Strindberg era un genio, un innovador que revolucionó el teatro. Magnífico novelista y sorprendente poeta. Pero además modernizó el idioma sueco. Inquieto, era pintor, fotógrafo, escultor, alquimista excéntrico… August Strindberg Poesías completas ePub r1.0 Banshee 23.05.14 Título original: Poesías completas August Strindberg, 1881 Traducción: Jesús Pardo Editor digital: Banshee Escaneo y OCR: Blok ePub base r1.1 TRADUCIR LA POESÍA DE AUGUST STRINDBERG Dice Ortega y Gasset, en algún lugar, que pocas experiencias hay tan interesantes como analizar la trayectoria vital de un imperio antiguo desde sus comienzos hasta su fin, y pone el ejemplo de Roma, cuyo desarrollo se puede analizar, fase tras fase, con datos, en su mayor parte, completamente fiables. Más frecuente es, sin embargo, pasar por esa experiencia en el terreno literario, y yo la tuve por primera vez, y muy intensa, por cierto, hacia los diez años, leyendo la poesía completa de Rubén Darío. Fue inquietante, y hasta un poco aterrador, para un chico aún virgen en literatura como era yo entonces, penetrar en la maraña decimonónico-romántica de la niñez rubeniana hasta llegar a la explosión cromática de Azul y el esplendor casi sonoro de Prosas Profanas, y, finalmente, caer de lleno en los apolíneos traspiés de su última fase; aunque, en este caso, como en el de Strindberg, la decadencia fue más física que literaria, y demasiado súbita para ser natural. La decadencia del escritor es raramente comparable a la de un imperio, porque su mente sigue sana cuando el cuerpo se rinde, mientras en los imperios, ambos, mente y cuerpo, suelen hacer aguas al mismo tiempo. El hecho es, sin embargo, que ahora he repetido esa misma experiencia con August Strindberg, observando con gran sorpresa que mi reacción ha sido esta vez casi tan virgen como cuando inicié mi vida de lector con la poesía de Rubén Darío, y a pesar de los innumerables escritores cuya obra completa he leído cronológicamente en el largo intermedio. Lo curioso, y por eso saco aquí a relucir a Rubén Darío, es que me ha parecido detectar un extraño parecido entre éste y August Strindberg: Los dos quedan como grandes revolucionarios poéticos a partir de anodinas, o casi, apetencias romanticoides iniciales, aunque Strindberg solo fuese poeta, en el sentido puramente técnico de esta palabra, de vez en cuando, y Rubén, en cambio, a jornada completa; recuérdese, sin embargo, que en el sentido etimológico de la palabra poesía, que es «creación», ambos lo fueron día y noche durante su vida entera. Ambos crearon la poesía moderna de sus respectivos países, cada uno en su contexto, aunque Strindberg lo hizo como un trueno, y mirando a Berlín, y Rubén como una gran sinfonía debussyniana, y mirando a París. Y ambos llegaron a la cumbre casi al mismo tiempo, aunque Rubén llegase rodeado de la admiración y la envidia generales, y Strindberg tuviera que luchar hasta el final contra el más hondo y acre recelo, un recelo que le costó el premio Nobel y muchas otras cosas. Ambos eran tremendamente rijosos, aunque Rubén era bebedor y Strindberg no; Strindberg fue gran nacionalista estrechamente sueco, y Rubén nacionalista hispánico de amplios horizontes en todo cuanto no fuese estética, porque en este terreno su nacionalismo se volvía implacablemente parisino. Ambos, evidentemente, estaban locos: la locura de Rubén era de quita y pon, mientras la de Strindberg fue como una lapa inseparablemente pegada a su inteligencia, a través de la cual transpiraba veinticuatro horas al día. Pero ciñámonos a August Strindberg, que es quien aquí y ahora nos interesa. August Strindberg fue una paradoja viva: provincianamente sueco y gran escritor europeo, Strindberg es, por consenso general, demasiado grande para un país como Suecia. A su llegada al mundillo de las letras suecas se encontró con un idioma sin hacer y, ni corto ni perezoso, lo rehizo de pe a pa, hasta el punto de que el idioma sueco puede dividirse en dos fases: pre y post Strindberg, diferencia que se capta casi a la primera ojeada. Y lo realmente curioso es que Strindberg, cuando elevó el idioma sueco de enaltecido patuá campesino a plena lengua europea moderna, estaba, realmente, refinando y puliendo su propio invento: el sueco moderno, que no era, estrictamente, la lengua de sus antepasados. Fue, además, escritor enciclopédico, pues en su voluminosa y populosísima obra hay poesía, novela, cuentos, ensayos literarios, alquímicos y lingüísticos, periodismo de toda laya, teatro —sobre todo teatro, de ínfimo a inalcanzable—, y política, y sátira, y esoterismo; en una palabra, de todo, pues fue interesantísimo pintor, notable escultor, profético fotógrafo, y sus cuadros, esculturas y fotografías están en los museos sin ninguna traza de irse de ellos. Y en el género epistolar su prolificencia alcanza a llenar veinte gruesos y grandes tomos con ocho mil ciento diez comunicaciones epistolares. Fue el autor de la primera novela larga del idioma sueco, y de la primera, o una de las primerísimas, obras de teatro moderno que ha visto Europa. Y todo ello de calidad: buena, alta, muy alta, óptima. Exceptuando, naturalmente, los libros y ensayos de química-alquimia y lingüística, en los que le falla de ordinario la puntería científica, aunque le sobren ingenio, originalidad, serendipia, incluso algún que otro hallazgo. De Strindberg puede decirse sin miedo a quedar mal que, excepto en su vida privada, en la que derrochó torpeza y miopía y recibió a cambio mala suerte en abundancia, hasta cuando se equivocaba cometía aciertos. August Strindberg nació en Estocolmo el 22 de enero de 1849, hijo de un modesto naviero, y comenzó siendo actor y periodista, en particular crítico literario; con ayuda de sus amigos entró de amanuense en la Biblioteca Nacional para salvarse del hambre y dedicaba sus ocios a estudiar el chino, idioma al que en un ensayo encontraría más tarde concomitancias con el sueco. Fue precisamente en la Biblioteca Nacional de Estocolmo donde me mostraron en una ocasión el manuscrito de una de sus obras más maestras: La señorita Julia, sin una sola corrección, sin un solo arrepentimento. Allí estaba, ante mis ojos, la garra del león, en perfecta letra redondilla de ratón de oficina. En 1870 Strindberg escribió su primer drama y su primera comedia, y esto fijó su destino: sería fundamentalmente autor teatral. August Strindberg, como Ibsen y otros grandes escritores dramáticos, tiene obras teatrales parcial o totalmente en verso, alguna sin terminar, o incluso solamente esbozada. Él, sin embargo, no consideraba que esto fuese poesía propiamente dicha, ya que en esos casos la forma poética era un simple puntal, no la esencia misma de la obra. O, mejor dicho, consideraba que poesía es cualquier obra de creación, de la índole que sea. Pienso, y bien puede ser que no tenga razón, que Strindberg se consideraba básicamente evangelista, en el sentido de portador de una buena nueva: esta buena nueva era su mensaje al mundo, inhalado en buena medida de Nietzsche, aunque añadiéndole su inimitable matiz; y lo encapsulaba en forma dramática, y vivía pendiente de él, no dejando a los demás géneros otra cosa que las escurriduras, o, más probablemente, viendo en ellos obras dramáticas deformadas. En 1879 terminó su gran novela El Cuarto Rojo, y, a partir de entonces, el chorro de la fuente no puede ser más prolífico: Strindberg cultivó todos los géneros imaginables, y hasta inventó alguno nuevo. En 1886 publicó su gran libro de relatos: Casados, que es como una proclama de misoginia filogínica, por llamarlo de alguna forma, contradictorio sentimiento en que podría resumirse su vida: el misógino que no podía vivir sin mujeres. Tres tuvo oficiales a lo largo de sus sesenta y tres años, y todas ellas, menos la primera, Siri von Essen, de quien, al parecer, siguió odiantemente enamorado todo su vida, le duraron muy poco. Oficiosas tuvo muchas más, pero siempre igual de efímeras. Después de años de prolífica y arriesgada y altibajeramente próspera bohemia por Alemania y, sobre todo, Francia, Strindberg volvió a Estocolmo, donde, entre muchas otras cosas, escribió una serie de dramas históricos sobre reyes suecos, entre los que me parece especialmente impresionante el dedicado al grande y contradictorio rey Carlos Doce, de quien alguien dijo que era una mezcla de Napoleón y August Strindberg; y cierto es que Strindberg, en su obra teatral y narrativa, cultivó profusamente el arte de autorretratarse retocadamente en sus personajes. También se ocupó de alquimia, y es fama que a punto estuvo de dar con la piedra filosofal, y de lingüística —vulgo babelología—, y corren rumores de que en un tris estuvo de dar con el candente punto en el que coinciden todos los idiomas humanos de todos los tiempos. August Strindberg, Stupor Europae, como merecía haber sido llamado, murió el catorce de mayo de 1912, dejando el teatro moderno perfectamente apuntalado por obras como La señorita Julia, La Danza Macabra, Acreedores y muchas más, y muy bien puede decirse que, sin él, ese teatro que aún llamamos moderno hubiera sido trípode inestablemente bípedo. Entre sus últimas palabras: él, que nunca fue religioso, constan éstas, escritas en una tarjeta postal: Ave Crux Spes Unica. En el caso de August Strindberg, incapaz de ver la vida excepto en función exclusivamente de creación artística o literaria, y que desdeñaba hondamente la sociedad aristocrática, elegante, o pseudointelectual, cualquier mención de posición social habría de ser en un sentido exclusivamente cultural. Él aceptaba, y le gustaban, los actos conmemorativos de hazañas o personajes históricos, y los actos oficiales de índole cultural o incluso política, pero siempre de cierta enjundia, pues su sentido de la historia era tan hondo y amplio como somero y exiguo su interés por la política, pero de ahí no pasaba. Para él el hombre era únicamente sapiens o creator, o, mejor, ambas cosas al tiempo, y relegaba cualquier otra clase de homo a subespecies inferiores. Y esa vida, digamos, sociointelectual, solamente pudo ser suya cuando, a su vuelta de sus largas peregrinaciones por Francia, Suiza y Alemania, se instaló de manera duradera en su amada Estocolmo, en la llamada Blá Tornet («La Torre Azul»), un elegante bloque de pisos estocolmeño situado en un buen barrio burgués del centro, donde tenía un amplio piso, que yo mismo he visitado, y que actualmente sigue, más o menos, como él lo dejó; ahora es museo y centro de actividades culturales centradas en la personalidad y la obra de Strindberg. Todas las evocaciones de Strindberg y su mundo que se conservan, o, al menos, todas las que yo he leído, le muestran rodeado de jóvenes escritores, cuya compañía buscaba, desdeñando al tiempo la de sus contemporáneos. Éstos le pagaban en parecida moneda, haciendo caso omiso de él en la medida en que tal cosa fuese posible, dado lo grande y hondo de su reputación, y desacreditándole cuanto podían. El rey mismo le tenía ojeriza, por diversos feos, o por tales los tomaba él, que Strindberg le había hecho, de palabra o de hecho, por escrito o por omisión. Este ambiente, que Strindberg mismo se creó sin apenas notarlo, y que nunca se preocupó de corregir, desde lo alto de su superioridad, una superioridad que él exhalaba instintivamente, le costó, entre otras muchas cosas, el premio Nobel. Y en la prensa del tiempo, que le menciona constantemente, los pinchazos contra Strindberg son innumerables. Aunque yo no recuerdo haber visto en sus escritos de esos años, los últimos de su vida, ninguna alusión, amarga o satírica, contra tal estado de cosas. Daba la impresión de que a él todo eso le daba igual; Strindberg era soberbio, no vanidoso. «Hasta en la manera de mover el dedo meñique muestra Strindberg su superioridad», dice Hjalmar Söderberg, gran escritor sueco que era algo más joven que él. «El idioma, en su pluma y en su genio, es mero juguete de su voluntad. No me extraña que esté rodeado de tanto odio», comenta otro de sus contemporáneos, «en torno a él sólo hay mediocridad, y su misma presencia pone esto de insultante relieve». Por otra parte llegó a hacerse muy popular. Toda la juventud le leía y le admiraba, comentando sus rarezas, que eran muchas y llegaron a ser comidilla diaria de todo el mundo. Sus enemigos no podían quitarle esto, ni tampoco el creciente número de lectores que estaban al tanto de cuanto publicaba. La juventud intelectual sueca, y aun de los otros países escandinavos, le admiraba hondamente y veía en él un verdadero faro de belleza y grandeza; todos buscaban su compañía, su conversación y su consejo. Hjalmar Söderberg narra los incidentes de una velada en casa de Strindberg, y le muestra como hombre sencillo y cordial, y servicial, muy agudo y siempre al tanto de todo, pero también picajoso y susceptible en extremo, y con tremenda capacidad para la arrogancia y el desprecio. En general puede decirse que Strindberg nunca se propuso ser gurú de intelectuales jóvenes, aunque con frecuencia no le quedara otro remedio que desempeñar este papel por la índole misma del lugar que ocupaba en Suecia como gran escritor avanzado y lleno de originalidad, frente a una generación periclitante en el tiempo y en el arte, pues a la vejez unían un notable adocenamiento literario y considerable falta de sentido del humor. Sus influencias más fuertes, paralelamente a su fortísima nordicidad, fueron Francia y el naturalismo: Emilio Zola fue gran amigo suyo y corrigió sus traducciones al francés de algunas de sus obras, notablemente la titulada Drömspel, que significa literalmente Comedia de Sueños. Hacia el final de su vida, empero, acabó por invadirle una especie de realismo mágico escandinavo, tan difícil de definir como de imitar. Sus obsesiones sobrenaturales: estaba obsesionado por los poderes de la noche, dieron lugar a una obra maestra de esoterismo: las trescientas dos páginas del gran infolio titulado Ockulta Dagböcker (Diario Oculto), que, para mí, es uno de los más importantes libros de misterio ultraterrenal del siglo diez y nueve europeo, publicado postumamente en el siglo veinte. August Strindberg fue un escritor del que Suecia —que no le dio el premio Nobel, al parecer porque le urgía más a Selma Lagerlöf— hubiera podido prescindir, pero Europa no. Y eso que Strindberg había inventado una dinamita mucho más potente que la del fundador del premio Nobel: su propio genio, que todavía sigue sonando como un big bang planetario. Siendo muy joven aprendí el sueco única y exclusivamente para leer a Strindberg en el original. Un amigo sueco me dejó un ejemplar en inglés de La señorita Julia, y en tal medida me prendó su lectura que fue casi una revelación sobrenatural. En seis meses aprendí este idioma, comprándome la gramática más elemental que encontré, y el diccionario sueco-inglés más complicado y completo que encontré. Luego emprendí la lectura de Strindberg, dificilísima para un principiante, sudando la gota gorda al principio a fuerza de diccionario e imaginación, y atascándome sin remedio en rémoras que luego resultaron ser de risa; y así, al cabo de un año de lento avance vocabulario arriba, acabé llegando a leerlo de corrido, incluso el sueco antiguo. Luego he leído cientos de libros escandinavos y he traducido más de un centenar de esos tres idiomas, pero la base de mi conocimiento de todo lo escandinavo sigue siendo August Strindberg, padre y maestro mágico también de todo cuanto sé de sueco y de Suecia. Con los años he ido coleccionando las obras completas de Strindberg a base de libros nuevos y viejos, en mis visitas a Estocolmo y también a través de libreros estocolmeños que me conocían y me mandaban las cosas curiosas que iban encontrando; así he llegado a poseer una colección realmente notable, incluso de sus obras menos conocidas. Y también muchos libros raros, y no tan raros, sobre Strindberg, que abarcan y escrutan casi todas sus facetas vitales y todas sus rarezas y aventuras vitales e intelectuales. De esta forma Strindberg ha llegado a convertírseme en una especie de alucinación pacífica que me defiende de mi propia soberbia y de las opiniones de los demás cuandoquiera que esto me sea preciso: Strindberg es, como si dijéramos, mi talismán, mi diamante mágico: al que, además, se parece por lo variado y tornasolante de sus múltiples facetas. Poco a poco, Strindberg fue entrando en mi sistema intelectual en términos de total igualdad con mi otro, más antiguo amor, que es Dante. Los dos juntos acabaron copando toda mi capacidad de admiración, dejando apenas un poco para Cervantes y Shakespeare. En un viaje a Estocolmo hice la ansiada visita a Bla Tomet («La Torre Azul»), la casa de Strindberg; en la puerta del piso hay una tarjeta de visita corriente con el nombre y apellido del ocupante: «August Strindberg», que se ha mudado de allí para ocupar Europa entera, donde incluso apenas cabe ya. El interior, bastante bien conservado, mantiene, entre muchas cosas dispares, tres pistas importantes del talante del ex inquilino: una aguilesa disecada, relegada por él a un cuarto obscuro, porque las hembras, de la especie que fuese, le producían temores inferno-celestiales, es decir: religiosos; esos ojos de cristal han visto al gran hombre en su ambiente, pero no saben explicarlo. Y en el comedor, un nicho con una imagen de yeso polícromo de tamaño natural, o tal la recuerdo: un caballero del siglo XVI con la ropa ceñida de entonces: la abultada portañuela que le cubría el triángulo bajiventral estaba cuidadosamente vaciada con un instrumento metálico cortante, dejando un manchón de yeso blanco que denuncia las angustias de su dueño: evidentemente, aquel bulto, paquete lo llamaríamos ahora, le turbaba. Y la tercera pista, en su despacho, que, si mal no recuerdo, está en un piso superior que también sería suyo: una estantería con cosa de veinte o más gramáticas de lenguas insólitas, entre ellas el camboyano, me parece; fuente ésta de la que sacó sus curiosos, originales, ingeniosos, erróneos textos lingüísticos. Y así es como llegamos al grano: acabo de terminar la traducción de la poesía completa de August Strindberg, de modo que es de esto de lo que tenemos que hablar ahora. Lo primero que quiero decir es que Strindberg, a pesar de mi gran familiaridad con su escritura, y de las ilusiones que me hago de ser amigo íntimo suyo, sigue infundiéndome una extraña sensación que con Dante nunca tuve: cualquier lectura de Strindberg, ya sea traduciendo o para mi recreo personal, me deja siempre el mal sabor de pensar que le he entendido sin comprenderle del todo. El «Caso Strindberg» me parece un ejemplo claro de mentalidades recíprocamente infranqueables: Roma jamás se entendió con los bárbaros del norte, y yo soy romano. Y el hecho de que eso no me ocurra con el inglés, lengua hondamente escandinava y bárbara del norte a pesar de su refinada proyección cosmopolita, me desconcierta profundamente: en parte lo atribuyo a mis veinte años de coexistencia con ella, pero tiene que haber algo más, y he acabado por llegar a la conclusión de que el inglés sigue pareciendo escandinavo pero ya no lo es, quizás por su breve inmersión en el imperio romano y por su propia y vasta experiencia imperial, cuya grandeza, profundidad y boato ningún otro país germánico, ni el alemán siquiera, ha tenido. Todos ellos, con el alemán a la cabeza, siguen siendo provincianos sin remedio. ¡Strindberg, el provinciano más genial que ha visto Europa!: ¡glorioso pelo de la dehesa el suyo, que tanta gran literatura, dura como el diamante, nos ha dado! ¿Será acaso que Strindberg, puro genio, se pasó la vida, pluma en ristre, tratando, quizás sin él mismo darse cuenta de ello, de romper el cascarón norbárbaro que le acoquinaba?, ¿será quizás que Strindberg, el gran Strindberg, había nacido naturaliter romanus? Creo que la poesía de August Strindberg tiene varias cualidades esenciales, y una de ellas es la de constituir una especie de crónica intelectual de la vida sueca de su tiempo. Leyendo estos poemas cronológicamente se va, Suecia adelante, de la decimononia más evidente, siempre elevada por el genio del poeta, que trasciende los límites precisos de cualesquiera género que cultive, hasta llegar, en sus últimos poemas, a los albores mismos del más brillante modernismo. Ya dije que la sensación es semejante a la que me produjo leer la poesía completa de Rubén Darío. Es también un maravilloso exponente de la evolución de la sensibilidad nacional sueca a lo largo de ese momento crucial que es el paso del siglo XIX al XX. Y es, finalmente, pieza clave para conocer al Strindberg dramaturgo y narrador. Todo ello envuelto en pura poesía: arrogante y dogmática, como él mismo era; tierna y añorante, hondamente sentimental y dura al tiempo. Una miniatura, en cierto modo, de su autor: sello éste del verdadero poeta, incapaz de prescindir de sí mismo en ningún momento. Y auténtica bendición de Dios para un idioma como el sueco, escaso aun de voces de tal y tan poético timbre. Strindberg no sólo es un gran poeta sueco, sino también un gran poeta escandinavo. En Dinamarca y Noruega apenas hay poetas que puedan comparársele. La crítica escandinava, en general, le considera como una esencia o resumen de la sensibilidad poética escandinava, y no olvidemos que muchos poetas de esos dos países se dejaron influir por él. Escritores como Ibsen o Bjornsterne Bjornsson han elogiado y estudiado la poesía de Strindberg, que aún hoy sigue gozando de muy alto prestigio. Esto se debe, en buena parte, a su europeidad en un ambiente esencialmente provincial como es el escandinavo, pues Strindberg, en sus largas estancias en Francia, había conocido, a través de su gran amigo Emilio Zola, a casi toda la gente importante de las letras francesas de su tiempo, y también estaba muy imbuido de la cultura alemana. El resultado de todo lo cual es una especie de panorama de un mundo nórdico ya lejano, y lejano también de la globalización cultural que hoy en día finge avecinársenos con la tecnológica y que, a diferencia de ésta, nos brinda solamente sucedáneos. A través de la poesía de Strindberg, como a través de su dramaturgia, que es pieza clave, imprescindible, de la cultura europea moderna, Strindberg nos habla, tanto en prosa como en verso, con una voz nueva: la voz del genio, que siempre es nueva. La poesía de August Strindberg es muy poco conocida ahora del público lector sueco, excepto los poemas que se incluyen en antologías. También su prosa, incluso su teatro y su narrativa, están ahora relativamente olvidados en Suecia entre el mismo tipo de público que en España encuentra difícil precisar con mínimo detalle quién fue, por ejemplo, Quevedo (¿Un autor de chistes verdes?), y no tiene la menor idea de Garcilaso. Las obras completas de Strindberg, actualmente a punto de terminación en más de cuarenta tomos, están teniendo, sin embargo, tremendo éxito a escala mundial: todas las bibliotecas públicas importantes y casi todas las universidades del mundo se interesan por ella. En este libro hemos traducido íntegros los dos libros que constituyen esencialmente la obra poética de August Strindberg. Él juntó en ambos varios libros menores, siempre añadiendo y omitiendo, y, sobre todo, corrigiendo. El segundo, concretamente, es repetición ampliada de uno anterior cuyo título definitivo es: Retruécanos y arte menor; la segunda versión, que es la que publicamos, contiene todos los poemas de la primera, aunque en otro orden y muy modificados en partes. Habría sido inútil traducir ambas versiones y presentarlas juntas al lector español, la segunda como corrección aumentada de la primera, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las modificaciones son lingüísticas y se perderían en la traducción. Cualquier persona curiosa que lea este libro conocerá la poesía de Strindberg todo a lo a fondo que permite el trasvase de un idioma a otro tan distinto como es el castellano con respecto al sueco, y podrá calar además en un aspecto de la obra de Strindberg que apenas ha sido traducida a otros idiomas. En esta traducción yo he cuidado sobre todo la literalidad y el tono poético, razón por la cual he evitado la rima, que es una trampa en la que cae siempre el sentido de los versos, sobre todo si es en consonante. También he cuidado de medir los versos más o menos como en el original, con dos excepciones: los hexámetros, en cuyo lugar he puesto un metro largo, variadamente acentuado, que no se ajusta exactamente al cánon latino; y ciertos poemas cuya compleja y heteróclita medida me indujo a buscarles un metro más ajustado a nuestra tradición versificatoria. He sido implacable con las asonancias de fin de verso, eliminando todas las que he podido captar, porque entiendo que la poesía libre ha de ser exactamente eso: libre; si he pasado por alto alguna asonancia, mala suerte. Los detalles los doy en las notas. He tratado también de usar un tono decimonónico, que es el del autor, cuya muerte, en 1912, no le dio tiempo a aquilatar a fondo el temple poético del siglo XX: ni siquiera pienso que le atrajese tal idea, porque su revolución poética, tan importante como la de Rubén Darío, fue contradictoriamente conservadora, más vikinga que modernista. Strindberg fue un genio retrógradamente progresivo: un futurista entre medieval y naturalista, ansioso siempre de hurgar futuro abajo, para no perder demasiado de vista el pasado en ningún momento hurgando futuro arriba. Mi modelo, en cuanto al lenguaje, ha sido, lejanamente, Espronceda, con quien le encuentro afinidades literarias y cosmovisionarias. Me he servido de composiciones verbales insólitas en nuestro idioma actual: «cogióme», por ejemplo, o «hablósele», sin otra razón que la muy oportuna de que así se refleja mejor el tono del original. He usado algunos neologismos que me ayudan a condensar el sentido del verso sueco en el mismo número de sílabas castellanas: «Tintoso», por ejemplo, o «altisonar». Esto es importante si se quiere ser fiel al sentido, dado que la capacidad de condensación semántica del sueco es muy superior a la del castellano. Pero en cuanto al ritmo y la medida el modelo no puede ser otro que Strindberg mismo, pasado por los efectos románicos del castellano. He conservado las ingenuidades, cuando las hay, y los ataques de prosaísmo, que no son infrecuentes, del original. Strindberg fue escritor muy egocéntrico, arbitrario y atrabiliario, y su talante anárquico asoma por todas partes donde mete la pluma. Esta traducción tiene, si no otro, el mérito de alertar al lector curioso sobre la importancia de leer a August Strindberg, verso o prosa, en el original; y mi mensaje es bien escueto: no queda más remedio que aprender el sueco. No es posible ser un europeo culto sin haber leído a Strindberg, de modo que, de perdidos, al río: aprendamos el sueco. Jesús Pardo, en Madrid a 29 de febrero de 2004 POEMAS EN VERSO Y PROSA PRÓLOGO A pesar de ser yo, por una vez, el desafiador, habré de servirme de las armas que mi oponente decida elegir. El hecho de no manejarlas con la misma destreza que mis enemigos me da cierto mérito, tanto mas cuanto que para mí el verso aherroja al pensamiento en innecesarios grillos de los que el tiempo futuro prescindirá. Espíritus fuertes han sabido romper esos grillos en tiempos pasados, pero sin llegar a osar arrojarlos enteramente de sí. Ninguna de nuestras actuales mediocridades se atrevería hoy a presentar al público versos tan malos como los que escribieron nuestros grandes poetas, y eso quiere decir que yo, al tener la audacia de escribir malos versos, me equiparo a mis más grandes predecesores, y sin riesgo de ser contradicho por mis enemigos. A nadie le alegrará enterarse de que peco con plena intención pecaminosa, pero, si basta con saber contar bien con los dedos para construir versos correctamente medidos, espero que nadie pensará que peco por ignorancia de unas leyes que fueron promulgadas por desconocidos e impuestas arbitrariamente por gente que no tiene la menor altura. Lo que ocurre es que me siento plenamente libre de conculcar esas leyes pensando que mi pensamiento poético tiene más importancia que una sílaba de más o una rima de menos. Ejemplos de esto que digo se encontrarán fácilmente en el texto. Si he aprovechado la oportunidad de incluir en este libro la parte titulada Juventud e Ideal, 1869-1872, sépase que no lo hice por deseo de brindar placeres poéticos a mis lectores, sino solamente porque quiero dejar fuentes para mi biografía interior, que lleva bastante tiempo contentándose con crueles y divertidos mitos, viejas anécdotas locales, tendenciosas leyendas y martirologios. Espero que se me perdone, por tanto, el que, a pesar de que nuestro tiempo exige resultados rápidos, yo no haya tenido la paciencia y la consideración de esperar a mi muerte para poner en manos de un editor desconocido el manuscrito de este mediocre poema; y merezco tanto más ese perdón cuanto que ninguna de sus partes había sido publicada hasta ahora en ningún sitio, a pesar del largo tiempo que llevaban inéditas. Y como, si lo publico ahora, no es por jactarme de lo mal que escribía yo a los veinte años, me he tomado la libertad de pulirlo un poco en ciertos pasajes. Como ve el lector, pongo al descubierto mis fallos, pero eso no significa que prometa arrepentimiento, ni, mucho menos, mejora. August Strindberg París, Octubre de 1883 FIEBRE DE HERIDAS BIOGRÁFICO en, ya he tocado el pífano cantado mi endecha, o había quien llorase el baile comenzaba. lí, pues, a la calle paré en una esquina onde a tambor batiente cí mi oso gimnasta. ban al oso azúcar a mí a pegarme iban, ás cuando cantar quise die quiso escucharme. bufón capa púseme una broma fingí al sacarles la lengua júbilo chillaron. detienen carrozas altísimos señores: Vaya cómico tipo, abará siendo alguien!». oyen plebeyos vítores un señor es la víctima, ás si la cosa es seria empre a los guardias llaman. r bufón detenido oriosamente fui, salir es glorioso coche de caballos. otestas no valiéronme valióme defensa: ue no había sido burla, no de veras serio. gí mi negro abrigo al púlpito subí, ncar oí a la gente mo cerdos al sol. illé y desperté a algunos al consistorio en pleno, ro caí del púlpito el abrigo perdí. o recibí las órdenes es no tenía fe. la vieja canción n su vieja tonada. jo mi roto pífano en el saco lo meto, allo mi tambor cierro mi mochila. í voy por el mundo busca de aventuras, olvidar y olvidado r, de curar mi herida. s años van despacio, herida cicatriza todo está tan quieto al fangal apacible onde las ranas croan son de los mosquitos aves, y el garzo duerme do el cálido día. lo el mirto allí vela su morfina escupe sta que el fangal ronca as grises telarañas. oye un día en el bosque un tambor el chillido por cuestas y campos trompeta nos llama. e declara la guerra! dejo mi tambor vendiendo mi pífano, a escopeta compro. uién lleva la bandera? andera no hay ninguna! con dispersas tropas o hay victoria posible! rojo lienzo cojo o campa Garibaldi lo ato a mi escopeta: delante!, ¡de acuerdo! ---------- yó al primer disparo, ntes que las descargas. Mordió él sólo la hierba, s demás han huido! ena el grito: ¡Victoria! el cadáver se llevan. iunfo grandioso fue corta fue la lucha. préstase el entierro n militar rigor, vuelto va en su ropa con su rojo paño. sparan una salva el cura saca el libro los muertos, y entonces. s cosas salen mal. muerto era pagano no aguantaba curas, alza en el ataúd hace un gesto elocuente. e terminó el jolgorio! dos gritan: ¡Escándalo! muerto se lo llevan hospital herido. ce allí en férreo lecho aguanta con valor ue le saquen la bala e emponzoña su sangre. ando le ase la fiebre el delirio le aturde, dan beleño negro la herida le quema. él desvaría entonces n rota y ronca voz, ejas canciones canta al cuervo en gris otoño. lira por su herida su derrota, pero mbién exhorta a nuevas tallas a su tropa. si a veces secretos l corazón musita aja en odio el beleño verdea la fiebre. re fresco ventila sala y a flor huele, no escuece su herida el diablo se esfuma. anecitas amigas cen, suaves, su cama, ndrá así bellos sueños mo en prado florido. ando, al fin, se repone, bil, pero impaciente que le vea el médico ue ahora le da esperanza, r la ventana oye ue alarma un tambor toca. al rayo se alza en pie, el corazón le late. l huerto entre los tilos isba una bandera: comienza la lucha. ún quedan soldados! ensangrientan sus ojos ando, exhausto, le acuestan. la negra mesilla noche, airado, mira: allí, entre frascos, entre chillos e hilas ve plomo de su herida santemente quieto. Si yo ahora en pie estuviera, herramientas tuviese, ndiría mi lecho ra hacer un cañón! Con los clavos que hincásteis Nunca pude olvidarlo—, ue hincásteis en mi caja, a granada hiciera! Y de metralla luego cuerpo entero henchido, granada veríais lar como un cometa! ues hay que apuntar alto ra dar en la diana, l cielo hay que apuntar, aún así no se acierta!». ra por la ventana: ronada bandera n junto a los tilos. oye un sonoro hurra. nció nuestro enemigo nuevo en la batalla. tos están los nuestros ás no han huido al menos. to le da alegría es dice su experiencia ue la derrota puede evar a la victoria. e en somero sueño sta que el nuevo día uevas victorias forje las nuevas derrotas. INQUERIDA HERENCIA[1] jactáis de una alegre juventud, ejos que criticáis ahora a los jóvenes a dulce pugna siempre estabais prestos en canto y vino el ideal cifrábais. iste y cansada tribu sois ahora: lo en cuidaros vuestro blanco veis. cidos, cual nosotros, de una orgía ejor sabréis cómo esas cosas pasan. die se alegra de pagar las culpas enas. En alcohólico grosor abásteis sumiéndoos, y por eso n ahora tan esbeltos vuestros hijos. los años cuarenta las promesas os pasasteis, y sífilis y culpas, upasteis luego vuestras golosinas royendo ideales nos dejasteis. ñadores, echasteis discursitos r Polonia, Finlandia y Dinamarca. n ideales nosotros no soñamos: llados contemplamos el futuro. nche y carne bebisteis y comisteis r nuestra trinidad escandinava, como esa unidad quedó en charleta, humanidad nosotros preferimos. querido legado ser pudiera nuestro, como pegadiza fruta: rencias hay que a la tercera o cuarta neración acosan a sus víctimas. ¡POETAS![2] oetas! eguiréis mucho más nanas cantando tiembla que te tiembla por la infancia? or qué pedís sin tregua biberones? a leche dulce intacta se os agria!, os niños tienen dientes! oetas! eguiréis asustando a los pequeños n cocos de andrajosos uniformes? Mandad esas mohosas durandainas que alguien por última vez los mire el Museo Nórdico! oetas! or qué os aquejan patrios ideales? ada época ideas propias tiene bre la realidad, y así es ahora! ed, pues, realmente fieles a las vuestras!, las nuestras nosotros! oetas! or qué altisonáis sobre los grandes no hay nada más grande que la vida? or qué dais realidad a la apariencia? o real es feo si es irreal lo bello!, o feo es la verdad! oetas! allen las serenatas y la luna unque luzca la luz en la ventana! ien calentito el ideal se arropa! a vieja dama empieza a envejecer le gusta dormir! oetas! el frío nocturno no os enronquece queréis aprender nuevas canciones, jad al menos que la vieja duerma!, ntonemos un canto al nuevo día hora que salió el sol! LAS CALUMNIAS DE LOKI[3] ioses del tiempo, os maldije, nuevo os maldeciré!, lasfemé, oh dioses del tiempo, aún lo haré en este canto! néis poder, mas poder, ngo yo de la palabra: ece sois vos a la mesa; eso, se dice, es terrible: uerte, mal, nefasto tiempo: ioses, tened gran cuidado agedia augura este instante!; h, dioses, estad alerta! erto es que otrora sentéme vuestra mesa invitado; erte honda luego tejisteis huésped fui en vuestra fiesta. e aquí, pues, vuestro delito, ki más que vos lo sabe! co me da el plato lleno, as vuestro vino me alegra. bor quitó vuestro canto manjar, soso es como agua. oki no alzó vuestras loas, r eso mismo le odiáis! mpoco las alzo yo: canto vuestros manjares, más, blasfemar prefiero n mi grande y bello odio! cuerpo uncisteis al monte en hielo abristeis mi tumba mis tendones cortó spués el pérfido enano. s manos me atasteis luego los pies me aherrojásteis: aunque mis dientes rompisteis bre de injuria es mi lengua. raicioné vuestro secreto, oses, todo fue mi culpa! mi lengua está encerrada vuestro fuerte palacio. aicioné vuestras intrigas, vuestra santidad huera; o creí en vuestros prodigios en vuestra inmortalidad. í fue Loki llamado r vos el mayor blasfemo; ero es gran honor haber aicionado a los traidores! el débil castiga al fuerte nganza al castigo llámase; , que la violencia no amo, amo venganza a mi hazaña. ien!, ¡vengado he sido, oh, dioses!, íd bien, vengado he sido! sgado he vuestros ropajes, snudos os he mostrado! estros cultos desprecié rompí vuestras estatuas, até al becerro de oro ra ver si era de tierra. l templo destruí los muros derroqué el tabernáculo. abierto cerradas jaulas hendido tablas podridas. ngado estoy de mis jóvenes ales, ¡oh, puta de dioses!, ando a la fuerza te honré a tus pies tú me rompiste. verdad os disparé rostro, divina plebe, temblar pareció el cielo rajarse vuestros muros. ivinos viejos y viejas, scad, medrosos, refugio, brid con calzas y chupas estras vetustas vergüenzas! fuerte sus lanzas busca, shoja hojas la belleza, oro la virtud se blinda, justicia es sorda y muda. mentira en la fangosa neta busca culebras, s ata a cantos del monte a Loki en su faz las tira. dle ahí ahora, aherrojado: en contra uno era su táctica, ro el vil divino círculo inicuo y bajo le tilda. ado, entre piedras yace, ro su lengua está libre, vieja cacofonía vina tiembla a sus gritos. rgas y dolientes noches sa Loki en su arduo lecho, índale veneno ofídico esposa en tentador vaso. ás si de serpientes pérfidas s dientes sus pechos rozan ki cesa en sus escarnios cual fuerte trueno ruge. ando sus hierros agita uenan del monte las visceras en chozas cuanto en castillos predice el fin del mundo. ki entonces sus blasfemias sa y sus obscuros ojos ispean, crepitan, arden, entras a su hijo llama. onstruo destructor el hijo, escamoso cuerpo atruena, cola agita el endriago r el espumoso Volga. do es estruendo y crujido los bosques de Volkonski, en los Pirineos crujen su cola los anillos. airado pecho golpea Sena, río santo y viejo yas ribas aún susurran liberación y sangre. o el monstruo su testa oculta bardes dioses se espantan. turo eterno ahora acecha hondo pasado responde. ero en cuanto alza la testa, h, dioses, se para el tiempo, la sierpe en el silbido is llegar vuestra caída! nde el fuego por el mundo arde cuanto arder debía. igo y cizaña sepáranse, ve lo que vivir debe. la vieja y seca tierra cunda ceniza cobra pura del fuego sale, de nuevo engendra y pare. en eternos bosques verdes mueve una nueva raza. o es fruto de arte divina ue destruyó almas vetustas. entonces estaréis muertos, duca raza de dioses, es para caer nacisteis la sierpe al ver la testa. ra vuestras negras tumbas, vuestra existencia al fin, ki solo verterá ven y eterna esperanza. s blasfemias que rugió rbaron vuestra paz, dioses, es él en el fin creía ás no creía en vosotros. bre vuestras tumbas se oye ave y apacible música: ormid, oh dioses del tiempo, eternidad sigue viva! ARMAS DESIGUALES[4] on Almagro de Vicuña, posentador mayor, ombre de vieja nobleza. quien castellana sangre uye, lenta como miel clara cual leche aguada. ejillas pintadas lleva, r dentro y fuera teñido alta sangre castellana. no ase espada su mano es tiempo ha halaga a la chica ue su hombría mató a besos. a noche encuentra a obscuras moro de obscuros odios, guador; su esclavo ahora. bre hijo antes del desierto, bró tierra, alzó ciudades solo posee una tumba. Alto, hidalgo!, ¡espada fuera!, ervo y señor luchar pueden!, os la espada!, ¡el puñal yo! ntes, con armas iguales, castellana llanura mo hombres libres luchamos!». noble aposentador jo el carmín palidece, ajada mano está inmóvil. u vida perdono, esclavo, ñal a espada no ofende, sigual lucha es infame». Hidalgo, tus bisabuelos uebraron nuestras espadas sin armas nos dejaron. ntado hemos sus pedazos, uestros dientes afiláronlas, es corta es del siervo el arma! n altivo es el puñal de tan nobles abuelos al tu espada, castellano. Muerte el puñal es del déspota, l mundo a César borró ando éste cambiarlo osara!». ro ya el muy noble hidalgo siervo la espalda vuelve sigue su senda, altivo. en embozado en su capa, r calleja sucia, al puerto n sus arrogantes pasos. tras antifaz de seda í hablan él y el droguero, ucho en simples y en brebajes: —¡El aguador moro Djéddur!». —¡Dios, hidalgo, le conozco!». —¿Cuánto?». «—¡Piastras cinco!». «— ¡Ahí van!». EL CUCO ando los prados florecen hay en el abedul hojas nta en los bosques el cuco albor cuanto de noche. ando la hoz tunde el prado las flores muerte aguardan lla en los bosques el cuco sta nueva primavera. uerto le cree el campesino el niño en halcón le trueca, guien le ha oído reír, demoniado está el cuco. ---------- nto a la Plaza Tudesca relojero judío nde cucos: dan las horas hasta de hora los cuartos. ntan Pascua y Navidad entras les dure la cuerda, dales grasa en el pico ten sus ruedas en marcha. LA EXPLANADA onde levántanse chamizos z quitándose unos a otros ose un día, con pico y pala, ven hueste marchar alegre. entre las nubes lvo y basura, jas y tablas eltas saltaron. drido leño al seco rape arremolina n cal y grijo. ndía el pico, rtó la azada, en los tabiques duros golpes. e el rastrillo, mpe la azada, úndense techos chimeneas. choza en choza n los muchachos, alero en viga, do se rompe. sa por ahí un viejo y mira l destrucción con desconcierto. para; afán su rostro expresa, tre tantas ruinas andando. —¿Qué construiréis aquí, compadres?, caso un barrio de chalets?». —Aquí nada va a construirse; quí va a haber una explanada». —¡Qué tiempos corren!, ¡rompéis casas no construís!, ¡esto es terrible!». —Ganamos aire fresco y luz!, s que no te basta con eso?». ELEGÍA[5] (Al pequeño aprendiz de impresor que escribió los bellos versos para el «Acontecimiento Histórico») , pequeño aprendiz, ue ya a rimar empiezas ando aún no sabes de imprimir el arte; caso en un pantano a jáquima viste en un fósil pensaste que a Pegaso dio alas? ue ahora yazgas es justo hado en la cuneta. ti se burlan, as traducido fuiste: biendo estás la escala de Jacob. ---------- an sutil es tu olfato ue tales presas capta?, uién tan bien te enseñó metros y rimas? ue un redactor arisco?, instinto natural? uándo oíste timbales y poetas tonar ante el rey s altos ditirambos? e riñeron r perder tus pañales? ástima, tú, tan joven y tan malo! CAZAR ZORROS te especial es la caza del zorro, un si, quizás, no bello, zarlo con sabuesos, por el campo pobre no le compensa, es un equipamiento exige caro, encima el zorro tiene la costumbre no ir por campo abierto entre arbustos prefiere que le maten. es bien, se coge una vieja carroña Bestia muerta de muerte natural— bastante podrida para un zorro, ue, aun siendo zorro viejo, los sabores fuertes guarda el gusto, la carroña le echas estricnina, veneno que en las boticas venden como medicina también se usa. esparce todo alrededor el cebo Pedacitos de carne y grasa untada—, cebo que no mata, sólo atrae se conchaba con carroñas. en, pues: el zorro llega, come, úlla horriblemente, lta en el aire, orina perece entre hedores. ---------- í ocurre si al zorro tiendes trampas, pulsivo es de ver y oír, ero, si no hay ninguna otra manera, ué podemos hacer? PERSONA Y CAUSA nunca supe distinguir Ahora os consta— la causa y la persona. ahora se sabe: era un error, es demasiado me pedíais quienes das las causas personificábais mezclábais lo vuestro con lo ajeno, nto que no se sabe qué llamar lo que a uno le sigue o le precede. causa o cosa o caso: lo pasásteis silencio —¿quizás respetuoso?