® Consejo editorial Jefe de redacción Dra. Jane C. Ballantyne Anestesiología y Medicina del dolor EE. UU. Comité asesor Dr. Michael J. Cousins, Medicina del dolor y Medicina paliativa Australia Dra. María Adele Giamberardino, Medicina interna y Fisiología Italia Dr. Robert N. Jamison Psicología y Evaluación del dolor EE. UU. Dra. Patricia A. McGrath, Psicología y Dolor pediátrico Canadá Dr. M. R. Rajagopal Medicina del dolor y Medicina paliativa India Dra. Maree T. Smith Farmacología Australia Dra. Claudia Sommer Neurología Alemania Dra. Harriët M. Wittink Terapia física Países Bajos Edición Ivar Nelson, Director de publicaciones Elizabeth Endres, Editora asociada Próximos números Neuromodulación en las cefaleas Ecografía Neuroimágenes de la migraña Vol. XX, Número 3 Abril de 2012 Cefalalgias autonómicas del trigémino: Diagnóstico y tratamiento La cefalalgia autonómica del trigémino (CAT) es, en la actualidad, un término clínico aceptado1, propuesto por primera vez por Goadsby y Lipton2 para denominar a un grupo de cefaleas primarias que implicaban un dolor autonómico del nervio trigémino en el área facial. Todos estos síndromes de cefalea tienen dos características en común: crisis de cefalea extremadamente severa, de duración breve, unilaterales y acompañadas de los síntomas autonómicos típicos. El cuadro clínico típico de la CAT tiene características concretas. Hasta la fecha, se han aceptado los siguientes síndromes como correspondientes a la CAT: • Cefalea en racimos (CR) episódica y crónica (Tabla I) • Hemicránea paroxística (HP) episódica y crónica (Tabla II) • Cefalea unilateral neuralgiforme de duración breve con inyección conjuntival y lagrimeo (síndrome SUNCT [Short-lasting Unilateral Neuralgiform headache attacks with Conjunctival injection and Tearing]) (Tabla III) ¿Por qué es importante para los clínicos saber y reconocer todos los diferentes tipos de CAT, dada su excepcionalidad? En primer lugar, estas condiciones discapacitantes son fácilmente reconocibles. En segundo lugar, demuestran una excelente respuesta al tratamiento, pero es altamente selectiva. En la mayoría de los casos, es razonable y posible una subclasificación, ya que las respuestas y los regímenes terapéuticos difieren. En 1997, Goadsby y Lipton documentaron un análisis y definición nosológicos de un grupo de síndromes de cefalea de duración breve2. Estas hemicráneas paroxísticas se caracterizan por crisis frecuentes de dolor unilateral, de duración breve, usualmente en la zona orbital, supraorbital o temporal. El dolor es severo y está asociado a síntomas autonómicos como son inyección conjuntival, lagrimeo, congestión nasal, rinorrea, ptosis y edema del párpado. Goadsby y Lipton dividieron estos síndromes de cefaleas primarias de duración breve en dos grupos atendiendo a si presentaban o no una activación autonómica marcada. La Tabla IV resume una lista de cefaleas de duración breve y sus síntomas autonómicos. Este grupo comprende las hemicráneas paroxísticas crónicas y episódicas, el síndrome SUNCT y las cefaleas en racimos1. El factor clínico más determinante para el diagnóstico diferencial de CAT es la relación entre la duración y la frecuencia de las crisis: las formas en que el dolor es menor son aquellas que tienen una mayor frecuencia de crisis diarias (ver Fig. 1) Estos síndromes de cefalea se pueden comparar con otros desórdenes de cefaleas de duración breve, como la cefalea hípnica, y con un síndrome de cefalea crónica con características autonómicas más moderadas, conocido como hemicránea continua. A pesar de que estas condiciones no están clasificadas en la actualidad como CAT, recientes estudios de imagen colocan a la hemicránea continua más próxima a una CAT3, y se espera que futuros estudios probablemente hagan lo mismo con la cefalea hípnica. La cefalea punzante idiopática, Fig. 1. Diferentes tipos de cefaleas según la duración de esta, con cefaleas con crisis de dolor más cortas enumeradas a la izquierda. Las cefalalgias autonómicas del trigémino y las hemicráneas continuas están destacadas en rojo, con el síndrome SUNCT mostrando crisis tipo neuralgiforme que duran apenas unos segundos, hemicránea paroxística de entre 10 y 20 minutos de duración y cefaleas en racimos que, normalmente, se presentan con crisis que duran de 1 a 2 horas, mientras que la hemicránea continua puede durar días e incluso meses. tomografía computarizada, las imágenes de resonancia magnética y la angiografía por resonancia magnética, varía