Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Rectoría de Escuelas Nacionales de Posgrado Escuela de Gobierno y Política Pública El interés legítimo en las acciones colectivas para la defensa de los derechos difusos y colectivos. Tesis que para obtener el grado de Maestra en Derecho Presenta Raquel Durán Valenzuela Directora de Tesis: Dra. Mireille Roccatti Velázquez 08 Noviembre, 2011 1 A mis padres, eterna fuente de inspiración Con orgullo y admiración Con amor y reconocimiento 2 INTRODUCCIÓN. .................................................................................................................................... 4 CAPÍTULO PRIMERO: DERECHOS HUMANOS.......................................................................................... 7 I. II. PROTECCIÓN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS....................................................................... 12 EVOLUCIÓN DE LOS DERECHOS INDIVIDUALES A LOS DERECHOS COLECTIVOS. ................................................. 18 a) Intereses o derechos difusos. ........................................................................................................ 22 b) Intereses o derechos colectivos. .................................................................................................... 23 c) Derechos individuales homogéneos. ............................................................................................. 24 III. DERECHOS DIFUSOS Y COLECTIVOS EN EL MUNDO..................................................................... 25 a) Comunidad Europea: España. ................................................................................................. 26 b) Argentina. ................................................................................................................................ 28 c) Brasil. ....................................................................................................................................... 29 d) Colombia.................................................................................................................................. 31 CAPÍTULO SEGUNDO: DERECHOS DIFUSOS Y COLECTIVOS RECONOCIDOS EN EL SISTEMA JURÍDICO MEXICANO. .......................................................................................................................................... 34 I. PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DIFUSOS Y COLECTIVOS EN MÉXICO. ........................................................... 36 a) Derecho al medio ambiente sano. ................................................................................................ 37 b) Derechos de los consumidores. ..................................................................................................... 44 c) Derecho al desarrollo. ................................................................................................................... 49 d) Derecho a la autodeterminación de los pueblos. .......................................................................... 53 e) Derecho a la paz............................................................................................................................ 56 II. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LAS ACCIONES COLECTIVAS EN MÉXICO. .............................................................. 58 Ampliación del acceso a la justicia. ................................................................................................... 59 CAPÍTULO TERCERO: LA JUSTICIA COLECTIVA....................................................................................... 63 I. LAS ACCIONES COLECTIVAS. ................................................................................................................. 65 a) Reglas Generales de las Acciones Colectivas ................................................................................ 66 b) Requisitos de procedibilidad ......................................................................................................... 69 c) Juicio de Acciones Colectivas ......................................................................................................... 75 d) De las sentencias........................................................................................................................... 79 II. EL INTERÉS JURÍDICO Y EL INTERÉS LEGÍTIMO. .......................................................................................... 81 III. INSTITUCIONES LEGITIMADAS PARA INTERPONER ACCIONES COLECTIVAS. ...................................................... 88 a) PROFECO. ...................................................................................................................................... 89 b) PROFEPA. ...................................................................................................................................... 91 c) Organismos de la sociedad civil. ................................................................................................... 93 IV. ALCANCES DEL FALLO PROTECTOR. ........................................................................................................ 95 PROPUESTAS: CONCLUSIONES. ............................................................................................................ 98 FUENTES DE INFORMACIÓN ............................................................................................................... 101 BIBLIOGRÁFICAS ....................................................................................................................................... 101 FUENTES ELECTRÓNICAS............................................................................................................................. 102 Legislación....................................................................................................................................... 103 Diccionarios ..................................................................................................................................... 105 Fuentes Hemerográficas ................................................................................................................. 105 3 Introducción. Partiendo desde la concepción que la naturaleza humana no es inmóvil ni permanente, la idea de la evolución se encuentra en todos los campos de la ciencia, sean naturales o sociales. La sociedad contemporánea encuentra dentro de sus avances cambios que trascienden las barreras del individualismo e interrelacionan al ser humano con sus congéneres. Es su misma sociabilidad natural la que presente en todo momento se manifiesta en las ramas del conocimiento, entre ellas el Derecho. Es así que la misma evolución humana crea al Derecho y, a su vez, procura cambios dentro de la esfera jurídica adaptándose a las condiciones sociales que se van presentando conforme se desarrolla en plenitud el individuo al cual protege. Esto ha generado que dentro de los derechos humanos se reconozca una nueva clase: la de los derechos difusos y colectivos. Las prerrogativas del ser humano ya no solo son individuales. La consolidación de grupos, gremios, congregaciones o sociedades, generan que los derechos de cada uno de sus miembros se interrelacionen entre sí y nazcan a la vida jurídica derechos compartidos. Éstos ya no se limitan a proteger a cada persona de forma exclusiva, sino que la ligan con su entorno, sea su medio ambiente o su medio social. El sentido de pertenencia a un grupo, genera que el individuo ya no se mire así mismo como único y su objetivo sea velar por su interés particular, sino que esa interacción con el medio, lo involucra y vincula profundamente con los intereses de aquellos con los que se relaciona. Estos derechos compartidos entonces, pasan por un sentido de obligatoriedad porque se convierten en socialmente aceptables. La justicia ya no es suficiente al limitarse a proteger a una persona en lo particular, sino que el acceso a la misma debe garantizarse de manera vinculada. Estos derechos humanos se convierten así en difusos y colectivos, los cuales tienen por objeto proteger a grupos o comunidades que pueden estar unidas por un vínculo jurídico, o que sin estar unidos por uno, comparten 4 situaciones de hecho cuyas circunstancias les generan un interés jurídico en común. Debido a lo anterior, es que surge la imperiosa necesidad de consolidar una manera eficaz de proteger aquellos derechos que no lesionan la esfera individual del sujeto, sino que al contrario, como intereses difusos encuentran en sí mismos una peculiaridad: afectan a grupos de personas, que en ocasiones, sus nombres y rostros son de difícil ubicación. Nuestra Ley Suprema pareciera anacrónica en comparación con la evolución de los derechos fundamentales y enlista los denominados “Derechos Humanos y sus Garantías” pero desconoce que dentro del propio sistema jurídico mexicano que de ella emana, existen carencias, limitaciones y fallas que impiden una completa protección y defensa de derechos supraindividuales. La histórica procedencia de los juicios basados en un agravio personal y directo y la acreditación del interés jurídico como elementos para aspirar al proceder jurisdiccional impedían satisfactoriamente garantizar el acceso a la justicia sobre un derecho que no puede individualizarse fácilmente. De ahí, es que surge la necesidad de identificar y fortalecer el interés legítimo, elemento clave que permitirá el acceso colectivo a la justicia y su aplicación. La individualización de los derechos subjetivos públicos, ha presentado reiteradamente una limitante en la protección de los intereses difusos y colectivos. La ausencia de mecanismos contundentes que garanticen el goce y disfrute de los mismos obliga al Estado a reconocer de forma efectiva dentro de su sistema normativo el interés legítimo, mismo que es fundamental para la consolidación de una acción supraindividual que logre la tutela de los intereses compartidos, pero esto no es suficiente. El reconocimiento de este interés puede permitir legitimar procesalmente a aquel que interpondrá la acción sobre un derecho difuso o colectivo, sin embargo no se menciona, cómo surtirá sus efectos la sentencia que garantice tal derecho en nombre de todos aquellos que compartan dicho interés. La protección de los derechos difusos y colectivos, debe ser ampliamente garantizada tanto por los ordenamientos jurídicos que los definan, 5 como por los órganos jurisdiccionales encargados de velar por la aplicación de la justicia. Su adecuada tutela entonces, encuentra la vía para lograr su propósito mediante el reconocimiento y consolidación del interés legítimo en la procedencia de las acciones colectivas, ya que éstas resultan ser el medio idóneo para acceder a la justicia de manera supraindividual y, complementariamente, la conformación de un sistema en el que los efectos de la sentencia permitan permear adecuadamente a todos aquellos que compartan ese interés legítimo. 6 Capítulo Primero: Derechos Humanos. Los principios de fidelidad a lo pactado y el respeto a los legados tienen su origen en la convicción de que somos ciudadanos de la tierra, con igualdad esencial y con imperativos de justicia en 1 la convivencia. Esencialmente predominan principios supremos, universales, arraigados a la naturaleza humana y que no dependen de una normatividad específica para subsistir. Son prerrogativas que se encuentran presentes en todo momento independientemente de la consolidación de un ordenamiento jurídico específico que los defina o proteja: se trata de los derechos humanos. La existencia de derechos inherentes a la naturaleza humana superiores a las leyes positivas radica en la especial dignidad personal que compete a todo hombre, que lo hace acreedor, solo por esa dignidad, a un cierto respeto y colaboración por parte de los demás sujetos2. Estos principios, derechos o prerrogativas se encuentran dentro de la esencia del individuo, y en consecuencia se transmiten a toda la humanidad, porque dentro de su propia naturaleza, como un instinto y no como un aprendizaje adquirido, reconoce la existencia del bien y desprecia el mal, distingue lo justo de lo injusto, lo que le produce placer de lo que le produce dolor, todo ello en búsqueda de un estado de equilibrio. Todos esos elementos, la conciencia por el respeto a sí mismo y a la dignidad de las personas, el ser humano los transmite a su entorno, porque en su tan arraigada sociabilidad natural, busca convivir pacíficamente con aquellos que le rodean. La determinación de principios universales compartidos por todos los individuos de cualquier nación está íntimamente relacionado con lo que Cathrein denomina la edad del discernimiento, la cual radica en que la inteligencia de una persona “entra en actividad y llega a adquirir conceptos y juicios totalmente universales antes de toda enseñanza de los hombres; a tales 1 BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN. FILOSOFÍA DEL DERECHO INTERNACIONAL . UNIVERSIDAD N ACIONAL A UTÓNOMA DE M ÉXICO; M ÉXICO; 2001. 396 P. 2 MASSINI CORREAS, CARLOS I. FILOSOFÍA DEL DERECHO: EL DERECHO Y LOS DERECHOS HUMANOS. EDITORIAL ABELEDO-PERROT; ARGENTINA; 1994. P. 107. 7 conceptos pertenece el de bueno y malo, paz y orden, justo e injusto, y a aquellos juicios el principio de que debe hacerse el bien y evitar el mal, no inferir agravio a otro, y así sucesivamente”3. Esto significa que los mismos son esenciales del ser humano, se encuentran dentro de su naturaleza. Como bien lo menciona Cathrein, anterior a cualquier aprendizaje adquirido, dentro del instinto del individuo existen elementos que le permiten discernir lo que es bueno y justo, es de ahí que derivan los derechos humanos, de la dinámica misma de la humanidad que distingue para sí conductas, aspiraciones y fundamentos básicos para su sana convivencia. En palabras de Carlos Massini: Cuando se habla de derechos humanos se quiere significar que su raíz, título o fundamento se encuentra radicalmente en el carácter humano de sus titulares y en las principales dimensiones del perfeccionamiento de esa humanidad, (…) estos derechos son preexistente (o ‘anteriores’ según el lenguaje más generalizado) a las leyes positivas (…) por eso, de esos derechos se dice que se declaran; y de ellos se dice también que se reconocen, no que se otorgan o concedan por las leyes 4 positivas . Al referirnos a esos principios que consolidan a los derechos humanos no podemos omitir adicionar, que el ideal máximo para alcanzar en todos los seres humanos que viven en sociedad es la justicia. La búsqueda y consecución de una convivencia pacífica y justa se comparte en todos los sistemas jurídicos existentes en los distintos pueblos de todo el mundo y aunque en su cuerpo normativo se reconozca de forma diversa porque cada Estado la defina de acuerdo con su propia idiosincrasia, lo cierto es que siempre estará presente dentro o fuera de cualquier ordenamiento legal, porque se encuentra intrínsecamente unida al ser humano. El objetivo de fundamentar y generar Derecho es debido a la aspiración de la justicia. Es así, que van apareciendo cuerpos normativos que pretenden regular esta convivencia pacífica de las personas unidas en sociedad y su objetivo es discernir mediante leyes lo que es justo y equitativo para todos. Sin embargo, la 3 CATHREIN, VÍCTOR. FILOSOFÍA DEL DERECHO: EL DERECHO NATURAL Y EL POSITIVO. 7 ª. ED.; EDITORIAL REUS; ESPAÑA; 2002. P. 37. 4 MASSINI CORREAS, CARLOS I. ÓP. CIT. P. 87. 8 aparición de textos jurídicos no afecta la existencia de los derechos humanos, que como bien se ha mencionado, son anteriores e independientes de las leyes positivas. Los derechos humanos son prerrogativas que poseen los individuos por su sola calidad de personas; por tanto, son independientes de la historia, la cultura o las fronteras nacionales.5 Los Estados lo que realizan es únicamente reconocerlos y declararlos, más no ‘concederlos’ porque estos ya se encontraban presentes dentro de la naturaleza misma de la humanidad y no requieren de normas específicas para existir. Existen diferentes definiciones respecto de qué son o qué integran los derechos humanos. Autores, instituciones y organismos han brindado diversas acepciones para conceptualizarlos. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos por ejemplo, los define como “el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada”6. Esto reafirma el principio de que el ser humano se desenvuelve en una comunidad que sea que se organice por lazos consuetudinarios o por vínculos jurídicos claramente establecidos, de una u otra forma se relaciona con su entorno social. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre por su parte, los define como derechos esenciales del hombre que tienen como fundamento los atributos de la persona humana.7 Si bien podría determinarse que esta definición abarca todo y nada a la vez, contiene la característica fundamental que detalla a los derechos humanos y es que aquello que los determina es la propia y natural esencia humana. De acuerdo con Víctor Cathrein, los derechos humanos existen como conceptos universales, necesarios, inmutables, independientes del lugar y tiempo en que se reconozca su valor 8. De acuerdo con este autor, estos derechos tienen una particularidad: se trata de supremos principios absolutos 5 COVARRUBIAS VELASCO, ANA Y ORTEGA NIETO, D ANIEL . COORD. LA PROTECCIÓN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS : UN RETO EN EL SIGLO XXI. E L C OLEGIO DE M ÉXICO; M ÉXICO; 2007. P. 46. 6 COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. LOS DERECHOS HUMANOS. HTTP :// WWW. CNDH . ORG . MX/LOSDH /LOSDH . HTM. S/A Y SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN . (28 DE MARZO DE 2011). 7 DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE. 8 CATHREIN, VÍCTOR. ÓP. CIT. P. 15.7 9 que inspirarán en su momento elementos esenciales de todo ordenamiento jurídico y que sin referirse a un origen geográfico en específico, se compartirán por toda la raza humana no importando tiempo ni espacio. Así también, Carbonell refiere su propia concepción de los derechos humanos al definirlos como el conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional9. Tanto Cathrein como Carbonell usan un elemento en común dentro de sus definiciones y es el reconocimiento del valor de los derechos humanos que, apuntan, en algún momento inspirarán la creación de normas jurídicas pero que de ninguna forma condicionan su existencia. Estos autores refieren en sus conceptualizaciones tiempo y espacio, lo cual es un elemento esencial de los principios que hemos venido estudiando. Los derechos humanos van evolucionando a la par de la propia humanidad, se encuentran presentes desde tiempos inmemorables y traspasan las fronteras impuestas como barrera por los mismos hombres, porque lo que los caracteriza no es su reconocimiento en momento o lugar determinado, sino que allá, donde quiera que exista y se desarrolle un ser humano, lo acompañarán principios que le son tan valiosos como su propia vida, porque le son inherentes a su esencia. De lo anterior podemos desprender que: los derechos humanos constituyen prerrogativas intrínsecas e inalienables que tienen por objeto salvaguardar la libertad, integridad y dignidad humanas, las cuales se caracterizan por ser universales e inherentes a la naturaleza de todos los individuos y que al ser reconocidas inspiran la consolidación de ordenamientos jurídicos que los declaran y protegen. Estos derechos constituyen una universalidad que es indivisible, ya que todas y cada una de esas prerrogativas se interrelacionan entre sí. La violación a cualquiera de estos derechos, repercute directamente en el goce del resto. La concepción de universalidad sirve para inferir que todo derecho fundamental es 9 CARBONELL, M IGUEL . LOS DERECHOS REIMPRESIÓN . P ORRÚA ; M ÉXICO ; 2005. FUNDAMENTALES EN M ÉXICO. PRIMERA 10 inalienable, además de no negociable. Como bien se ha referido en palabras anteriores, los derechos humanos no se crean, dentro de su misma universalidad es que se reconocen ya que ignorarlos, desconocerlos o desprotegerlos es un acto de injusticia. Estos derechos universales válidos para todas las personas, prevalecen a través del tiempo. Si bien es cierto que los mismos evolucionan, el reconocimiento que se hace de la “aparición” de nuevos derechos no es sustitutivo ni excluyente de los ya existentes, sino que surgen y nacen para complementarlos. De esta forma, entendiendo qué son y cómo es que aparecen los derechos humanos es que pueden analizarse desde los diferentes ordenamientos, que de manera internacional, los han dotado de identidad y reconocimiento. 11 I. Protección internacional de los derechos humanos. Los derechos humanos al tratarse de principios intrínsecamente justos y válidos se exige que sean plasmados en tratados, convenios, declaraciones de derechos, instituciones internacionales, aunque estén por encima de todos ellos 10 y de la voluntad misma de los Estados . Distintas declaraciones forman un cuerpo impresionante de obligaciones legales internacionales que protegen los derechos humanos. Estos numerosos instrumentos tienen por objeto dilucidar los derechos esenciales que son inherentes a la esencia humana y que no dependen del hecho de que alguno de los individuos a los cuales protege pertenezca a alguna nación o estrato de la sociedad. De acuerdo con palabras de Mireille Roccatti, en el Derecho Internacional de los derechos humanos podemos distinguir dos tipos de instrumentos jurídicos: las Declaraciones y los Tratados. Las Declaraciones, como su nombre lo indica, tienen como objeto declarar las aspiraciones por parte de los Estados para la protección de los derechos humanos. La debilidad de estos instrumentos radica en que son declarativos y no vinculantes por lo que los Estados solamente expresan que están de acuerdo en promover la protección de tales prerrogativas. Los Tratados, que en términos genéricos también se encuentran como Pactos, Convenciones o Protocolos, sí tienen carácter vinculante y solamente obligan a los Estados que los suscriben y se comprometen a convertirlos en derecho obligatorio en sus territorios. Enfocando el presente estudio, analizaremos tan solo algunos de estos instrumentos internacionales que integran elementos valiosísimos en la protección de los derechos humanos. Es así que encontramos a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración Americana de los 10 BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN. ÓP. CIT. P. 42. 12 Derechos y Deberes del Hombre, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El 10 de diciembre de 1948 se proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el seno de las Naciones Unidas con el propósito de reconocer en todos los individuos del mundo una ‘familia humana’. De acuerdo con este documento, se integra a todos los seres humanos bajo la protección de derechos universales que no podrán desconocerse o menospreciarse por razón de cualquier clase de discriminación, ya que su reconocimiento y protección deriva de la condición humana misma y no por las características que identifiquen a cada persona como nacionalidad, sexo, edad, raza, condición social, creencia religiosa o cualquier otra distinción bajo la cual se pretendiese clasificarla. Con el objetivo de reconocer, promover, publicar e incluir dentro de un régimen jurídico dichos derechos fue que se expidió esta declaración, de manera que todos los pueblos pudiesen hacerlos propios, divulgarlos y protegerlos dentro de sus propios sistemas y territorios. La universalidad de los derechos humanos tiene como consecuencia que se destruyan las barreras que pudiesen separar a la raza humana y los integra en una hermandad en la cual todos los individuos puedan disfrutar de las mismas prerrogativas que son esenciales en el desarrollo armónico de una comunidad o nación. Es así que el objetivo fundamental de esta Declaración Universal de los Derechos Humanos sea establecer los derechos basados en “la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres (…) resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida de un concepto más amplio de la libertad”11. De igual forma en 1948 en Bogotá, Colombia dentro de la Novena Conferencia Internacional Americana fue aprobada la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre12. Esta declaración reconoce la dignidad de la persona humana e identifica que en cualquier sociedad existen 11 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. 