoyarse
contra la pared de su casa cuando iba
con la cruz a cuestas (N. del T.). <<
[246]
Alusión a la subida al cielo del
profeta Elias, según la Biblia, en un
carro de fuego. <<
[247]
La ciudad de Cafarnaun estaba
situada junto al lago de Genesaret: «Tú,
Cafarnaum, que te elevas hasta el cielo,
caerás hasta el mismo infierno». <<
[248]
La constelación de Orion se
describe en la mitología griega como un
cazador con espada al cinto. La Osa
Mayor, vista desde el horizonte de
Estocolmo, se alza en diciembre hacia
medianoche: Orión alto en el cielo,
mientras las guías del carro de la Osa
Mayor caen hacia abajo. <<
[249]
Las cuerdas bajas del harpa se
protegían con hilo de rojo de cobre. <<
[250]
Se refiere a la sirena de los coches
de bomberos, tirados entonces por
caballos. <<
[251]
«La Casa Roja» era un bloque de
cuatro pisos de ladrillo rojo, situado en
Estocolmo, que se había terminado de
hacer poco antes del matrimonio de
Strindberg con su tercera mujer, Harriet
Bosse, que había tenido lugar el día seis
de mayo de 1901, y donde el flamante
matrimonio ocupaba un apartamento en
la última planta. <<
[252]
Alude a que el serrín se usa para
mullir el suelo de los ataúdes. <<
[253]
Alude a una frase de Schwedenborg
sobre la teoría de Descartes sobre el
movimiento en espiral del cosmos. <<
[254]
La corola de la rosa crece a partir
del receptáculo o eje florífero en una
línea que puede describirse como
espiral ascendente. <<
[255]
Pentalfa es
pentagrama. <<
lo
mismo
que
[256]
El principio clásico de la sección
dorada para distribuir líneas y
superficies de modo que la parte menor
se relacione con la mayor como ésta con
el conjunto, se ha considerado en
ocasiones como la fórmula de la
proporción armónica absoluta. <<
[257]
«Trividir», palabra ideada por mí
para indicar «división en tres», como
dividir indica división en dos. <<
[258]
«Pentacidad», palabra ideada por
mi para indicar la calidad de ser cinco,
como en sueco Strindberg usa
«femsing», palabra que no he podido
encontrar en ningún diccionario sueco.
<<
[259]
La distancia media del planeta
Venus del sol se calcula en ciento ocho
millones de kilómetros. <<
[260]
Se compara el sistema decimal con
una escala musical heptatónica, es decir:
la escala consistente en tonos y
semitonos; la octava es el tono octavo.
<<
[261]
Quasigravedad es traducción libre
de la palabra sueca kom, medida
equivalente a o, 0425 gramos. <<
[262]
Se llama equivalencia al volumen
de dos materias distintas que pueden
substituirse la una a la otra y unirse al
mismo volumen de una tercera materia.
<<
[263]
En la química antigua se llamaba
«capacidad de saturación» a la relación
entre el contenido de oxígeno de la
acidez y la base de una sal neutra. <<
[264]
«Skedeningskonst», arte de la
separación, como el nombre antiguo de
la química en alemán: «Scheidekunst».
<<
[265]
<<
Latín: «Nada más que la muerte».
[266]
Semele era la hija del un rey de
Tebas que fue amante de Júpiter, la cual,
cuando, engañada por Hera, celosa
esposa de Júpiter, pidió a éste que se le
apareciese en toda su gloria, quedó
instantáneamente destruida por los rayos
y truenos que el dios exhalaba. <<
[267]
Este poema introductorio está
dedicado a Harriet Bosse, tercera y
última
esposa
de
Strindberg,
evidentemente escrito con una pluma de
águila arrancada del sombrero de ella.
