La Era de la Restauración

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LA ERA
DE LA
RESTAURACIÓN
Un estudio de los libros de Esdras y Nehemías
BRIAN J. BAILEY
Título original:
The Restoration Era:
A Study of Ezrah and Nehemiah
Copyright © 2003 Brian J. Bailey
All rights reserved under International Copyright Law.
Título en español:
La Era de la Restauración:
Un estudio de los libros de Esdraas y Nehemías.
Traducción y edición: Equipo de traducción de Instituto Bíblico Jesucristo, Guatemala.
Todas las referencias bíblicas en este libro son tomadas de la versión Reina-Valera 1960,
© Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que se indique lo contrario.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida
por cualquier vía o bajo ninguna forma — electrónica, mecánica, fotocopiado, grabado o cualquier otra — sin
la autorización escrita que exprese el consentimiento del autor.
Primera edición, octubre de 2006.
Para mayor información, diríjase a:
Para mayor información o copias adicionales diríjase a esta dirección:
Zion Christian Publishers
PO Box 70 Waverly, NY 14892
Sin cargo: 1-877-768-7466
Fax: (607) 565- 3329
Website: www.zionfellowship.org/zcpublishers/
Dirección electrónica: zcpublishers@zionfellowship.org
ISBN 1-59665-224-1
ÌN D I C E
Prefacio
1
EL LIBRO DE ESDRAS
Introducción
PARTE I
7
El primer regreso a Jerusalén bajo el mando de Zorobabel
11
Capítulo 1
El decreto de Ciro
11
Capítulo 2
Israel regresa a morar en su ciudad
14
La edificación del Templo
19
Capítulo 3
El fundamento es puesto
19
Capítulo 4
La construcción cesa
24
Capítulo 5
El año de los profetas
28
Capítulo 6
El Templo es completado
31
El segundo regreso
37
Capítulo 7
La genealogía, vida y ministerio de Esdras
38
Capítulo 8
El segundo viaje bajo el mando de Esdras
44
La restauración del pueblo
49
Capítulo 9
Israel se une en matrimonio con los paganos
49
Capítulo 10
Separación de Israel de las esposas extranjeras
54
PARTE II
PARTE III
PARTE IV
Epílogo
58
EL LIBRO DE NEHEMÍAS
Introducción
61
Capítulo 1
La oración de Nehemías
62
Capítulo 2
La petición del rey y el regreso a Jerusalén
64
Capítulo 3
La división de los constructores del muro
67
Capítulo 4
Las precauciones para la defensa
74
Capítulo 5
La restauración de la tierra de los pobres
77
Capítulo 6
El muro es completado
82
Capítulo 7
El registro de las genealogías
85
Capítulo 8
La lectura de la Ley
88
Capítulo 9
Un repaso de su historia
93
Capítulo 10
Los que sellaron el pacto
100
Capítulo 11
Aquellos que habitaron en Jerusalén
103
Capítulo 12
Aquellos que subieron con Zorobabel
106
Capítulo 13
El regreso de Nehemías y una limpieza mayor
110
Epílogo
115
Nota Personal
116
Resumen del Periodo de la Restauración
Restauración
Segunda Venida
Adán
Noé
El
Diluvio
Abraham David Cautividad
Babilónica
Cristo
Era
de la Iglesia
Era
del Milenio
Cielo Nuevo
y
Tierra Nueva
LA ERA
DE LA
RESTAURACIÓN
Un estudio de los libros de Esdras y Nehemías
BRIAN J. BAILEY
Título original:
The Restoration Era:
A Study of Ezrah and Nehemiah
Copyright © 2003 Brian J. Bailey
All rights reserved under International Copyright Law.
Título en español:
La Era de la Restauración:
Un estudio de los libros de Esdraas y Nehemías.
Traducción y edición: Equipo de traducción de Instituto Bíblico Jesucristo, Guatemala.
Todas las referencias bíblicas en este libro son tomadas de la versión Reina-Valera 1960,
© Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que se indique lo contrario.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida
por cualquier vía o bajo ninguna forma — electrónica, mecánica, fotocopiado, grabado o cualquier otra — sin
la autorización escrita que exprese el consentimiento del autor.
Primera edición, octubre de 2006.
Para mayor información, diríjase a:
Para mayor información o copias adicionales diríjase a esta dirección:
Zion Christian Publishers
PO Box 70 Waverly, NY 14892
Sin cargo: 1-877-768-7466
Fax: (607) 565- 3329
Website: www.zionfellowship.org/zcpublishers/
Dirección electrónica: zcpublishers@zionfellowship.org
ISBN 1-59665-224-1
ÌN D I C E
Prefacio
1
EL LIBRO DE ESDRAS
Introducción
PARTE I
7
El primer regreso a Jerusalén bajo el mando de Zorobabel
11
Capítulo 1
El decreto de Ciro
11
Capítulo 2
Israel regresa a morar en su ciudad
14
La edificación del Templo
19
Capítulo 3
El fundamento es puesto
19
Capítulo 4
La construcción cesa
24
Capítulo 5
El año de los profetas
28
Capítulo 6
El Templo es completado
31
El segundo regreso
37
Capítulo 7
La genealogía, vida y ministerio de Esdras
38
Capítulo 8
El segundo viaje bajo el mando de Esdras
44
La restauración del pueblo
49
Capítulo 9
Israel se une en matrimonio con los paganos
49
Capítulo 10
Separación de Israel de las esposas extranjeras
54
PARTE II
PARTE III
PARTE IV
Epílogo
58
EL LIBRO DE NEHEMÍAS
Introducción
61
Capítulo 1
La oración de Nehemías
62
Capítulo 2
La petición del rey y el regreso a Jerusalén
64
Capítulo 3
La división de los constructores del muro
67
Capítulo 4
Las precauciones para la defensa
74
Capítulo 5
La restauración de la tierra de los pobres
77
Capítulo 6
El muro es completado
82
Capítulo 7
El registro de las genealogías
85
Capítulo 8
La lectura de la Ley
88
Capítulo 9
Un repaso de su historia
93
Capítulo 10
Los que sellaron el pacto
100
Capítulo 11
Aquellos que habitaron en Jerusalén
103
Capítulo 12
Aquellos que subieron con Zorobabel
106
Capítulo 13
El regreso de Nehemías y una limpieza mayor
110
Epílogo
115
Nota Personal
116
Resumen del Periodo de la Restauración
Restauración
Segunda Venida
Adán
Noé
El
Diluvio
Abraham David Cautividad
Babilónica
Cristo
Era
de la Iglesia
Era
del Milenio
Cielo Nuevo
y
Tierra Nueva
Prefacio
1
PREFACIO
El tema de la restauración es el mensaje universal de las Santas Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis. El propósito: restaurar la relación del hombre con Dios después de la caída de Adán. Esto se
logró a través de la muerte de Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dios
fervientemente desea que aquellos de Su pueblo, que han caído de su posición de redimidos después de
la salvación (o han errado en las verdades que ellos han recibido) puedan, una vez más, ser puestos
sobre el camino de justicia y santidad.
Sin embargo, como siempre, el Señor necesita a aquellos que clamarán para que ocurra la restauración
de Su pueblo. La mano de Dios es movida por las oraciones y la intercesión de Su pueblo, aunque
debemos tener en mente que el Señor tiene tiempos establecidos para la restauración. Esto es verdad en
el destino de las naciones así como en el de los individuos.
Daniel comprendió, por medio de los escritos de Jeremías (Jer. 25:11-12), que había sido determinado
un periodo de 70 años de cautividad sobre Jerusalén antes que fuera restaurada (Dn. 9:2). Esta verdad
fue vivificada en Daniel en el primer año de Darío, el rey de los medas que venció a Babilonia. Esto
sucedió, justo tres años antes de que se cumplieran los 70 años. Así, Daniel comenzó a orar desde este
tiempo pre-establecido. Eclesiastés 3:3 declara que hay un tiempo para derribar y un tiempo para
edificar. ¡Para todo hay un tiempo!
La restauración definitivamente está en el corazón de Dios. Fluye a través de toda Su Palabra, de
generación a generación. En realidad es el significado de la religión, que básicamente está uniendo
nuevamente aquello que una vez estuvo unido. Debemos darnos cuenta que la meta suprema de Dios es
cumplir la restauración. Esto se originó en el corazón de Dios, Quien conoce el fin desde el principio.
Él supo, cuando creó al hombre, que el hombre caería y que la restauración sería necesaria mediante Su Hijo.
Por esta misma razón, antes de la fundación del mundo, Él le reveló esto a Su amado Hijo. Leemos en
Romanos 8:29-30, “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a
éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó”. Dios, en Su presciencia, sabe exactamente quién le responderá y qué pasará con nuestra vida.
Hay cuatro áreas principales de restauración: la restauración del hombre, la restauración de la nación
de Israel, la restauración de la Iglesia y la restauración de esta creación, refiriéndose a esta tierra en el
ámbito natural (Ro. 8:22).
Cuando vemos cuidadosamente en la Palabra de Dios, encontramos que Adán fue llamado “hijo de
Dios” (Lc. 3:38). Adán fue formado a la imagen y semejanza de Dios. Esto significa que Adán fue hecho
2
La Era de la Restauración
semejante a Dios. Por lo tanto, si estamos viendo al hombre, en cierto sentido, estamos viendo a Dios.
Dios quiso tener comunión con Adán, pero para Él poder tener comunión con el hombre, tenía que haber
una prueba. Adán fue creado en un estado de inocencia. La diferencia entre la inocencia y la santidad es
que la inocencia no ha sido probada. A menudo hablamos de la inocencia de un niño, cosa que ciertamente es maravillosa. Un niño es inocente simplemente porque él no ha tenido la oportunidad de hacer
el mal. Sin embargo, Dios no quiere inocencia; Él desea la santidad. La santidad sólo se puede alcanzar
mediante pruebas, en medio de las cuales uno escoge el bien y rechaza el mal. Adán fue probado
exactamente en el área que revela el corazón de Dios: el amor. Adán fue probado para ver si su amor por
Dios era lo primero, sobre todas las otras cosas. Adán fracasó en esta prueba, porque cuando Eva tomó
del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, y se hizo pecado al desobedecer a Dios, Adán
prefirió a Eva antes que a Dios.
Al leer a través de los primeros capítulos de Génesis, normalmente no consideramos a Dios en este
asunto. Lo que consideramos es la decisión equivocada de Adán, la desobediencia de Eva y las astutas
trampas de la serpiente, pero se nos olvida que el corazón de Dios fue completamente quebrantado, por
cuando Adán eligió a Eva antes que a Él. Dios debe ser el primero en nuestra vida, sobre todo lo demás,
incluyendo a otras personas. En realidad, Adán rechazó a Dios pero Dios no rechazó a Adán. Esta
misma experiencia se repetirá muchas veces en nuestra vida. Seremos rechazados por los que amamos,
pero nosotros no debemos rechazarlos a ellos.
Hay tres parábolas en la Palabra de Dios que específicamente tratan con la restauración: la oveja perdida, la
moneda perdida y el hijo perdido (el hijo pródigo). Cada una de estas parábolas describe una categoría de
creyentes que necesitan restauración. La primera la encontramos en Lucas 15:4-7:
“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y
vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente,
que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.
Consideremos por un momento a las ovejas. En la Palabra de Dios, nosotros somos comparados con
ovejas. Isaías 53:6 dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. En esta parábola, tenemos el pensamiento
de estar perdidos por ignorancia. Una oveja a menudo se aparta del camino por causa de la ignorancia,
sin darse cuenta que debe seguir al pastor. De forma similar, un creyente también puede perderse por
ignorancia. La siguiente parábola la encontramos en Lucas 15:8-10:
“¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y
barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a
sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que
había perdido. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador
que se arrepiente”.
Una moneda no puede perderse por si sola, pero una oveja sí. Una moneda se pierde por negligencia. En
este caso, debe buscarse con diligencia. Nosotros, como pastores y líderes, somos responsables de
Prefacio
3
cuidar de algunos creyentes, por cuanto ellos pueden perderse por la negligencia. Así, algunos pueden
perderse por ignorancia propia y algunos pueden perderse por negligencia nuestra. Así mismo, existe
una tercera categoría. Lucas 15:11-32 relata la historia del Hijo Pródigo:
“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre,
dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos
días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí
desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lc. 15:11-13).
El hijo menor pidió la porción de su herencia para tenerla y seguir su propio camino. Este es un caso de
voluntad propia. El hijo menor decide irse. No fue ni por negligencia ni por ignorancia sino por voluntad propia. Él determinó dejar la casa de su padre. Hay muchos jóvenes y ancianos, también, que
deciden abandonar los caminos de Dios. Ellos determinan en su mente que van a irse, y nada que
digamos los detendrá. Al igual que con las dos primeras parábolas, solamente por la misericordia de
Dios puede ser restaurado uno que se ha descarriado.
“Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le
envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya
no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lc. 15:14-19).
Lo que es interesante es el hecho que el padre no salió a buscarlo. Él esperó hasta que su hijo regresara.
Aquellos que se van por voluntad propia a menudo tienen que seguir un camino muy peligroso. Se dice
que el camino de los descarriados es muy duro. A menudo, ellos descienden a los pozos del pecado más
profundo y grotesco y son afligidos por la enfermedad, la tristeza y la dificultad. Solamente cuando
están en el fondo recobran sus sentidos. Lamentablemente, no todos recobran la cordura, pero yo creo
que hay mucha más esperanza para el descarriado de la que nosotros pensamos.
Al estudiar el avivamiento en la Palabra de Dios, vemos que una de las características del avivamiento
es la restauración del descarriado. Por esto, cuando leemos estas tres parábolas, vemos que una persona
se descarrió por ignorancia, y fue encontrada por el pastor; otra se perdió por la negligencia y tuvo que
ser buscada; pero una tercera, que se perdió por propia voluntad, no fue restaurada sino hasta que
recobró su cordura.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue
movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo:
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en
su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Y comenzaron a regocijarse. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó
cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó
qué era aquello. El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro
4
La Era de la Restauración
gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió
por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí,
tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un
cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido
tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El entonces le dijo:
Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer
fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido,
y es hallado” (Lc. 15:20-32).
El padre no pensó dos veces acerca de la recepción que le daría a su hijo cuando regresara. Él preparó
una maravillosa fiesta y recibió en la casa al hijo pródigo, con los brazos abiertos. Sin embargo, el
hermano mayor estaba furioso, ya que él había sido fiel mientras su hermano mayor había dilapidado
toda su porción. Luego, cuando su hermano menor regresó a casa, se esperaba que él también le diera la
bienvenida. El hermano mayor no tenía el corazón del padre. El padre sabía muy bien que si el hijo pródigo
no hubiese regresado, estaba muerto, perdido en sus transgresiones y pecados, y que se iría infierno.
El padre, sin duda alguna, había estado orando y clamando a Dios, pidiéndole restauración. El padre no
tenía ninguna duda acerca de que su hijo menor estaba muerto a los ojos de Dios. En un sentido muy real,
debemos darnos cuenta que a menos que un descarriado sea restaurado, él ya está perdido.
En el pasado, he quedado asombrado ante lo que algunas personas han hecho, y pensé que no había
esperanza alguna para ellas, sin embargo, lo sorprendente fue que han regresado a la iglesia, restaurados.
Así, vemos que esto depende de nuestras oraciones. El Señor desea la restauración. Dios quiere que
nosotros nos demos cuenta que Él está casado con el descarriado (Jer. 3:14) y que anhela restaurarlo.
Es muy importante ver que cuando Dios pone a una persona en nuestro corazón, debemos ser fieles en
orar por ellos. Si ellos se han perdido por ignorancia o por negligencia, podemos participar en el
proceso de guiarlos de regreso al Señor; pero si se han salido voluntariamente del camino, lo único que
podemos hacer es orar por ellos.
Hace muchos años, asistí a una iglesia que estaba llena de borrachos redimidos. Ellos amaban saltar y
dar sus testimonios acerca de cómo Dios los había redimido. ¡Oh, que gozo tiene Dios cuando aquellos
que eligieron apartarse, regresan! Hay mucho gozo en el cielo. Pero hubo otra persona, en esa misma
iglesia, que se levantó a dar su testimonio después de que los otros pasaron, y dijo: “Mi testimonio es
mayor que el de todos ustedes, porque Él me ha preservado de caer en el alcoholismo”. El mayor
milagro es ser preservados. Por esto, debemos clamar pidiendo misericordia para ser guardados. Sin embargo,
si uno ha caído, podemos poner nuestra esperanza en el Dios de la restauración. ¡Dios quiere restaurar!
5
El Libro de Esdras
6
La Era de la Restauración
El libro de Esdras
7
EL LIBRO DE ESDRAS
Introducción
Debido a la desobediencia del rey Salomón, el hijo de David, el reino unido de Israel fue divido
después de su muerte. Israel fue dividido en dos partes: el Reino del Norte (conformado por diez tribus)
y el Reino del Sur, Judá.
Las diez tribus del norte, bajo el rey Jeroboam hijo de Nabat, cayeron en idolatría. Después de que 20
reyes reinaron sucesivamente (casi todos ellos fueron malvados) el reino cayó ante los asirios, bajo el mando
de Sargón, en el año 722 a.C. Bajo el reinado de los reyes que sucedieron a Sargón (Senaquerib, Esarhadón
y Asurbanipal), Israel experimentó sucesivas deportaciones a la tierra de los paganos.
El reino del Sur fue fiel durante muchos años, en sus primeros años de existencia, pero eventualmente también
se volvió malvado, particularmente bajo el rey Manasés. Por esto, Dios anunció 70 años de cautividad
babilónica sobre ellos. Esta cautividad inició el año 606 a.C. y terminó en 536 a.C. con el decreto de Ciro el
Grande, rey de Persia, de reedificar el Templo en Jerusalén. Aquellos que iniciaron esta obra fueron Zorobabel,
el gobernador (un descendiente de David en el linaje de Cristo), y Josué, el sumo sacerdote.
El periodo de Restauración inició 500 años antes de Cristo y sirvió para preparar a Israel para Su
venida. Este periodo de la historia de Israel es análogo al periodo de la Reforma, que inició hace 500
años para preparar a la Iglesia para la Segunda Venida de nuestro Señor. Sin duda, no podemos sobre
enfatizar la importancia de esta Era en la historia de la humanidad. Esta Era vio la reedificación del
templo físico, la restauración del templo de adoración, la resurrección de las verdades de Dios y la
enseñanza de la Ley por Esdras. Esdras, el sacerdote y maestro, recopiló las Escrituras y escribió
muchos salmos, así como también los libros históricos de Crónicas y Ester. Este hombre fue tan grande
que los judíos lo llaman el “segundo Moisés”, por su devoción a la ley.
Satanás obviamente reconoció lo peligrosa que era esta Era para su reino de tinieblas, por lo tanto él
levantó tres protagonistas importantes durante este tiempo:
1. Gautama Buda (560-480 a.C.) estaba en la India dando a luz las enseñanzas diabólicas del budismo.
2. Confucio (551-479 a.C.), en la China, dio a luz el confucionismo, las enseñanzas de un hombre que
no conoció a Dios.
3. Sócrates (470-399 a.C.) estaba en Grecia propagando la filosofía, acerca de la cual Pablo advirtió
a los colosenses, de no permitir que ningún hombre contaminara a los creyentes con estas huecas
sutilezas (Col. 2:8). Platón (428-347 a.C.) continuó con las enseñanzas de Sócrates. Su principal
pupilo fue Aristóteles (384-322 a.C.) quien, a su vez, fue el tutor de Alejandro Magno.
8
La Era de la Restauración
El periodo de la Restauración abarca seis libros de las Escrituras: los libros históricos de Ester, Esdras
y Nehemías, y los profetas Hageo, Zacarías y Malaquías. En este estudio solamente estudiaremos los
libros de Esdras y Nehemías, ya que el libro de Ester ha sido publicado anteriormente en un volumen
separado titulado Ester y los profetas han sido incluidos juntos en el libro titulado, Los Profetas Menores Tomo Tres. Este volumen contiene el libro de Esdras y Nehemías y cubre el periodo entre el año 536
y el 425 a.C.
La relación cronológica de estos libros, junto a Ester y los profetas, es la siguiente:
Antecedentes Históricos
Datos Cronológicos
LIBROS
Esdras 1-6
Hageo
Zacarías
Ester
Esdras 7-10
Nehemías 1-13
Malaquías
PERSONJES
Zorobabel
Ester y Mardoqueo
Esdras
Nehemías y Esdras
Malaquías
FECHAS
536-516/5 a.C.
520 a.C.
520 a.C.
483-473 a.C.
457 a.C.
444-425 a.C.
432-425 a.C.
EVENTOS
El Primer Regreso
El Segundo Regreso
El Tercer Regreso
El Último Regreso
En tiempos cuando Israel moró en su tierra, las siguientes naciones la gobernaron o la afligieron:
Egipto: en los días de Roboam, Sisac, el rey de Egipto, subió en contra de Jerusalén y tomó todos los
tesoros de la casa del Señor (1 R. 14:25-26).
Asiria: ocurrieron invasiones progresivas por Asiria como se describen a continuación:
1. Pul, rey de Asiria, vino en contra de Israel durante el reinado de Máname, rey de Israel.
2. Tiglat-pileser, rey de Asiria, conquistó la región de Galilea y toda la tierra de Neftalí, durante el
reinado de Peka, rey de Israel.
3. Salmansar, rey de Asiria, sitió a Samaria, la capital de Israel en el año 725 a.C.
4. Sargón, rey de Asiria, invadió Samaria en el año 722 a.C.
5. Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá y tomó (conforme a lo que está escrito sobre su prisma) 46
fortalezas en Judá, antes de sitiar Jerusalén, lugar donde su ejército de 185,000 hombres fueron
muertos por la espada del ángel del Señor (Is. 37:35-36).
6. Esar-hadón, rey de Asiria, ordenó la deportación de las doce tribus de Israel.
7. Asurbanipal, rey de Asiria, ordenó más deportaciones.
8. Nínive, la capital de Asiria, cayó en poder de los babilonios en el año 612 a.C.
Babilonia: hubo tres sitios y deportaciones principales de judíos a Babilonia, por Nabucodonosor.
1. Durante el tercer año de Joacim, rey de Judá (606 a.C.), el profeta Daniel y otros nobles fueron
llevados al cautiverio en Babilonia.
2. En el tercer mes del reinado de Joacim, rey de Judá (597 a.C.), Ezequiel fue deportado con los
cautivos. Estos eran los “higos buenos”, mencionados en Jeremías capítulo 24.
3. En el décimo primer año del reinado de Sedequías, rey de Judá (586 a.C.), Jerusalén y el Templo
fueron destruidos.
9
El libro de Esdras
Hubo también tres grupos que regresaron de Babilonia a Jerusalén:
1. Zorobabel 536 a.C.
2. Esdras 457 a.C.
3. Nehemías 444 a.C.
El Imperio Medo-Persa
Darío el medo, tomó Babilonia
Ciro el persa, reinó
Cambises
Smerdis
Darío I
Jerjes (Asuero)
Artajerjes I
Darío II
Artajerjes II
Artajerjes III
Arsés
Darío III
539 a.C.
536-530 a.C.
530-522 a.C.
522 a.C.
522-486 a.C.
486-465 a.C.
465-423 a.C.
423-404 a.C.
404-359 a.C.
359-338 a.C.
338-336 a.C.
336-331 a.C.
Los Griegos
Alejandro Magno
(Él reinó sobre Persia después de derrotar a Darío III).
331-323 a.C.
Bosquejo
1. El Primer Regreso a Jerusalén bajo el mando de Zorobabel
2. La Edificación del Templo
a. Son puestos los fundamentos
b. Se detiene la Construcción
c. Año de los profetas
d. Es terminado el Templo
3. El Segundo Regreso a Jerusalén
4. La Restauración del Pueblo
1:1-2:70
3:1-6:22
3:1-13
4:1-24
5:1-17
6:1-22
7:1-8:36
9:1-10:44
10
La Era de la Restauración
El libro de Esdras
11
PARTE I
El Primer Regreso a Jerusalén bajo el mando de Zorobabel
En la Era de la Restauración conocemos hombres de carácter y piedad extraordinarios:
·
·
·
·
·
·
·
Ciro, el rey persa y un tipo de Cristo como el gran Rey sobre toda la tierra (Is. 44:26-45:6).
Zorobabel, el líder y constructor del Templo, a quien se le prometió que sería como anillo de sellar,
porque el Señor lo había elegido (Hag. 2:23).
Josué, el sumo sacerdote, quien recibió nuevas vestiduras (Zac. 3:1-10).
Hageo, el profeta.
Zacarías, el profeta.
Esdras, el sacerdote y maestro.
Nehemías, el gobernador de Jerusalén.
Estos hombres fueron corona de gloria en la mano del Señor, y una diadema real en la mano del Dios de
ellos (Is. 62:3).
Esto también debe ser nuestro deseo: permitirle al Señor obrar en lo profundo de nuestro corazón para
que también podamos convertirnos en coronas de belleza y gloria en las manos de nuestro Dios y Su
Cristo, y traigamos agrado eterno a la Deidad. En este libro, solamente veremos tres hombres preeminentes: Ciro, Esdras y Nehemías. Los otros son mencionados en sus libros respectivos; Zorobabel está
incluido en Hageo y Josué es mencionado en Zacarías.
Capítulo 1
El Decreto de Ciro
1:1-2 “En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca
de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y
también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de
los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.”
Ciro, este hermoso hombre de Dios, es uno de los dos reyes (el otro es Josías) que son mencionados
proféticamente en la Santa Escritura, antes de nacer. Dios habló de Ciro, más o menos, 100 años antes
que naciera (Is. 44:28), y de Josías cerca de 350 años antes de su nacimiento (1 R.13:2). Esdras 1:1-2
sugiere que Ciro dio la gloria de sus proezas militares al Único y Verdadero Dios. Esto es confirmado
en Isaías 45:1, donde dice: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha,
para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las
puertas no se cerrarán…”
12
La Era de la Restauración
Aparte de ser un general brillante, Ciro fue llamado un “hombre Justo” en Isaías 41:2, “¿Quién despertó
del oriente al [hombre] justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo
enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?”
Jenofonte, el soldado griego y autor, describió a Ciro, en una de sus obras, Ciropedia, como un monarca
tolerante e ideal. Ciro fue llamado “el padre de su pueblo” por los antiguos persas. Él ciertamente trató
a sus enemigos con magnanimidad, y fue admirado no solamente por su pueblo, sino también por otras
naciones, incluyendo a los griegos. Él fue reconocido como un hábil administrador, siendo también
osado y valiente. Por todo esto, fue considerado por los griegos como un modelo de gobernante por
excelencia, tanto por Heródoto, el historiador, como por Jenofonte.
Dios llamó a Ciro “Mi pastor” en Isaías 44:28, indicando su naturaleza de cuidado hacia aquellos bajo
su autoridad. En el primer año de su reinado (536 a.C.), Ciro dio el mandato de liberar a los judíos
cautivos, y ordenó que el Templo en Jerusalén fuera reedificado, cumpliendo así tanto Isaías 44:28
como Isaías 45:13: “Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad,
y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos”. Esta última frase indica
la magnanimidad de Ciro, en que no buscó recibir recompensa de los judíos a cambio de su libertad.
1:3 “Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y
edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén”. Ciro, al dar sus
órdenes de liberar y mandar reedificar el Templo, añade su propia bendición sobre los que subirían.
Notemos su declaración de fe en el único y verdadero Dios vivo, el Dios de Israel. Esto fue algo muy
diferente a los reyes paganos que reinaron antes y después de él; reyes que adoraban ídolos. Ciro estuvo
dispuesto a dar de su propia riqueza. Él se aseguró de que todas las necesidades de los judíos fueran
suplidas, poniendo a la disposición de ellos la hospitalidad ilimitada de todos los reinos bajo su mando,
a través de los que pudieran pasar.
1:4 “Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar
con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está
en Jerusalén”. Una vez más, Ciro deja bien claro que él cree que en esa dispensación, solamente hay
una casa digna de ser llamada la Casa de Dios, es decir, principalmente el lugar designado por Dios
como Su ciudad, Jerusalén.
Regalos de Judá y Ciro
1:5 “Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y
levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual
está en Jerusalén”. En este versículo, vemos la soberanía de Dios. Nos llena de asombro ver que Él es
quien elige nuestra herencia, y que Sus propósitos son cumplidos por aquellos que Él elige. En este
tiempo establecido para la restauración, solamente aquellos que Dios eligió pudieron regresar a Jerusalén.
Hoy, este principio es el mismo: solamente aquellos que Dios elige serán restaurados. Hebreos 6:1-3,
confirma esta verdad, “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a
la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en
Dios… Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite”. Por esto, al acercarnos al tiempo de la gran
restauración de la Iglesia, debemos darnos cuenta que tenemos que procurar agradarlo, para tener parte
El libro de Esdras
13
en el mover de Dios en el tiempo del Fin. Al humillarnos bajo la poderosa mano de Dios, Él nos
levantará en Su tiempo. Específicamente, son aquellos que ordenan su conversación de manera correcta,
a quienes Él les muestra Su salvación y restauración (Salmo 50:23).
1:6 “Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y
con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente”. Aquí vemos un segundo
grupo de creyentes que decidieron aceptar un llamado menor: aquellos que no fueron elegidos para
regresar a edificar el Templo, pero quienes tenían buen corazón, ya que reconocieron los tiempos y la
voluntad de Dios y dando, ayudaron a impulsar la obra de Dios, a través de sus hijos elegidos.
1:7 “Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de
Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses”. Cuando Dios levanta gobernadores sobre la
tierra, ellos están a Su disposición. Salomón declara, en Proverbios 21:1, “En las manos del Señor el
corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado” (NVI). Así, Dios guió el
corazón de Ciro para sacar las vasijas que estaban en Babilonia, desde el tiempo de la caída de Jerusalén.
Algunas vasijas habían sido usados en forma blasfema por el último rey de Babilonia, Belsasar, en su
orgía de borrachera, como está registrado en Daniel 5:2. Cuando probó el vino, Belsasar mandó que las
vasijas de oro y de plata (que su padre Nabucodonosor había sacado del templo en Jerusalén) fueran
traídas para que él, sus príncipes, sus esposas y sus concubinas pudieran tomar de ellas. Es importante
notar que incluso aquí, vemos el principio de la restauración obrando. Estas vasijas que habían sido
usadas por el enemigo, ahora estaban siendo restauradas a su propósito original de servicio para Dios,
en la Casa del Señor.
Podemos explicar mejor esto usando una analogía de un vaso sucio. Si llenamos un vaso con lodo y
suciedad, podemos decir que ese vaso ya no se puede usar. Sin embargo, es posible que el lodo sea
quitado y el vaso sea lavado, para que ya no quede ningún rastro de lodo. El vaso, una vez más, está en
condiciones de embellecer la mesa y puede ser llenado de refresco o agua.
Nosotros somos templos vivos de Dios y debemos sentirnos animados al saber que, por Su gracia
seremos restaurados a nuestro lugar y servicio en los tiempos del Fin. En un sentido, todos estamos
viviendo muy debajo de nuestros privilegios y propósitos en Dios. Sin embargo, en estos tiempos,
conoceremos Su gran restauración en nuestra vida, en poder, privilegios y posición que la Iglesia Primitiva experimentó al servicio de Su maestro.
1:8 “Los sacó, pues, Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los
entregó a Sesbasar, príncipe de Judá” (RV95). El hecho que las Santas Escrituras registren el número
exacto de estas vasijas es algo asombroso.
Esto nos muestra que hay un mensaje y una verdad en esos números para nosotros. La numerología
bíblica es fascinante y su estudio es satisfactorio, en la medida que vamos encontrando importantes
verdades espirituales que se aplican a nuestras vidas y a los días en que vivimos.
1:9 “Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos”.
Treinta es la edad en que un levita entraba al servicio en el Tabernáculo (Nm. 4:3), y fue la edad en que
Jesús inició Su ministerio (Lc. 3:23).
14
La Era de la Restauración
Mil es el número del Milenio; solamente aquellos que participen de la Primera Resurrección (Ap. 20:6)
reinarán y gobernarán con Jesús durante el Milenio. Esto puede ser comparado con el grupo pequeño
que figurativamente había sido levantado de la muerte del cautiverio babilónico, y que había sido
vivificado con el poder de Dios, para entrar a la nueva dispensación de gracia: el Periodo de la Restauración. Veintinueve es un número inusual y lo encontramos solamente dos veces más en la Escritura. Fue
la edad de Nacor cuando concibió a Taré (Gn. 11:24), y es el número de años que reinó Ezequías (2 Cr. 29:1).
Dependiendo del punto de vista de la persona, uno podría decir que 29 es la suma del número 14 y 15,
por cuanto a Ezequías le fueron añadidos 15 años a su vida. Catorce nos habla espiritualmente de la
perfección o de la bendición de la doble porción; sin embargo, de acuerdo a la ley de primera mención,
el 15 representa gracia divina para preservar la vida.
Vemos que esto es así por cuanto el arca flotó 15 codos sobre el nivel de la tierra (Gn. 7:20). Sin
embargo, otra interpretación para el número 29 es la suma de 20 más 9. Veinte es madurez y nueve es
fructífero, por cuanto hay nueve frutos del Espíritu (Gá. 5:22-23). Por esto, podemos decir que 29
representa ser fructíferos en la madurez. Ciertamente, ambas interpretaciones son aplicables al grupo
que estaba siendo preparado para regresar de la cautividad babilónica.
1:10 “treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios”. Como ya
dijimos, 30 es el número que indica el servicio de Dios. El oro es el símbolo de la Deidad o la
divinidad. Cuatrocientos fue el precio que Abraham pagó por Hebrón (Gn. 23:15) y tiene el sentido
espiritual de fidelidad y también de ser fructífero universalmente (4 x 100).
Diez es el número de la ley (Ex. 34:28). Por lo tanto, este número 410 representa aquellos que serán
fieles en cumplir la ley. Todos los otros vasos, 1,000 en total, habían sido resucitados figurativamente,
para el mover de Dios.
1:11 “Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar
Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén”. Aunque el número de artículos específicamente mencionado es solamente es de 2009, el número total dado aquí es de 5400. Esto
significa que es por la gracia (5 es el número de gracia), y solamente por la gracia que podemos
participar de la Primera Resurrección; también que aquellos que estén en la Primera Resurrección son
fructíferos universalmente.
Capítulo 2
Israel regresa a morar en su ciudad
2:1-2 “Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor
rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno
a su ciudad; los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo,
Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel.”
El hecho que 11 son mencionados específicamente nos revela otra verdad. Once es el número de apóstoles que quedaron después que Judas fue removido. Por esto, once es el número de los purificados. En
un tiempo de restauración, solamente aquellos que han sido purificados estarán en el liderazgo del
nuevo mover de Dios.
15
El libro de Esdras
El Carácter Excelente de Zorobabel
Zorobabel está en el linaje de David y, por lo tanto, también en el linaje de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo (Mt. 1:12-13). Él fue nieto de Joaquín, el último rey conocido de Judá. Su tío, Sedequías,
había sido nombrado el vigésimo rey por el rey Nabucodonosor, pero no fue reconocido como rey por
los judíos. Zorobabel comandó a los 50,000 exiliados en su regreso a su tierra natal, convirtiéndose en
el gobernador de Judá (Hag. 1:1).
A él se le había confiado la tarea de poner los cimientos del Templo, lo cual terminó de hacer a pesar de
la intensa oposición que duró 16 años. Zorobabel no solamente logró completar el edificio físico, sino
también la obra espiritual de la restauración. Este relato aparece en Zacarías 4:10, donde se nos dice
que a él le fue dada una plomada, o cinta para medir, que en realidad eran los Siete Espíritus del Señor.
Él fue el responsable de ver que los hijos de Judá se adhirieran a la ley. Tan amado fue este hombre de Dios
que el Señor le prometió que él sería anillo en la mano del Todopoderoso, en el reinado Milenial (Hag. 2:23).
El anillo es símbolo de deleitarse en el amado tal como lo ejemplifica y testifica el anillo de bodas. El
concepto del pueblo de Dios siendo objeto de gozo en Su mano es mencionado también en Isaías 62:3:
“Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo”. Que
nosotros podamos aprender de la vida de este gran hombre y procuremos ser gobernadores justos y
fieles, que terminen la obra que el Señor nos ha confiado. Que podamos ser el objeto de gozo y regocijo
para nuestro Señor, en la medida que Él nos toma en Sus manos y contempla la obra que Él ha hecho en
nuestra vida.
Ahora, continúa enumerando a aquellos que fueron con Zorobabel en el primer grupo de los hijos de
Israel que salió de Babilonia. Ellos están incluidos en la Santa Escritura para ayudar a los judíos a
determinar su genealogía (1 Cr. 9:1). Sin embargo, para nuestro aprendizaje debemos darnos cuenta que
el Señor registra todo lugar al que vamos y todo lo que hacemos. Debemos procurar estar en los libros
del cielo y tener nuestro libro personal lleno de buenas cosas (Ap. 20:12-15). Nosotros queremos ser
incluidos, como estas personas lo fueron, entre aquellos que prosiguen con Dios y reciben todo lo que
Dios tiene para ellos.
