Teoría, técnica e historia de la imagen: Introducción

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INTRODUCCIÃ N
A partir del siglo XX la sociedad occidental se ve inmersa en una cultura de la imagen, prácticamente toda la
información que se percibe es a través de imágenes. Pero esto no quiere decir que sea a partir del siglo
XX cuando se comienza a generar imágenes, lo que ocurre es que en el momento en que es posible realizar
copias exactas de dichas imágenes el número de éstas se dispara hasta tal punto que Abraham Moles
hablará de “imágenes por metro cuadrado”.
Hay datos que nos indican la importancia de la imagen como vehÃ−culo de información:
• El 94% de la información sensible que recibimos del mundo exterior nos llega a través de la vÃ−a
audiovisual, y a través sólo de la vista el 80%.
• De lo que leemos recordamos el 20%; de lo que oÃ−mos, el 30%; y de lo que vemos y oÃ−mos, el
50%.
Todo esto nos lleva a pensar que los nuevos medios audiovisuales han roto las barreras espacio-temporales y
la concepción lineal de la información. No obstante esto tiene también que ver con la construcción de la
realidad cotidiana ya que la imagen cambia incluso las relaciones personales, lo que determina que hoy en
dÃ−a busquemos la relación con el mundo a través de la imagen elaborada.
La imagen es una representación vicarial de la realidad, una percepción que tienen otros y que trasladan, sin
embargo nosotros queremos que nos expliquen el mundo, y a ser posible un profesional. Pero hemos de tener
en cuenta que la imagen no es inocente o neutral y, además, es mucho más potente que un discurso o texto
lineal, hablado o escrito, la imagen señala, no sólo lo que tenemos que ver, sino lo que no tenemos que ver.
La imagen masiva, a partir de la fotografÃ−a, tiene como objetivo mostrar y demostrar.
En “Cuatro buenas razones para eliminar la televisión ”, Gerry Manger afirma que la imagen en la pantalla
de televisión no es más que un simulacro simbólico, una duplicación imperfecta de referencia (...).
Además, somos las imágenes que vemos, es decir, que nos convertimos en lo que vemos. Para Julio
Colombo (“Radio y televisión”) la absorción de imágenes es tan grande que, por lo general, no sabemos
distinguir lo que hemos vivido de lo que hemos visto, por ejemplo, en la televisión, es decir, las imágenes
se cotidianizan. Por su parte Humberto Eco (“ApocalÃ−pticos e integrados”) dirá que las imágenes
icónicas no son sino un espectáculo de la realidad.
A lo largo de la historia la imagen ha tenido un carácter mágico y secreto (espectacularidad mágica).
Normalmente ese uso de las imágenes pasa a manos de los dirigentes religiosos, pero cuando la sociedad
comienza a secularizarse (Renacimiento) son el gobierno de la ciudad o las instituciones los que se convierten
en suministradores icónicos (espectacularidad icónica). En la actualidad el poder polÃ−tico está tan
condicionado por el suministro de imágenes que se dan casos como los de la invasión estadounidense de
Somalia (el ejército retrasó la operación al dÃ−a siguiente para que la CNN pudiera sacar un plano de los
helicópteros llegando con un amanecer de fondo) o el 11-S (el impacto del primer avión coincidÃ−a con
los informativos de mayor audiencia en EEUU y Europa y el del segundo con la retrasmisión del primero) o
incluso casos más comunes como los mÃ−tines o congresos de los partidos.
En cualquier caso lo que sÃ− es cierto es que “la realidad se hace espectáculo y lo espectacular adquiere el
estatuto de lo real”, lo que supone la indefinición de la realidad, la desaparición de la lÃ−nea entre lo
documental y lo espectacular.
La imagen no es una representación natural de la realidad, sino convencional, de interpretación de la
realidad.
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