El concepto de Dios y del Ser en la antigua Grecia Por Clemencia García Villasmil, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Estudio que reafirma un hecho interesante Nuestra discusión se limitará al estudio y análisis de las enseñanzas de ciertos filósofos inspirados por las grandes verdades de la Naturaleza y la Realidad. Estas grandes verdades las recibieron por inspiración, pero las interpretaron de acuerdo con la comprensión que poseían, pues para ellos, lo mismo que para nosotros, la inspiración era un proceso progresivo, y ellos no lograron percibir todas las verdades que hoy nos es dado ver. Los antiguos filósofos eran místicos, y en sus escritos exotéricos dejaban entrever solo una parte de la verdad. Sócrates dice que la filosofía es “la devoción a la búsqueda de la verdad”; Platón la señala como “el conocimiento de las verdades eternas.” Hoy con frecuencia vemos que se compara a la filosofía con la ciencia, dejando a la filosofía como mero sistema de especulación; mas ésta es una diferencia superficial, de simples apariencias. La filosofía es conocimiento “a priori” que utiliza el razonamiento deductivo con base principalmente subjetiva. La ciencia es un conocimiento “a posteriori,” usando un razonamiento inductivo que se apoya principalmente en la investigación objetiva. También la filosofía se compara a veces con la religión. En la base de toda religión está la teología, que es la ciencia que la sustenta y, como ciencia, es parte de la filosofía. Las enseñanzas Rosacruces son una filosofía Cósmica, universal, unificada, que todo la incluye. El elemento primordial del Universo Veamos la idea de Dios y el ser tal como la desarrollaron los antiguos griegos: Primero encontramos a Tales de Mileto, matemático y filósofo. “Hay una sola esencia difundida en todos los seres, el universo es una criatura viviente, no hay nada muerto, les cosas están llenas de Dios.” Tenía el deseo de llegar a la comprensión de los fenómenos naturales en forma científica, su actitud era de síntesis, es decir, estudiaba los casos particulares y de ellas sacaba los rasgos comunes, y llegó a la conclusión de que la base de todo lo que existe era un solo elemento, una sola ley; y que este elemento era el agua. Esa sola esencia primordial, es la misma que nosotros hoy llamamos nous. Luego encontramos a Anaximandro; el también buscaba el Elemento Primordial. Lo llamó Arke, principia, y lo definió como “apeiron”, que significa indeterminado, eterno, infinito. En sus enseñanzas pone de manifiesto que hay una materia sin forma que es la que después da origen al agua, al fuego, al aire y a la tierra, y que es precisamente la acción, el movimiento de esa materia la que hace la diferencia en las cuatro manifestaciones principales. Afirmaba además que ese eterno movimiento es la causa de los contrarios elementales. También trató acerca de la evolución, y parece que consideraba a los peces como los primeros animales, de los cuales surgieron los demás, incluyendo al hombre, por medio de un proceso de transformaciones progresivas. Esto indica que en esta antiquísima escuela ya se esbozó el principio de la evoluci6n de las especies, que se ha creído una idea moderna. Posteriormente se nos presentan Anaxímenes y Heráclito, quienes hicieron resaltar la necesidad de mantener las enseñanzas esotéricas fuera del alcance de los que no son dignos de ellas. Sucedía a los antiguos maestros como ocurre ahora, se sentían en la obligación de revelar lo que pudiera ser mejor que el hombre supiera y de ocultar ese conocimiento de aquellos que no estén preparados o que no sean dignos de recibirlo. La destrucción de la Atlántida y de Lemuria ilustra el riesgo de los conocimientos que no van paralelos a la armonización necesaria para su uso adecuado y seguro. En la filosofía de Anaxímenes y de Heráclito, aparece con mayor claridad la diferencia entre la esotérica y lo exotérico. Anaxímenes enseñó que la primera sustancia, el “Arke,” el comienzo, era el aire llamaba al aire Dios, igual que Anaximandro llamaba a su sustancia indeterminada. Afirmaba que el ser era la “condensación” del aire, ya que la vida era el resultado del aire en los animales, en los vegetales y en todo lo que respira. Esto es un aparente retardo en la evolución del pensamiento, pero debemos comprender la situación histórica para extraer de ella la más sabia enseñanza. Anaxímenes poseía conocimientos ontológicos y cosmológicos muy amplios y tenía un vivo deseo de atraer a un completo conocimiento de la verdad a los de su época, que estaban enteramente materializados. Habían creado una multiplicidad de dioses que los atemorizaban, semejantes a los humanos en la apariencia y en las pasiones. No tenían ningún conocimiento de un Dios espiritual. Ante esta situación Anaxímenes tuvo que descender a un nivel accesible a lo que enseñaba; tenía que demostrar un solo Dios, y despojarlo de los errados conceptos de burda materialidad, de manera que los mas atrasados fueran sacados de la crudeza de sus pensamientos y, los más adelantados comprendieran el sentido profundo. Esta es la manera como los Iniciados se ven obligados a proceder cuando se trata de transmitir las enseñanzas. En