2:3-59 “Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y
dos. Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco. Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de
Joab, dos mil ochocientos doce. Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. Los hijos de
Zatu, novecientos cuarenta y cinco. Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos. Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés. Los hijos de Azgad, mil doscientos
veintidós. Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis. Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y
seis. Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro. Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y
ocho. Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés. Los hijos de Jora, ciento doce. Los hijos de Hasum,
doscientos veintitrés. Los hijos de Gibar, noventa y cinco. Los hijos de Belén, ciento veintitrés. Los
varones de Netofa, cincuenta y seis. Los varones de Anatot, ciento veintiocho. Los hijos de Azmavet,
cuarenta y dos. Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. Los hijos de
Ramá y Geba, seiscientos veintiuno. Los varones de Micmas, ciento veintidós. Los varones de Bet-el
y Hai, doscientos veintitrés. Los hijos de Nebo, cincuenta y dos. Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis. Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. Los hijos de Harim, trescientos
veinte. Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco. Los hijos de Jericó, trescientos cua-
16
La Era de la Restauración
renta y cinco. Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta. Los sacerdotes: los hijos de Jedaías,
de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. Los hijos
de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. Los hijos de Harim, mil diecisiete. Los levitas: los
hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. Los cantores: los hijos
de Asaf, ciento veintiocho. Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los
hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos, ciento
treinta y nueve. Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de
Tabaot, los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, los hijos de Lebana, los hijos
de Hagaba, los hijos de Acub, los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, los
hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los
hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, los hijos de Asena, los
hijos de Meunim, los hijos de Nefusim, los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de
Harhur, los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, los hijos de Barcos, los
hijos de Sísara, los hijos de Tema, los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa. Los hijos de los siervos
de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda, los hijos de Jaala, los
hijos de Darcón, los hijos de Gidel, los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poquerethazebaim, los hijos de Ami. Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón,
trescientos noventa y dos. Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e
Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel”.
Pertenecer a la genealogía correcta era esencial para los judíos, para poder ser incluidos en la obra de
Dios y en el servicio del Templo. Sin embargo, para nosotros, es esencial que nuestro nombre esté
escrito en Su Libro de la Vida (Ap. 21:27).
2:60-62 “Los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. Y
de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó
mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. Estos buscaron su
registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio”. Aquí está contenida una
solemne advertencia: si nuestro nombre no es encontrado en el Libro de la Vida del Cordero, cuando
éste sea abierto, no podremos entrar al cielo.
Sin embargo, aquí encontramos otro aspecto de la verdad: si Dios no nos ha llamado a una obra en
particular, algo que estemos realizando para Él, no será agregado a nuestro crédito en aquel gran día,
cuando los libros sean abiertos. Estos sacerdotes, por cuanto no fueron anotados, fueron sacados del
sacerdocio. En Hebreos 5:1,4-6 dice:
“Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los
hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los
pecados…Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue
Aarón. Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el
que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar:
Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.”
Es Dios quien elige nuestra herencia y nuestro ministerio (Sal. 47:4; Ef. 4:11). Esto fue muy evidente en
la rebelión de Coré en contra de Aarón y Moisés, como está registrado en Números 16:5, 9-10: “y habló
a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que
se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí… y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será
El libro de Esdras
17
el santo; esto os baste, hijos de Leví. Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví: ¿Os es poco
que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis
en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles, y que te
hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio?”
2:63 “Y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote
para consultar con Urim y Tumim”. El gobernador, Zorobabel, estaba aquí asegurando que él no
cometería el mismo error que David había cometido cuando llevó el Arca de la forma contraria a lo que
la Ley de Dios establece, trayéndola en un carro jalado por bueyes y no sobre los hombros de los
sacerdotes (2 S. 6:1-17). Él también quiso estar seguro de no repetir el mismo pecado que el rey Saúl
cometió, quien presumió ofrecer sacrificios por sí mismo, un privilegio reservado para los sacerdotes
(1 S. 13:8-10).
2:64-65 “Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos
sesenta, sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían
doscientos cantores y cantoras”. ¡Esta era una compañía hermosa! Que Dios permita que en Su Iglesia,
haya muchos que tengan el ministerio de la música y el canto. Si estamos en este grupo selecto, que
podamos usar nuestro talento para cantar para la gloria de Dios, y no para complacer al mundo.
2:66-68 “Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y cinco; sus
camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. Y algunos de los jefes de
casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas
voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio.”
Qué hermoso es cuando Dios nos ha bendecido con los bienes de este mundo, y podemos dar con
libertad de nuestra sustancia para bendecir la casa de Dios. Nunca debemos olvidar que el Señor
cuenta el porcentaje que nosotros damos y no el dato exacto. Esto nos explica el reconocimiento
que le da a la viuda, quien dio todo lo que tenía, más que el hombre rico que vació todos todas sus
monedas (Mc. 12: 41:44). Además, nuestra actitud al dar es muy importante, porque el Señor ama
al dador alegre (2 Co. 9:7).
2:69-70 “Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil
libras de plata, y cien túnicas sacerdotales. Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los
cantores, los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades”.
Aquí vemos la división de los ministerios. Estaban los sacerdotes, quienes eran de la tribu de Leví pero
más específicamente de los hijos de Aarón (Lv. 1:5). Luego estaban los levitas, cuyo deber era atender
el servicio de la Casa de Dios. Números 1:50 dice: “Sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo
del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el
tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo”. Ellos
eran seguidos por los cantores, quienes eran elegidos para el ministerio especial de cantar alabanzas al
Señor. Siguiéndoles estaban los porteros, quienes eran parte de la compañía de los levitas (1 Cr. 9:18),
elegidos para hacer el trabajo de servir en las puertas del Tabernáculo y en la entrada al Tabernáculo y
más tarde, en el Templo (1 Cr. 9:22).
Se nos dice que para estos levitas, los cuatro porteros principales estaban en su oficio establecido,
cuidando las cámaras y tesoros de la casa de Dios (1 Cr. 9:26). Este oficio era considerado muy
importante, ya que David y Samuel ordenaron que ellos desempeñaran ese oficio (1 Cr. 9:22).
18
La Era de la Restauración
Por lo tanto, en la Iglesia, estos hombres de Dios harían el trabajo de los ujieres y diáconos, por lo que
deben ser establecidos en su oficio por Dios, a través de sus pastores. El llamado es muy solemne.
Finalmente, estaban los sirvientes del Templo que servían a los levitas, los ministros de Dios (Esd.
8:20). Asimismo en nuestros días, el Señor levanta a aquellos que deben servir y facilitar el servicio de
los pastores en la Iglesia.
El libro de Esdras
19
PARTE II
La Edificación del Templo
Capítulo 3
El fundamento es puesto
3:1 “Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se
juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén”. Ahora, en el séptimo mes, había llegado el tiempo
de las últimas tres fiestas: la Fiesta de las Trompetas, cuando Dios daba el llamado fresco a Su pueblo
para continuar; el Día de la Expiación, que era el tiempo de una profunda limpieza para el pueblo de
Dios; y finalmente la Fiesta de los Tabernáculos, que era la manifestación de la gloria y el poder de
Dios para traer la cosecha del tiempo del fin.
Esta tercera fiesta gobernó el periodo de la Restauración, y por lo tanto, nos muestra que su cumplimiento espiritual ciertamente gobernará a la Iglesia Postrera. Esta fiesta también es un tiempo cuando el
pueblo de Dios se moverá en la bendición del Espíritu Santo, en unidad, para cumplir Su voluntad por
toda la Iglesia en los días inmediatos que preceden la Segunda Venida de Cristo.
3:2 “Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo
de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos,
como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios”. Este acto es un principio para formar una nueva
obra de Dios. El grupo de adoración traerá la presencia de Dios al campo.
Su presencia permitirá a Su pueblo completar la obra de edificar una iglesia o base de misiones. La
verdadera adoración es la clave para la restauración, porque Dios es Espíritu y aquellos que lo adoran
deben adorarlo en Espíritu y en verdad (Jn. 4:23-24).
3:3 “Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde”. Así como los sacerdotes ofrecieron holocausto sobre el altar para Dios, debemos ofrecernos sobre el altar como un sacrificio
vivo para el Señor, en medio de nuestros enemigos (Ro. 12:1).
Por esto, por medio de Su gracia, ofrezcamos el sacrificio de la alabanza a Dios, dándole gracias
continuamente a Su nombre, con nuestra boca (He. 13:15).
3:4 “Celebraron asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos
cada día por orden conforme al rito, cada cosa en su día”. Números capítulo 29, especifica las
ofrendas que eran requisito durante las últimas tres fiestas. La Fiesta de los Tabernáculos era una fiesta
20
La Era de la Restauración
de siete días de duración. Esencialmente, las ofrendas eran 13 toros jóvenes en el primer día, disminuyendo un toro cada día de la fiesta.
El Primer Día: Trece es el número para expiar la rebelión. Por ejemplo, en el Tabernáculo de
Moisés, vemos trece pilares que significan lo mismo que en el servicio del Tabernáculo: el poder
de expiar la rebelión.
El Segundo Día: Doce es el número de gobierno y administración. El Señor desea que todos Sus
líderes estén en perfecta unidad y en paz con Él, para que Su obra en el ámbito administrativo pueda
funcionar sin tropiezos. Es digno de notar que los reinos de David y Salomón fueron divididos en
distritos administrativos (1 Cr. 27).
El Tercer Día: Once significa pureza o que el liderazgo ha sido purificado.
El Cuarto Día: Diez significa que la Ley fue escrita sobre las tablas de carne del corazón del hombre.
El Quinto Día: Nueve habla de la llenura del Espíritu, desde el aspecto de poder y de la naturaleza de
Dios, así como de la plenitud de los dones y del fruto del Espíritu.
El Sexto Día: Ocho significa que este era un nuevo día y un nuevo comienzo para la vida espiritual de
ellos. Era un tiempo de entrar a un nuevo pacto con el Señor, y de intensa unión y comunión espiritual.
El Séptimo Día: Siete toros jóvenes eran ofrecidos, hablándonos de la plenitud y la perfección. Dos
carneros eran ofrecidos, representando la consagración. Catorce corderos sin mancha, equivalente a
dos veces siete (1 R. 8:65) y hablándonos del testimonio de la belleza y perfección de Cristo, el
Cordero de Dios sin mancha ni defecto. Un cabrito era dado para ser ofrenda por el pecado. Esta
ofrenda trataba con la naturaleza de pecado, y para nosotros habla de la vida crucificada.
Todo esto era ofrecido con sus ofrendas de granos (Ver Lv. 2), lo que habla del segundo mandamiento:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Como dijo Jesús, si tenemos algo en contra de nuestro prójimo,
primero debemos dejar nuestro sacrificio en el altar, reconciliarnos con nuestro prójimo y luego, venir y
ofrecer nuestro sacrificio (Mt. 5:24). Aun más, “¿Cómo podemos decir que amamos a Dios y sin embargo, aborrecemos a nuestro prójimo?” (1 Jn. 4:20).
Las ofrendas de granos debían ser mezclados con aceite, significando que es solamente por medio del
Espíritu Santo que podemos ofrecernos sin mancha delante de Dios. Tal como Jesús se ofreció a Sí
mismo, por medio del Espíritu, sin mancha ni defecto delante de Dios (He. 9:14). Estas ofrendas debían
ser ofrecidas con vino, hablándonos de la actitud de gozo que debemos tener en el servicio del Señor.
3:5 “Además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová,
y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová”. Los dos corderos eran ofrecidos
cada día de reposo, hablándonos de ofrecernos continuamente a Dios.
La Ofrenda de las Nuevas Lunas, al inicio de cada mes lunar, aparentemente había sido ordenada por
Dios, a través de José (Sal. 81:3-5). Está asociada con el hecho de festejar delante del Señor. Los
detalles son dados en Números 28:11: “Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a
Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto…”
El libro de Esdras
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El significado bíblico de esto es el testimonio del cumplimiento de los dos mandamientos: amar a Dios
y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Romanos 12:1 habla de consagrar la ofrenda, como
vemos en la belleza perfecta del Cordero.
Continuamos en Números 28:12-14:
“Y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada
carnero; y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová. Y sus
libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada
carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada
mes por todos los meses del año.”
Las tres décimas de flor de harina nos hablan del amor de Dios por el hombre (Lv. 14:10). “Amasada
con aceite” nos habla del hecho que debemos estar llenos de la naturaleza de Dios, permitiéndole
permear cada punto de nuestro ser. El número tres también nos habla de nuestro cuerpo, alma y espíritu.
Así, todo nuestro ser está permeado con amor. Un toro joven representa la fuerza. Se nos manda a amar
al Señor con toda nuestra fuerza (Mc. 12:33). El carnero habla de la consagración: guardar los dos
mandamientos de amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
3:6 “Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos
del templo de Jehová no se habían echado todavía”. Estas ofrendas fueron prescritas en Números 29:1-6:
“En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de
siervos haréis; os será día de sonar las trompetas. Y ofreceréis holocausto en olor grato
a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; y la
ofrenda de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada
becerro, dos décimas con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una décima; y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros, además del holocausto del mes
y su ofrenda, y el holocausto continuo y su ofrenda, y sus libaciones conforme a su ley,
como ofrenda encendida a Jehová en olor grato.”
Las trompetas que fueron ordenadas a sonar el primer día del mes como son mencionadas en Números
capítulo 10. Estas eran sonadas por las siguientes razones:
1.
2.
3.
4.
Para llamar a la asamblea a venir a la presencia del Señor.
Para continuar el viaje del campamento, cuando Dios quería que continuaran.
Para convocar a los principales y a los ancianos.
Para ir a la batalla.
Así, en un sentido, el sonar de las trompetas en el primer día del séptimo mes, indicaba que ellos debían
continuar en Dios. Era un inicio nuevo. Por esto, en este punto en la historia de Israel, era el tiempo de
un nuevo inicio. (Para un estudio más profundo, por favor consulte nuestro libro Fiestas y Ofrendas.)
3:7 “Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y
tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de
22
La Era de la Restauración
Ciro rey de Persia acerca de esto”. Este es un cumplimiento parcial de la profecía en Isaías 60:10: “Y
extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena
voluntad tendré de ti misericordia”. Los reyes mencionados fueron Ciro y Darío, de Persia, aunque el
cumplimiento total no será sino hasta el Milenio.
3:8 “En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron
Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los
levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte
años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová.”
La restauración del templo inició en el tiempo de la segunda Pascua, la cual fue reservada para aquellos
que no pudieron celebrar la primera Pascua. Esto en sí es muy interesante, por cuanto la primera generación no había cumplido la ley pero ahora se le estaba dando una segunda oportunidad a Israel. Dios
muchas veces es un Dios de Segundas Oportunidades, pero no debemos abusar de Su bondad. Por favor,
note que esto no sugiere que después de divorciarse una persona puede esperar que un segundo matrimonio, el cual es adulterio, sea bendecido.
Antes de que comenzaran el trabajo de echar los cimientos, los levitas tuvieron que organizar y asegurarse
que todo estaba en orden. Cuando nosotros vamos a edificar la casa de Dios, sea física o espiritual, debemos
preparar a los obreros. Ellos deben estar bien entrenados y ser hábiles para la obra en la casa de Dios.
3:9 “Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo
hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de
Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas”. Es importante notar que incluso el sumo sacerdote se
remangó y se preparó para trabajar con sus manos. Así debe ser la actitud de los ministros de Dios,
siempre que sea posible, mostrar con el ejemplo cómo trabajar en la viña del Señor.
3:10 “Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes
vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a
Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel”. Una parte importante había sido terminada. Los
hijos de Israel se dieron cuenta que el haber terminado de poner los cimientos fue un logro importante.
Todos los que han estado involucrados en un proyecto de construcción saben que la calidad y profundidad de los cimientos determinan la altura a la que uno puede edificar.
Anteriormente, mencionamos la importancia del orden de la restauración. Antes de iniciar cualquier otra
cosa, el altar, representando la alabanza, fue puesto en su lugar. El segundo paso es poner el fundamento.
Ciertamente, las verdades fundamentales son muy importantes. No es bueno, hablando de proseguir hacia
Sion, que nuestro fundamento no sea el correcto. Los fundamentos de una vida piadosa deben estar firmemente enraizados y cimentados en la Palabra de Dios. Cualquier edificio tiene que tener un fundamento, el cual
determinará qué tan alto podrá ser. Esto también se aplica a la vida de un santo. Entre más profundos sean sus
fundamentos en la Palabra de Dios, más alto podrá remontarse a los lugares celestiales.
Queremos poner mucha atención a los fundamentos de la vida cristiana y asimismo poner estos fundamentos:
1. El arrepentimiento de las obras muertas.
2. La fe hacia Dios.
El libro de Esdras
3.
4.
5.
6.
23
La doctrina de los bautismos.
La imposición de manos.
La resurrección de los muertos.
El juicio eterno.
Como ya dijimos antes, y como el apóstol Pablo dijo: “Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite”
(He. 6:1-3). Oremos para que podamos ser un sabio maestro constructor como lo fue el apóstol Pablo,
quien puso un buen fundamento en su congregación, en su propio ministerio y en cada vida que él
pastoreó (1 Co. 3:10).
3:11 “Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para
siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a
Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová”. ¡Es maravilloso cuando los hombres y
las mujeres reconocen que todo lo que hacen en su vida es por la gracia de Dios! Como Pablo declara en
1 Corintios 15:10: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para
conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Ciertamente, el inicio de la restauración del templo fue posible puramente por la gracia de Dios, por cuanto Él
movió el corazón de Ciro para que diera la orden y luego toda provisión necesaria. Como veremos más
adelante, también el hecho de completar la obra fue posible únicamente por Su gracia (Zac. 4:6-9).
3:12 “Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían
visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos
otros daban grandes gritos de alegría”. Aquí vemos una verdad muy importante. Aquellos que vieron
la gloria del Templo de Salomón lloraron por que del Templo Restaurado (o Segundo Templo como fue
llamado) no se comparaba con la del primero. Mencionamos el hecho que esta era fue conocida como el
Periodo de la Restauración y es análogo al de la Era de la Reforma, bajo Martín Lutero. Similarmente,
esa Era no fue comparable a la gloria de la Iglesia del Nuevo Testamento.
Aun queda para la Iglesia del Fin, traer de vuelta la gloria del tiempo del Nuevo Testamento. Aun más,
el Templo de Ezequiel, durante el Reinado Milenial, no solamente tendrá la gloria del Templo de
Salomón sino la sobrepasará. Hubo tres cosas que faltaron en el Templo Restaurado:
1. El Arca del pacto (con el Propiciatorio, que tenía la gloria Shekiná de Dios morando entre los
querubines), hablando de la presencia literal de Dios.
2. El Urim y Tumim: las dos piedras, blanca y negra, que eran dadas al sumo sacerdote. Cuando una
persona venía a buscar al sumo sacerdote ungido, él haría la pregunta que podía ser respondida “sí”
o “no”. El sumo sacerdote metía su mano en el pectoral, como era la costumbre, y sacaba una
piedra que daba la respuesta. En otras palabras, ellos tenían el discernimiento y conocían la
voluntad de Dios en el tabernáculo original de Moisés y en el Templo de Salomón, pero no en
el Templo restaurado.
3. El fuego del altar: el fuego original era divino del cielo, pero el fuego en el nuevo templo fue hecho
por el hombre.
El edificio no se comparaba a la gloria del Templo de Salomón, y aquellas tres bendiciones faltaban; sin
embargo, aun así tuvieron restauración en el templo. Es posible tener una restauración sin esas cosas,
por cuanto es perfectamente Escritural.
24
La Era de la Restauración
Sin embargo, en Hageo 2:3 vemos qué dice Dios acerca de esto: “¿Quién ha quedado entre vosotros
que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora?” En otras palabras, ¿Cuántos de
ustedes vieron el Templo de Salomón?” Obviamente algunos de los que estaban presentas sí vieron el
Templo de Salomón. Dios continúa diciendo: “¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?”
3:13 “Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque
clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos”. La reacción del pueblo fue
abrumadora. Hubo una confusión emocional entre las generaciones. La nueva generación se regocijaba,
mientras que la generación anterior se lamentaba. Por cuanto los jóvenes nunca habían visto el avivamiento, este mover de Dios fue maravilloso, pero los mayores que habían experimentado la realidad del
Templo de Salomón, lloraban con tristeza.
Hasta cierto punto, esto refleja a la Iglesia de los tiempos antes del avivamiento: los jóvenes se regocijan y se gozan por cualquier mover, mientras que los ancianos, que han visto cómo Dios se ha movido en
el pasado, aun tienen pesadez de corazón.
Los ancianos sabían que la plenitud de la restauración no había sido lograda, y que Dios podría hacer
cosas mucho mayores, como dice Isaías 64:4: “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a
Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.”
Para enfatizar esta verdad, el Espíritu Santo hizo que Pablo citara este pasaje en 1 Corintios 2:9. Por lo
tanto, es muy importante que comprendamos que cuando hablamos de avivamiento y restauración, estamos pidiendo algo mucho más grande que la restauración que ellos tuvieron en el tiempo de Zorobabel.
Capítulo 4
La construcción cesa
4:1 “Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de
Jehová Dios de Israel”. Siempre que Dios se mueve de una forma nueva, el enemigo procura contraatacar.
Gran parte del pueblo de Dios no se da cuenta de esto; y por lo tanto, cuando ven dificultades, obstáculos y personas levantándose en contra de ellos muy a menudo sienten que no están en la voluntad de Dios
y ya no siguen adelante con la obra. Así, Satanás obtiene una victoria. En realidad, es lo opuesto. Entre
más grande es la batalla, más importante es la obra que nos ha sido encomendada.
4:2 “Vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros,
porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esarhadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí”.
El enemigo no siempre viene de la misma manera y algunas veces viene disfrazado como alguien que
ayuda. En esta situación en particular, estas personas que estaban procurando ayudar eran descendientes
de las naciones paganas que habían sido plantadas en la tierra de Israel por el rey de Asiria, Esar-hadón.
El rey Esar-hadón sucedió a Senaquerib, cuyo ejército fue herido por el ángel del Señor, cuando estaban
sitiando a Jerusalén en los días de Ezequías, rey de Judá (Is. 37:36-38). Estos paganos hubiera manchado la verdadera alabanza a Dios con sus propias costumbres y hubieran traído confusión a los servicios.
El libro de Esdras
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¡Cuán cuidadosos debemos ser de no tener mezclas en nuestra iglesia, teniendo personas en el liderazgo
que no son salvas o que tienen una visión y unción diferentes a las que Dios nos ha dado!
Los líderes deben tener discernimiento y poner atención a las advertencias que el Señor le dio a Samuel.
El hombre ve la apariencia exterior, pero Dios ve el corazón (1 S. 16:7).
4:3 “Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de
Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia”. Los líderes judíos vieron el ardid del enemigo y
rechazaron su ayuda.
4:4 “Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara”.
Después de haber sido rechazados y de no poder participar de la obra de Dios, el enemigo procuró
destruir la obra. Invariablemente esta será la situación en nuestras iglesias cuando le negamos a una
persona, que no ha sido ordenada por Dios, la petición de tener un puesto en la iglesia.
Puedo testificar de un caso en particular cuando me desempeñaba como pastor asistente. Un joven que
había estado muy cerca del pastor antes de irse a prestar servicio militar, regresó. Quería tener mi
puesto y cuando el pastor se negó diciendo que no cumplía los requisitos como yo, comenzó a enojarse.
Posteriormente, este joven atacó verbalmente al pastor, pero cuando la congregación nos apoyó al
pastor y a mí, se fue de la iglesia y se convirtió en un sacerdote católico. Lo último que supe de él fue
que estaba bebiendo mucho y fumando.
Los líderes deben ser firmes y resueltos, no deben ser arrastrados por los argumentos del hombre. En el
caso que hemos compartido, si el pastor hubiera cedido, ese joven probablemente hubiera guiado a los
jóvenes por la senda mundana de beber y fumar, y hubiese llevado a muchos al dolor.
4:5 “Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de
Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia”. Lamentablemente, es muy probable que
en algún momento de su vida, el ministro se vea involucrado en una demanda legal. Muchos abogados
impíos (la única profesión condenada por Cristo, Lucas 11:45-46) comercian con los sufrimientos y la
mala fortuna de otros. Los precios que cobran usualmente son excesivos y no les garantizan el éxito a las
personas que representan.
A menudo se ha dicho que la única persona que se beneficia de una demanda es el abogado. Sin embargo, los abogados que son inescrupulosos incurren en la indignación justa del Juez de toda la tierra, ante
quien deberán presentarse, como todo el resto de la humanidad lo hará también. Naturalmente, hay
abogados que son la excepción a la regla, pero son muy pocos.
Una de las tácticas más usadas por los abogados es procrastinar y así alargar el caso. Esto fue lo
que estos abogados, contratados por los enemigos de Judá, hicieron exitosamente. El aspecto sorprendente de su caso fue que pudieron oponerse al decreto de Ciro, quien había sido levantado por
Dios para reedificar el Templo. Nunca debemos subestimar el poder de los abogados, porque
muchos harán cualquier cosa menos asistir la justicia. Ellos estorbaron la reedificación por un
periodo de 16 años, durante el reinado de Ciro, Cambises y Smerdis, hasta el segundo año del
reinado de Darío, en el año 520 a.C.
26
La Era de la Restauración
4:6 “Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los
habitantes de Judá y de Jerusalén”. Asuero reinó del año 486 al 465 a.C. Su nombre griego era Jerjes
y fue el esposo de Ester (por favor vea nuestro libro titulado Ester, para un estudio más profundo).
Iniciando con este versículo hasta el 23, tenemos una interposición cronológica de eventos; este es un
periodo posterior que habla de la oposición para edificar los muros de la ciudad, que debe colocarse
entre los capítulos 6 y 7 (vea la introducción al capítulo 7).
4:7 “También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros
suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo”. Artajerjes
reinó desde el año 465 al 423 a.C. En los manuscritos originales, este pasaje fue escrito en arameo y no
en hebreo, porque era correspondencia gubernamental con el rey.
4:8 “Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes”.
Estos eran lo gobernantes del pueblo que había sido llevado a la tierra de Samaria, que está en la parte
norte de Israel, diferente al reino del Sur, Judá. Judá era el área que estaba siendo repoblada por los
judíos que estaban regresando de Babilonia, en el tiempo de esta migración bajo Zorobabel.
4:9 “En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los
jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas”.
Aquí tenemos una lista de las naciones que habían sido desarraigadas de su propia tierra en el tiempo de
Asurbanipal, quien reinó (de 669-627 a.C.) virtualmente como el último rey poderoso de Asiria. La
nación al igual que Nínive, la ciudad capital, cayeron 15 años después, en manos de Nabucodonosor en
el año 612 a.C. Estas naciones paganas vinieron principalmente de las tierras al norte de Israel y casi
hasta los límites con la India.
4:10 “y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río”. Estas naciones obviamente no tenían
lealtad alguna hacia los hijos de Israel y vieron sus raíces en las tierras de Asiria, ahora gobernadas por los
persas, ya que algunos, de hecho, eran aliados históricamente a los persas, como en el caso de los elamitas.
4:11 “Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río
te saludan”. El río aquí mencionado es el Eufrates. Es el límite norte de la tierra prometida a Abraham
(Gn. 15:18) y fue el límite durante el reinado de David.
4:12 “Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican
la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos”. Esto se refiere al tiempo
de la reedificación de la ciudad de Jerusalén y es una confirmación de la profecía de Daniel 9:25:
“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro
en tiempos angustiosos”.
4:13 “Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado”. Históricamente, esto era verdad, porque los judíos en un sentido, siempre tuvieron una naturaleza rebelde hacía
El libro de Esdras
27
aquellos que los conquistaban. Muchos de los reyes de Judá, tales como Ezequías y Sedequías, se
negaron a pagar tributo monetario a sus amos, los asirios del pasado. Además, ellos se rebelaron en
contra del rey de Babilonia, Nabucodonosor. Su carta continúa en los siguientes versículos.
4:14 “Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual
hemos enviado a hacerlo saber al rey”. Estos eran empleados pagados del rey y del gobierno del
Imperio Persa. Por lo tanto, era su deber reportarle al rey cualquier actividad, que en su opinión, sería
de peligro para los ingresos y la paz de sus territorios.
Aquí vemos que la función normal del gobierno fue usada por el maligno para procurar estorbar los planes de
Dios. Debemos poner atención a estos métodos, porque también las leyes normales de una nación pueden
ciertamente ser usadas para retrasar los planes de Dios en nuestra vida o en la vida de la congregación local.
4:15 “Para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las
memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y
que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida”. El
canciller y el primer secretario hicieron una apelación usando los registros nacionales para sustentar su
queja y petición.
Ciertamente, Jerusalén había sido destruida porque el pacto entre Sedequías y Nabucodonosor fue roto
(2 Cr. 36:13). Él se había rebelado en contra del rey Nabucodonosor, quien lo había hecho jurar por
Dios que guardaría su parte de este tratado. Sedequías había decididamente rechazado obedecer al
Señor Dios de Israel y se rebeló en contra del rey Nabucodonosor.
4:16 “Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de
más allá del río no será tuya”. Esta declaración del gobierno oficial era falsa. Zorobabel no había
recibido la comisión de Dios de rebelarse en contra de la autoridad del rey de Persia, tampoco Jeremías
la recibió años después.
4:17-18 “El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros
suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz. La carta que nos enviasteis
fue leída claramente delante de mí”. El rey les avisa que recibió la carta de Rehum y la de los otros.
4:19 “Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se
levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición”. El rey mandó que se buscaran
diligentemente todos los registros gubernamentales, para ver si este cargo era legítimo o no.
Ciertamente, ningún registro de los reyes paganos hubiese sido favorable hacia Israel, a quienes ellos
consideraban un estorbo en sus sueños de expansión, de invadir y capturar las tierras mucho más valiosas de Egipto y Etiopía.
4:20-21 “Y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se
les pagaba tributo, impuesto y rentas. Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa
ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden”. Es interesante, como veremos más adelante en
el libro de Nehemías, que este mismo rey fue quien revirtiendo su orden anterior dio el mandato de edificar
los muros de la ciudad, para que fuera reedificada en el vigésimo año de su reinado (Neh. 2:1-8).
28
La Era de la Restauración
Dios cambió el corazón de este rey, tal como lo hizo más adelante en la Era de la Iglesia con el rey Enrique
VIII, a quien el Señor también cambió su corazón para que mandara anular su propia orden de destruir la
Biblia en inglés, y a cambió mandó que se colocara una copia en todos los púlpitos de la nación.
Ciertamente, como está escrito en Proverbios 21:1: “En las manos del Señor el corazón del rey es como
un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado” (NVI). Que esto sea consuelo para nosotros, sabiendo
hoy, que los líderes de nuestro mundo están en la mano del Señor y que ninguna decisión se tomará, a
menos que el Señor la permita.
4:22-23 “Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de
los reyes? Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de
Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron
cesar con poder y violencia”. Como ya dijimos anteriormente, estos eventos ocurrieron en el reinado
de Artajerjes y se aplicaron a la reconstrucción de los muros de la ciudad.
4:24 “Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el
año segundo del reinado de Darío rey de Persia”. Ahora el texto se revierte al tiempo de Zorobabel y
la restauración del Templo. Así, ahora llegamos al año 520 a.C.
Capítulo 5
El año de los profetas
El enemigo puede detener la obra de Dios por un tiempo, pero no puede evitar que finalmente se
cumpla. La obra de Dios se cumplirá. Para asegurar la reedificación del Templo, Dios hizo que Sus
profetas instaran al pueblo a hacer la obra que Él había determinado que ellos hicieran, para que
así Sus planes pudieran continuar.
Debemos poner suma atención a las palabras del buen rey Josafat, en 2 Crónicas 20:20: “…Creed en
Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados”. Esto es exactamente lo que los líderes de los judíos hicieron y ellos fueron prosperados.
5:1 “Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y
en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos”. Las profecías de Hageo fueron
severas concernientes a la actitud de los judíos que se estaban recostando en sus lujosas y bien amuebladas casas, diciendo que el tiempo para que la casa del Señor fuese edificada aún no había llegado (Hag.
1:2). Por esto, Hageo tuvo que despertarlos del letargo en el que se encontraban.
En el cuarto día del décimo primer mes del segundo año de Darío, Dios habló por medio de Zacarías
con palabras buenas y consoladoras, diciendo: “Mi casa será edificada en Jerusalén” (Zac. 1:16).
5:2 “Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a
reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban”. Las manos de los líderes fueron fortalecidas por la palabra profética de exhortación.
Es importante que los pastores y líderes de la iglesia, estén rodeados de profetas y profetizas de buena
reputación, que les puedan dar una palabra a tiempo y que puedan animarlos cuando haya que edificar en
las propiedades de la iglesia.
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El libro de Esdras
El edificar en las propiedades de la iglesia es un tiempo en el que el enemigo pone más presión sobre el
liderazgo. Algunos líderes han experimentado colapsos mentales, morales y espirituales durante estos periodos, porque no han sido revestidos con suficiente oración y palabra profética de los miembros de la iglesia.
5:3 “En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus
compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos
muros?” Sin duda, los oficiales del gobierno eran los responsables de un edificio con tales dimensiones, así que ellos averiguaron diligentemente acerca de los permisos necesarios para esta empresa.
5:4 “Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio?”
Ellos procuraron obtener los nombres de los líderes que habían iniciado esta obra.
5:5 “Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que
el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto”. Aunque el gobernador
sirio local trató de detener la obra usando amenazas, el Espíritu del Señor fortaleció a los líderes y
ellos continuaron con la obra con la seguridad de que la mano del Señor estaba sobre ellos. Como
resultado, el gobernador local hizo una petición al rey Darío.
5:6 “Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros
los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío”. Darío había sido rey por
apenas dos años. Sin embargo, en esos dos años, había peleado unas 19 batallas para asegurar su
sucesión al trono persa, por cuanto él no estaba en la línea directa de Ciro, el padre de la Persia
moderna. Por esto, Darío debe haber sido muy rápido y atento a percibir cualquier amenaza a su autoridad, tal como la edificación de tan notable edificio.
5:7 “Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz”. Por la forma en la que los
oficiales se estaban dirigiendo al rey, ellos estaban tratando de confirmarle que lo que intentaban era
asegurar la estabilidad del reino en tiempos tan peligrosos.
5:8 “Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica
con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y
prospera en sus manos”. Un hecho que puede ser confirmado con certeza alrededor de todo el mundo, es
que cuando una nación, un pueblo, una comunidad o una iglesia encuentra el favor de Dios, prospera naturalmente después de un tiempo de tribulación y de limpieza. Tal fue el caso del templo, durante este periodo.
5:9-10 “Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar
esta casa y para levantar estos muros? Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber,
para escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos”.
La actitud normal de cualquier oficial del gobierno es asegurarse que la información dirigida al rey,
sobre la cual él debe tomar una decisión, esté bien documentada. Por esto, nosotros, de la misma forma,
debemos asegurarnos de tener secretarias que mantienen buenos registros.
Respuesta y confesión de los judíos
5:11 “Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y
reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran
30
La Era de la Restauración
rey de Israel”. La atracción a la historia es algo muy fuerte entre los judíos. De hecho, ellos se involucraron
tanto en lo que Pablo llamó genealogías interminables, que en su carta a Timoteo, su hijo espiritual, le
dio la siguiente orden: “ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas
más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora”. (1 Ti. 1:4).
Sin embargo, en este caso, la respuesta de los judíos fue perfectamente válida, y ellos la revelaron para
su propia vergüenza. Muchos cristianos caen en esta trampa, morando en las glorias pasadas de sus
iglesias, en lugar de vivir en el presente con un nuevo mover del Espíritu y con verdades frescas que el
Señor les esté hablando hoy.
Algunas veces es bueno ver hacia atrás, en nuestra vida y en la vida de nuestra iglesia, para ver qué ha
prometido Dios a la congregación en profecía o a través de la Escritura. Es necesario ver qué tan cortos
nos hemos quedado algunas veces, debido al pecado dentro del campamento o por una actitud de
Laodicea: una contentamiento no piadoso con tener un lugar más bajo del que Dios ha ofrecido.
El gran rey fue nada menos que el rey Salomón, quien fue conocido, no solamente en la historia judía,
sino en todos los otros reinos paganos de esos días.
5:12 “Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano
de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a
Babilonia”. Aquí tenemos el claro reconocimiento de los pecados de los ancestros. A menudo nosotros
sufrimos como iglesia o nación, por causa de las malas acciones de generaciones previas.
El Señor Jesucristo dio testimonio de esto, cuando dijo, hablándole a Jerusalén: “para que venga sobre
vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta
la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo
que todo esto vendrá sobre esta generación” (Mt. 23:35-36).
Yo también puedo dar testimonio de esto, con un pequeño ejemplo de una experiencia que tuve en una
iglesia a donde fui invitado a ministrar. En los servicios, Dios se movía poco o nada. Al preguntarle al
Señor, Él me indicó que el pecado de adulterio cometido por el pastor anterior y su secretaria, en la
propiedad de la iglesia, había contaminado de tal manera el edificio que era como si la lepra hubiera
carcomido las paredes de la iglesia. El remedio era derribar el edificio. Esto se logró vendiendo el
edificio a una empresa secular que quería la tierra para construir otro edificio que supliera sus necesidades. La congregación se trasladó a otro lugar y vino el avivamiento. Cuando un obstáculo ha sido
revelado y removido, Dios se mueve nuevamente.
5:13 “Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta
casa de Dios fuese reedificada”. Este fue el cumplimiento de la profecía en Isaías 44:28, como está
registrado en Esdras 1:1.
