PRESENTACIÓN (Ignacio Fernández Toxo). Para las organizaciones sindicales las relaciones laborales no son un ente abstracto o una construcción teórica. Al contrario, representan la dimensión material y concreta de las relaciones de trabajo que constituyen una de las áreas prioritarias de la acción sindical. De ahí se deriva la importancia central que le concedemos. Además, la tendencia en los últimos años parece llevar a que el papel de la autonomía colectiva vaya creciendo, de forma que la negociación colectiva se va desarrollando y consolidando como una fuente de regulación laboral, favoreciendo un equilibrio con la legislación y el contrato individual. Con la presentación de este estudio, el tercero realizado por este grupo de investigación autodenominado “Observatorio de la negociación colectiva”, que va creciendo y asentándose en el tiempo, se mantiene la línea de trabajo desarrollada en las dos publicaciones anteriores, en las que su interés se vuelve a centrar en el convenio colectivo. Asimismo se mantiene como objetivo que los destinatarios finales del mismo lo constituyan todas aquellas personas involucradas en las relaciones laborales desde cualquier perspectiva, pero en especial está dirigido a aquellas personas con responsabilidad sindical, que son a la postre los protagonistas inequívocos de la negociación colectiva. La relevancia de los convenios como instrumentos de regulación de las relaciones laborales se deriva de las materias que regula, es decir, de los contenidos, y ésta es precisamente la cuestión tratada en este libro. Como no es posible abordar al mismo tiempo la pluralidad de contenidos negociados, se ha priorizado una serie de materias, algunas de las cuales son materias tradicionales de la negociación colectiva –y no por ello menos centrales- como el empleo o las retribuciones, pero otras son más novedosas, como la regulación de la prevención de los riesgos laborales o los poderes empresariales y los contrapoderes colectivos. Además, en esta tercera edición, se inaugura un primer avance del análisis económico de la negociación colectiva. Es por todo ello que desde la C. S. de CC. OO. saludamos y agradecemos la contribución y colaboración de este grupo de especialistas que tratan de reflexionar sobre las relaciones laborales, y además, de forma absolutamente generosa y desinteresada colaboran con el sindicato en su esfuerzo por mejorar las condiciones laborales de las personas que viven y trabajan, es decir, la sociedad misma. Ignacio Fernández Toxo Secretario Confederal de Acción Sindical de CC. OO. 1 LIBRO DEDICADO A FRANCISCO TRUJILLO VILLANUEVA: NOTA BIOGRÁFICA Y SEMBLANZAS (Juan Carlos Álvarez Cortés; Ricardo Escudero Rodríguez; Francisco Lozano Lares; Rosa Pérez Yáñez). Nota biográfica. Paco Trujillo Villanueva nació en Málaga en enero de 1950 en Calle La Peña y era el segundo de seis hermanos. Vivió las consecuencias de la Guerra Civil desde su infancia ya que su padre estuvo muchos años encarcelado debido a sus ideas de izquierda. Quizá ello le influyó para que, desde muy joven, se integrara tanto en el movimiento obrero como en el Partido Comunista de España. Como el dijo en una entrevista, “le influyó tanto su situación familiar como el hecho de comenzar a trabajar muy joven, lo que le hizo conocer las dificultades laborales, así como las desigualdades...” Su labor sindical comienza, en el año 1969 -esto es, a sus 19 años-, como miembro del jurado de empresa de CITESA y pertenece a Comisiones Obreras en Málaga desde sus inicios. Tras la legalización de los sindicatos en 1977 y superada la etapa de la clandestinidad, su labor al frente del movimiento obrero le llevó a ser primer secretario general de Comisiones Obreras en Málaga, cargo que ostentó durante cuatro años, renunciando a su reelección. Fue candidato al Congreso de los Diputados por Málaga en las elecciones generales de 1977 y 1979. En 1981, vuelve al trabajo en CITESA, sin que, por ello, abandonara el movimiento sindical, ya que formó parte del comité de empresa de aquella. Simultaneó tal actividad con sus estudios universitarios tanto con la Diplomatura de Graduado Social, que finalizó en 1982, como con la Licenciatura de Derecho que finalizó 1984, realizando los cinco cursos en tres años. Durante este periodo obtuvo la titulación superior de Especialista en Derecho Empresarial y la titulación como Administrador de Fincas. Al terminar su Licenciatura de Derecho, fue jefe de la Asesoría Jurídica de Comisiones Obreras de Málaga, desde 1984 a 1995. Y, durante estos intensos años, tanto él como sus compañeros llevan a cabo el asesoramiento y defensa de los trabajadores en numerosos conflictos que afectan a importantes empresas malagueñas, tales como Alcatel, Josman Instalaciones, Renault, Talleres Molina... y que tuvieron una enorme repercusión tanto jurídica como económica y social. Desde 1988 a 1992, realiza funciones de colaborador honorario en el Departamento de Derecho Privado Especial de la Facultad de Derecho de Málaga, siendo profesor Asociado de Derecho de Trabajo y de la Seguridad Social desde 1993 hasta 1995, año en el que comienza su etapa como Profesor Titular de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales. Desde esa fecha y hasta el curso 2004-2005, imparte muy distintas asignaturas en dicha Diplomatura y en la Licenciatura de Ciencias del Trabajo: así, Introducción al Derecho del Trabajo, Derecho Sindical, Derecho Procesal, Jurisprudencia Laboral Constitucional y Protección Jurisdiccional de los Derechos Laborales. Durante este periodo compatibiliza su trabajo como Profesor Titular de la Escuela Universitaria con las clases de Derecho Laboral de la Escuela de Práctica Jurídica y participa, también, en el Aula de Formación Abierta para Mayores. Desde 2001 a 2003 dirigió jornadas en colaboración con el Colegio de Graduados Sociales de Málaga. Desarrolló su especialización y línea de investigación en Derecho Procesal Laboral, Relaciones Laborales, Dinámica Aplicativa de normas laborales y Teleformación. Semblanzas de Paco Trujillo. 2 Mi querido Paco. Me resulta imposible, y por mucho tiempo que pase así será, recordar a mi amigo y compañero, Paco Trujillo sin que me embargue la tristeza. Hablar de un ser querido es siempre complicado, pero hablar de alguien como Paco, por su calidad humana, y por todo lo que significaba para mí, lo hace más difícil aún si cabe. Lo conocí siendo yo alumno de la Facultad de Derecho, y de casualidad ya que tuvo que sustituir a María Fernanda Fernández en una clase práctica de Derecho del Trabajo donde, de alguna manera, inició su magisterio conmigo. Algunos años más tarde, cuando me vinculé a la Universidad de Málaga, me encontré nuevamente con él, ahora como compañero y, desde el principio, congeniamos muy bien. No sólo me ayudaba en mi formación, proporcionándome los materiales a los que tenía acceso por su condición de letrado en CCOO, sino que también me ofrecía su propia disponibilidad, porque le gustaba compartir sus conocimientos con quienes queríamos oírle. Durante el tiempo en que se encontraba contratado como asociado, tenía clases a primera hora de la mañana, igual que yo. Ello nos permitía tomar café juntos a primera hora de la mañana, antes de entrar en clase, cosa que hicimos durante muchísimos años. Si bien al principio las conversaciones durante ese café podrían ser calificadas como de “tutorías” en las que le planteaba todas las dudas que, en mi proceso de formación, me surgían en el ámbito práctico, posteriormente las conversaciones fueron derivando hacia el terreno de lo personal en las que llegamos a conocernos y a fraguar una buena amistad. Con el paso del tiempo, compartimos muchas experiencias profesionales e incluso hicimos tantos viajes juntos, bien para asistir a Jornadas bien para dar charlas, que alguien llegó a decirnos que parecíamos una “pareja de hecho”. No es este el momento para exponer mis vivencias con Paco, quedan en mi recuerdo con enorme satisfacción de haberlas podido realizar junto a él. Este breve recordatorio es sólo para descubrir a los que no lo conocieran, lo que se perdieron por no haber tenido esa suerte y para recordar, a grandes rasgos, cómo era a los que sí tuvieron la fortuna de conocerle. Hizo a lo largo de su vida lo que siempre le gustó: aprender todo lo posible para usar sus conocimientos en la defensa de la clase trabajadora. Sindicalista en tiempos de la clandestinidad y en el difícil período de la transición, sindicalista hasta que murió; de hecho, me cuenta María, su compañera, que en los últimos días de su vida quería escribir algunas notas para “sus” Comisiones Obreras, pero no pudo hacerlo porque le era imposible tener el control de sus propias manos. Esa defensa de los derechos de los trabajadores es lo que le hizo cursar, al mismo tiempo, las carreras de Graduado Social y Derecho (carrera esta última que, por cierto, terminó en un año menos de los establecidos en los planes de estudio) y empezó a ejercer como letrado del Sindicato donde se le reconoció su prestigio tanto en el ámbito social como en el contencioso administrativo (jurisdicción en la que defendía a los funcionarios públicos afiliados a CCOO) y que supuso que le ofrecieran jugosas ofertas para prestigiosos despachos de abogados, ofertas que siempre rechazó porque su trabajo era ideológico, para ayudar a trabajadores y empleados públicos, y no para “ganar dinero”, como siempre dijo. Debido a su prestigio, fue contratado como profesor asociado en la UMA. Mostrándonos su otra pasión: la docencia. De hecho, el último proyecto profesional de su vida, fue la de ser docente en exclusiva en la Universidad, en la que disfrutaba al transmitir los conocimientos a los alumnos y en la que en poco tiempo se convirtió en un docente de referencia e idolatrado 3 por todos los alumnos, tanto por su dedicación y aplicación de técnicas docentes para conseguir que los alumnos trabajaran y se implicaran en la búsqueda de los conocimientos, como por su bondad y preocupación por los mismos. Y ello sin abandonar colaboraciones que le eran solicitadas por el sindicato: quien pasara por los pasillos donde estaba su despacho en la Facultad de Ciencias del Trabajo podía observar que en sus horas de tutorías más de una vez se colaban sindicalistas y otros trabajadores, e incluso abogados y graduados sociales que venían a realizarle consultas particulares, ya que siempre sabían que Paco estaba a disposición de ellos de forma altruista y totalmente desinteresada. Su afición al estudio y a la docencia hizo que incluso durante su enfermedad, y en previsión y esperanza que la misma se cronificara aunque con una posible incapacidad, realizara estudios de Experto para la utilización de plataformas virtuales para la docencia con la idea de poder continuar algún día con la difusión de sus conocimientos aunque fuera en el ciberespacio. No era raro verlo en casa, en bata, sentado delante del ordenador buscando información y escribiendo ideas sobre las novelas legislativas, estaba últimamente preocupado por la reforma concursal y también estaba estudiando el estatuto de personal sanitario de la Seguridad Social. Desde luego, en su página web de la Universidad colgaba, casi a diario, las reformas legales para ponerlas a disposición de los alumnos. Así pues, además de aprender en lo profesional de sus enormes conocimientos, en todas las ramas del derecho, y en enfocar los trabajos desde una perspectiva práctica, buscando los problemas reales que cada cuestión tiene en su aplicación, conocí a un Paco que necesitaba de su familia, y a la que adoraba: a su compañera María y a su hija María Inmaculada (Mimi), que siempre estuvieron a su lado y que, junto a Juan Diego, su yerno, le mimaron y cuidaron hasta el último día de su vida. No era una persona que exteriorizara sus sentimientos, pero sus gestos y actitudes hacia su familia lo delataban como alguien enamorado de la misma. Antes dije que entre Paco y yo había una buena amistad, pero fue algo más. Mi relación personal con él se fue afianzando con el tiempo hasta convertirse en una relación familiar. De hecho, a mi familia la trataba como a la suya propia e incluso creo que a veces mejor, y sentía debilidad por sus ahijados (mis hijos) a los que trataba como si hubieran sido los suyos propios. No era demasiado difícil querer a Paco, en ello convenimos todos los que lo hemos conocido, te daba todo lo que tenía, siempre con una sonrisa e intentando complacerte. Jamás lo oí hablar mal de nadie, y tenía, entre otras muchas habilidades, las de decir las cosas con las palabras justas, defendiendo sus ideas y sin herir sensibilidades. A nivel personal, los que lo conocimos descubrimos que era una persona de honor, íntegra a más no poder y honrada. Cumplía lo que decía, defendía sus ideas y jamás se aprovechó para sí de la situación en la que se encontraba más de lo que real y verdaderamente le correspondiera. Siempre daba lo que tenía y nunca pedía que se le devolviera nada. En las “cuentas personales”, hacia él de los demás, o al menos de la mía, casi siempre eran “debes” y en sus cuentas sólo se encontraban “haberes” y siempre estaba completa. Cuando conocimos su enfermedad, ahora hace cinco años, y aun sabiendo que la misma era muy grave, siempre nos albergó la esperanza de encontrar un tratamiento. Más aún, incluso cuando en el verano del 2004 ya nos vino a decir, sin palabras, que no había nada más que hacer, nunca quise creer ni pensaba que iba a llegar el momento de su muerte. La enfermedad lo consumió y en los últimos momentos, no sin gran sufrimiento, los que estábamos a su 4 alrededor nos sentíamos impotentes y tristes, muy tristes… Sabíamos que su vida se agotaba, pero no su existencia ya que él permanecerá en nosotros para siempre. Cuando los fármacos lo dejaban, su mirada era nuestro medio de comunicación, una mirada profunda, que venía a decirnos cuánto nos quería, no tuve nunca el valor, quizás porque a él esas sensiblerías no le hubieran gustado quizás por miedo, para decirle que mi aprecio y cariño por él era mutuo, sólo le apretaba la mano y él, si sus fuerzas se lo permitían, me correspondía. Estoy seguro de que no hizo falta decirle más nada, él lo sabía: para el personal del Hospital yo era como su hermano. Estés donde estés, solo recordarte lo que nunca me atreví a decirte con palabras: te quiero, amigo mío. Juan Carlos Álvarez Cortés. La primera vez que le vi me sorprendió su bonhomía. Parecía evidente, como si no pudiera ser de otro modo, que detrás de su amplia sonrisa, de su gran corpulencia, había un buen tipo, un corazón generoso, una de esas personas a las que resulta imposible ocultar su bondad. Y tan solo unas pocas semanas bastaron para que aquella primera impresión quedara corroborada con los hechos, pues tuve la inmensa fortuna de tenerle como compañero de trabajo y pude comprobar enseguida que no solo era adorado en su entorno más íntimo sino que también dejaba huella allá por donde iba, en el sindicato o en la universidad. La verdad es que era tal su humanidad que nunca le oí hablar mal de nadie, ni aún de aquellos que la vida le puso en la trinchera de enfrente, y, lo que todavía resulta más significativo, con nadie tenía cuentas pendientes, ni aún con aquellos que hubieron de enfrentarse al afilado acero de su verbo comprometido. Porque esa es otra, su coherencia axiológica, puso su voz al servicio de los sin voz y fue tal su entrega a la causa de los trabajadores que aún hoy me asombra el grado, el tono, el vigor de su compromiso social, todo un ejemplo para quienes pensamos que el trabajo no es una mercancía y que los trabajadores son algo mas, mucho mas, que mera fuerza de trabajo al servicio de la sacrosanta productividad. Eso defendió hasta el último suspiro, cuando ya no tenia fuerzas ni para respirar, cuando parecía imposible no pensar en otra cosa que la maldita enfermedad que le iba consumiendo. Otra muestra más de entereza, otro ejemplo más de dignidad, morir enarbolando, pese a todo, la bandera de la justicia social, la última lección que nos legaba. Porque fue tanto lo que aprendimos a su lado que aún hoy me asombra su generosidad, su deseo, siempre insatisfecho, de ofrecer cuanto sabía a quien quisiera oírlo, ya fuese en la soledad de su despacho, a los postres de una larga sobremesa o caminando por las calles heladas de una noche cualquiera. Y no sólo era sabio sino que además sabía serlo porque nunca perdió la pasión de conocer, de seguir aprendiendo día a día, con tenacidad y rigor, con metódica paciencia, como el científico que en su humildad se escondía, diseccionando normas, sentencias, procesos, sacando a relucir mentiras ocultas, verdades a medias, para acabar ofreciendo, desde su fortaleza intelectual, el bagaje imperecedero de su vasta, auténtica, doctrina jurídica. Si de verdad hay personas memorables, Paco Trujillo era sin duda una de ellas, porque su solo recuerdo nos hace mejores. Francisco Lozano Lares. 5 El recuerdo y la tristeza nos embarga a todos los que tuvimos el placer y el privilegio de trabajar junto a una persona de la talla humana, moral y profesional de Paco Trujillo, fallecido en el mes de abril de 2005, tras afrontar, con una dignidad y una entereza encomiables, un cruel cáncer que le privó de seguir estando con todos nosotros. Él fue una persona de la que gente muy dispar ha podido decir, de modo espontáneo y sin ruborizarse, muchas cosas que, lamentablemente, no son fácilmente aplicables a muchos. Para nosotros, como para tantos otros, Paco era una persona a la que podían aplicarse, a la vez, muchos y muy buenos adjetivos: profundamente íntegro, bondadoso, desprendido, estudioso e inquieto intelectualmente, tenaz, modesto, discreto, irónico, amante de su familia, buen compañero de trabajo y magnífico amigo de sus amigos. Confesamos, sinceramente, que la trayectoria, humana y profesional, de Paco Trujillo siempre nos pareció admirable desde muchos puntos de vista: desde su temprana actividad laboral, sindical y política hasta su ejemplar dedicación docente y universitaria, pasando por su fecunda etapa como abogado en ejercicio. Él fue un trabajador infatigable, pero supo aderezarlo con una especial significación humana y ética, que considero, también, deslumbrante. Y ello, porque constituyó un ejemplo de bondad, de compromiso, de superación, de abnegación, de humildad, de generosidad y entrega a los demás, de firmeza en sus convicciones e, incluso, de optimismo en los momentos más adversos. En suma, Paco fue, en todo momento y para quienes le conocimos y quisimos, un claro referente en lo laboral –tanto en el plano jurídico como en el docente- y, también, en lo moral. Él nos ha dejado el recuerdo de una enorme calidad humana y de una figura con un perfil irrepetible. No es nada frecuente encontrar personas de la entereza moral de Paco Trujillo y, más aún, en los tiempos que corren. Por ello, su figura ha de servir de ejemplo a todos y, en especial, a las personas y a las generaciones que han crecido en un ambiente muy diferente al que él conoció en sus primeras décadas de vida. Por todo ello, su prematura ida ha sido una profunda y sentida pérdida para todos quienes fuimos sus compañeros y amigos. Y, en particular, los compañeros del Observatorio de la negociación colectiva nos sentimos muy orgullosos de haber compartido con él este proyecto común al que él se sumó, desde un primer momento, de manera tan ilusionada como generosa. El artículo de Paco Trujillo, que contiene esta obra, fue el último que él escribió. Y fue el primero de todos en llegar a nuestras manos, lo que valoramos sobremanera, pues ya la muerte le rondaba y luchaba, con denuedo, contra ella. Él sabía que, si retrasaba la entrega de su trabajo, corría el riesgo de no cumplir el nuevo reto que él se había propuesto y no quería, pese a encontrarse ya con una salud maltrecha y con el ánimo algo quebrado, que se frustrara su deseo de participar en esta nueva entrega del Observatorio. Por todo ello, esta aportación tiene una significación muy particular y la hemos querido incluir en primer lugar, aunque, para ello, hayamos tenido que modificar los esquemas de la sistemática de esta obra. Ricardo Escudero Rodríguez y Rosa Pérez Yáñez. 6 IN MEMORIAM: Poderes empresariales y acoso en la negociación colectiva (Francisco Trujillo Villanueva). PODERES EMPRESARIALES Y ACOSO EN LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA1 Francisco Trujillo Villanueva: Prof. FCT de la UMA. 1) A MODO DE INTRODUCCIÓN. En unas relaciones tan preñadas de poder, de desigualdades, y en las que coinciden además de una extraordinaria capilarización de ese poder, estructuras y poderes formales e informales y, desde luego, una reproducción de determinadas relaciones sociales, especialmente las derivadas del género; no es extraño que la violencia aparezca y, no solo ello, sino que adquiera tintes que hacen, desde hace tiempo, extremadamente urgente, tomar medidas para su erradicación del centro de trabajo, de las relaciones laborales (en la muestra analizada, sin embargo, el tratamiento de la violencia literalmente se limita al acoso, casos de Bingo y Comercio Vario de Madrid, o de la violencia doméstica, caso de Flores y plantas); aunque tiene su reflejo en el régimen disciplinario. Esa violencia en el trabajo incluiría, además de las agresiones físicas, las conductas verbales o físicas amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes (NTP 489-MTAS-INSHT), lo que en ocasiones configura un escenario de tratos degradantes (puede verse un concepto en STS de 29-9-98 RA 7370); proscripción de tratos degradantes que puede verse, en relación al acoso, en la STSJ de Murcia de 2-12-02 EDE 63804. Ello tiene una dificultad añadida si se tiene en cuenta el minifundismo empresarial (debe tenerse presente que en muchas empresas la relación no es con otros compañeros inexistentes sino directamente con el empresario o con el cliente) propio de nuestra economía y que ésta, además, está centrada en el sector servicio o actividades propias del mismo (aunque estén encuadradas en empresas clásicas), en íntimo contacto con el cliente. Ello tiene, o debería tener, un reflejo en el tenor literal de los convenios analizados, especialmente en varios de sus aspectos: el sujeto pasivo de la violencia que no sólo puede serlo un trabajador de la empresa; también en lo que respecta al sujeto activo de la misma, pues puede serlo alguien que no pertenece a la plantilla; y, desde luego, el ambiente en el que se desarrolla o puede desarrollar ese acoso y las propias conductas o actos desarrollados. Todo ello nos llevaría a un problema que no trataremos puesto que excede el marco que nos ocupa, nos referimos al orden jurisdiccional competente para conocer de los problemas surgidos en esta materia. Incluso las conductas constitutivas del acoso pueden verse alteradas por ese distinto marco. Junto a ello han de tenerse presentes las nuevas formas de organización productiva, fenómenos de descentralización, externalización... etc, y especialmente aquellos supuestos que implican la realización de tareas conjuntamente por dos o más empresas en un mismo lugar de trabajo. A) UN VIEJO PROBLEMA. 1 Como ya vienen señalando algunos convenios, conviene advertir que en el texto se ha utilizado el masculino como genérico para englobar a los trabajadores y trabajadoras, sin que esto suponga ignorancia de las diferencias de género existentes, al efecto de no realizar una redacción en la que se incurra en errores indeseados. 7 Si atendemos a las menciones explícitas contenidas en la doctrina judicial o científica, tanto da, pudiera parecer que estemos ante una “moda” relativamente reciente (el problema empieza a aparecer a partir de los 90 y aún entonces en resoluciones aisladas); pero si atendemos a las conductas que constituyen el acoso ( de uno u otro tipo), incluso la expresión más genérica del mismo, ha de convenirse en que el problema es casi tan antiguo como el estudio de las relaciones laborales nos permite alcanzar. Desde luego, el respeto a la dignidad e intimidad, no digamos a la integridad, está recogido en textos legales muy anteriores, así pueden verse el texto original del ET 1980, art. 4.2.e y antes lo estuvo en la LCT, art. 75, en el mismo sentido si nos referimos a la no discriminación, art. 4.2.c) ET 1980. Sobra decir que tales aspectos están plasmados en el texto constitucional de 1978, arts. 10,14 etc. Respecto de los distintos derechos implicados en el acoso puede verse la STSJ de Murcia de 2-12-02 EDE 63804. A nivel práctico conviene recordar que todos aquellos que trabajaron en épocas ya superadas, recuerdan supuestos de acoso o conductas que lo constituyen, así, por ejemplo, (y el tema puede verse en la doctrina judicial de la época) no era infrecuente que el empresario adoptara medidas que como la falta de ocupación efectiva (derecho al que se refiere la STS de 21-3-88 EDE 2373) no pretendían otra cosa que crear una presión o situación hostil sobre el trabajador que le motivara a abandonar la empresa o aceptar las condiciones que aquél pretendía imponer. Así pues, puede concluirse, que lejos de lo afirmado por algunos, no estamos ante un nuevo problema, una moda, sino ante un viejo problema que, eso si, aparece revestido de nuevas características o, si se nos permite, que inmersos en unas RRLL más estresantes, causan un mayor efecto, o distintos, que en las fórmulas de antaño. Aunque, en mi opinión, se trata fundamentalmente de que el foco de luz mediático ha recaído sobre él. En el mismo sentido el acoso sexual, puede verse un buen retrato en La sombra del viento, aunque no fuera objeto de denuncia por las circunstancias de la época (dificultades que todavía perduran) B) LOS DENOMINADOS RIESGOS PSICOSOCIALES Creo que cuando se atribuye carácter novedoso a la materia del acoso se hace más teniendo en cuenta que a diferencia de lo que ocurre con otro tipo de riesgos, los denominados riesgos psicosociales parecen haber sido recién descubiertos por la doctrina, pese a su carácter, también, de antiguos compañeros de viaje en las RRLL. Estos riesgos psicosociales han sido definidos por la OIT (1986) como “las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores, por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores a través de sus percepciones y experiencia”. En la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo se propone una definición (Cox, Griffiths y Rial-González): “aquellos aspectos de la concepción, organización y gestión del trabajo, así como de su contexto social y ambiental, que tienen la potencialidad de causar daños físicos, sociales o psicológicos de los trabajadores”. Concepciones muy similares que tienen en común, desde luego, la referencia a la producción de daños tanto físicos como psíquicas; lo que nos sitúa ante una concepción amplia de la salud, basada no tanto en la ausencia de la enfermedad, como en un estado de completo bienestar físico, mental y social. Salud que, recordemos, constituye un derecho de todo ser humano y que es sustancia del desarrollo humano. Nuestra Ley de Prevención de Riesgos en su artículo 4.7 señala que “se entenderá como condición de trabajo cualquier característica del mismo que pueda tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y salud del trabajador: ... d) Todas 8 aquellas otras características del trabajo, incluidas las relativas a su organización y ordenación, que influyan en la magnitud de los riesgos a que esté expuesto el trabajador”. Estos factores psicosociales estarían más ligados, prima facie, a ese bienestar mental y social de los trabajadores, pero que, sin embargo, tienen evidentes repercusiones en el puro bienestar físico (el ejemplo de andar por casa, es que después de un período de tensión a todos molesta la espalda, sin otra causa u origen). La cuestión es si, en unas RRLL tan “violentas” como las actuales y en el marco jurídico legal que rige tales RRLL, el empresario está obligado a velar por ese estado de saludo psicosocial. La respuesta en mi opinión y examinada la doctrina y jurisprudencia es de forma rotunda, afirmativa, en la medida que tales factores PS sean originados o se desarrollen en el marco de las RRLL o tengan repercusiones en el mismo. La otra cuestión que debemos plantearnos es acerca de la razón del porqué estos factores PS reciben tan escasa atención no ya en la doctrina judicial o científica (al fín y al cabo su producción no dependen, la mayor de las veces, de un examen casuístico previo sobre el terreno real), sino en la negociación colectiva y, con ello adelantamos una impresión que veremos si posteriormente se confirma; y, no hay que olvidarlo de una organización fuertemente sexista del trabajo en nuestra sociedad, aunque se pretenda ocultar o minimizar su existencia y sus consecuencias o algunas de ellas. Desde luego, el acoso ha de encuadrarse dentro de los factores psicosociales de riesgo; así lo viene entendiendo algún convenio colectivo, como el del Comercio Textil de Barcelona. No debe olvidarse que “con la mejora de las condiciones de trabajo, sobre todo en el sector terciario, es de esperar que los problemas más importantes que afecten a la salud laboral sean los debidos a la organización del trabajo y, más concretamente, a motivos psicosociales” NTP 476 MTAS-INSHT; ello vendría fundamentado en las nuevas formas de organización del trabajo y la tercerización de la economía. C) LA ESTRUCTURA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA. Como rápidamente veremos las “ausencias” en la regulación de los convenios de la muestra, veremos si se confirma este aspecto; no obstante, conviene señalar que buena parte de los convenios colectivos de la muestra están bajo la “cobertura” de Acuerdos generales que incluyen códigos de conducta o regímenes disciplinarios comunes y por lo tanto la “ausencia en el texto del convenio” es relativa, no sólo por esa estructura de la negociación colectiva como por las previsiones normativas, ténganse presente las modificaciones introducidas en el ET recientemente sobre el problema de género y en particular sobre el acoso. Algunos convenios que muestran estas cláusulas se limitan a reproducir (no siempre correctamente) disposiciones legales, sin citar la procedencia y lo que nos parece más grave algunos documentos comunitarios. Conocemos la valoración que de tales reproducciones realizan algunos negociadores, es opinión discutible y que alguna vez, con la doctrina judicial al alcance habrá que estudiar seriamente. Pero, en lo referente a los textos comunitarios creo que las referencias han de ser completas y citando fuentes y no es sólo un problema de hacer Europa es un problema que se deriva de las remisiones parciales y de la consiguiente confusión normativa, con lo que lejos de aclarar muchas veces el redactado del convenio complica la interpretación y/o aplicación de la norma. El problema se reproduce también en los convenios de ámbito superior, incluso en los estatales, pues estos se remiten, en ocasiones, a Pactos o Acuerdos sobre materias concretas que regulan también Códigos de conducta o Regímenes disciplinarios, que resultan de aplicación ante ese vacío. La situación en la muestra es, cuando menos, variopinta, desde la pura y dura omisión sin más referencias a las citas parciales o completas de los textos, pasando por las remisiones realizadas, bien directamente, bien declarando de aplicación determinado derecho supletorio. 9 Uno de los argumentos utilizados para la reproducción es que pone a los trabajadores a salvo de posibles modificaciones; sería necesario mostrar la jurisprudencia al respecto, pero eso se nos escapa, no siempre el texto del convenio queda inmune a los cambios legislativos, ni siquiera en aquellos supuestos en que el texto del convenio representa una mejora sobre el texto legal. Otro de los argumentos es el de la divulgación, desde el plano pedagógico un extracto no siempre representa la mejor opción para extender el texto legal, es más, el propio trabajador puede realizar una labor de espigueo en el conocimiento del convenio (pues además de la previa selección que realizan los negociadores, el trabajador realiza a su vez otra selección). Habría de señalarse que el conocimiento del ordenamiento jurídico y la articulación ley/convenio es un problema que requiere mayores conocimientos que la mera posesión de un texto del convenio; por otra parte no siempre asequible al trabajador físicamente (bien por su coste, bien por su dificultad técnica). Desde luego, esa divulgación requeriría no solo la reproducción del texto, también unos buenos índices y comentarios (mejor un texto articulado) y todo ello sabiendo que no es frecuente en nuestro panorama laboral/sindical. Esa razón pedagógica sirve incluso a los legisladores para proponer determinadas normas; ver en la Exposición de motivos de “proposición de ley sobre el derecho a no sufrir acoso moral en el trabajo” BOC de 23-11-2001 “también razones pedagógicas: es necesario que socialmente comience a tomarse conciencia de que hay prácticas dentro del ámbito laboral, hasta ahora toleradas, que pueden incidir seriamente en las condiciones laborales del trabajador y afectar a su salud”. Desde luego, si la reproducción se muestra errónea, entonces el problema es casi insuperable por el valor alcanzado por la inclusión en el texto del convenio, en el que no se señala que la misma responde a la mera reproducción y con fines didácticos o divulgativos. D) LA NECESARIA ACTUALIZACIÓN Creo que sería conveniente, a la vista de la evolución de los textos (propongo, en tal sentido, un análisis para observatorios futuros) si podemos continuar anclados en textos y declaraciones pasadas o hay que, al menos, actualizarlas, y en la medida de lo posible, ponerlas en práctica. Mucho me temo que el tema se está utilizando para la obtención de fondos, pero sin ánimo de llevar a la práctica el resultado de las investigaciones; desde luego no al texto de los convenios colectivos, siquiera fueran las conclusiones extraídas (sorprende que en zonas o sectores en los que se han realizado estudios con cargo a fondos públicos, el resultado de los mismos no se vea reflejado en el texto de los convenios colectivos, especialmente si se tiene en cuenta que en ocasiones es la patronal la que obtiene tales fondos, habría que preguntarse por la utilidad). Puede repetirse hasta la saciedad, pero los negociadores no toman nota de ello; resulta necesaria una actualización (al menos convenio a convenio, negociación a negociación) del texto paccionado. No puede seguirse 10 años después de la LPRL saludando su entrada en vigor y resaltando sus bondades; es necesario pasar a la acción y pringarse en lo que de verdad la negociación colectiva puede hacer por la prevención de riesgos en este país. En lo que nos ocupa dando entrada a los factores psicosociales en el texto de la negociación colectiva, por ejemplo. La negociación colectiva, algunos convenios de la muestra lo hacen, ha de atender a las nuevas formas de organización del trabajo y su repercusión en la materia de Prevención. Ya en el trabajo anterior del observatorio se destacó la creciente flexibilidad que adquiere la prestación de servicios, y como influye en los distintos elementos de esta prestación, por ejemplo en lo relativo al tiempo de trabajo o en la forma de organizar la actividad productiva, puede decirse que los trabajadores son más flexibles, pero también que son mayores las exigencias que sobre él realiza no sólo la empresa, también sus compañeros o los clientes o 10 usuarios de la misma; los colaboradores de la empresa forman equipo en teoría, pero dentro de este destaca la fuerte competitividad, quien no se atiene a las reglas del grupo es rechazado por este o sometido a determinadas prácticas para que vuelva al redil (no necesariamente para que abandone la empresa). De hecho, la empresa no aparece como directamente implicada en el ritmo de trabajo sino que deja la tarea al grupo, de ahí fácilmente se llega al acoso. Pues bien, en la muestra, esta materia, y/o sus derivaciones, no suele aparecer, salvo excepciones. Cierta intuición me indica que cualquier negociación sobre la materia y ello implicaría un recorte o modulación del poder empresarial. E) CONFIGURACIÓN DEL ACOSO COMO PROBLEMA DISCIPLINARIO. La mera cita del acoso sexual, como objeto de sanción, deja a la posterior interpretación que se entienda por ese acoso; debería concretarse el texto y aún con conceptos amplios señalar que se entiende por acoso; al objeto de delimitar posteriormente la sanción a imponer. A la vista de los problemas de prueba que plantea la materia en la práctica judicial, la descripción de los actos y/o conductas (que no olvidemos requiere la plasmación y consiguiente prueba de un conjunto de actos) en que el acoso ha consistido; es vital, no hacer implica confundir a los trabajadores afectados y desde luego no evita el acoso, que muchas veces parece entenderse como una situación surgida por obra y gracia de los extraterrestres y no de jefes y/o compañeros concretos. La calificación como falta grave, sin más posibilidades de graduación, nos parece inadmisible, pero también lo es que determinados convenios dejen a disponibilidad del poder sancionador el calificar de una forma u otra. La superioridad jerárquica o laboral puede ser un elemento agravante, pero no el único, al igual que tampoco puede serlo el que se ejerza sobre trabajador con contrato temporal o no indefinido; uno de los elementos a valorar en esa graduación debería ser la propia gravedad de la conducta; pero no serían, no deberían serlo, los únicos elementos a valorar, aquí la jurisprudencia penal quizás podría servirnos como material de trabajo. En algunos convenios se considera la represalia por la denuncia como una agravante; me parece que la represalia es una conducta independiente, y posterior, que debe ser penalizada de manera independiente y lo suficientemente grave como justificar el despido; lo contrario implica favorecer al infractor (Residencias Privadas 3ª Edad CLM o Residencias Privadas –estatal-; Productos cocinados; Artes Gráficas) y no amparar suficientemente tanto el derecho a la tutela judicial efectiva como a la no discriminación. Tras los problemas relativos a la graduación y respecto de la sanción a imponer se deja al poder empresarial esta decisión y aunque revisable judicialmente a posteriori, lo cierto es que se deja la decisión última en manos de alguien que no ha puesto los medios suficientes para prevenir o evitar la situación (a veces, muchas veces, el auténtico instigador), lo que resulta un tanto incongruente, de ahí que sería preferible una mas correcta delimitación, dejando escaso margen a los poderes del empresario al respecto, como veremos más adelante, es este quien detenta tal poder sancionador. No puede olvidarse que el acoso puede servir a determinados intereses empresariales; todos hemos vivido situaciones de acoso por motivos sindicales y/o ideológicos y el acoso no ha partido expresamente del conserje. También hemos vivido experiencias de auténtico acoso en la tramitación de expedientes de regulación o en la eliminación de determinados agentes perturbadores del orden empresarial; de ahí que todo lo que signifique recortar/modular el poder sancionador será positivo, en esta materia. Interesa dejar constancia, con la STSJ Valencia CA de 25-9-2001 EDE 2001/66730, de la complejidad que se da en los casos en los que un concepto jurídico como la “dignidad” figura como elemento esencial definitorio de un tipo sancionador. “No en vano, en este ámbito el principio de legalidad, y por tanto el de tipicidad (principios indubitablemente aplicables al ámbito disciplinario) excluye, en principio, 11 cláusulas generales o indeterminadas. Sin embargo, dado que en muchos casos resulta imprescindible la necesaria flexibilización de los ilícitos administrativos, el empleo de conceptos jurídicos indeterminados se ha estimado constitucionalmente admisible por nuestra justicia constitucional siempre que su concreción sea razonablemente factible en virtud de criterios lógicos, técnicos o de experiencia y su redacción posibilite la previsión de las conductas que pueden constituir la infracción regulada. En todo caso, la aplicación del tipo sancionador debe quedar claramente influida por las reglas, principios y valores constitucionales” (entre otras, 151/1997, de 29 de octubre EDJ 1997/6364). En demasiados convenios (de los que se refieren explícitamente al acoso) se utiliza una redacción, cuando menos, insuficiente, y que puede inducir a errores. En efecto, los malos tratos se consideran, en todos los convenios, como falta muy grave; al referirse al acoso, en la definición, aparece como elemento constitutivo del mismo, los malos tratos y, sin embargo, la calificación de la falta para esta materia puede ser inferior a la de los malos tratos, en los mismos términos las ofensas verbales o físicas (por ejemplo, sidero Valencia, Agencia Efe). No puede olvidarse, insisto, que es al empresario al que corresponde imponer la sanción que estime apropiada dentro del margen que establezca la norma reguladora del régimen de faltas y sanciones, de ahí la importancia, en mi opinión, de que el convenio efectúe tanto una correcta delimitación del tipo, como señale con precisión la sanción a imponer por la misma. Por otra parte hay que recordar que el Estatuto de los Trabajadores establece dentro de las causas de despido tanto las transgresión de la buena fe contractual, y sin duda el acoso lo es (STSJ Cataluña de 20-6-98 AS 98/3177), como las ofensas verbales o físicas, ahora el acoso. F) LA PREVENCIÓN EN ESTA MATERIA, LA INSUFICIENCIA DE UN ESTUDIO DE CLÁUSULAS CONCRETAS. Sin perjuicio de un examen posterior conviene indicar que salvo error por nuestra parte, sólo dos convenios (uno empresarial BSH-Balay y otro provincial Limpieza de Edificios y Locales-Cádiz) contemplan la materia de acoso como materia de Seguridad y Salud, pero cláusulas de tipo preventivo sobre la materia encontramos en otros convenios. Suelen ser cláusulas de tipo general, pero que debería cumplir con una utilidad preventiva (Thyssenkrupp; Leroy; Comercio mueble Cataluña; Limpieza de Edif. Locales Sevilla, etc). Es necesario en esta materia, como en otras, no proceder a un examen exclusivo de determinadas cláusulas; lejos de ello ha de examinarse el texto del convenio en su totalidad; en la medida en que los negociadores han podido completar la redacción con cláusulas insertas en otro capítulo o apartado del convenio objeto de examen. Sobre todo, es necesario tener en cuenta que el convenio es el resultado de un equilibrio entre posiciones dispares, lo que justifica en algunas opiniones determinadas ausencias; en mi opinión, y como veremos, no cabe poner en tela de juicio la vigencia de los derechos fundamentales por un bien jurídico inferior, que pueda servir de justificación al acoso. Por otra parte, ni la presencia de determinadas cláusulas garantiza el éxito de determinada actitud preventiva, ni la ausencia per se motiva el fracaso. Todo ha de examinarse, es algo que escapa de un estudio de esta naturaleza, tanto desde la dinámica de la negociación (y acuerdos tácitos alcanzados en la misma), como desde la dinámica posterior, la puesta en práctica de ese texto negociado. Con las salvedades expuestas, ha de decirse que nos parece que el contenido del convenio debería entrar en esta materia y proceder a una regulación más o menos amplia de la materia; aún en el caso más extremo, aclarando algunos conceptos que en el texto de la norma legal no aparecen suficientemente claros; ayudaría a ello una tarea tan simple como la 12 sistematización de la materia o la colocación de las cláusulas en su lugar. Pero claro, el proceso negociador es el que es y las plataformas y deseos se quedan las más de las veces en eso ¿sería posible, al menos, una actualización de los textos?.. G) DISTINGUIENDO: ACOSO SEXUAL FRENTE A ACOSO MORAL. Ambos problemas tienen raíces comunes, pero conviene distinguir, y aquí la muestra es insuficiente para determinar si efectivamente es voluntad de los negociadores el hacerlo o no, como hacen algunos convenios, entre un tipo de violencia y otro. Rasgo común lo es la intención de humillar al acosado y su consideración como objeto disposición del acosador, la cosificación de la víctima; sobre el acoso psicosocial en el trabajo en general puede verse la STS 3ª de 23-7-2001. Pero acoso sexual y acoso moral se distinguen por la finalidad principal del tipo de acoso; en el moral esta es hacer el vacío al trabajador, es decir, provocar su humillación y posterior abandono de la organización o aceptación de determinadas reglas de juego; en el acoso sexual persigue la obtención, contra la voluntad del acosado, de una conducta y un resultado sexual indeseado por quien lo padece. El acoso sexual (ver concepto en STSJ Cataluña de 30-6-98 AS 3177, concebido así como una conducta de naturaleza sexual que afecta a la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo (formulación que me parece oculta el problema de género), presenta una doble tipología: ambiental consistente en una variedad de conductas que tienden a considerar al sujeto acosado como mero objeto de deseo o de menosprecio sexual, creando un entorno laboral hostil, ofensivo e incómodo para quien lo padece (sobre acoso sexual ambiental puede verse la STC de 18-6-2001 o la STSJ de Extremadura de 27-2-02 ponente Bravo Gutierrez, o el Auto TS de 6-3-02); y de intercambio o chantaje consistente en la solicitud de favores sexuales a cambio de la concesión de ventajas o de la elusión de perjuicios en las condiciones de trabajo. En ambos tipos de acoso sexual son comunes la presencia de dos elementos (STSJ Valencia 9-3-2000 ponente Hernani Dols): - Una manifestación de evidente contenido sexual o libidinoso. - Una negativa a tales conductas o actos por parte del sujeto pasivo. En el acoso moral Leyman señala los distintos tipos de acciones (que evalúa en 45 comportamientos hostiles) que podríamos estructurar en los siguientes grupos: - Acciones contra la reputación o la dignidad personal del afectado. - Acciones contra el ejercicio de su trabajo o su dignidad profesional. - Acciones denigrantes de sus convicciones - Acciones dirigidas a la manipulación de la comunicación o de la información (redes comunicativas), dirigida o emitida por el sujeto pasivo. - Acciones en las que se contiene una situación de inequidad y resultado vejatorio para la víctima. - Acciones que suponen una injerencia en la vida privada de la víctima. Algunos grupos aparecen recogidos por la STSJ Valencia CA de 25-9-2001 EDE 66730, ya citada y cuya lectura aconsejamos. El acoso moral incluye dos tipos de comportamientos (sobre los elementos constitutivos del mobbing, aunque no aprecia la concurrencia, puede verse la STSJ de Galicia de 5-4-04 EDE 46957 que cita a la de la misma Sala de 12-9-02 EDE 56387): - De una parte la persecución y acoso ejercitada por el empresario o sus representantes. - De otra, la persecución y acoso ejercitada por otros trabajadores, que normalmente ocupan una posición superior (formal o informalmente hablando). Sobre el concepto de mobbing, las conductas constitutivas y los problemas de prueba que plantea, en un supuesto en el que, además, se pretendía la consideración de accidente de 13 trabajo puede verse la STSJ de Madrid de 20-3-03 EDE 105725. Una definición del acoso moral (mobbing) puede verse en SSTSJ de Navarra de 30-4-01; 18-5-01 y 15-6-01 posteriormente citadas por la doctrina judicial, (STSJ de Castilla La Mancha de 28-5-2002), especialmente al establecer el acoso moral como accidente de trabajo (STSJ Cataluña de 15-52003); más reciente la STSJ de Madrid de 11-12-2003 EDE 212240, aunque no reconoce la existencia de mobbing. Sobre el concepto y las consecuencias del acoso moral puede verse la STSJ de Canarias (Lpal) de 19-5-04 EDE 61587, que cita una abundante doctrina judicial sobre el concepto. La STSJ de Castilla-León (Bur) de 6-7-2004 EDE 88405 insiste en que el acoso no lo es una conducta aislada. Una doctrina sobre el mobbing: concepto, conductas, prueba, prevención, etc puede verse en la STSJ de Cantabria de 17-3-04 EDE 22403 y las que en ella se citan. En ambos tipos de acoso son comunes los problemas de prueba (más agudizados quizás en el acoso moral) y debe tenerse presente que la prueba debe recaer sobre los hechos discutidos y no genéricamente sobre el acoso (STSJ de Extremadura de 27-2-02 ponente Bravo Gutierrez; conductas y no hechos aislados STSJ de Cataluña de 5-5-04 EDE 66049 y las que en ella se citan), pues el acoso es un concepto con el que se califican una serie de conductas que han de ser acreditadas (STSJ Madrid de 22-4-03). Si además se plantea indemnización por daños morales ha de acreditarse las relación (STSJ Galicia de 2-4-04 EDE 55906 en la que se contempla un supuesto de garantía de indemnidad). La difícil objetivación del mobbing y los problemas y dificultades de prueba se señalan en la STSJ de Madrid de 22-6-04 EDE 109724, que cita los distintos trabajos europeos sobre el tema del acoso. 2) DONDE RESIDEN LOS PODERES DE ORGANIZACIÓN Y DIRECCIÓN (POR CONSIGUIENTE EL SANCIONADOR) EN LA EMPRESA. La cuestión puede parecer de Perogrullo, pero resulta conveniente ponerla de manifiesto a la vista de algún texto examinado. Por más que se avance en la participación de los trabajadores en la empresa, y más allá de consideraciones morales o éticas, quien organiza, dirige, sanciona es el empresario o en quien este delegue. Así puede verse en la STS de 22-9-1988 RA 7096 “la facultad sancionatoria se integra dentro del poder de dirección que el empresario tiene atribuido por su posición en la relación de trabajo”, es esa posición de dependencia del trabajador la que sirve de nota caracterizadora (una de ellas) la relación contractual que llamamos contrato de trabajo por cuenta ajena, en la que la facultad de organización y dirección del empresario, de una parte, y de subordinación del trabajador, de otra, resultan consustanciales en la calificación. De ahí que se le califique de elemento esencial del contrato y por tanto irrenunciable para el empresario (ver STS 28-494 RA 3465). El trabajador por cuenta ajena, se encuentra dentro del ámbito de organización y dirección del empleador o empresario, esa subordinación implica el deber del trabajador de realizar el trabajo convenido bajo la dirección del empresario o persona en quien este delegue (ver STSJ de Madrid de 21-12-1999 EDE 54064). En sus relaciones laborales, debe cumplir las ordenes e instrucciones dadas por el empresario en el ejercicio regular de sus facultades de dirección. Es por ello, que el poder disciplinario forma parte integrante de las prerrogativas de todo empleador para defender la disciplina de la empresa (STS 22-9-88 RA 7096), de ahí que no se pueda hablar de irrenunciabilidad de ese poder al ser elemento esencial del contrato, pero si es posible hablar de modulación del mismo y buena muestra de ello lo constituye el régimen disciplinario o los códigos de conducta de buena parte de la muestra de los convenios (aunque se limiten a en buena parte a reproducir normas o textos legales). Por ello, quizás, sería conveniente regular de manera más precisa el denominado régimen disciplinario. 14 Obviamente, ese poder empresarial no es absoluto y así se ha reconocido por el Tribunal Supremo (no sin resistencias) la negativa lícita del trabajador a obedecer ordenes irregulares del empresario, pues características exigibles a estas es que se traten de ordenes dadas en el ejercicio regular de sus facultades directivas (STS 28-11-1989 RA 8276; STSJ Asturias 20-6-2003 EDE 2003/144316). Un resumen de la doctrina constitucional entre contrato de trabajo y derechos fundamentales, especialmente examinando la conexión entre dignidad de la persona y derecho a la intimidad del trabajador puede verse en la reciente STC 196/2004, de 15 de noviembre y las que en ellas se citan (también en STSJ Cataluña de 5-304 EDE 99391 en relación al mobbing). Tales derechos fundamentales dimanan del mismo reconocimiento de la dignidad de la persona, a quien por serlo, le son inherentes una serie de derechos fundamentales que la propia ley de leyes reconoce. En todo caso, obvio es decirlo, estos derechos y libertades, están reconocidos y garantizados directamente por el propio texto constitucional. Del mismo modo, el derecho a la no discriminación consagrado en el artículo 14 CE, y que no es sino proyección concreta de la igual dignidad de los seres humanos, encuentra su proyección específica en el artículo 4.2.c) ET, en particular, como interdicción de las discriminaciones especialmente perseguidas en virtud de nuestra Constitución, en consonancia con los Tratados internacionales sobre la materia (art. 10.2 CE) (STSJ Valencia CA de 25-9-2001, EDE 66730) Destacar que la batalla contra el acoso sólo puede alcanzar éxito si se parte de un reconocimiento eficaz y con garantías de la vigencia de los derechos fundamentales en las relaciones de trabajo y teniendo presente que el respeto a la dignidad de la persona (art. 10 CE) como principio inspirador de nuestro ordenamiento no admite el mantenimiento de otros bienes jurídicos que sirvan de justificación a ese acoso. Como señala la STSJ Valencia CA de 25-9-2001, EDE 66730 “una sociedad democrática exige que sus ciudadanos, y en concreto sus trabajadores no sean humillados, el afán de productividad no puede reducir las condiciones mínimas de dignidad del trabajador, que no tiene por qué soportar una presión planificada como la del presente supuesto en su contexto laboral. Como se afirmó en la STC 88/1985 (FJ 2), las manifestaciones de feudalismo industrial repugnan al Estado social y democrático de derecho”. (ver STS CA 29-3-96 EDE 1375). Ninguno de los convenios de la muestra, sitúa ese poder sancionador más allá de la Dirección de la empresa. Todo lo más que puede hacer el convenio colectivo es señalar la conducta, calificarla y establecer un procedimiento sancionador, lo que ciertamente supone una cierta modulación de ese poder, pero relativa. Quien decide sancionar y la sanción que se impone, incluso si se inicia el oportuno procedimiento, es la empresa, en ningún caso el trabajador; aunque si éste inicia un proceso judicial puede reclamar precisamente la imposición de la sanción o medidas alternativas contra la empresa, incluso puede plantear el problema desde la infracción administrativa. Por ello resulta inadmisible que el texto de algunos convenios pretendan que la empresa pueda eludir, o limitar, su responsabilidad (como ejemplo cabe citar: Sector comercio Cataluña; Ind. Sidero Barcelona; Ind. Sidero Tarragona; Comercio Textil Barcelona; Banca Privada) y cabe destacarlos, precisamente porque, a la vez, incluyen cláusulas de las que podríamos denominar como “buenas prácticas”. Una redacción representativa del conjunto de la muestra puede serlo el convenio de Mediación de Seguros Privados “las faltas podrán ser sancionadas por quien ostente la representación legal de la Empresa, sin perjuicio de la propuesta que pueda formular la representación legal de los trabajadores, de acuerdo con la graduación y procedimiento que se establecen en los artículos siguientes, respetando la legalidad vigente, y los principios jurídicos que la conforman”; es la dirección de la empresa la que vela por la consecución de un ambiente adecuado... y adopta las medidas oportunas... Corresponde a la empresa en uso 15 de la facultad de dirección, imponer sanciones en los términos estipulados en el presente Acuerdo” (por todos, sidero Barna). A estas alturas, ninguna duda sobre a quien compite la organización y dirección de la actividad productiva y, por tanto, donde se sitúa la responsabilidad última de las condiciones en que se desarrolla el trabajo y por tanto del acoso en general. Todo ello sin olvidar que en buena parte de los casos el acoso parte del empresario, como señala la STSJ del País Vaso de 30-4-02 EDE 39156 el mobbing necesita que el empresario no cumpla los principios de buena fe, que su conducta sea degradante y que la misma contenga una violencia psicológica, entendiendo esta como una conducta prepotente, continuada y reiterativa, que el empresario abandona por completo sus obligaciones contractuales en perjuicio del trabajador y que abusando del principio de jerarquía o dirección, convierta el “ius variandi” en una especie de “iter criminis” para decidir sobre los derechos de personalidad. Stress, acoso moral y poder de dirección puede verse en STSJ Cataluña de 10-12-02 y STSJ Navarra de 24-12-02; más reciente en la STSJ Extremadura de 16-12-03. 3) EL DEBER DE SEGURIDAD. Uno de los problemas que se plantea en la prevención, desde hace largo tiempo, viene representado por el no reconocimiento de los problemas existentes, hoy con el acoso el problema se plantea igualmente, no se reconocen los múltiples problemas de salud que supone y cuando se presta atención suele hacerse no desde el punto de vista de los riesgos existentes en el trabajo, sino en la debilidad del individuo que los sufre. Mucho menos se va a atender a las derivaciones de una organización del trabajo de marcado carácter sexista y que repercute no sólo en materia de acoso sexual, también en el acoso moral pues las mujeres lo sufren con más frecuencia que los hombres. Insisto en que el art. 4 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y, en consecuencia, el deber general de protección que recoge el art. 14 LPRL presta cobertura también a los riesgos psicosociales y desde luego, a los problemas de salud mental derivados del acoso (STSJ Madrid 21-10-03 EDE 215843 que insiste en la cobertura normativa y obligaciones empresariales derivadas del 14 LPRL y concordantes); en efecto si los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, en todos los aspectos relacionados con el trabajo, ello supone que el empresario tiene el deber de protección de esos trabajadores frente a los riesgos laborales y, en el ejercicio de esas responsabilidades, el empresario debe realizar la prevención de los riesgos laborales mediante la adopción de cuantas medidas sean necesarias para esta protección. Debe tenerse en cuenta que la responsabilidad u obligaciones de otros sujetos no eximen al empresario del cumplimiento de su deber en esta materia. Como señala la sentencia del Juzgado de lo Social nº 13 de Madrid, de 1-9-2004 EDE 152161, está dentro del ámbito de la esfera de competencias de la empresa tanto las facultades sancionadoras como ese deber de prevención de riesgos, entre los que se encuentran los factores psicosociales, respecto de los cuales ha de realizarse la oportuna evaluación, especialmente cuando se ha producido una situación de acoso. Tales factores psicosociales no son inocuos, producen un daño a la salud (como señala la STSJ del País Vasco de 30-4-02 EDE 39156 la baja laboral es un daño derivado del trabajo), de uno u otro tipo, que no solo ha de tener el oportuno tratamiento a nivel de textos legales relativos a la Prevención de Riesgos, sino que siendo responsabilidad del empresario, este ha de evitar y/o reparar, defendiendo a la víctima y aplicando el régimen disciplinario, y sancionando al acosador. Evidentemente los daños producidos han de entenderse como derivados del trabajo y así las prestaciones derivadas del daño deben ser consideradas como Accidente de trabajo; una situación extrema (el trabajador tras sufrir maltrato psicológico 16 acaba suicidándose) puede verse en la STSJ de Cataluña de 30-5-01 nº 4711/01, en la que se consideran las prestaciones de viudedad como derivada de accidente de trabajo. La protección de la salud de los trabajadores constituye un objetivo básico y prioritario de las partes firmantes (por todos, Comercio Vario CAM; Perfumería y afines; ) pero más allá la adopción de las medidas oportunas corresponde a la empresa. Así Perfumería y afines señala que “los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, lo que supone la existencia del correlativo deber del empresario de protección de los trabajadores frente a los riesgos laborales... a través de la adopción por el empresario de las medidas necesarias...” En la materia que nos ocupa es la empresa la que “velará por la consecución de un ambiente adecuado en el trabajo, libre de comportamientos indeseados de carácter o connotación sexual, y adoptará las medidas oportunas al efecto” (Banca Privada). No obstante, cuando el convenio regula el tema como un problema de Seguridad y Salud la redacción puede inducir a confusiones, así en el de BSH Balay en lo relativo al acoso sexual son ambas partes las que “se comprometen a adoptar cuantas medidas sean necesarias para salvaguardar el derecho de toda la plantilla al respeto a su intimidad y a la consideración debida a su dignidad, comprendida la protección frente a ofensas verbales o físicas de naturaleza sexual”. No ocurre lo mismo en el de Limpieza de Edificios y Locales de Cádiz en el que se distingue que es el empresario el que “tiene como deber el velar por la seguridad y salud de los trabajadores de la empresa, debiendo poner los mecanismos necesarios para que éstos no sufran ofensas verbales o físicas de carácter eminentemente sexual que agreda su intimidad y dignidad de la persona” y ello con independencia de que “corresponda a los Delegados de personal ser informados de cualquier riesgo de este carácter...” Aquí el convenio distingue adecuadamente ya que si bien es cierto que a los trabajadores les incumben una parte importante en materia de prevención, quien tiene la responsabilidad última de salvaguardar el derecho de los trabajadores. No es extraño, pues, que se entienda que el derecho a la seguridad y salud en el trabajo exige de la empresa una actuación más allá del mero cumplimiento formal de un conjunto de deberes más o menos amplio (STS 3-12-97 RA 8929). La Sala de lo Contenciosoadministrativo (STS 27-3-1998 RA 2307) señala que es deber del empresario impedir la actividad laboral de quienes por imprudencia o negligencia no utilicen los medios de protección preceptivos, incluso mediante el poder disciplinario, pues la deuda de seguridad de la empresa con los trabajadores no se agota con darles los medios normales de protección, sino que viene además obligada a la adecuada vigilancia del cumplimiento de sus instrucciones (por todas STS de 22-10-1982), pues como contrapartida a la facultad organizadora de la empresa por su titular, sobre ésta recae la escrupulosa observancia de las medidas preventivas en la seguridad del trabajador; se trata, en definitiva, de proteger la salud y vida de los trabajadores (STS 27-3-98 EDE 2137). El empresario se convierte así, en garante del deber de seguridad que se impone a la empresa (STSJ Cataluña 28-1-2003 EDE 2003/6142). Respecto de las obligaciones del empresario de prevención y vigilación en materia de Seguridad y Salud laboral puede verse la STS CA de 23-2-94 RA 2225. Esas facultades del empresario llevan a la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo (STS de 29-3-96 RA 2203) a exigir que este las ejerza desarrollando las medidas de vigilancia oportunas y necesarias para evitar los daños provocados por el trabajador. La misma Sala (STS 20-12-96, RA 9197) exige la relación de dependencia entre trabajador y empresario como requisito de la responsabilidad del empresario por actos del trabajador. Insisto, no puede olvidarse que es el empresario el responsable de garantizar al trabajador un entorno laboral seguro y libre de riesgos, también de cualquier forma de acoso y que este es titular de un derecho a la dignidad personal y a la integridad física y moral (que 17 puestos en peligro por el acoso han de ser reparados –STSJ Asturias de 9-5-2003 EDE 111256- por el empresario, en la del mismo Tribunal de 20-6-2003 EDE 144316 se insiste en la responsabilidad de la empresa por garantizar los derechos fundamentales y velar porque el ejercicio del poder de dirección sea respetuoso con ellos). Estos derechos están garantizados por la Constitución (arts. 10.1 y 15.c) y han sido trasladados –al plano de la legalidad ordinaria- al art. 4.2.e ET, que reconoce como derecho básico de los trabajadores el respeto de su intimidad y a la consideración debida a su dignidad, comprendida la protección frente a ofensas verbales y físicas de naturaleza sexual y frente al acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual (SJS nº 13 Madrid, de 1-9-2004, EDE 152161). Para la relación entre acoso y la materia de Seguridad y Salud y, especialmente, aplicación de los artículos 4 y 14 (entre otros) de la LPRL pueden verse las SSTSJ País Vasco de 30-4-02 EDE 39156; Castilla-León –Vall- de 9-3-2004 EDE 22688; STSJ Cantabria de 173-04 EDE 22403; Cataluña de 7-4-2004 EDE 33059; Madrid de 22-6-04 EDE 109724) .El empresario se convierte en garante del deber de seguridad que se impone a la empresa (STSJ Cataluña de 28-1-03 EDE 6142). La STSJ de Aragón de 30-7-03 señala la responsabilidad empresarial culpa in vigilando por el consentimiento o tolerancia y la falta de vigilancia sobre las acciones ilícitas del directivo empresarial (gerente) 4) EL ACOSO EN EL MARCO COMUNITARIO. En el período anterior del observatorio ya se dedicó un apartado a este tema, por lo que no vamos a dar por reproducido lo allí expuesto, si bien debe destacarse de los trabajos comunitarios al respecto una especie de conclusiones (que son exigencias en alguna sentencia, ver SJS nº 13 Madrid, de 1-9-2004, EDE 152161) sobre las que la negociación colectiva debería estar trabajando (pueden verse en la NTP 507 MTAS-INSHT), desde hace largo tiempo: 1.- Debe existir una declaración de principios de los empresarios en el sentido de mostrar su implicación y compromiso en la erradicación del acoso, en la que éste se prohíba y se defienda el derecho de todos los trabajadores a ser tratados con dignidad, manifestando que las conductas de acoso ni se permitirán ni se perdonarán y se explicitará el derecho de los trabajadores a la queja cuando ocurran. 2.- Se explicará que se entiende por comportamiento inapropiado y se pondrá en claro que los directores y superiores tienen el deber de poner en práctica la política contra el acoso sexual. 3.- La declaración deberá explicar el procedimiento que deben seguir las víctimas, asegurando la seriedad y la confidencialidad, así como la protección frente a posibles represalias. Se especificará la posible adopción de medidas disciplinarias. 4.- La organización de la empresa debe asegurarse de que la política de no acoso sea comunicada a los trabajadores y de que éstos sepan que tiene un derecho de queja para el que existe un firme compromiso en no tolerar los comportamientos de acoso. 5.- La responsabilidad de asegurar un entorno de trabajo respetuoso es de todos los trabajadores, recomendándose a los mandos que tomen medidas para promocionar la política de no acoso. 6.- Se debe proporcionar una formación general a mandos y gestores. Aquellos a quienes se asignen cometidos específicos en materia de acoso sexual habrán de recibir una formación especial para desempeñar con éxito sus funciones. 7.- Entre otros procedimientos de actuación frente al acoso sexual es conveniente que las normas disciplinarias recojan claramente las conductas de acoso y las correspondientes sanciones. 18 El Código de conducta anexo a la Recomendación 92/131/CEE, de 27 de noviembre de 1991, de la Comisión relativa a la protección de la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo, señala que la “mayoría de las recomendaciones incluidas en el presente código se refieren a las acciones que pueden emprender los empresarios, ya que estos tienen el deber de garantizar la protección de la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo. Los sindicatos también tienen responsabilidades con respecto a sus afiliados y pueden y deben desempeñar un importante papel en la prevención del acoso sexual en el lugar de trabajo. Se recomienda que se estudie la cuestión de la inclusión en los convenios de las cláusulas pertinentes, en el contexto del proceso de la negociación colectiva, con el fin de lograr un entorno laboral libre de comportamientos indeseados de naturaleza sexual u otros comportamientos basados en el sexo que afecten a la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo, así como de toda represalia contra el denunciante o la persona que desee atestiguar o que atestigüe en caso de denuncia.” Pues bien, salvo error por mi parte, ninguno de los convenios de la muestra cumple, ni siquiera por la vía de la reproducción con lo establecido en la literatura comunitaria; teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde el Código de conducta, puede decirse que el problema no es el desconocimiento, sino una voluntad deliberada de no incluir en el texto de los convenios este problema y el adecuado tratamiento (que en ningún caso es el silencio). Lo que pudiera tener alguna justificación si estuviera puesto en duda que los riesgos psicosociales están o no comprendidos en el deber de seguridad, pero ese no es el caso a la altura que nos ocupa; si lo es la cultura sexista existente en nuestras relaciones laborales. Es cierto que algunos convenios recogen, con demasiada parcialidad, algunos aspectos, pero la posición es minoritaria en la muestra, salvo en la materia disciplinaria y aun aquí los términos no siempre son tan claros que despejen todas las dudas acerca de la sanción a imponer (como todo el derecho sancionador pero particularmente en este aspecto la precisión deja mucho de que desear, tanto en la tipificación como en la graduación y en la sanción a imponer), mucho menos las conductas que las más de las veces ni siquiera son descritas con la precisión necesaria, la cual, a la vista de la doctrina judicial y de los problemas probatorios puestos de manifiesto en la misma, resulta incomprensible, salvo el deseo de continuar sin la resolución del problema del acoso. Algunos convenios de la muestra recogen una especie de declaración acerca del problema, pero no en los términos del Código de conducta. En la muestra no se explicitan las obligaciones de directores y superiores (la materia no es objeto de formación, al menos no de la prevista en el convenio colectivo). Es cierto, como se verá, que algunos convenios establecen un procedimiento, pero es postura minoritaria y no siempre explicitan de forma clara el procedimiento ni asegura, adecuadamente, la seriedad y confidencialidad; se supone que la protección frente a represalias queda bajo el paraguas del derecho a la indemnidad, pero basta ver alguna sentencia para darnos cuenta que incluso el trabajador denunciante (si no logra la prueba de la conducta) puede acabar sancionado si no logra alcanzar, en opinión de juez, un mínimo de prueba. Desde luego, huelga decir que, al menos en la muestra, en materia de formación no existe referencia alguna salvo error por mi parte. De lo ya expuesto queda claro que la intervención de los trabajadores en el logro de un entorno de trabajo respetuoso con estas políticas es, cuando menos, limitada; pues quien debe adoptar las medidas necesarias es la empresa tanto en materia disciplinaria, como a nivel de Seguridad y Salud. Una mayor implicación de los trabajadores parece ajena a la voluntad de los negociadores reflejada en el tenor literal de los convenios. Los cambios en nuestra legislación interna, tampoco han tenido cabida, aún, en nuestra negociación colectiva (me refiero a la muestra) ello es lógico a la vista del escaso tiempo 19 transcurrido, pero mucho me temo que un examen de la materia realizado varios años más tarde tampoco produciría muchos resultados al respecto 5) EL ACOSO EN LA MUESTRA DE CONVENIOS. Por distintas razones, de las que no están ausentes problemas de género, el mobbing parece ser el aspecto más capaz de producir literatura, debe tenerse en cuenta que según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo para el año 2000 “alrededor del 9% de la población activa de la UE había sufrido intimidación o acoso en su puesto de trabajo durante los doce meses anteriores” (Informe Anual 2003). Hemos analizado, buscando cláusulas relativas al acoso (moral o sexual), según la muestra facilitada de la que hemos eliminado, revisiones y otros documentos que no venían al caso para nuestro objeto de análisis: 248 42 16 74 116 Total de convenios Estatales Autonómicos Provinciales Empresa El tratamiento del acoso, tanto moral como sexual es, cuando menos, desigual en la muestra analizada, puede verse en el cuadro adjunto: Total muestra 248 Muestra analizada del grupo No menciona acoso Si menciona el acoso Si menciona, porcentaje No literal, pero si conductas constitut. Si, pero regulación escueta Si, define o conceptúa + o - amplia Limita mención como Falta Regulación más amplia que cita Define o conceptúa ampliamente Mredac. Regula solo acoso sexual Regula acoso moral (además sexual) Contempla ejercido posición jerárquica No contempla ejercido posición superior Protege continuidad puesto/confid/no repr. Regulado como Seguridad y Salud Regula con independencia falta Estatales 42 15 27 64,28% 10 17 7 16 4 21 6 9 18 5 3 Autonómicos 16 6 10 62,5% 3 7 3 4 3 9 1 5 5 3 2 Provinciales 74 43 31 41,89% 3 28 3 22 6 27 4 18 13 2 1 7 Empresas 116 71 45 38,8% 3 15 27 10 29 6 37 8 12 33 2 1 5 De la muestra de los estatales ((42) tras eliminar revisiones, acuerdos, etc, que no interesan ahora (15) no regulan de manera explícita el acoso, de los restantes (21) se limitan al acoso sexual y (6) regulan, además, el acoso moral que desarrollan. Entre los que se limitan al acoso sexual (9) no lo regulan, aunque si desarrollen otros aspectos, el resto (13) establece una regulación más o menos escueta, a veces amplia pero, mayoritariamente, establece una calificación más grave o como circunstancia agravante, el ser desarrollado por quien ostenta autoridad o una posición jerárquica o sobre una posición subordinada (10). 20 En los convenios estatales la gran mayoría se limita a incluir el acoso dentro del régimen disciplinario, pero algunos (3) Cajas de Ahorro, Vidrio ofrecen, además una regulación independiente y en este caso aun reiterativa. Algún Convenio (1) Bingo se olvida del acoso sexual (aunque podría incluirse dentro de la regulación del hostigamiento, pero ninguno salvo error lo regula como un problema de seguridad y salud. El mismo problema en los Acuerdos de sustitución o Acuerdos Marcos, lógico si se tiene en cuenta que estos últimos inspiran a aquellos e incluso son referenciados para las sustituciones. En la muestra de convenios autonómicos (16) que deja fuera a las CA uniprovinciales (6) no contemplan de manera expresa el acoso (3) se limitan a señalar el acoso sexual como FMG; (1) convenio regula el acoso, además como cierto detalle, (1) otro de Aragón contempla además el ejercido desde posiciones de mando o jerarquía; (1) otro de la CLM agrava la conducta si es ejercida como represalia a la persona denunciante y (1) el del comercio del mueble de Cataluña pretende dar una definición más detallada en regulación independiente de la contemplada en el régimen disciplinario. (1) El de Universidades Públicas regula además de manera escueta el procedimiento. (1) El de residencias privadas en regulación autónoma del régimen disciplinario señala la necesaria actuación, tanto en el ámbito preventivo, como sancionador (FMG) y establece, además, un procedimiento que garantiza la inmunidad de la víctima. (1) El del sector de comercio del mueble regula como FMG tanto el acoso sexual como el moral, estableciéndose un procedimiento y la necesaria protección del puesto de trabajo de la víctima. En los convenios provinciales de la muestra (un total de 74) 43 no mencionan el acoso, aunque los Acuerdos sectoriales o de cobertura que se aplican a esos sectores de la muestra si contienen referencias al acoso, entre ellos 5 contemplan cláusulas o medidas de no discriminación e incluso en algún convenio, medidas de acción positiva. De los 31 restantes (2) se limitan a recoger el acoso como falta muy grave, de ellos (1) recoge como FMG tanto el acoso sexual como el moral; 14 convenios de distintos sectores recogen un tenor similar y señalan que si tales conductas son ejercidas desde posiciones de superioridad se considerará una agravante (posición mayoritaria en los convenios que recogen el acoso), o bien se califica de falta muy grave. En el mismo sentido algún convenio considera agravante o agrava la calificación si el sujeto pasivo es contratado temporal o no tiene contrato indefinido. 1 Convenio lo considera como un problema de seguridad y salud; (1) otro contempla el acoso sexual como falta muy grave en tenor literal similar a otros (13) señalados pero recogiendo en DA el acoso moral debiendo el empresario comprobar que no se deban a una inadecuada organización del trabajo, lo que me parece muy acertado; (1) otro convenio no solo lo contempla como FMG sino que en CA establece el compromiso de crear y mantener un entorno laboral exento de estas conductas. (1) El convenio de limpieza de edificios y locales de Zaragoza regula el acoso dentro de la intimidad del trabajador y aunque establece la obligada necesidad de sancionar con rigor, después no regula el acoso en el régimen disciplinario. (1) El convenio de Hostelería de Valladolid no solo reproduce el régimen disciplinario del ALEH que como sabemos regula como FMG el acoso y considera agravante que se prevalezca de una posición jerárquica, regula también el procedimiento para los casos de acoso sexual o xenofobia (que va entrando en convenios puntuales), aunque el tenor literal es único en este convenio. 21 (1) Convenio de Oficinas y Despachos de Madrid lo regula como FMG con una definición que pretende ser detallada. (1) El convenio de comercio textil de Barcelona regula el acoso sexual, contemplando que se pueda ejercer desde una posición jerárquica o sobre quienes puedan estar sujetos a contratos temporales; también contempla el acoso moral y el procedimiento a seguir en estos supuestos. (1) El Convenio de sidero de Valencia señala como objeto del Código de conducta el mantenimiento de un ambiente laboral respetuoso con la normal convivencia y como FG el acoso sexual y FMG el acoso sexual que se aprovecha de esa posición de superioridad o se ejerza sobre personas especialmente vulnerables. (6) Convenios, finalmente, todos ellos de sidero reproducen (al igual que hace el de León y algún otro ya destacado) la regulación del Código de conducta para la Industria del Metal (principios ordenadores, FG, FMG). De entre ellos (1) el de Pontevedra, en la regulación específica del acoso sexual lo considera como un problema de discriminación, (1) el de Alicante regula el problema de la subrepresentación de género y dentro de ella la no discriminación por razón de sexo. (1) El de sidero de Barcelona contiene un pacto complementario sobre el acoso sexual en las relaciones de trabajo que considero de los más completos y que reproduce el de (1) Tarragona. La muestra de convenios colectivos de empresa supone un total de 116, de ellos salvo error por mi parte, no mencionan el problema del acoso un total de 71 convenios; por más que muchos de ellos recojan cláusulas de no discriminación, igualdad de oportunidades o de salvaguarda de la dignidad, integridad o intimidad de las personas. Si bien debe tenerse en cuenta que la práctica totalidad de la muestra estaría bajo el “paraguas” de convenios o Acuerdos de sector a los que se remiten, o declaran de aplicación la Ordenanza del sector, y siempre el Acuerdo de cobertura de vacíos que contempla el acoso como falta muy grave. (3) Convenios no contemplan el acoso de manera literal, pero si conductas que se pueden entender manifestaciones del acoso (Valeo Iluminación contempla como falta grave las bromas de mal gusto o malitencionadas que menoscaben la dignidad personal y el de la ONCE contempla las agresiones a la dignidad o intimidad de las personas. Valeo Térmico contempla el trato discriminatorio o vejatorio a la mujer trabajadora por razón de su sexo). (17 Convenios) se limitan a contemplar, bien el acoso sexual o las agresiones de naturaleza sexual como Faltas, la práctica totalidad de ellos como falta muy grave, aunque algún convenio la contempla (Agencia EFE) como falta grave reservando la calificación de falta muy grave para la ejercida desde posiciones de superioridad jerárquica. (1) Convenio (Unión Radio) la contempla como falta muy grave pero lo incluye expresamente dentro de los malos tratos. (1) Convenio (CWT Viajes) regula dentro del abuso de autoridad las ofensas verbales o físicas de naturaleza sexual, sin incluirlos posteriormente en el Régimen disciplinario. (1) Una regulación expresa del acoso sexual dentro del apartado de Seguridad y Salud en el Convenio de BSH Balay; sin que figure como falta posteriormente. (1) Convenio (Thyssen Krupp) contempla la prevención y sanción del acoso sexual en el ambiente laboral con cita expresa de la Recomendación 92/131 CE, pero no señala posteriormente que sanción es la que debe imponerse. En total pues (21) convenios regulan el acoso sexual, pero sin conceptuarlo o definirlo. (13) Convenios dan una definición más o menos amplia, de ellos (1) Isla Mágica, se limita a señalar algunas conductas constitutivas de acoso sexual; (9) convenios coinciden en señalar algunos elementos constitutivos y normalmente distinguen el ejercido desde posiciones de superioridad para el que se suele reservar la calificación de falta muy grave o se 22 considera una agravante. En todos el denominador común es el atentado contra la dignidad e intimidad de las personas; (3) convenios regulan con mayor detalle el concepto de acoso sexual. De ellos en el de CTC se protege la continuidad en el trabajo de la víctima y en el de Correos se garantiza la confidencialidad y la no represalia contra el denunciante. En este grupo de los convenios de empresa solo (8) contemplan el acoso sexual o moral, considerándolos como falta muy grave y como agravante el ejercido desde posiciones de superioridad, una regulación más detallada en el de Telefónica, la más escueta en el de Centrales Nucleares de Almaraz-Trillo. Los factores psicosociales solo aparecen mencionados explícitamente, al regular el acoso en (1) convenio provincial, el del comercio textil de Barna (al regular el acoso moral), pero un total de (9) convenios, realizan alguna referencia. Debe tenerse en cuenta, no obstante, que en general la negociación colectiva no tiene en cuenta esos factores psicosociales. En lo que respecta a la regulación específica del acoso moral quizás sea útil la tabla siguiente en la que, trabajando sobre aquellos convenios de la muestra que regula el problema, se señalan algunos elementos de la definición del acoso moral que aparecen el los convenios. Muestra (convenios que regula AM) Conducta no deseada Afecta a la integridad, intimidad, dignidad Conducta humillante/maltrato Conducta abusiva Pretende ambiente hostil/degradante Conducta repetitiva y/o mantenida Relación asimétrica, desigual Desarrollo en el ámbito laboral Requiere una relación dependencia (Ctrab) El acoso implica discriminación Se señalan conductas constitutivas Es un riesgo psicosocial /violencia Pone en peligro o busca poner el empleo Contiene declaración, aún genérica Regula incidencia en personas vulnerables Estatales 6 3 2 2 3 4 2 2 3 3 3 Autonómicos 1 2 1 1 1 2 1 - Provinciales 4 1 1 1 1 1 2 1 - Empresas 8 1 4 2 3 6 1 4 3 1 3 2 1 1 Destacar que la cifra de convenios que incluyen el acoso en su regulación es en total inferior al 50% de la muestra 113 sobre 248, en porcentajes que oscilan fuertemente a la baja conforme concretamos el ámbito del convenio, así mientras que en los estatales (responsabilidad de las Federaciones) el porcentaje es del 64,28%, lo que parece demostrar un compromiso de esos niveles con la materia; en los de empresa el porcentaje es del 38,8%. En esta línea se podría profundizar en distinguir según los sujetos negociadores (lo que no permite los textos de la muestra) y en los convenios de empresa en función de la importancia o del número de trabajadores o centros de estas. En general, una regulación escueta es más propicia en los convenios estatales 37% y en los de empresa y autonómicos (un 33%), siendo en los convenios provinciales que regulan el tema (un 9,67% del total de la muestra) lo normal una regulación más amplia, aunque, hay que decirlo, tampoco es para tirar cohetes salvo excepciones, pues cuando analizamos la redacción y buscamos lo que podríamos considerar como mejor redacción encontramos que 23 estos son minoritarios. Insisto, un mejor estudio debería partir del examen de los negociadores y en especial de la formación que estos hayan o no recibido sobre la materia. Cuando el convenio regula el acoso, regula normalmente el acoso sexual, en muy contadas ocasiones se regula el acoso moral; solo 19 convenios lo hacen, es decir el 7,66% de la muestra. Los problemas de jerarquía y/o subordinación aparecen en un total de 44 (38,9%) convenios, mientras que no lo hacen en 69 (61%) convenios; recordemos que sobre un total de 113 convenios que regulan el acoso; si nos referimos al total de la muestra (248 convenios) los problemas de jerarquía/subordinación aparecerían sólo en el 17,7% de los convenios. En la regulación del convenio, la protección de la continuidad en el puesto de las víctimas, la confidencialidad y el no ejercicio de represalias solo se señalan en un total de 12 convenios, lo que resulta insignificante (de estos 12, 5 son estatales y 3 autonómicos, por lo que puede decirse que la materia en los convenios provinciales (2) y de empresa (2) es prácticamente inexistente. El acoso es materia del Régimen disciplinario normalmente, aunque excepcionalmente (2) convenios lo regulan como un problema de Seguridad y Salud. Esa regulación como problema disciplinario no perjudica la aparición de cierta regulación independiente (17 convenios), normalmente dedicada a la definición del concepto, lo que ciertamente es un apoyo a ciertas carencias de esos regímenes disciplinarios o códigos de conducta. En la regulación del acoso moral (recordemos que sólo 19 convenios lo hacen) las características más destacadas son : - La afectación a la integridad, dignidad, intimidad o libertad del trabajador, un total de 10 convenios se refieren a ella. - Se exige que sea una conducta repetida y/o mantenida. Exigencia que mantiene un total de 10 convenios. - Se considera un riesgo psicosocial o derivado de la violencia por un total de 9 convenios. - Se exige el desarrollo en el ámbito laboral por un total de 9 convenios y parece exigirse una previa relación de dependencia (característica del CT) por un total de 5 convenios. - El acoso busca poner en peligro o lo pone, el empleo o las condiciones de empleo de la víctima (en general, puede decirse, según nos señalan (5) convenios que pretende lograr un ambiente hostil o degradante), pero esto es resaltado sólo por 7 convenios y tiene una especial incidencia sobre las personas vulnerables, bien por ser especialmente sensibles, por estar sujeta a relación de subordinación o contrato temporal y/o no indefinido, pero este aspecto es destacado sólo por 4 convenios. - Para alcanzar sus objetivos o para desarrollar el acoso, el acosador, según los convenios, un total de 8, emplea conductas abusivas, humillantes o maltratos que no siempre son físicos. - Pese a lo previsible solo un total de 4 convenios realiza una especie de declaración, aún genérica, en contra del acoso. Respecto del acoso sexual y como veíamos anteriormente, es más frecuente su regulación Estatales Autonómicos Provinciales Empresas 27 10 31 45 Muestra (convenios que regulan AS) Conducta no deseada 4 2 3 8 Afecta integridad, intim., dignidad, libertad 7 5 23 15 Implica discriminación 1 1 Conducta humillante/ofensiva/maltrato 5 5 23 22 24 Busca lograr ambiente hostil Conducta repetitiva/mantenida Relación asimétrica Desarrollo en el ámbito laboral Desarrollo en la relación de dependencia Se señalan conductas constitutivas Conducta o actos verbal/físico Acción u omisión Establece declaración Afecta al empleo Distingue AS intercambio/Medioambient. Incluye a usuarios o terceros Contempla afectación personas vulnerables 4 9 6 10 1 4 1 2 7 6 6 1 2 1 1 - 3 17 8 1 20 6 2 2 7 3 3 15 6 1 23 2 2 2 4 3 Entre los rasgos del acoso sexual en la muestra de convenios (recordemos que sólo 113 hacen referencia a la materia) lo de ser una conducta no deseada, que es considerada característica esencial por la doctrina solo se señala en 17 convenios (huelgan comentarios irónicos). - Desde luego ese acoso se desarrolla a través de actos o conductas verbales o físicas y así se señala en un total de 59 convenios, incluso por acción u omisión del empresario 2 convenios. - Tales actos o conductas resultan (o pueden serlo) humillantes, ofensivas e incluso desarrollarse a través de maltratos; así se destaca en un total de 55 convenios. - Tales actos o conductas afectan a la integridad, intimidad, dignidad o libertad sexual de la víctima según 50 convenios, aunque sólo para 2 convenios implica algún tipo de discriminación. - Tales actos o conductas, para 48 convenios, han de desarrollarse en el ámbito laboral e implicar una relación de dependencia (26 convenios), pero 9 convenios ya parecen aceptar las nuevas formas organizativas y señalan que puede implicar a usuarios o terceros. - Para algunos convenios (12) estos actos o conductas buscan lograr un ambiente hostil para la víctima, y debe ser mantenida o repetida para 3 convenios; para 5 convenios afectan al empleo o condiciones de trabajo. - Solo 2 convenios señalan conductas constitutivas de ese acoso, aunque si entre estos se incluyen los malos tratos el número de convenios, según hemos visto más arriba, se elevarían. - Solo 10 convenios efectúan una declaración, más o menos genérica, contra el acoso, pero ciertamente y no sólo por el número, la regulación de este aspecto es, cuando menos, deficiente. - Solo 4 convenios distinguen entre el acoso de intercambio y el medio ambiental, aunque pudiera estar contenida (tal diferenciación) en algunas definiciones amplias. No obstante, a la vista de que tales convenios al regular las sanciones no contemplan la distinción, no cabe extraer otra conclusión que aquella de que los negociadores no han querido hacerlo. - Finalmente, 11 convenios regulan o tienen en cuenta si el acoso sexual se desenvuelve contra personas vulnerables o especialmente sensibles. Hay que tener en cuenta que no nos referimos aquí a los supuestos en que el sujeto activo del acoso ocupa una posición jerárquica superior. 25 Respecto de la regulación del procedimiento en la muestra escasa e insuficiente, cuando no perjudicial. Estatales Autonómicos 3 Establece o manda establecer (muestra) 7 Procedimiento informal 6 2 Protege puesto de trabajo 2 1 Establece plazo denuncia 1 Limita responsabilidad empresa 1 1 Establece plazo tramitación expediente 2 1 Establece, claramente, ante quien denunciar 3 2 Establece protección represalias - sólo cabe decir que es Provinciales 3 2 1 3 3 3 - Empresas 4 3 1 1 1 En lo relativo al procedimiento, hacemos referencia al acoso de manera genérica, incluyendo tanto el acoso sexual como el moral. Hay que señalar que solo un total de 17 convenios establecen o mandan establecer, lo que puede fácilmente equivaler a no establecer nada ese procedimiento de denuncia. Ello supone solo el 15% de los convenios que regulan el acoso (de una u otra forma) en la muestra. El procedimiento, puede fácilmente colegirse, es puramente informal y sólo en supuestos excepcionales, 4 convenios, se trata de proteger en ese procedimiento el puesto de trabajo de la víctima, o que no se ejerzan represalias sobre la misma (1 convenio). Aunque este aspecto se protege en 12 convenios desde la propia característica del acoso. Es excepcional (2 convenios) que se establezca plazo para efectuar la denuncia; más frecuente resulta el establecimiento de un plazo para la tramitación del expediente (6 convenios); y consecuencia de la no denuncia suele ser la limitación de la responsabilidad de la empresa (5 convenios), pero es un aspecto que también aparece regulado de forma independiente. Los convenios que regulan este procedimiento si suelen establecer (9 convenios) ante quien han de presentarse la denuncia: la Dirección de la empresa o sus representantes. 6) ACOSO Y DISCRIMINACIÓN. En la muestra el acoso, quizás derivado del tratamiento cuasi exclusivamente disciplinario que recibe en la negociación colectiva, no está ligado directamente con la discriminación; es más, en la práctica totalidad de la muestra se contienen cláusulas por las que se prohíbe cualquier discriminación basada en el sexo u otras circunstancias; pero al regular el acoso, según hemos visto, este no tiene para los negociadores la característica de ser un constituir un elemento discriminatorio por razones de género. Conviene destacar, no obstante, que el acoso y en particular el acoso sexual en el ámbito laboral atenta en la mayoría de las ocasiones contra el principio de no discriminación por razón de sexo (STSJ Asturias 1-2-02; Valencia 25-9-2001; Cataluña de 5-3-04 EDE 99391, en la que se plantea además el problema de la carga de la prueba). El Parlamento Europeo en su sesión de 12-6-2002 ha considerado el acoso sexual como una forma de discriminación por razón de sexo. En la Resolución del Consejo CEE de 29-5-92 se afirmaba que en determinadas circunstancias puede ser un atentado a la igualdad de trato, tal y como se define en la Directiva 76/207/CEE del Consejo CEE de 9-2-76 y posterior modificación. No obstante los convenios de la muestra que mayoritariamente contienen declaraciones acerca de la discriminación o del trato igual, no relacionan el acoso con ese tipo de cláusulas. 26 Esperemos que la nueva regulación estatal contribuya a establecer criterios distintos, pues la consideración como problema de discriminación, ayuda a resolver algunos problemas probatorios instalados en nuestra doctrina judicial. 7) ALGUNAS BUENAS PRÁCTICAS (MEJOR REDACCIÓN) a) La definición de buena práctica. El ISTAS (La salud laboral en la negociación colectiva en España –1995-2002-) define la buena cláusula como “cualquier disposición, artículo o redactado de convenio colectivo que aporte elementos positivos” a la materia objeto de análisis, “que desde el punto de vista de los trabajadores”, incluidos los que contribuyen a clarificar puntos oscuros o ambiguos y aquellas que concretan o amplían el alcance de derechos reconocidos genéricamente. Desde luego, no incluye la mera reproducción legislativa. Sin perjuicio de tener en consideración tal definición, hemos de tener en cuenta que no estimo una buena práctica (al menos no de forma completa) aquella redacción del convenio que no regula los distintos aspectos del problema, que olvida el procedimiento, o el acoso moral, etc, pese a ello incluyo alguna de ellas. Por ello prefiero hablar de mejor redacción (del aspecto que se regula). No pretendo tampoco recoger de manera exhaustiva todas aquellas cláusulas que me han llamado la atención respecto al problema, sino sólo una selección (quizás equivocada y llena de subjetivismo). Consciente de que la inclusión de un convenio puede focalizar la atención del lector de manera excluyente, he procurado excluir, y no es censura pues el lector tiene acceso a toda la muestra, aquellos convenios que aún presentado un buena redacción en un aspecto, en otros conducía a la confusión. Por similares razones entre dos convenios con la misma redacción he procurado incluir solo uno, ello no excluye convenios similares pero con alguna diferencia. Entre dos redacciones he procurado incluir aquella que ofrece menos problemas de prueba, puesto que algunas son limitativas o requieren un aporte probatorio cuasi imposible (ver, a título de ejemplo, art. 59, Convenio Vidrio, sobre acoso moral) b) Principios generales Telefónica de España: “Partiendo del principio de que todas las personas tienen derecho al respeto y a la debida consideración de su dignidad, la Dirección de la Empresa y la Representación de los Trabajadores comparten la preocupación y el compromiso para que en el seno de la Empresa no se produzcan fenómenos de acoso sexual o moral de los trabajadores. En ese sentido, se comprometen a realizar las actuaciones que resulten precisas y necesarias para detectar las posibles situaciones que pudieran producirse en el seno de la Empresa y que contribuyan a evitar las conductas de acoso en cualquiera de sus modalidades.” c) Acoso sexual. Industria Siderometalúrgica Barcelona (mismo texto en IS Tarragona), es el tenor literal más completo respecto al acoso sexual, se incluye en el pacto complementario 6 del convenio y lo reproducimos por su interés en su totalidad, llamar la atención sobre la ausencia de regulación del acoso moral, por lo tanto el texto está referido, exclusivamente, al acoso sexual: “6. El acoso sexual en las relaciones de trabajo Planteamiento Todas las personas tienen derecho al respeto y a la debida consideración de su dignidad, siendo el acoso sexual en las relaciones laborales aquel comportamiento que puede conllevar la vulneración de los derechos fundamentales protegidos por el artículo 10.1, 14 y fundamentalmente el artículo 18.1 de la Constitución española. 27 Concepto Se considerará constitutiva de acoso sexual cualquier conducta, proposición o requerimiento de naturaleza sexual que tenga lugar en el ámbito de organización y dirección de una empresa, respecto de las que el sujeto activo sepa (o esté en condiciones de saber) que resultan indeseadas, irrazonables y ofensivas para quien las padece, cuya respuesta ante las mismas puede determinar una decisión que afecte a su empleo o a sus condiciones de trabajo. La mera atención sexual puede convertirse en acoso si continúa una vez que la persona objeto de la misma ha dado claras muestras de rechazo, sean del tenor que fueren. Ello distingue el acoso sexual de las aproximaciones personales libremente aceptadas, basadas, por tanto, en el consentimiento mutuo. El acoso sexual de intercambio En este tipo de acoso, la aceptación del requerimiento de esta naturaleza se convierte, implícita o explícitamente, en condición de empleo, bien para acceder al mismo bien para mantener o mejorar el status laboral alcanzado, siendo su rechazo la base para una decisión negativa para el sujeto pasivo. Se trata de un comportamiento en el que, de uno u otro modo, el sujeto activo conecta de forma condicionante una decisión suya en el ámbito laboral (la contratación, la determinación de las condiciones de trabajo en sentido amplio o la terminación del contrato) a la respuesta que el sujeto pasivo dé a sus requerimientos en el ámbito sexual. El acoso sexual medioambiental En este tipo de acoso, de consecuencias menos directas, lo definitorio es el mantenimiento de un comportamiento o actitud de naturaleza sexual de cualquier clase, no deseada por el destinatario/a, y lo suficiente grave para producir un contexto laboral negativo para el sujeto pasivo, creando, en su entorno, un ambiente de trabajo ofensivo, humillante, intimidatorio u hostil, que acabe por interferir en su rendimiento habitual. Lo afectado negativamente aquí es el propio entorno laboral, entendido como condición de trabajo en sí mismo: el sujeto pasivo se ve sometido a tal tipo de presión en su trabajo (por actitudes de connotación sexual) que ello termina creándole una situación laboral insostenible. La consecuencia negativa directa es normalmente personal (de naturaleza psicológica) y esta, a su vez, es causa de una repercusión desfavorable en su prestación laboral. Expediente informativo La dirección de empresa velará por la consecución de un ambiente adecuado en el trabajo, libre de comportamientos indeseados de carácter o connotación sexual, y adoptará las medidas oportunas al efecto (entre otras la apertura de expediente contradictorio). Con independencia de las acciones legales que puedan interponerse al respecto ante cualesquiera instancias administrativas o judiciales, el procedimiento interno e informal se iniciará con la denuncia de acoso sexual ante una persona de la dirección de la empresa. La denuncia dará lugar a la inmediata apertura de expediente informativo por parte de la dirección de empresa, especialmente encaminado a averiguar los hechos e impedir la continuidad del acoso denunciado, para lo que se articularán las medidas oportunas al efecto, quedando la misma exonerada de la posible responsabilidad por vulneración de derechos fundamentales. Se pondrá en conocimiento inmediato de la representación legal de los trabajadores la situación planteada, si así lo solicita la persona afectada. 28 En las averiguaciones a efectuar no se observará más formalidad que la de dar trámite de audiencia a todos los intervinientes, practicándose cuantas diligencias puedan considerarse conducentes a la elucidación de los hechos acaecidos. Durante este proceso (que deberá estar sustanciado en un plazo máximo de 10 días) guardarán todos los actuantes una absoluta confidencialidad y reserva, por afectar directamente a la intimidad y honorabilidad de las personas. La constatación de la existencia de acoso sexual en el caso denunciado dará lugar, entre otras medidas, siempre que el sujeto activo se halle dentro del ámbito de dirección y organización de la empresa, a la imposición de una sanción. A estos efectos, el acoso sexual de intercambio será considerado siempre como falta muy grave. El acoso sexual ambiental podrá ser valorado como falta grave o muy grave, según las circunstancias del caso.” c.1) Principios generales Edificios y Locales-Sevilla “Las empresas y la representación de los trabajadores y trabajadoras, en su caso, se comprometen a crear y mantener un entorno laboral donde se respete la dignidad y la libertad sexual del conjunto de personas que trabajan en nuestro ámbito.” CTC Servicios Integrales “Las partes firmantes de este convenio quieren dejar constancia de la importancia que presenta como derecho fundamental de toda persona, el respeto a su intimidad y a tener un entorno laboral libre de comportamientos indeseados de carácter o connotación sexual.” Thyssenkrupp “En línea con la Recomendación de la CE (92(131) relativa a la protección de la dignidad del hombre y la mujer en el trabajo, la Empresa garantiza un ambiente laboral exento de acoso sexual, siendo su obligación prevenir estas situaciones y sancionarlas cuando sucedan.” Residencias 3ª Edad... Comunidad Valenciana “De conformidad con la Recomendación y el Código de Conducta relativo a la protección de la dignidad de la mujer y el hombre en el trabajo, de 27/11/91, nº. 92/131 CEE, la empresa se compromete, de acuerdo con los Sindicatos, a actuar frente al acoso sexual, tanto en el ámbito preventivo como sancionador, publicando una declaración sobre este tipo de comportamientos en el centro de trabajo, sancionando los mismos como falta muy grave, estableciendo un procedimiento para la presentación de quejas, que garantice la inmunidad de la víctima y la información de los derechos de las trabajadoras y trabajadores.” c.2) Concepto Oficinas y Despachos Madrid “El acoso sexual, entendiendo como tal toda conducta de naturaleza sexual o cualquier otro comportamiento basado en el sexo que afecte a la dignidad de la mujer y el hombre en el trabajo, incluida la conducta de superiores y compañeros, siempre y cuando esta conducta sea indeseada, irrazonable y ofensiva para el sujeto pasivo de la misma, o cree un entorno laboral intimidatorio, hostil o humillante para la persona que es objeto de la misma; o la negativa al sometimiento de una persona a esta conducta sea utilizada como base para una decisión que tenga efectos sobre el acceso de esta persona a la formación profesional y al empleo, sobre la continuación del empleo, sobre el salario o cualquier otra decisión relativa al contenido de la relación laboral.” Telefónica de España “A estos efectos, se entenderá por acoso sexual cualquier conducta, proposición o requerimiento de naturaleza sexual que tenga lugar en el ámbito de organización y 29 dirección de la Empresa, respecto de las que el sujeto activo sepa que sus actos, gestos o palabras resultan indeseadas, ofensivas y no toleradas por la persona que las padece. También se incluyen entre estas conductas, el denominado acoso sexual medioambiental, entendiendo por tal los comportamientos o actitudes de compañeros de trabajo de naturaleza sexual no deseadas ni toleradas por la persona destinataria, creando en el entorno laboral un ambiente de trabajo ofensivo, humillante, intimidatorio y hostil.” Comunidad Castilla-León “Se entiende por acoso sexual toda aquella conducta verbal o física de naturaleza sexual, desarrollada en el ámbito de la organización y dirección de la Administración, o en relación o como consecuencia de una relación de trabajo, realizada por un sujeto que sabe, o debe saber, que es ofensiva y no deseada por la víctima, determinando una situación que afecta al empleo y a las condiciones de trabajo y/o creando un entorno laboral ofensivo, hostil, intimidatorio o humillante.” Transformación Agraria TRAGSA: “conductas con tendencias libidinosas, no deseadas por el destinatario, que generen un entorno laboral hostil e incómodo objetivamente considerado, con menoscabo del derecho de la víctima a cumplir su prestación laboral en un ambiente despejado de ofensas de palabra y obra que atenten a la intimidad personal” Limpieza de Edificios y Locales-Sevilla: “El acoso sexual: las agresiones verbales o físicas por parte de los trabajadores, cualquiera que sea su puesto o cargo en la empresa, en el centro de trabajo o en el cumplimiento de un servicio, con clara intencionalidad de carácter sexual, agrediendo la dignidad e intimidad de las personas.” “En este sentido quedan expresamente prohibidas todas aquellas conductas de naturaleza sexual, desarrollada en el ámbito de organización o dirección de una empresa o en relación, o como consecuencia de una relación de trabajo, realizada por un sujeto que sabe que es ofensiva y no deseada por la víctima, determinando una situación que afecta al empleo y a las condiciones de trabajo y/o creando un entorno laboral ofensivo, hostil, intimidatorio y humillante.” c.3) Conductas: Limpieza Edificios y Locales-Sevilla “3. Se considerarán constitutivas de acoso sexual, las siguientes conductas, a título ejemplificativo: a) Observaciones sugerentes, chistes, o comentarios sobre la apariencia o condición sexual del trabajador o trabajadora. b) Peticiones de favores sexuales, incluyéndose todas aquellas insinuaciones o actitudes que asocien la mejora de las condiciones de trabajo, o la estabilidad en el empleo del trabajador o trabajadora, a la aprobación o denegación de dichos favores. c) Exhibición o uso de pornografía en el centro de trabajo. d) Cualquier otro comportamiento que tenga como causa o como objetivo la discriminación, el abuso, la vejación o la humillación del trabajador por razón de su sexo. e) Toda agresión sexual.” c.4) Declaración: Telefónica de España “En este sentido, la Empresa velará por la consecución de un ambiente adecuado en el trabajo, libre de comportamientos indeseados de carácter o connotación sexual, y adoptará las medidas oportunas al efecto, incluyendo la oportuna apertura de 30 expediente disciplinario interno, sin perjuicio de las posibles acciones legales que pudieran interponerse al respecto.” Limpieza Edificios y Locales-Cádiz: “A efectos de los sucesos que se produzcan en materia de acoso sexual se estará a lo establecido en el ET, artículo 4.2.e); Código Penal, artículos 184, 181 abuso sexual y 178 agresión sexual; Directiva Comunitaria 76/207 CEE, modificada con fecha 24 de mayo de 2002.” c.5) Responsabilidad empresarial: Limpieza Edificios y Locales-Cádiz: “El empresario tiene como deber velar por la seguridad y la salud de los trabajadores/as de la empresa, debiendo poner los mecanismos necesarios para que éstos no sufran ofensas verbales o físicas de carácter eminentemente sexual que agreda su intimidad y dignidad de la persona. Corresponde a los Delegados de personal ser informados de cualquier riesgo de este carácter a fin de prevenir los resultados. La evaluación de los riesgos de actos de este tipo, así como la denuncia de estos casos se llevará a cabo mediante la información de los Delegados de personal, la afectada y la propia empresa. Si una de las partes se negase a dicha denuncia, será considerada también cómplice de tales actos. Todo ello se llevará a cabo con el mayor sigilo, a fin de respetar la intimidad y dignidad de la persona.” d) Acoso moral. d.1) Declaración Telefónica de España: “Igualmente, la Empresa se compromete a velar para que en el seno de la misma no se produzcan situaciones de acoso moral a los trabajadores, iniciando las actuaciones oportunas tan pronto como tenga conocimiento de que pudieran estarse cometiendo actuaciones de este tipo, que podrán dar lugar a la aplicación del régimen disciplinario.” Comercio Vario de la CAMadrid “Principios generales: 1. Que el empresario junto con la Representación Legal de los Trabajadores (RLT), velarán por prevenir cuanto sea posible el riesgo de persecución psicológica en el trabajo. 2. Que el empresario deberá de manifestar de modo inequívoco que estas formas de persecución no van a ser en absoluto toleradas. El empresario junto con la RLT, deberá de adoptar las medidas siguientes: 1. Deberán de prever un sistema de comunicación que permita encauzar los problemas de persecución psicológica, la existencia de fallos inherentes a la organización del trabajo por problemas de cooperación y colaboración entre los trabajadores. 2. Deberán de adoptar eficaces medidas de forma inmediata ante la existencia de estos problemas y realizarán un análisis para comprobar si los mismos se deben a una inadecuada organización del trabajo. 3. Que los trabajadores sometidos al acoso o persecución deberán recibir alguna forma de ayuda o apoyo inmediato.” d.2) Concepto: Comercio Textil Barcelona (mismo texto en Comercio Barcelona, por ejemplo): “El acoso moral en el trabajo, entendido como factor de riesgo psicosocial que se manifiesta por una conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud, etc.) que atente por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad 31 psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo.” Telefónica de España: “También, a estos efectos, se define el acoso moral, también conocido como «mobbing», como la situación de hostigamiento que sufre un trabajador, en el ámbito laboral, sobre el que se ejercen conductas de violencia psicológica de forma sistemática, recurrente y durante un tiempo prolongado y que conducen al trabajador al aislamiento y extrañamiento social en el marco laboral, pudiendo causarle enfermedades psicosomáticas y estados de ansiedad y depresión, con el fin de provocar que la persona afectada abandone el puesto de trabajo.” e) Procedimiento. Comercio Cataluña (sin convenio propio): “La persona que sufra cualquiera de los acosos definidos, sexual o moral, debe ponerlo en conocimiento de la dirección de la empresa y del representante de los trabajadores en un plazo no superior a 15 días naturales para que la Dirección instruya el expediente oportuno, que deberá finalizar en un período de 1 mes a partir de la notificación de la parte interesada. La no-comunicación a la Dirección de las dos formas de acoso indicadas será valorable para poder determinar la falta de responsabilidad de la empresa, que deberá proteger el puesto de trabajo de la persona objeto de este acoso.” 8) ALGUNAS CONCLUSIONES. 8.1- El acoso recibe poca atención en nuestra negociación colectiva, especialmente en las de ámbitos inferiores y cuando la recibe es insuficiente y centrada en el acoso sexual, pese a que el acoso moral sea el foco de atención de la literatura. Desde luego, el que ambos sean exponente de un ambiente violento constituye una cuestión extraña en esa literatura, en los convenios y en general en nuestras relaciones laborales. La técnica de redacción empleada en el texto definitivo del convenio resulta, a niveles prácticos, confusa, puesto que se da por supuesto determinados conceptos, remite a otros textos (de distinto tipo) bien directamente, bien indirectamente, y con frecuencia se “reproducen” parcialmente textos sin identificarlos, así que el intérprete ha de efectuar una labor de selección de la norma aplicable. El resultado, insisto, es una redacción deficiente. Creo que ello es el resultado de una actitud deliberada de esconder el problema del acoso de una parte y de otra de las dificultades de denuncia del acoso sexual, tanto por parte de la víctima (motivada en parte por el no respeto de la intimidad y confidencialidad), como por los problemas probatorios que plantea (baste citar la dificultad de encontrar testigos que resistan la presión que se ejercerá sobre ellos y que realmente presenciaran los actos). Si no se describen y acreditan (objeto de prueba) las conductas o actos en que consiste el acoso (ver STSJ Madrid 22-4-03) en los convenios el resultado es que la víctima parece que se ve exenta de tal descripción (lo que finalmente perjudicará al procedimiento), pero el sujeto acosador alegará la falta de tipificación. 8.2.- El acervo comunitario (entendida la expresión en sentido amplio) no llega, en esta materia, a entrar en el tenor literal de la negociación colectiva. De ahí que no se llegue a alcanzar siquiera los niveles que determinados textos permitirían alcanzar, y por tanto la protección frente al acoso es, todavía, notoriamente deficiente en la rama social del Derecho, de hecho no se alcanzan los mínimos que cabría esperar. Puede decirse (dato constatable) que esos textos comunitarios son más utilizados por la doctrina judicial (en la que se citan con frecuencia) que por los textos de los convenios colectivos. 8.3.- La necesaria focalización en los factores psicosociales no llega a trascender al texto de los convenios colectivos. No solo por la falta de examen de los fenómenos de violencia en 32 general y del acoso en particular en la negociación colectiva. Es que esta materia en los convenios de la muestra, salvo excepciones está muy centrado en su aspecto disciplinario. 8.4.- Si una de las virtudes de la negociación colectiva es su flexibilidad para atender nuevas situaciones, no se comprende que los convenios no contemplen y desarrollen los nuevos aspectos que plantean los nuevos elementos de las relaciones laborales, en los que surgen los denominados nuevos riesgos laborales y que no tenga en cuenta tanto los cambios en las formas de trabajo como los efectos de la tercerización de la economía; del uso de las nuevas tecnologías; de una economía cada vez más globalizada y competitiva, etc. En ello, claro está incide la falta de estadísticas, pues no se llega a valorar un fenómeno aparentemente inexistente. También la exigencia por algunas sentencias de que el acoso se produzca en el lugar de trabajo (STSJ Madrid de 16-6-02 ponente Ruiz Lanzuela). La AESST admite que “el sistema de trabajo puede también utilizarse como vector de represalias, humillaciones, degradaciones o amenazas”, no obstante la negociación colectiva de la muestra no entra a regular la materia de manera que pudiera evitarse este aspecto; aunque para ello pudieran servir declaraciones de que la Dirección, aun conservando sus poderes, deberá garantizar la dignidad, integridad, etc, del trabajador (Valeo Sistemas Eléctricos “todo ello en el máximo respeto a los derechos de los trabajadores/as y a la dignidad de las personas e igualdad de trato sin que pueda establecer discriminación alguna”, art. 4º Organización del trabajo). No debe olvidarse, porque ello obliga a una regulación, que el acoso es un riesgo psicosocial potenciado por las nuevas formas de organización del trabajo, en la medida en que estas propician unas relaciones intersubjetivas cada vez menos solidarias y más deshumanizadas. 8.5.- Un aspecto que no suele señalarse en los convenios de la muestra son las posibilidades de reclamación (ante que organismos) de la víctima, lo que sería importante aún a los meros efectos informativos y/o didácticos. Hay que tener en cuenta que el tema adquiere cierta complejidad por las dispares posibilidades que se ofrecen y los negociadores parecen justificar la “reproducción” en esa finalidad divulgativa o didáctica, según hemos visto anteriormente. Claro está que a la vista del tratamiento puramente disciplinario del acoso en los convenios colectivos debería tenerse en cuenta redactados del tipo de que “las sanciones impuestas por la empresa siempre pueden ser impugnadas por el trabajador ante la Jurisdicción competente conforme al procedimiento establecido...” (Mediación Seguros privados) o las de “sin perjuicio de las posibles acciones legales que pudieran interponerse al respecto” (Telefónica). No obstante, algún convenio prevé el procedimiento informal “con independencia de las acciones legales que puedan interponerse al respecto ante cualesquiera instancias administrativas o judiciales” (Sidero Barna, Sidero Tarragona o Banca, por ejemplo). 8.6.- Fuera de los procedimientos informales previstos en algunos convenios, a la víctima le cabe lo que se ha venido, con connotaciones peyorativas, judicializar el conflicto (para lo que debe tenerse en cuenta el art. 181 LPL, especialmente de aplicación tras la modificación sufrida en base a la Ley 62/2003, antes en mi opinión también, al respecto puede verse la STSJ Madrid de 27-10-03 EDE 215831). En esta vía uno de los problemas que surgen en el acoso, más en el acoso moral, es el relativo a la materia de la prueba; no se trata de acreditar el acoso genéricamente, sino los actos y/o conductas (ver STSJ Madrid de 22-403; de 20-3-03 EDE 105725 o STSJ Cataluña de 4-9-01), los hechos en los que el acoso se traduce y aquí el problema deviene tanto por el dato de que muchas veces el acoso permanece en secreto, como de quien tiene la carga de la prueba. No puede olvidarse que está en juego la vigencia de determinados derechos fundamentales, pero, desde luego, al trabajador le incumbe la prueba de los indicios, tras esta fase correspondería al empresario la carga de la prueba. Al respecto puede resultar interesante la doctrina jurisprudencial y constitucional sobre la materia. No puede obviarse, sin embargo, la distinta dificultad probatoria que 33 encierra la prueba de datos físicos, como un traslado, respecto a la prueba de la violencia psicológica, por ejemplo. Sobre las dificultades probatorias en el acoso de uno u otro tipo la doctrina judicial es copiosa, lo que da una idea de la dimensión real del problema (STSJ de Cataluña de 4-9-01 ponente Agustí Julía, sobre las dificultades probatorias en el acoso sexual; STSJ de Galicia de 12-9-2002 sobre la prueba en el mobbing aspecto al que se refiere también la STSJ Andalucía de 19-12-02 o la de Navarra de 23-12-02 o STSJ Valencia de 17-1-03 o STSJ Extremadura de 26-3-04 EDE 16733, que además se refiere al problema de la carga de la prueba y cita doctrina judicial anterior. 8.7.- En esta judicialización ha de tenerse en cuenta la posibilidad de solicitar determinadas cuantías indemnizatorias por los diferentes daños producidos por el acoso (ya citamos la STSJ País Vasco de 30-4-02 para la que la baja laboral es un daño derivado del trabajo). Debiendo señalarse la exigencia jurisprudencial de probar la producción de daños, así como el quantum de estos (ver la doctrina jurisprudencial al respecto SSTS de 8-5-95; 22-7-96; 20-197; STSJ Galicia de 4-11-03; STSJ Aragón de 30-7-03; STSJ de Murcia de 2-12-02, entre otras). Sobre el concepto de daño moral puede verse la STS 1ª de 30-7-01 EDE 32261 y sobre sus requisitos la STS 4ª de 20-2-82. Sobre la integridad moral y la indemnización de los daños psíquicos o morales puede verse la Sjuzgado Social de SCTenerife nº 94/03. Al respecto uno de los problemas que ha encontrado la doctrina judicial ha sido la falta de norma que fije la cuantía indemnizatoria (STSJ Asturias de 20-6-03 EDE 144316). Debe probarse, además, la relación causa efecto entre el mobbing y la enfermedad sufrida (STSJ Navarra de 23-12-03 y Madrid de 20-3-03) 8.8.- El procedimiento judicial tiene, además, problemas litisconsorciales, pues incomprensiblemente, se niega la posibilidad de demandar al acosador en el pleito principal, o de que este sea condenado. 8.9.- La denuncia ante la Inspección, a la que la negociación colectiva ni siquiera suele señalar, no solo debe llevar a la oportuna sanción administrativas sino que debe preparar el terreno desde el punto de vista probatorio. En esta vía la LISOS resulta imprescindible, aun siendo necesario distinguir acerca de quien sea el acosador, si el empresario o los compañeros del acosado, pues en este caso el empresario tiene la obligación de evitar, reparar y sancionar, en materia de sanción administrativa por acoso puede verse STSJ de Cataluña (CA) de 5-122000 EDE 71302. 8.10.- No es incompatible la vía laboral con la denuncia vía penal del acoso. Aquí el principio de intervención mínima del Derecho Penal no debe restringir, al extremo de anularla, esa compatibilidad, en este caso no cabe duda el papel estelar como acusado del acosador. El acoso supone una vulneración muy grave de los derechos del trabajador, no ofreciendo las normas laborales suficiente reparación tanto desde el plano de la víctima como de la sanción al acosador. Ello con independencia de que la actividad probatoria sea más o menos difícil en el orden jurisdiccional penal. La diferencia entre el delito de acoso sexual y el acoso sexual en el trabajo puede verse en STC 224/1999, de 13 de diciembre o en la STSJ de Cataluña de 11-6-02 ponente Prada Mendoza. 8.11.- Las consecuencias sobre la salud derivadas del acoso han de recibir el tratamiento de accidente de trabajo, así debería regularlo la negociación colectiva, pero no lo hace. Mejor sería su inclusión en la lista de las enfermedades profesionales, pero la equiparación al accidente de trabajo suple tales deficiencias (puede verse SSTSJ Navarra de 30-4-01 AS 1878; 18-5-01 AS 1821 –citadas ambas en la STSJ de Galicia de 24-1-00 AS 60 y 15-6-01; SSTSJ Cataluña de 30-5-01,15-5-2003). No obstante, el trato es más restrictivo de lo que parece (STSJ Castilla La Mancha de 22-3-01 EDE 12786 o STSJ Madrid de 20-3-03 EDE 105725). La doctrina más reciente en las SSTSJ de Cantabria de 30-7-2004 EDE 90756 y mismo Tribunal de 23-7-2004 EDE 86103. 34 8.12.- Una vez que ocurre el acoso debería realizarse no sólo la evaluación de riesgos pertinente, sino que como señala algún convenio debería comprobarse que no se debe a una inadecuada organización del trabajo. Como señala la SJS nº 13 de Madrid de 1-9-04 EDE 152161, una protección eficaz en materia de prevención de riesgos psicosociales conlleva la obligación de averiguar la verdad. 8.13.- Como se señalaba en la exposición de motivos de “proposición de ley sobre el derecho a no sufrir acoso moral en el trabajo” BOC de 23-11-2001 “el acoso moral implica una violación de los derechos fundamentales de la persona en cuanto trabajador, y, por ello, de principios y preceptos relevantes de nuestra Constitución: la dignidad de la persona (artículo 10), la igualdad ante la ley y la no discriminación (art. 14), el derecho a la integridad personal (artículo 15), el derecho al trabajo (artículo 35), el derecho a la salud (artículo 43). En el acoso moral, aunque se exige repetición o conducta mantenida, la negociación colectiva no suele señalar un plazo taxativo (lo que nos parece correcto), como si parece exigir alguna sentencia (lo que nos parece totalmente inadecuado). 8.14.- Confusión sobre la naturaleza del art. 10 CE. Demasiados convenios atribuyen al texto el carácter de derecho fundamental y con ser vital en nuestro ordenamiento no lo es. Tal confusión (seguramente bien intencionada y con fines divulgativos) ha tenido su repercusión (negativa, por supuesto) en alguna sentencia que ha puesto de manifiesto que no se alega violación de ningún derecho fundamental (STSJ Cataluña de 22-4-04 EDE 32911). Puede verse al respecto la STSJ de Canarias (Lpal) de 19-5-04 EDE 61587. Desde luego, ello no perjudica su carácter de inspiradora del entero ordenamiento jurídico (ver STS Valencia de 25-9-2001 tantas veces citada). 8.15.- A la vista de la doctrina judicial acerca de que no todo ejercicio arbitrario del poder de dirección se puede entender como acoso (lo que puede considerarse correcto en líneas estrictas) convendría que la negociación colectiva delimitara el problema más correctamente, de lo contrario esa práctica judicial se extenderá aún más. La doctrina puede resumirse en la expresión “no todo desafuero empresarial es encuadrable en el acoso” que emplea la STSJ Madrid de 20-3-03 EDE 105 725, la doctrina al respecto puede verse en la STSJ de Cantabria –CA- de 2-4-04 y las que en ella se citan “no toda actuación empresarial discutible o arbitraria es mobbing, porque puede formar parte del poder de dirección”. 8.16.- Debe insistirse en la necesaria caracterización del acoso en los convenios colectivos y como sus distintos elementos están calificados, de manera independiente, como falta muy grave. De ahí que resulte conveniente el modular el poder disciplinario, desde luego, graduando correctamente faltas y sanciones. Recordando que entre las causas de despido por incumplimiento grave y culpable del trabajador, at. 54 ET, ya se encuentran: Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa, así como el acoso. Desde luego el acoso es causa de despido (STSJ de Cataluña de 10-5-04 EDE 72780; STSJ Madrid de 27-1-04 EDE 13614). 8.17.- Entre los criterios para la negociación colectiva 2005 de la CSCCOO se encuentra como objetivo prioritario a recoger en las negociaciones colectivas sucesivas “el rechazo contundente del acoso sexual”, señalándose dentro de los instrumentos de intervención y participación sectoriales relativos a Salud laboral la “inclusión de los riesgos psicosociales y del tratamiento expreso del acoso moral y del estrés, a través de la utilización del reciente acuerdo europeo entre la CES y la patronal europea, firmado el 08/10/04, en la misma materia de Salud laboral se considera que “para conseguir la promoción de la salud en el trabajo, por un lado es imprescindible actuar sobre las condiciones de trabajo y su organización...” 8.18.- Entre las medidas incluidas en el denominado Plan para la igualdad de género se encuentra la caracterización del acoso sexual como falta muy grave en el régimen disciplinario de los funcionarios públicos. Con independencia de que ello pueda servir de ejemplo y arrastre al sector privado, cabría preguntarse porqué no se ha incluido también el 35 acoso moral (alguno de los casos más sangrantes han ocurrido en la Administración, ver STSJ Castilla La Mancha –CA- 16-3-02 EDE 26676) 8.19.- Cabría, a la vista de la práctica, plantearse el interrogante acerca de si no cabría introducir dentro del contenido mínimo del convenio colectivo determinadas materias, entre ellas las cláusulas relativas al acoso. 8.20.- La organización sexista del trabajo es un problema general: empresarios (no cabe pensar sólo en las grandes empresas, la gran mayoría de las empresas son minifundios empresariales), también del trabajador y desde luego de aquellos terceros con los cuales el trabajador realiza sus funciones productivas (entiéndase cliente/usuario/público, otras empresas). Asumirla, para desterrarla, quizás ayudaría a comprender porqué los factores psicosociales reciben tan poca atención en la negociación colectiva. 8.21.- El acoso es un problema que afecta (entre otras) a la materia de prevención de riesgos y desde luego la negociación colectiva debería caracterizarlo así de manera clara y tajante. El problema disciplinario es un aspecto que debería ser añadido, no el foco central de la negociación colectiva en esta materia; entre otras cuestiones porque está partiendo de la idea de que el acoso ha ocurrido y parece como si fuera inevitable que ocurriera. 8.22.- Que buena parte de la doctrina judicial esté construida en base a supuestos en que la víctima solicita la extinción indemnizada del contrato de trabajo en base al acoso sufrido (incluso cuando no se aprecia por estimar que carece de entidad y gravedad suficiente –STSJ de Castilla León de 6-10-2003 EDE 215813- implica el fracaso del sistema y que no se está protegiendo suficientemente la conservación del puesto de trabajo (ver STSJ Cataluña de 28-11-01; ) y aquí además se discute la cuantía de la indemnización predominando cierto carácter restrictivo que niega indemnizaciones mayores a las derivadas del 50 ET (STSJ País Vasco 4-2-03 EDE 15326); aunque se vaya abriendo la vía para la indemnización de los daños causados, incluidos los morales ( STSJ de Murcia de 2-12-02, o STSJ Madrid de 21-1003 EDE 215843; Galicia 4-11-03), puede verse la doctrina en STSJ Asturias 9-5-2003 EDE 111256 sobre los daños y perjuicios. 