— rque era santo y lo sabíais, aunque a mí me tumbasen se afirmaba. as mi persona era otra cosa, fácilmente la alcanzábais. nte cuanto, después, de esto se ha escrito me inclino y descubro: as no por el anonimato, es perro callejero es perro muerto cualquier cosa es permisible hacerle: tampoco es por la imbecilidad l champán que corónase de espuma sigue soso como limonada: o, no descúbrome por mi persona, r muy grande que sea, ¡si descúbrome a por la libertad de imprenta! ANTES Y AHORA ntes luchaba el caballero uizás con el yelmo cerrado, es su nombre iba en el pendón si era falso, era un granuja. entra ahora bajo la barrera mo truhán que a robar viene el calzón se rasga en la tabla ra ira de su madre luego. hora se unta uno de hollín, ando no se pone careta, ra ocultar mejor el morro. ra no apestar a gentuza arroga uno elegantes nombres. n falso nombre y falso atuendo la palestra nos lanzamos chando por lo bello y limpio, r el ideal, Dios, fe, etcétera, eyendo de una vez lavar nombre que manchó uno mismo. ero, oh, caballero sin tacha miedo, tu guante no acepto, creí por vieja nobleza ue también tú eras noble! ales prendas, dime, no portas?, s que no hay talla que te valga? mano sucia ha de ser fuerte; uéstrame!, ¡sin timidez!, ¡pero patas tienes y no manos! NIHILISMO REAL[6] rey, desde su palco del proscenio, el Teatro Real, la señal hace aplaudir, y con gran premura el público obedecer se apresta la real orden. s por Natalia, née de Gogol, por la actriz que la encarna esa orden? es, quizá, al decorado y a los bellos ajes a lo que todos tanto aplauden? to último es lo que ha pensado el cínico ue encuentra que la obra es un poco roja hubiera preferido verla muerta, unque al autor el público reclama. e, pues, un homenaje al nihilismo que este real mandato desbocó, an suprema se ha vuelto la corona ue hoy el nihilismo es alto acato al rey! ---------- urante el entreacto se oye luego tre los que se ven en el vestíbulo suave murmurar: «¡… Créeme… te digo… rás como esta novedad prospera!». GOURMET[7] o recordáis el autobús vetusto ue renqueando iba frágilmente? cía antes su trayecto hasta la esclusa ro ahora duerme en aislada cochera. su conductor último aún le escuece tras, y vive aún, aunque muriéndose viendo con terror que día a día nueva compañía tranviaria r la ciudad extiende sus raíles. ro yo a él de siempre le conozco si nos vemos somos grandes coates. otoño pasado aquí nos vimos le llevé conmigo a una taberna ra darle algún líquido consuelo que su oficio se había ido al garete. un coñac le invité realmente bueno ue antes que a él a muchos ya tumbara, ro el viejo husmeólo sonriente, díjole: «¡Buen vaina estás tú hecho!». óptimo connoisseur quería dárselas creía entender de vino en serio. tró un estibador muy fino y limpio nvitar quiso al viejo a una copita. ofreció un aguardiente muy finolis cuando el viejo quiso agradecérselo dió el otro cerveza y estricnina. noramente el viejo saboreóla con cara de ser muy entendido: Esto sí que es un vino!», dijo, serio. EL BOSQUE MARAVILLOSO El bosque responde según lo llamen (?) n mi escopeta bajo el brazo lí camino del gran bosque, joven jauría solté ue saltó ladrando y chillando. uje, restalla, suena el bosque r toda su obscura maleza: Buen día tengas, liebre gris ue vas, como siempre, en zigzag! Buen día, tú, viejo urogallo, ete en cintura a tus gallinas, en día, tú, tetrao negro ue desafinas muchas veces!». Buen día tengas, tejoncillo, ue en tu guarida hallas tu tumba, en día, tú, artero lince, ue con sangre tus crías bautizas!». ahora, qué?, ¿no hay quien conteste illonamente a mi saludo?, uién fue el que contestó «¡narices!» siguió husmeando pistas falsas? en veo ahora el rojo rabo, eto la bala y, ¡pum!, ¡ahí va!, húpate ésa, rápido zorro!, hora sí que te descuidaste! EDICIÓN POPULAR[8] ando los reyes gente fusilan ñones necesitan y balas, ñones, del poder intérpretes, ro que cuestan muchos millones, ando la gente fusila reyes n dinamita tiene bastante, cañón les vació la bolsa, el héroe pobre rufián devino. h, tú, gran Berthold Swartz, sto ahora tu fiesta se celebra mo si tu gran descubrimiento ese el mejor entre los mejores, polvo, cual tu sotana negro, e una magnífica medicina, n bien funciona como jalapa el cólera eclesiástico cura, ro el humo azul, cuando ardía olpeaba a la gente en los ojos tu favor era carísimo, í que nunca fuiste popular. obel, tu nombre apenas se elogia! ro tu invento, a veces, con voces, hace recordar, pero le exilian rque tiene un tufo político. blanca pomada ya ha curado uchas heridas de estaca y fusta aunque las aduanas la prohíban n libre es como la real pólvora. berando está a la vieja Rusia su ataúd clavo a clavo cerrando. mundo una gran Prusia se vuelve tristísimo, sangriento cadáver. yo es el mérito si el planeta o está aún de cuerpo presente. anca cual nieve es la dinamita, al la inocencia y el arsénico». wartz, limitada edición hiciste ra príncipes y aristócratas! obel, popular es tu edición sigue vendiéndose sin parar! DALTONISMO DRAMÁTICO[9] I crítico pensó que era gris es gris es el viejo chirrido. público creyó entenderlo: crítico tenía cataratas. II rde hizo la censura la obra unque el autor roja la viera. público otorgó su premio censor que verde veíala. III censor, capitán prudente, eva luces de dos colores, n la luz verde y la luz roja ejor de los golpes se guarda. IV tienes, de los ojos rojos, s más rojos que tener cabe, ro a veces se vuelven verdes ando quieres ver algo bien. COSAS DE NUESTRO TIEMPO ella el escritor le gustaba; editor era hombre práctico. le declaró el editor ella al escritor mandó al cuerno. escritor, como era pobre, ún no podía casarse. l cielo el editor gozaba, ue es donde se hace el matrimonio. escritor por el pan lucha ra su antigua novia, y como editor el pan le sobra hace un hijo a su mujer. MI AMIGO Y YO[10] cuerdas, amos reales amanuenses bsesionados por ideales, a Zola ni a Spencer leíamos el realismo era trimestral. cuerdas, el banco nos prestaba un duro míamos ostras y buen vino un puro nos anestesiaba. sado era nuestro futuro. cuerdas, cribíamos para el teatro son del patio de butacas: mo un café y su buen coñac un dulce con queso de postre. ahora mos viejos. Tú ya no cantas, consuelan tus subscriptores. tu despacho das el callo, ensas: non canit plenum venter. yo no escribo la bella prosa, e sumo en la lengua diaria. justicia social me enciende doquier me siento en peligro. ahora mo y bebo flojo y barato, ocreo y no voy por los bares. aún comes ostras con tu moza a tus ideales sigues fiel. CRÍTICA IDEALISTA[11] Sólo busca lo feo, lo encuentra basura!». así, con malos modos, ponen en la calle. la villa él describe buena que es la vida. sangre pone en ello: único que le queda. mudece la plebe. su taberna, airado, sengañado y tímido, siente arder su mente. ro un descerebrado ue una idea no piérdese con ahínco por eso llama idealista, n un precario ponche ota tenaz su genio, en tosco paño crea erarios bordados; n despechados golfos artística tertulia rsas pintarrajea lienzos mal urdidos. or qué zumbas, tú, mosca, ué porquerías cuentas?, basura te basta ue tú mismo has compuesto. ospa!, ¡los clientes lávate ntes de probar esto! e a lavarte las manos bidé de las musas! ---------- ego, si pintar quiere gún sentido idilio, ra hurtarlo a las moscas lo cose en la ropa de veneno cíñelo rque no se lo roben, e modo que ya sabes: neno era de moscas! MI CENTENARIO[12] a era tan gris como la nuestra os brinda, empero, conmemoraciones, siblemente porque es picajoso o tener distracción más que con curas. ta ha sido una idea de los viejos es modificación del catecismo: ula y bebida, dicen, son el colmo, l realismo dan cordial saludo! odas de plata, el barco «Vega», Geijer, gnér, óperas, bodas y bautizos ales, reclutamientos, Darwin, Gothan, Eric Gorroveleta entre el tumulto. el tiempo nuestros grandes hechos honra anales que Clío misma ilustra, Wilhelm Dávidson a Gústav Ádolf centenario espero en el noventa! POR LA LIBERTAD DEL PENSAMIENTO[13] (6 de noviembre de 1882) I va el soldado su trompeta blanca el cocinero está muy ocupado. sca langostas y hace masa de ellas, echa perdices hasta que están mórbidas. menú es obra del gran chambelán es nuevo para el fasto de este día. guardia real montada está de blanco rque una fiesta hoy va a celebrarse es por la libertad del pensamiento. ---------- banda de la guardia un salmo entona madrugada desde el campanario, s banqueros hoy cierran sus locales, s buhoneros no trabajan hoy, escuela hoy no imparte sus lecciones hoy jornal no se cobra en los talleres rque el gobernador así ha mandado: ue hoy ha de hacerse fiesta todo el día, es por la libertad del pensamiento. II la iglesia de Riddarholm hay hoy gala, rebosa de militares de cantantes de ópera y damas diversas policías secretas y dignatarios, el arzobispo con su bello sermón los actores y su bella coral tenientes de azul y blanco, dos saben que hoy se perpetra una fiesta r la libertad del pensamiento. ---------- nalmente es al muerto a quien se ofrece a bandera recién hecha. en se vio el signo, y todos pensaron: ¡Pero rá preciso calibrar su importancia!, alor, valor, oh, tú, hueste impertérrita!, ocos, pocos piensan unánimes no hay disparos y estacazos, en fiestas r la libertad del pensamiento! III el coro, el reportero ntempla el busto del mártir; us pensamientos son libres, ro muy bajo los piensa! pluma, exhausta, describe iformes y tocados. su vista alza a la bóveda es la iglesia a sudor huele. s sufridos ojos pósanse negro trofeo anónimo: nderas descoloridas a través de telarañas. lí, entre telas obscuras, ce rojísima sangre al si las viejas heridas guiesen sangrando aún. busca programa abajo llega al número siete: Bandera de seda rojo bscuro!». ¡He aquí su sitio! n ella», leyó, «imperial banderado envolvióse por amor a su fe urió víctima de infieles». s pensamientos son libres, ero qué bajo los piensa! es que aquí no hay más que un héroe, a fe, un dogma, un busto. IV la calle del herrero entre sombríos chalés tá, muy sola y obscura iglesia de los católicos. oy no se celebra misa la puerta está cerrada, oy no se canta Te Deum hay cánticos de victoria. hí dentro, en la capillita, sacristán está solo mpiando altares, diríase ue a algún visitante espera. ye sonar los cristales marcial música y salvas piensa: «Los tontos suecos ue siempre serán los mismos; os siglos y medio hace su pobre rey mataron. en que nos vino a nosotros vertimos pocas lágrimas. e rey la fe cambió r el ragú de Lutero. sectario ahora celebran… , ça! Mais c’est mauvais goût». V nuncia gentilmente el gentilhombre: La cena está servida!» un invitado, todos anfitriones, a todos les da igual. n el caviar sirven licor de enebro: buen humor y economiza fuerzas. es que esta cena es en verdad sublime. gran salmón: saumon à la Leipzig, sea: de langosta y ostras lleno. à la daube, vraiment magnifique! mayonesas y castañas y hongos, del Rin vivos vinos, y de Francia. cena, aquí, en Palacio, es suntuosa, liz puede sentirse el invitado, es ya no corre riesgo no contar entre los elegidos. ime, gloriosa grey uniformada!, o alcanzaste la gloria ser llamado a esta selecta hueste onde tu estómago echan a perder s reales cocineros? enos mal que hoy aquí no te preguntan eres quinto de cuota o de alpargata, unque no todos sean de uno u otro. as, silencio, crepita la trompeta níquel; y resuenan lueñes corchos, nedores se hincan, servilletas damasco se ensañan en bigotes. gran boeuf à la Lutzen queda solo es el champán en plata deja el hielo. brindis nos convocan los clarines: or la libre conciencia y el rey Gustavo Adolfo! ---------- ande el discurso y se acabó el banquete, da uno va a por su gabán. nto gran personaje tiene prisa, uieren ir al «Rey Carlos» a echar un cigarrillo. VI el «Rey Carlos» un hombre de negro dicales periódicos hojea. de paisano: mas en su talante ve que ha desfilado marcialmente. encuentra solo junto a los periódicos yendo en torno voces y ebriedades: ustavo Adolfo y Magdeburgo y Lützen n los temas. ¡Grandioso y resonante! grueso capitán de nuestra estirpe, cién llegado al nido de la historia, nfarronea a izquierda y a derecha bre una herejía nueva que difama sacrosanta vida del rey héroe. labrería y achicoria mezcla uemando fe y licor benedictino: scuchen, caballeros», echa un trago a la luz saca prueba irrefutable que Gustavo Adolfo —del estómago a tos le revienta la memoria— historiador ebrio ha hundido en fango, rque a través del humo ve —entre hipidos — os hirientes ojeadas y una sola sita, pero colosal de veras. entonces que no hablaba a oídos sordos. civil hay ante este viejo milite ue ir no había podido al real banquete, dos sabían que no fue invitado r no creer en nuestro nuevo Dios. regimiento hubo de abandonar r desobedecer el reglamento escribir una crítica histórica meterse en cositas de política. hele ahí, solo, entre heridas y risitas, guándoles la fiesta a los leales, habría chocado a todos lo indecible haber ido a la fiesta de palacio, onde, como hombre infiel a la fe recta, rejón recibió en el real brindis. ué haría un hombre así en aquel banquete?, odo un campeón de la conciencia libre! VII fe católica era el problema ntra el que el héroe combatir quiso, as, para no cogerse los dedos, los tiempos hubo de adaptarse. í pues, juntó a treinta mil hombres, dos llenos de fe recta y limpia, casi todos en celo ardiendo r la buena causa y el honor. lanzó, a disparos y a golpes, a los católicos dio gran tunda. tos su causa bien defendieron, ro acabaron perdiendo todo. él por su fe la vida perdió, ro a cambio ganó honor muy alto la gente aún visita su tumba perando ver surgir su espectro. sé de alguien que por otra fe rdió el honor mas guardó la vida, la gente aún no descansa sta dejar su vida en guiñapos. ué es por el arte morir con gracia en catafalco lucir corona? ás duro es vivir entre estacazos arrastrar la vida sin honor. PLENO ESTÍO PERSEO Y ANDROMEDA nto a arenosa orilla, en hosca gruta hija del rey estaba prisionera. istemente miraba lueñe orilla canción escuchando de las olas. herrojada y a obscuras esperaba, nhelante, la luz; s sueños por los aires vuelan, mientras cuerpo al duro suelo está sujeto. alado corcel su salvador jó, por fin, del azulenco cielo; mpe los hierros que a la presa oprimen libertad la dádiva otorgándole. gradecida, ella, a su campeón libre mano y su libertad rinde; r vínculo de amor sus hierros trueca legítima esposa deviniendo. se la lleva de Pegaso a lomos aire arriba los dos hacia el sol suben, ro ella mira, abajo, el mar seguro, onde las olas lucen como espadas. ---------Heródoto en su historia esta leyenda n añadir ninguna reflexión; da se le ocurrió añadir, sin duda, ella no ansiaba dudas o cuidados. BRUMA Se fija en si tiene en torno a sí todas sus cosas, como si pudiese ver claro entre el revoltijo de gente y objetos que abarrotan la cubierta de popa. Está sentado, se siente culpable por alguna falta o culpa desconocida, incluso cuando el vapor pasa delante del Molino de Bresil. La fuerte luz solar le deslumbra. La bahía es enorme y la montaña azulenca del fondo le atrae con extraña insistencia. Allá ve el Cochecito de la pequeña; es el que está pintado de blanco, con capota azul, no ese otro de más allá; ¡y qué bien lo conoce!, tiene, en el tejido azul, manchitas blancas de leche; y allá está el butacón, y el sofá del saloncito, y la bañera de los tiestos de flores. ¡Qué polvorientos están los pobres después de haberse pasado el invierno entero entre humo de tabaco!; ese pelargonio estaba en el escritorio, iluminado por la lámpara ahora, a comienzos de primavera, cuando los atardeceres aún eran largos, y a la derecha del escritorio estaba la butaca, y él recibía silenciosos, afables, animadores saludos de la butaca cuando levantaba la vista de su trabajo mientras la pluma seguía su carrera en zigzag contra el papel; pero cuando la butaca estaba vacía él dejaba que su mirada cansina vagase por la habitación hasta reposar entre las flores de cretona del sofá ése; ¡pero cuántos ojos se asoman para mirar a la habitación, y cómo llamea la lámpara! ¡Ay, es el sol, que ilumina la cubierta de popa! Mira, un par de ojos conocidos desde el año pasado, ¡qué desmejorados están! ¿Será que él ha estado enfermo? ¡No! ¡No nos hemos visto desde el año pasado! ¡Aquí en la ciudad no se encuentra la gente, con tanto quehacer como hay! ¡Se vuelve del colegio…, y a casa! Ha sido un invierno duro. Los niños tuvieron la escarlatina… ¡Qué frío hace aquí, va a ser mejor bajar al salón! Otra vez todos esos ojos que se sientan y miran al sofá y a la butaca. Pero parecen muy contentos, anhelantes, esperanzados por algo que indudablemente está a punto de llegar. Él se levanta y va por la cubierta de proa para sentir la brisa. Pero de la cocina, donde la cocinera se está refrescando, llega humo y olor a guisotes. ¡Y el salón de proa; el mantel, tan blanco como el año pasado, las vinagreras, tan relucientes, las flores de la consola, tan frescas, las lámparas chirrían en sus apliques metálicos justo como el año pasado, y, sin embargo, todo ello es nuevo! ¡Tiene que ser el eterno poder rejuvenecedor de la primavera, de la naturaleza! Y las orillas pasan ante nosotros por las escotillas abiertas en incesante desfile triunfal, ya agoreramente amenazadoras, ya sonrientemente juguetonas, ¡pero siempre tan nuevas, siempre tan jóvenes! *** Se sume en obscuros sueños: se ve oprimido entre las casas en angostas callejas negras; cae de pronto al fondo de un pozo, tiene que trepar por una bóveda, pero se le amontonan tejas sobre el pecho cuando le despierta un fuerte golpe contra las contraventanas. Intenta levantarse de un salto, pero en la estancia reina la mayor obscuridad; abre las contraventanas y un mar de luz y verdor se cierra ante sus ojos. ¡Oh, naturaleza!, ¡oh, realidad que excede a cualquier sueño! He aquí, soñador, lo que tu cerebro jamás consiguió soñar, ahora sí que podrás hablar de la fría realidad. El sol matinal ilumina un paisaje agosteño. Él se mete un panecillo en el bolsillo, se echa al hombro el cuerno de caza, coge un sombrero y un bastón. Y es que quiere ir de caza, pero de caza insangüe. Van entre robles y avellanos; ven las flores otoñales que esperaban la visita de las hoces antes de osar salir a la luz y gozar de inequívoca posesión de la vida hasta la llegada de la helada. Van entre rastrojo, saltan sobre fosos, trepan por vallas, y ahora, por fin, comienzan la caza a lo largo de la orilla. Por el prado de hierba corta, entretejido de carrizo y hierbas fangalosas, se entreven hongos como huevos recién puestos en espera del saludo del sol que les permitirá cumplir su misión antes de que la podredumbre se lo impida, lo cual, así y todo, les resulta imposible, pues acaban de recibir su nueva misión que consiste en morir en plena juventud. Dejan el campo de batalla y se adentran en el bosque de abetos, donde ahora se siente un aroma de trementina: salud y alcoba de enfermo; bálsamo para el pecho herido, como suele decirse; en el bosque, donde reina la serenidad y se oye soplar el viento a veinte alnas de altura sobre nuestras cabezas. Ven volar un urogallo, y a su vuelo crujen las ramas. ¡Ahora sí que habría estado bien tener una escopeta! ¿Y porqué tal ansia de tener una escopeta cuando se ve a un ser inofensivo en pleno bosque? ¡Mejores ocasiones de tener una escopeta nos brinda la vida! Cruza aquí un camino de sirga; las huellas de la rueda del carro de bueyes han entrado profundamente en la tierra sin que ello consiga impedir que toda una tribu de hongos venenosos surja y crezca en su hondo fondo; quizás necesitasen sentir en la cabeza los clavos de las ruedas y los pisotones de los bueyes en la mollera para resolverse a hacer su entrada en el mundo de lo visible. Albea bajo los abetos y el camino termina en una taja, donde yacen los restos de los gigantes del bosque que han caído bajo el hacha porque no era posible arrancarlos de cuajo, con raíces y todo, de la madre tierra; pero los mojones siguen en su sitio, cubiertos como están por una hueste de hongos parásitos de todos los colores y tamaños: se han arrojado sobre los mojones como moscas sobre un cadáver, pero se concentran sobre todo contra sus partes podridas, que ellos dominan despóticamente. Así y todo, parecen hinchados, pálidos y exangües, y no son tan bellos como otros hongos, y ni siquiera son venenosos, ¡pero qué útiles son! Y el bosque vuelve a obscurecerse, y los abetos entrecruzan sus ramas con el musgo que cubre la tierra y abraza las piedras y levanta pequeñas, frescas chocitas en las que yacen níscalos color azafrán bien arropados entre el musgo, disfrutando de su corta vida, bien protegidos del sol ardiente y de los insectos depredadores. La tierra se humedece: la mirica, muy buscada en otros tiempos por sus cualidades entumecientes, se esponja ahora en paz entre matas de césped, bajo caídas y decaídas piñas barbadas de gris, muertas de opulencia; un pájaro carpintero martillea, dale que dale, allá arriba, escuchando atento a ver si pica en hueco. El sol empieza a quemar; la tierra se vuelve pedregosa, el bosque clarea de nuevo, y ahora se oye un ruido sordo que sale de la tierra, y un fresco viento golpea el rostro; las ramillas de abeto exhalan aroma de ostras intactas. ¡Ánimo, un poco más pendiente arriba!, que allí nos espera… ¡el mar!, ¡el mar! El viento yace sobre la tierra y las olas entran al abordaje contra los arrecifes, pero, derrotadas, caen una y otra vez para recomenzar su juego. ¡Fuera la ropa, a la mar se ha dicho! ¿Qué es lo que vio un segundo allá adentro? Pues vio otro mundo, vio, nada menos, otro mundo en el que los hilos eran rojos como algas y el aire verde esmeraldino como agua de mar; y hétele aquí, de nuevo entre las olas murmurantes y luchadoras; y él combate con ellas hasta que la fatiga le obliga a reposar tumbado sobre sus espaldas; y las olas le vomitan, como si quisieran arrojarle contra el mismísimo cielo, y le arrastran a fondo, a los profundos desfiladeros acuáticos, como si quisieran succionarle abismo abajo; y él cesa de querer, cesa de desear, renuncia a hacer resistencia alguna; su cuerpo se ha vuelto ingrave, ya no está sometido a la influencia de las leyes de la gravedad, oscila ente agua y aire: es el reposo absoluto, sin sensaciones. Deja que las olas le arrojen a tierra, le abandonen en la somera y arenosa orilla, donde han formado un cuarto trastero entre las rocas. Aquí se junta todo lo que no les fue posible tragar, lavándolo y puliéndolo: remos rotos, legiones de corchos, cortezas, cañas, flejes, borcellares de barriles. Y aquí se asienta él, aquí contempla una gran tabla saltada del casco de un barco. *** Volvieron al último escollo, Cortan cuerdas, quiebran maderas. Con vigas y velas celebran Y a la mar se lanzan en pleno. Patean, golpean estraves Y él al viento apremia y empuja: ¡Avante!, entre verde oleaje, En el cielo azul penetrando. Desde la inquieta estrave otea La infinita extensión en torno Donde el ojo reposar busca Mas lo único que halla es nada. Cuando cesa su exhausta vista, Con la cual ya a mirar no alcanza, Algo capta muy a lo lejos: Es un claro e inquieto punto. Sobre olas sibilantes, lejos, Ábrese serpentina vía, Tal mosquito lámpara en torno La luz misma que busca huyendo. Una encendida mariposa Es que va por el mar volando, Buscando libertad perdióse Y hallará en las olas su tumba. Sigue adelante, como el hado, Y en segundos desaparece. El mar azuleante otea Pero en el mar no encuentra nada. *** Hay una pujante cicuta En áspera, arenosa orilla. En su raíz reposa un áspid Al sol ardiente adormecido. Pero silvestre abeja zumba De flor en flor sorbiendo el jugo; Para sus crías miel acopia, En su aguijón carga veneno. *** Llevan ocho días encerrados en casa por causa de la lluvia. Él ha estado todo el tiempo sentado junto a la ventana, porque allí tiene un cuadrado de cristal que se ha vuelto amarillo y verde y rojo a fuerza de tiempo y sol, y cuando otea a su través la gris bahía nubosa, se le vuelve de pronto soleada; los escolios coronados de gaviotas se le vuelven rojos, el aire se le vuelve amarillo, y los árboles verde esmeralda; pero cuando mira por este cuadrado de cristal de una manera determinada, lo que ve es un arco-iris en el cielo y entonces piensa que va a hacer bueno de nuevo. Pero muy a lo lejos, bahía adentro, hay un islote; y parece más intacto que los demás islotes; los abetos están más tupidos y más juntos, los escollos son más verdes, y ante la orilla hay juncos. Es allí donde él pone ahora su anhelo, porque desde allí se ve el mar. Y acabó volviendo el sol. Él sacó su bote y ¡avante!; el bote hiende, meciéndose, las olas, y la bahía se ensancha ante su proa, pero a lo lejos le atrae como un imán el verde islote, que cada vez se le acerca más y crece hasta que el bote penetra entre los juncos susurrantes, y él, entonces, ¡por fin!, salta a tierra. Y ve su sueño hecho realidad. Solo, entre árboles y peñascos, con el mar ante sus ojos y un infinito cielo azul: y ni un solo ruido revelador de la incómoda presencia humana, ni una vela en el horizonte, ni una choza en toda la orilla. Una urraca, amante de la soledad, salta de pronto, graznando angustiosamente: ¡socorro!, ¡socorro!; una camada de mergos con su madre a la cabeza saltan al agua para huir de la temida aparición; una víbora gris se desenrolla y escapa entre piedras como un arroyuelo; las gaviotas llegan desde los escollos para ver de cerca al turbador de su paz y chillan como criaturas y escapan a todo volar; y entonces surge de pronto un cuervo de un tupido abeto agitando las andrajosas alas y chillando y amenazando y quejándose, y huye por fin en dirección a lejanos arrecifes; y todos huyen del temido que huyó del hombre. Él vaga por la arenosa orilla; ve el esqueleto de un pino al que el mar ha roído hasta dejarlo blanco como la cal, y el sol remata esto dejándolo pálido como un cadáver; yace sobre la arena, como la carroña de un dragón, y entre sus costillas florecen purpúreas salicarias y áureas lisimaquias; conchas abandonadas de caracoles marinos se esparcen alrededor de flores de silvestre áster marítimo que viven su vida entre sus tumbas; la valeriana aroma y se esponja en un lecho de apestosas algas. Él se va de la orilla y vaga por el bosquecillo de abetos. Helos aquí, ¡qué enhiestos son estos árboles!, un poco demasiado enhiestos, quizás, pero al menos se ve el mar entre ellos: ¡soledad!, ¡naturaleza! Aquí la tierra es tan igual como si hubiese sido aplanada por pisadas humanas; allí se ve un mojón: prueba indudable de que un hacha ha hecho acto de presencia; y allá crece y se esponja una ortiga, de modo que también por ahí ha andado el hombre: de esto no cabe la menor duda, pues la ortiga es parásito del hombre y no se atreve a vagar a solas por el bosque, o siquiera por las silvestres praderas; la ortiga es un monstruo que se nutre de deshechos humanos y solo puede vivir donde hay hombres; la ortiga acumula en sus peludas, pegajosas hojas cuanto polvo y porquería puede, y arde en cuanto el hombre la toca. ¡Soberbia progenie del pecado! Él siguió adelante. Un gorrión — vecino del arroyo y el patio trasero, alado amigo del polvo y nauta de la suciedad—, que hubiera debido ser rata al no querer usar sus alas; chacal del león que es el hombre. ¿De que podría vivir acá lejos, a donde no llega el hombre? ¿Quizás de semillas de ortiga? Unos pasos más y él encuentra una suela de zapato; había pertenecido a un pie grande, a un pie deformado por el trabajo, a un pie que descargaba sus pesadas pisadas a través de ella. Entre los troncos de los árboles se levanta un hogar de piedra gris, como un altar dedicado al vencedor de la naturaleza, que ofrecería en él sacrificios a la fuerza bruta. El fuego aquí se ha extinguido hace ya largo tiempo, pero sus huellas persisten. La tierra está removida como por animales impuros, los árboles están descortezados, y hasta el escollo mismo está hendido; en el monte se ve un gigantesco pozo con sucia agua obscura; se han vaciado las entrañas de la tierra y arrojado en torno los desechos como habrían hecho niños malos al no salirse con la suya o al no encontrar lo que buscaban. ¡Pero lo cierto es que falta un buen pedazo de montaña! Se lo llevaron consigo los hombres cuando se fueron de aquí en barcos de vela cargados de feldespato para sus fábricas de porcelana, y cuando ya no quedó más que llevarse, dejaron de venir. Él huyó de tanta devastación y dirigió sus pasos, cuesta abajo, hacia su bote. ¡Huellas humanas en la arena! Maldijo para sus adentros, y quiso huir, y sólo entonces se dio cuenta de que era a sí mismo a quien maldecía, y comprendió por qué habían huido las gaviotas, y la víbora, y los demás, y pisoteó sus propias huellas, porque no le era posible huir de sí mismo. Cogió su catalejo y lo apuntó de nuevo a la bahía, hacia la ruta por la que había llegado. Y entonces vio un ropaje blanco bajo los robles, y vio la blanca capota. Y se acercó al bote, y se preparó un canapé y una copa y pensó en sí mismo al sentarse al banco, remos en mano, dispuesto a volver al mar: ¡tú, que tienes todo cuanto deseas, lo mejor que ofrece la vida!, ¿por qué te afanas? NAVEGACIÓN[14] ñe el trinquete, el viento hora nos está en contra. inquieto velo miro, cabello vivaz. ágil velo azul veo tre cuerdas y mástiles mo del cielo atisbo azuleante onda. ez años ha lo vi vejecer primero; randes fueron las riñas, as el amor crecía! e en la calle de Drottning, bello día de junio, ando, en angosta acera, y yo nos encontramos. tre la gente huiste los escaparates, cola y tus botinas frufrú conjuntaron. mbreros y sombrillas ominaban tu velo. ego hundióse en la humana rba, que lo cubrió. ro yo lo encontré; al gallardete en mástil, ego, tormenta adentro, unca dejé de izarlo. inquieto velo azul gue igual de azul siendo, no es el mismo, claro, ro al tiempo lo es siempre rga ahora el trinquete, jan del mar las olas. o tememos tormentas, a prole espera en casa! PLENO VERANO EN INVIERNO era es tarde y hiela invierno, iste, obscura está la calle. o tira la estufa y tiembla, ena la puerta estruendosa nos ase la corriente. rmina la simple cena, chica quita los platos; ces encendamos para ansformar la noche en día en gozo tornar la noche. y a bajar las cortinas, ue no nos vea el vecino; no escancio en la garrafa con bello y estival stro siéntate al piano. nta el bosque y el estío, ro canta más el mar empre a la tormenta presto, rado amigo, mas fiel, gro fondo y ola azul. ahora, con tus frescas notas, del piano la armonía, ecerán mis pelargonios cidos en zonas cálidas bosque se harán tupido. gatas el guardafuegos fleja, azules montañas albas velas, el bordado cabel contra la alfombra lidas flores refleja. os devuelve en perspectiva uestro nido el gran espejo, unque es una ilusión óptica. vino no es mal pintor a la realidad da vida. jana mesa reposa jo una hilera de libros, ortecina luz sonríe ñolienta entre las plumas nto a tintosas cuartillas. ego miro hacia tu cuarto: uebles verdes en cretona; o tu cuaderno de cuentas tu cesto de costura n tus notas teatrales. as por la puerta entreabierta cabecita contemplo; s ojos, como una espada, e hincan filo, mas no punta, en el espejo sonríenme. ntemplo tu frente clara, lámpara palidece, ispea el broche en tu pecho: relámpago entre dos radas que en una mueren. alla, que a la puerta llaman! , de sobra sé quién es: cartero, última ronda. alla como muerta, amiga, o abriré el buzón, no temas! éjalas que allí reposen: ías cartas y frías pruebas. ntre tú y yo la paz reine, ambas, si inquietud suscitan, gan ahí dentro guardadas! anta, amante bendecida, ningún timbre nos turba! anta más, que corra el vino, alegría pronto pasa, da la noche ahora es nuestra! BALADA Monts-Noires, Monts-Noires junto al Rhône; señor Beaujolais, señor Beaujolais de Beaune nstruyó un castillo al pie de los Alpes sde donde otea con ceño y guerra valle que se extiende abajo. *** señor Beaujolais, señor Beaujolais de Beaune nstruyó su castillo, nstruyó su castillo junto al Rhône. ro vive en lo alto de los Alpes viejo halcón del que la gente piensa ue es hermano del Malo, í piensa la gente en el valle. *** señor Beaujolais, señor Beaujolais del Rhône hombre que no ama, dia al hijo de la choza n cuyo sudor él cría sus cerdos, n cuya médula el pisa su vino, ro sobre él el Malo acecha, Malo acecha, con su hermano. *** eñor Beaujolais, ñor Beaujolais de Beaune!, ara!, ¡cesa!, o oyes acaso el trueno en la montaña? sus cimas la nieve se ha fundido el halcón silba como una serpiente, uy alto, sobre cúspides y campos, bre el castillo donde moras. *** eñor Beaujolais, ñor Beaujolais del Rhône!, ú lo sabes!, tú bien sabes dónde llega esa explosión. s el halcón, el halcón, que, en su nido, roto el frágil puente de los hielos, ahora derrúmbanse y atruenan —¡Oh!—, tenemos encima la avalancha! *** ñor Beaujolais, ñor Beaujolais de Beaune. castillo y él, muy juntos, uermen ahora cabe el Rhône. ro su hijo vaga por el mundo, da tiene, ni es nada jamás será nada nunca se enamora. *** ñor Beaujolais, ñor Beaujolais de Beaune, ú, que odiabas hijo de la choza ya hermanita, a quien embarazaste, oy te ha mirado dulcemente!: la al robo de un beso te incitó por ello a cantar te castigaron. TARDE DE SÁBADO posa el viento, espejo es la bahía, uerme el molino, amaina vela el barco. eltos los bueyes pastan por el verde. do se apresta para el día de asueto. bren el bosque vuelos de perdices, ca el mozo la harmónica en el hórreo. rrense gradas, se rastrillan patios, acetas riéganse, y se atusan lilas. bre el arriate yacen muñequitas jo multicolores tulipanes. hora el balón acecha entre la hierba, trompeta en el balde yace ahogada. se cierran las verdes claraboyas, uárdanse llaves, córrense cerrojos, paga el ama la última bombilla, onto dormirán todos en la casa. tibia noche estival se adormece, hausta, la veleta no da vueltas; ro en el mar aún rugen los vagidos las tormentas de estos días últimos. MAÑANA cas y bosques, encendidos, nio matinal está en llamas. tierra, viento del oeste, eno promete ser el día. cafetera en la solana nta sobre la llama azul. casa todavía duerme, lo el señor está despierto. café sorbe en la butaca su mujer, prende un cigarro, ete en su cartera papeles sale, lento, al aire libre. ha al jardín una ojeada, ra sembrados y macetas, quí y allá una rama corta, uita a una corola un gusano. subiendo montaña arriba, via de pino aroma el aire. allá abajo la roja casa, ba esquina, ventana verde. lí duermen aún los niños calor de su madrecita, él vuela un beso, un beso o dos, sigue andando bosque adentro. ge una prímula, una orquídea, azna un urogallo entre arbustos, lta una ardilla entre dos árboles, el pantano chilla el ánade. ego, en la orilla, en su glorieta, hombre se sienta a escribir. Mar y sol y olas azules! hora está escribiendo sátiras. spués corre a casa a almorzar, s niños corren a besarle. sátira no es sobre ellos, ué monos y callados son! TORMENTAS EXILIO[15] (1876) Las impresiones del primer viaje de 1876 seguían tan vivas en 1883 que, aparentemente, el autor mezcla aquí el pasado y el presente. bril, la tarde del domingo duerme, ento oriental nubes de octubre ahuyenta, uecas gaviotas chillan río arriba, ovizna enfanga el polvo de la calle. vísperas convocan las campanas las damas su santo paso aprietan: rre a pedir perdón por el momento, ue ya pecarás luego con más calma. nto a la iglesia, al lado de la ópera, el café su angustia fuma un joven ltero y sin hogar, su fiebre diaria tre las hojas de un diario aquieta. riba lluvia cae sobre laureles alcohol y nicotina tachonados; sde la iglesia llega el son del órgano través de embarradas cristaleras. l órgano los tonos casi encajan n el tañir de vasos en bandejas. n susto se despierta el camarero un broncíneo Beethoven ante el busto. joven sin hogar, adusto, mira reflejo del techo en el espejo, vido, turbio, fantasmal, visión va de alcohólica nocturna orgía. bre el verde peluche se derrumba, ío sudor la frente le ensombrece, el corazón le punzan viejas púas cendiendo de nuevo heridas viejas. seguida se sume en el periódico en su locura actual a olvidar llega ánto hierve su sangre todavía, án vivas todavía están sus llagas. e grandilocuentes palabrejas tre luz muerta y velas encendidas, lee falsas estafas y altos crímenes, n bello estilo y feos pensamientos. uiebras bancarias y estatales créditos, pico currinchesco periodismo, eratura envuelta en pana gorda, amones de franceses y de sífilis. mbrías, las campanas de la iglesia enan, y de precitos vasta hueste, mo serpiente que se desenrolla, le para ir al baile o al teatro. ces de gas en el café se encienden, las ventanas caen gruesas persianas, ispea el ponche límpido en los vasos a resonar las puertas ahora empiezan. sala huele a cuero lloviznado, humo de tabaco, húmedo, sube, arla, ajetreo, solemnes juramentos, oquier, y solo el solitario calla. humo azul empaña los espejos, vidrio el gas obscuramente cande, solitario ve subir las nubes, cuerdos resucitan de sus tumbas. hogar ve cual exótico espejismo: eja casa burguesa de años ha, buelo cervecero que hizo fiesta r la elección del príncipe heredero. eja caoba con cobre realzada, ma de matrimonio de otros tiempos mpia cual drama de Ephraim Lessing, andes, tripudos, viejos escritorios. en la pared litografías varias Napoleón Primero y Nicolás, Torsslow, Högqvist y otros muchos genios, sde el menor hasta el mayor de todos. andes estanterías de recio roble, n los libros de Wallin, Franzen, Braun, a el gusto de entonces: Dios y juegos, entre los serafines algún fauno. lido hogar, veladas de domingo, aternos grupos júntanse y sepáranse, hermanos ríe el apretado grupo ni una sola hermana falta allí. al abuelo, que fuma en su butaca arcando el ritmo de albo minueto ando los jóvenes tocar intentan cuarteto de Haydn, nada menos. madre, entre los grupos de sus hijos, nimos da a los que tocan música; tío encuentra muy pesado a Haydn entras con dados ve pasar las horas. abuela deja agujas y bordados lee su librito de oraciones, no le quedan sueños que soñar, mundo ve a través de sus quevedos. lido hogar, veladas de domingo, bilosos y vividos hermanos, humo serpentea ante los ojos l triste en cuya mente ebriedad cande. camarero el ventilador pone ue visión dulce ahuyenta con el humo; fuera, anochecer, y lluvia, y ráfagas yos quejidos rasgan las tinieblas. II chero, no te pares, ra que pueda yo efectuar mi entrada la fraterna capital hacer honor a mis fieles noruegos n mi sensacional presencia. este cutre coche de caballos, n nadie que me aclame alce banderas de la unión, sus calles me acerco rado por un solo, audaz corcel, biendo por la calle de Karl Johan. jo la cuesta del palacio rey fraterno encuentro: mbrero en mano espérame tre marciales y civiles héroes, n policías o estudiantes, lomos de un caballo de derechas constitucional, caído de hinojos, ue a mí, izquierdista, la cabeza humilla. l emoción y halago tal encuentro e infunde que al cochero doy la orden llevarme a una calle lateral onde en un hotelito de segunda s hondos sentimientos y mi cutre ochila ocultar pueda. ---------- sde la incierta vista de Frognérseter eo tu extensión, oruega altiva. s montes veo al fieros jabalíes, en cuyas cúspides sques de pinos su follaje erizan ente a ultrajes injurias, ente a constituciones aparceras, ente a convenios de familia, ente a poderes fideicomisados. r una grieta de la roca veo bajo, junto al fiordo, l pueblo leal la policial garita, iglesia real y el real centro de impuestos, Kristianía ortodoxa. aula obscura veo y tus murales latín ponzoñoso tus establos para chupatintas onde orejudos pseudonominados mian injurias y derecho estudian costa ajena. o el palacio real del rey ausente el gobierno ambulante, hasta a ti mismo llegan s ojos penetrantes, ¡oh, ridículo airoso palacete, alacio de Oscar!, onde un rey libre entre su pueblo libre encerró bajo llave entre la libre turaleza que es de Dios regalo! s grises muros veo, Parlamento, onde se dicen grandes cosas grave como iglesia campesina, do aún habla la naturaleza lengua incomprendida a los eunucos la cultura que su lengua olvidan. ambién te veo a ti, gorero castillo de Akershus onde cañones Krupp las joyas reales urtan, Noruega, de la libertad ue tú misma defiendes n tu fuerza y tus montes! por tus calles veo tus rebeldes hombres, nte noruega, s trapaceros veo y los lacayos ue llenan las aceras entras tú, oh cabeza de familia sas el fango tre los adoquines de las calles, ro no veo a vuestros grandes hombres, ue viven en exilio, ombres tan grandes que incluso bastáronnos nosotros, los gigantescos suecos, todavía bástannos, o los veo, más lléganme sus voces ual que las oí en mi juventud, cuando gritan desde el extranjero ensombrece el fiordo, ispea el monte Gausta resuenan sus ecos. brete, pues, la testa, rey de bronce, o te rompa los sesos el granizo, le rienda al caballo, corra suelto, ue la avalancha se te cae encima e hundirá de hinojos. ja, deja, que griten los lacayos veto en buen latín, o se oirá contra el grito campesino No quiera Dios»! III esconocido honrado mar del Norte n elogiado en guías de viajes!, spanto de viajeros europeos horror de damiselas! mis ojos te extiendes, serenísimo silencioso; omo un Málarvik medio del verano! s barajas deslízanse sus fundas de lujo, mo de su corola la amapola cual de su crisálida el insecto. h, suecos quejumbrosos noruegos malévolos ue jugáis al mariage en la cubierta l barco. Mientras vuelan las barajas némicas abiertas como vírgenes oficialmente válidas, lladas a conciencia en talco espolvoreadas educadas en Cristo y su doctrina, nfirmadas en ella educadas en óptimos colegios. ecos en aguardiente puro hervidos en akvavít noruegos empapados disputan a golpes las barajas al hermanos cumplidos. ro la brisa del sudeste, oliente pescado, que en fondos submarinos arenques se nutrió, mpiendo la baraja rtésmente se mezcla n sus buenos hermanos. la décima vez ue el camarero hambriento de propinas ne la mesa señores y damas mareados atiborran con gusto platijas de Bergen gallos de Noruega scando en ellos digno sucedáneo un gran banquete eriado. entras en la bitácora precaria pizpita ha dejado caer udaz como un ahogado bre una vieja lámpara de aceite onde se harta de moscas empapadas aceite de colza, h, mundana pizpita, constante udanza. ltero sin hogar y harto platijas, y siempre pensativo as veces sobre poesía, bre cocina otras sobre las desgracias cotidianas la implacable lucha por la vida la nueva literatura. n un suspiro gastritis, profundo, del diafragma halado con la mano al hígado pegada, vías pensamientos los paternos y preñados campos a huertos estivales o otrora las pizpitas cogían lombrices, ejas, truncas lombrices ue hubieron de exiliarse, margo, brusco exilio n su vocación aún irrealizada enganchadas en un anzuelo inglés. ero la mar del Norte, tivamente azul, n remadoramente inalterable, rla tus esperanzas, solterón, disfrutar de octobrina tormenta entras tu pobre corazón tullido atrofia de profunda simpatía nte cualquier grandeza mal juzgada, n mal juzgada cual la tuya propia! IV os jornadas en mar abierto sdeñando siempre el cronómetro rque en el fondo está enterrada guía de nuestro viaje. sebada plomada, raudo rdel, da el barco una bordada ave, en el fondo el sebo muerde asciende con certera prueba. ahora en la mano está: amarilla húmeda manchita nos cuenta al si en la arena la leyésemos nuestra ruta fue acertada. ntes guiaban las estrellas, cielo tierra nos mostraba; ahora nuestro astuto cerebro be timonear por la arena. V ce el oriental sol en albos montes he aquí que oigo una voz que así decía: Maldición!, Maldición sobre ti, Inglaterra, n blanqueada por encima mo un sepulcro blanqueado, as tan negra por dentro mo gabarra de carbón cargada, rta entre el mar del Norte y el Atlántico! Maldición sobre ti, isla mercachifle sobre tu política tendera! Maldición sobre Lord Beaconsfield, quien nombre del amor humano genio fomentó de celestina tre Asia y Europa como auténtico ajante de ultramarinos! Maldición sobre tu bendita Iglesia tus francas mujeres rcidoras de medias eruditas en té! Maldición a tus ediciones Tauchnitz a tus ejércitos de Salvación! í la voz, pero yo, desde el norte, spondí: lbión alba y hollinosa, al menos tus pecados fuesen rojos al tu rostbif, y cual tu carbón negro corazón! , exiliado y potente, za asgo de tu costa tacho en sólo un trazo inmenso debet la negra pizarra. ro no hago esto porque tu magnífica le Ale o tus óptimas navajas afeitar me deslumbren. rdono tus pecados las Indias de oriente, s africanos crímenes, irlandesa ruindad. odo eso lo perdono, oh Inglaterra!, ro si lo perdono no es por ti, no por Dickens, Mill, Darwin, Spencer! VI modo que al fin te hemos atrapado, rano itinerante calor de canícula, vapor y en primera, oce nudos por hora, llego al Havre. ienvenido seas, Havre, Havre de Grâce, r la gracia de