5:14 “También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado
del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó
del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador” Esto
también está registrado en Esdras 1:7-11.
31
El libro de Esdras
5:15 “Y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada
la casa de Dios en su lugar”. El claro decreto de Ciro también está registrado en Esdras 1:2. Ciertamente, fue el fundamento sobre el cual los judíos actuaron, porque no era el decreto de un simple mortal,
sino un decreto ordenado y declarado por Dios. Es bueno que nosotros tengamos un claro fundamento
para todas nuestras acciones.
5:16 “Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén,
y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida”. El conocimiento del retraso de
unos 16 años fue notado. Este retraso, en parte, fue culpa de las autoridades del gobierno persa, por
cuanto permitieron que las tácticas de los abogados causaran un retraso. La culpa también recaía en la
respuesta aletargada de los judíos, que no procuraron activamente continuar con la edificación de los
cimientos ni contraatacaron los argumentos de los abogados de sus enemigos, orando y pidiendo por el
contrario que el gobierno de Babilonia rechazara tales peticiones.
5:17 “Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en
Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para reedificar esta casa de Dios en
Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto”.
El derecho por precedencia tiene mucho peso en los asuntos de la ley. Siempre es bueno asegurarnos
que hacemos las cosas bien ante la ley para proteger los derechos de futuras generaciones en la Iglesia.
Si somos puestos a prueba, estos derechos pueden ser respaldados por haber recibido en el pasado la
documentación necesaria y los permisos correspondientes de los oficiales gubernamentales.
Recuerdo bien a un amado pastor, quien al abrir una guardería para niños, fue instruido por el Espíritu Santo
a seguir todas las leyes de los oficiales del lugar. El haber obedecido lo ha mantenido en muy buena posición
a los ojos de ellos, a través de las subsecuentes inspecciones de la propiedad y de las instalaciones.
Capítulo 6
El Templo es completado
El testimonio del rey Darío
6:1 “Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los
tesoros allí en Babilonia”. En la antigüedad, se tenía gran cuidado de mantener registros de todos los
decretos de los reyes.
Esto es probado, en relación a los reyes de Judá e Israel, con muchas referencias encontradas en la
Palabra, tales como 2 Crónicas 24:27, en donde se habla de Joás: “En cuanto a los hijos de Joás, y la
multiplicación que hizo de las rentas, y la restauración de la casa de Jehová, he aquí está escrito en la
historia del libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo”.
6:2 “Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual
estaba escrito así: Memoria:” Aparentemente, hubo muchos lugares en donde registros de este tipo
eran archivados, y fue solamente después de una búsqueda diligente que éstos pudieron ser localizados
en la provincia natal de Ciro.
32
La Era de la Restauración
Aparentemente, el Imperio Persa tenía tres capitales (cuatro si incluimos Babilonia, ya que en Esdras
5:13, Ciro es llamado específicamente rey de Babilonia). La búsqueda también fue iniciada por las
órdenes de Darío. Las otras capitales eran las siguientes:
1. Persépolis: la capital ceremonial que era reconocida en la cultura persa y fue destruida
por Alejandro Magno.
2. Susa o Shusha: la capital de los elamitas que, en el tiempo de Ester, se convirtió en la capital
administrativa de todo el Imperio Persa.
3. Acmeta: la capital del Imperio Medo, en donde fue encontrado el libro (rollo).
(Debemos recordar que en ese tiempo los registros eran guardados en rollos, porque los libros fueron
inventados mucho tiempo después de Jesús.)
6:3 “En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual
estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que
sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura”.
El decreto de Ciro fue preciso, tal como debe ser el mandato de un rey, y nos muestra las dimensiones
del Segundo Templo (así se le llamó al Templo de Salomón restaurado). Estas medidas parecen diferir
de las medidas del Templo original, según los detalles dados en 2 Crónicas 3:3, donde se especifica que
la anchura debía ser de 20 codos y la altura del pórtico debía ser de 120 codos. En el Templo de
Salomón, todo debía estar recubierto de oro puro, mientras que no se hizo tal provisión para el Segundo
Templo. Sin embargo, al continuar leyendo, vemos que los cimientos sí fueron muy buenos.
6:4 “Y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el
tesoro del rey”. El rey tuvo por intención sufragar todo el costo del edificio, que era su ofrenda al único
y verdadero Dios de los cielos y la tierra.
6:5 “Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del
templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo
que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios”. El decreto de Darío fue dado y así se
sostuvo el decreto original de Ciro. Todas las vasijas originales debían ser restauradas. Además, dio
instrucciones a sus oficiales que no obstaculizaran, sino que ofrecieran toda la ayuda posible a los
constructores del templo. Vemos a Darío aquí, como alguien que desea ser identificado con Ciro, y
procura confirmarse a sí mismo como un heredero digno del gran Rey.
6:6-8 “Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar- boznai, y vuestros compañeros
los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí. Dejad que se haga la obra de esa
casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su
lugar. Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para
reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río,
sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra”.
También parece que el corazón de Darío había sido aprehendido por el decreto de Ciro y creía que el
Dios de los judíos era de hecho el único y verdadero Dios viviente. Sorprendentemente, los reyes de
Persia: Ciro, Darío y más adelante Asuero, todos favorecieron a los judíos (Esd. 7:1; Neh. 2:1; Est. 8:1).
El libro de Esdras
33
6:9 “Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal,
vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin
obstáculo alguno”. No solamente se debía edificar el Templo a expensas del rey, sino también todos los
sacrificios debían ser provistos. Todo debía provenir de sus tesoros. ¡Qué maravilloso es nuestro Jehová
Jireh, Quien usa a los paganos para proveer para la obra que Él desea que Su pueblo complete!
6:10 “Para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus
hijos”. Darío deseaba que él y sus hijos fueran constantemente recordados de forma favorable, por el
único y verdadero Dios.
6:11 “También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un
madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto”. Los castigos
que estos reyes decretaron sobre aquellos que se les opusieran eran muy severos, pero en realidad cualquiera
que se atreviera a retrasar la construcción de templo se estaría oponiendo al Dios Todopoderoso.
Debemos detenernos aquí para considerar este pensamiento: cuando Dios se levanta en el poder de
avivamiento, aquellos que han vivido en la luz y luego han elegido pecar, sufren un castigo mucho mayor
que aquellos que han vivido en tiempos de relativa oscuridad espiritual.
Veremos la mano de Dios moverse en estos tiempos del fin, tal como lo hizo en la Iglesia Primitiva. No
solamente hubo grandes manifestaciones de Su poder para sanar, sino también hubo juicios solemnes,
como aquellos que cayeron sobre Ananías y Safira, en Hechos capítulo 5.
6:12 “Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano
para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea
cumplido prontamente”. Nuevamente, encontramos que es pronunciado un juicio sobre aquellos que se
atrevieran a cambiar las medidas del templo.
Esta verdad se traslada a la teología de la Iglesia, diciendo que aquellos que busquen cambiar la
doctrina de la Iglesia enseñando un evangelio diluido y alterando así la medida espiritual de Su pueblo,
están en peligro de recibir Su ira. Esto es confirmado en Apocalipsis 22:19: “Y si alguno quitare de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de
las cosas que están escritas en este libro”. Su bendición es dada a aquellos que fielmente sostienen todo
el consejo de Dios.
6:13 “Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron
puntualmente según el rey Darío había ordenado”. Por misericordia, los oficiales gubernamentales se
movieron con el debido apresto para implementar las órdenes del rey.
De forma mínima, yo sufrí en manos de los oficiales de un país, y requirió de la intervención de
oficiales gubernamentales más altos para que me dieran una visa. De hecho, el Señor movió a los
oficiales gubernamentales superiores para castigar a los oficiales locales que me habían tratado injustamente. Amado, Dios controla a los gobiernos de este mundo y no titubea para mostrarse a Sí mismo
poderoso a favor de aquellos cuyo corazón es perfecto con Él (2 Cr. 16:9).
6:14 “Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta
Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por
34
La Era de la Restauración
mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia”. Artajerjes no estuvo involucrado en la
edificación del Templo, ya que éste fue terminado en el año 516 a.C., y él no comenzó su reinado sino hasta el
año 464 a.C. Él es incluido porque fue responsable del decreto de reedificar los muros y calles de Jerusalén.
Una de las promesas más preciosas de la Palabra de Dios está registrada en Zacarías 4:9: “Las manos
de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los
ejércitos me envió a vosotros”.
Uno de los títulos del Señor Jesús es “…el Alfa y la Omega, principio y fin… el que es y que era y que
ha de venir, el Todopoderoso” (Ap. 1:8).
Nosotros también tenemos esta promesa para nuestra vida, como está registrada en Filipenses 1:6:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el
día de Jesucristo”. Cuando el Señor comienza una obra en y a través de nosotros, Él ciertamente la
terminará, tal como Él lo hizo en el Templo por medio de Zorobabel. ¡Alabado sea el Señor!
6:15 “Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey
Darío”. Otro factor que prueba que el Segundo Templo no era tan grandioso como el de Salomón, es
que se necesitaron siete años para terminar el Templo de Salomón mientras que este templo solamente
requirió de cuatro años.
6:16 “Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la
cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo”. Incluso una restauración parcial es
una buena noticia, y así estos amados ministros de Dios se regocijaron en el avivamiento de la presencia
de Dios en la tierra.
Nosotros también debemos tener gratitud por cualquier mover nuevo de Dios, sin importar el hecho que
no es la plenitud de la gloriosa lluvia tardía que está prometida para el derramamiento del Fin. Como el
profeta dice, no debemos menospreciar el día de las pequeñeces (Zac. 4:10).
6:17 “Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las
tribus de Israel”. Cien es el número de la plenitud refiriéndose a que la vida de una persona sea
fructífera (Gn. 26:12; Mt. 13:8). Doscientos es la recompensa de un siervo fiel.
Cuatrocientos es fruto universal, porque cuatro es el número de los puntos cardinales: norte, sur, este y
oeste. Doce machos cabríos son el símbolo de la ofrenda por el pecado para expiar la rebelión del
liderazgo, por cuanto todas las tribus se habían rebelado en contra de Dios, en los siglos pasados,
cuando estaban en la tierra de Israel. Así, una cabra era para cada una de las tribus.
6:18 “Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios
en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés”. Estas directrices son dadas con más detalle
en 1 Crónicas capítulo 24, en el tiempo de David. Es suficiente decir que todos los servicios del templo
fueron reinstituidos acorde a la orden divina. Debemos, por la gracia de Dios, procurar esperar en el
Señor para asegurar que todas las funciones y todos los oficios en la Iglesia estén ocupados por aquellas
personas que Dios ha elegido; personas que estén fluyendo bajo la unción y la dirección del Señor.
El libro de Esdras
35
6:19 “También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero”.
Ahora, la Fiesta de la Pascua es análoga a la experiencia espiritual de la salvación. Siempre debemos
procurar presentar el mensaje de la salvación en los servicios apropiados, para que los no regenerados
puedan llegar al conocimiento salvador de Jesucristo, nuestro Salvador.
He notado que entre las iglesias que buscan los mensajes más profundos, a veces se descuida la comisión permanente en Mateo 28:19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Pongamos atención y procuremos alimentar a
la familia de Dios, dando la leche así como la carne de la Palabra (He. 5:12-14), ofreciendo cosas
nuevas y viejas (Mt. 13:52).
6:20-21 “Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y
sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por
sí mismos. Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se
habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel”.
Aquí encontramos en cierto sentido, que los hijos de Israel fueron limpiados de sus caminos descarriados.
También nosotros en nuestros servicios, siempre debemos darle la oportunidad al descarriado de ser
limpiado de cualquiera que haya sido su caída, para que él pueda restaurar su comunión con el Señor y
la comunión con los creyentes. Estos pasos de regreso del descarriado son dados en Oseas 14:1-2:
“Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de
súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda
de nuestros labios”.
6:22 “Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto
Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus
manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel”. En relación a la salvación, el Señor dijo en
Lucas 15:7: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por
noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.
Por lo tanto, podemos regocijarnos en gran manera por nuestra salvación y procurar orar por los otros
que han perdido su gozo. Sabemos que el rey David había perdido el gozo de su salvación y oró, en el
Salmo 51:12: “Devuélveme el gozo de tu salvación y espíritu nobleN.T. me sustente” (RVA). Al concluir
con esta sección del Libro de Esdras, nosotros también maravillémonos con un gozo santo de que el
corazón de aquellos que se nos oponen, como el rey Darío se opuso a los judíos, puede cambiar para
asistirnos en la expansión de la obra que Dios nos ha confiado.
N.T. En inglés la palabra usada en la Biblia King James es “free spirit”, que traducido es “espíritu libre”.
36
La Era de la Restauración
El libro de Esdras
37
PARTE III
El segundo regreso
Entre el relato del primer regreso bajo el mando de Zorobabel y el segundo, bajo Esdras, hubo un
periodo de casi 60 años. En este periodo tenemos la vida y el reinado de Ester, quien se casó con
Asuero. El imperio de Asuero se extendió desde la India hasta Etiopía (Est. 1:1) y él reinó del año 486
al 464 a.C., entre los reinados de Darío y Artajerjes I.
En esta sección del libro se nos presenta a Esdras, a quien se le dio el crédito de escribir gran parte del
Antiguo Testamento, especialmente los libros históricos. Asimismo, algunos de los salmos le son atribuidos, aunque en nuestra Biblia son anónimos. Esdras fue un hombre de talentos extraordinarios y celo
por la obra de Dios.
Esdras es llamado un escriba diligente, dando a entender que él tenía la habilidad de interpretar el
sentido espiritual de las Escrituras. Sus contemporáneos y las generaciones siguientes, todos lo tuvieron
en tan alta estima que lo llamaron el Segundo Moisés. Su misión fue poner en orden la adoración del
Templo, y el orden que estableció permaneció así hasta la caída de Jerusalén y la destrucción final del
Templo en el año 70 d.C. También promovió la santidad en relación al matrimonio y echó de en medio
de ellos a todas las esposas paganas de los judíos.
La porción de este libro de Esdras es valiosa para ayudarnos, en nuestra generación, a ver y comprender
las claves de la restauración de la Iglesia y de todo lo que Dios ha planificado en estos Tiempos del Fin.
Sólo por un momento, observemos el Tabernáculo de Moisés y cómo representa las verdades del Nuevo
Testamento acerca de la restauración y la adoración espiritual. En tipo, este Tabernáculo fue cumplido
por Cristo y también debe ser cumplido por la Iglesia, así como por cada creyente en lo individual.
El Tabernáculo de Moisés tenía siete muebles. Primero, está el Altar que habla de la salvación y del
sacrificio de nuestro Señor Jesucristo por nuestros pecados. Esto anuncia lo que veremos en los Tiempos del Fin, durante la gran cosecha de almas. El Lavacro es el segundo mueble, representando el
Bautismo en Agua y la Palabra de Dios. El Bautismo en Agua, como el Señor Jesucristo dijo, nos es
dado para cumplir toda justicia. Veremos multitudes sobre multitudes siendo bautizadas en agua, mostrando su deseo y determinación de seguir adelante con el Señor.
Tercero, está el candelabro, que habla de la unción de los siete Espíritus del Señor. Hasta cierto punto,
vemos estas unciones moviéndose en nuestra vida. Las encontramos en Isaías 11:2: “Y reposará sobre él
el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de
conocimiento y de temor de Jehová”. Estas unciones estuvieron sobre el Señor Jesús sin medida, y a
través de ellas, Él realizó grandes señales y maravillas.
38
La Era de la Restauración
¡Yo creo que en los tiempos del fin veremos a los Siete Espíritus del Señor moverse de una forma como
nunca antes hemos experimentado en la Iglesia de Jesucristo! Está el Espíritu del Señor que es la unción
para predicar. Veremos gran convicción surgir cuando la Palabra de Dios se predique. Gran sabiduría
será manifestada. Conoceremos y comprenderemos, como nunca antes, los caminos de Dios. El Espíritu
de consejo caerá sobre nosotros de tal manera que sabremos exactamente qué quiere Dios que hagamos.
Veremos el Espíritu de Poder; el poder de Dios desatado en la Iglesia. Veremos poderosas señales y
maravillas por medio del Espíritu de Poder, así como el temor de Dios y una liberación de conocimiento (Dn. 12:4). ¡Amén!
El siguiente mueble es la Mesa de los Panes de la Proposición, representando a Jesús como el Pan de
vida: la Palabra hecha carne. Creo con todo mi corazón que vamos a experimentar tal revelación de
Cristo que también nosotros seremos pan partido para las naciones. El quinto mueble, el Altar del
Incienso, habla de la oración intercesora que hace que uno se acerque más y más al Señor y que comprenda lo que Él está diciendo. Por medio de la intercesión, uno puede hacer que se cumplan aquellas
cosas que Él ha hablado. Necesitamos que Él nos hable y nos dé una visión, pero esa visión también
debe nacer por medio de la oración.
El sexto mueble es el Arca del Pacto, hablando de las leyes escritas sobre las tablas de carne de
nuestro corazón. Finalmente, el séptimo mueble es el Propiciatorio. Sobre el Propiciatorio reposaba la gloria de Dios: ¡la gloria Shekinah! Al ver Números 7:89, encontramos que Dios en realidad
habló desde el Propiciatorio. ¡Nosotros anhelamos escuchar la voz de Dios de una manera como
nunca antes lo hemos hecho!
La forma en que el Nuevo Testamento cumple la adoración del Templo revelada a Israel en el
Antiguo Testamento es explicada, hasta cierto punto, por Pablo en 2 Corintios 6:16: “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su
Dios, Y ellos serán mi pueblo”. Yo creo que tendremos una revelación como nunca antes hemos
tenido, no sólo de Cristo, sino también del Padre y del Espíritu Santo. Creo que veremos a la
Trinidad caminar en Sus “templos” en los Tiempos del Fin. Estaremos muy conscientes de la presencia de Dios.
El Tabernáculo de David fue la siguiente morada y sólo contenía el Arca del Pacto. Vemos que el Arca
del Pacto ya no es mencionada después del sitio babilónico. El Tabernáculo de David era una tienda
sobre el monte de Sion, que alojó el Arca del Pacto. Fue allí a donde el rey David acostumbraba ir y
sentarse delante del Señor.
En Amós 9:11, hay una palabra profética que dice: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído
de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado”.
Esta profecía fue citada por el apóstol Jacobo en Hechos 15:16-17: “Después de esto volveré Y
reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,
Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre”.
Hay una clara promesa para la Iglesia del Fin que dice que Dios edificará nuevamente el Tabernáculo
de David. Ahora estudiaremos los capítulos de 7 al 10 de Esdras para examinar las claves de la restauración de la Iglesia en estos Tiempos del Fin.
39
El libro de Esdras
Capítulo 7
La genealogía, vida y ministerio de Esdras
7:1 “Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de
Azarías, hijo de Hilcías”. Esta genealogía es incompleta ya que entre el Éxodo (1,427 a.C.) y el regreso
al mando de Esdras, que fue en el séptimo año del reinado de Artajerjes (ref. 458 a.C.), hubo aproximadamente 1,000 años.
Uno de los intervalos puede ser cubierto con 1 Crónicas 6:7-10, que proporciona seis nombres entre
Meraiot y Azarías (Esd. 7:3). Otro intervalo probablemente ocurre entre Seraías (Esd. 7:1) y Esdras
mismo, por cuanto Seraías parece ser el sumo sacerdote en el tiempo de Sedequías, quien vivió por lo
menos 130 años antes de Esdras. Posiblemente faltan tres o cuatro nombres en este intervalo. Otro
nombre, Meraiot, puede obtenerse de 1 Crónicas 9:11, entre Sadoc y Ahitob (Esd. 7:2). Esto daría un
total de 26 nombres, lo que es probablemente el número correcto.
Debemos darnos cuenta que todas las Escrituras son dadas por la inspiración del Espíritu Santo y por
esto, las omisiones son necesarias para enfatizar una verdad espiritual. Solamente 17 nombres aparecen
entre Aarón y Esdras (incluyendo a Esdras).
Esto es significativo a la luz de las otras listas de 17 en la Palabra de Dios. Por ejemplo, en Ezequiel
18:15-17, hay una lista de 17 virtudes que posee un hombre justo. En Romanos 8:35 y 38-39, hay 17
diferentes pruebas a las que nos enfrentamos pero que no pueden mantenernos alejados del amor de
Dios. En Gálatas 5:19-21, hay 17 pecados que nos separan de Dios. Diecisiete representa la perfección
moral y espiritual. Por eso, estos 17 sacerdotes nombrados son aquellos contados dignos de ser incluidos
entre los 17 nombres desde Aarón hasta Esdras. Comprendamos que esto se aplica también a nuestra vida.
En lugar de ser reconocidos por el hombre por tener posiciones terrenales durante nuestra vida, queremos ser reconocidos por Dios e incluidos en la lista de los pastores fieles en Su Libro para la eternidad.
Poco, o nada, se sabe de la vida de estos sacerdotes con la notable excepción de los pocos que son
mencionados en los siguientes versículos.
7:2 “Hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob”. Sadoc recibió una mención honrosa, fue llamado
un sacerdote fiel durante el reinado de David y se le confió el servicio del Tabernáculo de Moisés, en
Gabaa. Él, junto a Natán, ungió a Salomón para ser el próximo rey. Su fidelidad continuó por muchas
generaciones, a través de sus hijos, quienes tendrán el privilegio de acercarse y ministrar al Señor en el
Templo del Milenio (Ez.43). Ellos son levantados como ejemplo para todos los ministros para que así
podamos ver la recompensa dada a los sacerdotes fieles.
7:3-5 “Hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui,
hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote”. Finees, debido al
celo que tuvo por Dios al matar a un hombre israelita que abierta y desdeñosamente desafió a Dios trayendo
a una mujer madianita a su tienda, recibió un sacerdocio eterno, como ahora leemos en Números 25: 10-13:
“Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón,
ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no
he consumido en mi celo a los hijos de Israel. Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto
40
La Era de la Restauración
de paz con él; y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo,
por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel”.
Aarón era el hermano mayor de Moisés y un descendiente de Leví. Él fue el primer sumo sacerdote y sus
descendientes se convirtieron en la tribu sacerdotal.
Aarón entró con Moisés a la presencia de Faraón y realizaron aquellas portentosas señales delante del
rey de Egipto. A pesar de que él se rebeló en el Sinaí, al hacer el becerro fundido (Ex. 32), y que pecó
con María al criticar a Moisés, él fue llamado un santo del Señor en el Salmo 106:16. Nuevamente
tenemos un hermoso ejemplo del amor redentor y misericordioso de Dios.
Eleazar, el tercer hijo de Aarón y sobrino de Moisés, sucedió a su padre durante la vida de Moisés. Sus
dos hermanos mayores, Nadab y Abiú, habían tomado sus incensarios y ofrecieron fuego extraño delante
del Señor. “Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová” (Lv. 10:2).
Esta es una advertencia solemne para nosotros: no ofrezcamos una adoración falsa delante del Señor,
porque esto es una abominación ante Su santidad. Por lo tanto, Eleazar e Itamar los reemplazaron.
7:6 “Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel
había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre
Esdras”. Un escriba originalmente era un secretario que era responsable de hacer y archivar los registros.
Sin embargo, en el tiempo de Esdras, los escribas eran estudiantes, copiadores e intérpretes de la ley. El
hecho que Esdras fuera conocido con este título enfatiza el gran honor que se le otorgaba a este oficio.
De hecho, en este tiempo el escriba era tenido como alguien superior al sacerdote, y esto continuó hasta
en los días de la era del Nuevo Testamento.
El nombre “escriba diligente” significa alguien apto para la interpretación de la Escritura y uno que
fácilmente escribía acerca de asuntos de la Palabra (Sal. 45:1). Debe entenderse de este versículo, que
Esdras disfrutaba de la confianza del rey a tal punto que el corazón del rey estuvo dispuesto a inclinarse
a favor de los asuntos de Dios.
Una vez más, qué grande es nuestro Dios, Quien reina en los cielos y en los asuntos de los hombres, Quien
dirige el corazón de los reyes como ríos de aguas llevados por donde quiera que Él desea (Pr. 21:1).
7:7 “Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes”. Como ya mencionamos
antes en nuestro comentario acerca de Esdras 2:70, los ministros estaban divididos en los siguientes
grupos: sacerdotes, levitas, sirvientes del templo y porteros. Una categoría adicional es incluida: los
cantores. Nunca debemos olvidar que la Iglesia Primitiva era una congregación que cantaba, tal como en
los días de la adoración en el templo en la era de David y Salomón.
En los salmos y en las epístolas del Nuevo Testamento, mucho se dice acerca de la adoración, alabanza
y cánticos al Señor, y de tener cántico constantemente en nuestro corazón. Pongamos atención a nuestros
cantores, para que entronen a nuestro Señor con su dulce música. La música también puede ser de
guerra; y debe recordar que la Iglesia es como un ejército poderoso, con banderas extendidas, caminando victoriosamente en contra del enemigo. Como vemos en el Cantar de los Cantares 6:4: “Hermosa
41
El libro de Esdras
eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden”.
Con cánticos de victoria, marchamos, completamente confiados. ¡Alabado sea el Señor!
7:8-9 “Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey. Porque el día primero del primer
mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén,
estando con él la buena mano de Dios”. Esto fue en el año 458 a.C. La distancia directa real entre
Babilonia y Jerusalén es aproximadamente 520 millas (832 Km.).
Sin embargo, por causa del desierto que separa las dos capitales, la ruta elegida por la mayoría de
viajeros y por los ejércitos para hacer este viaje, era atravesar Carquemis y el Valle de Orontes, una
distancia de casi 900 millas (1,440 Km.). Esto explica los cuatro meses que le llevó a este fiel grupo
viajar hasta su anhelado refugio.
El Ministerio de Esdras
7:10 “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y
para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”. Para preparar nuestro corazón para buscar y obedecer la Ley del Señor, necesitamos llenarlo con el conocimiento de Su palabra. Esto además de guardar
nuestro corazón con toda diligencia, “Porque de él mana la vida” (Pr. 4:23).
Cuando nosotros sí preparamos nuestro corazón, Dios con toda misericordia escribirá Su Ley sobre las
tablas de carne de nuestro corazón, y como dice el profeta Ezequiel, hará que caminemos en Sus estatutos (Ez. 36:27). El rey Roboam nos muestra el resultado de no hacer así, como podemos leer en 2
Crónicas 12:14: “E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová”.
Ahora, existe otra verdad muy importante de la vida: esto es, que el conocimiento en sí mismo nos puede
inflar. Pero si lo compartimos con otros en humildad, procurando genuinamente ayudarlos en proseguir
para alcanzar el cumplimiento del propósito de Dios para su vida, entonces nosotros, los que regamos,
también seremos regados. El procurar alcanzar el conocimiento simplemente por poseerlo, trae muerte,
“porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Co. 3:6).
Otra verdad bendita, que no debemos pasar por alto, es que el Señor prepara el corazón de los humildes (Sal.
10:17). Por lo tanto, en la medida que nos humillemos delante del Señor, Él nos dará un corazón que sea
agradable a Él, y podremos ser como el rey David, un hombre conforme al corazón de Dios (Hch. 13:22).
La Carta de Artajerjes, el rey persa:
7:11 “Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en
los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel:” Una vez más, podemos notar la asombrosa
actitud que el rey tenía hacia este sacerdote judío.
Era una actitud de mucho respeto, sugiriendo que el padre de este rey no fue otro sino el rey Asuero, el
esposo de Ester. (Ester intercedió por la vida de su pueblo, los judíos, aproximadamente 12 años
después de la ascensión de su esposo al trono, como vemos en Ester 3:7. Asuero reinó 22 años en total.
Ocho años después, su hijo ascendió al trono, así que sumando los siete años de Artajerjes, hubiera sido
un total de 15 años desde el muy favorable decreto hacia los judíos por Asuero.)
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La Era de la Restauración
Así, unos 15 años después, Artajerjes todavía tenía a los judíos, y especialmente a sus maestros, en gran
estima, tal como su padre Asuero, quien siempre estuvo dispuesto a consultar a aquellos que conocían la
ley y el juicio (Est. 1:13-15). Esdras debió haber conocido personalmente al rey y sin duda, le testificó
acerca de las cosas de Dios.
7:12 “Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz”.
Este título “rey de reyes,” lo merecía Artajerjes ya que, al igual que su padre el rey Asuero, él reinó
sobre las mismas 127 provincias, desde la India hasta Etiopía, muchas de las cuales eran gobernadas
por reyes de los territorios. Ahora, para enfatizar nuevamente el hecho que Esdras es un sacerdote y un
escriba, o uno que era depositario de la ley del único y verdadero Dios, el rey usa una frase que
traducida al español se lee como “completa paz” (RVA).
En el original, la palabra “paz” no fue usada, sino fue añadida por los traductores para darle el sentido
que ellos creyeron que el rey deseó trasmitir con este saludo. Parecería apropiado agregar la palabra
“completa”N.T. ya que podría contener bien este pensamiento, pero también podría dar la idea que
Esdras se adhería perfecta y completamente a la Ley (de la que el Señor Jesús, en Mateo 5:18, dijo que
toda jota y tilde sería cumplida). Con esto en mente, amados lectores, nosotros podemos buscar ser
fieles a la Palabra de Dios en todo sentido, ya que aquel que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho.
7:13 “Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y
levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya”. Este fue el segundo regreso, o segunda ola de
avivamiento, la primera fue en los días de Zorobabel, y la tercera bajo el mando de Nehemías.
La verdad más importante de obtener aquí es que Dios nunca viola el libre albedrío del hombre. Aun en
los tiempos de avivamiento, solamente entran aquellos que eligen por su propia voluntad entrar en el
nuevo mover de Dios. Amados, por esta razón preparémonos para proseguir en el Señor.
7:14 “Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén,
conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano”. Vale la pena notar que los reyes de Persia estaban
rodeado de siete consejeros: los cuales son un tipo de los Siete Espíritus del Señor que rodean al Señor
de Gloria. Estos Siete Espíritus del Señor están a la disposición de todos Sus santos, para capacitarlos
para tomar las decisiones correctas.
7:15-16 “Y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de
Israel, cuya morada está en Jerusalén, y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de
Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren
para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén”.
La generosidad de la ofrenda que el rey permitió es verdaderamente asombrosa. Cumple la profecía en
Hageo 2:7-8: “y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré
de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos”. De la misma manera, Isaías capítulo 60 habla de la gloria de los paganos viniendo a la
nación de Israel. Aunque Babilonia había tomado todos los tesoros de Jerusalén, ahora debía devolverlo junto con todo el oro y la plata que había tomado de las otras naciones que antes había despojado.
¡Qué maravilloso es nuestro Dios, cómo cambió la cautividad de Su pueblo!
N.T. En la Biblia King James, la frase usada es “perfecta paz”.
El libro de Esdras
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7:17-18 “Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus
ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en
Jerusalén. Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a
la voluntad de vuestro Dios”. La verdad perfecta es implícita en estas instrucciones, por cuanto el rey
no le pidió a Esdras y a sus compañeros ningún reporte del dinero que les estaba dando.
Que Dios permita que nosotros, como ministros de Dios, podamos incurrir y ser dignos de la misma
confianza de Su pueblo. Aquellos que merecen tal confianza son llamados “fieles”, en 2 Reyes 12:1415, durante el tiempo cuando el Templo de Salomón fue reparado en los días de Joás, rey de Judá,
“porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la casa de Jehová. Y no se tomaba cuenta
a los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo diesen a los que hacían la obra;
porque lo hacían ellos fielmente”.
7:19-23 “Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás
delante de Dios en Jerusalén. Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario
dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey. Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los
tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley
del Dios del cielo, se le conceda prontamente, hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien
batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida. Todo lo que es mandado por el Dios del cielo,
sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el
reino del rey y de sus hijos?” Ciertamente vemos en estos mandatos del rey cuán maravillosamente el
Señor había tocado y transformado el corazón del rey para proveer abundantemente para Su obra. El
trabajo que Él había confiado en las manos de su fiel sacerdote y escriba Esdras, ahora estaba recibiendo la provisión divina. Que este sea nuestro caso, que el Señor provea abundantemente, siempre y
cuando nosotros tengamos “manos de teflón” (donde nada se queda pegado) y usemos el dinero dedicado para la obra para lo cual fue dado, y no lo usemos para satisfacer nuestras propias lujurias.
Lamentablemente, muchos ministros a quienes Dios les ha permitido pasar por tiempos de dificultades
financieras, cuando son bendecidos por Dios, usan las finanzas que fluyen durante el tiempo del avivamiento en un estilo de vida extravagante. Tristemente he visto cómo un estilo de vida despilfarrador
termina en inmoralidad. Salomón es un ejemplo de esto. Que nosotros desarrollemos, en todo tiempo, el
fruto de la templanza.
7:24 “Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni
renta”. Esto les permitió disfrutar del favor del rey y les dio la libertad para ministrar a Dios sin la
necesidad de atender las cargas que los impuestos ponían sobre ellos.
7:25 “Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que
gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios;
y al que no las conoce, le enseñarás”. La breve frase “conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios”
sugiere que el rey se está refiriendo al rollo y pergamino que los escribas normalmente llevaban consigo. Esto es una analogía a la forma en que nosotros llevamos nuestra Biblia. Por esto, al guardar las
leyes de Dios que están en la Palabra, nosotros encontramos sabiduría.
El grado del favor de Dios sobre los exilados que estaban regresando era tan grande que Él se aseguró
que Su pueblo no estaría sujeto a los gobernadores persas paganos. En cambio, ellos tendrían jueces de
44
La Era de la Restauración
su mismo pueblo y las leyes serían las Leyes de Dios, las cuales el rey persa había aprobado ciertamente. Así, ellos debían convertirse en una comunidad y una nación que se gobernaba sola, aunque fueran
aún una colonia del Imperio Persa.
7:26 “Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea
a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión”. Muy claramente, el rey estaba igualando la obediencia a la Ley de Dios a la obediencia a sus propias leyes.
Sería hermoso que hoy esto fuera verdad, pero lamentablemente estamos viviendo en la impiedad de los
tiempos del fin, de los que podemos leer en Isaías 24:5: “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores;
porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno”.
7:27-28 “Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para
honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y
de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios
sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo”.
Ahora sigue el piadoso y devoto agradecimiento de Esdras por toda la bondad de Dios. Claramente,
Esdras reconoció que no era por fuerza ni por poder, sino únicamente por la gracia de Dios que el
corazón del rey y de sus siete consejeros fue convertido a favor de la obra que Dios había confiado en
sus manos. En la medida que también nosotros recibamos iluminación a nuestra vista para ver y comprender más y más, la mano de Dios dirigiendo nuestra vida, incluso en los detalles más pequeños,
entonces seremos candidatos para recibir la abundancia de Su gracia.
Capítulo 8
El segundo viaje bajo el mando de Esdras de Babilonia a Jerusalén
Ahora sigue una larga lista de hombres que se salieron con Esdras de Babilonia, la tierra de su cautiverio.
Debemos recordar que todos ellos nacieron en cautiverio y nunca habían conocido la tierra de sus ancestros.
Ciertamente muchos cristianos, están, en cierto sentido, en la misma posición. Nunca han conocido la
verdadera libertad de una vida llena del Espíritu y las glorias del avivamiento. Al vivir en un tiempo en
el que el Espíritu de Dios no se está moviendo, ellos están viviendo muy por debajo de sus privilegios
Escriturales (Ver Ro. 9:4). Tal como estos amados judíos, que no habían conocido otra clase de vida
fuera de la religión legalista, lejos de la Tierra Prometida.
8:1-15 “Estos son los jefes de casas paternas, y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de
Babilonia, reinando el rey Artajerjes: De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel;
de los hijos de David, Hatús. De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la
línea de varones, ciento cincuenta. De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo de Zeraías, y con él
doscientos varones. De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones. De los
hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones. De los hijos de Elam, Jesaías hijo de
Atalías, y con él setenta varones. De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de Micael, y con él ochenta
varones. De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones. De los
hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones. De los hijos de Bebai, Zacarías
hijo de Bebai, y con él veintiocho varones. De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y con él
El libro de Esdras
45
ciento diez varones; De los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel
y Semaías, y con ellos sesenta varones. Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos sesenta
varones. Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado
entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví”.
A diferencia de muchos historiadores antiguos que escribían en tercera persona, Esdras escribió en
primera persona, porque él estaba reportando acciones en respuesta al mandato del rey.
El río se refería a un tributario del río Éufrates, y estaba localizado muy cerca de Babilonia. Estos exilados
pudieron acampar allí y tuvieron una abundante provisión de agua, para poder preparase para su largo viaje
de unos cuatro meses hasta Jerusalén. Aquí, Esdras los inspeccionó por un periodo de tres días.
De esto podemos aprender la valiosa lección que nosotros no debemos iniciar viajes fortuitamente,
como es costumbre de algunos, porque al hacer esto, a menudo incurrimos en dificultades innecesarias
que la buena organización puede evitar. Así como el Señor advirtió que cuando se va a edificar una torre
se debe tener fondos suficientes para terminarla (Lc. 14:28), todos los proyectos que vamos a emprender deben ser orados y costeados cuidadosamente para asegurarnos de que las finanzas son suficientes.