36 CAPÍTULO I. EMPLEO EMPRESARIAL. Y NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN I.I. INTRODUCCIÓN (Ricardo Escudero Rodríguez). Es bien sabido que las nuevas formas de organización empresarial están provocando una serie de consecuencias de enorme alcance desde la perspectiva del empleo. Y ello es así tanto por lo que respecta a su configuración y distribución entre diferentes tipos de empresas y sectores como a la cualidad de las condiciones de trabajo de quienes, de una u otra manera, se ven afectados por las actuales formas organizativas de la producción. Asimismo, es de sobra conocido que la negociación colectiva ha de afrontarse a unos retos que son de una extraordinaria complejidad: de un lado, por la envergadura y la rapidez de los cambios operados en las empresas y en el mercado laboral. Y, de otro, por el hecho de que el marco legal de referencia ha envejecido demasiado deprisa y no ha sabido –o, más bien, no ha querido- adaptarse a una realidad bien distinta de aquella que estuvo en la base de ciertas regulaciones que permanecen ancladas en un pasado que poco tienen que ver ya con el presente. El caso de la subcontratación de obras y servicios -en su vertiente laboral, que no en la de prevención de riesgos- y de los grupos de empresas constituyen ejemplos clamorosos de obsolescencia legislativa. Por ello, la negociación colectiva ha de responder, en un contexto mucho más complejo y adverso para los trabajadores, a unas situaciones que, en demasiados casos, adolecen de un marco legal acorde con las exigencias de los tiempos y que, además, no se muestra en absoluto eficaz desde el punto de vista de la adecuada protección de los derechos de los trabajadores. Pues bien, partiendo de ese escenario –y, en particular, de tales hándicaps-, los trabajos comprendidos en este grupo han querido centrarse en tres temáticas de una gran actualidad e interés: en primer lugar, en el análisis de la regulación convencional de las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares. En segundo término, en la reflexión sobre las cláusulas de subrogación convencional. Y, por último, en la problemática convencional de los grupos de empresa. Tres materias en las que la negociación colectiva es –o, más bien, puede serdeterminante y tiene –o, mejor, debería de tener- un papel especialmente protagonista, pese a que la realidad diste aún mucho de los propósitos. En concreto, los objetivos de los trabajos realizados son los siguientes: en primer lugar, seguir profundizando en la compleja problemática de la descentralización productiva vista desde la perspectiva convencional. Y ello, porque se parte del convencimiento de que tal figura ha perdido ya su carácter excepcional o restringido y ha alcanzado un grado tal de normalización que su estudio es absolutamente indispensable para conocer las relaciones laborales hoy en día. Esto es, ha pasado de ser un fenómeno acotado sectorial o funcionalmente a convertirse en una realidad que impregna las diferentes actividades empresariales. Por ello, nos ha parecido muy oportuno efectuar nuevas aportaciones que corren a cargo de Antonio Álvarez del Cuvillo, quién desde una perspectiva novedosa y global, centra su análisis en las condiciones de trabajo en las empresas que él agrupa bajo el genérico nombre de auxiliares, que son todas aquellas que se encuentran fuertemente condicionadas por vínculos de cualquier tipo con otras empresas. De modo tal que tienen cabida dentro de ellas no sólo las que pueden encuadrarse dentro de las denominadas contratas –que incluyen, 37 lógicamente, las empresas de servicios y multiservicios- sino también las ETT y otras figuras de creciente actualidad, como, por ejemplo, las franquicias. Pues bien, sentada esa premisa, se aborda el contenido de los convenios colectivos que configuran la muestra desde diferentes perspectivas, lo cual es necesario para tener una visión más contrastada de dicha problemática: así, tanto desde la vertiente de las propias empresas auxiliares como desde las imposiciones que las empresas principales pueden efectuar respecto de las condiciones de trabajo de las auxiliares y la eventual influencia indirecta de las relaciones interempresariales. Y, además, se presta atención especial a las posibilidades de la representación de los trabajadores como factor instrumental para contrarrestar los déficits representativos de las empresas auxiliares. En segundo lugar, se analizan las cláusulas de subrogación convencional a la luz de los vaivenes jurisprudenciales conocidos en la materia. De ello se ocupa Wilfredo Sanguineti Raymond, quién efectúa un análisis que toma en consideración la dialéctica entre las regulaciones convencionales y las recientes interpretaciones judiciales. En concreto, la interpretación dada por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas a la Directiva comunitaria sobre la transmisión de empresas ha obligado a nuestro Tribunal Supremo a rectificar, muy a su pesar, una asentada posición que excluía del radio de acción del art. 44 del ET las sucesiones de contratas en las que no había transmisión de elementos patrimoniales. Vacío que, como es bien sabido, había sido suplido, tradicionalmente, por la inclusión en los convenios colectivos de las mencionadas cláusulas subrogatorias. Ahora bien, la nueva línea jurisprudencial obliga a repensar el polémico encaje entre las garantías previstas en el citado precepto legal y el alcance de tales cláusulas y, también, las perspectivas futuras de la negociación colectiva a la luz de la nueva construcción judicial. Por ello, las reflexiones realizadas en este trabajo son de una gran actualidad e interés. Y, en tercer lugar, Remedios Menéndez Calvo aborda la problemática de la negociación colectiva en las estructuras empresariales complejas, en particular en los grupos de empresas. La elección de este tema está relacionada con la necesitad de profundizar en la regulación convencional sobre una materia caracterizada por una manifiesta y deliberada precariedad legal. Y, asimismo, por el fuerte auge de la figura de los referidos grupos en la realidad cotidiana que produce una serie de consecuencias en las condiciones de trabajo de quienes prestan sus servicios en una de las empresas encuadradas en ellos. Por ello, como evidencia el análisis efectuado, la negociación colectiva se encuentra en una posición muy delicada e incierta cuando trata de incidir en un fenómeno en el que la ausencia de pronunciamiento legal es la regla, sólo exceptuada en muy contadas ocasiones. Y, también, cuando dicha negociación ha de enfrentarse a un arquetipo legal basado en una óptica, individual y colectiva, hecha a la medida de las empresas individualmente consideradas y totalmente ajena a los nuevos entramados empresariales nucleados en torno a un grupo. Y, precisamente por ello, es muy oportuno el trabajo efectuado, que, además, lleva a cabo un minucioso y documentado análisis de los aún insuficientes convenios y acuerdos que son de aplicación a los grupos de empresas. Tarea que, para ser más completa y útil, ha requerido acudir a instrumentos no contemplados en la muestra de convenios utilizada comúnmente por los diferentes autores de esta obra colectiva. 38 I.II. LAS CONDICIONES DE TRABAJO EN LAS EMPRESAS AUXILIARES (Antonio Álvarez del Cuvillo). I.II.1. Planteamiento de la cuestión. Resulta innecesario insistir hoy en día en la enorme importancia que tienen los procesos de descentralización productiva para configurar las relaciones y las condiciones de trabajo en las sociedades modernas. A nuestro juicio está ya bastante superada la perspectiva excesivamente simplificadora- que consideraba que las principales, o incluso las únicas razones para la fragmentación de los ciclos productivos eran el abaratamiento de costes laborales y el fraude al Derecho Sindical; ello nos permite centrar nuestro análisis en lo que realmente interesa al Derecho del Trabajo, que no son, salvo en casos patológicos de fraude en sentido estricto, las causas de una determinada opción organizativa de las empresas, sino más bien las consecuencias de este modelo de organización sobre las relaciones laborales. En lo que refiere a estas consecuencias, no vamos a ocuparnos en este trabajo de los problemas de responsabilidad de los empresarios que forman parte de estructuras complejas, sino de otra cuestión que a nuestro juicio es de similar trascendencia, como es la relativa a las condiciones de trabajo en las empresas que desempeñan una función auxiliar (en todo caso, la responsabilidad puede estudiarse también desde esta perspectiva, como veremos). En este sentido, no cabe duda de que la descentralización productiva ha supuesto un empeoramiento generalizado de las condiciones de trabajo de la inmensa mayoría de los empleados que desempeñan sus servicios en empresas que realizan funciones desgajadas del proceso de producción, salvo en aquellas empresas especializadas que desarrollan tareas de elevada cualificación donde el factor trabajo tiene por tanto un alto valor añadido y que se sitúan en una posición ventajosa en las redes interempresariales. En primer lugar, las empresas auxiliares suelen tener una dimensión más reducida, siendo un hecho ampliamente constatado que las condiciones de trabajo son generalmente peores en las pequeñas empresas2, con la excepción antes señalada de las organizaciones de elevada productividad del trabajo y posición de independencia en la red. En segundo lugar, y desde una perspectiva jurídica, la externalización supone frecuentemente la aplicación de normas o condiciones contractuales diferentes, ya sea porque los convenios colectivos aplicables resulten ser normas negociadas expresamente para empresas pequeñas o auxiliares (como el convenio sectorial provincial frente a un convenio de empresa o el convenio de Limpieza frente al de Industrias Químicas), o bien porque existan acuerdos informales o condiciones más beneficiosas en el seno de las empresas más cercanas al núcleo (ESCUDERO RODRÍGUEZ, 2002). Para tener una visión completa de estas consecuencias sociales de la descentralización es necesario recomponer el proceso productivo dividido entre las diferentes empresas que se conectan por mecanismos diversos, más o menos intensos; se constata entonces que existe, como hemos anticipado, una auténtica “división del trabajo” entre las empresas análoga a la que se produce entre los trabajadores, de manera que las diferencias en cuanto a 2 Hay que tener en cuenta, no obstante, el fenómeno de la generalización de grandes empresas multiservicio, en las que el condicionamiento de las relaciones laborales no viene dado por la dependencia, sino porque de un modo u otro “suministran trabajadores” a otras. En otro orden de cosas, las razones para este empeoramiento de las condiciones laborales en las pequeñas empresas pueden ser diversas pero podríamos destacar, de un lado, la mayor individualización de las relaciones laborales y la consiguiente debilidad o inexistencia de estructuras representativas de los trabajadores, de otro lado, la propia situación de debilidad y dependencia de las contingencias del mercado de muchas pequeñas empresas, que precisamente han sido situadas en una posición de inferioridad en la división interempresarial del trabajo, asumiendo la flexibilidad que las empresas más cercanas al núcleo necesitan para su producción. 39 “cualificación” y posición en el proceso productivo determinarán de manera importante las condiciones de trabajo en el seno de cada una de las empresas auxiliares, de forma que los beneficios que los trabajadores disfrutan en unas empresas pueden estar en cierto sentido sostenidos por la precariedad laboral de otras, al haberse externalizado muchas de las necesidades empresariales de flexibilidad y adaptación a las circunstancias cambiantes del mercado (CASTILLO, J.J., 1995); así por ejemplo, en la medida en que una empresa principal pueda imponer un "precio" bajo a los contratistas, ello le permitirá obtener mayores beneficios y quizás proporcionar mejores condiciones de trabajo, mientras que las condiciones de la empresa auxiliar tenderán a la baja . Esta aplicación de diferentes condiciones de trabajo a empleados que forman parte del mismo proceso productivo puede generar la percepción social de que existen “desigualdades injustificadas”, frente a las cuales el artículo 14 de la Constitución se muestra en términos generales incapaz de reaccionar, puesto que la integración en distintas empresas es una circunstancia objetiva que permite el trato diferenciado. En algunos casos este entramado puede incluso amparar situaciones de auténtica “discriminación social”, puesto que, en determinados contextos funcionales y territoriales, las empresas más alejadas del núcleo, en las que frecuentemente es “necesario” imponer unas condiciones de trabajo inaceptables para el trabajador español y varón medio, tienden a atraer a grupos sociales que se encuentran en desventaja en el mercado de trabajo, como mujeres (CASTILLO J.J., y LÓPEZ CALLE, P., 2002), jóvenes y minorías étnicas3; la ausencia de un término de comparación adecuado impide en la mayoría de los casos, una vez más, la aplicación del artículo 14 de la Constitución como mecanismo protector. En cualquier caso, sean perceptibles estas desigualdades o permanezcan “invisibles”, la producción descentralizada puede implicar el establecimiento de unas condiciones de trabajo extremadamente precarias, generando en el peor de los casos exclusión social y falta de cohesión en la sociedad; todo ello supone un reto para las finalidades de protección e integración de la clase trabajadora que tiene el Derecho del Trabajo. No obstante lo anterior, debemos insistir, aunque a estas alturas sea ya un lugar común, en la manifiesta insuficiencia de la legislación vigente para afrontar estas opciones organizativas del empresario, que hace tiempo dejaron de ser “nuevas” si es que alguna vez lo fueron. En lo que refiere estrictamente a las condiciones de trabajo –dejando al margen las cuestiones de la responsabilidad, la representación de los trabajadores y las consecuencias del fraude- esta regulación legal se refiere a supuestos muy específicos, y prácticamente se limita a la previsión de subrogación y determinación del convenio colectivo aplicable en el artículo 44 ET, algunos derechos de los trabajadores en misión contratados por empresas de trabajo temporal, establecidos en la Ley 14/1994 (notablemente la equiparación retributiva prevista en el artículo 11) y las obligaciones empresariales en materia de salud laboral establecidas en los artículos 24 y 28.5 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la normativa derivada. En medio de este significativo silencio de la ley, parece razonable suponer que la negociación colectiva tiene un importante papel a desarrollar para proteger de algún modo a los trabajadores que desempeñan sus servicios en empresas auxiliares, si bien hubiera sido deseable que la norma convencional pudiera haber actuado sobre un marco legal más adecuado a la realidad productiva. Puesto que las empresas cercanas al núcleo del proceso 3 No es difícil identificar actividades en las que existe una marcada especialización por parte de una determinada minoría étnica, o donde casi todos los trabajadores son jóvenes, normalmente en condiciones muy precarias y, en muchos casos en conexión con un proceso productivo más amplio (como podría ser el caso de una franquicia). 40 productivo se benefician de esta división asimétrica del trabajo y las empresas periféricas se encuentran fuertemente condicionadas por las debilidades de su posición en la cadena, en la que el Derecho del Trabajo no puede influir, lo normal es que los intereses empresariales sean claramente contrarios a este tipo de regulación protectora, lo que supone, sin duda, un obstáculo a la negociación; no obstante, en determinadas redes empresariales de vínculos muy intensos, podría resultar conveniente para los intereses empresariales la regulación conjunta de determinadas materias como la seguridad y salud laboral, la circulación de trabajadores o la organización del trabajo (de manera que la regulación de las condiciones de trabajo de las empresas auxiliares no sólo puede contemplarse desde la óptica protectora). En este estudio trataremos de examinar el estado en el que se encuentra la negociación colectiva en lo relativo a estas cuestiones, analizando al mismo tiempo los problemas jurídicos que podrían suponer los intentos de una cierta homogeneización de condiciones de trabajo. En nuestra opinión, existen dos posibles errores de perspectiva que pueden dificultar la intervención del Derecho del Trabajo (incluyendo, por supuesto, a la negociación colectiva) en las cuestiones relacionadas con la descentralización productiva. Uno de ellos podría ser el excesivo énfasis en el “momento de la externalización”, que ciertamente es un punto crítico puesto que puede implicar que determinados trabajadores pierdan su empleo o vean empeoradas sus condiciones de trabajo manteniéndose su contribución al proceso productivo, lo que aumentaría la percepción social de “injusticia”-, pero que puede desviar la atención de una realidad en la que la descentralización es ya un fenómeno estructural y consolidado, y no un proceso de cambio (Balance de la Negociación Colectiva de FITEQA, 2005)4; el otro posible error sería la excesiva atención a la forma que adopte el vínculo entre las empresas, en un contexto en el que las redes empresariales se unen por medio de una enorme diversidad de mecanismos económicos y jurídicos5; en nuestra opinión, el punto de partida debe ser una visión global de la situación, por más que las soluciones jurídicas deban ser concretas y referirse normalmente a fenómenos específicos y determinados con cierta precisión. Estos dos problemas de perspectiva pueden arrastrar al Derecho a una persecución imposible de la realidad social: cuando la norma jurídica ha identificado un problema y establecido las oportunas garantías, la realidad se desliza por otra parte (por ejemplo, de las ETT’s a las contratas, de las contratas a las franquicias, de las contratas a los suministros o del grupo de empresa basado en la propiedad de acciones a las franquicias) y se desploma, como la roca de Sísifo, otra vez sobre el punto de partida. Así pues, para evitar estos problemas debemos partir de una noción amplia de “empresa auxiliar” que abarque todas las posibilidades de colaboración empresarial que en principio tengan relevancia laboral, con independencia de si se ha producido materialmente una externalización de actividades desde la empresa nuclear hacia otras organizaciones, así como de la forma en la que se articule la colaboración entre empresas. Por tanto, consideraremos “empresa auxiliar” a toda organización productiva cuyas relaciones de trabajo se encuentren 4 "En el capítulo del empleo hemos ido tratando hasta ahora el tema de la subcontratación, en la medida que la externalización de actividades planteaba y plantea problemas de empleo en la empresa principal. Cada vez más es sin embargo un problema de condiciones de empleo, de trabajo, de seguridad y de formación en las empresas de contrata y subcontrata en la medida en que constituye una realidad extendida, cubriendo actividades anteriormente externalizadas y otras nuevas"; en el mismo sentido, el balance de 2004. 5 Por ejemplo, TOMÁS CARPI, J.A., TORREJÓN, M., SUCH, J. (1997), hacen una clasificación de redes empresariales en la que distinguen entre grupos empresariales –basados en la propiedad- cerrados o abiertos (en relación a sus transacciones con otras empresas), redes basadas en las relaciones mercantiles (en las que el precio es regulador), y redes basadas en la cooperación estratégica. A su vez, las distintas transacciones se pueden sostener en diversas figuras jurídicas como la compraventa, el suministro, las contratas de obra o servicios, la franquicia, la cesión de trabajadores, etc. 41 fuertemente condicionadas por sus vínculos de cualquier tipo con otra empresa, que llamaremos “empresa principal”, o con un conjunto organizado de empresas o “estructura principal”; este condicionamiento puede producirse de dos maneras diferentes: a) La empresa auxiliar tiene una relación de “dependencia”6 con la empresa o estructura principal; ello sucede cuando toda su actividad productiva, o al menos la mayor parte de ésta, en una proporción que habría de determinarse en las normas específicas, está condicionada por la empresa o red de empresas referidas; esto incluye tanto los supuestos en los que la empresa principal opera como “cliente único” (contratista, comprador de suministros), como aquellos en los que la empresa auxiliar pone en conexión a la red empresarial con los consumidores (es el caso de las franquicias típicas). Llamaremos en estos casos a la empresa auxiliar “empresa dependiente”. b) La empresa auxiliar emplea a trabajadores que prestan efectivamente sus servicios integrados de alguna manera (geográfica o funcionalmente) en la organización productiva de la empresa o estructura principal; de manera que, aunque la mayor parte de su actividad no se encuentre condicionada por su relación con esta empresa o estructura, el vínculo contractual con esos concretos trabajadores sí se ve afectado por estas conexiones. Llamaremos en este caso a la empresa auxiliar “empresa suministradora de trabajadores” (refiriéndonos a una realidad social, con independencia de si jurídicamente puede considerarse que existe o no una cesión). Evidentemente, no pretendemos con ello establecer un concepto preciso que haya de aplicarse directamente a todos los casos previstos por la norma; más bien se trata de una noción instrumental, con la finalidad de delimitar el campo de estudio y permitir un análisis crítico del estado de la negociación colectiva en la muestra estudiada, de manera que atenderemos a la regulación convencional cuando afecte de alguna manera a las empresas que hemos calificado como "auxiliares". Ha de advertirse que las limitaciones o restricciones que presenten los supuestos regulados en los convenios colectivos no necesariamente tienen su causa en una perspectiva inadecuada de análisis de la realidad, sino que también pueden producirse como consecuencia del complicado equilibrio de intereses regulado en la norma pactada, o bien simplemente en la necesidad acuciante de regular un supuesto concreto que presente especial interés en el ámbito de aplicación del convenio. I.II.2. Análisis de la muestra. El análisis de los Convenios Colectivos incluidos en la muestra revela a nuestro juicio que la negociación colectiva todavía no concede al fenómeno de la descentralización productiva un protagonismo equiparable a su incidencia en la organización de la producción y en las relaciones laborales, tanto en términos cuantitativos -número de convenios que contienen cláusulas relevantes- como cualitativos -importancia o significación de estas cláusulas, así como carácter innovador de éstas7. Asimismo, en el conjunto de las previsiones 6 No utilizamos aquí el término “dependencia” en sentido laboral; de hecho algunas de estas empresas auxiliares podrían ser trabajadores autónomos sin que por ello existiera fraude. Por otra parte, se ha criticado con agudeza el uso de este criterio de subordinación para interpretar el artículo 42 ET, (FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mª F., 2004), por razones que entendemos no son relevantes al uso de este criterio, junto con el enumerado en segundo lugar, para identificar el problema que se está planteando al Derecho del Trabajo, sin pretender que en la regulación de las contratas y subcontratas se encuentre la solución a este problema. 7 En los criterios de CCOO para la negociación colectiva de 2004 se establece que "[...] el tratamiento de todas las formas de externalización [...] deben (sic) pasar a ser una de las prioridades de la acción del sindicato y para la negociación colectiva. Subcontratación no tiene que ser igual a precariedad". En lo que refiere a la novedad de 42 convencionales probablemente destaque la perspectiva que contempla con cierta "sospecha" a la descentralización en sí misma considerada -normalmente desde una óptica de "empleo" en el seno de las empresas principales- imponiendo prohibiciones o restricciones a determinadas técnicas descentralizadoras8, muy especialmente al uso de Empresas de Trabajo Temporal9. No cabe duda de que esta aproximación puede estar plenamente justificada en contextos concretos para resolver determinados problemas; sin embargo desde un punto de vista general y global consideramos que ésta no es la perspectiva más adecuada para afrontar los problemas planteados por la descentralización, dado que una eventual restricción absoluta del trabajo auxiliar resultaría excesiva y que las restricciones impuestas a formas concretas de descentralización (por ejemplo las ETTs) pierden su eficacia cuando la empresa principal puede obtener resultados similares con otro revestimiento jurídico (por ejemplo las empresas de servicios). Así pues, las cláusulas convencionales relevantes desde la perspectiva de análisis que hemos adoptado son relativamente poco numerosas y en términos generales no presentan grandes novedades en el período objeto de estudio. Por ello, la finalidad de este trabajo no es tanto describir y explicar una tendencia general de la negociación colectiva como destacar las cláusulas relacionadas de algún modo con las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares para promover esta aproximación, analizar con algún detalle la legalidad y eficacia jurídica de algunas de estas cláusulas (lo que no había sido posible en las anteriores ediciones del Observatorio por razones de espacio) y, en todo caso, señalar las posibilidades -al menos teóricas- que han quedado de momento inexploradas. Nuestra perspectiva de análisis será eminentemente jurídica, de manera que nos centraremos especialmente en la capacidad de las cláusulas para desplegar efectos en un plano jurídico; somos conscientes no obstante de que determinados acuerdos pueden ser irrelevantes o poco relevantes desde un punto de vista jurídico pero resultar relativamente eficaces en la las cláusulas, sirva de ejemplo, el citado balance de la Negociación Colectiva en 2005 de FITEQA-CCOO para sus sectores se afirma que "No ha habido novedades importantes este año en esta cuestión". 8 En este sentido, el art. 60 CC Mataderos aves y conejos impone una reducción progresiva de la utilización de cooperativas de trabajo asociado; el art. 11 b) CC Ferralla prohíbe el encadenamiento de contratas en lo que refiere a la "propia actividad", bajo responsabilidad de la principal; el art. 28 CC Cemex España prohíbe la subcontratación de las actividades que "pertenecen al ciclo productivo de las plantes cementeras y moliendas" y del control de calidad del proceso; el art. 19 CC Alstom Transporte prohíbe la subcontratación a las tareas de la propia actividad, con algunas excepciones; el artículo 17 CC Saint Gobain Cristalería enumera las actividades suceptibles de externalización -en algunos casos con la intervención del Comité de Empresa-, señalando además que la descentralización no podrá implicar que ningún trabajador quede excedente; el art. 19 del CC de País Vasco Ikastolas prohibe la subcontratación de activides docentes regladas; el art. 34.1 CC Robert Bosch (Madrid) insiste en que los trabajadores de la obra o servicio contratados deben estar en el ámbito de organización del contratista y les impide ejercer funciones de mando sobre el personal de plantilla. 9 Arts. 25.4 del CC de Industria Textil, 24 del CC de Elaboradores productos cocinados a domicilio, 17 del CC de Industria Química, 13 del CC de Flores y Plantas, 28 del CC de Aragón Establecimientos sanitarios privados, 47 del CC de Castellón Siderometalurgia, 10 del CC de Pontevedra Industria metal, 14 del CC de Toledo Comercio alimentación, 18 del CC de País Vasco Ikastolas, 11 del CC de Decathlon, 52. 1, 2 y 4 del CC de Malaga Hostelería, 14 del CC de Mapfre, 15 del CC de Transportes Urbanos de Zaragoza, 57 in fine del CC de Valeo Térmico (Zaragoza), Disposición Adicional Segunda del CC de Valeo Sistemas eléctricos (Madrid), art. 55 bis del CC de Valeo Iluminación (Martos-Jaén), art. 28.4 d) del CC de Agencia EFE, art. 19.8 del CC de El País, art. 44 del CC de Filtros Mann, 13.5 del CC de La Seda de Barcelona (diversas formas de restricción); art 66 del CC de Vidrio y cerámica (remisión a acuerdo de empresa para la regulación); Arts 49 del CC de Valencia Industria metal y 52 del CC de Valencia Comercio metal (prohibición con remisión al acuerdo con los representantes de los trabajadores o la Comisión Paritaria en caso de que se dieran circunstancias que aconsejaran su utilización). En la edición anterior de este Observatorio se estudiaron este tipo de cláusulas (DE LA FLOR FERNÁNDEZ, MªL., 2004). 43 protección de los trabajadores debido a sus efectos simbólicos o "pedagógicos", no obstante lo cual no nos centraremos especialmente en su valoración (omitiremos, por ejemplo, algunas cláusulas que se limitan a señalar que debe cumplirse la legislación vigente, aunque hemos incluido otras por considerarlas significativas). En todo caso los efectos jurídicos podrán consistir en el reconocimiento de un derecho sustantivo o bien en la introducción de garantías instrumentales para el ejercicio de los derechos reconocidos por otras normas. Para estudiar las distintas cláusulas hemos optado sin embargo por clasificarlas en función de la forma que adopta la regulación o el origen de ésta: la regulación desde las empresas auxiliares, la potenciación de la representación, la imposición directa de condiciones a las auxiliares, la influencia indirecta, la asunción de responsabilidades por parte de la empresa principal y por último unas breves referencias a los derechos relacionados con la propia interconexión; debe advertirse, no obstante, que las fronteras entre estas formas de regulación no son muy rígidas, de manera que en ocasiones será difícil encuadrar una cláusula convencional dada. I.II.2.1. La perspectiva de las empresas auxiliares. La protección de las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares que no se encuentran en una posición ventajosa en las redes empresariales puede emprenderse, en primer lugar, en el marco de Convenios Colectivos concebidos precisamente para aplicarse en empresas que prestan un trabajo auxiliar; en realidad, toda la regulación de estos convenios podría remitirse en cierta medida a esta finalidad, si bien nuestro propósito es ocuparnos exclusivamente de aquellos preceptos que se relacionan específicamente con el carácter auxiliar de las empresas. Las más significativas de estas cláusulas son seguramente las de subrogación del nuevo contratista o concesionario en los contratos de trabajo de su predecesor, que se analizan con carácter monográfico en otra parte de esta obra. Estas cláusulas de subrogación, en principio dirigidas a fomentar la estabilidad en el empleo, se contraponen de algún modo con los preceptos que admiten expresamente la utilización del contrato para obra o servicio determinado coincidentes con contratas o concesiones administrativas10 -contradicción que no impide que a veces ambos tipos de cláusulas convivan en el mismo convenio-; en todo caso, este segundo tipo de cláusulas no es muy significativo en tanto en cuanto el Tribunal Supremo interpreta de la misma manera la regulación legal de esta modalidad contractual, con independencia de que exista o no especificación convencional11. Otras cláusulas de estos convenios concebidos especialmente para las empresas auxiliares podrían suponer algún tipo de compromiso de estas empresas por garantizar condiciones de trabajo equiparables a las de los trabajadores de la empresa principal o en los casos de mayor extensión de la equiparación, la adhesión al convenio aplicable a la principal por vía del art. 92.1 del Estatuto de los Trabajadores, lo que no hemos detectado en la muestra salvo la posibilidad prevista en el artículo 2 del CC de Industria textil12; en este sentido de equiparación de condiciones opera el CC de ETT en sus artículos 32 y 34 -relativos a la retribución de los trabajadores en misión (que sin embargo no suponen ninguna novedad 10 Por ejemplo, art. 13 CC Residencias privadas personas mayores, art. 47 del CC de Valencia Industria del metal, art. 14 del CC de Asturias Limpieza edificios y locales, art. 9 del CC de Asturias Hostelería. 11 Ténganse en cuenta, no obstante, los problemas que puede plantear que la regulación convencional suponga una ampliación de las previsiones legales, en la anterior edición de este Observatorio (SANGUINETTI RAYMOND, W., 2004). 12 Está cláusula se redacta sin embargo desde la perspectiva de las empresas principales, expresando que el convenio será de aplicación a las empresas creadas por empresas textiles para el desarrollo de su logística, cuando se acuerde la adhesión. No obstante, nada impide en principio la adhesión aunque no se cumplan los requisitos previstos en este convenio, ni, al contrario, la aplicación directa del convenio textil si la empresa creada para la logística entra por sí sola en su ámbito. 44 respecto a la regulación legal)-, 33 y 35 (jornada y horario) y 36 y 38 (descansos y vacaciones). En este caso la norma no sólo aspira a la igualdad de tratamiento de los trabajadores auxiliares respecto a los integrantes de la plantilla de la empresa principal entre trabajadores que prestan servicios para distintas empresas, sino que también existen razones organizativas para esta asimilación, dado que en muchos casos resultaría poco funcional establecer un régimen de jornada, horario y descansos al margen de la realidad de las eventuales empresas principales o de la equivalencia entre tiempo de trabajo y salario (OLARTE ENCABO, 2002; MOLINA NAVARRETE, C., 2002). En este mismo sentido de equiparación con las condiciones de la principal como compromiso de la empresa auxiliar, el artículo 29 del CC de Asturias Limpieza de edificios y locales impone a las concesionarias de las contratas para la limpieza de los centros sanitarios dependientes de la Seguridad Social el abono de la diferencia entre el salario regulado en convenio y las retribuciones establecidas para el personal de plantilla de dichos centros. Es poco probable que este tipo de cláusulas de equiparación se generalice si no vienen impuestas por necesidades organizativas o por la regulación legal, como en el caso de las ETTs, y ello porque precisamente las empresas auxiliares cuyos trabajadores necesitan especial protección se encuentran normalmente en una posición de cierta subordinación respecto de las principales, o en todo caso se especializan en tareas que están relativamente poco valoradas en las redes empresariales. En todo caso, la negociación colectiva de eficacia erga omnes supone de por sí un cierto reforzamiento de la posición de las empresas que desempeñan tareas auxiliares con escaso valor de mercado en la medida en que establece unos costes laborales relativamente uniformes, impidiendo, por tanto la competencia "a la baja" entre ellas; no parece que este mecanismo haya funcionado a la perfección, seguramente por el incumplimiento de facto de algunas empresas de las condiciones pactadas, lo que probablemente ha motivado algunas cláusulas en convenios de Limpieza de Edificios y locales13 destinadas a imponer la repercusión de la subida salarial en el precio de los servicios llevados a cabo por las empresas, incluso calificando como "competencia desleal a efectos legales" la conducta de la empresa que vulnerara esta obligación. A nuestro juicio, este tipo de cláusulas carecen de eficacia jurídica -o en todo caso podrían aplicarse, si procede, a las empresas afiliadas a las organizaciones firmantes aplicando el Derecho común-, puesto que el especial poder representativo del que gozan las organizaciones empresariales sólo se aplica a cuestiones directa o indirectamente laborales (en aplicación del artículo 37.1 de la Constitución) y no a materias puramente económicas -la referencia del artículo 85.1 ET hay que entenderla hecha a las materias económicas que tienen al menos indirectamente incidencia sobre las relaciones laborales. Así pues, si el empresario incumple las condiciones laborales pactadas en el convenio para poder ofrecer un precio más bajo estará vulnerándolo con independencia de que exista o no una cláusula que obligue a la repercusión de los aumentos salariales; en todo caso, existirá competencia desleal cuando se produzca alguna de las situaciones previstas por la Ley de Competencia Desleal -como la infracción de la buena fe contractual (art. 5), la vulneración de leyes (art. 15, que entendemos aplicable a convenios colectivos) o la venta a pérdida en determinadas circunstancia (art. 17)-; pero si el empresario es capaz de ofrecer un precio más bajo sin vulnerar esta ley ni afectar a los derechos de los trabajadores, su conducta no será antijurídica -y mucho menos un acto de competencia desleal- por más que así lo declare el convenio colectivo. Es preciso asimismo tener en cuenta que en ningún caso el convenio colectivo aplicable a las empresas auxiliares podrá imponer obligaciones a las principales si éstas no se encuentran en 13 Art. 39 del CC de Cádiz Limpieza edificios y locales, Art. 33 del CC de Sevilla Limpieza edificios y locales, Cláusula Adicional segunda del CC de Zaragoza Limpieza edificios y locales. 45 su ámbito de aplicación, en virtud de lo que se ha dado en llamar “la bilateralidad propia del convenio colectivo” (CRUZ VILLALÓN, J., 1997), que significa que, aunque los convenios de eficacia general tengan el carácter de normas no pueden en principio producir efectos sobre personas que no se encuentren representadas por ninguna de las partes. I.II.2.2. La representación de los trabajadores como un factor instrumental. Las condiciones de trabajo de los trabajadores de las empresas auxiliares no sólo dependen de su regulación sustantiva en el Convenio Colectivo correspondiente, sino que además están fuertemente condicionadas por factores de carácter instrumental como la constitución de órganos unitarios o sindicales de representación de los trabajadores y la información que se proporciona a estos representantes. Las empresas auxiliares tienen tendencia a sufrir un cierto déficit representativo, y ello por diversas razones: en primer lugar, cuando estas empresas son de pequeña dimensión, existen menos posibilidades de que se configuren entidades representativas y, aún en caso de que se conformen, es posible que se produzca algún tipo de desviación del funcionamiento típico de la institución; en segundo lugar, cuando estas empresas son lo que hemos llamado "suministradoras de trabajadores", la propia inserción del trabajador en un ámbito empresarial distinto puede generar distorsiones en la representación ejercida desde la realidad de la empresa auxiliar; en tercer lugar, las normas legales refieren la representación al centro de trabajo, o en su caso la empresa, sin que se planteen -con la limitada excepción de los grupos de dimensión comunitaria- estructuras representativas "de red" que pudieran adaptarse a la nueva realidad productiva unificando, integrando y canalizando los intereses de trabajadores que prestan servicios en distintas empresas (cuando sucede que sin este esfuerzo de integración, los intereses de los trabajadores del "núcleo" podrían distinguirse de los de los empleados en la "periferia", como se ha señalado anteriormente). Este déficit de representación afecta, de un lado, al cumplimiento efectivo de las condiciones de trabajo establecidas (lógicamente no basta con regular determinadas condiciones para los trabajadores de las empresas auxiliares si aquéllas no se cumplen); de otro lado, a la posibilidad de que la negociación de ámbito inferior al sectorial integre adecuadamente los intereses de todos los trabajadores en el conjunto de las redes de relevancia laboral. Para solventar estos problemas pueden plantearse distintas posibilidades. • Una de ellas sería la constitución de estructuras representativas a nivel de red, lo que implicaría dificultades técnicas y prácticas pero parece teóricamente posible; en todo caso el fenómeno más parecido que hemos localizado en la muestra objeto de estudio es el de los "Comités de grupo de empresas" constituidos en convenios de grupo14; no obstante, parece poco probable que estos comités abarquen en la actualidad a todas las empresas cuyas relaciones laborales estén condicionadas de un modo u otro -de la manera señalada anteriormente- por una empresa o estructura principal, limitándose a la porción de la red formalmente adscrita al "grupo" (que podría coincidir precisamente con la estructura principal). • Una segunda posibilidad sería la constitución de estructuras representativas en un ámbito geográfico y funcional determinado que velaran por el cumplimiento de la normativa en 14 Además de los comités de grupo cabe imaginar otro tipo de estructuras en los grupos de empresa; por ejemplo, los comités de Seguridad y Salud cuyas competencias se extienden a todos los trabajadores del grupo que desempeñan sus funciones en un mismo edificio [art. 20.4 f) del CC de Repsol YPF]. 46 las unidades que carecen de representación15; no nos detenemos en aportar detalles acerca de esta solución puesto que no está directamente relacionada con la posición auxiliar de las empresas, sino más bien con su dimensión y con la presencia o no de órganos de representación. • Una tercera posibilidad sería la constitución de estructuras representativas que integraran los intereses de los trabajadores de distintas empresas auxiliares que se encontraran condicionadas por la misma empresa o estructura principal, estableciéndose en su caso algún tipo de comunicación con los órganos de representación de ésta; esta posibilidad se ha concretado en la muestra en el Comité de Seguridad y Salud Intercontratas previsto en el art. 66.5.2 del CC de Industria química para los centros de trabajo de más de 200 trabajadores si la naturaleza de los trabajos realizados es "especialmente compleja o peligrosa" (concepto jurídico indeterminado) y el volumen de trabajo auxiliar excede el 30% en un período superior a 3 meses; en nuestra opinión, esta medida podría superar la bilateralidad propia del Convenio Colectivo y afectar por tanto a las empresas auxiliares ajenas al sector de Químicas en la medida en que el titular del centro de trabajo o en su defecto, el empresario principal estuviera vinculado por el convenio, dado que el art. 12 del RD 171/2004 otorga a estos sujetos la iniciativa para el establecimiento de los medios de coordinación de actividades empresariales (siendo la cláusula convencional una concreción posible de estas exigencias de coordinación). • Una cuarta posibilidad sería el establecimiento de canales de comunicación entre los organismos representativos de las distintas empresas implicadas, aún sin constituir formalmente un nuevo órgano (aunque si estos canales incluyen reuniones conjuntas existen pocas diferencias significativas respecto al supuesto mencionado anteriormente); este sentido parece tener la cláusula denominada "Comité de Seguridad y Salud Intercontratas" prevista en el Acuerdo anexo al CC de Tarragona Siderometalúrgica sobre mantenimiento y montaje, que al contrario que el Convenio de la Industria Química no parece prever un órgano con identidad propia a pesar del título. No obstante, como hemos visto, si el mantenimiento se realiza para una empresa o estructura principal perteneciente al sector de Químicas, ésta deberá proponer la constitución del comité si se cumplen los requisitos previstos en aquel convenio. • Una quinta posibilidad sería la extensión de la fuerza representativa de los órganos de la empresa principal para que pudieran en determinadas circunstancias defender formalmente los intereses de los trabajadores de las empresas auxiliares. Este tipo de cláusulas tienen especial importancia en el supuesto de empresas "suministradoras de trabajadores", y de hecho, como es sabido, el artículo 17.1 de la Ley de Empresas de Trabajo Temporal concede a los trabajadores puestos a disposición el derecho a presentar reclamaciones relativas a las condiciones de ejecución de su actividad laboral a través de los representantes de los trabajadores de la empresa usuaria16; en este sentido, algunos de los convenios de la muestra reiteran expresamente esta capacidad representativa, 15 Vid. Anexo 4 al CC de Pontevedra de Construcción, que prevé un órgano paritario específico de apoyo a la prevención de riesgos laborales concebido en particular para las pequeñas empresas que carecen de representación y el art. 60 del CC de Aragón de Establecimientos sanitarios privados, que instituye un Comité de Seguridad y Salud Laboral de ámbito autonómico con las competencias de los delegados de prevención concebido especialmente para las PYMES del sector; el art. 32 del CC de Metal Alicante incluye el nombramiento de supervisores de prevención de carácter provincial para atender las necesidades de las empresas de menos de 6 trabajadores. 16 Previsión que repite el artículo 14.2 in fine del CC de ETT, aunque este convenio vincula únicamente a las ETTs. 47 expresándose en términos más amplios o al menos más contundentes que los previstos en la ley17. En la medida en que estas previsiones supusieran una ampliación de los términos legales podrían oponerse en principio a la "bilateralidad propia del Convenio Colectivo", puesto que los trabajadores en misión no se encuentran representados formalmente por los negociadores de estos convenios; ahora bien, puesto que no se impone una carga sino que se amplía un derecho, habría que entender que en este caso se trata de una "estipulación en favor de terceros", lo que exigiría únicamente el consentimiento tácito del trabajador para ser representado por los órganos de la empresa principal frente a ella. Esta suerte de "transpiración" de la capacidad representativa podría extenderse también mediante la negociación colectiva a otros supuestos de "suministro de trabajadores" producidos al margen de las ETTs (como sucede con empresas de servicios u otras contratas), o incluso a otros supuestos de empresas dependientes -donde parece menos importante pero no del todo innecesario, particularmente en el caso de pequeñas unidades dependientes que carezcan de todo mecanismo representativo. Esta extensión de la capacidad de representación se produce en el artículo 26.1 del CC de Industria textil, que reconoce a los representantes de los trabajadores de la empresa principal la tutela de los derechos de los trabajadores en misión, pero también de los empleados en una "subcontrata" que opera en un centro de trabajo de aquélla; esta cláusula en concreto ya se comentó en la anterior edición de este Observatorio (MENÉNDEZ CALVO, 2004), señalándose que resulta conveniente y en cierto modo ejemplar pero también que su falta de precisión supone dificultades interpretativas. En nuestra opinión, la extensión de la representación sólo se aplica a las relaciones entre los trabajadores de la contrata y la empresa principal y no a las relaciones entre éstos y la empresa auxiliar, donde regirá su propio sistema de representación, y ello por simetría con el régimen relativo a las ETT's, al que parece asimilarse. No obstante, el convenio podría haber establecido para afrontar la ausencia o las deficiencias de representación en la empresa auxiliar que la tutela se extendiera a este último tipo de relaciones, siempre que las empresas afectadas se encuadraran en su ámbito de aplicación -por ejemplo, no afectaría a empresas multiservicio, de vigilancia o de limpieza, salvo en su caso la posibilidad de ampliar el ámbito funcional que señalamos más adelante-; ello hubiera exigido a nuestro juicio un pronunciamiento explícito, sin que pueda deducirse de los escuetos términos de la cláusula. En todo caso y aún aplicándose el precepto sólo a las relaciones con la empresa principal, si la empresa auxiliar no perteneciera al sector textil nos encontraríamos una vez más ante una estipulación en favor de terceros, de manera que sería necesario el consentimiento -al menos tácito- del trabajador de la contrata para ser representado frente a la principal por los órganos unitarios de ésta. En la muestra hemos localizado un convenio de empresa en el que también se produce una extensión del ámbito de representación, en este caso, parcial; así, la letra l) del artículo 32.2.4 del CC de ThyssenKrupp Elevadores (Madrid y Valencia) establece entre las competencias del comité de salud y seguridad: "vigilar y hacer cumplir las normas y medidas de seguridad propias de la Empresa, como las reglamentadas, a todas las subcontratas que trabajen con esta Empresa". En este supuesto, como las funciones del 17 Art. 49.6 del CC de Empresas organizadoras de Bingo "Los representantes de los trabajadores de la empresa organizadora del juego de bingo tendrán atribuida la representación de los trabajadores de la empresa de trabajo temporal en misión"; en nuestra opinión, aunque el alcance del precepto es más amplio que el de la regulación legal no admite todas las posibilidades (por ejemplo no implica que los representantes de la empresa organizadora del Bingo puedan defender a los trabajadores en misión frente a la ETT, lo que en abstracto no parece imposible pero queda fuera del ámbito de intervención del convenio). En el mismo sentido, el art. 26.1 del CC de Industria Textil que comentamos posteriormente; en cambio, el art. 17 del CC de Industria Química y el 14 del CC de Toledo de comercio de alimentación definen esta tutela en los mismos términos de la ley. 48 comité en este punto no son estrictamente representativas, sino de vigilancia, consideramos que no es necesario el consentimiento expreso o tácito de los trabajadores auxiliares. Ahora bien, lógicamente las empresas auxiliares no pueden verse directamente vinculadas por el convenio, de manera que, aunque los representantes podrían ejercer presiones informales sobre las auxiliares, deberán remitir sus exigencias jurídicas a la principal; por esta razón nos parece muy oportuno que en este caso la ampliación de las competencias de los representantes venga acompañada de una extensión de la responsabilidad en esta materia de la principal (art. 31 in fine), que veremos más adelante (2.5). Aborda la cuestión desde otra perspectiva el artículo 60 del CC de EADS-CASA, que instituye una comisión paritaria de "Programas, Nuevas Tecnologías y Subcontratación", la cual entre otras tareas deberá prestar "especial atención a una homogénea evolución de las cargas de trabajo y desarrollo tecnológico de las diferentes empresas segregadas de la antigua CASA". En este caso los representantes de la empresa principal no actúan directamente en nombre de los trabajadores auxiliares, aunque la influencia que ejercen sobre las decisiones de la principal puede afectarlos de modo indirecto. I.II.2.3. La imposición directa de condiciones de trabajo a las empresas auxiliares desde la perspectiva de la empresa principal. La previsión de aplicación directa de las condiciones establecidas en el convenio puede articularse de distintas maneras: a) Partiendo de la base de que el convenio resulte de aplicación tanto a la empresa principal como a la auxiliar podrían regularse determinadas previsiones que establecieran una cierta homogeneidad entre los trabajadores de una y otra empresa; por ejemplo, garantizando la aplicación a los trabajadores de las empresas auxiliares (o concretamente a los que prestan servicios en el centro de trabajo de la principal) de determinados acuerdos más favorables o condiciones más beneficiosas vigentes en la empresa principal. Parece bastante difícil la concreción práctica de esta estrategia, por más que desde un punto de vista jurídico ofrezca pocos problemas, de hecho, no hemos localizado en la muestra cláusulas de este tipo. Otra posibilidad sería la búsqueda de una homogeneidad real mediante mecanismos de garantía específicos cuando los derechos son reconocidos por igual para ambos tipos de empresa pero no se encuentran suficientemente garantizados en las auxiliares. b) Tratando de incluir a las empresas auxiliares en la regulación, garantizando precisamente que el convenio aplicable a la principal se aplique también a éstas, o bien imponiendo directamente a las auxiliares determinadas condiciones previstas en el convenio de la principal. Esta última estrategia plantea a primera vista mayores problemas jurídicos debido a la bilateralidad propia del convenio colectivo. A tal efecto, es necesario diferenciar según sea el ámbito de aplicación del convenio: - En los convenios o acuerdos estrictamente “de empresa”, la técnica resulta de aplicación imposible por ausencia de legitimación18. 18 En el art. 20.4 a), c) y e) del CC de Repsol YPF parecen imponerse obligaciones directas en materia de Seguridad y Salud a los contratistas, pero en el contexto del artículo parece que la empresa está asumiendo la 49 - En los convenios o acuerdos cuyo ámbito de aplicación coincide con el grupo (o en su caso red) empresarial, la bilateralidad no plantea problemas porque todas las partes están representadas. Ahora bien, como hemos señalado anteriormente cabe suponer que el "grupo" no abarque a la totalidad de la red en términos de relevancia laboral; en ningún caso el convenio podrá imponer cargas a empresas que no se encuentren representadas -por ejemplo, las suministradoras de trabajadores. En este sentido, la eficacia jurídica de la cláusula del artículo 38.3 del CC de Talleres de Escoriaza, relativa a la subcontratación de obras y servicios, parece bastante limitada: "Se faculta a la Comisión Paritaria de Convenio establecida en la Disposición Adicional Cuarta del mismo para el seguimiento y análisis de la evolución de esta actividad con el objeto de evitar situaciones de cesión ilegal de trabajadores o menoscabo de sus condiciones laborales, pudiendo adoptar, en su caso, las medidas que considere convenientes, en la línea de las adoptadas para los trabajadores de las ETT, en aquellas empresas cuyos trabajadores no estén afectados por los ámbitos personal y funcional de algún convenio colectivo de carácter sectorial". Estas medidas parecen referirse de manera un tanto ambigua a la equiparación con los trabajadores de la estructura principal, de manera que implica seguramente competencias negociadoras de la Comisión Paritaria, y no meramente de administración del Convenio, pero en cualquier caso no pueden imponer directamente cargas a las empresas suministradoras de trabajadores, que no se encuentran representadas debidamente en dicha comisión (la exigencia de falta de cobertura elimina posibles problemas de concurrencia, pero no de legitimación); seguramente podrían, sin embargo, imponer medidas indirectas como las que se tratarán más adelante. - En los convenios sectoriales la cuestión resulta más complicada, puesto que la empresa auxiliar podría englobarse en otro “sector” (o no ser claramente asimilable a sector alguno), al margen de situaciones fraudulentas en las que la integración de la empresa auxiliar en la estructura principal fuera de tal calibre que habría que entenderla comprendida en el sector de ésta. Si el sector no es el mismo, se producirán importantes problemas de legitimación (MENÉNDEZ CALVO, R., 2004) y concurrencia. No obstante, es posible que en algunos casos pudieran sortearse los obstáculos referidos a la falta de legitimación en convenios sectoriales, si bien la técnica parece complicada y requiere la ausencia de concurrencia o una previa articulación de la negociación. Debe advertirse a este respecto que los sectores productivos no son realidades inmutables, sino que, por el contrario, la determinación del ámbito funcional del convenio corresponde a la libertad de las partes negociadoras, de modo que al menos teóricamente no es imposible su redefinición por más que exista una cierta inercia hacia la petrificación de las unidades de negociación; por otra parte no es necesario que todas las empresas a las que se haya de aplicar el convenio de eficacia general estén directamente representadas, sino que basta con que se cumplan las reglas de legitimación plena previstas en el artículo 88.1 ET (con independencia de las dificultades o imposibilidades prácticas para la acreditación de la representatividad por parte empresarial que son independientes de la definición de los sectores). En buena parte de los convenios sectoriales de la muestra se pretende ampliar al máximo su ámbito funcional, haciendo referencia genérica a las actividades auxiliares, conexas o complementarias, abarcando expresamente diversas fases del ciclo productivo o actividades obligación de imponer las condiciones señaladas mediante sus relaciones -contractuales y fácticas- con las empresas auxiliares. 50 coincidentes, o combinando ambas técnicas19. La finalidad principal de esta relativa amplitud de los ámbitos funcionales parece ser evitar la falta de cobertura20 y de hecho, en algunos casos simplemente se continúa con el ámbito previsto en las antiguas Ordenanzas Laborales (por ejemplo, Industria Azucarera, Estaciones de Servicio o la inclusión de comercio al por mayor y al detalle en el mismo convenio); aún así, resulta innegable el potencial de este tipo de cláusulas para equiparar las condiciones del trabajo auxiliar respecto al realizado en las empresas principales21, de hecho, en los criterios de CCOO para la negociación colectiva en 2004 y en 2005 se refiere entre las medidas propuestas para afrontar la descentralización la siguiente: "Evitar la configuración de convenios colectivos sectoriales horizontales, es decir, convenios sectoriales cuyo ámbito funcional está referido al tipo de empresa y no a la actividad productiva, pero comprendiendo a su vez a múltiples actividades". En principio este tipo de ampliaciones del ámbito funcional no plantean especiales problemas de legitimación pero sí de concurrencia si existe otro convenio colectivo aplicable, de manera que se muestran más útiles para evitar la falta de cobertura en las empresas auxiliares que para equiparar las condiciones de trabajo entre unos y otros trabajadores (lo que por otra parte no necesariamente y en todo caso resultaría deseable, dependiendo de factores diversos). Estos problemas de concurrencia habrían de analizarse estudiando caso por caso la estructura de la negociación colectiva, lo que exigiría un análisis específico; en todo caso, cuando se pretenda aplicar un convenio sectorial a empresas auxiliares que tienen una actividad diversa (ETTs, empresas multiservicios), o que desarrollan una actividad uniforme en sectores diferentes (limpieza, seguridad), hay que tener en cuenta que el principio de unidad de empresa no excluye completamente que a una misma organización productiva se apliquen convenios diversos -de manera que no es imposible teóricamente aunque presenta algunas dificultades que una empresa auxiliar que trabaje en varios sectores aplique en cada caso el convenio del sector correspondiente. En cualquier caso, carece en estos momentos de eficacia jurídica la cláusula prevista en el segundo inciso del art. 2 del CC de Madrid de Comercio del mueble, que pretende aplicarse a los trabajadores que presten sus servicios a través de ETTs, colisionando por tanto con el CC de ETT (si bien, como hemos visto, éste tiende a remitirse a las condiciones aplicables a la empresa usuaria). De manera más clara, resultan completamente ineficaces desde una perspectiva estrictamente jurídica las obligaciones previstas para las empresas de trabajo temporal en el art. 17.3 del CC de Girona Comercio General: presentación de los contratos de puesta a disposición ante la Comisión Paritaria y, más en relación con las condiciones de trabajo aunque seguramente pensado para desincentivar el recurso a las ETTs, el 19 Por ejemplo art. 2 del CC de Turrones y mazapanes, art. 2 del CC de Estaciones de servicio, Art. 1 del CC de Comunidad Valenciana de Estaciones de servicio, art. 1 del CC de Pastas alimenticias, arts. 1, 2 y 3 del CC de Recuperación residuos y desperdicios, del CC de Industria textil (art 2 anexo I, art 1 anexo II, art 1 anexo III, art.2 anexo IV, art. 2 anexo V, art. 1 anexo VI, art 1 anexo IX), del art. 1 CC de Alimentos compuestos de animales, art. 2 a) del CC de Industria azucarera, convenios de comercio que incluyen el comercio al por mayor y al detalle y cláusula tipo del sector del metal, reproduciendo el artículo 2 del acuerdo nacional sobre estructura de la negociación colectiva del sector (recogida, por ejemplo en el ámbito de la muestra en los convenios de Tarragona, Baleares, Zaragoza, Sevilla, Alicante, La Rioja, Castellón, Barcelona, Cádiz, León, Cantabria, Pontevedra, Valencia y Toledo; no incluida en los convenios de Asturias, que tiene otro acuerdo para empresas auxiliares, Ciudad Real y Córdoba). 20 Así el art. 1 del CC de Empresas de ingeniería y oficinas de estudios técnicos abarca "[...] la inspección, supervisión y control técnicos y de calidad en la ejecución de tales proyectos y estudios, en empresas que no aplicasen anteriormente otro convenio colectivo de distinta actividad". 21 Se aprecia la virtualidad práctica de este tipo de cláusulas -en concreto la aplicación de la generalizada en el sector del metal a empresas multiservicios- en las SSTSJ (Social) Canarias de 21-5-2002 (Ar. AS 2003/1169 y de 19-12-2004 (Ar. AS 2004/432). 51 complemento salarial extraordinario o "plus de eventualidad" que establece para los trabajadores en misión, salvo que pudieran entenderse como obligaciones de la empresa principal de influir indirectamente en la auxiliar. Más complicado resulta valorar el segundo inciso del artículo 3.1 del CC de Málaga Hostelería -ya comentado brevemente en la anterior edición del Observatorio (MENÉNDEZ CALVO, R., 2004): "A las actividades desarrolladas por camareras de pisos, personal de restaurante, cocina y recepción, cualquiera que sea la empresa para la que presten sus servicios, les serán de aplicación las condiciones previstas en el Convenio Colectivo". Ciertamente, si la actividad principal de estas empresas coincide con las enumeradas en esta cláusula (camareras de pisos, restaurante, cocina, recepción, o cualquier combinación entre ellas), o bien con cualquier otra actividad o conjunto de actividades encuadrada en el ámbito funcional del convenio, será este último de aplicación, salvo que exista otro que concurra válidamente (lo que no sucede en este caso)22; en cambio, si la empresa auxiliar tiene actividad múltiple, la cuestión es más compleja y debe resolverse en función de las circunstancias concurrentes. c) Una tercera estrategia es el "recordatorio" expreso de que el convenio resulta de aplicación a las empresas auxiliares, aunque esto ya se deduce de su ámbito de aplicación. Evidentemente, este tipo de previsiones no tienen eficacia jurídica (salvo quizás en algunos casos como aclaración), pero no siempre resultan inútiles por el carácter "pedagógico" de los convenios colectivos -aunque pueden resultar contraproducentes si producen más confusión. En este sentido opera la disposición adicional segunda del CC de Elaboradores productos cocinados a domicilio, relativa a la aplicación del Convenio en las franquicias (a la postre, la única referencia a las franquicias que hemos localizado en la muestra), que se limita a indicar que las franquicias velarán por el cumplimiento escrupuloso e íntegro del convenio -a lo que evidentemente ya estaban obligadas- y que en casos de sucesión empresarial deberán respetar los derechos adquiridos por los trabajadores; asimismo, el artículo 1 del CC de Perfumería y afines incluye en su ámbito funcional a las filiales de las empresas incluidas en el convenio cuya actividad coincida con la señalada anteriormente para definir el ámbito funcional (lo que resulta redundante, ya que si su actividad principal era la perfumería ya estaban incluidas previamente); de manera similar, el art. I.I párrafo del CC de Industria química incluye expresamente en su ámbito funcional a las subcontratistas de empresas químicas que tuvieran como actividad principal la industria química. I.II.2.4. La influencia indirecta a través de las relaciones interempresariales. Los problemas de legitimación y concurrencia que puede producir en algunos casos la imposición directa de condiciones de trabajo a las empresas auxiliares pueden conducir a la utilización de formas indirectas de alcanzar resultados similares (aunque ambas estrategias no son del todo excluyentes sino que pueden combinarse en diversas proporciones). En estos casos, el convenio obliga a la empresa principal a exigir la garantía de determinadas condiciones de trabajo –que pueden coincidir o no con las previstas en el convenio con carácter general- en su contratación con empresas auxiliares. De este modo, la empresa auxiliar no queda obligada directamente por el convenio, sino a través de sus relaciones con la empresa principal. 22 Pueden consultarse los convenios colectivos en vigor en Andalucía (estatales, interprovinciales o de ámbito inferior en la página del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales: http://juntadeandalucia.es/empleo/carl/textosConvenios/presentacion.asp 52 El principal inconveniente de esta técnica consiste en la incertidumbre que se produce acerca de los instrumentos jurídicos existentes para imponer su cumplimiento. En caso de que la empresa principal cumpliera con su obligación de imponer determinadas "cláusulas sociales" en su contratación, pero la empresa auxiliar incumpliera estas cláusulas, en nuestra opinión no sería necesario presionar de manera indirecta sobre la principal para que exigiera el cumplimiento de lo pactado (lo que puede mostrarse poco eficaz), sino que los propios trabajadores de la empresa auxiliar podrán hacer valer directamente frente a ésta los derechos establecidos en el contrato privado, siendo de aplicación la doctrina civil de la “utilizabilidad” (FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mª F., 2004; MORALES ORTEGA, J.M., 2004); la "utilizabilidad" significa que los terceros que presenten un interés legítimo pueden oponer a las partes el contrato que éstas han celebrado. Por el contrario, ante un eventual incumplimiento de la empresa principal de su obligación de pactar estas cláusulas no parece que existan vías para esta reclamación directa, de manera que la única posibilidad sería que los firmantes del convenio, o los propios trabajadores de la empresa auxiliar (en lo que refiere a la responsabilidad civil, aplicando una vez más la "utilizabilidad" pero ahora en relación con un pacto colectivo) exigieran responsabilidad a la empresa principal. En los convenios de la muestra se ha hecho uso de esta posibilidad, aunque todavía de manera muy discreta. Así pues, algunos convenios establecen la exigencia de que los contratos de puesta a disposición se refieran expresamente a la equiparación retributiva de los trabajadores en misión23, lo que, si bien no supone ninguna novedad respecto a los derechos reconocidos legalmente, podría servir de refuerzo para su aplicación (sin que se produzcan los problemas de eficacia señalados anteriormente ya que estos derechos se pueden exigir directamente); en todo caso, la mayoría de estos convenios relativos a ETTs se extienden a condiciones de trabajo distintas de la retribución, o incluso distintas de las que están equiparadas a las de la empresa usuaria en virtud del CC ETT24. El art. 105 del CC de Tejas y ladrillos no sólo se aplica a los contratos de puesta a disposición, sino también a las "subcontratas relacionadas con la actividad principal de las empresas contratistas" [entendemos que se refiere a contratas y subcontratas y que la palabra "contratistas" quiere decir "comitentes"], sin que se haga distinción sobre si el objeto de la contrata se desarrolla o no en el centro de trabajo de la principal; en todo caso, salvo que concurriera válidamente otro convenio colectivo con condiciones inferiores, esta cláusula es más bien otro "refuerzo aplicativo" para garantizar el cumplimiento efectivo de los derechos ya reconocidos a los trabajadores -dado que si la actividad principal es coincidente se aplicará el mismo convenio sectorial. Regula con cierta ambigüedad un supuesto de influencia indirecta el último párrafo del art. 34.5 EADS-CASA: la empresa tendrá presente el cumplimiento estricto de la legalidad vigente cuando realice las "subcontrataciones propiamente dichas" (es decir, aquellas que no se consideren suministros) y vigilará el cumplimiento de lo pactado, de manera que "podrá llegar incluso llegar a la rescisión del contrato" si las auxiliares incumplen sus obligaciones laborales. En este caso tampoco se establecen derechos adicionales, sino que se trata de garantizar el cumplimiento de las normas vigentes por medio de las relaciones interempresariales -de manera que no se plantea el problema de la "utilizabilidad"-; lo cierto es que, en cualquier caso, los términos no parecen muy precisos para exigir jurídicamente responsabilidades a la principal si no incluyera cláusulas de cumplimiento de la legislación 23 Art. 14 CC Industria química, así como los señalados en la nota siguiente. El artículo 19 CC Salamanca de Construcción se refiere a los mismos derechos "laborales y retributivos"; el artículo 14 CC Marroquinería se refiere a las mismas "retribuciones y condiciones"; el art. 52.3 CC Málaga de Hostelería se refiere a "todos los derechos económicos y sociales establecidos en el presente Convenio"; el art. 105 del CC de Tejas y ladrillos se refiere a los mismos derechos "laborales y retributivos". 24 53 laboral en sus contrataciones o si no rescindiera el contrato con las auxiliares porque éstas hubieran vulnerado la normativa laboral. En materia de Seguridad y Salud, el artículo 2.8. del Capítulo IX del CC de Cepsa, titulado "empresas suministradoras de bienes y/o servicios" establece la inclusión en los contratos de "arrendamientos o servicios" de la obligación de conocer y cumplir la normativa interna de Cepsa en esta materia, además de la general y la específica de su actividad y el ofrecimiento de colaboración de la empresa principal. Asimismo, el artículo 20.4 del CC de Repsol YPF parece imponer en algunos casos obligaciones directas a los contratistas (formación e información en materia de prevención, planificación de la prevención, presentación de documentos) pero en su contexto implica, a nuestro juicio, que la empresa principal está obligada a imponer a las auxiliares estas obligaciones. I.II.2.5. La responsabilidad específica de la empresa principal. Otra estrategia posible para garantizar determinadas condiciones de trabajo a los empleados de la auxiliar supone que la empresa principal se comprometa a garantizar a éstos beneficios adicionales a los que su propia empresa les proporciona (por ejemplo, abonarles la diferencia entre el salario que cobran y el que establece el convenio aplicable a la empresa principal). La ventaja que supone esta técnica es que permite soslayar los problemas de debilidad de muchas pequeñas empresas que se muestran incapaces de proporcionar las condiciones vigentes para la empresa principal; esta solución parece razonable en muchos casos, dado que, tanto la debilidad de la empresa auxiliar como la fortaleza de la principal se basan en gran medida en su posición en el proceso productivo (siendo así que la principal se beneficia indirectamente de la “utilidad patrimonial” del trabajo desempeñado en el seno de la auxiliar). Aún en el caso de que la empresa auxiliar no se encontrara incluida en el ámbito de aplicación del convenio, este tipo de medidas constituirían “estipulaciones a favor de terceros”, bastando con la mera aceptación tácita del trabajador para generar derechos y obligaciones. En caso de incumplimiento, sería aplicable una vez más la doctrina de la “utilizabilidad” (aplicada a pactos colectivos) de manera que el trabajador podría exigir responsabilidades directamente a la empresa principal aunque no haya sido representado en el convenio. En la muestra de convenios estudiada se han detectado muy pocas cláusulas asimilables a esta estrategia, y éstas han sido en general poco significativas; ello podría deberse a que los convenios sectoriales abarcan un número demasiado amplio de supuestos como para atender a las relaciones específicas de poder en el seno de las diversas redes, y, por otra parte, los convenios de empresa o grupo -que aparentemente son los más apropiados para tener en cuenta los vínculos entre empresa o estructura principal y auxiliares- presentan problemas para integrar los intereses de trabajadores y empresas que no se encuentran representados por las partes. En todo caso, la mayoría de las alusiones a las obligaciones de la empresa principal respecto de los trabajadores auxiliares se refieren a la materia de Prevención de Riesgos Laborales, limitándose normalmente a enunciar los deberes de coordinación de actividades, vigilancia o información que ya están previstos en la normativa legal o reglamentaria, si bien en algún caso se prevé algún tipo de concreción o desarrollo de estas obligaciones25; el art. 55 del CC 25 Cláusula 10 del CC de Telefónica de España donde además de concretarse en parte las obligaciones de la empresa principal, se impone una obligación de carácter instrumental: la exigencia de incluir en los contratos con empresas colaboradoras externas la exigencia de determinada documentación; asimismo, el art. 41 del CC de Asturias Industria Metal obliga expresamente a la empresa a no permitir la prestación de servicios de los 54 de Yeso y escayola, por su parte, supone una verdadera extensión de la responsabilidad, dado que amplía la obligación legal de vigilancia en las contratas de propia actividad prevista en el artículo 24.3 LPRL, que no sólo se extiende a las actividades que se desarrollen en sus propios centros de trabajo, sino también a las que se realicen en otros centros, pero utilizando equipos, productos, materias primas o útiles proporcionados por la empresa principal. El ya comentado artículo 20.4 del CC de Repsol YPF no sólo prevé la obligación de la principal de imponer determinadas condiciones a las auxiliares, sino también algunas obligaciones adicionales de aquélla. En el artículo 25.5 del CC de Industria textil se amplían las responsabilidades legales en caso de contrata de la propia actividad: en caso de que la contrata se realice en su centro de trabajo, la responsabilidad solidaria se extiende no sólo a salarios, sino también a condiciones de trabajo y de salud y seguridad; si no se desarrolla en su centro de trabajo, la empresa principal tiene obligación de vigilancia en lo que refiere a las previsiones del convenio relativas a contratación. Una vez más, estas previsiones no establecen en realidad un mayor elenco de derechos para los trabajadores de las empresas auxiliares (dado que el convenio aplicable es en principio el mismo al ceñirse el precepto a las contratas de "propia actividad") sino que más bien tienen un carácter instrumental en la garantía de los derechos. Especialmente interesante nos parece la ya mencionada cláusula prevista en el art. 31 in fine del CC ThyssenKrupp Elevadores (Madrid y Valencia), que establece que la empresa "[...] será responsable y garantizará la salud y seguridad de los trabajadores/as de las contratas, bien por sus medios o exigiendo a las empresas que le trabajan, unos medios de seguridad y protección para dichos trabajadores equiparables a los suyos"; en primer lugar se regula expresamente la equiparación en condiciones relativas a la prevención de riesgos; en segundo lugar, se da la opción a la empresa entre asumir directamente las obligaciones o utilizar las relaciones interempresariales (para la problemática de la influencia indirecta, ver epígrafe 2.4); en tercer lugar, la cláusula viene acompañada de una extensión de las competencias de vigilancia del Comité de Seguridad y Salud, como hemos visto. El mayor problema que plantea el precepto es la indefinición del término "contrata": si bien parece claro que se aplicará la extensión de responsabilidad con independencia de si la obra o servicio corresponde a la "propia actividad", es discutible que se aplique a posibles contratas que no se desarrollaran en el centro de trabajo de la empresa principal -parece que una extensión de responsabilidad tal exigiría mayores precisiones. De menor amplitud es la extensión de responsabilidad respecto de lo previsto en el artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores en el art. 9 del CC de Pontevedra de Industria del metal, ampliándose aquélla a la indemnización de muerte o Invalidez Permanente absoluta derivada de accidente de trabajo o enfermedad profesional. I.II.2.6. Derechos relacionados con las interconexiones entre las empresas. A pesar de que, como hemos dicho, predomina seguramente una percepción "de sospecha" de la descentralización misma, algunas cláusulas de los convenios colectivos analizados en la muestra, manifiestan una cierta "normalización" en la percepción de la realidad de las interconexiones empresariales, preocupándose por reconocer derechos a los trabajadores relacionados directamente con estos vínculos. trabajadores en misión si no existe constancia documental del cumplimiento de las obligaciones legales en materia de Prevención de Riesgos. 55 Estos derechos pueden afectar especialmente (pero no exclusivamente) a los trabajadores de las empresas auxiliares, como el artículo 29 del CC de Empresas organizadoras del Bingo, que permite integrarse en planes de formación de empresa a trabajadores procedentes de entidades distintas de la solicitante, justificando la necesidad de formación conjunta y acreditando los vínculos mercantiles. En todo caso, la mayoría de estas cláusulas tratan de proteger intereses concretos de los trabajadores en supuestos de circulación. Así, por ejemplo, en el sector de Limpieza de edificios y locales, el CC de Cádiz (art. 26) y el de Zaragoza (art. 17) se tiene en cuenta expresamente la generalización del cambio de empresario motivado por las subrogaciones previstas en el convenio; en el primer caso, a efectos de obtención proporcional del premio de asistencia, en el segundo, para prever la ordenación de las vacaciones en una y otra empresa para que sean coincidentes. El artículo 29 del CC de Allianz computa a efectos de antigüedad en la empresa el período que se ha trabajado en ella a través de una ETT. Por otra parte, el artículo 3 del anexo I del CC de Granada de Valladolid regula los traslados de los trabajadores de las "colectividades" (empresas que atienden necesidades de otras organizaciones), supuesto en el que no hay cambio de empresario, pero la naturaleza de los vínculos empresariales puede suponer mayores necesidades de cambio de centro de trabajo. Esta defensa de intereses de los trabajadores en caso de circulación se prevé también en algunos convenios de grupo o de empresas que forman parte de un grupo -lo que en algunos casos podría afectar a empresas desde nuestro punto de vista "auxiliares"26 I.II.3. Algunas conclusiones globales. Como ya hemos señalado, en nuestra opinión, la importancia actual del fenómeno de la descentralización colectiva no se refleja suficientemente en la negociación colectiva, al menos en el ámbito de la muestra, tanto en lo que refiere al número de cláusulas relevantes como a su profundidad, intensidad o carácter innovador; en este sentido, resulta especialmente llamativa la escasez o ausencia de cláusulas significativas para nuestro estudio en los convenios aplicables a entidades de naturaleza pública. En el marco de las cláusulas relevantes, sigue predominando relativamente una perspectiva "de empleo en la empresa principal" en una materia donde cada vez es más importante la atención a las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares. En muchas ocasiones cuando se atiende a estas condiciones no se pretende tanto establecer derechos adicionales para los trabajadores auxiliares buscando una cierta equiparación con los de la empresa principal como garantizar que se cumplen las condiciones mínimas previstas en el ordenamiento ya vigente, y aún así a veces esta garantía no consiste en mecanismos propiamente jurídicos, sino en refuerzos simbólicos. De los documentos sindicales consultados podemos deducir que este déficit de la negociación colectiva no se debe ni a la relativa novedad de esta perspectiva ni a la falta de interés sindical en ella; en nuestra opinión, el problema reside más bien en otros factores más difíciles de abordar como la insuficiencia del marco legal o las dificultades de todo tipo para integrar, 26 Así, los artículos 10.4 del CC de Siderúrgica del Mediterráneo, 20.4 del CC de Aceralia y 18.4 de Aceralia (Etxebarri), regulando una suspensión consensuada para el cambio de empresa dentro del grupo y sus efectos; tienen en cuenta los supuestos de movilidad los artículos 46.2 del CC de Repsol Butano, 10.1 Repsol Comercial, 22 Repsol Química 10.4, 11.2 y anexos I y II del CC de Repsol YPF; el art. 8 a) del Grupo Unión Radio considera "recursos internos" a efectos de ingreso el traslado pactado del personal del grupo; art. 16 Bis del CC Banco Bilbao-Bizkaia Kutxa; disposición adicional tercera del CC de CEADS-CASA -admitiendo explícitamente la cesión temporal entre empresas del grupo-; el art. 3 del CC de Zardoya Otis (...) intenta garantizar al menos una retribución igual a la establecida en el convenio para los empleados de otras compañías extranjeras del grupo que trabajen temporalmente en territorio español. 56 organizar y canalizar los intereses de los trabajadores y, lo que es todavía más importante, de las empresas, que se encuentran en posiciones diferentes en los procesos productivos; estos problemas deben tenerse en cuenta a la hora de valorar en sus justos términos la relevancia de las cláusulas localizadas. A pesar de estas dificultades consideramos que sigue siendo necesario buscar cauces para regular mediante la negociación colectiva las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares. La materia de prevención de riesgos laborales nos parece por diversas razones especialmente propicia para producir en el futuro nuevos avances significativos - de hecho, una parte importante de las cláusulas relevantes observadas se refieren a este tema-; ello podría suponer consecuencias muy beneficiosas para la prevención, pero además, al mismo tiempo, podría consolidar en algunos casos pautas de regulación o mecanismos de representación que quizás pudieran extenderse progresivamente a otras condiciones de trabajo. Hemos observado asimismo en la muestra algunos problemas conceptuales; en algunos casos las restricciones o las garantías impuestas a una forma concreta de articular la descentralización podrían devenir inútiles por existir equivalentes funcionales para el empresario; otras veces, la imprecisión de los términos genera dificultades aplicativas –por ejemplo, no se sabe si el término “contrata” sin mayores precisiones pretende referirse únicamente a la contrata que implica un cierto “suministro de trabajadores”, si se extiende a las “empresas dependientes” aunque no suministren trabajadores, o si se refiere a cualquier tipo de contratación de obras o servicios. Por otra parte, se sigue utilizando en la negociación colectiva la noción de contrata “de propia actividad”, que en nuestra opinión es un concepto obsoleto –a pesar de que sigue siendo el criterio de aplicación del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores-, que apunta en la dirección equivocada. Entendemos que podría aliviar en alguna medida estos problemas conceptuales la noción de “empresa auxiliar” que hemos utilizado en este artículo, la cual, si bien es probablemente demasiado amplia para trasladarse automáticamente a la regulación, permite centrar los problemas que deben ser objeto de regulación de un modo que consideramos satisfactorio. Para un estudio más profundo de la regulación convencional de las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares sería preciso analizar la estructura de la negociación colectiva desde esta perspectiva, al menos en determinados sectores, con objeto de precisar en qué medida o de qué manera la propia estructura de la negociación integra (o excluye) al trabajo auxiliar, si la eventual exclusión implica o no un empeoramiento de las condiciones de trabajo y por último cuáles son las dificultades que la estructura de la negociación impone a la regulación de cláusulas inclusivas (por ejemplo, la concurrencia de convenios). I.III. LAS CLÁUSULAS DE SUBROGACIÓN CONVENCIONAL FRENTE A LOS VAIVENES JURISPRUDENCIALES (Wilfredo Sanguineti Raymond). I.III.1. El inevitable desenlace de un largo desencuentro jurisprudencial: la inclusión de las cláusulas de subrogación convencional en el ámbito del artículo 44 ET. En numerosos sectores productivos en los que el desarrollo de las actividades empresariales descansa principalmente sobre la mano de obra y la sucesión de contratistas es frecuente, ha venido constituyendo un típico contenido convencional la inclusión de cláusulas en virtud de las cuales se impone a los empresarios que sucedan a otros en el desarrollo de las mismas labores la obligación de absorber al personal de estos últimos. Ésta es una tendencia que 57 afectó inicialmente a sólo a ciertas actividades tradicionalmente encuadradas dentro del sector servicios, como la limpieza de edificios y locales, la hostelería o la vigilancia privada, pero que se ha ido extendiendo progresivamente a otras muchas, ya sean éstas vinculadas con la entrega de paquetería a domicilio, las residencias privadas para personas mayores, las empresas organizadoras del juego de bingo o incluso la construcción o la siderometalurgia 27. En todos estos casos, la negociación colectiva se ha venido ocupando de garantizar la estabilidad en el empleo de los trabajadores dedicados a esta clase de tareas, protegiéndolos de las vicisitudes que en la continuidad de sus contratos de trabajo pudieran introducir los cambios de titularidad en el desarrollo de las actividades productivas, mediante la previsión de supuestos específicos de subrogación convencional. Estos supuestos se han caracterizado, sin embargo, por su falta de homogeneidad. Partiendo en todos los casos de la necesidad de impedir las extinciones contractuales, los distintos convenios colectivos han optado por elaborar regulaciones ad hoc del supuesto de hecho, adaptadas a las particularidades de cada actividad productiva, las cuales no sólo no coinciden entre sí, sino que se encuentran en muchos de sus aspectos en clara divergencia con la ordenación general de la sucesión de empresa prevista por el artículo 44 ET 28. Esta posibilidad de regulación autónoma del contenido y los alcances de la subrogación por parte de los convenios colectivos se ha visto tradicionalmente avalada por la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que ha declarado desde antiguo que el artículo 44 ET resulta aplicable a los supuestos en que la sucesión en el desarrollo de las actividades productivas se encuentra acompañada de la transmisión al nuevo empresario “de los elementos patrimoniales que configuren la infraestructura y organización empresarial básica para la explotación”, pero no a aquellos otros, como son los contemplados por los convenios antes aludidos, en los que lo que se produce es “una mera sucesión temporal de actividad sin entrega del mínimo soporte patrimonial necesario para (su) realización” 29. La subrogación se produce en estos casos, en consecuencia, exclusivamente en virtud de la fuerza de obligar de los convenios colectivos, siempre que se acaten los requisitos y condiciones de carácter particular previstos por estos. Y produce, además, los efectos por ellos establecidos, que no tienen porqué ser idénticos a los enunciados por el artículo 44 ET 30. Mientras ésta era la situación en España, la jurisprudencia el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha evolucionado en una dirección bien distinta a la hora de interpretar la Directiva 77/187/CEE 31, de cuya transposición al ordenamiento español es expresión el artículo 44 ET. En efecto, aún partiendo de observar, en consonancia con lo afirmado por el 27 En general sobre el fenómeno, vid. MENÉNDEZ CALVO, R., “Descentralización productiva y subcontratación”, en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coordinador), La negociación colectiva en España: una visión cualitativa, Tirant lo blanch, Valencia, 2004, págs. 268-279. 28 Una sistematización de esta “abundante y matizada tipología convencional” puede verse en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., ESTÉVEZ GONZÁLEZ, C. , y MENÉNDEZ CALVO, R., “El tratamiento convencional del trabajo en régimen de contratas y subcontratas”, en AA.VV., Estudios sobre negociación y convenios colectivos. Homenaje al Profesor Alberto Guanche Marrero, Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2003, págs. 239251. 29 Por todas, STS de 20 de enero de 2002 (Ar. 4271). 30 Vid. por ejemplo, STS de 6 de junio de 2001 (Ar. 5490), a la que hace alusión DE LA PUEBLA, A., La empresa como objeto de transmisión en la nueva economía. Aspectos laborales, Aranzadi, Pamplona, 2005, pág. 169, nota 380, en la cual se indica que “la subrogación convencional impone el atenimiento a las cláusulas del convenio o acuerdo que la establece y si tales cláusulas ordenan el mantenimiento de las condiciones contractuales anteriores, así ha de hacerse”. 31 Hoy Directiva 2001/23/CE, del Consejo, de 12 de mayo de 2001, sobre aproximación de las legislaciones de los Estados miembros relativas al mantenimiento de los derechos de los trabajadores en caso de traspasos de empresas, de centros de actividad o de partes de empresas o de centros de actividad. 58 Tribunal Supremo, que “la mera circunstancia de que el servicio prestado por el antiguo y el nuevo adjudicatario de una contrata sea similar no es suficiente para afirmar la transmisión de una entidad económica” a los efectos previstos por la Directiva, el superior órgano judicial comunitario no tendría inconveniente en señalar a continuación que “en la medida en que, en determinados sectores en los que la actividad descansa fundamentalmente en la mano de obra, un conjunto de trabajadores que ejerce de forma duradera una actividad común puede constituir una entidad económica, ha de admitirse que dicha entidad puede mantener su identidad aun después de su transmisión cuando el nuevo empresario no se limita a continuar con la actividad de que se trata, sino que además se hace cargo de una parte esencial, en términos de número y de competencias, del personal que su antecesor destinaba específicamente a dicha tarea” 32. La continuidad en el uso de la plantilla se convierte, así, a juicio del órgano judicial comunitario, en criterio determinante para la aplicación de la Directiva tratándose de sectores como los indicados. Dicha sucesión puede tener lugar, por lo demás, no solamente cuando se produce de facto o por acuerdo entre los empresarios implicados, sino también si “el nuevo empresario se hace cargo, en virtud de un convenio colectivo de trabajo, de una parte del personal del subcontratista”, siempre que se trate de “una parte esencial”, nuevamente “en términos de número y competencia”, del que “el subcontratista destinaba a la ejecución del subcontrato” 33. La asunción del personal del anterior contratista llevada a cabo en cumplimiento del mandato contenido en un convenio colectivo constituye, de tal forma, un supuesto de subrogación empresarial incluido dentro del ámbito de la Directiva y sujeto, en consecuencia, al sistema de garantías por ella previsto. La falta de sintonía entre el criterio del Tribunal Supremo y el del Tribunal de Justicia comunitario es evidente, tanto en lo que se refiere a la consideración de la continuidad de plantillas como criterio determinante de la configuración de un supuesto de sucesión de empresa, como en lo relativo al reconocimiento de la aptitud de las previsiones convencionales sobre la materia para desencadenar ese efecto. Aún así –y a despecho del carácter vinculante que para el primero tiene de la doctrina emanada del segundo de acuerdo con lo previsto por el artículo 236 del Tratado de la Comunidad Europea– la necesaria adecuación al criterio del máximo intérprete del Derecho Comunitario no se ha producido entre nosotros sino en fechas muy recientes. Esta apenas disimulada resistencia se explica por las dudas que suscita el criterio sustentado por el Tribunal comunitario, tanto desde el punto de vista técnico como desde la perspectiva de su presunta finalidad protectora. En principio, daría la impresión de que éste es un criterio más amplio y tutelar, además de más adaptado a la realidad, que del Tribunal Supremo. Sin embargo, se trata en realidad de un construcción que no sólo deja abiertos importantes flancos a la crítica, sino que termina por tener efectos contraproducentes sobre los intereses del colectivo al que se supone intenta proteger. Aunque posiblemente no sea del todo exacto afirmar, como se ha hecho, de que se trata de un planteamiento “circular” 34, a través del cual “se confunde el efecto con la causa” de la transmisión 35, toda vez que lo que se exige en estos casos no es la continuidad del conjunto del personal que venía trabajando para el anterior empresario, 32 STJCE de 11 de marzo 1997. Asunto Süzen. STJCE de 24 de enero de 2002. Asunto Temco. 34 RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, M. L., “El concepto de transmisión de empresas en la jurisprudencia española”, RL, 2000, T. II, pág. 529. 35 CAMPS RUIZ, L. M., Puntos críticos del cambio de titularidad de la empresa, Tirant lo blanch, Valencia, 1997, pág. 28. 33 59 sino solamente de una parte relevante, de la cual cabe deducir la continuidad de los contratos de todos, lo cierto es que a través de él se deja en manos de quienes deberían ser los obligados a cumplir la norma la decisión sobre el despliegue o no de sus efectos. Esto es así en la medida en que la existencia de una transmisión solamente se produce cuando el nuevo empresario asume, por el motivo que fuere, al grueso de los efectos de quien lo precedió. Pero no cuando prescinde de ellos. Esto significa, como salta a la vista, que el elemento que finalmente define si hay o no subrogación empresarial” esta constituido por la “decisión del nuevo empresario de hacerse cargo de los trabajadores del anterior” 36. Y también que “la sucesión se evita simplemente no contratando a esos trabajadores 37. O, por hacer alusión al supuesto que viene siendo objeto de atención preferente, aquí, no incluyendo en el convenio colectivo cláusula alguna que establezca una obligación de ese tipo. La inevitable adecuación al criterio comunitario llegará recién, más de un lustro después de acuñado éste, con la Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de Octubre de 2004 38, a través de la cual el máximo órgano judicial español, reunido al efecto en Sala Plena, optó finalmente por reconocer, también en relación con esta conflictiva cuestión, que “la doctrina establecida por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas es vinculante para esta Sala, que ha de acatarla” aunque el criterio sustentado por dicho Tribunal sea capaz de suscitar “ciertas reservas”. Unas reservas que no se priva, por lo demás, de expresar a continuación, citando lo expresado en algún pronunciamiento anterior 39, al indicar que “difícilmente puede ser la asunción de la plantilla un criterio válido para determinar la existencia de una transmisión de empresa”. En primer lugar porque, siendo el efecto de la transmisión la asunción de la plantilla de la empresa cedente por la cesionaria, no cabe “transformar ese efecto en la causa determinante de la transmisión”. Pero, además, porque “si se sostiene que en estos casos hay sucesión con aplicación del régimen jurídico derivado de la misma” la consecuencia más probable “no será una mejora de la protección de los trabajadores, sino un efecto de desincentivación de estas contrataciones y el establecimiento convencional de estas garantías, que acabarán privando de las oportunidades de empleo a los trabajadores que supuestamente se quiere proteger” 40. El acatamiento del criterio del Tribunal comunitario tiene, como consecuencia inmediata, la inclusión dentro del ámbito del artículo 44 ET de todos aquellos supuestos de sucesión en el desarrollo de una misma actividad productiva en los que, aún no existiendo una transferencia de activos del empresario saliente al entrante, éste último asume a la totalidad o la mayor parte del personal del que lo precedió. Ello incluye, naturalmente, los casos en que dicha asunción tiene lugar por así imponerlo el convenio colectivo aplicable a la actividad de la que se trate. La subrogación convencional deja, de este modo, de situarse extramuros de la normativa estatutaria, para convertirse en una hipótesis más de las contempladas por su artículo 44, sujeta a la totalidad de las disposiciones de Derecho necesario incluidas en dicho 36 RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, M. L., loc. cit. DESDENTADO BONETE, A., “La sucesión de empresa: una lectura del nuevo artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores desde la jurisprudencia”, RMTAS, 2002, núm. 38, pág. 254. 38 Ar. 7202. 39 En concreto, en la STS de 20 de octubre de 2004 (Ar. 7202), auténtico “canto de cisne” de la tesis tradicionalmente mantenida por éste órgano judicial. 40 Sobre esta sentencia, destacando cómo el Tribunal Supremo asume “a regañadientes” el criterio del Tribunal comunitario, vid. RENTERO JOVER, J., “La sucesión en la actividad tras la STS de 27 de octubre de 2004”, RDS, 2005, núm. 30, págs. 163 y sigs. Con posterioridad, este criterio ha sido reiterado por las SSTS de 26 de noviembre de 2004 (Ar. 507/2005), 28 de diciembre de 2004 (Ar. 5329/2005), 31 de enero de 2005 (Ar. 6025), 7 de febrero de 2005 (Ar. 650), 26 de abril de 2005 (Ar. 6110) y 3 de junio de 2005 (Ar. 5981). 37 60 precepto. La soberanía de la que venían disfrutando los convenios colectivos a la hora de regular la materia con arreglo al criterio jurisprudencial precedente se ve, de esta manera, bruscamente sustituida por una rígida predeterminación legal de su contenido, que deja muy escasos márgenes para su modulación por la vía convencional. Los convenios colectivos no son ya libres, pues, como ocurría en el pasado, para regular la subrogación de la manera que las partes negociadoras consideren más adecuada, toda vez que deben someterse necesariamente a las previsiones del artículo 44 ET. Ello impone una exigencia de uniformización convencional que no existía en el pasado, donde cada convenio estaba en condiciones de introducir múltiples matizaciones y requisitos para la subrogación. Ahora todas estas condiciones y requisitos deben ser examinados a la luz de dicho precepto, siendo ilícitos los que no se adapten a él. Esto limita las posibilidades de adaptación de los convenios a las particularidades de los distintos sectores y actividades productivas. Pero refuerza la finalidad garantista de la estabilidad en el empleo de este tipo de cláusulas, que no podrán ya contener estipulaciones que condicionen o deroguen in peius de las garantías previstas con carácter general por el ET. Como se ha afirmado, al encontrarnos delante de una subrogación sujeta al régimen del artículo 44 ET, cualquier condición que figure en estas cláusulas que reduzca la protección ofrecida por éste habrá de ser tenida por no puesta, al no poder el convenio colectivo trascender los límites previstos por las normas de orden público reguladoras de la materia 41. El reforzamiento del alcance protector de las cláusulas de subrogación convencional que se produce como resultado de su colocación dentro del radio de acción del artículo 44 ET pudiera ser acreedor de las más positivas valoraciones si la aplicación de la doctrina del Tribunal comunitario no tuviese una segunda y decisiva consecuencia: al depender la existencia de una transmisión de actividad sujeta a las reglas del artículo 44 de existencia de una cláusula convencional que imponga al nuevo empresario el deber de asumir a todos o la mayor parte de los trabajadores del anterior, los convenios colectivos pueden eludir la aplicación de dicho artículo, como se dejó dicho antes, simplemente no regulando la materia. O, en todo caso, no imponiendo dicha obligación de forma necesaria y automática. Éste no es, en verdad, un efecto nuevo, toda vez que la anterior doctrina del Tribunal Supremo sobre la materia atribuía igualmente carácter constitutivo a las cláusulas de los convenios colectivos reguladoras de la subrogación 42. Este carácter constitutivo se ve, sin embargo, acentuado ahora 43, en la medida en que se priva a los convenios de la capacidad de compensar su introducción con modulaciones del alcance o las consecuencias de la subrogación, vinculándola de forma necesaria a un régimen de garantías y responsabilidades más exigente y gravoso para el empresario entrante. Se hace recaer, de este modo, una presión sobre la negociación colectiva muy superior a la que venía soportando en el pasado. De lo hasta aquí dicho no es difícil concluir que los interrogantes que plantea esta anunciada, aunque no por ello menos repentina, modificación sustancial del marco normativo de referencia de la negociación colectiva sobre la materia son al menos dos. El primero se vincula con la validez –y, por tanto, potencial continuidad– de todos aquellas cláusulas contenidas en los convenios colectivos reguladores de la sucesión de contratas que prevén 41 CABEZA PEREIRO, J., “La subrogación empresarial en las contratas de limpieza sí se ampara por la Directiva 23/2001/CE. STJCEE, de 24 de enero de 2002”, AL, 2002, núm. 14, pág. 1101. 42 Vid., en esta dirección, CAMPS RUIZ, L. M., Puntos críticos del cambio de titularidad de la empresa, Valencia, Tirant lo blanch, 1997, págs. 32-33. 43 Como apunta MORENO GENE, J., El nuevo régimen jurídico-laboral de la sucesión de empresa, Tirant lo blanch, Valencia, 2003, pág. 72. 61 condiciones de carácter particular para la subrogación del nuevo empresario en la posición jurídica del anterior o anudan a ésta efectos no necesariamente coincidentes con los previstos por el artículo 44 ET. El segundo, por su parte, guarda relación con la ponderación de la virtualidad que es capaz de ejercer sobre la futura negociación colectiva sobre la materia, tanto de los sectores en los que estas cláusulas cuentan con una importante tradición como en aquellos en los que su introducción pueda constituir una reivindicación del personal afectado por la extensión de las estrategias de descentralización productiva, su inclusión dentro del ámbito estatutario. De la respuesta que se dé a ambas cuestiones pende, como es evidente, no sólo el futuro de la negociación colectiva sobre la materia, sino la propia continuidad de la función de garantía de la estabilidad en el empleo que hasta el momento han venido cumpliendo, mal que bien, las actuales cláusulas de subrogación convencional en aquellos sectores productivos en los que la sucesión de contratas sin transmisión de activos entre empresarios resulta especialmente frecuente. Los siguientes apartados del presente estudio están dedicados a tratar de ofrecer una respuesta a estas dos decisivas preguntas. I.III.2. La necesaria adecuación del contenido de las cláusulas subrogatorias al régimen de garantías del ET: una tarea difícil y conflictiva. La doctrina sustentada por el Tribunal de Justicia comunitario y recientemente aceptada por nuestro Tribunal Supremo reconoce a los convenios colectivos un papel de extraordinaria importancia a la hora de definir el ámbito de actuación de la normativa subrogatoria, en la medida en que los convierte en instrumentos capaces de decidir su aplicación –o no– a aquellos supuestos en los que se produzca una sucesión en el desarrollo de las mismas actividades productivas que no venga acompañada de la transmisión de activos de relieve. La decisión de imponer al nuevo empresario la asunción del personal del anterior sigue, como consecuencia de ello, encontrándose en manos de los sujetos negociadores de los convenios colectivos, que son libres de preverla o no, no siendo aplicables las previsiones legales si no lo hacen. Pero no así sus efectos, que vienen ahora rígidamente predeterminados por el legislador. La capacidad de disposición de la negociación colectiva sobre la materia se ve, de esta manera, significativamente recortada, en la medida en que, mientras en el pasado se proyectaba sobre todos los extremos de su régimen jurídico, pasa en la actualidad a operar exclusivamente sobre el supuesto de hecho sucesorio, al encontrarse su régimen jurídico sujeto a la aplicación de estrictas normas de Derecho necesario. Esto induce a preguntarse, como se ha apuntado en el apartado anterior, por la validez de un sinnúmero de estipulaciones convencionales que, ahora mismo, vienen sometiendo la subrogación de los nuevos contratistas en la posición jurídico-laboral de quienes los precedieron a requisitos o condiciones especiales, no previstas legalmente, o anudan a ella consecuencias que se apartan de lo dispuesto por la normativa estatutaria. Para estar en condiciones de evaluar con precisión la virtualidad de dichas cláusulas es preciso, no obstante, examinar primero con mayor precisión los alcances de la doctrina jurisprudencial que a partir de ahora habrá que aplicar. Para ello debemos partir de tener en cuenta que aquello que determina, según el planteamiento del Tribunal de Justicia comunitario, la aplicación de la normativa sucesoria tratándose de “sectores en los que la actividad descansa fundamentalmente en la mano de obra”, como los 62 aquí contemplados, es el hecho de que el “nuevo empresario” no se limite a “continuar con la actividad”, sino que se haga cargo “de una parte esencial, en términos de número y de competencias, del personal que su antecesor destinaba a dicha actividad”, toda vez que es esta asunción de los trabajadores que venían desarrollando en el pasado las labores que ahora pasan al nuevo empresario la que permite entender que, a pesar del cambio de su titular, la “entidad económica” de la que se trata, configurada en estos casos exclusivamente por “un conjunto de trabajadores que ejerce de forma duradera una actividad productiva”, “mantiene su identidad” y se encuentra por tanto incluida dentro del supuesto de hecho previsto por el artículo 1.1.b) de la Directiva 2001/23/CE, a la que tiene que adecuarse, a su vez, el artículo 44 ET 44. Es por ello que este criterio ha sido denominado de “sucesión de plantillas” 45 o incluso de “sucesión en el uso de la plantilla” 46, puesto que, a fin de cuentas, de eso es de lo que se trata. Ahora bien, de acuerdo con este planteamiento, las cláusulas de los convenios colectivos que impongan a los empresarios que continúen las actividades de otros la conservación de sus trabajadores son relevantes sólo en la medida en que operan como causa eficiente para entender que la “entidad económica” abocada al desarrollo de la actividad productiva, compuesta en estos casos precisamente por dichos trabajadores, “mantiene su identidad” a despecho del traspaso. Y debe serle aplicada, en función de esta circunstancia –y sólo ella– la normativa sucesoria. Lo esencial es, en consecuencia, en éste como en los demás casos, que se produzca la asunción de una colectividad de trabajadores, y no el título jurídico que determina esa asunción 47. El mismo efecto puede tener, de este modo, dicha asunción si opera de hecho o a partir de un acuerdo entre los empresarios implicados, siempre que una u otra afecten a todo o la mayor parte del personal dedicado a la actividad de la que se trate. Mientras que, por el contrario, la aplicación de la normativa subrogatoria no se producirá si el convenio regulador de la sucesión de contratistas no impone de forma clara e incondicionada al nuevo empresario la obligación de asumir los efectivos del que lo precedió. O si, aún imponiéndola, ésta no afecta a “una parte esencial” de dichos trabajadores, sino a una porción de ellos que, por su escasa o no decisiva importancia, no permita entender que la identidad de la entidad económica afectada por el traspaso subsiste a pesar del traspaso 48. Estas observaciones son de capital importancia para valorar en su justo relieve las implicaciones del criterio impuesto por la jurisdicción comunitaria. Por más que, como se verá a continuación, pueda ello tener consecuencias a primera vista sorprendentes y, en todo caso, no necesariamente halagüeñas desde la perspectiva de la tutela de la estabilidad en el empleo de los trabajadores implicados en los procesos de descentralización productiva. Pasando ya al examen de la rica tipología convencional existente, conviene empezar por señalar que la necesidad de aplicar el criterio del que se viene hablando a efectos de dilucidar la inclusión o no del supuesto en el ámbito de la normativa sucesoria afecta con exclusividad a los casos en los que de lo que se ocupa el convenio colectivo es de regular las consecuencias laborales de la sucesión de contratistas sin trasmisión patrimonial. Fuera de su ámbito se sitúan, en cambio, aquellos otros en los que lo que hace el acuerdo es aludir a la necesaria 44 La frases entrecomilladas pertenecen a la ya citada STJCEE de 24 de enero de 2002, Asunto Temco. Por DESDENTADO BONETE, A., “La sucesión de empresa ...”, cit., pág. 253. 46 Vid. SANGUINETI RAYMOND, W., “El régimen laboral de la sucesión de empresa: puntos críticos tras su reforma”, RL, 2004, núm. 21, pág. 17. 47 Conforme apunta CABEZA PEREIRO, J., “La subrogación ...”, cit., pág. 1102. 48 En ambos casos la subrogación se produciría, si acaso, de asumir empresario entrante, a pesar de no estar obligado, a una porción significativa de dicho personal. 45 63 aplicación del artículo 44 ET a los cambios en la titularidad de las empresas, centros de trabajo o unidades productivas autónomas que se produzcan dentro de su ámbito de aplicación o les atribuye las consecuencias ya previstas por esta norma 49. Aquí, como salta a la vista, la previsión convencional posee carácter puramente declarativo, al encontrarse estas situaciones, ya de suyo, comprendidas dentro del radio de acción del precepto. Las fórmulas a través de las cuales los convenios pueden hacer alusión a la sucesión de contratas sin transmisión de activos pueden ser, por lo demás, diversas, siempre que de ellas se desprenda su consideración como una hipótesis de subrogación adicional a las incluidas per se dentro de la normativa legal. Bien puede tratarse de una referencia de alcance general a dicho supuesto, como ocurre cuando el convenio declara su propósito de “garantizar la subrogación empresarial (...) en supuestos de sucesión o sustitución de empresas (...) en las que no concurra el requisito de la transmisión patrimonial” 50; o bien de una descripción más o menos exhaustiva de las distintas situaciones capaces de dar lugar al supuesto en cuestión, conforme sucede cuando el pacto indica que “en todos los supuestos de finalización, pérdida, rescisión o cesión de una contrata, así como respecto de cualquier otra figura o modalidad que suponga la sustitución entre entidades, personas físicas o jurídicas que lleven a cabo la actividad que se trata, los trabajadores de la empresa saliente adscritos a dicha contrata pasarán a adscribirse a la nueva empresa o entidad que vaya a realizar la actividad objeto de la contrata” 51. Una y otra modalidad de remisión, así como cualquier otra análoga 52, son, sin duda, igualmente eficaces para situar a las sucesiones de contratas, de modo originario, dentro del ámbito de la normativa subrogatoria. Ahora bien, como es evidente, la aplicación “suplementaria” del artículo 44 ET a las sucesiones de contratas se proyecta exclusivamente sobre aquellos sectores de producción y actividades para los cuales existe un expreso pronunciamiento convencional del tipo recién descrito que así lo declara, disponiendo los sujetos negociadores de plena libertad para preverlo o no. Si esto es así, no parece que pueda ponerse en duda la validez de las estipulaciones contenidas en los convenios colectivos de diversos sectores, que reservan el efecto sucesorio exclusivamente a las sucesiones de contratas que se lleven a cabo en determinadas actividades productivas, con exclusión de todas las demás. Piénsese, por citar los ejemplos más relevantes, en la “conservación y/o mantenimiento de autopistas, autovías, carreteras o vías férreas”, dentro del sector de construcción 53, en el “servicio de colectividades o restauración social”, dentro de la hostelería 54, o de las “labores de 49 Vid., por ejemplo el Convenio Colectivo del Sector del Comercio de la Piel de Madrid, cuyo artículo 44 indica que “el cambio de la titularidad de la empresa, centro de trabajo o de una unidad productiva autónoma de la misma no extinguirá por sí mismo la relación laboral, quedando el nuevo empresario subrogado en los derechos y obligaciones laborales del anterior”. 50 II Acuerdo Laboral de Ámbito Estatal para el Sector de Hostelería, artículo 43.1. 51 Convenio Colectivo General del Sector de la Construcción, artículo 31.2. 52 Por ejemplo, la prevista por el artículo 9 del Convenio Estatal de Contratas Ferroviarias, según la cual “la nueva empresa que sustituya a la anterior titular de una concesión de contrata, adscribirá a su plantilla al personal que perteneciese a la del centro o centros de trabajo afectados por la sucesión de contratas, subrogándose en los derechos y obligaciones derivados de la relación laboral existente”. O la contenida en el artículo 59 del Convenio Estatal para Residencias Privadas de Personas Mayores, de acuerdo con la que “al término de la concesión de una contrata, el personal adscrito a la empresa saliente, en dicha contrata, pasará a estar adscrito a la nueva empresa titular de la contrata, quien se subrogará en todos los derechos y obligaciones que tuvieran reconocidos en su anterior empresa”. 53 Nuevamente, Convenio Colectivo General del Sector de la Construcción, artículo 31.1. 54 II Acuerdo Laboral de Ámbito Estatal para el Sector de Hostelería, artículo 44. 64 mantenimiento de instalaciones” en el sector del metal 55. Es más, a la misma conclusión habría que llegar incluso cuando lo que hace el convenio es supeditar la aplicación de la cláusula subrogatoria en él prevista al cumplimiento por parte del empresario saliente –o, en su caso, entrante– de determinados requisitos, como por ejemplo su antigüedad en el desarrollo de la actividad productiva o la prestación del servicio del que se trate 56. En todos estos casos, al no encontrarse la sucesión en la ejecución de los servicios incluida dentro del supuesto de hecho disciplinado por el convenio, no se produce la consecuencia por él prevista, es decir, el nacimiento de la obligación para el nuevo empresario de asumir al personal del anterior. Ello puede ser considerado cuestionable desde una perspectiva de lege ferenda, de la misma forma que bastantes más derivaciones del criterio examinado de las que se dará cuenta a continuación. Sin embargo, no se trata sino de consecuencias naturales de la aplicación del criterio interpretativo impuesto desde la instancia judicial europea. Una valoración distinta y más matizada merecen, en cambio, los requisitos que suelen imponer muchos convenios colectivos a los trabajadores del empresario saliente para ser asumidos por el entrante. Aquí la pauta suele venir dada por la exigencia, como condición indispensable a tal efecto, de una antigüedad mínima en el puesto de trabajo o la actividad de entre tres 57 y cuatro meses 58, aunque previendo ciertas excepciones a su aplicación 59. Adicionalmente, son numerosos los convenios que acompañan a este requisito exclusiones de diverso tipo, ya sean relacionadas con el personal que posea algún tipo de parentesco con el empresario saliente 60, o con determinado tipo de tipo de puestos de trabajo, como los ejecutivos o de dirección 61. Finalmente, existen también convenios que, antes que prever requisitos de índole personal o funcional, lo que hacen es introducir sistemas objetivos de 55 Convenio del Sector de Industrias Siderometalúrgicas del Principado de Asturias, Disposición Transitoria Segunda. 56 Este es el caso, aunque ello no es frecuente, del Convenio Colectivo del Sector de Industrias Siderometalúrgicas de Sevilla, cuyo artículo 28 exige, para que “la nueva empresa adjudicataria” de un contrato de mantenimiento asuma “el compromiso de subcontratar a los trabajadores que vinieran llevado a cabo ese trabajo”, “que la anterior empresa llevase al menos doce meses prestando el servicio objeto del contrato con la Administración Pública”. 57 Vid. por ejemplo, entre una multitud de cláusulas contenidas en convenios de diversos ámbitos, lo previsto por el artículo 59 del Convenio Estatal de Residencias Privadas para Personas Mayores. 58 Pueden consultarse como muestra de ello, dentro de los convenios de ámbito estatal, además de lo previsto en los de los sectores de construcción y hostelería, artículos 31.3 y 46.1, ya citados, las disposiciones en ese mismo sentido incluidas en el artículo 43 del Convenio de las Industrias de Captación de Agua o en el artículo 9 del de Contratas Ferroviarias. Debe indicarse que esta es la pauta dominante en todos los ámbitos. 59 Vid. por ejemplo el artículo 3.II del Anexo III del Convenio para el Sector de Hostelería de la Provincia de Vizcaya, a través del cual se dispone que “no operará condición de antigüedad alguna y se realizará la subrogación total (...) cuando se trate de trabajadores de nuevo ingreso que vengan a cubrir puestos dejados vacantes por aquellos otros que hayan causado baja definitiva en los casos en que ésta sea voluntaria o traiga causa en un despido”. Otra excepción es la prevista por el artículo 4 del Anexo I del Convenio Colectivo del Sector de Hostelería de la Provincia de Valladolid, de acuerdo con el cual “se realizará la subrogación total y obligatoria” pese a la exigencia general de una antigüedad de tres meses “si la empresa saliente probase que su contrata se había iniciado en menos de seis meses de su finalización”. 60 Este es el caso de la regulación específica para el sector de colectividades contenida en el Convenio del Sector de Hostelería de Murcia, en cuyo apartado 6 se excluye del efecto subrogatorio a “los trabajadores contratados como fijos o fijos discontinuos que tengan una antigüedad en el centro menor de 2 años y que tengan relación de parentesco por afinidad o consanguinidad con el empresario individual o con los socios accionistas, administradores, gerentes o personas responsables de las empresas salientes”. 61 Sirva de muestra lo dispuesto por el apartado 3 del ya citado Anexo III del Convenio del Sector de Hostelería de la Provincia de Vizcaya, que declara “fuera de la aplicación” del mismo los que denomina “servicios de dirección técnica”, así como los “puestos ejecutivos” y a “aquellos trabajadores que (...) superan con su actividad el límite del centro o explotación” y se “extienden a otros centros o actividades de la empresa”. 65 cálculo del número de trabajadores que pasarán a estar al servicio de la empresa entrante 62. En relación con este tipo de cláusulas, la opinión más extendida es que deben ser consideradas ilícitas en cualquier caso, al no permitir, ni la Directiva ni el artículo 44 ET, hacer ningún tipo de excepción entre los trabajadores con contrato vigente al momento de la trasmisión 63. Siendo ello en principio cierto, conviene recordar que será así únicamente cuando de la aplicación de la cláusula del convenio se derive la obligación del nuevo empresario de asumir a una parte esencial del personal del que lo precedió en la realización de la actividad. En tal caso, aunque el convenio aluda sólo a la continuidad a los contratos de algunos trabajadores, el hecho de que pueda entenderse que a través de ellos la entidad económica adscrita a la ejecución de la actividad conserva su identidad, determina la emergencia de la obligación del empresario de hacerse cargo igualmente de los restantes, así no cumplan las condiciones previstas por la norma convencional. Como se ha apuntado, “una vez afirmada la existencia de subrogación empresarial por la asunción de una parte importante del personal de la anterior empresa, no habrá ningún motivo (salvo la discriminación) para no asumir a aquellos otros trabajadores igualmente empleados por la anterior empresa que, por la razón que sea, hayan quedado excluidos de su paso a la nueva” 64. La situación es muy distinta, no obstante, cuando de la aplicación de los criterios previstos por el convenio se deriva el compromiso del empresario entrante de asumir una minoría del personal del saliente. Entonces, por paradójico que parezca, nos encontraremos ante una estipulación plenamente operativa, al no poder colegirse de su aplicación la continuidad de la entidad económica que con anterioridad estuvo abocada al desarrollo de la actividad. La obligación de conservar los contratos de trabajo se mantendrá, de este modo, exclusivamente respecto de la porción de trabajadores afectada por el convenio. Y además por efecto exclusivo de la fuerza de obligar de éste. De todavía más compleja evaluación son aquellas cláusulas a través de las cuales se impone al empresario saliente una serie de deberes de información y documentación, cuyo cumplimiento está dirigido a dotar de seguridad y transparencia a la asunción de su personal por parte del empresario entrante 65. La razonabilidad de esta clase de exigencias, por lo demás muy 62 Puede verse como muestra de ello el complejo sistema de cálculo a partir de “módulos” previsto por el Anexo III del Convenio del Sector de Limpieza de Edificios y Locales de Madrid para determinar la perdida de actividad experimentada por las empresas adjudicatarias de los servicios de asistencia a las compañías aéreas, a partir del cual se establece el porcentaje de su plantilla que debe pasar a la nueva concesionaria. 63 Vid., por todos, MORENO GENE, J., El nuevo régimen ..., cit., pág. 82. 64 Rodríguez Fernández, M. L., “El concepto de transmisión ...”, cit., pág. 529. En la misma dirección, CABEZA PEREIRO, J., “La subrogación empresarial ...”, cit., pág. 1101, indica que “cuando el convenio colectivo de aplicación (...) sólo impone a la nueva empresa contratista la asunción de un número o porcentaje de trabajadores, la existencia de transmisión de una entidad económica implicará que se trata de un supuesto subsumible en el art. 44 ET y, por lo tanto, el porcentaje o el criterio de selección es ilegal: el empresario entrante deberá respetar todos los contratos de trabajo en los términos que impone la legislación heterónoma de sucesión de empresas”. 65 Puede citarse como ejemplo paradigmático de esta clase de previsiones lo dispuesto por el artículo 43 del Convenio Colectivo Estatal para las Industrias de Captación de Agua, de acuerdo con el cual, para que opere la absorción del personal de la empresa saliente, “será necesario” que ésta “notifique por escrito en el término improrrogable de 15 días naturales anteriores a la fecha efectiva de la subrogación o sustitución (...) a la empresa adjudicataria (...) y acredite documentalmente las circunstancias del puesto de trabajo, antigüedad, condiciones salariales y extrasalariales, laborales y sociales de todos los trabajadores en los que debe operarse la subrogación o sustitución empresarial”, añadiendo que “los documentos que la empresa sustituida debe facilitar y acreditar ante la nueva empresa adjudicataria son los siguientes: 1. Certificado (...) de estar al corriente de pago de la Seguridad Social y primas de accidentes de trabajo de todos los trabajadores (...). 2. Fotocopia de las seis últimas nóminas o recibos de salarios mensuales (...). 3. Fotocopias de los TC1 y TC2 de cotización a la Seguridad Social de los últimos seis meses (...). 4. Fotocopia del parte de alta en la Seguridad Social (...). 5. Fotocopia del Libro de Matrícula o documento fehaciente de la empresa donde se encuentren inscritos los trabajadores (...). 6. Relación de todo el personal objeto de la subrogación (...). 7. Fotocopia de los contratos de trabajo (...). 8. Documentación acreditativa de la situación de baja por incapacidad temporal, riesgo durante el embarazo o 66 frecuentes, se encuentra fuera de toda discusión, lo mismo que su carácter obligatorio, derivado de su inclusión dentro del contenido normativo del convenio colectivo. Lo que no resulta claro, sin embargo, son las consecuencias que de su incumplimiento han de deducirse. En principio, existen convenios que zanjan ab initio la cuestión partiendo de la idea de que éstos son requisitos de índole puramente formal, cuyo cumplimiento no depende además de la diligencia de los trabajadores a los que afectará el traspaso, y declaran expresamente que su falta de acatamiento no afecta a la efectividad de la subrogación 66. Otros, sin embargo, se inclinan por el criterio opuesto, cuidándose de advertir que constituye “requisito imprescindible para que opere (la) subrogación” que la empresa a la que se le extinga la contrata cumpla con los deberes de notificación e información establecidos dentro de los plazos fijados al efecto 67. En principio, dado el carácter constitutivo que posee en estos casos la subrogación convencional, no existiría motivo alguno para dejar de aplicar el punto de vista tradicionalmente mantenido por el Tribunal Supremo sobre esta cuestión, de acuerdo con el cual la falta de acatamiento de tales exigencias por el empresario saliente impide el nacimiento de la obligación de asumir los contratos de su personal por parte de quien lo sustituye 68. No debe perderse de vista, sin embargo, que a esta conclusión solo podrá llegarse en la medida en que pueda concluirse de la lectura de la cláusula de la que se trate que la intención de los contratantes ha sido la de considerar el cumplimiento de tales requisitos como una condición indispensable para la efectividad de la subrogación. La respuesta a esta cuestión depende, así pues, de las circunstancias que de cada supuesto de hecho 69, no siendo posible ofrecer aquí una única solución aplicable con carácter general. Menos problemas interpretativos plantean, en cambio, por paradójico que parezca, las cláusulas que no imponen al empresario entrante la obligación de asumir al personal del que lo antecedió, sino que se limitan a prever un simple compromiso de intentar dar ocupación, absorber o contratar a dichos trabajadores. Si bien ésta no es la pauta dominante, ya que la gran mayoría de los convenios se ocupan de garantizar mediante fórmulas ad hoc la estabilidad en el empleo de la plantilla del empresario saliente 70, tampoco es difícil encontrar maternidad de aquellos trabajadores que, encontrándose en tales situaciones deban ser absorbidos (...). Así como los que se encuentran en excedencia o cualquier otro supuesto de suspensión del contrato de trabajo con reserva o expectativa de reingreso (...). 9. Copia de documento diligenciado por cada trabajador afectado, en los que se haga constar que éste ha recibido de la empresa saliente su liquidación de partes proporcionales de sus haberes hasta el momento de la subrogación, no quedando pendiente cantidad alguna”. 66 Este parece ser el caso del ya citado II Acuerdo Laboral para el Sector de Hostelería, en cuyo artículo 47 se inicia señalando que “de no cumplir los requisitos siguientes, la empresa cesionaria automáticamente y sin mas formalidades, se subrogará en todo el personal que preste sus servicios en el centro de actividad objeto de la sucesión o sustitución”. Más claro todavía es el Convenio de Residencias de la Tercera Edad, Residencias Materno-infantiles y Servicio de Ayuda a Domicilio de Titularidad Pública en la Comunidad Valenciana, cuyo artículo 17.6 indica que “el incumplimiento por parte de la empresa saliente de los requisitos expuestos en este artículo, no exime de la obligatoriedad de la subrogación por parte de la nueva empresa adjudicataria”. 67 Este es el caso nada menos que del Convenio General del Sector de la Construcción, de cuyo artículo 31.5 se extrae el texto entrecomillado. 68 Vid., por todas, STS de 30 de septiembre de 1999 (Ar. 9100), en la cual se afirma que la subrogación tiene lugar solamente “cuando el empresario saliente cumplimenta de manera suficiente los deberes que la norma paccionada colectiva le impone, en orden a informar sobre las circunstancias de los trabajadores afectados y a justificar cumplidamente que se ha atendido, hasta el momento, las obligaciones dinerarias que derivan del contrato de trabajo y de la relación de Seguridad Social”. 69 Como apunta CABEZA PEREIRO, J., “La subrogación empresarial ...”, cit., pág. 1101. 70 Las fórmulas empleadas por los convenios colectivos pueden ser diversas, aunque en todas ellas se hace alusión, bien al deber del nuevo empresario de asumir al personal del anterior, bien al hecho de que los trabajadores de éste “pasarán” a estar al servicio de aquél, o bien al deber de éste último de subrogarse en la posición del primero. Ejemplo de lo mencionado en primer término es lo dispuesto por el artículo 33 del Convenio del Sector de Limpieza de Edificios y Locales de la Provincia de Cádiz, de acuerdo con el cual “al término de la concesión de una contrata de limpieza, los trabajadores de la empresa contratista saliente causarán 67 ejemplos de cláusulas reguladoras de la materia que aluden apenas a una probable contratación futura, sujeta a la decisión del nuevo empresario, o introducen meras preferencias para el ingreso al servicio de éste 71. En estos casos, como no es difícil de anticipar, el carácter constitutivo que posee, como es sabido, la inclusión dentro del convenio de la cláusula subrogatoria determina que, cuando ésta no aparezca, no sea posible hablar de la existencia de una sucesión de actividad sujeta a las reglas del artículo 44 ET. Esta clase de estipulaciones, pues, no sólo son válidas sino que resultan plenamente operativas con arreglo a los criterios actualmente vigentes a pesar de su más que evidente levedad. Otra cosa será, naturalmente, que luego el empresario, aplicando en su caso las previsiones en materia de preferencia para la contratación que pueda incluir el convenio colectivo, mantenga a su servicio a un porcentaje significativo de los trabajadores del anterior. Entonces, aunque por razones diversas, la situación terminará por reconducirse igualmente al ámbito de la normativa imperativa contenida en el ET. Un resultado opuesto al que se acaba de mencionar es el que se produce, finalmente, a la hora de valorar las muy diversas estipulaciones a través de las cuales los convenios colectivos han venido modulando los efectos de la sucesión. Aquí, aunque existen algunos que optan por remitir sin más al régimen previsto por el artículo 44 ET 72 o aluden simplemente a la obligación del nuevo empresario de subrogarse en la posición jurídica del que lo precedió 73, la pauta general ha venido siendo hasta el momento la de servirse de la amplia libertad de configuración del régimen de la sucesión que la anterior doctrina del Tribunal Supremo reconocía a los sujetos negociadores para dar lugar a peculiar régimen sucesorio, dentro del cual es no es infrecuente que se impongan límites a los derechos de los trabajadores del empresario saliente que el nuevo empresario deberá respetar, restringiéndolos por ejemplo a los reconocidos a éstos en su último contrato 74; se niegue su responsabilidad por las alta en la nueva titular de la contrata”; en tanto que, como muestra de lo segundo, puede ser citado el artículo 9 del Convenio del Sector de Hostelería del Principado de Asturias, en el que se indica que “los trabajadores de un concesionario del servicio de hostelería que hubiesen venido desarrollando su jornada en un determinado centro o concesión, pasarán al vencimiento de la misma a la nueva empresa adjudicataria”. Finalmente, la Disposición Transitoria Segunda del Convenio de la Industria Siderometalúrgica del Principado de Asturias puede ser mencionada como ejemplo de alusión directa al efecto subrogatorio, ya lo que en ella se indica es que “la empresa entrante se subrogará en el contrato de trabajo de los trabajadores de la empresa saliente”. 