Dios, osen de los normandos! envenidas tus ostras ostendeñas tu chablís. iez veces bienvenidas s alcachofas malva, tus melones ureos, tus uvas color cielo tus tomates color llama! ienvenido seas tú, Café Tortoni tus puros del galo monopolio tu café, servido en vaso y frío! eso a los papagayos colibríes ue trajo algún marino analfabeto l Brasil, en las Indias cidentales! adme la mano, acacias, átanos de anchas hojas ue de las quemaduras del sol libran colosal cerebro! Mi pie os doy, limpiabotas y floristas! Mi regazo, verano, ue tan rápido huyes nuestra vieja Suecia, ual que yo! o aguantabas el clima, stardo hijo del norte, l sol hijo legítimo y del sur. adoración, mi suma doración de sueco triótico y rampante tu fango dedico, cauce viejo, , venerable Sena, stilación de alcantarillas del arroyo l París por periódicos cantado, dorador de actrices y humanistas, rís. ti te he visto, oh, Sena onde sales, reptante, de cloacas al gigantesca anguila ra lavar tus hórridos pecados, s pecados de cloaca parisina, el océano! ti te he visto, oh, Sena! ahora a París ver quiero vivir! VII evántate y proclama! oclama a familia y a enemigos, un mundo envidioso ue mi vista ha captado tu belleza orosa a choucroute y a jambon, nora cual tranvías, r doquier llena de letreros sucia, Mi París de octubre! le he dado la última mano mi esmerada educación rando tus cuadros al óleo, h, Louvre! he fingido caer de espaldas nte la Venus de Milo. honor queda a salvo rque en el Théâtre Français e he aburrido. edo alargar mi enguantada mano la culta sociedad rque he visto a madame Judic el papel de la Bella Helena. discutida virtud ahora indiscutible rque he bailado en el Bal Bullier les he visto las ligas a las amigas de los estudiantes tre corbatas de seda cadenas de oro falso. erudito aspecto está fuera de duda sde que pasé media hora eguntando por un inexistente sal la bibliotèque de Sainte Geneviève. yo republicano sintió muy contento nte las incendiadas Tullerías ro mi veterano corazón o es ahora tan bárbaro tan ignaro tan irremediablemente avieso mo solías, h, tú, mi corazón de pacotilla. a pesar de eso, heme aquí, colguéte humearte en Saint Germain l’Auxerrois a secar en Marly-le-Roi, en Montmartre te di vino y mujeres por los Champs-Elysées nos paseamos, hasta cenaste en el Palais-Royal! sí pues, que qué más quieres, , so anticuado, arcaizante sero corazón contrario al tiempo nuevo ué más puedes querer, ú!, falso corazón ue ansias y luchas? ansias la fea tierra bellos ojos, nsias el cotidiano ultraje sabática memez, nhelas la lejana, altiva tierra l aguardiente y la cerveza, sus mundialmente famosas tufas de azulejos. seas ardientemente liberarte l falso vino tinto de anilina, rancia coliflor la castaña asada. onfiesa, corazón, hacía sufrir la Tercera República, h, corazón, y a Carlos Doce adoras! en oigo, corazón, mo suenan tus válvulas, mo suenan las puertas, también oigo olpear y chirriar, irriar los cajones de las cómodas golpear los baúles ando a viajar alguno se prepara. onfiesa, corazón, sto está tu equipaje hasta quizás compraste ya el billete!, ien sé que así lo hiciste, corazón!, a ves!, ¡ya ves! EN LA RUINA DE LA IGLESIA DE NIKOLAI[16] Hacia 1870 la solana meridiana la ruina de Nikolai isa de mar recibe aroma mprano de rosa y jazmín. lo profundo de la orilla oye espiritual canción se buscan fósiles entre oma de podridas algas. canción es muy soñolienta, onótona en su languidez, yo me adormezco, me duerme aire empapado de ozono. lecho está muelle de hiedra, a modo de almohada, en el atrio, modillón musgoso cojo falso gótico del norte. acerolo corta el paso nto a moscas como a mosquitos; ejor reposar, pues es bueno ormir con la tripa repleta. abajo llega a mis oídos fuerte resonar del órgano voces de castrados monjes ue con Cristo se desposaron. salzan de Cristo el amor el lazo que úneles a Cristo, unque amor griego se diría r ser un hombre el desposado. ece el cántico en estridencia la arqueada nave del templo, báculo alza ahora el obispo: as almas aquí a palos sanan! ro hordas de pobres espíritus en de hinojos contra las losas, olpean las puertas del cielo, ro sin el oro de entrada. ás y más estridente el canto ntra la bóveda del templo, ntan kyrie, sin cesar, kyrie, ás al áureo becerro adoran. ahora besan cuentas y cruz se sientan modosamente, la frente al becerro besan cuanto Dios vuelve la espalda. l altar entonces asciende almizcle voluptuoso aroma es que ahora hay que comulgar la plebe apesta a podrido. la plebe repta entre el polvo ra gustar el pan muy blanco. ce en el cáliz el borgoña n rojo cual nariz de obispo. Dios claman, piedad pidiendo, ando el monje del cáliz bebe, su Cristo piden piedad sta que se agrieta la bóveda. lgo súbito de mi sueño miro cauto en torno a mí: onjes, plebe, órgano, altar l todo se han desvanecido. lamente el sol cordial luce vez de tantas lucecitas llantén vivaz y pujante tre las caídas columnas. ega una brisa de la rada. sando a través de una ojiva e su hálito un haz de hiedra scando en él un aire alegre. estornino que hizo nido un capitel, se despierta, la piedra su pico aguza gorjea al ritmo del viento lo profundo de la orilla oye espiritual canción se buscan fósiles entre oma de podridas algas. PUESTA DEL SOL EN ALTA MAR zgo en el pañol de cables mando tabaco fuerte pipa y pensando en nada. rde es el mar, verde ajenjo obscuro; amargo cual cloruro de magnesio más salado que la sal marina casto cual cloruro de potasio; olvido, olvido grandes culpas y mayores penas, ajenjo! ú, verde mar de ajenjo, tú, sereno olvido del ajenjo, a mis sentidos paz déjame dormir en paz mo antes me dormía en pleno artículo la Revista de dos Mundos! ecia como el humo se extiende un Maduro-Havanna el sol sobre ella yace mo un puro a medio fumar, y, pero en torno al horizonte y heridas tan rojas al fuegos de Bengala minando la miseria! VERANILLO DE SAN MARTÍN s clorosas almohadas de la clínica ahogados gemidos se concretan en juramentos hasta ahora inauditos; mi mesa de noche, abarrotada medicinas, libros de oraciones Heine, me aparté para asomarme balcón y gozar del mar. mi manta de flores abrigado jé que el sol de octubre los carrillos jutos me bañase y al ajenjo ue había en una botella, era como el mar verde, cual las ramas l pino de una calle alba de nieve ue cruzase un cortejo funeral, undiera fulgor. mar yacía inmóvil el viento dormitaba ual si nada ocurriese! llegó entonces una mariposa, a parduzca, fea mariposa ue antes fue oruga o larva ahora salía a rastras de un reciente ontón de hojas pútridas r el sol seducida. y, Dios mío, qué cosas! r fin, yerta de frío perdido su norte, posó, estremecida, mi manta floreada. escogió entre las rosas las lilas de añil medio borrado más pequeña y fea, ómo es posible ser tan mentecata! ando el tiempo acabó hube de levantarme y a mi lecho lver, la seguía allí, tonta mariposa. es que, habiendo cumplido sus afanes, había quedado muerta. a pobre desgraciada! CLARO DE LUNA[17] el valle, entre verdes abedules arroyo murmura; tre el césped se posa una becada escucha con asombro en torno a sí. eda y resuena por el valle lando recién barnizado, la becada y el arroyo callan con asombro escúchanle. alza allá lejos hasta el cielo el monte con desdén mira hacia abajo, s sabandijas ve que el valle atruenan, as no se digna enfurecerse. lo alto del cielo está la luna cuchando al arroyo y la becada, monte besa en plena frente se refleja en el landó. JUVENTUD E IDEAL 1869-1872 MAL DE AMORES a mañana de mayo, temprano, estaba yo junto a mi ventana, entristecido, endo los pequeños copos de nieve que caían muy tupidos sobre las flores, s cerezos silvestres sacudían al viento, apenados, sus guedejas emblanquecientes, la fría vaharada le cerraba al tulipán su corola. vadió entonces el otoño mi corazón y levanté al cielo mi suspiro: Señor, envíanos tu primavera, vuelve a mostrarnos tu rostro!». entonces, entre las nubes dispersas, surge vivamente una alondra, za su canto resonante, cantando del sol y de la primavera. así, de pronto, cobran vida el jardín, el parque, el monte, en mi corazón despiertan de nuevo el júbilo primaveral y la esperanza. súbita alondra eras tú mi muchacha embrujadora, quien me trajo la primavera, ¡ay!, la primavera del amor fue. del sur volviste al amoroso círculo fraterno; oce les llevaste: sólo a mí diste dolor. me: ¿acaso tomaste del estrecho el azul profundo de tus ojos?, me: ¿aprendiste acaso tu canto del ruiseñor en la nocturna paz del hayedo? uel, un fuego encendiste en mi corazón, justo donde antes moraba la calma; págalo!, ¡oh, apágalo sin tardanza, antes de que yo arda entero! ---------- lá en el mar tormentoso buscará frescor mi corazón, apagará el fuego, se ahogará en lo profundo mi pena. u ala agita, oh, viento de tormenta, y acalle mi queja tu silencio, pumea, onda, contra el cielo, salpica de frescor mi mejilla ardiente! untáos, oh, nubes, envolved en noche todas las estrellas del cielo, o tolero vuestra mirada, qué hondo veis en mi corazón! íd, crepita la cresta de la onda, y qué burlescamente silba! fuera, la tormenta ha salpicado de paz mi malherida alma! ---------atardecer se sumía entre nubes rosadas y mar reposante; s ondas dormitan muy quietas, y, durmientes, suspiran: , no, mi corazón, tan acongojado, suspira y gime, las ondas dormitan asaz quietas, pues han de amar a su orilla. ás allá está el cielo occidental, donde vive mi amor lejano; me, oh, gaviota, tus alas, y volaré a mi amor sin tardanza. e deslizaré en su alcoba, donde ella yace en sueños sumida; impondré un beso en la frente, agasajaré su cabello de azabache. obre quien le infundió un pensamiento que ella hubiese de sufrir!; pensamiento no te alcanza, ni es tampoco para ti su beso. , para otro será el corazón que ella misma ha otorgado, para otro será su vida ena de amor y luz; ¡para ti sólo tinieblas y frío! noche no me concede paz, a mi lecho el sueño no acude. uán suaves duermen las ondas, ay, cuánto han de amar a su orilla! ---------- ínchete, alma mía, de júbilo, ha surgido en ella una chispa de amor por mí, oza de tu ebriedad un segundo, no tardarás en despertar!, Muchacha!, ¿recuerdas acaso las horas que juntos gozamos alegres, medio de la libre naturaleza, a la sombra de las lilas? ces en una fundidas, despidiendo al sol poniente, yo a tus pies sentado, ¿pensaba acaso entonces en el sol? cuando, sobre la hierba, atamos briznas en verdeciente oráculo amoroso, rees acaso en la fe que vi plasmada en él?, ¡preguntan las manecitas! la adorada respuesta que recibí!, ¡oh cómo resonaba en mi corazón! a respuesta, tú misma me la diste!, ¡la pregunta persistía en mis ojos! ---------- uchacha amada, dime, ¿quieres seguirme por las ondas del humano enjambre?, ancémonos tierra adentro, pongámonos audaz, insolentemente en camino! entonces comienzan a rugir las tormentas y a henchirse enloquecidas las olas, tú apóyate contra mi pecho, donde encontraste tu apoyo. co impórtannos el odio y el vilipendio de la gente si nos queremos; nos amamos en gozo y en indigencia, si hasta en la muerte nos amamos. h, muchacha, la idea sola de poseerte hace férrea mi voluntad, ntigo aplastaré montes, pero sin ti mi fuerza me abandona índame tu mano y arráncame a los brazos opresores de la desesperación, ernamente he de venerarte, viviré para ti y para mi poesía de tu alma beberé la santa ebriedad del vate. ás alto resonará mi canto, ¡y tú me darás la música! ---------- sin embargo, qué furia me abarca? ¿Te han vendido acaso a otro? ué podré exigir de ti yo, que para ti soy un extraño? bre, paupérrimo soy, y nada tengo, muchacha, que ofrecerte, ólo un cálido corazón, sólo acerina voluntad!, h, perdona a un loco si tan temerariamente ha osado ender fuego a tu alma, gozar de tu amistad un instante! aldéame con el santo fuego del amor que tú misma a tu amante encendiste, si en él perezco, ¡bien!, con digno castigo será! ---------- noche ha desplegado su sabática paz sobre el mundo durmiente, canario dormita en el bosquecillo, soñando con su amada. viento vespertino se deslíe en torno a la copa del verdeciente tilo, sa la hoja recién abierta, susurra su amor y su fe. lo, velo en mi cuarto, cabe a la luz pálido-gualda de mi lámpara, n hallar en ella la paz laboriosa de otros tiempos. pensamiento ya no conjunta la cambiante diversidad de las imágenes, es que ante mi soñadora mirada alza una muchacha su efigie. y!, arrancarla quiero a lo más recóndito de mi corazón, un cuando tanto no pueda, pues mi corazón se arrancaría con ella. reloj de la torre resuena múltiples veces, llamándome al reposo; ro no hallo sueño, pues el amor sigue en vela. y, apenas horas ha gocé de su contemplación! alondra se fue; el otoño ha vuelto. guardé, solo, junto al embarcadero, tras el vetusto tilo, vi a los amigos despedirse en el instante supremo del adiós. or qué no pude oprimir tu mano tanto como los otros, acción de gracias al gozo que me diste, a la luz que derramaste sobre mi alma? h, el instante en que la vi erguida sobre la cubierta, lida como narciso sobre una mejilla, grimas claras en los ojos, reflejo de añoranza y pena. ella, los nigérrimos rizos, juguete desbocado del aire, guíase, bella y lúcida, como el ídolo de mis sueños. yo, súbita presa del dolor, quise arrojarme al profundo, orir en el instante del deliquio, con su mirada a modo de despedida. uizás entonces derramase ella una lágrima bre el amor inquebrantable del jovenzuelo, bre el corazón que rompióse, ¡ay!, sobre mi nunca lloró. ahora ella henderá el mar desolado, hacia la extraña costa. álmate, huracán, mi rosa no oses quebrar! Meced, oh, mínimas ondas, a mi doncella, infundidle ensueños! una, ilumina su camino, estrellas, brindadle vuestra vigilia! mañana, cuando despierte para saludar la orilla extraña, ríndale tú júbilo, oh, nuevo día, acogiéndola en tu seno! ero qué púrpura ha teñido tan pronto las cortinas?, lámpara palidece, las sombras huyen prestas. ime quién eres, tú, que cantas tan jubilosamente en la noche!, or qué burlar mi pena, porqué evocar de nuevo congojas nocturnas? ol, vuelve a tus occidentales salas, luminosas y fastuosas!, dolor no busca tu luz, sólo las tinieblas son amigas del pesaroso. vosotros, pajarillos, quedáos, oh, quedáos un instante más recitándome vuestra plegaria. ejadme ir a mi reposo!, ¡orad luego por mí! edid al padre de la luz por el desdichado que sufre os oirá; el sufrimiento ha enmudecido mi voz. VERSOS NUPCIALES ntos volvimos, conmovidos, lo del aviso en espera ue hasta el altar conduciría la feliz y joven novia. ego unimos ambos las manos oímos divinas palabras; rato jugando estuvimos, henos ahora en torno a la mesa. indis por los recién casados, llegamos del acto al fin, ahora el amén sólo nos falta: adiós debido a las novias. s, novias, jóvenes y alegres, flores os he de cubrir, Mas dónde encontraré las flores en nieve la tierra se cubre? o tengo aquí más flores que éstas ue con mis manos os he dado; uién querrá artificiales flores as haber visto flores vivas? s flores no tienen rocío, s astros aman a las novias. o es tan fácil ser dos y uno mo comprar conyugal ramo. ucho comí y más he bebido, nto que díjeme: ¡ay de mí! amigo me envuelve en cabriolas entras yo corro a un buen florista. s, novias, jóvenes y alegres, diré la buenaventura. Mas dónde encontraré la dicha sé predecir, no imponer? s, novias, jóvenes y alegres, arido desearos debiera, ro mi deseo ¿qué puede sólo a una elegir puedo? s, novias, jóvenes y alegres, scate halle vuestra belleza: cual, como la de las flores zón no tiene ni rocío. o, si tuviese rosas persas las riquezas de un sultán de toda Arabia el incienso toda la deuda de Francia, si apalease los millones miles en un cofre chino, si un vino exquisito hiciera n todas las uvas de España, a vuestros pies poner pudiese ronas de reyes sin cuento ureas tiaras papales uanto hay de raro y precioso; todo lo echase en un carro me subiera a él yo también, lo una de vosotras, novias, e carro tocar podría! scancie yo ahora un buen champaña de hinojos por vos lo beba! o, no es el champaña el culpable, s lo sois, oh inocente trío! JUNTO AL ESTANQUE n frecuencia oí a mi madre cir a sus hijos pequeños: No bajéis al estanque, niños, ue ahí viven espíritus malos!». ando la tibia noche estiva hunde en la cansada tierra el sueño ase a toda la casa, entonces mi camino inicio cia el verdeciente altozano, l estanque ante el claro espejo. ónde está ahora el joven verdor imaveral que aquí reinaba ce unas semanas apenas? a muerte la hierba ha segado roto las tímidas flores ue nuestra vida suavizaban! l manzano el bello ornamento ce ahora por la arena ajado; las lilas con sus aromas o endulzan la noche serena mo incienso ofrendado a Dios. ntéme al borde del estanque, jo las copas de los árboles endo cómo los rayos cálidos l sol rehusaban el agua ue se remansaba en el fondo. nues neblinas se perciben tir sobre la superficie. una suave onda de aire entonces pla sobre ellas dispersándolas. aro mantúvose el espejo nte mis ojos, en el fondo ré, mas sólo vi tinieblas. rgen súbitas, negras sombras formas indeterminadas finalmente ven mis ojos perfil de verde colina. ios, que magia la vista ofusca!, uién es la chica allí sentada n nigérrimos, ricos rizos ojos de un hondo azul obscuro? caso sea gentil elfo rgida así de hondos salones jo el césped de la colina ue en nocturno silencio estivo su amor la llegada espera? o, oh, no, es la cordial amante ue ahora tengo que poseer, y!, hace ya algunas semanas ue sigue allá, bella y amable, ntada escuchando mis cantos a modo de premio brindóme rios instantes de delicia. éndeme, pues, la bella mano n tan clara fe que parece ue sea yo su elegido amante. sto entonces se filtra el viento r la copa del viejo álamo desgarra una hoja ajada. e la hoja y enturbia el espejo así el espejismo se va. Por qué turbar así mis sueños, r qué, cruel, así robarme instante de amor celeste? h, con tanto como he sufrido ausencia de esta dulce escena ue el tiempo hurtó a mi corazón!». í me quejaba yo al viejo amo por su acción aviesa. de entre los obscuros árboles de nuevo la bella escena. ella volvió a darme la mano ual de cordialmente, e igual azules pídenme sus ojos ue me apresure a ir a su encuentro. y! Una sombra se interpone veo allí mismo, a sus pies, un hombre que, extasiado, besa n gran ardor su ebúrnea mano, ella, sonriente, ruborízase. da más quiero ya mirar escapo con corazón triste. unca más volveré al estanque. Malos espíritus lo acechan! EN EL ESTUDIO DE NYSTRÖM[18] (Escrito en el año de 1869, cuando el autor, que era entonces estudiante de medicina, se entretenía posando para la estatua de Bellman, que Nyström estaba ejecutando. El autor aprovechó esta circunstancia para esbozar ciertos detalles de su obra En Roma). la calle Norrland sesenta, uy cerca del Jardín del Lúpulo, ve y esculpe un pobre diablo ue sólo come arenque y pan. lí está su cutre morada, una casita de piedra, sobre ella quiero una historia mar de transcurridos años. otoño, huraño y húmedo, ha instalado en nuestro norte. las goteras de las nubes luvian ya sobre la tierra; joven parece ir derecho dirección a esa casita sto al dar el reloj las cuatro, ue es cuando se encienden las luces. encioso, cruza el jardín sta llegar a una ventana onde está un minuto pensando a través fijando los ojos las persianas de papel ra ver bien toda la estancia. uizás amantes fantasías ran en torno a su cerebro? o!, de Amor los esclavos nunca len de caza tan temprano. indaga ahora en la estancia: ena está de humo de tabaco, trando en ella torpemente, se quita el mojado abrigo, entre arcilla y arena busca halla al fin un cerrado arcón. ué revoltijo reina allí! uebles hay de factura extraña, unque grande pobreza indica n chamarilesca basura. o se imagina en Babel encontrarse en esta estancia; sofá-cama, por ejemplo, cio, pero de asiento roto, una silla cuyas tres patas jean contra la pared; sde la pared hacen guiños andes reyes de luenga barba. un gran cubo de agua repleto bre un libro de arte y belleza; el fondo, un negro sombrero nto a un bocadillo mordido. este caos se percibe un trípode algo de arcilla ante él un hombre que moldea n tiernos ojos su tesoro. ene la pelambre revuelta sudorosa, activas manos, andes ojos, como de búho r áspero flequillo ocultos. cuando de moldear termina s manos seca en los calzones tenaz busca en el bolsillo s huellas de un escaso lujo. uánto se esfuerza!, finalmente, as mucho esfuerzo y mucho trámite, ucho quejarse, halla dinero a comprar cerveza se apresta. tre charla y viva alegría ben los dos del mismo vaso, tre ambos una canción suena: z ruda y fuerte la de Nyström, ne a prueba su pulmón recio; n hondo sentimiento ataca a bella canción de aves, ya no deja de cantar. poco a bailar se levanta sta que los huesos duelen, cuando, por fin, se está quieto su trípode se reintegra. n frecuencia salgo de viaje, veo con creciente asombro mo a través de nubes rotas sol desgarra las tinieblas: í, del fondo de la arcilla le a la luz del día la imagen n sus motas se precipitan grado, vida y realidad. í surge ahora el cantante n sus conocidas facciones ue el arte del artista urdió, allí espera tan solo el día que, surgiendo de la muerte, su claro, broncíneo hábito jo cálido río de voces entre los ponches y los brindis la sombra del parque fresco eda a sus cánticos volver rato al son de su laúd. yo entonces cantaré a Nyström ejor de lo que ahora le canto gritaré a todos los jóvenes ue no pasen junto a él con prisa. ando se lucha por el arte o hay que darle a la manivela algún renqueante organillo. deciste y pasaste hambre llevaste vida de perros bien pronto mordiste el polvo. orre a cobrar tu cheque a Roma! FR A FRANS HEDBERG[19] (1869) (En una fiesta que tuvo lugar en el Hotel du Nord después de la presentación de los alumnos del Real Teatro Dramático, en la que el autor, como candidato a actor que era entonces, hubo de hacer de apuntador de una obra titulada Chicas mayores, estrenada con tal motivo) udaz y extraño vengo entre vosotros pido en esta fiesta la palabra, r ello antes de empezar mi arenga e excuso humildemente. ---------- cía primavera, nieve se fundía bellas florecían las anémonas. nto mi libro hartábame ue de mí lo arrojé las musas en llanto prorrumpieron. estaba harto de ciencia, frí en mi juventud tre difuntos temas y palabras. Prefiero ser actor apuntador incluso ue médico guardián de cementerios!». í gozaba yo, niéndome el sombrero. e apresure a ir al teatro mas cercano e ofrecí principiante todo empezó bien en mi papel con ansia me sumí. r la noche soñé ue a mis pies, abundantes, ovíanme laureles y laureles, sonaban aplausos ue a un muerto despertaran que a mí a pleno sol me despertaron. guien me dio un timbrazo, alguien llamó a mi puerta n consideración manifestarme; uién era?, un ordenanza ue un recado traía ir como comparsa al escenario. acer yo ese papel, , de musas intérprete, udo fingiéndome entre los que hablan? o entraba eso en mis planes. nuncié a mi carrera, es ser comparsa no me apetecía. andes eran mis iras. ás, fuera lo que fuese, mil laureles conquistar ansiaba. ás todo fueron mofas, r tonto me tomaron en mí su ingenio practicar querían. í perdí el coraje as perderme en mil rabias caí vencido, Ícaro sin alas. entonces, de pronto, erto lejano cántico ue me infundió delicia rara y dulce. gran consuelo dióme rque me brindó un apoyo ue el purgatorio amenizarme supo, ntándome la fuerza ue inicia su camino nta, y en siglos sabe hacer milagros. mo las gotas mínimas er pueden la piedra canales abrir en roca viva. el cántico entendí, vi sencillo y bueno con él aprendí a correr despacio. quí no hay uno solo ue no recuerde al punto e son de la lira del maestro! mi alma sigue vivo lo recuerdo siempre ando de juventud me tienta el ímpetu. rgo en exceso es esto me siento incapaz dar cabida en mí a gratitud tanta, acias, pues, y ahora adiós, cho con mi alma entera honor del maestro venerado. ¡SIC![20] anse los años sesenta, preceptor yo trabajaba; o fue mala cosa a la postre ntonces aprendí cordura. labor consistía en desasnar tres chicos que no eran malos; ro algo más tenía que hacer: gar las flores, por ejemplo; er en voz alta, tocar música dar comida a los canarios, si alguien tenía ganas de reñir servidor estaba allí a la orden. sta pues. Un buen día sucedió ue un amigo mandóme un libro a casa yo, ¡pobre de mí!, se lo pasé n leerlo siquiera a mi señora. a dama culta y leída ue a Tegnér se sabía de memoria. sus estantes dábanse las manos eck, Shakespeare, Schiller y bastantes más. n bien sabía ella juzgarlos en la balda imponerles orden, ue un día saborearlos quise ro antes los disequé. n fin, al grano, y a la musa! la aceptó el libro con gracia, as con la criada devolviómelo ñadiendo este recadito: ecir quiero antes en paréntesis go sobre el libro en cuestión, algo bueno decirse puede ese Don Juan que aún sigue siendo ra solteros la mejor ctura vesperal posible) ómo pude yo osar, me dijo, bondad tentar de tal forma…? n libro tan sucio brindarle ue era imposible en un diván recerlo a una chica joven ue había ella invitado a casa! obre de mí!, me vi asustado, capaz era de entender mo podía ella ofenderse Aunque ahora, ¡ja ja!, sí lo entiendo!), es yo, de aquel libro fatal, una página había leído. amigo, al anzuelo tenderme, que sabía lo que es bueno. egó la invitada, modosa mita de años diez y siete, go libre de estilo y hábitos, lo castaño y pardos ojos. ponerse quería en el campo bailes y amores de invierno, ucho gustábanle las bromas, ro siempre modosamente. día me mandó subir su alcoba a por su costura; aro es que subí como un rayo, an joven era yo y tontaina! tré, pues, con dulces temores aquel casto rinconcito. virginal halo exhalaba l lecho el florido edredón. ntillas velaban, cual dogos, torno a almohada de batista ra salvar de sueños malos la cabecita inocente, sado, almidonado gorro noche, sábana bordada. ué cuadro!, ¡ay!, tan bien compuesto, inocencia y coquetería. dibundo, acerquéme al lecho, ro ved lo que allí encontré: bellamente encuadernado on Juan bajo la almohada: ¡Sic! NOCHES SONÁMBULAS Y DÍAS EN VELA[21] POEMA EN VERSO LIBRE A Björnstjerne Björnson y a Jonas Lie[22] la Avenida de Neuilly[23] encuentra una carnicería yo, si voy a la ciudad, empre la veo en mi camino. gran escaparate abierto rojísima sangre luce bre blancas losas de mármol onde hay carne recién cortada. la puerta de cristal cuelga oy un corazón de ternera ue, envuelto en papel rizado, recía latir de frío. trotraje entonces mi mente mi viejo bazar de Norrbro, ya hilera de escaparates ujeres y niños contemplan. lí, en el de la librería, y un librillo mal vestido. ro arrancado corazón ue, meciente, de un gancho cuelga. PRIMERA NOCHE[24] chinante tren nocturno hacia la llanura de Skane os ensoñecidos se esconden bajo el ala del sombrero pecho se agita pesadamente como bajo un ladrillo s músculos se destienden como velas húmedas oído acusa ruidos sordos como de tambor desafinado frenillo de la lengua ha enmudecido a fuerza de rezongar. s sensaciones entumécense como mosquitos bajo la nieve s recuerdos se disuelven en sueños atávicos soñece la voluntad mueren los pensamientos alma se descinta y se corcuse. ro espíritu libre, pobre exhausto yas alas tantísimo gastara lando al cielo, que resultó luego r substancia incolora mas pesable trógeno y oxígeno mezclados inceleste y respirable mezcla. bre espíritu que huye del programa olvida lo novísimo en fuerza y en materia del carril el polvo ahuyenta con resortes; mo si nunca hubiera tenido más que alas la noche obscurísima se arroja rniéndose sobre agua y sobre tierra. cia el norte el camino sigue corto y abierto, ro el cuerpo se agita proa al sur. aro el cielo y a media luz la luna él ve la bella, pingüe faz de Skane: pimos campos entre trigo y trébol bre una fértil piel de muelle arcilla duo tejido que los zuecos huellan, blancas chozas duerme y ronca ahora gente que de día en vela está lerta como gallo en el tejado empre dispuestos a ponerse en marcha. aquí de Smaland bosques y torrentes, vez de pan el cielo diole piedras; lí se agota y suda el campesino vana lucha contra hambre y miseria. Ostrogotia, suculenta y pingüe onde también comer puede el espíritu, isba allá al borde de Kolmarden cielo alzando tormentoso ceño. ás rápido ahora, que a asomar comienza cara tierra del hogar en donde se cansó de riñas y peleas en guerra con los suyos declaróse. tra a hurtadillas, tal judío errante, vuelta al sitio do su cuna estuvo do después alzóse su patíbulo r no creer en el dios de la nación[25]. oye ahora el bullir del lago Mälare ue a la mar corre de lavarse ansioso l fango de la civilización; él ve ya casas como estrellas nítidas l farolas nocturnas que el camino n media luz al caminante advierten. ahora a sus pies ve calles y ve plazas[26] áurea corona sobre el real castillo lacios ve y ve sitios y ve hoteles ue desde ha mucho tiempo conocía donde ha peleado y se ha aburrido, ahora todos los quiere visitar as falta tiempo y el deber apremia! aleteo más al norte, en Nórrmalm poso encontrará como en el arca paloma que halló seca la tierra; jo sus pies se siente tierra, pero lo poéticamente, en realidad que siente es la horca que el cristiano a aun para matar a sus profetas: ese signo (¡el de la horca!) vencemos empre que otra manera de pensar nción nos niega al fin de nuestras preces. ro, vamos al fin de la cuestión: su cruz puso en un famoso templo[27] ue, de un gran santo nacional al que aún onramos entre tantos otros santos, evó el nombre, y llevólo dignamente, contrapelo de la ilustración: a iglesia Adólf Frédrik se apellida. n libertad de espíritu se sume la morada del Señor que lleva uilnce años sin ver. Y desde entonces ucho ha viajado y con la piel herida elve a pisar el seno de su iglesia mo un marino que a su puerto vuelve jando atrás el mar fresco y abierto o la inquietud presto halla tumba cierta nútrese de infinitud la vista, as, en el puerto, aquí, topa con muros hedores que son hez de la cultura. mo alma en cuerpo o bien como ave en jaula consagrado ambiente está el espíritu, la luna reluce contra el pulpito cual dorado como el sol reluce; aquí la biblia, antigua y enigmática ue nadie comprender aún afirma, tre sus tapas nuevo y viejo júntanse; ita al cura el gran reloj adusto, urea su voz y argénteo su silencio, ue escupe arena una hora los domingos mo cuando en la cuba abren piquera a vez para toda la semana; a antigüedad es, signo del tiempo ue transcurrirá, empero, en modo igual empre en torno a lo mismo, un año y otro sde el primer domingo de adviento. la ahí aún, la santa mesa, donde niño él mismo se hizo confirmar n corazón inquieto y mendaz boca onde en una hora única y sagrada rzado vióse a su primer perjurio su puesto ganó en la sociedad. iglesia abrióle su regazo cálido el perjuro en su dulce seno hundióse al digno hijo de adorada madre ue con uñas y pico halaga al niño milia en el atrio le aguardaba n él cantando el espantoso cántico l cordero en la cruz sacrificado, ro olvidando al tiempo el tour de forcé l cordero, tan bárbara su muerte pesar de ello honrado y venerado; eron a Dios con los demás mil gracias r aceptar su falso juramento fervientes pidieron que cumplíeralo ra que el diablo su alma no condene; ás el Señor no dio a su prez audiencia juzgar por lo que hizo él con su vida[28]. h, iglesia, que vas aún moviendo el rabo r doquier y exigiendo juramento que a tu Balder no derrueque nadie[29] no que en acerino peto envuélvanlo crezca y crezca el muérdago sin tregua tre las hojas de los grandes árboles. arbustito que verdea en la nieve en secreto y oculto medra y vive cordará algún día la consigna en el instante en que lo pienses menos señor del averno ha de arrojarte al héroe matará que tú te hiciste. la luz de la luna el altar veo[30] Cristo resurrecto al cielo elévase marmóreo cuerpo mas sin alas; quienes azufrarle en el infierno uisieron ahora míranle allá abajo quiabiertos, pues mentirosos hízoles. junto a él los discípulos sencillos ue pensaron que un reino iba a otorgarles, reino de verdad, con cruces y armas, o de ebanista y pescador mancebos sentarían en augustos tronos. conste que yo aquí sigo la historia elmente y lo que digo es verdad pura es por las santas órdenes sabérnoslo: dro, el más alto, ejemplo es de ellos óptimo, es sabía fallar mas no caer un buen sillón en Roma supo hacerse en su imperio la tierra transformar, nto que aún hoy su trono está ocupado sabrá el diablo cuándo vaciaráse, entras en Roma sí que no lo saben. por mi parte tengo por seguro ue un gran oportunista era san Pedro es cuando finalmente abrió la boca salir pudo de su gran apuro mbió su no por sí como si nada sin saber dónde le daba el aire; una cosa no hay duda, aunque me duela, es que negó al Señor cobardemente. h cordero de Dios con hondas llagas íste por necio y por tus ovejitas!, as en resurrección te levantaste, eso lo creo aunque no de esta forma tanto menos en marmóreo cuerpo, ro cierto es que loco uno volviérase de esa historia el hilo seguir quiere. íste por tu fe, no, por tus dudas es como en la manzana si está verde a mínima larva roe y roe sta dejar el tallo escueto y huero í la duda roe de la fe el fruto ando canece y a humedad apesta. udaste del Antiguo Testamento, l sábado y los mandamientos sacros, fundamento mismo dudar te hizo, el irreconciliable Jehová, dudaste de signos y milagros del demonio y sus maquinaciones, creiste, la vida en torno viendo, mo el Creador, que todo bueno fuese es aquí todo ruin te parecía que en un valle de dolor estábamos; y, si vivido en nuestro tiempo hubieses, ando el hombre sin fin su vida llora, tonces sí que habrías aceptado pesimista el honorable apodo! ué ve mi vista, al negro tan usada[31], el extremo borde porticado! l monumento es de un viejo amigo! ien te conozco, viejo y fiel Descartes! me tú, gran escéptico, ¿aquí qué haces? es antes será blanco el cuervo como isto allá arriba y por él mismo electo ue tú, de la filosofía nubio… as dime, ¿soy injusto con la Iglesia?, iene ella misma acaso también dudas. uiza! A juzgar por este monumento por este letrero en áureas letras, la iglesia tremendo personaje iste y su béte noire al mismo tiempo. te epitafio tuyo es una joya, mucho que pensar al que lo lea. aquí la tierra negra como tumba cubierta de sectas en harapos llega un ángel como el carbón negro los harapos por doquier desgarra; nta tiniebla que engañaba al rústico que ahora huye de luz luciente en torno es el negro ángel con la antorcha en alto tierra negra en plena luz enciende. en me recuerda esto en su conjunto la creación el fiat lux histórico de no ser porque en la iglesia estaba eído hubiese que era Prometeo lucha abierta con el grande Júpiter. ú, ángel negro, que luz en mano vienes!, uién te dio entrada, a no ser que, ebrio, sacristán dormido junto al pórtico ntiguarse olvidó al ver al nefando? ué tal te sientes entre tantos fieles yo verrdor nunca jamás madura? as, callo, de la torre el reloj oigo, uán raudo de la noche pasó el tiempo! diós, sigue, ángel, el de siempre siendo: gno pendant del blanco Jesucristo![32] a última mirada al viejo banco[33] banco familiar que en mi niñez ando aun en la cadena fraternal o faltaba eslabón, cuando mis padres… ando en tormenta el órgano tronaba l sol al este del altar caía, ando ardían las luces navideñas espanto y gozo derramaban lágrimas… ás calla que del gallo se oye el canto en sol albeante las ventanas lucen. ástima es que mi corazón siga el vagón del tren, mi fuerte espíritu ntimental se vuelve y es vencido lo porque del gallo ha oído el canto! diós, mi iglesia; no he encontrado aquí lución al enigma de la vida, as bello fue un instante aquí llorar entras sólo el destino me era dulce… *** ro el tren rechinando al andén llega en mi vagón yo ya me he despertado. rpón y soñoliento un padre baja n hijos y mujer y mucha prisa; ego se vuelve a ver si algo se deja airado llama a un coche de caballos. SEGUNDA NOCHE ágenes soleadas de otros días raen a su paso al ojo exhausto: se ha tomado el desayuno[34] nuestra artística colonia. ecos y yanquis, negras y fineses Beauséjour reposo hallaron dejando en París excesos y modelos asentaron en Grez junto a Nemours. upos aislados por el jardín yerran; sol su meridiano ardor exhala; ntos suecos, noruegos dialogan, anceses y alemanes van del brazo. luce el sol en tapias blancas, uvas ules en parrales verde claro, tre el follaje acechan peras gualda, la hora de comer la muerte espera. candescen tomates rojo fuego tre florestas de alcachofas chugas de alabastro exangües tiemblan, liflores estériles[35] da la exquisitez de la cultura: uesas dalias sin sexo sas de desnudeces provocantes[36], rdes ropajes, pero ningún semen[37]. egre gente va entre la comida no es extraño que el ingenio admiren la naturaleza: el arte vela jaula en que nacemos y vivimos. lí, sobre la pulcra estera verde esparce alegre un apretado grupo, venes cónyuges ríen y bromean de niños disfruta viva tropa. vino ahora va de mano en mano flauta se une a la guitarra hispana, die se siente aquí zahareño y hosco, ngún sensato ahora se ensandece. estidos de verano en verde parque, te champêtre, idilio de Watteau! tre juncosas ribas fluye el río un botecillo lo navega leve, mbúyense los ánades salvajes, en las picazas sobre ruido tanto. yense resonar pingües lamentos rque el verano raudo se escapó, ores de gozo en fría zona suenan ve la vida tan doliente y corta; o hay uva que al espíritu de vida no de grano es anestesia pura, rroe la mente, hace temblar la mano ue cortar quiere el nudo que aherroja, mueca airada torna la sonrisa; mpero viejas y entrañables suenan s canciones de en torno al lago Málare, ces agudas cual cuchillos cortan l corazón con rojos dientes muerden; entonces las palabras duras callan l rencor cobra matiz dulce l país más hermoso de la tierra dejado de ser la belle France! hora las sombras vespertinas crecen sobre hojas y hierba cae rocío, sol comienza a adormecerse ahora el baile cesa y se enronquece el canto. sonar se oye el gong de la comida dos en un momento se acicalan rren a la escalera damas y hombres ra sentarse a bien hallada mesa. finalmente así termina el día n riñas y entre charla deslizante, z solar pura y nada de disputas, ural idilio en medio de combates! ro ahora callan las amables risas encienden luces, el reposo aguarda así la noche cae muy suavemente es la hora del espíritu ha llegado! *** me de nuevo en mi lugar natal[38] de un templo me encuentro ante las puertas, as no un templo do adórese al creador creador que cielo y mundo hizo, o, aquí al imitador tan solo adórase ue fue con barro de la creación hecho; quí se adora la apariencia bella se hacen copias del original rójase la carne y se ahorra el hueso. enjundia tírase y se engullen cáscaras[39]. abrá acaso verdad en la leyenda ue la arrogancia raíz y origen hizo que hombre y Dios un día se enfadaron punición la riña requería? ué hace el artista con color y arcilla piando la creación de Dios y echando blusa de pintor encima de ella? lo hace mejor, piensa el idiota, ue la naturaleza hacer pudiera, eso piensa la gente, ovejas mansas, Más cómo al corazón podra tocar artista si no cuando Dios úrgele, claro, entonces pensaremos todos ue con solo arte nada se consigue. traño instinto que a copiar incitan me, ¿de dónde realmente vienes res acaso herencia de los monos ra llama que así calentar sabes a cenizas reduces el espiritu o estabas al principio en el paraíso en la creación presente te encontrabas, eso tenemos prueba contundente es del Señor el elegido pueblo unca intérprete te hizo del espíritu; cado encuentran que es crear imágenes, si así ya no piensan hoy en día a de la ley de la evolución culpa![40] ás ingeniosa encuentro esta respuesta: ue el arte, al fin, un preparado es solo sucedáneo de lo devastado la naturaleza por el hombre, mordimiento que ha de corregir roto y pondrá un brazo de madera lugar del de carne ido de un tajo. eno, en fin, sea eso lo que fuere, luciones buscar de poco sirve; modo que heme entrando ya en el templo r ver ejemplos y olvidar la regla n ojos que han perdido sus escamas sin cuidado o requisito humano. h, dioses olvidados, os saludo[41], ejos Balder y Tor y Odin, nos dicenç sólo sus marmóreos bloques que era uy grande el escultor que los creó[42]. n gabán entro en el zaguán y chanclos trada que de un templo no es muy propia; unque reciba la verdad un golpe lva el honor al menos su pellejo[43]; n suavemente ornamentales sois ue quejarme no oso ante vosotros, si nadie os critica en mi presencia estra inocencia en paz dejar bien puedo. ro aquí cerca vienen otros más: u corte tiene aquí la tropa olímpica! niega de Jesús, desdeña a Balder eleva a Dios tu risa temeraria, o podrás, mas si de Zeus dudas una terrible conmoción te expones; o es de Zeus, que está en el alto empíreo, rayo en alto, dirigiendo el mundo de la humana necedad riéndose, o es del marmóreo Zeus de quien dudas, la tierra en Ostrícoli exhumado[44]. eus de Ostricoli, henos aquí solos! ablemos, que ahora no nos oye nadie! eí en ti, en tu belleza, por supuesto, en la de tu progenie, que a ti sale; Cristo vengo y su cruel doctrina ue a las llamas la libido enviaba mantiene en supuesto honor el cuerpo. as la juvenil sangre hierve y bulle ás y más urge la naturaleza, una semítica, provecta ascesis uyo cual catequesis catecúmeno. e entonces cuando di con el Olimpo cruz tiré y un tirso blandí airoso[45] drido tallo en flores injertado de vides frondoso, ¡y salí, libre, mundo de belleza y alegría! mé por oro lo que fasto era as un fasto angustiosamente sápido talmente legal, si no evangélico, o tenía yo tu precedente, dime, h, Zeus!, altísimo de jueces árbitro?