Teodoro Bardají mas, nació en Binefar (Huesca) el 16 de mayo de 1882. Hijo de un modesto confitero, puede decirse que vino al mundo entre peroles y cacerolas. Ya en su infancia había demostrado una sana afición hacia el trabajo que ejecutaba su padre, al cual no le pasaron inadvertidas las inclinaciones del muchacho, por lo que decidió estimular esa vocación en ciernes, confiándolo a su cuñado ramón mas, quien fue su maestro y mentor, el cual ejercía de cocinero en una casa aristocrática de la capital de España; el se lo llevo a Madrid apenas cursados los estudios elementales con catorce años, iniciándole con singular acierto en las ejecutorias del arte de Ruperto de Nola. Era el hermano mayor de una familia de cocineros, de los cuales sus otros dos hermanos, Arturo y Pedro, el primero oficiaba en 1933, como jefe de cocina de los duques de Arión, y el segundo era contratista del restaurante del club de campo. A los que hay que añadir sus maestros, sus tíos ramón y Pedro mas. Comenzó, por tanto, junto a su tío ramón, en una de las cocinas más fastuosas de España, la de los duques del infantado. Bardají entro de pinche, que era como entrar de escudero y en este caso, un escudero de un altivo y orgulloso señor. Transcurrido un tiempo y sabiendo Teodoro que un buen cocinero esconde un pastelero en potencia, quiso especializarse en pastelería, empezando poco después en la madrileña pastelería de La Mallorquina, primero como aprendiz y después como oficia, establecimiento que por fortuna todavía permanece en la puerta del sol, donde trabajo provechosamente durante tres años, que le valieron por un total peritaje de la especialidad. Luego regreso de nuevo a la cocina que siempre había sido su ideal, trabajando en varias casas señoriales y junto a su tío ramón, y ya como ayudante ingreso en el Hotel La Paix y en los casinos Gran Peña y casino de Madrid, que era, en aquella época, una universidad gastronómica de campanillas y en el nuevo club (por dos ocasiones) establecimiento de enorme prestigio ubicado en la azotea del edificio de la Equitativa, lugar entrañable para él, por lo que se desprende de algún escrito suyo, donde termino de afianzar su aprendizaje culinario. Su afán de conocer y estudiar la cocina en todas sus facetas, le condujo a Francia, donde además de perfeccionar su profesión, aprendió el idioma que le sirvió para poder conocer a la perfección la abundante literatura culinaria francesa que dominaba en su tiempo. A su regreso a España, trabajo nuevamente en varios establecimientos y algunas temporadas de verano en balnearios. Balnearios de principio de siglo con bañistas con bigote y cuello duro, los balnearios de las portadas de Blanco y Negro, como las de Panticosa, Cestona, Liérganes y Fuenterrabía. Bardají fue consiguiendo que todos los caballeros fuesen “chupándose los dedos” con su refinado estilo gastronómico. Más tarde, formo parte de la brigada de cocineros del Real Palacio de Madrid, en la época de la coronación a la boda de S.M. el rey don Alfonso XIII. En abril de 1905 participa, junto a su tío Pedro, en un banquete de 200 cubiertos, en Sagunto, ofrecido a S.M. el rey don Alfonso XIII. “Requerido por cariñosas indicaciones familiares”, como el dijo, fue a dirigir como jefe la cocina del Hotel Europa de Zaragoza. En 1910 volvió al palacio de los duques del infantado, aquí término su carrera en 1952. En 1929 dieron un homenaje en su honor. Su hijo murió en la guerra civil, y su mujer murió unos meses después por enfermedad. Su única hija vivía en Madrid. En 1956 Recibió la medalla de oro a la nobleza española El 6 de marzo de 1958, a los 76 años, fallece en Madrid