71 Este es el caso del Convenio Colectivo de la Industria Siderometalúrgica de Cantabria, cuyo artículo 72, a pesar de su engañoso título (“Cláusula de estabilidad en el empleo de contratas y subcontratas”), dispone simplemente que “cuando una empresa (...) se haga cargo de una contrata o subcontrata de servicios auxiliares y precise contratar personal para la ejecución de dicho servicio, otorgará preferencia de ingreso a los que con contrato temporal hubiesen desempeñado para la empresa cesante las funciones de la categoría profesional para la que se vaya a producir la nueva contratación, prevaleciendo entre éstos los trabajadores de mayor antigüedad”. 72 Así, el Convenio Estatal de Centros de Centros de Asistencia, Diagnóstico y Rehabilitación de Minusválidos, que en su artículo 46 dispones que “las empresas y centros que (...) sustituyan a otras que viniesen prestando servicios de atención y asistencia a personas con discapacidad, se subrogarán en la totalidad de derechos y obligaciones en los términos previstos en el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores”. 73 Por ejemplo, el Convenio Colectivo del Sector de Hostelería de Asturias, que en su artículo 9 establece que “los trabajadores de un concesionario del servicio de hostelería que hubiesen venido desarrollando su jornada en un determinado centro o concesión, pasarán al vencimiento de la misma a la nueva empresa adjudicataria, (...) subrogándose la nueva empresa en todos los derechos y obligaciones de la saliente, respecto de su personal”. 74 Puede citarse en esta dirección el Convenio Colectivo General del Sector de la Construcción, en cuyo artículo 31.2 se dispone que “dado el carácter de mejora de la legislación vigente que supone la subrogación prevista en este artículo, se establece expresamente que tales derechos y obligaciones quedarán limitados exclusivamente a los generados por el último contrato suscrito por el trabajador con la empresa saliente de la contrata, sin que la empresa entrante se encuentre vinculada por cualquier contrato o pacto anterior”. Otro tipo de restricción es la prevista por el apartado 1 del Anexo de Mantenimiento y Montaje del Convenio de Industrias Siderometalúrgicas de la Provincia de Tarragona, por el que se dispone que “para respetar aquellas condiciones 68 obligaciones laborales precedentes, dando lugar así a una sucesión con compartimentos estancos que contradice el efecto subrogatorio que los propios convenios afirman garantizar 75 , o se prevean sistemas específicos de responsabilidad, dentro de los cuales se llega incluso a distinguir a estos efectos entre las obligaciones laborales y las de Seguridad Social 76. Todas estas son estipulaciones que, como salta a la vista, deben ser tenidas ahora por no puestas, al encontrarse en abierta pugna con el contenido del artículo 44 ET, de acuerdo con el cual el nuevo empresario ha de quedar “subrogado en los derechos y obligaciones del anterior”, sin posibilidad de establecer ningún tipo de distinción o exclusión, debiendo además responder ambos de forma solidaria “de las obligaciones laborales nacidas con anterioridad a la transmisión y que no hubiesen sido satisfechas”. Naturalmente, cuestión distinta a ésta –y, evidentemente, de lege ferenda– es la de determinar si es este sistema, impuesto por la fuerza imperativa del ET, o el de estanqueidad diseñado por los convenios de diversos sectores en los que el relevo de contratistas es moneda frecuente, el que mejor se adapta a las particulares características de esta clase de sucesiones, en las que no se produce trasvase patrimonial alguno entre empresarios. En cualquier caso, a partir de ahora, las posibilidades de incidir sobre el régimen sucesorio a disposición de los sujetos negociadores se limitan, bien a la regulación de la manera como han de operar las garantías establecidas por el legislador, o bien a una eventual –aunque poco probable– mejora de las mismas. I.III.3. El incierto futuro de la negociación colectiva sobre sucesión de contratas y el efecto subrogatorio que a ella anuda la jurisprudencia. La valoración de las cláusulas que en la actualidad regulan los efectos laborales de la sucesión de contratistas a la luz de los parámetros impuestos por la jurisprudencia comunitaria, a la que se ha dedicado el apartado anterior, arroja un llamativo aunque en el fondo previsible balance: mientras las cláusulas que excluyen toda obligación del nuevo empresario frente a los trabajadores del anterior son plenamente válidas, aquellas otras que, partiendo de imponer a éste el deber de asumir los contratos de trabajo de dicho personal, tratan de modular los alcances de su responsabilidad, no lo son. La legalidad termina, de este modo, por ofrecer un mayor respaldo a quienes se inclinan por negar la continuidad del personal afectado por los procesos sucesorios –y optan, por tanto, por no incluir este tipo de cláusulas en los convenios o por prever en ellos simples sistemas de preferencia para la contratación, condicionados a la libre decisión patronal–, frente a aquellos que apuestan por garantizar su estabilidad en el empleo. En estos casos a la garantía de la continuidad de los contratos de trabajo, de la que es responsable únicamente el convenio que decide incluirla en vez de permanecer indiferente ante la más que probable pérdida del empleo de dichos trabajadores, se le adiciona un régimen de responsabilidades sumamente exigente, que seguramente resulta adecuado tratándose de más beneficiosas que establece el convenio colectivo (de la empresa cedente) tendrán que tener dichas mejoras o acuerdos una antigüedad mínima de un año”. 75 Singularmente expresiva de este enfoque, que es moneda corriente en la negociación colectiva sobre la materia, es la indicación del artículo 6.2 del Convenio Colectivo del Sector de Hostelería de la Provincia de Granada. De acuerdo con dicho artículo, “la empresa cesante está obligada a realizar la liquidación de haberes a los trabajadores (...) hasta el momento del cese en la adjudicación, y la liquidación por todos los conceptos, incluido vacaciones, dado que la subrogación sólo implica para la nueva empresa adjudicataria la obligación del mantenimiento del empleo y de los derechos de los trabajadores afectados”. 76 Es el caso del II Acuerdo Laboral Estatal para el Sector de Hostelería. Su artículo 48 discrimina entre “las deudas salariales y extrasalariales” generadas por la empresa cedente, que “deberán ser satisfechas por la misma”, aunque respondiendo además “la empresa principal solidariamente” de ellas; las obligaciones empresariales relativas a “prestaciones de la seguridad Social”, de las que “la empresa cesionaria está obligada a subrogarse” siempre que se relacionen “con los regímenes legales”; y las “deudas a la Seguridad Social por descubiertos o por diferencias salariales generadas por la empresa cedente”, respecto de las cuales “será ésta la que responda”, “sin que exista responsabilidad alguna por parte de la empresa cesionaria”. 69 cambios en la titularidad de una empresa, centro de trabajo o unidad productiva autónoma que se sustentan en la transmisión de activos de relieve, pero que habría que discutir en qué medida se condice con la peculiar situación de aquellas “empresas auxiliares cuya entidad económica descansa más en la mano de obra que en el soporte patrimonial” 77. La muy superior trascendencia económica que, como consecuencia de ello, asume a partir de ahora la inclusión de cláusulas de este tipo, unida a la gran facilidad con la que es posible escapar a esos efectos, simplemente no regulando la materia o no configurando la asunción de los efectivos del empresario saliente como una obligación del entrante, son capaces de actuar como eficaces elementos desincentivadores de su presencia en los futuros convenios, como ha venido señalando de manera reiterada la doctrina desde que el Tribunal europeo sentó el criterio de marras 78 y se ocuparía incluso de poner de manifiesto el propio Tribunal Supremo en la sentencia en la que llevó a cabo su recepción. La garantía de la estabilidad en el empleo de los trabajadores de los sectores en los que la sucesión de contratistas sin deslizamientos de patrimonio es habitual no parece que se vea con ello fortalecida sino más bien debilitada, por más que quienes en cada momento sean sus beneficiarios puedan ver protegidos de forma más amplia y efectiva sus demás derechos laborales. Que a partir de ello pueda producirse, como se ha predicho, la desaparición de las cláusulas subrogatorias 79 resulta poco probable, tanto porque existen diversos sectores en los que éstas cuentan con una larga tradición, como porque la asunción por el nuevo empresario del personal del que lo antecedió constituye, amén de una garantía que beneficia a dichos trabajadores, un mecanismo útil para el adecuado funcionamiento de este tipo de actividades 80 . Las cláusulas subrogatorias, pues, se mantendrán con toda probabilidad, al menos para dichos sectores productivos, si bien seguramente más simplificadas en su redacción, al haber perdido casi por completo los convenios la capacidad de incidir sobre el régimen jurídico de la sucesión 81. Más difícil resulta, en cambio, que puedan tener continuidad en los sectores a los que han venido a incorporarse más recientemente. O que el proceso de expansión actividades distintas de las tradicionales que se venía produciendo en los últimos años se mantenga. El impacto que tarde o temprano tendrá sobre la negociación colectiva aplicación de la doctrina impuesta por el Tribunal de Justicia comunitario constituye, como se ha puesto de manifiesto con acierto 82, el marco idóneo para el inicio de una reflexión sobre la necesidad de afrontar desde el punto de vista legislativo la singular problemática que plantea la sucesión de 77 Por decirlo con palabras de CABEZA PEREIRO, J., “La subrogación empresarial ...”, pág. 1101. La referencia al efecto disuasorio de dicha construcción es unánime a nivel doctrinal. Así, sin pretensión de exhaustividad, vid. CABEZA PEREIRO, J., op. cit., pág. 1102; DE LA PUEBLA PINILLA, A., La empresa .., cit., págs. 167-169; DESDENTADO BONETE, A., “La sucesión de empresa ...”, cit., pág. 254; GARCÍA MORENO, B., “Ámbito de aplicación de la Directiva 2001/23/CE, noción de ‘traspaso’ y negociación colectiva (Estado de la cuestión tras la tras la STJCEE de 24 de enero de 2002, ‘Asunto Temco”, RDS, 2002, núm. 18, pág. 143; y MORENO GENE, J., El nuevo régimen ..., cit., pág. 83. 79 Como apuntarían, entre los autores citados en la nota anterior, DE LA PUEBLA PINILLA, A., GARCÍA MORENO, B., y MORENO GENE, J. 80 Téngase en cuenta que, como destaca MORENO GENE, J., op. cit., págs. 71-72, “con estas previsiones se pretende satisfacer no sólo los derechos de estabilidad en el empleo de los trabajadores, sino también los propios intereses de los contratistas y concesionarios implicados en la sucesión”, toda vez que ésta “permite al empresario saliente desvincularse de los trabajadores adscritos a la contrata y al empresario entrante recibir un personal experimentado en la ejecución de los servicios objeto de la contrata”. 81 Conforme pondría de manifiesto casi inmediatamente después de la Sentencia Temco, CABEZA PEREIRO, op. cit., pág. 1102. 82 Por MORENO GENE, op. cit., pág. 83. 78 70 contratistas sin transmisión de activos patrimoniales, liberando así a la negociación colectiva del inmenso peso que el actual sistema hace reposar sobre sus espaldas al privarla de la posibilidad de establecer una “solución intermedia” entre la pérdida del empleo y la aplicación del exigente sistema de garantías previsto por el artículo 44 ET 83 y convertirla en el instrumento definidor su aplicación. Es en este punto donde con más plenitud se pone de manifiesto la reiteradamente denunciada insuficiencia de una regulación tan general y cerrada” como la prevista por dicho precepto “para solucionar una problemática cada vez más abierta, compleja y diversificada ” como es la que afecta a los fenómenos sucesorios 84. Y donde con más urgencia se impone la necesidad de pensar en soluciones específicas y seguramente también matizadas. Para ello probablemente la opción más plausible sea la de introducir en el propio 44 ET una regulación expresa de estos supuestos, a través de la cual, además de garantizar la estabilidad en el empleo de los trabajadores afectados, se prevea la posibilidad de modular el alcance de las cargas que se imponen a los empresarios en estos casos en atención la especial naturaleza de esta clase de actividades y el singular tipo de sucesión en las mismas que se produce 85. Márgenes para ello existen, si se tiene en cuenta el carácter de “norma más favorable” que el artículo 44 ET posee respecto de la Directiva 2001/23/CE en algunos de sus aspectos más emblemáticos. Conviene puntualizar, con todo, que para ello no es indispensable que legislador asuma el criterio de la “sucesión de plantillas” de cuya más que problemática aplicación se ha dado cuenta detallada a lo largo de estas páginas. Frente a esta posibilidad, como he tenido la ocasión de sustentar en otro lugar 86, resultaría seguramente más adecuado abandonar ese criterio en favor de la consideración de los traspasos de actividad como circunstancia desencadenante de una subrogación del nuevo empresario en la posición del anterior. El hecho de que lo relevante sea aquí la transmisión del servicio, que constituye el capital principal y la razón de ser de la empresa, debe conducir, así pues, no sólo a prescindir del requisito de la transferencia de activos, sino a considerar la asunción de la plantilla del empresario saliente como una consecuencia y no un presupuesto para la aplicación de la normativa sucesoria. Esta previsión podría venir acompañada, por lo demás, por la expresa concesión a los convenios colectivos, a los que se ha liberado previamente de la responsabilidad de tener que decidir la existencia o no de la subrogación, de capacidad para disponer de algunas de las garantías previstas con carácter general por la normativa estatutaria. Quedaría con ello configurado un régimen especial para este tipo de sucesiones que, huyendo de las soluciones extremas pero de débil efectividad, se encontraría en condiciones de contemplar equilibradamente los distintos intereses en juego. I.IV. LAS ESTRUCTURAS EMPRESARIALES COMPLEJAS: LOS GRUPOS DE EMPRESAS (Remedios Menéndez Calvo). I.IV.1. Aproximación a la realidad objeto de estudio: abandono del prototipo de empresa tradicional y nuevas fórmulas de organización empresarial. 83 Como la que representa, en palabras de DE LA PUEBLA PINILLA, A., op. cit., pág. 169, la dibujada hasta el momento por la mayor parte de los convenios colectivos. 84 RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., “El mantenimiento de los derechos de los trabajadores en la sucesión de empresa: aspectos individuales”, RL, 2002, T. I, pág. 662. 85 En la misma dirección, DE LA PUEBLA PINILLA, loc. cit., propone una “regulación expresa de estos supuestos de transmisión y la previsión para ellos de un régimen sucesorio menos gravoso para el empresario pero que asegure la continuidad de las relaciones laborales y, en consecuencia, de la estabilidad en el empleo”. 86 Vid. SANGUINETI RAYMOND, W., “El régimen laboral ...”, cit., págs. 20-21. 71 La propia tendencia del mercado, una competitividad cada vez mayor, la implantación de las nuevas tecnologías, y otros elementos, han dado lugar a un nuevo sistema operativo de las empresas87. Estamos asistiendo –desde hace ya décadas– a otras fórmulas de distribución del trabajo entre empresas y de organización del trabajo; novedosos modelos de estructuras industriales que tienen por objetivo último obtener el máximo rendimiento y la mayor calidad en un mercado mundialmente globalizado que es cada día más competitivo (MONEREO PÉREZ, 1992). El modelo de empresa clásica –modelo fordista de integración vertical– ha evolucionado hasta la empresa-red, o la externalización de fases productivas y, en suma, ha derivado en una empresa en ocasiones fragmentada y, en otras, agrupada (BAZ RODRÍGUEZ, 2002). Cuando se habla de que el modelo tradicional de empresa y los sistemas operativos clásicos de las empresas están en crisis, quizás se podría llegar a afirmar que están en crisis los propios conceptos de empresa y empresario (SENRA BIEDMA, 1994). En el actual contexto socioeconómico y productivo es muy difícil, en ocasiones, poder identificar una auténtica organización empresarial. Algunos autores llegan a hablar, incluso, de una “‘pulverización’ del concepto tradicional de empresa” (RODRÍGUEZ ESCANCIANO, 2001, p. 512). Estos novedosos fenómenos organizativos que se conocen, genéricamente, con el nombre de descentralización productiva –vertical y horizontal88–, engloban un amplio conjunto de “fórmulas de ingeniería contractual” (CERDÁ MICO, 1998, p. 1195) que inciden, indudablemente, en el desarrollo organizativo de las empresas, en el ejercicio efectivo del poder de dirección de los empresarios sobre los trabajadores y, por consiguiente, en las condiciones laborales de los trabajadores (ESCUDERO RODRÍGUEZ, 2002). Podríamos decir, hablando trivialmente, que el legislador no ha estado a la altura de las circunstancias. Esta evolución de la realidad económica y de la gestión de las empresas ha escapado de la regulación legal89. Los preceptos laborales (estatutarios) no dan cobertura al actual sistema productivo. Así, como decíamos, el concepto de empresario-empleador o de unidad productiva-empresa no se ajusta a las necesidades del mercado de trabajo del siglo XXI (VALDÉS DAL-RÉ, 2001 y GARCÍA CALAVIA, 2004). Las operaciones de outsourcing, merchandising, factoring (LÓPEZ GANDÍA, 2002), los grupos y redes de empresas, junto a figuras más usuales como las subcontratas o las ETT, han conformado un nuevo escenario empresarial, de estructuras complejas –relaciones, al menos, triangulares–, que dificultan la puesta en marcha y desarrollo del poder directivo de los empresarios implicados –así como su propia identificación como tal–, y difuminan su impacto real sobre el empleo y las condiciones de trabajo. I.IV.2. Los grupos de empresas y su proyección en la negociación colectiva. 87 Consúltese el “Dictamen sobre el empleo” del Comité del Parlamento Europeo (DO C 355, 21-11-1997) o el Dictamen del Comité Económico y Social de las Comunidades Europeas sobre el “Empleo, competitividad y globalización de la economía” (Bruselas, 19/20 marzo 1997), CES 325/97, en RTAS, nº 6, 1998, pp. 125-149. 88 Sobre “externalización” e “internalización” productiva, consúltense, entre otras, la STSJ de Andalucía (Granada) de 17 de enero de 1996 (AS 1996/113) y la STSJ de Extremadura de 17 de marzo de 1992 (AS 1992/1195). 89 Véase la propuesta mercantilista (lege ferenda) de J.M. Embid Irujo y V. Sala Fumás en “El gobierno de los grupos de sociedades” para la Fundación Alternativas (Laboratorio de Alternativas 64/2005) en http://www.fundacionalternativas.com/ (07-09-2005). 72 Con carácter previo al análisis de los contenidos de los convenios colectivos de grupo –que son, sin lugar a dudas una realidad (SALA FRANCO, 1994)–, debemos concretar ciertos detalles sobre el grupo de empresa como unidad de negociación y la legitimidad para negociar este tipo de convenios (TERRADILLOS ORMAETXEA, 2000 y BAZ RODRÍGUEZ, 2002)90. La primera cuestión que se nos plantea es la inexistencia de una regulación legal expresa que reconozca el grupo de empresas como unidad de negociación y que fije los criterios de legitimación para tal negociación91. Es decir, ¿da el Título III del Estatuto cobertura jurídica a este tipo de convenios?. Y, de ser así, ¿cuáles son las reglas que determinan quién está legitimado para negociar este tipo de convenios?92. La posición mayoritaria que sostiene la doctrina científica –sustentada en gran medida en el razonamiento jurisprudencial también mayoritario93– enmarca a los convenios de grupo dentro de la tipología de nuestra negociación colectiva y, en concreto, se decantan por el ámbito de empresa94. Es claro, a la luz del artículo 83.1 ET, que el convenio colectivo de grupo sí tiene encaje legal porque serán las partes las que acuerden el ámbito de aplicación de los convenios que negocian95. Por tanto, junto al ámbito empresarial o inferior y supraempresarial, podríamos admitir esta tercera vía “atípica” (CRUZ VILLALÓN, 1994, p. 287). La concepción del grupo como la agrupación de varias empresas o la consideración del mismo como un todo unitario justifican, como veíamos, la inclusión en uno u otro ámbito negocial96 –de libre disposición 90 En ocasiones, no estamos ante convenios colectivos en sentido estricto, sino ante acuerdos colectivos que regulan aspectos concretos de las relaciones laborales (Art. 83.3 ET) cuyo contenido se incorpora y/o adecua a los convenios de las distintas empresas del grupo –así, Acuerdo Marco “Repsol YPF”, Art. 1, “Naturaleza Jurídica”–. Tales Acuerdos Marco –denominación que no se corresponde con la del Art. 83.2 del ET– no plantean problemas de legitimación para su negociación y posterior firma, bastando que esté representada la Dirección del grupo –por la Dirección de Recursos Humanos, por ejemplo– y las Organizaciones Sindicales más representativas en el ámbito estatal, con mayoría, además, en los diversos Comités de empresa del conjunto de las empresas del grupo en representación del colectivo laboral. 91 Para conocer la doctrina de la Audiencia Nacional –ratificada por la jurisprudencia del Tribunal Supremo– léase, entre otras, la SAN de 5 de marzo de 2001 (AS 2001/1743). 92 Al respecto, la SAN de 15 de julio de 1993 (AS 1993/5611) resuelve (FD Sexto) “que el convenio colectivo de grupo no supera el ámbito de empresa y están legitimados para negociarlo tanto los comités de empresa y delegados de personal, como alternativamente las representaciones sindicales”. En idéntico sentido, STS de 27 de abril de 1995 (RJ 1995/3273). 93 Que atienden al criterio de “dirección única” –como en materia de responsabilidad del grupo en el ámbito de las relaciones laborales (individuales)– y considerar que el grupo de empresas es “ (...) un empresario, según el art. 1.2. ET (...)”. Entre otras, SSTS de 15 de febrero de 1993 (RJ 1993/1165) y de 27 de abril de 1995 (RJ 1995/3273) y SAN de 15 de julio 1993 (AS 1993/5611). 94 Consúltese el Informe “Doctrina y jurisprudencia sobre el ámbito de convenio de grupo”, elaborado por José DEVESA PARES, para el Gabinete Técnico Jurídico de la Comissiò Obrera Nacional de Catalunya en mayo de 2001. Según la SAN de 15 de julio de 1993 (AS 1993/5611) en su Fundamento de Derecho Tercero los “convenios de grupos de empresas tendrán que ser considerados necesariamente como de ámbito de empresa”. 95 El Art. 1 del CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados, al delimitar el ámbito de aplicación, enumera en su párrafo primero las empresas que componen el grupo y, en su párrafo segundo, añade que “será de aplicación a cualquier otra empresa, incluso de nueva creación, ya que éste supone un único ámbito empresarial, como si de una única empresa se tratara, a los efectos de la negociación colectiva”. También es el caso, entre otros, del CC de “Unión Fenosa” (Art. 19). Pretende aclarar o, cuando menos, matizar, estos términos (Grupo de empresa como unidad negocial de nivel empresarial) el CC de “Iberdrola Grupo” al enumerar, en su Art. 1, los “principios básicos y la naturaleza jurídica” que rigen el propio texto convencional. 96 La Audiencia Nacional, en sentencia de 1 de junio de 1998 (AS 1998/2606), advierte que “ante la diversidad de situaciones que pueden ofrecer los grupos de empresas, de organización vertical, horizontal o mixta, 73 por las partes (TERRADILLOS ORMAETXEA, 2000)97–, pero la cuestión se vuelve más polémica cuando se trata de delimitar quién está legitimado para negociar. Cuestión que puede verse agravada aún más en determinados sectores de actividad productiva en los que la propia configuración de los grupos de empresas –y su justificación constitutiva, “(...) sin duda, el deseo de aplicar distintos estándares laborales a los trabajadores de las empresas pertenecientes al mismo grupo” (ESCUDERO RODRÍGUEZ, 2002, pp. 47-48)– da lugar a “la creación de micro-estructuras de negociación colectiva, ya que (...) es preciso realizar negociaciones de centro de trabajo” para adaptar las condiciones de trabajo a las circunstancias particulares de ese apéndice del grupo (RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, 2002, pp. 144-159)98. El Tribunal Supremo ha fijado unas pautas para dilucidar este problema, pero es tan numerosa y particular la casuística que no se puede aplicar sin más, sino que habría que analizar caso por caso. El método ecléctico del Tribunal Supremo anteriormente referido se concreta en que rijan las reglas del artículo 87.1 ET (convenio de empresa) para la parte empresarial y las del 87.2 ET para la representación de los trabajadores99. Esta interpretación jurisprudencial ha propiciado, en parte, la creciente negociación colectiva de grupo, aunque sería aconsejable una mayor precisión normativa al respecto (MARTÍNEZ GIRÓN, 2003)100. En cuanto a las relaciones colectivas de trabajo, nuestro ordenamiento jurídico parece insuficiente para regular la cuestión de la representación unitaria y sindical en los grupos de empresas (LAHERA FORTEZA, 2004). Contamos con un marco legal que ordena la representación unitaria de los trabajadores en el centro de trabajo y en la empresa íntegramente. Por el momento, al menos legalmente, no se ha previsto la creación de alguna figura de representación de los trabajadores en los grupos societarios101 que se adapte a las instancias de representación necesarias para atender adecuadamente esta nueva realidad empresarial (PÉREZ YÁÑEZ, 2002). coincidente con la personalidad jurídica aparentemente independiente de las empresas miembros y la posibilidad, por pertenecer a diferentes ramas de actividad, de estar sometidas a diferentes convenios colectivos de variado ámbito territorial, se hace difícil determinar el de negociación de un convenio colectivo de grupo” (FD Cuarto). 97 Algunos convenios de los denominados genéricamente “de grupo”, no incluyen en el ámbito de negociación del convenio a todas las empresas (sociedades) que, desde un punto de vista mercantil, pertenecen al Grupo, sino que sólo algunas empresas integran la “unidad empresarial” a efectos de la negociación convencional. Es el caso, entre otros, del CC de las empresas “Praxair (...)”. 98 Es el caso, por ejemplo, del sector de Telecomunicaciones o el de Pasta, Papel y Cartón. 99 En este sentido, consúltense, las SSTS de 30 de abril de 1996 (RJ 1996/3623), de 10 de junio de 2002 (RJ 2002/10643) y de 12 de diciembre de 2003 (RJ 2004/209979). Cfr. Voto particular de la STS de 21 de diciembre de 1999 (RJ 2000/528). 100 Lo cierto y verdad es que no existe una previsión legal del convenio de grupo –que sí existía en las Leyes de Convenios de 1958 y 1973 (“convenios plurales de empresa”)–, ni una solución al debate sobre si se deben aplicar las reglas de negociación de los convenios de empresa o las previstas para los de sector. 101 Convencionalmente se plantean soluciones creativas, al menos aparentemente, a esta cuestión. En tal sentido, en el Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista” (Art. 62.4) se atribuye a la Comisión de Interpretación, Vigilancia y coordinación, además de las funciones propias de interpretación y vigilancia, la “función de interlocución permanente con la Dirección del Grupo de empresas, en todas aquellas cuestiones que afecten a los intereses comunes y generales de los trabajadores en las dos empresas del Grupo”. En el caso del CC del Grupo “Axa Seguros”, se constituye, como órgano de representación colectiva, la “Mesa de Diálogo Social” (Arts. 34.C y 35.3) y el CC de “Unión Fenosa” hace alusión a la “Mesa Única para el Diálogo Social y la Negociación Colectiva” (Arts. 70 y 71). 74 La única aproximación normativa viene de mano del artículo 63.3 del Estatuto102, de cuyo tenor podría entenderse que, vía negociación colectiva, quizás fuese posible crear un comité interempresas siguiendo el modelo de los comité intercentro (CRUZ VILLALÓN, 1992). Deberá existir un convenio colectivo de grupo que expresamente, contemple la creación de un comité de estas características103. Respecto a la representación sindical nos preguntamos: ¿Sería posible la constitución de secciones sindicales con implantación en todas las empresas pertenecientes al grupo?. Nuevamente, podemos encontrar la respuesta en la negociación colectiva; si en el texto convencional de grupo se reconoce su instauración, ello conllevará el cálculo global de los empleados. Esta es una experiencia que ya ha sido recogida en algunos convenios colectivos grupales104. Tal fórmula no está exenta de polémica, en tanto que tiene ciertas implicaciones acerca de la autonomía sindical105. Habrá que ver también qué luz aporta –si lo hace– sobre estas cuestiones, la regulación comunitaria y, en concreto, sobre la creación de un comité de empresa europeo106. Tal institución concierne a los grupos de empresa de dimensión comunitaria –en materia de derechos de información y consulta– y nos interesa saber si puede constituir un nuevo instrumento de representación, por encima de los órganos unitarios y sindicales, a nivel de 102 “Sólo por convenio colectivo podrá pactarse la constitución y funcionamiento de un comité intercentros”. Cfr. FD 3º de la SAN de 21 de enero de 2004 (JUR 2004/205555). El CC de las empresas “Philips (...)”, en su Art. 47, acepta la constitución de un Comité Intercentros conforme a lo dispuesto en el artículo 63 del ET, pero, conscientes de las circunstancias particulares del Grupo, también acuerdan la creación de una comisión paritaria “para estudiar la ampliación de competencias de los Comités Intercentros”. 103 Ya existen algunos ejemplos en nuestra negociación colectiva: En el caso del CC del Grupo “Unión Radio” (Art. 56) atribuyen la representación de los empleados del Grupo a “los Comités de centro de trabajo y a los Delegados de Personal” y al “Comité General Intercentros”. Lo mismo ocurre en el CC de las empresas “Ortiz” (Disposición Final Cuarta), en el CC “Radio España” (Art. 48) y en el CC de “RTVE y sus sociedades” (Art. 104 K). El CC “Primera Plana (...)” utiliza la terminología de “Comité de grupo de empresas” bajo las siglas CGE (Art. 48). También podemos encontrarnos con un “Comité de representación sindical conjunto de todas las empresas que constituyan el grupo”, Art. 35 CC del Grupo “Plus Ultra (...) pertenecientes al Grupo Aviva en España”. En idéntico sentido, Art. 35 CC para las empresas del Grupo “Norwich Unión” en España. Y, en términos similares, los Arts. 62.5 y 65 del CC Marco de “Endesa” hablan de los “delegados de grupo o corporativos”. 104 Art. 62 del CC del Grupo de empresas “La Estrella (...)”, Art. 48 del CC para las empresas del Grupo “Generali” y Art. 55 del CC “Primera Plana (...)”. Las “Secciones sindicales de representación general” son la figura a que se refiere el CC de “Iberdrola Grupo” (Arts. 67 y 68) para asumir la representación de los trabajadores del Grupo. En el CC de “Unión Española de Explosivos (...)” se reconoce la constitución de los “Coordinadores sindicales estatales” (Art. 28). 105 Muy ilustrativo el ejemplo que podemos encontrar en los Arts. 48-57 del CC de las Empresas Ediciones “Primera Plana, S.A. (...)”. 106 Textos normativos de referencia: Directiva 94/95/CE del Consejo, de 22 de septiembre de 1994, sobre la constitución de un comité de empresas europeo o de un procedimiento de información y consulta a los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria, modificada por la Directiva 97/74/CE del Consejo, de 15 de diciembre de 1997 (por la que se ampliaba al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte el ámbito de aplicación de la primera). La transposición de la Directiva del Comité de empresa europeo fue llevada a cabo por el legislador español con la promulgación de la Ley 10/1997, de 24 de abril, sobre derechos de información y consulta de los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria. Se hace alusión al Comité de empresa europeo en el Art. 48 del CC para las empresas del Grupo “Generali” y Art. 55 del CC “Primera Plana (...)”. 75 grupo de empresas. Y, en segundo lugar, conocer el grado de participación de tal institución en la toma de decisiones en cada una de las empresas del grupo (GÓMEZ GORDILLO, 2004). Uno de los factores que ha contribuido a la complejidad en las estructuras empresariales en los últimos tiempos ha sido, sin duda, la “apertura de las fronteras” y, de manera particular, entre países del ámbito comunitario. Sin embargo, esa globalización económica no puede suponer una injerencia en el libre desarrollo –y en las garantías– de la participación de los trabajadores en sus empresas, sean de ámbito nacional o transnacional. Ha sido necesario agregar nuevos mecanismos de regulación de los derechos de información, control, consulta y negociación a nivel europeo107. Pese a lo dicho anteriormente, el estudio (teórico) de la Directiva de referencia, la Ley 10/1997 y demás normas concordantes, nos muestra una representación de trabajadores a nivel de grupo que no es equiparable a los órganos de representación existentes en el seno de cada una de las empresas pertenecientes al grupo en cuanto a participación directa en la toma de decisiones. De acuerdo con la norma comunitaria, atendiendo a su tenor literal, la única función de esta estructura representativa es la de “llevar a cabo la información y consulta a los trabajadores”108. Ahora bien, “ (...) la barrera que separa la consulta y la negociación puede franquearse en cualquier momento. Si ante un proceso de reestructuración de una multinacional europea un CEEU emite una opinión, y esta es aceptada, total o parcialmente, por la dirección empresarial, se habrá producido una negociación. (...) Por ello la tendencia actual, pragmática, en varias federaciones europeas de rama es avanzar en la negociación a escala de empresa transnacional, pero con participación sindical. (...) Pero el aumento de competencias del CEEU no debe hacerse de forma que transgreda lo establecido en los convenios nacionales” (ARAGÓN, ESTRADA, ROCHA, y SANZ, 2001, p. 55). Así pues, conforme a la regulación española, los acuerdos a los que se llegue en los comités de empresa europeos, que impliquen una modificación de las condiciones laborales, únicamente serán válidos en los respectivos centros, siempre y cuando tales acuerdos sean ratificados por los correspondientes órganos nacionales de representación de los trabajadores (ESTEVE SEGARRA, 2003). Entre los textos convencionales manejados para este estudio, existen algunos acuerdos colectivos de contenido exiguo, que se han ceñido a establecer derechos de información y consulta de los trabajadores del grupo –multinacional–, constituyendo un comité de empresa 107 En la Exposición de Motivos de la Ley 10/1997 se lee: “La mejora de los instrumentos de participación de los trabajadores en la empresa ha constituido, desde hace más de dos décadas, una de las aspiraciones fundamentales de las instituciones de la Comunidad Europea en el terreno de la política social (...). El mercado interior, el mercado único, ha dado y dará lugar a un complejo y creciente proceso de concentraciones de empresas, fusiones fronterizas, absorciones, asociaciones, (...) que ha provocado, entre otros efectos, una transnacionalización de las empresas y grupos de empresas (...) los procedimientos de información y consulta a los trabajadores previstos en las legislaciones y prácticas nacionales no se adaptan a esa estructura (...). La Directiva, cuyo objeto es mejorar los derechos de información y consulta de los trabajadores de los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria, aborda con un enfoque flexible y pragmático la información y consulta a los trabajadores a nivel europeo, como condición mínima indispensable para que las decisiones sean adoptadas y aplicadas en un contexto social aceptable (...)”. 108 Art. 2.1 g) Directiva 94/95/CE. Cfr. Exposición de Motivos de la Proposición de Ley “por la que se regula el derecho de información, consulta y participación de los trabajadores en las empresas” presentada por el Grupo Parlamentario Socialista BOCG (Congreso de los Diputados), 10-05-2002. 76 europeo. Ese contenido sólo se refiere a derechos colectivos de los representantes y no a los derechos individuales de los trabajadores representados109. I.IV.3. Algunas experiencias negociales concretas. Una de las primeras dificultades con las que nos encontramos al realizar un estudio sobre los grupos de empresa y, en concreto, sobre su incidencia en la negociación colectiva, es la de la identificación de auténticos grupos de empresa y, por ende, de convenios colectivos de este tipo de agrupaciones empresariales110. Esta ambigüedad terminológica da lugar a supuestos en los que ciertos grupos societarios eluden –no entraré a decir ahora por qué razón– su presentación como grupo111 y, por el contrario, otros casos en los que se denominan grupo de empresas sin serlo112 en sentido estricto113. Lo cierto es que es muy escaso el tratamiento legal que el Derecho del Trabajo –y de la Seguridad Social– hace de los grupos de empresas, por lo que su delimitación conceptual ha quedado en manos de la jurisprudencia y, también, de la doctrina. Atendiendo al criterio jurisprudencial para acotar la selección de textos convencionales a examinar, analizaremos los convenios colectivos de aquellas agrupaciones empresariales que cumplan los siguientes requisitos (mínimos)114: Pluralidad de empresas (concurrencia de personas físicas o jurídicas), 109 Entre otros, Acuerdo de 21 de junio de 2004 para la constitución del Comité de empresa europeo del Grupo Saica y su Reglamento de funcionamiento y Acuerdo de 4 de mayo de 2004 para la constitución del Comité de empresa europeo de la compañía del Grupo Praxair. 110 Un estudio estadístico realizado por el Directorio Central de Empresas (DIRCE) en el año 2002 sobre los grupos de empresas arroja las siguientes cifras: “ (...) 7.670 grupos de empresas (...) más del 60% tienen la matriz residente en España. De entre estos grupos, más del 92 por ciento son estrictamente nacionales dado que no han creado filiales en otros paises”. Por tanto, aunque no existe un censo riguroso de los convenios colectivos de grupo, en sentido estricto, es indudable que muchos grupos eluden, desconocemos el por qué, la regulación convencional de las relaciones laborales con sus empleados. Para conocer más detalles del estudio, consúltese, “Los grupos de empresas del DIRCE. Análisis de la globalización bajo la óptica de los registros de empresas. Resultados estadísticos 2002”, en http://www.ine.es/docutrab/dirce/dirce2002.pdf (13-09-2004). 111 En la muestra de convenios seleccionada para el estudio del Observatorio de la negociación colectiva encontramos, como ejemplo de esta práctica, el CC para “Talleres de Escoriaza, S.A.” 112 Es el caso de ciertos textos convencionales que se limitan a agrupar nominativamente sociedades que tienen una identidad empresarial autónoma. Así, con ámbito supraempresarial, pero no de grupo, II CC “Asistencia en Tierra (Handling) (...)” y II CC “Sector Transporte Aéreo (...)”. 113 A la hora de seleccionar los convenios colectivos de grupo de empresas para realizar este estudio se ha atendido al concepto mercantil de grupo de sociedades, recogido en el Art. 42 del Código de Comercio, que hace una descripción de esta figura trasladable al marco del Derecho del Trabajo. A efectos laborales, tómese también en consideración la doctrina del Tribunal Supremo fijada sobre la materia. Por todas las demás, sentencia de 26 de enero de 1998 (RJ 1998/1062). 114 En el FD Sexto de la STS de 20 de enero de 2003 (RJ 2004/1825) leemos: “El grupo de empresas, a efectos laborales, ha sido una creación jurisprudencial en una doctrina que no siempre siguió una línea uniforme, pero que hoy se encuentra sistematizada en la Jurisprudencia de esta Sala. Así ya se afirmó que ‘no es suficiente que concurra el mero hecho de que dos o más empresas pertenezcan al mismo grupo empresarial para derivar de ello, sin más, una responsabilidad solidaria respecto de obligaciones contraídas por una de ellas con sus propios trabajadores, sino que es necesaria, además, la presencia de elementos adicionales’. No puede olvidarse que ‘los componentes del grupo tienen en principio un ámbito de responsabilidad propio como persona jurídicas independientes que son’. La dirección unitaria de varias entidades empresariales no es suficiente para extender a todas ellas la responsabilidad. Ese dato será determinante de la existencia del Grupo empresarial. No de la responsabilidad común por obligaciones de una de ellas. Como dicho queda, para lograr tal efecto, hace falta un plus, un elemento adicional, que la Jurisprudencia de esta Sala ha residenciado en la conjunción de alguno de los siguientes elementos: 1) Funcionamiento unitario de las organizaciones de trabajo de las empresas del grupo 2.Prestación de trabajo común, simultánea o sucesiva, en favor de varias de las empresas del grupo 3.-Creación de 77 independencia jurídica de las empresas (el grupo por sí mismo carece de personalidad jurídica) y vinculación económica, jurídica y organizativa entre las empresas (en plano de igualdad –grupos horizontales– o de subordinación –grupos verticales–). Doctrinalmente, también hay quien considera, desde el punto de vista laboral, un indicio positivo de la existencia del grupo el hecho de que, “aunque el grupo de empresas puede perfectamente existir sin tener convenio colectivo propio como tal grupo”, negocie y estipule un convenio con tan peculiar ámbito de aplicación (MARTÍNEZ GIRÓN, 2004, p. 201). I.IV.3.1. Empleo y condiciones de trabajo. Una vez delimitado terminológica y conceptualmente, en el plano laboral, qué tipo de estructura empresarial hemos de analizar, nos dedicaremos, a través de los convenios colectivos de grupo, a precisar cuáles son las condiciones de trabajo de las personas contratadas por las diversas empresas pertenecientes al grupo societario. Para ello, como premisa inicial, debemos identificar quién es el empleador115, ya que, como dijimos anteriormente, ello influirá de manera determinante en muchos aspectos de la relación laboral. En términos generales, encontraremos dos tipos de convenios de grupo: los que realizan un cómputo global de empresas y de plantilla116 y, en segundo lugar, los que desglosan, por empresas (convenio de grupo parcial117), ciertos términos económicos y/o laborales118. También hay, en menor medida, algún convenio de grupo que delimita a priori las “partes contratantes” del propio acuerdo colectivo: el Grupo y cierto personal y/o empresas aparentes sin sustento real, determinantes de una exclusión de responsabilidades laborales 4. Confusión de plantillas, confusión de patrimonios, apariencia externa de unidad empresarial y unidad de dirección”. En similar sentido, FD Noveno de la STS de 30 de junio de 1993 (RJ 1993/4939) y FD Cuarto de la STS de 4 de abril de 2002 (RJ 2002/6469). 115 Como se verá más detenidamente en un epígrafe posterior, es más que habitual encontrar –práctica también corriente en los convenios sectoriales– cláusulas convencionales de este tipo: “La organización y dirección del trabajo constituye una facultad privativa de las empresas (...)”, Art. 8 del CC Marco del Grupo “Endesa”. 116 Entre otros, CC del Grupo “Axa Seguros”, CC “Grupo HBF Banco Financiero”, CC para las empresas “Compañía Española de Mobiliario urbano y Medio Ambiente” y “El Mobiliario Urbano, S.A.”, y CC del Grupo Hispamer Banco Financiero. 117 Cuando el convenio de grupo se aplica sólo a algunas empresas y no a la totalidad de las sociedades que operan bajo unidad de dirección empresarial. Sobre convenio colectivo de grupo “parcial”, SSTSJ de Canarias – Las Palmas– de 30 de junio de 2003 y 15 de marzo de 2005 (JUR 2004/65983 y 2005/103445). 118 Las Disposiciones Adicionales del CC del Grupo “Plus Ultra (...) pertenecientes al grupo Aviva en España” regulan, de manera específica, ciertas condiciones económicas de algunos empleados de “British Life”, una de las empresas del grupo. En similar sentido, la Disposición Adicional Primera y Anexo I, y la Disposición Adicional Segunda del CC Marco del Grupo “Endesa”, regulan determinadas condiciones laborales del personal perteneciente al “Régimen de Minería de Andorra” y a la empresa “Encasur”, y a “Endesa Gas, S.A.”. “Gas Aragón, S.A.”, “Gesa Gas, S.A.U.”, “Endesa cogeneración y renovables, S.A.U.” y “Carboex, S.A.”, respectivamente. También el CC para las empresas del Grupo “Generali” regula, de manera particular, determinados términos laborales de “Banco Vitalicio de España” y “La Estrella” con sus empleados. El Anexo III del CC del Grupo “Unión Radio” recoge las “Normas específicas de aplicación al personal adscrito a las Sociedad ‘Sogecable Música, S.L.’ ”. En términos similares, el CC de “Reale Grupo Asegurador” (Arts. 31-33) regula las “jornadas especiales”, el régimen de “vacaciones” y los “pluses profesionales” del “personal de ‘Reale Asistencia Compañía de Seguros, S.A.’ ”. En el caso del CC de “Unión Española de Explosivos (...)” se acompañan como Anexos la regulación de ciertos términos de la relación laboral entre algunas empresas del Grupo y sus empleados. Los CC de “Unión Fenosa” y “Astilleros españoles-SEPI” siguen una pauta similar. 78 centro119. Asimismo, hemos localizado ciertos acuerdos colectivos ad hoc supraempresariales que, al mismo tiempo que regulan algunos extremos laborales, diseñan una peculiar articulación entre el convenio colectivo del grupo empresarial y los respectivos convenios colectivos sectoriales aplicables a las empresas del mismo120 o, con carácter inusual, con el convenio estatal de sector121. No tratamos de incorporar aleatoriamente innumerables variables a nuestro estudio, sino que la identificación del empresario (empleador), la tipología de convenios (ámbito de aplicación) y la articulación convencional, plasmada de manera concisa arriba, son tres elementos claves para la comprensión del fenómeno grupal en el seno de la negociación colectiva. Es decir, son un solo criterio (triple) que es absolutamente necesario conocer anticipadamente para proceder, después, a una valoración de materias como, por ejemplo, la contratación o la movilidad. Sin tener claros esos parámetros y categorías de los convenios colectivos de grupo no podemos hablar de una regulación más o menos acertada al respecto o, incluso, enjuiciar su legalidad. I.IV.3.1.1. Contratación. Será interesante analizar los convenios colectivos seleccionados desde la óptica del impacto que los mismos pueden tener sobre el empleo y, en particular, la regulación que tales textos convencionales hacen –dentro de las autorizaciones o límites dispuestos por ley en estas materias– de concretas figuras contractuales y, aún a más, de ciertos extremos de las mismas. Así, habrá que valorar el alcance del tratamiento convencional de esos mismos temas. Como regla general, la valoración que se puede hacer de la regulación de la contratación y/o el empleo por los convenios de los grupos de empresa manejados es negativa. Es decir, no recibe tal calificación tanto por el número de cláusulas localizadas (criterio cuantitativo), como por la insuficiencia de las referencias a esta temática (criterio cualitativo). De los convenios de la muestra que mencionan “empleo”, “ingreso y promociones”, “modalidades de contratación”, “periodo de prueba”, etc, son muchos menos los que abordan cuestiones de gran interés. Las cláusulas sobre empleo y/o contratación existentes en esta específica sede convencional tienden a abordar la incidencia de ciertos modelos de organización y producción sobre el propio empleo de los trabajadores incluidos en ese determinado ámbito más que regular cuestiones específicas de las modalidades contractuales (ESTÉVEZ GONZÁLEZ, 2002). Acorde con esa posible trascendencia jurídico-práctica, las cláusulas localizadas para nuestro estudio podrían catalogarse del siguiente modo: 119 Por ejemplo, el CC de “Recoletos Grupo de Comunicación” (Arts. 1 y 2) limita su ámbito personal a “todo el personal perteneciente al Área Económica (...) con la excepción del personal adscrito al centro de trabajo de (...) Barcelona (...)”. Semejante es la redacción del CC del “Grupo Cruzcampo” (Art. 1). 120 Entre otros, “Acuerdo sobre transformación de los compromisos de pensiones actuales previstos en los respectivos convenios colectivos sectoriales de las empresas del Grupo Cemex, a través de la implantación de un único Plan de Pensiones para las empresas del Grupo” en relación con el CC de la empresa “Cemex”. 121 Los representantes de los trabajadores del Grupo de empresas Aegon y la Dirección del propio grupo suscribieron un Acuerdo que afecta al complemento de Compensación adicional por primas regulado en el Convenio Colectivo General, de ámbito estatal, para las Entidades de Seguros, Reaseguros y Mutuas de accidentes de trabajo. Consúltese el Laudo Arbitral en el procedimiento de arbitraje seguido en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje relativo a ese Acuerdo del Grupo Aegon (BOE 01-07-2004). 79 - - Aquellas que guardan una gran similitud e, incluso, mimetismo con la regulación del Estatuto y, en su caso, con la normativa reglamentaria concordante, o bien las cláusulas que, aún sirviéndose de la facultad reguladora de la autonomía colectiva, entendemos que pueden aportar poco, o nada, en la práctica: • Sobre los ingresos, el periodo de prueba y el cese del personal122; la pauta general es distinguir la regulación de estos extremos, respetando la regulación del Estatuto de los Trabajadores, conforme a los criterios de “personal fijo, fijo-discontinuo y contratos a tiempo parcial” o “personal con contratos de duración determinada”123 y de acuerdo con las categorías o grupos profesionales, niveles, titulación,..... • Referidas a las modalidades de contratación124 temporal125, a tiempo parcial126 o indefinida127, y a los contratos formativos128; Se pueden encontrar, en un mismo convenio, las locuciones: “ (...) de acuerdo con la normativa vigente”, “(...) la prevista en la legislación general vigente”, “se podrá acudir a los distintos sistemas y modalidades de contratación legalmente establecidas para el supuesto de que se trate (...)”, “(...) en la forma y condiciones previstas en la legislación vigente (...)”129. Entiendo que tal parquedad didáctica no es en absoluto útil para la práctica negocial cotidiana –salvo posible valor propedéutico– y, mucho menos, para solventar cualquier conflicto interpretativo que potencialmente se pudiera dar sobre una concreta figura contractual. Las que realizan una regulación propia (autónoma), de mayor o menor alcance, siempre de acuerdo con la normativa legal y, en ciertos supuestos, conforme al convenio sectorial estatal de referencia130, lo que nos hace prever, a priori, una mayor incidencia fáctica sobre el empleo y la contratación. • Bajo las rúbricas genéricas de “ingresos”, “promoción y provisión de vacantes” y “vacantes” se encuentran auténticas cláusulas de preferencia para la el ingreso y/o la contratación131, así como una detallada y precisa ordenación de las “bolsas de trabajo”132. 122 Arts. 11, 12 y 18 CC de “Unión Española de Explosivos (...)”, Arts. 21 y 22 CC “Radio España”, Art. 24 CC “Primera Plana (...)”, Art. 11 CC para las empresas “Praxair (...)”, Art. 8 CC de las empresas “Ortiz”, Arts. 7 y 9 CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados, Art. 12 CC para las empresas “Compañía Española de Mobiliario urbano y Medio Ambiente” y “El Mobiliario Urbano, S.A.”, Art. 7 CC “Grupo HBF Banco Financiero”, Art. 10 CC del Grupo “Unión Radio”, Art. 16 Acuerdo Marco del Grupo “Aceralia-Arcelor” y Art. 8 Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista”. 123 En esta línea, Arts. 12, 13 y 14 del CC del “Grupo Cruzcampo” y Apdos. VI y VII del CC de “RTVE y sus sociedades”. 124 Art. 16 Acuerdo Marco del Grupo “Aceralia-Arcelor”. 125 CC de “Unión Española de Explosivos (...)”,Arts. 13 y 14. 126 Art. 15 CC de “Unión Española de Explosivos (...)”. 127 Entre otros, Art. 4 Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista”. 128 CC de “Unión Fenosa” (Art. 28) y CC “Radio España” (Art. 20). 129 Sin ánimo alguno de estigmatizar ninguno de los textos, nos estamos refiriendo, por ejemplo al Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista” (Art. 5), . 130 El CC de “Radio España” (Prensa Diaria), el CC para las empresas “Praxair (...)” (Industrias Químicas) y el CC de las empresas “Ortiz” (Construcción). 131 CC “Radio España” (Art. 19), CC de las empresas “Philips (...)” (Art. 13), CC para las empresas “Praxair (...)” (Art. 10), CC para las empresas del Grupo “Norwich Unión” en España (Art. 6), CC para las empresas “Compañía Española de Mobiliario urbano y Medio Ambiente” y “El Mobiliario Urbano, S.A.” (Art. 11), CC de las empresas “Al Air Liquide España, S.A. (...)” (Arts. 7 y 11), CC del Grupo “Unión Radio” (Art. 8) y CC del Grupo “Plus Ultra (...) pertenecientes al grupo Aviva en España” (Art. 6). 132 Art. 13 Acuerdo Marco de “Repsol YPF”, Art. 22 CC “Primera Plana (...)” y Art. 66 CC de “Iberdrola Grupo”. 80 • En términos similares, cuando hallamos los epígrafes de “periodo de prueba” advertimos que no siempre son tales de acuerdo con el tenor del Estatuto de los Trabajadores, sino que se trata de figuras de configuración convencional; serán, por ejemplo, los que diferencien entre un periodo de prueba para “contrataciones externas” y otro para “movimientos internos”, que vendría a ser, en strictu sensu, un sistema de doble control sobre la aptitud del trabajador para el adecuado desempeño de sus funciones de dudosa legalidad133 ya que según el Art. 14 ET y jurisprudencia social consolidada “no existe justificación para celebrar un segundo período de prueba cuando ya se estableció en un contrato anterior”134. Además, el mismo artículo 14 legitima a la negociación colectiva para establecer los límites temporales del periodo de prueba, nunca para fijar un segundo o sucesivos periodos de prueba cuando ya ha realizado el trabajador las mismas funciones anteriormente en la empresa, cualquiera que fuese la modalidad contractual. En sentido contrario, resulta especialmente singular –y positiva a mi parecer– la regulación que del periodo de prueba hace el CC de las empresas “Ortiz”, ya que no es necesario acreditar la superación de ese periodo en la empresa o empresas del grupo, sino que basta con acreditar su cumplimiento con la misma categoría profesional en cualquier empresa del sector presentando la “cartilla profesional” expedida por la Fundación Laboral de la construcción135. • Aquí incluiríamos, también, las cláusulas convencionales que atienden a la creación (neta) de empleo dentro del grupo136 y/o las que, al menos, responden a la no desaparición de puestos de trabajo ya existentes en una o más empresas del grupo137 así como en la conversión de contratos temporales en indefinidos138. La “política de empleo” mayoritaria en los convenios colectivos de este tipo de agrupaciones empresariales se concreta en dos grandes líneas, por un lado, la garantía de continuidad en el empleo de los trabajadores y, por otro, la creación de empleo en las empresas del grupo139. • En consonancia con el apartado anterior, hemos de señalar la existencia de algún convenio de la muestra que establece la creación de comisiones ad hoc Algunos convenios, para resultar más elocuentes, dedican un apartado propio a las “bolsas”: CC de “Unión Española de Explosivos (...)”. 133 Así, Art. 27 CC de “Iberdrola Grupo” y, en similar sentido, Art. 29 CC de “Unión Fenosa”. 134 STSJ de Extremadura de 30 de julio de 2002 (AS 2002/2837). También, en similar sentido, STS de 18 de enero de 2005 (RJ 2005/2425) y STSJ de Canarias –Sta. Cruz de Tenerife– de 3 de marzo de 2000 (AS 2000/5293). 135 Art. 11 del citado convenio; “Período de prueba”. 136 Cláusulas del tipo: “(...) se incorporarán como mínimo 270 nuevos trabajadores a las empresas (...)”; “Unión Fenosa”. Bajo el epígrafe de “jubilaciones” se establecen prejubilaciones forzosas a los 64 años y contratos de relevo que implica, a su vez, compromisos de nuevas contrataciones; “Centro Farmacéutico del Norte (...)” y “Altadis”. 137 Art. 8 CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados, Disposición Final Segunda (Pfo. 1º) CC del Grupo “Unión Radio” y Art. 16 CC para el grupo de empresas “Centro Farmacéutico del Norte (...)”. 138 En muchos casos a través de la figura del contrato para el fomento de la contratación indefinida. En otros convenios se fijan porcentajes específicos sobre el cómputo global de plantilla o de contratación fija ya existente. Tales compromisos en ocasiones de matizan, sometiendo el cumplimiento a ciertos parámetros económicos de la empresa – “(...) crecimiento estable sobre las variables de volumen de producción y facturación (...)”– o se vincula a una fecha. Entre otros, CC de las empresas “Ortiz” (Arts. 12 y 13) y CC del Grupo “Unión Radio” (Disposición Final Segunda, Pfo. 1º). 139 En este sentido, CC de “Unión Fenosa” (Art. 6) y Acuerdo Marco del Grupo “Aceralia-Arcelor” (Art. 16), entre otros. 81 - en materia de empleo y contratación, con el fin prioritario de “adoptar medidas encaminadas a potenciar la estabilidad en el empleo de los trabajadores” de las empresas afectadas por el correspondiente convenio de grupo140. Se trata de comisiones paritarias que actuarán en caso de no existir acuerdo en los centros de trabajo donde pueda surgir una discrepancia en esta materia y, además, tendrán competencia para adaptar el convenio a las novedades normativas y jurisprudenciales en materia de empleo y contratación. Sus funciones, en general, consistirán en realizar el seguimiento, aplicación e interpretación del contenido convencional sobre la materia y, en particular, velar por el cumplimiento efectivo de los compromisos adquiridos, recibir y analizar información sobre reclamaciones individuales y colectivas, etc. • El tema de las modalidades contractuales es menos recurrente en este tipo de convenios que, por otra parte, no tienen en todos los casos (materias) un margen de actuación excesivamente amplio, sino que está acotado (reserva funcional), en ocasiones, por la regulación legal141. Pese a ello, sí hay algunos convenios que regulan ciertos extremos de, por ejemplo, los contratos formativos o para obra y servicio (edad, salario, duración, actividades sustanciales,...)142 e, incluso, creación de ciertas figuras acordes con las necesidades del sector de actividad en el que se encuadra el grupo. Tal instauración consiste en la elaboración convencional de figuras contractuales en las que se refleja no sólo una gran creatividad nominal, sino también una minuciosidad a la hora de configurar contratos que conjugan elementos de las modalidades contractuales previstas legalmente (interinidad, obra y servicio, ....) con elementos privativos del grupo143. Otras cláusulas configuradas como compromisos o meras declaraciones de principios que podrían calificarse, en algunos de los casos, como auténticos “brindis al sol”: • En este grupo se incluyen las escasas reseñas al tema de Derechos colectivos (información y control) en materia de empleo y contratación. Tan sólo algunos convenios de la muestra manejada hacen una escueta referencia al “control sindical” y se limitan a redacciones en el siguiente sentido: “Se estará a las disposiciones generales en materia de contratación, control y participación sindical vigentes en cada momento”144. • Respecto de la materia específica que nos ocupa, los acuerdos entre sindicatos y patronal sobre “garantías de empleo” y/o “estabilidad” plasmados en los textos convencionales resultan inoperantes en la medida que no establecen los medios de los que servirse para su efectiva realización. Es decir, cómo llevar a cabo tales pactos y, lo que es aún más importante, cuáles son los mecanismos 140 Arts. 9 y 10 CC de “Unión Española de Explosivos (...)” y, en similar sentido, Art. 12 Acuerdo Marco de “Repsol YPF”. 141 Las remisiones del Título I del Estatuto a la regulación convencional a las que hacemos alusión se encuentran en los artículos 11 (contratos formativos) y 15 (duración de los contratos). 142 Acuerdo Marco de “Repsol YPF” (Art. 14), CC de las empresas “Philips (...)” (Art. 11), CC “Primera Plana (...)” (Art. 23) o CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados (Art. 8). 143 Es el caso de “contratación de sustitutos”, “contratación especial” o “contrato por programa”; Entre otros, CC “Primera Plana (...)”,CC del Grupo “Unión Radio” y CC “Radio España”. 144 Texto del Art. 6 del CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados. 82 de garantías frente al posible incumplimiento de lo allí acordado145. En términos similares, se afronta, en ciertos casos, el tratamiento convencional de los compromisos de mantenimiento del empleo ante “(...) posibles fusiones, absorciones, intercambios de mercados y segregaciones de actividades o negocios (...). Negocios jurídico-empresariales que, sin lugar a dudas, son piedra angular en las relaciones laborales dentro de las empresas de grupo y no parecen gozar de la correspondiente relevancia en el seno de este tipo de convenios colectivos146, salvo puntuales excepciones147. También hemos observado que los grupos, en ocasiones, pactan, fuera de convenio, determinados extremos de las relaciones laborales (ex Art. 83.3 ET). Así, encontramos algunas referencias a “pactos laborales”, instituidos como protocolos, en cuyos epígrafes se lee “Política de empleo”148. Asimismo, encontramos anexionados a los textos convencionales actas de acuerdos y preacuerdos “sobre negociación colectiva y empleo” en el seno del grupo149, de “estabilidad en el empleo”150 o sobre “la prestación de servicios por personas empleadas en empresas ajenas al propio grupo”151. En suma, advertimos que no puede hablarse, salvo puntuales excepciones, de una tipicidad en las cláusulas de los convenios colectivos de grupo en materia de empleo. Más bien habría que destacar la heterogeneidad del articulado de estos convenios al abordar las diversas materias que hemos englobado genéricamente en “contratación”. Igual diversidad que se desprende del tratamiento, en su caso, de esos mismos temas (duración del contrato en prácticas, trabajos susceptibles de cubrirse por contratos para la formación, duración del contrato eventual,...) – con independencia de que sean o no materias reservadas por ley, en principio, a la negociación sectorial– y de otros como, por ejemplo, las recolocaciones (ingresos, promociones o provisión de vacantes). I.IV.3.1.2. Movilidad funcional (y geográfica). Como se ha visto, la necesidad de una mayor flexibilidad y/o adaptabilidad en la mano de obra en este tipo de estructuras empresariales complejas, ha generado un cambio genérico en la configuración del empleo más que en los tipos contractuales específicos. Por ello, también nos parece una cuestión muy relevante la relativa a la movilidad geográfica y/o funcional (“utilización ‘circular’ de la mano de obra” según BAZ RODRÍGUEZ, 2002, p. 124), en 145 El Acuerdo Marco de “Repsol YPF” habla de “(...) compromiso de utilización de mecanismos no traumáticos en la consecución del objetivo de adaptación de plantillas en el conjunto del Grupo” bajo la rúbrica “Garantía de estabilidad en el empleo” (Art. 11). En el caso del CC de las empresas “Philips (...)” (Art. 11) se fija un compromiso de conversión en indefinidos “del mayor número posible de contratos temporales”. Otros se comprometen a una “utilización restrictiva” o a “evitar” la contratación temporal, las ETT y/o las subcontratas. Así, CC de “Iberdrola Grupo” (Arts. 7 y 20), Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista” (Arts. 6 y 7) y CC para las empresas “Praxair (...)” (Art. 10). 146 Una mera declaración de principios o aspectos básicos de las relaciones de trabajo en supuestos de “segregación o transmisión de actividades o negocios”: Art. 1 y Disposición Final 1ª del CC de “Iberdrola Grupo”. Véase, sobre “procesos de reestructuración en los grupos”, ESTEVE SEGARRA, 2003, pp. 29-33. 147 En el CC intersocietario de “Roca” se “pactan expresamente” las “normas integrantes” del “pacto de empleo” (Disposición Final Primera). 148 Es el caso del CC del Grupo de empresas “La Estrella (...)” en su Disposición Transitoria Única. 149 Así, CC del “Grupo Cruzcampo” (Anexo 16º). 150 Acuerdo Marco de “gec Alsthom” (Anexo II). 151 Por ejemplo, CC de “RTVE y sus sociedades” (Apdo. XVI). 83 especial, los supuestos que pueden suscitar ciertas dudas desde un punto de vista jurídico152. Esta movilidad dentro del ámbito organizativo del grupo –con cambio de sujeto empresarial y, por consiguiente, cambio de uso efectivo de las tareas o funciones desempeñadas por el trabajador(-es) sin un cambio de titularidad (formal)– quedaría fuera de la regulación estatutaria153. Es decir, si, conforme a la ley, el grupo se constituye como la unión de diversas sociedades individuales e independientes jurídicamente, ¿sería posible llevar a cabo, por ejemplo, traslados de trabajadores de una a otra empresa de la red empresarial?. Nos hemos encontrado una amplia tipología en la práctica convencional que podemos resumir, obviando otros casos análogos menos habituales, en dos supuestos: - El trabajador presta sus servicios en cualquiera de las empresas que integran el grupo existiendo una sola relación laboral con el mismo: • El cómputo de la plantilla se hace de manera única y global (de todo el grupo) y el trabajador desempeña sus funciones de forma indistinta en las empresas pertenecientes al grupo154. • Con carácter temporal o, en su caso, definitivo, es puesto a disposición de otra empresa del grupo, sin extinguir ni modificar su relación laboral con la empresa inicial155. Debemos destacar que muchas de las cláusulas convencionales que ahora utilizamos para ejemplificar el sistema de movilidad en el seno de los grupos de empresas también guardan relación con la materia de empleo, analizada anteriormente. Es significativo que, en muchos caso, la movilidad funcional y/o geográfica se utiliza como mecanismo de conservación de los puestos de trabajo y de protección del empleo ya existente. Entre otras fórmulas, hallamos la 152 En esta línea, STS de 12 de diciembre de 1997 (RJ 1997/9315). Los artículos 39 y 40 ET no incluyen, a priori, la movilidad “intragrupo” o “interempresas”. 154 En el CC Marco del Grupo “Endesa” (Arts. 38-46) se distingue entre “movilidad geográfica” y “circulación de trabajadores”. En el primer caso el cambio será de un centro de trabajo a otro distinto de la misma empresa, mientras que en el segundo supuesto será un cambio de sociedad (empresa) bien en un mismo centro de trabajo o en uno distinto. El CC de “Iberdrola G.” regula también la “circulación de trabajadores” dentro del Grupo (Art. 16) y, además, otras políticas reorganizativas o de recolocación de trabajadores en situaciones originadas por posibles fusiones, absorciones, etc (Disposición Final Primera). En materia de subrogación empresarial dentro del Grupo (condiciones salariales), consúltense también el CC “Primera Plana (...)”, Disposición Final Quinta y el CC de “Unión Fenosa”, Arts. 4, 7-9 y 27. En el caso del CC para las empresas del Grupo “Generali” (Disposición Adicional Segunda), en aras de la preservación del empleo desde una perspectiva colectiva, y teniendo en cuenta la organización de la estructura de las empresas del grupo, se prevé, con carácter obligacional, que “los excedentes individuales de plantilla que, en su caso, se produzcan en las empresas (....), se resolverán mediante la aplicación de medidas de movilidad geográfica y/o funcional dentro del grupo (...)”. También el Acuerdo Marco del Grupo “Aceralia-Arcelor” hace referencia a un supuesto similar, limitando la circulación de trabajadores entre empresas del grupo de la misma Comunidad Autónoma (Art. 18, “Desarrollo y mejora de los Recursos Humanos”). Análogamente, el CC de “Astilleros españoles-SEPI” (Art. 13, “Movilidad geográfica”). 153 El sistema adoptado en el CC de “Unión Española de Explosivos (...)” es el de las “bolsas de trabajo” para trabajadores pertenecientes a empresas del Grupo (Art. 16). 155 Encontramos, por ejemplo, cláusulas de este tipo: “la movilidad funcional, en el seno de las empresas del grupo no tendrán otras limitaciones que las exigidas por las titulaciones académicas o profesionales precisas para ejercer la prestación laboral y por la pertenencia al grupo profesional. (...) se podrán realizar traslados temporales o definitivos entre las diferentes empresas que componen el grupo (...)”. Es el caso, entre otros, del CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados (Art. 24). 84 - “movilidad interempresas” como un instrumento de “recolocación de personal disponible y optimización de las plantillas del Grupo”156. El trabajador es contratado sucesivamente por diversas empresas del grupo; con cada una de las empresas firma un nuevo contrato dejando en suspenso el anterior157. Otras fórmulas empresariales asimilables, a nuestros efectos, a la movilidad de trabajadores en el grupo, en cuanto a su finalidad (uso de prestaciones laborales en beneficio de varias empresas), son las Uniones Temporales de Empresas (UTE) y las Agrupaciones de Interés Económico (AIE). Estas figuras asociativas son en sí mismas un método de movilidad de trabajadores interempresas. A través de sus pactos colectivos158 articulan instrumentos de cooperación empresarial entre sociedades y buscan conseguir objetivos (económicos) comunes; uno de ellos es la utilización plural de la mano de obra159. El convenio colectivo resulta un instrumento normativo adecuado para regular estos supuestos, si bien, en algunos de los textos analizados, vienen a explicitar, más que añadir algo, lo dispuesto en los artículos 39 y 40 del Estatuto de los Trabajadores (SEMPERE NAVARRO y ARETA MARTÍNEZ, 2003)160. Aquellos convenios de grupo que sí entran más a fondo en esta cuestión, ponen a disposición de la Dirección algunas fórmulas de movilidad de trabajadores que escapan de la regulación legal, muy estricta en algunos casos – o, incluso, inexistente en otros–. Así, modulan su finalidad organizativa y/o productiva (real) acorde con la regulación estatutaria por lo que ciertas cláusulas convencionales hacen referencia a la existencia de una causa (técnica, organizativa o de producción)161 y al mantenimiento de los derechos laborales adquiridos y condiciones de trabajo (retribución, antigüedad, ...)162 y, al mismo tiempo, pueden encubrir situaciones extremas que se hayan en los imprecisos límites entre la circulación de trabajadores interempresas y la cesión ilegal de los mismos (MONEREO PÉREZ, 2003)163. 156 Acuerdo Marco de “Repsol YPF” (Art. 17). Acuerdo Marco “Repsol YPF” (Art. 17.1), Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista” (Art. 24.1) y Acuerdo Marco de “Aceralia-Arcelor” (Art. 8.4). 158 Es el caso del CC de “Remolcasa y EDSA Agrupación de interés económico” y del CC para la UTE “Jesús S. Cucart Todoli-Santiago Cucart S.L.” y otras. 159 Al respecto, consúltese la STS de 26 de enero de 1998 (RJ 1998/1062). 160 Por ejemplo, artículos 9 y 11 del CC del Grupo Sogecable, “Movilidad funcional” y “movilidad geográfica”, respectivamente. 161 Entre otros, Art. 15.1.1 del CC para las empresas del Grupo “Generali” y Art. 19 del CC para las empresas “Praxair (...)”. En aplicación de los principios rectores de la organización del trabajo, las organizaciones sindicales firmantes del convenio del grupo y las empresas afectadas, pueden acordar que las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, fundamentadas en razones técnicas, productivas, económicas u organizativas, sean negociadas en la comisión creada ad hoc, salvo que la modificación planteada afecte a un único centro de trabajo en cuyo caso se delegará la comisión técnica en la representación existente en tal centro. Es el caso, por ejemplo, del CC Marco del Grupo “Endesa” (Art. 9). 162 Por ejemplo, CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados (Art. 24) y CC para las empresas del Grupo “Generali” (Art. 18). 163 Cfr. STS de 26 de noviembre de 1990 (RJ 1990/8605) –invocada expresamente por las SSTS de 30 de junio de 1993 y de 26 de enero de 1998 (RJ 1993/4939 y 1998/1062, respectivamente)– : “ (...)salvo supuestos especiales, los fenómenos de circulación del trabajador dentro de las empresas del mismo grupo no persiguen una interposición ilícita en el contrato para ocultar al empresario real, sino que obedecen a razones técnicas y organizativas derivadas de la división del trabajo dentro del grupo de empresas; práctica de lícita apariencia, siempre que se establezcan las garantías necesarias para el trabajador, con aplicación analógica del artículo 43 del Estatuto de los Trabajadores”. En términos similares, Fundamento de Derecho Quinto de la SJSoc. De la Comunidad Valenciana – Castellón de la Plana– de 28 de enero (AS 199/112). 157 85 Estos supuestos de uso sucesivo de los servicios del trabajador por distintas empresas de un mismo grupo se ven legitimados al obedecer, según argumentarán los diversos empresarios implicados –y, en su nombre, el grupo– a la mejora del funcionamiento y la organización de la agrupación societaria. No estaríamos ante un caso de tráfico (prohibido) de mano de obra (ex Art. 43 ET)164, sino ante una mera “técnica flexibilizadora” (GARCÍA BLASCO, 1994, P. 64). Es obvio decir que ello será así, salvo en el caso, excepcional –aunque sujeto a una tendencial normalización fáctica–, de que la empresa que contrató al trabajador y que es cedido al resto de las empresas del grupo, sea sólo una empresa aparente con el ánimo únicamente de suministrar trabajadores y con fines, por tanto, fraudulentos165. Hemos de entender, por tanto, que esta abundantisima tipología de cláusulas sobre movilidad dentro del grupo y, también, sobre la movilidad externa, no se trata de un capricho de los negociadores, sino que atiende a la voluntad de regular los particulares efectos laborales que implica la existencia de dos o más empresas con personalidad única. Relativizando el elemento cuantitativo, en mi opinión, la riqueza de las cláusulas sobre condiciones laborales en general y, en concreto, sobre movilidad (funcional y/o geográfica) debe ser estimada en atención a su finalidad –sin olvidarnos del particular contexto productivo actual en el que se sitúa la empresa de grupo–. Es decir, el beneficio que una u otra regulación puede suponer, en algunos casos, para el empresario (grupo), y en otros, sin embargo, para sus empleados. Creo que, introduciendo nuevamente el elemento numérico o porcentual, en la muestra analizada son más los casos en que la movilidad intragurpo o interempresas encumbre ese beneficio objetivo –directa o indirectamente, económico– a favor de la agrupación societaria en general o, al menos, para una de sus empresas. Alguien podría entender –encuadrando su análisis en la economía laboral–, desde una óptica a mi parecer excesivamente optimista, que con esa utilización circular de la mano de obra se crea un “mercado interno de trabajo” (BAZ RODRÍGUEZ, 2002, p. 125) que propicia todo un elenco de derechos y privilegios para los trabajadores incluidos en el mercado en el seno de la empresa de grupo (estabilidad en el empleo, promociones y ascensos, tratamiento retributivo equitativo, etc). A su vez, el grupo entiende que sus empleados deben apostar, dentro del conjunto de medidas de “organización descentralizada”, por la “promoción interna (...) lo que conlleva inexorablemente a una movilidad tanto geográfica como funcional” de esos trabajadores166. Lo que sí es constatable es que en la negociación colectiva cabe hallar, entre las abundantes y variadas cláusulas negociales que se ocupan de la realidad de los trabajadores puestos a disposición en el grupo, algunas que introducen el elemento volitivo mientras que otras lo 164 Consúltese, Fundamento de Derecho Octavo y Duodécimo de la STSJ de Andalucía –Sevilla– de 27 de febrero de 2003 (AS 2003/2368), citando, a su vez, a la STCT de 24 de febrero de 1987 (RTCT 1987/3949). 165 Se trata de casos en los que se crea una ficticia diana de responsabilidades, contra la que dirigir las posibles reclamaciones jurídico-laborales derivadas de la relación de trabajo existente, para evitar la aplicación de las normas legales y convencionales a priori exigibles y, además, más garantistas para los trabajadores. Sería necesario acudir en cada caso a lo que la jurisprudencia ha venido llamando “el levantamiento del velo”. Es el caso de la STS de 20 de enero de 2003 (RJ 2004/1825): Se trata de un litigio donde el magistrado dirime, entre otras cuestiones, si existe o no realmente grupo de empresas para lo que “(...) admiten la necesidad ocasional de levantar el velo, porque lo impone ‘la realidad de la vida y el poder de los hechos’ o ‘la preeminencia de las realidades económicas sobre las formas jurídicas’ ” (FD Sexto). 166 Preámbulo justificativo de los traslados dentro del Grupo Cetelem (Capítulo VIII, Art. 44): 1) Movilidad por necesidades de la organización, 2) movilidad geográfica por mutuo acuerdo, 3)movilidad geográfica a petición del trabajador, y 4) permutas. En idéntico sentido, CC del Grupo Fimestic. 86 eluden e, incluso, sustituyen el régimen de voluntariedad167 por el de la obligatoriedad168. Tal praxis convencional podría tildarse de contravenir la legislación laboral vigente pese a que de facto no se incoan los mecanismos procesales y/o sancionatorios correspondientes dado que el ordenamiento laboral no regula un régimen jurídico imperativo de la movilidad en los grupos salvo por analogía169. I.IV.3.2. Brevemente: poder de dirección. Ya que han sido presentadas y comentadas las “cláusulas reveladoras de unidad de plantilla” (movilidad y otros supuestos intragrupo) entraremos a valorar si existen, y con qué alcance, aquellas que son “reveladoras de unidad de dirección” (ARUFE VARELA, 2003, pp. 69 y 96). Sin duda, el poder de dirección del empresario y la posición de dependencia del trabajador son una realidad social y económica que juegan, como elemento definitorio de las relaciones laborales, un papel fundamental en el ámbito del ordenamiento jurídico-laboral (MONTOYA MELGAR, 2001). La evolución histórica del Derecho del Trabajo, sustentado, en mayor o menor medida según la época, en la relación de dependencia existente entre empleador y trabajador, ha tendido, cuando menos teóricamente, al incremento de los derechos de los trabajadores en detrimento del poder empresarial. Veamos cómo esa relación empresario-trabajador, en calidad de director y dirigido, se refleja en el actual contexto sociolaboral y, en concreto, en los grupos de empresa desde una triple perspectiva: doctrinal, jurisprudencial y convencional. I.IV.3.2.1. Ineludible marco teórico del poder direccional contemporáneo. En el sistema clásico de relaciones laborales, la titularidad y ejercicio efectivo del poder de dirección empresarial, no planteaba grandes dificultades interpretativas; corresponde al empresario vinculado a un trabajador a través de un contrato de trabajo. El empleador –y empresario– tiene la facultad de organizar el funcionamiento laboral de la empresa y, en particular, el poder de disponer órdenes concretas respecto al desempeño de las tareas de cada unos de sus trabajadores individualmente (GONZÁLEZ SÁNCHEZ, 2004). El empresario, por tanto, disfruta de un poder de dirección que podríamos llamar general –o, en sentido amplio– que le faculta para tomar decisiones sobre la organización de la empresa en su conjunto170. Y, en segundo lugar, una plasmación de ese poder general en determinadas materias, con carácter singular, a través de órdenes e instrucciones precisas171. 167 “(...) requerirá la conformidad del trabajador afectado (...)”. Extracto de una cláusula tipo en materia de puesta a disposición y circulación de trabajadores –con carácter temporal– entre empresas del Grupo. Así, CC Marco del Grupo Endesa (Acuerdo de reordenación societaria y reorganización empresarial de 1999). Sobre el consentimiento del trabajador en materia de “comisión de servicios” (movilidad funcional) entre empresas de un grupo, STS de 30 de abril de 1990 (RJ 1990/3516). 168 “(...) Será forzosa para el trabajador (...)”. Tenor literal del Acuerdo Marco de Repsol YPF –en materia de movilidad temporal–. El Acuerdo Marco de “Altadis” y “Logista” regula la “movilidad geográfica forzosa de carácter colectivo” (Art. 14). 169 La aplicación por parte de la Jurisprudencia y parte de la doctrina, mediante interpretación analógica, del Art. 43 ET a la rica casuística de la movilidad intragrupo dista mucho de una tutela laboral eficaz. 170 Así, le corresponde la determinación del volumen de la empresa, los procesos de contratación y modalidades contractuales, los sistemas de clasificación profesional,.... 171 En ocasiones, el empresario instruye órdenes al trabajador –de manera individual o colectivamente– para que cumpla con su contrato laboral (Arts. 1, 5 y 20 del ET), llegando a ejercer el ius variandi como una de las manifestaciones tradicionales del poder empresarial. 87 Sin embargo, el panorama socio-económico actual es bien distinto. Han irrumpido en el mercado de trabajo nuevas fórmulas de organización productivo-empresarial, conocidas como “relaciones triangulares” en las que se difumina el esquema bipolar de empresario-trabajador en el ejercicio del poder de dirección172. Se trata del fenómeno anteriormente presentado de la descentralización productiva u outsourcing (subcontratas, ETT,...), en algunos casos, y de la centralización o downsizing (empresas-red y grupos de empresas) en otros. En cualquiera de los supuestos planteados hay, como mínimo, dos empresarios implicados. Tal pluralidad empresarial da lugar a un evidente problema referido a la determinación de la titularidad del poder de dirección y, aún mayor dificultad conlleva, dilucidar quién de ellos ejerce de manera efectiva tal poder, dadas las relevantes consecuencias jurídicas que ello puede acarrear 173. Es cierto que, en sentido estricto, sólo existe un empresario laboral; el nexo contractual entre empresarios es de naturaleza civil, mercantil o, en su caso, administrativo y únicamente le concede la ley (laboral) poder directivo a aquel empresario que actúa como empleador, esto es, que tiene un título contractual con el trabajador. Tal aseveración sufre un embate por la propia práctica del mercado laboral174, ya que es común encontrar situaciones en las que ese otro empresario, que llamaremos tercero –pese a que, en algunos casos, la numeración puede ser casi infinita–, controla el lugar donde se desempeña el trabajo, físicamente incluso, y el buen hacer de los trabajadores en el proceso productivo que llevan a cabo (ALBIOL MONTESINOS, CAMPS RUIZ, LÓPEZ GANDÍA, y SALA FRANCO, 2003). Es el caso de trabajadores puestos a disposición por una ETT o empleados por una subcontrata que llevan a cabo las labores encomendadas en su contrato en el centro de trabajo de la empresa usuaria o principal, respectivamente. En el caso de las ETT, adquiere ex lege el empresario usuario la titularidad y ejercicio del poder de dirección empresarial (Art. 1.2 del ET y Art. 15 de la LETT, 14/1994). Por el contrario, en el caso de las contratas, las funciones de dirección del empresario principal no le vienen atribuidas legalmente, sino que sólo existe la posibilidad de atribuir, vía contrato civil-mercantil o acuerdo privado, ciertas potestades directivas laborales. En ambos casos, hay, al menos, una dualidad de organizaciones empresariales, conectadas productivamente. Se evidencia, en la práctica, la existencia de un empresario “formal” y un empresario “material” (MONTOYA MELGAR, 2003, p. 141); pese a que el Estatuto de los Trabajadores no admite la delegación o renuncia del poder de dirección a favor de otro empresario que no sea el empleador en sentido estricto, lo cierto es que, en demasiados casos, un empresario dicta las órdenes e instrucciones y el otro se limita a trasladarlas a los 172 En extenso, vid., AA.VV., Monográfico sobre Relaciones Triangulares de Trabajo, TL, Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar Social, nº 56/2000. 173 Estamos pensando, por ejemplo, en supuestos de dudosa legalidad, de cesión de trabajadores, en que, a priori, el criterio jurisprudencial utilizado para la determinación de la existencia de tal fraude legal (superado el criterio anteriormente mayoritario de “empresa real vs empresa ficticia”) es dilucidar quién ejerce de manera efectiva y real, no como mero ejecutor, o transmisor, el poder de dirección, es decir, quién “incluye al trabajador en su ámbito organizativo y dentro de su poder de dirección”. Entre otras, consúltense, las SSTS de 17 de enero de 1991 (RJ 1991/58), 21 de marzo de 1997 (RJ 1997/2612), 25 de octubre de 1999 (RJ 1999/8152), 14 de septiembre de 2001 (RJ 2001/582) y 26 de abril de 2004 (RJ 2004/3377). 174 La Jurisprudencia distingue entre poder de dirección laboral y poder de dirección o gestión económica. Por ejemplo, en la STS de 1 de enero de 1996 (RJ 1996/5622) se diferencia entre “poder de dirección y control del empresario” y el “ámbito de las decisiones de gestión económica dentro de un grupo de empresas” (FD 2º). 88 trabajadores. Estamos en estos casos ante hechos de dudosa legalidad, como ya adelantamos, cuando el empresario que hemos llamado “formal” le cede íntegramente el poder de dirección al denominado empresario “material” (MOLERO MARAÑÓN, 2003). Junto a las consabidas ETT y las contratas de obras o servicios, otras de las fórmulas complejas de organización empresarial son las de los grupos de empresas y las empresas-red (GONZÁLEZ SÁNCHEZ, 2004175 y OJEDA AVILÉS 2005176). Dentro del fenómeno de los nuevos modelos de estructura empresarial, este tipo de agrupaciones societarias (grupos) que analizamos en este estudio no plantean, a simple vista, ningún problema en cuanto a la determinación de quién es el empresario a quién, por tal circunstancia, corresponde la titularidad del poder directivo (CRUZ VILLALÓN, 1992). En tales casos, los múltiples empresarios pertenecientes al mismo grupo no comparten derechos ni tampoco obligaciones; la pertenencia o no a un grupo de empresas no infiere en la personalidad jurídica de cada empresario, totalmente independiente, ni en el correspondiente poder de dirección que ejercita sobre los trabajadores de las distintas empresas del grupo177. Esto encuentra su reflejo fiel en la práctica y tal es así que en los convenios colectivos de grupo, en ocasiones, como se verá con más detalle a lo largo de este estudio, se realiza una disociación expresa entre las facultades y obligaciones “de la dirección de cada empresa”178. El problema surge cuando un mismo trabajador, como hemos visto, inicia un periplo por varias empresas de un mismo grupo o red de empresas con un propósito fraudulento179. Se trata de una situación anómala, cada día más admitida, lamentablemente, en el mercado de trabajo, que buscaría, entiendo, menoscabar los derechos de los trabajadores, al celebrar un contrato una de las sociedades (empresas) del grupo y un trabajador en fraude de ley (PALOMEQUE LÓPEZ, y ÁLVAREZ DE LA ROSA, 2002). Nos referimos a los supuestos –patológicos– en que se habla, en términos jurisprudenciales, de empresarios “aparentes” o “ficticios”, que encubren el verdadero empresario responsable: el grupo es una sola empresa segregada en diversas sociedades. Para desenmascararlos hay que recurrir a los indicios sobre si existe unidad patrimonial, una misma plantilla, y, lo que más nos interesa a nuestros efectos, si también existe una sola dirección empresarial180 (SEMPERE NAVARRO y ARETA MARTÍNEZ, 2003). I.IV.3.2.2. La dirección empresarial de los grupos en clave convencional. Otra de las cuestiones en la que tendremos que detenernos, si bien de forma breve, es en el funcionamiento interno del grupo, en las relaciones interempresariales y, en especial, 175 “(...) modelo caracterizado por una organización en la que varias sociedades desarrollan, sometidas a una dirección común, actividades diversas y en espacios territoriales específicos, que implica una separación entre la realidad económica y las formas jurídicas (...)”, pp. 43-44. 176 “(...) una definición de las redes que pueda servir al Derecho del Trabajo: consisten en una coordinación empresarial estable de medios instrumentales con repercusión laboral para impulsar los objetivos propios de cada empresa miembro (...)”, p. 797. 177 Consúltese la STS (UD) de 6 de marzo de 2002 (RJ 2002/4659). 178 Literalidad de los artículos 9 y 10 del CC intersocietario de las empresas “Roca”. 179 El Tribunal Supremo habla de “trasiego de personal” de una a otra empresa, aunque, a su vez, advierte que tal premisa, sin otros elementos de juicio, “no proporciona sospecha alguna de actuación fraudulenta”. Consúltese, el FD segundo de la STS de 26 de enero de 1998 (RJ 1998/1062). 180 Consúltense, entre muchas, las SSTSJ de Andalucía (Sevilla) de 12 y 19 de diciembre de 2002 (AS 2002/1294 y AS 2002/3218, respectivamente) y 16 de junio de 2004 (AS 2004/1915) y la STSJ de Galicia de 28 de marzo de 2003 (AS 2003/3009). 89 averiguar, en términos generales, qué papel juegan la empresa “matriz” y sus filiales181. ¿Existe un orden jerárquico preestablecido dentro de los grupos de empresa para ejercer el poder de dirección?. Vemos, a través del análisis de ciertos convenios colectivos de grupos de empresa, que la solución a estas preguntas puede estar en los textos convencionales182. El estudio de estos convenios puede facilitarnos pautas sobre la estructura interna del grupo, y, en relación con ello, la regulación y concreción del poder de dirección183. En gran parte de los convenios colectivos de grupo analizados localizamos una cláusula que podríamos ya denominar “tipo” en nuestra negociación –sobre todo en textos convencionales sectoriales, como hemos reseñado antes– bajo la rúbrica de “organización” que reza: “La organización del trabajo, de acuerdo con la legislación vigente, es facultad de la Dirección de la empresa (...)”184. Se utilizan indistintamente los términos “Dirección de la empresa” 185 y/o “Dirección del grupo”186, poniendo énfasis en el matiz de la globalidad del grupo/unidad empresarial187, salvo casos puntuales en los que se atribuye cierta relevancia a una de las empresas del grupo (empresa matriz)188. Sobre este particular, resulta clarificador acudir a los acuerdos colectivos de ámbito de grupo de empresa sobre “reorganización empresarial”. Utilizamos como ejemplo el acuerdo (sobre materias concretas) del Grupo Endesa189 que contiene dos aspectos esenciales: la reordenación societaria y la reorganización de todo el conjunto de empresas. En relación con el segundo aspecto, que es lo que nos interesa ahora, el modelo que implanta la dirección del grupo es, con carácter previo, emplazar a Endesa en la cúspide de la pirámide jerárquica y, 181 Téngase en cuenta, para concretar el concepto de “empresa que ejerce el control” y “empresa controlada”, el Art. 4 de la Ley 10/1997, de 24 de abril, sobre derechos de información y consulta de los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria. Respecto a la normativa europea, el Reglamento (CEE) nº 2186/93 del Consejo, de 22 de julio de 1993, relativo a la Coordinación comunitaria del desarrollo de los registros de empresas utilizados con fines estadísticos y el Reglamento 696/93 del Consejo sobre las Unidades estadísticas definen el concepto (contable) de Grupo de empresas y afirman que “El grupo es un conjunto de empresas bajo control de la ‘cabeza de grupo’. Esta es una unidad jurídica matriz, que no está controlada (directa o indirectamente) por ninguna otra unidad jurídica. Toda empresa filial de una empresa filial se considera como filial de la empresa matriz”. Es decir, será empresa matriz aquella que cuente con capacidad para influir, de modo directo o indirecto, en todas las decisiones que se tomen en las filiales. 182 Con motivo de la suscripción de un Acuerdo sobre el personal pasivo del Grupo Uralita, se habla, como decimos, de “sociedad cabecera o ‘holding’ ” y “cabeza de grupo” (Acuerdo definitivo, Puntos primero y segundo). 183 La pauta jurisprudencial resulta, en muchos casos, determinante a la hora de diseñar el reparto competencial de las empresas de un grupo. Sobre conceptos como “empresa matriz y empresas filiales” o “dirección global del grupo” y “organización interna de las empresas”, entre otras, STS de 1 de julio de 1996 (RJ 1996/5622). 184 Por ejemplo, Art. 5 del CC de las empresas “Al Air Liquide España, S.A. (...)”, Art. 6 de “Reale Grupo Asegurador” y Art. 11 de “Recoletos Grupo de Comunicación”. 185 CC “Grupo HBF Banco Financiero”. 186 CC para las empresas del Grupo “Norwich Unión” en España. 187 En algunos convenios se relatan las empresas pertenecientes al grupo a la hora de , por ejemplo, describir el ámbito funcional, personal y territorial y, sin embargo, en el capítulo correspondiente a organización del trabajo (y dirección) se habla reiterada y singularmente de “empresa” o “dirección de la empresa”. Entre otros, CC del Grupo “Motorpress-Ibérica”. 188 Como puede parecer, a simple vista, el caso del CC de “Iberdrola Grupo” en el que se atribuye a “Iberdrola, S.A” la coordinación de todas las empresas, “ (...) con capacidad de decisión y dirección”, aunque, posteriormente, en el desarrollo del texto del convenio no se atribuyan competencias expresas a tal Dirección (Art.1). 189 Se han consultado tres acuerdos: Acuerdo sobre los procesos de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa por la dirección del grupo (1999) y los Acuerdos complementarios, I y II, del año 2000 y 2002, respectivamente, sobre los procesos de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa. 90 después, proceder a la regulación de “condiciones de las transferencias de personal y de la circulación de trabajadores dentro del grupo”. Los textos convencionales de grupo, en su mayoría, utilizan la referencia a una empresa (y dirección) única, pero en determinados convenios, poco numerosos todavía, sí se refleja por escrito, por ejemplo, la existencia de una pluralidad de sociedades en aras de una mejor “homogeneización” y para “subsanar, en su caso, deficiencias” del tratamiento común y conjunto que del sistema profesional y la estructura salarial, por ejemplo, se lleva a cabo en el convenio colectivo del grupo correspondiente190. Como decimos, sólo en algunos convenios se distingue expresamente entre una y otra Dirección al referirse a materias concretas como son, entre otras, las siguientes: - - - - Jornada: La jornada de trabajo se distribuirá a “criterio de la empresa” atendiendo a las “necesidades de la empresa”, sin perjuicio de que por “acuerdo de la empresa o del grupo” se lleve a cabo una distribución irregular. Corresponde en exclusividad a la “empresa” la notificación de eventuales modificaciones de la distribución de la jornada191. Seguridad y salud laboral: Como principio general se manifiesta que la seguridad y salud laboral es uno de los objetivos prioritarios “de la dirección del grupo”, pero atribuye los planes estratégicos de acción preventiva a la “empresa” en todos sus ámbitos de actividad y en todos sus niveles organizativos192. Complementos retributivos: Ciertos complementos – de puesto de trabajo, por ejemplo – son creados por la “dirección del grupo”, la que se atribuye esa decisión de mejora salarial en exclusiva193. En otros convenios esos complementos salariales son, por el contrario, creados por “las empresas del grupo” de manera individual194. Formación: La configuración del plan formativo “de las empresas” –de cara a ascensos y promociones– es encomendado al “grupo”, globalmente195 o bien se diseña el plan de formación por la “empresa”196. También se encuentran casos salomónicos en los que los programas de formación son elaborados por la comisión paritaria del “convenio de grupo”197. Tal dualidad de dirección empresarial se plasma también, en ocasiones, en acuerdos colectivos ad hoc. Si bien se legitima a las empresas del grupo para regular a través de sus propios convenios colectivos sectoriales algunas condiciones laborales como los “sistemas de mejoras voluntarias de las prestaciones concedidas por el Régimen General de la Seguridad Social o Planes de Pensiones del Sistema de empleo a favor de sus empleados”198 o los “criterios para la regulación de las horas extraordinarias” –a propósito del empleo–199, también se alcanzan ciertos acuerdos sobre algunas materias derivadas de la relación laboral como, por ejemplo, “regulación de mejoras voluntarias de Seguridad Social e indemnizaciones por jubilación anticipada del personal de las empresas de la agrupación 190 Es el supuesto del CC del Grupo Sogecable (disposición Transitoria primera y segunda). Art. 26.1 CC para el grupo de empresas de “Gestión Financiera del Mediterráneo” y sus empleados 192 Art. 24 Acuerdo Marco de “Aceralia-Arcelor”. 193 Art. 17 CC para las empresas del Grupo “Norwich Unión” en España. 194 Art. 8, pfo. 2º CC del Grupo “Plus Ultra (...) pertenecientes al Grupo Aviva en España”. 195 III.1 y III.2 CC “RTVE y sus sociedades”. 196 Arts. 35.9 y 38. 4 del CC del Grupo “Axa Seguros” . 197 Art. 8.1 del CC “Grupo HBF Banco Financiero”. 198 Es el caso del CC de la empresa “Cemex”. 199 CC de la empresa “Mantenimiento de sistemas, Gec Alsthom Transporte, S.A.” por mandato delegado del Acuedo Marco de “Gec Alsthom” (Art. 4.1). 191 91 societaria” 200, “condiciones en las que, en su caso, se producirá la jubilación parcial (...) y el correlativo contrato de relevo (...)”201 o la “movilidad interempresas”202. Esa duplicidad del poder de dirección plasmada a través de pactos colectivos puede resultar solamente aparente cuando el convenio colectivo de una de las empresas del grupo se limita a transponer y/o anexionar el texto convencional correspondiente al grupo empresarial del que forman parte la empresa sin que, en consecuencia, se estén suscribiendo acuerdos delegados sobre condiciones laborales concretas203. I.IV.4. Reflexión final. Superado el modelo tradicional de empresa e inmersos ya en un nuevo sistema de relaciones laborales que se adapta, paulatinamente, a las formas heterodoxas o, cuando menos, complejas de organización empresarial del siglo XXI, los iuslaboralistas deben intentar dilucidar, al menos, qué grado de respuesta hay ante este tipo de novedosas estructuras empresariales en nuestro Derecho y, también, saber en qué medida la regulación convencional –y los sujetos legitimados para la negociación colectiva– incorpora a su ordenación estos fenómenos. La justificación de este notable interés por las nuevas formas de organización empresarial y, en especial, por los grupos de empresas, se haya en la incidencia que sobre el mercado laboral y las condiciones de trabajo tienen y las consecuencias que proyecta sobre el Derecho del Trabajo y, por ende, sobre trabajadores y empresarios. En este estudio se ha intentado analizar esos efectos sobre dos de las parcelas de las relaciones laborales: (1) a su vez dividida en los subtemas de empleo (contratación) y condiciones laborales (movilidad); con independencia de la fórmula organizativa y estructural elegida por la empresa (o empresas) para su desenvolvimiento en el mercado no se pueden eludir, al menos explícitamente, temas como, por ejemplo, las modalidades contractuales o cualquier otro vértice de las relaciones laborales implicado en la ordenación de las condiciones de trabajo. Y (2) el poder de dirección; es muy interesante saber quién es el titular (empresarial) del contrato de trabajo para determinar, seguidamente, quién es a su vez titular de ese poder direccional. Es indudable la relevancia que el tema de la imputación de poder de dirección tiene en el marco del Derecho del Trabajo, tanto en el ámbito de las relaciones individuales como en las colectivas. El análisis de esta pluralidad de materias laborales, manteniendo siempre el hilo conductor de los grupos de empresas, se ha llevado a cabo desde una óptica mayoritariamente convencional, aunque también se ha argüido doctrinal y jurisprudencialmente. 200 Además del ya citado acuerdo del “Grupo Cemex”, el del Grupo Uralita (“Uralita, S.A.” y “Uralita productos y servicios, S.A.”). En similar sentido, el Acuerdo del Grupo Ercros sobre “unificación de condiciones del personal pasivo de las empresas pertenecientes al grupo”. 201 Incluido en las medidas de nivel colectivo (para favorecer las políticas de empleo y jubilación parcial) adoptadas por la Comisión negociadora del CC intersocietario “Roca”. 202 La Disposición Final Quinta del Convenio Marco del Grupo Viesgo remite la regulación de esta materia al Acuerdo de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa, agrupación de la que forma parte Viesgo. 203 Como ocurre con el CC del Grupo Ercros y el CC de la empresa “Ercros industrial, S.A.”. 92 Actualmente, los grupos de empresa no están reconocidos –normativamente hablando– como sujetos del contrato de trabajo y considero que esta omisión no ha sido un lapsus de nuestro legislador, sino que encubre –no me atrevo a decir que malintencionadamente– alguna razón que escapa de nuestro conocimiento. Lo cierto y verdad es que, a veces, nos ceñimos al rasgo contractual del poder de dirección y nos olvidamos de lo fáctico; en la práctica los grupos de empresa existen, hay trabajadores que desempeñan diversas tareas y funciones a su cargo –en una o varias empresas del mismo– y tales empleados están sujetos a un poder de dirección. El poder de dirección le corresponde al empresario, pero determinar quién es empresario –y que es “ser empresario”– está sujeto a unas características fijadas legalmente y, en el caso de los grupos, debería estarlo también (legal o convencionalmente). El rico debate doctrinal en torno a los grupos de empresas y la aportación sustancial de nuestros Tribunales sobre este tipo de organizaciones empresariales han puesto de manifiesto, sobradamente, que son una realidad a la que el Derecho español no ha dado una respuesta o, al menos, una solución adecuada. Como se ha dicho, es una práctica empresarial que existe en el mercado en la que se ven implicados múltiples sujetos y tiene una plasmación efectiva en nuestra negociación colectiva, pese a la inexistencia de regulación específica. El abanico de materias que se tratan en esos textos convencionales es amplísimo y conlleva otras tantas consecuencias –en muchos casos peyorativas o de dudosa calificación para los trabajadores–. Creo, por tanto, que se debe atender más a lo fáctico y desmitificar, en la medida de lo posible, el poder de dirección configurado sobre una base estatutaria excesivamente contractualizada. Se ha visto, a través del análisis convencional (de grupo) y de acuerdo con el material jurisprudencial, que existe una rica tipología de supuestos de hecho en los que participan un trabajador y una pluralidad de empresarios que dirigen y organizan. Hemos podido constatar en base a ello que el modelo legal bilateral de empleador-empresario y asalariado (Arts. 1 y 20 ET) ya no siempre se sostiene en nuestro actual sistema de relaciones laborales. Parece evidente que nuestra negociación colectiva incorpora a su realidad las nuevas estrategias de gestión empresarial o, al menos, impulsa mecanismos convencionales de reorganización y reestructuración de los recientes paradigmas productivos. Puede que todavía sean cambios insuficientes o, quizás, difícilmente apreciables. Sin embargo, de la muestra seleccionada y analizada, se puede deducir que la regulación convencional de los grupos empresariales, en general, y del marco de las relaciones laborales que de ellos se derivan, en particular, se han convertido ya en un objetivo apremiante. En ese sentido, podemos extraer como ideas principales, con carácter recopilatorio, que: (1) Los grupos de empresa constituyen un fenómeno relativamente novedoso como forma de organización empresarial que goza ya de una notoria trascendencia en la negociación colectiva. Incidencia en las relaciones laborales colectivas que se refleja ineludiblemente en cuestiones prácticas como la determinación de las personas legitimadas para negociar los convenios colectivos de grupo y de la unidad de negociación en que se encuadran, o viceversa. Asimismo, se han dado pautas convencionales que solventan el insuficiente tratamiento legal de la representación unitaria y sindical en los grupos empresariales. (2) En cuanto al examen de los contenidos materiales de los convenios de grupo, hay que destacar la importancia de la movilidad funcional vinculada, a su vez, con una menos significativa parcela de contratación. Es indudable que una de las notas características de las agrupaciones societarias es la “circulación de trabajadores” lo que, al mismo tiempo, repercute en la configuración del modelo de empleo seguido por el grupo. (3) Hemos visto que identificar al 93 titular del poder de dirección en los casos de las estructuras empresariales complejas es una dificultosa tarea. Los convenios colectivos de grupo clarifican bastante esos términos y ayudan a localizar los sujetos (reales) responsables en aquellos casos anómalos en los que se trate de poner en peligro el empleo o se intenten rebajar las condiciones laborales de los trabajadores empleados por las empresas constituidas como grupo. Asumo que podría ser arriesgado hacer un planteamiento basado en lo que se intuye como una discreta tenencia profética de que la solución de los problemas suscitados por los grupos societarios pasa por una táctica que consista, al menos, en la celeridad de los dispositivos de negociación colectiva y de representatividad de los trabajadores en este tipo de grupos. Por el momento, sólo espero haber sabido dibujar o, por lo menos, esbozar esquemáticamente, uno de los nuevos arquetipos productivos y, además, presentar un bosquejo de los principales problemas –o, llamémoslas, cuestiones aún no resueltas– que estas estrategias de gestión empresarial plantean en el marco de las relaciones de trabajo debido al complejo sistema de coordinación que subyace al confrontarse las variables de producción y competitividad en el mercado con la gestión de la mano de obra y las condiciones laborales. Anexo. Relación de textos convencionales consultados. 1. Acuerdo sobre transformación de los compromisos de pensiones actuales previstos en los respectivos convenios colectivos sectoriales de las empresas del Grupo Cemex, a través de la implantación de un único Plan de Pensiones para las empresas del Grupo (BOE 10-03-2004). 2. Acta de modificación del II intersocietario de las empresas “Coporación empresarial Roca, S.A.”, “Roca Sanitarios, S.A.” y “Roca calefacción, S.L.” (BOE 22-03-05). 3. Acuerdo complementario sobre regulación de los procesos de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa (BOE 22-02-2000). 4. Acuerdo de 21 de junio de 2004 para la constitución del Comité de empresa europeo del Grupo Saica y su Reglamento de funcionamiento (BOE 24-08-2004). 5. Acuerdo de 4 de mayo de 2004 para la constitución del Comité de empresa europeo de la compañía del Grupo Praxair (BOE 01-07-2004). 6. Acuerdo Marco de “Gec Alsthom transporte y Gec Alsthom electromecánica, S.A.” (BOE 20-04-1998). 7. Acuerdo Marco del Grupo Aceralia (BOE 19-02-2004). 8. Acuerdo Marco del Grupo Repsol YPF (BOE 07-05-2003). 9. Acuerdo Marco para el personal de “Altadis, Sociedad Anónima”, y “Logista, Sociedad Anónima” (BOE 13-08-2002). 10. Acuerdo sobre regulación de los procesos de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa (BOE 22-06-1999). 11. Acuerdo sobre regulación de mejoras voluntarias de Seguridad Social e indemnizaciones por jubilación anticipada del personal de las empresas del Grupo Uralita provenientes de la actividad fibrocemento, alcanzado el 19 de noviembre de 2001 (BOE 29-01-2002). 12. Convenio colectivo de Iberdrola Grupo (BOE 25-05-2001). 13. Convenio colectivo de la empresa “Cemex España, S.A.” (BOE 30-09-2003). 14. Convenio colectivo de la empresa “Ercros industrial, S.A.” (BOE 18-07-2002). 15. Convenio colectivo de la empresa “Remolcasa y EDSA Agrupación de interés económico” (BOE 02-05-2001). 16. Convenio colectivo de la empresa Thyssenkrupp Elevadores, S. A. para los centros de trabajo de Madrid y Valencia (18-02-2004). 94 17. Convenio colectivo de la empresa Unión Española de Explosivos y otras empresas de su grupo (BOE 06-03-2003). 18. Convenio colectivo de las empresas “Al Air Liquide España, S.A.”, “Air Liquide Medicinal, S.L.U.” y “Air Liquide Producción S.L.U.” (BOE 01-10-2002). 19. Convenio colectivo de las empresas “Philips Ibérica, Sociedad Anónima”; “Philips Electrónica de Consumo, Sociedad Anónima”, y “Philips Servicios Logísticos, Sociedad Anónima” (BOE 11-02-2000). 20. Convenio colectivo de las Empresas “Praxair España, S. L.”, “Praxair Producción España, S. L.”, “Praxair Soldadura, S. L.” y “Praxair Euroholding, S. L.” para los años 2004 y 2005 (BOE 05-10-2004). 21. Convenio colectivo de las empresas Ediciones Primera Plana, S.A., Gráficas de Prensa Diaria, S.A., Zeta Servicios y Equipos, S.A., Logística de Medios de Catalunya, S.L., Zeta Gestión de Medios, S.A., y Grupo Zeta, S.A., Centros de Trabajo de Barcelona (BOE 12-04-2003). 22. Convenio colectivo de las empresas Zardoya Otis, S.A. y Ascensores Eguren S.A. (A.E.S.A.) (BOE 18-06-2003). 23. Convenio colectivo de Reale Grupo Asegurador (BOE 02-05-2002). 24. Convenio colectivo de unificación de condiciones del personal pasivo de las empresas pertenecientes al Grupo Ercros (Ercros, S.A. y Ercros industrial, S.A.) (BOE 03-06-2004). 25. Convenio colectivo del Ente Público Radiotelevisión Española y sus Sociedades Estatales, Radio Nacional de España, S.A. y Televisión Española, S.A. (BOE 3006-2000). 26. Convenio colectivo del Grupo Axa Seguros (BOE 23-01-2002). 27. Convenio colectivo del Grupo Cetelem (BOE 25-09-2004). 28. Convenio colectivo del Grupo Cruzcampo, Sociedad Anónima (BOE 25-10-2000). 29. Convenio colectivo del Grupo de empresas “La Estrella, Sociedad Anónima, de Seguros y Reaseguros” (BOE 22-12-1998). 30. Convenio colectivo del Grupo de empresas Hispamer Banco Financiero (BOE 0909-1999). 31. Convenio colectivo del Grupo de empresas integrado por las sociedades “El Mobiliario Urbano, Sociedad Anónima”, y la “Compañía Española de Mobiliario Urbano y Medio Ambiente, Sociedad Anónima” (BOE 21-08-2001). 32. Convenio colectivo del Grupo de empresas Ortiz, “Ortiz Construcciones y Proyectos, Sociedad Anónima”; “Compañía Internacional de Construcción y Diseño, SAU”; “Indag, SAU”; “Prorax, SAU”, e “Iberproin, SAU” (BOE 25-012001). 33. Convenio colectivo del Grupo de Unión Fenosa (BOE 13-06-2002). 34. Convenio colectivo del Grupo Ercros (Acuerdo sindical de adhesión y adaptación al XIII Convenio General de la Industria Química Española) (BOE 09-07-2002). 35. Convenio colectivo del Grupo Fimestic (BOE 05-04-1999). 36. Convenio colectivo del Grupo HBF Banco Financiero (BOE 20-07-2001). 37. Convenio colectivo del Grupo Motorpress-Ibérica (Motorpress-Ibérica, S.A., Motorpress Rodale, S.L. y Publicaciones Hípicas, S.L) (BOE 15-09-2004). 38. Convenio colectivo del grupo Radio España (BOE 25-04-2000). 39. Convenio colectivo del Grupo Santander Consumer Finance (España) (BOE 1006-2004). 40. Convenio colectivo del Grupo Unión Radio (BOE 13-03-2003). 41. Convenio colectivo entre Recoletos Grupo de Comunicaciones, S.A. y el personal de redacción del área económica (BOE 25-03-2005). 95 42. Convenio colectivo intersocietario de las empresas Corporación empresarial Roca, S.A., Roca sanitario, S.A., Roca calefacción, S.L. (BOE 04-06-2004). 43. Convenio colectivo Marco del Grupo Endesa (BOE 03-08-2004). 44. Convenio colectivo para “Talleres de Escoriaza, S.A.” (BO Guipúzcoa 02-122003). 45. Convenio colectivo para el grupo de empresas “Centro Farmacéutico del Norte, Sociedad Anónima” y “Centro Distribuidor del Norte, Sociedad Anónima” (BOE 04-10-2002). 46. Convenio colectivo para el grupo de las empresas “Gestión Financiera del Mediterráneo, Sociedad Anónima Unipersonal” (BOE 01-03-2001). 47. Convenio Colectivo para las empresas aseguradoras del Grupo Imperio (BOE 1703-2001). 48. Convenio colectivo para las empresas del Grupo Astilleros Españoles de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (BOE 05-05-2000). 49. Convenio colectivo para las empresas del Grupo Aviva en España (Plus Ultra Cía. Anónima de Seguros y Reaseguros; Plus Ultra Vida; Plus Ultra Servicios Corporativos A.I.E.; Gesplusultra S.G.I.I.C., y Agencia de Valores Plus Ultra) (BOE 01-10-2002). 50. Convenio colectivo para las empresas del Grupo Generali España (La Estrella, S. A. de Seguros y Reaseguros; Banco Vitalicio de España Compañía Anónima de Seguros y Reaseguros; Grupo Generali España A.I.E.; Gensegur, Agencia de Seguros del Grupo Generali, S. A.; Generali España Holding de Entidades de Seguros, S. A. y Hermes, S. L. de Servicios Inmobiliarios Generales) (BOE 0408-2004). 51. Convenio Colectivo para las empresas del Grupo Norwich Unión en España (Plus Ultra Cía. Anónima de Seguros y Reaseguros, Plus Ultra Vida y Norwich UniónAIE) (BOE 15-09-2000). 52. Convenio Colectivo para las empresas Jesús Santiago Cucart Todoli, “Santiago Cucart, Sl.”, “Cofiser, S.L.”, “postal Mensajes, S.L.”, UTE (“Jesús S. Cucart Todoli-Santiago Cucart, S.L.”), y actividades recaudatorias (BOE 19-03-2002). 53. II Acuerdo complementario sobre regulación de los procesos de reordenación societaria y reorganización empresarial del Grupo Endesa (BOE 14-06-2002). 54. II Convenio Colectivo supraempresarial de asistencia en Tierra (Handling) para el personal que presta sus servicios en las UTE`S Eurohandling: Eurohandling Barcelona UTE, Eurohandling Málaga, UTE y Eurohandling, UTE-Islas Canarias” (BOE 03-02-2004). 55. II Convenio Colectivo supraempresarial para el Sector del Transporte Aéreo: "Air Europa Líneas Aéreas, Sociedad Anónima"; "Compañía Hispano-Irlandesa de Aviación, Sociedad Anónima"; "LTE International Airways, Sociedad Anónima", y "Spanair, Sociedad Anónima" (BOE 29-07-1999). 56. II Convenio Marco del Grupo Viesgo (BOE 09-03-2005). 96 CAPÍTULO II. PODERES EMPRESARIALES Y CONTRAPODERES COLECTIVOS. II.I. INTRODUCCIÓN (Jesús Cruz Villalón). Los nuevos contenidos y, sobre todo, la nueva orientación de la negociación colectiva se constatan con notable intensidad en el clausulado de los convenios colectivos relativos a la regulación de los poderes empresariales, sus límites, así como a los controles previstos a su ejercicio a través de los contrapoderes sindicales. Se suele decir que la legislación laboral, al regular el trabajo subordinado, por un lado, procede a reconocer y legitimar jurídicamente los poderes organizativos del empleador, si bien en correspondencia a ello, por otro lado, también procede a encauzarlo por la vía tanto de limitarlo objetivamente como de incorporar reglas de procedimiento que controlen su ejercicio, entre otros por medio del control sindical. Ello se suele referir casi siempre a la función ejercida en esta materia por la norma estatal, si bien tampoco escapa ni debe escapar a la intervención de la negociación colectiva. Así, y a pesar de que constituya un lugar común la llamada de atención acerca de la pobreza de contenidos de ciertos contenidos de los convenios colectivos, en esta materia se observa el esfuerzo realizado por los interlocutores sociales de actualización de los mismos y, sobre todo, de buscar fórmulas originales que superen a veces la falta de efectividad práctica de ciertas cláusulas más clásicas y al propio tiempo adaptarse a las especialidades de cada empresa o de cada sector. Ello no supone situarse en la complacencia de haber logrado un buen resultado a estas alturas, pues si algo caracteriza a este Observatorio y lo plasman con intensidad los textos que siguen sobre esta materia es su carácter crítico, la valoración subjetiva del acierto o desacierto de lo realizado, así como poner de manifiesto las insuficiencias y carencias actuales. Pero, en igual medida es de justicia reconocer el esfuerzo llevado a cabo por los negociadores de los convenios colectivos en orden a adaptar los convenios colectivos y hacerlos más eficaces en cuanto a sus contenidos, esfuerzo que realmente sólo conocen quienes han formado parte de las mesas de negociación de los convenios y a veces se olvida cuando se lee fríamente el texto de un convenio sin ni siquiera contrastarlo con sus versiones precedentes. En este bloque de materias, relativas a los poderes empresariales y sus limitaciones o controles, es casi con seguridad donde se observa con mayor nitidez el impacto que está teniendo entre nosotros el debate en torno a la necesidad de buscar el equilibrio más razonable entre seguridad y flexibilidad. Desde luego en algunos de estos contenidos, de forma paradigmática en materia de tiempo de trabajo así como en lo relativo a la movilidad funcional, es donde más inmediatamente se percibe, tal como indican sus autores, un aumento del protagonismo empresarial en lo que refiere a la organización y gestión del tiempo de trabajo, a veces con escasa participación sindical. En otros casos, la valoración puede ser distinta. Asimismo se advierte como la generalización de los procesos de descentralización productiva están impactando de forma muy intensa sobre todo el funcionamiento de nuestro sistema de relaciones laborales, a lo que no escapa ni mucho menos esta materia relativa al ejercicio de los poderes empresariales. Así, se resalta como en muchas ocasiones la determinación de las condiciones de trabajo no deriva del ejercicio del poder de dirección del empleador, pues de forma mediata este se encuentra condicionado por las exigencias de la empresa principal que como cliente marca exigencias tan de detalle como puede ser la jornada y el horario de trabajo. Y esta realidad recientemente viene a quedar reflejada en los propios convenios colectivos. 97 El reto, por tanto no es nada fácil, cuando se trata de ser consientes de los imperativos externos que se reciben, para conjugarlos con un modelo que logre equilibrar los intereses en juego y, sobre todo, que puedan ser debidamente gestionado sindicalmente. En una valoración de conjunto de los convenios analizados puede afirmarse que las novedades más señaladas se encuentran, no tanto en la introducción de derechos de los trabajadores limitativos directos de los poderes empresariales, cuanto de reglas de procedimiento que logren objetivizar la adopción de las decisiones empresariales; a este respecto, las novedades más significativas se ubican en el ámbito de la atribución de facultades de seguimiento y control por parte de los representantes de los trabajadores en el momento de la adopción de decisiones. En estos términos, parece que se refuerza lo últimamente se viene a calificar como “soft law” (derecho suave) en detrimento del denominado “hard law” (derecho duro), en términos tales que el primero refuerza los procedimientos, en tanto que el segundo atiende exclusivamente a los derechos. En las cláusulas de empleo, en las relativas a las modificaciones de condiciones de trabajo, de despidos colectivos y de ejercicio del poder disciplinario, es donde se aprecia con más intensidad este sesgo procedimental de las cláusulas de los convenios colectivos. Por ello para algunos se aprecia una cierta decepción en cuanto al resultado de que el carácter normativo del convenio viene a menos. Sin embargo, lo importante son los resultados concretos, la eficacia real de lo propuesto. Y, para ello, la labor complementaria que habría que realizar es la de hacer un seguimiento de la aplicación práctica de estas cláusulas, lo que a la postre es ver como se relaciona lo negociado colectivamente con la práctica de la participación de los representantes de los trabajadores en la gestión de la empresa. De igual forma es necesario hacer hincapié en el hecho deducido del rastreo de los convenios colectivos analizados, que son muy diversos los resultados según el tipo o ámbito de los convenios colectivos que tomemos en consideración. De este modo, grosso modo, puede afirmarse que por razones obvias los convenios colectivos de empresa llegan a establecer reglas mucho más precisas y de detalle, en tanto que los convenios sectoriales tienden a ser los más genéricos e imprecisos. Ello es una realidad que se extiende a la práctica totalidad de los contenidos de los convenios colectivos, pero da la impresión de que ello se acentúa aún más si cabe cuando atendemos a esta materia relativa a los poderes empresariales y sus contrapoderes. La simple mayor cercanía a la realidad concreta de las relaciones laborales es la que con mayor facilidad permite la aproximación al régimen concreto que puede funcionar en la empresa, lo que permite más fácilmente la concreción de los compromisos entre las partes. Pero al efecto también debe tenerse en cuenta que cuando hablamos de convenios de sector sobre todo nos referimos a convenios provinciales y, en particular, convenios cuyo referente principal de aplicación son las empresas de pequeñas dimensiones. Evidentemente en estas empresas de pequeñas dimensiones el ejercicio del poder de dirección es más directo, más difícil de someter a reglas de procedimiento y, sobre todo, con más escasos instrumentos de contrapoder sindical. Precisamente por ello no es casual que la excepción a lo anterior se perciba en aquellos convenios sectoriales dirigidos a empresas de medianas y grandes empresas; el sector de Industrias Químicas, y algunos concretos convenios colectivos dentro del mismo, puede ser un ejemplo bien elocuente de esto último. También puede advertirse en algunas ocasiones, igualmente por razones fácilmente comprensibles, que las mayores limitaciones de los poderes empresariales, sean de contenido o de procedimiento, se verifican dentro de los convenios colectivos aplicables a las empresas públicas, semipúblicas o que no atienden a una finalidad estricta de lucro económico. 98 II.II. PARTICIPACIÓN Y PODERES COLECTIVOS EN MATERIA DE EMPLEO Y CONTRATACIÓN (Carmen Estévez González). II.II.1. Algunas impresiones y consideraciones previas. A estas alturas resulta, sin duda, una obviedad afirmar que la negociación colectiva siempre se ha ocupado de cuestiones relacionadas con el empleo. Y es que éste, como objetivo o tema transversal, difícilmente puede no estar presente en el universo de procesos negociales, prácticas de concertación, iniciativas, acuerdos y propuestas de todo tipo que vienen desarrollando o formulan los interlocutores sociales. En lo que hace, en concreto, a su referente normativo emblemático, desde hace años se apunta un progresivo fortalecimiento y promoción del papel de la autonomía colectiva en la regulación de temas o materias relacionadas con el empleo. Con el propósito de incidir cuantitativa y/o cualitativamente en él, los negociadores han abordado aspectos y condiciones laborales muy diversas, a veces intensificando, manteniendo o modificando el anterior tratamiento dispensado a las mismas o, en ocasiones, descubriendo nuevos filones o frentes de intervención. Desde esta perspectiva, las conocidas como cláusulas de empleo han visto ampliados sus contenidos, formulaciones y objetivos, convirtiéndose en el continente de un variado elenco de previsiones, compromisos, pronunciamientos y normas convencionales. Pero, además, la consideración del empleo por los CC, lejos de proyectarse en su versión y espacio originales, se ha ido presentando, con renovados guiones, en diferentes escenarios. Así, la asociación del empleo a la NC y viceversa se ha hecho visible, por ejemplo, en el establecimiento de limitaciones, exigencias o topes convencionales al tiempo de trabajo (reducción de jornada, disminución de horas extraordinarias), la edad para trabajar (jubilación forzosa) o la remuneración o el perfil de los trabajadores (dobles escalas salariales, cuotas o reservas a favor de minusválidos). Del mismo modo, sin perjuicio de otros muchos temas o materias que puedan citarse, fenómenos como la externalización a través de empresas de trabajo temporal, la descentralización productiva en sus diversas formas y el uso y abuso de las distintas modalidades de contratación, constituyen terrenos abonados para la intervención de la NC como coadyuvante en las políticas de empleo. Con todo, la convivencia de la NC y el empleo no ha estado exenta de dificultades y, lejos de ser armoniosa, conoce también desencuentros. En el marco de los CC, pese a los avances, logros y esfuerzos de los negociadores, no se ha alcanzado el nivel de empatía y satisfacción deseables, al menos en lo que hace al tratamiento de la contratación y a la promoción del empleo y su estabilidad. Ello se debe, en parte, a una cierta mala prensa de las cláusulas de empleo, a las que se prejuzga y subestima de manera generalizada sobre la base de su cuestionable naturaleza y difícil exigibilidad. La forzada reproducción de viejas categorías y de debates y términos ya superados ha terminado por distorsionar la intervención de la NC, frustrando, en cierto modo, las expectativas generadas o, lo que es peor, desmotivando a los negociadores. De ahí que, sin llegar a sobredimensionar sus posibilidades, la experiencia acumulada en el tratamiento convencional del empleo sí debería servir para reconducir ciertas prácticas, corrigiendo algunas disfuncionalidades y deficiencias y revitalizando el juego de la NC. En este sentido, junto a sus funciones normativas y el diferente papel regulador de la norma convencional se sitúan otras potencialidades de la NC que justifican su consideración como sede adecuada para intervenir en el empleo. Se trata de aquellas facultades o parcelas de actuación que tienen que ver con la distribución, modalización o contención de los amplios poderes reconocidos al empresario en este terreno. Como contrapeso a la extensión e 99 intensidad de aquéllos, la NC sirve así de cauce para la participación e intervención de los trabajadores en la gestión del empleo, propiciando su mayor implicación y compromiso en la creación, mantenimiento y cualificación del mismo. Esta faceta o manifestación de la NC no es independiente ni puede concebirse al margen de la actuación reguladora, de mayor visibilidad y a la que complementa y refuerza. Y sin embargo, frente al comentado enriquecimiento y expansión de ésta, apenas se ha desarrollado aquella otra dimensión que tiene que ver con la fiscalización, seguimiento y control de las decisiones empresariales con proyección en la contratación y el empleo. O al menos éso se deduce de los CC que, como tónica general, han venido reflejando, de manera muy puntual y sin excesivas pretensiones, este propósito o voluntad de otorgar un mayor protagonismo a los trabajadores y sus representantes en el referido ámbito. Este panorama de contenida participación de los trabajadores en la política de empleo y contratación es, también hoy y en términos mayoritarios, el que ofrecen los CC, no siendo perceptible un cambio de tendencia al respecto. En este sentido, aunque no parezca del todo acertado comenzar haciendo un balance de situación, se ha juzgado conveniente dar cuenta de ello al inicio de la exposición, condicionada, precisamente, por la ausencia o parquedad de tales previsiones convencionales. No está de más apuntar, por otro lado, que generalmente se limitan a reproducir ciertas “recetas”, de elevada ambigüedad y abstracción, conocidas ya por los problemas que ha suscitado su inclusión en las desprestigiadas cláusulas de empleo. De éstas ya se señaló que han resultado escasamente operativas lo que, si bien puede explicar su menor presencia en el repertorio de CC analizados, quizás pueda reconducirse de la mano de fórmulas que propicien y concreten la intervención de los trabajadores y la acción sindical; con todo, se trata de una mera impresión que debe admitirse con lógicas reservas y como última de estas consideraciones iniciales a propósito del reparto convencional de poderes en la gestión de la contratación y el empleo. Su estudio y valoración se enmarcan en un examen del conjunto de los CC de la muestra, si bien centrando las miras principalmente en los de empresa a los que van referidos la mayoría de los comentarios que siguen. II.II. 2. Contratación y empleo o empleo y contratación. II.II.2.1. En particular, sobre plantillas y cobertura de vacantes, procedimiento de selección, bolsas de trabajo y contratación de trabajadores. Conforme a la pauta habitual, la mayoría de los CC sigue ubicando la regulación de las distintas modalidades de contratos al abordar el tratamiento de la contratación que, en sentido amplio, suele comprender, también y entre otros, lo relativo a plantillas, cobertura de vacantes, promociones, ingreso en la empresa, período de prueba o cese del trabajador. Se trata de cuestiones bien distintas pero íntimamente relacionadas en las que, más allá de esta intervención normativa, suele hacerse pocas concesiones a la representación de los trabajadores. La determinación, pues, de cuándo, cómo y a quién se contrata es materia reservada a la dirección, primando los poderes y facultades empresariales en lo que hace a una de las más típicas manifestaciones de la libertad de empresa: la referida a la contratación de la mano de obra. No obstante, en la medida en que es la empresa el ámbito sobre el que se proyectan las plantillas, dicho marco es el más propicio para la adopción de acuerdos y pactos al respecto, posibilitando un mayor detallismo convencional en lo que hace, por ejemplo, a su fijación, la cobertura de vacantes, el proceso y los criterios de selección o la celebración de pruebas. Es, 100 por tanto, en los CC de empresa donde se localizan, con mayor frecuencia y diversidad, muestras del juego que puede darse a la NC y a otras instancias de participación y representación de los trabajadores pero, también, del que puede negárseles, vetando su intervención activa en la toma de decisiones. Un claro ejemplo de este doble sentido es la regulación del procedimiento de ingreso y las bolsas de trabajo prevista en el amplio capítulo que el CC Unión Española de Explosivos dedica al tema del empleo y la contratación. En dicho articulado, además de referirse a la creación y composición de una comisión específica en la materia y de enunciar sus funciones y cometidos, se esbozan los supuestos de actuación y competencias de la misma y la información que debe proporcionársele en cuanto a vacantes, necesidades de empleo y orden y preferencias de los trabajadores de las bolsas. Pero, en última instancia, la contratación del personal es competencia exclusiva de cada Dirección como parecen serlo la cobertura de las bajas que puedan producirse en aquéllas o los términos en los que se realiza la incorporación a los correspondientes centros de trabajo. Así, la presencia real y efectiva de la citada comisión va a resultar considerablemente reducida, limitándose a dar su aprobación al acuerdo previo de creación de nuevas bolsas. En parecidos términos respecto a la determinación de la plantilla, la provisión de vacantes o la selección y pruebas del personal de nueva contratación se pronuncian algunos CC más (CC Agencia EFE, CC CEPSA, CC ABC, CC Renault España, CC Radio Popular) reseñando la exclusividad de las competencias empresariales o la libre amortización de puestos. Sólo excepcionalmente, estas facultades o la más amplia de contratación, se ejercerán tras ser oído el comité o emitirse un informe no vinculante por éste (CC CLH y su personal de tierra, CC Air Liquide). Aunque la mayoría de los CC no contempla expresamente los anteriores poderes empresariales, por ser innecesario su reconocimiento convencional, no ocurre lo mismo en cuanto al papel y margen de la actuación sindical, bastante acotados por el legislador y ampliados, de manera puntual, por algún CC. Es el caso, por ejemplo, del CC El País que reconoce cierta intervención de los representantes en el establecimiento de las plantillas, fijando para su confección unos criterios generales, el CC Mahou que, en su extensa regulación de las pruebas de acceso y promoción, posibilita la participación de los representantes en la confección de listas de trabajadores a efectos de contratación, pudiendo proponer candidatos o el CC Parque Isla Mágica que implica a la representación legal, posibilitando la aportación de su base de datos. Pueden citarse, también, el CC Peugeot que otorga al comité de empresa funciones de asesoramiento, orientación y formulación de propuestas respecto a la plantilla o los CC Red Electrica de España, CC ONCE y CC Pikolin que parecen apuntar un cierto grado de participación del comité de empresa en los procesos de selección. De ejemplar puede calificarse la fórmula y nivel de participación promovidos en el CC Repsol Química, poniendo en funcionamiento las Acciones de Desarrollo Profesional (ADP,s) y sus correspondientes Comisiones para cada centro de trabajo. En el amplio elenco de competencias otorgadas a éstas, algunas están referidas a programas de selección y contratación y, en general, todo lo relacionado con bolsas de empleo. Se cumple así, con creces, lo preceptuado en el CC General Industria Química que, aún siendo de los contados CC que apuntan algo sobre derechos de participación, circunscribe las funciones de los representantes a la emisión de informes y a velar por la aplicación objetiva de las reglas sobre selección y cobertura de vacantes. 