Después de 79 años: Nuestra Señora AÚN está esperando “Participa al Santo Padre que continúo a la espera de la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón. Sin la Consagración, Rusia no se podrá convertir, ni el mundo tendrá paz” … Nuestra Señora de Fátima a Sor Lucía De que manera Nuestra Señora triunfará depende de su y de mi colaboración con Jesús y María. Son ELLOS que harán todo. Pero nosotros debemos hacer lo que nos compete para que el Papa y los Obispos decidan obedecer la orden para consagrar a Rusia como Nuestra Señora de Fátima prescribió. Cómo Jesús y María hace todo – y al mismo tiempo hacemos nosotros algo esencial – es el misterio de la gracia – no podemos hacer ninguna buena acción sin la gracia – pero cuando colaboramos con la gracia – con Dios inspirándonos, actuando por nosotros, apoyándonos y ayudándonos a completar la buena acción – entonces se alcanza el bien. Pero el bien no se consigue sin la gracia. Tampoco se consigue sin nuestra colaboración libremente dada. También nosotros debemos hacer nuestra parte. Debemos seguir el lema Ora et Labora. Debemos trabajar y rezar. Debemos actuar como si todo dependiese de nosotros, y rezar como si todo dependiese de Dios. Porque, en última análisis, efectivamente, todo depende de Él. Pero todo también depende de NOSOTROS. Ya hace 79 años, desde el 13 de junio de 1929, para aquellos que tienen ojos para ver, podemos ver el fracaso de muchos buenos laicos, padres, Obispos, Cardinales, y Papas en alcanzar la paz que Nuestra Señora nos prometió en Fátima. Ella prometió en Fátima que, si la humanidad se arrepintiese, se emendase y se obedeciese las órdenes específicas de Fátima, la 2ª Guerra Mundial no habría sucedido. Pero, como es obvio, sucedió sí; por lo tanto, los buenos Papas y la buena gente de aquel tiempo no hicieron lo suficiente. Esto no quiere decir que nosotros haríamos mejor que ellos. Antes, es señalar los hechos, para que podamos aprender las lecciones claras de la historia, y no repetimos los errores y locuras del pasado. NO fue por falta de gracia No fue la falta de gracia, ni la falta de voluntad de Jesús y María a traernos la paz y evitar la guerra. La falta fue enteramente del lado de la humanidad y, más precisamente, fue en especial la falta de colaboración con la gracia de parte de los católicos, que son la sal de la tierra y la luz del mundo. No rezaron lo suficiente por el Papa, por los Obispos y por los sacerdotes. En resultado de los pecados del clero mismo y de la falta de oraciones por ellos, el clero no cumplió su parte. No promovió suficientemente los Cinco Primeros Sábados. No hizo el pedido de la Consagración de Rusia de tal modo que fuese suficientemente 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg03.pdf conocido, comprendido, apreciado u obedecido. No explicó las consecuencias de la desobediencia. No escuchó la voz de Dios ordenándolo. El resultado de todo esto fue que los funcionarios del Vaticano no ayudaron el Papa a consagrar a Rusia. El Papa de aquel tiempo (Pio XI) confiaba más en su política de apaciguamiento, y más tarde confiaba más en su poder de persuadir el mundo por la fuerza de sus palabras y de su influencia, en vez de confiar en el plan de Dios para establecer la paz mundial y la devoción al Inmaculado Corazón de María en todo el mundo. A consecuencia de eso, no obedeció. La política del Papa Pio XI en confiar en todo lo que él y sus colaboradores inmediatos en el Vaticano pudiesen organizar, en vez de obedecer la orden simple pero profunda de Dios, resultó en las terribles palabras proféticas de Jesús a los Papas y Obispos y a los sacerdotes ignorantes y ciegos que confirmaron el Papa en su desobediencia. Jesús dijo, con respecto al Papa Pio XI y sus sucesores hasta hoy: “Participa a Mis ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi petición (de consagrar a Rusia), también lo han de seguir en la aflicción”. La política de querer seguir sus caprichos, en vez del imperativo tan claro de consagrar a Rusia se extendió al pontificado del Pio XII; aunque Pio XII viese el Milagro del Sol desarrollarse para sí mismo varias veces en el otoño de 1950; aunque Sor Lucía tuviese una visión especial de Nuestra Señora de Fátima en la Primavera de 1952, en que Ella dijo: Participa al Santo Padre que continuo a la espera de la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón. Sin la Consagración, Rusia no se podrá convertir, ni el mundo tendrá paz.” El Papa Pio XII no consagró a Rusia de la manera especificada por Nuestra Señora de Fátima. El Papa Pio XII, el 7 de julio de 1952 llegó a consagrar a Rusia, pero NO en unión con todos los Obispos. En efecto, ni siquiera los invitó a asociarse a él. Según algunos autores, fue por no saber, porque aquellos en que él confiaba en el Vaticano, no le dijeron que pidiese a todos los