ampliamente en pacientes con cefalea. Los exámenes electrofisiológicos y de laboratorio, incluso el examen del fluido cefalorraquídeo, no resultan de ayuda. Para el diagnóstico inicial, y en el caso de un examen neurológico anómalo, se debe considerar la realización de una tomografía computarizada y una resonancia magnética de la cabeza para excluir anomalías en el cerebro. Particularmente, en adultos mayores se han descrito masas y malformaciones de la línea media asociadas a la cefalea en racimos sintomática. cefalea tusígena, cefalea por ejercicio físico, cefalea sexual y neuralgia trigémina no pertenecen a estos síndromes, ya que son desórdenes de duración breve que no tienen componentes autonómicos1,4. Cefalea en racimos La cefalea en racimos es una condición relativamente común según los estándares neurológicos, que afecta probablemente a 1 de 1000 personas, aunque si la comparamos con otros dolores de cabeza agudos más comunes, como la migraña, se trata claramente de un evento poco común en la práctica clínica. La cefalea en racimos es ciertamente la CAT más destacada y común, y está considerada como uno de los síndromes de dolor más severos en los seres humanos. De hecho, las mujeres han descrito estas crisis como peores que los dolores de parto5. Un reciente estudio sobre la calidad de vida relacionada con la salud, sugiere que la cefalea en racimos tiene consecuencias funcionales marcadas, incluso cuando se emplean los tratamientos adecuados, pero este tipo de cefalea es infradiagnosticado y manejado en forma subóptima en la atención primaria. Cuadro clínico Las crisis estereotípicas pueden ocurrir hasta ocho veces al día, son relativamente de corta duración y se caracterizan por dolor de cabeza severo estrictamente unilateral acompañado por un fenómeno autonómico1. Solo en aproximadamente un 15 % de los casos hay un cambio de un lado al otro de la cabeza6. A diferencia de los pacientes que sufren migrañas, los que padecen cefaleas en racimos están inquietos y prefieren caminar o mecerse. Algunos pacientes ejercen presión sobre el área dolorosa, colocando una mano sobre el ojo o la sien afectados. Muchos se aíslan durante la crisis, o bien salen de casa al aire fresco. Los pacientes tienden a volverse agresivos durante una crisis. El diagnóstico de la cefalea en racimos es una tarea exclusivamente clínica. La Clasificación Internacional de Cefaleas1 emplea criterios de diagnóstico explícitos (ver la Tabla I), que “no son ambiguos, son precisos y ofrecen poco espacio para la interpretación”. El hecho de que en el pasado se hayan usado al menos 14 sinónimos para nombrar la cefalea en racimos subraya la falta de entendimiento etiológico y demuestra la importancia de criterios explícitos de diagnóstico, es decir, explícito, para la investigación y práctica clínica. (véase http://www.i-h-s.org/). La cefalea en racimos es, en su forma típica, inconfundible. Sin embargo, no existe un solo instrumento de examen capaz de definir o diferenciar los síndromes de cefalea idiopática. Sin embargo, en un entorno clínico, el uso de técnicas de neuroimagen, como la Los síntomas autonómicos unilaterales como la ptosis, miosis, lagrimeo, inyección conjuntival, rinorrea y congestión nasal ocurren solamente durante la crisis de dolor y son ipsilaterales al dolor, indicando hiperactividad parasimpática y déficit simpático. En algunos pacientes los signos de parálisis simpática (miosis y ptosis) persisten indefinidamente7, pero se intensifican durante las crisis. La sudoración y el flujo sanguíneo cutáneo también aumentan sobre el lado doloroso, particularmente en áreas de déficit simpático8. Alrededor del 3 % de todos los pacientes no 2 Tabla I Criterios diagnósticos para la cefalea en racimos A. Al menos 5 crisis que cumplen completamente con los criterios B-D: B. Crisis de cefalea unilateral intensos o muy intensos en la zona orbital, supraorbital y/o temporal, que duran entre 15 y 180 minutos cuando no se tratan. Durante parte del tiempo (si bien menos de la mitad) que dura la cefalea en racimos, las crisis pueden ser menos severas, menos frecuentes, o más cortas o más largas. C. La cefalea está acompañada al menos por uno de los siguientes síntomas ipsilaterales de dolor: 1. Inyección conjuntival o lagrimeo 2. Congestión nasal y/o rinorrea 3. Edema en el párpado 4. Transpiración en la frente o cara 5. Miosis y/o ptosis 6. Sentido de desasosiego y agitación D. Las crisis tienen una frecuencia desde una interdiaria