<<
[268]
En el original sueco, juego de
palabras entre Rom (Roma) y Rom
(pintoresco, y, por extensión, romaní,
gitano). <<
[269]
Se refiere al reajuste fronterizo
entre Suecia y Noruega, al separarse
este país de la unión Sueco-Noruega en
1905. <<
[270]
La lista de nombres ilustres: Anders
Düben
(1590-1662),
músico
y
compositor sueco-alemán; el hiperbóreo
Olof Rudbeck (1630-1702), músico y
compositor sueco; Johan Helmich
Román (1694-1758), compositor y
director musical sueco. <<
[271]
<<
Siglo pasado, esto es, siglo XVIII.
[272]
Eric Gustav Gejer, editor, junto con
Arvid August Afzelius, de una colección
de canciones folklóricas suecas; Richard
Dybeck (1811-1877), colector y
estudioso de música folklórica sueca;
Otto Lindblad (1809-1864), idem;
Gunnar Wennenberg, compositor, en
1849-51, de un famoso ciclo de dúos.
<<
[273]
August Söderman, compositor
romántico sueco; Franz Berwald (17961868) y Ludvig Norman (1831-1885),
grandes compositores suecos, sobre
todo el primero. La alusión al torrente es
sobre un personaje folklórico sueco que
tocaba el harpa o el violín junto a un
torrente. <<
[274]
Alusión al pasaje bíblico donde se
prescribe que un macho cabrío, sobre el
que los israelitas han puesto todos sus
pecados, sea abandonado en pleno
desierto a modo de víctima para obtener
ellos el perdón divino. <<
[275]
El Intima Teater (Teatro Intimo),
fundado por Strindberg, para el que éste
escribió algunas de sus últimas obras.
<<
[276]
Aristóteles prescribe en su Poética
que la tragedia debe suscitar compasión
y temor para conseguir una catarsis. <<
[277]
Alusión a copias de La Isla de los
Muertos y La Isla de la Vida, obras del
pintor suizo Arnold Bocklin, hechas
para Strindbeg por el pintor sueco Carl
Kylberg para el vestíbulo del Teatro
Intimo. <<
[278]
Se refiere a las tres sesiones
jurídicas que se celebraban anualmente
según una ley de 1734; a partir de 1872
éstas se podían reducir a dos: una en
primavera y otra en otoño. <<
[279]
El día de Martín Lutero cae en diez
de noviembre, y el de San Martín el
once del mismo mes. El poeta Alemán
Friedrich Schiller, cuya tragedia Los
Ladrones, se publicó en 1781, nació el
diez de noviembre de 1759. A Lutero se
le llamaba «el ruiseñor de Witenberg».
<<
[280]
Las treinta y seis monarquías se
refiere a la multitud de pequeños feudos
soberanos y más o menos absolutos en
que estaba dividida Alemania en
tiempos de Schiller. <<
[281]
Alusión a las coletas de las pelucas
que la gente elegante llevaba entonces.
<<
[282]
Las manos ducales son las del
duque Karl Eugen, que decretó la
entrada de Schiller, como hijo que era
de oficial, en la academia militar de
Kalsschule, cuya disciplina férrea era
famosa. <<
[283]
Sturm und Drang (Tormenta y
Pasión) era un movimiento literario
alemán que defendía el sentimiento por
encima de la razón. <<
[284]
Los dramas de Schiller se
tradujeron al sueco a partir de 1799. <<
[285]
Georg Dahlqvist (1807-73) Y Elise
Hwasser (1831-94), actores suecos cuya
época de fama fue anterior a la madurez
de Strindberg. <<
[286]
La «bandera ensangrentada» o «de
sangre» es la oriflama francesa, moteada
de estrellas doradas y sujeta a la punta
de una lanza, y el «Danebrog» es la
bandera danesa, que, según la leyenda,
cayó del cielo en la batalla de Reval
(1219) para dar la victoria a los
daneses. <<
[287]
El emblema de Karl Moor,
protagonista de la tragedia de Schiller
Los Ladrones, era: «¡Justicia!, ¡pero
compasión!». <<
[288]
Schiller murió en 1805, a los
cuarenta y seis años de edad. <<
[289]
La Revolución francesa (1789)
atacó y tomó la Bastilla, presidio real,
pero dejó intacta la catedral de Notre
Dame, guiada por las mismas ideas de
libertad que movían a Karl Moor. <<
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