12 DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL H OMBRE. 13 derechos esenciales del individuo que lo armonizan material y espiritualmente, y enumera dentro de su propio cuerpo los derechos humanos de manera que pueden identificarse derechos civiles, políticos, económicos y sociales, como lo son: el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad e integridad de la persona, derechos de igualdad ante la ley, de libertad religiosa y de culto, el derecho a la educación, a la cultura, al trabajo y a la seguridad social, entre muchos otros. Esta declaración no hace sino reformular aquellos [derechos] ya garantizados por las constituciones de la mayoría de los Estados americanos13. A su vez, acompañando a las declaraciones señaladas anteriormente existen pactos internacionales de derechos humanos que pretenden de igual manera definir y declarar el reconocimiento de prerrogativas esenciales de la naturaleza humana dotándolas de identidad para su efectiva protección. Así es como encontramos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Este surgió en 1966 con el objeto de reconocer como algo inherente a la naturaleza, derechos iguales e inalienables para toda la humanidad.14 Este Pacto, surgido de la Asamblea General conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas nace como un complemento para la realización de los ideales humanos en el goce de los derechos civiles y políticos así como de sus derechos económicos, sociales y culturales que en gran medida ya habían sido reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En este pacto se reafirma el compromiso que los Estados tienen la obligación de promover y cumplir el respeto de todos los derechos y libertades inherentes a todos los individuos y por ello recalca la importancia de que aun cuando todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación, los principios deben ser garantizados en igualdad de goce, por lo que declara ampliamente la forma y métodos en que éstos deben ser respetados. Asimismo, en 1966 se emite también el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales con un propósito similar al del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que es el reconocimiento y garantía de los principios de libertad, justicia y paz mundial, que se desprenden 13 COVARRUBIAS VELASCO, ANA Y ORTEGA NIETO, DANIEL . COORD. ÓP. CIT. P. 113. 14 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS. 14 de la Carta de las Naciones Unidas. Su objetivo, es que cada uno de los Estados partes en el Pacto, se comprometa a adoptar las medidas necesarias para garantizar el máximo goce de todos los derechos humanos que son reconocidos como universalmente válidos15. Para 1969 se aprobó la Convención Americana sobre Derechos Humanos16, que al igual que las declaraciones y pactos señalados anteriormente, reconoce principios que deben respetarse y que su goce debe ser garantizado por aquellos Estados miembros que decidiesen adoptarla, sin establecer ningún tipo de discriminación en el aseguramiento del goce de los derechos y libertades que la misma establece. La trascendencia de esta convención radica en que a través de ella se crea la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la cual tiene como propósito incentivar el respeto de los principios consagrados por la convención y defender y proteger a los individuos de cualquier violación a sus derechos. Realiza investigaciones, se encuentra al tanto de que se cumpla la observancia de la convención y visita los países que pudiesen presentar una situación de posible violación a los derechos humanos para rendir un informe y emitir su recomendación. El éxito del nacimiento de esta convención y de la creación de la CIDH, es que permite el nacimiento de figuras concretas que buscan el reconocimiento de los diversos derechos esenciales de la naturaleza humana y que independientemente de las fronteras o de las condiciones propias de cada Estado, vela por el cumplimiento irrestricto de los principios fundamentales que, como en palabras anteriores se mencionó, son necesarios para una pacífica convivencia social. De todo ello, podemos identificar que los principios universales esenciales del hombre e inherentes a la naturaleza humana, se les denomina ‘derechos humanos’ y que dentro de ellos, se establecen bases de reconocimiento que sirven de inspiración para la creación de normas positivas que son impuestas 15 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. 16 CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. 15 por los Estados dentro de sus territorios y que, al declararlos, los garantizan a su población. Dentro de las declaraciones, convenciones y pactos señalados anteriormente, encontramos derechos que se pudiesen identificar como ‘civiles y políticos’ o denominados ‘derechos-libertades’, los cuales reconocen los principios de igualdad y libertad, el derecho a la vida, a la propiedad privada, el libre tránsito, el derecho de asociación, expresión, ocupación, así como los derechos ‘económicos, sociales y culturales’, que reconocen los principios del derecho a la educación, al trabajo, a la seguridad social, el acceso a la cultura, entre otros. Se ha intentado a través del tiempo, realizar una catalogación en la identificación de los derechos humanos, sin embargo dicha actividad no debe entenderse como un acto de jerarquización de los principios universales. En una exposición hecha por Adrián Rentería, respecto de la obra de Ferrajoli17 señala que este último configura su propia tipología de derechos fundamentales, articulada en cuatro categorías: “Los derechos humanos, <<que son los derechos primarios de las personas y conciernen indistintamente a todos los seres humanos, como, por ejemplo, […] el derecho a la vida y a la integridad de la persona, la libertad personal>>; los derechos públicos, o sea, <<los derechos primarios reconocidos solo a los ciudadanos, como […] el derecho de residencia y circulación en el territorio nacional>>; los derechos civiles, <<que son los derechos secundarios adscritos a todas las personas humanas capaces de obrar, como a la potestad negocial, la libertad contractual, la libertad de elegir y cambiar trabajo>>; y, finalmente, los derechos políticos, que son […] los derechos secundarios reservados únicamente a los ciudadanos con capacidad de obrar, como el derecho de voto, el de sufragio pasivo…>>”. El reconocimiento que se hace de todos estos derechos tiene como objetivo el promulgarlos de manera universal y aunque pueda intentarse catalogarlos, lo cierto es que nunca podrán dividirse o excluirse unos de otros, ya que el ser humano se encuentra íntimamente ligado con tales principios que se encuentran interrelacionados y se deben reconocer de manera integral. Debido a ello, es que la pretensión de estos textos internacionales sea la de publicarlos y homogeneizarlos de manera que sirvan de inspiración para regularse dentro 17 CARBONELL M IGUEL Y SALAZAR PEDRO. GARANTISMO . E STUDIOS SOBRE EL PENSAMIENTO JURÍDICO DE LUIGI F ERRAJOLI . EDITORIAL TROTTA; ESPAÑA; 2005. P. 129. 16 de las constituciones propias de cada Estado, que independientemente de que se plasme dentro de un cuerpo normativo o no, lo cierto es que siempre se encuentran presentes en nuestra realidad social y jurídica. 17 II. Evolución de los derechos individuales a los derechos colectivos. El individuo forma parte de la sociedad, si a ella se debe, si en ella vive y se desenvuelve y si tiene la obligación moral, no solo de no dañar a sus semejantes, sino de procurarles un beneficio, (…) en exigencias positivas 18 que reclama la solidaridad común . Mencionando los derechos que se han referido anteriormente, puede en su momento considerarse que los mismos son inherentes a la persona en su forma individual, puesto que por más que se vincule con su entorno social el derecho a la libertad personal o a profesar religión alguna, no puede más que garantizarse de persona a persona. Aun así ha existido o se ha encontrado presente la conceptualización de que hay derechos que son compartidos, que pertenecen a un grupo social y no a un solo individuo, puesto que todos tienen interés en el goce y cumplimiento del mismo. Autores como Carlos Massini refirieron en su momento que para ser titular de un derecho humano, es necesario que el sujeto tenga un carácter existencialmente autónomo, en razón de que ello es lo que permite individualizarlo, dotarlo de una unidad necesaria para ser sujeto de atribución de derechos19. Afirmar que al no tener un centro común al cual destinar tales derechos éstos se quedarían “sin unidad, dispersos y sin ‘lugar’ de asiento”20 se aleja por mucho de la realidad actual ya que estos mal llamados ‘derechos de nadie’ que no pueden ser fácilmente individualizables sí pueden considerarse derechos y se conocen como intereses difusos y colectivos. Sin embargo, este autor pareciera que cambia de parecer dentro de su misma obra al posteriormente analizar que la única forma de saber si las comunidades son sujetos o no de derechos humanos “se vincula estrechamente con la problemática más general referente a si los grupos sociales pueden ser –o nosujetos de derecho (…) algunos de esos grupos pueden ser titulares de 18 BURGOA O., IGNACIO. LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES. PORRÚA; M ÉXICO; 2005. P. 197. 19 MASSINI CORREAS, CARLOS I. ÓP. CIT. P. 91. 20 IBÍDEM. P. 92. 18 derechos humanos y su esencia colectiva radica en que para poder acceder a la realización de cierto tipo de bienes básicos únicamente pueden ser conseguidos por intermedio de colectividades o sociedades”21. Es así que surgen los derechos colectivos, porque se reconocen por parte del Estado prestaciones activas ya no de manera individual, sino que se destinan a grupos y colectividades identificables o no, pero que en su esencia se trata de derechos supraindividuales y atendiendo a tal realidad, garantiza las necesidades más urgentes de su población a efecto de cumplimentar en un plano de igualdad el disfrute de derechos básicos pero de manera compartida. De esta manera, además de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, podemos identificar los derechos colectivos. No se trata del nacimiento de ‘nuevos’ derechos, sino que su aparición a gran escala cada vez más presente dentro de la visión dinámica de la sociedad fuerza a su reconocimiento y garantía tanto en las declaraciones internacionales como en los ordenamientos jurídicos de cada nación. Es así que de considerar al individuo como un ente particular, se ha transformado esta visión para una vez vinculado profundamente con su entorno, el reconocimiento de sus prerrogativas al ser parte de su esencia humana y por su misma sociabilidad natural, pasen a considerarse derechos de grupo, que se encuentran difuminados en la humanidad misma y no en una sola persona. Dentro de estos derechos encontramos: los derechos ecológicos o derecho al medio ambiente sano, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, derecho al desarrollo, derecho a la paz, derechos de los consumidores, entre otros. Los sujetos ante los cuales están destinados estos derechos son grupos sociales, pueblos, comunidades indígenas, asociaciones de personas unidas en defensa de sus intereses comunes o una pluralidad de sujetos que sin estar necesariamente unidos por un nexo jurídico persiguen un interés común o son afectados por un mismo hecho, es decir el vínculo que los une siendo ellos distantes, es que resienten un daño específico que comparten. 21 IBÍDEM. P. 160. 19 La violación de estos derechos rebasa la esfera jurídica de un solo sujeto, debido a que el menoscabo de cualquiera de estas prerrogativas afecta a toda una comunidad de personas, que bien pueden estar claramente identificados o no, puesto que el daño puede encontrarse difuminado dentro de una población. La aspiración a conseguir es que cada una de estas personas que se encuentre en una situación particular que perjudique el goce de estos derechos supraindividuales, esté en la disposición de hacerlos valer a su nombre y a nombre de todos aquellos que se encuentren afectados. La trascendencia de los derechos difusos y colectivos recaerá en la manera en cómo se consolide el aseguramiento de los mismos, de forma que todos gocen de los mismos derechos y se les reconozca una protección jurídica efectiva que permita que, aun cuando no se encuentre individualizado el derecho, se permita el acceso a la justicia por parte de uno de los miembros de esa comunidad y el beneficio obtenido sea erga omnes, transfiriéndose a todos aquellos que se encuentren en situaciones idénticas o similares aún sin ser parte del proceso, puesto que el interés es común, compartido y debe garantizarse en un plano de igualdad. Esto trastoca los conceptos tradicionales de la seguridad jurídica y descompone la teoría de la acción procesal que “había sido elaborada en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX con una perspectiva liberal e individualista”22 que limita el ejercicio de una acción, otorgándole la legitimación a la parte directamente afectada, puesto que en estos derechos, si bien puede identificarse el bien jurídico a tutelar (un derecho difuso o colectivo) no es fácilmente determinable el vínculo entre el derecho subjetivo y el sujeto activo legitimado para reclamar su cumplimiento. En otras palabras, en un sistema jurídico como el mexicano, es tradicional la necesidad de un interés jurídico, es decir la conexión directa e identificable entre el derecho subjetivo y el actor de la pretensión, la existencia de un agravio personal y directo, sin embargo en el caso de estos derechos compartidos no existe tal nexo, puesto que la afectación se da de manera 22 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. L AS ACCIONES PARA LA TUTELA DE LOS INTERESES COLECTIVOS Y DE GRUPO. U NIVERSIDAD N ACIONAL A UTÓNOMA DE M ÉXICO ; M ÉXICO ; 2004. P. VII. 20 general a toda una comunidad y no a una persona en lo individual. Es por ello que surge el imperativo de reconocer además del interés jurídico el interés legítimo, ya que ello permite que cualquier afectado pueda reclamar el cumplimiento de un derecho que le atañe aun siendo supraindividual, mediante acciones colectivas destinadas a satisfacer el interés de la comunidad. Afirma Ovalle Favela: [Derechos como] la protección al medio ambiente y la salud; la salvaguarda de los intereses de los consumidores frente a los productos peligrosos o nocivos; la publicidad engañosa; las prácticas y cláusulas abusivas en las relaciones de consumo; son algunos de esos intereses que no pueden satisfacerse por medio de acciones individuales y reclaman soluciones apropiadas, las cuales han sido objeto de análisis 23 por la doctrina . Es entonces que podemos visualizar que los derechos ‘de grupo’ hasta ahora mencionados son los que se han denominado como difusos y colectivos porque abarcan comunidades de personas que los comparten y que difícilmente pueden ser individualizables, pues de serlo, resultaría exitosa la visión de la teoría liberal e individualista. Esta consolidación de los intereses comunes responde a la evolución misma de la sociedad que ya no se conforma con proteger a cada persona de forma exclusiva sino que responde a identificarlos como grupo, y en consecuencia, atendiendo a su colectividad, beneficia a todos por igual. De esta manera dentro de la doctrina y legislación de otros países, se fue consolidando y fortaleciendo el concepto de los derechos compartidos que “tienen un único titular muy bien determinado: una comunidad en el caso de los derechos difusos, una colectividad en el caso de los derechos colectivos o una serie de víctimas indivisibles en el caso de los derechos individuales homogéneos”24. Es así, que identificaremos tres variantes de los derechos supraindividuales: los intereses o derechos difusos, los colectivos y los individuales homogéneos. 23 IBÍDEM. P. VIII. 24 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. LA TUTELA DE LOS DERECHOS DIFUSOS , COLECTIVOS E INDIVIDUALES HOMOGÉNEOS . H ACIA UN CÓDIGO MODELO PARA IBEROAMÉRICA . EDITORIAL P ORRÚA ; M ÉXICO ; 2003. P. 30. 21 a) Intereses o derechos difusos. Los derechos difusos tienen una cualidad que los identifica y es en razón de que se encuentran difuminados en una realidad social. Debido a que no son individualmente determinados, se encuentran dispersos entre una población que se relaciona por hechos y no por derecho. De acuerdo con la definición propuesta por Lorena Bachmaier, dicho término le corresponde a los intereses que afectan a una comunidad de sujetos amplia e indeterminada, no existiendo de ordinario vínculo o nexo jurídico entre ellos25. Por su parte, Alberto Saíd e Isidro Manuel González refieren que éstos no se fundan en un vínculo jurídico, sino que se basan en hechos genéricos y contingentes, accidentales y mutables, como habitar en una misma región, consumir productos iguales (medicamentos o alimentos) o vivir en determinadas circunstancias sociales o económicas.26 En los derechos difusos, afirma Antonio Gidi27, las personas que componen la titularidad del derecho no son ligadas por un vínculo jurídico previo, sino por meras circunstancias de hecho. Es entonces que se distingue, que la característica principal que permite referir que un derecho es difuso es que no existe un nexo o vínculo entre aquellos que ven vulnerado su ejercicio, sino que comparten un hecho que es lesivo en su esfera jurídica pero que al ser compartido por distintos y numerables miembros de la sociedad les da un carácter de supraindividualidad. Esto aplica, además de los supuestos contemplados anteriormente como el consumo de productos o vivir en determinadas circunstancias, en los casos de publicidad engañosa. La población no tiene una relación jurídica que estreche sus lazos o que genere una asociación u organización determinada previamente, sino que, por una cuestión espontánea y temporal, comparten un mismo interés. 25 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. L AS ACCIONES PARA LA TUTELA DE LOS INTERESES COLECTIVOS Y DE GRUPO. U NIVERSIDAD N ACIONAL A UTÓNOMA DE M ÉXICO ; M ÉXICO ; 2004. P. 7. 26 SAÍD ALBERTO Y GONZÁLEZ GUTIÉRREZ ISIDRO M. TEORÍA GENERAL DEL PROCESO. IURE EDITORES; M ÉXICO; 2007. P. 173. 27 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 31. 22 b) Intereses o derechos colectivos. Los intereses o derechos colectivos, se diferencian de los difusos en la peculiaridad que los distingue y es, que existe mayor facilitad para identificar plenamente a los miembros de un grupo que, como colectividad, comparten características que los unen por un vínculo claramente establecido y esto conlleva a un derecho que les es común. De esta forma Antonio Gidi nos comparte que en los derechos colectivos, las personas que componen la titularidad colectiva del derecho son ligadas por una previa “relación jurídicabase” que mantienen entre sí o con la contraparte, la violación en masa a un derecho derivado de dicha relación jurídica que une a los titulares de un derecho colectivo, es decir, representa un origen común del cual derivan los correspondientes derechos individuales violados28. Lorena Bachmaier29 los refiere como aquellos que se presentan cuando un grupo se encuentra en una misma situación jurídica o cuando una pluralidad de sujetos se ven afectados por un mismo hecho, y los integrantes del grupo o los afectados están o pueden ser determinados sin dificultad. Saíd y González por su parte, los definen como aquellos comunes a una colectividad de personas y solo atañen a ellas, entre las cuales existe algún tipo de vínculo jurídico, como lo sería una sociedad mercantil, una familia, los miembros de un sindicato o entre condóminos.30 La distinción principal de esta clase de derechos es un vínculo que faculta al grupo para hacer valer el respeto a sus intereses por gozar de un núcleo común que los identifica y une por lazos más allá de cuestiones de hecho. Esto les permite tener un tratamiento conjunto, por su esencia colectiva, y así, los padres de familia de un colegio particular, los usuarios de servicios financieros de determinado banco o un grupo de personas que comparten un mismo oficio, comparten características y rasgos que les dotan de unidad y les permite exigir el respeto a intereses que les son comunes. 28 IBÍDEM. 29 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. ÓP. CIT. P. 7. 30 SAÍD ALBERTO Y GONZÁLEZ GUTIÉRREZ ISIDRO M. ÓP. CIT . P. 173. 23 c) Derechos individuales homogéneos. Los derechos individuales homogéneos merecen una mención especial en el presente estudio debido a que los mismos adquieren por su misma peculiaridad una colectividad incidental aun cuando su propia naturaleza sea individual. Antonio Gidi afirma que los derechos individuales homogéneos se caracterizan por ser una compilación de derechos subjetivos individuales, marcados por la nota de divisibilidad, del cual es titular una comunidad de personas indeterminadas más determinables, cuyo origen está en alegaciones de cuestiones comunes de hecho o de derecho31. Esta clase de derechos los define Lorena Bachmaier, como aquellos que se presentan cuando existe una pluralidad de acciones surgidas de un mismo hecho dañoso cuya titularidad corresponde a cada uno de los sujetos individuales afectados y todas ellas derivan de un mismo hecho originario lesivo32. Esto significa que son derechos que son individuales pero trascienden de la individualidad porque al compartirse por una comunidad entera son “accidentalmente colectivos”. Es decir, los derechos individuales homogéneos como su nombre lo indica, pueden ser ejercidos y exigidos por cada uno de los titulares de ese derecho de forma individual, sin embargo por existir multiplicidad en las acciones que surgen por una misma violación o daño, la finalidad de distinguirlos radicará en facilitar la protección de los derechos individuales con una dimensión accidentalmente colectiva. A pesar de que los derechos individuales homogéneos son una compilación de derechos divisibles, es preciso establecer que su titularidad es de la comunidad como un todo, indivisiblemente considerada, por lo que la divisibilidad solamente se manifestará en las fases de liquidación y ejecución de la sentencia33. 31 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 35. 32 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. ÓP. CIT. P. 8. 33 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 36. 24 III. Derechos difusos y colectivos en el mundo. La globalización no es solo para el avance de tecnologías y competitividad de empresas o grupos de interés, también debe extender sus alcances a la protección de los habitantes del mundo (…) para evitar abusos y proteger los 34 derechos humanos. La indivisibilidad y la interdependencia de los derechos humanos han llevado consigo un incremento en el interés de los derechos que son comunes para distintos grupos sociales en todo el mundo. Existen infinidad de casos en que la población se ha visto afectada por condiciones que inciden de manera colectiva en la esfera jurídica de un grupo de individuos, que pueden no estar relacionados estrechamente por vínculos previamente establecidos y no cuentan con mecanismos para satisfacer los intereses de todos. Los medios son individualizados y el acceso a la justicia por solo uno, no conlleva el acceso de todos aquellos que se encuentren en una situación jurídica similar, por lo que se satura el sistema judicial al recibir multiplicidad de demandas por los mismos hechos lesivos a distintos miembros de la sociedad. Por ello, es necesaria la consolidación de acciones colectivas que permitan justicia para grupos y no para individuos. Esta situación, aún estando presente durante todo el siglo XX, ha adquirido mayor presencia y fortaleza desde la década de los noventas, apareciendo paulatinamente normatividad y doctrina que ha generado eco en distintas partes del mundo. Distintas naciones contemplan dentro de sus sistemas jurídicos métodos para proteger estos derechos difusos y colectivos y sirven de inspiración para todos los Estados que busquen ampliar este reconocimiento. Algunos de estos países que incluyen dentro de su cuerpo normativo acciones que permiten el acceso a la justicia de manera supraindividual son España, Argentina, Brasil y Colombia. 