hasta de 8 al día E. El historial o un examen físico y neurológico no sugieren otro tipo de desorden, y/o son descartadas por investigaciones adecuadas. Cefaleas en racimos episódicas:al menos 2 periodos de cefaleas en racimos con una duración de entre 7 días y 1 año separadas por periodos libres de dolor con una duración de ≥ 1 mes. Cefaleas en racimos crónicas: las crisis pueden ocurrir más de una vez al año sin remisión o con remisión de <1 mes. Cefaleas en racimos probables: las crisis cumplen con todos los criterios de cefaleas en racimos menos uno. tienen síntomas autonómicos9, y en pocos casos las alteraciones simpáticas persisten sobre el lado previamente afectado de la cara del paciente cuya cefalea en racimos ha cambiado de lado10. episódicas y las crónicas secundarias mantienen diferencias menores y muestran transiciones suaves, mientras que las cefaleas en racimos crónicas primarias son una entidad separada carente de los criterios de las crisis en racimos. Una cefalea en racimos primaria se define como no relacionada con una causa morfológica, (el historial clínico del paciente y el diagnóstico físico y neurológico es normal), mientras que la cefalea en racimos secundaria es una cefalea con todas las características de racimos, pero que es el resultado de otro desorden reconocido como causa de este tipo de cefalea1. No está claro si esto es cierto o no, pero la cefalea en racimos crónica primaria parece ser médicamente intratable en más casos que la cefalea secundaria en racimos5. Cuando la cefalea en racimos crónica no responde al tratamiento médico, se convierte en un problema serio donde se puede considerar incluso la opción quirúrgica. Parece que no existe una forma típica de dolor en estos síndromes. Puede ser palpitante, cortante, punzante, y puede variar de ataque en ataque e incluso entre crisis. El dolor, aunque normalmente implica la división oftálmica del nervio trigémino puede también implicar cualquier otra parte de la cabeza, y muy rara vez no implica, de manera alguna, la división oftálmica11. Otro punto de referencia clínico del síndrome es el ritmo circadiano de las crisis de dolor relativamente cortas (de 15 a 180 minutos). En su forma episódica, las crisis ocurren diariamente durante algunas semanas seguidas de un período de remisión. En su forma crónica, las crisis ocurren sin periodos significativos de remisión o con periodos anuales de remisión de menos de 1 mes. En promedio, un ataque en racimos dura de 6 a 12 semanas, mientras que las remisiones pueden durar hasta 12 meses. Mientras que el ritmo circadiano y ciclo anual son característicos de la variante episódica, poco se sabe sobre el ritmo de las cefaleas en racimos crónicas. Un reciente informe de caso sobre una cefalea en racimos secundaria crónica muestra que, incluso en su forma crónica, aparece un marcado ritmo circadiano y pseudoanual con el transcurso del tiempo12. Exacerbaciones durante varias semanas ocurrieron en forma independiente por debajo o por encima de ciclos de 12 meses. Diagnóstico diferencial Se deben considerar todos los síndromes cefalálgicos con severas crisis de dolor de cabeza de duración breve, unilaterales y síntomas de acompañamiento típicamente autonómicos (p. ej., hemicránea paroxística y SUNCT). Sin embargo, estos síndromes difieren en cuanto a la duración, frecuencia y ritmo de las crisis2, y en cuanto a la intensidad del dolor y los síntomas autonómicos, así como en cuanto a las opciones de tratamiento (véase la Tabla IV). Existen informes de aura de las cefaleas en racimos14 e incluso de “racimos hemipléjicos”15. Parece que existen casos de cefaleas en racimos sin dolor de cabeza16, cefaleas en racimos sin síntomas autonómicos9, e incluso casos bilaterales10. En una serie de informes de caso bien documentados de tres cefaleas en racimos atípicas, los autores sugieren que cuantos más pacientes con esta dolencia son tratados por especialistas en cefalea, más son las nuevas formas de este síndrome de cefalea primaria bien definido que se identifican17. Sin embargo, el concepto de síndrome autonómico del trigémino es de gran utilidad para los médicos que buscan un entendimiento fisiopatológico de las cefaleas primarias neurovasculares, lo que nos permite establecer diversos tratamientos enfocados en tratar o prevenir estos dolores de cabeza en su contexto. Es importante para los médicos determinar la periodicidad de las cefaleas en racimos, ya que dependiendo del nivel de actividad de la