[46] os volvemos a ver!, ¡qué extraño me eres!, aterrador ni muy bello tampoco; a los tuyos, la alegre y bella hueste, r gustárame en bien cavada huesa! todos os encuentro avejentados listos casi para haceros polvo, ro, y esto es peor, muy feos estáis, amarillos se han vuelto vuestros cuerpos, nte dioses me veo y, ¡zas!, de súbito, aquí un montón de yeso roto y viejo! , Apolo, de esa hueste el más hermoso ue arco en mano y altivo el riesgo arrostras, diestra pierna, ¡ay!, se te ha caído la cabeza algo ladeada tienes; o al menos un gran tudesco afirma, rdad será si en blanco y negro consta; nus de Milo, muy largo es tu cuello; ojo, Diana, critícase tu salto; scóbolo, hora es ya de que decídaste: nzar tu disco amagas, mas no lánzaslo; a muchacha es el hermafrodita. demasiado quieta esta Atenea; co, que en vid ceñida alza la frente, ostrarse debería más jovial n demasiado ardor mira la jarra n exceso su noble ebriedad pésale. tú Rascador rasca bien tus miembros[47] la clásica mugre de esta casa[48], otra es la raza otro será el ruedo otra su pulcritud que la del arte. eno, siempre altivo y jubiloso ondo medita en su paternidad, de atletas la larga teoría andes bocas y exiguas frentes muestra; ueras ideas y vacías imágenes tre ellas me paseo ajeno y frío; utal se me presenta Laocoonte Niobe un poco más edificante ás también de ella la belleza ha huido, nto pensar la piedra reventó Muy joven vino en odre muy anciano— ás es pingüe la enjundia que la escena; es que sin mito que uno ya conozca samparadas quedan las estatuas, aquí una innominada gigantesa n un niño en su cálido regazo[49] un anciano barbudo con dos hijos ue a ofídicos mordiscos preces alza[50], piedra solamente esto nos dice; e aquí, oh, arte, el fin de tu poder! ntes con otra mente yo miraba en mi memoria cuando hurgo a fondo e digo que debíase todo ello que, joven yo entonces, no creía cierto es que sin segura fe die montañas hunde en el abismo. l que la fe deduce del reposo drá creer del rey en los ropajes![51] as no he venido aquí para ofenderos no a deciros mi postrer adiós; de aprestarme a nuevos menesteres para ello atusar quiero mi alma; lá dentro esconderos me propongo tre otros de mis jóvenes recuerdos, uién sabe si algún día en negras horas sacaré de allí si aún allí estáis! diós, pues, Zeus, Hera y tantos otros ue a caer condenara Jesucristo los cristianos excavaron luego un cuando en cuerpo no transfigurado[52]. diós, dioses, y adiós también oh diosas, ue, al fin, mujeres y hombres sólo erais ni aun eso siquiera si bien júzgase, Mi corazón por siempre he de cerraros! as, calla, a quién veo ahí fuera en plena noche n la espalda curvada y pernicorto hado al suelo se sonríe astuto as la marmórea majestad de Apolo; extraño eres tú; y problemático el enigma de tu identidad; Esclavo la gente a veces llámate[53], aun el Afilador; dejemos eso ra que los sabihondos nos lo aclaren. ara mi eres un viejo conocido r ser de la fealdad digno reflejo! , por ti solo, eres todo un teorema en mi sistema abres un gran boquete. ra empezar, ¡oh, feo!, ¿aquí tú qué haces de belleza el sello en ti no llevas? uizás la concesión silente seas severos estetas que aseguran ue incluso la fealdad tiene su sitio la belleza en la marmórea sede! es, mira, aquí veo yo un hueco amplio o hincar de nuestra espada el duro acero! dime pues, por Belcebú confiesa, ómo a un golfo han dejado entrar aquí, un mendigo que vive en el arroyo con sus manos gana cuatro cuartos? ómo en la sociedad pudiste entrar diosecillos y de grandes dioses! ve que ignoras nuestro reglamento ue digna vestimenta impone a todos s que desean ser bien recibidos este templo por dentro contemplar[54]. so es, sí, aquí palpamos el secreto aquí ahora el arte empiezo a comprender! bre tus hombros, siervo, deber pesa comida y bebida acarrear; ra servir nuestro deseo ocioso tus manos, oh, siervo sudoriento simos piedra de afilar, azada pico, y mientras sudas y te agotas muerte, el hombre libre come… y juega la mujer fustiga y acaricia mientras tú su carne asabas, ellos juego hacían en arte y en lujuria[55]. como el arte era aristocrático oluble misterio fue ante el pueblo; as tan íntimos son poder y arte ue el arte acabó alzándose a la nómina el pan del pueblo disfrutando gratis. ás, oh afilador, ¿soñar pudístelo?, en nuestro ideal te has transformado; por más que la prueba sea muy cutre un solo bordado se ha zurcido; gas tragando y escupiendo motas ven fantasmas grandes y pequeños de lo antiguo jóvenes serviles ue en el ordeno y mando hallan su alivio; es nuestro tiempo fósiles requiere. yeme, esclavo, y deja de reírte, udosa es tu testuz, tu dorso hundido tá, fea es tu nariz, peor tu rostro, tus pies planos como azadas son! ero he aquí que idealista has sido hallado unque naturalista en verdad eres![56] pecador al cielo así se eleva n solo que de antiguo se de aires. ú, bello?, quiá, ni hablar, amigo mío, unque, por feo que seas, yo te acepto, eso es por ser veraz, y por ser más, entras los otros mienten y son bellos! verdad, todos sábenlo, fea es, ego en la decadencia, tú, del arte operas: del arte, sí, lo afirmo, ás cuando poder era la belleza fin se puso a juegos, risa y raza, verdad a hurtadillas volvió a lo alto. anza esclavo y suelta ese cuchillo za la vista y endereza el dorso: muerto ya está a muerte sentenciado al olvido los tiempos lo relegan. ro afuera el cuchillo que así afilas es la justicia está muy en su punto, a ti, pobre, matar no te hace falta: o con armas, con voz ahora matamos. diós, pues, oh, tú, mundo de lo bello, verdes frondas y aguas cantarínas, s sentimientos el adiós amansa enfebrecen los suaves pensamientos. confieso a la fuerza: bellos erais, as vanidad también, a fin y al cabo; diós, pues, vanidad; al deber corro, ue también bello es, mas muy pesado. h, Zeus, mi confesión sonreír te hizo! mente quiere, más mi cuerpo es joven; diós, belleza, que a más de uno agradas, he aquí ahora lo útil, que útil es a todos; bello en tanto en polvo se disgrega al lucro se emparenta humildemente ra poder vivir un poco más, sí un futuro utilitarista habla![57] *** ro por las persianas el sol fíltrase, an día de otoño de alegría radiante; r el jardín despechugados pasan ñores hacia un baño suave y fresco. después de apurar el café, todos nte sus caballetes se sitúan currar como abejas diligentes stas para un fregado o un barrido, entras el escritor va a su guarida sobre su escritorio se agazapa. esía escribe, quizás no muy poética, con frenesí, de arte, y sin descanso. to es, quizás, puro y simple sofisma inconsecuencia más exactamente, arwin, empero, llámalo atavismo![58] explicarlo no es siempre cosa fácil. bula docet: ¡sigue mis preceptos o mis actos!, ¿habráse visto absurdo?, laro que sí!, ¿no es ése tu precepto?: ensa en la enjundia, de la gente ríete! TERCERA NOCHE excursión luego el día entero, París en la autumnal niebla; rprendido, sí, no encantado, dmiro a mi modo las cosas. r túneles de cal y de ladrillo codazos la gente avanza; y, húmeda, calle como espejo hecho pedazos ce entre fango y barro soleada; cen en ella andrajos celestiales al deformante espejo obscuro y tenue la humana expulsión del paraíso. os hambrientos a sus semejantes ran comida ansiando con envidia: la miseria el lujo es mal amigo, s adoquines mal dan de comer. carro bien cargado cruje y ruje fusta como un fusil restalla, los tranvías cascabeles gimen, s autobuses tocan la trompeta[59]; ñen y aúllan canes pisoteados, honeros y obreros sus retahilas tridentes con ronca voz entonan un niño en una esquina llorar se oye. lengua madre entre los pobres suena actamente como entre los ricos, tan bien se comprende a los franceses mo a los hotentotes o zulúes. or qué, desconocido niño, lloras?, caso daño la gran ciudad te hizo ue tanto bien a otros ha causado? reguntador, pregunta!, la respuesta ahoga en un bache do la vida púdrese do nadie preguntas hacer debe. ahora vuelve a saltar, se desgañita, ama, aúlla, golpea, refunfuña, ora, ríe, silba, moquitea, atruena, entras tú sigues, tímido y perplejo, sea un hospital donde te encuentres del más hondo báratro en el fondo. nfuso, ido, candente su cerebro ma él la fuga para en paz poder editar en el meollo del asunto, averiguar en qué creer debiera. liendo acaba de su duro brete, ro, por estrépito atontado, mete en un prolijo laberinto. rpentean calles y callejas crúzanse, lluvia en el arroyo a fluir comienza, es fatigados pasos dan en falso. impermeables, paraguas y simones[60] Pedido la pista sin remedio, eno de angustia de los pelos tírase sin consuelo mira grises nubes. entonces se ilumina rúa arriba ante sus ojos se abre un bulevar; tre la ruin miseria de los árboles alza una iglesia a la piqueta hurtada. al en desierto donde los beduinos fresco y verde oasis han hallado, í al viandante de cansado aspecto ámale entre las tiendas y cafés a iglesia de gótico linaje. si él en ella entra no es a orar a dar veneración a algún fetiche, lo a gozar de sagrado silencio, lo a soltar los onerosos hierros, lo a olvidar la pena y el dolor. momento contempla silencioso aéreo ornamento de la piedra; eras que la mirada en flores fijan[61]; ntos que envió el Todopoderoso a sangre y fuego hirieron los potentes tre dragones y leopardos andan, rque la fe que a todo ha renunciado que sólo de amor el fuego enciende unca pregunta quién es el que sufre… sí ha sido y así todavía es! llos de torrecillas cielo arriba, onde hacen seña mudos angelitos el cráneo de las bóvedas se curva… su interior se oyen cuchicheos r el entreabierto ventanal. ye bien?, ¡es un hombre el que así silba! aquí como a quemado huele! Él corre sconcertado al pórtico del templo, brelo con cuidado y entra allí; la gran sala hay mística tiniebla: z cromática en vitreas cuadrículas. ué estrépito de abismo reina aquí? contra tanto ruido se oyen dentro itos, estruendo, silbos y carreras, da como esto es de la calle el tráfago. ué visiones? ¿Es que alguien está loco? a iglesia hásenos vuelto un almacén! onde estaban las tumbas de los muertos ve ahora un estanque emparedado; a turbina agita allí sus álabes bate su ímpetu una prensa hidráulica; alta presión con máquina en la punta vapor canta aquí su canción nueva el electromagneto amor declara, esto por el teléfono se esparce con la luz de la electricidad cra tiniebla se proclama en fuga. hete aquí que la iglesia se nos vuelve useo, como lo oís, de artes y oficios! quí a Arts et métiers sólo se venera, utilista aquí de gozo salta![62] Mira, hete aquí purificado un templo, fetiches ni imágenes verás![63]; do del genio tiene en él el sello, quí la utilidad su cima alcanza. as, dispensa, ¿no es cierto lo que digo? pilares sutiles y rotundos, el punto del coro más egregio, del altar en el solar vetusto ene esta casa del señor estatua n severa y hermética expresión, r eléctrica luz iluminada. apin se llama aquí el sancta Sanctorum[64], es a él a quien alzan las turbinas las locomotoras sus loores! orreas, pistones, péndulos, poleas ísonas y al mismo modo entonan: oria, Papin, y hurra por tu marmita[65], la tuya una época que avanza! as apenas jactóse de ti el mundo ando surge otro igual y obtiene aplausos. onto caerás tú al fango derrocado mo los santos de otros tiempos idos, es ya Edison asciende la colina onde hasta ahora alzábase tu estatua. ún, empero, está tu nombre en alto es de hierro fundido tienes cetro[66]. urra, Papin, y hurra a tu vapor, ñor del mundo, pero nunca mío! caso un solo enigma descifraste?, iste consuelo a un solo corazón? os hijos de los hombres aún lloran ngran aun ensangrentados pechos! caso al hombre mejoraste tú más feliz le hiciste de lo que era? l corazón no más que leño tocas de la libertad la puerta abriste! on vapor no se forjan las virtudes gracias a él solo uno quizás medra! Muy sutil y muy bello, no lo niego, tampoco lo niega él mismo! ¡A mí caminoso, cierto, no parece ue una iglesia de nuevo se aminore! ólo el provecho, nada más, rechazo, provecho de todos, mas dejémoslo…! l reloj ya señala al mediodía, la obscuridad llega inesperada! nuevo la sutil válvula suena n el silbo cortante del vapor, en torno del becerro de oro llámanos bailar el vapor con voces de órgano; incienso el carbón de piedra humea, eñoreantes señores, dulce aroma!, gua bendita da la rueda hidráulica, rren correas en infinita curva cual culebras serpentean y estíranse, l agua el trueno sueño no permite; al fuego que jamás ahíto parece de la luz eléctrica azulblanca. ego y agua juntándose espolean zumban, gritan su estribillo fiero: nturrean y salmodian cual demonios: ve, vapor!, ¡ave, Papin! diós, iglesia, tú, viejo residuo un tiempo que ha creído y ha sufrido! hora lo nuevo ha roto las barreras, por doquier se extiende, liso y vasto; empero, apresurado por su angustia, l tiempo el hijo avanza a la cabeza, donde el fuego un matorral devora; ues lo viejo, podrido como estaba, avieso y todo, un dique era al menos! *** ma dudante, eterno inquisidor nsamiento hervidor, llameante nervio, diario trabajo no te acalla te apagan del sueño las cubiertas. e nuevo, alma, saliste por la noche, ma sedienta, para buscar agua gua viva en la fuente de la duda?; dónde hoy dirigirás tus pasos? dos escalas has echado a un lado unque de atajo iban a servirte arte y de religión por los imperios Exiguos campos y tremendos fosos— abismo abierto las tinieblas llaman onde tantos tú mismo caer has visto; ambúllete en sapiencia, allí hay respuesta; los libros aún quedan ideas! nuevo siento yo el aroma vuestro ejos amigos de dolor y goce sde que, pusilánime, os dejé rto estaba de vuestra obscura charla, heme de nuevo aquí con mis preguntas nuevo a comenzar por el principio, jar exangües quiero vuestros pozos, brir del todo quiero vuestras bocas pagar quiero ya esa sed ardiente; ande es la fe, mas mucho más la ciencia. quí, en tinieblas vuestras filas veo ue una tras otra síguense en columnas, cuero bien dorado unos ceñidos otros envueltos en desnuda tela; migos y enemigos danse el brazo utralidad armadas late en todos rogantes la orden esperando, por lo poco que cada uno de ellos be deseosos de luchar se sienten. vanza tú primero, guardia negra ología, tú, de Dios amiga! unca hasta ahora respuestas evitaste con diez mandamientos respondiste todos! Habla y di cuanto te plazca ué sabes tú de la tierra, del cielo, ué sabes de la muerte, de la vida? ale, sostén del cielo, da respuesta! un padre de la Iglesia se aparece n un libróte en grueso cordobán[67] del mismo color que son los naipes: Jesús habla, pero más del diablo; hora viene otro y un tercero luego cuando todos al mismo tiempo hablan rge en el campamento un gran jolgorio cántanse doquier célebres salmos; s exégetas hacen sus exégesis, a catequizar van los catequistas la Biblia a noventa lenguas viértese ñen la Septuaginta y la Vulgata Calvino y Lutero andan a palos San Gregorio essentia qvinta muestra[68] lee los decretales en voz alta[69] Arndt con sus morales nos vigila[70] de renuncias Santo Tomás habla ue de pasteles rancios sabor tienen Torquemada los mejores frutos la fe alza con garfios y parrillas. al fin se oye colosal tiberio onde el incrédulo recibe azotes con rayos y fuego y amenazas abracadraba se responde a todo. o yo lo sabía muy bien antes por la forma va en cualquier examen ue precedido esté de un buen repaso ra que buen comienzo buen fin haya. estro turno es, filósofos, ahora esto que de las cosas vais al fondo ni a obispos ni a curas tenéis miedo ardientes dardos recibiendo lluvia l teológico odio que os acecha, e la verdad en busca y sin cazarla! la verdad en pos vais mal vestidos cuálidos, cansados de la vida n desgastado honor y hueca tripa estro bélico dios verdad derrama. ejad las bibliotecas, proclamad n lejos como vuestra voz alcance que pensáis de las más altas cosas que sabéis y los demás no saben! istóteles sea primero al ruedo r la vida real apuntalado tú, Platón, que ideas contemplaste las que otros ni rastro sospechaban, ue ambos habléis aquí pediros oso, cidme, ¿de do vengo y a do voy? gra respuesta raudo me da uno el otro con la suya en blanco es pródigo; cuando ambas respuestas contemplamos rplejos entre gris y gris nos vemos. bio de antiguos sabios, oh, tú, Sócrates, ue ya desde el principio comprendiste ue al toro se le coge por los cuernos; as aunque bien dijiste: a fin de cuentas único que sé es que no sé nada, vida sigue y yo sigo con ella lo único que el siglo creer puede que lo duradero es lo sensual lo demás es todo inalcanzable, ahí va la peonza, gira que te gira, r mucho que la rosca sea diversa. Me sirve de algo que Bacon acepte, scartes dude o Locke profundice? uánto tardó de Kant la razón pura? uándo nos negará libertad y aire?[71] Fichte, luego, con su amado ego, Hegel, luego, con su eterno negó[72], la absoluta identidad de Schelling[73] toda la excelencia conocida. sólo dos idénticos pensasen una esperanza hablar sería posible ás mientras todos la verdad se arroguen voces, mejor fuera echarse a un lado. n llanto filosófico uno piensa, sto a recomenzar por el comienzo más sombrío cuanto más se adentra, los libros no curan nuestras llagas. usseau, contigo de naturaleza[74] y a llorar en el caldeado seno, si Darwin entre las bestias altas e incluye, de consuelo ello me sirva. aquí Voltaire: enséñame el sarcasmo ando se seque el chorro de las lagrimas, Schopenhauer: si el pensar me abruma yéctame de Buda la morfina[75]. as la mañana albea ya en el parque uave el viento matinal susurra tre los fríos álamos y tilos; ya la nieve afuera en la helada erra cruje azulalba y rosirroja en el este la estrella matutina págase al gris cander del sol. uánto por este parque ir me gustaba as la eterna querella de los libros!; los ojos el viento el polvo hurtábame a mi pensar más libre ímpetu urgía, ores entre el velludo de la hierba, os en flor, abejas susurrantes, ogareños gorriones en las frondas, ños jugando entre gozosos gritos, do esto al aire interpretar me hacía la vida el sentido y libre anhelo, entras de libros las hileras secas súbito la mente osificando el corazón petrificando entero unca en mi espíritu inyectaron gozo; veces un sopor en mí escanciaban al can al cazador huellas mostrándome ro sin alcanzar jamás la presa: al fuego fatuo en noche obscura ardiendo; pantanos hundiendo al caminante al cielo demasiado alto indicando; enseñan el camino, más no llévante, s ojos tápante, «¡adelante!» urgiendo, a saltar enseñándote a pies juntos onde más fácil fuera ir de puntillas! aya! ¿Qué queda aún por añadir? y, historia, conozco tus intrigas! amar nos enseñaste a simples brutos ue no sabían mas que armar jaleo! a ley!, ¿cuándo la ley te preocupó? on frecuencia agobiaste al desdichado al ganador tus bendiciones diste a comer con los hartos te sentaste! diós, libros, y tú, árbol de la ciencia, os diste para mal y para bien! abrá, por tanto, que talarte, dime, es siempre entre mentiras te hemos visto? o, no, que un día habrá juicio final ue a los malos separe de los buenos! ando tú, libro, huero quedes, aunque joso seas y escudo real ostentes; cuando tipos que en subasta suben ueden para envoltorio de repollos; ando el ser raro de muy poco sirva nte la majestad de la verdad; la palabra no más virtud cobre r sólo estar impresa en pergamino. s últimos al fin serán primeros quizás muchos que en la hoguera vimos sultarán entonces los más nobles. estro turno quizás llegue algún día: mo ahora de mal gusto se encuentra día de exposición mostrarse en público, riódicos en piel encuadernados brá entonces y anónimas grandezas o llorarán ya al verse en la basura; ozo veremos y general júbilo todos de su ascenso esperanzados. as de la hora y del día de ese Edén die está cierto en nuestra triste Tierra, dos palabras son fe y esperanza n las que mucha gente se ha engañado. el profeta que mal profetizó, iste, de repetir su error se cuida; para obviar innecesarias broncas, mo el califa Omar, piensa en silencio[76]. CUARTA NOCHE rto de bulla y civilización, sters, cinismo y vetos policiales, que la vida sea mimetismo de Dios el talento ocupe el sitio, sca él su nido en el vecino bosque o es libre el aire en la naturaleza La más antigua amiga que tuvimos— cual bestia feliz gozar se puede. ve, por fin, del Bois junto al portal[77] lee ante todo el largo reglamento ra evitar innecesarias multas. aquí, además, no es todo toma, hay daca, es la naturaleza es cara cosa se hizo para quintos y niñeras. imero hay que vestir decentemente no se quiere ser del parque echado. hay que pagar tributo de respeto la más bella creación divina[78] onde la forma es, cierto, cosa huera. unto es éste, en fin, que a arriendo huele. todas formas, él en el parque entra sin más, nota que la sangre hiérvele; es la mirada piérdesele en torno el pulmón hasta el fondo se le colma. ás la naturaleza en esto acaba el bosque es de una hetaira fiel imagen: lla de ver pues va muy bien compuesta as son sólo apariencia sus afeites. lo decoraciones, bambalinas r algún jardinero diseñadas; s árboles podados a la inglesa[79] cas forjadas cual si cera fuesen scadas que de cañerías saltan a bautizar no bastan un pagano, s lagos surgen de la misma fuente hay puentes á la mode de nature; musgosos adornos, grutas, ruinas ue cualquiera de yeso encargar puede. do este panorama es un gran teatro onde lucir posturas y ademanes caballo, en carroza, en velocípedo, o gente del gran mundo ves, que fuera aquí no hallas, y ahora les ves ir n finos vicios y elegantes crímenes[80], mbién mostrando que comprender saben la gente honorable las maneras. h, bosque, bosque!, ¿es de otoño o de ira lo que aquí las hojas se sonrojan? erdido habéis la voz, decidme, pájaros r el eterno trueno ciudadano? será que os hizo a la medida conocido fabricante X? Más de qué vale aquí perorar de esto?, e uno se carcajean cual de un cretino! o Jejos, no, lejísimos de aquí, o todo es falso como venal mueca, onde madera y fronda y tierra y aire hombres y bestias que respiran y andan n solo son articles de Paris; sta las nubes móviles del cielo quí distintas cada día asoman, tán compuestas de carbón de piedra de la parisién cocina nacen[81]. se perdió por senda solitaria ue del paseo al margen discurría onde un momento andar a solas pudo ncluso de amazonas libre verse. tal silencio hasta el viento oíase surrar suavemente a las mejillas, ojas cayendo entre crujientes ramas en piedra húmeda gotas de rocío. rojas hayas las doradas hojas de nogales los pulidos troncos; espino blanco bayas rojo fuego tre hileras de proceres castaños; mos gallardos y elegantes robles, s acacias al cielo altivas yérguense; do aéreo es aquí y de buen tono ro a él la recta fe le falta, snudo y frío siéntese y extraño muy poco encajado en el ambiente; gue andando, así y todo, entre maleza con la primavera va soñando, sta sentir, de pronto, en la mejilla a espinosa rama que le roza un aroma exhalarse al mismo tiempo mo de canción célebre un acorde; entre los nobles árboles talados uedaba erguido un frondoso abeto, jo pequeño del gigante nórdico. hele aquí, heladas y tormentas reta viendo siempre de muy poca cosa; si entre sus agujas silba el viento su interior su memoria se aviva: stas estivas en soleada banda, rdes prados en donde el mar murmura, ules olas, patos y gaviotas ncos floridos en orillas quietas, pradera de acianos albos bienzos, ncos de percas, matas de fresales; él vuelve a ver la caldeada estancia o hospitalaria chimenea crepita vivo y verde el árbol de Noel luce tre los pequeñuelos saltarines los viejos que jóvenes se vuelven; cocinera de su fogón corre la doncella deja sus escobas es hoy con el señor el criado alterna: í: alegría y son, se llama el día[82] que el criado a la gran mesa siéntase la criada disfruta de un buen rato el sofá con ropa de domingo; í; alegría y son, se llama el día: vidades y paz, concordia y luces. angeUo, sin duda, más no ley[83], o indagación, más fe sencillamente, es la duda enseguida vuelve al quite tú te encierras en tu grato nido dejas fuera los zapatos sucios la puerta de golpe al punto cierras. mbebecido en sueños navideños entre árboles él anda silencioso ando de un guardia le despierta un grito cual de una manera más bien brusca, ás hosca que cortés le dice, claro: ñor, prohibido está pisar la hierba. así, expulsado de su paraíso, onde hay serpientes mas ninguna Eva, de naturaleza sólo sobras, ue, empero, son las que la palma llévanse, uestro hombre corre hacia una nueva tapia ue oculta alguna ignota maravilla. un jardín de un nombre más bien largo: din Zoologique d’Acclimatation. eñor de la Creación, aquí me inclino! más soñé que la naturaleza el hombre hacer pudiesen tal alianza que tan suave fuese su violencia. una empresa que corregir quiere la naturaleza los errores, en París todos piensan que está haciéndolo es cada objeto aquí medalla ostenta: honorable mención las vacas gozan diploma de honor tienen los cerdos los pavos ostentan roja banda fuera de concurso están los patos por todo el país faisanes vuelan hasta en Véfour degústanse palomas[84]. hí vio él al hombre en todo ese poder ue la naturaleza le otorgara, vio también la índole divina l señorío que sobre las bestias las plantas y mucho más posee[85] que él ahora a contarnos se dispone: apeciformes fresnos vio injertados manzanos estriados cual peonzas, al hierba bajo ve el peral altivo ptando por la tierra en línea recta, gigantes del bosque cuyas ramas tas en bellas mechas torna el hombre, bojs como vejetes recortados, vides recortadas en zigzag. sus manos lo recto curvo vuélvese lo monocromo se policroma, grande mícrase y lo micro agrándase, cuando algo enloquece de verdad hombre piensa que ésa es su gran obra. ahora él ve patos que antes bien volaban ndar por tierra con pesada tripa; aves con prensa hidráulica cebadas[86] n gordas como cerdos en noviembre, s cuales en angosto aduar vegetan obscuras y en cadenas y cerrojos a su lado los huevos mirar pueden utomáticamente en cajas puestos[87]: ciencia es sabia, y hasta a la gallina seña a poner huevos con más gracia. igual sitio, pero ocioso, vemos un homúnculo en una incubadora, hombrecillo antes de tiempo nato, a presa a la parca arrebatada: d, también hijos hácense con máquinas eso sí que es el colmo de la industria. a las bestias deja, y de los monos sa al lado, lejano el parentesco. hora ve demostrada su teoría modo que a casita emprende el paso. *** r vez final, el solitario espíritu la errabunda arca se escabulle busca de su linde permanente ue tanta gente en vano siempre busca. modo que se infiltra, sigiloso, el palacio augusto del saber[88] onde a la ciencia se ha dictado sede ue sobre todo exactitud venera[89]. , ciencia natural, que tan segura la verdad te muestras de tus cosas , que sabes que balan las ovejas que el hombre no es más que un animal, , que cuentas las patas de la hormiga los peces sumerges en alcohol, , que sabes que el ácido y la base n flechazo seguro siempre encuéntranse; , que hasta lo impesable a pesar llegas lo inconmensurable presta mides, nos, pues es seguro que lo sabes: uál es la vía que los muertos toman, dónde iremos todos algún día, ónde estuvo al principio nuestra cuna? spuestas tienes, mas no a esta pregunta, spuesta para mucho que no impórtanos, nunca reconoces tu impotencia entras a más tinieblas nos conduces. un último esfuerzo, cuando estaban s asuntos maduros para el cierre, do lo vivo en un gran bloque uniste en un enorme hoyo lo enterraste, giste tus mamíferos bien juntos la aérea tropa de los pájaros s peces mudos y los fríos reptiles los innominados seres ínfimos la sapiencia sobrenadó encima da reunida tras tremenda búsqueda máximas y mínimas cabezas. luego se atornilla y se presiona en fuerte para extraer de la materia uerta un fluido vital que se destila las heces y en la retorta escánciase, ro cuando la quinta serie llega[90] esencia es ya muy clara y transparente ante la gente que asombrada mira ve el hallazgo con luciente fausto; he aquí que en la retorta hay sólo… un mono[91]. ahora ves el ratón que parió el monte, respuesta he aquí que no pediste, a casa, corazón que sangró tanto era en tu mente espíritu gozoso. o quiero negar datos sobre el mono, es esos datos sus razones tienen, o quizás nuestra soberbia humille nos disuada de creernos dioses[92]; as ya con eso mucho hemos andado cia la solución del grave enigma, pienso que el camino es muy penoso al fin igual estamos que al principio. ro atrás, atrás hay camino nuevo, abajo, abajo está la raíz del árbol, en el último paso igual seguimos ue cuando apenas dimos el primero. ro dejemos eruditos temas aves resecas y transidas moscas asgamos con firmeza el microscopio ue en cuero duro sus miradas hunde. ué vemos, pues, por esa vía aguda nuestra vista en una mota hincamos ínfima humedad roja que está viva? ues que una célula es lo que ahora vemos! Magister dixit: «In principio cellula»![93] Mas y antes de la célula?, ¡otra célula! materia está ahí, mas quien la hizo, fuese capataz o meritorio, o existe a ojos de los adversarios, ue en zapatos sí creen, no en zapateros[94]. as basta ya, perdí la votación la célula está consolidada, mo altísimo ser, en la fe nueva, la fe, sabido es, razón rechaza. élula (primigenio humor llamada, otoplasma también en lengua culta); h, célula, timón de los destinos, branos del barullo de la vida, uestro corazón, célula, tú hinche apacigua la sed de nuestro espíritu, h, protoplasma, lo primero que hubo, l dolor de la vida desaherrójanos!; as si no puedes cuando es más urgente, l ánima en la lid, a muerte o vida, con un sustentáculo no basta, ayudar nuestro espíritu no sabes, justo cuando más falta haces fállasnos, tonces ríndete y vergüenza cobra, es que esto era algo que yo bien sabía: células las almas no se sacian! o, ciencia, no, de tan poco nos sirves ue tu orgullo excesivo nos parece si tu misterioso velo hendemos lo que tras él late contemplamos o hallamos ese dios en que sentimos. o, simple figurón te nos has vuelto. s que en las academias te encarcelan edican alto infalibilidad a veces juegan con masonerías entras tú cóseste un bien grueso velo muestras preferir ropones largos[95], n sonrisas y ceño honor exiges aunque de fuera venga bien lo aceptas; y, quién de tu arsenal pudiera a veces mas asir contra nocturnos ogros!, o hay más remedio en tales circunstancias ue violentar tu sala de armas fuerte sando entre tus fieros centinelas. Que hay deslumbrantes excepciones nadie, yo mismo siquiera, lo desmiente!) Mas, oh, ciencia, que la naturaleza sintegras y rompes sus secretos, r qué tan muda eres como un muro! or qué no hablas, con lo sabia que eres, todas las ficciones de esta Tierra? or qué al pulpito de una vez no subes truenas contra la pseudocultura ue luce casi tanto como el sol al tiempo ciega al ojo más agudo? or qué la lengua natural no hablas ue valoras tan tristemente poco? or qué tu boya en lo alto no iluminas ra que del marino guía sea ue en alta mar y lejos de la costa tre niebla y nevisca se consume en torno vanamente busca tierra? as tú tranquila en tu sofá te acunas a la luz de tu vela haces hipótesis al mundo estúpido hallas en extremo ue las admira sin jamas leerlas. cuando algún descubrimiento haces el descubrimiento lo que importa n que sus resultados cuenten mucho; laurel sólo es para sabias frentes, r eso mismo empieza a rumorearse, a moverse la gente en altos medios, í que, ¡ojo!, si no te sientas firme tu silla caerás de espaldas cuando respaldo se rompa. En tanto crece duda y nadie cree ya en sombras chinas rehuye a quien a Dios a dudas mata. es que la ciencia que ayudó al poder comete fornicio con la industria veces baja por los negros túneles lámpara buscando de Aladino[96]. n en el microscopio humana gloria analiza el estado y la política verás, en lugar de heroína, un ganso, en lugar de gigante un enanito. ca a la vieja iglesia del mortero caldea tu horno incandescente ra que salir pueda de sus faldas putón arrugado: ¡tú, tranquilo![97] ge embustes gloriosos, ceros regios, salzados bribones, santas necias, ntalo todo: grande, santo, bello, anto ha sido sellado y coronado[98] acércalo al soplete y a las llamas l fuego eterno en véritas ardiendo, ge el espectroscopio, esa gran dádiva, ue al mismísimo sol imparcial juzga atisbarás nigérrimas regiones ncontrarás manchones obscurísimos también rayos de arco iris cromáticos ue el traidor prisma ante tus ojos pinta[99]. hacer eso debiste, mas no hay tiempo un alcaloide dejas como puedes los pelos de un bicho indigno cuentas rque así esperas alcanzar la gloria en el polo sin hielo puerto buscas ra que exporten a él nuestros insignes gociantes cada año su aguardiente[100] si ahí ya no hay mas grandeza es cosa ue siempre de envidiosos es consuelo, ú tranquilo, que muchas cosas tienes la gente que admiras no te inquieta! as antes de dejar el culto solio o únicamente ciencia puede hacerse do insolentemente se predica ue todo lo demás es pura ignavia sabio anexo visitar deseo lá en lo alto de arenosa cúspide o la X de los astros se ha encontrado del cielo las puertas se escindieron[101]. sde la cima del observatorio eo entera la ciudad dormida ue duerme más de lo que dormir debe la culpa es del cincuenta y un grado[102]; en duerme y dulce y no sueñes conmigo es eso a lo mejor te despertase, ro yo, yo contigo sueño siempre, iste en tu vida nada parecido? al va el niño a la tumba de su madre, n sin sentido e irracionalmente es la tumba cadáver sólo busca jamás vida devolvió a ninguno, no, todo lo más, compuestos químicos; fin, de noche voy de aquí alejándome scando compañía un breve rato ro a sabiendas de no encontrar nada; día contigo en lejanía converso lo mejor de corazón te auguro; ro tú no, tú muerte me deseas dices que por gusto sólo riño. quiero echarte a riñas de la cama como íncubo el pecho cabalgarte[103] ra que en pie de un salto te me pongas te des cuenta de que aquí hay peligro. n bomberos te veo, y veo sus luces lá junto a la iglesia de Johannis[104]; ellos tu casa al fuego hurtar debieran, sponsables, si no, de ello les haces. as, mira, vengo y no he sido invitado ningún uniforme llevo puesto, ámame, pues, al orden y pregúntame uien es el que a tu puerta aquí me envía; referirías con tu casa arder que te salve uno que no es bombero! as dejemos la Tierra: no responde, del cielo los ígneos signos veamos. s, que cubrís la bóveda celeste trellas mínimas, sois soles (¡mal vemos!) y el sol mismo es una estrella, los grandes planetas, bien creemos ue serán los más grandes de ellos todos, ando en realidad son los menores, es que aquí todo está patas arriba! h, luna, tú, nuestra más fiel amante, oche y día nos sigues sin descanso, ti soñaba el hombre y aún sueña r mucho que tú le hayas engañado!; unque obscura eres luces en la noche por eso te has vuelto tan ideal, ás lo cierto es que fáltante agua y aire resultas no ser más que una cáscara. uizás nuestro futuro azar predices de allende la tumba señas hácesnos, uizás tu vida fue en exceso rauda mo la de nosotros los terrícolas[105]. uizás también tuviste en otros tiempos ados, campos y bueyes con arados, as caíste en el lujo y en el fraude así ardieron tus bosques protectores[106], quizás, según otras teorías, esa de exceso de habitantes fuiste, modo que tus gentes cual caníbales comieron por falta de alimento aunque la luna tiene cuatro cuartos quiebra cual relámpago cubrióla[107]. ra opinión, y mucho más probable que el sol te negara su concurso tú quedaste entonces incapaz mantenerte en lo alto y descendiste… vacío tu larga vía transcurres[108] el sol robóte cuanto poseías; nuestro sino en ti captar podemos! cuando en el nirvana nos durmamos uestro mundo estará al gusto de todos. uchos han visto que el sol pierde fuerza que su funda de vapor se engrosa, hasta una edad del hielo se ha previsto n la mitad de nuestra esfera helada, nada valdrá aquí calefacción[109], modo que escapemos como sea. así enigmas fáciles resuélvense, Suecia en un glaciar se ha convertido se hace esquí sobre marinas aguas no se pide ayuda a armas y pólvora; no se riñe por pensiones reales nadie ya querrá ser rey jamás rque en nuestros bolsillos no habrá un cuarto. emigrarán entonces como locos s funcionarios y los dignatarios las hetairas y los comerciantes scando tierras más civilizadas las que tender mano protectora; podrá ser patriota allí de nuevo spués de haber ensandecido a todos, es Patriota (el país así se llama) encuentra muy abajo, junto al Cabo[110], onde habrá que forjarse injustos vínculos n hotentotes y demás basura. que la emigración no impida, créolo rmemente, ¡conozco esa nación! imero tú, mi Suecia, que eres libre, a lo que es tuyo buen derecho tienes. s codiciosos poco te dejaron; as, como cuando el hielo se agrieta el frío huye de nuevo por las rajas, mbién tú puedes empezar de nuevo. as a hurgar en la tierra no te arriesgues guárdate de escudriñar en túmulos, es si lo viejo a curiosear empiezas onto darás con el pasado inútil; ejor seguir entonces adelante ciéndote: ¡por Dios, en fin, qué lástima!, scondan lo pasado nieve y hielo ra que así no vuelvas a encontrarlo! ve libre y altiva en tu pobreza, la falsa cultura sigue libre por el lujo tu albo pan no trueques des tu ley por pompas cortesanas a dioses reces por el hombre alzados creas que en la tierra hay algo grande. ra, pues, al espacio y cielo llámalo, siéntete minúsculo cual polvo l todo en la hormigueante infinidad, lo ínfimo eres que en el éter vive, recuerda que el sol, que es nuestra madre, al cual el hombre altares ha erigido, no disfruta de sus años jóvenes está perdiendo sus guedejas áureas; o lo olvides: con él envejecemos cuando muera se terminó todo ra nosotros, grandes o minúsculos. él se enfría, nosotros nos enfriamos, si él en su carrera se parase osotros, ¡qué esperanza!, ¡pararíamos! sí que a qué esforzarnos y hacer ruido un día, menos mal, se hundirá todo? porqué molestar al moribundo ando es inevitable su partida? en sé que largo tiempo tardará cumplirse tan triste vaticinio, les y miles de años, nos afirman s sombríos señores que esas cosas n espectral análisis comprueban las calculan con integral cálculo. así y todo es posible que aquí puédase r la vuelta a las cifras, como dase vuelta a un traje viejo, y que resulte ue todo esto no fue más que una broma. o tomemos lo cierto por incierto al final y al principio igual busquemos las últimas horas dulces séannos; es los que ya no creemos en milagros nemos que pasar a la ofensiva, armar cuanto jaleo sea posible así al menos el último viaje cer como hombres libres y no esclavos; si es en este mundo do vivimos, gamos por él algo cuando menos; el que por algo más que gloria vive que partido de este buen consejo, bien de todos es el mejor bien[111]. e dicho, y ahora sea lo que dios quiera! *** Mas amanece!, ¡día es de Año Nuevo!, ía de promesas, de esperanza día! n pie, tú, incrédulo, ármate otra vez! ree en la vida, cree que es posible alzarla!, si por tierra el fardo se derrumba, nimo!, baja y cárgalo de nuevo! ué?, ¿te cruzas de brazos?, ¡vaya, hombre u vida, al cabo, es como la de todos, gna de elogio o de censura, y punto! o, alma, dormir debes en la noche estar de día tanto más despierta; stingue bien la oveja de la cabra la pequeña gente de lo grande. si duda te llega en plena noche decirte que todo es pura nada que tu obra está en el agua escrita que aquí todo es simple vanidad, ensa en el siervo, que bajo el sol pena el taller, las minas o la fábrica onde medio pulmón ha de dejarse, aun así, da a la esperanza voz n ver que esa voz no es más que un gemido. Mira a los campesinos!, con justicia den lo que robóles la opresión; ien a la vista está que las tinieblas los siglos no mellan su energía! Mira en tu torno, el pobre feligrés mo un poseso es de la fe adalid, si no encuentras esto razonable, al menos cómo aprecias sus fervores! e al loado noble que laureles blande áurea lira en torno derramando nte el altar que cande en sacrificios, él tanto arde en el moderno vértigo ue al siervo hermano su alta mano tiende! [112] también al honrado periodista n poca honra y ningún reposo, n laurel, mas con ramas espinosas, n esperanza de evitar pendencias por su buena fe despellejado. scéptico, álzate, rompe la baraja, empo no hay ya para jugar con versos, ando se blanden mazas claveteadas!, a no vale de nada tener dudas! das palos de ciego y das en piedra gue dando hasta que en el blanco aciertes pega bien contra tus propios huesos, rás lo bien que puedes resistirlo. ve, patria!, ¡la noche terminó!, a duda vil como la fuerza duerme es el sol matinal se ha desviado llegará muy pronto el claro día! e, hombre sin fe, despiertan los espíritus, ancestral altivez deviene humilde, ahora, por fin, la fe alzará su testa, si no lo hace, sea vergüenza tuya! EL DESPERTAR s años errabundos terminaron ando exhaustos el cuerpo y el espíritu una anhelan regresar a casa busca de recuerdos y lugares ue hermosos al nostálgico espejean sus embriagueces y sus sueños, ver si del rey astro la luz vencen lugar de por ella ser vencidos ando, abiertas cortinas y apagadas s velas, el sonámbulo despierta. cordando de Roma las colinas, Suiza hoteles y de Prusia aduanas, además socialismo y septenato[113] el concordato y la eviterna paz [114]; rto de vinos agrios y ensaladas de sardinas falsas y salchichas, de Hofbräu, aceites, macarrones[115] bacalao danés o, peor, noruego, tamboriles y de castañuelas, cafetuchos y de cancioncillas, bulevares y asfaltada tierra[116], isajes en calor y polvo envueltos, secos ríos de enfangado cauce, ados rojizos cual de coco esteras[117], todo ello en la mente conjuntado ñéndola de enfermo azul cadáver. ahora cuando de ánades la tropa uestra el camino que a la patria lleva, ando el haya está en flor y el peregrino nsado de vivir al norte mira. *** así, erguirse le vemos en la cima onde otrora sus sueños acunara ver desde ella arroyos y gaviotas rcos e iglesias, burgos y tejados. do es igual y al tiempo muy distinto; ás bello ningún sueño se confirma r la imaginación tinto de halagos: realidad de lejos le contempla. primaveral sol en palaciegos uros y espiras góticas reluce; s acerinos hilos del teléfono[118] la urbe el perfil tapizan suaves; s verdes vías de las explanadas, l tren los puentes de soportes negros[119], censores, calzadas, puertos, circos, noramas, museos, tantas cosas ayestáticas, grandes y tan nuevas ue en leyenda trastuecan la verdad. r su ciudad natal altivo, extático, sciende él de su atalaya, quiere rar detrás de las fachadas, ver que hay al otro lado en realidad. pasea a lo largo de las casas espera de alguien ser reconocido niendo a prueba su memoria cuando rtivos ojos a su paso fíjanle, ás sólo ve nueva y extraña gente ntos yendo hacia el banco o la capilla; paso arrastra, baja la cabeza, s ojos mate, lívida la piel. sar ve ante él la hormigueante masa, rora amigos, mas con prisa ahora hereje la espalda vuelven, pálida mejilla, entrecanos los cabellos. obre hombre, curado ahora, demasiado intrigas y a trampas se acercó, rdió sus clientes, su negocio hundióse, rdió de esposa e hijos la batalla! ndido, al café antiguo se apresura[120], de otros tiempos cotidiana cita. a mano apretar espera al menos las muchas que otrora le tendieran tre ratos de veras y de bromas, quí viejas batallas se libraron, boca en boca andaba el vaso lleno as la victoria, entre los vencedores, aquí olvidaban todos las derrotas tre hondos dimes e íntimos diretes, a última copa todo lo sellaba! reloj en desierta sala suena, torvo cielo negras cimas suben s crestas de altos tilos enfundadas; guas tranquilas duermen protegidas r musgosos montículos de piedras; bre el fino abedul otoñal lluvia ora por los estíos que han pasado n raudos cual si nunca hubiesen sido. reloj en desierta sala suena, die viene y el tiempo se prolonga, cierta mente su tormento alivia, soledad la sala exigua hace. llama al camarero, hablarle quiere; mienza a preguntarle, pero el otro o aguanta mucho tiempo tanta lata: único que sabe es bien sencillo: a no hay tertulia, todos se han marchado!, a nadie viene aquí a pasar el tiempo! u más antiguo amigo ya no vive: urió el año pasado! Él más no sabe. eno, a otro al lecho le atan los achaques, así el fin de sus cuitas ahora espera. l viejo N.?, ¡la gota le consume jamás por aquí ya se presenta! o, que se casó, ya nunca sale, otro se ha hecho abstemio a rajatabla, ro en la cárcel yace aherrojado otro ahora vaga por lejanas tierras. los demás? ¡Pues desaparecieron! «él mismo?». Y cuando el nombre le hubo dado s evidente que a su oído había egado el nombre solo, sin retrato) camarero respondió con voz mposa cual si el aludido fuese iado suyo o pecador famoso: Ése?, Dios sabe, muerto de seguro». el vaso apuró de un solo trago indando por ajena y propia muerte, rbia la vista, obstruida la garganta, su lívida carne hundido el ojo. le a la calle, vuelve a deambular, be escaleras, un amigo busca, ama al timbre, a la puerta, prueba el cierre: ro tiempo ha que huyeron los amigos. elve a ciegas por tierras conocidas, cuerdos surgen, todos muy traspuestos; donde obscuras fuerzas le han llevado nsoso para ante familiar puerta. tre palacios una vieja choza guarda obscura en solitaria rúa mo un giboso entre gigantes trata ocultarse y pasar inadvertido. e allí donde su nido ajuaró un día ra tener su propio hogar, fue allí onde él como en casa propia entraba paz en busca la tormenta huyendo. r el cristal miró el piso de abajo tre cortinas sucias de humo tintas entre botellas y verduras rancias, rque allí hay ahora un almacén, atando de recrear en su memoria antiguo hogar en color rosa obscuro, as solo ve un tugurio humoso y hosco olo oye chillar vinosas voces. odo desierto, todo abandonado! ónde están los testigos, los parientes ue un bello atardecer, en esta sala n la mano y los ojos se juntaron ra de su progenie el bien desearse[121], cuando de la boda en el banquete ispeaban el vino y el ingenio de felicidad se discurseaba?