34 NOYOLA ZARCO, R AQUEL . PERSPECTIVAS DE LAS ACCIONES COLECTIVAS . PROGRESO DE LAS ACCIONES QUE PERMITEN EL LIBRE ACCESO A LA JUSTICIA . SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN . HTTP :// WWW. SENADO . GOB . MX/ IILSEN /CONTENT /PUBLICACIONES /REVISTA 5/3. PDF . (24 NOVIEMBRE 2009) 25 a) Comunidad Europea: España. Considerando los derechos de los consumidores como el reconocimiento de una de las prerrogativas de carácter colectivo, en 1973 la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa aprobó la Carta europea de protección de los consumidores. Esta Carta reconoció los siguientes cuatro derechos fundamentales: a) el derecho a la protección y a la asistencia de los consumidores; b) el derecho a la reparación del daño que resienta el consumidor por la circulación de productos defectuosos, o por la difusión de mensajes engañosos o erróneos; c) el derecho a la información y a la educación, y d) el derecho de los consumidores a organizarse en asociaciones y a ser representados en diversos organismos, para expresar opiniones sobre decisiones políticas y económicas inherentes a la disciplina del 35 consumo . La protección de los consumidores como un derecho que trasciende las barreras del individualismo radica en que todos aquellos que se encuentren bajo el supuesto del consumo de un producto defectuoso o que caiga en el engaño de una publicidad dañina comparten un interés común. No los une ningún vínculo jurídico más allá de encontrarse en la situación que vulnera sus derechos por la adquisición de productos imperfectos o por la captación de información no del todo veraz o completamente falaz, sin embargo se les concede una protección al derecho de unirse para vincularse con el sector empresarial y exigir el respeto a una dinámica sana en cuanto al consumo se refiere. Resalta entonces que, en el pasado, en una situación en que varios sujetos compartían el mismo interés o resentían un mismo daño, se protegiera de manera individual al consumidor y cada uno de ellos tuviese que ejercer su derecho ante los tribunales competentes. Reconociendo la calidad de difusos de tales derechos, se permite que una colectividad acceda de manera conjunta a la justicia, que incluso siendo un solo individuo quien ejerza dicho derecho, el beneficio obtenido pueda repercutir en todos aquellos que se encuentren en 35 OVALLE FAVELA, J OSÉ. DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES . EDITORIAL OXFORD; M ÉXICO; 2008. P. 5. 26 una situación de hecho –y no necesariamente de derecho- similar y que se les conceda la protección de manera generalizada, omitiendo la discriminación de la justicia individualizada. Con base en estos fundamentos, en la década de los noventas comenzaron a aparecer en España las primeras acciones colectivas para brindar un sustento en las asociaciones de consumidores que ya existían y tenían como objetivo proteger los intereses de aquellos que sufrían un menoscabo en sus derechos. La Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 contempla el carácter supraindividual de algunos derechos y hace una distinción de los mismos, que los define de la siguiente forma: “[si] los afectados están determinados o son fácilmente determinables, sus intereses son calificados como colectivos; si los afectados son indeterminados o de difícil determinación, sus intereses son considerados difusos”36. Identificar estos derechos no solo permite una mejor validación de los intereses que no pertenecen a un sujeto en particular, sino que una vez reconocido el carácter supraindividual de los mismos permite garantizarlos en diversas leyes sustantivas y a su vez, se regulan procesalmente la legitimación de aquellos que pueden acceder de forma colectiva a la justicia, la procedencia de esta clase de acciones y sobre todo, los resultados de la ejecución de sus resoluciones. En concreto, la regulación que España ha conseguido mediante la determinación de los intereses difusos y colectivos, ha recaído primeramente en la legitimación de corporaciones y asociaciones de usuarios y consumidores para ejercer acciones civiles para reclamar la tutela de los mismos y que mediante acciones colectivas, se ha favorecido en gran escala el acceso a la justicia de los consumidores, desincentivando los cobros indebidos, invalidando contratos abusivos de servicios, ordenando la devolución de cantidades ilegítimamente cobradas e imponiendo multas e indemnizaciones37. 36 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. L AS ACCIONES PARA LA TUTELA DE LOS INTERESES COLECTIVOS Y DE GRUPO. P. XI. 37 NOYOLA ZARCO, RAQUEL . PERSPECTIVAS DE LAS ACCIONES COLECTIVAS . PROGRESO DE LAS ACCIONES QUE PERMITEN EL LIBRE ACCESO A LA JUSTICIA . SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN. HTTP :// WWW. SENADO . GOB . MX/ IILSEN /CONTENT /PUBLICACIONES /REVISTA 5/3. PDF . (24 NOVIEMBRE 2009) 27 b) Argentina. Argentina también contempla dentro de su cuerpo normativo la protección de los consumidores. En su misma Constitución Nacional, en la primera parte, capítulo segundo, en el artículo 42 considera el derecho de los consumidores de manera tal que se asegure la protección de su salud, seguridad e intereses económicos, una información adecuada y veraz, la libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y digno 38. La forma en que Argentina protege tales derechos es por medio del fomento de medidas de aseguramiento por parte de las autoridades proveyendo de procedimientos eficaces que prevengan y solucionen conflictos. Esta disposición constitucional la complementan con la Ley de Defensa del Usuario y del Consumidor – Ley Nacional 24.240 del 13 de septiembre de 1993 que en su artículo 5239 dispone acciones judiciales en favor de los consumidores. Por una parte, puede ejercitarse por el consumidor por su propio derecho, por las asociaciones de consumidores o por las autoridades como el Defensor del Pueblo o el Ministerio Público Fiscal pero este artículo contempla una especificación: En las causas judiciales que tramiten en defensa de intereses de incidencia colectiva, las asociaciones de consumidores y usuarios que lo requieran estarán habilitadas como litisconsortes de cualquiera de los demás legitimados por el presente artículo, previa evaluación del juez competente sobre la legitimación de éstas. Esto permite que en la defensa de esta clase de intereses, pueda ejercitarse una acción colectiva para proteger a los consumidores por cualquiera de los señalados en el artículo 52, sin embargo el juez debe realizar el estudio correspondiente para evaluar la legitimación de aquellos que actúen como agentes activos en el ejercicio de la misma puesto que su representación en la pretensión, de proceder, incide en toda una colectividad. 38 CONSTITUCIÓN NACIONAL DE ARGENTINA. ART. 42. 39 LEY 24.240. DEFENSA DEL CONSUMIDOR. 28 Argentina no solo enfoca sus determinaciones en la protección de los consumidores, que si bien cuenta con elementos para garantizarlos de manera supraindividual, también cuenta con una maravillosa figura en la protección de los demás derechos compartidos y se encuentra en la Constitución Nacional dentro del artículo 43: el amparo colectivo. Mediante esta figura procesal, puede combatirse cualquier acto u omisión que lesione o amenace los derechos y garantías constitucionales, y permite interponerlo contra “cualquier forma de discriminación en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general”40. En nuestro país, el amparo también está destinado a proteger los ahora denominados en su Constitución “Derechos Humanos y sus Garantías”, y tomando como inspiración necesidades sociales y las distinciones que hacen países como Argentina, surgió una reforma constitucional y en materia de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 en la que se permite que cualquier persona pueda interponer el amparo puesto que existe una legitimidad en todos los miembros que puedan encontrar lesivos los actos de autoridad rompiendo con el esquema del agravio personal y directo en algunos casos y permitiendo el acceso a la justicia colectiva. c) Brasil. Esta nación sudamericana resulta pionera en la tutela colectiva de los derechos difusos y colectivos, e incluye dentro de sus determinaciones una identidad de derechos adicional que es la de los derechos individuales homogéneos, los cuales no son más que representaciones de derechos esencialmente particulares pero que impactan en una colectividad. Brasil incluye dentro de su sistema jurídico la concepción de los derechos e intereses colectivos en los artículos 5 fracción LXXIII y 129 fracción 40 CONSTITUCIÓN NACIONAL DE ARGENTINA. ART. 43. 29 III de su Constitución41 y dirige principalmente la profundidad de sus acciones colectivas, al igual que España, en la protección de los consumidores. El artículo 5 fracción LXXIII, establece que “cualquier ciudadano es parte legítima para proponer la acción popular que pretenda anular un acto lesivo para el patrimonio público o de una entidad en que el Estado participe, para la moralidad administrativa, para el medio ambiente o para el patrimonio histórico y cultural, quedando el actor, salvo mala fe comprobada, exento de las costas judiciales y de los gastos de sucumbencia”. Adicional a este artículo, la referencia que se hace en cuanto a la colectividad de las acciones la plantea el inciso I del artículo 81 del Código Brasileño de Defensa del Consumidor, que gracias a una traducción hecha por Kazuo Watanabe42, los reconoce de la siguiente forma: “[los] intereses o derechos difusos, así entendidos para efectos de este Código, los transindividuales, de naturaleza indivisible, cuyos titulares sean personas indeterminadas y ligadas por circunstancias de facto”. La determinación que se hace mediante este artículo es que existen derechos que le pertenecen a personas que no se encuentran claramente identificadas y que se encuentran vinculadas por un hecho en concreto, que no necesariamente representa una relación jurídica particular pero caracteriza a los mismos como derechos indivisibles, lo cual es precisamente su esencia, prerrogativas que al no ser individuales se comparten por una generalidad en su conjunto y como tal, al protegerse de manera de colectiva se conceden al gremio por igual. Las consecuencias de las disposiciones normativas propuestas por Brasil conllevan una disminución en la presentación de demandas individuales que saturan su sistema judicial cuando existen identidad de pretensiones, un mismo acto lesivo pero distintos individuos que resienten el daño y que no tienen entre sí, nexos jurídicos que los relacionen para conjuntarse en el ejercicio de la acción. 41 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 4. 42 IBÍDEM. P. 5. 30 La tutela de estos derechos supraindividuales mediante acciones colectivas, permite transmitir la protección a todas las personas, puesto que todas son titulares de los mismos y proyecta la garantía en el cumplimiento de sus prerrogativas a la totalidad de los miembros del grupo o comunidad que comparte dichos intereses. Las resoluciones emitidas entonces crean cosa juzgada erga omnes, por lo que los principios como el de la relatividad de la sentencia, se desconocen y benefician a más personas aun cuando no hayan sido parte en el juicio sino que por el simple hecho de compartir un interés en común pueden acceder a la protección jurídica ejercitada por cualquier legitimado. d) Colombia. Colombia contempla dentro de su cuerpo normativo la protección de intereses difusos y colectivos mediante las denominadas acciones populares y las acciones de grupo. Dentro del capítulo IV de su Constitución Política en el artículo 88 contempla acciones populares que están destinadas a proteger los derechos e intereses colectivos “relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la salubridad públicos, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y otros de similar naturaleza”43 y propone a su vez una mención especial en cuanto a la reparación del daño inferido a estos derechos, puesto que en su normatividad define los casos de responsabilidad civil objetiva por la violación a tales disposiciones. La protección que otorga Colombia a su población no solo está destinada a promover recursos y acciones que propugnen por la integridad del orden jurídico de manera que se protejan no solo a los derechos individuales, sino que también cubre a los derechos de grupo o colectivos. Para proteger 43 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA. HTTP://WEB.PRESIDENCIA .GOV.CO/CONSTITUCION /INDEX.PDF. S/A Y SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN. (24 DE ABRIL DE 2011). ART. 88. 31 estas acciones, complementa a su Carta Magna la Ley 472 de 1998 44 y contempla dentro de su contenido los siguientes intereses colectivos: Art. 4º DERECHOS E INTERESES COLECTIVOS. Son derechos e intereses colectivos, entre otros, los relacionados con: a) El goce de un ambiente sano, de conformidad con lo establecido en la Constitución, la ley y las disposiciones reglamentarias; b) La moralidad administrativa; c) La existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. La conservación de las especies animales y vegetales, la protección de áreas de especial importancia ecológica, de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas, así como los demás intereses de la comunidad relacionados con la preservación y restauración del medio ambiente; d) El goce del espacio público y la utilización y defensa de los bienes de uso público; e) La defensa del patrimonio público; f) La defensa del patrimonio cultural de la Nación; g) La seguridad y salubridad públicas; h) El acceso a una infraestructura de servicios que garantice la salubridad pública; i) La libre competencia económica; j) El acceso a los servicios públicos y a que su prestación sea eficiente y oportuna; k) La prohibición de la fabricación, importación, posesión, uso de armas químicas, biológicas y nucleares, así como la introducción al territorio nacional de residuos nucleares o tóxicos; l) El derecho a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente; m) La realización de las construcciones, edificaciones y desarrollos urbanos respetando las disposiciones jurídicas, de manera ordenada, y dando prevalencia al beneficio de la calidad de vida de los habitantes; n) Los derechos de los consumidores y usuarios. Igualmente son derechos e intereses colectivos los definidos como tales en la Constitución, las leyes ordinarias y los tratados de Derecho Internacional celebrados por Colombia. PARAGRAFO. Los derechos e intereses enunciados en el presente artículo estarán definidos y regulados por las normas actualmente vigentes o las que se expidan con posterioridad a la vigencia de la presente ley. Es así que Colombia determina claramente cuáles son los derechos difusos y colectivos que se encuentran bajo la protección de sus acciones 44 LEY 472 DE 1998. 32 populares o de grupo. Realizar una identificación de aquellas prerrogativas es declarar tales derechos existentes y darles una integración dentro del sistema jurídico, que al dotarlos de positividad fuerza a su cumplimiento y permite garantizarlos de una mejor manera que es precisamente una de las omisiones que México debe subsanar. Presentar a la población sus derechos es un requisito fundamental, puesto que es su deber darlos a conocer, porque son preexistentes a todo ordenamiento. Mencionarlos es otorgarles el reconocimiento necesario para que se exija su protección. De todo lo anterior podemos tomar de inspiración de los elementos contemplados en las legislaciones de estas naciones en primer lugar, la declaración y clara determinación de los derechos considerados difusos y colectivos para integrarlos en un cuerpo identificable; segundo, la existencia de acciones colectivas para la protección de derechos supraindividuales que permitan garantizar la tutela de estos derechos difusos y colectivos; tercero, la legitimación de aquellos facultados para ejercitar tales acciones y fundar sus pretensiones a nombre de toda una colectividad sin que sea un requisito de procedencia un agravio personal y directo, sino que baste un interés legítimo en el cumplimiento de las medidas que garanticen el goce de estas prerrogativas y; por último, que los resultados de la ejecución de las resoluciones trasciendan las barreras del individualismo y tengan efectos erga omnes. 33 Capítulo Segundo: Derechos difusos y colectivos reconocidos en el sistema jurídico mexicano. En México se dice que todos somos de barro, pero unos de vaso y otros de jarro, para dar a entender que si bien todos somos seres humanos entre nosotros median tantas diferencias que un trato ‘por igual’ puede ser molesto y a veces 45 opresivo . En nuestro país y en cualquier sistema jurídico la evolución del Derecho debe ir a la par de los cambios sociales que existen en la población y la consolidación de nuevas ideologías resultado de una maduración política, social y cultural pugna por reformas en beneficio mayoritario. Estos cambios, estas reformas, en ocasiones se sienten tan naturales en la población como si siempre hubiesen existido porque son justas y acordes a la realidad social. Los cambios que a través del tiempo van sufriendo las estructuras sociales y políticas de toda comunidad organizada motivan, como consecuencia necesaria, que aquellas instituciones que originalmente les servían de sostén vayan quedando obsoletas o resulten inadecuadas para la nueva realidad, requiriendo de novaciones o renovaciones normativas para ajustarlas al contexto actual. De tal suerte, tuvo que reestructurarse normativamente la protección de los derechos humanos que se reconocen en el sistema jurídico de nuestro país para poder garantizar de forma efectiva su cumplimiento y respeto irrestricto. Los derechos difusos y colectivos para ser efectivos en la práctica en nuestro país, requieren de una organización estatal específica que coordine los diferentes poderes y niveles de gobierno para delimitar competencias y fijar jurisdicciones, además de una serie de precondiciones que incluso llegan al nivel psicológico de manera que las autoridades legislativas y judiciales eliminen la tradición individualista y permitan el acceso a la justicia de manera colectiva. 45 RABASA GAMBOA, EMILIO Y RAMÍREZ MARÍN, J UAN. COORD. PROBLEMAS ACTUALES DEL DERECHO SOCIAL MEXICANO . V OL . 1. EDITORIAL PORRÚA; M ÉXICO ; 2005. P. 45. 34 Todo esto nos lleva a estudiar cuáles son aquellos derechos que por su naturaleza pueden ser supraindividuales y que el legislador dentro de su producción normativa decidió plasmar en el sistema jurídico nacional, de tal suerte que garantizarlos sea de manera efectiva porque son claramente determinados y además, proporciona los medios de defensa, que en su opinión son los adecuados, pero como veremos más adelante, en la aplicación práctica pueden no resultar tan efectivos. 35 I. Protección de los derechos difusos y colectivos en México. Se ha dicho que el derecho debe siempre reflejar la realidad, que por modo necesario debe reconocer las situaciones sociales que pretenda regular so pena de no aplicarse, de resultar letra muerta o de no expresar sino un romántico e ingenuo deseo de 46 sus forjadores . Los derechos difusos y colectivos que son reconocidos en nuestro sistema jurídico y que serán materia de estudio particular del presente no se encuentran contenidos en una sola ley o en un código que los defina y garantice, sino que se hallan dispersos en todo el cuerpo normativo que constituye nuestra composición jurídica nacional. Debido a ello, para analizarlos es necesario encontrarse con la norma específica que los declare y que la misma, sea la encargada de referir cuáles son los medios de aseguramiento para que se cumpla dicho derecho. En México queda aún mucho por hacer en cuanto a la tarea legislativa, que aunque se ha visto recientemente en una actividad inusual respecto a diversas reformas en la materia del interés legítimo o la colectividad de algunos derechos, lo cierto es que la regulación expresa no es suficiente. Si bien es un paso franco al acceso a la justicia colectiva, lo cierto es que también queda una magna responsabilidad en la interpretación de los jueces para la aplicación de derechos o intereses supraindividuales que traicionan la tradición individualista tan arraigada en nuestro país. Es así que, inspirados en los tratados y pactos internacionales identificamos en nuestro país cómo es que se regula el derecho al medio ambiente sano, los derechos de los consumidores, el derecho al desarrollo, el derecho a la autodeterminación de los pueblos y el derecho a la paz, así como la forma en cómo los mismos serán garantizados de forma práctica. 46 BURGOA O., IGNACIO. ÓP . CIT. P. 143. 36 a) Derecho al medio ambiente sano. Solo después de que el último árbol haya sido cortado. Solo después de que el último río haya sido envenenado. Solo después de que el último pez haya sido pescado. Solo entonces descubrirás que 47 el dinero no se puede comer . El derecho al medio ambiente sano refiere que todo ser humano tiene como prerrogativa tener un entorno adecuado que le permita desarrollarse de forma plena en sincronía con la naturaleza, entendiendo por ésta al conjunto de todos aquellos recursos vivos y no vivos que proporcionan al hombre de oxígeno, agua, alimentos, combustibles y materias primas. Este derecho está intrínsecamente unido al individuo porque le pertenece por su condición humana. El Derecho no solo lo protege en su persona, ya que no todo radica en su entidad, sino que se extiende en todas dimensiones, abarcando así sus relaciones con otros y con el ecosistema que le rodea. Un medio ambiente adecuado, se encuentra íntimamente ligado con el derecho a la vida y el derecho a la salud, puesto que la violación a la exigencia de no contaminar un río o el aire que respiramos repercute directamente en las personas que beben de su cauce o inhalan dicho aire. Si el derecho del que es titular el individuo corresponde a un medio ambiente sano, es el deber jurídico correlativo de todos los seres humanos respetar esta prerrogativa que es compartida. Los “bienes ambientales”, como bosques, océanos o animales salvajes, tienen valor en sí mismos, no son meros instrumentos al servicio de los intereses humanos y pueden ser sujetos de consideración moral así como de reclamos48. De tal suerte, nuestra Ley Fundamental en su artículo 4º49 reza en su párrafo sexto: “Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar”. Si bien la Constitución dentro de su contenido 47 PROFECÍA DE LOS INDIOS CREE . 48 MASSINI CORREAS, CARLOS I. ÓP. CIT. P. 154. 49 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART. 4. 37 expresa este derecho humano a todos aquellos que estén en territorio nacional, lo cierto es que la definición del mismo se queda en una simple disposición sin expresamente detallar a qué se refiere o cómo se garantiza. Es así que de forma reglamentaria, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente complementa las disposiciones constitucionales en relación a este derecho y el objeto de la ley se encuentra específicamente en su artículo 1º 50: ARTÍCULO 1o.- La presente Ley es reglamentaria de las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que se refieren a la preservación y restauración del equilibrio ecológico, así como a la protección al ambiente, en el territorio nacional y las zonas sobre las que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción. Sus disposiciones son de orden público e interés social y tienen por objeto propiciar el desarrollo sustentable y establecer las bases para: I.- Garantizar el derecho de toda persona a vivir en un medio ambiente adecuado para su desarrollo, salud y bienestar; II.- Definir los principios de la política ambiental y los instrumentos para su aplicación; III.- La preservación, la restauración y el mejoramiento del ambiente; IV.- La preservación y protección de la biodiversidad, así como el establecimiento y administración de las áreas naturales protegidas; V.- El aprovechamiento sustentable, la preservación y, en su caso, la restauración del suelo, el agua y los demás recursos naturales, de manera que sean compatibles la obtención de beneficios económicos y las actividades de la sociedad con la preservación de los ecosistemas; VI.- La prevención y el control de la contaminación del aire, agua y suelo; VII.