enfermedad, una medicación preventiva puede ser eficiente en unos casos, pero no en otros. Esta afirmación implica que la falta de efectividad de las medicaciones preventivas no debe malinterpretarse como un fracaso. Estos fármacos profilácticos pueden ser perfectamente efectivos cuando se estabiliza de nuevo la actividad de la enfermedad. Adicionalmente, crisis con un ritmo circadiano horario y con ciclos de preponderancia pseudoanual deberían ser consideradas como los signos distintivos de la cefalea en racimos. Sjaastad13 sugirió que las cefaleas en racimos 3 Tratamiento La Fig. 2 subraya las opciones terapéuticas en el tratamiento de cefalalgias autonómicas del trigémino, divididas en tratamientos agudos (abortivos) y tratamientos preventivos. Con una frecuencia de aproximadamente el 0.1 %, la cefalea en racimos afecta mayoritariamente a los hombres. Las crisis se suceden regularmente y su ciclo parece estar relacionado con los ciclos de sueño y vigilia. Las crisis suceden más comúnmente en forma de periodos de cefalea agrupados en racimos (cefalea en racimos episódica), y pueden durar entre una semana y varios meses. Los periodos se separan por remisiones clínicas de al menos 2 semanas. Cerca de un 15-20 % de los pacientes sufren síntomas crónicos sin remisión (cefalea en racimos crónica). El aspecto más sobresaliente de la cefalea en racimos es la variación estacional y la regularidad horaria de las crisis de cefalea informadas. En pacientes con cefalea en racimos se ha encontrado una amplia variedad de irregularidades circadianas en niveles hormonales18. La melatonina en particular es un marcador del sistema circadiano, y en pacientes con cefalea en racimos se ha detectado una atenuación del pico nocturno en el nivel de melatonina y una pérdida completa de ritmo circadiano19. Aunque está claro que hay dolor entre las crisis en la hemicránea continua, este dolor interíctico es ahora bien reconocido en las otras CAT11. En una cohorte de 52 pacientes con SUNCT o SUNA (cefalea neuralgiforme unilateral de duración breve con síntomas autonómicos [Short-lasting Unilateral Neuralgiform headache with Autonomic symptoms]), 22 pacientes tenían dolor interparoxístico20. Puede ser que el dolor interparoxístico y la alodinia en CAT representen una coexistencia de la fisiopatología de la CAT y la migraña11. La importancia clínica es que uno debe ser consciente de estos solapamientos con el fin de identificar el problema más importante que requiere tratamiento. Cefalea en racimos Abortiva Preventiva Verapamilo Sumatriptán, s.c. Topiramato Lidocaína, local Oxígeno. Un estudio reciente controlado por placebo confirmó el hecho clínicamente conocido de que la inhalación de oxígeno es segura y efectiva para abortar la cefalea en racimos. El oxígeno (100 %) se administra a través de una máscara facial sin reinhalación con una velocidad de flujo de al menos 8-10 l/min. Las inhalaciones de oxígeno se hacen de forma continua durante 20 minutos estando el paciente sentado con la espalda erguida5. El oxígeno es seguro y no tiene efectos secundarios. Sin embargo, los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica severa no deberían ser tratados con inhalación de oxígeno por el riesgo de desarrollar hipercapnia severa y narcosis por CO2. A veces, puede ser efectivo un caudal mayor de oxígeno, hasta 15 l/m cuando el flujo estándar no lo es22. Desde un punto de vista práctico, es razonable aumentar la velocidad del flujo si un flujo más lento no es efectivo, considerando que una velocidad mayor de flujo no aumenta el riesgo de efectos secundarios. Hemicránea paroxística 100 % de oxígeno Zolmitriptán, nasal Manejo abortivo de las crisis agudas Los principales tratamientos para las crisis de cefaleas en racimos agudas son los tratamientos con sumatriptán subcutáneo e inhalación de oxígeno21. Otros agentes efectivos son los cornezuelos y la lidocaína. Litio Abortiva Preventiva Abortivo Preventivo No se conoce terapia efectiva Indometacina No se conoce terapia efectiva Lamotrigina Metisergida Gabapentina Combinaciones de fármacos Verapamilo + Litio Verapamilo + Metisergida Verapamilo + Topiramato Verapamilo + Ácido valproico Verapamilo + Litio+Topiramato Síndrome SUNCT Bloqueo occipital Topiramato Estimulación cerebral profunda del hipotálamo? Estimulación del nervio occipital mayor Estimulación cerebral profunda del hipotálamo Estimulación del ganglio esfenopalatino Fig. 2. Diagrama de las opciones terapéuticas en el tratamiento de las cefalalgias autonómicas del trigémino divididas en tratamientos agudos (abortivos) y tratamientos preventivos. Para las dosis, consulte el texto. 