101 Entre los CC de ámbito autonómico, el CC País Vasco Ikastolas contempla el funcionamiento de una Comisión Técnica única, con facultades de supervisión y negociación, y la constitución de una Comisión Paritaria de Contratación por cada Ikastola que fijará los criterios de selección para el personal no docente y para el profesorado, interviniendo además en los contratos de sustitución y otros de carácter temporal. Como nota peculiar y, seguramente, reflejo de las particularidades de la actividad desarrollada, el CC citado establece que, en caso de incumplimiento del procedimiento de selección, se pondrá en conocimiento de la Comisión Interpretativa Mixta que propondrá la correspondiente sanción al Departamento de Educación. De singular puede también calificarse la actividad, las relaciones laborales y el correspondiente CC Espectáculos Taurinos cuya Comisión de seguimiento y vigilancia supervisará, muy especialmente, todo lo referido a la contratación. Sin embargo, la tónica general es que se considere a los representantes de los trabajadores, no como interlocutores o agentes activos con los que negociar, debatir o consensuar propuestas de plantillas, contrataciones y vacantes, sino como meros receptores de información sobre dichas materias o destinatarios de comunicados de las correspondientes decisiones empresariales. La presencia de trabajadores fijos discontinuos en empresas dedicadas a actividades cíclicas, de campaña o temporada explican la atención particularizada de ciertos CC a las especialidades de este colectivo en cuanto a incorporación, acceso y cese en el empleo. Con todo, no hay nada destacable en ellos desde la perspectiva de la actuación y poderes sindicales que, también aquí, se agotan en la mera obtención de información, referida ahora al calendario de incorporaciones y eventuales cambios de fechas. Aunque podría pensarse en la necesaria existencia de un mayor nivel de negociación y diálogo, no se localizan rastros de ello en los CC considerados que, ni siquiera para períodos de elevada producción, caída de la actividad, acumulación de pedidos o tareas, etc. favorecen la intervención de los trabajadores en la gestión del empleo, las bolsas de trabajo o los llamamientos. II.II.2.2. De la contratación de trabajadores a través de ETT,s y la utilización de las distintas modalidades de contratos. El recurso a las ETT,s y la consiguiente puesta a disposición por éstas de sus trabajadores comienza a ser contemplado, cada vez en mayor medida, desde la perspectiva de los problemas asociados al empleo que pueden suscitarse, en las empresas usuarias y respecto a su personal. Los riesgos que entraña su utilización, como vía de acceso de terceros a la misma empresa y de externalización de la mano de obra, quizás no han sido debidamente tomados en consideración ni por la NC, más preocupada en mejorar las condiciones de los trabajadores en misión, ni por la representación sindical o unitaria. Con todo, algunos CC vienen recogiendo propuestas de restricción o modulación de su uso e, incluso prohibiciones y compromisos en cuanto a la contratación a través de ETT,s. Al margen del debate doctrinal suscitado en torno a tales prácticas, la experiencia negocial demuestra que cualquiera de ellas encuentra, si es planteada en sede empresarial, mayores posibilidades de éxito. De ahí la conveniencia de que las previsiones convencionales, más allá de las meras recomendaciones y declaraciones voluntaristas, incorporen mecanismos de seguimiento y control sindicales de las contrataciones efectuadas, haciendo partícipes a los trabajadores de las decisiones que puedan adoptarse. Tales soluciones, en caso de existir, son, sin embargo, escasas y, por lo que parece, de difícil inclusión en los CC de empresa que, salvo en contadas ocasiones, ni siquiera sugieren una 102 potencial intervención, a título informativo, de los representantes. Excepcionales son, por tanto, fórmulas como la creación de una Comisión de seguimiento que recoge el CC Repsol Comercial, propiciando la fiscalización y control por los trabajadores y exigiendo justificación previa de la utilización de ETT,s. En términos de menor contundencia se pronuncian el CC Parque Isla Mágica que la admite sólo excepcionalmente, debiendo informar al comité de empresa de las razones que justifican el recurso a las mismas y el CC Mapfre que, además de limitar al 2% de la plantilla el volumen de trabajadores en misión, faculta al comité para recabar información y efectuar el seguimiento de la contratación a través de ETT,s. Aunque coinciden en su intención de limitar la contratación a través de ETT,s, y recogen la correspondiente renuncia o compromiso empresarial, los CC de las empresas del grupo Valey contemplan soluciones distintas al referirse a los supuestos en los que resulta admisible, pero silencian toda posibilidad de intervención de los representantes. De consolidarse esta práctica, prescindiendo de los trabajadores e ignorando las ventajas de la negociación como elemento dinamizador y de adaptabilidad y consenso en la aplicación de los CC, apenas podrá avanzarse en el desarrollo de fórmulas eficaces para encauzar la contratación a través de ETT,s. Mientras tanto, ha de recomendarse la aplicación de otras soluciones convencionales que, sin operar un reparto de poderes, constituyen ejemplo de buenas prácticas y sirven, en última instancia, como contrapeso a los que acumula el empresario. Además de alguna otra experiencia en CC de ámbito estatal, es el caso concreto de la propuesta del CC Interprovincial Comercio Flores y Plantas cuyo empeño en promover el empleo estable inspira el tratamiento dispensado a las ETT,s. Así, tras establecer una serie de restricciones al uso de éstas, impide su utilización de no alcanzarse los porcentajes de empleo fijo estipulados y reconoce, a modo de sanción por incumplimiento, la fijeza, en la empresa usuaria infractora, de los trabajadores en misión implicados. Muestra adicional, pero de menor alcance, del intento de concretar la participación de instancias colectivas en el control de las ETT,s son las restricciones recogidas, a nivel estatal, en CC Agencias de Viajes que, además de exigir que se acredite la necesidad, impone el deber de información a los representantes de las circunstancias que expliquen su utilización El tema de las modalidades contractuales y el uso que, en cada caso, deba darse a las mismas es una cuestión que los negociadores derivan al empresario, en el ejercicio de sus facultades de dirección, sin más prevenciones que la adecuada observancia y aplicación de la correspondiente normativa.. Poco o nada se dice en los CC respecto a una eventual intervención de los representantes en la selección del contrato que deba utilizarse y, salvo error u omisión, no se han localizado muestras convencionales de su participación, por ejemplo, formulando propuestas o alternativas o siendo previamente consultados. La excepción a la regla es ahora el CC Danone que, al referirse a los contratos de formación, establece que se celebrarán para ocupar los puestos designados por la Dirección, con la participación del comité de empresa. Mucho más tenue, y meramente retórico, es el intento de contención de la contratación temporal, por ejemplo, en el CC Delphi, que no pasa de perfilar ciertos compromisos asumidos por la empresa sin presencia, en todo caso, de representantes sindicales o unitarios. Conociendo algunas de las pautas convencionales en lo que hace a la regulación de las modalidades de contratos es fácil adivinar que la actuación de la referida representación no encuentra en ellas fácil acomodo. Es más, difícilmente podrá a través de la NC contribuir al fomento de la estabilidad si las normas que resultan de ésta parecen apuntar en otra dirección. 103 Se está pensando, por citar una práctica bastante extendida, en la asimilación de distintas causas de temporalidad en un mismo contrato que, siendo varios y ninguno de los tipificados legalmente, termina resultando un contrato híbrido. Sucede así, por ejemplo, en la identificación, vía CC, de las obras o servicios con autonomía y sustantividad que respaldan la celebración de este contrato temporal, para circunstancias propias de uno eventual; con ello se condiciona y reduce la capacidad de control, transacción, fiscalización, etc. de los representantes que, de otro modo, podían haber intervenido en la determinación de éstos y otros extremos, consensuándolos con el empresario o proponiendo su examen en el seno de una comisión. En cualquier caso, volviendo a su función estrictamente normativa, la NC parece experimentar un cierto repliegue, detectándose, salvo mejor criterio, una menor intervención reguladora en lo que hace a los CC de empresa y a la consideración de las distintas modalidades contractuales. El gran olvidado en ellos sigue siendo el contrato a tiempo parcial, en su versión tipo o común, si bien este déficit es, con seguridad, preferible al tratamiento dispensado por algunos CC, en algún caso exponiendo al trabajador a una disponibilidad extrema. Ejemplo de ello son, entre otros, el CC ONCE, CC UEE y su personal de tierra, CC Leroy, CC Correos y Telégrafos, CC COLEBEGA y CC Ediciones Primera Plana, éste con un particular y cuestionable contrato que identifica como especial pero, todos ellos, sin muestra alguna de intervención sindical. Es obvio, pues, que, frente a la vía del contrato o pacto individual como marco determinante de la realización de horas complementarias, su preaviso, eventual consolidación, conversiones del contrato, etc., la actuación colectiva ofrece posibilidades de gestión conjunta que no están siendo explotadas por los CC de empresa. Si están aprovechando, por el contrario, pese a su cuestionable adecuación a los dictados del legislador, la remisión hecha por éste al CC sectorial para modificar la duración del contrato eventual y de su arco temporal de referencia. Tan frecuente es la práctica que puede hablarse de una solución generalizada en los CC de empresa para, invocando la previsión que en tal sentido recoge la norma convencional del sector, ampliar, casi hasta el máximo, las referencias y topes legales de dicho contrato. Sin reparar en los interrogantes que suscita tal formulación, los negociadores que establecen una duración superior a la fijada legalmente, o bien se limitan a recogerla, sin más, como muestran el CC TRAGSA, CC Pirelli Neumáticos y CC Diputación Provincial Cáceres o, además o en lugar de tal previsión, indican la norma sectorial de la que trae causa. Así operan, entre otros muchos, el CC Ediciones Primera Plana que remite al CC General Prensa, CC Galerías Primero citando el CC Almacenes y Distribución de Alimentos, CC Servicios Integrales con envío al CC Oficinas y Despachos y CC Danone que menciona al CC Industrias Lácteas. Pero, sin duda, es el sector del metal y los correspondientes CC de empresa los que ocupan el primer puesto del palmarés en lo que a remisiones se refiere: CC Pikolin al CC Metal, los CC CYMISA, CC Compañía Española de Laminación y CC Aceralia al CC Industria Siderometalúrgica, el CC Tudor (Azuqueca de Henares) y CC Valeo Térmico (Zaragoza) con cita del CC provincial Metal y el CC Citroën España que reconduce a la duración máxima pactada en el CC sectorial, sea el autonómico de Madrid o los provinciales de Barcelona y Pontevedra. Las anteriores remisiones resultan, sin duda, llamativas, por el concreto alcance material y la específica intencionalidad con que operan. Pero, además, porque constituyen casi las únicas excepciones al generalizado desinterés de los CC de empresa por la estrucutra de la NC. Y es que, salvo en los supuestos apuntados, en muy contadas ocasiones los CC de empresa consideran otros marcos reguladores que no sean los propios ni otras regulaciones que las contempladas en ellos. Con todo, pueden citarse como ejemplos adicionales la remisión del 104 CC Mapfre al CC General de Seguros y Reaseguros a efectos de criterios de contratación e incorporación a grupos, CC Allianz apuntando el carácter supletorio de aquél, también en estos términos el CC Valeo Sistemas Eléctricos Madrid y CC Siderurgia del Mediterráneo enviando al CC provincial Siderometalurgia y al Acuerdo Marco del Grupo Aceralia, respectivamente, CC FCC (Saneamiento Urbano-Valencia) al CC General Limpieza Pública o CC TRAGSA , supletoriamente, al CC Construcción. II.II.2.3. Fomento de la estabilidad, Comisiones y otras cuestiones. Aunque han resultado poco fructíferas, la NC sigue agotando sus fórmulas de asumir compromisos de estabilidad, anunciar conversiones de contratos, establecer topes al empleo temporal o señalar objetivos y porcentajes de trabajadores fijos que han de alcanzarse. Fieles a esta conocida pauta son, por citar sólo algunos, el CC Delphi Systems que recoge acuerdos para futuras conversiones, CC Danone cuya voluntad de limitar la contratación temporal se traduce en establecer un volumen máximo de eventuales y CC Transmediterránea cuantificando el nivel de empleo que se obliga a mantener. Sin que ello suponga un cambio de tendencia, quizás sean más numerosos o frecuentes los CC que apuestan por una mayor concreción de los compromisos, planificándose las conversiones y adoptándose acuerdos que se formulan con relativa contundencia Así lo hacen el CC Tudor (Azuqueca de Henares) con especificación de porcentajes de contratos que deben convertirse y plazos y fecha para cumplir las previsiones o CC TRAGSA cuantificando las que se realizarán, año a año, de manera progresiva y gradual, con indicación de la cifra de empleo estable a alcanzar pero, también, de las condiciones que han de darse para que las conversiones se lleven a cabo. Con todo, es poco lo que merece ser comentado respecto al reducido nivel de participación de los representantes que parecen reconocer los CC de empresa y son escasas las muestras de su implicación e intervención activa en la supervisión de los compromisos adquiridos por el empresario y su adecuada observancia.. En esta línea, pero aún con muy tímidos pronunciamientos, se sitúan el CC Servicios Integrales, que recoge la posibilidad de la Comisión Paritaria de formular propuestas al respecto y CC Galerías Primero advirtiendo que los representantes tendrán adecuada información del defectuoso cumplimiento del compromiso de alcanzar un volumen de empleo. A lo anterior se suma la creciente importancia y progresiva extensión de diferentes Comisiones, normalmente denominadas de empleo y contratación, que sirven a estos propósitos. Anunciadas en los CC, su creación supone un reconocimiento del papel que los representantes, desprovistos ya de su condición de meros observadores, están llamados a asumir o, de hecho, están ya desempeñando en la gestión del empleo y en la toma de decisiones. Y es que, lejos de constituir una novedad, se trata de una propuesta ya inventada, que cuenta con cierto bagaje en algunas empresas y sectores y cuya recepción en los CC de empresa es, ahora, sólo más frecuente. Así, como ejemplos de ello, el CC Transmediterránea prevé la constitución de una comisión de empleo en caso de necesidad y para adecuar la plantilla a los buques de la flota, estableciendo el CC UGT, por su parte, una Comisión de Seguimiento de la Política de Personal a la que debe darse cuenta e información, por los organismos, sobre planes de empleo y contratación que deben remitirse, también, a la sección sindical correspondiente. 105 Si bien en otros términos, CC Valeo Térmico articula una comisión de empleo para adaptar las necesidades de contratación de trabajadores fijos y adecuar las referidas al empleo, examinando la evolución de la contratación temporal. Además de la participación sindical en la contratación, CC Schweppes se refiere a una Comisión Técnica, similar a la Comisión Paritaria de Empleo del CC Auna Telecomunicaciones, a la Comisión Mixta de seguimiento de la contratación y del empleo prevista en CC Valeo Iluminación (Jaén) y a la que igualmente nombra, sin dar apenas detalle de sus funciones, el CC UEE y su personal de tierra . Debe advertirse, no obstante, que la dinámica y funcionamiento de Comisiones como las referidas no dependen ni guarda correspondencia, necesariamente, con el tratamiento que les dispensan los CC. Habrá que admitir la hipótesis, obviamente no contrastada, de Comisiones cuya existencia es más aparente que real o que apenas operen o ejerzan competencias en la práctica. Con todo, han de ponderarse los riesgos que entrañan ciertas inercias de la NC para evitar que las eventuales deficiencias o desviaciones que, en algún caso, puedan presentarse, termine por desvirtuar el papel de las referidas Comisiones, dando al traste con experiencias que apenas han comenzado su andadura. Un último comentario merece la figura de la jubilación parcial y su combinación con el contrato de relevo que es retomada por la NC, apostándose por ella como medida de fomento del empleo y rejuvenecimiento de las plantillas, Se asiste, por lo que parece, a un cierto relanzamiento de aquélla, que es objeto de una extensa y detallada consideración, por ejemplo, en los Planes de de Garantía de Empleo de los CC Repsol Petróleo y CC Repsol Butano. También el CC Pirelli Neumáticos, después de referirse ampliamente a los objetivos de empleo, da cuenta de la importancia creciente de la jubilación parcial. Coincidiendo con los recientes cambios operados en su regulación legal, puede ser éste un buen momento para promocionar la tan denostada figura de la jubilación parcial cuyo escaso aprovechamiento en la práctica no es ajeno al escaso interés que ha demostrado tener por ella la NC. Ahora soplan otros vientos, como muestran los CC y se deduce de las estrategias y criterios sindicales, y se pueden aunar esfuerzos para una mayor participación e implicación colectivas en su gestión, con el reconocimiento convencional de las correspondientes facultades de supervisión, control y seguimiento pero, también, de veto y codecisión que pueden ejercer los representantes de los trabajadores. Sirva este apunte para publicitar, como otra muestra de buenas prácticas que han de tomarse como ejemplo y referencia, el modélico tratamiento que dispensa el CC Siderurgia para Sevilla a la denominada jubilación obligatoria para el mantenimiento del empleo. Los avatares del extraño maridaje entre Jubilación Forzosa y Negociación Colectiva, con encendidos e inconclusos debates y sucesión de criterios judiciales y cambios normativos no serían estériles si se generalizaran soluciones como la recogida en el citado CC. En síntesis, dicha regulación convencional de la jubilación forzosa contempla, además de un compromiso nominal de contratación de un trabajador desempleado y la consiguiente prohibición de amortización del puesto, unos deberes de comunicación e información a la Comisión Paritaria, el desempeño por ésta de funciones de fiscalización y control de las obligaciones empresariales y, por último aunque no menos importante, la previsión de consecuencias ante eventuales incumplimientos empresariales que no es otra que la de impedirle en el futuro, y hasta que subsane las deficiencias, la aplicación de la medida en cuestión. 106 II.III. ANÁLISIS SECTORIAL DE LOS PODERES EMPRESARIALES Y CONTRAPODERES SINDICALES EN EL TIEMPO DE TRABAJO (Amaia Otaegui Jáuregui; Ricardo Morón Prieto). Si bien la jornada laboral nunca ha sido uniforme en las sociedades industrializadas, hoy en día el tiempo de trabajo adquiere múltiples formatos que lo configuran como una dimensión básica de las condiciones en las que se presta el trabajo y, por tanto, como un elemento central en los procesos de negociación de los convenios. El protagonismo que la Reforma Laboral de 1994 concede a la autonomía colectiva tiene como uno de sus resultados que el tiempo de trabajo se convierta en una de las materias más sensibles a la flexibilización, contemplando la negociación colectiva elementos para su regulación, distribución y ordenación mucho mayores y más variados que en el pasado, abriendo espacios que hasta ahora eran impensables. Este breve análisis pretende valorar si ha aumentado o disminuido la potestad empresarial para introducir mecanismos de variabilidad en la distribución del tiempo de trabajo y, al mismo tiempo, valorar, si ha aumentado o disminuido la capacidad y las competencias de los representantes de los trabajadores para participar en su regulación, y las dimensiones de obligatoriedad, voluntariedad y la capacidad de control que el trabajador mantiene en relación al tiempo laboral. Si la distribución irregular del tiempo tiene la voluntad de permitir a los sectores y empresas responder a las variaciones de carácter económico, tecnológico y de organización que les son específicas, la forma concreta que asumen para su adaptación a un entorno cambiante está delimitada por el carácter estructural de los diferentes sectores, de sus estrategias de organización del trabajo y la producción, y sus mecanismos de movilización de la mano de obra. De forma que por una parte, se han revisado los convenios de sectores como hostelería, restauración y comercio, cuyo modelo estratégico desde la perspectiva empresarial reposa, en muchos casos al mismo tiempo sobre una fuerte rotación del empleo y un uso intensivo del tiempo de trabajo, y donde la disponibilidad del servicio permanentemente constituye un criterio básico en la organización del trabajo y la producción del servicio. Y por otra parte se revisan los convenios del sector metalúrgico, afectados de forma importante por los procesos de deslocalización industrial y subcontratación productiva, así como por la introducción de sistemas de trabajo just in time, con innegables efectos sobre el empleo y las condiciones de trabajo. Estas circunstancias influyen de manera particular en la organización del tiempo de trabajo, en la que se puede observar un progresivo proceso de “terciarización funcional” en el sentido de que los tradicionales sistemas de producción industrial desligados de los procesos productivos de los eventuales clientes están dando paso a una organización cada vez más dependiente de los clientes u otras empresas destinatarias de sus productos, particularmente en su organización temporal204, lo que supone una progresiva acomodación a las pautas organizativas del sector servicio en materias como la variabilidad de horarios, turnos, etc. La base sobre la que asienta esta revisión de la regulación del tiempo está constituida por cerca de 100 convenios colectivos de los sectores mencionados firmados entre 2003 y 2004 de ámbito estatal, provincial y de empresa. Por otro lado, la estructura de la negociación colectiva continua manteniendo pautas de desarrollo con una base claramente sectorial, lo 204 Una manifestación extrema de la dependencia funcional de las empresas clientes en CC Pequeña y mediana industria del Metal Cádiz, que establece lo siguiente: “Las empresas que tengan su centro de trabajo en una empresa principal se regirán por el horario de ésta, computándose al final del año las horas efectivas trabajadas”. 107 cual facilita el seguimiento de algunas características del tiempo de trabajo y, en cierta manera, elimina la heterogeneidad en el seguimiento de los contenidos de los convenios. El interés de la comparación de convenios de sectores tan distintos reside en que permite vincular las características y modalidades de la flexibilización del tiempo laboral con la actividad productiva concretamente desarrollada, y además posibilita la comprobación de si la mayor o menor presencia y ‘poder’ sindical se traducen en un mayor o menor grado de control de los trabajadores y sus representantes respecto a las formas concretas en las que se lleva a cabo tal flexibilización. Como elemento previo a la valoración del contenido de los convenios en esta materia, cabe precisar que el sector servicios en general, y el sector del comercio en particular, han sido ámbitos donde la presencia sindical y la organización de los trabajadores han tenido tradicionalmente escasa incidencia, en general. El sector hotelero, por su parte, se ha caracterizado por contar con un mayor nivel de organización y afiliación sindical, aunque claramente circunscritos al entorno de los grandes centros hoteleros. En el sector de metal, por el contrario, se encuentran algunas de las grandes empresas españolas, cuyos convenios afectan a un gran número de trabajadores -a veces incluso afectan a un mayor número de trabajadores que algunos convenios provinciales- y en los que la presencia sindical y las tasas de afiliación han sido y son altos. II.III.1. El tiempo de trabajo en los sectores de comercio y hostelería. La primera dimensión considerada con respecto a la distribución del tiempo laboral en los convenios colectivos es su perspectiva cuantitativa, en la que destaca de forma sobresaliente la amplitud y la extensión de la jornada pactada: once convenios contemplan la jornada entre 1800 y 1830 horas anuales205, mientras que ocho convenios más pactan la jornada 1790 y 1800 horas206. Estas cifras adquieren mayor dimensión en su comparación con los datos estadísticos registrados: mientras la jornada media pactada de todos los convenios firmados en 2004 es de 1.757,9 horas, según datos de la Memoria del CES –que referencia la información proporcionada por la Estadística de Convenios Colectivos- todos los convenios analizados en este apartado superan esa cifra media, realizando una media de 50 horas más al año. También de la misma fuente se obtiene el dato de que los convenios de ámbito de empresa son los que contabilizan una jornada anual menor (1.706 horas al año) mientras que los convenios de otros ámbitos –sectoriales estatales, de ámbito provincial- aumentan la jornada pactada hasta 1.763,5 horas año. La extensión anual de la jornada desde la perspectiva sectorial muestra que el sector servicios no es el que cuenta con un mayor cómputo, sino al revés: la jornada media pactada en los servicios en 2004 se situó en 1.756,9 horas, frente a las 1.768,2 horas en el sector agrario, las 1.760 de la industria o las 1.749,3 de la construcción, de forma que parece que estas largas jornadas de los convenios de las empresas y centros de trabajo de estos sectores corresponden a una forma concreta de la organización de la producción en el comercio y la hostelería, pero no del sector servicios en general. Asimismo, un elemento que diferencia a estos convenios en 205 1826, 30 horas anuales en CC de Hostelería de Murcia, Hostelería de Málaga, 1.819 horas en el CC de Comercio de Baleares, 1.808 horas en los CC de Hostelería de Huelva y Comercio general de Ciudad Real, 1.805 horas en Comercio General de Murcia; 1.800 horas en el CC de Hostelería de Pontevedra, en Hostelería de Sevilla, en el Comercio General de Girona, en el Comercio de la Piel de Madrid, en el Comercio Vario de A Coruña. 206 1.798 horas pactadas en el CC de Hostelería de Asturias, 1.797 horas en los Supermercados de Valencia, 1.796 horas tienen los convenios de Hostelería de Cantabria, Hostelería de Alicante y Comercio PYME de las Palmas, 1.792 horas pactadas en el CC de Comercio general de Asturias, Comercio del Juego del Bingo y en el convenio del Gran Casino de Barcelona. 108 su comparación con los de otros sectores es la ausencia de mención a la reducción de jornada, cuestión que ha constituido una pauta y tendencia general que ha venido acompañando buena parte de la reciente actividad negocial. La mayoría de convenios revisados corresponden al ámbito sectorial estatal y provincial, y son por tanto los que tienen la capacidad de regulación de las condiciones de prestación del trabajo y las condiciones del tiempo laboral de los pequeños comercios y pequeños establecimientos hoteleros. No hay que olvidar que según datos del Directorio General de Empresas (DIRCE) más del 98% de las empresas con asalariados cuenta con menos de 50 trabajadores, lo cual proporciona una primera aproximación a la valoración de las condiciones de trabajo a la luz de la cuantificación de sus largas jornadas anuales. La tendencia hacia la generalización del cómputo anual de la jornada se acompaña frecuentemente de la desaparición de otros cómputos más tradicionales, como el mensual o el semanal. Aunque en algunos convenios se especifican solamente los límites de jornada en cómputo diario, sin que aparezcan otras indicaciones para su medición207, la tendencia más general continúa siendo el mantenimiento de un doble cómputo anual y semanal – normalmente de 40 horas-, mientras que son minoría los convenios que solamente se refieren a la jornada semanal, sin que se especifique el cómputo anual.208. Las extensas jornadas laborales vienen acompañadas de una previsión generalizada para su distribución de forma irregular. Este aspecto es el que con mayor fuerza ha irrumpido en la negociación colectiva, consolidando esta novedosa y hasta hace poco desconocida tendencia año tras año. Y sin embargo, en la mayoría de convenios no aparecen definidas de forma explícita y concreta las razones y motivos que justificarían el establecimiento de tal distribución irregular, sino que de forma evidente se considera una potestad de la empresa que no tiene necesidad de justificar las causas que la motivan, o en el mejor de los casos, en algunos convenios se incluyen conceptos ambiguos o poco definidos, como pueden ser referencias a razones técnicas o productivas, o bien razones del ‘servicio’ como lógicamente corresponde a la actividad desarrollada en estos sectores209. Algunos ejemplos de ejercicio de esta competencia unidireccional de la empresa los encontramos en afirmaciones como que el horario lo fija la empresa –con el límite de la ley210-, en otros, el empresario puede exigir trabajo continuo211, o bien declara que puede haber cambios en la jornada que son de obligado cumplimiento sin necesidad de que haya preaviso212. Así, como es sabido, las limitaciones para la distribución irregular de la jornada vienen derivadas de las disposiciones legales que marcan los máximos diarios, semanales, mensuales, y de los descansos mínimos que igualmente están delimitados por ley, aunque éstos puedan ser modificados por convenio colectivo. Es habitual que los convenios silencien la obligación o necesidad de preavisar al trabajador, y su consentimiento para la ampliación de la jornada diaria213. En algún caso, el convenio provincial concede la capacidad de 207 CC de Hostelería de Huelva, Hostelería de Bizkaia, Flores y Plantas, Productos cocinados, Comercio general de Albacete, Comercio de Ciudad Real, Comercio de Metal de Valencia, comercio de la Piel de Madrid, Casino Gran Madrid, Decathlon y Leroy Merlín 208 CC de Hostelería de Granada, Comercio Textil de Alicante 209 CC del Gran Casino de Barcelona 210 Es el caso del CC de Comercio de Mueble de Madrid y de Plus Supermercados 211 CC Hostelería de Asturias 212 CC de Comercio de Baleares 213 CC de Hostelería de Huelva, Hostelería de Málaga, Hostelería de Valladolid 109 distribución irregular al nivel de las empresas, sin que conste una previsión de control o supervisión sindical o de la representación de los trabajadores en este mismo ámbito214. Añadido a esto, por encima de las nueve horas diarias o las cuarenta horas semanales, la exigencia de comunicación al comité o la representación legal de los trabajadores no está generalizada, sino que en algunos casos, la empresa puede distribuir irregularmente la jornada sin preavisar al trabajador afectado, o sin que éste deba mostrar su acuerdo expreso, o sus representantes, con el único límite de no sobrepasar la jornada máxima anual215. En otros casos, sin embargo, es necesario el preaviso y el acuerdo del trabajador para esta distribución irregular216. Finalmente, otros convenios consideran el aumento de la jornada diaria con el máximo de 10 horas, o el aumento máximo semanal hasta 45 o 50 horas, sin que expresamente se hable de la obligación de informar a la representación legal o al trabajador o trabajadores implicados217. De esta forma asistimos a una transformación del carácter de la jornada, que se torna variable, pero donde la capacidad de imponer cambios imprevistos y repentinos, así como su duración y configuración se mantiene únicamente del lado de la empresa. Un elemento que puede servir para la evaluación de la capacidad de control de la parte social sobre el tiempo de trabajo reside en el derecho a ser informado y/o consultado ante la decisión de la empresa de variar el horario pactado. Algunos buenos ejemplos en esta materia los encontramos en convenios del sector hotelero218, donde es necesario un informe previo de la representación legal de los trabajadores para la implantación del horario flexible. La tendencia general se resume en que mientras en la elaboración del calendario laboral en muchos convenios está prevista la participación sindical, las previsiones convencionales para la intervención sindical sobre fijación de horarios son más débiles. Una práctica negocial respecto a la distribución irregular de la jornada anual la constituye la creación de ‘bolsas de horas’, en el mismo sentido que se conoce en otros sectores y empresas. A menudo constituye una limitación de la distribución irregular globalmente considerada, debido a que su contenido suele identificar y definir un número de horas durante un periodo concreto del año en el que la empresa puede solicitar y aplicar la superación de los máximos diarios, semanales o mensuales219. Estas bolsas de horas a veces van acompañadas de una previsión de compensación y de la obligación de preavisar al trabajador220, en algún convenio se acuerda que una parte de la bolsa de horas se destine como libre disposición de la empresa, mientras otra parte se debe pactar con la representación sindical221, aunque son mayoría los convenios donde se especifica que en ningún caso pueden superar la jornada anual. Constituye un mecanismo de flexibilidad de la empresa que sustituye a las tradicionales horas extraordinarias y que en muchos casos se prevé su compensación con descanso o a través de la reducción de jornada en las épocas del año de menor actividad turística o comercial. Este mecanismo no parece –al menos no existe ningún indicio en la redacción de 214 CC de Comercio de la Piel de Madrid Comercio General de Murcia, Comercio de Mueble de Madrid, Comercio Vario de A Coruña 216 Preaviso de modificación de jornada de 15 días en el CC de Hostelería de Alicante, CC estatal de Productos Cocinados; preaviso de 10 días en el CC del Comercio General de Girona; de 72 horas en el CC de Comercio Metal de Valencia; de 8 días en el CC de Comercio de la Piel de Madrid; CC de Comercio Textil de Barcelona. 217 CC de Hostelería de Sevilla (solo de abril a octubre), CC de Comercio de Baleares, CC de Hostelería de Zaragoza y Leroy Merlín Comercio de Ciudad Real. 218 CC de Hostelería de Huelva; CC de Hostelería de Asturias 219 CC de Hostería de Zaragoza 220 CC de Hostelería de Sevilla, CC de comercio de Baleares, Comercio de la piel de Madrid 221 CC de Comercio General de Girona 215 110 las cláusulas- tener la voluntad de responder también a criterios de necesidad de los trabajadores. Otra importante modalidad de flexibilización del tiempo de trabajo reside en la ampliación de los días considerados como jornada ordinaria. En sectores como el comercio donde tradicionalmente se ha reconocido como habitual la apertura de sábados, la especificación de la semana laboral como la comprendida entre lunes y domingo aparece en varios convenios, en especial a nivel de empresa 222. Con respecto a domingos y festivos, mientras en algunos casos se entienden como jornadas de trabajo voluntario223, o se requiere el acuerdo expreso de los trabajadores224, o con su representación legal225, en otros casos, la empresa solicita trabajadores voluntarios, que de no existir, son designados por la empresa226, o preavisados por la misma con 15 días, aunque no necesarios si concurren circunstancias excepcionales227. En algunos convenios es la empresa quien decide la ampliación de la jornada semanal a domingos y festivos, sin que se concreten las condiciones228, siendo la regulación más extrema la registrada en los convenios de Decathlon y Leroy Merlín, donde el derecho de los trabajadores se circunscribe al derecho a no trabajar más del 70 o 75% de los domingos y festivos laborables, o un máximo de 15 domingos y festivos al año. En algún caso se regula la posibilidad de contratación de trabajadores en fin de semana229, sin que se especifiquen sus condiciones de jornada y horario. Los escasos ejemplos de gestión flexible del tiempo a favor de los trabajadores o de regulación del tiempo de trabajo tomando en consideración las necesidades de los trabajadores y trabajadores, se pueden citar los casos en los que aparece la posibilidad de que el trabajador pueda solicitar el cambio con el compañero de turno, avisando por escrito a la empresa de tales cambios230. Si la desnaturalización del domingo como día de descanso y su transformación de jornada extraordinaria en ordinaria se está convirtiendo en un elemento con una cierta presencia en los convenios revisados, no ocurre exactamente igual con el tratamiento que se da a los festivos, que en algunos casos diferencian o especifican su tratamiento, principalmente a efectos compensatorios. En algunos convenios, domingos y festivos no se compensan si se descansa otro día de la semana231, en otras ocasiones, se regula su compensación con el criterio de que la mitad lo decida la empresa y la otra mitad requiere del acuerdo con el trabajador232, o también se conviene que se podrá optar cada parte por compensar la mitad según su voluntad233. Además de estos mecanismos de distribución irregular de la jornada, la ampliación de los horarios comerciales, junto con la consideración de los domingos y festivos como días laborables, son elementos de cambio que influyen y determinan las condiciones de 222 CC de Hostelería de Pontevedra, Comercio de Baleares, Leroy Merlín, Decathlon, Casino Gran Madrid, Gran Casino de Barcelona, Sociedad General Cantur. 223 CC de Supermercados de Valencia y Comercio del Mueble de Madrid, Comercio del Mueble de Valencia. 224 CC de Comercio en General de Asturias 225 CC de Comercio General de Murcia y en Hostelería de Málaga 226 CC de General Óptica 227 CC de Comercio de Baleares. 228 CC de Plus Supermercados, Galerías Primero SA 229 CC de Hostelería de Asturias y Leroy Merlín. 230 CC de Casino de Madrid y Casino de Barcelona 231 CC de Leroy Merlín 232 CC de Hostelería de Sevilla 233 CC de Hostelería de Alicante 111 trabajo, de forma que el concepto de jornada semanal se modifica y transforma, incidiendo directamente en las posibilidades de conciliación de los tiempos personales y laborales. Esto enlaza con la regulación de los descansos: al descanso obligatorio de día y medio semanal, tal y como aparece en la normativa vigente, se añade, como es sabido, el reglamento sobre descanso de las llamadas jornadas especiales. Según este reglamento, se puede acumular el medio día de descanso hasta 4 semanas, o su separación del día completo para su disfrute otro día de la semana. En el sector de hostelería se admite la acumulación por un periodo que alcanza hasta 4 meses, a la vez que se puede reducir el descanso entre jornadas a diez horas. En esta materia, las mejoras en favor de los trabajadores que se han podido encontrar corresponden en su mayoría a los convenios de hostelería, ya que en todos los convenios analizados se regulan dos días de descanso a la semana. En algunos se especifica que estos dos días son de descanso ininterrumpido, mientras que en otros casos se especifica que al menos una vez al mes deben coincidir con el fin de semana. Como particularidad hay que hacer notar que la regulación del descanso a veces se pone en relación con el tamaño de la empresa o centro de trabajo, regulando los dos días ininterrumpidos para las empresas donde exista un cierto número de trabajadores que permita los turnos234. La prohibición de alteración de los descansos por parte de la empresa es un ejemplo de buenas prácticas en esta materia235, así como la preferencia de descanso en sábados y domingos a los trabajadores con hijos menores de cuatro años236, o de elección de turno de vacaciones a trabajadores con hijos en edad escolar237. En el sector de comercio, la posibilidad de acumulación del medio día separado del día de descanso se encuentra en buena parte de los convenios, sin que ninguno vaya más allá de los 14 días. Como en ninguno de los convenios revisados se han encontrado disposiciones concretas que permitan el seguimiento y el cumplimiento de lo pactado, o en los que se defina con claridad la atribución de competencias a la comisión paritaria para resolver los conflictos que de esta materia se pudieran derivar, no sería exagerado afirmar que, salvo excepciones, parece que la intervención de los representantes de los trabajadores en la regulación del tiempo flexible y la defensa de la autonomía de los trabajadores en esta materia, no resulta ser de una gran intensidad. II.III.2. El tiempo de trabajo en los convenios del sector metalúrgico. Como se ha venido comentando, el tratamiento que se otorga al tiempo de trabajo en la negociación colectiva está sometido a una enorme transformación. La multiplicación de instituciones que entran a formar parte del tiempo laboral complica y dificulta su seguimiento, de forma que en especial en el nivel de empresa, cada caso particular requeriría ciertamente de un análisis que incluyera un cierto nivel de detalle y desagregación para su total comprensión, o valoración en su caso. Siendo el ámbito de los convenios de empresa donde se concreta y materializa este aspecto crucial de las relaciones laborales, el apartado de jornada viene ocupando uno de los lugares más importante en el redactado de los convenios, en torno al cual se han sucedido una buena parte de los debates por la extraordinaria evolución que ha conocido. 234 CC Hostelería de Cantabria, Hostelería de Sevilla, Hostelería de Zaragoza CC de Hostelería de Zaragoza 236 CC de Hostelería de Alicante 237 CC de Hostelería de Zaragoza 235 112 Ciertamente incluso el propio concepto de jornada ordinaria es sometido a una radical fragmentación, apareciendo diversos tipos de jornadas para colectivos distintos en relación a nuevas formas de organización del trabajo. Las empresas, en la búsqueda de la saturación y optimización de sus instalaciones, o bajo el argumento de la producción de un nuevo tipo de producto o servicio, multiplican y diversifican los tipos de jornada, de forma que, además de la jornada normal continua o partida, la diferencia entre jornada de invierno y de verano, o el sistema turnos, aparecen otras figuras como trabajo a turnos descansando sábados y domingos, turnos exceptuando festivos, turnos que incluyen festivos, turnos de siete equipos, servicios en sábados, jornadas especiales en días no laborables y un largo etc. A menudo, estas formas atípicas de jornada se componen en relación a fórmulas especiales de empleo y contratación, ya que, recogiendo la posibilidad ofrecida en el ET, se contrata únicamente a los trabajadores para cubrir estos turnos, conformando una estrecha correspondencia entre tipo de jornada y contrato238, o bien, la reorganización del tiempo de trabajo se aplica en algún caso a los nuevos contratados fijos239. Este mismo sentido tiene el trabajo a tiempo parcial, cuya posibilidad de pacto de horas complementarias, constituyó un primer ensayo de las posibilidades que ofrecía la ruptura de la homogeneidad del tiempo laboral. Por lo que se refiere a cuantía de la jornada, lo primero que hay que destacar es la existencia de una importante horquilla entre las jornadas anuales fijadas en los convenios analizados, que van desde las 1640 a las 1790 horas anuales, situándose el 40 por 100 de los convenios analizados en la franja inmediatamente inferior a la media (1680-1744) y otro tanto en torno a la media (1744-1760). Este dato, además, ha de complementarse con el del ámbito funcional del que se deducen mayores y más claros resultados, siguiendo similar pauta a la destacada en el sector del comercio. Así, mientras el convenio estatal y los convenios provinciales se concentran en torno a la media temporal del conjunto de convenios firmados en 2004 -1759,9240 , la jornada anual pactada en los convenios de empresa analizados en la muestra disminuye considerablemente241. Directamente relacionado con la duración hay que hacer notar que la mayoría de los convenios contemplan una reducción progresiva de la jornada temporalizada durante los años de su vigencia, cuya virtualidad es distinta según los ámbitos funcionales, repitiendo la dialéctica recién analizada. En efecto, las reducciones son más intensas en los convenios de ámbito empresarial242, que en los provinciales o el sectorial (que contemplan reducciones medias de 2 a 8 horas en periodos de tres años). A esto hay que añadir la aparición en los CC provinciales del fenómeno de la eliminación de la consideración del tiempo del bocadillo como tiempo de trabajo efectivo estableciendo en ocasiones una compensación económica por tal circunstancia243. Lo que tiene importantes efectos tanto desde el punto del cómputo de la 238 CC de Valeo Térmico, CC de Valeo Jaén, CC de Valeo sistemas eléctricos; CC de Delphi Packard, Delphi Automotive; CC Interprovincial de Renault 239 CC de BSH Balay, CC de Getronics 240 En concreto 1754, en 2004 en CC Estatal Metalgráfica. No obstante hay que significar la existencia de un volumen considerable de convenio provinciales que aún se sitúan en la franja alta de esta media: CC Metal Pontevedra (1776), León (1773), Toledo (1780), Ciudad Real (1782), Baleares (1772), Sevilla (1770), Cantabria (1771). 241 Excepto un pequeño grupo de 5 convenios, que se encuentran en torno a la media general, el resto establece jornadas inferiores que se distancia de la media desde 10 horas (8 convenios), 20 horas (seis convenios), cincuenta horas (4 convenios), setenta horas (cuatro convenios) y hasta cien o más horas (cinco convenios). 242 Alcanzan reducciones excepcionales de hasta 64 horas de trabajo en el periodo de tres años (CC Sidenor de Reinosa, Basauri y Vitoria: 1680 h en 2004 y 1616 en 2007) o más habituales de 12 u 8 horas (CC Alstom Transporte y BHS Balay, respectivamente), por ejemplo. 243 CC Metal Tarragona, Alicante, Castellón o Cádiz. 113 jornada –que se amplía por esta vía- como por la intensificación del tiempo de trabajo efectivo. La reducción de la jornada anual está recogida en muchos de los convenios revisados, siendo el número total de horas de trabajo efectivo uno de los menores de los registrados respecto a la media de los convenios, en especial a nivel de empresa. A esto habría que añadir (restar en este caso) los acuerdos alcanzados en buena parte de las empresas sobre días de descanso o de permiso individuales, muy habituales en esos convenios, y suponen una primera forma de participación de los trabajadores en la configuración del tiempo de trabajo, siguiendo el objetivo prioritario de su reducción. Desde la perspectiva cuantitativa, parece vislumbrarse que la demanda sindical de la jornada de 35 horas, está en vías de desarrollo en algunos convenios. En otros, en cambio, parece que la tendencia hacia la disminución gradual de la jornada anual se paraliza, o al menos se ralentiza, y de hecho, algunas de las medidas para la flexibilización del tiempo de trabajo se presentan y justifican como alternativas a los expedientes de regulación de empleo, en especial en los convenios de empresas fabricantes de automóviles. El sistema de cómputo más utilizado es el anual, que constituye el único cómputo de jornada en muchos casos, o secundado por un cómputo diario en otros, siendo mucho menos frecuente el cómputo mensual. En este sentido, es destacable que el cómputo semanal desaparece prácticamente de los convenios de ámbito provincial, en los que tradicionalmente se venía utilizando como módulo principal o único hasta hace pocos años244. La proliferación de esta variedad de tipos de jornadas hace realmente complejo determinar a qué trabajadores afecta. Además, debido a la existencia en algunos convenios de diferentes cómputos anuales para distintos colectivos, en general, referido a los trabajadores a turnos especiales, trabajadores de noche, y a la generalización de estas fórmulas horarias en las empresas, confirma la sospecha de que la regulación general del tiempo para los trabajadores afectados por un mismo convenio se encuentra en proceso de separación. Situación que obliga a algún convenio a aclarar que el tiempo de trabajo medido en número de horas es igual para todos los trabajadores de la empresa, independientemente de su categoría profesional, mientras que en otras ocasiones, el convenio reconoce la existencia de regimenes especiales y propios para los trabajadores de turno cerrado245. Parece en todo caso que el cómputo anual mantiene su función referencial en relación a la cual se calculan –y se pagan- las jornadas y las horas extras, y sirve como límite a partir del cual los trabajadores pueden solicitar reclamación246. La ausencia de referencias distintas a la anual hace que el análisis de los sistemas de distribución a lo largo del año cobre especial importancia. A este respecto, cabe destacar que el sector del metal, particularmente en los Convenios de ámbito provincial, se contempla de manera generalizada la posibilidad de distribuir irregularmente la jornada a lo largo del año. Sin embargo, a diferencia de otros sectores-niveles, la participación de la representación de 244 De los convenios analizados tan solo uno (CC Metal Baleares) mantiene la referencia de una jornada semanal de 39 horas “con carácter general”, admitiendo, no obstante, la distribución irregular a lo largo del año y CC Metal Pontevedra que contempla una jornada anual una semanal de 40 horas. 245 CC de Red Eléctrica. 246 Es relativamente frecuente, en Convenios que prevén distintos sistemas de distribución y variación de la jornada, que se recojan cláusulas de cierre que establecen los mecanismos y los periodos de compensación de los excesos realizados sobre la jornada anual una vez terminado el año. En algunos hay que destacar que la determinación de dichos periodos ha de ser acordado con la representación de los trabajadores (CC Metal de Pontevedra). 114 los trabajadores en dicha distribución es relevante. Así, en la mayoría de los Convenios Colectivo que la contemplan (además del establecimiento de algunos límites que han de respetarse como una jornada máxima diaria o semanal) requieren para su implantación el acuerdo previo con la representación de los trabajadores. Igualmente, en algunas ocasiones se prevé que si falta el acuerdo se acudirá a la Comisión Paritaria del Convenio o a mediadores y solo en algunos convenios decide en última instancia unilateralmente la empresa. Dichas garantías se extienden en algunos convenios también a la fijación del horario, añadiendo algunos convenios la obligación de que la distribución irregular y el horario aplicable a lo largo del año se establezcan durante el primer mes247. La comparación cuantitativa del reconocimiento convencional de la distribución irregular (generalizado) frente a la utilización de otros instrumentos como las bolsas, las ampliaciones, etc. (mucho más limitado numéricamente), consagra aquel mecanismo como un instrumento primordial de planificación de la jornada anual, sin perjuicio de la coexistencia de otros también relevantes. Las referencias convencionales a las horas extra son continuas en relación a su definición, tipología, fórmula de compensación y limitaciones para su uso. Precisamente este aspecto de limitación constituye desde hace años, como es sabido, un objetivo común compartido por las partes. No obstante, es generalizada su implantación y su identificación con circunstancias cada vez más habituales, así como la ausencia de necesidad de justificar su realización. Es destacable, no obstante, la generalización en la negociación colectiva de las obligaciones de información sobre su realización a la representación de los trabajadores (fruto de la incorporación de las obligaciones previstas en la ley), ocasionalmente con carácter previo a su realización248, y en la mayoría de las ocasiones con posterioridad. Sin embargo, con relación a los sistemas y elección de los periodos de compensación, la regulación convencional generalizadamente remite a la negociación individual y a la postre a la voluntad empresarial. Pero al igual que se observaba en los convenios de hostelería y comercio el argumento sobre la necesidad de atención global al cliente que servía para la flexibilización horaria, en los convenios de estas empresas las nuevas formas de producción tienden a la producción ajustada a la demanda, y por tanto, al ajuste estricto de los tiempos productivos a la demanda (fenómeno que hemos denominado anteriormente como terciarización funcional). Así, en la práctica totalidad de los convenios se reconoce una pluralidad de mecanismos que proporcionan a las empresas una mayor capacidad de anticipación y adaptación a un entorno cambiante e imprevisible mediante la distribución irregular de la jornada, además de mecanismos concretos que facilitan la adaptación a situaciones especiales. Sin embargo, este objetivo en ocasiones lógico y comprensible no se acompaña la mayoría de las veces de la obligación de la empresa de justificar las causas que la motivan. Las justificaciones de las empresas son vagas y difusas –necesidades productivas, situaciones especiales de producción, causas ajenas a la empresa, imprevistos-, no estando, en general, obligadas a presentar documentación justificativa a la representación sindical acerca de las razones de tal demanda. Las excepciones se encuentran en convenios que acuerdan que para poder realizar cambios respecto al horario y jornada pactados en el texto, indican la obligación de la empresa a informar por escrito y motivado a la representación legal de los trabajadores249, quien emitirá informe preceptivo250. En un segundo nivel de participación se 247 CC Metal de Ciudad Real, CC de Metal de Alicante y CC de Metal de Pontevedra. CC Metal Tarragona. 249 CC de Alstom Transporte y CC de Sidenor en sus centros de Reinosa, Vitoria y Basauri. 250 CC de Peugeot Citroen, CC de Nissan Motor Ibérica referido al trabajo en sábados, CC Interprovincial de Renault España, CC de Aceralia Asturias, CC de Arcelor. 248 115 encuentran los convenios que requieren el acuerdo del comité de empresa para cualquier cambio en materia de tiempo de trabajo251, o los que contemplan la información y acuerdo con el comité cuando se superan una serie de condiciones252. En algunos casos, los posibles cambios horarios se remiten a comisiones paritarias específicas, que son las encargadas de evaluar las propuestas de cambios o en la atribución de los turnos253. El preaviso al comité o al trabajador está contemplado en varios convenios. Lo que varía en este apartado son los límites en el tiempo254, y en algún caso, la empresa solo está obligada a preavisar cuando la variación ocurre en sábados, domingos y festivos255. Es igualmente destacable que en algunos supuestos la variación del tiempo de trabajo –en particular los cambios de jornada partida a continua- requiere de un acuerdo del conjunto de los trabajadores, orillándose el papel de la representación de los trabajadores256. Uno de los mecanismos más comunes en la búsqueda de mayor flexibilidad del tiempo de trabajo se encuentra en las llamadas jornadas de disponibilidad, cuyo mecanismo de funcionamiento consiste en la definición de un periodo temporal, normalmente un número de horas o de días, en los que la dirección de la empresa puede variar la jornada según sus necesidades. La dimensión de dicha disponibilidad oscila de forma considerable entre las diversas empresas, ya que la concreción del número de días al año en los que el empresario puede disponer del trabajador modificando su horario varía de forma importante: en algunos convenios se pacta la posibilidad de modificación de la jornada en un número variable de días al año por trabajador257; o de horas al año258 que puede alcanzar en algún caso, hasta 110 jornadas irregulares al año259; o bien se definen un número variable de sábados que son considerados como laborables al año para cada trabajador260; o se introducen algunas variaciones en la consideración del máximo de jornada diaria261, o se reconoce la potestad de la empresa para transformar algunos días inhábiles como jornadas especiales262, donde a veces es la empresa la que confecciona los listados de trabajadores263 o se permite el traslado de algunos días laborables de la semana a los sábados264, o se establece que el trabajo a turnos pueda alcanzar a todos los días de la semana, incluidos sábados y domingos265. Son menos los casos en los que se pueden encontrar los límites pactados en relación a dicha disponibilidad, 251 En el ámbito de empresa, CC de Philips Ibérica; CC de Talleres Escoriaza; CC de Zardoya Otis, CC de Siderurgia del Mediterráneo, CC de Red Eléctrica. Y en el ámbito provincial, CC Metal de Córdoba, y CC de metal de Barcelona. Particularmente interesante es el sistema previsto en el CC Metal de Pontevedra que somete los cambios de turno u horario al acuerdo con los representantes de los trabajadores, previo a la aplicación del artículo 41 ET. 252 CC de Aceralia (Arcelor) CC de Siderurgia del Mediterráneo. 253 CC de BSH Balay, CC de Philips Ibérica; CC de Valeo Térmico 254 1 día en Delphi Packard; 48 horas en el CC de Siderurgia del Mediterráneo; CC de Aceralia Asturias y Arcelor, Alstom Transporte, Red Eléctrica; 3 días en Valeo Jaén; 1 semana en Sidenor; 2 semanas en BSH Balay y en el CC de Nissan Motor; 255 CC de Peugeot 256 CC Metal de Córdoba y CC Metal de Cantabria. 257 Hasta 9 días año en el CC de Sidenor en sus centros de trabajo de Reinosa, Vitoria y Basauri, hasta 5 días al año en el CC de Delphi Automotive. Y algunas regulaciones llegan hasta los 63 días al año como el CC Metal Ciudad Real. 258 Hasta 16 h al año en el CC de Metzeler Automotive; hasta 100 horas al año en el CC de Talleres Escoriaza 259 CC de Citroen 260 CC de Nissan Motor; (hasta 12 o más si lo informa al comité de empresa) en el CC Interprovincial de Renault; hasta 20 sábados en el CC de Mercedes Benz 261 CC de Citroen, CC Talleres Escoriaza, CC de Fujitsu Customer 262 CC de Nissan Motor; CC de Mercedes Benz 263 CC de Mecánica Corrales Buelna 264 CC de Delphi Packard 265 CC de SEA TUDOR 116 como los convenios donde se especifica que se circunscribe a un colectivo, como los trabajadores de noche266, o a un tipo de actividad, como el inventario267. Otro tipo de flexibilización está constituida por las bolsas de horas y la flexibilidad voluntaria, utilizadas asimismo para afrontar situaciones especiales de producción evitando el recurso a las horas extra. En el caso de las bolsas de horas, que aunque se extienden por todo tipo de empresas están especialmente presentes en las empresas fabricantes del automóvil y en su industria auxiliar, pueden ser de carácter individual o colectivo. Su justificación resulta ser tan escasa como ocurre con las jornadas de disponibilidad, aunque se entiende que el saldo de la bolsa de horas puede establecerse a favor de la empresa o a favor del trabajador. La diferencia en relación a dichas jornadas de disponibilidad parece residir en su carácter doble: sin duda están ideadas para beneficiar a la empresa, que es quien tiene la capacidad de decidir la necesidad de trabajar más o trabajar menos en cada momento, pero también pueden beneficiar al trabajador en el sentido de que para su disfrute, en algunos casos, éste parece tener mayores márgenes de maniobra: A veces la regulación de la bolsa de horas colectiva se deja en manos de la comisión mixta268, en otros casos las horas favorables al trabajador las puede utilizar para cuestiones personales269, y la representación de los trabajadores tiene información periódica de su utilización270. Para finalizar, se resaltan los casos en los que remarca su carácter voluntario, para trabajar en domingos y festivos u otros días inhábiles271, que en general, se compensan con descanso y no con dinero. Finalmente, las fórmulas que suponen en la práctica una mayor flexibilidad de la jornada en beneficio de los trabajadores detectadas en los convenios son escasas, se concretan en la existencia de un cierto margen de flexibilidad en la entrada y salida: por un lado parece lógico que los márgenes de entrada y salida sigan siendo rígidos para los trabajadores que dependen de otros, como en los sistema de turnos que como se ha visto, están bastante generalizados en estas empresas. Pero así como se diferencian los colectivos de trabajadores en varias instituciones relativas al tiempo laboral, son muy pocos los casos en que se contempla la hora de entrada y salida flexible para algunos colectivos de trabajadores272. II.III.3. Algunos resultados. Los resultados de este breve análisis parecen indicar el aumento del protagonismo empresarial para organizar el tiempo de trabajo, como fruto de una estrategia más amplia que busca obtener una mayor disponibilidad temporal de los trabajadores. Tal es la impresión que produce la escasa participación sindical en la configuración y distribución de la flexibilización de la jornada laboral, siendo destacable, como ya señalaba HUERTAS BARTOLOMÉ (2004) la ‘superposición y acumulación de distintos niveles de flexibilización’. Asimismo parece confirmarse el mantenimiento de un fuerte componente sectorial en la regulación específica del tiempo en los sectores analizados, aunque los efectos de la desregulación tienen un alcance y una dimensión de una enorme envergadura en todos los convenios revisados y en la negociación colectiva en general. Mientras la liberalización de los 266 CC de Peugeot CC de Nissan Motor, se reserva hasta 6 días al año para hacer inventario 268 Vinculado a los ERE en el CC interprovincial de Renault España 269 CC de BSH Balay 270 CC de Alstom Transporte; CC de Talleres Escoriaza; Red Eléctrica 271 CC de Delphi Automotive España 272 CC de Aceralia Asturias; CC de Talleres Escoriaza; CC de TRW Automotive; CC de Fujitsu; CC de BSH Balay; CC de Mercedes Benz. 267 117 horarios comerciales tiene como efecto que la evolución de la jornada en el comercio se asimile con la hostelería, excepto en los aspectos que tienen que ver con la regulación del trabajo nocturno, sin embargo, la evolución de los descansos en el comercio, no ha seguido la misma tendencia que en la hostelería, donde tiene peores regulaciones. Dicha comparación sectorial revela que en los convenios analizados del sector del metal las reglas colectivas pactadas para la flexibilización y distribución irregular han ido a menudo acompañadas de una reducción del tiempo de trabajo, y en muchos casos, se ha mantenido una compensación de carácter extrasalarial. Además, está presente una indudable capacidad de la representación sindical que ejerce una función de control y limitación de la distribución irregular del tiempo de trabajo, asegurando algunas garantías individuales y colectivas. Por otro lado, en los convenios colectivos de sectores como el comercio y la hostelería, lo que se observa, más que una reducción del tiempo laboral, es una redistribución netamente en favor de la empresa y sus necesidades, donde el aspecto de la conversión de jornadas extraordinarias en ordinarias es muy sobresaliente. Esta desestandarización del tiempo hace recaer todos sus efectos sobre los trabajadores y repercute negativamente en la vida de las personas. No hay que olvidar además que, mientras el sector industrial está compuesto mayoritariamente por hombres, las mujeres son mayoría en el comercio y la hostelería. De esta heterogeneidad y desregulación del tiempo de trabajo parece desprenderse que sus justificaciones comprenden más un carácter económico que técnico, y además, que su principal diferencia respecto a épocas anteriores estriba en que las extensiones horarias tenían una compensación de carácter extrasalarial, mientras que parece que, en estos momentos, el tiempo –en su vertiente de disponibilidad temporal- se ha convertido en la moneda de cambio para frenar la amenaza de deslocalización o externalización de la actividad, y como forma de flexibilización interna de la empresa. En especial, parece que las regulaciones convencionales tienden a no concretar límites a la capacidad empresarial para la alteración de instituciones básicas de esta materia, así como también destaca la ausencia de mecanismos que aseguren la participación de la representación sindical de los trabajadores en esta gestión irregular, indicando que la disponibilidad del trabajador en relación a la posibilidad de variaciones y cambios propuestos por las empresas es amplia. Las cuestiones relativas a la conciliación entre vida y trabajo, y vinculadas a conseguir una mayor igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres cada vez están adquiriendo un mayor protagonismo en los debates y discursos en la vida pública. A su vez, los interlocutores sociales tratan de frenar la divergencia entre la conciliación de los tiempos de trabajo y los tiempos personales, como se recoge en el Acuerdo de Negociación Colectiva de 2005 en el que los interlocutores sociales recomiendan ‘(…) un tratamiento de la jornada laboral que permita conciliar las necesidades productivas y las de índole familiar y personal’. La introducción de cláusulas sobre protección a la maternidad, derecho a la reducción de la jornada por cuidado de hijos o familiares, derecho a la excedencia laboral y otros permisos recogidos, se aprecia de forma generalizada, en una dinámica sin precedentes en la negociación colectiva. Aunque es cierto que su introducción no aporta especiales mejoras en relación a la Ley de Conciliación, con algunas excepciones273, tiene una indudable función pedagógica y simbólica en relación al ejercicio real de los derechos respecto al tiempo laboral allí contemplados. Cabe destacar, finalmente, que los aspectos relativos a la conciliación de la vida privada adquieren cada vez más importancia con relación a los mecanismos de 273 Posibilidad de cambiar de tiempo completo a tiempo parcial para la conciliación en los CC de Siderurgia del mediterráneo; CC de Aceralia Asturias y ARCELOR; o dos días libres por amniocentesis en CC de Talleres Escoriaza 118 modificación de la jornada de trabajo reconocidos convencionalmente, de modo que no es infrecuente encontrar limitaciones que permiten excluir de los supuestos de disponibilidad o modificación de jornada colectivo o personas en atención a sus circunstancias personales. Y sin embargo no hay duda de que el difícil equilibrio entre necesidades de las empresas y necesidades de las personas, se decanta claramente por la preponderancia de las necesidades empresariales, existiendo un claro desequilibrio respecto a la forma en que los derechos de los trabajadores se reconocen explícitamente para que puedan orientar una distribución del tiempo de trabajo más autónoma y más acorde con sus necesidades. Silencio de la negociación colectiva que supone todo un reto para llenar de contenido, porque quizás en la introducción de fórmulas horarias que contemplen las necesidades de los trabajadores y trabajadoras -y no solo de las empresas y sus procesos de producción- pueda residir una de las claves para el futuro desarrollo y un mayor alcance de la acción sindical. II.IV. LA MOVILIDAD FUNCIONAL, LA POLIVALENCIA Y LAS REGLAS SOBRE ASCENSOS EN LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA SECTORIAL DE 2004 (Carlos Alfonso Mellado; María Belén Cardona Rubert; Gemma Fabregat Monfort). II.IV.1. Clasificación profesional y poderes del empresario. En buena medida la configuración de las empresas españolas sigue respondiendo a un modelo relativamente autoritario, en el que los poderes del empresario no han sido objeto de una radical reconsideración desde la perspectiva constitucional o, al menos, desde una interpretación post-constitucional más garantista. De hecho, las normas legales configuran los poderes del empresario desde esta visión unidireccional y así el ET ratifica el poder de dirección y organización del empresario (arts. 5.c), 20 ET, 54.2.b) ET), sujeto todo lo más a la regularidad en su ejercicio, lo que ha sido interpretado jurisprudencialmente, aunque con alguna leve evolución en la materia, desde la aplicación del principio "solve et repete", anteponiendo así la obligación de obediencia a otras consideraciones, salvo en casos extremos. En general, legalmente, los poderes del empresario encuentran algunos límites pero no muy intensos. Así generalmente el ejercicio de los poderes empresariales se sujeta, en su caso, a: - - - - Causalidad, aunque amplia y vinculada, en general, al funcionamiento de la empresa (causas económicas, técnicas, organizativas, productivas, de contratación empresarial, etc.). Períodos de preaviso. Períodos de consulta y/o negociación. Respeto a los límites legales de derecho necesario mínimos garantizados al trabajador, aunque al respecto debe apuntarse el crecimiento de la configuración dispositiva de las normas, que en consecuencia dejan de constituir auténticos límites a los poderes empresariales. Regulación de los efectos de las decisiones empresariales con la finalidad de paliar los efectos negativos sobre los trabajadores: posibilidad de extinción contractual indemnizada, garantías salariales, etc. Control judicial " a posteriori" de la decisión empresarial. 119 Configurados legalmente de este modo los poderes empresariales, es claro que el mejor elemento para conseguir que los trabajadores participen realmente en las decisiones empresariales es la negociación colectiva, que puede introducir dosis de mayor participación e, incluso, elementos de codecisión, que legalmente sólo se contemplan con claridad en algún supuesto muy concreto, como la modificación sustancial de condiciones de trabajo establecidas en convenio colectivo, conforme al artículo 41 del ET. Uno de los aspectos en los que, precisamente, la negociación colectiva formal o informal (convenio o acuerdo de empresa) se contempla legalmente como elemento de contrapeso al poder de dirección empresarial es en materia de clasificación profesional, conforme al artículo 22.1 ET el sistema de clasificación profesional que establezca los grupos profesionales y, en su caso, las categorías profesionales ha de ser establecido de forma negociada en instrumentos colectivos, ya sean estos convenios colectivos o acuerdos de empresa. Es más, al respecto existe, una amplia negociación colectiva que, incluso, ha abordado con amplitud la transformación del sistema de clasificación profesional, para pasar de un sistema basado en la categoría a otro basado en los grupos, lo que se ha hecho, además, de una forma relativamente organizada, pudiéndose detectar en numerosos convenios una amplia convergencia acerca de los grupos que se crean y la forma en que estos se delimitan, lo que demuestra que las orientaciones que han emanado de las organizaciones sindicales y empresariales se han tenido en cuenta, de un modo bastante sistemático, por los negociadores de los concretos convenios. Ahora bien, el sistema de clasificación profesional tiene una serie de flecos o elementos adicionales en los que el poder de dirección empresarial y la capacidad de decisión unilateral del empresario sigue siendo muy amplia. De ellos hemos seleccionado tres, sobre los que va a versar nuestro análisis: la polivalencia, el sistema de movilidad funcional por necesidades empresariales y el régimen de ascensos. Este análisis debe hacerse teniendo en cuenta que las recomendaciones o criterios para la negociación colectiva en el año 2005 de CC.OO. aconsejan, con carácter general, tener en cuenta en materia de clasificación profesional que una correcta clasificación, la regulación de la movilidad y la desaparición de cualquier discriminación exigen establecer sistemas de control y participación de los trabajadores, sugiriéndose la creación de comisiones paritarias en la materia a todos los niveles y la potenciación de fórmulas de mediación y arbitraje antes los desacuerdos de las partes. Además, en materia de igualdad de trato, se orienta la negociación para que se diversifique la profesionalidad de las mujeres, garantizando su colocación en igualdad de condiciones en puestos y profesiones mayoritariamente desempeñados por hombres y en relación con los jóvenes, se pretende que se garantice la relación entre la formación del trabajador y su actividad y clasificación profesional. Por otro lado, en nuestro análisis nos hemos centrado, especialmente, en la negociación sectorial, pues es en ella donde se abordan los problemas generales relativos a esta materia, mientras que en la negociación a nivel de empresa se desciende mucho a la casuística y, en su caso, refiriéndose a la situación concreta de cada empresa los problemas específicos que no son sino concreción de los que aborda en general la negociación sectorial. Resulta, por tanto, difícil entresacar reglas o conclusiones generales de la negociación de empresa y por ello, sin perjuicio de que el análisis pueda completarse con los resultados de esa negociación, las 120 conclusiones que se desprenden de la negociación sectorial son suficientemente ilustrativas de las pautas negociales y de los problemas y soluciones que las cuestiones planteadas suscitan. II.IV.2. Reglas legales y posibilidades de negociación sobre polivalencia. A) Reglas legales. La polivalencia funcional, esto es, la realización de varias funciones diferentes, aunque pertenezcan a distintos grupos, categorías o niveles profesionales, se contempla como uno más de los aspectos de la determinación de la prestación laboral contratada. Por tanto, conforme al artículo 22.5 ET se remite la misma a los acuerdos de las partes que, al concretar el contenido de la prestación laboral pueden pactar que esta sea polivalente. La norma legal no establece más reglas que la de la equiparación, en atención a las funciones prevalentes a la categoría, grupo o nivel que proceda. Al margen de lo anterior, no es descartable que se imponga la polivalencia como consecuencia de una movilidad funcional parcial, remitiéndonos en este caso a lo que al respecto de ésta se dirá. B) Posibilidades de negociación. Tan escueta regulación legal produce, esencialmente, dos problemas: 1º) Que la polivalencia realmente no sea pactada, sino impuesta por el empleador, aunque bajo la forma de una aparente contractualización, como consecuencia de las posibilidades que en la relación individual puede tener aquél para imponer su voluntad al trabajador. De esta manera se puede llegar, incluso, a polivalencias exageradas. Es claro que siempre habrá un límite, pues la determinación de las funciones contratadas es un elemento esencial para que quede determinado el objeto del contrato de trabajo, por lo que una polivalencia ilimitada o amplísima podría ser abusiva y dejar indeterminado el objeto del contrato, con la consiguiente nulidad de la cláusula en que así se estableciese. Pero aún con ese límite, las posibilidades de polivalencias amplias e impuestas subsisten. 2º) Que al hacerse la equiparación al grupo o categoría prevalente y, consiguientemente, también a la retribución de ese grupo o categoría, el trabajador acabe realizando funciones de grupo, categoría o nivel superior, pretendiendo el empresario no retribuirle por las mismas. Las posibilidades de negociación son, pues, claras. Por un lado el establecimiento de límites a los pactos individuales de polivalencia, de tal manera que lo dispuesto en el convenio colectivo, en atención a su eficacia, se imponga y constriña la amplia libertad de contratación individual que en la materia existe, en defecto de previsiones convencionales. Por otro lado, la negociación sobre equiparación, alterando la regla legal, total o parcialmente, estableciendo que la equiparación se haga en función del grupo, categoría o nivel superior o, cuando menos, que se garantice siempre la equiparación entre funciones y retribución. C) Resultados del análisis de convenios. 121 Lo cierto es que, al respecto el análisis no evidencia una gran negociación en la materia. Podría concluirse que sólo en ciertos sectores o empresas en los que la posibilidad de polivalencia aparece como especialmente conflictiva se presta atención a dicha situación. De lo que se ha encontrado se puede citar el caso de CC ETT, que mejora la regulación legal, al señalar que en los casos de concurrencia habitual de funciones de diferente nivel el trabajador quedará clasificado en el nivel superior (art. 22), aunque ello es sin perjuicio de los supuestos de mera realización de funciones complementarias que sean básicas para los puestos de trabajo. La misma regulación puede encontrarse en CC Ferralla (art. 16) y en CC León Siderometalúrgica (art. 3), CC Castellón Siderometalúrgica (art. 1.3 Disposición Transitoria Segunda) y en CC Tarragona Siderometalúrgica (art. 1.3 del anexo I). En algún otro convenio la solución es más matizada y así en CC Empresas Mediación Seguros Privados, se señala que se clasificará al trabajador en las funciones más elevadas siempre que estas supongan al menos un tercio de la jornada y se hayan realizado por más de 6 meses en 1 año o 8 en 2 (art. 23), vinculando así la mejora legal con la concurrencia de lo que podría considerarse como un supuesto de movilidad funcional parcial, optando el convenio en este caso por acudir a las previsiones legales al respecto del posible ascenso del trabajador. Hasta ese momento no hay, por el contrario, mejora sobre la regulación legal. En otros convenios directamente se ratifica la regulación legal, lo que parece innecesario y, desde luego, no es la mejor opción para el trabajador. Es el caso de CC Aragón Establecimientos Sanitarios Privados (art. 17), incluso mencionando la regla de la prevalencia (no preeminencia). Lo mismo hacen, en general, otros muchos convenios, como CC Agencias de Viaje (art. 6), CC Valencia Supermercados y Autoservicios (art. 5) y CC Establecimientos Financieros de Crédito (art. 7 -a las que se dedique mayor tiempo-), que además obliga al trabajador a realizar todas las funciones de su grupo así como aquellas otras auxiliares o complementarias que integren el proceso completo del cual formen parte. Esta cláusula (no infrecuente) amplía, de algún modo, las obligaciones profesionales del trabajador y suscita en la práctica el problema de determinar lo que se entiende por funciones auxiliares y complementarias. Una regulación similar se encuentra también en CC Vidrio y Cerámica (art. 89) y CC Comercio de Distribuidores Farmacéuticos (art. 8) aunque éste introduciendo una frase enigmática: "atendiéndose en todo caso al criterio de trabajos de igual valor de cara a evitar cualquier tipo de discriminación", lo que podría ser positivo si da lugar a una equiparación salarial en atención a las funciones realmente realizadas en cada momento, si bien, por el contrario, el convenio ratifica la obligación de cualquier trabajador de realizar tareas complementarias aunque puedan ser básicas de otros grupos, sobre lo que ya se ha dicho que puede dar lugar a una cierta indeterminación conflictiva de las funciones profesionales a las que se obliga el trabajador. En este sentido de ampliación de las obligaciones profesionales del trabajador deberían evitarse cláusulas como la que se recoge en CC Cataluña Comercio del Mueble (art. 18) que ciertamente establece una regulación poco común y no aconsejable, señalando que “ con absoluto respeto de la categoría y el sueldo alcanzados y con carácter no habitual, todos los trabajadores realizarán todas las funciones que les encargue la empresa, aunque correspondan 122 a otras categorías distintas, siempre que estén relacionadas con el trabajo de la empresa y que no signifiquen vejación ni abuso de poder por parte de la misma; todo ello, en aras de una mayor eficacia empresarial en beneficio de todos”. Con este tipo de regulaciones se amplían, muy considerablemente, las obligaciones de polivalencia del trabajador sin que aparezca una clara contraprestación de dicha ampliación, que, posiblemente, pueda existir en relación con otras condiciones de trabajo y con el intercambio global que encierra cualquier convenio, lo que no impide que considerándola en aislado este sea un ejemplo de cláusulas a evitar. En cambio es beneficioso que los convenios limiten la polivalencia a categorías o funciones próximas, lo que impide un amplio margen de discrecionalidad empresarial en su uso. En este sentido parecen positivas cláusulas como la de CC Centros de Asistencia y Educación Infantil (art. 8) que sólo alude a la posibilidad de la polivalencia en relación a las cuatro categorías que forman un determinado grupo profesional, por lo que parece excluirla en los restantes grupos profesionales, limitando así las posibilidades de utilizar la misma. II.IV.3. Reglas legales y posibilidades de negociación sobre movilidad funcional por necesidades de funcionamiento empresarial. A) Reglas legales. La posibilidad de cambiar de funciones al trabajador y, por tanto, alterar el objeto de la prestación en su día pactada, se contempla en la norma legal con diferentes grados de permisividad en atención al posible perjuicio para el trabajador. De este modo, conforme a la regulación del artículo 39 ET, el cambio de funciones dentro del mismo grupo profesional o entre categorías equivalentes, cuando derive de necesidades empresariales, se deja a la libre decisión empresarial, siempre claro está, a salvo de conductas discriminatorias y arbitrarias, sin que en general se le impongan otras limitaciones distintas al respeto a las titulaciones académicas y profesionales. Además, tanto ésta como cualquier otra movilidad funcional debe hacerse sin menoscabo de la dignidad del trabajador y sin perjuicio de su formación y promoción profesional y con la asignación de la retribución correspondiente a las funciones efectivamente realizadas. El cambio de funciones fuera del grupo profesional o entre categorías no equivalentes, cuando el grupo no esté definido, se sujeta a causalidad y temporalidad. En efecto deberá responder a causas organizativas o técnicas y además sólo puede producirse por el tiempo necesario. Además, en atención a que esta movilidad sea ascendente (a grupo o categoría superior) o descendente (a grupo o categoría inferior) se establecen reglas adicionales. Así la movilidad ascendente conlleva la asignación de la correspondiente retribución y la posibilidad de reclamar el ascenso si se realizan funciones superiores durante 6 meses durante 1 año o 8 meses en 2 años, salvo disposición en contrario del convenio, en cuyo caso se podrá reclamar la cobertura de la vacante correspondiente. También el convenio puede fijar períodos diferentes (más o menos largos) para ejercer el indicado derecho a solicitar el ascenso. Es de destacar que legalmente no se prevé el supuesto de inexistencia de vacante, lo que, como se verá, no es descartable, pues la movilidad puede ser una alternativa a la contratación interina y, por lo tanto, producirse para sustituir a trabajadores ausentes temporalmente de la empresa pero con reserva del puesto de trabajo. Por otro lado, es posible que la realización de funciones superiores no conlleve, como sería lógico, una mayor retribución, por la influencia que al respecto pudieran tener determinados complementos vinculados al trabajo, ya al puesto 123 de trabajo (nocturnidad, penosidad, etc.), ya al esfuerzo realizado (primas e incentivos por cantidad o calidad del trabajo), pues estos complementos, con carácter general no son consolidables, conforme al artículo 26 ET y, en consecuencia, salvo pacto en contrario se perderían al cambiarse de puesto de trabajo, tal como resuelve la jurisprudencia (por ejemplo SsTS en unificación de doctrina de 5 de febrero de 1996, RJ 851, 27 de julio de 1993, RJ 5986, 20 de diciembre de 1994, RJ 677 (de 1995), etc). Por otro lado, si la movilidad es descendente, ésta sólo se permite si las razones alegadas derivan de necesidades perentorias o imprevisibles de la actividad productiva y se garantiza el respeto a la retribución de origen, que normalmente será superior, aunque la interpretación jurisprudencial es restrictiva al respecto, pues tampoco incluye con carácter general, dentro de la garantía retributiva, los complementos vinculados al puesto de trabajo, partiendo de su carácter no consolidable, como establece STS de 25 de febrero de 1999, RJ 2021, a salvo de que el convenio disponga claramente lo contrario como se matiza en STS en unificación de doctrina de 7 de julio de 1999, RJ 6798. Ahora bien, lo anterior no cierra las posibilidades pues otros cambios de funciones (por ejemplo sin respeto a las garantías establecidas en el artículo 39 del ET, no son imposibles, sino que se condicionan al régimen de modificación sustancial de las condiciones de trabajo establecido en el artículo 41 del ET. En este sentido, por ejemplo, el Tribunal Supremo ha establecido que en un supuesto de movilidad funcional descendente, no necesariamente se sujeta a las limitaciones del artículo 39.3 ET, sino que puede ampararse en la modificación sustancial a la que remite el art. 39.5 E.T., por lo que no juegan necesariamente, tampoco, las garantías retributivas que el citado 39.3 E.T. establece (STS en unificación de doctrina de 14 de abril de 2003, RJ 6559). Las reglas, pues, que regulan la movilidad funcional dejan bastante margen a la libre decisión empresarial, que se acrecienta si se tiene en cuenta que no se considera movilidad funcional: ni exigir funciones propias de la categoría o grupo que no se venían haciendo, ni aplicar la polivalencia pactada. B) Posibilidades de negociación. La flexibilidad del régimen de movilidad funcional que se acaba de exponer, de forma muy resumida, implica que la negociación colectiva pueda asumir un importante papel a la hora de establecer mayores garantías para el trabajador, que deberán empezar por una correcta delimitación del sistema de clasificación profesional, teniendo en cuenta que los grupos profesionales deberían configurarse en forma bastante horizontal, esto es, en atención a funciones de profesionalidad, formación, responsabilidad, etc. muy similares, no sólo porque ese es realmente el concepto legal de grupo, sino porque, como se acaba de exponer, las posibilidades de movilidad funcional dentro del grupo son bastante amplias. Por ello, una configuración vertical de los grupos profesionales, recogiendo funciones diferenciadas entre sí, no por el concreto contenido de la prestación profesional, sino por las exigencias de formación, responsabilidad, capacidad de decisión, etc., amplia considerablemente las funciones a las que, en definitiva, se obliga el trabajador y concede - o puede hacerlo - una excesiva flexibilidad al empresario. Partiendo de lo esencial de configurar los grupos profesionales de un modo adecuado, los aspectos sobre los que sería deseable que la negociación colectiva se centrase, si se quieren mejorar las garantías legales para los trabajadores y el régimen de movilidad funcional, serían los siguientes: 124 1º) Diferenciar diferentes tipos de movilidad, por ejemplo la que se concreta en períodos cortos de la que se concreta en períodos largos, que puede ser más perjudicial para el trabajador y someterse por tanto a un procedimiento más riguroso y controlado. 2º) Objetivar la selección de los trabajadores afectados por la movilidad, fijando criterios claros al respecto, o introduciendo elementos de alternancia o rotación para evitar que la movilidad recaiga siempre sobre el mismo trabajador, lo que puede convertirse en un elemento negativo de la política de personal empresarial, castigando o premiando sistemáticamente a determinados trabajadores. 3º) Establecer garantías salariales acerca del mantenimiento de los complementos salariales que se obtenían en el puesto de origen, lo que puede ser especialmente importante en relación con los complementos vinculados a la cantidad o calidad del trabajo, que pueden verse seriamente perjudicados por un cambio de puesto de trabajo. 4º) Determinar los períodos que puede abarcar la movilidad y, en su caso, si se consolida o no la categoría superior y en qué plazo. 5º) Introducir procedimientos de solución rápida y eficaz de los desacuerdos en materia de movilidad funcional. C) Resultados del análisis de convenios. Numerosos convenios no alteran las reglas legales, limitándose a reproducirlas, lo que, desde luego, resulta innecesario aunque tampoco implica ni perjuicios ni mayores garantías para el trabajador. Es una práctica poco útil, sobre todo por innecesaria y confusa ante posibles cambios legislativos que podría plantear, entonces la duda, de lo que pasa con la regulación convencional, pero como en la materia tampoco son frecuentes los cambios normativos cabe considerarla neutra, o mejor irrelevante, en el equilibrio entre poderes empresariales y garantías para el trabajador. Como ejemplos al respecto, pueden citarse, entre otros, CC Industria Azucarera (art. 9) y CC Yesos y Escayolas (art. 25), CC Ciudad Real Hostelería, CC Asturias Industria del Metal (art. 15), CC Pontevedra Hostelería (art. 12), etc. Algún convenio además de remitirse a la regulación legal introduce algún elemento adicional pero de escasa importancia, como el CC ETT que se limita a especificar que el trabajador puesto a disposición informará de la situación de movilidad con la máxima diligencia y celeridad a la ETT. Debe destacarse que realmente esta obligación debería recaer más bien sobre el empresario cliente que utiliza el trabajador. En todo caso siempre sería mejor, la opción de los convenios que ante la imposibilidad de alterar las reglas legales se limitan, simplemente, a aludir a la posibilidad de movilidad funcional pero sin reproducir aquellas normas, pudiéndose citar a título de ejemplo, el CC Comunidad Valenciana Estaciones de Servicio, en su capítulo IV. En cuanto a otras cuestiones cabe resaltar los siguientes aspectos: II.IV.3.1. La clarificación de los supuestos en los que no procede la consolidación del puesto por realización de funciones superiores. 125 Algunos convenios, reproduciendo esencialmente las reglas legales, introducen algún matiz clarificador que beneficia al empresario, lo que ocurre especialmente cuando se establece que, frente a la regulación legal que no distingue al respecto, no se producirá la consolidación del nuevo puesto cuando se realicen funciones de categoría o grupo superior, por sustitución de algún trabajador con reserva de su puesto por incapacidad temporal, permisos y otras situaciones similares, como hace CC Industria Textil (art. 22) que matiza que cuando la movilidad funcional se produzca por sustitución de un trabajador en incapacidad temporal, excedencia, maternidad, cuidado de un menor, privación de libertad sin sentencia condenatoria o suspensión del contrato, no se podrá consolidar el puesto ocupado en ningún caso. Otro ejemplo, en CC Alicante Hostelería (art. 16) que señala que no será posible la promoción automática cuando la movilidad a funciones superiores “sea debida a sustituciones de trabajadores que tengan legalmente suspendidos sus contratos de trabajo con reserva de puesto de trabajo, de conformidad con lo dispuesto en el art. 45 E.T.”. O, por citar más casos: CC Industrias de Captación de Agua (arts. 12 a 15), que contiene una amplia regulación de la movilidad funcional, y que en el caso de funciones superiores señala que no procederá el ascenso por transcurso del tiempo cuando se sustituya a un trabajador con contrato suspendido y reserva del puesto. CC Vidrio y Cerámica (arts. 82 y 83) que establece la imposibilidad de consolidación si la movilidad a puesto superior es consecuencia de una sustitución por servicio militar, incapacidad temporal, permisos o excedencias forzosas. CC Pastas Alimenticias (art. 9) que en caso de realización de funciones superiores señala que no existirá consolidación (sólo habla de la retribución) cuando se trate de sustitución interina de trabajadores con reserva del puesto por excedencias, maternidad e incapacidad temporal. CC Cádiz Pequeña y Mediana Industria del Metal (arts. 49 y siguientes) alude a los supuestos de servicio militar, incapacidad temporal, maternidad, permisos y excedencias forzosas o especiales. CC Cantabria Siderometalúrgica (arts. 69 y 70) alude a los supuestos de enfermedad, accidente, permisos y ocupación de cargos oficiales. CC Pontevedra Industria del Metal (art. 22) alude a la sustitución por incapacidad temporal, servicio militar o prestación sustitutoria y excedencia. En algún caso se condiciona esa imposibilidad de promoción a que la ocupación del puesto por sustitución no supere los plazos legalmente previstos para la situación que motiva la sustitución. Esta regulación se puede ver, por ejemplo en CC Elaboradores de Productos Cocinados a Domicilio (art. 34), que establece que no se consolidará el puesto superior ocupado cuando se sustituya a un trabajador en Incapacidad temporal, maternidad o suspensión del contrato salvo que se superen los plazos legalmente establecidos. Estas regulaciones son lógicas pues, en esos casos, parece relativamente justificado que el trabajador no consolide las funciones superiores que ocasionalmente desempeña, pero tampoco cabe ignorar que la regulación expresa de esa circunstancia es una clarificación de lo legalmente dispuesto que redunda en beneficio del empleador y que, por ello, puede ser objeto de intercambio negocial con regulaciones que, a su vez, introduzcan clarificaciones legales en beneficio de los intereses de los trabajadores. Además hay regulaciones que, incluso solventando el problema que plantean estas situaciones, pueden resultar mejores. Buen ejemplo de ello es el CC Málaga Hostelería (art. 24), que en estas situaciones, señala que el empresario a los 4 meses consecutivos o 6 alternos de producirse esta situación, se dirigirá al trabajador objeto de movilidad, por si quiere continuar en esa situación, sabiendo que no consolidará el nuevo salario; si el trabajador no lo acepta finaliza su período de movilidad y si 126 lo acepta continua, pero si no se le hace el ofrecimiento y sigue en las funciones superiores, consolida el respectivo salario, lo que también ocurre si sigue en esas funciones finalizado el periodo de reserva legal que correspondiese al trabajador sustituido. Es, sin duda, una regulación más elaborada y garantista y por ello aconsejable. II.IV.3.2. La limitación de la movilidad funcional descendente: la temporalidad y otros requisitos limitadores. Dentro de las regulaciones que introducen mayores garantías para los trabajadores, las más frecuentes son las que limitan temporalmente y, en algunos casos, mediante la introducción de requisitos adicionales, la movilidad a funciones inferiores. Al respecto, no es infrecuente encontrar preceptos en tal sentido. En algunos casos, como se ha dicho, se establecen simplemente criterios generales, casi a titulo de recomendación, para que los cambios a categorías inferiores no perjudiquen siempre al mismo trabajador. Es el caso de CC Empresas Organizadoras de Bingo (art. 23), que establece que cuando se encomienden funciones inferiores se hará con criterios de equidad y "procurando que exista rotatividad". Estas cláusulas son positivas aunque deberían superar el nivel de las recomendaciones, pues limitan la posibilidad de un uso arbitrario, pero difícilmente demostrable en muchos casos, por parte del empresario de la movilidad funcional descendente, que puede convertirse en un elemento de presión o castigo hacia ciertos trabajadores. En otros casos, se limita temporalmente la movilidad descendente fijando plazos máximos para la misma. Al respecto hay que tener en cuenta que la limitación temporal, aunque incierta, se contiene ya en las disposiciones legales que sólo la permiten por el tiempo imprescindible. En todo caso, a la vista de la indeterminación sobre su duración, es bueno que los convenios concreten un plazo, siempre máximo, aunque el mismo deberá ser corto. Así lo hacen por ejemplo CC Desinfección, Desinsectación y Desratización, (art. 17), limitando la movilidad descendente a 30 días como máximo. CC Castilla-La Mancha Residencias Privadas Tercera Edad (art. 15) establece un máximo de 1 mes en un período de 1 año para la realización de funciones inferiores. Es interesante el art. 16 que establece la necesidad, no sólo de comunicar, sino también de justificar la movilidad fuera del grupo ante los representantes de los trabajadores. CC Pastas Alimenticias (art. 9) limita esta movilidad a grupo inferior a 2 meses, límite idéntico al de CC Alicante Siderometalúrgica. CC Tejas y Ladrillos (arts. 47 y 48) establece un plazo máximo, bastante largo por otro lado, de 3 meses al año (en una o varias veces), salvo supuestos de avería o fuerza mayor. CC Pontevedra Industria de Metal (art. 22) fija también el límite de 3 meses. Como ejemplos de la combinación de ambos elementos, esto es, criterios que establecen límites y plazos máximos, pueden verse en algunos convenios, regulaciones que al respecto son las más garantistas para los trabajadores, de las que es ejemplo CC Fabricación Alimentos Compuestos Animales (art. 8) que establece que sólo por razones excepcionales o de fuerza mayor los trabajadores pueden ser destinados a funciones inferiores y ello sólo de forma diaria, por plazo máximo de un mes y de forma rotatoria. Algo parecido en CC Industrias de captación de agua (arts. 12 a 15), que en los casos de encomienda de funciones inferiores, señala que ésta no superará los 2 meses al año mientras los demás trabajadores del mismo grupo no hayan rotado. Parecida es la regulación de CC Perfumería y Afines (art. 27), que señala que en los cambios a grupo inferior no se puede superar los 2 meses interrumpidos y se 127 añade que se intentará evitar la reiteración con el mismo trabajador. CC Cádiz Pequeña y Mediana Empresa de Industria del Metal (arts. 49 y siguientes), establece el plazo en 3 meses al año mientras todos los trabajadores de la misma categoría no hayan rotado en la realización de dichas tareas, plazo que también parece demasiado largo. Muy interesante es, en esta misma dirección, CC Comunidad Valenciana Residencias de Titularidad Pública (art. 18), que condiciona la movilidad a supuestos excepcionales y a la existencia de razones técnicas y organizativas (citando como tales los accidentes, incapacidades temporales imprevistas y aquellas contingencias que no se puedan prever con antelación), señalando además que deberán estar justificadas las causas perentorias y exigiendo que se comuniquen previamente a los representantes de los trabajadores, pero además establece un límite temporal para la movilidad descendente que, de todos modos parece muy amplio, pues puede alcanzar los 3 meses en 1 año o 6 meses en 3 años. Regulación similar aparece en CC Comunidad Valenciana Residencias Privadas Tercera Edad (arts. 17 y siguientes). Es de destacar que en ambos convenios los condicionantes citados, salvo el plazo indicado, parecen aplicarse a todos los supuestos de movilidad, lo que convertiría en más garantista para el trabajador, la indicada regulación. II.IV.3.3. Las cláusulas sobre ascenso por realización de funciones superiores. Otro tipo de cláusulas frecuentes son las que concretan las posibilidades de promoción automática y consiguiente consolidación del nuevo puesto o categoría desempeñado, por el mero transcurso de realización de funciones superiores durante un tiempo. En este aspecto, conviene tener presente que entran en colisión dos intereses: uno el del propio trabajador objeto de movilidad que, sin duda, deseará consolidar el puesto o categoría o grupo superior; otro, el de la colectividad, interesada también en que la situación de provisionalidad no se mantenga indefinidamente pero que, sin duda, lo que deseará es que el puesto se cubra objetivamente al efecto de que no sea la decisión unilateral del empresario la que condicione la promoción pues no cabe ignorar que si el empresario decide quien realiza provisionalmente funciones superiores y luego esta es la vía para consolidar definitivamente las funciones, grupo o categoría superior, se está dejando en sus manos la política de promoción que podrá ser utilizada así por el empresario con un amplio margen de discrecionalidad e incluso para premiar o indirectamente castigar a determinados trabajadores. Ese choque de intereses, diferente sin duda en atención a la situación de cada sector o empresa, motiva regulaciones de tres tipos. Unas que se limitan a establecer un tope temporal al desempeño de funciones de categoría superior, por lo que a partir de ese momento o se cubre la vacante, en la forma que proceda, o el trabajador retorna a sus funciones. Otras que, coincidiendo con las previsiones legales, establecen que el trabajador consolidará automáticamente el puesto superior, su grupo o categoría, por el mero transcurso de un lapso temporal desempeñando las indicadas funciones. Finalmente otras, que acogiéndose a la excepción legalmente prevista, matizan que nunca se producirá esa consolidación automáticamente, forzando a que el transcurso del plazo convencionalmente establecido para el desempeño de funciones superiores, conduzca a la convocatoria de las pruebas o sistemas de ascenso que procedan para cubrir la vacante existente. 128 Ejemplos del primer supuesto, esto, es de la mera fijación de un plazo máximo pueden verse en CC Empresas de Planificación que reproduce prácticamente la regulación legal en cuanto a trabajos de categoría inferior y superior (arts. 19 y 20), pero limitando éste último supuesto a 6 meses de duración, momento en el que se señala que deberá ascenderse al trabajador o reintegrarse a su categoría de procedencia, con lo que, aunque no se excluye el ascenso tampoco se impone éste, pero sí, por el contrario, se fija un claro límite temporal al desempeño de funciones superiores. CC Alicante Comercio Textil (art 10) señala que en los casos de realización de tareas de categoría superior la empresa vendrá obligada a cubrir la vacante en el plazo de 3 meses ó 12 si es de técnico titulado, pero sin introducir en este momento mayores matices al respecto. CC Alicante Siderometalúrgica (arts. 28 y 29), aunque prevé alguna posibilidad de consolidación del salario de las funciones superiores, fija, en general, en 4 meses el límite para la movilidad a funciones superiores, salvo cuando se trate de sustitución por servicio militar, enfermedad profesional o accidente de trabajo. CC Málaga Hostelería es categórico en cuanto al plazo para la movilidad ascendente que establece en 4 meses consecutivos en 1 año ó 6 alternos en 2, señalando que el trabajador deberá ser reintegrado a su puesto y si pasa un mes sin que esto ocurra, consolidará la retribución del puesto de trabajo superior que venía desempeñando, aunque se reincorpore a su anterior puesto. Ejemplos del segundo supuesto, esto es, de la admisión de la posibilidad de consolidación automática del grupo o categoría correspondiente a las funciones superiores desempeñadas, pueden verse en CC Centros de Asistencia Personas con Discapacidad, que regula en el art. 24 los supuestos de trabajo de categoría superior matizando que a los 6 meses se le reconocerá al nuevo trabajador la nueva categoría siempre que reúna los requisitos que exija la ley o el convenio y exista vacante. CC Banca, se limita a ratificar el derecho al ascenso a los 6 meses en 1 año u 8 en 2 de realización de funciones superiores (art. 8), al igual que CC Desinfección, Desinsectación y Desratización, (art. 17). Una variante en este sentido la supone CC Vidrio y Cerámica (arts. 82 y 83) que señala que en la movilidad a trabajos superiores, cuando se alcancen los 5 meses en 12 ó 7 en 18 se producirá la consolidación del nuevo puesto o el retorno al puesto de origen a voluntad del trabajador, salvo que como ya se vio se tratase de un supuesto de sustitución, en cuyo caso la consolidación no procede. CC Residencias Privadas Personas Mayores (art. 19) señala que, si se realizan más del 30% de la jornada funciones superiores durante 6 meses en 1 año o 8 en 2, el trabajador consolidará el puesto si tiene la titulación y existe vacante. Es categórico y positivo CC Tejas y Ladrillos (arts. 47 y 48) que señala que, si se realizan funciones de categoría superior sin aviso escrito a los representantes de los trabajadores (a lo que obliga el convenio en cualquier cambio de duración superior a 5 días), o por más de 3 meses de una sola vez o 4 en varias a lo largo de 2 años, el trabajador tendrá derecho a la categoría correspondiente. Es algo confusa la regulación de CC Málaga Limpieza de Edificios y Locales (art. 6), pues si de forma muy positiva señala que cuando un trabajador realice durante 3 meses todas las funciones propias de una determinada categoría profesional superior a la suya, adquirirá la citada categoría profesional, por otro lado admite que por causas justificadas la empresa puede destinar trabajadores a realizar otras funciones, sin que consoliden esas nuevas categorías. En algún caso, la aplicación de estas reglas puede ser conflictiva y, por otro lado, la mención a la realización de “todas” las funciones propias de una categoría puede ser limitativa. Lo ideal sería aludir a la realización de la mayor parte de las funciones, o de las 129 funciones esenciales de una categoría, o cualquier fórmula que impidiese que la no realización de alguna concreta función impidiese, sin más, la consolidación de la superior categoría. Supuestos peculiares, en cuanto que aluden a la consolidación, pero sólo de la retribución – no por tanto del grupo o categoría –, son además de alguno que ya se señaló, CC Pastas Alimenticias (art. 9) que en caso de realización de funciones superiores señala que a los 5 meses continuos u 8 discontinuos en 2 años se consolida la retribución, salvo que se trate de sustitución, tal como ya se expuso. Algo parecido puede encontrarse en CC Cantabria Siderometalúrgica (arts. 69 y 70) y CC Alicante Siderometalúrgica (arts. 28 y 29) que establecen que a los 12 meses alternos de realización de funciones superiores se consolidará el salario correspondiente a las mismas, sin que ello obligue a crear un nuevo puesto de trabajo. Ejemplos del tercer supuesto, en el que se opta por la no consolidación automática, pero sí se establece la obligación de la empresa de proceder a cubrir la vacante a través del correspondiente proceso, pueden encontrarse, por ejemplo, en CC Perfumería y Afines (art. 27), que señala que los cambios a grupo superior no podrán ser superiores a 6 meses en 1 año u 8 en 2, salvo sustitución por enfermedad, licencias, excedencias especial y causas análogas. En los demás casos, transcurridos 4 meses consecutivos o 6 alternos se convocará el concurso oposición para el ascenso. Otro ejemplo es CC Andalucía Personal Laboral Universidades Públicas, que señala que en los supuestos de movilidad a funciones superiores a los 12 meses deberá convocarse necesariamente el correspondiente proceso selectivo. Se señala además que esos servicios pueden alegarse posteriormente como mérito a los efectos de promoción laboral y que para la asignación de estas funciones puede tomarse en consideración - aunque no se obliga a ello - el orden de prelación de anteriores pruebas selectivas (art. 17). Una situación más peculiar es CC Coruña Comercio Vario (art. 31) que se limita a regular el derecho a promover expediente de clasificación profesional de quien desempeñe durante 3 meses funciones de categoría superior, con lo que no parece reconocer el ascenso o promoción automática, pero si un cierto derecho a que, en todo caso, sólo el afectado por la movilidad puede instar el correspondiente ascenso. Es una cláusula algo confusa y, por ello, sería mejor optar claramente por alguna de las dos posibilidades en cuestión, o ascenso en cuestión o proceso de cobertura del puesto abierto a otros trabajadores. II.IV.3.4. Los efectos retributivos de la movilidad. Son muy positivas las cláusulas que intentan evitar la perdida retributiva que puede derivarse de los supuestos de movilidad funcional como consecuencia de la interpretación jurisprudencial acerca de la no consolidación de los complementos salariales vinculados al puesto o las funciones. Así algunos convenios, prevén expresamente el mantenimiento de los complementos precedentes, como CC Fabricación Alimentos Compuestos Animales (art. 8) que, además de otros límites ya mencionados, establece que la movilidad descendente se hará sin perjuicio ni del salario ni de los complementos de origen. También puede verse otro ejemplo en CC Vidrio y Cerámica (arts. 82 y 83) que en la movilidad a funciones inferiores exige el respeto al salario y demás emolumentos que por su grupo, nivel y función correspondiesen anteriormente al trabajador objeto de movilidad y cuando la movilidad es en el mismo grupo, exige, también, que los complementos no sean inferiores a los anteriores, regla que no se establece en la movilidad ascendente porque parece que se da por supuesto, lo que, como se vio, puede ser lo normal pero no está absolutamente garantizado. Es positivo, en la misma dirección, la redacción que ofrece el CC Industria Metalgráfica (cláusula adicional tercera) que en la movilidad por necesidades del servicio, permite al trabajador mantener la 130 retribución de origen por todos los conceptos, incluida la relativa al rendimiento, y en los casos de movilidad por disminución de la capacidad del trabajador permite optar a este por la nueva retribución o la anterior, incluido el promedio de primas de rendimiento del año anterior a la movilidad en el anterior puesto, además de establecer que se colocará al trabajador en el puesto más idóneo. Si, como se ha expuesto, son positivas, desde una óptica garantista, las regulaciones que mantienen la retribución del trabajador en su integridad ante el cambio de puesto, resulta, por el contrario, sorprendente CC Alicante Comercio Textil (art 10) que señala que no percibirá la retribución del puesto superior quien lo ocupe por sustitución de un compañero enfermo, siempre que a éste se le respete el salario que hubiese cobrado en activo, cláusula que, cuando menos, cabe calificar de dudosa legalidad, ya que el respeto de los derechos al trabajador enfermo o la mejor que para él pueda establecerse, no debería hacerse en detrimento de los derechos de otro trabajador, más si se trata de derechos que parecen claramente reconocidos en la ley, como la garantía de la retribución correspondiente a las funciones realizadas en los supuestos de movilidad ascendente. II.IV.3.5. La intervención de los representantes de los trabajadores en materia de movilidad. No son frecuentes las cláusulas que establecen la intervención de los representantes de los trabajadores en esta materia y cuando se hace el grado de participación no suele ser muy intenso. Generalmente se regula como máximo la obligación de informar a los representantes de los trabajadores en todos o en alguno de los supuestos de movilidad. Como ocurre en el caso de CC Tejas y Ladrillos (arts. 47 y 48) que establece la obligación de informar a los representantes de los trabajadores de cualquier cambio de duración superior a 5 días y penaliza la falta de aviso escrito con el derecho del trabajador a la consolidación de la categoría superior desempeñada, lo que evidencia la voluntad de que se cumpla, realmente, con el citado derecho de información. Reglas generales que exigen informe previo de los representantes, al menos en ciertos supuestos de movilidad, pueden verse en otros convenios como CC Industria Metalgráfica (cláusula adicional tercera). Sólo en algún caso podría entenderse que se va algo más allá, como por ejemplo cuando se obliga a justificar ante estos representantes las causas de la movilidad, tal como se regula en CC Castilla-La Mancha Residencias Privadas Tercera Edad (art. 16) que establece la necesidad, no sólo de comunicar, sino también de justificar la movilidad fuera del grupo ante los representantes de los trabajadores. En algún supuesto, no muy frecuente, se encarga a la comisión paritaria del convenio la solución del desacuerdo acerca de la promoción automática del trabajador cuando realiza funciones de categoría superior por más plazo del que el propio convenio establece, como hace CC Marroquinería. II.IV.3.6. La limitación o exclusión de ciertas posibilidades de movilidad. Algunos convenios pueden interpretarse como más garantistas estableciendo regulaciones que, realmente, son más rígidas que la regulación legal y limitan más las posibilidades empresariales de movilidad funcional. Así, por ejemplo, cuando se exigen causas concretas para la movilidad dentro del grupo, como hace CC Aragón Establecimientos Sanitarios Privados (art. 17), que condiciona la movilidad dentro del grupo a razones técnicas u organizativas y exige que se comunique a los representantes de los trabajadores, además de que parece impedir la movilidad fuera del grupo, al menos como regla general, pues establece 131 literalmente que “la referida movilidad, se producirá dentro del grupo y tendrá las limitaciones exigidas por las Titulaciones Académicas o Profesionales, para ejercer la correspondiente prestación laboral”. En todo caso es un ejemplo de regulación más garantista, aunque ciertamente si se confirma la intencionalidad de impedir la movilidad fuera del grupo profesional podría resultar en algunos casos excesivamente rígida pues cabría haber optado por otros sistemas de garantías más flexibles: causalidad, control sindical, limitación de supuestos, etc., pero sin llegar a la exclusión absoluta de un tipo de movilidad que puede estar justificado en algunos casos. En esta misma dirección de un mayor garantismo y de forma muy tajante CC Residencias Privadas Personas Mayores (art. 19), salvo acuerdo con el trabajador, prohíbe la movilidad a grupo inferior y en cuanto al superior señala, como se avanzó, que si se realizan más del 30% de la jornada funciones superiores durante 6 meses en 1 año o 8 en 2, consolidará el puesto si tiene la titulación y existe vacante. CC Toledo Comercio de Alimentación (art. 21) sólo permite la movilidad dentro de cada subgrupo profesional, concurriendo causas justificativas y con limitaciones temporales, lo que evidencia la plena intencionalidad de limitar al máximo posible las posibilidades de movilidad funcional. La limitación se cierra con una previsión lógica pero interesante para los supuestos de movilidad a funciones inferiores, prohibiendo la contratación de trabajadores que vengan a realizar las tareas del trabajador destinado ocasionalmente a un puesto de categoría inferior. II.IV.3.7. Las áreas funcionales y la movilidad. Un problema adicional se plantea en los convenios que regulan áreas funcionales dentro de los grupos profesionales. Al respecto, si se admite que estas áreas funcionales limiten la movilidad funcional se está introduciendo una mayor garantía para la profesionalidad del trabajador, que no podrá ser obligado así a desempeñar tareas muy diferentes de las inicialmente contratadas; por el contrario, si las áreas funcionales no limitan la movilidad pierden gran parte del interés garantista que puede tener su introducción para el trabajador. En este sentido hay convenios que establecen que las áreas funcionales limitan la movilidad funcional, pero otros regulan lo contrario, como por ejemplo, CC Industrias de Captación de Agua (arts. 12 a 15), que indica que la existencia de áreas funcionales dentro de los grupos profesionales no limitará la movilidad. Como se ha dicho otros convenios sí que limitan la movilidad en aras a la existencia de diferentes áreas funcionales y así, por ejemplo, CC Ferralla que, en general, remite la movilidad al máximo respeto posible a la voluntariedad y condiciona, eso sí, el cambio de profesión oficio o especialidad al acuerdo entre las partes (art. 19), además de obligar a la empresa al correspondiente reciclaje y formación del trabajador, pero luego el convenio distingue cuatro tipos de movilidad (arts. 20 y ss): - - Vertical ascendente (dentro de la misma división funcional, pero a grupo superior), limitada a 6 meses y con obligación de información a los representantes de los trabajadores. Además transcurridos 6 meses en un año o 8 en 2, ascenso automático o retorno al puesto anterior a voluntad del trabajador. Vertical descendente (misma área funcional, pero a grupo inferior), limitada en los términos legales y como máximo con una duración de 3 meses, además de exigirse información a los representantes y la percepción de retribuciones del puesto de origen 132 - - (sin mayor especificación y con la duda, por tanto, de lo que pueda ocurrir con los complementos funcionales). Horizontal, funciones o tareas de otra área funcional, calificada de modificación sustancial y sujeta al acuerdo con los representantes de los trabajadores y si hay cambio de grupo aplicación de las reglas anteriores. Movilidad ordinaria, entendiendo por tal la que responda a otros supuestos distintos que pudieran darse, sujeta, en este caso, a información a los representantes de los trabajadores y a acuerdo con los mismos cuando se produzca entre categorías no equivalentes. Esta es una regulación especialmente interesante y bastante acabada en la que las áreas funcionales, como delimitación del objeto de la prestación pactada, juegan un interesante, positivo y garantista papel para diferenciar los distintos tipos de movilidad, que quedan así sujetas a diversos regímenes jurídicos más o menos rígidos en función del mayor o menor cambio que impliquen en la relación con la prestación laboral acordada, combinando al efecto factores de intervención sindical, regulación de efectos, etc. en un conjunto que parece haber sido articulado intentando combinar flexibilidad empresarial y garantías para los trabajadores. Otra regulación similar puede verse, por ejemplo, en CC Pontevedra Industria del Metal (arts. 20 y siguientes). Lo característico de la regulación es que la movilidad entre áreas funcionales distintas, incluso la horizontal – dentro del mismo grupo - se reconduce al régimen de la modificación sustancial de condiciones. II.IV.3.8. Otros aspectos más puntuales en la negociación sobre movilidad. Aparecen también algunas regulaciones más puntuales que pretenden introducir garantías complementarias a los trabajadores en otros aspectos. Así, por ejemplo, el CC Industria Textil (art. 22) dispone que en ningún caso se sancionará al trabajador por obtener rendimientos inferiores a los normales, en los supuestos de movilidad durante el tiempo destinado a períodos de formación y adaptación, cuando fuesen necesarios. Aunque el convenio no lo dijese, seguramente sería así, pues si esos períodos de adaptación o formación resultasen necesarios, la posible bajada de rendimiento del trabajador difícilmente se consideraría voluntario, requisito esencial para que la misma pudiese ser sancionable o, en su caso, diese lugar al despido disciplinario (art. 54.2 e) ET), pero es clarificador e introduce mayor seguridad jurídica el que así se especifique expresamente en el convenio colectivo. Por el contrario, aunque pueden entenderse desde la realidad del sector, no son positivas en general, cláusulas similares a las que en algún supuesto de polivalencia se han contemplado y que también aparecen en movilidad, resaltando la obligación de los trabajadores de realizar funciones de categoría o grupo distinto. Son cláusulas que, en general, amplían en beneficio del empresario el objeto de la prestación de trabajo contratada y, por ello, aunque puedan ser comprensibles en casos concretos, siempre con muchos límites, deberían evitarse en cuanto sea posible salvo que se contrapresten o equilibren con otras ventajas o garantías para los trabajadores. Un ejemplo de este tipo de cláusulas, sin duda, explicable como se dijo por la estructura productiva del sector y que además resulta limitado, se aprecia en CC Comercio de flores y plantas (art. 8), que contempla la obligación de que en los centros de menos de 10 trabajadores todos los trabajadores colaboren en labores de carga y descarga y en cualquier otra labor de categoría inferior. En este mismo sentido puede citarse, también, por poner otro ejemplo igualmente comprensible pero que debe ser contraprestado, CC Madrid Transporte de 133 Mercancías por Carretera (art. 26) que permite que se emplee a los trabajadores en funciones distintas a las suyas siempre que no tengan trabajo en las suyas (cláusulas de saturación). II.IV.4. Reglas legales y posibilidades de negociación sobre el régimen de ascensos. A) Reglas legales. La posibilidad de ascenso del trabajador constituye una de las posibles manifestaciones de su derecho a la promoción profesional y, por ello, tiene una indudable importancia para éste y en el desarrollo de las relaciones laborales. Pese a ello, las reglas legales en la materia son bien parcas. El artículo 24 del ET se limita a señalar que los sistemas de ascenso se sujetarán a lo que se negocie en convenio o, en defecto de éste, a lo que se acuerde entre el empleador y los representantes de los trabajadores. Es claro que el pacto individual no podría tener cabida aquí a la vista de la dimensión colectiva del tema. Para que la materia no quede absolutamente desregulada el ET establece a continuación una serie de reglas que pretenden condicionar, de algún modo, lo que pueda negociarse colectivamente, pero estas reglas a la vista de su expresión concreta tienen distinta eficacia práctica. Parece clara la que condiciona la negociación exigiendo que los criterios de ascenso que se establezcan se acomoden a reglas comunes para ambos sexos, por el contrario, las restantes reglas que exigen que en todo caso los ascensos se produzcan ateniendo a la formación, méritos y antigüedad del trabajador y a las facultades organizativas del empleador, tienen una eficacia aplicativa práctica menor pues, al no concretarse los méritos a tener en cuenta ni la valoración que a cada uno de los factores haya de atribuirse, ni siquiera si en su caso deben primar los criterios objetivos o las facultades organizativas del empresario, la jurisprudencia se ha decantado por admitir en general lo que se negocie colectivamente (como puede apreciarse en SSTS, en unificación de doctrina, de 20 de julio de 1992, RJ 5635, 23 de noviembre de 1992, RJ 9289; 26 de enero de 1993, RJ 272, etc.). Al respecto se han admitido, incluso, sistemas que se basaban en uno sólo de los factores enunciados en el artículo 24 del ET, como la antigüedad (STS en unificación de doctrina de 23 de noviembre de 1992, RJ 9289), como también se han admitido sistemas que establecen criterios diferentes e incluso mantienen la discrecionalidad empresarial, especialmente en puestos de responsabilidad y confianza (STS de 6 de julio de 1998, RJ 6160). En el mismo sentido y en relación con lo que se vio en el apartado anterior, se han confirmado sistemas en los que se admitía el ascenso automático por desempeño de funciones superiores (STS, en unificación de doctrina, de 28 de diciembre de 1992, RJ 10369) pero también se ha confirmado la plena legalidad de los sistemas en los que se excluye esta posibilidad (SSTS, en unificación de doctrina, de 7 de junio de 1991, RJ 5137 y 20 de julio de 1992, RJ 5635). Puede verse, pues, que en la materia el protagonismo lo tiene, realmente, la negociación colectiva. B) Posibilidades de negociación. En función de cuanto se acaba de señalar es fácil concluir que las posibilidades de negociación son muy amplias pues, en definitiva, corresponde a la negociación colectiva definir los criterios y procedimientos a través de los que se producirá, en su caso, el ascenso del trabajador. 134 En este sentido se podrían señalar dos extremos, el menos garantista, en el que se deja en manos del empleador la decisión de seleccionar al trabajador que deba ascender y el más garantista y rígido que fija criterios absolutamente determinados y objetivos de ascenso, como la antigüedad. En el terreno intermedio se sitúan todas las negociaciones en las que se acude a objetivar la selección de los trabajadores a promocionar mediante la realización de pruebas, pero no todos estos sistemas son iguales pues para que se consiga que la selección sea realmente objetiva será esencial garantizar dos cosas: la primera, una forma de establecer los criterios y méritos a tomar en consideración que evite la discrecionalidad empresarial, para lo que puede acudirse o bien a fijar dichos criterios ya en el acuerdo que al respecto del ascenso se establezca o bien, a introducir en dicho acuerdo un procedimiento que ofrezca garantías para que en cada caso concreto se determinen los méritos baremables, los criterios de selección, etc.; la segunda, un procedimiento de resolución de las pruebas o de baremación que ofrezca garantías de imparcialidad, para lo que la mejor vía puede ser garantizar una suficiente presencia de los representantes de los trabajadores en el tribunal o comisión que haya de proponer los candidatos para el ascenso o, aún mejor, elegir directamente al trabajador a ascender. Por otro lado es evidente que el convenio o pacto que al respecto se establezca no tiene que decantarse por uno sólo de estos sistemas, sino que puede establecer distintos sistemas en función del puesto a cubrir y, como se verá, es normal que así se haga. Cuando esto ocurra hay que tener en cuenta que la política de ascensos puede ser un importante componente en la política de personal de un empleador y, por lo tanto, ensanchar los márgenes de discrecionalidad, de libertad de decisión refuerza su posición de poder, mientras que, por el contrario, disminuirlos democratiza las relaciones en el seno de la empresa y contribuye así a incrementar el poder sindical, el poder de los trabajadores, siquiera en una parcela concreta pero no por ello menos importante. C) Resultados del análisis de convenios. Al igual que hemos visto en los apartados precedentes, hay convenios que o nada regulan o se limitan a reproducir los criterios legales que, al mantenerse en la forma inconcreta en la que el ET los enuncia constituyen un muy escaso límite para la libertad de decisión empresarial en la materia. Es el caso, por ejemplo, de CC Industria Textil (arts. 17 y 18). En algún otro caso se añade algún criterio complementario pero también muy inconcreto y sin fijar reglas claras de aplicación, como ocurre en CC Empresas de planificación, que reproduce los criterios legales, añadiendo simplemente que se valorará la asistencia con aprovechamiento a cursos de formación directamente relacionados con el puesto a ocupar (art. 11). Cabe reiterar cuanto se dijo sobre este tipo de regulaciones en los apartados precedentes ya que ni mejoran ni empeoran la regulación legal, pero mantienen un amplio poder del empresario en la materia. Entre los convenios que regulan algo más pueden destacarse los siguientes aspectos: II.IV.4.1. Regulaciones indicativas. 