- Garantizar la participación corresponsable de las personas, en forma individual o colectiva, en la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente; VIII.- El ejercicio de las atribuciones que en materia ambiental corresponde a la Federación, los Estados, el Distrito Federal y los Municipios, bajo el principio de concurrencia previsto en el artículo 73 fracción XXIX - G de la Constitución; IX.- El establecimiento de los mecanismos de coordinación, inducción y concertación entre autoridades, entre éstas y los sectores social y privado, así como con personas y grupos sociales, en materia ambiental, y X.- El establecimiento de medidas de control y de seguridad para garantizar el cumplimiento y la aplicación de esta Ley y de las disposiciones que de ella se deriven, así como para la imposición de las sanciones administrativas y penales que correspondan. 50 LEY GENERAL DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO Y LA PROTECCIÓN AL AMBIENTE . ART. 1. 38 En todo lo no previsto en la presente Ley, se aplicarán las disposiciones contenidas en otras leyes relacionadas con las materias que regula este ordenamiento. Es entonces que por medio de esta ley se promueve la garantía del ejercicio de este derecho que no solo es nacional, sino que además, implica una prerrogativa a nivel mundial y que comprende a toda la humanidad, puesto que los daños ecológicos si bien se pueden resentir en un territorio delimitado, la realidad es que el medio ambiente se encuentra completamente interrelacionado y puede implicar consecuencias a nivel ecosistema, afectando poblaciones enteras de diversas naciones. La forma de garantizar este derecho se logra estableciendo métodos efectivos de protección y prevención de daños en un principio, puesto que el objetivo principal es mantener la naturaleza en un estado de preservación tal que no se afecte su propia esencia, pero además, aunado a esto, establecer métodos de sanción para reprimir las conductas lesivas del medio ambiente y permitan establecer medidas correctivas para restaurarlo al estado en que se encontraba antes del daño o incluso mejor. Ahora bien, este derecho no pertenece de forma exclusiva a un solo individuo sino que debe entenderse como correspondiente a toda la humanidad, por lo tanto la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente le concede el carácter de colectivo al reconocer en su artículo 18051 la posibilidad de que las personas físicas o morales que tengan un interés legítimo puedan exigir las acciones necesarias para proteger el medio ambiente. La distinción que la ley hace al reconocer expresamente el interés legítimo es un paso importantísimo en la protección de este derecho, pues desconoce el concepto tradicional de interés jurídico y permite la procedencia de acciones por parte de aquellos interesados en que se procure la protección del medio ambiente, los recursos naturales, la vida silvestre o la salud pública, sin que se tenga la obligación de demostrar un daño personal y directo, 51 LEY GENERAL DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO Y LA PROTECCIÓN AL AMBIENTE . ART. 180. 39 relacionado con un derecho subjetivo para interponer las acciones en la materia. Posicionando este supuesto jurídico en materia local, encontramos que mediante la tesis ECOLOGÍA. EL INTERÉS JURÍDICO PARA PROMOVER EL AMPARO EN CONTRA DE LEYES DE ESA MATERIA, CORRESPONDE A LA COMUNIDAD COMO TITULAR DE LOS DERECHOS COLECTIVOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO), se reconoce que existen disposiciones en materia ecológica que pertenecen a una comunidad y que las personas físicas o morales que la integran comparten un derecho colectivo respecto de un medio ambiente sano, por lo que un representante de dicha colectividad tiene legitimidad incluso para promover [en este caso] el juicio de amparo en contra de disposiciones que pudiesen traer como consecuencia un daño al entorno natural. Complementariamente a la existencia de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente existen otras normas federales que dentro de sus propias disposiciones incluyen incidentalmente la protección de los recursos naturales. Es así, que encontramos a la Ley de Aguas Nacionales que surge como ley reglamentaria del artículo 27 constitucional con el objeto de regular la explotación, uso o aprovechamiento de dichas aguas, su distribución y control así como la preservación de su cantidad y calidad para lograr un desarrollo integral sustentable52. Dentro de esta ley encontramos que existen medios de control para la explotación del agua que se considera originariamente propiedad de la nación, así como la regulación de las descargas de aguas residuales y el tratamiento que se le dé a la misma para evitar afectaciones a cuerpos de agua naturales. Es así, que reconoce medidas de prevención y control de la contaminación de las aguas y la responsabilidad a que se hacen acreedores aquellos que ocasionen algún tipo de daño ambiental. De esta forma, dentro del contenido de su artículo 8553, dispone: 52 LEY DE AGUAS NACIONALES. ART. 1. 53 LEY DE AGUAS NACIONALES. ART. 85. 40 ARTÍCULO 85. (…) Las personas físicas o morales, incluyendo las dependencias, organismos y entidades de los tres órdenes de gobierno, que exploten, usen o aprovechen aguas nacionales en cualquier uso o actividad, serán responsables en los términos de Ley de: a. Realizar las medidas necesarias para prevenir su contaminación y, en su caso, para reintegrar las aguas referidas en condiciones adecuadas, a fin de permitir su explotación, uso o aprovechamiento posterior, y b. Mantener el equilibrio de los ecosistemas vitales. La forma en como la ley pretende esta protección es mediante el establecimiento de las medidas de prevención y fijando claramente prohibiciones expresas de arrojar o depositar basura, desechos o residuos que contaminen las aguas y pongan en peligro el equilibrio de los ecosistemas, sin embargo las sanciones por el incumplimiento de estas disposiciones queda únicamente en el plano de lo económico, puesto que solo se contempla la imposición de multas. Otras leyes que complementan la protección al medio ambiente, regulando el uso sostenible de los recursos naturales son la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables y la Ley General de Vida Silvestre. La primera tiene por objeto regular, fomentar y administrar el aprovechamiento de los recursos pesqueros y acuícolas en el territorio nacional y proteger los recursos naturales que constituyen la flora y fauna cuyo medio de vida sea total o temporalmente el agua54. Esta ley dentro de su contenido establece las medidas para llevar a cabo la pesca sustentable y permitir una repoblación adecuada, limitando la sobreexplotación. La forma en cómo impone sus disposiciones incluye desde la amonestación hasta el decomiso ya que no solo contempla sanciones pecuniarias sino que además incluye arresto de treinta y seis horas, clausura de las instalaciones que cometan infracciones y suspensión de permisos, concesiones y autorizaciones para la pesca, sin embargo queda un tanto limitada en cuanto a referir si los particulares pueden intervenir en la exigencia del cumplimiento de sus disposiciones. 54 LEY DE PESCA Y ACUACULTURA SUSTENTABLES . ART. 1 41 La Ley General de Vida Silvestre por su parte, tiene por objeto la conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre y su hábitat dentro del territorio de la República Mexicana55. Esta ley es complementaria de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente puesto que dentro de su mismo contenido la reconoce como supletoria a sus disposiciones y lo que pretende es regular el aprovechamiento de especies silvestres mediante su captura o caza y el uso de los recursos forestales maderables. Considera en su artículo 4º56 que “es deber de todos los habitantes del país conservar la vida silvestre” por lo que por una parte, prohíbe cualquier acto que implique su destrucción, daño o perturbación y por otra, reconoce que es una obligación colectiva, puesto que es un derecho inalienable de todos los habitantes del territorio nacional –que podría elevarse a toda la humanidad a nivel mundial- el tener un aprovechamiento adecuado y sustentable de la vida silvestre como un regalo que ofrece la madre naturaleza para todos sus habitantes. Las normas anteriores sirven como complemento en la protección del ambiente ya que la realidad es que su objeto principal es la regulación de la explotación de los recursos naturales y solo incidentalmente por la misma naturaleza de su objeto tratan cuestiones de conservación de un medio ambiente sano por establecer medidas de control que aspiren a un desarrollo nacional mediante el uso sostenible y sustentable de los recursos naturales. Derivado de esto, es que encontramos que la preservación y mejoramiento del medio ambiente es un derecho colectivo porque constituye una responsabilidad compartida de todos los integrantes de la sociedad en su conjunto, ya que de lo contrario pocos serían los resultados que pudieran obtenerse. El daño ambiental ocasionado por un individuo, no solo repercute directamente en el deterioro de los recursos naturales sino que, ocasiona un detrimento en el patrimonio natural de toda la humanidad que ve lesionado su derecho a un medio ambiente adecuado. 55 LEY GENERAL DE VIDA SILVESTRE . ART. 1. 56 LEY GENERAL DE VIDA SILVESTRE . ART. 4. 42 El disfrute de este derecho supone necesariamente el deber individual y colectivo de preservarlo y mejorarlo, mediante intensas acciones preventivas tendentes a evitar su deterioro, pero, no obstante, si se producen prácticas nocivas, se debe sancionar severamente a los responsables, obligándolos a restituir o reparar los daños y perjuicios ocasionados. Las deficiencias y la forma de evolución inadecuada de la urbanización, han ocasionado la degradación ambiental que pone en peligro el futuro del medio ambiente y la existencia misma de la especie humana, así como la sustentabilidad del propio proceso de desarrollo. En la actualidad diversos desastres naturales llaman la atención por el daño que se produce en nuestro entorno: inundaciones, incendios forestales, el calentamiento global producto de la emisión de gases que causan el efecto invernadero, el aumento de la erosión, pérdida de la diversidad de la vida silvestre, entre otros, son solo un ejemplo de los cambios hasta cierto punto irreversibles que se han producido en el ambiente por consecuencia de un trato irresponsable de la naturaleza y por una sobreexplotación de los recursos naturales. Se han establecido principios sobre los cuales se procura la protección y el mejoramiento de la naturaleza así como del medio ambiente, pues solo protegiendo la tierra, el aire, el agua podrán salvarse la flora y fauna para la adecuada coexistencia de la vida humana con el reino vegetal y animal: única alternativa para garantizar a las futuras generaciones su supervivencia57. En consecuencia, en búsqueda de una protección del medio ambiente es que surgen acciones tendientes a proteger su integridad. El objetivo de las acciones colectivas en materia ambiental debe ser primero, prevenir que no se produzcan daños en el ambiente y, segundo, establecer medidas correctivas consistentes responsabilizar al que haya causado un daño ambiental obligándole a repararlo y aplicarle consecuentemente sanciones administrativas, penales o civiles. Cuando el daño causado no permita restablecerlo al estado anterior de producirse, fijar entonces indemnizaciones cuyos ingresos deberán estar destinados a lograr, en la medida de lo posible, la conservación del entorno ambiental para minimizar dicha lesión a la naturaleza. 57 RABASA GAMBOA, EMILIO Y RAMÍREZ MARÍN, J UAN. COORD. ÓP. CIT. P. 125. 43 b) Derechos de los consumidores. Este tipo de contratación moderna, producto de la transformación social, nace con la sociedad de consumo y su aplicación en la práctica viene a constituir un nuevo problema al que, el derecho, tiene que hacer frente buscando la equidad, la certeza y la 58 seguridad jurídica . La protección de los derechos de los consumidores encuentra su aparición en la escena nacional en el párrafo tercero del artículo 28 constitucional59 que reza: “La ley protegerá a los consumidores y propiciará su organización para el mejor cuidado de sus intereses”. El objetivo del reconocimiento de este derecho es garantizar -mediante leyes reglamentarias claro está-, relaciones de equilibrio entre la producción y el consumo, de manera que se produzcan en la población medidas tendientes a evitar abusos por parte de los productores, prestadores de servicios o comerciantes. A mediados del siglo XX se inició un movimiento en defensa de los consumidores, particularmente en los aspectos contractuales (cláusulas abusivas y condiciones generales de contratación) y los efectos de la publicidad60. El eje del problema de la protección de los consumidores la plantea Pilar Hernández61 desde el punto de vista de cómo la sociedad va a proponer mecanismos de tutela cuando en nuestro ordenamiento no existían medios lo suficientemente adecuados para proteger al sector débil de la cadena de producción. De esta forma es que se fortalece en nuestro país la Ley Federal de Protección al Consumidor, que tiene por objeto promover y proteger a los consumidores mediante una cultura de equidad y seguridad jurídica en las relaciones de éstos con los proveedores de productos o servicios. 58 IBÍDEM. P. 45. 59 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART. 28 60 RABASA GAMBOA, EMILIO Y RAMÍREZ MARÍN, J UAN. COORD. ÓP. CIT. P. 47. 61 HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, M ARÍA DEL PILAR. ESTUDIOS EN TORNO A LA TUTELA DE LOS CONSUMIDORES . HTTP :// WWW. JURIDICAS . UNAM . MX/PUBLICA /LIBREV /REV/REVDPRIV /CONT /6/ DTR /DTR3.PDF SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN. (07 NOVIEMBRE 2011). 44 Los derechos de los consumidores, afirma Ovalle Favela 62, “son el conjunto de facultades que el ordenamiento jurídico les confiere en sus relaciones de consumo con los proveedores de bienes y los prestadores de servicios” y es así, que la Ley Federal de Protección al Consumidor dentro de su contenido normativo identifica ciertos derechos de los consumidores que considera como básicos, los cuales pueden resumirse en lo siguiente63: La protección de la vida, salud y seguridad del consumidor contra riesgos provocados por productos o servicios peligrosos o nocivos y la prevención y reparación de los daños que éstos ocasionen. La educación sobre el consumo adecuado que garanticen la libertad de elegir los productos o servicios con información completa y veraz respecto a su calidad y permita el aseguramiento de la equidad en las contrataciones. El derecho de información adecuada y clara sobre los diferentes productos o servicios y la forma en cómo pueden defender sus derechos, protegiéndolos de la publicidad engañosa y la contratación abusiva y desleal. Los derechos de los consumidores representan por excelencia tanto a los derechos difusos como a los colectivos, puesto que encontramos dentro de las mismas determinaciones de la ley de la materia, variados ejemplos de su existencia y aplicación. En el caso de la publicidad engañosa estamos hablando de una representación clara de los intereses difusos que une a los titulares de la pretensión para retirarla del aire. Por su parte, los colectivos encuentran su aparición en los intereses de los miembros de una colectividad titular de un derecho, como lo serían los clientes de una tienda departamental, los usuarios de determinada empresa de servicios o los estudiantes de una escuela, por mencionar solo algunos, que pueden resentir un daño o afectación por dichas relaciones de consumo. 62 OVALLE FAVELA, J OSÉ. DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES . EDITORIAL OXFORD; M ÉXICO; 2008. P. 3. 63 LEY FEDERAL DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR. ART. 1. 45 Mediante la tesis aislada INTERESES COLECTIVOS O DIFUSOS. SUS CARACTERÍSTICAS Y ACCIONES PARA SU DEFENSA se ha determinado que: Los intereses colectivos o difusos son los pertenecientes a todos los miembros de una masa o grupo de la sociedad, sin posibilidad de fraccionarse en porciones para cada uno, ni de defensa mediante las acciones individuales tradicionales, ni de ejercerse aisladamente, o bien, que siendo factible su separación, la prosecución de procesos singulares, por una o más personas carece de incentivos reales, tanto por resultar más costosos los procedimientos empleados que la reparación que se pueda obtener, como por su falta de idoneidad para impedir a futuro los abusos denunciados, a favor de toda la comunidad de afectados. (…) [Por tal motivo]; en el derecho mexicano del consumidor, la legitimación se otorga a la Procuraduría Federal del Consumidor, para el ejercicio de las acciones tuitivas de intereses difusos de los consumidores. Lo que se refleja en esta tesis era la necesidad de establecer claramente quién contaba con la legitimación [activa] para interponer las acciones tendientes a proteger estos derechos difusos y colectivos. De tal suerte, se llevaron a cabo el 30 de agosto de 2011, reformas ineludibles que determinaron expresamente que la protección de los derechos de los consumidores puede llevarse a cabo por la Procuraduría de la Defensa del Consumidor y, además, por particulares. La Ley Federal de Protección al Consumidor ahora establece en su artículo 2664: ARTÍCULO 26.- Cuando se realicen actos, hechos u omisiones que vulneren derechos e intereses de una colectividad o grupo de consumidores, la Procuraduría, así como cualquier legitimado a que se refiere el artículo 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles, podrán ejercitar la acción colectiva de conformidad con lo dispuesto en el Libro Quinto de dicho Código. Lo cual se complementa con el citado artículo 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles: 65 ARTÍCULO 585 .- Tienen legitimación activa para ejercitar las acciones colectivas: 64 LEY FEDERAL DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR. ART. 26. 65 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. 46 I. La Procuraduría Federal de Protección al Consumidor, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros y la Comisión Federal de Competencia; II. El representante común de la colectividad conformada por al menos treinta miembros; III. Las asociaciones civiles sin fines de lucro legalmente constituidas al menos un año previo al momento de presentar la acción, cuyo objeto social incluya la promoción o defensa de los derechos e intereses de la materia de que se trate y que cumplan con los requisitos establecidos en este Código, y (…) De esta forma encontramos que la protección de los derechos enunciados en la Ley Federal de Protección al Consumidor queda en manos de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor que tendrá a su cargo realizar aquellas acciones necesarias tendientes a proteger a la colectividad y a los grupos que se vean vulnerados por los actos u omisiones de los proveedores. Anteriormente la aclaración de las acciones colectivas únicamente se contemplaba por medio de criterios en tesis aisladas. Así, podemos ver que en el 2008, la tesis ACCIONES COLECTIVAS A FAVOR DE LOS CONSUMIDORES. LEGITIMACIÓN, COMPETENCIA Y OBJETO, establecía que la Ley Federal de Protección al Consumidor advertía el reconocimiento de la existencia de intereses difusos o colectivos de los consumidores, cuya forma idónea de protección era por medio de las acciones colectivas. La legitimación para la tutela de los mismos correspondería entonces a la Procuraduría Federal del Consumidor quien ejercitaría tales derechos ante la autoridad jurisdiccional del orden federal correspondiente, ahora, mediante la citada reforma, se permite que cualquier legitimado en los términos del artículo 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles pueda ejercitar las acciones colectivas a favor de los consumidores. Los derechos de los consumidores son tan amplios porque abarcan todo tipo de prerrogativas intrínsecas a las relaciones entre proveedores y la población consumidora, es así que se relaciona con el derecho a la salud o se involucra con la protección de su patrimonio, la garantía de tener información 47 completa y veraz que le permita tener una decisión acertada respecto a su consumo, para prevenir daños y erradicar abusos. De tal forma, permitir que no solo la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor, sino cualquier legitimado en los términos de 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles interponga acciones colectivas, es un paso firme y decidido en la consolidación de un acceso a la justicia colectiva, que en ocasiones se veía un tanto restringida puesto que, al contar únicamente la Procuraduría con la legitimación activa, los particulares tenían que esperar a que la misma decidiera hacer valer su ejercicio. 48 c) Derecho al desarrollo. El derecho al desarrollo es la medida del respeto de todos los derechos humanos. Ése debería ser nuestro objetivo: una situación en que a todas las personas se les permita acrecentar al máximo sus posibilidades, y contribuir a la evolución de la sociedad en su 66 conjunto . El derecho al desarrollo tiene su origen e inspiración en la materia internacional. El 4 de diciembre de 1986 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en su resolución 41/128 la Declaración sobre el derecho al desarrollo67 que reconoce que el desarrollo es un “proceso global económico, social, cultural y político, que tiende al mejoramiento constante del bienestar de toda la población y de todos los individuos”. Si definimos al desarrollo68 encontraremos principios como “progreso”, “crecimiento económico, social, cultural o político” y “evolución hacia mejores niveles de vida”, sin embargo la mejor determinación la hace el artículo primero de la Declaración sobre el derecho al desarrollo que lo define de la siguiente manera: Artículo 1 1. El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar del él. Este derecho como podrá notarse se encuentra relacionado con otros derechos humanos en búsqueda de un desarrollo integral del individuo en diversos aspectos de su persona. Como en otras declaraciones internacionales que existen, se determina dentro de su contenido que es responsabilidad principal de los gobiernos nacionales la realización de aquellas medidas tendientes a consolidar la garantía a dicha prerrogativa, por lo que los Estados 66 KOFI ANNAN. 67 DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO . 68 DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 49 tienen el deber de formular políticas de desarrollo nacional con el fin de mejorar constantemente el bienestar de su población, permitiéndoles una participación activa en los planes de desarrollo que se generen. Todas estas políticas a formar e implementar por parte de los Estados deben encontrarse orientadas a garantizar un equilibrio entre el crecimiento económico y la distribución de la riqueza, de manera que sea efectivo el mejoramiento de las condiciones sociales de forma generalizada y no limitada a solo unos cuantos miembros de la población. La condición de permitir la participación activa de la población en la generación de políticas de desarrollo debe extenderse generalizadamente, de tal suerte que se involucren a todas las personas sin existir ningún tipo de discriminación por razón de edad, sexo, origen étnico, orden religiosa, preferencia sexual o cualesquier otra distinción que se pretendiese establecer. En nuestro país encontramos que dentro de nuestra Constitución aparecen dos artículos que refieren someramente el derecho al desarrollo: los artículos 25 y 26. Si bien estas disposiciones, como bien refiere Ignacio Burgoa69, plasman normativamente la rectoría económica del Estado y “están insertos indebidamente en las garantías de nuestra ley suprema por un error de técnica legislativa, puesto que no proclaman ninguna garantía en favor del gobernado”, la realidad es que al referir la dirección que se sigue en la vida económica del país y permitir la participación ciudadana se consolida el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales. El artículo 25 constitucional en su párrafo tercero70 encontramos que: Al desarrollo económico nacional concurrirán, con responsabilidad social, el sector público, el sector social y el sector privado, sin menoscabo de otras formas de actividad económica que contribuyan al desarrollo de la Nación. De tal suerte es que se permite la participación de los distintos sectores que concurren en nuestro país para imprimir dentro del desarrollo de la República Mexicana los intereses de toda la población que conforman la unidad 69 BURGOA O., IGNACIO. ÓP . CIT. P. 725. 