[122] Muertos!, ¡dos!, ¡malheridos los demás![123] os, lejos, a tierra de heresiarcas, el cura el que más tiempo resistió[124]. o es cierto que la cosa gracia tiene? dos lejos están, todos se han ido, la casa vendida fue en subasta[125], ando hay tormenta, ¿qué?, la barca se hunde con ella se pierde el cargamento. pasaje salvóse, y algo es algo, el seguro pagó la nave hundida, casco cala, el forro está mohoso, otal, ni se ganó ni se perdió! o se perdió?, ¡tal dicen los contables, modo que es así como habrá sido! ahora, pues, ¿qué más?, ¡todo ha pasado! la felicidad es desdeñosa. es mientras tiene su caverna el zorro Y es hermosa caverna, entre paréntesis— s suelas desgastadas calles pisan la cabeza en una piedra posas[126]; l a buscar, en la calle adoquines y, y también, si te apetece, hoteles, ave hace su nido entre las ramas, en su propio pellejo duerme el lobo[127]. estás muy triste, sáltate los sesos, ue a muchos ni siquiera eso les vale todo, más o menos, es lo mismo, ejor caer, más nunca de rodillas. ra mirada al interior echó, través del cristal, al rincón donde trabajar le ardía la cabeza veía encenderse las farolas[128], allí seguía sentado noche adentro sta que las farolas se apagaban. as la farola sigue allí, en la acera, siguen el cristal y el cuarto mismo, el papel de pared, aunque allí sigue, tá muy viejo y hasta cuelga lacio. s estantes de libros reconoce, s cuadros y el reloj del escritorio, es la memoria todo le devuelve: ahí su mesa, contra la ventana, allí se ve sentado a alguien que escribe n mano temblorosa y ágil pluma ue contra el papel, rauda, rascar se oye, él se esfuerza por ver lo que está escrito as lo único que ve son blancas hojas al sábanas de lino al sol colgadas, es la tinta no deja huella alguna la pluma parece que bromea: as, no, escribe, o escribiendo cree estar, rale ahora levantar la mano mo para pensar, dándose tiempo, erpos vivientes de aéreas palabras, moja entonces su acuciante pluma, ra, hacia aquí se vuelve ahora su rostro: os de muerto, grandes como tazas, ran como de ojáncano ojo único[129]. iente al oír el conocido nombre señala, en excusa, su trabajo; l fondo de su cuello hipa y dice: Mira, ahora empiezo a escribir en blanco!». *** él, solo, entonces, va por densa calle, ga sin meta y empujones sufre eyendo oír cómo la gente charla eas extrañas en foráneas lenguas a guardias ve con cascos puntiagudos: quinas guardan como si el Rin fuese[130], radas turbias bajo espesas greñas scan sombra en las frondas de la plaza. lacios ve, cual de Renania burgos, sas fantásticas, cual de Berlín, rres de férreo encaje cestos, puntas, rejadas ventanas contra limas, do seguro, sólido y espléndido, en el fondo, al final se ve un cuartel. madre patria es ahora poderosa, n sangre y hierro se ha regenerado[131]. uchas pagodas nuevas ahora ve[132] bonzos jóvenes muy chics y dandis voneándose en torno a pétreos ídolos actican magia negra y brujería; za y juicios de brujas resucitan, oscriben y enmazmorran por doquier[133]. be aún esperar que el sol extinga asas ardientes y la estufa cierre. fangoso volcán ha reventado de su fauce la ceniza llueve, ciudad sumergida se renueva[134], entre los persas se deviene sátrapa, es cierto es que de nuevo vence el bárbaro la báltica Grecia va a su tumba onde se alzó contra orientales hordas órdica vigilancia en el mar ártico[135]. o entre largas luchas terminó entre facciones y procesos, vence r fin la división y al fin y al cabo Filipo quien triunfa de Demóstenes[136]. yó Troya, nosotros, los troyanos, a nuestros Dybböl y Als bien hemos visto teranos llamados ser y suecos, eso es, al fin, lo que de veras somos[137]. *** udoso, el peregrino se despierta a su añoranza, al fin, remedio halla. que no existe mal añorar puede; las sandalias se sacude el polvo. mo el sabio que el arca salvar quiso l líquido bloqueo del diluvio ontaña arriba a un páramo subiéndola, capa él de la ciudad que se hunde[138]. POEMAS DISPERSOS PARA OSKAR[139] con motivo de nuestra primera amistad. Primero de Mayo del año 1868 August a primavera en nuestro norte la tierra fundente surgían s cabezas de las anémonas. estaba cansado de mi libro contra la pared lo tiré tre las lágrimas de las musas. entonces cogí bastón y gorra ra salir en pos de un buen trago tre las gratas visiones del zoo. e aquí un príncipe en su calesa! e ahí un campesino en su carro! entre ellos faetones burgueses. a la pompa indiferente soy seguí en silencio mi camino sta el café «Reposo de Bellman»[140]. e tomé una copita, tomé dos[141], ego me levanté para irme, as ¡ay!, la sombra no dejó mi frente. naturaleza se vestía tera en sus ropajes de fiesta ra gozar de su alegre unión. as en mi alma sólo había noche. mal espíritu la aherrojaba ella turbias ideas llamando. entonces me despertó una risa tan cristalina resonaba ue mis miradas volví hacia ella allí ante mí se encontraba un hombre ue se acercó y me estrechó la mano en mi interior sentí yo su fuerza. él comenzó su primo a llamarme ro en su rostro observé enseguida ue el uno del otro extraños éramos. sin embargo fueron las copas que el freno rompió a la lengua lo cierto es que no lo sentimos. l error pronto nos percatamos: Y es que nunca los lazos de sangre ue nos conjuntan se reconcilian»[142]. y Dios, entre envidias y pendencias ruindad tenemos, que vivir r mucho que «la sangre» proteste. stante alegre fue la velada hasta cantamos un poco y todo andando a paseo nuestros duelos. al fin, hartos de beber tanto allí os fuimos juntos a una taberna un fino piscolabis pedimos. lí sí que lo pasamos bien tre vino y chicas disfrutando sta que el sol tras el monte huyó. ego fuimos derechos a casa aunque yo estaba muy avergonzado nseguí mantener bien el tipo. fin, yo y él ya éramos amigos mo en el norte hacemos amistad. por mi pobre diablo me alegro rque cuando recuperé fuerzas volví a sentirme con ánimos e fui derecho a la Calle Nueva[143]. unca en mi vida podré olvidar bien que en tu hospitalaria choza pasé en la ribera del Kolström ndo contigo vuelta a monedas bebiendo magnífico ponche[144] todo con júbilo y humor. es demasiado largo este canto, modo que otra vez seguiremos. l diablo!, ¡olvidé felicitarte! uena suerte te deseo, hermano! jalá sea madre tu Rosa, ú padre, y bien te vaya todo![145] LA VISITA mi mente era noche mi ático caído mis miembros de frío tiritando. elo cubría el cristal uitándome la luz yo en mi mente en negras dudas surto. sino maldecía rque el oro faltábame n que gozar del júbilo mundano a las gentes odiaba yo grato destino a una casa en la alta sociedad. me quejaba así: Por qué he de estar solo mo eremita entre la gente humana? o hay aquí un solo hombre ue mi amigo se llame. tre los muchos que aquí van y vienen». Ojalá llegue el día que se llenen mi alma mi sino, y el hielo al fin se funda ue ahora desde hace años s lágrimas congela de mi corazón huyan los duelos. í, pronto llegará, en claro ahora lo siento, así será. Y ¡oh, que gozo!, el último. cuerpo envolverán me darán… un clavo[146] ra que de mi ataúd salir no pueda. uizá entonces desciendan bre mi ataúd lágrimas mo cuando el buen vino se desborda[147]. o!, eso será duro, ejor váyase el cura, s acreedores rugen y no lloran». así yo me quejaba así cayó la noche entero me sumí en profundo sueño bre mi mesa había a lámpara débil, ro a mí cual estrella iluminaba. su llama, enseguida lucía muy clara estancia como en fuego iluminando, taba calidísimo pecho malherido mi corazón libre de sus duelos. ro ante mí se erguía undiéndome ánimo a mujer de lo alto llegada, mirada tan dulce ue de ella recibí ue sin cuento mis lágrimas fluyeron. arició mi rostro fue como una brisa reña de esas que la nieve funden, en mi pecho surgió a urgente esperanza mo surgió a Hagar en el desierto. ella entonces me dijo tas dulces palabras: obre joven, tu duelo aliviar quiero enes y oro no tienes ro sabes que el barro[148] o sanará tu corazón doliente. mí lograrás sólo que tú más ansias ue el más rico del mundo más riquezas: ta flor que aquí ves que en tus manos pongo que jamás de verdecer desiste[149]. lada está de nieve llísima es empero opimos, dulces frutos te dará; mperá tus cadenas tu corazón ímpetu rá y en arte vivo hará tu amor». ando acabó de hablar brió grandes sus alas desapareció ventana afuera. allí quedó la flor[150]. en mi seno la guardo es de la musa del cantar es dádiva[151]. Härved Ulf[152] (SENSACIONES DE PRIMAVERA) scucha cuán fuerte sureña tormenta Vasa en el burgo veletas agita[153] Bóreas la rabia frenética burla loco se lanza por plazas y calles tiemblan los hielos golpes de sol azotan ventiscas s fosos profundos![154] imavera la suave sus iras olvida el averno está pálido su cesta de flores paso de la alba camilla vacía del moribundo la frente corona lmodian los pinos l cortejo al paso en vano contiene llanto la anémona s hierros arroja de sí Fyris[155] presa altiva se yergue, de sí mira en torno alegre zambúllese del lago[156] en las aguas allí con las olas al corro retoza al viento saltando veces dormita un olmo en las ramas l bosque de Odín[157] h pálido mozo tu afán de ti espantas ntanas abriendo del suave aire gozas alba gorra sacas pues llega momento[158] olvidar los ayes con tus amigos la primavera cálido vaso ponche le brindas![159] el HOJAS DE UN ROSARIO DE SONETOS: «DE ESTOCOLMO A COPENHAGUE»[160] engarzados por Hárved Ulf Stegeborg[161] cabellera gris levanta Stégeborg uy retadora contra el cielo gris, r las saeteras de la torre atruenan rmentas salmodiando misa lúgubre. rora allí anhelaron tristes damas vuelta de sus bravos caballeros allí el príncipe Magnus huyó un día as el hacha que el crimen de su padre[162] afilaba. También bellas canciones lí sonaron y jocundas danzas ando era de Adolf Johan ducal sede[163]. andezas que ahora esconde noche obscura que el viajero indiferente mira hace de ellas un croquis en su álbum. Ulfasa[164] alza un viejo castillo junto al Boren[165] viejo estilo nórdico: sin fausto. tre álamos que, aislados, montan guardia. viajero, de espanto y pasmo, mira. tierra el viento dóblalos a veces ás no alcanza a romperlos su energía, es de antiguo aman esta bella tierra el amor no se rompe aunque se curve. Más, ved!, ¡entre los sauces, junto al agua, rando el lago está una golondrina en la manita apoya la cabeza![166] grid la bella sumida está en preces su mente del conde teme el odio[167]. o!, la lira ahora dejo a Frans… etcétera[168]. El Vättern[169] Leven anclas!», y, raudo, el vapor vuela l puerto, hendiendo del Vättern las ondas, ue, suaves, mínimas, azules mécense, el monstruo se reposa de sus luchas. diente, el sol lanzó su postrer dardo l claustro gris a los antiguos muros[170] el reloj del castillo lueñe se oye[171] amable, sobre Omberg la luna ríe[172]. sur obscura línea se vislumbra, Visingsö se atisba, donde otrora scó el rey Magnus su senil reposo[173] los villanos su ataúd lloraron s tiempos en que el rey su pastor fuera[174]. ro, ¡chitón!, ¡chitón!, he aquí Karlsborg[175]. Kattegatt[176] uestro piloto, audaz lobo marino, n dura vista otea el horizonte is ceniza, galernas intuyendo, ando el capitán grita: «¡Todo atado!». s doncellas al punto empalidecen las olas se mecen como cisnes, uestro velero apenas se abre paso crujen por todo él jarcias y mástiles. ando revienta el tiempo y todo es noche faro a veces guiña con esfuerzo todo hombre mortal en él se fija lee la Biblia entre crujir de dientes entras yo bajo a ver si duermo un poco diendo a Dios que hasta Öresund me guarde[177]. El Estrecho huracán, muy lejos, cede y muere, de abajo a cubierta vuelven todos r ver de Själlands la boscosa orilla[178] la que suave brisa nos conduce. Helsingör la torre ya es visible, donde Dannebrog cordial nos llama el viejo Kroneborg sus dientes muestra corteses ante él no nos curvamos[179]. ué aromas nos trae el viento de la orilla!, ué cosechas ondulan la llanura!, as mil dones hay más que aún no vemos. Me aguarda acaso alguna doncellita el islote amigo de Gefión?[180], ara patria, perdóname, soy joven! A MI HERMANA ANNA[181] ños, corrían al bosque, ores silvestres uníanles, escas, coronas de dicha[182]. todos iban pensando su chica más querida, ra quien la corona era. as entre ellos, triste, hermético, a el hosco, obscuro Arnkel, ue por tierra la corona ró que había trenzado: Para qué flores del bosque, o le van a mi carácter, nkel amiga no tiene»[183]. Mentira, Arnkel, lo que dices, a que cautivó mi mente, que rompió con sus risas s hondas, tontas tristezas, o es más, acaso, que “amiga”?, o es digna de una corona?, nda, Arnkel, recógela évala con buen talante tu alegre hermana Anna». Arnkel Ofeg AL ANTIGUO ALUMNO DE LA UNIVERSIDAD DE UPSALA SU ALTEZA REAL EL DUQUE DE DALARNE Humilde solicitud de un estudiante quí vienen tres alegres estudiantes un artista que está aún como si nada ue hizo otrora despilfarro de monedas ahora sufre de escasez de numerario. hora chillan los estómagos de hambre más chillan todavía de sed pura en vano que escrutemos el bolsillo onde hoy sólo hay un abismo muy profundo. señor, tú, dadivoso padre nuestro ue alimentas a abejas y a hormigas[184], a una sola carta todo jugaría de vino hubiese aquí una botella. reloj por cuatro perras yo vendiera a mi alcance aquí tuviese a un usurero, mpraría una botella de aguardiente un rosbif bien empapado en sangre roja[185]. y, si yo tuviese aquí la voz de Bellman[186] en sabría levantarla en alto tono los cuatro iríamos luego tan contentos probar ante tu puerta nuestra suerte! , a tu puerta, para eso eres pecuniosus[187] stellano del castillo real de Haga![188] recuerda: est nomen semper odiosus[189], pretendo que me prestes cuatro cuartos. nos niegas diez misérrimas coronas a mejor que no se entere de ello nadie, ás si optas de nuestra hambre por salvarnos esperamos de tu hermano junto al busto[190]. PLENO VERANO[191] ando el sol se levanta dos a dos y media[192] entre nueve y diez pálido desciende diós la primavera, llegado el verano hace un calor de Río[193]. ---------- torno a arbóreas frondas nzan ya los mosquitos en el robledal tejen los gusanos. sol el césped quema l prado en el verdor el arroyo está inmóvil. ---------- aire es como humo, mo rape la tierra en neblina se velan valle y cima; s vacas van al lago ro el hombre va a casa cantar el estío. ---------- í es como esto queda al que mal le parezca porque nunca supo tallar leño[194], a si no el paisaje Claudio de Lorena unque con vacas que parecen bucos[195]. «¿DERECHA O IZQUIERDA?»[196] divina, chico, te da la gana, si te equivocas elve a adivinar. ra, una de dos, erecha o izquierda? ige bien, chico, ando, en nuestra vida, la encrucijada ves, como Hércules[197]; ra con cuidado ando oyes la voz: Derecha o izquierda?» si tu camino en has oteado guelo fielmente sta su final, es bien vale aquí que allí escogiste: erecha o izquierda? JUICIO DE PARIS[198] ris, entre las tres diosas, vo que escoger a una; aun cuando no eran mujeres le permitió quedársela. ris, gallito, devórala, en nieve apoya la cresta. mo lo hizo no se sabe, ás con las tres se quedó. K. B.[199] LAOCOONTE (I)[200] l corcel troyano el mito co hay que recordar ro del troyano cura dicen obscuras cosas. fue quien aconsejó griego don no aceptar ás su voz ahogan las burlas. Minerva los ediles os sierpes al vate envían. NIOBE[201] el seno de su rica madre ustados, los niños se súmen. madre alza, indefensos, los brazos ntra el cielo, defendiéndose. as la pura pareja divina los niños su cólera sacia ue luego a los padres golpeó. sto Apolo infértil Diana ean doquier la impudicia. PARA GEORG BRANDES[202] (Con una corona de laurel de August Strindberg) 15 de octubre de 1891 que a tantos a la gloria guiaste y con la torre, al fin, de conformarte hubiste, rebata ahora al creador la corona que tú mismo, creador, le diste. o urge a tu arte buscar a la décima musa, eras tú, ¡oh, musageta!, quien de las musas la cohorte entera guiaba[203]. LAOCOONTE (II) (grita) polo, dios maldito! feminado, odiado por los hombres! mberbe hermano de Diana, impotente misógino, jo de luz y sombra! or qué azuzaste contra el profeta, profeta patriota, tus dos sierpes? uizás fuera por eso, rque profané a una mujer, profané, créeme, fin, por azar, profané en tu templo, nvoluntariamente, casto infértil? uizá tú mismo me honraste con tu odio con tu ruin envidia, r ser a mi, no a ti, a quien tocaba salvación tu desmoronante Troya, Mutilador de ti mismo![204], ios sol, quizá! ios profeta, dios rimero, dios citarino!, Matas niños a flechazos!, todos los de Níobe, por ejemplo, ¿recuerdas? yo, por mi parte, recuerdo más cosas: casa destruiste, mi mujer raptaste, apoderaste de mis amigos y mis bienes, eso te lo perdono! ero, además, te llevaste a mis hijos, eso jamás te lo perdonaré, rdo indecente!, eptil enconado, viciado colmillo! ierra los puños, priétame el cuello ando grite pidiendo gracia! racia, oh, Apolo, pero no para mi, ofanador de mujeres y de templos, o para mi, odiador de griegos y amigo de troyanos, no gracia, Apolo, para mis hijos, s amados hijos! lvida mi soberbia, mis fanfarronadas, vida lo que me envanecí mis días afortunados; ue gocé de la alegría, ue viví la vida en grande, ue troqué el frío templo por mi cálida casa; ue, como la lechuza, e jactaba de ser mis hijos s más bellos del mundo![205] lvida que no me bastó r sacerdote de Apolo, respondedor oracular, pretendí ser también deomorfa bestia!, lvida…! NARCISO[206] í habla de Pan una leyenda, Pan, dios de los bosques susurrantes: una ninfa se declaró un día, cual, por cierto, se llamaba Eco. Eco Pan no le agradó, pues ella otro amaba con su alma toda. as ése, que llamábase Narciso, amor la sapiencia prefirió: nothi seautón! uiere decir: ¡conócete a ti mismo! así sigue Narciso, pensativo en el fondo su imagen contemplando ra observar si bajo sus facciones esencia de la esencia yace oculta. as sobre el agua un mentecato rema; él en la superficie ve un espejo onde cree al pensador ver reflejado lo más hondo a que su vista alcanza. nothi seautón! uiere decir: ¡conócete a ti mismo! RETRUÉCANOS Y ARTE MENOR DEL PENSADOR SUECO EN FAGERVIKSKAMSUND [207] (1905) ESCENAS CALLEJERAS 1 lle desierta en entreluz albeante, ptante se prolonga en lejanía, nteando, adelante, barrio adentro, lares y callejas corta y cruza… algún lejanísimo suburbio alza, se eleva hasta tornarse cuesta. cuelga por encima de las nubes; tierra acaba do comienza el cielo. sas, muros grisbeige, ornados frisos, lcones, canalones, balaústres nderetes de pastas, y roscones, las aceras adoquines lisos, rolas en montón, encrucijadas n tejados de hierro protegidas. la calle, gastada y sucia alfombra ída por continuos lavatorios. as los muros grisbeige ronca la gente espera de fúnebres destinos a la puerta las parcas les aguardan[208] ra recomenzar el nuevo día gando con sus vidas a su gusto. hora, en la lueñe cima de la cuesta, oma una cabeza que se mueve dos manos cogidas a un bastón mo visión que sobre sí se eleva, un hombre, la cabeza entre las nubes, acerca cuesta abajo, con la escoba vanta polvaredas. Tierra y cielo encuentran y se enfrentan en las nubes. 2 lleja obscura en plena otoñal tarde, ntanas medio abiertas; pensamientos oñales turbando las estancias, estíos idos añoranza viva, la inquietud del inminente invierno, la incerteza de acosantes pánicos, ánta angustia el humano pecho oprime… tas casas respiran, la calleja n hosca está como en dolor sumida. lá abajo, al entrar de la calleja, agua espera y sus anclados barcos[209], s velas de la hodierna lluvia sécanse, allá, más lejos, en la opuesta orilla, a islita se alza verdeciente. las copas más altas de los árboles verde el sol poniente en oro adorna, mas más allá, más alto todavía, ve urbano perfil azuleante: lí el sol, y los muelles que relucen, re de mar, banderas que se agitan, altísimas, las cúpulas de iglesia n su orbe en pertinaz sobredorado: orbe, el mundo como el sol reluce hoscos rayos exhala en torno a sí. Mas sobre el orbe una alta cruz campea! 3 bscura está la cuesta cual las casas, ás obscuros aún están los sótanos biertos bajo tierra, sin ventanas, ventanas les sirven sus pasillos. más abajo, obscuridad adentro, y una dinamo que susurra, áspero, irría, chispea, de su rueda en torno; gro, siniestro, a escondidas late, oliendo luz para el distrito entero. AL FINAL DEL DIA lo más alto del tejado, al borde, vo yo, vo entre golondrinas y palomas, donde plomo y cobre el viento agita. el mar, a lo lejos, barcos veo gaviotas posadas en el césped; allá iría alas tuviera, eso de seguro! * lá lejos el sol se yergue en alto; ien lo sé! en en alto domina azules bosques ue del viento marítimo protegen. de allá lejos oigo voces yo mo alegres canciones de los campos… oro entonces nsando en esperanzas naufragadas. * lejos, más allá del bosque azul, nto al mar, ce mi juventud ha mucho tiempo, lá, entre islas, mar y frescas brisas. ónde estará el hogar soñado, o los amigos que de aquí se han ido? jo tierra, o mejor, y robómelos la vida! * o quiero otear lejanos panoramas, o quiero! no tenderme, quieto en la chaise-longue, no ver, desde allí, más que las nubes. al brasas canden ndéis vosotras, nubes, en lo alto!, Mirad acá! ambién aquí se espera el fin del día! CHAPARRÓN e en el tiempo de las peonías, e en el tiempo de los jazmines, ntada a mi mesa, era bella; lpa de flores y de vinos. eas, miradas cambiamos. labras fueron y vinieron jiéndonos un velo en torno; o éramos ambos, vivíamos uestras vidas como una sola; rga, turbadamente hablamos, más que nada preguntándonos. spiritual festín nupcial! ué suave relucía el sol los jazmines yo puro aroma mezclábase n los vinos! bita obscuridad nos sume el aire sordo quieto vuélvese. sol de resplandecer cesa, érrase la flor, tiembla el árbol. llamos, mi mano tomó la, el miedo fue nuestro lazo; s ojos sólo preguntábanse: Moriremos del mismo fuego…? en lentos, gruesos goterones ntra el marco de la ventana; al caer se disgregan: ¡piensa! admiración el cristal manchan. lluvia cae sobre el tejado, vivo fuego arden las nubes. í responde, brusco, el cielo las preguntas de los niños. EL PREMIO DEL CANTOR nfión cantó el fin de Tebas siguió luego su camino. ntó en rojo o bien cantó en negro; nsúranle unos, otros lóanle, unca tuvo auténtica suerte. vió así, en pos de la fortuna, sando a veces el sombrero. entre morapio y aguardiente charlando con vagabundos e enronqueciéndose su voz. egó al fin la otoñal cosecha, hado cansado halló su diana, voz volvió, y fue escuchado; arregló lo que estaba roto: egó el maná tras la sequía. * u canto es lluvia: tunde, raspa: uvia, lluvia, lluvia de oro! n hogar aún y sin techo, ro él luchaba y persistía. ra la rueda de la suerte un día retornó a su tierra onde quincalla era su nombre. ndente lluvia fue su canto: uvia, lluvia, lluvia de oro! * canción movía las piedras levantó la casa roja: ovió tejas, arena, arcilla, ovió a la tropa de albañiles. l bosque cede sus maderas, monte pare y nace hierro, rretillas, trineos, carros anzan hasta terminarla! tísima bajo las tejas bió su casa sin que él sépalo, unque desnuda y huera siga sin alfombras o pinturas. egaste tú y la obra guiaste la canción recobró fuerza, s estancias color cobraron a su manera se enjoyaban. emas son nuestras estancias, treinta años los escribí. ras muchas fatigas y esfuerzos uestro hogar construyó mi canto![210] MAYO EN EL BREÑAL (1902) sol luce en los alerces!, ¡ah! nde el brezal fangoso y pardo. o yérguense en la hierba flores, canta alondra todavía, gro y turbio y lejano el mar. ando se siembra y ara un año para otro s nuestra la cosecha?, i! o! * nde el brezal, y pesa, ¡oh! ombres con tablas y listones, rpintean como en un puente luego pintan rojo sangre; ojo fondo, color que viste! como un patíbulo, da bueno augura, ralo ahí plantado, me, ¿es buen presagio?, i! o! * l sol luce en los alerces!, ¡oye! brezal está entre cuarteles a veces suenan los tambores la trompeta nos disturba: gran urbe está encastillada. s soldados de a pie menaza parecen. s esto paz o guerra?, ilo o cállatelo! uerra! * uestes desfilan!, ¡adelante! ojas banderas desplegando! rmas no tienen o esplendores! adie hay que pueda separarles su silencio romper ose! ces se oyen de pronto nar en la tribuna, Muerte o fuego no piden, lo piden justicia! usticia ueremos! IMÁGENES DE NUBES cubre el cielo, las nubes corren, reas naves que van al viento; día entero navegar deben, ás con la tarde quietud esperan en el oeste su nido aguarda: sol muriente calor encuentran. rmes ahora, prestas al juego! espejismo burlón se inicia, casas móviles juego luciente, lor ajeno, humo y efluvios. * oradas nubes, vesperal fuego inosos fuertes y burgos alzan; altas peñas de esquisto rojo fluvial valle de leves simas pias de viñas y frutas raras, untamientos y catedrales, udales gritos y cantos líricos, rres redondas y puentes altos… hora! Las nubes cambian de fondo, neo desierto cunde implacable, nda el beduino de potro a lomos, caravanas el flanco guarda. quí palmeras, allá un oasis onde pirámides y camellos al fuese espejos que al agua míranse… ahora de nuevo cambia la escena hacia otra fase va deslizándose, nube suéltase y se disgrega, ego condénsase del sol al beso, nta, alza, crea las formas de antes. * erra!, tierra veo ahora ando del mar espumeante egando húndome hondo, endigando sepultura. rdes orillas, sombríos bierzos, ecientes juncos en quietos golfos, e aquí mi casa, con mis iguales, aquí mis valles, he aquí mi tierra! * la, tú, mi verde isla, or que de la mar se asoma! cién segado heno aulente ue yo en sueños contemplé. r suaves prados deambular vi ñas con peplo y sueltas guedejas, noras juegan en vivos grupos en paz y afecto juntas se abrazan. * migos, parientes veo: n odio nos separamos n que nadie ya recuerde que tanto llorar hízonos. udades me asen doquiera encuéntrame, jan la exigua, ingrata tierra labra hiriente, doliente idea. y, nubes sólo, sólo son nubes! * ubes, los niños del cielo voloteando os abrazan! sando la hez de la tierra unca aprenderé a volar! vega a veces la negra nube cae por tierra y se abre en charcos; nube, limpia, mancha la tierra, cielo, grande, se mira en fango. l brezal cúbrese de lentejuelas! VIAJE A LA CIUDAD[211] PRIMER CANTO trada la víspera de San Juan una sola estrella palideciente uye cielo adentro y el Oriente se tiñe de oro viejo; ente aún la naturaleza; el sacro verano señorea antas y bestias; en el seno de las chozas tras cortinas bien corridas scansa el hombre, listo empero para saltar de la cama al salir el sol. lo lejos el lago quieto y reluciente como un espejo, las gaviotas enronquecen de hambre a fuerza de graznar; jos de tierra, lejos de las fecundas orillas con sus piedras blanquísimas, yense las vitales estrofas de las agachadizas silbadas ahora y gorjeadas; tordo toca castañuelas desde la áspera orilla del río donde abedules rascan nubes; allá abajo saúcos gotean como arroyos de primavera sobre lavados pedruscos las currucas cantan fastuosas, pero sin mostrarse a la luz. pirante noche; al oriente atisba ya un fleco del sol: sde la orilla dispara el pescador su barca de fangosos remos; el molinero medio desnudo palanca en mano la compuerta alza. yese entonces un ruido; y la enorme rueda del molino chasquea ronca; arroyo renueva su ímpetu contra la bóveda de arbóreas raíces y los pedregales; herrero en su fragua hace fuego y a su fuelle vuelan las cenizas del hogar; ego retumba el martillo y el metal cede bajo sus golpes. * ro en la huerta del sacristán, junto al río y a lo largo del camino, ente a la iglesia, que, nueva y blanca como la cal, reluce tras la tapia, sacristán despierta y se levanta y aparece en la ventana abierta; bonándose mentón y mejillas y afilando la navaja, asoma, curioso, augurándose si hará buen tiempo, cosa importante ra quienes tienen que viajar. Arriba, en el ventanuco del desván, tá él, en la casa de maderos; y abajo, al abrigo de la pared, sur, se ve el banco de las abejas, con su media docena de colmenas yos pequeños enjambres comienzan ya a dispersarse. imero visitan siempre los parterres que flanquean su morada: itilarias y peonías, y adonis y aquileias; luego se lanzan en tropa al saqueo de prados y huertos… ro allá abajo se ha entreabierto una ventana; sacristana sirve el café en la mesa del saloncillo; regla las flores en el jarrón, adorna el mantel con guirnalditas lindamente trenzadas hojas. Todo indica que es día de fiesta. ego dispone panecillos, los mejor surcados, y pastas de azafrán rosquillas y barquillos, pone la cacerola de cobre al fuego, sitúa a un lado, aspirando el aroma del café de Java… entras espera a su marido, se afana, se apresta, se pierde en lentas minucias; vueltas a la salita, pisando las baldosas bien fregadas, rrige un pliegue del visillo de tafetán de algodón floreado, ranca una hoja ajada a la balsamina de la ventana, pasa un trapo lentamente al viejo piano ecariamente contrachapado como aspirante a caoba, quita el polvo al teclado, con gran esmero, y muy suavemente mbién a las laminitas de marfil de las teclas; noros martillitos que golpean cordones de cobre fortísimo suenan, y no se rompen, a diferencia de la guitarra española. tiempo se ha deslizado de largo y el peso del día ha acallado música de la primaveral juventud, porque ya están los dos al borde de los cuarenta. brese la puerta de la salita, aparece el cabeza de familia en ropa de salir; aqueta negra, abigarrada chalina preanudada n rejuveneciente aspecto al reluciente rostro recién afeitado; señor Aberg saluda con un movimiento de cabeza a su refitoleante esposa: í, querida, aquí mismo, hace ya veinte años, e nuestra boda en la aldea, y me alegro de que lo recuerdes, e alegro también de que quieras celebrarlo con solemnidad. ura ha sido nuestra vida, en el campo, en la escuela, en la iglesia; uchas bocas hubimos de nutrir cuando no te daban nada por el trigo. siempre con cantos y buena vecindad, con estupendo humor, nos defendíamos, carro siempre a mitad del camino, menos mal que ahora ya estamos casi al fondo de la cuesta. r eso, mujer, aún debemos mirar con lupa los centimines; s hijos ya viven su vida, y cada vez piden más. no me recato, la verdad, de decir lo que pienso: avaricia es una virtud en quien está lleno de hijos, ahora también yo soy avariento; y hago mis cuentas día a día no me gusta ver en mi mesa comida de señorones u otras cosas… mida de pobres es el centeno, pues el trigo es para los ricos… bueno el café sin mezcla, pero para condes y elegantes barones, párroco lo toma mitad y mitad javanés y brasileño, ro los pobretones, como el sacristán de Arby, han de conformarse con cebada, cebada sólo se tuesta un poco, y con algo de achicoria es el no va más. modo, mujer, ya sabes cómo hay que llevar esta casa. o diré una palabra más sobre tan enfadoso asunto. espero que no te me enfades por tan poquita cosa». mujer quedó silenciosa, entristecida, abatida, sin saber qué contestar; unca hasta entonces había oído tales palabras y dichas en tal tono. sospechado siquiera que fuese éste el nivel de su casa. contrario, pensaba que en el banco habría dinero sobrante. te era, pues, su premio por tanto esfuerzo y tanto mirar el dinero: mpezar escatimando y recortando justo al borde de la vejez! marido parecía contento, alegre, de que sus palabras hubiesen tenido tal efecto; as con una furtiva sonrisa inclinóse sobre la taza, jo palabras amables, bromeó un poco, como solía. o las gracias por la comida, acarició en la mejilla a su esposa; levantó de la mesa, dio unos pasos por la salita y, como por azar, por irritarla, por hacer el payaso, tocó unas notas al piano: Qué bien suena todavía», dijo el bienhumorado sacristán, uena bien de veras, y ni una cuerda le falla; s enterrará a los dos, y a los hijos también, de eso puedes estar segura». cho lo cual, cogió el sombrero, porque el vapor sonaba ya a lo lejos, jo adiós con un movimiento de cabeza, salió apresuradamente. SEGUNDO CANTO reloj de la iglesia da las tres, y el de la iglesia alemana responde Inmediatamente; puerto junto al Puente de los Monjes cobra vida, el barco del lago Mälare sale ahora; umea y jadea, se encabrita; la pasarela hierve de gente; segundo almacena su mercancía y responde a preguntas sin respuesta; s pasajeros arrastran sus bagajes; el capitán está listo junto al timón jo un techo de hojas de abedul, pero del asta de proa cuelgan peonías honor del día, empero, pues corre la víspera de San Juan. vapor se encabrita, titubea, se desvincula de la muchedumbre, s tenderetes del mercado se ven entre el juego cromático de los postes de mayo, ando el alegre concierto de violines, flautas y trompetas ve ensordecido y acallado por los silbidos y los pitidos del vapor. ro en un puente de proa a bordo del gracioso vapor del lago Mälare ve al sacristán de Arby entre cajones y ebrios campesinos. lí está él, bien alta la cabeza, guardando un gran cajón de artesanías, rgo como un día sin pan y ancho como una cama doble; do en tomo a él hay un mar de cestos, jaulas y cajones, mo un ejército los ebrios campesinos se apretujan de pronto scando asiento entre el bagaje defendido por el belicoso sacristán. arroja un escabel contra espaldas bien mullidas a fuerza de tela y cuero, con el pie asesta una coz contra un jarrete curvante; cuando la hostil muchedumbre usurpa sus tesoros a modo de sofá o puede menos, con empellones y golpes, que defender violentamente propiedad contra gente que sólo la fuerza bruta capta. Vencer (se dice él en silencio) es defender lo que sea contra quién sea; vida no da nada gratis, y todo ha de ser tomado y robado, l mismísimo cielo ha de ser robado por la fuerza!, ¡menos mal que a mí no me faltan puños!». n fuerte calienta el sol que el sacristán suda y sufre; s efluvios del rústico fortín y de las cocinas y la grasa de la exhausta máquina citan a acalorada pelea que truécase de pronto en verbal lucha. mbriento siéntese, y la escotilla del restaurante hala apetitoso aroma de humeane bistéc con soja. ro, sin moverse de su puesto, él sigue alerta, y se enorgullece sufrir por sí mismo y lo suyo. Ahora comienza el azuleante fiordo; vapor vira a barlovento y el viento le acomete de un costado; ahí la orilla del Mälare en toda la belleza del solsticio de estío; elo y tierra intercambian piel, apenas cabe distinguir uno de otro: ul el cielo, pero más azul el agua, y la linde del bosque resuena lo lejos como nube de burgo fuerte, la cual parece a su vez linde de bosque; rdecientes islas y copudos árboles delicadamente vestidos y brotante su hoja tre agua y aire, sin que sépase si de una son o de otro; aire es tibio, no cálido; fresco, no frío; y el hombre se mueve mo en caldeada estancia cuyas ventanas estás abiertas al sol. ahora, el mejor cuadro del mundo se despliega, cambiante: vemos una ribera con pujantes tilos en cuesta, un arenal visitado por familiares botes semidescubiertos; el verdeciente campo de centeno y la amarillodorada mostaza; prado, pobre y húmedo y pantanoso cuyos juncos hincan sus raíces en agua; he aquí que de pronto surge un promontorio, la chabola gris arcilla de una tejería; tierra se escinde; y aparece un súbito molino ante tus ojos su rueda de cangilones te cubre súbitamente de cantarín arroyo. fiordo se angosta y deviene estrecho, y he aquí una casona noble anca como cal recién apagada, sobre su tejado una torre de reloj con su asta; tejavana con sus baños de un rosa vivo y el contiguo embarcadero; el jardín ribereño, paraíso erizado de árboles frutales, o frutos prohibidos, ni serpientes al acecho entre la hierba; pidos, apretujados arbustos de grosella y bosquecillos de frambuesa, en fila. ahora surgen la pompa y el fasto: humeros guardan la ribera pedregosa: edras y humeros, humeros y piedras: un saltarín aguzanieves orjeando adioses en el promontorio; ¡y ahora lánzase recto fiordo afuera!». s somormujos le siguen; y una gaviota y una chillona corneja; parte de esto, todo muerto durante un rato sobre la vastedad del agua, eñe vapor proclama cultivados paisajes; uizás allá véanse ciudades, casonas campesinas o moradas de placer; lago Mälare es rico en riquezas, no solo en históricos recuerdos ros al sueco de tal comarca. Por ejemplo, Sture u Oxenstierna, sa, Brahe, Banér[212], huelga mencionar a los otros. isla de Tynnel, el promontorio de Rave, la isla de Grip, la de Tid, el lago de Svart, Kungsör, adros que nos brinda, atisbante, la arrogante historia de los suecos. ---------- ahora, en el aire azulblanco, con el viento azotando de lado al vapor rece ensancharse la opulenta pareja de cisnes que van derechos hacia dulce ensenada de Ekoln, augurando la costa hogareña al fatigado vagabundo que acecha en la cubierta de proa. TERCER CANTO calma del pleno estío está en el aire y en las hojas, en el agua y en los campos; paz dominical ilumina la tierra, sobre la que reina el silencio, ando el tabernáculo del campanario llama a la paz sabatina. molino se detiene y el arroyuelo frena su carrera y queda exangüe; s bestias de tiro reposan en sus establos y cuadras, libres de arneses y yugos. s niños se hablan maravillados de las abejas, recogidas en sus colmenas, s aves, posadas en sus ramas, se atusan en espera del servicio divino; s peces buscan sus profundidades y dejan de ensayar sus juegos, saltamontes guarda silencioso en sus estancias subterráneas. más se vieron culebras en mañana de domingo, jamás ervos o halcones; y el arrejaco mismo se refugia en meciente fronda do tremante mientras resuenan cercanas poderosas campanas. día del Señor es sacro y su casa está abierta; agna es su casa en el pueblo, la más bella incluso del distrito… anca como ala de paloma y de alta bóveda como campana celeste, ta de techo, cual construida para colosos, para dioses. columnario bosque soporta la aérea bóveda, bajo la cual tean dragones y trasgos como patea las raíces del árbol universal primigenia serpiente, la omnirroedora, la escindiente Nidhögg. en torno a la santa casa: la luciente blancura, el floreciente dín de los muertos con pequeños lechos verdecientes e iguales, arcado con ramitas y cruces que repiten los nombres semiolvidados antel de árboles cadaverinos en idénticos cuadrados e hileras bien medidas… huerta celeste aquí; aquí se duerme, se transforma, crece. elven a oírse pitidos, segunda vez, y suave, mienza la amplia casa a llenarse de endomingada gente. sacristán, en silencio y de puntillas, va numerando los salmos; erviene el ayudante del órgano, asciende la crujiente escalera, uita el polvo al teclado, arráncale bien torneadas notas, pléndido acorde en sutiles semitonos, es el bajo el que siempre alza el murmullo, esto el pistón si los fuelles se hinchan en exceso. sacristán lleva largo tiempo atendiendo al pastor en la sacristía, bandonando su puesto de director de la hoja parroquial, entre cartas y actas, utizos y decretos, impuestos y avisos. le aquí ahora que va a su sitio, entre las hileras de bancos, iente huidizo a la dama sentada junto a la viuda del juez local, ega, por fin, a su asiento, en lo alto; y ante el abierto libro de música enfrenta con las teclas, comienza a sonar el preludio nuestro Sebastián Bach, el que más altamente tocó órgano; miz de dolores y penas que ansian tantas gargantas el órgano, gran proveedor, y los pulmones de los grandes fuelles… o fuiste tú acaso quien vio al ayudante de organista tear con torpones pies el pecho del titán caído? primer salmo suena y comienza el fuerte aliento del servicio matinal. do va por su cauce; y finalmente se llega al sermón. entonces, de pronto, el diestro sacristán parece deslizarse de puntillas calera abajo. Los escalones crujen y gruñen cual si hablar quisieran. ega al vestíbulo, entre cubos y bombas; nte el atrio encuentra a los cuatro diligentes campaneros. rece encuentro concertado, y en secreto acuerdo susurran ahora, presúranse luego con sigilo, corriendo al huerto del sacristán. , bueno, que pasó después? Niños acechantes cuentan ue sacaron de la casa, envuelta en lona recién lavada, go semejante a un animal con las cuatro patas arriba sin más se lo llevaron a toda prisa al granero. luego, sigue el cuento, sacaron del granero go aún mayor, un verdadero escándalo, y el bulto, ante el atrio, uñía y chillaba como un perro de juguete de esos que en el mercado cómpranse. ---------- mén, se oye, y el sermón termina al mismo tiempo que el servicio divino; sacristán ha vuelto a su asiento, y elige la música final, egida la cual, él la exprime del teclado del órgano: marcha nupcial de Mendelssohn toca, de su «Sueño de una Noche de Verano», lemne, pomposamente, y no exento de algún deliberado error; al verse en el espejo, capta una mirada de su esposa, quisitiva, responsiva, y ella, al tiempo mismo, desaparece entre la gente. do ha terminado y cuando se cierra la puerta del templo rodeado de fronda, sacristán corre a su casa; y ahora sí que es momento de adelantarse a todo el mundo; en sabe él que su esposa tenía algo que hacer en el presbiterio; do estaba en orden, previsto, nada podía fallar. í, el feliz sacristán entra en su ornada salita, ra el sombrero y abre el piano de reluciente nogal, ca un acorde y prueba un trino, una gorjeante escala; aca un tema, sus manos se llenan de notas; del «harpa yacente» surge una artística tocata[213] nuestro Sebastián Bach, su gran maestro; cual narra su vida en ritmos atormentadamente tempestuosos: veniles sueños de arte, la grande, maravillosa vocación ue hubo de sacrificar en aras de su hogar, de su casa, de su pan cotidiano; s recuerdos se apretujan; vése jovencito de nuevo, ancas aún las manos, no doradas por el sol de los campos, un día, en la capital, en la Academia[214] prometióse a luciente vida: dedicado enteramente a la música, en un concierto de iglesia tocóle tocar el órgano; misma tocata que hace un momento despertósele en la memoria. en los marfiles del piano vio sus manos reflejadas: callecidas y grandes, peludas, las junturas hinchadas de frío, rgüenza dábale golpear tan fuerte las marfileñas teclas: nas, suaves, como manos de mujer acariciantes… spierta finalmente; siente que la vida le ha engañado, nta ira invádele, cólera e irracional dolor; ca un acorde en modo menor, sigue adelante, se sume la más alta sonata de Beethoven, la titánica Appassionata… l un león cuyas ensangrentadas garras atacasen su cárcel, bioso contra el teclado, golpéalo todo en torno a sí… tentes puños híncanse ahora en el harpa de acerinas cuerdas, n los pies al pedal asidos semeja un crucificado. anto hay de amargo en su vida, la cínicamente traidora vida, rladora de nuestras ansias, zahiriente de los más altos sentimientos, olente ante deberes y sacrificios, despreciadora de consumados sacrificios; vida, flagelo y vínculo de los pobres hados humanos, rzándonos a golpear, desgarrar, ulcerar cuanto más caro nos es. así prosigue la sonata su prodigioso canto sin palabras, él ruge y llora de impotente ira contra el dolor de la existencia. Qué ha sido de la santa promesa de paz en el mundo?, ena es la voluntad humana que reclama paz; rzado va el hombre a la guerra o a la violencia, al engaño, a las palabras sin fe. cucha las palabras malditas de cuantos su fe en el bien perdieron; vida es fea, es un mal, aunque el hombre aborrezca lo malo. o sufre acaso quien siete veces hiere al herido? uánto bien quería el hombre mientras la vida el mal quiere! cucha, escucha los gritos de los cautivos de la gran prisión terráquea; bre ellos se extiende el azul, y enseguida piensan que es el cielo; si una mano se les acerca tómanla por mano de ángel; fe en el bien es inmediata; ¿porqué, pues, llamar malo al hombre? Maldita tierra donde todo va mal y todo se deforma! en amor siembras, en odio cosechas; de la fe misma abrigas duda; antas esperanza y lo que deshojas es miseria, gnarök, el fin de las potencias, gran incendio universal, acércase[215]. luego un diluvio, catarsis de fuego y agua; después, empezar de nuevo; en ceniza y fructífero fango ltivarás y sembrarás. Y entonces llegará la edad de oro de los sueños». ---------- s notas callan, pero las cuerdas aún resuenan mo eco de otros tiempos, respuesta de concordantes sentidos. mbién anonadado queda él, maravíllale su poder mágico, tanto la apocada salita tiembla aun en plena tormenta, s truenos inconscientemente evocados por el exorcista. entonces, de la ventana abierta lléganle súbitos, tonantes «¡bravo!», guidos de aplausos de muchas manos; él siéntelos mantes y suaves y tan cálidos como si las mejillas acariciáranle. udo levantóse y vio por la abierta ventana noble familia del conde en su fastuoso vehículo inmóvil… junto a ellos el párroco con sus hijos y yernos y nueras. «¡bravo!» más, muy alto, y el sacristán, reverenciante, acercóse. en un instante sintió disolverse en el aire su fuerte amargura; vida sonrióle; por un momento gozó a fondo la victoria del arte; cendido había sentidos y corazón y forzado a los grandes a escucharle. ahora volvióse, una mano cayó sobre su hombro; lí estaba su esposa, hondamente afectada por la gloria que haló a su marido, o sabía qué cara ponerle, de que gestos ungirle; gió de su esposo la mano, suavemente, con fuerza apretóla, liz de encontrar nuevamente al mismo que perdido creía… mbos contentos cual niños, admirando el piano nuevo, uto de años de sacrificios, una fuerza que ha entrado en la casa. al tiempo irradiante ímpetu, exhalante luz sobre el hogar, minando los muebles precarios y elevando los nimios. un ademán entran raudos los niños y enseguida cundió la alegría ás alta que nunca, hasta el techo, en la pobre casa del sacristán. LA NOCHE DE LA TRINIDAD[216] La sala de la posada de Fagervik por la noche. Se