4 Triptanos. En un ensayo a doble ciego controlado con placebo con un total de 183 pacientes con cefalea en racimos, el sumatriptán subcutáneo (6 mg) fue efectivo en un 75 % de los pacientes (aliviando el dolor en 20 minutos)23. Es seguro, sin evidencia de taquifilaxia ni de rebrote en la mayoría de los pacientes, incluso después de un uso frecuente24. También ha resultado efectivo para paliar los efectos de las crisis de cefalea en racimos aguda, el uso de sumatriptán intranasal o zolmitriptán. sobre otro. La recomendación común es comenzar con 60 a 100 mg una vez al día durante al menos 5 días, para luego reducir la dosis en 10 mg diarios. Litio. Generalmente, el litio se usa con pacientes con cefaleas en racimos crónicas cuando los fármacos han resultado inefectivos o contraindicados, ya que el litio tiene una ventana terapéutica estrecha. La dosis inicial de litio debe ser de 20 mg/kg, y normalmente se mantiene entre 900 a 1200 mg/día . Los niveles de litio en el plasma deben ser monitoreados y mantenidos entre 0.6 y 1.2 mmol/l. Lidocaína. Pequeños estudios de observación sugieren que la lidocaína intranasal es efectiva en al menos uno de cada tres pacientes, aunque el nivel de beneficios es moderado5. La lidocaína intranasal (1 ml) es ipsilateral administrado para el dolor en una solución de 4-10 %. El cuello debe estar extendido en un ángulo de 45° con la cabeza girada hacia la parte sintomática entre 30–40°. Metisergida. No existen ensayos aleatorios controlados de la metisergida para el tratamiento de la cefalea en racimos. Normalmente, se empieza con 1 mg de metisergida al día. La dosis se incrementa gradualmente según su tolerancia hasta hacerse efectiva, en la mayoría de los casos entre los 4 a 12 mg diarios, suministrados en dosis fraccionadas. Alcaloides del ergot. La ergotamina oral se ha usado para el tratamiento de las crisis de cefalea en racimos desde la década de los años cuarenta. La ergotamina oral es efectiva para la cefalea en racimos aguda, basada en la experiencia clínica, pero faltan estudios actualizados sobre ello5. Topiramato. El topiramato es un complemento efectivo para la prevención de la cefalea en racimos, principalmente combinado con verapamilo5. Esta estrategia se puede usar para evitar una alta dosis de verapamilo en monoterapia o en el tratamiento a largo plazo con glucocorticoides. La dosis recomendada para empezar es de 25 mg/día. Se ajusta en intervalos semanales de incrementos de 25 mg, de acuerdo con la respuesta clínica y la tolerancia, hasta una cantidad recomendada de 100 mg/día, suministradas en dos dosis divididas. Tratamiento preventivo La terapia preventiva debe empezar tan pronto tenga lugar el episodio en racimos21. El objetivo es reducir la duración prevista del periodo en racimos. Es muy importante tener un régimen preventivo efectivo, pues los pacientes normalmente tienen entre una y ocho cefaleas al día, y el uso repetitivo de medicaciones abortivas puede resultar tóxico o tener un efecto rebote. Hemicránea paroxística Cuadro clínico La hemicránea paroxística fue descrita por primera vez por Sjaastad y Dale25 (véase Dodick26) y se caracteriza por brotes de dolor severo unilateral relativamente cortos en el área orbital y temporal. La crisis dura aproximadamente entre 10 y 20 minutos y típicamente su frecuencia es de 5 crisis al día, si bien existen casos de entre 1 y 40 crisis diarias. La edad de aparición suele ser en la veintena, con una proporción hombre/mujer de 1 a 3. Como en el caso de la cefalea en racimos, se ha encontrado en forma crónica y episódica, y el síndrome a su vez también sigue un Para la terapia preventiva de la cefalea en racimos, el agente preferido es el verapamilo. Otros agentes que pueden ser efectivos son los glucocorticoides, el litio, el topiramato y la metisergida5. Cuando la cefalea en racimos no responde a tratamientos médicos, se puede considerar la opción quirúrgica. Sin embargo, aún no se han demostrado en general las intervenciones encaminadas a la destrucción del nervio sensitivo trigémino o las rutas autonómicas. La estimulación del nervio occipital, la estimulación profunda del cerebro y la estimulación del ganglio esfenopalatino parecen métodos prometedores, pero todavía están en fase de investigación. Verapamilo. El verapamilo es un fármaco preferente para la