70 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART 25. 50 nacional. De la misma forma, el artículo 26 constitucional también incluye que dentro del sistema de planeación del desarrollo nacional se permita la participación de los diversos sectores sociales de manera tal, que puedan recogerse “las aspiraciones y demandas de la sociedad para incorporarlas al plan y los programas de desarrollo”71. Como se ha advertido al iniciar el estudio del presente capítulo, el derecho al desarrollo tiene un origen internacional puesto que involucra el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de las naciones tanto al interior como al exterior. Conscientes de esta tesitura, los legisladores de nuestro país crearon una nueva Ley denominada Ley de cooperación internacional para el desarrollo72 que contempla como objeto la coordinación de nuestro país con los gobiernos de otras naciones para lograr un desarrollo conjunto. De esta forma su artículo 1º establece que: Artículo 1. La presente Ley es de orden público y observancia general en todo el territorio nacional, y se aplicará sin perjuicio de lo dispuesto en los tratados internacionales. Esta Ley tiene por objeto dotar al Poder Ejecutivo Federal de los instrumentos necesarios para la programación, promoción, concertación, fomento, coordinación, ejecución, cuantificación, evaluación y fiscalización de acciones y Programas de Cooperación Internacional para el desarrollo entre los Estados Unidos Mexicanos y los gobiernos de otros países así como con organismos internacionales, para la transferencia, recepción e intercambio de recursos, bienes, conocimientos y experiencias educativas, culturales, técnicas, científicas, económicas y financieras. Las acciones de cooperación internacional para el desarrollo que lleve a cabo el Estado Mexicano, tanto en su carácter de donante como de receptor, deberán tener como propósito esencial promover el desarrollo humano sustentable, mediante acciones que contribuyan a la erradicación de la pobreza, el desempleo, la desigualdad y la exclusión social; el aumento permanente de los niveles educativo, técnico, científico y cultural; la disminución de las asimetrías entre los países desarrollados y países en vías de desarrollo; la búsqueda de la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático; así como el fortalecimiento a la seguridad pública, con base en los principios de solidaridad internacional, defensa y promoción de los derechos humanos, fortalecimiento del Estado de derecho, equidad de género, promoción del desarrollo sustentable, transparencia y rendición de cuentas y los criterios de apropiación, alineación, armonización, gestión orientada a resultados y mutua responsabilidad. 71 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART 26. 72 LEY DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO . ART. 1 51 Principalmente lo que genera esta ley son dos principios fundamentales, por una parte, el establecimiento de medidas de cooperación que permitan promover el desarrollo humano sustentable de forma internacional en búsqueda de principios que son integrales en el desenvolvimiento de todos los seres humanos y, por la otra parte, la creación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que dispondrá de los recursos materiales y humanos, así como de los recursos financieros para consolidar los programas territoriales y extraterritoriales en búsqueda de un desarrollo común. El derecho al desarrollo no es más que la conjunción de todos aquellos elementos que requiere el ser humano para un desenvolvimiento integral en los diversos aspectos de su formación. Integrándose a derechos como la vida o el medio ambiente adecuado, el derecho al desarrollo se forma para consolidar de manera plena, que todos los individuos puedan alcanzar paulatinamente y en forma continua, el mejoramiento de los entornos que le rodean, tanto económicos como sociales que le permitan una formación plena en búsqueda de la felicidad y el bienestar común. 52 d) Derecho a la autodeterminación de los pueblos. Es necesario dotar al ordenamiento jurídico mexicano de los instrumentos necesarios para su protección, pero además el Estado mexicano quedaría comprometido con la protección de lenguas, culturas, costumbres, recursos y formas específicas de organización 73 social . El derecho al desarrollo referido anteriormente, se encuentra ligado a diversos derechos humanos, uno con el que se encuentra íntimamente relacionado es el derecho a la autodeterminación de los pueblos puesto que implica la plena realización de los mismos en el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía sobre todas sus riquezas y recursos naturales74. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales incluye dentro de su artículo primero75 que todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación para establecer su condición política y proveer su desarrollo económico, social y cultural. Lo que se pretende mediante este pacto es que todos los pueblos puedan disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales (de forma sostenible) y promuevan al interior este ejercicio. La dimensión colectiva de este derecho está estrechamente vinculada a ciertos derechos humanos individuales. Por ejemplo, el derecho de un pueblo a determinar su situación política y su camino hacia el desarrollo puede considerarse como una expresión colectiva del derecho a la participación política, que en el caso de nuestro país bajo el dominio de la colonia se negó de manera sistemática a los pueblos indígenas. De igual forma, el derecho de un pueblo a sus riquezas y recursos naturales puede verse como una garantía de que los medios naturales para la 73 RABASA GAMBOA, EMILIO Y RAMÍREZ MARÍN, J UAN. COORD. ÓP. CIT. P. 45. 74 DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO. ART. 2. 75 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. 53 satisfacción de una amplia gama de derechos no serán objeto de explotación continua por parte de estados o corporaciones del extranjero. Si interiorizamos el derecho al desarrollo que permite que los pueblos decidan libremente su autodeterminación, encontramos que en nuestro país tal prerrogativa se garantiza a los pueblos indígenas que componen la identidad pluricultural de nuestra nación. El artículo 2º párrafo quinto constitucional76 dispone: El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico. Los criterios etnolingüísticos mencionados en dicho artículo se ven protegidos de forma completa e integral mediante la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, que procura la conservación de sus lenguas y la integración a la cultura nacional. Es así que si a nivel internacional el derecho a la autodeterminación de los pueblos se aplica para cada nación. Al interior de la nuestra este derecho se garantiza a los pueblos y comunidades indígenas a los que la ley reconoce y protege su preservación. De forma complementaria a la disposición constitucional, encontramos la Ley de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas77 que tiene como objeto la creación de la propia comisión con la encomienda de evaluar programas y proyectos que coadyuven en el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y comunidades indígenas. El ejercicio de la libre determinación y autonomía de los pueblos se ve impulsada desde la misma Constitución y con la actuación de la citada comisión, que reúne a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal y a las comunidades para la formulación de los planes y programas que permitan este derecho. 76 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART 2. 77 LEY DE LA COMISIÓN NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LOS P UEBLOS INDÍGENAS. 54 La garantía de la autodeterminación de los pueblos permite un ejercicio interno de consolidación de planes y programas que contribuyan a su desarrollo de forma autónoma, puesto que cada pueblo tiene esa prerrogativa de decidir libremente su constitución, sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural, así como mantener los elementos que constituyan su identidad. 55 e) Derecho a la paz. Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, 78 justicia y solidaridad . Dentro de cualquier sociedad se encuentra inmerso el conflicto, puesto que es propio de la naturaleza humana. “Como en el estado de naturaleza no se puede tener suficiente seguridad y, por consecuencia, el egoísmo produce la guerra de todos contra todos, es necesario que todos renuncien al derecho sobre todas las cosas, que se concierten por un pacto en una unidad y se prometan paz recíproca”79. La declaración sobre el derecho al desarrollo contempla como uno de los elementos para conseguirlo el que todos los Estados promuevan el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de la paz y seguridad internacionales. Su artículo 7mo80 contempla además que uno de los fines de los Estados debe ser el desarme general en vías de un desarrollo global. Dentro de nuestro país, la política nacional busca el mantenimiento de la paz y es una de las facultades del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos el dirigir la política exterior y observar los principios normativos de: (…) autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la 81 lucha por la paz y la seguridad internacionales ; La consolidación de la paz es un trabajo constante, perpetuo, porque se combate la naturaleza misma del ser humano que en ocasiones, reacciona agresivo ante las coincidencias de la vida y sus relaciones con sus congéneres. 78 JUAN PABLO II. 79 CATHREIN, VÍCTOR. ÓP. CIT. P. 108. 80 DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO. ART. 7. 81 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART. 89. FRACCIÓN X. 56 La paz trae consigo distintos derechos, si bien es una parte del derecho al desarrollo, también incluye el pleno desenvolvimiento del ser humano y distintos valores que contribuyen a su formación. Por ello, es que incluye el respeto, la autodeterminación de los pueblos, permitir que cada quien se desarrolle de forma armónica con los demás, garantizar el goce de todos los derechos humanos intrínsecos a su naturaleza, la consecución de la justicia y la equidad. Todos estos elementos y más, contribuyen en gran medida a una paz al interior de las naciones. Asimismo, el respeto a las políticas interiores de las naciones, su soberanía, la no intervención en sus asuntos privados, la limitada explotación de los recursos naturales compartidos entre otros, contribuyen a la paz internacional. El control de la violencia, la tolerancia y el respeto a los derechos universales son punto clave para el mantenimiento de la paz. 57 II. Evolución histórica de las acciones colectivas en México. Lo esencial, en todo caso, es la protección de los derechos humanos y es innegable que no todas las violaciones a los mismos provienen de la autoridad, ni todos los mecanismos existentes para su eficaz protección contra actos de particulares resultan adecuados. En definitiva, se requiere avanzar hacia la eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares, 82 frente a los poderes privados . Los derechos difusos y colectivos que se han estudiado hasta ahora constituyen una formación compleja de prerrogativas supraindividuales que distan de las concepciones privativas de los derechos. Existen infinidad de casos en que la población se ha visto afectada por acciones que inciden de manera colectiva en la esfera jurídica de un grupo de individuos, que pueden no estar relacionados por vínculos jurídicos previamente establecidos y no cuentan con mecanismos para satisfacer los intereses de todos. Los medios son individualizados y el acceso a la justicia por uno no implica el acceso de todos aquellos que se encuentren en una situación jurídica similar. Por ello, la creación de acciones colectivas y el reconocimiento efectivo del interés legítimo es el elemento esencial que permite la justicia en la garantía de los derechos humanos -difusos y colectivos- para grupos y no para individuos. La forma en cómo deberán enjuiciarse las violaciones a los derechos fundamentales no recaerá respecto del comportamiento de un individuo sobre su propio ser sino que juzga sobre cómo debe comportarse respecto de los demás, cómo debe obrar con ellos, la conciencia jurídica que tenga del pueblo al que pertenece. Derivado de lo anterior, es entonces que se requiere garantizar los derechos colectivos por medio de dos puntos de vista: por un lado, aquél en 82 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 552-553. 58 que tanto el Estado como los particulares tienen un deber de respeto porque en tal omisión de perturbar el goce se garantiza un derecho fundamental y, por otro lado, la obligación de ejercer determinadas conductas porque en tal acción deriva algún derecho. Anteriormente, la justicia era individual controlada por principios de relatividad en las sentencias en que el objeto de protección y los efectos de las resoluciones dependían de las pretensiones del actor para solicitar las acciones procesales correspondientes. Hasta ahora, en nuestro país se había seguido la idea de que para tal efecto era necesaria la existencia de un interés jurídico, identificado con el derecho subjetivo. Si bien en el pasado esa forma de relación entre la situación de las personas y sus posibilidades de acceso a los procesos fuera correcta, toda vez que se pensaba a la sociedad mexicana como altamente homogénea, la realidad innegable es que no es posible seguir exigiendo el interés jurídico para acudir a acciones que pretendan proteger derechos supraindividuales. Ello nos conduce a concluir que la forma de resolver el problema del interés para acudir al juicio tiene que ver con la forma en que se vislumbran las posibilidades de acceso a la justicia. Ampliación del acceso a la justicia. La forma en cómo se accede a la justicia es correlativa a un derecho subjetivo y la legitimación que se tiene para poder demandar el cumplimiento del mismo ante los órganos jurisdiccionales, de tal forma un derecho subjetivo “puede definirse como la facultad de poseer o de exigir algo como suyo y disponer de ello para su propia utilidad, con exclusión de los demás” 83. Lo que se complementa con esta definición además del derecho que se tiene y la posibilidad de exigirlo es el deber de respeto que tienen terceras personas con respecto al ejercicio y goce que se tenga de las prerrogativas de los demás. 83 CATHREIN, VÍCTOR. ÓP. CIT. P. 62. 59 De acuerdo con Cathrein pueden distinguirse dos elementos del derecho subjetivo: “primeramente, la facultad de exigir una cosa o un servicio como a nosotros perteneciente; segundo, la facultad de constreñir coactivamente a la realización de esta exigencia cuando voluntariamente no se cumple”84. Es así, que en el caso de los derechos humanos y más en específico de los difusos y colectivos la forma en cómo puede demandarse el cumplimiento de los mismos y la garantía de su disfrute, depende en gran medida del tratamiento que el Estado les dé para asegurar que estos se conviertan en un derecho subjetivo exigible. Sostiene Massini que “no se posee realmente un derecho subjetivo sino en tanto corresponda a otro un deber, asimismo real, de respetar ese derecho; pero esto no es siquiera imaginable sin referencia a una norma que coordine y regule de modo estable y equitativo ese derecho (y su correspondiente deber) entre varios sujetos”85. Aun cuando los derechos humanos no dependan para su existencia o validez una norma positiva que los reconozca, lo cierto es que la forma más efectiva de poder hacer respetar ese derecho y que sea oponible ante todos es que se le otorgue en nuestro ordenamiento jurídico una regulación específica que además de su reconocimiento les dote de medios para su protección. Afirma Zavala que “una norma constitucional nos asigna un “derecho subjetivo” cuando nos hace titulares de un derecho fundamental, lo que quiere decir que debemos reconocer al derecho subjetivo como una relación entre sujeto facultado y sujeto obligado, en la que existe un objeto que es necesario proteger y que justifica su existencia”.86 De esta forma, el Estado mexicano decidió realizar las reformas necesarias que nombraron, primeramente, al capítulo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos “De los Derechos Humanos y sus Garantías” para ampliar la protección de estos derechos y, 84 IBÍDEM. P. 91. 85 MASSINI CORREAS, CARLOS I. ÓP. CIT. P. 55. 86 BRAVO PERALTA, M. VIRGILIO Y MORENO NÚÑEZ, HÉCTOR. COORD. ÓP. CIT. P. 14. 60 segundo, establecer una distinción y combinación entre los derechos humanos y las garantías individuales. El artículo 103 constitucional87 establece ahora en su contenido que los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite por normas, actos u omisiones “que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección (…) así como por los tratados internacionales” en los que México sea parte. Como bien se ha referido anteriormente los derechos humanos preexisten aún sin estar plasmados en una norma positiva, sin embargo establecer que los tribunales federales son competentes para conocer de las violaciones que se cometan contra los derechos humanos que se encuentren en nuestra Constitución o en tratados internacionales es un paso firme en la garantía de los mismos. Es así que se permite que mediante el juicio de amparo se protejan no solo las llamadas “Garantías Individuales” contempladas en la norma fundamental, sino que ahora con las reformas, se permite una ampliación a todos los derechos humanos que se encuentren contenidos tanto en la Constitución como en los tratados internacionales, instrumentos fuertes y concretos que establecen el mínimo de prerrogativas necesarias para una completa libertad del individuo y su desarrollo integral y armónico con la sociedad que le rodea. El nuevo artículo 107 constitucional88 por su parte dispone que en adelante el juicio de amparo sea procedente por aquel que aduzca ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que se aleguen violaciones a los derechos reconocidos por la Constitución y que con ello se afecte su esfera jurídica. El reconocimiento del interés legítimo individual o colectivo permite ampliar el acceso a la justicia a diversos derechos que no necesariamente implican un agravio personal y directo pero no por ello se desprotege su garantía y esto puede ser mediante el juicio de amparo cuando la naturaleza 87 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART. 103. 88 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS M EXICANOS. ART. 103. 61 del acto reclamado lo permita o mediante las acciones colectivas civiles, cuando se trate de actos de particulares. Las reformas publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 30 de agosto del 2011 introdujeron entonces por primera vez en nuestro derecho la figura a nivel federal de la acción colectiva para poder proteger los intereses difusos y colectivos cuyas pretensiones trasciendan la individualidad y pertenezcan entonces a un grupo de personas. Entonces, la encomienda de protección de los derechos humanos que se encuentren en la Constitución así como en los tratados internacionales a los tribunales federales y la creación de las acciones colectivas y su regulación en el Código Federal de Procedimientos Civiles permite de forma concisa y directa la consolidación de instrumentos jurisdiccionales propios y adecuados para perseguir la consecución de la protección de derechos supraindividuales. Por lo que de esta forma se procura asegurar tales derechos a través de estas disposiciones ya que la garantía constitucional es el medio para garantizar el derecho y para reparar las violaciones que se han producido a los principios, valores o disposiciones fundamentales. 62 Capítulo Tercero: La justicia colectiva. [La defensa de los intereses colectivos] constituye una revolución en curso en el derecho judicial civil, que rompe las ataduras de un concepto longevo de derecho unipersonal y que hará posible 89 la protección pluripersonal. Es común que en el derecho sustantivo existan relaciones jurídicas en las que son varios sujetos los que tienen el carácter de pretensores o bien, en las que varias personas jurídicas tienen el carácter de obligados.90 Estos principios son propios del ser humano, puesto que en su instinto social existen relaciones entre los miembros de la comunidad que conforman grupos con intereses comunes, los cuales inciden en el Derecho. En un primer sentido, la regulación de acciones colectivas responde a la necesidad apreciada de buscar mecanismos para facilitar el acceso a la jurisdicción de una colectividad de sujetos indeterminados o no tan fácilmente identificables que por su misma situación llegaban a ser menos favorecidos o que en el ámbito de la contratación ocupaban una posición más débil. Es bien conocido que los obstáculos más comunes de acceso a la justicia fundamentalmente son: los costes del litigio, la duración del proceso, la falta de capacidad de determinados entes, la falta de recursos económicos de los afectados, las normas de competencia territorial y los problemas derivados de la ejecución, sobre todo cuando ésta ha de tener lugar en otro estado91, lo cual que analizando a profundidad respecto de acciones colectivas se complican un poco más puesto que abarca elementos más difíciles de consolidar en relación a grupos extensos o distantes. 89 SAÍD ALBERTO Y GONZÁLEZ GUTIÉRREZ ISIDRO M. ÓP. CIT . P. 174. 90 ARELLANO G ARCÍA, C ARLOS. TEORÍA GENERAL DEL PROCESO . PORRÚA; M ÉXICO; 1998. P. 204. 91 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. LAS ACCIONES PARA LA TUTELA DE LOS INTERESES COLECTIVOS Y DE GRUPO. U NIVERSIDAD N ACIONAL A UTÓNOMA DE M ÉXICO ; M ÉXICO ; 2004. P. 2. 63 Dentro del proceso hay multiplicidad de actos que lo integran. Si son varios los actores y/o demandados, se simplifica para los tribunales la conjunción de las partes en el proceso y de los trámites que éstos conllevan, puesto que no tendrá que entenderse con cada uno de ellos la ventilación de los asuntos, lo que podría ocasionar la multiplicidad de resoluciones, sino que al conjuntarse todos ellos al compartir elementos comunes, se permite de mejor manera el atender todas las promociones del proceso. Por ello hay que diferenciar entre el litisconsorcio y las acciones colectivas contempladas en el Código Federal de Procedimientos Civiles. Gramaticalmente, la expresión litisconsorcio deriva de Litis que significa litigio o pleito y consorcio que representa una unión. Es así, que inicialmente podemos distinguir que el litisconsorcio alude a la unión de partes que existen en un litigio. Para Carlos Arellano el litisconsorcio “consiste en la presencia plural de sujetos en el proceso, en la calidad de actores, de demandados o de actores y demandados. La multiplicidad de actores produce el litisconsorcio activo, la multiplicidad de demandados da lugar al litisconsorcio pasivo y la pluralidad de actores y demandados da lugar al litisconsorcio activo y pasivo simultáneamente”92. La pregunta que entonces surge es ¿en qué se diferencia el litisconsorcio activo de las acciones colectivas? Las acciones colectivas, de acuerdo con el título quinto del Código Federal de Procedimientos Civiles proceden en la defensa y protección de derechos e intereses colectivos pero lo limita a relaciones de consumo de bienes o servicios públicos o privados y del medio ambiente. En el litisconsorcio las partes comparten intereses jurídicos en común que los ligan en un proceso de manera directa y se identifican plenamente sin existir restricción alguna respecto de la materia. Tal cual, es la única identificación que existe para diferenciar las acciones colectivas del litisconsorcio activo, puesto que el Código Federal de 92 ARELLANO G ARCÍA, C ARLOS. ÓP. CIT. P. 203 64 Procedimientos Civiles reconoce la procedencia de las acciones colectivas para tutelar pretensiones de una colectividad de personas así como para pretensiones individuales cuya titularidad corresponda a los miembros de un grupo de personas93 que sin darle un título a esa definición, al leerla no podemos evitar remitirnos a la figura del litisconsorcio ya conocida y permitida por nuestra legislación. I. Las acciones colectivas. Las acciones colectivas surgen en nuestro Código Federal de Procedimientos Civiles como una institución que permitirá la defensa, protección y representación jurídica colectiva de los derechos que pertenecen a los miembros de un grupo para protegerlos de ataques a sus intereses. La procedencia de estas acciones permite tutelar, como lo indica el artículo 58094 los derechos e intereses difusos y colectivos y los individuales de incidencia colectiva o también conocidos como individuales homogéneos. La identificación clara de estos derechos permite que mediante este reconocimiento se garantice una protección efectiva de los mismos. Es así que identificamos de acuerdo con nuestra regulación interna las siguientes distinciones respecto de los derechos supraindividuales: Derechos e intereses difusos y colectivos: que son aquellos de naturaleza indivisible cuya titularidad corresponde a una colectividad de personas, indeterminada y por circunstancias de hecho en el caso de los difusos, determinada y por derecho respecto a los colectivos. Derechos e intereses individuales de incidencia colectiva: estos derechos son por esencia de naturaleza divisible y su titularidad corresponde a los individuos integrantes de una colectividad de personas determinable relacionadas por circunstancias de hecho pero que deciden someterse 93 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 579. 