quitan las contraventanas del fondo y se abren las puertas acristaladas del mirador. El director de la aduana, el jefe de los pilotos y el jefe de correos están sentados a una mesa, bebiendo. EL DIRECTOR DE LA ADUANA ¡Vaya primavera!, ¡nos revienta las ventanas como nos las reventó el invierno, que nos las cubría de hielo! El aire invernal entra como quiere, y así la estufa, claro, se enfría en un rincón como un escolar castigado de cara a la pared. La juventud y la primavera nos espera con sauces y anémonas junto a la puerta; Nuestra encantadora señora Lundström ha puesto aguardiente en hielo y nos tiene preparada una cenita, Una cenita para siete, con cangrejos y anguilas y rábanos tempranos; Auténtica comida de Burträsk, no lo olvides, y el más tierno alajú de Bergman; Y luego jarras desbordantes de Pilsner espumoso de San Erik, Afuera, pues, con la cerveza fuerte, y mézclala dos a uno con la de Pilsner; Y así es como la gente se siente a gusto, eso es hospitalidad a la sueca, ¡y no tengo más que decir! EL JEFE DE CORREOS Bien has hablado, amigo mío y caro hermano aduanero; La carne tiene, ciertamente, sus derechos, pero no hay que olvidar al espíritu; Por consiguiente también hay que traer música y canciones de la ciudad. EL JEFE DE LOS PILOTOS Muy bien, muy bien, amigo jefe de correos. Pero también yo voto Por pasarlo bien. Cuando, al atardecer, llega a puerto el primer vapor, Se le recibe como es debido, con todas las banderas de señales bien desplegadas; La bandera azul y gualda se iza en la punta en atalayas y chalupas, Y de lo alto de nuestra casa, el viejo cañón finlandés, Comprado en una subasta de naufragios por cuatro riksdaler[217] con descuento por pronto pago, Saluda como un trueno al liberador que nos llega de la tierra firme, Al capitán diplomado Kronander, de Baggen, nuestro amigo. LOS NIÑOS CANTAN FUERA Bienvenido de nuevo, simpático sol, Que nos liberas del viento del norte; Hoy te has vuelto a dormir, como el año pasado, Por eso tienes los carrillos como amapolas. Caliéntanos la tierra, que crezca el centeno, Y llena bien nuestros rústicos hórreos; Calienta el agua y la tierra, olas y calas Para que nos podamos bañar. Bienvenido de nuevo, simpático sol, Luce sobre la tierra, luce sobre el agua; Ya suena el canto, ya se templa el violín, Ya se baila noche entera. EL NOTARIO ¡Eh!, ¡que aquí estoy yo!, ¿me veis?, soy el primero que viene al baño, Soy el notario de sucesiones del Honorable Tribunal de Primera instancia de Köping, Y me dedico a dar fe de las sucesiones, por lo cual se me llama en broma El testigo de la muerte[218]; me conocéis desde el año pasado, ¿no?, ¡tenéis ese honor! Treinta años llevo ya dando vueltas por estas orillas, invitado de honor de Fagervik, Tomando mis baños, dándome mi paseito por la mañana y por la tarde; Disfrutando de lo que aquí es disfrutable, distrayéndome de pensar en la muerte. Contemplando la juventud y el sol, en primavera siempre vuelvo a rejuvenecer Como un roble ahuecado que, sin embargo, sigue reverdeciendo, aunque sin dar fruto. Ya he pasado por mi chalecito en compañía de la vieja Lovisa; Abrimos la ventana a medias para airear, asear y limpiarlo todo; Y también cavamos en la huerta; yo mismo, aquí donde me ven ustedes, rastrillé y limpié; El macizo del perejil está como nuevo, y es que, si no les echas hierbas y especias, Platijas y tímalos, percas y todos los demás peces guisables No valen para nada, ¡lo que se dice nada!; conozco bien mi pobre archipiélago[219], He sembrado eneldo, el imprescindible, el eneldo divino, Y cuando en agosto llegan de tierra firme los regordetes, los agitadísimos cangrejos, Y de las islas y los escollos nos llegan en bote las deliciosas chuletas de cordero y ternera y se ponen a la venta, ¡Ojo!, no olvidemos entonces el imprescindible eneldo, Pues sólo él tiene el poder mágico de hacer comestible el arenque del Báltico. Y también he sembrado rábanos de invernadero, aunque más como entremeses, Adornan mucho las mesa el domingo por la mañana. Y no olvidé plantar flores, pero sólo de especies conocidas y familiares: Ante todo, alhelís, jugosos alhelíes de colores cambiantes, Rodeados de coronas de aromáticas, hurañas resedas; Ni he olvidado tampoco sembrar ásteres, que tan bien nos vienen en el otoño. ¡Cuando todo lo demás se aja, el áster sigue muy gallardo y erguido en medio de la helada! Y cuando zarpa el último barco y yo me vuelvo a la ciudad Me llevo conmigo un ramillete de ásteres para la camarera del vapor, Como un pequeño recuerdo y acción de gracias por las amables horas Que gracias a ella he disfrutado ante la cargadísima mesa de entremeses del salón de primera clase… ¡Oh, señores,!, ¡qué excelente anguila, qué salmón en jalea, señores míos! EL DIRECTOR DE LA ADUANA ¡Por favor, notario, cierre el pico, que nos va a zampar a todos como si fuésemos peces, Y nada me extrañaría que tuviese Usted servidos a nuestros herederos antes del anochecer! EL JEFE DE CORREOS Querido señor notario, aparece Usted aquí como la primera golondrina de junio Para comunicarnos la llegada de la primavera en la comarca del archipiélago, ¡Héos aquí, el primer bañista, al que enseguida seguirán muchos más!, Traéis a nuestra pequeña comunidad el retintín del oro en la bolsa; El oro que se vuelve plátano, y la plata que se trueca en relumbrante cobre, Hoy llueve sobre el párroco y mañana goteará sobre el sacristán. Y así cunde el bienestar en el pueblo, es como si la ciudad pagase su tributo al campo. ¡Bienvenido, pues, aquí, señor notario, todos nosotros os lo deseamos de todo corazón!, Y le rogamos que participe en nuestra fiesta en honor de este día y esta noche; ¡Hoy, domingo de la Trinidad, bebemos nuestra propia salud en fuentes[220], Fuentes gualda cual oro, por mucho que la señora Lundström insista en descorchar botellas…! Allí brindaré yo por Usted y le desearé una larga vida, Tan larga como la nuestra y un poquito más. EL NOTARIO Gracias, buenos señores, acepto agradecido vuestro amable ofrecimiento, Primero en la fiesta y luego en la cama, he aquí mi lema para el día de hoy. ¡Pum!, ¡ha sonado un disparo. ¡Y otro más! ¡Y es que acaba de llegar el barco! Junto a la fuente, bajo la fronda de los robles y los abedules, se ve una mesa puesta, con cuencos para el ponche y vasos. A la mesa están sentados el notario, el director de la aduana, el jefe de correos, el poeta, el revisor[221], el vicepastor, y otros. EL NOTARIO El sol se ha puesto su yugo y galopa con resplandeciente arnés Saliendo de su quinta casa, que está bajo el signo de los gemelos, Abandona el engañoso mayo y viaja bajo la protección de cáncer[222]. Y entonces es cuando llega el verano al norte y cuando el ciudadano suda en la ciudad; Los colegios terminan sus cursos y en las fábricas comienzan las vacaciones. Los hogares se disgregan y las ventanas se enyesan contra el sol[223], Las alfombras se enrollan, la ropa de invierno se saca a airear, Las casas están en plena limpieza de verano, y todo huele a altamisa y alcanfor Esparcidos doquier por la madre contra la polillas. De modo que, ¡todo el mundo afuera!, ¡todo el mundo al puerto, donde espera el vapor! ¡Arriba el ancla y mar adentro!, ¿nos hemos olvidado algo?, ¡pongamos proa a la tierra firme! El comienzo del verano, hermoso, dulce tiempo de juventud e ilusión; Las últimas anémonas aún nos esperan en el bosque; Es entonces cuando la prímula asoma, ofreciendo miel y cera A las abejas y los hambrientos abejorros, y coronas a los niños; Y en nuestras huertas las vallas ostentan narcisos y tulipanes; Y los arriates de recién removida y nigérrima y friable tierra aromática a verde Se cubren de la olorosa nieve de los manzanos en flor que bordean el camino. El jardinero cuida de su invernadero: lo airea, lo limpia, lo riega, Vigila la hilera, recta como hecha a plomada, de esponjantes lechugas, blancas como harina, ¡Y sus hileras de rábanos!, ved cómo se levantan ya sobre la tierra Como queriendo salir al espacio con rosados piececitos… He allí el remolino de las espinacas, y el imprescindible eneldo. ¡Pero, silencio, gulosa boca mía!, ¡volvamos a la golondrina! ¡Solsticio de verano oh, tú, delicioso tiempo, entre peonías y lilas!, ¡Oh, tú, estación de lilas, lilas, pero, más aun, las blancas Que aroman y susurran, como en mis tiempos jóvenes, sobre amor y esperanza!, Aún recuerdo, sí, todavía, el perfume que exhalaba el guante de una damisela, O quizás fuese su pañuelo de encaje, trofeo de un baile de año nuevo… Llega, pues, el día de los botes: hay que enjarciarlos, pintarlos, empalmarlos; Y hay que comprar cañas de pescar, traiñas, anzuelos; Limpio está nuestro campo de tenis, pronto nos saludarán los sombreros abigarrados, Rojos y blancos y azules como gigantescas flores del bosque. Ése es el tiempo de la juventud; y los viejos regocíjanse en el recuerdo. ¡Día de pleno verano, cuando el viento queda inmóvil sobre el agua espejeante Y el sol quema en la orilla y los niños se bañan en la caleta. El cuco[224] ya no canta, mientras la hoz corre sobre el campo. El heno recién cortado se recoge y se amontona sobre carretas cubiertas de follaje; Las fresas del bosque, con leche, bien ajustado quizás el sabor a leche agria, Aguardan al atardecer, cuando llegarán los sudorosos, hambrientos, sedientos segadores. La semana de las damas, como suya que es, llega en julio; Día del santo, día único que nunca falla, con oporto, café y pastas. Cuando las rosas están en su esplendor, pero víctimas siempre del podador; Sara, Margarita, María, Malena, Emma, Cristina, A vosotras la cosecha de rosas, lo más bello cae bien a las bellas. El almanaque predice lluvia; lluvia frecuente, más no constante; Y cuando, a pesar de todo, llueve, la gente se reúne y alterna, Todo el mundo se entera de los festejos, todo el mundo discute los programas. Ahora hay fiestas cada noche, y se juega y se disfruta y se baila, Pero bailar sobre todo, porque ahora también llega la música; Músicos de primera fila, de la Real Ópera de Estocolmo: El primer violín es bueno, el anterior, empero, era mejor, El contrabajo es óptimo, y el peor el clarinete, Pero el piano vertical, ¡señores!, ése sí que es grande, lo toca La mismísima directora, nada menos, que estudió en el Conservatorio, Y en otros tiempos tocó para van Boon, pienso que eso era en los años sesenta[225], Y después tocó para sí misma, y, claro, también para sus íntimos. ¡Bueno!, pues mientras el baile prosigue en la gran sala de alto techo, Los caballeros, y no los más jóvenes precisamente, beben sus copazos, O tiran bolas en la bolera del monte; Las damas, en tanto, se sientan en largas hileras ante el mar, Y tampoco son precisamente las más jóvenes, y espantan los mosquitos con ramillas; Los mosquitos son al reposo lo que la serpiente es al paraíso terrenal, Los mosquitos son malos bichos, pican como demonios y no dejan dormir. ¿Qué no dejan?, ¡y tanto que no dejan!, como que en las luminosas noches nórdicas No hay quien duerma, y desdichado quien se quede dormido a medianoche. Lo mejor es hacer como yo: un profundo sueñecito a mediodía. ¡Oh, las dulces noches en que, finalmente, uno cae en la cama!; De estilo gustaviano es mi lecho[226], con muelles cojines de plumas de ave marina, Y lo bueno es tener una lamparilla encendida para echar una ojeada al periódico. Descarguemos un poco de insecticida sobre los mosquitos y su irritante séquito, Y en sueños volvamos a los más obscuros atardeceres invernales. Nuestros sentidos se embotan entre pensamientos grises como el otoño… Pero he aquí que al apagarse la lamparilla vemos luz entre las cortinas, Y ya canta el petirrojo y en la caleta el agua salpica contra la ribera. El sol del pleno verano nórdico, y del nordeste (medio este), tiene su púrpura Dispuesta en una banda que reluce y deslumbra como radiante aurora boreal, ¿Asoma ya en la estancia?, ¡es que amaneció!, ¡y ahora sí que huyen a reposarse los mosquitos!, ¡Y qué bien se duerme uno con el sol contra los ojos cansados! *** La canícula avanza somnolente bajo el signo ardiente de Sirio; Todo está ajado y seco, decaído y polvoriento y pesadote, El calor nos aplasta hasta dormirnos y las pulgas nos despiertan a pinchazos, Las dalias se mueren sobre sus tallos y los ásteres caen graves contra la tierra. Los pozos quedan exangües y la tierra misma se agrieta de sequía… Y entonces avanzan hacia el oriente las azulnegras, enhiestas nubes de tormenta, ¡La vanguardia del rayo avanza!, ¡durante un segundo reina el silencio!, ¡y se oyen gruñidos y ronco rodar de truenos Y ásperos rugidos y chasquidos! Y luego un detonar de agoreros cañones. Las ventanas se sacuden de estrépito y los morillos tiemblan en las chimeneas. La tormenta se derrama ahora de azulnegras nubes que asoman al zenit, Las ráfagas soplan aspérrimas contra las azotadas olas de la orilla, La gente se refugia alocada en cualquier parte, todos cierran puertas y ventanas, Las aves se recogen y encogen al pairo de los troncos rasgados de los abedules, Los peces se hunden aterrados al más hondo fondo, y hasta bajo tierra buscan cobijo… Y entonces la pelea está en los aires, por la tierra, por el agua; Y luego se aquieta; como el olor a pólvora después de la batalla, Las nubes salen desaladas, se clara el cielo, la naturaleza se calma, El sol recomienza: luce, calienta, quema. Mas la canícula, a pesar del calor, de todo, conserva sus instantes más lúcidos, La caza de patos recomienza y con las cerezas iniciase la estación de las bayas; Los guisantes van al mercado, y enseguida siguen las patatas el mismo camino. Se compra papel cazamoscas, pero las redes cazamoscas donde se cosen es en familia; Los niños celebran meriendas y se va a la ciudad a por aceite de ricino; La alarma del cólera se deslíe en el aire como el amén en la iglesia; Y todo el mundo se pone a régimen, pero los caballeros siguen fieles al coñac. Y llega el momento del cutter y de la Real Sociedad de Navegación a Vela, Y cuando suena el vibrante grito: ¡Ha llegado la escuadra!, Todos corren al banquete; la dirección se reúne Y la sociedad da, evidentemente, saraos para los oficiales de la marina de guerra… Y entonces dicen los viejos: Bueno, se acabó y se reúnen a solas en el Castillo; Allí beben y tontean y recuerdan los viejos los tiempos de su juventud. Agosto llega como el último vals del baile Y el fin del veraneo fructifica en las flores caídas del estío incipiente; El centeno se hacina y el trigo al tiempo amarillea, Si Eric prometió espiga, Olof aparece con pasteles El día de San Lorenzo traerá peras, pero no de las buenas; Las manzanas que vemos por las avenidas son igualmente fruto de otoño, Las frambuesas se siguen recogiendo, los melones y los más deliciosos cohombros; El cohombro, ésa es mi fruta, mi fruta vital, ésa es la verdad; Yo mismo los he cultivado como nadie, y guardándolos en jarras, Jarras de algo más de dos litros unas, de más de dos y medio otras, Compradas en la cacharrería de Kosta, que creo está en la Ciudad Vieja. Las avellanas que se ven por ahí comienzan a madurar ahora, Y he de fijarme si aún quedan algunas del verano; Y es que las ardillas se las comen todas, y los niños cómenselas verdes. Tras la lluvia de otoño los hongos aparecen como mala hierba, Los hongos están muy buenos frescos, pero también pueden salarse. ¡Sigue, sigue!, porque ahora pasamos a agosto, el relucir lunar de agosto, Como fuegos artificiales, es propio de las regatas, con antorchas y lámparas. Sí, sí, hijos míos, hijos míos, aquí el viejo empieza a perder su norte. El verano va a su fin, y los atardeceres comienzan a ensombrecerse; Llegan días muy sombríos, y la gente se congela en casa; Y los que salen a la calla se cubren de suciedad y fango y humedad, La mente se irrita y se embota y la falta se siente por anticipado. Y, fijándonos bien, Veremos en jóvenes y viejos un aire de anhelo, Anhelo de la ciudad, del hogar, del café, de los amigos ausentes… Y así llega el fin del verano, y la gente se va, con melancolía, del campo, Como en tiempos más felices se irían de las Islas Afortunadas… Treuga Dei, la paz de Dios[227] se ha terminado en la naturaleza Y recomienza la ley del puño con sus querellas, sus asiduidades, sus trabajos: Todo cuanto es bello y largo y joven deviene corto como el verano nórdico. EL POETA ¡Ahora me toca a mí decir unas palabras junto al cuenco del ponche! Espontáneamente ofrezco al notario mis gracias por habernos cantado el verano, Tema de libre elección, he aquí la norma, de modo que yo elijo, ¡buenos señores, oídme!, Elijo el amor ante todo, sus celestiales goces y cuidados. ¡Eros, el más antiguo de la familia divina, y el más joven de la humana, Eros, el niño celeste que nace cuandoquiera que un hombre ve a una mujer, Nacido él mismo de un rayo que chocó con el rayo de un ojo fulmíneo, Nacido de querellas concluidas en eternos abrazos! ¡Eros es mi canto!, ¡en tono menor y mayor, pero menor sobre todo! CHRYSAETOS[228] ué esperáis pesadísimos cuervos lá abajo en el seto autumnal? ntes era tan solo el corvato fugiado en el árbol desnudo. ué esperáis cacofónicos cuervos tendiéndoos a cientos y cientos?, ebo acaso o carroña ue dejó el carnicero?, ace acaso en la paja a bestia muriente, será que hacéis fiesta los cuervos? ué esperáis cacofónicos cuervos lá abajo, en redor de mi casa?, los tilos los veo, los vientos meciéndose; las ramas nocturnas croando en las diurnas las alas arqueando, esperando que alba se encienda. qué gruñen los canes cetrinos la finca del gran plantador? r los bosques buscando y saltando; empre alerta, jamás distraídos. qué cantan los canes cetrinos? o será que a cadáveres cantan? ntados en grupo uñendo y cantando el cuello estirando rante la oreja… diente y reseco el hocico… uñendo les oigo ando el búho su grito comienza. ué chillan los búhos de gualda r los techos de hórreos tantos, ando tanta abollada veleta si al viento no puede hacer frente? ué cantas, veleta roñosa, la música triste y nocturna? res cal o cadáver?, ales tú o valgo yo?, puro es o miseria?, presagio de muerte?, Miseria es y muerte es y cadáver! que hacéis, encorvados sujetos, lá abajo en el niveo páramo?, las liebres, quizá, ponéis trampas?, Mas la tierra ya se abre en deshielo! llevan ramillas, sgajan estacas, spejan la senda, ensuran peldaños; s senda de invierno brada o escueta ue hiende la mar congelada? ué hacéis, pues, encorvados sujetos, la entrada de ésta mi casa?, hora cruje en la tranca la puerta es que un hálito niveo lo oprime. s hombres ramillas parcen en nieve; tanto caen gélidos telares copos, s huellas se borran, humus se esponja, asta!, ¡basta!, ¡basta!, lanca, amarga cual sal es la nieve! egan trineos, gritan cocheros, dean lámparas, se aleja el día. s hombres llevan, los hombres clavan… ermina el cuento!, ¡termina el cuento! * se oye un grito… * la escalera el techo rasga un grito, ue retumba por campos y casonas el viandante en la calle tiembla al oírlo se detiene con las manos juntas. en alto piso de desierta casa, la ventana, sobre arbórea fronda, luto un hombre alarga ante sí lámpara mo queriendo al páramo dar luz; aúlla con voz de loco o bien de bestia cién herida en su prisión exigua: a muerto Chrysaetos! voz el niveo páramo unce, y llora sta morir en nórdicas alturas, ás el bosque viviente lo repite replica gimiente cuanto breve: hrysaetos ha muerto! * r estancias vacías yerra solo, oquier velas y lámparas enciende. el salón colgado fijo mírale retrato distante y frío. furioso, de cuarto en cuarto busca, sca lo que ya nunca encontrará, na busca que al loco encoleriza, lo que busca ya no rememora. jones abre, armarios y alacenas, l pasillo va luego a la cocina, bajo mesas mira y bajo bancos sta que en el vestíbulo se aquieta. lí un abrigo cuelga abandonado: piel del cuello suavemente usada r las mejillas que rozarlo suelen. l recuerda y sus ojos brillan rojos…! afuera, en plena noche… afuera, en plena noche, nieve y páramo, él corre y busca, busca, lta fosos, rutas franquea, as la nieve le envuelve y le revuelve! usmea!, ¡husmea!, ¿tienes pistas ya? jo hielos y fríos y diluvios tropieza con piedras entre zarzas se enzarza en torno a él cual muro crece nieve… mo bestia feroz va contra el viento, ego está, su mejilla luce pálida, pulso se encabrita, ¡sigue!, ¡sigue! e de puntillas que si no te hundes n que nadie te vea, die morir, por mucho que aúlles, te oiga! en las flores de nieve te sumerjas! ienes miedo, hijo mío?, , negro el cielo está como pizarra o escrita, como piedra en una tumba n inscripción. esiste!, ¡estáte inmóvil! * él sigue, va del sur a las colinas, o entre abedules se alzan los alerces… hí sangra el corazón, la mente se abre, hí solía él ir con su mujer. jísimos, al norte, ¿es un delirio?, la casa desierta ve la mole al tren raudo que espera en la estación, allí está su ventana iluminada! él grita entonces: ale ya el tren?, ecid!, ¡decid! s quizá el tren nupcial?, sa novia que vi mi novia de hogaño, da de blanco y verde vuelta en seda y gasa, da de blanco y verde al florido cerezo ue ante estancia yérguese? entado al sol, con sol en mis sentidos… lí fue…, y era mío Chrysaetos! * luego canta: as de estío, suaves vientecillos, as azules, tierra gualda y tibia, edra, en torno a mi choza entrelazada, mesa puesta con sus hojas cubre. sobre el mar, y entre las largas olas, y yo nadamos codo contra codo, el fresco mar la sed sacia de llamas ue el sol enciende en nuestro seno. al salir tú del húmedo regazo l mar caí yo de pleno en tu belleza!, erdóname que me jactase entonces: ti no te ve Némesis![229] hrysaetos! hrysaetos áurea águila, ojos de oro, r vez última al sol vi yo ascender…! fue al vernos los dos en la alta cima, ntándote a bajar yo con mi canto…! e tu ala una pluma arranqué entonces con ella en tinta áurea escribí luego s cantos que conoces… de Gehenna[230], ue transformóse en nuestro paraíso! la * tival tarde… rde de estío, dulce y quieto el viento, la verde luz de las hayas, los ojos el sol y en las mejillas, nuestra casa, en hiedra envuelta, vamos… ardía tarde estiva, bosque quedo, s aves ya no cantan, ando, apenas abiertas las flores, bre nuestras cabezas caen las hojas! * nto a la fuente de agua férrea ecen doradas florecillas, briza sierpe bajo argénteo tilo[231] e aquí el enigma del boscoso elfo, que es tuyo y mío! * entras se agitan los recuerdos… entras se agitan los recuerdos como eve invernal, él se hunde bosque adentro. ro el bosque termina y él se para nto al lago, do hay de arado surcos. invernal ruta, tiralíneas recto, r podados abetos flanqueada; as sobre ella se extienda negra tinta él se para, abatido, y la contempla: jadeo, un gemido, un bestial trago, ego un aullido, un infinito horror. la tiniebla llega, desbocado, jinegro coloso, hielo mécese y el agua muge. s ramas se estrechocan y se curvan, oles de hielo rómpense cual vidrio, istalinas resuenan sus astillas, úsica cual de miles de laúdes r fuerte terremoto disgregados. al lado, tal ballena herida, dea el vapor en carbonoso humo, undiéndose en el valle de las olas fantasmal espuma en su torno álzase. * ando el sol sale… ando el sol sale sobre helado campo rvados hombres entran azulencos ra mirar dónde el vapor se esconde; cual gorriones cuervos se apretujan ra picotear golosamente. torno al hielo siéntanse los perros ñendo igual que suelen en los bosques, al si profetas fuesen. El REVISOR siempre tuve suerte, pero ¿qué cantar puedo? Eros omnipotente manda, ¿qué diré yo?; olor, nuestro poeta cantó el suyo en sus versos. o es mío este concurso, ni es lira mi carraca; ntaré, pues, un sueño que soñé en mi escritorio. SOÑÉ… ñé que era un tullido en una estancia estaba que era mía… la lámpara al rojo resplandor unas personas que conocer quise. fondo de la estancia mi ojo izquierdo visó un hombre al piano… nguna de sus notas captar pude… as distinguí en los rasgos de los otros án cambiantes sonaban esas notas obscuras, cortantes armonías… l músico tan sólo las espaldas ía y la sombra de su móvil testa bre la partitura enfrente de él… en esa partitura hinqué mi vista: distancia sus negros garabatos al de un rostro los rasgos se juntaban a los de los demás se parecían… cuanto él más tocaba, más oyentes an apareciendo en aquel cuarto, por sillas, sofás, mesas y estantes! nso era el aire, alguien abrió la puerta, el vestíbulo todo estaba obscuro; ego la puerta del zaguán abrieron, onde ardía un gas que era mate y blanco ciendo en las baldosas blanquinegras ajedrez a tablero semejantes. trás serpenteaba la escalera n balaùstre de caoba, junto la saetera del zaguán al fondo. la escalera, esbelta y alta forma, móvil, negra ropa, opacos velos; forma se encorvaba, cual en honda sesperada reflexión sumida… s ojos, acuciados por lo nuevo, l zaguán cruzan ahora la ventana… lí, la huerta obscura, y más allá, otro lado, iluminada casa… rtinas de damasco, lujo, caros uebles, un comedor con mesa puesta, ra dos sólo, más todo era plata, el objeto más ínfimo era de oro… onías y lilas en jarrones chinos, aparador repleto de cuanto hay el mar y en el bosque… as no veíase allí ningún ser vivo… vista, hasta allí hincándose, devino hilo y por ese hilo yo seguía, en un instante estuve allí metido, , toda mi persona, yo completo. slumbrado me vi en el comedor uieto y con miedo como delincuente… ré mis pobres ropas, rostro, mis muletas… uiparéme a un cuervo tiroteado n las patas colgantes so las alas… vergüenza lloré… Se abrió una puerta del salón entró allí una mujer… era la forma que vi en la escalera, aviada de novia, irradiante juventud, belleza, infantil gracia… mano me tendió, sus ojos dícenme: Ahora eres mío cuanto yo soy tuya…» í de hinojos y sentí un instante frágilmente ruin que yo allí era… digno del amor de una mujer… la sonrióme y díjome: «¡Levántate!». vánteme, diciéndome: ¡Soy joven, erte y sano y no ya tullido y frágil! amás lloraste de excesiva dicha, ando el alma se esponja y se engrandece rradia rayos de alma gratitud, initos, allende los planetas, más allá, sí, más, pues no hay confines…? heme aquí, yo, sentado con mi novia… do era de mi gusto: pensamientos palabras parimos y engendramos, ntíame de ingenio reluciente en alas del ingenio era alto el vuelo sumíamonos al centro mismo todo: mundo y hado humano obscuro erpretábamos cual libro abierto… da fue que de dos almas hizo una… aun cuando que era perfección le dije, modos y no menos de vestido, mo en todo lo bello, había un fallo gusto en ella que mi vista hería… pedazo de cinta, roja, absurda, ue en su hombro derecho me irritaba. rgo tiempo contúveme, forcéme, ás, finalmente, ya no pude más mi mano saltó, cogió la roja nta sin mala idea ni pensarlo. entonces transformóseme mi amada un rostro tan cruel cual de Gorgona o cada rasgo era una sierpe viva ostróme arrebatándose la máscara, con voz de nocturno ángel silbóme: Ah, de modo que tú eres un pedante iticador de cuanto amar debieras?». No», respondí, «yo quiérate perfecta, vi un defecto y de él quise librarte». ella: «¡Liberador, vete a tu casa, no te gusto siempre tienes otras! erá mejor que bajes a la calle allí veras que ya no me precisas!» menzó así reyerta interminable onde ni ella ni yo nos entendíamos; rmenta de palabras sin sentido emplaza así y acaba en lucha abierta… enso que días reñimos, no, semanas, ños, todas las luces se apagaron el sol siguió a la luna, y ésta a aquél sucesión que fue cual de segundos… veces despertábame, más rápido ormíame a soñar la misma riña… r fin luchamos, y lloramos luego margamente nuestra humillación… nciliación, caricias y promesas amor, reyertas nuevas, nuevas riñas… grité entonces: «¿Es que no habrá fin, unca jamás veré el fin de este infierno?». o lo hubo, cada noche se renueva sueño, ¡y para mí es como otra vida!». El VICEPASTOR sando huellas pisadas a mi buen notario sigo, penas aprendiz soy del padre del verso patrio, ernhielm, primero y óptimo que en hexámetros cantara sueco, el clásico verso que en seis pies se distribuye, ré así dos miniaturas del viejo paisaje sueco. EL CENTENO HUMEA umea matinal el centeno en pujantes espigas, pla la tibia brisa del sur, ondulando la superficie; mo polvo de harina un velo se alza y se mece al viento; da de púdicas flores oculta como el abrazo de Júpiter las nubes, así que el anual milagro ocurre ahora a escondidas. oma cual de pan fresco se esparce en alas de matinales brisas; lo un murmurio, un temblor recorre la ruidosa paja; silencio de nuevo; y cuando el velo se retrae de tan meciente cosecha cretamente ocurre lo secreto, pero el milagro se deslíe en signos. os, el don del bueno es pan; en las brácteas de la flor del centeno scernir puedes su garbo, signatura rerum llámase; dados por un artista, mínimos, límpidos modelos elgan, atisbantes, de las flores, mostrándonos útiles de panadero. dillo de hornear, pala y punzador, con raspador, cuchillo, rodillo… do lo cual un niño me ha enseñado, rehuyo la fe de los mayores. campo no tiene seto, abierto se extiende sobre la tierra, puesto a insectos y sabandijas y a huestes devastadoras de gusanos. uién dio a la semilla defensa, quien defiende a la brizna de paja en el campo? mala hierba despeja las dañinas sabandijas: aroma anestesiante del cuajaleche, de la manzanilla el especiado aroma, hedor repulsivo de la magarzuela, el ponzoñoso vapor del espolillo, margarita misma, y el aciano, todos los cuales buscan el reposo vesperal del estío ya secreta energía jamás mancilla el vértigo canicular. modo que la bien defendida semilla de las pujantes plantas se siente segura, n segura como las ropas contra la polilla por la agria, pozoñosa cizaña. ro cuando llegan voraces huestes de ratas y ratones, de gorriones, vastadora manada, hurtando por huertos y surcos, rascón los asusta a todos con su cortante estrépito de matraca; visible él mismo entre espigas isócromas y de todos espantajo, r más que ninguno vea su vuelo ni perciba a tiempo su llegada, cido sin fuerza volandera pero tan móvil como cualesquiera otros en el otoño. mo se mueva ni los más sabios podrían contarlo; rascón es atalaya de huertos, único genio de los campos. * EL HÓRREO caminaste acaso un día de pleno estío entre florecientes campos y huertos, jos de la casona, en busca de senderos solitarios; uzando un vasto campo a grandes pasos, viste, sibilante, asustadora, rpenteante sierpe desaparecer arbusto espinoso adentro. picagrega alza súbito vuelo entonces, da vueltas, engaña, se eleva. bordeas el bosque, de heléchos y enebros bordeado; erba enana, una danza de elfos entre hongos y blancas flores de henaje; nzate senda adelante entre relucientes raíces de surcos, lucientes agujas aromáticas a resina y resbaladizas bajo el pie; ormiguero al pie del pino viejo como carbonera que es refugio de sabandijas; millas de meruéndano cetrinas como mirto. La blanca brusela ézclase como flor de azahar en la corona de la novia. picorojo pica y martillea el tronco, ahuecándolo, y el lugano, en la copa misma, ce su nido en las ramas cedientes de un altísimo pino; espumuy clama pidiendo auxilio como una parturienta. jante es el bosque y tétrico cuando el espumuy sacramente lo incuba. meja la celda de un pensador si con pesados y verdes cortinajes cita tu sentido al celo, al esfuerzo mental, a la veneración. ro he aquí que de nuevo cala luz, ante la vista se abre una grieta en el boscaje; s mojones se enderezan, firmes, en torno a las raíces crecen fresas del bosque, el lecho de musgo parece coraza de la tierna linnéa boreal, mpánulas color melocotón aromáticas a leche y almendra finas cual aguja del grosor de un rayo de sol perforan el verdeciente terciopelo; llo rígido como brizna de paja, exacto, coqueto ornado. senda que conduce al pasto serpentea de nuevo en la obscuridad del abetal, bscuros troncos se yerguen; en una hondón luce forestal laguna, núfares albos cual guata salen del agua fangosa; spósanse a plena luz, pleno sol, pleno aire, mbúllense luego, ocultando en limo su dolor. eve como el placer mismo es el instante amoroso en toda la naturaleza, mienza en las nubes del cielo y acaba en el fondo del pantano. sa la desviante vía, como un cielo de luz ábrese el prado; oreciente prado de tréboles, aromático a miel y a frambuesa, jos, albos tréboles, meca de abejas y de abejorros: anta el prado! ¡Queda inmóvil, escucha el coro de cantores!; o es a ti mismo a quien oyes como si las flores mismas cantasen?, anto floral, floral aroma júntanse al viento en recíproca armonía, ptable únicamente para quien háse desvinculado de una vida compartida vana pompa de afectación para renacer en plena naturaleza! gue los pasos del reno, junto a la cuneta alza su nido la alondra; rmina el seto de tréboles y el prado se extiende hasta el pasto; ave como parqué el dulce paisaje de robles y tiemblos, gran patio se abre a la sombra protectora del vallado, cabe la fuente. a casa solitaria se divisa, gris, no muy distinta de un templo; atrio sustenta el gigantesco tejado de madera grisblanquecina; o vénse ventanas; allí no viven bestias o personas. allí se alza, a solas consigo, de soledad escueto símbolo, sto do tú quisieras vivir si fuésete posible vivir solo, sea, quiero decir: sin ti mismo, pues solo sigues sin estar solo; yo te sigue, te acompaña como la sombra sigue a su señor. ahí el hórreo, la casa de las flores, del heno reseco; a modo de compañía, ved a su lado el gigantesco tilo cubierto de musgo, tilo, árbol mágico y libre, que sólo en el aislamiento crece; lo en la avenida del parque cabe forzarle a uncirse a la podadera y al molde militar; to cual cúpula de iglesia erígese en campanario del templo hela aquí entre los árboles: la más bella hoja es la suya, cordiforme, l corazoncito resonante al viento; y su flor, una irradiante cabeza ue alzárase en alas al quedar listo su fruto para caer por tierra. hórreo, la casa de las flores, aromática a trébol y alestas, jo su alero, además, brinda cobijo a un nido de golondrinas. reja sola y solitaria, aquí atraída en fuga de la crespa muchedumbre; mar, nutrir a las crías, olvidarse por completo del mundo. uéspedes son del hórreo, los únicos que éste tolera en su seno. EL JEFE DE CORREOS y!, es éste mi turno, ¿cómo salir, pobre de mí, de tal paso? o nací volador, reptante soy más bien por tierra, unque una vez trepé hasta el tejado mismo de un hórreo, ndíme a la canción de la veleta, herrumbrosa estaba a semejanza de anciano, l anciano que entre vosotros siéntase y gruñe y runfla y chochea. n perdón, por lo tanto, y de ínfulas aquí hablar quiero. CANTA LA VELETA y una veleta sobre el techo del hórreo, hórreo del tabaco; grano van sus canciones ritmo del viento del norte: helada, n boca herrumbrosa; spa; spa; aquí un dragón un gancho[232]; rtantes dientes; élvese el viento. ca rdiz; ocoso, ocosea. echón, spalilla s hojas. ómo dice?, las hojas del tabaco. a; uele; pé, jetilla; s cajetillas cantan; cohol, iscordia rea el baile! Cabo!!! maestro, capataz del tabaco echante, era, fuera, fuera, era de sí, anujiento; , irr, irr bra; bra, espuela; ogallo, mbriaguez, fetón, isis… Policía!!! ahí un veleta sobre el tejado del hórreo, l hórreo del tabaco. uestra a veces más gusto n el viento del sur. toño, nsuelo! onsuélame, ctate, hierro rómpese, gáñase la luz. esperas… despabilas. dragón l gancho ba china s dientes; prime… scula, disloca… r err err, ranca, e atranca? agrava, ena, faena, faena, poquitín más. quierda Derecha rrumbroso y Lento orte y Sur ortera y Dolor[233] oriqueo, oriqueo. EL DIRECTOR DE LA ADUANA peor llega lo último, y el bufón atruena con campanillas, í asusta al niño que llora. Reír exige vida. aquí mi voz de pájaro, voz que oí en mi niñez provincial. allí eran mi cuna y la canción que aprendí de mi niñera. A CANCIÓN DEL RUISEÑOR[234] , ih, ih, ih, ih!, ¿dónde estábamos?, ¡ahí es donde estábamos!, hí estábamos!, ¡quoj, oj, oj, oj, oj, oj! Mira, mira, la cuna, la cuuu-cuuu-cuuucuuu-cuuu…!, ¿era ahí donde estábamos? !, ¡mira!, ¡la cuna!, ¡se mece, arrrrrrrrrrits!, a cuuu-cuuu-cuuu-cuuu-cuuu-cuuu!, ¿es ahí?, ¡mira, mira! es, ves, ves, ves?, iñera…», ¡niñera!, ¡sjátt, sjátt, sjátt, sjátt!, ¿ves?, ¿ves? a teta; tet, te, te, te, te, te!, lanco, blanc, blanc, blanc, blanc, blanc!, ¿ves, pequeña?, t, tut, tut, tut, tut, tut!, ¡sat’n, sat’n, sat’n, sat’n, ve! oriquea, lloriquea, lloriquea, lloriquea, lloriquea, ih!, , so, so, so, na, na, na!, ¡so, so, so, so, no! h, jih, guh, guh, guh, guh!, ¡Dios nos ayude, niñera, aitsch! EL POETA rminó el banquete, nuestra Noche de la Trinidad acaba en alegría; hora, dice el calendario, comienza la parte del año eclesiástico sin fiestas, í será hasta Navidad; lo cual a mí ilusión paréceme: verano mismo es una larga fiesta, una fiesta que dura lunaciones. posar de diligencias y agobios, con el culto en plena naturaleza; dominical paz llena la mente, y de dominical gozo sfrutaremos todos en tales días, tantos como cuenta la semana. noche ha huido, ayer fue noche de sábado; urra nuestra fiesta, nuestro verano, nuestra campestre vida en armonía! eparémonos, pues, ya nos veremos, a diario hemos de vernos!, ada de buenas noches!, ¡mañana mismo, sin falta, démonos los buenos días! JUNTO A LA ULTIMA PUNTA 1 nto a la última punta, blanca y lueñe, chalet se alza gris y decaído, s puertas se abren a ventosa noche; dentro, en el salón, suena un piano. horizonte cruza ignota nave, litario el timón, alta la escota; él en la vela, cuando vira el viento ye una estrofa, sólo una, del piano. encio, pues; él quítase el sombrero, acias manda al chalet del viento en alas, ella en la casa lo recibe, y fue al beso en su mejilla de un extraño. í abrazáronse en un bello instante; densa noche dieron y tomaron; unca volvieron a oírse desde entonces, se vieron tampoco hasta su muerte. 2 viento, en calma y noche desde que el sol huyera, en lo alto, junto al borde, dormita un bosquecillo, no se ven los pájaros nocturnos, s olas bajo el velo glauco del mar, se calman. s puertas del zaguán del chalet ahora se abren, jando en libertad a la cautiva música: nta el piano, espónjanse sus notas, y despiertan la noche que duerme en rosado ropaje. espejo del mar ahora se estremece, en los árboles se oye susurrar una vela, barco blanco pasa por delante en silencio, os, muchos, se suceden delante de la orilla; ombres con clara ropa escuchan en la popa los barcos, atentos, los remos en las manos. espiértanse las aves en islas y en escollos!, cuden las gaviotas blancas alas moviendo!, silencio, espiando, de lejos y de cerca; en al agua, que en suaves redondeces se mece. nevatilla, en tanto, en la orilla está firme, s gorriones del campo acuden de muy lejos, urraca desde el bosque, desde su árbol el cuervo, todos quietos, mudos, sorprendidos, mirando. ravanas de peces surgen de lo profundo, lucio coletea contra piedra, la breca sa, el gobio de oro y el de plata en el muelle asoman a escuchar el zumbante mosquito, ntos, la boca abierta, en apretado grupo scansan, las aletas en permanente alarma. falenas la ronda danza en musical ritmo, ncos cúrvanse, biezos humíllanse en la cala; pleno la natura se despierta y escucha; s roquedos relucen como ojos de lince rocío plañente que a las piedras suaviza; monte al beso ríndese que le imprime la música. la blancoazul bóveda que el estío da al cielo hinca floral estrella, mas una solamente, de la luna el círculo en su postrera fase pera a iluminar del otoño la lámpara: entonces en la orilla ola sobre ola óyese entras el piano exhala sus últimos gemidos; a oleada llega de un vapor invisible, o quizás viajero de lejanas regiones. ando álzanse los pájaros y se alejan mohinos, s peces se refugian en sus profundidades, todo queda calmo, y un solo firmamento octurno cae y oculta el rostro de la luna. 3 uién esta noche va por el chalet, sa tablas crujientes, discordantes avos, y otea el mar ennegreciente? ué tu pie pisa, pálido cadáver, piececito, tan menudo y leve? uy joven, grave, tenso, corazón pisó antes tu talón, y! y yo, de noche, solos. ¿Tú en la sala, cando el piano con nerviosos dedos, del chalet al viento el suelo tiembla, h blanca dama en solitaria costa?[235] l ataúd nigérrimo del piano rge de pronto tu apenado yo. otros, pese a ti, tu pena anima, ese a ti! EL HOLANDÉS[236] PRIMER CANTO ete años navegué sin rumbo fijo r mar desierta, huyendo de la tierra; veces vi luz navideña o fuego njuanero llamarme a tierra incógnita. as jamás una flor, jamás un árbol, áureo campo, prados verdecientes; miraba del mar a lo más hondo, endo de algas arriates infinitos. quello era mi estío, mi consuelo; sol en equinoccio, primavera; s móviles estrellas, el otoño; s cerradas heridas, el invierno. séptimo año, según mi destino[237], lví proa a la más cercana costa, el juicio que de Roma golpeábame evó mi nave y gente a tierra firme. día bajé a tierra; en una urbe, nto a la catedral, en el mercado, n un romero hablé, bien lo recuerdo, jo la Virgen, en el vasto atrio. Hijo», me dijo, «cerca está el dolor; prepara tu séptimo cilicio: mejor y más dulce de la tierra sgarrará tu corazón de nuevo. e qué sirve la duda? El cielo ordena; escupe al mar, muestra tu puño al cielo, orgullo has de humillar, y por cien veces la rueca de Omfalia tejerás». la mano llevóme por callejas un portón cabe el pozo de María. a mujer prendió a mis fuegos fuego, mi monje esfumóse al yo volverme. SEGUNDO CANTO ué es esto?, ¿qué es esto?, a una niña envuelta en velos blancos, coro de armonía eran sus líneas ue bajo el blanco velo traslucíanse. eflejo vivo del cosmos! erte parábola eran sus caderas, mo cometa, ignoto espacio adentro… lvióse y la vi, raudo, y vi sus líneas mbiar en semielipses, al las que hace la tierra en torno al sol a fin se forman en oval trazado cuyo vital punto radios ábrense. los hombros a la ingle se dibuja hexagrama santo, gran Orión contra la estelar bóveda onde el cinto se marca en el ombligo[238] en la que surge el ecuador celeste jando hasta el esférico triángulo r tres arcos convexos acotado: pula es del templo en la cimera, emplo que la maternidad santificó! encima, el fuego, en curvas erizado, solar casco y de lunares hoces yos dos pechos, curvos, son la Tierra. sí, hinojos nubosos de la Vía ctea, y del muslo el sutil arco, como un cuerpo que lanzárase al vacío! el redondel del pie, del hombro el cerco, la pujante curva de los brazos, do lo cual surgido ha de la esfera: nfonía de esférica armonía[239]; la esfera y el cono[240] no de luz que el mismo sol nos manda! ú así, mujer, de luz celestial hecha, l creador reflejo en su creación, l universo con pedazos hecha, es, por tanto, el Todo! mnidadora te la cual yo soy vacío y nada! ija del cielo, empero! De la Tierra de los reinos de natura hecha lvíscolo do el alma habitar debe. oreja, en forma de marina concha; boca, flor de miel[241], forma, cual stoma[242] que a la planta re da. Tu nariz: sus alas curvas o en zarcillos de uvas y melones. madreperla de tus dientes de píscicas escamas cobró forma. s ojos cual zafiros son azules y negros como el ónix, pardos pueden ser, igual que el ágata. la piedra está hincada en tu epidermis, el blanco-azul, cual huevo de paloma bre lecho acotado sutilmente n plumón negro a una garza hurtado. on qué comparar puedo tu cabello? crin de hipo indómito, o a púrpura marina[243], a finas algas de la mar profunda, a imperial hierba, césped o fetuca, mpera hierba, crespa, hosca! a tejió acaso en seda algún gusano ra sábana de albas mariposas? araña embobinó tan sacros hilos ra cazar con ellos áureo insecto? uando Urano cavó en la Tierra joven, Gaia, Tierra-Madre, se le unió[244], a misma tornóse tus guedejas, imer velo de novia anto primer sudario! uedejas que tus lágrimas secaron hurtaron tu pudor ando de Edén el parque abandonaste r el huerto de espinas que es la Tierra. la sombra de cuyos frescos bosques posas tus cansados, pobres ojos ando la aguja al fin del día dejabas tu vigor secaba enfermo hijo, biendo tu alba sangre las niveas copas de tu pecho! * calor de guedejas también pude ormir de madre o cónyuge en el seno. a vez eran rubios y volantes al brote estivo o primaveral rama; ras como cipreses negros eran; omo fustas trenzadas de serpientes e hirieron en los ojos; tejidos cual mísero cilicio evé encima su peso! h, dulce fusta…! TERCER CANTO nos de nuevo ante la catedral con mi peregrino. só un año de horror inolvidable todo ha terminado. el puerto mi nave abarca y piafa n deseosa cual yo de hacerse al mar. lagro es que aún yo permanezca vivo en la gracia del cielo, ás, sin embargo… anco es mi pelo ahora, lidos son mis ojos. endrá nombre el dolor que yo he sufrido? l mal premeditado, consciente mentira, calumnia maligna, n sin fondo y sin causa mo el odio! sin embargo… nupciales placeres dirigíme mo a infantiles juegos; manos de ella abandoné mi sino reposé mi testa en sus rodillas al si de amigo fueran, mfalia!, ¡Omfalia! al fin, despierto de amoroso sueño, isionero descúbrame mi peor enemigo en la mazmorra. el fondo de un pozo maloliente, cadenado a un muerto ue empudreció mi alma ozo a trozo. ónde hallaste el poder, pequeña máscara sta herir de tal forma al poderoso?, n mí fue, en mí, en mi gran fuerza humana onde lo hallaste! di, tú recibiste; ás yo cuando yo cerróme reclamé mis dádivas só tu omnipotencia. o hay vicio ni delito mal ni agravio, rversión o locura ue yo no haya sufrido… empero… de nuevo ser libre sentir cerca la hora del adiós, en el viejo enemigo ver amigo; ave ludibrio el tiempo ido cubre… ien sé que en mí el pasado fue una prueba! que en nido de víboras no he muerto de dolor fui pasto cual me alegra y aún me decepciona agradecido y conciliante me hace; í, pues: contra y a pesar de todo ecuente depresión se siente viendo ue la vida no da nada por nada, victorias si no es con llagas grandes… diós, Omfalia, pues, mi ex regidora, tus ofensas ahora sotorríome; clavo fui, también tú esclava fuiste; ero yo ahora soy hombre, y tú ramera! ASAVERO[245] evántate, Asavero, y anda! zurrón coge y tu cayado; sino no parécese al de otros que no vas buscando tumba alguna. na y comienzo cierto que tuviste, ro no esperas ahora ningún fin, ernamente pisarás el fango, uchos zapatos gastarás en ello. entras andas, esperas al mesías; tiempo ha ido rozando tu costado; iensas aún, quizás, que serás libre gún día, amnistía acaso aguardas? quieres, como Elias bertad recibir estando vivo?