profilaxis de la cefalea en racimos episódica y crónica. La toma de verapamilo comienza normalmente con una dosis de 240 mg al día. Ambas formulaciones, tanto la normal como la de liberación prolongada, son útiles, pero no hay estudios comparativos disponibles. Para la mayoría de los pacientes, una dosis de unos 480 mg al día es suficiente, pero la experiencia clínica sugiere que algunos pacientes requieren una dosis diaria total de hasta 960 mg para obtener el máximo beneficio profiláctico5. El uso de altas dosis de verapamilo está asociado con el aumento en la incidencia de anomalías electrocardiográficas, incluso bloqueo cardíaco y bradicardia. Por tanto, debería practicarse un electrocardiograma cada vez que se produce un incremento de la dosis diaria total por encima de los 480 mg. Tabla II Criterios para diagnosticar la hemicránea paroxística A. Al menos 20 crisis que cumplen con los criterios B-D B. Crisis de dolor unilateral severo de la zona orbital, supraorbital o temporal con una duración de entre 2 y 30 minutos C. Cefalea acompañada de al menos uno de los siguientes: 1. inyección conjuntival ipsilateral y/o lagrimeo 2. congestión nasal ipsilateral y/o rinorrea 3. edema ipsilateral en el párpado 4. transpiración ipsilateral en la frente y facial 5. miosis y/o ptosis ipsilateral D. Las crisis tienen una frecuencia de 5 o más diarias y duran más de la mitad del tiempo, aunque también puede haber periodos con una frecuencia más baja E. Las crisis se pueden prevenir por completo con dosis terapéuticas de indometacina F. Las crisis no se pueden atribuir a otros desórdenes Glucocorticoides. Los glucocorticoides no han sido evaluados por ensayos controlados aleatorios rigurosos para el tratamiento de la cefalea en racimos. Consecuentemente, no existen datos que favorezcan un régimen de administración de glucocorticoides 5 inconfundible patrón temporal. El dolor se asocia con al menos un síntoma autonómico, como la inyección conjuntival ipsilateral y lagrimeo con congestión nasal y rinorrea. Parece incorrecto asociar el síndrome con un problema de la mujer, como así lo ha corroborado una sólida cohorte reciente27. severo que otra CAT, pero con marcada activación autonómica durante las crisis. Se ha sugerido que el síndrome SUNCT puede ser un subtipo de crisis de cefalea neuralgiforme unilateral de duración breve con características autonómicas craneales (SUNA). Incluso aunque hay diferencias clínicas claras, como la frecuencia y la duración de las crisis y un enfoque diferente del tratamiento, muchas de las características básicas de SUNCT, tales como las crisis episódicas, los síntomas autonómicos y la unilateralidad, los comparten otros tipos de cefaleas, incluso la cefalea en racimos y la hemicránea paroxística crónica. Estas características comunes sugieren una fisiopatología similar a dichos síndromes, por lo que se ha sugerido unificarlos bajo una misma base clínica como cefalalgias autonómicas del trigémino (CAT). Los paroxismos de dolor normalmente duran entre 5 y 250 segundos, aunque también se han registrado dolores interícticos más largos y atenuados. Los pacientes pueden tener hasta 30 episodios por hora, aunque lo más normal es tener entre 5 y 6 episodios por hora. La frecuencia entre brotes también varía. La inyección conjuntival observada con el SUNCT es, a menudo, el aspecto autonómico más importante, y el lagrimeo también puede ser obvio. El síndrome también se caracteriza por su completa respuesta a la indometacina. Aunque esta respuesta es excepcional y duradera, los pacientes que desarrollan problemas gastrointestinales, especialmente úlcera péptica, pueden tener problemas al tomar indometacina. Algunos de esos pacientes han respondido a inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa-2, y otros parecen beneficiarse de la gabapentina. Al tener un mejor perfil de efectos secundarios, puede resultar mejor probar gabapentina incluso si la indometacina es efectiva. Diagnóstico diferencial Se deben tener en cuenta todos los síndromes de cefalea con crisis de duración breve, unilaterales y severas, y acompañados de síntomas típicamente autonómicos (p. ej., cefalea en racimos y SUNA/SUNCT). Las características en diagnóstico diferencial son la duración de las crisis y la respuesta completa a la indometacina. Diagnóstico diferencial El principal diagnóstico diferencial incluye la neuralgia del trigémino. Los signos clínicos más importantes que señalan el SUNCT/SUNA frente a la neuralgia del