94 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 580. 65 voluntariamente a una acción colectiva para reclamar sus derechos de forma conjunta. Con base en lo anterior es entonces que estudiaremos cómo es que se protegen los derechos citados por acciones colectivas con relación a los siguientes elementos: tipo de acción, caducidad y prescripción, jurisdicción, contenido de la demanda, procedencia de la legitimación en la causa, causales de improcedencia, notificaciones, adhesión, notificaciones, audiencia previa y de conciliación, juicio a prueba, medidas cautelares, acumulación de procesos, efectos de la sentencia y gastos y costas. Posteriormente, en un capítulo independiente por la trascendencia que provocan en la materia, la legitimación en la causa y los alcances del fallo protector. a) Reglas Generales de las Acciones Colectivas Tipo de acción. En materia colectiva el ejercicio del acceso a la justicia encontrará varios tipos de acciones a saber contemplados en el artículo 581 del Código Federal de Procedimientos Civiles95: la difusa, la colectiva en sentido estricto y la individual homogénea. Acción difusa: Esta acción se caracteriza por ser de naturaleza indivisible, como su nombre lo indica, está destinada a titular los derechos difusos que unen a una colectividad indeterminada por situaciones de hecho. El propósito de esta acción es reclamar la reparación del daño causado y la restitución al estado que guardaren antes de la afectación. La protección de los derechos difusos a través de esta acción, no exigen de manera alguna que exista una relación entre los afectados y el demandado por lo que no es un requisito de procedencia un vínculo jurídico entre los actores y el demandado. 95 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 581. 66 Acción colectiva en sentido estricto: Por su naturaleza, tampoco es divisible y tiene como objetivo proteger los derechos colectivos de una comunidad determinada o determinable que comparte circunstancias comunes. De igual forma, tiene como propósito reclamar judicialmente la reparación del daño y la obligación del demandado de realizar una o más acciones u omisiones que garanticen el respeto irrestricto de los derechos colectivos. La reparación de los daños deberá cubrirse en forma individual a los miembros del grupo puesto que en este caso en particular, existe un vínculo jurídico común entre la colectividad y el demandado. Acción individual homogénea: Es la única de las tres acciones que es divisible, su propósito es tutelar derechos e intereses individuales que resultan ser de incidencia colectiva, pero al tener los titulares circunstancias comunes deciden unirse con el objeto de reclamar judicialmente de un tercero el cumplimiento forzoso de un contrato o su rescisión y los efectos de la sentencia pueden liquidarse de forma particular por cada uno de los demandantes aun cuando hayan ejercitado una acción conjunta. Esta acción en particular, es la que más se asemeja al litisconsorcio activo, puesto que por su naturaleza es la conjunción de varias reclamaciones individuales que por omitir, multiplicidad de procesos deciden acumularse por cuestiones de economía procesal. La razón de garantizar una acción colectiva, que puede confundirse con el litisconsorcio activo, es que se pretende vincular a los actores en el proceso de una manera más directa y casi coercitiva en búsqueda de la protección de un derecho que aun siendo individual se garantiza de manera colectiva. Caducidad y prescripción. En relación a las acciones colectivas no se contempla la caducidad, sin embargo sí la prescripción. Esta corre a partir del día en que se haya causado el daño cuando el mismo sea instantáneo o cuando sea un daño continuo a partir del último día en que se haya causado el daño. La prescripción será de 67 tres años seis meses. No existe referencia alguna de porqué el legislador decidió establecer un término de cuarenta y dos meses para la prescripción, sin embargo se va respecto a la acción colectiva y no contempla distinción alguna respecto del derecho violado. Si bien se identifica dentro de las acciones colectivas materias como de los consumidores o del medio ambiente, la realidad es que no se distingue si en alguna materia no correrá la prescripción. Considerando que mediante este tipo de acciones se protegen derechos humanos, la realidad es que los actos lesivos a los intereses de la humanidad no deberían ser sujeto de la prescripción, puesto que se estarían poniendo en riesgo elementos tan arraigados al individuo que atentarían contra la justicia misma. Jurisdicción y competencia. Los asuntos colectivos se ventilarán ante los jueces de distrito civiles, quienes conocerán de todas las acciones difusas, colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas. De acuerdo con la naturaleza de las mismas y por los derechos que protegen, el que sean competentes los jueces federales permiten de manera más sólida, garantizar a las comunidades acceder a la justicia cuando se involucran distintos individuos que pueden encontrarse incluso en diferentes entidades federativas. La competencia de los jueces por razón de territorio se dará respecto del domicilio del demandado. La lógica de esta disposición radica en que al proteger a derechos supraindividuales que contemplan por su propia naturaleza un número indeterminado o difícilmente determinable de actores, establecer un domicilio en común para todos podría producir inequidades y, al fijarse el del demandado, es más localizable un territorio en específico. Esta disposición exige entonces que exista claramente determinado un demandado a quien se reclamen los actos violatorios de los derechos colectivos y que se precise su domicilio para determinar el lugar del juicio. 68 b) Requisitos de procedibilidad Contenido de la demanda. Para ejercitar cualquiera de los tres tipos de acciones colectivas identificadas por el Código Federal de Procedimientos Civiles, se determinan ciertos requisitos del contenido de la demanda en el artículo 58796: 1. El tribunal ente el cual se promueve: que deberá ser el Juzgado de Distrito que atienda Juicios Civiles Federales. 2. El nombre del representante legal: quien será elegido por la colectividad que representa y quien deberá establecer los documentos con los cuales acredita su personalidad jurídica. 3. Nombre de los miembros de la colectividad promovente: que solo será aplicable en el caso de las acciones colectivas en sentido estricto y las individuales homogéneas. Este requisito lo único que logra es confundirse con el litisconsorcio activo, puesto que la determinación de los miembros de forma específica que serán parte en la acción limita el ejercicio a “nombre de una colectividad” que puede estar representada en sus intereses pero no en la persona. 4. Nombre y domicilio del demandado: del que dependerá la competencia por territorio del juez que conozca del asunto. 5. La precisión del derecho difuso, colectivo o individual homogéneo que se considera afectado: Este requisito puede resultar un tanto confuso, puesto que no existe determinación alguna en la ley de qué derechos son difusos, cuáles son colectivos y cómo es que un derecho individual podría adquirir el carácter de homogéneo. Esto puede producir que quede al arbitrio del juez determinar si el 96 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 587. 69 derecho que se considera afectado pertenece a la categoría de los supraindividuales que se protegen en razón de las acciones colectivas ya que en la ley no se establece referencia alguna más allá de los derechos de los consumidores o al medio ambiente, y podría suceder que por exceso en la carga de trabajo de los tribunales que ventilen este tipo de acciones, se deseche por improcedente una acción que en esencia, debería ser colectiva. 6. Tipo de acción que se promueve: si es difusa, colectiva en sentido estricto o individual homogénea dependiendo del derecho que se pretende reclamar por esta vía. 7. Las pretensiones: que en este punto dependerá de los efectos de la sentencia, lo que se pretende con la misma. Si es el cese de una acción, una compensación económica o la reparación del daño. 8. Hechos: circunstanciados y los cuáles sean comunes, puesto que se comparten por toda la colectividad. 9. Fundamentos de derecho. Lo cual puede ser solamente en relación a la parte adjetiva puesto que como se mencionaba anteriormente los derechos difusos y colectivos no se encuentran relacionados en un catálogo específico que los determine. 10. Justificación: en el caso de las acciones colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas, es que deben establecerse las consideraciones y los hechos por los cuales se justifique que es conveniente la vía colectiva en lugar de la acción individual. Si existiese especificación expresa de qué derechos son difusos, colectivos y cuáles son los requisitos para consolidar una acción en individual homogénea no existiría la necesidad de tener que justificar ante el juez la procedencia de estas vías sino que se daría de forma directa. Esto solo entorpecería la economía 70 procesal, puesto que de no existir convicción en relación a la vía, entonces los actores tendrían que someter su pretensión por la acción individual, existiendo entonces multiplicidad de expedientes respecto de un mismo caso lo que podría ocasionar incongruencias en las resoluciones y por lo tanto inequidad. Procedencia de la legitimación en la causa. Para que sean procedentes las acciones colectivas de cualquier tipo ante los juzgados federales, es necesario que se superen algunas restricciones y se cubran algunos requisitos97: Primero: Restricción por materia. Son procedentes las acciones colectivas en materia de los consumidores, contra daños al medio ambiente y para combatir prácticas monopólicas, por lo que no pueden proceder por cualquier otra materia. Esta restricción, únicamente provoca que queden desprotegidos mediante este tipo de acciones derechos supraindividuales como el derecho a la paz, a la autodeterminación de los pueblos o el derecho al desarrollo, por lo que solamente son contemplados como un reconocimiento a su existencia pero su protección y garantía se encuentra limitada. Esto nos lleva a concluir, que no queda más que reconocer que la reforma es un paso importante pero incompleto en la protección de los derechos difusos y colectivos puesto que: 1) no se definen cuáles son estos derechos claramente y, en consecuencia, pueda detallarse de forma efectiva en qué casos serán procedentes las acciones colectivas y, 2) establecer limitaciones por materia deja desprotegidos otros derechos que bien pudiesen ser garantizados por este tipo de procesos. Segundo: Restricción por el número de miembros. Es un requisito de procedencia que existan por lo menos treinta miembros en la colectividad para las acciones colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas. Esta restricción no es más que una limitante al acceso a la justicia de manera 97 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 588. 71 colectiva, puesto que establecer un número mínimo de actores es un acto por completo sin sentido. Si se establece este requisito de procedencia y el número máximo que alcanza la colectividad de actores es de veintinueve, veinte o quince, la realidad es que solo se está forzando a multiplicidad de acciones individuales que comparten rasgos comunes y que por su sola existencia provocan la acumulación de procesos, y que como bien hemos mencionado anteriormente, podrían producir sentencias contradictorias respecto de un mismo hecho por diferentes criterios de los jueces ante los que se ventilen estos procesos. Tercero: Procedencia por la vinculación de los miembros de la colectividad. Para poder interponer una acción colectiva, es necesario que exista un vínculo de hecho o de derecho que congregue a los individuos de una comunidad y les dote de un interés en común. Cuarto: Procedencia por objeto. Este punto a lo que se refiere, es que coincida el objeto de la acción y la afectación sufrida. Es decir, que exista una relación directa entre el acto lesivo de derechos difusos o colectivos y la pretensión de las partes de obtener una reparación del daño de manera grupal. Quinto: Improcedencia por cosa juzgada. Se desecharán todas aquellas demandas interpuestas por acciones que ya hayan sido ventiladas en otro proceso y hayan obtenido sentencia, de manera que jurídicamente alcanzan el nivel de cosa juzgada. Sexto: Improcedencia por prescripción. Si el daño se cometió tres años seis meses un día anteriores al día en que se interpone la acción colectiva, ha prescrito el derecho de la colectividad y por consecuencia se desechará por improcedente su presentación. Causales de improcedencia. De acuerdo con los términos anteriores y en adición a otros principios, es que se consolidan claramente causales de improcedencia de las acciones 72 colectivas que las desecharán y tendrán por no interpuestas. Dichas causales las contempla el artículo 58998: ARTÍCULO 589.- Son causales de improcedencia de la legitimación en el proceso, los siguientes: I. Que los miembros promoventes de la colectividad no hayan otorgado su consentimiento en el caso de las acciones colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas; II. Que los actos en contra de los cuales se endereza la acción constituyan procedimientos administrativos seguidos en forma de juicio o procedimientos judiciales; III. Que la representación no cumpla los requisitos previstos en este Título; IV. Que la colectividad en la acción colectiva en sentido estricto o individual homogénea, no pueda ser determinable o determinada en atención a la afectación a sus miembros, así como a las circunstancias comunes de hecho o de derecho de dicha afectación; V. Que su desahogo mediante el procedimiento colectivo no sea idóneo; VI. Que exista litispendencia entre el mismo tipo de acciones, en cuyo caso procederá la acumulación en los términos previstos en este Código, y VII. Que las asociaciones que pretendan ejercer la legitimación en el proceso no cumplan con los requisitos establecidos en este Título. El juez de oficio o a petición de cualquier interesado podrá verificar el cumplimiento de estos requisitos durante el procedimiento. El inciso primero del presente artículo, limita sobremanera el derecho a una justicia supraindividual y lo único que hace es convertir estas acciones a un litisconsorcio activo. No existe de ninguna forma ampliación de la garantía de este derecho a la colectividad que comparte el interés pero no está presente físicamente dentro del proceso. Al exigir como requisito de procedencia el consentimiento de la colectividad, no permite de forma alguna que existan efectos de la sentencia erga omnes, puesto que lo limitará a las partes representadas en juicio. Lo mismo sucede con la fracción cuarta que exige una determinación en la afectación de sus miembros que puede traducirse entonces en un agravio personal y directo. 98 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 589. 73 Esto atenta contra la naturaleza misma del interés legítimo, puesto que va de forma contraria a esta exigencia de la personalización de la afectación. El motivo de ampliar el acceso a la justicia fue por razón de proteger un derecho e interés superior al individuo y con estas disposiciones se denota la tradición liberal e individualista que siempre ha caracterizado a nuestro derecho. Notificaciones. En el caso de las acciones colectivas cuyo máximo a alcanzar es verdaderamente la protección de una comunidad general en la que los efectos de la sentencia beneficien a individuos aunque no pertenezcan a la demanda colectiva, las notificaciones serían personales al demandado y se tomarían las medidas oportunas para publicar, en los medios idóneos que una acción colectiva contra ciertos actos lesivos está en curso y que todo aquél que comparta ese interés pueda adherirse a ella o, sin estar presente en el proceso, se beneficie de las disposiciones de la sentencia. Esto garantizaría efectivamente derechos colectivos, sin embargo delimitar la procedencia de estas acciones a referir individuos en específico y acreditar de manera fehaciente el daño causado y cómo se lesionaron los derechos de los actores, no es proteger intereses de manera general sino que, repetimos, se está en presencia de un litisconsorcio activo. Las notificaciones referidas en esta materia se limitan a proponer, en el Código Federal de Procedimientos Civiles, que el juez tome la decisión de escoger los medios idóneos para notificar a toda la colectividad pero no menciona cómo más allá de que la notificación sea económica, eficiente y amplia ni que se extienda a individuos que no sean parte en el juicio. 74 Adhesión. Al ser propio de las acciones colectivas proteger a una comunidad conformada por individuos que comparten un interés común o que resienten un daño originado por un hecho que les afecta de forma generalizada, lo obvio es intentar que todas las partes que se identifiquen con el interés o que hayan resentido el daño se unan para protegerse. En estos procesos colectivos se prevé, que existan casos en los que uno o varios individuos que estén fuera de la demanda, se enteren de la misma y coincidan en las pretensiones del grupo, por lo que buscarán la forma de adherirse y ser representados con el conjunto. Es así, que mediante la ratificación del representante legal de la causa podrá incluirlos siempre que se trate de acciones colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas99. Lo notable de esta reforma, es que se permite que la adhesión se realice no solo durante la substanciación del proceso sino que hasta dieciocho meses posteriores a que la sentencia haya causado estado, por lo que este elemento es realmente el único que distingue a la acción colectiva del litisconsorcio activo. c) Juicio de Acciones Colectivas Audiencia previa y de conciliación. Existen dos momentos dentro del proceso colectivo: la audiencia previa y de conciliación y el juicio a prueba. Lo que se desea mediante la primera etapa es que se propongan soluciones al litigio en el cual, las partes lleguen a un acuerdo conciliatorio sin tener que llegar hasta que se dicte sentencia. En esta parte, el juez sirve de auxiliar y propone a expertos que coadyuven en la audiencia para lograr que las partes logren un convenio que 99 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 594. 75 terminará con el proceso. La intención de la intervención judicial en este momento, es que se revise de oficio la procedencia legal del convenio y que siempre queden cubiertos y protegidos los intereses de la colectividad. En caso de que se llegue a un acuerdo, en ese momento concluye la acción colectiva y adquiere el estado de cosa juzgada, satisfaciéndose las pretensiones de la colectividad actora. Con esta etapa previa podrían evitarse largos y tediosos procesos en los cuales se requerirá que se acredite mediante medios probatorios idóneos la afectación de cada una de las partes, que aun cuando la misma ley exige sean un mínimo treinta en la colectividad, al ser grupal, por el número de miembros, el proceso puede tener una duración larga e indeterminada. Juicio a prueba. En caso de que las partes en la audiencia previa y de conciliación no llegaren a un acuerdo, se continúa con el procedimiento y se inicia un juicio a prueba por un periodo de sesenta días hábiles. La intención entonces será que las partes aporten los medios probatorios que acrediten o desacrediten los daños ocasionados a la colectividad y, posteriormente, se lleve una audiencia final donde se desahogarán, en un lapso que no exceda de cuarenta días hábiles pero que podrá ser prorrogado por el juez. Si bien se establecen términos para limitar la longevidad de un proceso, lo cierto es que al permitir la prórroga en razón del tiempo para la valoración de todas las pruebas, es que se da oportunidad que la acción dure un tiempo indeterminado, que puede prolongarse tanto como para desmotivar a los actores y más aún cuando posterior a los alegatos finales de las partes, el juez tiene treinta días hábiles para dictar sentencia. 76 Medidas cautelares. Las medidas cautelares que se contemplan en estas acciones se basan en lo siguiente: 1. Que cesen los actos dañinos que puedan producir consecuencias irreparables. 2. La orden de realizar actos o acciones cuya omisión generó el origen de la acción, puesto que provocó daños a la colectividad. 3. Retiro de productos relacionados con el daño irreparable. 4. Cualquier otra considerada pertinente por el juez. La intención y origen de estas medidas es para detener los daños causados y prevenir futuros, pero su otorgamiento requerirá la especificación de los actores de cuáles son los actos o abstenciones que causen la lesión a los derechos colectivos y que haya urgencia en el otorgamiento de la medida por la posible comisión de un daño irreparable. Estas medidas se asemejan a la suspensión del acto reclamado en el amparo, puesto que tiene por objeto proteger los derechos de los actores en aras de prevenir un daño irreparable o parar el que se esté cometiendo de forma continuada y la única forma en que no se otorgue es que no se persiga el interés social, la vida o la salud de los miembros de la comunidad, puesto que de otra manera, aun cuando la medida pueda ocasionar un daño al demandado se sobrepone el interés mayor. Acumulación de procesos. La acumulación de autos es una institución jurídica procesal en cuya virtud el juzgador, fundado en una disposición legal que lo autorice para ello, de 77 oficio, o a petición de parte, determina que se reúnan expedientes diversos para evitar decisiones contradictorias.100 Existen en la teoría general del proceso dos tipos de acumulaciones: por litispendencia y por conexidad. La acumulación por litispendencia se presenta cuando existe un juicio anterior aún no resuelto, en el que está planteado el mismo problema controvertido, entre las mismas partes. La acumulación por conexidad, se da cuando hay identidad de personas y acciones, aunque las cosas sean distintas, cuando sean acciones que provienen de una misma causa, aunque sean diversas las personas y las cosas o cuando habiendo identidad de acciones y de cosas, las personas sean distintas. En materia de procesos colectivos, la acumulación no procede entre procedimientos individuales y colectivos, solamente deberá enterarse al juez de tal situación para que notifique a la parte de la acción individual que puede adherirse a la acción colectiva o beneficiarse de su sentencia por la vía incidental, sin embargo para que un individuo pueda ser parte de la colectiva debe desistirse de la primera acción, debido a que no puede ser parte de los dos procesos al mismo tiempo. La forma de proteger a los individuos entonces al suceder el desistimiento, es que de ser improcedente la vía colectiva y tan solo en ese supuesto, los particulares aún tienen a salvo sus derechos para ejercerlos por la vía individual. En caso de resolverse que no existe prueba fehaciente de que se hayan ocasionado los actos u omisiones que lesionaron el ejercicio de derechos difusos o colectivos, se declarará cosa juzgada y no podrá ejercitarse nuevamente acción alguna por dichos daños. 