Leer que Esdras no encontró a ninguno de los hijos de Leví entre el grupo reunido es triste. Ellos fueron
los que se levantaron unidos como un hombre, y respaldaron a Moisés cuando clamó en el desierto,
“¿Quién está del lado del Señor?” Ahora, unos 1,000 años después, ellos estaban valorando más las
sinagogas y entretenciones de Babilonia que las moradas de Sion. Busquemos al Señor y oremos para que
nuestros hijos naturales y espirituales siempre deseen Su presencia más que todo lo que esta vida ofrece.
8:16 “Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y
Mesulam, hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos;” En esta vida,
necesitamos desear estar rodeados por y tener comunión con aquellos que tienen entendimiento de los
caminos de Dios.
Cuando estamos en situaciones complejas y aquellos que nos rodean solamente ven lo natural, y atribuyen equivocadamente nuestras decisiones a la necedad o al error, podemos desanimarnos grandemente.
Sin embargo, cuando un hombre con entendimiento entra en escena y habla una palabra de vida de parte
del Señor, en medio de la oscuridad de nuestro problema, ¡que paz, reposo, consuelo y fortaleza trae!
Personalmente, recibo esa clase de fortaleza de parte de hombres y mujeres de entendimiento que me
rodean. Para mí, ellos son como Aarón y Hur que sostuvieron las manos de Moisés.
8:17 “y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que
habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para
que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios”. El significado de “lugar llamado Casifia” ha
sido tema de mucha discusión. Ciertamente significa plata, y aunque algunos han identificado este lugar
como las minas de plata en el área de las montañas de Casifia, parecería estar muy lejos como para que
Esdras hubiese enviado una delegación que tenía que regresar en tan corto periodo de tiempo.
Matthew Henry se ha referido a este lugar como una escuela para los levitas, en donde eran instruidos
durante el tiempo de la cautividad. Estaba localizada probablemente en la ciudad llamada Casifia, que
efectivamente significa plata. Este parece ser un sentido más lógico para este pasaje, especialmente
46
La Era de la Restauración
cuando leemos en los siguientes versículos que nuevamente se hace referencia a un hombre de entendimiento, que es lo que una escuela produciría.
8:18-23 “Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de
los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho; a
Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte; y de los
sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas,
doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres. Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él
camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. Porque tuve
vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino;
porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que
le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a
nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio”. Este es un testimonio maravilloso al considerar que el
viaje requirió de unos cuatro meses, pasando a través de un territorio que era muy difícil y susceptible
al ataque de ladrones (Esd. 8:31). Esta banda, con todos sus tesoros, hubiese sido una presa codiciable
para las bandas de bandidos que merodeaban esas áreas.
Por esto, al no pedir protección del rey, ellos estaban glorificando al Señor, así como manteniendo un
excelente testimonio delante del rey acerca de la grandeza del poder de nuestro Dios para preservar a
Su pueblo. Ellos obviamente tuvieron la mente del Señor en este asunto (Él fue propicio a ellos) y no
actuaron en base a la presunción.
Tengamos nosotros la misma mente para que no nos volvamos a buscar la fuerza y el poder de este
mundo para que nos protejan de nuestros enemigos. Al viajar de país en país, el Señor ha hecho vida en
nosotros las promesas del Salmo 91, en relación a las plagas, los virus y los enemigos de la jornada. Sin
embargo, debemos tomar precauciones razonables y nos ser necios.
8:24 “Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos
diez de sus hermanos;” Doce es el número de gobierno, y al seleccionar a los 12 de los principales de
los sacerdotes, Esdras estaba ilustrando la habilidad de un buen administrador. Por lo tanto, esta es una
lección para nosotros. Aunque es esencial tener la unción y el mover del Espíritu en nuestras iglesias,
comunidades e institutos, no debemos ser negligentes. Debemos tener la seguridad de que contamos con
la infraestructura necesaria y una administración bien organizada para que la obra de Dios proceda sin
problemas y con sentido.
Una excelente lección de la historia la encontramos en el avivamiento de la iglesia metodista del siglo
dieciocho. Los dos principales líderes, John Wesley y George Whitfield, tuvieron filosofías muy diferentes. George Whitfield tuvo grandes reuniones pero tuvo la carga de proveer para sus orfanatos, por lo
que siempre estaba procurando recaudar dinero en sus reuniones. El problema fue que no proveyó buena
infraestructura para su organización. Por otra parte, John Wesley se concentró en sus reuniones de
avivamiento y en el mover del Espíritu Santo, además de dejar como legado una excelente organización.
Al momento de morir, George Whitfield reconoció que su obra no permanecería, mientras que la de
John Wesley si lo haría. Sus palabras fueron plenamente justificadas, ya que el movimiento metodista o
Wesleyano, permanece hasta hoy.
El libro de Esdras
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8:25 “y les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían
ofrecido el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente”. Una vez más, debemos
notar que en este tiempo de avivamiento, el corazón de las personas de todos los niveles de la sociedad
fue tocado. ¡Así será en los tiempos del fin, porque cuando Dios se mueve no hay escasez de recursos!
8:26-30 “Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata
por cien talentos, y cien talentos de oro; además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos
de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro. Y les dije: Vosotros estáis consagrados a
Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros
padres. Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas,
y de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová. Los
sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlo a
Jerusalén a la casa de nuestro Dios”.
En una buena administración, hay entrega de cuentas. Cada regalo que Esdras recibía era entregado a los
sacerdotes. Ciertos evangelistas muy conocidos que tienen grandes organizaciones no manejan sus finanzas sino que confían su manejo a compañeros de su confianza. Por consiguiente, disfrutan de un
nombre y una reputación honorables.
8:31 “Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro
Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino”.
Así, con todo sabido, antes de iniciar su viaje, Esdras esperó 12 días para asegurarse que todo lo
relacionado con los hombres y las provisiones, estaba listo y en orden. Siempre debemos recordar que
“…el que creyere, no se apresure”. (Is. 28:16).
8:32 “Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días”. Incluso al llegar, hubo un tiempo para
asentarse antes de que los asuntos de los tesoros fuesen resueltos. Yo sí creo que este reporte preciso del
viaje es dado para que nosotros podamos ser instruidos en nuestros movimientos, y que todas las cosas
puedan ser hechas decentemente y en orden (1 Co. 14:40)
8:33-34 “Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de nuestro Dios,
por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad
hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi, levitas. Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo
aquel peso en aquel tiempo”.
Los registros escritos fueron guardados para que, si algún día se dudara de la integridad de cualquiera
de los sacerdotes participantes, hubiera prueba escrita para protegerlos de las acusaciones.
8:35 “Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al
Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce
machos cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová”.
Así, debemos notar que un sacrificio fue hecho a Dios antes de realizar cualquier otro asunto. Ellos
fueron muy cuidadosos de cumplir con el orden de los eventos, para que después de terminar el asunto
de los tesoros que les habían confiado, ellos pudieran adorar al Señor con un corazón libre.
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La Era de la Restauración
8:36 “Y entregaron los despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales
ayudaron al pueblo y a la casa de Dios”. Los oficiales ahora son informados de las órdenes del rey y
ellos, en obediencia, dieron toda la ayuda necesaria a estos exilados que volvieron.
¡Cómo Dios transforma las circunstancias! Antes ellos habían sido cautivos pero ahora eran honrados y
tratados con toda cortesía por los gobernadores y sus oficiales. ¡Qué grande es nuestro Dios! Cuando el
Señor torne nuestra cautividad, “…Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de
risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová
con éstos” (Sal. 126:1-2) y cantaremos alabanzas a nuestro maravilloso Dios. Amén y Amén.
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El libro de Esdras
PARTE IV
La Restauración del Pueblo
Capítulo 9
Israel se une en matrimonio con los paganos
9:1 “Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes
y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos,
amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones”. La seriedad del
matrimonio y la importancia de tener a la pareja que Dios ha ordenado, no puede ser suficientemente
enfatizada. En la Ley Dios se ha decretado:
“Ten mucho cuidado de no hacer ningún pacto con los habitantes de la tierra que vas a
ocupar, pues de lo contrario serán para ti una trampa. No hagas ningún pacto con los
habitantes de esta tierra, porque se prostituyen por ir tras sus dioses, y cuando les ofrezcan sacrificios a esos dioses, te invitarán a participar de ellos. Y si casas a tu hijo con
una de sus mujeres, cuando ella se prostituya por ir tras sus dioses, inducirá a tu hijo a
hacer lo mismo” (Ex. 34:12, 15-16, NVI).
Tomar por esposa a una mujer que no era de los hijos de Israel, fue la principal razón de la ruina del
gran Rey Salomón, como leemos en 1 Reyes 11: 1-6:
“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a
las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las
cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se
llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo,
sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con
Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret,
diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo
malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre”.
Para que no pensemos que este mandamiento fue simplemente para los israelitas, somos instruidos por
el apóstol Pablo, el maestro de la Iglesia, que nosotros no debemos unirnos en yugo desigual con los no
creyentes (2 Co. 6:14).
9:2 “Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido
mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la
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La Era de la Restauración
primera en cometer este pecado”. Este parece haber sido un problema prevaleciente durante el periodo de la Restauración, porque incluso el profeta Malaquías, quien profetizó durante este tiempo, clama
en Malaquías 2:11: “Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque
Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño”.
Cuando nos damos cuenta que el periodo de la Restauración refleja nuestros días, es necesario que
veamos uno de los principales ataques en contra de la Iglesia y de la humanidad en su totalidad, es en el
área del matrimonio. Las estadísticas en relación al divorcio son deplorables. En muchos países hoy, se
espera que menos de la mitad de todos los matrimonio duren toda la vida. Esto es porque las personas no
buscan diligentemente a Dios para recibir Su dirección, cuando eligen a su pareja para el resto de su vida.
Como cristianos, no es suficiente simplemente tomar una esposa o esposo que es nacido de nuevo.
Debemos casarnos con alguien que tenga la misma visión. A menos que hagamos esto, pronto seremos
infelices y la desilusión será nuestra porción para el resto de nuestra vida matrimonial. Conozco a
muchos que han tomado esta desafortunada elección y han vivido para arrepentirse de su error.
9:3 “Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me
senté angustiado en extremo”. El efecto sobre los justos por estos matrimonios mixtos puede verse en
la actitud de Esdras, el piadoso y santo sacerdote. Aun cuando en nuestros días no recurrimos a las
manifestaciones externas para mostrar nuestro dolor como lo hacían en los días de Esdras, sin embargo
nuestro corazón y espíritu son quebrantados y abrumados por la tristeza.
9:4 “Y se me juntaron todos los que temían las palabrasN.T. del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde”.
Esta pequeña frase “los que tiemblan ante las palabras del Dios de Israel” es una marca de los piadosos.
Junto con un espíritu contrito, esta es una cualidad de aquellos a quienes Dios mismo estimará y reconocerá.
Isaías 66:2 confirma esto: “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová;
pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. Sea lo que sea que
Dios diga, seamos tomados por este temor y asombro reverente que permite que Su palabra nos conquiste en la medida que la aceptamos.
La Oración de Esdras
9:5 “Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido
y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios”. El tiempo del sacrificio de
la tarde (que es como las 6 p.m., cuando la jornada de trabajo terminaba) era el tiempo apartado por los
judíos devotos, de todas las generaciones, para adorar a Dios.
También es un tiempo excelente para nosotros, después de nuestra cena, recordar al Señor y darle
gracias por las bendiciones y cuidado que Él ha tenido de nosotros durante el día.
9:6 “Y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque
nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta
el cielo”. Aquí encontramos que Esdras confiesa los pecados del pueblo. Tal como todos los líderes del
N.T. Esta frase en la versión en Inglés es “los que temblaban ante las palabras”.
El libro de Esdras
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pasado hicieron, incluyendo a Moisés, Samuel y Daniel, todos ellos intercedieron delante del Señor.
Ellos se pararon en la brecha para apartar la ira de Dios de su generación.
Este ministerio es agradable a los ojos de Dios, como notamos en Isaías 53:12, donde está escrito que
Dios tiene una porción para Cristo junto a los grandes, por cuanto Él ha hecho intercesión por los
transgresores. Esperemos en el Señor para recibir este precioso ministerio, para que a través de nosotros, la intercesión del Espíritu Santo pueda preservar a muchos del abismo.
9:7 “Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras
iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los
reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy
día”. Ahora Esdras derrama su corazón delante del Señor en relación al pecado de Su pueblo.
No hay duda que eran propensos a rebelarse, incluso antes de ser elegidos como el pueblo del que Dios
había hablado, como lo leemos en Deuteronomio 9:4-24. El Señor no le dio a Israel la tierra prometida
por su justicia, sino para castigar la maldad de los antiguos habitantes.
De hecho, el Señor dijo que ellos fueron rebeldes desde el mismo día en que Él los conoció (Dt. 9:24).
Sin embargo, a pesar de esto, Él los amó por el bien de Abraham. La paciencia de Dios con los hijos de Israel
es un modelo para nosotros en nuestro trato con los miembros rebeldes y difíciles de nuestra congregación.
Al estudiar a los hijos de Israel, a menudo me pregunto esto: “¿Por qué Dios querría restaurarlos?” Dios
los llamó rebeldes, pero más aun, ellos fueron los que crucificaron al Señor de la Gloria. Poncio
Pilatos, en contra de su voluntad, dio la orden de crucificar a Jesús, habiendo sido persuadido por los
principales sacerdotes, escribas, líderes religiosos y la multitud.
Al ver los tipos en el Antiguo Testamento, vemos claramente que Dios dio instrucciones estrictas en
relación a cómo debía morir el cordero Pascual. Él dijo que lo matara toda la congregación de Israel. Ni
los egipcios ni la multitud mezclada lo mataron. Cristo, nuestro Cordero Pascual, cumplió todos los
tipos del Antiguo Testamento y los relatos de los Evangelios y de los Hechos de los Apóstoles, claramente declaran que Israel crucificó a Cristo (Ex. 12:6; Mt. 27:20; Hch. 3:13-15). Debido a esto, el
juicio vino sobre la nación. El juicio había venido antes por medio de los babilonios, porque la nación
de Israel se había rebelado en contra de Dios y había caído en idolatría y en otras clases de pecados.
Dios trajo al Imperio Babilónico sobre ellos y, por cuanto, crucificaron a Cristo, Él trajo a Tito y a los
romanos sobre ellos en el año 70 d.C. La rebelión estaba tan enraizada en la nación judía en el tiempo
del emperador romano Adriano (135 d.C.) que él latinizó la palabra “filisteo” a “palestino”.
Por lo tanto, tenemos aquí una nación extremadamente rebelde que asesinó al Hijo de Dios, sin embargo
Dios los restaurará. ¿Por qué? La respuesta es la clave de los tratos de Dios con los descarriados.
“Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a
vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día”. Dios restauró a Israel por cuanto Él amó a los
padres. Abraham fue, por supuesto, el padre fundador, y él fue llamado “el amigo de Dios” (Stg. 2:23).
Abraham recibió todas las promesas y fue él a quien Dios hizo la promesa concerniente a Su simiente.
Isaac fue un cristiano que dio fruto al ciento por uno (Gn. 26:12). Él es el epítome de la mansedumbre.
Esto fue revelado cuando él no peleó por los pozos que su padre Abraham había cavado (Gn. 26:18-22).
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La Era de la Restauración
Jacob luchó con Dios y prevaleció. Su nombre fue cambiado a Israel que significa “príncipe de Dios” y
después de su muerte, él fue llamado “Jesurún” que significa “justo” (enderezado). El cuarto patriarca
fue José. Él fue un hombre de Dios tan maravilloso que fue llamado una rama fructífera (Gn. 49:22).
Dios primero escogió a Israel y luego eligió restaurarla por Su amor a sus padres.
Israel cometió el más grande pecado al crucificar al Cristo de la Gloria. La crucifixión no fue solamente
por un momento o un día. ¡Zacarías 13:6 nos dice que Él todavía está marcado! Sus heridas permanecen
por la eternidad y cada vez que el Padre Lo ve, el Padre tiene que considerar quien las provocó. Israel
dejó esas marcas eternamente sobre Cristo. Sin embargo, a pesar de eso, Dios lo perdonó por sus padres.
Podemos ver esto una vez más con David. David fue un hombre conforme al corazón de Dios. Continuamente leemos en los Salmos que los israelitas hicieron clamor ante Dios para que Él recordara a David,
el padre de ellos. Por David, Dios no destruyó a Su pueblo. Este es el tremendo poder de un padre
piadoso. Debemos mantener en mente que la restauración y bendición fue predicada a los padres.
Nuestros hijos serán benditos de Dios al grado que nosotros lo conozcamos a Él; esto es Escritural. Al
grado que nosotros vivamos para Dios es el grado al que nuestros hijos serán bendecidos.
9:8 “Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para
hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de
alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre”. Aquí vemos
el cumplimento del clamor de Habacuc, en Habacuc 3:2: “…Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los
tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia”. Habacuc vivió
durante el reinado de Manasés y Amón, reyes de Judá. Él vio desde antes el cautiverio en Babilonia; por
esto, sus oraciones fueron pidiendo un avivamiento en el tiempo del juicio.
9:9 “Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que
inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para
levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén”.
Gabriel da su mandato en relación a la reconstrucción de los muros de Jerusalén cuando visita al profeta
Daniel: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén
hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y
el muro en tiempos angustiosos”. Así nuestros cálculos serían 69 x 7 (días en una semana) = 483 años,
recordando que por cuanto no hay año 0, eso significaría 457 a.C. + 483 años = 26 d.C. (el año exacto
en que Juan el Bautista les presentó al Señor a los de Israel).
Aquí Esdras reconoce la bondad de Dios al liberarlos del cautiverio babilónico y al permitirles reedificar el Templo en Jerusalén. Después de ser redimidos de una cautividad que definitivamente merecían, Israel necesitaba un avivamiento personal para reedificar el Templo y los muros, y para reparar la
desolación de la ciudad. Así como es con tantos de nosotros, cuando hemos sido redimidos de la
cautividad que merecíamos por nuestras malas obras del pasado, Dios misericordiosamente nos regresa
al camino de luz.
9:10 “Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado
tus mandamientos”. Las palabras que siguen no son una cita directa de alguna Escritura específica, sino
dan el sentido general de aquello que el Señor había pedido en relación a la conducta de los hijos de
Israel, cuando ellos entraran y poseyeran la Tierra Prometida.
El libro de Esdras
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9:11 “Que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis
para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por
las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia”. Esas naciones
paganas practicaban los actos de inmoralidad más viles, que eran el fruto directo del hecho que ellos
estaban adorando demonios.
9:12 “Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros
hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la
tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre”. Por lo tanto, la conclusión lógica era
que no debía haber matrimonio entre una nación llamada a santidad y aquellos que eran impuros en cada
área de su vida. Así, como cristianos, tampoco debemos casarnos con los no creyentes. El Señor mantuvo el mismo estándar en la restauración al que Él puso cuando Israel originalmente entró a poseer la
tierra bajo el mando de Josué.
9:13 “Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de
nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y
nos diste un remanente como este”. Algunos de los versículos más conmovedores en la Escritura son Oseas
11:8-9, donde vemos la extraordinaria misericordia de Dios sobre Israel, a pesar de todo su pecado:
“¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se
inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a
Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad”.
Esencialmente, el Señor estaba diciendo que aunque Su pueblo estaba inclinado a descarriarse y merecía ser destruido tal como Sodoma y Gomorra lo merecieron (Dt.29:23), Él los libró por cuanto Él es
abundante en misericordia.
Dios simplemente los envió a la cautividad babilónica, donde Él prometió que los redimiría de todas
sus inmundicias (Mi. 4:10). El propósito de la cautividad es limpiarnos de nuestro constante pecado.
Así, Babilonia, que era la fuente de toda idolatría, limpió a Israel de su pecado de idolatría.
9:14 “¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas
abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente
ni quien escape?” Cuando el Señor en su misericordia libra a Su pueblo de sus ataduras, Él nos
recuerda (como con su advertencia al hombre que estuvo enfermo por 38 años), “…Mira, has sido
sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor”. (Jn. 5:14, RV95).
Esta advertencia también le fue dada a la mujer encontrada en adulterio, en Juan 8:11. Con mucho dolor,
he visto a muchos que buscan la liberación de sus ataduras y que luego regresan a sus pecados y
ataduras, como un perro regresa a su vómito (Pr. 26:11; 2 P. 2:22). Ellos fueron entregados a espíritus
malignos que los atormentaron hasta el día de su muerte.
No tentemos al Señor como algunos han hecho, sino caminemos en santidad todos los días de nuestra
vida, teniendo gratitud a Dios quien nos amó y nos limpió de nuestros pecados.
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La Era de la Restauración
9:15 “Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha
escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar
en tu presencia a causa de esto”. Aquí vemos a Esdras terminando su confesión con pesadez de corazón.
En el Salmo 1:5, hay una severa advertencia que dice “… no se levantarán los malos en el juicio, Ni los
pecadores en la congregación de los justos”. Ellos no podrán permanecer delante del trono de Su
Majestad en lo alto, en cambio serán como la paja que el viento se lleva. Sin embargo, si confiamos en
Su gracia para transformarnos, seremos presentados sin falta delante de Su gloriosa presencia, con gran
gozo (Jud.1:24). Es importante que meditemos acerca de cómo será el Día del Juicio.
Capítulo 10
Separación de Israel de las esposas extranjeras
10:1 “Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios,
se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo
amargamente”. He notado a través de mi vida, que las personas son como sus líderes. Si el líder es
piadoso, entonces él reproduce personas piadosas que lo seguirán. Así, mientras Esdras lloraba delante
del Señor, el resultado fue que el pueblo también lloró con un corazón contrito y quebrantado, bajo una
gran convicción de pecado delante del Señor.
10:2 “Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros
hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra;
mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel”. Una de las grandes virtudes de nuestro Dios es
que Él da esperanza, incluso en tiempos de absoluta oscuridad, oscuridad que este pecado produjo
sobre la vida espiritual del pueblo de Dios. Aun cuando hacemos énfasis en la bendita esperanza que
tenemos, es necesario que agreguemos que podemos cruzar el punto después del cual ya no hay retorno.
Esaú, quien procuró la bendición con lágrimas, después que se había burlado de ella y la había menospreciado, no pudo alcanzar el arrepentimiento.
10:3 “Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los
nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y
hágase conforme a la ley”. Ciertamente es maravilloso que Secanías fortaleciera al líder de Dios en un
tiempo como este. Tenemos relatos similares en la Escritura. Como cuando David fue rodeado por los
filisteos, y Natán y Sadoc lo fortalecieron en los propósitos de Dios. Otro ejemplo bien conocido es
cuando Aarón y Hur levantaron las manos de Moisés.
Debemos pedirle a Dios que nos dé a aquellos que tienen la misma visión engendrada dentro de ellos
para fortalecernos y darnos la palabra del Señor cuando se presente la necesidad. Yo le agradezco al
Señor por los hermanos alrededor del mundo, con una mentalidad similar a la mía, que han recibido una
palabra de Dios para mí cuando la he necesitado. También es digno de mencionar que ellos hicieron
pacto de hacer lo correcto en este asunto. Al estudiar las Escrituras, descubrimos que en los tiempos de
avivamiento el pueblo de Dios estuvo inclinado a hacer pactos o a atarse a un juramento solemne de
caminar en Sus caminos.
Podemos citar casos como el de Joiada, el sumo sacerdote que, en la ocasión de la ascensión de Joás al
torno de Judá, hizo un pacto entre el Señor, el rey y el pueblo, que ellos serían el pueblo del Señor (2 R.
El libro de Esdras
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11:17). Aunque debemos tener cuidado de entrar en este acto con la debida solemnidad, es bueno que en
ciertos momentos la congregación, guiada por el pastor, entre a un pacto con el Señor. Puede ser un
pacto de cesar de hacer cualquier asunto que es desagradable al Señor o a iniciar cierto propósito
piadoso. Esto incluye hasta los asuntos de las promesas para programas misioneros o de construcción.
10:4 “Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano
a la obra”. Estos exhortadores piadosos que nos animan, y hasta dan dirección en tiempo de decisión,
son tan preciosos. Verdaderamente se comparan a aquellos que tienen el pozo de la sabiduría dentro de
su corazón, fluyendo a nosotros como un arroyo para revivir nuestra alma sedienta. Es un gran consuelo
saber que los de buen corazón están con nosotros, y que como Josué, nosotros también podemos tener
buen ánimo al corregir lo que está mal en la congregación.
10:5 “Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a
todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron”. Los líderes tomaron la iniciativa en este
pacto, como siempre debe ser el caso. Lamentablemente, he sabido de líderes que han animado al
pueblo bajo su cuidado a hacer una buena obra, pero no lo han hecho ellos mismos.
Que este no sea el caso con nosotros. Esa situación es análoga a una poste con un rótulo en la carretera que
nos muestra la dirección a seguir pero que no puede ir hacia donde señala, tal fue el caso del rey Salomón.
10:6 “Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán
hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado
de los del cautiverio”.
Vemos frecuentemente que el líder piadoso experimenta lamento y tristeza de Dios cuando el pecado es
revelado, y su corazón se carga con el peso de las iniquidades de su pueblo. Ciertamente es como el
sacerdote del pasado, quien tenía que ponerse un pectoral con las piedras de las doce tribus, para llevar
el juicio de los hijos de Israel. Un líder justo y verdadero tendrá a su pueblo sobre su corazón y
constantemente los llevará delante del Señor.
10:7 “E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en
Jerusalén”. Cuando suceden eventos de singular importancia, ya sea en la nación de Israel o en la
Iglesia, es necesario llamar a una asamblea solemne para que todos estén presentes cuando se anuncien
las decisiones tomadas por el liderazgo. Allí es donde la presencia del Señor los toma a todos y cada
uno, y entonces la congregación se mueve como un solo hombre. Cuando se toman decisiones serias, es
esencial que prevalezca la unidad.
10:8 “Y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los
ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio”. Esta acción fue posible en la nación de Israel sólo porque el rey de Persia le había dado poder a
Esdras, como leemos en Esdras 7:26. Debemos recordar que ser miembro de una iglesia es voluntario y
que los asuntos relacionados con aquellos que no cooperan en las cosas de Dios, deben ser dejados en
manos del Señor, para que sea Él quien juzgue y determine el castigo que Él considera correcto.
10:9 “Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días,
a los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de
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La Era de la Restauración
Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia”. Hemos notado que cuando el
Espíritu del Señor se está moviendo, incluso el clima más adverso no afectará la asistencia a la iglesia.
Sin embargo, cuando no hay un mover notorio del Espíritu, incluso el más leve cambio en el clima es
suficiente excusa para que alguien se pierda un servicio de la iglesia.
10:10 “Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis
mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel”. Al tratar con los problemas, sea en una
iglesia o en la vida de las personas, un líder debe ser muy específico. Este fue el problema con los
amigos de Job que no discernieron el problema verdadero en su vida, aquel con el que el Señor quería
tratar, particularmente el de la auto justificación. En lugar de esto, ellos hablaron de muchas verdades
irrelevantes que no lo ayudaron a resolver su situación.
Fue solamente cuando el más joven, Eliu, habló bajo la unción de Dios, que el asunto fue realmente
tratado (Job 32:3, 35:2. 36:2-4). Un buen líder también estará dispuesto a confrontar y señalar las áreas
de pecado en la forma que el Señor lo dirija. No debe tener temor a la reacción de las personas, sino ser
completamente obediente a Dios.
10:11 “Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de
los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras”. En esta vida, no solamente es importante
identificar con exactitud los pecados del pueblo de Dios, sino también reconocer que es necesario que se
traten de tal manera que dichos pecados se acaben. Esto es exactamente lo que Esdras estaba haciendo. El
pueblo que había pecado debía responder acorde, declarando que se apartarían de sus caminos pecaminosos.
10:12-13 “Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra.
Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día
ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto”. Esta separación no se iba a lograr de
un día a otro, sino durante un periodo. Así es algunas veces en las congregaciones en donde es abundante
el pecado; limpiarlo requiere de semanas y meses.
10:14 “Sean nuestros príncipes los que se queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos
que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con
ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el ardor de
la ira de nuestro Dios sobre esto”. En asuntos tan graves como este pecado nacional, tuvo que haber un
examen y una limpieza profundos del pueblo.
Lamentablemente, estas situaciones a menudo son pasadas por alto y las personas no son liberadas de
sus pecados, los cuales reaparecen nuevamente. Como pastores, naturales y espirituales, debemos recordar que somos como cirujanos espirituales que estamos cortando y sacando una masa cancerígena.
Debemos asegurarnos que hemos sacado toda raíz y cada parte en donde el cáncer del pecado se ha
revelado o reproducido.
10:15-17 “Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas
Mesulam y Sabetai les ayudaron. Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus
nombres se sentaron el primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto. Y terminaron el
juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero”. El
El libro de Esdras
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método lento y cuidadoso en que este asunto fue examinado merece nuestra atención. El pecado era de
tal naturaleza que de no haber sido examinado, pudo haber arruinado a toda la nación, tanto moral como
espiritualmente. Esto es verdad para una iglesia: a menos que el pecado de contraer matrimonio con
personas divorciadas o inconversas sea tratado drásticamente, se esparcirá y arruinará generaciones de
gente joven. Que no se sugiera que cuando un cristiano se casa con una persona que no es salva, ¡el
cristiano la convertirá! Una manzana podrida arruina una caja de buenas manzanas, no al contrario.
Ciertamente Esdras y sus compañeros piadosos reconocieron esta verdad. Por tanto, ellos trataron
prontamente con el problema; y nosotros también debemos hacerlo, porque si no lo hacemos, el espíritu
de inmoralidad se apoderará de nuestras congregaciones.
10:18-19 “De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados
estos: De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías.
Y dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su
pecado un carnero de los rebaños por su delito”. Una de las características más problemáticas de este
pecado fue que los líderes (los sacerdotes siendo equivalentes a nuestros pastores) se habían casado
con mujeres extranjeras. El resultado fue que la congregación había seguido a sus líderes. Es tan triste
cuando vemos a un pastor que se casa con una persona divorciada, o con una mujer que no tiene la
misma visión, animando así a su pueblo a hacer lo mismo.
10:20-44 “De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías,
Jehiel y Uzías. De los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa. De los
hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer. De los cantores:
Eliasib; y de los porteros: Salum, Telem y Uri. Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía,
Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía. De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías,
Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías. De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y
Aziza. De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai. De los hijos de Bani: Mesulam,
Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot. De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías,
Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés. De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías,
Simeón, Benjamín, Maluc y Semarías. De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet,
Jeremai, Manasés y Simei. De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel, Benaía, Bedías, Quelúhi, Vanías,
Meremot, Eliasib, Matanías, Matenai, Jaasai, Bani, Binúi, Simei, Selemías, Natán, Adaía, Macnadebai,
Sasai, Sarai, Azareel, Selemías, Semarías, Salum, Amarías y José. Y de los hijos de Nebo: Jeiel,
Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaía. Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y
había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos”.
Escrito en los anales de la Escritura, por siempre sus nombres siempre serán asociados con este pecado. Que seamos aquellos cuyos nombres son registrados para la eternidad en los libros de los cielos,
estando entre los santos como Esdras, quien fielmente guardó Sus mandamientos y animó a otros para
que hicieran lo mismo. Que seamos contados entre aquellos que han llevado a muchos a la justicia. Amén.
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La Era de la Restauración
El libro de Esdras
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EPÍLOGO
Después de estudiar este libro, que podamos ver el camino al avivamiento en estos pasos claramente
identificados:
1. Debe ser en el tiempo de Dios. El avivamiento y la restauración no podían venir antes que se
cumpliesen los 70 años de cautiverio. Por lo tanto, debemos esperar pacientemente hasta que llegue
Su tiempo establecido.
2. Los que participan en el avivamiento o restauración son aquellos cuyo espíritu ha sido avivado por
Dios. Por esto, debemos pedirle a Dios que nos dé un corazón que busque Su rostro y que sea
agradable a Sus ojos.
3. La primera acción debe ser que edifiquemos tanto un altar familiar como uno en la congregación.
Debemos pasar tiempo en oración, alabanza y adoración al Señor para que Su presencia esté entre
nosotros, porque Él habita en la alabanza de Su pueblo.
4. La siguiente acción es poner buenos fundamentos con la doctrina correcta y con líderes justos.
5. Al enfrentar los ataques del enemigo (porque ciertamente vendrán) debemos perseverar en la visión, sin titubear, hasta que pongamos la última piedra, en medio del clamor: “¡Gracia, Gracia sea al
Señor!” (Zac. 4;7, traducción literal). Es solamente por la gracia de Dios que la obra que Él nos ha
confiado se completa.
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La Era de la Restauración
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El Libro de Nehemías
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La Era de la Restauración
Mapa de Judea en los tiempos de Nehemías
El libro de Nehemías
63
EL LIBRO DE NEHEMIAS
Introducción
Al considerar el ministerio, básicamente hay dos aspectos de los que un pastor debe ocuparse. Primero,
naturalmente debe ocuparse del cuidado espiritual de su propio corazón y vida, y del rebaño que se le
ha confiado. El segundo aspecto del ministerio en la vida de un pastor, que no se debe pasar por alto, es
la responsabilidad que tiene del mantenimiento y construcción del edificio físico de la iglesia.
Cuando comencé a escribir este libro, este hecho se hizo real para mí. El edificio que ocupamos, aunque
no es grande comparado con otros, se convirtió en una carga para mí cuando fui acompañado por un
nuevo superintendente para ver muchas áreas que necesitaban ser reparadas. El costo, el tiempo y el
personal que se requirieron para arreglar el edificio, para que cumpliera con las normas requeridas,
fueron considerables. Hay muchos pastores como yo que se cargan con estos problemas. Y yo diría, que
virtualmente todo pastor pasará a través de una experiencia similar por lo menos una vez en su vida, si
no más. Así, este libro de Nehemías, que trata con tal situación, es una fuente de consuelo para todos
nosotros. Trata este aspecto del ministerio y la responsabilidad de un pastor, ya que Nehemías tuvo que
soportar el peso de mantener y edificar no solamente un edificio o grupo de edificios, sino toda la
ciudad de Jerusalén.
En el tiempo en que somos llamados a construir una iglesia o edificio, hay muchas lecciones espirituales
que debemos aprender y batallas que debemos ganar. Lamentablemente, es un tiempo cuando algunos
ministros se descarrían a causa del peso de las cargas que los programas de construcción imponen sobre
ellos. Por esto, durante epocas así, debemos mantener una vigilancia especial para asegurarnos que hay
abundante gracia fluyendo, capacitándonos para cumplir con la obra. De esta forma, podemos alcanzar
un nivel espiritual de gloria más alto, por medio de las pruebas que hemos a travesado.
Aunque este libro trata principalmente con la reedificación y restauración física de la ciudad de
Jerusalén, hay muchas hermosas verdades espirituales que han sido incluidas en esta sección de las
Santas Escrituras.
Nehemías, quien era de la tribu de Judá, se había convertido en el copero del rey de Persia, Artajerjes.
Era un puesto de inmensa confianza, porque él probaba el vino antes de presentárselo al rey, para evitar
que el rey fuera envenenado. Esta posición era dada a un confidente o consejero cercano al rey.
Así, Nehemías había alcanzado un alto rango en el Imperio Persa. El mandato que recibió (ir y supervisar la reedificación de Jerusalén) fue en el vigésimo año del reinado de Artajerjes (445 a.C.). Antes de
este mandato, se había dado el primer regreso bajo el mando de Zorobabel (536 a.C.) y el segundo bajo
Esdras, 79 años después (457 a.C.) en el séptimo año del reinado del rey Artajerjes.
64
La Era de la Restauración
Estos regresos fueron para cumplir los tres ministerios:
1. La Restauración del Templo.
2. La Restauración de la Alabanza del Templo.
3. La Reedificación de la Ciudad de Jerusalén.
Bosquejo del libro de Nehemías
1. La oración de Nehemías por el remanente en Jerusalén (1:1-11).
2. La petición del rey y el regreso a Jerusalén (2:1-20).
3. La división de los edificadores del muro y la construcción de las puertas (3:1-32).
4. Las precauciones para la defensa del muro en contra del enemigo (4:1-23).
5. La restauración de la tierra al pobre (5:1-19).
6. La conclusión del muro ante las amenazas del enemigo (6:1-19).
7. El registro de la genealogía de los que salieron de la cautividad (7:1-73).
8. La lectura de la Ley (8:1-18).
9. El repaso de la historia de los hijos de Israel, y la confesión de sus pecados (9:1-38).
10. La lista de los que sellaron el pacto y una promesa de no abandonar la casa de Dios (10:1-39).
11. La lista de aquellos que moraron en Jerusalén y en las ciudades de Judá (11:1-36).
12. La lista de aquellos que subieron con Zorobabel y sus descendientes, y la dedicación del muro
de Jerusalén (12:1-47).
13. El retorno de Nehemías de su visita al rey y una limpieza más profunda del pueblo (13:1-31).
Capítulo 1
La oración de Nehemías
1:1 “Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte,
estando yo en Susa, capital del reino”. Esta introducción es la forma usual en que los libros proféticos
son presentados, en donde el nombre del autor es dado al inicio.
El vigésimo año se refiere al reinado de Artajerjes; esta es la manera en que antiguamente se reconocía
la cronología. Susa era la capital política del Imperio Persa, en donde el rey generalmente residía. Las
otras capitales de importancia eran Persépolis, la capital ceremonial, y Acmeta, el palacio en la provincia de los medos. Quisleu, el noveno mes, que corresponde a mediados de noviembre y diciembre de
nuestro calendario, fue el periodo en que este libro se inició.