[246] *** nda adelante, vías y caminos, jando atrás tus cálidas estancias; bandonando tu terruño rgiste cual Cafarnaun[247]. disgregó tu hogar, se hundió tu casa, o a su hijito adiós tu esposa. fuego todo lo devoró todo, piedra o dejó sobre piedra. *** orre al tren, con mochila y con cayado, ro mirar atrás no se te ocurra! endice a aquel que dar y tomar supo, el arte te enseñó de renunciar! ingún pariente hay, ningún amigo ue te desee suerte en el viaje! qué más da?, ¡tanto mejor después, ando de un salto lánceste al frío mundo! ----- tren deja el andén de la estación, rga hilera de casas de madera, dea ambulante con ganado y gente. tras gruesas cortinas, dormitorios. mpo adelante, tal casa con ruedas, mparable!, los muros perforando, los montes cual sierpe subterránea. gua cruza, relincha el ígneo potro; tas de siete leguas son sus ruedas; uza un imperio cual si un huerto fuere. as la tierra termina y llega al mar, ahora, Asavero, tierra firme dejas te unces a la vida que te llama uy hondo hundida allende el horizonte. *** ra las nubes, cuán pesadas van los pujantes lagos, hundiéndose, ya alzándose, onde asidero el pie jamás encuentra no halla más reposo el caminante. noche ni de día, dormido o en vela, estés arriba, abajo, aquí o allá, do murmullo es, crujido o trueno. erda o leño, remaches o clavijas, plicio son para el cuerpo y el alma, pero de tortura el agua hiende. u error confiesa, en tu salvación piensa ando en tu torno el oleaje ruge! rees cercana salvadora orilla?, o que al piloto asústale la tierra su audaz proa lanza mar adentro; es que si es falso el mar, más lo es la costa!, si el viento es propicio y sopla fuerte proba lucha espérate sin duda! l mar, pues!, lánzate al cerúleo campo ue quillas aran y las nubes siembran, as nada crece allí de arado al ritmo nadie vive bajo su azul techo. oy se diría lona recosida ntra una lluvia que sin cesar crece. ro pensara que protección sea l cielo contra el humor del vapor el térreo polvo o picazón de pulgas. *** avero en la proa gris muralla otea, ate ojo, duro puño, ieta boca, alba barba, o atisba lueñes vistas, vida es el presente, e presente odioso n meta ni sentido, de respuestas mudo al pedernal sin yesca. cruta la gris nada al náufrago en el mar; cruta lo más hondo al ahogado en un saco. ULULAN LOBOS ulan lobos en Skansen, s hielos mugen en el mar, s piñas crujen en la cuesta, r nieve temprana oprimidas. ulan lobos en el frío, la ciudad canes respóndenles; sol se puso al mediodía noche atisba en pleno día. ulan lobos en la noche, las farolas su luz dan mo aurora boreal en lo alto bre los montones de casas. ulan lobos en los fosos, n probado sangre y les tienta, onte añoran y bosque virgen ver arder boreal aurora. ulan lobos en el monte sta enronquecer de odio, les damos por libertad utividad y celibato. *** posa el viento, cae la calma, el reloj municipal da las doce; entes trineos hienden nieve como por suelo tapizado. nó la campana del último tranvía, ni un solo perro óyese en la calle, ciudad duerme, apáganse farolas, no se mueve una ramilla en los árboles; nigérrimo cielo nocturno como terciopelo extiende su infinita profundidad, ion y la Osa mayor acechan al borde del abismo[248]. tinguiéronse los hogares, sólo a lo lejos percíbese humo; l obelisco de una chimenea surge cual de gigantesca cocina: de un panadero que prepáranos de noche nuestro diario pan matinal. humo sube, perpendicular; y en este momento tíñese de rojo. s fuego!, s fuego!, ¡es fuego!, ¡es fuego! ndente esfera roja asciende como luna llena; la incandescente rojez tórnase blanca y gualda surgiendo cual girasol de su periantio. s el sol que sale entre negras nubes de ese mar de casas onde cada tejado es peine contra oleadas negras como la tumba? ahora arde el cielo, ¡cada torre, cada cúpula de la ciudad, da espira o hasta, cada callejuela, cada atajo luce como el día! da cable, cada hilo de cobre vuélvese rojo como en el harpa las notas bajas[249], en las fachadas cada cristal se enfoguece y las chimeneas nevadas relucen como ardiente leña. i sol ni luna!, ¡nadie dispersó luces de artificio! s fuego!, ¡es fuego!, ¡es fuego! *** as en el monte que hace un instante yacía en tinieblas, hay luz, hay vida. los fosos lobunos surge un ulular como de bestias acuchilladas, miedo y venganza; ansia incendiaria es, sanguinario goce. égrase la gente al oír en vulpina cueva retumbantes risotadas, siniestra y jubilosa es la gente. en la úrsida jaula exultan plantígradas danzas entre gruñidos cual de cerdos sacrificados. ro en el linceo vivar reina el silencio y sólo vese el albo relucir de regocijados colmillos. *** las focas estriden sus lamentos, ¡lamentos sobre la ciudad! itos cual de ahogados en el mar. entras todos los perros ululan en coro; aten, gañen, ladran, ran de sus cadenas, cadenas, ntan, lloran, gimen mo espíritus malditos! lo ellos, los perros, sienten lástima, ue compasión inspíranles s amigos humanos! spiertan ahora los alces, príncipes de los nórdicos bosques, grúpanse, aprestan sus largas zancas, nzanse al trote en el escueto espacio ue ábrenles sus cadenas, olpéanse contra los postes de la valla al gorriones contra el cristal; sconcertados, mugen, eguntándose si amaneció ya nuevo día como los otros, n mortalmente largo otro visible aliciente ue preceder a la noche. la pajarera renace la vida: s águilas graznan y aletean, sayan sus gastadas alas impotente arrebato de altura, golpean el cráneo contra los barrotes, cotean las rejas, trepan, arañan sta caer finalmente por tierra, onde yacen, tullidas, n lacias alas cual de hinojos. hinojos, orantes, nsiosas del golpe de gracia ue devuélvalas al aire a la libertad. s halcones silban, se agitan mo volantes bólidos: acá y allá; s buharros laméntanse al niños dolientes. s mansas ocas salvajes despiertan entonan con tenso cuello acorde de cuernos pastoriles. s cisnes nadan mudos zando al vuelo entre carámbanos voloteantes llamitas al pececillos de colores. r la superficie del estanque. uedan inmóviles e hincan la testa gua negra adentro: s albos cisnes cotean, raudos, el fondo ra evitarse ver mo se enciende el cielo. *** elven tinieblas, las sirenas[250] encio imponen a ciudad y campo; umosa nube extiéndese sobre urbano contorno al dibujo de inmensa mano negra. LARGAS VELADAS PESANTES I rgas veladas pesantes esos desiertos cuartos; r alfombras y por pieles, también por azulejos. pasa, enjaulada bestia, sa, pasa, no se para; ha una ojeada a los muebles: memoria los conoce. la reina el sillón real cío junto a la mesa; rias sillas, cuerpo a cuerpo, blarse una a otra parecen. an piano, cerrado y negro, rcófago de la estancia, l reloj al tictaqueo sa en un segundo un día. ente estancia desierta las tinieblas deslíese, s polillas la luz rondan un súbito gritito se oye; lega acaso de la mesa roble del comedor? escucha: la palabra bre allí es y el pensar picaro; mor y charla amistosa tre áureas copas y luces mblosas de allí le llegan. da alegre en huera casa, z apágase y del techo numbra baja cual nube; do el silencio lo empapa tinieblas y las sombras s rincones rondan. Luengas santes veladas. Pasa r los cuartos él y el suelo stado huellas conserva sus pasos a su paso. II rgas, solas, pesantes veladas sé pisando el suelo afelpado, yendo cantar la mecha en la luz, tensa espera de oír las doce rque al fin llegáseme el sueño: ñar, olvidar, y luz de vida hogar por una noche entre almohadas. s vueltas y el tictac del reloj o ahora a través de la ventana, la noche do el negror se cierra el brezal parece tener fin. lejos, do el bosque me hace guiños rge una luz, única, mas grande, ja es, y triste su pestañeo vez en cuando, como si fuese ermitente y entre negrores. muy bien que eso no puede ser, es se ven al fin de la ciudad sas en torno a una plaza abierta. í pues devánome los sesos das las noches viendo esas luces: sierto y desierto juntándose, actamente como aquí pasa. magínome ver allá lejos a figura encorvada, insomne, atando la noche de acortarse, spuesta a todo a cambio de olvido. ime, extraño que a la luz te ocultas!, es acaso pestañear mi lámpara? e saludo desde la Casa Roja[251] te acepto como amable seña! ya no me siento solitario, es mejor compañía no existe; obscuridad juntarnos parece; uizás sea mejor no vernos nunca! III otro extremo del corredor encuentra la habitación cerrada; lo una vez se abre, en primavera. ro a veces creo sentir un ruido, ás en largas veladas pesantes, al negror juntándose y silencio. cual trino de golondrina óyese sada en la orilla, junto al agua l río, que a su lado murmura. uizás, cual fantasmal cotorreo antil en el vacío cuarto yos habitantes muertos están. quizá nunca hayan existido, as una cosa es cierta: no están! IV aminante!, ¡di!, ¿qué es lo que esperas? lamadas?, ¿cartas?, ¿quizá visitas?, ue alguien tu puerta acaso entreabra?, e tu cocina la puerta? aminante!, ¡di!, ¿qué es lo que esperas?, na tronada?, ¿un incendio?, ¿un golpe?, n golpe del destino que rompa choza reduciéndola a astillas? mismo yacerás en serrín[252] entre olor a pino dormirás resinosas tablas. Despiertas ando tu choza sea sólo polvo. V bre la ventana, es silenciosa tarde y es obscura y es tibia! la huerta y bajo las estrellas do se difumina a tus ojos. ro las flores siguen allí el rocío, tierno, las suaviza, as como allí las tinieblas rigen o se pueden cerrar contra él n sus colores abigarrados, ro la noche pueden aromar, la reseda de los macizos rpentea y se enlaza entre rosas evando a ti sus efluvios. así llega el viento de la tarde slizándose entre grandes tilos cia las flores donde persigue cío y olor para sus alas. entonces suave suspiro oyese los macizos entre el verdor llega raudo hasta la ventana; al caminante que está allí dentro susurra un recuerdo agradable. ROSA MYSTICA Mi canto a ti, reina de las flores!, como antes a sus vasallos, ti conságrame! ¡A la Rosa y a sus misterios mi canto, ellos abriré el camino, a riesgo de ser sacrilego. nco es el número de la Rosa sencilla, no hay que olvidarlo. nco triángulos surgen del círculo perfecto de su fundamento; talos se llaman, y conforman estriante ascensión, lgo espiral; a la que Descartes apellida remolino[253]. flor va en círculo, pero sin volver sobre sus huellas[254]; so a paso asciende paso a paso y en espiral crece hacia la luz l mismo método, por otra parte, de que se sírvense el sol y el sistema entero). s pétalos pentacornio en torno al centro forman, modo que el pentágono queda claro: fructíferos enigmas esconde: se atasen juntos esos cuernos aparecería en su interior el pentagrama, ósceles, de igual volumen tres triángulos que se entrecruzan; mbién eso llámase pentalfa[255], pues cinco alfas conforma. fa es el nombre del Creador; ante el cual el mal retrocede. nto pentagrama, potentes signos de conjuro, otectores fuerzas diste a la Rosa, en las coronas de las novias, bien en el grijo de las tumbas en defensa del santo reposo. mpero, es posible que interese observar cómo surgió la belleza ando, bajo el juego de las líneas, salió a la superficie la rígida pentalfa. d cómo, en la sección áurea, las líneas oblicuas se cortan unas a otras[256]; r eso es tan bella la rosa, más bella, ciertamente, que cualesquiera otras flores terrestres. ualmente, las hojas en forma de copa que coronan las partes secretas, ncavos espejos ardientes semejan, succionadores de solares rayos l fondo del celeste sol, e iluminan el connubio de las rosas. un secreto más esconde ella, la reina de las flores. rosa ha resuelto el problema que Durero y Newton, entre otros, namente escrutaron; se llama «trividir el ángulo»[257]. d en qué ángulo de la figura de la rosa, la rosada pentacidad[258] vide las diagonales exactamente en tres partes: ngulos agudos de seis y treinta grados cada uno, tener el polígono mismo ciento ocho ángulos. ento ocho, número tomado del espacio celeste: nus, el número de los planetas[259], ¡y la rosa está bajo la advocación de Venus!, diosa del amor, hecha de belleza, aroma y espinas. exible es cual mimbre, el más bello de cuantos arbustos hay, dúctiles varillas consta, con espinas cual dientes de lucio; ores no rompes si no es ensangrentándote los dedos; plica a la raíz el hacha, pero la flor renace y cobra auge; no teme al fuego; pues de su propia ceniza la ceniza cunde, medra a lo largo del polvoriento camino, y entre la grava siéntese a gusto no fáltanle sol y aire; ¡es la flor del amor poderoso! ---------- ce la leyenda que el ruiseñor enamorose de la Rosa. rosímilmente no es así, pero sí es cierto que la picagrega ama al arbusto, no por sus flores, sino por sus espinas; ¿es creíble esto? picagrega urde su nido a la sombra de punzantes espinas, las que horada a las víctimas de cuya enjundia disfrutará… sangrentadas víctimas que ofrendará a la atroz Afrodita. la rosa le deleita ver sangre; lo cual es ahora, una vez más, su capricho, uel y sensible, ante un beso, ante una vaharada disgrégase; frirlo ella no puede, pero incita a otros a sufrirlo. d, ido el otoño, cuando todo está escueto y parámico, arbusto es rojo cual fuego, y en cada punta se percibe un pomo. crimario semeja, cual aún úsanse en tierras de Oriente, cual antes llamábase signatura rerum: clara señal la naturaleza, que se esconde en la pujanza vegetal. ensa cuando tu ojo enferma, fatígase de esfuerzos y lágrimas, el boticario te brinda agua hervida de rosas. umedece en ella tus ojos y raudas tornaránse claras tus miradas; uizás incluso veas ahora en rojo rosa cuanto antes viste negro. CIFRAS Y LEYES DE LA CREACION lculat Deus et mundus fit!; lo cual significa: ¡Sea! a en número y en medida; así comienza la obra de la Creación. punto es descanso: avanza, y así créase la línea. línea, luego, consigo misma produce una superficie de cobertura. las superficies engendran, y, rápidamente, el cuerpo, llenando la estancia, alidad deviene, provisto de peso y de atracción. s cuerpos atráense entre sí; los mayores atraen a los menores; to se llama fuerza, fuerza de atracción, motor del universo. mor llámase también, juntándolo todo en una sola piña; chaza de sí el odio, disgregador, disolutor, y las muertes. ovimiento, pues, en cifras y en belleza sopesada, comienzo de toda vida. s números en que el hombre se comparte: los números primarios, carentes de progenitores; mpuestos, productos de otros; y éstos sí nacieron. más notable y único es la Unidad, iniciador de números; cido de sí mismo, pero nonato, da a luz a todos los demás. aquí, pues, el número del Creador, inmodificable, símbolo de la unidad. ívago, uno es, ciertamente es, y el cuadrado en uno deviene lo mismo; Raiz de uno es eso: uno. Se nombra como autoengendrado antaño. os es número de bifurcación, de cuanto ha sido Creado, de ambos progenitores. es es el número de la familia, con padre, con madre, con hijo: cimiento familiar y estatal asentado, de naciones e imperios. también es armonioso el tres: tiene inicio, fin, punto medio. í avanza el movimiento a grandes zancadas: en duplicación, escisión, acoplamiento, comienza con diez, que es la octava de uno[260], orde con la nota base, pero resuena en registro superior. lculó el Creador así los planetas en cadena: número de la distancia del sol es divisible por el del todo, también el número del más lejano es el cuadrado del más cercano. remos, por ejemplo, a Mercurio, que se mueve al número cardinal cuatro, es cuadrado de sí mismo, deviene décimo sexto, y Marte es el cuadrado. en orden inverso, Venus es número radical de Júpiter; Tierra el de Saturno, y Marte el de Urano; y Neptuno se ha erigido centro del cambiante complejo numérico de los asteroides. ensa, pues, una cuerda como de harpa eólica que se tense sde el sol hasta Neptuno, que es el más lejano, yo eje exhala un tono de altura en proporción inversa a su longitud. Creador ha concebido un plan a lo largo de líneas tonales; como ingente acorde se condensa el universo en el espacio. sol es la nota central, pero Venus es tercia y Júpiter séptima… armonía de las esferas es nombre de un hecho intuido. úmero de medida estética, así se creó cambiante todo: lculóse, midióse, pesóse [261] quasingravidez , con sonda plomada. iensas acaso que hízose solo el la y el juiciosamente ordenado mundo? nicamente un Pensador pudo pensarlo, únicamente un Artista pensarlo bellamente. uién ha calculado el péndulo segundero desde su principio mismo? ez es la longitud del hilo cuyo mecerse ha de durar un segundo; ez es la altura del agua en el tubo en vacío, ya sabes; ez es el cuerpo cadente lo que dure el primer segundo; ez, y nada más, del metro como parte de un ecuador. senta segundos, he aquí un minuto, como el corazón del hombre te sesenta latidos, como la péndola en el ansioso reloj. según otra medida, y sacado de ansiosas zonas: el tono más ofundo del órgano que perciba la oreja humana capta en un tubo de diez y seis alnas, ni una menos; ez y seis alnas es la altura del agua en el tubo al vacío Diez y seis alnas es lo que también subió el agua en el legendario diluvio!); ez y seis oscilaciones dan la nota más baja de la escala, ez y seis (en mil) la más alta; luego quizás comience el silencio. s números aquí explican una relación íntima de las cosas cual, empero, está oculta; quizás algún día se descubra. z y ruido son sólo movimiento en éter y en aire; como se ve en la imagen cromática de los soles; pectro llámase también, dividido en líneas más obscuras; mo intervalos, y cae en distancia de la escala tonal. y quienes lo llaman azar, ¡mas otros considéranlo deliberado! lvamos la mirada a las materias más firmes de la materia, también con números, y con gravedad y peso, actúan sólidamente. peso es la medida de la gravedad, y gravedad es la atracción a la Tierra. materia tiene peso, pero también tiene su atracción recíproca; ámase igualmente equivalencia[262], y debiera interpretarse rectamente mo fuerza de la materia, don de movimiento de movilidad de una substancia, instinto de buscar cónyuge e incurrir en auténtica unión. ácido busca su lejía, y la lejía encuentra su ácido; mbos desean alianza, y así es como engendran la sal. azufre adora el metal, pero el poder del amor es limitado. mercurio, ya lo vemos, esa reluciente agua metálica, llándose junto a la dorada resina inflamable, el azufre, y ambos con suavizante fuego caliéntanse mutuamente, cambian de índole sin demora, perdiendo su personalidad; los mismos devienen progenie, el florido y dorado cinabrio. gendrar no pueden, pues la substancia sólo en apariencia vive lo fingir pueden tener un hijo, ya que el hijo son los genitores mismos. páranse, ¡cuán pronto!, y el hijo deja entonces, como tal, de existir. igma que nadie ha sabido resolver, pero los números se hallaron con balanza eciséis partes de azufre buscan cien partes de mercurio dieciséis y cien dan ciento dieciséis, lo cual equivale a cinabrio. ómo compónense esos números?, ¿quién midió justamente la atracción de las substancias? ra cosa es que gravedad; su nombre dice capacidad de saturación[263]. pones cien gramos de mercurio en una balanza sensible rán falta ciertamente cien gramos de azufre para igualarlo. es que el peso de las masas es otra cosa que equivalencia. arte de la separación[264] nos enseña igualmente que las substancias se atraen entre sí proporción directa al cuadrado de su propio peso: equivalente en oro es el cuadrado del peso real; cobre, la plata, el hierro, y todos los metales pesados, iénense a la misma ley; los otros se agitan cúbicamente, í se arma de vida la materia, una vida inferior, túa con números seguidos por cambio en las cualidades; mo ese cambio ocurra, ningún mortal sábelo hasta la fecha. CANCIONES 1 burgo mágico al final del bosque. l sol recibe su mayor belleza; ciende a veces hasta el mismo cielo, cual visión a todo el mundo muéstrase mo del mar aéreo espejismo. ando se inflama el sol por la mañana inflaman las ventanas de mi burgo; lí tú y yo vivimos solamente; techo es a manera de sarcófago, su corona nadie vio el modelo. oro es cuando la luz del día enciéndese, jo en atardeciente sol es cobre, boargéntea y lanosa es a la luna, gra cual hierro y tierra por la noche, azul cadaverino cual violeta. lí tú y yo vivimos solamente, uestros más altos sueños allí júntanse; hizo ese burgo mágico de un golpe rocío y luz un día de primavera, sol en nuestras mentes. 2 ete rosas y siete fuegos a noche en un sueño vi: uchos remiendos sin costuras, amor tú con odio pagas. ete rosas y siete fuegos con cuatro espigas cruzadas. t: nemo nisi mors[265]. s palabras por sentimientos. los fuegos una paloma n blancas alas se voló, gaz como tu juramento. ave tú cual lluvia de rosas. 3 mele, Semele[266], uién te indujo, querida, a ti ver el rostro de tu amante? los dioses no hay que estar cerca ás que cuando ellos nos lo piden. mele, Semele, diante mostróse tu amante, ardientes rayos rodeado, tu corona fue la ofrenda: hora te quemas tú en su fuego. 4 llemo, Villemo, , ¿porqué te vas? querer, mi fe te di, te di. llevi, Hillevi, fe te devuelvo; no me parece ue tú llores, llores. llemo, Villemo ué es esto que oigo?, ué con otro vives?, es entonces muero. POEMAS DISPERSOS DEDICATORIA (A Harriet)[267] tu sombrero así la pluma de águila ue tú misma me diste; con ella escribiste mi sentencia con ella firmaste mi amnistía. con ella mi vida yo encomiendo nsamiento y poesía que la vida me restituiste! August Strindberg, a 13 de marzo de 1901. A HARRIET (Escrito con pluma de águila) aloma blanca, al águila no temas!, ti, mi amor, no puede desgarrarte! recorrer la tierra te fatiga vanta el vuelo con tus alas fuertes sta sobrepasar las altas nubes! u amiga, mi amor, es el águila, del gris halcón te defiende! rotégela tú de tus dardos! August, 5 de abril de 1901. MARCHA NOCTURNA en Servicio de Campaña vante, avante, avante, avante, avante! empre avante!, ¿avante?, ¿avanzaremos? ¡Sí, avancemos! enga redoble y más redoble!, l tambor el primero!, ¡es el mejor!, ¿hay sitio?, s de noche, hace frío, todo está muy húmedo!, ¡Todo!, ¡lo que se dice todo! enga!, ¡derechos!, ¡derechos!, ¡en marcha y de tres en fondo!, ¡y más rato! ¡Y marcando el paso!, pisar fuerte se ha dicho!, ¡atención!, ¡aún queda mucho por marchar!, ¡Montad guardia! * oche, noche, noche, noche, noche. e la noche, ualquier catre vale, rom, trom, trom!, ¡otra vez, y otra, y otra!, a bota aprieta, cambia otra vez de pie!; ojo con dormirte en filas, y si se te cae el arma, castigo al canto!, ojo con tropezar!, ¡venga, a levantarse y avante de nuevo¡, ¡Recomienza! * a, ta, ta, ta, ta!, anta una canción mientras dormimos, y dale al tambor!, i, i, i, i,! adie está libre, por mucho que te enfades!, si tienes hambre, ya sabes, te aprietas el cinturón!, ¡Apriétatelo!, vante, muchacho, avante, y, ya sabes, firme y duro!, si te fatigas en filas, hale, mueres a pisotones!, ¡Y entonces sí que se acaba todo! NOCHE EN LA LANDA oñal está el campo, ente y húmedo: argo y desolado el camino! odo está gris! rrástranse por el bosque, onde, cual trineo ído contra un tilo elmente te aguarda primera nevada! ce noche ahí fuera, ía y cruda, s que en casa estábamos en que nos sentíamos. mo largas prendas estas a teñir s sendas del campo trecrúzanse, blas sobre el foso arroyo cubren. en densas tinieblas, da vez más densas. última luz muere, yó la nube. vano otea el caminante; confuso camino curvas sembrado; el caminante piérdese un laberinto. ro lejos álzanse rolas gemelas, jas, miran aviesas, abalanzan; os caballos negros, os chalecos gualda; una dama dentro uiña, tienta, sa la visión. ARTE DE VIVIR ma cuanto viviste y amontónalo todo cuanto has visto y has sufrido cuantos cálices de flor sorbiste cuánta fruta convertiste en zumo, el mnemónico atuendo en paja ponte; ántate luego y echa bien raíces fructífera tierra del pasado; entonces crecerás y echarás fruto tu senda andarás a paso firme! ¡ATENCIÓN!, ¡GITANOS EN EL PARQUE! tención!; ¡gitanos en el parque!, om!, ¡bom!, ¡bom!, ¡bom! os negros, rasgos cortantes, ac!, ¡vac!, ¡vac, ¡vac! cía está la bolsa. el rey de los gitanos Roma: ma, Roma, Roma[268], elve a bailar con el chico un tamboril, ahora sí diríase ue el diablo está suelto quí en Fagervik! uido y gritos, dridos y golpes y música! s hombres en grupos n de casa en casa reglando pucheros jarras y cántaros. n estaño y zinc do lo reparan. cristal se rompe el bailarín enlaza tilo provecto. ena el primer estallido, a fiesta comienza!, odo va muy bien, la bruja más vieja ha las cartas! juntan cacharros, om!, ¡bom!, ¡bom!, ¡bom! se atruena con cerámica y vidrio, om!, ¡tom!, ¡tom!, ¡tom! aciad cocinas!, a las pobres sirvientas las riñe! in!, ¡rin!, ¡rin! lo se ve el humo su atareo. de qué les sirve? n todo Fagervik nde el pánico!, n comilona, pobres y ricos! PRÓLOGO al Festival Musical de Mayo de 1906 s trompetas entran y tocan Santo y Seña; a sus ordes, entra el Prólogo. os convoca a asamblea, ¡oh, suecos!; l era el sentido de mi llamada. veo la sala llena hasta los topes compatriotas de todos los rincones del reino, esde los estrechos hasta los fiordos, del río al bosque, l monte al mar, os doy la bienvenida a todos! *** año pasado tuvo lugar el acotamiento legal de la tierra de este reino[269], la antigua línea fronteriza rige aquí de nuevo, rmine así cualquier reyerta de soberanía con nuestro vecino; osotros unímonos en torno a nuestro hogar y a nuestra bandera, torno a nuestros propios recuerdos, a nuestras demandas; n rey propio y propias leyes. ro el timón del estado escinde frecuentemente el seso, livianta las Cortes y altera los ánimos, o siendo siempre harmonioso, rque para vencer lo único que cabe es pelear; ro es otro el asunto que aquí nos convoca apacible competición, a olímpicos juegos n cánticos y músicas, por primera vez; r primera vez se reúnen los compatriotas ra asamblea de canciones con música nacional el país de la canción, y es memorable día ue constará en los anales del arte. as invierno desabrido tuvimos temprana primavera, los sentidos despertaron y resurgió la memoria; a llamada recorrió el reino entero: tanto la costa cuanto tierra adentro, la respuesta llegó en dialectos varios, henos aquí unidos; aun cuando muchas lenguas mos en torno, el tono es sólo uno, en la música coincidimos como paisanos que somos. quí no hay cambios y alternaciones vocálicas, ni sílabas abiertas y cerradas, nada de mío y tuyo, sino nuestro, nuestro siempre; nsonancia pura, armonía pura ha de triunfar. * naba ya en tiempos primigenios el Canto Sueco, canción devino: óptima, ópima canción popular, nónimo poema en notas y letra ue aún vive en eterna juventud. ás adelante, empero, comienzan a oírse nombres: cordemos a Düben[270], el de nuestra gran época, a Rudbeck, el de Carlos Once, hiperbóreo sueco Olof Rudbeck, a Román, el de los años de libertad, nombres apenas provecho, ni un eco siquiera oímos de sus notas es resonaron en el estruendo de los tiempos bélicos. usa luego: quizás de un siglo de duración, urante el que el Canto Sueco vivía sólo en gracia l mercado extranjero, acuñado en nuestra tierra. rga fue la espera, infinita, sin consuelo… sta que llegó el día, a comienzos del siglo pasado[271], que el Canto de los Cantos revivió nuevamente, ser desenterrada la semiolvidada melodía, s notas del lueñe pasado, de túmulos y ruinas de iglesia. n Gejer y Afzelius y Richard Dybeck[272], nació la Canción Sueca por segunda vez, vestida con ropa del tiempo nuevo tró ahora en escena, en los salones, n Lindblad, Josephson, Wennerberg, sta que Sóderman adoptó la escala veraz, escala del torrente que él mismo del hombre fluvial rendido había[273]: hórreos, graneros, parcelas, surcos tretejía él luego sus riquísimos tonos; grandes son los nuestros: Berwald, Norman, on ellos comenzará nuestro festival! as no dejéis que los grandes muertos aten a los vivos, que también tienen derecho a vivir; ro no pidan premio, premios aquí no se dan, es el don de cantar conlleva su propio premio. estro aplauso resonante forzará, duplicará el ímpetu de la música; estra silente censura será espolazo ue, la vez próxima, hará la creación mejor y más bella. í, pues: comenzamos hoy, y mañana terminamos, pasado mañana nos separaremos, cada cual a su rincón, vivir en chozas bajo verde follaje. cordemos entonces este festival de conciliación, arrojemos al chivo propiciatorio a lo más reseco del desierto rgado con nuestros hereditarios [274] remordimientos , uestras envidias nuestras irritacioncillas; entonces se regocijará nuestra madre Suecia, uestra madre, y un poco madrastra también a veces, nosotros avancemos hacia luminosos tiempos mejores, nuevas victorias, a nuevas competiciones de canto. PRÓLOGO a la Inauguración del «Teatro íntimo»[275], el Martes 26 de Noviembre de 1907 fin del día, en esta otoñal tarde esta íntima sala nos reunimos, ue casi bajo tierra está situada, ro de callejero ruido libre. ra pláticas hechas en confianza, las que abrir el corazón podemos medio de un pequeño comité, imo, que consigna es de este grupo. as gracias y saludos lo primero quienes honran este tabernáculo n su presencia: digna inclinación anfitrión que bríndanos tal foro ando mi grey dispérsase errabunda r todo nuestro reino. envenidos en este nuevo hogar, ro sin nuevas deudas o exigencias, novedades o reformas: quí la vieja historia sólo veis todos sus horrores y sus fases, r bien o mal, por grande o por pequeño, imo, pero en toda confianza seriedad; no es bueno sonreír siempre, hace la vida todo el año gracia. una tragedia trátase esta tarde no son divertidas las tragedias: o nos echéis en cara este deporte uestro, que la tristeza será breve rque a las diez este local se cierra. eno, lo que debía decir lo he dicho, ro repito lo que más me importa: odo en confianza hagamos, pero bien! ausa) empezar, corramos el telón a luz plena nosotros nos veremos entras tinieblas a vosotros cubren: alá vuestros nervios, protegidos al vuestros ojos, no se muestren duros n nosotros. En cómodos asientos os veis inermes con nuestro poeta, con crítica calma contempláis mo nuestros dolores aguantamos: da una vida humana en pocas horas. ena y Temor» fue para la tragedia lema del antiguo[276], pena a aquellos mpartidores del arcano golpe vino que el destino humano cambia; os que después llegamos añadimos lema humanidad, resignación nuestro viaje a la isla de la muerte![277] UN SALUDO (al estilo de Brahms) a los Participantes en el Festival de Música (Ystad, 1909) la orilla del Mälare esperamos primavera con anhelo y gozo; sta Pentecostés no nos llegó ello hizo larguísima la espera, modo que hacia el sur y el sol nos fuimos su encuentro. cia el sol nos marchamos, la tierra hasta el fin, ro allí no encontramos primavera; nto al lago de Öster estío en persona recibiónos follaje a la entrada revestido entre flores y hojas lor, vino y amigos nos hallamos. n el violín al hombro guimos adelante sta la orilla solitaria y calma ue sólo bellas, verdes hojas tocan rumores y música del bosque, da allí puede nuestro canto hurtar ando la música alce la batuta tre dos tribunales[278]. donde amigos de doquier acuden consagrar murallas nuevas n viejas notas atas como recuerdos ue casi nunca se oyen entre el vulgo de las urbes entre los escombros; l dolor y los gozos de los grandes difuminan y del todo olvídanse ando los musicales jeroglíficos la vida despiertan! cíbelos con corazón abierto con abierta mente tu seno de prendas llenarás ue llevar como fruta a tu morada onde las guardarás para el invierno; es maduran más tarde al revés que las flores no se agostan. migos!, pues aquí nos vemos todos belleza y confianza, protegidos r un benévolo anfitrión nocido y amado. es días santos: el solsticio estío nos tiende hospitalaria orilla, ciente paz durante el festival, a todos os saluda!: ienvenidos! PRÓLOGO: a Rauber, de Schiller. En el Teatro Sueco, 10 de noviembre de 1909 oy, hace ya cincuenta años día de Martín Lutero[279], ruiseñor de Wittemberg llamado, la tierra de Suavia, junto al Neckar, cisne vio la luz del día, cisne nato en época de gansos, ando Alemania dormitaba toda n sus famosos «treinta y seis monarcas»[280], tre coletas[281], campos de maniobras, sfiles e intrigüelas; eno, decía que en Suavia nació un cisne ue no esperó a cantar su último día; es a cantar corrió desde el primero: nto de águila fue, que no de cisne. ntó en gansera jaula, más dorada, alimentáronle ducales manos[282]. jaula abrióse un día y él voló hubo entonces graznidos, líos, escándalo, ás «Die Räuber» salvóse. Aunque fue a golpes, chico imberbe mando recibió grado en la legión «Sturm und Drang»[283]. * tante es éste en que Alemania, sde el Rin hasta el Wechsel, l Eider al Danubio, apresta a festejar a Friedrich Schiller, con ella nosotros, es él temprana primavera ha sido, en sueco a nuestros jóvenes ha hablado[284], a nuestros padres; sde Rauber y Fiesko, bal und Liebe y Don Carlos, aria Stuart y de Orleáns la virgen, Wallenstein y Wilhelm Tell, en fin, osotros, viejos, de él sapiencia hubimos aún recuerdos guardamos los días de Dahlqvist y de Hawasser[285]. * egaron otros tiempos, llegó otro Sturm und Drang viejísimo ya era el viejo Schiller, al desván fue con ropa vieja y trastos, sin pólvora nueva que prender, ta su enseña y mudos sus tambores. a entonces la gente al Arsenal busca de armas viejas, ya sin uso. uestro último recurso. ¡Ea!, ¡a las armas!, odos al campo, la oriflama en alto! l Museo del Ejército Die Räuber» pendón era todavía. ahora lo vuelve a ser, seralo siempre, a oriflama, un «Dannebrog», del cielo ovida[286], mas de infierno sus colores egados, y si rojo es, pues paciencia; Mas rojo al menos es de la Cruz Roja! lanco es su fondo, y eso no se olvide! onocemos el lema!, ¡es de Karl Moor!: usticia!, sí, ¡pero también piedad![287] ahora que el telón suba; bien que los actores tienen miedo. el Neckar aún fermenta añejo vino?, o, ya perdió su aroma en los toneles, trasvasado ahora a nuevas frascas uizás sepa distinto. ero, quién sabe, lo que ha sido joven uizás mejorar pueda con el tiempo, color vivo con los años cede al bronce reluciente cobra pátina. pobre Schiller canecer no pudo es murió antes de mediar su siglo[288], ás pudo ver cuán justa era su prédica: rl Moor estaba allí y encender hizo Bastilla, mas no la catedral[289]. to fue Schiller: lo ínfimo y lo bajo o desbaratar nunca recatóse; urgos y urbes sus ladrones vuelan as no lo que aún palpita en esperanza! Notas [1] Este poema alude a las inquietudes panescandinavas de la juventud sueca en la segunda mitad del siglo XIX: unidad panescandinava, ayuda a Dinamarca en su guerra con Alemania 1848-50), etcétera. Esas inquietudes, dicho sea de paso, eran, en mayor o menor medida, comunes a Escandinavia entera. << [2] En la cuarta estrofa de este poema hay alusiones a las ideas estéticas del filósofo alemán Friedrich Theodor von Vischers (1807-87). << [3] Poema empapado en mitología nórdica. Loki es un dios nórdico que no fue invitado al banquete de los dioses en su palacio celestial. La alusión a una puta es bíblica, mezclándose así dos mitologías muy distintas. La mujer de Loki, Sigyn, ofrece a éste un gobelete cuyo contenido le protege contra la terrible serpiente que le espera en la gruta. Entran también en el poema el terror anarquista en Rusia a fines del siglo diez y nueve y la serie de atentados que hubo en ParÍs hacia la misma época. El poema termina con una alusión a la catástrofe final que, según la mitología nórdica, asolará al mundo, hundiéndolo en el mar primigenio. << [4] Don Almagro de Vicuña es, al parecer, anagrama de Cari David af Wirsén, secretario de la Academia y crítico literario (1842-1912), que era noble y escribió numerosos poemas de homenaje a la casa real sueca. << [5] El «acontecimiento histórico» a que se alude en la cabecera de este poema es el compromiso matrimonial del príncipe heredero sueco, que tuvo lugar en 1881. << [6] Alude este poema a una posible visita del rey Oscar II a una representación de cierta obra teatral titulada La Princesa Gogol, en 1883. << [7] Alusión a los tranvías de mulas (omnibuses), que no tenían raíles y comenzaron a verse por las calles de Estocolmo en los años cincuenta del siglo diez y nueve. Y a los nuevos tranvías, más modernos y encauzados en raíles, aunque aun de tracción sanguínea, que sustituyeron a éstos en 1876. << [8] Barthold Swarts, o Bertholdus Niger, supuesto inventor de la pólvora, en el siglo catorce. Alfred Nobel, inventor de la dinamita en 1863. Alusión, más abajo, a los atentados nihilistas en Rusia a partir de 1879. << [9] La alusión, algo abstrusa, es a una obra de teatro del Harald Molander, contemporáneo de Strindberg. << [10] El amigo a quien se refiere Strindberg en este poema es Edvard Bäström, luego escritor, como Strindberg, que había sido amanuense con éste en la Real Biblioteca, equivalente sueco de nuestra Biblioteca Nacional. << [11] Al referirse a una tertulia literaria y a lienzos mal urdidos, Strindberg alude a ciertos escritores suecos ya olvidados que hicieron una parodia de su obra teatral La Mujer del señor Bengt, representada en Estocolmo en 1882, parodia, por cierto, que le escoció mucho. << [12] Poema que alude a varios acontecimientos históricos. La expedición científica del barco Vega, que en 1878-79 descubrió el paso del norte, demostrando que el mar que bordea todo el norte de Asia es navegable. Nombres de diversos escritores suecos contemporáneos de Strindberg. Uno de ellos, mencionado por su apodo «Vaderhatt», que significa «Gorroveleta», más o menos. El rey al que se alude heroicamente es Gustav II Adolf, héroe de la batalla de Lützen, doscientos cincuenta años antes. << [13] Fiesta del jubileo real de 1882, el mismo acontecimiento mencionado en el poema anterior. Las numerosas alusiones históricas y protocolarias ocuparían demasiado espacio y complicarían inútilmente la lectura de este poema; el lector puede imaginárselo fácilmente situando la fiesta en alguna ínsula Barataría. Reinaba entonces en Suecia el rey Oscar Segundo, y el rey cuya memoria se exalta es el más arriba mencionado Gustavo Segundo Adolfo (1594-163), defensor del protestantismo contra el catolicismo; vencedor de la batalla de Lützen, en la que murió, dejando el trono a su hija, la reina Cristina. << [14] Este y el siguiente son poemas de amor a su mujer Siri von Essen. En el primero, su primer encuentro; en el segundo, su vida conyugal. Alusiones a la profesión de ella, que era actriz, y a la suya de escritor; y también a las dificultades profesionales y económicas de ambos, reflejadas en el temor a abrir las cartas. << [15] Éste es un largo y complejo poema lleno de pequeñas dificultades referenciales, la mayor parte de las cuales no son esenciales para su comprensión. Trataré de aclarar algunas de ellas en el mismo orden en que aparecen en el poema: 1873 es el año del primer viaje de Strindberg al extranjero; 1876, el de su primer viaje a Francia, en otoño. Hay una serie de alusiones a las dificultades con que se encontraba la unión sueco-noruega bajo una sola corona, que, en la práctica, era la corona sueca, situación muy poco popular entre los intelectuales noruegos. Efraím Lessing (1729-81) gran crítico y dramaturgo alemán. Los nombres: Torsslov, Hoggqvist, Franzén y otros, son de actores, escritores y eclesiásticos escandinavos de la época. La calle de Karl Johann era, y sigue siendo, la calle principal de Oslo. Oscar Segundo, rey de Suecia y Noruega. La alusión a una estatua ecuestre: Karl XIV Johann (o Carlos-Juan, Carlos Juan Bautista Bernadotte, Pau, 1763-Estocolmo, 1844). La derecha noruega daba al rey poder absoluto de veto. El viaje por mar que sigue es algo complicado de explicar, porque se basa en peculiaridades de época y lugar. Dar cumplida cuenta de cuantos escollos ofrece este largo y curioso poema sólo sería posible en una edición crítica, pero el lector que se mentalice de sus líneas generales y se cierre deliberadamente a una inquisición de sus detalles puede disfrutarlo bastante a fondo. Es un poema de desahogo político y libertario, de regodeo impresionista y social, muy curioso para el historiador, pero también para el lector de poesía, porque en él Strindberg poeta apuntala por primera vez su estilo desplegando detallada y pictóricamente sus geniales dotes de observador cultural y social. El viaje a Francia es mucho más transparente. << [16] La ruina de San Nikolai corresponde a un monasterio dominico del siglo XIII situado en Visby, Suecia. Strindberg lo visitó en mayo de 1870. << [17] Este poema es una descripción lírica del paisaje lunar del pintor belga Entile Puttaert (1829-19o1). Es un cuadro muy sombrío y tormentoso: un profundo y obscuro barranco bajo un luminoso desgarrón lunar entre un cúmulo de nubes. << [18] Poema que transcurre en el estudio del escultor sueco Alfred Nyström (1844-97). Escrito en 1869, cuando Strindberg estudiaba medicina. Strindberg hizo de modelo para una estatua de Nyström del músico y poeta sueco Carl Michael Bellman (1740-95). << [19] Frans Hedberg, escritor y literato decimonónico sueco, mentor de Strindberg en el Teatro Real. De la nota inicial con que acompaña la edición sueca a este poema he eliminado una larga lista de personas que asistieron a la lectura del poema y cuyos nombres no dirían nada al lector español, porque apenas le dicen nada ya al lector sueco no especializado. << [20] Poema alusivo a la temporada que pasó Strindberg como profesor particular de los hijos de un terrateniente y secretario real llamado Carl Otto Trotz (T825-82) en la casa de campo de éste. La alusión libresca es al largo poema de Byron «Don Juan», que por entonces tuvo fama de prohibitivamente erótico. << [21] El título dice literalmente «Noches sonámbulas en días en vela», y si he puesto «y días en vela» es por la eufonía. Por «verso libre», en sueco, ha de entenderse «versos de distinta medida con distintas sílabas tónicas y átonas, sin ritmo regular». Yo, fiel al sentido castellano de la fórmula «verso libre», he procurado en todo momento evitar asonancias, no dejando más que alguna que es materialmente imposible eliminar. El poema largo que sigue se compone en realidad de knittel, tipo de antiguo verso sueco de cuatro acentos, de origen medieval germánico, interpretado algo libremente por el autor; consta de pareados seguidos, esto es, sin estrofas propiamente dichas. En mi traducción de todo el largo poema busqué al principio un metro parecido, acercándome a la idea, pero sin seguirla del todo, del hexámetro latino, aunque enseguida me decidí por el endecasílabo, en vista de que tampoco el autor parecía mantenerse