trigémino incluyen la distribución evidente del dolor en la división oftálmica del nervio trigémino, el desencadenante de las crisis bajo estímulos cutáneos y la falta de periodos refractarios para estos desencadenantes. Al contrario que con la hemicránea paroxística, no hay un efecto reproducible de la indometacina en el SUNCT/SUNA, y en contraste con la cefalea en racimos, no hay efectos importantes con el oxígeno, el sumatriptán o el verapamilo. Por razones prácticas, antes de probar lamotrigina o carbamacepina, en las cefaleas de duración extremadamente breve debe probarse primero la indometacina. Tratamiento Por definición, la indometacina en una dosis diaria de hasta 200 mg es efectiva en todos los casos conocidos28. De forma alternativa se puede probar la gabapentina, el verapamilo y los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Dado que la eficacia de la indometacina es un criterio de diagnóstico, no existen ensayos controlados con placebo. La indometacina debe administrarse en tres o más dosis por día por su corta vida media, de 4 horas. Muchos pacientes pueden necesitar una dosis alta de indometacina en las primeras semanas del tratamiento, pudiendo rebajarse la cantidad posteriormente. Rara vez, se requieren dosis superiores a 200 mg al día. Los efectos secundarios más serios son molestias gastrointestinales e incluso sangrado. Por ello, se debe suministrar además un inhibidor de protones. Tratamiento No se conoce ningún tratamiento suficientemente efectivo para el síndrome SUNCT, incluso altas dosis de indometacina y bloqueos anestésicos29,30. No se han publicado ensayos controlados. Sin embargo, sí se han publicado informes de casos en los que algunos fármacos muestran una eficacia individual. Dada la pesada carga que supone este síndrome, deben probarse todas las opciones de tratamiento posibles. Entre todos los fármacos probados contra el síndrome SUNCT, la lamotrigina ha demostrado ser la más eficaz. Otras opciones de tratamiento incluyen la gabapentina y el toripamato. El síndrome SUNCT Cuadro clínico La cefalea neuralgiforme unilateral de duración breve con inyección conjuntival y lagrimeo (SUNCT) es uno de los síndromes de cefalea idiopática más poco comunes y se caracteriza por una frecuencia extremadamente alta de crisis (hasta 200 al día), con menor dolor Tabla III Criterios para diagnosticar el síndrome SUNCT Hemicránea continua A. Al menos 5 crisis que cumplen con los criterios B-D B. Crisis de dolor punzante unilateral de la zona orbital, supraorbital o temporal con una duración de entre 5 y 240 segundos C. Dolor acompañado de inyección conjuntival ipsilateral y/o lagrimeo D. Crisis con una frecuencia de entre 3 y 200 diarias E. Las crisis no se pueden atribuir a otros desórdenes La hemicránea continua actualmente no está reconocida como perteneciente a las CAT pero se ha incluido en la sección 4 de la clasificación de la Sociedad Internacional de Cefaleas1. Sin embargo, muchos signos clínicos y estudios de imágenes funcionales apuntan hacia la inclusión de la hemicránea continua dentro de la sección CAT, por lo que se incluye aquí. La hemicránea continua se caracteriza por cefaleas unilaterales continuas que varían en intensidad, muy cambiantes y que no desaparecen por completo. La definición de la Sociedad Internacional de Cefaleas la establece como bloqueada en Abreviaturas: SUNCT = cefalea unilateral neuralgiforme de duración breve con inyección conjuntival y lagrimeo. 6 Tabla IV Comparación de la cefalea en racimos con síndromes de cefaleas afines Cefalea en racimos Hemicránea paroxística Síndrome SUNCT Hemicránea continua Epidemiología Sexo (hombre: mujer) Predominio Edad en que comienza 3:1 0.9 % 28-30 años 1:3 0.02 % 20-40 años 8:1 Muy poco común 20-50 años 1:1.8 Poco común 20-30 años Dolor Calidad Intensidad Localización Duración de la crisis Frecuencia de crisis Pesado, palpitante Extremadamente alto Periorbital 15-120 min 1–8/d Pesado Alto Orbital, temporal 2-45 min 1-40/d Punzante Moderado a alto Orbital, temporal 5-250 s 1/d a 30/h Presión Moderado Unilateral, temporal Fluctuante, constante con ataques superpuestos Síntomas autonómicos ++ ++ + (+) Ritmo circadiano + (–) – – Reacciones con alcohol ++ (+) (–) – Tratamiento de elección, agudo 100 % oxígeno, 15 l/min; lidocaína intranasal; sumatriptán s.c. Ácido acetilsalicílico (naproxeno y diclofenaco) Ninguno Diclofenac Tratamiento de elección, preventivo Verapamilo, carbonato lítico, corticosteroides, topiramato, metisergida