1:2 “Que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los
judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén”. Han pasado
como 13 años desde que Esdras había recibido permiso del mismo rey para ir y poner en orden la
adoración del templo.
Por esto, Nehemías, siendo un hombre compasivo y piadoso, con un profundo amor por el pueblo de
Dios, inquirió el estado de aquellos que todavía estaban en Jerusalén. Esto parece sugerir que algunos
habían regresado a sus antiguas moradas en Babilonia y en otras regiones. Esto no era algo inusual,
porque cualquiera que está familiarizado con las personas sabe que muchos comienzan pero, a menudo,
un buen número regresan al punto de inicio y no terminan. De hecho, ese fue el caso con los hijos de
El libro de Nehemías
65
Israel, que consistentemente deseaban regresar a Egipto, cuando los tiempos de dificultad ocurrieron en
su viaje a través del desierto.
También hay una seria advertencia que podemos leer en Hebreos 11:15: “pues si hubiesen estado
pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver”. He visto a tantos volverse
atrás antes de llegar al momento que cambiaría todo en sus ministerios, sea en casa o en un campo
extranjero. Su decisión resultó en una pérdida eterna para ellos, ya que se conformaron con una posición
mucho menor a lo que el Señor les estaba ofreciendo. Necesitamos presionar para recibir todo lo que
Dios tiene para nosotros, y no conformarnos con lo segundo mejor.
1:3 “Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en
gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego”. Así, aun
después de que Israel había reocupado la tierra por casi 100 años (536 444 a.C.), la ciudad de Jerusalén
todavía estaba en una situación deplorable. La gente había ciertamente reedificado el templo, pero
estaban viviendo en pobreza. Este pensamiento es desarrollado por el profeta Hageo, un contemporáneo
de Zorobabel, en el primer regreso: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre
vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto” (Hag. 1:5-6).
Ellos habían edificado sus propias casas, pero no la casa del Señor. Esto se refiere al tiempo cuando
dejaron de edificar por 16 años, después de haber echado solamente el fundamento del Templo, por
causa de la oposición durante el reinado de Ciro, hasta el segundo año del reinado de Darío. Malaquías
(un contemporáneo de Esdras y Nehemías) los reprendió en su tiempo, diciéndoles que ellos estaban
malditos económicamente porque no estaban diezmando (Mal. 3:7-10).
Así, parece como que tuvieron ciclos de relativa prosperidad y de dificultades, debido a su falta de
devoción al Señor. Nosotros debemos recordar esto, porque el Señor bendice cuando le obedecemos, a
menos que sea una prueba que Él desea que pasemos para nuestro enriquecimiento espiritual. La bendición depende del grado de triunfo que logramos en la prueba.
1:4 “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante
del Dios de los cielos”. Cuando le contaron acerca del estado en que se encontraba Jerusalén y su gente,
Nehemías experimentó una tristeza divina y reconoció que esta pobreza era el resultado de sus caminos
pecaminosos. Así como Esdras y Daniel antes que él, Nehemías comenzó a hacer oración de penitencia
por su propia nación de Israel. Él reconoció el pasado pecaminoso de ellos y se identificó con sus
pecados. Esta debe ser siempre la actitud del justo, como vemos en los siguientes versículos.
1:5-8 “Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y
la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos
tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de
Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y
la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado
los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra
que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;”
Esta es una referencia a una cita de Deuteronomio 28:49 y 65, unos 1,000 años antes, cuando el Señor
habló diciendo que Él traería en contra de ellos, una nación de gente fiera (Babilonia); y que después los
66
La Era de la Restauración
esparciría entre todas las naciones por causa de su maldad. Esto fue dicho antes de que los hijos de
Israel entraran a la Tierra Prometida de Canaán (hoy conocida como Palestina o Israel). Esto ilustra la
verdad que el Testimonio de Jesús es ciertamente el Espíritu de Profecía (Ap. 19:10).
1:9 “Pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque
vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que
escogí para hacer habitar allí mi nombre”. Es tan maravilloso que a pesar de sus caminos de maldad,
el Señor les había dado estas maravillosas promesas de restauración si se convertían de su maldad y se
arrepentían. En esa promesa ellos tendrían esperanza. Ciertamente a cada uno nos ha sido dada esta
misma esperanza, si caemos en algún abismo de pecado y desesperación. Podemos ver esto ilustrado en
las palabras de Job 14:7: “Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y
sus renuevos no faltarán”. Por tanto, amados, en nuestro tiempo de necesidad, tengamos esperanza en las
tiernas misericordias de nuestro Señor.
1:10-11 “Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu
mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la
oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo,
y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”. Así, Nehemías concluyó su
oración pidiéndole a Dios que encontrara favor delante del rey, de quien él era un copero.
La última frase de este versículo significa que él estaba en la presencia del rey continuamente, y disfrutaba de la confianza del rey. Sin embargo, él no presumió de su relación con el rey sino por el contrario,
buscó a Dios, en cuyas manos está el corazón de todos los hombres, porque Él dirige el corazón de los
hombres por donde Él quiere (Pr. 1:1).
Capítulo 2
La petición del rey y el regreso a Jerusalén
2:1 “Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de
él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia”. El mes de
Nisán equivale al mes de abril.
Esta era la responsabilidad del copero del rey: ser llamado a la presencia del rey cuando él
quisiera tomar vino. El copero primero debía dar un sorbo de vino, esto significaba que no había
sido envenenado y luego lo presentaba delante del rey para que bebiera. El vino es un símbolo
universal del gozo; por esto, cualquiera que se acercaba al rey en tales momentos, naturalmente lo
hacía con gozo. Además, parece que Nehemías por naturaleza era un hombre feliz, quien anteriormente no había mostrado tristeza alguna.
2:2 “Me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino
quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera”. La inferencia del rey, extraída de la
tristeza que mostraba el rostro de Nehemías, fue que estaba triste de ser un súbdito del rey. Esto,
por supuesto, es un reflejo del carácter y la administración del rey. Como cristianos, no debemos
mostrar que es difícil ser súbditos del Rey de reyes. ¡Estemos gozosos y manifestémosle nuestra
gratitud por habernos salvado!
El libro de Nehemías
67
2:3 “Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad,
casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?”
Como vemos, Nehemías tuvo mucho temor porque pudo haberle costado su vida. Por esto, procuró
disipar rápidamente este pensamiento de la mente del rey. Esta es una ilustración de la condición
espiritual de la Iglesia de nuestros tiempos.
Muchos lugares de adoración, que en algún momento conocieron el precioso mover y la visitación
de Dios, ahora están desolados y vacíos. Al pasar por allí, queremos lamentarnos y golpear nuestro
pecho por el dolor, ante estos monumentos de avivamientos pasados. El libro de Nehemías nos da
la esperanza que Dios una vez más, reedificará Su Iglesia en nuestra generación, y veremos manifestaciones mucho más poderosas del Espíritu Santo que las que generaciones anteriores tuvieron
el privilegio de ver. Regocijémonos y estemos gozosos, porque estos huesos muertos vivirán otra
vez, ¡Alabado sea el Señor!
2:4 “Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos”. Este es un ejemplo de una
de esas oraciones “rayo” que no pueden ser pronunciadas, pero que nuestro precioso Señor escucha
cuando clamamos a Él desde nuestro corazón en un momento de gran necesidad.
Debemos practicar orar durante el día para que en un momento de desesperación, sin dudar, busquemos
al Señor orando en silencio, para recibir Su ayuda inmediatamente. Entonces veremos al Señor alinear
el corazón de otros a Su voluntad para nuestra vida. Él también nos dará aceptación a los ojos de las
autoridades, y favor con los hombres y mujeres que están en posiciones importantes.
2:5 “Y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la
ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”. Esto confirma que Nehemías era de la tribu de
Judá, como lo declaran los historiadores de la Iglesia: Jerónimo y Eusebio.
2:6 “Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo
volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo”. Aquí encontramos una verdad
muy importante que no debemos dejar pasar por alto. Es evidente que Nehemías había oído de Dios,
cuánto tiempo duraría su misión. Así también nosotros podemos saber el tiempo en la voluntad de Dios,
y conocer cuándo iniciará y cuánto durará (al menos aproximadamente).
2:7 “Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado
del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá”. Hay una diferencia clara en la forma
que Esdras y Nehemías manejaron sus respectivas misiones. Esdras había testificado a este mismo rey
que el Señor tendría cuidado del regreso de los cautivos; por lo tanto, él no le pidió ayuda al rey para su
viaje de regreso. Nehemías, sin embargo, tuvo una compañía de soldados provistos por el rey que
cuidaron que regresaran a salvo. Esto puede ser atribuido a que Nehemías tenía un trabajo en la corte.
Hay otro factor que no debe ser pasado por alto; en ambos casos, el rey proveyó todo lo necesario para
la edificación del templo y para la reedificación de la ciudad de Jerusalén. Esta es una confirmación
para las profecías de Isaías 60:10 y Hageo 2:7-8.
2:8-9 “y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las
puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo
68
La Era de la Restauración
concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí. Vine luego a los gobernadores del
otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente
de a caballo”. Se entendía que la frase “del otro lado del río” se refería a la tierra que estaba más
allá del río Éufrates. En ese tiempo, esto se usaba para hablar tanto de Siria como de Israel,.
2:10 “Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que
viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel”. Ahora, conocemos a los hombres que
representan aquellas naciones, que por largo tiempo fueron enemigas de Israel.
Sanbalat, nativo de Horonaim, era un gobernador moabita de Samaria bajo el rey persa. Tobías el
amonita, su secretario principal, también era un descendiente de los hijos de Lot, que perpetuamente guerreó en contra de Israel. Un Sanbalat de generaciones postreras, persuadió a Alejando Magno
a edificar un templo pagano sobre el monte Gerizim. Así, este odio por Israel fue continuo.
2:11 “Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días”. Tres días parece el
tiempo normal requerido para ajustarse a un nuevo ambiente, después de un largo viaje. Esdras y
sus compañeros tomaron un periodo de tiempo similar. Si esto está incluido en las Santas Escrituras entonces es de suma importancia para nosotros. Por esto, cuando viajamos a nuevos lugares,
puede ser que necesitemos el mismo tiempo para poder acostumbrarnos al nuevo ambiente, tanto
natural como espiritual.
2:12 “Me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo
que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo,
excepto la única en que yo cabalgaba”. Muchos años antes, el rey Salomón escribió Proverbios
12:23: “El hombre prudente no muestra lo que sabe” (NVI) y Proverbios 17:27: “El que es entendido refrena sus palabras” (NVI). Uno no le revela al enemigo, ni aun a los amigos, los planes que
uno tiene sino hasta el momento apropiado, ya que a pocos se les puede confiar que cuiden sus
labios y mantengan guardada la información que les ha sido confiada.
Es sabio observar la obra antes de hacer los planes, esto fue exactamente lo que hizo Nehemías.
Considerar el costo y comprender la extensión del problema siempre es una buena costumbre de
negocios; no como otros que saltan a la piscina y luego se dan cuenta que están nadando en un
océano de deudas.
Muchos ministros que he conocido personalmente, han comprado edificios o iniciado construcciones, solamente para darse cuenta que los costos y el trabajo eran mucho mayores de lo
que inicialmente habían creído. Descubrieron que no tenían ni los fondos ni el poder humano
para terminar el proyecto. El resultado fue, y a menudo es, que la iglesia se endeuda tanto que
llega a la bancarrota financiera. Esto produce un colapso espiritual y pone sobre la congregación una nube negra de desesperación.
2:13 “Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del
Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban
consumidas por el fuego”. La “fuente del Dragón” fue llamada así en el tiempo cuando la adoración al diablo prevalecía, durante el periodo de apostasía de los habitantes de Jerusalén, antes del
sitio final y caída de Jerusalén, en el siglo VI a.C. Fue llamada así en honor a Satanás como su
El libro de Nehemías
69
fuente de vida. (El significado espiritual de las otras puertas será examinado con más detalle en el
capítulo tres de este comentario.)
2:14-15 “Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por
donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la
vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví”. El examen que Nehemías hizo por la noche fue muy
meticuloso; él no se hacía ilusiones en relación a la extensión de las reparaciones necesarias para
regresar a la ciudad a su antiguo estado de prosperidad.
2:16 “Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había
declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra”.
Fue solamente después que Nehemías había captado plenamente la situación, que pudo comenzar a
comunicar a los judíos el propósito de su misión.
2:17-18 “Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y
sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre
mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien”. Aquí vemos otra verdad importante que no debemos
dejar pasar. Los dos requisitos para edificar son recibir la comisión de Dios, y el permiso y las
licencias de las autoridades pertinentes. Ya que Nehemías tenía ambos, podía recibir el respaldo
de su pueblo para la obra.
2:19 “Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron
escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis
contra el rey?” Un tercer enemigo emerge ahora: Gesem el árabe, era sin duda alguna, uno de los
principales de las tribus árabes que habitaban las regiones del desierto.
Sargón, el rey de Asiria, había colonizado Samaria usando árabes. Por eso, ellos eran aliados en
este tiempo con Persia en contra de su enemigo tradicional: Israel. Estaban muy molestos con
cualquier incremento en la fuerza de Israel, lo cual fácilmente podía ocurrir con la restauración de
la ciudad. Por lo tanto, recurrieron a la burla y a las insinuaciones de que los judíos estaban
rebelándose en contra del rey.
2:20 “Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos
levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”. La respuesta correcta a los ataques verbales de los enemigos del pueblo de Dios es confiar
en nuestro Señor.
En esencia, esta es la respuesta de Nehemías. Nehemías enfatizó más el hecho que solamente Israel
tenía el derecho de edificar y habitar la ciudad santa. Los incircuncisos, sean naturales en el
Antiguo Testamento o espirituales en el Nuevo Testamento o Era de la Iglesia, no tienen herencia
en las cosas relativas a Dios.
70
La Era de la Restauración
Las Diez Puertas
71
El libro de Nehemías
Capítulo 3
La división de los constructores del muro
En este capítulo tenemos muchas verdades relacionadas con el significado espiritual de las puertas,
como pronto veremos. Había diez puertas en total, teniendo cada una un profundo significado espiritual
para nuestra vida, ilustrando una progresión espiritual en la vida de un hijo de Dios.
La Puerta de las Ovejas
3:1-2 “Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron
la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel. Junto a ella edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur
hijo de Imri”. Al contemplar este versículo, hay un punto que no debemos dejar pasar; la primera
persona mencionada en la obra de la reedificación de los muros es el ministro principal. Como ministros, debemos poner el ejemplo para la congregación, siempre que sea posible, siendo los primeros en
llegar al lugar de la obra. Veremos más respecto al sumo sacerdote, cuando lleguemos al capítulo 13:4,
ya que una verdad asombrosa será revelada en ese versículo.
Entremos directamente a la primera de las puertas, la puerta de las Ovejas. Evidentemente, esta era la
puerta por donde eran introducidas a la ciudad, las ovejas para los sacrificios. Eso, sin embargo, no es
lo más importante. Queremos estudiar el significado espiritual. Si vemos la ciudad de Jerusalén como
un tipo de la Iglesia (Jerusalén es la madre de todos nosotros, como Pablo declara en Gálatas 4:26),
estas puertas representan ciertos aspectos del ministerio de la Iglesia y son aplicables a nuestra vida
individual. En la Escritura, las ovejas son tipo de los cristianos, porque Isaías 53:6 dice, “Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas…” Jesús es llamado también el Buen Pastor. Por lo tanto, uno
de los principales deberes de la Iglesia es cuidar de los suyos. Las ovejas son muy ignorantes y fácilmente se salen del camino de justicia y se pierden. El pastor tiene que buscar aquello que está perdido.
Luego, también, las ovejas a menudo se desaniman; son incapaces de defenderse por si mismas y por
eso, necesitan ser protegidas y animadas a caminar por las sendas correctas. Además, necesitan escuchar la voz del pastor y sentir su toque, de vez en cuando; ellas necesitan ser amadas. Cuando se duelen
o están heridas, por haberse salido del camino o por haber sido atacadas por algún depredador, necesitan el vino y el aceite para curar sus heridas. Tal como el Buen Samaritano ministró al desafortunado
hombre que fue vencido por los ladrones, en su camino de Jerusalén a Jericó.
Espiritualmente, el vino es el gozo del Señor y el aceite representa la paz y la unción que guarda nuestra
mente y nuestro corazón en el amor de Jesús. Desde el punto de vista de nuestra propia vida espiritual,
primero debemos convertirnos en una de Sus ovejas, naciendo al Reino, pidiéndole a Jesús que entre a
nuestro corazón. Sin embargo, después de ser salvos, debemos permanecer cerca del Pastor de nuestra
alma, poniendo atención a las instrucciones de Sus pastores, aquellos a quienes Él ha puesto en autoridad sobre nosotros.
La torre de Hamea, que significa “cien”, nos da a entender que se espera que nosotros demos fruto al
ciento por uno. No debemos contentarnos con ser un cristiano que da fruto al sesenta o al treinta por uno,
sino darlo al ciento por uno, al igual que Isaac (Gn. 26:12). La torre de Hananeel, que significa “Dios es
72
La Era de la Restauración
misericordioso”, nos muestra que nuestra salvación es por gracia (Ef. 2:8) y todo lo que hacemos y todo
lo que somos es por la gracia de Dios. Por esto, necesitamos ser humildes para poder recibir gracia en
el tiempo de la necesidad.
La Puerta del Pescado
3:3 “Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos”. La siguiente puerta es la puerta del Pescado. Todos
conocemos las insignias de pescado que algunos cristianos usan, sea en la parte de atrás de sus vehículos o en la solapa de sus abrigos, denotando que ellos son pescados que han sido atrapados por el Señor.
El Señor le dijo a Pedro, un hábil pescador, que Él lo haría un pescador de hombres. El siguiente paso
en nuestra experiencia cristiana es procurar salvar a otros tal como nosotros fuimos salvos. De hecho,
nosotros también debemos convertirnos en pescadores de hombres. Esto necesita ser una pasión que
consuma nuestra vida: ganar a otros para Cristo.
Para poder ganar almas, no está de más aprender algunas lecciones de los pescadores. Caminando por
Londres, junto al río Serpentín, aprendí una lección al observar a unos pescadores. Ellos estaban tirando piedrecillas al agua y luego tiraban sus líneas. Les pregunté por qué hacían eso y respondieron que
los peces muerden el anzuelo en medio de aguas turbulentas. He observado esto alrededor del mundo.
En tiempos de inestabilidad política o de dificultad económica, las personas parecen estar más interesadas en el mensaje del evangelio y llenan las iglesias hasta más no poder.
Diferentes atractivos y carnadas atrapan diferentes especies de peces. Necesitamos oír de Dios para
saber qué método usar para cada persona particular a quien le presentemos nuestro testimonio. Incluso
al predicar, algunos mensajes o tipos de presentación serán atractivos para algunos y para otros, no.
Debemos, como Pablo dijo, hacernos judíos con los judíos y gentiles con los gentiles, de hecho, convirtámonos en aquello que atrapará el alma de hombres y mujeres para Cristo (1 Co. 9:22). Pero naturalmente, esto no sugiere que hagamos algo indigno o que usemos métodos satánicos.
Permítanme darles un ejemplo. Un querido amigo ministro, con un celo tremendo por las almas, quería
ganarse a un jefe de una tribu africana y así, ganar a toda la tribu para el Señor. Él invitó al jefe a un
arroyo cercano y le dijo: “Si yo pudiera hacer que salga fuego del agua, ¿creería usted en el poder de mi
Dios y lo aceptaría a Él como su Salvador?” El jefe accedió. Con esto, mi amigo, con mano rápida,
derramó unos cristales de carbonato de calcio en el arroyo. Pasando un fósforo sobre los gases que
estaban siendo emanados, prendió esos gases y llamas salieron de las aguas. El jefe, así como toda
la tribu, aceptaron a Cristo, sin embargo el Señor no aprobó este engaño e hizo que el misionero
confesara su truco.
3:4-5 “Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam
hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana. E inmediato a
ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor”.
Este es un comentario realmente penoso acerca del estado espiritual de los líderes. Aquellos que no
están entregados de todo corazón, carecen de consagración a la voluntad revelada de Dios, que está
registrada en sus libros (y en este caso en las Santas Escrituras) para toda la eternidad. Queremos
alcanzar grandes alturas espirituales y ser recordados como lo fue Rut, por ser diligentes y trabajadores,
pasando poco tiempo en la casa de descanso (Rt 2:7).
73
El libro de Nehemías
La Puerta Vieja
3:6 “La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la
enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y cerrojos”. Cuando los pescados o los
recién convertidos entran, se les debe enseñar sana doctrina; sobre la cual la Iglesia del Nuevo Testamento fue edificada. Este es el significado de la Puerta Vieja, sustentada por la exhortación de Jeremías
6:16: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el
buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”.
Una lista de temas que conforman esta sana doctrina nos es dada por el apóstol Pablo, un maestro de la
Iglesia Primitiva, y por tanto nuestro maestro, en Hebreos 6:1-2:
1. El Fundamento del Arrepentimiento de las obras muertas.
2. La Fe para con Dios.
3. La Doctrina del Bautismo en Agua.
4. El Bautismo en el Espíritu Santo.
5. La Imposición de Manos.
6. La Resurrección de los Muertos.
7. El Juicio Eterno.
Al inicio de nuestra vida cristiana, necesitamos plantar nuestros pies sobre el camino de justicia y
darnos cuenta que el camino de justicia es como la luz de la aurora que resplandece más y más hasta que
el día es perfecto (Pr. 4:18). Este versículo debe ser nuestro deseo, no solamente para cada uno de
nuestros convertidos, sino para nosotros mismos también.
3:7-12 “Junto a ellos restauró Melatías gabaonita y Jadón meronotita, varones de Gabaón y de
Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador del otro lado del río. Junto a ellos restauró Uziel
hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero. Así
dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho. Junto a ellos restauró también Refaías hijo de
Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén. Asimismo restauró junto a ellos, y frente a su
casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a él restauró Hatús hijo de Hasabnías. Malquías hijo de
Harim y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos. Junto a ellos
restauró Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus hijas”.
Es interesante e importante notar que en tiempos de restauración y avivamiento, creyentes de toda clase
de trabajo y profesión son empujados al servicio de la obra del Señor. Notemos que las hijas de Salum
fueron llamadas a ayudar en este tiempo, vemos que esto es similar al tiempo de la cosecha, cuando
incluso los niños son metidos al servicio.
La Puerta del Valle
3:13 “La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y
levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la puerta del
Muladar”. La Puerta del Valle guiaba al Valle del Cedrón, el cual separa a Jerusalén del Monte de los
Olivos, nos habla de los lugares bajos que espiritualmente representan la humildad. Para poder viajar
del monte Moriah, sobre el cual está edificada Jerusalén, al monte de los Olivos, es necesario primero
74
La Era de la Restauración
descender al valle del río Cedrón. Esto ilustra el hecho que para poder pasar de un lugar alto al
siguiente, primero debemos descender y volver a subir.
No podemos ir de una experiencia de “cima de montaña” a la siguiente, a menos que estemos dispuestos a
experimentar los lugares bajos o las situaciones humillantes que prueban nuestro corazón. El Señor quiere
saber si lo estamos sirviendo a Él por lo que Él es o por lo que Él nos da, sea en el ámbito natural o espiritual.
Muchos fracasan en esta prueba y permanecen en los niveles bajos de las experiencias celestiales, aun
cuando el Espíritu los llama para subir a lugares más altos. Las experiencias de “cima de montaña” son
aquellos tiempos cuando hemos triunfado sobre dificultades o circunstancias en nuestra vida, o cuando
hemos recibido una bendición particular de parte del Señor, tal como el bautismo en el Espíritu Santo o
la experiencia espiritual de Gálatas 2:20.
La Puerta del Muladar
3:14 “Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bethaquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos”. Todos los desechos
de la ciudad eran echados fuera usando esta puerta. En nuestra vida, al entrar a lugares bajos, tenemos la
revelación de nuestro propio corazón. Es aquí en donde debemos pedirle al Espíritu Santo que quite
toda impureza y maldad de nuestra vida, porque estas cosas ciertamente pueden impedirnos seguir al
Señor hasta el fin, hasta entrar al Lugar Santísimo.
El rey David clamó en el Salmo 139:23-24: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y
conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno”.
Aquí es donde nosotros debemos clamar, “Señor, crea en mí un corazón limpio; quita el corazón de
piedra y dame un corazón de carne”.
La Puerta de las Fuentes
3:15 “Salum hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él
la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque
de Siloé hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad de David”. Cuando
nuestro corazón ha sido limpiado de nuevo, y los desechos de nuestra vida han sido sacados, las fuentes
del Espíritu de Dios pueden saltar desde lo más profundo de nuestro ser, y fluir como ríos de agua viva
(Jn. 7:37-39). En la medida que somos llenados, esos ríos de agua viva pueden fluir hacia fuera y
refrescar la vida de otros.
3:16-25 “Después de él restauró Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de
Bet-sur, hasta delante de los sepulcros de David, y hasta el estanque labrado, y hasta la casa de los
Valientes. Tras él restauraron los levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la mitad de la región de Keila, por su región. Después de él restauraron sus hermanos,
Bavai hijo de Henadad, gobernador de la mitad de la región de Keila. Junto a él restauró Ezer hijo de
Jesúa, gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la esquina. Después de él
Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa
de Eliasib sumo sacerdote. Tras él restauró Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la
entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib. Después de él restauraron los
75
El libro de Nehemías
sacerdotes, los varones de la llanura. Después de ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente a su
casa; y después de éstos restauró Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías, cerca de su casa. Después de él restauró Binúi hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de Azarías hasta el ángulo
entrante del muro, y hasta la esquina. Palal hijo de Uzai, enfrente de la esquina y la torre alta que
sale de la casa del rey, que está en el patio de la cárcel. Después de él, Pedaías hijo de Faros”.
La sección anterior trata con la reconstrucción de los muros. Ahora, los muros de cualquier ciudad son
extremadamente importantes porque protege a los habitantes de los enemigos. Así también es en lo
espiritual. Isaías 60:18 nos dice que esos muros alrededor de nosotros son llamados Salvación, porque
al momento de nuestra salvación el Señor pone un muro alrededor de nosotros, para protegernos de los
ataques del enemigo.
Estos muros se mantienen por medio de la obediencia, porque en el caso de Israel, Dios derribó el cerco
o muro espiritual alrededor de Su pueblo, por causa de sus caminos pecaminosos. Veamos, por un
momento, el Salmo 80:13: “La destroza el puerco montés, Y la bestia del campo la devora”. El puerco
montés habla de lo impuro, la bestia del campo, habla del pecado desenfrenado, y estos devoran el fruto
del Espíritu en la vida del pueblo de Dios. Seamos diligentes en mantener nuestros muros en buen
estado, por medio de una vida de obediencia y a través del arrepentimiento, cuando sea necesario.
La Puerta de las Aguas
3:26 “Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta de las
Aguas al oriente, y la torre que sobresalía”. Este es el lugar donde Esdras enseñó. La Puerta de las
Aguas corresponde a las doctrinas más profundas de la Palabra de Dios, por medio de las cuales somos
lavados para poder presentarnos a Cristo como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa
semejante (Ef. 5:26-27).
Un aspecto que no debemos pasar por alto, al hablar de doctrinas más profundas de la Palabra, es que no
es suficiente simplemente tener el conocimiento mental de ellas. Estas verdades tienen que estar profundamente arraigadas en nuestra naturaleza, para que transformen nuestro carácter. El rey David dijo, “He
aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. (Sal. 51:6).
Así, nosotros, en un sentido, debemos ser la Palabra hecha carne.
A través de mi vida, he conocido a muchas personas que han tenido el conocimiento mental de estas verdades,
pero que lamentablemente no oraron diligentemente para que estas verdades penetraran cada fibra de su ser,
para que ellos pudieran convertirse en la verdad que profesaban, conocían y predicaban. El resultado es que
después de un tiempo, ellos negaron esas mismas verdades, y en algunos casos, se convirtieron en adversarios de aquellos que sí habían hecho estas verdades parte de su vida. También, leemos en 2 Pedro 2:19, que
ellos prometen liberta a otros, sin embargo ellos mismos son siervos de la corrupción. Por esto, oigamos
atentamente para que seamos productos genuinos de las verdades que enseñamos.
3:27 “Después de ellos restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale, hasta
el muro de Ofel”. La gran torre funcionaba como una torre de vigilancia para alertar a los habitantes cuando
se acercaba el enemigo. Espiritualmente, en el Cantar de los Cantares 7:4, la nariz es comparada con una
torre. La nariz percibe el peligro, y por lo tanto, es comparable al discernimiento que como cristianos
necesitamos para detectar los ataques del enemigo, antes que vengan, para así estar preparados.
76
La Era de la Restauración
La Puerta de los Caballos
3:28 “Desde la puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno enfrente de su casa”.
Los caballos están asociados con los vencedores y con los guerreros en el ejército de Dios. Como
vemos en Apocalipsis 19:14, el ejército de Dios, vestido de lino fino, blanco y resplandeciente, iba a
conquistar, yendo de victoria en victoria. El Señor quiere que seamos “…más que vencedores por
medio de aquel que nos amó” (Ro. 8:37). Nosotros somos vencedores de acuerdo al grado en que le
hayamos permitido al Señor remover la escoria de nuestra vida y lavar profundamente, las partes más
íntimas de nuestro ser.
La Puerta Oriental
3:29-30 “Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa; y después de él restauró
Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental. Tras él, Hananías hijo de Selemías y Hanún
hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo. Después de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías,
enfrente de su cámara”. Esta es una puerta especial, por cuanto esta será la puerta por donde Cristo
entrará en Su reinado Milenial (Ez. 46:2). Mira hacia el oriente y por lo tanto, es la puerta que da la
bienvenida al sol naciente. Esta puerta representa al Sol de justicia levantándose llevando la sanidad en
Sus alas (Mal. 4:2). Aquí podemos ver que hay más verdad para nuestra vida. Leemos la oración del
apóstol Pablo, en Efesios 3:16-19:
“Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior
por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura,
la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Que deseemos la experiencia de la Puerta Oriental, que tiene el sentido del Señor entrando a nuestra
iglesia y a la vida de los creyentes, en toda Su plenitud. Esto se logra en la medida que las otras puertas
son progresivamente establecidas en nuestra vida espiritual y en la vida de nuestra congregación.
La Puerta del Juicio
3:31-32 “Después de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo
y de los comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina. Y entre la sala de
la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes”. La definición del
nombre en hebreo para esta puerta es “el lugar establecido de reunión” y parece que esto es apropiado
porque es la última puerta en la progresión espiritual de diez pasos en la vida de un creyente.
Por lo tanto, podría aplicarse a la bendición que el Señor le prometió al profeta Daniel, que él se
levantaría para ir a recibir su heredad (Dn. 12:13). Esto significa que poseería el lugar que el Señor había
preparado para que él heredara eternamente en los cielos. También nosotros debemos buscar, por medio de
Su gracia, alcanzar el lugar eterno que él ha dispuesto para nosotros desde antes de la fundación del mundo.
Ya que esta puerta fue edificada por los mercaderes, esto también significa que las riquezas celestiales
estarán a la disposición de aquellos que han alcanzado este nivel. El Señor dijo que el reino de los
cielos le pertenece a los pobres en espíritu (Mt. 5:3). Es el lugar de la verdadera prosperidad espiritual.
77
El libro de Nehemías
Capítulo 4
Las precauciones para la defensa
Cuando empezamos la obra que el Señor nos ha confiado, nos damos cuenta que tenemos que enfrentarnos a nuestros enemigos y soportar sus ataques. Esos ataques pueden venir de diferentes formas. Como
hemos visto en el libro de Esdras, los ataques tomaron la forma de demanda legal, que detuvo efectivamente la reconstrucción del Templo, por medio de las maniobras legales de los abogados.
4:1-3 “Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran
manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y
dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán
en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba
junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una
zorra lo derribará”.
En este caso, la oposición vino por el escarnio de los samaritanos, quienes se estaban burlando de
Israel. Cuando comenzamos nuestra obra en Sion, con nuestro instituto ministerial, los de otras universidades se burlaron de nosotros. Ellos se mofaban y dijeron que no podríamos tener éxito en establecer
institutos ministeriales en otros países del mundo.
Si usted, amable lector, está experimentado ataques similares, déjeme compartirle que nosotros hemos
vencido simplemente confiando en el Señor; primero, hemos buscado al Señor diligentemente, en cada
paso que hemos tomado, y hemos seguido las instrucciones que sentimos Él nos ha dado, tan exactamente como pudimos (aunque no a la perfección, estoy seguro). Esto nos ha permitido establecer institutos
en muchos países, para vergüenza de nuestros enemigos.
4:4-5 “Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre
su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su
pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban”. Nosotros oramos de
una forma parecida a la que Nehemías oró, aunque talvez no tan fuertemente en lo relacionado con el
juicio de Dios sobre nuestros enemigos.
Sin embargo, Dios los juzgó, haciéndolos salir de sus puestos. En ciertos casos, es verdad que algunos,
conociendo la verdad, incluso hasta perdieron su salvación y tuvieron un final muy triste. “¡Horrenda
cosa es caer en manos del Dios vivo!” (He. 10:31). Necesitamos comprender que el propósito final de
un enemigo es destruirnos. Por eso, apelamos a Dios para que Él nos defienda. Pero nuestra forma de
actuar debe ser derramar amor sobre ellos, porque al hacerlo, le abrimos el camino a Dios, para que Él
derrame Su ira, como vemos en Romanos 12.
4:6 “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque
el pueblo tuvo ánimo para trabajar”. Aquí llegamos a una verdad muy importante. No debemos dejar
que el enemigo nos haga dejar el trabajo ni permitir que nuestras manos estén caídas.
Como líderes, debemos continuar la obra que comenzamos en Dios. A menudo, el enemigo trata de
intimidarnos, intenta hacernos temerosos. Sin embargo, nosotros debemos ser valientes (la idea es vivir
confiados) como leones (Pr. 28:1). Aquí, el pueblo tenía su mente dispuesta a trabajar y cumplieron con
78
La Era de la Restauración
el trabajo en un tiempo record. Es maravilloso cuando Dios da al pastor un equipo de trabajo que tiene
la voluntad de hacerlo.
4:7-8 “Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que
los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño”. Ahora,
los enemigos (los enemigos tradicionales de Israel, que los han plagado hasta hoy) hicieron planes y
conspiraron en contra de Israel. Pero hay una gran diferencia entre que el enemigo haga planes y que
éstos se cumplan; porque nada puede hacer a menos que Dios se lo permita.
4:9 “Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de
noche”. Nehemías, además de orar continuamente, fue prudente al establecer guardas. Esta es una
precaución sabia, cuando otros amenazan con destruir nuestros edificios físicos; nosotros también tenemos que ser diligentes y proveer atalayas. Además, Nehemías presentó la situación delante de Dios,
para que los edificios fueran guardados espiritual y físicamente.
4:10 “Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no
podemos edificar el muro”. Procurando cumplir nuestras obligaciones como líderes, debemos darnos
cuenta que vamos a tener que sobreponernos a muchos obstáculos para poder cumplir la tarea que el
Señor nos ha encomendado. Uno de los obstáculos, y no el más pequeño, es pelear en contra del
desánimo que sale de los labios de nuestros compañeros de trabajo. Aquí, vemos que Judá, o las
personas de la ciudad, decían que estaban exhaustos, y también demasiado cansados para seguir adelante. Esta obra en particular era remover todo el escombro que se había acumulado, probablemente durante los últimos 100 años. Las generaciones anteriores habían sido negligentes y ahora les correspondía a
ellos remover todo este escombro.
Esto es interesante, porque cuando Dios declara un avivamiento, existe la necesidad de remover el
pecado espiritual y las ataduras de los años pasados. Por ejemplo, las malas acciones y los pecados que
otros han cometido, necesitan ser expiados. He sabido de congregaciones que no podían proseguir con
Dios por causa de los pecados de un pastor anterior. Cuando los pecados fueron reconocidos y confesados por la congregación actual, el avivamiento se desató.
Después que se trató con las ataduras psicológicas o de inmoralidad, Dios misericordiosamente se
movió en la vida de muchos individuos. He sabido de situaciones donde Dios requiere que aquellos que
han criticado al pastor o a otros miembros de la congregación, confiesen y pidan perdón para que su
vida pueda ser liberada de las ataduras de la crítica. Sólo entonces pudieron entrar al avivamiento. Sea
cual sea la clase de basura que exista en nuestra vida personal o en la congregación como cuerpo, tiene
que ser sacada antes de que la iglesia pueda ser edificada.
4:11-12 “Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los
matemos, y hagamos cesar la obra. Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre
ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre
vosotros”. Las voces de temor y desánimo están por todas partes. Estas no sólo provienen de nuestros
enemigos, sino también de dentro de nuestras filas, siendo repetidas por nuestros miembros como el eco
de las voces y las amenazas de los que están afuera. Por esto, el líder tiene que estar resuelto, anclado en
la Palabra de Dios y lleno de la fe del Señor. Ser líder demanda nuestro todo, y ciertamente prueba
El libro de Nehemías
79
nuestro temple. Que las palabras de Pablo, en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece” siempre nos animen.
4:13 “Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al
pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos”. Una vez más, al ser advertidos
del peligro, Nehemías tomó todas las precauciones posibles, y así también debemos hacer nosotros,
pero no confiando únicamente en nuestras precauciones sino en Dios. Hay un equilibrio divino que
debemos aprender en estas situaciones.