135 Se trata de que los convenios contienen regulaciones que cabría calificar de cuasipedagógicas, pues más que obligar contienen, en realidad, declaraciones o recomendaciones o regulaciones escasamente coactivas, limitándose a señalar que los ascensos se producirán, en su caso, a través de algún sistema objetivo, pero sin regular el mismo. Ejemplos pueden verse, entre otros, en CC Madrid Comercio Vario (art. 24) que se limita a señalar que los ascensos se producirán por libre designación o por concurso-evaluación o evaluación objetiva, pero no obliga a acudir a estos procedimientos. El convenio da unas mínimas reglas, pero ni prevé participación sindical en las pruebas ni norma las pruebas, aunque sí permite su sustitución por cursos que podrán organizar incluso los sindicatos firmantes del convenio. Tampoco regula demasiado CC Pontevedra Construcción (art. 28) que señala que a los puestos de confianza se asciende por libre designación y a los otros mediante sistemas de carácter objetivo, pudiendo tomarse como referencia: titulación conocimiento del puesto, historial profesional, desempeño previo de funciones superiores o superar satisfactoriamente pruebas adecuadas al puesto, pero sin regular nada más. CC Alicante Siderometalúrgica (art. 23) alude a la intención de establecer sistemas de promoción objetiva en base a algunas circunstancias que enumera el convenio (titulación, conocimientos, historial, antigüedad, desempeño previo de funciones superiores, etc.), pero sin pasar de la declaración de intenciones, aunque sí, por lo menos, se exige la intervención de los representantes de los trabajadores como garantes de la aplicación correcta de los citados criterios, aunque en términos también inconcretos. En todo caso estos convenios por lo menos ratifican la necesidad de que se establezca algún sistema objetivo de ascensos, lo que cabe calificar de positivo. II.IV.4.2. La libre designación. Deberían evitarse otras regulaciones que refuerzan aún más el poder empresarial en la materia, depositando en el empleador la decisión sobre quien deba ser el trabajador a ascender, como ocurre en CC Centros de Asistencia y Educación Infantil que aunque dice que se procurará cubrir las vacantes con las personas de categorías inferiores, añade que será siempre el empresario el que decidirá si existe personal capacitado o no para ascender. Algo parecido en CC Enseñanza y Formación No Reglada (art. 18), si bien, por lo menos en este convenio se establece que los auxiliares administrativos a los 4 años de antigüedad y si tienen rendimiento satisfactorio o ascienden a oficial o perciben el salario de éste, en todo caso esta cláusula coincide con otras similares aunque plantea el problema de determinar si el rendimiento del auxiliar se considera correcto, sin que quede claro quien decide al respecto, si bien puede jugar una presunción a favor del trabajador al respecto. En la línea de mantener un amplio margen de discrecionalidad empresarial se incluyen muchos convenios que consideran que los puestos de mando y confianza deben ser de libre designación empresarial. Como, ya se dijo, dichas regulaciones refuerzan el poder empresarial, especialmente si estos puestos se definen con amplitud, porque lo que podría resultar lógico referido a altos directivos, deja de serlo si se aplica, de manera amplia a cualquier puesto que implique un cierto mando. Esta solución de dejar a la libre decisión empresarial el ascenso en puestos de responsabilidad y confianza puede verse, por ejemplo, en CC Galicia de Peluquerías: (art. 14); CC Comunidad Valenciana Estaciones de Servicio (art. 13); CC Alicante Siderometalúrgica (art. 23); CC Islas Baleares Metal (art. 20); CC Alicante Construcción (art. 39); CC Madrid Comercio Muebles (art. 10); CC Toledo Industrias Siderometalúrgicas (art. 10); CC Industrias de Metal de Asturias (art. 46); CC Toledo Comercio de alimentación (art. 20) – puestos de mando -. 136 Incluso hay convenios que amplían mucho el margen de la libre designación pues aunque lo centran en los puestos de mando y confianza, permiten que sea cada empleador el que defina estos, como CC Vidrio y Cerámica que diferencia entre puestos de confianza que son de libre designación (art. 87) y el resto, señalando que los mismos serán definidos y comunicados a los trabajadores por cada empresario. También son muy flexibles y favorables al empresario las regulaciones en las que se considera cualquier puesto de mando como de libre designación, tal como hace, por ejemplo, CC Empresas de Ingeniería y Oficinas Técnicas (arts. 11 y siguientes) que amplía el concepto de libre designación a todos los puestos de técnicos, directivos o que impliquen mando a cualquier nivel, lo que comprende, pues, incluso puestos de mando situados jerárquicamente en escalones muy inferiores, lo que no parece justificado. En parecidos términos CC Perfumería y Afines (art. 22) que configura el ascenso por el sistema de libre designación para todos los puestos de mando confianza, y similares. Aún es más amplia y en consecuencia menos garantista para la objetividad en la promoción la lista de CC Fabricación de Alimentos Compuestos Animales (art. 27) que incluye en la relación de puestos de libre cobertura empresarial a todos los técnicos, jefes administrativos, cajeros, otros jefes, conserje, porteros y ordenanzas – aunque preferentemente éstos se designarán entre trabajadores con capacidad disminuida y sin derecho a subsidio -. Otros convenios, más que una lista concreta de puestos o tareas, remiten el sistema de libre designación a los ascensos que se produzcan en determinados grupos profesionales, generalmente en términos bastante amplios, como en CC Empresas Mediación Seguros Privados (art. 25) que reserva la libre elección para los grupos I y II y subgrupo VA (Inspectores de zona y similares) o en CC Industrias de Captación de Agua que señala que todos los puestos de los grupos 4 y 5, y 3 cuando realicen funciones de mando serán de libre designación. Incluso algún convenio introduce como puestos de confianza algunos que son meros especialistas en tareas normales de producción, como CC Comercio de Flores y Plantas (art.9), que califica el puesto de Oficial mayor como de confianza y ratifica su condición de puesto de libre designación. Más positiva que todas las anteriores es la regulación de CC Estaciones de Servicio (art. 6), que define los puestos de confianza: titulados, técnicos y encargado general de la estación de servicio, aunque no considera como tal al encargado de turno y señala que, aun siendo de libre designación, el empresario valorará la antigüedad, formación y capacidad. De este modo, aunque no se abandona el sistema de libre designación en los puestos de mando se sitúan estos en unos niveles jerárquicos limitados y, de alguna manera, se señalan unos criterios orientativos que pueden limitar algo la libre decisión empresarial. También camina en el sentido de concretar lo que deben entenderse por puestos de confianza y mando CC Industria Azucarera (art. 16) que los define como los niveles superiores de los grupos de administrativos y directivos y técnicos, sólo en ellos se mantiene la libre designación empresarial, aunque respetando los principios generales ya mencionados como aptitud y similares. 137 En la misma dirección, por poner más ejemplos, CC Contratas Ferroviarias, enumera los puestos de confianza de forma muy concreta (directivos, inspectores pagadores, jefes de dependencia y jefes de equipo), señalando que sólo esos son de libre designación. También aparecen limitaciones en cuanto al concepto de puestos de mando de confianza o responsabilidad en los que se admite la libre designación empresarial en muchos otros convenios, como, por citar algún caso, en CC Pastas Alimenticias (art. 15) que reserva a la libre designación solamente los puestos técnicos, ejecutivos de confianza, directivos y jefes de administración de 1ª, si bien las menciones genéricas a técnicos y directivos son, posiblemente, demasiado amplias. Algo parecido en CC Málaga Limpieza Edificios y Locales (art. 11), que permite la libre designación en los puestos de personal directivo, técnico y directivos administrativos y en el encargado general, pero no en los mandos intermedios para los que establece un ascenso por concurso-examen, valorándose la aptitud y la antigüedad en la empresa, sistema similar al que diseña en general para el ascenso de los restantes trabajadores en la empresa. CC Tejas y Ladrillos (art. 49) sólo considera como de libre designación los puestos directivos, si bien no define estos en concreto, aunque la omisión de cualquier otra referencia hace que haya que entender la mención en sentido limitativo. También CC Cataluña Industria Siderometalúrgica (art. 34) limita a determinados y concretos grupos profesionales los puestos que pueden considerarse de mando o confianza a efectos de su promoción por libre designación. CC Sevilla Limpieza de Locales y Edificios (art. 13) aludirá sólo al personal de alta dirección, lo que aunque no se utilice en sentido técnico-jurídico diferencia claramente entre puestos de mando normal y los puestos directivos. Otros convenios no aluden a la libre designación empresarial pero, indirectamente, le dan un amplio margen pues sólo regulan la existencia de pruebas objetivas en algunas categorías o grupos profesionales, por lo que se supone que en los demás el empresario mantiene su margen de libertad. Es el caso de CC Fabricación Helados (art. 23), que sólo prevé la realización de pruebas para los grupos de administrativos y obreros. II.IV.4.3. Los ascensos por antigüedad. En el polo extremo a la libre designación empresarial están aquellos convenios que optan por el ascenso por antigüedad, excluyendo así cualquier margen de discrecionalidad empresarial. Ello ocurre en algunos casos como regla general y en otros sólo para algunos puestos, generalmente combinándose en este supuesto con otros sistemas de ascenso para otros puestos (libre designación, concurso, etc.). Ejemplos de convenios que optan por este sistema como regla general o común pueden encontrarse, aunque no son muy frecuentes. Al respecto, por ejemplo, es muy interesante CC Madrid Confitería y Pastelería (art. 7) que establece como regla general ascensos automáticos por antigüedad, aunque condicionados a la superación de pruebas de aptitud que pueden hacer las propias empresas o la Escuela Superior de Formación Profesional de Confitería, debiendo reconocer las empresas las certificaciones emitidas por ésta, cuyos exámenes se controlan además por la Comisión Paritaria del Convenio. Parece una cláusula muy positiva que garantiza y objetiva la promoción profesional. Otro ejemplo es CC Coruña Oficinas y Despachos (art. 20), que generalmente establece el ascenso de una categoría a otra por el transcurso de un determinado tiempo, así los auxiliares 138 administrativos ascienden a oficiales a los 5 años, los auxiliares especialistas de oficinas, a los 3 años pasan a calcadores, los botones al cumplir 18 años pasan a ordenanzas. En algún caso se prevé sólo una promoción retributiva, así por ejemplo, los cobradores, al cumplir 10 años en la empresa, se equiparan salarialmente a los oficiales administrativos de segunda, etc. Ejemplos de convenios que optan por este sistema sólo para algunos puestos concretos son más frecuentes y pueden encontrarse en CC Empresas de Ingeniería y Oficinas Técnicas (arts. 11 y siguientes) que establece ascensos automáticos para los auxiliares administrativos y calcadores, a partir de los 4 años cuando se produzca alguna vacante. En CC Cataluña Comercio del Mueble (art. 17) se prevén algunos supuestos de ascensos automáticos, así a los 4 años de ayudante a vendedor de segunda y a los 3 años de vendedor de segunda a vendedor de tercera. CC Madrid Comercio de Muebles (art. 10) establece que a los 3 años el ayudante de vendedor pasa a vendedor. En el sector financiero es normal que este sistema se utilice también para ciertos grupos y niveles, como puede verse en CC Establecimientos Financieros de Crédito (art. 11), que establece en ciertos casos el ascenso a los 6 años de antigüedad en el nivel inferior, aunque supeditados a la superación de los correspondientes cursos de formación, si bien se matiza que el curso se considerará superado siempre que la empresa imposibilite la asistencia al curso o este no se produzca. Además las cuestiones sobre idoneidad y superación de los cursos y similares se atribuyen a la Comisión Paritaria, lo que parece muy acertado y permite un sistema eficaz y rápido y con intervención sindical para solventar los problemas que puedan surgir en la aplicación de este sistema de ascenso. También CC Banca, combina un sistema de ascensos por antigüedad, especialmente en ciertos niveles del grupo administrativo y en el de servicios generales (a los 6 años), con otros sistemas muy diversos y algo parecido en CC Cajas de Ahorro, aunque en ambos convenios se reserva un cierto porcentaje de plazas a ascenso por capacitación, posibilitando así que se produzcan ascensos, en su caso, sin necesidad de esperar todo el tiempo necesario para el ascenso automático, regulación que cabe calificar de acertada y positiva, pues permite un sistema menos rígido que el del mero ascenso por antigüedad y además beneficia a los trabajadores más jóvenes que si tienen una buena formación pueden ascender antes y no tener que esperar largos períodos que retrasen su carrera profesional. Otro ascenso automático por antigüedad, pero muy limitado, aparece en CC Coruña Comercio Vario (art. 30), que lo establece sólo para los auxiliares administrativos a los 5 años, que pasan a Oficial Administrativo, pero ello si en la empresa no existe personal de esta categoría (es decir, en realidad el ascenso automático se limita a una persona). También es muy limitado el supuesto de CC Marroquinería que prevé un supuesto de promoción automática por antigüedad pero sólo para el paso del nivel 4 al 3 a los 6 años. En algún caso el criterio de promoción por antigüedad se utiliza sólo para la promoción entre niveles dentro del mismo grupo profesional, lo que le da un carácter muy limitado, como ocurre en CC Sociedades Cooperativas de Crédito (arts. 9 a 11). O, sólo para promoción económica, como en CC Valladolid Hostelería (art. 8) que establece que quienes desempeñen durante 3 años las funciones de ayudante o auxiliar promocionarán al salario de la categoría superior, aunque no es totalmente automático, pues se requiere una evaluación externa sobre la formación, capacidad y méritos del trabajador. En todo caso es una forma que combate la excesiva paralización en la promoción que pueda implicar la espera de vacantes. 139 Finalmente en otros supuestos el criterio de antigüedad no conduce a la promoción automática, pero sí se utiliza para establecer el orden de ascenso cuando se produce una vacante. Al respecto, por ejemplo, CC Cataluña Subsectores y Empresas sin convenio (Comercio) (art. 17) que establece que los trabajadores ascenderán cuando haya una vacante por antigüedad y siempre que lleven un mínimo de 6 meses en la empresa. Se prevé asimismo la comunicación previa a los representantes de los trabajadores y en caso de desacuerdo la conciliación y mediación ante el Tribunal Laboral de Cataluña. También pueden verse regulaciones similares en CC Granada Hostelería (art. 20) combinación de vacante y antigüedad – y en CC Gerona Comercio General (art. 14) – combinación de vacante, antigüedad y capacidad – y CC Cádiz Pequeña y Mediana Industria del Metal (art. 37) – vacante, antigüedad (5 años) y superación de una prueba de capacidad -. Algo parecido en CC Málaga Limpieza de Edificios y Locales (art. 11) que sólo prevé el ascenso por antigüedad para la categoría de especialista entre los peones, pero además combinado con una prueba de aptitud y para los botones que hayan superado los 18 años, aunque sólo si hay vacantes en las categorías superiores. II.IV.4.4. Las pruebas objetivas. Cada vez son más los convenios que objetivan la promoción, los ascensos, a través de pruebas objetivas que, resueltas por tribunales con diversas combinaciones, intentan garantizar que realmente los ascensos se produzcan por méritos y capacidad. Muchas veces este sistema de ascenso no es exclusivo, sino que, como se dijo, se combina con la promoción por libre designación para algunos puestos o con ésta y el ascenso automático por antigüedad para otros. En general, allí donde se establece y regula convenientemente es un sistema que neutraliza con bastante eficacia el poder empresarial y limita su discrecionalidad y la unilateralidad de sus decisiones. Ahora bien, una buena regulación debe combinar, si se desea la mayor eficacia, diversos elementos y esencialmente tres: la publicidad de las pruebas y la suficiente información acerca de ellas a los trabajadores interesados en concurrir, la determinación imparcial de las pruebas a las que han de sujetarse o de los méritos que se valorarán y la presencia sindical, importante y si es posible decisiva, en la comisión o tribunal que haya de resolver la prueba, concurso, etc. Cuanto más garantizados queden estos aspectos, más garantista y positiva para los trabajadores podrá considerarse la regulación; por el contrario, cuanto menos se regulen o garanticen estos aspectos menos positivo y eficaz, en cuanto al contrapeso del poder empresarial, será el sistema objetivo de promoción. En la negociación colectiva pueden encontrarse regulaciones muy adecuadas, siempre dentro de los términos posibles y de lo que es lógico que pueda negociarse. Al respecto, por ejemplo, un buen ejemplo es CC Agencias de Viajes (art. 11) que, al margen de algún supuesto muy concreto de promoción, sobre todo económica, entre subniveles, determina un sistema de promoción de general aplicación y que rige en cada centro de trabajo con una adecuada regulación. Parte del anuncio por parte de la empresa de la vacante, tanto a los representantes de los trabajadores como a estos a través de los tablones de anuncios y la apertura de un plazo de 10 días para la presentación de candidaturas, reconociéndose además la preferencia de los ya empleados para ocupar las vacantes. En la comunicación deben especificarse los datos identificativos de la vacante, los requisitos para ocupar la misma y las pruebas teóricas y prácticas y sistemas de selección. El tribunal está compuesto por tres personas, una designada 140 por la empresa, otra que es el responsable del departamento o oficina en la que existe la vacante y una tercera un representante de los trabajadores que tenga el mismo nivel profesional del puesto a cubrir. Se regula la forma en que el tribunal convoca las pruebas y la antelación mínima de 5 días entre el aviso y éstas. El tribunal eleva la propuesta que debe ser aceptada por la empresa, que sólo en caso de empate decide libremente. Se regula además que el tribunal debe tomar en consideración positivamente una serie de circunstancias: cursos y estudios de perfeccionamiento específicos en el sector, inexistencia de sanciones y absentismo inferior al 5%. Cabe, claro está, pensar en regulaciones aún mejores, por ejemplo, con tribunales paritarios, pero sin duda, este es un sistema bastante garantista y objetivo. Otros ejemplos de buenas regulaciones pueden verse en CC Andalucía Personal Laboral de Universidades Públicas (art. 21), que sujeta la promoción interna a un régimen de proceso selectivo ampliamente regulado y resuelto por un tribunal compuesto por tres representantes de la Universidad y dos designados por el comité de empresa, más un secretario designado por la Universidad pero sin voto. Es interesante señalar que se determina que la valoración de méritos de la fase de concurso tomará en cuenta los siguientes porcentajes: 40% experiencia profesional, antigüedad 35% y formación 25% del concurso y se valorará como mérito la pertenencia al área y categoría inmediatamente inferior a la de la plaza, aunque puede presentarse cualquier trabajador que reúna los requisitos. También puede citarse, por ejemplo, CC Vidrio y Cerámica diferencia (art. 87) y los restantes que se cubren por sistema de concurso oposición, estableciéndose un tribunal que fija las pruebas y resuelve, de cuatro personas, dos de ellas designadas por los representantes de los trabajadores y las otras por la empresa, aunque una de ellas sea un técnico del departamento en el que esté la plaza y otra de secretario designado por la empresa pero sin voto. Se dispone además que en caso de empate se asignará la plaza al trabajador del sexo menos representado en el nivel profesional en el centro de trabajo o a la persona del sexo menos representado en la empresa. Se regula además detalladamente el procedimiento de las pruebas, antelación de la convocatoria, publicidad etc. En algún caso aunque la regulación no se agota en el convenio se establece, en buena práctica negocial, que los aspectos no contemplados en el negocio se deberán pactar entre el empresario y los representantes de los trabajadores. Al respecto, por ejemplo, CC Contratas Ferroviarias, que en los puestos no sujetos a un sistema más específico, establece el ascenso por concurso entre personal del centro donde exista la vacante. Se establece que éste se convocará con un mes de antelación y que en el tribunal habrá representación de los sindicatos mayoritarios del centro - si bien no se determina cuantos – y, en términos muy positivos, se concreta, como se ha dicho, que las bases y pruebas se determinarán conjuntamente entre la empresa y los representantes de los trabajadores. Además el convenio contempla que el criterio de antigüedad es el que se establece para deshacer empates. Menos categóricos al respecto son convenios como CC Toledo Comercio de Alimentación (art. 20) en lo que se regula que la promoción responderá a criterios previamente establecidos por la dirección de la empresa con la participación de los representantes de los trabajadores. Es mejor, sin duda, que la posibilidad de establecimiento unilateral por el empresario, pero si no se concreta el grado de participación, al final se corre el riesgo de que se interprete que ésta puede reducirse a una mera consulta que no prive de su capacidad decisoria al empresario. Sería, pues, mejor la fórmula del convenio precedente que deja más clara la necesidad de codecisión. 141 En otros casos las regulaciones pueden estar menos acabadas pero también consiguen, al menos en teoría, objetivar bastante los sistemas de ascenso. Ejemplos al respecto pueden encontrarse en CC Empresas Mediación Seguros Privados (art. 25) que prevé, salvo casos exceptuados, un sistema de concurso de méritos y examen de aptitud, señala algunos criterios a tener en cuenta y establece la obligación de que la empresa haga público con unos 2 meses de antelación las plazas que desee cubrir, el nivel, los conocimientos técnicos temario y contenido del examen. Se admite que se exija una experiencia previa en la empresa, que no sea superior a 3 años. Se especifica que habrá dos ejercicios uno teórico y otro práctico y se regulan los tribunales que se componen de un presidente y un vocal que designa la empresa y un secretario y otro vocal que designa la representación de los trabajadores o la Comisión mixta del convenio – se supone que si no existen aquellos -. Se admite, eso sí, que este sistema se cambie por otro negociado a nivel de empresa. En CC Fabricación de Alimentos Compuestos Animales (art. 27) se establecen pruebas para los ascensos del personal administrativo y el personal obrero, aunque en este caso la prueba se dice que será práctica. A las pruebas pueden presentarse, en cada caso, los trabajadores de las categorías inmediatamente inferiores y se resuelven por un tribunal de cuatro personas, dos designadas por la empresa y otras dos por los representantes de los trabajadores, todos ellos de igual o superior categoría. Cuando existan pruebas deben comunicarse con una antelación de dos meses con expresión de todo lo necesario (plazas, requisitos, pruebas, etc.) y en caso de que superen varios trabajadores las pruebas se adjudica la misma por antigüedad, combinándose así este criterio y el de pruebas objetivas para el ascenso. Prácticamente contiene la misma regulación CC Mataderos Aves y Conejos (art. 39). Otros ejemplos aceptables pueden encontrarse en otros muchos convenios, como por ejemplo CC Madrid Comercio Muebles (art. 10) que regula bastante el sistema de baremación por méritos y permite su sustitución por un sistema de evaluación continua a través de cursos de formación organizados por la asociación empresarial y los sindicatos firmantes del convenio. Menos positivas, aunque contienen aspectos interesantes son otras redacciones, en las que la regulación de la prueba objetiva es detallada sólo en algún aspecto importante, pero no en todos. Es el caso, por ejemplo, de CC Castilla-La Mancha Residencias Privadas Tercera Edad (art. 14 y anexo V), que reglamenta muy bien el procedimiento en cuanto a los méritos, pero no en cuanto al desarrollo en sí del concurso, sobre el que muy poco se dice. El convenio señala que las vacantes se convocarán primero a promoción interna, pudiendo presentarse en régimen de igualdad todos los trabajadores y señala que se resuelve el concurso con arreglo a un baremo que se fija en el anexo V del convenio y que es el siguiente: antigüedad: 3 puntos por año trabajado; cursos de 20 a 40 horas relacionados con el puesto: 1 punto; de más de 40 horas lectivas: 3 puntos; Módulos superiores relacionados con su actividad: 5 puntos; FP 1ª Grado: 6 puntos; FP1º y un año de antigüedad: 8 puntos. También tiene algún problema, aunque es mejor que la regulación legal, CC Empresas de Ingeniería y Oficinas Técnicas (arts. 11 y siguientes) que, en general y al margen de excepciones, diseña un sistema de concurso, estableciendo reglas sobre la forma de la convocatoria y la presencia de un representante de los trabajadores, así como la posibilidad de realizar pruebas de aptitud y una preferencia de los subalternos para ocupar plazas administrativas sobre el persona de fuera (siempre que obtengan igual puntuación). No obstante, en general, la decisión queda siempre en manos del empresario o del tribunal que él designe, aunque se establece que se valorarán los cursos de perfeccionamiento que la empresa considere relacionados con el puesto. Lo que resulta bastante acabado es el sistema para 142 deshacer cualquier empate pues se establece en general la preferencia de los ya contratados sobre el personal de fuera y en su caso la de aquellos que pertenezcan al mismo departamento en el que está la vacante y en caso de empate se otorga la vacante al más antiguo. Otro caso de regulación positiva pero parcialmente insuficiente puede verse en CC Fabricación Helados (art. 23). Se prevé la realización de pruebas para los grupos de administrativos y obreros, señalando que en caso de empate ascenderá el de mayor antigüedad y regulando quienes pueden presentarse a cada prueba, generalmente los de las categorías inmediatas inferiores. Se establece que si nadie supere las pruebas la empresa queda en libertad para cubrir con personal ajeno, no hasta entonces. No se fija, por el contrario, la composición del tribunal de las pruebas, pero sí al menos se garantiza la designación de dos representantes del comité de empresa que colaboran en las pruebas y son informados de los criterios de valoración y resultados. En el resto de grupos, se supone que el ascenso es libre para el empresario, pues nada se establece. Sería conveniente que se consiguiese avanzar en la negociación en otros ámbitos en los que la regulación de las pruebas objetivas es menos garantista. Ello puede ocurrir por diversos factores. Uno puede ser la escasa presencia de los representantes de los trabajadores, bien porque no se prevea la misma o porque estos no tengan capacidad de participar en la resolución de las pruebas, figurando a título de meros observadores. Así, por ejemplo, no prevé ninguna participación de los representantes de los trabajadores en las pruebas teóricoprácticas que deberían realizarse para los ascensos en CC Estaciones de Servicio (art. 6). En CC Industria Azucarera (art. 16) se establecen unas pruebas de aptitud a las que pueden concurrir todos los trabajadores, salvo cuando se requiere título, pero éstas se resuelven por un tribunal de tres personas, todas designadas por la empresa, estando prevista sólo la presencia de un observador en representación de los representantes de los trabajadores. Al menos y es positivo, se regula la obligación de la empresa de publicar los concursos oposiciones en los tablones de anuncios, informar del resultado a cada persona y se establece, en regulación que es interesante, que si hay nueva vacante en un año y el mismo centro se podrá colocar al primero que no obtuvo plaza en el concurso anterior. En CC Perfumería y Afines (art. 22) se asegura la presencia de dos representantes de los trabajadores en los tribunales pero sólo con voz y sin voto. En CC Comercio de Flores y Plantas (art. 9) sólo establece intervención del comité de empresa en empresas de más de 50 trabajadores y limitada a que se le de conocimiento y pueda informar. En otros convenios la labor de los representantes es simplemente una especie de supervisión o control de que la empresa actúa correctamente, que es menos eficaz que la directa presencia en los tribunales o comisiones que han de resolver las pruebas o la participación conjunta con la empresa en la determinación de criterios, méritos, pruebas, etc. Este grado menor de participación, que al menos y en cualquier caso mejora la regulación legal y permite una cierta intervención sindical en la materia, puede verse en convenios como, por ejemplo, CC Asturias Industria del Metal (art. 46). En otros casos lo que ocurre es que las pruebas están muy escasamente reguladas, lo que deja mucho margen al empresario para configurarlas del modo que le interese, lo que puede restar objetividad a la realización de las mismas. Es el caso, por ejemplo, de CC Industrias de Captación de Agua que señala que se podrán convocar pruebas objetivas de mérito, capacidad y formación, pero ni siquiera es claro que ello sea obligatorio (se dice que prioritariamente se promoverá la promoción...). Se prevé participación de los representantes de los trabajadores, pero no se concreta y simplemente se determina que se les informará o consultará sobre las 143 pruebas objetivas. En todo caso se apuntan algunos criterios, pero sin gran especificación (titulación, valoración académica, conocimiento del puesto, historial profesional, desempeño previo funciones de superior grupo y superación de pruebas). Es, pues, una regulación que puede resultar insuficiente, lo que sin duda responde, como en otros muchos casos, a la dificultad de negociar cualquier cuestión que afecte a los poderes empresariales. Otro ejemplo CC Tejas y Ladrillos (art. 49) que, como regla general, y a salvo de excepciones, establece el procedimiento de concurso oposición tomando como referencia criterios como: conocimiento del puesto, titulación requerida, superación de las pruebas. En caso de igualdad se atribuye el puesto al más antiguo. En todo caso, corresponde a la empresa determinar en concreto el sistema de ascenso, pero sí se garantiza intervención sindical, tanto en esa determinación, pues se prevé, al menos, un dictamen de los representantes de los trabajadores, como en resolución de la prueba, en cuanto que también designan dos miembros con voz y voto en los tribunales. También tiene algún elemento de indeterminación CC Cataluña Laboratorios Prótesis Dental (art. 15) que establece un criterio mixto pues alude a una previsión de ascensos por formación, meritos, etc. pero que coexiste con otra que establece la posibilidad de acceder a categoría superior por el transcurso de un periodo de tiempo. En todo caso es de interés resaltar - y resulta muy acertado - que se otorgan competencias a la comisión paritaria en caso de desacuerdo en la materia. Incluso no es infrecuente que se combinen ambos elementos, escasa regulación y escasa presencia de los representantes de los trabajadores. Ejemplos al respecto pueden encontrarse en CC Pastas Alimenticias (art. 15) que en los puestos no sujetos a libre designación señala que se decidirán por criterios objetivos cuantificables y contrastables, informándose a los representantes de los trabajadores, pero no se concreta sistema ni participación de estos representantes en la decisión. II.V. LA INTRODUCCIÓN DE MEDIDAS DE CONTRAPODER EN LA REGULACIÓN DE LA MOVILIDAD FUNCIONAL EN LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE EMPRESA (Jorge Torrents Margalef). La intención de la Reforma laboral de 1994 de otorgar una mayor flexibilidad a las relaciones laborales confirió un nuevo contenido a la regulación legal de la clasificación profesional del art. 22 ET, reenviando las normas sobre los cambios de categoría al art. 39 ET, que es el precepto donde se contemplan las reglas que deben operar para efectuar la movilidad funcional de los trabajadores. En el ámbito de las tareas que debe realizar cada trabajador, el punto de partida se encuentra en que la determinación de la prestación laboral se establecerá por acuerdo entre aquél y el empresario, en el que también se fijará la categoría, grupo profesional o nivel retributivo que se corresponda con aquellas tareas (art. 22.5ET). Pero esta delimitación inicial acerca de cuál es el trabajo al que está obligado el trabajador no es inamovible sino que, al contrario, puede modificarse a lo largo de la vida del contrato. Las vías para cambiar las funciones que hasta el momento eran exigibles al trabajador son, básicamente, dos: un nuevo acuerdo entre las partes o una decisión unilateral del empresario. El primer caso, en el que también cabría el consentimiento del trabajador a la propuesta hecha por la empresa, es perfectamente válido a la luz de la misma lógica general del contrato de trabajo, esto es, que las partes pueden variar de mutuo acuerdo lo que han fijado previamente, como además recoge a la sazón el art. 39.5 ET. Sin embargo, no parece que cualquier pacto sea válido o que valga siempre la conformidad del trabajador, ya que irían en contra del art. 144 3.1.c) ET si establecieran condiciones peores para el trabajador, puesto que dicho precepto rechaza los pactos individuales que incluyan condiciones en perjuicio del trabajador o que sean menos favorables que las establecidas en las disposiciones legales o en los convenios colectivos. El segundo caso, enmarcado en las facultades de variación unilateral del empresario, es el que preocupa realmente a la Ley, por lo que el art. 39 ET regula un estatuto protector del trabajador que entra en juego cuando no opera el acuerdo entre las partes. De este modo, se configuran una serie de limitaciones generales al ejercicio del poder empresarial. Por un lado, son aplicables en cualquier movilidad funcional tanto la exigencia de las titulaciones precisas para ejercer la nueva prestación laboral como el respeto en todo caso de la dignidad del trabajador y de su formación y promoción profesional. Por otro, se aplican dos límites también genéricos propios de la movilidad funcional fuera del grupo profesional (sea ascendiente o descendiente), que son la necesidad de que exista una justificación basada en razones técnicas u organizativas y, como tope temporal, que sólo se realicen por el tiempo imprescindible. Sin embargo, el estatuto protector del art. 39 ET no deja de ser incompleto, quedando al aire algunas lagunas y deficiencias. Entre los aspectos que no deben pasar por alto está el hecho de que la flexibilidad pretendida por la reforma de la Ley se entiende como un asunto de interés solamente de la empresa, por lo que en el art. 39 no se prevé ningún mecanismo por el que el trabajador pueda modificar sus funciones para adecuarlas a sus aspiraciones profesionales o personales. Pero es que, además, esta regulación unidireccional del art. 39 ET otorga un margen de actuación considerablemente amplio en favor del empresario. Así, entra dentro de su poder de dirección la facultad de indicar a los trabajadores cualesquiera cambios ordinarios siempre que no se exceda del ámbito del grupo profesional –claro está, con el respeto de los límites generales antes expuestos-. En otras palabras, la Ley no prevé ningún requisito formal que se tenga que cumplir cuando la dirección de la empresa pretenda ordenar la movilidad funcional a un trabajador, siempre que las nuevas funciones encomendadas se encuentren dentro del grupo profesional al que pertenece dicho trabajador. Pero es más, aun traspasando los límites del grupo, el procedimiento que exige el art. 39 ET no es excesivamente formal. En fin, en la Ley tampoco están previstos muchos supuestos que se dan en la realidad, entre los que cabe citar la movilidad funcional de naturaleza colectiva (a diferencia de otras alteraciones de carácter colectivo introducidas por el empresario, como son la movilidad geográfica o la modificación sustancial de condiciones de trabajo, que están sujetas a un trámite peculiar para poder ser aplicadas legalmente). Para cubrir las carencias de la Ley, los convenios colectivos tienen una importante labor reguladora, reconocida también en el mismo art. 39.5 ET, al poder establecer unas reglas que superen el régimen legal. A grandes rasgos, destacaría una doble vertiente de medidas de “contrapoder” que podrían introducirse vía convenio colectivo. La primera gira en torno a la creación de una regulación que complemente y complete la del art. 39 ET; y ello debe conseguirse de dos maneras: por un lado, a través de la configuración rigurosa y adecuada de los grupos profesionales y, por otro, perfilando con mayor rigor los límites de la amplia potestad de la empresa a la hora de variar las funciones propias de sus trabajadores (como puede ser la prohibición de reiterar la movilidad funcional de un trabajador en tanto no haya operado la rotación del resto de sus compañeros, la aplicación de unos criterios de selección de los trabajadores afectados, etc.). La otra vertiente tiene que ver con la participación de los representantes de los trabajadores, cuya intervención está prevista en el art. 39 ET, pero que es muy susceptible de ser mejorada y potenciada. 145 En fin, con ambos tipos de medidas, los convenios colectivos podrán suplir el defecto de reflejo que tiene el interés del trabajador en la regulación legal, que, como se ha dicho, está centrada en facilitar la flexibilidad para la empresa. De esta manera se garantiza que la organización del trabajo también incumbe a los trabajadores, en cuanto cualquier cambio en las funciones contenidas en su contrato puede tener trascendencia para su estabilidad profesional y personal. No obstante, no es bueno pensar que el convenio colectivo tiene absoluta libertad para marcar la regulación que plazca a los negociadores, sino que deberá considerar que sus complementos o alternativas no pueden extralimitarse de aquellas normas que, en virtud del ET, son de carácter necesario. De esta práctica inadecuada se encuentran muchos ejemplos en los convenios de nivel de empresa, pero también se observan muchas más medidas positivas que configuran un régimen de la movilidad funcional más completo que el legal. A diferencia de los convenios sectoriales, el análisis del ámbito de empresa supone prácticamente la entrada en un mundo de amplísima casuística, de difícil comprensión en algunos casos debido, precisamente, a la realidad particularizada que intentan regular. II.V.1. El silencio de los convenios. Un número importante de convenios colectivos de empresa no entran a regular la movilidad funcional. Algunos no hacen la más mínima mención, por lo que se puede presumir –con ánimo positivo- que esa materia debe quedar seguramente regulada por convenios de sector que afecten a la empresa. Otros, sin embargo, aunque tampoco la contienen, sí que declaran el principio de que “con carácter general el empleado desempeñará las funciones propias de su grupo profesional” (CC Mapfre) o proclaman que para alcanzar la óptima utilización de los recursos humanos “es necesaria la mutua colaboración de las partes integrantes de la empresa: dirección y trabajadores”, por lo que se establece como explícita facultad de la empresa “la movilidad y redistribución del personal” (CC CTC Servicios Integrales). Son reconocimientos implícitos de que en realidad la movilidad funcional es un recurso ordinario en esas empresas, quedando su uso a plena disposición de la dirección, sin que este amplio poder quede contrarrestado. Incluso se formula alguna redacción que no deja de ser enigmática para el lector ajeno a la empresa, pues la movilidad funcional consiste en que “cuando las circunstancias lo requieran, y de común acuerdo con el Comité de Empresa, se establecerá la proporción de plantilla indirecta (empleados, subalternos y personal de mantenimiento) que temporalmente, y según las necesidades de la planta, pasan a plantilla directa” (CC Tudor, Azuqueca de Henares, art. 11). Pero en el artículo precedente de este mismo convenio, las partes se han comprometido al objetivo prioritario de alcanzar un uso ininterrumpido de la totalidad de las instalaciones durante las 24 horas de todos los días de la semana, mediante un sistema que no duda en recurrir a cualquier tipo de sustitución con tal de que los puestos estén totalmente cubiertos en todo momento. Otra tendencia típica es la de los convenios que, sin establecer reglas de movilidad funcional, sí que establecen unos límites indirectos del poder empresarial al regular correctamente la configuración de los grupos en la clasificación profesional y las funciones correspondientes (por citar algún ejemplo, valga el CC CLH y su personal de tierra o el CC Gestión Mediambiental). Ya se ha destacado antes la trascendencia de que en la negociación colectiva se determine una correcta adecuación en la definición de los contornos de los grupos profesionales de cara a que la facultad de movilidad funcional que el art. 39 ET otorga al empresario no quede fuera de toda lógica. Es importante, además, porque ante la ausencia de grupos profesionales la Ley recurre al concepto más indeterminado de “categorías profesionales equivalentes” para que opere la movilidad funcional. De ahí que deban evitarse 146 las soluciones como la del CC Bilbao Bizkaia Kutxa (art. 5) que clasifica a todo el personal comprendido en su ámbito de aplicación en un único grupo profesional. A pesar de que dentro del mismo se distribuyan tres subgrupos (art. 8), como este convenio no regula la movilidad funcional, el resultado que se consigue es una carta blanca para que la dirección de la empresa decida cualquier cambio de funciones de los trabajadores. II.V.2. Facultad empresarial de organización de la actividad de la empresa y previsión de la movilidad funcional. Es llamativo cómo en casi todos los convenios se deja patente la plena o exclusiva competencia de la empresa en la determinación de la organización del trabajo, en cuyo ámbito se cita normalmente la facultad de encomendar a los trabajadores funciones distintas a las propias de su puesto. Paralelamente, es habitual encontrar que los mismos convenios formulan la obligación de los trabajadores a aceptar esa movilidad. La gama de las matizaciones es muy amplia e iría desde aquella que afecta a cualquier trabajador de la empresa en determinadas situaciones (por ejemplo, en la de emergencia, prevista en el art. 8 CC PETRONOR) hasta la obligación de todo trabajador de aceptar realizar las funciones de una categoría superior cuando las necesidades del servicio lo requieran (entre muchos otros, CC COPE art. 16). Otra previsión de los convenios que es acorde con lo dispuesto en el art. 39 ET (y que demuestran que alguna de las partes negociadoras sabe sacarle partido) es aquella que dispone que dentro de sus respectivos grupos profesionales, los trabajadores podrán ser libremente destinados sucesivamente a realizar tareas distintas u ocupar otros puestos de trabajo. De este modo se dota a la estructura de la empresa de una constante flexibilidad, ya que se da a todo el personal la oportunidad de practicar funciones superiores para una promoción integral a la vez que se permiten las sustituciones en casos de necesidad (art. 19 CC Gran Casino Barcelona y art. 9 CC Casino Gran Madrid). Es cierto que el art. 39 ET permite esa disposición por parte de la empresa, no obstante, se perfilan en los convenios algunas consideraciones adicionales positivas. Una de ellas es la referencia a que la asignación del nuevo puesto dentro del grupo profesional “se realizará de forma general por necesidades de la organización del trabajo y será adoptada de buena fe y bajo criterios objetivos” (CC Delphi Automotive Systems España, art. 15). Otra deja claro que, en la movilidad dentro del grupo, la empresa asume “la responsabilidad de complementar la formación o entrenamiento conveniente, si resulta necesario” (art. 2.4 CC COLEBEGA). Es interesante la definición de movilidad funcional que presenta el CC UTE’S Eurohandling (art. 62) cuyo tenor precisa poca interpretación: “la movilidad permite un mejor aprovechamiento de los recursos humanos disponibles para atender aquellas situaciones, tanto puntuales como transitorias o definitivas, que pudieran presentarse; todo ello dentro de un marco lógico que tiene en cuenta las capacidades básicas de las personas, a través de su especialidad y Departamento, en su caso, completándolas con instrucción práctica y/o teórica cuando sea necesario para la nueva actividad a realizar. La movilidad permite también satisfacer, dentro de un marco lógico, aspiraciones personales de cambio”. Por el contrario, un tipo de cláusula a evitar, por su indeterminación y por tanto probable origen de dificultades interpretativas, sería aquella en la que se dice que los cometidos para cada categoría contemplados en el convenio son “meramente enunciativos, pues todo el personal de la empresa, sin distinción de categorías y grupos profesionales, y como contraprestación a las mejoras obtenidas en el presente convenio, se obliga a efectuar durante su jornada laboral, dentro del general cometido de su competencia, cuantos trabajos y 147 operaciones le ordenen sus superiores, bien sean trabajos propios de la industria de la Prensa o de Artes Gráficas (art. 14 CC ABC). II.V.3. La idiosincrasia empresarial. Como se ha apuntado, una de las características de los convenios de empresa es el amplio mapa de posibilidades que se dibuja y que puede ser reflejo tanto de las necesidades propias de la empresa como incluso de la situación particular en la que se ha desarrollado la negociación. Por ejemplo, un caso sorprendente es el del CC Mercedes Benz España, en cuyo art. 78 se dice que la movilidad funcional del personal de plantilla se ajustará en todo momento a las leyes vigentes. Esta remisión a la Ley no es de por sí nada especial, pues muchos convenios se limitan a ello (como hace el CC CANTUR), lo que ocurre es que en los arts. 26 y 27 del mismo convenio se articula un amplio y complejo régimen de la movilidad funcional. Quizá las mismas causas que provocaron ese desliz sean las que motivan ciertos aspectos confusos que se desprenden de la citada regulación. Un supuesto distinto es el del CC Allianz, que hace una doble remisión tanto al art. 39 para realizar la movilidad funcional como al convenio general del sector para articular el sistema de clasificación profesional de la empresa. No obstante, al definir los grupos profesionales, incluye uno específico (el grupo IV) que engloba al personal de nueva contratación que está en formación. Las partes negociadoras entienden que este grupo es un elemento dinamizador de la plantilla, que redunda en una mejor situación competitiva y productiva de la empresa y, a la vez, es un factor de oportunidad para personas en búsqueda de empleo. Para lo que interesa en el presente análisis, cabe destacar que los trabajadores de este grupo son, de por sí y aun cuando no se especifique en el convenio, objeto de un posible sometimiento constante a la movilidad funcional, en tanto se trata de empleados sin experiencia ni preparación específica en el sector que se incorporan a la empresa para desempeñar tareas básicas y/o de apoyo a los otros grupos profesionales. Son numerosas las empresas que tienen configurado en sus convenios un complejo entramado en el que se aplicará la movilidad funcional, que se corresponde a su vez con la estructura del sistema de clasificación profesional. Así, por ejemplo, el art. 27 del CC Aceralia (Etxebarri) dispone que “podrá asignarse la realización de funciones que conlleven cambio de grupo, dentro de la misma división funcional, o cambio de división funcional y de grupo profesional”. Por el contrario, el CC EADS-CASA (art. 35) entiende por movilidad funcional únicamente el cambio de grupo funcional sin variar de grupo profesional, estando los cambios de grupo profesional regulados por otra norma específica distinta del convenio. Otros convenios de empresa encajan la movilidad funcional en combinaciones distintas, bien sea sobre la base de grupos profesionales y niveles salariales (CC Allianz) o divisiones funcionales (CC Agencia EFE, art. 14). Estas particularidades se reflejan incluso en los grupos de empresa, donde los correspondientes convenios de las distintas empresas suelen contener algunas variaciones, si bien generalmente la estructura de la movilidad funcional suele ser muy similar (por ejemplo, los convenios de Valeo, Delphi, Aceralia o Sidenor). Resulta sorprendente que el CC Unión Española de Explosivos mantenga ciertas diferencias en la regulación de la movilidad funcional que en los respectivos anexos se contemplan para las empresas del grupo. II.V.4. Límites concretos al régimen de aplicación de la potestad empresarial de la movilidad funcional. 148 Cumpliendo la función de completar el régimen previsto en el art. 39 ET, las líneas generales de la regulación introducida en los convenios de empresa siguen, por un lado, los grandes rasgos de las tendencias localizables en los convenios de sector pero, simultáneamente, presentan un sinfín de peculiaridades. Al ser éstas imposibles de detallar en este análisis, se exponen a continuación las principales conclusiones que pueden extraerse. II.V.4.1. Causas justificadoras de la movilidad funcional. Hay que recordar que el art. 39.1 ET no exige ninguna causa que justifique la decisión unilateral del empresario para poder determinar la movilidad funcional, siempre que se produzca dentro del grupo profesional al que pertenece el trabajador. Es positivo cuando los convenios introducen la necesaria concurrencia de algunas circunstancias para que esta movilidad funcional opere y el personal desempeñe trabajos correspondientes al mismo grupo profesional, como el requisito de que sea “por necesidades organizativas derivadas del funcionamiento de la actividad productiva y en orden a conseguir la máxima optimización de ésta” (CC Valeo Iluminación Martos-Jaén, art. 54); o que se deban a necesidades de producción (CC Alstom Transporte, art. 21). En el caso de funciones de distinto grupo profesional, se encuentran en los convenios especificaciones más precisas que las marcadas por el art. 39.2 ET. Así, se suele matizar que esta movilidad se aplicará ante razones debidas a modificaciones en los procesos productivos, reforma de instalaciones, reorganización de áreas de trabajo, etc. aunque en algunos casos se amplían más allá, incorporando circunstancias económicas, variaciones de mercado, cursos de formación, etc. (CC Aceralia, Etxebarri). Otros convenios prevén que únicamente se podrá dar la situación de que un trabajador tenga que realizar tareas de categoría superior a la suya si, accidentalmente, se producen ausencias temporales de sus trabajadores originadas por “accidentes, enfermedad, licencias, vacaciones, excedencias y situaciones semejantes” (CC CASBEGA, art. 30, y en parecidos términos CC Agencia EFE, art. 45). Un supuesto que se localiza en algunos convenios y que quizá puede producir cierta confusión es aquel en el que como causas se consideran conjuntamente los motivos que originan el cambio de funciones con el origen de la determinación. Así, en el CC Peugeot-Citroën (art. 19) están en el mismo nivel, aunque con efectos divergentes, causas como las necesidades del servicio -1- o la disminución de la capacidad física del trabajador -2- y el hecho de que se produzcan a petición del trabajador afectado -3-, por mutuo acuerdo -4- o por conveniencia de la Dirección -5-. De estas cinco pretendidas causas, dicho convenio expresa que por necesidades del servicio se entienden los casos en los que la movilidad viene exigida por aplicación de nuevos métodos de trabajo, mecanización, racionalización de las explotaciones, etc. En cambio cuando no concurra ninguna de las otras cuatro circunstancias, el convenio prevé que se pueda aplicar la movilidad por conveniencia de la dirección sin especificar motivo alguno. Si se aceptara la validez de la redacción de esta cláusula del convenio, se obtendría que la decisión unilateral de la dirección de aplicar la movilidad funcional soslayaría totalmente los requisitos impuestos por el art. 39 ET (que, como se sabe, dispone unos límites para la validez de este tipo de decisiones unilaterales; otra cosa es que se interpretara que esa cláusula sólo se refiere a la movilidad dentro de los grupos profesionales, aunque no parece que se desprenda así del contexto del convenio). II.V.4.2. Designación de los trabajadores afectados por la movilidad. 149 La especificación en los convenios de las causas de la movilidad funcional aporta una garantía adicional al estatuto protector de los trabajadores previsto por la Ley. Pero aun existiendo una justa causa, se puede acrecentar esa seguridad jurídica detallando los criterios a aplicar en la empresa para la determinación de los concretos trabajadores que van a estar afectados por la movilidad. De nuevo, el despliegue del abanico de alternativas identificadas en los convenios de empresa es amplio. En unos casos la movilidad sólo puede aplicarse al personal fijo (CC Transmediterránea, art. 20), en otros el criterio de elección es el de la menor antigüedad (CC Mercedes Benz España, art. 27.1, aunque si ya había sido objeto de movilidad funcional en la empresa, se le acumula el tiempo de su puesto anterior), e incluso dentro de la antigüedad se considera un orden en función de las secciones de la empresa afectadas (CC Unión Española de Explosivos, Anexo III, Fábrica de Burgos, el orden de antigüedad es: 1º en el puesto, 2º en la sección productiva, 3º en el departamento, 4º en fábrica, 5º en la empresa; esta prelación se altera, sin embargo, en la Sección de Militares de la empresa). Pero aun con lo anterior, es fácil que se dé la situación en que la aplicación de ese criterio objetivo de selección del trabajador afectado haga que la movilidad recaiga siempre sobre la misma persona. Por eso algunos convenios prevén la necesidad de que exista una rotación entre los trabajadores (CC Danone, art. 11; CC CASBEGA, art. 30 y 31), o se establece que no se aplicará la movilidad funcional a un mismo trabajador más de una vez en una sustitución de larga duración (CC Alstom Transporte, art. 21.2) o, en fin, que un trabajador no desempeñará funciones inferiores durante más de tres meses hasta que todos los demás operarios no hayan rotado en ese puesto (CC Cemex España, art. 43). La negativa del trabajador a someterse de nuevo a una movilidad funcional impuesta por la empresa viene justificada cuando existe falta de rotación (CC TRAGSA, art. 40). Cabe resaltar tres experiencias positivas más. Una es la que permite la movilidad sólo cuando sea voluntaria por parte del trabajador (CC Transmediterránea, art. 20). Otra consiste en que es necesario el acuerdo del trabajador afectado si la movilidad incrementa la posibilidad de sufrir accidente de trabajo (CC Air Liquide). La última contempla la existencia de unos grupos específicos de trabajadores para hacer frente a las necesidades de movilidad funcional que se presenten en la empresa (CC Agbar). II.V.4.3. Otros requisitos con origen en la negociación colectiva. El contenido principal de las garantías para los trabajadores reguladas por los convenios colectivos de empresa giran en torno a los aspectos retributivos vinculados a la movilidad funcional, así como a la duración temporal de la misma. Por razones de economía de espacio, no se desarrollan en este apartado, en cuanto a que ya se han identificado las principales conclusiones al analizar los convenios sectoriales, a lo que hay que añadir que la casuística es demasiado extensa. Como ejemplo, baste apuntar que en lo que respecta a la duración de la movilidad funcional, algunos convenios sólo permiten aquella que tenga una naturaleza temporal (CC ThyssenKrupp Elevadores, art. 48). En unos casos opera la movilidad a partir del primer día de realización de otras funciones distintas a las propias (concretamente se considera en cuanto se superen las cuatro horas de trabajo, CC Delphi Automotive Systems España), mientras que en otros no se generan los derechos de superior retribución hasta que el trabajador no permanezca al menos tres días consecutivos en el nuevo puesto (o cinco si son alternos, art. 27.1 CC Mercedes Benz España). La temporalidad máxima varía enormemente de un convenio a otro, pudiendo llegar hasta los 18 meses (si la movilidad viene causada por una sustitución por incapacidad temporal, art. 21 CC Alstom Transporte). La movilidad 150 definitiva también está contemplada en numerosos convenios (si bien se vinculan a la cuestión de los ascensos). Una interesante garantía adicional al régimen del art. 39 ET que introducen algunos convenios es la obligación de la empresa de comunicar su decisión al trabajador afectado por la movilidad funcional mediante notificación escrita y fechada (CC TRAGSA, art. 39), estableciendo en su contenido mínimo las causas, funciones a realizar y condiciones del cambio (CC ThyssenKrupp Elevadores, art. 48; CC Mercedes Benz España; CC Aceralia – Etxebarri-, art. 27) y con un determinado plazo de antelación (tres días según el CC DAMM, art. 11). Por último, hay que destacar que son muy escasos los convenios localizados que regulan específicamente la movilidad funcional de carácter colectivo (CC Aceralia (Etxebarri) CC Agencia EFE y CC Siderúrgica del Mediterráneo). Sin embargo este hecho no debe mermar la relevancia de esta previsión ni la recomendación de su tratamiento específico por la negociación colectiva, con el objeto de otorgar una mayor consistencia del estatuto protector de los trabajadores frente a las amplias facultades unilaterales del empresario en la modificación de la prestación laboral. II.VI. LOS DERECHOS DE PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES EN LOS PROCESOS DE MODIFICACION SUSTANCIAL DE CONDICIONES DE TRABAJO (Natividad Mendoza Navas). II.VI.1. Introducción. El artículo 41 ET establece que cuando existan probadas causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, la dirección de la empresa podrá acordar modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo. Según este precepto, se considerarán modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo las que afecten a jornada, horario, régimen de trabajo a turnos, sistema de remuneración, sistema de trabajo y rendimiento, y funciones, cuando excedan de los límites señalados en el artículo 39 ET. Y en cuanto a las causas apuntadas, éstas concurrirán cuando la adopción de las medidas propuestas contribuya a mejorar la situación de la empresa a través de una más adecuada organización de sus recursos, que favorezca su posición competitiva en el mercado o una mejor respuesta a las exigencias de la demanda. Al mismo tiempo, la norma mencionada distingue entre modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo de carácter individual y colectivo. Así pues, atendiendo a su fuente reguladora, se entienden de carácter individual las modificaciones de condiciones de trabajo de que disfrutan los trabajadores a título individual, y colectivas las reconocidas a los trabajadores en virtud de acuerdo o pacto colectivo o disfrutadas por los trabajadores a partir de una decisión empresarial de efectos colectivos. Por otro lado, de conformidad con el artículo 41.2, párrafo 4º ET, también se estiman de carácter colectivo las modificaciones funcional y de horario que afecten, en un período de noventa días, como mínimo, a diez trabajadores, en empresas que ocupen menos de cien trabajadores, al diez por ciento del número de trabajadores en aquellas que ocupen entre cien y trescientos trabajadores, y a treinta trabajadores en las empresas que ocupen trescientos o mas trabajadores. Al contrario, serán individuales, las modificaciones del horario o de las funciones que no se ajusten a los 151 umbrales citados274. Unido a esto, la Ley incorpora un tercer supuesto como son las modificaciones de condiciones de trabajo acordadas en un convenio colectivo estatutario, las cuales, a partir del artículo 41.2 párrafo 3º ET, sólo podrán realizarse por acuerdo entre empresa y representantes de los trabajadores cuando se refieran a horario, régimen de trabajo a turnos, sistema de remuneración y sistema de trabajo. Según se discutan modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo individuales o colectivas, el artículo 41 ET diseña diferentes formulas de participación de los trabajadores. En el primer supuesto, esto es, en las modificaciones sustanciales individuales, el empresario notificará tal circunstancia al trabajador afectado y a sus representantes legales con una antelación mínima de treinta días antes de su puesta en práctica. Transcurrido este espacio de tiempo, como manda el artículo 41.3 ET, el trabajador que resulte perjudicado por tales cambios podrá rescindir su contrato o, en su caso, impugnar tal decisión ante la jurisdicción competente. En segundo término, con respecto a las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo de carácter colectivo, el artículo 41.4 ET ordena que estas deberán ir precedidas de un período de consultas con los representantes de los trabajadores, de duración no inferior a quince días, en el que se debatirá acerca de las causas que dieron origen a esta determinación empresarial y la posibilidad de evitar o reducir sus efectos, así como sobre las medidas necesarias para atenuar sus consecuencias para los trabajadores afectados. Durante el tiempo de consultas las partes deben negociar de buena fe, con vistas a lograr un acuerdo que requerirá la conformidad de la mayoría de los miembros del comité o comités de empresa, de los delegados de personal, o de las representaciones sindicales, si las hubiere, que en su conjunto representen a la mayoría de aquellos. Una vez finalizado el período de consultas, con o sin consenso, la empresa comunicará a los trabajadores su resolución sobre los cambios proyectados la cual se hará efectiva transcurridos treinta días. En este caso se podrá reclamar en conflicto colectivo, aunque los trabajadores interesados también cuentan con las opciones previstas para los supuestos de modificación individual. Podemos precisar, en relación con los derechos de participación de los trabajadores en estas causas, que de la letra del artículo 41 ET se desprende un amplio margen de discrecionalidad en favor de la empresa a la hora de alterar las condiciones de trabajo, ya que en las modificaciones sustanciales de carácter individual la norma sólo ha apreciado, y sin matizar su alcance, un derecho de información, y en las modificaciones colectivas, el período de consultas y negociación, como trámite previo al posible ejercicio de acciones procesales, tampoco compromete la conclusión empresarial Así, es precisamente dicho margen de discrecionalidad, y la escasa presencia de los trabajadores en estas cuestiones, lo que determina que la negociación colectiva se muestre como el instrumento idóneo para superar dicho desequilibrio. Y todo ello desde cualquiera de los ámbitos que se analizan. El convenio supraempresarial, estatal, autonómico o provincial, marcando los patrones que deben conducir la reglamentación de esta materia en los niveles 274 En este orden, aunque la citada disposición habla de modificaciones funcional y de horario, el artículo 24 del CC de Cádiz Pequeña y Mediana Industria Metal ordena que no se considerarán colectivas las modificaciones de jornada y horario que afecten en un período de noventa días, a un número de trabajadores inferior a diez trabajadores, en empresas que ocupen menos de cien trabajadores, el diez por ciento del número de trabajadores en aquellas que ocupen entre cien y trescientos trabajadores, y treinta trabajadores, en las empresas que ocupen trescientos o mas trabajadores. 152 inferiores, y el convenio colectivo de empresa adaptando tales pautas a la realidad particular de que se trate. Desde la negociación colectiva, e interviniendo todos factores que integran el proceso de modificación sustancial de condiciones de trabajo, se puede configurar un modelo de participación de los trabajadores en estos procedimientos que equipare la posición de las partes en este contexto. De esta manera, el convenio colectivo podrá concretar las causas que autorizan estas decisiones, especificando que ha de entenderse por posición competitiva en el mercado o por exigencias de la demanda, también puede definir las condiciones de trabajo que pueden ser reformadas por esta vía o, entre otros, a partir de los períodos de noventa días a los que se refiere el artículo 41 ET, dictar la frecuencia con la que han ser abordados tales cambios. El convenio colectivo puede igualmente reordenar las fórmulas de participación prefijadas en el artículo 41 ET. Por un lado, en cuanto a los derechos de información contemplados para las modificaciones sustanciales de carácter individual, la norma convencional puntualizará los requisitos, tanto formales como materiales, que ha de expresar la información para servir a los propósitos expuestos por la empresa. Y de otro lado, en el plano de las modificaciones sustanciales colectivas, el convenio se encargará de delimitar los elementos sobre los que versará la discusión en el período de consultas y negociación, tales como trabajadores afectados, o criterios advertidos para su designación, para que estos cambios contribuyan a lograr los objetivos proyectados y no actúen en perjuicio de la calidad del empleo y de las relaciones laborales275. Sin embargo, aunque la negociación colectiva muestra algunas alternativas al respecto, estas no vienen a mejorar, salvo en contadas excepciones, lo dispuesto en la legislación vigente. Ni el convenio colectivo supraempresarial ni los convenios de ámbito inferior plantean un esquema de participación que limite el poder empresarial, sino que en ocasiones, pese a que el artículo 85 ET declara que el convenio colectivo deberá actuar dentro de la Ley, ni siquiera se respetan los mínimos estipulados en el artículo 41 ET. En líneas generales, cuando se aborda la participación de los trabajadores, los convenios colectivos en los que se reconocen ciertas prerrogativas de esta naturaleza, lo que ocurre principalmente en el nivel supraempresarial, reproducen lo fijado en los artículos 64 y 41 ET, o simplemente se remiten a la legislación vigente276. Por otra parte, atendiendo a la intensidad con la que se ven implicados los trabajadores en estas causas, en algunos casos se observan ciertos derechos de información, otros convenios imponen períodos de consulta o negociación, y en otros momentos se exige acuerdo de las partes impidiendo que la decisión sea tomada unilateralmente por la empresa. En este sentido, es necesario poner de manifiesto que sólo se sugieren elementos meramente formales como son la definición de las causas que dan justificación a la decisión empresarial de modificar las condiciones de trabajo, o la antelación con que la empresa debe informar a los trabajadores o a sus representantes. En 275 Aunque ahora desde otra perspectiva, siguiendo las directrices previstas en el Real decreto 43/1996, de 19 de enero, por el que se aprueba el reglamento de los procedimientos de regulación de empleo y actuación administrativa en materia de traslados colectivos. Sobre la relación entre modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo y despidos colectivos ver SERRANO GARCIA, J.M., El plan social en los despidos colectivos, Lex Nova, Valladolid, 2002, pp. 230 a 247. 276 De hecho, tan sólo se ha encontrado un convenio colectivo de ámbito superior en el que se reproduzca literalmente el artículo 41 ET. Se trata del artículo 8 del CC de Toledo Comercio Alimentación. 153 definitiva, como podrá comprobarse, lo preceptuado convencionalmente lejos de esclarecer esta controversia introduce múltiples interrogantes al respecto. En cuanto a los titulares de dichas facultades, en consonancia con lo ordenado en el artículo 41 ET, casi siempre se atribuyen al comité de empresa aunque también encontramos algún supuesto en el que se hace referencia a la representación sindical. Como novedad, otros convenios colectivos encargan esta tarea al comité intercentros, y en ciertos momentos se procura el traspaso de estos derechos a comisiones específicas y a la comisión paritaria. Pues bien, sobre estas premisas, a continuación estudiaremos cual ha sido la contribución de la norma convencional en este terreno, y teniendo en cuenta que se trata de describir la participación de los trabajadores en los procedimientos que impliquen modificación sustancial de las condiciones de trabajo, veremos como se desarrolla la misma a partir de los distintos órganos a los que la negociación colectiva otorga tales poderes. Por lo tanto, en primer término examinaremos cómo intervienen los representantes unitarios y sindicales, su capacidad, y configuración de los derechos de información, consulta y negociación277, mas adelante se analizará la posición del comité intercentros, y en último lugar el papel de las comisiones específicas y de la comisión paritaria en este marco. Al mismo tiempo, en cada apartado se distinguirá entre el nivel superior y el ámbito de empresa, e igualmente prestaremos atención a la evolución de los derechos de participación de los trabajadores tanto en las modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo individuales como en las colectivas. II.VI.2. Participación de los trabajadores: comité de empresa y representación sindical. II.VI.2.1. Derechos de información. Pese a que son escasos los convenios colectivos que proceden a la regulación de los derechos de información de los trabajadores en estos procesos, resulta difícil esbozar un hilo conductor a la ahora de exponer los mismos ya que el tratamiento de estas prerrogativas es muy diferente en cada uno de ellos. Así, algunos hablan de derechos de información en general, en otros momentos la información afecta únicamente a las modificaciones individuales, a veces se trata la información como tal, y en otros convenios la atención se centra en la antelación con que la empresa dará a conocer estas decisiones a los representantes de los trabajadores. Entre los convenios que recogen estos derechos de información sin incorporar ninguna precisión debemos citar el CC de la Compañía Española de Laminación, según el cual la dirección informará a las secciones sindicales y al comité de empresa de los cambios en la organización del trabajo278, y el CC de Ingeniería Urbana que, como el anterior, anuncia que en caso de implantación de nuevos sistemas de trabajo se informará al comité de empresa en reunión convocada al efecto279. En ambos casos, la norma convencional copia el esquema descrito en el artículo 41 ET de modo que lo único que cabe resaltar es la referencia a la representación sindical que prevé el CC de la Compañía Española de Laminación. A diferencia de los ejemplos precedentes, el II CC de COMASA-ADEBASA (...) acota el alcance de los derechos de información de los representantes de los trabajadores atendiendo al 277 El artículo 6.3 del CC del Personal laboral Diputación Cáceres señala que serán objeto de informe, consulta y negociación con los sindicatos representados en la empresa las materias previstas en el artículo 41 ET. 278 Artículo 6. 279 Artículo 35. 154 carácter de las modificaciones, a las materias a las que afecta, y a las causas en las que tienen su origen. De tal modo, la empresa informará al comité de empresa en los procesos de modificaciones sustanciales de carácter individual, cuando por causas meteorológicas proyecte variar la jornada de trabajo280. Es cierto que el mencionado convenio delimita la extensión de los derechos de información, aunque sin ampliar la participación, pero también plantea algunas dudas de cuya respuesta depende que tales cláusulas se enmarquen dentro de la legalidad vigente. Por tanto, en la medida en que el convenio sólo se pronuncia acerca de las modificaciones individuales que afecten a jornada, por causas meteorológicas, nos preguntamos si la norma convencional sencillamente trata de subrayar estos hechos, o si, por el contrario, quedan excluidas las modificaciones colectivas, por otras causas, que afecten a cualquiera de las restantes condiciones de trabajo apuntadas en el artículo 41.1 ET. Hemos puesto de manifiesto previamente que algunos convenios colectivos analizan los derechos de información desde la antelación con que la empresa deberá dar a conocer estas decisiones a los representantes de los trabajadores. Y si en el convenio anterior dudábamos acerca de la legalidad de las disposiciones reguladoras de los derechos de información, en estos casos es evidente que no se respetan los mínimos adoptados sobre este particular en el artículo 41 ET. Así ocurre con el CC de BSH Balay que recoge plazos distintos en función de los colectivos afectados como son cuatro semanas cuando la decisión empresarial afecte a la totalidad de la plantilla, dos semanas de antelación si los cambios son de planta o sección, cuando la Ley habla de treinta, y no fija ninguna información para las modificaciones individuales281, también ahora en contra de lo que manda el artículo 41 ET. Y en idéntico sentido el CC de Valeo Iluminación (Jaén) que dicta que por causas productivas, previa notificación a los trabajadores y al comité de empresa con 24 horas de antelación, la empresa podrá modular la jornada laboral282, y el CC de CTC Servicios Integrales que precisa que cuando por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción resulte necesario modificar el sistema de turnos, se informará a los trabajadores con 7 días de antelación283. Tan sólo se ha encontrado un convenio colectivo en el que se revisen los derechos de información, y que en cierta medida viene a mejorar lo decretado en el artículo 41 ET. Se trata del CC de EADS-CASA que observa que se harán reuniones periódicas con la comisión permanente del comité de empresa para informar acerca de cambio de jornada y horarios, implantación de turnos o sistema de incentivos, proponiendo reuniones mensuales para debatir sobre turnos, cambios de jornada y horarios e incentivos, y una reunión anual que sirva para hacer balance de la información recibida el año anterior. Al mismo tiempo, según señala el convenio aludido, la información será previa y por escrito, de modo tal que contribuya a dar operatividad y eficacia a las reuniones con el comité de empresa284. La citada mejora estriba en la idea de acordar un seguimiento regular, mensual y anual, de estos procedimientos, y también en el hecho de considerar la importancia de la información a la hora de juzgar las modificaciones de las condiciones de trabajo. Algún convenio hace depender la participación de los representantes unitarios de una petición previa de los trabajadores interesados. Se trata del CC de COLEBEGA que ordena que la empresa, mediante pactos individuales o grupales, podrá convenir la modificación de la jornada, y que el comité de empresa intervendrá a solicitud de los interesados. No obstante 280 Artículo 27. Artículo. 16. 282 Artículo 19. 283 Artículo 17. 284 Artículo 37. 281 155 esto, es decir, condicionar los derechos de los representantes de los trabajadores cuando la Ley no impone límite alguno, queda subsanado cuando la norma convencional determina que todo ello se hará sin perjuicio del artículo 41 ET285. Por último, ciertos convenios colectivos de ámbito superior a la empresa como son el CC de Cataluña Vinos Espumosos (artículo 53), el CC de Sevilla Siderometalurgia (artículo 7.3), o el CC de Barcelona Siderometalurgia (Artículo 18 a), tal derecho se formula como un deber de la empresa que esta obligada a informar al comité de empresa acerca de las modificaciones generales en la organización del trabajo. II.VI.2.2. Derechos de consulta. Como sucede con los derechos de información, sólo un reducido número de convenios colectivos se detienen en el análisis de los derechos de consulta. Y como antes, además de suscitar ciertas dudas de legalidad, no sólo no se mejora sustancialmente lo mandado en el artículo 41 ET sino que en algún caso tampoco se cumplen los parámetros de este precepto. En el ámbito empresarial, cuatro son los convenios colectivos que se refieren a los derechos de consulta: el CC de Transportes Colectivos, el CC de Air Liquide, el CC de Unión Española de Explosivos (…), y el CC de CWT Viajes de Empresa. Con respecto al CC de Transportes Colectivos, éste indica que la empresa se reserva la facultad de modificar los horarios de trabajo, total o parcialmente, en la medida que lo aconsejen las necesidades del servicio o la mejor organización del trabajo, y resalta que el comité de empresa podrá formular cuantas réplicas crea oportunas286. En este marco, habría que precisar si esa posibilidad de formular propuestas se refiere a los planes de modificación individual, donde si superaría el convenio las previsiones del artículo 41 ET que para estas causas articula únicamente un derecho de información, o si afecta a los procesos de modificación de carácter colectivo y lo realmente pretendido es arbitrar el período de consultas del artículo 41.4 ET. También habría que concretar, a partir de lo anterior, si este derecho queda restringido al campo de los horarios de trabajo, ya que en tal caso no se estaría cumpliendo con lo estipulado en el artículo 41 ET. En cuanto al CC de Air Liquide, éste observa que por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción la empresa podrá hacer modificaciones de las condiciones de trabajo, informando al comité de empresa con 10 días de antelación el cual podrá aceptar dicha decisión o presentar un informe contradictorio motivado que no impedirá la ejecución de los cambios resueltos287. En este sentido, tanto si se trata de modificaciones de carácter individual como de modificaciones de carácter colectivo, el período de preaviso fijado en la norma no se ajusta a lo mandado en el artículo 41 ET que para las primeras contempla un espacio de tiempo de treinta días, y para las colectivas un período de consultas de duración no inferior a quince días. Esta solución también corresponde al CC de Unión Española de Explosivos (…) que expone que el comité de empresa podrá emitir informe previo en caso de modificación sustancial de las condiciones de trabajo288. Así, el convenio prescribe que por razones técnicas o de 285 Artículos 2.1 y 4.1. Artículos 4 y 30. 287 Artículo 6. 288 Anexo I, Artículo 1. 286 156 mercado la empresa podrá adaptar el régimen de trabajo y horarios para lo cual deberá informar al comité de empresa, con siete días de antelación, acerca de las adaptaciones que pretende implantar, el personal afectado y la duración de las medidas, de manera que terminado dicho plazo se harán efectivos289. Por su lado, el CC de CWT Viajes de Empresa, aunque no amplía los derechos de participación de los trabajadores, en cierta medida si viene a recortar las facultades de la empresa en estos supuestos ya que habla de la intervención de los representantes de los trabajadores a la hora de proceder a la modificación de los turnos de trabajo, y advierte que estos cambios sólo podrán realizarse dos veces al año y preavisando a los trabajadores afectados con treinta días290. Finalmente, en el ámbito superior a la empresa, el CC de Castilla-La Mancha de Residencias Privadas Tercera Edad apunta que, con los límites diseñados por la legislación vigente, los representantes de los trabajadores tendrán derecho a participar, al menos con su informe, en las instancias en las que se realizan modificaciones de condiciones de trabajo291. II.VI.2.3. Negociación de las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo: artículo 41.4 ET. Como se notaba anteriormente, para las modificaciones de carácter colectivo, el artículo 41.4 ET prevé un período de consultas con los representantes de los trabajadores de duración no inferior a quince días donde se tratarán las causas que fundamentan la decisión empresarial, la posibilidad de evitar o reducir sus efectos y las medidas para suavizar las consecuencias para los trabajadores interesados. Pues bien, también se han encontrado algunos ejemplos en los que se arbitran ciertas medidas en esta línea. La importancia de estos ejemplos no radica en el procedimiento de consulta y negociación como tal, pues apenas si se avanza sobre lo previsto legalmente, sino en las medidas que se conciertan para evitar o reducir los efectos de las modificaciones acordadas para los trabajadores. Los procedimientos de negociación no sugieren ningún aspecto que merezca ser destacado ya que se limitan a concretar elementos formales, y en cuanto al contenido, como viene siendo habitual, en algunos casos se hace referencia a todas las causas que figuran en el artículo 41 ET y en otros sólo se mencionan algunas de ellas, y lo mismo ocurre con las condiciones laborales objeto de modificación. Con respecto a los convenios colectivos que se centran en la regulación del procedimiento negociador, nos referimos al CC de Danone y al CC de Cádiz Pequeña y Mediana Industria Metal. El primero amplía a un mes la duración del período de consultas para los casos en los que las modificaciones afecten a un colectivo de trabajadores292. Y en segundo término, el CC de Cádiz Pequeña y Mediana Industria cuando se trate de imponer modificaciones de carácter colectivo sobre horarios y jornada propone la mediación de la comisión de interpretación y vigilancia. De este modo, las partes cuentan con un período de consultas de quince días de duración para llegar a un acuerdo, terminado el cual se dará traslado del asunto a la comisión de interpretación y vigilancia que decidirá en el plazo de treinta días, aunque debemos señalar que el dictamen de la comisión de interpretación y vigilancia no interfiere la decisión de la empresa que será ejecutiva cuando transcurran este espacio de tiempo. El plazo de treinta 289 Artículo 12 y Anexo III, Artículo 1. Según el artículo 15 no se dará audiencia a los representantes de los trabajadores cuando se den circunstancias excepcionales como son enfermedad, ausencias, etc. 291 Artículo 10. 292 Artículo 13. 290 157 días, si la comisión no pudiera reunirse por causa imputable a la empresa, empezará a contar desde el momento en que se reúna la comisión293. En el segundo bloque, esto es, los convenios que contienen algunos principios dirigidos a suavizar las consecuencias de las modificaciones para los trabajadores interesados, podemos citar los siguientes: el CC de Unión Radio, el CC de Delphi Automotive Systems España y el CC de ThyssenKrupp Elevadores (Madrid y Valencia). Así, el CC de Unión Radio establece que cuando la empresa se proponga introducir nuevas tecnologías que pudiesen afectar a las condiciones de trabajo, ésta deberá informar previamente a los representantes unitarios y dará formación a los trabajadores para su adecuación a las nuevas tecnologías294. El CC de Delphi Automotive Systems España apunta que las modificaciones en materia de sistema de trabajo y rendimiento, por cualquiera de las causas que se enumeran en el artículo 41 ET, no se pondrán en práctica hasta que no se hubieran realizado los cambios o adaptaciones en materia de seguridad y ergonomía. En este supuesto, la competencia recae en una comisión de producción que cuenta con un plazo de 5 días para responder a las iniciativas de la empresa295. Especial atención merece el CC ThyssenKrupp Elevadores (Madrid y Valencia), que se detiene en los derechos de información, en el procedimiento negociador, y también estudia algunas medidas tendentes a reducir los efectos de los cambios en las condiciones de trabajo. De esta manera, cuando la empresa plantee cualquier modificación o sustitución de los sistemas de trabajo, el comité de empresa recibirá información relativa al nuevo método de trabajo, descripción del puesto de trabajo y tiempo de trabajo, y ello con el objeto de abrir un proceso de negociación que culmine en un acuerdo con los representantes del personal. En las negociaciones que lleven a cabo la empresa y el comité se fijará un período razonable de adaptación a los cambios requeridos, que se dictará en función de las modificaciones adoptadas y las condiciones particulares de los trabajadores afectados por las mismas. Según señala el convenio, habrá diferentes períodos de adaptación según las materias sobre las que verse la decisión de la empresa: sistema de retribución, por calidad y cantidad de trabajo, modificaciones de jornada, horario, régimen de trabajo o turnos, sistema de remuneración, sistema de trabajo y rendimiento y movilidad funcional (cuando exceden los límites del artículo 39 ET). Si nos encontramos ante modificaciones que afectan al sistema de retribución, por calidad y cantidad de trabajo, se ordena un período de adaptación de, como mínimo, tres meses, en el que la persona interesada recibirá, al menos, la media de los complementos por calidad y cantidad de trabajo que hubiera percibido en los seis meses anteriores a la modificación, salvo que se dedujeran cantidades superiores donde recibiría estas296. De otra parte, si las modificaciones afectan a jornada, horario, régimen de trabajo o turnos, sistema de remuneración, sistema de trabajo y rendimiento y movilidad funcional (cuando exceden los límites del artículo 39 ET), hay que destacar tres aspectos: protección de la maternidad, período de preaviso, y derechos de información. Así, cuando los cambios afecten a mujeres 293 Artículo 24. Artículo 6. 295 Artículo 13. 296 Artículo 43. 294 158 embarazadas serán ellas quienes voluntariamente aceptan o rechacen los mismos, se contempla un plazo preaviso de 60 días tanto para los trabajadores como para el comité de empresa, y sobre los derechos de información, los representantes de los trabajadores dispondrán de un informe detallado que describirá las razones y finalidad de las medidas a adoptar, evaluación de las consecuencias previstas, tanto en relación con la productividad y eficiencia de la empresa como en relación con las condiciones de trabajo, y repercusiones en la cantidad y calidad del empleo. Una vez recibido el informe, el comité tiene treinta días para emitir dictamen donde podrá solicitar el asesoramiento de otras terceras personas u órganos que considere. Y para aquellos supuestos en los que el informe aportado por la representación de los trabajadores fuera negativo se abriría un período de conciliación que dará lugar a la intervención de la comisión paritaria que se encargará, en el plazo de quince días297, de resolver las discrepancias entre las partes298. En este ámbito, el CC de Hero España299, el CC de CEPSA300, el CC CC de la Compañía Logística de Hidrocarburos301 y el CC de Diario ABC302 sólo proclaman que cualquier alteración de los horarios previstos se hará con acuerdo entre representación del personal, sometiéndose las partes al artículo 41 ET cuando no se hubiera alcanzado el mismo. Y entendemos que también se remiten al proceso del artículo 41.4 ET, ya que nada se detalla en este marco, el CC de FCC (Saneamiento Urbano-Valencia) y el CC de Hero España que dicen que cuando concurran causas organizativas u operativas la empresa negociará la jornada de un grupo de trabajadores con los representantes de los trabajadores303. Y en último lugar, ahora en el ámbito superior, el CC de León Siderometalurgia determina que previo acuerdo con los trabajadores y sus representantes se podrán imponer medidas tales como instauración de sistemas productivos o de control de producción, o incentivación al trabajo, las cuales podrán afectar a la totalidad de la plantilla, a secciones o centros, a lugares de trabajo, o a unidades homogéneas. En estos casos se articula un periodo de prueba de cómo máximo tres meses, como tiempo suficiente para conocer las consecuencias del nuevo sistema e informar debidamente a los trabajadores. Puede ocurrir, no obstante, que finalizado este período los trabajadores o los representantes no acepten las decisiones de la empresa permitiendo el convenio, siempre que ambas partes así lo consientan, la intervención de técnicos en la materia. Si tampoco ahora se cierra un acuerdo, la empresa sugiere un nuevo período de prueba de igual duración, transcurrido el cual los trabajadores o sus representantes únicamente podrán recurrir ante las instancias que correspondan304. II.VI.2.4. Acuerdo previo con los representantes de los trabajadores. La participación de los trabajadores en los procesos de modificación sustancial de condiciones de trabajo alcanza su máxima intensidad en los convenios colectivos que disponen que dichos cambios solo podrán llevarse a cabo cuando hubiera un acuerdo entre empresa y representantes de los trabajadores. A priori, nos encontramos ante la tercera categoría de modificaciones sustanciales recogidas en el artículo 41 ET donde se exige un acuerdo entre empresa y representantes unitarios para reformar condiciones de trabajo que tengan su origen 297 Artículos 49 y 51. Artículo 42. 299 Artículo 12. 300 Artículo 2. 301 Artículo 26.2. 302 Artículo 61. 303 Artículo 29. 304 Artículo 12. 298 159 en un convenio colectivo de los regulados en el Título III ET cuando se refieran a horario, régimen de trabajo a turnos, sistema de remuneración y sistema de trabajo. Sin embargo, de la lectura de estos convenios surgen ciertas dudas que deben ser despejadas, como son las condiciones de trabajo afectadas ya que se incluyen otras diferentes a las que acabamos de apuntar. Así, si el artículo 41 ET habla de horario, régimen de trabajo a turnos, sistema de remuneración y sistema de trabajo, estos convenios colectivos también incluyen las materias relativas a jornada. De cualquier manera, se trate de modificaciones de condiciones de trabajo fijadas en un convenio colectivo estatutario, o de modificaciones individuales o colectivas, al margen de cual sea su fuente reguladora o la cifra de trabajadores afectados, la norma convencional propone una cierta codecisión en este orden que viene a mejorar las prescripciones legales acerca de esta materia. Como hasta ahora, la negociación colectiva ofrece un amplio abanico de posibilidades que nos impide fijar algún punto de conexión en esta investigación. Y ello es así porque a veces se hace referencia a las causas que autorizan estas prácticas, en otros supuestos se definen las razones que justifican tales medidas, y en otros ejemplos el convenio se detiene en las condiciones de trabajo que requieren acuerdo de los representantes de los trabajadores para ser alteradas. Sin entrar en detalles, el CC de Hero España habla de modificación de ciertas condiciones de trabajo perfilando las causas que justifican la misma. Este convenio anuncia que la empresa, por necesidades de la producción, previo acuerdo con los representantes de los trabajadores, podrá modificar y escalonar la hora de inicio o fin de la jornada305. En segundo lugar, aunque ahora se entiende que se trata de modificaciones sustanciales de carácter colectivo, el CC de TRAGSA que reconoce que por acuerdo entre las direcciones y sus comités territoriales podrán establecerse otro tipo de turnos y jornadas para determinados colectivos en función de las necesidades de cada una de ellos306. Entre los convenios que reflejan una interpretación de las causas que motivan la decisión empresarial cabe citar el CC de Aceralia que manda que en aquellas situaciones especiales que puedan suponer alteración del ritmo normal de trabajo de la empresa, como son cambios en los flujos de producción, modificación de la cartera de pedidos, averías o inversiones, la empresa, previo acuerdo con el comité, podrá cambiar el horario y el régimen de trabajo con el objeto de adaptar tales condiciones a las exigencias de la demanda307. Y, finalmente, el CC de ThyssenKrupp Elevadores (Madrid y Valencia) establece que una vez adoptado el calendario laboral su modificación exige el acuerdo de las partes, y dicta expresamente que en ningún caso se adoptará ni podrá alterarse unilateralmente308, y el CC de el País que dicta que los sistemas de trabajo y libranza no podrán cambiarse sin acuerdo con el comité de empresa309. II.VI.3. Participación de los trabajadores: comité intercentros. 305 Artículo 7. Artículos 26 y 27. 307 Artículo 9. 308 Artículo 6.4. 309 Artículo 15. 306 160 Algunos convenios colectivos determinan que la participación de los trabajadores en los procedimientos de modificación sustancial de condiciones de trabajo se realizará a través del comité intercentros. En general, tanto en el nivel inferior como en el ámbito supraempresarial, estos convenios sólo anuncian que corresponde al comité intercentros conocer acerca de los supuestos del artículo 41 ET de manera que la única diferencia estriba en el órgano competente ya que la participación de este órgano se circunscribe al artículo 41 ET. En el ámbito empresarial, el CC de CEPSA dice que el comité intercentros representará al personal en aquellos supuestos en los que las medidas de modificación sustancial afecten a varios centros de trabajo situados en distintas provincias310, el CC de Bimbo Martínez Comercial habla de informar al comité intercentros, con un mes de antelación, acerca de las medidas que impliquen modificación sustancial311 y, finalmente, el CC de Ferrocarriles Vascos dispone que el comité intercentros tiene las competencias previstas en los artículos 41 y 64 del ET y las del comité de empresa312. En cuanto a los convenios de ámbito superior, el CC Las Palmas Comercio Pequeña y Mediana Empresa manda que en todo lo concerniente a modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo serán competentes los comités intercentros en las empresas que existiesen313. El CC de Madrid Comercio Mueble dice que el comité intercentros asumirá las competencias del artículo 41 cuando las modificaciones afecten a más de un centro de trabajo314. Y el CC de Valencia Supermercados y Autoservicios entiende que, con sujeción a la legalidad vigente, el órgano encargado de conocer acerca de modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo será el comité intercentros315. II.VI.4. Participación de los trabajadores: comisiones específicas. La negociación colectiva también ha previsto la formación de ciertas comisiones con atribuciones específicas en el campo de las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo. En cuanto a la capacidad de estas instancias para influir la decisión de la empresa de cambiar las condiciones de trabajo, debemos resaltar que sólo cuentan con derechos de información y consulta por lo que la relevancia de esta situación radica en la formación del órgano como tal. En líneas generales se configuran como un estadio intermedio y, como hasta ahora, los diferentes convenios encontrados solo plasman aspectos formales como número de miembros, duración del período de consulta, en ocasiones se hace referencia a las causas, y en otros momentos únicamente se mencionan las materias objeto de modificación. Y con respecto al ámbito negocial desde el que se aborda esta materia, señalar que sólo el convenio de empresa dispone algunas cláusulas en este orden. El CC Interprovincial de automóviles Citroën España propone una Comisión paritaria de tiempos y rendimientos para entender e informar de las cuestiones que afecten a la revisión de tiempos de trabajo y rendimientos316. 310 Artículo 5. Artículo 68. 312 Artículo 61. 313 Artículo 37.V. 314 Artículo 61 C). 315 Artículo 22. 316 Artículo 9. 311 161 De otra parte, el CC de Bilbao Bizkaia Kutxa habla de la Comisión de personal paritaria, formada por los empleados designados por la empresa y por representantes sindicales de las secciones sindicales con representación en el comité de empresa para mantener contactos con el departamento de recursos humanos sobre sistemas de trabajos, organización y productividad317. El CC de Croselling, S.A regula una Comisión de seguimiento, para información y consulta, que se reunirá cada tres meses para analizar cuestiones tales como facultades de dirección de la empresa que prescriban exigencia de rendimientos mínimos o habituales318. El CC de Valeo Térmico (Zaragoza) contiene la creación de una comisión paritaria de organización y tiempos, compuesta por un máximo de seis miembros, que podrá conocer acerca de estas materias y emitir informe sobre este particular. La comisión cuenta con una período de quince 15 días transcurrido el cual sin acuerdo sobre la implantación, modificación o sustitución de sistemas de organización del trabajo, la decisión se someterá a un arbitraje previo y, en su caso, se actuará conforme a la legislación vigente319. Y el CC Valeo Sistemas Eléctricos (Madrid) prevé la creación de una comisión paritaria de métodos y tiempos que se distingue del supuesto anterior en dos aspectos: primero, la comisión estará integrada por cuatro miembros y, segundo, esta comisión métodos y tiempos dispone de treinta días para elaborar su dictamen320. II.VI.5. La Comisión paritaria. Para terminar, a partir del artículo 85.3.e) ET que establece que los convenios colectivos deberán designar una comisión paritaria de representación de los sujetos negociadores para entender, entre otros, de cuantas cuestiones le sean atribuidas, algunos de los convenios colectivos examinados, tanto en el nivel superior como en el ámbito empresarial, han otorgado a la comisión paritaria competencias en los supuestos de modificación sustancial de condiciones de trabajo. De manera genérica, el CC de Decathlon atribuye a la comisión paritaria la facultad de intervenir para solucionar las discrepancias que surjan en la interpretación, emitiendo informe previo a la autoridad laboral, bien mediando o arbitrando cuando una de las partes lo solicite en cuestiones que afecten a organización o condiciones de trabajo321. Y en el ámbito superior a la empresa, el CC de Burgos Construcción instituye que la Comisión Paritaria se encargará de arbitrar para resolver las discrepancias surgidas en los períodos de consulta en casos de modificación sustancial de las condiciones de trabajo322. II.VII. PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LAS DECISIONES DE DESPIDO POR CAUSAS EMPRESARIALES (Juana Mª Serrano García). Tras la reforma que introdujo la Ley 11/1994, de 19 de mayo, se acabó con la exclusión del mercado de trabajo del marco jurídico de la negociación colectiva de los temas relacionados con la salida 317 Artículo 63. Artículos. 9 y 47. 319 Artículos 49 y 50. 320 Artículos 7 y 12. 321 Artículo 45. 322 Artículo 41. 318 162 y la entrada. A partir de este momento el legislador remitió a ella algunos aspectos salariales y de duración de los y otras materias relacionadas con la extinción del contrato de trabajo. En particular, en el despido por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, en adelante, causas empresariales, la Ley optó por fomentar la participación de los agentes sociales, fortaleciendo tanto cualitativa como cuantitativamente la autonomía colectiva , al introducir nuevos elementos susceptibles de negociación en el período de consultas y d entrada e incentiva ando ndo los procedimientos extrajudiciales de solución de discrepancias que pudieran surgir en dicho período (art. 85 LET). nuevos contratos formativos de prácticas y de aprendizaje La inconcrección de algunos de los elementos centrales de los despidos por causas empresariales, tales como, las causas justificadoras de los despidos, el contenido del acuerdo fruto del periodo de consultas o el propio plan social dificulta la aplicación práctica de estos preceptos y perjudica los intereses de los trabajadores afectados por la decisión extintiva. Ante esta situación legal, el convenio colectivo resulta un instrumento jurídico adecuado para especificar las situaciones en las que concurren las causas que justifican los despidos, concretar el propio contenido del periodo de consultas teniendo en cuenta que su objetivo es alcanzar un acuerdo, delimitar el contenido del plan social que deberá prever medidas que eviten las extinciones o las acompañen, expresar los criterios de selección de los trabajadores a despedir o determinar la fórmula de cuantificación de los trabajadores afectados por la decisión extintiva. Ello significa que la autonomía colectiva deje de centrarse en la ordenación de las condiciones de trabajo para convertirse en un instrumento organizacional de adaptación del factor trabajo a las eventualidades que concurr n en la organización productiva323 e y en un vehículo de concertación de la gestión ordinaria de los recursos humanos y de los componentes organizativos y técnicos de la empresa324 . La intervención de los trabajadores en este ámbito del poder empresarial exige replantearse el contenido del convenio, así como sus objetivos y prioridades, ya que este instrumento colectivo afectaría al ámbito de las decisiones económico-organizativas325. No en vano, el convenio colectivo es el instrumento por antonomasia para adoptar medidas preventivas –tanto activas como pasivas- que hagan frente y ofrezcan soluciones de empleo alternativas al despido, o en el supuesto de que la extinción sea la mejor opción, que contenga medidas de carácter paliativo326. 323 T. HUERTAS BARTOLOMÉ, "La reforma institucional de la negociación colectiva. Primeras valoraciones", AA.VV., La reforma del mercado de trabajo, Lex Nova, Valladolid, 1994, p. 585. 324 M. F. FERNÁNDEZ LÓPEZ ya se refería a ello en 1997 al afirmar que “la aportación más original de la negociación colectiva al régimen jurídico de la extinción del contrato de trabajo es una cierta visión dinámica de las circunstancias extintivas que estaba y está ausente de los largos elencos de reglas disciplinarias. Una visión dinámica que se traduce en la evaluación conjunta y global por las partes del Convenio Colectivo de las causas posibles de extinción, estableciéndose preferencias y remedios alternativos, introduciéndose una cierta previsión, una racionalidad preventiva de la gestión de personal que no ha sido – ni es todavía más que en contados casos, que por ello son notables- moneda corriente en nuestro Convenios”: “Aproximación al convenio como fuente del Derecho tras la reforma de la legislación laboral (I)", Actualidad Laboral, nº 7, 1995, p. 32. Para tener una visión general de la amplitud de estos derechos en otros ordenamientos como el alemán, véase: N. MENDOZA NAVAS, Los derechos de cogestión en el ordenamiento alemán, Ed. Universidad de Castilla La-Mancha, Cuenca 2002. 325 A juicio de D. ROMÁN la estructura productiva actual y todo lo que conlleva, tanto en materia de relaciones empresariales como de composición del mercado de trabajo exige un nuevo papel al convenio colectivo: Poder de dirección y contrato de trabajo, Grapheus, Valladolid, 1992, p. 411. 326 En este sentido se pronuncia J.P. LANDA ZAPIRAIN “Consideraciones en torno al nuevo enfoque de la resolución “socialmente inteligente” de las reestructuraciones de empresas”, Relaciones Laborales, nº 6 , 2005, p. 56-57. 163 Así pues, si tenemos en cuenta las numerosas posibilidades de participación colectiva que ofrece el legislador en el despido por causas empresariales en general, hay que hablar de la escasa intensidad de la intervención de los agentes sociales en esta materia. Sin por ello despreciar, sino muy al contrario ensalzar y valorar positivamente la participación existente sobre determinados aspectos del despido por causas empresariales. II.VII.1. La participación en la determinación del elemento causal. La participación en la delimitación de este elemento del despido es escasa, pese a la idoneidad de este instrumento colectivo para limitar el poder empresarial, ya que a través de este tipo de cláusulas se pueden concretar los motivos que legitiman el recurso a la extinción327. La autonomía colectiva podría evitar la indeterminación causal que caracteriza al precepto legal328 porque limita la discrecionalidad de la decisión extintiva a la que puede dar lugar la ambigua definición legal que reciben las causas en el art. 51 y 52 c) LET, respondiendo al qué, cómo, cuándo, dónde y por qué de la medida extintiva329. No en vano, la contractualización de las causas tiene la finalidad de otorgar seguridad jurídica a las partes afectadas, por un lado, a los trabajadores que conocerán anticipadamente las circunstancias empresariales que pueden provocar una reducción de plantilla y, por otro lado, al empresario que acepta reglamentar su poder organizativo con el fin de garantizar rapidez y “casi” automaticidad a su decisión extintiva si tales causas concurren. El empresario permite que la autonomía colectiva limite su poder extintivo para evitar situaciones de conflicto durante el periodo de consultas, en la medida que pacta la conformidad de los representantes legales si se produjera la situación negociada. Entre las cláusulas colectivas referidas al elemento causal del despido, nos encontramos las que definen o concretan los conceptos previstos en el art. 51 LET, las que delimitan las situaciones que no son causa suficiente para adoptar medidas extintivas y las que se limitan a imposibilitar el recurso a dichas vías durante la vigencia del convenio colectivo a través de los denominados “compromisos de empleo”. Aquellas cláusulas convencionales que delimitan cuando no concurre causa, otorgan mayor flexibilidad de actuación al empresario que las que concretan cuando concurre ésta, porque en estas últimas, salvo que se produzca dicha situación para el resto de las situaciones que puedan darse en la empresa no estará justificado el despido, mientras que en las primeras sólo existe una situación en la que no estaría justificado el despido y sí lo está en las restantes. Cualesquiera de estas cláusulas son difíciles de pactar. De hecho, en determinados convenios colectivos se advierte el esfuerzo de las partes sociales por definirlas ya que acaban acudiendo a fórmulas abstractas e imprecisas para hacerlo. Éstas no llevan aparejadas verdaderas garantías para los trabajadores porque a través de ellas no se produce una verdadera contractualización de las causas. Así sucede, por ejemplo, en el CC de la empresa “Equipos Nucleares” que se limita a señalar que “el Comité de Empresa en el supuesto de una 327 M. F. FERNÁNDEZ LÓPEZ, “Extinción del contrato de trabajo y negociación...”, op. cit., p. 250-251. En este sentido M. E. CASAS BAAMONDE, “Causalidad del despido colectivo autorización administrativa y negociación colectiva",Relaciones Laborales, nº 19, 1996, p. 13. 329 J. I. GARCÍA NINET y M. A. VICENTE PALACIO, “Algunas consideraciones sobre la amortización de puestos de trabajo por causas económicas (art. 52 c) del ET) a la luz de los tribunales”, Tribunal Social, nº 70, 1996. 328 164 disminución carga/beneficio de la empresa, aprobará las condiciones necesarias para la autorización de un Expediente de Regulación de Empleo por la Autoridad Laboral”. Este tipo de cláusulas pueden incluso flexibilizar el recurso empresarial a la extinción porque ofrece la posibilidad de acudir a los despidos en el supuesto de disminución de beneficios. Para evitar dicha flexibilidad, pero sin llegar a conseguirlo, en algunos casos se pacta la estabilidad de la plantilla actual siempre que no cambien las propias necesidades del servicio, las condiciones contractuales vigentes, la situación del mercado o los resultados de la Compañía -CC de Europcar Ibérica S.A-. En algún caso aislado el convenio sólo se compromete a mantener a los trabajadores indefinidos de la plantilla330. Éstas son normas programáticas e inconcretas que generan “compromisos con un carácter obligatorio muy debilitado”331 y cuya exigibilidad es complicada. Se trata de cláusulas ambiguas que sin llegar a definir las causas tratan de imponer límites a la facultad empresarial de extinción de las relaciones laborales, dejando un amplio campo de actuación al empresario. En ocasiones, pueden ser un instrumento de presión para los representantes legales de los trabajadores durante el periodo de consultas, pero una redacción de las causas demasiado amplia puede ocasionar más perjuicios que beneficios a los trabajadores. . Sólo aquellos convenios que especifican las causas, como sucede en el III Acuerdo para la regulación de las relaciones laborales en el sector portuario332 en el que se señala expresamente que “las partes convienen que es causa económica, para que se analicen y adopten los acuerdos que estimen pertinentes para la adecuación de la plantilla a las necesidades del puerto (amortización de puestos de trabajo, despido colectivo, suspensión temporal de los contratos, disminución de retribución, etc.), un descenso de la actividad por debajo del 85% del nivel óptimo de empleo del puerto durante el último semestre y de acuerdo con lo establecido en el artículo 6.1 de este Acuerdo, la constatación de la actividad se producirá en la Comisión Mixta” permiten controlar y limitar efectivamente la decisión extintiva. La mayor limitación del poder empresarial se consigue con los “compromisos de empleo” o “garantías de empleo”333. Dichos compromisos de no utilización de la vía de los arts. 51 o 52 c) LET pueden ser de carácter estricto, como sucede en el CC de Telefónica de España -art. 4que garantiza que durante la vigencia del convenio no existirá causa que justifique en la empresa ninguna baja334, o bien, de carácter más flexible si fuera posible su incumplimiento a condición de que exista un acuerdo con el Comité Intercentros, en este sentido el art. 54 del CC Mahou que permite contravenir dicha cláusula “si la aplicación de lo acordado 330 CC de "ENAGAS, S.A” y CC de la empresa “Cabinas Telefonicas, S.A.” (CABITEL) A. ESTEVE SEGARRA y F. R. LACOMBA PÉREZ, La extinción del contrato de trabajo en la negociación colectiva, Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p.79. 332 BOE 10-12-99. 333 Art. 4 del Convenio Colectivo Aceites Coosur denominado “garantía de empleo” establece que mantendrá como mínimo el mismo volumen de empleo. Otros convenios someten la cláusula de estabilidad a otros acontecimientos que puedan suceder en la empresa: el XIII CC de la empresa “Central Nuclear de Almaraz y su personal de Actividad Eléctrica”, el CC de la empresa “Europcar Ibérica, SA” o el “Grupo AXA”. 334 Tampoco introduce salvedades el CC de Centrales Nucleares Almaraz-Trillo que se compromete a “garantizar durante la vigencia del presente convenio, el empleo del personal de plantilla, no afectado por los Expedientes de Regulación de Empleo presentados el día 22 de Abril de 2003, salvo acuerdo individual con algún trabajador, previa comunicación a la Comisión Paritaria de Seguimiento del Convenio”. 331 165 anteriormente supusiera un riesgo cierto de viabilidad de la empresa, ambas partes se comprometen a buscar una salida negociada y pactada”. La participación de los trabajadores en la determinación de las causas no es muy frecuente en nuestra práctica negociadora pero la existencia de este tipo de cláusulas colectivas exige que nos hagamos una serie de cuestiones respecto a sus consecuencias jurídicas. Pues, sin perjuicio de que la determinación de la causa otorgue seguridad jurídica a los trabajadores que conocen exactamente en qué situaciones el empresario puede recurrir a las medidas extintivas, una vez que concurre la circunstancia pactada hay una serie de elementos que habrá que determinarlos a continuación y sobre los que no suele pronunciarse el convenio colectivo porque requieren un proceso de negociación a posteriori. Así pues, durante el periodo de consultas previo al despido no se discutirá la concurrencia o no de la causa porque ya está pactada, pero sí sus efectos y las posibles medidas que se puedan adoptar para mitigarlos. En primer lugar, hay que plantearse si la concurrencia en la empresa de la causa descrita en el convenio colectivo obliga a los representantes de los trabajadores a aceptar la decisión extintiva incluso en los supuestos en que el empresario se negara a negociar durante el periodo de consultas medidas sociales que acompañaran a los despidos. En segundo lugar, aún aceptando que existiera negociación durante el periodo de consultas, se cuestiona si los agentes sociales podrían estar en desacuerdo con los efectos extintivos que el empresario estima que tiene la situación empresarial, es decir, sí podrían no aceptar el número de trabajadores afectados o la propia selección de los trabajadores que el empresario haya realizado, teniendo en consideración que ello impediría el cumplimiento de la cláusula colectiva 335. II.VII.2. La participación en las medidas propias de un plan social. El plan social es un elemento del despido colectivo fundamental para mitigar los negativos efectos que sobre el mercado de trabajo tienen las reestructuraciones de plantilla336. Ello en tanto que este plan no sólo tiene una función reparadora de los traumáticos efectos que las decisiones empresariales reestructuradoras tienen sobre la plantilla sino también una función preventiva de la extinción. Las medidas sociales afectan tan directamente a la situación personal y profesional del trabajador que en su elaboración deben jugar un papel muy activo los representantes legales de los trabajadores. Las ventajas de la negociación del plan social en el convenio colectivo son muy numerosas, ya que supone la gestión anticipada y preventiva del empleo en la organización productiva y permite a los agentes sociales 335 La complicada tarea de seleccionar los trabajadores que pueden ser afectados por una reestructuración empresarial la aborda el CC de Repsol Petróleo que establece que en el caso de modificación del organigrama que suponga reducción de puestos de trabajo dotados con varios titulares, la Dirección de la Empresa procederá a su designación de acuerdo al procedimiento basado en los siguientes factores: 1. Antigüedad en la Empresa. Se evalúan los años de trabajo de cada persona dentro de la Empresa. 2. Antigüedad en el Grupo Profesional. Se valora en este factor, el bagaje de conocimientos, experiencia y efectividad peratoria que proporciona la permanencia continuada en el mismo grupo profesional y en funciones de las mismas características y tipo de actividad. 3. Evaluación del desempeño. Se objetiva en este factor el potencial de cada una de las personas de modo que se pueda identificar a los más cualificados, a través de las siguientes variables básicas de eficiencia en el trabajo: conocimientos profesionales, cantidad y calidad de trabajo y adecuación a las necesidades de la nueva estructura. Serán designadas como disponibles, las personas que obtengan una puntuación menor en los factores señalados, de acuerdo a la siguiente escala. 336 Para un análisis en profundidad de este elemento puede verse mi trabajo: El plan social en los despidos colectivos, Lex Nova, Valladolid, 2002. 166 adelantarse a las situaciones de riesgo reduci , endo el daño que pudiera sufrir la plantilla337. El convenio es el instrumento adecuado para buscar fórmulas de conservación del empleo o en su caso medidas de acompañamiento de las extinciones para aquellos supuestos en los que no puedan ser evitadas. Sólo a través de la evaluación conjunta y global de la situación empresarial en el convenio colectivo los agentes sociales pueden anticiparse en la gestión de los recursos humanos de su empresa y buscar alternativas a los despidos cuando la situación empresarial aún no es irreparable338. Sobre la idoneidad de la negociación colectiva para anticiparse a la gestión de los recursos humanos se pronuncia el profesor LANDA ZAPIRAIN advirtiendo de las debilidades del convenio colectivo como fuente de regulación, dada su naturaleza de instrumento negociado sujeto a equilibrios internos de carácter temporal y susceptible de ser revisado y modificado, incluso durante su vigencia. A juicio de este autor todo ello lo convierte en un instrumento menos seguro desde el punto de vista jurídico que la clásica intervención legislativa pero necesario en estos efectos. Por esta razón el prof. LANDA estima que el ideal regulador está en la combinación de ambos instrumentos, una negociación flexible y adaptada al terreno, pero operando con técnicas e instrumentos legalmente garantizados339 En cualquier caso, en algunos convenios colectivos el plan social funciona realmente como un instrumento organizativo de adaptación del empleo a las futuras eventualidades anticipándose a las situaciones críticas en las que la vía de solución se limita a la reducción de los costes salariales y, por tanto, a las extinciones contractuales. A través del plan las partes negociadoras consiguen que mediante soluciones no traumáticas y de carácter voluntario, se adecue la plantilla a la evolución tecnológica y al desarrollo del mercado340, con dichas medidas sociales se garantiza un nivel de plantilla competitivo en todo momento, evitando las negativas consecuencias que se derivan de los proyectos de reestructuración empresarial341. El plan social concede seguridad jurídica a los trabajadores afectados por el convenio que conocen las medidas que adoptará el empresario antes de que concurra una situación económica negativa en la empresa o una causa técnica, organizativa o de producción342. En general, puede afirmarse que la negociación colectiva está asumiendo tímidamente el desafío de convertirse en un instrumento de defensa del empleo, ocupándose no sólo de 337 Sobre la importancia de anticiparse a las traumáticas reestructuraciones de empresa se pronuncia en un interesante trabajo J.P. LANDA ZAPIRAIN, “Consideraciones en torno al nuevo enfoque de la resolución “socialmente inteligente” de las reestructuraciones de empresas”, Relaciones Laborales, nº 6, 2005. 338 Así se actúa en el Convenio General de la Industria Química concretamente en su art. 15 se establece que en el último trimestre de cada año las empresas y los representantes legales de los trabajadores analizarán la evolución de la plantilla durante el año, así como las actividades y producciones desarrolladas, su distribución a lo largo del año y las diversas modalidades de contratación y subcontratación, junto a las horas extras realizadas. En base a estos datos las empresas fijarán las previsiones y objetivos de la plantilla para el año siguiente en relación con los objetivos de producción y ventas, su prevista evolución a lo largo del año, la situación del mercado, las inversiones a realizar, las innovaciones tecnológicas, etc. Trimestralmente se examinará la evolución de las previsiones señaladas así como los proyectos para el trimestre siguiente, detallando contratos a realizar. Las posibles amortizaciones de vacantes deberán ser informadas a los representantes a los efectos oportunos. 339 J. P. LANDA ZAPIRAIN, ”Consideraciones en torno al nuevo enfoque europeo de la resolución “socialmente inteligente” de las reestructuraciones de empresas”...op. cit., p.14. 340 En este sentido se expresa el Convenio Colectivo «Ericsson, S.A.». 341 En el CC de la empresa «Repsol Petróleo, S.A.» se pactan las medidas propias de un plan social que serán de aplicación cuando el empresario requiera una reducción de plantilla. 342 Este es el objetivo que se propone en algunos de los convenios revisados, en concreto: CC de la empresa «Fabricación de Automóviles Renault España, S.A.»; CC «Ericsson, S.A.»; CC de la empresa «Saltos del Guadiana, S.A.»; CC de la empresa «Repsol Petróleo, S.A. 167 garantizarlo sino también de reparar las consecuencias derivadas de una reestructuración empresarial. II.VII.2.1. Medidas negociadas para evitar los despidos. Una de las medidas más eficaces para evitar los despidos es la recolocación de los trabajadores afectados dentro de la propia empresa o del grupo y un ejemplo de buena práctica, pese a las dificultades que surgen en su aplicación y a las que nos referiremos a posteriori, es el CC de CEPSA. En éste se establecen las medidas que se adoptarán en aquellos casos en que, por aplicación del principio de “racionalidad y optimización en la organización de trabajo, si algún trabajador quedase sin ocupación efectiva, se procederá a su recolocación ya sea dentro de la misma o en diferente empresa atendiendo a unos determinados criterios”343. También en el CC de Centrales Nucleares Almaraz-Trillo se le encarga a la Comisión Conjunta la búsqueda de fórmulas para garantizar la reconversión dentro de la empresa de los trabajadores afectados. Ahora bien, las recolocaciones pactadas que se pudieran llevar a cabo en el seno de un procedimiento de despido colectivo –art. 51 ET- pueden afectar a otros preceptos legales, porque pueden implicar movilidad funcional –art. 39 ET-, movilidad geográfica –art. 40 ETo modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo –art. 41 ET- que, a su vez, deberían llevarse a cabo a través de sus respectivos procedimientos legales. Por esta razón hay que cuestionarse la capacidad limitada o ilimitada del convenio colectivo de alterar aquellas condiciones contractual o convencionalmente establecidas. A estos efectos entendemos que las medidas sociales negociadas en el convenio colectivo no tienen límites siempre que, como mínimo, se respeten por razones de orden público los requisitos procedimentales, el régimen impugnatorio e indemnizatorio que estén previstos en los citados preceptos. Así pues, el plan social negociado no puede desconocer las garantías ni trámites esenciales legalmente previstos, aunque sí podrá ampliarlos para atribuirles mayores garantías a los trabajadores afectados344. Por otro lado, hay que apuntar la importancia de que las partes delimiten la situación empresarial –económica, técnica, organizativa o de producción- que justificará la adopción de este tipo de medidas, con el fin de evitar que el empresario haga un mal uso de esta prerrogativa que le otorga el convenio colectivo. Ello pese a que se suele prever que cuando 343 a) Asignándole trabajos de su mismo Grupo Profesional; b) Asignándole trabajos de distinto Grupo Profesional previa la oportuna capacitación; c) Incorporándole a otra Empresa del Grupo en Centro de Trabajo ubicado en la misma localidad de residencia; d) Incorporándole a otro Centro de Trabajo de la Empresa o incorporándole a otra Empresa del Grupo, en ambos casos, en localidad distinta a la de su residencia habitual. La alternativa del apartado d) sólo se aplicará cuando resulte inaplicable la de los apartados a), b) y c) por inexistencia de vacante. De existir, posteriormente, vacante en el lugar de origen, para la cual fuera idóneo el trasladado, éste tendrá prioridad para ocuparla, si la solicitara, salvo que exista otro trabajador de la Empresa con mayor derecho. De producirse el nuevo traslado, tendrá carácter de voluntario. Además, en este último caso del apartado d), cuando por imposibilidad de las restantes alternativas proceda su aplicación, CEPSA cumplimentará y liquidará todas las compensaciones previstas en este Convenio para los traslados por decisión de la Empresa. La falta de aceptación por el trabajador de las soluciones propuestas para su ocupación efectiva, expresada en el plazo de veinte días a partir de la comunicación de la decisión, o su anulación por autoridad o jurisdicción competente o, en definitiva, la imposibilidad de asignar tareas en la forma relacionada, facultará a la Compañía para adoptar otras decisiones previstas en la normativa legal y la relevará de su compromiso de recolocación. 344 Analizando los límites de los planes sociales con respecto a cada una de las medidas mencionadas –movilidad funcional, geográfica o modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo- puede verse de mi trabajo El plan social en los despidos colectivos, el capítulo II, p.230-247, op. cit.. 168 tal situación de recolocación acontezca se informará al Comité de Empresa del Centro al que pertenezca el trabajador afectado, del hecho y de las causas, de la falta de ocupación efectiva a que se refiere el párrafo primero y de todas las decisiones que se adopten para la asignación de tareas al empleado345. Además, dichas recolocaciones deberían ir acompañadas de garantía de estabilidad en el empleo del trabajador por un mínimo periodo de tiempo en la nueva empresa o del compromiso de abonar determinadas indemnizaciones en el supuesto de que el contrato de trabajo se rescinda antes de que éste transcurra o con la reintegración obligatoria en la empresa actual si tal ruptura se produjera antes de alcanzarse la fecha fijada. Por último, deberían pactarse medidas que defendieran la posición del trabajador una vez que la recolocación se ha producido. A estos efectos deberían ser objeto de negociación las condiciones contractuales que disfrutarán los trabajadores recolocados en la empresa a la que son adscritos –salario, funciones, categoría, antigüedad…-. No obstante, este sólo es un tema objeto de la negociación cuando la recolocación se ofrece en la misma empresa en la que el trabajador deja de prestar servicios. Cuando las partes no acuerdan las condiciones en las que se desarrollará la nueva relación contractual, éstas serán las previstas en el convenio colectivo aplicable a la empresa en la que se integre el trabajador despedido. En el CC de CEPSA está previsto el respeto de las condiciones del trabajador en la nueva empresa y su posibilidad de volver a la empresa originaria en el supuesto de que desapareciera aquella en la que presta servicios346. En otros casos, el convenio colectivo contiene la obligación empresarial de agotar otras vías menos traumáticas para la plantilla antes de recurrir a las extinciones347.Y lo que es más importante dicho convenio delimita expresamente las vías alternativas a las extinciones que deben ofrecerse a los trabajadores y las condiciones o requisitos para el acceso a dichas vías. Este tipo de planes son los que más facilitan la obtención de un acuerdo durante el periodo de consultas, sin embargo, no abundan en el marco convencional. No obstante, un ejemplo de esta forma de actuar es el CC de la empresa Ericsson S.A, el CC de Renault España o el CC de Michelín S.A. que garantizan la competitividad de la empresa sin reducir puestos de trabajo, aceptando que el despido es la última medida a la que se recurrirá tras haber agotado otras posibilidades pactadas, tales como: el uso limitado de las horas extraordinarias, el 345 Así se prevé en el CC de CEPSA. Cuando la solución que se proponga suponga al trabajador el pase a otra Empresa del Grupo, se tendrán en cuenta las siguientes normas: a) El empleado, a raíz de que se acepte por la Empresa del Grupo su incorporación, dejará de prestar sus servicios en CEPSA, quedando en ella en situación de excedencia especial. Esta situación se prolongará durante el tiempo que preste sus servicios en la Empresa del Grupo. b) La incorporación del empleado a la Empresa del Grupo se efectuará respetando, por ésta, como mínimo, la antigüedad y salario que tuviera reconocidos en CEPSA, garantizándole la formación profesional oportuna si fuera necesaria. c) Previamente a su incorporación, y con independencia de la diferencia existente entre ambas relaciones, se fijarán documentalmente las garantías para el mantenimiento de la retribución y beneficios sociales que existan en el Convenio Colectivo vigente en CEPSA en cada momento y que correspondan al nivel salarial y antigüedad del trabajador. d) También, documentalmente, se determinarán los supuestos que por cese en la Empresa del Grupo, o por la disolución, cierre, o expediente de regulación de empleo en ésta, el empleado podrá optar por la incorporación a CEPSA, poniendo fin a su excedencia especial. e) Efectuada la reincorporación, el tiempo de prestación de servicios en la Empresa del Grupo, sin perjuicio de que se trate de relaciones laborales distintas, se computará como tiempo prestado efectivamente en CEPSA, a efectos de la antigüedad, respetándose, a título individual, las condiciones retributivas más favorables que pudiera haber alcanzado en la Empresa del Grupo. 347 De esta forma en el CC de la empresa “Ericsson, SA” está prohibido el recurso al expediente de regulación de empleo con la excepción de las consecuencias que pudiera traer consigo la producción de hechos catastróficos, en cuyo caso el empresario actuará siguiendo los criterios definidos en el Plan Social. 