100 ARELLANO GARCÍA, C ARLOS. ÓP. CIT. P. 107 78 d) De las sentencias Efectos de la sentencia. La aspiración de la propuesta de una acción colectiva es que existan dos tipos de sentencias: una declarativa y otra indemnizatoria. En cuanto a la sentencia declarativa, la propuesta es que tenga efectos generales, como ya se señaló, por ser esa la naturaleza de la acción de grupo y tener como finalidad que un mayor número de individuos se vean beneficiados con la interposición de la misma. En cambio, la sentencia indemnizatoria será la que individualice los efectos de la sentencia declarativa y subsane a cada uno de los miembros de la colectividad el daño causado por la conducta ilícita del demandado. En esta condena, puede establecerse una sanción de carácter pecuniario, que en el caso de tratarse de derechos colectivos, el pago deberá hacerse a la colectividad e individualizar de forma incidental el monto que corresponderá a cada miembro y, en el caso de los derechos difusos, destinarlo a la entidad pública que tenga a su cargo la protección de los mismos, que en el caso de daño a los recursos naturales se procurará que la condena sea destinada a la restauración del área afectada. En esta regulación de las acciones colectivas, no existe disposición alguna que refiera el sentido de las sentencias y ello solo provoca que se corra el riesgo de tener resoluciones declarativas que no tengan como propósito resarcir el daño sino únicamente demostrar que se ocasionó un daño y el deber del demandado de no volverlo a realizar. La omisión del legislador de establecer cuáles son los efectos de la sentencia es gravísima en el sentido que se deja al arbitrio de los jueces la imposición de la sanción, pero que al no existir parámetros o condiciones legales explícitas podría dejarse en estado de indefensión y de incertidumbre jurídica al demandado que, de quererlo así e interponer el juicio de amparo, puede combatir la sentencia al generarse agravios en su seguridad jurídica al no existir determinación en la norma de las sanciones aplicables. 79 Gastos y costas. La sentencia fijará la liquidación de los gastos, costas y los respectivos honorarios de los representantes101, que quedarán a cargo de cada una de las partes, teniendo en cuenta que el monto de la representación corresponderá hasta el veinte por ciento si el monto líquido de la suerte principal no excede de 200 mil veces el salario mínimo en el Distrito Federal, del veinte por ciento sobre los primeros 200 mil y de hasta el diez por ciento sobre el excedente cuando la suerte principal exceda de 200 mil pero sea menor a dos millones de veces el salario mínimo y del once por ciento sobre los primeros dos millones y hasta el tres por ciento sobre el excedente si la suerte principal excede a dos millones de veces el salario mínimo en el Distrito Federal. Si en la audiencia previa y de conciliación las partes llegan a un acuerdo, es su obligación contemplar dentro del convenio el pago de los gastos y costas. 101 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 617. 80 II. El interés jurídico y el interés legítimo. El tradicional “interés jurídico” (…) resulta insuficiente para responder a los retos actuales que enfrentan los juristas, particularmente a partir de la aparición de los derechos humanos de tercera 102 generación, basados en la solidaridad . La justificación para estudiar por separado el concepto de la legitimación en la causa radica en que, de manera comparada, el interés legítimo resulta ser la parte medular en el aseguramiento de los derechos difusos y colectivos y, que como se ha visto hasta ahora, se ve un tanto limitado en relación a las acciones colectivas. Si bien en materia constitucional las reformas a los artículos 103 y 107 permiten vislumbrar el interés legítimo como permitido en la procedencia del juicio de amparo para la protección de los derechos humanos y sus garantías contemplados en la Constitución o en los tratados internacionales, la realidad es que en el caso de los procesos colectivos queda un tanto limitado y desconocido, por lo que no existe congruencia alguna en esta evolución de nuestro Derecho en búsqueda de una amplitud en la protección de derechos supraindividuales. El interés en un proceso se refiere a la acreditación de un mínimo interés razonable y suficiente para considerar válida una acción y la excitación de los órganos jurisdiccionales para proteger los derechos reclamados por el actor. En el caso específico del interés legítimo, estamos ante una situación jurídica en la que un individuo reclama el cumplimiento de una prerrogativa que no supone necesariamente un derecho subjetivo pero sí implica la facultad del interesado de exigir el respeto del ordenamiento jurídico y, en su caso, de exigir una reparación de los daños causados puesto que se lesiona su esfera jurídica. El interés legítimo así, desconoce la existencia o la necesidad de comprobar un derecho subjetivo claramente determinado que lo relacione con 102 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 554. 81 la acción que pretende ejercitar para hacer valer los derechos humanos que pertenecen a una colectividad. La justificación del interés legítimo encuentra eco en palabras de Agustín Basave quien afirma que un derecho no deja de existir porque falte el órgano de la autoridad que lo ampare, garantice y formule en proposiciones escritas que adopten el nombre de declaraciones (…) el deber de respeto hacia esos derechos no depende de la fuerza física que se tenga para hacerlos valer 103. Sin embargo su contraposición se encuentra en afirmaciones como la hecha por Carlos Massini quien refiere que todo derecho se supone anulado si no se dan los requisitos pertinentes para su titularidad; en efecto, si esos requisitos se dan íntegramente en un caso determinado, el sujeto será titular de ese derecho; y si, por el contrario, ellos no concurren en la circunstancia, el derecho simplemente no existirá en ese sujeto y para ese caso104. La discusión respecto a si es necesario un derecho subjetivo explícito correlacionado a un interés jurídico para su protección o no, ha generado diversas teorías en la doctrina. De acuerdo con la teoría de la validez propuesta por Luigi Ferrajoli, ante una norma válida pero inefectiva (por ejemplo, y como suele ser común, porque el legislador no ha puesto en marcha las medidas necesarias para la realización efectiva de los derechos sociales que la Constitución reconoce), el juez puede dar soluciones a los casos concretos, aunque para ello necesite a veces una considerable dosis de <<imaginación jurídica>>. No obstante, caben aquí dos situaciones. Cuando el juez pueda servirse al menos de algún apoyo legal, por vago e impreciso que sea, los derechos fundamentales sancionados por la Constitución podrán ser tutelados más allá de las lagunas de la ley, si bien esta tutela exige del juez un poder discrecional y hasta una cierta inventiva judicial. <<Pero si no existe ningún apoyo legal, incuso tal inventiva […] es imposible y no cabe otra solución que la denegación de justicia>>105. Este es el temor que surge de las imprecisiones que surgen en materia de las acciones colectivas, puesto que no existe declarativa expresa de cuáles 103 BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN. ÓP. CIT. P. 41. 104 MASSINI CORREAS, CARLOS I. ÓP. CIT. P. 170. 105 CARBONELL M IGUEL Y SALAZAR PEDRO. ÓP. CIT. P. 29. 82 son los considerados derechos difusos, los derechos colectivos o cuáles son aquellos que merecen la categorización de individuales homogéneos. Mucho menos se establecen medidas efectivas que garanticen que los efectos de la sentencia puedan ser aplicados a reparar el daño que no incida en la persona como sería el caso del daño al medio ambiente o si tendrá efectos erga omnes. Dentro de las acciones colectivas, sus imprecisiones llegan al punto de confundirlas con el litisconsorcio activo y más aún, a insinuar la necesidad de un agravio personal y directo, claramente identificado y relacionado con cada uno de los individuos pertenecientes a la colectividad para determinar la procedencia del proceso colectivo, lo cual atenta directamente contra la naturaleza de la acción colectiva. Las Constituciones actuales se hallan repletas de normas sustantivas (principios, valores, derechos) que no solo organizan el sistema de fuentes en un sentido formal, sino que imponen deberes de hacer o de no hacer dirigidos a todos los operadores jurídicos y singularmente el legislador. Ese <<programa>> constitucional dotado de plena fuerza normativa incorpora un horizonte de garantías individuales y de exigencias sociales que los sistemas jurídicos se hallan muy lejos de cumplir de modo satisfactorio106 y que, de acuerdo con lo estudiado hasta ahora, se denota claramente en la deficiente e incompleta regulación de las acciones colectivas. El interés legítimo ha tenido una interesante evolución dentro de la jurisprudencia, puesto que se ha contemplado desde tiempo atrás pero no había sido consolidado en nuestra legislación hasta ahora. Su presencia y existencia dentro de situaciones jurídicas particulares se daba por interpretación de la Corte en la aplicación de casos concretos. Las definiciones propuestas han tenido diferentes acepciones, de tal forma que encontramos sus comparaciones con el interés jurídico y la conformación de un criterio respecto a qué es el interés legítimo. De tal suerte, es que encontramos las siguientes tesis y jurisprudencias que definieron o intentaron definir qué es o a qué se refiere el interés legítimo y que sirvieron de 106 PRIETO SANCHÍS, LUIS . TEORÍA DEL DERECHO. E DITORIAL TROTTA; ESPAÑA; 2005. P. 115. 83 inspiración para regularlo a nivel constitucional aun cuando fuera únicamente para la procedencia del juicio de amparo. En la tesis INTERÉS JURÍDICO. CARECE DE ÉL UNA ASOCIACIÓN DE VECINOS PARA LA DEFENSA DE DERECHOS AMBIENTALES COMO TERCERA EXTRAÑA A UN JUICIO INTERDICTAL encontramos que se define al interés legítimo como (…) una situación jurídica activa por relación a la actuación de un tercero y sin implicar, a diferencia del derecho subjetivo, una obligación correlativa de dar, hacer o no hacer exigible de otra persona, pero sí la facultad del interesado de exigir ante la administración pública el respeto al ordenamiento jurídico y, en su caso, una reparación de los perjuicios que de esa actuación deriven. En esta tesis, lo que se nota es que se confunde al interés legítimo con el interés simple, pues éste va destinado a reclamar como ilícito un acto, como lo indica la tesis por “el respeto al ordenamiento jurídico” y lo que implica el interés legítimo, es que se estima afectada la esfera jurídica del actor aun cuando no se tenga un derecho subjetivo. Por otra parte, la jurisprudencia INTERÉS LEGÍTIMO E INTERÉS JURÍDICO. AMBOS TÉRMINOS TIENEN DIFERENTE CONNOTACIÓN EN EL JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO refiere la distinción entre ambos al determinar que en el jurídico lo que se requiere es la demostración del acto lesivo a un derecho subjetivo y el legítimo únicamente supone un interés en la legalidad de los actos impugnados, pero, aquí sí se precisa, en dichos actos existe una afectación a la esfera jurídica del individuo. Esto encuentra apoyo en la tesis siguiente: INTERÉS LEGÍTIMO. CONCEPTO. El gobernado en los supuestos de que sea titular de un interés legítimo y se considere afectado con el acto de autoridad, puede acudir a la vía contencioso administrativa a solicitar que se declare o reconozca la ilegalidad del acto autoritario que le agravia, para lo cual es necesario que: a) sea el titular o portador de un interés (no derecho) como son tantos los que reconoce la Constitución o la ley; b) se cause una lesión 84 subjetiva; y, c) la anulación del acto traiga como consecuencia y se concrete, ya sea en el reconocimiento de una situación individualizada, el resarcimiento de daños y perjuicios, en un beneficio o en evitar un perjuicio, adquiriendo en estos casos, por ende, un derecho a la legalidad en el actuar de las autoridades. En este orden de ideas, es evidente que un acto de privación, proveniente del ejercicio de una norma de acción y susceptible de incidir sobre propiedades o posesiones de uno o múltiples sujetos, por supuesto que les confiere una posición jurídica calificada para reclamar su ilegalidad, traduciéndose esta situación, entre otras más, en un supuesto del interés legítimo. Lo que esta tesis produce son tres principios básicos que ayudan a distinguir el interés legítimo del jurídico: el primero y el principal, es que diferencia interés de derecho, el segundo es que se cause en el sujeto que lo posee una lesión subjetiva y tercero, que del acto dañino surja como consecuencia el resarcimiento de daños y perjuicios, todo ello de forma independiente a la existencia de un derecho subjetivo. En conclusión podemos determinar que el interés legítimo, no requiere de la afectación a un derecho subjetivo, sino que precisa únicamente la afectación a la esfera jurídica del gobernado. Lo que lo diferencia del interés simple, es que no es un mero interés por la legalidad, sino que de verdad existe una afectación a los intereses del individuo, aunque no se posea un derecho subjetivo sí existe un derecho objetivo. Los titulares tienen un interés propio distinto al de cualquier otro gobernado, consistente en que los poderes públicos actúen de acuerdo con el ordenamiento cuando con motivo de la persecución de fines de carácter general incida en el ámbito de ese interés propio107. Aterrizándolo a las acciones colectivas encontramos que la legitimación activa para ejercitarlas lo determina el artículo 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles108: Artículo 585.- Tienen legitimación activa para ejercitar las acciones colectivas: 107 REVISTA LEX. DIFUSIÓN Y ANÁLISIS . AMPLIAR LA JUSTICIA FEDERAL . POR UN MEJOR ACCESO A LA JUSTICIA , UNA NUEVA LEY DE AMPARO. N ÚMERO 72. S/A. J UNIO 2001. (12 OCTUBRE 2010) 108 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ARTÍCULO 585. 85 I. La Procuraduría Federal de Protección al Consumidor, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros y la Comisión Federal de Competencia; II. El representante común de la colectividad conformada por al menos treinta miembros; III. Las asociaciones civiles sin fines de lucro legalmente constituidas al menos un año previo al momento de presentar la acción, cuyo objeto social incluya la promoción o defensa de los derechos e intereses de la materia de que se trate y que cumplan con los requisitos establecidos en este Código, y IV. El Procurador General de la República. Como podrá notarse de los listados anteriormente, existen más que oportunidades de representación restricciones en la legitimación, puesto que no se contempla en forma alguna el interés legítimo y lo limita a las partes que se señalan en el artículo 585. La legitimación de las instituciones ahí contempladas tiene sentido puesto que no existen partes más idóneas en la protección de los derechos difusos y colectivos que aquellas instituciones creadas con el propósito de protegerlos, sin embargo no existe justificación alguna para limitar la representación de la colectividad a un mínimo de treinta miembros y que se permita la participación de las asociaciones civiles con las condiciones que fija el mismo código. Sigue impidiéndose de forma reiterada, artículo tras artículo, el acceso a la justicia de forma generalizada, puesto que no permite que cualquiera ejerza las acciones colectivas, lo cual hace suponer un candado legislativo para impedir exceso de procesos que desborden y rebasen la capacidad del Poder Judicial. Existe una relación clara, directa, obvia, entre los derechos difusos y colectivos y el interés legítimo, cuestión que no se reconoce en ningún momento en las reformas planteadas en materia de las acciones colectivas. Si bien sí se refiere en la que se hizo en cuanto al amparo, éste procede contra actos de autoridad y las acciones colectivas contra particulares, lo que genera una inequidad en el sistema, puesto que es posible defender las garantías 86 colectivas mediante el juicio de amparo contra actos de autoridad pero la defensa de los mismos a nivel particular, con los poderes privados, requiere de superar una serie de restricciones que más que coadyuvar en el proceso de protección, limitan su ejercicio. La procedencia de la legitimación en las acciones colectivas se limita entonces a las siguientes restricciones: I. Que sean en materia del consumidor, medio ambiente o prácticas monopólicas. Lo que excluye de manera inmediata cualquier otro derecho difuso o colectivo. II. Que sea sobre cuestiones colectivas que contemplen por lo menos a treinta miembros para las acciones colectivas en sentido estricto e individuales homogéneas. Que de no juntarse los miembros mínimos, obliga a un litisconsorcio activo, omitiéndose de lleno diferencia alguna entre ésta y los procesos colectivos. III. Que los miembros promoventes hayan otorgado su consentimiento. Lo cual genera que los efectos de la sentencia, únicamente serán aplicados a los beneficiarios determinados en la acción colectiva en sentido estricto o la acción individual homogénea, que si bien puede ampliarse de manera incidental posterior a la sentencia, la realidad es que no otorga beneficios colectivos más allá de los miembros de la colectividad que fueron determinados claramente en la acción. Como se ha visto, las acciones difusas no se mencionan en ningún momento y no refiere cómo procederán en relación a los actores ni en cuanto a los efectos de la sentencia y es en ellas que se aplica más claramente el concepto del interés legítimo. Vez tras vez, encontramos nuevamente que las acciones colectivas propuestas por la reforma, se asemejan más a un litisconsorcio activo que a una verdadera consolidación de un proceso efectivo que garantice la protección de los derechos supraindividuales por las restricciones de las acciones colectivas en sentido estricto y las individuales homogéneas que limitan su procedencia. 87 III. Instituciones legitimadas para interponer acciones colectivas. En la legitimación colectiva una persona, asociación privada o una entidad pública representan a los miembros de un grupo, incluso sin el consentimiento expreso de ellos, para obtener beneficios para el grupo en su 109 conjunto . Cómo se ha visto hasta ahora, la legitimación es un punto clave en la interposición de las acciones colectivas, puesto que esta señala al titular del derecho invocado. El ser titular de los intereses jurídicos en disputa se considera legitimado en la causa o “ad causam”, y por tanto identifica así al titular de los derechos que se pretende ejercitar por medio de la demanda. Cuando se reúnen las condiciones necesarias para actuar en el proceso, que puede ser la misma persona o un representante legal, se considera legitimado en el proceso o “ad processum”, que es la facultad de ejercitar el derecho de acción procesal ante los tribunales.110 Es así que el Código Federal de Procedimientos Civiles identifica a las partes que tienen legitimación activa para ejercitar las acciones colectivas, que pueden ser legitimadas en la causa o en el proceso y que son la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), la Comisión Federal de Competencia (COFECO), un representante común de una colectividad conformada por al menos treinta miembros, las asociaciones civiles y el Procurador General de la República (PGR), sin embargo por la importancia que representan la PROFECO, la PROFEPA y los organismos de la sociedad civil, serán aquellos en que se profundizará el estudio de su legitimación. 109 GIDI, ANTONIO Y FERRER MAC-GREGOR, E DUARDO. COORD. ÓP. CIT. P. 554. 110 ARELLANO GARCÍA, C ARLOS. ÓP. CIT. P. 198. 88 a) PROFECO. Si regresamos al estudio comparado que se hizo al inicio del presente, podremos retomar que conforme al artículo 11 de la Ley de Enjuiciamiento Civil española, los sujetos legitimados para ejercer las acciones civiles para la tutela colectiva de los intereses de los consumidores y usuarios son: las asociaciones de consumidores y usuarios legalmente constituidas en defensa de los derechos de la asociación, de los intereses generales de los consumidores y/o de los grupos de afectados. Sin embargo se impone una restricción en los casos de protección de los intereses difusos ya que la legitimación corresponderá exclusivamente a las asociaciones de consumidores y usuarios que, conforme a la ley, sean representativas. Por su parte, la representación de los intereses colectivos, puesto que deben afectar a una pluralidad de sujetos determinada o fácilmente determinable, únicamente recae en un grupo que represente la mayoría de los sujetos afectados. Realizando un análisis del estudio elaborado por Lorena Bachmaier 111, España al contemplar dentro de su sistema normativo como condición para la legitimación de las asociaciones de consumidores que dentro de sus estatutos se exprese que su finalidad sea la defensa de los consumidores y usuarios se está asegurando un control estatal sobre los sujetos que pueden ejercer acciones colectivas. Si bien el propósito de este medio de control sea dominar el tráfico jurídico de una pluralidad de demandas colectivas, que si bien pueden ser bien intencionadas, lo cierto es que también pueden haber maliciosas, la realidad es que estas limitantes podrían repercutir en un encarecimiento en el acceso a la justicia por parte de los consumidores, quienes deberán encontrar una asociación que dentro de sus estatutos contemple la protección y defensa de sus intereses y además solicitar su defensa, que al ser un tanto exclusivas 111 OVALLE FAVELA, J OSÉ. COORD. LAS ACCIONES PARA LA TUTELA DE LOS INTERESES COLECTIVOS Y DE GRUPO. U NIVERSIDAD N ACIONAL A UTÓNOMA DE M ÉXICO ; M ÉXICO ; 2004. P. 24-25. 89 podrían imponer condiciones a los consumidores para el ejercicio de una acción colectiva. Aquí la pregunta surge respecto si existe justificación en la limitación de la legitimación si esto puede tener como consecuencia una restricción en el acceso a la justicia. En el caso de México, en materia colectiva, la Ley Federal de Protección al Consumidor contempla112: ARTÍCULO 26.- Cuando se realicen actos, hechos u omisiones que vulneren derechos e intereses de una colectividad o grupo de consumidores, la Procuraduría, así como cualquier legitimado a que se refiere el artículo 585 del Código Federal de Procedimientos Civiles, podrán ejercitar la acción colectiva de conformidad con lo dispuesto en el Libro Quinto de dicho Código. Esto vincula claramente la ley de la materia [consumo] con el Código Federal de Procedimientos Civiles. La Ley Federal de Protección al Consumidor fue de las primeras normas que reconocía las acciones colectivas y legitimaba al Procurador a ejercitarlas en pro de la protección de los derechos de los consumidores, sin embargo lo que entonces se criticó y aún sigue subsistiendo, es que la determinación de ejercer o no la acción colectiva por parte del Procurador es enteramente discrecional puesto que no existe método de coacción por parte de los consumidores para que éste se incline en favor de realizarla, además que aun cuando la ley le otorgue la facultad de ejercitar una acción colectiva, lo cierto es que la legitimación pertenece originariamente al grupo de consumidores que se vean afectados por actos contrarios al ejercicio de sus derechos. Esto se confirma mediante la tesis aislada PROCURADURÍA FEDERAL DEL CONSUMIDOR. LAS AUTORIDADES TIENEN LA OBLIGACIÓN DE COMUNICARLE POSIBLES FALTAS DE SU INCUMBENCIA (APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE COLABORACIÓN CIUDADANA POR MAYORÍA DE RAZÓN). De acuerdo con la misma, el magistrado ponente Leonel Castillo González hace una interpretación acertada respecto del ejercicio de la PROFECO de las acciones colectivas. Las relaciona más con la denuncia 112 LEY FEDERAL DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR. ART. 26. 