4:14 “Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis
delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros
hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas”. Nehemías animó al pueblo a
ser fuertes y a pelear, si era necesario. Al mismo tiempo, los exhortó a no dejar que su confianza
estuviera en sus armas, sino en el Señor, tal como David, quien vino en contra de Goliat diciendo “yo
vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel” (1 S.17:45).
4:15 “Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado
el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea”. El resultado de la prudencia de
Nehemías fue que el enemigo vio que los judíos estaban preparados; por esto, supieron que sus planes
habían sido frustrados.
Esto debe ser una lección para nosotros. Si hacemos todo de la forma correcta, asegurándonos de que no
hay brecha por donde el enemigo puede atacarnos, seremos preservados de la batalla. Para nosotros
esto significa que tenemos cumplir con todos los códigos y las leyes del gobierno, siempre y cuando
estas no interfieran con la libertad de la Iglesia. En áreas propensas al crimen, debemos tomar precauciones apropiadas para proteger nuestros edificios, propiedades y la vida de las personas.
4:16-23 “Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas,
escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la
otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así
edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. Y dije a los nobles, y a los oficiales y al
resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de
otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios
peleará por nosotros. Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas
desde la subida del alba hasta que salían las estrellas. También dije entonces al pueblo: Cada uno
con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. Y
ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro
vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse”.
Hay un tiempo designado por Dios, cuando la obra es tan apremiante que todos deben dar todo su tiempo
para terminar Su obra. Para los judíos, este tiempo fue sorprendentemente breve, porque completaron el
muro en 51 días (poco menos de dos meses), mostrando las tremendas bendiciones de Dios.
Esto me recuerda algo que pasó con un grupo de cristianos que estaban construyendo una iglesia para un
grupo de esquimales, en un área muy remota de Norte América. No muy lejos de donde el grupo de
80
La Era de la Restauración
cristianos estaba trabajando, había un equipo de obreros construyendo un edificio de más o menos el
mismo tamaño, que serviría para bodega. Los dos grupos trabajaron constantemente.
Cuando los cristianos terminaron la iglesia, que por su naturaleza era un trabajo más complicado, los
obreros, quienes se habían burlado de los cristianos al inicio del proyecto, apenas habían logrado
construir la mitad de su edificio. Es sorprendente cómo Dios ayuda a Su pueblo en sus labores para Su
gloria. Nosotros también, tuvimos un proyecto de construcción. Todos nos reuníamos en el lugar de
trabajo para adorar a Dios al inicio de cada día, y nuestro proyecto fue terminado en tiempo récord y
quedó muy bien construido.
Capítulo 5
La restauración de la tierra de los pobres
5:1 “Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos”. Aquí el
gobernador ve las lágrimas de los pobres que están oprimidos por sus hermanos. Él estaba obligado a
libertar “… al afligido y al necesitado; Libradlo de mano de los impíos” (Sal. 82:4).
Hay una bendición eterna para aquellos que se recuerdan del pobre, como lo ilustra el Salmo 41:1-3:
“Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le
dará vida; Será bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo
sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad”.
Esto lo aprendí a la fuerza cuando cuidé al tío de mi esposa, mientras estuvo en su lecho de muerte. El
tío de mi esposa nunca había sido un hombre espiritual, y su lenguaje no estaba ni cerca de ser el de un
santo. Sin embargo, siempre había cuidado de los pobres, incluso adoptó varios niños de familias muy
pobres, y los crió como sus propios hijos. Él tenía un cáncer muy severo, sin embargo su doctor estaba
asombrado porque nunca sufrió de dolor alguno. Al preguntarle al Señor acerca de este fenómeno, Él
avivó los versículos de Salmos, antes citados. Por cuanto el tío tuvo cuidado de los pobres, el Señor
cuidó del él, en su lecho de enfermedad. Así también Nehemías fue un hombre con un corazón tierno y
compasivo, y por esto, él fue especial para el corazón de Dios.
5:2 “Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos
pedido prestado grano para comer y vivir”. Uno de los enigmas de la vida es que aquellos que tienen
menos capacidad de mantener a sus hijos, tienen muchos, mientras que los que tienen bendición económica, tienen dos o tres.
Así, estas pobres personas estaban clamando a Nehemías, diciéndole que sus hijos eran muchos. En
otras palabras, que sus familias eran demasiado numerosas para lo que ellos podían proveer. Esta
situación los estaba oabligando a endeudarse para cuidar de sus familias y sus hermanos más ricos
estaban aprovechándose de la situación.
5:3 “Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas,
para comprar grano, a causa del hambre”. El hambre, del que se habla aquí, empezó en los días de
primer regreso con Zorobabel y es mencionado en Hageo 1:6, donde el profeta declara: “Sembráis
mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os
calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto”.
El libro de Nehemías
81
Incluso, 100 años después del primer regreso, ellos todavía estaban experimentando condiciones de
hambruna, a causa del juicio de Dios sobre la tierra. Este juicio fue el resultado de ser negligentes con
las cosas de Dios. No había gozo en su servicio para el Señor, como leemos en Joel 1:12: “La vid está
seca y pereció la higuera; también el granado, la palmera y el manzano: Todos los árboles el campo se
secaron. Y así se extinguió el gozo de los hijos de los hombres” (RV95).
La condición espiritual del país era tan mala que Malaquías, un profeta contemporáneo, nos dice en
Malaquías 1:10, que no había ni una persona entre la congregación que cerrara las puertas del Templo o
que hiciera fuego sobre el altar del Señor sin recibir pago. Ellos no trabajaban con gozo, sino realizaban
el servicio al Señor de mala gana; por esto, sufrían económicamente.
5:4 “Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras
tierras y viñas”. El tributo del rey era un impuesto que se le pagaba al monarca persa. Por lo tanto,
como cualquier impuesto, tendía a empobrecer más al pobre, por ejemplo, tener muchos hijos incrementaba
sus impuestos, ya que el impuesto era pagado por cada individuo.
5:5 “Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus
hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de
nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros”. La Ley proveía para aquellos que por necesidad, vendían a sus hijos e hijas a
la esclavitud, como leemos en Éxodo 21:7: “Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella
como suelen salir los siervos”.
Esta servidumbre tenía que durar seis años, de acuerdo con Deuteronomio 15:12. En el séptimo año, el
siervo quedaba en libertad. En cada generación, la suerte del pobre es dura. Sin embargo, el Señor dio
Sus instrucciones para ellos, en Deuteronomio 15:11: “Porque no faltarán menesterosos en medio de la
tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu
tierra”. Esto, ciertamente, no era la forma en la que los demás estaban tratando a sus hermanos pobres.
El ruego de los pobres debió haber provocado compasión en sus hermanos más ricos, pero tristemente,
no fue así.
5:6 “Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras”. Ahora, vemos la reacción de
Nehemías. El corazón de padre de un líder, experimenta dolor y enojo cuando aquellos de quienes él es
responsable, son tratados injustamente. La actitud de un líder es de suma importancia en relación al
bienestar de su pueblo, aquellos que el Señor le ha confiado.
Debemos recordar que todo el poder es de Dios y que es Dios quien llama a los líderes (Ro. 13:1).
Aquellos que son responsables de otros también deben recordar la exhortación del rey David, quien dijo:
“Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel varón
que levantado en alto, El ungido del Dios de Jacob, El dulce cantor de Israel: El Espíritu
de Jehová ha hablado por mí, Y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha
dicho, Me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, Como la lluvia que hace brotar la hierba de la
tierra” (2 S. 23:1-4).
82
La Era de la Restauración
Esta es la hermosa imagen de un soberano justo que evoca, en el corazón de las personas, la misma
esperanza y gozo que produce el alba, en aquellos que esperan el amanecer de un nuevo día. Algunos de
las cualidades de un hombre justo son que él da de su pan al hambriento y cubre al desnudo con sus
vestiduras (Ez. 18:7). Más aun, Job, el tercer hombre más justo mencionado en la Palabra de Dios (Job
29:12-13): “…libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del
que se iba a perder venía sobre mí, Y al corazón de la viuda yo daba alegría”.
También, se dice que aquel que tiene un corazón contento tiene un banquete continuo (Pr. 15:15). Así,
sabemos que el gozo es la bendición del hombre justo, y permite que el justo se alimente de los tesoros
de justicia y sabiduría que están en su corazón, produciendo la acción correcta en cualquier circunstancia. Amados, demos con gozo y con mano abierta a aquellos que están en necesidad (Dt. 15:8).
5:7 “Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno
a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea”. La definición de usura es “interés” refiriéndose en la Ley Mosaica, que al momento de devolver el dinero, la comida o cualquier cosa
había sido dada en préstamo, no se debía añadir nada al producto original, para ayudar así al pobre que
luchaba (Lv. 25:36-37; Dt. 23:19-20).
No practicar la usura era una de las características de un hombre justo (Sal. 15:5; Pr. 28:8). Nehemías
reunió un gran número de personas para testificar en contra de estos pecados. Este grupo fue usado para
reforzar la condena de las malas acciones de sus gobernantes, y hacerlos sentir vergüenza.
5:8 “Y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que
habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos
a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder”. Aparentemente, de la bondad de su corazón,
Nehemías había redimido a algunos de los judíos usando su propio dinero; sus amigos siguieron este
ejemplo, a diferencia de los nobles y gobernantes que estaban vendiendo hermanos judíos como esclavos o comprándolos como siervos.
5:9 “Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio
de las naciones enemigas nuestras?” En el mejor de los casos, la vida es muy corta. Nosotros no
debemos involucrarnos en procurar ganancias temporales, sino recordar lo que el Señor dijo: “Más
bienaventurado es dar que recibir” (Hch. 20:35). Debemos buscar mejorar la suerte de otros en lugar de
incrementar nuestra propia riqueza. Al hacer esto, tendremos riquezas en los cielos que nunca pasarán.
5:10-11 “También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora
este gravamen. Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés”.
Este intenso clamor sale de sus labios, porque Nehemías siendo un hombre rico, tenía el derecho
de comprar judíos pobres, pero no lo hizo así. La centésima parte aquí se piensa que era lo que
ellos requerían que los pobres pagaran mensualmente como impuesto, sumando un 12 por ciento de
interés anual.
5:12 “Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces
convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto”. El gran mensaje de restaura-
El libro de Nehemías
83
ción, el tema de esta Era, ahora sale a luz a través de los labios de este gobernador justo. Fue un mensaje
que tenía que ser obedecido por todo hombre que pertenecía a este grupo. Esta es una verdad que no
debemos pasar por alto en este estudio: cuando vivimos en un periodo en el que Dios da un tema
soberano, ese mensaje tiene que convertirse en una realidad en la vida de cada uno de nosotros. Vemos
que cuando Moisés, quien fue un ministro de la circuncisión, no había circuncidado a sus propios hijos,
Dios procuró matarlo cuando estaba en la posada (Ex. 4:24-25), a pesar del hecho que Él había comisionado a Moisés en la zarza ardiente.
En el avivamiento carismático, aquellos que no fueron llenos con el Espíritu Santo y que no hablaban en
otras lenguas, fueron dejados a un lado. Sin embargo, Dios se encontró con aquellas iglesias que abrieron sus puertas al nuevo Pentecostés. Ahora, estamos entrando a un periodo nuevo para la Iglesia,
cuando Dios ciertamente está hablando de Avivamiento y Restauración. Por lo tanto, debemos asegurarnos que estamos cumpliendo todos los requerimientos de Dios en esta hora y que estamos creyéndole
que Él hará algo nuevo.
5:13 “Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que
no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! y alabaron a
Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto”. La severidad de su pecado hizo que Nehemías adoptara
medidas drásticas. Cuando un individuo o una congregación viole Sus leyes, es de suma importancia
que el pueblo de Dios haga un compromiso solemne con Él, para caminar en Sus caminos. Obviamente,
el resultado de esto tiene que ser el seguir caminando en el compromiso hecho. Lamentablemente, he
visto que muchas veces, cuando se han hecho promesas a Dios, estas no son cumplidas. Debemos poner
atención a la advertencia del rey Salomón, en Eclesiastés 5:1-6:
“Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer
el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca,
ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el
cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando a Dios
haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos.
Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No
dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué
harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?”
Por tanto, pongamos atención a que cuando hagamos votos o juramentos solemnes al Señor, los cumplamos y no retrocedamos en lo que hemos dicho.
5:14 “También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá,
desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos
comimos el pan del gobernador”. Ahora, vemos aquí la nobleza del carácter de Nehemías, en relación
a su propio deseo de no cargar a las personas con las necesidades de él. El apóstol Pablo hizo un
sacrificio similar, como menciona en 1 Tesalonicenses 2:9: “Porque os acordáis, hermanos, de nuestro
trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os
predicamos el evangelio de Dios”. Durante 12 años el pueblo no tuvo que cargar con los gastos del
gobernador y sus siervos. He sabido de ocasiones cuando los líderes de una comunidad no han recibido
salario, sino que confían en Dios para su sustento, para no ser carga para la congregación.
84
La Era de la Restauración
5:15 “Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de
ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del
pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios”. Nehemías estaba hablando de los gobernadores que reinaron en el periodo entre Zorobabel y él. Él no menciona sus nombres, pero obviamente ellos
no tenían preocupación por el pueblo en su corazón. Incluso permitieron que sus siervos oprimieran al
pueblo, porque no tenían el temor de Dios en su corazón, tal como Nehemías lo tenía.
Nosotros como líderes en Su Iglesia, debemos ser muy simples en nuestro estilo de vida, cubriendo
solamente las necesidades de nuestra vida, para que así el dinero pueda usarse para llevar el Evangelio
a muchos otros lugares.
5:16 “También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis
criados juntos estaban allí en la obra”. Solamente cuando practicamos la justicia, estamos en una
posición en la que podemos predicar y corregir a otros. Nehemías estaba en una situación así, por
cuanto él y los miembros de su familia, específicamente se habían abstenido de comprar la tierra de los
pobres para obtener ganancias para sí mismos. Además, a diferencia de los siervos de los gobernadores
anteriores que habían oprimido al pueblo y vivido ellos mismos como sus amos, los siervos de Nehemías
habían trabajado en el muro con el pueblo.
5:17 “Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa”. La grandeza y generosidad de Nehemías brilla aun más cuando
nos damos cuenta de que él, de su propia riqueza, alimentó a un gran número de judíos, aquellos que se
habían separado del pueblo para trabajar en la obra de Dios. Es evidente que él era un hombre adinerado, para haber podido proveer para tan grande número de personas. Es raro que los hombres adinerados
den para el Evangelio, porque generalmente la verdadera provisión la dan aquellos con ingresos menores.
5:18-19 “Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran
preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el
pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave”. Esta considerable cantidad de
alimento que Nehemías proveía para los que estaban con él, lo obtuvo usando sus propios recursos. Él
no tomó el salario que le correspondía como gobernador, para así no ser una carga a los pobres.
Nehemías ciertamente fue un hombre grande y noble, alguien que valoró más su buen nombre que los
tesoros de este mundo, atendiendo a la advertencia del rey Salomón, quien escribió en Eclesiastés 7:1:
“Mejor es la buena fama que el buen ungüento”.
Capítulo 6
El muro es completado
6:1-2 “Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo
había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto
las hojas en las puertas), Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las
aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal”.
Debido a que Nehemías les había desbaratado sus planes para hacer un ataque directo a la ciudad, estos
enemigos trataron algo más sutil. El enemigo de nuestras almas es incansable; por lo tanto, siempre
debemos estar vigilantes. Como el apóstol Pablo dice, no ignoramos las artimañas del enemigo (2 Co.
El libro de Nehemías
85
2:11). Algunas veces el enemigo quiere encontrarse con nosotros para discutir su punto de vista. He
experimentado esta artimaña del enemigo en mi vida. A menudo es fatal, porque puede llevar al justo ha
hacer concesiones. No caigan en esta trampa, porque al hacer esto, la obra de Dios en muchos lugares puede
ser dañada, como ciertamente ha sido dañada y detenida del todo en el pasado, usando este medio.
6:3-4 “Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la
obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo
les respondí de la misma manera”. Nehemías dio la respuesta correcta. Aun así, vemos la persistencia
del enemigo en desear discutir el asunto. Aunque el enemigo no se rinda fácilmente, nosotros no debemos desviarnos de la obra que Dios nos ha confiado.
6:5 “Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta
abierta en su mano”. Cuando todo lo demás falla, el enemigo de nuestra alma tratará de utilizar artimañas y mentiras abiertas, para detener estorbar el progreso de la obra del Señor e impedir que sea
terminada. Por lo tanto, esta carta abierta fue enviada a los nobles.
Esta artimaña es similar a la que el rey de Asiria usó cuando envió a sus mensajeros a aquellos que
estaban en el muro, en el tiempo de Ezequías. Los mensajeros hablaron con voz fuerte, Para que todos
pudieran oír y temieran al rey de Asiria. Senaquerib empleó este truco unos 400 años antes que Sanbalat
procurara estorbar a Nehemías y la obra del pueblo de Dios (2 R. 18:13-37; 19:9-14). El enemigo
repite sus tácticas de una generación a otra. Por esto, podemos aprender cómo combatirlo, estudiando
las Santas Escrituras.
6:6 “En la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos
pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su
rey”. Ningún pensamiento de este tipo había entrado al corazón de Nehemías, quien estaba haciendo la
tarea ordenada por Dios, con el permiso expreso del rey de Persia. Así, Nehemías pudo haber fácilmente refutado este mensaje con los hechos. La carta continúa en el siguiente versículo.
6:7 “Y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá!
Y Ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos”. Tengo que
repetir esta advertencia, el enemigo quiere entablar un diálogo con nosotros. Esto lo debemos evitar,
porque si lo permitimos, perderemos territorio en la discusión. No vamos a convencer al enemigo de
sus caminos errados, porque él sabe perfectamente que sus acusaciones son mentiras.
Cristo no argumentó con Satanás en la tentación, sino que lo reprendió y lo refutó con Escrituras bien
escogidas. Por favor, evite cualquier discusión con el enemigo. El enemigo de nuestra alma ha estado
haciendo esto durante miles de años, y nosotros no somos contrincantes difíciles para él. Uno nunca
convence al diablo, quien obra a través de las personas que se nos oponen.
6:8 “Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas”.
Vemos ahora, la respuesta de Nehemías al enemigo. Habiendo pasado por esto muchas veces, puedo
decirles que nuestros enemigos invierten mucho tiempo armando un caso en contra de la obra que Dios
nos ha dado. Tratan de obstruirnos, sea procurando refutar una enseñanza doctrinal, un curso de acción o
un programa de construcción que Dios ha puesto en nuestro corazón para que cumplamos para Su gloria.
Muchos, por ejemplo, pasan su vida en el ministerio tratando de traer a disputa la gloriosa experiencia
86
La Era de la Restauración
del Bautismo del Espíritu Santo, con la evidencia inicial de hablar en otras lenguas, en lugar de humildemente aceptar la doctrina Escritural y de recibir el poder del Espíritu Santo en su vida y corazón.
6:9 “Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y
no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos”. El temor es un arma poderosa, y
junto con el desánimo, puntea como el arma más devastadora entre el arsenal del diablo. Necesitamos
conocer el antídoto para estos virus venenosos e insidiosos que socavan la energía a los santos del
Altísimo. El apóstol Juan nos dice que el perfecto amor echa fuera todo temor (1 Jn. 4:18), y como
Nehemías dice en 8:10: “porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza”. Por tanto, en la medida que el
amor de Dios es perfeccionado en nuestro corazón y nos gozamos en el Señor, en la oración, la alabanza
y la adoración, el temor se disipará. Por otra parte, somos instruidos por el profeta Isaías, quien dijo:
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de
la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo
alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a
Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Is. 40:28-31).
Al escribir estas notas, yo mismo he estado bajo mucho ataque espiritual. Después de meditar acerca
del amor que Dios tiene por nosotros, y de gozarme en Él, he encontrado que las oscuras nubes de la
opresión desaparecieron y la luz del cielo comenzó a brillar una vez más sobre mi trabajo.
6:10 “Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado;
el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del
templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte”. Este joven se había auto
proclamado profeta, recibía remuneración de los enemigos de su nación y por lo tanto, era un traidor.
El deseo era remover a Nehemías del liderazgo, permitiéndole así a Sanbalat asumir las riendas
del gobierno. Hay una verdad que Zacarías declara: “…Hiere al pastor, y serán dispersadas las
ovejas” (Zac. 13:7).
6:11 “Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al
templo para salvarse la vida? No entraré”. Por su respuesta, sabemos que Nehemías no fue engañado.
Siendo un líder verdadero, con el corazón de pastor, él no iba a tratar de salvar su propia vida. Por el
contrario, iba a estar al frente, enfrentando al enemigo y continuando la obra en los muros que Dios le había
encomendado hacer. Si era necesario, daría su vida por las ovejas. No debemos abandonar la responsabilidad que nos fue dada por Dios porque otros así lo requieren, sino solamente por mandato de Dios.
6:12 “Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque
Tobías y Sanbalat lo habían sobornado”. Es difícil encontrar palabras cargadas con suficiente condenación para este Semaías. Él era un profeta, pero era un profeta mentiroso, pagado por un poder extranjero. Era engañador y usaba su don u oficio profético para su propia ganancia. Así, debemos clasificarlo
con Judas, quien también usó su oficio para ganancia personal. Ciertamente estos dos no pueden estar
muy lejos el uno del otro, en el lugar del eterno tormento.
El libro de Nehemías
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6:13-14 “Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre
con que fuera yo infamado. Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que
hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme
miedo”. Semaías estaba exponiendo a Nehemías a los peligros de pecar en contra de Dios, al presionarlo a abandonar el puesto que Dios le había dado. Él no estaba solo en esto de las falsas profecías, hubo
otros, incluyendo a Noadías, una profetisa que también prostituyó su don y oficio en contra del líder de Dios.
El juicio del tormento perpetuo que ellos han tenido que soportar durante estos 2,000 años, debe de
llenar el infierno con gritos de angustia y remordimiento. Es suficientemente difícil para un líder tener
que contender con los enemigos de afuera de la iglesia, esto sin agregarle las contiendas y problemas
que surgen dentro de ella.
Cuando estos enemigos que vienen contra ustedes, son líderes reconocidos que tienen mantos espirituales y que son famosos, en la comunidad o la iglesia, la carga y el dolor son mucho mayores. A menudo
inducen a muchos en la iglesia, a oponerse al varón ungido por Dios.
6:15 “Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días”. Este es
uno de los versículos más maravillosos en la Santas Escrituras. Primero, nos dice que los escombros y
la decadencia de 142 años (desde la caída de Jerusalén, en el año 586 a.C., hasta el año 444 a.C.)
fueron remediados en 52 días. En los números (4x13) podemos ver la expiación universal por el pecado
del pueblo y la nación. Esto significa que el avivamiento puede, en poco tiempo, limpiar y purificar a la
Iglesia de siglos de decadencia, error y apatía, y convertirla en una Esposa sin mancha ni arruga.
¡Que esperanza tan gloriosa nos da esto! Pablo nos promete en Romanos 9:28: “Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitudN.T.” Dios hará una obra breve y la terminará en
justicia.
6:16 “Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta
obra”. Es un hecho que nadie puede anular la obra que Dios ha ordenado. Gamaliel dijo, unos 500 años
después, hablando de la obra de los apóstoles, cuando ellos se presentaron delante del sumo sacerdote
en Jerusalén: “Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta
obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez
hallados luchando contra Dios” (Hch. 5:38-39).
Amados, así es con todas las cosas. Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro. 8:31). Si
caminamos en Su voluntad y obedecemos Sus mandamientos, entonces nuestros enemigos serán avergonzados públicamente cuando vean frustrados todos sus esfuerzos para detenernos. El que comenzó en nosotros la
buena obra, ciertamente la perfeccionará en y a través de nosotros (Fil. 1:6). ¡Alabado sea el Señor!
6:17-19 “Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías, y las de
Tobías venían a ellos. Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de
Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado por mujer a la hija de Mesulam hijo de
Berequías. También contaban delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras. Y
enviaba Tobías cartas para atemorizarme”.
N.T. La traducción literal del inglés de este versículo es “Porque Él terminara Su obra, y acortará el tiempo en justicia.
Porque una breve obra hará el Señor sobre la tierra”.
88
La Era de la Restauración
Para comprender el dolor que sentía Nehemías y para apreciar situaciones, como esta traición de parte de los
nobles de Israel, al tener comunión con Tobías, aquel que estaba tratando de estorbar la obra del líder establecido
por Dios, uno tiene que experimentarlo personalmente.
Muchas veces yo, como pastor, he tenido miembros de mi congregación que se comunican con otros
líderes que buscan mi ruina. Por eso, cuando predico, estoy consciente que ministro a una congregación
dividida. Su lealtad es parcial para con la iglesia y conmigo como su pastor, porque al mismo tiempo
ellos buscan la compañía de aquellos que literalmente son enemigos de nuestra iglesia.
Ellos, entonces, comienzan a hablar con sus amigos en la congregación, tratando de presentar los puntos
de vista de aquellos que se oponen a mí. Presentan a mis enemigos bajo la perspectiva más favorable,
señalando que talvez yo, el pastor, no he comprendido la posición de aquellos que estaban predicando
en nuestra contra. Presentan a los que están contra nosotros, como personas muy agradables, que solamente desean trabajar en unidad con nosotros. Esa fue la situación con la que Nehemías tuvo que lidiar.
Otro factor contra el que tenemos que pelear es las personas que están ligadas a miembros de otras
comunidades, por lazos matrimoniales. Esto es extremadamente difícil y en muchos casos, es imposible
romper dichas alianzas. En tales casos, otro espíritu puede encontrar lugar en el corazón de aquellos en
su congregación, que tienen su lealtad dividida.
Por lo tanto, al predicar, estamos constantemente batallando en contra de esta oposición. Para colmo,
nuestras palabras constantemente están siendo reportadas al otro campamento. Es doloroso y rompe el
corazón. Por esto, no debemos confraternizar con aquellos que abandonan las iglesias por las razones
equivocadas. No debemos tener amor falso por nuestro enemigo. Muchas veces sentimos que debemos
tener compasión, pero si Dios no siente lo mismo, entonces estamos equivocados. Porque al hacer esto,
nos estaríamos oponiendo a la voluntad de Dios.
Capítulo 7
El registro de las genealogías
7:1 “Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas”. Los oficiales a cargo del templo naturalmente eran considerados los más confiables para
ser colocados en los puestos de responsabilidad de la ciudad. Es digno de notar, que todos estos son
llamados por ser espirituales. Debemos asegurarnos que, tal como los diáconos de la Iglesia Primitiva
fueron hombres de logros espirituales saludables, todos los líderes y ayudas de nuestra iglesia sean
también aptos, moral y espiritualmente.
7:2 “Mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era
varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos)”. Notamos que en la Biblia, Dios soberanamente,
en ciertos momentos, utilizó familias para cumplir Sus propósitos. Los líderes de los hijos de Israel
eran hermanos: Moisés, Aarón y María.
David estaba rodeado por muchos miembros de su familia e incluso a Jesús lo acompañaban familiares.
Sus primos eran Juan el Bautista y el apóstol Juan, y los apóstoles Santiago y Judas eran Sus hermanos.
Cuando un líder tiene miembros de su familia ayudándolo, la lealtad familiar da un sentido de seguridad, confianza y continuidad para la obra que Dios le ha confiado al líder.
El libro de Nehemías
89
Ananías fue elegido porque primero había sido probado en una posición menor, conforme a las instrucciones para la
elección de los diáconos, en 1 Timoteo 3:10. Permítanme decir que hay pocos que pueden clasificar junto con
Abraham para ser llamados fieles,. Solamente aquellos que siguen al Cordero, cuyo nombre es Fiel y Verdadero, a
donde quiera que Él va “…son llamados, y escogidos y fieles” (Ap. 17:14; 19:11).
7:3 “Y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente
allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en
su turno, y cada uno delante de su casa”. En el Este, es costumbre abrir las puertas de la ciudad al
amanecer y cerrarlas al ocaso; una regla que no es infringida a menos que se permita la entrada o salida
de una persona de autoridad, pero incluso entonces, rara vez ocurre.
Nehemías recomendó que las puertas de Jerusalén nunca se abrieran muy temprano. En un tiempo,
cuando el enemigo estaba practicando toda clase de estratagemas peligrosas, esta precaución era necesaria, para asegurar que todos los habitantes de Jerusalén estuvieran activos y pudieran beneficiarse de
la clara luz, para observar los movimientos sospechosos de cualquier enemigo.
La conveniencia de trancar regularmente las puertas al anochecer fue, en esta instancia, acompañada
con el nombramiento de muchas personas para actuar como centinelas, cada una montando guardia
frente a su propia casa. Espiritualmente, uno puede decir que los padres deben montar guardia en
relación a las amistades de sus hijos, así como con la televisión, la música y los libros que ellos tienen
en la casa.
7:4 “Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas
reedificadas”. Los muros estaban construidos sobre cimientos antiguos. La ciudad cubría un área muy
grande, al igual que otras grandes ciudades orientales lo hacen, las casas estaban aisladas unas de otras,
con jardines y huertos separándolas. Muchas de estas casas eran un poco más que chozas hechas de
piedras sin mezcla. Es para la gloria de Dios que Su casa sea llena, como la siguiente historia ilustra.
El Señor dejó claro que, en cierto país, Él quería que cierta iglesia se reuniera en un edificio, que tenía
la capacidad de albergar a diez veces el número de miembros de la congregación. Cuando, en obediencia a la palabra del Señor, la congregación se reunió en ese edificio, el Señor les dio Lucas 14:23:
“…para que se llene mi casa”. Poco a poco ese gran auditorio se llenó hasta no caber más.
7:5 “Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que
fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían
subido antes, y encontré en él escrito así”. El arreglo descrito a continuación por Nehemías, es atribuido a la gracia de Dios, quien lo impulsó y dirigió, y no a la prudencia y sentido común de Nehemías.
7:6-30 “Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de los que llevó cautivos
Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, los
cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán,
Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel: Los hijos de Paros,
dos mil ciento setenta y dos. Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho. Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. Los hijos de Zatu, ochocientos
cuarenta y cinco. Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y
90
La Era de la Restauración
ocho. Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho. Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós. Los
hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete. Los hijos de
Adín, seiscientos cincuenta y cinco. Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. Los hijos de Hasum,
trescientos veintiocho. Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro. Los hijos de Harif, ciento doce. Los
hijos de Gabaón, noventa y cinco. Los varones de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho. Los
varones de Anatot, ciento veintiocho. Los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos. Los varones de
Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. Los varones de Ramá y de Geba, seiscientos
veintiuno”.
Nehemías decidió preparar un registro de los exilados que regresaron, el cual contenía un registro
exacto de la familia y la residencia ancestral de cada individuo. Al enfocarse en esto, encontró un
registro del primer grupo que llegó bajo el mando de Zorobabel. Aquí es trascrito y es el mismo que está
en Esdras capítulo 2. Aunque es diferente en unas pocas particularidades, la discrepancia es explicada
satisfactoriamente por cuanto las circunstancias en las cuales los dos registros fueron tomados son diferentes.
El registro de Esdras fue escrito en Babilonia, mientras que Nehemías lo escribió en Judea, después que
las murallas de Jerusalén habían sido reedificadas. El lapso de tantos años pudo haber, como es de
esperar, hecho una diferencia en el catálogo debido a muerte u otras causas; así, Magbis es omitido
(Esd. 2:30). Talvez, aunque entró en el registro con la intención de acompañar al grupo que regresó, él y
su familia cambiaron de parecer y permanecieron en Babilonia.
Otras circunstancias llevaron a que existieran diferencias entre este registro y el de Esdras.
Específicamente, una persona tiene nombres diferentes, de acuerdo a la costumbre judía. Por esto, Harif
(Neh. 7:24) es el mismo que Jora (Esd. 2:18) y otros más. (En el tema de la variación de los nombres y
las diferencias en cuanto al número, en este pasaje y el pasaje paralelo de Esdras, vea Dissertation de
Kennicott, Vol. ii, p. 508, el cual da una comparación detallada de los textos así como una explicación
completa y satisfactoria de otros asuntos confusos.)
En cuanto a la diferencia en los números, es justo lo que uno esperaría. Muchos que habían decidido
aprovecharse del edicto de Ciro y que le compartieron a Esdras su propósito, al final se arrepintieron y
se quedaron en donde estaban. Por otra parte, cuando la caravana estaba por arrancar, muchas personas
inesperadamente pudieron haberse unido a las filas para ir a Jerusalén. Un propósito para esta genealogía de los nobles, los gobernadores y las personas era determinar con exactitud los grupos a quienes
legalmente les correspondía el deber de ministrar en el altar y conducir los varios servicios del templo.
La posesión del antiguo registro de Zorobabel fue invaluable, ya que guió a una información exacta en
este punto importante de duda.
7:31-73 “Los varones de Micmas, ciento veintidós. Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés.
Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos. Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro. Los hijos de Harim, trescientos veinte. Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. Los
hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno. Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
Sacerdotes: los hijos de Jedaía, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. Los hijos de Imer, mil
cincuenta y dos. Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. Los hijos de Harim, mil diecisiete. Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. Cantores: los
hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de
Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. Sirvientes del
91
El libro de Nehemías
templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, los hijos de Queros, los hijos de
Siaha, los hijos de Padón, los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai, los hijos de
Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de
Necoda, los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, los hijos de
Mehunim, los hijos de Nefisesim, los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, los
hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los
hijos de Tema, los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa. Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos
de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de
Gidel, los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón.
Todos los sirvientes del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. Y estos
son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la
casa de sus padres, ni su genealogía, si eran de Israel: los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los
hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos. Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos
y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de
ellas. Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio, y
les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con
Urim y Tumim. Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, sin sus
siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. Y algunos de los
cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de
oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. Los cabezas de familias dieron
para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata. Y el resto del
pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del
templo y todo Israel, en sus ciudades”.
Con respecto a estos versículos, como ya mencionamos antes, esta genealogía es esencialmente la
misma que aparece en Esdras, capítulo 2, y los comentarios que hicimos en relación a estos es suficiente.
Esta también es la opinión de muchos comentaristas notables como F. Delitzch y C.F. Keil.
Capítulo 8
La lectura de la Ley
8:1 “Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había
dado a Israel”. Aquí vemos la gran diferencia entre un avivamiento y la asistencia normal a la iglesia.
En tiempos normales, las personas tienen que ser convencidas para ir a la iglesia, y generalmente son
apáticas, no toman notas de los sermones y algunas veces ni siquiera llevan su Biblia. En el avivamiento
ellos demandan que sus ministros les enseñen la Palabra de Dios. En tiempos de avivamiento, el pueblo
tiene un hambre profunda de comer y devorar la Palabra de Dios y demandan que sus ministros les
enseñen. Por esta razón, Dios da maestros de justicia (Jl. 2:23).
8:2 “Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y
de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo”. Necesitamos poner atención al
92
La Era de la Restauración
hecho que hay ciertas personas en el pueblo de Dios que son incapaces de comprender la predicación de la
Palabra de Dios. Obviamente, estos no iban a beneficiarse de escuchar la predicación y fueron separados de
los otros. Tal como los educadores seculares tienen instrucción especial para aquellos con dificultades de
aprendizaje, nosotros deberíamos tener clases especiales para aquellos que tienen dificultad de comprender
las verdades de la Palabra de Dios.
Ahora, el primer día del séptimo mes es claramente expresado por una razón: alertarnos para ver un
significado oculto. Este era el primer día de las últimas tres fiestas del Señor (ver Lv. 23). Las fiestas
eran como siguen:
1. La Fiesta de la Pascua: esta se celebraba el décimo cuarto día del primer mes (Lv. 23:5), y espiritualmente ilustraba la salvación. Cristo es nuestro Cordero Pascual, sacrificado por nuestros pecados, por medio de cuya sangre nosotros somos salvos.
2. La Fiesta de los Panes sin Levadura: esta fiesta se celebraba entre el día décimo quinto y vigésimo
primero del primer mes (Lv. 23:6), y significa que por el resto de nuestra vida debemos alimentarnos de la Palabra de Dios, no adulterada y sincera.
3. La Fiesta de las Primicias: esta fiesta se celebraba en el primer mes (Lv. 23:11). Cristo es nuestra
Primicia, habiendo sido levantado de la muerte. En forma similar, nosotros pasamos por el rito del
bautismo del agua, que es ser sepultados con Cristo y luego ser resucitados para caminar en novedad
de vida con Él.
4. La Fiesta de Pentecostés: esta fiesta se celebraba el día décimo quinto del día después de la Pascua,
en el tercer mes. Para los cristianos, esto es análogo a ser bautizados con el Espíritu Santo, con la
señal inicial de hablar en otras lenguas.
Las tres últimas Fiestas celebradas durante el séptimo mes
5. La Fiesta de las Trompetas: esta fiesta se celebraba en el primer día del séptimo mes (Lv. 23:24).
Esto representa cuando Dios habla de una forma fresca a Su pueblo; Él se está moviendo y aquellos
que escuchen Su voz deben estar preparados para moverse con Él.
6. El Día de la Expiación: esta fiesta se celebraba en el décimo día del séptimo mes (Lv. 23:27). Esta
es la fiesta en la que el pueblo de Dios afligía su alma y recibía una limpieza más profunda en el
cuerpo, el alma y el espíritu. Por Su gracia, necesitamos clamar a nuestro Salvador, tal como David
dijo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay
en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno” (Sal. 139:23-24).