Obispos que lo hiciesen. Por lo tanto, hay la necesidad que todos nosotros difundamos ampliamente toda la verdad sobre Fátima – para que cuando llegue la próxima vez que el Papa sinceramente intente obedecer, las condiciones para el cumplimiento exacto serán generalmente conocidas. En 1960, Juan XXIII avanzó con el Concilio Vaticano II, en vez de dar a conocer el Tercer Secreto, que lo alertaba sobre la concretización del Concilio – el Concilio que él mismo, en su lecho de moribundo, lamentó haber convocado y que esperaba terminar en 1963 – pero la muerte vino primero. Vemos aquí, una vez más, la falta de colaboración con la gracia de Dios. No vimos oraciones por el Papa en número suficiente – vimos los planes de Dios y los consejos de Dios siendo ignorados. Por consiguiente, el hombre quedó entregado a sí mismo, y los desastres de los últimos 48 años en la Iglesia y en el mundo están a la vista de todos. Podríamos recordar las guerras de Corea; del Vietnam; la I Guerra del Golfo; la II Guerra del Golfo; de Afganistán; las Guerras Israelo-Árabes; la guerra contra los que 2 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg03.pdf están por nascer, que hace 50.000.000 (50 MILLONES) de víctimas por año, y 50 millones de madres que están marcadas para toda la vida, y muchos irán al infierno para toda la eternidad. En suma, el precio de esta desobediencia es de MIL MILLONES de víctimas hasta ahora, y continúa. Podríamos hablar de la calamidad de más de 100.000.000 (100 MILLONES) de víctimas del Comunismo en Rusia, en China, en Camboya, etc. Son víctimas de las guerras comunistas y de los “Gobiernos” comunistas. Las víctimas del Comunismo están sufriendo aún hoy. En verdad este sufrimiento humano desnecesario, estas muertes y violencias desnecesarias, son todo el resultado de no obedecer a Nuestra Señora de Fátima y a Nuestro Señor Jesucristo, y esto debería hacernos parar el tiempo suficiente para considerar el único camino para librarnos de este callejón sin salida. Si no damos marcha atrás acabaremos viendo el reino del Anticristo impuesto sobre toda la humanidad – y el comienzo de la persecución contra todos los fieles católicos. Seremos obligados a pasar a la clandestinidad, mientras somos cazados por la Nueva Orden Mundial masónica, que será impuesta sobre todos nosotros por el ojo impiedoso del Grande Hermano, buscando exterminar el conocimiento de Jesucristo de la memoria colectiva de la humanidad. ¿Qué será necesario para despertar las personas? ¿Qué necesita ser explicado? ¿Qué podrá ser hecho por aquellos a quienes Dios dio la gracia de conocer Su plan de paz? En primer lugar: Necesitamos reconocer que cada uno de nosotros debe hacer su parte, dondequiera que sea que Dios nos ha colocado en la vida. Es evidente que debemos comenzar por rezar. Debemos rezar por lo menos 5 decenas del Rosario todos los días. Debemos todos cumplir nuestro deber cotidiano y seguir todos los Mandamientos de Dios y de la Iglesia. Hay mucho más que todos nosotros podemos hacer a este respecto. Podemos rezar con más fervor. Podemos consagrarnos al Inmaculado Corazón de María. Podemos hacer los Cinco Primeros Sábados. Podemos hacer un retiro anual, o, por lo menos, hacerlo por nosotros mismos, siguiendo el libro de San Antonio María Clarete, La llave dorada del Cielo. Hay mucho más que podemos hacer espiritualmente. (Tal vez, con sus oraciones, podamos publicar más tarde un artículo separado sobre esto). Recordémonos que, en nuestras oraciones y en nuestra vida espiritual, Dios espera más de todos nosotros – laicos, sacerdotes, Obispos, Cardenales, y Papa. Es cierto que hubo muchas personas buenas en las décadas de 1930, 1940, 1950 y después; pero, colectivamente, no hicieron lo necesario para que se alcanzara la Consagración de Rusia, y la paz mundial. Por lo tanto, alguna cosa no estaba bien en ese entonces. Pero no sólo había más monjas, monjes y sacerdotes en aquellos días de que ahora, aunque la población católica en 1965 fuese cerca de 700.000.000 (o sea 700 MILLONES); hoy ya ultrapasa los 1.000.000.000 (o sea MIL MILLONES) de personas. Pero había 50.000 sacerdotes más que hoy, y tal vez 500.000 (500 MIL) más religiosos y religiosas. Esto significa que las oraciones y sacrificios de todos estos sacerdotes, monjas y monjes que faltan, se perdieron en esta generación. Por eso, debemos todos nosotros hacer más para compensar, en nuestras oraciones y sacrificios. 