346 169 recurso a medidas de flexibilidad que permitan un uso más racional de los recursos humanos adaptado a las necesidades del mercado, el uso adecuado de las distintas modalidades de contratación existentes, el traslado entre empresas del grupo manteniendo las condiciones del colaborador en términos globales, las reducciones de jornada, la modificación de funciones, etc348. En el caso del CC de la empresa Robertson Española, S.A. la negociación llega a delimitar el tipo de intervención que se espera de la Autoridad laboral, dado que su art. 32 establece que “en el supuesto de que exista una situación de crisis económica en la empresa, ésta previa autorización de la autoridad competente, estudiará la posibilidad de aplicar alguna fórmula que permita continuar trabajando el mayor número de empleados a través de una reducción de la jornada de trabajo, obligándose la empresa a realizar los trámites necesarios ante los organismos competentes para intentar que su personal llegue a percibir el complemento total de sus salarios, antes de recurrir a la suspensión del contrato de trabajo, o despido total o parcial de la plantilla”349, a estos efectos señala que la empresa se compromete a “realizar los trámites necesarios para percibir el complemento total de sus salarios”. Atendiendo al tenor literal de esta cláusula convencional parece haberse pactado algo que está fuera de la voluntad de los agentes sociales dado que pertenece a la Autoridad administrativa decidir si autoriza o no la reducción de jornada o las suspensiones de los contratos de trabajo para que los trabajadores accedan a la prestación por desempleo -a tiempo completo o parcial-. Estas medidas alternativas a la extinción –reducción de jornada o suspensión del contrato de trabajo- encuentran en su aplicación tantas dificultades jurídicas como las recolocaciones porque habrá que seleccionar los trabajadores afectados, el tiempo por el que se adoptará esta medida e incluso las garantías de no contratación de otros trabajadores en sustitución de los afectados, otorgando prioridad de volver a jornada completa a aquellos que se vieron afectados por el expediente de regulación de empleo. No obstante, la mayoría de las cláusulas colectivas pactadas para evitar las extinciones suelen caracterizarse por su ambigüedad, así por ejemplo, el CC Estatal de empresas de mediación en seguros privados establece que si existe la “necesidad y posibilidad de abordar sus diferentes causas y consecuencias mediante políticas activas de empleo, sectorial y de empresa”, pero no se detiene a negociar que medidas podrían formar parte de dicha política activa de empleo. Tampoco el art. 29 del CC Allianz350 especifica las medidas alternativas que se adoptarán para evitar los expedientes de regulación de empleo, sólo establece que se estudiarán las alternativas planteadas para el mantenimiento del empleo y el reciclaje profesional del personal que pudiera verse afectado negociando para ello el “oportuno protocolo de actuación”. La ambigüedad de este tipo de cláusulas exige para su puesta en marcha la apertura de un proceso de negociación a posteriori. 348 En algunos casos los agentes sociales son menos explícitos. El art. 73 dedicado a “política de empleo” del XX CC de la empresa nacional “Bazán, Construcciones Militares, S.A.” las partes firmantes coinciden en los efectos positivos que pueden derivarse para la creación de empleo de la evitación de los excesos de jornada, que se tratan de corregir con las medidas de flexibilidad recogidas en el presente Convenio 349 CC de la empresa Robertson Española SA.. 350 La empresa manifiesta que tiene como objetivo el mantenimiento global del volumen de empleo, por lo que si en el futuro se viera en la necesidad de plantear expedientes de extinción de las relaciones laborales con carácter colectivo, se compromete a comunicarlo a los representante de los trabajadores, a estudiar las alternativas planteadas por estos para el mantenimiento del empleo y el reciclaje profesional del personal que pudiera verse afectado negociando para ello el oportuno protocolo de actuación. 170 Una buena práctica ante este tipo de cláusulas ambiguas es el XIII CC de la empresa Central Nuclear de Almaraz y su personal de Actividad Eléctrica en el que se pacta la creación de una Comisión conjunta que negociará de buena fe con vistas a la consecución de un acuerdo tratando de reconvertir dentro de la empresa a los trabajadores afectados o el CC de Renault España que encarga al Comité Intercentros agotar previamente todas las posibilidades en la búsqueda consensuada de alternativas que eviten la aplicación final de los despidos. II.VII.2.2. Medidas colectivas que acompañan a los despidos. Estas medidas no evitan las extinciones pero sí mitigan los negativos efectos de la pérdida de un empleo. Éstas pueden ser tanto de carácter económico como profesional, porque tras la extinción los trabajadores no sólo resultan perjudicados desde un punto de vista económico, al dejar de percibir su salario, sino también desde un punto de vista profesional, dado que la pérdida del empleo implica la de otros derechos como su categoría profesional, antigüedad, posibilidades de promoción, etc. Entre las medidas negociadas con el objetivo de acompañar los despidos hay que diferenciar aquellas que tratan de facilitar el acceso de nuevo al mercado de trabajo del trabajador despedido, las que acompañan a los trabajadores de mayor edad –prejubilaciones y jubilaciones anticipadas-351 y las de carácter económico que sirven para reducir el perjuicio económico que sufre el trabajador por la pérdida del salario –bajas incentivadas-. Las medidas de acompañamiento del primer grupo son las que garantizan la prioridad de readmisión del trabajador despedido ya sea en la misma empresa o en otra del grupo cuando exista alguna vacante352, denominadas en los planes sociales “recolocaciones diferidas” o las que facilitan la recolocación del trabajador contribuyendo al autoempleo. Ninguna de estas medidas suponen pérdida de la indemnización legalmente establecida en el art. 51 ET porque la extinción no se impide. En la negociación de las medidas que ofrecen preferencia de contratación al trabajador despedido debe tenerse en consideración que serán exigidas una vez que se haya roto el vínculo contractual. Por esta razón las partes deberán adoptar todas las cautelas necesarias para garantizar su efectivo cumplimiento en un momento de inexistencia de relación contractual entre el deudor –empresario- y el acreedor –trabajador-. A estos efectos, los agentes sociales podrían suscribir un contrato de trabajo a fecha cierta o establecer un periodo máximo de tiempo para hacer efectiva la contratación, pactándose incluso los efectos de un posible rechazo del trabajador a la oferta de recolocación que le ofrezca el empresario. Por otro lado, están las medidas favorecedoras del autoempleo, desde éstas se trata de facilitar el trabajo por cuenta propia de los trabajadores afectados por un despido, asignándole alguna 351 En algunos convenios colectivos las disposiciones dedicadas a política de empleo se ocupan de fomentar las prejubilaciones o jubilaciones anticipadas. Así por ej. el art. 40 de CC de la empresa "British American Tobacco España, Sociedad Anónima" señala que como medida de política de empleo, la edad de jubilación forzosa es la de sesenta y cinco años. En el caso de empleados con cotización anterior a 1967 será la de sesenta y dos años. En el CC de la empresa “Saltos del Guadiana, SA” el programa de prejubilaciones forma parte de su plan de empleo junto con la cláusula de “garantía de estabilidad”. 352 Un ejemplo de este tipo se encuentra en el III Acuerdo para la Regulación de las Relaciones Laborales en el Sector Portuario o en el CC del Personal Laboral de la Entidad Pública Empresarial Correos y Telégrafos. 171 de las funciones que en la empresa estuvieran ya externalizadas, en definitiva, la empresa se comprometería a solicitar los servicios de estos trabajadores autónomos353. También facilitan el acceso al mercado de trabajo las que mitigan las deficiencias formativas que pudiera acusar el trabajador para su inserción de nuevo en el mercado de trabajo. Estas medidas de acompañamiento otorgan a los despedidos otros beneficios más allá de los meramente económicos que les reporta la indemnización legalmente reconocida354. Cuando la intención del empresario es el rejuvenecimiento de su plantilla y, por tanto, la extinción del contrato de trabajo de los trabajadores de mayor de edad se negocian prejubilaciones -art. 54 del CC de Mahou355– y jubilaciones anticipadas -CC de la empresa “Ertisa, S.A.”356-. El éxito que estas medidas tienen entre los trabajadores de mayor edad frente a cualquier otra medida de acompañamiento de las extinciones justifica que esta sea la vía más utilizada por los agentes sociales para garantizar el acuerdo en las reducciones de plantilla. En algunos casos, las jubilaciones anticipadas se promocionan desde los convenios colectivos como fórmulas de fomento del empleo y realmente funcionan así cuando se negocian acompañadas del compromiso de contratación de trabajadores desempleados. A tal efecto se suele establecer que la jubilación se lleve a cabo sin perjuicio de que la empresa, global y anualmente, en condiciones homogéneas mantenga la misma plantilla, de forma que el cese no justifique una amortización de puestos de trabajo, sino dar la oportunidad de incorporación de nuevos trabajadores a la empresa357. La adecuada negociación de este tipo de cláusulas requiere la delimitación de su ámbito subjetivo358 o de los criterios de selección de los trabajadores afectados por la prejubilación, de la cuantía que se compromete a abonar la empresa, de la responsabilidad empresarial en casos de incumplimiento, de la incidencia sobre dichas prejubilaciones en caso de muerte, 353 No existe ningún ejemplo de este tipo de medidas en la negociación colectiva pero sí se negocian en los planes sociales que se acuerdan durante el periodo de consultas previo a los despidos colectivos. 354 Se negocian medidas de acompañamiento junto a otras alternativas a las extinciones en el I Convenio Colectivo entre el ente público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y el Colectivo de Controladores de la Circulación Aérea y Estatuto de los Controladores de la Circulación Aérea, en el CC del “Grupo AXA”, en el CC de “Telefónica de España, SAU”, en el CC de AMPER Comercial de Servicios Electrónicos, SA” o en el CC de la empresa “Saltos del Guadiana, SA”. 355 Este precepto establece que antes de adoptar medidas extintivas se optará siempre por las prejubilaciones 356 Éste convenio dedica su título VIII a regular un plan social que se corresponde en realidad con un plan de pensiones. 357 En este sentido se pronuncia el art. 36 del CC de la empresa Wagons Lits, SA. También en los Convenios Colectivos del sector como el de Mataderos de Aves y Conejos o el de Fabricación del Artesano Manual y Ortopedia y a Medida y Talleres de Reparación y Conservación del Usado y Duplicado de Llaves se exige en la cláusula dedicada al fomento de las jubilaciones anticipadas que “ las empresas afectadas por este Convenio se obligan a sustituir a cada persona jubilada al amparo del Real Decreto mencionado, por otra persona perceptora de prestación por desempleo o joven demandante del primer empleo, mediante un contrato de la misma naturaleza que el extinguido”. En otros convenios colectivos como el de Contratas Ferroviarias 1999-2000-2001, dicha exigencia es menor dado que “la jubilación forzosa a los sesenta y cuatro años comprometerá al empresario a dar ocupación a otro trabajador por el tiempo mínimo de un año. La contratación del trabajador sustituido deberá hacerse de acuerdo con las modalidades de contratación temporal, eventual o indefinida previstas en cada momento por la legislación vigente y, a su vez, con los siguientes condicionamientos...” 358 Cada plan de prejubilación se diseña para trabajadores de edades diferentes, siempre a partir de 52 años, y en ocasiones se requiere que éstos reúnan otros requisitos además de la edad como, una mínima antigüedad en la empresa, que ocupen plazas amortizables, etc. 172 invalidez, recolocación, o no concesión de las prestaciones públicas previstas al trabajador, así como de la forma de cumplir con dichas prestaciones en caso de cambio de titularidad, quiebra o suspensión de pagos producidas en la empresa, las causas que eximen o suspenden la aplicación del plan, las condiciones impuestas para el mantenimiento, suspensión o extinción de la cobertura, el conjunto de derechos y obligaciones que vinculan a cada una de las partes, las reglas de gestión y financiación dispuestas para alcanzar los objetivos, los mecanismos de revisión de las cantidades abonadas por la empresa, las indemnizaciones debidas en caso de incumplimiento total o parcial de lo pactado o la naturaleza indemnizatoria o no de estos complementos, a efectos de conocer si el empresario debe abonar o no la indemnización fijada en el art. 51.8 LET o ésta se entiende abonada de forma periódica en los complementos que recibe el trabajador prejubilado359. Una regulación detallada de las prejubilaciones en el sentido descrito ofrece seguridad jurídica a los trabajadores, aunque de igual forma que sucedía con otras medidas sociales, en la mayoría de los casos, éstas deben ser aceptadas por los trabajadores que deben adherirse al plan de prejubilación negociado por las partes sociales. Por último, hay que referirse a las medidas de acompañamiento de naturaleza puramente económica, como la prevista en el CC de Talleres Escoriaza -art. 52-, que incrementa la indemnización sobre la cuantía legalmente establecida para los casos de despido colectivo finalizados con acuerdo, ampliándola a un mes y medio por año de servicio con un máximo de 12 años de antigüedad, exceptuando de esta obligación a la empresa si se encuentra en suspensión de pagos o quiebra o las que introducen otro tipo de garantías sobre la indemnización que aseguran el cobro de los salarios dejados de percibir y de las indemnizaciones pendientes de abonar por parte del empresario ante una situación de despido colectivo360. II.VII.3. La participación en el periodo de consultas. Cuando los agentes sociales participan en la definición del elemento causal o del plan social su objetivo principal es evitar la arbitrariedad empresarial en el recurso a las medidas extintivas, ya sea, delimitando las situaciones que justifican las extinciones, ya sea, responsabilizando al empresario en la búsqueda de alternativas o de medidas de acompañamiento del despido, a través de la concreción del plan social; sin embargo, cuando la autonomía colectiva juega sobre este periodo de negociación previo al despido su principal objetivo no es éste, sino facilitar el logro de una solución negociada. Dichas cláusulas colectivas pueden afectar al inicio, desarrollo o final del periodo de consultas o incluso imponerlo en supuestos en los que no está legalmente previsto, tratando como “despidos colectivos” lo que son meros “despidos objetivos”361. Las que afectan al 359 No en vano los planes de prejubilación permiten optar al trabajador bien por percibir una indemnización (igual al capital que supone la prejubilación) o bien por recibir periódicamente una cuantía que complemente las prestaciones públicas que se incluyen en el plan. 360 En este sentido el CC de la “Industria del Calzado” obliga a los empresarios a depositar en una cuenta bancaria el importe de dos meses de salario por cada trabajador afectado por el expediente antes de ser ejecutada la reestructuración de plantilla autorizada por la Administración, es decir, a partir de ser autorizada por la Autoridad Laboral dicha reestructuración. 361 El CC de Talleres Escoriaza – art. 52- establece dos requisitos previos a la notificación a los trabajadores de los despidos objetivos o a la Autoridad Laboral competente, como son notificar por escrito al Comité de empresa la medida, su fundamento y documentos en los que justifique; así como conceder un plazo de 72 horas desde que 173 comienzo del periodo de consultas suelen ser meramente procedimentales y se limitan anticipar su inicio sobre el legalmente previsto -art. 65 del CC Petróleos del Norte– o a ampliar su plazo de duración sobre los quince o treinta días exigidos en el art. 51 ET, pero también encontramos otras de carácter sustantivo que incrementan el volumen de información que se suministrará a los representantes legales de los trabajadores o que introducen un procedimiento de información individual en favor del trabajador despedido362 . La anticipación tiene como finalidad permitir a los agentes sociales estudiar con mayor detenimiento las soluciones menos traumáticas para la plantilla363, sin embargo, no siempre se pronuncian los convenios sobre los objetivos de dicha anticipación ni sobre la información que debe ser suministrada para facilitar el logro de dichos objetivos. Sólo algún caso aislado como el del CC de la Industria del Calzado además de anticipar dicho periodo a dos meses establece que su objetivo es estudiar conjuntamente las soluciones posibles al problema (art.33)364. Las citadas medidas procedimentales deberían ir acompañadas de un incremento de la información a presentar por parte del empresario, porque esta última medida aporta mayores beneficios a los trabajadores afectados365 que el hecho de que se anticipe su plazo de entrega o éste se extienda en el tiempo. Un periodo de consultas sin la información adecuada disminuye considerablemente su eficacia366. A través de la ampliación de la información se facilita a los agentes sociales la comprobación de la concurrencia de la situación empresarial que justifica la reestructuración de plantilla y las posibilidades reales de adoptar otras medidas alternativas o de acompañamiento de los despidos. En algunos supuestos se le exige al empresario aportar datos de producción y mercado, así como toda actuación empresarial de disposición sobre bienes muebles e inmuebles de la Empresa o la lista de bienes de ésta367. Entre las cláusulas que afectan al desarrollo del periodo de consultas están las que legitiman a un órgano distinto de los representantes legales de los trabajadores a participar activamente en le notifique para que el citado Comité emita informe al respecto que no tendrá carácter vinculante. Determinando incluso que en caso de incumplimiento por la empresa de tales requisitos formales conllevará la nulidad del despido o del expediente. En el mismo sentido el CC de la empresa “Grenco Ibérica, SA” o el CC de la empresa “Funditubo, SA”. En este último se establece que para llevar a cabo las extinciones por la vía del art. 52 c) LET se deberá abrir un periodo de consultas de al menos veinte días para permitir que los representantes legales de los trabajadores puedan negociar la búsqueda de medidas sustitutorias o atenuantes de las consecuencias que las extinciones ocasionan a los trabajadores perjudicados. En el CC “Ediciones Primera Plana” –art. 14- no diferencia 51 y 52 c) ET, obligando a 30 días de consultas con el Comité de empresa y garantizando la presencia del Comité de grupo si las partes lo piden. 362 Así lo hace el art. 34 del CC de Grenco Ibérica, S.A. 363 Por esta razón en el CC estatal de curtidos y marroquinería sólo se amplía el plazo de consultas a 30 días si el despido afecta a más de 30% de la plantilla. 364 El mismo tipo de cláusulas encontramos Convenio Colectivo para Empresas Mayoristas e Importadores de productos químicos y de droguería y perfumería. 365 En esta línea la Directiva 2002/4 de 11 de marzo, por la que se establece un marco general relativo a la información y a la consulta de los trabajadores en la Comunidad Europea, promueve y refuerza la información y la consulta sobre la situación y la evolución probable del empleo en la empresa. A estos efectos el art. 4 de la citada Directiva determina a qué aspectos debe extenderse la información. 366 Así, por ejemplo, el Convenio Colectivo para Empresas Mayoristas e Importadores de productos químicos, de droguería y perfumería en su art.30 establece que “las empresas que se vean precisadas a presentar expediente de regulación de empleo, se comprometen a poner a disposición de los representantes de los trabajadores con una antelación mínima de veinticinco días, un ejemplar completo de dicho expediente”. 367 Así sucede en el CC de la Industria del Calzado y en el de Curtidos y Marroquinería, respectivamente 174 el periodo de consultas368, las que sin garantizarles su participación durante este periodo les da acceso a la documentación y les legitiman para emitir un informe al respecto369 y las que requieren que las consultas acaben con acuerdo370. El órgano al que se le atribuye un papel en el desarrollo de las consultas suele ser habitualmente la Comisión Paritaria, pero también se reconocen estas funciones al Comité Intercentros, a la Comisión de Garantía371 o a otras Comisiones creadas ex profeso para la reestructuración de la plantilla, como la creada por el CC Centrales Nucleares Almaraz-Trillo. Una buena práctica es la del CC de Centrales Nucleares Almaraz-Trillo en el que la Comisión Conjunta participa activamente en el periodo de consultas buscando las fórmulas oportunas para garantizar la reconversión dentro de la empresa de los trabajadores afectados. En otros supuestos, como el del CC de la Agencia EFE, el Comité Intercentros sólo participa elaborando un informe previo a la decisión de reestructuración de plantilla, desarrollando una función meramente consultiva. No obstante, no debe dejar de resaltarse el valor del informe emitido por dicho Comité que puede convertirse en un importante instrumento de negociación para los representantes de los trabajadores frente al empresario. Entre los convenios que exigen un final acordado nos encontramos los que proponen, a su vez, las vías para lograrlo, y los que exigen el mismo fin, pero no delimitan las vías para facilitar su logro, como sucede en el CC Zardoya Otis y AESA. Es importante resaltar la buena práctica que se da en algunos convenios en los que se otorga a las citadas comisiones una función mediadora o árbitral372. Dichas funciones se confieren a estos órganos cuando no se alcanza acuerdo durante el periodo de consultas y alguna de las partes o ambas solicitan la intervención mediadora o arbitral de la Comisión oportuna. Un ejemplo de la actividad mediadora atribuida a esta Comisión es la del CC del sector del comercio de Cataluña para subsectores y empresas sin convenio propio y el CC de Comercio del Metal para la Provincia de Valencia 2003-2005 que establecen que en caso de no alcanzarse acuerdo en el período de consultas previsto en los artículos 47 y 51 del Estatuto de los Trabajadores, cualquiera de las partes podrá solicitar la mediación de la Comisión paritaria, siendo de obligada aceptación por la otra parte. Esta misma función se le asigna a la Comisión en el CC de “Ediciones Primera Plana”, permitiéndole a los trabajadores afectados solicitar la mediación a los 15 días, pero los agentes sociales van más allá proponiendo una 368 Art. 33.3 del CC de la “Industria del Calzado”. En el CC de “Diario El Pais” se establece que el Comité Intercentros deberá ser informado de estas decisiones. El CC de “Europcar IB, SA” dispone que será la Comisión Paritaria la que estudie los temas relativos a las innovaciones tecnológicas en base a los siguientes principios, todo ello sin perjuicio de la capacidad organizativa del empresario, tratándose de evitar la injustificada pérdida de empleos y la innecesaria movilidad geográfica no voluntaria. 370 Disposición Adicional III del CC Zardoya Otis y AESA 371 El CC Repsol Butano tiene una Comisión de Garantía que deberá informar previamente a la ejecución por parte de la empresa de las decisiones adoptadas por ésta por lo que respecta a reestructuraciones de plantilla y ceses totales o parciales. 372 Sobre la intervención de estos órganos en procedimientos de mediación y arbitraje véase el trabajo de M. L. RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Negociación colectiva y solución de conflictos laborales, Bomarzo, Albacete, 2004, p.224-265. En él se plantean temas como la legitimación necesaria para culminar estos procedimientos extrajudiciales, la eficacia general de los acuerdos y laudos alcanzados, el control de dichos instrumentos o sus formas de impugnación. 369 175 segunda alternativa en caso de desacuerdo como sería la de acudir a un arbitraje ante el Tribunal Laboral de Cataluña373. La opción por el arbitraje no siempre se presenta voluntaria como es el caso del CC de empresas siderometalúrgicas de la provincia de Sevilla –art. 26- en el que la Comisión Paritaria puede desarrollar funciones de mediadora o de árbitro, según elijan las partes afectadas, se entiende que ambas deben alcanzar un acuerdo al respecto. En el CC de Equipos Nucleares, S.A el recurso al arbitraje no queda a la voluntad de las partes, sino que será de obligado cumplimiento tras un periodo de consultas finalizado sin acuerdo. A estos efectos se establece el compromiso de no optar durante la vigencia del convenio por medidas extintivas de contratos por causas tecnológicas o económicas que no hayan sido previamente pactadas con los representantes de los trabajadores, salvo lo dispuesto en este mismo precepto. En el supuesto de que la empresa se viese en la necesidad de proponer expedientes de regulación de empleo, éste será negociado con el Comité de Empresa durante un período de diez días, de forma que si transcurrido este plazo, no se hubiese llegado a un acuerdo, se dará traslado a la Comisión de resolución de Conflictos prevista en el art. 20.1 de dicho Convenio, que lo debatirá durante otro periodo de diez días. Si en este caso tampoco se alcanzase un acuerdo, se llevará ante el árbitro previsto en el mencionado apartado, que resolverá en un plazo máximo de diez días. El acuerdo o arbitraje que se alcance en cualquiera de las tres fases será remitido para su homologación a la Autoridad Laboral374. También tiene carácter obligatorio el arbitraje en el CC de la empresa Thyssenkrupp Elevadores S.A, en él se establece que la intervención de la Comisión Paritaria como agente negociador respecto de diversas situaciones entre las que se hallan los expedientes de regulación de empleo. En este convenio está previsto que si tras una fase de información, otra de deliberación y otra de decisión no se alcanzara un acuerdo sobre alguna o el total de las acciones y medidas que han sido objeto de la negociación “las partes someterán el caso a arbitraje externo y vinculante”. II.VIII. PODERES EMPRESARIALES Y CONTRAPODERES SINDICALES EN EL EJERCICIO DEL PODER DISCIPLINARIO (Sonia Fernández Sánchez). II.VIII.1. El contenido del poder disciplinario del empresario como forma de autotutela privada. El empresario - o su representante375 - es quien tiene la potestad de sancionar a sus trabajadores376, es decir, la facultad de “castigar” un comportamiento que origina un 373 La misma previsión en el CC de la empresa CLH –art.123.6-; en el CC de la Sociedad Regional Cántabra de Promoción turística” que en su art. 37 establece que será obligatorio someterse a una mediación o conciliación sí se solicita por alguna de las partes en conflicto en los supuestos de discrepancias surgidas durante el periodo de consultas; en el CC Repsol Butano -art. 85- y en el CC para el Personal Laboral de la Administración general de la Comunidad Castilla y León y organismos autónomos. 374 En el art. 7 del CC de Estiba y Desestiba del Principado de Asturias se atribuye a la Comisión Paritaria de vigilancia del convenio la mediación entre las partes, interviniendo con carácter preceptivo y previo en el conflicto que pueda surgir por un despido colectivo. 375 Art. 67 del CC estatal de Empresas de mediación en seguros privados; art. 37 del CC de ámbito nacional para las Industrias de Turrones y mazapanes. En el ámbito universitario es el Rector quien tiene la potestad sancionadora, así Anexo III del IV CC del personal laboral de las Universidades públicas de Andalucía. Por otro lado, el art. 64 del CC de la empresa Compañía Logística de Hidrocarburos CLH, S.A. y su personal de tierra (05/12/2003) prevé que será el Consejo de Adminsitración u Órgano o persona de Alta Dirección quien resolverá de frente a incumplimientos laborales calificados de muy graves. 176 incumplimiento contractual culpable377 de un subordinado a través de la aplicación de una determinada sanción. Mejor aún, por utilizar las palabras del CC de la empresa Renault, la dirección empresarial es la que tiene la facultad de «corregir disciplinariamente a todos los trabajadores que se hicieran acreedores de ello»378. En definitiva, el poder disciplinario no es otra cosa que la facultad atribuida al empresario de sancionar «el incumplimiento del trabajador mediante la imposición de una especial pena privada»379. Tal poder disciplinario constituye una peculiaridad que pone de relieve la matriz jerárquico-autoritaria de la relación laboral380, si bien su ejercicio presupone, en cualquier caso, la existencia de un contrato de trabajo subordinado381. Antes de continuar, hay que dejar claro que las sanciones tienen un 376 Art. 35 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales; art. 43 del CC de ámbito estatal para el sector de Agencias de viajes; art. 54 del XIX CC de Banca privada; art. 81 del CC de las Cajas de ahorros; art. 51 del X CC de Centros de asistencia, atención, diagnóstico, rehabilitación y promoción de personas con discapacidad; II CC Interprovincial de empresas para el Comercio de flores y plantas; art. 30 del CC estatal para el Comercio de distribuidores de especialidades y de productos farmacéuticos; art. 67 del XVIII CC de Contratas ferroviarias; art. del III CC estatal del sector de Desinfección, desinsectación y desratización; art. 27 del XIII CC nacional de Empresas de ingeniería y oficinas de estudios técnicos; art. 34 del CC estatal de Estaciones de servicio 2003-2005; art. 62 del XIV CC general de Industria química; art. 39 del CC estatal de las Industrias de captación, elevación, conducción, tratamiento, depuración y distribución de agua; art. 50 del CC de Mataderos de aves y conejos; art. 57 del CC de Perfumerías y afines 2004-2006; art. 45 del XVII CC para las Sociedades cooperativas de crédito; art. 52 del CC de Aragón del sector de Establecimientos sanitarios de hospitalización y asistencia privada (Resol. 09/10/2003); art. 31 del CC de ambito de la Comunidad Autónoma de Galicia para Peluquerías de señoras, caballeros, unisex y bellezza; art. 60 del CC de Estaciones de servicio de la Comunidad Valenciana; art. 27 del CC del sector de Laboratorios de prótesis dental de Cataluña ; art. 44 del CC de Comercio de mueble de Cataluña; art. 47 del CC del sector del Comercio de Cataluña para subsectores y empresas sin convenio proprio; art. 44 del CC del Comercio de alimentación de la provincia de Toeldo; art. 55 del CC de Comercio en general de la provincia de Asturias; art. 63 del CC de Comercio del metal para la provincia de Valencia; art. 51 del CC del Comercio de muebles de la Comunidad de Madrid; art. 34 del CC de Comercio textil para la provincia de Alicante; art. 38 del CC de Comercio textil de la provincia de Barcelona; art. 53 del CC de Montajes y empresas auxiliares del Principato de Asturias; art. 39 del CC de Hostelería del Principado de Asturias; art. 11 del CC de Limpieza de edificios y locales de la provincia de Málaga; art. 35 del CC de Oficinas y despachos de la Comunidad de Madrid; art. 52 del CC para la Industria del metal del Pricipado de Asturias; Anexo III del CC de la Industria del metal de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares; art. 6 del CC de la Industria siderometaluúrgica de la provincia de Barcelona; art. 6 del CC de la Industria siderometalúrgica de la provincia de Castellón; art. 42 del CC de la Industria siderometalúrgica de León; art. 38 del CC de la Industria siderometalúrgica de la provincia de Tárragona (Resol. 17/06/2003); art. 70 del CC de la empresa Agenzia Efe, S.A.; art. 42 del CC de las empresas «Air Liquide España, S.A.», «Air Liquide Medicinal, S.L.U.» y «Air Liquide Producción S.L.U.»; Cap. X del CC de Cepsa; art. 40 del I CC de la empresa Crosselling, S.A.; art. 52 del III CC de CWT viajes de empresa, S.A.; art. 52 del III CC de la empresa «Decathlon España, S.A.»; art. 55 del XVI CC de la empresa «Diario El País, S.L.»; art. 52 del II CC supraempresarial de Asistencia en Tierra (Handling) para el personal que presta serivico en las UTE’s Eurohandling; art. 54 del CC de la empresa «Leroy Merlin, S.A.»; 377 « Tendrán la consideración de falta los incumplimientos de las obligaciones laborales del trabajador atribuibles al mismo por su comisión voluntaria o por su conducta negligente», en conformidad con el art. 50 del CC de Limpieza de edificios y locales de la Comunidad de Madrid. En el mismo sentido, art. 35 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales; art. 37 del III CC estatal del sector de Desinfección, desinsectación y desratización; art. 40 del II CC del sector de Fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus prefabricados); art. 70 del CC general de Ferralla; art. 6 del CC para la Industria del metal de Valencia; art. 6 del CC de Siderometalurgia de la provincia de Ciudad Real; art. 64 del CC de Siderometalurgia de la provincia de Pontevedra; art. 63 del CC de Industria siderometalurgia de la provincia de Alicante; art. 56 del I CC de Auna Telecomunicaciones, S.A.U. 378 Art. 55 del CC de Renault España, S.A. 379 Cfr., ROCELLA, M.: Manuale di diritto del lavoro, G. Giappichelli, Torino, 2004, p. 293. 380 Ult. op. e loc. cit. 381 Esta afirmación debe quedar clara de frente al contexto existente en la actualidad por cuanto se refiere a las diversas tipologías flexibles de relaciones laborales. Me refiero, en concreto, a la disciplina del trabajo temporal, donde el trabajador puesto a disposición está sometido al poder sancionador que corresponde a la empresa de trabajo temporal con la que ha estipulado un contrato de trabajo. Por lo tanto, el poder disciplinario del 177 carácter público y otro privado, siendo éste último el asumido por las aplicadas en el ambiente de trabajo382, esto es, las dictadas por un empresario y derivadas de un incumplimiento laboral. Así, no se consideran, ni pueden ser asimiladas, a las penales ni a las administrativas, pues como decíamos con anterioridad, se trata de una sanción que asume un carácter privado. Aunque tal afirmación respecto de las sanciones penales se debe hacer con ciertas reservas, pues la laboral, algo que no sucede con ningún otro tipo de pena, en cierta medida persigue la misma finalidad, ya que no asume un carácter indemnizatorio, al contrario de cuanto sucede con las sanciones de orden público. Las laborales podrían definirse, más bien, de tipo penal383, visto que la imposición de una sanción persigue que el trabajador renuncie a repetir un comportamiento considerado perjudicial para la actividad productiva empresarial. Es verdad que determinadas conductas sancionables no inciden directamente en la producción, como la falta de aseo y limpieza personal384 o una riña entre compañeros de trabajo, pero en cierta medida pueden condicionarla, por lo que esta es la característica que viene a justificar su punición. El régimen disciplinario en las empresas persigue el mantenimiento de la disciplina laboral, como aspecto fundamental para la normal convivencia, ordenación técnica y organización de la empresa385. Por lo que la sanción en el ámbito laboral responde a una finalidad de protección de intereses empresariales, pues la conducta del trabajador origina un daño y perjuicio a la voluntad de lucro y utilidad patrimonial del empresario386, el espíritu de la norma en la concesión del poder sancionador se centraba en la tutela de los intereses empresariales, aunque es cierto que sólo indirectamente su actuación puede funcionar como garantía y defensa de los derechos e intereses legítimos de los trabajadores. Así, por ejemplo, el empresario tiene la facultad de sancionar como incumplimiento laboral «el hurto o el robo, tanto a los demás trabajadores como a la empresa o a cualquier otra persona dentro de los locales de la empresa o fuera de la misma durante acto de servicio»387, por el contrario el empresario es «el resultado de una conjunción de circunstancias que de hecho sólo se dan en el contrato de trabajo»; vid., CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, Tecnos, Madrid, 2003, p. 768. 382 Vid., CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 770. Supra nota n. 5. 383 El prof. M. Roccella adjudica a las sanciones laborales un carácter moral, pero consideramos que el concepto queda más claro si las definimos de tipo penal. Véase ROCELLA, M.: Manuale di diritto del lavoro, op. cit., p. 293 384 Art. 41 del CC de ámbito estatal para el sector de Agencias de viajes. 385 Entre otros, el art. 40 del II CC del sector de Fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus prefabricados o el art. 40 del CC de Unión Española de Explosivos. Una parte de la doctrina italiana entiende, al igual que se afirmaba con anterioridad, que las reglas de conducta no tienen como finalidad el cumplimiento de la prestación, por el contrario, aquéllas existen en función de las exigencias de convivencia impuestas por la organización empresarial o de la tutela del patrimonio empresarial. Vid., LISO, F.: La mobilità del lavoratore in azienda, Franco Angeli, Milano, 1982, p. 65. Sin embargo, algún autor considera que las disposiciones sobre disciplina laboral «atañen directamente al cumplimiento de la obligación asumida por el trabajador» subordinado (Vid., CARABELLI, U.: Organizzazione del lavoro e professionalità: una riflessione su contratto di lavoro e post-taylorismo, en Giornale di diritto del lavoro e di relazioni industriali, n.° 1, 2004, p. 35), puesto que individuan la forma en la que debe ser cumplida la obligación laboral asumida conforme a la exigencia de un «ordenado y seguro desarrollo del trabajo» (Vid., PERSIANI, M.: Contratto di lavoro e organizzazione, Cedam, Padova, 1966, pp. 197-198). 386 CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 769. 387 Art. 41 del CC de ámbito estatal para el sector de Agencias de viajes. Redacción un tanto desafortunada y confusa la adoptada por el art. 35 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales, que establece: «el hurto o robo, tanto a la empresa como a sus compañeros de trabajo o a cualquier otra persona de las dependencias del centro de trabajo o durante el servicio, en cualquier lugar» [la cursiva es del autor], más correcto sería: «el hurto o robo, tanto a la empresa como a sus compañeros de trabajo o a cualquier otra persona de las dependencias del centro de trabajo o en cualquier lugar, durante el servicio». 178 empresario no podrá perseguir la misma conducta producida fuera del horario laboral. No obstante, en algunos casos el poder sancionador del empresario no está dirigido a proteger su interés patrimonial, sino más bien a tutelar el interés de un sujeto diverso. Se piense, por ejemplo, al caso del acoso sexual, donde el empresario tiene la obligación de impedir que tal situación se produzca en el ambiente de trabajo, de frente a la cual la negociación colectiva, en general, prevé una sanción de dicho comportamiento considerado muy grave388. El Estatuto de los Trabajadores reconoce al empresario un poder, entre otros, de dirección (art. 20 ET) en base a la posición de subordinación en la que se encuentra el trabajador en una relación laboral, que se concreta en la facultad de impartir órdenes y directrices en orden al efectivo cumplimiento de la prestación de servicio. De esto, correlativamente, deriva para el trabajador un deber de obediencia. En consecuencia, y para la efectividad de dicho poder de dirección, el empresario necesita disponer de instrumentos que le permitan garantizar el efectivo cumplimiento de sus decisiones, lo que justifica su poder disciplinario. Dicho reconocimiento, en el ámbito de las relaciones contractuales, puede considerarse una anomalía, ya que el poder sancionatorio es una facultad típica de las organizaciones autoritarias que actúan en el terreno del derecho público389. Y este es el objetivo perseguido por el artículo 58 del Estatuto de los Trabajadores, que otorga dicha facultad al empresario, tal y como se viene afirmando, de reaccionar frente a un incumplimiento de las obligaciones contractuales del trabajador mediante la erogación de medidas punitivas. Las facultades del empresario, ante un incumplimiento contractual, en el ámbito de una relación laboral, se concretan en la resolución del contrato de trabajo a través de la vía del despido disciplinario (arts. 54 a 57 ET). Sin embargo, puede ser una solución desproporcionada frente a un incumplimiento sin la gravedad suficiente que justifique la ruptura del vínculo contractual390. En consecuencia, la intención del legislador en el reconocer un poder sancionador al empresario responde a una exigencia de continuidad de la relación laboral propiciando una estabilidad en el empleo que, por otro lado, puede también dar respuesta a los intereses tanto del empresario como del trabajador391. Así, el protagonista del poder disciplinario se concreta en la figura del empleador que deberá sancionar la conducta de sus subordinados atendiendo diversas circunstancias, como pueden ser la gravedad de la misma, el mayor o menor grado de responsabilidad del que cometa la falta, categoría 388 Art. 38 del II CC Interprovincial de empresas para el Comercio de flores y plantas; art. 80 del CC de las Cajas de ahorros, pero luego continúa diciendo que será sancionado atendiendo a las circunstancias y condicionamientos del acoso. Por cuanto se refiere al tema del acoso sexual, es necesario hacer notar que absolutamente todos los convenios colectivos de la muestra que en su articulado incluyen un régimen sancionador hacen mención al acoso sexual. 389 Pensamos, por ejemplo, en la Administración Pública o en las Fuerzas Armadas. 390 Así, por ejemplo la sentencia del TSJ de Cataluña, de 5 de febrero de 2004, declara improcedente el despido disciplinario de un trabajador decidido por la empresa en base a las acusaciones vertidas por sus compañeros al que achacaban una actitud de falta de respeto, especialmente hacia el personal femenino, así como en la reiterada indiferencia ante las advertencias de rectificación de conducta, en falta de atención a un cliente y en el abandono de puesto de trabajo. El comportamiento del empleado, en opinión del Tribunal, no reúne las notas de culpabilidad y gravedad necesarias. Análogamente, el mismo Tribunal, en fecha de 24 de marzo de 2004, considera que «agarrar de la pechera» con una mano al jefe mientras con la otra «amenaza con pegarle con el puño cerrado» no es un comportamiento susceptible de despido. El contenido de las sentencias se puede ver en: http://www.lexnova.es/Pub_ln/Juris_gaceta/masjuris.htm 391 Así, el hecho de «agarrar de la pechera» con una mano al jefe mientras con la otra «amenaza con pegarle con el puño cerrado» comporta una actuación desafortunada merecedora de sanción, sin llegar a la extinción de la relación laboral tras casi ocho años continuados de trabajo mediante contratos temporales sin haber sido sancionado anteriormente (STSJ de Cataluña, de 24 de marzo, cit.). 179 profesional del trabajador y repercusión del hecho en los demás trabajadores y en la empresa392. Ahora bien, el empresario tendrá que tener siempre en cuenta la graduación de las faltas y las correspondientes sanciones establecidas por la ley o por el convenio colectivo aplicable. II.VIII.2. Las conductas de los trabajadores susceptibles de sanción. Las conductas sancionables, en el ámbito de una relación laboral, son aquellas expresamente tipificadas como incumplimientos contractuales por la normativa legal o convencional393. En consecuencia, se observa que la infracción laboral responde al llamado principio de tipicidad. Esto evidencia que las sanciones laborales están sometidas al respeto del principio de legalidad, ya que no sólo una norma con rango de ley sino también un convenio colectivo puede fijar las conductas que conllevan una sanción. Ahora bien, la autonomía individual, esto es, el contrato de trabajo, no tiene la facultad de prever infracciones laborales. Queda salvo el caso del personal de alta dirección que, al colocarse fuera del ámbito de aplicación de los convenios colectivos, podrán ser sancionados en los términos pactados en el contrato individual (art. 13 RD 1385/1985, de 1 de agosto). Esta es la razón por la que llama la atención el contenido del artículo 60 del Convenio colectivo estatal de Empresas de mediación en seguros privados, al establecer que los incumplimientos contractuales previstos por el convenio pueden ser completados por otras conductas fijadas en el contrato de trabajo. Se considera falta laboral toda acción u omisión de los trabajadores que suponga quebranto o desconocimiento de los deberes recogidos en las disposiciones legales en vigor y, especialmente, en el convenio colectivo aplicable394. Por lo tanto, uno de los principios que actúan como límite al poder disciplinario del empresario es justamente el de tipicidad395. La norma legal, por lo general, se limita a establecer los deberes de los trabajadores sin entrar, salvo en algunos casos396, a identificar las conductas sancionables, por lo que se deja en manos del convenio colectivo la regulación de la materia. Así, observamos que el propio artículo 58 del Estatuto de los Trabajadores no establece una lista de comportamientos que pueden ser considerados como incumplimientos contractuales y, por lo tanto, sancionables por parte del empresario. Técnica esta diversa a aquella adoptada por el artículo 54 del mismo cuerpo legal, donde expresamente se establecen cuáles son los incumplimientos graves y culpables del trabajador que motivarán un despido disciplinario procedente397. El artículo 58 del Estatuto de los Trabajadores, por lo tanto, no cumple el requisito de tipicidad necesario para el ejercicio del poder sancionador, para lo que deberemos acudir a la 392 Art. 25 del XIV CC de Empresas de planificación. Parece que la materia de sanciones disciplinares de carácter laboral se inspira en los dos principios que rigen en el ámbito penal, esto es, nullum crimen sine lege y nulla poena sine lege. 394 Art. 55 del CC estatal de Elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio; art. 70 del CC general de Ferralla; art. 34 del CC Interprovincial de la Industria metalgráfica y de fabricación de envases metálicos; Cap. X del CC de Cepsa; art. 9 del XXII CC de la empresa «Philips Ibérica, S.A.»; art. 48 del CC de la empresa «Radio popular, S.A.»; art. 55 del CC de Renault España, S.A. 395 STS de 8 de octubre de 1988 (Ar. 8107). 396 Así, por ejemplo, el artículo 29.3 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que «el incumplimiento por los trabajadores de las obligaciones en materia de prevención de riesgos [...] tendrá la consideración de incumplimiento laboral a los efectos previstos en el artículo 58.1 del ET». 397 Esta norma aporta datos importantes a la negociación colectiva sobre, por un lado, la técnica jurídica relativa a la forma de llevar a cabo la tipificación de las conductas sancionables y, por otro lado, cuáles podrán ser los incumplimientos contractuales sancionables. Vid., Cruz Villalón, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 775. 393 180 regulación sobre la materia realizada por la negociación colectiva, siendo ésta la que se encarga de tipificar las infracciones laborales del trabajador. No obstante, algún convenio ni siquiera regula las conductas que comportan un incumplimiento contractual susceptible de sanción laboral398, mientras otros expresamente establecen que la enumeración de las faltas contenida en el mismo tiene un carácter enunciativo y no limitativo399, sin añadir nada más al respecto. Este hecho, en mi opinión, no respeta el principio enunciado, pues un trabajador no podrá ser sancionado por una falta sin base legal o convencional. Asimismo, entiendo que no es posible aplicar la analogía400 para la determinación de comportamientos constitutivos de falta laboral a aquellas conductas que no aparezcan «expresamente» recogidas por ley o convenio colectivo401. Sin embargo, nada impide que sea el Reglamento de Régimen Interior de cada empresa, elaborado junto a los representantes de los trabajadores, el que complete la materia de forma precisa y clara402 o que directamente se atribuya a dicho Reglamento su entera regulación403. Asimismo, debemos tener presente que el origen del poder disciplinario del empresario deriva, como se apuntaba con anterioridad, de la existencia de una relación laboral404, por lo que sólo serán sancionables aquellas conductas del trabajador directamente relacionadas con la prestación de trabajo o que directamente puedan afectar al desarrollo de la misma405. Así, por ejemplo, algunos convenios colectivos consideran un incumplimiento contractual dedicarse a juegos o a actividades que supongan pérdida de tiempo durante el horario de servicio406, mientras aquel trabajador que se dedica a jugar y realizar apuestas fuera del horario de servicio puede también estar cometiendo un incumplimiento contractual si, por ejemplo, se trata de un empleado de banca407. Al igual que consumir fraudolentamente el agua no parece una conducta laboral sancionable, salvo que el trabajador fraudolento preste sus 398 Art. 48 del CC de la empresa «Compañía Castellana de Bebidas Gaseosas, S.A.» (CASBEGA, S.A.). Art. 78 del CC de las Cajas de ahorros; art. 50 del X CC de Centros de asistencia, atención, diagnóstico, rehabilitación y promoción de personas con discapacidad; art. 36 del CC para las Industrias siderometalúrgicas de la provincia de Toledo; art. 56 del CC de la empresa «Leroy Merlin, S.A.»; art. 14 del XXII CC de la empresa «Philips Ibérica, S.A.»; art. 55 del CC de Renault España, S.A. 400 El art. 50 del XVI CC de la empresa «Diario El País, S.L.» añade que nada impide que «por analogía» otras conductas puedan ser encuadradas dentro de la clasificación de faltas del Convenio. 401 Así, parece claro que el art. 50 del III CC del Grupo Unión Radio no respeta el principio de tipicidad cuando afirma que son susceptibles de sanción laboral «aquellos hechos análogos que puedan cometerse, aunque no estén expresamente recogidos en los mencionados artículos». 402 Art. 64 del XVIII CC de Contratas ferroviarias. 403 Art. 32 del V CC de Enseñanza y formación no reglada. Por su parte, el art. 42 del III CC nacional para el sector de Auto-taxis, establece que el régimen disciplinario será redactado, dentro de un plazo expresamente fijado, por la Comisión mixta del convenio. 404 La falta laboral, tal y como establece el art. 57 del CC estatal de Empresas de mediación en seguros privados, hace referencia a todo incumplimiento de deberes u obligaciones derivados de la «relación de trabajo por cuenta ajena». 405 STC 4/1996, de 16 de enero. Así, por ejemplo, el abuso de autoridad de un superior jerárquico viene regulado por la autonomía convenional como una conducta sancionable muy grave en la mayoría de convenios coelctivos, como en el art. 79 del CC de las Cajas de ahorros o en el art. 49 del X CC de Centros de asistencia, atención, diagnóstico, rehabilitación y promociónde personas con discapacidad. 406 Art. 57 del CC estatal de elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio; art. 30 del CC estatal de estaciones de servicio. El art. 73 del CC general de Ferralla sanciona como falta grave dedicarse a juegos durante el horario de servicio, pero especifica que esta dedicación debe ser un comportamiento reiterado y que cause un perjuicio al desarrollo laboral. En el mismo sentido, el art. 36 del CC Interprovincial de la Industria metalgráfica y de fabricación de envases metálicos. 407 Art. 55 del XIX CC de Banca privada. 399 181 servicios en una empresa de captación, elevación, conducción, tratamiento, depuración y distribución de agua408. Curiosamente, el XIII Convenio colectivo nacional de empresas de ingeniería y oficinas de estudios técnicos, concede un poder sancionador al empresario por hechos ajenos a sus intereses, como falsear datos ante la representación legal de los trabajadores con la finalidad maliciosa de conseguir algún beneficio409. Aún más llamativo es el contenido del CC de Mataderos de aves y conejos que, en su artículo 49, prevé la falta leve de comer o leer en horas de trabajo, sin especificar nada más al respecto. Igualmente, el III Convenio colectivo estatal de Residencias privadas de personas mayores y del servicio de ayuda a domicilio, parece colocarse fuera de lugar por el hecho de establecer como conducta sancionable el uso, por parte del trabajador, del teléfono móvil - sin especificar si éste es o no de propiedad empresarial, aunque todo hace pensar que no lo sea - para asuntos privados durante la jornada laboral. ¿Estaría justificado el comportamiento si se tratase de un asunto privado de carácter grave? El artículo 58 del Estatuto de los Trabajadores, además del principio de tipicidad, prevé el de proporcionalidad al indicar que los trabajadores serán sancionados de acuerdo con «la graduación de faltas y sanciones que se establezcan en las disposiciones legales o en el convenio colectivo que sea aplicable». Así, la norma deberá llevar a cabo una graduación de jerarquía de los incumplimientos contractuales susceptibles de sanción. El precepto legal apuntado nada establece en relación a los niveles de tipificación de las infracciones de los trabajadores. Sin embargo, el artículo 60.2 del Estatuto de los Trabajadores expresamente las diferencia en tres niveles: leves, graves y muy graves, al regular las reglas de prescripción de las mismas. Por lo que dicho artículo puede servir como referente a la negociación colectiva para establecer la jerarquía de los incumplimientos contractuales cometidos por el trabajador. Las faltas leves son «todas aquellas acciones u omisiones que por negligencia afecten a la normal prestación del trabajo, y que produzcan un resultado perjudicial o dañoso de escasa trascendencia para la empresa»; en cambio serán graves «todas aquellas que impliquen una conducta intencional o culposa que afecte sustancialmente a la correcta prestación del trabajo, a la coordinación de funciones de la empresa o a la adecuada convivencia laboral»; por último, se consideran faltas muy graves «aquellas que impliquen una conducta intencional o culposa que afecte gravemente al normal funcionamiento de la empresa, o que imposibiliten la normal convivencia laboral, o supongan incumplimiento grave de la prestación de trabajo o infracción grave de Leyes, Reglamentos o Convenios»410. Algún convenio colectivo, no obstante, entiende que se pueden crear niveles de graduación de las conductas diferentes a los ya mencionados por analogía411. Asimismo, se encuentran convenios colectivos, como el XVIII CC de Contratas ferroviarias, que en su artículo 64 prevé también un nivel «menos grave». En estos casos, la duda que se plantea hace referencia al plazo de prescripción aplicable o cómo interpretar las prescripciones previstas por la ley, tema éste que se abordará en el epígrafe correspondiente. Por otro lado, a cada uno de los niveles de gravedad corresponderá una diferente sanción. 408 Tal comportamiento comporta una falta muy grave según el art. 38 del CC estatal de las Industrias de captación, elevación, conducción, tratamiento, depuración y distribución de agua. 409 También en el art. 30 del CC marco de Establecimientos financieros de crédito. 410 Art. 68 del CC de Empresas de mediación en seguros privados. Así, por ejemplo, las riñas y pendencias con los compañeros de trabajo puede considerarse como falta muy grave si se dan continuamente, en caso contrario no podrán asumir tal calificación (STSJ de Cataluña, de 5 de febrero de 2004, cit.) 411 Art. 33 del CC de Estaciones de servicios ; el art. 59 del CC de Estaciones de servicio de la Comunidad Valenciana. 182 Los convenios colectivos examinados no entran en el mérito sobre quién debe ser sancionado, dando por descontado que será aquel trabajador subordinado autor de un incumplimiento contractual. Sin embargo, el CC de la empresa Repsol412, establece quiénes son considerados responsables de las faltas. Así, el convenio mencionado imputa la responsabilidad a los autores, a los cómplices y a los encubridores de la comisión de una falta. En este sentido, considera autores los que toman parte directa en la comisión del hecho, los que fuerzan o inducen directamente a otro a ejecutarlo y los que cooperan en la realización del mismo con un acto sin el cual no hubiese sido llevado a efecto; mientras son cómplices los que, sin poder ser considerados autores, cooperan en la ejecución del hecho mediante actos anteriores o simultáneos; por último, son encubridores los que con conocimiento de la perpetración del hecho, aunque no hayan participado como autores ni cómplices, intervienen con posterioridad aprovechándose por sí mismos o auxiliando a los autores y cómplices para que se aprovechen de los efectos de aquél y evitar su descubrimiento. Pero, extrañamente, el referido convenio no lleva a cabo ninguna distinción en tal sentido respecto a la sanción a imponer en cada supuesto. En la negociación colectiva, por otra parte, se observa una uniformidad en la tipificación de infracciones laborales. Esto es debido a la asunción, por parte de los convenios colectivos, del contenido de las derogadas Ordenanzas laborales y reglamentaciones de trabajo413. Asimismo, en algunas ocasiones, expresamente se reproducen las infracciones contenidas en el del Acuerdo de Cobertura de Vacíos414. En suma, la autonomía colectiva es la protagonista a la hora de establecer las conductas sancionables en el ámbito laboral. Ahora bien, aparte del respeto a lo poco que establece la ley, los convenios colectivos de ámbito inferior también deberán respetar la regulación contenida en los de ámbito superior, en orden al principio de no afectación (art. 84 ET). En ocasiones, los convenios colectivos estatales expresamente establecen la exclusión del régimen disciplinario como materia de regulación de los convenios colectivos de rango inferior415, evitando de tal forma posibles controversias, que expresamente se someten a aquellos416. II.VIII.2.1. El contenido de las sanciones impuestas a los trabajadores. Al igual que sucedía con las infracciones de los trabajadores, también las sanciones están sometidas al principio de tipicidad y proporcionalidad, es decir, que debe venir fijado tanto el 412 Anexo II del XXI CC de la empresa «Repsol Butano, S.A.». CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 776. Así, el art. 22 del CC de Comercio de muebles para la provincia de Valencia expresamente establece que el régimen disciplinario de los trabajadores se regulará en conformidad con el contenido del Acuerdo laboral de ámbito estatal de sustitución de la correspondiente Ordenanza Laboral. En el mismo sentido, el art. 52 del CC de la empresa Nissan Motor Ibérica, S.A. 414 Así, por ejemplo, el art. 47 del CC de la empresa Cemex España, S.A. establece que el Código de conducta aplicable en la empresa será el previsto en el Acuerdo de Cobertura de Vacíos del sector de Cementos. 415 Así, por ejemplo, el art. 1 del V CC de Enseñanza y formación no reglada; el art. 4 del CC marco para los Establecimientos financieros de crédito ; el art. 1 del IV CC estatal de Empresas de trabajo temporal; art. 7 del CC estatal de Empresas de mediación en seguros privados. 416 Art. 43 del CC de Comercio en general para la región de Murcia; art. 32 del CC de Hostelería para Vizcaya; art. 49 del CC de Hostelería para Zaragoza; art. 48 del III CC de la empresa «Gedas Iberia, S.A.»; art. 52 del CC de la empresa «Pirelli Neumáticos, S.A.»; art. 67 del CC de la empresa «Unilever Foods España, S.A.»; art. 55 del XV CC de la empresa «Transformación agraria, S.A.». 413 183 contenido como la graduación en una norma legal o en el convenio colectivo aplicable417. Ahora bien, el propio artículo 58 del Estatuto de los Trabajadores, sin entrar a determinar el contenido de las sanciones que la negociación colectiva podrá pactar, taxativamente excluye tres tipos de sanciones, esto es, las que afecten, en primer lugar, a la duración de las vacaciones, en segundo lugar, a la disminución del tiempo de descanso y, en tercer lugar, las de contenido económico que comporten multas de haber. Esta última modalidad de sanción pecuniaria, sin embargo, puede aplicarse en caso de deportistas profesionales418. Dichas limitaciones vienen justificadas por la consideración intangible del derecho al descanso y del derecho a la retribución. Las sanciones que pueden ser establecidas por la autonomía convencional se concretan en una tipología «considerablemente reducida»419, aunque más bien se podría calificar de «amplia gama de posibilidades»: las amonestaciones, que pueden ser verbales o escritas; la pérdida de categoría profesional420, temporal o definitiva, pasando al inmediatamente inferior, incluso si comporta cambio de grupo421, o la inhabilitación, temporal422 o definitiva423, para ascender a niveles superiores; el traslado forzoso424 a un lugar diferente a la residencia habitual del empleado, que puede ser temporal o definitivo425; y las suspensiones de la relación laboral, que comportan, naturalmente, una suspensión de empleo y sueldo426, durante períodos de diversa duración427, que no coincidirán con los de descanso y vacaciones428. Este tipo de suspensiones temporales de empleo y sueldo deberán ser anotadas por la empresa en un registro especial que se exhibirá a los órganos de la Inspección de Trabajo cuando así lo soliciten429. Asimismo, la mayoría de los convenios colectivos prevén la pena máxima del despido disciplinario como consecuencia de un incumplimiento contractual muy grave430. Como tipos de sanciones poco utilizadas por la negociación colectiva se pueden citar, por un lado, los descuentos proporcionales de las retribuciones correspondientes al tiempo real 417 Así, el CC de la empresa «Getronics España Solutions, S.L.» establece que se atenderá al principio de igualdad de trato y no discriminación, así como al principio de proporcionalidad y ecuanimidad, debiendo existir una equilibrio entre la conducta infractora, sus consecuencia y la sanción. 418 Art. 17.1 del RD 1006/1985, de 26 de junio, por el que se regula la relación laboral especial de deportistas profesionales. 419 Cruz Villalon, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 778. 420 La jurisprudencia ha admitido esta fórmula sancionadora, entre otras, STSJ Cataluña, de 15 de julio de 1997 (Ar. 3552). 421 Art. 45 del XVII CC para las Sociedades cooperativas de crédito. 422 Puede consistir en una inhabilitación por un período no superior a dos años [art. 11 del CC de Limpieza de edificios y locales de la provincia de Málaga] o a cinco años [art. 52 del CC de Comercio de muebles de la Comunidad de Madrid] 423 Art. 25 del XIV CC de Empresas de planificación. 424 También en estos casos la jurisprudencia ha manifestado la licitud de la sanción, entre otras, SSTS de 25 de mayo de 1987 (Ar. 3872) y de 14 de julio de 1989 (Ar. 5473). 425 El traslado será definitvo de frente a un incumplimiento contractual muy grave del trabajador. Así se prevé, por ejemplo, en el art. 54 del XIX CC de Banca privada. 426 La suspensión de empleo y sueldo puede alcanzar, en su forma más grave, hasta sesenta días, siendo este el periodo que normalmente prevé la negociación colectiva, pues la ley no se pronuncia al respecto. En Italia, por ejemplo, es la ley quien determina que dicha suspensión no podrá ser superior a diez días. 427 Así, por ejemplo, el art. 35 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales, prevé la suspensión de empleo y sueldo durante dos días de frente a una infracción leve, de 3 a 15 días en caso de sanción grave, mientras la suspensión por falta muy grave podrá ir de 15 a 60 días. 428 Art. 12 del I CC de Centrales nucleares Almaraz-Trillo. 429 Art. 87 del CC estatal de Tejas, ladrillos y piezas especiales de arcilla cocida. 430 Art. 35 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales; art. 38 del II CC Interprovincial de empresas para el Comercio de flores y plantas; art. 45 del XVII CC para las Sociedades de cooperativas de crédito; 184 dejado de trabajar por faltas de asistencia o puntualidad no justificadas431, por otro lado, el recibo de una carta de advertencia y/o una carta de censura por una falta leve, sanción ésta un tanto llamativa, pues es difícil encontrar diferencias entre dichas cartas y una amonestación432. Otra sanción curiosa hace referencia a la pérdida, temporal o definitiva dependiendo del grado de gravedad de la falta, del derecho para la elección de turno de vacaciones433. Una vez analizadas las posibles sanciones correspondientes a los incumplimientos contractuales se puede concluir que las posibilidades del empresario, como apuntábamos, abarcan una gran gama. Asimismo, llama la atención el hecho que las sanciones disciplinares puedan comportar mutamentos definitivos para el trabajador, posibilidad consentida por la ley. No obstante, podría ser discutible, ya que la intención del legislador, al regular el poder disciplinario del empresario, se dirigía a evitar la pérdida del puesto de trabajo, de hecho el despido se establece en una norma diferente para el que se prevé un procedimiento diverso a aquel de la sanción, tendiendo de tal forma a su conservación434. Por otra parte, cuando sea necesario para un mejor conocimiento del verdadero alcance y naturaleza de los hechos, la empresa podrá decretar cautelarmente la suspensión de empleo del trabajador afectado, por un determinado periodo de tiempo, estando éste a disposición de la empresa durante el tiempo de suspensión435. La asunción de medidas cautelares, como se ha apuntado en líneas anteriores, no asume el carácter de sanción, tanto es así que durante este período el trabajador tiene derecho a la retribución. Análogamente, las sanciones que en el orden laboral puedan imponerse, se entienden siempre sin perjuicio de las posibles actuaciones en otros órdenes o instancias436. Como nota de color, señalar que ninguna mención al régimen sancionador aparece en el Convenio colectivo nacional taurino, quizás este sea el único ámbito en el que no están permitidas las faltas. II.VIII.2.2. Elementos de contrapoder sindical en el procedimiento sancionador. El poder sancionatorio se ejerce a través de una decisión unilateral por parte del empresario, pero éste debe respetar una serie de reglas formales previas a la imposición de una sanción, esto es así en atención a la garantía de defensa del trabajador sancionado, siendo este el único momento del poder disciplinario empresarial donde entra en juego el sindicato, aparte de su posición como contraparte en la concreción y firma del convenio colectivo. En primer lugar, las conductas de los trabajadores de carácter leve es suficiente que sean comunicadas de forma verbal - ya que generalmente vienen sancionadas con una amonestación verbal -, salvo que el convenio colectivo establezca lo contrario437 o que la 431 Art. 52 del CC de Residencias para la tercera edad, residencias materno-infantiles y servicio de ayuda a domicilio, de titularidad pública en la Comunidad Valenciana; art. 52 del CC laboral para el sector privado de Residencias para la tercera edad en la Comunidad Valenciana. 432 III CC de CWT viajes de empresa, S.A. 433 Art. 45 del CC de Hero España, S.A. 434 En efecto, la legislación italiana prohíbe imponer sanciones disciplinares que comporten un mutamento definitivo de la relación laboral (art. 7.4 del Statuto dei lavoratori), por lo que es ilegal recurrir con finalidad sancionatoria a procedimientos de gestión del personal, como pueden ser los traslados. 435 Art. 46 del XVII CC para las Sociedades de cooperativas de crédito. 436 Art. 57 del CC de Comercio en general de la provincia de Asturias. 437 Art. 40 del II CC del sector de Fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus prefabricados; art. 75 del CC general de Ferralla; art. 34 del CC Interprovincial de la Industria metalgráfica y de fabricación de envases 185 sanción consista en una amonestación escrita. Algunos convenios colectivos expresamente establecen que la sanción frente a una falta leve, además de ser comunicada al propio trabajador también deberán tener conocimiento de la misma los representantes de los trabajadores438. Por otra parte, las sanciones calificadas de graves o muy graves deberán ser comunicadas y motivadas por escrito, cuyo defecto comportará la nulidad de las mismas. Se entiende que dicha comunicación se deberá hacer forzosamente al propio trabajador sancionado para que tenga conocimiento de la sanción impuesta y pueda cumplirla, aparte de la posibilidad que le asiste de ser revisada judicialmente. Sin embargo, el Convenio colectivo Interprovincial de la Industria metalgráfica y de fabricación de envases metálicos establece la obligación de dicha comunicación para que, en caso de falta grave, el trabajador pueda ser oído por la dirección de la empresa antes de ser sancionado. En algunos casos, frente a una falta grave, además se debe dar audiencia previa a la representación unitaria de la empresa439. Igualmente, el empresario está obligado a comunicar a la representación unitaria, tal y como establece el artículo 64.1.7° del Estatuto de los Trabajadores, solamente aquellas sanciones impuestas por incumplimientos contractuales muy graves, deber confirmado por algunos convenios colectivos440, mientras la gran mayoría extiende dicha obligación también a las faltas graves441. No obstante, existen convenios colectivos que, sin hacer referencia a los diferentes niveles de gravedad de las faltas, requieren la obligada comunicación motivada al trabajador frente a cualquier tipo de sanción y, al mismo tiempo, a los representantes de los trabajadores442. Algún convenio colectivo, además, prevé la previa comunicación de la sanción a imponer al Comité de empresa o Delegado de personal443. En todos estos casos, como se puede comprobar, parece claro que el sindicato no tiene ningún tipo de «contrapoder», se trata sólo de una simple derecho de información de hechos que comporta un simple conocimiento por parte de los representantes de los trabajadores. Sin embargo, se encuentra algún convenio colectivo que establece, una vez realizadas las correspondientes comunicaciones, la necesaria apertura de un período de alegaciones de los representantes de los trabajadores y del propio trabajador con una duración mínima de tres metálicos; art. 62 del XIV CC general de Industrias químicas; Anexo III del IV CC del personal laboral de las Universidades públicas de Andalucía; art. 52 del CC de Aragón del sector de Establecimientos sanitarios de hospitaización y asistencia privada; art. 44 del CC de Comercio de mueble de Cataluña; art. 44 del CC de Comercio de alimentación de la provincia de Toeldo; art. 57 del CC de Comercio en general de la provincia de Asturias; art. 56 del II CC de la empresa «Auna Telecomunicaciones, S.A.U.»; art. 40 del I CC de la empresa «Crosselling, S.A.»; art. 54 de la empresa «Leroy Merlin, S.A.»; 438 Así, el art. 50 del CC de Limpieza de edificios y locales de la Comunidad de Madrid establece que «en el caso de faltas leves se dará comunicación a los representantes legales de los trabajadores dentro de los siete días siguientes a la imposición de la sanción». En el mismo sentido, el art. 31 del CC marco de Establecimientos financieros de crédito; el art. 37 del CC de las empresas «Al Air Liquide España, S.A.», «Air Liquide Medicinal, S.L.U.» y «Air Liquide Producción S.L.U.». El art. 48 del CC de la empresa «Compañía Castellana de Bebidas Gaseosas, S.A.» (CASBEGA, S.A.), establece que todas las sanciones impuestas a los trabajadores deberán ser comunicadas a los representantes de los trabajadores, salvo que el propio trabajador expresamente solicite que «no se comuniquen los hechos». 439 Art. 73 del CC de la empresa «Agencia Efe, S.A.». 440 II CC Interprovincial de empresas para el Commercio de flores y plantas; art. 40 del II CC del sector de Fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus prefabricados. 441 Art. 43 del CC de ámbito estatal para el sector de Agencias de viajes; art. 51 del X CC de Centros de asistencia, atención, diagnóstico, rehabilitación y promociónde personas con discapacidad; art. 27 del XIII CC nacional de Empresas de ingeniería y oficinas de estudios técnicos; art. 75 del CC general de Ferralla ; art. 79 del V CC de Repsol comercial de productospetrolíferos, S.A. 442 Art. 31 del CC marco de establecimientos financieros de crédito; art. 62 del XIV CC general de Industrias químicas ; art. 59 del CC de la empresa «Thyssenkrupp Elevadores, S. A.». 443 Art. 50 del CC de Mataderos de aves y conejos. 186 días444, ampliados a cinco días en algunos convenios445, tras los cuales, se hayan presentado o no escritos de alegaciones, la empresa podrá imponer la sanción que considere más adecuada446. Otros convenios colectivos, en cambio, prevén tal plazo de alegaciones, pero sólo frente a un incumplimiento contractual muy grave447. Este plazo podría considerarse como una «pausa de reflexión», durante la cual tanto el empresario como el trabajador pueden meditar sobre la sanción a imponer y sobre el comportamiento susceptible de punición. En segundo lugar, cuando quien comete un incumplimiento contractual es un trabajador afiliado a un sindicato, será necesario que el empresario consulte a los delegados sindicales antes de imponerle algún tipo de sanción disciplinaria448, mientras los delegados de personal o Comités de empresa deberán ser simplemente informados por escrito, cuando así viene previsto por el convenio colectivo aplicable449. Se debe tener en cuenta que la sanción a un trabajador afiliado a un sindicato no será válida si el delegado sindical no hubiera tenido conocimiento escrito del hecho antes de su ejecución450. Asimismo, atendiendo al contenido del artículo 68.1 del Estatuto de los Trabajadores, cuando se trate de sancionar por conductas graves o muy graves a un representante unitario o sindical será necesario, previamente a la sanción, abrir un expediente contradictorio, en tal caso «serán oídos, aparte del interesado, el comité de empresa o restantes delegados de personal»451. Dicha garantía se extiende al año siguiente después de la expiración del mandato representativo, aun cuando la falta derive directamente de la relación laboral sin estar relacionada con dicho mandato, ya que se trata de un requisito de forma y no de contenido452. Sin embargo, el Convenio colectivo Interprovincial de la Industria metalgráfica y de fabricación de envases metálicos regula la apertura de dicho expediente para todo trabajador, independientemente que ocupe o no un cargo electivo, que haya cometido un incumplimiento contractual considerado muy grave453. Algunos de los convenios colectivos examinados establecen reglas relativas a la realización de dicho expediente454. Así, por ejemplo, el XIII 444 Por ejemplo, el art. 30 del CC de Transporte de mercancías por carretera de la Comunidad de Madrid; art. 73 del CC de la empresa Agencia Efe, S.A.; Cap. X del CC de Cepsa; 445 Art. 66 del XVIII CC de Contratas ferroviarias; art. 53 del II CC supraempresarial de Asistencia en Tierra (Handling) para el personal que presta en las UTE’s Eurohandling. 446 Art. 42 del CC de ámbito estatal para el sector de Agencias de viajes; 447 Art. 39 del CC estatal de las Industrias de captación, elevación, conducción, tratamiento, depuración y distribución de agua. 448 En conformidad con el artículo 10.3.3 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical. También algunos convenios colectivos recogen tal contenido, como el art. 31 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales; el art. 47 del CC estatal para la Fabricación de helados; 449 Este es el caso del art. 32 del CC de Fabricación de alimentos compuestos para animales; 450 Art. 71 del CC de las Ikastolas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. 451 Art. 68.a) del ET. 452 STS de 18 de febrero de 1997 (N° de recurso 1868/1996). 453 En el mismo sentido se pronuncia el art. 62 del XIV CC general de Industrias químicas. Asimismo, el CC de Cepsa entiende que es necessaria la previa instrucción de expediente ante faltas muy graves, a los efectos de proporcionar una adecuada defensa y una decisión objetiva, pues considera que una conduca de este tipo asume un carácter excepcional. El Anexo III del IV CC del personal laboral de las Universidades públicas de Andalucía, por su parte, alarga dicha posibilidad también en el caso de comisión de una falta grave. Al igual que el art. 64 del CC 454 El CC de Cepsa regula los trámites a seguir para la apertura de expediente contradictorio ante una conducta muy grave de cualquier trabajador: «La Dirección del Centro, recibida la solicitud de expediente a través de la Jefatura de Personal, nombrará un Juez Instructor quien, a su vez, si lo considera necesario, designará un Secretario para que pueda auxiliarle. Dicho nombramiento, será comunicado al inculpado y al Comité de Empresa, a los que, al mismo tiempo, se les notificará la aceptación y el inicio de las actuaciones. El Comité de Empresa, a petición del inculpado, nombrará a uno de sus miembros para que le asesore y asista en todas las actuaciones y trámites del expediente, excepto en las pruebas testificales en las que, dicha asistencia, quedará al 187 Convenio colectivo nacional de Empresas de ingeniería y oficinas de turismo determina que el contradictorio se iniciará con una orden escrita del jefe de la empresa, con la designación del instructor y del secretario. Comenzarán las actuaciones tomando declaración al autor de la falta y a los testigos, admitiendo cuantas pruebas aporten. En los casos de falta muy grave, si el instructor lo juzga pertinente, propondrá a la dirección de la empresa una medida cautelar consistente en la suspensión de empleo y sueldo del inculpado por el tiempo que dure la incoación del expediente, previa audiencia de los representantes legales de los trabajadores. La norma añade que la tramitación del expediente, si no es preciso aportar pruebas de cualquier clase que sean de lugares distintos a la localidad donde se incoa, se terminará en un plazo no superior a veinte días. En caso contrario, se efectuará con la máxima diligencia, una vez incorporadas las pruebas al expediente. Por último, la resolución recaída se comunicará por escrito, expresando las causas que la motivaron, debiendo firmar el duplicado el interesado. Caso de que se negase a firmar, se le hará la notificación ante testigos. Esta imposición al empresario persigue dar mayor trasparencia al procedimiento de decisión empresarial sancionatoria de un representante455 o de cualquier trabajador, cuando así fuera previsto pro el convenio colectivo aplicable. Así, sólo de frente a los casos anteriormente mencionados el sindicato encuentra algún «contrapoder» al poder disciplinario del empresario, pues se trata de una garantía para la «defensa preventiva de los intereses del trabajador que puede dar lugar a un cambio de la decisión proyectada por el empresario»456. Algunos convenios colectivos prevén la adopción de medidas cautelares, que no se consideran verdaderas y propias sanciones, durante la tramitación de la decisión sancionatoria457. Por otro lado, la jurisprudencia entiende que las sanciones disciplinarias han de respetar el principio arbitrio de los testificantes. El Juez Instructor recabará todas las pruebas que estime oportunas para la clarificación de los hechos, pudiendo el inculpado proponer las que crea pertinentes. El Juez realizará todas aquéllas que estime necesarias, dejando constancia escrita y firmada de cuantas actuaciones, pruebas y trámites realice. El miembro del Comité de Empresa sólo tendrá función de presenzia en las actuaciones a las que asista, debiendo firmar los documentos que en ellas se generen. La tramitación del expediente disciplinario no podrá exceder de trenta días hábiles, salvo circunstancias muy especiales que lo justifiquen y, oportunamente, se pasará pliego de cargos al inculpado, para que, en el plazo de tres días, pueda proponer pruebas y presentar escrito de descargo, haciendo en el mismo las recusaciones que considere oportunas si hubiere lugar. Terminadas las actuaciones y antes de emitir el Instructor su informe final, se concederá al expedientado, al Comité de Empresa y Delegados Sindicales, estos últimos si los hubiere y el trabajador estuviera afiliado a un sindicato, y durante el tiempo de cuarenta y ocho horas, el trámite de audiencia, pudiéndose examinar las actuaciones. Terminado este trámite, el Comité dispondrá de setenta y dos horas para emitir su informe, que remitirá al Instructor. Éste, una vez concluido el expediente, elaborará su informe final, traslatando todo ello a la Jefatura de Personal con lo que terminará su actuación. La Dirección, a la vista de las actuaciones, y de los informes emitidos (del Instructor y del Comité de Empresa), procederá a dictar la resolución final. Ésta deberá ser motivada, determinándose en ella: la falta que se estimase cometida, el precepto en que aparezca recogida, la clase de falta, persona o personas responsables y la sanción a imponer, si procediere y, en relación con la propuesta, podrá decidir entre algunos de estos pronunciamientos: a) confirmar la propuesta del instructor, cuando esté acreditado el cumplimiento de la exigencia de forma y la realidad de la infracción imputada al trabajador, y su calificación como muy grave; b) revocarla totalmente, cuando no haya sido probada la realidad de los hechos inculpados al trabajador, o éstos no sean constitutivos de falta; c) revocarla, en parte, cuando la falta no haya sido adecuadamente calificada. En este caso, el Director del Centro podrá imponer otra sanción adecuada a la gravedad de la falta; d) anular las actuaciones, de no cumplirse los requisitos formales establecidos. Dicha resolución se notificará al interesado con copia al Comité de Empresa y a los Delegados de las Secciones Sindicales, si los hubiera, y cuando a la Compañía le conste la condición de afiliado a un sindicato del expedientado». 455 CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 875. 456 STS de 31 de 2001 (N° de recurso 148/2000), cuya doctrina sigue la ulterior sentencia de 6 de marzo de 2001 (N° de recurso 2227/2000). 457 La jurisprudencia ha afirmado la licitud de dichas medidas cautelares, entre otras, SSTS de 30 de junio de 1989 (Ar. 4859); de 15 de diciembre de 1982 (Ar. 7810) y de 28 de febrero de 1983 (Ar. 1020). 188 non bis in idem, por lo que no se podrán imponer varias sanciones de frente a un mismo incumplimiento contractual458. Así, por ejemplo, considero que el CC de Oficinas y despachos de la Comunidad de Madrid viola este principio cuando establece como falta grave «la simulación de enfermedad» y como muy grave «la simulación comprobada de enfermedad». En mi opinión, el contrato colectivo anterior prevé dos sanciones para una misma conducta, ya que el hecho de exigir en el segundo de los casos la «comprobación» del incumplimiento no significa, como se verá posteriormente, que la situación del primer caso no deba verificarse, pues, en cualquier caso, una conducta podrá ser sancionada sólo si la dirección empresarial tiene «cabal» conocimiento de la misma. No obstante, los convenios colectivos normalmente contemplan una conducta que comporta una sanción menor, pero la reiteración de la misma puede implicar una sanción superior o, en algunos casos, incluso una sanción de igual gravedad como es el caso del Convenio marco estatal para las empresas organizadoras del juego del bingo al establecer como falta grave la reincidencia en falta grave, dentro de un trimestre, siempre que haya sido objeto de sanción. Esta circunstancia es posible sin que suponga una violación del principio enunciado, pues en el segundo de los casos no se sanciona una misma conducta sino su reiteración459. Asimismo, existe la posibilidad de prever una misma conducta con una sanción más grave si la misma asume una connotación más grave. Así, por ejemplo, la embriaguez puede ser sancionada levemente si no es habitual y, al mismo tiempo, conllevará una sanción muy grave si se trata de un estado habitual que repercute negativamente en el trabajo460. Por otro lado, las sanciones en el ámbito laboral tienen un carácter privado, por lo que es posible además de ésta imponer al trabajador una sanción pública, esto es, administrativa o penal, sin que ello afecte al principio non bis in idem. Por otra parte, atendiendo al estado de embriaguez, algunos convenios consideran una falta grave la conducta del trabajador que, fuera del puesto de trabajo, se encuentra en tal estado vistiendo el uniforme de la empresa461. Como es sabido, al poder empresarial no le está permitido entrar en la esfera privada del trabajador, salvo que las conductas extralaborales condicionen el correcto cumplimiento de la prestación laboral, pero parece que en el caso mencionado el simple hecho de llevar puesto un uniforme de trabajo - entendemos que igualmente sería sancionado si sólo se hace ver con un distintivo o logotipo empresarial -. Tal y como algún autor afirma, una sanción en tal sentido sería entendible si se tratase de una empresa de tendencia, de lo contrario parece que se trata de una licencia «excesiva», salvo que se entienda la «tendencia» como «un atributo que algunos empresarios pueden libremente añadir a la propia razón social»462. Quizás, sobre este tema, no estaría mal tomar ejemplo del Convenio colectivo estatal de Industrias extractivas, industrias del vidrio, industrias cerámicas y de comercio exclusivista de los mismos materiales de 2004, que como «avance» en materia 458 STS de 12 de diciembre de 1989 (Ar. 9197). SSTS de 7 de octubre de 1982 (Ar. 6128), y 4 de octubre de 1983 (Ar. 4990). Tampoco se viola el princio non bis in idem cuando se adoptan medidas cautelares [STS de 30 de junio de 1989 (Ar. 4859)], pues como se decía anteriormente, las mismas no comportan una sanción. 460 Art. 41 del II CC del sector de Fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus prefabricados. El CC de la Industria azucarera considera la embriaguez ocasional durante el trabajo una falta leve, mientras que tal estado de forma habitual será una falta grave si incide en el comportamiento o rendimiento del trabajador y, por último, considera una falta muy grave la embriaguez habitual durante el trabajo. Queda clara la sanción como falta leve, pero aquella grave y muy grave se pueden confundir, ya que la redacción de la norma lleva a pensar que si el estado de embriaguez habitual del trabajador incide en su comportamiento o rendimiento en el trabajo será sancionado como falta grave, pero si tal estado no incidiera ni en su comportamiento ni en su rendimiento, entonces sería considerado como una falta muy grave. 461 Art. 60 del XIV CC general de Industrias químicas; art. 37 del CC estatal de las Industrias de captación, elevación, conducción, tratamiento, depuración y distribución de agua; art. 11 del CC de Limpieza de edificios y locales de la provincia de Málaga; 462 Vid., LOY, G.: El dominio ejercido sobre el trabajador, Especial Monográfico de Relaciones Laborales, La Ley, octubre-2005. 459 189 de salud laboral ha decidido suprimir la toxicomanía y el alcoholismo del régimen disciplinario. II.VIII.2.3. Revisión judicial de la sanción al trabajador. El trabajador puede, en todo caso, solicitar la revisión judicial463 de la sanción disciplinaria decidida por el empresario a través de la modalidad procesal establecida en los artículo 114 y 115 de la Ley de Procedimiento Laboral. Ahora bien, la impugnación judicial no comportará, en ningún caso, la suspensión del cumplimiento de la sanción impuesta, salvo que el convenio colectivo aplicable establezca lo contrario o así lo decida expresamente el juez como medida cautelar cuando se alegue lesión de derechos fundamentales o libertades públicas y de frente a las circunstancias legalmente tasadas464. Previamente, se debe tentar una conciliación o reclamación administrativa465, salvo que la impugnación se base en una lesión de derechos fundamentales o libertades públicas466. El plazo del que dispone el trabajador para solicitar la revisión judicial es de veinte días hábiles que comenzarán a contar desde la fecha fijada en la comunicación de la sanción o desde que el trabajador tuvo conocimiento de la misma467. Este plazo no puede ser modificado por la autonomía colectiva - y, tanto menos, individual -, pues como ha declarado el Tribunal Constitucional: «dicha regulación reviste carácter público, sin que pueda caber resquicio alguno a la intervención del poder normativo que ostentan los representantes de empresarios y trabajadores»468. Por otra parte, la obligación de la prueba recae sobre el empresario, sin que pueda alegar para ello motivos diversos a los fijados en la comunicación al trabajador de la sanción469. El juez puede, una vez oídas las partes, confirmar la sanción, revocarla total o parcialmente o bien declararla nula. Por último, apuntar que frente a la sentencia dictada en estos procesos no cabe recurso alguno, salvo en el caso que la sentencia confirme una sanción por faltas muy graves470, posibilidad de recurso que, en consecuencia, sólo asiste al trabajador. II.VIII.2.4. El tema de la prescripción de las faltas de los trabajadores. El instituto de la prescripción garantiza el principio de seguridad jurídica a través del establecimiento de unos plazos máximos que actúan como límite temporal a la exigencia de responsabilidades que pueden recaer sobre una persona. En el caso que ahora interesa, la prescripción de las faltas establece aquel límite, después del cual el empresario no podrá imponer al trabajador ningún tipo de sanción. Es el artículo 60.2 del Estatuto de los Trabajadores el que se encarga de regular la prescripción de los incumplimientos contractuales por parte de los trabajadores, en concreto, establece que «las faltas leves prescribirán a los diez días; las graves, a los veinte días, y las muy graves, a los sesenta días a partir de la fecha en que la empresa tuvo conocimiento de su comisión y, en todo caso, a los seis meses de haberse cometido». Dichos plazos pueden ser modificados por la negociación 463 Art. 55 del CC de Comercio en general de la provincia de Asturias; art. 34 del CC de Comercio textil para la provincia de Alicante; art. 39 del CC de Hostelería del Principado de Asturias; art. 11 del CC de Limpieza de edificios y locales de la provincia de Málaga. 464 Art. 178 de la Ley de Procedimiento Laboral. 465 Arts. 63 y 69 de la Ley de Procedimiento Laboral. 466 Arts. 64 y 70 de la Ley de Procedimiento Laboral. 467 Art. 114.1 de la Ley de Procedimeinto Laboral. 468 STC 201/1992, de 19 de noviembre. 469 Art. 114.3 de la Ley de Procedimiento Laboral. 470 Art. 115.3 de la Ley de Procedimiento Laboral. 190 colectiva, aunque la mayoría los recoge en su articulado de forma idéntica471, pero tal modificación será en el sentido de reducir los días472, lo que jugaría en beneficio del trabajador, ya que los convenios colectivos, en relación con la materia objeto de análisis, pueden sólo modificar las condiciones establecidas por la ley in meius. El precepto legal, como se puede observar, fija dos criterios de referencia para determinar el inicio del plazo de prescripción: por un lado, aquel contado a partir del conocimiento por parte del empresario de la comisión de una infracción (prescripción corta) y, por otro lado, aquel contado a partir de la fecha de su comisión (prescripción larga). Se debe tener en cuenta que estos criterios no asumen un carácter acumulativo sino alternativo473, por lo que uno de los dos excluye el otro. Ahora bien, tanto uno como el otro plazo comienzan a decorrer desde el momento en que el empresario ha podido tener un conocimiento «cabal, pleno y exacto» de la comisión de una infracción474. Por otro lado, en caso de faltas reiteradas o conductas infractoras continuadas, el cómputo de prescripción iniciará a partir de la última475. También existe la posibilidad de interrupción de la prescripción de faltas, lo que ocurrirá, por ejemplo, cuando se trate de sancionar un representante de los trabajadores unitarios o sindicales de frente a los cuales es obligatoria la apertura de un expediente contradictorio476 o cuando se inicia el trámite de audiencia a los delegados sindicales477. Sin embargo, la Jurisprudencia ha venido a aclarar que tanto de frente a un expediente contradictorio como ante el trámite de audiencia a los delegados sindicales, «el tiempo invertido en la realización de una u otra actividad no debe ser tenido en cuenta» a efectos del plazo prescriptivo, se trata de unas garantías reconocidas al trabajador que no cuentan con un límite de vencimiento temporal preestablecido. Así, el Tribunal Supremo ha optado por una mera suspensión de dicho plazo, de forma que se descuenten los días invertidos en tal actividad sin que sea necesaria una solución interruptiva, que comportaría el comienzo del cómputo del plazo desde el inicio478. La interrupción igualmente se producirá ante el ejercicio de una acción penal para el esclarecimiento de los hechos que pueden provocar una sanción de despido479. La norma legal, tal y como se apuntaba en líneas anteriores, al fijar los plazos de prescripción lleva a cabo una graduación de los incumplimientos laborales y, a su vez, de las sanciones. También se ha visto que nada impide que los convenios colectivos clasifiquen las faltas en niveles de gravedad diferentes, pues la ley no se manifiesta. Ahora bien, esto no impedirá 471 Art. 59 del CC estatal de Elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio ; art. 36 del CC estatal de Estaciones de servicio; art. 77 del CC general de Ferralla. 472 STS de 17 de enero de 1983 (Ar. 84). Así, el art. 79 del CC de las Ikastolas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa prevé una prescripción de diez días para las faltas leves, de quince días para las graves y de cincuenta para las muy graves. En el mismo sentido, el art. 99 del CC del sector de Enseñanza privada de Cataluña. 473 CRUZ VILLALÓN, J.: Estatuto de los trabajadores comentado, op. cit., p. 798. 474 SSTS de 26 de octubre de 1983 (Ar. 5154), de 3 de noviembre de 1991 (Ar. 2276), de 3 de noviembre de1993 (Ar. 8536), de 29 de septiembre de 1995 (Ar. 6925), de 26 de diciembre de 1995 (Ar. 9845), de 22 de mayo de 1996 (Ar. 1396) y de 25 de enero de 1996 (Ar. 199). 475 CC de Cepsa. 476 SSTS de 24 de noviembre de 1986 (Ar. 6498), de 25 de mayo de 1987 (Ar. 6498) y de 25 de enero de 1990 (Ar. 213). 477 Trámite éste que resulta preceptivo a tenor de lo dispuesto en el último párrafo del art. 55.1 del Estatuto de los Trabajadores y en el art. 10.3.3º de la Ley Orgánica del Libertad Sindical. 478 STS de 31 de enero de 2001 (N° de recurso 148/2000). Asimismo, dicha Sentencia afirma que el plazo de prescripción establecido por el art. 60.2 del Estatuto de los Trabajadores se refiere a la prescripción de faltas y no de acciones, siendo la interrupción de la prescripción de acciones lo que contempla el art. 1973 del Código Civil. En el mismo sentido, la STS de 6 de marzo de 2001 (N° de recurso 2227/2000). 479 STS de 24 de septiembre de 1992 (Ar. 6809). 191 aplicar los plazos de prescripción legalmente previstos, esto es, aquellos convenios colectivos que además de las faltas leves, graves y muy graves, creen las menos graves, no podrán también establecer un nuevo plazo prescriptivo para dicha falta distinto a los legales, entiendo que ni siquiera a través de una interpretación de la norma, pues el legislador ha querido fijar tres plazos diferentes sin dejar la posibilidad a la creación de ningún otro, tratándose de una norma de contenido cerrado no enunciativa en aras a la seguridad jurídica. Así, aquellos convenios colectivos que establecen, por ejemplo, cinco niveles de graduación de las faltas, tendrán que acomodarlos a la prescripción legal, esto es, al nivel menos grave le corresponderá el plazo de prescripción previsto para una conducta leve o bien el previsto para una grave, sin que sea posible establecer una vía intermedia. En consecuencia, considero absolutamente ilegal la previsión contenida en el artículo 29 del CC del sector de Laboratorios de prótesis dental de Cataluña que fija una prescripción de diez días para las faltas leves, veinte días para las faltas menos graves, treinta días para las faltas graves y sesenta días para las muy graves. En primer lugar, el convenio asimila la prescripción prevista para una falta de nivel grave de frente a una menos grave. Y, en segundo lugar, la ley prevé veinte días para las faltas graves no treinta como establece el citado convenio y, en base al carácter más beneficioso para el trabajador que debe asumir la autonomía convencional, ésta sólo puede fijar un plazo inferior al legal, nunca superior. La imposición de una sanción al trabajador una vez superada la fecha de prescripción comportará su nulidad480, salvo que se trate de un despido disciplinario, en cuyo caso éste será declarado judicialmente como improcedente. La ley establece, tal y como se ha visto, la prescripción de las faltas, pero no se pronuncia respecto de la prescripción del cumplimiento de las sanciones, por lo que será la negociación colectiva la encargada de regular el tema. Es cierto que no todos los convenios hacen referencia a dicha prescripción, por lo que se deberá entender que el cumplimiento de la sanción tendrá efectos inmediatos desde el mismo momento en que se notifique al trabajador481. Sin embargo, se encuentran aquellos que expresamente se refieren a la materia como, por ejemplo, el Convenio colectivo estatal de Elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio, estableciendo que las faltas muy graves se harán cumplir como máximo a los seis meses de su imposición, siendo el plazo de tres meses para las graves. Mientras otros convenios colectivos, como el Convenio colectivo general de Ferralla, establecen que el cumplimiento temporal de la sanción podrá dilatarse hasta sesenta y un días después de la fecha de su imposición, por lo que entendemos que la prescripción de la sanción se producirá una vez transcurrido dicho plazo sin que se haga efectiva482. II.VIII.3. Las conductas del empresario susceptibles de sanción. 480 Art. 115.d) de la Ley de Procedimieno Laboral. Así, el CC para Empresas cosecheras-exportadoras de tomate, lechuga y otros productos agrícolas para la Región de Murcia establece que «todas las sanciones podrán ser ejecutivas desde el momento en que se notifiquen al trabajador sancionado». 482 En el mismo sentido, el art. 7 del CC para la Industria del metal de Valencia; el art. 6 del CC de Siderometalurgia de la provincia de Ciudad Real; el art. 64 del CC de Siderometalurgia de la provincia de Pontevedra; art. 6 del CC de la Industria siderometalúrgica de la provincia de Barcelona; el art. 6 del CC de la Industria siderometalúrgica de la provincia de Castellón; el art. 42 del CC de la Industria sideroemtalúrgica de León. Otros convenios colectivos, como el art. 53 del CC de Montajes y empresas auxiliares del Principado de Asturias establecen un plazo de seis meses, a partir del momento de imposición de la sanción, durante el cual se podrá dilatar su cumplimiento. El mismo plazo viene previsto por el art. 52 del CC para la Industria del metal del Principado de Asturias o el Anexo III del CC de la Industria del metal de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Mientras algún convenio prevé un plazo mucho más breve, como puede ser de treinta días, así el art. 55 del CC de Renault España, S.A. 481 192 En la práctica son pocos los convenios colectivos que hacen referencia al tema de las infracciones laborales de los empresarios, y aquellos que lo hacen se limitan a reiterar el concepto legal de infracción laboral483. Sólo alguno de la muestra establece una lista de conductas empresariales sancionables y cómo actuar de frente a las mismas previamente a la imposición de una sanción. Esta potestad sancionadora puede recaer, entre otros, en el Consejo de Ministros, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o en el Inspector de Trabajo, dependerá del tipo de falta laboral y de la sanción484. En primer lugar, es importante saber que las conductas del empresario que comportan una infracción laboral son todas aquellas «acciones u omisiones contrarias a las normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios colectivos en materia de relaciones laborales»485. A diferencia de cuanto sucede respecto de los incumplimientos contractuales de los trabajadores, en los que es la negociación colectiva la que asume todo el protagonismo, las infracciones empresariales vienen tipificadas y sancionadas expresamente por la ley. Por lo que también en este caso rige el principio de tipicidad, protagonizado por el contenido legal. Las faltas laborales de los empresarios, al igual que sucede con las cometidas por los trabajadores, se clasifican en tres diferentes grados de gravedad: leves, graves y muy graves, pero en este caso viene expresamente establecido por la ley, y no sólo dicha graduación sino también las diferentes conductas que corresponden a los distintos grados. Un solo convenio colectivo de la muestra recoge un listado de conductas sancionables, así como su graduación dependiendo de la gravedad486. Pero, en realidad, se trata de los mismos comportamientos susceptibles de sanción en el orden social previstos por la legislación. Análogamente al caso de faltas laborales de los trabajadores, en el supuesto de incumplimientos laborales por parte del empleador, para la determinación de la sanción a imponer se tendrá en cuenta, entre otras cosas, la negligencia, la intencionalidad o la entidad del perjuicio causado por el actor del daño487. Por cuanto se refiere a la muestra de convenios colectivos, ninguno hace referencia al tipo de sanción que corresponde al empresario. Por el contrario, la sanción impuesta al empresario tendrá carácter económico consistiendo en una multa, cuyo importe dependerá efectivamente del grado de gravedad de la conducta empresarial. El procedimiento sancionador se regula legalmente, sin que la negociación colectiva, al menos aquella examinada, se manifieste sobre la materia488. Es verdad que algún convenio colectivo establece una posible actuación por parte de los trabajadores afectados. Así, aquellos en primera instancia, a través del delegado de personal, del delegado sindical o del Comité de empresa, tratarán de corregir la infracción cometida por el empleador. Ahora bien, 483 Las infracciones y sanciones en el orden social aparecen reguladas por el RD 5/2000, de 4 de agosto. Art. 57 del III Convenio marco estatal de Residencias privadas de personas mayores y del servicio de ayuda a domicilio; art. 81 del CC de las Ikastolas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa; art. 54 del CC de Residencias para la tercera edad, residencias materno-infantiles y servicio de ayuda a domicilio, de titularidad pùblica en la Comunidad Valenciana; art. 53 del CC para el serctor privado de Residencias para la tercera edad en la Comunidad Valenciana; art. 102 del CC del sector de Enseñanza privada de Cataluña; art. 22 del CC de Comercio de muebles para la provincia de Valencia; art. 40 del CC de Comercio textil de la provincia de Barcelona y art. 12 del CC de Centrales nucleares Almaraz-Trillo. 484 Es el art. 48 del RD 5/2000, de 4 de agosto, el que se encarga de establecer quién tiene la potestad sancionadora en el orden social. 485 Art. 5 del RD 5/2000, de 4 de agosto. 486 Art. 22 del CC de Comercio de muebles para la provincia de Valencia. 487 Art. 39 del RD 5/2000, de 4 de agosto. 488 Regulado por los arts. 51, 52 y 53 del RD 5/2000, de 4 de agosto. 193 si en el plazo de diez días, a contar desde el momento de la notificación al infractor, no hubiesen recibido solución o la solución recibida no fuese satisfactoria, podrán incoar expediente ante la comisión interpretativa mixta, que emitirá dictamen en un plazo máximo de 20 días489. También en estos supuestos es posible recurrir la resolución dictada en un procedimiento sancionador por vía judicial490. Las infracciones de carácter laboral cometidas por el empleador tienen un plazo legal de prescripción de tres años491, muy superior respecto de aquel previsto para las faltas de los trabajadores. El parámetro para determinar dicho plazo se fija atendiendo al momento de la comisión del acto, no como sucede en el caso de los trabajadores donde se da relevancia al hecho del conocimiento por parte del empresario del incumplimiento laboral. II.XI. PODERES EMPRESARIALES Y CONTRAPODERES SINDICALES EN LAS INDUSTRIAS QUÍMICA Y TEXTIL (Isidor Boix Lluch). Convenios estudiados • • • • • • Convenio General de la Industria Química 2004-2006 (BOE 6.08.2004). Convenio General de la Industrias Textil y de la Confección 2005 (BOE 31.08.2005). Convenio General de la Industria del Calzado 2002-2005 (BOE 29.8.2002). Convenio General de la Industria del Curtido 2004-2006 (BOE 20.12.2004). Convenio General de la Industria del Vidrio y la Cerámica 2004-2006 (BOE 11.08.2004). Acuerdo Marco del Grupo Repsol-Ypf 2003-2005 (BOE 7.05.2003). Todos ellos pueden encontrarse también (textos y presentaciones sindicales) en la pagina web de FITEQA-CC.OO. (www.fiteqa.ccoo.es) Notas previas y referencia legislativa En la consideración de los poderes empresariales la referencia será el empresario individual, ya que en el ámbito de la empresa, en el que se examina el ejercicio de los poderes empresariales y los contrapoderes que en nombre de los trabajadores operan, es siempre la persona jurídica del empleador la que actúa. A la individualización de una de las partes no se contrapone la de la otra, ya que ésta puede corresponder tanto al trabajador individual, como sujeto que es de la primera relación contractual, hasta las formas de organización y representación supraempresariales, es decir el sindicato, en sus posibles formas organizadas de ámbito sectorial (“federaciones”, de industria en los supuestos aquí examinados), o territorial, pasando por las formas de organización en el ámbito de la empresa, es decir las secciones sindicales, como unidades en la empresa de la organización sindical supraempresarial, o los delegados de personal y comités de empresa, como formas de organización y representación unitarias emanadas del conjunto de los trabajadores en la empresa. 489 El art. 81 del CC de las Ikastolas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa y el art. 102 del CC del sector de Enseñanza privada de Cataluña. 490 Art. 54 del RD 5/2000, de 4 de agosto. 491 Art. 4 del RD 5/2000, de 4 de agosto. En cambio, las infracciones en materia de Seguridad Social prescriben a los cuatro años, mientras las relativas a la prevención de riesgos laborales prescribirán en orden a su gravedad, esto es, las leves al año, las graves a los tres años y, por último, a los cinco años las muy graves, siempre contados desde la fecha de comisión de la infracción. 194 Para las cuestiones que nos ocupan en las páginas de este estudio, nos referiremos a los derechos que la negociación colectiva establece para las formas de representación y organización colectivas. Estos derechos, derechos colectivos, constituyen la tutela de los derechos individuales. El poder empresarial, conviene recordarlo, no emana esencialmente de los convenios colectivos, sino de la vigente legislación que ordena las relaciones laborales, particularmente del Estatuto de los Trabajadores, nuestro “código del trabajo” que desarrolla el mandato constitucional al respecto. Es al Estatuto de los Trabajadores al que se refieren los convenios al remitirse a la “vigente legislación”, como sucede en general en su primer artículo sobre la “organización del trabajo”. Conviene por otra parte recordar que los convenios están sometidos al Estatuto y demás leyes laborales por expreso mandato del propio Estatuto, por lo que tal remisión puede parecer ociosa, pero su inclusión obedece muchas veces tanto a la voluntad empresarial de reafirmar la potestad de organización del trabajo que le concede el Estatuto como, en ocasiones, al interés de los propios trabajadores en recordar que la legislación, el Estatuto, también finja límites a tales poderes empresariales. Los contrapoderes individuales y colectivos de los trabajadores vienen también señalados en el Estatuto de los Trabajadores, aunque podría considerarse que muy someramente, por lo que es en los convenios colectivos donde se produce su desarrollo. El poder empresarial en el Estatuto viene señalado ya en su artículo 1 cuando, para definir la condición de “trabajador por cuenta ajena”, señala, como condición de “trabajador” el hecho de que la prestación del trabajo se realice: “... dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada empleador o empresario”, lo que parece atribuir en exclusiva a éste la facultad de organizar y dirigir el trabajo. Ello resulta reafirmado en su art. 20.1 al señalar: “El trabajador estará obligado a realizar el trabajo convenido bajo la dirección del empresario o persona en quien éste delegue.” y completado en el resto del artículo. Por ello precisamente los derechos individuales o colectivos de los trabajadores pueden calificarse de “contrapoderes”, apuntando al objetivo de establecer en la empresa un equilibrio de poderes. El art. 4, relativo a los “derechos laborales” de “los trabajadores”, es menos explícito y requiere de hecho, para su aplicación, de una concreción, aunque su utilidad radica precisamente en explicitar que esta concreción puede venir de la “negociación colectiva” y señalar que para ello tiene el trabajador, individual y colectivamente, la posibilidad de “adoptar medidas de conflicto colectivo” y “derechos básicos” de “libre sindicación”, “huelga”, “reunión”, “participación en la empresa”, “a no ser discriminados” ,... En el art. 85 el Estatuto precisa el posible desarrollo de la ley mediante convenio colectivo: “Dentro del respeto a las leyes, los convenios colectivos podrán regular materias de índole económica, laboral, sindical ...”, lo que permite precisar la propia naturaleza de la negociación colectiva y, en lo relativo a los poderes del empresario y contrapoderes sindicales, abre la puerta a la negociación colectiva en esta materia, desarrollando tanto los poderes empresariales como los contrapoderes sindicales, sin contravenir sin embargo lo dispuesto por el propio Estatuto y teniendo en cuenta lo que debe entenderse como derechos mínimos o materias disponibles. Toda la regulación a través de convenio colectivo relativa al poder empresarial y a los derechos o contrapoderes sindicales supone un desarrollo de estos preceptos estatutarios y una 195 definición de posibles límites a los poderes empresariales, o normas y procedimientos para su ejercicio, pero nunca una negación de las facultades atribuidas al empresario por el Estatuto. Al hilo de lo indicado podría analizarse donde se sitúa, y donde puede situarse, el interés sindical. Si éste podría llegar a la “cogestión”492 o fijarse como objetivo “el control y vigilancia”, expresiones que parecen confundirse en la práctica alemana, pero que tienen indudables matices diferenciados en nuestro idioma. Y también en el sentido sindical de su ejercicio. En mi opinión no interesa al sindicalismo suplantar la función empresarial de la “gestión”. No creo que sea ésta la función del sindicalismo, ni tampoco para lo que están preparados los sindicalistas. El “zapatero a tus zapatos” supondría reservar plenamente la gestión al empresario o sus representantes (directivos o “gestores”), y al sindicalismo las funciones de control y vigilancia, entre ellas la exigencia de una buena gestión empresarial, incluyendo los instrumentos y garantías que por una parte eviten la arbitrariedad e incluso la discrecionalidad en el ejercicio del poder empresarial y por otra establezcan el equilibrio entre los interés dela producción y los de calidad de vida del trabajador. A ello debería contribuir el desarrollo de la “conciliación de la vida laboral y personal”, incluyendo en lo de “personal”, los intereses y derechos tanto del trabajador individual como los de su consideración como parte de la “familia”. Ello supone además el establecimiento de derechos de participación sindical y sus ámbitos concretos, los espacios de negociación, aquellos en que es exigible el pacto (es decir con derecho de veto sindical) y los limitados a la consulta o sólo a la información. Los derechos de intervención de los trabajadores y sus representantes en el gobierno de las relaciones de trabajo ha constituido siempre un instrumento esencial en la conquista de mejores condiciones de vida, de empleo y de trabajo. Los derechos constituyen un instrumento esencial para la satisfacción de intereses y al convertirse en objetivo, en reivindicación, están además en la base de los procesos organizativos de la clase trabajadora. La pretensión de conseguir mayores y mejores derechos individuales, que son los que finalmente más interesan a cada uno, y la conciencia de que sólo colectivamente pueden alcanzarse y conseguir una tutela eficaz para su ejercicio, constituye la base de la organización sindical de los trabajadores. El ahora irreversible proceso de internacionalización de la economía empuja por otra parte hacia una mayor implicación de los trabajadores en la empresa, cuestión no nueva en si misma pero que se plantea de forma distinta. Esta mayor implicación, como contribución a la versatilidad de la actividad de la empresa y, con ello, a su eficiencia o competitividad, sólo puede darse a través de un mayor poder de intervención sindical. Es desde esta perspectiva que se aborda el siguiente estudio sobre el “poder empresarial” y el “contrapoder sindical”. Guión de materias consideradas Se han agrupado las diversas cuestiones en las que se desarrollan tales poderes y contrapoderes en los siguientes capítulos: • 492 Capacidad normativa permanente a través de los órganos paritarios. O “codeterminación” (la mitvestimmung alemana) 196 • • • • • • • • • • • • • Articulación de la negociación colectiva. Pactos y convenios de empresa. Convenios sectoriales territoriales o subsectoriales. Arbitraje obligatorio. Política de empleo y contratación. Extinción del contrato de trabajo individual y colectivo. Externalización de actividades, contratación y subcontratación. Fusiones y segregaciones. Organización del trabajo. Modificación sustancial de las condiciones de trabajo. Introducción de nuevas tecnologías. Clasificación y formación profesional. Movilidad funcional y geográfica. Tiempo de trabajo y su ordenación. Salario y estructura salarial. Política de igualdad. Régimen disciplinario. Seguridad, salud y medio ambiente (incluyendo el acoso moral). Seguimiento de la gestión y la política de la empresa. Derechos de representación. Acción sindical transnacional. II.XI.1. Capacidad normativa permanente a través de órganos paritarios. En ésta, como en otras cuestiones, la simple equiparación de la capacidad de iniciativa empresarial y sindical en la negociación colectiva supone establecer un equilibrio en los poderes patronales y sindicales distinto del que emana directamente de la legislación laboral general. Por ello hay que considerar los supuestos en los que esta capacidad de iniciativa se mantiene viva durante la propia vigencia de los convenios “estatutarios”. Dos necesidades pueden parecer a este respecto contradictorias en la negociación colectiva: Por una parte la de estabilidad en las relaciones de trabajo, junto con el interés en tutelar la correcta aplicación de los convenios y verificar la propia eficacia de sus normas. De este planteamiento se derivaría la conclusión de convenios plurianuales (lo que es ya en la mayoría de los casos orientación estratégica sindical). Por otra parte, la necesidad de tener abierta la posibilidad de innovar los convenios, como normas básicas de las relaciones laborales, en función de una realidad cambiante y dinámica, con problemas nuevos en muchos casos difíciles de prever. Ello apuntaría a la necesidad de una negociación frecuente, con textos convencionales abiertos, casi permanentemente. Estos objetivos parcialmente contradictorios, han empezado a traducirse en convenios que mantienen su vigencia plurianual (2 o 3 años en general, con algunos de 4 y hasta 5), con disposiciones en el propio convenio que confieren a los órganos paritarios una capacidad normativa tasada, con expresa referencia a los temas abiertos a la negociación durante la vigencia del convenio, o más abierta. Obsérvese en todo caso que se trata de planteamientos distintos a los más habituales y generalizados de “comisiones paritarias” para abordar diversos temas durante la vigencia de los convenios y orientadas esencialmente a la propia gestión del convenio o a preparar materias par su negociación en convenios posteriores. 197 Estos son los casos ya de: el convenio de Químicas, atribuyendo a los acuerdos de la Comisión Mixta (art. 89.1.4) el mismo rango que lo negociado en convenio, y el del Calzado, con una comisión técnica sectorial con capacidad de hacer propuestas para la modificación e incorporación de nuevas normas al convenio, calificadas de “propuestas técnicas” (art. 7), y de forma específica en relación con los sistemas de incentivos (Disposición Adicional 3ª). II.XI.2. Articulación de la negociación colectiva. Se trata de una cuestión central en lo que ha venido denominándose “modelo de relaciones laborales” y más particularmente “modelo de negociación colectiva”. Estuvo en el centro de la fracasada negociación tripartita con el gobierno del PP del año 2001. Y sigue siendo una importante cuestión pendiente en la medida que la actual regulación en el Estatuto y su práctica, así como las posiciones empresariales y sindicales al respecto, no apuntan a un modelo demasiado coherente. Las cifras de convenios sectoriales estatales, subsectoriales estatales, sectoriales provinciales o autonómicos y convenios de empresa ilustran la dispersión y la heterogeneidad del modelo vigente. Dos son los artículos del Estatuto de los Trabajadores que determinan lo esencial de esta estructura, el art. 84 sobre la “no concurrencia” de convenios, y el 83.2., que abre la posibilidad, prácticamente ignorada en la práctica, de ordenar, y por tanto articular, de forma imperativa la negociación colectiva desde el sector hasta la empresa. En la práctica ha resultado absolutamente preponderante el 84 y ha dado lugar al modelo vigente. En la definición de la estructura de la negociación colectiva los poderes de empresarios y trabajadores son en apariencia equivalentes, ya que se precisa el acuerdo de ambos para concluir convenios colectivos. Y en la firma de éstos formalmente tienen el mismo rango. Sin embargo no está de más considerar qué sucede cuando no se alcanza ningún acuerdo entre ambas representaciones, ni en el ámbito de la empresa ni en uno supraempresarial. En tal caso es evidente que en las relaciones empresario-trabajador opera la legislación laboral general, y, a través de ella, se prorroga el anterior convenio si lo había, y el poder del empresario sólo viene limitado por lo en aquél establecido y por los derechos que el Estatuto de los Trabajadores establece en sus artículos 3, 4 y 41, y el ejercicio de los derechos de representación definidos por el propio Estatuto en su capítulo I del Título II, junto con la LOLS. Conviene por todo ello examinar cuáles son los procedimientos de negociación que vayan definiendo las normas contractuales colectivas. Tales normas podrán acumularse o podrán establecer una relación entre ellas, como un entramado de disposiciones que relacionen los poderes y contrapoderes en la empresa con los definidos en ámbitos supraempresariales. A este entramado de disposiciones se lo ha definido como “articulación”. Una consideración aún. Las líneas dominantes en la ideología empresarial parecen primar la denominada descentralización de la negociación colectiva, lo que llevaría a considerar cada empresa como ámbito aislado y autosuficiente para la negociación colectiva. Puede ponerse en duda que este sea un interés empresarial cierto en la medida que parecen existir (al menos ésta es la convicción de quien redacta estas notas) efectivos intereses colectivos empresariales, y no sólo para extender al máximo su poder, sino también para desarrollar condiciones de trabajo similares, homogéneas, en un conjunto de empresas (de sector y/o zona territorial) evitando lo que en lenguaje empresarial se denomina “competencia desleal”. 198 Veamos pues cómo se articulan en los convenios considerados los diversos ámbitos de negociación y quienes están facultados y/o están considerados como interlocutores preferentes para tomar iniciativas en relación con los mismos. La formalización de una estructura de negociación colectiva articulada supone afirmar un mayor equilibrio en la capacidad de iniciativa sindical y empresarial del que resultaría de la simple legislación laboral, así como de la ignorancia de esta cuestión en la negociación colectiva de ámbito superior. Relación de la negociación sectorial con la negociación de ámbito inferior. La entidad y eficacia de la articulación desde la negociación sectorial a la de empresa debe buscarse en las condiciones que puedan establecerse desde los convenios de ámbito superior en relación con los de ámbito inferior. Convenio de sector y convenios sectoriales o subsectoriales, provinciales o autonómicos. El Convenio de Químicas ha hecho uso de las facultades establecidas en el art. 83.2 del Estatuto, y en su art. 1.2.3) señalando que para los “convenios sectoriales de ámbito geográfico o funcional inferior ... el Convenio General será de preceptiva y obligada aplicación ...” estableciendo el catálogo de dichas materias: Salarios Mínimos Garantizados, Jornada máxima anual y su distribución, modalidades de contratación, clasificación profesional, régimen disciplinario, normas mínimas de seguridad y salud en el trabajo y movilidad geográfica. Este mes de septiembre 2005 se ha abierto el examen de la eficacia de esta disposición a través de una consulta a la Comisión Mixta estatal desde Cantabria para examinar la compatibilidad de la clasificación en categorías (40) de ese convenio regional con la de grupos profesionales del Convenio General estatal. Convenio de sector y convenio de empresa. Aunque considero que el ya mencionado art. 83.2 del ET permitiría la irrupción directa de los convenios de sector en los de empresa, condicionándolos e impidiendo su plena autonomía o independencia, y ello sin vulnerar el 84, en la práctica el supuesto más avanzado en cuanto a tal posible irrupción sería el convenio de Perfumería. Efectivamente, éste en su art. 1, establece: “Las partes firmantes expresan su voluntad de que este convenio sirva de referencia en la negociación de los convenios de empresa mientras no se adhieran al mismo. Las empresas con convenio propio aplicarán en su ámbito aquellas materias reguladas por el convenio sectorial y no contempladas en el de empresa, que tendrán a tal efecto y para estas empresas la consideración de ‘acuerdos sobre materias concretas’, reguladas por el art. 83.3 del Estatuto de los Trabajadores”. Se trata pues de la “imposición” del convenio sectorial como “derecho supletorio” de los convenios de empresa, aunque éstos no lo contemplen expresamente. En este mismo sentido, pero más tímidamente, ya que no imponen sino que proponen, se expresan los firmantes en el convenio de Químicas, que en su art. 1 señalan “su voluntad de que este convenio constituya referencia eficaz para establecer las relaciones laborales en toda la industria química. A tal fin propondrán que las empresas con convenio propio se remitan a este Convenio General en materias aquí reguladas, así como en calidad de derecho supletorio. Estimularán además la adhesión a éste de dichos convenios de empresa ...” Convenio de sector y pacto de empresa. 199 El menor rango493 del pacto de empresa en relación al convenio de sector parece abrir la puerta sin problemas a la negociación a nivel de empresa en forma de pactos cuando la empresa se rige por un convenio de sector. Y así sucede en la mayoría de las empresas, en uno otro grado, en relación con más o menos cuestiones, si por tales “pactos” entendemos las múltiples formas de consensuar, expresa o tácitamente, la aplicación del convenio sectorial en la empresa en cuestión a lo largo de su vigencia. Sin embargo resulta mucho más restringida esta negociación “articulada” si nos limitamos a considerar los acuerdos formales suscritos en las empresas entre la dirección de éstas y los representantes de los trabajadores en la misma y que se refieren expresamente a cómo se aplica el convenio de sector en la empresa. El convenio de la Química establece en su art. 1 la articulación de los pactos de empresa con el convenio sectorial, a la vez que atribuye (art. 1 y art. 95 ) a la Comisión Mixta la facultad de velar para que tales pactos no vulneren derechos fijados en el convenio de sector. Señala además la obligación de remitir tales pactos a la Comisión Mixta (art. 1) y la facultad de ésta de interpretar los pactos de empresa en tal función de vigilancia (art. 95). En el convenio del Textil Confección se establece la previsión de pactos de ámbito inferior, excluyendo su carácter de convenio, como compromiso de las organizaciones que negocian el convenio sectorial (art. 1). Análogo compromiso se incluye también en los convenios de Químicas (disposición final) y Perfumería (disposición final). En el convenio del Calzado se incluye un control de la negociación de ámbito inferior desde la Comisión Mixta, a la que se debe informar si se abren negociaciones sobre cuestiones tratadas en el convenio sectorial, y con la obligación, en todo caso, de no pactar "condiciones inferiores" a las del convenio de sector (art. 61, "pactos menores"). De forma similar en el de Curtidos se señala que los convenios o pactos de ámbito inferior deben garantizar las condiciones económicas, en cómputo global, del convenio sectorial (art. 14, "pactos menores"). Derecho preferente de negociación de las secciones sindicales de empresa para la aplicación del convenio sectorial. Como criterio general, la legislación laboral vigente prevé posible la aplicación de los convenios de sector (que son de negociación sindicalizada) a las empresas de su ámbito por una doble vía de negociación: a través de los órganos unitarios o de las secciones sindicales. En el convenio de Químicas, sin negar la facultad legal que asiste a los comités, se establece la preferencia, querida por las partes, de las Secciones Sindicales de empresa para la negociación de los pactos de articulación y de desarrollo del Convenio General en la empresa (art. 1). Esta disposición debe entenderse como una limitación a la discrecionalidad de la empresa a la hora de elegir como interlocutor a la representación sindicalizada (Sección Sindical) o unitaria (Comité), o como un plus en la capacidad de negociación de las estructuras sindicales en la empresa. 493 Desde hace ya bastantes años sin embargo, en el ámbito de la industria química se puede afirmar que la negociación colectiva resulta mucho más rica y amplia en contenidos en muchas de las empresas que negocian pactos de empresa para la aplicación del Convenio General que en la mayoría de las que negocian convenio de empresa. 200 Vigilancia paritaria sindical-empresarial sectorial sobre el desarrollo del convenio del sector a través de los pactos de empresa. Los pactos de empresa definen la aplicación concreta en la empresa de los convenios sectoriales. Como pactos de aplicación de convenios de ámbito superior deben entenderse tanto los expresos como los tácitos. El valor de un convenio resulta esencialmente de cómo repercute en las relaciones laborales y, por tanto, en las condiciones de vida y de trabajo de la gente. Por ello es lógica la preocupación de las organizaciones sindicales, y también patronales, por vigilar la coherencia entre lo firmado en el convenio supraempresarial y los pactos de aplicación en las empresas. De ahí el valor que tienen las fórmulas establecidas en este sentido en los convenios sectoriales. El convenio de la Química fija en su art. 1 la articulación de los pactos de empresa con el convenio sectorial, a la vez que atribuye (art. 1 y art. 95 ) a la Comisión Mixta la facultad de velar para que tales pactos no vulneren derechos fijados en el convenio, señalando a tal efecto la obligación de remitir tales pactos a la Comisión Mixta (art. 1) y la facultad de ésta de interpretar los pactos de empresa, aunque solamente en este sentido de vigilancia (art. 95), ya que la interpretación del resto de su contenido, en la medida que sean estipulaciones de materias no previstas en el convenio de sector, o previstas en éste sin contravenirlas, corresponderá a las organizaciones negociadoras de tales pactos. En el convenio del Textil Confección se establece la previsión de pactos de ámbito inferior, excluyendo su carácter de convenio, como compromiso de las organizaciones que negocian el convenio sectorial (art. 1). Análogo compromiso se incluye también en los convenios de Químicas (disposición final) y Perfumería (disposición final). En el convenio del Calzado se incluye un control de la negociación de ámbito inferior desde la Comisión Mixta, a la que se debe informar si se abren negociaciones sobre cuestiones tratadas en el convenio sectorial, y con la obligación, en todo caso, de no pactar "condiciones inferiores" a las del convenio de sector (art. 61, "pactos menores"). De forma similar en el de Curtidos se señala que los convenios o pactos de ámbito inferior deben garantizar las condiciones económicas, en cómputo global, del convenio sectorial (art. 14, "pactos menores"). Las comisiones paritarias sectoriales como instrumentos para el desarrollo de los convenios de sector y la vigilancia de su correcta aplicación en la empresa, con funciones de interpretación y mediación. Nos referimos ahora a la intervención sindical-patronal, también con equilibrio de poderes, para un seguimiento de la aplicación del convenio en la empresa, no sólo a través de pactos puntuales de desarrollo y articulación del convenio sectorial establecidos por las respectivas representaciones en la empresa, sino en la actividad diaria de las representaciones sindicales y empresariales sectoriales durante la vigencia del convenio sectorial. Junto con la capacidad de negociación y de iniciativa en la misma, referidas a los convenios colectivos, conviene señalar la posible incidencia en la vida diaria de los propios convenios, matizados por los pactos de empresa, así como por cómo se resuelven problemas que surgen a diario en las relaciones laborales y que muchas veces no tienen respuesta directa y clara en los textos legales o convencionales. Por ello dedicamos este apartado a las funciones que en 201 algunos convenios se atribuyen a organismos paritarios para esta vigilancia, lo que de supone también capacidad de propuesta para la solución de los contenciosos que se hayan planteado. A través de las comisiones paritarias sectoriales, se establecen competencias directas de los órganos de la estructura sindical (Federación en nuestro caso) para intervenir en la acción sindical concreta de empresa en relación con diversas materias: salud y seguridad, clasificación profesional, formación profesional, y política de igualdad. Estas competencias de las comisiones mixtas o paritarias se complementan formalmente con sus funciones de posible mediación como viene apuntada en la mayoría de convenios, aunque en general poco más se dice al respecto, habiéndose aplicado en general en pocos casos. En algunos de los convenios estudiados se desarrolla esta función, introduciendo la capacidad de iniciativa en la mediación de cualquiera de las partes, así como el arbitraje a petición conjunta de las partes (salvo la posibilidad de arbitraje también a iniciativa de parte prevista en el de Químicas, como se indica en el epígrafe siguiente). La posibilidad de instar la intervención mediadora por parte sindical supone una nueva capacidad de intervención, lo que se acentúa por el hecho de que sea un órgano paritario sindical-empresarial de ámbito sectorial el que ejerza esta función. La abundante experiencia acumulada ya en este sentido en el ámbito del convenio de Químicas expresa con claridad la importancia de esta capacidad de intervención desde las instancias sectoriales. Una práctica que aporta además la experiencia también importante de que su ejercicio está facilitando una intervención no clientelar en relación con los supuestos concretos, tanto por parte sindical como empresarial. Conviene quizás añadir que esta positiva experiencia ha podido ponerse en práctica después de años durante los cuales la Comisión Mixta ha resuelto con acuerdo más del 90% de las consultas sobre interpretación del convenio a ella dirigidas tanto desde las representaciones sindicales como empresariales de las empresas (entre 250 y 300 anuales). Químicas: Intervención, a través de la Comisión Mixta central o de las descentralizadas, con preferencia para actuar en el propio ámbito del conflicto (art. 94), definiéndose los órganos paritarios como "integrados en el SIMA”, de modo que los procedimientos obligatorios de mediación pueden plantearse a iniciativa de cualquiera de las partes o de la propia Comisión Mixta. Perfumería: Intervención a través de la Comisión Mixta en similares instrumentos de mediación, a petición de una de las partes (Cap. XVI), con la creación de un Comité Paritario sectorial de Mediación y Arbitraje (art. 88). Textil Confección: Mediación específica para la aplicación de las normas de empleo a través de una Comisión paritaria de Empleo estatal, que puede a su vez delegar en comisiones paritarias de empleo de ámbito inferior, con funciones de "orientación" y "mediación" para dicha aplicación (art. 26). Calzado: Comisiones de mediación provinciales, que son comarcales en la provincia de Alicante (art. 6). Arbitraje obligatorio desde las comisiones paritarias sectoriales en los conflictos de empresa. 