7. La Fiesta de los Tabernáculos: esta es la séptima y última fiesta que se celebraba entre el décimo quinto
y el vigésimo primer día del séptimo mes (Lv. 23:34). Es importante notar que esta fiesta se celebró en el
tiempo de la Restauración (como ya lo establecimos anteriormente). El Periodo de la Restauración es un
tipo de la restauración de la Iglesia. Por lo tanto, la Fiesta de los Tabernáculos, que es un tipo de la lluvia
postrera, será celebrada y experimentada por la Iglesia, en estos tiempos del fin, antes de la Venida del
Señor. Esto lo vemos en Hechos 3:20-21: “Y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de
cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que
habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.
Santiago 5:7 dice: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia
temprana y la tardía”.
El libro de Nehemías
93
En Israel hay dos lluvias principales. La lluvia temprana, que prepara la tierra para sembrar, y la lluvia tardía, en
el séptimo mes, la cual madura la cosecha. Luego esta cosecha es traída durante la Fiesta de la Cosecha, que
es la Fiesta de los Tabernáculos. Veremos más acerca de la Fiesta de los Tabernáculos un poco más adelante
en este libro, veremos otras verdades espirituales asociadas con esta fiesta, que son aplicables a la Iglesia de
nuestros días.
8:3 “Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba
hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos
de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley”. Notamos, también, que Esdras leyó en la plaza
frente a la Puerta de las Aguas, para advertirnos del hecho que el Agua de la Vida ahora estaba lavando
al pueblo, como podemos leer en Efesios 5:25-27:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni
arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.
Tal como leemos aquí, en relación al pueblo en el tiempo de Esdras y Nehemías, nosotros veremos que
cuando la gloriosa lluvia postrera sea derramada, el pueblo tendrá un deseo insaciable de recibir
instrucción de la Palabra de Dios.
8:4 “Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello, y junto a él
estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su mano derecha; y a su mano izquierda,
Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam”. Otra verdad que no debemos
pasar por alto es que Esdras estaba rodeado por los ancianos de Israel para que el pueblo se diera
cuenta que él hablaba de parte de los líderes de la congregación.
Siempre es bueno que el pastor le informe a los ancianos antes de darle nueva dirección a la iglesia.
Cuando la unanimidad se ha alcanzado en el liderazgo, entonces el pastor puede hablar a la congregación, con los ancianos en la plataforma detrás de él. De esta manera, la congregación comprende que lo
que se está diciendo es de parte del liderazgo de la iglesia. Esto le da credibilidad al mensaje, dirección
o doctrina que está siendo expuesta.
8:5 “Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo
abrió, todo el pueblo estuvo atento”. Aunque esta declaración puede ser vista como el simple hecho que
Esdras estaba a la vista de todo el pueblo, hay, sin embargo, una verdad espiritual que puede ser extraída. Es
muy importante que la congregación vea a sus líderes espirituales y conozca el estilo de vida de ellos.
Los líderes, como los de ese periodo, deben vivir modesta y devotamente. La vida de ellos debe ser un
ejemplo para su mensaje al pueblo. Como el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 4:16-17: “Por tanto, os
ruego que me imitéis. Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el
cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias”.
8:6 “Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén!
alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra”. Es una profunda
bendición del Altísimo cuando la congregación está dispuesta a escuchar y a aprender las Escrituras.
94
La Era de la Restauración
Es Dios quien inclina el corazón del hombre para que busque conocerlo y para que desee comprender el Libro
de la Vida. Oh, que privilegio es para nosotros ministrar almas con tal anhelo de búsqueda. Mientras escribía
esto, pasé por Alemania donde tuve el privilegio de ministrar a un grupo de santos de Dios con estas
características. Muchos de ellos eran tan maduros en Su gracia que parecía que ya estaban en el cielo. Ellos
bebían la Palabra con una apreciación profunda, que hubiera hecho feliz el corazón de cualquier hombre de
Dios y sacaban las verdades frescas de mi corazón. Oh, que comunión bendita disfrutamos durante esos días
que pasaron tan rápido.
8:7-8 “Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías,
Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar. Y
leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la
lectura”.
Una de las lecciones que tenemos que aprender, cuando estudiamos la Palabra de Dios, es que no
solamente tiene aplicaciones espirituales, sino que también tiene aplicaciones muy prácticas para nuestra vida aquí en la tierra. Esdras y sus compañeros maestros procuraron implantar esto en el corazón de los
que escuchaban. Todos los sacrificios del Antiguo Testamento fueron solamente tipos del sacrificio de Cristo.
Necesitamos apreciar la riqueza de la verdad contenida en estos tipos del Antiguo Testamento y debemos comprender la aplicación subsiguiente de estos sacrificios en la vida de cada creyente en estos días
del Nuevo Testamento. Así, nuestra vida será más llena y más pura. Disfrutaremos de más libertad
espiritual y vendremos a conocer por experiencia los que Jesús quiso decir en Juan 8:32: “y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres”.
8:9 “Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al
pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis;
porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley”. Debido a la hambruna del conocimiento
de las Escrituras, que los pecados de generaciones anteriores había traído sobre ellos, el pueblo ignoraba la Palabra de Dios.
Por esto, el pueblo lloró cuando su corazón fue convencido de pecado por la predicación del mensaje
de Dios en el Libro de la Ley y los Profetas. Al pueblo se le dijo que no llorara, porque el día era un Día
Santo, queriendo decir de gozo y felicidad en la presencia del Señor, durante el tiempo de la Fiesta de
los Tabernáculos.
8:10 “Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen
nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová
es vuestra fuerza”. Aquí tenemos una de las porciones de la Escritura más citada, en este libro de
Nehemías: “el gozo de Jehová es vuestra fortaleza”. Necesitamos especializarnos en el gozo y en el
regocijo, porque no sólo es nuestra fuente de fuerza, sino que abre un camino para mayor bendición.
Pablo, citando a Jesús, dijo que el Señor ama a un dador alegre, como leemos en 2 Corintios 9:7: “Cada
uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre”. La Fiesta de los Tabernáculos, como ya dijimos, es la séptima y última fiesta del Señor, como
se menciona en Levítico 23. Se le llama de diferentes formas: Fiesta de la Cosecha, Fiesta de la Siega y
Fiesta de las Enramadas, porque en ese tiempo, como veremos después, al pueblo se le indicó que
morara en tiendas hechas de ramas de árboles específicos. Era un tiempo de regocijo.
El libro de Nehemías
95
8:11-12 “Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque es día santo, y no os
entristezcáis. Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande
alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado”. Uno de los grandes tesoros en
la vida cristiana es la habilidad de entender la Escritura, así como el plan y el propósito de Dios para nosotros
como individuos y para nuestra iglesia como un cuerpo. Este entendimiento da un sentido de reposo y bienestar
a nuestra alma y espíritu.
8:13 “Al día siguiente se reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes y levitas,
a Esdras el escriba, para entender las palabras de la ley”. Como ya mencionamos antes, en relación al
8:4-5, es vital que el liderazgo actúe como lo hizo Moisés. Moisés primero se reunió con Aarón (podemos decir que era su pastor asistente) y luego con los ancianos de los hijos de Israel. Cuando él se
dirigió al pueblo, fue con un liderazgo unido, para que la congregación pudiera aceptar que Dios los
había visitado y que le había dado un mandato a Moisés. Por lo tanto, cuando Dios está mostrando un
mover o un mensaje nuevo para la iglesia, es sabio consultar con el liderazgo, porque es más fácil para
la congregación aceptar una nueva visión cuando saben que usted tiene el respaldo del liderazgo.
8:14 “Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos
de Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo”. Esto es tomado de Levítico 23:39-40:
“Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra,
haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será
también día de reposo. Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas
de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis
delante de Jehová vuestro Dios por siete días”.
Espiritualmente, estos tres árboles nos ayudan a ver que hay un derramamiento abundante de la bondad
y de la justicia de Dios y una cantidad abundante de agua de vida.
8:15 “Y que hiciesen saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al
monte, y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso,
para hacer tabernáculos, como está escrito”. Había una bendición adicional cuando ellos celebraban
la fiesta en el tiempo de la restauración.
El olivo habla de paz y reposo, y el pino, u olivo silvestre, habla de protección o contención, en relación
a que Israel fue separada del mundo y protegida de sus enemigos. Dios prometió proteger todas sus
posesiones durante el tiempo de las fiestas. El mirto (arrayán) es un hermoso árbol siempre verde, y el
hecho que el nombre de la reina Ester se derive del nombre “árbol de mirto” puede ilustrar la hermosura
del Señor que es manifestada a través de aquellos que participan de esta fiesta. El monte de Sion
espiritual también es asociado con Su hermosura (Sal. 50:2). La Palmera es un símbolo eterno de
justicia, mientras que los árboles frondosos son símbolo de la fortaleza de Dios que es manifestada en
aquellos que participan de esta fiesta.
8:16 “Salió, pues, el pueblo, y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en
sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la
puerta de Efraín”. Un aspecto notable de esta fiesta es que el pueblo salió de sus propias moradas y
habitaron juntos durante toda la fiesta. Esto nos habla de la unidad que será manifestada por aquellos
96
La Era de la Restauración
que estén plenamente de acuerdo, cuando el Señor haga volver la cautividad de Sion (Sal. 126). Sabemos que
esta fiesta unirá a las naciones, en el reinado Milenial de Cristo sobre la tierra, porque Zacarías 14:16 declara:
“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para
adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos”.
Ellos acamparon en la plaza de la Puerta de las Aguas, lo que nuevamente nos habla de la abundancia de
la Palabra de Dios y del Espíritu de Dios que será manifestado en esta fiesta. También acamparon en la
plaza de Efraín (quien, de todas las tribus de Israel, fue el que se descarrió una y otra vez). Esto indica
que esta fiesta será conocida por la gran cantidad de descarriados que regresarán al Señor durante el
tiempo del avivamiento del fin.
8:17 “Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos
habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de
Israel. Y hubo alegría muy grande”. Está fiesta había sido observada durante el reinado del rey Salomón
(2 Cr. 5:3) y también cuando los cautivos de Israel regresaron con Zorobabel, como es evidenciado en
Esdras 3:4, pero nunca la habían guardado de una manera tan plena desde los días de Josué.
8:18 “Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e
hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito”. Otra
vez, queremos enfatizar que este avivamiento en el tiempo del fin estará centrado en la enseñanza de la
Palabra de Dios, para que el pueblo de Dios tenga Sus leyes escritas sobre las tablas de carne de su
corazón. Por lo tanto, debemos prepararnos levantando maestros de justicia para que podamos instruir
en los caminos de Dios, a la cosecha de convertidos.
Capítulo 9
Un repaso de su historia
9:1 “El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra
sobre sí”. La confesión y el arrepentimiento preceden al avivamiento. Sin embargo, después de la convicción del pecado y de la bendición del Espíritu Santo, hay necesidad de humillarse y limpiarse más; que es la
consecuencia de que el pecado sea revelado por medio de una luz de avivamiento mayor, que resplandece en
nuestra vida personal y en la conducta de la Iglesia. Este fue el caso en el tiempo de Nehemías.
9:2 “Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres”. Una de las situaciones más graves en la vida de un
creyente es estar unido en yugo desigual, con alguien que no es un creyente o que no tiene una fe similar. Esto
hace que el creyente pierda su vida de santidad, así como su fe en la Biblia. Por esto, sea en el matrimonio o
en el trabajo, no debemos hacer alianzas con aquellos que no están caminando por el mismo camino.
Ahora, la confesión de pecados pasados es importante, ya que Dios requiere esas cosas del pasado,
como vemos en Eclesiastés 3:15: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo
que pasó”. Una ilustración de la Escritura, que trata con el pecado del pasado, incluyendo aquellos
pecados de nuestros padres, sería la hambruna en el tiempo de David. Cuando David inquirió por qué
había hambruna, Dios le dijo que era por causa del pecado de Saúl en contra de los gabaonitas, unos 30
años atrás (2 S. 21:1-14). Dios puede que nos pida que, por nuestras familias o nación, nos arrepintamos de los pecados de nuestros antepasados.
El libro de Nehemías
97
El juicio por los pecados puede caer sobre nosotros, como fue el caso con David y su generación. En cierto
sentido, esto fue confirmado por el Señor, quien dijo en Su día que la sangre de todos los profetas, derramada
desde la fundación del mundo, sería requerida de Su generación (Lc. 11:50-51). Asegurémonos de no darle
razón al Señor para traer juicio sobre nuestros hijos y las futuras generaciones.
9:3 “Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día,
y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios”. El método que estos amados
israelitas usaron para limpiar sus almas de la contaminación es un modelo para nosotros, hoy, en el
tiempo que estamos viviendo.
Sea de forma privada o pública, si el Señor lo quiere, es bueno pasar varias horas leyendo los pasajes
de la Palabra que el Espíritu Santo indique. Luego, debemos pasar tiempo confesando al Señor cualquier pecado, pasado o presente, sobre el cual Él ponga Su dedo en nuestra vida, por cuanto la definición de pecado es quedarnos cortos de alcanzar la gloria de Dios en cualquier área. Por medio de estos
actos de obediencia, seremos capacitados para participar de una mayor revelación de Sus gloriosos
caminos y, sobre todo, del incomparable Cristo de Dios, en toda Su hermosura revelada. También, es
muy importante no ser negligentes ni olvidar confesarlos a aquellos a quienes hemos herido.
9:4 “Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías,
Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios”. Hay tiempos para orar en privado y en
silencio, y para meditar; pero hay otros momentos en los que necesitamos expresar nuestras emociones,
tal como leemos de Jesús: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (He. 5:7).
9:5 “Y dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías:
Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el
nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza”. Los líderes primero mandaron al
pueblo a levantarse y alabar al Señor, y después se volvieron al Señor y Lo exaltaron. Esto fue seguido
de una declaración de la grandeza y bondad de Dios.
A menudo es beneficioso declarar en voz alta todas Sus obras maravillosas, por cuanto Pablo dijo en
Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Amados, practiquemos
recitar Su Palabra en voz alta en ciertos momentos, por cuanto esto incrementará nuestra fe y recibiremos las bendiciones.
9:6 “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra
y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los
ejércitos de los cielos te adoran”. David salía en las noches a contemplar el cielo y veía la grandeza de
Dios en Su creación (Sal. 8); es bueno que veamos la grandeza de Dios en Su creación. Entonces
podremos apreciar la Escritura que dice: “¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jer. 32:27). Ver Su
grandeza incrementa nuestra fe para creer que nada es imposible para Él.
9:7 “Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste
el nombre Abraham”. A continuación encontramos un repaso de la historia de los hijos de Israel, desde
los días de Abraham, quien se nos dice es nuestro padre, si somos de Cristo (Gá. 3:29). Así, aunque
mucho es un recuento de la historia judía, las verdades se pueden aplicar a nuestros días y época.
98
La Era de la Restauración
9:8 “Y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu
palabra, porque eres justo”. La primera verdad que debemos examinar en esta etapa es que Abraham
heredó las promesas de Dios, porque fue encontrado fiel. Ahora, al ver detenidamente las Santas Escrituras,
encontramos que la fidelidad es la virtud fundamental para que alguien sea considerado para el ministerio, y
además es recomendada por Jesús (Ver Mt. 25:14:23).
El apóstol Pablo nos dice que su estilo de vida pasado, persiguiendo a la Iglesia, no lo descalificó para ser
llamado al ministerio, por que él lo hizo por ignorancia. ¿Qué calificó a Pablo? El hecho que Dios lo contó
como fiel (1 Ti. 1:12). Aquellos que están con el Cordero son llamados, elegidos y fieles (Ap. 17:14).
9:9 “Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo”.
Cuando clamamos a Dios en nuestra aflicción, Él escucha y responde, porque escrito está que “En toda
angustia de ellos él fue angustiado…” (Is. 63:9). El apóstol Santiago ciertamente nos exhorta, en Santiago 5:13: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración”. Así que, amados, acerquémonos con
valentía santa a Su trono de gracia, para encontrar gracia y ayuda en tiempo de necesidad (He. 4:16).
9:10 “E hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo
de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre
grande, como en este día”. Es importante darnos cuenta que los juicios que vinieron sobre Faraón y los
otros, fueron por causa de su orgullo (soberbia).
Dios resiste al soberbio pero da gracia al humilde (Stg. 5:6, 1 P. 5:5). El orgullo es uno de los pecados
más peligrosos. Engaña nuestro corazón y nos hace desear puestos y posiciones que Dios no nos ha
dado. Lucifer, por su orgullo, se convirtió en Satanás, porque deseó ser como el Altísimo (Is. 14:11-15).
9:11 “Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores
echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas”. Ahora, se enumeran algunas de
las señales y maravillas que el Señor realizó durante el viaje de Egipto hacia la Tierra Prometida.
El mar Rojo se abrió y les permitió a los hijos de Israel cruzarlo sobre tierra seca; cuando las aguas se
volvieron a cerrar, estas cubrieron y destruyeron al ejército de los egipcios. El mar Rojo es símbolo del
bautismo en agua. Como ya mencionamos antes, el bautismo en agua es un rito de ser sepultados con
Jesús y levantarnos a novedad de vida para caminar con Él. Esto nos lleva al siguiente acto de Dios: ser
guiados por el Espíritu de Dios.
9:12 “Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el
camino por donde habían de ir”. Es importante para nosotros comprender que, como cristianos, no
solamente necesitamos nacer de nuevo por el Espíritu Santo y ser llenos de Él, sino también ser guiados
por el Espíritu. Leemos en Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
9:13 “Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el
camino por donde habían de ir”. La experiencia del Monte Sinaí fue simbólica de la fiesta de Pentecostés. En este glorioso encuentro con Jesús como Aquel que nos bautiza en el Espíritu Santo, también
somos bendecidos con una revelación fresca de la Palabra de Dios. Fue en este punto del viaje, que
El libro de Nehemías
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Dios eligió darles los Diez Mandamientos, escritos sobre dos tablas de piedra. Para los creyentes del Nuevo
Testamento, esos Mandamientos deben estar escritos sobre las tablas de carne de nuestro corazón. Somos
sabios al guardar las leyes de Dios (Dt. 4:6).
9:14 “Y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste
mandamientos, estatutos y la ley”. El sábado, el séptimo día de la semana del Antiguo Testamento, fue
un día de reposo. Para el creyente del Nuevo Testamento, significa entrar al reposo de Dios, con lo cual
cesamos de nuestras propias obras, tal como Dios cesó de las Suyas (He. 4:1-11).
9:15 “Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que
entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías”. En el viaje de
Egipto al río Jordán, el Señor les proveyó maná o pan del cielo, cada mañana. Jesús dijo que Él era el
Pan de Vida. Por cuanto Él es la Palabra hecha carne, nosotros debemos alimentarnos de la Palabra
Viva, cada día, siendo ésta nuestro alimento espiritual.
1 Corintios 10:4 dice: “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Por lo tanto, para nosotros es el Espíritu de Cristo fluyendo a
través de las Escrituras que da vida, no la letra muerta de la Palabra que mata (2 Co. 3:6). Así, los hijos
de Israel fueron guiados y alimentados sobrenaturalmente por Dios, para que pudieran entrar a la tierra
que Dios les había prometido.
9:16 “Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus
mandamientos”. Ahora, encontramos el problema que afecta a la humanidad: somos orgullosos y no
escuchamos a Dios, quien nos habla claramente. No escuchamos; sea que Él hable a través de Su Palabra
escrita, a nuestro corazón, por medio de nuestra conciencia, por medio de predicadores o por medio de otros
que nos testifican en relación al camino correcto por el que debemos caminar. Por esto, necesitamos ser como
los hijos de Israel, cuyos líderes ahora reconocieron que sus antepasados rehusaron obedecer.
9:17 “No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú
eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no
los abandonaste”. Aquí, nuevamente, vemos enfatizado el carácter de Dios: un Dios de amor y misericordia, quien siempre cuida de Sus hijos y recuerda que somos solamente carne. Como Jesús dijo en
Mateo 26:41: “…el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Por lo tanto, nuestro
Padre Celestial comprende, y en su profunda compasión, siempre está para animarnos a lo largo del
viaje de nuestra vida.
9:18 “Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo
subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones”. Una de las acciones más dolorosas que un
hombre puede hacer en contra de Dios es adorar a un ídolo y decir que ese ídolo es Dios. Los hijos de
Israel hicieron que Dios experimentara tal clase de aflicción y dolor de corazón. El Señor su Dios,
quien había confundido a los dioses egipcios ante sus propios ojos, y había hecho grandes maravillas,
tal como abrir el mar Rojo.
Es una experiencia que muchos pastores conocen. La angustia del alma es tan grande cuando alguien que
ha estado expuesto a la verdad por muchos años, se aparta y camina con aquellos que se han rebelado en
100
La Era de la Restauración
contra suya, o se va a otras iglesias que no predican todo el Evangelio. Mientras escribo esto, parece que
estoy experimentando un poco de Su dolor y aflicción. Oh, ¿cómo podemos los humanos ser tan ciegos como
para regresar a los ídolos e ignorar al Dios de los cielos y la tierra, quien creó todas las cosas por Su placer?
Debemos buscarlo para conocer Sus planes y propósitos para nuestra vida, porque tal como declara el
profeta: “…no la creó en vano…” (Is. 45:18).
9:19 “Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de
nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para
alumbrarles el camino por el cual habían de ir”. Una de las virtudes más maravillosas del Padre
Celestial es Su misericordia. Cuando hemos herido profundamente Su corazón de amor, Él todavía
regresa y trabaja con nosotros para cumplir Sus propósitos en nuestra vida. Esto también lo encontramos en las enseñanzas del Señor Jesús, cuando dijo, en relación a Su Padre, en Mateo 5:43-48:
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os
digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de
vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que
hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Luchemos para alcanzar la perfección Escritural de amar verdaderamente, lo que significa perdonar y
olvidar completamente, y luego bendecir sin reservas a aquellos que nos han usado despectivamente.
9:20 “Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste
para su sed”. Aquí vemos el cumplimiento del Salmo 68:18: “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad,
Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Jehová Dios”.
Así, el Padre da bendiciones espirituales y naturales a aquellos que se han rebelado en contra de Él,
para así mostrar la perfección de Su amor. Que nosotros también seamos así y mostremos la perfección
del amor de Dios a todos.
9:21 “Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos
no se envejecieron, ni se hincharon sus pies”. Aquí vemos la perfección de la paciencia y la bondad
del Padre. Durante esos 40 años hubo constantes actos de rebelión de una clase u otra, y aun así el Padre
de las Luces, en quien no hay mudanza ni sombra de variación, continuó sustentando a Su pueblo. ¡Así
de pacientes debemos ser nosotros con aquellos que nos fallan!
9:22 “Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra
del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán”. Aunque no se menciona en este texto, el Señor endureció
el corazón de estos reyes (Dt. 2:30) para que ellos, como Faraón anteriormente, fueran destruidos.
Comprendamos dos verdades aquí. Primero, siempre debemos tener un espíritu quebrantado y humilde
para que podamos recibir el amor y la misericordia del Señor; y segundo, cuando nuestro enemigo
endurece su corazón, debemos darnos cuenta que el Señor tiene por intención destruirlos y debemos
esperar y ver.
El libro de Nehemías
101
9:23 “Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho
a sus padres que habían de entrar a poseerla”. Ciertamente es sorprendente que Dios, misericordiosamente,
multiplicó la nación, considerando que ellos fueron tan rebeldes. Al hacerlo, Él les estaba manifestando Su
misericordia y bondad, por cuanto la abundancia de hijos en esos días era considerado una bendición.
9:24 “Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del
país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para
que hiciesen de ellos como quisieran”. Antes de entrar a la tierra Prometida, Moisés mencionó siete
naciones; principalmente los heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y los jebuseos.
Estos representan los siete pecados cardinales, como son mencionados por el rey Salomón en
Proverbios 6:16-19:
“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua
mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos”.
Estos son los pecados con los que debemos lidiar en nuestro corazón para que nosotros, también,
tengamos victoria en la medida que Dios nos introduce a nuestra herencia espiritual.
9:25 “Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas
hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran
bondad”. Aquí vemos la trampa en la que caen muchos amados del pueblo de Dios. Cuando las personas prosperan, se vuelven autosuficientes y pierden su dependencia santa en el Señor. A Israel se le
advirtió de antemano acerca de esto, antes de entrar a la tierra prometida. Vemos un ejemplo en
Deuteronomio 32:15: “Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces
abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación”. Tengamos cuidado con la
prosperidad, si nuestro corazón no está completamente santificado, porque también nosotros caeremos.
9:26 “Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron
a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones”. La magnitud del pecado de Israel como nación fue grande. El Señor los reprendió diciendo que, a
diferencia de los paganos que nunca cambiaban a sus dioses, Israel había rechazado al Dios vivo y
verdadero a cambio de ídolos hechos de metal y madera.
9:27 “Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo
de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les
enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos”. Vemos la respuesta de sus
predicadores a causa de esta rebelión.
Los levitas se refieren al tiempo de los jueces, cuando se repitió un ciclo de eventos, durante esos 350
años. Había un periodo de Reposo, seguido por uno de Rebelión; luego esto los llevaba a la Represión
por medio de un enemigo que Dios levantaba para dominarlos; después venía el Arrepentimiento, entonces Israel se volvía al Señor, con un Gobernador que era nombrado por Dios, y experimentaban la
Liberación de la opresión de sus enemigos. Este ciclo de eventos es así:
9:28 “Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste
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La Era de la Restauración
REPOSO
LIBERACIÓN
REBELIÓN
GOBERNADOR
REPRESIÓN
ARREPENTIMIENTO
en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos
los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste”. Esta liberación no duraba mucho; después
de un tiempo, ellos regresaban a sus caminos rebeldes y, en total, Dios levantó a 12 jueces (salvadores). Hubo
7 ciclos durante todo este periodo de 350 años.
9:29 “Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus
mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se
rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon”. Hay una frase aquí, que es muy importante para
nuestra vida espiritual, una que no debemos pasar por alto: “a que se volviesen a tu ley”. La Ley no es
una opción, sino un mandamiento. El propósito de Dios para el Nuevo Testamento es escribir Su ley
sobre las tablas de carne de nuestro corazón, para que Él pueda hacernos caminar en Sus caminos. Por
esto, debemos darnos cuenta que aquellos que caminan en el Espíritu y son guiados por el Espíritu,
ciertamente cumplen la justicia de la Ley (Ro. 8:4).
9:30 “Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas,
pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra”. Moisés les
advirtió a los hijos de Israel, que ellos ciertamente irían a cautividad y serían dispersados entre las
naciones, cuando declaró:
“Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro
extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.
Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te
dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma”.
9:31 “Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios
clemente y misericordioso”. Otra razón por la que Moisés dijo que los hijos de Israel no serían destruidos
(quienes merecían ser eliminados de entre las naciones) es que las naciones paganas se regocijarían y reclamarían
El libro de Nehemías
103
que ellos, y no el Señor, habían traído juicio sobre Israel. Leemos esto en Deuteronomio 32:26-27:
“Yo había dicho que los esparciría lejos, Que haría cesar de entre los hombres la memoria de
ellos, De no haber temido la provocación del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano poderosa ha hecho todo esto, y no Jehová”.
9:32 “Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia,
no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros
príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los
días de los reyes de Asiria hasta este día”. Esto se relaciona al tiempo registrado en 2 Reyes capítulo
17, cuando las diez tribus del norte fueron llevadas cautivas por Senaquerib, y más adelante fueron
deportadas por Esarhadón y Asurbanipal (732 a.C.).
9:33-35 “Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho,
mas nosotros hemos hecho lo malo. Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que
les amonestabas. Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil
que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras”.
Es un hecho que aun después de las grandes deportaciones de esas diez tribus del Reino del Norte de
Israel, el Reino del Sur de Judá (con excepción de los reyes Ezequías y Josías) no sirvió al Señor, sino
que degradaron el reino con una densa maldad. Literalmente llenaron la tierra con asesinatos, adulterio
y codicia. Lamentablemente, pocos de nosotros aprendemos de los errores de otros.
9:36-37 “He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres
para que comiesen su fruto y su bien. Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre
nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia”. Así, reconociendo la justicia de Dios,
abiertamente declararon que esta restauración era solamente espiritual, porque ellos ciertamente eran
esclavos del Imperio Persa.
En realidad eran un poco más que esclavos, ya que los persas podían mandarlos a voluntad, incluso
trasladarlos de un país a otro. Hasta cierto punto, nosotros como cristianos, estamos experimentando lo
mismo mientras este mundo esté bajo el dominio de Satanás, príncipe de este mundo, quien controla los
gobiernos que son principalmente anti- cristianos.
Sin embargo, debemos recordar que nuestro Dios reina en los cielos y así como Él anuló los decretos
del Imperio Persa, si clamamos a Él, también lo hará en nuestros días. ¡Alabado sea el Señor! Debemos
comprender, amados, que cuando continuamos en el pecado, otro espíritu tendrá dominio sobre nosotros, incluso Satanás. Él controlará y arruinará cada área de nuestra vida: cuerpo, alma y espíritu. Es
solamente a través de la obediencia al Señor y a Su Palabra que nosotros podemos disfrutar de Su
promesa en Juan 8:32: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
9:38 “A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por
nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes”. Hacer pactos con el Señor es algo
que se debe fomentar, porque nos ata a un propósito y a un camino, poniendo nuestros pies sobre la senda de
104
La Era de la Restauración
justicia. Amado, detengámonos en este momento y encontrémonos con el Señor en esta área, comprometiéndonos
a caminar en Su santísima voluntad para nuestra vida. Será de beneficio eterno para nosotros.
Capítulo 10
Los que sellaron el pacto.
10:1 “Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías”. En aquellos
días, como en algunos países hoy, los documentos oficiales se consideran finalizados cuando se sellan,
con un sello que representa a la persona que se adhiere a lo que está escrito en el documento. Por lo
tanto, tenemos una larga lista de aquellos que pusieron su sello personal o familiar a este documento
solemne, con la intención de servir a Dios. Naturalmente, Nehemías fue el primero, ya que era el
gobernador y el representante del emperador persa.
ZidkijahN.T., o Sadoc, el escriba de Nehemías 13:13, fue quien escribió el documento y por lo tanto,
firmó segundo. Los oficiales con más altos rangos, firmaron o sellaron el documento, para así poner un
buen ejemplo al resto del pueblo. Los líderes siempre deben hacer así, porque otros imitarán sus
buenas acciones en el camino de la justicia. Estos dos líderes fueron los dos testigos necesarios
para cualquier ocasión solemne.
10:2-8 “Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim,
Meremot, Obadías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgai y Semaías;
éstos eran sacerdotes”.
Ahora, tenemos a los 21 sacerdotes (3 x 7), que representan a los ministros de Dios en su papel divino
de perfección, respaldando firmemente el Pacto. Los ministros en sus púlpitos tienen un poder tremendo
de persuasión; que usen ese poder para convertir a las personas para que sigan el camino de piedad.
10:9-13 “Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, Micaía, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías,
Hodías, Bani y Beninu”. Estos 17 hombres (el número de fortaleza moral y espiritual) representan a los
ancianos que trabajaron detrás de sus líderes. Es maravilloso cuando una iglesia está unida en el liderazgo,
ya que muestra un gran poder para hacer el bien.
10:14-27 “Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, Buni, Azgad, Bebai, Adonías,
Bigvai, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Hasum, Bezai, Harif, Anatot, Nebai, Magpías, Mesulam,
Hezir, Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Hanán, Anaías, Oseas, Hananías, Hasub, Halohes, Pilha,
Sobec, Rehum, Hasabna, Maasías, Ahías, Hanán, Anán, Maluc, Harim y Baana”.
Hubo 44 (4 x 11 representando la pureza universal de propósito) jefes del pueblo que se suscribieron a
la voluntad manifiesta de Dios como fue declarado por los líderes religiosos. Es algo alentador cuando
los miembros influyentes de una congregación respaldan a sus ministros.
10:28 “Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y
todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus
hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento…” No puedo enfatizar lo suficiente, que
para estar entregados de todo corazón a Dios, debemos ser moralmente puros. Se nos dice en Oseas 4:11,
N.T. Esta es una transliteración, en español no existe este nombre.
El libro de Nehemías
105
que la fornicación y el vino y el mosto quitan el juicio. Por lo tanto, tenían que separarse de toda cosa que no
fuera pura espiritual, moral y sexualmente, para poder servir plenamente al Señor.
10:29 “Se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la
ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor…” La adherencia a la Ley de Dios, como le fue
dada a Moisés, fue su sabiduría. Nuestra sabiduría son los Diez Mandamientos, escritos sobre las tablas
de carne de nuestro corazón, caminar y ser guiados por el Espíritu de Dios en todo lo que hacemos y
decimos. Debemos orar para que el Señor los escriba en nuestro corazón.
10:30 “Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para
nuestros hijos”. Después de seguir a Dios de todo corazón, el matrimonio es una de las decisiones más
importantes (sino la más importante) que una persona toma en su vida. Si un hombre se casa con una joven, o
una joven se casa con un joven que no está caminando en la misma visión, independientemente si son cristianos o no, sin duda alguna, habrá problemas más adelante en la vida y una profunda frustración espiritual.
Estoy recordando a cierta jovencita, que era hija de un pastor, y que tenía un llamado a cierta tierra
extranjera. Ella se casó con un joven que profesó tener el mismo llamado, pero que en realidad no lo
tenía. El resultado fue que una profunda amargura entró a la vida de ambos, y aunque ellos han ido por
más de 50 años a la iglesia, no tienen el gozo de Jesús en su vida. Nada, absolutamente nada, puede
compensar la falta del gozo de Jesús en el corazón de un creyente. Solamente tenemos ese gozo cuando
caminamos en la luz, porque Él es la luz y en Su perfecta voluntad para nuestra vida. Ciertamente fui
bendecido con una esposa que tuvo un llamado similar al mío y nuestro matrimonio fue uno de puro gozo.
10:31 “Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día
de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo
dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda”. Los cristianos no guardamos el sábado
como santo, sino que guardamos el día del Señor (domingo), el día de Su resurrección. Sin embargo,
debemos apartar el domingo para asistir a la iglesia, para orar o para meditar en Su Palabra. No
debemos profanarlo comprando, jugando deportes o trabajando en nuestros trabajos seculares (si es posible).
10:32-34 “Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo
para la obra de la casa de nuestro Dios; para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el
holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y
los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.
Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para
traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada
año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley”.
El pueblo entonces se comprometió voluntariamente a proveer para el servicio de la casa del Señor,
para que todo lo necesario fuera cubierto. Es bueno que también los cristianos se aseguren de proveer
para que todas las necesidades de los edificios de la iglesia estén igualmente cubiertas. Al hacerlo, el
nombre del Señor, que está sobre Su casa, será glorificado.
10:35-39 “Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las
primicias del fruto de todo árbol. Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados,
como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a
N.T. en inglés dice “arrebata el corazón”.
106
La Era de la Restauración
la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; que traeríamos
también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y
del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra
tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las
ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el
diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de
la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví
la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes
que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios”. En estos
versículos tenemos una continuación de la enumeración de compromisos a las necesidades del servicio en la casa del Señor.”
Con respecto a dar, aunque estos fueron mandamientos del Antiguo Testamento, también son obligatorios para el cristiano, hoy. Recordemos la promesa mencionada por el rey Salomón, en Proverbios 3:910: “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos. Y serán llenos tus graneros
con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”.
Capítulo 11
Los que habitaron en Jerusalén (11:1-24).
Los principales
11:1-2 “Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno
de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades. Y
bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén”.
En la capital, hay una sensación de asombro y majestuosidad ya que es el lugar en donde mora la
cobertura espiritual o el ángel de Su presencia. Por esta razón, la capital de cualquier nación o comunidad cristiana debe ser el lugar de residencia de los jefes o líderes. Es allí donde se emiten las órdenes y
se toman las decisiones. Asimismo, había entre los del pueblo, voluntarios para vivir en Jerusalén, ya
que era necesario que otros vivieran allí para cumplir con muchas otras funciones necesarias en la
capital. Por esto, determinaron que uno de cada diez debía morar en la capital.
Podemos pensar inicialmente, que todos los israelitas deseaban tener el privilegio de vivir en la Ciudad
Santa. Sin embargo, cuando consideramos que los estándares de vida eran tales que requerían de los
habitantes un mayor grado de recato y santidad, nos damos cuenta que solamente algunos anhelaban este
honor. (Ver Salmo 15 y Salmo 24). Siempre debemos comprender que un estándar mucho más exigente
es requerido de aquellos que moran en la presencia del Señor en comparación con aquellos que habitan
en pueblos remotos. En Jerusalén estaba el monte de Sion, que tipifica al monte de Sion celestial, el
monte santo de Dios. Sion es llamada la perfección de la hermosura, el gozo de toda la tierra, porque
desde ella Dios ha resplandecido (Sal. 50:2).
Durante este Periodo de Restauración, los habitantes fueron elegidos por suerte. Nosotros sabemos por
Proverbios 16:33: “La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella.” Así, el Señor
decidió quiénes recibirían este honor.