90 popular que existe en materia de protección al ambiente que con una verdadera y exacta aplicación de un interés colectivo en beneficio de una comunidad de consumidores. La denuncia presentada a la PROFECO en búsqueda de la iniciativa de una acción colectiva recae principalmente en la consecución de fines de orden público e interés general, con el objetivo de que en una participación conjunta de particulares y autoridades se protejan los intereses difusos. Esta iniciativa lo que hace verdaderamente es conferir una legitimación en aquellos que otorgan a la PROFECO la decisión de ejercitar la acción colectiva no a la autoridad en sí. Los particulares, cuando ven transgredidos los preceptos legales aplicables en materia de protección al consumidor, son quienes resienten la afectación de los valores tutelados y no la PROFECO, quien únicamente actuará en vías de conseguir promover y proteger los derechos y cultura del consumidor cuyas disposiciones son irrenunciables y de carácter público. La protección de los derechos de los consumidores debe recaer en ellos mismos, la autoridad simplemente debe ejercer actos de promoción y vigilancia del respeto a estas prerrogativas pero la iniciativa de interponer una acción colectiva no debe ser facultad de la autoridad sino de aquellos que ven vulnerados sus bienes jurídicos tutelados en materia de consumo. b) PROFEPA. La PROFEPA adquiere legitimidad para proteger los derechos al medio ambiente adecuado mediante la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y que conjuntamente con otras normas ha tenido a su cargo la protección del derecho difuso por excelencia. En esta materia, la PROFEPA ha tenido una evolución interesante en la encomienda de proteger al medio ambiente. El artículo 200 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, que fue incluido mediante 91 decreto en el Diario Oficial de la Federación el 13 de diciembre de 1996 contemplaba lo siguiente: ARTÍCULO 200.- Las leyes de las entidades federativas establecerán el procedimiento para la atención de la denuncia popular cuando se trate de actos, hechos u omisiones que produzcan o puedan producir desequilibrios ecológicos o daños al ambiente, por violaciones a la 113 legislación local ambiental. Esta disposición contempla la “denuncia popular”, que no es más que una excitación por medio de particulares para dar un seguimiento en posibles daños al medio ambiente. Esto diferencia esta materia con la de los consumidores, puesto que aquí sí se vislumbra que particulares puedan echar a andar la maquinaria de la PROFEPA para investigar posibles actos violatorios del derecho al medio ambiente y que produzcan desequilibrios ecológicos. Complementariamente la Ley de Aguas Nacionales, también reconoce la denuncia popular en su artículo 124 BIS: ARTÍCULO 124 BIS. Toda persona, grupos sociales, organizaciones ciudadanas o no gubernamentales, asociaciones y sociedades, podrán recurrir a la denuncia popular en los términos del Capítulo VII de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, cuando se cometan actos que produzcan o puedan producir desequilibrios o daños a los recursos hídricos o sus bienes inherentes. Como podrá notarse únicamente establecía bases para que en materia local, las legislaturas de los estados fijaran procedimientos para la atención de denuncias populares, sin que ello significara ningún tipo de legitimación activa por parte de los particulares para exigir de manera procesal alguna el cese de los actos u hechos que produjeran desequilibrios ecológicos ni de reclamar daños al ambiente. Entonces, evolucionando la materia y en específico reconociéndose el interés en que se diera un fiel y cabal cumplimiento en la normatividad ambiental por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de agosto de 2011, adicional a la facultad que gozaba la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, por conducto del artículo 202 se le otorgó la atribución 113 LEY GENERAL DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO Y LA PROTECCIÓN AL AMBIENTE . ART. 200. 92 de iniciar [de oficio] las acciones que procedan, ante las autoridades competentes, cuando conozca de actos, hechos u omisiones que constituyan violaciones a la legislación administrativa o penal. La reforma mencionada surtirá sus efectos a los seis meses de la publicación del decreto, por lo que no veremos sino hasta el mes de enero de 2012 a la PROFEPA tomar parte activa en el ejercicio de acciones colectivas. c) Organismos de la sociedad civil. El Código Federal de Procedimientos Civiles contempla asociaciones civiles como legitimadas activas en la interposición de acciones colectivas, sin embargo, no es de sorprender que estableciera nuevamente restricciones en cuanto a la procedencia de las mismas. Para poder estar legitimadas, las asociaciones civiles deben registrarse ante el Consejo de la Judicatura Federal114, presentando sus estatutos donde su objeto especifique la defensa de intereses difusos o colectivos y que tengan por lo menos un año de haberse constituido. Esto lo que infiere es que existan asociaciones que se dediquen exclusivamente a este tipo de acciones y que se restrinja la participación de los miembros de una asociación si no cuenta con los anteriores elementos. El registro de las asociaciones es público, por lo que los individuos que se encuentren en el supuesto de exigir un derecho colectivo, puedan buscar el apoyo de las asociaciones que les ayuden a representarlos. Esta disposición de limitar la legitimación a asociaciones civiles siempre y cuando dentro de su objeto social se dediquen a la protección de los derechos difusos y colectivos sirve para que el Consejo de la Judicatura Federal, verifique de forma anual que estas cumplan con el propósito por el cual fueron creadas y que sean organismos coadyuvantes en la procuración de la justicia. 114 CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. ART. 619. 93 La creación de asociaciones civiles que tengan como propósito la protección de los derechos difusos y colectivos establece un banco de representantes ante los cuales los interesados pueden acudir para proponer que sean defendidas sus prerrogativas esenciales. Esto puede tener una consecuencia positiva y una negativa. La positiva es que si un grupo de miembros de una colectividad no alcanza el mínimo de treinta elementos para estar facultados en la interposición de una acción colectiva, puedan acudir ante estos organismos de la sociedad civil para que los representen. La negativa, es que estas asociaciones pueden encarecer sus honorarios, que si bien existen restricciones en el Código Federal de Procedimientos Civiles, en cuanto a las cantidades que recibirán por esta representación, lo cierto es que en la realidad actual, existen costos extraordinarios que distan de gastos y costas judiciales. 94 IV. Alcances del fallo protector. Las sentencias que se emitan en cualquier tipo de acción deben resolver la controversia planteada por las partes de conformidad con el Derecho. Si existen violaciones a los derechos difusos y colectivos, el juez deberá determinar las medidas para remediar la inobservancia de la norma. Lo que se ha reiterado constantemente, es que los gobernantes no actúan, sino hasta que el marco legal se los ordena mediante una decisión judicial de reparación del daño o una recomendación. El Código Federal de Procedimientos Civiles es omiso en declarar sanciones específicas por los daños causados, lo que bien puede producir incertidumbre jurídica. En un concepto bien puntualizado por Ferrajoli115, “el juez debe decidir en conciencia. Lo que quiere decir, desde luego, según su propio criterio libremente formado, pero, con rigor inductivo, siempre y solo a partir de material probatorio bien adquirido, racionalmente tratado y valorado conforme a reglas de experiencia de validez generalmente acreditada. Dando, además, razón suficiente del porqué de su decisión”. Prieto citando a Kelsen refiere que existen algunas dificultades para concebir la simple comisión de un acto ilícito como condición para aplicar una sanción. “(…) resulta que la aplicación de una sanción, sea penal o civil, requiere la concurrencia de otras muchas condiciones o circunstancias: que alguien haya dictado la norma, que el Ministerio Fiscal o la víctima presenten acusación, que exista un contrato previo, etc.”116. Si bien no lo definen expresamente, tales elementos constituyen el interés jurídico, la complicación en la protección de los derechos difusos o colectivos radica precisamente en la falta de alguno de dichos elementos o de todos. ¿Qué sucede cuando la persona que presenta la acusación no es víctima porque no resiente un daño directo en su persona?, ¿cómo se protegen aquellas prerrogativas que son esenciales en el ser humano y que no 115 CARBONELL M IGUEL Y SALAZAR PEDRO. ÓP. CIT. P. 63. 116 PRIETO SANCHÍS, LUIS. ÓP. CIT. P. 293. 95 necesariamente se encuentran sustentadas por un contrato previo? las preguntas pueden seguirse presentando y todas tendrían la misma dirección: no existe actualmente forma alguna en que una persona que carezca de tales elementos acceda a la protección jurisdiccional de un bien jurídicamente tutelado de forma general y no individualizable. Estudiar el concepto de sanción implica analizarlo desde sus dos acepciones, el positivo y el negativo. El primero tiene como objetivo inspirar una acción o desalentar una conducta, el segundo de acuerdo con Prieto se refiere a “reacciones desfavorables que establece un sistema jurídico a fin de castigar o de reparar las consecuencias de acciones ya realizadas. Por ello, las sanciones suelen clasificarse en penales o represivas (la privación de la libertad, por ejemplo) y civiles o reparadoras (el resarcimiento de un daño)117. En el caso específico de las acciones contempladas en el Código Federal de Procedimientos Civiles, para las difusas el juez solo podrá condenar al demandado a la reparación del daño causado a la colectividad, consistente en restitución de las cosas al estado que guardaren antes de la afectación y, en caso de no ser posible, condenará un cumplimiento sustituto de carácter pecuniario que se destinará a un fondo administrado por el Consejo de la Judicatura Federal, quien lo dedicará al pago de los costos de los procedimientos colectivos, el pago de los honorarios de los representantes o para el fomento de la investigación y difusión relacionada con las acciones y los derechos colectivos. Para las acciones colectivas en sentido estricto y las individuales homogéneas se condenará la reparación del daño en forma individual a los miembros del grupo, quienes de forma personal interpondrán el incidente de liquidación para probar el daño sufrido [como si no hubiese sido acreditado en juicio] y que en caso de proceder, el individuo en cuestión tendrá, no más de un año para reclamar su derecho. Como podrá notarse, los efectos de la sentencia contemplados en el Código no son lo suficientemente claros y concretos para asegurar una 117 IBÍDEM. P. 295. 96 completa protección de las partes en relación a sus derechos difusos o colectivos. La propuesta es que tenga efectos generales, que no se restrinja la protección únicamente a los miembros del grupo durante el proceso o a los que se adhieran posteriormente sino que atienda al mayor número de individuos, quienes se verán beneficiados por la interposición de una acción que también les compete, puesto que es por intereses que los liga aun cuando no estén presentes en juicio. En relación a los derechos difusos, destinar los recursos a un fondo es adecuado, sin embargo no lo es el restringir el destino de los montos adquiridos por medio de las acciones colectivas a otros fines que no sean la reparación del daño. La investigación y el fomento de esta clase de acciones es importante, sin embargo también lo es y, en mayor grado de importancia, el saneamiento del medio ambiente en caso de daños a la ecología y no se contempla dentro de la norma, la reparación de los mismos o su minimización. 97 Propuestas: conclusiones. Las reformas que proponen el reconocimiento de acciones para la defensa de los intereses difusos y colectivos, es un paso importantísimo en el aseguramiento de la protección de los mismos, sin embargo para que este paso pueda ser considerado firme, es aún necesario que existan ciertas condiciones que perfeccionen su aplicación. Como pudo notarse del estudio comparado, países como Colombia, establecen claramente dentro de su Carta Magna la especificación de qué derechos se consideran como difusos o colectivos, lo que permite de mejor manera protegerlos, puesto que se tiene certidumbre de los mismos y de las acciones que proceden en su defensa. Es así, que conjuntando el estudio hasta ahora realizado, se puntualiza lo siguiente con relación a las acciones colectivas: a) Se debe tutelar los derechos sin discriminación mediante las herramientas y procedimientos procesales que reconozcan la protección colectiva de derechos con el fin de garantizar el acceso a la justicia a la mayor cantidad de individuos. Esta no discriminación debe contemplar todos los derechos que por doctrina o tratados internacionales se consideran difusos y colectivos, puesto que la selección de tan solo algunos representa un acto de injusticia respecto de su reconocimiento y efectiva garantía. b) Es necesario tomar las medidas apropiadas para hacer efectivos los derechos dentro del territorio mediante acciones colectivas para llevar ante los tribunales las posibles violaciones de los derechos señalados, pero esto solo se logra ampliando la procedencia de las acciones con el interés legítimo de manera que cualquier persona pueda solicitar el acceso a la justicia colectiva, aun cuando no se violen sus derechos 98 subjetivos, basta con la afectación de un derecho objetivo que lesione su esfera jurídica. c) Destinar el máximo de recursos obtenidos por las sanciones pecuniarias a la reparación de los daños y exigir, en la violación de derechos al medio ambiente, las acciones necesarias tendientes a proteger la ecología en el futuro y realizar las medidas de saneamiento que permitan reparar o minimizar los daños. d) Asegurar niveles mínimos de satisfacción de los derechos, los cuales deben ser mantenidos incluso en periodos de crisis o de ajustes estructurales y esto se logra eliminando las restricciones de representación de las asociaciones civiles y la representación común en colectividades de por lo menos treinta personas. Se debe permitir que cualquier individuo que posea un interés legítimo tenga facultades de exhortar a los órganos jurisdiccionales en la protección de los intereses difusos y colectivos, puesto que su protección se da a nivel comunidad, incluso, a nivel humanidad y las restricciones por representación y número, entorpecen este acceso a la justicia colectiva. e) Desaparecer que en las acciones colectivas en sentido estricto y las individuales homogéneas, sea necesario establecer nombres y apellidos de todos los integrantes de la acción, que si bien es justo colocarlos, lo que se propone es que se permita desvanecer esta restricción y se pueda establecer una condición “a nombre de toda la colectividad”, de manera que se amplíe la justicia a individuos que son representados en intereses pero no en persona. Se restringe de manera absurda la legitimación procesal. En materia de acciones colectivas debiera ser abierta; cualquier grupo o cualquier ciudadano, hasta lo individual, para proteger intereses difusos, debiera 99 estar autorizado y debiera estar legitimado procesalmente para interponer acciones colectivas. El acceso eficaz a la justicia colectiva no es un aspecto meramente jurídico. El que un país logre que las personas tengan la facilidad de acudir a un juez, no solo para dirimir sus controversias, sino para que garantice la protección y goce de sus derechos, genera consecuencias positivas en el ámbito económico, social y cultural de la sociedad. 100 Fuentes de Información Bibliográficas ARELLANO GARCÍA, Carlos. Teoría General del Proceso. Porrúa; México; 1998. 470 p. BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, Agustín. Filosofía del Derecho Internacional. Universidad Nacional Autónoma de México; México; 2001. 396 p. BURGOA O., Ignacio. Las garantías individuales. Porrúa; México; 2005. 814 p. BRAVO PERALTA, M. Virgilio y MORENO NÚÑEZ, Héctor. Coord. Temas jurídicos del siglo XXI. Editorial Porrúa; México; 2008. 350 p. CARBONELL Miguel y SALAZAR Pedro. Garantismo. Estudios sobre el pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli. Editorial Trotta; España; 2005. 542 p. CATHREIN, Víctor. Filosofía del Derecho: El Derecho Natural y el Positivo. 7ª ed.; Editorial Reus; España; 2002. 288 p. CORCUERA CABEZUT, Santiago. Derecho constitucional y derecho internacional de los derechos humanos. Oxford University Press; México; 2001. 353 p. COVARRUBIAS VELASCO, Ana y ORTEGA NIETO, Daniel. Coord. La protección internacional de los derechos humanos: un reto en el siglo XXI. El Colegio de México; México; 2007. 294 p. DÍEZ QUINTANA, Juan Antonio. Medios de impugnación constitucionales respecto a la violación de los derechos humanos. Editorial PAC; México; 2001. 181 p. FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Juicio de amparo e interés legítimo: La tutela de los derechos difusos y colectivos. 2ª ed.; Editorial Porrúa; México; 2004. 74 p. GIDI, Antonio y FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Coord. Código Modelo de Procesos Colectivos. Editorial Porrúa; México; 2008. 453 p. --------------------- La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales homogéneos. Hacia un código modelo para Iberoamérica. Editorial Porrúa; México; 2003. 756 p. --------------------- Procesos colectivos. La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales en una perspectiva comparada. Editorial Porrúa; México; 2003. 442 p. 101 HERVADA, Javier. Historia de la ciencia del Derecho Natural. 3ª ed.; Eunsa; España; 1996. 339 p. MASSINI CORREAS, Carlos I. Filosofía del Derecho: El Derecho y los Derechos Humanos. Editorial Abeledo-Perrot; Argentina; 1994. 286 p. OJEDA BOHÓRQUEZ, Ricardo. El amparo contra normas con efectos generales. Editorial Porrúa; México; 2001. 165 p. OVALLE FAVELA, José. Derechos de los consumidores. Editorial Oxford; México; 2008. 441 p. ---------------------- Coord. Las acciones para la tutela de los intereses colectivos y de grupo. Universidad Nacional Autónoma de México; México; 2004. 190 p. PRIETO SANCHÍS, Luis. Teoría del Derecho. Editorial Trotta; España; 2005. 331 p. RABASA GAMBOA, Emilio y RAMÍREZ MARÍN, Juan. Coord. Problemas actuales del derecho social mexicano. Vol. 1. Editorial Porrúa; México; 2005. 374 p. ---------------------- Problemas actuales del derecho social mexicano. Vol. 2. Editorial Porrúa; México; 2005. 300 p. RUIZ MIGUEL, Alfonso. Una filosofía del derecho en modelos históricos. De la antigüedad a los inicios del constitucionalismo. Editorial Trotta; España; 2002. 328 p. SAÍD Alberto y GONZÁLEZ GUTIÉRREZ, Isidro M. Teoría General del Proceso. IURE Editores; México; 2007. 402 p. TORRES ESTRADA, Pedro (Comp.). Neoconstitucionalismo y estado de derecho. Editorial Limusa; México; 2006. 314 p. VEGA HERNÁNDEZ, Rodolfo. Derechos humanos y constitución. Alternativas para su protección en México. Fundación universitaria de derecho, administración y política; México; 2003. 169 p. ZALDÍVAR LELO DE LARREA, Arturo. Hacia una nueva Ley de Amparo. Universidad Nacional Autónoma de México; México; 2002. 216 p. Fuentes Electrónicas Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Los Derechos Humanos. http://www.cndh.org.mx/losdh/losdh.htm. S/A y sin fecha de actualización. (28 de marzo de 2011). 102 HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, María del Pilar. Estudios en torno a la tutela de los consumidores. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revdpriv /cont/6/dtr/dtr3.pdf. Sin fecha de actualización. (07 noviembre 2011) ---------------------- Mecanismos de tutela de los intereses difusos y colectivos. http://es.scribd.com/doc/32085085/Mecanismos-de-tutela-delos-intereses-difusos-y-colectivos-Hernandez-Maria-del-Pilar-1997. Sin fecha de actualización. (07 noviembre 2011) MOYANO BONILLA, César. El derecho a la paz. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/jurid/cont/21/pr/pr19.pdf. Sin fecha de actualización. (18 diciembre 2010). VAQUERA GALLARDO, José Saúl. La integración de los derechos humanos y los derechos generacionales. El Universal. De10.mx. 13 de julio de 2010. http://de10.com.mx/8762.html. (08 noviembre 2010). Legislación Constitución Política de Colombia. http://web.presidencia.gov.co/constitucion/ index.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (24 de abril de 2011). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Leyes Federales Vigentes. Cámara de Diputados. H. Congreso de la Unión. Ene., 2010. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/doc/1.doc. (22 enero, 2010). Código Federal de Procedimientos Civiles. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/6.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (10 octubre 2011). Constitución Nacional de Argentina. Honorable Senado de la Nación. http://www.senado.gov.ar/web/interes/constitucion/cuerpo1.php. S/A y sin fecha de actualización. (22 abril 2011). Declaración Americana de los Derechos y http://www.cidh.oas.org/basicos/Basicos1.htm. actualización. (30 de marzo de 2011). Deberes del Hombre. S/A y sin fecha de Declaración sobre el derecho al desarrollo. http://www2.ohchr.org/spanish/law/desarrollo.htm. S/A y sin fecha de actualización. (23 septiembre 2011) Declaración Universal de los Derechos Humanos. Naciones Unidas. http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml. S/A y sin fecha de actualización. (19 de marzo 2011). Ley de Aguas Nacionales. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/16.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (13 octubre 2011) 103 Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/doc/20.doc. S/A y sin fecha de actualización. (22 enero 2010). Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LCID.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (10 abril 2011) Ley de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/261.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (16 octubre 2011) Ley Federal de Protección al Consumidor. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/113.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (10 octubre 2011). Ley General de vida silvestre. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/146.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (16 octubre 2011). Ley de Pesca y Acuacultura Sustentables. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGPAS.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (28 marzo 2011) Ley 24.240. Defensa del consumidor. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/ anexos/0-4999/638/texact.htm. S/A y sin fecha de actualización. (22 abril 2011). Ley 472 de 1998. http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/ 1998/ley_0472_1998.html. S/A y sin fecha de actualización. (24 de abril de 2011). Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. http://www.diputados.gob.mx/leyesbiblio/pdf/148.pdf. S/A y sin fecha de actualización. (13 octubre 2010). Pacto Internacional de Derechos Civiles http://www.derechos.org/nizkor/ley/pdcp.html. S/A y actualización. (24 marzo 2011). y sin Políticos. fecha de Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/pidesc.htm. S/A y sin fecha de actualización (24 marzo 2011). 104 Diccionarios Diccionario de la Real Academia Española. http://rae.es. S/A y sin fecha de actualización. (16 octubre 2011) Fuentes Hemerográficas FLORES SÁNCHEZ, Aquiles. Acciones colectivas en defensa de los consumidores. El mundo del abogado. 31 de enero de 2011. http://elmundodelabogado.com/2011/acciones-colectivas-en-defensa-delos-consumidores/. (31 de enero de 2011). NOYOLA ZARCO, Raquel. Perspectivas de las acciones colectivas. Progreso de las acciones que permiten el libre acceso a la justicia. Sin fecha de actualización. http://www.senado.gob.mx/iilsen/content/publicaciones/revis ta5/3.pdf. (24 noviembre 2009). Revista Lex. Difusión y análisis. Ampliar la justicia federal. Por un mejor acceso a la justicia, una nueva ley de amparo. Número 72. S/A. Junio 2001. (12 octubre 2010). 105