202 Se trata sin duda de una capacidad de intervención en la empresa desde las estructuras sindicales y empresariales de ámbito superior que resulta novedosa, ya que no se trata del arbitraje que hace posible la decisión conjunta de las partes en conflicto. Se trata de la facultad que se atribuyen las partes negociadoras de un convenio de sector para primero mediar y luego, fracasada la mediación, intervenir dictando resolución de obligado cumplimiento en el contencioso planteado, incluso cuando lo ha sido a instancia de una sola de las partes. Se trata, evidentemente, de un nuevo equilibrio de poderes sindical-empresarial supraempresa con posible incidencia en la empresa. Así se ha fijado en el convenio de Químicas (art. 94.b), que en su segundo párrafo señala: “Asimismo, en relación con los conflictos de interpretación y aplicación del Convenio relativos a clasificación profesional, vacaciones, calendario laboral o cuestiones organizativas cuando impliquen modificación del contenido de la prestación laboral, tales como jornada, turnos, etc., en el supuesto de que la mediación terminara sin acuerdo, cualquiera de las partes podrá seguir la vía administrativa o judicial para su solución, o bien instar a la Comisión de Mediación designada por la Comisión Mixta para que lo resuelva en vía arbitral decidiendo ésta última en base a lo ocurrido en el proceso de mediación si resuelve el arbitraje directamente o procede a designar árbitros al efecto.” Conviene seguramente añadir que hasta este momento ninguna de las partes ha utilizado esta capacidad de iniciativa que le señala el convenio. Pautas para facilitar la aplicación negociada de convenio sectorial en el centro de trabajo. Como contribución al desarrollo de la negociación colectiva en el centro de trabajo, entendida como aplicación, articulación y desarrollo de los convenios sectoriales, en los convenios de Químicas (Disposición Adicional 6ª) y en el de Perfumería (art. 69) se establece un guión de los temas que constituyen la negociación mínima de empresa, señalando los que deben examinarse anualmente o los que deben abordarse en virtud de las circunstancias propias de cada supuesto, indicando además cuáles deben entenderse como prioritarios. En el de Químicas se establecen además garantías en relación con el respeto a los derechos de mínimos necesarios del convenio sectorial en la negociación de empresa, así como la función de vigilancia de la Comisión Mixta al respecto. Es evidente que esta definición de materias de necesario desarrollo en el ámbito de la empresa supone establecer un derecho de iniciativa y de propuesta de los representantes de los trabajadores, a la vez que constituye un expreso recordatorio que tales materias no pueden ser decididas unilateralmente por la empresa. II.XI.3. Política de empleo y contratación. Se abordará en este epígrafe la extinción del contrato de trabajo individual y colectivo, la externalización de actividades, la contratación y subcontratación, las fusiones y segregaciones. La contratación es en principio una facultad exclusiva de la empresa en su calidad de parte en el contrato individual de trabajo. La legislación laboral establece formas contractuales, normas aplicables a cada una de ellas, derechos individuales de los trabajadores en cada 203 supuesto. Los únicos derechos colectivos se sitúan en la información de los contratos de trabajo, la denominada “copia básica”, o su notificación (ET, arts. 15 y 64). No es un terreno fácil en la negociación colectiva, ya que mediatizar la discrecionalidad empresarial en la contratación se considera por muchos empresarios como un atentado a su propia esencia. Sin embargo los convenios han ido entrando en este terreno, limitando el poder empresarial y estableciendo un contrapoder sindical. Desde las federaciones sindicales de industria. Es una de las materias en las que se han establecido de forma más amplia, en los convenios que estudiamos, funciones de intervención sindical desde las estructuras sindicales “de fuera” de la empresa (consideradas por bastantes empresarios como gentes “que no son de los nuestros”). El convenio del Textil-Confección es sin duda el más interesante en este aspecto, cuando, tras desarrollar las diversas modalidades de contratación y desarrollar el concepto del fraude de ley en la sucesión de contratos (para un mismo trabajador en puestos de trabajo similares, o para diversos trabajadores en un mismo puesto de trabajo), fija la intervención de las Federaciones sindicales firmantes del convenio para, a través de la Comisión Paritaria (sindical-empresarial) de Empleo de ámbito estatal o sus comisiones paritarias delegadas de ámbito inferior, realizar funciones de interpretación y mediación en relación con las discrepancias surgidas en la empresa con motivo de la aplicación del amplio capítulo de empleo del Convenio (Disposición Transitoria 1ª y arts. 25 y 26). Supone además el derecho sindical al conocimiento de las empresas a las que se subcontrata actividad y el seguimiento de las condiciones de aplicación del convenio en las mismas. Y lo señalamos en este apartado porque siendo materia, y derechos, atribuidos “a los representantes de los trabajadores en la empresa”, este convenio confiere también tal naturaleza a las estructuras federales estatales del sindicato o a quien éstas deleguen en cada Comunidad Autónoma (art. 89). En el del Calzado se establece el derecho “del Sindicato” a recibir comunicación, a través de sus Secciones Sindicales, miembros de Comités y Delegados de personal, de los contratos de trabajo previamente a su firma (art. 54.1), y en el de Químicas el directo seguimiento de la política de contratación de las empresas (art. 79.1) previa notificación de tal pretensión a la organización patronal FEIQUE. En el de Perfumería (art. 12) se establece el derecho de las Federaciones sindicales al conocimiento de la política de empleo y contratación de aquellas empresas en las no existan comités o delegados de personal. En el AM Repsol el seguimiento, a través de la Comisión Paritaria del AM, de la política general de empleo, plantillas necesarias, vacantes, vigencias de los contratos temporales (art. 17.4), de contratación y de paso de eventuales a fijos (art. 11), previsiones y sus modificaciones (art. 12), el funcionamiento de las bolsas de empleo (13.3), la evolución de la movilidad interempresas y los contratos de servicios (art. 15). Desde la representación en los centros de trabajo. En materia de empleo y contratación lo más significativo es la expresa relación de la política de contratación con la evolución de la actividad industrial desarrollada y sus previsiones, con una información preceptiva por parte de la empresa y su obligatorio examen conjunto con la representación de los trabajadores. El convenio no obliga a “codeterminar” la política de contratación, ni a pactar el número de contratos, aunque no lo excluye, sino que establece la necesidad de su discusión previa a su realización. Ésta es probablemente la mejor garantía de 204 empleo al abordar sus razones, previsiones y realidades, ya que es difícil consolidar el empleo al margen de sus razones industriales o económicas. Este planteamiento permite, de hecho exige, discutir los objetivos de producción y los medios aportados para alcanzarlos (inversiones, organización del trabajo, formación, ...). No creo necesario aquí insistir sobre la importancia de situar estos temas en el ámbito de la expresa interlocución de la empresa con los representantes de los trabajadores. El convenio en el que más se desarrolla esta cuestión es el de Químicas (arts. 15, 16 y 17), que establece el conocimiento, seguimiento y previsiones de todas las formas de contratación, incluyendo la subcontratación de actividades y la utilización de ETTs. Un esquema similar se da en Textil-Confección (art. 25, 26), Perfumería (art. 12, 13 y 14), Curtidos (art. 65 y anteriores) y Vidrio-Cerámica (arts. 64 y 101). Asumiendo que algunas formas de "externalización" pueden tener una lógica empresarial y también productiva, con incluso un mayor nivel profesional y retributivo que en la empresa principal en la que se ejercen, pero conscientes también de que pueden suponer un intento de crear un espacio de precariedad que hay que combatir, analizaremos en este capítulo el control de la subcontratación. Es éste un fenómeno que tiene una especial importancia en la actual organización de la producción, y que crece de día en día, por la creciente especialización de determinadas tareas irregulares en el tiempo y por una exigencia acentuada de profesionalidad y especialización en algunas. Genera también externalización el intento de ir derivando hacia la subcontratación en sus diversas formas (desde contratas para temas específicos, mantenimientos especiales o habituales, seguridad, limpieza, ...) actividades que inicialmente fueron cubiertas a través de ETTs, pero cuyo bajo coste se reequilibró a través de la defensa de los derechos de los trabajadores de ETTs traducida en disposiciones legales y convencionales. EL Estatuto de los Trabajadores incorporó una importante disposición, el apartado 4 del art. 42, sobre control de la subcontratación por parte de los representantes de los trabajadores en la empresa. La justificada denuncia sindical de la reforma laboral, no consensuada, del 2001 contribuyó a diluir la necesaria atención a esta disposición. Algunos convenios sin embargo la han incorporado expresamente para contribuir a su utilización. Otros han desarrollado el concepto, como es el caso del Textil-Confección, en el que, en los citados arts. 25 y 26, se señala expresamente que en el examen de la política de empleo, al referirse a la subcontratación de actividades hasta el trabajo a domicilio, la empresa principal debe informar a los representantes de los trabajadores en la misma de la adecuada aplicación del convenio en toda la red industrial. A este control de la subcontratación ha de contribuir la aplicación del art. 24 de la ley de Prevención de Riesgos Laborales sobre la "coordinación de las actividades empresariales" en materia de prevención de todas aquellas empresas que actúan en el centro de trabajo de la empresa principal, señalando al mismo tiempo la responsabilidad de ésta. En el Convenio de Químicas (art. 66.4) se establece expresamente que la empresa principal debe dar cuenta a los representantes de los trabajadores en la misma del seguimiento de la política de prevención de riesgos y de aplicación de las normas de seguridad en las empresas de subcontratas que trabajan en su ámbito. Y en este mismo convenio se incorpora una figura nueva, “el Comité de Seguridad y Salud Intercontratas”, de directa designación desde la o las Federaciones sindicales que encuadran las actividades de las contratas y subcontratas, en las empresas de que tengan más de 200 trabajadores en la empresa principal y tengan más de 60 trabajadores en las empresas de servicios, auxiliares, contratas y subcontratas. 205 Para el seguimiento de las condiciones de trabajo en las subcontratas es interesante el derecho establecido en el convenio de Perfumería (art. 13) a través de la obligación de la empresa principal de informar a los representantes de los trabajadores en la misma de cuál es el convenio de aplicación en cada una de las empresas de subcontrata utilizadas. Como elemento complementario para el seguimiento sindical de la política de empleo, en el convenio de Químicas (art. 15) se señala el derecho a solicitar de la dirección de la empresa el listado completo de la plantilla a 31 de diciembre del año anterior, con la indicación "para cada trabajador, del Grupo Profesional, división orgánica, departamento, puesto de trabajo o función, régimen de jornada, modalidad contractual y fecha de terminación del contrato en el supuesto de no ser indefinido", así como información de las vacantes producidas y la previsión de amortizaciones de puestos de trabajo. En la misma línea se regula en el convenio de Perfumería (arts. 20 y 23). En el de Mayoristas de Productos Químicos (art. 25) se apunta a la información de vacantes, previsión de amortización y condiciones exigidas a los candidatos para los puestos a cubrir. En este mismo capítulo de seguimiento de la política de empleo, debe indicarse que en el convenio de Perfumería se establece la creación de una Comisión paritaria para la evaluación, y la correspondiente certificación, de los contratos de formación (art. 12.6), lo que puede contribuir a impedir un uso fraudulento de los mismos. En el del Calzado se concreta el derecho a un periodo de consultas de 2 meses para los despidos colectivos (art. 33) y el derecho de los comités y delegados de personal al visado de los documentos que dan por finalizada la relación laboral (art. 54) Como parte de la política de empleo, en todo caso muy relacionado con ésta, podemos situar el tema del absentismo. Algunos convenios regulan la intervención sindical en relación con esta cuestión. Tal es el caso del convenio del Textil-Confección, con el seguimiento de la evolución del absentismo (art. 24), y el de Perfumería, con la intervención en la utilización de los fondos que resulten de no abonar el 100% en los supuestos de un absentismo que supere un determinado porcentaje (art. 45). En del Calzado recién firmado y aún n o publicado en el BOE, se señala el absentismo como materia de examen conjunto sindical-empresarial en los centros de trabajo. II.XI.4. Organización del trabajo. Modificación sustancial de las condiciones de trabajo. Introducción de nuevas tecnologías. En muchos convenios de nuestro país se arrastra aún la vieja afirmación de las ordenanzas, sobre la "responsabilidad exclusiva de la empresa" en esta materia, reflejada de alguna forma en el art. 20 del Estatuto de los Trabajadores que señalando el poder empresarial al respecto no hace mención alguna a posibles contrapoderes sindicales. Muchos son los empresarios que entienden, o pretenden entender, que la específica capacidad y responsabilidad de "dirección" del trabajo por parte del empresario, que emana del art. 1 del Estatuto de los Trabajadores, no es compatible con posibles normas que expresen en este tema derechos y obligaciones tanto del empresario como de los trabajadores y sus representantes. En algunos convenios, a la "responsabilidad" de la empresa se ha incorporado formulaciones tales como "con arreglo a lo prescrito en este Convenio y en la legislación vigente", con lo 206 que se apunta, aún de forma genérica, que tal responsabilidad no sería exclusiva. Tal es el caso del convenio de Químicas (art. 7). Sin embargo, está resultando muy laborioso introducir las modificaciones en los convenios que expresen nuevos derechos de intervención de los trabajadores y sus representantes en la organización del trabajo. En este sentido lo más importante es sin duda la modificación introducida en el del TextilConfección, que, en su art. 13, señala expresamente que la empresa está obligada a la notificación escrita, con un mínimo de 15 días de antelación, de los nuevos métodos de organización del trabajo, con entrega de copia del estudio realizado, incluyendo el método operatorio y los tiempos asignados. En el supuesto de cambios en el método operatorio, deben notificarse con antelación y ponerse a disposición de los representantes dichos cambios y los nuevos tiempos. En este capítulo merece señalarse además lo previsto en el convenio de Químicas relativo a la comunicación previa a la introducción de nuevas tecnologías, con la previsión de su impacto en empleo, salud laboral, formación y organización del trabajo (art. 10), en el de Perfumería que señala además la posterior información a los representantes de los trabajadores de la formación impartida como consecuencia de la implantación de nuevas tecnologías (art. 11). Como novedad en los convenios de nuestra federación conviene señalar la incorporación al convenio de Químicas (art. 10 bis) de la regulación del “teletrabajo” , con la expresa indicación de la posibilidad de regular a nivel de empresa, mediante acuerdo con los representantes de los trabajadores, la especificidad y garantías en relación con su reversibilidad, seguridad y salud, etc. Como cuestión estrechamente ligada a los temas de organización del trabajo, es conveniente examinar la relación entre ésta y la clasificación profesional. Así los convenios de Químicas (art. 24), May Prod Químicos (art. 20), y Perfumería (art. 18), establecen el examen anual de la adecuación de la clasificación profesional a las modificaciones tecnológicas y de organización del trabajo. Los convenios de Químicas (art. 25), Perfumería (art. 19), y May Prod Químicos (art. 21), señalan el derecho a recabar información y justificación de las decisiones de movilidad funcional aplicadas por la empresa. El convenio de Perfumería (art. 8) establece una genérica disposición señalando que debe negociarse qué cuestiones de organización del trabajo deben someterse a negociación, consulta o información previa, o información a posteriori, lo que constituye un buen guión para abordar este capítulo. El convenio de Vidrio-Cerámica (arts. 36 y 38) fija el derecho de intervención en la fijación del índice de productividad y en el seguimiento de las correspondientes mediciones. Los de Calzado (arts. 9 y 54) y Curtidos (art. 28), señalan el derecho al conocimiento previo de las decisiones de la empresa en materia de organización del trabajo. El nuevo convenio de Calzado recién firmado ha añadido la necesidad de examinar en la empresa posibles medidas para mejorar la productividad. Si e entiende que ello interesa también a los trabajadores esta 207 cláusula significa en definitiva poner tal materia en el ámbito de la interlocución sindicalempresarial. En uno de los convenios estudiados, en el de Vidrio-Cerámica, se establece un derecho de propuesta, de ámbito sectorial y a diversos niveles territoriales, en relación con los temas de productividad, así como con su seguimiento (art. 36). II.XI.5. Movilidad funcional y geográfica. La movilidad funcional (regulada en general junto con los trabajos ocasionales en grupo profesional distinto) y geográfica viene tratada en los convenios estudiados con remisión muy generalizada al Estatuto de los Trabajadores y contempladas esencialmente como referencia de los derechos individuales al respecto, para abordar los derechos colectivos en el supuesto de traslados colectivos. Algunas excepciones, para incorporar derechos de intervención colectiva más claros, son las siguientes: En el convenio de Químicas se añade una regulación específica en su art. 25 se señala que “Los representantes de los trabajadores, si los hubiere, podrán recabar información acerca de las decisiones adoptadas por la Dirección de la Empresa en materia de movilidad funcional, así como de la justificación y causa de las mismas, viniéndose obligadas las empresas a facilitarla”, lo que supone un derecho colectivo importante para garantizar precisamente el respeto a los derechos individuales en tal supuesto recogidos en la legislación vigente y profundizados en el propio convenio. En términos similares se regula en el convenio de Mayoristas de Productos Químicos en su art. 21. En cuanto a los derechos colectivos en la movilidad geográfica, se sitúan en general en los plazos de preaviso y la necesaria negociación previa, debiéndose señalar al respecto el plazo de 4 meses fijados para ello en el convenio del Textil-Confección en su art. 19. En el Acuerdo Marco de Repsol, en su art. 19, introduce lo que denomina “movilidad interempresas”, es decir entre empresas del mismo grupo en el ámbito del conjunto del país, para establecer tanto los criterios de aplicación individual como el seguimiento sindical regular a través de la propia Comisión de Seguimiento del Acuerdo Marco. II.XI.6. Clasificación y formación profesional. La clasificación profesional se entiende cada vez más, por parte de todos, no como un instrumento de promoción económica, aunque tenga una lógica repercusión en las retribuciones, sino como un elemento de reconocimiento profesional y, al mismo tiempo, como una referencia necesaria para la formación profesional. La discusión con la empresa de la clasificación profesional podrá ser de carácter individual o colectivo. La discusión individual constituye el ejercicio de un derecho que debe entenderse reconocido en el Estatuto de los Trabajadores, mientras que la colectiva es más dudosa como directa aplicación de éste y supone una intervención de los representantes de los trabajadores en materias de organización del trabajo y cauce para la defensa de los derechos individuales. Intervención de las federaciones sindicales sectoriales. 208 Las competencias concretas de acción sindical atribuidas a las Federaciones sindicales en materia de clasificación y formación profesional, a través de los órganos paritarios creados al efecto, son: En los Convenios de Químicas (art. 23), Perfumería (art. 17), Mayoristas de Productos Químicos (art. 19) y Mayoristas de Productos Farmacéuticos (art. 8), junto con la capacidad de las Comisiones Mixtas para resolver las consultas sobre clasificación profesional, se establece la posibilidad de una intervención directa de sus miembros (en el de Químicas se amplía a las organizaciones que la componen) para acudir a la empresa a examinar la cuestión objeto de consulta y discrepancia. En el del Textil-Confección se señala la intervención de la Comisión Paritaria, en términos de mediación e interpretación, en la aplicación del Nomenclátor profesional y la adaptación al mismo del obsoleto sistema de categorías (Disposición Transitoria 2ª). En el convenio de Químicas (Disposición Adicional 2ª) se da un paso más al abrir un tema nuevo: la posible validación y acreditación paritaria de competencias, cuestión nueva, muy escasamente desarrollada en la negociación colectiva, pero de indudable interés en la actual inestabilidad del empleo. Se establecen también competencias para adaptar la propia clasificación profesional del convenio a la cambiante realidad del trabajo, los convenios de Químicas (Disp. Adicional 2ª y Disposición Transitoria 1ª), Textil-Confección (Disposición Final 1ª), Perfumería (Disposición Transitoria 2ª). En el convenio de Frío IndustriaI se establece la intervención en la elaboración de planes de formación profesional (art. 44).. En el de Estaciones de Servicio se señala la posibilidad de estudiar, proponer y ejecutar acciones formativas en el sector, y también coordinar y seguir el desarrollo de formación en prácticas en las empresas de los trabajadores que sigan los cursos de formación sectorial (art. 47). En el AM Repsol se establece la intervención sindical en la elaboración del Plan de Formación anual del Grupo industrial, con seguimiento semestral de su ejecución (art. 22). Se señala en diversos convenios la constitución de una comisión paritaria específica sectorial, coordinada muchas veces con la de clasificación profesional, para orientar de forma genérica la actividad de formación o para la aprobación de los planes de formación de las empresas de su ámbito, con expresa referencia a los Acuerdos Nacionales de Formación Continua o a la normativa en vigor (RD 1046/2003 de 1 de agosto). Así sucede en Textil-Confección (Disposición Adicional 1ª), Químicas (art. 82), Perfumería (art. 72), Calzado (Disposición Transitoria 2ª) y Estaciones de Servicio (art. 47). Comisión paritaria de formación en la empresa, como un derecho. El convenio de Textil-Confección establece el derecho a constituir, previo acuerdo con la empresa, una Comisión Paritaria de Formación en empresas de más de 100 trabajadores que presenten Planes de Formación de Empresa (art. 103). En el de la Química esta Comisión paritaria es obligatoria (art 82 bis), pero sólo en las empresas de más de 100 trabajadores que concurran a la obtención de subvenciones a tal fin. Análogamente se establece en el del Curtido (art. 119). En el de Perfumería la Comisión paritaria de formación puede constituirse en los centros de más de 50 trabajadores y depende solamente de la decisión de los representantes de los trabajadores (art. 72). 209 Como instrumento para intervenir en la política de formación debe entenderse lo establecido en el convenio de Químicas (art. 33.1.2) por el que la empresa debe informar anualmente a los representantes de los trabajadores de las cuantías asignadas a formación profesional. Intervención en ascensos y promociones. Se trata de un tema muy ligado a lo señalado en las cuestiones de clasificación profesional, organización del trabajo y formación, examinadas en los apartados anteriores. Así en el de Químicas (art. 19) y Perfumería (art. 22), se establece la participación en los tribunales de concurso-oposición para los ascensos, y la intervención en la elaboración de los sistemas de valoración utilizados. En el de Vidrio-Cerámica la representación de los trabajadores en el tribunal calificador de las pruebas para los ascensos (art. 84). En el del Frío Industrial se señala (art. 13) el derecho de los representantes de los trabajadores de examinar, conjuntamente con la empresa, las reclamaciones en materia de provisión de vacantes, ascensos y promociones. En el convenio de Químicas (art. 19.3) se señala la obligación de la empresa de informar a los representantes de los trabajadores de todos los ascensos hasta el Grupo Profesional 7 (es decir excluyendo únicamente los ascensos a la alta dirección, los que por otra parte son sobradamente conocidos), lo que supone además un conocimiento puntual de los ascensos no sometidos a los procedimientos de concurso-oposición por tratarse de puestos “de mando o confianza”. II.XI.7. Tiempo de trabajo y su ordenación. Aunque constituye un elemento clave en la organización del trabajo, tiene suficiente entidad y complejidad para considerarlo de forma diferenciada. Sin embargo, además de lo que al respecto se concrete específicamente en los convenios, deberá entenderse de aplicación a la ordenación de la jornada la regulación establecida de forma genérica sobre la organización del trabajo. Se trata de otra de las grandes cuestiones que afectan directamente a la vida de los trabajadores (con intereses individuales y colectivos no siempre idénticos) y a la organización del trabajo y eficiencia ("competitividad") de las empresas. Complementariamente a lo que se señala en la legislación laboral vigente (desde lo directamente legislado al respecto, hasta su carácter de "condición sustancial de trabajo" y la regulación de sus posibles modificaciones), prácticamente todos los convenios abordan la cuestión, no sólo para fijar la duración (anual, mensual, semanal y/o diaria del trabajo) sino para establecer cómo se gobierna y cuál es el papel al respecto de los representantes de los trabajadores. Intervenciones desde las federaciones sindicales. En algunos convenios está prevista la intervención directa de las Comisiones Mixtas o Paritarias sectoriales en diversos aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo en las empresas. Se trata de los convenios siguientes: AM Repsol: con seguimiento trimestral a través de la Comisión Paritaria de Seguimiento de las horas extraordinarias realizadas en todas las empresas del grupo, con análisis de sus causas y posibles formas para reducirlas (art. 19). 210 Calzado: que fija el derecho a conocer, a través de la Comisión Paritaria, la utilización por parte de las empresas de la flexibilidad de jornada (art. 23). Intervención sindical en la empresa en la ordenación del tiempo de trabajo. Los convenios de Químicas (art. 46) y Perfumería (art. 38) señalan la "participación" de los representantes de los trabajadores en la determinación del calendario. En relación con esta cuestión, otros convenios establecen expresamente la condición de "pacto" del calendario laboral, aunque no resuelven sin embargo cómo se gobierna el desacuerdo. Tal es el caso de los convenios del Textil-Confección (art. 36.7), Curtidos (art. 83) y May Prod Químicos (art. 33) Más compleja resulta la regulación de la intervención sindical en el gobierno de las horas "flexibles", que, en todos los casos, suponen un grado de discrecionalidad (no confundir con arbitrariedad) de las empresas. Así, el convenio de Químicas establece la intervención sindical en la administración del tiempo de trabajo, con la discusión de la distribución anual de la jornada de trabajo (calendario, art. 46), con el seguimiento de la utilización de la bolsa de horas flexibles, la notificación previa a su utilización y la negociación de los descansos compensatorios (art. 42.3), el trabajo en fines de semana (art. 45), las Horas Extra y sus formas de compensación y acumulación (art. 43), la gestión de la bolsa individual de tiempo disponible (art. 43), el seguimiento y formas de compensación de las “prolongaciones de jornada” (art. 43.2.2.), la implantación y modificación del sistema de turnos y sus compensaciones (art. 44.6 y 44.7), la negociación del posible calendario irregular (art. 42.2). El convenio de Perfumería (uno de los primeros en abordar esta cuestión y que mantiene un número de horas -50 al año- reducido, que no se ha ampliado por el miedo empresarial a regular con más amplitud la intervención sindical) establece el conocimiento previo de la utilización de la bolsa de horas flexibles., así como la posible utilización de sábados, sus limitaciones y las formas de intervención sindical (art. 38). Los de May Prod Químicos (art. 31), Curtidos (art. 82) incorporan a la información previa la intervención en la discusión sobre cómo de acumular y disfrutar los descansos compensatorios. El del Frío Industrial establece el conocimiento previo de la prolongación o reducción en 2 horas de la jornada de trabajo de uno o varios trabajadores (art. 24), en el marco de la concreta realidad industrial que supone el trabajo en las cámaras frigoríficas. El convenio del Textil-Confección ha incorporado en su redacción del convenio 2003-2004 una importante modificación: su regulación es de aplicación solamente cuando en la empresa no exista acuerdo en la negociación de la flexibilidad de jornada. Como consecuencia de este criterio general, la eliminación en tal caso de los límites convencionales que antes fijaba supone una apuesta por la madurez sindical y empresarial, entendiendo que, con respeto a las normas generales sobre descansos fijados en la legislación laboral, la flexibilidad debe adaptarse en cada caso a la realidad que se pretende abordar. La regulación subsidiaria del convenio para los supuestos de desacuerdo, se refiere a la información preceptiva previa a la utilización de la flexibilidad de jornada, la de sus causas, así como la negociación de los tiempos de descanso compensatorios (art. 37). 211 En el convenio del Calzado se regula la información previa a la utilización de las horas flexibles y la negociación de la compensación, tanto por incremento como por reducción de la jornada de trabajo (art. 23). El AM Repsol regula la intervención sindical en relación con otra cuestión igualmente importante: la fijación de los criterios para los descansos obligatorios como compensación de las horas extra (art. 19). II.XI.8. Salario y estructura salarial. El salario constituye elemento clave en la relación laboral, la contrapartida a la prestación del trabajo del trabajador a la empresa. La legislación laboral, y los convenios, establecen requisitos, condiciones, garantías, en relación con dicha prestación. Por ello será necesario siempre tener en cuenta todo lo regulado en las condiciones de trabajo para entender el significado de las retribuciones. La política retributiva constituye por ello un compendio de las relaciones laborales en su conjunto y los poderes empresariales y contrapoderes sindicales al respecto una expresión elocuente de las relaciones de poder en la empresa. Intervención sindical en la definición de la política retributiva. La política retributiva de las empresas es resultado de muchos de los temas señalados hasta aquí. La primera intervención sindical en la política retributiva es la negociación de las retribuciones que figuran en prácticamente todos los convenios, con sus tablas de salarios base o garantizados, sus pluses, complementos, dietas, ... Un estudio detallado de los convenios en relación con los poderes y contrapoderes en la empresa debe examinar qué retribuciones resultan de la efectiva negociación colectiva, traducida en las retribuciones claramente ligadas a la objetividad de la prestación laboral, y cuáles de la relación individualizada de la empresa con el trabajador, expresada en los complementos personales. NO siempre la denominación de los conceptos salariales expresa con claridad su naturaleza, sobre todo cuando tales complementos personales viene disfrazados de pluses de diversa denominación. Una limitación de la capacidad de intervención sindical en la política salarial se produce a través de los “fuera convenio”, es decir los grupos de trabajadores a los que no es de aplicación el convenio, especialmente en materia salarial. ((ver ámbito personal)) Hay que examinar sin embargo, en todos los convenios, la escala salarial pactada, pues de ella cabe deducir que en los supuestos en que los salarios convenios estén muy alejados de los salarios del mercado laboral, poca significación tendrá el convenio para los trabajadores que estén en tal situación. Las escalas salariales de los convenios examinados son ...... Una ligera corrección de ello se produce e n los convenios de Químicas y Perfumería a través de su carácter de “masa salarial” y la obligación de las empresas de informar de ésta para todos los grupos, incluido el grupo 8 correspondiente a altos ejecutivos (excepto ...) El convenio de Químicas establece en su artículo 29 una estructura salarial que combina lo general del sector, los Salarios Mínimos Garantizados por Grupo Profesional, con los específico de empresa, los Plus Convenio de Grupo a fijar en la empresa como porcentaje de dichos SMG, así como lo relativo a la relación individualizada, los Complementos Personales. 212 Algunos convenios abren un espacio adicional de posible intervención sindical. Son particularmente los que establecen la negociación a partir de la Masa Salarial. Su conocimiento primero y la discusión de cómo se aplica el incremento después, suponen el derecho a la información y a la discusión de la política retributiva y, de hecho, a abordar sindicalmente, con mejores puntos de partida, la discusión de una estructura salarial no discriminatoria, con una posible atención específica a los temas de género, edad, modalidad contractual, país de procedencia, etc. De los convenios estudiados, los de Químicas y Perfumería reúnen esta condición. En el de Químicas (art. 33. III) y en el de Perfumería (art. 32. III), se establece el seguimiento y discusión de la política retributiva, con conocimiento de la Masa Salarial detallada por Grupos Profesionales y los conceptos, modalidades contractuales, número de trabajadores, ..., de cada uno (art. 33. III). Esta intervención, en ambos convenios, tiene una especial traducción en la negociación de la aplicación de la “reserva” (porcentaje establecido del incremento sobre la Masa Salarial) para el denominado “ajuste de abanicos salariales”, con directa proyección sobre la política de igualdad y la vigilancia sindical para la no discriminación y para la objetividad de las retribuciones. En el de Perfumería se señala además una forma automática de aplicación de la reserva en el supuesto de desacuerdo, lo que supone una evidente presión sobre la empresa para alcanzar dicho acuerdo. Intervención en la definición de conceptos y cuantías de las retribuciones variables. En este capítulo ha destacarse el primer convenio de los examinados que aborda el tema de los salarios variables y el derecho de intervención de los representantes de los trabajadores. Se trata del de Químicas, que concreta el conocimiento por parte de los representantes de los trabajadores, junto con la Masa Salarial, de las retribuciones adicionales ligadas a objetivos y resultados ("retribuciones variables"), con información previa a su aplicación en los "individuales" y negociación de los "colectivos", así como, en todos los casos, información posterior de su aplicación (art. 34). La complejidad del tema, la novedad de su primera redacción en el convenio, y la problemática derivada de la intervención sindical que su tratamiento en el XIII Convenio comportó, llevó ya a la Comisión Mixta sectorial a desarrollar estos conceptos en dos resoluciones (de 2 de octubre del 2002 y 3 de julio del 2003) cuya extensión triplicaba la del mencionado artículo del convenio y que ya en su momento constituyeron una referencia necesaria para su consideración, sobre todo teniendo en cuenta el valor "de convenio" que éste atribuye a las resoluciones de la Comisión Mixta. El XIV Convenio ahora en vigor incorporó en el artículo indicado estas resolución de la Comisión Mixta para definir lo que se entiende como variable “individual” o “colectivo”, importante diferenciación por lo antes señalado sobre la preceptiva información y negociación de estas retribuciones. Intervención en la tramitación de los “descuelgues” en las empresas del sector. En todos los convenios analizados, excepto en el de Frío Industrial y en el Acuerdo Marco de Repsol (que no tiene formalmente el carácter de convenio "sectorial"), se contempla la intervención sindical a través de la Comisión Paritaria o Mixta en los supuestos de lo conocido como “descuelgue” en la jerga sindical, es decir de inaplicación directa y completa de los incrementos salariales pactados. Ello comporta la posibilidad de control de la negociación de empresa para fijar el incremento concreto, menor que el del sectorial, y sus 213 condiciones, planes de viabilidad incluidos, así como su intervención para concretar o contribuir a concretar el incremento salarial aplicable, desarrollando y completando el derecho de intervención sindical previsto en el art. 82 del Estatuto de los Trabajadores. La intervención de control e información preceptiva, con plazos establecidos, se señala en los convenios del Textil-Confección (Disposición Adicional Segunda), Químicas (art. 35), Perfumería (art. 33), Estaciones de Servicio (art. 51), Curtidos (art. 15), Mayor Prod Químicos (art. 45), Calzado (art. 34), Mayoristas de Productos Farmacéuticos (art. 46). En todos ellos la Comisión Paritaria o Mixta tiene capacidad para fijar el incremento en el supuesto de desacuerdo en la primera negociación de empresa, con matices diversos. En el de Químicas se ha de solicitar conjuntamente la mediación, en el de Perfumería, basta que se haya solicitado tal mediación por alguna de las partes, en el de Estaciones de Servicio, Curtidos, Mayoristas de Productos Químicos, Calzado basta señalar a la Comisión Paritaria o Mixta tal desacuerdo, salvo en el del Textil-Confección, en el que tal función arbitral ha de ser solicitada por las dos partes desde la empresa. En este convenio, en el año 2005 se ha introducido una variante, en forma de cláusula transitoria, que confiere a la Comisión Paritaria la posibilidad de apreciar circunstancias excepcionales distintas a las condiciones generales (dos años de pérdidas). En el de Mayoristas de Productos Farmacéuticos se encarga directamente a la Comisión Paritaria del Convenio, sin negociación de empresa, aprobar o denegar tal descuelgue solicitado por la empresa. En el supuesto de aprobación seguirán los niveles retributivos del año anterior. En el convenio de Vidrio-Cerámica la intervención, a través de la Comisión Mixta, incluido el conocimiento de la voluntad de la empresa de aplicarlo, se produce solamente cuando en la empresa se produzca el desacuerdo. La Comisión Mixta puede fijar el incremento en tal caso (art. 13). II.XI.9. Política de igualdad. Los convenios recogen en ocasiones referencias al principio genérico de no discriminación establecido ya en la legislación vigente. No hay, no puede haber, por tanto discriminación formal, pero el problema se sitúa en la discriminación de hecho resultado de las políticas de contratación, de promoción de formación, ... Ello ha llevado al intento de establecer instrumentos que permitan una mayor intervención sindical para garantizar una efectiva política de igualdad, a la vez que de acción positiva para superar las actuales discriminaciones de hecho. En este sentido, frente a las discriminaciones de género, se han ido estableciendo inicialmente en diversos convenios órganos paritarios específicos definidos de forma genérica como comisiones por la igualdad para velar por dichos objetivos y, en todo caso para recoger denuncias de actuaciones en sentido contrario en empresas del sector. Así se establece en el de Perfumería (Disposición Adicional 7ª), en el de Químicas (Disp. Adicional 3ª), en el del Textil (en el que tal función se asigna directamente a la Comisión Paritaria) (Disposición Adicional 4ª. e), y en el de Vidrio-Cerámica que parte de una Disposición Preliminar cuarta sobre los “Derechos de la Mujer”, cuya vigilancia corresponde a la Comisión Mixta del convenio. En dos convenios se ha dado un paso más, al definir políticas de igualdad y crear instrumentos paritarios que pueden ser el cauce para la iniciativa sindical al respecto, es decir 214 para concretar propuestas de actuación definidas en los mismos, balance y verificación de las mismas. Se trata del de Químicas, con un capítulo especial (Cap. XVI) denominado "plan sectorial para promover la igualdad de oportunidades", y el desarrollo desde el art. 5 del AM Repsol de un “Plan de Igualdad en el Grupo Repsol-Ypf” firmado el 17 de mayo 2005. II.XI.10. Régimen disciplinario. En su capítulo de "faltas y sanciones" la mayoría de convenios se limitan a establecer una tipificación de las faltas a partir de las antiguas ordenanzas, con algunas modificaciones, entre las que las más significativas son en general las de la tipificación del abuso de autoridad, el acoso o acoso moral y el acoso sexual, junto con algunos procedimientos más desarrollados sobre los expedientes contradictorios previos. En relación con los derechos de intervención de los representantes de los trabajadores, debe señalarse lo fijado en los convenios de Químicas (art. 62), Perfumería (art. 57) y May Prod Químicos (art. 72), que fijan la información a éstos por parte de la empresa de las sanciones de cualquier grado impuestas a cualquier trabajador al mismo tiempo que se comunica al afectado, lo que les permite tomar iniciativas al respecto antes de que se consume la sanción. II.XI.11. Seguridad, salud y medio ambiente. En esta materia la mayoría de convenios resultaron positivamente superados por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, por lo que una vez promulgada ésta se limitaron en general a incorporar con más o menos rigor sus disposiciones fundamentales en los redactados convencionales, o simplemente se remitieron a dicha norma legal. Algunos han desarrollado además algunos aspectos, mereciendo destacarse en este sentido lo que se señala a continuación. Intervención de las federaciones sindicales sectoriales. En varios de los convenios estudiados se señala la capacidad de actuación en esta materia de las organizaciones sindicales a través de organismos paritarios de carácter sectorial, abriendo las puertas de la empresa a los sindicatos, más allá por ello de las previsiones del Estatuto de los Trabajadores. Se trata de: Químicas (con referencia también a las cuestiones medioambientales, art. 66.10), Calzado (Disp. Transitoria 3ª), Estaciones de Servicio (art. 44), Curtidos (art. 109), Acuerdo Marco de Repsol (art. 30). En este mismo sentido merece señalarse el acuerdo del convenio de Frío Industrial (Disposición Transitoria cuarta) por el que se decide crear un Observatorio para la Salud sectorial, entendiendo la especial significación que esta cuestión tiene en el sector, particularmente en el trabajo en cámaras frigoríficas, y materializado formalmente en acuerdo expreso en abril 2005. Por otra parte, en algunos se señalan actuaciones específicas. Se trata de: El convenio de Químicas establece (art. 66.1.7) el derecho de las Federaciones a participar directamente en las Comisiones de Investigación de los accidentes de trabajo mortales. También (art. 66.5..2. a designar a los miembros de los Comités de Seguridad Intercontratas. 215 En el de Estaciones de Servicio (art. 44), concreta la competencia de los órganos paritarios para promover la observancia de las disposiciones legales y convencionales en las EESS, dándoles a conocer además normas y procedimientos, así como el seguimiento de los resultados estadísticos de los reconocimiento médicos que pueden ser decididos por dichos órganos paritarios. También el AM Repsol, con la intervención en la política de prevención de riesgos laborales (su definición, consultan previa, información de la aplicación de las medidas en las empresas contratistas, seguimiento de los índices de accidentes e incidencias en cada empresa del Grupo) (Capítulo 6). Otras intervenciones sindicales en materia de seguridad y salud en la empresa. Complementariamente también a la Ley de Prevención algunos convenios desarrollan facultades de intervención sindical en la empresa: Químicas: discusión y seguimiento de la política de prevención de riesgos (art. 66), así como de las condiciones de salud y seguridad de todos los trabajadores de las subcontratas que trabajan en el recinto de la empresa química, lo que complementariamente permite el control sindical del funcionamiento de estas subcontratas (art. 66.4). Seguimiento de los registros medioambientales por parte de los representantes de los trabajadores (art. 67). Se reconoce asimismo a los representantes de los trabajadores el derecho a examinar con la empresa los cambios en la elección de Mutua antes de producirse (art. 66.6.5) Curtidos: conocimiento de las actuaciones de la empresa en temas de medio ambiente (art. 107) AM Repsol: conocimiento a través del Comité de Seguridad y Salud Laboral de la repercusión en el medio ambiente de los nuevos procesos o modificaciones sustanciales de los existentes (art. 31). Delegados de prevención y medio ambiente. Superando la limitación establecida en la Ley de Prevención para la elección de los delegados de prevención, los convenios de Químicas (art. 66.2.1), Perfumería (art. 60.2) y VidrioCerámica (art. 136) establecen el derecho a elegir como delegados de prevención a trabajadores que no sean delegados de personal o miembros de comité de empresa. En el AM Repsol se reconoce esta posibilidad de elección más allá de los delegados de personal o miembros de los comités para hasta un máximo del 20% del total de delegados de prevención (art. 27). El convenio de Químicas (art. 67 bis) establece adicionalmente el derecho a designar de entre los delegados de prevención uno con específicas funciones relativas al medio ambiente. II.XI.12. Observatorios industriales y seguimiento económico-industrial del sector. El seguimiento de la realidad económica, industrial, comercial, del sector, constituyen referencias necesarias para la actividad sindical. En diversos sectores se han formalizado con este objetivo los denominados Observatorios Industriales que se iniciaron en algún caso antes del primer ANC y otros resultaron impulsados por éstos. Luego han venido a coincidir con la 216 iniciativa del Ministerio de Industria y los acuerdos que al respecto se han firmado por parte de sindicatos, patronal y gobierno. En la práctica sindical, frecuentemente también en las plataformas reivindicativas de los convenios, se expresa la voluntad sindical de desarrollar un seguimiento regular de la situación económica del sector en el que operan. En diversas ocasiones este objetivo, a veces aceptado a regañadientes por la patronal, se ha traducido en jornadas de estudio y debate sindical-empresarial. En dos sectores se ha concretado recientemente, a partir del Convenio Colectivo, en forma de Observatorios Industriales, que están en la práctica desarrollándose como instrumentos de diálogo sectorial permanente sindical-empresarial abordando muchas más materias que el seguimiento industrial y económico sectorial. El primero fue el del Textil-Confección (Disposición Adicional 6ª) y posteriormente el de la Industria Química (partiendo esencialmente del art. 89), el ya mencionado del Frío Industrial (Disposición Transitoria Cuarta), también en el del Curtido (Disposición Transitoria quinta). En el Calzado la constitución del observatorio industrial se ha producido en noviembre 2004, antes de iniciarse la negociación del convenio, bajo la presión de una realidad industrial y comercial que empuja a una intervención consensuada sindical-empresarial. El seguimiento de la realidad económico industrial del sector, como un derecho sindical que se ejerce a través de formas de examen conjunto con las organizaciones patronales, está previsto en los convenios de Químicas (art. 89.5.1 ), de Perfumería (art. 78) y el AM Repsol (art. 32). II.XI.13. Derechos de representación. A lo largo de las páginas anteriores hemos ido analizando posibilidades de intervención sindical en las relaciones laborales afectando a las condiciones de trabajo en su más amplio sentido. Conviene ahora detenerse en las propias formas de organización de los trabajadores. La referencia será obviamente el Estatuto de los Trabajadores y la Ley de Libertad Sindical, para examinar en qué medida los convenios estudiados suponen derechos de organización y representación de los trabajadores mas amplios y, por ello, nuevos instrumentos de contrapoder sindical en los centros de trabajo por parte de las Federaciones sindicales sectoriales, las Secciones Sindicales de empresa o los delegados de personal y comités de empresa. Por parte de las federaciones sindicales de industria. El Estatuto no se refiere a las Federaciones sindicales sectoriales más que como entidades capaces de negociar convenios supraempresariales de eficacia general en los centros de trabajo si se dan los requisitos establecidos en cuanto a la comisión negociadora y a los signatarios del acuerdo. Se trata ciertamente de un importante poder, pero, para denominarlo de alguna forma, de un poder “a distancia”, de incidencia en la empresa a través del Boletín Oficial del Estado. La LOLS avanza algo al señalar la posible entrada en los centros de trabajo de los miembros de los órganos de dirección sindicales para entrar en los centros de trabajo para participar en “actividades de su sindicato o del conjunto de los trabajadores”. Examinaremos por ello todas aquellas facultades que establecen los convenios que van más allá y que suponen posibilidades, derechos, que, sin los convenios, los empresarios podían negar, pero cuyo ejercicio, están obligados a asumir por la propia eficacia de los convenios que los establecen. 217 La federación como directo representante de los trabajadores. Nos referimos al ejercicio por parte de los sindicatos de funciones de representación atribuidas, por el ET o la LOLS, exclusivamente a los representantes de los trabajadores en la empresa, a “los de casa”, y que la negociación colectiva extiende a representantes “sindicales” ajenos a la empresa en el sentido de que no tienen relación laboral con ésta, pero que representan a sus afiliados a través del libre ejercicio por parte de éstos del derecho de asociación sindical. El convenio del Textil-Confección (art. 89) es el que más desarrolla este concepto al equiparar a las Federaciones Sindicales de Industria de los sindicatos más representativos y sus organizaciones (o las personas acreditadas por éstas) con los representantes de los trabajadores en la empresa (los considerados como tales por el Estatuto de los Trabajadores y la LOLS), para poder intervenir directamente en las empresas en todas las materias que afectan a los trabajadores individual o colectivamente. En términos similares se regula este derecho en el convenio de Curtidos (art. 111), aunque limitándolo a las empresas que no cuenten con delegados de personal o comités de empresa. Más matizado, y más restringido, es el derecho señalado en el convenio de Químicas (art. 73.1.c), que establece concretamente la posibilidad de los sindicatos de participar en todas las actividades colectivas en la empresa, tanto las de las secciones sindicales, como las de los comités y delegados de personal. Ello es de aplicación tanto en las actividades consideradas como específicas de los trabajadores (reuniones y asambleas, distribución de documentación, etc.), como en las de interlocución ("discusión o negociación") con la representación de la empresa. En el convenio de Vidrio-Cerámica se atribuye a las “centrales sindicales legalizadas” el derecho a un tablón de anuncios en las empresas (art. 107), lo que debe entenderse como derecho de directo ejercicio por dichas centrales, o bien a través de sus posible organizaciones (secciones sindicales) de empresa. De posible ejercicio, por tanto, también allí donde no estuvieran implantadas, aunque resulte difícil de ejercer en la practica. Existe otro ámbito de acción sindical escasamente desarrollado en la legislación laboral vigente, como es el de las empresas intercentros, muchas de ellas vinculadas a las empresas transnacionales. El Estatuto de los Trabajadores se limita a señalar la posibilidad de pactar (es decir con acuerdo de la empresa) comités intercentros, que, cuando emanan de éstos se convierten en coordinadoras de comités de centro, primando en tal caso inevitablemente los intereses corporativos del centro que representan, antes de los que pudieran ser intereses colectivos del conjunto de los trabajadores de la empresa. En el convenio de Químicas se establece a las Federaciones de industria como los directos interlocutores de la dirección empresarial de los Grupos Industriales (art. 79.4), para, en el art. 75, establecer la posibilidad de elegir "un delegado sindical intercentros" en tales empresas a partir de un total de más de 100 trabajadores. De forma análoga se regula en el de Perfumería (art. 70) el reconocimiento de las secciones sindicales y delegados sindicales intercentros. En los convenios de Químicas (disposición adicional 5ª) y Perfumería (disposición adicional 4ª) se abre otra puerta a la entrada de los sindicatos a las empresas: una encuesta para el seguimiento de la aplicación del convenio mediante un formulario establecido, y por tanto 218 avalado tanto en sus contenidos como en la actividad sindical para cumplimentarlo, por sus Comisiones Mixtas. Tales encuestas son distribuidas en las empresas y recogidas a través de las organizaciones (tanto sindicales como empresarial), con examen posterior de sus resultados en dichas Comisiones Mixtas. Una forma peculiar de intervención sindical es la establecida en el Acuerdo Marco del Grupo Repsol, en el que se fija el derecho a constituir una Comisión de Seguimiento de este Acuerdo Marco en todas las empresas del Grupo, nombrada directamente por las Federaciones sindicales de industria y sin limitación en cuanto a pertenencia o no de sus representantes a las empresas del Grupo (art. 7 y Capítulo 8). Delegados provinciales. Una forma de reconocimiento del sindicato se concreta en las personas por éste designadas como “delegados provinciales”, como sucede en el convenio de Estaciones de Servicio que les atribuye un crédito de 40 horas mensuales, adicionales a las que pudieran corresponderles como delegado de personal o sindical si además reuniera la condición de tal (art. 43). A través de las comisiones mixtas o paritarias, particularmente en procedimientos de mediación y arbitraje por parte de éstas. En diversos convenios la vía de intervención directa de los sindicatos en las empresas no es exactamente con carácter de organización autónoma de los trabajadores, sino en tanto que parte de un organismo paritario establecido por el convenio, las Comisiones Paritarias o Mixtas. Estas se constituyen originariamente órganos de interpretación del convenio que amplían así sus competencias al seguimiento de su aplicación. En otras ocasiones se atribuye esa función a otras comisiones paritarias del mismo. Siendo importante la "interpretación", lo es más cuando la actuación de las Comisiones Paritarias o Mixtas supone una específica intervención en relación con el problema o conflicto suscitado en la concreta aplicación de lo pactado. El convenio que más ha desarrollado este aspecto es el de Químicas. Éste abordo la cuestión hace ya anos; señalando por una parte la posibilidad de acudir a la empresa, en tanto que miembros de la Comisión Mixta, para examinar directamente las actividades laborales objeto de discusión con la empresa sobre su clasificación profesional (art. 23). En términos similares se establece en los de Perfumería (art. 17), May Prod Farm (art. 8) y May Prod Químicos (art. 19). Ello ha venido a desarrollarse por la generalización de las funciones de mediación y arbitraje. Merecen efectivamente una particular atención las facultades de intervención de los sindicatos que derivan de lo pactado en términos de "mediación y arbitraje", función que se atribuye directa y expresamente a los órganos paritarios creados por el convenio de ámbito sectorial. Cuando esa función se “sindicaliza”, es decir no se atribuye a “hombres buenos”, la mediación, y en su caso el arbitraje, se ejercen con el objetivo de buscar no cualquier avenencia, sino como desarrollo del propio contenido y, mas allá el espíritu del convenio, representado por mediadores o árbitros que son precisamente los que lo han pactado. Ello supone la actuación preferente de un "mediador colectivo", constituido paritariamente por representantes sindicales y empresariales (uno o dos por parte), y cuya función es intentar llevar a la solución del conflicto concreto el propio sentido del convenio. Por ello, y para ello, estos mediadores sólo pueden resultar de la directa designación por parte de las 219 organizaciones empresariales y sindicales que negociaron el convenio y que pretenden gobernar su aplicación durante su vigencia. En algunos casos, como en el de Químicas (art. 94, ver todo el Capítulo XV) y en el de Perfumería (art. 82, ver todo el capítulo XVI), se añade formalmente que el órgano de mediación-arbitraje paritario se considera integrado en los órganos creados por el ASEC o específicamente en el SIMA. Conviene subrayar que en estos dos convenios se desarrolla ampliamente la función de mediación, así como su procedimiento, estableciéndose que la mediación debe ya realizarse a instancia de una sola de las partes, sindical o patronal, y no sólo de mutuo acuerdo, como se plantea en general en nuestra legislación laboral, ASEC incluido. Esta posibilidad aumenta el interés de este instrumento, que por otra parte está ya demostrando su utilidad en este sentido. En el mencionado art. 94 del convenio de Químicas se ha dado un paso mas, incorporando, junto a la genérica facultad de solicitar el arbitraje de mutuo acuerdo, la posibilidad de arbitraje de la Comisión Mixta a petición de una sola de las partes. Concretamente así se establece, cuando la mediación termina sin acuerdo, para los temas de "clasificación profesional, vacaciones, calendario laboral, o cuestiones organizativas cuando impliquen modificación del contenido de la prestación laboral, tales como jornada, turnos, etc.". Es evidente que esta facultad de arbitraje de la Comisión Mixta, incluso a petición sólo de una de las partes (sindical o patronal), introduce un elemento novedoso de indudable interés que será necesario experimenta y que se presta a un interesante debate tanto jurídico como sindical, y que expresa la antes señalada voluntad de gobernar la aplicación del convenio. En la mayoría de convenios, sin embargo, se cita sólo la facultad de mediación-arbitraje de forma genérica, como una función adicional de la Comisión Paritaria o Mixta de interpretación del convenio, sin desarrollar contenidos o procedimientos de la misma. Tal es el caso de los convenios del Textil-Confección (disp. Adicional 4ª), con intervención también a instancia de parte, y los del Vidrio-Cerámica (art. 126), Calzado (art. 66), Curtidos (art. 25), Mayoristas de Productos Químicos (art. 77), Estaciones de Servicio (art. 46), en los cuales la intervención mediadora requiere el acuerdo previo de las dos partes. La adhesión al ASEC permite su desarrollo convencional, como ha sucedido en el de Químicas (Capítulos XIV y XV, Anexos III y IV) y en el de Perfumería (Capítulos XVI y XVII), que concretan tanto el concepto como el procedimiento. Estos dos convenios incluyen además la posibilidad de descentralizar esta función mediadora en ámbitos con suficiente organicidad de las estructuras sindicales y empresariales (lo que se está ya aplicando eficazmente en el ámbito de la industria química), así como su coordinación con las instituciones de mediación y arbitraje de ámbito autonómico. Hay que subrayar que el desarrollo normativo de la función mediadora y de arbitraje como propia de la Comisión paritaria de interpretación se ha producido en los citados convenios de Químicas y Perfumería la actividad de interpretación había ya acreditado una importante capacidad de resolver con acuerdo la mayoría de consultas formuladas, es decir su capacidad para actuar más como expresión del sentido del convenio que como suma de abogados defensores de las partes supeditados a sus propios intereses clientelares. En el Acuerdo Marco de Repsol (art. 34 y ss.) se establecen con detalle las funciones mediadoras desde los órganos paritarios de empresa hasta el de Grupo. La Comisión paritaria 220 de Grupo tiene también asignada una específica actuación arbitral al señalar en su art. 7 que su función de interpretación y vigilancia comporta su "capacidad ejecutiva" en relación con los acuerdos que al respecto se tomen. Administración sindical de las horas sindicales, su distribución y la fijación de sus contenidos de acción sindical. Las denominadas habitualmente "horas sindicales", es decir la disponibilidad de tiempo retribuido por la empresa para la actividad sindical durante la jornada laboral, constituye un importante instrumento para la acción sindical. Originariamente se trata de un derecho individual de las personas elegidas como miembros de los comités o delegados de personal, ampliado luego a los delegados sindicales. La legislación laboral vigente prevé la posibilidad de acumular dicho tiempo retribuido en una o varias de dichas personas, si así se establece a través de la negociación colectiva. Ello ha dado lugar a una práctica habitual de administración individual o colegiada en los comités de empresa, en general en periodos mensuales, que son los fijados por el Estatuto de los Trabajadores. Menos frecuente han sido los acuerdos de convenio ampliando los periodos de acumulación y, sobre todo, sindicalizando su gestión, aunque en los convenios estudiados se avanza ya en este sentido. En varios convenios se atribuye a la organización sindical (federación en tanto que interlocutor firmante del convenio) la gestión directa de las horas sindicales, para adjudicarlas a uno u otro de los delegados elegidos en las listas de su organización, delegados sindicales de centro o intercentros o delegados de prevención. No se ha dado aún el salto de su posible utilización, por decisión sindical, por otros trabajadores sin representatividad formal. Esta gestión sindicalizada se establece en el convenio de Químicas (art. 77), TextilConfección (art. 88), Perfumería (art. 68) y Mayoristas de Productos Químicos (art. 62). Cabe señalar además que el periodo de acumulación, cuestión muy importante para dar mayor sentido a dicha gestión, es anual en los convenios de Químicas y Perfumería, y semestral en los del Textil-Confección y Mayoristas de Productos Químicos. Los convenios de Químicas, Perfumería y Mayoristas de Productos Químicos establecen formalmente la necesidad de que los titulares individuales del derecho al crédito horario hagan expresa delegación del mismo a la organización que lo va a gestionar. El convenio del Vidrio-Cerámica establece (art. 106) también la posibilidad de acumulación "mensual o anual", pero deja tal decisión al acuerdo ("pacto") entre los propios titulares de dichas horas. En los convenios de Químicas, Perfumería y Textil-Confección se señala expresamente que mediante la gestión sindical esta bolsa de horas retribuidas para la acción sindical podrá ser utilizada por los delegados de prevención que no sean miembros de los comités o delegados de personal. En el caso de Químicas pueden también ser utilizadas por delegados sindicales intercentros en empresas con varios centros de trabajo y a partir de 100 trabajadores. Esta gestión sindicalizada del crédito horario viene ampliada en varios convenios a través de la concesión de las horas "necesarias" para los miembros de las comisiones negociadoras del convenio, y durante su negociación, "para el ejercicio de su función". Este crédito adicional, sin limitación cuantificada sino solamente indicada por el contenido de su utilización, se pacta con diversas formulaciones, siempre más amplias que las de la LOLS. En varios de los 221 convenios se aplica también a los miembros de las comisiones paritarias sectoriales, lo que supone en la práctica una extensión de los "liberados sindicales" en función de la propia actividad de dichas comisiones y su proyección hacia los centros de trabajo. Así sucede en los convenios de Químicas para los miembros de la Comisión Negociadora del Convenio y de todas sus de sus Comisiones Mixtas o Paritarias (art. 73.2), de Perfumería para los miembros de la Comisión Negociadora, así como de la Comisión Mixta (art. 66), de Vidrio-Cerámica para los miembros de la Comisión Negociadora (art. 108), de Calzado para los miembros de la Comisión Negociadora (art. 55.10), en el que se matiza “como negociadores”, de Curtidos (art. 115), limitado en éste a las “horas de negociación” para Comisión Negociadora y Comisión Paritaria. Este último reconoce a los miembros de una Comisión sectorial paritaria de Seguridad y Salud las competencias y garantías señaladas en los arts. 36 y 37 de la Ley de Prevención de Riesgos laborales (art. 108). Creación de mecanismos para promover medios adicionales para la acción sindical. Con la misma lógica de reforzar las competencias para la acción sindical, en algunos convenios se han establecido procedimientos complementarios para la obtención de medios adicionales, en general económicos, para la acción sindical. En unos casos es el "canon sindical", sin eficacia práctica en realidad, salvo en el Textil-Confección en el año en que se pactó una aportación de trabajadores y empresas para los damnificados del huracán Mich en Centroamérica. Son los convenios de: Textil-Confección (disposición especial 2ª), Calzado (disposición transitoria 1ª), y Curtidos (art. 116). En el Acuerdo Marco Repsol se ha fijado una dotación económica a los sindicatos firmantes del Acuerdo Marco (Federaciones de industria) para el adecuado seguimiento del mismo (Capitulo 10). Por la representación en la empresa. Derecho de interlocución sindicalizada en las empresas intercentros. Los convenios de Químicas y Perfumería son los que más han avanzado en este sentido, expresando una opción clara de prescindir de los "Comités Intercentros" (posibilitados por el Estatuto de los Trabajadores si así se pacta), con preferencia por la interlocución intercentros sindicalizada como acuerdo sectorial de eficacia general a través de la nueva figura de "delegado sindical intercentros". Conviene subrayar que esta posibilidad se establece ya en el convenio sectorial; por lo que no es necesario pactarlo a nivel de empresa. Como hemos señalado antes, este derecho debe considerarse tanto de los representantes en la empresa, como de las propias Federaciones sectoriales. En el de Químicas se señala para las empresas intercentros de más de 100 trabajadores en total, con elección de entre sus afiliados, y de acuerdo con las normas propias de cada organización, del delegado sindical intercentros (art. 75). El de Perfumería establece el derecho a la interlocución sindical intercentros por parte de las secciones sindicales intercentros o los delegados sindicales intercentros, condicionado solamente a que los haya (art. 70). Ampliación del derecho a la elección de delegados de personal. 222 En los sectores donde la mayoría de empresas tienen un número muy reducido de trabajadores, ésta es una cuestión importante para la acción sindical y la organización de los trabajadores, relacionado en todo caso con las propias facultades para la directa acción sindical en las empresas de las federaciones sindicales y las posibles estructuras de delegados sindicales de zona. En el convenio de Estaciones de Servicio se establece el derecho a la elección de un representante por Estación de Servicio con plantilla superior a 4 trabajadores, con reconocimiento de los mismos derechos de delegado de personal reconocidos en la legislación laboral vigente (art. 43). El de Vidrio-Cerámica (art. 99) establece el derecho a la elección de delegado de personal a las empresas entre 6 y 10 trabajadores, si así lo deciden los propios trabajadores. Definición de los “representantes de los trabajadores” equiparando derechos y funciones. La historia sindical de nuestro país, los momentos y circunstancias en las que surgen el Estatuto de los Trabajadores y la LOLS, explican funciones y derechos no idénticos de los diversos instrumentos de representación "legal" de los trabajadores. Frente a esta diversidad de competencias, en los convenios de Químicas (art. 71.a), Textil-Confección (art. 89), Perfumería (art. 65) y Curtidos (art. 111), se ha optado por reunir en una única designación como "representantes de los trabajadores" a todos ellos, como expresión genérica de los interlocutores en la empresa, integrando tanto las representaciones sindicales (que, en algunos casos ya señalados, llegan a los representantes de la estructura sindical, las Federaciones sindicales sectoriales) como las unitarias, para luego, en el conjunto del convenio, establecer los derechos de tales "representantes de los trabajadores", sin distinción. Acumulación, gestión y/o ampliación del crédito de horas “sindicales”. Complementariamente a lo señalado en el apartado 13.1.4, en el que se examina el derecho a las "horas sindicales" desde la perspectiva de su gestión por parte de las federaciones sindicales sectoriales, existen diversas disposiciones en los convenios que amplían el numero de horas y su gestión en los centros de trabajo. Así sucede en el convenio de Químicas que establece el derecho a acumulación mensual de las horas sindicales por acuerdo en el comité (art. 76), y anual por decisión y gestión sindical (art. 77). Análogamente en el de Perfumería (art. 68). El de May Prod Químicos señala el derecho a la acumulación mensual por acuerdo de comité, y semestral para su gestión sindical (art. 62). En este artículo del convenio se reconocen 32 horas mensuales, con independencia del numero de trabajadores de la empresa, lo que debe evidentemente interpretarse como una mejora para las empresas de menos de 500 trabajadores (como son la práctica totalidad), ya que a partir de esta cifra el Estatuto de los Trabajadores establece 35 y 40 horas mensuales. El de Vidrio-Cerámica fija el derecho a la acumulación de las horas sindicales mensual o anual (art. 106). El de May Prod Farm (art. 33), el derecho a la acumulación mensual, con posibilidad en este caso de oposición de las empresas mediante comunicación a la Comisión Mixta en los 30 días posteriores a la publicación del Convenio en el BOE. El del TextilConfección el derecho a la acumulación semestral para los representantes de un mismo sindicato (art. 88.4). El de Curtidos, la acumulación mensual de horas sindicales para los representantes de una misma central sindical hasta un 75% del total (art. 112), con posibilidad 223 de acumulación anual si así se pacta en la empresa; incremento del crédito de horas sindicales hasta 16 en las empresas de menos de 100 trabajadores. Finalmente el de Calzado establece un crédito horario de 20 horas al mes para los delegados de las secciones sindicales con más de 20 afiliados, independientemente del numero de trabajadores de la empresa (art. 55), y la posibilidad de acumular hasta el 50% del crédito de horas, en las empresas de menos de 16 trabajadores, en uno de los delegados de personal de la comarca (art. 54) para la representación y defensa de los derechos e intereses de los trabajadores de esas pymes. Delegado sindical. Complementariamente a la LOLS, hay diversas precisiones en los convenios que amplían los derechos relativos a la designación de delgados sindicales: en el de Químicas, con el derecho a elegir delegado sindical de centro en los de más de 150 trabajadores (art. 74.1), sin generar derecho a horas sindicales hasta los 250 trabajadores, pero pudiendo hacer uso de la bolsa anual sindicalizada de horas, y en el de Vidrio-Cerámica con delegado sindical de centro y reconocimiento de la Sección Sindical en las empresas de más de 200 trabajadores (art. 109). Tablón de anuncios “virtual”. En el convenio de Químicas se establece (art. 79.2) el derecho a la “utilización de las nuevas tecnologías de la información” para la acción sindical, en lo que podríamos denominar tablón de anuncios virtual II.XI.14. Acción sindical transnacional. No prevé la legislación laboral derechos de acción sindical con proyección mas allá de nuestras fronteras; salvo en los relativo a la transposiciopn de la Directiva sobre Co,ites de Empresa Europeos. En los convenios estudiados se dan algunos avances en la acción sindical de ámbito transnacional. Así, a través del convenio, las organizaciones sindicales y empresariales del Textil-Confección asumen el derecho (y la responsabilidad de ejercerlo) a velar por el respeto de los derechos humanos y sindicales fundamentales en toda la red industrial de las empresas españolas en terceros países, en cumplimiento del Código de Conducta firmado por la Federación Sindical Europea del Textil, la Confección y el Cuero, FSE-THC, y la correspondiente organización empresarial, EURATEX, (Disposición Especial nº 1). Se trata evidentemente de una buena referencia para todos, cuando los procesos de internacionalización de la actividad productiva, si bien no tan acentuados en otros sectores como en la industria del textil-confección, es ya una realidad en prácticamente todos ellos. II.X. LA DISPOSICIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN AL SERVICIO DE LOS REPRESENTANTES DE LOS TRABAJADORES (Jorge Torrents Margalef). Teniendo en cuenta la amplitud de la muestra empleada en este análisis de la negociación colectiva, se puede afirmar que no se recoge normalmente en el contenido de los convenios la previsión de unos medios adecuados para el ejercicio de la actividad sindical en la empresa que sea acorde con el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación de uso socialmente común en la actualidad. Sólo en una escasa quincena de casos se ha localizado alguna referencia a esta materia, y ni siquiera aparece del todo desarrollada. Los motivos 224 achacables podrían ir desde el supuesto de que este tema queda al margen de cualquier posibilidad de negociación (a causa, por ejemplo, de los costes que acarrearía su implantación) hasta el de que es un asunto de marginal interés para los negociadores. Sea como fuere, en realidad esta pauta no deja de ser un reflejo del hecho de que nuestro país se sitúa en la cola de todos los miembros de la Unión Europea en cuanto al uso de las facilidades de Internet. Seguramente sucede que todavía en muchas empresas no se tiene acceso pleno a la red o que no figura dentro de las herramientas habituales de trabajo. No obstante, dado que su uso se va generalizando, sería positivo que fuera introduciéndose progresivamente esta previsión entre las materias a negociar en los convenios. Partiendo de la evidencia de que es una materia apenas tratada, el número de referencias encontradas en el nivel sectorial es excesivamente reducido; ocurre en todos los ámbitos geográficos, desde el nacional hasta el provincial. Entre las contadas excepciones se encuentra el CC Banca, que sí configura para las entidades que están incluidas en su ámbito la efectiva obligación de poner a disposición de ciertas representaciones sindicales de un dominio particularizado dentro de la intranet de la empresa, siempre que ésta cuente con la misma. Por el resto de convenios, las cláusulas se redactan en términos muy genéricos, remitiéndose a acuerdos posteriores en el seno de las empresas afectadas. Un par de ejemplos en los que se prevé la regulación de los medios tecnológicos son el CC Cajas de ahorros (en cuyo art. 104 las partes acuerdan que mientras no exista una regulación expresa de carácter general, las Cajas “abrirán procesos de negociación con los representantes legales de los empleados, tendentes al establecimiento de medidas que permitan el uso por los sindicatos de estos medios”) o el CC Barcelona Siderometalúrgica (que tiene un tenor más específico, ya que las empresas deberán acordar con las secciones sindicales, en cuanto que éstas existan, el régimen del establecimiento de conexión externa para Internet y correo electrónico –art. 49.2.5). Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en otras materias, en este caso no se detecta una corriente mimética en la redacción de estas cláusulas. No se da ni entre distintos ámbitos del mismo sector de actividad (por ejemplo, de entre todos los provinciales de siderometalúrgica, sólo se ha localizado la experiencia citada del CC de Barcelona), ni siquiera entre distintos sectores negociados por las mismas federaciones sindicales (así, mientras el CC Industria química sí contempla esta materia, no pasa lo mismo con el de CC Estaciones de servicio). Como en otros muchos campos, hay que buscar la riqueza de contenido en los convenios de ámbito empresarial (aunque los casos hallados son también numéricamente exiguos). Se podría concluir igualmente que cada empresa es un mundo particular; ya que, ante una actividad aparentemente cercana, no se revela que el tratamiento recogido sea similar (por ejemplo, contrasta la excesiva parquedad de la previsión del CC Auna Telecomunicaciones con el detalle con el que se recoge en el CC Telefónica de España). Algunas veces, el derecho de los representantes a hacer uso de los nuevos medios de comunicación e información se desprende de una lectura hasta cierto punto forzada de las cláusulas de los convenios. Así, sirve de poca ayuda la que meramente dice que se facilitarán al comité de empresa “los medios adecuados conforme a la legislación vigente” (CC UTE’S Eurohandling, art. 11.5), en tanto que se tendrá que dilucidar el grado de adecuación de la exigencia reclamada por el comité sobre la necesidad de que la empresa facilite el uso de las tecnologías relacionadas con Internet para poder desempeñar sus funciones propias de representación. En parecida línea se situaría la cláusula que dispone que “dentro de sus posibilidades”, la empresa “permitirá o facilitará el uso de los medios necesarios para el ejercicio de la actividad sindical” (CC Auna Telecomunicaciones, art. 60.4.2). En este caso, atendiendo al tipo de su actividad, no cabe duda de que es del todo factible que la concesión 225 del uso de las tecnologías de la información y comunicación está al alcance de la empresa. Menos indeterminado es el supuesto del CC Agencia EFE al señalar que los órganos de representación “podrán utilizar los medios de comunicación propios de Efe para mantener contacto regular con las delegaciones nacionales y del extranjero”; si bien no es claro del todo, por lo que, junto a la Dirección, “se pondrán de acuerdo para elegir el vehículo de comunicación más adecuado” (art. 84). En fin, otros convenios dan pie a tener que realizar una interpretación acerca de si también está incluido para el uso de los representantes cuando se dice que “los medios y recursos informáticos y de comunicación, propiedad de la empresa, de que disponen los trabajadores para el correcto desempeño de su trabajo, se utilizarán de forma correcta, racional y responsable” (CC Citroën España, art. 51). Hay que resaltar como positiva la redacción de la cláusula que, previamente al tratamiento del uso del correo electrónico por parte de los representantes de los trabajadores y sindicatos, declara que “ambas partes son conscientes de la creciente importancia que están adquiriendo las nuevas tecnologías en todos los procesos de comunicación (correo electrónico, utilización de Internet, etc.), tanto profesional como personal, de forma que gradualmente se está produciendo una sustitución paulatina de los medios de comunicación tradicionales por éstos. Dado que esta nueva situación puede producir efectos no deseados, por la posible utilización no adecuada de los mismos, ambas partes consideran conveniente acordar las normas que deben regir la utilización de las herramientas y medios técnicos puestos a disposición de los trabajadores para la realización de las tareas y actividades del puesto de trabajo. Esta regulación debe partir de dos premisas fundamentales: en primer lugar, el legítimo derecho de la Empresa de controlar el uso adecuado de las herramientas y medios técnicos que pone a disposición del trabajador para realizar su actividad y, por otra parte, debe salvaguardarse el derecho a la intimidad del mismo” (CC Telefónica de España, cláusula 12.5). II.X.1. El vínculo con los medios tradicionales de información y comunicación. En los convenios se ha encontrado una relación de muy variada combinación entre las nuevas tecnologías y los medios con los que han venido contando tradicionalmente los representantes de los trabajadores. Uno de los vínculos se halla en el desplazamiento que los nuevos medios provocan sobre los que se usaban hasta ahora. Es lógico que la progresiva difusión de estos medios favorezca la comunicación y acción sindical, pero otra cuestión distinta es que el reconocimiento del derecho de uso de estos nuevos cauces suponga automáticamente la desaparición del derecho de los medios convencionales. Así, por ejemplo, respecto a la utilización de las nuevas tecnologías para realizar comunicaciones sindicales, el CC Telefónica de España establece que “deben disminuir los comunicados por medios tradicionales (fotocopias, fax, etc.) en la misma proporción que tenga difusión dicho servicio”. El CC Banca y el CC Mapfre van más allá. El primero prevé que “en correspondencia con esta facilidad en el ámbito de la empresa se suprimirán los tablones de anuncios, excepto en aquellos centros de trabajo en donde no se tenga acceso a la intranet” (art. 48). El CC Mapfre, por su parte, proclama que “cada Sección Sindical dispondrá de una carpeta pública de correo electrónico para insertar las comunicaciones que estime oportunas, sustituyendo al tablón de anuncios físico”. Pero aun siendo cierto que más adelante añade que “en los centros de trabajo con representación unitaria sin afiliación sindical se instalarán tablones de anuncios” (art. 55), hay que observar que la virtud comunicativa de los tablones no tiene por qué verse reducida únicamente a los trabajadores afiliados, sino que tiene también una vocación de información hacia todo el personal de la empresa. Por ello debería seguirse cierta prudencia a la hora de incluirse en los convenios este desplazamiento o desaparición de los medios tradicionales. Por supuesto que la información en los nuevos 226 formatos tiene muchas ventajas, pero aquella sustitución será difícilmente aceptable cuando no todos los trabajadores tengan un acceso fácil a los contenidos dispuestos en la versión electrónica. Es algo que depende, pues, de la realidad de cada tipo de actividad o empresa, y en todo momento se deberá atender a la eficiencia en la consecución de la finalidad comunicativa. En este sentido, es positiva la mención que el CC Getronics España Solutions realiza respecto a la actividad sindical: “los trabajadores podrán recibir la información que le remita su comité o sección sindical a través de todos los medios de comunicación existentes en cada momento” (art. 10.3), de ahí que reconozca a los representantes un derecho adicional “a gestionar un tablón de anuncios electrónico o servicios de discusión dentro del servicio de correo electrónico corporativo, siempre que estos medios sean técnicamente posibles” (art. 10.2.2). Más seguridad aporta la fórmula que, en todo caso, regula todos estos nuevos derechos “además de los medios de publicación establecidos en la normativa vigente” (CC Catalana Occidente, art. 47.2). Otra relación de remarcable curiosidad es la que recurre a la regulación existente de los tablones de anuncios para determinar tanto la titularidad como el uso del derecho a las nuevas tecnologías (CC CEPSA, cap. XI.8). II.X.2. El alcance de los nuevos canales de comunicación. El alcance de las nuevas facilidades otorgadas a los representantes de los trabajadores para desarrollar la actividad sindical es muy amplio, de ahí que varíe considerablemente de un convenio a otro. Merece la pena detenerse tanto en ver si el acceso se limita a la intranet de la empresa o si se amplía también a Internet, como en considerar la posibilidad del envío masivo de correos electrónicos a grupos de trabajadores. II.X.2.1. desarrollo de la comunicación en la intranet de la empresa. Algunos convenios circunscriben el uso sindical de las nuevas tecnologías al ámbito de la empresa, estableciendo que los representantes “dispondrán de una conexión a la red de comunicación interna de la empresa” (CC Alstom Transporte, art. 78.4 y art. 80.2.6). Hay otros que aún más limitadamente se refieren a un espacio en la red que exista en el centro de trabajo, como ocurre en el caso de CC CEPSA o en el CC Industria química. Sin embargo, en este último supuesto hay que reconocer que es, en sí, un gran logro, al tratarse de un convenio sectorial de ámbito estatal, pues se genera un derecho para las secciones sindicales a disponer, “en los centros de trabajo que tengan desarrollada una intranet u otro sistema informático similar o alternativo, de una página en la citada intranet para la publicación de información de carácter sindical de interés para dicho centro” (art. 79.2). Es comprensible, por tanto, la amplitud de los términos empleados en este convenio, pues al fin y al cabo tiene que aplicarse a un gran número de empresas que probablemente cuentan con sus particularidades en el diseño de su propia red informática. Tal extremo se aprecia en el CC 3M España, cuando otorga el derecho al Comité de tener “un apartado en el intranet de la Compañía”, si bien será con sujeción a las “especificaciones técnicas del sistema en uso en la Compañía” (cláusula XI.5). Más parco es el CC Mapfre cuando dice que una vez esté en funcionamiento el portal del empleado, las secciones sindicales dispondrán de un espacio en el mismo a efecto de insertar las comunicaciones que estimen oportunas (art. 55). Es habitual configurar el espacio dentro del denominado portal del empleado, pero algunos convenios otorgan mayor seguridad y claridad, al detallar concretamente la creación de un portal sindical. Ello sucede en el CC Catalana Occidente (art. 47.2), en el CC CEPSA (cap. 227 XI.8) y CC Telefónica de España. Este último convenio, siendo como se ha dicho el que regula con más detalle esta materia, contiene una cláusula de clarificadora redacción: “Canal Sindical: Existe en la Empresa un portal al que se accede por la Intranet de la Empresa, denominado e-domus, o portal del empleado. Uno de sus canales, el denominado «Sindical», está a disposición de los sindicatos que tengan representación en el Comité Intercentros; desde él se puede acceder directamente a las páginas web de dichos sindicatos, donde publican y difunden las comunicaciones e informaciones que consideren. Los empleados pueden acceder al mismo desde los ordenadores que tienen en su puesto de trabajo o desde donde la Empresa los haya puesto a su disposición”. En términos más o menos similares, el CC Getronics España Solutions establece que el Comité y las Secciones tienen “el derecho a crear su propio sitio web utilizando los medios o posibilidades del servidor de intranet/Internet de la compañía, siempre que dichos medios estén técnicamente disponibles” (art. 10.2.3). Ahora bien, entre las cláusulas más destacables se halla la del CC Banca, pues siendo un convenio sectorial de nivel estatal, logra la siguiente redacción positiva: “las empresas, siempre que dispongan de intranet como herramienta usual de trabajo y de información a sus trabajadores, pondrá a disposición de las representaciones sindicales con presencia en los Comités de empresa, de un sitio particular, habilitado para cada sindicato, en el que puedan difundir las comunicaciones que periódicamente dirijan a sus afiliados y trabajadores en general, dentro de su ámbito de representación”. Además de establecer esta exclusividad de los dominios de la intranet cedidos a cada sindicato, prosigue la cláusula con un párrafo en el que se logra asegurar la ausencia de ingerencias externas. Concretamente, sobre los sitios dice que “estas zonas particulares serán recursos independientes de gestión documental, de acceso público de la plantilla y, exclusivamente, de consulta para el personal”. A ello le añade la garantía de una muy interesante opción que favorece un vivo mantenimiento de la atención de los trabajadores, pues las respectivas páginas se confeccionarán con posibilidad de aviso de novedad dentro del propio portal sindical (art. 48). Un supuesto muy exclusivo es el localizado en el CC Agencia EFE, en cuya disposición adicional 1ª se define una comisión paritaria para que desarrolle un plan de carreras profesionales y promueva una valoración de puestos y evaluación en el desempeño del trabajo. Para llevar a cabo su trabajo, esa comisión de nueva creación contará con los recursos técnicos que se estimen necesarios, citándose literalmente la “instalación, en su caso, de un portal del empleado”. II.X.2.2. la comunicación hacia el exterior de la empresa. II.X.2.2.1. conexión a Internet. El derecho de los órganos de representación de estar presentes en la red informática interna de la empresa es un paso importante para garantizar el vigor y agilidad de la actividad sindical hacia el personal de esa empresa. Pero no es menos trascendente el mantenimiento de la fluidez de la información desde y hacia el mundo exterior. En este sentido, si se tiene en cuenta el tipo de empresas que entran en su ámbito (probablemente muchas de ellas sin capacidad para la creación de un sistema de intranet), no es de extrañar que el CC Barcelona Siderometalurgia se preocupe únicamente de esta vertiente, señalando que las empresas y las secciones sindicales acordarán el establecimiento de conexión externa (para Internet y correo electrónico) “con empresas proveedoras de telecomunicaciones, al objeto de facilitar la comunicación con su sindicato” (art. 49.2.5). Es decir, lo que intenta asegurar el convenio, para la coyuntura de que la empresa no cuente con red propia, es que al menos las secciones sindicales cuenten con una conexión como la que podría tener cualquier particular en su domicilio. En el ámbito sectorial estatal se ha identificado la previsión del CC Cajas de 228 ahorros acerca del establecimiento de las medidas que permitan el uso por los sindicatos de los medios tecnológicos (Internet, intranet y correo electrónico). La conexión externa se regula de manera individualizada en el CC Getronics España Solutions, donde se hará a través del servidor de la compañía de acuerdo a las normas generales que ésta tenga establecidas para el uso de Internet (art. 10.2.3). Y en cuanto al lugar en el que físicamente se hará dicha conexión se elige, tanto en el CC CEPSA como en el CC Barcelona Siderometalurgia, el local que tienen asignados los órganos de representación. La conexión telemática de los representantes con el exterior de la empresa es importante, pues permite la consulta tanto de la página web del propio sindicato como de otras que son de relevante interés para el colectivo de trabajadores (por citar sólo algunas, estarían las de organismos oficiales -Ministerio de Trabajo, institutos encargados de la seguridad y salud en el trabajo, etc- que, por ejemplo, contienen un acceso gratuito y práctico a textos legales y otro tipo de documentos). El CC Telefónica de España reconoce, igual que otros convenios citados, el uso por parte de los representantes de esta facilidad. Aunque no se haga en el mismo una referencia expresa a la utilización del acceso a Internet por la representación unitaria y los sindicatos, serán de aplicación las normas generales que sí contiene con respecto a la utilización de esta red externa por parte de todos los empleados (cuyos términos se verán más abajo), siendo plenamente comprensible la prohibición de uso para fines particulares. II.X.2.2.2. dotación de correo electrónico. Otro elemento que juega un papel trascendente hoy en día es el correo electrónico, pues garantiza la realización del derecho de los representantes a tener una rápida y eficaz comunicación, lo mismo hacia el interior de la empresa como hacia el exterior. No es necesario insistir en la utilidad de este instrumento para alcanzar el desarrollo de la actividad sindical reconocido en la LOLS. Así lo entienden los convenios sectoriales que recogen este tipo de derechos, que usualmente se remiten a los acuerdos internos de la empresa para la concreción del alcance de su uso (CC Cajas de ahorros y CC Barcelona Siderometalurgia). No ocurre así con el CC Industria química, que tiene el siguiente estilo restrictivo: “El correo electrónico es de exclusivo uso profesional. No obstante lo anterior, los Representantes de los Trabajadores podrán hacer uso del mismo únicamente para comunicarse entre sí y con la Dirección de la empresa. Para cualquier otro uso ajeno a lo anteriormente expuesto, se requerirá el acuerdo previo con la Dirección de la Empresa”. Unos términos muy similares se redactan en el CC CEPSA, de manera que los correos electrónicos sólo se pueden usar entre los representantes y entre éstos y las personas de los departamentos de Recursos Humanos. Sin embargo, más acorde con el art. 8.1.c) LOLS es esta otra cláusula del CC Getronics España Solutions: “Los Comités de Empresa/Secciones Sindicales y sus representantes tienen el derecho a usar el sistema de correo electrónico corporativo para la actividad sindical, a enviar y recibir correos interna y externamente”. Tampoco parece que el CC Telefónica de España se circunscriba al mero ámbito de la empresa cuando reconoce que se facilitará la dotación de correo electrónico a las secciones sindicales. Es más, si se atiene a las normas generales del mismo convenio, la utilización de estos nuevos medios se podrá hacer “con libertad y en el sentido más amplio posible”; claro está que con las limitaciones lógicas que prevé y que luego se expondrán, si bien se puede comentar ahora que específicamente se prohíbe la cesión de estas direcciones de e-mail a otras organizaciones no autorizadas. II.X.2.3. el envío masivo de correos electrónicos. 229 El art. 64.1.12º ET dispone que es competencia de los órganos de representación unitaria informar a los trabajadores en temas y cuestiones en cuanto directa o indirectamente tengan o puedan tener repercusión en las relaciones laborales. Ya se sabe que, para el correcto desempeño de esta labor, el art. 81 del mismo texto legal otorga a los representantes el derecho a colocar esta información en un tablón de anuncios; pudiéndose traer a colación la paralela regulación de la LOLS sobre este tema. De nuevo, huelga profundizar acerca de la conveniencia de que en la negociación colectiva se reconozca la comodidad y la eficacia que tiene el envío de un correo generalizado para el logro del cometido de transmisión de información. Contrariamente a esta idea, hay algún convenio que entiende que, como ya cuentan con un espacio en el portal del empleado, “los representantes de los trabajadores no utilizarán como medio de comunicación el envío de correos electrónicos a grupos de empleados” (CC Mapfre, art. 55). Quizás el añadir el calificativo ‘masivo’ al término ‘envío’ provoca cierto rechazo, al identificarlo inconscientemente con la recepción habitual de mensajes no deseados (los conocidos “spam”, en versión anglosajona) que pueden causar una excesiva saturación de las cuentas de correo de los empleados, y de ahí el temor o precaución empresarial a la hora de regular el uso sindical del e-mail en el seno de las empresas. Las nuevas tecnologías hacen más fluida la tarea de los representantes de transmitir información, sobre todo la que les llega remitida por el sindicato, a través de la ya común opción de reenvío de los mensajes que tienen los programas informáticos. Permiten esos medios de comunicación, además, el mantenimiento de un contacto regular con todos los trabajadores, cuando la empresa cuenta con centros de trabajo alejados geográficamente (como es el caso, por ejemplo, previsto en el CC Agencia EFE, art. 84, que lo reconoce con respecto a las delegaciones nacionales y del extranjero). Por eso también el CC Catalana Occidente –art. 47.2- entiende que la concesión del uso del correo electrónico a los representantes es “con el fin de tener acceso a una comunicación rápida con todo el personal”. En términos positivos, pues con una simple redacción da cabida a todas las modalidades de envío, el CC CWT Viajes de empresa (art. 62) reconoce el derecho al uso del correo “para difusión de información individual o general”. Una expresión clara y concisa es la del CC Getronics España Solutions, cuyo art. 10.2.2 explicita que el uso del sistema de e-mail corporativo para la actividad sindical “incluirá el derecho a enviar correos electrónicos a todos los empleados, en cuyo caso siempre será con previo conocimiento y aceptación (sólo en cuanto a la veracidad de los hechos) de la empresa y sin que el contenido atente a la honestidad y buenas maneras. Este derecho deberá ser ejercido de manera razonable”. El CC Telefónica de España alcanza incluso el derecho general de los empleados a realizar envíos masivos, por lo que, siempre que lo precisen, “utilizarán los cauces adecuados, de acuerdo con su jefe inmediato”. Contiene también una regulación detallada para los representantes, aunque en el fondo se constriñen tanto los órganos que pueden efectuar este tipo de envíos como el canal a seguir, así como las formalidades a cumplir. Textualmente es: “Comunicaciones masivas: Para los temas de especial consideración, la empresa facilitará los medios oportunos para que los sindicatos más representativos y con presencia en el Comité Intercentros, así como el propio Comité Intercentros, individual o conjuntamente, publiquen la información que consideren precisa (Negociación Colectiva, Elecciones Sindicales y Elecciones a la Comisión de Control del «Plan de Pensiones Empleados de Telefónica»), por medio del servicio Infobuzón y todos los empleados reciban esta comunicación. 230 La interlocución con los sindicatos se llevará a cabo a través de la Dirección General de Recursos Humanos que, junto con el resto de unidades afectadas, fijará los criterios y prioridades necesarios para garantizar el normal funcionamiento de la Red Corporativa. Teniendo en cuenta las facilidades contempladas en los párrafos anteriores, y al objeto de no causar daños en el desarrollo normal de las comunicaciones y en el funcionamiento de la Red Corporativa y Servicios, no se podrá realizar el envío de comunicaciones masivas desde Internet a las direcciones de correo Internet asignadas por la Empresa a sus trabajadores. Con lo expuesto quedan, de esta forma, recogidos los cauces necesarios que favorecen la comunicación y acción sindical”. II.X.3. La titularidad del derecho de uso de los medios telemáticos. Los convenios colectivos son precisos en cuanto a cuáles son los órganos de representación a los que conceden el derecho a usar las nuevas tecnologías de la información y comunicación. La única excepción podría ser el CC Cajas de ahorros, pues aunque claramente marca que la atribución del derecho será para los sindicatos, sin embargo establece que el régimen de utilización será negociado “con los representantes legales de los empleados”. Por tanto pueden derivarse dudas o conflictos sobre si la negociación podrá llevarse a cabo directamente con los sindicatos –a través de sus Delegados, como representantes legales ex art. 10 LOLS- o bien tendrá que concluirse con los órganos unitarios –en los cuales puede haber miembros no pertenecientes a aquellos sindicatos -. Dejando al margen esta cita de valor más bien anecdótico, se puede afirmar que los principales beneficiarios de las previsiones de los convenios son las Secciones Sindicales. Existen convenios que únicamente contemplan a dichas secciones, e incluso en algunos supuestos se hace la mención sin más detalle, lo que equivale conceder el derecho a todas las secciones sindicales que se hayan formado en la empresa (CC Catalana Occidente, art. 47.2, y CC MAPFRE, art. 55). Aunque en los anteriores convenios se sobreentienda, otros añaden explícitamente que los titulares son las secciones sindicales constituidas de conformidad con la legislación vigente (CC Barcelona Siderometalurgia, art. 104). El CC Banca prescribe este tipo de derecho para “todas las representaciones sindicales con presencia en los Comités de empresa”, lo que equivale a que se confiere la titularidad de un portal propio en la intranet de la empresa a cualquier organización sindical que haya obtenido la mínima audiencia electoral como para contar con algún miembro en esos órganos de representación unitario de cualquiera de los centros de trabajo. Por el contrario, es un reconocimiento más sórdido el que realiza el CC Industria química, pues tan sólo alcanza a “las Secciones Sindicales que tengan reconocidos los derechos del artículo 10 de la LOLS y sean firmantes del presente Convenio Colectivo”. Es decir, que sólo tendrán los ‘ciberderechos’ aquellas secciones que, habiendo suscrito el convenio, cuenten con la implantación necesaria en la empresa para designar los Delegados sindicales previstos en la ley. Un segundo grupo de fórmulas es el de las cláusulas de los convenios que reconocen el derecho a las representaciones sindicales en concurrencia con las unitarias. El CC Agencia EFE abarca a “los Comités de Empresa, Comité Intercentros y las Secciones Sindicales legalmente constituidas”, en tanto que el CC Getronics España Solutions habla de “los Comités de empresa/Secciones Sindicales y sus representantes” –se deberá entender en este enunciado que la titularidad del derecho también comprende de manera singularizada a los Delegados sindicales, además de las secciones-. Una solución más clara es la desplegada por el CC Alstom Transporte, al regular esta materia en dos artículos diferenciados: uno se refiere a al Comité de empresa –art. 78.4- y el otro a las secciones sindicales –art. 80.2.6-, aunque 231 ambos preceptos tienen luego idéntico contenido material. El CC CEPSA (art. 8 del cap. XI) emplea una graduación diferente de titulares en función de los derechos barajados. Así, la presencia en la intranet de la empresa, a través del portal sindical, se concede a los comités de empresa y a las secciones sindicales que tengan previamente reconocido el derecho al tablón de anuncios –es decir, en principio no es a todos los sindicatos-. Por el contrario, el derecho a usar Internet y correo electrónico no se concede a los órganos en sí, sino a personas concretas: los miembros de los comités y los delegados sindicales; lo que significa que puede haber secciones sindicales que cumplen con los requisitos de tener derecho a aquel portal aunque no con los del resto de derechos telemáticos de acción sindical, al carecer de la implantación suficiente para poder designar a delegados sindicales. El último ejemplo a citar en el que existe concurrencia de titularidad de derechos entre ambos tipos de representaciones es el del CC Telefónica de España; pero de nuevo se aplica aquí una diferente escala. En primer lugar, los sindicatos que estén presentes en el Comité Intercentros tienen a su disposición el canal sindical, desde el que se accederá a las páginas de sus organizaciones sindicales. En segundo lugar, sólo los que, además de esa presencia, sean sindicatos más representativos podrán acceder a la intranet, a Internet y al correo electrónico; y, al mismo tiempo, a las secciones provinciales de dichos sindicatos que tengan miembros en los respectivos comités de empresa provinciales se les dotará de una dirección de correo electrónico. En tercer lugar, el Comité Intercentros simultáneamente con los sindicatos más representativos presentes en él podrán, individual o conjuntamente, realizar comunicaciones masivas en las condiciones que se han expresado anteriormente. En definitiva, por más que el título del apartado de esta cláusula anuncie la “utilización del correo electrónico por la representación unitaria de los trabajadores y por los sindicatos”, lo cierto es que la práctica virtualidad de estos derechos en la citada compañía queda circunscrita a las secciones sindicales. Un tercer grupo, más reducido debido precisamente a su especificidad, es el que compondrían el CC CWT Viajes de empresa, que únicamente reconoce el derecho a usar los medios telemáticos al Comité Intercentros (art. 62), y el CC Agencia EFE, al preverlo para una Comisión Paritaria de nueva creación (en su disposición adicional primera, tal como ya se ha explicado más arriba). Ya se ha mencionado que el art. 8.1.c) LOLS reconoce a los trabajadores afiliados a un sindicato el derecho a recibir, en el ámbito de la empresa o centro de trabajo, la información que le remita su sindicato. A ello hay que sumarle que, todo trabajador también tiene derecho a contactar con sus representantes legales en la empresa. Por eso no está de más cuando el convenio colectivo declara que “los empleados tienen el derecho a usar el correo electrónico corporativo para comunicarse con su Sección sindical, Comité de empresa y con sus representantes” (CC Getronics España Solutions, art. 10.2.2), añadiendo, posteriormente, que “los empleados tienen derecho a acceder a sitios Internet/intranet gestionados por sus comités o secciones sindicales” (art. 10.2.3 del mismo CC). El CC Telefónica de España también aporta un patrón parecido: “los empleados podrán utilizar el correo electrónico, la dirección email, la red corporativa e Internet con libertad y en el sentido más amplio posible, para el desempeño de las actividades de su puesto de trabajo, y en relación con las Organizaciones sindicales y el Comité Intercentros”. Como se ve, su espectro es más reducido en lo que se refiere al contacto con los representantes unitarios. Eso sí, también reconoce que los empleados pueden acceder al canal sindical –y, por tanto, a las páginas web de los sindicatos“desde los ordenadores que tienen en su puesto de trabajo o desde donde la empresa los haya puesto a su disposición”. 232 Pero, en realidad, todas estas disposiciones pueden quedarse en papel mojado si los titulares de estos derechos no tienen a su alcance el equipo informático necesario para hacer uso de ellos. De ahí que sean positivos los compromisos incluidos en los convenios por los que las empresas se comprometen a actuar en este sentido. En relación a los trabajadores, el CC Telefónica de España contempla que “durante la vigencia del presente convenio colectivo, se completará la dotación de conexión al correo electrónico y a Internet a todos los trabajadores que dispongan de un puesto de trabajo con conexión a la red corporativa”. Además, este compromiso intenta abarcar también a los empleados que no puedan disponer de una dotación individual, al implantar “puntos de conexión colectiva en aquellos centros de trabajo que aún no dispongan” de puestos vinculados a la citada red. Lo mismo ocurrirá con los representantes que no tengan acceso fácil o inmediato a los medios técnicos. Siguiendo con las buenas prácticas localizadas, continúa destacando el CC Telefónica de España, cuando procura, “si fuera necesario y en la medida de lo posible, la adecuación de los medios informáticos de que disponen” las secciones provinciales de determinados sindicatos (cláusula 12.5). A ella hay que agregar el CC 3M España, que previene que “en el supuesto de que el Presidente y/o el Secretario del Comité de Empresa de Fábrica no dispusiera de dirección de correo electrónico en función de su puesto de trabajo, la Compañía autorizará la apertura de la correspondiente dirección de correo electrónico. Igualmente, en el supuesto de que dicha/s persona/s no tuviera/n asignado un terminal de ordenador, se le facilitará la utilización de alguno instalado en zona de uso común” (art. XI.5). II.X.4. La utilización de las nuevas tecnologías: contenidos y uso. El contenido que los representantes pueden incluir tanto en sus portales como en los correos electrónicos que envían oscila en un amplio abanico de posibilidades permitidas por los convenios. Así, el CC Industria química indica que las páginas web de las Secciones en la intranet de cada uno de los centros de trabajo de las empresas será “para la publicación de información de carácter sindical de interés para dicho centro” (art. 79.2). El CC Agencia EFE también limita la utilización de los medios de comunicación “al tratamiento de temas sindicales e información acerca de las negociaciones con la Dirección”, sin que la longitud “pueda exceder de un folio semanal de emisión”, como reza su art. 84; ahora bien, para el entendimiento de tal limitación de extensión debiera recordarse que, en esta empresa en particular, los vehículos de comunicación que potencialmente pueden utilizar los representantes van más allá de Internet o e-mail (probablemente podría sugerirse los teletipos). El CC CEPSA deja a disposición de los representantes el portal sindical para que informen a los trabajadores “a través de los comunicados que consideren oportuno”, pero con “los límites de capacidad y extensión que los gestores del sistema establezcan” (Cap. XI.8). Mucho más generosa es la redacción del CC Getronics España Solutions, cuyo art. 10.2.3 resuelve que “el Comité de empresa/Sección Sindical tendrá derecho a colocar el tipo de material que considere adecuado en su sitio Web siempre que no contenga comentarios ofensivos o discriminatorios basados en el género, edad, sexualidad, raza, religión, discapacidad o apariencia de las personas”. También el CC 3M España otorga una libertad similar en la determinación de las materias incluidas en el portal de los representantes al establecer que “el contenido de este apartado será gestionado bajo la responsabilidad del Comité de empresa y con completa autonomía funcional y operativa” (art. XI.5). Sin embargo, dicha libertad no es absoluta, ni en este caso ni en los otros convenios, pues se suele prever que en la utilización de las tecnologías de la información y medios de comunicación los representantes deben seguir una serie de reglas conducentes a un correcto uso. El CC Banca estipula que los comunicados que los sindicatos inserten en los portales digitales de la 233 intranet empresarial “deberán tener contenido estrictamente laboral y relacionado directamente con el ejercicio de las funciones de representación legal de los trabajadores, sin que pueda utilizarse a otros fines, y estará sujeto a los mismos controles técnicos y, en su caso, de salvaguardia legales fijados por la Ley de Protección de Datos de Carácter Personal, al igual que toda la información que se difunde a través de estos nuevos medios técnicos en las empresas”. Es más, persiste en recalcar que “el contenido de la información del sitio particular de cada sindicato se atendrá a lo previsto en el artículo 4.2.e) del Estatuto de los Trabajadores, tanto respecto a las personas como a las instituciones” (art. 48). Hay que recordar que esta mención legal dispone que los trabajadores tienen derecho, en la relación de trabajo, “al respeto de su intimidad y a la consideración debida a su dignidad, comprendida la protección frente a ofensas verbales o físicas de naturaleza sexual”. A este respecto, el CC Barcelona Siderometalurgia deja patente que cuando se acuerde en las empresas la concesión del uso sindical de estos medios, se hará siempre “previa suscripción de las normas de uso y buenas praxis”. Por su parte, el CC CEPSA recoge, sobre el portal sindical, que “el uso de este espacio se realizará con el mismo espíritu y criterios establecidos legal y convencionalmente para el ‘tablón de anuncios’”. Es comprensible que en muchas negociaciones no se haya llegado, por variados motivos, a concretar estas reglas, haciendo una mención general a que el uso sea exclusivamente profesional (CC Industria química, art. 79.2, y CC CWT Viajes de empresa, art. 62) o que estos derechos sean ejercidos de manera razonable (CC Getronics España Solutions, art. 10.2.2). En ocasiones, el uso conforme a razón se articula desde la perspectiva de la empresa, es decir, “sin que ello afecte al proceso normal de actividad y producción” (CC Cajas de ahorros, art. 104); lo que explica que la introducción de algunas restricciones responda “al objeto de no causar daños en el desarrollo normal de las comunicaciones y en el funcionamiento de la red corporativa y servicios” (CC Telefónica de España). Se especifica a veces que el envío de información sindical “se hará en las horas de menor tráfico” (CC Agencia EFE), “con sujeción a los horarios de servicio y especificaciones técnicas del sistema en uso en la compañía” (CC 3M España) o en el plazo de tiempo “de acuerdo con las prioridades organizativas y de desarrollo informático que existan dentro de la empresa” (CC CEPSA). Pero el hecho de que el convenio asiente que las necesidades informáticas de la empresa tengan prioridad sobre el uso sindical de las facilidades tecnológicas corporativas no implica que la dirección de la compañía pueda alterar discrecionalmente el régimen establecido anteriormente. Por este motivo, es positiva la inclusión de incisos como el siguiente: “de producirse alguna modificación en cuanto a la capacidad y extensión asignada a esta funcionalidad, se informará previamente a la representación afectada, dando cuenta de los motivos que han fundamentado la citada modificación” (CC CEPSA, Cap. XI.8). Para cerciorarse de la adecuación en el uso, se puede especificar que el Comité y cada una de las secciones sindicales designen de entre sus miembros a una persona que actuará como representante y que “se responsabilizará de su correcta aplicación e información de acuerdo con la Ley orgánica de protección de datos (LOPD)” (CC Alstom Transporte, atrs. 78.4 y 80.2.6). En el CC Banca, se juzga que “el mantenimiento de las publicaciones será responsabilidad de los administradores que cada Sindicato designe al efecto y de acceso restringido a tal fin” (art. 48; con este último inciso, lo que probablemente viene a decir este precepto es que con la finalidad de asegurar el correcto mantenimiento de los portales sindicales, sólo puede tener acceso a la inclusión de contenidos quienes hayan sido encargados de ello). También se puede encomendar la gestión de los nuevos medios bajo la responsabilidad del órgano en sí, quien tendrá que utilizar la intranet “bajo las reglas de la 234 buena fe”, aunque en todo caso el Comité deba dar previa comunicación a la empresa (CC 3M España). Está claro que esta intervención empresarial no será a título de autorización, como un requisito de censura preliminar a cumplir antes de que se disponga la información sindical en la página, sino que debe entenderse como un elemento de mera verificación de que el Comité actúa dentro de su potestad, y que no se extralimita. Como regla general, se vislumbra la previsión de que la intromisión de la empresa se lleve a cabo cuando los representantes quieran realizar un uso de los medios técnicos que vaya más allá de los supuestos descritos en el texto del propio convenio. Los términos suelen ser muy parecidos, pudiéndose traer a colación, a modo ilustrativo, el CC Industria química, que apunta que la cuestión en sí sea negociada (“para cualquier otro uso ajeno a lo anteriormente expuesto, se requerirá el acuerdo previo con la Dirección de la empresa”), o el CC CEPSA, en el que se actúa a modo de beneplácito (“para cualquier uso excepcional de estos medios fuera del antes establecido, deberá solicitarse la conformidad previa del responsable de la unidad de RR.HH. del Centro correspondiente”). Para complementar el régimen regulador del uso sindical de las tecnologías de la información y comunicación, en ocasiones se realiza una remisión a las normas generales que la empresa tenga al respecto. El CC Catalana Occidente establece que “con relación al uso del correo electrónico, los representantes legales de los trabajadores deberán observar la normativa interna, que se adecuará a la legalidad vigente” (art. 47.2). También el CC CEPSA alude a que se debe seguir “la normativa interna y las restricciones establecidas por la compañía para el acceso y la utilización” de Internet y del correo electrónico, aunque se pormenoriza que el uso que de estos medios hagan los representantes será dentro del crédito horario que tengan asignado. A diferencia de estos convenios, el CC Telefónica de España detalla las reglas generales de utilización del correo electrónico e Internet. Antes de empezar a exponerlas, el convenio declara que estas normas de funcionamiento “pretenden regular, por un lado, las actuaciones de la Empresa y, por otro, establecer las normas a las que el trabajador y sus representantes deben someterse cuando utilicen los medios técnicos puestos a su disposición para la realización de su prestación laboral y funciones de representación, respectivamente”. Además, incorpora el siguiente e interesante anuncio: “Asimismo, ambas partes consideran conveniente la fijación de un Código de Conducta que clarifique la buena utilización de estos medios. En este sentido, durante la vigencia del Convenio se negociará, en el Grupo de Trabajo creado al amparo de la cláusula 14 del presente convenio, la concreción de su contenido y, en caso de existir acuerdo, se someterá a la Comisión de Negociación Permanente para su ratificación e inclusión en el texto de la Normativa Laboral”. Entrando ya en las reglas concretas, dicho convenio parte del principio de que con carácter general no se podrá utilizar el correo electrónico, la red corporativa ni Internet para fines particulares. A continuación detalla varios supuestos no permitidos, que textualmente se combinan en estos tres párrafos: “Usos terminantemente prohibidos: Bajo ningún concepto podrán los empleados falsificar mensajes de correo electrónico, enviar mensajes o imágenes de material ofensivo, inapropiado o con contenidos discriminatorios por razones de género, edad, sexo, discapacidad, etc., aquéllos que promuevan el acoso sexual o moral o inciten a la violencia. Utilizaciones en perjuicio de la Empresa: También se prohíbe utilizar estos medios para realizar envíos masivos de mensajes, enviar mensajes con anexos de gran tamaño (capacidad), ni realizar cualquier tipo de envío sin relación alguna con el desempeño profesional, que 235 interfiera las comunicaciones del resto de empleados o perturbe el normal funcionamiento de la Red Corporativa. Otros usos no permitidos: En particular, las siguientes conductas: el envío de cadenas de mensajes electrónicos, la utilización de listas de distribución para fines ajenos a la actividad del puesto de trabajo, así como la utilización de la red para juegos de azar, sorteos, apuestas, descarga de vídeo, audio u otros materiales no relacionados con la actividad profesional”. Para los episodios en los que se haya transgredido el correcto uso de las tecnologías de la información y comunicación puestas a disposición sindical, este convenio marca que la utilización indebida determinará la pérdida por parte de los representantes de estas facilidades tan pronto la empresa tenga constancia de ello, añadiendo “y, en su caso, la aplicación del régimen disciplinario”. Este último inciso merecería una mayor consideración en cuanto a si es aceptable jurídicamente la imposición del régimen sancionador que está previsto para los empleados durante el desempeño de su prestación laboral. Desde la perspectiva de las garantías implícitas en el ejercicio del derecho fundamental de Libertad Sindical, se puede concluir que si bien sería hasta cierto punto pasadera la supresión de las facilidades tecnológicas cuando se demuestre el mal uso por parte de los representantes (otra cuestión diferente es la procedencia del modo en que se pueda probar), no les es viable, por el contrario, la aplicación del art. 51 del CC Citroën España, pues este precepto señala que “los medios y recursos informáticos y de comunicación, propiedad de la empresa, de que disponen los trabajadores para el correcto desempeño de su trabajo, se utilizarán de forma correcta, racional y responsable. Si resultare que el trabajador incumple lo anterior, se consideraría falta laboral, sancionable en función de la gravedad o trascendencia de las mismas. La empresa realizará los controles precisos, con respeto, en todo caso, a la dignidad e intimidad del trabajador”. Tampoco lo sería el régimen del CC Telefónica de España, ya que de forma parecida establece que, “cuando existan indicios de uso ilícito o abusivo por parte de un empleado, la empresa realizará las comprobaciones oportunas y, si fuera preciso, realizará una auditoría en el ordenador del empleado o en los sistemas que ofrecen el servicio, que se efectuará en horario laboral y en presencia de algún representante de los trabajadores o de la organización sindical que proceda, en caso de afiliación, si el empleado lo desea, con respeto a la dignidad e intimidad del empleado”. II.X.5. El alcance del uso sindical del correo electrónico según la doctrina del Tribunal Constitucional. Con la Sentencia de 7 de noviembre de 2005, el Tribunal Constitucional se pronuncia sobre el derecho de los sindicatos a enviar correos electrónicos a las direcciones que tienen asignadas los trabajadores en la empresa. Dicha Sentencia mantiene que no es compatible con la efectividad del derecho fundamental de Libertad Sindical la negativa empresarial a poner a disposición de los sindicatos los instrumentos de transmisión de información existentes en la empresa, cuando estos medios sean aptos y si su empleo sindical puede armonizarse con la finalidad para la que fueron creados. De este modo, el Tribunal entiende que cuando la negativa consista en una mera resistencia que no esté justificada por razones productivas, se convierte en una acción que da como resultado la obstaculización del ejercicio fluido, eficiente y actualizado de las funciones representativas, sin que en cambio ocasione provecho alguno. Añade la Sentencia que una consideración diversa olvidaría el marco en el que tiene lugar la acción sindical en esos casos –esto es, la empresa-, al igual que marginaría la función de contrapoder que tiene el sindicato en la defensa de los intereses de los trabajadores en ese espacio empresarial que promueve la Constitución, y, en definitiva, lejos de respetar el 236 derecho fundamental de Libertad Sindical, dificultaría su efectividad más allá de lo razonable. Ahora bien, el Tribunal deja claro que no cabe entender “que exista una obligación legal de facilitar la transmisión de información sindical a los trabajadores, afiliados o no, a través de un sistema de correo electrónico con cargo al empleador. Las empresas, dicho en otras palabras, no están obligadas a dotarse de esa infraestructura informática para uso sindical” (f.j.5). Los titulares de este derecho son, según la Sentencia, “las organizaciones sindicales”, del que podrán disfrutar para “el ejercicio de sus funciones representativas en la empresa, que se justifica sólo para transmitir información de naturaleza sindical y laboral”. Al mismo tiempo, hay que decir que en este pronunciamiento se entiende que la transmisión de la información sindical abarca tanto a los trabajadores afiliados como a los que no lo están. Por tanto, queda establecido a partir de este momento un trascendente derecho enmarcado en el ejercicio de la Libertad Sindical, cual es la utilización de medios preexistentes en la empresa que son eficaces para la comunicación. Sin embargo, como no están requeridos legalmente ni pactados ni creados para un uso sindical, el Tribunal deposita especial atención sobre los límites a los que se debe sujetar dicha utilización. Junto a la ya apuntada necesidad principal de que el contenido de la información debe ser sindical y laboral, las condiciones o restricciones de este nuevo derecho sindical son, textualmente, estas tres: “a) La comunicación no podrá perturbar la actividad normal de la empresa. En ese sentido, sin perjuicio del examen particular de las circunstancias específicas de cada caso, no es posible estimar por defecto que la recepción de mensajes en la dirección informática del trabajador en horario de trabajo produzca dicha perturbación. Llegar a esa conclusión permitiría también, por ejemplo, excluir la recepción de correo ordinario del sindicato en el puesto de trabajo, y, llevado al extremo el planteamiento de hipótesis posibles, podría situar a la empresa en un espacio incomunicado. Por lo demás nada impide la lectura de los mensajes al finalizar la jornada o en las pausas existentes. b) Tratándose del empleo de un medio de comunicación electrónico, creado como herramienta de la producción, no podrá perjudicarse el uso específico empresarial preordenado para el mismo, ni pretenderse que deba prevalecer el interés de uso sindical, debiendo emplearse el instrumento de comunicación, por el contrario, de manera que permita armonizar su manejo por el sindicato y la consecución del objetivo empresarial que dio lugar a su puesta en funcionamiento, prevaleciendo esta última función en caso de conflicto. A tal efecto resultaría constitucionalmente lícito que la empresa predeterminase las condiciones de utilización para fines sindicales de las comunicaciones electrónicas, siempre que no las excluyera en términos absolutos. c) Finalmente, no teniendo fundamento el derecho en una carga empresarial expresamente prescrita en el Ordenamiento, la utilización del instrumento empresarial no podrá ocasionar gravámenes adicionales para el empleador, significativamente la asunción de mayores costes”. Sentadas así las cosas por el Tribunal Constitucional, parece que el asunto está ya fuera de toda duda. Sin embargo cabe preguntarse si el derecho al uso sólo se refiere al correo electrónico existente en la empresa o si, por el contrario, también alcanza a la disposición de los otros medios relacionados con las tecnologías de la información y comunicación. La respuesta debe decantarse por esta segunda opción, si se atiende a que en la Sentencia se dice que si se respetan todos aquellos límites, reglas y condiciones de uso, “el empleo de instrumentos preexistentes y eficientes para la comunicación sindical resulta amparada por el art. 28.1 CE” (f.j. 8). Además, esta idea aparece reiterada cuando el Tribunal llega a la conclusión de que “sobre el empresario pesa el deber de mantener al sindicato en el goce 237 pacífico de los instrumentos aptos para su acción sindical siempre que tales medios existan, su utilización no perjudique la finalidad para la que fueron creados por la empresa y se respeten los límites y reglas de uso” enunciados más arriba y cuyo cumplimiento deberá examinarse en cada caso. “En tales condiciones no puede negarse la puesta a disposición, ni puede unilateralmente privarse a los sindicatos de su empleo, debiendo acudirse al auxilio judicial si con ocasión de su utilización el sindicato llega a incurrir en excesos u ocasionar perjuicios, a fin de que aquéllos sean atajados y éstos, en su caso, compensados” (f.j.7). Otra pregunta aparece de manera lógica, y no es otra que cuestionarse sobre si a partir de este momento resulta innecesaria la regulación de esta materia en la negociación colectiva. Efectivamente, la Sentencia del Tribunal Constitucional otorga un sorprendente espaldarazo al derecho de las organizaciones sindicales a utilizar los medios tecnológicos que existan en las empresas y que puedan ser aptos para la transmisión de información sindical y laboral. Pero remotamente a que se pudiera pensar que queda vaciado su papel, el convenio colectivo puede y debe prever la concreción del ejercicio de este derecho; y ello por varias razones. Entre otras, en primer lugar, para definir los límites aplicables a la utilización de los medios tecnológicos, de modo que se configure un ejercicio pacífico del derecho, y así evitar las situaciones conflictivas que obliguen a acudir a la vía judicial. En segundo lugar, para regular aspectos que se quedarían descubiertos, como es la concesión del derecho a la titularidad de los medios a los órganos de representación en la empresa (por ejemplo, la atribución de una cuenta de correo electrónico para las Secciones Sindicales o el Comité de Empresa, la articulación de los portales sindicales en la intranet corporativa, etc.). En cualquier caso, la gran virtualidad o efecto de la Sentencia sobre la negociación colectiva es que se han tornado las tortas; es decir, lo que hasta ahora se puede presumir que era un tema que los sindicatos ambicionaban introducir en el clausulado del convenio, quedando a expensas de levantar el interés de la contraparte, a partir de ahora será muy probablemente un punto que desearán tratar las empresas. 