3 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg03.pdf Además de las oraciones y sacrificios de nuestros deberes cotidianos, es necesario aún más. Me parece a mí si toda la gente comprendiese los hechos, el Mensaje, la orden de Dios y de Nuestra Señora, no vacilarían en hacer todo lo que pudiesen. Todos pedirían a sus Obispos, a los funcionarios del Vaticano, y al Papa que cumpliesen su deber solemne de consagrar a Rusia. “Está horrorosamente desolada toda la tierra; porque no hay nadie que reflexione en su corazón”. (cf. Jer. 12:11) Espiritualmente, la Gran Apostasía está ocurriendo ya en la Iglesia. Millones de personas están yendo al infierno – ni siquiera dando cuenta. “Ni fornicadores, ni adúlteros, ni afeminados, ni asesinos” entrarán en el Reino de Dios (Romanos, Cap. 1). San Pablo no dijo que serían disculpados por su ignorancia en el Día del Juicio Final. Efectivamente la ley de Dios está escrita en sus corazones, y ellos saben (a menos que se cegasen a sí mismos) que el asesinato (incluyendo el aborto – que es un crimen horrendo), la fornicación, etc. son pecados que merecen el fuego del infierno. Los cuatro pecados que claman al Cielo por venganza – que son la sodomía, el asesinato de sangre inocente, la defraudación de los trabajadores de su salario justo, y la opresión de los pobres – son hoy cometidos en toda parte. El castigo se acerca cada vez más y nadie parece dar cuenta de eso, o hacer cualquier cosa para detenerlo. Si en 1952, nos acercamos a la Consagración de Rusia pero ella no se hizo, fue porque la verdad no era generalmente conocida. Si parecía a los hombres ilustrados de la década de 1930 que no era necesario obedecer a Nuestra Señora de Fátima – nosotros, hoy, mirando hacia atrás, podemos ver que la 2ª Guerra Mundial, el ONU, ni los Estados Unidos ni Moscú nos trajeron la paz ni lo pueden hacer. La amenaza para la humanidad es aún mayor hoy, a pesar del hecho que hemos intentado todo. Gastamos TRILLONES de dólares intentando alcanzar la paz por el poder militar, con armas de destrucción masiva, con medios temporales, con BILLONES de dólares de ayuda externa para soluciones humanas que no funcionan. ¿Qué falta? ¿No podremos nosotros, o sea, un grupo de personas suficientemente grande y suficientemente dedicado ver, comprometerse, actuar, llevar a cabo un plan para implementar, finalmente, una estrategia de victoria para realizar el plan de paz del Cielo? ¿Qué falta? No es la gracia. ¿Entonces qué es lo que falta? Falta a Usted; falta a mí. Falta a nuestros amigos, nuestros vecinos, todos. Todos nosotros, Apóstoles de María, necesitamos hacer lo que es preciso para alcanzar la victoria, el triunfo. ¿Cuál es el camino a la victoria? En primer lugar, antes de más, es nuestro compromiso. Debemos elevar a Nuestra Señora una oración sincera, que puede ser más o menos así: Santísima Virgen María, nuestra Madre, decido hoy obedecerte en todas las cosas. Prometo dedicarme a Ti, consagrarme a Ti, darte todo lo que tengo, todo lo que soy, de hoy en adelante, irrevocablemente, en esta vida y para la eternidad. Te daré todo lo que quisieras de mí – de mi tiempo, de mis posesiones, de mis relaciones, de lo que como y bebo, de mi trabajo, de mi recreo, de lo que escribo y digo, de todas las cosas, para 4 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg03.pdf siempre y en toda parte. Ayúdame, guíame, condúceme, bendiceme, protegeme e incítame a hacer todo lo que Tu esperas de mí. Sobre todo, ayúdame a hacer lo que puedo para que se alcance el Triunfo de Tu Inmaculado Corazón y la Consagración de Rusia lo más rápidamente posible. Para apoyar su dedicación a Nuestra Señora, a Su plan y a Su orientación en esta Gran Cruzada, le dedicamos esta edición de The Fatima Crusader. Le damos en esta edición lo que Usted necesita saber para alcanzar el Triunfo del Inmaculado Corazón de María. En la página 2 puede ver, en sentido de un cuadro general, la grandeza y la originalidad histórica del triunfo de Nuestra Señora. En la página 10 puede leer de qué manera su propia colaboración con Nuestra Señora es esencial para alcanzar Su triunfo. En la página 13 sabrá cuál es la Llave para abrir las gracias necesarias para la Consagración de Rusia. Necesitamos ahora comprender cuál es el principal obstáculo que bloquea el camino a estos objetivos. Esto se explica en la página 20. Ahora ya tenemos un mapa para seguir. Tenemos ahora el camino para vencer el obstáculo, que es delineado en el artículo “Es la hora de la Verdad” en la página 26. He aquí una cosa que Usted puede hacer; puede ser un Apóstol en busca de la verdad sobre el Tercer Secreto, haciendo circular la petición que encuentra en la página 62, para que sea revelado el Tercer Secreto. Pida más ejemplares de esta petición. El peor aún puede estar en el futuro, con la persecución a la Iglesia – los buenos podrán ser martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir – si no alcanzamos rápidamente el Triunfo del Inmaculado Corazón con nuestras oraciones, sacrificios y buenas obras. Por lo menos, ahora tenemos el plan. Conocemos la llave. Conocemos los obstáculos y sabemos lo que hacer con respecto a ellos. ¡El resto es con usted! 5 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg03.pdf