Indometacina Lamotrigina Indometacina Tratamiento de segunda línea e informes ocasionales Ácido valproico, ergotamina, melatonina, pizotifeno, indometacina Corticosteroides, verapamilo, acetazolamida, celecoxib Gabapentina, carbamazepina, ácido valproico, topiramato Beta-ciclodextrina, naproxeno, cafeína, corticosteroides Origen de los datos: Modificados desde mayo5. Símbolos y abreviaturas: SUNCT = cefalea unilateral neuralgiforme de duración breve con inyección conjuntival y lagrimeo + positivo; - inexistente; (+) probable, (–) raro Tratamiento Al igual que con la hemicránea paroxística, el fármaco ideal es la indometacina, con una dosis diaria de hasta 200 mg. Como alternativos, se pueden probar la gabapentina, cafeína y los AINE (p. ej., naproxeno) 28. un lado, queriendo decir que no cambia de un lado a otro. Normalmente, aparecen síntomas autonómicos leves, como lagrimeo, inyección conjuntival, síntomas nasales y ptosis/miosis, y el síndrome normalmente responde bien a la indometacina1. La hemicránea continua es a veces erróneamente diagnosticada como cefalea de tensión unilateral o migraña crónica. La hemicránea continua probablemente se llegue a diagnosticar en pocas ocasiones, pero que la indometacina sea un efecto imprescindible ayuda a distinguirla de otras cefaleas primarias. Sin embargo, se han dado casos de dolor bilateral11, y resulta interesante también que se han presentado agravadas ciertas características típicas de la migraña, como náuseas, fotofobia y fonofobia, además de los síntomas autonómicos craneales ipsilaterales. En términos generales, el dolor de trasfondo de la hemicránea continua es más severo que el dolor interparoxístico de otras CAT, y el agravamiento de la hemicránea continua es más duradero que los paroxismos de otras CAT11. Este aspecto es de suma importancia para diferenciar la hemicránea continua de la hemicránea paroxística. Referencias 1. Headache Classification Committee of the International Headache Society. The International Classification of Headache Disorders, 2nd edition. Cephalalgia 2004;24(Suppl 1):1–160. 2. Goadsby PJ, Lipton RB. A review of paroxysmal hemicranias, SUNCT syndrome and other short-lasting headaches with autonomic feature, including new cases. Brain 1997;120(Pt 1):193–209. 3. Matharu MS, Cohen AS, McGonigle DJ, Ward N, Frackowiak RS, Goadsby PJ. Posterior hypothalamic and brainstem activation in hemicrania continua. Headache 2004;44:747–61. 4. Olesen J, Tfelt-Hansen P, Welch K. The headaches, 2nd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 1999. 5. 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Libros de IASP Press para 2012 Pain Comorbidities: Understanding and Treating the Complex Patient, editado por Maria Adele Giamberardino y Troels Staehelin Jensen The Phenomenon of Pain, de Serge Marchand Treating Pain-Related Fear: Exposure-Based Treatment of Chronic Pain, por Johan Vlaeyen, Stephen Morley, Steven J. Linton, Katja Boersma y Jeroen de Jong Pain 2012: Refresher Courses at the 14th World Congress on Pain, editado por Irene Tracey Para fechas de publicación y precios, consulte la web de IASP en www.iasp-pain.org/books. Beca educativa sin restricciones de Endo Pharmaceuticals, Inc., EE. UU. Se han seleccionado asuntos de interés relacionados con la investigación y el tratamiento del dolor para su publicación, pero la información y las opiniones ofrecidas no han implicado la comprobación de los hallazgos, conclusiones y opiniones por parte de la IASP. Así pues, las opiniones expresadas en la revista Pain: Clinical Updates no reflejan necesariamente las opiniones de la IASP, de sus consejeros, ni de sus asesores. La IASP no asume responsabilidad alguna por daños y/o perjuicios a las personas o bienes por motivos de responsabilidad civil, negligencia o derivados del uso de los métodos, productos, instrucciones o ideas contenidas en los presentes materiales. Debido a los rápidos avances de las ciencias médicas, el editor recomienda la comprobación independiente de los diagnósticos y pautas posológicas de los fármacos. Para obtener la aprobación para reimprimir o traducir este artículo, póngase en contacto con: International Association for the Study of Pain • 111 Queen Anne Avenue North, Suite 501, Seattle, WA 98109-4955 EE. UU. Tel.: +1-206-283-0311 • Fax: +1-206-283-9403 • Correo electrónico: iaspdesk@iasp-pain.org • www.iasp-pain.org Copyright © 2012. Todos los derechos reservados. ISSN 1083-0707. Impreso en EE. UU.