verdad lo que hay en el aire, que es tan necesario y esencial para la vida, es ciertamente una emanación de Dios. Más adelante Heráclito enunció un principio de elevada sabiduría: “Toda muerte es nacimiento en una nueva forma, todo nacimiento la muerte de una forma anterior.” Para él, el fuego es el elemento primario; a causa de él y por medio de él y a través de él se manifiestan o existen todos los elementos. Fue Heráclito quien promulgó la ley o principio de la transformación o “el devenir.” “La materia se está siempre transformando.” Todo está en perenne variación, solo una cosa permanece: La ley del cambio y de la manifestación, que constituye la base de todo. Mas adelante nos detenemos en el matemático Pitágoras y en la escuela que fundó. Fue partidario de la cooperación colectiva en los estudios, y sentía un gran aprecio hacia la ley y el orden. En la escuela de Crotona estableció la necesidad de hacer ejercicios gimnásticos y estudiar las matemáticas, la música y las leyes científicoreligiosas. En él toma forma y se desarrolla el concepto de la ley en que se basa la evolución: “Cierto es que del aire y del fuego pueden salir esos maravillosos elementos, y que con la adición de otros elementos o divinidades producen la lluvia, el trueno, el aire, el fuego. Pero nunca por mera casualidad, siempre por medio de la ley. Tiene que ser una ley perfecta e invariable, una ley matemática, por lo tanto mi objetivo es encontrar dicha ley.” Muchas de las leyes matemáticas hoy usadas por la ciencia se deben a Pitágoras. Para él la ley es esencial, Cósmica, con base en el espíritu y no en la materia o en la forma, pero se aplica también a la materia y la forma puesto que estas emergen del espíritu. Dividió la creación material en dos grandes clases, cada una de las cuales tenia por base una de las dos clases de números, par o impar. Estas dos clases constituían juntas un todo perfecto y completo, pero separadas no podían constituir una manifestación perfecta. También aportó un nuevo concepto de Arke, la clave del Universo, que no es una sustancia conocida sino en el número y la proporción. Sus ideas del alma y Dios son interesantes; creía en un Dios eterno, inmutable, que mantenía y regía todas las cosas. Creía que el alma era una armonía que estaba en el cuerpo como en una prisión, en donde recibía el castigo por sus pecados anteriores y se disciplinaba para una vida divina en la que entraría después de la muerte. Los que no aprendieran la lección de esta disciplina pasarían a otras formas inferiores de vida o sufrían penas más severas en el Hades. Es más que interesante estudiar a Parménides de Elea, quien establecía que “todo lo que existe ha existido siempre y existirá.” En realidad ni la energía ni la materia se destruyen, pero sus manifestaciones pueden transformarse en otras. Era maravillosamente místico al comprender la dualidad de la naturaleza en todos sus aspectos: Luz, obscuridad, fuego y tierra, masculino y femenino. Distingue el ser real del ser actual, o sea, el nóumeno del fenómeno. Afirma que solamente pensando podemos tener consciencia de lo que realmente existe, y, que “el ser y el pensamiento son una misma cosa, y los sentidos solo pueden originar una opinión incierta.” La realidad de una cosa y la consciencia que de ella tenemos son idénticas. El actualismo de una cosa es de menos importancia que su realidad, en lo que concierne a nuestra consciencia. Empédocles, llamado también el filósofo del amor, nació en Agrigento, Sicilia, alrededor del año 490 A.C. Afirmaba que hay cuatro elementos eternos y existentes por sí mismos, que son como “las raíces de las cosas,” y se combinan y separan constantemente bajo la influencia del amor y del odio. Unas veces el amor tiene la supremacía, otras, el odio. Cuando el amor tiene la supremacía completa, los elementos quedan en estado de reposo, unidos en una esfera que todo lo abarca. Cuando el odio prevalece, los elementos están completamente separados. El alma, como todo lo demás, se forma por medio de una mezcla de elementos, y tiene capacidad de percepción, puesto que lo semejante percibe lo semejante. En sus opiniones sobre los dioses y la religión tenía una fuerte influencia de Pitágoras. El concepto monista Demócrito y sus enseñanzas esotéricas y exotéricas son de una trascendencia tal que aún tienen vigencia sus afirmaciones. Para el mundo exterior, las enseñanzas de Demócrito eran una filosofía. Comprendió y enseñó el concepto monista del universo. A él se debe el fundamento de la teoría atómica, que fue una verdad recibida cósmicamente, originada por Leucipo. “Los átomos son completamente sólidos e inconcebibles, sin ningunas cualidades secundarias, difiriendo solamente sus tamaños y por la tanto en sus pesos, en sus formas o figuras, en sus posiciones o diseños para combinarse. Aunque son muy pequeños para ser vistos o sentidos por nosotros producen todas las cosas al combinarse de múltiples maneras, y las composiciones o cosas que así resultan tienen diversas cualidades según sean las diferencias de los átomos que las componen, en la manera de combinarse y en la mayor o menor cantidad de vacío entre los átomos. Así pues, el alma, el