Asimismo, en nuestros días, aquellos que estarán en el monte de Sion espiritual, son aquellos que abrazan esta
El libro de Nehemías
107
esperanza en su interior, como leemos en el Salmo 87:5-6: “Y de Sion se dirá: Este y aquél han nacido en ella,
Y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí “. Ahora, vemos
que aquellos que estaban en Jerusalén recibieron un lugar de honor en las Escrituras, y sus nombres serán
recordados por todas las generaciones, por su dedicación. Por lo tanto, el pueblo de todas las generaciones
alabará a estos amados santos de Dios, quienes de todo corazón se ofrecieron a sí mismos a su Señor.
Debemos considerar otro aspecto: la ira del enemigo siempre está dirigida en contra de la ciudad
capital. Por esto, los habitantes estarían sometidos a un mayor peligro. Esto es claramente verdadero
para Jerusalén, ya que es el blanco de Satanás, y en los tiempos del fin, será el blanco del mismo
Anticristo. Así, aquellos que desean estar en el monte de Sion espiritual deben vivir una vida completamente diferente de aquellos que habitan en las moradas de Jacob. Por esto, leemos en el Salmo 87:2:
“Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob.”
11:3 “Estos son los jefes de la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá
habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y levitas, los
sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón”. Es claro, en estas líneas, que aquellos que
renunciaron a su herencia en la provincia y moraron en Jerusalén, fueron considerados los más honorables.
Cuando Dios escriba Sus libros acerca de nuestra vida, que seamos recordados entre aquellos que tuvieron
honor y que fueron contados dignos de morar en el monte de Sion, y en la Ciudad Santa de nuestro Dios.
Debemos notar que a los vencedores de la iglesia de Filadelfia les fue dada la promesa, que ellos
tendrían escrito sobre sí mismos el nombre de Dios y de la ciudad de Dios, que es la Nueva Jerusalén
(Ap. 3:12). Amados, oremos y vivamos de tal manera que podamos ser contados como dignos de estar
entre la compañía de los santos redimidos de Dios.
Muchas personas eligieron morar en la seguridad relativa de su propia heredad, y no son mencionados
por nombre. Todas las clases: los ministros de Dios, los que atendieron y ayudaron a los ministros, los
que sirvieron a sus ancianos y los hijos de los siervos del gran Rey, eligieron morar en su propia
heredad y no en Jerusalén. Nunca debemos olvidar que los niños están incluidos, y que ellos deben
tomar su propia decisión en relación al lugar en donde será su morada espiritual. Ellos no pueden
depender de la posición de sus antepasados, porque cada uno es juzgado conforme a sus propias obras y
a su caminata delante de Dios.
11:4 “En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos
de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de
los hijos de Fares”. Aquellos que eligieron vivir en la ciudad del gran rey, son mencionados por nombre.
Aquí, encontramos una verdad que no debemos pasar por alto: todo lo que una persona hace en esta vida
es registrado por todas las generaciones. En este caso, estos descendientes de Judá, hijos de Fares,
moraron en Jerusalén y esto les fue contado por bien. Además, para nosotros también es cierto que todo
lo que hacemos queda registrado para siempre en el Libro del Señor. Debemos vivir con mucha cautela
para que, cuando el Señor le dé la orden al ángel de que tome nuestro libro y lo traiga para examinarlo,
todo lo que esté escrito allí sea una lectura agradable para el Él.
11:5-9 “y Maasías hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo
de Zacarías, hijo de Siloni. Todos los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos
108
La Era de la Restauración
sesenta y ocho hombres fuertes. Estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed,
hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías. Y tras él Gabai y Salai,
novecientos veintiocho. Y Joel hijo de Zicri era el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el segundo en
la ciudad”.
Estos eran los líderes responsables de defender la ciudad. Nunca debemos olvidar que tanto natural
como espiritualmente, es muy peligroso morar en la ciudad capital, porque es el blanco principal del
ataque e ira del enemigo. Si captura la capital esencialmente ha capturado a la nación. Por esto, el
ataque siempre es dirigido en contra del centro de operaciones de una comunidad o de una iglesia. Las
personas que moran allí tienen que vigilar cuidadosamente y acostumbrarse a batallar espiritualmente,
porque los ataques pueden ser largos y constantes.
Los sacerdotes
11:10-11 “De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín, Seraías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam,
hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios”. Estos fueron los ministros de Dios responsables del Templo, que estaba sobre el monte Moriah en Jerusalén, la Ciudad Santa.
Al continuar con nuestro estudio de este capítulo y de los siguientes, veremos que el Señor es meticuloso en cuanto a que las cosas sean hechas decentemente y en orden. Necesitamos vigilar cuidadosamente
que en nuestra iglesia ningún deber sea descuidado y dejado a la suerte, o hecho sin cuidado. Por otra
parte, queremos recordar que hay personas designadas para cada función y deber particular.
11:12-14 “Y sus hermanos, los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de
Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías, y sus
hermanos, jefes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de
Mesilemot, hijo de Imer, y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe de los
cuales era Zabdiel hijo de Gedolim”. Aquí tenemos un ejemplo de aquellos que están batallando en
contra del enemigo. Ellos son sacerdotes, pero están preparados para la guerra, y son hombres de valor
y honor. Así son las personas involucradas en la guerra espiritual. La guerra espiritual es batallar en
oración en contra de las fuerzas del enemigo. El apóstol Pablo nos recuerda:
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”
(Ef. 6:11-13).
Los levitas
11:15-18 “De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;
Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de Dios;
y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y
acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo
de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún. Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta
109
El libro de Nehemías
y cuatro”.
Los levitas, quienes servían a los sacerdotes, pueden ser considerados como los que desempeñaban la
función de ancianos de la iglesia. No debemos pasar por alto en este estudio del Periodo de la Restauración, que se le daba mucha importancia a la necesidad de nuestro deber con respecto a acciones de
gracias, relacionadas con la bondad de Dios hacia nosotros, Su creación. El apóstol Pablo nos dice que
debemos abundar en acción de gracias en toda circunstancia (1 Ts. 5:18). Efesios 5:20 nos dice que una
forma más alta de la gracia espiritual de acción de gracias es estar agradecidos por todas las cosas,
queriendo decir no solamente dar gracias en la prueba, sino dar gracias por la prueba.
Los porteros
11:19-20 “Los porteros, Acub, Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos. Y
el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su
heredad”. En el tiempo de David y Salomón, los porteros eran personas distinguidas entre los nobles.
Ellos cumplían con la tarea de recibir, siendo los responsables de las puertas y de las entradas a la
propiedad del Templo. Eran establecidos por David y Samuel, dos ungidos del Señor,
Los sirvientes del Templo (Netinim)
11:21-22 “Los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre
los sirvientes del templo. Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de
Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la
casa de Dios”. Ofel era un lugar en la parte sur del monte Moriah, por lo que los sirvientes estaban
situados muy cerca de las instalaciones del Templo. Los netinim servían a los levitas, los ancianos
y hoy serían llamados diáconos. Eran los responsables de los asuntos físicos del servicio del
Templo, pero no vivían en la ciudad.
Los cantores
11:23 “Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para
cada día”. En el momento en que David había dado la orden de cuidar a los cantores, el rey de Persia
también había ordenado provisiones para aquellos que ministraban en la casa de Dios, con el propósito
que la bendición de Dios estuviera sobre él y sus sucesores.
Entre los hijos de Asaf, los cantores estaban a cargo de la casa de Dios. Los hijos de Asaf son mencionados repetidas veces en el Himnario de Israel: los Salmos. Parece que esta familia dotada y dedicada,
que eran descendientes de Asaf, el cual fue llamado por David para confesar, recordar y alabar (1 Cr.
16:4-5), recibió el manto de su padre a través de las generaciones. Cuán bendecido es que una vida
piadosa, herede un don de Dios a aquellos que lo van a continuar.
11:24 “Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en
todo negocio del pueblo”. Este oficial había sido llamado por el rey para recuadar los impuestos y
otras contribuciones que fueron impuestas por el gobierno persa, sobre el pueblo.
Los que moraban en las aldeas (11:25-36)
110
La Era de la Restauración
11:25-36 “Tocante a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus
aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas, en Jesúa, Molada y Bet-pelet, en Hazar-sual, en
Beerseba y sus aldeas, en Siclag, en Mecona y sus aldeas, en En-rimón, en Zora, en Jarmut, en Zanoa, en
Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el
valle de Hinom. Y los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,
en Anatot, Nob, Ananías, Hazor, Ramá, Gitaim, Hadid, Seboim, Nebalat, Lod, y Ono, valle de los artífices;
y algunos de los levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín”.
Esto abarca las aldeas de la tierra habitada por el remanente que regresó. La mayoría de estos nombres
los encontramos en Josué 15:27-39 y 18:21-28, con los nombres convertidos a los usados en esa época.
Judá y Benjamín de hecho estaban poseyendo nuevamente su herencia original.
Capítulo 12
Aquellos que subieron con Zorobabel
La genealogía de aquellos que subieron con Zorobabel (12:1-26)
Esto no pudo haber sido recopilado por Nehemías, ya que se menciona a Jadúa (Neh. 12:10-11), quien vivió
unos 100 años después de Nehemías. Él fue el sumo sacerdote en el tiempo de Alejandro Magno; por lo tanto,
la compilación de este libro no pudo haber sido terminada sino hasta después del tiempo de los persas.
12:1-7 “Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa:
Seraías, Jeremías, Esdras, Amarías, Maluc, Hatús, Secanías, Rehum, Meremot, Iddo, Gineto, Abías,
Mijamín, Maadías, Bilga, Semaías, Joiarib, Jedaías, Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos eran los
príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesús”.
Aquí hay 22 sacerdotes principales, supuestamente los que encabezaban las suertes, como fue establecido por el rey David, cuando instituyó la adoración en el Templo (1 Cr. 24:7-18). Ocho de estos nombres
son idénticos a las familias en el tiempo de David. También, los primeros 16 sacerdotes participaron en
la ceremonia del sello, mencionada en Nehemías 10:2-8. La separación la vemos en Nehemías 12:6 ya
que en inglés aparece la conjunción “y” entre el nombre de Semaías y Joiarib, denotando que los otros
seis sacerdotes aparentemente no tenían la misma posición que los primeros 16.
12:8-9 “Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos
oficiaba en los cantos de alabanza. Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio”.
De estos versículos, obtenemos la idea de cómo era la alabanza en esos días. Parece ser que los coros
estaban uno frente al otro. Ellos cantaban respondiéndose unos a otros; un grupo cantaba y el otro frente
a ellos, respondía o permanecía callado.
12:10-11 “Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada;
Joiada engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a Jadea”. Estos seis sumos sacerdotes cubrieron el
periodo entre el año 536 y el 523 a.C., ya que Jadúa fue el sumo sacerdote que, según Josefo, se encontró con
Alejandro Magno después de la batalla de Issus. Así, no fue Nehemías quien recopiló estas genealogías.
12:12-21 “Y en los días de Joiacim los sacerdotes jefes de familias fueron: de Seraías, Meraías; de
Jeremías, Hananías; de Esdras, Mesulam; de Amarías, Johanán; de Melicú, Jonatán; de Sebanías,
El libro de Nehemías
111
José; de Harim, Adna; de Meraiot, Helcai; de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam; de Abías, Zicri; de
Miniamín, de Moadías, Piltai; de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán; de Joiarib, Matenai; de Jedaías,
Uzi; de Salai, Calai; de Amoc, Eber; de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael”.
Aquí se mencionan 20 padres que produjeron 20 hijos eminentes y piadosos. Ellos son contados dignos
de ser recordados eternamente por su justicia (Sal. 112:6). Qué maravilloso es tener hijos, sea espirituales o naturales, que caminen en los caminos de justicia y estén entre aquellos cuyos nombres Dios
hará que sean recordados en todas las generaciones, para que el pueblo los alabe por siempre (Sal.
45:17). Así, ellos sirven como ejemplo para todos nosotros, siendo hombres piadosos y justos que
también nos animan y nos inspiran a hacer buenas obras.
12:22 “Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Jadúa fueron inscritos por jefes de
familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa”. Los israelitas eran extremadamente meticulosos en mantener los registros de sus genealogías. Ellos guardaron el registro desde
Moisés hasta el Imperio griego. Gracias a que estos registros eran claros y conociendo la fecha de
designación de Darío III (el último rey persa), sabemos que el libro de Nehemías fue compilado, por lo
menos, 100 años después del tiempo en que Nehemías fue gobernador.
12:23 “Los hijos de Leví, jefes de familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas hasta los días
de Johanán hijo de Eliasib”. El “libro de crónicas” es llamado “el libro de los reyes”, en 1 Crónicas
9:1: “Contado todo Israel por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de
Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión”.
12:24-26 “Los principales de los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos
delante de ellos, para alabar y dar gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando
su turno. Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la
guardia a las entradas de las puertas. Estos fueron en los días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de
Josadac, y en los días del gobernador Nehemías y del sacerdote Esdras, escriba”. Aunque estas
largas listas pueden parecer tediosas, se puede aprender mucho de ellas. Son un tipo del cielo, en donde
todos los libros serán abiertos y los muertos serán juzgados por las cosas que fueron escritas en ellos,
en base a sus obras (Ap. 20:12).
Por esto, recordemos, amados, que hay dos libros que nos deben interesar: el Libro de la Vida, donde
está escrito el nombre de aquellos que han sido salvos por la sangre de Jesús, y nuestro libro personal,
en el cual todas nuestras acciones quedan registradas. Que nuestro libro personal sea una agradable lectura
para el Padre Celestial y Su amado Hijo, cuando ordenen que estos libros sean abiertos delante de ellos.
La Preparación del Pueblo para la Dedicación del Muro (12:27-30)
12:27-30 “Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares
para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con
címbalos, salterios y cítaras. Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la región alrededor de
Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas; y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba y de
Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. Y se purificaron los
sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro”. Cuando es tiempo de una
dedicación nacional o de una congregación, las personas vienen de todas partes. Vienen de lejos y de cerca,
112
La Era de la Restauración
y ciertamente hay personas que no están acostumbradas a estar en la casa del Señor regularmente. Por esto,
deben ser purificados. Después de que han pasado tanto tiempo alejados, viviendo al margen de la vida cristiana,
necesitan pedirle al Señor que les limpie el corazón al momento de entrar a Su presencia: sea para una boda en la
iglesia, la dedicación de un bebé, u otro evento que amerite su asistencia.
Estos eventos también son oportunidades para que los pastores y predicadores presenten una vez más,
los requisitos del Evangelio de Cristo, para tener una vida dedicada y ser diligente en relación a la
asistencia a la iglesia, en todo tiempo, no solamente para eventos especiales.
La dedicación del muro
Cada servicio de dedicación es diferente, dependiendo de la ocasión. Este evento puede ser usado
como el modelo para la dedicación de un complejo grande.
12:31 “Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron
en procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar”. En esencia, Nehemías
dividió al pueblo en dos grupos y los hizo marchar en diferentes direcciones alrededor del muro de la
ciudad. Al hacer esto, formaron un muro de alabanza alrededor de la ciudad. De hecho, este era un muro
espiritual de protección que no podía ser penetrado por sus enemigos. Nosotros haríamos bien en
imitarlos cuando dedicamos nuestras propiedades físicas al Señor. También puede haber otras ocasiones cuando, por una u otra situación, esos muros espirituales han sido derribados (Sal. 80:12). Hay
oportunidades, cuando es necesario hacer una nueva dedicación, de parte de la congregación o comunidad.
Caminar alrededor o caminar a través de la propiedad tiene un significado espiritual, ya que el Señor
dijo en Josué, que Él le había dado todo lugar que la planta de sus pies pisare (Jos. 1:3). Otra ocasión en
la cual Dios mismo mandó que el pueblo marchara alrededor de una ciudad fue en Jericó. Allí, a ellos se
les mandó a marchar alrededor de la ciudad 13 veces (expiación por la rebelión), dar un grito en la
última vuelta alrededor y ver caer los muros. Aquí la situación era tal que caminar alrededor derribó la
fortaleza del enemigo. Yo recomiendo este pensamiento de caminar alrededor de una propiedad que Dios ha
prometido darles a usted o a la congregación, para que usted pueda ver los muros de oposición caer.
La propiedad que ahora usamos como centro de operaciones, fue obtenida en parte, por hombres y
mujeres piadosas que escucharon a Dios, caminaron sobre la propiedad y la reclamaron para Dios.
Después de esto, Dios nos dijo que ofreciéramos algo por la propiedad, cuando las personas a quienes
les pertenecía, tenían, según un observador, “un pie en la tierra y otro en el cielo.” Dios dejó de
bendecirlos, por lo que tuvieron que aceptar venderla por la mitad del precio que les había sido ofrecido por autoridades seculares.
12:32-43 “E iba tras de ellos Osaías con la mitad de los príncipes de Judá, y Azarías, Esdras,
Mesulam, Judá y Benjamín, Semaías y Jeremías. Y de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas
Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de
Asaf; y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los
instrumentos musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos. Y a la puerta de
la Fuente, en frente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro,
desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente. El segundo coro iba del lado opuesto,
y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro
113
El libro de Nehemías
ancho; y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de
Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la
Cárcel. Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales conmigo, y los
sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas; y
Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta
voz, e Izrahías era el director. Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque
Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y
el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos”. Es un gran honor ser contado digno para tomar parte de
las ceremonias de dedicación. Estas ceremonias generalmente son tiempos de gran regocijo.
Un caso comparable es cuando un edificio nuevo es inaugurado, y el nombre de la persona elegida para
ese honor es grabado sobre una placa que es puesta en la entrada del edificio. Cuánto mayor fue el honor
de tomar parte en la dedicación de los muros de la Ciudad Santa, donde los nombres de los participantes
fueron escritos en las Santas Escrituras, para que las generaciones futuras pudieran leerlo. Debemos
considerar, por lo tanto, que el nombre de los participantes en la dedicación de una iglesia, y ciertamente, aquellos que han participando en hacer el edificio, es registrado en las crónicas de los cielos.
Los ministros fieles del Señor
12:44 “En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las
primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales
para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y
levitas que servían”. Qué gratificante es ver a los ministros santos de Dios recibiendo la alabanza y el
aprecio de su congregación.
Podemos decir aquí, que esto tiene que ser ganado y merecido; un ministro nunca puede exigir o demandar tal bondad y honor. También, es una actitud que la congregación debe desarrollar en su corazón
hacia el ministro, ya que al hacerlo, abren el canal para que las bendiciones de Dios fluyan a través de
sus ministros hacia ellos. Es especialmente agradable al Padre cuando Sus ministros son honrados así.
En la medida que la congregación honra y bendice a sus ministros, están glorificando al Padre, ya que Él
eligió y ordenó a estos hombres como Sus ministros y Sus representantes.
Los cantores y sus porciones especiales
12:45 “Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los
cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo”. Una vez más, debemos
poner nuestra atención en el énfasis que los reyes ungidos de Israel ponían en la adoración. Unos
momentos de meditación en el lugar de la adoración en los anales de la historia de Israel, no estaría de
más en este punto.
La atmósfera del cielo está inundada de cánticos de alabanza, loa y adoración para nuestro Señor y
nuestro Padre Celestial. Se nos dice en Job 38:7 que en la creación “…alababan todas las estrellas del
alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios…” Antes del diluvio, a uno de los patriarcas se le dio el
nombre de Mahaleel, que significa “alabador de Dios”, indicando la importancia que esos patriarcas
ponían en la adoración.
El rey David dio instrucciones meticulosas acerca de los cantores que ofrecerían alabanza y adoración al
Señor en Su Santo Templo. Entre esas instrucciones, encontramos en el Salmo 134:1: “(Canto de ascenso
114
La Era de la Restauración
gradual) He aquí, bendecid a Jehovah, vosotros, todos los siervos de Jehovah, que estáis en la casa de
Jehovah por las noches” (RVA).
Aun en las horas de la noche había cantores que ofrecían alabanza y adoración al Señor. Había una
continua atmósfera de adoración al Señor durante todas las horas, semanas y meses del año judío. Qué
maravilloso sería si nuestros lugares de adoración también pudieran estar constantemente llenos con el
sonido de Su alabanza. En nuestro corazón, el incienso de alabanza y adoración debería estar ascendiendo constantemente al Señor.
12:46-47 “Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de
cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios. Y todo Israel en días de
Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su
día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los
hijos de Aarón”. En los tiempos de David, toda la atmósfera del Templo estaba llena con cánticos,
trayendo gran gozo al Señor. Para que estos cantores pudieran atender sin distracción alguna su
santo ministerio, los gobernadores dieron la orden que sus necesidades naturales debían ser suplidas con porciones diarias de alimento.
Capítulo 13
El regreso de Nehemías y una limpieza mayor
Las multitudes mezcladas
13:1 “Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los
amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, por cuanto no salieron a
recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera;
mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición. Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel
a todos los mezclados con extranjeros”.
En esta ocasión histórica en particular, vemos que los hijos de Israel removieron a los amonitas y
moabitas de su congregación. Aquí, hay muchas advertencias importantes y asombrosas para nosotros,.
Una de ellas se refiere a la herencia, o la falta de esta, de parte de su ancestro, Lot. Lot fue un hombre
justo, que tomó una decisión fatal en su vida, que impactó a todas las generaciones después de él y que
lo privó de recibir una herencia junto a los piadosos.
Lot eligió, por lo que sus ojos vieron, la planicie bien irrigada de Sodoma, en lugar de preguntarle a
Dios. Sus yernos, en su corazón, se burlaron de él, y al huir de Sodoma perdió a su esposa, quien vio
hacia atrás. Entonces, él tuvo hijos por incesto con sus hijas, de quienes proceden las naciones de Amón
y Moab. Ellos, a su vez, también se burlaron siempre de Israel. Lot no tuvo nada más que el testimonio
de ser un hombre justo, pero él fue un justo que sirvió a Dios en el lugar equivocado. Amados, tomemos
nota de esto y temblemos. Sirvamos a Dios en los lugares que Él determine para nuestra vida. Porque
solamente recibiremos recompensa al hacer lo que Dios nos ha asignado, y al estar en donde Él nos ha
puesto. No llegaremos a la meta si tratamos de cumplir el llamado de alguien más.
Las alianzas equivocadas
El libro de Nehemías
115
13:4 “Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había
emparentado con Tobías”. Aquí nuevamente, está la historia trágica de un hombre de Dios que hizo una
alianza con los impíos. Eliasib se unió con Tobías, quien no solamente era un impío sino que además era
un enemigo del pueblo de Dios. Llegó a unirse con él a tal punto, que incluso le preparó un lugar en la
casa de Dios.
13:5 “Y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los
utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los
cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes”. Lamentablemente, el enemigo tenía acceso
al lugar sagrado. Ese cuarto, una vez un lugar donde las ofrendas dedicadas habían sido almacenadas,
ahora estaba contaminado con la presencia de Tobías.
Tobías era un amonita que no debía haber sido parte de la congregación del Señor. Más aun, él era uno
de los que se burlaron, rieron, escarnecieron, e incluso despreciaron la obra de Dios (Neh. 2:19).
¿Cómo pudo un piadoso hacer esta alianza? Incluso dentro del corazón de los piadosos había mezcla.
Amados, clamemos como el rey David lo hizo, “Dame integridad de corazón para temer tu nombreN.T.”
(Sal. 86:11 BAD).
13:6 “Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de
Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey”. Aquí, vemos la necesidad de que
el líder siempre esté al mando de las operaciones. Cuando el líder está ausente, los estándares muchas
veces decaen. Ciertamente este fue el caso cuando el piadoso Nehemías regresó a Babilonia. Puede
verse incluso en el caso de Moisés, cuando él estuvo en el monte Sinaí con Dios. El pueblo, dejados a su
propia discreción, disminuirán los estándares, sean estos morales, éticos o espirituales.
El trigésimo segundo año se aplica al reinado del rey Artajerjes. Esto fue en el año 432 a.C. No es muy
claro cuánto tiempo se ausentó Nehemías, pero fue un tiempo relativamente corto. Sin embargo, el
pueblo había caído rápidamente en este estado de apostasía. Como líderes, tenemos que vigilar, en todo
tiempo, que la voluntad y los mandamientos de Dios sean obedecidos, incluso cuando estamos ausentes
en viajes ministeriales. Que Dios nos conceda poder estar rodeados de asistentes santos, que se asegurarán que la congregación permanezca en el camino mientras nosotros estamos ausentes.
13:7-8 “Para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración
a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. Y me dolió en gran manera;
y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara”.
Es necesario que pasemos por esta experiencia de ver la desobediencia durante nuestra ausencia, para
comprender el dolor que Nehemías experimentó. La responsabilidad de un líder no es solamente llevar
una vida de obediencia él mismo, sino también asegurarse que aquellos que son sus subordinados
también vivan una vida santa.
13:9 “Y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las
ofrendas y el incienso”. Luego el líder tiene que purificar las habitaciones o en algunos casos, todo el
edificio en donde se ha cometido pecado.
Personalmente he sabido de casos donde todo el edificio se llenó con tal lepra, que el Señor requirió que el
edificio se vendiera y fuera destruido. La congregación tuvo que mudarse a otro edificio, para que la presencia
N.T. En las versiones en inglés la frase que usa es “unifica mi corazón para…”
116
La Era de la Restauración
del Señor pudiera regresar a morar en medio de ellos. El Señor mismo tuvo que limpiar el Templo, dos veces,
en un breve periodo de tres años (Mt. 21:12-13; Mc. 11:15).
Omisiones diversas en el servicio al Señor
13:10 “Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los
levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad”. Los líderes tienen que
confrontar a aquellos infieles; esta es la única manera en la que las cosas pueden ser ordenadas. Las
personas rara vez están inclinadas a cambiar por sí mismas.
13:12-13 “Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. Y puse por
mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al
servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos
tenían que repartir a sus hermanos”.
Al comprender los caminos de Dios, vemos que aquellos a quienes Él encuentra fieles son quienes
finalmente heredarán los oficios de prestigio en la casa del Señor. Recuerden, se nos dice que aquellos
que han usado bien el oficio de diáconos, compran para sí mismos un alto grado o nivel en el reino de
los cielos (1 Ti. 3:13). Al ser fieles en nuestro ministerio terrenal, ciertamente nos aseguramos, por Su
gracia, un oficio o dignidad en los cielos.
13:14 “Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa
de mi Dios, y en su servicio”. Nehemías hace lo que la Escritura dice que han hecho muchos hombres
piadosos en sus tiempos de dificultad: él le suplica a Dios que recuerde sus buenas obras. Ezequías hizo
tal petición a Dios, cuando le fue dicho por el profeta Isaías que moriría, y el Señor lo escuchó y
extendió su vida otros 15 años (Is. 38:9-20).
Profanación del Día de Reposo
13:15-18 “En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que
acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y
que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de
reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es
esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo
nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel
profanando el día de reposo?”
Actualmente, nosotros guardamos el Día del Señor, el domingo, como un día santo en el cual no trabajamos, sino lo tomamos como un día de descanso. Sin embargo, muchas personas, incluso cristianos,
tienden a ver el Día del Señor como cualquier otro día, y trabajan y van de compras como siempre.
Como los israelitas de la antigüedad, nosotros asistimos a los servicios para adorar a Dios y ponemos
atención a la predicación de Su Palabra.
Muchos del pueblo de Dios, sin embargo, tienden a dejar de congregarse. En su época, Pablo advirtió acerca
de esto, en Hebreos 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
117
El libro de Nehemías
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
Los servicios en la iglesia deben ser atesorados como un bendito privilegio. El juicio de Dios vino
sobre los que vivían en Judá, antes del sitio babilónico (586 a.C.), porque no guardaron el Día de
Reposo, aun cuando habían sido advertidos que Dios encendería fuego en las puertas de la ciudad de
Jerusalén y devoraría o destruiría sus palacios. Seamos diligentes en guardar el Día del Señor, como el
día dedicado a Su servicio, porque allí encontramos mucha bendición y la promesa de una larga vida
(Ver Jer. 17:19-27). Si profanamos el Día del Señor, nos perderemos de muchas bendiciones de Dios.
13:19-22 “Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de
reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de
reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga.
Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de
mercancía. Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis
otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo. Y dije a los levitas que se
purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto
acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia”.
Por lo tanto, Nehemías tomó decisiones apropiadas para asegurar la obediencia a la Palabra de Dios y
a Sus mandamientos. Este es el deber de un líder.
El pecado de los matrimonios mixtos
13:23-24 “Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y
moabitas; y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino
que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo”. En la Ley, que Dios dio a través de Moisés, Él
dijo (en relación a las naciones paganas): “Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni
tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el
furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto” (Dt. 7:3-4).
Este fue el pecado del pueblo desde tiempos inmemorables. Lo encontramos por primera vez en Génesis
6:2: “que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres,
escogiendo entre todas”. El resultado de estos matrimonios fue que “Había gigantes en la tierra en aquellos
días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.
Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre” (Gn. 6:4).
La frase “varones de renombre” habla de aquellos que se opusieron a Dios, tal como lo hizo Nimrod
(Gn. 10:9). Por eso, estos matrimonios mixtos trajeron el juicio del diluvio. La importancia de elegir
una pareja para el matrimonio no puede ser suficientemente enfatizada. La pareja tendrá influencia
sobre nosotros, para bien o para mal. Es esencial que no solamente nos casemos con un cristiano, sino
que también nos aseguremos que este cristiano tenga sobre su vida el mismo llamado de Dios que
nosotros tenemos. De otra forma, el matrimonio será desastroso. El apóstol Pablo dijo que no debemos
unirnos en yugo desigual (2 Co. 6:14).
13:25-26 “Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice
jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni
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La Era de la Restauración
para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no
hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él
le hicieron pecar las mujeres extranjeras”. Al observar la historia de Israel, vemos que hubo constantes
quebrantamientos a los mandamientos de Dios, con la consecuencia que incluso el más sabio de los hombres que
jamás vivió, fue culpable de este mismo pecado, tal como Nehemías lo recuerda aquí.
La consecuencia del pecado de Salomón fue que después de su muerte, la nación se dividió en dos
reinos. No debemos olvidar que más adelante en la historia de Israel, por causa de una alianza con Acab
(quien se había casado con Jezabel, hija del rey de Sidón), el hijo del piadoso rey Josafat, Joram de
Judá, se casó con la hija de Jezabel, Atalía. Atalía entonces corrompió Judá y después, destruyó la
simiente real (2 R. 11:1-20).
13:27 “¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra
nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?” Recordemos que en el tiempo de Esdras, hubo tratos
similares con aquellos que habían tomado esposas extranjeras. Eso había ocurrido apenas 20 años
antes. Cuando se trata con el pecado, debemos asegurarnos que el espíritu no regrese. Este pecado plagó
Israel y hoy, de una forma u otra, continúa plagando la Iglesia.
13:28 “Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita;
por tanto, lo ahuyenté de mí”. Aquí vemos que la alianza equivocada del padre, se manifestó también
en el hijo. El resultado de una alianza errada es que es transmitida a los hijos. Esto fue verdad en el caso
de Eliasib. Ahora, en el caso de Elí el sumo sacerdote, en relación a permitir que sus hijos permanecieran en el sacerdocio, el juicio fue pronunciado sobre él y toda su simiente, culminando con Abiatar,
quien fue echado del ministerio por el rey Salomón (1 R. 2:27).
Hay muchos ministros de Dios que han hecho lo mismo. La consecuencia es que sus hijos se casan en
forma equivocada, algunas veces incluso con no creyentes, con el resultado que tanto padres como hijos
son sacados del ministerio.
13:29 “Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio
y de los levitas”. Aquí notamos que se hace una remembranza eterna de aquellos que han contaminado
su llamado santo al casarse equivocadamente. ¿Hay esperanza para aquellos que ya se han casado mal,
pero desean proseguir con Dios? Creemos que sí. Dios se especializa en convertir una vasija dañada en
una de honra. Él puede sacar belleza del caos, luz de la oscuridad. Amados, confíen en Él.
13:30-31 “Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a
cada uno en su servicio; y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias.
Acuérdate de mí, Dios mío, para bien”. ¡Amados, permitamos que nuestra vida brille como luz sobre
una colina, para que muchos puedan ver nuestras buenas obras y glorifiquen a Dios!
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EPÍLOGO
Al llegar al final de este estudio del Periodo de la Restauración, lo hacemos con una nota de tristeza. Lo
que debió haber sido un tiempo de triunfo para la nación, se degeneró en pecados antiguos que los
habían llevado a la cautividad, algunos siglos antes.
Estos matrimonios mixtos trajeron juicio una y otra vez, sobre los hijos de Israel. Seamos diligentes en
poner atención y estar advertidos, en nuestra vida y en la de nuestros hijos, porque lo único que recibiremos de parte de Dios por estas alianzas matrimoniales erróneas, será Su ira. Este es el resultado de no
atender la Palabra de Dios. Por esto, las amistades y alianzas que hacemos, son muy importantes, como
lo es la iglesia a la que asistimos, ya que de estas decisiones depende con quienes se relacionen
nuestros hijos y con quién eventualmente se casen.
Clamemos y pidámosle a Dios que nos una en matrimonio con la persona idónea para nosotros, y que
haga lo mismo con nuestros hijos. Al hacer esto, disfrutaremos de Su bendición sobre nuestra vida, tanto
hoy como por la eternidad.
La Era de la Restauración es comparada a la Reforma, de la Edad Media. Sin embargo, fue solamente
una pobre semejanza por parte de Israel con la gloria del Templo de Salomón; así como lo fue la
Reforma, si se compara con la Iglesia Primitiva.
Ahora estamos esperando la restauración de la Iglesia para que alcance un nivel más alto que aquel que
alcanzó la Iglesia del Nuevo Testamento en el día de Pentecostés. Ella será la gloriosa Esposa del
Cristo, sin mancha ni arruga, llena de poder y de gloria. Contemplemos el rostro de nuestro glorioso
Señor para ver nuestra redención acercándose. ¡Alabado sea el Señor!
Sería una pérdida concluir este libro acerca de la Era de la Restauración sin antes dar un merecido
tributo a dos grandes hombres: Esdras y Nehemías.
Esdras fue el sacerdote maestro. Su asidua atención a la ley de Dios y la preparación de su corazón
lograda a través de la oración y del estudio de la ley de Dios, le ganaron un lugar de reconocimiento en
el corazón de todo judío piadoso a través de las generaciones siguientes. Él, por tanto, es un modelo
apto a seguir, para todos los maestros de justicia en la era de la Iglesia, especialmente en estos tiempos
del Fin cuando Dios se glorificará y hará que Su Palabra sea honrosa a los ojos de las naciones.
Por lo tanto, entreguémonos al estudio diario de la Palabra Santa de Dios, para que las verdades
reveladas allí, echen raíces en nuestro corazón y produzcan frutos apacibles de justicia en nuestra
propia vida. Que podamos enseñar a los trasgresores, los caminos de Dios para que los pecadores
puedan ser convertidos al Señor. ¡Al hacer volver a muchos a la justicia, brillaremos como las estrellas,
por la eternidad!
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La Era de la Restauración
Nehemías es un modelo para todos los pastores, administradores y aquellos que tienen la responsabilidad de
cuidar de otros. Él fue un hombre sabio, firme y aun así, generoso, cuyo corazón estaba preocupado por la
justicia social. Él poseyó un ojo generoso, que observaba las necesidades de los pobres, a quienes protegió de
los ricos que los saqueaban, comprándoles la tierra y a sus hijos por una miseria. Por el contrario, él alimentó
al pobre de su propia mesa y con su propio dinero. Ciertamente, él es un modelo para todos nosotros. Que
tengamos, por la gracia de Dios, ese espíritu de amor, cuidado y generosidad que se extiende hacia aquellos
menos afortunados. Amado Jesús, que sea así,.
Que el Señor levante una generación de Esdras y Nehemías, que lleven a Su pueblo de regreso a Él.
El libro de Nehemías
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UNA NOTA PERSONAL
En este libro, hemos estudiado la restauración histórica de Israel como una nación y su aplicación
relativa a la Iglesia, hoy. Hemos visto que la Palabra de Dios está llena de ejemplos y oraciones de
restauración personal para Su pueblo. El rey David oró: “Vuélveme el gozo de tu salvaciónN.T.” y luego
clamó triunfalmente y con gratitud diciendo: Él “confortará mi almaN.T. 2” (Salmo 51:12; 23:3). El Señor
misericordiosamente trajo a David de vuelta a tener una relación personal con Él, después de su pecado
de asesinato y adulterio.
El profeta Joel dio la promesa relacionada con la restauración de la economía, cuando dijo: “Y os
restituiréN.T. 3 los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié
contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo
maravillas con vosotros…” (Jl. 2:25-26).
Es más, el Señor Jesús mismo dio la hermosa parábola del hijo pródigo, cuyo padre dijo: “porque este
mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (Lc.
15:24).
En relación a la salud física, hay un relato en Mateo 12:10-13 en el cual el Señor le habla a un hombre
con la mano seca: “Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra”.
Amados, que este libro no sea simplemente una variedad de relatos de la bondad del Señor para con
Israel, al restaurarlos a su tierra, su templo y ciudad, sino una experiencia personal, por medio de la
cual ustedes se encuentren con el Señor, sea en el ámbito de la restauración espiritual, económica o
física. Él los ama y quiere ser su Restaurador.
N.T. En la versión en inglés, literalmente dice: “Restaura en mí, el gozo de tu salvación”.
N.T. 2 En la versión en inglés, literalmente dice: “Restaura mi alma”.
N.T. 3 En la versión en inglés, literalmente dice: “Restauraré…”
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La Era de la Restauración
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