fiel a su idea métrica original y el endecasílabo era una especie de término medio entre sus distintos metros yuxtapuestos; diversidad que, además, no añadía nada perceptible a la eufonía del texto castellano, pues se basaba en tonos y semitonos de origen germánico que difícilmente caben en los efectos románicos de nuestro idioma. Incluso en sueco me parece a veces cacofónico, aunque en esto quizás no sea yo juez decisivo. En cualquier caso, esa diversidad contrastante ha de considerarse como deliberada por parte del autor, cuyos instintos poéticos fueron considerados en su tiempo revolucionarios. En algunos pasajes, sobre todo en el comienzo de la primera noche, pero también en otros, he dejado estos contrastes métricos para que el lector juzgue por sí mismo. También he respetado la puntuación del original, que es muy escueta, a veces excesivamente, de manera casi total, es decir, excepto en los casos es que es esencial puntuar para que el texto se entienda. Y también he dejado mayúsculas al comienzo de todos los versos, como hace invariablemente el autor. En algunos, muy pocos, casos he acentuado gráficamente nombres y apellidos suecos a fin de que el verso tenga el ritmo debido. << [22] Björnsterne Björnson (1832-1910) y Jonas Lie (1933-1908) son escritores noruegos muy importantes. Sobre todo, por su proyección europea, el primero. Strindberg les conoció personalmente en París entre diciembre 1883 y enero de 1884. << [23] Strindberg vivía entonces en la avenida de Neuilly. Norrbro (literalmente «Puente del Norte») es un barrio de Estocolmo; el edificio donde estaban todos estos bazares fue derribado a comienzos del siglo pasado. << [24] En este largo poema reflexivo e itinerante en tiempo y espacio (me refiero al poema entero, no a ésta primera noche) hay muchos topónimos escandinavos y también de otros países germánicos, como Skane, Smaland, Ostergotland (Ostrogotia), Kolmarden, el lago Mälare, Norrmalm, y muchos más, que no requieren otra explicación, en caso de curiosidad, que la de recurrir a un atlas. En ocasiones es imposible reproducir la ortografía original de estos topónimos (o, en su caso, nombres y apellidos) debido a que en castellano no existen ciertos signos escandinavos. << ortográficos [25] Alude a las diferencias que tuvo en su niñez y juventud con el ambiente conservador, en ocasiones a ultranza, con que hubo de enfrentarse, tanto políticamente como, sobre todo, en cuestiones religiosas. << [26] Vuelta a su niñez, representada aquí por la ciudad de su infancia, vista desde el tren. << [27] La iglesia de Adolf Fredrik, llamada así en honor de su fundador: el rey del mismo nombre, que puso su primera piedra en 1768, le da pie para atacar el problema religioso que, de diversas maneras, le obsesionó toda su vida, acabando, paradójicamente, con una confesión cristiana: Ave Crux Spes Unica, sus últimas palabras. << [28] Alusión a su vida ulterior, muy contraria a todos esos principios morales y religiosos. «¡Lo que yo hice de mi vida!», como él mismo comentaría más tarde. << [29] En la mitología paleonórdica Balder es el más prudente y sabio y compasivo de los dioses: hijo de Odín y su esposa Frigg, y se le compara a veces con Jesucristo. << [30] En el coro de la iglesia de Adolf Fredrik hay un retablo de yeso que representa la resurrección de Jesucristo. << [31] En la iglesia de Adolf Fredrik había un monumento a Descartes, obra, en 1781, de Johan Tobias Sergei. << [32] El «Blanco Jesucristo» es una alusión a un retrato paleonórdico de Cristo en el que se le representa vestido de blanco, como los bautizandos cristiano de los primeros siglos. << [33] En esa iglesia la familia Strindberg tuvo en un tiempo un banco familiar, o sea, en el que solo ellos podían arrodillarse. << [34] En el otoño de 1883 Strindberg pasó algo más de dos semanas con su familia en el Hotel Beauséjour, en Grez-surLoing, cerca de Nemours, a unos diez kilómetros al sur de Paris, en una pensión donde vivía un grupo de artistas y escritores de muy diversas nacionalidades. << [35] Alusión a los órganos sexuales de las flores, que están al descubierto en forma de estambres y pistilos. << [36] Véase nota anterior. << [37] Ciertas dalias y rosas muy cultivadas tienen dificultad en emitir polen. << [38] August Strindberg Estocolmo. << nació en [39] Alusión a las ideas del filósofo alemán Theodor von Vischers (18071887), según quien lo bello es sinónimo de la realización de la idea en un determinado objeto, y esta realización es, a su vez, un simple reflejo de la idea absoluta trasyacente. << [40] Alusión a la evolución darwiniana, según la cual, en realidad, el hombre no desciende del mono, sino que es un mono evolucionado, descendiente de una especie común a todos los monos, evolucionados o no. << [41] Odin, Balder y Tor, dioses del panteón nórdico precristiano. El tercero era el dios supremo. << [42] El escultor de esas estatuas, que la familia real sueca donó al Museo Nacional de Estocolmo, fue Bengt Erland Fogelberg (1786-1854). << [43] Alusión al honor nacional sueco. Esas estatuas, situadas ante la entrada del museo, daban un tono nórdico a un interior que, aparte de ellas, era más bien renacentista italiano. << [44] Famosa cabeza de Júpiter en mármol hallada en las excavaciones (1776-84) realizadas cerca de la ciudad úmbria de Ostrícoli, actualmente en el Museo Vaticano. Es copia romana de un original griego perdido del siglo tercero antes de Cristo. << [45] El tirso es un palo coronado de vides y hiedra con una piña en la punta, blandido por las bacantes y las ménades extáticas; también Dionisos/Baco lo blandía. << [46] Júpiter/Zeus era, entre otras atribuciones suyas, el juez supremo y protector de la justicia en el mundo antiguo. << [47] Alude a la estatua de un atleta del escultor griego Lysippos (s. III a. de C.) que representa a un joven raspándose del cuerpo la suciedad y la grasa después de una competición gimnástica. << [48] << El Museo Nacional de Estocolmo. [49] La gigantesa es Niobe. << [50] Laocoonte. << [51] Quiere decir que una cosa puede ser excelente a pesar de que en realidad sea inexistente o carente de valor. Es alusión al famoso cuento de Hans Christian Andersen, titulado La ropa nueva del Emperador. << [52] En sueco Förklarad, que significa propiamente transfigurado. << [53] Este personaje es, en realidad, una estatua antigua llamada El Esclavo, El Amolador, El Vaciador, El Afilador, e incluso El Espía, representa a un hombre afilando un cuchillo, y es copia de una estatua helenística perdida, actualmente en los Uffizzi, Florencia. << [54] << El Museo Nacional de Estocolmo. [55] Compárese este verso con la siguiente cita del filósofo sueco Christopher Jacob Boström: «Se puede afirmar que la actividad estética es una actividad que sólo por sí misma y en sí misma se justifica, es decir, que es, en primer lugar, un juego cuyo único objeto es exclusivamente la diversión o el placer». << [56] Naturalista, aquí en su sentido literario y artístico: fiel a la naturaleza; alude a la tendencia de entonces en las artes y en la literatura a considerar lo «feo» como parte del conjunto estético en sus descripciones de la realidad. << [57] «Utilitario», «utilitarista», partidario de la teoría ética para la que el valor de los actos humanos depende de la utilidad o la suerte, o incluso del placer que conllevan para el individuo o la sociedad. El más reciente seguidor de estas ideas es el filósofo y matemático británico Bertrand Russell. << [58] Darwin, al fenómeno normalmente llamado atavismo, lo llama en realidad «retroversión». << [59] Los antiguos autobuses, ya mencionados en nota anterior. Tocaban la trompeta, es decir, la bocina, para avisar de parada o de reanudación del trayecto. << [60] Simón, coche cubierto o descubierto, de alquiler, tirado por caballos, y de cuatro ruedas. << [61] Se alude posiblemente a los adornos de la fachada del monasterio parisino de Saint Martín-des-Champs. El leopardo puede ser símbolo del deseo carnal (véase Dante, Infierno, Canto Primero). << [62] El utilitarismo, ya mencionado en nota anterior. << [63] La mención de ausencia de imágenes y fetiches en los templos alude, sin duda, a la destrucción de imágenes y arte eclesiástico durante la Edad Media y la Reforma. << [64] Una estatua del científico francés Papin (véase nota anterior), constructor de la primera máquina de vapor en 1883, se puso en el coro del monasterio que se transformó en Conservatoire National des Arts et Métiers. La estatua fue posteriormente transportada a la Cour d’Honneur, a la entrada del museo. << [65] La Caldera (o Puchero) de Papin, apodo que se daba a un aparato de hacer vapor inventado por Papin. << [66] El que el cetro de Papin fuese de hierro forjado es alusión a la revolución industrial, ya que el hierro forjado se usaba para toda clase de máquinas e instrumentos entonces nuevos. << [67] Cordobán, piel trabajada para encuadernaciones y otros usos suntuarios, originaria de la Córdoba musulmana. << [68] Essentia Qvinta es nombre latino del quinto elemento esencial, eterno, y aquí significa enjundia, núcleo, o sea: quintaesencia. << [69] Los decretales son colecciones de decisiones papales. << [70] Johann Arndt (1555-1621), autor de Vier Bücher vom Wahren Christentum (Cinco Libros del Cristianismo Verdadero), obra muy apreciada en la Edad Media. << [71] Se alude aquí a la idea de Kant de que el hombre, siendo «pecador», esto es «irracional», pertenece al reino de la naturaleza y está sometido a la ley natural de causas y efectos; en la cuestión de sus actos, el hombre debe de seguir el llamado «imperativo categórico», es decir, «actuar al máximo de lo que se desearía que fuese una ley general». << [72] Fichte convierte el yo en principio único del mundo sensorial; con el negó se alude a la antítesis (o negación) de Hegel como parte esencial de la dialéctica, y origen, según este filósofo alemán, de cuanto tiene vida y movimiento en el mundo. << [73] Friedrich von Schelling, filósofo que conjunta las contradicciones: sujeto/objeto, espíritu/naturaleza, libertad/necesidad, etcétera, en lo absoluto, es decir, la realidad absoluta, como organismo unitario u homogéneo. << [74] La idea central de Jean-Jacques Rousseau de que el hombre natural es bueno y libre y la cultura y la artificialidad le echan a perder y le privan de libertad. << [75] El filósofo alemán Arturo Schopenhauer (1788-1860) estaba muy influido por la filosofía india, especialmente la budista, y de ésta sacó el concepto del Nirvana, estado de paz y serenidad totales, muy semejante al inducido por los narcóticos. << [76] El califa Ibn al Chattab (reinó 63444), conquistar Alejandría, decidió que había que quemar los libros de la gran biblioteca: «Si están de acuerdo con el Corán», dijo, «no nos hacen falta, y, si no lo están, nos sobran». << [77] Le Bois de Boulogne, en la parte occidental de París. << [78] La naturaleza. << [79] Es decir, cortado o podado «a la manera inglesa», conservando la forma de las plantas; el parque de Le Bois de Boulogne estaba entonces podado al estilo inglés, buscando conservar la forma y la frondosidad natural de las plantas. << [80] Oportunistas y arrivistas elegantes, entre los cuales hay que contar prostitutas de lujo, frecuentaban Le Bois de Boulogne, para ser vistos; alude también a beber sangre y tomar morfina, de moda entonces ambas cosas en los círculos mundanos de París. << [81] Las cocinas se encendían entonces en París con carbón de piedra, que, al arder, exhalaba un humo negro y espeso. << [82] Del libro de Moisés, 3, 25, referido a la costumbre judía de celebrar cada cincuenta años dando libertad a los esclavos indígenas, entre otras cosas. << [83] Es decir, profanamente legal. << [84] En el Jardín d’Acclimatation había un edificio donde se cebaban palomas. Véfour, alusión al famoso restaurante parisino Grand Véfour, sinónimo aquí de excelencia culinaria. << [85] Exhortación de Dios a Adán, según el libro de Mosés, 1, 28, de ejercer dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y los animales que pueblan la tierra. << [86] En el Jardín d’Acclimatation había una instalación para cebar automáticamente a las aves. La prensa hidráulica, ingenio dotado de un pistón de gran diámetro cuya presión aumentaba con ayuda de un líquido. Los gansos estaban listos para la matanza hacia la fiesta de San Martín, o sea, el diez de noviembre. << [87] Alusión a una máquina de poner huevos movida a motor: el huevo caía en una caja situada debajo. << [88] La Academia de Ciencias, cuya sede estaba en Estocolmo en el llamado «Palacio de Westman», en la Drottningsgata, número 94 (actualmente 98). << [89] La matemática y otras ciencias, en particular la física y la astronomía, llamadas exactas y muy admiradas en tiempo de Strindberg, una época obsesionada por el progreso científico. << [90] En la destilación de un líquido se producen fusiones orgánicas análogas cuyos puntos de ebullición coinciden dentro de ciertos intervalos (series homologas); alusión evidente a la quinta de las series homologas que se derivan del líquido destilado. << [91] Animales superiores. Darwin sostenía que el ser humano tiene el mismo origen que los monos del viejo mundo, es decir, que procede de algún cuadrúpedo peludo dotado de rabo y orejas puntiagudas. << [92] Se refiere, evidentemente, a la idea bíblica de que el hombre ha sido formado a imagen y semejanza divina y está destinado a dominar la Tierra. << [93] Imitación de San Juan, 1,1: 2. «En el principio era el Verbo», y del libro de Moisés: «En el principio creó Dios cielo y tierra». << [94] Voltaire: L’Univers m’embarasse et je ne puis songer/que cette horloge existe et n’ait point d’horloger. (Les Cabales). << [95] Alusión muy probable a los ropones de los doctores, y a la expresión «ropones largos», del evangelio de San Marcos, 12,38. << [96] Alusión a Las Mil y una Noches, donde Aladino encuentra en una gruta una lámpara dotada de maravillosas prestaciones: frotándola se le aparece un espíritu que satisface todos sus deseos. << [97] Alusión a la Gran Ramera: Babilonia, símbolo bíblico del poder materialista y prepotente. << [98] Costumbre de marcar (en sueco «coronar») los trabajos ejecutados en metales nobles y las pesas cuya exactitud estaba garantizada por el estado con un sello en forma del emblema nacional: tres coronas (o una sola corona). << [99] El espectroscopio es un instrumento usado para estudiar el espectro, es decir, los rayos de luz descompuestos cromáticamente; el primero de estos análisis espectrales se hizo en Alemania en 1859. Alusión también a las líneas obscuras que se encuentran en el espectro, procedentes de la absorción de la luz en la atmósfera solar y terráquea. << [100] Alusión a la expedición polar de A. E. Nordenskiöld, que fue financiada en gran parte por el hombre de negocios Oscar Dickson; y también a las exportaciones de aguardiente del «rey del aguardiente» L. O. Smith. << [101] Las puertas (por «las casas») del cielo: los doce signos del zodíaco. << [102] Estocolmo, situado en el cincuenta y un grado de latitud norte. Se decía entonces que el frío infundía irresistible somnolencia a quienes lo soportaban consuetudinariamente. << [103] Alusión a una creencia popular nórdica, según la cual los durmientes podían ser atacados por la mara (pesadilla, íncubo; en inglés mare, yegua; nightmare, yegua de noche: pesadilla), un espíritu femenino que cabalgaba al durmiente de cualquier sexo que fuese. << [104] Junto a la iglesia de San Juan (Johannes, aquí Johannis), en el barrio de Norrmalm, en Estocolmo, hay un parque de bomberos. << [105] Se teoriza que el origen de la luna es más o menos contemporáneo al de la Tierra, pero que la luna evolucionó, enfriándose, mucho más rápidamente que nuestro planeta, por lo cual su fin, en un futuro lejano, afectará muy fuertemente a la Tierra. << [106] Alusión a una efímera teoría de fines del siglo diez y nueve en el sentido de que la cantidad de máquinas de vapor que empezaban entonces a cundir por toda la Tierra acabaría consumiendo todos los bosques y todas las reservas de carbón de nuestro planeta. << [107] «Cuarto», una de las cuatro fases de la luna; también, en sueco, trimestre, el plazo normal para créditos y pagos. << [108] «De vacío tu larga vía transcurres», en sueco es un retruécano intraducibie: moler de vacío significa en ese idioma cuando las aspas del molino giran sin tener nada que moler. Köra tomning, andar (viajar) de vacío, mala tomning, moler de vacío. << [109] Según Flammarion, una glaciación final será precursora del fin de la Tierra. << [110] Según Flammarion, una glaciación final forzará al hombre a refugiarse en las regiones tropicales (aquí, el Cabo); el hombre, siempre según esta teoría, acabará padeciendo hambre y sed «a orillas del último mar». << [111] Expresión del filósofo Francis Hutcheson: The happiness for the greatest también el filósofo inglés Bentham usó una expresión algo más tarde. << escocés greatest number; Jeremy parecida [112] Se alude aquí al conde sueco Cari Snoilsky (1841-1903), muy condecorado y miembro de la Academia Sueca, autor de poemas sociales y políticos, en uno de los cuales ofrece su mano a los más plebeyos jornaleros. << [113] Socialismo en esa época significaba casi cualquier intervención estatal en la economía del país; puede ser también alusión a las primeras agitaciones de izquierdas de entonces. Septenato: se llamaban así las leyes militares que permitían a Bismarck en Alemania mantener en tiempo de paz un ejército de casi medio millón de soldados: esas leyes podían prolongarse cada séptimo año. << [114] Fax Aeterna, en la Aeneida de Virgilio, canto cuarto, verso 99. Expresión de actualidad en r88o, con motivo de los llamados «trabajos de paz», recientemente aumentados entonces. << [115] Las«falsas sardinas» eran una especie de arenques bálticos que se vendían en conserva con el nombre de sardinas. Hofbrau es una especie de cerveza alemana (Münchener Hofbrau, por ejemplo). << [116] Los boulevards de Paris fueron de las primeras calles que se asfaltaron en Europa. << [117] Esteras hechas con fibra de coco, cuyo color es rojoparduzco. << [118] Los hilos del teléfono se sujetaban entonces en Suecia con las llamada «Horcas de hilos de teléfono», que se hincaban en los tejados; todos esos hilos partían de la Torre de Teléfonos. Cosa nueva entonces y que llamaba mucho la atención. << [119] Alude a los puentes de hierro de los ferrocarriles de Suecia, construidos en 1867-70, que sirvieron de unión ferroviaria entre la estación del sur y la del norte, en Estocolmo, hasta 1954. << [120] Alusión muy probable al café del Grand Hotel de Estocolmo, que era el café habitual de Strindberg en los años ochenta del siglo XIX. << [121] Strindberg y su primera mujer, Siri von Essen, se casaron en su casa de Estocolmo el 30 de diciembre de 1877, entre parientes y amigos, acontecimiento que se refleja en estos y los siguientes versos. << [122] La palabra usada en el texto por «felicidad», es tomtebolycka, que significa literalmente «felicidad en el hogar». << [123] Uno de los dos muertos aquí mencionados es el escritor Edvard Bäckstrdm, invitado a la boda de Strindberg con Siri von Essen. << [124] Alusión probable al amigo de juventud de Strindberg Per Fischer, que fue quien casó a éste con Siri von Essen. << [125] Los enseres y libros de Strindberg y su esposa se subastaron en Estocolmo en 1885, dos años después de afincarse éstos en el extranjero. << [126] Cita del Evangelio de San Mateo, 8.20. << [127] San Mateo, 13.31-32. << [128] Las calles de Estocolmo se iluminaban de noche con luz de gas el año entero, excepto en las noches más luminosas del verano, con unas largas pértigas que manejaban unos empleados municipales y cuyo extremo estaba encendido; estas pértigas también servían para apagar las farolas al amanecer. << [129] Alusión al perro de ojos grandes como tazas de te que vigila un ataúd en una narración de Hans Christian Andersen. El ojáncano es una figura mitológica cántabra con un solo ojo en la frente, como el cíclope de Homero. << [130] Alusión al himno patriótico alemán Die Wacht am Rhein (La Guardia en el Rin), compuesto en 1840 por Max Schneckenburger; se refiere a los esfuerzos franceses por reconquistar la Renania. << [131] «Sangre y hierro», expresión de Bismarck en el parlamento alemán, en 1862: las grandes cuestiones, declaró Bismarck, el Canciller de Hierro, no se resuelven con palabras y decisiones parlamentarias, sino con Eisen und Blut («Hierro y sangre»). << [132] Pagodas, es decir, edificios semejantes a templos, como torres, con tejados saledizos, muy de moda en Estocolmo por entonces. Alusión, quizás, al congreso de orientalistas que se celebró en Estocolmo en 1889. << [133] Alusión a las leyes contra la agitación socialista que se promulgaron en Suecia en 1889 siguiendo el ejemplo de Alemania y que dieron lugar a muchas detenciones y procesos; en estas leyes se castigaba también la «agitación escrita». << [134] Alusión probable a la Atlántida mencionada por Platón en el Timeo, imperio insular que se hundió en el mar. << [135] El sátrapa es probablemente el rey Oscar II de la unión sueco-noruega, cuya política era germanófila. Aquí Strindberg alude a la fuerte influencia alemana (bárbara) en Suecia (Grecia) después de la guerra franco-alemana de 1870 y a la subida al trono de Oscar II en 1872. Muchos pensaban entonces que Suecia debiera defender la cultura germánica contra la «barbarie rusa». << [136] La resistencia griega contra Felipe de Macedonia (padre de Alejandro Magno) fue inspirada y organizada en gran parte por el orador y político ateniense Demóstenes (384-322 a. C.). << [137] Cita de Virgilio: Fuimus Troes, fuit Illium (Troyanos fuimos, Troya ha muerto). Dybbol y Ais, respectivamente, lugar de Sonderjylland, en Suecia, e isla báltica; la situación estratégica de ambos lugares fue importante, respectivamente, durante la guerra germano-danesa de 1848-50 y la guerra sueco-danesa de 1864. << [138] Cita del evangelio de San Mateo, 10.14. << [139] Johan Oscar Strindberg (18431905), primo de Augusto, hombre de negocios y también poeta. << [140] Alusión a Karl Michel Bellman (1740-1795), importante poeta sueco. << [141] Tuting, toddy pequeño. El toddy es parecido al grogg, fuerte bebida caliente con coñac y azúcar, muy popular en Suecia. << [142] Alusión a los conflictos existentes entonces entre las dos ramas estocolmeñas de la familia Strindberg. << [143] August Strindberg y su amigo Cari Blomberg, que también lo era de Oscar Strindberg, trabajaban entonces en Lilla Nygatan («Pequeña Calle Nueva»), número diez, en la Ciudad Vieja de Estocolmo. << [144] «Kolsström», «Arroyo de Carbón». El «Ström», es la parte de Estocolmo donde ese arroyo o corriente se salaba en contacto con el agua del mar, y donde se descargaba el carbón. Era allí donde vivía Oscar Strindberg. << [145] Rosalie Lundgren (1844-94), esposa de Oscar Strindberg. << [146] Entiéndase, para clavar bien el ataúd. << [147] En el original se mencionan explícitamente vinos del Rin y del Mosela. << [148] Verso de un poeta sueco clásico: Gull ej annat àr án Muli, es decir: el oro no es otra cosa que polvo. << [149] Variante strindberguiana de la blaue Blume, «flor azul», en alemán: símbolo romántico del anhelo de inmortalidad del poeta. << [150] Entiéndase, inmortalidad. << su esperanza de [151] Erato, la musa de la lírica. << [152] Härved Ulf, pseudónimo utilizado por Strindberg, 1869-70. << [153] El castillo de Upsala, construido por Gustavo Vasa en 1540. << [154] Alusión a un lugar en cuesta llamada Polacksbacken, centro militar situado al sur de Upsala. << [155] El arrollo de Fyris, que pasa por Upsala << [156] El arroyo de Fyris nace en el lago Málare, aquí llamado «Lögr», palabra islandesa que significa lago. << [157] «Odinslund», Bosquecillo de Odin, cerca de Upsala. << [158] La gorra blanca es distintivo de los estudiantes. << [159] Brindar con ponche. «Bal», hoguera y ponchera, alusión a esa bebida caliente. Como la «queimada» gallega. << [160] El rosario de sonetos original era más populoso. Strindberg lo diezmó concienzudamente. << [161] Las ruinas medievales del castillo de Stegeborg, levantado en una isla, junto al canal de Gota. << [162] Alusión a una tragedia política medieval sueca: los duques Valdemar y Eric, encarcelados y dejados morir de hambre en su mazmorra por su hermano, el rey Birger, en 1317. << [163] Adolf Johan, hermano del rey de Suecia Karl X Gustav, último señor del castillo de Stegeborg. << [164] Castillo de Ulfasa, situado sobre una altura en la orilla sur del lago Boren, a 8 kilómetros al este de Mötala. << [165] << Lago Boren, véase la nota anterior. [166] «Tärna», la palabra usada aquí por Strindberg, significa golondrina y doncella, y yo aquí he optado por los dos sentidos, esperando que en castellano ambas palabras parezcan sinónimos poéticos. << [167] Alusión a una complicada leyenda medieval sueca, según la que al rey (o conde) Birger le irritó considerablemente la boda de un hermano suyo con Sigrid, doncella de menor rango; el hermano hubo de huir, pero Sigrid se quedó en el castillo de Ulfasa fastuosamente vestido para enfrentarse con el rey (o conde), cuya ira se suavizó al verla, porque era muy bella, sensata y valiente. << [168] Frans es el escritor Frans Hedberg, contemporáneo de Strindberg, que había usado el tema de la boda de Sigrid en una obra teatral popular. << [169] << El lago Vättern (Vetter o Vaetter). [170] Los muros grises son del monasterio de Vadstena, al sur de Mótala, construido en 1430. << [171] En el castillo de Vadstena, construido por Gustav Vasa en 1545, hay una iglesia con torre y campanario. [172] Omberg es una gran montaña cuya ladera cae casi perpendicular sobre la orilla del lago Vettern. << [173] El rey sueco Magnus se retiraba con frecuencia a la isla de Vising en busca de reposo, allí tenía una residencia que ahora está en ruinas. << [174] Dice la leyenda que los campesinos se desconsolaron al morir el rey Magnus (1290) y llevaron su cadáver en hombros hasta Estocolmo. << [175] Karlsborg era una fortaleza militar sueca, con puerto para pequeñas embarcaciones de vapor. << [176] El estrecho de ese nombre. << [177] Véase la nota anterior. << [178] Zona costera sueca de ese nombre, Selandia o Zelandia. << [179] Dannebrog es la bandera danesa; Kroneborg, un castillo militar danés construido en 1574-85, luego usado como cuartel. Los barcos que pasaban ante él tenían que amainar la bandera y volver a izarla a modo de saludo: de no hacerlo, del castillo les disparaban un cañonazo de aviso. << [180] Gefion es una diosa nórdica, nombre también, al parecer, de una isla. << [181] Anna Strindberg (1855-1937), hermana mayor de Strindberg, luego pasó a llamarse, casada, Anna von Philp. << [182] «Coronas de Felicidad» («Lyckokransar», en sueco), antiguo símbolo de fidelidad, amor y felicidad. << [183] Arnkel Ofeg, pseudónimo que Strindberg tomó de una saga islandesa. << [184] El principe Augusto Bernadotte, hermano menor de Karl XV y Oskar II, era duque de Dalarne (1831-1873); personaje simpático y original, muy popular en su tiempo, protagonista bebedor en innumerables anécdotas. << [185] Alusión a la obsesión inglesa por el rosbif ensangrentado. << [186] Bellman, importante poeta sueco del siglo diez y ocho, véase nota anterior. << [187] Latinismo, nunca usado en sueco: adinerado. << [188] El duque vivía en el castillo de Haga. << [189] Cita, aproximadamente exacta, de Cicerón, «Pro Roscio Amerino», 47. << [190] El príncipe Gustav, hermano del príncipe Augusto (1827-52). Compositor romántico, llamado popularmente «el Príncipe Cantor», cuyo busto estaba en una isla, ahora tierra firme, en Brunsviken, junto al castillo de Haga, en el parque del mismo nombre. << [191] Este poema está inspirado en una xilografía copiada de un paisaje fluvial del pintor franco-italiano Claudio de Lorena (1600-1682). << [192] En pleno verano, el momento más parecido a Río de Janeiro en Estocolmo, según Srindberg, era entre las dos y las dos y media de la tarde, y lo contrario entre las nueve y las diez de la tarde. << [193] Río de Janeiro. << [194] Alusión a la xilografía en que está inspirado este poema. Véase nota 191. << [195] «Buco» significa en castellano macho cabrío; es palabra en desuso. << [196] Poemita inspirado en un grabado sueco del mismo título. << [197] «Herkules», título de un poema alegórico en hexámetros del poeta sueco Georg Stiernhielm. << [198] Juicio de Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, según lo narra Homero en la Ilíada, causa inicial de la guerra de Troya, pues Afrodita, elegida por Paris como la más bella de las tres diosas, compensó a éste dándole la mujer más bella del mundo, que resultó ser Helena, la mujer de Menelao, rey de Esparta. << [199] «K. B.», firma de Strindberg en una época de su vida de escritor: probablemente iniciales de «Biblioteca Real» («Kungliga Biblioteket», en sueco), donde Strindberg trabajó en su juventud. << [200] Según una versión del mito de Laocoonte, la diosa Palas Atenea castigó a Laocoonte por su ira con motivo de la entrada del caballo de madera en Troya, durante la cual Laocoonte había arrojado una lanza contra ella, enviándole dos serpientes gigantescas que mataron a Laocoonte y a sus hijos. << [201] Niobe, hija del rey Anfión de Tebas, madre de muchos hijos, muertos por Apolo y Diana en venganza a que Niobe se había jactado de su fertilidad ante ambos dioses, que eran estériles. << [202] Georg Brandes, importante escritor, erudito y ensayista danés, que ejerció decisiva influencia en toda Escandinavia y es conocido en todo el mundo por su obra «Hovedstromningar i det Nittende Arhundredes Litteratur» («Principales Corrientes de la Literatura del Siglo Diez y Nueve»), << [203] La décima musa es, sin duda, la musa de la crítica, actividad principal de Brandes; las musas clásicas son nueve. La mención de una torre en el poema ha de ser alusión a la torre de marfil en que Brandes hubo de refugiarse al final de su vida. << [204] «Mutilador de ti mismo», automutilado. Se decía que Apolo, al mutilar a Laocoonte, se mutilaba a sí mismo. Quizás alusión a onanismo en Apolo, que era dios casto. << [205] Probable Lafontaine, en ante un águila los más bellos los comió. << alusión a una fábula de la que un búho se jactó de que sus pollitos eran del mundo, y el águila se [206] Narciso, amado de la bella ninfa Eco, la abandonó, y Eco se consumió hasta el punto de que de ella no quedó más que la voz. << [207] «Retruécanos y arte menor» es traducción literal del título sueco de este libro: Ordalek och Smakonst. Este libro ha sido calificado de «uno de los libros más bellos de toda la literatura sueca». Es, en cierto modo, la tercera versión ampliada del libro de poemas anterior de August Strindberg titulado Dikter ur Fagervik och Skamsum (Poemas de Fagervik y Skamsum, que son topónimos), publicado en 1902 y seguido de Ordalek och Smakonst (Retruécanos y arte menor), subtitulado «Den Uppsvenske Tankebyggaren pa Fagervik-Skamsum» («El Filósofo de la Suecia Superior, Residente en FagervikSkamsum»), al que siguió la versión definitiva, publicada en 1905 con el mismo título, en el que están incluidos todos los poemas de las dos versiones anteriores, y que es el único que he traducido aquí porque las variantes que hay entre los poemas aquí reunidos y los de los dos libros anteriores son mínimas y no justifican el añadido de otras cincuenta o sesenta páginas a un libro que ya de por sí es muy grueso. << [208] La «Norna», plural: «Nornor», eran tres diosas, especie de parcas, mutatis mutandis, de la mitología escandinava, que tejían los hilos del destino humano. << [209] «Skuta», plural «Skutor», es un velero de pequeño tamaño. << [210] Buena parte de este poema es autobiográfico. Después de su larga bohemia, en París y Berlín, Strindberg se vio con bastante dinero («la lluvia de oro», ganada con su canción) y pudo construirse una casa, que dedica a su mujer. << [211] Este largo poema en hexámetros es producto de la obsesión strindberguiana por hacer un poema rural, y uno de sus títulos anteriores era «El Piano del Sacristán»; es casi el único poema verdaderamente narrativo de su madurez. << [212] De todos estos nombres los únicos que pueden merecer aclaración en este contexto y para el lector español son «Sture» y «Vasa», apellidos de ilustres dirigentes nacionales suecos; el segundo es el de la dinastía anterior a la actual. Los demás requerirían largas explicaciones, sin añadir mucho a la comprensión del texto, o son topónimos. << [213] «Harpa Yacente» es el piano, por sus cuerdas horizontales. << [214] La Academia de Música de Estocolmo. << [215] Ragnarök es la catástrofe cósmica (el crepúsculo de los dioses) de la mitología escandinava. << [216] La noche de la Santísima Trinidad es la noche víspera del día de la Santísima Trinidad, el primer domingo después de Pentecostés. << [217] El riksdaler era la moneda sueca, equivalente del escudo de otros países. << [218] «Testigo de la Muerte», por ser notario de testamentarías y legados; como llamar «Saco de Muertos» al verdugo. << [219] El «Skärgard» o archipiélago de Estocolmo. << [220] Según una antigua costumbre, la gente solía reunirse en la Noche de la Trinidad junto a alguna fuente, cuya agua, esa noche, pasaba por ser especialmente saludable. << [221] El revisor era, más exactamente, auditor. [222] Cáncer, es decir, el signo del zodíaco de ese nombre; palabra que significa en latín cangrejo. [223] Siguiendo una vieja costumbre sueca, la gente de las ciudades suecas, cuando se iba de viaje y cerraba la casa, solía pintar con yeso o creta los cristales de las ventanas para que el sol no destiñese o ajase las coberturas de tela de los muebles; luego la creta o yeso se utilizaba para limpiar las ventanas mismas. << [224] El cuco deja de cantar a fines de junio, cuando termina su época de celo. << [225] Entiéndase los años sesenta del siglo XIX. << [226] El estilo gustaviano, afrancesado, de los muebles, cundió en Suecia en la segunda mitad del siglo diez y ocho. Una cama gustaviana sería una cama sofá, de cabecera alta y recta, con brazos tapizados de seda y patas lo bastante altas para que el mueble albergase un cajón a lo largo de su longitud. << [227] Las Treguas o Paces de Dios medievales, durante las que la Iglesia prohibía, en general sin mucho éxito, cualquier clase de guerras o contiendas armadas. << [228] Chrysaetos, equivalencia griega del latín Aquila chrysaetus, águila dorada o águila real; nombre debido a que el ave tiene el cuello y la cabeza de un amarillo dorado. << [229] Némesis era la diosa de la mitología griega de la venganza y la soberbia desbocada. << [230] La Gehenna era el lugar neotestamentario al que iban las almas de los condenados al morir. Es palabra hebrea. << [231] La sierpe cobriza bajo el tilo dorado era el símbolo popular de los enigmas premeditadamente acechantes y siniestros. << [232] Un dragón en un gancho, ideograma bastante exacto de la veleta, cuya forma adopta con frecuencia. << [233] Intento de reproducir la aliteración de los versos Norr och Sóder /Sorg och Dóder («Norte y Sur, Dolor y Muertes»). << [234] Este poema es en sueco pura eucacofonía, ambas cuidosamente trabajadas y contrastantes. He intentado reproducir el efecto fonético sin desviarme mucho de tos sonidos del original. << [235] Alusión a la dama blanca, símbolo romántico del fantasma femenino, que se aparece de noche, generalmente en castillos, anunciando siniestros o trágicos acontecimientos. << [236] El legendario Holandés Errante, condenado a navegar eternamente por los siete mares. << [237] Al Holandés Errante se le otorgaba cada siete años una posibilidad de redimir su condena si encontraba el amor verdadero. << [238] Se asevera que el cuerpo de la mujer forma un exagrama desde los hombros hasta la ingle, el cual se asemeja a las líneas que unen a las estrellas más luminosas de la constelación de Orión; la estrella central de las tres que forman como un cinturón de esa constelación se compara con un ombligo. << [239] La idea de la harmonía o la música de las esferas se remonta a la idea antigua de que las notas que el oído humano no capta son producto de los giros de los cuerpos celestes. << [240] Alude a la sección cónica que se obtiene cortando un cono doble semejante a un reloj de arena; entre las secciones cónicas se cuentan, entre otras, la parábola y la elipse. << [241] En ciertas plantas se observa un hoyuelo en la base de la corola que produce una secreción melosa. << [242] Stoma es palabra griega que significa boca. Es también el nombre de una hendedura que pone la atmósfera interior de las plantas en contacto con la atmósfera exterior. << [243] Alude a la secreción que mana de una glándula situada junto al pie del molusco de la púrpura; con ayuda de esa secreción ese molusco puede adherirse a distintos objetos. << [244] Urano, según la mitología griega, fue el primogénito de Gaya, la diosa de la Tierra, de la que ulteriormente fue marido, y primer monarca de nuestro planeta. << [245] Asavero, según la leyenda, era el nombre de un zapatero ieorolimitano que fue condenado a caminar sin descanso hasta el día del Juicio Final por haberse negado a permitir a Jesús apoyarse contra la pared de su casa cuando iba con la cruz a cuestas (N. del T.). << [246] Alusión a la subida al cielo del profeta Elias, según la Biblia, en un carro de fuego. << [247] La ciudad de Cafarnaun estaba situada junto al lago de Genesaret: «Tú, Cafarnaum, que te elevas hasta el cielo, caerás hasta el mismo infierno». << [248] La constelación de Orion se describe en la mitología griega como un cazador con espada al cinto. La Osa Mayor, vista desde el horizonte de Estocolmo, se alza en diciembre hacia medianoche: Orión alto en el cielo, mientras las guías del carro de la Osa Mayor caen hacia abajo. << [249] Las cuerdas bajas del harpa se protegían con hilo de rojo de cobre. << [250] Se refiere a la sirena de los coches de bomberos, tirados entonces por caballos. << [251] «La Casa Roja» era un bloque de cuatro pisos de ladrillo rojo, situado en Estocolmo, que se había terminado de hacer poco antes del matrimonio de Strindberg con su tercera mujer, Harriet Bosse, que había tenido lugar el día seis de mayo de 1901, y donde el flamante matrimonio ocupaba un apartamento en la última planta. << [252] Alude a que el serrín se usa para mullir el suelo de los ataúdes. << [253] Alude a una frase de Schwedenborg sobre la teoría de Descartes sobre el movimiento en espiral del cosmos. << [254] La corola de la rosa crece a partir del receptáculo o eje florífero en una línea que puede describirse como espiral ascendente. << [255] Pentalfa es pentagrama. << lo mismo que [256] El principio clásico de la sección dorada para distribuir líneas y superficies de modo que la parte menor se relacione con la mayor como ésta con el conjunto, se ha considerado en ocasiones como la fórmula de la proporción armónica absoluta. << [257] «Trividir», palabra ideada por mí para indicar «división en tres», como dividir indica división en dos. << [258] «Pentacidad», palabra ideada por mi para indicar la calidad de ser cinco, como en sueco Strindberg usa «femsing», palabra que no he podido encontrar en ningún diccionario sueco. << [259] La distancia media del planeta Venus del sol se calcula en ciento ocho millones de kilómetros. << [260] Se compara el sistema decimal con una escala musical heptatónica, es decir: la escala consistente en tonos y semitonos; la octava es el tono octavo. << [261] Quasigravedad es traducción libre de la palabra sueca kom, medida equivalente a o, 0425 gramos. << [262] Se llama equivalencia al volumen de dos materias distintas que pueden substituirse la una a la otra y unirse al mismo volumen de una tercera materia. << [263] En la química antigua se llamaba «capacidad de saturación» a la relación entre el contenido de oxígeno de la acidez y la base de una sal neutra. << [264] «Skedeningskonst», arte de la separación, como el nombre antiguo de la química en alemán: «Scheidekunst». << [265] << Latín: «Nada más que la muerte». [266] Semele era la hija del un rey de Tebas que fue amante de Júpiter, la cual, cuando, engañada por Hera, celosa esposa de Júpiter, pidió a éste que se le apareciese en toda su gloria, quedó instantáneamente destruida por los rayos y truenos que el dios exhalaba. << [267] Este poema introductorio está dedicado a Harriet Bosse, tercera y última esposa de Strindberg, evidentemente escrito con una pluma de águila arrancada del sombrero de ella. << [268] En el original sueco, juego de palabras entre Rom (Roma) y Rom (pintoresco, y, por extensión, romaní, gitano). << [269] Se refiere al reajuste fronterizo entre Suecia y Noruega, al separarse este país de la unión Sueco-Noruega en 1905. << [270] La lista de nombres ilustres: Anders Düben (1590-1662), músico y compositor sueco-alemán; el hiperbóreo Olof Rudbeck (1630-1702), músico y compositor sueco; Johan Helmich Román (1694-1758), compositor y director musical sueco. << [271] << Siglo pasado, esto es, siglo XVIII. [272] Eric Gustav Gejer, editor, junto con Arvid August Afzelius, de una colección de canciones folklóricas suecas; Richard Dybeck (1811-1877), colector y estudioso de música folklórica sueca; Otto Lindblad (1809-1864), idem; Gunnar Wennenberg, compositor, en 1849-51, de un famoso ciclo de dúos. << [273] August Söderman, compositor romántico sueco; Franz Berwald (17961868) y Ludvig Norman (1831-1885), grandes compositores suecos, sobre todo el primero. La alusión al torrente es sobre un personaje folklórico sueco que tocaba el harpa o el violín junto a un torrente. << [274] Alusión al pasaje bíblico donde se prescribe que un macho cabrío, sobre el que los israelitas han puesto todos sus pecados, sea abandonado en pleno desierto a modo de víctima para obtener ellos el perdón divino. << [275] El Intima Teater (Teatro Intimo), fundado por Strindberg, para el que éste escribió algunas de sus últimas obras. << [276] Aristóteles prescribe en su Poética que la tragedia debe suscitar compasión y temor para conseguir una catarsis. << [277] Alusión a copias de La Isla de los Muertos y La Isla de la Vida, obras del pintor suizo Arnold Bocklin, hechas para Strindbeg por el pintor sueco Carl Kylberg para el vestíbulo del Teatro Intimo. << [278] Se refiere a las tres sesiones jurídicas que se celebraban anualmente según una ley de 1734; a partir de 1872 éstas se podían reducir a dos: una en primavera y otra en otoño. << [279] El día de Martín Lutero cae en diez de noviembre, y el de San Martín el once del mismo mes. El poeta Alemán Friedrich Schiller, cuya tragedia Los Ladrones, se publicó en 1781, nació el diez de noviembre de 1759. A Lutero se le llamaba «el ruiseñor de Witenberg». << [280] Las treinta y seis monarquías se refiere a la multitud de pequeños feudos soberanos y más o menos absolutos en que estaba dividida Alemania en tiempos de Schiller. << [281] Alusión a las coletas de las pelucas que la gente elegante llevaba entonces. << [282] Las manos ducales son las del duque Karl Eugen, que decretó la entrada de Schiller, como hijo que era de oficial, en la academia militar de Kalsschule, cuya disciplina férrea era famosa. << [283] Sturm und Drang (Tormenta y Pasión) era un movimiento literario alemán que defendía el sentimiento por encima de la razón. << [284] Los dramas de Schiller se tradujeron al sueco a partir de 1799. << [285] Georg Dahlqvist (1807-73) Y Elise Hwasser (1831-94), actores suecos cuya época de fama fue anterior a la madurez de Strindberg. << [286] La «bandera ensangrentada» o «de sangre» es la oriflama francesa, moteada de estrellas doradas y sujeta a la punta de una lanza, y el «Danebrog» es la bandera danesa, que, según la leyenda, cayó del cielo en la batalla de Reval (1219) para dar la victoria a los daneses. << [287] El emblema de Karl Moor, protagonista de la tragedia de Schiller Los Ladrones, era: «¡Justicia!, ¡pero compasión!». << [288] Schiller murió en 1805, a los cuarenta y seis años de edad. << [289] La Revolución francesa (1789) atacó y tomó la Bastilla, presidio real, pero dejó intacta la catedral de Notre Dame, guiada por las mismas ideas de libertad que movían a Karl Moor. <<