elemento divino que ínter penetra al mundo, es una especie de fuego constituido por pequeños átomos, redondos y lisos, en movimiento continuo, mezclados con el vacío”. Explicaba que partículas de mente o alma estaban distribuidas por todo el cuerpo y continuamente se escapaban debido a su naturaleza sutil, pero a medida que se escapaban eran substituidas por otras inhaladas al respirar. Cuando la respiración cesaba, no había manera de reponer las partículas vivientes, y la muerte llegaba enseguida. Filosofía idealista de Platón El último de los antiguos filósofos que puso de manifiesto cosas nuevas fue Platón, y quien más trascendencia tuvo para el futuro de la filosofía. Nació alrededor del año 428 A.C., de una noble familia de Atenas, y junto con otros familiares se hizo discípulo de Sócrates. Después de la muerte de su maestro se fue de Atenas y estudio con Euclides, el filósofo y matemático. Luego regreso a Atenas, donde murió a los 80 años. En sus teorías tiene influencia de Pitágoras. En su filosofía encontramos la primera expresión concreta de la idea de que Dios y la naturaleza en todas las manifestaciones trabajan constructivamente unidos para el bien, pues el bien es lo único real y permanente. Si la naturaleza ha de destruir a fin de construir, y si Dios ha de castigar a fin de enseñar una ley o demostrar un principio, entonces el hombre ha de imitar ese ejemplo al trazar un gobierno ideal, y algunas veces ha de sentir el fuego del crisol en sus experiencias. Platón establece una identidad entre el alma del hombre y el alma del mundo, o Cosmos, y dice que la razón o mente del hombre esta compuesta de esa misma sustancia. Para nosotros es corno la energía que llamamos espíritu y la fuerza vital que llamamos Nous. Ambas constituyen la fuerza divina o alma de Dios en todas las cosas. Platón es la autoridad suprema de la filosofía idealista, es decir, de la que acepta que son las ideas las que crean, las que gobiernan el mundo en su progreso hacia la perfección. Para él las ideas son los arquetipos eternos de los cuales los objetos sensibles no son más que copias. El creador formó el universo al imprimir la idea sobre la materia caótica y sin forma, y comenzó su obra creando el alma del mundo por medio de dos elementos; los ideales armoniosos e imitables, y la materia cambiante y discordante. El alma humana es el alma en pequeña escala y actúa debidamente cuando sus partes funcionan en armonía; la razón funciona con el apoyo del corazón y es fielmente obedecida por el apetito. El más alto bien es como Dios, y lo alcanzamos por la aspiración hacia el ideal que conocemos con el nombre de amor. La obra de mayor importancia de Platón es La República, y vamos a analizarla brevemente. Debemos recordar que, apartando las actividades a las que cada uno de nosotros se dedique fuera de la Orden, como Rosacruces no nos inmiscuimos en los asuntos de la política externa, pero nuestra filosofía es completa y contiene los elementos básicos de la filosofía política en su sistema: La justicia, la unidad, la igualdad, la unidad en el ideal, etc. En la República dice Platón lo siguiente: “El estado que describimos es una imitación de una vida mejor y más noble. La raíz o fundamento de esa vida es la justicia, la cual no es un producto espontáneo de la naturaleza humana, sino algo que debe cultivarse como virtud por medio de un entrenamiento adecuado, y no puede manifestarse plenamente sino con una comunidad.” La República ideal es una gran parábola, y es solamente una descripción del modelo ideal. “El estado es una unidad moral. La personalidad del alma es un ser compuesto, y en ambos casos el funcionamiento es perfecto cuando cada uno de los elementos constitutivos está en la debida relación con los otros, desempeñando correctamente sus funciones.” Aquí se ve como concibe la unidad del individuo en relación con la totalidad de la comunidad, y la totalidad de la comunidad en relación con la unidad del individuo. El principio de “como es arriba, así es abajo” es cierto en el caso de la unidad individual tan pronto como el ideal queda completado en la visualización mental y espiritual, y también es cierto en el caso de la unidad de la totalidad, tan pronto como el ideal se completa en el campo de la consciencia. En la historia se han registrado muchos esquemas de repúblicas, mas comúnmente llamadas “utopías” y sobre todo hay estas tres: La de Platón, la de Tomas Moro y la de Francis Bacon. Utopía significa algo que no tiene lugar, que no existe, y por lo tanto que no es real. Del estudio de las enseñanzas de los grandes filósofos de la antigüedad se reafirma el hecho de que en la evolución del conocimiento humano las experiencias subjetivas dan el conocimiento inmediato, sin que resulte necesaria la ayuda de la historia o del razonamiento. Es de desearse que este hecho fuese conocido por los pensadores, los científicos y los políticos que buscan solución a los numerosos problemas que se presentan a la inteligencia activa, y que en medio del creciente ritmo de vida, de intensidad angustiosa característica de la era presente, hicieran una pausa para meditar y hallar en la serenidad inmutable, las verdades eternas.