238 CAPÍTULO III. SALARIOS. III.I. SALARIO Y NEGOCIACIÓN COLECTIVA. INVESTIGACIÓN (Jesús R. Mercader Uguina). PREMISAS DE LA La preferencia por las fuentes autónomas como mecanismo de determinación salarial constituye una elección de política del Derecho que se sitúa en la línea evolutiva que se detecta en los países desarrollados. Existe, en efecto, la tendencia a pasar del sistema de control del trabajo y basado en las pretensiones unilaterales de la dirección a sistemas de control colectivo basado en acuerdos bilaterales. Y ello porque la actividad empresarial constituye un sistema integrado en el cual cada uno de los diferentes elementos que lo componen se encuentra vinculado a todos los demás como variable dependiente. Esta estrecha vinculación entre los diferentes elementos que actúan en su seno exige una cierta racionalidad organizativa y una notable racionalidad política o institucional en su puesta en acción, lo que supone, a su vez, la integración y equilibrio de los diferentes recursos internos que componen el sistema empresarial. La consecución de tal equilibrio pasa por el establecimiento de estándares normativos uniformes que faciliten alcanzar una cierta homogeneidad entre los distintos elementos personales que la integran. Ciertamente, el ejercicio de la autonomía colectiva y su formalización en convenios colectivos ha supuesto históricamente el instrumento más adecuado de fijación de salarios, estableciendo una regulación adaptada a cada sector o empresa y, además, revisable periódicamente. Las normas colectivas sobre salarios permiten la uniformidad del tratamiento mínimo retributivo del sector o empresa y suponen también la adaptación, en cada concreto ámbito de aplicación, pero, también, suponen en la actualidad variación y diferencia. En efecto, las estructuras salariales establecidas convencionalmente vienen a discriminar a los trabajadores de las mismas posiciones laborales incluidos en su ámbito de aplicación en base a la productividad obtenida en su trabajo, desempeño de las tareas u objetivos fijados y consecución de resultados con un nada desdeñable fin individualizador. Y ello porque en plena era postindustrial existe una tendencia creciente al abandono de la uniformidad del modelo fordista y a la consolidación de un modelo en el que se intensifica la diversificación de condiciones de trabajo. En suma, las fórmulas retributivas flexibles tienden a generalizarse y el convenio colectivo resulta, en todo caso, un buen lugar para su concreción. Partiendo de las anteriores premisas la investigación elaborada por el grupo de salarios ha profundizado en los aspectos vinculados con la estructura salarial (José Antonio Soler) y, muy especialmente, en aquellos que afectan a la retribución variable y gestión del rendimiento (Jesús R. Mercader y Rodrigo Martín). En efecto, la negociación colectiva reconoce la importancia de la productividad si bien son pocos los convenios que establecen previsiones detalladas sobre los complementos de productividad. En el establecimiento de estos sistemas que aparecen, inevitablemente, vinculados a formas de racionalización y organización del trabajo revisten un especial interés las formas de participación de los trabajadores su establecimiento. Igualmente, se ha incidido en los nuevos problemas que plantea el establecimiento de sistemas retributivos vinculados a la evaluación del desempeño o la compensación basada en competencias lleva consigo un paralelo proceso de individualización en materia salarial, así como en la incorporación por la negociación colectivas de fórmulas de participación en los beneficios de los trabajadores. Siguiendo, igualmente, la línea trazada en investigaciones anteriores en la presente se ha prestado especial interés a tanto a los complementos de puesto de trabajo (Amparo María Molina), como aquellos que tienen que ver con la cantidad y calidad de trabajo (María Teresa 239 Alameda). Novedad significativa es, también, la primera aproximación que, desde la perspectiva salarial se realiza a los aspectos vinculados con la clasificación profesional. Dos investigaciones: estructura salarial y clasificación profesional (Miguel Ángel Almendros) y sistemas de clasificación profesional y salarios (Lola Morillo) profundizan en estos aspectos. Se abordan, así, los temas relacionados con el cambio en los sistemas de clasificación profesional a través del análisis de los diferentes sistemas de clasificación profesional utilizados por la negociación colectiva y se sintetizan algunas de las implicaciones salariales que conllevan las clasificaciones profesionales, tales como los grupos de cotización a la Seguridad Social que corresponden a las diferentes categorías o grupos profesionales, el trabajo de igual valor o las repercusiones retributivas que se generan al implantar un nuevo sistema de clasificación profesional. La investigación incorpora un estudio de las percepciones extrasalariales en la negociación colectiva (Ana Belén Muñoz) en el que se muestran los profundos cambios que se vienen produciendo en esta materia y concluye con una primera aproximación, en este Observatorio, a las complejas cuestiones que suscita la protección social complementaria en el ámbito de la negociación colectiva (Ana de la Puebla, Borja Suárez y María de Sande). III.II. ESTRUCTURA SALARIAL (José Antonio Soler Arrebola). III.II.1. La racionalización de la estructura salarial: una propuesta pendiente. Pese a las distintas modificaciones legislativas en materia salarial y los intentos de crear un marco en cierta medida “normalizado”, lo cierto es que la asimilación de las estructuras retributivas a parámetros sistematizados no parece que haya consolidado en la actual negociación colectiva. La disparidad de criterios seleccionados en las diferentes unidades de negociación y sectores de actividad se presentan como una auténtica amalgama de conceptos retributivos en los que se conjugan partidas de muy diferente índole y significación. Los distintos ANC han venido reiterando en sus sucesivas versiones como “la negociación colectiva constituye un instrumento adecuado para establecer la definición y criterios de una estructura salarial…” si bien esta pauta no parece que se haya generalizado en la actual negociación colectiva. Se ha observado del análisis de la muestra como no se puede afirmar que la mayor parte de los convenios adapten su articulado a esos requerimientos previstos. También se ha podido constatar como no existe una auténtica articulación de la estructura salarial desde niveles superiores a inferiores, dejando, por tanto, plena libertad a estos últimos para que delimiten las partidas salariales en detrimento de una mayor asimilación de conceptos retributivos homogéneos494. Pero esa resistencia de adaptación encuentra su fundamento en numerosas elementos que caracterizan la actual negociación colectiva de nuestro país. Junto al hecho de la excesiva atomización y escasa articulación convencional -ya puesta de manifiesto en numerosas ocasiones como uno de los elementos característicos de la negociación colectiva-495, existen 494 Aunque de forma minoritaria, algunos convenios colectivos recogen una homogeneización de conceptos y estructuras retributivas que deben ser contempladas en niveles inferiores. En concreto el artículo 29.1 del Convenio General de la Industria Química establece que “en aplicación de la estructura salarial aquí regulada, las denominaciones actuales existentes en las empresas para los diversos conceptos salariales que se vengan abonando a sus trabajadores deberán ajustarse a lo aquí pactado”. También el Convenio de Perfumería y afines en su artículo 32 establece esa homogenización para ciertas partidas salariales. 495 Señala ALFONSO MELLADO, C. L., el efecto desarticulador que el artículo 84 del TRET tiene particularmente en materia salarial indicando que “Resulta así que legalmente la posibilidad de articulación 240 otras circunstancias presentan una gran relevancia. En bastantes casos, se percibe la falta de adecuación de la estructura retributiva, no ya sólo a los avances en los procesos productivos de la empresa -que generan nuevas fórmulas de desarrollo del trabajo y por tanto de la retribución-, sino también a la normativa vigente, ya que en muchos supuestos el convenio remite a disposiciones ya derogadas (básicamente a Ordenanzas o al Decreto de Ordenación de Salarios de 1973) que “resurgen” a la hora de la delimitación salarial,496 en vez de elaborarse nuevos criterios para el ámbito correspondiente como sería deseable. De la misma manera se constata como existe una falta de preocupación, que si bien no podemos calificarla como generalizada, sí resulta significativa a la hora de expresar de forma adecuada la estructura salarial. La carencia de una terminología técnico-jurídica que posibilite una mejor descripción de ciertos elementos retributivos lleva a crear situaciones en las que la indeterminación de la partida salarial genera problemas aplicativos. La utilización de conceptos confusos, o no adaptados a la definición legal, provoca la necesaria interpretación de lo pretendido por las partes para clarificar su significado con los problemas que se derivan de tal operación497. El hecho de que estemos en presencia de una fuente de la relación laboral debe ser tenido en cuenta a la hora de la elaboración del articulado del convenio, sin que con ello queramos expresar que no se deba utilizar un leguaje cercano al de los sujetos afectados, aunque sí con un cierto rigor a la hora de manifestar su contenido. Otras evidencias de mayor calado se han detectado a la hora de adaptar la negociación de la estructura salarial a ciertos parámetros que debieran ser comunes en los convenios colectivos. Así, la trascripción de las mismas partidas retributivas de unos convenios a otros sin modificación y adaptación de sus contenidos, hace que la reiteración en el tiempo se constituya como una auténtica “costumbre-norma” de difícil adecuación a la realidad de la empresa. Ésta se suele producir a través del mantenimiento de la misma estructura del convenio previo a convenio posterior, alterando sólo los elementos cuantificables. La dificultad, la celeridad con que se lleva a cabo el proceso negociador o, en otras ocasiones, la finalidad pretendida del aumento retributivo498, deja en un plano ulterior la necesaria reforma de las partidas que componen el salario, con la consiguiente desactualización e incluso ausencia de identificación de su significado. Pero sin duda una constante que conforma la actual ordenación salarial en la negociación colectiva es el papel cada vez más relevante que poseen las tablas salariales. Sin querer negar la importancia que poseen a la hora de concretar las cantidades a percibir por el trabajador, sí parece por lo menos cuestionable como numerosos convenios colectivos remiten directamente la identificación del salario base o de cualquier complemento a lo dispuesto en dichas tablas, convencional es harto complicada, cuando no imposible”, en “Salarios y negociación colectiva”, AA.VV (Coord. APARICIO TOVAR, J.,) Estudios sobre el salario, Bomarzo, Albacete, 2004, págs. 25 y 26. 496 Entre otros muchos convenios se puede constatar en el artículo 9 del CC de la Industrias de la Hostelería de Huelva, artículo 21 del CC de Montajes y Empresas Auxiliares del Metal de Asturias o en el artículo 45 del CC del Diario ABC, S.L. 497 En el artículo 8 del CC de Industria del Metal de la provincia de Valencia se llega a diferenciar entre sueldo, sueldo base, jornal, primas y emolumentos, entre otras partidas. Por su parte en el artículo 30 del CC de Hostelería de Cantabria, diferencia entre salario real y salario convenio, y aunque se define su contenido, no dejan de resultar equívocos. 498 Prueba de ello la encontramos en el artículo 17 del CC de Control y Montajes Industriales, CYMI, S.A., donde directamente se indican los aumentos retributivos de la práctica totalidad de las partidas, sin especificar la estructura retributiva, ni el concepto por el que se satisface cada tipo de complemento salarial. 241 sin referencia alguna de porqué se satisface esa retribución499. La pérdida de la centralidad de la causa500 como elemento esencial de las partidas salariales, tiene su máxima expresión en la utilización de esas tablas, cediendo su relevancia en aras de la cuantificación, con los problemas que ello genera a la hora de la reordenación de partidas salariales sobre todo en el momento en el que se pretenda adaptar los salarios a los nuevos criterios que puedan reclamarse en la empresa o sector. Por su parte, se puede observar también como la estructura salarial delimitada en el artículo 26.3 del TRET no aparece reflejada en la mayor parte de los convenios analizados. Si bien la división entre salario base (en cualquiera de las diferentes denominaciones empleadas por los sujetos negociadores) y complementos salariales es prácticamente una constante en la muestra, no se puede decir lo mismo cuando las partidas vienen referidas a los complementos salariales. La división entre complementos relativos a las condiciones personales del trabajador, al trabajo realizado o a la situación y resultados de la empresa no aparece en la mayoría de los supuestos recogida como tal en la negociación501. En parte de los convenios analizados se mantiene la estructura que delimitaba el Decreto de Ordenación de Salarios de 1973, mientras que mayoritariamente se suele plasmar una división de los complementos que recogen una clasificación mixta de las dos anteriores, o simplemente se relacionan una serie de complementos sin agruparlos en función de su naturaleza. Esta situación manifiesta, desde nuestra perspectiva, que no se ha plasmado en la negociación colectiva la reorganización salarial ya definida años atrás y que permanece en numerosas ocasiones como una constante de la que sólo se altera la cuantía de sus elementos. Asimismo, tampoco parece haber tenido una incidencia significativa las prescripciones de los distintos ANC en materia de establecimiento de “definición y criterios de una estructura salarial” en tanto sus resultados prácticos no permiten afirmar que estemos en presencia de una ordenación del salario base y los complementos salariales que posibilite identificar el origen de los mismos. Este hecho permite aseverar lo costoso que resulta alterar factores de la negociación colectiva que se han visto solidificados durante años. Es gravoso para los negociadores transformar su estructura, deduciéndose una rigidez en los contenidos -derivada de la propia actitud de las partes firmantes- y una falta de adecuación a las nuevas situaciones que requiere el mercado productivo y que se han de manifestar también en estas partidas salariales. Tampoco resulta extendida otra de las prescripciones que los diferentes ANC habían incluido en su texto: “la delimitación de porcentajes de retribución variable sobre la retribución total”. Desde nuestro punto de vista, aunque cada vez es más resulta más frecuente la aparición de conceptos salariales vinculados a los resultados obtenidos (individuales o colectivos), sobre todo en el ámbito de empresa, no se puede calificar como generalizable la inclusión de estos 499 Muestra de esta tendencia la encontramos, respecto al salario base, en el artículo 17 del CC de Laboratorios de Prótesis Dental de Cataluña y, respecto a los complementos, en el artículo 42 del CC de Comercio en General de Gerona, entre otros muchos supuestos. 500 Que sin embargo resulta particularmente relevante cuando se pretende realizar una alteración de la estructura salarial de las diferentes empresas que integran el ámbito de aplicación del convenio. En este sentido, nos ha parecido significativo el CC de Seguros Catalana Occidente, Sociedad Anónima de Seguros y Reaseguros, en donde en su artículo 25 dispone que “con carácter previo al número de pagas y definición de los conceptos retributivos, se ha analizado la naturaleza y la causalidad de los diferentes conceptos colectivos derivados de los correspondientes Convenios Colectivos y textos normativos en ambas empresas de procedencia, y se ha estudiado su posible unificación atendiendo a sus circunstancias específicas de todo orden…”, lo que evidencia la importancia del origen de la contraprestación a efectos de unificar partidas salariales. 501 Aunque existen convenios en los que sólo aparecen los complementos salariales sin ningún tipo de agrupación en función de su naturaleza, como en el artículo 23 del CC Estatal para el sector de Agencias de Viaje o en el artículo 13 del CC de Digitex Informática. 242 complementos. A nuestro juicio, este hecho resulta relevante por ser un obstáculo difícil de superar a la hora de proceder a esa división porcentual, en tanto resulta imposible establecer una diferenciación cuando no se refleja este tipo de complementos502. No obstante, sí se han podido apreciar algunos convenios en donde se hace expresa mención a esta directriz, si bien modulada a la identificación porcentual que cada partida en general tiene que tener respecto a la totalidad de las percepciones503. Al margen de esta situación, también se quiere llamar la atención como otra de las opciones que el legislador deja en manos de la autonomía, tanto individual como colectiva, tampoco es asumida en la actualidad. Nos estamos refiriendo a la posibilidad de delimitación del carácter de “consolidable” de los complementos. Como tuvimos ocasión de comprobar en nuestro anterior estudio504, y resulta totalmente trasladable al presente, la negociación colectiva ha obviado la posibilidad otorgada legislativamente para definir el carácter consolidable o no de los complementos salariales. Este hecho genera la aplicación de la regla subsidiaria indicada en el artículo 26.3 del TRET que niega tal carácter a los que estén vinculados al puesto de trabajo o situación y resultados de la empresa, manteniendo la indefinición legal respecto de los que proceden de las circunstancias personales del trabajador. Pero una de las conclusiones que más nos ha parecido relevante en este estudio es constatar sin perjuicio de que posteriormente se haga un análisis más detenido-, como la pretendida identificación causal tanto del salario base como de cada complemento salarial505 no aparece como directriz univoca en los convenios colectivos seleccionados. Es más, parece existir una tendencia cada vez más acentuada a la expresión de conceptos sin identificación del origen de esa contrapartida retributiva. En otras ocasiones se percibe como la denominación que las partes negociadores asignan a una partida salarial no coincide con el verdadero sentido retributivo, e, incluso, es simplemente una cantidad más que podría haber formado parte de cualquier otro elemento salarial506. Esta última situación se hace más ostensible en aquellos supuestos donde tras la reforma de la estructura salarial del convenio existe la posibilidad de que el trabajador obtenga una remuneración inferior a la que venia percibiendo previamente a la alteración de dicha estructura. En estos casos se suele optar por crear un complemento, que si bien neutraliza el efecto pernicioso que sobre el salario genera esta nueva ordenación, carece de fundamento en la actividad laboral desempeñada por el trabajador. Pero también esa falta de identificación causal puede llevar aparejada la posibilidad del cambio de naturaleza de una partida salarial concreta en función de, entre otras circunstancias, 502 Si bien es cierto que existen cada vez más convenios que incorporan retribuciones variables, esa concreción porcentual no aparece reflejada. 503 En concreto el artículo 43 del CC general del sector de la Ferralla establece la distribución de porcentajes máximos y mínimos que las diferentes partidas deben tener respecto a la retribución total. De la misma manera, el artículo 41 del CC de Construcción y Obras Públicas de Alicante establece unas horquillas en las que se deben mover cada concepto retributivo y, en el artículo 34 del CC de Bimbo, S.A., se indica que el salario base será el 80% del salario convenio 504 AA.VV (Coord. ESCUDERO RODRÍGUEZ, R.,) La negociación colectiva en España: Una visión cualitativa, Tirant lo Blanch, Valencia 2004, págs . 365 y ss. 505 Como señala MERCADER UGUINA, J. R., “El principio de causalidad en el establecimiento de complementos es la primera nota distintiva que define el carácter y sentido de esta institución”, en Modernas tendencias en la ordenación salarial. La incidencia sobre el salario de la reforma laboral, Aranzadi, Pamplona, 1996, pág. 105. 506 Estas situaciones son fácilmente comprobables cuando se produce una directa remisión a tablas salariales sin explicitar el concepto por el que se satisface, o cuando se incluye una paga de beneficios sin estar directamente asociada a la consecución de los mismos, o bien, cuando se deja sin identificar el significado del denominado plus convenio, entre otros muchos supuestos. 243 el aumento de la cuantía correspondiente. Se ha detectado en la muestra como algún convenio507 traslada la calificación de concepto salarial a extrasalarial por el mero hecho de superar una cantidad, siendo indistinta, por tanto, la relación entre el desarrollo de la actividad laboral por el trabajador y la causa por la cual se le retribuye. Este hecho evidentemente genera una ausencia de reciprocidad y a la vez un exceso en el ejercicio de las potestades atribuidas a la negociación colectiva a la hora de establecer las diferentes partidas salariales. En otras ocasiones, el aumento retributivo experimentado por el trabajador no tiene como causa la propia actividad desarrollada por éste, ni tienen relevancia las condiciones personales, ni los resultados obtenidos por la empresa. Son supuestos en los que se produce una creación artificiosa de complementos para proceder a la elevación salarial, que debieran estar directamente vinculados al salario base del trabajador, en vez de incorporarse por la vía de los complementos. En concreto, se puede observar un hecho muy reiterado de inclusión de un complemento de paga de beneficios que no está directamente relacionado con la obtención de los mismos por la empresa508. También, otros casos, nos muestran que el plus incluido solamente tiene como objetivo equiparar la retribución de un colectivo de trabajadores a otro, para lo cual se emplean los complementos salariales, en vez de proceder a un incremento del salario base que sería lo más adecuado509. En otros supuestos, la creación del complemento deriva de la ausencia de incentivos a la productividad para determinados trabajadores respecto del resto, supliéndose esa ausencia con la creación de un plus no vinculado al trabajo efectivamente desarrollado510. A partir de estas situaciones explicitadas resulta complicado delimitar qué lleva a esta práctica negocial. La tradición en la aplicación de estos 507 En concreto el artículo 18 CC del sector del Auto-taxi de Andalucía se comprueba como se transforma en gasto de transporte –y por tanto con carácter compensatorio- el complemento por incentivos cuando se supere la cantidad de 140 € mensuales. 508 Dado el gran número de convenios que recogen estos complementos se indican a titulo ejemplificativo los siguientes: artículo 23 del CC de Marroquinería, Cueros repujados y similares, artículo 20 del CC de Laboratorios de Prótesis Dental de Cataluña, artículo 7 del CC del Campo de Córdoba, artículo 35 del CC de Alimentación de Toledo, artículo 27 del CC de Limpieza de Edificios y Locales de Sevilla, artículo 102 del CC de la Compañía Logística de Hidrocarburos, CLH, S.A. y el artículo 14 del CC de Pirelli Neumáticos, S.A. Por su parte, nos ha resultado significativo, por la explicación dada en el propio convenio, el artículo 12 del CC de TRW Automotive España, S.L., que indica que “Queda claro que si en el futuro se estableciera obligatoriamente para los trabajadores, algún sistema de gratificación de beneficios, basados en la participación de beneficios reales de la Empresa, no se computarán como tal, a ese exclusivo efecto, la paga de beneficios que se implanto en TRW Automotive España, SL”. También el artículo 35 del CC de Fujitsu Customer Support, S.A., establece una paga de beneficios por cumplimiento de los objetivos “independientemente del porcentaje de cumplimiento de los mismos”. 509 Particularmente reseñable resulta el artículo 60.c) del CC de Correos y Telégrafos en donde se crea un complemento de permanencia y desempeño que percibirán los trabajadores que se encuentren encuadrados en categorías que queden asimiladas a los “puestos de trabajo de personal funcionario que tuvieran asignado el complemento específico tipo II”. Desde nuestra perspectiva, este complemento debiera ser valorado de por sí, y no por asimilación a los complementos del personal funcionario. Y es precisamente este último hecho el que permite el cobro del complemento, ya que si faltase esa premisa el trabajador no percibiría ese plus. Por tanto, aunque se pretenda garantizar el principio de a “igual trabajo igual retribución”, la creación de este plus no deriva de la actividad laboral. 510 Uno de los supuestos más característicos de esta práctica negocial, lo encontramos en el denominado “plus de carencia de incentivos”, por el que se le retribuye el trabajador una determinada cantidad habitualmente por el hecho de que su puesto de trabajo no se podido tasar el nivel de productividad. Esa carencia de mecanismos para la medición del trabajo genera que la creación del complemento tenga, en la mayoría de los supuestos, una finalidad compensadora de diferencias salariales respecto a los restantes trabajos, más que venir derivado de un efectivo aumento de la actividad laboral. Este hecho de nuevo vendría a crear un complemento salarial carente de causa concreta, habiendo sido preferible para una mejor estructura salarial, el incremento del salario base si fuese intención de los negociadores un aumento retributivo. En este sentido pueden consultarse el artículo 14 del CC de Pikolin, S.A. o el artículo 13.4 del CC de Industrias Siderometalúrgicas de Sevilla. 244 complementos, la vinculación de las subidas salariales a sólo el salario base y no a determinados complementos, la utilización del salario base como elemento de cálculo para algunos complementos, pueden ser algunas de las causas que afecten a la profusión de este tipo de práctica. En cualquier caso, estas situaciones generan una derivación de la esencia de los complementos, que pierden el carácter de adición retributiva al salario base en función de las circunstancias que enumera el artículo 26.3 del TRET, provocando una estructura salarial no identificada con los requerimientos exigibles a los complementos retributivos. Un supuesto especifico, que dada su importancia hemos querido particularizar respecto de los anteriores, lo constituye el denominado plus convenio. La ausencia de una identificación legal o convencional de lo que éste supone, da lugar a una amplia casuística de su naturaleza dentro de la estructura retributiva. Del análisis de la muestra se han intentado clasificar las distintas opciones a las que se ha acogido la negociación colectiva. Sobre ellas se diferencian supuestos en los que el plus convenio se relaciona bien con el trabajo realizado511, bien como medida de unificación de complementos que se suprimen512, o bien como una cantidad más que se añade a las restantes partidas salariales sin explicitar su causa concreta de ese abono513. Es precisamente este último supuesto el que más abunda en la negociación colectiva actual, en donde su retribución suele venir directamente relacionada con la categoría profesional514. Este hecho hace pensar que, si ante la ausencia de una concreta relación entre incremento retributivo y causa del mismo, no sería más conveniente reconducir dicho plus a un aumento del salario base515, ya que como hemos advertido antes, suele venir relacionado con la categoría o grupo profesional. Esta última opción ha empezado a recogerse ya en algún convenio, en donde se procede a la eliminación del plus convenio para incorporarlo al salario base516. En general, se puede concluir estas primeras reflexiones indicando que existe una gran desigualdad en la composición del salario principalmente basada en la falta de identificación de los elementos que integran la masa salarial. Sin querer negar con ello la autonomía de las 511 En concreto, existen convenios que lo incorporan como un complemento de calidad y cantidad en el trabajo abonándose, bien en aquellos supuestos en los que se sobrepase la actividad normal del trabajador en actividades medidas, o bien se abonan directamente cuando no exista una valoración de puestos (artículos 19 y 27 de los convenios de Marroquinería, Cueros repujados y similares, y Mataderos de Aves y Conejos, respectivamente). En otros casos el plus convenio se pagará cuando no existan ausencias injustificadas (artículo 38 del CC de Empresas de Ingeniería y Oficinas de estudios técnicos) o por día efectivamente trabajador (artículo 26 del CC de Damm, S.A.). 512 Para estos supuestos el plus convenio constituye un auténtico “cajón de sastre”, en donde se incorporan retribuciones complementarias que se le abonaban al trabajador por otros conceptos, y ahora se aúnan, y califican como plus convenio. En estos casos, la naturaleza de este plus es indeterminada, al integrarse en él diferentes tipos de variables retributivas laborales inconexas entre sí (artículo 36 del CC de Perfumería y afines o artículo 18 del CC de Compañía Castellana de Bebidas Gaseosas, Casabega, S.A.) 513 Se trata de supuestos donde el convenio no delimita el porqué se satisface esa cantidad, y directamente se suelen remitir a las tablas salariales o exponer directamente su cuantía, (artículo 21 del CC de Industrias de Pastas alimenticias, artículo 26 del CC de Construcción y Obras Públicas de Burgos, artículo 16.1 del CC de Allianz, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A., o artículo 33 del CC de Bimbo, S.A). 514 Incluso algún convenio recoge directamente en su articulado esta calificación. Así el artículo 60. b del CC de Ediciones Primera Plana, S.A., indica que el Plus Convenio es “la otra parte del salario que junto al salario base forma el conjunto salarial distribuido por categorías”. 515 Ya ALFONSO MELLADO, C. L., exponía como la pervivencia de este plus “sólo encuentra sentido, pero sin resultar necesaria, cuando el salario base se utiliza como referencia para calcular ciertos complementos, diferenciando así dentro de los que propiamente serían retribuciones básicas dos partidas, la que va a considerarse en dicha base y otra que no se va a utilizar a tal efecto”, en “Salarios y negociación colectiva”, op. cit., pág. 39 516 Concretamente el artículo 27.1 del CC de CTC Servicios Integrales, S.A. 245 partes para cuantificar las partidas salariales, sí se echa en falta una necesaria correlación entre conceptos retributivos y efectiva actividad laboral que explicite la correspondencia entre ambos elementos. Asimismo, se ha constatado como esa diversidad se pone de manifiesto en la utilización de conceptos salariales que tienen su origen en concepciones diferentes de la empresa. Frente al mantenimiento de complementos salariales que podíamos calificar como “clásicos”,517 se empieza a vislumbrar, aunque no de forma mayoritaria, la incorporación de nuevas alternativas retributivas de las que resulta una variabilidad de las percepciones en función de criterios tanto individuales como colectivos de la empresa. Este hecho hace que, aunque se comienza a abrir una vía hacia la evolución en la estructura salarial, lo cierto es que aún falta un largo camino para que se adapte la estructura retributiva a los cambios que requieren los nuevos procesos productivos. Ello implica adaptarse a un marco cada vez más competitivo que precisa soluciones imaginativas frente a los nuevos avatares que se presentan. Sin embargo, esas recientes innovaciones no se ven acompasadas con una estructura retributiva causalizada que defina las partidas salariales en atención a su verdadero significado. III.II.2. Incidencia de la estructura salarial en la determinación retributiva No queríamos finalizar esta primera parte, sin hacer una breve reflexión general sobre la afección de algunos aspectos de la estructura salarial en el elemento cuantitativo de la retribución. No cabe duda de que la supresión de determinadas partidas salariales, y en especial complementos, modifica la estructura salarial para determinados colectivos de trabajadores. Su eliminación no sólo supone una transformación de los elementos que forman parte del salario, sino también una alteración del conjunto de la retribución518. Pese a que la evolución de la negociación colectiva puede calificarse como dispar según la materia que se esté analizando, un hecho constatable desde este estudio es la progresión en los aumentos retributivos se ha realizado de forma desigual en función de criterios distintos a la concreta actividad a desarrollar por el trabajador. El principio de que, a igual trabajo igual retribución, ya comenzó a hacer agua cuando por parte de los tribunales se hizo efectiva la posibilidad de poder diferenciar la retribución según una serie de parámetros que, aunque en algunos casos son justificables, en otros podríamos calificarlos cuando menos como “discutibles”. Partiendo de que las diferencias de trato retributivo suelen utilizar como criterios determinantes, la edad del trabajador, el carácter temporal del vínculo contractual, la fecha de ingreso en la empresa, la antigüedad y la categoría profesional 519, existe un supuesto particular que queda afectado, en cierta manera, por los elementos que integran estos tres últimos factores y que se ha implantado de una forma creciente en la actual negociación colectiva: nos estamos refiriendo a las diferencias retributivas del personal de nuevo ingreso. 517 Uno de los complementos clásicos que mantiene una gran importancia en la estructura salarial actual sigue siendo el de antigüedad. De la muestra analizada se comprueba que el 67% de los convenios estatales, 50% provinciales y 75% de empresa incluyen este plus personal. También se puede destacar como existen sectores, como el de la Construcción, en los que este complemento prácticamente ha desaparecido (consolidado), frente a otros, como Limpieza, en la que la mayoría de los convenios la mantienen. No obstante, la supresión de este complemento es justificada en algún convenio porque “desvirtúa el principio general de a igual trabajo igual salario” como indica el artículo 35 del CC del Sector de Fabricantes de Yesos, Escayolas, Cales y sus prefabricados. 518 Un papel importante en estos supuestos lo constituye el Salario Mínimo Garantizado que evita que las percepciones puedan ser inferiores al límite por él establecido, a la vez que implica una garantía mínima retributiva para los trabajadores afectados por el convenio. 519 Estos aspectos han sido tratados con mayor profundidad en nuestro anterior estudio AA.VV (Coord. ESCUDERO RODRÍGUEZ, R.,) La negociación colectiva en España: Una visión cualitativa, op. cit, págs. 373 y ss., por lo que no reiteramos su contenido y nos remitimos a lo ya expuesto. 246 La incidencia de esos elementos queda acreditada en tanto la retribución que percibirá el trabajador dependerá del transcurso del tiempo en la empresa (antigüedad), ya que la permanencia en la misma supondrá elevar su retribución. Por otra parte, la retribución por su categoría profesional se equiparará con los restantes trabajadores cuando haya transcurrido el tiempo establecido en el convenio colectivo correspondiente. Por último, la fecha de ingreso en la empresa será determinante también a la hora de ejecución de esta regla, ya que se trata de cláusulas novedosas en la negociación colectiva y su aplicación se hace efectiva desde la afectación temporal del trabajador por el convenio para las nuevas contrataciones y no para las anteriores. Desde un inicio vacilante a la hora de la inclusión de este tipo de cláusulas respecto del personal de nuevo ingreso en la negociación colectiva –ratificándose su viabilidad en la sentencia del Tribunal Constitucional 119/2002, de 20 de mayo-, se ha pasado a un incremento considerable en los convenios colectivos actuales. Aunque básicamente su penetración se realiza a través de convenios de empresa –sin que con ello queramos dar a entender que se trata de cláusulas generalizadas en este ámbito-, del estudio de la muestra se confirma el aumento de su utilización520. Desde nuestra perspectiva, y sin adentrarnos en el contenido de la sentencia ya analizada anteriormente521, sí queremos manifestar la preocupación que la incidencia de esta doctrina posee frente a otros pronunciamientos más restrictivos efectuados. La apertura de diferencias salariales para el personal de nuevo ingreso -basada en la potestad de los sujetos negociadores de delimitar el contenido del convenio colectivo- nos parece un criterio que resulta preocupante en los supuestos en los que la representación de los trabajadores tiene escasa fuerza a la hora de determinar las condiciones de trabajo. Si junto a esos supuestos de debilidad negociadora se añade la ausencia de límites claros y concretos que restrinjan las potestades empresariales – y poder valorar si efectivamente estamos en presencia de una cláusula que vulnera el principio de igualdad-, se augura el incremento de este tipo de cláusulas como parece ya constatarse en el análisis efectuado. No obstante, el Tribunal Constitucional en la sentencia 27/2004, de 4 de marzo, niega la posibilidad de diferencias de trato retributivas derivadas del complemento de antigüedad en función de la fecha de ingreso o el carácter temporal o indefinido de la contratación. En este sentido dicho pronunciamiento manifiesta que “la distinta fecha de ingreso en la empresa, por sí sola, no puede justificar un modo diferente de valoración de la antigüedad en el convenio de un grupo de trabajadores respecto del otro, puesto que su lógica descansa en un trato peyorativo a quien accede más tarde al empleo, haciendo de peor condición artificiosamente a quienes ya lo son por las dificultades existentes en la incorporación al mercado de trabajo y por la menor capacidad de negociación con la que cuentan en el momento de la contratación, con lo que la diversidad de las condiciones laborales que de ello se deriva enmascara una infravaloración de su condición y de su trabajo”. Asimismo, “la simple condición de trabajador de más reciente contratación no conlleva por defecto tareas de menor entidad, ni menor calidad en el servicio, ni esa diferencia material impide en su caso la equivalencia de valor o de importancia de unas y otras prestaciones”522. Por tanto, sobre la base de estos 520 Prueba de ello es su incorporación en los CC de la Agencia Efe (artículo 60), Centrales nucleares AlmarazTrillo (artículo 20), Cepsa (capítulo V apartado 1), Repsol-YPF (artículo 10.2), S.E.A. Tudor (artículo 26), Mahon (artículo 40), entre otros. 521 ALAMEDA CASTILLO, M. T., “Dobles escalas salariales”, en AA.VV (Coord. ESCUDERO RODRÍGUEZ, R.,) La negociación colectiva en España: Una visión cualitativa, op. cit., págs. 379 y ss. 522 Para fundamentar este pronunciamiento, el TC tiene en cuenta que “No consta pacto alguno que implique compromisos empresariales dirigidos efectivamente a compensar, favoreciendo a los trabajadores perjudicados, por el trato salarial peyorativo al que se les somete, ni siquiera previsiones que con base en pautas de 247 pronunciamientos del TC se puede constatar como los las diferencias salariales no pueden tener como único fundamento la fecha de ingreso del trabajador, sino que habrá que justificarlas en otras variables a partir de las cuales es razonable la diferenciación en base a la proporcionalidad y justificación de la medida establecida en el convenio colectivo. Pero también la cuantía de las retribuciones queda en muchas ocasiones relacionada a una permanencia mínima en la empresa. Su necesaria vinculación para tener derecho a determinados complementos es una variable que aparece con cierta frecuencia en la negociación colectiva. Al margen de los casos en los que para tener derecho al complemento de antigüedad es necesario haber desempeñado la actividad por un determinado tiempo, existen otros supuestos en los que según el tipo de vinculación a la empresa se cobrarán o no partidas salariales. Este hecho supone que, aunque no aparezca identificado en los convenios, es decir no se haga explícita una diferencia salarial entre trabajadores fijos y temporales523, si va a tener repercusión en las partidas retributivas de estos últimos cuando la contratación es inferior al periodo mínimo exigido para tener derecho a ese complemento salarial. Así, para supuestos de pagas de primas524, primas por firma de convenio525, gratificaciones especiales por trabajar en festivos sólo para indefinidos526, entre otros supuestos, la remuneración es diferente. Estos casos implican que la estructura salarial sea diversa para uno y otro colectivo de trabajadores afectando, por tanto, a la cuantía total a percibir. En los reseñados, la satisfacción de los complementos no viene reflejada al único hecho de la permanencia en la empresa, como es el caso de la antigüedad, sino que vienen referidos a la concreta actividad laboral a desempeñar por el trabajador que es equiparable a la efectuada por el trabajador fijo o con una mayor vinculación con la empresa. En este sentido, el TS ha delimitado la necesidad de que existan elementos objetivos para justificar el trato diferenciado entre el personal fijo y temporal “pues la temporalidad del vínculo laboral de los primeros no legitima ese trato desigual, al faltar todo elemento se prueba acreditativo de que el personal temporal no realice las mismas tareas ni en forma y condiciones distintas al personal fijo, de suerte que, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores, el trabajo prestado con igual valor por ambos grupos de trabajadores debe ser retribuido por el empresario con el mismo salario”527. Pero si desde esta perspectiva se advierte una tendencia a la reducción salarial de los contratados temporalmente, se ha observado como también hay algunas medidas recogidas en la negociación colectiva que operan de forma opuesta. En concreto, y aunque calificable como compensación o reequilibrio determinen el establecimiento de la diferencia de modo transitorio, asegurando su desaparición progresiva”. 523 Incluso para la determinación de la fórmula de cálculo de las retribuciones se han localizado supuestos en los que el tipo de contratación fijo o temporal es determinante. En concreto, el artículo 27 del CC de Viticultura de la provincia de Cádiz establece que “El salario atribuido al trabajador fijo lo es en atención a su categoría profesional y especialidad, y deberá abonarse en todo tiempo y faena, incluso en vendimia, y cuando realice trabajos de categoría inferior. Los trabajadores temporeros y eventuales percibirán sus salarios conforme a las faenas que realicen”. Se diferencia así el cálculo del Salario Base por unidad de obra o tiempo según la contratación sea temporal o indefinida. 524 El artículo 16.6 del CC de Allianz, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A., establece una diferente aplicación de las pagas de participación en primas en función de que el trabajador sea de nuevo ingreso o lleve más de dos años de antigüedad en la empresa. 525 El artículo 64.1 del CC de la Agencia Efe diferencia entre trabajadores con contrato indefinido y temporales a la hora del cobro de la prima por firma de convenio. 526 El CC de Port Aventura en su artículo 25 establece una gratificación especial por día festivo trabajado sólo para el personal indefinido o fijos discontinuos, no así para el temporal. 527 STS de 27de septiembre de 2004 (RJ 2004\6329). En el mismo sentido, STS 2 de junio de 2003 (RJ 2004\255) y 28 de mayo de 2004 (RJ 2004\5030). 248 excepcional, nos ha llamado la atención como se aplica sólo a los contratados temporalmente un complemento que, además de aumentar las retribuciones a percibir por estos trabajadores, tiene como finalidad conjunta desincentivar la contratación temporal. Este denominado “plus de empleo estable”528 nos parece una buena práctica de la negociación colectiva a la hora de promocionar la contratación indefinida al añadir obstáculos a la contratación temporal. Siguiendo con estos aspectos cuantitativos de la estructura salarial se ha de poner de manifiesto como no se han detectado cláusulas que impliquen una diferencia retributiva en función del sexo del trabajador, por lo que en principio no se plantean desde la negociación diferencias retributivas sobre esta variable de forma directa, aunque sí se ha observado algunas categorías laborales que se encuentran “feminizadas” y de ello pudieran desprenderse distinciones en la remuneración529. En cualquier caso, se ha podido constatar como se ha generalizado el uso de cláusulas530 en el articulado de los convenios en las que se recoge expresamente la prohibición de discriminación por razón de sexo. No obstante, sí queremos reseñar que se ha de profundizar en la adopción de dispositivos de igualdad salarial en trabajos del mismo valor ya que estadísticamente531 se han reflejado diferencias retributivas entre trabajadores de distinto sexo. En este sentido, una vía que nos parece adecuada para eliminar esta discriminación se consigna en el Acuerdo para el plan de igualdad del grupo Repsol YPF,532 donde se proponen mecanismos igualatorios y comisiones de seguimiento para comprobar la realidad fáctica de las propuestas realizadas. Se trata, desde nuestro punto de vista, de una buena práctica que debiera ser generalizada en la negociación colectiva, ya que se profundiza en la comprobación y promoción de instrumentos que garantizan la igualdad entre sexos más que en una declaración de voluntades y principios que suele ser lo establecido habitualmente en los convenios. Por tanto, del breve análisis de algunos factores que inciden en la identificación cuantitativa de la estructura salarial, podemos constatar que la aplicación de algunos complementos no se efectúa de forma generalizada para todos los trabajadores incluidos en el ámbito de aplicación del convenio y realicen similares actividades laborales. Esto produce una dualización a la hora de hacer efectivos el importe de dichos complementos, por lo que habrá que tener en cuenta, no sólo la causa de los mismos para su efectividad, sino también otros criterios independientes a la naturaleza del complemento. III.III. RETRIBUCIÓN VARIABLE Y GESTIÓN DEL RENDIMIENTO (Jesús R. Mercader Uguina y Rodrigo Martín Jiménez). III.III.1. La conservación de los sistemas retributivos variables clásicos. El lugar del destajo en los nuevos sistemas productivos. 528 Tal y como recoge el artículo 21 del CC de la Pequeña y Mediana Industria del Metal de la provincia de Cádiz. 529 En el CC de Galerías Primero, S.A., se utiliza a la hora de delimitar el salario en las tablas correspondientes los términos, “cajeras” y “dependientas” dentro de las categorías profesionales. 530 A título meramente ejemplificativo se pueden observar dichas cláusulas en los CC de Agencias de Viaje (Disposición Adicional tercera), Banca Privada (artículo 46), Mataderos de Aves y Conejos (artículo 1), Mediación de Seguros Privados (artículo 17), Confitería y Pastelería de Madrid (artículo 7), Comercio de Alimentación de Toledo (artículo 17), Comercio del Metal de Valencia (artículo 53), Agencia Efe (artículo 12), Danone (artículo 1) o Hero España (Disposición Adicional primera) 531 El índice laboral Manpower indica que la diferencia salarial entre hombres y mujeres en España durante 2004 oscilaba en el 19,8%. Para más información de este estudio puede consultarse la pagina web www.manpower.com. 532 Aprobado en desarrollo del III Acuerdo Marco del Grupo Repsol-YPF entre la empresa y representantes de los trabajadores. 249 El salario a destajo ha sido, históricamente, la forma más corriente para remunerar al trabajador según el producto obtenido, hasta el punto de ser considerado el sistema de remuneración que más se aproximaba al “salario justo” 533. El salario se obtiene, de acuerdo con él y a diferencia del ligado al tiempo, en función del esfuerzo o, por mejor expresarlo, en proporción al resultado del esfuerzo. El sistema de pago a destajo supone pagar a los trabajadores una cantidad fija por cada unidad producida. Como consecuencia de ello, a través de este sistema salarial se evalúa, individual o colectivamente, la capacidad productiva de un trabajador o grupo de trabajadores. Es ésta una fórmula arcaica de retribución por rendimiento que ha ido perdiendo progresivamente peso en función de la aparición de nuevos métodos de organización del trabajo y, tan sólo con carácter residual y en algunos casos como pura inercia histórica. Los destajos se mantienen (con excepciones), como modalidad salarial específica en algunos sectores como el de la construcción o el agrícola534. En el caso de la construcción el Convenio General establece: “En los trabajos a destajo o por unidad de obra, y a efectos de su retribución, sólo se atiende a la cantidad y calidad de la obra o trabajo realizado, pagándose por piezas, medidas, trozos, conjuntos o unidades determinadas, independientemente del tiempo invertido en su realización, si bien puede estipularse un plazo para su terminación, en cuyo caso, deberá determinarse dentro de él, pero sin que pueda exigirse, en su caso, un rendimiento superior al normal”535. Lo mismo debe decirse de los trabajos agrícolas, donde el salario en las tareas de recolección se fija atendiendo principalmente al tonelaje536. Además las fórmulas de retribución a destajo, aparecen como remuneración variable específica vinculada a la productividad del trabajador que se acumula y adiciona a la ordinaria integrada por salario base y complementos de puesto537. Aun cuando se aprecia una retirada progresiva de estos sistemas tradicionales de ajuste automático de los salarios al nivel de producción (trabajo a destajo, por tarea)538 algunos convenios colectivos recogen una pormenorizada regulación de los mismos que incluye cláusulas garantistas. Así, en el referido sector de la construcción se regula el trabajo a tarea que consiste en la realización, por jornada, de una determinada cantidad de obra o trabajo. Si el trabajador concluyera su tarea antes de finalizar la jornada diaria podría optar entre continuar prestando servicios hasta que terminara la jornada (con abono del exceso como horas extraordinarias) o bien abandonar el centro de trabajo dando por concluida aquélla. En el primer caso, las horas abonadas como extraordinarias no computarían a efectos del límite de 80 anuales y durante este periodo no se le podría exigir al trabajador un rendimiento superior al normal. En esta retribución a tarea y en los destajos se garantiza una retribución adicional sobre el salario de categoría (25%) ante 533 PEREZ BOTIJA, E., Curso de Derecho del Trabajo, Madrid Tecnos, 1950, 1ª ed., p. 222. CC de la empresa Fontestad, S.A, de cultivo, recolección y transporte de frutas y hortalizas, CC de la Construcción y Obras Públicas de la provincia de Alicante. Por el contrario, el CC del Campo de la provincia de Granada prohíbe los destajos a no ser por “necesidades mayores” tuvieran que realizarse. En tal caso, la retribución sería, como mínimo del 30% sobre el salario convenido. 535 Art. 37 del CC General del Sector de la Construcción. 536 Vid. art. 7 del CC de Recolección de Cítricos de la Comunidad Valenciana para el período comprendido entre el 1 de septiembre de 2003 y el 31 de octubre de 2010. 537 En la regulación del sistema de destajo del Convenio Colectivo provincial del sector siderometalúrgico de León se establece que la valoración a tanto la pieza o el punto tendrá que realizarse de tan modo que, a un incremento del 33% sobre las unidades que cubre el salario y complementos, se perciba lo marcado como retribución al óptimo. 538 MERCADER UGUINA, J.R., Modernas tendencias de ordenación salarial. La incidencia sobre el salario de la Reforma Laboral, cit., p. 166. 534 250 la imposibilidad de alcanzar el rendimiento previsto por causa no imputable ni a la empresa ni al trabajador539. La experiencia convencional en esta materia se caracteriza por el establecimiento de garantías y límites en el recurso a esta figura. La negociación colectiva se ocupa en estos casos de establecer garantías de ingresos mínimos para los trabajadores sometidos a este modo retributivo540 (Industrias Cárnicas; Limpieza de Edificios y Locales para la provincia de Barcelona; Industrias de Aderezo, Relleno, Envasado y Exportación de Aceitunas para la provincia de Sevilla) y, en ocasiones, se establecen reglas limitando su uso a situaciones excepcionales541. La imposición de controles en este tipo salarial se pone de manifiesto en el CC de la “Voz de Galicia, S.A.” que establece que cuando no existiera conformidad en cuanto al establecimiento de tarifas por destajo, las normas entrarán en vigor debido al poder empresarial, pero tendrán que ser sometidas a la consideración de la autoridad laboral, quien podrá aprobarlas o rechazarlas en un plazo no superior a un mes542, o el CC del Puerto de la Bahía de Cádiz (anexo IV.5): “si en circunstancias normales no se alcanza el rendimiento, se entenderá que no se ha trabajado a destajo, y el salario base se reducirá proporcionalmente al rendimiento que se hubiese alcanzado, salvo que los trabajadores optasen por continuar la jornada hasta llegar al rendimiento previsto, en cuyo caso cobrarán el salario completo”543. En cambio, la práctica totalidad de los Convenios que regulan esta modalidad establecen que la contraprestación será fijada de común acuerdo entre el trabajador y la empresa, siempre que la misma mejore los mínimos convencionales544. III.III.2. Complementos de productividad. III.III.2.1. Introducción. La productividad, elemento motor de la actividad económica, ha adquirido una importancia trascendental en la negociación colectiva actual. Los interlocutores sociales, conscientes de la necesidad de impulsar el crecimiento económico con el fin de garantizar la pervivencia de las empresas y de mantener el empleo, asumen cada vez con mayor naturalidad que aquélla depende no sólo de las estrategias empresariales de gestión, sino también de la mayor o menor implicación de los trabajadores en la actividad que desarrollan, de ahí que se estime adecuado retribuir específicamente esta última mediante complementos salariales vinculados a la producción545. Desde una perspectiva puramente teórica, podría decirse que cuanto más intensa es la vinculación de la retribución a la productividad, más intensa es también la dependencia contractual, al contrario de lo que sucede con la ajenidad, que se atenúa a medida que aumenta la asunción de riesgos por el trabajador. 539 CC de la Construcción y Obras Públicas de la provincia de Alicante, CC estatal de Tejas, Ladrillo y Piezas especiales de Arcilla cocida. 540 Convenios Colectivos del Campo para las provincias de Córdoba, Cádiz, Cáceres y Badajoz. 541 Art. 19 del CC de Industria Siderometalúrgica de la provincia de Burgos. 542 art. 56 del Convenio Colectivo “La Voz de Galicia, S.A.”. 543 Cfr. AA.VV. (GÁRATE CASTRO, F.J., Dir.), La negociación colectiva en el sector de la estiba y desestiba de buques, CCNCC, Madrid, MTAS, 2004, p. 131. 544 art 53 del CC de la empresa “Venturini España, S.A.”. La retribución del destajo […] vendría a mejorar, por pacto individual, el [salario] establecido en el Convenio Colectivo de aplicación (STSJ Comunidad Valenciana, de 23 de marzo de 1999, AS 1516). 545 Por todos, MERCADER UGUINA, J.R., Modernas tendencias en la ordenación salarial, cit., p. 159 y ss (en especial, p. 165 y ss); FERNÁNDEZ AVILÉS, J.A., Configuración jurídica del salario, Granada, Comares, 2001, p. 325 y ss. 251 Desde instancias comunitarias, la Confederación Europea de Sindicatos ha aconsejado una negociación salarial que compense la inflación y convierta los incrementos de productividad en incrementos salariales reales546. La CES considera necesario “que los resultados de la negociación colectiva estén en línea con la suma de inflación y productividad, para permitir que los incrementos salariales realicen su función de motor del gasto de consumo y de la demanda global, siempre manteniendo la estabilidad de los precios”547. Pero la productividad es también, como se reconoce en la citada Resolución, una de las causas del aumento de la siniestralidad laboral548. Entre las directrices marcadas por el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva de 4 de marzo de 2005, el incremento de la productividad ocupa un lugar relevante, habida cuenta de la baja productividad nacional en relación con la media comunitaria549. En varios de sus pasajes se aconseja que sea tenida en cuenta en la determinación de la retribución individual, al tiempo que se reconoce su importancia como factor corrector del absentismo. III.III.2.2. La productividad en la negociación colectiva: líneas generales. III.III.2.2.1. La mejora de la productividad como objetivo general de las empresas. Una buena parte de los convenios colectivos examinados (más de 300) coinciden en señalar que la mejora de la productividad constituye uno de los pilares fundamentales de la negociación y un objetivo a corto y medio plazo, en una doble dirección, general (economía global) y específica (empresas y trabajadores). Son frecuentes las cláusulas –obiter o articuladas- en las que se asume la mejora de la productividad del sector, de la empresa, etc. con fórmulas parecidas a éstas: • “Las partes firmantes del presente Convenio comparten y asumen la preocupación por mejorar la productividad del sector”550. • “Conscientes las partes firmantes del presente Convenio, de la necesidad de una mejora general de la eficacia del sistema productivo y de conseguir para ello la incorporación de todos los agentes de la producción y de la adecuación del marco laboral e institucional a la consecución de tal mejora, las partes firmantes consideran imprescindible clarificar los objetivos a alcanzar, así como los factores que inciden sobre los mismos y los instrumentos básicos para lograrlos”551. • “La organización del trabajo tiene por objeto alcanzar en los Centros y Empresas el adecuado nivel de productividad mediante la utilización óptima de los recursos humanos y materiales. La organización de trabajos y actividades pretende avanzar en la implantación 546 Véase la Resolución adoptada por su Comité Ejecutivo (17 y 18 de marzo de 2004). Ibidem, apartado 6. 548 En el apartado 6 i.f., de la Resolución se afirma: “El deterioro general de las condiciones de trabajo, el aumento de la productividad laboral, el recurso a los trabajadores y trabajadoras atípicos y la disminución de las inversiones destinadas a prevenir los accidentes en el lugar del trabajo son las razones principales por las que ha habido un aumento de accidentes de trabajo a nivel europeo”. 549 Según el propio Acuerdo, la productividad media en España por hora trabajada se sitúa en el 84% de la media comunitaria. 550 Art. 45 del XIX CC de Banca. 551 Art. 10 del Convenio Colectivo Estatal que regula las relaciones laborales de las Empresas de Mediación en Seguros Privados. 547 252 de criterios de calidad y buena práctica, rigurosos en el funcionamiento, ordenación y actuación de los Centros”552. Otros convenios, como el general del sector de la construcción, sitúan la productividad en cumbres mayores: “La productividad es un bien constitucionalmente protegido, cuya mejora constituye un deber básico de los trabajadores, debiendo colaborar los representantes legales de éstos con la dirección de la empresa en orden a conseguir su incremento”553. III.III.2.2.2. La “huida” de la negociación colectiva estatutaria: importancia de los acuerdos de empresa y de los pactos individuales. Los propósitos e intenciones de carácter general han de concretarse en cláusulas específicas sobre productividad, lo que no siempre resulta sencillo en el marco de una negociación colectiva formalizada. Es ésta la razón por la que los acuerdos de empresa y los pactos individuales, dada la mayor libertad y flexibilidad en que se desenvuelve la negociación, resultan instrumentos negociales más adecuados para regular con la profundidad necesaria los complementos vinculados a la productividad o para establecer los criterios a tener en cuenta para su devengo o el método o sistema de medición o evaluación de aquélla554. En ocasiones, es la propia negociación colectiva marco la que incita a que en ámbitos inferiores se negocien estos complementos555. Por citar un ejemplo sectorial, en el energético los complementos (primas o incentivos) de productividad habitualmente se pactan a nivel de empresa, puesto que lo habitual es que la dirección fije el sistema de organización del trabajo, indicando el rendimiento mínimo o normal exigible que ha de realizar el trabajador y los módulos que permiten apreciar el rendimiento variable adicional556. El inconveniente que presenta la “huída” de la negociación colectiva estatutaria es la falta de publicidad de estos acuerdos y pactos, lo que resta riqueza a una investigación basada en el examen de los convenios publicados en los boletines oficiales. Con todo, los complementos vinculados a la productividad no son del todo extraños –no al menos en sus trazos más básicos- a los contenidos de la negociación colectiva estatutaria. De hecho, cada vez son más los convenios –ya sean de empresa o de ámbito superior, sectoriales, provinciales, autonómicos o estatales- que establecen cláusulas salariales ligadas a la productividad, a pesar de que el montante salarial global prevalentemente viene determinado por retribuciones fijas, ya se incluyan en el salario base o en alguno de los complementos salariales fijos, personales 552 X Convenio Colectivo de Centros de Asistencia, Atención, Diagnóstico, Rehabilitación y Promoción de Personas con Discapacidad. 553 Art. 41 del Convenio. 554 En este sentido, GÁRATE CASTRO, J., El rendimiento en la prestación de trabajo, Madrid, Civitas, 1984, p. 142, LÓPEZ ÁLVAREZ, M.J., CASERO BARRÓN, R. y CARRILLO MÁRQUEZ, D., “Las retribuciones no mensuales y/o variables”, en MOLERO MANGLANO, C. (Dir.), Salarios, retribuciones e indemnizaciones. Régimen jurídico, fiscalidad y cotización, Madrid, Cinco Días-La Caixa, 2001, p. 47: “son numerosos los convenios colectivos que recogen algún tipo de prima o incentivo por rendimiento, si bien es cierto que cuanto más reducido sea el ámbito de aplicación del convenio, más apropiado puede resultar éste para la regulación de la materia, Son, pues, los convenios de centro o de empresa los que disponen de mayores facilidades para implantar con éxito un sistema de estas características, al poder tomar en cuenta las diferentes variables que entran en juego a la hora de cuantificar la actividad desempeñada por el trabajador”. Para un caso distinto del español, vid. VERGARA DEL RÍO, M., Productividad, salarios y negociación colectiva, TL, 2000, nº 10. 555 CC Marco Estatal para Empresas Organizadoras del Juego del Bingo. 556 AA.VV., La negociación colectiva en el sector energético, MTAS, Madrid, 1999, p. 315. 253 o de puesto de trabajo557. En términos numéricos y porcentuales, aproximadamente la cuarta parte de los convenios colectivos examinados incluyen cláusulas que vinculan una parte de la retribución a la productividad del trabajador en el desempeño de sus funciones, siendo más frecuentes en los convenios de empresa (más de la mitad) que en los de ámbito superior. Según los datos más recientes publicados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (Estadística de Convenios Colectivos), un total de 964 convenios de empresa (lo que representa el 31,14% del total, afectando a 381.435 trabajadores –47,98%-) y 140 de otro ámbito (12,89%, 1.423.949 trabajadores –20,33%) regulan incentivos ligados a la productividad. La escasa importancia cualitativa de los complementos de productividad contrasta a su vez con el elevado número de empresas (más del 70%) que utilizan sistemas de retribución variable ligados a los resultados del trabajo o de la actividad económica general, siendo su configuración y características muy heterogénea558. Es habitual que los convenios aludan a los elementos genéricos que pueden incidir en la mayor o menor productividad, ya sea individual o colectiva (grupal, departamental etc.), como por ejemplo la política interna de la empresa en materia de inversiones u objetivos macroeconómicos, la organización y los métodos de trabajo, las mejoras tecnológicas, la formación de los trabajadores, la cualificación y la adaptación de éstos a las nuevas tecnologías, el clima laboral de la empresa, el absentismo559, etc. III.III.2.2.3. Las denominaciones de los complementos de productividad y la ausencia de causalidad. Uno de los obstáculos que plantea el estudio de los complementos de productividad es el de su denominación, pues en muchas ocasiones se utilizan términos que ocultan, empañan o no revelan suficientemente la causa de atribución patrimonial: plus por rendimiento560, incentivo o prima a la producción561, plus de actividad562, plus de carencia de incentivos (cuando no 557 Como señala MERCADER UGUINA, J.R., “la estanqueidad del modelo salarial y su aislamiento de la realidad económica de nuestro país se subraya cuando se observa que alrededor del 63% de la masa salarial bruta correspondiente al total nacional de las grandes empresas viene determinado por retribuciones fijas, porcentaje que asciende hasta el 85% si añadimos el coste que supone la financiación de la Seguridad Social. De hecho, en el total nacional, el sueldo base supone el 48.4% del coste total, los complementos fijos un 9.5% y la antigüedad un 5.2%, representando los complementos de productividad tan solo un 5.8% del coste laboral”. Vid. Nuevos rumbos en materia salarial, en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coord.), La negociación colectiva en España: una visión cualitativa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2004, p. 339. 558 La retribución variable es aún mayor en el caso de los altos directivos y directores generales. Según los datos que se extraen del Estudio de Retribuciones de Watson Wyatt para 2004, aproximadamente el 75% de las empresas españolas otorgan bonos a los altos directivos (87% a los directores generales). Un 10% de las empresas les hacen partícipes de sus beneficios (13% a directores generales); un 40% suscriben planes de stock options con sus directivos (44% en el caso de los directores generales). En fin, el 19% de las empresas retribuyen a sus directivos (el 18% a directores generales) mediante la entrega de acciones. En Europa, la retribución variable para los altos directivos oscila, en cuanto a los bonos, entre el 87% (Finlandia) y el 71% (Alemania e Italia). La participación en beneficios presenta una tendencia a la baja (entre el 51% de las empresas francesas y el 3% de las finlandesas), al igual que la entrega de acciones (entre el 49% -Austria- y el 16% -Grecia-) mientras que las stock options constituyen uno de los sistemas más consolidados, con tendencia a la alza, con porcentajes que oscilan entre el 58% (caso de Finlandia) y el 31% (Luxemburgo) de las empresas. 559 Sobre la vinculación entre el complemento de productividad y el absentismo puede verse el CC Estatal para el Sector de Agencias de Viaje, art. 38, CC General de Seguros Privados, art. 10; CC General del Vidrio y la Cerámica, art. 36, y CC Canal de Isabel II. 560 CC de la Industria Textil y de la Confección. 561 II Convenio General para los derivados del cemento 2001-2005. 562 Convenio Colectivo General de la Industria Azucarera 2003-2006. 254 existe un sistema de medición de la productividad563), plus de cantidad y de calidad en el trabajo564, plus de especial dedicación565, incentivo por ventas566, incentivo de logística567, paga por facturación568, incentivo de trabajo a pedido569, complemento de eficacia570, plus de convenio571, etc. Significativa es, en este sentido, la STSJ de Madrid de 23 de mayo de 2005572 que analiza un supuesto en que el complemento solicitado (denominado “de productividad”) en realidad tiene una naturaleza distinta, dado que no se retribuye una mayor productividad atendiendo a unos criterios objetivos o subjetivos que sean razonables, sino que únicamente tiene en cuenta la asistencia efectiva al puesto de trabajo. A la dificultad en desentrañar la verdadera naturaleza de estos complementos se une la confusión –presente en muchos convenios- entre la productividad (individual o colectiva) y los resultados económicos de la empresa o entre aquélla y el rendimiento individual del trabajador medido a través de fórmulas ajenas a la productividad (que, no se olvide, es la causa que justifica, en su caso, el devengo del complemento salarial cuando así esté pactado, y no un módulo único de fijación de la remuneración) como el destajo. Otras veces, el complemento de productividad es de cuantía fija y devengo mensual, asimilándose a los complementos personales o de puesto de trabajo, o bien se asocia a la realización de una mayor jornada, entrando en conflicto con las horas extraordinarias. En fin, no faltan casos en que este complemento se vincula al tiempo de trabajo. Ejemplo elocuente de ello es el Estatuto del personal de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, Sociedad Anónima, aprobado por RD 370/2004, de 5 de marzo, regula en sus arts. 44 y 51 un complemento llamado “de productividad” teóricamente destinado a retribuir el especial rendimiento, la actividad extraordinaria, el interés o iniciativa del desempeño o las circunstancias o hechos concretos del trabajo (art. 44.1), pero vinculado en la práctica a la realización de trabajos nocturnos, sábados y festivos o a la adscripción al “proceso de clasificación automatizada”. También es demostrativo de la falta de causalidad el mantenimiento del complemento para determinados trabajadores pues pone de manifiesto una voluntad de contención salarial573. Los complementos de productividad tienen en común con otros complementos de carácter variable su fijación de acuerdo con “el dominio de las tareas y habilidades específicas de los empleados relacionadas con una o varias unidades de competencias y no en relación con el puesto que ocupan”574. Todos ellos son complementos ligados al rendimiento575, ya sea éste 563 Véanse los convenios citados en AA.VV., La negociación colectiva en el sector del metal, Madrid, MTAS, Madrid, 2002, pp. 169-172 y 187. 564 CC de Banca, CC General del Sector de la Construcción; CC General del Sector de la Ferralla; II CC del Sector de Fabricantes de Yesos, Escayolas, Cales y sus Prefabricados 2003-2007; IV CC Estatal de Empresas de Trabajo Temporal; CC Estatal de las Industrias de Captación, Elevación, Conducción, Tratamiento, Depuración y Distribución de Agua, CC de la empresa Casbega, S.A. y CC de Auna Telecomunicaciones, entre otros. 565 CC Estatal para el Sector de Agencias de Viaja; CC Estatal de Elaboradores de Productos Cocinados para su venta a Domicilio; véanse también los Convenios Colectivos citados en AA.VV., La negociación colectiva en el sector de la enseñanza privada, Madrid, MTAS, 1999, p. 215 y ss. 566 CC Telefónica SAU 2003-2005; CC de la empresa Casbega, S.A., CC de la empresa Bimbo Martínez Comercial.. 567 CC de la empresa Casbega, S.A. 568 CC de la empresa DHL Internacional España, S.A. 569 II Convenio General para los Derivados del Cemento 2001-2005. 570 CC de Telefónica Data España. 571 Por la opacidad de esta denominación, citamos el CC de la Industria Siderometalúrgica y Tendido de Redes Eléctricas de la Comunidad de Murcia, que aplica el “complemento de convenio” al mayor interés y esfuerzo realizados para la obtención de incrementos de producción en cantidad y calidad. 572 AS 2005/1477. 573 CC de Catalana Occidente. 574 MERCADER UGUINA, J.R., “Nuevos rumbos en materia salarial”, cit., p. 341. 255 individual o colectivo (siendo habitual en este último caso que su cuantía sea idéntica para todos los trabajadores) y cumplen una importante función de flexibilización salarial, al reducir los elementos fijos que, por inercia, integran la estructura del salario576. Como indica la STSJ de Madrid de 16 de junio de 1999577, se trata de una “retribución variable dependiente del efectivo rendimiento y dedicación del trabajador en cada período por el que se devengue”. III.III.2.2.4. Caracterización general de los complementos de productividad. La conformación de los complementos de productividad exige tener en cuenta varios factores: - Determinación de los trabajos susceptibles de generar el complemento. Determinación de su carácter individual o colectivo. Especificación de los criterios determinantes de su devengo. Fijación del nivel mínimo de productividad (resultado del rendimiento medio) exigible para el devengo de esta parte del salario. En su caso, fijación del máximo a partir del cual la cuantía del complemento queda congelada. Consecuencias de la imposibilidad de percibir el complemento por culpa no imputable al trabajador. La falta de regulación de estas cuestiones –lo que es muy frecuente- amplía injustificadamente el margen de discrecionalidad empresarial, lo que se agrava cuando los convenios hacen depender el devengo del complemento de productividad exclusivamente de la voluntad de la empresa578. En muchos convenios, la asiduidad y permanencia en el puesto de trabajo constituyen un presupuesto del devengo del complemento de productividad, cumpliendo así una importante 575 Sobre el tema, RODRÍGUEZ DE LA BORBOLLA, J., El salario a rendimiento. Un estudio jurídico de la organización del trabajo, Universidad de Sevilla, 1975, y GÁRATE CASTRO, F.J., El rendimiento en la prestación de trabajo, cit. 576 Es interesante, en este sentido, la definición que de flexibilidad salarial ofrece VALLEJO DA COSTA, R., en “La reforma de la negociación colectiva y los acuerdos de empresa”, Actualidad Laboral 2002, Ref. VIII, p. 7 del documento electrónico extraído de www.laley.net.: “conversión del coste fijo en salario variable para adaptarse al entorno empresarial exigido por el mercado, por lo que resultará preciso vincular la parte variable al rendimiento del trabajador o a la rentabilidad empresarial, o (a) ambas partes a la vez, entroncando la retribución con la productividad y la competitividad”. 577 AS 1999/2918. 578 Este problema es particularmente acusado en la función pública, donde es habitual que los complementos de productividad tengan carácter discrecional. Sobre el tema puede verse PALOMAR OLMEDA, A., Los límites jurisprudenciales sobre la fijación del complemento de productividad de los funcionarios: a propósito de las últimas sentencias sobre la materia, Actualidad Jurídica Aranzadi nº 662/2005. Entre las sentencias más recientes, la del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (Sala de lo Contencioso-Administrativo), de 16 junio de 2005 (JUR 2005/181006) ha reconocido que “la jurisprudencia (generalmente a nivel del TSJ) parte del carácter discrecional del complemento de productividad, que permite a la Administración, dentro de las pautas establecidas en cada caso, determinar su cuantificación individualizada para cada funcionario, teniendo en cuenta que su fijación y distribución son discrecionales”. Junto a la discrecionalidad de su abono, otras cuestiones controvertidas se refieren a la procedencia o no de su abono a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía en situación de baja [a favor de la procedencia, Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (Sala de lo Contencioso-Administrativo) de 10 de junio de 2005 (JUR 2005/154676); en contra, Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha (Sala de lo Contencioso-Administrativo) de 30 de mayo de 2005 (JUR 2005/155118)], a su fijeza o variabilidad en el caso del personal sanitario no facultativo [SSTSJ de Andalucía (Málaga) de 21 de enero de 2005 (AS 2005/1201) y Canarias (Las Palmas) de 16 de noviembre de 2004 (AS 2004/3288)] o, en fin, a su vinculación al tiempo de trabajo y no a los resultados de la actividad [SAN de 21 de octubre de 2004 (AS 2004/1143)]. 256 función correctora del absentismo, con lo que, en puridad, se desvirtúa su auténtica naturaleza al quedar condicionado a factores extraños al resultado de la actividad laboral. Otras veces el complemento se hace depender de los resultados empresariales, de modo que su abono queda vinculado al éxito o fracaso de la gestión empresarial y no al trabajo realizado. En fin, no es extraño que los representantes de los trabajadores participen en la configuración de los sistemas de medición y seguimiento de la productividad; tampoco lo es que convencionalmente se establezca la obligatoriedad de resolver las controversias sobre tales complementos en el seno de las comisiones paritarias, lo que evidencia una vez más la importancia de los mecanismos o canales de índole colectiva como barrera o freno del poder de dirección. III.III.2.3. Configuración de los complementos de productividad. Los complementos de productividad vienen determinados por el conjunto de percepciones económicas que específicamente recibe el trabajador por el hecho de alcanzar o superar determinados umbrales, límites de producción, resultados u objetivos (individuales o colectivos) que sean medibles o cuantificables, establecidos de antemano bien unilateralmente por la empresa o de común acuerdo con los representantes de los trabajadores. Su configuración, ligada a la superación de los objetivos marcados en un determinado plazo579, exige que estos sean razonables (potencialmente realizables en la práctica con un nivel adecuado de diligencia), que se hallen fijados con anterioridad580 y sean conocidos por los trabajadores, a fin de evitar o reducir en lo posible el margen de discrecionalidad (en ocasiones arbitrariedad, cuando los criterios son poco precisos) patronal581. Esto sucede, por ejemplo, con la fijación de un determinado porcentaje sobre el salario base sin explicitar los criterios a tener en cuenta para su devengo582. Desde un punto de vista formal, los complementos de productividad se integran en la estructura salarial como una parte diferenciada del salario base583, en tanto su cuantía es (o debería ser) variable y su abono periódico (anual, semestral, trimestral o mensual). III.III.2.3.1. Importancia de la regulación detallada. 579 Cfr. GARCÍA BLASCO, J., El salario a tarea, en DE LA VILLA GIL (Coord.), Estudios sobre el salario, Madrid, ACARL, 1993, p. 388. 580 En otro caso, es decir, cuando los objetivos no están fijados de antemano o su conformación se lleva a cabo en términos genéricos y vagos, muy posiblemente han de reputarse ilegales por contravenir lo dispuesto en el art. 1115 del Código Civil. En este sentido, MERCADER UGUINA. J.R. y FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, S., Salarios variables vinculados a los resultados empresariales, en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coord.) Observatorio de la negociación colectiva, Madrid, CCOO, 2002, p. 135. 581 Vid. ALFONSO MELLADO, C.L., Salarios y negociación colectiva, en APARICIO TOVAR (Coord.), Estudios sobre el salario Albacete, Bomarzo, 2004, p. 47. Añade el autor (p. 48) tres factores a su juicio importantes: “1) La determinación de quién y cómo va a establecer a priori los objetivos. 2) Los elementos para que los trabajadores puedan tener información regular al respecto de la evolución de los objetivos y comprobar finalmente la realidad de los objetivos suministrados por la empresa y 3) Una proporcionalidad retributiva adecuada entre el grado de consecución o superación de los objetivos y la cuantía del complemento a abonar a os trabajadores”. 582 CC de Retevisión, S.A. 583 Excepción a esta regla puede verse en el II CC del Sector de Fabricantes de Yesos, Escayolas, Cales y sus Prefabricados (2003-2007), que integra el complemento de productividad en el salario base. 257 Una buena parte de los convenios regula en detalle las condiciones y requisitos para el devengo de estos complementos. Así, entre los convenios que establecen objetivos globales cabe citar los CC de la empresa Alstom Transportes, S.A. o DHL Internacional España, S.A., siendo particularmente interesante este último por su claridad, ya que determina los objetivos por el diferencial entre la facturación total y los gastos durante el ejercicio. Se trata de complementos que se devengan normalmente por períodos anuales, semestrales o trimestrales, en función de la contabilidad que lleve la empresa, y excepcionalmente por períodos inferiores, como ocurría hasta hace pocos años en el sector de la hostelería. Aunque hoy está en desuso, el llamado porcentaje de servicios, suponía una participación de los trabajadores en los ingresos netos de la empresa calculados en un tanto por ciento aplicable a un tronco (que integraba determinados servicios), siendo el porcentaje diferente según la sección, el nivel o la categoría de cada trabajador584. En la actualidad, este complejo pero efectivo y satisfactorio sistema ha sido sustituido por pluses fijos (llamados en ocasiones “pluses de convenio”) o por primas de productividad –que, por lo general, compensan la mayor calidad y cantidad de trabajo- o de ocupación que no presentan singularidades reseñables, salvo el amplio margen de discrecionalidad de las empresas a la hora de su otorgamiento585. En ocasiones, el devengo del complemento de productividad se posterga y condiciona al cumplimiento de los objetivos durante un período de tiempo más o menos amplio. Así, el CC de Telefónica Data España prevé (cláusula X) un complemento de eficacia que se percibe cuando un trabajador cumpla sus objetivos durante dos años consecutivos a nivel de plan o superior, incrementándose su salario fijo en 0,75 puntos a partir del tercer año y, si mantiene su cumplimiento en años sucesivos, cada año se incrementará un 0,5% del salario fijo acordado para ese año. III.III.2.3.2. Tipología: individuales y colectivos. Por otra parte, algunos convenios establecen las bases para que, a nivel inferior, se fijen complementos de productividad atendiendo al trabajo que se desarrolla en un determinado centro, a un grupo unidades individualizadas (grupos de trabajadores, centros de trabajo, etc.). Así, el CC de la Industria Metalgráfica y de Fabricación de Envases Metálicos dispone en su art. 6.2.2. que la instauración de nuevos sistemas de organización o control de producción, así como de incentivación del trabajo, podrá referirse a su totalidad, o a secciones determinadas, centros o unidades homogéneas que no rompan la unidad del conjunto productivo, advirtiendo que el mecanismo de implantación del sistema será al respecto el previsto en el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores. En el mismo sentido, el CC Estatal para la Fabricación de Helados prevé sistemas de medición de la productividad adecuados a las circunstancias de la empresa que permitan hacer el seguimiento de la misma a dos niveles, el de la empresa en su conjunto y el del grupo de trabajadores que lleve a cabo una operación o proceso diferenciado (art. 12.2). En idéntico sentido pueden verse los CC de la Industria Textil y de la Confección (art. 11.8) o del Grupo de Marroquinería, Cueros Repujados y Similares de Madrid, Castilla-La Mancha, La Rioja, Cantabria, Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia. III.III.2.3.3. Criterios de medición de la actividad a partir del trabajo considerado “normal”. 584 585 Cfr. AA.VV., La negociación colectiva en el sector de la hostelería, Madrid, MTAS, 1999, pp. 121-124. AA.VV., La negociación colectiva en el sector de la hostelería, cit. pp. 137 y 138. 258 Aunque no son muy abundantes, algunos convenios establecen criterios detallados de medición de la actividad a partir de la medición del trabajo empleando sistemas como el Bedaux, el centesimal, el cronometraje, etc. El CC de la Industria Textil y de la Confección (art. 16) considera “actividad normal” la que “desarrolla un operario consciente de su responsabilidad, con un esfuerzo constante y razonable, bajo una dirección competente, sin excesiva fatiga física y mental, pero sin el estímulo de una remuneración por incentivo”. A partir de esta definición, esta actividad es la que en los distintos sistemas de medición (Bedaux, centesimal u otro de referencia) corresponde a los índices 100, 75 ó 60. La actividad óptima se define como “la máxima que puede desarrollar un operario medio sin perjuicio de su vida profesional, trabajando ocho horas diarias y corresponde en los anteriores sistemas de medición a los índices 140, 100 u 80. Por cantidad de trabajo a actividad normal se entiende “la que efectúa un operario medio desarrollando tal actividad, incluido el tiempo de recuperación”. La cantidad de trabajo a actividad óptima es la que efectúa un operario medio desarrollando tal actividad, incluido el tiempo de recuperación. Rendimiento normal es la cantidad de trabajo que un operario a actividad normal efectúa en una hora. Rendimiento óptimo es la cantidad de trabajo que un operario a actividad óptima efectúa en una hora. Tiempo máquina en marcha es el que emplea una máquina en producir una unidad de tarea en condiciones técnicas determinadas. Tiempo obrero normal es el invertido por un trabajador en una determinada operación a actividad normal sin incluir el tiempo de recuperación. Trabajo libre es aquel en el que el operario pueda desarrollar la actividad óptima durante todo el tiempo. La producción óptima en el trabajo libre es la que corresponde al rendimiento óptimo. Trabajo limitado es aquel en el que el operario no puede desarrollar la actividad óptima durante todo su tiempo. La limitación puede ser debida al trabajo de la máquina, al hecho de trabajar en equipo, o a las condiciones del método operatorio. En el trabajo limitado, la producción óptima se obtendrá teniendo en cuenta que el tiempo de producción mínimo es el tiempo máquina en marcha incrementado en la cantidad de trabajo a máquina parada realizado a actividad óptima. El CC de la Madera y el Corcho de la Comunidad de Madrid (art. 35) define la actividad normal como “la equivalente a 60 puntos Bedaux, 100 centesimales o la referencia que fije cualquier otro sistema de medición científica del trabajo, calculado por medio de cronómetros por cualquiera de los sistemas conocidos o bien aplicando la técnica de observaciones instantáneas denominadas «muestreo de trabajo»”, siendo la actividad óptima aquélla que “corresponde a los sistemas de medida con los índices 80 y 140 en los sistemas Bedaux o centesimal, respectivamente, o su equivalente en cualquier otro sistema de medición científica del trabajo”. En análogo sentido, el CC de Ámbito Nacional para las Industrias de Turrones y Mazapanes dispone en su art. 11 que la base de productividad es la que desarrolla un operario medio en jornada normal de trabajo, sin el estímulo de una remuneración con incentivo, bajo una dirección competente. Este ritmo puede mantenerse fácilmente un día tras otro, sin excesiva fatiga física y mental, y se caracteriza por la realización de un esfuerzo constante y razonado. En los sistemas comúnmente conocidos, corresponde a 60 puntos Bedaux, 75 Crea y 100 Comisión Nacional de Productividad o equivalentes. Por actividad óptima se entiende la máxima autorizada que puede desarrollar un operario medio sin pérdida de la vida profesional, trabajando ocho horas diarias; en los sistemas anteriormente citados corresponde a 80 puntos Bedaux, 100 puntos Crea y 140 puntos Comisión Nacional de Productividad. Rendimiento normal es el correspondiente a la cantidad de trabajo que un operario efectúa en una hora de actividad normal, y óptimo el correspondiente a la cantidad de trabajo que un 259 operario efectúa en una hora de actividad óptima. En este sentido, se prevé que la retribución para el rendimiento óptimo, que habrá de representar para un trabajador normal y laborioso con rendimiento correcto un incremento proporcional a dicho rendimiento, no podrá ser inferior al 33 por 100 de retribución sobre el salario base cuando el trabajador desarrolle una actividad óptima según los sistemas comúnmente conocidos (80 puntos Bedaux, 100 Crea y 140 Comisión Nacional de Productividad o equivalentes). En fin, el rendimiento pactado es el normal que corresponde con la denominada actividad normal y es el rendimiento mínimo exigible y la empresa podrá determinarlo y exigirlo en cualquier momento sin que el no exigirlo signifique dejación de derecho. En el sector del metal son numerosos los convenios de ámbito provincial que introducen complementos de productividad, configurados a partir de un determinado sistema de medición del rendimiento (Bedaux, por ejemplo), que parte de la comprobación del resultado normal, al que se aplicará un porcentaje mínimo de incremento sobre el salario base y continúa con la fijación de mejores resultados hasta la situación óptima586. En este mismo sector, los convenios de empresa suelen establecer sistemas de medición de los resultados basados en la diferenciación de puestos o determinación de las categorías o grupos con funciones susceptibles de ser cuantificadas o medidas, o bien en otros modos de calcular una prima sobre el resultado aplicando fórmulas complementarias o indirectas587. El cronometraje también se utiliza como sistema de medición de la productividad en otros convenios, como el de la empresa SEAT, S.A. (art. 118). En otros sectores, como el del papel y artes gráficas, la cuantificación de la prima de producción o resultados es sumamente compleja, al hacerse depender de múltiples variables que requieren la aplicación de operaciones aritméticas no simples588. Igualmente es compleja la determinación del complemento en el CC de la empresa Casbega: CASBEGA, que distingue entre los incentivos de logística y producción (art. 20)589 y los de productividad/calidad (art. 21)590. Cuando no existe un sistema de medición de la productividad, cabe la posibilidad de que se retribuya ésta mediante los llamados pluses por carencia de incentivos, cuyo devengo se 586 AA.VV., La negociación colectiva en el sector del metal, cit., p. 186. AA.VV., La negociación colectiva en el sector del metal, cit. p. 204 y 205. 588 Vid. AA.VV. (FERNÁNDEZ LÓPEZ, M.F. y otros), La negociación colectiva en la industria del papel y en el sector de artes gráficas, CCNCC, Madrid, MTAS, 2004, p. 309. 589 La fórmula para determinar el incentivo del personal de aquellas secciones de la Dirección de Logística y Producción que perciben este complemento salarial de cantidad y calidad, es la siguiente: B ^ N ^ E ^ C ^ H + K, donde B = Base factor fijo: 0,32728; N = Coeficiente corrector por nivel salarial; E= Eficiencia, determinada por la relación entre cajas producidas y número de horas trabajadas (se advierte que mensualmente el Gerente de Producción, comunicará a los Comités de Empresa el índice alcanzado, siendo variable oscilante entre 0,90 y 1,30); C= Índice de Calidad (se advierte igualmente que mensualmente el Gerente de Producción, comunicará a los Comités de Empresa el índice alcanzado, siendo variable oscilante entre 0,9 y 1,10); H= Horas trabajadas de forma efectiva por cada producto, y K= Constante correctora por niveles. 590 El Incentivo de Productividad-Calidad se calculará de acuerdo a las siguientes fórmulas y condicionamientos: 1. Para el personal adscrito a las Áreas de Producción y Mantenimiento: I = K ^ L ^ R ^ E ^ C. 2. Para el personal adscrito al Área de Almacenes: I = 0,5 ^ K ^ L ^ E ^ C ^ (S + R). En las fórmulas: K: Constante monetaria fija: 101,85 euros. L: Constante correctora por nivel salarial. R: Variable en función de la eficacia mensual de líneas de envasado consideradas (variable oscilante entre 0,8 y 1,2 y ponderada en base a la producción de cada una de las líneas). E: Variable en función del índice de calidad de envases (variable oscilante entre 0,8 y 1,2). C: Variable en función del índice de calidad de producto (variable oscilante entre 0,8 y 1,2). S: Variable en función de los movimientos medios de producto terminado por carretillero (variable oscilante entre 0,8 y 1,2). 587 260 condiciona, como ocurre en el CC General del Sector del Metal, a la realización de la jornada de trabajo efectivo591. III.III.2.3.4. Establecimiento de garantías para los trabajadores. La medición de la productividad con arreglo a criterios objetivos constituye sin duda un importante elemento de garantía y seguridad para los trabajadores. Con todo, y sin perjuicio de lo que se diga en el apartado siguiente sobre la intervención de las Comisiones Paritarias y los propios representantes de los trabajadores, hay convenios como el de la Industria Textil y de la Confección que establece garantías adicionales. Su art. 11 prevé la exigencia de la actividad y, consecuentemente, del rendimiento establecido, la adjudicación del número de máquinas o de la tarea necesaria para la plena actividad del trabajador, la fijación de los índices de desperdicios y de la calidad admisible a lo largo del proceso de fabricación, la vigilancia, atención y limpieza de la maquinaria encomendada, siempre que la misma se haya tenido en cuenta en la determinación de las cantidades de trabajo y actividad, la movilidad y redistribución del personal, con arreglo a las necesidades de la organización y de la producción. En todo caso se respetará la retribución alcanzada y se concederá el necesario período de adaptación, la exigencia de la actividad normal a la totalidad del personal de la Empresa, la fijación de la fórmula del cálculo de la retribución de forma clara y sencilla para que los trabajadores puedan fácilmente comprenderla, la aplicación de un sistema de remuneración por incentivo, advirtiendo que si se aplicara sólo a una o varias secciones, también lo gozarán aquéllas otras que, como consecuencia, experimenten un aumento por encima de la actividad normal de su carga de trabajo por obrero-hora. Asimismo se prevé que la realización de las modificaciones en los métodos de trabajo, tarifas, distribución del personal, cambio de funciones y variación técnica de las máquinas y material que faciliten el estudio técnico de que se trate. Por último, se dispone que la adaptación de las cargas de trabajo, rendimientos y tarifas a las nuevas condiciones que resulten del cambio de método operatorio, proceso de fabricación, cambio de materia, máquinas o condiciones técnicas de las mismas. III.III.2.3.5. Participación y control de las Comisiones Paritarias y de los representantes de los trabajadores. El CC Estatal de Tejas, Ladrillos y Piezas Especiales de Arcilla Cocida constituye un modelo en cuanto a la participación de las Comisiones Paritarias y los representantes de los trabajadores en la fijación, modificación, supresión y control de los complementos de productividad. Por su interés, transcribimos a continuación los arts. 11 y 40 del Convenio. “Artículo 11. Subcomisión Paritaria de Productividad. Se constituye una Subcomisión Paritaria de Productividad que entenderá y fallará todos aquellos problemas que surjan con motivo de la aplicación de las tablas de rendimientos normales. Caso de que la Comisión de Productividad considerase necesaria su presencia en el centro de trabajo, una representación de la misma se desplazará obligatoriamente a dicho centro, dentro del plazo de un mes a partir de la fecha de la denuncia o consulta. 591 Vid. AA.VV., La negociación colectiva en el sector del metal, Madrid, MTAS, 2002, pp. 169-172 y 187. 261 Los gastos ocasionados por esta Subcomisión en la intervención de cualquier problema que surja en la empresa, correrán a cargo de ésta, siempre y cuando la propia empresa haya solicitado la intervención de dicha Subcomisión”. “Artículo 40. Procedimiento de implantación, suspensión y revisión de los sistemas. 1. Procedimiento de implantación: El procedimiento para la implantación de los sistemas de organización del trabajo a que se refieren los artículos 38 y 39, en las empresas que apliquen estos sistemas o cuantos estimen más convenientes, será el que sigue: 1.1. La creación de un sistema de retribución de primas o incentivos de no existir anteriormente, requiere que, con carácter previo, los representantes legales de los trabajadores emitan el oportuno dictamen, para lo cual la empresa facilitará los datos concretos que sean necesarios, tales como: Trabajadores afectados, cuantías, unidad tipo de retribución, etcétera. 1.2. Para el establecimiento de tarifas y sistemas de organización se fija un período de prueba que no podrá ser inferior a dos meses, ni superior a tres. 1.3. Antes de terminar el período de prueba, los representantes legales de los trabajadores podrán expresar su disconformidad o desacuerdo, razonado y por escrito, ante la empresa con el sistema o método que se intente implantar. 1.4. En el plazo de diez días después de recibir el escrito de los representantes legales de los trabajadores, la empresa decidirá sobre las cuestiones que planteen las reclamaciones. 1.5. Contra la decisión de la empresa, los representantes legales de los trabajadores podrán recurrir ante la Autoridad Judicial. 1.6. Durante un plazo no inferior a quince días, antes de la entrada en vigor del nuevo sistema, se expondrán en los centros de trabajo las características de la nueva organización y de las correspondientes tarifas. 1.7. De igual modo se actuará en los casos de revisión del sistema, métodos o tarifas que impliquen modificaciones de estas últimas. 2. Revisiones: La revisión de los métodos y tarifas de incentivos se efectuará, bien por acuerdo entre la empresa y los representantes legales de los trabajadores de acuerdo al artículo 41.2 del Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, la revisión referida deberá estar fundamentada siempre en alguno de los hechos siguientes: 2.1. Cuando se consiga repetidamente actividades con las percepciones que superen el 100% de las señaladas para destajo, primas y análogos, o en el 40% en actividades medidas. 2.2. Cuando las cantidades de trabajo realizadas no se correspondan con las establecidas. 2.3. Por reforma de los métodos y procedimientos industriales, motivada por modernización, mecanización o automatización de las empresas. 2.4. Cuando en la confección de las tarifas se hubiera incurrido en indudable error de cálculo. 2.5. Cuando por error de cálculo o modificación de métodos o instalaciones no alcance el salario el incremento del 25% en la actividad no medida. 2.6. Cuando sufran cambios o alteraciones los baremos o valores al regular el régimen de incentivos. 2.7. Cuando las circunstancias económicas lo aconsejen. Los incentivos o primas a la producción, serán satisfechas al trabajador por mensualidades vencidas, salvo los supuestos de liquidación por cese que se abonaren proporcionalmente al rendimiento efectuado durante esa fracción de mes. 3. Reclamaciones de los trabajadores: En la implantación, revisión y supresión del régimen de incentivos, los trabajadores disconformes, podrán reclamar ante la Autoridad 262 Judicial, sin perjuicio de continuar observando las normas establecidas por la empresa, hasta que se decida lo que proceda”. Ejemplos parecidos, aunque menos detallados y completos, pueden verse en el CC de la empresa Pirelli Neumáticos, S.A. –en particular, anexo IX, donde se regula el nuevo sistema de producción, con una intensa participación de los representantes-, en el CC General para el Sector de la Construcción 2002-2006 –que prevé la constitución de una Comisión (paritaria) Sectorial de Productividad encargada de elaborar las tablas de productividad y, en su caso, aprobar las propuesta elevadas desde los niveles autonómico o provincial, asumiendo funciones de interpretación de las cláusulas sobre productividad pactadas en los distintos convenios, aunque expresamente no se le confiere la potestad de resolución de conflictos en esta materia592, y CC de la Industria siderometalúrgica de la Comunidad Autónoma de Madrid, cuyo art. 57 encomienda a la Comisión Paritaria la resolución de controversias sobre el control de los rendimientos personales y le atribuye competencia para conocer y emitir informes sobre los nuevos métodos y sobre los estudios de tiempo correspondientes antes de su aplicación, conocer y emitir informe previo a su implantación por la dirección en caso de revisión de los métodos y los tiempos correspondientes, recibir las tarifas de trabajo y sus anexos y, en fin, acordar los períodos de aprendizaje y los de adaptación que se acuerden. En el mismo sentido, el CC Telefónica SAU 2003-2005 atribuye a la llamada “Comisión de Comercial” (cláusula 5.2 del CC) competencias en la resolución de las controversias que puedan surgir entre los trabajadores que realicen funciones comerciales y la empresa en relación con la cuantificación y abono de los incentivos por ventas. Otros convenios atribuyen competencias generales, escasamente precisas, a las Comisiones Paritarias. Es el caso del CC Estatal para el Sector de Agencias de Viaje, cuyo art. 38 asigna a estas Comisiones el establecimiento del sistema de medición de la productividad adecuada a las circunstancias sectoriales y del nivel del índice de productividad normal o período base para la comparación, el establecimiento de garantías acerca de la distribución de las mejoras de rentabilidad obtenidas por aumento de productividad y la determinación de medidas correctoras del absentismo en función de circunstancias del sector, territoriales o de empresa, partiendo de criterios objetivos para su medición y para alcanzar un coeficiente normal y reducir el absentismo injustificado. A tal efecto, se pondrá a su disposición la información necesaria para cumplir todo su cometido y alcanzar sus objetivos593. III.III.2.3.6. Falta de productividad por culpa no imputable al trabajador. La vinculación del complemento de productividad al rendimiento del trabajador plantea el problema de determinar lo que ocurre cuando la actividad no pueda realizarse a pleno rendimiento por culpa no imputable al trabajador. Los convenios ofrecen soluciones diversas que oscilan entre el abono íntegro –así el CC Estatal para la Fabricación de Helados: “Los niveles normales de productividad se remuneran a través del salario pactado y son exigibles a cambio del mismo, excepto cuando no se alcanzan por circunstancias no imputables al trabajador (art. 12.7)”- y el establecimiento de algunos límites . En este último sentido, el II Convenio General para los derivados del cemento 2001-2005 establece en su art. 90 que las empresas podrán establecer para los trabajos no medidos científicamente sistemas de incentivación o primas a la producción, de modo que a un mayor rendimiento en el trabajo correspondan normalmente unos ingresos superiores a los ordinarios. Si en cualquiera de los trabajos remunerados con incentivo a destajo, tarea, con prima a la producción o por tarea y 592 593 Vid. arts. 50-52 del CC. Cfr. también el CC General del Sector de la Ferralla. 263 unidad de obra no se produjera el rendimiento exigible por causas imputables a la empresa, a pesar de poner el trabajador en la ejecución de la obra la técnica, actividad y diligencia necesarias, éste tendrá derecho a percibir el 50 % del promedio de las primas obtenidas en el mes anterior durante los primeros treinta días, el 25 % durante los treinta días posteriores y el 10 % durante los treinta días siguientes, cesando, a partir de éste último período la obligación de la Empresa de remunerar cantidad alguna por este concepto. Si las causas que motivaron la disminución del rendimiento fueran accidentales y no se extendieran a toda la jornada, se deberá compensar el trabajador el tiempo que dure la disminución. En fin, cuando los motivos no sean imputables a descuidos o negligencia de la Empresa e independientemente de la voluntad del trabajador, se pagará a los trabajadores afectados a razón del salario base. Entre otros casos pueden considerarse la falta de fluido eléctrico, averías en máquinas, espera de fuerza o de materiales, falta o disminución de pedidos y otros análogos. Sobre el derecho al abono del complemento de productividad en supuestos de culpa imputable exclusivamente a la empresa, pueden verse las SSTSJ de Castilla y León (Valladolid) de 15 de marzo y 29 de junio de 2004594. III.III.2.3.7. Ausencia de regulación convencional de los complementos de productividad. Decíamos al comienzo de este trabajo que, en general, los convenios colectivos tienen en cuenta la productividad como factor de estabilidad económica tanto de las empresas como de los trabajadores. Sin embargo, hay convenios que omiten toda referencia a los complementos de productividad, lo que ciertamente resulta extraño en un contexto de libre competencia, si bien en ocasiones la ausencia de regulación se justifica en la propia naturaleza de las actividades. Los convenios de los sectores educativos, sanitarios y asistenciales no suelen regular estos complementos. Así, puede verse el VIII CC de Ámbito Estatal de Centros de Asistencia y Educación Infantil, el V CC de Enseñanza y Formación no Reglada, el III CC Estatal de Residencias Privadas de Personas Mayores y del Servicio de Ayuda a Domicilio y, en general, los convenios del Sector Sanitario595 y de la enseñanza privada, donde la productividad, en este último, está ligada a la permanencia o a la mayor dedicación596. La ausencia de productividad es coherente con la dimensión social de los trabajos incluidos en su ámbito de aplicación, por lo que no parece razonable objetar el vacío en la regulación. En cambio, 594 (JUR 2004/97057 y 216279): “con independencia de que existieran o no otras capas listas para ser explotadas (lo que ya se dijo no ha resultado acreditado), lo cierto es que no se inició la actividad extractiva en esa otras capas, con lo que la única causa de no alcanzarse la productividad, que daba derecho al cobro del complemento de productividad, fue la decisión empresarial de limitar la explotación a un sola, contraviniendo así el acuerdo por el que se comprometía a tener habilitada otra explotación que entrase en funcionamiento, en el plazo de dos días, para sustituir aquella que, por problemas claramente imputables a causas técnicas o mineras, no dependientes de la disposición de los trabajadores y no subsanables en un corto período de tiempo, debiera ser paralizada. Y se ha afirmado que la actuación empresarial contravino el acuerdo alcanzado en el anexo del convenio colectivo porque la finalidad de la norma, a la que debe atenderse en su interpretación (artículo 3.1 del Código Civil), no era otra que permitir a los trabajadores alcanzar el umbral mínimo de producción para acceder al complemento de productividad reclamado, y ello mediante el procedimiento de mantener la actividad, siempre, en el mismo número de capas, permitiendo así que, de sostenerse el mismo ritmo de trabajo por parte de los trabajadores, se alcanzasen las metas pactadas. Tal posibilidad de alcanzar los objetivos fue la frustrada por la empleadora, como consecuencia de no poner en explotación otra capa”. 595 Vid. AA.VV. (MONTOYA MELGAR, A. y otros), La negociación colectiva en el sector sanitario, CCNCC, Madrid, MTAS, 2004, pp. 288-300. 596 Cfr. AA.VV., La negociación colectiva en el sector de la enseñanza privada, Madrid, MTAS, 1999, p. 215 y ss. 264 sorprende que en sectores productivos “ordinarios” o “especiales” –tal sería el caso de las entidades de crédito por su singular vinculación con la productividad- este complemento esté ausente de las previsiones salariales convencionales. Entre los primeros cabe citar el CC Nacional para la Industria de Fabricación de Alimentos Compuestos para Animales, el XVIII CC de Contratas Ferroviarias, el III CC Estatal del Sector de Desinfección, Desinfectación y Desratización, el XIII CC Nacional de Empresas de Ingeniería y Oficinas de Estudios Técnicos, el Convenio Nacional Taurino, el Convenio Estatal de Estaciones de Servicio, el CC Nacional de las Industrias de Pastas Alimenticias y el CC de Recuperación, Transformación y Venta de Residuos y Desperdicios Sólidos. Entre los especiales cabe referir el Convenio Marco para Establecimientos Financieros de Crédito y el XVII CC para las Sociedades Cooperativas de Crédito. III.III.2.3.8. El complemento de productividad en los convenios extraestatutarios. Los complementos de productividad son muy abundantes en los convenios negociados al margen de las previsiones del Título III del ET597. Como denominador común, estos convenios parten de una actividad “normal” o “media” –habitualmente fijada de acuerdo con los representantes de los trabajadores- que, cuando se supera, da lugar a un aumento del salario mediante el abono de un complemento (de denominaciones muy variadas) cuya cuantía es el resultado de la aplicación de unas reglas técnicas más o menos complejas. Supuestos de complejidad máxima pueden verse en los CC Metalúrgica Cerrajera de Mondragón, S.A. (art. 5), Santa Bárbara Sistemas, S.A (art. 66) o Helados Miko Pamplona, Palma de Mallorca y Vitoria, S.A. (anexo 1). Reglas más sencillas pueden verse en el art. 35 del CC Empresa de Mensajería, que establece que cada 6 kilómetros o/o 30 minutos de espera equivale a una dirección, o en el CC de FEVE (art. 80) donde se fijan en una tabla los pluses por billetes vendidos. En muchos casos no existe un patrón predeterminado de actividad normal o media; así, el CC Santa Bárbara Sistemas S.A (arts. 65 y 70). Otras veces las reglas para su determinación son poco claras; el CC Compañía Castellana de Bebidas Gaseosas tiene en cuenta “un factor corrector por nivel salarial, eficiencia, índice de calidad, horas trabajadas, así como una constante de corrección específica por nivel (art. 20); en el CC Herramientas Eurotools Irún, S.A., se premia “la especial aptitud y destreza en cumplimiento de la polivalencia con especial disposición, efectividad y rendimiento en todas las máquinas sin necesidad de adaptación o reciclaje previo” (anexo). En fin, lo más frecuente es la remisión a la ulterior fijación de las reglas por el empresario (CC de Aki bricolage) o de común acuerdo con los representantes (CC FEVE y CC Schindler Valladolid y Palencia), sin olvidar los casos en que tanto los criterios como la decisión sobre su otorgamiento o supresión quedan reservados a la voluntad de la empresa (CC Aki Bricolaje). Es frecuente que la cuantía de los complementos de productividad se fije en función de la categoría o grupo profesional598, se restrinja a alguno de éstos599, tenga en cuenta, en 597 Sobre el tema, AA.VV., (Dirs. BARREIRO GONZÁLEZ, G. y FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J.J.), Los convenios colectivos extraestatutarios: contenido y régimen jurídico, CCNCC, Madrid, MTAS, 2004, pp. 269 y ss. 598 CC Irazola Herramientas, S.A. (art. 14); CC Fervica Oiartzun, S.L (art. 3.4). 599 CC Soltenor, S.L. (anexo). 265 supuestos de incapacidad temporal, únicamente los días efectivamente trabajados600, o se haga depender de una evaluación previa de la actividad601. En suma, la negociación colectiva extraestatutaria refleja a pequeña escala los mismos esquemas que rigen en los convenios estatutarios, y no aporta novedades o singularidades significativas. III.III.3. Las nuevas formas de gestión del rendimiento. III.III.3.1. Ideas generales. Como consecuencia del modelo abierto de empresa que se ha desarrollado a lo largo de las últimas décadas y de la necesaria motivación de los trabajadores como requisito para la obtención de los niveles de rendimiento óptimos en un sistema cada día más competitivo, el igualitarismo ha venido dando paso progresivamente a sistemas en los cuales para la determinación del salario se tiene en cuenta la aportación del individuo a la organización602. De este modo, las técnicas de “Dirección por objetivos”, “Evaluación del desempeño” o de la “Gestión por competencias” se encuentran vinculados a prácticas de individualización del encuadramiento profesional y de su profesionalidad como vías de escape a la “grupalidad” 603. La fórmula típica que adoptan estas formas retributivas es la del bonus. Se trata de una compensación que la empresa abona a un determinado trabajador, retribuyendo un mayor rendimiento, una consecución de los objetivos fijados o la realización de sus funciones a plena satisfacción de aquélla, siendo por ello su pago independiente del salario ordinario fijado y generalmente efectuado por años vencidos, es decir, después de comprobar la empresa si se han dado los presupuestos a los que la misma anuda el devengo del bonus por parte del trabajador 604.Su cuantía se vincula a la consecución de niveles satisfactorios en magnitudes o referencias que guardan relación con la actividad del empleado, pero distinta a ésta, ya que siempre se mide sobre resultados finales; su importe es variable, aunque es frecuente que se fijen mínimos y/o máximos 605. III.III.3.2. Retribución por objetivos individuales. El establecimiento de una estructura salarial adecuada es un punto fundamental de la política de gestión interna de la empresa. La utilización adecuada del salario puede tener efectos positivos de gran relieve sobre la motivación, el rendimiento y la satisfacción de los empleados. Con el fin de lograrlo, la estrategia salarial, es decir, los objetivos de gestión que deben alcanzarse mediante la retribución y los sistemas retributivos vinculados a tales fines 600 CC Cristalería Española, S.A. (art. 39), CC Brenntag Química, S.A (art. 4, Acta 3), FEVE (art. 78). CC Tecnopet, S.A. (art. 8), CC Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (art. 16). 602 Algunas de las conclusiones alcanzadas en este bloque temático tienen su origen en otros estudios anteriores, singularmente, Salarios, en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coord.), Observatorio de la negociación colectiva, Madrid, Secretaría Confederal de Política Institucional, Política Social y Estudios de CC.OO., 2002, pp. 115 a 145 y Los nuevos contenidos de la negociación colectiva en las grandes empresas, en AA.VV., Nuevas relaciones laborales y negociación colectiva. XV Jornadas de Estudio sobre Negociación Colectiva de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, Madrid, MTAS, 2003, pp. 123-170, espec., pp. 127 a 137. 603 J. BLANCO, Calificación profesional y estructura salarial, en AA.VV., Salarios y estructura salarial, Madrid, Universidad de Alcalá de Henares, 2000, p. 110. 604 STSJ Madrid 13 de abril de 1999, AS 5294. 605 STSJ Madrid 8 de julio de 1996, AS 2631. 601 266 deben ser coherentes con la gestión estratégica de la empresa 606. Ciertamente, en el interior de las empresas la estructura de salarios y de incentivos forma parte del “arsenal de instrumentos con que cuenta el empresario para influir sobre el comportamiento de los trabajadores”, propiciando la aparición de estructuras salariales diferenciadas en función de las propias opciones de gestión 607. Por ello, cada vez son más las empresas que vienen introduciendo el desempeño individual en la retribución de sus empleados 608. Un estadio más evolucionado de la política retributiva de la empresa es el que hace depender el salario del trabajador del comportamiento que éste tenga en la compañía en relación con una estrategia general previamente establecida por la dirección, de acuerdo con el cada vez más usual sistema de Dirección por objetivos. El mismo persigue dos finalidades básicas: una, común a los sistemas anteriores, es la de contar con un método que permita asignar a cada trabajador el salario que le corresponde como contraprestación a sus servicios para la compañía; otra, y ésta sí es una novedad, es la de lograr la motivación del trabajador al introducir un elemento de apreciación individualizada del rendimiento y, por tanto, de cualificación salarial de unos trabajadores respecto de otros. La Dirección por Objetivos supone una concreta fórmula de gestión empresarial mediante la cual la estrategia dictada por el máximo nivel de la compañía se va concretando en objetivos específicos de cada una de las áreas gerenciales que, a su vez, los van materializando hasta que, finalmente, cada trabajador conoce perfectamente cuál es la meta a lograr en cada ejercicio presupuestario. La fijación de objetivos a cada nivel se debe establecer a través de reuniones del equipo con el superior, por lo que la comunicación en este sistema deviene fundamental. Al objeto de poder controlar el grado de cumplimiento de los objetivos, el sistema exige la incorporación de instrumentos de medida o “indicadores” que permitan determinar si cada uno de los objetivos se ha realizado. Los objetivos, tal y como han sido analizados jurisprudencialmente, pueden quedar referidos a productos a obtener, calidad de los servicios, reducción de la morosidad y otros, o bien a los resultados económicos obtenidos por la propia empresa, pudiéndose valorar los alcanzados por cada organización o sección, y asignándose normalmente a cada integrante de las mismas un premio o incentivo distinto en función del puesto de trabajo, consistente en un porcentaje variable sobre un máximo teórico que se fija periódicamente. Ejemplo del modelo podría ser el CC de Telefónica Servicios Audiovisuales, S.A, que en su art. 20 establece un complemento de resultados relacionado directamente con los resultados empresariales (hasta tal punto es así que sólo se percibirá si se realizan los objetivos de la empresa y líneas de negocio) y con la misma finalidad ya indicada (que suele ser general, y “generalizable”) de implicar a los trabajadores en la marcha de la organización productiva, incrementando consiguientemente los esfuerzos personales en la mejoras de los resultados y de la productividad empresarial “de pertenencia” (lo que se resuelve en una suerte de interiorización del “interés de la empresa” proyectado en la consecución de los objetivos que le son propios)”. Los distintos modelos que se vienen desarrollando en la experiencia empresarial de nuestro país atienden para la atribución de niveles salariales bien a los resultados de la unidad en la que realiza su actividad el trabajador, bien a los resultados individuales de éste último. En cualquier caso, son cada vez más numerosos los sistemas en los que esta medida del 606 H. THIERRY, Salarios y sistemas retributivos, en AA.VV., Relaciones laborales. La psicología de la influencia y del control del trabajo, Madrid, MTSS, 1994, p. 262. 607 A. RECIO, Capitalismo y formas de contratación, Madrid, MTSS, 1988, p. 113. 608 P. MILGROM y J. ROBERTS, Economía, organización y gestión de la empresa, Barcelona, Ariel, 1993, p. 467. 267 desempeño individual sirve para determinar únicamente la parte variable del salario, obedeciendo la parte fija a criterios objetivos basados en la clasificación profesional establecida en el convenio colectivo. En este sentido el Convenio Compañía Española de Petróleos Atlántico establece el “plus de cumplimiento de objetivos” en virtud de este concepto se establece el abono de un plus calculado anualmente en función del cumplimiento periódico de los objetivos fijados para el conjunto de la empresa, para cada centro de trabajo o departamento y para cada empleado en particular. El importe de este plus y su procedimiento de cálculo se detallan en el anexo 4 de este Convenio Colectivo”. La mayoría de los Convenios Colectivos regula los requisitos necesarios para el percibo y devengo de este tipo de retribución variable, siendo muy diversos los criterios establecidos a tal fin. Así, por ejemplo, el CC de la empresa Alstom Transportes, S.A. utiliza como objetivo anual el índice de productividad, cuyo resultado se calcula atendiendo a la media de los índices mensuales que sirvieron de base para el cálculo de la prima de productividad. Para el CC de la empresa DHL Internacional España, S.A, los objetivos constituyen el diferencial entre la facturación total de la compañía al final del ejercicio y la totalidad de los gastos de la explotación imputables a la empresa durante dicho periodo. El VIII CC de la empresa Wagons-Lits Viajes, S.A.U. establece como objetivo un resultado porcentual del conjunto de las compañías. Ahora bien, el incentivo variable sólo será devengado por aquellas unidades productivas que hayan alcanzado un resultado propio positivo. En consecuencia, el importe del incentivo se calculará en función del resultado propio de la unidad y en función del resultado del grupo emisor. En el mismo sentido, el CC de la empresa CWT Viajes de Empresa, S.A. En el caso del CC de la Empresa Ertoil-Refinería La Rábida se establece un complemento salarial variable en función del cumplimiento de objetivos empresariales en el que los criterios determinantes de la percepción se fijara anualmente con arreglo al “criterio de viabilidad o posibilidad, así como el de ser razonablemente alcanzables con los medios disponibles y de suponer mejora sustancial sobre los resultados presentes”. En ocasiones de la determinación de los objetivos es el resultado de un proceso de determinación de cierta complejidad. Tal es el caso del CC de DHL Internacional España, S.A, en su art. 28 al establecer la denominada “retribución variable global precisa que: “los objetivos constituyen el diferencial entre la facturación total de la compañía a final del ejercicio y la totalidad de los gastos de explotación imputables a “DHL España”, durante el mismo. (En términos internos de contabilidad “Gross Notional Result Management” o GNR Management). Para el año 2003 la escala de retribución variable global establecida será presentada por la empresa antes de 30 de septiembre de 2003. En dicha escala se establecen unas correspondencias entre diferentes cifras crecientes de objetivos de negocio a alcanzar (GNR Management), y porcentajes de incremento de retribución o incentivo, a devengar por los empleados por cada tramo o grado de cumplimiento de dichos objetivos alcanzado.Para que se produzca el devengo fijado en cada tramo, es imprescindible alcanzar la correspondiente cifra de GNR Management. Si ésta, al cierre del ejercicio, resultare intermedia entre las fijadas como objetivos en dos tramos, se tomará para el cálculo la del tramo inferior. La escala de retribución variable global constará a su vez de dos tablas: una, aplicable para los colectivos que no son acreedores de otro sistema de incentivos, y otra, para aquellos a los que se les viene aplicando otro sistema de incentivos individual o de grupo”. Cuando se establezcan estos sistemas, la empresa tendrá la obligación de comunicar a los trabajadores cuáles son los objetivos cuyo cumplimiento generará el derecho al cobro de la retribución variable, así como del grado de cumplimiento a lo largo del período a tener en cuenta. Es el caso del art. 34.4 del Convenio Colectivo para Praxair España, S.L., Praxair 268 producción España, S.L., Praxair soldadura, S.L y Praxair Euroholding que establece que: “la aplicación de retribución variable, en cualquiera de sus formas, para aquellos trabajadores que la tengan fijada en función del cumplimiento de unos objetivos marcados por la Empresa, se ajustará a lo siguiente: 1) Establecimiento de los objetivos con criterios homogéneos para cada, uno de los colectivos afectados, que en el caso de los vendedores a comisión estarán relacionados con el potencial del mercado de cada área de trabajo y con la cartera existente y potencial de clientes. 2) Determinación de los objetivos concretos, en los quince primeros días del ciclo correspondiente. 3) Comunicación al interesado”. Especialmente representativo del modelo de claridad que debe suponer el establecimiento de estos sistemas de retribución variable puede considerarse el I CC de las empresas EADS-CASA y «Airbus España,Sociedad Limitada en el que se establece que durante el ejercicio económico se realizará un seguimiento, a través de la Comisión establecida al efecto, del nivel de consecución de objetivos con arreglo a los índices que deberán fijarse, cumpliendo los siguientes requisitos: “que sean entendibles; no manipulables; no discutibles; fácilmente calculables (auditables); que contemple la variedad tecnológica (universalidad), contribución de las personas; que sean definidos a nivel de todos los centros”. En su mayoría de los casos los convenios colectivos establecen que la determinación de los objetivos tendrán carácter anual ejemplo de este modelo puede resultar el CC de Alstom Transportes, S.A que establece que “el periodo de cálculo de la Retribución Variable por Objetivos será por años naturales. (1 de enero - 31 de diciembre), abonándose la cantidad que corresponda en la nómina de enero.)”. En la misma línea cabe situar el CC de DHL Internacional España, S.A, en el que se establece que: “el pago del importe que resulte de la retribución variable global se efectuará en el mes de marzo siguiente al cierre del ejercicio económico, una vez aprobada la auditoria anual de cuentas. Si para dicha fecha no se hubiera producido dicha aprobación, se abonará a cuenta, pendiente de dicho trámite”. En otros casos se establece que “el abono de los incentivos se realizará tan pronto como estén disponibles y debidamente auditadas las informaciones contables necesarias y, en todo caso, no mas tarde del 30 de junio del año siguiente al de su devengo” como en el CC de CWT Viajes de Empresa, S.A. Raramente el cálculo tiene carácter trimestral, como en el caso del CC de la empresa Centros de Neorestauración, S.A, o como en el caso del Convenio de Valeo Sistemas Eléctricos en el que se establece que: “con objeto de primar el cumplimiento de los objetivos de cada Zona Autónoma de Producción (ZAP) y los generales de la compañía, así como el sistema de producción de Valeo, se establece un bono de carácter variable que se percibirá con carácter mensual en función del grado de los objetivos establecidos”. Por otro lado, durante el ejercicio correspondiente, para devengar esta retribución, el trabajador habrá de mantenerse vinculado y en activo en la empresa de forma ininterrumpida, como exige el Convenio de Telefónica Servicios Audiovisuales, S.A que expresamente establece que: “el empleado habrá de mantenerse vinculado y en activo en la empresa de forma ininterrumpida durante todo el ejercicio anual correspondiente para devengar el complemento de objetivos”. El importe a percibir dependerá de los requisitos que la regulación convencional haya fijado para el devengo de este tipo de retribución. En ocasiones, los Convenios Colectivos establecen tablas de primas de objetivos en función de los resultados alcanzados. El incremento porcentual se corresponde directamente con un incremento de la cuantía de la prima a percibir. Otros Convenios Colectivos, como es el caso del de la empresa Lafarge Asland, S.A, fabricante de cemento, y el de la empresa La Veneciana Bética, S.A, fijan el devengo de la prima de participación en los resultados de explotación en función de las ventas alcanzadas. Encontramos empresas en las que el importe del incentivo se establece como un porcentaje a aplicar sobre el resultado propio obtenido, el cual siempre ha de ser positivo. Tal es el caso del II CC de la empresa CWT Viajes de Empresa, S.A. y el VIII CC de la empresa 269 Wagons-Lits Viajes, S.A.U, ya comentados o el de el CC de la empresa Sociedad Anónima El Águila regula un incentivo a la productividad que se compone de dos partes, una fija y otra variable, ésta será de igual importe que la primera y se percibirá siempre y cuando se alcance el objetivo de productividad previsto. La característica más relevante de su regulación es el establecimiento de un umbral como objetivo más bajo, al objeto de favorecer el cobro de la prima por parte de los trabajadores. Esto es, en caso de alcanzar todos los objetivos, se devengará el 100 por ciento de la prima; de lo contrario, se percibirá el 90 por ciento de su importe. En el CC de Telefónica Servicios Audiovisuales, S.A, se establece que la cuantía del complemento será, “al cumplimiento del 100 por 100 de los objetivos, del 3 por 100 de la retribución anual del trabajador para el año 2000 y el 4 por 100 de dicha retribución para el año 2001. Dicha retribución anual, a los efectos del complemento de objetivos, estará integrada por el salario base y, en su caso, el complemento de turnos, el de distribución irregular de la jornada, el de puesto, el complemento de responsabilidad y el complemento de resultados”. Muy de cerca le sigue el llamado “complemento de eficacia” previsto en el Convenio